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Las religiones presentan códigos éticos nacidos de las creencias.Una de las principales funciones sociales, de la religión en todas las épocas y culturas ha sido la de orientar la vida hacia el bien, la felicidad y la perfección, a través de un conjunto de normas morales que el hombre necesita y que resultan útiles a la sociedad. Es por esto, que cada religión posee un código ético que identifica a sus adeptos por la práctica de la norma moral y que en algunos casos son comunes a varias religiones. Conozcamos esos principios éticos en las grandes religiones: ETICA HINDÚ El Karma o acciones (fuerza espiritual) y el Darma (obligaciones) han sido los conceptos dominantes de su moral. El imperativo ético absoluto es la NO VIOLENCIA, que establece que no se puede destruir la vida, ni maltratarla violentamente. El deber de buscar la salvación por encima de todo implica abstenerse de robar, matar, de la impureza sexual, de mentir y del consumo de tóxicos. Hoy se acentúan valores universales como la sinceridad, la amabilidad, el amor, la necesidad de aliviar el sufrimiento y el bien común. Para el hindú, la acción es superior a la inacción y por eso existe el deber de realizar una tarea en la vida (DARMA). Por su parte el KARMA es un principio hindú que sostiene que toda acción tiene sus consecuencias, deseables o indeseables, determinando la próxima reencarnación del alma. De este modo cada persona crea su propio destino, y hasta en su vida fetal le afecta la dinámica de las obras de su existencia anterior. Los hinduistas creen, por tanto, que la situación y condición actual de cada uno es el resultado de una existencia anterior. Consideran los Hindúes que el rio Ganges es un rio sagrado que tuvo sus orígenes en los cielos y todos los que se bañan con devoción en el reciben protección contra centenares de peligros y se destruyen los males acumulados. En sus orillas se incineran los muertos y se rinde culto a sus aguas con flores y salmodias. PRINCIPIOS ÉTICOS DEL JUDAISMO La ética judía se expresa en su totalidad en la Torá cuyos preceptos se basan en el principio “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. INSTITUCIÓN EDUCATIVA INEM JOSÉ FÉLIX DE RESTREPO MEDELLÍN Año 2020 Departamento: EDUCACION RELIGIOSA TALLER: ACTIVIDAD DE RECUPERACIÓN Grado: IX Equipo de planeación responsable: LIC. DORALBA MEJÍA LIC. DIANA MILENA FLÓREZ LIC. JIMMY PARRA MATURANA Pbro - Lic. JUAN CARLOS MURIEL FIGUEROA Recorriendo un camino

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“Las religiones presentan códigos éticos nacidos de las creencias.”

Una de las principales funciones sociales, de la religión en todas las épocas y culturas ha sido la de orientar la vida hacia el bien, la felicidad y la perfección, a través de un conjunto de normas morales que el hombre necesita y que resultan útiles a la sociedad.

Es por esto, que cada religión posee un código ético que identifica a sus adeptos por la práctica de la norma moral y que en algunos casos son comunes a varias religiones.

Conozcamos esos principios éticos en las grandes religiones:

ETICA HINDÚ

El Karma o acciones (fuerza espiritual) y el Darma (obligaciones) han sido los conceptos dominantes de su moral. El imperativo ético absoluto es la NO VIOLENCIA, que establece que no se puede destruir la vida, ni maltratarla violentamente. El deber de buscar la salvación por encima de todo implica abstenerse de robar, matar, de la impureza sexual, de mentir y del consumo de tóxicos.

Hoy se acentúan valores universales como la sinceridad, la amabilidad, el amor, la necesidad de aliviar el sufrimiento y el bien común. Para el hindú, la acción es superior a la inacción y por eso existe el deber de realizar una tarea en la vida (DARMA). Por su parte el KARMA es un principio hindú que sostiene que toda acción tiene sus consecuencias, deseables o indeseables, determinando la próxima reencarnación del alma. De este modo cada persona crea su propio destino, y hasta en su vida fetal le afecta la dinámica de las obras de su existencia anterior. Los hinduistas creen, por tanto, que la situación y condición actual de cada uno es el resultado de una existencia anterior.

Consideran los Hindúes que el rio Ganges es un rio sagrado que tuvo sus orígenes en los cielos y todos los que se bañan con devoción en el reciben protección contra centenares de peligros y se destruyen los males acumulados. En sus orillas se incineran los muertos y se rinde culto a sus aguas con flores y salmodias.

PRINCIPIOS ÉTICOS DEL JUDAISMO

La ética judía se expresa en su totalidad en la Torá cuyos preceptos se basan en el principio “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.- El hombre debe suprimir sus propios deseos y brindar ayuda, aún hasta su propio enemigo.- Aborrecer lo malo y amar lo bueno y restablecer la justicia.- Está prohibido avergonzar a cualquier persona con palabras o actos.- Se condena la calumnia y la difusión de rumores.- Se debe evitar el robo, la opresión y el cohecho.- El orgullo y la ambición son defectos que menoscaban la justicia y la razón.- Todo hombre debe ayudar a los pobres, alimentar a los hambrientos, defender al huérfano y a la viuda,

demostrando una conducta piadosa.- Se reprueba la pereza porque el permanecer inactivo conduce al vicio.- Todo ser humano debe ganar su sustento con un trabajo honesto, estable, activo y moral.- La envidia, la codicia y la sed de honores abrevian la vida del hombre.- No vengarse ni guardar rencor. Saber otorgar el perdón es ingrediente esencial del amor, y se encamina

a frenar sus impulsos venciendo las pasiones.- Los grandes sabios Rabínicos alaban a la persona que es insultada y no insulta, que escucha y no

responde.

