28

Túmulo 1 (Necrópolis V) de 'El Cascarujo’ (Alcañiz)

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Raúl Balsera, Jesús Bermejo, Luis Fatás, Raimon Graells, Rafel Jornet, Samuel Sardà: “Primera campaña de excavaciones en el complejo arqueológico de ‘El Cascarujo’ (Alcañiz): resultados preliminares”. En Kalathos, 26-27. Teruel, 2015. Págs. 193-209.

Citation preview

KALATHOS 26-27

REVISTA

DEL

Seminario de Arqueología y Etnología Turolense

CAMPUS UNIVERSITARIO DE TERUEL

TERUEL 2013-2014

DIRECTOR: Francisco Burillo Mozota

COMITÉ DE REDACCIÓN: Alfredo Jimeno, Dpto. de Prehistoria, Universidad Complutense.Emilio Junyent, Dpto. de Arqueología, Universidad de Lleida.Consuelo Mata, Dpto. de Prehistoria i Arqueología, Valencia.Carmen Olaria, LAP, Universitat Jaume I, Castellón.Arturo Ruiz, Dpto. de Prehistoria, Universidad de Jaén.Gonzalo Ruiz, Dpto. de Prehistoria, Universidad Complutense, MadridVicente Salvatierra, Dpto. de Patrimonio Histórico, Universidad de Jaén.Alexia Sanz, Dpto. Sociología, Ftad. de Ciencias Sociales, Teruel.

CONSEJO DE REDACCIÓN: E. Javier Ibáñez, Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.Ángel Gonzalvo, Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.José Palomar, Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.Jesús V. Picazo, Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.

SECRETARIA: Carolina Villargordo Ros.

COMPOSICIÓN DEL TEXTO Y MAQUETACIÓN: Clemente Polo Cuando.

La dirección de esta revista no se responsabiliza de las opiniones de los autores

Para información, intercambios y suscripciones, dirigirse alSEMINARIO DE ARQUEOLOGÍA Y ETNOLOGÍA TUROLENSECampus Universitario de TeruelCiudad Escolar s/n, 44003 TERUELTel. 978 618 119. Fax: 978 618 103

ESTA PUBLICACIÓN HA SIDO SUBVENCIONADA PORINSTITUTO DE ESTUDIOS TUROLENSES,

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES DE TERUELY CAJA RURAL DE TERUEL

Dibujo de la portada: Fusayola de la tumba 120 de la necrópolis de La Yunta (Giadalajara).

ISSN: 0211-5840DEPÓSITO LEGAL: TE-203-2014EDITA: S.A.E.T.IMPRIME: COMETA S.A.

HOMENAJE

RICARDO ALCÓN ALCÓN

Primera campaña de excavaciones en elComplejo Arqueológico de “El Cascarujo”(Alcañiz): Resultados preliminares

RAúl BAlSERA*, JESúS BERmEJo**, luiS FATáS***, RAimon GRAEllS****,RAFEl JoRnET***** y SAmuEl SARdà******

*Arqueólogo. universitat Autònoma de Barcelona. [email protected] **CSiC-CCHS, instituto de Historia. C/Albasanz 26 28037 madrid. [email protected]

***dirección General de Patrimonio Cultural. Gobierno de Aragón.Grupo de investigación PPVE. [email protected]

****Forschungsstipendiat der Alexander von Humboldt-Stiftung.Römisch-Germanisches Zentralmuseum – mainz. Alemania. [email protected]

*****Arqueólogo. universitat de Barcelona / mÓn iBER RoCS Sl. [email protected] ******Seminari de Protohistòria i Arqueologia. universitat Rovira i Virgili. [email protected]

RESumEn

En el presente trabajo se ofrece una noticia inicial acerca de los resultados de unaintervención arqueológica en el yacimiento protohistórico de El Cascarujo (Alcañiz, Teruel).Ésta se centró fundamentalmente en la excavación de los restos de una estructura tumular asícomo de algunas cistas funerarias a ella asociadas. Se ofrece información preliminar acercade la estratigrafía, las estructuras y algunos detalles sobre los materiales recuperados. Se con-cluye proponiendo una reflexión sobre la significación de estos hallazgos en el contexto dela investigación sobre las prácticas funerarias en la protohistoria del Bajo Aragón.

Palabras Clave: El Cascarujo, Túmulo, Guadalope, Bajo Aragón, Edad del Hierro

AbSTRACT

This paper provides a brief report about an archaeological intervention developedin the protohistorical site of El Cascarujo (Alcañiz, Teruel). These works have been focu-sed on the excavation of one tumular structure and some associated funerary cists.Preliminary information about stratigraphy, architectonical remains, and finds is exposed.The paper concludes with some thoughts on the importance of these finds for the study offunerary practices in the protohistory of Bajo Aragón region.

Key words: El Cascarujo, Tumulus (Burial mound), Guadalope, Bajo Aragón, iron Age.

KALATHOS 26-27Revista del S.A.E.T.Teruel / 2013-2014 / pp. 193-209

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

194

InTROduCCIón.

El yacimiento de El Cascarujo se localiza en el término municipal de Alcañiz(Bajo Aragón, Teruel), junto al mas de Palomar, y próximo al límite con Caspe.

Parcialmente excavado en los años 20 por Vicente Bardavíu, Adrián Bruhl, discí-pulo de Pierre Paris, retomaría los trabajos arqueológicos en la siguiente década (1932).Recientemente el proyecto “Íberos del Bajo Aragón” ha actuado en parte de su necrópo-lis para adecuar la visita. En esta intervención se han reexcavado y consolidado lasestructuras funerarias y se han señalizado con paneles explicativos.

