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Los movimientos New Age como modelo de religión futura Alumno/a: Ignacio Pérez Ibáñez Profesor: Daniel Horacio Cabrera Asignatura: Teoría de la cultura de masas 15 de enero de 2012 Grado de Periodismo, Universidad de Zaragoza

Trabajo sobre la religión New Age

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Trabajo académico. Febrero de 2012.

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Page 1: Trabajo sobre la religión New Age

Los movimientos New Age

como modelo de religión futura

Alumno/a: Ignacio Pérez Ibáñez

Profesor: Daniel Horacio Cabrera

Asignatura: Teoría de la cultura de masas

15 de enero de 2012

Grado de Periodismo, Universidad de Zaragoza

Page 2: Trabajo sobre la religión New Age

Índice

Portada

Índica

Introducción Pág.1

La modernidad capitalista y la sociedad del riesgo Pág.2 - Pág.4

La religiosidad New Age Pág.4 - Pág.11

Conclusión Pág.11 - Pág.13

Bibliografía

Page 3: Trabajo sobre la religión New Age

Con el presente trabajo buscamos relacionar las principales características de la

religiosidad postindustrial con el carácter ecléctico, anti-institucional e individual de los

movimiento New Age. Asimismo, intentaremos dar respuesta a la pregunta: ¿son los

movimientos New Age un prolegómeno de las formas religiosas del futuro?

Introducción

En los inicios de la modernidad capitalista, las grandes religiones institucionales se

erguían como legitimadores sociales que determinaban qué realidades humanas eran

valiosas y dignas (Mardones, 1995). Actualmente, la economía y la productividad

ocupan ese lugar, desplazando a la religión de los acontecimientos sociales al ámbito

privado. De esta forma, la religión se hace más religiosa, más íntima, y en ella ya no

priman los dogmas institucionales sino la experiencia individual. (Mardones, 1995).

A la pérdida del monopolio legitimador se une la pérdida del monopolio cosmovisional:

la explicación religiosa del mundo es una más dentro del “mercado de las ideologías y

las cosmovisiones”, un mercado dominado por la ciencia y la técnica (Díez de Velasco,

2006). La elección religiosa se vuelve cada vez más libre y personal. Ya no hablamos de

pertenencias, sino de preferencias religiosas (Mardones, 1995). Por consiguiente, las

iglesias institucionales, los dogmas y los oficios reglados chocan con este nuevo marco

intimista. El individuo interpreta a su modo la doctrina y mezcla elementos cristianos,

orientales, ecológicos y esotéricos. La religión se fluidifica y los símbolos religiosos

parecen flotar en una nebulosa, dispuestos a que nuevos grupos religiosas los incorporen

a sus relatos. Pasamos así de la religiosidad tipo iglesia a la religiosidad tipo culto

(Mardones, 1995). Todos estos elementos (el carácter intimista, el eclecticismo

religioso, el rechazo institucional, el gusto por el misterio y lo pseudocientífico) son

característicos de los movimientos místicos New Age.

No obstante, antes de explicar por qué podemos considerar los movimiento New Age un

buen ejemplo de religiosidad aplicado al fenómeno de las masas, analizaremos

brevemente cómo el modelo de producción capitalista y el desencanto con la

modernidad han modificado la escala de valores de las sociedades occidentales

altamente industrializadas y han allanado el camino a estas nuevos movimientos

religiosos.

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La modernidad capitalista y la sociedad del riesgo

Actualmente el modelo de producción capitalista (la búsqueda del máximo beneficio al

mínimo coste) fundamenta cualquier actividad humana. Según Mardones (1995), el

capitalismo es ante todo un espíritu, una serie de valores y actitudes que han ido

cambiando conforme el volumen de producción ha superado la demanda.

Los primeros hombres capitalistas de finales del siglo XVIII se caracterizaron por la

austeridad, el ingenio y la competitividad. Según Max Weber, el cristianismo

protestante, especialmente el calvinismo, dotó de una justificación religiosa a la

laboriosidad y resignación del primer capitalismo. Para Lutero, el único modo de vida

grato a Dios era el cumplimiento de los deberes impuestos por la posición de cada uno

en el mundo. De esta forma, el trabajo adquiría un carácter sagrado y la vida religiosa

pasaba de la institución eclesial (indulgencias, santos, sacramentos) a la sinceridad

interior con Dios. El calvinismo fue más allá y se centró en la doctrina de la

predestinación: “ante Dios, todos merecemos muerte eterna”. A pesar de ello, “sabemos

que una parte de los hombres se salvará y otros se condenarán”. Lo único que podía

hacer el creyente puritano era concentrarse estrictamente en su trabajo y repudiar la

tentación del hedonismo y el lujo. De esta forma, el cristianismo protestante justificó el

carácter austero, individualista y competitivo del primer hombre capitalista (Mardones,

1995).

Hacia 1920, el capitalismo de satisfacción de necesidades dio paso al capitalismo de la

producción en masa o del deseo. Llegó un momento en que la oferta superó a la

demanda, por lo que debieron crearse nuevas necesidades. Para conseguirlo, nació la

publicidad, y con ella la manipulación del deseo y la sociedad consumista (Mardones,

1998). La sobreproducción capitalista invirtió los valores tradicionales del individuo: la

austeridad dio paso al hedonismo, la diligencia al deseo de éxito rápido, y la obsesión

por producir a la obsesión por poseer.

A lo largo del siglo XX numerosos movimientos sociales denunciaron que el sistema

social y político inducido por el capitalismo no era tan universal y justo como se

pensaba. A ello se sumaron dos guerras mundiales que dinamitaron la fe ciega en el

progreso científico y técnico: nunca antes el ser humano había sido tan productivo, pero

ese mismo desarrollo podía suponer su aniquilación.

