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    ELREALISMO

    COMO

    VANGUARDIA.B

    ERNIYLAMUTUALIDADENLOS30.

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    Fantoni, GuillermoEl realismo como vanguardia, Berni y lamutualidad en los 30. - 1 aed. - Buenos Aires:Fundacin OSDE, 2014.100 p. ; 22x15 cm.

    ISBN 978-987-9358-84-9

    1. Catlogo de Arte. I. Ttulo.CDD 708

    Fundacin OSDECiudad Autnoma de Buenos AiresAbril 2014

    Queda prohibida su reproduccin por cualquier mediode forma total o parcial sin la previa autorizacin porescrito de Fundacin OSDE.

    ISBN 978-987-9358-84-9Hecho el depsito que previene la ley 11.723Impreso en la Argentina.

    Todos los derechos reservados Fundacin OSDE, 2014Leandro N. Alem 1067, Piso 9 (C1001AAF)Ciudad Autnoma de Buenos AiresRepblica Argentina.

    Espacio de Arte - Fundacin OSDE (Rosario)

    Bv. Oroo 973, 4, 5 y 6- p isoCiudad de Rosario - Santa FeTel: 0810-555-6733

    Espacio de Arte - Fundacin OSDE (C.A.B.A.)Suipacha 658 1 - Ciudad Autnoma de Buenos AiresTel / Fax: (54-11) 4328-3287/6558/[email protected]

    www.artefundacionosde.com.ar

    Del 25 de marzo al 18 de mayo de 2014 Rosario

    Del 5 de junio al 26 de julio de 2014 Buenos Aires

    FUNDACIN OSDECONSEJO DE ADMINISTRACIN

    PRESIDENTEToms Snchez de Bustamante

    SECRETARIOOmar Bagnoli

    PROSECRETARIOHctor Prez

    TESOREROCarlos Fernndez

    PROTESORERO

    Aldo Dalchiele

    VOCALESGustavo AguirreAlejandro Condom AlcortaHoracio DillonLuis FontanaDaniel Eduardo ForteJulio OlmedoJorge SaumellCiro Scotti

    ESPACIO DE ARTEFUNDACIN OSDE

    COORDINACIN DE ARTEMara Teresa Constantin

    GESTIN DE PRODUCCINBetina Carbonari

    PRODUCCIN

    Micaela BiancoCarolina CuervoJavier GonzlezTatiana KohanNadina MaggiSusana NietoGabriela Vicente Irrazbal

    AUTORIDADES FILIAL ROSARIO

    APODERADOSAntenor EllenaRaimundo GonzlezMarcelo RomanoRoberto Terr

    REPRESENTANTESFrancisco RidleyJuan Carlos Stein

    GERENTEDaniel Peppe

    EXPOSICINY CATLOGO

    CURADURA Y TEXTOGuillermo Fantoni

    ASISTENCIAJanina Aragno (Rosario)Carolina Cuervo (Buenos Aires)Carla Labasti (Rosario)Susana Nieto (Buenos Aires)

    EDICIN DE CATLOGOBetina Carbonari

    DISEO GRFICOAngela Pilotti (Rosario)Oscar Rodrguez (Buenos Aires)

    CORRECCIN DE TEXTOSVioleta Mazer

    DISEO DE MONTAJE

    Guillermo Fantoni (Rosario)Liliana Pieiro (Buenos Aires)

    MONTAJENicols Boni (Rosario)Horacio Vega (Buenos Aires)

    La Fundacin OSDE y el curador agradecen lagenerosa colaboracin de los coleccionistas einstituciones que facilitaron las obras y docu-mentos que han hecho posible esta muestra:

    Virginia Agote, Adriana Armando, Ana Ber-tollo, Josefina Biagosh, Jorge Busnelli, LinaCalabrese, Laura DAloisio, Emanuel Daz Ruiz,Mara Rosa Espinoza, Celia Fontn, familiaGambartes, Indiana Gnocchini, familia GrelaCorrea, Aldo Guidotti, Viviana Guzzo, GabrielKargieman, Sergio Krasniansky, Mara Isabel deLarraaga, Gabriela Leiva Cullen, familia Mag-nani Robasto, Ral Alcides Mansilla, familiaMntica Fontn, familia Milillo Stazzone, FabioMiniotti, Betty L. Mondino, Norberto Moret-

    ti, Lorena Mouguelar, Ral Notta, MarceloNusenovich, familia Ouvrard, Natalia Pendas,familia Piccoli Puzzolo, Laura Rey, FernandoRodrguez, Marcela Rmer, Hugo Sanguine-ti, Leonardo Scheffer, Alberto Sileoni, FamiliaSvori, Mara Ins Stefanolo, Cristina Torrano,Clementina Zablosky y Julieta Zuzaga.

    Agrupacin Bomberos Zapadores UR II deRosario, Galera Krass Artes Plsticas, Mu-seo de Artes Plsticas Eduardo Svori de laCiudad Autnoma de Buenos Aires, MuseoCastagnino+macro de Rosario, Museo Mu-nicipal de Bellas Artes Manuel Belgrano dePergamino, Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto, Museo Municipal de BellasArtes de Tandil, Museo Nacional de BellasArtes, Museo Provincial de Bellas Artes RosaGalisteo de Rodrguez de Santa Fe, MuseoProvincial de Bellas Artes Emilio Pettorutide La Plata, Museo Provincial de Bellas ArtesFranklin Rawson de San Juan, Pinacoteca delMinisterio de Educacin de la Nacin, Secreta-

    ria de Cultura y Educacin de la Municipalidadde Rosario y Secretara de Cultura de la Munici-palidad de Pergamino.

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    Prefacio

    Como la mayor parte de los movimientos artsticos modernos, la Mutualidad fundada

    por Antonio Berni en Rosario, junto a un grupo de jvenes creadores y estudiantes,

    en la primera mitad de la dcada del treinta, tuvo una existencia efmera aunqueverdaderamente relevante en la vida cultural de la ciudad. La gestacin del nuevo

    nucleamiento fue rpida y su historia puede sintetizarse en unos pocos pasos. Pri-

    mero, el encuentro de los nuevos artistas con Berni en unos cursos de dibujo en

    el Museo Municipal de Bellas Artes y, como consecuencia, la reunin con otros

    creadores en la heterognea Agrupacin de Artistas Plsticos Refugio, en agosto de

    1932. Luego, la tensa convivencia que desemboc en un cisma precipitado por la

    llegada a Rosario, en julio de 1933, del polmico muralista David Alfaro Siqueiros.

    A partir de aqu, la conformacin de un taller libre en el que el grupo disidente

    de Refugio inici las primeras experiencias con nuevas tcnicas, se preocup por

    la actualizacin bibliogrfica sobre las tendencias modernas y se dedic al lanza-

    miento de textos programticos como el Manifiesto de la Unin de Escritores y

    Artistas Revolucionarios, publicado en el mes de septiembre en la revista Contra,

    y la declaracin que acompa la Exposicin de Plsticos de Vanguardiarealizada en

    diciembre. Finalmente, en marzo de 1934, se realiz un llamamiento pblico para

    la fundacin de una Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos, cuyas

    actividades centradas fundamentalmente en una escuela taller se extendieron

    con intensidad hasta 1936, ao en que la definitiva radicacin de Berni en Buenos

    Aires llev a una inevitable declinacin y dispersin del grupo.

    Guillermo A. Fantoni

    El realismo como vanguardiaBerni y la Mutualidad en los 30

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    Al cumplirse, en el mes de marzo de 2014, ochenta aos del llamamiento inicial

    para el establecimiento de la escuela taller y habindose reunido un conjunto de

    obras de los principales miembros del grupo, se realiza esta muestra que, por pri-

    mera vez, da a conocer al pblico de Rosario y Buenos Aires uno de los aconteci-

    mientos capitales de la historia plstica argentina.1Se trata de un grupo heterog-

    neo de pinturas y dibujos, grabados y esculturas, a lo que se agregan fotografas,

    documentos y piezas grficas que permiten armar diversos ncleos temticos. En

    primer lugar, las adhesiones a la realidad manifiestas en la representacin de

    tipos y ambientes populares, de escenas del trabajo y temas revolucionarios que

    muestran la preocupacin y el compromiso de los artistas con las situaciones ms

    candentes de la poca: obras inscriptas en variadas formas del realismo y resueltas

    en escalas que abarcan desde los tradicionales cuadros de caballete hasta composi-

    ciones de gran formato influidas por el muralismo de David Alfaro Siqueiros. Luego,

    la devocin por el ensueo que se desarrolla invocando lo cotidiano pero siempre

    en el dominio de lo misterioso, extrao e improbable, de acuerdo con las influyen-

    tes consignas del realismo mgico alemn teorizado por Franz Roh. Finalmente, el

    deslizamiento hacia los dominios encantados del surrealismo, donde la reflexiny las crticas de la realidad se manifiestan por medio de imgenes que muestran

    situaciones imposibles. Estos conjuntos, relativamente diferenciados a pesar de

    compartir profundas afinidades, permiten un nuevo acercamiento a los artistas y a

    sus obras, a las ideas y tendencias estticas cultivadas por este significativo grupo.

    Tambin se trata de una aproximacin a creadores como Luis Ouvrard y Amadeo

    Lpez Armesto que, respectivamente, actuaron como amigos y aliados de Berni y

    de sus compaeros en los convulsionados aos treinta y cuarenta; o como Aldo

    Magnani, un genuino heredero que, al conocer posteriormente a varios miembros

    del movimiento y frecuentar intensamente a algunos de ellos, recuper y proyect

    los compromisos estticos e ideolgicos de la Mutualidad en los aos cincuenta y

    las dos dcadas siguientes.

