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Gerión. Anejos IV. 2000: 25-40 ISSN: 0213-0181 Trajano y la Adivinación II. TRAJANO Y LA ADIVINACIÓN TRADICIONAL Llegado al poder y nombrado pontífex maximus 1, es evidente que la actitud de Trajano ante la adivinación se hizo, obligado por las circuns- tancias políticas y militares, más abierta de lo que lo había sido en el pasado. Omina Como muestra de este cambio de actitud, no podemos dejar de rela- cionar el episodio del Capitolio con otro sucedido pocos años después: el llamado omen victoriae de la columna trajana. Se trata de la escena del «campesino caído de la muía» (IX Cichorius) 2, insertada entre la que 1 Sobre la figura de Trajano: R. Paribeni, Optirnus Princeps: saggio sulla noria e sui tempi dell’irnperatore Traiano (2 vols.), Messina, 1926-1927; E. Cizek, L’époque de Trajan. Circonstances politiques et problemes ideo/o giques, Paris, 1983; J. Bennet, Trajan Optimus Princeps. A Life and limes, London-New York, 1997 con abundante bibliografía. Una bibliografía comentada sobre su reinado encontrará el lector en K. H. Waters, «The Reign of Trajan and its Place in Contemporary Scholarship (1960-1972)», en ANRW 11.2 (1975) 381-431 continuada por R. GIlva Ramírez, «Bibliografía selecta sobre Trajano tomada del Anne<e Philologie años 1973-1989», en J. González (cd.), ¡mp. Caes. Nerva Traianus Aug. Sevilla, 1993, 301-325. 2 Citamos, como se hace tradicionalmente, por el repertorio iconográfico de C. Cichorius, Die Reliefs der Trajanssdule, II. Textband, Berlin, 1896. De la abundante bibliografía sobre la Columna, destacaremos: M. Galinier, «La colonne Trajane: lisi- bilité, structures et idéologie». Pallas 44, 1996, 159-202; P.J.E. Davies, «The Politics of Perpetuation: Trajan’s Column and the Art of Conmemoration», AJÁ 101, 1997, 41-65. 25

Trajano y la Adivinación II. TRAJANO Y LA ADIVINACIÓN

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Gerión. AnejosIV. 2000: 25-40 ISSN: 0213-0181

Trajanoy la Adivinación

II. TRAJANO Y LA ADIVINACIÓNTRADICIONAL

Llegado al podery nombradopontífexmaximus1, es evidentequelaactitudde Trajanoantela adivinaciónse hizo, obligadopor las circuns-tanciaspolíticasy militares, más abiertade lo que lo habíasido en elpasado.

Omina

Comomuestrade estecambiode actitud,no podemosdejarde rela-cionarel episodiodel Capitolioconotro sucedidopocosañosdespués:elllamadoomenvictoriae de la columnatrajana.Se tratade la escenadel«campesinocaídode la muía» (IX Cichorius)2, insertadaentrela que

1 Sobrela figura deTrajano:R. Paribeni,OptirnusPrinceps:saggio sulla noria esui tempidell’irnperatoreTraiano (2 vols.), Messina,1926-1927;E. Cizek, L’époquede Trajan. Circonstancespolitiquesetproblemesideo/ogiques,Paris,1983; J. Bennet,Trajan OptimusPrinceps.A Life and limes, London-NewYork, 1997 con abundantebibliografía.

Una bibliografíacomentadasobresu reinadoencontraráel lectoren K. H. Waters,«The Reign of Trajan and its Place in ContemporaryScholarship(1960-1972)»,enANRW11.2 (1975)381-431continuadaporR. GIlvaRamírez,«BibliografíaselectasobreTrajanotomadadelAnne<ePhilologie años 1973-1989»,enJ. González(cd.),¡mp. Caes.NervaTraianusAug.Sevilla, 1993, 301-325.

2 Citamos,comosehacetradicionalmente,por el repertorioiconográfico de C.Cichorius,Die Reliefsder Trajanssdule,II. Textband,Berlin, 1896. De la abundantebibliografíasobrela Columna,destacaremos:M. Galinier, «La colonneTrajane:lisi-bilité, structuresetidéologie».Pallas44, 1996, 159-202;P.J.E.Davies,«ThePoliticsof Perpetuation:Trajan’s Column and the Art of Conmemoration»,AJÁ 101, 1997,41-65.

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SantiagoMontero II. Trajanoy la adivinacióntradicional

representaun sacrificiosolemne(VIII Cichorius)y aquellaotraen lacualTrajano,acompañadode dosconsejeros,dirige lamiradaal hombreantesde hablarasustropas(DC-X Cichorius) [Mm. 1].

No han faltado estudiososque, interesándosepor esteenigmáticoepisodio,ofrecieransuspropiospuntosde vistaquepodríamosresumirde lasiguienteforma: a) la interpretacióntradicionalliga la escenaaunpasajede Dión Casio(LXVIII. 8, 1): enTapae,antesde laprimeracam-pañadácica,Trajanorecibeun gran hongosobreel que estabaescritoen latín un mensajede algunosde los aliadosde Romaaconsejandoalemperadorretirarsey firmar la paz 3; b) otro grupo de estudiosos(Pollen, Reinach,Lechmann-Hartleben)ve en el hombre sólo a unesclavoo a un simple campesinoque lleva consigounagransetao unquesoy que cae al sueloal asustarsela muía con los sonidosde lastrompetasque suenanen la ceremoniade la lustratio; c) por último,otrasinterpretacionesse inclinan pordar ala escenaun sentidoreligio-so, considerándolaun ornen.El asnoeraun animalquedababuenpre-sagio; poco antesde la batalla de Actium, Augusto, segúnrecuerdaSuetonio4,seencontróaun hombreconsuasno:aquélse llamabaEuty-chusy el animalNicon. Trasla victoria ordenólevantarunaestatuaquerepresentabaaambos.