Los teóricos críticos de la Escuela de Frankfurt percibieron que el mantenimiento de

este sistema solo era posible a costa de una “deshumanización del hombre y la

Page 5: Trabajo sobre la religión New Age

sociedad”, una deshumanización sustentada en la reducción de la razón a los resultados

científicos y técnicos, la obsesión por la posesión y el triunfo, y el carácter

individualista de sus individuos (Mardones, 1995).

Numerosos autores consideran que la evolución de la modernidad capitalista e industrial

ha dado lugar a un nuevo modelo de sociedad: Ulrich Beck la denomina “modernidad

reflexiva” o “sociedad del riesgo”, Zygmunt Bauman, “sociedad de la ambivalencia”, y

otros autores emplean el término “sociedad del y”. Un nuevo modelo caracterizado por

los pastiches culturales frente a las categorías y oposiciones de la modernidad industrial

(Mardones, 1995).

Los factores de la modernización (ciencia, tecnología, economía, burocracia) son

percibidos como elementos peligrosos e incontrolados, lo que conlleva una sensación

generalizada de riesgo. Una vez alcanzada la madurez, la gran cantidad de

cosmovisiones que nos ofrece la sociedad nos obliga a tomar conciencia de la

relatividad de las costumbres y las creencias. A ello se suman los medios de

comunicación de masas, que nos permiten conocer qué ocurre y cómo se vive al otro

lado del mundo. Vivimos en una sociedad reflexiva, en una sociedad que nos obliga a

cuestionar todo lo dado por supuesto. Por ello, los individuos deben volver a construir

su identidad a través de la elección personal (Mardones, 1995).

Según Daniel Bell, la crisis que experimenta la modernidad capitalista se debe al

enfrentamiento entre una racionalidad científico-técnica en decadencia y una

racionalidad estético-expresiva en auge. La producción y la disciplina se contraponen a

las ansias de autorrealización e individualidad. Surgen así los planteamientos

postmodernos, que ven en el propio proyecto ilustrado (racionalización de todos los

ámbitos para lograr una sociedad feliz) la causa de todos los males. Los teóricos

postmodernos conciben la crisis de la modernidad como una consecuencia inevitable del

sometimiento de la razón a utopías políticas, económicas o sociales (Mardones, 1995).

El capitalismo, el socialismo o el cristianismo serían grandes relatos (metarrelatos)

destinados a legitimar una visión impuesta y absoluta del mundo. Sin embargo, los

teóricos postmodernos dudan de la capacidad de la razón para desentrañar razones e

intereses universales, por lo que confían más en los consensos temporales y limitados.

No aspiran a la universalidad, sino a la pluralidad, a la novedad de cada ser. No

obstante, resulta difícil imaginar un sistema de conocimiento eficaz que prescinda de los

conceptos para centrarse solo en lo circunstancial.

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Según Mardones (1995), los planteamientos postmodernos aplicados al ámbito de la

religiosidad dan como resultado un mayor énfasis en la interioridad y la experiencia

personal, una mayor libertad del individuo a la hora de configurar sus creencias, y una

posición crítica respecto a las instituciones, las jerarquías y los dogmas religiosos.

Todos ellos rasgos presentes en la religiosidad New Age.

La religiosidad New Age

La contracultura New Age (cuyas manifestaciones más conocidas son la música y la

religiosidad New Age) surgió a mediados de los años sesenta como continuación de la

espiritualidad hippie (Carozzi, 1996). Hacia 1960 miles de jóvenes estadounidenses se

rebelaron culturalmente contra la intervención militar en Vietnam y la imposibilidad de

ser ellos mismos dentro del modelo social y económico de los años 50. La contracultura

hippie, en consonancia con los planteamientos postmodernos y las ideas de la

generación beat, potenció la individualidad y la creatividad frente a la burocracia y el

capitalismo (colaboradores de Wikipedia, 2012). Asimismo se opuso a la guerra como

método de resolución de conflictos, denunció el daño infligido al medio ambiente y

potenció la liberación sexual de los Estados Unidos. En el plano espiritual, buscó

fórmulas alternativas a las religiones institucionales, introdujo cultos orientales e

indígenas, y potenció una religiosidad basada en el bienestar interior y no en la

adecuación a los dogmas. A su vez, el consumo de drogas estimuló los “estados de

conciencia alterados” que pronto se relacionaron con la experiencia de lo divino

(colaboradores de Wikipedia, 2012).

A comienzos de los años 70, el movimiento hippie comenzó a decaer debido, en parte, a

la mercantilización del estilo hippie y la llegada masiva de personas interesadas solo en

la fiesta y las drogas. No obstante, la espiritualidad hippie y los experimentos

sincréticos perduraron con el paso del tiempo y configuraron una contracultura derivada

(colaboradores de Wikipedia, 2012).

El término “contracultura”1 designa a las creencias, valores y prácticas compartidos por

un conjunto de personas y contrarios a la cultura hegemónica del momento (Herrera

                                                                                                               1 Algunos autores (James Lewis, J. Gordon Melton o David Hess) emplean el término “subcultura” para

referirse fenómeno socio-cultura New Age. El término “subcultura” designa a un conjunto de personas

que poseen unos valores y comportamientos distintos a los de la cultura dominante, aunque no se desligan

de esta. Estos comportamientos suelen deberse a razones de edad, género, identidad sexual, raza, nivel

Page 7: Trabajo sobre la religión New Age

Zabaleta, 2009). En el caso de la religiosidad New Age, esa oposición se manifiesta en

el rechazo a los dogmas tradicionales, la obsesión por la espiritualidad y la necesidad de

un cambio en la conciencia individual y colectiva (que coincidirá con el paso de la era

astrológica Piscis a la era Acuario, de ahí la denominación New Age). A diferencia de la

contracultura hippie o la contracultura punk, los seguidores New Age no poseen unas

creencias y prácticas comunes: cada individuo construye su propia cosmovisión

(“religión a la carta”) mezclando elementos de otras religiones, movimientos sociales o

ciencias ocultas (sincretismo). De esta forma, se configura un auténtico “supermercado

de religiones donde cada uno toma lo que le gusta y deja el resto” (Díez de Velasco,

2006). Es el propio individuo quien, a partir de la intuición y sus experiencias

personales, selecciona los símbolos y las ideas que más le convencen (subjetivismo).