    En funcin de lo planteado, el primer ncleo de la muestra comienza con las obras

    de Ouvrard quien, sin compartir la radicalidad poltica y el extremismo esttico de

    Berni y sus compaeros, supo interpretar en claves muy personales las ideas del

    momento realizando cuadros de gran formato y experimentando con nuevos ma-

    teriales. En este sentido, La trilla es la nica pieza de escala heroica que an se

    conserva del conjunto de murales transportables presentados por los artistas de

    la Mutualidad en el XIV Saln de Otoo de Rosario. Entre las piezas representa-

    tivas de este carcter, incluidas en esa excepcional edicin libre de 1935, Mitnde

    Hermenegildo Gianzone, Manifestacinde Juan Grela y Hombre heridode Antonio

    Berni y Anselmo Piccoli, slo pueden ser evocadas a travs de las reproducciones

    del catlogo o de diez impactantes fotografas. Estas imgenes con el mismo Pic-

    coli como modelo y en poses que recrean un drama social siguiendo la iconogra-

    fa cristiana constituyeron los apuntes de la pintura sugestivamente subtitulada

    Documentos fotogrficos. Pero a diferencia de estas obras que aluden a episodios

    polticos, el cuadro de Ouvrard nos sumerge de un modo elegaco en el mundo

    del trabajo rural. Su contraparte urbana en la exposicin es la vista del cuartel de

    bomberos y de los objetos utilizados en arduas y abnegadas tareas, pintados con

    precisin y detalle por Medardo Pantoja. Tambin lo es la representativa, aunque

    tarda, escena con obreros monumentales sobre un trasfondo de silos y edificios

    industriales plasmada por Juan Tort. Ubicada en un emblemtico barrio obrerode la ciudad, con la Refinera Argentina que lo identifica, esta pintura evoca el es-

    cenario donde Berni situ su conocida Manifestacinrealizada en 1934. Los tipos y

    ambientes populares estn representados por dos temples: Campesinade Piccoli y

    Linyerade Svori ambos expuestos en el XIV Saln de Otoo. La obra de Piccoli

    se vincula con los modos de representacin de Giorgio De Chirico: personajes re-

    cortados sobre vanos rectangulares y muros de ladrillo la tpica iconografa urbana

    de la pintura metafsica. En tanto que la otra se inscribe en la tnica de los poten-

    tes retratos de Siqueiros: rostros inmersos en fondos abstractos y construidos con

    luces y sombras de fuerte dramatismo. A estos cuadros se suman los de personajes

    y escenas de conjunto realizados por Juan Grela, como S/T (Aid) y Escuchando

    al lector, que por sus grandes formatos, volmenes escultricos y espectaculares

    escorzos se sitan en la estela de las realizaciones murales. En el extremo opuesto

    a este monumentalismo, Andrs Calabrese opta por una resolucin ms austera,

    con sobrios modelados, preanunciando de este modo su progresiva tendencia al

    plano, como se pone de manifiesto en la pequea Maternidadrealizada a comienzo

    de los aos treinta. Y as como esta galera de personajes populares nos propone

    un pronunciado arco de soluciones formales, los autorretratos de artista y la gama

    de paisajes urbanos y rurales nos remiten igualmente a las variadas modalidades

    Las exposiciones La sociedad de los artistas. Historias y debates de Rosario, Rosario, Museo Municipal de Bellas ArtesJuan B. Castagnino, 2004, curada por Andrea Giunta, y Figuras de mujeres, Imaginarios masculinos. Pintores rosa-rinos de la primera mitad del siglo XX, Rosario, Fundacin OSDE, 2009, curada por Adriana Armando, abordaron apartir de sus recortes temticos a algunos artistas y significativas obras de este agrupamiento.

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    cultivadas por el grupo; confirmando de este modo que Berni en sus enseanzas, y

    tambin en su propia obra, no haca del realismo una estricta cuestin de estilo. As

    se puede transitar por los enfoques ultra precisos perceptibles en los autorretratos

    de Berni, Grela y Berlengieri que siguen las tipologas propuestas por los realistas

    alemanes y, en cierta medida, por Giorgio De Chirico cuyo estilo ptreo y sinttico

    fue evocado por el primero en el Autorretratorealizado en Pars, en 1929, y en el

    Autorretrato con cactuspintado en Rosario, entre 1933 y 1934. Luego, por las vis-

    tas del noroeste con fugas pronunciadas y acusadas perspectivas donde Calabrese

    sigue el modelo magistral de los paisajes de San Juan de Spilimbergo; tambin

    por las visiones libres y abocetadas del frigorfico Swift plasmadas por Juan Ber-

    lengieri y por los frisos del Cruce Alberdi y el Arroyo Luduea, mucho ms planos y

    despojados, realizados por Grela y Gambartes. Finalmente, en un pequeo sector

    estn los temas revolucionarios, aquellos que denuncian los grandes problemas

    de la poca como los avances del fascismo, el flagelo de la guerra y la lucha por la

    libertad ante el peligro de un control totalitario: sealamientos que se despliegan

    en Antorcha, la escultura de los hermanos Guillermo y Godofredo Paino, una de

    sus tpicas tallas activistas donde una manifestacin rodea la superficie de unbrazo levantado; o en los elocuentes linleos y aguafuertes de Berlengieri. Y as

    como Ouvrard abre este segmento dedicado a las realidades ms tangibles, Aldo

    Magnani lo cierra con su serie de paisajes suburbanos y fabriles, con sus retratos

    de obreros y con sus versiones sobre los pequeos habitantes de los descampados.

    Este artista, conocedor del universo de la Mutualidad a travs de Alfredo Cartegni,

    cuyo hermano haba pertenecido al grupo de Berni, tom contacto con las obras

    de sus miembros a travs de una exposicin organizada por la AIAPE Agrupacin

    de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores en los aos cuarenta. Tambin

    conoci personalmente a varios de ellos por compartir actividades polticas, y fre-

    cuent con asiduidad a Gambartes, Grela y Svori; influido particularmente por este

    ltimo, cultiv un realismo matrizado por la geometra que sostuvo largamente y

    con una conviccin militante en tiempos de la Guerra Fra a pesar del triunfo de

    la abstraccin y de las nuevas vanguardias, hasta mediados de los aos setenta.

    El segundo apartado de la muestra, dedicado a la presencia de la ensoacin y el

    misterio, se inicia con las melanclicas y estticas figuras femeninas de Berni. Se tra-

    ta de La nia del balny La nia de la guitarra, basadas en los retratos aristocrticos

    de Agnolo Bronzino y cuya modelo es Lily, la hija del artista y de la escultora francesa

    Paule Cazenave, que fue retratada en innumerables y representativas pinturas de

    la poca. A estas obras se suma una pequea cabeza de Lily, el nico estudio de

    la nia que, con rasgos ms criollos, aparece acunada por su madre en la signifi-

    cativa Desocupacino Desocupados: una produccin monumental pintada en 1934

    y ambientada en un escenario tpicamente rosarino, las barrancas que bordean el

    imponente ro Paran. A continuacin, se despliegan las extraas y atormentadas

    nias que Piccoli sita en paisajes suburbanos y rurales, o las mujeres pensativas y

    ensimismadas que Berlengieri, Calabrese y Garrone resuelven con un sereno clasi-

    cismo. Del mismo modo, la naturaleza muerta y el paisaje constituyen gneros pro-

    picios para expresar el componente misterioso que suele habitar las cosas reales.

    En relacin con el primer tipo de obras, Aldo Cartegni y Cayetano Aquilino muestran

    frutas y paos, plantas y fragmentos de cuadros que conviven en imperturbable

    silencio. Sobre el segundo de estos gneros, Gambartes se detiene en los callejones

    de tierra caractersticos del suburbio y los envuelve en una atmsfera onrica; a su

    vez, Aquilino ilumina y colorea los rboles y casas de una manera extraamente

    artificial creando un clima de irrealidad y sosiego; por su parte, Alberto Mntica

    representa fragmentos de la ciudad habitados por personajes pensativos y solita-rios, a veces prximos a lo inerte. Pero aun estas obras sumergidas en el enigma y

    la ensoacin no dejan de inquietar por su alusin a las problemticas polticas y

    sociales. Es lo que ocurre con Lunes, la pequea acuarela de Gambartes tambin

    presente en el XIV Saln de Otoo donde sobresale en primer plano un poste con

    la convocatoria a un mitin, o con la Calle de Victoriade Mntica que recrea una

    temprana pintura de 1932 donde el artista, a partir de la confrontacin de la calle

    de tierra y la nueva calzada de cemento, parece aludir a las incertidumbres de la

    modernizacin y el desarrollo.

    Finalmente, el tercer ncleo rene las obras de Juan Berlengieri, Lenidas Gambartes

    y Amadeo Lpez Armesto, tres creadores que a partir de los ltimos aos de la

    dcada del treinta y ms all de sus inscripciones realistas, muestran las influencias

    de lo onrico y el surrealismo e incluso de lo fantstico y sobrenatural. En estas

    producciones, la reflexin y las crticas sobre la realidad muy explcitamente de

    la guerra y la violencia poltica se desarrollan por medio de imgenes inslitas y

    situaciones imposibles propias del movimiento de Andr Breton.

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    Ciertamente, como puede leerse en estas sucintas descripciones, se trata de un

    conjunto significativo y variado, aunque indefectiblemente incompleto. Un impor-

    tante segmento de obras, por su naturaleza efmera, estaba destinado a desapare-

    cer; otro grupo, si bien no tena este carcter, se fue dispersando y perdiendo a lo

    largo del tiempo por los avatares experimentados por los artistas y sus familias.

    Tambin, un importante conjunto de obras monumentales de Berni que hoy son la

    atraccin de grandes museos y colecciones por otra parte, ampliamente conocidas

    a travs de libros y catlogos resulta, por razones materiales e institucionales,

    prcticamente imposible de incluir en su totalidad en esta muestra. Finalmente,

    otras realizaciones que podran haber integrado esta seleccin no estaban dispo-

    nibles. Por tales motivos, esta es una muestra conformada, vale aclarar y reafirmar,

    a partir de lo posible; aun as, y ms all de los condicionamientos, se han hallado

    obras inditas e incorporado autores apenas conocidos o, incluso, desconocidos;

    mostrarlos por primera vez junto a sus pares ms identificados con el arte de la

    ciudad es un orgullo.

    Esta exposicin, como lo expresa el propio ttulo, parte de un supuesto fuerte: lafirme inclusin de Berni en el mbito del modernismo esttico y de las vanguar-

    dias,2una formulacin a su vez asociada a otro supuesto: numerosas formas de

    figuracin y de realismo del perodo de entreguerras integran el cuerpo de lo mo-

    derno.3Por lo tanto, y ms all de las rupturas formuladas por el propio artista con

    respecto a los primeros ismos, se trata de enfatizar los planos de continuidad entre

    sus experiencias europeas y la elaboracin, al instalarse nuevamente en el pas, del

    Nuevo Realismo, una concepcin que bien puede considerarse como una forma

    especficamente americana del modernismo,4ya que refunde sugestiones y proce-

    dimientos de algunas de las tendencias ms operantes de su tiempo y cuya puesta

    se realiz en el marco de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos:

    movimiento que funcion en Rosario como una avant-gardebeligerante en el terre-

    no del arte pero tambin como una avanzada en el espacio de la poltica. A partir de

    esa doble militancia, sus realizaciones ms cumplidas no fueron pensadas como

    objetos de delectacin para circular por galeras y museos y menos an para

    insertarse en el mercado artstico, sino como manifestaciones a menudo efmeras e

    inestables que incluan una crtica institucional al mundo del arte y a la produccin

    de obras autnomas, escindidas de la vida social. Me refiero fundamentalmente a

    pinturas de escala mural y a decoraciones para actos polticos, e incluso a carteles

    y volantes impresos que funcionaban como propaganda. En cualquiera de estos

    casos, se trataba de piezas realizadas grupalmente con nuevos materiales y dispo-

    sitivos tcnicos, y destinadas a circular por fbricas y sindicatos donde se pondran

    en contacto con otro pblico: obreros y militantes que se cohesionaran y activaran

    a partir de esta presencia. Sin embargo, pensar las producciones de la Mutualidad

    exclusivamente en estos trminos sera reductivo y nos confinara a una visin uni-

    lateral y monoltica. Paralelamente a esas expresiones contestatarias desplegadas

    en grandes formatos y medios no convencionales, sus integrantes tambin reali-

    zaron, por ejemplo, temples y tallas, carbonillas y linleos, concretados en escalas

    ms reducidas y con un carcter ms contemplativo, que constituyen un cuerpo

    de obras no menos fascinante y suscitador. Pero aun en el marco de estas diversi-

    dades, uno y otro conjunto influidos mayormente por el muralismo de Siqueirosy los realismos alemanes al estar inmersos en un clima de crisis y conflictividad

    resultaban canales igualmente idneos para traducir plsticamente los problemas

    ms urgentes que afectaban al pas y el mundo. De igual modo, la exacerbacin de

    los climas enigmticos e inquietantes alentados por el realismo mgico o el despla-

    zamiento de los artistas hacia los dominios del surrealismo constituan alternativas

    tambin radicales en las que estaba implcita una visin crtica de la realidad y, por

    ende, una idea de transformacin de la misma. Ciertamente, estas expectativas ya

    se haban planteado, en enero de 1932, a raz de la polmica que Berni sostuvo con

    un viejo compaero de Pars, el pintor Horacio Butler, a escasos meses de regresar

    a su ciudad natal. Formulada a travs de la revista rosarina Brjula, implicaba un

    tajante rechazo a la domesticacin de los primeros movimientos del arte moderno

    y, en consecuencia, la apelacin a las tendencias ms radicales de ese momento

    dadasmo, surrealismo, nuevos realismos; por otro lado, y fundamentalmente, la

    idea de que la revolucin artstica estaba unida, de manera inevitable, a una trans-

    formacin del mundo. Una consigna que, de hecho, Berni puso en escena en su

    exposicin surrealista en Amigos del Arte de Buenos Aires, realizada en junio de

    1932: la radicalidad esttica e ideolgica de las obras, la censura aplicada a varias de

    ellas y las duras sanciones de la crtica, pusieron de manifiesto lo que los sectores