INSTITUCIÓN EDUCATIVA INEM

JOSÉ FÉLIX DE RESTREPOMEDELLÍN

Año 2020

Departamento: EDUCACION RELIGIOSA TALLER: ACTIVIDAD DE RECUPERACIÓN

Grado: IXEquipo de planeación responsable:

LIC. DORALBA MEJÍALIC. DIANA MILENA FLÓREZ

LIC. JIMMY PARRA MATURANAPbro - Lic. JUAN CARLOS MURIEL FIGUEROA

Recorriendo un camino

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LA ÉTICA ISLAMICA

La ética islámica busca la felicidad, su eje es el conocimiento de Alá y de sí mismo. El bien está en la propia alma para alcanzar el bien y la felicidad. La moral está determinada por los siguientes principios:

1. Superioridad del bien que no es igual al mal.2. El acto humano es calificado por su intención no hay equivocación mientras no haya intención maligna.3. Todo acto se califica por el grado de conocimiento es decir por el juicio de la razón y por el mayor o

menor conocimiento entre el bien y el mal.4. El que obra el bien se hace bien a sí mismo, el que obra mal se hace a sí mismo el mal.5. El bien germina, florece, hace crecer al ser humano, el mal es vanidad.6. El fin individual es llegar a la excelencia, a la resurrección.7. El que hace el bien tendrá una vida placentera, entrará al paraíso perpetuo.8. La responsabilidad es el fundamento de la libertad, ella supone conocimiento e intención.9. El otro es uno mismo, lo que se comete con el otro, se comete con uno mismo.10. Ordenar el bien y evitar el mal y la corrupción.

En el Islam se conserva una concepción más “Jurídica” de la relación hombre – Dios, es una tendencia a la reglamentación minuciosa y totalitaria de la vida del creyente. En la incertidumbre el musulmán se dirige al “doctor de la ley” para un consejo y este responde con la ley en la mano y formalmente realiza siempre un “parecer jurídico”, no es una exhortación moral o una piadosa recomendación.

REFORMULACIÓN MODERNA DE LA ÉTICA BUDISTA

En el Budismo los preceptos étnicos y morales están orientados a la liberación del sufrimiento. A diferencia de otros sistemas morales que ofrecen un conjunto de preceptos impuestos por una autoridad divina o superior, en el budismo la moral consiste en un ejercicio permanente por medio de la meditación para alcanzar la armonía y lo mejor de sí mismo.

Según la tradición budista las acciones son correctas o incorrectas dependiendo del estado mental a partir del que se realizan. Existen dos tipos de acciones determinadas por la inteligencia:

Las acciones torpes: Se definen como aquellas que tienen su raíz en la avaricia o deseo egoísta, en el odio y la aversión y en la confusión mental o ignorancia.

Las acciones diestras: Están basadas en la amabilidad y claridad; son aquellas que se encuentran libres de avaricia, odio e ignorancia, y que están motivadas por la generosidad, por el amor y la comprensión.

El budismo contempla cinco preceptos universales que se conocen con el nombre de Pancha Shila:

1. No matar o dañar a ningún ser vivo2. No robar o tomar aquello que no nos corresponde3. No practicar una sexualidad irresponsable4. No mentir o hablar inapropiadamente 5. No consumir alcohol o drogas que puedan disminuir la claridad de la conciencia.

ÉTICA CRISTIANALos principios éticos del cristianismo se derivan de las enseñanzas de Jesús y por lo tanto seguir su ejemplo de vida. Desde la experiencia de Dios la moral cristiana tiene sentido y no es un simple cumplimiento de normas morales, sino una forma de vida que nace del seguimiento de Cristo. La moral cristiana propone:

1. Ética de la liberación de todas las esclavitudes.2. Ética de la justicia y de la gratuidad.3. Ética de la compasión “Misericordia quiero y no sacrificio”.4. Ética de la alteridad: Las diferencias de los demás nos enriquecen.5. Ética de la solidaridad para superar el individualismo.6. Ética de la inclusión comunitaria y fraterna.7. Ética de la paz, inseparable de la justicia.8. Ética de la vida como respeto por toda forma de vida.9. Ética de la incompatibilidad de Dios con el Dinero.10. Ética de la hospitalidad y de la acogida.

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LA MORAL TAOÍSTA

Taoísmo es una palabra de origen chino que significa vía o camino. Como sistema filosófico se desarrolló a partir de las escrituras de Lao Tsé. Pero el texto más importante es el Tao Te Ching o Tao Te King que, según la leyenda, fue escrito en el año 600 a.C.

El taoísmo afirma la existencia de tres tesoros: El primero, la protección del medio ambiente para la existencia humana. El segundo, no malgastar los recursos naturales de la tierra, pues la vida sencilla es una norma de moral

taoísta. El tercero, no destruir la riqueza de los demás ni la de sus descendientes.

En la obra de Lao Tse no aparece ningún concepto ético. Él es adversario a la moral y a las virtudes, porque considera que la ética del deber genera mayores desórdenes. Cuantas más leyes haya, más malhechores habrá, porque la naturaleza humana resiste a las obligaciones. Así todo lo moral, según el Taoísmo, implica forzar la naturaleza del ser humano y es fruto de la desconfianza y el miedo a los demás, a lo que puedan hacer sino están sometidos al estricto gobierno de unas leyes que rijan su comportamiento.

