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SISTEMAS DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES Y LADERAS CASOS PRÁCTICOS JOSÉ CANDELA GONZÁLEZ Ingeniero de Caminos Director de Proyectos Especiales Terratest Técnicas Especiales S.A

SISTEMAS DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES Y LADERAS...2015/01/26  · - Talud superior en desmonte con soil-nailing, con pendiente de 45º y 7m de altura, en malla cuadrada de 1,5x1,5m,

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SISTEMAS DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES Y LADERAS

CASOS PRÁCTICOS

JOSÉ CANDELA GONZÁLEZ Ingeniero de Caminos

Director de Proyectos Especiales Terratest Técnicas Especiales S.A

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SISTEMAS DE ESTABILIZACIÓN DE TALUDES Y LADERAS CASOS PRÁCTICOS RESUMEN El objeto de este artículo es el de destacar algunos de los sistemas constructivos actuales, más usuales, de contención y/o estabilización de taludes y laderas que han perdido su equilibrio por alguna acción natural (nivel freático, seísmos, etc.) o provocada externamente (excavaciones, construcciones, etc.). Se indican los principales sistemas de estabilización y contención de taludes, y a continuación se ilustran con casos reales de obras ejecutadas, en los que se muestran distintas técnicas utilizadas en función de los condicionantes de cada caso. Dentro de estos sistemas constructivos se hace hincapié en aquellos que requieren la ejecución de trabajos geotécnicos con utilización de maquinaria específica de cimentaciones especiales y de técnicas específicas relacionadas con el terreno. SISTEMAS DE ESTABILIZACIÓN Como puede imaginarse existe una gran variedad de sistemas de contención y estabilización de taludes, utilizados a lo largo del tiempo, para tratar de resolver problemas de derrumbes o desprendimientos de grandes masas de terreno. En general, podríamos plantear una clasificación en la que tuviéramos en cuenta cuál es el objetivo de la intervención sobre el talud o la ladera. Así pues, podríamos hablar de sistemas de ESTABILIZACIÓN propiamente dicha, en los que se pretende actuar sobre una gran masa de terreno inestable que puede provocar fenómenos de deslizamiento profundo mediante planos o círculos de rotura; o bien, sistemas de CONTENCIÓN, aplicables a taludes de menor entidad o de menor masa de terreno movilizada. En el primero de los casos, que es el habitual, las acciones sobre la ladera o el talud, suelen ser de varios tipos y combinadas entre si, y todas ellas van encaminadas a conseguir un coeficiente de seguridad admisible frente al deslizamiento posible. Según lo anterior, podríamos destacar distintas actuaciones para conseguir dicho objetivo:

- Desmonte de tierras de la ladera para descargar el talud, suavizando pendientes en las zonas más desfavorables, y refuerzo del pie del talud para contener y perfilar su derrame. Fig. 1 y 2.

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Fig. 1 Fig. 2

- Sistemas de drenaje para evacuar el agua de escorrentía y la existente en la capa freática. Se realizan zanjas de recogida de agua en coronación de talud y en su pie y pozos profundos con conexión horizontal entre ellos en profundidad para aumentar la eficacia del drenaje. También se disponen drenes californianos subhorizontales para evacuar el agua del interior. Fig. 3.

Fig. 3

- Refuerzo semi profundo con bulonaje o soil nailing para coser capas de terreno inestable y evitar su desprendimiento. Fig. 4 y 5.

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Fig. 4 Fig. 5

- Construcción de elementos resistentes de contención, en superficie, mediante muros de gravedad o elementos por bataches que van anclados al terreno para resistir los esfuerzos transmitidos por los empujes. Fig. 6 y 7.

Fig. 6 Fig. 7

- Ejecución de elementos profundos mediante pantallas o cortinas de pilotes,

rectangulares o circulares (pasadores), que tienen la misión de estabilizar el talud alcanzando y atravesando las posibles superficies de rotura, evitando el deslizamiento de la masa de terreno. Estos elementos pueden ir arriostrados en cabeza mediante anclajes perforados en el terreno colaborando para resistir los empujes sobre la cortina de pilotes. Fig. 8 y 9.

