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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID
ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE INGENIEROS
AGRÓNOMOS
Microevolución de esclerófilas mediterráneas:
diferenciación fenotípica y genética en Quercus coccifera L. y
Olea europaea L.
Tesis Doctoral
Rafael Rubio de Casas
Ingeniero Agrónomo
2006
DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA VEGETAL.
ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE INGENIEROS
AGRÓNOMOS
Microevolución de esclerófilas mediterráneas:
diferenciación fenotípica y genética en Quercus coccifera L. y
Olea europaea L.
Autor: Rafel Rubio de Casas
Ingeniero Agrónomo
Dirigida por:
Luis Balaguer; Doctor en Biología
Pablo Vargas Gómez; Doctor en Biología
2006
Esta Memoria Doctoral ha sido elaborada en las
instalaciones y laboratorios de la Universidad Complutense y
en el Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC).
A Lucía
Agradecimientos:
A la hora de escribir estos agradecimientos me he encontrado con dos
dificultades: que no fueran más largos que la tesis (que tiene bastantes páginas) y el
orden en el que debían aparecer los “agradecidos”. Sería imposible incluir aquí a todas
aquellas personas que han hecho posible esta tesis así que puede que haya quien se
sienta ofendido por omisión al leer las siguientes líneas. De antemano, lo siento, tú
sabes que si no estás no es por falta de gratitud sino por falta de espacio. En cuanto al
orden, para evitar interpretaciones he decidido utilizar un criterio temporal, primero
aparecen las personas a las que conozco desde hace más tiempo.
Ante todo tengo que dar las gracias a mi familia: a mis padres, que me han
proporcionado siempre los mejores apoyos emocionales y materiales que hubiese
podido desear y que me han educado en el respeto y admiración a la labor intelectual
más exigente. A mis hermanos casi por las mismas razones, a las que habría que añadir
su permanente interés por mi trabajo, aunque creo nunca han llegado a entender bien
que era lo que yo hacía. También tengo que incluir aquí a mis tíos (Vere, Nina, Gloria,
Félix, Veva) y a sus hijos, mis primos.
Quiero dar también las gracias a mis amigos de toda la vida, por todo lo pasado
juntos y por todo lo que (espero) nos queda por pasar: Pedro Durán, Pedro López, Eric,
Álvaro, Íñigo, Fernando, Juan, Javier, Chus, Marc, Alejandro...
A mis amigos y profesores en la ETSIA de Madrid, gracias por haberme
ayudado a aprender tantas cosas y por haberme hecho disfrutar mientras las aprendía.
Sin vosotros, seguro que no estaría escribiendo esto. Gracias a Pedro Segovia, Pablo
García, Natalia, Nacho, Luis Güemes, Miriam, Bea, Raquel, Merche, Pepe Palacios,
Pablo Rodríguez Palenzuela y Antonio Molina.
A Lucía, gracias por todo. No hay palabras para expresar lo mucho que le debo a
su apoyo, su cariño y su simple presencia.
A mis directores de tesis, y a aquellos que sin serlo oficialmente han respondido
como tales en tantas ocasiones, por todo lo que me habéis enseñado, por todas las
facilidades que me habéis brindado, por todos los buenos ratos que hemos pasado
juntos...gracias, Pablo y Luis, gracias Esther, gracias Esteban.
A mi tutor, Txema Iriondo, tengo que agradecerle su enorme paciencia para
atenderme. A pesar de que siempre he recurrido a él de forma inesperada y precipitada,
en todo momento ha respondido con la mayor de las amabilidades.
En los años de elaboración de esta tesis son muchos los que han compartido
conmigo horas de trabajo y de no tanto trabajo en el RJB, en la Complu, en el campo, en
el vivero...Todos ellos son más que compañeros de trabajo, amigos. Gracias a Carlos
(nothing’s gonna...), a Emilio, a Virginia, a Omar, a Jorge, a Niko, a Iñaki, a Marga, a
Oscar, a Antonio, a Peri, a Gema ...
También son muchos los que me han ayudado fuera de España, en mis estancias
breves o desde la distancia. Gracias a Peter Schönswetter, a Andy Tribsch y al Instituto
y Jardín Botánicos de la Universidad de Viena. Gracias a Deepak Barua, Colleen Butler
y Kathleen Donohue y la Universidad de Harvard y por supuesto: merci beaucoup,
Guillaume.
Este trabajo no hubiese sido posible sin la ayuda financiera proporcionada por
los Ministerios de Ciencia y Tecnología primero y Educación y Ciencia después. No
sólo me han pagado una beca FPI durante cuatro años, sino que han financiado los
proyectos dentro de los que se ha desarrollado la tesis.
I
Índice
Pág.
I. Introducción General 1
I. I La plasticidad fenotípica y el cambio evolutivo. Un
marco histórico 5
I. II Antecedentes del estudio microevolutivo de las
esclerófilas mediterráneas 9
I. II. I Diferenciación genética 10
I. II. II Diferenciación fenotípica 11
I. III Objetivos 12
I. III. I El posible papel de la plasticidad fenotípica 13
I. IV Figura 1 15
Capítulo 1 (en inglés): Molecular evidence for
widespread hybridisation and limited genetic structure
of Quercus coccifera L. in the Iberian Peninsula
revealed by ISSR and ITS sequence data. 16
1. 1 Summary 17
1. 2 Introduction 18
1. 3 Material and Methods 21
1. 3. 1 Plant material and DNA extraction 21
1. 3. 2 ITS amplification and sequencing 21
1. 3. 3 ISSR amplification, electrophoresis and silver
staining 22
II
Pág.
1. 3. 4 Phylogenetic and population genetic analysis 23
1. 4 Results 26
1. 4. 1 ITS sequence analysis 26
1. 4. 2 ISSR fingerprinting analysis 27
1. 5 Discussion 28
1. 5. 1 Hybrids have a small effect on phylogenetic
structure 28
1. 5. 2 Evidence of hybridisation detected in
morphologically unambiguous individuals 29
1. 5. 3 Hybridisation appears to be restricted to crosses
of Q. coccifera with Q. ilex 30
1. 6 Conclusions 31
1. 7 Acknowledgements 31
1. 8 Tables 32
1. 8. 1 Table 1 32
1. 9 Figures 41
1. 9. 1 Figure 1. 41
1. 9. 2 Figure 2. 42
1. 9. 2. 1 Figure 2. A 43
1. 9. 2. 2 Figure 2. B 44
1. 9. 3 Figure 3. 45
Capítulo 2 (en inglés): Ecotypic divergence in the
Mediterranean sprouter Quercus coccifera inferred from 46
III
Pág.
differences in field plasticity
2. 1 Summary 47
2. 2 Introduction 48
2. 3 Methods
2. 3. 1 Environmental data 51
2. 3. 2 Morphological and pigment data 52
2. 3. 3 Genetic sampling and analyses 53
2. 3. 4 Comparisons of the data sets
2. 4 Results 56
2. 4 .1 Environmental, morphological and pigment data 57
2. 4. 2 Genetic data 57
2. 4. 3 Comparisons of the data sets 58
2. 5 Discussion 60
2. 6 Acknowledgements 63
2. 7 Tables 64
2. 7. 1 Table 1 64
2. 8 Figures
2. 8. 1 Legend to figure 1 67
2. 8. 2 Legend to figure 2 67
2. 8. 3 Legend to Figure 3 68
2. 8. 4 Figure 1 69
2. 8. 5 Figure 2 70
2. 8. 6 Figure 3 71
IV
Pág.
2. 9 Appendix S1: Environmental data 72
2. 9. 1 Geographic location of the Quercus coccifera L.
populations sampled and mean photosynthetic photon
flux density 73
2. 9. 2 Monthly mean maximum temperatures 74
2. 9. 3 Monthly mean minimum temperatures 75
2. 9. 4 Monthly mean temperatures 76
2. 9. 6 Annual mean number of days with minimum
temperatures < -5 ºC and < 0 ºC 77
2. 9. 7 Monthly mean rainfall 78
2. 9. 8 Soil characteristics 79
2. 10 Appendix S2: PCR. sequencing and fingerprinting
protocols 80
2. 10. 1 ITS amplification and sequencing 80
2. 10. 2 ISSR amplification, electrophoresis and silver
staining
81
2. 11 Figure S1 82
2. 12 Appendix S3 83
2. 12. 1. Appendix S3 A Correlations between all
populations 84
2. 12. 2. Appendix S3 B Correlations within regions. 85
Capítulo 3 (en inglés): Extensive gene flow blurs
phylogeographic but not phylogenetic signal in Olea 87
V
Pág.
europaea L.
