SilvaM - Cuervos

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  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    sa r S ilva rquez

    LOS CUERVOS

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    FONDO EDITORIAL TIERRA ADENTRO 324

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    Este libro mereci el Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Pala-

    bras/Border of Words 2005 convocado conjuntamente por el Consejo Na-

    cional para la Cultura y

    las Artes a travs del Programa Cultural Tierra

    Adentro

    y

    el Centro Cultural Tijuana.

    ~

    ~

    Primera edicin 2006

    Fondo Editorial Tierra Adentro

    Diseo de portada: Carlos Alvarado

    Csar Silva Mrquez

    Sergio Garval por ilustracin de portada

    D.R.

    2006 Consejo Nacional para la Cultura

    y

    las Artes/

    Direccin General de Publicaciones.

    Av. Paseo de la Reforma 175 Col. Cuauhtmoc CP.06500 Mxico D.F.

    Coedicin: Consejo Nacional para la Cultura

    y

    las Artes/

    Centro Cultural Tijuana.

    Las caractersticas grficas

    y

    tipogrficas de esta edicin son propiedad

    de la Direccin General de Publicaciones del coNACULTA.

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccin parcial

    o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento comprendidos

    la reprografa

    y

    el tratamiento informtico

    la fotocopia o la grabacin sin la previa autorizacin por escrito del

    Consejo Nacional para la Cultura

    y

    las Artes/

    Direccin General de Publicaciones

    y

    el Centro Cultural Tijuana.

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN 970 35 1126 0

    CONACULTA

    Sea cual sea la verdad sobre lo ocurrido,

    pronto qued claro que Ken ya no era el

    joven alegrey despreocupado de antes [...}

    durante elperiodo sobre el cual estoyescri-

    biendo la nube siguepresente y lo cierto es

    que incluso se ha vuelto ms negra que al

    principio.

    Julian Hawthorne, El misterio de Ken

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    Beatriz volvi a tener una pesadilla. La semana pasa

    da so que su abuela se despeda de ella, senta el

    abrazo, la calidez de su aroma. Habl a casa y todo

    estaba bien. Ahora, dormida, comienza a llorar y yo

    palmeo delicadamente su hombro tratando de calmar

    la, qu ms puedo hacer? Es muy temprano, los

    cuervos graznaron en la ventana. Los sueos de Bea

    triz me inquietan tanto como esos pjaros polvosos.

    El graznido siempre lo asocio con pelculas de terror

    o viajes a lugares donde algo importante puede pasar,

    no en este desierto. Decido levantarme y preparar caf

    para que ella se relaje. Ahora Beatriz est inmvil,

    parece que el sueo la llev a otro sitio; escucho las

    aves y las enumero: son nueve, qu amenaza existe

    en el nmero nueve? Sonro porque no s nada de

    cabalstica. La calefaccin se enciende, primero el

    fuego, luego elmotor y despus el aire tibio y confor

    tante. Tallo mis ojos y agito el cabello quitando cual

    quier otra idea. La respiracin de Beatriz es profunda

    y cada vez que exhala veo cmo su cuerpo se hunde

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    entre las sbanas y las almohadas. Quiz deba escuchar

    con detenimiento su sueo y desmembrarlo.

    -No recuerdo nada -se queda con las piernas reco

    gidas en la silla, el cabello le cubre la mitad del ros

    tro. Rayones de sol cubren su ropa.

    -No te acuerdas qu soaste? -me siento un

    poco frustrado.

    -Qu crees que haya pasado? -siento cmo

    ella trata de adivinar lo sucedido, se queda mirando

    fijamente la mesa pero verdaderamente est viendo

    ms all, ms cerca de la noche que acaba de termi

    narse; ah, con su blusa holgada, con la taza humean

    te cerca de su boca pretende zurcir manchones de

    memorias.

    La maana se fue tranquila. La rutina del quehacer

    se llev igual que otros das, limpiar el patio y lavar

    los pisos; al final la casa ola a lavanda. Es un aroma

    que se mete en los rincones pero no molesta, lo pre

    fiero al de naranja que deja ese lquido caro que com

    prarnos el mes pasado. Lemos un poco. Ella cosi

    una de sus camisas, la perra que tenernos, Volga, no

    la reconoci y trat de morderla rasgndole la blusa

    preferida. Ella lo dej corno un accidente.

    Fuimos a comer; no hay nada mejor que un restau

    rante argentino, el mismo que visit con mis padres

    cuando era ms joven, el mismo donde le propuse a

    Beatriz que fuera mi novia. En la mesa a mi derecha

    un hombre obseso explica algo sobre la carne que

    yace en el platn: seala con su cuchillo el centro

    del corte pero no alcanzo a escuchar qu dice; su

    mujer, morena y delgada, no come, observa y habla

    de algo que no tiene importancia porque el hombre

    vuelve a sealar lo caliente en el plato y pide que lo

    pruebe. Ella niega al principio con la cabeza.

    Trato de escuchar; imagino que habla de lo suave

    de la carne, de lo jugoso y rosa del centro, pero la

    mujer opta por sonrer y no comer; creo que est

    desesperada por irse, se le ve ansiosa.

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    Hctor me observa insistente; escudria cmo me

    lavo los dientes, es comn en este trabajo que despus

    de comer todos se renan en los baos para dicha

    tarea. Hace cuatro aos, cuando comenc a trabajar

    aqu, fue para m una sorpresa. Al regresar de la co

    mida salieron inmediatamente con sus pastas y cepi

    llos; incmodo, los esper sintindome insalubre.

    Hoy, como todas las maanas despus del almuerzo,

    llegu y comenc con la rutina, me enjuagu la boca

    una y otra vez. Ah estaba Hctor con su atuendo

    negro y su cabello corto, tan demasiado corto que

    poda percibirse el brillo de su cuero cabelludo y la

    pequea herida en el labio segua paredendo fresca.

    Con las manos en los bolsillos me mir y para qui

    trmelo de encima, le explico que por el gusto en la

    boca siento que no quedaron limpios.

    Hctor trabaja a tres cubculos de m; tiene el es

    pacio ms amplio. Aunque su voz es discreta, lo

    escucho rer cuando habla con los clientes. El lunes

    pasado arrib con una pequea marca oscura en el

    14

    labio inferior y su mano izquierda mostraba un ras

    guo fresco; me observ tal como lo hizo en el bao,

    algo trat de explicarme pero no se atrevi.

    A las 5:00

    PM

    Hctor sube a su auto y se aleja de la

    oficina rumbo al centro de la ciudad; da algunas

    vueltas por el viejo gimnasio, hay gente que avanza

    con el rostro cubierto: hace fro; los nios descon

    centrados por los jalones de la madre tratan de estu

    diar el vapor que sale de sus bocas, un pequeo

    grupo de estudiantes camina aprisa; comienza a os

    curecer, el sol es un prpado a medio cerrarse. Hc-

    tor detiene su auto frente a las mujeres que le piden

    subir pero, antes de que se acerquen a la ventanilla,

    pone en marcha el auto. Lorepite en varias ocasiones

    hasta que una de ellas en algn momento hace una

    sea que se traduce como enojo, Hctor desva el

    auto y se hunde en la noche.

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    El sol comienza a caer y las sombras pequeas son

    reemplazadas por otras largas y deformes: un poste

    de luz se transforma en una daga sobre el suelo. Los

    campos de algodn permanecen desolados y las po

    cas yerbas que los pueblan amarillean el paisaje.

    Avanzamos al lado del tren y la velocidad de la lo

    comotora se percibe.

    -Va muy rpido --comenta Beatriz.

    -Existe la historia de un tren que pasa por estas

    vas a las 9:00 de la noche cada viernes; los nios, al

    escuchar el silbido de la mquina, tienen que refu

    giarse en sus casas porque desaparecen -Beatriz

    lleva la mano derecha a la boca y comienza a mor

    derse las uas, la historia la invent hace tiempo pero

    no tena con quin inaugurarla-, yo conozco una

    seora que perdi a su hijo.

    -Y qu sucedi, lo encontraron?

    -Nunca, hace ya tres aos de eso. Mientras Es-

    peranza, la madre, pona la mesa, alcanz a percibir

    ese silbido en la distancia. Desde que lleg a la co-

    6

    lonia supo la historia del tren por las vecinas pero,

    como siempre, pens que eran chismes, una de esas

    historias locales de fantasmas. Aquel sonido distante

    se transform en un ronco grito, la mujer nunca lo

    percibi tan cercano, naca del centro de su cabeza,

    el corazn se le aceler y por un momento pens en

    mirar por la ventana para ver al tren acercarse; cuan

    do termin de acomodar la mesa, llam a su hijo que

    jugaba en el patio. A veces imagino a la mam bus

    cndolo mientras el tren se aleja.

    Esa noche me despert el silbido de una locomotora,

    tard en recuperar el sueo. En la oscuridad, slo

    distingua el cabello de Beatriz.

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    IV

    Hctor no se present y por ese motivo tengo que ir

    con Adriana a visitar a uno de nuestros clientes ms

    agresivos.

    -Tienes que venir conmigo -se acomoda el cue

    llo de la blusa. Adriana es blanca y alta; con sus pul

    gares jala hacia arriba la tela de la camisa y el cuello

    se alarga ms, luego levanta su cabello rizado.

    -Pero no es mi cuenta -me recargo en el mar

    co de la puerta de su oficina, reniego aunque en ver

    dad quiero salir de ah. Me dan ganas de preguntar

    por Hctor pero prefiero que ella cuente algo.

    -Nos vamos en mi auto y luego pasamos por

    unas hamburguesas, yo invito -toma su maletn.

    Lamsica que Adriana escucha es nauseabunda;

    no me agradan esaspiruetas vocales donde se presume

    de ser excelente cantante. Eltipo que visitamos,Felipe,

    nunca acepta estar equivocado y comnmente nunca

    lo est; es presuntuoso como estos msicos que no se

    callan. Cadavez que tratasde contestar una de sus pre

    guntas ya est haciendo otra y te sientes confundido.

    8

    Un guardia toma nuestros datos y nos encamina

    mos hasta Felipe. Suoficina es un diminuto cubculo

    en medio de tantos otros iguales, aislado con mam

    paras rojas y descoloridas que llegan hasta una altu

    ra media. No hay espacio para nosotros. En la com

    putadora aparece un anuncio que Adriana alcanza a

    leer y yo slo veo SEX... Felipe cierra de inmediato

    esa ventana.

    -Cmo estn?-lleva un traje gris y una corba

    ta tiesa. Aunque es un joven de 35 aos, su rostro

    lastimado por el acn lo hace ver viejo.

    -Bien ...

    -Por qu tenemos todava este problema? -co-

    mienza la rutina de la interrupcin. Felipe toca con

    sumano izquierda el nudo de la corbata y con la otra

    me facilita una bolsa de plstico, en el interior hay

    unas virutas de metal.

    -Me pudieras decir...