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Fig. 8 Fig. 9

- Realización de barreras de micropilotes o columnas de jet grouting para coser y rigidizar la masa de suelo inestable, atravesando las superficies de rotura, para mejorar la estabilidad general del talud. Fig. 10 y 11.

Fig. 10 Fig. 11

- Implantación de muros ecológicos con material geotextil, utilizando el propio terreno para contener las zonas inestables. Fig. 12.

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Fig. 12

- Otras actuaciones como estabilización del suelo con adiciones (cal) o plantación de árboles que eviten la erosión de las capas superficiales y su posterior desprendimiento.

Junto con todos estos sistemas de estabilización y refuerzo de taludes es imprescindible la realización de un estudio geológico-geotécnico previo que aporte información del suelo existente en cada caso, y de las posibles razones que motivan su inestabilidad. Así mismo, es necesario un control de los movimientos que se producen, mediante la instrumentación del talud y de los elementos de estabilización y contención; que debe ser implantada previamente o simultáneamente con el comienzo de las actuaciones, manteniéndola durante todo el tiempo que dure la intervención, para controlar sus efectos y su evolución. Es conveniente también, controlar periódicamente después de dichas actuaciones el comportamiento del talud, verificando la efectividad del tratamiento. La elección de uno u otro sistema de estabilización vendrá dada por la entidad del posible deslizamiento en cada caso, y por la afección del mismo sobre construcciones o instalaciones existentes. Hay casos en los que la intervención sobre taludes inestables se hace de forma progresiva, por fases, comprobando la eficacia de las actuaciones, con la intención de optimizar el costo de las mismas. Sin embargo hay situaciones en las que es necesario acudir a soluciones más contundentes de entrada para eliminar el riesgo de que se produzcan daños humanos o materiales inadmisibles. En cualquier caso, la solución adoptada debe ser compatible con el estado del talud, evitando que durante la fase de ejecución de los elementos de refuerzo o estabilización se acelere o aumente su inestabilidad, provocando un efecto contrario al deseado.

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CASOS PRÁCTICOS A continuación se describen algunos casos reales de obras de contención y estabilización de laderas y taludes, mediante la aplicación de diferentes procedimientos y técnicas que se adaptan al tipo y situación de la inestabilidad en cada caso, a la naturaleza del suelo existente y a las posibilidades de implantación de maquinaria en el espacio de trabajo. Se encuadran los casos en dos grandes grupos: “Grandes deslizamientos de ladera” y “Taludes inestables en roca alterada”. Grandes deslizamientos de ladera 1) El primer caso de este grupo es el de la ladera de Benamejí, pueblo de la provincia de

Córdoba, en el que se detectó un deslizamiento progresivo de gran envergadura que acabó afectando a construcciones próximas a la coronación del talud. Fig. 13.

Fig. 13

El terreno investigado en los sondeos realizados en la zona, está constituido, en resumen, por un primer nivel de relleno antrópico y/o suelo areno-limoso con espesores variables entre 0 y 11 m, seguido de una alternancia de capas de arcilla firme verdosa y rojiza y de arenisca calcárea fracturada con RQD muy bajo, y algunas intercalaciones margocalizas con RQD de hasta el 80%. Los sondeos se perforaron hasta profundidades de 60 y 80 m.

