S+Ârgel El legado de Rudolf Bultmann La desmitologizaci+¦n como acceso al evangelio

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    2007 Seminario Evanglico Unido de Teologa Apdo. 7, 28280 El Escorial - Madrid

    El legado de Rudolf Bultmann: La desmitologizacin como acceso al evangelio

    por Rainer Srgel1

    1cercano est

    y difcil de aprehender,

    el dios2

    Friedrich Hlderlin

    I. Aproximacin

    El motivo fundamental que inspir a Rudolf Bult-mann (1884-1976) desarrollar su programa de desmi-tologizacin fue el de facilitarle al hombre moderno un acceso a la revelacin de Dios, acontecida en Cristo y proclamada en el kerygma del Nuevo Testamento. Motivado por la misma causa preguntamos en el pre-sente estudio por el legado de Bultmann. Para ello presentamos una recepcin crtica de su programa de desmitologizacin y sondeamos las posibilidades de acceso que una comprensin mitolgica del evangelio es capaz de ofrecer al hombre contemporneo.

    II. Concisa presentacin del programa de Bultmann

    Para poder evaluar la acogida del programa de desmitologizacin de Bultmann y la crtica ms im-portante que se le hizo relacionado con su concepto del mito, es conveniente comenzar con una presenta-cin de las lneas maestras de su programa.3

    Bultmann comienza su programa planteando lo que l consider el problema4 fundamental, a saber: "La cosmovisin del Nuevo Testamento es mtica".5 Es de-cir, el mundo se imagin dividido en tres niveles: arriba el cielo como lugar de Dios, abajo - como mun-do subterrneo - el infierno y entre medio la tierra. La tierra no solamente sera el lugar que corresponde al

    1 El presente artculo se imparti como conferencia el lunes, da 26 de marzo de 2007 en la Facultad Teolgica del SEUT/El Escorial.

    2 En alemn: "Nah ist und schwer zu fassen der Gott".

    3 Fue en el ao 1941 cuando Bultmann present en su artculo "Neues Testament und Mythologie" en Beitrge zur evangelischen Theologie, Mnchen: Evangelischer Verlag. Tanto este artculo como las aportaciones ms im-portantes a la discusin posterior estn recogidos en Ke-rygma und Mythos, Vol. I-V.

    4 Kerygma und Mythos I, pp. 15-21.

    5 Kerygma und Mythos I, p. 15.

    hombre, sino adems el escenario del conflicto de los poderes que desde arriba y desde abajo invaden el mundo humano. En consecuencia, el hombre no es autnomo, sino que dichos poderes pueden influen-ciarle, dominarle y hasta poseerle. Luego, la historia no sera otra cosa que el sucesivo desarrollo de este drama. Como es de esperar, el mensaje del Nuevo Testamente va en analoga a esta cosmovisin. Para ello, el kerygma se sirve del lenguaje e imaginario mi-tolgico: Un ser preexistente aparece en el mundo del hombre para salvarle de los poderes del infierno. L-gicamente entra en un enorme conflicto con los de-monios. En una batalla final consigue la victoria deci-siva. En su lucha por la salvacin del hombre queda mortalmente herido, pero no sin ser resucitado final-mente y elevado al trono de Dios mismo, hacia donde miran desde entonces los que siguen su ejemplo y pertenecen a su comunidad. Todo esto es discurso mi-tolgico inspirado en la cosmovisin de aquel enton-ces. Por cuanto que es discurso mitolgico - segn Bultmann -, es inaceptable para el hombre de hoy,6 ya que ste no comparte la cosmovisin de antao. Adems, el anuncio actual del evangelio no puede es-perar que el hombre moderno cambie su cosmovisin antes de acceder al mensaje del evangelio. Aunque al-guien quisiera volver a la cosmovisin de entonces, no podra. En primer lugar, porque aquella cosmovisin ya est superada y sustituida por la cosmovisin mo-derna. En segundo lugar, porque no es posible cam-biar su cosmovisin por medio de un acto volitivo. Exigirlo equivaldra a rebajar la fe al nivel del mrito.7 En consecuencia, el hombre moderno ha acabado con las historias del cielo y del infierno, ha acabado con la existencia de demonios, ha acabado con esperar en mi-lagros, porque "no se puede usar la luz elctrica y la radio, acudir a la medicina moderna en el caso de en-fermedad,8 y al mismo tiempo creer en el mundo de espritus y milagros del Nuevo Testamento". Segn Bultmann, el hombre moderno se percibe como un ser integral que no est dividido entre, y llevado por, po-

    6 Kerygma und Mythos I, p. 16.

    7 Kerygma und Mythos I, p. 17. Este argumento corresponde al espritu de una fe reformada.

    8 Kerygma und Mythos I, p. 18.

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    deres divinos y diablicos.9 El hombre moderno ha acabado tambin con la muerte como castigo del peca-do, porque no comprende ya su existencia desde un pecado original. En consecuencia, tampoco puede en-tender la muerte de Jess como un sacrificio expiatorio, ni su resurreccin como poder salvfico que opere a su favor.10 Porque el hombre moderno, siendo un ser que piensa biolgicamente, no puede percibir a Dios sino en el mbito de la naturaleza y de las leyes naturales que forman y determinan su mundo.11

    A partir de la exposicin del problema, Bultmann desarrolla lo que considera la consecuente tarea para el quehacer teolgico.12 Postula que "la cosmovisin mitolgica slo puede ser aceptada o rechazada en su totalidad".13 Por lo cual, para salvar el mensaje del evangelio slo queda la posibilidad de desmitologizar-lo. Para encontrar el mtodo hermenutico habra de preguntarse por la intencin intrnseca (eigentliche Absicht) que persigue el Nuevo Testamento. Tanto la esencia del mito, como tambin el hecho de que el mismo Nuevo Testamento ya iniciara el proceso de la desmitologizacin parece confirmar la tesis del erudi-to alemn.14 La mitologa no tiene la intencin de

    9 Ms tarde veremos que esto no puede sostenerse as. El hombre moderno s que percibe su existencia dividida, pe-ro ya no interpreta esta divisin echando mano de la mito-loga de entonces, sino echando mano de otros recursos in-terpretativos, por ejemplo de la psicologa.

    10 Kerygma und Mythos I, p. 20.

    11 Esta observacin quedara confirmada por lo que dijo el filsofo alemn Peter Sloterdijk: "El hombre se encuentra ms radicalmente que nunca en el mundo (...) porque estar-en-el-mundo hoy por hoy siempre significa ser-del-mundo". Vase en la introduccin a William James, Die Vielfalt religiser Erfahrung, Frankfurt am Main, 1997; p. 19.

