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Decentralized Service Delivery for the Poor 49 SERVICIOS DE SALUD PARA LOS POBRES EN UN CONTEXTO DESCENTRALIZADO: EL CASO MEXICANO Armando Arredondo, Carlos Hernández, y Carolina Álvarez Las pasadas y recientes reformas en servicios de salud dirigidos a la población más marginada de México, bajo la estrategia de la descentralización en salud, entre otras, han planteado abordar cambios para llegar a una mayor equidad, mayor acceso, mayor cobertura y más recientemente, lograr mayor protección financiera para que los usuarios no incurran en gastos catastróficos al presentar daños a su salud. Estas estrategias, son parte del Plan Nacional de Desarrollo y del Programa Nacional de Salud, con un eje conductor en materia de justicia social para contribuir desde el sector salud, a la reducción de la pobreza y la desigualdad a través de una mayor protección social en salud. El efecto de estas estrategias es analizado en este documento con resultados de impacto positivo y resultados de impacto negativo. Entre los resultados de impacto positivo podemos mencionar los siguientes: En algunos estados la descentralización ha generado ganancias importantes en los índices de corresponsabilidad financiera y de mayor corresponsabilidad en la producción y participación en salud A partir de la descentralización se han registrado importantes incrementos en los montos del financiamiento en salud y cambios de mayor efectividad en los mecanismos de coordinación entre los niveles de gobierno en salud en la mayoría de los estados del país, estos cambios también han coincidido con ganancia positiva en algunos indicadores sociales y particularmente con mejora en los niveles de la mortalidad infantil, mortalidad materna y morbilidad por enfermedades crónicas e infecciosas En materia de equidad existe una nueva formula de asignación de recursos donde además el nivel estatal ha jugado un rol protagónico en su revisión, ajustes y aplicación para las adecuaciones sobre los recursos asignados y sobre el modelo de atención a la salud que cada estado adopta en función de sus necesidades La implementación de programas prioritarios de salud dirigidos a los grupos más vulnerables (Seguro Popular, IMSSOportunidades, Arranque Parejo por la Vida, etc.) han contribuido de manera muy importante para garantizar mayor protección financiera, mayor acceso y mayor cobertura de las familias marginadas La estrategia de protección financiera en salud en algunos estados ha evitado gastos catastróficos en salud y por consecuente el mayor empobrecimiento de las familias más vulnerables

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SERVICIOS DE SALUD PARA LOS POBRES EN UN CONTEXTO DESCENTRALIZADO: 

EL CASO MEXICANO 

Armando Arredondo, Carlos Hernández, y Carolina Álvarez 

Las pasadas y recientes reformas en servicios de salud dirigidos a  la población más marginada de México, bajo  la estrategia de  la descentralización en  salud, entre otras,   han planteado abordar cambios para llegar a una mayor equidad, mayor acceso, mayor cobertura y más recientemente,  lograr mayor protección  financiera para que  los usuarios no  incurran en gastos catastróficos   al presentar daños a su salud.   Estas estrategias, son parte del Plan Nacional de Desarrollo y del Programa Nacional de Salud, con un eje conductor  en materia de  justicia  social  para  contribuir  desde  el  sector  salud,  a  la  reducción  de  la  pobreza  y  la desigualdad a través de una mayor protección social en salud.  El efecto de estas estrategias  es analizado en este documento con resultados de impacto positivo y resultados de impacto negativo.  Entre los resultados de impacto positivo podemos mencionar los siguientes:  

• En  algunos  estados  la descentralización  ha  generado  ganancias  importantes  en  los índices  de  corresponsabilidad  financiera  y  de  mayor  corresponsabilidad  en  la producción y participación en salud 

• A  partir  de  la  descentralización  se  han  registrado  importantes  incrementos  en  los montos  del  financiamiento  en  salud  y  cambios  de  mayor  efectividad  en  los mecanismos de coordinación entre los niveles de gobierno en salud en la mayoría de los estados del país, estos cambios también han coincidido con ganancia positiva en algunos  indicadores  sociales  y  particularmente  con  mejora  en  los  niveles  de  la mortalidad  infantil, mortalidad materna y morbilidad por  enfermedades  crónicas  e infecciosas 

• En materia de  equidad  existe una nueva  formula de  asignación de  recursos donde además  el  nivel  estatal  ha  jugado  un  rol  protagónico  en  su  revisión,  ajustes  y aplicación para  las adecuaciones sobre  los  recursos asignados y sobre el modelo de atención a la salud que cada estado adopta en función de sus necesidades 

• La  implementación de programas prioritarios de  salud dirigidos  a  los  grupos más vulnerables (Seguro Popular, IMSS‐Oportunidades, Arranque Parejo por la Vida, etc.) han contribuido de manera muy importante para garantizar mayor protección financiera, mayor acceso y mayor cobertura de las familias marginadas 

• La estrategia de protección financiera en salud en algunos estados ha evitado gastos catastróficos  en  salud y por  consecuente  el mayor  empobrecimiento de  las  familias más vulnerables 

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• Existen evidencias de mejoría en indicadores del desempeño del sistema de salud que coinciden con  la  implementación de  los cambios señalados; el Seguro Popular es una estrategia de  financiamiento  con un principio muy  sólido de  equidad, por primera vez  el  financiamiento  sigue al usuario  si  se  cambia de un  estado a otro,  esto  es de particular  relevancia en un país donde  la migración  interna de  la población que no pertenece a la economía formal es tan alta.  

Resultados de impacto negativo.  

• Alto  grado  de  dificultad  en  generar  una  efectividad mas  o menos  homogénea  en todos  los estados al  implementar reformas y programas de salud dirigidas a grupos vulnerables 

• Existe  confusión  entre  los  diferentes  niveles  de  gobierno  al  momento  de operacionalizar  los  cambios  tanto  en  financiamiento  como  en  la  producción  de servicios de salud, el nivel municipal manifiesta que el nivel estatal se ha convertido en  el nivel  central,  el nivel  estatal manifiesta que  en  varios programas de  salud  el nivel federal sigue centralizando todo el poder y el nivel federal manifiesta dificultad en  los  acuerdos,  compromisos  y  corresponsabilidad  entre  los  niveles  de  gobierno, particularmente  en  los  recientes  cambios  para  incorporar  IMSS‐Oportunidades  al Seguro Popular.   

• La rendición de cuentas en el nivel federal aunque no está ausente se mantiene con un carácter  triunfalista, mientras que  en  los  estados y municipios  aún  está  ausente un sistema de rendición de cuentas y de transparencia en la asignación de recursos.  

• Aún no  está  claro  el peso  relativo de  los  cambios  en  el  sistema de  salud  sobre  las ganancias en los indicadores de impacto en salud a partir de la descentralización. 

• Los  principales  programas  prioritarios  de  salud  dirigidos  a  grupos  vulnerables operan  con  un manejo  centralizado  del  nivel  federal  con  efectos muy  negativos  y confusos  sobre  las  ganancias  que  se  habían  generado  en  la  descentralización  del poder  y  con  efectos  también  negativos  en  los  mecanismos  de  coordinación  y complementariedad de tales programas. 

• Los conflictos entre los partidos políticos en el poder de los gobiernos federal y estatal se refleja en bajos niveles de gobernabilidad y dificultad en la conducción efectiva de los programas prioritarios y de otras estrategias de reforma.  

Esto último ha generado escasos avances en la democratización de la salud con altos grados de confusión en las reglas y los roles con que operan los diferentes actores del sistema de  salud; Existen  evidencias de  que  a pesar de  las  ganancias  en protección  financiera,  en algunos  estados  los usuarios de menor  ingreso  familiar  son  los que    incurren  en mayores gastos catastróficos en  salud; Las medidas para avanzar en  la equidad en  la asignación de recursos para población no asegurada no han sido suficientes, continúan los altos índices de inequidad, particularmente en los estados de mayor marginación. 

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I. INTRODUCCIÓN

Este documento presenta un análisis del rol que han tenido los servicios públicos de salud dirigidos a población no asegurada en el contexto de las reformas actuales del sistema de salud y particularmente a partir de la descentralización de la salud en México.  La primera sección  plantea  de manera  precisa  las  principales  preguntas  a  responder  y  objetivos  del análisis.   La segunda sección  incluye una descripción del universo de análisis, así como  los criterios de  selección  y  estados  seleccionados  como población de  estudio.    Se detallan  los principales procedimientos metodológicos que permitieron la revisión de documentos sobre información  cualitativa  y  cuantitativa,  la  selección  de  fuentes  de  información  de  datos secundarios y el desarrollo de entrevistas a directivos clave del sector salud en  los estados.  También se mencionan en esta sección los indicadores sociales, de salud y de financiamiento seleccionados para su análisis en los 6 estados bajo estudio. 

En  la  tercera  sección  se  resaltan  los principales,  iniciando por el análisis del  rol del gobierno  en  el  origen,  cambios,  evolución,  principales  estrategias  de  reforma  en  los  años recientes en  los  servicios públicos de  salud,  resaltando programas de  salud dirigidos a  los más marginados.  Se incluye un análisis descriptivo de los principales  cambios y tendencias que en materia de políticas, programas y estrategias de reforma  ha experimentado el sistema de salud desde la década de los 80s hasta la reciente propuesta de reforma del Plan Nacional de Salud 2001‐2006.  Énfasis especial se hace a l análisis de la estrategia de descentralización de  la salud y a  los efectos de esta estrategia en posibles cambios en  las relaciones entre  los niveles de gobierno federal/estatal/municipal y de autoridades de salud.  

La  cuarta  sección,  plantea  las  características  distintivas  de  dos  de  los  programas prioritarios de salud dirigidos a combatir  la desigualdad y a  la reducción de  la pobreza:   el Seguro Popular de Salud y el IMSS‐Oportunidades.   Para cada uno de estos programas se hace un  análisis  descriptivo  y  resumido  de  sus  antecedentes,  objetivos  y  metas,    estructura organizacional, estructura financiera,  modelo de atención y oferta de servicios, beneficiarios y  principales  resultados  al  2005.    Esta  sección  se  cierra  con  un  análisis  comparativo  de diferentes indicadores de estos programas de salud.  

La quinta sección,    incluye el análisis de  los resultados de  los cambios,  tendencias y evidencias  de  los  principales  indicadores  seleccionados  antes  y  después  de  la descentralización tomando como año de corte 1995.   Indicadores sociales: gasto en salud para población no asegurada, tasa de escolaridad, población económicamente activa,  ingreso per cápita,  agua  potable,  drenaje;  Indicadores  de  financiamiento  en  salud:  tendencias  del financiamiento en salud (por tipo de fuente federal, estatal, municipal y hogares), tendencias del gasto en salud por objeto de gasto (atención preventiva, atención curativa, administración y  gestión  );  Indicadores  de  impacto  en  salud:  mortalidad  infantil,  mortalidad  materna, morbilidad por diabetes, morbilidad por infecciones respiratorias; Indicadores de desempeño del sistema de salud:  cobertura, equidad y eficiencia. 

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La  última  sección  incluye  la  discusión  y  conclusiones  sobre  los  efectos  de  la descentralización  en  las  relaciones  intergubernamentales  y  en  las  tendencias  del  gasto  e indicadores  de  salud  para  población    no  asegurada;  Efectos  de  la  descentralización  en  la identificación de necesidades de salud, asignación de recursos y en la introducción de nuevas modalidades  de  proveer  servicios  a  nivel  local;  Efectos  del  entorno  político  y  la gobernabilidad  en  las  decisiones  y  resultados  en  salud  a  nivel  estatal;  Efectos  del  Seguro Popular  y  el  IMSS‐Oportunidades  en  la  reducción  de  la  pobreza  y  en  la  disponibilidad  y distribución de los recursos para salud a nivel estatal y como afecta la distribución entre los estados.    Finalmente  para  todos  los  indicadores  analizados  a  manera  de  fortalezas  y debilidades  se  plantean  los  principales  efectos  de  impacto  positivo  y  efectos  de  impacto negativo.  

II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y OBJETIVOS

En  los  últimos  20  años  el  sistema  de  salud  en México  ha  sido  objeto  de  varios proyectos de reforma tanto en la manera de producir y ofertar los servicios de salud como en la manera de financiarlos y distribuirlos en la población.  Partiendo de principios de equidad, protección  financiera,  eficiencia,  accesibilidad,  efectividad  y  calidad de  la  atención, dichas reformas  han  consolidado  la  diversificación  de  opciones  de  servicios  de  salud  en  tres subsistemas: el subsistema de servicios de salud para población asegurada (servicios públicos para población de la economía formal), el subsistema para población no asegurada (servicios públicos  para  población  fuera  de  la  economía  formal  y  con  los  mayores  índices  de marginación) y el subsistema para población con poder de compra (sector privado). 

El segundo subsistema, es decir el de los servicios públicos de salud dirigidos a los no asegurados,  y  particularmente  los  programas  prioritarios  a  los  grupos  de  mayor marginación,  son  justamente  el  objeto de  análisis de  análisis de  este documento.   En  este sentido los objetivos y preguntas centrales a responder son:  

Objetivos 

“Desarrollar  un  análisis  descriptivo  sobre  el  origen,  evolución  y  principales estrategias de reforma en  la oferta y en el financiamiento del sector salud para usuarios no asegurados.” 

“Identificar  y  analizar  los  efectos  de  la  descentralización  sobre  los  indicadores  de salud,  los mecanismos de producción,  financiamiento y  asignación de  recursos  en  salud  a partir de las reformas.” 

“Identificar y analizar los efectos de programas prioritarios de salud  generados en los últimos  años,  enfocados  a  la  reducción  de  la  pobreza  y  la  desigualdad  en  salud  en  las comunidades mas marginadas de México.”  

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Preguntas 

¿De  que manera  la  reforma  en  los  servicios públicos de  salud para no  asegurados plantean el abordaje de equidad, protección financiera, mayor cobertura y mayor acceso a la salud para la población de mayor marginación en México? 

¿Cuáles han sido los efectos en materia de financiamiento y cambios en las relaciones intergubernamentales  a  partir  de  la  descentralización  y  la  implementación  de  diferentes programas prioritarios para los grupos de mayor marginación en México?  

¿Existen  evidencias  de  efectos  de  los  cambios  en  el  financiamiento  sobre  las condiciones  de  salud  y  sobre  el  desempeño  del  sistema  de  salud  para  no  asegurados,  se pueden analizar en los diferentes estados del país? 

¿Que  efectos  en  materia  de  financiamiento,  de  asignación  de  recursos  y  de mecanismos  de  coordinación,  han  tenido  programas  prioritarios  de  salud  como  el  IMSS‐Oportunidades y el Seguro Popular? 

III. METODOLOGÍA

Para responder a  los objetivos y preguntas de  investigación planteadas se diseño un estudio de  investigación  evaluativa  tomando  como objeto de  análisis  los  cambios, niveles, tendencias  y  efectos  de  estrategias/programas  de  servicios  de  salud,  tanto  en  el  sistema público de  salud  como en  las  condiciones de  salud de  los usuarios.   Mediante  técnicas de revisión  documental  de  documentos  oficiales,  análisis  de  publicaciones  con  diferentes hallazgos empíricos y entrevistas a personal clave en los estados seleccionados, el modelo de análisis  fue retrospectivo, cualitativo y cuantitativo.  

Antes de entrar a las diferentes secciones de este apartado, es importante resaltar que para  mayores  detalles  conceptuales  o  metodológicos  de  cada  variable  bajo  análisis  ver glosario de términos y aclaraciones metodológicas en los anexos.  

Universo, población de estudio y criterios de selección  

El universo de análisis  fue  la población no asegurada en México.   La población   de estudio se limitó a  usuarios y servicios de salud para población abierta (población sin acceso a servicios de salud dirigidos a la población de la economía formal).  Por razones de costos, temporalidad, y calidad de  la  información, el análisis se delimitó para 6 estados.   Para dar  representatividad de  los resultados,  la selección de  los estados se realizó estratificando por nivel  de  ingreso  (alto,  medio  y  bajo),  índice  de  marginación  (alto,  medio  y  bajo),  área geopolítica  y  temporalidad  de  la  descentralización  (Fase  I  ó  Fase  II).    Los  estados  se agruparon  en  3  grupos:    grupo  A,  2  estados  centro‐sur,  PRI,  de  ingreso  bajo  y  alta marginación (Hidalgo y Oaxaca), grupo B:   2 estados noroeste‐sureste, PRI‐PRD, de ingreso medio y marginación media (Tabasco y Colima), y grupo C:  2 estados norte, PRD‐PAN, con 

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ingreso medio/alto  y marginación  baja  (Baja California  y  Jalisco).    Para  el  análisis  de  las tendencias  (de  indicadores  de  financiamiento  y  de  salud)  antes  y  después  de  la descentralización, 1995 es el año de corte para el período 1990‐2003.  

Revisión documental y fuentes de información 

Con el objeto   de desarrollar un análisis descriptivo  sobre  los  servicios públicos de salud para no asegurados y de  identificar  las características distintivas para dos programas de  salud  dirigidos  a  la  población mas marginada  de México  se  llevó  a  cabo  un  análisis documental  de  diferentes  publicaciones.    Para  este  proceso,  después  de  una  búsqueda sistematizada se seleccionaron  35 fuentes de información básica para el análisis.  La principal fuente de información fueron los resultados de dos proyectos de investigación desarrollados en  el  INSP  dentro  de  la  línea  de  investigación  de  Equidad, Gobernabilidad  y  Protección Financiera en Salud: “Políticas de financiamiento en el contexto de la reforma de la salud en México”  y  “Equidad,  Gobernabilidad,  Financiamiento  y  Descentralización  en  Salud  en México”.  Como parte del proceso de revisión documental también se llevo a cabo la revisión y  selección de documentos publicados que  incluyeran datos oficiales  sobre  los principales indicadores a utilizar para el estudio de las tendencias y cambios en los estados bajo análisis.  

Entrevista con personal clave 

Para  complementar  la  información  cualitativa  ya  existente,  sobre  las  relaciones intergubernamentales y cambios a partir de programas prioritarios de salud, se realizo una entrevista a personal clave en  los estados.   Fueron seleccionados directivos de alto nivel en los estados (directores de planeación/evaluación, directores del Seguro Popular y directores de Unidad  de  descentralización)  a  los  que  se  aplicó  una  entrevista  semiestructurada  con  los siguientes   puntos:    rol del gobierno  estatal  en  el monitoreo de programas prioritarios de salud, nivel de  información  y de  influencia de  autoridades de  salud  en  los programas de salud  dirigidos  a  grupos  prioritarios,  principales  instrumentos  del  gobierno  central  para influenciar el desempeño del estado en materia de salud, como afectan los programas como Seguro Popular, Arranque Parejo por  la Vida, etc.  los acuerdos  institucionales  (sobre  todo con cambios en el nivel de autonomía y toma de decisiones a nivel estatal sobre estos programas. Estos resultados se procesaron analizaron con el software ATLAS‐TI. 

Tendencias del gasto total en salud y de indicadores sociales por grupos de estados 

Se  realizó un  análisis de  tendencias de gasto  total  en  salud  en no  asegurados para cada uno de los 6 estados en un periodo de 10 años (antes y después de la descentralización, tomando como año de referencia 1995).   Se integraron en este mismo análisis las tendencias de 5 indicadores sociales para cada uno de los seis estados:  Tasa de escolaridad, ingreso per cápita, tasa de urbanización/drenaje, agua potable y población económicamente activa.  Para los indicadores sociales analizados solo existen datos para tendencias en 1990, 1995 y 2000.   

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Tendencias del financiamiento en salud para población no asegurada 

Para  cada  uno  de  los  6  estados,  se  analizaron  las  4  principales  fuentes  de financiamiento de servicios de salud para población no asegurada:  aportaciones del gobierno federal,  aportaciones  del  gobierno  estatal,  aportaciones municipales  y  aportaciones  de  los usuarios  (1990‐2003).   También se analizaron  las  tendencias del peso relativo por  fuente de financiamiento:  al interior de cada estado y entre los 6 estados.  El análisis de tendencias por objeto de gasto se realizó dividiendo la asignación del gasto en tres categorías:  recursos para programas de atención preventiva, recursos para programas de atención curativa y recursos para la gestión y administración en salud. 

Desde  la  perspectiva  de  diferentes  actores  sociales,  se  analizaron  resultados  de estudios  previos  sobre  las  principales  alternativas  de  financiamiento  y  mecanismos  de asignación que se han desarrollado a partir de la estrategia de descentralización y reforma de salud, resaltando la responsabilidad de los gobiernos estatales y gobiernos municipales. 

Análisis y tendencias de indicadores de gasto e  indicadores de  impacto en salud 

Para  tratar de  encontrar alguna  correlación  entre  recursos  financieros  e  impacto  en salud, se realizó un análisis de tendencias del gasto en salud para no asegurados y tendencias de 4 indicadores de impacto en salud para el período 1990‐2003 en los tres grupos de estados y utilizando los siguientes indicadores:  Mortalidad infantil, mortalidad materna, morbilidad por enfermedades crónicas (diabetes) y morbilidad por enfermedades infecciosas (IRAS). 

Análisis y tendencias en el desempeño de los servicios para no asegurados 

En esta sección se incluyó un análisis de indicadores de desempeño en los servicios de salud  para  población  no  asegurada,  para  un  período  de  5‐10  años,  dependiendo  del indicador (algunos datos sobre estos  indicadores no estuvieron disponibles antes de 1998 o presentan problemas de falta de calidad y confiabilidad).  Los indicadores de desempeño que se analizados fueron: 

Indicadores de Cobertura:  cobertura de vacunación, médicos por habitantes y camas censables. 

Indicadores de Eficiencia:   Tasa de ocupación hospitalaria, índice de rotación y   tasa de promedio diario de consultas. 

Indicadores  de  Equidad:    Índice  de  inequidad  en  la  asignación  de  recursos,  gasto catastrófico  por  estado,  índice  de  responsabilidad  financiera  gobierno  federal  /gobierno estatal, gasto per cápita por estado. 

