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Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales / edición a cargo de Maristella Svampa y Mirta A. Antonelli. - 1a. ed. - Buenos Aires: Biblos, 2009. 320 pp.; 23 x 16 cm. ISBN 978-950-786-709-5 1. Minería. I. Svampa, Maristella, ed. II. Antonelli, Mirta A., ed. CDD 338.2 Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. Foto: pintada sobre un muro de la localidad de Santa María, Catamarca Armado: Hernán Díaz © Los autores, 2009 © Editorial Biblos, 2009 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires editorialbiblos@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler , la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecáni- co, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor . Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446. Esta primera edición fue impresa en Primera Clase, California 1231, Buenos Aires, República Argentina, en marzo de 2009.

Svampa Antonelli Mineria Pm

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  • Minera transnacional, narrativas del desarrollo y resistenciassociales / edicin a cargo de Maristella Svampa y Mirta A.Antonelli. - 1a. ed. -Buenos Aires: Biblos, 2009.320 pp.; 23 x 16 cm.

    ISBN 978-950-786-709-5

    1. Minera. I. Svampa, Maristella, ed. II. Antonelli, Mirta A., ed.CDD 338.2

    Diseo de tapa: Luciano Tirabassi U.Foto: pintada sobre un muro de la localidad de Santa Mara, CatamarcaArmado: Hernn Daz

    Los autores, 2009 Editorial Biblos, 2009Pasaje Jos M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos [email protected] / www.editorialbiblos.comHecho el depsito que dispone la Ley 11.723Impreso en la Argentina

    No se permite la reproduccin parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisin o latransformacin de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrnico o mecni-co, mediante fotocopias, digitalizacin u otros mtodos, sin el permiso previo y escrito del editor.Su infraccin est penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    Esta primera edicinfue impresa en Primera Clase,California 1231, Buenos Aires,Repblica Argentina,en marzo de 2009.

  • ndice

    IntroduccinHacia una discusin sobre la megaminera a cielo abiertoMaristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli ........................................................ 15

    La problemtica de la minera metalfera a cielo abierto: modelo dedesarrollo, territorio y discursos dominantesMaristella Svampa, Lorena Bottaro y Marian Sola lvarez ...................................... 29

    Fases de acumulacin, modelo minero y nuevas resistencias .............................. 29Las reformas de los 90 en la legislacin minera ................................................... 33Ecologa, lenguajes de valoracin y territorialidades en pugna ........................... 41Responsabilidad social empresarial y gobernanza ................................................ 46

    Minera transnacional y dispositivos de intervencin en la culturaLa gestin del paradigma hegemnico de la minera responsable y eldesarrollo sustentableMirta Alejandra Antonelli ............................................................................................ 51

    Introduccin. El poder semitico del capital: discurso global,estrategias glocales ................................................................................................. 52La megaminera transnacional convoca al mundo al cambio cultural .............. 57

    El mundo para el oro: actores y actas fundacionales....................................... 57La episteme fundadora y su invocacin al futuro: ciencia, tecnologa ytransferencia bajo el mecenazo extractivo ....................................................... 67El lento descubrimiento del dao: los lmites como coartada ......................... 69Alianzas de oro .................................................................................................. 71La gestin del futuro global: el desarrollo sustentable comonarrativa inclusiva para la intervencin territorial extractiva ...................... 72

    La minera responsable: entre la esttica, la filantropa y la tardapercepcin estratgica del dao ............................................................................. 76La fabricacin del crdito social. Las premiaciones y el plan alfabetizadorminero: de los nuevos iletrados a los desclasados epistemolgicos ...................... 82

    La oportunidad de un premio y las redes universitarias ................................ 83Qu voces universitarias, para qu la alfabetizacin ...................................... 95El modelo discursivo de la democracia pro minera y el (nuevo) brbaro ....... 96

    A manera de cierre ................................................................................................ 100

  • IIRSA: lgicas de interconexin, lgicas interconectadasMara Eugenia Arias Toledo ...................................................................................... 103

    Introduccin a las narrativas del progreso .......................................................... 103Sobre retricas de la seduccin para la dominacin ........................................... 107Algunos proyectos IIRSA funcionales a la minera ............................................... 112Energa y minera ................................................................................................. 113Transporte y minera ............................................................................................ 115Sobre la licencia social ....................................................................................... 119

    Los movimientos contra la minera metalfera a cielo abierto:escenarios y conflictos. Entre el efecto Esquel y el efecto La AlumbreraMaristella Svampa, Marian Sola lvarez y Lorena Bottaro .................................... 123

    Introduccin .......................................................................................................... 123Los casos testigo: Catamarca y Esquel ................................................................ 125El surgimiento y desarrollo de la Unin de Asambleas Ciudadanas ................. 129Las escalas de la lucha: entre lo regional y lo provincial .................................... 137

    Las provincias patagnicas: entre el efecto Esquel y eldestino minero .............................................................................................. 138Las movilizaciones regionales y las legislaciones del no en Mendoza,Crdoba, San Luis ........................................................................................... 144Los casos marginales: La Pampa y Buenos Aires .......................................... 151El ncleo duro del modelo minero: noroeste y norte argentino .................... 157San Juan y el destino minero ......................................................................... 158La Rioja y el brazo largo del peronismo ......................................................... 163Catamarca y el brazo largo de La Alumbrera ................................................ 165El NOA: del efecto La Alumbrera al efecto Esquel .................................... 169

    Un final abierto y numerosas asignaturas pendientes ....................................... 178

    El no a la mina de Esquel como acontecimiento: otro mundo posibleMarcela Cecilia Marn ................................................................................................ 181

    La fuerza del acontecimiento: Esquel dice no a la mina .................................. 181Constitucin del sujeto colectivo asamblea de vecinos autoconvocadosde Esquel .............................................................................................................. 182Glocalizando la arquitectnica del modelo consensual: manejo y controlde otros mundos posibles ...................................................................................... 189El no a la mina en nuestros das: nicho conflictivo que debe serneutralizado .......................................................................................................... 203

    Minera transnacional, conflictos socioterritoriales y nuevas dinmicasexpropiatorias. El caso de Minera AlumbreraHoracio Machado Aroz ............................................................................................. 205

    Auge minero y transformaciones socioterritoriales en la provincia deCatamarca: condiciones e implicaciones .............................................................. 205Minera Alumbrera Ltd., un caso ejemplar ........................................................ 207Transformaciones ecoproductivas y conflictos territoriales ................................ 214Por qu protestan? A qu se oponen? Luchas por el territorio ydialctica de la expropiacin ................................................................................ 221

  • Produccin colonial de la naturaleza: ecologa de la expropiacin............. 223Produccin colonial de la gobernabilidad: biopoltica de la expropiacin .... 225

    Disputas manifiestas y latentes en La Rioja mineraPoltica de vida y agua en el centro de la escenaNorma Giarracca y Gisela Hadad ............................................................................. 229

    Introduccin .......................................................................................................... 229El conflicto latente: el agua en el centro de la escena ......................................... 231

    La agricultura de Chilecito y Famatina ......................................................... 231La minera proyectada para la regin ............................................................ 235Dos actividades, dos lgicas ............................................................................ 239

    El conflicto manifiesto: la asamblea de Chilecito-Famatina en el centrode la escena ........................................................................................................... 241El gobierno cambia la ley...................................................................................... 242Claves para comprender los conflictos ................................................................. 245

    El conflicto latente de los agricultores ........................................................... 248Algunas reflexiones a modo de conclusin ........................................................... 251

    La construccin de San Juan como capital nacional de la minera:el concierto de voces entre el Estado y los medios de comunicacinSilvina Giovannini, Mauro Orellana, Dolores Rocchietti y Anglica Vega .............. 255

    Introduccin .......................................................................................................... 255La minera como poltica de Estado ..................................................................... 258

    La Argentina minera y defensora del medio ambiente ................................. 258San Juan en el mundo: reubicacin en un espacio hegemnico .................... 262El discurso de los medios devenido discurso publicitario .............................. 266Redes estratgicas de lo global en lo local: las publicaciones

    pro minera transnacional .................................................................................... 271Conclusiones .......................................................................................................... 275

    AnexosAnexo 1. Mapa .................................................................................................... 279Anexo 2. Plan Minero Nacional. Discurso del presidente Nstor

    Kirchner, 23 de enero de 2004 ............................................................ 280Anexo 3. Fragmentos del estudio de Ral A. Montenegro sobre impacto

    ambiental y sanitario de las minas de oro: el caso del CordnEsquel .................................................................................................. 281

    Anexo 4. Posicin de la CAEM frente a las legislaciones que prohbenla megaminera a cielo abierto ........................................................... 285

    Anexo 5. Proyecto de resolucin de la Cmara de Diputados de laNacin, 11 de junio de 2008 ................................................................ 287

    Anexo 6. El INTI se expide sobre la minera responsable .............................. 290Anexo 7. Los secretos sucios de Barrick: las comunidades responden

    a los impactos de las minas en todo el mundo .................................. 292Anexo 8. Ley de proteccin de los glaciares, vetada por la presidenta

    Cristina Fernndez de Kirchner, 2008 .............................................. 295Anexo 9. Texto de la convocatoria a la segunda marcha ambientalista,

    12 de diciembre de 2007 ..................................................................... 297

  • Anexo 10. Carta de ASANOA al presidente de la Corte Suprema deJusticia de la Nacin, 23 de octubre de 2008 .................................... 299

    Anexo 11. Carta de Adolfo Prez Esquivel a la presidenta CristinaFernndez de Kirchner, 22 de septiembre de 2008 ........................... 302

    Anexo 12. Minera Alumbrera incendi su propio camin y us al Estadoterrorista. Allanamiento de seis viviendas en Tinogasta, porJavier Rodrguez Pardo, 5 de noviembre de 2008 ............................. 306

    Bibliografa ............................................................................................................... 309

    Los autores ............................................................................................................... 317

  • [ 11 ]

    Siglas y acrnimos

    AMPAP Asamblea Mendocina por el Agua PuraAOMA Asociacin Obrera Minera ArgentinaAPATA Asamblea para la Proteccin de Aguas y Tierras Argentinas (San

    Luis)APENOC Asociacin de Productores del Noroeste de CrdobaASANOA Asamblea Socio-Ambiental del NOAASAP Asociacin Argentina de Presupuesto y Administracin Financiera

    PblicaAsogravas Asociacin Colombiana de Productores de Agregados PtreosBICECA Biological and Cultural Diversity of the Andes-Amazon by

    monitoring and influencing (Conciencia Cvica Informada para laIncidencia y la Conservacin en la Amazona Andina)