El yacimiento está conformado por un poblado y distintas áreas funerarias. Elconjunto es en su mayor parte desconocido a pesar de la publicación de la primera inter-vención (Bruhl, 1932), del estudio de Enric Sanmartí (1984) y de algunos trabajos de sín-tesis sobre el mundo funerario bajo-aragonés (Tomás maigí, 1959, 1960; Rafel, 2003;Fatás y Graells, 2010).

la posición del poblado, en un cerro amesetado de forma ligeramente romboidal,a unos 346 metros sobre el nivel del mar, le otorga una posición dominante sobre el valledel Guadalope y el camino que comunica con Caspe, atravesando el conjunto (poblado ylas necrópolis) de la loma de los Brunos. las cinco zonas tumulares presentan un totalaproximado de un centenar de tumbas conservadas –la apertura de caminos, la extensiónde los cultivos y la propia erosión del terreno han acabado probablemente con un ciertonúmero de éstas-. A pesar de ello, tal y como se desprende de los datos de la intervenciónde consolidación llevadas a cabo por el consorcio “iberos en Aragón”, no se ha agotadola información de las necrópolis ni ha sido destruida la totalidad de las estratigrafías delas estructuras saqueadas.

Por un lado el desconocimiento y por otro la potencialidad de un conjunto arqueo-lógico como el de El Cascarujo nos animó a iniciar un proyecto de investigación para elque se definió un plan de trabajo que tenía como objetivo la excavación en un área fune-raria ajena a las que están siendo consolidadas en el marco de la “Ruta de los Íberos delBajo Aragón”.

El área de necrópolis intervenida en este año 2010 se adscribe a la agrupacióntumular nº iV que Adrián Bruhl definiera en 1932. Esta agrupación se sitúa en la riberaizquierda del río Guadalope, entre los barrancos o cauces estacionales de Val de Sedanta,al Suroeste, y de Val de Prior, al noreste. la necrópolis se ubica a una cota que ronda los300 m.s.n.m. y se sitúa justo al borde de una terraza fluvial que finaliza en un cordónrocoso compuesto por grandes ortoestatos de arenisca. Bajo esta terraza se disponen otrasdos que se asoman al actual cauce del Guadalope y convergen en una hoz del río que giradirección Este. Estas terrazas naturales se encuentran actualmente ocupadas por camposde cultivo, siendo cruzada la última de ellas por la carretera comarcal que bordea el cursodel Guadalope y lo acompaña, dirección Caspe, hacia su desembocadura con el Ebro.

orográficamente, este espacio de necrópolis, se encuentra al abrigo de tres eleva-ciones que la circunscriben. Por el Este está protegido por una cresta que alcanza unaaltura máxima de 349 m.s.n.m., en cuya vertiente noreste se sitúa el poblado de El

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

195

Cascarujo. Por el norte queda cerrado por otra elevación que discurre Este-oeste yalcanza los 394 m.s.n.m., mientras que por el oeste está delimitado por un promontoriomás suave dispuesto en dos alturas, 329 y 316 m.s.n.m., en cuya vertiente noroeste seestablecen campos de cultivo.

AnTECEdEnTES

las primeras intervenciones en el complejo fueron impulsadas por VicenteBardavíu en la década de los años veinte del siglo pasado, si bien su alcance resulta des-conocido a causa de no haber sido publicados los resultados. Parece que el núcleo deintervenciones en el poblado se debe a Adrián Bruhl, quien entre el 20 de abril y la pri-mera semana de junio del año 1931 (Bruhl, 1932: 7), desarrolla los trabajos que proba-blemente Pierre Paris no pudo ejecutar a causa de su avanzada edad (moret, 2005: 42).

la campaña de 1931 supuso una intervención en dos frentes. Por una parte seexcavó parcialmente el poblado, obteniéndose como resultado la primera planimetría.Sin embargo, tal y como señala el propio Bruhl y como se observa en la documentacióngráfica disponible, únicamente excavaron la tierra que cubría los muros, sin poder ase-gurarse que en dichas zonas agotaran la estratigrafía. los materiales observados en estacampaña, sobre los que apenas se hace un pequeño comentario, coincidirían con los queEnric Sanmartí recogió en una exploración superficial realizada a inicios de los añosochenta (Sanmartí, 1984), permitiendo situar el yacimiento, entre la Primera Edad delHierro e inicios de la Segunda, es decir, entre el período Preibérico y el ibérico Antiguo.En cualquier caso se puede señalar que el hábitat resulta casi desconocido y apenas inter-pretable en la actualidad.

la segunda de las áreas intervenidas en 1931 se centró en las estructuras tumula-res distribuidas en torno al poblado. En ellas se documentó la existencia de cámaras fune-rarias bajo la propia cista, llegándose a identificar en una ocasión, una subdivisión inter-

Fig. 1.- detalle de localización del yacimiento.

na en dos espacios (Bruhl, 1932: 15-17), aspecto constructivo que en nuestra interven-ción ha sido tenido en cuenta.

los elementos materiales procedentes de estos túmulos, entre los que cabe destacarsus urnas funerarias y un par de elementos de bronce, apenas son tratados en la bibliografía,y actualmente son imposibles de revisar debido a que, tal y como sucedió con los materialesen posesión de Vicente Bardavíu -extraviados tras su fallecimiento-, los materiales recupera-dos por Adrián Bruhl en estos trabajos, también acabaron por perderse (moret, 2005: 45).

Por estos motivos, a pesar del gran interés que presenta este excepcional complejoarqueológico, iniciamos la investigación con una información extremadamente limitada,dándonos cuenta de que la gran mayoría de los datos que hemos obtenido en esta interven-ción representan los primeros datos procedentes de una excavación regular y siendo tam-bién los primeros procedentes de las necrópolis, tratados con una metodología científica.

