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VIII. El Precio de La Longevidad - Alan Knight

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VIII. El precio de la longevidad - Alan Knight

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    VIII. El precio de la longevidad1 julio, 2015

    Alan Knight

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    La historia quizs avanza conforme una dialctica discernible; pero la historiografa es decir, elinvestigar la historia claramente lo hace, sobre todo en la academia. Durante un tiempo reina unaortodoxia dominante; entonces los historiadores rompen filas, la crtica revisionista cobra fuerza, yfinalmente se establece una nueva ortodoxia (tpicamente una sntesis de la tesis y su anttesis). Hasta queaparezca la nueva anttesis. As sigue circulando la rueda historiogrfica; se multiplican las monografas ylas revistas acadmicas, se ganen o se pierdan las reputaciones, y en Mxico se llenan las jerarquas delSNI.

    Conforme Peter Novick, dos factores determinan este proceso dialctico: por un lado, las presionesinternas, dentro de la profesin (ms o menos la compulsin edipal para matar a su padre historiogrfico)y, por otro lado, las influencias externas, que se filtran en la torre de marfil acadmica del mundo realde afuera.

    En el caso de Porfirio Daz y el periodo/rgimen que tiene su nombre, se ven ambas influencias. Durante unlargo periodo desde 1920 a 1970 reinaba la ortodoxia revolucionaria que retrata a Daz como unvendepatrias autoritario y corrupto, finalmente derrocado por una heroica revolucin. Despus se volte lamarea y, desde los 1980, si no antes, la reputacin de Daz fue recuperndose y se cuestin cada vez msla de la Revolucin. Daz se volvi un estadista constructivo, algo paternalista, ms simptico; laRevolucin, un motor de oportunismo, corrupcin y opresin. A veces este proceso involucr una sencilla hasta ingenua inversin de la antigua dicotoma maniquea: los hroes de antao se volvieron los villanosde hoy y viceversa, mientras que la vieja leyenda negra del porfiriato fue transferida, mutatis mutandis, a la

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    Revolucin.

    As, los turcos jvenes de la historiografa establecieron sus reputaciones y los venerables mitos de laRevolucin mexicana se colapsaron. Influencias externas que favorecieron este proceso incluyeron ladeslegitimizacin del PRI, el autoproclamado partido de la Revolucin cuya prctica diverga cada vez msde su discurso, y la apertura neoliberal de los ochenta que, en estilo neoporfiriano, reintegr a Mxico enel mercado mundial. Telenovelas como El vuelo del guila captaron y quizs contribuyeron a latendencia revisionista, mientras que la biografa de Daz de Paul Garner, obra valiosa si algo caritativa, sevolvi muy merecidamente un best-seller.

    Ahora estamos en la fase de sntesis, cuando el asesinato de Edipo da lugar a la diseccin anatmica msobjetiva, y podemos revisar el balance historiogrfico sobre Daz, su vida y su tiempo. Y esta ltima frasees clave: no obstante su poder personal, Daz form parte de un sistema y, como todos los GrandesHombres de Carlyle no hizo la historia a su antojo; al contrario, estuvo cada vez ms enredado por fuerzasque no control. La diseccin, entonces, debe distinguir entre su rol individual y en palabras de Tolstoilas grandes fuerzas impersonales que tuvo que enfrentar.

    Una segunda reserva es esencial: Daz gobern por casi 35 aos, mientras que el joven hroe liberal de los1860, claramente mestizo y algo desaliado en aparencia, se volvi el corpulento paterfamilias de la patria,de cabello y bigote blancos, cargado de medallas, festejado por aduladores tanto extranjeros comomexicanos, y (re)casado con una joven seorita de la alta sociedad, una fiel catlica. Los aduladoresextranjeros ahora dudaron que Don Porfirio contuviera ms que una gotita de sangre indgena. Hacia1911, cuando lo derroc la Revolucin, Daz no solamente estaba viejo (con 80 aos) y enfermo (sufriendode una mandbula sptica), sino que haba perdido contacto con y su conocimiento de la cambiantesociedad mexicana. La poblacin se haba duplicado desde 1850; las ciudades haban crecido; y, como elpropio Daz reconoci en su entrevista con Creelman, la clase media se haba hinchado.