    -Esa informacin la tienes desde hace una sema-

    na, o no, Adriana?-interrumpe de nuevo y se vuel

    ve a tocar la corbata.

    No me agrada estar ah parado. El asunto es de

    Hctor. Felipe vuelve a atacar y Adriana se lleva una

    mano a la frente.

    -No se preocupen, muchachos, dnme una ac

    cin correctiva de este problema para el lunes y es

    suficiente.

    -Pero hoy es viernes y la...

    -Pero, Ral,todava faltan dos das para el lunes,

    verdad, Adriana? -busca complicidad en ella.

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    -El lunes tendrs tu respuesta --ella asiente.

    Veoen la esquina del escritorio una cafetera sucia;

    contiene un lquido amarillento y la jarra tiene aros

    de salitre. Felipe se voltea y sirve una taza, no hay

    vapor. Ellquido parece estar ah desde hace mucho;

    bebe y juega de nuevo con la corbata. Su atuendo es

    pulcro y en lnea, todo lo contrario a la cafetera. El

    tiempo roe las cosas, pens.

    Salimos veinte minutos despus de aquella re

    unin; entend por qu Adriana invitaba las hambur

    guesas,

    gajes del oficio

    dice. Ella opina que nuestro

    fin de semana ser muy corto. Mi estocada llegar

    ms tarde porque no pienso trabajar en sbado y

    nada lo puede evitar... al menos ella no.

    20

    V

    -Conozco un vampiro --dijo Hctor-, le consigo

    mujeres que nadie extraa.

    -Perdn? -no entiendo. El mesero llega y pe

    dimos cerveza; es difcil estar con Hctor en un bar

    porque no somos amigos. Me pidi, me insisti que

    nos viramos hoy despus del trabajo. El lugar es

    amplio, hay una barra y detrs, observndonos, un

    espejo que ha estado ah desde 1920,multiplica una

    larga hilera de botellas: whiskis, vodkas, tequilas,

    licores amargos, aperitivos y cremas; unas casi vacas,

    otras casi nuevas. Lascopas son murcilagos dormi

    dos, esperan la oscuridad y los reflejos de las luces

    ah afuera.

    -Se llama Pedro -al pronunciar el nombre su

    piel se eriza; me acuerdo de la historia del tren y me

    siento incmodo--, viene del sur y lo conoc en este

    bar, quiz llegue ms tarde pero hoy es mircoles.

    Hace dos semanas, cuando me seguiste al centro, no

    identifiqu tu auto hasta que lo vi en el estaciona

    miento de la oficina -acercndose recarga los codos

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    en la mesa y se rasca la herida en la mano-- y como

    supe que alguien me segua me puse nervioso; pero

    ya lo hice y estoy ms liberado.

    En ningn momento lo segu, sent que las pare

    des se inclinaban sobre m.

    -Pero no te preocupes, si me pregunta por mi

    retraso, no mencionar tu nombre, me caes bien y

    no dejar que te pase algo malo.

    Entonces la situacin cambi: me culpaba de

    haberlo seguido a no s qu lugar y adems poda

    caer en problemas con un tipo raro llamado Pedro.

    -Me tengo que ir -me levanto y dejo unas

    cuantas monedas en lamesa, qu ms puedo hacer?

    Hctor me sigue con la mirada hasta la puerta mien

    tras escucha cmo el gas de la cerveza escapa en

    minsculas burbujas.

    22

    VI

    Al terminar la cena, comentamos mi encuentro con

    Hctor; Beatriz busca su lpiz labial y su buen humor

    me relaja un poco.

    Vamos a ver libros a la nueva plaza comercial. El

    aire huele a limpio, a lluvia lejana; en el cielo hay

    una gran luna llena que me recuerda la conversacin

    con Hctor: conozco un vampiro .

    -Quiero un caf -se aparta el cabello de los

    ojos al tiempo que abro la puerta del comercio.

    La cafetera se ubica a la izquierda y los libros a

    la derecha; para llegara cualquiera de los dos tenemos

    que atravesar una seccin de perfumes, otra de cre

    mas para adelgazar, una farmacia y juguetes. Msall

    de los libros estn la panadera, las televisiones, los

    discos y las pelculas. Todos los olores viven mezcla

    dos, huele a plstico y a medicina, huele a papel y a

    galletas recin horneadas; todo en un sitio estrecho.

    Cando veo los libros en sus estantes imagino que soy

    escritor y que los mos estn revueltos con estos ms,

    quizs en la mesa donde colocaron a GarcaMrquez

    23

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    y a

    Og

    Mandino, pulcramente envueltos con plstico.

    Me paseo por los volmenes de novelas negras y

    formulo ttulos con aquellos que leo:El ltimo detec-

    tivedelMxico antiguo, Elcasode Anglica Dbumas,

    El vampiro de Erstrato...

    entonces recuerdo cmo

    Hctor se rascaba la mano, la herida segua igual de

    fresca que hace tres semanas.

    Avanzamos a la cafetera.

    24

    VII

    -Fue un da difcil -me recargo en el respaldo

    de la silla. Para la cena hay pasta fresca, desde aqu

    veo la espalda de Beatriz y sigo platicando-- cuando

    entr, Hctor aun no llegaba y mi jefa me pidi que

    asistiera a una junta en la zona industrial. Ya en la

    calle marqu a la oficina y l haba hablado infor

    mando que llegara algoms tarde. Enun receso, vol

    v a marcar y su extensin estaba ocupada. Mi junta

    acab a las tres y volv a llamar, pero ya haba salido

    de la oficina.

    -Sigues pensando en eso? -escucho cmo el

    ajo comienza a dorarse-. Deberas dejarlo por la

    paz, maana lo ves.

    -El colmo fue que al llegar del centro, Adriana

    me coment que Hctor haba salido a Mississippide

    emergencia por un cliente y que iba a estar fuera dos

    semanas completas, as que le dej un mensaje en su

    contestadora.

    Beatriz me pidi que abriera la botella de vino.

    Dos minutos despus apareci con dos platos rebo-

    5

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    santes de pasta. Bebimos y despus decidimos leer

    un poco. Afuera, el aire lame los rboles, golpea cris

    tales y puerta, arrastra sus cuchillos por las fachadas

    de las casas. Las luces de navidad se encienden y

    apagan firmes.

    2 6

    Beatriz me pidi que la acompaara al doctor para

    revisar su asma.

    El doctor est retrasado y apenas

    acaba de entrar su primer paciente escuch decir a

    la recepcionista. Frente a nosotros un hombre desali

    ado y de vientre abultado hasta el punto de que los

    apenas sostenidos botones de la camisa muestran una

    piel oscura; espera su turno junto a la que creo es su

    pareja: una mujer vestida de saco con zapatos de

    tacones recin boleados. Beatriz est contenta porque

    parece que hoy el doctor la dar de alta.

    Mi mujer me cuenta que en la maana trat de

    asustar a los cuervos arrojndoles agua cuando lim

    piaba el patio, pero fall y solamente logr alboro

    tarlos y, cuando empezaron a graznar, otros ms lejos

    los siguieron. Elpaciente anterior a nosotros, un nio

    de dos aos plido y ojeroso, llora fuertemente por

    alguna razn tras la puerta del consultorio. Vientre

    Abultado parece no or y comienza a cantar Strangers

    in the night junto con Frank Sinatra; en ese momen

    to la puerta del consultorio se abre y sale el nio en

    2 7

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    brazos de la madre. Beatriz me pregunta algo acer

    ca de los cuervos.

    -Que si a los cuervos no les da miedo el

    agua?

    -No s, no los haba visto tan de cerca -le tomo

    lamano. VientreAbultado canta a media voz otra can

    cin que no conozco; opino que de todos los que es

    tamos aqu, l est fuera de lugar. Me pregunto qu

    se requiere para dejarse ir de tal manera, la aparien

    cia del hombre me molesta y medito si yo provoco

    incomodidad igual que l a m. Ya es nuestro turno.

    Al salir le doy las buenas noches a Vientre Abultado

    pero no me devuelve el saludo. Beatriz tiene un mes

    ms de tratamiento, espera que sea el ltimo.

    Mi esposa lee un libro de Carmen Boullosa pero no

    pasa de la pgina 173, son cuentos que no he ledo.

    Creo que hay uno que trata de una mujer que lee

    una novela mientras su amante la mira y l se ima

    gina que es un libro aburrido. Cuando Beatriz dobla

    la pgina 173, el personaje se queda dormido en la

    historia con el texto en el pecho.

    8

    IX

    Los siguientes textos son extractos de los diarios en

    contrados en el departamento de Hctor Molina Ca

    ballero el cinco de diciembre, a tres semanas de su

    desaparicin. El sujeto, de origen mexicano y de 32

    aos de edad, se encontraba en el extranjero. Sulti

    mo registro se localiz en el aeropuerto de Jackson,

    Mississippi, EUA,en el vuelo 217con destino final a

    Nueva York haciendo escala en la ciudad de Dallas,

    Texas. No existe evidencia de haber tomado dicha

    conexin.

    Lunes 2 de enero

    Mi nombre es Hctor Molina Caballero. Tengo 34

    aos y nac en esta ciudad el 18 de julio de 1971.Mi

    madre, Georgina Caballero Salazar, dej a mi padre

    cuando yo tena diez aos. Simplemente un da llegu

    a casa despus de la escuela y mi mam ya tena las

    maletas preparadas. Ella trat de ocultar lo mejor

    posible la causa, pero con el tiempo supe que mi

    9

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    padre la golpeaba. Cmopuede ser que no me haya

    enterado desde entonces? Lo dudo, aun as es difcil

    recordar a mi padre menos carioso de lo que fue

    conmigo.

    Por unos meses vivimos con unos tos en el cen

    tro de la ciudad hasta que mi madre tuvo suficiente

    dinero para rentar un pequeo departamento y vivir

    por nuestra cuenta. No recuerdo muy bien a mipadre,

    MarioMalina Camn, slo el calor de sus manos y lo

    alto que pareca cuando los domingos bamos a pa

    sear a los juegos mecnicos; me compraba palomitas

    de maz y cargaba en hombros, era como una torre.

    Mimadre se esforz en esconder o tirar toda fotogra

    fa donde l apareciera. Lo quise mucho y cuando

    preguntaba por l, ella permaneca callada y me daba

    alguna golosina para que olvidara el tema, eso fun

    cion por un tiempo hasta que entend que nunca

    me respondera. Lo del abuso lo supe por accidente,

    todo en esta vida pasa por accidente, las cosas buenas

    y las cosas malas tienen que ver con el azar.

    Cuando cumpl quince aos mi to Rogelio, her

    mano de mi mam, se rompi una pierna en el tra

    bajo, y en una visita alcanc a escuchar la verdad;

    hubo detalles y no los quiero describir pero s ase

    guro que las palabras abuso y golpes aparecieron

    ms de una vez. Imposible imaginar a mi padre ha

    ciendo tal cosa, desde entonces evito mencionar su

    nombre enfrente de mi mam. Ignoro su paradero,

    entiendo que mi madre se ocult para no ser encon

    trada. Quizs l ya muri, hace algunos aos descu-

    3

    br a mimam rompiendo unos papeles que acababan

    de llegar por correo, despus hubo un silencio agri

    dulce en su rostro, una liberacin amarga se le not

    en los ojos, pero nada ms eso.