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Análisis de relación entre variaciones sobre gobernabilidad y desempeño 

El  análisis  de  gobernabilidad  incluyó  los  resultados  sobre  9  indicadores  de gobernabilidad:  

• Conocimiento y aceptación de diferentes programas de salud para no asegurados;  

• Participación en  toma de decisiones de programas de salud a nivel local;  

• Capacidad de gestión y reasignación de recursos a nivel estatal;  

• Rendición de Cuentas con participación de actores estatales y municipales;  

• Participación de todos los actores en la gestión de nuevas fuentes de financiamiento;  

• Grado  de  interacción  entre  actores  sociales:  proveedores,  usuarios,  gobiernos  y ONGs;  

• Transparencia en el uso de recursos para la  gestión de programas de salud ;  

• Mecanismos  de  coordinación  entre  programas  de  apoyo  a  necesidades  locales  de salud;  

• Nivel de acuerdo entre actores de servicios de salud para no asegurados. 

Este análisis  se  realizó  en  los 6  estados bajo  estudio:    Jalisco  (Partido político  en  el gobierno estatal PAN), Colima, Oaxaca, Hidalgo y Tabasco  (Partido político en el gobierno estatal PRI) y Baja California (Partido político en el gobierno estatal PRD).   

IV. RESULTADOS

Los  resultados  de  la  revisión  documental,  de  otros  hallazgos  empíricos  y  de  las propias entrevistas a personal clave en los estados se presentan a continuación en diferentes secciones  

Análisis  del  rol  del  gobierno  en  el  origen,  cambios,  evolución  y  descentralización  de  los servicios públicos de salud en México. 

Origen de los servicios públicos de salud.  El actual sistema de servicios públicos de salud  en México, desde  sus  orígenes  estuvo basado  en  el principio de  ciudadanía y  en  la acción gubernamental orientada por el Consejo Superior de Salubridad.   Fue  indispensable crear  un  organismo  del  Ejecutivo  Federal  con  amplia  capacidad  para  destinar  recursos  y normar  acciones  contra  las  epidemias  y  a  favor  del  saneamiento  urbano.    Así  nació  el Departamento  de  Salubridad,  dependiente  del  poder  ejecutivo.    Hasta  1929  este  fue  el principal marco  de  política  que  permitió  establecer Unidades Cooperativas  con  estados  y municipios. 

Durante los años 30s se continuó con las líneas de política de salud trazadas después del periodo revolucionario, aunque también se generó un nuevo modelo de atención médica:  

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la cogestión de servicios de salud entre gobierno, banca de desarrollo ejidal y los campesinos beneficiados por la colectivización de vastas extensiones de tierra.  Bajo esta nueva política de salud,  el  Departamento  de  Salubridad  procuró  introducir  la  atención  preventiva  y armonizarla con la atención curativa referida.  

Para  la  década  de  los  40s  ya  coexistían  las  tres  líneas  fundamentales    para  la asignación de recursos y producción de servicios públicos de salud, mismos  que actualmente siguen  vigentes:  a)  Recursos  para  problemas  de  salud  muy  específicos  (programas prioritarios  de  salud  para  toda  la  población),  caracterizado  por  las  campañas  sanitarias iniciadas en las Unidades Sanitarias Cooperativas; b) La asignación de recursos a servicios no personales y en menor medida asistenciales para la totalidad de residentes no asegurados en los  estados  y municipios,  a  través  de  los  Servicios  Coordinados  de  Salud  Pública  en  los Estados; y  c) La  canalización de  recursos públicos y privados para  servicios personales de salud,  en  beneficio  de  grupos  estratégicos  para  la  producción  (población  asegurada),  por medio de contribuciones de trabajadores, aportadores de capital y gobierno.  

A partir de tales líneas de asignación de recursos y producción de servicios de salud, la  fundación  del  actual  sistema  data  de  1943,  año  en  que  fueron  establecidos  el  Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA), los dos principales  componentes del  Sistema de  Salud Mexicano.   El  IMSS  se  creó  para  canalizar contribuciones tripartitas (estado, empresas y trabajadores),   en apoyo a la industrialización de  las principales urbes, bajo  la conducción gubernamental y  la oferta pública de servicios integrales.  La SSA fue creada con la fusión de la Secretaria de Asistencia y el Departamento de Salubridad.   Su objetivo era el de asignar recursos a  los Servicios Coordinados de Salud Pública.   La misión asistencial se amplió para cubrir de manera más  integral a  la población que  quedó  al margen  de  la  seguridad  social,  incluida  la mayor  parte  de  los  campesinos, desempleados y trabajadores de la economía informal.   Otro desarrollo significativo de esta época  fue  la  creación  en  1959  del  Instituto  de  Seguridad  y  Servicios  Sociales  para  los Trabajadores del Estado  (ISSSTE), que  consolidó  la diversidad de  sistemas de pensiones y prestaciones de los trabajadores del gobierno.  

Posteriormente,  en  los  60s  y  70s  setenta  se  agudizó  la  sobreposición  de responsabilidades oficiales entre los servicios de salud de la seguridad social y los servicios de salud para no asegurados, poniendo  de manifiesto la dificultad para coordinar y normar a  instituciones caracterizadas por su centralismo y su arraigada autonomía.   De ahí que en 1983  se  iniciaran  los  primeros  esfuerzos  para  plantear  estrategias  de  reforma  como  la descentralización del sistema de salud mexicano. 

Cambios y evolución de estrategias de  reforma de  los  servicios de  salud para no asegurados.   Los principales  cambios  en  las políticas de  salud de  años  recientes podemos englobarlas en   cinco categorías de análisis:   extensión de cobertura, participación estatal y municipal,    implementación de un paquete básico de servicios,   reorganización del modelo de atención a la salud  y  creación de un sistema universal  de salud.  

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En relación a  la extensión de cobertura,  la principal estrategia es  la ampliación de  la cobertura de  la seguridad social.   Para ello se propone un mecanismo que garantice mayor calidad  a  los  usuarios  a  través  de  la  elección,  modificando  el  esquema  de  afiliación  y  reduciendo  las participaciones de  los patrones y de  los  trabajadores pero  incrementando  la participación  del  gobierno.    Esto  permitirá  que  la  población,  principalmente  urbana,  con capacidad de cotizar que no pertenece a  la economía  formal,  tenga a  su alcance un medio para su    incorporación, en este sentido se realizaron  las modificaciones a  la Ley General de Salud y a la Ley del Seguro Social, llevando a la creación del Seguro Popular y del seguro de salud para la familia.  

En  lo  referente a  la participación estatal y municipal en  la  salud,  se planteó que  la participación  organizada  de  grupos  de  proveedores  y  usuarios  de  servicios  de  salud, personas, organismos no gubernamentales e  instituciones de diversa  índole es un elemento fundamental  en  el mantenimiento  de  la  salud  colectiva.    En  este  sentido  la  estrategia  de municipio  Saludable  se  constituyó  en  el  mecanismo  rector  de  las  actividades  para  la participación  organizada de  la  comunidad  en  la definición de prioridades,  elaboración de programas de salud local, y la realización y evaluación de las actividades programadas.  

La  estrategia  para  ampliar    la  cobertura  a  través  de  un  paquete  básico,  pretende acceder a  los  cerca de 10 millones de mexicanos  con nulo o  limitado acceso a  servicios de salud, y como un elemento primordial de equidad y  justicia social, la reforma plantea como objetivo fundamental llegar a este grupo de población con servicios esenciales de salud.  Esta estrategia se basa  en la adopción de lo que se denomina “paquete básico de servicios”, que se define como un conjunto esencial de  intervenciones de salud que deben otorgarse a esta población  en  respuesta  a  sus  necesidades  prioritarias.    En  consistencia  con  la descentralización, esta estrategia de ampliación de la cobertura establece objetivos y metas en todo el país, con una operación descentralizada a los estados y municipios.  

En donde no ha sido posible introducir servicios de aseguramiento a través del pago anticipado,  las  instituciones de  atención  a población no  asegurada  siguen  teniendo un  rol  preponderante, pero deberán actuar sin duplicidades en forma  integrada y descentralizada.  Los  cambios que  la  reforma plantea que  los  servicios públicos de  salud para  la población asegurada y la población no asegurada transformaran de raíz la conformación del Sistema de Salud en México 

Las  estrategias mencionadas  fueron  la base de  la  reforma propuesta desde  los  80s, incluyendo el programa nacional de salud para el periodo 1995‐2000.  Por otra parte desde el 2001,  se  ha  implementado  un  nuevo  proyecto  de  reforma  que  retomó  algunas  de  estas estrategias a  la vez que propuso nuevas  estrategias, dando un giro al  sistema nacional de salud en materia de producción y financiamiento de  los servicios de salud proponiendo un sistema  universal  de  salud.    El  nuevo  programa  de  salud,    propuesto  en  principio  para implementarse en el periodo 2001‐2006, pero con un planteamiento estratégico de más largo plazo, plantea en esencia acabar con  los problemas de equidad, calidad, acceso y cobertura del  sistema  nacional  de  salud.    En  este  sentido  enfatiza  estrategias  de  aseguramiento  en 

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materia de protección financiera a los usuarios, particularmente para los usuarios de menor ingreso económico. 

Cabe mencionar que el actual Programa Nacional de Salud, está hecho con una visión de 25 años, con objetivos y metas muy concretas en cuanto a  los programas prioritarios de salud, tal es el caso del Seguro Popular.   Por lo que toca a la construcción de un federalismo cooperativo  en  salud,  el  Plan Nacional de  Salud  parte de  la  base  que  se debe  lograr  una mayor  democratización  de  la  salud  acompañada  de  una  distribución  más  equitativa  de recursos para la salud; por lo que las desigualdades entre instituciones, grupos de población, niveles  de  atención  y  estados  exigen  la  revisión  de  los  criterios  y  mecanismos  de  la repartición de recursos financieros.  

En lo referente a protección financiera la propuesta del Sistema Universal de Salud, es fortalecer el aseguramiento y desalentar el “pago de bolsillo.”  Lo anterior se pretende lograr mediante tres vertientes:   

• La creación el Seguro Popular de Salud 

• La ampliación de afiliación al IMSS y al IMSS‐Oportunidades  

• El reordenamiento de los seguros privados  

Se prevé que con estas tres formas todos los mexicanos para el 2025, tendrán acceso y cobertura total a la salud.  El Seguro Popular y el IMSS‐Oportunidades, se constituyeron como la base de equidad y disponibilidad   a  servicios de  salud y   aseguramiento nacional de  la población que está fuera de  la economía formal.   Evidentemente, su población objetivo son los hogares de menores ingresos. 

En  materia  del  nuevo  modelo  de  atención  según  el  proyecto  gubernamental,  se propone  un  nuevo modelo  integrado  de  atención    a  la  salud  (MIDAS)  que  para  el  2006 pretende que el 98 por ciento de  la población esté adscrita a un médico  familiar que sea el gestor de la salud de sus afiliados.  Este mismo modelo de atención advierte que se trata de que los hospitales se conviertan en organismos autónomos y que el financiamiento se asigne al usuario en lugar de asignarse a los proveedores de los servicios.  

Por  otra  parte,  es  importante  resaltar  en  esta  sección  que  la  estructura  actual  del Sistema de Salud se encuentra estrechamente vinculada con  las formas de producción.   Los trabajadores  asalariados  de  la  economía  formal  cuentan  con  acceso  a  las  instituciones  de seguridad  social,  en  tanto  que  el  resto  de  la  población  recibe  atención  en  instituciones públicas como la SSA y el Programa IMSS‐Oportunidades, con un financiamiento mixto donde participan aportaciones federales, estatales, y pago directo de los usuarios a través de cuotas de recuperación por estrato social.   Por otra parte, el  financiamiento de  la seguridad social depende principalmente de las contribuciones de los empleados  y los patrones, así como de las aportaciones del gobierno federal.  En resumen como se puede apreciar en la Tabla 1,  la cobertura y montos de financiamiento  del actual sistema de salud no corresponden, como se verá mas adelante, con lo que desde sus inicios han propuesto las  políticas y estrategias del 

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sistema de salud mexicano, particularmente en lo que se refiere a los servicios de salud para no asegurados. 

Tabla 1. Cobertura de población y gasto asignado por tipo de población que atiende el Sistema de Salud Mexicano (año 2004) 

 TIPO DE INSTITUCION          % DE COBERTURA   % DEL GASTO TOTAL  Instituciones para población  no asegurada        47%      13%  nstituciones para población asegurada          43%      42%  Instituciones para población  con poder de compra      10%      45%  Fuente:   Arredondo A.  y Recaman A.  “El  financiamiento de  la  Salud  en México:    algunas  evidencias para  las políticas del sector”.  Rev de Ciencias Económico‐Administrativas 2004.  Vol 9 No. 23: 9‐16.  

La descentralización como estrategia de reforma de la salud en México.  En el marco de  las  políticas  nacionales  y  estatales  de  salud  de  las  últimas  dos  décadas,  la descentralización fue una tesis rectora del Gobierno para combatir el centralismo y reorientar las actividades productivas de bienestar social, inscritas en el Plan Nacional de Desarrollo de ese periodo,  con base  en  la descentralización de  los  servicios de  salud durante  los  80s,  se emprendió una profunda reforma sanitaria. 

La descentralización de  los servicios de salud se concibió como un proceso político, jurídico  y  administrativo  de  transferencia  de  facultadas,  programas  y  recursos  de  la federación a los gobiernos locales, mediante la distribución de competencias, la coordinación de programas de salud en el nivel  local y  la  integración de  los servicios a población abierta bajo  la  responsabilidad  de  autoridades  estatales.    El  objetivo  fue  extender  la  cobertura, mejorar  la  calidad,  equidad  y  eficiencia  en  la  prestación de  los  servicios de  salud  bajo  la gestión  de  las  autoridades  locales,  para  fortalecer  el  federalismo,  coadyuvar  a  la consolidación  del  Sistema  Nacional  de  Salud  y  promover  la  participación  de  todos  los sectores  de  la  sociedad  suscribiendo  acuerdos  e  instrumentos  de  coordinación  entre  la federación, los estados y los municipios.  

La  descentralización  se  instrumentó  de  manera  gradual  en  dos  etapas:    la coordinación  programática  y  la  de  integración  orgánica.    En  la  primera  se  realizó  el acercamiento  gradual  de  las  Instituciones  del  Sistema Nacional  de  Salud.    La  integración orgánica  consistió  en  la  fusión  de  las  agencias  locales  de  la  Secretaría  de  Salubridad  y Asistencia, de un programa federal destinado a zonas rurales y urbanas marginadas a cargo del IMSS‐Coplamar y de  los servicios que prestaban  las propias entidades federativas, para conformar los Servicios Estatales de Salud a cargo de los Gobiernos de cada Estado.  

Los  elementos  de modelo  de  descentralización  en  salud  fueron  seis:  Competencia, implicó la transferencia a los estados de la dirección, coordinación y ejecución operativa de la atención médica,  la  salud pública  y  el  control  sanitario  en materia de  salubridad  general; 

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Administrativa, se creó  la estructura encargada de  la operación de  los Servicios Estatales de Salud;  Patrimonial,  se  transfirió  en  uso  gratuito  la  infraestructura  federal  a  los  Servicios Estatales de Salud; Laboral, se protegió a los trabajadores en el régimen laboral y de seguridad social  y  se  delegó  el  ejercicio  de  las  facultades  patronales  individuales  respetando  sus derechos  adquiridos;  Financiera,  se  estableció  un  sistema  de  cofinanciamiento  con aportaciones  de  gobiernos  federales,  estatales  y  municipales;  Logística,  se  adoptó  el mecanismo para proporcionar  los apoyos  técnicos y  logísticos  requeridos por  los  servicios descentralizados para su consolidación y mejor desarrollo.  

En el nivel central se trabajó en el Gabinete de Salud, cuerpo colegiado integrado para dictar, coordinar y evaluar las políticas y programas de la administración pública federal en materia de salud.   El Comité de Descentralización de los Servicios de Salud a Población No Asegurada,  para  la  puesta  en  práctica  de  las  políticas  y  estrategias  del  programa  de descentralización.    El Consejo Nacional  de  Salud  (CNS),  conformado  por  el  secretario  de salud  a  nivel  federal  y  los  secretarios  de  salud  en  los  estados,  se  integró  por  Acuerdo Presidencial en marzo de 1986.   Es una  instancia de coordinación entre  la  federación y  los gobiernos estatales para la programación, presupuestación y evaluación  de los programas de servicios públicos de salud, para lo cual sesiona trimestralmente. 

Para  la primera  fase de  la descentralización,  entre  1985‐88,  14  estados  firmaron  los Acuerdos  para  la  Integración Orgánica  y Descentralización Operativa  de  los  Servicios  de Salud.   Para  la  segunda  fase  el  resto de  los  estados de  la  federación  firmaron  los mismos acuerdos y a partir de 1995, en teoría todos los estados habían quedado descentralizados.  El proceso  de  descentralización  requirió  de  estrategias  de  trabajo  y  de  un  programa  de actividades  y  del  fortalecimiento  de  los  servicios  estatales;  cada  entidad  elaboró  su diagnóstico  para  conocer  la  situación  operativa,  determinar  las  prioridades  y  acciones necesarias para mejorar su capacidad de gestión.  

Como se ha señalado, la coordinación entre los dos sistemas de atención a población no asegurada y los servicios estatales de salud desde sus inicios hasta la fecha ha sido difícil.  Ello genera duplicidades  importantes, omisiones que podrían eliminarse y una gestión que padece de los problemas que conlleva el centralismo, el gigantismo y la   burocratización de una estructura pesada que ya no puede seguir coartando las iniciativas locales.  En virtud de lo  anterior,  y  en  consistencia  con  el  Programa  para  un Nuevo  Federalismo,  se  buscó  la descentralización  de  los  recursos  federales  destinados  a  la  atención  de  la  población  no asegurada a través de  la Secretaría de Salud y del IMSS‐Oportunidades.   En este contexto,  la descentralización planteó una definición más clara de  las metas y responsabilidades,  lo que  permitió,   a  través del replanteamiento de  los sistemas de evaluación, un seguimiento más preciso  de  la  efectividad  de  las  estrategias  del  Programa Nacional  de  Salud  2001‐2006  y particularmente  de  dos  de  lo  principales  proyectos  de  la  reforma  actual  dirigidos  a  la población  de menores  recursos  dentro  de  los  no  asegurados,  el  Seguro  Popular  y  el  IMSS Oportunidades. 

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Análisis de las relaciones intergubernamentales en el ámbito de la salud 

En    México  la  toma  de  decisiones  en  salud,  a  pesar  de  los  recientes  avances democráticos,    aún permanece muy  centralizada.   Históricamente,  el poder  ejecutivo  tuvo una autoridad  casi  irrestricta  sobre el poder  legislativo y el  judicial y  sobre  cualquier otro actor político.  Hasta  hace poco tiempo ambas cámaras del Congreso estaban dominadas por miembros del PRI y  los miembros de  la  oposición  reconocían que  sus puntos de vista no serían  decisivos  para  determinar  la  legislación  y  la  acción  en  salud.    Esta  situación  ha cambiado  a  partir  del  año  2000,  presentándose  un mayor  equilibrio  entre  los  diferentes partidos políticos.  No obstante estos últimos cambios existe en México una cultura e inercia política  donde  el  dominio  del  ejecutivo  federal  se  ha  extendido  también  a  los  niveles inferiores del gobierno, convirtiendo a los gobernadores estatales y por supuesto municipales en dependientes de  las  iniciativas presidenciales centralistas y colocando al municipio en el fondo  de  la  pirámide  federal‐estatal‐local  en  todo  lo  concerniente  a  las  relaciones intergubernamentales y sobre todo en cuanto a la toma de decisiones en materia de políticas públicas de salud.  

Hay que resaltar que para algunos autores el sistema intergubernamental en todos los sectores,  y  particularmente  en materia  de  salud,  tenía  como  principal  bandera  de  acción administrar el poder de decisión desde el centro del país sin compartirlo con  los estados y municipios, solo administrarlo.  En efecto, el sistema político de México es muy centralizado, y aunque  se otorga la primicia a los estados y los municipios (el municipio libre, de acuerdo a  la Constitución Política), en  la práctica el poder  lo concentra el centro, particularmente  la rama ejecutiva.  

El  presidente mexicano  tiene  facultades  para  actuar  como  un  poder  constituyente dotado  de  autoridad  para  enmendar  la  Constitución,  actuar  como  legislador  principal, establecerse  como  la  autoridad    última  en  cuestiones  electorales,  asumir  jurisdicción  y despedir  a  miembros  del  gabinete,  gobernadores,  presientes  municipales  y  legisladores federales  y  estatales.    Esta  combinación  de  facultades  constitucionales  y  meta‐constitucionales ha hecho del presidente mexicano y a las autoridades del nivel federal uno de los ejes más poderosos de cualquier democracia.   El alto grado de centralización federal, sobre todo en las manos del presiente y su gabinete, reduce considerablemente la capacidad de  la separación de poderes para actuar como un sistema de pesos y contrapesos con otros actores políticos y particularmente con los niveles de gobierno estatal y municipal.  De hecho hay que resaltar que 3 de los principales programas actuales y prioritarios en salud (Sistema de  Protección  Social  en  Salud, Arranque  Parejo  por  la  Vida,  IMSS‐Oportunidades),  tienen  su origen en la oficina de la presidencia aunque sean operados por el sector salud.  

En  tal  contexto,  las  relaciones    intergubernamentales  en materia de  salud  entre  los niveles  federal,  estatal  y  municipal,  han  estado  determinadas  por  la  naturaleza  muy centralizada del  sistema político de México,  y  además  se han  vuelto  tan  estables  como  el sistema mismo, a pesar de cambios de partido político en el poder a partir del 2000.   Dado que  la  centralización  del  sistema  de  salud  operó  como  una  de  las  principales  fuerzas 

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determinantes  de  dicha  estabilidad,  difícilmente  ha  habido  cambios  en  el  campo  de  las relaciones entre los  distintos niveles de gobierno. 