Mezclan la tradición cristiana, judía y oriental con elementos propios de la ecología, los

movimientos pacifistas, la pseudo-ciencia, el ocultismo, la astrología, la medicina

alternativa o las religiones del mundo antiguo. Pueden llegar a asociar la Santísima

Trinidad cristiana con la tríada egipcia Osiris-Isis-Horus, y negar la existencia del

infierno sustituyéndolo por el mecanismo de justicia del karma y la reencarnación

(Carozzi, 1996).

A continuación señalaremos algunos elementos y fórmulas que se repiten con cierta

frecuencia en los discursos New Age. Hay que tener en cuenta que muy pocas personas

se definen a sí mismas como adeptos New Age y que no existe una práctica y

organización estándar (el individuo puede desarrollar sus propias ideas o puede formar

parte de pequeñas redes con intereses similares); por ello, resulta difícil identificar a

estos movimientos y establecer elementos característicos (Carozzi, 1996).

La mayor parte de los movimientos New Age afirman que cada vez que la tierra cambia

de era astrológica (hecho que ocurre cada 2.148 años2) se producen grandes cambios

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   socio-económico, convicciones políticas o religiosas. Así pues, podemos hablar de la subcultura gay, la

subcultura cristiana o las tribus urbanas (Herrera Zabaleta, 2009). No obstante, en esta trabajo hemos

optado por el término “contracultura” ya que enfatiza mejor el rechazo de los movimientos New Age

hacia la organización de las religiones institucionales.

2 El eje de la tierra se encuentra inclinado 23,5 grados. Con el paso del tiempo, esa inclinación aumenta y

también varía la posición del eje, desplazándose a la izquierda y describiendo una circunferencia. Cada

71,6 años la posición el eje aumenta un grado, por lo que, si una circunferencia tiene 360 grados, el eje

Page 8: Trabajo sobre la religión New Age

sociales y políticos. Según estos movimientos, la transición astrológica conllevará un

cambio en la conciencia individual y colectiva, una nueva visión del mundo que nos

permitirá superar los dualismos tradicionales ciencia-religión, cuerpo-espíritu, materia-

pensamiento, masculinidad-feminidad (Carrozi, 1998). Algunos astrólogos consideran

que el paso de la era Piscis a la era Acuario se producirá en torno al siglo XXVII,

mientras que otros afirman que el cambio ya se produjo en 1962 (colaboradores de

Wikipedia, 2012).

A grandes rasgos, los movimientos New Age consideran que los problemas actuales se

deben al monopolio científico-técnico y al escaso desarrollo espiritual de los hombres.

Asimismo señalan que las desigualdades sociales son consecuencia de la existencia de

jerarquías anacrónicas como, por ejemplo, el patriarcado (incorporándose así elementos

feministas a las tesis New Age). En el caso de que el cambio de conciencia no se

produjera, estos movimientos preconizan un futuro apocalíptico: guerras nucleares,

destrucción del medio ambiente, hambre (Carozzi, 1996).

La meditación trascendental y las técnicas de auto-conocimiento ocupan un lugar

central en buena parte de los movimientos New Age. El énfasis en el espíritu se

relaciona con la dicotomía alma-cuerpo muy presente en los textos de estos grupos

(Carozzi, 1998). La materia se relaciona con el mal, y el espíritu con la salvación y lo

divino. La idea del espíritu como elemento divino ignorado por el hombre resulta

fundamental para entender ciertos planteamiento de la religiosidad New Age. Algunos

grupos llegan a afirmar que Cristo fue enviado a la tierra para revelar a los hombres la

naturaleza divina de sus espíritus. Otros, en cambio, consideran que el cambio de

conciencia derivado de la era acuario obligará al hombre a darse cuenta de que no hay

más Dios que él mismo, un buen ejemplo de la importancia que adquiere el individuo en

las formas religiosas modernas (Carozzi, 1996)

A través de la meditación y las técnicas de autoconocimiento, los movimientos New Age

buscan una transformación individual y colectiva, una transformación concebida como

sanación del hombre y la tierra. A su vez, dicha sanación se concibe como armonización

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   tardará 25.776 años en describir una circunferencia completa. Al describir la circunferencia, el eje pasa

por las doce constelaciones del Zodíaco. Si dividimos los 360 grados entre las doce constelaciones, a cada

constelación le corresponden treinta grados, es decir, unos 2.148 años. Denominamos “era astrológica” al

periodo de tiempo en que el eje tarda en pasar de una constelación a otra (Colaboradores de Wikipedia,

2012).

Page 9: Trabajo sobre la religión New Age

de las energías del cuerpo y conocimiento de la esencia divina que todos poseemos

(Carozzi, 1996).

Para lograrlo, buena parte de los movimientos New Age incorporan a sus prácticas

métodos alternativos de medicina: medicina herbolaria, reiki (sanación del paciente

mediante la imposición de las manos), uso de cristales en la terapia… Técnicas pseudo-

científicas que favorecen la implicación del paciente en el tratamiento.

Siguiendo con la importancia de la transformación personal, Díez de Velasco (2000)

afirma que los elementos esotéricos incorporados a los movimiento New Age

(astrología, tarot, brujería, contacto con otros seres) han pasado de ser fines en sí

mismos a ser medios para lograr esa transformación, es decir: las personas que

actualmente recurren al tarot o la astrología no pretenden conocer su destino

inamovible, sino que desean informarse acerca de los “recursos cósmicos” disponibles

para transformar su vida.