    Fui un muchacho serio en la escuela y desde la

    secundaria he trabajado. Quiz por eso me destaqu,

    s que nadie trabaja por gusto. En mi caso lo hago

    para cansarme lo suficiente.

    Estos das son definitivos como lo fueron los das

    de julio de 1985, cuando la figura de mi padre se

    tambale.

    Jueves 15 de marzo

    Cuando tena once aos conoc a Gabriela. Una nia

    pecosa que estudiaba en la misma secundaria que

    yo. En aquella poca me dedicaba a trabajar en una

    tienda de abarrotes llevando mandados a distintos

    clientes. Suba en mi bicicleta y los paquetes eran

    repartidos en tiempo rcord, transitaba las calles con

    velocidad y precisin tratando de nunca pasar por

    las casas de mis amigos y compaeros de escuela.

    Ganaba lo suficiente para hacer pagos semanales en

    aquel pequeo sper donde mi mam compraba

    comida. Era una situacin difcil, mientras que mis

    amigos jugaban en los parques, yo tena que arre

    glrmelas para esconderme de ellos y poder hacer

    mi trabajo.

    El cabello de Gabriela era largo y despeda un

    aroma de jabn semejante a gardenias. En algn

    3

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    momento le coment a mi mam que esta nia me

    gustaba mucho, y ella me aconsej que deba acer

    carme para ser su amigo; pero resultaba casi imposi

    ble, a esa edad el rechazo es lo peor. En la escuela

    pasaba frente a Gaby pero ella casi nunca se perca

    taba de mi presencia. Erauna nia rodeada de muchas

    amigas y yo, el ms solitario, de vez en cuando logra

    ba que dos o tres muchachos se unieran a mis an

    danzas pero eran contadas las ocasiones.

    Los das pasaron, el final de curso estaba por lle

    gar, el trabajo en la tienda de abarrotes se dispar y

    los pedidos eran demasiados. Una tarde, como siem

    pre, tom la calle Huerta y comenc con los vecinos

    ms lejanos, las propinas fueron las mejores de la

    semana. Estaba tan contento que no me percat del

    camino errneo que me llevaba a mi ltimo pedido:

    traspas la zona prohibida y me top con Gabriela,

    no poda dar marcha atrs, as que me arm de valor,

    le pregunt cmo estaba, ella me contest que bien

    y volte discretamente a la canastilla de la bicicleta,

    se me hizo fcil mentir, es que mi mam me mand

    al sper por estas verduras, ella me vio con ternura,

    creo que ese mandado no es para tu mam, todos

    sabemos que trabajas con Enrique en la tienda, me

    dijo Gaby. Sent mi rostro calentarse de vergenza y

    volverme lquido ante aquellos ojos que denunciaban

    a todos sus cmplices; no tena nada qu decir y ella

    lo entendi, no esperaba mi reaccin. Se retir su

    biendo la cuesta con su falda roja y el cabello sedoso

    movindose de lado a lado. Cuando las vacaciones

    32

    llegaron, Gabriela se fue y nunca la vi de nuevo. Se

    gu ayudando al dueo de aquel sper por seis meses

    ms. Creo que eso se qued en mi sangre.

    jueves 8 de mayo

    Mimadre descubre dinero en las aceras. En las orillas

    de los parques, cuando sale a comprar pan o leche

    al sper; en sus caminatas de veinte minutos de toda

    la vida siempre se encuentra dinero, nunca han sido

    ms de treinta pesos excepto en raras ocasiones que

    la suma ha llegado a los cien. El da que mi mam

    no halla dinero tropieza con herramientas, unas tan

    oxidadas que no se pueden utilizar, otras demasiado

    brillosas, como recin olvidadas por personajes des

    cuidados. Lasherramientas que llevo en mi auto, los

    desarmadores, las pinzas y la cruceta para cambiar

    las ruedas, son sus hallazgos.

    Cuando ella sala a caminar era todo un aconte

    cimiento; a su vuelta el tintineo en sus bolsos anun

    ciaba lo esperado. Ahora como antes, se sienta frente

    a su pequea mesa y con lentitud coloca los objetos

    encontrados, si es dinero hace pilas de cinco pesos

    y si son herramientas las pone en una jerga para no

    ensuciar la superficie de madera. Por un tiempo pen

    s que los descubrimientos milagrosos eran una es

    pecie de teatro y que a mi madre le gustaba hacer

    realidad tal prodigio.

    Yo no tengo buena suerte y creo que nunca la

    tendr. Aquella vez que Gabriela descubri mi men-

    33

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    tira, algo se torn oscuro en mi camino, mientras mi

    madre se encuentra dinero y herramientas, yo me

    encuentro clavos; lapeor racha dur seismeses com

    pletos en que tuve que arreglar mi bicicleta almenos

    una vez por mes. Despus fue el automvil; en mi

    extraeza pregunt a mis compaeros con qu fre

    cuencia se ponchaban sus autos, mmm ... no me

    acuerdo, fue la mayora de las respuestas.

    Mimam sigue encontrando monedas en la calle

    y en los pasillos largos de los supermercados.

    4

    X

    El lavabo sigue goteando, es la tercera vez que lo

    arregla. Sacasu desarmador elctrico y un par de em

    paques nuevos. No hay nada ms molesto que escu

    char el goteo de un lavabo en medio de la noche.

    Despus de pasar la mano por el grifo siente

    hmedo y medita si en verdad no se tiene que derra

    mar ni una gota. Lopiensa. Despus de arreglar esto

    leer el peridico.

    Especula sobre las mujeres a las que se refiere

    Hctor. Lo ms cercano a perder a alguien fue a la

    edad de quince aos; una tarde despus de la escue

    la, al abrir la puerta, la casa ola a comida, su madre

    deba haber estado ah. En la mesa haba un tomate

    fresco en rodajas.

    Encendi la radio pero pasada la media hora la

    apag. Resolviquedarse en silenciohasta su retorno.

    En cualquier momento llegar,murmur, slofue al

    sper. Pero otra voz ms profunda hizo a un lado la

    idea. Perosi nada msfue al supermercado, por qu

    no dejalguna nota comosiemprepide lohagas?

    Fue

    35

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    al refrigerador a tomar jugo. Llamara a su ta, pero

    de nuevo esa voz se interpuso y le advirti que si

    hablaba, la ta se iba a preocupar y entonces no de

    jaran de sonar los telfonos. Opt por esperarla

    cerca de la ventana y se qued dormido. Estela, su

    madre, lleg a las 11:00de la noche. Fui al mandado

    y luego con mi hermana, y como lapasamos tan bien,

    no me di cuenta de la hora. Pero se vea cansada.

    Ral ni siquiera le pregunt por el tomate olvidado

    en la mesa.

    Cambia los empaques y de nuevo pasa la mano

    por el grifo. Siente un poco de agua, grue que es la

    rezagada.

    Sale a caminar con Beatriz y Volga, su perra dl

    mata; a esa hora el sol reconforta ms que el calentn

    elctrico.

    Despus ir por comida japonesa y cuando duer

    ma tendr un sueo inquietante. Se sentir cansado

    toda la maana.

    36

    XI

    La polica hall el cadver de una mujer de 18 aos

    con seales de estrangulamiento. As comienza la

    nota del peridico. El cuerpo fue encontrado sobre

    la cama de una habitacin en desorden como si hu

    biera habido una pelea, Ralcontina leyendo; fami

    liares y vecinos de la mujer dijeron a los investigado

    res que sospechan del esposo porque habitualmente

    la maltrataba. Ral anota la direccin. Tarda un par

    de horas en ubicar la colonia y observa de lejos la

    casa donde vivi la finada, una casa contrada por el

    conocido listn amarillo y la imponencia de una pa

    trulla al frente. Ralbaja del auto; tiene una vaga idea

    de por qu est ah. Enfrente viven los familiares,

    piensa. Avanza despacio y trata de no llamar la aten

    cin, por un momento el polica dentro de la patrulla

    alza la vista y bosteza. Al final de la cuadra hay una

    tienda de abarrotes; Ral hace el recorrido que tal

    vez hizo la muerta mil veces y que de ahora en ade

    lante seguir haciendo como fantasma. Ral pide un

    refresco y lo bebe despacio y desde all mira la casi-

    7

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    ta Lamujer deja dos nias hurfanas, una de dos aos

    y la otra de pocos meses. Ellas viven ahora con sus

    abuelos, deduce, y bebe un poco ms. Es morboso

    pensar que las nias vern siempre la casa donde su

    madre pereci. Lamuerte no afecta el entorno, quiz

    porque se muere y se nace todos los das a todas

    horas. La gente entra a la tienda y compra papel hi

    ginico, tortillas, aspirinas, velas de cumpleaos y

    mientras es atendida mira de reojo aquella casa. Se

    describe al asesino como un probable sicpata, no

    hay duda de que haya sido su esposo. Raltampoco

    lo duda, est aqu por otras razones. Aqu huele la

    muerte? Qu se siente caminar con ella? Los televi

    sores encendidos y los autos que ruedan lentamente

    sobre el asfalto abollado le dan una clave. Ladepen

    dienta lee una revista de moda y actores; Ral no lo

    sabe, pero ella es una vecina que atestigu, entre

    otros, sobre los maltratos que reciba la mujer, tam

    poco sabe que es novia de uno de los hermanos de

    la muerta; la muchacha le da vuelta a las hojas de la

    revista con desgano. Cuando Raltermine su refresco

    pasar por la acera de la casa donde ocurri el homi

    cidio, sentir los fros barandales; entiende que den

    tro no hay nada que le interese, aun asbuscar seas

    con lamirada, indicios; se imagina ir al funeral, pasear

    entre los tristes y resignados, dar el psame en un lu

    toque no le corresponde ... el sonido de un jet rompe

    su concentracin mientras abre la puerta del auto y

    antes de subir vuelve la vista a la casa de los familia

    res: la vida es beberse un refresco de naranja.

    8

    X

    Adriana se levanta. Antes de salir bebe un licuado de

    yerbas como parte de un tratamiento para adelgazar,

    qu difcil ha sido mantenerse en lnea estos ltimos

    aos. En la rutina diaria, verifica que puerta y venta

    nas estn con seguro.

    Bajo su mando hay tres hombres. Hctor, uno de

    ellos, ha sido eficiente hasta hace unas semanas, pero

    hoy falt y dej un lacnico mensaje pidiendo discul

    pas porque estaba enfermo. Adriana recuerda las mar

    cas en la boca y las heridas en la mano que le apa

    recieron repentinamente, desde entonces lo ha visto

    demacrado; este hecho no la inquieta en demasa.