    12 Kerygma und Mythos I, pp. 21-27.

    13 Kerygma und Mythos I, p. 21. Segn Bultmann no sera co-rrecto (por ejemplo) rechazar la posibilidad de bautizarse por los muertos, y mantener el valor espiritual de la Euca-rista, porque las dos cosas derivan de la misma cosmovi-sin mitolgica.

    14 Kerygma und Mythos I, pp. 23-26. Bultmann entiende las tensiones concepcionales que aparecen en el NT como proceso de desmitologizacin. Por ejemplo, dos conceptos tan distintos sobre la muerte de Jess, entendido por un lado como sacrificio y por otro lado como acontecimiento csmico, relativizaran mutuamente los respetivos tras-fondos mitolgicos. Adems, expone que los intentos an-teriores de desmitologizar la Biblia (la crtica del siglo XIX, la interpretacin alegrica, la teologa liberal, la escuela de la historia de la religin, etc.) fracasaron bsicamente por-

    transmitir una cosmovisin objetiva, sino que preten-de explicar la situacin del hombre en el mundo, es decir, ofrece una interpretacin existencial de la vida. El mito da a entender que el hombre se siente entre-gado y dependiente de algo mayor. Por tanto, todo desemboca en una interpretacin existencial del men-saje mitolgico del Nuevo Testamento.

    Finalmente, Bultmann ofrece la "realizacin de la desmitologizacin en sus lneas bsicas".15 Para ello, el telogo alemn comienza preguntando por el carcter de la existencia cristiana (christliche Seinsverstnd-nis). Por naturaleza, el hombre se siente entregado al mundo y a sus poderes. Aunque la Biblia no presenta una concepcin negativa con respecto a la materia16, s percibe la vida humana como algo perecedero que ocurre bajo la sombra de la muerte. El trmino sarks (carne) habla de la esfera de lo visible, de lo pasajero y fugaz. De ah la constante preocupacin del hombre que intenta asegurar su situacin vital, y como no lo consigue le asalta la angustia. As es como Bultmann describe la existencia humana fuera del marco de la fe. Pero esta situacin cambia, si el hombre entra con su existencia en el mbito de la fe y del espritu. Ah, el hombre es capaz de soltar todas las supuestas (y por eso falsas) seguridades. La gracia de Dios le hace con-fiar, y con su obediencia se abstiene de buscar seguri-dades en el marco de la sarks. De esta manera es capaz de vivir una existencia escatolgica, liberado de s mis-mo, abierto al futuro y a su prjimo.17

    A continuacin plantea Bultmann la pregunta de si tal existencia (cristiana) tambin se podra vivir sin Cristo. Es decir, si una vez que el hombre haya enten-dido que la superacin de la angustia slo se consigue por medio de un abstenerse de construir sus propias seguridades, sera posible que pudiera vivir tal exis-tencia prescindiendo de Cristo.18 Bultmann admite un paralelo importante entre filosofa y NT, que consiste en que ambos estn de acuerdo en que el hombre slo

    que no consiguieron salvaguardar la verdad del kerygma para el hombre-no-mitolgico (p. 26).

    15 Kerygma und Mythos I, pp. 27-48.

    16 Como es el caso en ciertas ramas de gnosticismo y del pla-tonismo.

    17 Kerygma und Mythos I, pp. 27-31.

    18 Kerygma und Mythos I, p. 33. Bultmann remite a Kierke-gaard, Dilthey, Jaspers y Heidegger, diciendo, que con respecto al dilema de la existencia humana, la filosofa ya ha descubierto por su cuenta lo mismo que detecta el NT. Aunque evidentemente reconoce el legado cristiano en tal filosofa (p. 32).

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    puede llegar a ser lo que ya es.19 Pero mientras que la filosofa es ms optimista, y cree que el hombre puede entrar en su nueva existencia por el mero hecho de demostrrselo, el evangelio sostiene que el hombre solo jams puede entrar en un nuevo estado de exis-tencia, si no es por medio de un acto divino.

    Es este acto divino que el kerygma narra de forma mitolgica. Y es ah, es decir en el kerygma, donde aparecen los aspectos mitolgicos e histricos extra-amente entremezclados.20 Bultmann no tiene res-puesta a este fenmeno y propone "si el discurso mi-tolgico no tiene simplemente el motivo de destacar la importancia del personaje (histrico) de Jess junta-mente con su historia por cuanto que es el protagonis-ta redentor y el acontecimiento de salvacin".21 En otras palabras: la intencin del mito no sera la verifi-cacin histrico-emprica, sino resaltar la importancia de la salvacin para el hombre de todos los tiempos. Esta importancia queda representada en la cruz, en cuanto que es acontecimiento salvfico, y en la resu-rreccin, en cuanto que convierte la cruz en un acon-tecimiento sobre-histrico, o sea, csmico. Porque, la cruz en s no sera significativa si no fuera la resurrec-cin la que convierte la cruz en un objeto de fe, dn-dole as una relevancia escatolgica. En definitiva, es la fe la que posibilita acceso a la existencia escatolgica, anunciada por el kerygma mitolgico.

    19 Kerygma und Mythos, I, p. 34. Bultmann encuentra aqu un aspecto que es fundamental: El problema de cmo puede el hombre llegar a la fe, que frente a la tensin entre la "gracia" por un lado y el "llamado a la fe" por el otro, pare-ce que no tiene respuesta, y que tanto se ha discutido en la historia de la teologa, finalmente no es un problema pro-piamente teolgico, sino que subyace a la estructura fun-damental de la existencia humana. Es por eso que el con-cepto de la fe puede ser secularizado por medio de la filo-sofa (p. 33).

    20 Kerygma und Mythos I, p.41. El problema que Bultmann tiene aqu son los diversos conceptos teolgicos pertene-cientes a diferentes tradiciones de pensamiento. Segn l, la preexistencia (Juan) contradice al relato virginal (Lucas), etc. Por cuanto los aspectos histricos son entretejidos en-tre los elementos mitolgicos, parece imposible, si no se quiere crear una fragmentacin del mensaje bblico, recu-perar el acceso al Jess histrico.