    BID Banco Interamericano de DesarrolloBSR Business for Social ResponsabilityCAEM Cmara Argentina de Empresarios MinerosCAF Corporacin Andina de FomentoCAMA Comunidades Afectadas por la MineraCAMMA Conferencia Anual de Ministerios de Minera de AmricaCCC Corriente Clasista y CombativaCEDHA Centro de Derechos Humanos y AmbienteCENPAT Centro Nacional PatagnicoCEPAL Comisin Econmica para Amrica Latina y el CaribeCFI Consejo Federal de InversionesCispren Crculo Sindical de la Prensa (Crdoba)CMC Cyanide Management Code (Cdigo Internacional para el Manejo

    del Cianuro)CNA Canadian Mining AssociationCNEA Comisin Nacional de Energa AtmicaCofemin Consejo Federal de MineraConacami Confederacin Nacional de Comunidades Afectadas por la MineraConicet Consejo Nacional de Investigaciones Cientfica y TcnicasCOPRAM Consejo Provincial del Ambiente (Chubut)CTA Central de Trabajadores ArgentinosCTD Coordinadora de Trabajadores Desocupados

  • 12 Minera transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales

    CYTED Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnologa para elDesarrollo

    EID Eje de integracin y desarrolloEmirsa Empresa Minera Inti Raymi SAFAA Federacin Agraria ArgentinaFecoagro Federacin de Cooperativas AgropecuariasFOCO Foro Ciudadano de Participacin y Justicia por los Derechos

    HumanosFONCYT Fondo Nacional de Ciencia y TecnologaFonplata Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del PlataFUCI Fundacin Ciudadanos IndependientesFundamin Fundacin para el Desarrollo de la Minera en la ArgentinaGecomin Prevencin, gestin y manejo de conflictos para el desarrollo

    industrial sostenible de la minera en IberocamricaGMI Global Mining Initiative (Iniciativa Global para la Minera)GRI Global Reporting InitiativeICEM International Federation of Chemical, Energy, Mine and General

    Workers Unions (Federacin Internacional de Sindicatos deTrabajadores de la Qumica, Energa, Minas e Industrias Diversas)

    ICMM International Council on Mining and Metals (Consejo Internacionalpara la Minera y los Metales)

    IIED International Institute for Environment and Development(Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo)

    IIRSA Integracin de la Infraestructura Regional SuramericanaIMA Inversiones Mineras ArgentinasINBEMI Instituto de Beneficios de Minerales (Universidad Nacional de

    Salta)INDEC Instituto Nacional de Estadsticas y CensoINIQUI Instituto de Investigaciones para la Industria Qumica

    (Universidad Nacional de Salta)INTA Instituto Nacional de Tecnologa AgropecuariaIntemin Instituto Nacional de Tecnologa MineraINTI Instituto Nacional de Tecnologa IndustrialIPEEM Instituto Provincial de Exploracin y Explotacin Minera en San

    JuanMACH Movimiento Antinuclear de ChubutMMSD Mining Minerals & Sustainable Development (Minera, Minerales y

    Desarrollo Sustentable)Mocase Movimiento Campesino de Santiago del EsteroOEA Organizacin de Estados AmericanosOIT Organizacin Internacional del TrabajoOLAMI Organismo Latinoamericano de MineraONU Organizacin de las Naciones UnidasONUDI Organizacin de las Naciones Unidas para el Desarrollo IndustrialPASMA Programa de Asistencia a la Minera ArgentinaPNUD Programa de las Naciones Unidas para el DesarrolloPNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio AmbienteRenace Red Nacional de Accin Ecologista

  • 13Siglas y acrnimos

    RID Red Interamericana para la DemocraciaRSE Responsabilidad social empresariaSECYT Secretara de Ciencia y TcnicaSegemar Servicio Geolgico Minero ArgentinoSenasa Servicio Nacional de Sanidad AnimalSerpaj Servicio Paz y JusticiaSiminera Saln Internacional de la Minera en ArgentinaUAC Unin de Asambleas CiudadanasUIA Unin Industrial ArgentinaUNSAM Universidad Nacional de San MartnUNPSJB Universidad Nacional de la Patagonia San Juan BoscoUNESCO Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia

    y la CulturaUOCRA Unin de Obreros de la Construccin de la Repblica ArgentinaUTE Unin transitoria de empresasVAPUMAS Vecinos Autoconvocados por un Medio Ambiente Sano (Salta)WBCSD World Business Council for Sustainable Development (Consejo

    Mundial Empresarial para el Desarrollo Sustentable)WGC World Gold CouncilYamiri Yacimientos Mineros de La RiojaYMAD Yacimientos Mineros Agua de DionisioYPF Yacimientos Petrolferos Fiscales

  • [ 15 ]

    INTRODUCCIN

    Hacia una discusin sobre la megamineraa cielo abierto

    Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    Aunque con diferente alcance y envergadura, tres parecen ser los modelosde desarrollo que caracterizan la Argentina contempornea: el modelo agra-rio, el industrial y el extractivo-exportador. Mientras que los dos primeros hansufrido drsticas transformaciones en las ltimas dcadas, y continan ope-rando de manera explcita o implcita como narrativa social fundamental yhorizonte de expectativas de nuestras sociedades, el perfil del tercero, ligado ala explotacin de los recursos naturales, pese a su expansin exponencial, apa-rece desdibujado y apenas est presente en el imaginario cultural de los ar-gentinos.

    En este libro colectivo, Minera transnacional, narrativas del desarrollo yresistencias sociales, nos abocamos al anlisis de una faz poco explorada deeste proceso, ligada a la expansin del modelo minero en la Argentina. Cierta-mente, el paradigma extractivista cuenta con una larga y oscura historia enAmrica Latina, marcada por la constitucin de enclaves coloniales, altamen-te destructivos de las economas locales y directamente relacionado con la es-clavizacin y el empobrecimiento de las poblaciones. El smbolo de esta cultu-ra de la expoliacin ha sido sin duda Potos, en la vecina Bolivia, que a partirdel siglo XVI supo alimentar las arcas y contribuir al temprano desarrollo in-dustrial de Europa. Ahora bien, pese a que la explotacin y exportacin debienes naturales no son actividades nuevas en nuestra regin, resulta claroque en los ltimos aos del siglo XX, y en un contexto de cambio del modelo deacumulacin, se ha venido intensificando la expansin de proyectos tendien-tes al control, la extraccin y la exportacin de bienes naturales a gran escala.La megaminera a cielo abierto es un ejemplo elocuente. Como seala An-thony Bebbington (2007), ya en el perodo 1990-1997, mientras la inversin enexploracin minera a nivel mundial creci 90%, en Amrica Latina aument400%. En consonancia con ello, durante los 90 la mayor parte de los paseslatinoamericanos involucrados llevaron a cabo una profunda reforma del mar-co regulatorio, para conceder amplios beneficios a las grandes empresas trans-nacionales, que ya vienen operando a escala global. Esa reforma fue respalda-

  • 16 Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    da por diferentes organismos internacionales (Banco Mundial, BID, entre otros),a fin de facilitar, promover y garantizar el auge regional de la nueva minera.

    En este marco, la expansin del modelo extractivo-exportador (como la re-lativa al de agronegocios) no puede comprenderse sin involucrar tambin laperspectiva histrica y, muy especialmente, la poltica de privatizaciones. Enefecto, es necesario recordar que la poltica de privatizaciones estuvo orienta-da no slo hacia los servicios pblicos sino tambin hacia los hidrocarburos y,de manera ms amplia, hacia la totalidad de los recursos naturales. As, porejemplo, mediante diferentes reformas constitucionales y legislativas las nue-vas normas jurdicas institucionalizaron la autoexclusin del Estado comoagente productivo y la consecuente exclusividad del sector privado como nicoactor autorizado a explotar los recursos naturales.

    Se sentaron entonces las bases del Estado metarregulador, lo cual implicla generacin de nuevas normas jurdicas que garantizaron la institucionali-zacin de los derechos de las grandes corporaciones as como la aceptacin dela normativa creada en los espacios transnacionales. En menos de diez aos,las grandes compaas transnacionales hegemonizaron el mapa socioproduc-tivo en el sector minero, pesquero, petrolero, entre otros. El fenmeno de re-primarizacin de la economa, basado en la explotacin de los recursos natura-les no renovables por parte de actores transnacionales y sus socios locales,estaba en marcha.

    En este sentido, resulta importante destacar cuatro cuestiones mayores,que recorren y dan encarnadura especfica a este libro. En primer lugar, acla-rar a qu tipo de minera hacemos referencia cuando hablamos de nueva mi-nera o minera a gran escala. Aun si las consecuencias econmicas pueden serhomologadas, lejos estamos de aquella minera de socavn, propia de otraspocas, cuando los metales afluan en grandes vetas, desde el fondo de lasgaleras subterrneas. En la actualidad, los metales, cada vez ms escasos, seencuentran en estado de diseminacin y slo pueden ser extrados a travs denuevas tecnologas, luego de producir grandes voladuras de montaas por di-namitacin, a partir de la utilizacin de sustancias qumicas (cianuro, cidosulfrico, mercurio, entre otros) para disolver (lixiviar) los metales del mine-ral que los contiene. En suma, lo particular de este tipo de minera (a cieloabierto), diferente de la tradicional, es que implica niveles aun mayores deafectacin del medio ambiente, generando cuantiosos pasivos ambientales, altiempo que requiere tanto un uso desmesurado de recursos entre ellos elagua y la energa, imprescindibles para sus operaciones como la intervencinde manera violenta en la geografa de los territorios para la explotacin.

    En segundo lugar, si las implicaciones socioambientales son ciertamentegravosas y nos colocan ya en el centro de un paradigma productivista, suma-mente cuestionado desde diferentes vertientes del pensamiento (ecologa pol-tica, indigenismo, economa social), a esto hay que aadir que lejos tambinestamos de asistir a la expansin de un modelo nacional de desarrollo. Antesbien, en nuestro pas la expansin y el control de la nueva megaminera a cielo

  • 17Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    abierto es potestad exclusiva de las grandes empresas transnacionales, gra-cias al marco regulatorio sancionado en los 90 y confirmado por las sucesivasgestiones (desde Carlos Menem, pasando por Nstor Kirchner, hasta CristinaFernndez de Kirchner). As, la reprimarizacin de la economa auguraba que,en el curso de pocos aos, el Estado nacional consagrara a la megaminera,incluida la uranfera destinada a energa, planes estratgicos declarados deinters pblico por el gobierno argentino.

