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l Domingo de Resurrección o
de Pascua es la fiesta más
importante para todos los
católicos, ya que con la Resu-
rrección de Jesús es cuando adquiere
sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto
nos abrió las puertas del Cielo. En la
Vigilia Pascual se enciende el Cirio Pas-
cual que representa la luz de Cristo resu-
citado y que permanecerá prendido
hasta el día de la Ascensión, cuando
Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho
histórico, cuyas pruebas entre otras, son
el sepulcro vacío y las numerosas apari-
ciones de Jesucristo a sus apóstoles.,
que nos narra la Biblia
Cuando celebramos la Resurrección de
Cristo, celebramos también nuestra
propia liberación. Celebramos la derrota
del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave
de la esperanza cristiana: si Jesús está
vivo y está junto a nosotros, ¿qué pode-
mos temer?, ¿qué nos puede preocu-
par?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido
con la Resurrección, pues podemos es-
tar seguros de que, después de una
corta vida en la tierra, si hemos sido
fieles, llegaremos a una vida nueva y
eterna, en la que gozaremos de Dios
para siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera
resucitado, vana seria nuestra fe” (I
Corintios 15,14).
Si Jesús no hubiera resucitado, sus pala-
bras hubieran quedado en el aire, sus
promesas hubieran quedado sin cum-
plirse y dudaríamos que fuera realmente
Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces
sabemos que venció a la muerte y al
pecado; sabemos que Jesús es Dios,
sabemos que nosotros resucitaremos
también, sabemos que ganó para noso-
tros la vida eterna y de esta manera,
toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda
alegría. A partir de ella, los cristianos no
podemos vivir más con caras tristes.
Debemos tener cara de resucitados,
demostrar al mundo nuestra alegría
porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hom-
bres y cada cristiano debe irradiar esa
misma luz a todos los hombres hacién-
dolos partícipes de la alegría de la Resu-
rrección por medio de sus palabras, y su
testimonio de vida.
El primer lugar donde irradiar esa luz de
Cristo, debe ser nuestra propia familia,
en los cercanos, en los que amamos en
nuestra relación con ellos, empezamos a
vivir nuestra pascua.
Teresa Fernández
│ │
Felices Pascuas! Que resuene este saludo
hasta el corazón de todo cristiano.
En los relatos del Evangelio tras la Resu-
rrección de Jesús todos los personajes se
encuentran en movimiento: corren las
mujeres, corre María Magdalena, corre
Pedro, pero más corre el discípulo ama-
do (tal vez porque el amor hace más
rápido el andar).
Los discípulos de Emaús tras reconocer a
Jesús en la fracción del pan, se ponen de
camino al instante, de regreso a Jeru-
salén y se encuentran a los Once dicien-
do: “realmente ha resucitado el Señor”.
Y Pedro, cuando el discípulo amado reco-
noce a Jesús Resucitado en la orilla (tal
vez porque el amor hace ver más clara-
mente), no duda en tirarse al agua, e ir
nadando hasta su maestro.
Y es que una de las características del
verdadero encuentro con el Resucitado
es que nos pone en movimiento, nos
saca de nuestras comodidades, nos hace
caminar, y en algunos casos, porque no
decirlo, nos hace correr.
Pero no es una carrera como quien huye
de algún peligro, sino la carrera del que
en el corazón ha encontrado una gran y
verdadera urgencia: la urgencia de ir al
hermano necesitado, la urgencia de re-
conciliarse, la urgencia de compartir el
amor y la paz que Jesús Resucitado sigue
trayendo como don especial hoy a nues-
tras vidas.
A esto le llama el Papa Francisco
“primeriar”: ser el primero en pedir
perdón, ser el primero en ir al encuentro,
ser el primero en pedir una disculpa, ser
el primero en perdonar y amar, porque
Dios nos ha amado primero. Y he aquí
también mi deseo de Pascua para todos
nosotros: que “primeriemos” sin temor,
que despertemos a la reconciliación, que
el encuentro con el Resucitado nos haga
levantarnos de nuestras comodidades, y
poder decir juntos “Verdaderamente ha
resucitado el Señor”. Y entonces habrá
resurrección. Si, felices pascuas a todos!
a idea de “mundanidad” ha sido
entendida casi siempre en un
sentido negativo, como uno de
los tres clásicos enemigos del
alma: el mundo, el demonio y la carne.
San Juan, en su Evangelio y en sus Cartas,
entiende el “mundo” como algo opuesto
al Espíritu de Cristo Lo mundano sería el
paganismo resistente, lo comprometido
con el pecado, la obstinada opción por lo
temporal y lo sensible, lo irredento, la
renuncia a otra vida.
El Papa Francisco está usando, en escri-
tos y en alocuciones, otro sentido de la
mundanidad más respetable, más sutil.
Le llama “mundanidad espiritual”, reutili-
zando con matices propias una expresión
del teólogo Henry De Lubac. La describe
como “el ceder al espíritu del mundo,
que te hace actuar por la propia realiza-
ción y no por la gloria de Dios, esa espe-
cie de `burguesía del espíritu y de la
vida´, que incita a acomodarse, a buscar
una vida confortable y tranquila.”
El Santo Padre a esta desviación profun-
da del Evangelio la conecta con el afán de
“hacer carrera” dentro de la estructura
eclesiástica.
De ahí su constante exhortación a los
candidatos a Pastores en la Iglesia a "que
sean capaces de cuidar el rebaño que les
fue confiado, de tener cuidado de todo lo
que les mantenga unidos; de vigilarlo, de
prestar atención a los peligros que ame-
nazan. Pero por encima de todo que sean
capaces de velar el rebaño, de cuidar la
esperanza, de que haya sol y luz en los
corazones, de apoyar con amor y con
paciencia los planes que Dios tiene para
su pueblo.”