Según Max Weber la peculiar concepción judeocristiana de Dios ha ejercido (y ejerce)

una influencia capital en la sociedad y la cultura occidentales. Para las religiones

monoteístas, Dios (Yahvé) es un ser creador y todo lo creado se sitúa fuera de él. Este

distanciamiento hace que el mundo se conciba como lo no divino, lo profano, lo que

debe ser salvado, imposibilitando así cualquier unidad cósmica sagrada: solo existen

Dios y las criaturas creadas por Dios; y entre esas criaturas destaca el hombre como

administrador de la creación (Mardones, 1995). Por el contrario, en los movimientos

New Age prevalece una postura panteísta en la que Dios y el universo son lo mismo.

Todas las criaturas serían manifestaciones de Dios y estarían interconectadas al formar

parte de él. Dios no sería aquel ser trascendente y antropomórfico de la tradición

judeocristiana, sino que sería una fuerza o energía contenida en todos los seres.

La concepción panteísta de Dios se relaciona fácilmente con el culto a la diosa madre

Gaia y la protección del medio ambiente. En 1969, el químico inglés James Lovelock

propuso que todos los seres vivos que pueblan la biosfera (estrecha franja de la tierra

donde se desarrolla la vida) se comportan como un todo coherente que potencia y

mantiene las mejores condiciones para la vida (temperatura, salinidad, composición del

aire). De esta forma, todos los seres vivos de la biosfera y el entorno de la misma

conformarían un sistema auto-regulado denominado Gaia (colaboradores de Wikipedia,

2012). La espiritualidad hippie y diversos movimientos ecologistas adaptaron la

hipótesis Gaia y concibieron la tierra como un auténtico ser vivo. El paso siguiente fue

Page 10: Trabajo sobre la religión New Age

divinizar a este organismo y relacionarlo con los antiguos cultos de la Diosa Madre

(Gea, Ishtar, Magna Dea, Durga).

El pensamiento científico constituye el modelo de pensamiento de la sociedad actual.

Las nuevas religiones y sectas surgidas a partir de los años 50 comprendieron pronto el

enorme poder de convicción de la ciencia, e incluyeron en sus doctrinas términos y

teorías pseudo-científicos. Aunque nada tiene que ver con los movimientos New Age, la

Iglesia de la Cienciología, fundada en 1954, constituye un buen ejemplo de utilización

interesada de la ciencia. Sus sietes millones de adeptos se encuentran en una

permanente evolución del estado común (“aberrado”) al estado superior (“clear”).

Mediante tests de personalidad y técnicas pseudo-psicológicas (en las que se emplean

máquinas como el electrómetro), los seguidores de esta secta pasan por cincuenta

estados, siendo el último estado (“tethan”) una especie de reminiscencia de tipo

platónico (Díez de Velasco, 2006).

Los movimientos New Age no utilizan la pseudo-ciencia para ganar adeptos, sino que

recurren a los límites de la ciencia para sustentar sus argumentos metafísicos. Esta

postura constituye una auténtica falacia ya que no resulta lógico afirmar que nuestras

ideas son verdaderas basándonos solo en que la ciencia no ha podido confirmar otras

teorías. Para ejemplificar las relaciones ciencia-New Age, Díez de Velasco (2006)

recurre a la Gnosis de Princeton, un grupo próximo a la religiosidad New Age formado

en su mayor parte por astrofísicos, médicos, biólogos y otros investigadores de

Pasadema y Princeton descontentos con las explicaciones que da la ciencia respecto al

surgimiento del universo y la vida. Sus seguidores afirman que existe un principio de

naturaleza suprahumana que ordena el cosmos y consideran que el estudio del mundo

material es una vía para alcanzar la experiencia de lo divino. No obstante, creen que la

salvación solo puede alcanzarse de forma individual siguiendo la religión que dicta el

interior de cada persona, por lo tanto, rechazan cualquier forma religiosa colectiva.

Al igual que la Gnosis de Princeton, la mayor parte de los movimientos New afirman la

existencia de un sistema oculto de fuerzas y energías que la ciencia actual es incapaz de

explicar. Algunos movimientos consideran que esa energía sería materia vibrando a

velocidades muy altas (teoría de las cuerdas), mientras que otros creen que se trataría de

un impulso vital, de una especie de fuerza distinta a las estudiadas por la física o la

química sin la cual no podría concebirse la vida (Carozzi, 1996). Sus seguidores creen

que estas energías pueden transferirse a través del contacto físico o la simple cercanía a

Page 11: Trabajo sobre la religión New Age

sus fuentes, de ahí la incorporación de técnicas de sanación mediante cristales o

mediante la imposición de manos.

La mayor parte de los movimientos New Age suelen asociar la experiencia personal de

lo divino con la meditación y el autoconocimiento. La idea de alcanzar la plenitud

espiritual a partir de la reflexión interior es un elemento propio de la mística budista.

Simplificando mucho, existen dos grandes corrientes místicas (colaboradores de

Wikipedia, 2012): la desarrollada por las religiones monoteístas (cristianismo, islam,

judaísmo) y la mística propia de las religiones-filosofía orientales (budismo,

hinduismo).

En el caso de las religiones monoteístas, la experiencia de lo divino suele denominarse

éxtasis y depende únicamente de Dios. Solo Dios puede acercarse a su creación y

permitir a uno de sus siervos experimentar su naturaleza divina. A pesar de que el

éxtasis es otorgado, varias corrientes cristianas e islámicas promovieron la dura vida

ascética con el objetivo de apiadar a Dios y conseguir experimentar su presencia

(misticismo del Siglo de Oro, sufismo). Los pocos elegidos que han demostrado haber

experimentado a Dios a través de los estigmas o los mensajes proféticos son

considerados santos (colaboradores de Wikipedia, 2012).

Por el contrario, la mística budista e hinduista mantiene que esos estados de plenitud

intelectual son experiencias espontáneas del estado Nirvana, un estado mental en el que

desaparecen la “falsa idea del Yo” y los estados de deseo, necesidad y miedo. Según

esta corriente mística, todos podemos alcanzar la experiencia momentánea del Nirvana

a través de la meditación y el autoconocimiento (gnosis).