Pero la dificultad más dolorosa a la que hacemos frente, observable a simple vistaen una visita a este complejo arqueológico, es que la gran visibilidad de las estructurastumulares ha propiciado que a lo largo de los años se hayan realizado saqueos continuos,aunque sorprendentemente, y como se pudo observar en la intervención de consolidaciónque se llevó a cabo, estas necrópolis no parecen haberse destruido en su totalidad, con-servándose incluso en algunos casos la estratigrafía en las estructuras saqueadas, y sirvacomo ejemplo esperanzador los resultados obtenidos en esta intervención del año 2010.

CAmPAñA dEL AñO 2010.

la campaña de trabajo correspondiente al año 2010 se ha desarrollado entre lasfechas del 15 de Agosto y 21 de ese mismo mes. En ella han participado los arqueólogosRaúl Balsera moraño, Jesús Bermejo Tirado, Eva miguel Gascón, dr. Raimon Graells iFabregat y Rafel Jornet i niella, asumiendo la dirección técnica los doctores luis FatásFernández y Samuel Sardà Seuma.

Esta campaña responde a la voluntad de obtener una visión global sobre la proto-historia del Bajo Aragón en general, y de su Primera Edad del Hierro en particular, y seadscribe al proyecto del Plan General de investigación del Gobierno de Aragón“mecanismos de la emergencia aristocrática durante la Primera Edad del Hierro en elBajo Aragón: Tumbas, hábitats y materiales”. Si por un lado las intervenciones arqueo-lógicas recientes se han centrado en contextos de hábitat, los contextos funerarios delárea de Alcañiz continúan siendo poco conocidos. Es necesario para obtener una visiónde conjunto y valorar el significado de los datos arqueológicos, considerar en la manerade lo posible tanto los contextos domésticos como los funerarios e interrelacionarlos.

Hoy disponemos de una abundante información de las dinámicas funerarias en lazona del matarraña y de la Terra Alta, gracias a recientes trabajos (Rafel, 1989: 1993 y2003; Fatás y Graells, 2010), pero el comportamiento funerario en el valle delGuadalope, del que básicamente conocemos los datos de la necrópolis de la loma de losBrunos (Eiroa, 1982), es prácticamente inédito.

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

196

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

197

El Poblado

El plan de trabajo presentado para incluir el proyecto dentro del Plan General deinvestigación del Gobierno de Aragón planteaba un doble frente de actuación destinadoa obtener una visión global del conjunto arqueológico de El Cascarujo. uno de ellos, alque nos referiremos en profundidad en otro apartado, suponía la intervención en untúmulo de una de las áreas de necrópolis del yacimiento. Sumado a este primer objetivo,se planteaba un segundo, dirigido a tratar de obtener información estratigráfica que per-mitiera confirmar o desmentir las hipótesis existentes sobre las fases de ocupación delpoblado y su cronología.

Este trabajo planteaba la limpieza de algunos de los cortes resultantes de las inter-venciones de Adrián Bruhl, presuponiendo que quizás tampoco hubiera agotado los con-textos estratigráficos –tal y como se ha documentado en otros yacimientos excavados aprincipio de siglo-, así como la excavación total de un ámbito o la realización de un son-deo en un punto propicio del yacimiento en el que obtener información concluyente al res-pecto. Sin embargo, las dimensiones del área intervenida en el punto seleccionado denecrópolis y la complejidad y grado de conservación de las estructuras localizadas, impli-caron toda nuestra atención y tiempo disponible. Esta situación provocó que en el pobla-do únicamente se llevara a cabo una prospección de superficie, así como una pequeña ade-cuación de la zona, recogiendo material en superficie, planteando sobre el terreno la futu-ra intervención. Estos trabajos permitieron documentar en la zona del acceso del pequeñocerro donde se ubica el poblado de El Cascarujo, un amontonamiento o “tell” de unos dosmetros de alto por cuatro de ancho que cierra transversalmente el único acceso al pobla-do (Fig. 2). una característica propia de algunos asentamientos ibéricos llamados “debarrera” (Sanmartí, Santacana, 1994) cuyos ejemplos durante la protohistoria del BajoAragón, matarraña y Cataluña meridional están bien atestiguados, encontrando ejemploscomo la Tallada de Caspe en la misma cuenca del río Guadalope (s.iV-i a.C.), Cabezo deSan Pedro de oliete, en el río martín (s.iii-i a.C.), Els Castellans entre Cretas y Calaceite,en el río matarraña (s.Vi-ii a.C.), Sant miquel de Vinebre (s.ii-i a.C.), Castellet deBanyoles en Tivissa (s. iii a.C.), Castellot de la Roca Roja en Benifallet (s.Vi-iii a.C.) ol’Assut en Tivenys (s.Vi-ii a.C.) en la cuenca del Ebro, como paralelos más cercanos.

Fig. 2.- Planimetría del poblado de El Cascarujo (modificado de Bruhl, 1932).

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

198

uno de los objetivos planteadosen la zona del poblado en los próximosaños es la de poder establecer medianteun sondeo estratigráfico diferentes fasescronológicas y relacionarlas, si es posi-ble, con los resultados de la necrópolis -Adrián Bruhl ya dibujaba un horizontecronológico que fechaba entre los siglosVii-Vi a.C. (Bruhl, 1932)-. Todo ello, sindesestimar la posibilidad de una excava-ción extensiva para un mayor conoci-miento del aparentemente complejo urba-nismo de El Cascarujo en el Hierro i y,sobre todo, para conocer su evolución ytránsito al ibérico Antiguo, horizonte cuyos referentes arqueológicos de tipo hábitat no sonmuy bien conocidos en esta zona del Bajo Aragón, pudiéndolo hacer extensivo en todo elnoreste peninsular. (Burillo, 1989-1990, Burillo, Picazo 1994; moret, 1994).

