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XX Un héroe inesperado y algunas canonizaciones singulares Están bien acreditadas por la historia las crueldades de Drácula, todas ellas verdaderamente estupefacientes. Gabriel Ronay, entre otros autores, lo demuestra en su libro The Truth about Dracula (La Verdad acerca de Drácula). Sin embargo, Drácula no fue, en el sentir de los rumanos, gobernante criminal, sino héroe. Tanto es así, que en mayo de 1977, al conmemorarse en Bucarest el centenario de la independencia de Rumanía, el Presidente Nicolae Ceausescu incluyó solemnemente a Drácula entre los inmortales del Salón Nacional de la Fama. Esto me recuerda ciertas canonizaciones singulares. Desde el siglo XII, la Santa Sede se reserva el derecho de beatificar y canonizar a determinados personajes, luego de un proceso en regla en que es oído el Promotor de la Fe o Abogado del Diablo. Pero lo curioso es que este Advocatus Diaboli no ha impedido que sean canonizados algunos inquisidores detestables y homicidas notorios, como el italiano Pedro Mártir, de Verona, muerto en 1365, y el español Pedro de Arbués, este último elevado a la categoría de santo en tiempo de Pío IX. Arbués había despertado por sus crímenes un odio justificadísimo entre sus enemigos, que lo asesinaron el 14 de septiembre de 1485. Además, en la Iglesia Católica se veneran varios santos y santas, como San Renato, Santa Reina y Santa Corona, que lamentablemente tienen el gran defecto de no haber existido jamás. El culto que se tributaba, hasta principios del siglo XX, a Santa Filomena (otra santita inexistente), fue abolido por la Iglesia en 1905, y Manuel González Prada, comentando esta abolición, dice: «Nada conocemos ni deseamos conocer de Filomena, y la dejamos entregada a su mala suerte.» Vlad Drácula, llamado "El Empalador", sentado a la mesa, disfrutando de una comida, contempla impasible a una serie de empalados. Drácula se complacía en atravesar de medio a medio a sus enemigos con un palo puntiagudo. Ha sido el anticuchero máximo de la historia. (Grabado en madera publicado en Estrasburgo en 1500.) La Iglesia abolió también el culto a San Expedito (otro santo que tampoco existió), abolición que disgustó mucho a los fieles, particularmente a los napolitanos, porque Expedito milagreaba admirablemente, hacía cualquier cantidad de milagros, «prueba evidente», según González Prada, «de que para la realización de ellos no hay necesidad de santos: basta con pícaros y bobos». (Manuel González Prada, Obras. Prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez. Lima, PETROPERÚ, Ediciones Copé, 1986, IV, 205-206.) La devoción de que era objeto San Expedito sulfuraba a Unamuno, quien se expresa desapaciblemente de ella tildándola de ridícula, ñoña y pueril. Don Miguel la tenía por memeces a la última moda con que las mujeres infantilizaban su espíritu. (Cf. Miguel de Unamuno, Soliloquios y Conversaciones. Madrid, Biblioteca Renacimiento, 1911, 236.) Palma, comentando la posible abolición del culto a San Expedito, decía que ello le importaba «un pepinillo en escabeche». (Ricardo Palma, Tradiciones Peruanas, V, [141].) San Expedito, dice Palma, era «el santo a la moda para proveer de marido a niñas crédulas y alborotadas». (Tradiciones, V, 145.) (*) Para resarcimos de tanta credulidad y tontería, leamos el Sistema de la Naturaleza, de Paul Henri Dietrich, barón de Holbach, filósofo francés nacido en 1723 y muerto en 1789. He aquí una cita muy pertinente y tonificante: «Si nos remontamos al comienzo, entonces hallaremos que la ignorancia y el temor crearon a los dioses; la fantasía, el entusiasmo o el engaño los adornaron o desfiguraron; la debilidad les rinde culto; la credulidad los conserva; la costumbre los respeta y la tiranía los apoya para que la 1

Un Héroe Inesperado

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Creencias y supersticiones de santerio

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1XXUn hroe inesperado y algunas canonizaciones singulares

Estn bien acreditadas por la historia las crueldades de Drcula, todas ellas verdaderamente estupefacientes. Gabriel Ronay, entre otros autores, lo demuestra en su libro The Truth about Dracula (La Verdad acerca de Drcula).Sin embargo, Drcula no fue, en el sentir de los rumanos, gobernante criminal, sino hroe. Tanto es as, que en mayo de 1977, al conmemorarse en Bucarest el centenario de la independencia de Rumana, el Presidente Nicolae Ceausescu incluy solemnemente a Drcula entre los inmortales del Saln Nacional de la Fama.