El  análisis  de  la  relación  entre  el  centro  y  los  niveles  locales,  aunque  todavía  está relativamente  descuidado,  se  considera  ahora  un  elemento  decisivo  en  el  proceso  de democratización  y  en  la  efectividad  de  las  políticas  de  salud.    En  el  caso  de México,  los esfuerzos de descentralización del último decenio han tratado fundamentalmente de cambiar el carácter de las relaciones intergubernamentales.  Por otra parte la cuestión de “que partido político  gobierna”  tiene  un  interés  especial  porque  la  estructura  del  poder  se  refleja inevitablemente en las políticas de salud y particularmente en la capacidad de conducción de las principales estrategias y programas de reforma en salud.  

Aunque  la  Constitución  Política,  plantea  que  los municipios  serán  autónomos,  no establece específicamente como habrá de ejercerse esta autonomía por  lo  tanto,  la cuestión fundamental del cambiante papel de estados y municipios del sistema  federal mexicano se refiere  al  grado  de  autonomía  que  han  rescatado  del  centro  del  país.    Se  acepta  casi unánimemente, con algunas excepciones, que  los estados han permanecido bajo el control de autoridades de salud del nivel federal, mientras que los municipios han estado bajo el control de autoridades de salud del nivel estatal. 

Por otra parte,  la dependencia política municipal frente al gobierno federal y estatal siempre ha estado relacionada directamente con la dependencia económica.   Antiguamente, los municipios no podían recaudar impuestos a la propiedad o al ingreso, de modo que todas las recaudaciones iban a las manos del gobierno estatal y federal.  Quedaba poco dinero para los proyectos iniciados localmente, y los gobierno municipales debían recurrir a otras fuentes de  ingresos.    La  dependencia municipal  aumentó  cuando  el  gobierno  federal  asumió  la responsabilidad de suministrar a las comunidades servicios públicos básicos como vivienda, educación,  salud pública  y  atención médica.   Así pues,  el número de  viviendas,  escuelas, clínicas,  hospitales  y  programas  de  salud  de  cada  comunidad  dependían  o  siguen dependiendo  de la decisión de algún funcionario del nivel federal.  

En este contexto, durante los últimos 25 años,  el proceso de descentralización ha sido uno  de  los  principales  hilos  conductores  del  régimen  político  mexicano.    La  reforma municipal de 1983 es decisiva no sólo porque puso las bases sobre  los que se han construido los programas  de descentralización subsecuentes, sino también porque inició el desarrollo de una  “cultura de  la descentralización”  en México.   A principios de  los  80s  se presenta una iniciativa  para  reformar  el  artículo  115  de  la  Constitución,    que  se  ocupa  del  gobierno municipal.   

El propósito básico de la reforma propuesta era garantizar a los municipios fuentes de recaudaciones fijas e intocables, lo que les permitiría suministrar servicios públicos y, lo que es más importante, fortalecer su independencia política y hasta cierto punto económica.  Las áreas más  directamente  afectadas  por  la  cada  vez mayor  autonomía municipal  frente  al gobierno federal eran la administración pública, los servicios públicos (particularmente salud 

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y educación), el control financiero y  la planeación del desarrollo.   En  lo político,  la reforma trataba de dar mayor pluralismo al gobierno municipal.   En  lo administrativo,  se permitía que los gobiernos municipales formularan sus propias reglas de gobierno internas.  

Desde  principios  del  decenio  de  1980  hasta  finales  del  siguiente,  el  gobierno  mexicano  emprendió  un  extenso  programa  de  descentralización,  como  instrumento  para conservar  el  poder  político  y  fortalecer  su  legitimidad  en  riesgo.    El  principio  de  la descentralización  para  conservar  el  control  político  global  (y,  en  efecto,  para  fortalecerlo) parecía  particularmente  prominente  durante  los  90s.    En  efecto,  una  descentralización genuina,  se  ha  convertido  en  algo  que  no  podía  posponerse  si  el  gobierno  quería  que  su partido sobreviviera (PRI) y conservara el control del gobierno central.  

Esta paradoja  aparente—para  conservar  el  poder  se  debe  cederlo,  o  por  lo menos  dar  esa apariencia—proporciona el marco para entender la distribución intergubernamental del poder en  el  México    contemporáneo.    Este  fue,  y  algunas  veces  sigue  siendo,  el  propósito subyacente  de  la  política  de  descentralización  en  México:    centralizar  descentralizando.  Tanto  las  particularidades  del  federalismo  mexicano  como  la  estructura  del  poder  y  la estrategia  de  descentralización,  han  tenido  efectos  significativos  en  la  respuesta  social organizada  para  satisfacer  las  necesidades  de  salud  de  los  mexicanos  y  el  proyecto  de federalización  del  sistema  de  salud  y  en  los  efectos  de  las  relaciones  entre  los  diferentes niveles de gobierno en materia de salud.  

En  la  Tablas  2  y  3,  se  presentan  los  resultados  de  entrevistas  a  profundidad  con directivos clave de los sistemas estatales de salud  de los estados bajo estudio para identificar algunos efectos o  impactos de  la descentralización en materia de  salud.   En  la  figura 1, el análisis  está  centrado  en  los  efectos  sobre  las  relaciones  entre  los  diferentes  niveles  de gobierno.    Sobre  los  efectos que  fortalecieron  las  relaciones  intergubernamentales hay que resaltar el rol mas proactivo, propositito y decidor del nivel estatal, pero resaltando el rol del partido político en el poder a nivel estatal y sus coincidencias con el nivel federal.  Otro efecto relevante ha sido la posibilidad de mayor adecuación del modelo de atención e incluso de las intervenciones  en  salud  que  cada  estado  puede  realizar  a  partir  de  los  acuerdos  de descentralización entre niveles federal y estatal.  

El rol de mayor responsabilidad en el monitoreo de los programas estatales de salud ha  tenido  como  resultado mayores  índices de  efectividad y  cumplimiento de metas por el nivel estatal.  La participación activa y el alto grado de influencia del gobierno federal en el monitoreo,  seguimiento  y  desempeño  del  sistema  estatal  de  salud  se  tomo  como  una fortaleza en la mayoría de los estados.  Finalmente dentro de las fortalezas se resaltó cambios favorables  en materia de  financiamiento y producción de  servicios,  sobre  todo  sustentado con los nuevos mecanismos de financiamiento y los nuevos roles en la asignación de recursos por parte del nivel estatal.  

Como principales debilidades se mencionaron los bajos niveles de coordinación entre niveles  federal y estatal, cuando  los partidos políticos en  los diferentes niveles de gobierno 

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son  diferentes  y  sobre  todo  cuando  son  tan  diferentes  como  de  derecha  y  de  izquierda.  Cuando la diferencia está entre partidos de centro versus derecha, el nivel de desacuerdo es menor.   La dificultad de acuerdos  también  se  refleja de manera muy  importante  entre  los niveles  de  gobierno  estatal  versus  municipal.    La  principal  evidencia  es  que  desde  la perspectiva  de  autoridades municipales,  la  descentralización  sólo  llego  al  nivel  estatal  y ahora el gobierno estatal se ha convertido en el nivel central que concentra todo el poder de decisiones dejando un margen muy bajo en el poder decisivo del nivel municipal y de  las ONGs.  Otra debilidad importante es que desde la perspectiva del nivel estatal hay un exceso de  controles  y  seguimiento  en  algunos programas de  salud,  sobre  todo  en  los programas prioritarios como el Seguro Popular y Arranque Parejo por la Vida. 

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Tabla 2. Fortalezas y debilidades en algunos indicadores de efectos de la descentralización en las relaciones intergubernamentales a partir de las reformas  

INDICADORES DE EFECTO  FORTALEZAS  DEBILIDADES Cambios en los mecanismos de coordinación entre nivel federal y estatal para acuerdos institucionales 

‐Niveles adecuados de coordinación y mayor margen para la toma de decisiones en gobiernos estatales que asumen sin discusión los programas propuestos desde el nivel central y donde no hay conflicto de partidos políticos ‐Los nuevos acuerdos permiten mayor adecuación por el nivel estatal en el modelo de atención y en la reasignación de recursos financieros.   

‐En situaciones de conflicto entre partidos políticos en los niveles de gobierno federal vs. estatal, los acuerdos no avanzan y existen bajos niveles de coordinación y generación de conflicto entre niveles de gobierno llegando a bloquear, detener o condicionar la implementación de estrategias de reforma o programas prioritarios. 

Cambios en los mecanismos de coordinación entre nivel estatal y municipal/jurisdiccional 

‐Los programas prioritarios de salud presentan mayor efectividad en el desempeño y hay mayor eficiencia en la asignación de recursos de acuerdo a las necesidades de salud a nivel estatal. 

‐Los niveles estatal y municipal a veces no manejan con precisión y claridad los modelos de atención y los modelos técnicos de análisis que subyacen en programas prioritarios de salud o incluso en la misma reforma de salud. 

Instrumentos de coordinación entre los tres niveles de gobierno 

‐Análisis integral de la efectividad y cumplimiento de metas en salud en los documentos técnicos de informes estatales y federales de gobierno. ‐Acuerdos de gestión y seguimiento de Indicadores de evaluación del desempeño, de transparencia y de rendición de cuentas, solo a nivel federal. 

‐Ausencia de instrumentos de evaluación del desempeño, de transparencia y de rendición de cuentas a nivel estatal y municipal. ‐No existen acuerdos de gestión entre nivel estatal y municipal. 

 Grado de influencia del gobierno federal en el monitoreo, seguimiento  y desempeño del sistema estatal de salud   

‐Rol de participación muy activa y decisiva, sobre todo en programas prioritarios de salud (Seguro Popular, Arranque Parejo por la Vida, etc.) y en la implementación del programa nacional de salud. 

‐Rol  pasivo en programas prioritarios de salud que no dependen directamente del nivel central de la SSA.  Índice de corresponsabilidad muy baja en la mayoría de estados y municipios. 

Efectos de nuevos programas federales de salud en los mecanismos de coordinación 

‐Cambios en mecanismos de producción y financiamiento en salud. ‐Generación y promoción de nuevas alternativas de financiamiento y nuevos roles de decisión por niveles estatal y municipal de gobierno  

‐Diseño, monitoreo, evaluación y control excesivo desde el nivel central, tanto en estrategias de reforma como en programas prioritarios de salud. ‐Efectos confusos al interactuar con los mismos recursos de otros programas de salud. 

Fuentes:   Resultados propios a partir de entrevistas con directivos clave de los 6 estados bajo análisis.  Enero del 2006.  Arredondo A. et al, Primer Informe Técnico.  Proyecto Equidad, Gobernabilidad y Financiamiento en Salud a partir de la reforma de la salud en México.  INSP, 2003‐2006. 

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En  lo  referente  a  los  efectos  de  impacto  positivo  versus  impacto  negativo  de  la descentralización  sobre  algunas variables  sustantivas de  los  sistemas  estatales de  salud,  el análisis se dirigió a los efectos sobre financiamiento, equidad, gobernabilidad, efectividad de los  programas  de  salud,  calidad  de  la  atención  y  al  impacto  sobre  indicadores epidemiológicos  de  salud.    Las  principales  evidencias  de  impacto  positivo  o  negativo  se presentan  en  la  Tabla  3.    Entre  evidencias  de  impacto  positivo  resaltan  la  mayor responsabilidad por parte del nivel estatal en el financiamiento de la salud ; la generación de una formula de asignación de recursos con amplia participación en ajustes y adecuaciones de dicha formula en función de  las necesidades y recursos estatales de salud;    la participación mas activa de todos los actores del nivel estatal con replanteamientos en los actores, los roles y  las  interacciones entre  los diferentes actores del sistema  federal y estatal de salud; El  rol activo en el control, monitoreo y garantía de programa estatales de calidad de la atención y finalmente  la mayor  autonomía  en  el nivel  estatal para  las  adecuaciones  en  el modelo de atención,  las  intervenciones  a  implementar  y  la  reasignación  de  recursos  para  las intervenciones a implementar de manera mas acorde con las necesidades locales de salud. 

Los principales efectos de  impacto negativo se refieren sobre  todo a que en el nivel municipal no ha habido cambios sustanciales ni en el financiamiento, ni en la efectividad de los distintos programas,   ni en  la manera en que se organizan  los recursos para generar  los servicios de salud.  En efecto, sigue  funcionando prácticamente de la misma manera en que se hacían las cosas desde antes de la descentralización.  Si bien es cierto se ha avanzado poco en la determinación de necesidades en los niveles estatal y municipal, nada se ha avanzado en la generación de más y nuevos recursos en salud para y por el nivel municipal. 

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Tabla 3. Evidencias sobre algunos efectos de impacto positivo y negativo de la descentralización en variables sustantivas de los sistemas estatales de salud 

VARIABLE  EFECTOS DE IMPACTO POSITIVO  EFECTOS DE IMPACTO NEGATIVO 

FINANCIAMIENTO  

‐Mayor  corresponsabilidad  desde  el  nivel estatal  / municipal  en  el  financiamiento  de  la salud. ‐Una mayor  adecuación  en  el destino  final de los recursos. ‐Se han ampliado y diversificado las fuentes y fondos de financiamiento a nivel federal‐estatal. 

‐El  nivel municipal  no  ha  tenido cambios en el financiamiento ‐Se  siguen  transfiriendo  recursos de  la  federación  al  estado  sin tomar  en  cuenta  el universo  total de  unidades  y  de  recursos humanos.  ‐No  se  garantizó  en  todos  los estados  el  financiamiento  para  la homologación  de  los  recursos humanos 

EQUIDAD  ‐Creación  de  una  fórmula  de  asignación presupuestal  con  una  amplia  participación  de ajustes desde el nivel estatal. ‐Normas para la reasignación de recursos en los niveles  estatal  y  municipal  bajo  criterios clínicos, epidemiológicos y económicos. ‐Incorporación de un enfoque de  justicia social en salud dirigido hasta el municipio.  

‐  Poco  margen  de  maniobra  del nivel estatal, ante una designación federal, para priorizar  la atención de zonas marginadas. ‐  Implementación  del  Sistema  de Protección  Social  en  Salud,  sin tomar  en  cuenta  la  capacidad  de infraestructura    de  las  unidades médicas y promover  su  arranque en  zonas  urbanas,  ampliando  las brechas en  relación  con  las zonas rurales.   ‐ Detección de nuevas necesidades de salud, sin que se destinen más recursos para su atención. 

GOBERNABILIDAD  

‐ Participación más activa de los diferentes actores en toma de decisiones sobre programas de salud. ‐ Modificación de la Ley General de Salud con efectos positivos hacia la protección social en salud a grupos vulnerables. ‐ Replanteamiento de reglas, actores y roles tanto en materia de financiamiento como en la producción de servicios de salud. 

‐ Estancamiento en la transición hacia nuevos actores, nuevas reglas, nuevos roles y nuevos procesos. ‐Limitación de la capacidad de conducción a nivel municipal ‐Los roles en los diferentes niveles de decisión no tuvieron un sustento financiero 

EFECTIVIDAD  

‐Mayor poder en toma de decisiones sobre los recursos en función de las necesidades estatales. ‐ Adecuación del modelo de atención y de intervenciones por parte del nivel estatal. ‐Mayor efectividad en la generación y uso de recursos financieros a nivel estatal. 

‐Sólo hay efectividad a nivel estatal sin llegar a cambios efectivos a nivel municipal ‐Altos niveles de coeficiente costo‐efectividad sin haber concretado el cometido. 

CALIDAD  

‐Actores sociales del nivel estatal y municipal con mayor participación en la mejora de la relación médico paciente. ‐Reorganización de la prestación del servicio a través de diagnósticos para detectar áreas de oportunidad en los niveles estatal y municipal. 

‐Falta de continuidad de las políticas de Calidad de la Atención Médica. ‐ No se desarrolló un sistema de monitoreo de la calidad de la atención médica a nivel estatal y 

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VARIABLE  EFECTOS DE IMPACTO POSITIVO  EFECTOS DE IMPACTO NEGATIVO 

‐Mejora en la infraestructura de la atención médica a nivel estatal.   

municipal. 

INDICADORES EPIDEMIOLOGICOS DE SALUD  

‐Autonomía a los estados de planificación de los servicios acorde a su perfil epidemiológico. ‐Intervención estatal más expedita para la solución de problemas de salud pública y brotes epidémicos sin esperar instrucciones del nivel federal. ‐Mayor cantidad de recursos para programas enfocados a la prevención de daños a la salud. 

‐No todos los estados y municipios cuentan con el personal técnico capacitado para realizar adecuaciones del modelo de atención a partir del perfil epidemiológico , de las necesidades de salud y de lo recursos financieros y materiales en el nivel estatal 

Fuentes:  Resultados propios a partir de entrevistas con directivos clave de los 6 estados bajo análisis.  Guadalajara,  Enero  del  2006.    Arredondo  A.  et  al,  Primer  Informe  Técnico.    Proyecto  Equidad,  Gobernabilidad  y Financiamiento en Salud a partir de la reforma de la salud en México.  INSP, 2003‐2006. 

Análisis de  las  características distintivas de principales Programas de Salud para grupos marginados 

En  esta  sección  se  presenta  un  análisis  descriptivo  y  resumido  de  los  principales componentes de dos de  los programas prioritarios   de  salud   dirigidos a  la población   de mayor marginación en México:  el Seguro Popular y el IMSS Oportunidades.  

El Seguro Popular de Salud 

Antecedentes.  La creación del Seguro Popular, tuvo como principal propósito brindar atención médica a la población de bajos recursos y que actualmente carece de un sistema de protección social en salud.  Parte del principio de falta de protección financiera para más de 48 millones de mexicanos que no  tienen una cobertura de  servicios de  salud.   En efecto, a pesar de  los avances de  la seguridad social, más de  la mitad del gasto en salud en México procede directamente del bolsillo de las personas, quienes deben pagar por su atención en el momento mismo de usar los servicios.  Esto deja a millones de familias ante la disyuntiva de empobrecerse o padecer alguna enfermedad y dolor por falta de recursos económicos.  

Desde esta perspectiva, el gobierno federal y los gobiernos estatales han desarrollado esfuerzos de ampliación de cobertura de los servicios de salud, brindado acceso a la atención médica a la gran mayoría de los mexicanos.  A pesar de ello, entre 2 y 3 millones de familias se empobrecen anualmente debido a que emplean más de la tercera parte de su ingreso para solventar  sus  gastos  en  salud.    Este  gasto  de  bolsillo  cuyo  desembolso  se  destina principalmente  a  la  compra de medicamentos y  consultas médicas  afecta  sobre  todo  a  los hogares de bajos ingresos.  

Según el registro del censo de población y vivienda 2000 el 57.8 por ciento del total de la población del país no está asegurada por alguna institución de seguridad social, por lo cual en  la mayoría  de  los  casos  posterga  e  incluso  deja  de  atenderse  por  el  alto  costo  que  el 

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tratamiento  involucra y el  limitado patrimonio del que disponen.   Este amplio sector de no asegurados  se  encuentra  en mayor  riesgo de  empobrecimiento por  gastos  catastróficos  en salud.    Con  la  reforma  la  Ley  General  de  Salud,  la  actual  administración  imprime  una innovación al sistema de salud en México ya que busca que se extienda a todos los mexicanos a  través de  la  implementación de un nuevo sistema  integrado por  tres seguros públicos de salud:  

• Para los asalariados del sector privado formal de la economía 

• Un seguro para los trabajadores al servicio del estado 

• Otro seguro para los auto‐empleados 

• Los  trabajadores del  sector  informal  y  los desempleados  sin  acceso  a  la  seguridad social 

Así,  la reforma posibilitó garantizar el derecho constitucional de  la protección de  la salud por medio del Sistema de Protección Social en Salud, el cual sirvió de instrumento para financiar  la atención de  la población que  carece de una  relación  laboral o de un empleo y hasta hoy excluida de  las  instituciones de seguridad social.   Con este tercer seguro público, como nuevo componente  financiero del  (SNS), se alcanza el  ideal de  la universalidad de  la protección social en materia de salud, ya que el Sistema de Protección Social en Salud ofrece la oportunidad de que  las familias no aseguradas qué estén  interesadas, se  incorporen a un esquema de protección social en salud operado de manera estatal, bajo la coordinación de la Federación.  

Objetivos y metas.   Es en este contexto que en el 2001  se creó El Seguro Popular de Salud,  periodo  en  el  cual  se  llevó  a  cabo  una  prueba  piloto  en  cinco  estados  del  país:  Aguascalientes,  Campeche,  Colima,  Jalisco  y  Tabasco.    En  2002  fueron  afiliadas  296 mil familias en 20 entidades federativas.   Para el 2003, el Sistema operó en 24 estados, logrando que 614 mil familias se afiliaran.  Fue hasta diciembre del 2005 que el Seguro Popular se logró implementar en los 31 estados con una cobertura de 3, 000,000 de familias en todo el país.  El Seguro  Popular  responde    al  menos  a  tres  grandes  objetivos  fundamentales:    Brindar protección financiera a  la población que carece de seguridad social a través de  la opción de aseguramiento  público  en  materia  de  salud;  Crear  una  cultura  de  prepago  en  los beneficiarios del Seguro Popular y de corresponsabilidad financiera entre  los niveles federal, estatal  y  usuarios;  Disminuir  el  número  de  familias  que  se  empobrecen  anualmente  al enfrentar gastos de salud.  

En  todos  los  estados,  el  Seguro  Popular  se  caracterizó  por  ser  un  seguro  público  y voluntario,  dirigido  a  las  familias  sin  seguridad  social  en materia  de  salud,  con  el  fin  de evitar  su  empobrecimiento  por  causa  de  gastos  catastróficos  en  salud.    La  operación  del Seguro Popular incorporó a las familias de bajos ingresos ubicadas en los primeros seis deciles de  la  distribución  del  ingreso.   Como  todo  esquema  de  aseguramiento,  el  Seguro  Popular ofreció una  serie de beneficios  explícitos  a  los  cuales  el  asegurado  tuvo  acceso  en  caso de 

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padecer  algún  evento  que  lesionará  su  salud,  siempre  y  cuando  dicho  evento  este comprendido en la cobertura otorgada y sus derechos estuvieran vigentes.  