    Tal es el principal supuesto de mi libro Berni entre el surrealismo y Siqueiros. Figuras, itinerarios y experiencias de unartista entre dos dcadas, Rosario, Beatriz Viterbo, 2014.Esta cuestin, inserta en buena medida en los debates sobre la modernidad, se manifest en una serie de expo-siciones en cuyos extremos temporales pueden situarse Les Realismes, Pars, Centre Georges Pompidou, 1980y Mmesis. Realismos modernos, 1918-45, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, 2006, con textos de Jean Clair yToms Llorens respectivamente; cabe incluir tambin Encuentro con los aos 30 , Madrid, Museo Nacional Centrode Arte Reina Sofa, 2012.Tomo la temprana y certera expresin formulada por Dawn Ades a propsito de los movimientos de vanguardiasurgidos en el Nuevo Mundo, en Arte en Iberoamrica 1820-1980 (cat. exp.), Madrid, Turner, 1989, p. 125.

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    tradicionales podan tolerar y lo que las instituciones modernizadoras podan llegar

    a asimilar. El surrealismo de Berni fue la primera brecha abierta entre los propios ar-

    tistas modernos, una cesura que se profundizara y ampliara considerablemente al

    ao siguiente con la llegada del muralista David Alfaro Siqueiros. En este sentido, la

    organizacin de la Mutualidad impulsada por esa presencia y, consecuentemente,

    la compleja elaboracin del Nuevo Realismo fueron las respuestas que Berni, de un

    modo polmico y audaz, dio al modernismo formalista y a todos los que crean que

    era posible crear al margen de cualquier exterioridad.

    Quiero sealar, por otro lado, que los textos desplegados a continuacin dos

    fragmentos y una coda son slo una parte de un artculo extenso escrito en el

    transcurso de 2008 para un volumen colectivo sobre arte y poltica; este trabajo fue

    publicado luego, en el ao 2013, por la revista Avancesde la Universidad Nacional

    de Crdoba.5Su restringida circulacin, eminentemente acadmica, y la buena dis-

    posicin de los responsables de la revista me habilitan a difundir en esta oportuni-

    dad esos segmentos a raz de la exposicin. Ellos dan cuenta de algunos aspectos

    del recorrido de Berni en las dcadas del veinte y del treinta, y se refieren tambin algrupo de jvenes creadores que lo acompa en el proyecto que puso en prctica

    al poco tiempo de regresar de Europa e instalarse en Rosario, a fin de octubre de

    1931. Tratan fundamentalmente del surgimiento de la Mutualidad y del origen de la

    concepcin esttica que el artista denomin Nuevo Realismo, desarrollos vincula-

    dos a la llegada de Siqueiros al Ro de la Plata, en 1933, y a sus reformulaciones del

    muralismo mexicano que haba comenzado a ensayar un ao antes en la ciudad de

    Los ngeles, en California.

    Me gustara agregar, antes de transcribir los mencionados fragmentos, una idea

    ms a la que di forma en los ltimos aos: la gravitacin del realismo mgico ale-

    mn en las obras de Gambartes y Grela6y luego en los escritos del propio Berni.7

    En su artculo sobre el Nuevo Realismo, Berni haba observado los sntomas de

    una falsa modernidad visibles en la evasin del mundo objetivo y de la realidad

    viviente a favor de la imaginacin y la improvisacin.8Pero tambin, en otra

    oportunidad, destac cmo jugaban en su obra estas polaridades definiendo una

    tensin constante: aquel fue un perodo muy analtico, pero no debe creerse que

    me plegaba ciegamente a la realidad objetiva; tambin explor la imaginacin, nun-

    ca dej de ser surrealista del todo.9Esta fascinacin por aquellos planos que estn

    ms all de lo estrictamente visible explicara tambin el inters por la concepcin

    de Franz Roh, condensada en una de las frases iniciales de su libro: Con la palabra

    mgico, en oposicin a mstico, quiero indicar que el misterio no desciende

    al mundo representado, sino que se esconde y palpita tras l. 10Ms adelante, el

    crtico alemn esboz ciertas oscilaciones en la historia y precis el linaje de la in-

    quietante pintura ms reciente; a partir de estas declaraciones, es posible trazar un

    paralelo con el itinerario berniano y reparar sobre los componentes vanguardistas

    que se refundan en su propuesta de un realismo moderno:

    La humanidad parece indefectiblemente destinada a oscilar de continuo entre la devocin

    al mundo del ensueo y la adhesin al mundo de la realidad. Y en verdad que, si alguna vez

    se detiene este ritmo respiratorio de la historia, no parece quedar otra cosa que la muerte

    del espritu.

    Los reaccionarios creen equivocadamente que con el arte nuevo ha llegado su hora. Pero

    bien mirado, este nuevo mundo de objetos sigue siendo ajeno al concepto corriente del

    realismo. Como que provoca en los rezagados la mxima estupefaccin, y casi les parece

    tan inadecuado como el mismo expresionismo! Como que dispone de mltiples medios,

    herencia del anterior perodo, que confieren a todas las cosas una significacin ms honda

    y rozan los misterios que estn amenazando siempre la tranquila seguridad de los simples

    e ingenuos: cuerpos excesivamente grandes, yaciendo con pesadez de bloques sobre un

    raqutico csped; objetos que no pretenden moverse lo ms mnimo y que, sin embargo,

    resultan inauditamente reales, extraos esquemas misteriosos, y, sin embargo, visibles has-

    ta en sus nfimos detalles!.11

    Por esa tensin sustancial y por algunas de sus cualidades tales como la indife-

    rencia, la frialdad metlica, la inmovilidad, la inexorable ejecucin y la belleza de la

    forma cincelada, entre otras, los realismos alemanes independientemente de los

    nombres que se utilicen para designar un arte ms verista y poltico bajo la forma

    Modernos y revolucionarios en los aos 30. Berni y los arti stas de la Mutualidad rosarina, en Avances, Centro deInvestigaciones de la Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad Nacional de Crdoba, n 22, 2012/2013,pp. 11-37.De estos sealo solamente Travesas del realismo mgico. Lenidas Gambartes entre la realidad y el ensueo,en SeparataCaminos hacia Gambartes, ao III, n 5 y 6, CIAAL/UNR, octubre de 2003, pp. 1-27; Alucinanterealidad: la cotidiana presencia de lo sobrenatural en los grabados de Lenidas Gambartes, en Terica , Crdoba,Fundacin Rosala Soneira, n 0, 2004, pp. 19-31; Juan Grela y el arte americano: entre el orden constructivo y lacreacin de una nueva naturaleza, en Separata Arte moderno, referentes precolombinos y objetos etnogrficos ,ao VII, n 12, CIAAL/UNR, octubre de 2007, pp. 3-33.La pura objetividad y lo ms ntimo de los seres: claves de un nuevo realismo, en Mara Cristina Rossi (comp.),Antonio Berni. Lecturas en tiempo presente , Buenos Aires, Eudeba / EDUNTREF, 2010, pp. 3-15.

    Antonio Berni, El Nuevo Realismo, en Forma. Revista de la Sociedad Argentina de Artistas Plsticos, Buenos Aires,ao 1, n 1, agosto de 1936, p. 8.Berni: cmo desollar la realidad, en Primera Plana, Buenos Aires, ao III, n 127, abril de 1965, p. 42.Franz Roh, Realismo mgico. Post Expresionismo. Problemas de la pintura europea ms reciente , Madrid, Revista deOccidente, 1927, p. 11.Ibd., p. 37.

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    de una Nueva Objetividad u otro ms contemplativo e idealizante en la perspec-

    tiva de un realismo mgico terminaron a menudo confundindose y situndose

    en las inmediaciones del surrealismo y sus dominios encantados.12Ese territorio

    fronterizo que en muchas oportunidades el propio Berni parece haber transitado en

    distintas direcciones.

    En funcin de lo desarrollado en estas notas preliminares y dado que la propia

    exposicin remite en buena medida a las obras ms contemplativas y melanclicas

    de la Mutualidad y, por lo tanto, a los aspectos mgico-realista y metafsico que

    impregnan buena parte de ellas, me pareci pertinente volver a esos fragmentos

    ya editados que refieren a cuestiones ms polticas. Si bien es imposible restituir las

    obras ausentes y, ms an, el clima histrico que las impuls slo rememorables

    a partir de imgenes impresas y fotografas, esos escritos dan algunas claves de

    lectura que permiten acercarnos a esa escena crtica, compleja e inestable. Una

    poca en la que el arte oscilaba fuertemente, al margen de otras opciones estticas,

    entre la confrontacin con la realidad y la apertura hacia lo imaginario; y tambin,

    dramticamente, entre los avatares de la revolucin y las amenazas de la reaccinque, como una tormenta y bajo la forma de una nueva guerra, se abalanz sobre

    el mundo.