LA MORAL PROTESTANTE

El protestantismo, aunque nace como consecuencia de su separación de la Iglesia Católica y se inspira en las Sagradas Escrituras, tiene una visión muy particular de la moral. Algunos postulados claves en la moral protestante son:

Sólo se conoce la bondad o malicia de una acción mediante la escucha atenta de la Palabra de Dios. Cualquier otro intento de orientar la vida mediante valores estrictamente humanos, elaborados con el esfuerzo racional, conduce a un fracaso absoluto, ya que no existe en el ser humano ninguna capacidad de descubrir el bien por sus propios medios.

Dios actúa de forma misteriosa y en ocasiones de modo desconcertante por lo que se debe descartar una ética lógica y definida para aceptar solo los caminos que Dios va señalando de forma singular e irrepetible.

La adquisición de fortuna es sinónimo de bendición divina (es un principio expuesto en la obra del filósofo Max Weber), lo cual implica tres principios fundamentales: Constancia en el trabajo, racionalidad en el manejo de los recursos y austeridad en la utilización de la riqueza.

TALLER

1. De cada una de las experiencias religiosas escoge dos (2) argumentos que consideres sean los más significativos y decir el por qué te llaman la atención.

2. * Establezca mínimo 3 (tres) coincidencias y 3 (tres) diferencias en un cuadro paralelo de las experiencias de ética y moral en cada una de las religiones sustentando cada uno de tus argumentos.

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DE LA ÉTICA A LO MORALObjetivos:

a. Explica en qué consiste hacer el bien y evitar el mal. b. Reconocerse como una persona moral.

ACTIVIDAD

1. Lea atentamente el contenido de la siguiente guía. 2. Si hay un término desconocido busque su significado 3. Realice un resumen del contenido con las enseñanzas principales.

Vida humana y moral

La vida humana es, a diferencia de la vida animal, un camino que se recorre día a día a partir de unas opciones morales que orientan y condicionan el comportamiento de cada persona y de toda comunidad. En este sentido escribía el filósofo español Ortega y Gasset que vivir es preguntarse permanentemente qué hacer con la vida, como también que no era posible desentenderse de la moral sin más ni más.

La vida humana reclama, por lo tanto, de la ética y la moral, como dos instancias fundamentales para orientar la vida por el camino del bien para alcanzar la plena y total realización humana. Vivir de cualquier manera no es vivir.

Ética y moral

Dado que existe cierta tendencia a identificar ambos conceptos, conviene establecer desde el comienzo su diferencia y complementariedad. En la antigüedad ambos términos tenían un mismo significado: ciencia de las costumbres. Pero con el paso del tiempo y gracias al desarrollo de las ciencias se pudo precisar mejor el Horizonte de cada concepto. La ética se definió como aquella ciencia que elabora un juicio de la conducta humana desde la reflexión racional a partir de los principios y valores que brotan de la razón misma. La moral, por su parte, hace referencia al juicio de la conducta humana desde la revelación y la fe de acuerdo con los principios y valores de cada creencia religiosa. Esto no significa, sin embargo, que ambas sean contradictorias.La razón no puede ser contraria a la fe ni la fe a los rectos juicios de la razón. Ambas se complementan.

La ética busca que la persona, mediante una conducta adecuada, se mejore a sí misma, pueda vivir en comunidad y ser feliz. La moral persigue, además de lo que busca la ética, que la persona entre en comunión con Dios y alcance la salvación

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HACIA UNA ÉTICA MUNDIAL

El teólogo católico Hans Küng, uno de los principales defensores de la necesidad de una ética mundial y de que las religiones dialoguen y se conozcan mutuamente, lanzó así su advertencia en el II Parlamento Mundial de las Religiones, celebrado en Chicago en 1993: “No habrá paz en el mundo si no hay paz entre las religiones”.Küng es el presidente de la Fundación por una Ética Mundial, idea propuesta en dicho Parlamento y cuya Declaración comienza así:

Somos hombres y mujeres que profesamos los preceptos y prácticas de las diversas religiones del mundo. Queremos dar fe de que ya existe un consenso entre esas religiones que puede constituir el fundamento de una ética mundial. Se trata de un consenso básico mínimo relativo a valores vinculantes, criterios inalterables y actitudes morales fundamentales.

I. No es posible un nuevo orden mundial sin una ética mundialNosotros, hombres y mujeres de diferentes religiones y regiones del Planeta, nos dirigimos a todos los hombres, religiosos y no religiosos, con el propósito de manifestarles que estamos convencidos de que:

• Todos somos responsables en la búsqueda de un orden mundial mejor;• Que resulta imprescindible un compromiso con los derechos humanos, con la libertad, la justicia, la paz y la conservación de la Tierra;• Que nuestras distintas tradiciones religiosas y culturales no deben ser obstáculos que nos impidan trabajar juntos, activamente, contra cualesquiera formas de deshumanización y a favor de una mayor humanización;• Que los principios expuestos en esta Declaración pueden ser compartidos por todo ser humano animado de convicciones éticas, estén o no fundamentadas religiosamente;• Que nosotros, en tanto que seres humanos orientados espiritual y religiosamente, que fundamentan su vivir en una realidad última y de ella obtienen en actitud confiada, mediante la oración o la meditación, a través de la palabra o del silencio, su fuerza espiritual y su esperanza, nos sentimos en la especialísima obligación de procurar el bien de la Humanidad entera y de cuidar el planeta Tierra. No nos consideramos mejores que los demás, pero tenemos fe en que la secular sabiduría de nuestras religiones será́ capaz de abrir nuevos horizontes de cara al futuro.