Y a nosotros, a los fieles, a los laicos, que
nos movemos en medios donde el dinero
y el poder siempre hacen parte de los
criterios del mundo, el papa nos recuer-
da que esta mundanidad asfixiante se
sana tomándole el gusto al aire puro del
Espíritu Santo, que nos libera de estar
centrados en nosotros mismos, escondi-
dos en una apariencia religiosa vacía de
Dios.
Vale la pena entonces prepararnos para
la fiesta del Espíritu Santo: Pentecostés.
La Pascua es también un tiempo de gra-
cia, en que debemos orar incesantemen-
te: “Ven Espíritu Santo”.
J. F. Ureña
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Eventos y reunionesEventos y reuniones
E l Arzobispo
italiano Vincen-
zo Paglia, Presi-
dente del Ponti-
ficio Consejo
para la Familia y postulador de la
causa de canonización de Monse-
ñor Óscar Arnulfo Romero anunció
que la fecha de beatificación del
que fuera Arzobispo de San Salva-
dor ha sido fijada para el próximo
23 de mayo.
Así lo indica el diario Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana que señala que la celebración será pre-sidida en San Salvador (El Salvador) por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Car-denal Angelo Amato. Para preparar la ceremonia de la beatificación, Monseñor Paglia está en estos días en El Salvador.
El Prelado italiano ofrecerá una conferencia de prensa en la que dará a conocer los detalles de la beatificación, luego que el Papa autorizara el 3 de febrero de este año, la promulgación del decreto que reconoce el martirio de Monse-ñor Oscar Romero. Aunque algunos relacionaron la muerte de Monseñor Romero a una supuesta simpatía por la teología de la liberación, el secretario del futuro beato, Monseñor Jesús Del-gado, afirmó que el mártir nunca se interesó por esta corriente contra-ria a la doctrina de la Iglesia. El secretario personal de Monseñor Oscar Arnulfo Romero aseguró en una reciente entrevista con ACI Prensa que los teólogos de la libe-ración visitaban al Arzobispo y le dejaban sus libros, pero la realidad es que nunca los abrió: “cuando escribí su vida. fui a revisar también su biblioteca.
Evidentemente, los teólogos de la liberación siempre que lo visitaban le dejaban un libro, sus libros”. “Los vi, estaban puros e inmacula-dos, nunca los abrió, nunca jamás, ni los leyó, ni los consultó nunca. En cambio todos los libros de los padres de la Iglesia estaban mano-seados por aquí y por allá, eran la fuente de su inspiración”, afirmó Monseñor Delgado. En ese sentido, aseguró que Mon-señor. Romero “de la Teología de la Liberación no supo nada, no quiso informarse de eso, él estaba adheri-do fielmente a la Iglesia Católica y sobre todo a la doctrina de los Pa-pas”. Nos unimos a la alegría de la Iglesia
entera, y en especial de nuestros
hermanos Salvadoreños, al saber ya
la fecha en que Monseñor Oscar
Arnulfo Romero, será declarado
beato.
Crisis interna en los presbiterianos La asamblea general de los presbiterianos en Estados
Unidos, conformada por 171 comunidades, decidió
aprobar una enmienda que señala ahora que el matri-
monio “es un compromiso único entre dos personas”
admitiendo así las uniones homosexuales. Esta medida
entrará en vigor el 21 de junio. La decisión ha genera-
do una crisis y ha hecho que las autoridades de los
presbiterianos establezcan que quienes se oponen a
esta postura no estén obligados a efectuar ceremonias
matrimoniales de personas del mismo sexo.
Iglesia dedicada a San Juan Pablo II El Arzobispo de La Habana (Cuba), Cardenal Jaime
Ortega, colocó la primera piedra de la iglesia que es-
tará dedicada a San Juan Pablo II, que se construirá
reutilizando las estructuras del altar donde Benedicto
celebró la Misa en su visita a la capital en 2013, convir-
tiéndose en uno de los primeros templos levantados
luego de la revolución comunista de 1959.
Un boicot gay por pensar distinto es
“medieval” “Creo en la familia tradicional” y “es imposible
cambiar mi cultura por algo diferente”, expresó el
diseñador Domenico Dolce en declaraciones a
CNN al reafirmar su posición a favor del derecho
de los niños a tener un padre y una madre, mien-
tras que su socio Stefano Gabbana señaló que es
“medieval” lanzar un boicot contra su marca –tal
como ha hecho el cantante gay Elton John– solo
porque piensan distinto.
Abortan bebé de 28 semanas por defecto
en la mano izquierda A las 28 semanas o siete meses de embarazo, un bebé
puede sobrevivir a un parto prematuro, es decir que es
“viable” fuera del vientre materno. Sin embargo, Frank
y Cindy, una pareja de New South Wales (Australia),
decidió abortar a su hijo en ese momento del embara-
zo porque presentaba una malformación en la mano
izquierda. En el estado australiano de New South Wa-
les el aborto es legal durante toda la gestación, siem-
pre que el médico considere que hay razones econó-
micas, sociales o de salud que puedan poner en serio
peligro la vida de la mujer.
23 de Mayo, en San Salvador
│ │
│ │
Ministerio de Intercesión Miércoles 1 de abril, 7:30 pm
San Marcos Evangelista
TRIDUO PASCUAL Jueves 2—Sábado 4 de Abril
RADIOTON
Ministerio radial RCC
Sábado 4 de abril
Info: 301.339.3630
Vigilia de Resurrección
Sábado 4 de Abril, 9:00 pm
San Marcos Evangelista
Primer Retiro para niños — TLR Sábado 4 de Abril, 9 am—5 pm
San Marcos Evangelista
Info:
Gran Asamblea Servidores RCC
Miércoles 8 de Abril, 7:30 pm
Nuestra Señora de los Dolores
1006 Larch Ave, Takoma Park, MD
Pascua Juvenil — TLR
Sábado 11 de Abril, 2 pm
San Marcos Evangelista
Escuela San Andrés - Emaús
Sábado 11 y Domingo 12 de Abril
San Marcos Evangelista
Ministerio de Intercesión Miércoles 15 de Abril, 7:30 pm
San Marcos Evangelista
ECCLE en Washington
Viernes 17—Domingo 19 de Abril
Info: 301.523.9938
Reunión para Coordinadores RCC
Miércoles 22 de Abril 7:30 pm
San Marcos Evangelista
C ompartimos la alegría de toda
nuestra Arquidiócesis al comen-
tar que el Papa Francisco
nombró pasado 20 de Marzo al
Padre Mario E. Dorsonville, de 54 años, co-
mo obispo auxiliar de Washington, para
asistir al Arzobispo de Washington, Cardenal
Donald Wuerl, en el cuidado pastoral de los
620.000 miembros de la arquidiócesis. Su
ordenación como obispo se llevará a cabo el
20 de abril de 2015 en la Catedral de San
Mateo Apóstol en Washington.