    21 Kerygma und Mythos I, p. 41.

    III. La recepcin del programa22

    En la introduccin a la cuarta edicin de Kerygma und Mythos, es decir con cierta distancia temporal res-pecto al inicio del debate sobre el programa de desmi-tologizacin, Rudolf Bultmann escribe con cierto humor - del que la teologa nunca debe prescindir - que el correo, que haba recibido durante los ltimos aos, podra dividirse en cuatro grupos: 1. catlogos de libros; 2. ofertas de vino y puros; 3. propaganda del este; y 4. cartas acerca del debate de la desmitologiza-cin. 23 A lo cual aade: "Mientras que los tres prime-ros grupos se mantenan constantes a lo largo de los aos, el ltimo, aunque no ha llegado a parar, s ha bajado considerablemente."24 La correspondencia que haba recibido consista exclusivamente en cartas de carcter privado, carentes de todo rigor cientfico. En cuanto al contenido haba dos extremos: mientras que algunos opinaban que su teologa estaba inspirada por el Espritu Santo porque sintieron cierta liberacin de un cristianismo anacrnico e hipcrita, y hasta ver-se incluso animados a volver a la Iglesia y a la fe, otros en cambio lanzaron sus anatemas diciendo que estaba posedo del mismsimo demonio, pronosticndole un destino tan horrendo como el de Voltaire y Nietzsche.

    Tambin la discusin provocada en el mundo aca-dmico - no slo en Alemania, sino en toda la teologa occidental -, aunque carente de tan trivial polmica provinciana, origin, ante todo en los primeros aos (1941-51), una divisin de espritus en el mundo teo-lgico. Mientras que unos acogieron su programa con entusiasmo, otros optaron por la recepcin extrema-damente crtica. Pero sea para bien o para mal, el con-siderable nmero de publicaciones manifest el am-plio inters que Bultmann haba despertado. Las obje-ciones que se le haca son muy variadas.25 Muchos de sus crticos simplemente se opusieron a que el mensa-je del Nuevo Testamento fuese transmitido en forma

    22 El marco de la presente investigacin evidentemente no da lugar para discutir exhaustivamente la recepcin. Para los lectores interesados en ms detalles remito a los seis volmenes de Kerygma und Myhtos, en los que est recogi-do el grueso de la discusin, tal y cmo se dio en los aos de 1941 a 1960.

    23 Kerygma und Mythos I, p. 7.

    24 Kerygma und Mythos I, p. 7.

    25 Algunos interesantes resmenes se puede leer en W. Pannenberg, Problemgeschichte der neueren evangelischen Theologie in Deutschland, Gttingen, 1992; pp. 205-232. Hermann Fischer, Protestantische Theologie im 20. Jahrhundert, Stuttgart, 2002; pp. 156ss.

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    de mito,26 o malinterpretaron a Bultmann, pensando que en la desmitologizacin se trataba de eliminar el mensaje del evangelio.27 Ms all de estas y muchas otras crticas menores, la crtica mayor se centra en torno a tres temas: el existencialismo, el concepto de historia y el mundo moderno como punto de parti-da.28

    A menudo se le ha reprochado al telogo de Mar-burgo que su teologa se inspirara en el pensamiento existencialista heideggeriano. En concreto fue Thielicke quien reproch a Bultmann que ignorara el carcter de "acontecimiento" del Nuevo Testamento y que sos-tuviera en su lugar una "conciencia existencial".29 El erudito Schumann argumenta en la misma direccin cuando defiende que el concepto de existencia no es separable de la persona de Jesucristo.30 Bultmann mismo nunca ha ocultado su inspiracin en la filosofa

    26 As por ejemplo Schniewind (Kerygma und Mythos I, p. 92) o Fritz Rienecker, Stellungnahme zu Bultmanns "Entmythologisierung", Wuppertal, 1951; p. 20. Vea tam-bin el artculo de Sthlin, "mytos", ThWNT (Kittel), vol. IV, pp. 769-803. En este artculo, escrito sobre el ao 1942, se puede percibir cierta tensin procedente del trasfondo de la discusin acerca de Bultmann. En general Sthlin so opone a una comprensin mitolgica del NT. Todas las posibles semejanzas con una cosmovisin mitolgica no seran sino "analogas" que luego habran sido "bautiza-dos". Para Sthlin, y para muchos otros telogos, no cabe la posibilidad de entender el NT en trminos mitologicos, porque el mismo NT rechaza categricamente todo tipo de "mitos". Es curioso que Sthlin no quiere ver que el con-cepto neotestamentario (tan negativo) del mito est fuer-temente condicionado por la recepcin helnica (los sofis-tas, Aristteles), que percibi el mito como un cuento opuesto a la verdad. En este sentido, los autores del NT tambin eran hijos de su poca; lo que por el mismo con-tenido de su artculo es obvio.

    27 Thielicke (Kerygma und Mythos I, p. 162). Los crticos nota-ron con razn cierta problemtica en la manera de cmo Bultmann pensaba "interpretar" el mito.

    28 En este punto de la discusin se trata de la pregunta de s el mensaje del evangelio est atado a la cosmovisin del Nuevo Testamento. Mientras que se le reprocha a Bult-mann que convierta la moderna cosmovisin en un crite-rio absoluto (as P. Althaus), Bultmann opina que la des-mitologizacin implica la conviccin de que el mensaje del evangelio no est atado a la antigua cosmovisin (Jesus Christus und die Mythologie, p. 37). Ms adelante veremos con ms detalle cmo perjudica la radical oposicin entre mundo moderno y mundo mitolgico su comprensin del mito.

    29 Kerygma und Mythos I, pp. 166ss. 221.

    30 Kerygma und Mythos I, p. 197.

    de Heidegger.31 Y se podra preguntar con Hermann Sauter "por qu la teologa no puede servirse de la filosofa en el anlisis de la existencia humana?"32 Evi-dentemente, el hecho de que la teologa se sirve de los presupuestos filosficos no es problemtico, lo ha hecho desde siempre. Pero es cuestionable si el exis-tencialismo heideggeriano, que para Bultmann es el mtodo hermenutico adecuado para sustituir la mi-tologa del Nuevo Testamento, puede cumplir con la funcin que el mito tiene en la religin.33

    Estrechamente relacionado con la crtica de sus presupuestos filosficos est la censura que se le in-tentaba hacer a su comprensin de la historia. Schnie-wind es portavoz de esta crtica cuando habla de la relacin entre la historia (Geschichte) y lo histrico (Historie) como problema decisivo.34 Acusa a Bult-mann de huir de lo histrico a la historia.35 Tambin Gerhard Ebeling ha trabajado intensamente la relacin histrica del kerygma tal como Bultmann la entiende. Ebeling opina que el fuerte acento que Bultmann pone en el "Da" (que) de la resurreccin y los dems acon-tecimientos salvficos, equivale estructuralmente a la doctrina clsica de la anhipostasia.36 Thielicke resume esta crtica cuando interpreta que Bultmann pretende

    31 Kerygma und Mythos I, p. 33. Vea tambin el artculo de Hans Hbner, "Existentiale Interpretation bei Rudolf Bultmann und Martin Heidegger", ZThK, 103. Jahrgang, Heft 4, 2006; pp. 533-567. Si Hbner tiene razn, entonces Bultmann fue inspirado tanto por el Heidegger jven (an-tes del 1930) como por el Heidegger tardo (despus de su "cambio" alrededor de 1930). Mientras que Heidegger per-sigue en su exitencialismo (seinsgeschichtlichen Denken) la cuestin ontolgica del ser, el existencialismo de Bult-mann estaba interesado ante todo en una hermeneutica para la lectura del texto bblico.