3. 1 Abstract 88
3. 2 Introduction 89
3. 3 Materials and Methods 91
3. 3. 1 Plant material, DNA extraction and AFLP
fingerprinting 91
3. 3. 2 Data analysis 91
3. 3. 3. 2. 1 Phylogenetic relationships in the Olea europaea
complex 92
3. 3. 3. 2. 2 Major lineages within O. europaea subsp.
europaea 92
3. 3. 3. 2. 3 Phylogeography of the W Mediterranean 93
3. 4 Results 94
3. 4. 1 Phylogenetic relationships in the Olea europaea
complex 94
3. 4. 2 Major lineages within O. europaea subsp.
europaea 94
3. 4. 3 Phylogeography in the W Mediterranean 95
3. 5 Discussion 98
3. 5. 1 Congruency of major AFLP lineages and
taxonomy 98
3. 5. 2 Weak phylogeographic structure in the olive tree
across the Mediterranean 100
3. 5 .3 Analysis of genetic structure of W Mediterranean 101
VI
Pág.
populations
3. 6 Conclusions 102
3. 7 Acknowledgements 103
3. 8 Tables 104
3. 8. 1 Table 1. 104
3. 9 Figures 107
3. 9. 1 Figure 1. 107
3. 9. 2 Figure 2. 108
3. 9. 3 Figure Legends 109
3. 9. 3. 1 Figure 1 109
3. 9 .3. 2 Figure 2 109
3. 10 Electronic Supplementary Material 110
3. 10. 1 Table S1 110
3. 10. 2 Table S2 116
3. 10 .3 Table S3. 117
3. 10. 4 Figure S1 119
3. 10. 4. 1 Figure S1 a 119
3. 10. 4. 2 Figure S1 b 120
3. 10. 4. 3 Figure S1 c 121
3. 10. 5 Figure S2 122
3. 10. 5. 1 Figure S2 a 122
3. 10. 5. 2 Figure S2 b 123
3. 10. 6 Figure Legends 124
3. 10. 6. 1 Figure S1. 124
VII
Pág.
3. 10. 6. 2 Figure S2. 125
Capítulo 4 (en inglés): Phenotypic differentiation in
Holocene- and Tertiary-diverged lineages of Olea
europaea
126
4. 1 Abstract 127
4. 2 Introduction 128
4. 3 Materials and Methods 129
4. 3. 1 Environmental data 129
4. 3. 2 Morphological and pigment data 133
4. 3. 3 Genetic sampling and analyses 134
4. 3. 4 Analysis of selection on reaction norms: 134
4. 4 Results
4. 4. 1 Environmental data 137
4. 4. 2 Differences in functional traits 137
4. 4. 3 Differences in molecular markers 138
4. 4. 4 Selection on the reaction norms 138
4. 5 Discussion 139
4. 5. 1 Congruence between genetic and vegetative
patterns in O. europaea
139
4. 5. 2 Correlation of plasticity and mean phenotypic
patterns
140
4. 5. 3 Selection on phenotypic plasticity 141
4. 6 Conclusions 142
VIII
Pág.
4. 7 Acknowledgments 142
4. 8 Tables 143
4. 8. 1 Table 1 143
4. 8. 2 Table 2. 145
4. 8. 3 Table 3. 147
4. 8. 4 Table 4. 149
4. 8. 5 Table 5. 151
4. 9 Figures 152
4. 9. 1 Figure Legends 152
4. 9. 1. 1 Figure 1. 152
4. 9. 1. 2 Figure 2. 152
4. 9. 1. 3 Figure 3. 152
4. 9. 1. 4 Figure 4. 152
4. 9. 1. 5 Figure 5. 152
4. 9. 1. 6 Figure 6. 153
4. 9. 2 Figure 1 154
4. 9. 3 Figure 2. 155
4. 9. 4 Figure 3. 156
4. 9. 5 Figure 4. 157
4. 9. 6 Figure 5. 158
4. 9. 7 Figure 6. 160
II. Discusión General 161
II. 1 Diferenciación genética de esclerófilas
mediterráneas 162
IX
Pág.
II. 2 Divergencia fenotípica en esclerófilas
mediterráneas. 168
II. 3 El papel de la plasticidad fenotípica 171
Conclusiones Generales 174
Bibliografía 177
Apéndices 199
Apéndice 1: Reticulate evolution in the olive tree
complex (Olea europaea L., Oleaceae) 201
Apéndice 2: A set of primers for length and nucleotide-
substitution polymorphism in chloroplastic DNA of Olea
europaea L. (Oleaceae) 249
Apéndice 3: On the historical presence of the wild olive
[Olea europaea L. var. sylvestris (Miller) Lehr.] in the
Eurosiberian region of the Iberian Peninsula . 253
I
Resumen de la Tesis “Microevolución de esclerófilas
mediterráneas: diferenciación fenotípica y genotípica en
Quercus coccifera L. y Olea europaea L.”.
Rafael Rubio de Casas
Ingeniero Agrónomo
II
Introducción:
La esclerofilia es un síndrome funcional característico de muchas especies mediterráneas.
Aparece en grupos taxonómicos diversos, con aparente independencia de su origen
filogenético o del grupo funcional al que pertenezcan. Históricamente, se ha considerado
como el resultado de la adaptación a las condiciones propias del ambiente mediterráneo
(Dunn et al. 1976). Actualmente sin embargo está bien establecido su origen Terciario,
anterior al advenimiento del clima mediterráneo (Palamarev 1989; Herrera 1992; Verdú et
al. 2003). La eslerofilia supone por lo tanto un caso de exaptación (Gould y Vrba 1982).
Cabe entonces plantearse cuál es la habilidad de las plantas esclerófilas para expresar
fenotipos alternativos en respuesta a cambios ambientales, espaciales y/o temporales y en
qué medida estos fenotipos alternativos son síntoma de microevolución (Valladares et al.
2002).
Antecedentes del estudio microevolutivo de las esclerófilas mediterráneas
DIFERENCIACIÓN GENÉTICA DE ESCLERÓFILAS MEDITERRÁNEAS
Tanto en la coscoja como en el acebuche la diversidad genética está condicionada por la
introgresión, en el caso de aquella con otras especies del género Quercus y en el de éste
con el olivo cultivado.
El impacto de la hibridación sobre la estructura genética de la coscoja ha sido abordado
mediante el uso de marcadores genéticos, tanto de tipo huella genética (ISSR) como con
secuencias nucleares (ITS) en el Capítulo 1, y su diferenciación genética poblacional
dentro de la Península Ibérica en el Capítulo 2.
La influencia de la hibridación con el olivo en la estructura genética no sólo poblacional,
sino filogenética del acebuche se ha abordado en el Capítulo 3 usando marcadores
III
dominantes AFLPs. En este mismo capítulo se analiza la estructura filogeográfica del
Mediterráneo occidental para estimar procesos de divergencia cuaternarios en esta región,
así como para localizar de forma precisa los posibles refugios glaciales de O. europaea. Un
análisis filogenético más pormenorizado de este taxon se presenta en los apéndices.
DIVERGENCIA FENOTÍPICA EN ESCLERÓFILAS MEDITERRÁNEAS:
Los caracteres funcionales que se han analizado están todos ellos relacionados con la
respuesta a la luz. La respuesta a la luz integra la respuesta a otros factores ambientales,
puesto que la respuesta fenotípica de las plantas está modulada de forma simultánea por
todos los factores necesarios para su desarrollo (Gleeson y Tilman 1992). Se ha intentado
usar caracteres que reflejaran diferentes escalas de respuesta, desde el ciclo de las
xantofilas, que varía de forma mensurable en cuestión de horas, hasta caracteres
morfológicos de la hoja y la arquitectura de la copa que son el resultado de procesos
ontogenéticos más lentos. Todos ellos se midieron en campo en individuos adultos durante
la parada vegetativa estival.
El análisis de las diferencias fenotípicas existentes entre distintas poblaciones ibéricas de
coscoja se aborda en el Capítulo 2, mientras que las referentes al acebuche se tratan en el
Capítulo 4. En ambos casos además de estimar las diferencias fenotípicas se estudia en qué
medida son congruentes éstas con los patrones genéticos. También se plantea el posible
papel de la plasticidad fenotípica en la respuesta fenotípica de las plantas.
Objetivos
En la presente Memoria Doctoral se ha abordado el estudio de procesos microevolutivos en
especies esclerófilas a través del análisis de la estructura genética y fenotípica de dos
especies emblemáticas del mediterráneo, cómo son la coscoja (Quercus coccifera L.) y el
acebuche (Olea europaea var. sylvestris L.). Los posibles mecanismos causales del cambio
IV
evolutivo se han tomado en consideración de forma independiente y sintética intentando
dar respuesta a una serie de interrogantes:
• ¿En qué medida la estabilidad fenotípica implica una falta de diversificación
genética? O de otra manera ¿es posible detectar procesos de divergencia
genética en esclerófilas mediteráneas? Si la respuesta es afirmativa ¿cuáles
son?.
• La aparente estabilidad evolutiva del síndrome esclerófilo ¿supone la no
existencia de procesos de divergencia fenotípica entre poblaciones?.
• Si estos procesos existen ¿ha jugado en ellos algún papel la plasticidad
fenotípica? ¿es la plasticidad fenotípca un factor importante en la respuesta
evolutiva de las esclerófilas mediterráneas?.
El posible papel de la plasticidad fenotípica:
La importancia evolutiva de la plasticidad fenotípica, la capacidad de un fenotipo para
expresar fenotipos diferentes en situaciones ambientales distintas (Bradshaw 1965), está
actualmente bien establecida. A pesar de este buen conocimiento del tema, todavía son
pocos los trabajos en los que se haya cuestionado el papel que puede haber jugado la
plasticidad fenotípica en la respuesta evolutiva de plantas leñosas a los cambios
ambientales.