En palabras del mismo Hans Küng, «no es tarea fácil lograr un consenso universal en muchas cuestiones éticas concretas desde la bioética y la ética sexual, pasando por los medios de comunicación, la ciencia, la economía y el Estado».

De acuerdo con lo anterior, ¿cuál sería la base para una ética mundial que pudiera ser compartida por los creyentes de las grandes religiones, y también por los no creyentes, sin importar la tradición cultural dentro de la cual se hallen?

Según el autor, hay que partir del principio de humanidad, el cual se encuentra presente en casi todas las tradiciones éticas y religiosas del mundo, expuesto del siguiente modo: «todo ser humano ha de recibir un trato humano». Es decir, que toda persona, sea hombre o mujer, blanco o negro, rico o pobre, niño o viejo, ha de ser tratada humanamente. En el ámbito de las religiones, tal mandato se expresa mediante la llamada regla de Oro: «no hagas a los demás, lo que no quieres para ti». En la práctica, de este principio se desprenden cuatro compromisos fundamentales:

1. Compromiso con una cultura de la no-violencia y de respeto a toda vida: la antigua regla: «¡No matarás!» Dicho positivamente: «Respeta la vida».

2. Compromiso con una cultura de la solidaridad y con un orden económico justo: el antiguo mandamiento: «¡No robarás!» Dicho positivamente: «Obra con justicia y honradez».

3. Compromiso con una cultura de la tolerancia y con una vida en veracidad: la antigua exigencia: «¡No mentirás!». En otras palabras: «Habla y actúa desde la verdad».

4. Compromiso con una cultura de la igualdad de derechos y de camaradería entre hombre y mujer: la antigua máxima ¡No harás mal uso de la sexualidad!». En forma positiva: «Respetaos y amaos los unos a los otros».

De acuerdo al texto anterior reflexionen en profundidad y respondan las siguientes preguntas argumentándolas

¿Cómo puede ser posible en la economía, la ciencia, la religión, la política y la pedagogía, la idea de una ética mundial?

¿Es posible la supervivencia de la humanidad sin paz mundial? ¿Es posible la construcción mundial de un nuevo modelo económico justo? ¿Es posible la paz mundial sin justicia mundial? ¿Es posible la paz de las naciones sin la paz y la comunión de las religiones? *En cada pregunta, formule mínimo 3(tres) argumentos bien sustentados.

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EL HOMBRE UN SER RELIGIOSO

La Creación nos habla de la grandeza de DiosPensemos en la Vía Láctea: es la galaxia más cercana a la Tierra. Sin embargo, está tan alejada que la luz tarda en llegar hasta nosotros 18400 años. Si trato de descubrir desde la Vía Láctea el lugar que ocupa en el espacio inmenso el planeta Tierra, América, Colombia, mi pueblo o ciudad, mi calle, la habitación donde leo… Y, sin embargo, yo soy un tesoro irrepetible. La grandeza del universo nos revela la grandeza de su creador.

La Creación nos habla de un Dios que es amorEl Dios que nos ama, nos cuida, nos guía y nos salva es quien nos ha creado y ha creado todo lo que vemos a nuestro alrededor. Dios ha puesto todas las cosas creadas al servicio del hombre y de la mujer, para que gocen de ellas, las cuiden y las mejoren.

El amor de Dios es el origen de todas las cosas. La creación es el primer gesto de amor a los hombres y mujeres. El creyente descubre en todo lo creado las manos del creador: “Al ver el cielo, obra de tus dedos…” (Sal 8,4).

La religión en sus inicios.

En cualquiera de las manifestaciones de las culturas primitivas encontramos indicios que demuestran una actitud religiosa en los primeros homínidos que conocemos.

La fecundación, el nacimiento, la subsistencia, la muerte son las primeras situaciones que provocan en el ser humano una actitud religiosa.

En el Neolítico se acentúa el sentido religioso y aparecen los primeros sacrificios rituales. Desde entonces la religión ha evolucionado, y, aunque todavía hoy podemos encontrar algunos pueblos con creencias ancestrales y prácticas rituales primitivas, lo cierto es que la religión, sus creencias y celebraciones, se han desarrollado mucho.

La actitud religiosa

En la base del sentimiento religioso está la admiración por Dios y la divinidad, y no el temor o el deseo de utilizar a la divinidad en beneficio propio como ocurre con la magia y la superstición. La magia pretende manejar a Dios en favor propio, utilizando unos ritos determinados. La superstición se basa en el temor al mal que pueda enviar esa fuerza.

La persona religiosa se siente llamada por la divinidad que le inspira confianza y seguridad. Y esa seguridad le hace cada día más libre.

La persona religiosa acepta a Dios y se entrega a él de un modo libre y voluntario como una forma de potenciar su vida.

La religión en la historia

En todas las civilizaciones que han existido en la historia de la humanidad la religión ha ocupado un papel importante. Desde las religiones de Extremo Oriente (hinduismo o budismo) o las desaparecidas religiones de los pueblos precolombinos (incas, aztecas, mayas) hasta las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), la religión siempre ha estado presente en la humanidad.