    32 Kerygma und Mythos I, p. 205.

    33 Es esta la direccin en la que va la crtica de Kurt Hbner, Die Wahrheit des Mythos, pp. 324-348.

    34 Mientras que la historia se entiende como encuentro exis-tencial-personal entre las personas que tiene que ver con el sujeto y con el yo, lo histrico es la interrelacin causal de la historia humana en cuanto que puede ser investigada objetivamente (Kerygma und Mythos I, p. 106).

    35 Kerygma und Mythos I, p. 108.

    36 Vea la obra de Gerhard Ebeling, Theologie und Verkndigung. Ein Gesprch mit Rudolf Bultmann. Tbingen, 1962; pp. 26ss. 115. Semejante como en la doctrina de la anhipostasia predomina para constituir la persona de Cristo la naturaleza divina a coste de la humanidad de Je-ss, as tambin en la teologa de Bultmann el cmo de lo histrico de la persona de Cristo pasara a un segundo plano.

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    hablar, en lugar de la "historia de salvacin", del "mito de salvacin".37 Los telogos han comprendido que con la presente cuestin se toca un punto neurlgico. Nada menos que est en juego la cuestin de cmo es posible acceder a la salvacin. Y es precisamente en este punto en el que Bultmann considera que es impo-sible el acceso a travs de lo histrico.38 En su respuesta a Thielicke, Bultmann explica que el acontecimiento salvfico de los aos 1 a 30 d. C., entendido como acontecimiento escatolgico, no es acontecimiento salvfico para m (o para cualquier oyente) si no ocu-rre, transmitido por el kerygma, en mi presente. No es el recuerdo (o la recuperacin histrico cientfica) del acontecimiento de entonces lo que lo convierte en un acontecimiento escatolgico (es decir relevante por-que es presente para mi), sino cuando como eterno acontecimiento divino hace acto de presencia en el ke-rygma proclamado y se convierte de esta manera en un acontecimiento existencial para el oyente, entonces sera - segn Bultmann - posible acceder al evangelio. En otras palabras, la nica manera de encontrarse con el resucitado es por medio del kerygma.39 Relacionado con este concepto de la presencia de la salvacin est cmo entienda Bultmann la fe. Equivalente a su pro-grama, la fe es para Bultmann el acto existencial de escuchar el kerygma.40 La fe no dispone de un funda-mento histrico, an as se inspira en un aconteci-miento real.41 Segn Bultmann: "Quien quiere creer en Dios, debe saber que se encuentra en un vaco."42 De manera que, y as opina Bultmann, la desmitilogiza-cin es la aplicacin radical de la doctrina de la justifi-cacin por medio de la fe, porque prescinde de cual-quier apoyo ms all de las evidencias que provoca el mismo anuncio del kerygma.

    El debate no solamente se extendi geogrficamen-te, sino que adems suscit tomas de postura en las diversas denominaciones y disciplinas acadmicas. Ante todo en la posterior investigacin sobre el mito el programa de Bultmann ha recibido una especial

    37 Kerygma und Mythos I, p. 159. Una vez que se asume que los dos conceptos, mito e historia, no son contradictorios no debera haber problemas en hablar del "mito salvfico".

    38 Este punto y la siguiente explicacin compara con Keryg-ma und Mythos I, p. 48. 225.

    39 Kerygma und Mythos I, p. 134.

    40 Bultmann, Jesus Christus und die Mythologie, p. 83.

    41 Kerygma und Mythos I, p. 206.

    42 Bultmann, Jesus Christus und Mythologie, p. 100.

    consideracin.43 Pero ya en los aos 70 se haba apa-ciguado aquella - inicialmente muy intensa - discu-sin.44 Tanto los simpatizantes y ms tarde discpulos de Bultmann,45 como los antagonistas46 de su progra-ma haban gastado la plvora de sus argumentos. Mientras los dos grupos polarizados seguan traba-jando en lnea de sus respectivas teologas bajo el mantel de cierta tregua, el debate sobre el programa de desmitologizacin y la cuestin acerca del Jess histrico pas a un segundo plano por la aparicin de la "Death-of-God-Theology", que con su espantoso t-tulo se convirti en el centro de atencin.47

    Efectivamente, se puede constatar que el programa de desmitologizacin, tal y como Bultmann lo haba presentado, fue superado, pero ha marcado un hito en el pensamiento teolgico que no se puede ignorar,48 de la misma manera que no se puede ignorar el hecho de la secularizacin.49 Una reflexin honesta debe re-

    43 Vea por ejemplo los captulos respectivos en Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logomtica, Barce-lona, 1998; pp. 204-215. Y en Kurt Hbner, Die Wahrheit des Mythos, Mnchen, 1985; pp. 324-348.

    44 Con razn se ha indicado que el debate acerca del pro-grama de desmitologizacin de Bultmann fue el ltimo evento en el que un problema teolgico fue discutido a ni-vel de la sociedad. No solamente que casi todos los telo-gos se involucraron en el debate, que los consejos de las Iglesias evanglicas de las Lnder de Alemania discutan posibles procedimientos contra Bultmann, sino que hasta la Conferencia Episcopal de la Vereinigten Evangelisch-Luthersichen Kirche Deutschlands redact un escrito oficial que en el ltimo domingo del ao litrgico de 1953 fue ledo oficialmente en todas la comunidades de la EKD. En dicho escrito se tranquilizaba las almas inquietas y se ex-hort las comunidades a que guarden la "pureza de la doctrina cristiana" (Kerygma und Mythos I, p. 231).

    45 Algunos de los discpulos ms conocidos son: Gnther Bornkamm, Hans Conzelmann, Ernst Fuchs y Ernst Ksemann. Pero a pesar de que provienen de la escuela de Bultmann, todos han sido telogos y pensadores autno-mos que han desarrollado sus propias teologas.

    46 De los cuales haba muchos. Los que ms se implicaron en el debate fueron: Julius Schniewind, Ernst Lohmeyer, Helmut Thielicke y (desde la filosofa) Karl Jaspers.

    47 Fischer, Protestantische Theologie im 20. Jahrhundert, p. 158.

    48 De hecho, las publicaciones de los ltimos aos demues-tran que Bultmann todava sigue vigente e inspira la ac-tual reflexin teolgica.

