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04 OCTUBRE 2009 MARZO 2010 Machuca Latinoamérica febril La piedra mágica AYER EN VIVO Paz con sabor a sangre ¡Oh artesanía inmarcesible!

Visiones 04

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Revista con los mejores trabajos de los estudiantes de Comunicación Social

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04OCTUBRE 2009MARZO 2010

Machuca Latinoamérica febril La piedra mágicaAYER EN VIVO

Paz con sabor a sangre

¡Oh artesanía

inmarcesible!

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FLORILEGIO

Nunca me apegué demasiado a los objetos, las muñecas, los carritos y todos los juguetes que me rega-laron durante mi infancia. Jamás

pasaron a ser más que simples repre-sentaciones para la diversión.

Con todo y eso, siempre me he sentido atraída por dos cosas espe-

cialmente: las manos como espejo de la vida de las personas y las piedras como objetos divertidos y simbólicos, algo que no es muy

común pero que de cierta forma defi ne mi personalidad.

Desde que era muy pequeña solíamos salir en familia al campo a caminar. Durante todo el camino

yo recogía y guardaba piedras que me llamaban la atención, ya fuera

por su color o su forma. Recuerdo especialmente una que encontré en una quebrada, cuando tenía seis años. Esa fue la piedra más hermosa que jamás había visto: blanca, pequeña y, por su suavidad y brillo, parecía esmaltada,

ISSN: 2027-0178

CONSEJO EDITORIAL:Luz Amalia Camacho, Jorge Torres, Margarita Meza, Lisbeth Fog, Johann Benavides.Directora: Margarita Meza. Editora: Lisbeth Fog Corradine.Diagramación: Orlando Valencia.Ilustración: Marcela Ortíz Asistente de edición: Johann Benavides Docentes colaboradores: Elkin Rubiano, Clara Mercedes Arango, Victoria González, Alfredo Saab, Francisco Tamayo, Lisbeth Fog, Alfonso Ospina, Margarita Mejía, Orlando Valencia, Victor Barrera, Mauricio Laurens, Amparo Pedrosa, Alejandro Prieto, Diego HernándezImpresión: Departamento de Publicaciones Universidad Externado de Colombia. Bogotá, Colombia 2009.Visiones es una publicación de la Facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, sin fines de lucro, la cual tiene por objetivo divulgar la producción académica de los estudiantes.Las opiniones expresadas por los autores no corresponden necesariamente a las de la Universidad.

OCTUBRE 2009 MARZO 20010

Correo electrónico: [email protected]

FLORILEGIO

EDITORIAL

Fernanda Morales Pérez

Expresión escrita I / Primer semestre

La piedra mágica

por lo que me acostumbré a llevarla siempre en mi bolsillo. Ahora creo que era una especie de amuleto, pero en ese entonces ni siquiera sabía el signifi cado de esa palabra.

Las Barbies, los ositos y los balones fueron reemplazados por mi “piedrita”, y aunque nadie entendía su importancia, se me pasaban las horas observándola, comparándola con otras de mi colección e imaginando su origen y toda la historia que allí se encontraba escondida.

Nunca se la presté a mi hermano ni a nadie porque aquella piedra ya era parte de mí, hasta el punto en el que sólo me separaba de ella para bañarme, sin dejar de observarla desde la tina.

Mi abuela, con dulce voz, un día me dijo que era un coral y que era extraño habérmela encontrado en una quebrada, que tal vez era mágica y que me hacía realmente especial tenerla. Creí tanto en las palabras de aquella vieja sabia que efectivamente me sentía importante y amenazaba a mi hermano y a mis amigos con usar sus poderes si me hacían enojar.

Solo me separé de ella una vez y para siempre, y es ese uno de los recuerdos más nítidos que guarda mi memoria. Papá tenía que ir a estudiar y escuché que sería difícil y peligroso por unas manifestaciones que habría, algo que en aquel tiempo me era incom-prensible. Mi padre en su juventud vivió muchas veces este tipo de cosas:

Nada mejor para hablar de responsabi-lidad de un comunicador que quitarse el sombrero ante la valentía, la paciente búsqueda, la fl uida redacción y la conciencia siempre recta de la periodista fallecida, Silvia Galvis.

En VISIONES, queremos honrar a esta colega, que fue capaz de decir “si fueran los hombres quienes se emba-razaran, el aborto no solo habría sido

desde hace siglos despenalizado sino que además sería un sacramento”.

Porque Silvia investigaba, cuestionaba y tenía la sensibilidad y la fuerza sufi cientes para decir, en otro contexto, “¿No sabrá, por ejemplo, que moralista, por lo general, se le dice al ardiente enemigo de la MARGARITA MEZA

Coordinadora Énfasis de Periodismo

tanga, el striptease y los homosexuales? ¿No sabrá que el término les calza perfectamente a aquellas almas extrañas que se escandalizan mucho con un cuerpo humano desnudo y casi nada con el cuerpo sangrante de un masacrado?”.

A la periodista su pluma fi na no le temblaba para expresar que “Colombia se quedó por fuera del club de países que estarán a la vanguardia del siglo XXI, no como potencia, claro, pero, al menos, como un país al cual el club de las naciones ricas no mire como una nación apestada, porque se ha especializado en convertir las heridas en llagas y las llagas en gangrena”.

A sus críticos por alzar la voz, Silvia les con-testaba: “¿Que si soy una pesimista atormentada? No. Y la prueba es que pienso que podría ser peor:

no creo que aquí desembarque una cuadrilla de talibanes, esos islamitas de Afganistán que prohíben a las mujeres trabajar y estudiar… Mi optimismo es tal que llega a abrigar la esperanza de que si al señor Serpa le cae su Mónica Lewinski o al señor Pastrana su Jennifer Flowers, la televisión nacional jamás durará medio año debatiendo si la cosa ocurrió de-bajo del escritorio presidencial, en la cocina de Hato Grande o en la piscina del Fuerte de Manzanillo”.

Silvia Galvis creía que eran necesarias muchas VISIONES, que había derecho a disentir, que la ver-dad se conforma de varias miradas, que el respeto incluye diversidad de pensamientos porque “ese es el reto de una verdadera democracia”.

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FLORILEGIO

Desde muy pequeña, cada vez que mi nona me visitaba, pasaba tardes completas a su lado mientras la veía tejer. Ella siempre me decía que al

crecer me enseñaría, al igual que cuando le enseñó a mis primas, lo que finalmen-te nunca sucedió.

Recuerdo que desde que la conozco ha sido sumamente creyente en Dios en la Iglesia Católica. Esto no lo entiendo muy bien y es de esperarse, pues cuando te formas en un ambiente familiar y escolar en el que rara vez se habla de Dios, la visión frente a estas prácticas religiosas se limita hasta que finalmente empiezas a encontrar todo esto como los síntomas de una conducta enfermiza, reveladora de inseguridades, de dudas frente al mundo y a la vida. En todo caso, solo han de imaginar-

estuviera en el cielo, ya que su amor pertenecería con exclusividad a aquella mujer llamada María. Era la primera vez que por mi mente pasaba un pensamiento así, pensé que para mi nona esto ya era normal, pues su mamá había fallecido hacía mucho tiempo. Creo que por tal motivo asocio a todas las figuras religiosas con tristeza y oscuridad. Empecé a odiarlas, al igual que detestaba quedarme a solas en casa con mi nona para verla rezar.

No mucho tiempo después, durante una tarde en la que mi mamá se encontraba en casa por alguna razón que desconozco, subí al altillo del apar-tamento en el que mis padres habían adaptado una oficina llena de libros, dos grandes y hermosos escritorios de madera y un sofá de tres puestos que me acompañó en mis juegos de infancia. Consternada, y ahogándome por un llanto incontrolable, ella me abrazó y me preguntó qué me ocurría.

Yo, que con esfuerzo alcanzaba su oído, a pesar de que ella estuviera sentada en la gran silla verde del escrito-rio, le confesé que tenía mucho, muchí-simo miedo de morirme. Atónita me preguntó por qué pensaba en eso, ante lo cual respondí que no quería nunca tener a otra mamá, y que si llegaba al cielo María lo sería. También le conté que lloraba porque sabía que cuando ella estuviera en el cielo me olvidaría, pues tendría que amar a mi nueva mamá y a mi nuevo padre.

Mi madre, con la tibieza de un largo abrazo, inmersa en su serenidad característica, me dijo con dulces pala-bras que estaba allí y siempre lo estaría para mí.

Ahora, con el paso del tiempo, y a pesar de peleas y duros momentos que hemos atravesado, puedo asegurar con absoluta certeza que ella siempre ha estado a mi lado, y que junto a mi papá y mis hermanos, serán las últimas perso-nas en abandonarme, o mejor, las únicas en quienes puedo confiar ciegamente, porque me lo han demostrado durante diez y siete años, como nadie más.

no llegaba a casa por varios días y luego se le veía cansado para jugar y en ocasio-nes, herido. Yo no podía entender por qué pasaba todo eso.

Ese día oí a mamá rogándole que no fuera por el riesgo que correría, diciéndole que ella estaba segura de que iban a cerrar la academia de todas formas. Papá se negaba a escucharla, probablemente por el dolor que esas pa-labras causaban a su alma. Esa academia y el arte eran su vida.

También escuché algo sobre las piedras. Mamá dijo que iban a “echar piedras”; entonces, antes de que papá saliera, mientras doblaba unos pendo-nes, le entregué mi piedrita, la puse en su mano y le dije que era mágica, que tenía mi autorización para “echarla” y que si la llevaba no le pasaría nada malo. Me miró a los ojos y antes de que su mi-rada se inundara de lágrimas, me abrazó y me besó al igual que a mi madre y a mi hermano. Luego salió.

Nunca más volví a verla, pero aunque la perdí para siempre, mi padre llegó a casa sonriendo, sin un solo rasguño y con una alegría evidente por una maravillosa noticia: levantó a mi madre en sus brazos y le dio vueltas en una especie de danza y al terminar le dijo: “supongo que funcionó, ya no van a cerrar la academia”. Yo sonreí sin comprenderlo y me di cuenta de que mi piedrita había hecho su trabajo.

se ustedes lo que pasaba por mi mente cada vez que la encontraba rezando delante de esas deprimentes estatuillas teñidas con tonos pastel que traía desde Cúcuta. Orgullosa y serena, como si no le importaran las siete horas de viaje, los riesgos que corría el equipaje en la carretera y el problema que esto impli-caba con el conductor y todo lo demás, ella lo hacía.

Es cierto, definitivamente no le importaba o tal vez le satisfacía generar problemas innecesarios (como siempre ha sucedido), por lo cual lograba llegar hasta Bogotá en compañía de estas lúgu-bres imágenes intactas para dedicarse a observarlas entre silencios y murmullos cada madrugada, tarde, y noche, lo que para ella significaba “estar en vacacio-nes”. Un día seguramente el ocio me abru-maba, y como toda niña, yo necesitaba con quien compartir algo, así que decidí acercármele mientras leía un pequeño libro con la imagen de la Virgen entre sus páginas. Mi nona me invitó a rezar, es decir, a repetir una serie de palabras que al cabo de pocos minutos resulta-ron aburriéndome. Fue por esto que decidí poner atención a lo que decía, ya que ella hablaba con los ojos cerrados, manteniendo una expresión de dolor en su rostro. Hasta que en una de sus frases me encontré con la afirmación de que todos llegaríamos al cielo, en donde nos reuniríamos con María, “nuestra madre” y Dios, “nuestro padre”.

Esto me pareció inconcebible, te-nía mucho miedo de tener que cambiar a mi mamá por alguien que no cono-cía. Inmediatamente me alejé de allí y recuerdo que de ahí en adelante pasaron varias tardes en las que me atormentaba reviviendo aquella idea en mi mente. A esto se le sumaba que empecé a creer que mi mamá no me recordaría cuando

Daniela García Lara

Expresión escrita I / Primer semestre

La certeza de Dios

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Felipe González Toledo redactor en los diarios El Liberal, La Razón, El Espectador, El Tiempo y la revista Sucesos.

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FLORILEGIO

Dos cadáveres ilustres son el motivo perma-nente de la investiga-ción de un reportero policíaco que armó el

rompecabezas a partir del funesto suce-so del 9 de abril de 1948.

Con un cigarrillo Pielroja encendido al filo de la boca y un cenicero al lado, Felipe González Toledo cerraba una crónica en su vieja máquina de escribir Remington. Allí relataba que el doctor Jorge Eliécer Gaitán había defendido al teniente Jesús Cortés, responsable de la muerte del periodista Eudoro Galar-za Ossa, en la ciudad de Manizales. Resultaba insólito que el juez lo hubiera absuelto por matar a un corresponsal,

Recuerdos de un redactor apasionado

Héctor Sandoval Duarte

Historia del periodismo / Séptimo semestre

según lo profirió el fallo, en defensa le-gítima del honor del Ejército Nacional. El ruido del tecleo en la sala de redac-ción de El Espectador era algo común y corriente en medio de los afanes de sus colegas.

A la una de la mañana del 9 de abril de 1948, la tribuna aclamó al doctor Gaitán por la pulcra defensa de su cliente; era noticia lo que había sucedido y la sociedad merecía saberlo. Esa fría madrugada, el ‘Negro Gaitán’ regresó tranquilo en su Buick verde a su casa en el barrio Teusaquillo.

En medio de la abstracción de González Toledo, mientras escribía so-bre el triunfo jurídico de Gaitán, llegó a sus oídos una trágica noticia que cam-

bió el rumbo del país: a la 1:05 de la tarde de ese mismo día fue asesinado el caudillo liberal. La radio encendida dijo con vehemencia que el jefe del libera-lismo había sido baleado por un policía ‘chulavita’ ordenado por el gobierno de Ospina Pérez.

El ruido cesó en la sala de re-dacción y todos se pusieron alerta. Sin vacilar, González Toledo tomó una de sus tantas libretas de apuntes, escribió unos cuantos garabatos, se puso su sombrero de fieltro gris, su gabardina, y salió apresurado de El Espectador, que quedaba a tres cuadras del lugar donde había caído Gaitán. Lo acompañaba su colega Luis Elías Rodríguez.

Cuando González salió a la calle reinó la confusión general. En la acera del edificio Agustín Nieto, cerca a la Avenida Jiménez, donde se hallaba agonizante, la gente se arremolinó. Un hombre pequeño cuya mueca de terror se hacía cada vez más evidente, había sido encerrado por un dragoneante en la Droguería Granada; era Juan Roa Sierra, su asesino.

La turba enfurecida clamaba venganza: querían que el dragonean-te y un sargento les entregaran a Roa para hacer justicia por sus propias manos. La gente vociferaba insultos y González Toledo gritaba con una débil voz: “¡No lo maten, carajo! ¡Déjenlo vivo para esclarecer el crimen!”. Nadie comprendía nada en esa tarde en la que caía una fría llovizna. Algunas personas tomaban sus pañuelos para humedecer-los con el rastro que dejó la sangre de Gaitán en el suelo.

En el instante en que cedieron las rejas de la Droguería Granada, Juan Roa Sierra fue presa de emboladores, loteros y de todo el que estaba cerca. Los puños llovían por doquier suma-dos a miles de patadas que se mezcla-ban con los más primitivos insultos. Los agentes de la policía no pudieron detener el furioso linchamiento. Ga-rrotazos, golpes con cajas de embolar y más patadas, remataron al indefenso hombre quien fue arrastrado por toda la Carrera Séptima hacia el sur en di-rección al Palacio de Nariño. González Toledo y su colega siguieron la mortal golpiza y no supieron en qué momento le amarraron dos corbatas al cuello.

Al final del macabro recorrido, el cadáver de Roa conservaba su ropa interior y las dos corbatas a rayas. El rostro estaba deformado por la gol-piza y eran notorios los gigantescos coágulos de sangre. Hombres de la ola gaitanista se quitaron sus correas, amarraron el cuerpo de las muñecas y lo “crucificaron” en las rejas del Palacio. “Un hombre no había podido

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FLORILEGIO

morir con más dolor”, pensó González Toledo al recordar el crimen.

Cumplida la venganza por parte de la multitud, caminó por la Calle 12 hacia la Clínica Central, donde dejó de existir Gaitán. Los galenos que hicieron los primeros pasos de la autopsia del cadáver del caudillo no eran médicos legistas especializados en ese tipo de casos. Allí tampoco estaba el instru-mental necesario para la operación, se-gún conoció González, tiempo después de hablar con el doctor Yesid Trebert Orozco.