    Marx y la vanguardia

    En la segunda mitad de 1933, el grupo de artistas nucleado en torno a la figura de

    Antonio Berni comenz a tener una actividad pblica, reconocida y diferenciada en

    el arte de Rosario. Como agrupamiento laxo e informal, protagonizaron una serie

    de manifestaciones colectivas que concitaron el apoyo y la participacin de intelec-

    tuales comprometidos: los mdicos Lelio y Artemio Zeno, el psicoanalista Emilio

    Pizarro Crespo, el filsofo Sigfrido Maza, los escritores Arturo Fruttero y Roger Pl,

    entre los ms prximos. Una alianza entre intelectuales y artistas que se manifest

    como una relacin entre arte de vanguardia y poltica radicalizada. Roger Pl, en

    Encuesta a la literatura argentina, recuerda su encuentro con Berni, que acaba de

    regresar de Pars, y cita a Marx y la vanguardia como referencias inescindibles

    en la formacin del grupo con algunos jvenes pintores entre los que incluye a

    Lenidas Gambartes, Ricardo Svori, Juan Grela y Anselmo Piccoli.13De esos pri-

    meros encuentros que ocurrieron a partir de 1932, Berni destac su participacin

    en actividades culturales que tenan un sentido de lucha y esclarecimiento, como

    la organizacin de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos y la

    creacin de una orientacin esttica que llam Nuevo Realismo. Si bien sus nuevos

    compaeros carecan de la experiencia artstica que l haba adquirido durante su

    estada en Europa, en el orden ideolgico y poltico ellos compensaban esa ca-

    rencia asumiendo posiciones definidas. Esos jvenes, en su mayor parte hijos de

    intelectuales o de trabajadores con una trayectoria en las luchas polticas y sindica-

    les,14rpidamente se convirtieron en artistas experimentales e intelectuales que se

    consideraron revolucionarios. Por su pertenencia a organizaciones avanzadas,

    como el Partido Comunista y las agrupaciones antifascistas y pacifistas vinculadas

    a ste, fueron capaces de participar en distintas estrategias. Primero, la deliberadaoposicin de clases sostenida en la idea de un inevitable derrumbamiento del siste-

    ma capitalista. Despus, los acercamientos coyunturales a otras fuerzas polticas y

    sectores democrticos que, al promediar la dcada, impulsaron los debates sobre la

    democracia y el fascismo, culminando en la conformacin de los Frentes Populares.

    Fue en este momento que fenmenos internacionales como la guerra civil espaola

    y la expansin nazi en Europa, se transformaron en factores capaces de convocar

    y cohesionar internamente las fuerzas polticas locales y, tambin, de distinguir y

    trazar divisorias ntidas que se proyectaron hasta mediados del decenio siguiente.15

    A comienzos de 1961, poco tiempo antes de su muerte, Gambartes evoc sus ini-

    cios en la pintura apelando a uno de los temas ms frecuentes en el arte de Rosario

    de las primeras dcadas del siglo XX: el de la ciudad trabajadora y materialista,

    carente de linajes sociales y tradiciones culturales. Sin embargo, esa caracterizacin

    Simn Marchn Fiz, Contaminaciones figurativas. Imgenes de la arquitectura y la ciudad como figuras de lo moder-no, Madrid, Alianza, 1986, p. 167.

    Roger Pla, en Encuesta a la literatura argentina. Historia de la literatura argentina , vol. 6, Buenos Aires, CEAL,1982, p. 465.Jos Vials, Berni, Buenos Aires, Imagen, 1976, pp. 57-58.Para una visin abarcativa de los fenmenos sociales y econmicos, polticos y culturales sucedidos en el pas,remitir solamente a dos compilaciones que muestran el inters y los aportes historiogrficos en sus respectivascoyunturas: el Suplemento/3: La Argentina de los aos 30. Momentos y figuras de la crisis, en La Ciudad Futura,Buenos Aires, n 4, marzo de 1987, pp. 13-24 y Crisis econmica, avance del Estado e incertidumbre poltica (1930-1943), el Tomo VII, dirigido por Alejandro Cattaruzza para la Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudameri-cana, 2001.

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    a la que recurrieron los artistas ms diversos, asume aqu una dimensin nica al

    combinarse con una afirmacin que recuerda los comportamientos vanguardistas

    asumidos por el pintor en l os aos treinta y, en ese marco, la aparicin de la pers-

    pectiva americana que constituy la orientacin ms significativa de su obra:

    La formacin de un joven en Rosario, por lo menos cuando yo era joven, era ms que

    harto problemtico, era una cosa descabellada. Ya que, dnde estaban las expresiones

    artsticas en Rosario para que uno tuviese fervor por el arte? Con toda esta ciudad que vino

    al ro, edificada frente al ro, contiene un aspecto secreto. Algunas huellas han quedado an

    de su cercano pasado. Es muy joven y, en realidad, no se debe ms que al esfuerzo de sus

    hijos, que no son otros que el campesino gallego y el contadini[sic] italiano, de all su falta

    de euforia aristocrtica.

    Pero en 1932, un grupo de muchachos tombamos en serio esa proposicin de ser pintores

    a pesar del medio y a pesar de todo cuanto nos rodeaba. Calabrese, Medardo Pantoja, Juan

    Grela, el extinto Domingo Garrone, entre otros, nos propusimos ahincadamente conocer

    por dentro lo que suceda por los talleres del Viejo Mundo. Entonces acudimos a revistas

    y libros especializados, que lgicamente estaban escritos en idioma extranjero. Se hicieron

    traducciones que circularon entre los interesados. Para nosotros todo aquello fue un gran

    trabajo, sobre todo porque no contbamos con el medio ambiente. Durante aos tratamos

    de encontrar una coherencia entre aquellas formas de expresin extranjera y nuestro mun-

    do que naca por fuerte vocacin profesional. 16

    De esta manera, la impugnacin de l as tradiciones artsticas inmediatas la de las

    academias y los maestros extranjeros, la de sus discpulos y los artistas deudores

    del impresionismo y los estilos finiseculares produce el hiato que desembocara en

    la experimentacin con los lenguajes modernos y, poco despus, en la exploracin

    de un pasado y sus supervivencias. Sin embargo, ms all de esas impugnacio-

    nes, Gambartes haba frecuentado el crculo de discpulos de Fernando Gaspary,

    donde habra adquirido importantes destrezas como el dominio de la acuarela que

    tanto asombrara a Siqueiros cuando visit la ciudad. Tambin, en ese crculo se

    habran gestado los lazos y las afinidades ideolgicas entre algunos de esos jvenes

    hijos de intelectuales o de trabajadores que mencionaba Berni. Paralelamente,

    en mbitos ms alejados y menos acadmicos, Juan Grela iniciaba sus modestos

    aprendizajes en el arte. Con algunos compaeros eventuales sala a pintar el ro y los

    descampados del barrio de Arroyito, donde tambin llevaba adelante una militancia

    poltica en un partido de avanzada.17Al igual que otros estudiantes y nveles artistas,

    ambos coincidieron en los cursos de dibujo dictados en el Museo Municipal de

    Bellas Artes, donde Berni, en funcin de la experiencia adquirida en Europa, comen-

    zaba a brillar como un consumado artista moderno y a asumir el carcter de gua y

    de maestro que desplegara intensamente durante los aos siguientes. Fue en ese

    espacio, donde aquellos que seran sus compaeros tiempo despus comenzaron

    a vivenciar las primeras identificaciones con las vanguardias y a descubrir tambin

    las simpatas compartidas con la izquierda poltica. Sin embargo, esa aspiracin de

    ser tan modernos como revolucionarios, desarrollada ms adelante como parte de

    una doble militancia, no origin inmediatamente un nucleamiento sesgado por el

    modernismo y la radicalidad. En cambio, como resultado de una asamblea a la que

    haban acudido all artistas de otra procedencia esttica e ideolgica, lo que surgi

    fue un movimiento sin tendencia,18la Agrupacin de Artistas Plsticos Refugio,

    cuya amplitud y heterogeneidad qued formalizada en un conocido lema difundido

    desde un primer momento: Refugio, ser el hogar donde podr exponer sus obras

    el aficionado, el cultor o el artista, nacional o extranjero, al margen de toda escuela

    o tendencia artstica, libre en el sentido ms amplio de la palabra.19

    La existencia en ella de diferentes sectores y la abrumadora mayora de pintores

    intimistas y paisajistas20cuya obra, en algunos casos, no estaba exenta de mo-

    dernidad llev a una tensa convivencia que finalmente desemboc en un cisma

    precipitado por la presencia en Rosario del polmico muralista David Alfaro Siquei-

    ros. En los ltimos das de junio de 1933, la prensa anunciaba la llegada del pintor,

    invitado por un ncleo de artistas locales, para dictar conferencias en diversas

    instituciones y para realizar tambin, una exposicin de sus obras en el saln de La

    Artstica. Quizs respondiendo a las ideas del ncleo de anfitriones, los diarios

    vieron a Siqueiros como propiciador de un arte indito que se aproxima a las aspi-

    raciones sociales del momento y a su propuesta esttica como la expresin ms

    clara del significado social que encierran las nuevas tendencias artsticas.21

    Sin embargo, Luis Ouvrard, un representativo artista de la ciudad, dio una versin

    ms matizada sobre las percepciones que tenan en el mundo de la plstica fuera

    Abel Rodrguez, Amrica en la pintura de Lenidas Gambartes, en La Capital, Rosario, enero 12 de 1961.Guillermo Fantoni, Una mirada sobre el arte y la poltica. Conversaciones con Juan Grela, Rosario, Homo Sapiens,1997, p. 14.

    Ibd., p.15.Los artistas locales se asocian, en La Capital, Rosario, agosto 31 de 1932, p. 8.Silvina Rabinovich, Paisajes y estrategias: Refugio en los aos 30, en Separata Un mundo Prximo, CIAAL/UNR, ao V, n 9, octubre de 2005, pp. 19-46.David Alfaro Siqueiros ser husped en nuestra ciudad, en La Capital, Rosario, junio 27 de 1933, p. 8.

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    del exaltado crculo de Berni: Como era izquierdista y ya de nota, porque haba

    hecho una serie de decoraciones famosas, vino presagiado de bastante temor, pero

    irrumpi entre nosotros como una cosa nueva. Haciendo gala de su extremismo

    militante Siqueiros hablaba en contra de la pintura de caballete causando cierta

    desazn entre los artistas como Ouvrard, a quienes la tensin entre modernidad

    y tradicin los haca oscilar entre la curiosidad y la sorpresa. Nosotros cambiamos

    un poco, deca el pintor asumiendo la voz de esos independientes, y recordaba

    que Berni hizo con Gianzone, Piccoli y otros de sus compaeros una pintura de

    avanzada para el momento.22Ouvrard, que comparta con Berni una entraable

    amistad, siempre haba manifestado un genuino inters por las ms diversas for-

    mas de la renovacin esttica y, tambin, por su familiaridad con anarquistas y so-

    cialistas, haba declarado una verdadera simpata por la izquierda poltica. Por estas

    razones, a pesar de su distancia frente al radicalismo comunista y de sus reparos

    ante el vanguardismo destemplado de los que integraron la Mutualidad, fue capaz

    de procesar las nuevas sugestiones explorando acotadamente las posibilidades de

    los grandes formatos, los temas del trabajo y las nuevas tcnicas pictricas a partir

    de los silicatos. As realiz algunas obras de gran escala, entre ellas, una con el temade la trilla y otra con una fiesta campestre, que fueron presentadas en el XIV Saln

    de Rosario de 1935. Gracias al carcter libre de ese evento, fue posible el ingreso de

    estas obras y de las monumentales telas del grupo de Berni caracterizadas como

    de avanzada para el momento. En medio de un tenso debate entre las diferentes

    franjas de artistas23y entre los crticos que vieron en ese saln las marcas de Siquei-

    ros por la apelacin a la gigantomana y por la presencia de temas que reflejaban

    conflictos sociales y antagonismos de raza, que slo tienen lugar en la estepa rusa

    o la selva mexicana,24la nica obra vendida result ser una de l as composiciones

    de Ouvrard. En una fiesta organizada por la Mutualidad para celebrar la ocasin, el

    pintor fue exaltado por Lenidas Gambartes que desde el escenario ley un discur-

    so en un papel interminable y finalmente fue coronado por Berni con las ramas de

    laurel que decoraban la sala: una performancemediante la cual la nueva vanguardia

    reconoca a sus contados aliados y tomaba distancia frente a sus adversarios.