Recientementeha sido C. Ampolo quienmásha insistido,con argu-mentos adicionales,en la interpretaciónde la escenacomo un omen.ObservaqueTrajanono sólo dirige la miradahacia laescenaprecedentesino que«dirige lamanoapertaversodi essa,sottolineandocosiun nessoforte e necessadamentecadeodi significato conquesta»~. El estudiosoitaliano explica,pues,la escenacomo un ornen acceptum.En favor deestainterpretaciónaportaAmpolo otros datos:la relación, tantasvecessubrayadapor las fuentes,entrelustratio (elsuovetauriliumqueserepre-sentaen la columna)y orneny el hechode queel hombrecaídovista laexomis,propiade trabajadoresy esclavos.

A mi modo de ver, el valor ominal de la escenaestáfuera de todaduday creoque—aunqueno sehahecho—podríamosponerlaen rela-ción conelomenreferidopor Plinio en suPanegfrico. Si en aquellaoca-

3 La interpretacióndeCichoriusesaceptadaporalgunosautoresmodernoscomoW.Gauer,Unrersuchungenzur Trajanss¿iule,Berlin, 1977 quien,sin embargo,le dael valordeornen.

4 Suet.,Aug. 96, 5; Cfr. Plut.,Ant. 65.5 C. Ampolo, «L’ornenvicroriae della colonnatraiana:il principee l’uomo caduto

dal mulo»,ArchClass47, 1995,317-327.

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SantiagoMontero It Trajano y la adivinacióntradicional

sión Trajano rechazabael omen,porque se lo impedíasu modestia,enéstaes claroque lo aceptaantesus tropas,comopremonitoriaseñaldevictoriasobrelos dacios.Sin embargoexistenalgunosdetallesque,pesealmeritorio trabajode Ampolo, siguenoscuros:la ausenciade los nom-bres«beneaugurante»del animal y sudueñoo la caídadel hombre,queno encajabienconel sentidofavorablequequeremosdarle.

Por esocreoque la idea de reconoceren el «mulero» a un adivinoresolveríaalgunos interrogantes.Si identificamos el objeto de formaredondarepresentadosobreel mulo conunacriba(obsérvenselos «agu-jeros»)y no conunagigantescaseta(nohaynadaescritoen ella),hemosde recordarla prácticade un tipo de adivinaciónpropiodel mundogrie-go: la koskinomanreia(cribum, koskinon= criba) 6, Si lo identificamosconun gran queso,éstenos remite tambiénaotra popularforma de adi-vinación: la Uromancia(Íyromanreía)~. En amboscasosel rótulo queelhombresostienecon la manoderecha(hipótesisde Lepper) ¿nopodríacontenerla respuesta(incluso desfavorable)a algunaconsulta?Se trataen amboscasosde profesionesdespreciadasy es probablequeTrajanoaprovechaseel accidentedel adivino paratransformarunarespuestades-favorableenun ornen.

Auguria

Sin abandonarla vieja divinatio romana,el propioPlinio recuerdaelrespetode Trajanohaciala forma másimportantede adivinaciónoficial:los auspicia8• Plinio dice que,cuandosalía de supalaciono le entorpe-cíael arroganteaparatoprincipesconi la agitaciónde guardiaspersona-les, «tansólo sedeteníaen la puertaparaconsultarlos auspiciosde lasavesy respetarlas advertenciasde los dioses»(Pan.,76, 7: Una erar inlimine mora consultareavesrevereriquenuminummonitus).

Comentandoestepasajede Plinio, Uda se pregunta:«Trajanprend-illes auspicessurle seuilde sademeureen tantquechefde famille, selonunevíeille tradition tombéeen désuétude?Ou bienen tantquechefd’ E-

6 Teocr.III, 31; Artem., Oniroer. II, 69.7 Artem.,Onirocr. II, 69: «Luegolos adivinos,perodeentreéstoshayqueexcluira

los embaucadoresy alos impostores...los fisiognomistas,los queaveriguanelporvenirmedianteunos dados,el quesoo unacriba...».

8 Sobrelos auspicio en el Imperio: 1’. Catalano,Contributi alio studio del dirittoauguro/e,1, Tormo, 1960; J. Linderski, «The Augural Law»,en ANRWII, 16.3 (1986),2146-2312.

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SantiagoMontero II? Trajano y la adivinacióntradicional

tat, en vertu de son imperium?»~. Ciertamenteno lo sabemospero,peseal empleodel verboconsultare,pocofrecuenteen el lenguajeaugural,setratade un rito conel queno setratade conocerel porvenirsino sólo elconsentimientode los diosesparaemprenderunadeterminadaacción.

Respectoa las «advertencias»(monita)de los dioses,éstas,si bienpodríantratarsede omina,parecenreferirseaadvertenciasatravésde lossueños;laexpresiónsomniurnmonitusserepite unay otra vezen la epi-grafíalatina.Y sabemosqueTrajanono rehusóestemediode comunica-ción conla divinidad.