Apenas un funcionario del Juzgado Permanente le dijo que iban a hacer el levantamiento del cadáver del asesino, el cronista se unió al equipo forense. El cuerpo de Roa Sierra estaba tendido en medio del más completo abandono, con un capote militar enci-ma. El gentío, mientras tanto, se encon-traba saqueando las joyerías, cigarrerías, tiendas, e incendiando los edificios y el tranvía.

En un dedo de Roa fue encon-trado un anillo con una calavera sobre dos tibias cruzadas fundidas con una herradura. El dactiloscopista tomó de afán las huellas de los magullados dedos; no había tiempo para detenerse a analizar el cuerpo. El Ejército y la policía trataban de recobrar el control de la ciudad a balazos. Los disparos zumbaban en el oído del periodista.

González Toledo huyó de prisa. Buscó la Calle 11 y subió en dirección a la Carrera Cuarta. Al pasar por la Clínica Central vio a la gente aún espe-ranzada anhelando que algún médico anunciara que su líder no había muer-to. Ya era tarde y tres disparos habían segado la vida de Gaitán. En medio de rostros compungidos y de llantos inelu-dibles, siguió su veloz carrera hacia El Espectador, pues tenía que atender a su más inmediato instinto periodístico.

En el trayecto encendió un Pielroja y miró que nadie lo estuviera siguiendo. Al entrar al Edificio Monse-rrate, descansó. De inmediato se quitó su gabardina de color claro, se sentó en frente de su máquina de escribir, orga-nizó sus apuntes, aclaró sus ideas y se dispuso a narrar la que sería la primera crónica de El Bogotazo sobre el lincha-miento del asesino de Gaitán, original que estuvo listo a las 3:30 de la tarde.

Media hora después, el doctor Trebert Orozco anunció a la gente que Gaitán había fallecido y que el cuerpo iba a ser velado en un lugar acordado por la dirección liberal. Una hora más tarde, González Toledo regresó a la Clí-nica Central mientras veía cómo la ciu-dad se desmoronaba ante sus pies. Los disturbios no cesaban y de todas partes disparaban. La gente estaba ebria en las

calles y en sus manos tenían machetes, palas y varillas que habían robado de ferreterías.

El cadáver de Gaitán yacía en una cama metálica en el primer piso; su cabeza estaba envuelta en gasa. El rostro de ‘El Negro’ tenía una mueca de ligero dolor; de desamparo. Según el parte médico, a la 1:55 p.m. había dejado de vivir.

La imagen de ese rostro inexpre-sivo sobrecogió tanto a González que de inmediato salió a fumar un cigarrillo al patio trasero. En una de sus libretas anotó: “La muerte, dueña de todos los dominios del hombre, de la vida, res-piración y pasos, ha sellado sus labios para siempre”.

Cuando fueron las 6 de la tarde se disponía a regresar al periódico. Sin embargo, le pidieron que sirviera de testigo y mecanógrafo en la autopsia completa de Gaitán. Sin pensarlo dos veces, el cronista se situó junto al equi-po médico que dio inicio a la inevitable operación. El cuerpo fue desnudado sobre la mesa metálica y en seguida un afilado bisturí recorrió su abdomen. Mientras la sangre emergía con lenti-tud, los doctores procedían a extraer las vísceras en búsqueda de los pro-yectiles y de su trayectoria. González Toledo escribía bastante nervioso todo lo que los médicos decían. Necesitaba con urgencia un Pielroja.

Un disparo atravesó el hígado de Gaitán entrando por la espalda. Otro, entró por el tórax izquierdo sin saber su rumbo exacto; en medio de los afanes, nunca se pudo localizar el pro-yectil. Eran las 8:30 de la noche y aún no terminaba la autopsia hecha a luz de vela, pues el fluido eléctrico había sido perjudicado por los disturbios. Luego de esto, los médicos procedieron a realizar la trepanación –perforación del cerebro–. Ya más concentrado, Gon-

zález Toledo no perdió detalle alguno de esta ceremonia de movimientos exactos. Las incisiones fueron precisas y las conclusiones también: un proyec-til que había entrado por el occipital, dejó en el hemisferio izquierdo una hendidura de unos cinco centímetros. A continuación, cada órgano de Gaitán fue depositado en un frasco de vidrio con alcohol.

A las 10:30, los doctores lucían sudorosos y silenciosos. De inmediato embalsamaron el cadáver del caudi-llo, amortajándolo perfectamente. El doctor Yesid Trebert Orozco guardó los dos proyectiles encontrados. Al ter-minar su diligencia, González Toledo se dirigió al periódico, protegiendo su vida en medio de las calles en las que ya había varios cadáveres tendidos y cientos de incendios que hacían ver a la ciudad como Roma tras ser incendiada por Nerón.

Junto a Guillermo Cano, director de El Espectador, subieron a la terra-za del Edificio Monserrate a la media noche y desde allí, en medio de las voraces llamaradas, hicieron un inven-tario de los destrozos. Los balazos y los lamentos no dejaban de recorrer las calles.

Hasta el último día en que vivió el famoso cronista policíaco, Felipe González Toledo escribió más crónicas sobre el fatídico 9 de abril de 1948 y asumió en pleno la investigación: cono-ció con qué arma fue asesinado Gaitán, siguió varias pistas que lo llevaron a realizar numerosas hipótesis del magni-cidio e indagó sobre el supuesto asesi-no Roa Sierra. Otros personajes fueron claves para comenzar a desentrañar el misterio, quienes le dieron numerosas pistas que quedaron plasmadas en el papel periódico, desenterradas de los apuntes de las amarillentas libretas del apasionado periodista.

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Esta autobiografía la considero un ejemplo a seguir porque, en ocasio-nes, nos derrumbamos ante la adver-

sidad, y si algo aprendemos de esta amena lectura de fácil comprensión, es cómo sortear las dificultades.

A través de la reconstrucción de acontecimientos de la vida de Barack Obama, encontramos personajes como su madre, su familia, sus amigos, los cua-les influyeron en su vida; acontecimientos y lugares que lo marcaron en la búsqueda de sus raíces, origen y herencia para hallar la respuesta a tantas preguntas sobre su padre y su dualidad mestiza.

Más que un

Laura Sánchez Rodríguez

Expresión escrita I / Primer semestre

Autobiografía de Barak Obama, donde se reconstruyen aspectos de su vida, sin ni siquiera imaginar que llegaría a la Presidencia.

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.jpg Esta autobiografía se caracteriza

por una narrativa agradable, en la que podemos sentirnos fácilmente identifi-cados y atrapados; a medida que reco-rremos su historia se hace evidente la búsqueda que realiza Obama sobre la esencia de su vida, a través de emocio-nantes anécdotas e historias.

Además, podemos contrastar una visión actual de un presidente con un pasado que muestra a una persona que dudó, lloró, amó, perdonó, pero ante todo luchó por lograr un cambio y siempre tratar de sobresalir.

presidente

BARACK OBAMA. LOS SUEÑOS DE MI PADRE. Una historia de raza y herencia.Editorial Debate / Primera edición, marzo de 2009408 páginas / Autobiografía de Barack Obama

Una joven reportera de televisión y su camarógrafo están realizando un reportaje en una estación de bomberos para proyectar el oficio,

su cotidianidad y el estilo de vida de quienes ejercen dicha labor que implica riesgos y sacrificios. Lo que parece ser una aparente rutina de rescate en un edificio se convierte en la pesadilla de los residentes, el equipo de bomberos y el de televisión, pues al interior de éste ocurren cosas aterradoras y letales que son grabadas hasta el último momen-to. La incertidumbre impera y la única alternativa para sobrevivir es el escape que está frustrado por una serie de acontecimientos.

Rec es una producción española que integra el humor, el suspenso y la acción para hacer verosímil e imprede-cible una historia de terror que envuel-ve a sus protagonistas. En un principio, el filme desconcierta al público ya que el escenario, los acontecimientos y el desarrollo de los hechos no corres-ponden al formato tradicional de las películas de este género. Los factores mencionados previamente les aportan a las películas de terror originalidad, que

RECLuisa Romero Mantilla

Cine Latinoamericano / Séptimo semestre

Ficha Técnica:País, año: España, 2007./ Dirección: Paco Plaza y Jaumo Balagueró. / Producción: Julio Fernández. / Guión: Paco Plaza, Jaumo Balagueró y Luis Berdejo. / Dirección de Fotografía: Pablo Rosso. / Género: Terror. / Reparto: Manuela Velasco, Ferrán Terraza, Jorge Yamam. / Duración: 85 minutos.

fresca y espontánea la reportera se inserta en la cotidianidad de los bom-beros para pasar a un momento de tensión y suspenso que genera un gran número de interrogantes y supuestos al espectador. Posteriormente, y de manera dinámica, la acción entra para darle paso a los momentos aterrado-res, articuladores y trascendentales de la historia.

Un componente imperante en el filme lo da la cotidianidad de los protagonistas, que se ve perturbada de manera incierta y progresiva para con-vertirse en un juego de supervivencia del cual nadie sale bien librado.

El desarrollo del filme cuen-ta con elementos innovadores en la forma tradicional de hacer cine, pues al espectador se le presentan los he-chos a modo de reportaje y desde una óptica novedosa, ya que hace uso de la cámara subjetiva a fin de que el públi-co se sienta inmerso en la historia. El manejo de la cámara, sus movimientos bruscos y el sonido son aspectos que enriquecen la historia para darle conti-nuidad y agilidad.

Teniendo en cuenta que el géne-ro del terror es algo predecible, Rec es una película que maneja de forma mi-nuciosa los acontecimientos y articula de manera objetiva y verosímil aspectos cotidianos y de la ficción, dando como resultado un excelente producto, aleja-do del morbo y los actos sanguinarios comunes en este tipo de filmes.

en este caso se ve traducida en verosi-militud y desconocimiento gradual de lo que está por suceder.

Un elemento que vale la pena destacar es el punto de giro que se identifica al inicio, cuando de manera

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Una de las producciones más cele-bres del cine mexicano es ¡Que viva México!, del director ruso Sergei Eisenstein. Al ser soviético,

su creador no se puede decir que el filme sea completamente mexicano, además todo el equipo de producción y el idioma original es ruso; sin embargo, todas las locaciones y todos los per-sonajes son mexicanos. Lo anterior se debe a que la intención de Eisenstein con ¡Que viva México! es la de explorar y dar a conocer parte de las dinámicas sociales y culturales de las pequeñas provincias mexicanas prácticamente indígenas en los años treinta.

¡Que viva México! está dividida en cuatro capítulos o episodios diferen-tes, un prólogo y un epílogo. No hay continuidad temática entre los capítu-los, cada uno tiene una trama diferente. En la introducción se muestran algunas imágenes de construcciones precolom-binas célebres en México y geométricos perfiles de nativos.

El primer capítulo se llama El Sandunga, nombre de una canción que cantan las mexicanas de Tehuantepec

Juan Rivera Drago

Cine latinoamericano / Sexto semestre

Ficha técnica:País, año: Rusia-México, 1932. / Dirección: Sergei Eisenstein. / Producción: Kate Crane, Otto Kahn. / Guión: Grigori Aleksandrov. / Dirección de Fotografía: Eduard Tisse, Gabriel Figueroa. / Música: Francisco Camacho, Juan Aguilar. / Reparto: Félix Banderas, Martín Hernández, David Liceaga, Julio Saldívar, Isabel Villaseñor, Martín Hernández. / Duración: 103 minutos.

¡Que viva México!

cuando aún son solteras. La historia explica cómo se da el proceso de ena-moramiento, el matrimonio y la vida en familia de dos jóvenes nativos: Concep-ción y su enamorado.

El segundo capítulo se llama Fiesta y, en éste, Eisenstein explica con excelentes composiciones fotográficas la compleja combinación del espíritu pagano y cristiano en las fiestas en algunas fiestas típicas religiosas mexi-canas. En esas fiestas se entremezclan las melodías de los mariachis con los cánticos de la iglesia y las imágenes icónicas de la Virgen de Guadalupe con las de los demonios aztecas.

El tercer episodio se centra en la adopción de la corrida por parte de la cultura mexicana. El protagonista es David Liseaga, un famoso torero de la época. Eisenstein se fija con detalle en los simbolismos que giran en torno a la fiesta brava, simbolismos que, como en el capítulo anterior, son una com-binación entre tradiciones ibéricas e indígenas.

Maguey es el nombre del último capítulo. El nombre viene de un tipo

de cactus del que se extrae un líquido espeso que fermentado da origen al puique, un licor. En este episodio se narra la historia de Sebastián, un peón de unos veinte años que se enamora de María. Una humillación por parte del terrateniente para el que trabaja Sebastián hacia María desencadena en una balacera entre peones y pro-pietarios. Sebastián y sus aliados son asesinados de forma dolorosa. Este episodio muestra el estado de opresión del campesinado en México; esa visión crítica se complementa con el epílogo, en el que se habla de las soldaderas, es-posas de los soldados de la Revolución Mexicana y de la deseada libertad de las clases bajas mexicanas.

Se puede afirmar que la narra-tiva de ¡Que viva México! es en gran medida documental, aun cuando por lo general las tramas de los episodios son ficcionales, la producción está hecha a partir de algo similar a un trabajo etnográfico en la medida que el direc-tor hizo una inmersión en la cultura mexicana y logró una cinta con fuertes visos antropológicos.

Muchas de las lógicas y de las dinámicas de la cultura nativa mexica-na de la época quedan explicadas con precisión en la cinta.

Sergéi Mijáilovich Eizenshtéin, más conocido como Sergéi Eisenstein fue un director de cine y teatro soviético de origen judío. Su innovadora técnica de montaje sirvió de inspiración para el cine posterior.

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Rapsodia macabra

Un hecho macabro nos muestra la forma como la mente humana es vulnerable a las más remotas perver-siones; la forma como el asesinato de una persona querida se convierte en la única inspiración para hacer arte y no por pretender mostrar una diferen-ciación entre diversos traumas, sino porque busca resaltar de alguna manera la locura elogiada desde una melodía incesante que nos repite hasta el can-sancio, una y otra vez, la secuencia de una vida cegada por el dolor y marcada por la música.

Eliseo Montalbán, un joven aris-tócrata, es un músico trastornado, que con el tiempo desarrolla sus inquietu-des, ya que cuando era niño presenció la violación y posterior asesinato de su hermana, que ocurrió frente a un pia-no, donde al mejor estilo de Kubrick, se muestra una escena de pánico que, valiéndose de objetos y el recurso de la sangre en gran cantidad, logra darle a este hecho un toque de importancia propicio y adecuado para la situación. Esto deja en Eliseo una marca de por vida, con una rapsodia macabra que lo acompaña, en una obsesión por completar el esquema musical que, tan emblemático para él, en realidad no es más que una creación olvidada.

La locura de Montalbán se hace aparente en su obsesión por convertir la música en un desecho recuerdo de lo que fue la tragedia, una demencia incesante que lo lleva hasta el manico-mio, aunque dándole poca importancia, con la única necesidad de completar su sinfonía errante, a toda costa.

Ricardo Coppa es, en apro-piación, lo contrario a Montalbán, un músico mediocre con un equipo bastante particular, que pretende

recuperar en busca de fama y recono-cimiento, la creación vanguardista del músico trastornado, emprendiendo una búsqueda personal, en la que encontrar el complemento de la sinfonía macabra requiere de esfuerzo.

Así se logra entender los trastor-nos de Montalbán como un concepto abstracto de lo que en realidad percibe y necesita, en una vida atormentada y con ninguna posibilidad de reencuentro con lo cotidiano, todo esto mediado por la música, agobiantes melodías que lo llevan a la locura y lo acercan desde cualquier punto a continuar su camino donde se encuentre, haciendo lo que esté a su alcance para solucionar el enig-ma que ronda su cabeza, cada vez que escucha una nota musical.

Escapar de la realidad se con-vierte en la última posibilidad, un deseo incontrolado del personaje por desha-cerse de esa magia macabra que abarca su existencia, una melodía sórdida que no le permite encontrar respuesta a los enigmas naturales que en este caso se ven ceñidos por patrones de contrariedad.