Esto me recuerda ciertas canonizaciones singulares. Desde el siglo XII, la Santa Sede se reserva el derecho de beatificar y canonizar a determinados personajes, luego de un proceso en regla en que es odo el Promotor de la Fe o Abogado del Diablo. Pero lo curioso es que este Advocatus Diaboli no ha impedido que sean canonizados algunos inquisidores detestables y homicidas notorios, como el italiano Pedro Mrtir, de Verona, muerto en 1365, y el espaol Pedro de Arbus, este ltimo elevado a la categora de santo en tiempo de Po IX. Arbus haba despertado por sus crmenes un odio justificadsimo entre sus enemigos, que lo asesinaron el 14 de septiembre de 1485.Adems, en la Iglesia Catlica se veneran varios santos y santas, como San Renato, Santa Reina y Santa Corona, que lamentablemente tienen el gran defecto de no haber existido jams. El culto que se tributaba, hasta principios del siglo XX, a Santa Filomena (otra santita inexistente), fue abolido por la Iglesia en 1905, y Manuel Gonzlez Prada, comentando esta abolicin, dice: Nada conocemos ni deseamos conocer de Filomena, y la dejamos entregada a su mala suerte.

Vlad Drcula, llamado "El Empalador", sentado a la mesa, disfrutando de una comida, contempla impasible a una serie de empalados. Drcula se complaca en atravesar de medio a medio a sus enemigos con un palo puntiagudo. Ha sido el anticuchero mximo de la historia. (Grabado en madera publicado en Estrasburgo en 1500.)La Iglesia aboli tambin el culto a San Expedito (otro santo que tampoco existi), abolicin que disgust mucho a los fieles, particularmente a los napolitanos, porque Expedito milagreaba admirablemente, haca cualquier cantidad de milagros, prueba evidente, segn Gonzlez Prada, de que para la realizacin de ellos no hay necesidad de santos: basta con pcaros y bobos. (Manuel Gonzlez Prada, Obras. Prlogo y notas de Luis Alberto Snchez. Lima, PETROPER, Ediciones Cop, 1986, IV, 205-206.)La devocin de que era objeto San Expedito sulfuraba a Unamuno, quien se expresa desapaciblemente de ella tildndola de ridcula, oa y pueril. Don Miguel la tena por memeces a la ltima moda con que las mujeres infantilizaban su espritu. (Cf. Miguel de Unamuno, Soliloquios y Conversaciones. Madrid, Biblioteca Renacimiento, 1911, 236.)Palma, comentando la posible abolicin del culto a San Expedito, deca que ello le importaba un pepinillo en escabeche. (Ricardo Palma, Tradiciones Peruanas, V, [141].) San Expedito, dice Palma, era el santo a la moda para proveer de marido a nias crdulas y alborotadas. (Tradiciones, V, 145.) (*)Para resarcimos de tanta credulidad y tontera, leamos el Sistema de la Naturaleza, de Paul Henri Dietrich, barn de Holbach, filsofo francs nacido en 1723 y muerto en 1789. He aqu una cita muy pertinente y tonificante:Si nos remontamos al comienzo, entonces hallaremos que la ignorancia y el temor crearon a los dioses; la fantasa, el entusiasmo o el engao los adornaron o desfiguraron; la debilidad les rinde culto; la credulidad los conserva; la costumbre los respeta y la tirana los apoya para que la ceguera de los hombres sirva a sus propios intereses.

(*) Ayer Santa Robustiana -dice Yerovi, en su poema 'Quejas santas'sufri un ligero desmayo / a causa del mal olor/que despeda el pescado; /felizmentefue cOf/ida / por San Expedito en brazos / pudiendo librarseas/del consigUIente porrazo. (Leonidas N. Yerovi, Obra Completa, !II, 328b.)

Miscelnea Humanstica - Marco Aurelio Denegri

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