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Se detectó un nivel freático superior en las capas de suelo arenoso, y niveles más profundos en las capas más permeables, a distintas profundidades. En un primer intento de estabilización de la ladera, ante los deslizamientos producidos, se realizó una red de drenaje mediante pozos perforados a lo largo de la calle que limita la coronación del talud. Transcurrido el tiempo, y dada la persistencia de la inestabilidad con aparición de grietas en la coronación de la ladera, se diseñó una actuación más contundente consistente en la ejecución de los siguientes trabajos principales:

- Red de pozos de 1,5 m de diámetro y profundidades de entre 12 y 13 m, en la parte

alta de la ladera cuya misión era la de evacuar el agua freática de la ladera. Dichos pozos se ejecutaron con un equipo de pilotes que realizaron la perforación a rotación con extracción del terreno, al amparo de entubación metálica recuperable, introduciendo posteriormente una camisa de chapa ondulada de 1,00 m de diámetro, protegida externamente por un geotextil poroso, que se rellenaba con una corona exterior de grava seleccionada, que actuaba como filtro drenante del terreno (Fig. 14). Posteriormente, dichos pozos se conectaron entre sí, y con los pozos ya existentes, mediante perforaciones horizontales radiales, en forma de abanicos, ejecutadas en profundidad desde su interior, con la ayuda de un equipo que permite realizar dicha operación dentro de un cubo metálico que desciende por el interior del pozo, alojando en su interior el equipo de perforación horizontal (Fig. 15).

Fig. 14 Fig. 15

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- Talud superior en desmonte con soil-nailing, con pendiente de 45º y 7m de altura, en malla cuadrada de 1,5x1,5m, con redondos de 25 mm, y de 7 y 12 m de largo. Se dispusieron dos filas de drenes californianos con longitudes de 10 y 12 m para drenar el agua de los niveles superiores de suelo areno-limoso, así como una capa de acabado resistente de gunita de 9 cm de espesor con un mallazo en su interior de 6 mm, recogiendo las cabezas de los bulones.

- Pantalla de pasadores, en un nivel superior, a lo largo de una curva de nivel, mediante elementos o módulos rectangulares de dos tipos: 18 módulos de 5,50 x 1,20 m de 47 y 50 m de profundidad, situados en la zona central de la ladera; y 19 módulos de 4.00 x 1.00 m de profundidad variable entre 30 y 42 m, en los laterales de la vaguada. En ambos casos, los elementos se orientan con su eje mayor en la dirección de la máxima pendiente, manteniendo una separación entre ellos de 7,00 m. Los módulos están coronados con una gran viga que une sus cabezas. Fig.16.

- Pantalla de pilotes, en un nivel inferior, de 1,5 m de diámetro, y profundidades de 23 y 30 m, según la zona. La separación entre pilotes es de 3,80 m en la zona central, y 2,90 m en los extremos. Se dispone una viga de atado uniendo los pilotes

en coronación. Fig. 16.

Fig. 16

- Repié de escollera y drenaje inferior en la parte baja de la ladera hacia el río Genil, donde se acumula el suelo y el barro arrastrado por los deslizamientos. Se proyectan tres zanjas de drenaje en las que se disponen drenes californianos para

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evacuar el agua hacia el río. Para mejorar la estabilidad superficial del talud en esa zona, se previó la plantación de sauces llorones que en poco tiempo tupen con raíz superficial las zonas de acumulación de agua.

Durante la ejecución de los módulos rectangulares, para asegurar su excavación a través de las distintas capas duras de arenisca, se decidió realizar previamente, unas perforaciones circulares (preforos), del mismo diámetro que su espesor (1,20 y 1,00 m), para reducir el uso masivo de trépano, asegurando además, una mejor verticalidad durante la excavación de los elementos, que se completaba con una cuchara de ejecución de pantallas, extrayendo el terreno existente entre los preforos realizados. La ejecución de los preforos fue realizada con un equipo de pilotes de gran potencia y alcance, con el uso de útiles especiales de widia para romper las capas de arenisca encontradas a lo largo de la perforación. Aun con el procedimiento anterior, fue preciso el uso de trépano para completar posteriormente la excavación entre preforos, con cuchara bivalba. Fig. 17 y 18. La excavación de los módulos se realizó al amparo de lodo bentonítico que se preparaba en una planta de elaboración y reciclado, desarenándolo previamente a su uso en las fases de excavación y hormigonado.