La película, aunque un poco confusa, debido a la cronología y los constantes flashbacks, que nos remi-ten a diferentes situaciones en torno al protagonista, resulta una magistral apropiación de dos conceptos allegados a la mente humana, dos creadores de conciencia y de regimiento sicológico como lo son la música y la locura, la demencia, que particularmente sesgada por el concepto irrisorio que nos lleva fuera de lo real nos acerca a medida que transcurre la historia a un desarro-llo trágico, en la que no encontramos algo diferente al dolor, físico y mental, que cabría en cada una de nuestras con-ciencias si algún día llegáramos a vivir una situación similar.

Encontramos un planteamiento particular, a partir del cual si nos acer-

camos a la historia, más que personajes y hechos cotidianos podemos encon-trar un dilema ético que nos aproxima a la dificultad de haber sido creados y de haber vivido en una realidad que para muchos es irreal, en tanto la música se convierte en el principal factor latente de la pregunta circundante de quiénes somos y por qué estamos inmersos en el mundo que nos tocó vivir.

Fuga, un drama bastante parti-cular, resulta interesante, expectante y motivante a los ojos de cualquier espectador. Nos traslada a las vivencias poco particulares de unos personajes, llegando a momentos propios de lo su-rreal, que nos explican, a su modo, una percepción bastante macabra y trágica de instantes que motivan los días y la cotidianidad que se hace eterna.

FugaFicha Técnica:País, año: Chile, 2006. Dirección: Pablo Larraín. Producción: Hernán Larraín y Juan de Dios Larraín. Guión: Pablo Larraín, Mateo Iribarren, Hernán Rodríguez Matte. Dirección de Fotografía: Miguel Joan Littin. Música: Juan Cristóbal Meza. Reparto: Benjamín Vicuña, Gastón Pauls, Alfredo Castro, Luis Dubó, Mateo Iribarren, Paulina Urrutia, María Izquierdo, Marcial Table, José Soza, Willy Semler, Héctor Noguera, Francisca Imboden. Duración: 110 minutos.

Fernando Quiroga Mattos

Cine latinoamericano / Quinto semestre

Cineasta Pablo Larraín, chileno, comunicador audiovi-sual de la Uniacc,

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E l director Andrés Wood utiliza una manera muy inteligente y simpática de narrar la situación política chilena de la década del

setenta, durante el gobierno socialis-ta de Salvador Allende, el golpe mili-tar y posterior dictadura de Augusto Pinochet. La historia, que se desarro-lla en un prestigioso colegio ubicado al oriente de Santiago (Saint Patrick), muestra cómo la sociedad chilena es altamente politizada y que sin impor-tar la edad, clase o condición socio económica todos tienen una opinión respecto de la situación por la que atraviesa el país, de allí que hayan vivido cantidad de procesos sociales en un corto lapso.

La historia de dos niños es especial, dado que a pesar de perte-necer a estratos muy diferentes, se encuentran unidos por la no acep-tación de sus compañeros, situación que empieza a cambiar cuando se estrechan aún más los lazos de su amistad.

Las familias de cada niño tienen sus propios dramas marcados más por la clase social que por otras dinámicas familiares; la familia de Machuca vive el drama del padre alcohólico que no lleva dinero a la casa y maltrata a la mujer y los hijos, además de no tener esperanza o ganas de sacar adelante a su familia. La historia de la familia de Gonzalo es un tanto más complicada, puesto que a pesar de pertenecer a una clase media alta con posibilidades de sur-gimiento, para la mamá del niño, esto no es sufi ciente y prácticamente se prostituye con un acaudalado chileno para conseguir artículos muy fi nos e importados que por la coyuntura del momento solo era posible obtener si se viajaba a otro país.

Director de cine chileno Andrés Wood Montt

Leticia Guevara Camargo

Cine latinoamericano / Sexto semestre

Machuca La verdadera enseñanza que

deja la película es que Chile era una nación altamente polarizada donde, si no se era de izquierda, evidente-mente pertenecía a la derecha y don-de las diferencias sociales se encuen-tran bien marcadas respecto a este punto. La década del setenta, época cuando se recrea la película, marcó para siempre la vida de los chilenos, pues pasaron de un momento a otro de un gobierno socialista a una dictadura de ultra derecha, transición que dejó muchas muertes y víctimas que todavía no resarcen su dolor. El fi nal de la película no es más que la dura realidad que vivió el país donde la persecución se daba simplemente por no haber nacido en una determi-nada clase social.

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Ficha Técnica:País, año: Chile-España, 2004.Dirección: Andrés Wood.Producción: Gerardo Herrero, Mamoun Hassan y Andrés Wood. Guión: Roberto Brodsky, Mamoun Hassan y Andrés Wood.Dirección de Fotografía: Miguel J. Littín.Música: José Miguel Miranda y José Miguel Tobar.Género: Drama.Reparto: Matías Quer, Ariel Mateluna, Manuela Martelli, Aline Küppenheim, Federico Luppi, Ernesto Malbrán, Tamara Acosta, Francisco, Alejandro Trejo, María Olga Matte.Duración: 120 minutos.

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Garrincha fue el amo del fútbol desde la época de los cincuenta en ade-lante. Su vida se encargó de hacer grande el fútbol de un país por

medio de la picardía de sus pies. Con cada paso hacia el arco contrario dejaba a rivales en el camino, el balón no se despe-gaba de sus extremidades, regateaba, la esférica pasaba de derecha a izquierda mientras el delantero corría y de pronto, lo esperado: el grito de gol. Palo Grande (ciudad donde se jugaban los partidos a pie descalzo) no alcanzaba a imaginar que Manoel Dos Santos en poco tiempo sería trascendental para que la historia de Brasil cambiara.

Pronto, Mané Garrincha llegó al Botafogo –equipo de Rio de Janeiro, 1954– donde, incluso sin saber leer, fir-mó un contrato para jugar con esa insti-tución. A partir de ese momento, el gran jugador de potrero empezó a funcionar como la figura de su equipo. A pesar de

Garrincha,una estrella solitaria

Ficha TécnicaPaís, año: Brasil, 2003. / Dirección: Milton Alencar Jr.Producción: Jorge Moreno, David Mathies, Isa Castro. / Guión: Rodrigo campos. / Dirección de Fotografía: Jorge Monclar. / Música: Leo Gandelman. / Gé-nero: Drama. / Reparto: André Goncalvez, Taís Araújo, Ana Cuoto, Tatiana Merino, Enrique Pires. / Duración: 110 minutos.

tener en la pierna izquierda un proble-ma de rodilla, Garrincha no tuvo mayor inconveniente en mantenerse como titular indiscutible de la escuadra. Cuan-do jugaba parecía que no hubiera otro jugador que lo controlara, el escurridizo Garrincha era un todo para su equipo.

Pero en medio de la gloria inter-vinieron las mujeres y el licor. Por un lado, ellas fueron su talón de Aquiles. El futbolista era un enamorado acérrimo, sus amoríos sin control en la época juve-nil le trajeron problemas cuando llegó a ser profesional. Las anheló a todas y cada una. Su soledad la resguardaba en una diferente; lo tenía “todo”, según él. Cuan-do vivía en Palo Grande tenía una novia llamada Iraci; ella era su amante, mientras que Nair era su mujer y quien cuidaba de sus hijos. Además, conoció a Elsa Soarez, una cantante de cabaret que lo enamoró y con quien luego de un tiempo tuvo un varón, un hijo que no era el único, pues con su mujer anterior ya había concebi-

do uno, pero que así se lo hizo creer a ella para que no lo abandonara. En realidad no se sabe cuántos descen-dientes dejó el jugador; lo que sí se sabe es que con las tres reunió cerca de nueve.

Por otro lado, después de ganar los mundiales del 58 y el del 62, empezó a tener una recaída. Se resguardó en el alcohol con el que celebró sus triunfos, con el mismo que después le tocó llorar su

derrota cuando Elsa lo dejó por descubrir que él ya tenía otro hijo. Esta historia fut-bolística quedó en nada. El consumismo lo desmoronó,

a tal punto de no tener dinero, mujer y ni siquiera familia. El

astro brasileño no fue más y finalmente murió en la extrema soledad.

Trágica, triste, es incomprensible la dura realidad de un hombre que fue la admiración de todos. El valor que tenía para burlar al rival no lo tuvo para salir del alcoholismo en el que estaba sumido.

La película nos muestra la vida de un ser humano, con todas las virtudes y defectos del mundo, que no venció la muerte deshonrosa por sus problemas de adicción: mujeres y alcohol.

Lamentable, Garrincha, un jugador de gran envergadura y talante, proveniente de la pobreza material casi absoluta, no pudo controlar el poder de la fama y volvió al inicio. Murió necesi-tando lo que derrochó.

¿Pero acaso es preciso juzgar a la estrella solitaria después de la felicidad, la satisfacción, la reputación, el renombre, el honor que le dejó a una nación con su fútbol vistoso?

No lo creo así, su vida fue suya y de nadie más, pero el fútbol es otra cosa. Además, debo reclamar el por qué de su olvido tan infame. Este deporte es univer-sal y sus participantes se hacen universales e inmortales a su vez, o al menos aquellos que escriben su propia historia.

Wilinton ViucheCine latinoamericano / Tercer semestre

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VIGÍA

Desde hace cuatro años, Viviana Moncada tiene en la mesa de noche un extraño aparato. El 17 de diciembre de 2004 le hizo caso a

las preocupaciones de su novio debido a los fuertes ronquidos, somnolencias y falta de respiración que presentaba a la hora de dormir; así que optó por acudir a médicos especializados para que le dieran una solución.

De 31 años, Viviana ha tenido que acostumbrarse a usar una máscara de oxígeno que le cubre gran parte del ros-tro y que está conectada a una máquina cuadrada. Es la única forma como pue-de conciliar el sueño en las noches.

Para entender por qué no podía dor-mir acudió a la Fundación Neumológica Cardio Infantil, donde le realizaron un estudio polisomnográfi co, que consiste en monitorear al paciente mientras duer-me. Los cables delgados de un artefacto rectangular angosto van conectados a la cabeza de la persona y otras bandas al tórax y al abdomen para detectar el esfuerzo que hace al respirar. El proce-dimiento reconoce los ronquidos y vigila cuántas apneas –pausas respiratorias– tiene durante el sueño. Al ponerle una cánula nasal, ésta revela las tardanzas respiratorias. El costo del examen oscila entre los 780 mil y un millón de pesos.

Cuando detectaron que tenía tras-torno respiratorio o apnea, los médicos registraron el tiempo que duraba cada pausa. En el lapso de tiempo que ella

La pesadilla del sueñoKenlly Olaya Nieto

Periodismo científico / Séptimo semestre

Pese al avance tecnológico de la medicina, sólo el nueve por ciento de los hombres y cuatro por ciento de las mujeres, podrán acudir a un nuevo método contra la apnea.

dejaba de respirar, el cuerpo se ponía en alerta. Todo paciente que sufre de apneas vive en el transcurso del día con agotamiento, debido a que su organismo se mantiene activo en la noche.

Adaptarse a este tipo de tecnología y dormir en una cama fuera de su casa, puede causar un poco de ansiedad e incertidumbre debido a que se está ex-puesto frente a una cámara de video que lo vigila todo el tiempo.

La preocupación actual de los neu-mólogos es que este tipo de enfermedad se presenta en un 75 por ciento de los colombianos y solo un 15 por ciento asiste al tratamiento.

Ocho personas son citadas de lunes a domingo. La hora del examen siempre está programada para empe-zar entre las 7 y las 8 de la noche. Para algunos puede ser una hora muy tem-prana para empezar a dormir, mientras que para otros, ya el agotamiento los manda a la cama. De hecho, los pa-cientes que con mucha facilidad logran conciliar el sueño, son los que durante el día sufrieron de somnolencia.

“Después del monitoreo se entre-gan los resultados al médico especia-lista, quien decide cuál es el siguiente paso que debe dar el paciente”, explicó Karen Herrera, fi sioterapeuta de la Cardio Infantil.

“Colombia es un país que en los últimos 10 años ha mostrado el avance en ciencia y tecnología. Por eso, dar una

solución a una enfermedad que no tiene cura es gracias a ese adelanto”, dijo Án-gela Bazurto, neumóloga. Actualmente la clínica Marly y la Fundación Cardio Infantil, en donde se implantó este método hace nueve años, cuentan con el aparato nasal de monitoreo CPAP y con los últimos requerimientos técnicos.

La vida de los pacientes que visitan las clínicas o centros especialistas en el sueño, cambia rotundamente. Viviana, por ejemplo, reemplazó la lámpara de su mesa de noche por el CPAP que com-pró hace seis meses. Desde entonces, ella y John Jairo Téllez, su novio, han podido dormir con tranquilidad.

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VIGÍA

El infantil encanto de escalar

Ese sábado, Muro de Escalada Gran Pared parecía un salón de juegos. Niños de ocho años en adelante eran dejados por

sus madres a merced de la pared de 16 metros de altura. Los adultos parecían chiquillos negados a superar el instinto natural de todo ser humano en sus pri-meros años: treparse en todas partes.

Mientras que los niños entrenaban con sus instructores, algunos adultos escaladores almorzaban. La dieta no era muy estricta, a diferencia de otras actividades, por lo que comieron papas a la francesa y hamburguesa. Sus caras no eran las mismas que las de los basquetbo-listas o futbolistas, pues ellos sabían que no iban a competir a muerte ni a fomen-

Marcela Ortiz Escobar

Periodismo deportivo / Séptimo semestre

Un deporte con sentido amistoso que busca la distracción y el esparcimiento de sus practicantes.

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tar rivalidades. Una muchacha vestida de morado se sentó a acompañar a unos instructores en su almuerzo; al parecer muy querida entre ellos y conocedora del programa de Muro de Escalada.

Yurani, de 30 años, escala desde hace 11 y tiene el aura de una mujer libre. “Todo empezó por un despecho, una vai-na así. Tú sabes que cuando una está en el mismo grupo de la universidad hace lo que ellos hacen; entonces él estaba en ese grupo y me tocó salirme de ahí y empecé a escalar en un muro de la universidad, una pared donde echaron cemento y armaron los agarres”.

La pasión que surgió de aquella experiencia la llevó a las cuevas de Suesca a escalar en forma. Ella es socia de Gran Pared, sitio que fue inaugurado hace cin-co años. El lugar cuenta con tres paredes: las dos cuevas que no necesitan de yoyos (cuerdas de seguridad) y que a la vez se usan para practicar, y la de 16 metros, que es escalada de altura.

Yurani ha estado dándoles cursos a los novatos a manera de habilidad personal. Su experiencia permite que las prácticas consistan en enseñarles a los otros. Los pasados 16 y 17 de mayo de 2009 tuvo lugar el Cuarto Campeonato Abierto de Escalada. Fue un concurso de dificultad con una participación de 145 competidores de Bogotá, Medellín, Cali e Ibagué. Una vez el rutero monta el recorrido, los escaladores salen, ven a las personas que lo escalan y lo siguen. Los finalistas leen los movimientos de la ruta y en eso consiste la competencia. Se trata de concentración mezclada con reaccio-nes corporales.

Este campeonato contó con la colaboración del rutero Jimmy Aunet, por lo que ayudó a sumarle puntos al Deporte de Escalada en Colombia que no tiene Federación en el país pero sí Juegos Panamericanos, cam-peonatos mundiales y hay estamentos que lo rigen.

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VIGÍA

“Las presas que generan más confian-za son las guacas, o sea las más grandes, donde cabe la mano. A las mujeres nos gustan las regletas y la clave es que por nuestras manos pequeñas podamos hacer gripea, montar el dedo gordo encima de los dedos: eso genera más fuerza. Los hombres prefieren la mano abierta por-que tienen mucha más fuerza. Nosotras no tenemos fuerza pero tenemos flexibi-lidad y elasticidad”.

El campeonato sólo se realiza una vez al año. No genera violencia, es pura di-versión y risa. “A mí el fútbol me encanta pero tiene unas vainas que… le meten mucho dinero a eso y ahí es donde se generan riñas”, explicó.