    49 En su excelente artculo sobre "Skularisierung und Mo-derne" (Secularizacin y mundo moderno), Ulrich Barth explica la parentela entre la teora de secularizacin de Friedrich Gogarten y el programa de desmitologizacin de Rudolf Bultmann (p. 131). La teologa no puede sino afir-

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    conocer que finalmente no fue Bultmann quien realiz la desmitologizacin del mensaje bblico, sino que lo que present el telogo de Marburgo en su programa no fue otra cosa que el mismsimo resultado del largo y constante proceso de desmitologizacin que se est dando en la historia humana occidental.50 ste proce-so, como no se cansa de reiterar Bultmann, se ve refle-jado tambin en los mismos escritos bblicos.51

    IV. La concepcin del mito en Bultmann

    mar la nueva cosmovisin tal y como se da despus de la Ilustracin y respetar con ello la superacin de la cosmo-visin antigua. Y no slo eso, sino la oposicin al mundo moderno y secularizado sera una contradiccin del cris-tianismo, porque fue el cristianismo el que ha dado a luz a la modernidad (p. 132). Para ello vea tambin en Juan Jos Tamayo-Acosta, Los sacramentos, liturgia del prjimo, Ma-drid, 2003; p. 22ss. Tamayo confirma la estrecha relacin entre el cristianismo y el proceso de secularizacin. Se puede completar, tanto el cristianismo como el modernis-mo comprenden el mundo como algo principalmente no-acabado, y por eso viven como desde una constante revo-lucin. De la manera que, y as razona Ulrich Barth, "No puede haber vuelta atrs al cristianismo de antes de la Ilustracin" (p. 140). Con respecto a nuestro tema podra-mos aadir que tampoco es posible volver atrs a la teologa de antes de Bultmann.

    50 Rudolf Bultmann, Kerygma und Mythos I, p.18. La crtica contra la cosmovisin mtica del NT no es la de Bultmann, ni la de las ciencias modernas, sino que se origina autom-ticamente a partir de la conciencia moderna.

    51 Bultmann se ve afirmado en su proyecto de desmitologi-zar el mensaje bblico por la actitud desmitologizante que detecta en los mismos escritos bblicos. Aunque Bultmann se limita al Nuevo Testamento, se podra confirmar este procedimiento tambin en el AT. Vase para ello el co-mentario de Claus Westermann, Genesis 1-3, 4 edic., Neu-kirchen: Neukirchener Verlag, 1999; p. 92, o todo el apar-tado de "Zur theologischen Bedeutung der Urgeschichte" en las pp. 89-103. Westermann expone detalladamente cmo el relato de la creacin se inspira en los textos mito-lgicos de su entorno cultural-religioso, pero que los mo-difica desmitologizndolos. Bultmann encuentra la desmi-tologizacin que realiza el mismo Nuevo Testamento p. ej. en los siguientes puntos: La escatologa que se inspira en la apocalptica y en cierto gnosticismo se desmitologiza al constatar para el creyente el "ya" y "ahora" (nyn) de la sal-vacin (Kerygma und Mythos I, p. 30). Por medio de la ape-lacin de no vivir segn la carne (Gal 5,16) se desmitologi-za el concepto del "espritu" (p. 31). Tambin Friedrich Schuhmann apoya esta postura cuando explica que la Bi-blia es consciente de lo que hace cuando se sirve del ima-ginario mitolgico para transmitir su mensaje (Kerygma und Myhtos I, p. 200).

    En la mayora de las aportaciones de los telogos de la primera fase de la recepcin se puede observar cierta vacilacin e incertidumbre, originadas al intro-ducir en la teologa el termino "mito" del campo de la ciencia de la religin, aplicndolo al mensaje del Nue-vo Testamento y dndole una importancia que antes no tena.52 Muchos telogos no estaban preparados para valorar de verdad el concepto del mito, que por lo general fue visto con muchas sospechas como un principio negativo y disolvente del evangelio. Hbner indica que que el criterio, tanto en Bultmann como en sus crticos, de lo que sera el mito y lo mitolgico fue ms bien resultado de la intuicin.53 Aunque la crtica de la concepcin del mito en Bultmann no afecta tanto a la misma comprensin bultmanniana de lo que sera el mito y de cmo se debera definirlo, sino que se centra ante todo en lo que Bultmann pensaba que se debera hacer con el mito salfvico del Nuevo Testa-mento, es decir la manera de cmo entenda y realiza-ba la desmitologizacin.

    Fundamentalmente define Bultmann que "el mito objetiva el ms-all en el ms-ac...".54 El mito es una forma de pensar y de hablar en la que lo sobrenatural se hace accesible al ser introducido y representado en el mundo sensible.55 El mito expresa cmo entiende el hombre su existencia dividida en el mundo. El mito habla de los lmites y de las fronteras vitales del hom-bre como de poderes y potestades, lo trascendental es materializado y los dioses son humanizados. De esta manera, el mito habla de la dependencia del hombre. El mito es discurso objetivador en el que la frontera entre el ms all y el ms ac se difumina, poniendo de manifiesto que el hombre no es el dueo de su si-tuacin vital.56 Coincidimos con Kurt Hbner, quien - en trminos generales - est de acuerdo con la concep-

    52 Wolfgang Stegemann, "Aus Mythos wird Geschichte. Die myhtische Erzhlung des Markusevangeliums und die historische Jesusforschung", artculo del libro Los comien-zos del cristianismo, Salamanca: PUP, 2006; pp. 43-52. Ste-gemann menciona que uno de los aspectos centrales en la investigacin histrica y el proceso de la desmitologiza-cin fue la inversin de perspectivas. Se comenz a leer la Biblia desde la experiencia moderna y cientfica de estar en el mundo.

    53 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 325.329.

