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VIAJE AL SAHARA, A LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF. Diciembre 1996 Todo empezó por un balón de baloncesto, que regaló una vecina la niña Saharaui que teníamos en casa durante los meses de julio y agosto de 1996; esta vecina le regaló varias cosas a Jade, que era como se llamaba; entre ellas un balón de baloncesto que a la niña le hizo mucha ilusión porque era de varios colores. Al empezar a hacer el equipaje de regreso al Sahara, tenía cantidad de ropa que llevarse, y alimentos no perecederos, y lo que su mamá le encargó que nos pidiera, algo tan simple para nosotros como son unas bolsas de sal, y desde la Asociación Jaima nos habían indicado que cada niño no podía llevar más de 25 Kg de peso en el equipaje, y no muy voluminoso. Al intentar meter el balón de baloncesto no había hueco suficiente, y le dije: -Si metemos el balón, tenemos que sacar ropa o comida. La niña se me quedó mirando un instante, por sus ojillos salieron dos lágrimas y me dijo: -No, por favor; no saques comida ni ropa, porque en mi casa del Sahara nos hace muchísima falta. Al ver esta reacción de la niña, nos llegó al alma; cómo una niña de 10 años sabía renunciar a un capricho ante la necesidad que había en su hogar. Nos miramos mi mujer y yo: -Jade; el balón te lo llevamos Chelo y Emilio cuando vayamos a verte al Sahara. La niña se puso muy contenta y nos hizo prometerle que eso fuera verdad.

Viaje al Sáhara

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Acogida de una niña saharaui, Jade, y posterior viaje al Sahara.

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VIAJE AL SAHARA, A LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF. Diciembre 1996

Todo empezó por un balón de baloncesto, que regaló una vecina la niña Saharaui que

teníamos en casa durante los meses de julio y agosto de 1996; esta vecina le regaló varias

cosas a Jade, que era como se llamaba; entre ellas un balón de baloncesto que a la niña le hizo

mucha ilusión porque era de varios colores.

Al empezar a hacer el equipaje de regreso al Sahara, tenía cantidad de ropa que llevarse, y

alimentos no perecederos, y lo que su mamá le encargó que nos pidiera, algo tan simple para

nosotros como son unas bolsas de sal, y desde la Asociación Jaima nos habían indicado que

cada niño no podía llevar más de 25 Kg de peso en el equipaje, y no muy voluminoso. Al

intentar meter el balón de baloncesto no había hueco suficiente, y le dije:

-Si metemos el balón, tenemos que sacar ropa o comida.

La niña se me quedó mirando un instante, por sus ojillos salieron dos lágrimas y me dijo:

-No, por favor; no saques comida ni ropa, porque en mi casa del Sahara nos hace muchísima

falta.

Al ver esta reacción de la niña, nos llegó al alma; cómo una niña de 10 años sabía renunciar a

un capricho ante la necesidad que había en su hogar. Nos miramos mi mujer y yo:

-Jade; el balón te lo llevamos Chelo y Emilio cuando vayamos a verte al Sahara.

La niña se puso muy contenta y nos hizo prometerle que eso fuera verdad.

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En diciembre de 1996, desde la Asociación Jaima se organizó un viaje a los Campamentos

Saharauis de Tindug en Argelia, que es donde están estos Saharauis; nos apuntamos al viaje y

fui desde Puertollano a Tindug con el balón metido en una bolsa de SIMAGO aparte de las dos

maletas que llevábamos junto con dos bolsas de viaje cargadas con ropa y alimentos para la

familia de Jade.

Salimos de Puertollano en Autocar 15 personas, y en Daimiel recogimos a 14 más; en Herencia

se unieron 10… En total 39 personas de la provincia de Ciudad Real. En Barajas nos agregamos

a otros grupos de Toledo; Mora, Talavera y Villacañas, y algún grupo más de Andalucía. En

total unas 250 personas. Todas íbamos a ver a los niños que pasaron el verano en nuestros

hogares. Y todos cargados de bultos hasta el sombrero; y precisamente todos con lo mismo:

ropas y alimentos.

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Salimos de Barajas a medianoche y llegamos a Tindug sobre las 5 de la madrugada. Allí nos

metieron en unos autobuses según el campamento al que íbamos, y las maletas en unos

camiones por otro lado. En pleno desierto y con un jaleo de gente, maletas, autobuses y

camiones…podéis asombraros, pero no faltó ni un solo bulto a nadie. Cuando llegamos cada

cual a su campamento, ahí estaba nuestro equipaje, con dos o tres saharauis vigilándolos.

Cuando llegamos a los campamentos teníamos que dar el nombre de la niña que habíamos

tenido en nuestra casa; era entonces cuando avisaban a su familia para que vinieran a

recogernos. Cuando Jade nos vio, yo lo primero que le di fue la bolsa de SIMAGO con el balón

de baloncesto, y la niña repetía una y otra vez: - ¡¡¡No me han engañado!!!, ¡¡¡No me han

engañado!!!

Estuvimos con la familia en los Campamentos siete días conviviendo con todos ellos; lo

primero que hicieron fue vestirnos de saharauis, tanto a Chelo como a mí.