Estructura organizacional.  En cuanto a la estructura organizacional, el Seguro Popular depende directamente de dos instancias del nivel federal : El Consejo Nacional de Protección Social  en  Salud  integrado  principalmente  por  6 miembros  del  gabinete  federal  y  algunos secretarios estatales de salud; está  facultado para opinar sobre el  financiamiento del Seguro Popular, proponer medidas sobre el mejor funcionamiento y desempeño y acordar la creación de grupos de trabajo para el análisis de temas que el propio Consejo considere urgentes de tratar y  resolver. Este Consejo, es el órgano  colegiado  consultivo en materia de protección social en salud, es presidido por el Secretario Federal de Salud. 

La segunda instancia es La Comisión Nacional de Protección Social en Salud, órgano desconcentrado  de  la  Secretaria  de  Salud,  cuyo  Reglamento  Interno  plantea  que  es  esta instancia  quién  debe  coordinar,  supervisar,  monitorear  y  seguir  la  operación  del  Seguro Popular, como principal brazo operativo del Sistema de Protección Social en Salud, a  través de  su  estructura  central  con una dirección general y direcciones de  área dependientes del nivel federal, en coordinación con las 30 coordinadores  estatales del Seguro Popular, mismos que dependen del nivel estatal. 

Los miembros del CNPSS también pueden formar parte de la Comisión Nacional de Protección  Social  en  Salud  y  es  esta última  que  como  órgano desconcentrado,  tiene  como tareas  fundamentales  instrumentar  todas  las  políticas  de  protección  social,  entre  ellas  el Seguro  Popular,  el  plan  estratégico  para  el  desarrollo  e  implementación,  evaluación  y monitoreo del Seguro Popular.   Es  también  esta  comisión quién promueve y desarrolla  los acuerdos de coordinación del Seguro Popular entre  las autoridades del nivel  federal y nivel estatal.    Esta  comisión  tiene  unidades  de  gestión,  planeación  y  evaluación  cuya  tarea fundamental es el monitoreo y evaluación del desempeño del Seguro Popular. 

El Convenio de Coordinación para el Establecimiento del Sistema de Protección Social en Salud es firmado entre el Secretario Nacional de Salud, el Secretario Estatal de Salud y el Gobernador.  El actor social que maneja de manera directa el programa es el nivel central.  En efecto el nivel central gira la instrucción a los estados y entra en un proceso de negociación para firmar los acuerdos de gestión del Seguro Popular.  Son funcionaros e infraestructura del nivel  estatal  de  la  SSA  que  operacionalizan  el  programa,  no  hay  staff  e  instalaciones separadas del nivel estatal de la SSA.  

Estructura financiera.  Para la implementación y operación del Seguro Popular se parte del principio de corresponsabilidad en el financiamiento de la salud y están consideradas tres fuentes de financiamiento:  

1)  Financiamiento del Gobierno  Federal  a  través de  la  Secretaría de  Salud.   Cubre anualmente una cuota social por cada  familia beneficiaria del Seguro Popular equivalente al quince por  ciento de un  salario mínimo general vigente en el Distrito Federal,  la  cantidad 

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resultante se actualiza  trimestralmente de acuerdo a  las variaciones del  Índice Nacional de Precios  al  Consumidor;  adicionalmente,  entrega  una  aportación  solidaria  mediante  la distribución del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud a la Persona, misma que representa al menos una y media veces el monto de la cuota social referida.  

2)    Financiamiento  del  Gobierno  de  los  Estados.    Los  gobiernos  estatales  que implementan el Seguro Popular, aportan una cuota equivalente a  la mitad de  la cuota social que destine el gobierno federal.  

3)   Financiamiento de Usuarios.   Los usuarios del Seguro Popular, participan con una cuota familiar que se entrega de manera anticipada, anual y progresiva, la cual se determina por  su  condición  socioeconómica,  y  puede  liquidarse  de  forma  trimestral.    La  base  para definir  la  cuota  familiar  es  el  nivel  de  ingreso  o  la  carencia  de  éste;  de  acuerdo  a  su evaluación,  existen  familias  exentas de  la  aportación.   Las  familias de deciles  I  y  II de  la distribución  de  ingreso,  pertenecen  al  régimen  no  contributivo.    La  responsabilidad  de colectar  la  cuota  familiar  es  para  el  Sistema  Estatal  de  Salud  por medio  de módulos  y personal del área estatal del Sistema de Protección Social en Salud. 

Oferta  de  Servicios  de  Salud  y Modelo  de Atención  El modelo  de  salud  de  este programa  se basa  en un modelo médico asistencial mediante acciones de atención médica directa  con  el  usuario  y  acciones de  salud  pública  en  cuanto  a  la  prevención  y detección oportuna de daños a la salud, así como acciones de mantenimiento del buen estado de salud.  En cuanto a la producción de los servicios que ofrece, la operación y estimación de costos de producción fue regulada en un inicio por el Catálogo de Beneficios Médicos (CABEME) que establecía  el  servicio  para  78  intervenciones  diferentes,  seleccionadas  con  base  en  su importancia  epidemiológica,  la  demanda  de  atención  y  la  capacidad  instalada  para proporcionar  estos  servicios.    Para  el  2004  fue  sustituido  por  el  Catálogo  de  Servicios Esenciales  de  Salud  (CASES),  que  incrementó  a  91  intervenciones  el  servicio  que  se proporciona; con ello se estima que se cubre el 90 por ciento de  la atención médica que se registra anualmente en los estados y a nivel nacional.  Las 91 intervenciones se llevan a cabo en  las  instalaciones  físicas de  los servicios estatales de salud para población no asegurada.  Los recursos humanos de nivel directivo son personal de base de la SSA mientras que todos los  recursos  humanos  de  nivel  operativo  son  contratados  de  manera  temporal,  por honorarios  y  a  través  de  un  proceso  de  reclutamiento  por  un  comité  de  selección  y contratación de personal.  

Beneficiarios.  Los beneficios del Seguro Popular están dirigidos fundamentalmente a toda población  que  carezca de protección  social  en  salud y  se  otorga  a  las  familias  cuyos integrantes, en lo particular, reúnan los siguientes requisitos:   

• Ser residente en el territorio nacional 

• No ser asegurado de la seguridad social 

• Cubrir las cuotas familiares correspondientes 

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• Cumplir con las obligaciones que se le marquen 

Los derechos y obligaciones de los beneficiarios sobre las 91 intervenciones del Seguro Popular son: 

• Recibir sin discriminación los servicios de salud, medicamentos e insumos 

• Recibir el servicio integral de salud 

• Acceso igualitario a la salud 

• Trato digno 

• Información suficiente, clara, oportuna y veraz 

• Orientación necesaria respecto de su salud 

• Hacer uso de la credencial que lo acredite como beneficiario 

• Cubrir su cuota familiar oportunamente 

• Informar su estatus laboral.   

Será  dado  de  baja  cuando  el  principal  sostén  de  la  familia  se  incorpore  a  alguna institución de seguridad social federal o estatal. 

El procedimiento para ubicar a  familias por deciles  se basa en  la aplicación de una encuesta automatizada con diferentes preguntas para establecer el nivel socioeconómico de las familias.  El decil de ingreso aparece de manera automatizada una vez que se captura la información clave en un software desarrollado para  tal efecto.   Se carece de un mecanismo que verifique  la efectividad de  la ubicación y  la veracidad de  la  información.   La población puede mentir  falseando  la  información,  o  bien  el  personal  que  afilia  puede  ‘ayudar’  a  la familia solicitante no registrando indicadores clave y así ubicarlo en los deciles de gratuidad.  Por otra parte es importante resaltar que no hay mecanismos que garanticen la permanencia de las familias en el programa. 

Adicionalmente,  se  podrán  considerar  sujetos  de  incorporación  al  régimen  no contributivo aquellas familias que: 

• Sean beneficiarias de  los programas de combate a  la pobreza extrema del Gobierno Federal, residentes en localidades rurales (Oportunidades) 

• Sean  residentes  de  localidades  de muy  alta marginación  con menos  de  doscientos cincuenta habitantes 

• Las familias que determine la Comisión Nacional de Protección Social en Salud 

Algunos Indicadores de Afiliación y  Resultados del Seguro Popular:  Para el primer semestre de  2005  es del  99.2 por  ciento,  con  respecto  a  la meta  establecida para  el mismo periodo.  Casi la totalidad de los estados cumplió con la cobertura de afiliación programada para el 2005, en Sonora se registró el avance menor con el 80.2 por ciento.  Las familias que ya 

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cuentan con  seguridad  social a  través del Seguro Popular  representan el 17.4 por ciento del total de familias no aseguradas; casi la mitad se ubica en Tabasco, Tamaulipas, Guanajuato, Puebla, Sinaloa y Jalisco.  

Considerando  la meta para  el año 2010  (11.9 millones de  familias),  el universo por afiliar es de 9.9 millones de familias.  Los estados con una mayor cobertura con relación a su meta  son Aguascalientes  (117.2  por  ciento),  Tabasco  (117.0  por  ciento), Colima  (112.3  por ciento).Dos quintas partes de  las  familias afiliadas al Seguro Popular,  están  incorporadas al Programa  Oportunidades.    En  Puebla,  México,  Tabasco,  Sinaloa,  Veracruz,  Jalisco  y Guanajuato, se aglutina el 55.8 por ciento de éstas familias.  

De  la población  afiliada  al Seguro Popular,  el  5.8 por  ciento habita  en  comunidades indígenas  (localidades  con  más  del  40  por  ciento  de  la  población  hablante  de  lengua Indígena).  La cuarta parte del total de familias afiliadas al Seguro Popular habita en los 1,335 municipios de alta y muy alta marginación del país, que tiene  identificados  la Secretaría de Desarrollo Social en su estrategia de Micro regiones.  De las familias beneficiadas el 92.8 por ciento se ubica en los dos primeros deciles de ingreso, en estos rangos las familias no aportan recursos.  En el primer grupo, se concentra tres quintas partes del total de familias afiliadas; mientras que en el segundo se agrupa el 29.8 por ciento (ver Tabla 4).  

Tabla 4. Familias afiliadas al Seguro Popular por decil de ingreso familiar anual.  (Datos al primer  semestre del 2005) 

DECIL  DE INGRESO 

 1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  TOTAL 

#  DE FAMILIAS AFILIADAS 

1,243,293  589,171  108,698  19,031  5,551  3,763  2,192  1,434  532  89  2,071,512 

%  62.99  29.85  5.51  0.96  0.28  0.19  0.11  0.07  0.03  0.00  100.00 

Fuente:  SSA.  Informe Anual de Resultados del Seguro Popular de Salud.  México DF, Octubre del 2005. 

Dos  quintas  partes  de  las  familias  incorporadas  al  Seguro  Popular  habitan  en localidades rurales, la mitad reside en ciudades y un porcentaje menor (cuatro por ciento) no está  identificado.   Hasta  el  primer  semestre  de  2005,  cerca  de  siete millones  de  personas recibe atención médica a través de la red del Sistema de Protección Social en Salud, cantidad que significa el 11.9 por ciento de  la que no tiene seguridad social; si consideramos  la meta hasta el 2010 (57.6 millones de personas), estarían pendientes de tener cobertura de servicios de salud en el país 50.7 millones de personas.  La cobertura mayor con relación al universo de su población no asegurada se registra en Tabasco, Aguascalientes, Jalisco y Colima. 

El programa IMSS‐Oportunidades 

Antecedentes.  Implementado desde hace 25 años como IMSS‐Coplamar, el programa IMSS‐Oportunidades es un programa del gobierno federal dirigido a comunidades indígenas y 

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campesinas de  las zonas mas marginadas de México.   El programa es un  instrumento de  la política  social  del  gobierno  federal  para  llevar  servicios    y  bienestar  social  a  las  zonas marginadas  rurales.    Es  a  su  vez  un  programa  de  seguridad  social  para  campesinos  de grandes grupos poblacionales mediante acciones de atención primaria a  la salud.   Articula sus acciones a la estrategia “Contigo” y al programa de Desarrollo Humano Oportunidades, a fin  de  alcanzar  un  auténtico  desarrollo  humano  integral,  promoviendo  una  población beneficiaria  de  los  servicios  para  el  desarrollo  de  sus  capacidades  y  Oportunidades  con equidad y justicia para todos. 

Desde su origen fue desconcentrado de  la Secretaría de Salud y administrado por el Instituto Mexicano del Seguro Social.  Atiende a 10.2 millones de mexicanos que no cuentan con  acceso  a  los  servicios  de  seguridad  social.    Del  total  de  usuarios,  3.5  millones  son indígenas y 1.2 millones de  familias son beneficiarias del programa de Desarrollo Humano Oportunidades. 

La operación de este programa se inscribe dentro de los objetivos y lineamientos del Programa Nacional de Salud 2001‐2006.  Lo fundamental de este programa es la participación comunitaria para el autocuidado de la salud, logrando vincular así las acciones comunitarias con las acciones médicas.  

La conexión de este programa con  los servicios  tradicionales del  IMSS y con  la SSA esta dada en dos sentidos:   Hasta el mes de enero del 2006 dependió  totalmente del  IMSS; Solo existió una relación con la SSA a través del Comité Estatal de Salud para la coordinación en actividades de salud pública.  

Existe  la propuesta, de carácter oficial que a partir de marzo del 2006 cambiaran  las reglas  de  operación  y  financiamiento  del  IMSS‐Oportunidades.    Aparentemente  todos  los usuarios de  servicios de  salud de  este programa pasaran  al Seguro Popular.   Lo plantea  el nivel central y el nivel estatal está de acuerdo a reserva de que se aclaren  diferentes grados de  confusión  en  el mecanismo  de  financiamiento  de  los  servicios  de  salud  para  familias procedentes de  IMSS‐Oportunidades.   Cuando  una  familia de Oportunidades  pasa  al  Seguro Popular solo trae el financiamiento de aportación solidaria federal mas no el financiamiento que  recibe  el  IMSS‐Oportunidades  por  ser  afiliado  a  este  programa.    La  propuesta  actual plantea    transferir  los  recursos  económicos  de  manera  parcial.    El  conflicto  está  en  el financiamiento porque aparentemente todo el dinero que se daba para esas familias quedará en el IMSS y no en la SSA que es quien asumirá la oferta total de servicios de salud a familias que estaban en el IMMS‐Oportunidades.  

Objetivos y metas.  Para responder a las necesidades de la población beneficiaria y en apego a las estrategias de atención primaria a la salud, se instrumentó un Modelo de atención cuyos  servicios  son  gratuitos.    Los  objetivos  centrales  de  este  programa  consisten  en proporcionar servicios de salud integrales de primer y segundo nivel de atención, oportunos y  de  calidad  a  la  población  no  asegurada,  de  zonas  rurales marginadas,  a  través  de  un modelo  de  atención  que  sustenta    fundamentalmente  la  participación  comunitaria  para 

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realizar  actividades  tendientes  a mejorar  las  condiciones  de  salud  de  los  individuos  y  su entorno familiar y comunitario.  Para ello se proponen las siguientes metas: 

• Enfrentar  las causas de la pérdida de la salud así como sus consecuencias. 

• Proporcionar atención médica  integral, disponible, adecuada y continua, a un costo factible para el país y que sea aceptada por la comunidad. 

• Promover  la participación de  la  comunidad,  en  el  cuidado de  la  salud,  individual, familiar y colectiva. 

• Propiciar el aprovechamiento de los recursos de salud disponibles, incluidos los de la medicina tradicional y fomentar el empleo de tecnologías apropiadas de bajo costo y alto impacto social. 

• Disponer de mecanismos de  información y evaluación permanentes en  los distintos niveles de  la organización del Programa, que permitan determinar su  impacto en  la salud de la población. 

• La  participación  consciente,  voluntaria  y  organizada  de  la  comunidad  a  través  de grupos de voluntarios que promueven la salud individual, familiar y colectiva. 

Estructura Organizacional.  El IMSS a través de su estructura institucional dispone de la normatividad específica para la administración de todos los recursos humanos, financieros y materiales que utiliza el  IMSS‐Oportunidades.   La estructura organizacional del programa tiene como   principales órganos de control un Coordinador general del programa, del cual dependen  cuatro  coordinadores  (todos  ellos  a  nivel  nacional):    coordinador  de  atención médica,  coordinador de  acción  comunitaria,  coordinador  administrativo  y  coordinador de planeación  y  evaluación,  todos  ellos  de  nivel  federal.    Existe  una  interacción  permanente entre los 4 coordinadores, el coordinador general y los 7 niveles delegacionales.  El nivel mas operativo  utiliza diferentes directores  regionales  para  la  coordinación,  gestión, monitoreo, evaluación  y  contratación  de  recursos  humanos  para  el  desarrollo  del  programa.    Los recursos humanos y mecanismos de coordinación se distribuyen en dos niveles, el primero corresponde a la Unidad Médica Rural y Unidad Médica Urbana que cuentan con un equipo de salud integrado por un médico en servicio social y dos auxiliares.  El reclutamiento de los médicos se realiza bajo el esquema del servicio social.  Existe un médico supervisor (personal contratado)  de varias unidades que se coordina con los directores regionales.  

Las  Unidades  que  no  logran  cubrirse  con  médicos  en  servicio  social,  se  ocupan mediante  contrataciones  temporales  con   médicos  titulados.    El  personal  auxiliar  son  dos habitantes de la comunidad sede, con escolaridad primaria  o secundaria y con dominio del idioma  local  cuando  se  trata  de  comunidades  indígenas.    Los  auxiliares  reciben adiestramiento  continuo  por  el médico  responsable  de  la  unidad médica.    Los  hospitales rurales cuentan con una capacidad instalada de 20‐70 camas y se organizan con la estructura de  un  cuerpo  de  gobierno    compuesto  por  un  director,  un  administrador,  un  jefe  de enfermeras y un médico residente.   El resto del personal son diferentes profesionales de  la salud en servicio social.  

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Para  el monitoreo  y  control  de  todas  las  estrategias  del  programa,  se  cuenta  con equipos directivos con estrecha interacción y reuniones semestrales o bimestrales entre:  nivel central,  delegacional,    hospitalario  y  zonal,  siempre  bajo  la  dirección  de  la  coordinación general y  los cuatro coordinadores adjuntos a nivel nacional.   Son  los equipos que efectúan las acciones de planeación,  capacitación, supervisión, presupuestación, control, seguimiento y contratación de recursos y cumplimiento de todos los compromisos del programa.  

Para  fines de  coordinación    real,  los voluntarios, personal  contratado y  comités de salud dependen de  instancias  asignadas desde  el nivel  estatal del  IMSS  en  los municipios donde  está  el  programa.    A  su  vez  las  delegaciones  estatales  rinden  cuentas  y  son monitoreadas y controladas desde el nivel central a  través de  la Coordinación Nacional de IMSS‐Oportunidades.   Para  fines prácticos,  a  la  fecha no hay  evidencias de  alguna  relación formal‐organizacional‐institucional entre este programa y el resto de autoridades estatales de salud. 

Respecto a la contratación de recursos humanos para este programa, recientemente se llevó a cabo la revisión contractual entre los representantes del IMSS y el SNTSS, con lo cual se  regularizó  la  situación  jurídico‐laboral  de  los  trabajadores  del  Programa;  para  ello  se incorporaron en el Contrato Colectivo de Trabajo los documentos normativos denominados: “Reglamento para  los Trabajadores del Programa  IMSS‐Oportunidades” y  los “Reglamentos que  fijan  las  Bases  para  la  Creación  y  Transformación  de  las  Plazas  N34  en  plazas  de Categoría  Autónoma  de  Médico  General  para  el  Programa  IMSS‐Oportunidades  y  del Esquema de Solidaridad Social”, con los respectivos derechos a jubilaciones y pensiones. 

Estructura Financiera.   Todos  los  recursos  financieros de  este programa provienen del nivel federal.  Los recursos son otorgados en su totalidad por el Gobierno Federal, por lo que su gasto se ejerce conforme a la Ley del Seguro Social y a los lineamientos que cada año establece el Decreto del presupuesto de Egresos de la Federación.   El IMSS, a través de una coordinación nacional, es quién tiene la responsabilidad del ejercicio de estos recursos. 

Oferta  de  servicios  de  salud  y modelo  de  atención:  El  Programa  fundamenta  su operación en el Modelo de Atención Integral a  la Salud, que se sustenta en  la participación comunitaria,  a  través  de más  de  260 mil  voluntarios  que  actúan  como  vínculo  entre  las unidades médicas  y  la  comunidad,  la  gratuidad  de  los  servicios  para  los  beneficiarios  se otorga a cambio del autocuidado de su salud; para  lo cual el Programa cuenta con una red regionalizada  de  servicios  integrada  por  3,540  unidades médicas  rurales  y  69 Hospitales Rurales. El Programa  está dirigido a  los  estados  con  las  comunidades de mayor  índice de marginación,  con  ausencia  de  infraestructura  de  servicios  de  salud  de  la  SSA  pero  que contaron con un mínimo de infraestructura de clínicas del IMSS‐Coplamar.  La cobertura se encuentra en más de 16 mil localidades pertenecientes a 1,264 municipios en 17 Estados de la República.  

El  Programa  IMSS  Oportunidades  opera  un  Modelo  de  Atención,  basado  en  los lineamientos de  la Atención Primaria  a  la  Salud.   Parte de un Diagnóstico de  Salud   para 

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atender  las  prioridades  de  las  localidades  comparadas  con  la  plena  participación  de  la población.    El  modelo  de  atención  integral  a  la  Salud  que  opera  el  Programa  IMSS Oportunidades se fundamenta en  la participación organizada de  la comunidad contando con un ejército de 260,770 voluntarios 

Actualmente la organización comunitaria, eje y parte fundamental en la aplicación del Modelo  de  Atención  Integral  a  la  Salud  la  conforman  17,035  comités  de  salud,  150,012 promotores  sociales  voluntarios,  que  orientan  a  un  promedio  de  13  familias,  incluida  la propia, así como los 13,785 asistentes rurales de salud ya mencionados.  Además se mantiene interrelación con 5,708 parteras y 2,016 terapeutas tradicionales.  Los voluntarios asumen un rol de promotores de salud principalmente en actividades de promoción y de autocuidado para  prevenir  daños  o  complicaciones  de  daños  a  la  salud  en  las  familias  adscritas.    Los Comités  de  Salud,  incluyendo  promotores  y  asistentes  de  salud,  diseñan,  implementan  y monitorean actividades de prevención, promoción y curación que determinan los programas de  salud  a partir   discusiones  y  consensos  comunitarios  sobre  las  necesidades de  salud  a nivel local. 

