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    umbralesCIDES-UMSADanilo Paz Ballivin

    Rosario Aqun ChvezRal Prada Alcoreza

    Carlos Villegas QuirogaIsaac Maman E.

    Jos Nuez del PradoRal Espaa Cuellar

    Ramiro Rivera M.Luis Andia

    Sylvia Corts V.

    Revista del Post Gradoen Ciencias del DesarrolloBolivia

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    umbralesCIDES-UMSA

    Comit Editorial

    Dando Paz Ballivi&iDirector del CIDES - UMSAJos Nuez del Prado

    Coordinador de InvestigacinRal Prada AlcorezaDirector de=brales:Yw

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    umbralesRevista del Post Grado en Ciencias del Desarrollo / N 1 CIDES-UMSAD. L. 4-3-756-93Edicin:Centro de Informacin para el Desarrollo - CIDPedro Salazar 489 (Plaza Abaroa) Tel. 329644La Paz, Bolivia.Impresin:Papiro Tel. 353890

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    Presentacin

    ia: r t l

    Umbrales es una revista que nace el mes de octubre de1993, tendr una regularidad semestral y se constituye en elrgano oficial de divulgacin de las actividades de produccinintelectual del Postgrado en Ciencias del Desarrollo de laUniversidad Mayor de San Andrs (CIDES-UMSA).

    El Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES), fue creadomediante Resolucin del Honorable Consejo Universitario N199/84 del 19 de julio de 1984, constituyndose en el primercentro universitario del Cuarto Nivel de Bolivia.

    El CIDES tiene por objeto formar maestrantes con alto nivelde especializacin para desempearse en la creacin del cono-cimiento a travs de la docencia e investigacin cientfica, enla alta gerencia pblica y privada, en asesoras de niveles su-periores de decisin, tanto nacionales como internacionales.

    La caracterizacin fundamental del Postgrado es la investi-gacin, como elemento basal de la enseanza del Cuarto Nivel,logrando este objetivo a travs de seminario-talleres en las dife-rentes materias, y, sobre todo, en la elaboracin de Tesis que es

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    UMRALES

    parte curricular en nuestros cursos de maestra. Actualmente seest dictando el Quinto Curso de Maestra en las menciones de:Desarrollo Agrario, Relaciones Econmicas Internacionales yPolticas de Desarrollo.

    El CIDES, durante sus nueve aos de experiencia ha logradorelacionarse con instituciones de investigacin y cooperacinnacional e internacional, principalmente con universidades delrea andina, ILPES, FIDA, CEE, PNUD, I.I.I., IICA, AID, etc.y las principales ONGs del pas, evidencindose que sta esuna de las reas que requiere mayor sistematizacin y rela-cionamiento.

    En los ltimos aos se ha evidenciado una crisis deparadigmas relativos al desarrollo de la sociedad. Por otra parte,los cambios ocurridos a nivel mundial y la nueva situacin apartir de reajuste estructural a nivel latinoamericano y del pas,exigen una respuesta acadmico-cientfica del Cuarto Nivel deEnseanza. La pluralidad ideolgica caracterstica de la ensean-za universitaria, tambin obliga a incorporar el aporte de nuevasteoras de la interpretacin de la realidad y de los fenmenosemergentes de la nueva correlacin de fuerzas a nivel plane-tario.El CIDES es una Unidad de enseanza e investigacinfundamentalmente de los problemas nacionales y latinoame-ricanos. Atiende formacin postgradual de diferentes niveles:actualizacin, ampliacin, especializacin, maestra y preparapara el mediano plazo estudios de doctorado. El objetivo bsicodel postgrado es contribuir al conocimiento cientfico de lacompleja realidad nacional y latinoamericana con vocacin demodificar su comportamiento. Dentro de este marco es que serealizan esfuerzos para formar cientistas sociales con visinintegral de desarrollo, con solvencia profesional e intelectual yrecrear crticamente el conocimiento, pero fundamentalmentepara participar activamente en la produccin del nuevoconocimiento, con capacidad de utilizar ese bagaje en el diseo

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    PRESENTACON7e implementacin de estrategias, planes, polticas, programas yproyectos con fuerza transformadora de nuestra realidad.

    Las actividades extracurriculares que efecta el CIDES estnbasadas en convenios a nivel de universidades latinoamericanasy de organismos internacionales: (ILPES, PNUD, PROCADES,FAO, CEPAL, FIDA, CEE, MLAL) y se orientan bsicamentea la organizacin de cursos, seminarios y talleres de investi-gacin, enmarcados en reas de nuestras especialidades.

    En atencin a que el elemento basal en la formacin demaestrantes es la investigacin, nuestros docentes tienen el ca-rcter de docentes-investigadores. Posibilitando el trabajo deTesis en las diferentes reas y efectuando simultneamente estu-dios de investigacin con instituciones nacionales e internacio-nales.

    A nivel de docencia, los recursos humanos con que cuentael Postgrado estn altamente capacitados, con formacin a nivelde maestra y doctorado. Provienen de instituciones de investiga-cin cientfica, organismos gubernamentales de renombre y deorganismos internacionales.

    Umbrales, es una tribuna libre del pensamiento y como talrespeta la metodologa, teora y opcin poltica de los colabo-radores investigadores, docentes y estudiantes del Cuarto Nivelde Enseanza.

    Danilo Paz BallivinDirector CIDES - UMSA

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    Prlogo

    Vivir en los Umbrales es vivir la eternidad del instante, elmomento de sntesis, cuando la memoria deja de ser recuerdopara avizorar el paso dado al azar, o el paso a la indeterminacin;es decir, la cada a la afirmacin de uno en el universo de loinconmensurable. Umbral es la herida de la diferencia, comienzoinaudito del lenguaje y de la huella; en otras palabras, delconocimiento. La racionalidad que teje su seguridad a partir dela estrategia de la exclusin; hablamos de la reduccin del otro,de lo otro, a la analoga de lo mismo. La diferencia es entoncesel origen indito, el comienzo no dicho, el silencio anterior allenguaje; por eso, nostalgia de la intimidad. Esta piel que nosliga a la animalidad, pero tambin al sacrificio, a la destruccinde lo til, la emulacin de la muerte que nos hace humanos,demasiado humanos: este miedo a la muerte.

    Se ha dicho que el conocimiento se funda en el miedo a lamuerte; la renuncia a enfrentarnos nos lleva a la historia, quees la de la servidumbre y tambin del seoro. Historia de ladominacin, la voluntad de saber, de reducir todo a la munda-neidad de las cosas; es decir, a sus reglas. La objetividad, latrascendencia a la circulacin de los tiles; visin positiva de laproduccin. Prdida, entonces, de lo sagrado, de la intimidad y

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    10UMRALESpor eso mismo enajenacin. Sin embargo, en- la escicin no sehabra perdido del todo la intimidad, se habra conservado ensu reducto: las tinieblas del mal.

    Ahora se dice que hay crisis del conocimiento, debido a queesta forma de saber ya no podra dar cuenta de los "cambios",de los mbitos de la realidad emergentes. El conocimiento encrisis? Acaso la racionalidad no se funda precisamente en laseparacin, en el diferimiento, de la sensualidad y de la voluntad,en la represin de los instintos? El conocimiento nace de estamatriz, de esta violencia inicial, de esta estrategia de poder,que en principio fue un juego: el de la exteriorizacin del ritualde la violencia; el umbral de la guerra. Nosotros estamos pr-ximos a este recuerdo; repetimos la conquista en nuestrascostumbres, en el lenguaje elocuente, en la demanda del ide-logo, pero, tambin, en la danza de los gestos de los hombresenmudecidos, del que ni el humanismo del otro hombre puedehacerlos hablar. Quieren que el aymara se devele, se muestreante la luz; esta hambre por invadir el silencio de la oscuridad,que es el secreto de las vctimas. Este silencio es el umbral a lalibertad de ser en la diferencia.

    Estamos tambin en los umbrales de las tendencias probablesdel desarrollo; dados echados, golpe del azar que resume eldestino, como lectura de ciego. Lectura del vientre que mira elporvenir abierto como incertidumbre. Lectura deslizada entremundos enfrentados. Pasin por contemplar, deleite de transitaren el tiempo como viaje de calidoscopio. Apuesta por lo mltipley la pluralidad. Esto es lo que Joyce haca cuando escribiUlises, esto es lo que recupera Proust cuando remonta los signosy los tiempos: los de la mundaneidad, los del amor, los sensiblesy los del arte.

    Umbrales pretende estar ah, en esa abertura, comunicacinentre mundos diversos. Ser el pensamiento de esa diferencia. Siesto no se logra ser mejor quemar la revista, sacrificarla a losdioses de nuestros deseos abandonados.

    Queremos que el lector viva con nosotros.

    Ral Prada Alcoreza

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    Pobladores de barrios populares

    Danilo Paz Ballivin (1 )

    1. Desarrollo urbanoPara explicar el proceso de urbanizacin en Bolivia se deben

    tomar en cuenta varios factores.En el siglo pasado, la ocupacin del espacio urbano tena

    relacin con la produccin minera y la constitucin de centrospoltico-administrativos. Siendo muy dbil la industrializacin,sta no gener un desarrollo econmico demandante de manode obra y consumo, por lo menos de forma importante y sos-tenida.

    A principios de siglo, segn la divisin internacional deltrabajo, Bolivia consolida un modelo econmico incorporadoal mercado mundial mediante la produccin especializada deminerales y se convierte en importador de manufacturas, tec-nologa y hasta de alimentos.(1) Director del Postgrado en C iencias del Desarrollo (CIDES-UMSA), y

    Pre sidente del Colegio de Socilogos de Bolivia (filial La Pa z).

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    12UMRALESEl sistema econmico prevaleciente, por otra parte, no per-

    miti cambios importantes en la estructura agraria nacional, enla que prevaleci la explotacin servil en las haciendas y di-ferentes tributos a las denominadas comunidades originarias.

    Estos factores en su conjunto decidieron que el proceso deurbanizacin en Bolivia sea uno de los ms lentos de AmricaLatina. Sin embargo, y sobre todo a partir de la RevolucinNacional se observa un creciente desarrollo de la poblacinurbana a costa de la del campo. En efecto, en 1900 la poblacinurbana representaba el 18% de la poblacin total; en 1950 el23%, mientras que en 1976 el 12% y en 1992 el 58% (vercuadro N 1).

    CUADRO NI> 1Poblacin urbano r ural : Bolivia

    Poblacin Urbana Poblacin Rural Poblacin TotalAO C.A. % C.A. %CA %1900 292.564 17.9 1.341.042 82.1 1.633.606 100.0001950 739.461 23.1 2.464.705 76.9 3.204.166 100.0001976 1.925.840 41.7 2.687.646 58.3 4.613.486 100.0001992 3.660.396 58.0 2.684.000 42.0 6.344.396 100.000

    NOTA: Um bral Urbano - rural 2 . 000 habitantes.FUENTE : "Urbanizacin y Desarrollo " , Ren Pereira en Temas Sociales N 10.