El material observado en esta zona, incluye algunas cerámicas manufacturadas–entre las que se observaron cordones aplicados-, así como unos pocos fragmentos atorno. un conjunto, en definitiva poco concluyente. Por este motivo, confiamos en quelas futuras actuaciones proyectadas aporten datos de mayor interés.

La necrópolis. Zona IV.

El área de excavación se dispuso sobre una estructura tumular claramente obser-vable a simple vista (E-1), la cual se amplió en sentido Este para abarcar una cista abier-ta muy próxima (E-2) que todavía conservaba algunas de sus grandes lajas verticales.otra formación de tipo tumular de menores dimensiones, la E-4, aún estando incorpora-da parcialmente en la cuadrícula no fue totalmente excavada, aunque sí se estudió su rela-ción estratigráfica en su fase final o de derrumbe respecto al túmulo principal.

la dimensión de esta cuadrícula alcanzó los 64 m2, superando la extensión máxi-ma de la estructura E-1, ya que desde antes del inicio de la intervención nos habíamospropuesto como requisito fundamental no sólo conocer el funcionamiento particular decada uno de los túmulos, sino establecer sus relaciones estratigráficas en extensión res-pecto a estructuras contiguas y también a la sedimentación antrópica o natural deposita-da sobre el paraje en cuestión.

las tres estructuras se encontraban cubiertas por un manto vegetal, consistente fun-damentalmente por herbáceas y por romeros y tomillos, las cuales fueron retiradasmanualmente, pero también se disponían sobre ellas elementos arbustivos de mayor enti-dad, tales como enebros, que fueron retirados mecánicamente. Estas últimas tareas de ade-cuación del espacio a excavar fueron realizadas por el Taller de Arqueología de Alcañiz1.

1.- A quienes agradecemos que nos ayudaran a seleccionar el lugar idóneo en el que realizar esta intervención, en especial alarqueólogo Sr. José Antonio Benavente.

Fig. 3.- Vista tomada desde una elevación situada alnoroeste. Se observa también el valle del rio Guadalope y laorografía que caracteriza al paisaje.

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

199

la unidad estratigráfica 1 se asignó a toda esta capa vegetal y también a las nume-rosas piedras desprendidas o movidas que se extendían por todo el espacio de excavacióny que fundamentalmente se disponían en caída sobre el anillo exterior (uE 17) del túmu-lo principal (E-1). El proceso de retirada de estas piedras permitió observar progresiva-mente el muro del tambor interior (uE 18). una característica física de estas piedrasexpuestas a los agentes atmosféricos era que mostraban líquenes adheridos y un colornegruzco causado por la meteorización que las hacía fácilmente distinguibles de las quese encontraban soterradas.

una vez retirada esta capa vegetal y las piedras desplazadas que descansaban sobreella (uE 1), se definieron con claridad las dimensiones totales de la estructura funerariaE-1, que alcanzó un diámetro aproximado de 6.4 m, y parcialmente las características dela formación tumular de menor tamaño E-4. Al realizar esta limpieza inicial se detectóentre ambas estructuras tumulares (E-1 y E-4) una peculiar diferencia constructiva basadaen la utilización de un distinto tipo de piedra para elevar sus respectivos anillos centrales,utilizándose para el túmulo principal E-1 una composición lítica de grano más fino, comoes el caso de la arenisca, y para la E-4 un tipo de roca calcárea de arista más viva.

Al retirarse la uE 1 también pudo identificarse que la cista anexa E-2, de unas dimen-siones regulares de 1.40 por 1.05 m, a pesar de mostrarse próxima al túmulo E-1, no seencontraba en contacto directo con su anillo exterior (uE 17), aunque no descartamos queen algún momento esta cista anexa (E-2) se adosara a una parte del túmulo hoy erosionada2.

2.- Como sucede en: el sepulcro 13 de mas de Flandí en Calaceite (Bosch, 1915-20: fig. 483, pág. 650; Fatás y Graells, 2010:130-131; Rafel, 2003: 60-63) que tampoco mostró signos de poseer cobertura tumular; las unidades 4 y 5 del sector Calars delColl del moro de Gandesa (Rafel, 1989: 86); las unidades 10 y 11 del sector Calars del Coll del moro de Gandesa (Rafel, 1989:88); la unidad 18 del sector Calars del Coll del moro de Gandesa (Rafel, 1989: 90); las unidades 7 a 15 del sector Teuler delColl del moro de Gandesa (Rafel, 1989: 96); las unidades 18 y 19 del sector Teuler del Coll del moro de Gandesa (Rafel, 1989:98); las unidades 22, 23 y 24 del sector Teuler del Coll del moro de Gandesa (Rafel 1989, 100); las unidades 32 y 33 del sec-tor Teuler del Coll del moro de Gandesa (Rafel, 1989: 103); las unidades 6 y 8 del sector maries del Coll del moro de Gandesa(Rafel, 1989: 116) y la unidad 16 del sector maries del Coll del moro de Gandesa (Rafel, 1989: 118).

Fig. 4.- Vista inicial de la estructura funeraria E-1 desde el noroeste antes del inicio de los trabajos arqueológicos,tras la limpieza previa.

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

200

Concretamente, y en el caso del túmulo principal E-1, al retirarse esta capa vegetaly las piedras superficiales, quedó al descubierto sobre el anillo exterior (uE 17) otro con-junto de piedras ligeramente sujetas por un sedimento arcilloso de matriz fina (uE 3). Sobreéste descansaba a su vez una segunda serie de piedras desplazadas a las que se les identifi-có con la uE 2. Fue en el momento en el que se retiraron estos estratos cuando pudo defi-nirse en extensión la totalidad de elementos arquitectónicos que componen esta estructura.

Fig. 5.- Planta general de la intervención realizada en la necrópolis número iii de El Cascarujo durante la campaña.