Fig. 17 Fig. 18

La profundidad y el armado de los módulos se diseñaron en función de los esfuerzos de cálculo en cada zona de la pantalla, según la posición de cada uno a la largo de la curva de nivel.

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Dada la gran profundidad de los módulos, las armaduras se ferrallaron en varios tramos, con la longitud total en planta del módulo (Fig. 19) y se dispusieron tubos solidarios con la armadura, para la colocación posterior de inclinómetros que permitieran controlar posibles movimientos. Fig. 20.

Fig. 19 Fig. 20

Posteriormente, las jaulas de armadura se solapaban a medida que se iban introduciendo en el elemento, con la ayuda de una grúa de gran capacidad. Fig. 21 y 22.

Fig. 21 Fig. 22

El hormigonado se realizaba, mediante tubo tremie, de forma ascendente desde la punta de los módulos hasta su extremo superior, desplazando el lodo de excavación. Los 37 módulos ejecutados se realizaron en un plazo de 14 semanas, trabajando a doble turno por día.

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2) El segundo caso, corresponde a una ladera próxima a la localidad granadina de Diezma, en la que se produjo un deslizamiento generalizado que afectó a la autovía A-92, cuyo trazado discurría por su pie.

Se realizó, con anterioridad al deslizamiento, una red de pozos y zanjas drenantes en la zona alta de la ladera con la intención de descargar y evacuar el agua de aportación al terreno, para evitar inestabilidades. El terreno está constituido por una primera capa arcillosa con materia orgánica (raíces), seguida de un nivel de limos arcillosos con cantos de silex y caliza e intercalaciones de nódulos carbonatados y arcillas limosas con paquetes de limos litificados con capas y bloques de calcarenita. Finalmente se detecta un sustrato rocoso de pizarra verdosa alterada con intercalaciones de arenisca fracturada seguidas de un nivel de pizarra negruzca fracturada y alterada. Los espesores y cotas de aparición de las capas descritas varían según la zona de la ladera, siendo mayor la profundidad de la pizarra negruzca en el centro, reduciéndose hacia los laterales. El agua se detectó en el terreno a profundidades muy variables entre los 3,00 y los 8,00 m. En la parte alta de la ladera existen manantiales de agua, con gran caudal de aportación. Producido el gran deslizamiento de terreno, que invadió las calzadas de la autovía, se diseñaron y ejecutaron con urgencia las siguientes actuaciones principales:

- Retirada de parte del terreno que invadió la autovía, desviando el trazado,

alejándolo de la parte baja del talud, en la que se implantó una barrera de grandes cantos de escollera. Así mismo, se descargó la parte media e inferior de la ladera, retirando parte del terreno y suavizando la pendiente. Fig. 23 y 24.

Fig. 23 Fig. 24

- Ejecución de pozos de 2,0 m de diámetro y profundidades variables entre 5,0 y 27 m, distribuidos en barreras situadas en la parte superior de la ladera y a lo largo de su eje, hacia su parte central. La perforación de los pozos se realizó con un equipo de pilotes, extrayendo el terreno a rotación, al amparo de una entubación metálica recuperable de 4.00 m, ayudándose de útiles de widia para atravesar capas de bloques y terreno duro intercalado. El rendimiento medio de ejecución de la perforación fue de unos 60 ml por jornada de trabajo. Una vez realizada la

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perforación y previa limpieza de la punta, se dejaba un tapón de hormigón en el final de la perforación, sobre el que se situaba una camisa de chapa con separadores-centradores.

Finalmente se vertía grava de tamaño 6-12 mm, en el espacio anular entre la camisa de chapa y las paredes de la perforación. En el interior de los pozos se realizaron perforaciones horizontales para conectar los pozos entre sí, así como abanicos radiales a distintas profundidades.