    Tiene que visitar a uno de sus clientes por un

    problema grave que si persiste la obligar enviar a

    alguien a verificarlo en persona.

    Posteriormente escoge a Ral como acompaan

    te; aunque no le tiene demasiada confianza lo lleva

    r como un cordero al sacrificio.

    Cuando salen de su junta se siente bien salvo por

    un incidente que la avergonz: nunca pens que su

    39

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    cliente viera pornografa; despus le revolvi el es

    tmago la cafetera manchada de la cual el susodicho

    extrajo una especie de t o de caf fro y viejo.

    Adriana tiene 36aos, su novio, Rogelio, 34. Han

    pensado vivir juntos desde hace meses pero ella

    siente que su pareja no est preparada para esa si

    tuacin. Se han peleado por cosas mnimas as que

    ella concluy que hay algo ms que un simple vaso

    roto o una ventana abierta.

    A las 8:00est en casa de Rogelio, saldrn a cenar

    y despus dormir con l. Comen en un restaurante

    rabe que no conocen, los platillos que escogieron

    no son lo ms delicioso del men; hay algo amargo

    que no logran descifrar. Deciden tomar una copa en

    un bar nuevo, otra aventura, especula ella. Al llegar

    tropieza y uno de sus tacones se rompe.

    -Qu pas? -Rogelio se inclina.

    -Casi me lastimo, nada ms se despeg el tacn

    -lo muestra en su mano derecha. Lamsica del bar

    es en vivo y acaba de comenzar un bolero que a l

    le agrada.

    -Qu bueno que nada ms fue eso, con un tra

    go te vas a sentir mejor -Adriana no dice nada. Hay

    suficiente gente.

    Rogelio pide unas cervezas, est animado, come

    cacahuates y con afn de hacer pltica algo pregun

    ta, pero slo obtiene un rgidos. Sedistrae con lam

    sica, podra hacer esto siempre; el lugar es acogedor

    y a pesar del humo de cigarro los muebles despiden

    un ligero aroma a nuevo: a madera y a piel recin

    40

    desempacadas; una alfombraverde, que con los aos

    ser sustituida por azulejo, hoy resplandece elegan

    te contra las tenues luces del lugar. Cuando viva

    mos juntos ser mejor, hasta que lleguen los nios,

    por supuesto; si nace un varn no se llamarRogelio

    porque los nombres son estafetas que uno pasa a los

    hijos, por ejemplo, si se llamara Alejandro, como su

    cuado, sera un holgazn de primera, si se llamara

    Gustavo,como un compaero de trabajo, seraun me

    diocre. No, tiene que ser un nombre sin ningn terri

    ble remitente.

    -Tengo sueo -dice Adriana.

    -Pero si acabamos de llegar... -pide la cuenta

    porque sabe que en verdad est cansada.

    Adriana comprende algo, su novio, que lo ha sido

    desde hace cuatro aos, es un egosta y no se percata

    de los detalles que la perjudican: caminar sin un tacn

    es ridculo, ms si los parroquianos en el bar lo notan.

    Reconoce que si l es egosta, ella ni se diga. Hoy no

    dormir con Rogelio, de hecho no volver a dormir

    con l, acaba de entender una parte de sus peleas.

    41

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    X

    Beatriz caza las erratas en los libros que compra. En

    el libro de Boullosa encerr la palabra solo en la

    frase: a l legustara probar la angustia, aunque solo

    seapara saber cmo es.

    Beatriz sabe de vampiros porque ha ledo lo su

    ficiente sobre ellos. Sabe las cosas bsicas y tambin

    algunas verdaderamente espeluznantes.

    -Si quieres reconocer a un vampiro tienes que

    estudiar su sombra, hay que ver si tiene resquebra

    jaduras, si las orillas estn carcomidas o si es ms

    clara que la tuya.

    En alguna ocasin me explic que para vivir los .

    vampiros no requieren de una cantidad alta de sangre

    humana, con un pequeo vaso les basta, incluso

    puede ser sustituida por cualquier otro tipo de sangre

    y se puede acompaar con cualquier alimento, inclu

    so un cadver. Pero, eso s, si no toman la sangre

    suficiente, la suya se transforma en polvo, su corazn

    se achica y los huesos se vuelven frgiles.

    42

    -Y son inmortales? -pregunt sin despegar la

    vista del televisor.

    -No, eso es fantasa -entonces nos remos.

    Ahora que le platiqu sobre Pedro y la escabrosa

    historia, Beatriz no se inmuta. En cambio yo sigo fi

    gurndome al tal Pedro en las oscuras esquinas del

    centro, encorvado, acechando a las mujeres sin poder

    hacer algo porque Hctor est fuera de la ciudad. Se

    tendr que conformar con ratas o gatos o yo qu s.

    Beatriz suspira. Cierrael libro en lamisma pgina.

    Una errata en media hora y apaga su lmpara.

    -Buenas noches, no te quedes despierto -me

    besa y se voltea. Creo que esta noche no habr pe

    sadillas.

    43

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    XIV

    -Disclpame -Hctor se sent. An cuando trae

    buen humor se ve demacrado.

    -Te duele la espalda? -Adriana ve cmo se

    encorva en la silla.

    -No ...bueno, un poco, me lastimde tanto toser,

    pero no es nada -trata de enderezarse y muestra

    una mueca de dolor-. Vila informacin del viernes,

    en media hora Felipe tendr lo que pidi.

    -En verdad te sientes bien?

    -Por supuesto-sonre dbilmente y con esfuer-

    zos se levanta, debera irse a descansar, es ms fati

    goso tener alguien as en la oficina que no tenerlo.

    --En cuanto mandes la informacin te puedes

    retirar, acustate y reljate -hasta hace unos das se

    vea bien y lo que tiene no parece una gripa.

    -Adriana ... -espera a que sus ojos se crucen

    con los de ella; tiene la misma sonrisa-, me dijiste

    que queras conocer el nuevo bar del centro, ElFnix,

    verdad?

    -S. .. por qu?

    44

    -No vayas, lo conozco y no te va agradar -se

    retira. En el pasillo alguien lo saluda y le hace la pre

    gunta obligada a lo que contesta:

    estoybien,gracias,

    es gripa.

    Estar enfermo requiere de explicaciones y

    negar lo innegable,

    no sepreocupen, no es nada.

    La

    gente quiere escuchar cosas positivas, tiene demasia

    dos asuntos como para inquietarse por los ajenos.

    45

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    XV

    Antes de acordonar la calle, antes de que la patrulla

    apareciera en el lugar, antes de que Juan Escobedo

    encontrara el cuerpo desnudo y mutilado deMaraen

    un pequeo baldo en el centro (entre casas que vie

    ron crecer el trfico desde los aos 40), antes de que

    el sol se arrastrara por los objetos de la maana: pa

    redes de rotos colores, botes de basura, las yerbas y

    el agua fra del canal que atraviesa los viejos barrios,

    antes del ltimo grito, ella sinti un agudo dolor en

    la pierna, como si un cuchillo con muy poco filo tra

    tara de penetrar un pedazo de pan recin horneado,

    no vea nada, quiso mover los brazos y sacudirse el

    dolor pero fue imposible; antes del grito, lgrimas

    rodaron por su frente, se detuvieron un poco y luego

    cayeron al suelo; la sangre de todo el cuerpo se con

    centraba en su cabeza. Antes del dolor hubo una

    noche buena y fra y haba una prisa de llegar pronto

    a la fiesta de Lula porque ya haba comenzado. Mara

    recuerda beber unos tragos en el bar de la esquina,

    qu tanto es tantito, si uno no es ninguno, se dice;

    46

    entra y bebe, que alcabo lafiestaqueda a dos cuadras

    de aqu, piensa mientras se acerca el cantinero y jun

    to a ella hay un hombre interesante, est demasiado

    flaco?No, es la primera impresin que da la titilante

    y parda luz del bar porque l tiene los codos sobre la

    barra. Fue as de pronto: un trago y luego otro menos,

    y luego ninguno y su delicado y delicioso mareo

    desaparece, eso recuerda Mara,mientras en su men

    te una pelcula se proyecta hacia atrs. Pero antes de

    llegar al bar y alegrarse con las copas, antes de estar

    incmoda y mucho antes disgustada con su madre

    por algo qu fue?Ya poco importa. Marasiente ese

    dolor agudo y despus algo lquido recorre su pierna

    izquierda, primero caliente y luego tibio, atraviesa el

    vientre hasta alcanzar el cuello y luego todo el rostro

    como si fueran lgrimas. Poco antes de desvanecerse

    por el dolor,MaraGutirrezLeal,recuerda a sumadre,

    los aos que carga su cabello corto y negro igual que

    el suyo, la nariz recta de su padre igual a la de ella,

    la edad borrosa de la casa donde ha vivido, el vidrio

    roto de la recmara por una pelota de beisbol lanza

    da por los nios ms grandes de la cuadra, a sus

    nueve, cuando se quem la mano izquierda y su pa

    dre se asust tanto... cuando tena seis y la camione

    ta de los helados pasaba frente a la casa y luego la

    oscuridad y despus el presente.

    47

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    XVI

    X

    Jorge vino a verme y me cont que encontraron muer

    to a uno de sus amigos. Supuestamente lo quisieron

    robar y l trat de impedirlo. Le la noticia y no pen

    s que fuera a conocer a alguien cerca de un hecho

    violento; le dije que si necesitaba salir temprano lo

    hiciera, es lo mnimo que puedo hacer, ese es mi po

    der: concedo salidas extraoficiales de la oficina. Me

    tengo que sentirinvolucrada?Por un momento lo hago.

    lme cuenta la versin ligera de la noticia pero yo le

    la completa: el amigo de Jorge muri grotescamente

    y quiz hasta lo torturaron. No me gusta escuchar este

    tipo de historias. SiVivianSnchez, del departamento

    de contabilidad, perdi a sumadre de 70y tantos aos,

    miro a otro lado y no me complico, estoy convencida

    que de pronto Vivian,Jorge y quien sea se podran

    mortificar ms por m que yo por ellos.

    Veo cmo Hctor apaga su computadora y se

    despide solamente de Ral y cuando me descubre

    observndolo, hace un esfuerzo para caminar sin

    encorvarse.

    Adriana no duerme, lleva dos das completos sin pe

    gar los ojos, el doctor Hernndez le pide que relate

    con detalle qu es lo que hizo durante esas noches.

    -Pero slo han pasado dos das.

    -Es suficiente -el doctor escribe algo en su li-

    breta y Adriana suspira profundo.

    -La ltima noche que dorm, so con Hctor,

    un compaero de trabajo. l se acercaba para dar

    me un beso, me rehus porque su rostro era de un

    hombre mucho mayor; se acercaba ms y de una de

    sus manos escurra un lquido amarillo, entonces

    despert.

    -Qu ropa llevabas puesta?