La plasticidad fenotípica se midió sobre los mismos caracteres que los valores medios.
Todas las medidas se tomaron en campo. Ahí se consideró a la zona más expuesta a la luz
en orientación Sur de la copa de los árboles como un ambiente diferente (Sol) del
experimentado por los órganos vegetativos en la zona más interna de la orientación Norte
(Sombra). La plasticidad fenotípica se cuantificó como la diferencia de fenotipo para cada
genotipo (árbol individual) entre estos dos ambientes
V
Las diferencias en plasticidad entre poblaciones de coscoja y su relación con los valores
fenotípicos medios y con la estructura genética se estudian en el Capítulo 2.
El acebuche presenta un modelo doblemente adecuado. Además de los procesos de
recolonización del continente europeo durante el Holoceno, la colonización de los
archipiélagos macaronésicos de Canarias y Madeira que dio lugar a dos subespecies
diferentes (cada una endémica de un archipiélago) durante el Terciario permite estudiar los
patrones de diferenciación en condiciones ambientales muy distintas. Esto constituye el
núcleo del Capítulo 4.
Si la plasticidad fenotípica ha mediado en alguna medida el cambio evolutivo es razonable
suponer que fuerzas selectivas hayan actuado sobre ella. Un aproximación analítica a esta
hipótesis se plantea también en el Capítulo 4.
VI
Capítulo 1: Evidencias moleculares de que la hibridación está generalizada
en Quercus coccifera L. y su estructura genética poco determinada en la
Península Ibérica.
La introgesión interespecífica es un proceso frecuente en el género Quercus de
consecuencias genéticas y evolutivas poco claras. Se sabe que puede estar condicinada por
factores ecológicos y que puede originar la aparición de nuevas especies (Dodd y Afzal-
Rafii 2004; Mir et al. 2006).
La información disponible sobre sus efectos e importancia en los Quercus mediterráneos
esclerófilos permite establecer que los híbridos de encina (Q. ilex) con alcornoque (Q.
suber) y coscoja (Q. coccifera) son frecuentes (Belahbib et al. 2001; Lumaret et al. 2002).
En este útimo caso incluso parece que no es posible establecer límites claros entre los dos
taxones usando marcadores plastidiales (Jiménez et al. 2004).
En este Capítulo se ha abordado el impacto y extensión de la hibridación sobre la coscoja
usando dos herramentas molecualres, los ISSR y secuencias de ADN ribosomal (ITS). En
concreto se ha intentado responder a estos interrogantes:
• ¿Cuáles han sidos las consecuencias sobre la situación filogenética de la coscoja?
• ¿Es posible detectar que rastros de introgresión aún en individuos claramente
identificados morfológicamente?
• ¿Está la hibridación restringida a los cruzamientos con Q. ilex?
Los resultados obtenidos muestran que el intercambio genético con otras especies del
género Quercus, particularmente con la encina (Q. ilex) es muy frecuente. Este flujo génico
interespecífico resulta en la coexistencia de varias copias de ITS de secuencia diferente en
el genoma de las plantas. La presencia de estas múltiples copias es fácil de detectar, lo que
VII
indica que los procesos de hibridación son continuos, puesto que la evolución concertada
del ADN ribosómico hace imposible la permanencia de linajes moleculares diferentes en el
mismo genoma más allá de unas pocas generaciones (Muir et al. 2001). Varios trabajos
recientes han establecido la importancia de la hibridación a la hora de ampliar el nicho
potencial de las diferentes especies en Quercus (Petit et al. 2003b; Dodd y Afzal-Rafii
2004) así como sus consecuencias evolutivas (Mir et al. 2006). En el caso de las coscojas
ibéricas nuestros resultados no avalan el que la diferenciación ecotípica se asocie a
diferentes tasas de hibridación, puesto que esta parece estar muy generalizada pero
tampoco podemos afirmar concluyentemente que la hibridación no juegue un papel
ecológicamente importante.
En respuesta las preguntas planteadas, se puede afirmar que:
• La hibridación afecta a la reconstrucción filogenética en Quercus. En el caso de la
coscoja, la presencia de individuos híbridos hace que sea difícil establecer los
límites evolutivos entre esta especie y la encina.
• En general los híbridos no presentan rasgos morfológicos que los identifiquen,
siendo muy poco habitual encontrar plantas silvestres que presenten rasgos
intermedios entre coscoja y otras especies.
• La hibridación parece darse sólo en los cruzamientos con encina.
. Es posible que las modificaciones genéticas debidas los cruzamientos Q. coccifera x Q.
ilex no supongan una modificación observable del nicho de los híbridos respecto de las
líneas puras porque ambas especies presentan características ecológicas similares, aunque
la coscoja tiende a ocupar espacios más áridos (López González 2002). Hay mecanismos
genéticos que pueden explicar este fenómeno, como un silenciamiento generalizado de uno
de los genomas implicados en el híbrido (Chen y Pikaard 1997; Wendel 2000). En
VIII
cualquier caso son necesarios análisis más exhaustivos para poder estimar de forma precisa
la segregación ecológica y genética entre encina, coscoja y sus híbridos y cuantificar su
trascendencia evolutiva.
IX
Capítulo 2: La divergencia ecotípica de la coscoja (Q. coccifera L.) en la
Península Ibérica está mediada por la plasticidad fenotípica.
Uno de los aspectos que más peso ha ganado en lo últimos años en el campo de la ecología
evolutiva de plantas es la plasticidad fenotípica (Pigliucci 2005). Han sido muchos los
autores que han abordado su papel en la ecología vegetal, pero son relativamente pocos
aquellos de entre estos trabajos que, versando sobre especies leñosas, incorporen
componentes evolutivos (Balaguer et al. 2001). Hay una serie de condicionantes que son
difíciles de soslayar en el estudio de las leñosas mediterráneas; por una parte la duración de
las distintas fases vitales convierte casi en imposibles los estudios en condiciones
controladas de caracteres cuantitativos, salvo que se consideren aquellos expresados en la
fase de plántula, cuya repercusión en la descendencia es difícil de estimar. Por otra parte, la
heterogeneidad ambiental que se recoge en los experimentos de jardín común es una
simplificación de la heterogeneidad a la que deben hacer frente las planta en sus
localizaciones naturales (Cavender-Bares et al. 2004). Por añadidura, los fenotipos
expresados en esas condiciones no responden sino a un número reducido de meses de
crecimiento, y pueden no ser representativos del rango fenotípico potencial de seres cuya
longevidad supera con frecuencia el siglo. Sin embargo, estimar cuál es y ha sido el papel
de la plasticidad fenotípica en la respuesta de síndromes de caracteres aparentemente
estáticos a condiciones ambientales cambiantes no deja de ser una cuestión importante para
entender la evolución de la vegetación mediterránea (Balaguer et al. 2001; Valladares et al.
2002).
Otra dificultad que aparece a la hora de abordar ensayos evolutivos con especies que
pueden alcanzar gran tamaño y son de vida larga es la adecuada representación de la
X
variabilidad genética en los experimentos de vivero. Es complicado afirmar que el número
y naturaleza de los genotipos incluidos en cualquier experimento son los debidos para
explicar el comportamiento evolutivo de una población, y mucho menos de una especie.
En este capítulo se ha investigado el posible papel de la plasticidad fenotípica en la
evolución reciente de Quercus coccifera en la Península Ibérica. Posteriormente se estimó
la relación de los patrones inferidos a partir de los valores fenotípicos con la estructura
filogeográfica de la coscoja en la Península Ibérica. Para esto se han plateado las siguientes
cuestiones:
• ¿Existen diferencias en los valores fenotípicos de las distintas poblaciones ibéricas
de coscoja?
• ¿Coinciden estas diferencias con las inferidas a partir del análisis de patrones
genéticos usando marcadores dominantes de tipo ISSR?
• ¿Puede haber jugado la plasticidad fenotípica algún papel a la hora de conformar
evolución reciente de Q. coccifera?
Los resultados obtenidos confirman que existen diferencias fenotípicas entre las
poblaciones consideradas y que esta diferenciación fenotípica correlaciona con los patrones
genéticos.
La variabilidad fenotípica observada se deben a que en cada población son diferentes tanto
el fenotipo de Sombra como el de Sol, y lo que es más importante, ambos cambian de
forma simultánea. La capacidad de un mismo genotipo para generar dos fenotipos
diferentes en respuesta al ambiente es un indicio innegable de la importancia ecológica de
la plasticidad fenotípica. Es posible que las hojas de Sol, al estar más verticales, permitan a
la planta captar la radiación solar durante las primeras horas del día y durante los meses de
invierno, mientras que las de Sombra, al ser más horizontales maximizan la intercepción de
XI
la radiación solar en las horas centrales del día y durante el verano (Falster y Westoby
2003).
Los resultados obtenidos con marcadores dominantes ISSR avalan la diferenciación entre
poblaciones y a nivel regional, con dos áreas bien definidas, una en el NE ibérico que
incluye a cuatro de las nueve poblaciones estudiadas y otra que abarca el resto de la
distribución de la planta (cinco poblaciones).