    Sociologa UMSA. La Paz - Bolivia, 1987.Censo Nacional de Poblacin y Vivienda 1992 . INE. La Paz, 1992.

    En Bolivia, a diferencia de otros pases, no existe un procesode urbanizacin que concentre la poblacin urbana en una solaciudad grande, sino en varias ubicadas en distintas regiones delpas. En este sentido, se destacan las poblaciones urbanas delbs departamentos de La paz, Cochabamba y Santa Cruz, queconstituyen un eje de articulacin vigente desde hace casi 40aos, que por lo dems articula la vieja economa del estao

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    POBLADORES DE BARRIOS POPULARES 1 3

    con la nueva de los hidrocarburos y la agroindustria (ver cua-dro N- 2).CUADRO N 2

    Pob lacin urbano rural por departamentos,Bolivia, 1 992Departamento Poblacin Urbana Poblacin Rural Poblacin Total

    Chuquisaca 146.521 305.201 451.722La Paz 1.189.032 694.090 1.883.122Cochabamba 561.170 532.455 1.093.625Oruro 222.532 116.361 338.893Potos 219.642 426.170 645.817Tarija 159.841 131.010 290.851Santa C ruz 976.092 375.099 1.351.191Beni 175.588 75.8 02 251.390Pando 9.973 27.812 37.785TOTAL 3.660.396 2.684.000 6.344.396PORCENTUAL 58% 42% 100 %

    FUENTE: Censo Nacional de Poblacin y Vivienda 1992 INE. La Paz, 1992.

    El crecimiento de la poblacin urbana, que se evidencia enel dato y segn el cual ms de la mitad de los habitantes vivenen localidades con ms de 2.000 personas, es consecuencia deldesarrollo poblacional en las propias ciudades y sobre todo dela migracin del campo a las zonas urbanas.

    La migracin campo-ciudad, dado el agotamiento del dbildinamismo de la economa basada en la explotacin de mi-nerales, muestra la manera cada vez ms clara, que los in-migrantes se insertan en las ciudades en ocupaciones precarias,asociadas con malas condiciones habitacionales y escaso accesoa servicios esenciales. La baja absorcin de mano de obra en elempleo "formal", la cada de los salarios reales, la cada de lademanda de bienes y servicios, son procesos que dificultan lavida laboral en el medio urbano.

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    14UMRALESAl mismo tiempo, la evolucin de la cuestin agropecuaria

    acelera la migracin a las ciudades; de una parte han disminuidolas oportunidades de empleo estacional en el campo comoproducto de la cada del cultivo del algodn y el desplazamientoa cultivos menos intensivos en mano de obra como la soya, elsorgo y el maz, por otra parte las catstrofes naturales de losltimos aos han empujado a muchos campesinos a emigrarhacia zonas urbanas.

    Es posible que el ms importante factor de la migracin delcampo a la ciudad sea el estructural; es decir, la explotacin ala que est sujeta el pequeo productor campesino por elmercado, que no le reconoce sus altos costos de produccin,fijando precios a ,los productos agropecuarios campesinos pordebajo de su valor y que no logran garantizar la reproduccindel campesino y su familia. A esto se suma la explotacin delos intermediarios, que actuando como rescatadores ycomerciantes extraen tambin posibilidades de ganancia de lospequeos productores. Estos factores en su conjunto obligan alos campesinos a migrar a las ciudades (Paz, 1983).

    2. Los barrios popularesParticularmente en los pases de capitalismo atrasado, el

    crecimiento de la poblacin urbana est directamente relacionadocon la constitucin de barrios populares. En realidad las ciudadesno estn capacitadas para generar empleos en la economa "for-mal", en la magnitud que la inmigracin requiere. La regla msevidente, sobre todo en las ltimas dcadas; es que el procesode urbanizacin y de industrializacin no se desarrollaparalelamente. Existe un proceso de urbanizacin crecientefrente a una dbil estructura industrial.

    Miles de migrantes tienen no slo que "inventar" su propiasobrevivenca creando las actividades ms diversas, sino tambinformar barrios denominados villas, que son amplios sectores de

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    POBLADORES DEBARRIOS POPULARES 15la ciudad, donde vive la mayora de los habitantes de la misma,padeciendo de la inexistencia de servicios, deficientes viviendas,carencia de infraestructura de agua potable, luz alcantarillado ysobre todo de subempleo y desempleo crnicos.

    Las ciudades principales de Bolivia han ido generando uncarcter excluyente y selectivo en la distribucin de los servicios;es decir, han generado una segregacin de "centroperiferia","residencial-popular", complicadas con una segregacin tnica,que da origen a la denominada crisis urbana, que se definecorno la situacin en la cual la organizacin territorial no cumplecon los requerimientos demandados por los habitantes de laciudad, ms propiamente con la demanda de los barriospopulares ya que las zonas "residenciales" y "cntricas" Z f.li i i bonopo zan e apoyo en serv c os y ventajas ur anas. a

    La problemtica de las villas populares abarca varios x1)tremos, desde la vivienda hasta el uso del espacio para el tiempi'libre, desde el saneamiento hasta la defensa de los recurso.

    s . yaturales, desde el transporte urbano hasta los riesgos de loasentamientos. La identidad en tomo al control del espaciosus problemas es lo que permite la conformacin de movi-

    i l is urbanos, pr mero en las villas y luego en laientos soc aagrupacin de stas que reinvidican en su conjunto similaresdemandas a los gobiernos locales y otros organismos de coo-peracin. Las demandas de los barrios populares al no encontrarrespuestas concretas, pueden transformar a los pobladores encrticos del orden poltico global, articulado de este modo loinmediato con lo estratgico (Verdesoto, 1987).

    Como emergencia de la agudizacin de la pobreza, explo-tacin y desocupacin en las familias de los barrios populares,consecuencia a su vez de la crisis econmica generalizada, lospobladores comenzaron a formar varios tipos de organizacionesnuevas y a fortalecer las ya existentes. Se llegaron a establecerla Federacin de Amas de Casa, la Confederacin de Clubes deMadres, Centros Juveniles de Barrios, asimismo, se potenciaron

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    16UMRALESlas organizaciones gremiales, las organizaciones de artesanos,comerciantes minoristas, etc.

    El deterioro de la industria urbana, el cierre de fbricas, eldespido de fabriles, la prdida del valor adquisitivo de los sa-larios, el deterioro de los servicios pblicos en los barrios po-pulares, ha conducido a los pobladores a desarrollar diversasestrategias de sobrevivencia: primero, se generalizan las juntasde vecinos que desarrollan negociaciones con las alcadas yorganizaciones de beneficiencia.

    Segundo, constituyndose en la mayor instancia organizada,se forman y consolidan los clubes de madres para canalizarasistencia alimentaria. Finalmente, la NPE y las repercusionesde la crisis han obligado a amplios sectores de pobladores po-pulares a desarrollar estrategias de sobrevivencia al mrgen delas organizaciones tradicionales (sindicatos, juntas de vecinos,etc.), es el caso de la formacin de grupos en tomo a ollascomunes, huertos familiares, desocupados, etc. (Sandoval, 1987).

    Sobre todo las nuevas organizaciones de los pobladores delos barrios populares impulsan reivindicaciones de orden inme-diatista, por lo que pueden ser, en parte, satisfechas con polticasasistenciales desplegadas por el gobierno central, alcaldas olas mltiples instituciones privadas que trabajan en las prin-cipales ciudades de Bolivia. Si bien, estas organizaciones po-pulares estn absorbidas en resolver sus necesidades inmediatas,no es menos cierto que en su base todas ellas se plantean tardeo temprano problemas de fondo que en el marco de sus pequeosgrupos no puede ser resueltos, es el caso del desempleo, serviciosbsicos, transporte, educacin, etc., cuestionamientos que nue-vamente impulsan a la constitucin y desarrollo de organiza-ciones mayores como las juntas de vecinos y la propia disputade los gobiernos locales.

    Respecto al gobierno local, se debe mencionar que ste puedeser segn las circunstancias, el ltimo eslabn de la dominacindel Estado sobre lo popular, pero tambin se puede transformar

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    18UMRALESes mayor debido a un incremento demogrfico ms grande ypor la baja calidad y tamao de las viviendas existentes. Sinembargo, el Estado y las organizaciones privadas slo hanatentido a la clase media. Los edificios horizontales, ciudadelasy urbanizaciones generalmente han sido construdos por pro-motoras, mutuales, cooperativas y entidades del Estado, exclu-sivamente para personas de recursos asegurados, las clases po-pulares que conforman la mayora de los barrios consiguen susviviendas casi exclusivamente mediante la autoconstruccin.

    La magnitud de la autoconstruccin o construccin "infor-mal" puede estimarse como la principal de las ciudades grandesen Bolivia. En la ciudad de La Paz existen ms de 40 villas yEl Alto cuenta con aproximadamente 160 barrios en los que laproduccin artesanal o autoconstruccin es absolutamentepredominante .

    El problema de la infraestructura fsica, nos seala que lasviviendas no renen las condiciones bsicas para una vidaaceptable. Segn la Encuesta de Poblacin y Vivienda 1988, de668.800 viviendas urbanas de Bolivia:

    374.700 (56%) tienen 1 2 cuartos152.000 (68%) no tienen caera dentro de la vivienda392.800 (59%) no tienen servicio higinico privado382.100 (57%) no tienen alcantarillado395.900 (57% ) no tienen servicio basurero.

    FUENTE: INE - 1989.En la cuestin de los servicios urbanos debemos destacar,

    los de salud y educacin. En cuanto a la salud, las malas con-diciones sanitarias, el dficit alimentario y la desnutricin de-ciden que la mortalidad tanto general, infantil y materna seamucho ms elevada en los barrios populares que en el resto dela poblacin urbana. Por otra parte, los establecimientos asis-

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    en el representante de los intereses populares frente al Estado.De este modo, se evidencia que existen organizaciones nuevasen la base, generalmente restringidas a aspectos puntuales, luegose hallan organizaciones de cobertura mayor, como las juntasde vecinos, con demandas reivindicativas ms estructurales ycomplejas, finalmente, puede articularse un poder urbano po-pular capz de disputar un gobierno local.

    El poder municipal o local emergente de una disputa porestablecer las demandas populares tiene dos lmites: Por unlado, el poder municipal es la tajada de poder que la clasedominante puede ceder sin modificar el equilibrio de fuerzas.Pero a su vez, una exitosa gestin municipal popular, posibilitauna amplia organizacin de masas y la articulacin de lo urbanoa lo poltico (Castells, 83).