En los últimos siglos se ha producido un cambio importante en la valoración de la religión, especialmente en la sociedad occidental: ya no es el centro de la vida social y ha perdido influencia en la vida y las costumbres de las personas.

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El sentimiento religioso

La religión no emana solo del impacto que producen determinados acontecimientos de la vida, como el nacer o el morir, sino que arranca del interior de la persona. La misma existencia provoca en el hombre y la mujer una serie de preguntas cuya respuesta exige ir más allá de lo demostrable y que, en cierta medida abre al misterio.

Con mayor o menor intensidad, la persona que se pregunta por el sentido de su vida experimenta la necesidad de acudir a lo sobrenatural. Ese sentimiento, que se hace especialmente presente en determinados momentos de la vida, es el que pide iniciar una relación más estrecha e íntima con el absoluto.

Actividad.1. Al terminar estas lecturas construye en ensayo de mínimo 20 renglones en donde

involucre cada uno de esos pequeños títulos.

2. Realiza un infograma de los textos.

LA CONCIENCIA RELIGIOSA DEL HOMBRE Y LA MUJER

1. Lee bien el texto sobre la aparición de la conciencia religiosa en los seres humanos y argumenta los contenidos de las casillas del cuadro que tienes más abajo.

- ¿Por qué el ser humano siempre ha sido religioso? Intenta construir una hipótesis.

El Hombre primitivo, debido a la contemplación de la bóveda celeste, vive ya una primera experiencia de lo sagrado. Es la primera etapa de la conciencia religiosa del ser humano.

Una segunda etapa aparece con la reflexión sobre la muerte que implica la conciencia del misterio de la vida y de la supervivencia.

La tercera etapa de la conciencia religiosa corresponde a la época del arte rupestre franco-cantábrico. En este arte hay claros simbolismos religiosos: referencias a los orígenes, al cosmos, al misterio de la vida. Con él aparece la conciencia religiosa de una comunidad.

La cuarta etapa de la formación de una conciencia religiosa en el hombre y la mujer se sitúan a comienzos del Neolítico, cuando aparecen las primeras figuras de la divinidad, generalmente en forma humana femenina. También se manifiesta de manera visible la relación con la divinidad: personas en posición orante, brazos y manos extendidos hacia el cielo.

En una quinta etapa la personificación de lo divino en estatuas lleva a la construcción de santuarios para propiciar el encuentro entre hombre y dioses. Los templos se convierten en la morada divina en la tierra. Su emplazamiento se convierte en lugar sagrado.

La sexta etapa se puede situar con la aparición de las tres religiones monoteístas. El hombre y la mujer descubren a un Dios único, un Ser personal, espiritual y todopoderoso, creador del cosmos, de la vida y de los seres humanos. Ese Dios exige la fe en él.

Características Características1ª. etapa 4ª. etapa2ª. etapa 5ª. etapa3ª. etapa 6ª. etapa

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Carlos Rubia es un científico, premio Nobel de física (1985). Cuando observamos la naturaleza, quedamos impresionados por su belleza, su orden, su coherencia. Por un mecanismo puramente racional, al mirar por la noche las estrellas uno siente que hay algo detrás. Cuando un profesional como yo vuelve a estudiar el mismo fenómeno de forma más precisa, estos sentimientos se acentúan extraordinariamente.

Para mí está claro que esto no puede ser consecuencia de la casualidad. No puedo creer que todos estos fenómenos, que se unen como perfectos engranajes, puedan ser el resultado de una fluctuación estadística o una combinación del azar. Hay, evidentemente, algo o alguien haciendo las cosas como son. Vemos los efectos de esa presencia, pero no la presencia misma.

¿Qué tipos de explicación del mundo propone en este texto? ¿Deja abierta la puerta a la existencia de un ser supremo? Explique

Tomado del libro: Hablemos de Dios grado 9 de Javier Cortes – Samuel Forcada – Gaspar C.

La conciencia moral es esa voz interior que nos obliga a actuar de una forma y también nos dice si son correctas o no nuestras acciones. Es la capacidad de juzgar no solo nuestras acciones, sino también las de los demás, como buenas o malas.

Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace que sean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante planteamos qué es y cómo funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno – o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-.

El origen de la conciencia moral.

La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a comprender mejor su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema también se han desarrollado distintas opiniones a lo largo de la historia.

En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral al ser humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de Dios en este mundo.

Por otra parte, la conciencia es el punto de referencia de muchos otros temas cruciales para la moral: pecado y conversión, estructura de la respuesta moral, enfoque deontológico o teleológico. Es lo que explica la centralidad que le otorga Veritatis Splendor al estudio de la conciencia, en su relación con la verdad, con la ley moral, con la libertad, con la opción fundamental, con el acto moral.