Las nueve poblaciones ibéricas de coscoja analizadas se agrupan, de acuerdo con sus
valores fenotípicos, en dos conjuntos coincidentes con la agrupación genética señalada más
arriba. Las cuatro poblaciones analizadas en el NE peninsular incluyen individuos más
pequeños y con hojas más gruesas y más espinosas. La plasticidad fenotípica de estas
poblaciones es menor. Todo esto parece indicar que se trata de plantas que han generado
un fenotipo adaptado a situaciones de estrés (Ackerly et al. 2002; Knight y Ackerly 2003).
Durante las fases tempranas del Holoceno las condiciones ambientales de esta región de la
península eran esteparias (Ribera y Blasco-Zumeta 1998) por lo que en el proceso de
recolonización posglacial es probable que las plantas tuvieran que hacer frente a
condiciones que canalizaron la aparición de un fenotipo como el observado que luego
podría haberse fijado por asimilación genética manteniéndose en ausencia del estímulo
ambiental (Waddington 1959; Queitsch et al. 2002).
XII
Capítulo 3: El flujo génico extensivo difumina la señal filogeográfica pero no
la filogenética en Olea europaea L..
El acebuche ha sido objeto de un gran número de estudios de corte filogeográfico. Gracias
a estos trabajos se sabe que existe una diferenciación genética entre las zonas Este y Oeste
del Mediterráneo y que la mayor diversidad se encuentra en esta última. Dentro de la zona
Oeste, parece ser que el Sur de la Península Ibérica y el Norte del Mahgreb son las zonas
donde se concentra un mayor número de linajes (Hess et al. 2000; Besnard et al. 2002b;
Lumaret et al. 2004).
Actualmente la diversidad genética del acebuche está condicionada por la introgresión con
el olivo cultivado. La influencia de la hibridación con el olivo en la estructura genética no
sólo poblacional, sino filogenética de Olea. europaea se ha abordado usando marcadores
dominantes AFLPs. Además se han comparado los resultados con los obtenidos por otros
autores usando también marcadores dominantes (RAPDs; ISSRs) (Besnard et al. 2001;
Vargas y Kadereit 2001). También se ha analizado la estructura filogeográfica del
Mediterráneo occidental para estimar procesos de divergencia cuaternarios en esta región,
así como para localizar de forma precisa los posibles refugios glaciales de O. europaea.
Los resultados obtenidos demuestran que las diferentes subespecies que actualmente se
incluyen bajo O. europaea son efectivamente entidades genéticamente diferenciadas. Es
posible que la identidad genética de estos táxones se deba a su aislamiento geográfico, ya
que también se ha demostrado la existencia de un abundante flujo génico entre ellos. Es
más, en aquellos casos en que dos de las subespecies descritas están próximas es fácil
detectar individuos que presentan rasgos genéticos que los caracterizan como híbridos
(Apéndice 1). Las reconstrucciones filogenéticas obtenidas muestran además situaciones
XIII
conflictivas en varios subespecies. La subespecie de distribución más amplia (cuspidata),
engloba varios linajes bien diferenciados. Otros autores han propuesto la separación de los
individuos asiáticos y africanos de este taxon en subespecies distintas (Green y Wickens
1989). Los resultados no son concluyentes a este respecto. La multiplicidad de linajes es
indudable, pero no parece tan clara la identificación de éstos con zonas geográficas
precisas. Otro punto conflictivo en la resolución de la historia evolutiva de O. europaea es
la interrelación de los endemismos macaronésicos (subspp. cerasiformis y guanchica) con
las subespecies marocanna, laperrinei y europaea. Existe una contradicción entre los
resultados obtenidos con marcadores plastidiales y los obtenidos con marcadores
nucleares. En el primer caso, los endemismos saharianos aparecen como pertenecientes a
linajes diferentes, subsp. marocanna ligada a las subespecies macaronésicas y laperrinei
relacionada con subsp. europaea (Besnard et al. 2002a). En las reconstrucciones obtenidas
con marcadores nucleares subsp. marocanna y subsp. laperrinei se resuelven como
taxones hermanos, lo que también ha sido descrito por otros autores (Angiolillo et al. 1999;
Hess et al. 2000; Besnard et al. 2001). Es difícil plantear una hipótesis concluyente que
explique esta disparidad de resultados. Una posible explicación se puede encontrar en
procesos de hibridación pretéritos sucedidos durante la expansión y retracción de los
diferentes taxones provocados por fluctuaciones climáticas.
Es esperable que si el flujo génico es importante entre táxones separados lo sea aún más
entre linajes del mismo taxon. Los resultados obtenidos en el análisis de la subespecie
europaea son congruentes con esta hipótesis. En el caso del acebuche mediterráneo, el
abundante flujo génico, probablemente facilitado por el olivo cultivado, hace que los
patrones filogeográficos sean difusos. La existencia de linajes distintos en la orilla Este y
Oeste del Mediterráneo demostrada mediante el análisis de haplotipos plastidiales (Besnard
XIV
et al. 2002b; Besnard et al. 2002a) no se hace evidente en análisis realizados con
marcadores dominantes si no se incorporan las estructuras geográfica y poblacional en el
análisis.
Los resultados poblacionales obtenidos dentro de la zona Oeste del Mediterráneo
demuestran la existencia en esta región de áreas con alta probabilidad de albergar refugios
glaciales, en congruencia con lo planteado por otros autores (Besnard et al. 2002a;
Lumaret et al. 2004): las zonas contiguas al Estrecho de Gibraltar y las Islas Baleares. En
ambas zonas se han descrito refugios de otras plantas esclerófilas (Petit et al. 2003a; López
de Heredia et al. 2005), lo que nos lleva a postular estas regiones como reservorios de una
diversidad importante para este tipo de especies. En la Península Ibérica se encontró un
linaje alejado genéticamente de los demás y que agrupa a las plantas muestreadas en la
zona Cantábrica. Este linaje ocupa una zona ambientalmente diferente del entorno típico en
el que medra el acebuche: las plantas del Norte peninsular se encuentran en la región
florística Eurosiberiana, cuando O. europaea es una especie netamente mediterránea
(Takhtajan 1986). La interrelación entre situación ecológica y singularidad genética de este
linaje se analiza en detalle en el Capítulo 4.
XV
Capítulo 4: Diferenciación fenotípica en linajes de Olea europaea de
divergencia Terciaria y holocénica
A pesar de la antigüedad de su origen, no cabe duda de que muchos de los taxones
esclerófilos son exitosos en las condiciones actuales. Su abundancia y frecuencia en
cualquier punto del Mediterráneo no dejan lugar a dudas sobre la validez de su respuesta
funcional. Pero la permanencia a lo largo del tiempo ha supuesto también su conservación
ante factores bióticos y abióticos muy variables, en ocasiones marcadamente distintos de
aquellos frente a los que se desarrollaron muchos de sus caracteres funcionales. El hecho
de que estas variaciones en el ambiente no supongan la alteración del síndrome esclerófilo
como tal parecen indicar que éste esté condicionado por una canalización que modula los
rangos posibles de expresión fenotípica (Meiklejohn y Hartl 2002; Valladares et al. 2002).
Al tener esto en cuenta la cabe cuestionar la medida en que las plantas esclerófilas son
capaces de generar síndromes funcionales alternativos. También es inevitable preguntarse
por los mecanismos que hacen posible la canalización fenotípica de la esclerofilia. El
acebuche presenta un modelo adecuado dar respuesta a estos interrogantes. Además de los
procesos de recolonización del continente europeo durante el Holoceno, la diferenciación
de las seis subespecies diferentes de Olea europaea durante el Terciario generó
experimentos naturales en los que estudiar los cambios fenotípicos asociados a la
diferenciación genética en condiciones ambientales muy distintas. Esta variedad de
escenarios hace posible además estimar de manera precisa si la plasticidad fenotípica
determina en alguna medida la evolución de O. europaea . En caso de que así fuera, la
plasticidad misma, como mediadora del cambio fenotípico, debe ser objeto de presiones
selectivas (Callahan y Scheiner 1999)
En este capítulo se ha estudiado la capacidad de cambio fenotípico de O. europaea, su
XVI
relación con los factores ambientales mas importantes y el posible papel de la plasticidad
fenotípica en el resultado final. En concreto se han abordado los siguientes interrogantes:
• ¿Existen diferencias en los valores fenotípicos de las distintos linajes de O.
europaea?
• ¿Coinciden estas diferencias con las observadas en lo niveles de plasticidad
fenotípica?
• ¿Ha sufrido la propia plasticidad presiones selectivas?
La caracterización de las pautas fenotípicas se ha hecho a dos escalas distintas, entre dos
subespecies (subsp. europaea y subsp. guanchica) y dentro de la subsp. europaea entre
cinco poblaciones ibéricas.
Los resultados obtenidos permite concluir que en O. europaea se han producido procesos
de diferenciación fenotípica recientes. Esto no quiere decir que se hayan observado
cambios en el síndrome esclerófilo que cuestionen su estabilidad, pero sí que hay una
variación en los caracteres vegetativos de los distintos linajes.