    -Un pantaln negro y ... -para recordar con

    detalle cierra los ojos- una blusa roja. Desde enton

    ces no duermo. Le iba a comentar a Hctor pero no

    ha ido a trabajar. Posiblemente no duerma por la rup

    tura con Rogelio, mi ex novio.

    -Sientes que lo extraas?

    -Ahora no, pero quizs en la noche ...

    48

    49

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    -Si no lo extraas en el da, por qu tendras

    que hacerlo del todo?

    Adriana no dice ms. Desva la mirada a la iz

    quierda donde la ventana muestra al sol descender.

    El consultorio es reconfortante, las sillas son de piel

    y hay un gran librero. Aun as no deja de ser consul

    torio. Adriana se muerde el interior del labio y vuel

    ve a suspirar, otra historia de insomnes, piensa.

    Esmartes, tomo leche tibia, intento dormir en el sof

    cama pero es imposible. Trato de autohipnotizarme

    dibujando en mi mente el dedo gordo del pie izquier

    do; la imagen la amplo para abarcar la rodilla y la

    cadera hasta completar todo el cuerpo; a cada parte

    le doy el tiempo preciso. Micamisn es rosa, no uso

    ropa interior porque mi madre me dijo que no era

    necesario ... mimadre, la que vive al sur de la ciudad,

    mi madre la que conoci a Jim Morrison cuando ella

    trabajaba en una cafetera a los 16 aos. Yo tengo 35

    y toda mi vida he escuchado a los Doors. Laprimera

    cancin fue

    Light my Fre,

    despus fue

    Strange Days,

    pero como no estoy segura abro los ojos, me levan

    to y busco entre los discos que estn a la derecha de

    la barra donde todos los das desayuno. Me doy

    cuenta del desorden. Los enumero, son las 2:00 de

    la madrugada, los acomodo por orden alfabtico,

    primero los discos de jazz. Son las 3:00,termino con

    los de rock y con los temas de pelculas, con los de

    la poca de oro, escucho los perros que ladran. Es

    5

    demasiado tarde o demasiado temprano para salir a

    tomar un trago, quiz maana. Las noches de los in

    somnes estn vacas, una se enclaustra en vasos de

    leche y discos que se olvidan. Tengo 534 discos ori

    ginales y trece grabados por mis amigos. Tengo seis

    que no me gustan y los ordeno en errores musicales ,

    tengo cinco discos rayados y ya son las 5:00 y hace

    fro. El desierto empuja el aire helado a esta parte de

    la ciudad. Necesito baarme, si esta noche no puedo

    dormir tomar pastillas.

    5

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    X

    Beatriz se levanta de nuevo y yo veo cmo sortea a

    la gente que sale o se acerca a los baos; su cabello

    oscila en una cola de caballo, lleva la mano izquier

    da al pecho para no tocar nada y no ser tocada. Ella

    dej de fumar hace tres meses porque le diagnosti

    caron asma; desde entonces la tos ha disminuido.

    Tambin su cutis mejor y pienso todo esto mientras

    atraviesa el bar amplio cuyo tocador queda al fondo,

    a unos 300metros de donde nos sentamos. Sorbo un

    poco de cerveza y ella desaparece tras una puerta

    oscura; me pregunto si sabr que yo s lo que hace

    en estos momentos, cuando limpio el vaho de mi

    botella. Percibirque imagino cmo pide un cigarro

    a la mujer de falda rosa o a la de camisa negra de

    pelo largo igual a ella?Lo enciende al mismo tiempo

    que el mesero cambia mi portavasos; da dos o tres

    bocanadas y se siente bien porque el ansia se disuel

    ve y se siente mal porque me va a mentir diciendo

    que la goma de mascar es porque s.

    Lamsica se distorsiona por lo fuerte que suena.

    5

    Una mujer de senos demasiado grandes pasa junto a

    un joven y le acaricia las nalgas; el muchacho voltea

    pero no sabe quin fue; ahora la mujer de senos

    grandes va ms adelante en busca de su mesa.

    53

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    XIX

    Adriana cree escuchar: le tend una trampa. Esla hora

    del desayuno y lee su correo electrnico, la frase fue

    deliberadamente para ella, eso piensa. Apenas escucha

    las borrosas y montonas conversaciones en ingls

    en las oficinas al fondo y a Ral que se encuentra a

    unos 50 metros de espaldas hablando por telfono.

    No puede poner atencin porque tiene sueo, se

    muerde el interior del labio. El asunto con su cliente

    es grave, el problema por el cual Adriana trabaj un

    sbado entero no se ha solucionado y es necesario

    que Hctor vaya a Mississippi, al menos eso parece,

    ya se lo dijo? S... no, no le ha dicho, no se puede

    concentrar. Bosteza y le salen lgrimas.Tiene que pen

    sar, es un problema que Hctor debe resolver pero

    no es bueno involucrarlo si todava est enfermo. Es

    el segundo da que falta, l es el contacto principal, el

    que se quedaba hasta tarde en la oficina, el que coma

    en su escritorio para avanzarle al trabajo.

    No dormir es muy grave, la piel se arruga y no le

    gustan las ojeras, el cuello se tensa y la cintura co-

    54

    mienza a doler, recuerda las palabras de su mam y

    recuerda su importancia mientras sigue revisando sus

    correos.

    El sonido del telfono llega hasta sus odos y se

    sobresalta: estaba soando? Se levanta para platicar

    con Ral pero ya no est, hay una nota: Regresoen

    unos minutos.

    Tiene demasiado sueo, se va a casa.

    A pesar de la fatiga que senta en el trabajo, no logra

    conciliar el sueo. Respira profundo, escucha los

    autos, tambin la calefaccin; una mujer saluda a otra,

    abre los ojos y se percata de que han pasado 30 se

    gundos. Leer a veces ayuda, parece que se va a repe

    tir todo lo de ayer. Enciende la televisin. Habla con

    su mam, que le recomienda un t de una hierba

    desconocida, ella asiente pero sabe que nunca la ob

    tendr. Prepara la comida y limpia la casa, todo a un

    ritmo lento.

    En la noche ir a tomar un trago. No extraa a

    Rogelio, se siente sola pero no lo extraa, alguien tan

    egosta no se merece demasiados pensamientos ni

    tiempo. Est preocupada por el viaje a Mississippi,

    tendr que ir ella?Ral no est capacitado del todo,

    un ejemplo es que an no la llama, y su otra alter

    nativa, Jorge? Ellos tomaran decisiones agresivas y

    no estn acostumbrados a los clientes demandantes.

    Nunca se haba sentido desprotegida. Todos tenemos

    jefes, pero el suyo va a ser reubicado.

    55

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

    27/44

    A las 9:00 de la noche Adriana sale de su depar

    tamento. En un principio piensa no hacerlo, pero es

    ms cansado quedarse y hablar por telfono con

    Rosa para excusarse. El bar que visitarn est en el

    centro.

    los vasos se llenan de palabras, de risas,de licor.Desde

    una barra largusima un hombre las observa; Adriana

    se percibe atractiva,pero Rosa no lo manifiesta an y

    cuando es evidente: nadie le va a quitar a su compae

    ra; de todos modos no venimos a ser ligadas.

    Han bebido lo suficiente, Adriana quiere seguir

    la fiesta no porque sienta ganas: la agobia llegar a su

    departamento y no volver a cerrar los ojos. Elhombre

    que las vea insistentemente ya no est. Alprincipio

    pens que era Hctor, por su postura encorvada y su

    delgadez, pero la impresin dur un instante. Este

    hombre era apuesto y al parecer lo torcido era un

    efecto ocasionado por la luz. Sihubiera sido Hctor,

    piensa, ya estara firmando su renuncia.

    Rosa acept esa noche la invitacin porque en

    unos das ms le pedir a su amiga un poco de dinero

    para unos estudios mdicos. Suodo bueno no es tan

    bueno como parece y por las maanas se siente ma

    reada como cuando la operaron; se lo atribuye al

    mismo problema auditivo. Lamam de Rosa se culpa

    de la situacin de su hija porque ella le recomend

    el doctor. Es una lstima que a una mujer tan linda,

    una chica de cuello delgado, blanca y cabello castao

    claro, le pase este tipo de cosas, dice su familia. Des

    de entonces se siente frgil, mejor dicho, la hacen

    sentir frgil, varias veces la gente le repite las cosas o

    ligeramente suben el tono de voz, lo suficiente para

    hacerlo notorio y a Rosa no le agrada esa sensacin.

    Es tarde y ya no tienen qu comentar, la pltica

    se est volviendo arbitraria, dnde compraste esos

    Rosa no escucha con su odo izquierdo y usa un apa

    rato especial en el derecho. El doctor que la trat le

    hizo un psimo trabajo y desde entonces tiene que

    vivir de esta manera; cuando se lo cont a su amiga,

    no poda contener las lgrimas, en verdad no tena mu

    cho que hacer; Adriana sabe que una parte del pro

    blema es Rosa, nunca pidi una segunda opinin y

    una segunda opinin con algo tan grave era necesa

    rio. Los mdicos en ocasiones son asesinos en po

    tencia. Dadas las circunstancias, doctores y homicidas

    visitan a susvctimas, hablan tranquilamente con ellos,

    observan y juzgan, despus de su actuacin ejecutan

    y nadie supo nada ni quieren saberlo. Su amiga no

    lo pudo demandar, la intervencin quirrgica era un

    riesgo que tomaba en ese momento y fue advertida,

    el doctor framente le dijo: Lo siento, el nervio au

    ditivo estaba completamente daado, era un riesgo

    y usted lo tom. Adriana se imagina a un matn

    guardando una pistola humeante.

    Rosa pregunta por Rogelio, Adriana contesta que

    ya no lo necesita y no lo extraa, se siente segura y

    pide otra cerveza. El bar es agradable, hay suficiente

    gente, lasvoces por momentos se hunden en lamsica,

    56

    57

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    aretes? Ya no uso ese maquillaje porque se absorbe

    rpido. Las araas me aterran. Alguna vez mi primo,

    el que conoces, me dio un beso en la boca, tenamos

    nueve aos.

    Dilogos de amigas que se ven cada mes, que se

    estiman aunque no se frecuentan, qums pudieran

    decirse?

    Se despiden, Adriana no se siente bien.

    Comienza a dormitar cuando alguien llama a su puer

    ta. Laprimera reaccin es de coraje, despus de mie

    do, ve por la mirilla y no hay nadie. Enciende la te

    levisin, es un hecho, maana ir al doctor.

    58

    LU O

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    3 de octubre

    Tengo que relatar lo que me sucede. Todo comenz

    antes de m y seguir sucediendo tras de m.

    Ayerconoc a Pedro...no s nada ms, su nombre

    se ha grabado profundamente y cada vez que lo pro

    nuncio me produce escalofros, sus apellidos no los

    conozco, pero no son necesarios, despus de lo que

    inger sobran detalles. Me duele el estmago.