Bajo la supervisión de la entrenadora Margarita, se encontraba escalando un niño de diez años que hace parte del equipo de Gran Pared. Tanto le encanta que lleva escalando desde bebé, por lo que tiene mucha práctica. A los niños en general nada les da miedo y no producen

ácido láctico (propio del metabolismo que se deriva de las células musculares y que se encuentra en la sangre después de que un deportista ha efectuado un esfuer-zo), lo que hace que los adultos se can-sen. Ese ácido lo produce más que todo el tener miedo. Mientras conversábamos, ellos hacían medialunas en la colchoneta, corrían como locos y después saltaban de nuevo a las presas.

Yurani no tiene un horario en especial para practicar. Le gusta entrenar con los amigos, porque es divertido. Se hacen series, secuencias, cardio, elíptica y barras, acondicionamiento físico en general. Es un deporte al que se adapta fácil, el proceso es corto. Lo mejor de escalar es el sentido del humor.

La arriesgada alpinista ha sido cam-peona dos veces y cuenta que la anécdota más especial fue la del Panamericano en Ecuador, ya que, sin tener la suficiente experiencia, entre doce escaladores ganó una medalla de bronce.

Los socios quieren ampliar la cueva. Los entrenadores de Gran Pared, Roca Sólida y Zona de Bloque en Bogotá, son amigos y se apoyan. Entre las paredes de otros países sí hay rivalidad ya que ellos tienen Federación, mejor dicho, manejan plata.

El hecho de que haya una Federación conviene bastante, pero el asunto sería diferente si la tuvieran porque hay mucha camaradería entre las paredes de aquí, por lo que nunca ha habido rivalidades.

Café de Colombia los patrocina, y las expectativas para cada campeonato son una cuestión de amistad. Todos son bien-venidos y tampoco se tienen restricciones para los medios de comunicación, ya que para ellos es un reconocimiento que vengan a hacer notas periodísticas

Si Yurani tuviera que convencer a una persona entre Montañismo y Escalada, le diría que la montaña es más de sufrimiento, de riesgo; la pared es diversión, un juego.

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VIGÍA

parálisis facialEn la lucha contra la

Héctor Sandoval Duarte

Periodismo científico / Séptimo semestre

Uno de los desafíos de la neuro-ciencia y de la regeneración ner-viosa es poder volver a juntar las partes entre sí cuando un nervio

se daña”, afirma la doctora en biología Julieta Troncoso, miembro del Grupo de Neurofisiología Comportamental, que desde hace más de año y medio viene haciendo una extensa investigación sobre una enfermedad de la que no se conoce mucho pero que es más común de lo que se cree. Algunos logran curarse, mientras que un buen porcentaje, no.

La parálisis facial fue descubierta a finales del siglo XIX por Sir Char-les Bell, un médico escocés. Consiste en el rompimiento del séptimo nervio, ubicado detrás de la oreja, y que al ra-mificarse permite mover los párpados, la frente y la boca al hablar o sonreír, además de controlar la secreción de saliva y lágrimas.

El Grupo de Neurofisiología, al mando del médico Alejandro Múne-ra, cree que conociendo lo que está pasando en el cerebro se puede llegar a entender por qué el nervio no se regenera de la manera correcta, ya que los nervios periféricos por lo general lo hacen. Otras investigaciones han con-centrado sus esfuerzos en trabajar solo en el nervio afectado. Los científicos de este grupo se convierten en pioneros al concentrar sus esfuerzos en la actividad cerebral, más compleja aún.

Las ratas albinas son animales idó-neos para efectuar la lesión de un nervio periférico como lo es el facial. Cuando esto sucede, en el cerebro se presentan cambios asociados a esa intervención de repercusión unilateral: solo medio rostro del animal se ve afectado debido a que las vibrisas (bigotes) disminuyen su función. Éstas, mediante movimien-tos voluntarios y sencillos, le ayudan a obtener información táctil del entorno, puesto que la visión del roedor es pobre.

“Si nosotros producimos una pará-lisis facial, el animal no puede mover las vibrisas. Así evaluamos qué cambios ocurren en el sitio contralateral de la

cabeza porque los movimientos de un lado del cuerpo son controlados por la parte contraria del cerebro. Por ejemplo, el hemisferio izquierdo maneja el mo-vimiento del punto derecho de un ser vivo”, asegura la doctora Troncoso.

Quienes están a la cabeza del pro-yecto han querido analizar si la actividad eléctrica de las neuronas se modifica en función de haber lesionado un nervio periférico. Al interior del laboratorio del Departamento de Fisiología, se han tratado varios grupos de animales que forman parte del área de control y de experimentación. Según Troncoso, ade-más de ver cómo actúan las células en función de haber lesionado un nervio, se pretende conocer la manera como se modifican estructuralmente.

Las ratas afectadas son controladas con diminutos electrodos (medidos en micras), que son pipetas de vidrio estiradas y en su interior contienen

una solución electrolítica que permite el tránsito de señales eléctricas. “Eso es lo que introducimos en el cerebro de los animales para acercarnos a una neurona. Si uno hace registros con un electrodo es posible aproximarse a una sola célula y conocer cuál es la activi-dad eléctrica en particular”, certifica la doctora. El seguimiento, que lleva más de cuatro meses, ha arrojado resultados promisorios para el grupo.

“Se cree que hay células que per-miten el movimiento aparte de los comandos de la corteza, que serían los generadores centrales de pautas de mo-vimiento. Si uno le extrae al animal su corteza, esas neuronas hacen que mueva sus vibrisas de modo no sincronizado”. Esto implicaría la existencia de una o más estructuras que den lugar a ese particular movimiento.

Cuando este proyecto fue presen-tado en 2006, la DIV (Dirección de Investigaciones –Sede Bogotá de la Universidad Nacional–), aprobó un pequeño presupuesto para comenzar. Proyectos vinculados a Colciencias y al Banco de la República también han colaborado en su financiación.

El grupo también está integrado por la profesora Marisol Lamprea –vin-culada a la Facultad de Psicología– y por la bióloga Zulma Dueñas. Asimis-mo, hay tres estudiantes de la Facultad de Biología y algunos de carreras como psicología y odontología, que, por su propio interés, se relacionan con la investigación. Gracias a eventuales congresos, han hecho contacto con la comunidad científica; una prueba de ello es la asesoría del Instituto de Neu-rociencias de Alicante (España).

“Creemos que sabiendo cómo el cerebro se modifica en función de esa lesión, podemos tratar de esbozar el porqué muchas personas no se recu-peran”, dijo el doctor Múnera ante el problema de una parálisis que sigue siendo producto de accidentes, traumas, cirugías plásticas mal hechas o de razo-nes aún desconocidas para la ciencia.

La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia desarrolla importantes avances en la cura de una enfermedad que afecta a 30 de cada 100 mil colombianos.

Por medio de la extracción de componentes del anamú (arriba) y el dividivi (abajo) –dos plantas con propiedades de conocimiento ancestral– las células cancerígenas en los humanos serían eliminadas.

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VIGÍA

En la lucha contra la

Los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la Pontifi cia Universidad Javeriana han servido como esce-nario de una de las investigaciones

que podrían tener más trascendencia en lo que a ciencia médica se refi ere en Colombia. Un grupo de científi cos, den-tro de los que se encuentran estudiantes destacados y profesores, ha trabajado durante cinco años en la búsqueda de la cura para el cáncer de seno y de piel, mediante las propiedades de dos especies de plantas que se siembran en las zonas cálidas y húmedas del país: el anamú y el dividivi.

Según Susana Fiorentino, coordina-dora de la investigación y ex directora del departamento de Microbiología, el estudio que han venido realizando con el apoyo de Colciencias, el Instituto Na-cional de Cancerología y la Universidad, consiste en hacer extractos –sacar de los tallos y las hojas– los componentes quí-micos naturales de las plantas, con el fi n de determinar cuáles de éstos presentan actividad antitumoral al ponerlos en contacto con las células cancerígenas.

Los resultados hasta ahora obtenidos de dichas extracciones son positivos. Las primeras pruebas hechas en ratones con células tumorales en su cuerpo, mues-

anticancerígenasanticancerígenasPlantas con propiedades

Por medio de la extracción de componentes del anamú (arriba) y el dividivi (abajo) –dos plantas con propiedades de conocimiento ancestral– las células cancerígenas en los humanos serían eliminadas.

Felipe Gaitán García

Periodismo científico / Séptimo semestre

tran que los compuestos de las hierbas sí tienen actividad antitumoral. Las propie-dades de las plantas son evidentes tras los experimentos realizados: ambas evitan que las células cancerígenas se repro-duzcan y se alimenten, lo que detiene su crecimiento hasta el punto de desapa-recerlas por completo. Por ejemplo, el dividivi –que se puede encontrar en las zonas cálidas de Boyacá y Santander– eli-mina las células dañinas directamente; cuando se pone en contacto con la célula tumoral, la mata por apoptosis o “muerte celular programada”. Mientras que el anamú –propio de ecosistemas que están entre 800 y 1.200 metros sobre el nivel del mar y zonas húmedas o cálidas– tiene dentro de sus componentes compuestos químicos específi cos, ya caracterizados, que hacen que las células cancerígenas se mueran de hambre; se les disminuye el metabolismo de los azúcares y poco a poco van desapareciendo.

Con los resultados que arrojen los animales de laboratorio, la idea de los investigadores es obtener el extracto de las plantas en mayor cantidad para que sea posible utilizar las propiedades en humanos con células cancerígenas ya desarrolladas o en pleno crecimiento. “Entre más avanzado esté el cáncer, más difícil es curarlo. El problema de tratarlo tardíamente es que muchas de las células cancerígenas ya se han vuelto resistentes, entonces es más complicado eliminarlas, tanto con la quimioterapia como con las plantas. La ventaja de las plantas es que no tienen un solo compuesto sino que hay varios. Si la célula se ha vuelto resistente a un compuesto, aún le quedan catorce que posiblemente van a actuar por otro lado y la van a terminar matando”, explicó la doctora Fiorentino.

Una vez terminada toda la fase de in-vestigación, el plan de los científi cos es producir un extracto basado en las pro-piedades de la planta con una presenta-ción farmacéutica –pastas o jarabe– para que los pacientes empiecen a tratar su enfermedad con estos medicamentos.

Aunque las características curativas del anamú y el dividivi, mucho antes habían sido evidenciadas por el saber indígena, fue hasta ahora que la ciencia, en particular la medicina, se preocupó por demostrar que son más que un mito. Ya se han realizado investigaciones que evidencian los positivos aportes de estas plantas para la ciencia médica contra enfermedades como la diabetes, la malaria, la artritis y el reumatismo; pero curiosamente sus propiedades para eliminar células cancerígenas no han sido estudiadas en su totalidad.

Para Luis Antonio Castro, médico inmunodermatólogo, esta investigación puede tener una consecuencia a largo plazo sobre los futuros tratamientos para curar el cáncer. Una vez realizadas y confi rmadas las pruebas en humanos con células cancerígenas, es posible que el medicamento que se produzca desplace tratamientos convencionales, como la quimioterapia. “Si hay otra alternativa diferente a la quimioterapia convencional, que es bastante cara y tóxica, hay pacientes que sin duda algu-na la tomarían”, afi rmó.

Él cree que la medicina alternativa, con sus investigaciones, muchas veces es capaz de suplir vacíos que la con-vencional no cubre. De ahí la impor-tancia de estos descubrimientos para la ciencia médica en Colombia, ya que podrían, como en este caso, revelar nuevas formas de tratar patologías tan complicadas como el cáncer.

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PORTADA

¡Oh artesanía inmarcesible!

Qué signifi ca ser un buen colom-biano? Portar con orgullo la ma-nilla tricolor en la muñeca, cantar las canciones de Shakira, Juanes y

Carlos Vives, usar el indispensable som-brero vueltiao en las parrandas vallena-tas, atravesar el país por carretera, lucir la colorida mochila Wayúu, apoyar al equipo de fútbol de la Selección Colom-bia aunque nunca gane, bailar cumbia, montar en chiva, comer bandeja paisa si se es antioqueño, ajiaco si se es bogota-no o arepa ‘e huevo’ si se es costeño… Afi rmar que en Colombia “los buenos somos más” y, por supuesto, apoyar la política de Seguridad Democrática del actual presidente porque, sin duda, Colombia es pasión.

Pero, ¿acaso la identidad nacio-nal puede reducirse a una colección de cosas, a un solo lenguaje, a dos o tres bailes “típicos”, a unas cuantas comi-das autóctonas, a un tono de piel o a una única forma de pensar? Este es el postulado de la corriente patrimonialista y sustancialista que entiende la “cultura nacional” como un conjunto de rasgos y objetos, entre ellos las artesanías, alrede-dor de los cuales se moviliza la identidad

colombiana de manera no confl ictiva, equiparando la idea de ser un buen co-lombiano con la adhesión a la ideología política de la Seguridad Democrática.

En primera instancia, es impor-tante preguntarse acerca de la existen-cia verdadera de una cultura nacional. El teórico de la comunicación Néstor García Canclini, en su texto La cultura extraviada en sus defi niciones, aborda la cul-tura como “una dimensión que refi ere a diferencias, contrastes y comparaciones. No como una esencia o algo que porta en sí cada grupo sino como el subcon-junto de diferencias que fueron seleccio-nadas y movilizadas con el objetivo de articular las fronteras de la diferencia”.

Por eso la cultura no puede enten-derse como una colección de objetos –en este caso las artesanías– frente a los cuales todos tenemos el deber de desa-rrollar lazos de pertenencia, identidad y afecto. Es evidente que, por ejemplo, en el caso del sombrero vueltiao y pese a que fue declarado Símbolo Cultural de la Nación, no todos los colombianos tienen el deber de identifi carse con él.

El sombrero vueltiao, cuyo origen data de la cultura indígena prehispáni-

ca zenú, fue empleado en sus inicios por los aborígenes para protegerse del sol durante el cultivo del maíz, luego fue apropiado por los campesinos que habitaban en la zona Caribe y se convir-tió en una prenda habitual que portaban quienes interpretaban y bailaban la mú-sica folclórica del Atlántico. A lo largo del siglo XX se fue consolidando como emblema del Carnaval de Barranquilla, pero no fue interpretado como Símbolo Nacional hasta que Miguel “El Happy” Lora lo lució al momento de coronarse campeón mundial gallo de boxeo el 9 de agosto de 1985.

Desde aquella fecha, personalida-des como el Papa Juan Pablo II durante su visita a Colombia en 1986, el ex pre-sidente norteamericano Bill Clinton, los deportistas de la delegación colombiana de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Atenas 2004, el actual presidente Álva-ro Uribe Vélez y otros cuantos políticos y cantantes reconocidos, han convertido esta artesanía en una prenda de vestir, símbolo de estatus y de colombianidad. Hoy, este objeto es codiciado por las clases altas y bajas que respectivamente pagan costosos precios a intermediarios o recurren a imitaciones incluso en car-tón con tal de apropiarse del alto valor simbólico de esta pieza artesanal.

De esta manera se ve cómo un objeto de la denominada “cultura na-

Gracias a estrategias de mercadeo como Colombia es Pasión, las artesanías son reducidas a estándares estéticos, ideológicos, patrimonialistas y nacionalistas.

Laura Ayala Rodríguez

Teorías IV (industrias culturales) / Quinto semestre

¡Oh artesanía ¡Oh artesanía

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PORTADA

cional” ha sido reinventado de diversas maneras a lo largo de la historia por distintas colectividades, desmitifi can-do la idea del sentimiento natural de adhesión e interpretación unívoca de un símbolo patrio. “Fruto de la sabiduría indígena”, “producto de la globalización de la cultura”, “sinónimo de clase y gus-to refi nado”, “cómplice de la fi esta y el carnaval”, “insignia del folclor costeño”, “víctima de la expropiación cultural”, “herencia enajenada por la explotación comercial” y hasta “insignia de patrio-tismo”, son sólo algunas de las infi nitas lecturas que un colombiano tomado al azar podría hacer acerca del sombreo vueltiao.

Entonces, si los colombianos no comparten una cultura nacional única y homogénea materializada en objetos como las artesanías, ¿es posible seguir hablando de identidad nacional? En la actualidad, las fronteras se desdibujan, los lazos de solidaridad y reconocimien-to se vuelven efímeros y las identidades –cada vez más fl exibles– tienden a desterritorializarse como mercancías que circulan de un lado a otro, haciendo más difícil el pensar una identidad en términos de nación.