El obispo electo Dorsonville es Vicepresiden-
te de Misión de Caridades Católicas de la
Arquidiócesis de Washington y director del
Centro Católico Hispano. Caridades Católicas
es el brazo de extensión pastoral social de la
Arquidiócesis de Washington, y el Centro
Católico Hispano ofrece atención médica y
dental, y capacitación para el trabajo. Él es
también director espiritual adjunto en el
Seminario San Juan Pablo II de la Arquidióce-
sis de Washington.
Al presentar al nuevo obispo, el Cardenal
Wuerl dijo: “Nuestro Santo Padre, el Papa
Francisco ha manifestado, sin duda, su gran
preocupación por la Arquidiócesis de Was-
hington al nombrar al Padre Mario Dorsonvi-
lle como obispo auxiliar de esta Iglesia local.
Durante sus muchos años de ministerio pas-
toral, el Padre Dorsonville ha demostrado su
dedicación sacerdotal, preocupación por los
marginados y amor a la Iglesia. Como obispo
auxiliar, él traerá todos esos dones para
manifestar mejor el reino de Dios aquí en
esta arquidiócesis”.
Nacido en Bogotá, Colombia, el obispo elec-
to Dorsonville asistió al Seminario Mayor de
la Arquidiócesis de Bogotá, donde recibió
una licenciatura en filosofía en 1981, y en
teología sagrada en 1985. Fue ordenado
como sacerdote de la Arquidiócesis de Bo-
gotá en 1985 y sirvió como párroco asocia-
do, párroco y capellán de escuela secunda-
ria, y capellán universitario en Bogotá. Reci-
bió su licenciatura en teología sagrada de la
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
en 1991, y un doctorado en ministerio de la
Universidad Católica de América en Was-
hington, DC en 1995. Recibió un Certificado
Ejecutivo en Gestión Sin Fines de Lucro, del
Instituto de Políticas Públicas en la Universi-
dad de Georgetown en 2009. Durante la
realización de su doctorado, el obispo electo
Dorsonville ayudó con el ministerio hispano
de las parroquias El Buen Pastor y Cristo
Redentor en el norte de Virginia desde 1992
hasta 1994. Regresó brevemente a Bogotá
para servir como capellán de la Universidad
Nacional de Colombia, desde 1995 hasta
1996. De 1997 a 2004, el Padre Dorsonville
fue párroco asociado de Nuestra Señora de
Lourdes, en Bethesda, MD. En 1999, fue
incardinado como sacerdote de la Arquidió-
cesis de Washington, y en 2004 fue nombra-
do vicario parroquial de San Marcos, en
Hyattsville, donde sirvió hasta ser nombrado
Vicepresidente de la Misión de Caridades
Católicas, y Director del Centro Católico
Hispano en 2005.
“Recibí la noticia de mi nombramiento como
Obispo Auxiliar de Washington con un senti-
do de humildad y profunda gratitud a Su
Santidad el Papa Francisco”, dijo el obispo
electo Dorsonville. “Estoy muy ansioso y
abierto a colaborar con su Eminencia, el
Cardenal Donald Wuerl en los esfuerzos que
él ha desarrollado para atender las necesida-
des espirituales y pastorales de la gente de
la Arquidiócesis de Washington, especial-
mente aquellos dentro de la comunidad de
habla hispana”.
Felicitamos al Nuevo Obispo, Mario Dorson-
ville y nos unimos a la alegría de nuestra
Arquidiócesis, pidiendo a Dios le acompañe
con la gracia y sabiduría de Su Espíritu.
El Padre Mario Dorsonville
D urante el tiempo de Cuares-
ma nos hemos venido prepa-
rando para la celebración de
las fiestas pascuales. Las
prácticas cuaresmales han
ido disponiendo nuestra mente y corazón
para acoger con renovado espíritu el don
de la Reconciliación y crecer en nuestro
proceso de conversión.
Como decía el Papa Francisco en su mensa-
je de Cuaresma, invitándonos a fortalecer
nuestros corazones reconociendo el pro-
fundo amor de Dios: “Él no es indiferente a
nosotros. Está interesado en cada uno de
nosotros, nos conoce por nuestro nombre,
nos cuida y nos busca cuando lo dejamos”.
La oración, el ayuno, la limosna, el espíritu
de conversión que caracterizan los 40 días
previos a la Pascua, renuevan nuestra
consciencia de que el Señor Jesús es el
centro de nuestra vida y nos dispone a
acoger el don de su amor.
Prontos a celebrar los días santos de la
Pascua cabe preguntarse: ¿cómo puedo
celebrar con mayor provecho espiritual
este tiempo de gracia que la Iglesia nos
ofrece cada año?
Participar en la Liturgia
Tal vez lo primero sea evidenciar que la
celebración de la Pascua del Señor no
equivale al recuerdo o la memoria que
podamos hacer de un hecho del pasado,
como puede ser, por ejemplo, los 500 años
del descubrimiento de América o la muerte
de algún personaje famoso.