    La continuidad de la poltica, el involucramiento de la estructura del Esta-do nacional y, por supuesto, el compromiso an mayor de sus homlogos pro-vinciales demuestran hasta qu punto este tipo de minera se ha convertido enpoltica de Estado. Como se afirma en uno de los artculos de este libro, unejemplo por dems elocuente de ello es el veto presidencial producido a finesde 2008 a la ley de proteccin de los glaciares (ley 24.618), votada por unaamplia mayora del Congreso Nacional, y que constituye de parte del actualgobierno un claro gesto de apoyo a los intereses de la minera transnacional,en este caso en favor de la compaa Barrick Gold. A travs del proyecto bina-cional Pascua-Lama, compartido con Chile, esta empresa se encamina a desa-rrollar una explotacin de oro y plata sobre los glaciares de altura en la regincordillerana. Asimismo, en diciembre de 2008 la presidenta Cristina Fernn-dez de Kirchner declaraba de inters nacional la explotacin de potasio enMendoza, por parte de la transnacional Rio Tinto; antes de conocerse el infor-me de impacto ambiental, y de manera simultnea en diciembre ltimo, en-tregaba a esa empresa 60 hectreas en el puerto de Baha Blanca. En tal sen-tido, y sin minimizar el papel protagnico de los estados provinciales, no cabeduda de que ha sido y es el gobierno nacional el que ha ratificado y fortalecidola megaminera, poniendo todo el aparato del Estado, sus instituciones, alservicio del modelo minero.

    El tema no es menor porque si bien, como hemos dicho, lejos estamos decualquier tipo de modelo de desarrollo nacional, esto no ha sido impedimen-to para que el Estado asumiera una narrativa desarrollista, en consonanciacon las grandes empresas trasnacionales, en busca de la legitimacin socialdel modelo y en nombre de una responsabilidad social, que oculta de manerasistemtica los graves impactos sociales y ambientales de tales emprendimien-tos. Claro que esta narrativa desarrollista no es exclusiva de la Argentina. Enefecto, en los ltimos aos, la expansin vertiginosa del modelo extractivo-exportador, del modelo de agronegocios y los grandes proyectos de infraestruc-tura de la cartera del IIRSA han trado consigo en gran parte de la regin lati-noamericana una suerte de ilusin desarrollista (Svampa 2008a), habidacuenta que, a diferencia de los aos 90, las economas se han visto favorecidaspor los altos precios internacionales de los productos primarios (commodities),como se refleja en las balanzas comerciales y el supervit fiscal. La eficaciasimblica de esta narrativa puesta al servicio del desarrollo no puede serdesestimada, muy especialmente luego del largo perodo de estancamiento yregresin econmica de las ltimas dcadas. Antes bien, ella propiciar el des-

  • 18 Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    pliegue de nuevos esquemas binarios, que buscarn retrazar una distanciaentre el ayer de la crisis y el presente productivo, devenido futuro promesante(Antonelli, 2007a). De modo que, en esta coyuntura favorable, a menos hastala actual crisis econmica internacional, no son pocos los gobiernos de la re-gin que han relegado en un segundo plano o sencillamente escamoteado lasdiscusiones acerca de los modelos de desarrollo posible, habilitando as el re-torno en fuerza de una visin productivista.1

    Convengamos que se ha escrito mucho acerca de las dificultades que unagran parte de los movimientos sociales actuales tienen para comprender einvolucrarse en la compleja dinmica de reconstruccin del Estado, en el mar-co de procesos nacionales caracterizados por una fuerte retrica antineolibe-ral. Incluso se ha criticado la visin simplificada y, por momentos, dogmtica-mente autonmica de movimientos y organizaciones sociales, proclives a igno-rar las ambivalencias y los dilemas que afrontan aquellos gobiernos que hoysupuestamente se proponen como objetivo un cambio en las relaciones de fuer-za social. Sin embargo, muy poco se ha hablado acerca de la narrativa desarro-llista que hoy sobrevuela el continente, asociada especialmente al paradigmaextractivista, y del ocultamiento de las consecuencias que estas dinmicasconllevan tanto en trminos de reconfiguracin productiva como de horizontede expectativa social.

    Hay que destacar que la Argentina no posee un pasado minero importante,como efectivamente sucede con otros pases latinoamericanos, como Chile,Bolivia y Per. Sin embargo, debido a las posibilidades de explotacin queofrecen estas nuevas tecnologas, en la actualidad nuestro pas ocupa el sexto

    1. Uno de los pocos pases en los cuales se ha intentado llevar a cabo una discusin sobre el modeloextractivista exportador (respecto del petrleo y de la minera a gran escala) es Ecuador, lo cual sevio reflejado inicialmente a travs de la composicin del gabinete, dividido entre extractivistas yecologistas. Dentro del gobierno de Rafael Correa, las posiciones ecologistas eran reflejadas porel influyente Alberto Acosta, quien fuera primero ministro de Energa y luego presidente del laAsamblea Constituyente. La propia Asamblea plante, en un momento determinado, declarar aEcuador libre de minera contaminante. Los resultados, sin embargo, fueron otros: efectivamen-te la Asamblea Constituyente declar el 18 de abril de 2008 la caducidad de miles de concesionesmineras presuntamente ilegales y puso en vilo millonarios proyectos extractivos, mientras seaprobaba un nuevo marco legal para ampliar el control estatal en la industria. En este sentido,como plantea Mario Unda (2008), la reversin de las concesiones mineras debe entenderse comoun mecanismo para obligar a las empresas mineras a renegociar bajo nuevas condiciones, dejandoms recursos en el pas, acogiendo reglamentaciones ms claras y posiblemente un asocio con elEstado (para lo cual se plantea la creacin de la Empresa Nacional de Minera). Finalmente, lanueva ley minera, aprobada en enero de 2009, perpeta el modelo extractivista, desconociendo laoposicin y el derecho a consulta de las poblaciones afectadas por la extraccin de recursos natu-rales. As, contrariando la expectativa de numerosas organizaciones sociales, el gobierno de Co-rrea opt por un modelo neodesarrollista, subalternizando en la lucha poltica el debate acerca delos graves efectos sociales y ambientales de las actividades extractivas.

  • 19Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    puesto en el mundo en cuanto a su potencial minero, y los informes consignanque 75% de las reas atractivas para la minera todava no han sido sometidasa prospeccin. No obstante, pocos argentinos estn al tanto de que la actividadminera proyecta extenderse por toda la larga franja cordillerana, precordille-rana y zonas montaosas, desde el norte del pas hasta el extremo sur de laPatagonia. Si hemos de seguir los escasos datos aportados por la Secretara deMinera, visiblemente interesada en mostrar el crecimiento espectacular delsector (la mirada productivista), pero ocultando informacin fundamental so-bre la descripcin y el estado de avance de los proyectos, entre 2003 y 2007 eltotal de inversiones acumuladas en el pas fue multiplicado por ms de ocho:pas de 660 millones de dlares a 5.600 millones de dlares. El crecimientoacumulado de proyectos fue ms increble todava: aument un 740% en esoscuatro aos, para llegar en 2007 a un total de 336 proyectos, en diferentesgrados de avance. De este modo, aunque en el presente el modelo minero po-see un rol subordinado o secundario, su proceso de implementacin pre-senta caractersticas vertiginosas y muy similares a las de otros pases lati-noamericanos, hechos que favorecen la desinformacin y dificultan, por ende,la discusin pblica sobre la problemtica.

    En esta misma lnea, en la medida en que nuestro pas no proviene de unaeconoma minera a gran escala, el modelo minero presenta una particularproduccin sociodiscursiva y cultural a nivel de todos los actores involucrados.sta es una diferencia cualitativa que aporta una especificidad al escenario delas transformaciones en la Argentina, y que abordamos en este libro. Por ello,a diferencia de otros modelos de desarrollo que, ms all de sus transforma-ciones, se sitan en la continuidad imaginaria (un pas agrario) o en el re-torno de la normalidad (la Argentina industrial), el modelo ligado a la mega-minera a cielo abierto requiere no slo inscribirse en las significaciones delpresente modelando visiones de futuro sino fundar un linaje, una genealogahonorable y unos mitos de origen, para volver deseable y razonable la Argen-tina minera. En funcin de ello, como afirmamos en uno de los captulos deeste libro, el de Mirta Alejandra Antonelli, adquieren especial importancia lasestrategias narrativas, argumentativas, retricas y dramatolgicas (o de pues-tas en escena) mediante las cuales se construye, enuncia y visibiliza la legiti-midad dominante del modelo minero y su autorizacin estatal en discursospblico-mediticos de actores hegemnicos.

    Por otro lado, muy poco se ha hablado de las resistencias sociales que hanvenido generando los emprendimientos mineros a lo largo de nuestra extensageografa. As, uno de los datos novedosos, al comps del crecimiento de losconflictos ambientales, es precisamente el surgimiento de numerosas organi-zaciones de autoconvocados, en ms de quince provincias argentinas, orga-nizaciones que adoptan un formato asambleario. En la actualidad, existen unassetenta asambleas de base, nucleadas desde 2006 en la Unin de AsambleasCiudadanas (UAC) y erigidas hoy en verdaderos territorios de resistencia. Comoser dicho en varias oportunidades en este volumen, la primera experiencia

  • 20 Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    exitosa, por cierto desarrollada por una poblacin para evitar la instalacinde una explotacin minera fue protagonizada por los vecinos de Esquel, pro-vincia del Chubut, en 2003. Sin embargo, la experiencia que tuvo el mrito decolocar en la agenda pblica la nueva cuestin socioambiental, a nivel nacio-nal, fue Gualeguaych, entre 2005 y 2006, a causa del conflicto por la instala-cin de las pasteras sobre el ro Uruguay, que trajo como correlato un enfren-tamiento sordo entre el gobierno argentino y el de la Repblica del Uruguay.Recordemos que este conflicto fue considerado por el entonces presidente Ns-tor Kirchner, en 2006, como una causa nacional; pese a que luego el propiogobierno de Cristina Fernndez de Kirchner impulsara activamente el cues-tionamiento y hasta la demonizacin de la Asamblea Ambientalista de Guale-guaych, muy especialmente a inicios de 2009, con el objeto de que levantaranel corte al puente internacional que une la Argentina con Uruguay, luego decasi dos aos de bloqueo. Por paradjico que pueda parecer, la instalacinde la agenda socioambiental, capitalizada polticamente por el gobierno de losKirchner, lejos estuvo de servir a la apertura de la discusin de otras causassocioambientales; antes bien, sirvi para el ocultamiento y la denegacin deotros conflictos que ya comenzaban a recorrer a diferentes provincias argenti-nas, a raz de la introduccin del modelo minero.