    Cuando hablamos de comuna o municipio, nos referimos ala asociacin de numerosas familias establecidas en un de-terminado lugar geogrfico que se vinculan por el requerimientode soluciones de necesidades imprescindibles de la vida co-lectiva; es decir, de alguna manera son los requerimientos desatisfaccin urgente de los barrios populares proyectada a laescala mayor de municipio.El municipio en general se plantea los objetivos bsicossiguientes: elevar los niveles de bienestar social y material dela sociedad, promover el desarrollo de la jurisdiccin territo-rial, actuar como agente de defensa de la economa popular,preservar el equilibrio ecolgico del mbito territorial, precau-telar la moral pblica y responsabilizarse del desarrollo urbano(Prez, 1987).Los principales problemas de los barrios populares se puedenagrupar en los referidos a la vivienda, infraestructura fsica,servicios urbanos y el empleo. Veamos seguidamente que seentiende por cada uno de ellos.

    La vivienda es demandada por todas las clases sociales exis-tentes en las ciudades, pero en los barrios populares esa demanda

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    tenciales como hospitales, clnicas y centros de salud no estncasi en ningn caso ubicados en las reas de los barrios po-pulares.

    En materia de educacin, los pobladores de las zonas sub-urbanas disponen de una cantidad importante de escuelas; sinembargo, la gran mayora de ellas no tiene las condicionesadecuadas para el desarrollo de sus actividades. Por otra parte,la temprana insercin de los nios a las actividades productivascomerciales, o de servicios, dificulta el cumplimiento de losalumnos y decide altos ndices de desercin escolar.

    Tanto la salud como la educacin estn siendo seriamenteafectadas por la NPE: la reduccin del gasto pblico mantienesalarios miserables en el personal de salud pblica y de maestrosde la escuela fiscal, lo que repercute en un cumplimiento de-ficitario del propio personal de educacin y salud.

    Finalmente, sobre el empleo habra que decir que segn elMinisterio de Planeamiento y Coordinacin, de 1980 a 1986, ladesocupacin aument del 6% al 20%. Es decir, de 105.240desocupados en 1980, en 1986 se tendran 429.475 en busca detrabajo. La descentralizacin y la disolucin de las empresaspblicas principales, vino acompaada de despidos masivos detrabajadores del rea estatal. En el caso de los mineros, de untotal de 28.000 obreros, han sido retirados 23.000. El nmerode cesantes del sector pblico entre 1986 y 1987, ha sido de23.527 (Del Granado, 1989).

    La desocupacin est estechamente ligada a la contraccindel aparato productivo, especialmente en construccin,manufactura y servicios dependientes del Estado.3. Economa informal

    A diferencia de los aos setenta, cuando se crea que elprogreso de Amrica Latina y de los pases de capitalismoatrasado era de alguna forma contnuo y que las crisis podan

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    20UMRALESenfrentarse mediante polticas concretas de Estado, en laactualidad se evidencia que stas, por lo menos desde el shockpetrolero de 1973, son estructurales. En los pases del tercermundo persisten grandes sectores atrasados frente a reducidossectores adelantados. La pobreza est generalizada y frente aldesempleo, los pobladores van generando nuevas oportunidadesde ocupacin.

    Segn estimaciones del CEDLA, a mediados de los setenta,en Bolivia, ms del 44% de la poblacin econmicamente activade las ciudades, se hallaba en actividades informales y stasube a 58% si se adiciona el servicio domstico.

    En la actualidad, cerca del 60% de la poblacin econmica-mente activa urbana, se ubica en el sector informal y no obstantesu importancia, el Estado sigue preocupndose slo del sectoradelantado (Gritz, 1989).

    Para comprender lo que se entiende por economa informal,es necesario puntualizar algunos aspectos que hacen a las re-laciones productivas vigentes en las ciudades de los pasesatrasados y Bolivia. Tomando el tipo de propiedad sobre losmedios de produccin, las relaciones que se establecen al inte-rior de la unidad productiva, la existencia o no de trabajo asa-lariado y la participacin directa o no en el proceso productivoo venta de servicios de los dueos de los medios de produccin;se podran identificar los siguientes sectores:a) Sector estatal, referido a las actividades del sector pblico,

    que no generan ganancias.b) Sector empresarial, de organizacin tpicamente capitalisa,

    donde la divisin de propietarios de capital y de fuerzade trabajo est tpicamente definida.

    c) Sector semiempresarial, que seran pequeas empresasdonde el propietario participa directamente del procesoproductivo pero contrata regularmente fuerza de trabajoasalariado.

    d) Sector familiar, definido por la propiedad sobre los medios

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    de produccin y el trabajo personal y directo del productor.Eventualmente, pueden existir aprendices y asalariadoseventuales, as como miembros de la familia no remu-nerados.

    e) Servicio domstico, relacionado no con una unidad eco-nmica sino con una familia. Incorpora a la mujer migranteen las peores condiciones de trabajo e ingreso (Casanovas-Escobar, 1989).Bajo esta ptica, la economa informal sera aquella donde

    el propietario adems de administrar el establecimiento, participadirectamente en el proceso productivo. Por otra parte, en estasunidades prevalece una divisin del trabajo poco desarrollada ydada la pequea escala de sus operaciones y fluctuaciones delos precios de mercado, los ocupados estaran sometidos a unagran inestabilidad. Dicho de otra forma, la economa informal,comprendera al sector semiempresarial y al sector familiaranteriormente descrito.

    La crisis econmica sostenida que atravieza el pas, sobretodo desde principios de la presente dcada, ha supuesto undeterioro de la ocupacin, expresado bsicamente en el aumentode la tasa de desempleo, una importante reduccin de los salariose ingresos reales y el crecimiento del autoempleo de bajaproductividad. La nueva poltica econmica, estimul y favo-reci el desarrollo del sector terciario en desmedro de lossectores productivos que sufrieron una drstica contraccin. Enefecto, mientras que en el perodo 85-87 la tasa de crecimientodel PIB del comercio crece en 6,8%, en el mismo perodo elPIB de la minra, presenta una tasa de -23,7% y el de la cons-truccin el -1,4% (Villegas-Aguirre, 1989).La distribucin de la poblacin econmicamente activa porsectores, nos muestra que entre 1976 y 1987, el sector formal(estatal y empresarial) ha dismiuido del 46% al 41%, en cambioel sector informal (semiempresarial y familiar), aument de42,6% al 54,6% (ver cuadro N- 3).

    z

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    UMBRALES

    C U A D R O N 3Distribucin de la PEA urban a por sectores : 1976 - 1987(Porcentajes)

    1976 1987

    SECTORES (PEA: 462.449) (PEA: 848 .125)Formal 16.2 41.2Estatal 34.0 23.4Empresarial 12.2 17.8Informal 42.6 54.6Semiempresarial 14.2 18.1Familiar 28 .4 36.5Servicio Domstico 11.2 4.2Semiempresarial 14.2 18.1Familiar 28.4 36.5Servicio Domstico 11.2 4.2TOTAL 100.0 100.0

    FUENTE: Elaboracin propia en base a "informalidad e ilegalidad: una falsaidentidad", CEDLA. La Paz Bolivia 1989. Pg. 73,

    La disminucin porcentual del sector formal y el incrementodel sector informal, es debido fundamentalmente a la drsticadisminucin del empleo del sector pblico, a los bajos salarios,congelamiento salarial, y a la poltica de despidos masivos im-plementada a partir de 1985.

    Hablando del sector informal en particular, podemos evi-denciar que ste presenta una fuerte concentracin en el co-mercio que abarca al 45% de los establecimientos, prin-cipalmente a travs de formas familiares de organizacin. Losservicios tambin representan el 21% de los establecimientosinformales, donde predominan las denominadas semiempresas.Finalmente, las manufacturas suman el 16% de los estable-cimientos. En su conjunto, la mayora de los establecimientosdel sector informal pertenecen a actividades del sector terciariode la economa (ver cuadro N 4).

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    C U A D R O N 4 4

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    Distr ibucin de los establecimiento informalespor rama s de a ctividad segn sectores, 1987(Porcentajes)ACTIVIDAD SECTOR SECTOR SECTORINFORMAL FAMILIAR SEMIEMPR.

    (335.239) (262.750) 72.489)Manufactura 16.0 14.6 21.0Construccin 7.1 6.1 11.0Comercio 44.8 50.3 24.9Transporte 8 .0 8 .2 7.2Establecimientos financieros 2.9 2.2 5.5Servicios 21.2 18.6 20.4TOTAL 100.0 100.0 100.0FUENTE: "Informalidad e ilegalidad : una falsa identidad", CEDLA. La Paz-Bolivia . Pg. 79.

    Los aspectos legales del sector informal urbano en Bolivia;es decir, el conjunto de disposiciones legales que regulan laorganizacin de las unidades informales a partir de una defi-nicin de derechos y obligaciones, no existe de forma explcitay especfica, por el contrario, el sistema jurdico est diseadopara la empresa capitalista tpica, por ello, tiene una vigenciaslo nominal en el sector informal.

    Los derechos legales establecidos para los empleados, comoson las 8 horas de trabajo, beneficios sociales, seguros, etc., noson tomados en cuenta en las denominadas subempresas, bajoel argumento de que stas no generan los excedentes econmicossuficientes para cubrir los costos de produccin:

    El sistema tributario actual regula un amplio universo, conmayor eficiencia que el sistema anterior, de hecho el 49% delas 336.638 unidades econmicas informales estimadas en todaslas capitales de departamento exceptuando Trinidad y Cobija,

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    24UMRALESse hallan inscritas en el RUC bajo el rgimen tributario sim-plificado, entre los que se destaca el sector del comercio quepor su carcter "visible" abarca al 95% de sus actividades(Casanovas, 1989).

    Fuera de la inscripcin en el Registro Nacional Unico deContribuyentes RUC, la constitucin legal de las unidades eco-nmicas supone la matrcula de registro de comercio, inscripcinal Registro Nacional de Pequea Industria, inscripcin al PadrnMunicipal de Contribuyentes. Exigencias que en su generalidadno se cumplen y dan origen a la ilegalidad de la mayora de losestablecimientos informales.

    La estructura de los costos para que un establecimientofuncione legalmente, del 10% correspondiente a tributos, 54%a costos laborales y 36% a los costos de seguridad social (Es-cobar, 1989). Por lo que se puede concluir que la situacin deilegalidad de una importante cantidad de las unidades informalesdeviene de no ajustarse a las normas vigentes referidas a loscostos laborales y la seguridad social.4. Relaciones productivas

    Desde un punto de vista econmico, la estructura productivade las ciudades principales de Bolivia, muestra la coexistenciade formas de organizacin tpicamente capitalistas con unidadeseconmicas no capitalistas. En realidad pueden hallarse rela-ciones intensivas en capital y de alta productividad que se de-sarrollan paralelamente a unidades de mediana y baja pro-ductividad, donde la produccin de bienes o servicios se organizacombinando trabajo asalariado con formas familiares o sim-plemente en torno a la fuerza de trabajo familiar.