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Interesa aquí plantear la conciencia como la mediación personal de la salvación y desde este punto de arranque, iluminar algunas de las dimensiones enunciadas. Por razones de ordenación pedagógica, el tema lo analizaremos como un entramado de relaciones que se grafican en el siguiente esquema:

DIOS PERSONA HUMANA relación creatural, religiosa

LLAMADO RESPUESTA relación dialógica

LEY MORAL CONCIENCIA MORAL relación de responsabilidad

DIMENSION DIMENSIÓN SUBJETIVA relación de autonomía –OBJETIVA DE LA MORAL teónomaDE LA MORAL

Este esquema será la base de reflexión y de él desprenderemos diversas consideraciones que apunten al núcleo del tema. Conviene, sin embargo, hacer una precisión muy importante que es necesario tener presente a lo largo de todo el trabajo: la distinción entre las dos primeras columnas no es una oposición. Ello se expresa en la tercera columna al hablarse de “relaciones”. Como procuraremos argumentarlo, hay una dinámica de integración que explica internamente la vinculación entre la dimensión subjetiva y la objetiva de la moral. En efecto, el juicio de Dios sobre la conducta humana se hace desde la columna de la conciencia moral, pero en el esfuerzo honesto, auténtico y sincero por aproximarla a la ley moral, de modo que la respuesta se oriente hacia el llamado y la persona –en definitiva- vuelva a Dios. La subjetividad no se entiende, entonces, en pugna con la objetividad, sino que ambas dimensiones confluyen en una tensión dialéctica de articulación integradora. Dicho en términos filosóficos modernos, se trata de procurar una armonización kantiano-hegeliana. La presentación de polaridades no puede hacerse a costa de la integración. Distinguimos para unir.

Reconocemos que plantear un esquema dual puede clarificar la explicación desde una óptica pedagógica pero esa estructura de análisis no se hace cargo suficientemente de la compleja relación entre Dios y el ser humano, la cual procuraremos ir desvelando en las páginas siguientes. Dios, al hacerse hombre, se hace cada uno de nosotros y llega a ser todo en todos. De algún modo –difícil de expresar en términos humanos- Salvador y salvado se integran: Dios es íntimo a cada uno de nosotros. La Trascendencia se hace inmanencia para que esta vuelva a aquella.

DIOS PERSONA HUMANA

Dios crea por amor, crea desde el amor y para el amor. Es más, nos crea como “la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma” (GS 24). Es lo que permite decir al salmista: “Qué es el hombre para que te acuerdes de él… Lo hiciste por inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies” (Sal. 8, 5-7).

Desde nuestra perspectiva de análisis, es decir, el de la persona humana, se establece, entonces, una relación creatural, religiosa, con Dios. Lo expresado nos abre a una dimensión esencial de la conciencia humana que es necesario desvelar, aunque ello parezca muy obvio: asumirnos como creaturas amadas por Dios y no manipuladas heterónomamente por Él. Las consecuencias de esta asunción serán determinantes en el papel de la conciencia como instancia mediadora de la salvación personal. Seres creados por pura gratitud amorosa de Dios para ser felices y en esa gratitud, descubierta por nuestra racionalidad, encontrar la orientación de nuestra conciencia no como un absurdo sino como un sentido: “Fecisti nos ad Te”, Domine, “et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in Te” .

Esta centralidad humanista permite a Juan Pablo II en Redemptor Hominis, (El Redentor del Hombre) encíclica primera y portada de su pontificado, delinear la tarea evangelizadora de la Iglesia, vinculando el camino de Jesucristo con el camino del hombre: “Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino hacia la casa del Padre (San Juan. 14, 1 ss) y es también el camino hacia cada hombre” (R, 13). Más adelante expresará: “El hombre en su realidad

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singular (porque es personal) tiene una historia propia de su vida y sobre todo una historia propia de su alma. El hombre en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social… este hombre es el primer camino que la Iglesia debe reconocer en el cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Jesucristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención” (RH, 14).

Desde el punto de vista social, la ausencia de esta dimensión relacional hace que el ser humano se vuelva en contra de los otros hombres. Es la tragedia del humanismo no creatural que planteó ya hace muchos años Henri De Lubac. Es verdad que la persona puede construir el mundo prescindiendo de Dios, pero, “al fin y al cabo, sin Dios no puede menos que organizarlo contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano”. Es lo que llevará a decir a Pablo VI que “no hay, pues, más que un verdadero humanismo que se abre al Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana. Lejos de ser la norma última de los valores, el hombre no se realiza a sí mismo si no es superándose”.

LEY MORAL CONCIENCIA MORAL

Entramos en el tercer “binomio” de relaciones que, en el fondo, es continuar estudiando el tema anterior, aunque desde otro énfasis. En efecto, ese llamado de Dios se encuentra expresado en lo que teología moral a nominado como la ley moral natural, inscrita en el corazón del hombre y en la ley positiva divina expresada en la Revelación. Es el mismo llamado solo que destacando luces diferentes: razón y fe. No hay contradicción en estos dos caminos, aunque sí aparecen fundamentos y motivaciones nuevas: la razón nos llama a ser solidarios, justos, honrados, veraces. También nos lo dice la fe. En el primer caso, sin embargo, podemos permanecer en una ética básica: “no hacer a los demás lo que no quiero que me hagan a mí”. En el segundo caso, es posible abrirnos a una motivación más honda: “hacer aquello que me dice la razón, pero viendo en el otro a un hermano y que él y yo somos hijos de un mismo Padre”. Esta dimensión de filialidad se descubre desde la fe, pasando el otro de compañero, colega o ciudadano a “ser mi hermano”. Esta fraternidad con fundamento en la paternidad común hará posible vivir una moral del máximo en la propuesta de Jesús en el Sermón del Monte. (Las Bienaventuranzas Mateo 5).