La importancia de la plasticidad fenotípica en la evolución de O. eruropaea ha sido
analizada en detalle. Primeramente, se determinó la dependencia de las normas de reacción
del genotipo. En segundo lugar, se investigó si había cambios en los valores de plasticidad
fenotípica asociados con los procesos de colonización de las Islas Canarias y el Norte
peninsular, procesos que tuvieron lugar en momentos separados en el tiempo por varios
millones de años y realizados por linajes distintos. En ambos casos los resultados indicaron
variaciones en la plasticidad fenotípica concomitantes con la divergencia evolutiva.
El análisis de las presiones selectivas sobre la plasticidad mostró, de forma concluyente,
que en el caso de O. europaea la plasticidad fenotípica es objeto de selección y que esta
selección es de manera preponderante estabilizadora. Además, en las dos situaciones en las
XVII
que la divergencia genética es más acusada (poblaciones de subsp. guanchica y del Norte
peninsular) la presión selectiva parece ser más fuerte, ya que la diferencia entre FST y
QST es mayor que en el resto de los casos. La selección estabilizadora sobre la plasticidad
fenotípica puede dificultar la aparición de fenotipos extremos, y por tanto la ruptura del
síndrome esclerófilo.
XVIII
Discusión general y conclusiones:
Los resultados recogidos en esta tesis demuestran que las plantas esclerófilas han sufrido
procesos de divergencia microevolutiva recientes. Estos procesos han desembocado en la
formación de ecotipos diferenciados genéticamente y que presentan rasgos funcionales
distintos. La diferenciación tiene lugar en un contexto genético en el que la introgresión
está generalizada y el flujo génico es relativamente frecuente. Uno de los elementos
vinculados con la aparición de nuevos ecotipos es la variación en la plasticidad fenotípica.
Diferenciación genética de esclerófilas mediterráneas:
Los resultados presentados en todos los Capítulos así como los que aparecen en el apéndice
1 muestran que Olea europaea y Quercus coccifera son entidades genéticamente bien
diferenciadas y que también presentan diferencias significativas las poblaciones de cada
una de las dos especies. Estos resultados corroboran los obtenidos previamente por otros
autores (Besnard et al. 2001; López de Heredia et al. 2005). En ambos casos las tasas de
flujo génico tanto intra como interespecífico son elevadas, pero esto no parece haber
impedido los procesos de diferenciación genética.
Divergencia fenotípica en esclerófilas mediterráneas:
En los Capítulos 2 y 4 se detallan los resultados obtenidos en la medición de caracteres
funcionales de acebuche y coscoja. A la luz de estos se puede concluir que en ambas
especies se han producido procesos de diferenciación fenotípica recientes. La
diferenciación fenotípica observada correlaciona con los patrones genéticos. La
congruencia entre fenotipo y genotipo, aunque esperable, no deja de ser interesante, ya que
demuestra que los fenotipos observados son ecotipos fijados genéticamente. Los resultados
XIX
obtenidos al analizar las condiciones ambientales de cada población apoyan esta idea
puesto que son plenamente congruentes con la diferenciación fenotípica. Así, diferentes
situaciones ambientales tienen su reflejo en la estructura fenotípica de las poblaciones
estudiadas, que a su vez está condicionada genéticamente.
La modificación del fenotipo de respuesta a la luz de O. europaea y Q. coccifera supone la
aparición de dos tipos de hojas en la copa de cada individuo. El primero de ellos es el
característico de las hojas de las partes más expuestas de la copa (fenotipo Sol), mientras
que el otro se genera en la zona más interior de la misma (fenotipo Sombra).
El papel de la plasticidad fenotípica:
La correlación observada en contextos genéticos y ambientales distintos entre patrones
moleculares, fenotípicos y ecológicos pone de relieve la capacidad de las esclerófilas
mediterráneas para generar nuevos ecotipos. Además, los resultados descritos demuestran
que el cambio fenotípico en estas especies no se debe tanto a la diversidad genética
disponible como a la plasticidad fenotípica (Sultan y Bazzaz 1993). Si los procesos de
divergencia descritos fueran debidos exclusivamente a procesos de deriva genéticos, la
congruencia con las condiciones ambientales no sería tan significativa como la encontrada.
Si por el contrario la variabilidad fenotípica no tuviera base genética y se debiese
exclusivamente a los cambios inducidos por el entorno no se observarían diferencias en la
respuesta de distintos genotipos en situaciones ambientales comparables (Sultan 1987).
La importancia evolutiva de la plasticidad fenotípica en las esclerófilas mediterráneas
queda demostrada por los resultados. La plasticidad aparece como el agente causal de la
aparición de nuevos ecotipos de cocoja y cómo responsable del mantenimiento del
síndrome esclerófilo.
XX
Conclusiones:
1. El flujo génico está generalizado en Olea europaea y Quercus coccifera y supone
el intercambio genético no sólo entre poblaciones sino entre táxones próximos.
2. A pesar de la frecuencia de intercambio de material genético existen diferencias
significativas a nivel taxonómico entre las distintas subespecies de O. europaea y
entre Q. coccifera y Q. ilex.
3. La diferencias genéticas entre poblaciones dentro de cada uno de los táxones
estudiados también son estadísticamente significativas.
4. El análisis genético de las poblaciones de coscoja muestra la existencia de dos
regiones diferenciadas. Una de ellas en el NE ibérico y la otra abarcando el centro,
Sur y SO peninsulares.
5. Los resultados obtenidos en la caracterización molecular del acebuche demuestran
la existencia de refugios glaciales de esta planta en ambas orillas del Estrecho de
Gibraltar y en las Islas Baleares. Además se ha identificado un linaje genéticamente
distinto en la zona norte de la Península Ibérica.
6. Diferencias en caracteres vegetativos de respuesta a la luz aparecen asociadas a las
diferencias genéticas encontradas tanto en el caso de la coscoja como del acebuche.
7. Las diferencias fenotípicas observadas entre poblaciones y regiones de coscoja son
plenamente congruentes con las genéticas.
8. Las subespecies guanchica y europaea de O. europaea presentan diferencias en sus
caracteres funcionales. Además, el linaje de la subsp. europaea presente en el norte
de la Península Ibérica es fenotípicamente distinto del resto.
9. En el caso de los dos taxones estudiados, las diferencias en caracteres funcionales
suponen diferencias en la plasticidad fenotípica de esos mismos caracteres, que
XXI
varían simultáneamente en la zona más expuesta y en la más umbría de la copa de
los árboles..
10. La plasticidad fenotípica puede estar mediando el cambio evolutivo. En O.
europaea se observan procesos de selección estabilizadora sobre la plasticidad, de
intensidad proporcional al grado de divergencia genética.
XXII
Apéndices:
Además de los diferentes capítulos, en esta Tesis se recogen tres trabajos en los que
participó de forma muy activa el autor y que, estando muy relacionados con la temática de
la memoria doctoral, la amplian en algunos aspectos.
Apéndice 1: Evolución reticulada en el complejo del acebuche (Olea europaea L.)
Apéndice 2: Un conjunto de iniciadores para polimorfismos de longitud y sustitución
en el ADN cloroplástico de Olea eropaea L. (Oleaceae)
Apéndice 3: Sobre la presencia histórica del acebuche [Olea europaea var. sylvestris
(Miller) Lehr. (Oleaceae)] en el Norte eurosiberiano de la Península Ibérica.