    Como afirmamos en este volumen, los nuevos movimientos contra la mine-ra a cielo abierto son conscientes de que han sido arrojados a un campo dedifcil disputa y de posiciones claramente asimtricas, en el cual los adversa-rios van consolidando cada vez ms una densa trama articulada, con efectosmultiplicadores y complejos, en pos de la legitimacin del modelo minero. As,el correlato del dispositivo hegemnico, puesto al servicio de un modelo dedesarrollo, va desde el avasallamiento de los derechos de las poblacionesentre ellos, los derechos territoriales de las poblaciones indgenas, reconoci-dos por los ms diversos tratados internacionales incluidos en nuestra Consti-tucin Nacional, la destruccin de patrimonios arqueolgicos, la instalacinde explotaciones en zonas protegidas, hasta las ms diversas estrategias dedisciplinamiento, que incluyen desde la violacin de procesos ciudadanos, porejemplo, a travs de la derogacin de leyes prohibitivas de la minera o elsilenciamiento a la poblacin, impidiendo u obturando la posibilidad de llevara cabo consultas populares en las comunidades afectadas. En este contexto, lamegaminera a cielo abierto termina configurndose como una figura extre-ma, un suerte de modelo descarnado, en el cual las ms crudas lgicas delsaqueo econmico y la depredacin ambiental se combinan con escenarios re-gionales caracterizados por una gran asimetra de poderes, que parecen evo-car la lucha desigual entre David y Goliat.2

    2. El caso ms dramtico en Amrica Latina lo constituye Per, donde las protestas de los comu-neros, agrupados en la Conacami, contra los megaproyectos de minera, ya han dejado un saldo de

  • 21Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    En este sentido, resulta interesante destacar que, en los ltimos aos, estetipo de minera ha sido prohibida en Turqua (1997), Repblica Checa (2000),Nueva Gales del Sur, Australia (2000), estado de Montana, Estados Unidos(1998) y los condados de Gunnison (2001), Costilla (2002) y Summit (2004) delestado de Colorado, Estados Unidos, y Repblica de Alemania (2002). En Am-rica Latina, el nico pas que ha sancionado una ley prohibiendo la minera acielo abierto con sustancias txicas es Costa Rica (2002). La lucha iniciada en1997 contra la instalacin de una empresa minera en Cotacachi, Ecuador, hizoque ste se convirtiera en el primer cantn ecolgico, por ordenanza munici-pal. Luego, le siguieron mediante la va de la consulta popular, Tambogrande,Per (2002, el primer plebiscito por este tema en Amrica Latina) y Esquel,Argentina (2003). En aos recientes, se han realizado dos consultas ms enPer, Piura y Cajamarca (ambos en 2007) y tres en Guatemala: Sipacapa (2005),Huehuetenango (2006) e Ixtahuacan (2007).

    Como veremos en este volumen, en nuestro pas, luego de la consulta popu-lar de Esquel, y gracias a la articulacin de las resistencias, siete provinciasargentinas han sancionado una legislacin que prohbe la minera, con algno varios tipos de sustancias txicas. Sin embargo, como lo muestra de maneraescandalosa el caso de La Rioja (donde la ley de prohibicin a la megaminerafue sancionada en 2007 y derogada un ao ms tarde, por el mismo goberna-dor), en la Argentina las diferentes leyes provinciales lejos estn de constituiruna garanta absoluta, frente a los grandes intereses econmicos en juego.As, pese a la preocupacin que existe en medios empresariales por la multi-plicacin de las resistencias y las nuevas legislaciones del no, las inversionesen minera han aumentado notablemente en el ltimo ao: como sealaba unmedio especializado, en enero de 2009, con un lenguaje claramente producti-vista:

    La exploracin de riesgo en la actividad minera argentina marc unnuevo pico histrico durante 2008. De acuerdo con datos oficiales, se per-foraron 665.945 metros en todo el pas, alcanzando un crecimiento del11% respecto del ao 2007 [] El volumen de reservas minerales desde2003 a la actualidad se cuadruplic, encontrndose nuevos potencialesyacimientos en las provincias de Santa Cruz, Neuqun, San Juan, Jujuyy Salta, entre otras. (http://puestaenobra.blogspot.com/2009/01/mineria-nuevo-record-para-el-sector-en.html)

    Por ltimo, la reticencia calculada desde el mbito poltico-empresarial res-pecto de no propiciar condiciones para el debate pblico sobre el modelo extrac-tivo exportador minero nos plantea preocupantes interrogantes sobre el esce-

    varios muertos, heridos y centenares de comuneros judicializados (Palacio Paz, Pinto y Hoetmer,2008).

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    nario democrtico argentino en relacin con cuestiones centrales. La primerade ellas concierne a los procesos electorales, las prcticas de representacindelegativa y la capacidad de injerencia y presin de las corporaciones sobre lasdecisiones ciudadanas y judiciales. La segunda involucra a la opacidad del Es-tado en cuanto a su obligacin de garantizar a la ciudadana el derecho al acce-so a la informacin de inters pblico. Este aspecto reviste particular grave-dad, por ejemplo, en lo que a las obras de infraestructura de IIRSA respecta,puesto que su carcter velado inhibe que se puedan producir y dar a conocerestudios de derechos humanos y medio ambiente. Asimismo, permite mante-ner en un cono de sombras los endeudamientos internacionales para su reali-zacin y el otorgamiento de fondos que los superpoderes destinan al ministeriode Obra Pblica e Infraestructura, a cargo de Julio De Vido, para las obras quelas empresas transnacionales requieren. Esta opacidad es la que posibilita,adems, retricas polticas y usos coyunturales: la del progreso y la celebracindel Bicentenario, primero, y el desafo para afrontar los efectos de la crisisinternacional, actualmente. Por ltimo, preocupa tambin el casi monolticosilencio estratgico del Poder Ejecutivo Nacional ante los numerosos y funda-dos pedidos de informes sobre distintas problemticas y hechos relevantes so-bre la megaminera, en los que estn involucrados actores empresariales, pol-ticos y funcionarios pblicos de distintas jurisdicciones y reas del organigra-ma del Estado nacional y provinciales. En tal sentido obra en el Congreso Na-cional un conjunto significativo de estos pedidos, elevados por diputados y se-nadores nacionales de distintas provincias y diferente extraccin partidaria.3

    El escenario as esbozado nos confronta, a manera de termmetro de lademocracia, no slo con la administracin sesgada de la informacin por par-te del Estado sino tambin con la capacidad de manejo de la informacin porparte de las empresas transnacionales. Ms all de la colonizacin del discur-so pblico y la descalificacin hacia las asambleas ciudadanas constatacinno menor para dar cuenta de los obstculos para la construccin de agenda yel debate pblicos, resulta preocupante, a la vez que sintomtico, el rol queestn cumpliendo para la construccin de consenso social acrtico, empresasde medios de comunicacin, tanto de alcance nacional, como de las provinciasde la Argentina, hacindose minera.

    Sobre este libro

    Los artculos presentados aqu buscan abordar los aspectos reseados. As,los primero cuatro captulos tienen un carcter general, en la medida en que

    3. Un ejemplo de ello es dado por el diputado Eduardo Pastoriza, quien en otros tiempos integr eldirectorio de YMAD y en su reciente libro Catamarca, el gran despojo (2008), realiza numerosasdenuncias y documenta esos pedidos parlamentarios sobre la Minera Alumbrera.

  • 23Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    se proponen realizar una primera aproximacin a la problemtica, dar cuentade los diferentes procesos de construccin de consenso, la evolucin de los pro-yectos mineros y su relacin con el IIRSA, y por ltimo, los avatares de lasresistencias sociales.

    As, el primero de los artculos, de Maristella Svampa, Lorena Bottaro yMarian Sola lvarez, La problemtica de la minera metalfera a cielo abier-to: modelo de desarrollo, territorio y discursos dominantes, es un texto intro-ductorio que da cuenta de las caractersticas generales del modelo minero, lalegislacin que lo ampara, al tiempo que presenta una serie de conceptos queatraviesan el lenguaje de los movimientos socioambientales (la valoracin delterritorio) y de las empresas transnacionales en alianza con el Estado (desa-rrollo sustentable, responsabilidad social empresarial, gobernanza).

    El segundo artculo, Minera transnacional y dispositivos de intervencinen la cultura. La gestin del paradigma hegemnico de la minera responsa-ble y el desarrollo sustentable, de Mirta Antonelli, analiza el discurso trans-nacional sobre la megaminera como poder semitico del capital, con eficaciasimblica global, tal como se viene consolidando luego de la sancin de la nue-va legislacin minera, y las condiciones de asimetra en las que, desde hacepoco ms de un lustro, se establecen campos de tensiones y se ejercen las dis-putas y conflictos en torno a los sentidos del desarrollo y el modelo de sociedaddeseable. Como parte de las estrategias centrales, se abordan conceptos comoel de desarrollo sustentable, minera socialmente responsable, responsa-bilidad social empresarial y gobernanza, que aparecen como condensadoresde sentido en torno a pobreza, gnero, inclusin, biodiversidad, integracin,entre otros. En el marco nacional, tambin analiza estratgicas voces univer-sitarias y de agencias cientfico-tecnolgicas pblicas para que autoricen elmodelo extractivo, coimplicando en ello la legitimidad de instituciones delEstado en un proceso de oposicin y rplicas a los movimientos socioambienta-les y de descalificacin de la sancin de leyes de prohibicin de la minera acielo abierto y con sustancias txicas en numerosas provincias argentinas.

    El tercero, de Mara Eugenia Arias Toledo, IIRSA: lgica de la interconexin,lgicas interconectadas, analiza cmo los proyectos de IIRSA se enmarcan enplanes de infraestructura destinados a facilitar el trnsito transfronterizo y aasegurar la circulacin de ciertos bienes (como la energa) indispensables paraesta industria minera. En este sentido, da cuenta del paralelismo existenteentre la narrativa del desarrollo de IIRSA y la narrativa del desarrollo del Es-tado argentino con relacin a la industria minera.

    El cuarto artculo, de Maristella Svampa, Marian Sola lvarez y LorenaBottaro, Los movimientos contra la minera metalfera a cielo abierto: esce-narios y conflictos. Entre el efecto Esquel y el efecto La Alumbrera, abor-da la compleja y nunca acabada reconstruccin de los diferentes territorios dela resistencia, su evolucin, sus estrategias, sus luchas, en las diferentes re-giones y provincias argentinas. Un verdadero descenso a la geografa ms pro-funda de nuestro pas y la gramtica de sus luchas, que da cuenta del carcter

  • 24 Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    ineludible de estas resistencias que hoy convocan a mujeres y hombres de lascomunidades amenazadas y, en algunos casos, ya afectadas, sin distincin declase social, etnia o experiencia poltica, unidos por la experiencia vital dedefender un estilo de vida y un territorio, en nombre del principio de autode-terminacin de los pueblos. Basta recordar que a fines de 2008 existan aproxi-madamente setenta asambleas de base, en ms de quince provincias argenti-nas, agrupadas en torno a la UAC, para dar cuenta de la envergadura de estenuevo fenmeno.