    Esta estructura urbana abigarrada involucra varios extremos:en primer trmino, se hallan los pequeos productores, pro-pietarios de sus medios de produccin que trabajan fundamen-talmente con fuerza de trabajo familiar y destinan su produccin

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    POBLADORES DEBARRIOS POPULARES 25al mercado. Luego estn las formas retrasadas del capitalismo,que no han roto totalmente con la organizacin del trabajo nocapitalista, sino que la han aprovechado bajo un nuevo conte-nido. Finalmente, encontramos las relaciones tpicamente ca-pitalistas. Para decirlo de otro modo, existen unidades de pe-queos productores libres y empresas capitalistas atrasadas yavanzadas. En este sentido, lo que se denomina economa in-formal estara formada por las unidades econmicas familiaresy las de capitalismo atrasado.Cuando indicamos la nocin de capitalismo atrasado, nosreferimos ms concretamente al concepto de subsuncin formaldel trabajo al capital, donde ste se ha impuesto sin destruirplenamente las formas de organizacin anteriores. Por lo dems,la subsuncin formal est ligada a la plusvala absoluta; esdecir, que la ganancia del capitalista se asegura mediante una 'mayor explotacin obrera, aumentando las horas de trabajo y'reduciendo el salario (Marx 1876) .En las llamadas subempresas, predomina la explotacin pdrva de la plusvala absoluta. El patrn, que muchas veces no sha separado del trabajo directo, garantiza su ganancia solo atravs de evitar los costos de la seguridad social y ampliandolas horas de trabajo. En estas empresas predomina el trabajovivo ms que el capital; es decir, la dbil inversin de capitalest compensada con un empleo mayor de fuerza de trabajo.

    Las subempresas, que en realidad son empresas de bajsimacomposicin orgnica de capital, entran en competencia conotras de alta composicin, cuyo valor de sus productos es menoren tanto que en sus unidades productivas prevalece el capitalconstante frente al variable. En estas circunstancias, las empresascapitalistas atrasadas, al competir con las empresas capitalistasavanzadas, ceden una parte de la plusvala enajenada del obreroa la sociedad en su conjunto pero ms propiamente al sistemacapitalista. El mercado no reconoce los altos costos de produc-cin de las empresas capitalistas atrasadas, las que se ven

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    26UMRALESobligadas a sobreexplotar a los trabajdores directos con el finde seguir compitiendo y reproduciendo sus unidades eco-nmicas.

    Ahora bien, en la otra forma productiva, la del pequeoproductor libre, denominado sector familiar, la situacin secomplica. En estas unidades productivas, frente a los precariosmedios de produccin que disponen, el trabajo vivo tiene unalto valor que el mercado capitalista no est en posicin dereconocerle. En este caso, con mayor razn que en las empresascapitalistas atrasadas, el productor directo cede una parteimportante del valor de su produccin, fenmeno que explicaen ltima instancia el deterioro progresivo de las condicionesde vida de los productores familiares independientes.

    Hasta el momento, nos hemos referido a las relaciones eco-nmicas que se establecen en los sectores productivos de laeconoma informal y cmo stas se hallan relacionadas al mer-cado capitalista; sin embargo, las semiempresas y unidadesfamiliares tambin existen y en mayor medida, en los sectoresimproductivos; no slo existen empresas capitalistas atrasadasy unidades familiares en los sectores manufactura, construccin,transporte y comunicacin, sino tambin en los sectores delcomercio, finanzas y servicios.

    Las empresas atrasadas del sector comercio y de servicios,tambin sobreexplotan a sus empleados al negarles sus derechoslaborales, como por ejemplo, las ocho horas de trabajo, el segurosocial, desahucio, indenmizacin, etc. Por otra parte, en estasempresas, el monto de los salarios, como resultante de la presinde los desempleados y relocalizados es verdaderamene bajo.

    Los trabajadores independientes de los sectores del comercioy servicios, por su parte se debaten, en su generalidad, en lainfrasubsistencia, en la medida que sus ganancias no logran, oalcanzan muy deficientemente, cubrir las necesidades deltrabajador por cuenta propia y las de su familia.

    A pesar de estos problemas estructurales, las unidades de la

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    POBLADORES DE BARRIOSPOPULARES27economa familiar, al interior del mundo urbano, logran abas-tecer la mayora de los bienes y servicios del consumo masivoy captan un volumen muy importante de la fuerza de trabajoparticularmente de la mujer.

    La unidad econmica familiar es dependiente del sector em-presarial desde varios puntos de vista. Por una parte, su accesoa determinados mercados depende de la dinmica del sectorcapitalista. Ciertos rubros son cubiertos por el sector familiarslo hasta ser ocupados por los capitalistas. Por otra parte,como consecuencia de la situacin oligoplica de los mercados,el importador impone los precios de los insumos aprovechandola dbil competencia. Asimismo, muchos de los trabajadoresfamiliares son slo formalmente independientes, pero en laprctica reciben productos o prestan servicios a una sola empresacapitalista (Casanovas-Escobar, 1989).5. Lo urbano y la clase

    Hasta aqu ha desarrollado el surgimiento de los barriospopulares y sus fundamentales problemas, por un lado, y porotro, se ha determinado las relaciones econmicas queprevalecen mayoritariamente en las ciudades principales de Bo-livia; sin embargo, an resta establecer la relacin que existeentre uno y otro factor; es decir, entre las demandas urbanas delos pobladores de las villas y las reivindicaciones laborales delos trabajadores existentes en las unidades econmicas de lassubempresas y los trabajadores por cuenta propia.

    Hasta el momento, la mayora de los esfuerzos de interpre-tacin y de propuestas, han tratado el fenmeno de la crisisurbana desvinculada del tipo de trabajadores que conformanlos barrios populares.

    Las organizaciones de ollas comunes, clubes de madres yjuntas de vecinos, plantean en forma sistemtica los problemasrelacionados a la vivienda, infraestructura de servicios, salud,

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    UMRALESnutricin , educacin, etc., pero todava no vinculan plenamenteestas reivindicaciones a las demandas de mejoramiento de susfuentes de trabajo y su situacin sociolaboral . Todo lo rela-cionado a mejores sueldos, disminucin de horas de trabajo,seguro social , mejores precios de sus productos o servicios, nointervienen fundamentalmente en la propuesta barrial de lospobladores.

    Por otra parte, las organizaciones sindicales , gremiales, decomercio minorista, etc., se han limitado a plantear demandaslaborales : defensa de sus fuentes de trabajo, reduccin de im-puestos , mejora de sueldos y salarios, etc., dejando de lado losproblemas referidos a los servicios urbanos. Es ms, por muchotiempo la rigidez del movimiento sindical no permiti postularlas demandas de los barrios populares junto a las reivindi-caciones netamente laborales.

    Hasta el momento, y en cierta medida como producto de ladicotoma planteada, se piensa que las demandas urbanas sonun campo poltico de las fuerzas conservadoras y la defensalaboral de los progresistas . En realidad , bajo esta ptica se hadebilitado la posibilidad del fortalecimiento de los sectorespopulares , que deban p lantear en form a unitaria la m ovilizacinen torno a la defensa del salario y de las condiciones de vida enlos barrios po pulares.

    En la evidencia de que el gran porcentaje de los pobladoresde los barrios populares son precisamente los trabajadoresdirectos de las empresas atrasadas y las unidades familiares, sepuede concluir que la evolucin de la articulacin de lo urbanocon la clase, es absolutamente posible y de consecuencia natural.Los pobladores , sobre todo en nuestras principales ciudades,estn cada vez ms obligados por las circunstancias a plantearen forma conjunta sus problemas que devienen de sus estrategiasde trabajo e ingreso , los que son resultado de la crisis urbanaque los margina de servicios , educacin, salud, etc.

    En este sentido , no slo las organizaciones de barrio (por

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    POBLADORES DE BARRIOSPOPULARES29ejemplo : las juntas de vecinos) , en adelante debern plantearcomo fundamental la defensa del salario y la mejora de lascondiciones socio laborales , sino tambin las organizacionessindicales y gremiales (por ejemplo : artesanos o comerciantesminoristas), en su plataforma privilegiarn la demanda de ser-vicios urbanos.

    La crisis econmica, que tiene la cualidad de poner al des-cubierto muchos fenmenos que permanecieron ocultos, entreotros ha revelado la importancia del sector informal en la eco-noma de las ciudades de Bolivia, de tal suerte que puede cons-tatarse que este sector ocupa alrededor del 60% de la poblacineconmicamente activa establecida en las empresas atrasadas yunidades por cuenta propia. Sin embargo , la importancia deeste hecho , tambin ha inducido a dos extremos de salidas. Unaburocrtica , que induce a las unidades de la economa informala cumplir con las normas legales y tributarias establecidas,desconociendo los verdaderos problemas estructurales de estasunidades que son : sus altos costos de produccin, sobreexplo-tacin del trabajador directo y las transferencias de valor querealizan al sector capitalista en su conjunto.

    Otro ideal , que piensa a la economa informal como la vaposible de crecimiento de un pas atrasado en las actuales cir-cunstancias (De Soto , 1987), sin considerar la inhumana situa-cin en la que se encuentran los pobladores informales; tantodesde el punto de vista de sus condiciones de sobreexplotacin,como de su marginamiento de los mnimos servicios urbanos.Es como si se planteara un desarrollo en base a la persistenciade la pobreza y el marginamiento de la mayora de la poblacinurbana . El fin del desarrollo no puede ser el desarrollo mismo,sino el mejoramiento de las condiciones de vida de las grandesmayoras . Plantear el desarrollo en base a la situacin laboralactual es contravenir el art. 25 de la Declaracin Universal delos Derechos Humanos que dice: "Toda persona tiene derechoa un nivel de vida adecuado que le asegure , as como a su fa-

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    30UMRALESmilia, la salud y el bienestar y, en especial, la alimentacin, elvestido, la vivienda, la asistencia mdica y los servicios socialesnecesarios".

    La alternativa desde el punto de vista del trabajador directodel sector informal, no puede ser otra que mejorar las condi-ciones en las que actualmente se debate; es decir, luchar pormejores sueldos y salarios, por incrementar los ingresos en laventa de bienes y servicios, por el cumplimiento de los bene-ficios sociales, seguro social y dems derechos del obrero previs-tos en la Ley General del Trabajo.