XXIII
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1
I. Introducción General
2
El ajuste funcional entre los organismos y el medio en el que viven es el principal
motor de la biodiversidad, puesto que no son sino las múltiples estrategias a través de las
que los sistemas biológicos sacan partido de los recursos disponibles las que dan lugar a la
enorme variedad del mundo vivo (Darwin 1859; Ackerly 2004). Cada una de estas
estrategias es, de forma aislada, el resultado de una multitud de factores, algunos difíciles
de cuantificar y aún de aprehender, cuya interacción origina la aparición de fenotipos
específicos. El número de fenotipos posibles es siempre e inevitablemente superior al de
los observables, que se limita a la manifestación en un punto en el tiempo de una cuantía
determinada de genotipos en una serie de ambientes concreta. Las relaciones de causalidad
son complejas, pero es razonable suponer que el elenco de fenotipos observables será
mayor cuanto mayor sea el número de genotipos y de ambientes. Así, la heterogeneidad
espacial y temporal inherentes al entorno Mediterráneo posibilitan la coexistencia en
espacios relativamente reducidos de características fenotípicas múltiples (Blondel y
Aronson 1999). En el mundo vegetal se observan, sin embargo, ciertos patrones
fenotípicos cuya difusión está más generalizada. Algunas de las estrategias que parecen
resultar particularmente exitosas en las plantas mediterráneas son la presencia de órganos
subterráneos de reserva, asociada al gran número de geófitos, los ciclos de vida breves (los
terófitos constituyen el grupo vegetal más diverso con cerca del 50% de las especies) y,
entre la especies leñosas, la esclerofilia. Este síndrome funcional se caracteriza por la
presencia de hojas perennes, rígidas, con cutícula espesa, baja relación área / volumen y en
general de larga permanencia (Font Quer 1982; Blondel y Aronson 1999). La esclerofilia
aparece en grupos taxonómicos diversos, con aparente independencia de su origen
filogenético o del grupo funcional al que pertenezcan. Se observa en matas (Helianthemum
3
spp., Cistaceae; Thymus spp., Labiatae), en arbustos como el arrayán (Myrtus communis,
Myrtaceae), el durillo (Viburnum tinus, Viburnaceae) o las jaras (Cistus spp. Cistaceae), en
trepadoras como la zarzaparrilla (Smilax aspera, Smilacaceae) y por supuesto en árboles
tan importantes en el paisaje ibérico como la encina (Quercus ilex , Fagaceae), la coscoja
(Q. coccifera), el alcornoque (Q. suber) y el acebuche (Olea europaea var. sylvestris,
Oleaceae). El hecho de que taxones de origen tan distinto presenten rasgos fenotípicos
comunes ha sido considerado históricamente como un caso de convergencia evolutiva,
como el resultado de la adaptación a las condiciones propias del ambiente mediterráneo
(Dunn et al. 1976). Un argumento que apoya esta idea es que la esclerofilia es común no
sólo en la cuenca del Mediterráneo, sino que también aparece en muchas especies del resto
de regiones florísticas con clima mediterráneo del globo (la zona central de Chile;
California, EEUU; la región florística del Cabo, África del Sur; sur y sur-oeste de
Australia). Desde un punto de vista funcional se ha asociado la esclerofilia a la resistencia
al estrés hídrico y de esta manera al mantenimiento de la actividad fotosintética aún
durante el periodo de sequía estival (Dunn et al. 1976). Aunque la hipótesis de
convergencia puede parecer convincente, el trabajo de diversos autores a lo largo de los
últimos quince años demuestra que la esclerofilia ya aparecía de manera generalizada
durante el Mioceno tardío, mucho antes del advenimiento del clima Mediterráneo, que se
supone tuvo lugar hace unos tres millones de años (Suc 1984). El registro fósil terciario
muestra gran parte de los taxones exclerófilos como ya diferenciados en aquel momento,
cuando las condiciones ambientales imperantes eran similares a las actualmente asociadas
con ambientes tropicales y subtropicales de laurisilva(Herrera 1992; Uzunova et al. 1997;
Verdú et al. 2003). El conjunto de caracteres que definen al síndrome esclerófilo no supone
entonces una una adaptación a las condiciones selectivas presentes. Se puede considerar
4
que la esclerofilia es un caso de exaptación, en el que un fenotipo aparecido como
respuesta funcional a presiones pretéritas se ha mantenido por inercia hasta nuestros días
(Gould y Vrba 1982).
Independientemente de la antigüedad de su origen, no cabe duda de que muchos de
los taxones esclerófilos son exitosos en las condiciones actuales. Su abundancia y
frecuencia en cualquier punto del Mediterráneo no dejan lugar a dudas sobre la eficacia de
su respuesta funcional. Pero la permanencia a lo largo del tiempo en una determinada
región ha supuesto también una respuesta positiva ante factores bióticos y abióticos muy
variables, en ocasiones marcadamente distintos de aquellos frente a los que primeramente
se desarrollaron muchos de sus caracteres funcionales. Al tener esto en cuenta, cabe
plantearse cuál es la habilidad de las plantas esclerófilas para expresar fenotipos
alternativos en respuesta a cambios ambientales, espaciales y/o temporales (Valladares et
al. 2002).
Uno de los aspectos que más peso ha ganado en lo últimos años en el campo de la
ecología evolutiva de plantas es la plasticidad fenotípica (Pigliucci 2005). Se entiende por
tal la capacidad de un fenotipo para expresar fenotipos diferentes en situaciones
ambientales distintas (Schlichting y Pigliucci 1998). La manifestación de la plasticidad se
suele expresar por medio de gráficos conocidos como “normas de reacción” (reaction
norms) en los que se representa en el eje de abcisas los distintos valores ambientales y en
el de ordenadas los fenotípicos (Figura 1). El concepto de la plasticidad fenotípica en sí
mismo nunca ha sido cuestionado, ya que es fácilmente observable en la naturaleza y en la
agricultura, pero sí ha sido de alguna manera obviado por el cuerpo principal u
“ortodoxo”de la teoría evolutiva hasta los años 80 del s. XX (Schlichting y Pigliucci 1998).
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I. I La plasticidad fenotípica y el cambio evolutivo. Un marco histórico
En este punto hay que señalar que la importancia evolutiva del cambio fenotípico
fue apreciada desde muy pronto. Se suele considerar que el trabajo que sentó las bases
conceptuales de la plasticidad fenotípica y las “normas de reacción” fue un artículo
publicado por J. M. Baldwin a finales del s. XIX (Baldwin 1896). En él se planteó la teoría,
que luego se ha venido a llamar “efecto Baldwin”, según la cual aquellos individuos
capaces de responder de manera más acusada ante nuevas circunstancias ambientales (más
plásticos diríamos hoy en día) tienen mayor probabilidad de sobrevivir y engendrar
descendientes, condicionando así el proceso evolutivo. El desarrollo posterior de las ideas
de ese trabajo estrictamente teórico, planteado en apoyo del principio darwinista de
selección natural y como una refutación de las teorías lamarckistas, fue paralelo al de la
teoría evolutiva y genética, siendo el propio W. Johannsen, responsable del concepto de
genotipo y fenotipo, uno de los primeros en abogar por la importancia de la evolución
fenotípica (Johannsen 1911). Es difícil establecer el momento en que la aproximaciones
basadas en el cambio fenotípico desaparecen de los planteamientos mayoritarios de la
teoría evolutiva (para una revisión exhaustiva, ver (Sarkar 1999)). Sin duda uno de los
factores que contribuyeron a su salida de los escenarios de debate científico fue el
planteamiento de hipótesis difíciles de asimilar por la teoría sintética de la evolución, si
bien Dobzhansky fue uno de sus paladines. Otros motivos, quizá los más importantes,
estuvieron ligados a la historia política de mediados del siglo XX. Uno de los principales
teóricos de la plasticidad fenotípica, Schmalhausen, era soviético y rival de Lysenko. En el
mundo occidental era difícil defender, e incluso llegar a conocer (aunque su libro de 1946
“Factors of Evolution: the theory of stabilizing selection” se publicó en inglés en 1949), las
ideas de un ruso y en Rusia se le prohibió trabajar a partir del ascenso de Lysenko. A pesar
6
de los impedimentos, un grupo reducido de autores publicó en los años 40, 50 y 60 trabajos
que aún hoy constituyen obras de referencia en el campo de la evolución fenotípica.
Probablemente el más famosos de esos autores sea C. H. Waddington, quien demostró el
fenómeno de la asimilación genética (Waddington 1942; Waddington 1956). Éste consiste
en la capacidad de heredar un fenotipo inducido por el ambiente una vez desaparecido el
estímulo ambiental. Los trabajos de Waddington, como los de otros autores, son de
innegable importancia. Aún así no fueron asimilados realmente por la corriente principal
de la ecología evolutiva hasta los años 80. En el mundo de la ecología vegetal hay que
destacar el trabajo publicado por A. D. Bradshaw en 1965 en Advances in Genetics titulado
“Evolutionary significance of phenoypic plasticity in plants” (Bradshaw 1965) tanto por su
calidad científica como por su papel en el mantenimiento de una corriente de pensamiento.
Los años 80 supusieron el punto de inflexión en la investigación del cambio
fenotípico. A partir de ese momento investigadores como R. Lande, S. Via, S. J. Arnold, C.
D. Schlichting o S. M. Scheiner generaron un marco teórico y experimental que demostró
la importancia innegable de la respuesta fenotípica en la evolución. Desde entonces la
plasticidad fenotípica ha sido un elemento cualitativa y cuantitativamente de primer orden
en la teoría evolutiva. En las dos últimas décadas la plétora de trabajos publicados
relacionados con este tema y sus mecanismos moleculares ha sido formidable. Como
muestra baste señalar que el número de artículos encontrados por el buscador Google
Scholar publicados en los últimos 15 años con “phenotypic plasticity” en el título es de
740. Es muy difícil señalar sólo unos pocos aunque cabe destacar los siguientes: la
demostración del papel de las proteínas de choque térmico en la asimilación genética
(Rutherford y Lindquist 1998; Queitsch et al. 2002), la demostración de la importancia del
efecto Baldwin en la colonización de nuevos nichos (Yeh y Price 2004) y los de evaluación
7
de la importancia de la plasticidad fenotípica en la diferenciación poblacional de especies
vegetales y como mecanismo para la selección de nicho por parte de las plantas (Donohue
et al. 2000; Donohue et al. 2001; Donohue 2003; Donohue et al. 2005). También en el
campo “vegetal” no se puede dejar de mencionar por lo prolífico y la calidad de su obra a
C. D. Schlichting y a M. Pigliucci.
El creciente interés de la ecología evolutiva por la plasticidad fenotípica ha tenido
su reflejo, como no podía ser de otra manera, en el ámbito mediterráneo. En California los
trabajos de D. Ackerly han supuesto interesantes aportaciones experimentales y teóricas
(Knight y Ackerly 2003; Wong y Ackerly 2005). En Europa han sido muchos los autores
que han abordado el papel de la modulación de la respuesta fenotípica en la ecología
vegetal (entre los españoles no puede dejar de mencionarse a F. Valladares, y entre los
mediterráneos, a A. Novoplansky). No obstante, son relativamente pocos aquellos trabajos
que, versando sobre especies leñosas, incorporen componentes evolutivos. Hay una serie
de condicionantes que son difíciles de soslayar en el estudio de las leñosas mediterráneas.