Las prioridades y estrategias de este programa son:  Prioridades:  Salud reproductiva y  materno  infantil,  Desarrollo  Humano  Oportunidades  y  nutrición,  Atención  Integral  al Adolescente,  Atención  Integral  a  la  Salud  Ginecológica  y    Comunidades  Saludables  y Proyectos Productivos.   Estrategias:   PREVENIMSS Rural, Comunicación Educativa “De  la gente  para  la  gente,”  Transferencia  tecnológica  (Saneamiento  Ambiental)  y  Tecnología Informática al medio rural.  Partiendo de estas prioridades y estrategias, el Programa IMSS‐Oportunidades  promueve  un  puente  firmemente  construido,  que  conjunta  las  acciones médicas  con  las  acciones  de  la  comunidad,  para  potenciar  las  capacidades  y  generar  la igualdad de Oportunidades a través de las siguientes acciones de atención médica. 

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Gráfico 1. Cinco Principales acciones de atención médica de IMSS‐Oportunidades a partir de la integración de prioridades y estrategias 

ACCIONES DE ATENCIÓN MÉDICA  

Nutrición   Salud Reproductiva  

‐ Centro de Educ. Nutr. ‐ Suplemento alimentario ‐ Sesiones educativas ‐ Preparación y consumo de alimentos 

‐ Información ‐ Consejería en planificación familiar ‐ Atención prenatal 

Atención Integral al Adolescente  

Salud Ginecológica   Crónico Degenerativas  

Información sobre: ‐ Salud sexual y reproductiva ‐ CARA ‐ Comités juveniles ‐ Sesiones educativas ‐ Talleres 

‐ Exploración ginecológica ‐ Visualización de Cervix ‐ Detecciones de cáncer cérvico uterino y de mama 

  

‐ Diabetes ‐ Hipertensión  ‐ Tuberculosis 

  

Fuente:  IMSS.   Manual de organización de  la Coordinación General del Programa    IMSS‐Oportunidades.   México DF, Octubre del 2003. 

Beneficiarios.  Los servicios de este programa son abiertos a la población en general, dentro  del  ámbito  de  las  unidades médicas  rurales  o  de  los  hospitales  rurales,  es  decir cualquier persona puede acudir a sus instalaciones y de manera gratuita demandar servicios de atención médica.   Por  lo  tanto no hay  requisitos o  criterios de  selección, aunque  si hay criterios de adscripción: cada unidad médica/hospital rural tienen su población objetivo y se adscribe  a  través  de  la  tarjeta    de  adscripción  a  unidades médicas,  a  toda  la  población universo de trabajo, demande o no la atención;  Para la población que vive en el resto del área de influencia y demanda atención médica, se le incorpora al igual que la población adscrita; Existe un registro diario de población adscrita que solicita atención médica y que forma parte del sistema de información en salud para no asegurados. 

Los usuarios tienen derecho a recibir cualquier servicio de la atención médica integral que sustenta el programa (acciones dirigidas al individuo, a la familia y a la comunidad).  Se exime totalmente a  la población usuaria del cobro de cuotas de recuperación.   Los usuarios de  este programa deben asumir  el  compromiso de participar  en  la  realización de acciones  que contribuyen a mejorar sus condiciones de salud. 

Algunos  Indicadores de Resultados de  IMSS‐Oportunidades:   Se ha  continuado  la aplicación  del  Componente  Salud  del  Programa  Desarrollo  Humano  Oportunidades  del Gobierno Federal mediante el beneficio a usuarios de servicio de salud de 1’156,509 familias.  Para atender a  las  familias de  las  localidades  lejanas que no  tienen  servicios de  salud  (225 microrregiones en 2,541 localidades de México), cuenta con equipos auxiliares de supervisión integrados  cada  uno  por  una  enfermera  general  y  un  promotor  de  acción  comunitaria, 

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responsables de  supervisar a  los asistentes  rurales de  las microrregiones y proporcionarles apoyo, asesoría y dotación de insumos.  

Como uno de  los objetivos primordiales del Programa Arranque Parejo por  la Vida se enfatizó  la prevención de daños  a  la  salud del binomio madre  – hijo, una de  las  acciones sustantivas  para  lograr  este  objetivo  es  la  vigilancia  del  embarazo  a  través  del  control prenatal,  lo  que  permite  identificar,  prevenir  y  en  su  caso manejar  oportunamente  todos aquellos factores que aumentan el riesgo para su salud.   

Se  puso  en  marcha  en  todas  las  comunidades  en  las  que  opera  el  Programa  la estrategia  PREVENIMSS Rural,  a  fin  de  incentivar  la  creación  de  una  cultura  de  cuidado corresponsable de la salud.  Con ello, a la equidad curativa que ya procura el Programa con los Encuentros Quirúrgicos se suma ahora la equidad preventiva entre el régimen obligatorio e IMSS Oportunidades.  

En  áreas  rurales  donde  tiene  presencia  IMSS‐Oportunidades  opera  la  estrategia  de Contraloría  Social mediante  la  cual  se  escucha  la  opinión  de  la  población  rural  sobre  los servicios que recibe y se reconocen sus  insatisfacciones y quejas.   El  índice de resolución y atención de quejas ha mejorado y para el período que se informa el 91%, de las 7,009 quejas fueron resueltas.  

Como  parte  de  la  sección  de  programas  prioritarios  de  salud  para  población  no asegurada  a  continuación  se  presenta  en  la  Tabla  5,  un  análisis  comparativo  de  las características distintivas de  los programas  revisados  en  comparación  con  los  servicios de salud para toda la población no asegurada. 

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Tabla 5. Análisis comparativo de SS públicos, Seguro Popular e  IMSS Oportunidades.  México 2005 

Fuente: Resultados propios a partir reidentificación de características distintivas entre  los principales programas de salud dirigidos a la población de mayor marginación en México.  Diciembre del 2005. 

PROGRAMA 

Principios  y efectos  en reducción  de desigualdades 

Tipo de servicios 

Cobertura 

Beneficiarios  Fuentes  de financiamiento 

Participación   por nivel de gobierno 

Participación Comunitaria 

Programa  de Servicios Públicos  de salud   a  toda la población 

Se  basa  en  el principio  de Ciudadanía.  Promueve  la desigualdad  al interior de  los no asegurados 

Paquete Básico  de  71 intervenciones  y  todos  los servicios  de primer, segundo  y tercer  nivel que    soliciten  y  puedan pagar  los usuarios.    El rango  de servicios varía  en  los estados. 

12 000000 de familias  

Todos  los usuarios  que demanden atención  a  la salud  y  que preferentemente  no  cuenten con  seguridad social 

Federal, Estatal, Municipal  y Usuarios (dependiendo del  Estado  o Municipio). 

Federal, Estatal  y Municipal 

Participación pasiva  y dirigida  por los proveedores de  servicios de salud 

Seguro Popular  de Salud 

Se  basa  e principios  de Ciudadanía  y Pobreza.    Tiene efecto positivo en protección financiera,  el dinero  sigue  al usuario.  Reproduce  todos los  efectos negativos  del modelo clásico de atención  a  la salud. 

Servicios  de salud    para las  150 intervenciones especificadas en el catalogo de  servicios del    Seguro Popular.  (más en  primer  y segundo  que en    tercer nivel )  

3  500  000 de familias 

Familias  sin seguridad social adscritas  al programa 

Federal Estatal Hogares (dependiendo del  decil  de ingreso familiar anual) 

Federal Estatal 

Participación pasiva  en  el proceso  de atención médica  pero activa  en  el financiamiento dependiendo del  decil  de ingreso 

IMSS Oportunidades 

 Basado  en principios  de  Ciudadanía, Pobreza  extrema y Grupo prioritario. Efecto  populista y  paternalista sobre    el  sistema de  salud  y  sobre los usuarios 

 Servicios  de primer  y segundo nivel  que demanden los usuarios en el rango de las 5 acciones  de Atención Médica  del programa. 

 1  156  509 familias 

 Familias  sin seguridad social  que residen  en  el área  de influencia  de las  unidades médicas  del  programa (comunidades mas marginadas) 

 Federal 

 Federal 

 Participación muy  activa, constante  y permanente en  la  mejora de condiciones de  salud  a nivel individual  y colectivo 

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Resultados  sobre  el  análisis  de  indicadores  sociales,  de  financiamiento  en  salud,  de gobernabilidad y de impacto en salud para los estados bajo estudio 

Tendencias del gasto en salud e indicadores sociales 

Respecto  a  las  tendencias  y  cambios  en  el  gasto  en  salud  e  indicadores  sociales seleccionados,  los  resultados presentan diferencias dependiendo del  tipo de  estado que  se trate (ver gráficas 1‐5).  En efecto, para los dos estados de ingreso bajo se observa para 1995 una tendencia decreciente tanto para gasto en salud como para ingreso per cápita.  En el resto de  indicadores  no  hay  tendencias  decrecientes  significativas,  más  bien  se  observa  una tendencia mínima creciente y constante   de 1990 al 2002.   En otras palabras podemos decir que  en  los  estados  de  ingreso  bajo  analizados  aparentemente  no  existe  correlación  entre tendencias de indicadores económicos y efectos en indicadores sociales.  

Para los estados de ingreso medio, se observa el mismo tipo de tendencia decreciente para    1995  sin  aparentes  efectos  sobre  el  resto  de  indicadores  sociales.    Una  diferencia importante en comparación con los estados de ingreso bajo, es la más rápida recuperación de la tendencia creciente tanto del gasto en salud como del ingreso per cápita.  Por otra parte en Colima llama la atención la tendencia tan irregular del ingreso per cápita.  En los estados de alto ingreso, igualmente se presenta la tendencia decreciente para 1995 para gasto en salud e ingreso per cápita.   Una diferencia importante en estos estados, en relación a los de ingreso bajo y medio,   es la tendencia decreciente que estos estados vuelven a presentar al final del período de estudio. 

Tendencias de los diferentes indicadores de financiamiento en salud 

Sobre el comportamiento de los montos de las aportaciones federales al gasto en salud para no asegurados, para todo el período de análisis, Tabasco es el único estado que desde el inicio  de  la  descentralización  muestra  evidencias  con  tasas  crecientes  constantes  de responsabilidad  financiera  desde  las  aportaciones  del  nivel  estatal  al  gasto  en  salud  (ver gráfica 6).  En efecto este estado desde el principio de la descentralización asumió alrededor del 50 % del gasto en salud.  El otro estado que asumió esta responsabilidad es el estado de Jalisco a partir de 1995, año en que se reactiva la segunda fase de la descentralización.  En el resto de los estados el gasto total en salud depende en su mayoría del nivel federal (entre el 93  y  95 %).    Estos  resultados  también  se  han  observado  en  otros  países  cuando  se  han implementado cambios en  las políticas de financiamiento o en reformas a  la producción de servicios de salud. 

Para  el  caso  de  Baja California,  se  observó  una  tendencia  creciente  con  una  caída importante  para  1995  pero  con  una  rápida  recuperación  a  partir  de  1996,  llegando  a incrementos  importantes del gasto  en  salud para  el  2003.   Respecto  a  las  aportaciones del nivel  federal  al  gasto  en  salud  para  el  periodo  1990‐2003  en  el  estado  de  Baja California, presentó  tendencias  irregulares.    Durante  la  primera  parte  del  período  (1990‐1995)  se observan tendencias decrecientes que a partir de 1996 tienden a recuperarse, tanto en pesos 

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constantes como en dólares.  Decrecientes.  Sobre las aportaciones federales llama la atención que al final del período se incrementa la participación financiera del nivel federal contrario a lo que se esperaría a medida que avanza la reforma y la descentralización de la salud en este estado.  

Sobre el aporte del nivel estatal al financiamiento de la salud también se observa una tendencia  irregular con  incrementos y decrementos dependiendo del año bajo estudio.   No obstante  podría  decirse  que  en  la  primera  parte  del  periodo  se  observa  una  tendencia  al incremento misma  que  tiende  a  estabilizarse  durante  la  segunda  parte  del  período  (ver gráfica 9).  

Es evidente y significativa la diferencia de aportación monetaria al compararlo con el nivel  federal.    Llama  la  atención  que,  aunque  mínima,  si  se  mantiene  una  tendencia incremental en este tipo de aportaciones.  En lo que se refiere al aporte del nivel municipales hasta    1997  que  se  inicia  con  la  responsabilidad  financiera  de  la  salud  desde  el  nivel municipal.  Aunque el aporte en este estado es mínima (del 1.2%), es importante resaltar que mantiene una  tendencia al  incremento y  se espera que en  los próximos años  se mantenga.  Finalmente en cuanto al aporte de los hogares a través de las cuotas de recuperación que se pagan a  los centros de atención a  la salud para población no asegurada, resalta el hecho de una  tendencia al  incremento en  la primera mitad del período con una  tendencia en  franco decremento en la segunda mitad del período pasando de 11.8% en el año de mayor aporte a 3.1% en el último año del estudio.  Esto es de particular importancia porque significa que la participación de  los hogares  en  el  financiamiento de  la  salud para  este  estado decreció  en aproximadamente un 80%. 

Para el caso de Colima, las tendencias del gasto en salud para población no asegurada presenta una tendencia regular e  incremental y constante sin ninguna caída significativa en ningún año del periodo.  La aportación del nivel federal al financiamiento de la salud en este estado  es  relativamente  alta  y  presenta  tendencias  irregulares.   En  efecto mientras  que  al principio del periodo el aporte federal representó el 94.7% del gasto total en salud, para 1994  el nivel de participación bajo al 87.9, volviendo a subir al final del período y en el año 2002 este mismo aporte representó el 94.7 del gasto  total en salud.   El aporte del nivel estatal al gasto en salud se mantiene con cambios importantes.  Para 1990 fue del 2.5%, llegando a su máximo en 1994 con un 5.7% para volver a caer a 3.1 en el 2002‐2003.  Llama la atención no solo  los  cambios    tan  irregulares  en  las  tendencias  de  este  tipo  de  aporte  financiero  sino también en el peso  relativo  tan bajo de este aporte sobre el  total del gasto en salud.   Algo similar sucede con el aporte del nivel municipal.   Este aporte  inicia con una cantidad muy baja en 1999 y no solo no se mantiene sino que tiende a disminuir pasando de .5 a .2 como % del gasto total en salud.  

Respecto al aporte de  los hogares al  financiamiento de  la  salud en Colima, al  igual que en el resto de aportaciones se observan tendencias muy irregulares iniciando el periodo con 2.6, llegando a mitad del período con 6.9 y cayendo al final del período para el año 2003 al  2.1%  del  gasto  total  en  salud.    Evidentemente  llama  la  atención  no  solo  la  irregular 

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participación de los hogares en este estado, también llama la atención la caída del 50% de la participación de hogares en el financiamiento en salud al final del período.  Lo que más llama la atención en el caso del estado de Colima es la caída de más del 100% de la participación de los hogares en el gasto en salud, justamente después de la reforma y de la descentralización en salud (ver gráfica 8). 

En cuanto a los resultados para Jalisco, este es uno de los estados donde se presentan tendencias con incrementos constantes y de peso importante en el gasto total en salud.  Sobre los  cambios  en  los montos  financieros que  aporta  el nivel  federal    se observan  tendencias decrecientes  en  el  peso  relativo  de  la  aportación  del  nivel  federal;  estas  tendencias  se mantienen constantes desde el primero hasta el último año del período de estudio pasando del 95.5% en 1990 a 59.0% en el 2002.   A diferencia de  los  cambios en el nivel  federal,  los cambios en la participación financiera del nivel estatal, presentan tendencias  crecientes.  Para el  primer  año  del  estudio,  1990  la  participación  estatal  fue  del  1.5%,  presentando  una tendencia  creciente  constante y  llegando a  representar para el año 2002 el 28.7% del gasto total en  salud.   Algo  similar  sucede con  las  tendencias de  los montos  financieros del nivel municipal.  Aunque el aporte financiero del nivel municipal a la salud en Jalisco aparece en 1996 las tendencias se mantienen crecientes y constantes pasando de .5 a 1.6% del gasto total en salud al final del período.   En cuanto al aporte de  los hogares para el financiamiento en salud, al igual que en las aportaciones de niveles estatal y municipal se observan tendencias crecientes constantes desde al inicio hasta el final del período de estudio.  

Respecto a las tendencias comparativas por variable de estudio, sobre las tendencias del  aporte  federal  al  financiamiento de  la  salud,  son  los  estados de Tabasco y  Jalisco que presentan  tendencias decrecientes con mayor énfasis a partir de 1995,  justamente el año de corte del período de estudio.  Respecto a los resultados comparativos del aporte estatal, llama fuertemente  la  atención  la  diferencia  tan marcada  a  partir  de  1996  de  incremento  de  la responsabilidad financiera del gobierno del estado de Jalisco en la salud y la d Tabasco desde principios del período.   El caso de Oaxaca, Hidalgo, Colima y Baja California se mantienen mas o menos  con  las mismas  tendencias decrecientes para el  final del período de estudio.  Los  resultados  sobre el aporte municipal, evidencian  incrementos  importantes en Tabasco, Jalisco y Baja California, con descensos en el caso de Colima, Oaxaca e Hidalgo.   Llama  la atención la tendencia decreciente tan marcada de la aportación de los hogares en los casos de Colima, Tabasco y Baja California, así como la tendencia creciente constante por los hogares en el caso de Jalisco, Oaxaca e Hidalgo.   

El análisis  comparativo de  las  tendencias del gasto  total en  salud para  cada estado bajo estudio, muestra evidencias de que en  los 6 estados se observan  tendencias crecientes constantes  y sólo en el caso de Colima, Oaxaca e Hidalgo se dio una caída significativa en el año 1996, misma que se recupera inmediatamente en el año 1997‐98.  También es importante resaltar  que  en  todos  los  estados  las  tendencias  crecientes  son mucho más  importantes  a partir del año 1997.   Es Jalisco el estado que recibe mas recursos aunque al hacer el análisis por gasto per cápita al final del período, es el estado de Baja California el que representa un 

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mayor gasto per cápita (208 USD), seguidos de Colima (147 USD), Tabasco (146 USD), Jalisco (107 USD), Hidalgo (88 USD) y en último lugar Oaxaca (77 USD) 

En cuanto a las tendencias de los montos de financiamiento por objeto de gasto en el estado de Baja California,  es importante resaltar que los montos de inversión para atención preventiva    presentan  tendencias  crecientes,  aunque  un  tanto  irregulares.    La  atención curativa  en  este mismo  tipo de población    representó  el  rubro  con mayor  inversión y  con tendencias  crecientes  constantes.    En  lo  referente  a  montos  de  inversión  para  atención curativa  se observaron  tendencias decrecientes que pasan de  65.0%  en  1990  a  68.3%  en  el 2003.    Lo  contrario  sucede  para  las  tendencias  de  montos  de  inversión  en  gastos  de administración, pasando estos de 27.9% en 1990 a 18.0% en el 2003.  Dos evidencias llaman la atención:   en primer  lugar,  la  inversión en atención curativa es  relativamente muy alta; en segundo  lugar,  los  gastos  de  administración  y  personal  también  son muy  altos,  aunque tienden a decrecer al final del período (ver gráficas 9, 10 y 11).  

Respecto  a  las  tendencias  para  población  no  asegurada  en  Colima,  los  montos invertidos en atención preventiva presentaron  tendencias crecientes constantes pasando del 10.3% al 25.6% para el final del período de estudio.  Lo anterior significó un incremento del 100% durante  todo el período de estudio.   En el caso de  la atención curativa se observaron tendencias con cambios irregulares pero que al final del período un mínimo descenso (paso de 56.7% al 55.0%).  Diferentes fueron los resultados para gastos de administración; en efecto, estos presentaron tendencias con cambios decrecientes constantes que pasaron del 33.0% en 1990 a 23.4% en el 2003.  En este estado, existe un alto porcentaje asignado a atención curativa y altos gastos de administración para población no asegurada, que aunque tienden a decrecer  son significativamente diferentes del mismo tipo de gastos para población asegurada. 

El destino final de los recursos en el estado de Jalisco presenta cambios con tendencias muy irregulares en todos los rubros.  En atención curativa se presentan tendencias con altas y bajas inconstantes de tal forma que el primer y último año resultó en el 12% del gasto total en salud,  con máximos  y mínimos  que  varían  desde  8%  al  18%  dependiendo  del  año  bajo estudio.    En  las  tendencias  del  destino  final  para  atención  curativa  se  observan  cambios crecientes constantes pasando de 72% en 1990 al 73.1% en el 2003.   Llama la atención que a diferencia de los otros dos estados en este, los gastos de administración presentan tendencias con cambios crecientes constantes pasando del 4% al 11% y representando un incremento de poco mas del 100% en gastos de administración.  

Tendencias del gasto en salud e indicadores de salud 

En esta  sección  se analizan   posibles  relaciones entre  tendencias del gasto en  salud  con  tendencias  en  los  siguientes  indicadores  de  impacto  en  salud:    Incidencia  (casos)  de Mortalidad  Infantil  (menores de 1 año)   y Mortalidad Materna  (todas  las causas).   Tasa de morbilidad por Diabetes Mellitus tipo II   (DMII) e Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs), por 100,000 habitantes. 

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La mortalidad es el indicador que, paradójicamente, mejor describe las ganancias y la situación de la salud de la población.  En México el descenso de la mortalidad se observa en forma sostenida desde poco antes de 1940; sin embargo esta disminución no se ha dado de manera homogénea en todos los estados del país, como se verá mas adelante, siendo las áreas rurales  y  en  particular  los  grupos  étnicos  los  menos  favorecidos  en  la  mejora  de  estos indicadores de salud. 