Franz Böckle al referirse a la ley y conciencia moral introduce el término de norma cognoscitiva objetiva de lo moral para nombrar a la primera y de norma cognoscitiva subjetiva de lo moral para mencionar a la segunda. Esta expresión normativa “desde fuera” y “desde adentro” nos habla de la estrecha relación entre ambos términos, dándose una vinculación, para decirlo metafóricamente, como la de “anillo al dedo”. Son realidades que “se piden” mutuamente y una se entiende en función de la otra. “Si bien la ley es conforme a la naturaleza del hombre y en cuanto ley de gracia está infundida en el alma, no deja de ser una llamada que se dirige hacia el hombre “desde fuera”; es objetiva, esto es, está puesta enfrente de la persona… Ahora bien, a esta llamada corresponde en el hombre un “órgano” que recibe la llamada y conduce al hombre a la concreta acción moral. La llamamos la norma subjetiva, esto es, totalmente propia del sujeto o conciencia”. La ley moral señala el carácter de bondad o maldad de una acción en general, es decir, su moralidad objetiva; la conciencia, en cambio, indica la moralidad de una acción personal para el sujeto humano respectivo concreto, es decir, nos habla de su moralidad subjetiva. La distinción que estamos introduciendo será fundamental para entender el modo como se estructura la respuesta moral de la persona desde su propia conciencia.

Aquí nos interesa principalmente la conciencia moral como capacidad de respuesta de la propia persona al ofrecimiento divino expresado en la ley moral. Sin embargo, no es fácil referirse a la primera sin tratar –aunque sea someramente- algunos elementos del otro polo. Como veremos con mayor profundidad a continuación, el mismo N° 16 de Gaudium et Spes, texto fundamental del magisterio contemporáneo para referirse a la conciencia, presenta en conjunto ambas realidades, siguiendo en esto la orientación que entrega el texto clave de la Carta a los Romanos 2, 14-16.

La ley moral natural tiene una larga historia en el campo de la filosofía y la teología, con acentuaciones, a veces, contrapuestas en su comprensión, lo que repercutirá –a su vez- en la capacidad de respuesta desde la conciencia y en la claridad con que se enuncian los juicios de opción moral personal.

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En el capítulo II de Veritatis Splendor (El Esplendor de la Verdad) el primer tema tratado es el de la relación entre libertad y ley moral. Allí Juan Pablo II sigue la línea de Santo Tomás de la razón ordenadora para referirse a su contenido, citándolo expresamente: “la ley natural… no es otra cosa que la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios. Gracias a ella conocemos lo que debemos hacer y lo que se debe evitar. Dios ha donado esta luz y esta ley en la creación”. El interés del Pontífice es evitar una concepción de autonomía moral tan radicalizada para la libertad humana que esta pudiera transformarse en una instancia creadora de los valores y de las normas morales, gozando de primacía sobre la verdad, “hasta el punto que la verdad misma sería considerada una creación de la libertad”. La preocupación por un extremo subjetivismo en el campo de la elaboración moral – fenómeno típico de la cultura contemporánea- que llega a desconocer la existencia de un orden moral objetivo está muy presente en el pensamiento del Papa. Prevención semejante también se dará en la relación conciencia-verdad, que es el segundo gran tema tratado en el capítulo II del Esplendor de la Verdad.

Conviene, sin embargo, tener en cuenta lo expresado en cuanto al grado de participación activa de la razón humana para llegar a clasificar los contenidos más precisos de esta ley, justamente en búsqueda de la verdad. Esta no puede ser entendida como una abstracción atemporal sino mediada por concreciones históricas en el “aterrizaje” a una normatividad moral determinada.

Lo manifestado por Veritatis Splendor nos pone, sin embargo, ante un conflicto: por evitar el subjetivismo de una moral que desconoce la verdad objetiva, se corre el peligro de presentar al ser humano como un receptor pasivo que solo lee lo escrito por Dios o solo escucha lo revelado por Él. Tal concepción pugna con un necesario papel activo en que la persona crea valores, y en este proceso encuentra a Dios. Es la dinámica de descubrir el misterio de Dios en la inmanencia del ser humano, ya que Aquel no es un ser extraño ni ajeno al hombre. Es quien lo “finaliza”. La expresión invenire tiene la riqueza del “inventar” y del “encontrar”.

El N° 16 de Gaudium et Spes (Gozo y Esperanza), sin ser una presentación técnica, es una apretada síntesis de los elementos fundamentales de la conciencia moral: “En lo profundo de la conciencia, el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal… Porque el hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por el cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo” . Es la ratificación de lo que expresábamos metafóricamente al comenzar la explicación del presente binomio = relación de “anillo al dedo” entre ley y conciencia. En la obediencia a esa ley, que resuena en el interior humano, radica la dignidad de la persona. Luego descubre de manera hermosamente imaginativa que “la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella”. Este sacrarium hominis (Sagrario del Hombre) hace que la conciencia sea una realidad única e irrepetible donde el hombre consigo mismo y con Dios tiene a solas sus citas. Por ello debe ser respetada en su interioridad y en su intransferibilidad.

Querer forzar la apertura de este santuario es lesionar la dignidad humana. La persona es digna porque posee una conciencia que está llamada a ser inviolable y toda imposición heterónoma rebaja este nucleus secretissimus (Núcleo secretísimo). En realidad, la conciencia no es una realidad hipostasiada al hombre mismo. Es la misma persona mirada desde su interioridad. La Declaración Dignitatis Humanae (Dignidad Humana) del Vaticano II proyecta esta inviolabilidad de la propia conciencia a la libertad religiosa de modo que “en materia religiosa, ni se obligue a nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella… Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se conoce por la palabra de Dios revelada y por la misma razón” (DH, # 2). Es claro que el Concilio no entiende este actuar de la propia conciencia desvinculado de la verdad, desde el momento que ella no se impone “nisi vi ipsius veritatis, quae suaviter ac fortiter mentibus illabitur”.