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

201

la excavación permitió confirmar que el anillo exterior (uE 17) era resultado deuna acción constructiva intencionada y no fruto del derrumbe del núcleo del túmulo. ladisposición oblicua de muchas de sus piedras, dispuestas sobre la uE 4 –un estrato decolor rojizo con pequeñas piedras que se distribuye por toda el área excavada, probable-mente correspondiente al antiguo paleosuelo–, la coincidente altura del anillo exteriorcon el nivel de piso interior de la cista principal, enlazándose a la misma cota a través delacceso sellado (uE 38), y la incorporación en este mismo anillo exterior de una pequeñacista periférica (E-3), dejan fuera de dudas la posibilidad de que nos encontremos anteuna unidad de derrumbe.

En esta fase de la intervención,también pudo definirse en extensión elmuro del tambor central (uE 18), algoafectado en su sector Este, y del que hanllegado a conservarse dos hileras a lavista. Por otra parte, al sondearse el ani-llo exterior y ser retiradas las piedras quelo componían, se detectaron otras doshileras cubiertas, determinándose tam-bién que este anillo externo es construc-tivamente posterior al núcleo del túmu-lo, ya que las piedras que lo componense adosan a las piedras del muro exteriordel núcleo.

Fig. 6.-Vista desde el ángulo norte. Se observa la uE 4 de color rojizo sobre la que descansa el anillo exterior(uE 17) y que ha sido recortada para encajar las lajas verticales que componen la cista anexa E-2.

Fig. 7.- Vista desde el este. Se observa en primerplano la proximidad de la cista anexa E-2 y los recortes realiza-dos para encajar sus lajas verticales, cuya creación no afecta alanillo exterior (uE 17) del túmulo E-1.

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

202

Fue en este sondeo en el que sedetectó un dato que afecta al conoci-miento que se posee actualmente sobreel sistema constructivo y la solidezarquitectónica de algunas de estasestructuras funerarias que, en casoscomo el túmulo E-1 de El Cascarujo,adopta formas que pueden considerarsemonumentales. Concretamente se detec-tó una trinchera de cimentación (uE 26)excavada en el suelo geológico, realiza-da para encajar el muro perimetral delnúcleo interno, y probablemente delrelleno de éste, siendo incorporados a suvez en los espacios entre el geológico yel muro de cierre piedras de menortamaño (uE 40).

Al ser levantadas las piedras alte-radas dispuestas sobre el tambor interiory sobre el anillo exterior, y retirado elsedimento suelto de la uE 3, se definiótambién la parte superior de la cista prin-cipal (uE 9). Esta caja, de forma rectangular, tiene unas dimensiones interiores de 1.90m de largo por 0.86/0.88 m de ancho3, y conserva una potencia máxima de 0.60 m Suorientación es exactamente Este-oeste y se dispone en posición excéntrica respecto alcentro geométrico del anillo interior, ligeramente desplazada hacia su lado Sur.

otro elemento destacado de esta caja funeraria, además de sus dimensiones, esque es posible acceder desde el anillo externo a su interior a pie plano y sin obstáculos,a través de una entrada abierta intencionadamente en el muro externo (uE 18) del tam-bor. destaca sobremanera que esta entrada se encontró tapiada por un pequeño muro (uE38) compuesto por pequeñas piedras, ligeramente vencido hacia su interior, que sellabael acceso a la cámara.

dentro de la cista se encontró la urna funeraria fragmentada, que aparecía aplasta-da parcialmente por una tapadera de piedra, que a causa de su deficiente estado de conser-vación fue imposible recuperar. igualmente, aparecían restos óseos bastante fragmentados.

Vale la pena destacar también en la presentación de esta noticia otro elementoconstructivo significativo, como es que el suelo de la cista se encontraba pavimentado

Fig. 8.- Vista del sondeo realizado en el anillo exte-rior del túmulo E-1. En él se observa el sistema constructivo deesta estructura tumular.

2.- las dimensiones de esta cista encuentran, dentro del ámbito bajoaragonés, un único paralelo en el Sepulcro 33 del inventa-rio del iEC que corresponde al mas d’en Toribio 7 y presenta unas dimensiones de 0,95 x 200 cm (en un túmulo de 5 m de diá-metro). de menores dimensiones se conoce el Sepulcro 22 iEC, en el mas del Roig, con 0,90 x 175 cm y un diámetro del túmu-lo desconocido. El resto de túmulos documentados presentan cistas más cortas, con longitudes máximas de 165 cm, aunque susanchuras puedan ser superiores a las de la estructura aquí comentada (hasta 115 cm en el Sepulcro 40 iEC del mas d’en Baqué).

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

203

por una preparación mixta de arcilla y adobes, de entre 3 y 5 cm de potencia, sobre la quese dispusieron los diferentes elementos funerarios.

También en esta fase de la intervención y una vez retirada la capa vegetal (uE 1),las piedras desplazadas que conforman la uE 2 y el sedimento de la uE 3, se identificóel último elemento estructural documentado en esta intervención. Este hallazgo consistióen la localización de una cista secundaria (E-3) insertada en el anillo exterior del túmu-lo E-1 que presentaba una forma cuadrangular y unas dimensiones de 0.65 por 0.70 m.Esta cista se encontraba sedimentada por un estrato compacto que no daba signos de alte-raciones recientes. En su interior únicamente se recuperó la base fracturada de un vasocerámico con tres perforaciones en su fondo, sin documentarse en el estrato uE 12, quelo cubría, el menor rastro de restos antropológicos o fragmentos cerámicos que nos indi-caran un antiguo expolio de una cista con función funeraria.

4. COnCLuSIOnES.

las características formales de las estructuras intervenidas y los restos mueblesrecuperados en su interior las sitúan cronológicamente en el horizonte de los túmulosadscribibles a la Primera Edad del Hierro del Bajo Aragón, fechados entre los siglos Vii

Fig. 9.- Acceso cerrado de la cista principal identificado tras retirar las piedras desplazadas del tambor interior (uE20) y del anillo exterior (uE 17) y el sedimento suelto (uE 3).

