El nombre de DiosHistoria para niños durante el servicio dominical

 Materiales: Gráfica del Yo Divino Imágenes de Moisés y la zarza ardiente

Preparación: Prepare todos los materiales necesarios. Invite a los niños a que se acerquen al altar. El lector de la historia se sienta en una silla y los niños se sientan

en el suelo en frente de él/ella. Incluya la historia aunque no haya niños en su congregación a fin

de que las familias se sientan bienvenidas y de ese modo se motiven para venir al servicio.

Puede agregar su propia creatividad a las historias. Debe sentirse cómodo con el uso de marionetas, accesorios, o puede contar la historia tal como está escrita.

Siéntase libre de adecuar el contenido para que se ajuste al tiempo previsto para la historia. Sin embargo, para el desarrollo espiritual de los niños, le animamos a que mantenga la mayor cantidad de las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos como sea posible.

Tiempo: Aproximadamente 10 minutos dependiendo de quién cuente la historia y de las respuestas de los niños.

 Buenos días y bienvenidos a nuestra historia para los niños. Nuestra historia de hoy es acerca del nombre de Dios. ¿Cuántos nombres tienen? (Permita que los niños respondan).

Sí, tienen un nombre, un apellido y algunos de ustedes tienen un segundo nombre. Algunos pueden tener un nombre de bautismo y un nombre de confirmación. ¿Alguno de ustedes tiene un apodo? (Permita que los niños respondan). Muchas veces nos ponen un nombre por una razón especial. Tal vez te pusieron el nombre de un abuelo o de una tía o un tío. ¿Ustedes sabían que hay nombres que

tienen un significado? (Permita que los niños respondan).

Juan significa ‘Dios es clemente y misericordioso’, Ana significa ‘favor o gracia’. ¿Saben qué significa Saint Germain? (Permita que los niños respondan). Significa ‘Santo Hermano’. Dios tiene muchos nombres también, ¿cuántos nombres de Dios creen que menciona la Biblia? (Permita que los niños respondan). Más de 200 nombres de Dios, por ejemplo: Señor, Dios Todopoderoso, Jehová y muchos más.

Todos Sus nombres muestran lo grande, magnífico y maravilloso que es Dios. Pero Dios es aún más magnífico que todas las formas en que podemos describirlo.  El simplemente Es. Dios existe y vive en todas partes, incluso en nuestros corazones. Dios tiene un nombre especial que nos dice eso mismo, que Él ES. Nuestra historia de hoy proviene de la Biblia y en ella descubrirán cuál es su nombre especial.  

 Moisés y la zarza ardiente

Nuestra historia comienza con un poco de información acerca de quién es Moisés. Sabemos que Moisés era un israelita que fue criado en un palacio como el hijo adoptivo de una princesa egipcia. Moisés creció en medio del lujo y tuvo una muy buena educación, aprendió acerca de las estrellas, la ciencia y las matemáticas.

Cuando Moisés se hizo mayor y se enteró que él era hebreo o israelita, quiso saber más acerca de su pueblo. Un día presenció cómo un egipcio maltrataba a unos israelitas que eran esclavos. A él eso no le gustó nada y protegió a los esclavos.

A partir de ahí, Moisés ya no era bienvenido en el palacio. Él se fue al desierto y allí vivió durante cuarenta años, se casó y formó una familia.

Aquí es donde realmente comienza nuestra historia. Moisés estaba en el campo cuidando las ovejas de su suegro, Jetro. (Mostrar imagen).

Un día, mientras caminaba por las colinas áridas, Moisés llevó a las ovejas al desierto cerca del monte llamado Horeb, conocido como el monte de Dios. De repente, se le apareció un ángel del Señor como una llama de fuego en medio de una zarza. (Ver imagen).

Lo más asombroso era que la zarza ardía en fuego, pero que no se consumía ni se quemaba por las llamas. Moisés no podía explicarlo, y se dijo a sí mismo: “Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema”. En todos los años que había estudiado ciencias cuando era un muchacho y vivía en el palacio egipcio, nunca aprendió nada como esto.

Y cuando el Señor vio que Moisés iba a ver, lo llamó de en medio de la zarza y le dijo: “Moisés, Moisés”. Moisés se acercó a la zarza y le respondió: “Heme aquí”.