    54 Kerygma und Mythos II, p. 184. Bultmann, Jesus Christus und die Mythologie, p. 17.

    55 Kerygma und Mythos I, p. 198.

    56 Kerygma und Mythos I, p. 22. Bultmann, Jesus Christus und die Mythologie, p. 17.

  • SEUT 7

    cin bultmanniana del mito.57 Aunque creemos que cuando Bultmann describe la cosmovisin mitolgica haciendo referencia a la idea de los tres niveles, sim-plifica demasiado la mitologa. Evidentemente, desde una cosmologa moderna, la idea de un mundo en tres pisos parece ridcula y completamente inaceptable. Pe-ro es precisamente este sentimiento de superioridad del hombre moderno lo que le impide entender y acceder a la funcin del mito.58

    Claro est que Bultmann no pretenda ridiculizar la mitologa, an as, no pudo entender el mito sino como algo completamente contrario a la cosmovisin cientfica moderna.59 No solamente que la cosmologa moderna desmentira la idea de los tres niveles, sino que adems el hombre moderno ya no se sentira di-vidido por el acoso de diversos poderes. Al contrario, se sentira autnomo y como una unidad pensante y volitiva. Aunque tuviera cierta sensacin de depen-dencia no la definira como un ser entregado a pode-res trascendentales.60 Es aqu donde hemos de disen-tir. Bien observa Hbner que el hombre moderno no se siente tan ntegro como sostiene Bultmann.61 La modernidad, a pesar de haber cambiado la cosmovi-sin, no ha superado el estado de alineacin en el que se encuentra el hombre. Al contrario, la cosmovisin moderna ha agravado este estado.62 Adems, el hom-bre moderno no piensa ni mucho menos exclusiva-mente en trminos cientficos. Hbner tiene toda la

    57 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 324.

    58 Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logo-mtica, pp. 90ss. Duch habla aqu una y otra vez del error (occidental) de considerar el mito como una expresin de realidad que sera inferior a la cosmovisin cientfica.

    59 Segn Duch, Bultmann sigue una concepcin ilustrada del mito, que no pudo sino ver la oposicin entre mundo mi-tolgico y mundo moderno. Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logomtica, p. 207. Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 330. Hbner ve en esta oposicin entre mito y ciencia el punto ms delicado de Bultmann. Porque necesariamente le lleva a un intento de separar la religin cristiana de lo mitolgico.

    60 Kerygma und Mythos, p. 18-19.

    61 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 335. El mero hecho de atribuir al hombre moderno la existencia de una conciencia fctica (ein faktisch bestehendes Bewusstsein) no es sufi-ciente para rechazar la interpretacin mitolgica del mun-do, ni hace necesario postular tan tajantemente la auto-noma del hombre de hoy.

    62 Erich Fromm decribe muy bien cmo precisamente el hombre moderno se siente mucho ms solitario, aislado y alienado que antao. El miedo a la libertad, Barcelona.

    razn cuando constata que el hombre moderno piensa de modo a la vez mtico y cientfico.63

    La fuerte oposicin que Bultmann perciba entre pensamiento mtico y pensamiento cientfico le haca imposible admitir que el mito pudiera servir como ac-ceso al evangelio para el hombre moderno.64 Por eso Bultmann pretende sustituir65 el lenguaje mitolgico por la interpretacin existencial, lo cual, quiralo el exegeta alemn o no, acaba eliminando el mito y con-virtiendo la religin en filosofa. Bultmann mismo ve-a esta ltima consecuencia de su programa cuando afirmaba "la invisibilidad de Dios excluye todo mi-to".66 Bultmann pretenda salvar a Dios de todo inten-to (por parte de la mitologa) de representarlo mun-danamente, es decir de objetivarlo, lo cual, en opinin de Bultmann (y en ello trasluce la escuela de la teolo-ga dialctica), acabara materializndolo haciendo fi-nito lo eterno. Pero es precisamente en esta cuestin en la que el mito permite resolver el problema teolgi-co y ayuda aguantar la tensin entre sujeto y objeto de una manera que es imposible para la ontologa.67 Ig-norando esta funcin fundamental del discurso mito-lgico, Bultmann se vio obligado a proponer la her-menutica existencialista como recurso interpretativo, que para el hombre moderno debera cumplir con la funcin que tena el mito para el hombre antiguo.68

    63 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 331.

    64 Para hacerle justicia a Bultmann nos parece importante diferenciar en este momento entre su motivo (hacer acce-sible al hombre moderno el evangelio) y el camino que pa-ra ello haba propuesto, la desmitologizacin.

    65 Porque en realidad no tienen razn los que le acusan de eliminar el mito neotestamentario, ni tampoco nos parece correcto cuando Bultmann mismo considera su programa de desmitologizacin como una interpretacin del kerygma en cuanto que es mito. Ms que nada, en el programa de Bultmann percibimos una sustitucin del mito y de su fun-cin de transmitir el evangelio por una hermenutica exis-tencial, inspirada en el existencialismo heideggeriano.

    66 Bultmann, Jesus Christus und die Mythologie, p. 99.

    67 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 341. Y es Llus Duch, quien, apoyndose en Hbner, dice "Su error (de Bult-mann) consiste precisamente en haber querido explicar el mito mediante categoras no mticas, lo cual le haca pasar por alto la substancia mtica". Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logomtica, p. 213.

    68 Bernhard Dieckmann, "Bultmann und Drewermann - Entmythologisierung und tiefenpsychologische Exegese: Gegensatz oder Weiterfhrung?", Una Sancta, 46. 1991 - 4, pp. 337-352. Dieckmann habla del trmino "existencia" como un concepto que hace de puente entre los resultados

  • 8 Coleccin de artculos

    En otras palabras, identificamos el problema de la desmitologizacin bultmanniana no tanto en la defi-nicin misma del mito, sino en su incapacidad de re-lacionarlo con el mundo moderno y de crear un enlace entre los dos mundos supuestamente contrarios. To-dos los dems problemas y discusiones sobre la histo-ricidad de la resurreccin, etctera, finalmente tienen su raz en ello. An as, el gran mrito de Bultmann y su honestidad investigadora consiste en haber admi-tido y asumido que el mensaje del evangelio pertene-ciera al gnero del mito y que el futuro de toda teolo-ga pasa por ofrecer acceso a ello.

    V. Nuevas perspectivas en la comprensin del mito

    Las nuevas perspectivas en la comprensin del mi-to, tal y como se estn dando en los ltimos aos, las centraremos en nuestra crtica hecha anteriormente a la concepcin del mito de Bultmann, es decir: la rela-cin del mito con el mundo moderno. En consecuen-cia, desarrollamos ms adelante la indispensable fun-cin del mito en cuanto a la actualizacin del evange-lio.

    Mientras que para Bultmann pareca imposible re-conciliar el mito con el mundo moderno, en las lti-mas dcadas se ha visto, no solamente que "la verda-dera supersticin de la modernidad consiste en la quimera de creer que, finalmente, nos hemos liberado del mito",69 sino que adems, "la superioridad de la ciencia sobre el mito es tan slo una superioridad his-trico-fctica, pero no es de ningn modo la superio-ridad de una racionalidad que se imponga sin discu-sin".70 El mundo actual no solamente ha descubierto por doquier la presencia del mito en su cultura y la constante mitificacin de su historia, sino que adems lo reconoce sin temor a renunciar con ello a su privi-legio de pertenecer al mundo moderno, racional e ilustrado. Hemos descubierto que en realidad no hay ni es posible la desmitologizacin en el sentido de avanzar hacia un estado en el cual la realidad huma-na, desde la perspectiva teolgica, se limitara al con-cepto y a la decisin existencial.71 Ningn intelectual tie-

    del mtodo histrico crtico y la situacin vital del hombre moderno.