    Cuando mis amigos estn ocupados y no pueden

    acompaarme me dirijo a los bares del centro que son

    tranquilos y de precios accesibles; ayer este hombre

    me invituna cerveza,no suelo aceptar tragosde hom

    bres, de hecho me negu, pero al parecer no fue su

    ficiente con despachar al sonriente cantinero con un

    tarro rebosante de cerveza clara. Este tipo encorvado

    se me acerc y me pidi disculpas, el agua de colonia

    que despeda era agradable, sus manos descansaron

    en la barra y aunque un poco largas, pude ver la

    pulcritud de sus uas.

    -No pienses que trato de ligarte.

    6

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    -Creo que no lo hace -estbamos sentados en

    la barra y nos comunicbamos a travs del espejo

    frente a nosotros. Lo excepcional era esa sensacin

    de familiaridad que l irradiaba.

    -Es algo sencillo, necesito tu ayuda y s que no

    te puedes resistir,no es difcil lo que te pedir pero

    antes tienes que acompaarme.

    En mi imaginacin me vi contestndole que no,

    pero me atrap y como un autmata me levant y lo

    segu hasta su auto; el aroma a nuevo que despedan

    los asientos era sumamente inquietante, tambin la

    alfombra estaba extremadamente limpia, tanto esme

    ro. La pltica se reanudaba y se detena constante

    mente, en algn momento inquiri mi nombre y yo

    lo recit como un nio de seis aos; me pregunt

    cosas generales, era como estar en el consultorio de

    un dentista, l haca una pregunta lacnica y yo res

    ponda de igual manera, hoy presiento que el viaje

    dur lo mismo que el interrogatorio. Nunca descen

    dimos del auto, en algn momento me dio un bote

    lln y en un tono casi demandante me dijo: bebe ...

    de ah en ms no recuerdo nada; la consistencia del

    lquido que inger an la percibo con claridad, era

    espesa y fra;el estmago seme revolviy pens que

    iba a devolver pero no fue as; hubo otras preguntas,

    algunos cuchicheos que no logr distinguir, eso lo

    recuerdo entre destellos de luz y jalones que se pro

    vocaban al frenar en cada esquina. Tengo presente

    bajar del auto y repetir esuna promesa, lo entiendo

    todo . Esta sensacin de firmeza me duele. No vol-

    62

    ver a ver a Pedro aunque haya prometido algo, si

    no lo recuerdo, es mejor as.

    5 de octubre

    En las ltimas 72 horas las orejas me han crecido.

    Escucho lo que habla el vecino de enfrente; de pron

    to las paredes se volvieron delgadas. El hambre no

    disminuye. Me incomoda salir a la calle, espero que

    las molestias acaben pronto.

    Ya record mi promesa. Es terrible porque no

    puedo negarle a Pedro mi deber.

    de octubre

    Leel peridico del jueves,una mujermuerta en la no

    ta roja asegura que mi trabajo sali bien, estoy com

    pletamente atrapado. Fue igual que otros das; prime

    ro el hambre urgente, despus l, como leyndome

    los dolores, habl por telfono; al primer timbrazo

    corr desesperado. Pedro, con esa voz tranquila, me

    record la promesa . Me re nerviosamente.

    -No s cmo hacerlo.

    -Sube a la mujer que ms te agrade y llvala al

    hotel la Villa,habitacin 313.

    -Y si sospecha algo?

    No hubo respuesta. Me tall los ojos, nunca haba

    subido a una prostituta a mi auto. Si cumpla, l me

    quitara el estremecimiento.

    Fue fcil convencerla, es el oficio. Se llamaba

    63

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

    31/44

    Esther, la encontr en una de las esquinas del gim

    nasio del centro. Algunos paseantes se percataron

    cuando subi al auto.

    -Ests nervioso? --encendi un cigarro, le ped

    que lo apagara y me observ fijamente; para evadir

    la respuesta le pregunt si alguna vez haba estado

    en la playa.

    -No, pero tengo unos amigos que me invitan

    para el fin de ao -Esther era delgada, las manos se

    le notaban resecas y sucias, de su cabello revuelto

    surga un aroma a humo de cigarro, la cercana hizo

    evidente las grietas en su rostro por lo helado de la

    noche, la imagen de una piedra erosionada de lluvia

    y tiempo bloque mi voluntad. Cuando le ped que

    subiera fue porque se me hizo agradable, los senos

    grandes que vi de lejos estaban en verdad cados por

    la falta de brassier.

    -Qu bueno, si conoces una playa las conociste

    todas, cerveza es lo nico que ves -contest, mien

    tras nos dirigamos al hotel. Cruzamos algunas pala

    bras ms, le dije que un amigo estaba esperndola,

    discutimos sobre el trato original y me disculp, los

    nervios me traicionan, le confes; ella pidi el doble

    del dinero y subimos. AEsther no le sorprenda nada,

    el hotel era elegante para ser uno del centro. Entramos

    en la habitacin. Pedro estaba de pie al lado de la

    ventana y me entreg un botelln oscuro. Mismanos

    temblaron y sal. Escuch murmullos entrecortados,

    unos para preguntar y otros para responder, tambin

    escuch un golpe seco, un forcejeo acompaado de

    ruido gutural, llev mi mano estremecida a la perilla

    pero me detuve, una promesa era una promesa.

    Pedro lo hizo, nadie sospecha.

    Lunes xxxxxx. Eltexto es ilegible

    en el original

    l necesita ms ayuda.

    Hoy mi paranoia es ms fuerte y me advirti que

    la agenda debe seguir tal cual. Me retrasar unos das

    porque la cabeza me traiciona.

    Ral me sigue. Lo supe. Pero no lo voy a delatar.

    Lunes

    xx

    de octubre. Eltexto es ilegible

    en el original

    Adriana me permiti salir temprano porque me veo

    mal, espero que no sospeche nada. Ellasabe que esta

    enfermedad no es gripa. El hambre no se reduce.

    En el closet de mi departamento encontr un

    botelln. Ah estaba en una de las esquinas oscuras,

    no lo toqu, pero ya entrada la noche lo abr y beb,

    beb hasta atragantarme, el sabor dulzn es ms to

    lerante que antes; no quiero saber qu es lo que me

    tomo, es como si fuera el tiempo mismo hecho lqui

    do. Pens que el dolor en el estmago y la espalda

    disminuira con la bebida pero no fue as.

    64

    65

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    Xx. El texto es ilegible en el original

    Fui al bar de siempre con Pedro; en cuanto vi a Adria

    na entrar, le ped que nos cambiramos a la cantina

    de enseguida.

    Martes, octubre

    Creo que alguien estuvo aqu. ..Adriana no esAdriana,

    el nombre de Ral pudo haber sido Carlos, Sandra o

    Alejandro. Todos los nombres escritos aqu son ima

    ginarios. La muerte de Esther nunca sucedi, es el

    sueo de un amigo de un amigo. Mi madre muri

    hace muchos aos y mi padre vive en el norte y hasta

    donde recuerdo, nunca, nunca golpe a mi mam.

    Octubre

    Volval cuarto de Pedro con otra mujer. Como la vez

    pasada, sucedi lo ineludible. Losdetalles son dema

    siado grotescos, tuve que salir a horcajadas. Lamujer,

    al ver a Pedro, presinti algo malo y quiso salir, me

    empuj y alcanz a rasguarme.

    Tiemblo al recordar esas manos tan pulcras; la

    fuerza, la fiereza, no corresponden a la edad que

    Pedro aparenta.

    Ya no duermo.

    66

    Octubre

    Los dolores que senta se esfumaron de pronto. En

    mis rodillas aparecieron unas protuberancias, pero

    no me martirizan. He rejuvenecido.

    Elmilagro sucedi: salgo de la ciudad, no s como

    lo vaya a tomar Pedro.

    No s que suexx xxx xxxxxx. El texto es ilegible en

    el original.

    67

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    Toco el cuchillo que yace bajo el asiento del auto,

    siento su mango de cuero. Me dirijo al centro de la

    ciudad.

    Pens que nada extraordinario me sucedera. La

    vida la divido en situaciones amorosas y no amoro

    sas. Nunca tuve primas que se me insinuaran como

    a Julio y sus parientes de Estados Unidos, que hasta

    se baaban con l. Tampoco tuve amiguitas en la

    primaria que les gustara jugar conmigo, ni compa

    eras en la secundaria que quisieran ser mis novias;

    mis amigos contaban historias en reuniones donde

    comamos pizza y bebamos refrescos. Letoqu los

    senos a Patricia. A Nadia la bes en la boca. Ral

    -me decan-, si quieres que una mujer se caliente

    le tienes que besar con insistencia el cuello. Yo me

    animaba con esas plticas y les preguntaba por lo

    terso de los senos y contra qu los poda comparar.

    Unos comentaban que eran como palpar globos

    llenos de agua tibia, otros no saban cmo describir

    la sensacin, todos en el grupo haban tocado o

    68

    besado a una de nuestras amigas

    y

    me trataban como

    un discpulo.

    En la preparatoria me fue mejor, entonces com

    prend que los senos no se sienten como globos ni

    nada por el estilo, aun as los amoros fueron pocos.

    Debo agregar que no practicaba ningn deporte

    porque a mi madre no le gustaba que faltara a las

    clases por asistir a concursos o competencias,

    porque

    lo ms importante es el estudio me deca. Mientras

    mis amigos jugaban basquetbol o futbol, yo me inte

    res por los videojuegos y los libros y las pelculas

    de terror. Mivida ha pasado lenta, aburrida y conven

    cional, mientras que mis amigos me hablaban desde

    bares, yo me dedicaba a jugar y a leer revistas de vi

    deojuegos. Las pelculas de espanto me complacen

    desde entonces, no hay nada como sentir la adrena

    lina al imaginar si son reales los fantasmas o los ase

    sinos inmortales, torcidos y arrugados que acechan

    y matan por matar o por venganzas milenarias. Tie

    nes que huir. La energa de mi vida la he tratado de

    aumentar con el terror.

    El esposo de mi ta, antes de que se divorciara,

    me dio un libro del que slo recuerdo el principio:

    la sorpresa de unos hombres al llegar a un pueblo

    donde la gente ha desaparecido, sobre las mesas los

    platos estn servidos y hay autos con las puertas

    abiertas a media calle. Despus, el libro se volviuna

    pelcula... ahora parece que yo la protagonizo.

    Conoc a Beatriz en una tienda de discos, estaba

    frente a m e iba a comprar lo mismo que yo, le pre-

    69

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    gunt si le interesaba la msica electrnica y ella

    contest que no; esun regalopara un amigo, lafies-

    ta es hoy por la noche. Me invit. Las parejas se co

    nocen como todas, por incidentes o coincidencias.

    Un da te levantas con reuma en la pierna, a media

    maana sales del trabajo a comprar un analgsico al

    centro comercial ms cercano y decides entrar a la

    tienda de discos; ah conoces a la que en ese momen

    to no sabes que ser tu esposa. Nos hicimos novios

    y despus de un ao y medio nos casamos. AVolga,

    la perra, la compramos porque una vecina nos la

    ofreci de su camada ms reciente. El padre de Bea

    triz es mdico cirujano y su madre trabaja en el go

    bierno, como encargada de una oficina de difusin

    cultural. Me quieren.