La oposición hippie a los dogmas, las ansias de realización individual y el interés por

las culturas alternativas al capitalismo potenciaron la incorporación de elementos

budistas a la religiosidad hippie. Con el paso del tiempo, los movimientos New Age

mantuvieron el interés por el budismo debido, en parte, a la importancia que esta

religión-filosofía otorga al espíritu y la idea de que todo el mundo puede experimentar

el Nirvana.

No obstante, no todos los movimientos New Age suscriben las tesis panteístas y el

misticismo oriental. Un buen ejemplo de ello son los movimientos próximos a las sectas

ufológicas (Díez de Velasco, 2000). Estos movimientos consideran que la civilización

humana fue creada por seres extraterrestres que intentan mostrar al ser humano cómo

acceder a estadios mentales superiores. Para transmitir sus verdades, estos seres

Page 12: Trabajo sobre la religión New Age

seleccionarían a unos pocos afortunados y se pondrían en contacto con ellos. De esta

forma, la transformación personal no dependería del interior, sino del exterior. No

obstante, Díez de Velasco destaca cómo en los últimos cincuenta años las formas de

contacto con estos seres han pasado de la abducción física a la abducción mental. La

lectura en clave ufológica que estos movimientos hacen de la Biblia constituye un buen

ejemplo de eclecticismo New Age: Cristo sería un extraterrestre enviado a la tierra para

ayudar a los hombres a alcanzar un estadio superior. El mismo estadio que en 1997

buscaron 39 miembros de la secta Heaven’s gate al suicidarse justo cuando el cometa

Hale-Bopp se aproximaba a la tierra. No obstante, estas formaciones son sectas y no

redes de adeptos (Díez de Velasco, 2000).

Por último, cabría decir que los movimientos New Age no han sido los primeros en

combinar la mezcla de religiones con el desarrollo espiritual y la obsesión por lo oculto.

Entre estos precedentes destaca la teosofía, un movimiento esotérico surgido a

mediados del siglo XIX, justo cuando el pensamiento positivista amenazaba a las

grandes religiones (Díez de Velasco, 2000). En palabras de su fundadora, Helena

Blavatsky (1831-1891), la teosofía es una “sociedad que busca la sabiduría divina, la

sabiduría oculta o espiritual”. A través del estudio de los fenómenos paranormales y la

comparación de religiones, la teosofía busca un sistema filosófico-científico que

explique la naturaleza del espíritu y su vinculación con lo divino. Los teóricos de este

movimiento se obsesionaron con el espiritismo e intentaron crear una “ciencia” a partir

de los rasgos comunes que observaban en los fenómenos paranormales (Díez de

Velasco, 2000).

La teosofía considera que todas las religiones poseen verdades en común. Por ello, sus

seguidores estudian los texto sagrados de todas las religiones y los relacionan entre sí,

sentando un precedente para el eclecticismo New Age. El movimiento teosófico fue uno

de los primeros en introducir la mística budista e hinduista en Occidente. Más tarde, los

movimientos hippie y New Age recurrieron a estas corrientes para dotar a su obsesión

por el espíritu de un marco teórico.

Page 13: Trabajo sobre la religión New Age

Conclusión

Frente al anquilosamientos de las religiones institucionales, los movimientos New Age

se adaptan perfectamente a las exigencias de la religiosidad post-industrial. Si el poder

político y económico de las religiones institucionales disminuyera con el tiempo, las

nuevas formas religiosas contendrían un buen número de elementos propios de la

religiosidad New Age. Para justificarlo, relacionaremos las principales características de

la religiosidad post-industrial con las repuestas que estos movimientos ofrecen.

El elemento por antonomasia que distingue a la religión pre-sociedad del consumo de la

religión post-sociedad del consumo es el paso de la dimensión colectiva al mundo

interior del individuo. Las religiones tradicionales pierden progresivamente su función

legitimadora y pasan de ser una exigencia social a ser una elección personal3. El

sentimiento religiosa se asocia con el equilibrio interior, con las experiencias

individuales y con las sensaciones de éxito y fracaso. En palabras de Mardones,

asistimos a la “sacralización de la subjetividad”. El mismo autor señala que este cambio

puede relacionarse con el individualismo inducido por la competitividad laboral y con el

hedonismo derivado de la sociedad consumista. Para hacer frente al exceso de oferta, las

empresas deben amoldarse a las necesidades específicas de sus clientes. En el ámbito de

la religión sucede lo mismo: si los dogmas trascendentes no responden a los problemas

personales, el individuo flexibilizará la doctrina y probará otras fórmulas religiosas. La

espiritualidad hippie y los movimientos New Age constituyen un buen ejemplo de esta

individualidad religiosa. Al obviar su dimensión social, estos movimientos se centran en

el espíritu e incorporan elementos propios de la tradición oriental y la pseudo-psicología

(meditación trascendental, técnicas de autoconocimiento, experiencia momentánea del

Nirvana).

Los dogmas y jerarquías que caracterizan a las religiones tipo iglesia son contrarios a la

libertad de interpretación que caracteriza a la religiosidad post-industrial. Mardones

emplea el término “culto” para designar a las nuevas formas religiosas adaptadas a la

modernidad. Según el autor, los movimientos tipo culto se caracterizan por la escasa

organización, la ausencia de límites doctrinales y la afiliación inestable.

                                                                                                               3 Mientras que unos optan por la revisión y la flexibilización de la religión impuesta durante la socialización primaria, otros se decantan por el ateísmo, el agnosticismo y la indiferencia respecto al hecho religioso. Según el barómetro del CIS de 2010, el 25% de la población española se declara atea, agnóstica o indiferente.