Luego, la voz volvió a hablar: “No te acerques, quita tu calzado de tus pies, porque el lugar donde tú estás tierra santa es”.

Ahí supo Moisés que era Dios quien le estaba hablando. Rápidamente se quitó las sandalias y bajó la cabeza. Hasta ese momento había estado ansioso por mirar de cerca la zarza ardiente, ahora tenía miedo de mirar a Dios.

Y Dios dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob... Lo sé todo sobre la aflicción de los israelitas y su sufrimiento a manos de los egipcios. Sé de sus angustias; y he venido para librarlos”.

A medida que Moisés escuchaba, su corazón fue tocado por la compasión de Dios hacia su pueblo. Durante los cuarenta años que había estado fuera de Egipto, casi había olvidado lo que estaba pasando allí. Pero Dios no lo había olvidado.

Sin embargo, Moisés todavía se habría estado preguntando por qué Dios se lo estaba diciendo. Pronto descubrió por qué.

“Ven, por tanto, ahora”, dijo Dios, “y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”.

Pero Moisés no creía que fuera el hombre indicado para ese trabajo. Ahora estaba más viejo y cansado. Había perdido toda confianza en sí mismo. Por eso le preguntó: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. “Ve, porque yo estaré contigo”, dijo Dios. “No estarás solo. Puedes confiar en mí en todo momento para ayudarte”.

Pero Moisés no quería ir porque era “lento al hablar”, y empezó a dar excusas. Moisés le preguntó a Dios: “Supongamos que voy a los israelitas, y les digo: ‘El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros’, y ellos me preguntaren: ‘¿Cuál es su nombre?’. Entonces, ¿qué les responderé?”.

Y Dios dijo a Moisés: “YO SOY el que YO SOY”, y agregó: “Así dirás a los hijos de Israel: ‘YO SOY’ me envió a vosotros. ...Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”.

Moisés obedeció a Dios y sacó a los israelitas de Egipto. Sin embargo, les tomó cuarenta años llegar a la Tierra Prometida. Les contaremos esa historia en otro momento.

Moisés fue una encarnación del maestro ascendido Señor Ling, Dios de la Felicidad. Pueden llamarlo para recibir alegría y abundancia.CONCLUSIÓN:

¿Qué nombre le dio Dios a Moisés? (Permita que los niños respondan).

¡Sí, YO SOY! Este es uno de los nombres más importantes de Dios que tenemos. Sabemos que el nombre YO SOY representa tu propia Presencia Divina individualizada. ¿Dónde tenemos una imagen de la Presencia YO SOY aquí en nuestra capilla? (Permita que los niños respondan).

Sí, justo en frente de nuestro altar. Aquí está una imagen de tu Presencia YO SOY rodeada por las esferas de tu Cuerpo Causal. (Ver imagen).

Cada vez que decimos YO SOY, estamos diciendo Dios es. Cuando decimos: ‘YO SOY’, estamos diciendo, ‘Dios en mí es’. Así, cuando decimos, “¡YO SOY Luz!”, estamos diciendo “Dios en mí es luz”.

¿Cómo podemos saber el camino a nuestra Presencia YO SOY? Jesús les dijo a sus discípulos: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14) Podemos tener contacto con nuestra Presencia YO SOY acercándonos más a nuestro propio Ser Crístico en nuestro corazón. Una forma de hacerlo es cuando decretamos. Las declaraciones que comienzan con “YO SOY” se llaman afirmaciones.

Jesús nos enseñó cómo tener acceso al poder del nombre de Dios y a nuestra Presencia YO SOY cuando hizo las declaraciones:“YO SOY la resurrección y la vida”,“YO SOY la Luz de mundo”,“YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida”.

 Nosotros también podemos pronunciar estas declaraciones. Vamos a terminar nuestra historia de hoy recitando cada una de estas afirmaciones. Miremos hacia la Presencia YO SOY en la gráfica y sintamos esa deslumbrante luz derramándose sobre nosotros. Por favor, pongan sus manos sobre su corazón mientras recitamos: (Pronuncie cada una despacio con los niños).

“YO SOY la resurrección y la vida”,“YO SOY la Luz de mundo”,“YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida”.

Gracias por compartir con nosotros, que tengan un día maravilloso.