- Realización de 36 pilotes o módulos semirectangulares de 5,00 x 1,20 m, alineados

y separados entre si 4,00 m, situados en la zona inferior de la ladera, con profundidades variables entre los 12,00 y 17,00 m, en los laterales de la ladera, aumentando hacia su zona central con profundidades de hasta 35,00 y 37,00 m (Fig. 25). Dada la naturaleza del terreno y la existencia de capas y bloques de material muy duro, la excavación de los módulos se inició con la ejecución de dos perforaciones circulares (preforos) en los extremos del módulo, realizadas con un equipo de pilotes. Posteriormente, se excavaba el terreno entre preforos mediante una cuchara bivalba de pantallas, con la ayuda de trépano para romper las capas y/o bloques de roca. En la mayoría de los módulos se utilizó lodo bentonítico para mantener las paredes de la excavación.

Fig. 25

Dado el espesor y tamaño de las capas de roca y bloques que atravesaban los módulos, en cuatro de ellos se realizaron perforaciones al tresbolillo, con martillo en fondo, de 145 mm de diámetro (Fig. 26); para facilitar la rotura posterior del material con el trépano, reduciendo el tiempo de utilización y aumentando su efectividad.

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Fig. 26

La colocación de la armadura se realizaba con una grúa de gran envergadura, en una sola pieza, salvo en los módulos más largos (35,00 y 37,00 m) que se introducía en dos tramos. El hormigonado se realizó de forma habitual, con ayuda de tubo tremie, de forma ascendente. Fig. 27.

Fig. 27

En algunos de los módulos (en las armaduras) se dejaron tubos para colocar inclinómetros que permitieran el control de movimientos.

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El plazo de ejecución de los 36 módulos fue de 12 semanas, trabajando en 2 turnos por día.

- Ejecución de viga de coronación y atado de los módulos, de gran canto; anclada en

su parte inferior, mediante 35 anclajes permanentes de entre 60 y 120 toneladas de carga y longitudes entre 25 y 59 m, separados 4,00 m entre si, situados en los interejes de los módulos, con inclinaciones de 36º y 45º. La viga, en su parte superior, se remataba en altura con sección variable en disminución, rellenando su trasdós con material filtrante y un tubo dren adosado, con la misión de recoger el agua evacuada por una red de zanjas drenantes paralelas, con su eje perpendicular a la viga. En el pié de la ladera se construyó un muro de escollera gruesa, rematando su extremo inferior. Fig. 28 y 29.

Fig. 28

Fig. 29

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Taludes inestables en roca alterada Se incluyen en este grupo dos casos de inestabilidad de talud provocada por la meteorización y erosión de terrenos constituidos por rocas alteradas con intercalaciones blandas, y por deslizamientos localizados; que han dado lugar a situaciones que comprometen el estado de construcciones existentes. 1) En primer lugar el caso de un acantilado en el término municipal de Andratx (Mallorca),

en cuya coronación se sitúa una vivienda que dispone de acceso directo al mar, y en el que, tras su construcción, se produjeron movimientos y desprendimientos que llegaron a impedir dicho acceso a 40 m de altura. Fig. 30 y 31.

Fig. 30 Fig. 31

El terreno está constituido por alternancia de capas de caliza muy fisurada y margas con cantos de caliza. La meteorización y erosión provocada por el agua al entrar en las fisuras, provocó desprendimientos de bloques y terreno, con el consiguiente riesgo para las edificaciones. Fig. 32.

Fig. 32

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Con el objetivo de detener el avance de los desprendimientos y conseguir la consolidación del terreno sobre el que se apoyan las construcciones, se llevaron a cabo las siguientes actividades:

- Ejecución de una pantalla de micropilotes de 150 y 178 mm de diámetro, con

separación de 0,50 m, y longitud variable entre 10 y 18 m, según zonas. La pantalla arranca en la zona de terraza límite en coronación de talud, siendo excavada y anclada en varias fases, manteniendo un empotramiento del orden de 6 m. Fig. 33 y 34.

Fig. 33

Fig. 34

- Viga de coronación de la pantalla de micropilotes, atando sus cabezas.