Es muy posibleque Plinio sehagaeco en estediscursode las ideasreligiosasdeTrajano,másproclive ahacerintervenir—comoen esteepi-sodio- la noción de Providentia(presenteen susacuñaciones)que lasindicacionesde auguresy harúspices.Durantesureinado,Trajanomos-tró unaparticulardevociónpor Júpiter.En los reversosde las monedasfiguraconfrecuenciala imagendeJúpiterOptimoMáximo, protectortra-dicional de Romacon quien, además,compartíaepíteto10, Trajanoes,pues,como señaló3. Beaujeu~ un «agentede Júpitersobre la tierra»investido de su podery encargadode gobernar,como un «virrey», ennombrede todoslos hombres.Peroel augequecobraZeus-Júpitera par-tir delprincipadode Trajanono puedeserentendidosólo atravésde unadeternúnadapolítica religiosa. La filosofía estoicacontribuyó notable-mentea la supremacíadel dios al considerarlounomásde los nombres—Destino,Providencia,Universo—querecibeelUno.El JúpiterdeTra-janoseajustaen buenamedidaalas ideasfilosóficasy políticasde Dióny Plinio.

9 A. Uda, «LesentimentdePEneleJeunesur l’EtruscaDiscip/ina», enLesécrivainset ¡‘Etrusca Disciplina de Claude ñ Trajan. Caesarodunurnsuppl.n0 64, 1995,p. 166.

10 En unodelos relievesdel arcodeBenevento,concluidopocosmesesdespuésdesu muerte(agostodel 117),Júpiteraparecerepresentadoen elactodecedero entregarsurayo,símbolodelpoder,al emperador;éste,sin embargo,no sehallapresente:recibedeldios supremosu potenciadivina peroevitaserrepresentadojunto aél enunaescenaquemuchoshabríanconsideradoosada.Cfr. M. Molin. «L’arc de Trajan á Benevent:unmonumentde la premiérepartie du regne»,en MélangesM. Le (ilay, t.llI, Bruxelles,1994, 177-199.

“ J. Beaujeu,La religion romainea l’apoge<ede ¡‘empire. 1. La po/itique religieusedesAntonins(96-192), Paris,1955.p.’75. Trajanocomo«vice-regent»deJúpiterhasidoestudiadotambiénporJ. R. Fears,<CheCult of JupiterandRoman Imperial Ideology»,enANRWII, 17.1 (1981),72ss. y 8-85. Cfr. tambiénlasconsideracionessobreun Júpi-ter «republicano»duranteel principadode Trajano: D. Plácido,«El OptimnusPrinceps,unaimagendelemperadorentretradicióny renovación»,en J.González(cd.),Imp. Caes.NeivaTraianusAug,Sevilla, 1993, 173-186.

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SantiagoMontero II. Trajanoy /a adivinacióntradicional

Trajano sevio obligado,pues,ahacercompatiblesusideasestoicas(y las delpoderosocírculo que le rodea)con los viejos ritos etruscosylatinosdado,sobretodo,quequieneslos practicabanpúblicamentetrata-bande queel emperadorquedarasometidoalmosrnaiorum.

Enla correspondenciade Plinio, seconservaunaconsultaal empera-dorformulada,enelsegundoañodegobierno,enlos siguientestérminos:

«Antesde mi llegada,oh señor,los habitantesde Nicome-dia hancomenzadoaagregarun nuevoforo al antiguo (anteadventummeurn, domine, Nicornedensespriori foro novurnadicere coeperunt)donde,en un ángulo se levanta un viejotemplo de Cibeles (aedes.. .Matris Magnae) que es necesariodemolero desplazarpuesseencuentraaun nivel inferiorres-pectoaestanuevaobraqueestámáselevada.Estoy preocu-padopor sabersi existeparaestetemploun actade consagra-ción; he sabidoque ladedicatio fue hechaaquíde otra formaqueentrenosotros.Examina,pues,oh señor,si un temploqueno ha sidosolemnementeconsagradopuedesertrasladadosinsacrilegio;por lo demás,la cosaes fácil si la religión no seopone»(ep. 50).

El foro de Nicomediano ha sido hastala fechaexcavado,si bientenemosnoticiasdel templodeCibelesatravésdelas acuñacioneslocales.Dión Crisóstomo(Or., 47, 16) aludedepasadaatrabajosde obraspúbli-cas en Nicomedia(incluyendo una stoa), que suponíanel trasladodealgunastumbas.

La respuestade Trajano,fue la siguiente:

«Puedes,mi muy queridoPlinio, sin el menor escrúpulo,trasladar,si el emplazamientoactual lo exige, el templo deCibeles a otro lugar que convengamejor; además,no teinquietesde queel actade la consagraciónno se encuentre;elsuelode unaciudadextranjerano estabasometidoaunacere-moniasemejantealaquesehaceentrenosotrossegúnnuestroderecho(solumperegrinaecivitatis capasnonsit dedicationisquaefitnostro itere)» (ep. 51).

Trajanono parececontestaren estaocasiónaPlinio en sucalidaddepontifex maximus(cfr., por ejemplo,ep. 68); observemosla expresión

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SantiagoMontem ¡1. Trajano y /a adivinacióntradicional

dispiceergo domineque le dirige Plinio. Lo queéstebusca,básicamen-te, esunainformacióntécnicaqueen Bitinia no encuentra.No obstante,creoqueel temorreligiosoesevidente.Ciertamentelaconsagracióneraunaoperacióncompleja.Sólo podíarealizarse,comobienadvierteTraja-no, sobresueloromanoqueha sido «liberadoy definido» (y previamen-te inaugurado).Se requeríaunadecisiónoficial (constitutio)paraproce-derala consagración,ala quealudePlinio en su carta.Después,elespa-cio erapurificado, los límitesde la construccióndel temploo altarmar-cadosy la primerapiedraplantada.Concluidala construcciónel dedi-cantepronunciababajoel dictadode un pontífice la fórmulade dedica-ción (lexdedicationis):eraéstala quepermitíaqueel edificio pasasedela propiedadpúblicaa la de ladivinidad.