El nacionalismo es un sentimien-to sembrado por instituciones normali-zadoras, como la familia y la escuela, y reforzado por los medios de comunica-ción que transmiten un relato de nación en el que se retoman de forma selectiva o se reinventan elementos del pasado, se perpetúa la hegemonía visibilizando e invisivilizando a ciertos actores y se crea la ilusión de una comunidad nacional con un mismo origen y una religión, una lengua o unos intereses comunes que todos deben adoptar como propios, en especial si se trata de alguna política ofi cial. La noción de nación tiene carác-ter ideológico y se encuentra atravesada por relaciones de poder. Bien lo asegura Alejandro Grimson en su libro Intercul-turalidad y comunicación: “Las naciones no construyen estados ni nacionalismos, sino que ocurre al revés. El nacionalis-mo es un discurso homogenizador con carga ideológica que se articula con la afectividad”.

La idea de identidad represen-tada en una serie de objetos culturales aún persiste y es promovida por el Estado colombiano, que al fi jar a las artesanías como patrimonio nacional, escenifi ca lo que es ser un buen colom-biano. Éstas son vistas como míticos objetos que han de ser preservados, exhibidos y contemplados en museos construidos para congelar en el tiempo el patrimonio material e inmaterial de una nación. Sin embargo, este proceso de conservación, adoración y fetichiza-

ción de la artesanía va en detrimento de la misma y, sobre todo, de su creador, pues niega el vínculo con el artesano y elimina las condiciones de explotación bajo las cuales son producidas para crear un relato fabuloso que hable de la magia aborigen y la colombianidad que impregnan este nuevo objeto del deseo.

Luego, éste no es el único esce-nario en que se fetichizan los artefactos culturales. Más allá de los pedestales de los museos, las artesanías también son exhibidas y admiradas en las vitrinas de las tiendas especializadas que, aprove-chándose del elevado valor simbólico de estos objetos y del deseo de los com-pradores de consumir exotismo, hacen de ellas una mercancía codiciada cuyo valor de uso para el que fue creada, es nulo. Casi todo lo que se hace con las artesanías oscila entre el mercado y el museo, entre la comercialización y la conservación.

El interés por producir y comer-cializar productos artesanales, que son vendidos en el mercado local bajo la etiqueta de productos “autóctonos” y en el exterior bajo la exitosa fórmula de objetos exóticos llenos de “otredad”, no es una iniciativa aislada. La preocu-pación por recuperar y reinventar “lo colombiano” hace parte de una ten-dencia mundial denominada Marca País, que busca hacer de cada nación y su identidad un producto comercializable y un sello de calidad que fomente tres sectores principalmente: la exportación, el turismo y la inversión.

De allí surge Colombia es pasión, lema con estrategias de mercadeo locales basadas en el patriotismo como Colom-biano compra colombiano o Vive Colombia viaja por ella. Esta última iniciativa ha fortalecido la industria del turismo y, según el actual presidente de la Repú-blica, “ha motivado a los colombianos a reapropiarse del país que les habían arrebatado los violentos al garantizarles su seguridad dentro de los desplaza-mientos por tierra”. Con todo y eso, en las zonas que no están delineadas por las principales carreteras nacionales, la seguridad y la presencia estatal se diluyen y son los habitantes de los sectores rurales y menos favorecidos los que tienen que enfrentar el drama del confl icto interno mientras esos pocos “colombianos de bien” duermen tranquilos porque ahora pueden visitar sus fi ncas los fi nes de semana.

En cuanto al frente inter-nacional, esta Marca País, bajo el eslogan publicitario “Colombia: el único riesgo es que te quieras quedar”, implementa una estrategia de competiti-

vidad orientada a transformar la imagen negativa que la comunidad internacional tiene de Colombia al reconocerla como un país violento, invitando al mundo a volver a mirar al país para enamorar-se de sus paisajes, de su gente, de sus infi nitos recursos y, de paso, motivarlos a viajar e invertir en “nuestra tierra”. Colombia es Pasión no sólo está encamina-da a construir una identidad colombiana favorable en el exterior y rescatar la eco-nomía, sino que tiene como otro frente fomentar el sentimiento de unidad y arraigo hacia los valores nacionales y, por supuesto, hacia las políticas guber-namentales, apelando a la emotividad sobre la racionalidad.

La idea de nación surge como una promesa de unidad, de inclusión, como aquel lugar mágico al que todos pertenecemos, al que todos debemos amar y con el que todos debemos identifi carnos sin cuestionar u oponer resistencia; pero lo que esconde este tipo de nacionalismo es una etiqueta que pretende borrar las diferencias y con-tradicciones propias de toda sociedad y la posibilidad de disenso innata a todo sistema democrático.

Colombia es Pasión ofrece la ilusión de diversidad y multiplicidad de culturas, pero en realidad las pinta y las uniforma bajo los colores de la bandera tricolor, usando nuestras tradiciones y diferencias –siempre confl ictivas– como elementos para embellecer y llenar de tonalidades su imagen corporativa. Además, esta Marca País resignifi ca el nacionalismo colombiano en términos de apoyo a la patria, al Estado, al gobierno y, por supuesto, al paternal y desinteresado presidente que nos enseñó literalmente a llevar a Colombia y a su política de Seguridad Democrática en el corazón.

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PORTADA

Pincelando a

Natalia Holguín Rangel

Historia del periodismo / Séptimo semestre

Llegar a ser uno de los mejores caricaturistas en Colombia no ha sido nada fácil, pues, como él mismo dice, “la política es sinónimo del poder; la caricatura, en cambio, es sinónimo de no poder”.

Pocas veces lo hemos visto en los medios. Por alguna desconoci-da razón no ha robado pantalla, figurado ni aparecido en las páginas

sociales de las revistas. Habrá gente que ni siquiera conozca sus rasgos físicos. Si tendrá gafas, será calvo o si de pronto se parece a alguna persona, no son inte-rrogantes que usualmente vengan a la mente al escuchar su nombre. Lo que sí es visible es que lo caracteriza un obje-tivo: hacer caricatura, “la desobediencia hecha dibujo”, como él mismo define el arte de pintar la realidad colombiana.

Vladimir Flórez, nombre para los que lo vieron nacer en Armenia y, años más tarde, triunfar en Bogotá, prefiere que lo recuerden con su seudónimo

‘Vladdo’. Su nombre de pila ya es sólo algo formal para pagar impuestos, reci-bos y cosas por el estilo. Vladdo es un nombre especial, ese que lo ha cobijado en su carrera como a un caricaturista exitoso, no como a alguien que hace reír con sus ‘muñequitos’ sino como un hombre que ha sabido pintar el escena-rio de nuestro país y generar opinión de una forma diferente y fresca.

“Casi nadie llama a las caricaturas por su nombre. Por el contrario, les dicen matachos, monos, mamarrachos, garabatos, rayones, etc. Y para comple-tar, son escasos los que la consideran una profesión. -¿Y es que usted cree que se va a ganar la vida haciendo mamarra-chos?, solían ser las preguntas cuando

VIGÍA

la idea empezó a martillarme”, advierte Vladdo.

Su irreverencia, y no tener ‘pelos’ en la lengua, han hecho que el aconte-cer colombiano vibre en sus hojas, en especial en el tema político, pese a que “esa política que se hace acá sea una que da pavor, que es descarada y vacía”, como lo afirma. Son precisamente estas características las que más le atraen para tocar estos temas tan puntiagudos pero tan dignos de criticar. Hacer caricatura es un análisis del quehacer y el deshacer político.

Hay que aclarar que aunque sí es cierto que el tema predilecto es la política, no es el único. Vladdo opina que en un país como Colombia, donde las alegrías son efímeras y las desgracias perduran, son muchos los temas de inte-rés periodístico a los que un observador tiene que aproximarse necesariamente.

Héctor Osuna, colega y amigo, define al loco de cabellos rizados, gafitas y rostro encuadernado para el retrato, como a un dibujante limpio, de línea y de intención. “Es gracioso, simple y mo-derno. A mí me divierte cierta inocencia, la del niño acólito, quizás porque no fue nunca el viejo sacristán marrullero de las novelas de (José María de) Pereda. Esas cualidades lo hacen genio y amante de lo que innova”, confirma.

Este es un país muy peculiar que hace de esta obra algo más sustancio-so y sentido. Tan típico que tiene una mezcla de amor y dolor, que aunque le cueste lágrimas y risas, incita a Vladdo a plasmar en imágenes todas las cosas que adornan a Colombia con la tinta de su pluma, con sus pinceles o colores. Aquí se viven situaciones que por más que sal- gan a buscarse en otros países,

no se encuentran. Por eso, no tendría caso

hacer caricatura en un país “casi perfecto”. “¿O puede al-guien imaginarse lo aburridas que deben ser las caricaturas en los diarios de aquellos países donde la corrupción es mínima, el desempleo no es problema y la única muerte violenta es la crucifixión de Jesucristo en Semana San-ta?”, asevera.

La Vladdomanía que ha logrado crear este singular personaje abre un nuevo espacio para generar crítica, un nuevo lenguaje, una nueva simbología de contar la realidad. El caricaturista ha conseguido conquistar su libertad para opinar sin ningún tipo de censura y timidez. Lo más valioso de

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PORTADAVIGÍA

hacer este oficio es que además de ser un espejo de lo que pasa, es una memo-ria histórica. Cada personaje, hecho y dibujo que sale del puño de su letra, es más un legado.

En sus casi 25 años de haberse dado a conocer en periódicos y actualmente en la Revista Semana, Vladdo se agrupa dentro de los pocos hombres que perse-veran, que luchan, que crean con el sello de diferencia e innovación. Es en pocas palabras el mejor caricaturista político colombiano de su época; su genialidad lo ha llevado a ese punto. Un punto más alto que la misma Torre Colpatria con sus 50 pisos y 196 metros de altura.

Para Álvaro Montoya Gómez, amigo del artista, “haber incursionado por caminos no transitados en la caricatura política tradicional es el gran mérito de Vladdo”. Por eso se ha convertido en un gran cultor del más contundente género periodístico: la caricatura política.

Este inquieto y jamás pasivo hom-bre, es un loco empedernido, amante de lo que hace; cada una de sus obras es una faena que sigue con potencia y persistencia. Aunque no insista mucho en manejar un alto perfil ante el público, su labor es más que gratificante y, como lo afirman algunos de sus seguidores, encanta esa irreverencia y sutileza en el humor, ese juego de palabras, símbolos y gestos que llega debajo de la puerta con cada una de sus ocurrencias plasma-da en la revista.

Es tanto el furor que hasta en internet su “club de fans” y seguidores no se hace esperar. Facebook, Twitter y Blogger son algunas de las redes sociales que han logrado incrustar esa Vladdo-manía absorbente que ha sabido crear este amante del tango y fugitivo del aburrimiento.

Aquel tornillo que perdió por casualidad al tomar la caricatura y el periodismo como sus labores de ejercer a diario, han hecho de Vladdo alguien que permanece en nuestra cotidianidad, un hombre que aunque reservado en su vida privada, es una bomba de contro-versia y debate con tan solo una hoja y unos trazos bien dibujados.

Vladimir Flórez (Vlado)

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Natalie Rivera Parra

Expresión escrita II / Segundo semestre

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DEBATES

Vamos ganando la

La política de gobierno de la Seguridad Democrática se trazó como objetivo la protección de los

ciudadanos por igual y sin distinción para que todos los colombianos puedan disfrutar de sus derechos.

Colombia ha sufrido múltiples cambios, en lo económico, político, social y en la seguridad. Para algu-nos analistas, el cambio obedece a

un nuevo momento histórico del país. Para otros, a una perspectiva diferente al momento de observar la problemá-tica que se afronta y obviamente en las estrategias de manejo que se han implementado.

En materia de seguridad, definida por el sociólogo Hugo Acero1 como “el estado de tranquilidad, orden y paz que le permite a los seres humanos

gozar de sus derechos, pero a su vez le demanda deberes como ser individual y social, se han presentado reformas. Colombia, consagra el derecho a la seguridad, a través de las responsabili-dades que la Constitución Nacional de 1991 delegó en cabeza del Presidente de la República, los gobernadores y los alcaldes como se aprecia en los artícu-los 186, 296, 303, 315 y 330”.

El actual gobierno ha definido una política que desde el año 2002 ha demarcado unos derroteros de trabajo, la llamada “Seguridad democrática”,

concepto que resignificó la noción de seguridad, centrada en la defensa de la nación y de sus valores fundamentales, de cara a los enemigos externos e inter-nos que amenacen seriamente la inte-gridad del Estado. Bajo esta doctrina, el sujeto amenazado no era el ciudadano, y lo relegaba así, a un segundo plano en su derecho a desenvolverse diariamen-te, libre de amenazas a su vida o a sus bienes. El llamado es a re-entender la seguridad desde la dimensión del ciuda-dano, esto es, la persona considerada en tanto individuo y ser social .

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DEBATES

Llegando a la mencionada seguridad democrática, centrada en la protección de la persona humana, “esta nueva con-cepción de seguridad se relaciona con la sociedad y con el individuo en su seguridad cotidiana que ampara además de la no violencia, su capacidad para vivir, para comer, para existir sanamen-te, para educarse, para participar en las decisiones y para que la totalidad de derechos se vean respetados”2.

La seguridad es un asunto que le compete a todo el Estado y toda la sociedad. Esta política de gobierno se trazó como objetivo la protección de los ciudadanos por igual y sin distin-ción para que los colombianos puedan disfrutar de sus derechos, con el fin de lograr el control del territorio, asegurar el imperio de la ley, la gobernabilidad y el fortalecimiento del Estado Social de Derecho. La presidencia de la República planteó como pilares la protección de los derechos de todos los colombianos, la protección de los valores, la pluralidad y las instituciones democráticas y por ultimo la solidaridad y cooperación de toda la ciudadanía en la defensa de los valores democráticos.

El término acuñado por el actual pre-sidente retoma del concepto únicamente la seguridad física, es decir la adquisición y diseño de objetos para resistir y disuadir posibles ataques, sustentando su posición en que hoy el número de soldados y policías pasa de 400.000, frente a 270.000 hace cuatro años. Para el año 2006, los soldados, policías y los hombres del DAS costarán a los colombianos 5.6 billones de pesos. Estos recursos representan el 57% del total de los gastos de personal del presupuesto de la nación. En el año 2006, de acuerdo con el diario Portafolio, los recursos para la seguridad según los datos del Ministerio de Hacienda, llegan a los 10.2 billones de pesos; otras fuentes informan que en la guerra colombiana, el Gobierno se gasta 30.000 millones de pesos diariamente, y eso que dizque no hay conflicto interno.

En contraposición están los argu-mentos que plantean que esta política ha logrado el mayor número de desmovili-zaciones, el incremento en la cobertura de la fuerza pública en el país, la dismi-nución del secuestro, de las masacres, del accionar delictivo puntual, en los delitos de hurto, piratería y homicidio, la captura de mayor número de subversivos, y la disminución de la intensidad del conflicto armado, tal vez el objetivo de mayor rele-vancia en la ejecución de la política.

Ahora bien, ¿qué se entiende por conflicto armado interno? En el libro de la Red de Promotores de Dere-chos Humanos, “el conflicto que se presenta al interior de un país cuando

La política de gobierno de la Seguridad Democrática se trazó como objetivo la protección de los

ciudadanos por igual y sin distinción para que todos los colombianos puedan disfrutar de sus derechos.

existen fuerzas armadas, diferentes a las gubernamentales, que se oponen al gobierno o a otras fuerzas armadas por motivos étnicos, políticos o religiosos”. El nuestro es producto de la violencia articulada históricamente por diferen-tes intereses políticos y económicos, la exclusividad de los partidos políticos tradicionales, la desigualdad y la violen-cia política, que constituyen elementos que permiten comprender la dinámica del conflicto.

Aunque en el marco de la política de seguridad democrática se menciona el conflicto armado y se constituye en un eje de trabajo para la protección de la ciudadanía, los asesores del gobierno y el mismo presidente han negado su existencia, llegando a afirmar que en la actualidad el conflicto es un tema prác-ticamente concluido, argumentando que éste ya no es un problema principal. Se-gún José Obdulio Gaviria, en la revista Cambio del 2 de noviembre de 2008, “lo que tenemos que decir es: Nosotros no tuvimos guerra civil, nosotros tuvimos una amenaza terrorista no enfrentada”.