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- Excavación, por fases, por delante de la pantalla, para la realización sucesiva de 4 filas de anclajes permanentes de 12 m de longitud, separadas 3,50 m las dos primeras, y 3,00 m las dos últimas, en vertical y 2,40 m en horizontal, al tresbolillo entre filas. Los anclajes se ejecutaron con barra dywidag de 36 mm de diámetro. La primera fila se hizo coincidir con la viga de coronación, estando las otras tres situadas sobre vigas de reparto constituidas por dos UPN 220, soldadas a la armadura tubular de los micropilotes. Fig. 35.

Fig. 35

La topografía del talud, y la imposibilidad de crear plataformas, impuso unas condiciones de trabajo para los equipos, que obligaron a colgarlos en muchos casos para poder ejecutar los micropilotes y los anclajes. Fig. 36 y 37.

Fig. 36 Fig. 37

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Una vez excavado el talud por delante de la pantalla de micropilotes, para aprovechar al máximo la superficie resultante, se decidió construir una piscina de 25 x 3 m, cimentada sobre micropilotes. Fig. 38 y 39.

Fig. 38 Fig. 39

Finalmente se realizaron trabajos auxiliares para restituir los accesos y el acabado del talud mediante un forro de piedra típica de la isla. Fig. 40.

Fig. 40

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2) El segundo caso de este grupo corresponde a los trabajos efectuados para la estabilización de una ladera en la urbanización Son Vida de la ciudad de Palma de Mallorca. Los movimientos producidos afectaron a varias viviendas situadas en dos calles (A y B) de la citada urbanización.

En base a la información geotécnica inicial, el suelo investigado en los sondeos está constituido por una primera capa de relleno con materia orgánica de espesor variable hasta 2 m, seguido de un nivel de limos margosos con intercalaciones blandas y bolos calizos, en algún sondeo, que alcanza una profundidad entre los 4 y los 10 m. A continuación y hasta el final de los sondeos, a 24 m en uno de ellos, se identifica un sustrato de mayor resistencia constituido por limos margosos grisáceos y limolitas calcáreas con bolos intercalados. No se ha detectado un nivel freático estable en la ladera, siendo la aportación de agua de escorrentía por lluvia o de los torrentes de la zona, provocándose su introducción en el terreno y la erosión superficial. Previamente a la elaboración del proyecto de estabilización, se realizó una campaña de instrumentación, mediante la colocación y seguimiento de cinco inclinómetros. Los movimientos registrados antes de comenzar la actuación y durante los tres meses que duraron los trabajos, llegaron a los 20 mm, lo que supone velocidades de deslizamiento de 6,7 mm/mes. Dada la estratigrafía descrita y la naturaleza de los niveles de terreno, se consideró un posible deslizamiento de las capas blandas sobre el sustrato de limolitas y limos margosos con superficies de rotura circulares en la parte alta del talud, pasando a planas hacia la zona baja. Los movimientos del terreno provocaron daños sobre las construcciones existentes (Fig. 41 y 42) que llevaron a la decisión de las propiedades de encargar el proyecto y la ejecución de varios elementos de contención y estabilización.

Fig. 41 Fig. 42

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Los trabajos realizados para conseguir estabilizar la ladera en la que se sitúan las viviendas, consistieron en las siguientes actuaciones principales:

- Pantalla anclada de micropilotes de 220 mm de diámetro, separados 0,40 m y una

longitud de 12 m; a lo largo del lado norte de la calle A. Los anclajes permanentes de 32 T, se situaron sobre la viga de coronación de los micropilotes, cada 3,50 m. La longitud total de los anclajes es de 21 m. Fig. 43 y 44.

Fig. 43 Fig. 44

- Cortina de pilotes de 1,00 m de diámetro, cada 3,50 m; en el borde sur de la calle A, de 11 m de profundidad. En la viga de coronación de los pilotes se dispusieron anclajes permanentes de 18 T, cada 3,50 m, de 13 m de longitud. Fig. 45 y 46.