Siguiendo finalmente la conciencia, creyentes y no creyentes se encuentran en la búsqueda de la verdad y pueden valorar las normas objetivas de moralidad, en la medida que todos obren con conciencia recta, camino ineludible para evitar el subjetivismo moral. Es verdad que pueden darse situaciones de conciencia errónea invencible, es decir, que la conciencia dictamine –de buena fe-

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algo distinto del bien objetivo, “sin que por ello pierda su dignidad”, debiendo por tanto, ser obedecida. Esta dignidad no se da, sin embargo, cuando la persona no le interesa buscar el bien y la verdad, “et conscientia ex peccati consuetidine paulatim fere obcaecatur”.

Todo el texto que brevemente hemos presentado y anotado trasunta, en sus líneas fundamentales, un positivo optimismo ante la conciencia. Es la presencia alfonsiana en la redacción de este número hasta el punto que para S. Alfonso la conciencia es el elemento más valorado del organismo moral, la norma formalis de la moralidad y la puerta de entrada al edificio de la teología moral. Este mismo optimismo conciliar será el punto de partida para varias líneas de renovación que, al profundizarse, se traducirán –en ocasiones- en enfoques desequilibrados. Es lo que procura redimensionar Veritatis Splendor (El Esplendor de la Verdad) cuya aproximación al mundo de la conciencia será mucho más cautelosa y menos optimista. Un seguidor de San Alfonso expresará que el tratamiento de la conciencia que hace el documento pontificio “no carece de tono polémico y su metodología sigue utilizando la confrontación” aunque el planteamiento del tema tiene un carácter más expositivo. Este contrapunto entre optimismo –renovación y cautela- desafección es los que presentaremos a continuación.

La valoración de la conciencia hace surgir una moral de la persona. El criterio fundamental para discernir la moralidad de un comportamiento en la ética cristiana es su posibilidad de humanización. Una conducta será buena si personaliza y mala si despersonaliza. Es claro que este criterio está en referencia o cómo el Evangelio entiende esa humanización, es decir, no como un personalismo horizontal que sería exclusivamente una promoción humana sino una evangelización humanizadora que se resuelve en la divinización de la persona. La inmanencia culmina en la trascendencia y construir un mundo más humano es avanzar en el reinado de Dios. Este se hace hombre para que el hombre se divinice. Desde estas perspectivas, el centro en la moral cristiana no es la ley sino la persona en apertura de trascendencia. Lo absoluto de la ley puede valer para el derecho (dura lex sed lex) pero no para la moral la cual es ofrecida por Cristo como camino de humanización.

CIBERGRAFÍA: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci arttext&pid=S0049-34492001000100009

ACTIVIDAD

¿Cuáles serían las estrategias para desarrollar la conciencia moral?

¿Qué es la conciencia moral? Dar ejemplos

¿Estamos condenador a ser morales? Explique

¿Lo legal es siempre moralmente correcto? Argumente

¿Son los ateos unos inmorales? Argumente

¿La conducta moral se aprende o es innata? Argumente

¿Puede haber un desarrollo moral en los humanos? Explique

Explique esta frase “la diversidad moral debe ser eliminada”

Analiza, según el texto ¿Cuáles son las características fundamentales para un seguimiento a la verdad?

¿Cuál es la finalidad de seguir la verdad moral?

¿En qué se basa la moral cristiana?

¿Por qué el ser humano siempre ha sido religioso?

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TRABAJO FINAL

Querido estudiante: en este espacio tienes los elementos con los cuales vas a desarrollar el trabajo que debes entregar como actividad final en Educación Religiosa.

Es necesario que cumplas en forma procesual con cada uno de los siguientes aspectos:

1.1 Tema: recuerda que aquí debes consignar el titulo del trabajo, fruto de la elección del tema. No olvides que este debe estar relacionado con la ética y la moral

1.2 DESCRIPCION Y FORMULACION DEL PROBLEMA: En este punto debes realizar una redacción descriptiva sobre el problema, donde cuentas las falencias y vacios que encuentras sobre el tema a desarrollar. Aqui hay muchos elementos que entran en juego por ende estas en capacidad de narrar, contar en forma detallada todo el análisis que haces a la realidad desde la temática seleccionada. Luego debes formular el problema que quieres resolver. para ello pregúntate: frente al tema seleccionado qué quiero resolver?

1.3 JUSTIFICACION: Aquí el trabajo consiste en dar razones del por qué es importante desarrollar un tema como este.

1.4 OBJETIVOS:

1.4.1 Objetivo general: es el mismo problema de investigación redactado en objetivo

1.4.2 Objetivos específicos: Aquí debe pensar en las metas tareas que debe realizar para alcanzar el objetivo general

2. PROPUESTA TEORICA PARA ABORDAR EL PROBLEMA

Este elemento es esencial porque desde los temas que hemos visto durante el año usted debe argumentar el tema seleccionado.

por favor dese a la tares de recordar los temas y ya con los elementos adquiridos fundamente teóricamente el trabajo. (puedes tomar como punto de referencia los que tienes en esta guía, es decir con esos contenidos como argumentas el tema seleccionado)

3. CONCLUSIONES

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