    El verdadero arte y el verdadero artista

    Durante la segunda mitad de la dcada del veinte, Berni haba realizado una serie

    de ensayos de estilo que abarcaban desde recuperaciones de los procedimientos

    fauvistas y poscubistas hasta la incorporacin de lo extrao y de lo inslito que,

    entre 1928 y 1932, abri paso a una indagacin sobre lo onrico y el surrealismo.25

    Si las obras de su primer perodo europeo fueron consideradas por el artista como

    ejercicios de plstica pura, donde la sensibilidad se ha despojado de todo conven-

    cionalismo estilstico para buscar el contenido sugestivo manifiesto en una natural

    seleccin y ordenamiento plstico,26el descubrimiento del surrealismo signific

    para l encontrarse consigo mismo y al mismo tiempo enfrentar un contenido ex-

    trao y distinto. A travs del surrealismo declar haber ingresado a la realidad,27en

    un proceso donde el cmo pintar fue cediendo lugar a las preocupaciones del

    qu pintar.28Dicho en otros trminos, haba finalizado la etapa de las exclusivas

    actualizaciones para penetrar en las propias realidades y en las del campo social.

    El resultado de esta indagacin, presidida por la bsqueda de una relacin entre

    renovacin esttica y radicalismo poltico, fue la formulacin del Nuevo Realismo,una variante del realismo moderno adaptado a las crueles situaciones vivenciadas

    por el pintor al regresar al pas. Como otras manifestaciones representativas del arte

    comprometido de los aos treinta, se trataba de una propuesta de fuerte iconicidad

    potenciada por procedimientos tcnicos y formales modernos, y que se integraba

    en prcticas grupales que, en muchos aspectos, evocaban el clima del vanguar-

    dismo histrico. Para Berni no era cuestin de imitar a los grandes modernistas

    como Czanne o Picasso en sus maneras de pintar, sino de interpretar como ellos

    mismos lo hicieron:

    Guillermo Fantoni, Aproximacin a la historia de vidas: conversaciones con Luis Ouvrard, en Anuario N 11, Se-gunda poca, Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Humanidades y Artes, Escuela de Historia, 1985, p. 305.Silvina Rabinovich, Refugio ante la Mutualidad: un debate por la proyeccin social y poltica del arte en los aos30, en Anuario N 21, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, UNR/Homo Sapiens, 2006, pp.363-385.El XIV Saln de Otoo de Rosario, en La Prensa, Buenos Aires, mayo de 1935, p. 14.

    Una lectura sobre las obras de impronta surreal y metafsica realizadas por Berni en Pars y Rosario entre 1928 y1932, su posible contenido poltico y sus articulaciones con la propuesta del Nuevo Realismo aparece en GuillermoFantoni, Berni y el surrealismo: imgenes del viaje, visiones de la ciudad, expuesto en las 2dasJornadas del Institutode Teora e Historia del Arte Julio E. Payr. Estudios e Investigaciones en Artes Visuales y Msica , realizadas en la Facul-tad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en noviembre de 1996, y publicado dos aos despusen el volumen respectivo. Las fluidas vinculaciones entre surrealismo y realismos crticos las trat inicialmente enUna revaluacin de los aos 30 a partir de la obra de Antonio Berni. D e la experiencia surrealista a la formulacindel nuevo realismo, en Estudios Sociales, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, n 4, 1 semestre, 1993, pp.175-185. Esta tensin tambin fue tratada por Diana Wechsler en Impacto y matices de una modernidad en losmrgenes. Las artes plsticas entre 1920 y 1945, en Jos Emilio Buruca (dir.), Arte, sociedad y poltica, tomo 1 dela Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. 269-314, y tambin en Territorios de dilogo,Espaa, Mxico y Argentina , Buenos Aires, Fundacin Nuevo Mundo, 2006.Andrs Muoz, El pintor Antonio Berni, en Mundo Argentino, Buenos Aires, 17 de septiembre de 1947, p. 14.Berni: Cmo desollar la realidad, ob. cit., p. 41.Antonio Berni, Berni expone 22 obras en la Galera Viau (cat. exp.), Buenos Aires, del 18 al 30 de agosto, 1952, s/p.

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    los nuevos fenmenos de la realidad, las nuevas leyes que influencian el espritu y la origi-

    nalidad del momento en que se vive. El verdadero artista y el verdadero arte de un pueblo

    es aquel que abre nuevos caminos impulsado por las cambiantes condiciones objetivas []

    Un nuevo orden, una nueva disciplina, apoyados por una crtica inspirada en la realidad

    concreta que vivimos debe sustituir todo lo caduco que hoy soportamos.29

    Este ncleo de ideas que tiene su primer antecedente en un escrito publicado en el

    primer nmero de la revista Formade 1936, reaparece en un prlogo de comienzos

    de los aos cincuenta incorporando otras precisiones:

    El Nuevo Realismo es un determinado concepto esttico y un profundo y determinado

    tipo de humanismo. Esta escuela afirma lo humano pero simultneamente, para conte-

    nerlo, afirma lo representativo realista como nica y posible envoltura. Lo humano que

    ms sugestiona en Amrica Latina, en este siglo que andamos, es el drama de los pueblos

    hundidos en el coloniaje, con su cadena de miseria y de incultura.30

    Sin embargo, en estas prcticas que suponan un fundamento revolucionario, los

    procedimientos experimentales y las herencias del repertorio moderno y de van-

    guardia se refunden en la envoltura realista, dando como resultado obras que

    adems de su eficacia poltica eran tambin estticamente suscitadoras. Ms allde las diversas sugestiones provenientes de l a escena europea como el surrealismo

    y la pintura metafsica italiana, la Nueva Objetividad y el realismo mgico alemanes,

    las aportaciones ms decisivas para la elaboracin del Nuevo Realismo provienen

    del muralismo mexicano en la peculiar versin de Siqueiros. De todos modos, Ber-

    ni asimil muy selectivamente la propuesta del pintor mexicano recuperando, en

    primer lugar, la indagacin sobre las realidades latinoamericanas y la sugestin de

    los grandes formatos y, en segundo trmino, los nuevos mtodos de trabajo y la

    aplicacin de materiales y recursos tecnolgicos hasta entonces inditos.

    Berni, que paralelamente a la realizacin de Ejercicio Plsticohaba desarrollado con

    el grupo rosarino los primeros ensayos de arte mural y fundamentalmente las telas

    de gran formato que se incorporaron como una de las soluciones ms representati-

    vas del programa de la Mutualidad, hizo pblicas sus diferencias con el pintor mexi-

    cano al despuntar 1935 en Siqueiros y el arte de masas. El artculo, difundido a tra-

    vs de Nueva Revistauna publicacin dirigida por Crdova Iturburu, quien haba

    sido integrante del peridico Martn Fierroy luego asiduo colaborador de Contra,

    se organiza sobre la crtica de tres cuestiones: el carcter corporativo del Sindicato

    Revolucionario de Pintores y Escultores de Mxico que tendi al perfeccionamiento

    tcnico de una rama de las artes, el exclusivismo de la pintura mural como medio

    revolucionario y la estrategia del Block de Pintores cuya labor podra conducir a una

    actitud meramente oportunista en el arte o situarse en un terreno donde la prctica

    artstica fuese desplazada por la funcin poltica. La contrapartida berniana fue, por

    un lado, la reivindicacin de todas las alternativas posibles dentro del sistema arts-

    tico y fundamentalmente de la pintura mural transportable, y por otro, el rol de la

    Escuela Taller como medio de capacitacin esttica e ideolgica para operar junto a

    los sectores sociales que se suponan polticamente ms activos y capaces de llevar

    adelante cambios revolucionarios. Ambos, puntales del programa de la Mutualidad

    desde su fundacin, en 1934, y desarrollados hasta su extincin alrededor de 1937.

    La principal falla del sindicato sostiene Berni fue su carcter corporativo inadaptable a

    las necesidades del proletariado moderno, fue una escuela para el perfeccionamiento de las

    artes tradicionales en decadencia, varindolas solo en parte de su contenido. La formacin

    de una escuela taller de plsticos que surge apoyando a las masas laboriosas en sus luchas,

    debe ser el centro de formacin de cuadros capacitados en todas las formas de manifesta-ciones grficas, el cuadro, el dibujo, el peridico, el muro, el affiche, el aguafuerte, cuadros

    para salones individuales y colectivos, foto, cine, etc., medios por los cuales se hacen llegar

    a las grandes masas nuestros conceptos aplicados a la esttica. [] El sindicato se ocup

    principalmente de la revolucin tcnica, su lucha se limit a imponer la pintura mural al

    fresco dando a entender que en ella reside el mayor inters revolucionario de las masas.

    [] La pintura mural no puede ser ms que una de las tantas formas de expresin del arte

    popular. Querer hacer del movimiento muralista el caballo de batalla del arte de masas

    en la sociedad burguesa es condenar el movimiento a la pasividad o al oportunismo. La

    burguesa en su progresiva fascistizacin no ceder hoy sus muros monopolizados para

    fines proletarios. [] La actuacin por equipos de pintores muralistas revolucionarios en el

    terreno del arte de clase, reduce la labor a un grupo conspirativo sin grandes posibilidades

    de desarrollo ni aplicacin concreta y efectiva de la ideologa sustentada, siendo condena-

    dos a la larga, a una labor puramente poltica o al oportunismo.31

    En los primeros meses de 1934, Berni y sus compaeros realizaron un Llamado

    a todas las organizaciones culturales y artsticas para la creacin de la Mutuali-

    dad, agrupacin que organizara con sus propios medios una escuela taller. Tal

    como se enuncia en algunos puntos del programa, la formacin de verdaderas

    personalidades plsticas y la adquisicin de una experiencia tcnica y cientfica

    Antonio Berni, El Nuevo Realismo, ob. cit ., p.14.Antonio Berni, catlogo exposicin Berni expone 22 obras en la Galera Viau, ob. cit., s/p. Antonio Berni, Siqueiros y el arte de masas, en Nueva Revista, Buenos Aires, enero de 1935, p. 11.

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    capaz de cimentar una formacin plstica y profesional de carcter integral, era tan

    importante para el grupo como la realizacin de trabajos colectivos sobre la base

    del estudio de modelos vivos y en movimiento y la enseanza y la labor colectiva

    de pinturas murales y monumentales al fresco y sobre cemento. 32As, la Mutualidad

    Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos no slo despleg una indita experiencia

    pedaggica que incluy tanto disciplinas artsticas como la participacin de intelec-

    tuales que procedan de la literatura, el psicoanlisis, la filosofa o la medicina, sino

    supuso una doble actuacin en el campo del arte y de la poltica que se manifes-

    taba en las temticas, y adems en los formatos y soportes de producciones que en

    muchos casos excedan la plstica autnoma. Paralelamente a la realizacin de obras

    de caballete en distintas escalas y registros formales, el realismo cultivado por el gru-

    po se despleg a travs de experiencias murales, cuadros de formato heroico y rea-

    lizaciones grficas que oscilaban entre la estampa tradicional y la propaganda poltica.