    Los ltimos cuatro captulos abordan de manera especfica los casos msresonantes que hasta ahora han signado la nueva cartografa minera del pas,tanto en lo que se refiere a las resistencias como a los discursos y las prcticasde las empresas transnacionales y los estados provinciales. As, el artculo deMara Cecilia Marn, El no a la mina de Esquel como acontecimiento: otromundo posible, aborda uno de los casos emblemticos, suerte de referente ofaro de los movimientos contra la megaminera a cielo abierto en nuestro pas.Si bien el de Esquel es uno de los pocos casos hasta ahora tematizado por labibliografa acadmica y reconocidos por la liturgia meditica, Marn recorreuna va poco explorada al realizar, desde una perspectiva sociodiscursiva, unanlisis de las diferentes estrategias llevadas a cabo, de un lado, por el gobier-no, a travs de la propuesta avanzada de zonificacin, y de otro, por la em-presa Meridian Gold, para explicar el fracaso del referndum de 2003 en tr-minos de fallas en la estrategia comunicacional.

    Por su parte, Horacio Machado Aroz aborda el caso testigo por antonoma-sia, el de la mina Bajo La Alumbrera. En efecto, en su artculo Minera trans-nacional, conflictos socioterritoriales y nuevas dinmicas expropiatorias. Elcaso de Minera Alumbrera (Catamarca), realiza un estudio detallado de lastransformaciones socioterritoriales de esa provincia, a partir de la instalacinde La Alumbrera, la primera explotacin a cielo abierto en el pas. sta seconstituye en un caso ejemplar, en la medida en que, a diez aos de su estable-cimiento, es posible realizar un balance acerca del impacto que en diferentesregistros econmico, social, territorial ha producido. Esto permite avanzar,como lo hace Machado Aroz, en una serie de hiptesis explicativas ms gene-rales acerca de las diferentes dimensiones del proceso expropiatorio al que seven sometidas las poblaciones.

    El sptimo artculo, de Norma Giarracca y Gisela Hadad, Disputas mani-fiestas y latentes en La Rioja minera. Poltica de vida y agua en el centro de laescena, presenta los principales acontecimientos desde la formacin de la asam-blea de Chilecito-Famatina hasta finales de 2008. Como sostienen las autoras,la hiptesis central afirma que existen dos tipos de conflicto: por un lado, elconflicto explcito entre los pobladores con el emprendimiento minero y losfuncionarios polticos que lo impulsan; por el otro, la disputa implcita y laten-te (en el sentido de potencial) entre esta actividad extractiva y la agroindus-trial, imbricada con las ciudades y poblados. Esta disputa potencial, en tornodel agua, como bien escaso en una zona semirida, da cuenta de las caracters-

  • 25Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    ticas propias del modelo extractivo, que lo torna incompatible con el desarrollode economas regionales, entre ellas las actividades agrcolas. Es importantedestacar que el artculo da cuenta tambin de cmo el informe de impactoambiental realizado por la empresa Barrick Gold oculta la importancia de laeconoma regional, verdadero nodo de la vida de las poblaciones, a fin de mini-mizar los efectos socioeconmicos y territoriales del emprendimiento.

    El ltimo artculo, La construccin de San Juan como capital nacional dela minera: el concierto de voces entre el Estado y los medios de comunica-cin, un trabajo de Mauro Orellana, Silvina Giovannini, Anglica Vega y Do-lores Rocchietti, se centra nada menos que en el ncleo duro del modelo mine-ro, la provincia de San Juan. As, el texto analiza la reubicacin de San Juanen el espacio hegemnico, cuyo gobernador Jos Luis Gioja ha sido uno de losimpulsores de la ley minera durante los 90. Discurso productivista, conceptosde resonancia global, redes estratgicas, apelacin a la historia en clave noslo argentina sino tambin latinoamericana alternan en el centro de una na-rrativa estatal, que tiende a instituir un discurso nico (el monolingismo) alservicio de la difusin y defensa acrrima del nuevo modelo minero.

    * * *

    Antes de cerrar esta introduccin, quisiramos sealar ciertas preocupa-ciones y posicionamientos que recorren al conjunto de los autores y autoras deeste libro. En primer lugar, nos interesa dejar en claro que sta no es unacompilacin azarosa en torno de un tema especfico. Los autores, si bien pro-vienen de disciplinas diferentes que van desde la sociologa poltica, la socio-lgica rural hasta el anlisis sociodiscursivo, se proponen dar cuenta de unproceso complejo, cargado de hondas resonancias sociales, con una serie decategoras compartidas como las de territorio, territorialidad, discurso glo-bal, modelo extractivo-exportador, narrativa del desarrollo, movimientos so-cioambientales. Estas categoras abarcan y recorren el conjunto de los temasque dan el ttulo a este libro, Minera transnacional, narrativas del desarrolloy resistencias sociales.

    Esta perspectiva compartida forma parte de un dilogo sostenido por loscuatro grupos de investigadores intervinientes, a lo largo de casi dos aos, ycuya labor se desarrolla en diferentes universidades pblicas: UniversidadNacional de General Sarmiento, Universidad Nacional de Crdoba, Universi-dad Nacional de Catamarca y Universidad de Buenos Aires. Nuestras respec-tivas investigaciones han sido financiadas exclusivamente por el sistema p-blico de investigacin (universidad nacional, Fondo Nacional de InvestigacinNacional de Ciencia y Tcnica FONCYT y Conicet). Asimismo, este libro hacontado para su publicacin con el financiamiento parcial del proyecto Acto-res sociales, demanda de derechos y espacios de ciudadana en la Argentinacontempornea, rea de Ciencias Sociales, Instituto de Ciencias, Universi-

  • 26 Maristella Svampa y Mirta Alejandra Antonelli

    dad Nacional de General Sarmiento, financiado por el FONCYT (2006-2009) ydirigido por Maristella Svampa.

    Gran parte de nosotros nos hemos conocido en el marco de nuestra partici-pacin como investigadores/as en los encuentros de la UAC, llevados a caboentre 2007 y 2008: as, San Rafael de Mendoza, Chilecito y Famatina, Cata-marca capital, Concepcin del Uruguay, Capilla del Monte y Tunuyn fueronlas ciudades convocantes, en las cuales, a la par que nos sumergamos en lasabigarradas problemticas de las asambleas ciudadanas, empezamos a com-partir e intercambiar hiptesis de trabajo, preocupaciones intelectuales y po-sicionamientos pblicos. A lo largo de ese perodo y muy especialmente en losltimos tiempos hemos organizado y participado en diferentes jornadas dediscusin acadmica, tanto en la Universidad Nacional de Catamarca (octu-bre 2007 y 2008), en la Universidad Nacional de Crdoba (septiembre de 2008)en la Universidad Nacional de General Sarmiento (octubre de 2008), as comodos encuentros de discusin y divulgacin de la problemtica en la Universi-dad de Buenos Aires (octubre y noviembre de 2008), lugares todos ellos en loscuales confrontamos nuestras hiptesis de investigacin con diferentes acto-res acadmicos y sociales, entre ellos miembros de las propias asambleas ciu-dadanas, en el marco de un dilogo complementario y constructivo. Asimismo,algunos de los participantes hemos desarrollado otras actividades de divulga-cin (especialmente periodstica) sobre estas temticas.4

    En segundo lugar, respecto del lugar de enunciacin, cabe aclarar que nin-guno de los trabajos aqu presentados est escrito desde una supuesta neutra-lidad valorativa o del distanciamiento propio de los expertos. Parafraseandoa Boaventura de Sousa Santos, estos textos se proponen una objetividad pro-pia del trabajo acadmico, pero de ninguna manera abogan por un lugar desupuesta neutralidad, discurso detrs del cual por lo general se esconden inte-reses de los ms variados espacios de poder (econmico, poltico, religioso, en-tre otros). Nuestra propuesta se inscribe as en el campo de la tradicin de lasciencias sociales crticas. En una poca en la cual muchos no dudan en conver-tir las universidades tanto pblicas como privadas en verdaderas unidadesde negocios, la nuestra es as una apuesta que busca retomar y afirmar el rolcrtico que, creemos, debe jugar la universidad pblica en la produccin socialde saber, as como en la discusin de los temas que recorren nuestra sociedad,en este caso, acerca de los modelos de desarrollo hoy vigentes.

    Por ltimo, creemos que, a esta altura de los tiempos, cualquier propuestaque se plantee como alternativa o modelo de desarrollo en una sociedad debeser informado y sometido a la discusin pblica. ste no parece ser, sin embar-go, el caso en nuestro pas, donde tanto la ciudadana como los intelectuales yla comunidad universitaria solemos llegar tarde a los debates, cuando la im-

    4. Vanse en la bibliografa los artculos de Norma Giarracca y Maristella Svampa.

  • 27Hacia una discusin sobre la megaminera a cielo abierto

    plementacin de los modelos de desarrollo se presentan como hechos consu-mados. As sucedi con el modelo sojero, ms all de las solitarias voces deadvertencia incansablemente machacadas durante una dcada por Jorge Ru-lli y Adolfo Boy con su Grupo de Reflexin Rural (GRR) y algunos contadsimosacadmicos como el agrnomo Walter Pengue, o Norma Giarracca y MiguelTeubal, animadores, junto a alumnos y activistas, del Foro de la Tierra y laAlimentacin. En realidad, la apertura de una discusin pblica sobre esemodelo (el alcance de sus transformaciones, su relacin con el Estado, susconsecuencias sociales, econmicas y ambientales) fue ms bien tarda y par-cial, tal como hemos podido ver entre marzo y julio de 2008 (y sus reedicionesposteriores), a causa del conflicto entre el gobierno de Cristina Fernndez deKirchner y los diferentes sectores agrarios, como producto del aumento de lasretenciones al sector, entre otros factores emergentes.

    Hoy, el riesgo es que por indiferencia, desconocimiento, omisin o complici-dad activa dejemos pasar por delante de nuestras narices la discusin delmodelo minero, cuya puesta en marcha se viene realizando de manera vertigi-nosa, sin consulta a las poblaciones involucradas. De este modo, la emergen-cia y la multiplicacin de territorios de resistencia tanto el de las comunida-des del no como el de los movimientos socioambientales se han ido cristali-zando en un contexto de obscena asimetra y frente al ocultamiento poltico,meditico, empresarial de las consecuencias socioambientales.

    En suma, este libro sobre la megaminera en la Argentina que sin dudaconstituye una primera exploracin de un proceso todava abierto se proponeaportar un anlisis crtico de las formas que adopta el discurso hegemnico ylos nuevos mecanismos de expropiacin y dominio, as como traer a la palestrauna verdadera discusin pblica y acadmica sobre las complejas dimensio-nes, los mltiples niveles y sentidos que hoy recubren el trmino desarrollo.Con ello esperamos poder contribuir, aunque sea modestamente, a abrir elnecesario debate pblico que exigen estas problemticas.