Page 14: Trabajo sobre la religión New Age

Aunque en el ámbito New Age hay tantas cosmovisiones como seguidores, los

individuos que comparten un mínimo de creencias tienden a agruparse en pequeñas

redes de adeptos. Internet ha permitido a estas “comunidades emocionales” (Mardones,

1995) difundir sus cosmovisiones y entrar en contacto con nuevas ideas. No obstante, su

rechazo a los formas de organización masificadas (religiones tradicionales) y la

obsesión por el desarrollo interior hacen que el compromiso social y política de estos

movimientos sea prácticamente nulo. Encontramos un buen ejemplo de este desinterés

social en la fe ciega que los movimientos New Age tienen en el cambio de era

astrológica: hasta que no se produzca, el hombre no podrá liberarse del pensamiento

materialista. Al hablar de la falta de organización y doctrinas de estos grupos, Díez de

Velasco (2000) afirma que, en muchos casos, el cumplimiento de la legislación civil

llega a ser más importante que los preceptos internos del grupo.

En las sociedades occidentales altamente industrializadas, el monopolio cosmovisional

de las religiones tradicionales ha dejado paso a un mercado de creencias e ideologías.

Nada impide a un individuo mezclar elementos de otras religiones y configurar su

propia visión de la realidad. Las religiones tradicionales intentaron blindar sus símbolos

y dogmas asociándolos con las rígidas instituciones religiosas. No obstante, la pérdida

de relevancia social de esas instituciones ha permitido la liberalización de un importante

“capital sagrado” a disposición del individuo (Mardones, 1995). Actualmente los

movimientos New Age son el mejor ejemplo del eclecticismo que impone la

individualidad moderna. Si se quiere dar respuesta a las necesidades religiosas de cada

individuo, el mercado de los símbolos y la libertad de configuración son necesarios.

La obsesión por el individuo y la interioridad se contraponen a la tradición teológica de

las religiones monoteístas. Frente a la idea de Dios como un ser trascendente que

observa y juzga a su creación desde un nivel superior, los movimientos New Age

conciben a Dios como un todo, como una fuerza presente en todo el universo. De esta

forma, el interior del individuo se diviniza y la defensa del medio ambiente adquiere

una justificación religiosa. En el plano místico estos movimientos rechazan la tradición

occidental y afirman que todo el mundo pueden alcanzar estados momentáneos de

plenitud espiritual a partir de la meditación y el autoconocimiento. Se abandona así la

idea de éxtasis circunscrita a un selecto grupo de santos.

Page 15: Trabajo sobre la religión New Age

Por todo lo expuesto anteriormente, podemos afirmar que los movimientos New Age

constituyen un buen modelo a la hora de aventurar cómo pueden ser las formas

religiones de un futuro (siempre y cuando las religiones tradicionales mantengan su

postura intransigente y no adapten su doctrina a la religiosidad moderna).

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Page 17: Trabajo sobre la religión New Age

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interpretacion-de-g-vattimo.pdf

En la época posmoderna confluyen dos elementos: los logros materiales de la modernidad (mayor

capacidad técnica) y la insatisfacción por lo logrado o por la forma de lograrlo, gozarlo o distribuirlo

(destrucción medioambiental, tercer mundo).

Según Lipotevsky, en nuestras sociedades se viene produciendo un “proceso sistemático de atomización e

individualización narcisista”: cuantos más años se vive, mayor es el miedo a envejecer; cuanto mayor es

el bienestar, mayor es la depresión; cuanto mayores son las posibilidades de comunicación, más solos nos

sentimos.

La modernidad ha defendido valores extra-temporales, valores fuertes, mientras que en la posmodernidad

los valores son débiles, momentáneos, cambiantes.

Para Vattimo, asistimos a un debilitamiento del ser en la época posmoderna. La metafísica como estudio

del ser-ente finito y estructurado pertenece a la modernidad ya pasada. Mediante los ordenadores y la

ciencia creemos comprender mejor la realidad, pero los discursos son cada vez más remotos a la

experiencia cotidiana. La posmodernidad se caracteriza por la disminución del sentido de la realidad. No

hay hechos, solo interpretaciones. Es por ello que la metafísica entendida como estudio del ser en sí es

inviable en una sociedad mutable.

La modernidad se basó en el pensamiento y la razón, mientras que la posmodernidad acentúa el valor de

las interpretaciones, las sensaciones, las imágenes.

Vattimo advierte un “renacer del interés religioso en el ámbito cultural posmoderno”, pero hay que

interpretarlo. El filósofo hermenéutico considera que el cristianismo ha experimentado y experimenta un

proceso de secularización entendido como disolución violenta de lo sagrado, de la omnipotencia

(tomando esta idea de Max Weber). Un ejemplo sería la encarnación de Dios en Cristo: al encarnarse,

Page 18: Trabajo sobre la religión New Age

Dios se debilita y se seculariza. Cristo padece un calvario y muere en la cruz. El autor relaciona este

debilitamiento de la omnipotencia divina con el debilitamiento del ser en la época posmoderna.

Para Vattimo, la posmodernidad exige a la religión el olvido de lo sacro y la necesidad de relacionar la

vida con las circunstancias actuales. La posmodernidad exige que el proceso de secularización continúe.

La vejez y la proximidad al límite de la muerte intensifican los pensamientos sobre la fe y la religión.

Para Vattimo, la incapacidad de la razón moderna cimenta en la época posmoderna un retorno a Dios.

MARDONES, José María. “Posmodernidad y religión” El País.

http://elpais.com/diario/1987/07/16/sociedad/553384801_850215.html

Mundo posmoderno caracterizado por el desencantamiento de la razón. Los conceptos universales,

inmutables no existen, prima el mundo de las experiencias.

“Nos encontramos ante un pensamiento débil que ofrece un relativismo radical”.

¿No es la religión, concebida como búsqueda de la verdad absoluta, el polo opuesto a la dinámica

posmodernista?

Religión como un conjunto de relatos que transmiten las reglas prácticas de una sociedad. Estas

narraciones definen lo que es lícito hacer dentro de una cultura.

Los teóricos posmodernos advierten de que lo absoluto, lo real, lo estable se ha asociado a diferentes

conceptos a lo largo de la historia. Estas ideas no han sido más que fetiches.