    En el marco de esa militancia, Berni se aboc a un relevamiento de los aspectos

    ms inquietantes de su propio entorno y el resultado fue un gran friso en el que

    alternaban manifestaciones y desocupados, obreros cados y alegoras de la guerra,campesinos en asambleas y descripciones de la vida suburbana, t al como aparece

    en Manifestaciny Desocupacin, Hombre heridoy Medianoche en el mundo, Cha-

    careros, Primeros pasosy Club Atltico Nueva Chicago, por mencionar algunas de las

    pinturas ms emblemticas de esos aos. Las producciones del naciente Nuevo

    Realismo, que oscilan entre el retrato monumentalizado y el drama contempor-

    neo, la pica de la vida cotidiana y la crnica periodstica, proponan una recupera-

    cin de verdades sociales capaces de convertir la obra en un espejo sugestivo de

    la realidad. Un espejo que, al revelar tanto las dimensiones materiales como las

    espirituales,33abra la posibilidad de un dilogo productivo y transformador. Por

    estas razones el artista planteaba:

    En el nuevo realismo que se perfila en nuestro medio, el tejido de la accin es lo msimportante, porque no es slo imitacin de los seres y cosas; es tambin, imitacin de sus

    actividades, su vida, sus ideas y desgracias. El nuevo realismo no es una simple retrica o

    una declaracin sin fondo ni objetividad; por el contrario es el espejo sujestivo [sic] de la

    gran realidad espiritual, social, poltica y econmica de nuestro siglo.34

    Este realismo y las propuestas igualmente crticas desarrolladas por otros creadores

    en Buenos Aires y en el resto del pas, no tardaron en generar una fuerte tensin

    en el campo artstico; una de sus consecuencias ms visibles fueron los rechazos

    del Saln Nacional de 1935, entre ellos, una tela monumental de Antonio Berni, lo

    que dio lugar a su inclusin en el Saln organizado por la Agrupacin de Intelectua-

    les Artistas Periodistas y Escritores.35La AIAPE era una de las tantas agrupaciones

    culturales a travs de las cuales el Partido Comunista no slo se redimensionaba y

    afianzaba su accionar en el campo de la poltica, sino tambin, una de las formas

    de trazar alianzas con integrantes de otras fracciones democrticas para conjurar

    el desmesurado avance del fascismo y, por lo tanto, parte de la nueva estrategia in-

    ternacional de los Frentes Populares. El saln, que reuna a un heterogneo conjunto

    de artistas, fue considerado por Anbal Ponce como la primera muestra homognea

    de un arte que reclama su puesto entre las fuerzas de izquierda36y dentro de este

    universo, la Mutualidad rosarina percibida por Aroz Alfaro como el organismo ms

    destacado de nuestro pas, por su orientacin y la obra ya realizada. 37Efectivamente,

    la presencia de Siqueiros que dictaba conferencias en Rosario, las lecciones de Berni,

    la asistencia ocasional de pintores como Spilimbergo, Castagnino y grabadores comoFernndez Chelo, que participaban brevemente con sus enseanzas en la novedosa

    Escuela Taller, fueron algunos de los hechos que posicionaron a la Mutualidad en el

    sector de los artistas politizados y radicalmente modernos.

    En el mes de mayo de 1935, cumplido el primer aniversario de su fundacin, Berni

    declaraba ante un cronista que en la Escuela Taller se realizaban obras de pintura

    popular, aprovechando las conquistas del arte, sin distincin de pocas ni escue-

    las. A continuacin, para enfatizar esa amplitud ante las opciones que ofreca la

    historia y el mundo contemporneo, expres que se trataba de una enseanza que

    parta del conocimiento clsico hasta arribar a los ltimos maestros adscriptos

    al vanguardismo y cuyo objetivo era propender a que la obra colectiva defina las

    ideas consubstanciales del siglo, manteniendo el ms slido espritu mutualis-

    ta.38Un ideario que Grela identific con el cultivo exclusivo de aquellas tendencias

    y prcticas artsticas que planteaban el problema poltico y revolucionario,39desde

    Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plsticos. Llamado a todas las organizaciones culturales y artsticas, en LaCapital, Rosario, 12 de marzo de 1934, p. 8.La dimensin metafsica del Nuevo Realismo aparece en Adriana Armando, Entre telas: las mujeres en las obrasde Alfredo Guido y Antonio Berni, en Separata Textiles precolombinos, coleccionismo y pintores modernos , CIAAL/UNR, ao IV, n 7 y 8, octubre de 2004, pp. 37-57.Antonio Berni, El Nuevo Realismo, ob. cit., p. 14.

    La exposicin AIAPE atrae mucho pblico, en Crtica, Buenos Aires, 27 de octubre de 1935, p. 11.Anbal Ponce, El primer ao de la AIAPE, en Dialctica, Buenos Aires, ao I, n 6, agosto de 1936, pp. 329-334.R.A.A., Primer Saln AIAPE, en Izquierda, Buenos Aires, noviembre de 1935, s/p.El Paseante Solitario, La Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos: obra promisoria de inquietudesjuveniles afanosas de realizaciones artsticas, en Monos y Monadas, Rosario, ao II, n 50, mayo de 1935, p. 12.Guillermo Fantoni, Una mirada sobre el arte y la poltica. Conversaciones con Juan Grela , ob. cit., p. 23.

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    el realismo mgico,40con su adhesin simultnea a la realidad y el ensueo, hasta el

    inquietante muralismo cultivado por Siqueiros y su modernsima tecnologa.

    Nosotros sostiene Berni, exhibiendo an la aspiracin a una pintura mural descubierta

    desearamos que se nos brindara la oportunidad de sacar nuestra obra del reducido marco

    al que estamos constreidos. Los clubs, las escuelas, todos los lugares, en fin, que pueden

    ser dotados de pinturas murales, seran los medios ms directos para fraguar nuestra as-

    piracin total de obra, nuestra y de todos. No pedimos remuneraciones descabelladas ni

    modestas; nada de eso. Nos conformaramos con salarios de obreros.41

    Para acceder a otro pblico, a lo que muy genricamente denominaban el pueblo,

    estos artistas consideraban que era necesario movilizar las pinturas, esculturas y

    piezas grficas, excediendo los circuitos tradicionales. Esto es, ponerlas en movi-

    miento por fuera de los talleres, los museos y salas de arte, aunque algunas de

    ellas, por razones coyunturales, fueran exhibidas en salones. El carcter libre del

    XIV Saln de Rosario de 1935, fue la fisura que permiti el mayor despliegue de las

    obras de la Mutualidad y su confrontacin pblica con otros creadores de diversas

    partes del pas.

    Clasificados en equipos, hemos acometido la realizacin de pinturas murales dentro de las

    restricciones que necesariamente nos provocan las dificultades econmicas que trabajos de

    esta naturaleza siempre traen. Hemos realizado algunos mediante el empleo del soplete de

    aire, utilizando colores industriales como el duco, las lacas y silicatos de sodio, mtodo este

    que sustituye a la pintura al fresco permitiendo efectuarlo sobre el revoque seco. Hemos

    enviado al prximo Saln de Otoo algunos envos individuales, esculturas, leos, tmpe-

    ras de Pantoja, Berlengieri, Gianzone, Piccoli, Garrone, Svori, Hermanos Paino y del que

    habla. En su mayora nuevos valores que se presentarn al pblico y a la crtica artstica en

    una exposicin de la importancia de la que est por inaugurarse, a la que concurren repre-

    sentantes de casi todos los crculos artsticos del pas.42

    Cuando Berni defini su propuesta de una pintura mural transportable como una

    de las alternativas posibles a la difcilmente aplicable pintura mural descubierta, la

    dimensin ideolgica implcita en las grandes escalas y en la temtica de las telas,

    las convirti de hecho en una produccin inaceptable para las instituciones cultura-

    les. Ante los rechazos de los salones nacionales, la eventual organizacin de mues-

    tras alternativas y l a eliminacin excepcional de las selecciones restrictivas, fueron

    las nicas variantes que matizaron la suerte de las pinturas del Nuevo Realismo en

    la monoltica poltica de los circuitos especializados. Si el Saln de la AIAPE mostr

    a la Mutualidad en el seno de la izquierda poltica, el XIV Saln de Rosario exhibi

    la obra del grupo inserta en el juego de tensiones estticas propio de la dcada:

    la trada representada por lo que un diario de la ciudad denomin populistas,

    fauvistas e impresionistas,43que podra traducirse como los polos de una trama

    en la que los primeros se definen, tanto frente a las derivaciones formalistas de lo

    moderno como ante los artistas conservadores aferrados a los estilos naturalistas

    e impresionistas.

    Coda

    Como lo muestra la labor de Antonio Berni y sus compaeros de la Mutualidad

    Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos, fue recin en los aos treinta cuando

    las preocupaciones polticas encontraron su formulacin en clave vanguardista. La

    presencia simultnea en Buenos Aires de revistas, creadores y agrupaciones queadheran a tendencias como el surrealismo, las nuevas vertientes del realismo o

    el muralismo de Siqueiros, o que procesaban los debates internacionales sobre

    el arte puro y el arte revolucionario, son algunos de los indicadores capaces de

    abonar esta hiptesis.44En el ambiente cultural de los veinte, polarizado en torno a

    las posiciones excluyentes del arte por el arte y el arte comprometido, la discu-

    sin poltica se desarroll fundamentalmente por fuera de la zona de vanguardia; y

    aunque el fin del ncleo renovador ms relevante de esos aos, el peridico Martn

    Fierro, se vinculara a un problema de definiciones partidarias, las preocupaciones

    de orden ideolgico estuvieron alojadas en las editoriales y publicaciones de Boedo

    frecuentadas por los escritores y artistas sociales.45Por otra parte, si durante esa

    dcada Buenos Aires prcticamente monopoliz la renovacin de la vanguardia,

    en los aos treinta esta responsabilidad fue compartida con otros centros como

    Rosario, que continu gravitando y adquiriendo una importante visibilidad. Es un

    El libro de Franz Roh constituy una de las lecturas de cabecera en la Mutualidad. El subttulo, Problemas de lapintura europea ms reciente, revela una de las razones capaces de suscitar tal inters.El Paseante Solitario, ob. cit., p. 12.Ibd.

    El XIV Saln de Otoo de Rosario, en La Capital, Rosario, mayo 27 de 1935, p. 13.Muchas de las hiptesis sobre el vanguardismo de esta dcada aparecen formuladas en Guillermo Fantoni, Van-guardia artstica y poltica radicalizada en los aos 30: Berni, el nuevo realismo y las estrategias de la Mutualidad,en Causas y azares, Buenos Aires, ao IV, n 5, otoo, 1997, pp. 131-141Un interesante episodio de los tempranos 20 que matiza esa polaridad fue abordado por Daniela L ucena, Por elhambre en Rusia. Una ofrenda de los artistas argentinos al pueblo de los soviets, ponencia presentada en las IV

    Jornadas Nacionales Espacio, Memoria e Identidad, organizadas por el CONICET, la Facultad de Humanidades yArtes y la Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la UNR, los das 4, 5 y 6 de octubre de 2006.