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

204

y Vi a.C. Hay que decir que los materiales de esta intervención, entre los que destacanelementos pertenecientes a dos urnas realizadas a mano que proceden de dos cistas dis-tintas (E-1 y E-3), se encuentran actualmente en curso de estudio pero, su análisis preli-minar las identifica en este marco cronológico.

un aspecto especialmente relevante de esta intervención que merece ser destaca-do, y sobre el que profundizaremos en próximos trabajos, consiste en la posibilidad deanalizar en detalle el comportamiento constructivo, aunque también de uso, de la estruc-tura tumular E-1 que, sin duda alguna, permitirá aportar nuevas luces sobre este tipo deconstrucciones funerarias que conforman el Grupo Bajo-Aragonés.

Este grupo integra en sus diferentes áreas un conjunto muy variado de estructurasfunerarias (túmulos circulares, túmulos rectangulares, túmulos cuadrangulares, loculi).Aunque el elemento que mejor caracteriza las necrópolis de incineración de esta región,son los túmulos de planta circular de cista excéntrica. Esta peculiar estructura funerariasuele presentar un diámetro que oscila entre 2.7 y 4.5 metros, aunque algunos ejemplosdel Coll del moro en Gandesa llegan a superar los 5 metros y en el caso del Salbimec(mazaleón), de los 9 túmulos reconocidos, 6 sobrepasan los 6 metros (Rafel, 2003: 72).En cuanto al espacio habilitado para depositar la urna y el ajuar suele corresponder a unacista de planta rectangular, construida con distintos aparejos, siendo el más habitual lacaja de losas de gran tamaño. Presentan habitualmente unas dimensiones aproximadas de

Fig. 10.- Vista desde el lado suroeste con identificación de la cista periférica E-3 insertada en el anillo exterior (uE 17).

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

205

entre 0.7 y 2 metros de longitud por un ancho que varía entre los 0.45 y 0.90 mts, man-teniendo una relación estable de 2x1. la cista se ubica en posición excéntrica dentro deltúmulo y su eje presenta en general una orientación este-oeste con la apertura situada aponiente. Si bien, el caso concreto del túmulo excavado no se correspondería exactamen-te con esta tipología concreta de cista excéntrica, sí que el resto de características coin-cide con bastante exactitud con las evidencias documentadas en la reciente excavaciónrealizada en el sector iV de la necrópolis de El Cascarujo.

la arquitectura funeraria característica de las necrópolis tumulares bajo-aragone-sas evidencia la voluntad expresa de comunicar una escenografía monumental. En estesentido, debemos tener en cuenta que esta monumentalidad en las tumbas corresponde ala materialización de la acción ritual en el registro funerario. Por lo tanto, si partimos dela idea de que la actividad arquitectónica que se desarrolla en un espacio funerario tienecomo finalidad principal la construcción de la memoria social y la perduración delrecuerdo de los difuntos, parece evidente que los enterramientos en túmulo disponen deun destacado potencial simbólico para comunicar significados rituales, en comparacióncon aquellos enterramientos en fosa (loculi) que no poseen una estructura exterior tandestacada, la existencia de los cuales se documenta también en las necrópolisbajo-aragonesas en plena convivencia.

En las últimas décadas, la arqueología ha incidido notablemente en el estudio delos significados y las causas de la monumentalidad funeraria, valorando los distintosmotivos que pueden explicar la construcción de tumbas destinadas a desarrollar un papelespecial como referente visual en el paisaje (Parker-Pearson, 1999). Ello nos lleva a pen-sar de inmediato en el carácter especialmente simbólico que podrían llegar a ostentaralgunos de los túmulos bajo-aragoneses (Fatás y Graells, 2010: 15-18 y 51), puesto quese trata de estructuras con una importante inversión de trabajo colectivo, lo cual contri-buye a incluirlos en la categoría de acciones humanas que no tienen un sentido exclusi-vamente práctico –como la de depositar únicamente los restos incinerados de un difun-to-, sino que estarían mayoritariamente destinadas a cumplir unas funciones ideológicasen las que se recrea una metáfora, probablemente no lineal, de la sociedad de los vivos,por lo que nos encontraríamos claramente ante estructuras cargadas de la simbologíasocial del grupo humano que las construye, aunque estemos lejos de entendertoda su complejidad.

En este sentido, la presencia de tumbas monumentalizadas, nos induce a pensaren la idea de que estas necrópolis pudieran funcionar también como auténticos espacioscultuales, no sólo con relación a todo el ceremonial religioso asociado al funeral, sinocon la práctica periódica de ciertas celebraciones en honor a los antepasados (Colonna,2000: 256). obviamente, la gran visibilidad y presencia de estas estructuras en el paisa-je favorecen la aceptación de otras interpretaciones en la línea de entenderlas como hitosde frontera o signos físicos de propiedad del territorio (naso, 1996: 74, n.20; Rendelli,1993: 297; Zifferero, 1991). no somos partidarios sin embargo, o por lo menos hastaque no haya datos contrastados al respecto, de la teoría que relacionaba las poblacionespastoriles con la construcción de monumentos funerarios visibles (Pellicer, 1987).