    Nocesan las llamadasde mis amigosdesde los ba

    res y, ha diferencia de aos pasados, los acompao

    con mi esposa, quien a todos agrada. Qu hara si

    un da me despertara y supiera que es mentira?Que

    Beatriz se acuesta con uno de mis mejores amigos?

    Loscuervos me hacen sentir observado en las maa

    nas, como si me amenazaran. Hojee los peridicos

    en busca de alguna seal, mi sabidura flmica no es

    de gran ayuda. En una nota, una mujer ahog a su

    hijo de ocho meses de edad porque no paraba de

    llorar; en otra, se encontr el cuerpo de un hombre

    ejecutado en los suburbios, y en otra ms, dos mu

    jeres se suicidaron sin relacin entre ellas.

    70

    Estanoche evoco la historia de mi ta. ramos ni

    os cuando mi primo me cont el porqu del divor

    cio de sus padres. Toco el mango del cuchilloy revi

    vo aquel descubrimiento...ignoro con precisin a qu

    sitio voy, s que es arriesgado no tener ningn tipo

    de ruta, las calles de la ciudad guardan su peculiar

    historia; si uno observa las primeras fotografas de

    esta rea puede constatarse que era elviejo oeste, los

    bares que hoy se sostienen en la calle principal del

    centro fueron antes construidos conmadera, anuncios

    de saloon pendan en algunas de aquellas estructuras

    que ahora slo pueden verse en color sepia.

    Qu pasara si reconociera a Pedro entre las

    sombras de los rboles viejos y los edificios oscuros

    de la zona roja tomando a una prostituta? Pedro con

    sigue mujeres que nadie extraa y no s si mi idea

    es clara, nadie toma en cuenta a las prostitutas?

    71

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    Juan Carlos me apunta con la pistola de mi padre,

    tenamos diez aos. Veocon claridad sumiraday esta

    noche la reconozco en m. Estacionado en una calle

    del centro, el parabrisas refleja las letrasoy

    L

    de

    HO-

    TEL; una flecha mal pintada indica la entrada. Como

    laotra vez que vine, desconozco qu har si encuen

    tro a Pedro, cmo es un vampiro?

    Convertido en el prisionero de mi primo, en ese

    instante fui su confesor y me relat la vez que su

    pap lleg tarde.

    -Slo lo suficiente para que mam se pusiera

    nerviosa -amartill el revlver-. Mi pap entr

    oliendo a cerveza y comenzaron a gritarse. A partir

    de esa noche mi mam se esforzaba en las cenas a

    tal grado que se olvid de Mayra y de m, haca de

    comer nada ms para l.

    La situacin no se compuso a pesar de las me

    riendas y otras cosas que su madre hizo, como vestir

    ropa ms holgada y utilizar menos maquillaje, ya no

    se perfumaba cuando iba al trabajo. Ellatena 33aos.

    72

    Cuando uno es nio todos parecen adultos; el futuro

    se ve distante. Yo daba juicios comenzando con la

    frase: Cuando sea grande... , pero nunca sientes que

    te ests volviendo viejo, porque despus de la pri

    maria los estudios siguen y luego el trabajo y recibes

    semanalmente correo basura: catlogos de artefactos

    que nunca comprars, como cuchillos de cocina que

    atraviesan zapatos o latas de cerveza sin perder filo,

    y ofertas de viajesa Pars o Hawai que sabes que an

    estn muy lejos de tu presupuesto, y cuando miras

    hacia atrs, ya ests casado, viendo caricaturas y co

    miendo el mismo cereal que comas de nio, la dife

    rencia es que ahora t lo compras.

    Laspeleas continuaron en la casa de Juan Carlos,

    al final fue peor porque todo suceda a puerta cerra

    da en la recmara de los padres: se escuchaban gol

    pes sordos de cosas lanzadas contra la pared.

    -Las amantes son malas, al menos eso dicen

    mis amigos -parpade Juan Carlos y los ojos se le

    pusieron vidriosos. l saba que las rias de ese tipo

    terminaban en divorcios. Aquel viernes terrible,

    cuando mi to se ira de casa,Juan Carlos intuy que

    eso no era lo peor. Esa noche vio cmo su madre le

    pona un cuchillo en la garganta a su esposo. Enton

    ces mi primo entendi la falta de maquillaje y per

    fume antes de salir al trabajo, la urgencia de retener

    lo a como diera lugar. Las mujeres tambin podan

    tener amantes.

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    A

  • 7/26/2019 SilvaM - Cuervos

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    d de su hija y se le humedecieron los ojos. Un pe

    queo reloj delineaba con su tac-tac el curso del da:

    en aproximadamente 40 minutos llegara su esposo.

    Volvi a tomar el sobre con desconfianza. Afuera

    pasaban los autos. En la distancia, los pjaros canta

    ron sobre los rboles desnudos.

    Querida seora

    Yos quin es el responsable del asesinato de su

    hija. He convivido con l hace semanas y me cuenta

    cosas increbles.

    Alprincipio no acept loque me deca,pero cra-

    me cuando le digoque esteser ha caminado la tierra

    por ms de 100 aos. Los actos, las actividades que

    nos definen, como l dice, con el tiempo se deben

    admitir. Piense, por ejemplo, en un familiar cercano

    que queda paraltico, uno se imagina la tortura que

    significa tener parte del cuerpo inmovilizado para

    siempre... la locurapodra rondar. Perofalta vivirlo

    para comprender que escuestin de aceptar la situa-

    cin y hacer loposiblepor sobrevivir.

    A finales del siglo

    XIX

    China sufri una de las

    hambrunas ms trgicas que la humanidad haya

    visto; el vampiro me cont esto como si l hubiera

    estadoah.Mecont cmo losniosfueron asesinados

    para ser comidos; en las carniceras poda uno com-

    prar lo que fuera, as, tal como se oye,

    lo que fuera.

    En los aparadores colgaban pequeos cuerpos muti-

    lados, carsimosy necesarios... Seora, si leconfesara

    76

    i l

    1

    que me rehus ayudarle a esta criatura quiz no me

    locreera. En aquel tiempo, el tiempo en China, estu-

    voalimentndose deperros y de otrosanimales. jura

    que nosucumbi a lacarne humana. Peroyo lodudo

    porque estono empez conmigo.

    Lo que l necesita es sangre, un poco de sangre,

    y estofue lo que me llev a conseguirle carne hu-

    mana.

    Usualmente cuando llega a una nueva ciudad,

    para no levantar sospechas,alguien loauxilia en sus

    actividades. El da que conoci a su hija no lopudo

    resistir.Aquella noche del sbado ella se detuvofren-

    te al bar, l lepregunt su nombre tal como lo hizo

    conmigo y ella contest tranquilamente, igual que lo

    hiceyo; eso es algo que sigue perfeccionando con el

    tiempo;puede ser muy persuasivo y sus encantos los

    utiliza para lograr loque quiere.

    Delia loacompa a su autoporqu las lopidi,

    La chica subi alpequeo departamento. Creo que

    ellasaba en manos de quin estaba, sospechoesopor

    mipropia experiencia. Yome encontraba en la rec-

    mara y cuando ella me vio nospregunt qu le iba a

    suceder. Cmo ignorar elfulgor en el rostro de su

    asesino. lse lo explic. En ese instante pens que si

    Delia luchaba por su vidayo la ayudara. Su hija me

    observy encendi un cigarro, usted saba que fu-

    maba?Al terminar nos dijo que estaba listay l se lo

    agradeci, le requiri que se desvistiera y recostara

    en elsuelo, obedecicomo alprincipio, sus ojosse va-

    ciaron. La mordi, la mordi innumerables vecesy

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    y se cerraban una y otra vez, hasta que perdieron

    fuerza. Sal de ah sintiendo asco. Los sorbos que es-

    cuchaba a mis espaldas eran repulsivos. Estoy seguro

    de que su hija no sufri.

    V

    Lamam de Delia ley y volvi a leer aquella cosa;

    la seguira leyendo hasta que su esposo atravesara el

    umbral de la puerta. Guardara en su mente esas p

    ginas palabra por palabra. Sevolvera pequea como

    una letra, como aquel grito ahogado que su hija no

    logr emitir. El reloj marcaba la hora y envolva con

    su tac-tac la casa.

    No s por qu decid que el centro era el rea para

    un inextricable encuentro con Pedro.

    Me detengo para elegir las palabras necesarias

    que definan mi situacin. Hoy escribo las nicas p

    ginas de aquellas noches, pginas pobladas de man

    chones y letras temblorosas por mi embriaguez.

    Despus de que la prostituta se perdi, los ojos

    se me cerraron. Una ruidosa discusin entre un hom

    bre y una mujer me despert, la escena ocurra a

    pocos metros de m. Me apropi nerviosamente del

    cuchillo bajo el asiento, era inevitable caminar hasta

    aquel hombre y asustarlo. Mismanos estaban ansio

    sas. El forcejeo que presenciaba tena un fin, subir a

    la mujer a un automvil. La muchacha opona una

    resistencia intil contra la sujecin del tipo, por qu

    nadie sala a su rescate con semejantes gritos?Respi

    r profundo, llev mi mano a la puerta del auto y un

    hormigueo me recorri, de pronto el hombre se per

    cat de mi presencia y me sonri, fue como si pre

    sumiera la fuerza que emanaba de l, sent el vaco

    78

    79

    onrico de caer en el infinito. Ese fue el principio para

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    comenzar a llorar, una lgrima le sigui a otra, en

    aquellos ojos reconoc que algo similar haba pasado

    antes: mucho tiempo atrs alguien lo quiso detener

    y fue imposible.

    El hombre subi a su auto con la mujer aun for

    cejeando y escap. El sonido del motor fue devorado

    por los viejos muros, por los rboles ralos y el pavi

    mento hacia algn lugar inimaginable; allpor donde

    pasaba aquel ruido, la ciudad empequeeca.

    Cuando regres la fuerza a mis manos, manej a

    casa.

    Alllegar, Beatriz me esperaba en la puerta principal,

    Volgadorma a su lado. Mi esposa permaneca seria,

    pero me preocupaba ms lo que yo haba vivido.Me

    serv whisky y comenc a escribir cada cosa como la

    recuerdo; el sentimiento de ahogarme en lgrimas,

    la msica de los bares a la distancia, risas dispersas

    como relmpagos arrastrados por el aire, las sirenas

    de las patrullas perdidas en otros sitios ignorndome,

    la calle solitaria como si la gente supiera que algo

    horroroso sucedera o estaba sucediendo; cada deta

    lle fue necesario y todo lo vaci ah. Entrada la ma

    drugada sub a mi habitacin, Beatriz no dorma.