Esto permite reforzar las posturas que plantean la subsistencia de grandes taras, que obstaculizan llegar a los nive-les de seguridad adecuados para el ejer-cicio de los derechos de los ciudadanos y el desarrollo económico, siendo una de éstas lo que María Jimena Duzán, co-lumnista de la revista Semana, denomina la reforma del lenguaje, donde se han modificado términos para demostrar el progreso alcanzado. Acciones como los asesinatos cometidos para cobrar recompensas llamados “falsos positivos” o la nueva denominación de los despla-zados a “migrantes”, o el accionar de los paramilitares, por la nueva categoría de bandas emergentes, son algunos ejem-plos (mayo 18 de 2009).

Entonces, la pregunta que surge, es ¿se puede superar un conflicto armado, que no ha existido?, ¿se puede hablar de pos-conflicto, sin que exista conflicto?, o como expertos mencionan, ¿nuestra realidad no coincide con la definición de lo que sería un conflicto interno dado que no hay un partido político en armas, es decir, los actores del conflicto ( Grupos Armados Ilegales GAI) no constituyen un partido político, tampoco son un movimiento

social o económico en disidencia armada y no tienen un control territorial especifico, porque se disgregan por el país?

De acuerdo con el artículo de El Tiempo titulado ¿Sí está funcionando la política de seguridad democrática? de Adramca, “la realidad es que todavía somos una sociedad con una guerra civil interna, que gracias a la política de seguridad democrática se ha alejado de las ciudades y centros económicos, pero ensombrece el futuro de muchas regio-nes del país”. Aunado a lo anterior, el politólogo e investigador del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Andrés Vargas, en su articulo “Una política de seguridad para los ciu-dadanos no puede reducirse a un plan de guerra”, publicado en la revista Semana, plantea que “luego de seis años de ofensi-va estatal continuada contra los grupos insurgentes los niveles de violencia de conflicto siguen siendo muy altos, simila-res a los observados al final de la década del noventa. La tendencia a la disminu-ción de los homicidios se ha estancado: alcanzó un “piso de cristal” en 2006 (en un nivel muy alto) y no hay evidencia que sugiera que lo podrá traspasar. Los gru-pos paramilitares se han reconfigurado en un fenómeno denominado neopara-militarismo, y ahora se expanden y crecen rápidamente.

Entonces, el conflicto ha sufrido mutaciones y transformaciones que han generado nuevas problemáticas en-marcadas en los atentados a los dere-chos humanos. Es el caso de los falsos positivos que ensombrecen los alcan-ces logrados y que, de acuerdo con el artículo titulado ¿Qué ha pasado con el conflicto armado durante el gobierno de Uribe? el conflicto armado se mantiene y las acciones esporádicas de parte y parte aumentan la incertidumbre de los colombianos que están cansados de la guerra, algunas regiones del país conti-núan sometidas al control de los violen-tos y se ha incrementado el número de desplazados en el país.

1. Consultor Internacional en seguridad. Ex- Secretario

de seguridad y convivencia para Bogotá en el periodo

comprendido entre 1995 y 2004.

2. Ramírez. Conflicto y seguridad democrática en

Colombia: Temas críticos y propuestas.

El actual gobierno ha definido una política que desde el año 2002 ha demarcado unos derroteros de trabajo, la llamada

“Seguridad democrática”, concepto que resignificó la noción de seguridad, centrada en la defensa de la nación y de sus valores fundamentales, de cara a los enemigos externos e

internos que amenacen seriamente la integridad del Estado.

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DEBATES

Análisis acerca de la situación actual de la economía del país y cómo mejorarla.

Colombia: hacia el crecimientoeconómico

Carolina Rojas Acosta

Expresión escrita II / Segundo semestre

Colombia es considerada un país en vía de desarrollo. En los últimos años ha tenido un crecimiento paulatino del PIB (Producto Interno

Bruto), aunque esté atravesando por una profunda crisis en los sectores produc-tivos de la agricultura, que se estima un sector importante para los países latinoamericanos. En 1970 representaba el 25% del PIB y en el 2007 pasó a ser tan sólo el 11%, como resultado de un proceso de urbanización y “terciariza-ción”, que es un fenómeno actual en algunos países, de fomentar el sector de los servicios públicos1.

Lo anterior resulta bastante proble-mático, ya que las políticas económicas actuales están enfocadas a impulsar el sector terciario de la economía, dejando a un lado las dificultades en las que se en-cuentran los sectores primario (agrícola) y secundario (industrial). Además, pasan por alto el constante deterioro de la cali-dad de vida de la población, donde en el 2005, el 20,2% de los hogares colombia-nos se encuentra en estado de pobreza, y el 6,3 en estado de miseria, y se pronosti-ca que han aumentado las cifras2.

Por ello, es necesario identificar los factores que contribuirían al crecimiento económico en Colombia, que incluye la reducción de la pobreza y la disminu-ción de la desigualdad social. Para ello no hay que implementar modelos eco-nómicos diseñados para otras naciones o creados por el FMI (Fondo Monetario Internacional), pues se deben analizar los problemas más profundos y buscar

soluciones a corto y largo plazo, con el fin de que el crecimiento, además, sea sostenible.

El centro de investigación eco-nómica de Fedesarrollo (Fundación para Educación Superior y el De-sarrollo), se ha constituido como una fuente confiable de estudios económicos, aportando varias solu-ciones a las distintas problemáticas

que afronta Colombia, fundamen-tadas en los análisis a la realidad del

país en los últimos 20 años. Mauricio Cárdenas, miembro destacado de la

institución, realizó un estudio detallado

de los sectores de la economía que repre-sentan mayores problemas. Vale la pena resaltar algunas opciones que fomenta-rían crecimiento a corto y mediano plazo, y que serían la base para un desarrollo económico sostenible en el futuro.

Se destaca como un factor importan-te la educación, ya que “es vista hoy en día como una herramienta de equidad; además, tiene un enorme impacto sobre la eficiencia económica”. La formación profesional de los trabajadores conlleva a contar con mano de obra calificada, que pasa a constituir el “capital humano”, el cual puede desarrollar los factores tecno-logía y conocimiento, que a su vez signifi-can mayor productividad en las empresas y desarrollo de los sectores económicos, conformando así una cadena de fortaleci-miento y crecimiento económico.

El porcentaje que el gobierno le transfiere a la educación en Colombia es de 5,4%. Según el informe «Situación de la Educación en Colombia»3, no es tan bajo; sin embargo, el promedio de deserción escolar ha aumentado en los últimos años por motivos económicos y por la dificultad de obtener créditos educativos, ya que un porcentaje im-portante de la población no cuenta con los requisitos suficientes para su acceso. Al parecer el gobierno y las entidades financieras han olvidado que una socie-dad educada tiene mejores oportunida-des de empleo, con ello mejores salarios, mejor calidad de vida y capacidad de compra. Igualmente, puede depositar sus ahorros en las entidades financieras y así se completaría el círculo económi-co que fortalece el desarrollo de un país.

El ahorro constituye un segundo factor relevante a la hora de fomen-tar el desarrollo económico, porque cuando se encuentra en las entidades financieras, es utilizado para financiar proyectos y mejorar la situación eco-nómica de la población. Si el sistema financiero fomenta el ahorro con intereses pasivos adecuados, y permite el acceso a créditos a las personas que lo necesitan, hay movilidad financiera y con ello crecimiento económico. Es importante el desarrollo tecnológico

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Tomado de: http://www.voluntarioscam.org/imagenes/Image/_USER_/glacial%202.jpg

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DEBATES

1. Cárdenas, Mauricio. Introducción a la econo-mía colombiana. Bogotá: Editorial Alfaomega 2da Edición, 2009. p. 35.2. Ibidem. p. 434.3. Tomado de: http://www.escuelapais.org/edi-cionesanteriores/epatinta35/competitiva.html4. Ibidem.

en este campo, para que las entidades tengan información sufi ciente de los candidatos a los créditos y evitar los riesgos de la quiebra de los acreedores. Si se fortalece el sistema fi nanciero, se fomentarán mercados tan importantes como el bursátil, que dan movimientos económicos de escala internacional.

El mercado bursátil constituye un tercer factor importante de estímulo eco-nómico, tal como sucede en países como Japón, donde la capitalización bursátil representa el 104,5% del PIB y en Co-lombia es el 37,6%, lo que signifi ca que representa un mercado pequeño. Ade-más, es importante la promoción de más empresas en la Bolsa de Valores, porque en nuestro país, Ecopetrol tiene el 71% del control de la estructura bursátil4.

Asimismo, para lograr la estabilidad económica en Colombia, además del incentivo del sistema bursátil que per-mite el movimiento de capital a gran escala, es necesario un equilibrio entre las importaciones y exportaciones. Colombia tiene un 32% de exportación frente a 68% de importación en el mer-cado internacional; también está su-peditado a relaciones comerciales con pocos países, lo que difi culta aun más lograr la equidad. Los tratados comer-ciales deben basarse en la búsqueda de benefi cio mutuo y un manejo adecuado de la balanza comercial.

Un factor de gran importancia lo compone el adecuado desarrollo institucional. Es indispensable que se reestructuren las instituciones para que faciliten las actividades económicas e, igualmente, que constituyan un sistema legal con sufi ciente fuerza coercitiva para que tanto las entidades fi nancieras como las personas que accedan a él tengan procesos idóneos y efi caces, ya que el sistema legal colombiano actual es lento e inefi caz.

Existen muchas teorías respecto a las soluciones que se le pueden dar al problema económico colombiano: fomentado la educación, el merca-do fi nanciero y bursátil, buscando el equilibrio comercial entre importación y exportación, y creando un adecuado manejo institucional, se iniciará un movimiento en cadena que conlleve al fortalecimiento de los tres sectores productivos, la reducción de la po-breza, la equidad social y una mejor calidad de vida para los colombianos.

El discreto encanto delarte contemporáneo

La globalización es un “sistema eco-nómico en el que tanto los factores de producción como los bienes y servicios, se desplazan libremente por

el planeta. Adicionalmente, representa la internacionalización e interdependencia de las economías nacionales en el marco de un planeta que tiende a ser una sola unidad económica”1.

Así, dentro del marco social, se puede decir que la globalización ha intensifi ca-do la integración cultural de diferentes maneras. Por un lado, la libre movilización de las personas lleva implícita la descen-tralización de un número de elementos que estaban circunscritos en determinado territorio, como la identidad, la naciona-lidad, la raza, el género, la pertenencia, la vecindad, las costumbres, etc.2, y que se desplazan a otro territorio en donde se evidencia el contraste entre estos elementos y nuevas concepciones acerca de ellos. Por otra parte, un factor relevante que explica la integración cultural es la globalización de la información y el papel de los medios masivos de comunicación. En este sentido, los medios de comunicación han logrado que la posición geográfi ca no sea un obstá-culo para conocer la situación que se vive en otro lugar del mundo. De esta manera, tanto la información como las imágenes pueden llegar a cualquier parte del mundo en muy poco tiempo, solucionando de esta forma cualquier limitante espacio-temporal.

El arte ha sido desde la prehistoria has-ta el siglo XXI un instrumento que el ser humano ha utilizado para plasmar el mun-do y la sociedad que percibe. Las expresio-nes artísticas, según el critico de arte John Berger, son “una afi rmación de lo visible que nos rodea y que está continuamente apareciendo y desapareciendo”3. De este modo, el arte trata de buscar permanencia, intenta plasmar de manera indefi nida una visión que puede ser fi nita.

El arte contemporáneo se ha visto in-

Análisis sobre las expresiones artísticas y sus efectos con la globalización.

Isabela Porras Alzate

Expresión Escrita II / Segundo semestre

fl uenciado por la globalización, dado que se convierte en una herramienta de expresión de escenarios no sólo locales, sino interna-cionales, políticos y sociales. Según lo dicho en la conferencia dada por Paul Woods en el 2005 en el Tate Modern de Londres, hoy en día, el sistema del arte se globaliza en sí mismo, lo que permite que la obra de arte circule libremente. Lo anterior se ve representado a través de las bienales y las exposiciones masivas en donde se exhibe el arte de diferentes partes del mundo4. Los medios de comunicación, como Internet, permiten que la obra de arte sea conocida sin necesidad de una relación presencial entre espectador y obra. De esta manera, la obra de arte cuenta con un sistema pro-picio para tener un alcance y recepción de carácter global.

En primer lugar, se puede destacar el arte contemporáneo como herramienta de expresión social gracias a la libertad de creación artística. Hoy en día cualquier cosa es posible como arte, ya no existen reglas, el arte es “descentrado y desjerarquizado, abierto a otros ritos de normas múltiples”5, ningún arte es más válido que otro y “nin-gún arte está ya enfrentado históricamente contra ningún otro tipo de arte”6. De esta manera, el arte contemporáneo está do-minado por el pluralismo, el cual suprime los controles y las reglas y da al artista la impresión de que todo está permitido. Así, el arte contemporáneo ha mostrado una tendencia a representar, mediante múltiples estilos, escenarios sociales de preocupación internacional; en otras palabras, el arte contemporáneo está tomando un carácter público que antes no tenía. En siglos pasa-dos, el arte respondía a intereses particula-res; en los siglos XV y XVI, por ejemplo, el arte era tomado como un bien superior y era usado como forma de representación de poder y estatus por parte de las familias nobles y los grandes mecenas. Hoy en día el objeto del arte es diferente y responde

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DEBATES

de altura. Mediante esta actuación, Pope trata de transmitir una crítica a la jerarquía, haciendo aparecer los reportes fi nancie-ros más reconocidos del mundo como un papel higiénico de un hombre pobre, y mostrando la gran diferencia que existe entre las prioridades y estilos de vida de los pobres y los ricos7.

La globalización del arte contem-poráneo se ve expresada también en la descentralización del mensaje que está implícito en la obra. Gracias al arte, voces de distintos lugares del mundo se oyen en sitios totalmente ajenos a su punto de ori-gen. Mediante el sistema del arte se pueden transportar geográfi camente mensajes que quieren ser transmitidos desde lejos y que pretenden insertar un nuevo tema en la opinión pública de otros lugares.

Es el caso de la obra “Shibboleth” de la colombiana Doris Salcedo, en 2007 (fotografía 2). Doris Salcedo fue la primera latinoamericana invitada por el Tate Mo-dern de Londres para exponer en el Museo. La escultura realizada por la colombiana era una grieta en el piso que atravesaba 167 metros de las instalaciones de la galería de arte. Mediante esta escultura, Doris Salcedo lleva a Europa la visión del mundo de los países tercermundistas, la división de paí-ses, la migración en el mundo globalizado, entre otros. Así mismo, marca la profunda diferencia que existe entre la humanidad y los que no son “considerados exactamente ciudadanos o humanos”8 y trata de mostrar que esos dos mundos nunca estarán unidos. La obra, entonces, logra romper la barrera geográfi ca y transmitir inconformidades sociales del tercer mundo y de los países en vía de desarrollo al mundo desarrollado.

El arte contemporáneo, más especí-fi camente, cuenta con un poder político mayor gracias a la cultura de masas y a las industrias culturales. Debido a la existencia de los medios de comunicación de masas y a la creciente industria cultural, “se han ido diluyendo ciertas distancias, producién-dose fusiones de fronteras hasta el punto de que las barreras entre artista productor y el consumidor o cliente han desaparecido gracias al macro-relato del mercado”9. El arte contemporáneo rompe con la distancia entre objeto artístico y espectador, derrum-bando la intocabilidad del arte y fomentan-do el carácter de la interacción con la obra presentada. Nace entonces un nuevo espec-tador que interactúa con el arte y crea una relación activa con la producción y con la recepción de la obra10. Esta relación directa hace que el arte sea un instrumento político mucho más efectivo.