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

206

de hecho, aunque se ha señalado que a nivel de riqueza y complejidad de los ajua-res no existen grandes diferencias entre las necrópolis tumulares y las necrópolis “pla-nas” con loculi, lo cierto es que en el área del curso inferior del Ebro, las diferencias entrealgunos de los conjuntos documentados en la Terra Alta y en la comarca del matarraña,como por ejemplo las tumbas m.4, m.9, m.16 y m.23 del sector maries del Coll delmoro (Gandesa), el sepulcro 2 de la Clota (Calaceite), el sepulcro 13 de mas Flandí(Calaceite) o la tumba de les Ferreres (Calaceite), contrastan notablemente con los ajua-res, mucho más sencillos, que se han podido identificar en otras necrópolis más orienta-les como Santa madrona (Riba-roja), Sebes (Flix) o El Calvari (El molar). Ciertamente,podríamos llegar a plantear que las tumbas tumulares de tipo bajo-aragonés presentangeneralmente un tipo de cista que proporciona un depósito funerario de mayores dimen-siones con mayores posibilidades para contener unos ajuares más ricos intrínsecamente,pero también más complejos socialmente. no obstante, la voluntad de amortizar unosdeterminados materiales en el ajuar de una tumba (vasos de acompañamiento, objetospersonales, ofrendas alimentarias) es un hecho cultural que obedece a distintas motiva-ciones sociales y que depende, en definitiva, del grado de elaboración que cada comuni-dad aplica en el ritual funerario y, concretamente, en la materialización simbólica de losítems que incorpora en la tumba.

En todo caso, es indudable que la lectura social de las áreas de enterramiento bajo-aragonesas es a día de hoy, una de los aspectos arqueológicos que más interrogantes pre-senta, pero al mismo tiempo, más posibilidades de avance ofrece, ya que buena parte de losdatos conocidos hasta el momento son ciertamente muy parciales y exiguos, tanto por laantigüedad de los trabajos arqueológicos efectuados en la mayoría de los casos, como porla gran cantidad de información que ha sido literalmente “borrada”, fruto de los expoliossistemáticos a los que han sido sometidas este tipo de tumbas. Se carece fundamentalmen-te de la posibilidad de contrastar datos concretos extraídos de las necrópolis bajo-aragone-sas con sus respectivos asentamientos. En este sentido, pensamos que la continuidad de lasinvestigaciones en el complejo arqueológico de El Cascarujo puede aportar novedades muyimportantes para intentar aportar nueva información sobre esta cuestión, ya que se trata deun yacimiento donde existe la opción real de trabajar el binomio hábitat-necrópolis.

de hecho, en el caso del Coll del moro (Gandesa), que es el conjunto tumular detipo bajo-aragonés mejor conocido, lo cierto es que no es posible tratar en profundizadeste aspecto, ya que se desconoce el hábitat sincrónico asociado al funcionamiento de lasáreas de enterramiento estudiadas. En todo caso, se ha propuesto el uso compartido de lanecrópolis por distintas comunidades, ya que se trata de un espacio funerario que se ubicaen un punto estratégico de paso entre el interior y el litoral mediterráneo. de hecho, laexistencia de distintas áreas o sectores de enterramiento (sector Calars, sector Teuler ysector maries) podría ser un indicador del potencial simbólico que tendría una necrópo-lis a la hora de reforzar los vínculos identitarios y de cohesión entre diferentes grupos quehabitaran una región e hicieran uso de un mismo espacio funerario. Ahora bien, ello úni-camente puede plantearse a modo de hipótesis, ya que en el caso de El Cascarujo, la pro-ximidad de los 5 sectores o áreas de enterramiento documentadas con relación a la ubi-cación del poblado, que aunque podrían reflejar una segmentación de las áreas funerarias

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

207

por motivos diversos (parentales; de grupos de población que, aún perteneciendo a estacomunidad, habitaran en su entorno inmediato y que eso fuese causa de diferenciación ala hora de ser enterrado; que estas mismas agrupaciones tumulares tuviesen una respues-ta paralela sobre el entramado urbanístico del poblado, si no arquitectónica tal vez sí fun-cional), podría responder también a otras realidades.

muchas son las posibilidades e interrogantes que se nos plantean, y muchas tam-bién las dificultades a las que nos deberemos enfrentar para intentar extraer un mínimode significado social ponderado de los contextos funerarios y de hábitat.

BAlSERA, R, BERmEJo, J., FATáS, l., GRAEllS, R., JoRnET, R. y SARdà, S

KAlATHoS 26-27

208

bIbLIOgRAfíA

Bosch Gimpera, P., 1915-1920, “les investigacions de la cultura ibérica al Baix Aragó”. Anuari

l´Institut d´Estudis Catalans, Vi, pp. 641-671.

Bruhl, A., 1932, “Excavaciones en el Cabezo del Cascarujo, término de Alcañiz (Teruel)”.Memorias JSEA. madrid.

Burillo, F. (1989-1990): “la crisis del ibérico Antiguo y su incidencia sobre los Campos de urnasfinales del Bajo Aragón”, Kalathos, 9-10, pp. 95-124.

Burillo, F. y Picazo, J. V. (1994): “l’urbanisme protohistòric a la vall mitjana de l’Ebre”. Cota Zero

10, pp. 102-114.

Colonna, G., 2000, “Populonia e l’architettura funeraria etrusca”, en L’architettura funeraria a

Populonia tra IX e VI secolo a.C., atti del Convengo Castello di Populonia 30-31 ottobre

1997, quaderni del dipartimento di archaeologia e storia delle arti sezione archeologica,47, A.Zifferero (a cura di), pp. 253-260.

Eiroa, J. J., 1982, La Loma de los Brunos y los Campos de Urnas del Bajo Aragón. instituciónFernando el Católico. Zaragoza.

Fatás, l. y Graells, R., 2010, Historia gráfica de los túmulos protohistóricos del Bajo Aragón.Consorcio Ruta de los iberos en Aragón. Alcañiz.

moret, P., 1994, “Alguns aspectes del desenvolupament de l’hàbitat organitzat a l’àrea ibèrica”.Cota Zero 10, pp. 19-26.

moret, P., 2005, “ibérisation archéologique, ibérisation linguistique: le cas du Bas Aragon”.Paleohispanica, Revista sobre lenguas y culturas de la Hispania antigua, 5, pp. 274-293.

naso, A., 1996, “osservazioni dull’origine dei tumuli monumentali nell’italia centrale”, Opuscula

Romana, xx, pp. 69-85.