Doshechosparecendesprendersede estascartasentrePlinio y Traja-no. En primer lugarvemoscomoen unacuestióncomplejacomoéstaelemperadortoma ladecisiónsolo,sin consultar—al menosaparentemen-te— al colegio pontifical o augural; el tono de su respuestaes,desdeluego,firme y seguro.A.N. Sherwin-Whiteconsideraque«thisanswerisclearly the work of alegaladviserin the secretariat»peroami juicio delestilo directo e incluso amistosodel emperadorcabededucirque es élquiendirectamentetransmitela informaciónasusubordinado¡2, Encual-quier casomerecesubrayarsequeel hecho mismo de atenderuna con-sultaaparentementesuperfluacomo éstaponede relieve la importanciaconcedidaporTrajanoalderechoaugural.

De estacorrespondenciaentreTrajanoy Plinio se desprende,másque profundosconocimientosdel emperadoren derechoaugural, laignoranciaen lamateriade Plinio, precisamentepocoantesde queésteaccedieraal augurado.La ley pontifical romananunca impuso sudominiomás allá de Italia (si bien sabemosque los municipiosroma-nosde las provinciasoccidentalesusabanlas formasromanasde dedi-cación). En el siglo II d.C., Gaius (II,5-7a) define el asuntode lasiguientemanera:sacrumquidemhocsolurn existimaturquodexauc-toritatepopuli Romaniconsecratumest...quod in provinclis... canse-cratum estproprie sacrumnon est, tornenpro sacro habetur.Por otraparte,de fuentesde la época(como, por ejemplo, Dión Crisóstomo,Or. 47, 16), sabemosque en Nicomedia, como en otras ciudadesdeAsia, el voto de la asambleapopularbastabaparatransferir edificiosreligiosos.

~ PieLettersof Pliny. A Historicaland SocialCornrnentary,Oxford, 1966.p. 632.

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Auspicia

Perodetengámonosen los auspiciosde Trajano.DesdeAugustolasguerrasse hacíanbajoelmandode un generalperobajolos auspiciosdelemperadorLos auspiciosno desaparecieronpues duranteel Imperio.ComodiceJ. Scheid,losmagistradosromanoscontinuaronteniendoasuladoun pullarius consuspoílossagradosy la fórmulade quelas guerrassehacían«bajo los auspiciosdel príncipe»,no eran,añade,«vanaspala-bras»~3. En una inscripciónrecientementeestudiadapor el granepigra-fista O. Alfóldy, el padredel emperadorTrajano,M. Ulpius Traianus,procónsulde Asia en 79/80,consagraun ninfeo en la ciudadde Miletobajo los auspicia del emperadorTito: [Aus]pic[iis Imp(eratoris) T(iti)]CaesaIris D]ivi Vespa[siaJniflhii Vespa[siani]...

Es evidenteque los auspiciosde Trajano,tan unidosa la suertedelejércitoromano,fueronexaltadosconfrecuenciaperotambiéndebieronserobjeto de especulacióndurantelos añosde su reinado.Frontón(Ep.157, 2) dirigiéndoseen cartaal emperadorAntonino, sepregunta:«bajolaguíay auspiciosde vuestrobisabueloTrajano.¿acasono fue hechopri-sioneroen Dacia un excónsul?(Traiani proavi vestri ducrte auspiciquenonnein Daciacaptusvir consularis?)».Setratadel procónsulCii. Pom-peitesLonginus(cos.suff.en 90, gobernadorde laMesiaSuperiorentreel93 y 97 y despuésde laPanonia)quecayóen manosde Decébaloy mástardese suicidó (105 d.C.) (Dión Casio68, 12, 1).

La importanciade la auguradobajoel reinadode Trajanosepercibeno sólo en la frecuenciaconqueapareceel lituus o bastónaugural,sím-bolo del colegio, sobrelas monedas15, sino tambiénen eldeseoexisten-te por desempeñarestesacerdocio.Altos magistradosde la épocarevis-tenel augurado:Q. VolusianusSatunninuscónsulen el 92 esaugur(antesdel 85) y salio16; Cii. Pinanius Cornelius Severus,cónsulsuifectusbajoTrajano,esaugur,rex sacrorurn y salius collunus(CIL XIV, 3604; 4246);5. lulius Fronrinus,cónsulen 73, 98 y 100, es augurhaciael 103 (coro-nandoasí sucarrera).En fin, Plinio no ocultaen su correspondencia(ep.

‘3 J. Scheid,La re/igion desRornains,Paris,1998, p. 101.‘4 0. AlfÓldy, «TraianusPaterund dic BauinschriftdesNympháumsvon Milet»,

REA 100, 1998, 3-4, 367-399. Enp. 388,dice: «EinenvergleichbarbreitenBedeutungs-gehaltnimmt der Terndnustechnicusauspiciumauchdannan, wenn dasnitdi obersteFeldherrngewaltdes Kaisersbezeichnetwird>’.

~ H. A. Seaby,RomanSilver Coins. Volurne II Tiberius to Cornrnodus,London,1979,p. 83 nY 39a.