La celebración de la Pasión, Muerte y Resu-
rrección del Señor Jesús son ciertamente
hechos históricos, ocurrieron en un mo-
mento dado, pero son plenamente actua-
les. Recorremos el camino del Señor Jesús,
los acontecimientos que nos trajeron la
salvación, «pero no como una simple con-
memoración, como un recuerdo de hechos
pasados.
En las acciones litúrgicas Cristo se hace
presente a través de la obra del Espíritu
Santo; esos acontecimientos salvíficos se
hacen actuales».
¿Dónde se hacen actuales esos aconteci-
mientos de nuestra fe? En la celebración
litúrgica. En cada liturgia se actualiza el
misterio de Cristo y es Él mismo quien
«continúa en su Iglesia, con ella y por ella,
la obra de nuestra redención»3. La liturgia
es, pues, lugar privilegiado de encuentro
con el Señor. «Participar en la liturgia signi-
fica, entonces, sumergir la propia vida en el
misterio de Cristo, en su presencia perma-
nente, recorrer un camino en el que entra-
mos en su muerte y resurrección para te-
ner la vida».
Esta reflexión nos deja una primera ense-
ñanza: Debemos prepararnos adecuada-
mente para participar en las celebraciones
litúrgicas de la Pascua.
Lo primero será disponer el corazón reco-
rriendo el camino de la reconciliación. Esto
significa acoger la invitación que se nos
hace en estos días para acudir al Sacramen-
to de la Reconciliación.
Reconocer nuestra fragilidad, acoger el
perdón de Dios y la fuerza que nos da, es
fundamental para poder celebrar con fruto
espiritual los misterios centrales de nuestra
fe.
Por otro lado, en vistas a nuestra participa-
ción, es muy recomendable familiarizarnos
con la liturgia.
En primer lugar, con la Palabra de Dios que
será proclamada en ese espacio sagrado, y
así poder acoger mejor la Palabra de Vida.
En segundo lugar, las liturgias de Semana
Santa son muy ricas en símbolos y signos
propios de estos días santos. Conocerlos,
descubrir su sentido profundo, será tam-
bién de gran ayuda para una participación
activa y provechosa; y, finalmente, está la
participación concreta en cada celebración.
Es muy importante el clima de recogimien-
to interior que podamos generar en estos
días. Ello nos dispondrá mejor para que al
congregarnos en la iglesia para celebrar la
Pasión, Muerte y Resurrección del Señor
estemos bien dispuestos y la gracia divina
encuentre en nuestra mente y corazón
tierra fértil donde dar fruto.
«No está aquí, ¡ha resucitado!»
La celebración del misterio pascual tiene
un doble aspecto. La Muerte del Señor
Jesús en la Cruz nos libera de las cadenas
del pecado; y su Resurrección gloriosa que
nos abre el acceso a una vida nueva como
hijos de Dios. El culmen, pues, de las cele-
braciones de la Semana Santa es la Resu-
rrección del Señor Jesús. Donde por Su
resurrección estamos todos invitados a
resucitar con El a una vida nueva.
│ │
│ │
«Si no resucitó Cristo, vana es nuestra pre-
dicación, vana también nuestra fe» llega a
decir el Apóstol Pablo. La Resurrección «es
la verdad culminante de nuestra fe en Cris-
to» y es «la confirmación de todo lo que
Cristo hizo y enseñó».
¿Cómo puedo celebrar la Pascua?
Significa y disponernos a mejor colaborar
con el Espíritu para que la fuerza del Resuci-
tado nos transforme y convierta cada día
más. Para entender mejor qué significa que
el Señor Jesús ha resucitado tal vez sea
necesario repasarlos.
La Pascua es tiempo de anuncio, de com-
promiso apostólico. Cada uno, desde su
situación y posibilidades, está llamado a dar
testimonio de nuestra fe en el Señor Jesús,
muerto y resucitado para nuestra reconci-
liación.
«Estén siempre alegres en el Señor»
El tiempo pascual que se inicia con la Vigilia
Pascual es ocasión privilegiada para vivir y
anunciar la alegría del Resucitado.
Experimentamos con especial intensidad en
este tiempo el júbilo desbordante que em-
bargó el corazón de nuestra Madre María,
el de los apóstoles y discípulos de Jesús, al
escuchar la buena noticia: ¡Jesús ha resuci-
tado!
Esta experiencia de fe debe alentar nuestro
combate espiritual, invitándonos a poner
siempre los ojos en Aquel que venció al
pecado y a la muerte, fortaleciendo nuestra
confianza en sus promesas. Asimismo, la fe
nos mueve al anuncio gozoso, al testimonio
en primera persona de que el Señor nos ha
dado una vida nueva.
¿Cuántas personas que frecuentamos o nos
son cercanas tal vez no conocen al Resucita-
do? ¿Cuántos hemos pasado sin ningún
cambio pascua tras pascua? Anunciamos de
mil formas el misterio pascual. Pero,
¿vivimos este misterio? Cristo vive, deci-
mos. Pero, ¿estamos resucitados con él?
¿O todo se reduce a un producto más de
consumo?
Vivir la Pascua significa:
- Pasar por la cruz, como los hebreos
"pasaron" por el mar rojo. El rostro y el
cuerpo de Cristo glorioso está marcado por
las cicatrices. No se puede llegar a la pas-
cua, sin dar antes los pasos previos. No se
puede llegar a la pascua sin romperse, co-
mo la losa del sepulcro, sin morir a nues-
tros rencores y egoísmos, sin conseguir
primero un despojo total y una entrega sin
reservas, o una aceptación incondicional de
la voluntad del Padre. Una pascua sin cruz
no es más que una fiesta de primavera.
- Vivir en éxodo permanente, cuando
se sale de Egipto de prisa y se come de pie,
cuando nadie se instala en situaciones
placenteras ni se conforma con las liberta-
des conseguidas, cuando se afrontan los
problemas que se presentan en cada hora,
cuando no se renuncia a la tierra prometi-
da, cuando nos negamos a seguir acomoda-
dos en nuestro conformismo dejando que
la vida pase.