    Buenos Aires-Crdoba, enero de 2009

  • [ 29 ]

    La problemtica de la minera metalfera a cielo abierto:modelo de desarrollo, territorio y discursos dominantes

    Maristella Svampa, Lorena Bottaro y Marian Sola lvarez*

    No existe un solo ejemplo a lo largo y ancho del mundoen el que, luego de la explotacin minera de las transnacio-nales, las poblaciones tengan el ansiado progreso, hayanelevado su calidad de vida, exista la remediacin ambien-tal prometida; todo lo contrario, lo nico que queda son lasmigajas de pequeas donaciones, mayor empobrecimientoambiental y humano.

    Declaracin del Encuentro de Pueblos por la Vida,Ecuador, enero de 2007

    Pobre este gobierno que no puede generar otro desarro-llo para nuestra provincia que el saqueo de nuestros bienesnaturales va la minera a cielo abierto. Pobre de ideas, po-bre de gestin pobre de vida.

    Red Puna y Quebrada. Movimiento Nacional CampesinoIndgena. Va Campesina-Argentina, octubre de 2008

    .

    Fases de acumulacin, modelo minero y nuevas resistencias

    Ms de uno debe preguntarse por qu existe cada vez ms gente que seopone a la explotacin de la minera a cielo abierto en nuestro pas. Ser quelos gobiernos y las grandes transnacionales mineras no transmiten correcta-mente las ventajas y las oportunidades del nuevo modelo? Ser que laspoblaciones involucradas no estn en condiciones de comprender el impactoque en trminos de trabajo, progreso y desarrollo tendra la industria metal-fera a gran escala, sobre todo en aquellas provincias pobres y relegadas de

    * Esta investigacin es financiada por la Universidad Nacional de General Sarmiento y la Agen-cia de Promocin de Ciencia y Tecnologa.

  • 30 Maristella Svampa, Lorena Bottaro y Marian Sola lvarez

    nuestra geografa? stos parecen ser los principales argumentos que repitenalgunos funcionarios, tcnicos nacionales y provinciales y, por supuesto, lasgrandes compaas mineras, que hoy buscan legitimar el modelo.

    Como hemos visto en la Introduccin, para entender la oposicin cada vezmayor de las poblaciones a los emprendimientos mineros, hay que aclarar quela minera a cielo abierto es bastante diferente de la minera subterrnea tra-dicional. Como explica el periodista y ambientalista Javier Rodrguez Pardo(2008a): En 1900, Estados Unidos extraa minerales de cobre con una leypromedio del 5%, que en la actualidad es inferior al 0,4%; diferencia abismalque indica la escasez del recurso. Este ejemplo se repite en casi todas lasgeografas y tipos de minerales. Los minerales remanentes se encuentran enestado de diseminacin en la naturaleza y en partculas nfimas dispersasenlas rocas montaosas, razn por la cual es imposible extraerlos por los m-todos y tecnologas de la minera tradicional. En su reemplazo, la industriaminera ide un mtodo extractivo acorde a las nuevas condiciones: detecta porsatlite aquellos sitios o yacimientos donde existe mayor concentracin relati-va de minerales, generalmente polimetlicos y diseminados en extensioneskilomtricas. Una vez localizado el mineral, se realizan mapeos topogrficosy geolgicos (trabajos geofsicos, investigaciones hidrogeolgicas, aperturas dezanjas y pozos de reconocimiento). Se toman muestras para identificar la for-ma en la que se encuentra diseminado el mineral y mediante el cateo se defineel rea donde se localizar la explotacin. Ms tarde, se prepara el terreno, seabren caminos de acceso y se montan los campamentos para los empleados dela empresa.

    Durante la explotacin, para apropiarse de los minerales y concentrarlos,la minera debe primero producir la voladura de extraordinarias cantidadesde suelo, montaas enteras que son convertidas en rocas y luego trituradashasta alcanzar medidas nfimas, para posteriormente aplicrseles una sopade sustancias qumicas licuadas con gigantescas cantidades de agua, que lo-gran separar y capturar los metales del resto de la roca (proceso de lixivia-cin). Las sustancias qumicas empleadas son cianuro, mercurio, cido sulf-rico y otras sustancias txicas, acumulativas y persistentes, de alto impactoen la salud de las personas y el medio ambiente (Rodrguez Pardo, 2008a).

    Asimismo, la minera a cielo abierto no requiere nicamente la utilizacinde sustancias txicas que implican altos niveles de afectacin del medio am-biente y deja cuantiosos pasivos ambientales sino tambin un uso desmesura-do de recursos, entre ellos el agua y la energa. En efecto, a causa de la escasezy su estado de diseminacin, cuanto ms baja es la ley del mineral (la concen-tracin de oro, plata, cobre, etc., presente en las rocas y en el material minera-lizado de un yacimiento), mayor es la cantidad de explosivos y volmenes deagua que se requiere. Esto explica la utilizacin de miles de litros de aguadulce por minuto, generalmente extrada de los ros cercanos, los glaciares ylos acuferos. Como explica Horacio Machado en este libro, Minera Alumbreraobtuvo del gobierno de Catamarca un permiso de extraccin de 1.200 litros de

  • 31La problemtica de la minera metalfera a cielo abierto

    agua por segundo (alrededor de 100 millones de litros por da) que obtiene deuna reserva natural de agua fsil cercana. Lo mismo sucede con otro insumobsico de la minera actual, la energa. As, en 2003, para La Alumbrera elconsumo de energa fue de 764,44 GW, lo cual equivale al 170% del total delconsumo de la provincia de Catamarca y al 87% de la de Tucumn. Por su-puesto, todos estos datos, que no son incluidos en el costo final de la produc-cin y son subsidiados por el Estado, presagian nuevos problemas: desde laescasez de agua a la demanda de construccin de nuevas represas hidroelc-tricas, enteramente al servicio de las compaas mineras, algo ya previstopara los futuros emprendimientos.

    Bien cabe preguntarse cules son las razones que explican el carcter tanvertiginoso del nuevo modelo minero, en un pas donde tradicionalmente laminera ha sido una actividad secundaria. Como hemos indicado en la intro-duccin, la implementacin del actual modelo forma parte de un movimientomayor, que involucra al conjunto de la regin latinoamericana. En efecto, re-cordemos que el impulso del capitalismo neoliberal posdictaduras ha conocidodiferentes fases en Amrica Latina: un primer momento, en los 90, estuvomarcado por la desregulacin econmica, el ajuste fiscal, la poltica de privati-zaciones (de los servicios pblicos y de los hidrocarburos), as como por la in-troduccin del modelo de agronegocios. Esta primera fase, en la cual se senta-ron las bases del Estado metarregulador,1 implic la generacin de nuevasnormas jurdicas, que favorecieron no slo la implantacin de capitales ex-tranjeros sino que garantizaron la institucionalizacin de los derechos de lasgrandes corporaciones, as como la aceptacin de la normativa creada en losespacios transnacionales. Al mismo tiempo, estas orientaciones contribuyerona consolidar un modelo econmico basado en la reprimarizacin de la econo-ma, altamente dependiente de los mercados externos, al tiempo que profundi-zaron las bases del Estado patrimonialista (Svampa, 2005), de cara a la fuerteimbricacin entre los gobiernos, en sus diferentes niveles, con los grupos eco-nmicos privados.

    En continuidad con el momento anterior, en la actualidad asistimos a unasegunda fase, caracterizada por la generalizacin del modelo extractivo-ex-portador, basado en la explotacin de recursos naturales no renovables, nece-sarios para alimentar el nivel de consumo sostenido y el modelo de acumula-cin vigente. En otros trminos, la actual etapa expresa una demanda cada

    1. El Estado metarregulador es el responsable de crear el espacio para la legitimidad de losreguladores no estatales tal como lo define Boaventura de Sousa Santos (2007): La metarregula-cin es un tipo muy distinto de intervencin estatal comparada con aquella que presidi el contra-to social democrtico. El autor sostiene que emerge as una nueva forma de gobierno indirecto,en el cual los actores econmicos poderosos detentan un enorme poder de control sobre los recur-sos vitales esenciales para las personas, sin estar sometidos a ningn tipo de responsabilidadante la sociedad, y sin importarles si esos recursos son el agua, la energa, las semillas, la seguri-dad o la salud (41).

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    vez mayor de los pases desarrollados hacia los pases dependientes, en trmi-nos de materias primas o de bienes de consumo, lo cual aparece reflejado en laexpansin de las fronteras hacia territorios antes considerados como impro-ductivos: la frontera agrcola, del petrleo, de la minera, de la energa, de lasplantaciones celulsicas (Martnez Allier: 2004). Tal expansin genera trans-formaciones mayores, en la medida en que reorienta completamente la econo-ma de pueblos enteros y sus estilos de vida, y amenaza en el mediano plazo lasustentabilidad ecolgica. La minera a cielo abierto, el modelo de agronego-cios, la construccin de grandes represas, los proyectos previstos por Iniciati-va para la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) yprontamente los llamados agrocombustibles ilustran cabalmente esta nuevadivisin territorial y global del trabajo en el contexto del capitalismo actual.

    Esta desigual divisin del trabajo, que repercute en la distribucin de losconflictos ambientales, perjudica sobre todo a las poblaciones pobres, que pre-sentan una mayor vulnerabilidad. Esta situacin es ejemplificada por los pue-blos indgenas y campesinos, que pujan por la defensa de sus derechos territo-riales, reconocidos formalmente por gran parte de las constituciones latinoa-mericanas, ante el avance de la frontera forestal, las grandes represas, la pri-vatizacin de las tierras o el boom de la soja transgnica. En trminos de Da-vid Harvey (2004), la actual etapa de expansin del capital puede ser caracte-rizada como de acumulacin por desposesin,2 proceso que ha producido nue-vos giros y desplazamientos, colocando en el centro de disputa la cuestin acercadel territorio y el medio ambiente. Asimismo, la nueva etapa tambin apareceasociada a nuevos mecanismos de desposesin, como la biopiratera o la apro-piacin de formas culturales y cultivos tradicionales pertenecientes a los pue-blos indgenas y campesinos.

    En este contexto, uno de los hechos ms notorios del perodo ha sido elsurgimiento y la expansin de movimientos socioambientales, entre los cualesse destacan los movimientos en contra de la minera a gran escala y a cieloabierto. En efecto, desde 1999, sobre todo en la larga franja que ocupa la cordi-llera de los Andes, desde Guatemala y Ecuador, pasando por Per, hasta Chiley Argentina, se han originado una multiplicidad de resistencias, movilizacio-nes campesinas y asambleas de autoconvocados frente a la expansin de gran-des proyectos mineros que amenazan con afectar severamente las condicionesy la calidad de vida de las poblaciones.