6 Eck (Hermes1972) y Reynolds(JRS1971).

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SantiagoMontero ¡1? Trajano y /a adivinacióntradicional

IV, 8; X, 13) el interéspor revestir estesacerdocio,lo que finalmentelograen el 103/104,segúnA.N. Sherwin-White~ trascubrir la vacantedejadaporJulio Frontino(ep. IV, 8, 1). El nombramientode Plinio comoaugur, cuando,como hemosvisto, no eranmuchossus conocimientostécnicosen la materiainclusosehabíamostradocrítico conalgunasfor-masde consultaaugural,demuestraami modo de ver queparaTrajanoprimabala lealtad del nuevoaugur, sobretodo teniendoen cuentaquedicho sacerdociodebíadictaminarsi existíanlas condicionesnecesariasparael ejercicio de los asuntospúblicos. Un cometidode tantatrascen-dencia—un augurpodíallegar aparalizarla justicia, los negociospúbli-cos o la acción política— debía, en opinión del emperador,estarenmanosde hombresde absolutaconfianza.

El sueñode Trajano

Perovayamosahoraal -ámbito opuestode la adivinacióninductiva.Trajano tampoco ocultó su preferenciay hastasu fe en el carácterpremonitoriode los sueñosquelos estoicosjustificaban.Crisipo definíael artede interpretarlos sueñoscomoaquella«virtud queve y explicaloquelos diosesrevelana loshombresen sueños»(Cic.,de div. II, 63, 130).

Dión Casio (68, 5, 1) relatacomo presagioun sueñode Trajanoqueindudablementeél seencargóde propagarllevadode suconfianzaen estegénerode adivinación.Antesdellegaralpoder—diceelhistoriadorgrie-go— soñóqueun ancianovestidocon toga purpúreay unacoronasobresucabezale dejóla improntadeun selloprimerosobreel lado izquierdodel cuello,despuéssobreel derecho.Cuandollegó al trono escribióper-sonalmenteunacartaal Senadoen la queanunciaba,entre otrascosas,quenuncamataríani privaría de sus derechosaningúnhombrebueno,confirmándolomedianteun juramento~

Evidentemente—ya lo advierteel propio Dión— el ancianoquese leapareceen sueñoses unarepresentacióndel Senado(o, aún másproba-blemente,la Providentia Senatus).Sonlos dioses,o quizásólo Júpiter,quien —como en la clasificaciónposidoniana—envíanel sueñoal futu-ro emperador.

‘~ op.cit.,(a. 12)p. 90. La importanciaconcedidaporPlinio al auguradovienedemos-tradaporel lugarqueocupaensu cursushonorum:el primero despuésdelconsulado.Cft.CIL V, 5667: C. P/ini¡‘o LE] Ouf CaecfilioJSecundo[dos. augur cur a/y. lib...

~~Dión Casio68, 5, 1-2:

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SantiagoMontero II. Trajano y la adivinacióntradicional

A mi juicio esprobablequeel emperadorfueseaúnmáslejoshacien-do emitir monedasqueevocaranaquélsueño:en unaemisiónde mone-dasde plataconla leyendaPROVIDENTIA SENATUS ‘~> aparecerepre-sentadala figura del Senado,coronadoy vistiendo una toga, en elmomentode transmitirel poderaTrajano.

El sueño tiene un indudablecarácterpropagandísticodirigido deforma muy especialal Senado,Perono obedecesólo a razonespolíticaslaelecciónde esteprocedimientoparaanunciaraloshombres—siguien-do el dictadode los dioses—su deseode someterseen el futuro a lasdecisionesdel Senado: la aristocraciaromanay muchosintelectualeseranespecialmentereceptivosaestaforma de comunicaciónconlos dio-ses.SuetonioescribióunacartaaPlinio (de la quesehaceeco en ep. 1,18) en la quele confiesasentirseaterradoporun sueño(scribis te perte-rritum somniovereri)queanunciasufracasoenun pleito próximo acele-brar.Plinio —queconsiderael sueño«un aviso de Zeus»— trasnarrarleotro parecidoquetuvo durantesu juventud(ep. 1, 18, 2-4) le recomiendaqueinterpreteaquélsueñoen un sentidofavorabley, de no serasí,lepro-meteparalizarlacelebracióndel juicio.

Tal veníasiendoy fue siemprelaactitudde muchosintelectualesantelos sueños:Plinio recuerdaque su tío habíaescrito una obra somniomonitus20; afinalesdel siglo II, el senadorDión Casioinicia la redacciónde suHistoria Universal trasunavisión oniríca: «la divinidad—dice en73, 23, 2— mepideescribirlahistoria».

La creenciageneralizadaen el carácteradivinatoriode los sueñosfueaprovechadatambiénporpolíticosy militaresde laépoca.ArtemidorodeDaldis,en un textopocasvecesconsiderado,nosdice lo siguiente:

«...Por ejemplo,un oficial soñóqueen su espadafigura-ban inscritasuna«iota», una«kappa»y una «theta».Poste-rionnenteseentablólaguerracontralosjudíosdeCireney en

- ella el sujetode la visión tuvo un comportamientoheroico.Yesto era precisamentelo que yo dije: la «iota» equivalía a«contralosjudíos»[Jotedafois], la«kappa»ade Cirene [Kyre-

‘~ BMCR III, p. 38, blm, 10, 4= 0.0. Belloni, «Ideologiae prassidelpoteredopoNeronein contestifigurativi cd epigraficidellemonete:laconclusionetraianea»,enStudiEn onoredi Albino Garzetti,Brescia, 1996,p. 113, 1Am. 14.

20 ep. III, 54. Cfr. Plin., NRXXV, 17. SobrelacreenciadePlinio enlos sueños,vid.tambiénep. V, 5, 5-6. Sobresueñosen Plinio el Viejo: A. Ónnerfors,«TraumerzllhlungundTraumtheoriebeialterenPlinius»,RIZAd 119, 1976, 352-365.