    No se puede avanzar retrocediendo; ser necesario moder-nizar las empresas atrasadas (semiempresas), con el fin de quesus altos costos de produccin no incidan en la disminucin delos salarios, ser imprescindible disminuir los costos de losinsumos y bienes que requieren los trabajadores por cuentapropia para producir o vender, evitando la intermediacin atravs de compras directas de los trabajadores a los centros deproduccin de insumos o bienes. Las unidades familiares de-bern tender a asociarse, tanto para la compra de materias pri-mas como para la venta de productos acabados. Es el aislamientode las unidades informales el que permite al sistema capitalistaen su conjunto no reconocerles el valor de sus productos.

    Otro aspecto a considerar, tal vez ms delicado, es que losinformales estn en cierta forma tambin discriminados al inte-rior de las organizaciones de los sectores populares. En efecto,los trabajadores directos de las subempresas no obstante de serexplotados en una forma inhumana a travs de bajos salarios ysin beneficios sociales, no tienen al interior de la Central ObreraBoliviana una representacin como obreros, sino como gremia-les, comerciantes minoristas y otros. Por otra parte, los traba-jadores directos independientes o familiares, al no tener unaorganizacin exclusiva de cuentapropistas, tampoco estnverdaderamente representados en el rgano obrero nacional,sino minoritariamente por subsectores aislados. La COB se po-

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    tenciar y actualizar sin perder su esencia, reconociendo en suseno a los proletarios de las semiempresas con todos sus de-rechos y organizando a los trabajadores por cuenta propia delas ciudades en un gran sector afiliado al movimiento obreropopular.6. Balance general

    En las lneas que siguen, trataremos de realizar una sntesiscorrelacionada de los fenmenos tratados, ligando lo que es eldesarrollo poblacional urbano con la constitucin de barriospopulares en las ciudades y ver en estos ltimos, las estrategiasde reproduccin de la fuerza de trabajo que realizan los po-bladores.

    A pesar del dbil crecimiento industrial de las principalesciudades de Bolivia, stas han tenido un desarrollo poblacionalconsiderable, sobre todo por la migracin rural. En el perodoque va de 1900 a la actualidad, el porcentaje de la poblacinque vive en las reas urbanas ha crecido del 18% al 50%.

    El proceso de urbanizacin creciente frente a una dbilestructura industrial, ha obligado a miles de inmigrantes a formarbarrios populares o villas, la mayora de ellas desprovistas deagua potable, alcantarillado y de viviendas con las mnimascondiciones. Por otra parte, estos barrios son atendidos en ma-teria de servicios de educacin y salud en forma absolutamentedeficiente.

    La crisis estructural que vivimos, sumada al desarrollo deldesempleo, han empeorado las condiciones socioeconmicasde los barrios populares y obligado a formar varios tipos deorganizaciones nuevas y a potenciar las antiguas. Se constituyenlos clubes de madres y se generaliza la organizacin de bene-ficiencia.

    Las reivindicaciones de las nuevas y antiguas organizacionesde los barrios populares, pueden en su remate, ser resueltas en

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    32UMRALESla coyuntura o desarrollarse hasta la disputa de los gobiernoslocales o el cuestionamiento global del orden constitudo, deeste modo se liga lo urbano con lo poltico.

    En los barrios populares se asienta la mayora de las clasessubalternas y ms propiamente, los trabajadores directos deldenominado sector informal, que comprende las semiempresasy las unidades familiares. Estas unidades econmicas se vanincrementando en desmedro del sector formal, como emergenciade la drstica disminucin del empleo en el sector pblico, losbajos salarios y la poltica de despidos masivos a partir de laNPE vigente desde 1985.

    En el sector informal se destacan el comercio y los servicios,pero tambin tiene una importancia significativa la manufacturay el transporte. Se puede decir que la mayora de las unidadesde estos subsectores se hallan en la ilegalidad, fundamentalmentepor no ajustarse a las normas vigentes referidas a la seguridadsocial y a la proteccin obrera en general.

    La estructura econmica de las ciudades de Bolivia, muestrala coexistencia de empresas capitalistas adelantadas y atrasadascon la pequea produccin libre o familiar. Lo que se ha de-nominado economa informal, est formada por las unidadesfamiliares y las empresas atrasadas.

    Las unidades empresariales atrasadas, sean stas del sectorproductivo o improductivo, sobreexplotan a sus trabajadoresaumentando sus horas de trabajo y reduciendo sus salarios,para asegurarse ganancias frente a las empresas adelantadasque tienen bajos costos de produccin dada su elevada tecnologay gran vlumen de operaciones.

    Las unidades familiares que producen bienes o servicios,tambin ceden una parte del valor de su produccin al entrar encompetencia con la produccin capitalista. El mercado no lesreconoce sus altos costos de produccin, por lo dems, dependende los insumos de las empresas o simplemente muchas de estasunidades son slo formalmente independientes, ya que en la

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    prctica reciben productos o prestan servicios a una empresacapitalista.Los trabajadores directos de las empresas capitalistas atra-

    sadas y de las unidades familiares de los sectores de la manu-factura, construccin, transporte, comercio, finanzas y servicios,sin duda son el gran componente poblacional de los barriospopulares de las principales ciudades de Bolivia y se debatenentre las reivindicaciones urbanas y las necesidades de ingresoseconmicos que permitan la reproduccin de la fuerza de trabajofamiliar.

    Hasta el momento y de forma dominante, las organizacionesde los barrios populares se plantean reivindicaciones relacio-nadas a la vivienda, infraestructura, salud, nutricin, educacin,etc., pero an no vinculan stas a las demandas de mayoresfuentes de trabajo, aumento salarial y el cumplimiento de losderechos conquistados por la clase asalariada. Por su parte, lasorganizaciones sindicales y gremiales no ligan sus demandaslaborales a las de mejoras urbanas y de condiciones de vida.

    Los pobladores de nuestras ciudades estn cada vez msobligados a plantear en forma conjunta sus problemas laboralesy de ingreso, con los que devienen de las difciencias de serviciosen las ciudades, de esta manera, progresivamente se va dandola articulacin de lo urbano con la clase.

    El reconocimiento de la importancia del sector informal, hallevado a que ciertos grupos intelectuales conservadoramentepiensen que esta economa basada en la sobreexplotacin deltrabajador directo, sea la nica va de desarrollo en las actualescircunstancias. Los trabajadores de los barrios populares encambio, slo pueden luchar por mejores sueldos, por disminuirel precio de las materias primas usadas en su produccin, por elseguro social y la ampliacin de los servicios urbanos a losbarrios populares. No se puede plantear el desarrollo a costa dela sobreexplotacin de la mayora de la poblacin de las ciudadesde Bolivia.

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    34UMRALESFinalmente, en el aspecto organizativo, la Central Obrera

    Boliviana (COB) deber fomentar la organizacin de los cuenta-propistas a nivel nacional y reconocer a los trabajadores de lassubempresas como proletarios con todos sus derechos.BIBLIOGRAFIACASANOVAS, ROBERTO " Inform alidad e ilegalidad: Una1989 Fasaidenidad, en idem.,

    CEDLA, La Paz-Bolivia.CASANOVAS, ROBERTO Los trabajadores por cuentaY ESCOBAR SILVIA propia en La Paz, CEDLA. La1989Paz-BoivaDE SOTO, HERNANDO El otro sendero. Instituto Li-1987 bertadyDemocracia. 7ma.

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    PEREIRA, RENE "Urbanizacin y desarrollo", en1987 Temas Sociales N 10, Socio-

    loga-UMSA, La Paz-Bolivia.PEREZ , JOSE ANTONIO "Gobiernos municipales: ca-1987 racterizacin y su marco ju-

    rdico institucional", en Podermunicipal para el pueblo,AIPE, La Paz-Bolivia.

    SANDOVAL, GODOFREDO "Actores emergentes y movi-1987 mentos sociales urbano po-pulares ", en Poder municipalpara el pueblo AIPE, La Paz-Bolivia.

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    VILLEGAS, CARLOS Excedente y acumulacin enY AGUIRRE, ALVARO Bolivia, CEDLA, La Paz-Bo-1989lva

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    La estratificacin socialdel consumo

    Rosario Aqun Ch vez

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    38UMRALESerige en destino social, pero no como gratificacin individualgeneralizada, sino como institucin de la discriminacin social.La riqueza, l dilapidacin y el ocio, son la triada exponentedel prestigio, a la que no escapa el mundo de los objetos: su-perfluidad, inutilidad, futilidad, no funcionalidad caracterizangrupos enteros de objetos cuyo exceso de presencia no designaya el mundo, sino la esencia y la categora social de quien loposee. As, "no se viste suntuosamente a una mujer para queaparezca hermosa, sino para que atestige con su lujo lalegitimidad o el privilegio social de su amo".(2) Sin embargo, conel tiempo, esta consideracin del objeto-intil sobre significado,se diluye ante la imposicin de una tica del trabajo que secontrapone a la moral del ocio imperante, esta concepcin va-lorativa busca el "funcionamiento" del objeto, su abandono dela ociosidad, su incorporacin al trabajo, debe abandonar "suantiguo status aristocrtico de signo puro de prestigio", paravestirse de razn prctica. Detrs de este simulacro funcionalsin embargo, se mantiene el ethos de consumo "ostentatorio",la dimensin permanente de la jerarqua social.

    La tenencia de objetos, que diferencia a las clases, permitedescubrir la inversin de una tipologizacin fundada en lasaturacin y la redundancia , la simetra y la jerarqua. Laorganizacin sintctica de los objetos, disea el hbitat y lacategora social de cada una de estas clases, creando una es-tructura global del entorno, que no es otra cosa que el deter-minante, al mismo tiempo, de la estructura activa del compor-tamiento de estos grupos.

    Dentro de esta prctica social, los objetos se convierten ensoportes portadores de significaciones sociales que se adaptana las variaciones econmicas, expresin de una jerarqua culturaly social. En este mbito de clase, el objeto no pretende otra

    (2) Baudrillard, Jean, Crtica de la economa poltica del signo, siglo XXIeditores, Mxico, p. 4.

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    LAESTRATIFCACONSOCAL 39cosa que hablarnos de "pretensin social y de resignacin, demovilidad social y de inercia, de aculturacin y de enculturacin,de estratificacin y de clasificacin social"(3), los objetos hablande una sociedad de clases que pretende ubicar a cada cual en sulugar.

    As, el ambiente burgus se asfixia en la saturacin de susespacios cotidianos: la casa burguesa, cerrada sobre s misma,revienta, por la acumulacin de "signos de status y de buenaposicin", el amontonamiento sella mbitos con la expresinde la herencia, de la riqueza; cuanto menor es el espacio, mayores la acumulacin, lo importante es no dejar espacio vaco,llenar de objetos toda la geografa fsica del hbitat. Concepcinsintctica de conjunto, conglomerados de objetos, acumulacinpura y simple que no es otra cosa que una determinada lgicasocial caracterstica de la organizacin de clase.