    -Qu sucede? -la pregunta me surgi que

    brada.

    -Cuando te fuiste encend la televisin, es lo

    nico que me calma -haca un esfuerzo por mante-

    nerse tranquila, ah sentada entre las sbanas oscu

    recidas me comenz a platicar una historia.

    -Tena ocho aos, mi padre recibi una llamada

    de mi abuela, me imagino que era una llamada im

    portante porque de pronto guard silencio, me pidi

    que dejara de hacer ruido y lo observ, era como si

    su mam estuviera frente a l.

    Quizs lo que te cuente no tenga sentido pero

    escucha: mi pap vino a esta ciudad porque era fcil

    encontrar trabajo. Vivi slo hasta los 18 aos y aho

    rrar dinero era su prioridad, eso lo aprendi de mi

    abuelo, que muri cuando mi padre cursaba la pre

    paratoria. Coma dos veces al da y de vez en cuando

    iba a una de las fondas ms sucias y baratas de la

    colonia; todava, cuando era nia, al pasar por esa

    rea deca ah es donde conoc a tu mam , entonces

    nos reamos; era mentira, ellos se conocieron en los

    pasillos de la universidad. Mipadre fumaba y cuando

    mi abuelo muri hizo cuentas de los gastos que el

    cigarro le produca anualmente y lo dej de inmedia

    to, comprob con gran fascinacin que ese dinero

    sera para su luna de miel cinco aos ms tarde. Al

    guna vez yo coment que me gustaba el olor del

    tabaco

    y

    l sentenci que con eso no se bromeaba.

    A tu familia siempre la vez igual, sin ningn

    cambio. Tu padre siempre es tu padre y no te imagi

    nas que alguna vez tuvo siete aos, son tan adultos

    hasta que te percatas de que las canas no siempre

    han estado ah entre su cabello negro y firme.

    -El to Rodrigo muri de un infarto -nos dijo.

    8

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    -Era el mayor de todos, verda.d?-mi mam

    quiso consolarlo.

    -Cuando empiezan a morirse, significa que

    pronto te tocar a ti -yo estaba muy pequea para

    entender la frase y desde aquel to nadie de su fami

    lia cercana ha muerto.

    Nos abrazamos y sent su tristeza confundirse con

    la ma.

    82

    VI

    Es la tercera vez que Adriana recibe un correo elec

    trnico de Rogelio, pero como ella no se deja con

    vencer, simplemente lo elimina. Le parece estpido

    que su ex novio no acepte lo inevitable. Fueron como

    dos trenes corriendo en paralelas, pero slo por un

    instante. Adriana lo entiende bien.

    Cuando tena nueve aos, su madre le inform

    que su primita Blanca haba cado en coma; ella so

    lamente pens, qu estara haciendo para haber

    sufrido tal desgracia? Su madre, al verla impvida,

    trat de darle detalles: haba cado de cabeza, despus

    la encontraron convulsionndose. Adriana murmur

    algo parecido a pobre primita y as termin la in

    sistencia amarillista de lamadre. Asu edad distingua

    entre ser descuidada y ser estpida.

    Hace algunos das Rosa le haba hablado para

    pedirle un favor, antes de que dijera de qu se trata

    ba, ella ya tena su respuesta. Sinti un silencio de

    agua quieta muy largo por el telfono, pero no quiso

    saber ms de lo necesario y, como siempre, decidieron

    83

    hacer una cita. La conversacin se interrumpi con

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    un nos vemos pronto y Rosa colg con angustia.

    Desde que suprimi el caf y toma pastillas la

    vida se aliger de nuevo. La rutina es la misma, co

    locarse los guantes de piel que su madre le regal

    hace unas semanas, verificar la puerta antes de salir

    de casa, revisar sus correos electrnicos y evitar que

    nadie entre en su pequeo crculo; en pocas palabras,

    todo esto era un descanso. Por un momento dese

    ir al bar donde se top con aquel hombre coqueto,

    pero la idea la descart al acordarse de los suenos

    inquietantes que la han despertado temblorosa.

    Slo pequeas cosas le molestan: sentir que al

    guien la sigue cuando se dirige a casa y contestar el

    telfono sin que atiendan del otro lado.

    Un sueo la altera, se trata del hombre del bar

    que se aproxima y Adriana se opone. No slo el

    ambiente es inquietante, la msica parece transcurrir

    a una revolucin ms lenta, el humo es tan denso

    que lo siente chocar contra el rostro y los brazos, se

    distinguen los olores, la emanacin a sudor rancio y

    a licor, incluso distingue el repugnante aliento de

    aquel tipo. Ella siente que no controla la siracn,

    busca la salida y cuando llega a la puerta el hombre

    est ah, nicamente es su sombra y destaca un ob

    jeto en forma de signo de admiracin que brilla en

    su mano. Ad.rianadespierta a punto de llorar y en

    ninguna de las veces recuerda qu era ese cuerpo.

    84

    -Es sangre? -Beatriz murmura mientras se inclina

    y verifica las pequeas gotas que hay en la cochera.

    Llama a Volga pero la perra no acude. Sigue con la

    vista aquellas manchas que dan vuelta en la esquina

    de la casa, al patio trasero. Vuelve a llamar a Valga.

    Slo escucha una msica mal sintonizada que viene

    de los campos de algodn de atrs. Observa el por

    tn principal bien cerrado, no hay manera de que

    su perra pudiera salir.

    O alguien entrar

    el pensa

    miento la hace respirar profundo. El cuello se le

    tensa y se encierra en la casa. Llama a Ral

    y

    la con

    testadora entra de inmediato.

    No se haba percatado de que su perra no ladra

    ba desde haca una hora. Todo est demasiado quie

    to excepto por esa msica fantasmal; recuerda enton

    ces por qu haba aceptado a Valga: estar sola en

    casa no le agrada, la perra siempre le hace compaa

    y ladra al primer extrao que se acerca al barandal.

    Se asoma por las ventanas y reconoce otras gotas

    rojas que llegan a uno de los altos muros. Toma el

    85

    telfono para llamar a sumam y cuelga de inmedia pelea, mientras ella reprochaba que slo haba sido

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    to, no quiere alarmar a nadie.

    Cuando Beatriz viva con sus paps, tena un pastor

    alemn llamado Elvis;en alguna ocasin, por descui

    do de su padre, el perro sali de casa y al ver que

    no volva lo dieron por perdido. Beatriz no entendi

    por qu su pap no sali a buscarlo y por un mo

    mento lo culp. Dos das despus Elvisapareci con

    una herida en la pata izquierda, todos concluyeron

    que se haba peleado con otro perro y nadie le dio

    importancia. Laherida se infect y tuvieron que lle

    varlo alveterinario, fueron necesarias varias semanas

    de cuidados para que pudiera sanar, de levantarse en

    la madrugada para darle los medicamentos corres

    pondientes y de mantenerlo vigilado para que no se

    hiciera dao. En alguna ocasin la vecina fue a visi

    tarlosy se acongoj de ver al perro cojeando, lamam

    de Beatriz dijo que ya estaba mejor y que era muy

    bueno tener al valiente Elvis porque las mascotas

    absorben los males que sus amos puedan sufrir.

    Por qu no contesta Ral el telfono? El temor se

    confunde con paranoia. Beatriz vuelve a verificar que

    la puerta est con llave y marca de nuevo a Ral,

    necesita advertirle que esto es culpa suya, despus

    de la historia terrible del centro, l se haba dedicado

    a buscar en los peridicos algn indicio de aquella

    86

    testigo de una ria de pareja. Ahora est convencida

    de que l no miente y en los peridicos nada de eso

    aparecer. La grabadora volvi a entrar y deja un

    escueto mensaje sobre Volga. Ysi tambin le pas

    algo a su esposo? Decide llamar a la polica. Levanta

    el auricular y espera de nuevo el tono pero ste nun

    ca llega. Pronto oscurecer y los nervios la destrozan.

    Busca el celular y, ya decidida a hablar con la polica,

    el telfono suena.

    -Qu pas con Volga?-pregunta Ral.

    -Es tu culpa -Beatriz solloza y la esttica ensu-

    cia por unos segundos de la conversacin.

    -Me puedes decir qu le pas a Volga?-Ral

    aparenta tranquilidad.

    -No est, sencillamente no est-de nuevo ese

    chasquido de esttica.

    -Adriana no vino a la oficina y tengo que aten

    der muchas juntas, la busqu en su celular y no la

    encuentro; en cuanto me desocupe me voy a la casa,

    no abras la puerta.

    -Necesito que vengas ahora, algo le pas a Vol

    ga y la lnea del telfono est inservible -hubo una

    pausa larga.

    87

    nunca, es probable que debido al viaje de Hctor el

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    Ral se siente incompetente con tanto trabajo; Adria

    na no se present. Lahora de salida es a las 5:00de

    la tarde; si se tranquilizan los dientes podr salir en

    una hora ms, Piensa en su mujer y va a llamarle

    cuando su telfono suena de nuevo ... un diente ne

    cesita ayuda, en cuanto termine con l, le hablo.

    Ral vuelve a marcar a su jefa y no hay respues

    ta; en todos los aos que ha trabajado con ella,

    Adriana ha faltado muy pocas veces y eso slo fsi

    camente porque el telfono no deja de sonar espe

    rando actualizaciones continuas, es ms cansado

    cuando ella no se encuentra.

    Llam Hctor de Mississippi, cuando Ral le in

    form que la jefa no se haba presentado colg sin

    despedirse. Ralno tuvooportunidad de platicar con

    l, est convencido de la existencia del vampiro y

    quiere saber ms, de dnde viene, qu es lo que hace

    y sobre todo cmo son sus ojos, eso no lo olvidar

    88

    vampiro haya necesitado hacer las cosas por smismo

    y sin la cautela necesaria. Ysi Beatriz est en loco

    rrecto? Ysi solamente se trat de una simple ria de

    pareja?

    89

    IX

    INDICE

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    Durante la noche se form una esculida capa de

    hielo sobre los autos, ms all del campo de algodn

    se oa msica; discutimos sobre la desaparicin de

    Volga. Ahora el cielo amaneci despejado; hoy co

    menzar la bsqueda.

    Los cuervos siguen en la ventana, en los surcos

    arenosos el sol descubre una ligera niebla, son las

    siete de lamaana; Beatriz duerme y la dejo descan

    sar; toda la noche se agit. En los campos secos el

    sol construye un muro rojizo. La calefaccin se en

    ciende.

    Evoco el viaje al centro y sonro agriamente. De

    ber comprar ajos para colgarlos en las puertas? En

    el patio brilla un juguete rodo por Volga.A nadie le

    duele la prdida ajena, hay un lamento que se queda

    mudo. Alguien me tendr que explicar. Mientras cie

    rro de nuevo las cortinas, me pregunto qu se habr

    festejado anoche. Loscuervos me miran y yo pienso

    en mi perra.

    Maana llega Hctor.

    9

    Antes .

    Luego

    9

    9