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SantiagoMontem II. Trajano y la adivinacióntradicional

nafois] y la «theta»amuerte [thdnatos]. Puesbien, antesdesu realizaciónestesueñoera indescifrable,en cambio,unavez cumplidos los presagios,su significadoresultabafácil»(Onir. IV 24).

Resultaevidentequeel sueñoaludeal levantamientode losjudíosdela ciudadde Cireneentrelos años116 y 117 d.C. Ignoramosquién pudoserel oficial: quizáMarcio Turboo algúnotro de los hombresenviadosporTrajanoparasofocarla revuelta.Lo que importatenerpresentees lapublicidaddadaal sueño—evidentementetras los acontecimientos—yel claro mensajepolítico anti-judaico.Sin esaintensa«propaganda»esdifícil explicamosla inclusión del sueñoy su significadoen unaobradeOnirocrítica comola de Artemidoro.

Pero,volviendo al sueñode Trajano,es interesanteobservarla reper-cusiónquedichavisión tuvo, puesaúnen el año361 d.C. Juliano,a mijuicio aimitación de aquél,dio a conocerotro de característicasy objeti-voscasi idénticos.Segúnel historiadorAmiano, Julianonarróalossuyosque la nochequeprecedióa suproclamación,se le aparecióen sueñosunafigurabajoel aspectoconel queserepresentabaal Geniodel Impe-rio paradecirle,con severoacento,quedesdehacíatiempo permanecíainvisible en el dintel del palacioparaencumbrarlealos honores21•

Entrelos sueñosde Trajanoy de Julianoexisten,pues,notablessimi-litudes: ambostienenlugarantesde la proclamaciónal poder;en ambosseaparecela representacióndel Genius(del Senadoy del Imperio) y enambosexisteunacomunicacióncon los futuros emperadores(medianteel selloo mediantela palabra).

Por supuesto,si la aristocraciaromanay, en general,las clasessocia-les superioresno ocultaronsu fe en el carácterpremonitoriode los sue-ñostampocolapleberenuncióaestemediodecomunicaciónconlos dio-ses. En su sátira VI, escritadespuésdel año 100, Juvenaldescribelasiguienteescena:

«Cuandoél seharetirado,unajudía, dejandosucuévanoy su heno,le suplica sigilosamenteal oído. Ella es intérpre-

2’ Noctetarnen,quaedeclarationisAugustaepraecesseratdiern, iunctioribusproxi-rnis rettu/eratirnperator perquietemaliquern visurn, utfonnari Geniuspublicussolet,haecobiurgando dixisse¿«O/im luliane vestibulurn aedium tuarum observolatenteraugereruarn gesriensdignitatern, et a/iquotienstarnquarnrepudiatusabscessi...» (Amin.Marc. XX, 5, 10).

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te de las leyesde Solimos (interpres legum Solymarum),ygran sacerdotisadel árbol (et magna sacerdosarboris) eintemunciaseguradel sumocielo (acsummifldaintennuntiacadi). Ella llena la mano,pero parcamente;por cualquiermonedalos judíos te venderánlos sueñosque justamentedesees(aere minutoqualiacumqueyolesJudaeisomniaven-dunt)» (Sar. VI, 542-547)

Fantasmasy espectros

Pero si la creenciaen los sueñospremonitoriosestabaextendida,nomenos lo estabala creenciaen los fantasmas.Plinio debateseriamentesobresuexistenciaconLicinio Sura(cónsultresvecesy hombredecon-fianza del emperador),un asunto,dice, «digno de requerir tu atenciónprofunday perseverante»(ep. VII, 27, 15). La epístola(escritaen el año102d.C., es decir, tras laprimeraguerradácicaen la queel propioSurahabíaparticipado),toma como pretextouna quaestiofilosófica aunqueno enunciadaen términostécnicos:¿sepuedenexplicar las aparicionesdephanrasmataaceptandola teoríademocriteade los eldola? Así la ini-ciaPlinio:

«Porello me gustaríasabersi los fantasmasexisten,si túconsiderasquetienenunaforma propiay unafuerzadivina, osi siendosin consistenciay realidad,recibenaparienciasolode nuestrotemor» (ep. VII, 27, 1: essephantasmataet haberepropniamflguram numenque aliquodputes an mafia et vanoexmetu nostro imaginemaccipere).

Plinio no tomaposturaanteelproblemasinoque, comohemosvisto,se limita aremitir lacuestiónaun personajemáseruditoen el temaqueél. HaceañosH. Bardon22atribuyóa Surala composiciónde un «livrede curiosités» sobreMirabilia. Suraes interpeladopor Plinio en otra desuscartasapropósitode un miraculumde lanaturaleza(ep. IV, 30): unafuentede aguaintermitente.

Plinio recuerdacondetalle,a modode exempla,lasvisionesdeespec-tros del gobernadorde África CurcioRufo (a las quetambiénse refiereTácito, Ann. II, 21) y del filósofo griego Atenodoro,pararelatar final-

22 La littérature latine inconnue,II (L’ époqueimpériale),Paris, 1956, 183.

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mente(ep. VII. 27, 12-14) su propiaexperiencia:un esclavosuyo sueñadurantela nochequelos fantasmas,doshombresvestidosde blanco, seintroducenpor la ventanaen la habitacióny les rasuranla cabeza;a lamañanasiguienteaparecencabellossobreel pavimento.El mismohechose repite mástardecon otro esclavo.El propio Plinio interpretaaquélextrañohechocomoanunciodel fracasode unaacusaciónqueel empe-radorDomiciano habíadictadocontraél poco antesde morir Advier-tiendo la costumbreque teníanlos acusadosde dejarsecrecerlos cabe-líos, Plinio deducequeun cortede pelo —doble—a susesclavossólopodíasignificarsu inmediataabsolución.