Mortalidad  Infantil:    En  los  6  estados,  se  observan  importantes  descensos  en  la tendencia de este indicador comparados con los cambios del gasto en salud realizado en ese periodo.  Se observa que entre 1995 y 1996 hubo un descenso del gasto en salud, de 200,000 a 120,000 USD, pero a partir de 1997 el incremento del gasto es notorio, hasta alcanzar más de 250,000  USD  en  el  2002.    Por  otra  parte,  la    mortalidad  infantil  nacional,  muestra  una tendencia ascendente de 1990 a 1993, de 245 a más de 1000 muertes por cada 100,000 nacidos vivos,    para  disminuir  a  328  muertes  por  100,000  nacidos  vivos,  y  ahí  nuevamente incrementarse, hasta estabilizarse en alrededor de 500, en el año 2003.  Si bien hay Estados en donde  la  tendencia  ha  sido  notoriamente más  baja  que  la media  nacional,  Jalisco  (125  en 2003), existen otros Estados con  importantes variaciones, como Tabasco, Oaxaca e Hidalgo, en  donde  se  observan  los  mayores  casos  de  mortalidad  materna,  de  los  6  Estados comparados,  arriba  de  la media  nacional.    En  Tabasco  se  observa  las mayores  tasas  de mortalidad, arriba de 1,000 en todo el período observado, incluso llegar a 1936 muertes por 100,000 en 1991.   A partir del año 2000 parece observarse una  tendencia a  la estabilización alrededor de 1000 casos por 100,000.   En Oaxaca se observa una tendencia ascendente en  la tasa de alrededor de 950 casos en 1991   a más de 1400 casos por 100,000 nacidos vivos en 1993, y a partir de allí una  tendencia descendiente hasta alrededor de 450 casos en el 2003.  En forma similar el estado de Hidalgo muestra un  incremento en  la tasa por este  indicador arriba  de  1,000  entre  1991  y  1993,  para  entonces mostrar  una  tendencia  decreciente  hasta menos de 300 en 1999, para luego repuntar hasta 578 en el 2003.  Por otra parte en Jalisco se ha observado una tendencia en la tasa de mortalidad infantil, menor a la media nacional.  Se observa un incremento importante entre 1993 y 1994 (de 509 a 729 muertes por 100,000), para descender a menos de 200   en 1994, y mantener esa tendencia estable hasta el 2003 (125 por 100,000).    Los  estados  de  Colima  y  Baja  California  Sur  muestran  una  tendencia  estable intermedia, similares a la media nacional, para el período observado.  (Ver gráfica 12) 

Mortalidad materna:   Considerado  los seis estados analizados, se observan  también cambios  de  este  indicador  en  relación  al  gasto  en  salud.    El  gasto  en  salud  tuvo  un incremento entre 150 mil USD en 1990  a 250 mil USD en 1994, descendiendo a 120 mil USD en 1995, para luego repuntar a más de 260 mil USD en 2003.  La tendencia nacional  muestra variaciones entre 5 y   10 casos  de MM anuales.  Sin embargo, al comparar los seis estados, se observan mayores variaciones, en  los Estados de Jalisco, Oaxaca   y Tabasco, que  llegaron a reportar entre 20 y 30 casos de MM anuales.  En Tabasco se observó un repunte de 5 a más de 20 casos entre 1990 y 1991 y nuevamente de 12 a más de 20 casos  nuevamente entre 1999 y 2000; en Oaxaca de 25 a 33 entre 1993 y 1994; y en Jalisco de menos de 5 casos en 1995 a 30 en 1996.   A partir del  2001  se observa que  en  estos  tres Estados  los  indicadores  se  acercan o disminuyen con  la media nacional.   En relación a  los otros  tres estados, Hidalgo, Colima y 

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Baja California Sur, en el periodo observado la tendencia se ha mostrado estable, menor a la nacional,  en alrededor de tres casos de MM reportados anualmente1  descender  Dados los pocos caos reportados a nivel estatal,   no se observan mayores cambios en el período.   Sin embargo al comparar con el reporte nacional de casos, si se observa una tendencia a la baja de  este  indicador  entre  1994‐96,  un  repunte  en  1997‐98,  y  nuevamente  una  tendencia  al descenso a partir del año 2000, comparado con un incremento en el gasto en salud a partir de 1996 (ver gráfica 13).  

Incidencia  DMII  (tasa  por  100,000  habitantes).    También  se  observan  importantes diferencias entre el  indicador del gasto en salud y  la tasa de morbilidad por esta patología.  En  los 6 estados  se observan  comportamientos  irregulares entre 1990 y 1995, y mostrando una tendencia más estable de 1996 al 2003, acercándose a la media  nacional.  El Estado que mayores cambios muestra en este periodo es Baja California Sur, con reportes de más de 600 casos en 1990 a 100 en 1991,  incrementar a 500 en 1992, descender a alrededor de 100 casos en 1994 y estabilizarse en alrededor de 100  casos a partir de 1995.   En  todo el periodo ha permanecido  arriba  de  la media  nacional.    En Colima  también  se  observan  fluctuaciones arriba de  la media nacional en el período de 1990 a 1994.   Estados como Oaxaca y Tabasco muestran tendencias inferiores a la media nacional, alrededor de 100 casos o menos en todo el periodo observado (ver gráfica 14).    

Incidencia  IRAs  (tasa  por  100,000  habitantes).    Considerando  que  se  trata  de  una patología de ocurrencia y reporte frecuentes, se observan comportamientos irregulares para todos los estados.  En los Estados de Hidalgo y Colima se observan variaciones importantes arriba de la media nacional en el periodo 1991‐1996 (ver gráfica 15).   

En Oaxaca  se  observa una  tendencia  ascendente  entre  300 y  600 mil USD  anuales, incrementándose a partir de 1999 a más de 1 millón 200 mil USD en 1999.  Esto se relaciona con cambios en los indicadores de salud.  Se observa un importante descenso en  la tendencia de mortalidad  infantil,  de  420  casos  en  1997  a  276  en  el  2001.    El  total  de  casos  de MM reportado, se ha mantenido con una tendencia estable.  Respecto a la tasa incidencia de DMII e IRAs también se observa un descenso,  a partir de 1992.  Para el Estado de Hidalgo también se observa un importante descenso en la mortalidad infantil de más de 250 casos en 1992, a 200 en el 2001, relacionado posiblemente, con el incremento en el gasto en salud, a partir de 1993.  

En Colima se observan  tasas estables para  la mortalidad  infantil (alrededor de 50) y mortalidad materna.  La gráfica muestra una tendencia irregular para incidencia por DMII e IRAs, estabilizándose a partir de 1996 (descenso de 417.7 en 1990 a 115.9 en 2001 para DMII, y descenso de  23672.8  en 1990 a  12784.5  en 2001).   La  inversión del gasto  en  salud  tuvo un pequeño ascenso entre 1992 y 1994, decreció 3 años, para repuntar nuevamente a partir de 1997  (incremento de 100,000 USD  en 1997 a más de 300,000 USD  en 2001).   En  tabasco  se observa  una  tendencia  de  tasas  altas  de  mortalidad  infantil  alrededor  de  700  muertes anuales).  Los demás indicadores de salud, MM, incidencia DMII e IRAs, muestran tendencia 

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estable.   EL gasto en salud  tuvo un  incremento notorio a partir de 1997  (de 200 mil USD a más de 650 mil USD en 2001).  

Para Baja California Sur, se observa un importante descenso en las tasas de incidencia de DMII e IRAs a partir de 1994.  (De 650.4 en 1990 a 88.3 en 1994 para DMII, y de 30,800.5 en 1990 a 8029.5 en 1994 para IRAs).  Aunque en los últimos años ha habido incremento en los casos reportados, las tendencias se mantienen estables.  En el caso de la  mortalidad materna e infantil, las tendencias permanecen estables a lo largo del período.   La inversión del gasto en  salud  se  incrementó notoriamente desde 1996, de 170 mil USD a 500 mil USD en 2001.  Para el Estado de  Jalisco  se observa un descenso en  tres  indicadores de  salud  (mortalidad infantil,  incidencia  de  DMII  e  IRAs),  entre  1992  y  1994,  y  a  partir  de  1998  se  observa nuevamente una  tendencia  al  incremento.   La MM  se mantiene  estable.   La  inversión del gasto en salud inicio con 300 mil USD en 1990 teniendo un incremento importante a partir de 1996 (400 mil USD en 1996 a 800 mil USD en 2001.). 

Tendencias de indicadores de cobertura en salud 

Respecto  a  la  cobertura  en  el  número  de  médicos  por  1000  habitantes,  Jalisco  y Tabasco  son  los que  cuentan  con más médicos por habas.,  seguidos de Oaxaca  e Hidalgo.  Estos  4  estados  están  por  arriba  de  la media  nacional mientras  que  baja California  Sur  y Colima están inmediatamente por debajo de la media nacional.  No deja de llamar la atención que los dos estados de mayor ingreso se encuentran en el extremo inferior y extremo superior respecto a este indicador (ver gráfica 16).  En efecto, el estado de Jalisco es el que cuenta con el indicador mas alto mientras que Baja California Sur con el indicador más bajo.  En cuanto a las  tendencias de  camas  censables  como  indicador de  cobertura,  en  términos  generales  se observan  las mismas  tendencias que para  el  caso de médicos por   habitantes,  llamando  la atención de una brusca caída con pronta recuperación para 1999 y manteniéndose constante hasta el 2003.  El cambio creciente tan brusco en el caso de Jalisco, se debe al hecho de que a partir  de  1997  el  hospital  civil  de Guadalajara,  con más  de  1300  camas  censables  pasa  a formar parte de la infraestructura de los servicios de la SSA‐estatal (ver gráfica 17).  Sobre la cobertura del programa ampliado de vacunación, el punto a resaltar es que todos los estados están por debajo de la media nacional, solo se presentan dos tendencias crecientes, una para 1991 en el estado de Tabasco y otra para 1994 en el estado de Hidalgo (ver gráfica 18). 

Tendencias de indicadores de eficiencia en salud 

Sobre las tendencias de tasa de ocupación hospitalaria, llama la atención que Hidalgo, Tabasco, Oaxaca y Colima presentan tasas de ocupación por arriba de la media mientras que Jalisco y Baja California Sur, por debajo de la media (ver gráfica 19).   Aquí hay que resaltar que estos dos últimos estados son los de mayor ingreso per cápita y donde la mayoría de la población o cuenta con  seguridad  social o cuenta con poder adquisitivo para atenderse en hospitales  privados.    Sobre  el  índice  de  rotación  como  indicador  de  eficiencia  (camas censables vs. egresos hospitalarios), las tendencias son similares pero con una tendencia mas 

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marcada por debajo de la media para Jalisco y Baja California Sur (ver gráfica 20).  Asimismo la tendencia más marcada por arriba de la media corresponde al estado de Hidalgo y Oaxaca, al principio del período aunque al final del período solo se mantiene Hidalgo, ya que Oaxaca  presenta una  tendencia más  irregular  aunque  sigue  estando por  arriba de  la media.   Esto significa  que  a menor  índice  de  rotación mayor  eficiencia  como  resultado  de  la  atención médica y viceversa.  Sobre el indicador de promedio diario de consultas a no asegurados, con excepción del  estado de  Jalisco,  el  resto de  los  estados  están por  arriba de  la media, y de manera muy marcada el caso de baja California  Sur, que para todo el período se mantiene en primer lugar por arriba de la media (ver gráfica 21).  

Tendencias de indicadores de equidad en salud 

Respecto  a  gasto  público  en  salud    todos  los  estados  incluidos,  excepto Oaxaca  e Hidalgo, presentaron un gasto público por  arriba de  la media nacional.   Por otra parte  el gasto público en salud como proporción  del gasto total en salud, resalta que en los estados de  tabasco y Yucatán este gasto está muy por arriba de  la media y casi al doble de  lo que representa este mismo gasto para estados como Jalisco, donde ciertamente se está muy por debajo de  la media nacional.   En cuanto al per cápita para población no asegurada  llama  la atención el estado de Baja California por el alto monto, mientras que los estados de Oaxaca e Hidalgo por su bajo monto per cápita.   Respecto al  índice de corresponsabilidad financiera, es  en  los  estados de  Jalisco y de Tabasco donde  se  encuentra un  índice más  favorable de acuerdo  a  los  cambios  esperados  en  estos  momentos  de  la  reforma  de  la  salud; particularmente de  la descentralización  financiera en  términos de equidad en  la asignación de recursos para la salud  (ver gráficas 22‐26). 

En lo referente al gasto catastrófico en salud a nivel nacional y diferenciando por tipo de  población,  es  evidente  que  las  tendencias  de  mayor  gasto  están  en  la  población  no asegurada, tal como se aprecia en  la gráfica 27.   El otro punto que  llama  la atención es que contrario a  lo que debería  ser es  la población del quintil de menor  ingreso  familiar  la que realiza un mayor gasto catastrófico en salud.   Sobre  las  tendencias del gasto catastrófico en población no asegurada por estado bajo estudio, Oaxaca resultó con el mayor gasto, mientras que Colima con el gasto menor (ver gráfica 28). 

Respecto a  los  resultados del  índice de  inequidad  en  la asignación de  recursos por estado  (ver notas en anexos),  los estados que  resultaron con el  índice de mayor  inequidad fueron Oaxaca e Hidalgo, seguidos en orden decreciente por Colima, Tabasco, Baja California Sur y Jalisco (ver gráfica 29). 

El análisis cualitativo sobre cambios en los mecanismos de asignación solo se realizó para 3 estados.   La información analizada mostró la referencia por parte de proveedores de servicios del uso de criterios históricos en  la asignación  financiera en Baja California Sur y Colima.   Estos criterios se refieren esencialmente a  la asignación  tomando como parámetro los ejercicios anteriores.   En este caso,  Jalisco y Baja California Sur refirieron mayor  trabajo gubernamental  relacionado  con modificar  la  asignación  financiera mediante  el  empleo  de 

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criterios  técnicos  (clínicos, epidemiológicos y económicos) en  la asignación de  los  recursos; sobre todo a nivel  jurisdiccional ante evidencias de brotes epidemiológicos. 

Se  refirieron  iniciativas  locales  con  el  uso  de  criterios  clínicos  en  la  asignación  de recursos.   Particularmente  en  Jalisco, orientadas a mejorar  la producción de  servicios para población específica, particularmente población que vive con cáncer.  Este tipo de dinámicas han sido promovidas recientemente desde el nivel federal, promoviéndose la creación de un fondo sectorial orientado a prevenir los efectos de los gastos en salud de padecimientos que el  sistema  sanitario ha evaluado  como  costosos  con  efectos directos  en  la  economía de  los pacientes.  La implantación de mecanismos económicos se encuentra aun en etapa de estudio en los 3 estados.  

Tendencias de indicadores de gobernabilidad en salud 

Revisando  las  fortalezas,      Jalisco  y  Tabasco  presentan  de  alto  a medio  grado  de impacto de cambios en los diferentes indicadores de gobernabilidad; los estados de Hidalgo y Colima de medio a bajo y el estado de Baja California Sur y Oaxaca de bajo a nulo impacto de  los cambios.   Las principales fortalezas se presentaron en  la  identificación de estrategias de  reforma, pasando por  la solicitud de mayores mecanismos de  transparencia en el uso y asignación de recursos,  mayores espacios de participación de todos los actores sociales en la toma  de  decisiones  en  todo  el  ámbito  de  la  salud,  sobre  todo  en  programas  con  un  alto componente de participación comunitaria como el IMSS‐Oportunidades, en Oaxaca e Hidalgo,  o  Oportunidades  componente  salud  (antes  PROGRESA)  en  Baja  California  Sur,  Jalisco, Tabasco y Colima. .  

También se observaron fortalezas relevantes en materia de asignación y reasignación de recursos, mayor  interacción de actores, presencia de sistemas de rendición de cuentas y nuevos  mecanismos  de  mediación  para  apoyo  a  grupos  vulnerables,  resaltan  do  como ejemplo el Seguro Popular.   Como  fortaleza  importante, se refirió  la existencia de  iniciativas comunitarias para mejorar el bienestar, el  reconocimiento de espacios para  la participación comunitaria vinculados  a programas gubernamentales  (IMSS‐Oportunidades, Oportunidades‐salud  y Comités  Promotores  de  Salud),  el  apoyo  de  trabajo  comunitario  para mejorar  las unidades de salud, coordinación  intersectorial y  la existencia de mecanismos de mediación para apoyar a grupos vulnerables.   En  los tres estados se refirió el fortalecimiento del nivel local para la toma de decisiones.  Particularmente se resaltó que las nuevas iniciativas como el Seguro Popular de Salud empoderan más a los usuarios debido a que suponen aportaciones directas y beneficios específicos, así como  la preocupación por una mayor ciudadanización de de la atención a la salud.  (Ver figuras 4 y 5) 

A  diferencia  de  las  fortalezas,  las  principales  debilidades  se  observaron  en  Baja California  Sur  Ocaza,  Hidalgo  y  Colima  con  alto‐medio  impacto;  seguidos  de  Jalisco  y Tabasco  con  bajo‐nulo  impacto  dependiendo  del  indicador.    Las mayores  debilidades  se presentaron  en  el  desconocimiento  y  rechazo  de  programas  prioritarios  de  salud  por  la mayoría  de  los  actores  sociales,  particularmente  de  usuarios  y  proveedores  en  el  nivel 

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municipal.   Resaltó también   el conflicto de diferentes niveles de gobierno en la conducción de los programas de salud, la asignación discrecional de recursos, sobre todo el uso político de programas prioritarios de  salud  como  el  Seguro Popular, particularmente  en Colima;  la participación social pasiva y dirigida por los proveedores de salud dejando un escaso o nulo margen  de  acción  en  diferentes  comunidades,  sobre  todo  en  las  comunidades  mas marginadas; la escasa capacidad de negociar y gestionar recursos desde los niveles estatal y municipal;  la  falta de precisión y  claridad en  la aplicación de  la  formula de asignación de recursos con equidad desde el nivel central hacia el nivel estatal de salud; el desinterés de actores en el abordaje  Inter. Sectorial o  interinstitucional de  los problemas y programas de salud.  Finalmente la falta de espacios de participación en la  gestión de recursos financieros (ver Tabla 6).  Algunas debilidades con implicaciones complejas se refirieron a la posibilidad de  politizar  los  recursos  y  el  gasto  en  salud,  así  como  a  que  la  participación  social  esté concebida únicamente dentro de cauces oficiales, a  lo que se agregó el centralismo  federal.  Para los casos de Oaxaca, Hidalgo, Baja California Sur y Colima se refirió un manejo limitado del marco  legal y sus alcances, así como  la  falta de un planteamiento explícito orientado a una mayor gestión de recursos financieros y  la falta de mecanismos para monitorear el uso de los recursos entre prestadores de servicios.  

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Tabla 6. Fortalezas  de Gobernabilidad en salud en 6 estados de México.  Fortalezas  BC SUR  COLIMA  JALISCO  OAXACA  HIDALGO  TABASCO 

Identificación y uso  de marcos legales y normativos de estrategias de reforma  

‐  +  ++  +  +  ++ 

Participación en  toma de decisiones a nivel local 

‐+  +  ++  ‐  ‐  ++ 

Capacidad de gestión y reasignación de recursos a nivel estatal 

‐  +  +++  +  ++  +++ 

Rendición de Cuentas con participación de actores estatales y municipales 

‐  ‐  ++  ‐  ‐  ‐+ 

Participación de todos los actores en la gestión de nuevas fuentes de $ 

‐  +  ++  ‐+  +  ++ 

Mayor interacción entre actores sociales:  proveedores, usuarios, gobiernos y ONGs. 

‐  ‐  ++  +  +  +++ 

Transparencia en la gestión de programas y recursos públicos 

+  +  +++  ‐  ‐  ‐+ 

Mecanismos de mediación para apoyar a grupos  vulnerables/prioritarios. 

‐  +  +++  ++  ++  ++ 

Nivel de acuerdo y estabilidad política entre actores y sus interacciones 

+  +  +++  ‐  +  +++ 

Alto= +++     Medio= ++      Bajo = +      Nulo =  ‐ Fuentes: Arredondo A.  et  al, Primer  Informe Técnico.   Proyecto Equidad, Gobernabilidad y Financiamiento  en Salud  a  partir de  la  reforma de  la  salud  en México.    INSP,  2003‐2006.    Entrevistas  con Directivos,  Seminario nacional de Financiamiento, Gobernabilidad y Equidad en Salud, Guadalajara, Enero 2006. 

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Tabla 7. Debilidades de Gobernabilidad en salud en 6 estados de México  Debilidades  BC SUR  COLIMA  JALISCO  OAXACA  HIDALGO  TABASCO 

Desconocimiento y rechazo de programas prioritarios de salud 

+++ ++ + ++  ++  ‐ 

Conflicto en diferentes niveles de gobierno 

+++ ++ + +++  ++  + 

Ausencia de mecanismos para monitorear el uso de los recursos 

+++ ++ + +++  +  + 

Asignación de recursos con discrecionalidad 

+++ +++ + +++  ++  ++ 

Intereses en función de partidos políticos en el poder federal, estatal‐municipal 

++ +++ + +++  +  ++ 

Participación social dirigida por el proveedor (participación pasiva y sin poder de decisión) 

+++ +++ + +  ++  + 

Imposibilidad de negociar los recursos y reasignar el gasto en salud 

+++ +++ + ++  ++  ‐ 

Desinterés de actores en el abordaje integral‐interinstitucional  de problemas comunes de salud a nivel estatal 

+++ +++ + +++  ++  ‐ 

Falta de espacios de participación y gestión de financiamiento 

+++ +- + ++  ++  ‐ 

Alto= +++     Medio= ++      Bajo = +      Nulo =  ‐ Fuentes: Arredondo A.  et  al, Primer  Informe Técnico.   Proyecto Equidad, Gobernabilidad y Financiamiento  en Salud  a  partir de  la  reforma de  la  salud  en México.    INSP,  2003‐2006.    Entrevistas  con Directivos,  Seminario nacional de Financiamiento, Gobernabilidad y Equidad en Salud, Guadalajara, Enero 2006. 

V. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Tratando de responder a  los objetivos y preguntas planteadas en  la primera sección de este documento, en esta sección se presentan los principales efectos de la descentralización y    programas  prioritarios    de  salud  para  grupos  vulnerables  sobre  4  niveles  de 

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efectos/impactos:  sobre  las  relaciones  intergubernamentales y  la participación  social;  sobre los  indicadores de  impacto en  las condiciones de salud y desempeño del sistema de salud; sobre los cambios en el financiamiento en salud y sobre los efectos (en términos de equidad, cobertura, acceso y protección financiera) en la reducción de la pobreza y la desigualdad en salud en las comunidades mas marginadas de México. En el cierre de esta sección se resaltan de  manera  integral  algunos  de  los  principales  efectos  de  impacto  positivo  y  efectos  de impacto negativo. 

Efectos  de  la  descentralización  y  la  implementación  de  programas  de  salud  para  grupos vulnerables sobre las relaciones intergubernamentales y la participación social 

Desde que se firmaron formalmente los convenios de descentralización en salud con los  gobernadores  de  los  estados,  uno  de  los  principales  puntos  de  conflicto  fue  que  la transferencia de recursos y responsabilidades del gobierno federal a los estados implicó una redistribución del poder que no se ha podido concretar principalmente por dos  factores:  la ausencia de los mecanismos viables para la nueva estructura de poder y la necesidad de un replanteamiento  efectivo  en  las  relaciones  entre  los  gobiernos,  instituciones  y  usuarios de servicios  de  salud.  En  efecto,  a  pesar  de  los  avances  en  la  democratización,  del replanteamiento  de  las  relaciones  intergubernamentales  con  la  descentralización  en  el contexto de un nuevo  federalismo,  el  factor más  importante  en  la  estructura del poder  en México, continúa siendo el nivel federal del poder ejecutivo:  presidente y secretario de salud.  En efecto el control del ejecutivo federal sobre las relaciones intergubernamentales  persiste y se fundamenta en una gran diversidad de facultades formales e informales del nivel federal sobre el nivel estatal.  

El curso de los últimos años muestra que el Gobierno, las Instituciones de Salud y la Sociedad,   aún no han establecido de manera clara y estructurada  los nuevos mecanismos mediante los cuales establecerán su relación y las nuevas reglas de intercambio político para una  óptima  conducción  de  estrategias  de  reforma  como  la  descentralización.    El planteamiento de  la política de descentralización en salud, pretendió acabar con el sentido centralista de las estructuras de gobierno, tal como se comentó en las primeras secciones de este documento, sin embargo los hallazgos presentados hacen ver que los niveles estatales y municipales de salud continúan con una relación dependiente  del centro y solo es en algunas excepciones,  como  los  estados  de  Tabasco,  Baja  California  Sur  y  de  Jalisco,  donde  se  ha podido  concretar  y  desarrollar  cambios  importantes  en  las  relaciones  de gobiernos/autoridades. 

Las relaciones intergubernamentales para los acuerdos entre los diferentes niveles de gobierno dependen en gran medida de los partidos políticos en el poder.  En estados donde gobierna el PAN, partido en el poder federal,  las relaciones intergubernamentales continúan bajo la misma estructura de poder del centro a los estados y municipios.  En estados donde el partido en el poder es el PRI, partido aliado en muchos ámbitos con el PAN,  las relaciones intergubernamentales  siguen  la  misma  estructura  con  algunos  matices  dependiendo; finalmente en los estados donde gobierna el PRD, las relaciones intergubernamentales si han 

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sido  efectivamente  replanteadas,  con  diferentes  niveles  de  negociación,  acuerdos  y desacuerdos  entre nivel federal y estatal, incluso ha habido situaciones donde los programas de salud como el Seguro Popular han sido cuestionados y replanteados tanto en su estructura organizacional como en su estructura  financiera,  llegando a estar  totalmente cancelados de manera temporal hasta que no se lleguen a acuerdos concretos entre los diferentes niveles de gobierno y autoridades de salud. 

Sobre  la capacidad de conducción de estrategias de reforma en el planteamiento de nuevas  reglas  y  roles  para  los  actores  sociales,  los  resultados  sugieren  que  los  niveles  de gobernabilidad entre  los diferentes actores del actual sistema de salud, constituyen uno de los  mayores  espacios  a  replantear  en  el  proceso  de  evaluación,  monitoreo  y  ajustes  de reforma  y  democratización  de  la  salud  en México.    Analizando  de  manera  integral  los indicadores  de  gobernabilidad  utilizados,  no  es  posible  diferenciar  efectos  de  la descentralización en materia de participación social en salud.  Hay un efecto muy marginal y este se  limita a  la participación pasiva de algunos  líderes comunitarios en comités estatales de  salud.   La  evidencia  que  si  se  pudo  identificar  es  que  el  éxito  en  la  conducción de  la reforma  en  salud depende del  grado  y  tipo de  participación de  los diferentes  actores del sistema de salud, particularmente de los partidos políticos en el poder. 

La participación en salud y rol de  los usuarios depende en gran medida del  tipo de programa de salud en el que se demanden servicios o al que haya adscripción, del  tipo de responsabilidad  financiera y del modelo de atención.   Por ejemplo  los usuarios que se han adscrito al Seguro Popular, en todos los estados se observa un rol de participación muy pasiva y dirigida por los proveedores, sobre todo a nivel de la salud individual.  Los usuarios que se inscriben  en  IMSS‐Oportunidades,  tienen  una  participación  mas  activa,  dirigida  por  los mismos  usuarios/líderes  comunitarios  y  con  un  enfoque  individual  y    colectivo  sobre  las condiciones  de  salud.    La  participación  activa  de  la  población  usuaria,  también  se  vio fuertemente  asociado  al  grado  de  marginación  social  del  estado  y  a  la  capacidad  de interacción y negociación de  los diferentes actores políticos del gobierno, en  función de  la coincidencia o diferencia de partidos políticos en los diferentes niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).  

Las  nuevas modalidades  o  programas de  proveer  servicios de  salud    a  nivel  local (Seguro Popular,  IMSS‐Oportunidades, Arranque Parejo por  la Vida,  etc.) más que  responder a decisiones  de  gobiernos  y  necesidades  locales,  responden  y  son  producto  de  programas verticales y centralizados y no a una estrategia descentralizadora.  Más aún estos programas se  constituyen,  se  coordinan   y  se mantienen  en  los niveles  centrales de  la administración federal en turno, ejemplo claro es el IMSS Oportunidades, que cambian desde el nombre hasta mecanismos  de  operación  y  gestión  dependiendo  de  la  filosofía  y  lineamientos  de  la administración federal en turno y del momento político. 

Como principal efecto de la gobernabilidad en las decisiones y resultados en salud a nivel estatal, retomamos las evidencias que presentamos sobre la conducción de la reforma.  Es  decir  que  en  aquellos  estados  donde  existe  el mismo  partido  político  en  poder  de  los 

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niveles de gobierno municipal, estatal y  federal, existe un alto acuerdo entre  los diferentes actores (niveles de gobierno, proveedores, usuarios y líderes de ONGs) y por consecuente  el avance en la conducción de la reforma ha sido mayor. 

Efectos  de  la  descentralización  sobre  los  mecanismos  de  producción,  financiamiento  y asignación de recursos en salud a partir de las reformas, incluyendo efectos que han tenido programas prioritarios de salud como el IMSS‐Oportunidades y  el Seguro Popular 

En  los servicios públicos para no asegurados,  la regla es que tanto  la producción de servicios  como  el  financiamiento  y  asignación  de  recursos  sigue  operando  desde  el  nivel central del  país.   Hay  escasas  evidencias de  un  rol de  participación  activa  en  la  toma de decisiones a nivel local.  La capacidad de gestión, rendición de cuentas y la transparencia en la  asignación  de  recursos  son  procesos  aún  ausentes  en  la mayoría  de  los  estados  bajo estudio.    En  lo  relativo  al  Seguro  Popular,    dada  la  corresponsabilidad  de  su  estructura financiera,    las  autoridades  estatales  de  salud  tienen  un mayor  poder  de  decisión  en  la gestión, en  los mecanismos para apoyo a grupos más vulnerables, y en el nivel de acuerdo entre  los principales actores políticos,  incluyendo autoridades del gobierno estatal.   Para el caso  del  IMSS‐Oportunidades,  sólo  hay  que  reiterar  que  este  es  un  programa  financiado  y coordinado totalmente desde el nivel central sin ninguna prerrogativa al nivel estatal o local; excepto que recientemente se está replanteando algún tipo de acuerdo con el nivel estatal del Seguro Popular para la atención de algunos usuarios. 

Respecto  a    las  tendencias  del  gasto  en  salud  y  la  distribución  porcentual  de  las diferentes  fuentes de  financiamiento, se observa una situación muy  irregular.   Los cambios en el marco legal para adecuar más el sistema de salud a las necesidades locales de salud han tenido diferentes niveles de efectividad en cada estado del país.  Por ejemplo si contrastamos Tabasco y Jalisco con el resto de los estados, llama la atención la participación tan importante del gobierno estatal en el financiamiento en salud para Tabasco y Jalisco, mientras que en el resto, a pesar de que el nivel estatal debería tener una participación de por lo menos el 30% del gasto estatal en salud, casi el 100% del gasto depende del gobierno federal.  Por otra parte hay estados donde existe una participación  relativamente  importante de  los usuarios en el financiamiento de  los servicios de salud, sobre  todo en Oaxaca   e Hidalgo.   Esto último es muy  contradictorio,  porque  justamente  en  los  dos  estados  más  pobres  y  de  mayor marginación social existe la participación más importante del gasto en salud, en relación a los otros  estados de menor marginación social y de un ingreso per cápita mayor. 

Sobre  los  efectos  que  en materia  de  financiamiento  y  asignación  de  recursos  han tenido  programas  prioritarios  de  salud  como  el  IMSS‐Oportunidades  y  el  Seguro  Popular, existen  evidencias  de  que  a  partir  de  la  implementación  de  tales  programas,  en  algunos estados las tendencias al incremento se presentaron tanto en los aportes federales como en los estatales y  en  los aportes de  los usuarios.   Por  ejemplo  el  caso de  estados  como Colima o Yucatán la mayor parte de los efectos se ve sobre el aporte federal, mientras que en los casos como  Jalisco y  tabasco hay  importantes efectos sobre  los aportes estatales.   Esto de alguna manera responde también a la cultura de corresponsabilidad financiera que estos dos estados 

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han  implementado desde  la   descentralización.   Sin embargo hay que resaltar que hasta no aclarar los nuevos cambios (a partir de enero del 2006) en el financiamiento y asignación de recursos para el IMSS‐Oportunidades y Seguro Popular, no se conocerán los posibles efectos en los próximos flujos financieros de estos programas. 

A partir de  la descentralización es posible  identificar dos patrones de  cambio en el financiamiento:   Un patrón A, donde  la principal  fuente de  financiamiento ha sido el nivel federal, pero con cambios muy importantes a partir de la segunda mitad del período (1995).  Estos cambios, aunque mínimos, representan una  tendencia creciente y constante desde  los aportes  financieros del nivel estatal y municipal, acompañados de  cambios  con  tendencias irregulares desde las aportaciones de los hogares.  Este patrón es el caso de Oaxaca, Hidalgo, Baja California y Colima.  Un patrón B, donde los aportes de financiamiento del nivel federal presentan una clara tendencia decreciente combinado con una clara tendencia creciente tanto de los aportes financieros de los niveles estatal, municipal y de los hogares; pero con mayor significancia del nivel estatal.  Este patrón es el caso de Jalisco y Tabasco. 

En  lo referente al destino final de  los recursos por rubro de gasto para población no asegurada  también  se pudo  identificar dos patrones de destino  final de  los  recursos.   Un patrón A  (Colima, Oaxaca, Hidalgo  y  Baja  California),  donde  las  tendencias  presentaron cambios  crecientes  constantes  para  los  gastos  en  atención  preventiva,  sin  cambios significativos  para  atención  curativa  y  cambios  decrecientes  constantes  para  gastos  de administración.  Un patrón B (Jalisco, Tabasco), cambios muy irregulares en las tendencias de los tres rubros de gasto.  

Efectos  de  los  cambios  en  el  financiamiento  a  partir  de  la  descentralización  sobre  las condiciones de salud y sobre el desempeño del sistema de salud para no asegurados 

En algunos estados hay efectos de impacto positivo tanto en el financiamiento como en  la producción de  los  servicios y el  replanteamiento del  rol de  los diferentes actores del sistema  de  salud.    A  partir  de  la  implementación  de  la  descentralización  existe  mayor corresponsabilidad financiera de los estados y en algunos casos municipios y hogares en las tendencias  del  gasto  en  salud  para  población    no  asegurada.    Por  otra  parte,  la descentralización  en  salud  ha  permitido  la  participación  de  proveedores  a  nivel  estatal  y municipal  en  la  identificación  de  necesidades  de  salud,  en  la  priorización  de  algunas actividades de salud y en la reasignación de algunos recursos para programas específicos de salud sobre todo ante la presencia de algunos brotes epidémicos.  

Respecto a los efectos y cambios del gasto en salud sobre los indicadores de impacto en  salud, en  los 6 Estados,  se observa una  relación directa, aunque no proporcional, entre incremento en gasto en salud y descenso en  los  indicadores de salud  (mortalidad materna, incidencia por DM  e  IRAs).   Este  efecto,  en  relación  a  la mortalidad  infantil y materna  se observa con mayor claridad en los Estados de Oaxaca, Hidalgo y Jalisco.   Para la incidencia de morbilidad por DM e IRAs, se observan descensos en las tendencias, en Oaxaca, Colima, Baja California Sur y Jalisco.  En Tabasco aunque se observa un importante incremento en el 

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gasto  en  salud,  los  indicadores  de  salud,  permanecen  estables.    Aquí  para  una  mayor precisión de los efectos de incremento en el gasto en salud sobre indicadores de impacto en salud  es  necesario  desarrollar  un  análisis  aplicando  un modelo multicausal  que  permita explicar las diferencias encontradas entre los estados bajo estudio. 

El  incremento  del  gasto  en  salud,  puede  tener  un  impacto  positivo  en  el  nivel  de salud  de  los  habitantes,  reflejándose  globalmente  en  una  tendencia  decreciente  en  los indicadores de morbilidad y mortalidad, como se observó en algunos Estados.  Es importante notar, que  los  cambios  en  las  tendencias de  los  indicadores de  salud,  tienen otros  factores relacionados:   mejoras  en  los  registros,  disminución  de  los  retrasos  y  subregistros  en  la notificación de  los casos.   Sin embargo este ejercicio de graficar    los  indicadores en salud y gasto en salud, nos permite estimar su tendencia y sugerir una posible explicación de que el gasto en salud tiene un impacto positivo en estos indicadores, como se observa en el período 1990‐2003 en los Estados bajo estudio. 

No se identificaron mecanismos orientados a combinar recursos para lograr mayores impactos en la atención a la población.  La información recopilada mostró que los programas asistenciales  operan  paralelamente  en  la  estructura  de  los  servicios  de  salud  estatales ocasionando  dificultades  operativas  relacionadas  con  la  racionalidad  con  que  operan  las distintas dependencias gubernamentales.  

En  varios  de  los  estados,  al  interior  de  las  dependencias  se  esta  generando  un conflicto  atribuible  al  mecanismo  mediante  el  cual  se  realizaban  algunas  actividades operativas  del  sistema  de  salud.    La  naturaleza  de  tal  conflicto mostró  que  al  contratar recursos humanos para  IMSS‐Oportunidades, se generan conflictos con el personal así como traslapes organizacionales que sugieren la necesidad de revisar mecanismos de coordinación de  actividades,  recursos  y  estrategias  de  distintos  programas  y  dependencias gubernamentales  (como el Seguro Popular)   que  realizan  tareas  similares o que podrían  ser complementarias.  Situaciones de mayor conflicto se presentan en estados donde los usuarios adscritos al IMSS‐Oportunidades, por instrucciones del nivel central han pasado a ser usuarios adscritos  al Seguro Popular  sin ninguna discusión ni  acuerdos previos  en  financiamiento y producción de servicios entre autoridades de salud y gobiernos en los niveles federal, estatal y municipal.  

Los acuerdos sobre cambios en el financiamiento y producción de servicios de salud para  incorporar usuarios de  IMSS‐Oportunidades al Seguro Popular, se  realizarán a partir de febrero del 2006 entre los niveles federal de la CNSPSS y la Coordinación Nacional del IMSS‐Oportunidades.   A  la  fecha  las  autoridades  estatales  de  salud  no  cuentan  con  información detallada,  solo han  recibido  la  instrucción del  cambio pero  sin ninguna otra precisión.   Se plantea a priori que toda la infraestructura del IMSS‐Oportunidades pasará al Seguro Popular y que  una  parte  del  financiamiento  que  tenía  IMSS‐Oportunidades  también  pasara  al  Seguro Popular pero no  la  totalidad del  financiamiento.   Esto último ha sido el elemento de mayor conflicto  con  la  nueva  propuesta  de  integración  de  estos  programas  y  justo  en  un  año electoral donde las decisiones y las relaciones entre niveles de gobierno son muy ambiguas.  

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Efectos  en  materia  de  equidad,  protección  financiera,  cobertura  y  acceso  a programas/servicios enfocados a la reducción de la pobreza y la desigualdad en salud 

Los incrementos en los montos financieros son más altos en unos estados que en otros y esto no guarda relación estrecha ni con el gasto per cápita en salud ni mucho menos con las necesidades de salud de la población.  Por ejemplo,  Hidalgo y Oaxaca son de los estados con mayor  índice de marginación del país,  sin  embargo  son  los  estados menos  favorecidos  en cuanto  a  incremento del gasto  en  salud y    tienen  los menores gastos per  cápita  en  salud.  Estos mismos estados también presentan los índices de inequidad más altos y los índices de corresponsabilidad  financiera  menos  favorables.    La  población  no  asegurada  de  estos estados, presentan los índices de gasto catastrófico más alto de los seis estados bajo análisis.  Contrariamente, Jalisco y Baja California Sur son los estados de mayor ingreso y también los de menor índice de inequidad en la asignación de recursos y de menor gasto catastrófico en su población no asegurada. 

Sobre  los  efectos  de  los  programas  de  servicios  públicos  de  salud,  como  el  Seguro Popular  e  IMSS  –Oportunidades,  en  la  reducción  de  la  pobreza  y  la  disminución  de desigualdades,  si  bien  es  cierto  aún  no  hay  los  alcances  esperados,  podemos  hablar  de algunos logros importantes.  En el caso del Seguro Popular, en materia de equidad, no es muy evidente  la diferencia con el sistema anterior de cuotas de recuperación, donde también  los usuarios  de  los  deciles  de menor  ingreso  recibían  los  servicios  gratuitos;  pero  si  es muy evidente el hecho de que la nueva estructura de financiamiento de este programa plantea un avance  muy  positivo  en  materia  de  asignación  de  recursos  con  mayor  equidad:  el financiamiento sigue al usuario, es decir que la cuota estatal y federal se va a donde se mueve el usuario, algo que anteriormente no sucedía.  

En  términos  de  equidad  y  protección  financiera  en  salud,  podemos  hablar  de  la generación de efectos determinantes en la disminución del gasto catastrófico por los usuarios del decil  1, particularmente  en  los usuarios de  los  estados de Oaxaca  e Hidalgo donde  se presentan  los  mayores  índices  de  gasto  catastrófico  por  usuarios  no  asegurados  y  los mayores  índices de  inequidad  en  la  asignación de  recursos.   El gasto  catastrófico  en  estos estados, como también lo demuestran análisis de la Encuesta Nacional de Salud, representa mas de 2 salarios mínimos para una población que en el mejor de los caso puede tener de 1 a 2 salarios mínimos en su  ingreso.   Desde una perspectiva de mayor equidad, esta situación evidentemente  tiene  ya  efectos  sobre  el  abatimiento  de  la  desigualdad  aunque  no necesariamente sobre la reducción de la pobreza.   Para esto último habrá que esperar a una evaluación más sobre cambios en los índices de gasto catastrófico para el 2005. 

Los hallazgos empíricos que se presentaron para analizar las tendencias de acuerdo a las nuevas estrategias políticas,   nos ayudan a evidenciar que la efectividad de la propuesta de cambios en las políticas de financiamiento para la SSA, queda en entredicho al contrastar los hallazgos incluidos en la sección de resultados del documento.  Según los lineamientos de política del plan nacional de desarrollo y del mismo programa nacional de salud, se plantea una estrategia de protección  financiera al usuario con menor  ingreso; sin embargo como se 

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pudo ilustrar con evidencias empíricas, el usuario de menor ingreso es el que mas paga por el consumo de servicios de salud.   Mas aún,  respecto a  la población no asegurada en  todo el país el mayor gasto catastrófico en  salud  se presenta en dos de  los estados mas pobres de México: Oaxaca e Hidalgo.  

Sobre la implementación del Seguro Popular y el IMSS‐Oportunidades, hay efectos en la disponibilidad  y  distribución  de  los  recursos  para  salud  a  nivel  estatal    y  en  la  propia distribución  entre  los  estados.    En  el  caso  del  Seguro  Popular,  hay más  recursos  del  nivel federal pero  también hay mayor responsabilidad del nivel estatal en el  financiamiento.   En otros estados se han generado situaciones de mayor apoyo financiero del nivel federal como producto  de  negociaciones  de  apoyo  político  de    diputados  y  senadores  del  estado  en  la aprobación de cambios y reformas a la ley general de salud propuestas por el nivel federal.  

En relación al IMSS‐Oportunidades, no hay efectos en la distribución y disponibilidad de recursos para el nivel estatal, toda vez que el manejo de recursos para este programa es en su  totalidad desde el nivel  central.   Un efecto  reciente que  esta en  la mesa de discusión y negociaciones entre  los niveles federal y estatal es  la reciente propuesta en algunos estados de que  los adscritos al IMSS Oportunidades pasen ahora a recibir atención por el Sistema de Protección  Social  en  Salud,  sin ninguna  responsabilidad  financiera  adicional por parte del nivel federal.   