Parker-Pearson, m., 1982, "mortuary Practices, Society and ideology: an EthnoarchaeologicalStudy", en Symbolic and Structural Archaeology, Hodder, i. (ed.), Cambridge universityPress, pp. 99- 113.

Parker-Pearson, m., 1999, The Archaeology of Death and Burial. Sutton.

Pellicer, m., 1987, “origen del urbanismo y de las necrópolis tumulares de incineración del Vallemedio del Ebro”, APL, xVii, Homenaje a d.d.Fletcher, pp. 157-175.

Rafel, n., 1989, La necròpolis del Coll del Moro de Gandesa: Les estructures funeràries, Col·lec-ció monografies, 1, Tarragona.

Rafel, n., 1993, Necròpolis del Coll del Moro (Gandesa, Terra Alta). Campanyes del 1984 al 1987.Excavacions Arqueològiques a Cataluña, 12, Barcelona.

Rafel, n., 2003, Les necròpolis tumulàries de tipus baixaragonès: les campanyes de l´Institut

d´Estudis Catalans al Matarranya. monografies mAC-Barcelona, 4. Barcelona.

Rendelli, m., 1993, Città aperte. Ambiente e paesaggio rurale organizzato nell’Etruria meridiona-

le costiera durante l’età orientalizzante ed arcaica, Terra italia, 1, Roma.

Sanmartí Grego, E., 1984, “notas sobre el poblado protohistórico del Cabezo del Cascarujo, enAlcañiz (Teruel)”. Información Arqueológica, 42, pp. 28-41.

PRimERA CAmPAñA dE ExCAVACionES En El ComPlEJo ARquEolÓGiCo dE “El CASCARuJo”

KAlATHoS 26-27

209

Sanmartí, J. y Santacana, J., 1994, “l’urbanisme protohistòric a la costa de Catalunya” Cota Zero,10, pp. 27-37.

Tomás maigí, J., 1959, “Elementos estables de los túmulos bajoaragoneses de cista excéntrica”,Caesaraugusta, 13-14, pp. 79-127.

Tomás maigí, J., 1960, “Elementos estables de los túmulos bajoaragoneses de cista excéntrica(conclusión)”, Caesaraugusta, 15-16, pp. 41-89.

Zifferero, A., 1991, “Forme di possesso della terra e tumuli orientalizzanti dell’italia centrale tirre-nica”, en Papers of the Fourth Conference of Italian Archaeology. The Archaeology of

power, Whitehouse, R. y Wilkins, J. (Eds.), londres, pp. 107-134.

.

KAlATHoS 26-27

210

Índice

PRESENTACIÓN

DEDICATORIA

A RICARDO ALCÓN

ARQUEOLOGÍA

Manuel Alberto Fernández Götz. etnicidad y Arqueología:viejas propuestas, nuevas perspectivas.......................................

raimon GrAells i FAbreGAt. notas sobre la exposición deArte Prehistórico de 1921 en las cartas de H. Obermaier aH. breuil (1919-1921) ................................................................

Jordi dilOli FOns y samuel sArdà seuMA. Vías de comunica-ción y territorialidad: relaciones entre el bajo ebro y la terraAlta- Matarranya durante la antigüedad.....................................

borja díAz AriñO, raúl leOrzA álVArez de ArcAyA,Alberto MAyAyO cAtAlán y Francisco Javier ruiz ruiz.el cabezo del lugar (Azaila, teruel): un poblado de la primeraedad del hierro ............................................................................

núria rAFel, david GArcíA i rubert y rafael JOrnet iniellA. nuevos datos sobre la evolución del poblamiento enla cataluña meridional entre el siglo Vii ane y época romana:el coll del Moro de Gandesa......................................................

Víctor e.M. MAturén. la excavación arqueológica del yacimientoibérico de Venta rosa (teruel) ...................................................

raúl bAlserA, Jesús berMeJO, luis FAtás, raimon GrAells,rafel JOrnet y samuel sArdà. Primera campaña de exca-vaciones en el complejo Arqueológico de “el cascarujo”(Alcañiz): resultados preliminares ............................................

Marta cHOrdá Pérez, Octavio cOllAdO y emilio nietO. lastumbas inéditas de la necrópolis celtibérica de “el cuarto”(Griegos, teruel).........................................................................

roger rierA VArGAs. Aproximación al cálculo de población en elsiglo iii a.n.e.: el caso layetano..................................................

7

13

19

193

41

55

91

113

173

211

239

Pág.

A. dOMínGuez ArrAnz. la presencia de cerámica ibérica en ellitoral de etruria meridional: la castellina, al sur decivitavechia ................................................................................

Gloria Pérez GArcíA. la ciudad de Aratikos..................................

Mª del rosario GArcíA HuertA. las fusayolas de la necrópolisceltibérica de la yunta (Guadalajara) ........................................

ANTROPOLOGÍA

Juan José bArrAGán VillAGrAsA. el Patrimonio industrialmolinero de Fuentes calientes: las piedras de Molienda y otrosmateriales....................................................................................

Pilar PAscuAl MAyOrAl y Pedro GArcíA ruiz. Moleros y téc-nicas de trabajo en la sierra del Madero: cantera Peña el Mirón,trébago (soria) ...........................................................................

HISPANOCÉLTICA

serafín OlcOz yAnGuAs y Manuel MedrAnO MArqués.revisión paleográfica de varias inscripciones celtibéricas de losvalles del Jiloca y Huerva...........................................................

257

297

325

345

367

277