    69 Duch, Mito, interpretacin y cultura, p. 37. Duch cita aqu a G. Picht.

    70 Hbner, Die Wahrheit des Mythos, p. 270.

    71 Duch, Mito, interpretacin y cultura, p. 203. Vea para ello tambin el artculo de Dieckmann, "Bultmann und Dre-wermann", 1991; p. 343. Vea adems Llus Duch, Mito, in-terpretacin y cultura. 1998; p. 36. Duch habla del "retorno

    ne ya la sensacin de romper con el protocolo acadmico-teolgico al hablar con seriedad sobre la mitologa. Tal es as, que Duch y otros eruditos hablan hasta de la "crisis de la razn".72 En la teologa y exgesis bblica se estn probando nuevas vas para acceder al texto teniendo en cuenta una antropologa ms integral. En otros entornos teolgicos se ha formulado el trmino de un "Renacimiento de Schleiermacher".73 La teologa se ha dado cuenta de que el hombre no slo es razn y maneja conceptos, sino tambin es un ser emocional y tiene sentimientos, posee subconsciente y un mundo de pulsaciones oscuras, adems vive en un contexto social al que el evangelio debe acceder. El fuerte hincapi que el mtodo histrico crtico hizo en lo histrico, en la razn, en los conceptos y en lo emprico, no sola-mente ha demostrado la precariedad del acceso y la labilidad histrico-cientfica de la demonstratio christia-na, sino que adems ha dejado en barbecho las almas sedientas de salvacin ms all de una recepcin inte-lectual.74 Como parte primordial de la expresin sim-blica de la religin, hoy por hoy el mito ocupa un importante lugar en la actual investigacin teolgica. Es precisamente el potencial de la expresin simblica que alberga el mito, que convierte la religin - segn la tesis de U. Barth - en una "Forma fundamental de la cultura de interpretacin humana".75

    VI. El mito como acceso al evangelio

    Tal como acabamos de indicar, otro aspecto impor-tante es la funcin del mito en cuanto a su potencial de actualizacin y representacin del hecho salvfico. El gran mrito de Bultmann ha sido el de entender y admitir que el kerygma del evangelio aparece en for-

    de lo reprimido", idea que pertenece a la escuela psicoana-ltica de Sigmund Freud. Pero Duch tiene razn, cuando interpreta los fenmenos religiosos que actualmente salen a flote como un "retorno de lo reprimido" fruto de una poca teolgica excesivamente "histrica". Lo cual confir-mara Eugen Drewermann, quien desde hace aos no se ha cansado de denunciar la insuficiencia del mtodo hist-rico crtico. Eugen Drewermann, Tiefenpsychologie und Exegese I, 3 edic. 1992; pp. 23ss.

    72 Duch, Mito, interpretacin y cultura, p. 150.

    73 Hermann Fischer, Protestantische Theologie im 20. Jahrhundert, Stuttgart: Kohlhammer Verlag, 2002; p. 308.

    74 Uno de los que no se cansa en denunciar este hecho es Eugen Drewermann, vea en Tiefenpsychologie und Exegese I, pp. 23-71;

    75 Ulrich Barth, Religion in der Moderne, Tbingen, 2003; p. 35s.

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    ma de mito,76 y que la posibilidad de acceder al ke-rygma pasa necesariamente por el acceso al mito. El exegeta alemn pretenda ofrecer este acceso en su programa de desmitologizacin, cuya intencin fue correcta, aunque la realizacin parece insuficiente, porque no realmente accede al discurso mitolgico sino lo sustituye por el existencialismo heideggeriano.

    Hbner tiene razn cuando afirma, "se le puede dar muchas vueltas al asunto, pero donde se manifies-ta una fe viva no solamente hay reflexin filosfico-cientfica, sino tambin experiencia mtica".77 Actual-mente se est asumiendo que entre razn e imagen, entre concepto y smbolo, o sea entre logos y mito no se ha de ver tanto una contradiccin, sino ms bien una complementariedad.78 En el mito, y los arquetipos con los que opera, tenemos que ver con imgenes compri-midas de la vida.79 En contra de la idea de entender el alma (psique) humana en trminos de una tabula rasa, la presencia universal de los mitos en todas las etnias80 permite hablar de ellas como del repertorio de la memo-ria que en el subconsciente colectivo se ha formado a lo largo de los milenios de la evolucin humana. Haciendo referencia a este repertorio, Eugen Dre-wermann habla de un equivalente emprico al concep-to teolgico de eternidad.81 El hombre lleva en su sub-

    76 Vea en Stegemann, "Aus Mythos wird Geschichte". En es-te artculo, Stegemann define el gnero de los evangelios, cogiendo Marcos como ejemplo, como narraciones mitolgi-cas. Stegemann sostiene que el "mito como historia implica en este contexto una aplicacin estratgica de historiogra-fa para afirmar la vigencia de la intervencin divina fren-te a todas las posibles evidencias y experiencias contra-rias" (47). En este sentido la narracin mitolgica es apolo-gtica del evangelio (46).

    77 Hbner, Die Wahrheit des Myhtos, p. 341.

    78 As se podra resumir el exhaustivo estudio de Llus Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logomtica; p. 237, "...se trata de visiones complementarias de la misma y nica realidad humana, que es fundamentalmente logo-mtica, porque se fundamenta al mismo tiempo sobre la abs-traccin y la concrecin, los conceptos y las imgenes, los procesos inductivos y deductivos y la intuicin" (la pala-bras cursivas son de Duch).

    79 Drewermann, Tiefenpsychologie und Exegese I, p. 221.

    80 Duch, Mito, interpretacin y cultura. Aproximacin a la logo-mtica, p. 156. Duch dice que el mito pone de manifiesto la fraternidad universal de todos los hombres.