    Al lado del "amontonamiento" de objetos: mesas, sillasaparadores, libreros, diseados al infinito, la redundanciaenvuelve teatralmente la propiedad domstica burguesa: "lamesa est cubierta por un tapete, protegido a su vez por otro deplstico. Cortinas y dobles cortinas en las ventanas. Tapices,fundas, calzados, revestimiento de paredes, pantallas. Cadafigurita descansa sobre un paito. Cada flor tiene su maceta,cada maceta un maceterio. Todo est protegido y enmarcado.En el mismo jardn, cada macizo tiene una alambrada y cadapaseo un subrayado de ladrillos, mosaicos, etc. (...) no sloposeer, sino subrayar dos, tres veces, lo que se posee, es laobsesin del poseedor..." (4) Esta conducta ansiosa de posesintipifica a las clases burguesas y pequeo burguesas, es unainteriorizacin inconsciente de los modelos de triunfo social,pero al mismo tiempo de su fracaso. Pues, la posesin de"objetos" en estas clases entraa la presencia de un status am-(3) Ibid., p. 6.(4) Ibid., p. 21.

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    40UMRALESbiguo: detrs del triunfalismo de signos de la promocin social,los objetos exhiben (o confiesan) secretamente la derrota social.La clase burguesa se distingue del proletariado, por la con-notacin de la que posee, par la supervaloracin de su posicinrelativa, por exceso. Pero la posesin de estas clases dominantesposeedoras de la riqueza, va an ms lejos: trata de abolir lascontradicciones propias del entorno a travs del ritual de latautologa, del triunfo del envolvimiento. "Es el triunfo de lobarnizado, de lo pulimentado, de lo chapeado, de lo encerado,de lo pintado al encausto, de lo lustrado, de lo vidriado, de loplastificado".(') Toda una tica de la higiene, de la limpieza, dela proteccin y del ciudadano...exaltacin de un modelo cultural"trival", no el de la belleza, sino el de una moral de la correccin.Esta simetra, limpieza-moralidad, es expresin de la repre-sentacin que tienen estas clases de la cultura. Y sin embargo,toda esta falacia burguesa impuesta por la esencia consumista,es efmera, libra su existencia a otro de los elementos quehacen al consumo: la moda. La moda, cambiante y espontnea,no refleja en s la necesidad natural de cambio, sino que vienea imponer la exigencia de diferenciacin social y de prestigio.Los objetos cambian, pero no es esta nueva situacin la queposibilita la realizacin social del hombre y de las clases;posicin, destino, ese es el discurso del objeto, una realizacincumplida, un deseo materializado, y en muchos casosaspiraciones sociales contrariadas. La moda oculta una inerciasocial profunda, en ella se frustra la exigencia de una mo-vilizacin social real. La moda determina que nicamente lasclases privilegiadas tengan derecho a la actualidad de losmodelos, mientras que las otras clases slo pueden acceder aellos cuando estos ya han cambiado.

    La desigual distribucin del ingreso, implcita en modeloseconmicos de mercado, es el fundamento que est detrs de

    (5) !bid., p. 24.

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    LAESTRATIFCACONSOCAL 41toda la armazn del consumo . Concentracin monetaria enmanos de unos pocos a costa de la miseria de las masas em-probrecidas, poder econmico que no slo permite la activacinde los mecanismos mercantiles , sino que adems posibilita elejercicio de la posesin, posesin que a su vez, legitima lapresencia de un cmulo de falsas necesidades que sustentan elmodelo y que gozan de la difusin efectiva a travs de losmonopolios comunicacionales, cuya labor principal es justa-mente la venta de sueos y la instauracin de la ideologa delconsumo y de la moda como nica imagen posible que permitela lectura y el acceso a la realidad, una realidad por dems de-formada merced a los propios mecanismos intrnsecos quecaracterizan a este tipo de extensores masivos.

    En este diseo, se ubica el mundo de los privilegiados. Ylos otros...? Los otros han perdido su identidad de sujetossociales en esta sociedad del consumo. Se apian como partedel men de los objetos, similares a los productos que seexponen en las vidrieras de las avenidas, aunque sin el brillo yla elegancia que stos ostentan; son "objetos vacos", consti-tuyentes bsicos de la lucrativa industria de la pobreza, "po-breza ", entendida como carencia, como falta no de valores, node cultura, no de sentido, sino sobre todo de "bienes", de "obje-tos"... Son grupos que no cuentan con recursos econmicossuficientes como para ingresar en el flujo del intercambio delos objetos y en el mercado de los sueos y de inercia queimpone la moda. la "pobreza", as definida, desconoce cualquierposibilidad de riqueza no mediable u observable.

    La masa de pobres, no accede al mercado de ilusiones y denecesidades creadas, no acumula ni remarca, no tiene poder deposesin, y sin embargo, el archi-objeto post-moderno co-existehumildemente en su cotidiano vivir, no como original , expuesto,condicionado por su precio extraordinario a ser consumidonicamente por la aristocracia burguesa , sino como enunciadode un medioevo feudal que an perdura en las cabezas post-

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    modernas conservando una lectura originaria que pretendeadecuarse a los tiempos: la industria del diseo post-modernoretorna a los mercados con objetos archi-funcionales, la camaque sirve de armario, de librero, de mesa, de sof... recreacincuyos orgenes an perviven en la sencilla choza del campesinodonde la "cacha" es al mismo tiempo mesa, silla, aparador yhasta caja fuerte... y donde cada objeto expresa en su simplicidadla archi-funcionalidad de los mltiples usos. Todo est remar-cado, sobre lineado por su sobre-utilidad, respuesta prctica alcmulo diario de miserables necesidades. El objeto en su funcinde servicio social y no de mero intermediario econmico.

    Esta estratificacin del consumo que ubica a los ricos y a lospobres en su lugar, definitivamente est mediatizada por latenencia de los objetos, su acumulacin y posterior remarcatin,pero sobre todo oculta la presencia y determinacin del poderdel poseedor. Poseer no slo como cantidad sino y sobre todocomo cualidad, distincin, prestigio; prevalencia del originalsobre la copia; del arte sobre lo vulgar; de la "cultura" sobre elkitch (lo brutal)... en definitiva, prevalencia de una clasedominante sobre una clase dominada a la cual explota. El triunfodel egosmo individual, sobre el rendimiento de la realidadcolectiva; la prdida total del referente social y la consolidacinpattica del eterno aislamiento, del vaco y de la soledad.

    Consumo-posesin-diferenciacin, he ah, la nueva frmulade la estratificacin social...

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    Reflexiones sobre la deuda pblica

    Ral Prada Alcoreza (1)

    Qu se entiende por deuda? Podemos entender la deudacomo un tipo de compromiso, adquirido a partir de un cuadrode relaciones sociales. La deuda en las sociedades tribales, enlas sociedades con jefatura y en las sociedades con "Estado"forma parte de la formacin de la jerarqua y de la formacindel prestigio; el acreedor gana en prestigo y en jerarqua en lamedida que aumenta lo que se le debe y el nmero de deudores.Desde esta perspectiva la deuda viene a ser una relacin depoder. En las sociedades que han desarrollado los circuitos di-nerarios, convirtindolos en circuitos de capital y en circuitosfinancieros, la deuda monetarizada se convierte en una transac-cin comercial, un prstamo de capital cuyo pago se difiere, deacuerdo a los trminos del crdito: intereses y amortizaciones.

    (1) Profesor del Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES-UMSA). Estedocumento forma parte del anlisis de la deuda externa que se hizo en elcurso de Administracin de la deuda Pblica en el Atlanta ManagementInstitute, 1993.

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    44UMRALESEsta deuda financiera no deja de ser una relacin de poder, nodeja de producir jerarquizacin; sin embargo, al aparecer comoun contrato entre iguales, oculta estos rasgos de la deuda. Porotra parte, se da lugar una expansin enorme de las cantidadesde la deuda, una transformacin en las condiciones y en lostrminos de la misma.

    Se ha tejido una nueva red de relaciones sociales en torno ala deuda de los llamados pases en "vas de desarrollo" hacialos monopolios financieros de los "pases desarrollados". Ladeuda ha adquirido un circuito del que al parecer no se puedesalir. Si tejiramos una hiptesis desde la ficcin diramos quehablamos de una deuda infinita.

    Indudablemente, la temtica de la deuda ha adquirido otrasconnotaciones, ms tcnicas, ms operativas, ms instrumentales.Las dimensiones de la deuda se han diversificado; hemos pasadode las deudas personales a las deudas institucionales, de stas alas deudas de las corporaciones y a las deudas pblicas. Tenemosuna gama de " estratos" de la deuda; pueden visualizarse stasdesde una perspectiva micro o desde una perspectiva macro.Podemos estar comprometidos simultneamente con distintostipos de deudas, aunque la responsabilidad del manejo de stasrecaiga en diferentes instituciones. En lo que respecta al trabajo,nos interesa abarcar la discusin de la deuda pblica; esta deudade la que se responsabiliza el Estado y en la que est compro-metida la nacin.

    El anlisis de esta deuda no puede dejar de tocar los aspectostericos de la deuda, la descripcin de su desarrollo y de sucomposicin, la evaluacin de los indicadores, tampoco lasconsecuencias metodolgicas del tratamiento objetivo de ladeuda, asimismo la consecucin de alternativas propuestas parasu solucin. Del mismo modo, no se pueden dejar de lado lasconsideraciones de orden poltico de la deuda pblica, como elseguimiento desde una perspectiva histrica. Este ser pues elcamino a seguir.

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA45Tendencias probables en las soluciones alternativas de ladeuda pblica

    Es cierto que para hablar de la crisis habra que hacerlosiempre develando el ngulo perceptual del que partimos; lomismo se puede decir cuando pretendemos figurar un ciclo dela crisis, o un perodo de la misma, siempre hay un tipo demedida, la seleccin del punto de partida, la definicin de losritmos. Nosotros consideraremos la crisis en su incidenciamacroeconmica: cmo impacta en la estructura econmica delos pases, cmo deforma su balance comercial, cmo altera elritmo de las inversiones. Desde el nudo mismo de la crisis sedesarrolla aquella serie de elementos concomitantes, que apa-recen en la forma de prstamos, amortizaciones, intereses, trans-ferencias, financiamientos y refinanciamientos, que denomi-namos en comn como el fenmeno de la deuda externa de lospases. La parte ms pesada de la crisis resulta ser la quecorresponde a la deuda pblica. Al respecto nos interesa par-ticularmente conocer la distribucin de la deuda pblica, lalocalizacin de su residencia, la desviacin de sus recursos, ascomo el efecto en su economa. Sin embargo, esto no ser elfondo de nuestro asunto, no ser nada ms que uno de sushorizontes; el anlisis apuntar enfocar la evaluacin de lassoluciones alternativas al pago de la deuda, que se dieron sobrela base de las negociaciones entre los gobiernos de los pases ylos acreedores.