    Para colmo, la economa mexicana se haba transformado, gracias al crecimiento de la infraestructura, de lainversin (extranjera y mexicana) y de las exportaciones. Ahora, una nueva forma de crisis, como la de1907-1908, producto del ciclo comercial y la integracin de Mxico en la economa mundial, poda ocurrir allado de las crisis tradicionales, conocidas desde hace siglos (mal tiempo, malas cosechas y caresta, comose vieron en 1908-1909). La llamada cuestin social eufemismo conveniente para la miseria urbana y laprotesta obrera tambin exiga una respuesta constructiva.

    ste era un universo sociopoltico distinto del que Daz haba conocido cuando joven y astuto caudillo amediados del siglo XIX, un universo cada vez ms reacio al antiguo estilo de poltica informal y caciquista.Mtenlos en caliente haba funcionado como mtodo para aplastar a la disidencia poltica en 1879; peroen Cananea (1906) y Ro Blanco (1907) la represin draconiana revel no la capacidad sino la bancarrotapoltica del rgimen. La creciente clase media tambin demandaba la representacin poltica y el fin delcaciquismo arbitrario (es decir, sufragio efectivo, no reeleccin); y hasta los ms ntimos socios polticosde Daz, los cientficos, abogaron por una mayor institucionalizacin de su rgimen personalista. Pero laUnin Liberal de 1892 fracas (ningn genuino partido positivista/porfirista se estableci) y, aun cuando como admisin tarda de su propia mortalidad Daz acept crear una vicepresidencia, en 1904, seasegur que el nombrado sera un compadre leal, gris e impopular. Sepp Blatter, gran cacique de la FIFA,lo hubiera entendido

    La prdida de tino poltico por parte de Daz reflej su largusima permanencia en el poder, aunada alefecto capullo (cocoon effect) conforme el cual lderes autoritarios pierden contacto con su pueblo y seaslan en una estrecha camarilla de asesores y aduladores. No es, como Acton dijo, que el poder absolutocorrompe absolutamente, porque Daz de ninguna manera gozaba de poder absoluto, sino que el poderpersonalista y autoritario asla y engatusa al autcrata, que comienza a creer lo que le dicen y la poltica separece a las intrigas de la corte otomana o zarista. (Hay administraciones mexicanas ms recientes, tipohiperpresidencialista, que tal vez han compartido estos rasgos.) Los informes de provincia, que llenan losarchivos, solan ser optimistas (las rebeliones del PLM fueron nada ms unas llamaradas de petate, nosntomas de una creciente tensin social); y la entrevista con Creelman reflej la ingenuidad del presidentey/o la intriga faccional.

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    Tambin reflej un deseo de engraciarse con la opinin pblica norteamericana. He aqu un asunto clave enel debate historiogrfico. La leyenda negra del porfiriato presenta a Daz como un vendepatrias quetraicion a su pas, entregando sus recursos al coloso del norte. Mxico se volvi la madre de extranjeros yla madrastra de mexicanos. El desarrollo econmico fue distorsionado y las ganancias llenaron bolsillosextranjeros. Los nuevos ferrocarriles servan al mercado exterior, no domstico. Por tanto, los mexicanossufrieron mayor destitucin, conforme la produccin alimentaria y los sueldos reales cayeron.

    Pero hay que matizar. El porfiriato no era ningn milagro econmico. Si lo era, el milagro del periodopriista fue mucho ms milagroso, aun si se toma en cuenta el acelerado crecimiento demogrfico. BajoDaz el crecimiento fue mayor que lo que haba sido a mediados del siglo XIX periodo de inestablidad yguerra, pero eso no dice mucho; y fue modesto comparado con lo que vino despus. Es cierto que elcrecimiento dependi de la demanda y de la inversin extranjeras (ferrocarriles, minera, despus petrleo),pero Daz no vendi a Mxico corrupta e impensadamente. Por qu lo hubiera hecho? Era un patriotaprobado, como demuestra su carrera blica, y, en su diplomacia con Estados Unidos, como Daniel CosoVillegas bien lo describi, no fue ningn pusilnime lacayo de los gringos. La poltica porfiriana concediamplio espacio a la inversin extranjera, en el cual respecto a Mxico emulaba a Argentina o Brasil, perolos trminos del trato no fueron excesivamente generosos y Daz, como otros presidentes mexicanos, buscbalancear las influencias europeas y norteamericanas; de ah su estrecha relacin con Weetman Pearson,que no fue un ejemplo de servilismo tercermundista frente a una empresa multinacional todopoderosa, sinoun arreglo pragmtico y mutuamente beneficioso.