No hay un fundamento que sintetice lo real. Y aquellos que se presentan como tales suelen pertenecer a

sistemas totalitarios.

La posmodernidad cuestiona la obsesión moderno de sintetizar la quimera de la realidad mediante la

razón. La posmodernidad destruye los héroes absolutos, presentes también en las construcciones

racionales.

Lyotard

Marx, Nietzsche, escuela de Francfort.

Page 19: Trabajo sobre la religión New Age

WOLNY, Witold P. El mundo postmoderno y la religiosidad

La secularización y la posmodernidad

La definición formal del término “secularización” se centra en el paso de una institución o realidad con

dependencia eclesiástica a la civil.

Para Juan Martín Velasco, las relaciones que se establecen entre la religión y el contexto socio-cultural de

la modernidad se caracterizan por:

• La progresiva separación jurídica de la Iglesia y el Estado.

• Desmitificación de la revelación divina. Preponderancia de la ciencia para explicar el mundo. La

religión ya no da sentido a las cuestiones terrenales.

• La independencia del saber filosófico.

• Autonomía moral independiente con respecto a la religión.

Para Wolny, el choque entre la modernidad y el cristianismo puede generar dos posibles escenarios: en el

primero, la modernidad supera definitivamente al cristianismo ya que los valores de ambas partes son

irreconciliables. En el segundo escenario, la secularización es vista como un “don salvador” para la

Iglesia. Bernard Häring considera que el tiempo de la desacralización ofrece una oportunidad a la Iglesia

para evaluar todo lo que existe en ella: los signos sagrados, las vestiduras, los mandamientos, el culto a

las reliquias, el lenguaje sagrado, el poder en el seno de la Iglesia.

El problema sobreviene cuando la Iglesia asume la secularización como una amenaza y no inicia un

proceso de revisión.

Diferencias entre la secularización moderna y la secularización postmoderna

La secularización en la modernidad emplea la razón (entendida como la capacidad del hombre para

desentrañar las leyes universales que rigen nuestro mundo) para cuestionar los principios del cristianismo.

Según Castañeira, la postura postmoderna niega la existencia de esos principios universales y, por ende,

la supremacía de la razón. Al cuestionar la razón, no existen medios alternativos para resolver las

cuestiones religiosas.

La postmodernidad rechaza los dogmas, los axiomas, los sistemas totalizadores. Todo es susceptible de

cambio. La postmodernidad no es irracional sino suprarracional.

Esta negación de lo absoluto se relaciona con el individualismo y la privatización de la fe: el sistema de

creencias debe adaptarse a mí.

La nueva religiosidad (basada en la subjetividad, el cambio) se identifica más con las religiones orientales

que con la idea cristiana de Dios como ser definido que revela mandamientos.

Según Wolny, aparte de negar los conceptos absolutos, el sujeto postmoderno recela de lo colectivo, del

esfuerzo personal para ser incluido en el grupo.

Page 20: Trabajo sobre la religión New Age

La nueva religiosidad y el fenómeno New Age

Reencarnación, vudú, santería, OVNIS, magia, hinduismo, taoísmo, culto de la Gran Diosa, cultos

egipcios, religiones indoamericanas, tarot, satanismo, astrología.

El hombre moderno circunscribía su realización personal al mundo en que vivía. El sujeto postmoderno,

desencantado e insatisfecho con el modelo racional, se interesa por la espiritualidad, por el misterio.

El fenómeno new age no es una religión ni tampoco una especia de secta. No existen fundadores,

instituciones ni libros sagrados. El fenómeno new age escapa de todo formalismo y definición.

MARDONES, José María. Análisis de la sociedad y la fe cristiana

Capítulo 1: Cristianismo y modernidad capitalista.

No es fácil hablar de las relaciones que se establecen entre la modernidad y la realidad. Para algunos, la

modernidad es la hijastra del cristianismo (maltratada en ocasiones); para otros, el cristianismo es víctima

de un proceso que cuestiona constantemente la tradición.

Según Mardones, la “modernidad” en la que estamos inmersos se caracteriza por:

• Una racionalidad crítica que cuestiona toda referencia a la autoridad y el poder.

• Un proceso de industrialización ligado al desarrollo científico y técnico.

• Un modo de producción capitalista basado en el mercado, la iniciativa privada y la

globalización.

• El monopolio estatal de la administración pública.

• Un proceso de secularización. Pérdida de relevancia de los símbolos y las instituciones

religiosas.

Para Mardones, la modernidad quiso ser, en primer lugar, ilustrada. Más tarde degeneró hacia el

positivismo y el funcionalismo pragmático.

Nietzsche, Weber o la Escuela de Frankfurt avanzaron que la modernidad no era un proceso lineal que

arrastraba la historia hacia el cénit de la realización humana. Las guerras europeas acabaron con el

orgullo derivado del progreso científico. Las grandes palabras como progreso, democracia, educación o

riqueza material enmascaraban importantes fallos estructurales.

Según Max Weber, el capitalismo es un modo de organización de la producción basado en el principio de

la racionalización. Un sistema económico basado en la producción con garantías y al mínimo coste.

Page 21: Trabajo sobre la religión New Age

El capitalismo posee su propia cultura y moral: el hombre domina la naturaleza, el hombre domina la

realidad para obtener mayores beneficios. La competitividad, la superación y la búsqueda del éxito

material vertebran el capitalismo.

La cosmovisión capitalista acepta que se destruyan elementos de la naturaleza para obtener otros. La

mente capitalista se obceca en la acumulación, la eficiencia y la rentabilidad.

El paso del “capitalismo de satisfacción de necesidades” al “capitalismo de la producción en masa” (o

“capitalismo y economía del deseo”) fue uno de los cambios más importantes en el seno del capitalismo.

Este cambio suele situarse en los años veinte.

Llega un momento en que se producen más objetos de los necesarios. Para venderlos se recurre a la

creación de necesidades ficticias. La publicidad y las facilidades monetarias sumen al individuo en la

economía del deseo.