    4o

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    hecho destacable que producciones altamente significativas de la dcada, como el

    surrealismo practicado por Berni a su regreso de Europa, hayan sido desplegadas

    en esta ciudad y que su f ormulacin del Nuevo Realismo haya sido teorizada y reali-

    zada en contacto con los jvenes artistas experimentales, polticamente motivados,

    que actuaban bajo su impulso.

    Tambin, otros indicadores revelan que los aos veinte, como una primera fase

    de la renovacin argentina, haban quedado atrs. La profunda conmocin poltica

    inaugurada por el golpe de 1930 y el amenazante contexto internacional provoca-

    ron en los artistas un desplazamiento de la discusin del proyecto esttico a

    la del proyecto ideolgico,46de la tensin entre cosmopolitismo y nacionalismo

    a la discusin sobre las relaciones ideolgicas entre arte y sociedad. A la vez, el

    cosmopolitismo cultural cedi ante el internacionalismo poltico de la izquierda

    comunista y, en algunos de sus miembros, el gusto por lo nuevo se articul con

    la pasin revolucionaria, inaugurando de este modo una instancia diferenciada en

    la vanguardia plstica argentina.

    Como ha planteado Herbert Lottman, la organizacin de masas en los ambientes

    artsticos y literarios propiciados por los comunistas se desarroll efectivamente

    despus de 1930, con la realizacin del Congreso de Jarkov y la formacin de La

    Unin Internacional de Escritores Revolucionarios. En Francia, una Asociacin de

    Escritores Revolucionarios se convirti rpidamente en Asociacin de Escritores y

    Artistas Revolucionarios (AEAR), formada por creadores de diversos pases y cuya

    labor en la literatura, las artes plsticas, el cine o la fotografa estaba comprometida

    con la lucha del proletariado. El comit de patrocinio contaba con personalidades

    como Louis Aragon, Andr Breton y Paul Eluard, pertenecientes al grupo surrealista

    frecuentado por Berni en los ltimos aos de su estada en Pars, y por figuras como

    Barbusse, al cual haba estado ligada su esposa, la escultora Paule Cazenave, con

    quien el artista regres a Rosario a fines de 1931. En sus declaraciones de principios

    se estableca:

    No hay arte neutro, no hay literatura neutra [] Una literatura y un arte proletario est

    naciendo [] La crisis, la amenaza fascista, el peligro de la guerra, el ejemplo del desarrollo

    cultural de masas en la URSS, frente a la regresin de la civilizacin occidental dan en la

    hora presente las condiciones objetivas favorables para el desarrollo de una accin l iteraria

    y artstica proletaria y revolucionaria en Francia.47

    La similitud de los programas y la simultaneidad de los debates polticos y cul-

    turales muestran la influencia que tuvo la izquierda intelectual francesa, y muy

    particularmente la prdica de Henri Barbusse y Romain Rolland, sobre los inte-

    lectuales y artistas latinoamericanos. Durante los primeros aos de la dcada del

    treinta, y ante los peligros de un control totalitario, ambos escritores promovieron

    numerosas reuniones que comprometan a los miembros del campo intelectual;

    esto desemboc en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la

    Cultura contra la guerra y el fascismo, realizado en 1935 en el palacio de la Mutuali-

    dad parisina. El resultado de esta poltica de frentes en el campo cultural argentino

    fue la fundacin, ese mismo ao, de la AIAPE y, especficamente en el espacio de

    las artes plsticas, la realizacin de su saln con la participacin de gran parte del

    grupo de Rosario. Su culminacin: la celebracin del 1 de mayo de 1936 con la

    colaboracin del ms amplio espectro de las fuerzas progresistas, desde los gran-des partidos mayoritarios tradicionales hasta las pequeas agrupaciones polticas

    y culturales. Sobre estas ltimas Agrupacin de Jvenes Escritores, Escuela de

    Estudios Superiores, Comit Antifascista Argentino, Mujeres contra la Guerra, entre

    otras Mara Calderari sostiene:

    Con la misma eficacia que en los inicios de la dcada el PCA que slo visualizaba como

    protagonista histrico al proletariado logr fundar e incluirse en organizaciones sindicales

    de peso nacional, a partir de mediados de la dcada arma un entorno poltico-cultural con

    la creacin de instancias culturales, de solidaridad, [] consiguiendo as una presencia so-

    cial que no condeca con su real dimensin partidaria. Presencia que oper efectivamente,

    por un lado en el campo de la lucha antifascista y, por otro, en su insercin en las luchas

    nacionales por la democratizacin.48

    En concordancia con estos procesos, el grupo de Berni fue capaz de llevar adelante

    esa doble militancia por la renovacin esttica y la revolucin poltica exhibiendo,

    ms all del carcter laxo propio de los movimientos culturales, la disciplina de los

    Jorge Schwartz, Las vanguardias latinoamericanas. Textos programticos y crticos, Madrid, Ctedra, 1991, p. 31.

    Herbert R. Lottman, La Rive Gauche. Intelectuales y poltica en Pars 1935-1950 , Barcelona, Blume, 1985, pp. 75-78.Mara Caldelari, De la secta a la poltica, en La Ciudad Futura, ob. cit., p. 18. Sobre estos desarrollos vasetambin Hernn Camarero, Comunismo y cultura obrera, en A la conquista de la clase obrera. Los comunistas yel mundo del trabajo en la argentina, 1920-1935, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, pp. 217-283.46

    47

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    sindicatos y partidos reclamada por Raymond Williams a los grupos de artistas.49

    Asociado a este tipo de organizacin, puede detectarse aqu la aparicin de un tipo

    de artista o intelectual que habla pblicamente de los asuntos del mundo y cuyo

    modelo se sita en la escena parisina del perodo de entreguerras. El impacto del

    fascismo, las amenazas de guerra y el clima de confrontacin ideolgica generaron

    durante los aos treinta un tipo de creadores y pensadores cuyo rasgo principal fue

    la internacionalizacin de las inquietudes. Los artistas de la Mutualidad no slo se

    inscriben en ese modelo sino que el surgimiento y desarrollo del grupo tambin

    puede pensarse en relacin a los lineamientos polticos, las estrategias y las re-

    des de solidaridad internacional comunistas que enlazaban espacios tan distantes

    como Pars, Mosc y las ciudades argentinas.

    Adhesiones a la realidad

    Raymond Williams, La poltica de l a vanguardia, en La poltica del modernismo , Buenos Aires, Manantial, 1997,pp. 71-87.

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    30 31

    Luis OuvrardS/T, ca. 1942

    leo s/cartn99 x 70

    Luis OuvrardS/T, 1937

    leo s/arpillera94 x 91

    Luis OuvrardLa trilla, 1935Imitacin fresco (pintura s/madera)155 x 180

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    Juan GrelaS/T (Aid), 1939leo s/arpillera

    121 x 73

    Juan GrelaNaturaleza muerta, 1939leo s/tela68,5 x 120

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    Juan GrelaEscuchando al lector, 1945leo s/tela110 x 160

    Antonio BerniAutorretrato, ca. 1938

    leo s/tela90 x 60,5

    Museo Municipal de Bellas ArtesManuel Belgrano de Pergamino

    Juan GrelaAutorretrato, 1940

    leo s/arpillera101 x 71

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    Lenidas GambartesLunes, 1934Acuarela s/cartn24 x 31Museo Castagnino+macro

    Juan BerlengieriAutorretrato, 1936leo s/tela48 x 38Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto

    Juan GrelaAutorretrato, 1937

    leo s/madera41 x 38,8

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    Medardo PantojaConjunto, 1937

    Temple s/madera68,5 x 62,5

    Medardo PantojaS/T(interior de cuartel de bomberos), 1937Temple s/arpillera100 x 80

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    Anselmo PiccoliCampesina, 1935Temple s/cartn87 x 69

    Anselmo PiccoliS/T (retrato de Giusto Piccoli), 1935Temple s/cartn69 x 49

    Ricardo C. SvoriLinyera, 1935

    Temple s/arpillera130 x 93

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    42 43

    Andrs CalabreseS/T, ca. 1933

    Tmpera s/papel41 x 25,5 cm

    Andrs CalabreseS/T, ca. 1940leo s/cartn28,5 x 36,5

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    Andrs CalabreseS/T, ca. 1945

    leo s/chapadur35,5 x 43,5

    Andrs CalabreseS/T, ca. 1940leo s/tela,29,5 x 40

    Andrs CalabreseS/T, ca. 1945leo s/tela28,5 x 38

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    46 47

    Anselmo PiccoliLa quinta (N 101), 1942Tmpera s/papel24 x 48

    Juan TortS/T, s/f

    leo s/cartn34,5 x 50

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    48 49

    Juan BerlengieriLa chimenea roja, ca. 1942

    Acuarela s/papel34,5 x 47,5

    Museo Castagnino+macro

    Juan TortS/T, 1951leo s/cartn48,5 x 59

    Juan GrelaCruce Alberdi, 1946leo s/tela57,8 x 85

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    Guillermo y Godofredo PainoAntorcha, s/fTalla en madera62,5 x 20,5 x 22,5Museo Castagnino+macro

    Juan BerlengieriPresos, ca. 1935

    Aguafuerte22 x 31

    Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto

    Juan BerlengieriIlustracin para El huerto

    de Ricardo Llusa Varela,Revista Paran, 1943

    Linleo s/papel20 x 13,5

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    Lenidas GambartesPaisaje Luduea, s/fleo s/hardboard40 x 60

    Lenidas GambartesPaisaje suburbano, s/fleo s/tela50 x 75

    Lenidas GambartesAdivinas, 1947

    leo s/tela60 x 70

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    Devocin por el ensueNo

    Aldo MagnaniS/T, s/fleo s/cartn55 x 35

    Aldo MagnaniS/T, s/fleo s/hardboard57 x 90

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    Antonio BerniLa nia de la guitarra, 1938leo s/tela100 x 70Museo Provincial de BellasArtes Franklin Rawson

    Antonio BerniLa nia del baln, 1937

    Temple s/madera88 x 70

    Pinacoteca del Ministeriode Educacin de la Nacin

    Antonio BerniNio(estudio para

    Desocupados), ca. 1934leo s/madera

    34 x 28,5Museo de Artes Plsticas

    Eduardo Svori

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    58 59

    Antonio BerniPrimeros pasos, 1936leo s/tela200 x 180Museo Nacionalde Bellas Artes

    Antonio BerniEl gato gris, 1936

    leo s/tela92 x 75,5

    Museo Municipal deBellas Artes de Tandil

    Antonio BerniRetrato (la mujer de los guantes) , 1938

    leo s/tela109 x 87,4

    Museo Provincial de Bellas ArtesEmilio Pettoruti

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    60 61

    Anselmo PiccoliCalle de Rosario, 1942leo s/tela57 x 77

    Anselmo PiccoliNias, 1942

    leo s/chapadur80 x 60

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    Anselmo PiccoliNia sentada, 1943leo s/chapadur82 x 52