    Estos movimientos se nutren de otros preexistentes, al tiempo que compar-ten aquellos rasgos y dimensiones que hoy atraviesan a gran parte de los mo-vimientos sociales latinoamericanos, entre ellos, la territorialidad, la combi-

    2. Para David Harvey (2004), el actual modelo de acumulacin implica cada vez ms la mercanti-lizacin y la depredacin, entre otras cosas, de los bienes ambientales. La acumulacin por despo-sesin o despojo (lo que Marx denominaba la acumulacin originaria) ha desplazado en centra-lidad la dinmica ligada a la reproduccin ampliada del capital.

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    nacin de la accin directa con la accin institucional, la democracia asam-blearia y la tendencia a la autonoma.3 Una dimensin central que atraviesa alos movimientos contra la minera a cielo abierto es la multiescalaridad4 delconflicto, que tiene lugar en el marco de un entramado complejo en el cual seencuentran involucrados actores sociales, econmicos y polticos (actores loca-les, regionales y/o provinciales, estatales y globales). En la dinmica multies-calar, lo global y lo local se presentan como un proceso en el que se cristali-zan, por un lado, alianzas entre empresas transnacionales y Estados que pro-mueven un determinado modelo de desarrollo y, por otro lado, resistencias delas comunidades locales que no comparten tal modelo ni los estilos de vida queste impone.

    Las reformas de los 90 en la legislacin minera

    La minera tiene que ser una poltica de Estado,como tal debe perpetuarse y debe garantizar a losinversores el marco adecuado y necesario para lle-var adelante este tipo de inversiones a largo plazo.

    Julin Rooney, vicepresidente de MineraAlumbrera, en Panorama Minero, 277,

    noviembre de 2002

    Es por eso que el compromiso de nuestra gestin,y eso han debido escucharme decir muchas veces, secimienta en la defensa irrestricta y en el respeto porlas condiciones mediante las cuales los inversoresdecidieron invertir en nuestro pas y nuestro Estadoles fij reglas que nosotros deseamos que se respeten.

    Jorge Mayoral, secretario de Minera,Seminario Oro Argentina 2002

    Como en otros pases de la regin, en la Argentina la introduccin de estemodelo fue posible gracias a una serie de leyes promulgadas en los 90, durantelos dos mandatos de Carlos Menem (1989-1995, 1995-1999). La reforma cons-titucional de 1994 fue evidentemente un parteaguas, pues implic un cambioprofundo en relacin con la explotacin de los recursos naturales; por un lado,consagr la provincializacin de los recursos naturales (gas, petrleo, mine-ra), que dej de depender del Estado central; por otro lado, marc la renuncia

    3. Para una caracterizacin, vase Maristella Svampa (2008a).

    4. Saskia Sassen (2007) propone el concepto de multiescalaridad para hacer referencia a lareformulacin de escalas en los diversos procesos de globalizacin.

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    del Estado (nacional y provincial) a la explotacin de aqullos, lo que dio pasoa una obligada privatizacin. En el campo de la minera, se estableci un con-junto de medidas que consistieron en el otorgamiento de beneficios y exencio-nes al capital transnacional, algunas de las cuales son las siguientes: estabili-dad fiscal por treinta aos, exencin del pago de los derechos de importacin,deduccin del 100% de la inversin en el impuesto a las ganancias, exencin aldescubridor del yacimiento del pago del canon por tres aos; en cuanto al pagode regalas, se establece un porcentaje mximo del 3% al valor boca mina de-clarado por la empresa (y del cual se descuentan los costos que implica elproceso desde su extraccin hasta el traslado para la exportacin), exencin alas empresas del pago de retenciones por exportaciones y la no obligacin deliquidar divisas en el pas.

    El Cdigo Minero, que desde su elaboracin en la dcada de 1880 no habasufrido mayores modificaciones, vio alteradas incluso ciertas restricciones queregan desde la poca de la colonia. Se eliminaron as las limitaciones en cuan-to al tamao de las concesiones de exploracin y explotacin, al tiempo que seampliaron los plazos de arrendamiento y usufructo de minas. El Cdigo vigen-te define las minas como bienes privados de la Nacin o de las provincias,segn el territorio en que se encuentren. Tambin declara expresamente queel Estado no puede explotar ni disponer de ellas y por eso les concede a losparticulares la facultad de buscar minas, de aprovecharlas y disponer de ellascomo dueos (Cdigo de Minera, art. 8). En las minas que contienen sustan-cias metalferas el suelo es definido como accesorio, lo cual implica que nopertenecen al propietario de la tierra en la que fueron descubiertas sino a laprovincia. Es en este nivel de gobierno, entonces, donde radica la facultad deotorgar la concesin de explotacin de las minas que fueran descubiertas y lascaducadas y vacantes.

    La construccin de un andamiaje legal especfico fue acompaada desde elBanco Mundial mediante el Programa de Asistencia a la Minera Argentina(PASMA), cuyo principal objetivo fue realizar reformas regulatorias e institu-cionales tendientes a alentar la inversin privada en minera (SECYT, PlanNacional Plurianual 1998-2000, Anexo Minera). El proyecto tuvo una dura-cin de seis aos (1995-2001) y se ejecut a nivel del Estado nacional y seisprovincias. Posteriormente, se llev adelante la segunda fase, que incluy estavez a diecisiete provincias. Entre los componentes del proyecto se encuentranel desarrollo del marco institucional, el sistema de catastro y registro mine-ro, el manejo ambiental, el sistema unificado de informacin minera.

    Asimismo, se implement una legislacin de facilitacin fronteriza paraque los lmites entre Argentina y Chile y sus consecuentes incumbencias nofueran un impedimento para la explotacin a ambos lados de la cordillera delos Andes. El Tratado de Integracin y Complementacin Minera con Chile,firmado en julio de 1996, rige la explotacin integrada de yacimientos compar-tidos por los dos pases. Mediante ese tratado, en su rol de Estados metarregu-

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    ladores, los Estados nacionales de Chile y Argentina transfirieron poder dedecisin y soberana, configurndose as una suerte de soberana supranacio-nal, a saber, un territorio donde se desdibujan las fronteras y se genera unalegalidad propia a los intereses mineros. Como afirma Nicols Gutman (2007):En el tratado no existe clusula alguna que preserve la integridad de losparques y reservas tanto provinciales como nacionales ni de las reas turs-ticas que se encuentran en su mbito de aplicacin. En el marco de este trata-do, el primer emprendimiento que proyecta desarrollarse se denomina Pas-cua-Lama, localizado, en nuestro pas, en la provincia de San Juan.

    Segn Hernn Schiaffini (2004):

    En el perodo 1992-1999 la cantidad de empresas mineras trabajandoen el pas crece de 4 a 80, entre las que se cuentan desde algunas de lasms grandes del mundo como Barrick, Rio Tinto, hasta otras de pequeay mediana envergadura conocidas como junior, principalmente de origencanadiense, entre las que se cuenta Meridian Gold. Las junior canadien-ses hicieron punta en la exploracin, junto con un nmero de empresaspequeas, muchas de ellas de capitales nacionales, que se ocuparon delos tramos de exploracin para luego vender los derechos de explotacina mineras mayores.

    En cuanto a su potencial minero, la Argentina ocupa el sexto puesto en elmundo, y 75% de las reas atractivas para la minera todava no han sidosometidas a prospeccin. Segn el informe Minera en nmeros (Secretarade Minera), de 2008, provenientes de veintitrs pases de los cinco continen-tes, en 2007 llegaron inversiones destinadas a actividades de exploracin, de-sarrollo de proyectos y produccin de minerales por ms de 5.600 millones depesos, un crecimiento acumulado de 748% con respeto a 2003. En trminosdeevolucin de la produccin, en 2007 fue de 14.400 millones, registrando uncrecimiento acumulado de 253%, y en cuanto a las exportaciones de mineralesy productos derivados, sumaron 7.950 millones de pesos, un 104% ms que en2003 (www.mineria.gov.ar/pdf/mineriaennumeros.pdf).

    Volviendo al marco regulatorio (que detallamos en el cuadro 1), ste fueimpulsado por los gobernadores de las provincias hoy consideradas mineras,entre ellos por Jos Luis Gioja (San Juan, desde 2003) y ngel Maza (La Rioja,1995-2007). Hace unos aos, el ex presidente Nstor Kirchner (2003-2007) noslo confirm la continuidad del modelo minero sino que lo declar un objeti-vo estratgico. El gobierno de Kirchner avanz incluso en la exencin total deIVA para la minera y otros puntos estratgicos para el desarrollo del sectorminero (Schiaffini, 2004). El discurso pronunciado por Nstor Kirchner en lapresentacin del Plan Minero Nacional en 2004 expresaba claramente unaevaluacin positiva de las transformaciones en la legislacin minera realizadaen la dcada anterior, as como el apoyo del gobierno nacional a la expansinde la actividad, para los prximos aos, en todo el pas:

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    Ms all de una legislacin que nosotros estimamos que fue positiva,que ayud, y que evidentemente hoy estamos ante una posibilidad con-creta de consolidar el proceso de inversin y de desarrollo minero en laArgentina con todas las calidades que marcaba con toda exactitud recinel responsable del rea minera. Tambin es cierto que creemos que en unproceso donde se consolide el desarrollo productivo, que ha comenzado[] en la provincia de San Juan en estos das, ms procesos de investiga-cin y de produccin que se estn poniendo en marcha en el resto de laArgentina, estamos absolutamente confiados en que este proceso se va aafirmar, que va a crecer la produccin minera, la exportacin, las fuentesde trabajo, que van a crecer fuertemente los ingresos. [] Por eso noso-tros creemos y estamos dispuestos a ver un crecimiento fuerte del sector,apoyarlo fuertemente y a su vez escuchar qu polticas activas desde elgobierno nacional podemos promocionar para que evidentemente esto seagilice, la inversin sea ms rpida y la dinamizacin del sector ayude aconsolidar el proceso de crecimiento que la Argentina necesita para real-mente colocarle un punto de inflexin a la crisis que nos toc vivir. (Dis-curso de Nstor Kirchner durante la presentacin del Plan Minero Na-cional, 2004)

    Cuadro 1Principales leyes nacionales que rigen la actividad minera (1993-2001)

    Ley Fecha

    Ley 24.196 Inversiones Mineras Abril de 1993

    Ley 24.224 Reordenamiento Minero Julio de 1993

    Ley 24.227 Creacin de la Comisin Bicameral de Minera Julio de 1993

    Ley 24.228 Ratificacin del Acuerdo Federal Minero Julio de 1993

    Ley 24.402 Rgimen de Financiamiento y devolucin anticipadadel IVA Noviembre de 1994

    Ley 24.498 Actualizacin del Cdigo de Minera Julio de 1995

    Ley 24.585 Proteccin Ambiental para la Actividad Minera Noviembre de 1995

    Ley 25.243 Tratado Binacional entre Argentina y Chile de Julio de 1996-Integracin y Complementacin Minera diciembre de 1997

    (suscripcin deambos pases)

    Ley 25.161 Valor boca mina Octubre de 1999

    Ley 25.429 Actualizacin minera Mayo de 2001

    Fuente: Elaboracin propia.