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Fue una semana impresionante, cargada de emociones y sensaciones desconocidas para

nosotros, tanto por las carencias como por los sentimientos. Ver cómo personas que apenas

tienen nada, lo poco de lo que disponen te lo ofrecen a ti, pero no solamente la familia de

Jade, sino el resto de vecinos. Pensar que estuvimos más de cuatro horas recibiendo visitas

simplemente para saludarnos y agradecernos que hubiéramos ido a visitarlos; y cada vecino se

presentaba con algo: un poco de azúcar, un huevo, un poquito de té, un trozo de pan que

hacen ellos, con un tomate, con una latilla de sardinas, o un puñado de lentejas. Y eso era para

que pudiéramos comer nosotros. Pensar que estas personas reciben unas raciones de

alimentos básicos para la semana según los miembros que sean, y de eso era lo que nos

llevaban a nosotros al saludarnos…Eso es muy fuerte…

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En aquella época no tenían luz; había algunas placas solares, pero muy pocas. El que tenía una

de esas placas podía ver una pequeña TV, y solamente veían fútbol los hombres y los niños.

En los Campamentos entonces no usaban dinero; vivían de la Ayuda Internacional N.U y

UNESCO, así como varias ONG,S. Cuando se les daba dinero, lo que hacían era ir a Argelia, y

compraban sobre todo comida, pero iban una o dos veces al año.

Para nosotros fue una experiencia buenísima, porque lo primero que aprende es a valorar lo

que tienes, que es mucho, y a estar alegre a pesar de las dificultades, y siempre con la ilusión

que mañana puede ser mejor, siempre que luches para conseguirlo.

Lo de la sal, que se me olvidaba. La sal fue lo único que la mamá de Jade le dijo que nos

pidiera, porque la sal que usan ellos en el desierto es la sal que aquí nosotros usamos para los

animales, piedras de sal; las machacaban y eso es lo que echan a las comidas.

Podríamos contaros muchas cosas más, por ejemplo, que llevan 35 años en el desierto, en

campamentos de refugiados en el desierto de Tindug, que es uno de los desiertos Saharianos

más inhóspitos, desde la famosa Marcha Verde Noviembre de 1975.

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Su estado político es una República Árabe Saharaui dirigida por el Frente POLISARIO, que es su

brazo armado, y las fuerzas de la ONU, que están controlando el alto el fuego desde 1979,

entre Marruecos y el Frente POLISARIO.

Su religión es Musulmana. En todas las Jaimas, que son las casas o tiendas donde se reza todos

los días tres veces, y los viernes, en cinco ocasiones, cuando alguien está con ellos a la hora de

la oración , te invitan a que reces a tu Dios y pidas por ellos, porque ellos rezan a Alá y le piden

para que te proteja.

Todos los niños están escolarizados, y a los 8 años de edad, como segunda lengua les enseñan

el Español.

Estos Saharauis que están en los Campamentos de Tindug son los que quería ser libres de la

antigua Colonia Española, y crear o conseguir la nación Saharaui, y ellos voluntariamente se

exiliaron porque menos querían ser sometidos al reino de Marruecos.

Su grito patrio es: “¡VIVA EL SAHARA LIBRE, VENCER O MORIR!”

Lo que sí pudimos experimentar es que a los Españoles nos adoran, de hecho nos llaman

hermanos.

Están muy agradecidos al pueblo Español a pesar de ser los culpables de su situación actual

desde 1975, dado que todos los años vienen a España en la Campaña “Vacaciones en paz”

alrededor de 18000 a 20000 niños, o más, con edades comprendidas entre los 8 y 11 años.

Y durante su estancia en España se les realiza unas revisiones y tratamientos médicos, así

como operaciones de cualquier tipo de problemas que presente el niño. Todo por cuenta de la

Seguridad Social, dado que te lo ponen en tu cartilla de la S.S, y además sin tener que guardar

listas de espera, a veces algunos niños se quedan en España durante meses o incluso años; ya

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que en los Campamentos la infraestructura sanitaria que tienen es muy rudimentaria, básica o

casi nula. La simple extracción de una muela, es peligrosa realizarla en los campamentos, y

tienen un grado muy alto de mortalidad infantil.

Tras esta inolvidable experiencia, os cuento cómo está la familia en la actualidad:

Con la familia de Jade hemos tenido contactos telefónicos y por carta, hasta hace 2 años . De

Jade sabemos que cuando cumplió 18 años se fue a Argelia con unos tíos, hermanos del Padre

y la pusieron a trabajar en una casa donde hacían pan y daban comidas. Jade estaba de

cocinera. También nos dijeron que tenía novio pero no sabemos si se ha casado. El motivo de

mantener tantos años relaciones con esta familia es debido a que durante los años 2005, 2006,

2007 y 2008, hemos tenido a una hermanita de Jade durante cuatro años pasando los veranos

con nosotros , se llama MAMUDA, es la niña pequeñita que sale en el video cambiándole los

pañales.

Los padres de Jade y Mamuda siguen en la actualidad en los campamentos de Tindug con el

resto de su familia, que son: cinco hijas y un hijo, todos ellos más pequeños que Mamuda, es

decir ,menores de 14 años.

Ya para terminar este documento, os muestro unas fotografías de Mamuda en Tembleque,

durante la feria de hace pocos años:

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CHELO, MAMUDA Y EMILIO. Esperamos que os haya agradado esta historia.