Las  variaciones  en  los  indicadores  de  gobernabilidad  y  sobre  los  indicadores  de financiamiento que se presentaron en la sección de resultados, aparentemente tienen algunos efectos  positivos  sobre  los  indicadores  de  impacto  en  el  estado  de  salud,  así  como  en indicadores del desempeño del  sistema de  salud  (eficiencia,  cobertura  y  equidad).   No  se observan  efectos  aparentes  en  los  indicadores  sociales  que  se  analizaron.  Independientemente  de  la  hipótesis  anterior,  para  tener  evidencias mas  contundentes  es necesario desarrollar un análisis de regresión de todos los indicadores analizados 

Hay  otras  diferencias  significativas  en  términos  de  cobertura,  acceso  y  protección financiera en  los programas de  salud para  la población de mayor marginación en México.  Comparando  servicios de  salud de  la misma SSA para  los adscritos vs.  los no adscritos al Seguro  Popular,  existen  diferencias  en materia  de  protección  financiera  y  de  calidad  de  la atención.    Desde  la  perspectiva  de  personal  clave  en  salud,  se  observa  un  trato  más personalizado  en  el  Seguro Popular  y mayores  recursos  en medicamentos  y  estudios  en  el primer nivel.  En el segundo nivel hay estados donde en el Seguro Popular hay limitaciones en el  tratamiento medico y no se protege el pago de medicamentos.   También hay diferencias importantes  en  cuanto  al  tipo de  intervenciones.   En  los  adscritos  al Seguro Popular  se  les ofrecen    pocas  intervenciones  de  tercer  nivel  en  el  Seguro  Popular,  mientras  que  los  no adscritos pueden tener más opciones del tercer nivel.  El IMSS‐Oportunidades es el programa que  ofrece  menos  intervenciones  y  todas  se  limitan  al  primer  nivel  de  atención  y excepcionalmente, al segundo nivel de atención. 

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Finalmente, integrando los 4 niveles de efectos discutidos en esta sección a continuación se resaltan a manera de cierre    las principales conclusiones sobre efectos de  impacto positivo (fortalezas)  y  efectos  de  impacto  negativo  (debilidades)  de  la  descentralización  e implementación  de  programas  prioritarios  de  salud  sobre  la  conducción  de  las  reformas dirigidas a los grupos vulnerables en México 

Resultados  de  impacto  positivo.    En  algunos  estados  la  descentralización  ha generado ganancias importantes en los índices de corresponsabilidad financiera y de mayor corresponsabilidad  en  la  producción  y  participación  en  salud;    A  partir  de  la descentralización  se  han  registrado  importantes  incrementos  en  los  montos  del financiamiento en salud y cambios de mayor efectividad en los mecanismos de coordinación entre  los niveles de gobierno en salud en  la mayoría de  los estados del país, estos cambios también  han  coincidido  con  ganancia  positiva  en  algunos  indicadores  sociales  y particularmente  con mejora  en  los niveles de  la mortalidad  infantil, mortalidad materna y morbilidad por enfermedades crónicas e infecciosas; En materia de equidad existe una nueva formula  de  asignación  de  recursos  donde  además  el  nivel  estatal  ha  jugado  un  rol protagónico  en  su  revisión,  ajustes  y  aplicación  para  las  adecuaciones  sobre  los  recursos asignados y sobre el modelo de atención a la salud que cada estado adopta en función de sus necesidades; La  implementación de programas prioritarios de  salud dirigidos a  los grupos mas vulnerables  (Seguro Popular,  IMSS‐Oportunidades, Arranque Parejo  por  la Vida,  etc.) han contribuido de manera muy importante para garantizar mayor protección financiera, mayor acceso y mayor cobertura de las familias marginadas; La estrategia de protección financiera en  salud  en algunos  estados ha  evitado gastos  catastróficos  en  salud y por  consecuente  el mayor empobrecimiento de  las  familias más vulnerables; Existen evidencias de mejoría en indicadores del desempeño del sistema de salud que coinciden con la implementación de los cambios  señalados;  el Seguro Popular  es una  estrategia de  financiamiento  con un principio muy sólido de equidad, por primera vez el financiamiento sigue al usuario si se cambia de un estado a otro, esto es de particular  relevancia en un país donde  la migración  interna de  la población que no pertenece a la economía formal es tan alta.  

Resultados de impacto negativo.  Alto grado de dificultad en generar una efectividad mas o menos homogénea en todos los estados al implementar reformas y programas de salud dirigidas a grupos vulnerables; Existe confusión entre  los diferentes niveles de gobierno al momento de operacionalizar los cambios tanto en financiamiento como en la producción de servicios de salud, el nivel municipal manifiesta que el nivel estatal se ha convertido en el nivel  central,  el nivel  estatal manifiesta que  en varios programas de  salud  el nivel  federal sigue  centralizando  todo  el poder  y  el nivel  federal manifiesta dificultad  en  los  acuerdos, compromisos  y  corresponsabilidad  entre  los  niveles  de  gobierno,  particularmente  en  los recientes  cambios  para  incorporar  IMSS‐Oportunidades  al  Seguro  Popular;    La  rendición  de cuentas en el nivel federal aunque   no está ausente se mantiene con un carácter triunfalista, mientras  que  en  los  estados  y municipios  aún  está  ausente  un  sistema  de  rendición  de cuentas y de transparencia en la asignación de recursos; Aún no está claro el peso relativo de los cambios en el sistema de salud sobre las ganancias en los indicadores de impacto en salud a partir de  la descentralización; Los principales programas prioritarios de salud dirigidos a 

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grupos  vulnerables  operan  con  un manejo  centralizado del  nivel  federal  con  efectos muy negativos y confusos sobre las ganancias que se habían generado en la descentralización del poder  y  con  efectos  también  negativos  en  los  mecanismos  de  coordinación  y complementariedad de tales programas; Los conflictos entre los partidos políticos en el poder de los gobiernos federal y estatal se refleja en bajos niveles de gobernabilidad y dificultad en la conducción efectiva de  los programas prioritarios y de otras estrategias de reforma. Esto último ha generado escasos avances en  la democratización de  la salud con altos grados de confusión en las reglas y los roles con que operan los diferentes actores del sistema de salud; Existen  evidencias  de  que  a  pesar  de  las  ganancias  en  protección  financiera,  en  algunos estados  los  usuarios  de menor  ingreso  familiar  son  los  que    incurren  en mayores  gastos catastróficos en salud; Las medidas para avanzar en la equidad en la asignación de recursos para  población  no  asegurada  no  han  sido  suficientes,  continúan  los  altos  índices  de inequidad, particularmente en los estados de mayor marginación. 

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ANEXO I: GLOSARIO DE TERMINOS Y ACLARACIONES SOBRE PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICAS Y/O FUENTES DE INFORMACIÓN

1) POBLACIÓN NO ASEGURADA:   Se  refiere a  todos  los usuarios de  servicios de  salud  que  no  pertenecen  a  la  economía  formal  y  que demandan  servicios  de  salud  en  el  sector público para no asegurados  (SSA, Seguro Popular,    IMSS‐Oportunidades) o bien en cualquier centro  de  atención  privada.    Los  datos  sobre  esta  variable  proceden  de  los  anuarios estadísticos de la SSA para el período 1990‐2004. 

2) POBLACIÓN ASEGURADA.   Se refiere a  todos  los usuarios de servicios de salud   que pertenecen a la economía formal y que demandan servicios de salud en el sector público para  asegurados  (IMSS  e  ISSSTE principalmente) Los datos  sobre  esta variable proceden de  los anuarios estadísticos de la SSA para el período 1990‐2004. 

3) GASTO PÚBLICO EN SALUD.    Incluye  el  total de  recursos  financieros vía  impuestos procedentes  de  los  niveles  de  gobierno  federal,  estatal  y  municipal.    Sus  fuentes  de información son bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del  INSP, Anuarios Estadísticos Estatales de  la SSA 1990‐2003 y Anuarios Estadísticos 1990‐2004 del  INEGI.   Todos  los datos sobre gasto en salud se convirtieron en dólares de EUA con el siguiente tipo de cambio: 1990‐2665.00,1991‐2948.00,1992‐3090.00,1993‐3.11,1994‐3.39,1995‐6.26,1996‐7.58,1997‐7.95,1998‐8.98,1999‐9.44,2000‐9.37,  2001‐10.30,  2002‐11.00, 2003‐11.02. 

4) ESCOLARIDAD.   Se refiere al porcentaje de  la población que sabe  leer y escribir y que asistió hasta el primer grado de primaria.   La tasa promedio es el resultado de los Informes quinquenales del Censo de Población del INEGI, 1990, 1995 y 2000. 

5) POBLACIÓN ECONOMICAMENTE ACTIVA.  Incluye a toda la población mayor de 15 años  que  contó  con  un  empleo  al momento  de  la  encuesta  de  hogares  de  los  censos  de población.  La fuente de información son los resultados de Informes quinquenales del Censo de Población del INEGI, 1990, 1995 y 2000. 

6) AGUA POTABLE.  Proporción de casas que tienen agua potable y entubada al domicilio particular de  las  familias  en  cada  estado.   La  fuente de  información  son  los  resultados de Informes quinquenales del Censo de Población del INEGI, 1990, 1995 y 2000. 

7)  DRENAJE.    Proporción  de  casas  que  tienen  instalaciones  de  alcantarillado/drenaje  al domicilio  particular  de  las  familias  en  cada  estado.    La  fuente  de  información  son  los resultados de Informes quinquenales del Censo de Población del INEGI, 1990, 1995 y 2000. 

8) FINANCIAMIENTO FEDERAL.  Aportaciones financieras del nivel federal al gasto total en salud para cada estado del estudio.  El indicador se presenta en función del peso relativo sobre  el  gasto  total  en  relación  al  resto  de  aportaciones  financieras.    Las  fuentes  de información son:  bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en 

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Salud 1990‐2004 del  INSP, Anuarios Estadísticos Estatales de  la SSA 1990‐2003 y Anuarios Estadísticos 1990‐2004 del INEGI. 

9) FINANCIAMIENTO ESTATAL.   Aportaciones financieras del nivel estatal al gasto total en salud para cada estado del estudio.  El indicador se presenta en función del peso relativo sobre  el  gasto  total  en  relación  al  resto  de  aportaciones  financieras.    Las  fuentes  de información son:  bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del  INSP, Anuarios Estadísticos Estatales de  la SSA 1990‐2003 y Anuarios Estadísticos 1990‐2004 del INEGI. 

10)  FINANCIAMIENTO MUNICIPAL.    Aportaciones  financieras  del  nivel municipal  al gasto  total en salud para cada estado del estudio.   El  indicador se presenta en  función del peso relativo sobre el gasto total en relación al resto de aportaciones financieras.  Las fuentes de información son: bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del INSP, Anuarios Estadísticos Estatales de la SSA 1990‐2003 y Registros Estadísticos 1990‐2004 de las Jurisdicciones Sanitarias en los Estados bajo estudio. 

11) FINANCIAMIENTO HOGARES.  Aportaciones financieras de los usuarios de servicios de salud a través del sistema de cuotas de recuperación.  El indicador se presenta en función del peso  relativo  sobre  el gasto  total  en  relación  al  resto de  aportaciones  financieras.   Las fuentes  de  información  son:  bases  de  datos  del  proyecto  Equidad,  Financiamiento  y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del INSP, Anuarios Estadísticos Estatales de la SSA 1990‐2003 y Registros Estadísticos 1990‐2004 de  las  Jurisdicciones Sanitarias  en  los Estados bajo estudio. 

12) GASTO  EN ATENCIÓN  PREVENTIVA.    Se  refiere  al monto  financiero  asignado  y gastado  en  programas  de  atención  promoción  y  prevención  de  daños  a  la  salud, principalmente acciones de salud pública para cada estado.  Las fuentes de información son:  bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del INSP. 

13) GASTO EN ATENCIÓN CURATIVA.  Se refiere al monto financiero asignado y gastado en programas  y  acciones de  atención  a  la  salud dirigidas  a  curar  y  rehabilitar daños  a  la salud, en cada estado.  Las fuentes de información son:  bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del INSP. 

14) GASTO  EN ADMINISTRACIÓN  Y GESTIÓN DE  PROGRAMAS DE  SALUD.    Se refiere  al monto  financiero  asignado y gastado  en  la  administración y gestión de  recursos humanos, materiales  y  financieros  sobre  todos  los  programas  y  acciones  de  atención  a  la salud en cada estado.  Las fuentes de información son:  bases de datos del proyecto Equidad, Financiamiento y Gobernabilidad en Salud 1990‐2004 del INSP. 

15) MORTALIDAD INFANTIL.   Es el número de muertes por  todas  las causas, por año y  en menores de 1 año.  Este indicador se determinó dividiendo el total de muertes reportadas por  la población menor de 1 año de ambos sexos en cada estado y a nivel nacional por 100 

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000 nacidos vivos.   Las fuentes de información fueron los informes anuales de la SSA sobre daños  a  la  salud,  los  anuarios  estadísticos  de  INEGI,  reportes  de  los  Censos Nacionales/estatales de población y reportes de tendencias de población por grupo de edad de CONAPO.  Todas las fuentes de datos son del período 1990‐2004. 

16) MORTALIDAD MATERNA.    Se  refiere  al  total  de muertes  por  todas  las  causas  en mujeres  en  edad  reproductiva  por  estado  para  el  período  1990‐2003.    Las  fuentes  de información  fueron  los  informes  anuales  de  la  SSA  sobre  daños  a  la  salud,  los  anuarios estadísticos de INEGI, reportes de los Censos Nacionales/estatales de población y reportes de tendencias de población por grupo de edad de CONAPO.  Todas las fuentes de datos son del período 1990‐2004. 

17) MORBILIDAD POR DIABETES.   Es el número de casos diagnosticados, registrados y bajo control de diabetes mellitus tipo II acumulados para cada año durante el período 1990‐2004.  Las fuentes de información fueron los informes anuales federales y estatales de la SSA sobre daños a la salud. 

18) MORBILIDAD POR  INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS.   Es  el número de casos diagnosticados,  registrados y  tratados de  IRAS  reportados para  cada  año durante  el período  1990‐2004.    Las  fuentes  de  información  fueron  los  informes  anuales  federales  y estatales de la SSA sobre daños a la salud. 

19) GOBERNABILIDAD.   La variable gobernabilidad se define como  la capacidad política de conducción de los programas y estrategias de salud.   Se refiere al análisis de los actores, los  roles,  las  reglas y  las  interacciones entre actores que  resultan de  la  implementación de programas de salud.  Su medición se realizó a partir de 8 baterías de preguntas en una guía para entrevistas a profundidad con los diferentes actores del sistema de salud en los estados bajo  estudio  de  la  segunda  fase  (Jalisco,  Colima  y  Baja  California  Sur):    usuarios, proveedores,   autoridades de gobierno,  líderes comunitarios,  líderes de ONGs y  líderes del poder legislativo.  Los indicadores que se estudiaron en este análisis fueron los siguientes: 

a.‐  Capacidad  del  planeamiento  y  de  formulación  de  políticas:    existencia  de  agenda ministerial  con  temas  con  permanencia,  direccionalidad  de  políticas  de  los  secretarios estatales de salud y existencia de planes estratégicos. 

b.‐ Capacidad  legislativa sectorial:    tiempo para  formular dispositivos de reforma nacional, estatal y municipal, tiempo para reglamentar nuevas leyes y tipos de dispositivos que emite el sector. 

c.‐ Capacidad operativa de gobierno:  producción y productividad, financiamiento sectorial, distribución  de  los  recursos,  y  capacidad  operativa  de  programas  y  proyectos  en  los diferentes niveles de gobierno. 

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d.‐ Capacidad y habilidad directiva del funcionario líder y los decisores:   especialización de los directivos en administración y gobierno en salud, tipo de selección del personal directivo, régimen laboral y salarial de directivos. 

e.‐ Estabilidad política y conflictiva sectorial:  número de paros, huelgas y de otros conflictos sindicales en el sector. 

f.‐  Relación  de  proveedores  con  usuarios  y  la  sociedad  civil  en  general:    capacidad  de concentración  sectorial,  espacios  de  interacción  proveedores‐usuarios,  relaciones  con  los núcleos activos de la sociedad civil:  ONGs y Colegio/Asociaciones Médicas. 

g.‐ Participación social en salud:  existencia y amplitud del voluntariado en salud, lideres de ONGs,    peso  y  desarrollo  de  la  participación  comunitaria  y  situación  de  los  órganos sectoriales dedicados a la promoción y monitoreo de la participación social. 

h.‐Transparencia  en  la  gestión:    existencia  de  mecanismos  de  rendición  de  cuentas, formulación  abierta/cerrada  de  dispositivos  jurídicos  de  reformas  y  porcentaje  de resoluciones  sectoriales  emitidas  que  son  publicadas  en  el  diario  oficial  del  Estado  y  de acceso a la opinión pública. 

i.‐ Participación directa en salud:  niveles de participación de los diferentes actores sociales en las decisiones sobre programas y proyectos de salud. 

20) RECURSOS HUMANOS MEDICOS.   Se refiere a  los médicos por 1000 habitantes por estado  y  a  nivel  nacional.    El  dato  se  obtuvo  de  los  anuarios  estadísticos  sobre  recursos humanos para la SSA a nivel estatal y municipal, 1990‐2004. 

21)  CAMAS  CENSABLES.    Representa  el  total  de  camas  disponibles  a  nivel  estatal  y nacional para  atención hospitalaria preventiva,  correctiva  o de  rehabilitación de  cualquier daño a la salud.  La fuente de información son los anuarios estadísticos sobre recursos físicos para  la SSA a nivel estatal y municipal, 1990‐2004 y Registros Anuales de  la SSA a nivel de los estados, 1990‐2004. 

22) APLICACIÓN DE BIOLÓGICOS.   Número total de vacunas aplicadas a nivel estatal y nacional  siguiendo las metas del programa ampliado de inmunizaciones.  El dato se obtuvo de los anuarios estadísticos sobre servicios otorgados por la SSA a nivel estatal y municipal, 1990‐2004. 

23) TASA DE OCUPACIÓN HOSPITALARIA.   Promedio de camas censables   que fueron ocupadas durante cada año del período 1995‐2003.   El dato se obtuvo del Reporte Anual de Indicadores de Eficiencia y Evaluación del Desempeño, SSA‐2004. 

24) INDICE DE ROTACIÓN HOSPITALARIA.  Es la relación que existe entre los ingresos vs. egresos hospitalarios de acuerdo a días de estancia hospitalaria.   El dato se obtuvo del Reporte Anual de Indicadores de Eficiencia y Evaluación del Desempeño, SSA‐2004. 

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25) PROMEDIO DIARIO DE CONSULTAS.   Es  la sumatoria anual de  la media diaria de consultas de primera vez para población no asegurada que se atiende en  la SSA nacional y estatal.   El dato se obtuvo del Reporte Anual de Indicadores de Eficiencia y Evaluación del Desempeño, SSA‐2004. 

26)  INDICE DE CORRESPONSABILIDAD  FINANCIERA.    Relación  que  existe  entre  el peso relativo de  la aportación financiera federal vs. aportación financiera estatal al total del gasto en salud para los sistemas estatales de salud en población no asegurada.  La fuente de información  son  los  anuarios  estadísticos  sobre  recursos  financieros  para  la  SSA  a  nivel federal‐estatal,  1990‐2004  y  reportes  y  Síntesis Ejecutiva  sobre Cuentas Estatales  en  Salud, SSA, 2003. 

27) GASTO CATASTRÓFICO EN SALUD.   Es el gasto en salud que  realizan  las  familias directamente  de  su  bolsillo  en  el  proceso  de  búsqueda,  obtención  y  seguimiento  de  la atención médica para atender daños a  la salud.   Para que el monto gastado se defina como “gasto  catastrófico”  deberá  rebasar    el  30%  del  ingreso  familiar  anual.    La  fuente  de información  son  los  informes  salud 2003‐2004 de  la SSA, y   Síntesis Ejecutiva  sobre Gasto catastrófico/protección Financiera en Salud 2003. 

28)  INDICE DE  INEQUIDAD  EN  SALUD.    El  Índice  de  Inequidad  en  la  asignación  de recursos para la salud en los estados se definió como el grado de ajuste entre recursos para la salud  y  necesidades  de  salud  de  la  población  a  nivel  estatal.    Se  construyó  en  base  a  la 

determinación de un algoritmo a partir del cálculo de la desviación media relativa: 

Donde:            ISi es el índice de inequidad en salud de cada estado   

    μ  es la media nacional para cada indicador      

Yi la sumatoria de valores de los 11 indicadores de gasto y asignación de recursos  en salud a nivel estatal 

    n es el número de Estados 

Utilizando  su  forma  ajustada,    el  Índice  de  Inequidad  se  estimó  mediante  la  siguiente ecuación: 

Los 11 indicadores de gasto en salud que se utilizaron a nivel estatal fueron: 

1) Coeficiente del  público en salud como % del PIB. 

ii Yd −= μ

μμ nYIS i

n

i−= ∑

=1

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2) Coeficiente del  Gasto privado en salud  como % del PIB 

3) Coeficiente del  Gasto total en salud como % del PIB 

4) Coeficiente del  Gasto público en salud % del gasto total en salud 

5) Coeficiente del  Gasto privado en salud  como % del gasto total en salud 

6) Coeficiente del  Gasto total en salud como % del gasto total en salud 

7) Coeficiente del  Gasto público en salud per cápita para población asegurada 

8) Coeficiente del  Gasto público en salud per cápita para población no asegurada 

9) Coeficiente del  Gasto público en salud per cápita total 

10) Coeficiente del  Gasto privado en salud  per cápita total 

11) Coeficiente del  Gasto catastrófico en salud:  % de familias  

El resultado de este indicador se combinó con el tipo de rezago epidemiológico en el que se encuentra cada estado bajo estudio y a partir de esta combinación se creo una escala de baja, media y alta inequidad con los siguientes rangos y tipo de transición epidemiológica:  Baja de 1‐11  (Región  de  transición  avanzada  e  intermedia); Media  de  12‐21  (Región  de  transición incipiente); Alta de 22‐31 (Región de rezago infantil y rezago extremo).