- Creer en la esperanza, aceptando la
"creación sin límites", la revolución posible,
el cambio cualitativo, la propia superación
de cada día. Aceptar al Dios sorpresa, al
Dios que pasa, al Dios que viene, al Dios
que se hace presente y está en cualquier
persona o acontecimiento o en cada sacra-
mento. (Jb. 1, 2).
Y aceptar la sorpresa de Dios: su palabra,
su regalo, su providencia, su amor. Aceptar
la sorpresa de la vida, porque el futuro no
está escrito. Aceptar la sorpresa de los
hombres, que no siempre son rutinarios y
mediocres. De esta esperanza surge el ta-
lante pascual, firme y confiado:
- Dejarse renovar y recrear. Dejar que
el Señor resucitado exhale su aliento sobre
nosotros, su Espíritu creador, como al prin-
cipio. Que su aliento vital dé nueva vida a
nuestros huesos secos. Ser capaces de na-
cer de nuevo, "capaces de la santa nove-
dad". Ser capaces de alimentarse con "los
panes ácimos de la sinceridad y la verdad".
(1 Cor. 5, 8).
- Estar en Cristo. "El que está en Cristo es
una nueva creación; pasó lo viejo, todo es
nuevo" (2 Cor. S, 17). "Estar en Cristo":
frase feliz acuñada y repetida por Pablo -
casi 200 veces en el N.T.- resume todo el
misterio de la pascua.
No sólo anunciamos que Cristo vive, sino
que Cristo vive en mí o que yo vivo en Cris-
to. Estar en Cristo es estar en la verdad y
vivir en el amor; es dejarse ganar por su
Espíritu, tener sus mismos sentimientos,
responder a su llamada; es vivir la filiación,
ser hijos en el Hijo, orar como él lo hizo,
sentir la fraternidad y vivir la comunión.
Estar en Cristo es acompañar, es escuchar,
es trabajar, es morir y vivir en él; es ser él.
- Vivir en el amor. Es el fruto de la vida
en Cristo. Amar, dejarse amar, ser amor.
Morir al egoísmo cada día, perdonar 70
veces 7, servir por encima de las propias
fuerzas, entregarse hasta el fin.
Esto es la Pascua: un amor más fuerte que
la muerte, fogonazo que consume todas
las ataduras, libertad definitiva, la paz
como un torrente que inunda, la perfecta
alegría.
Pero no podemos vivir esta etapa
“mirando hacia fuera”, debemos hacer
dentro nuestro pequeñas “pascuas” que
nos encaminen hacia la Pascua definitiva.
Debemos ir renunciando a aquellas cosas
que nos sumergen en la muerte para acep-
tar aquellas que hacen mucho más plena
nuestra vida.
Presentamos aquí algunas “pascuas” pe-
queñas y corrientes, modos concretos para
aceptar esta invitación de Cristo a Resucitar
con El y así ir creciendo y haciendo más viva
nuestra vida:
De la mentira a la verdad
La mentira vicia habitualmente muchos de
nuestros actos, estamos acostumbrándonos
a vivir en medio de ella y cada vez nos re-
sulta más común. En estos días de pascua
estamos invitados a hacer nuestra “pascua”
hacia la verdad, y esto no es otra cosa que
volver nuestros ojos hacia “La Verdad” que
es el mismo Jesús.
Hagamos el esfuerzo a partir de ahora de
evitar al menos las pequeñas mentiras coti-
dianas, y comenzaremos así a vivir y gustar
nuestra propia Pascua.
Del egoísmo a la solidaridad
La sociedad actual nos invita constante-
mente a olvidarnos de los demás y centrar-
nos solo en nosotros mismos. Jesús nos
alienta y anima a hacer la pascua de la en-
trega de todo nuestro ser.
En este tiempo pascual hagamos el firme
propósito de pensar un poco más en los
demás, dejemos de pensar que sólo nues-
tros problemas son los importantes y cen-
tremos nuestra mirada en los demás; si
salimos de nosotros mismos veremos cómo
es el mismo Dios quien se ocupa de nues-
tras cosas.
De la prisa a la paciencia
Este es el tiempo propicio para detener un
poco la marcha y regalarle un trozo de
nuestro tiempo al Señor; pero ¿cómo rega-
lamos este tiempo?... ocupándonos de los
demás.
Nuestros días transcurren con tanta prisa
que muchas veces pasamos al lado de nues-
tros hermanos sin darnos cuenta de que
están allí. Debemos hacer una pascua de
esta relación con los demás, hagamos que a
partir de ahora nada ni nadie pase por
nuestro lado sin que nos demos cuenta.
Demos a cada persona su lugar y su tiempo.
Esto es hacer una pascua de la prisa a la
paciencia.
Contagiémonos, pues, de la experiencia de
fe que invade la liturgia de Semana Santa:
“¡Cristo nuestra Pascua, se ha inmolado en
la cruz por nuestros pecados y ha resucita-
do glorioso: hagamos fiesta en el Señor!”.
Acojamos los frutos de la reconciliación y
demos testimonio con toda nuestra vida de
que el Señor Jesús es verdaderamente la
resurrección y la vida.
Y vivamos unas muy felices pascuas!!!!!
as palabras, los silencios, las
acciones, el reposo, los gestos,
las miradas, la falta de expre-
sión, las posturas, etc., todo es
comunicación, es decir, todo
transmite información.
Cuántas veces llegamos a casa y sólo con
ver a quien nos espera, ya nos hacemos
una idea de cómo ha ido el día y cómo, de
esa idea, muchas veces acabamos creando
un conflicto. Y es que aquí incluimos un
ingrediente más: el significado que le da-
mos a la comunicación.
¡Qué difícil!, ¿verdad? Por una parte está
lo que se dice con las palabras, por otra, lo
que se dice con el lenguaje corporal, y
después el significado que cada quién le
da a esta combinación.