    HistoriaSe puede decir, a partir de determinados parmetros, que la

    deuda externa de la que hablamos coloca a los Estados deudoresen una situacin comprometedora, situacin que puede carac-terizarse de acuerdo a las condiciones econmicas extremada-mente difciles, generadas por una suerte de "estancamiento es-

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    46UMRALEStructural", que hacen prcticamente imposible pagar la deuda alos Estado deudores. Por ejemplo, el Estado de Mxico sedeclara abiertamente en mora el ao 1982, declara que no podrcubrir su deuda externa. Esta deuda ha comprometido el de-sarrollo de los pases llamados en "vas de desarrollo", hacolocado a acreedores y deudores en un aparente callejn sinsalida. Se ha convertido en una cuenta que crece como unabola de nieve, pues la mayor parte de los pases no pagan sinoslo los servicios de la deuda. Esta deuda acumulativa es comoun designio o una condena, un destino como el de Sisifo, unarealidad como la muralla China, una cadena de obligacionesque se estiran como en un circuito infinito.

    Esta deuda es una deuda contempornea; aunque podamosremontar los antecedentes a una historia ms larga, la sin-gularidad de la misma puede datarse a partir de la "crisis delpetrleo". Se dice que la abrupta subida de los precios delpetrleo provoca la recesin econmica de los llamados pasesdesarrollados. Estos responden con ciertos programas de res-triccin de gastos y de consumo, con el despliegue de deter-minados mecanismos que buscan transferir la carga de la crisisa los "pases en vas de desarrollo", con la subida de las tasasde inters, as como de los precios de los productos industria-lizados, distanciando an ms los trminos de intercambio.

    En los pases petroleros se produce, a consecuencia de losvalorizados precios del petrleo, un enorme flujo de divisas,del cual se retiene una parte en los propios pases, dejando queconcurra el traslado a la banca financiera internacional de unabuena parte de la masa de los "petrodlares". Este "excedente"financiero va a ser prestado a los "pases en vas de desarrollo"con cierta facilidad; prestamos que no siempre tendrn un destinoproductivo. La maquinaria financiera se pone en marcha; notoda la deuda contrada es desembolsada, antes hay que cumplircon determinados compromisos. Todo un juego tctico quecompromete a banqueros, funcionarios e intermediarios; el pago

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA47de servicios adquiere la apariencia de una indumentaria ritual:la carga de la deuda crece, pero, no se puede hacer nada frentea este incremento impajaritable, salvo seguir las encrucijadasde un "destino" impuesto. Cada vez ms campos de la vidaeconmica son comprometidos al pago de la deuda: las ex-portaciones, parte de las importaciones, parte de los nuevosprstamos que son destinados a pagos atrasados, determinadosfinanciamientos que se dirigen a cubrir el dficit fiscal. Aunquems tarde bajen las tasas de inters, el Fondo Monetario Inter-nacional condicione acuerdos dirigidos a lograr la estabilizacin,los gobiernos se propongan programas de ajuste estructural, lacarga de la deuda es suficientemente grande como para esperarque deje de comprometer la estructura econmica de los pasesdeudores a partir de estas medidas. Se trata por lo tanto de me-didas administrativas, encaminadas a la estabilizacin y al ajusteestructural, medidas surgidas de la mesa de negociaciones, que,en el mejor de los casos, adems de descontar una parte de losservicios de la deuda, disminuyen fracciones del monto de lacarga, no llegando a afectar preponderantemente al capital com-prometido.

    Se puede definir esta situacin, que coloca a los pases encondiciones comprometedoras para poder cumplir con el pagode la deuda, como la relativa al bloqueamiento de su economa,como la de un estancamiento de su economa y la paralizacindel flujo de capitales. Estos quizs son los puntos ms morbososde la crisis. Esta encrucijada es como la matriz de las repercu-siones sociales en cada pas, suscitando as una cadena de efectosnegativos que deterioran el panorama econmico social de lospases, destruyendo a la larga las bases en las que se asienta. suestructura econmica . En el contexto de este panorama nadahalagador, debemos evaluar las soluciones alternativas pro-puestas, as como los mecanismos desplegados en la prcticade los acuerdos logrados entre deudores y acreedores.Los antece dentes a las soluciones alterna tivas los po dem os

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    48UMRALESencontrar en el plan Baker y en el posterior plan Brady, loscuales se proponen el desbloqueamiento de los circuitos fi-nancieros que definen el entorno de la deuda. Los instrumentosms sugerentes puestos en prctica como aplicacin de las so-luciones alternativas son conocidos como Debt Swaps (cambiode fracciones de la deuda por beneficios financieros), Debt fornature Swap (cambio de la deuda por reserva ecolgica) y Debtbuy back (compra y recompra de la deuda).

    Ya el ao 1982 el Trust Company Bank aplic el proce-dimiento de descontar en los libros la deuda de una empresa dela Repblica de Chile; lo que deba ser considerado como pagode intereses termin siendo considerado como descuento decapital. De este modo, vista desde la perspectiva del banco la"prdida" fue diferida a varios aos. El ao 1987 se lograbsorber la deuda de dicha empresa de esta manera. Por esteperodo el mismo banco se adelant a los desenlaces cambiandola deuda por compra de acciones de otra empresa en Chile;acciones que, con el correr de los aos se valorizaron mucho.Pudiendo venderlas despus el banco, beneficindose de estadiferencia, compensando as la prdida debida a la compra deacciones por debajo del valor de la deuda. De este modo elTrust Company Bank se adelant al mecanismo financieroconocido como Debt Swaps.

    Un antecedente parecido ocurre cuando en 1988 el equipoPSV Eindhoven, campen europeo de ftbol, recurre al DebtSwp para pagar el traspaso de un jugador brasileo, RomanoFarsas. La Philips, una compaa alemana que tiene inversionesen el equipo de ftbol, compra al Banco de Brasil una deudavalorizada por 5 millones de dlares en 4 millones de dlaresen el mercado secundario. La Philis logra salvar un milln dedlares, el banco descuenta nominalmente su deuda y el Vascoda Gama queda satisfecho con la transaccin.

    Este mecanismo financiero, conocido como Debt Swap, seha convertido en un procedimiento "usual" en las transacciones

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA49de cancelacin de la deuda; el Debt Swap es proyectado entransacciones en mayor escala. Este procedimiento ha de serusado por Argentina cuando vende propiedades pblicas en elmarco de su poltica de privatizacin. El ao 1990 transfiere lacompaa de telfonos del Estado a dos grupos corporativos:The Bell Atlantic Corporatin y La Telefnica de Espaa. Deeste modo la Argentina recibe 214 millones de dlares al contadoy 5 billones en papeles de la deuda. Bolivia ha de recurrir aeste procedimiento en varias ocasiones en las operaciones deldescuento de su deuda acumulada.Anlisis (2 )

    El anlisis de la deuda no deja de ser una reflexin a partirde los indicadores; el anlisis se desarrolla sobre la medida dela composicin de la deuda, sobre las cantidades de los flujosde capital, sobre los montos de la deuda. Sin embargo, estadescripcin tiene que ser acompaada por una comprensinterica del proceso de la deuda sino se quiere limitar el anlisisa una simple referencia de datos. Por otra parte, la composicinde la deuda se halla suspendida sobre la estructura econmicade los pases. Por eso, el anlisis de la deuda tiene que estarcontextuado por el anlisis de los indicadores macroeconmicos.Muchas de las claves para entender el proceso de la deuda seencuentran en la caracterstica propia de la estructura econmicade los pases. Esta es la razn por la que el anlisis del procesode la deuda debe comenzar con el anlisis de los indicadoresmacroeconmicos.Aceptando la definicin de Producto Interno Bruto como el(2) La fuente primaria corresponde a estadsticas del Banco Central y del

    Instituto N acional de Estadsticas , la fuente secundaria , la que construyuna matriz de indicadores corresponden a las estadsticas del FondoMonetario Internacional. Despus se elaboraron otros indicadorescomparativos ; estos son trabajados por el autor.

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    50UMRALESnn-1. ^-- W_ nVQfi ,-J . tQtal_ nrrecio. del n- r-cadn, ;podemoscalcular este indicador macroeconmico como la suma delconsumo, la inversin y las exportaciones netas (exportaciones- importaciones). El Producto Interno Bruto creci a un ritmolento y constante en Amrica Latina y El Caribe: de una tasadel crecimiento del orden del 3.6%, el ao 1984, paso a unatasa del 3%, el ao 1990.

    En el mismo lapso, Bolivia tuvo, en cambio, oscilantes ritmosde crecimiento: de una tasa de crecimiento negativa del ordendel -0.6% pas a una tasa de crecimiento positiva del 2.6%. Elmayor incremento del producto bruto se da en la explotacinde minas y canteras (7.6%), aunque no deja de ser importantela tasa de incremento anual de la produccin manufacturera(5.7) y, en orden descendente , el aporte de la construccin( .2.5% ) . En cambio la agricultura, silvicultura y pesca sufren uni scenso desde 1989 (-2%). i A comienzos de la dcada de "los ochenta " el ProductoOterno Bruto fue calculado en 2.893 millones de dlares, al

    nalizar la dcada ( 1989 ) este indicador ascendi a los 4.226/millones de dlares; lo que quiere decir que el Producto Interno

    Bruto creci a una tasa promedio de 3.8 %. Al finalizar la dcadalas exportaciones constituan el 21% del Producto NacionalBruto ( PNB), en cambio las importaciones las superaban en un10% (31% del PNB).Como puede verse las exportaciones netas son negativas, elbalance comercial es negativo: hablamos de un dficit de 420millones de dlares . Lo mismo podemos decir del balance de lacuenta corriente , que define un dficit de 264 millones de d-lares. En resumen el balance de la cuenta corriente fue negativadurante toda la dcada.

    Como puede verse, estamos ante una estructura econmicadbil para soportar la carga de la deuda ; el monto de la deudaacumulada supera en 103.1% al valor del Producto InternoBruto , el crecimiento econmico es bajo y nos encontramos

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA51ante un balance comercial y un balance de la cuenta corrientenegativas. En esta estructura econmica est ausente una for-macin productiva que pueda soportar por largo tiempo lasobligaciones de la deuda, tampoco vemos un "saludable"desarrollo de las exportaciones que permitan ingresos de divisaslibremente utilizables, en las cantidades requeridas como paradistribuirse en obligaciones y en inversin. Este diagnsticonos muestra una estructura econmica que no est encondiciones de soportar una obligacin desgastante como ladeuda. Pero, la deuda es una condicin econmica que no sepuede eludir. El desafo es encontrar una estrategia que permitapagar la deuda a un ritmo determinado, que no afecte la capa-cidad de inversin, una estrategia que despliegue un ritmo deinversin, que logre a mediano plazo una apropiada recuperacineconmica y a largo plazo una transformacin significativa dela estructura econmica.Indicadores macroeconmicos

    En lo que respecta al anlisis de los indicadores macroeco-nmicos, es conveniente combinar tanto la perspectiva trans-versal como longitudinal del anlisis, el estudio estructural comoel seguimiento temporal; de esta manera se podr apreciar lavariacin en el tiempo de una estructura econmica. Con estainquietud haremos el seguimiento de seleccionados indicadoresmacroeconmicos de la dcada de "los ochenta", comparandolos mismos con lo que aconteci en el ao 1970.