Por una parte la duración de las distintas fases vitales convierte en impracticables los
estudios en condiciones controladas de caracteres cuantitativos, salvo que se consideren
aquellos expresados en la fase de plántula, rasgos cuya repercusión en la descendencia es
difícil de estimar. Por otra parte, la heterogeneidad ambiental que se recoge en los
experimentos de jardín común (common garden) es una simplificación de la
heterogeneidad a la que deben hacer frente las planta en sus poblaciones naturales
(Cavender-Bares et al. 2004). Por añadidura, los fenotipos expresados en esas condiciones
no responden sino a un número reducido de meses de crecimiento, y pueden no ser
representativos del rango fenotípico potencial de seres cuya longevidad supera con
frecuencia el siglo. En cualquier caso, estimar cuál es y ha sido el papel de la plasticidad
8
fenotípica en la respuesta de síndromes de caracteres aparentemente estáticos a
condiciones ambientales cambiantes no deja de ser un reto para entender la evolución de la
vegetación mediterránea (Balaguer et al. 2001; Valladares et al. 2002).
Otra dificultad que aparece a la hora de abordar ensayos evolutivos con especies
que pueden alcanzar gran tamaño y son de vida larga es la adecuada representación de la
variabilidad genética en los experimentos de vivero. Es inapropiado afirmar que el número
y la naturaleza de los genotipos incluidos en cualquier experimento son los adecuaos para
explicar el comportamiento evolutivo de una población, y mucho menos de una especie.
Fenómenos frecuentes tales como la hibridación, de mucha importancia en ecología y
evolución de plantas (Fischer et al. 2003; Hegarty y Hiscock 2005), pueden estarse
obviando inadvertidamente al escoger sólo unos pocos propágulos de naturaleza
taxonómica bien definida. Por supuesto no es posible hablar del devenir evolutivo de un
elemento de estudio, ya sea este una población o cualquier otra unidad taxonómica, sin
tener en cuenta los patrones que lo relacionan con sus parientes y la historia evolutiva de
sus antepasados.
En el presente trabajo de tesis se han escogido dos especies emblemáticas del
mediterráneo, cómo son la coscoja (Quercus coccifera L.) y el acebuche (Olea europaea
var. sylvestris L.) para abordar el estudio de procesos microevolutivos en las especies
esclerófilas.
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I. II Antecedentes del estudio microevolutivo de las esclerófilas mediterráneas
I. II. I DIFERENCIACIÓN GENÉTICA
La diversidad genética de las plantas mediterráneas se ha visto condicionada por
una serie de procesos históricos que han determinado la estructura de las poblaciones
actuales. En concreto, los procesos subsiguientes al último máximo glacial, tanto los
“naturales” como los relacionados con la actividad humana, han contribuido en gran
medida a la situación presente, particularmente en especies cuya distribución ha cambiado
mucho debido a su expansión durante el Holoceno, como es el caso de las plantas de zonas
mediterráneas (Olalde et al. 2002). La influencia de la recolonización posglacial en la
estructura genética de las especies leñosas de zonas templadas ha sido bien estudiada en
muchos casos, constituyendo el cuerpo básico de lo que se ha venido en llamar
“filogeografía”. En el caso de las dos especies que nos ocupan, han sido muchos los
trabajos que se han ocupado de ellas. Conviene señalar que tanto en la coscoja como en el
acebuche la diversidad genética está condicionada por la introgresión, en el caso de aquella
con otras especies del género Quercus y en el de éste con el olivo cultivado
El acebuche en particular ha sido objeto de un gran número de estudios de corte
filogeográfico (Hess et al. 2000; Besnard et al. 2002c; Lumaret et al. 2002). Gracias a
estos trabajos se sabe que existe una diferenciación genética entre las zonas Este y Oeste
del Mediterráneo y que la mayor diversidad se encuentra en esta última. Dentro de la zona
Oeste, parece ser que el Sur de la Península Ibérica y el Norte del Mahgreb son las zonas
donde se concentra un mayor número de linajes (Lumaret et al. 2004).
La influencia de la hibridación con el olivo en la estructura genética poblacional
tiene su contraparte en la influencia de la reticulación en la estructura filogenética del
10
acebuche. Estos aspectos se han abordado en el capítulo 3 usando marcadores dominantes
AFLPs. En este mismo capítulo se analiza la estructura filogeográfica del Mediterráneo
occidental para estimar procesos de divergencia cuaternarios en esta región, así como para
localizar de forma precisa los posibles refugios glaciales de O. europaea. Un análisis
filogenético más pormenorizado de este taxon se presenta en los apéndices.
En cuanto a la coscoja, el número de trabajos publicados es menor, si bien el género
Quercus es uno de los mejor estudiados por la filogeografía. Los trabajos publicados hasta
el momento no establecen una separación clara a nivel molecular entre encina y coscoja, lo
que podría ser debido a los frecuentes casos de hibridación entre ambas especies (Jiménez
et al. 2004; López de Heredia et al. 2005).
El impacto de la hibridación sobre la estructura genética de la coscoja ha sido
abordado mediante el uso de marcadores genéticos, tanto de tipo huella genética (ISSR)
como con secuencias nucleares (ITS) en el capítulo 1, y su diferenciación genética
poblacional dentro de la Península Ibérica en el capítulo 2.
I. II. II DIFERENCIACIÓN FENOTÍPICA
La literatura sobre los posibles cambios funcionales asociados a la diferenciación
poblacional reciente no es igual de abundante que la generada sobre los cambios en la
estructura genética, a pesar de que la relación entre diversidad genética y variabilidad
fenotípica es de sumo interés para la gestión de recursos fitogenéticos. Hay por supuesto
trabajos interesantes, y en el caso particular de Q. coccifera, hay que destacar el artículo
publicado por Balaguer y colaboradores en 2001 en Functional Ecology que ya planteó la
posibilidad de una diferenciación funcional asociada a diferencias genéticas y relacionada
con diferencias en la plasticidad fenotípica poblacional (Balaguer et al. 2001). No ha sido
posible encontrar un trabajo equivalente en O. europaea, por lo que los resultados
11
presentados en esta tesis pueden constituir la primera caracterización fenotípica de
poblaciones de acebuches.
Los caracteres funcionales que se han analizado están todos ellos relacionados con
la respuesta a la luz. La respuesta a la luz integra la respuesta a otros factores ambientales,
puesto que la respuesta fenotípica de las plantas está modulada de forma simultánea por
todos los factores necesarios para su desarrollo (Gleeson y Tilman 1992). Se ha intentado
usar caracteres que reflejaran diferentes escalas de respuesta, desde el ciclo de las
xantofilas, que varía de forma mensurable en cuestión de horas, hasta caracteres
morfológicos de la hoja y la arquitectura de la copa que son el resultado de procesos
ontogenéticos más lentos. Todos ellos se midieron en campo en individuo adultos durante
la parada vegetativa estival.
El análisis de las diferencias fenotípicas existentes entre distintas poblaciones
ibéricas de coscoja se aborda en el capítulo 2, mientras que las referentes al acebuche se
tratan en el capítulo 4. En ambos casos además de estimar las diferencias fenotípicas se
estudia en qué medida son congruentes éstas con los patrones genéticos.
12
I. III Objetivos
A lo largo de esta tesis se ha intentado determinar los aspectos evolutivos del
cambio en la estructura genética y fenotípica de dos especies esclerófilas (Q. coccifera y O.
europaea) que se pueda vincular con procesos microevolutivos. Por medio del estudio de
la relación entre variabilidad genética y fenotípica en estas dos especies se ha intentado dar
respuesta a una serie de interrogantes sobre los agentes causales y las consecuencias dela
evolución reciente de las esclerófilas mediterráneas.
1- La permanencia del síndrome esclerófilo a lo largo del tiempo está bien
establecida, pero ¿En qué medida implica esta estabilidad fenotípica una falta de
diversificación genética? O de otra manera ¿ cuáles son lo procesos de divergencia
genética en esclerófilas mediterráneas?. La determinación de los procesos de divergencia
genética, así como de los mecanismos condicionantes de la misma, se han visto de alguna
manera reflejados en todos los capítulo de la tesis, pero han sido analizados de manera
específica en los Capítulos 1 y 3 y en el Apéndice 1.
2- La aparente estabilidad evolutiva del síndrome esclerófilo ¿supone la no
existencia de procesos de diferenciación fenotípica entre poblaciones?. La diferencias
fenotípicas existentes entre poblaciones conespecíficas de esclerófilas mediterráneas se han
analizado en los Capítulos 2 y 4. En estos trabajos se han analizado paralelamente las
características ambientales y genéticas de estas poblaciones para esclarecer las causas y
efectos de los posibles procesos de divergencia fenotípica poblacional.