¿Alguna vez has comentado una reunión
con alguien que también haya estado pre-
sente? Seguramente, aunque ambos vivie-
ron lo mismo, cada uno va a hacer un rela-
to diferente. Imagina lo que pasa en una
familia donde cada quien tiene característi-
cas distintas: edad, género, experiencia, e
incluso parte de la información, porque
cómo podríamos asegurar que todos saben
lo mismo. Si además creemos que la forma
en que estamos entendiendo la situación
es la única forma válida… ¡cuántos malen-
tendidos pueden provocarse!
¿Cómo evitar los malentendidos en el
hogar?
Hay dos puntos básicos que pueden ayu-
dar:
1) Habla acerca de lo que se dijo, no acer-
ca de lo que crees que se quiso decir
Por ejemplo, cuando tu esposo llega de
trabajar, lo saludas y por respuesta obtie-
nes una mueca… Lo primero que piensas es
que quizás está molesto contigo por alguna
razón y, probablemente, termines discu-
tiendo con él porque tú también has tenido
un día muy difícil, y los niños, y las com-
pras, y aún te quedan muchas tareas
domésticas por hacer… ¿te suena familiar?
Piensa qué pasaría si le dijeras “te noto
molesto, ¿te pasa algo?”. Probablemente
te diría que tuvo un problema con su jefe,
que había mucho tráfico o que tuvo que
esperar mucho para tomar el transporte de
regreso.
Por eso, siempre PREGUNTA, no te quedes
con la duda de lo que quiso decir. Pero eso
sí, al preguntar no lo hagas con afán de
pleito, sino con el interés real de descubrir
lo que significa para el otro el mensaje que
está dando. Si no quiere hablar, probable-
mente no sea el momento, dale el espacio
y mejor evita hacer suposiciones que no los
llevarán a ningún lado.
2) Cada quien tiene su visión de las cosas,
cada uno percibe y le da un significado
propio a las cosas y cada punto de vista es
válido.
Por ejemplo: si él considera que llegas a ser
dura cuando te diriges a su familia, antes
de negarlo, considéralo. Recuerda que es
su manera de ver las cosas, no la minimi-
ces, mejor investiga en cuáles aspectos
siente que estás actuando así, de esta ma-
nera podrán hablar del asunto y llegar a
acuerdos que finalmente van a afianzar la
relación.
La manera de comunicarse se aprende en
familia. Si los esposos mantienen una co-
municación adecuada, que esté en revisión
constante para evitar juicios y reproches, y
se intenta una escucha activa y reflexiva,
esto se extenderá a los hijos y tanto entre
ellos como con los padres se alcanzará una
comunicación abierta, donde la retroali-
mentación se vuelva una constante.
En la familia es importante darse el tiem-
po para el diálogo. Todos los que viven en
la casa, seguramente están llenos de activi-
dades cotidianas, pero bien vale la pena
buscar el momento para que cada quien
pueda hablar de sus problemas, de sus
inquietudes o simplemente contar la anéc-
dota del día.
¡Qué valioso es sentirse escuchados! A
través de una comunicación efectiva po-
dremos conocer mejor a nuestra pareja y a
nuestros hijos, para hacerlos más felices y
en el proceso hacernos felices a nosotros
mismos.
Lograr una sana comunicación en casa es
difícil, pues tendemos a regresar a los hábi-
tos que tenemos muy arraigados; cambiar-
los requiere de esfuerzo, dedicación y pa-
ciencia, pero para saber por dónde empe-
zar. Pero primero tenemos que preguntar-
nos, con corazón sincero:
¿Cómo me comunico en casa?
¿Escucho a los demás?
¿Caigo con frecuencia en el juicio y el re-
proche?
Arriesguémonos a mejorar la comunicación
en nuestra familia, y permitamos que esta
sea una tarea primordial para cada uno de
los miembros de la nuestra.
Es una tarea diaria, constante, y muchas
veces ardua, que requiere la colaboración
de todos, pero realmente vale la pena,
pues hará de nuestro hogar una verdadera
escuela de vida, perdón y escucha.
│ │
Rosa María Rodríguez
Pensando en mi familiaPensando en mi familiaPensando en mi familia
E l Papa Francisco anunció
el viernes, 13 de marzo de
2015, en la Basílica de San
Pedro, la celebración de
un Año Santo extraordinario. Este Jubileo
de la Misericordia se iniciará el presente
año con la apertura de la Puerta Santa en
la Basílica Vaticana durante la solemnidad
de la Inmaculada Concepción y concluirá el
20 de noviembre de 2016 con la solemni-
dad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del
Universo. El Santo Padre, al inicio del año,
exclamó: “Estamos viviendo el tiempo de
la misericordia. Éste es el tiempo de la
misericordia. Hay tanta necesidad hoy de
misericordia, y es importante que los fie-
les laicos la vivan y la lleven a los diversos
ambientes sociales. ¡Adelante!”
El anuncio se realizó en el segundo aniver-
sario de la elección del Papa Francisco,
durante la homilía de la celebración peni-
tencial con la que el Santo Padre dio inicio
a la 24 horas para el Señor, iniciativa pro-
puesta por el Pontificio Consejo para la
promoción de la Nueva Evangelización para
promover en todo el mundo la apertura
extraordinaria de las iglesias y favorecer la
celebración del sacramento de la Reconci-
liación.
El Pontífice anunció el Año Santo así:
“Queridos hermanos y hermanas, he pen-
sado a menudo en cómo la Iglesia puede
poner más en evidencia su misión de ser
testimonio de la misericordia. Es un camino
que inicia con una conversión espiritual.
Por esto he decidido convocar un Jubileo
extraordinario que coloque en el centro la
misericordia de Dios. Será un Año Santo
de la Misericordia, Lo queremos vivir a la
luz de la palabra del Señor: 'Seamos mise-
ricordiosos como el Padre'”.