La obra de Spencer Tunick, fotógrafo estadounidense, es una demostración clara de la interacción directa entre espectador y obra de arte y al mismo tiempo del alcance político que puede tener el objeto artístico. Tunick es reconocido por fotografi ar a

grandes masas de personas desnudas, que participan voluntariamente en la fotografía: se hace una convocatoria y la gente llega al lugar donde se va a realizar la obra. Lo único que reciben a cambio dichas perso-nas es la fotografía fi rmada por el autor. Esta forma de producción de arte refl eja la creciente interacción entre el espectador y la obra. Pero, por otra parte, se puede ver el alcance político que logra una obra de arte como éstas, en donde las fotografías toma-das por Tunick en el 2007, son esenciales para la campaña de Greenpeace contra el calentamiento global, en la cual el glaciar suizo de Aletsch sirvió de escenario para el artista (fotografía 3). Las escenas recogidas por la organización ambiental y por Tunick tenían el propósito de alertar al mundo acerca de la vulnerabilidad de los glaciales y la fragilidad del cuerpo humano. Median-te estas fotografías, se pretendía mandar un mensaje a las autoridades y producir reacción frente al problema11. Ésta y otras obras de Tunick han sido vistas alrede-dor del mundo y algunos países han sido protagonistas de las mismas, como Chile, Holanda, Argentina, Venezuela, México y Austria, entre otros.

Podemos ver entonces cómo el arte contemporáneo se ha adaptado paulatina-mente a los cambios de la sociedad, y cómo ha respondido de manera sorprendente a las exigencias de un mundo globalizado que trata de comunicarse, unirse y entenderse, y que encuentra en el arte una herramien-ta despojada de cualquier atadura. Hoy, más que nunca, vemos cómo el arte se ha integrado, creando un sistema plural, en el que gran parte de las obras refl ejan no sólo escenarios locales, sino visiones sociales y políticas de carácter internacional.

1. Borja, Rodrigo. Enciclopedia de la política. México: Fondo de Cultura Económico, 1997.2. Barriendos Rodríguez, Joaquín. Global Art And Politics Of Mobility: (Trans) Cultural Shifts in the international con-temporary art-system. Universidad de Amsterdam, 2008. 3. Mettais, Valérie. LOUVRE 7 Siglos de Pintura. Versai-lles : Editorial Art Lys, 2000.4. Tate Modern and Open University study days. Conference of “Globalization and art- a Brief History”. <http://www.tate.org.uk/learning/studydays/globalisation/> 5. Fajardo, Carlos. El Arte En Tiempos De Globalización; Nuevas preguntas, otras fronteras. Bogotá: Universidad de la Salle, Departamento de Investigaciones, Facultad de Filosofía y Letras, 2006.6. Ibid.7. Pollack, Barbara. Art in America “The art of public disturbance: William Pope.L consistently provokes visceral responses from viewers, especially with his street performances. <http://fi ndarticles.com/p/articles/mi_m1248/is_5_91/ai_101010684/pg_2> 8. Toledo, Manuel. Doris Salcedo: canto contra el racis-mo. En BBC Mundo. <http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7035000/7035694.stm> 9. Fajardo, Carlos. El Arte En Tiempos De Globalización; Nuevas preguntas, otras fronteras. Bogotá: Universidad de la Salle, Departamento de Investigaciones, Facultad de Filosofía y Letras, 2006.10. Ibid.11. Greenpeace. 600 strip naked on glacier in global warming protest. <http ://www.greenpeace.org/internatio-nal/news/naked-glacier-tunick-08182007>

Fotografía 1: http://www.frieze.com/images/middle/p1207_WallStreet.JPG.jpg

en gran medida a intereses sociales. Existen múltiples artistas que intentan expresar, mediante su obra, tensiones, situaciones o escenarios de interés público y social.

Un ejemplo de esto es la obra del artista estadounidense William Pope, que median-te su “street performance”, basado en la crítica a los estereotipos estadounidenses y los confl ictos sociales, ha producido una fuerte respuesta de parte del público. La in-equidad social ha sido uno de los temas que ha trabajado en su obra, lo cual se ve direc-tamente representado en su performance “Eating the Wall Street Journal” (fotografía 1). Allí, el artista mastica el periódico más importante de indicadores fi nancieros en Estados Unidos y lo escupe a la audiencia, todo esto sentado en un inodoro a 10 pies

Fotografía 2: http://lunartica.files.

wordpress.com/2007/11/grieta.jpg

Fotografía 3: http://www.hughpearman.com/2007/illustrations/shibboleth01.jpg

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DEBATES

Extensa y difícil ha sido la historia que cobija el padecer de nuestro continente. Injustos los hados del destino, que a veces sólo parecen

habernos propiciado desgracias, latro-cinios, crímenes infectos. En ocasiones nos hace ver como una humanidad ré-proba, tímida, anticuada y avergonzada, que se encuentra soterrada en la eterni-dad, escondida tras las eximias naciones que han hecho, deshecho y malhecho lo que han querido nuestras fértiles tierras y las débiles almas que en ellas habitan.

Es inevitable que las atrocidades de un pasado atroz salgan a flote, al querer situar a Latinoamérica en algún lugar del mundo, aunque haya hechos e impetuo-sas mentes de este joven y nuevo pre-sente, que aspiren sacarla de ese lúgubre sótano de los olvidos, pretendiendo hallar la verdadera identidad que nos pertenece.

En 1815, en la Carta de Jamaica, Simón Bolívar abrió los ojos frente a un continente inmerso en la desgracia, lide-rado por los más ilustres personajes de la reconocida España, que hacían uso de su “razón e inteligencia”, dignas de una civilización europea, para asaltar nues-tros territorios, para robar sus riquezas, imponernos sus costumbres y arrebatar las nuestras; pero sobre todo, para des-pojarnos de la libertad y de la identidad. Es “una América (…) aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares, y combatida por la España”1. Un conjunto de naciones que requieren unión para expulsar a los es-pañoles y fundar un gobierno libre, que permita, como lo anunciaría el Libertador en el Congreso de Angostura, partir de una propia realidad por negativa que sea, para aclarar esa identidad confusa y complicada de la que hacemos parte; de la que “no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre aborígenes y españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos”2.

Pero, ¿cómo formar una identidad cuando se es un crisol de culturas, del que surge un arraigado complejo de inferioridad que nos perturba desde el preciso instante de nuestro nacimiento? En el Laberinto de la Soledad3, Octavio Paz sitúa como origen del mestiza-je el mito de la Chingada, que hace referencia al asalto de un conquistador

Latinoamérica febrilSergio Silva Numa

Expresión escrita II / Segundo semestre

“…No somos sino un mundo occidental más distante y más vasto…”, Andrés Bello, 1844.

español, Hernán Cortés, a una indígena indefensa, la Malinche. Ella es símbolo de violación, de Madre abierta, rapta-da, burlada. Los hijos de esta arcaica unión son los mestizos, que en adelante tendrán que padecer su condición. Los próximos siglos no perdonarán nuestro gran pecado original: haber nacido de una madre violada. Y así como Martín, el hijo que la Malinche le dio a Cortés, murió a consecuencia de las torturas que le infligieron por colaborar en una rebelión contra el poder español, suce-derá con cientos de híbridos más, que llevan impreso en su espíritu el título de impuros, de chingados.

Los españoles fueron incapaces de aceptar una raza más. Ya habían pro-puesto rechazar alguna especie nueva, al elaborar en su imaginario el habitante de las antípodas, a quien conocieron a fina-les del siglo XV con el descubrimiento de un Nuevo Mundo. Al ver esas figuras desnudas, con tatuajes, plumas y raros peinados, la corona española y la Iglesia Católica quedaron perplejas. El térmi-no caníbal, impuesto por Colón a estas nuevas especies, se hace preciso para describir estos monstruos de costum-bres aberrantes que atentan contra el buen nombre de Dios y de la especie humana; y por hacerlo son reducidos a la esclavitud. Así, se traza en principio una línea divisoria entre aquellos que pertenecen al género humano y aquellos que son relegados a los confines de la humanidad4.

Estos amerindios ca-rentes de alma no son aptos para ser civilizados o cristia-nizados. Con su aparición, la doctrina de limpieza de san-gre, promulgada por primera vez en el Consejo de Toledo a mediados del siglo XV para expulsar por herejes a judíos y moros del territorio espa-ñol, se traslada a América en un intento religioso de purificar la raza, abriendo una brecha para la discri-minación de los mestizos. Se da, pues, un ineluctable rechazo de las raíces, y

esos “hijos de la chingada” que niegan la mezcla de sangre, cultura e historia, ya no se identifican con su pueblo, sino que fijan su mirada en los ancestros europeos.

El cristianismo, que sólo incorpora a quienes renuncien a sus creencias, a sus costumbres y a sus expresiones culturales, quiere hacerlos abandonar lo que han construido, los obligan a olvidar su pasado, que para los colonos parece más obra del demonio, que de su venerado Dios5.

Así transcurren los siglos, entre la vergüenza y el racismo. Pero los “bastar-dos” pululan en las colonias españolas, que siguen con el propósito de enal-tecer su sangre, privando a los nacidos en Nuestra América, como diría José Martí, de sus derechos y libertades. No hacían parte de la organización polí-tica, y ni tenían acceso a la educación. Pero su crecimiento demográfico se hace inminente, y ya para el siglo XVIII

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DEBATES

surgen nuevas formas para establecer la sociedad, en la que inevitablemente el mestizo se hace presente.

Sin embargo, el complejo de hibri-dismo sigue vigente. Nuestra condición nos cohíbe y nos acorrala, a pesar de que se empiezan a dar las primeras manifestaciones de independencia como un grito esperanzador que se esparce por todo el continente. Es la Revolu-ción Haitiana, que lucha contra el yugo de la tradición europea. Su repercusión es evidente, y hace que desde 1810 en adelante se inicie una separación de las colonias ibéricas, que fi nalizaría en la última década del siglo XIX, con la de Cuba. Por fi n se lograría la tan anhelada libertad, que no tardaría en ser opaca-da por la necesidad de conseguir una segunda independencia, tras la intromi-sión de un nuevo imperio que da sus primeros pasos sobre los que encontró más débiles y desolados. Martí lo ve con claridad, y en 1889 lo predice en la primera conferencia panamericana de Washington: “de la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora urge decir, porque es la verdad, que ha llegado la hora de declarar su segunda independencia”.

Luego de haber engullido ya la mitad del territorio mexicano desde 1847, y de haberse consolidado como la nueva na-

1. Bolívar, Simón. Carta de Jamaica. México: Editorial Tie-rra Firme. Kingstone, 6 de septiembre de 1815. “FUENTES DE LA CULTURA LATINOAMERICANA”, Leopoldo Zea (compilador de textos), 1995. p. 32.2. Bolívar, Simón. Discurso de Angostura; en el Con-greso de Angostura, reunido el 15 de febrero de 1819. México: 1995. p. 433.3. Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. Cap IV. Los hijos de la Malinche. Madrid: Edición de Enrico Mario Santí; Ediciones Cátedra-Letras hispanas, 2003. p. 202-212. 4. Vignolo, Paolo. HIC SUNT CANIBALES: El canibalismo del Nuevo Mundo en el imaginario europeo. En Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. No. 32, 2005. p. 151-188.5. Zea, Leopoldo. América Latina: largo viaje hacia sí misma, México: 1995. p. 291.6. Fernández Retamar; Roberto. Nuestra América y el Occidente. México: 1995. p. 171.7. Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. Cap. I El pachu-co y otros extremos. Madrid: Edición de Enrico Mario Santí; Ediciones Cátedra-Letras hispanas, 2003. p. 143. 8. Guevara, Che. El hombre nuevo. México: 1995.

con irnos, con dejar de ser lo que se es para ser otro distinto. Somos “pachu-cos”, afi rma Octavio Paz. Hemos per-dido nuestra herencia, nuestra lengua, nuestra religión, nuestras costumbres, nuestras creencias. Somos resignados y sufridos. 7

Y es que el error fue no haber logra-do la independencia. “El problema no era un cambio de formas, sino de espí-ritu”, afi rma Martí. Quizás por eso se hayan hecho inminentes las dictaduras del siglo pasado; porque no tenemos ni identidad ni espíritu. Somos conformis-tas y estamos enceguecidos. No vimos jamás a un Trujillo, a un Pinochet, a un Jorge Ubico; y seguiremos así, mientras retornan.

¿Podremos crear ese hombre nuevo del siglo XXI consciente de sus valores y errores, con el que el Che soñaba? 8

Para lograr la educación, propo-ne Leopoldo Zea el conocimiento de nuestras culturas y el acercamiento de nuestras políticas, la comunicación de nuestras artes, de nuestras industrias. Las grandes mentes dicen que es crear; otras, que unir al continente y fi jarnos políticas que nos hagan independientes en todos los sentidos.

Pero en esos intentos llevamos si-glos, miles de vidas, millones de ilusio-nes rotas y culturas aplastadas. Y hoy, como resultado, sólo tenemos promesas sin cumplir, fronteras militarizadas, constantes confl ictos diplomáticos y una vergonzosa lucha antiterrorista en la que unos persiguen y otros ocultan.

En estos tiempos de globalización, donde todos se juntan con todos, cuando los que pueden abusan del poder, irrespe-tando y ofendiendo a las naciones “her-manas” o proclamando injurias contra sus mandatarios, y la colaboración con-tinental se hace más escasa, la identidad latinoamericana parece ser sólo un sueño que se quedó soterrado en la eternidad de este sótano de los olvidos.

ción del capitalismo, los Estados Unidos, bajo el mando de Roosevelt, comienzan a infl uir directa y poderosamente en los destinos latinoamericanos6. Inician así su camino feroz para promocionar su liderazgo político, militar y comercial.

Sin respeto alguno por los derechos de las otras naciones, invaden Cuba, implantan bases militares, infl uyen en la separación de Panamá, asaltan de nue-vo las tierras, y los hijos de la chingada ven pasar el tiempo, que se devora al pasado, echando al océano los glorio-sos años de libertad.

¿Qué diría nuestro libertador al ver la poca fortaleza de los mestizos? ¡Él, que ideó un continente unido, capaz de forjarse una identidad que creara nuevos preceptos para Latinoamérica, sin ne-cesidad de reproducir los ya impuestos por la cruel Europa! ¡Ese continente unido con el que muchos han soñado, y aún juran lograr, mientras se atreven a bombardear territorios ajenos, a lanzar diatribas llenas de injurias, a defender y esconder terroristas, y a seguir como monigotes, con ese complejo de bastar-día, expresado en un afán inútil por ser distintos de lo que somos!

Vemos fascinantes a los Estados Unidos, a Europa y sólo pensamos en ser como ellos, en imitar su cultura, porque la nuestra nos da pena. Soñamos

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DEBATES

En América Latina el exilio se ha convertido en una carta política usual: es el as bajo la manga del opositor, ge-neralmente de aquel que expresa una

opinión distinta a la del régimen de turno. Como poco es lo que sabemos sobre

exiliado, la idea que de él se tiene es similar a la de un refugiado que huye de un monstruo indescriptible e innombra-ble. Pocos pensamos en lo que conlleva el exilio, más allá de la defensa heróica de un pensamiento o ideología. Es decir, en nuestro sentido común está implícita la creencia de que aquel que piense con-trario tiene dos alternativas: el exilio o la muerte. Pero, ¿cuál es la diferencia?

Son pocas las cosas en la vida por las que uno podría decir que sin ellas sería mejor estar muerto. La libertad es una de ellas. Alfredo Molano, en su libro Desterrado, crónicas del desarraigo, cuenta: “sabía que el precio era el desprendi-miento de mis hijos, de mi gente y de

Efectos delexilio

Juliana Perdomo Fitzgerald

Expresión escrita II / Segundo semestre

Es posible que en otro país no se tome café sino té o mate; y el sancocho o el ajiaco tengan que ser reemplazados por cremas o potaje. Así, las cosas más mundanas de nuestra existencia se convierten en privilegios.

aquello que uno va acumulando y que quiere entrañablemente: un caballo, un libro, un par de tenis”. Esta es quizá la pérdida de las cosas más sencillas y comunes de la vida, uno de los factores más difíciles de afrontar para el exiliado.

La cotidianidad está hecha de peque-ñas cosas que damos por sentadas. Un abrigo, una camisa, un cepillo de dientes… el despertador. El exilio es más complejo que un viaje de última hora, muchas veces hacia un lugar desconocido.

Mario Benedetti, quien vivió en el exilio durante siete años, narraba que llegaban los agentes a su casa a decirle a qué país podría ir: Ecuador, Perú o España. Sin importar cuál escogiera, una vez en él, no podría hablar ni de política ni de la sociedad. “En el exilio lo ponen a uno de patitas en la frontera y el ex-pulsado se va con su nostalgia a cuestas, en busca de otra tierra…”, relata en su libro Vivir adrede.