Plinio, Sura—y esde suponerquemuchoshombresilustresde lacul-tura y la política— estánlejos de compartiraquellateoría «atomística»expuestadesdeDemócrito de Abdera hastaLucrecio23 que tratabadeexplicar los sueñospremonitoriosy las visionescomo emanacionesfísi-caso eldola (los rerumsimulacra deLucrecioIV, 45) quepenetranen losporosdel durmiente.El propioPlutarco(Bruto, 37) ofrecíapor entoncesunaexplicaciónen estamisma línea. Plinio está,por el contrario,máspróximo a la creenciapopularquepostulabaquelos sueñoseranemana-cionesde la divinidadcapacesdepredecirel porvenir

El trasfondopolítico de la cartade Plinio a Suratampocopuedeserolvidado.RecientementeA. Stramagliaha puestode relievequela inter-pretaciónautobiográficade esteúltimo exemplumpersigue,en realidad,un intentoautopropagandísticode denigrarla tiraníadeDomicianoy elo-giarel nuevorégimende libertades:«attraversola quaestiosui fantasms,Plinio giustifica abilmente—una volta di pR’— la propriacarrierae leproprie sceltepolitiche, riaffermando1’ assolutafedeltáaTraiano»24~

La firme convicciónde la existenciade espectrosy fantasmasno es,sinembargo,puradisquisiciónteórica.Malalas(Chron. XI, 272)dice quedespuésde quelos antioquenoshubierananiquiladoatraición laguarrn-ción persa,Trajano ordenóquemarlos cuerposde los muertosy arrojarlos restoslejos de la ciudadasí como purificar la ciudad«paraexpulsarlos espíritusmalvadosde los persasmasacrados»(prbs to apodiochthe-nai tñ pnezlmatatá ddika ton sphagéntonPerson).

La medidarespondeal temorsobrenaturalque sin dudacausabanenel mundoromanolos muertosprivadosde sepultura25asícomolos ase-

23 RerumNatura IV, 45 Ss.; 84 Ss; 721 ss.24 A. Stramaglia,Resinauditae,incredulae.Storiedifantasminelmondogreco-lati-

no, Han, 1999,p. 72.25 Luc., Fars. VI, 633-636;712Ss.;Heiod. VI, 14. Cfr. tambiénSilítal. V, 127-129.

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sinadosa traición o por error (Plin., NH VII, 53, 178s.).Los soldadosmuertos en estascircunstanciasasumíancomportamientosmalévoloscausandoconsusaparicionesentrelos vivos, inquietudy terror. Evita asítambiénTrajanolaposibilidadde quemagosy hechicerasse sirviesendeellosmedianteencantamientoscomoconfrecuenciasolianhacer26Sólolos ritos expiatorios (y pacificatorios)27 podían apaciguarlas almasinquietasde estasvíctimas.

Un episodiointeresanteaesterespectoesel de Cii. PompeiusLongi-nus que,capturadopor Decébaloen el 105, se suicidóparano verseobli-gadoa revelarlos planesde Trajano.El jefe bárbaroofreció aTrajanoelenvío aRomadelcuerpode Longino a cambiode queéstele entregaraelliberto quehabíaproporcionadoel veneno.El emperadordesoyóla pro-puestade Decébaloargumentandoquela vidadel libertoeramásimpor-tante parala dignidad del imperio queel enterramientodel cuerpodeLongino (tes tote Longunotetapsespoiesámenos)(DC 68, 12, 5). PuedequeJ. Bennettengarazóncuandoafirmaqueaquellafue «a demonstra-tion of magnanimity designedto win over any waverers amongtheDacianhost»28, pero no cabedudade que,desdeel punto de vista reli-gioso,la decisióneramuy discutibley hastapodríaconsiderarsesacríle-ga. La pietascomportatambién—aquiencompeta,en estecasoaTraja-no— la obligaciónde sepultaro quemarel cuerpoy celebrarunosfune-ralesjustos.La vida de un liberto, al menosparala clasearistocráticaromana,difícilmentepodíaserunasólidajustificación.

Si uncuerpono habíasido inhumadoo incineradosegunlosritos (queteníaporfin purificarlo), losManesrehusabanadmitirle en sucompañía.Sualmaestabaentoncescondenadaavagarpor lasuperficiede la tierra,manifestándosebajola forma deun peligrosoespectroo fantasma.No esotra cosaqueesetemorlo queexplicaquequieneshabíandesaparecidoen elcampode batalla,recibieranun monumentofunerariocolectivo.EnAdamklissi (Rumania),aunadistanciade doscientosmetrosdel célebreTrofeodeTrajano,seencontrabaun cenotafioerigidoalamemoriade lossoldadoscaídosdurantela guerrascontralos dacios.En la fachadaprin-cipal figurabaladedicaciónimperialalosmuertosdelapatria:«El empe-radorTrajano,enhonory enmemoriade loshombresvalientesquesacri-ficaronsu vidapor el Estadoromano...»29~

26 PGM IV, 1390ss.27 cfr. Val. Flac. III, 362ss.21 J~ Hennet,op.cit. (nl), p. 98.29 Annéeépigraphique1901, 40.

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Longino no pudotenersiquieraeseconsuelo.Sin dudaa los ojos dequienesno entendieronaquelladecisión,el almade Longino teníamoti-vosparaaparecerseaTrajano.