“Estoy convencido de que toda la Iglesia
podrá encontrar en este Jubileo la alegría
de redescubrir y hacer fecunda la miseri-
cordia de Dios, con la cual todos somos
llamados a dar consuelo a cada hombre y
cada mujer de nuestro tiempo. Lo confia-
mos a partir de ahora a la Madre de la
Misericordia para que dirija a nosotros su
mirada y vele en nuestro camino”.
El anuncio, que coincide con el segundo
aniversario de su elección como Sucesor de
San Pedro, lo realizó el Santo Padre duran-
te la homilía que pronunció en la celebra-
ción penitencial con la que dio inicio a la
iniciativa “24 horas para el Señor”, alenta-
da y a cargo del Pontificio Consejo para la
promoción de la Nueva Evangelización.
La iniciativa ha sido acogida en todo el
mundo con el fin de promover la apertura
extraordinaria de las iglesias y favorecer la
celebración del sacramento de la Reconci-
liación.
La apertura del próximo Jubileo adquiere
un significado especial ya que tendrá lugar
en el quincuagésimo aniversario de la
clausura del Concilio Vaticano II, ocurrida
en 1965. Será por tanto un impulso para
que la Iglesia continúe la obra iniciada con
el Vaticano II. Durante el Jubileo las lectu-
ras para los domingos del tiempo ordina-
rio serán tomadas del Evangelio de Lucas,
conocido como “el evangelista de la mise-
ricordia”. Dante Aligheri lo definía “scriba
mansuetudinis Christi”, “narrador de la
mansedumbre de Cristo”. Son bien conoci-
das las parábolas de la misericordia presen-
tes en este Evangelio: la oveja perdida, la
moneda extraviada, el padre misericordio-
so.
El anuncio oficial y solemne del Año Santo
tendrá lugar con la lectura y publicación
junto a la Puerta Santa de la Bula, el Do-
mingo de la Divina Misericordia, fiesta
instituida por San Juan Pablo II que se
celebra el domingo siguiente a la Pascua.
Antiguamente, para los hebreos el jubileo
era un año declarado santo, que recurría
cada 50 años, y durante el cual se debía
restituir la igualdad a todos los hijos de
Israel, ofreciendo nuevas posibilidades a
las familias que habían perdido sus propie-
dades e incluso la libertad personal.
A los ricos, en cambio, el año jubilar les
recordaba que llegaría el tiempo en el que
los esclavos israelitas, llegados a ser nueva-
mente iguales a ellos, podrían reivindicar
sus derechos. “La justicia, según la ley de
Israel, consistía sobre todo en la protección
de los débiles (S. Juan Pablo II, Tertio Mi-
llennio Adveniente 13).
La Iglesia católica inició la tradición del Año
Santo con el Papa Bonifacio VIII, en el año
1300. Este Pontífice previó la realización de
un jubileo cada siglo. Desde el año 1475 –
para permitir a cada generación vivir al
menos un Año Santo – el jubileo ordinario
comenzó a espaciarse al ritmo de cada 25
años. Un jubileo extraordinario, en cambio,
se proclama con ocasión de un aconteci-
miento de particular importancia.
Los Años Santos ordinarios celebrados
hasta hoy han sido 26. El último fue el Jubi-
leo del año 2000.
La costumbre de proclamar Años Santos
extraordinarios se remonta al siglo XVI.
Los últimos de ellos, celebrados el siglo
pasado, fueron el de 1933, proclamado por
Pío XI con motivo del XIX centenario de la
Redención, y el de 1983, proclamado por
Juan Pablo II por los 1950 años de la Re-
dención.
La Iglesia católica ha dado al jubileo hebreo
un significado más espiritual. Consiste en
un perdón general, una indulgencia abierta
a todos, y en la posibilidad de renovar la
relación con Dios y con el prójimo.
De este modo, el Año Santo es siempre una
oportunidad para profundizar la fe y vivir
con un compromiso renovado el testimo-
nio cristiano.
Con el Jubileo de la Misericordia, el Papa
Francisco pone al centro de la atención el
Dios misericordioso que invita a todos a
volver hacia Él. El encuentro con Él inspira
la virtud de la misericordia.
El rito inicial del jubileo es la apertura de la
Puerta Santa, que se abre solamente du-
rante el Año Santo, mientas el resto de
años permanece sellada.
El rito de la apertura expresa simbólica-
mente el concepto que, durante el tiempo
jubilar, se ofrece a los fieles una “vía extra-
ordinaria” hacia la salvación.
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El maestro sin mirarlo, le dijo: “Cuánto lo
siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema.
Quizá después…” y haciendo una pausa
agregó: “Si quisieras ayudarme a resolver
mi problema y después tal vez te pueda
ayudar”.
- Ee...encantado, maestro—titubeó el jo-
ven, pero sintió que otra vez era desvalori-
zado y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó el anillo
que llevaba en el dedo pequeño y dándose-
lo al muchacho agregó: “toma el caballo
que está allá afuera y cabalga hasta el mer-
cado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda.
Es necesario que obtengas por él la mayor
suma posible, pero no aceptes , menos de
una moneda de oro. ”
El joven tomó el anillo y partió. Apenas
llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mer-
caderes. Estos lo miraban con algún in-
terés, hasta que el joven decía lo que pre-
tendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de
oro, algunos reían, otros le daban vuelta la
cara y sólo un viejito fue tan amable como
para tomarse la molestia de explicarle que
una moneda de oro era muy valiosa para
entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una
moneda de plata y un cacharro de cobre,
pero el joven tenía instrucciones de no
aceptar menos de una moneda de oro y
rechazó la oferta. Después de ofrecer su
joya a más de cien personas que se cruza-
ron e n el mercado, abatido por su fracaso
montó el caballo y regresó.
Entró en la habitación del maestro y le dijo;
“Lo siento, no se puede conseguir lo que
pediste, creo que no puede engañar a na-
die con respecto al valor del anillo”
Que importante lo que dijiste, joven ami-
go—contestó sonriente el maestro. Debe-
mos saber primero el valor verdadero del
anillo. Vuelve a montar y vete al joyero.