3- Si estos procesos existen ¿en qué medida se deben al papel de la plasticidad
fenotípica? ¿es la plasticidad fenotípica un factor importante en la respuesta evolutiva de
las esclerófilas mediterráneas?.
13
I. III. I EL POSIBLE PAPEL DE LA PLASTICIDAD FENOTÍPICA
La importancia evolutiva de la plasticidad fenotípica está actualmente bien
establecida y se comienzan incluso a conocer los mecanismos moleculares subyacentes
(Queitsch et al. 2002). En organismos modelo como Arabidopsis thaliana se comienzan a
desentrañar los cauces a través de los cuales la plasticidad condiciona el proceso evolutivo
e incluso hay modelos mecanicistas para su estimación (Callahan et al. 2005; Donohue et
al. 2005). A pesar de este buen conocimiento del tema, todavía son pocos los trabajos en
los que se haya cuestionado el papel que puede haber jugado la plasticidad fenotípica en la
respuesta evolutiva de plantas leñosas a los cambios ambientales. El caso de la esclerofilia,
por ser un síndrome funcional terciario, es quizá adecuado como modelo. Es posible
evaluar la respuesta que las plantas mediterráneas a las condiciones climáticas actuales.
Además se puede establecer en qué medida esta respuesta está relacionada con procesos de
colonización más o menos reciente de nuevos hábitats, bien sea debido a la expansión pos-
glacial o a otros motivos. Entonces, si la plasticidad fenotípica es cuantificada, se podrá
estimar si hay cambios fenotípicos o genéticos asociados a variaciones en la plasticidad.
En esta tesis la plasticidad fenotípica se ha medido sobre los mismos caracteres que
los valores medios. Todas las medidas se tomaron en campo. Ahí se consideró a la zona
más expuesta a la luz en orientación Sur de la copa de los árboles como un ambiente
diferente (Sol) del experimentado por los órganos vegetativos en la zona más interna de la
orientación Norte (Sombra). La plasticidad fenotípica se cuantificó como la diferencia de
fenotipo para cada genotipo (árbol individual) entre estos dos ambientes
Las diferencias en plasticidad entre poblaciones de coscoja y su relación con los
valores fenotípicos medios y con la estructura genética se estudian en el capítulo 2.
14
El acebuche presenta un modelo doblemente adecuado. Además de los procesos de
recolonización del continente europeo durante el Holoceno, la colonización de los
archipiélagos macaronésicos de Canarias y Madeira que dio lugar a dos subespecies
diferentes (cada una endémica de un archipiélago) durante el Terciario permite estudiar los
patrones de diferenciación en condiciones ambientales muy distintas. Esto constituye el
núcleo del capítulo 4.
Si la plasticidad fenotípica ha mediado en alguna medida el cambio evolutivo es
razonable suponer que fuerzas selectivas hayan actuado sobre ella. Un aproximación
analítica a esta hipótesis se plantea también en el capítulo 4.
15
I. IV Figura 1
Figura 1: norma de reacción teórica mostrando los valores fenotípcos de dos genotipos en dos ambientes a y b hipotéticos
Ambiente
a b
Val
or F
enot
ípic
o
0
2
4
6
8
10
12
Genotipo 1Genotipo 2
16
Capítulo 1
MOLECULAR EVIDENCE FOR WIDESPREAD HYBRIDISATION AND
LIMITED GENETIC STRUCTURE OF QUERCUS COCCIFERA L. IN THE IBERIAN
PENINSULA REVEALED BY ISSR AND ITS SEQUENCE DATA.
Autores:
Rafael Rubio de Casas * †; Emilio Cano †; Luis Balaguer *; Esther Pérez-Corona
‡; Esteban Manrique §; Carlos García-Verdugo * † and Pablo Vargas †
* Departamento de Biología Vegetal 1, Universidad Complutense de Madrid. José Antonio
Novais 2, 28040 Madrid, Spain. † Real Jardín Botánico de Madrid, CSIC, Plaza Murillo 2, 28014
Madrid, Spain. ‡ Departamento de Ecología, Universidad Complutense de Madrid. José Antonio
Novais 2, 28040 Madrid, Spain. § Centro de Ciencias Medioambientales, CSIC, Serrano 115
Dpdo., 28006 Madrid, Spain.
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1. 1 Summary
Interspecific introgression in oaks is a well-known phenomenon whose ecological
and evolutionary consequences, although essential, are still unclear. We investigated
molecular evidence for hybridisation in natural populations of kermes oak (Quercus
coccifera L.) in the Iberian Peninsula. Additive patterns in nrDNA ITS sequences revealed
that hybrid individuals showing intermediate genotypes between kermes and holm oak (Q.
ilex L.) are very common, although morphological hybrids are uncommon. Bayesian
analysis of ISSR fingerprinting patterns indicated extensive gene-flow among populations
and neighbouring Quercus taxa. Hybridization appeared to affect actively the pair Q.
coccifera-Q. ilex, but no evidence supporting hybridisation between Q. coccifera and co-
occurring Quercus species other than holm oak was found. The role of canalisation in the
maintenance of a stable morphology in the face of extensive introgression is discussed.
18
1. 2 Introduction
Interspecific gene flow within species complexes is a key question of evolutionary
biology (Arnold 1997). The genus Quercus (oaks) constitutes one of the plant systems
where this subject has been studied in more detail (Muir et al. 2000) since the facility with
which oaks interbreed make them a model of syngamenon, where almost all crosses are
possible within certain groups. The stability of oak species in the face of frequent
interspecific gene exchange has long been regarded as an intriguing phenomenon, leading
some authors to question the validity of the biological species concept in oaks (Van Valen
1976). Recent research has proved the importance of interspecific introgression in Quercus
to enable colonisation of novel habitats and to respond to varying environmental selective
pressures (Petit et al., 2003; Dodd y Afzal-Rafii, 2004).
In the Mediterranean region, evergreen oaks dominate most forest habitats
(Takhtajan 1986). Three species are particularly important in the Iberian Peninsula: Holm
oak (Quercus ilex), cork oak (Q. suber) and kermes oak (Q. coccifera). Although their
distribution and habitat are overlapping, ecological differences among them exist, with Q.
coccifera occupying the most arid and disturbance-prone environments, predominantly on
limestone substrates (Blanco Castro et al. 1997; López González 2002; Cañellas y San
Miguel 2003). Interspecific gene flow has been described for the species pairs Q. coccifera
- Q. ilex and Q. suber – Q. ilex (Belahbib et al. 2001; Lumaret et al. 2002). Gene exchange
between Q. coccifera and Q. ilex appears to be so frequent as to lead to complete sharing
of cpDNA haplotypes (Jiménez et al., 2004; López de Heredia et al, 2005). In spite of the
apparent lack of reproductive barriers, intermediate morphological forms between both
species are rarely observed and diagnostic characters enable the unambiguous assignment
of most individuals. The fact that kermes and holm oak remain distinct species in spite of
19
ecological similarities and frequent hybridisation raise interesting questions concerning the
evolutionary relationships between the two taxa and the causes and consequences of gene
exchange.
Hybrisation in oaks has been studied with several molecular tools, including both
plastid and nuclear DNA. However, few studies have used the internal transcribed spacer
of ribosomal DNA (ITS) sequences at the population level, in spite of its potential as both
a taxonomic tool (Manos et al. 1999) and to determine reticulation processes (Nieto et al.
2001; Fuertes Aguilar y Nieto Feliner 2003). Muir et al. (2001) demonstrated that the
nrDNA of Quercus is subject to concerted evolution, although several paralog ITS copies
co-occur in the genome of oaks (Mayol y Rosselló 2001). Nevertheless, concerted
evolution is not uniform across the ITS region (Fuertes Aguilar et al. 1999) and differences
in homogenisation among sites can supply valuable information to infer patterns of
reticulated evolution (Sang et al. 1995; Vargas et al. 1999). ITS sequences are powerful
tools for detecting hybridisation events, but their lack of variability at the infra-specific
level may be a drawback for their application in population studies. Conversely, nuclear
fingerprinting techniques such as RAPD, ISSR or AFLP provide genome-wide highly
variable information. In particular, ISSR have proved to be good molecular tools for the
study of hybrid complexes (Wolfe et al. 1998; James y Abbott 2005)
In the present paper we used ITS sequences and inter-simple sequence repeats
(ISSR) to estimate the consequences of interspecific hybridisation on the genetic structure
of Q. coccifera populations in the Iberian Peninsula. We particularly addressed the
following questions:
1) Are phylogenetic relationships affected by interspecific gene-flow?.
20
2) Can ongoing hybridisation be detected in morphologically unambiguous
individuals?
3) Is hybridisation restricted to crosses with Q. ilex?
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1. 3 Material and Methods
1. 3. 1 PLANT MATERIAL AND DNA EXTRACTION
A total of 87 plants were sampled in 9 populations (Figure 1). In each population,
leaf material was collected in the field from 9 individuals of Quercus coccifera and from
all individuals of any other Quercus species found within or adjacent to the Kermes oak
populations. DNA was e