Perocreopoderexplicarestaimpopulardecisiónde Trajanoa la luzdel pensamientoestoico30• En primer lugar, recordandoqueel estoicis-mo justificabael suicidiono solamentebajola presiónde circunstanciasinevitablessino tambiénsiemprequeel hombre,guiadopor la razón, lojuzgaraoportuno.Duranteel reinadode TrajanosesuicidanSilio Itálico(Plin., ep.3, 7), CneoAfranio Dexter(Plin., ep. 8, 14, 2) y Cecilio Cla-sico (Plin., ep. 3, 9).

Paralos estoicosdelsiglo 1 y II lamuerteesesperadaconánimoale-gre —si no conindiferencia—yaqueno esmásquela separaciónde loselementosde queconstatodoservivo. El cuerpo(soma)es sólo un ins-trumentodesensaciones,es,comodecíaSéneca(ep. 65, 16; 102, 22), «lacárceldel alma»mientrasqueel alma(psiché)es imperecedera.Con lamuerteperecela vidaperoel almaescapahacialo alto. Séneca,siguiendopropablementeaPosidonio,expresala ideaconlas siguientespalabras:

«Despuésde haberpermanecidobrevetiempo con noso-tros, depurándosey librándosede los defectosquearrastrabay de todala suciedadde la vida mortal, se elevaa las alturas(del universo)y flota entrelos espíritusbienaventurados.Hasido acogidapor unalegiónsagrada»(ad Marciam, 25).

Un ecolejanode estapreocupaciónde Trajanoporla suertedel almala tenemosreflejadaenunaspalabrasqueelemperadorJuliano(361-363)poneen bocade nuestroemperador:

«Yo, Zeusy demásdioses,querecibí un imperio entorpe-cido y como disueltopor la tiraníadomésticaquese impusodurantemuchotiempoy porla insolenciade los getas,fui elúnico queosósometerpueblossituadosal otro ladodel Istro,arruiné al pueblode los getas,quefueronel pueblomásbeli-cosojamásconocido,no sólo por suvalentíafísica, sino tam-biénpor las enseñanzasquetienende Zalmoxis,quees honra-do entreellos. Puesla creenciade que no mueren,sino quecambiandemorada,les haceestarmásdispuestosaafrontarla

~ Sobrela actitud de los estoicosanteel suicidio, cfr. el magnificoestudio de Y.Grisé,Le suicidedans /a RomeantiqueParis, 1982,Pp. 180-184.

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muertequeaotros asoportarun viaje. Y estaobrala realicéen apenascincoaños»(Juliano,El Banquete,28, 327 c).

En el retrato quede Trajanonos ofreceel emperadorJulianolo quepreocupaaaquélno es la figura del Zalmoxisastrólogo(queapareceyaen EstrabónXVI, 2, 38), magoo profetainspirado,sino su condicióndetransmisoral pueblogetade la idea de la inmortalidaddel alma. De laspalabraspuestaspor Julianoen bocade Trajanoparecedesprenderse,almenos,un cierto distanciamientode la creenciaen la transmigracióndelasalmas,propiade unatribu bárbara.El mito deZalmoxis y la teoríadelatransmigraciónhabíainteresadoyaaPlatón3’perolosestoicos—Posi-donio,Séneca—nuncala admitieron(NQ III, 30, 7).

Paracompletaresteaspectodelas creenciasde Trajanocreoquedebe-mos tenerpresentela dedicaciónen el año 107 de un templo a la diosaHécateen la ciudad de Cirene,como agradecimientopor victoria sobreDecébalo(S.E.G.IX, 101); dichotemplofue destruidopor losjudíos,juntocon las Termasde Trajano, durantela revuelta del año 116. Hécatees,recordémoslo,la diosaquepresidela magiay los hechizos.Seaparecealos magosy a las brujasconunaantorchaen la manoo bajo la forma dedistintosanimalesy se le atribuíala invenciónde la magia.Extiende,sinembargo,subenevolenciaatodosloshombresconcediendolos favoresquese le pide,comolaprosperidadmaterialo lavictoriaen losjuegoso en lasbatallas.Si Trajanodedicaun temploen suhonores,sinduda,porqueinvo-có su ayudadivina —y no otra— antesdel combatedefinitivo contraeltemibleDecébaloy sólo suparticulardevociónala diosaexplicael voto.

Dichanoticiapodríamostambiénponerlaen relaciónconlavisitaqueTrajanoefectuóen Babilonia (en el 116) auna«grieta»(stómion)de laquesalíaun vaporqueaniquilabaa todoanimalterrestrey atodacriatu-ra aladaasícomo a todo aquelque lo inhalara(Dión Casio LXVIII, 27,2). El hechode queel vapor fueraletal, asícomo queen otrasedicionesdel texto se leadonnon stómiom,hacepensarqueaquellaeraconsidera-da unaentradaalos infiernos,al Averno,análogaala queelpropio DiónCasiohabíavisitadoen Hierápoliso a la queexistíaen Italia. No era, ami juicio, unacuriosidad«científica»laqueempujaalemperadoracono-cerel lugar, sino su atracciónpor las potenciasctónicas,por laultratum-ba y, desdeluego, porel carácterprodigiosodel lugar.

“ Plat., Carrn. 136. Sobreel mito deZalmoxis, cfr: Russu,«Zalmoxis»,RElix A 2(1967)coIl. 2301-2305;M. Eliade, De Zalnioxis á Gengis-Khan.Étudescomparativessur lesreligions a lefolklore de /a Dacie et de lEuropeorientale,Paris, 1970.

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