Fig. 45 Fig. 46

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- Anclajes permanentes, situados en dos filas, cada 2 m al tresbolillo, sobre un muro de hormigón armado; por encima de la cortina de pilotes. Los anclajes son de 26 y 23 T, y longitudes de 13 y 18 m, en la fila inferior y superior, respectivamente. Fig. 47. En el pie del muro se realizaron drenes californianos de 21 m de longitud, con la intención de descargar el agua del interior de la ladera. Fig. 48.

Fig. 47 Fig. 48

- Pantalla anclada de micropilotes de 220 mm de diámetro, cada 0,40 m, de 13 m de profundidad; junto al extremo norte de la vivienda, para proteger su cimentación. Fig. 49. Los anclajes permanentes de 32 T, se sitúan en la viga de coronación de los micropilotes, cada 3,50 m, con una longitud de 21 m. Fig. 50.

Fig. 49 Fig. 50

El conjunto de las actuaciones descritas se refleja en la planta de la Fig. 51 y en el perfil de la Fig. 52.

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Fig. 51

Fig. 52

La duración total de los trabajos fue de tres meses, iniciándose en Diciembre de 2002 y finalizando en Marzo de 2003.

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Se colocaron, al finalizar la obra, una serie de inclinómetros adicionales (9 Uds.) que junto con tres de los instalados antes de las actuaciones, y durante los siete meses siguientes, han permitido comprobar la idoneidad y efectividad de la solución adoptada, mediante la medición de los movimientos registrados y su evolución. Finalizados los trabajos, se puso a cero el sistema de medición, realizándose cuatro campañas de medida en las fechas 1/04/03, 8/05/03, 17/06/03 y 6/11/03. Se registró un desplazamiento máximo, en los siete meses, de 3,9 mm, siendo la media del máximo movimiento de todos los inclinómetros de 2,26 mm. Lo anterior supone una velocidad media del orden de 0,3 mm/mes., no superando en ningún caso el valor de 0,55 mm/mes. Si se considera el movimiento producido entre las dos últimas campañas, el desplazamiento máximo registrado en 4,5 meses, fue de 1,6 mm, siendo la media de los máximos movimientos de todos los inclinómetros de 0,44 mm, es decir una velocidad media máxima de 0,36 mm/mes, que refleja la tendencia a la estabilización de la ladera. Fig. 53.

INCLINOMETRO I-02

0

5

10

15

20

0,5 2 3,5 5 6,5 8 9,5 11 12,5 14

PROFUNDIDAD (m)

DES

PLA

ZAM

IEN

TO (m

m

37712

37749

37789

37931

INCLINÓMETRO I-08

0

5

10

15

20

0,5 1,5 2,5 3,5 4,5 5,5 6,5 7,5 8,5 9,5

PROFUNDIDAD (m)

DES

PLA

ZAM

IEN

TO (m

m)

01/04/0308/05/0317/06/0306/11/03

Fig. 53

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REFERENCIAS Y DOCUMENTACIÓN El presente artículo se ha preparado con la ayuda de la información tomada de los distintos proyectos, de los datos suministrados por los contratistas principales y empresas especialistas en geotécnia, en cada caso práctico descrito; y de la experiencia profesional y participación del autor, en algunos de ellos. En cada caso práctico, han estado involucradas las siguientes administraciones, profesionales y empresas: Ladera de Benamejí Administración: Ayuntamiento de Benamejí. Asesoría geotécnica y Dirección de Obra: CEDEX. Contratista principal: UTE Benamejí (Rodio-Geocisa-Site). Empresas especialistas: Rodio, Geocisa, Site y Terratest. Ladera de Diezma Administración: Junta de Andalucía. GIASA. Asesoría geotécnica: Prof. D. Carlos Oteo Mazo. Contratista principal: Sacyr Empresas especialistas: Terratest y Site. Talud en Andratx Administración: Propiedad privada. Contratista principal y empresa especialista: Terratest. Ladera en Son Vida Administración: Propiedad privada. Contratista principal y empresa especialista: Terratest.