    Con respecto a los ferrocarriles, historiadores econmicos de inclinacin revisionista (Kuntz Ficker, Riguzzi,Grunstein) sostienen con razn que el porfiriato persigui fines racionales y nacionales, quebeneficiaron al mercado interno, no solamente a las exportaciones. Como Mxico no tena ros navegables,tampoco, en ese entonces, carreteras y camiones, los ferrocarriles fueron clave para el desarrolloeconmico; y, durante la fase inicial de construccin (hasta principios de los 1890), la demanda laboralfortaleci los sueldos reales. En 1907 Limantour arm la nacionalizacin de gran parte de la redferrocarrilera y, poco despus, hubo un robusto debate sobre la nueva ley minera, evidencia delnacionalismo econmico porfiriano. Nada sorprendente, ya que otros regmenes autoritarioslatinoamericanos fueron capaces de enfrentar a los intereses extranjeros y de renegociar el tratocolaborativo entre ellos y la nacin.

    Daz poda fomentar la inversin extranjera, las exportaciones y el crecimiento porque estableci nosolamente por sus propios esfuerzos un rgimen estable, que fortaleci la confianza empresarial; almismo tiempo, como caudillo popular pero maquiavlico, haba granjeado el apoyo de un pueblo harto dela guerra que, como Justo Sierra opin, anhelaba la paz y toleraba lo que hoy en da se llamara un dficitdemocrtico. Y la iglesia catlica, jams gran admiradora del liberal Daz, dio la bienvenida a la distensiny se aprovech de la paz porfiriana para consolidar su posicin sociocultural.

    Este crculo virtuoso paz y estabilidad, distensin poltica y crecimiento econmico dur hasta mediadosde los 1890. Pero el porfiriato fue un partido de dos tiempos. Durante los 1890 el crculo virtuoso se volvivicioso, al menos para muchos mexicanos. El auge ferrocarrilero se termin y dos procesos deproletarizacin la conversin de campesinos independientes en peones y la bancarrota de artesanosarruinados por la produccin industrial aumentaron la oferta de trabajo y deprimieron los sueldos. Hacialos 1900 el nivel de vida caa. Los datos estadsticos: una tasa de mortalidad ms alta, mayor mortalidadinfantil y una cada en los datos biomtricos confirman la evidencia anecdtica de artesanos indigentes enel Bajo, obreros desempleados en Chihuahua o campesinos desposedos en Morelos. Adems, laproletarizacin no fue simplemente un proceso material: amenaz los antiguos modos de vivir, lasidentidades comunales y la dignidad personal. El cambio estructural provocador, aunado a las crisiscoyunturales, suministr as el combustible socioeconmico de la Revolucin.

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    Pero Daz subestim estas tendencias o fue incapaz de frenarlas. Hubiera coincidido con el diplomticoalemn que, haciendo eco de la opinin comn de los supuestos expertos extranjeros, a fines de 1910,inform: considero una revolucin general como imposible, de la misma manera que la opinin pblica y laprensa. Cuando reciba informes acerca de quejas y agravios sociales, Daz responda, pero su viejacapacidad para la mediacin paternalista se haba marchitado. Intervino en la disputa industrial de RoBlanco, pero al final orden al ejrcito reprimir la protesta obrera. Concedi una entrevista a loscampesinos de Anenecuilco pero no poda, o no quera, frenar el avance de los hacendados azucareros,quienes, en 1909, consiguieron la eleccin como gobernador de Morelos de uno de los suyos el arrogantejunior porfiriano, Pablo Escandn, que altivamente rechaz las quejas campesinas. Y cuando losindgenas de Tamazunchale buscaron la ayuda del presidente en su lucha contra los hacendados de laHuasteca, Daz trat de mediar, pero fue incapaz de restringir la expansin terrateniente.