En el exilio se empieza de cero a conocer el mundo, a hacer amigos, a acomodarse al lugar. “Echaba de menos a mi gente, las travesías por las cordille-ras y los llanos y me hacían falta hasta mis enemigos”, cita Molano. También se echa de menos todo lo que hizo parte de nuestras vidas y los recuerdos se ven cubiertos por un halo de nostalgia.

“El exilio es el comienzo de otra historia… uno acomoda la conciencia en la mochila y aprende del escándalo imprevisto… y llenamos la soledad con otras soledades que tratan de entender-

nos. El exilio tiene algo de abandono y espantos diminutos, de expectativas inalcanzables”, según Benedetti.

De igual forma, es un periodo doloroso y nostálgico que se vive como condena tácita al crimen de opinar. Esa condena es el indicio irrefutable de un es-tado inoperante. “El silencio me golpeó la cara, el vacío –lo confi eso– hizo vacilar mis convicciones”, expresó Molano.

¿Se imagina la vida sin usted? ¿Su casa, su cama, su esposa, sus hijos, su pe-rro… sin usted? Los días siguen, las no-ticias pasan, usted se entera pero no dice nada. Hay tragedias, masacres, temblores, huracanes, y piensa bajito para que nadie escuche lo que piensa, para que ningún indeseado enemigo sepa que está vivo. No puede decir nada. Y entonces, ¿cuál es la diferencia entre la muerte y el exilio? No debe haber peor cosa que morir en el exilio a causa de una opinión.

El exilio es semejante a un sepelio sin cadáver. El cadáver es un exiliado sepultado en otra tierra muy lejana para no tener que morir en su patria. La opinión es una droga que nos alucina con libertad, pero la libertad dura hasta cuando llega la primera misiva anóni-ma por debajo de la puerta con hedor a muerte. Si la misiva no conduce a la muerte, conduce al exilio. En pala-bras de Alfredo Molano, “esa pequeña muerte no comienza con las amenazas de los enemigos sino con el silencio de los amigos”. Siempre se duda sobre si la opinión tiene efectos secundarios, he aquí la prueba, los tiene en quien opina.

Mario Benedetti dijo alguna vez que a su regreso, al que llamó desexilio, se encontró con un país y su gente cam-biados. En su caso particular no sólo halló cambios físicos de las ciudades y sus plazas sino también del ánimo y la actitud de la gente. “Yo era otro, ade-más; la experiencia del exilio me había convertido en otra persona, con todo lo que de bueno y de malo me había dado la vida por fuera de mi país, yo era otra persona”, afi rmó.

El exilio debe tener alguna cosa bue-na: encontrarse consigo mismo o perder-se en los demás; aunque sin duda alguna, es más doloroso que placentero.

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28 visiones 04/ MARZO 2009 - OCTUBRE 2010

AYER EN VIVO

Es una fría mañana de abril. Son más o menos las cinco y aún no sale el sol. Frente a la puerta de su casa, espero a Jacques, un tipo fornido que vive

relativamente cerca a la plaza central. Aunque la guillotina fue establecida para hacer la muerte menos dolorosa y más humanitaria, se ha generado toda una ex-pectativa y la gente, más que una conde-na, espera una decadente exhibición.

Jacques sale de su casa con su ca-pucha puesta. Aunque muchos de sus vecinos saben exactamente a qué se de-dica, nunca antes había hecho su función frente a una aglomeración. De ahora en adelante usará la cogulla negra para guar-dar luto y respeto por sus clientes.

La estructura del nuevo invento ha sido instalada desde la media noche jus-to en el centro de la plaza mayor. Está pintada de rojo brillante y la cuchilla nueva luce reluciente. El artefacto lo ubicaron sobre un estrado lo sufi cien-temente alto para que nadie se pierda el macabro espectáculo.

El nombre de la primera víctima humanitaria de la guillotina es Nicolás-

Jacques Pelletier, un delincuente de los llamados “de poca monta”. A pesar de que su delito es pequeño, ha sido condenado a muerte.

¿Cuál es la diferencia entre cumplir con su labor, haciéndolo con un mazo o con una guillotina?, le pregunto a Ja-cques. Aunque tiene su rostro cubierto, el silencio se hace incómodo, sobretodo porque aún no hay mucha gente en las calles. Él no escogió su profesión, me dice que se siente un empleado de la muerte y que, más o menos humanitaria, la muerte es la muerte.

Al llegar a la plaza el sol ya está sa-liendo y también la gente. Se aproxima la guardia con el condenado. Mientras observo cómo se llena la plaza, alcan-zo a escuchar el susurro de Jacques: tiene las manos juntas sobre su pecho y está orando. Mientras lo escucho, me pregunto: ¿al asesinar en nombre del régimen o en nombre de cualquier dogma como ofi cio o labor, será per-donado por Dios? ¿Acaso el hombre no tiene otra opción?

Vuelvo la mirada sobre él, quien se

ha parado cerca de la guillotina y prueba que la caída de la cuchilla sea perfecta. Pesa unos 60 kilogramos y ha sido bien afi lada para evitarle al condenado la muerte dolorosa.

¡Allí viene! Su rostro lo dice todo. ¿Deberían también darle una caperuza? Como si ser condenado a muerte no fuera sufi ciente, también ha sido so-metido a la humillación de una muerte pública, han reducido su fallecimiento a un espectáculo de circo que nadie quie-re perderse, el mismo que genera terror entre los habitantes y los hace aún más fi eles al régimen.

Pelletier se tropieza en un pelda-ño de la improvisada escalera que se implementó para subirlo al estrado. Su mirada se encuentra anclada en el suelo y de repente yo me siento tan culpable de su muerte como el verdugo. Sube con él un guardia que le dice que se ponga de rodillas de tal manera que su cabeza quede sobre un cesto de mim-bre donde caerá cercenada.

Me encuentro al lado del verdugo, quien después de escuchar la orden de su jefe respira profundo y hala la soga que sostiene la cuchilla, elevándola hasta el marco de la guillotina. No sé a quién dirigir la mirada: al condenado, al mórbido público expectante o al bárbaro, y antes de que pueda decidir-me, escucho un sonido parecido al de la madera fragmentándose.

La sangre se funde con el rojo de la guillotina y un estruendo confuso entre festejos y lamentos me colman la conciencia.

El aparato de la

Más espanta el aparato de la muerte que la muerte misma”: Bacon.

Juliana Perdomo Fitzgerald

Historia de la cultura / Segundo semestre

MUERTE

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AYER EN VIVO

El aparato de la Realizando reportajes sobre el histórico cambio que estaba sufriendo Francia, pude comprobar que era cierto que toda la república pasaba por una crisis

diplomática, económica y social. Diplomá-tica, por las tensas relaciones que hay entre Francia con Austria y Prusia, como resultado de la guerra y la muerte del monarca Luís XVI. Económica, porque no le es fácil suplir todos los recursos necesarios y sostener los esfuerzos para la expansión bélica. Social, por cuanto algunos ciudadanos franceses están obligados a sentir el peso de un confl icto externo que trae consecuencias internas.

Rumores de un levantamiento en armas en aquella región, atrajeron mi atención. Decidido, busqué algún carruaje. La Vendée es uno de los lugares rurales más importantes de Francia, y lo único que conseguí fue una humilde diligencia hasta Cholet, un caserío agrícola.

Christopher conducía el descuidado vagón. En el viaje, me contaba su posición frente a las nuevas políticas, sus palabras eran muy “áspe-ras” y algunas no las entendí, pero me dejó cla-ro que se oponía a los abusos por parte de los dirigentes. Le conté que iba por cuestiones de trabajo, que era un reportero y que necesitaba saber qué estaba pasando en La Vendée. Me advirtió que la situación era complicada por el frente antirrevolucionario que se había creado, que hubo muchas muertes y que era imposible buscar hospedaje. Me ofreció ayuda con su hermano, quien vivía allí.

Luego de llegar a Cholet, en donde tuve que hospedarme en casa de Christopher du-rante dos días, llegó su hermano Diégue, tam-bién un campesino humilde e iletrado, con quien partimos hacia La Vendée en un par de caballos sucios y cansados. Era un hombre alto y acuerpado, de pocas palabras, pero algo me contó del nuevo frente. A diferencia de Christopher, noté que él analizaba más las cosas y las situaciones, pues sabía cuáles eran los ideales del grupo armado, además se esforzaba por usar palabras complejas de signifi cado profundo aun cuando era eviden-te que nunca las había empleado. Me agradó que se sintiera orgulloso de lo que había conseguido, pues cuando llegamos a su casa

Jeisson Mojica P.

Historia de la cultura / Segundo semestre

Paz con sabor asangre

Durante el recorrido por la región de La Vendée, observé a unos campesinos oprimidos por las políticas de la revolución, dispuestos a agotar su aliento por defender sus posesiones.

me la enseñó sin pena y, a diferencia de su hermano, me mostró sus pequeños cultivos, algunas gallinas y dos vacas, afi rmando que eso lo mantenía vivo y que le dejaba dinero apenas para sobrevivir, pero que sentía miedo porque estaban quitando tierras y propie-dades para sostener la guerra y que por esa causa se había levantado el frente.

Su esposa había preparado un delicioso almuerzo. Diégue me dijo que los campesinos estaban conformes con la revolución cuando en la reunión de los Estados Generales les habían mejorado sus condiciones de vida, pero que con el confl icto externo con Austria y la exportación de las políticas a otros lugares, los dirigentes optaron por quitar tierras y bienes para mantener las fuerzas y esto provocó que se alzaran en armas. Me sorprendió que tuviese tanto conocimiento de lo que pasaba fuera de La Vendée y de Francia. Diégue hacía parte de los líderes del frente. Enseguida me preguntó si quería asistir a una de las reunio-nes, y presuroso contesté que sí. Hablamos y bebimos toda la noche, con él fue sufi ciente para enterarme de lo que pasaba, pues cuando estaba en París conocí lo que el gobierno quería, y para complementar, me enseñó los ideales de la oposición, un grupo inocente buscando defender lo que les pertenecía .

La siguiente noche, Diégue prepara-ba unos caballos para la reunión, pensé que sería en alguna casa cercana, pero no, cabalgamos casi tres horas hasta llegar a un pequeño valle en donde estaban trece per-sonas. Uno de los hombres le preguntó con desconfi anza que quién era yo, pero él con tranquilidad contestó: “es un aliado”; luego, otros cuatro hombres aparecieron y empeza-ron a hablar sobre cuántas armas disponían, cuántos soldados ingresaron, quiénes habían caído en los combates y quiénes quedaban. Charles, uno de ellos, les contaba sobre la expropiación que el Ejército le había hecho a Claudine, una de las principales aliadas del grupo. Durante la reunión estaban pla-neando el ataque al cuartel que el gobierno había instalado para mantener el orden. No me permitieron oír la estrategia ni la forma como los frentes atacarían. Tan sólo cuatro líderes de cada frente la planeaban.

Volvimos a la casa. Al otro día acompa-ñé a Diégue a que pasara revista del frente, además recibiría algunas armas de más y un grupo nuevo de soldados que provenían de Niort, una vereda que está muy cerca, quienes se agregaban porque el ejército los habían sa-cado de sus fi ncas en nombre de Francia. Me asombró mucho ver a mujeres armadas en el frente, podía ver en sus rostros el sufrimiento que las acompañaba, la incertidumbre de no tener nada; una valentía que no aceptaba el miedo de enfrentar la injusticia o de perder sus vidas. Es casi de orden natural que en las guerras y revoluciones existan intereses aje-nos que afecten a algunos grupos por querer lograr un fi n. La llegada de ese grupo retrasó el ataque, pues era necesario armarlos y darles una pequeña instrucción para la guerra.

El miércoles acompañé a Cécile, esposa de Diégue, a comprar algunos granos en unos carruajes que venían ocasionalmente. Cuando ya estábamos volviendo a casa, en el cuartel del ejército estaba entrando una compañía completa de caballería. Pude sentir que mi objetivo se frustraba, pues mi trabajo era sólo saber qué pasaba, pero al ver esto me di cuenta de que me estaba involucrando en la guerra, los miré con odio. Le conté a Diégue con afán, con miedo que ya hubiera más enemigos.

La noche del ataque me tuve que resguardar junto con Cécile en el campamen-to central de la oposición, como a dos horas en caballo. Tan sólo tres chozas y algunos hombres cuidando la albergada. Ya todos los frentes estaban en posición y todos tenían la orden de atacar a la media noche. El destino no nos favoreció, y digo “nos” porque sentía que también era mi guerra. Dentro del grupo había infi ltrados que avi-saron la estrategia, los puntos de control, la hora del ataque y sus jefes.

Les fue fácil acabar con el frente, sólo unos cuantos se salvaron de la mortal noche. Cuando el ejército francés se acercaba al cam-pamento, con algunos nos metimos dentro de unas grandes matas del río, para salvarnos. La guillotina sería el castigo para cualquier sospechoso que estuviese en contra de los ideales de Francia. Caminé con Cécile hasta el cuartel para ver los muertos, pero Diégue…

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30 visiones 04/ OCTUBRE 2009 - MARZO 2010

A PULSO

GRAFICADORES

DEISY

Muestra de trabajos realizados en illustrator (programa vectorial) y photoshop (programamapas de bits)

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01. Angie Bustos 02. Gustavo Posada 03. Sebastián Saldarriaga 04. Ana María Martínez 05. Angie Bustos 06. Felipe Convers 07. Valeria Damato 08. Sebastián Saldarriaga 09. Felipe Convers 10. María Paula 11. María Paula 12. Diego Cardona 13. Deisy Prieto 14 Felipe Convers 15 y 16 Angie Bustos.

Graficadores / Tercer semestre

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visiones 04 / OCTUBRE 2009 - MARZO 2010 31

A PULSO

FOTOGRAFÍA BÁSICA

Al convivir un día entero con algunos perros callejeros, y conocer la forma en la que tienen que vivir, pretendo mostrarle a la sociedad que no sólo nosotros tenemos necesidades, sino que también hay seres vivos que necesitan de nuestro apoyo, compasión y respeto para poder existir.

Este es un pequeño recuento de la vida de un perro callejero en un pueblo de Cundinamarca llamado La Vega, en el que trato de seguirle los pasos para capturar los momentos y las situaciones que tiene que pasar en un día normal de su vida.

Retratar a varios perros de Bogotá con el propósito de hacer un paralelo entre la vida de los que habitan en las calles de la ciudad y los que viven en un municipio totalmente distinto a la capital, aunque en ambos casos las necesidades son las mismas y los inconvenientes se les presentan de forma idéntica.

Juan David Ruiz Pedraza.

Fotografia básica. / Primer semestre.

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mosh-pit

32 visiones 04/ OCTUBRE 2009 - MARZO 2010

A PULSO

Nace a principios de los 80’s como respuesta al pogo, contradiciendo su manera tosca de bailar. El mosh es parecido al baile capoeira, donde muchas veces combina patadas y golpes de karate.

El mosh-pit surge en medio de un contexto histórico crítico, influyendo este contexto en las letras de las bandas. Fue originado por la banda de hardcore punk Bad Brains, más específicamente por su vocalista, H.R. (Paul Hudson). Con canciones como “Miss Freedom”, la banda expone su pensamiento inconforme frente a un “estado-pantalla”, que lo único que hace es inyectarle a la población falsas ideas sobre la situación actual.

Ahora 30 años después de su nacimiento, el mosh-pit sigue siendo para los jóvenes una forma de entretenimiento y desprendimiento de la sociedad, aquella que muchas veces los rechaza y no los tiene en cuenta, aquella sociedad que muchas veces los juzga por su apariencia y su forma de pensar.

El estilo de los “hardcores” para vestirse es particular. Con bermudas, camisetas esqueleto, tennis de skate, pañoletas, expansiones, perforaciones y tatuajes; los convierte en una escena que esta en el ojo de los demás, sobre todo adultos que no se preocupan por conocer a la gente, sino al contrario se sumergen en predisposiciones y en juzgamientos por una simple apariencia.

En definitiva, el mosh-pit es un maremágnum de ideas, expresiones y sentimientos que resaltan en ciertos movimientos.

Juan Sebastián Salazar Piedrahita

Fotografia básica. / Primer semestre.