El esfuerzo y la obsesión por producir se sustituyen por el placer y la obsesión por poseer. El sujeto

capitalista austero se convierte en un sujeto consumista, en un sujeto hedonista. El respeto por las reglas

del trabajo se sustituye por el éxito rápido. La mayor parte de las relaciones humanas se reducen a

simples relaciones comerciales.

Los críticos con este sistema consideran que el mantenimiento de la economía del deseo lleva consigo la

deshumanización del hombre: los principales valores de la sociedad son la posesión, el triunfo y el dinero.

Los hombres se vuelven cada vez más individualistas.

Mardones critica que esta deshumanización parece atenuarse con elementos humanistas y espirituales

falsos. El autor considera que los movimientos místicos y espirituales que proliferan en la actualidad

contribuyen a que el modelo individualista y mercantil se mantenga.

Otros autores consideran que la modernidad industrial ha evolucionado, por lo que nos encontraríamos en

un nuevo escenario que toma distintos nombres: modernidad reflexiva, sociedad del riesgo, sociedad de la

ambivalencia, sociedad líquida, sociedad del “y”. La modernidad industrial se caracterizó por la sencillez

de las oposiciones; la sociedad postmoderna se caracteriza por la multiplicidad, las combinaciones y los

puntos de vista.

Los sujetos de la sociedad postmoderna desconfían de las bases de la modernidad. El desarrollo científico

y técnico, la economía o la burocracia son percibidos como algo incontrolable. No podemos recurrir a

estos elementos para estabilizar la situación.

Los sujetos postmodernos asumen que nada permanece: el propio estado del bienestar peligra.

Los medios de comunicación de masas informan sobre terribles injusticias y, acto seguido, emiten

programas banales. La gran cantidad de información y visiones de la realidad que percibimos nos obliga a

reflexionar sobre la relatividad de las creencias y las costumbres, a cuestionar lo dado por supuesto. El

sujeto postmoderno rehúye los rasgos heredados y se embarca en la construcción de su propia identidad.

Los fundamentalismos surgen como una solución a esa crisis de identidad. La defensa obcecada

Page 22: Trabajo sobre la religión New Age

La sociedad de la ambivalencia es la sociedad del riesgo: conocemos los factores del peligro, pero no los

del riesgo. La modernidad industrial hacía frente a los peligros mediante el desarrollo tecnológico.

Recurrir a la tecnología en la actual sociedad postmoderna aumentaría el riesgo.

La religión en la modernidad capitalista

¿Cómo ha afectado el proceso de secularización al cristianismo?

Pérdida de la centralidad social

En el periodo previo a la “modernidad”, la religión determinaba qué realidades humanas era dignas. La

modernidad sitúa el éxito económico y la productividad en el centro de la sociedad y desplaza a la

religión. La religión pierde sus funciones legitimadoras y queda confinada al culto, a los sacramentos

decimonónicos, a dar sentido a la muerte, a los periodos de enfermedad.

La explicación del mundo que aporta la religión no es la única cosmovisión.

CAROZZI, María Julia. “Definición de la New Age desde las ciencias sociales”.

El fenómeno socio-cultural New age

No se trata de una doctrina o una organización con límites definidos.

Las teorías New Age se caracterizan por sus amplias posibilidades de interpretación. El sujeto no se auto-

impone dogmas ni construcciones del bien y el mal. Priman los estados de ánimo individuales a los

esfuerzos por formar parte del grupo religioso.

Según la historiadora Catherine Albanese, “evocar el fenómeno New Age es, en cierto sentido, reificar un

estado de ánimo, un momento, una descripción”. La corriente New Age se basa en la individualidad, en

los sentimientos volubles, en la interpretación interesada.

La corriente New Age es un conjunto de discursos religiosos en los que no encontramos ningún tipo de

organización central, jerarquía, credo o criterio de inclusión o exclusión. Las tesis que proponen

Page 23: Trabajo sobre la religión New Age

combinan elementos ambiguos de distintas corrientes: filosofías orientales, psicología del potencial

humano, religiones de los indígenas norteamericanos, la mitología de la Diosa Madre, las terapias cuerpo-

mente. Todo ello combinado con la comida orgánica, la sanación natural y la ecología (Hess, 1993).

Si algo falla en el discurso recurrirán a ideas ya existentes, susceptibles de interpretación para blindar su

lógica.

La ambigüedad se extiende también al ámbito de los argumentos que proponen y sus influencias

Consideran que la humanidad está a punto de experimentar una transformación espiritual radical.

Consideran que esa transformación obligará a los hombres a replantearse su relación con el mundo

natural.

Las formas de la religión en la sociedad moderna. Sánchez Capdequí, Celso.

El proceso de “desencantamiento del mundo” culmina en la sociedad moderna con la pérdida por parte de

la religión del poder trascendente y legitimizador. La religión es un discurso más a la hora de explicar el

mundo.

Las cosmovisiones basadas en la trascendencia (Jesucristo, Buda, Isis) y los metarrelatos legitimadores

del orden social han sido superados. Desaparece la tutela religiosa del orden social. Existen varios

discursos autónomos para explicar el mundo (economía, política, ciencia).

Marx define la religión como “ideología y falsa conciencia”, como un sustituto de la felicidad en el marco

social moderno. La auténtica verdad se encontraría en la lucha de clases y la socialización de los medios

de producción.

Según Niklas Luhmann, aparte de legitimar órdenes sociales, las sociedades pre-modernas se habrían

apoyado en la religión para afrontar las crisis de identidad y explicar los fenómenos desestabilizadores del

orden social (muerte, sequías, terremotos). Es decir, el desconocimiento de la realidad se habría

combatido con construcciones imaginarias.

La obsesión por el progreso y la exactitud científica impregna todos los ámbitos de la sociedad moderna.

http://www.monografias.com/trabajos17/retorno-dios/retorno-dios.shtml