    Hacia 1910 Daz se encontr encerrado en una crcel poltico-econmica de su propia construccin, con elministro de Hacienda Limantour sirviendo como carcelero principal. Amortizar la deuda externa era cada vezms una prioridad: Limantour haba renegociado la deuda, al mismo tiempo que puso a Mxico en elpatrn oro, para as fortalecer el peso y reducir el costo de la amortizacin. Defender los derechos de lapropiedad y mantener la confianza empresarial mexicana y extranjera tambin fue clave, conforme lasprioridades del rgimen. La gestin financiera estaba en manos de cientficos y Daz, como ltimo gransobreviviente poltico de la generacin de la Reforma, estaba cada vez ms aislado en un pequeo mundode sofisticados financieros de edad mediana, ms los juniors oligrqicos porfirianos como Escandn. Lacapacidad del rgimen porfiriano para la mediacin poltica, siempre informal y personalista, se habaesfumado, y en una coyuntura cuando se acumulaban las tensiones sociales.

    Esto no quiere decir que una revolucin era inevitable. Daz poda haber arreglado la sucesin presidencial,nombrando a un vicepresidente popular como Reyes o, a ltimo momento, haciendo un trato con Madero.Quizs as el porfiriato hubiera podido mutar en un rgimen representativo y socialmente responsable(Uruguay y Argentina seran modelos contemporneos). Y, tal vez, hubiera sido posible contener lastensiones sociales, limitando su expresin a brotes espordicos (como en Per o Bolivia), evitando una granexplosin revolucionaria. Pero Daz se aferr al poder, exili a Reyes y oblig a Madero a lanzar unarebelin armada, rebelin que rpidamente se transform en revolucin.

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    Este desenlace desastroso es un problema serio para revisionistas, que buscan rehabilitar hasta el viejoDaz de los 1900. Theda Skocpol ofrece una salida en su tesis que las grandes revoluciones, incluso lamexicana, son producto de presiones de afuera, guerras internacionales y rivalidad geopoltica, quesocavan al Estado y permiten sublevaciones de abajo. Si tiene razn para Francia (1789) y Rusia (1917),no sirve para Mxico, que no haba librado ninguna guerra y tampoco estaba involucrado en seriasrivalidades externas. La insurgencia de 1910 de ninguna manera fue provocada por agresin extranjera,como la de 1810. La necesidad de pagar la deuda externa, mantener el peso y sostener la confianzaempresarial fue otro factor distinto, producto de la propia poltica del porfiriato, factor que haba fortalecidoal Estado en vez de debilitarlo.

    Mientras tanto, la creciente polarizacin social, aunada a la falta de mediacin poltica, eran rasgos de laeconoma poltica interna que Daz, los cientficos y la oligarqua porfirista haban construido, y de la cual sehaban beneficiado individual y colectivamente. El revisionismo enfatiza correctamente la popularidad y loslogros del Porfirio Daz de los 1880 y traza la exitosa trayectoria econmica, al menos hasta los 1890. Perotodo rgimen que provoca la polarizacin social, mientras que niega la representacin poltica, ocasionandoas su propio derrumbe violento, no merece mucha caridad historiogrfica. En cuanto al propio Don Porfirioy su carrera individual, parece confirmar el dicho del controvertido poltico britnico Enoch Powell: todacarrera poltica termina en fracaso. Quizs no todas: el secreto, para asegurarse de una reputacinpositiva y exitosa es morir durante una lucha heroica (como Zapata en 1919) o poco despus de habertriunfado (como Jurez en 1872). O retirarse a la vida annima despus de una gestin buena y cumplida(cosa que pocos presidentes mexicanos han logrado). Pero Daz vivi demasiado tiempo, aferrado al poder,y pag el precio de su longevidad, como tambin lo pag Mxico.

    Alan KnightHistoriador. Acadmico de la Universidad de Oxford. Autor de The Mexican Revolution, The MexicanPetroleum Industry in the Twentieth Century, entre otros.

    2015 Julio, Ensayo.

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