    Ciertamente esta descripcin de la variacin de los indi-cadores macroeconmicos no develan las razones de los cam-bios; sin embargo, muestran el recorrido de las tendencias quedeterminan el perfil de una estructura econmica en un momentodado.

    Al inicio de la dcada de "los setenta", las exportaciones debienes y servicios constituan el 20.8% del Producto Interno

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    52UMRALESBruto (PNB), las importaciones igualaban esta participacin,por lo tanto era un logro por aquel entonces el equilibrio de labalanza comercial. Era tambin positiva la balanza de la cuentacorriente, cuya relacin cuantitativa respecto del PNB fue delorden del 0.4%. Diez aos ms tarde el perfil de esta estructurase modifica siguiendo ciertas tendencias que se volvern cons-tantes: se da una participacin mayor a las importaciones (36.4%del PNB), disminuyendo la participacin relativa de las ex-portaciones (29.4% del PNB), la balanza comercial ser entoncesnegativa, afectando a la formacin del PNB en una relacinrelativa del orden del -7%, lo mismo ocurre con la balanza encuenta corriente cuya relacin con el PNB es del orden del -5.5%.

    A mediados de la dcada de "los ochenta" aumentar ladiferencia entre exportaciones (28.4% del PNB)- e importaciones(42.29% del PNB) en detrimento de las primeras. Esta tendenciase mantiene hasta finalizar la dcada; si las exportaciones netasfueron del orden del -2.3% el ao 1980, despus de cinco aosesta diferencia aument hasta un -13.9%, manteniendo unadiferencia negativa al finalizar la dcada del - 10%. Esta tendencianegativa ser seguida por la balanza en cuenta corriente, la que elao 1980 arroja una relacin negativa del orden del -6%, cincoaos despus aumenta este balance negativo hasta un -11%, paravolver a bajar al finalizar la dcada a los mismos niveles iniciales(-6.25%).

    En cuanto a las reservas monetarias internacionales, lasmismas han de tender a aumentar al pasar de la dcada de "lossetenta" a la dcada de "los ochenta". A comienzos de la dcadade "los setenta" las reservas monetarias arrojaban una relacinrelativa del 4.6% respecto al PNB, diez aos ms tarde estarelacin se incrementa hasta un 19.1%. A mediados de la dcadade "los ochenta" las reservas mantendrn este nivel (19% delPNB), bajando su relacin porcentual al finalizar la dcada(13.3% del PNB).

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA53Flujos de la balanza de pagos

    Desde la perspectiva de los flujos la balanza de pagos dibujalos movimientos desplegados por los "recorridos" financieros,a diferencia de los indicadores macroeconmicos, que sesustentan en stocks, la balanza de pagos mide la movilidadfinanciera. Esta visin de los flujos financieros tienen laparticularidad de permitirnos entrever algunas de las causas dela conformacin de un determinado perfil econmico. Desdeeste ngulo visualizaremos los movimientos financieros dadosdurante la dcada de "los ochenta", incluyendo el ao 1990.

    Durante la dcada de "los ochenta" el saldo en cuenta co-rriente, la balanza comercial y la balanza de servicios fueronnegativos. En cambio la balanza en cuentas de capital fue po-sitivo en todo el perodo anotado. El ao 1982 el saldo encuenta corriente arroj un dficit de -172.9 millones de dlares,a mediados de "los ochenta" el saldo se increment hasta -281.9 millones de dlares, llegando a una diferencia mayor elao 1987 de -422.7 millones de dlares; desde entonces estadiferencia tiende a bajar hasta lograr un distancia negativa menorel ao 1990 de -194.2 millones de dlares. La mayor variacinde ao a ao de este balance negativo ocurre entre 1984 y1985, que es del orden del 61.9%. A excepcin de los aos1983, 1984 y 1990 el balance comercial fue constantementenegativo; el mayor dficit comercial corresponde a 1982, aoen el cual las exportaciones netas arrojaron un saldo de -331.7millones de dlares.

    Al comenzar la dcada de "los noventa" el saldo es positivo(55.2 millones de dlares); sin embargo, el "excedente" co-mercial todava es pequeo como para compensar las prdidasde los aos anteriores. Como se dijo, el balance de los serviciosse mantuvo negativo durante la dcada de "los ochenta", cam-biando esta situacin el ao 1990, momento en el que la balanzade servicios arroja un saldo de 416 millones de dlares. Entre

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    54UMRALESeste ao y el anterior se da una variacin de la cuenta del ordendel 200.5q.

    La balanza en cuentas de capital se mantuvo positiva, conciertas variaciones dadas de acuerdo a los aos. El ao cuandose tuvo mayor flujo de capital fue 1986, perodo en el que sedesembolsaron 362.4 millones de dlares. Tambin este ao setuvo la mayor variacin anual del flujo de capitales; respecto alao anterior se produjo una variacin del orden del 531.4%.

    Otra de las series de flujos de la balanza de pagos sobre la quehay que llamar la atencin es errores y omisiones, que en trminosabsolutos y relativos es significativo. A partir del ao 1985 erroresy misiones fue positiva; este ao se calcul esta variable en 190millones de dlares, monto que constituye cerca del 5% del PNB.Despus de este ao, errores y omisiones tiende a bajar, llegando acalcularse esta diferencia en 75.5 millones de dlares el ao 1975.Desarrollo de la deuda externa de Bolivia

    El anlisis de la deuda externa se ha convertido en el anlisisde un horizonte de realidad constante; la deuda, para los pasesllamados "en vas de desarrollo", forma parte de su estructuraeconmica. Es ms, forma parte de una perspectiva constituidasobre su porvenir. La deuda no es solamente parte de una rea-fi dad problemtica, sino que se convierte en el ncleo proble-mtico de una realidad econmica cada vez ms amarrada.Podemos enunciar la paradoja de la deuda del siguiente modo:La deuda impide el desarrollo econmico de los pases y a lavez se vuelve una necesidad para incentivar las economas enrecesin. Sin una ampliacin de la deuda no se podrincrementar los montos de la inversin, sin la inversin no sereactiva la economa, sin la reactivacin no se podr pagar ladeuda. Este es el crculo vicioso de la deuda; crculo del cualparece que no se puede salir. Cada vez los pases se ven com-prometidos con la deuda; los mismos pases "desarrollados" se

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA55ven obligados a buscar salidas ante el estancamiento de la eco-noma en los pases en vas de desarrollo, ante el estancamientodel flujo del pago de la deuda. La deuda afecta como unaatmsfera a las relaciones entre los pases, afecta la economade stos y compromete seriamente al sistema financiero. Esmenester hacer un anlisis exhaustivo del tema; pero, tambines necesario un anlisis especifico: hacer el seguimiento deldesarrollo de la deuda en un pas. Este es el objeto de esteensayo.Definiciones operativas de la deuda

    Se entiende por deuda externa total la suma de la deudaexterna a largo y corto plazo, adems de considerar el uso delcrdito del Fondo Monetario Internacional. La deuda a largoplazo es la que tiene vencimiento inicial o ampliado por ms deun ao y es amortizable en bienes o servicios extranjeros. Ladeuda a largo plazo se conforma por la deuda pblica o garan-tizada por el gobierno y por la deuda privada no garantizada.La deuda a corto plazo es la que tiene vencimiento inicial de unao o menos. Esta deuda puede ser privada o pblica, aunquesu distincin sea difcil.Anlisis de los indicadores

    El ao 1980 la deuda acumulada en Bolivia sumaba 2700millones de dlares, diez aos despus la deuda creci en msdel doble de esta cifra, alcanzando a sumar 4359 millones dedlares el ao 1989. Durante la dcada de "los ochenta" ladeuda externa boliviana creci en el orden del 61%, tomandocomo ao base el comienzo de la dcada (1980) y comparandola secuencia con el ltimo ao de este ciclo (1989). En elmarco de este lapso de tiempo la deuda a largo plazo componael 84% de la deuda total, en cambio al finalizar la dcada la

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    56UMRALESdeuda a largo plazo llega componer el 87% de la deuda total.Es decir, disminuye la participacin relativa de la deuda a cortoplazo. En lo que respecta a la deuda a largo plazo, la deudapblica crece a una tasa del 5.1% anual durante la dcada, entanto que la deuda privada lo hace a una tasa anual del 8.1 %.Comparando los montos de la deuda privada entre el primerao de "los ochenta" y el ltimo ao de la dcada se constatauna variacin del orden del 217%. Aunque la participacin dela deuda privada en la deuda total apenas crece de un 3.4% aun 4.59%.

    Haciendo el anlisis de la composicin de la deuda externaobservamos que, bsicamente esta composicin no ha variadoen el transcurso de la dcada, salvo el hecho de la disminucinrelativa de la deuda a corto plazo. A comienzos de la dcada laparticipacin de la deuda pblica en la deuda global fue delorden del 84.2% y a finales de la misma la participacin asciendehasta un 87.3%. El ao 1982 la deuda pblica alcanza su mayorparticipacin en la deuda global (85.3%), siendo el subsiguienteel ao de mayor participacin de la deuda privada (9.3%). Eluso del crdito del Fondo Monetario Internacional (FMI) cons-titua el 4.7% el ao 1980; esta proporcin no vara signifi-cativamente hasta finalizar la dcada, que llega al 5.8% el ao1989. Los intereses de la deuda constituan el 1.5% de la deudaglobal en 1982, diez aos ms tarde estos intereses conformanel 2.2% de la deuda; sin embargo, a mediados de la dcada yen los aos subsiguientes estos intereses llegaron a constituiruna participacin significativa: 6.4% en 1985, 6.6% en 1986,7.1% en 1987 y 6.7% en 1988.

    Si nosotros asociamos los indicadores de la deuda y losindicadores macroeconmicos obtendremos relaciones quemiden la incidencia de la deuda en la estructura econmica.Estos cocientes tienen la virtud de evaluar el "peso" de unosindicadores sobre otros. A partir de estos datos se puede in-terpretar el efecto de un campo de fenmenos sobre otro; de

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    REFLEXONES SOBRE LADEUDA57este modo podremos sugerir hiptesis que busquen explicar lasconexiones y las repercusiones de la composicin de la deudaen la estructura econmica.

    El peso de la deuda sobre el Producto Bruto Nacional nos dauna idea de la relacin entre la deuda acu