    Anselmo PiccoliPaisaje, 1954

    leo s/chapadur49 x 68

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    64 65

    Juan BerlengieriRetrato, 1935

    Tmpera s/cartn101 x 69,5

    Museo Castagnino+macro

    Andrs CalabreseS/T(Retrato de

    Josefina Biagosh), 1943leo s/tela60 x 50

    Juan BerlengieriPaisaje, 1942leo s/ cartn23 x 29

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    66 67

    Domingo GarroneMujer sentada, 1943

    leo s/tela86 x 63

    Anselmo PiccoliMuchacha, 1945leo s/cartn59 x 44

    Domingo GarroneFigura, 1942leo s/tela

    89 x 69

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    68 69

    Domingo GarronePensativa, 1939leo s/arpillera

    100 x 70

    Aldo CartegniNaturaleza muerta, 1933leo s/cartn35,5 x 49,5

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    70 71

    Anselmo PiccoliPaisaje, 1940

    leo s/cartn59 x 44,5

    Anselmo PiccoliNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn50 x 35

    Anselmo PiccoliNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn28 x 42

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    37/51

    72 73

    Luis OuvrardS/T, 1940leo s/madera18 x 23,5

    Luis OuvrardS/T, 1944leo s/cartn28,5 x 21

    Luis OuvrardS/T, 1944leo s/cartn28,5 x 21

    Lenidas GambartesPaisaje de barrio, ca. 1947

    leo s/chapadur40 x 61

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    38/51

    74 75

    Alberto MnticaS/T, 1952

    leo s/cartn46,5 x 64,5

    Alberto MnticaUrquiza y Corrientesal anochecer, 1976

    leo s/cartn50 x 60

    Alberto MnticaS/T, s/fleo s/cartn35 x 50

    Alberto MnticaS/T, s/fTmpera s/papel37 x 51

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    39/51

    76 77

    Cayetano AquilinoCalle de suburbio, s/fleo s/cartn34,5 x 49

    Cayetano AquilinoLa casa del botellero, 1970leo s/madera49 x 57,5

    Cayetano AquilinoS/T, s/fleo s/cartn25 x 34,5

    Cayetano AquilinoS/T, s/fleo s/madera25,5 x 39

    Cayetano AquilinoEl chalet de enfrente, s/f

    leo s/cartn59 x 76

    Cayetano AquilinoContraluz, 1970leo s/madera

    49 x 57

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    40/51

    78 79

    Anselmo PiccoliS/T (N104), 1942Tmpera s/papel25 x 37,5

    Anselmo PiccoliS/T (N111), 1942Tmpera s/papel24,5 x 35

    Anselmo PiccoliS/T (N131), 1942Tmpera s/papel24,5 x 32

    Anselmo PiccoliS/T (N133), 1942Tmpera s/papel25,5 x 36,5

    Anselmo PiccoliS/T (N137), 1947Tmpera s/papel

    35 x 44,5

    Anselmo PiccoliS/T (N152), 1947Tmpera s/papel

    28 x 43

    Anselmo PiccoliS/T (N136), 1948Tmpera s/papel

    27 x 33,5

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    41/51

    80 81

    Imgenes imposibles

    Luis OuvrardS/T, 1953leo s/arpillera95 x 93

    Cayetano AquilinoNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn46,5 x 70,5

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    42/51

    82 83

    Lenidas GambartesEl ltimo viaje deSimbad el Marino, 1939Tmpera s/papel43 x 29

    Lenidas GambartesProyecto de sueopara oficinista, 1940Tmpera s/papel37,2 x 28,7

    Lenidas GambartesSbado ingls enNaipelandia, 1938Tmpera s/papel42 x 31

    Lenidas GambartesPrehistoria, 1942Tmpera s/papel

    50 x 36

    Lenidas GambartesEstudio sobre la timidez, ca. 1939

    Tmpera s/papel43 x 30

    Lenidas GambartesCartn para la vueltade Mambr, 1941Tmpera s/papel47 x 33

    Lenidas GambartesCirco, 1940Tmpera s/papel44 x 30

    Lenidas GambartesKindergarten dePepe Parlante, 1938Tmpera s/papel43 x 29

    Lenidas GambartesMotivo no apto para mayores , 1941

    Tmpera s/papel49 x 37

    Lenidas GambartesItinerario de sueos, 1942

    Tmpera s/papel49 x 32

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    43/51

    84 85

    Lenidas GambartesEl dolo, 1944

    leo s/hardboard76 x 56

    Lenidas GambartesEl callejn, ca. 1943leo s/hardboard42,5 x 65Museo Castagnino+macro

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    44/51

    86 87

    Amadeo Lpez ArmestoS/T, 1941

    Tmpera s/cartn37 x 37

    Amadeo Lpez ArmestoRetrato de Lenidas Gambartes, 1941Tinta s/papel13 x 14

    Amadeo Lpez ArmestoPenltima tentacin de Maquiavelo,1941Lpiz s/papel33 x 18

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    45/51

    88 89

    Amadeo Lpez ArmestoAsilo para pjaros, 1975Lpiz s/papel70 x 28

    Amadeo Lpez ArmestoS/T, s/f

    Lpiz s/papel43 x 25

    Amadeo Lpez ArmestoPaloma, s/fleo s/tela

    28 x 50

    Amadeo Lpez ArmestoS/T, s/f

    Lpiz s/papel43 x 28

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    46/51

    90 91

    Juan BerlengieriS/T, 1943

    Lpiz s/papel33 x 21

    Juan BerlengieriS/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5018 x 16,5

    Juan BerlengieriS/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5014,5 x 10

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    47/51

    92 93

    Juan BerlengieriS/T, s/fTcnica mixta s/papel33 x 22

    Juan BerlengieriS/T, 1942

    tcnica mixta s/papel32 x 20

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    48/51

    9594

    Cayetano Aquilino (1896-1973)

    Contraluz, 1970

    leo s/madera49 x 57Coleccin particular

    La casa del botellero, 1970leo s/madera49 x 57,5Coleccin particular

    Calle de suburbio, s/fleo s/cartn34,5 x 49Coleccin particular

    El chalet de enfrente, s/fleo s/cartn59 x 76Coleccin particular

    Naturaleza muerta, s/fleo s/cartn46,5 x 70,5Coleccin particular

    S/T, s/fleo s/madera

    25,5 x 39Coleccin particular

    S/T, s/fleo s/cartn25 x 34,5Coleccin particular

    Juan Berlengieri (1904-1945)

    Presos, ca. 1935

    Aguafuerte22 x 31Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto

    Retrato, 1935Tmpera s/cartn101 x 69,5Museo Castagnino+macro

    Autorretrato, 1936leo s/tela48 x 38

    Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto

    La chimenea roja, ca. 1942Acuarela s/papel34,5 x 47,5Museo Castagnino+macro

    Paisaje, 1942leo s/ cartn23 x 29Coleccin particular

    S/T, 1942Tcnica mixta s/papel32 x 20Coleccin particular

    Ilustracin para El huertode Ricardo Llusa VarelaRevista Paran, 1943Linleo20 x 13,5Coleccin particular

    S/T, 1943Lpiz s/papel33 x 21

    Coleccin familia Grela Correa

    S/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5018 x 16,5Coleccin familia Grela Correa

    S/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5014,5 x 10Coleccin familia Grela Correa

    S/T, s/f

    Tcnica mixta s/papel33 x 22Coleccin familia Grela Correa

    Antonio Berni (1905-1981)

    Nio(estudio paraDesocupados), ca. 1934leo s/madera34 x 28,5Museo de Artes PlsticasEduardo Svori

    S/T (Retrato de AnselmoPiccoli), ca. 1934Tiza y carbn s/papel60 x 43,5Coleccin Piccoli-Puzzolo

    Autorretrato, ca. 1938leo s/tela90 x 60,5Museo Municipal de Bellas ArtesManuel Belgrano, Pergamino

    Listado de obras

  • 7/27/2019 El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI

    49/51

    9796

    La nia de la guitarra, 1938leo s/tela100 x 70Museo Provincial de Bellas ArtesFranklin Rawson, San Juan

    Andrs Calabrese (1914-1973)

    S/T, ca. 1933

    Tmpera s/papel41 x 25,5Coleccin Lina Calabrese

    S/T, ca. 1940leo s/tela29,5 x 40Coleccin Lina Calabrese

    S/T, ca. 1940leo s/cartn28,5 x 36,5Coleccin Lina Calabrese

    S/T (Retrato de JosefinaBiagosh), 1943leo s/tela60 x 50Coleccin Josefina Biagosh

    S/T, ca. 1945leo s/chapadur35,5 x 43,5Coleccin particular

    S/T, ca. 1945

    leo s/tela28,5 x 38Coleccin Lina Calabrese

    Aldo Cartegni (sin datos)

    Naturaleza muerta, 1933leo s/cartn35,5 x 49,5Coleccin Mntica-Fontn

    Lenidas Gambartes (1909-1963)

    Lunes, 1934Acuarela s/cartn24 x 31Museo Castagnino+macro

    Kindergarten de PepeParlante, 1938Tmpera s/papel

    43 x 29Coleccin familia Gambartes

    Sbado ingls enNaipelandia, 1938Tmpera s/papel42 x 31Coleccin familia Gambartes

    El ltimo viaje de Simbad elMarino, 1939Tmpera s/papel43 x 29

    Coleccin familia Gambartes

    Estudio sobre la timidez,ca. 1939Tmpera s/papel43 x 30Coleccin familia Gambartes

    Circo, 1940Tmpera s/papel44 x 30Coleccin familia Gambartes

    Proyecto de sueo paraoficinista, 1940Tmpera s/papel37,2 x 28,7Coleccin familia Gambartes

    Cartn para la vuelta deMambr, 1941Tmpera s/papel47 x 33Coleccin familia Gambartes

    Motivo no apto paramayores, 1941Tmpera s/papel49 x 37Coleccin familia Gambartes

    Itinerario de sueos, 1942Tmpera s/papel49 x 32Coleccin familia Gambartes

    Prehistoria, 1942Tmpera s/papel50 x 36Coleccin familia Gambartes

    El callejn, ca. 1943leo s/hardboard42,5 x 65Museo Castagnino+macro

    El dolo, 1944leo s/hardboard

    76 x 56Coleccin familia Gambartes

    Adivinas, 1947leo s/tela60 x 70Coleccin particular

    Paisaje de barrio, ca. 1947leo s/chapadur40 x 61Coleccin familia Gambartes

    Paisaje Luduea, s/fleo s/hardboard40 x 60Coleccin particular

    Paisaje suburbano, s/fleo s/tela50 x 75Coleccin particular

    Domingo Garrone (1908-1951)

    Pensativa, 1939leo s/arpillera100 x 70Coleccin particular

    Figura, 1942leo s/tela89 x 69

    Coleccin particular

    Mujer sentada, 1943leo s/tela86 x 63Coleccin particular

    Juan Grela (1914-1992)

    Autorretrato, 1937leo s/madera41 x 38,8Coleccin familia Grela Correa

    Naturaleza muerta, 1939leo s/tela68,5 x 120Coleccin familia Grela Correa

    S/T (Aid), 1939leo s/arpillera121 x 73Coleccin familia Grela Correa

    Autorretrato, 1940leo s/arpillera

    101