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    En el informe de gestin minera 2003-2007 la Secretara de Minera de laNacin presenta sus articulaciones con otros ministerios, secretaras e insti-tutos nacionales en el marco de la accin conjunta y de complementacin querealizan bajo el paraguas del Plan Minero Nacional. Estas articulaciones cris-talizan el compromiso de diferentes espacios del Estado nacional con la activi-dad minera en su conjunto.5

    Con respecto a los proyectos vigentes,6 debemos consignar la gran dificul-tad para acceder a informacin oficial sobre el tema. A la baja calidad de lainformacin disponible en la pgina oficial de la Secretara de Minera, mspreocupada por mostrar el crecimiento del sector que por difundir el estadiode avance de los proyectos y sus caractersticas, se suma la casi nula informa-cin oficial existente a nivel provincial en las respectivas pginas oficiales.Esta suerte de silencio informativo contrasta con las declaraciones triunfalis-tas de los funcionarios del sector. As, segn informacin recogida de la pginaoficial de la Secretara de Minera de la Nacin, los proyectos vigentes alcan-zaran 336 emprendimientos mineros, lo cual significa un crecimiento de 740%con relacin a 2003. Con respecto a la fase de explotacin, se seala que exis-ten nueve proyectos, de los cuales tres utilizan tcnicas de explotacin a cieloabierto: Bajo La Alumbrera (Catamarca), Veladero (San Juan) y Cerro Van-guardia (Santa Cruz). Sin embargo, otros medios sealan que proyectos comolos de Gualcamayo, provincia de San Juan, y Manantial Espejo, provincia deSanta Cruz, ya estaran en funcionamiento; mientras que Agua Rica, provin-cia de Catamarca, pronto entrara en fase de explotacin. Teniendo en cuentaestas fuentes y otras a las que hemos recurrido (CAEM, diarios y sitios especia-lizados en internet), hemos elaborado el cuadro 2 (vase la pgina siguiente).

    Asimismo, datos ms recientes indican que en 2008 se habra alcanzado unrcord histrico, con 403 proyectos en todo concepto, con inversiones superio-res a los 7.350 millones de pesos. Durante 2009 Argentina contar con cator-ce proyectos mineros en produccin, de envergadura internacional, fruto de

    5. Con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin: desarrollo de programas de minera socialy asistencia social a productores de ladrillos. Con el Ministerio de Educacin de la Nacin: accio-nes conjuntas para fomentar el conocimiento de la minera, elaboracin de material sobre minerapara entidades educativas, encuentros nacionales con universidades y escuelas tcnicas. Con elMinisterio de Relaciones Exteriores: acciones conjuntas en el marco del tratado minero argenti-no-chileno. Con el Ministerio de Trabajo: normativas conjuntas, capacitacin laboral. Con la Se-cretara de Transporte de la Nacin: anlisis para la ejecucin de obras con lgica productiva. Conla Secretara de Medio Ambiente de la Nacin: programa BID, gestin ambiental para una produc-cin sustentable en el sector productivo, programas de capacitacin en produccin y medio am-biente, colaboracin a las provincias en temas de pasivos ambientales y calidad del recurso hdri-co, capacitacin en el uso de explosivos. Con el INTA: plan de remediacin de suelos (Informe deGestin. Minera 2003-2007, Secretara de Minera, Ministerio de Planificacin Federal, Inver-sin Pblica y Servicios; http://www.mineria.gov.ar/pdf/informe-de-gestion.pdf).

    6. Los proyectos se dividen en diferentes etapas: prospeccin o exploracin, factibilidad y cons-truccin, y explotacin, a las que se les suma el traslado del mineral extrado.

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    Cuadro 2Principales proyectos en produccin

    Proyecto Mineral Ubicacin

    Faralln NegroForma de explotacin: subterrnea Oro Catamarca (en explotacin)Bajo La AlumbreraForma de explotacin: cielo abierto Cobre-oro Catamarca (en explotacin)Mina AguilarForma de explotacin: subterrnea Plomo, plata y cinc Jujuy (en explotacin)AndacolloForma de explotacin: subterrnea Oro Neuqun (en explotacin)Sierra GrandeForma de explotacin: subterrnea Hierro Ro Negro (en explotacin)VeladeroForma de explotacin: cielo abierto Oro y plata San Juan (en explotacin)San Jos-Huevos VerdesForma de explotacin: subterrnea y Oro y plata Santa Cruz (en explotacin)cielo abiertoCerro VanguardiaForma de explotacin: cielo abierto Oro y plata Santa Cruz (en explotacin)Agua RicaForma de explotacin: cielo abierto Cobre y oro Catamarca (en construccin)Lama PascuaForma de explotacin: cielo abierto Oro y plata San Juan (proyecto

    binacional, en construccin)Manantial EspejoForma de explotacin: cielo abierto Oro y plata Santa Cruz (en explotacin)PirquitasForma de explotacin: fue una explotacin Estao y plata Jujuy (en explotacin)subterrnea; se evala la posibilidadde explotar a cielo abiertoPachnForma de explotacin: cielo abierto Cobre San Juan (en construccin)Potasio Ro ColoradoForma de explotacin: perforacin y Potasio Mendoza (en construccin)disolucinGualcamayoForma de explotacin: cielo abierto Oro San Juan (en explotacin)Total de proyectos en explotacin: 16

    Fuente: Elaboracin propia.

  • 39La problemtica de la minera metalfera a cielo abierto

    las polticas activas implementadas por el gobierno nacional y del trabajo con-junto con las operadoras mineras, que de esta manera afirman su compromisocon el pas (declaraciones del secretario de Minera de la Nacin, Jorge Mayo-ral, http://puestaenobra.blogspot.com/2009/01/mineria-nuevo-record-para-el-sector-en.html).

    A fines de 2007, la flamante presidenta Cristina Fernndez de Kirchneraument las retenciones de las exportaciones a los hidrocarburos y los produc-tos agrcolas. En ese marco, tambin se introdujeron retenciones mviles a lasexportaciones mineras, de 3 a 5%.7 Las medidas sacudieron al sector minero:Los accionistas de aquellas empresas que tenan sus mayores esfuerzos eco-nmicos apuntados a la Argentina decidieron retirar sus inversiones y la ma-yora de las juniors vieron cmo en un solo da se diluan sus acciones en un40%8 (Mining Press, 5, 27, 2008). Los empresarios se manifestaron preocupa-dos por la violacin de la Ley de Inversiones Mineras y, por ende, de la segu-ridad jurdica, garantizada por el generoso marco normativo argentino. Asi-mismo, una de las cuestiones que ms preocupaba era el rgimen tributarioque se aplicara para el caso de Pascua-Lama, el proyecto compartido con Chi-le. Poco tiempo despus, el embajador de la Argentina en Chile afirm que laProcuradura General de nuestro pas exima al proyecto Pascua-Lama delrgimen de las retenciones mineras, uno de los temas que estaban pendientespara la aprobacin de la iniciativa (Panorama Minero, 347, septiembre de 2008).Sin embargo, es necesario sealar que la preocupacin por la seguridad jurdi-ca de los capitales est tanto ligada al aumento de las retenciones como sobretodo a la reciente sancin en diferentes provincias de leyes que prohben estetipo de minera, tal como explicaremos en el captulo 4. As, en ese mismonmero, Panorama Minero afirmaba:

    En un anlisis realizado en la provincia de San Juan, se lleg a laconclusin de que las diecisiete provincias que tienen potencial mineroslo nueve pueden desarrollar la actividad, pero entre ellas hay cinco conleyes provinciales prohibitivas. Esta situacin cambia el mapa minero.Unas entran, otras salen, y el mapa minero del pas se va reconfigurandocon cada vez menos jurisdicciones como jugadoras en esa actividad []Pero la alegra de la recuperacin [por la derogacin de la ley en la pro-vincia de La Rioja] se ve empaada porque hay cuatro provincias msque quieren introducir en sus legislaciones prohibiciones similares o conalgunas restricciones.

    7. Las retenciones a las exportaciones son un instrumento del Estado nacional que existe desdelos aos 50, y slo fueron suspendidas bajo el gobierno de Carlos Menem, para ser reestablecidaspor Eduardo Duhalde, en 2002, en medio de la crisis argentina y en un contexto de gran rentabi-lidad para los sectores exportadores.

    8. El artculo contina afirmando que los empresarios se quejaron no slo de las medidas, sinotambin de la forma de comunicacin entablada con las empresas a partir de la irrupcin en lacuestin minera del secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

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    Desde entonces, tanto Crdoba como San Luis (septiembre y octubre de 2008,respectivamente) han sumado leyes que establecen la prohibicin de este tipode minera. Ahora bien, la sancin de las leyes del no lejos est de significarque la megaminera a cielo abierto haya dejado de ser una poltica de Estado.Antes bien, el reciente veto de la presidenta Cristina Fernndez de Kirchner ala ley de proteccin de los glaciares (ley 24.618), votada por una amplia mayoradel Congreso Nacional, es una muestra cabal de la importancia que el gobiernoactual le asigna a la minera. Recordemos que la norma vetada impulsaba lacreacin del Inventario Nacional de Glaciares, que representan 75% de la reser-va hdrica de la Argentina. Tambin impeda que en los hielos y en su entorno serealizaran actividades que pudieran afectar su condicin natural, o que impli-caran su destruccin o traslado, o interfirieran en su avance, como por ejemplola exploracin y explotacin minera o petrolfera. [] Nuestra presidenta revelque su decisin obedeca a que la prohibicin de actividades descriptas en la leypodra afectar el desarrollo econmico de las provincias involucadas y que re-sultaba excesivo prohibir la actividad de minera o perforacin petrolera en losglaciares y en las llamadas reas periglaciares que bordean los glaciares (LaNacin, 21 de noviembre de 2008).9

    Al veto presidencial en apoyo a los intereses de la minera transnacional,en este caso de la compaa Barrick Gold, que a travs del proyecto binacionalPacua-Lama, compartido con Chile, se encamina a desarrollar una explota-cin de oro y plata sobre los glaciares de altura en la regin cordillerana sesuma el decreto 2.019, publicado en el Boletn Oficial en diciembre de 2008,que declara de inters nacional al proyecto Potasio Ro Colorado, que benefi-cia a otra de las empresas transnacionales, Rio Tinto.10

    9. E