    81 Drewermann, Tiefenpsychologie und Exegese I, p. 229. Segn estudios anatmicos: Numerosas reacciones primitivas del ser humano, aquellas que forman parte del experimentar de los mitos y arquetipos, se localizan en la parte del hipo-

    consciente toda la herencia del experimentar humano. Tanto en el sentido de un recuerdo lejano del paraso como en forma de las angustias fundamentales, los mitos se puede entender como fijaciones tempranas en la historia del experimentar humano; y como tales poseen siempre su verdad. La verdad de la narracin mitolgica no consiste en una supuesta verificacin de sus detalles por medio de la ciencia histrico-empri-ca, o sea, la verdad del mito no obedece a los moder-nos mtodos de objetividad, historicidad, etc. Stegemann tiene razn cuando dice, que la bsqueda por el Jess histrico siempre acaba con la prdida del evangelio como mito.82 La verdad del mito no solamente consis-te en su alta capacidad de conciliar las antinomias y contrastes de la vida humana, en ofrecer identidad co-lectiva para pueblos y abrir el proceso de individuali-zacin para los individuos, sino la verdad del mito consiste adems en su potencial de actualizar, repre-sentar, es decir de volver a abrir aquellos archivos en los que estn guardados las experiencias neurlgicas de la historia humana. Por eso los antepasados conta-ron las historias, que consideraron importantes, en forma de mito, para convertirlas as en historias eter-nas, es decir en tales que nunca pierden su vigencia para la humanidad.83 Toda esperanza que se transmite en el mensaje salvfico corresponde a los deseos crea-dos en el pasado (y presente) que estn representados en los mitos.84 Por eso ocurre que en la Biblia se des-cribe la esperanza futura con las imgenes del paradi-saco principio. Drewermann concreta: "Para que sea posible la esperanza, hacen falta determinadas im-genes e imaginaciones que definen el carcter por el cual el futuro aparece como algo deseable". El mito consigue hacer puente entre pasado y futuro. La espe-ranza se comprende como un deseo por el principio, como nostalgia por un estado inocente y puro inicial.

    En fin, la narracin mitolgica no posee verdad e importancia por su historicidad,85 sino porque su sim-bologa, sus imgenes, sus arquetipos conectan y se comunican con aquellos que estn grabadas en la memoria de cada persona, preparando as un camino en el que las contradicciones de la vida se expresan y

    tlamo del cerebro humano. Es decir en las partes ms anti-guas y primitivas del cerebro (230).

    82 Stegemann, Aus Mythos wird Geschichte, p. 50.

    83 Drewermann, Tiefenpsychologie und Esegese I, p. 331.

    84 Drewermann, Tiefenpsychologie und Exegese I, p. 234.

    85 Aunque innegablemente, la gran mayora de los mitos tienen un trasfondo histrico, y en el caso del Nuevo Tes-tamento ste est innegablemente ah.

  • 10 Coleccin de artculos

    se reconcilian.86 La narracin mitolgica consigue co-municarse con el hombre, porque - aunque sea un hombre moderno - en su disco duro existe un progra-ma que responde a la simbologa del los mitos. Por eso no hace falta sustituir los mitos por un discurso ms racional, sino lo que hace falta es abrir el signifi-cado de sus imgenes y significados.87 Cuando esto ocurre, cuando el hombre se reconoce a s mismo en la narracin mitolgica, cuando identifica sus propias esperanzas con las del mito salvfico, y cuando de esta manera la narracin mitolgica consigue acercar el mensaje del mito salvfico de tal manera al hombre que se produce un estado de similitud y de identidad con el mensaje del mito, entonces es para el hombre como una revelacin,88 porque alguien le dice lo que estaba en l, y que l mismo jams poda haberse di-cho a s mismo. Si el hombre se reconoce en el mito, porque intuye, entiende y experimenta (en el sentido de una experiencia existencial) que el mensaje narrado en el mito recoge y representa lo que se encuentra en el repertorio de su propia memoria, entonces para tal persona el mito es verdad, independiente de su base histrica. Por eso consiste la apropiacin de la salva-cin no en volver a explicar, sino en volver a experimen-tar el mito salvfico.89

    Intentemos resumir lo que hemos venido comen-tando a lo largo de este artculo: El mundo teolgico del siglo pasado se vio desafiado por el programa de desmitologizacin de Rudolf Bultmann. En ello, la teologa tuvo que enfrentar una vez ms las ineludi-

    86 Para ello es imprescindible complementar la intencin de Bultmann, en cuanto a su programa de desmitologizacin, por medio de la facultad interpretativa de la psicologa profunda. En este sentido se puede ver in la teologa de Eugen Drewermann una continuidad de Bultmann. Vea para ello el artculo de Dieckmann, Bultmann und Drewermann - Entmythologisierung und tifenspychologische Exegese: Gegensatz oder Weiterfhrung?

    87 Para ello, la teologa debe aprender de los resultados ob-tenidos en el campo de la psicologa profunda.

    88 Drewermann entiende la revelacin no tanto en el sentido de un extra nos, sino ms bien como una revelacin desde el interior. Vea en Glauben und Freiheit II, p. 181. En el mo-mento en que experimentamos una revelacin, se produce una fusin entre lo pasado y lo presente. El mito actualiza la salvacin de tal manera que hace acto de presencia. Vea en Eugen Drewermann, Strukturen des Bsen I, Die jahwistische Urgeschichte in exegetischer Sicht, Paderborn: Schningh, 1988; p. XXVI.

    89 Drewermann, Tiefenpsychologie und Exegese I, p. 344. Dre-wermann habla aqu de "volver a soar", pero el sueo aqu es para l una expresin de la experiencia profunda.

    bles consecuencias que un mundo y una ciencia secu-larizada conllevan. Bultmann, movido por el intento de hacer accesible el kerygma del Nuevo Testamento al hombre moderno y viendo el enorme contraste en-tre cosmovisin mitolgico y cosmovisin moderna, pretende resolver el problema echando mano del exis-tencialismo heideggeriano, que para el hombre mo-derno debera sustituir la funcin del mito. Es en este punto en el que nos hemos visto obligados a enfocar nuestra crtica. El mito no se debe ni se puede susti-tuir, porque desempea una funcin - en cuanto a la comunicacin del hecho religioso - que es insustitui-ble. Es precisamente la narracin mitolgica, la que consigue actualizar y conectar el mensaje salvfico con el hombre (tambin con el hombre moderno), porque la herencia del mito - en forma de smbolos, imgenes y arquetipos - se encuentra en todo hombre en forma de estructuras antropolgicas primordialmente reli-giosas. El dato de la actual mitologizacin excesiva demuestra que la represin del mito por parte de la teologa no solamente vaca las Iglesias, sino que adems puede dar lugar a un incontrolado "retorno del mito" que - como tambin ha enseado el siglo pa-sado - juega un papel importante en los desastres del nacionalsocialismo. Por eso, siguiendo en lneas gene-rales la tesis de Llus Duch, que postula la comple-mentariedad entre logos y mitos, proponemos acoger el legado de Rudolf Bultmann y complementarlo con el mtodo de la exgesis de la psicologa profunda de Eugen Drewermann.

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