Quien mejor que él para determinarlo.
Pregúntale cuanto te da por él, pero no
importa lo que te ofrezca no se lo vendas,
vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero el anillo
a la luz del candil, con su lupa y luego le
dijo al muchacho: Dile al maestro, que si lo
quiere vender, le daré 58 monedas de oro
por él.
—!58 monedas de oro!- dijo el muchacho.
Si, replico el joyero, podríamos obtener por
él cerca de 70 monedas de oro con un poco
de tiempo, pero si la venta es urgente…
Viviendo con el maestro le dijo al mucha-
cho; -Tú eres como ese anillo: una joya,
valiosa y única. Y como tal, sólo puede re-
valuarte un verdadero experto.
Que haces por la vida pretendiendo que
cualquiera descubra tu verdadero valor?
Ve al joyero, a quien te creó, y conoce
realmente tu verdadero valor. El sabrá
hacerte reconocer tu verdadero valor!
¡Con Espíritu de Alegría y servicio!
Milton Ulloa
Tel: 240-481-1965
│ │
Santa Maravillas de Jesús
Publicación de la Renovación Carismática Católica de la Arquidiócesis de Washington
P.O. Box 14832, Silver Spring, MD 20911 Gerente: Tirone Benalcázar Director: José Cortés Jefe de Redacción: Mirtha Hunter Diseño y Diagramación: José Ignacio Ramón
Colaboradores: Padre Roberto Cortés-Campos y Edwin Méndez Publicidad y Ventas: 301-339-3630 Fotografía: Oscar González; www.istockphoto.com e-mail: [email protected] Fax: 301-422-2213
“Tanto los habitantes de Nazaret como el
profeta Naamán querían el espectáculo, pero
el estilo del buen Dios no es hacer el espectá-
culo: Dios actúa en la humildad, en el silencio,
en las cosas pequeñas. Esto a partir de la
Creación, donde el Señor no toma “la varita
mágica”, sino que crea al hombre con el fan-
go. Es un estilo que atraviesa toda la historia
de la salvación.
Cuando quiso liberar a su pueblo, lo liberó
por la fe y la confianza de un hombre,
Moisés, un tartamudo que necesitaba a su
hermano Aarón, para que hablara por él.
Cuando quiso hacer caer la poderosa ciudad
de Jericó, lo hizo a través de una prostituta.
También para la conversión de los samarita-
nos pidió el trabajo de otra pecadora. Cuan-
do Él envió a David a luchar contra Goliat,
parecía una locura: el pequeño David ante
ese gigante, que tenía una espada, tenía tan-
tas cosas, y David sólo la honda y las piedras.
Cuando dijo a los Magos que había nacido el
Rey, el Gran Rey, ¿qué encontraron? Un niño,
un pesebre.
Las cosas sencillas, la humildad de Dios, este
es el estilo divino, nunca el espectáculo.
También una de las tres tentaciones de Jesús
en el desierto: el espectáculo. Satanás lo
invita a tirarse del pináculo del Templo para
que, viendo el milagro, la gente pueda creer
en él. El Señor en cambio, se revela en la
sencillez, en la humildad.
Nos hará bien pensar en nuestra vida, en
cómo el Señor nos ha ayudado, en cómo nos
ha hecho salir adelante, y encontraremos que
lo ha hecho con cosas sencillas.
Así actúa el Señor: hace las cosas con senci-
llez. Te habla silenciosamente al corazón.
También en la celebración litúrgica, en los
sacramentos, qué bonito que se manifieste la
humildad de Dios y no el espectáculo munda-
no. Nos hará bien recorrer nuestra vida y
pensar en las muchas veces que el Señor nos
ha visitado con su gracia, y siempre con este
estilo humilde, el estilo que también Él nos
pide que tengamos: la humildad.”
Escuche los sábados:
Clave de Fe
8 – 8:30 a.m.
De Bendición en Bendición
8:30 – 9 a.m.
Renuévate 9 – 10 a.m.
Maravillas de Jesús
10 –11 a.m.
Escuche los Domingos:
Rompiendo Esquemas
12 –1 p.m.
Santa Misa
4–5 p.m.
Oveja Cien
6–7 p.m.
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Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
(240-505-4098)
Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
(240-505-4098)
“Sólo en el cielo podremos comprender
todo cuanto el Señor ha hecho por nosotros”
│ │
En este libro del padre Diego Jaramillo, Di-
rectos del Minuto de Dios en Colombia y
conocido predicador, nos presenta todo un
seminario de discipulado.
En palabras de su autor: “Presentamos en
este seminario de discípulos algunos aspectos
vividos por los primeros discípulos y confia-
mos en que el Maestro dé eficacia a estas
páginas y se sirva de ellas para llamar a mu-
chas personas a que le sigan”.
Los capítulos nos van guiando desde la elec-
ción por Dios, su lla-
mado y nuestra op-
ción por Su proyecto,
hasta acercarnos a la
Escuela, pedagogía y
doctrina de Jesús.
El objetivo: conducir-
nos a comprender lo
que significa ser após-
toles y testigo de Jesús hoy, en nuestro me-
dio cotidiano, familia, estudio y/o trabajo.
Discípulos y Testigos
P. Diego Jaramillo, CJM
La gente buenaLa gente buena
En esta producción musical, Quique
López nos presenta “La gente buena”,
una propuesta que incluye once temas,
en la que fusiona el pop como base con
ritmos andinos, vallenato y cumbia.
“En este disco estamos explorando con
nuevos ritmos e instrumentos que no
había usado en producciones anteriores
como el acordeón, siempre con la temá-
tica Cristo céntrica. El primer tema: ‘La
gente buena’ es una combinación de
pop con música
andina, destaca
que las personas
que tienen a
Cristo en su co-
razón son más
que los que no.
Destacamos además los temas: “Fuego
Santo”, “Me transformó”, “Ten calma” y
“Cuan grande es el amor de Dios”.
Excelente opción de compra o regalo!
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