SALAS BARBADILLO, ALONSO JERÓNIMO DE - El cortesano descortés

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  • 8/2/2019 SALAS BARBADILLO, ALONSO JERNIMO DE - El cortesano descorts

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    [Preliminares]...............................................................................................................................................................3Acto Primero.................................................................................................................................................................9Acto Segundo..............................................................................................................................................................36Acto Tercero...............................................................................................................................................................54

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    [PRELIMINARES]

    ELCORTESANODESCORTS PABLOY JORGE ESPNOLACABALLEROSDELA SERENSIMA REPBLICADE GENOVA.

    AUTORALONSO JERNIMODE SALAS BARBADILLO

    VECINOYNATURALDELA VILLADE MADRID.

    CONPRIVILEGIOEN MADRID, PORLAVIUDADE COSME DELGADO. AO 1621.

    A COSTADE ANDRSDE CARRASQUILLA

    APROBACINDEL LICENCIADOD. FRANCISCODE HERRERA MALDONADO,

    CANNIGODELA SANTA IGLESIA REALDE ARBASDE LEN.

    He visto un libro intitulado El Cortesano Descorts, compuesto por Alonso Jernimo de SalasBarbadillo; y dems de no hallar en l cosa contra nuestra santa fe catlica, piedad cristiana y

    buenas costumbres, es su lectura tan apacible, tan doctos y bien dispuestos sus discursos, y contanta propiedad y elegancia, que merece dignsima estimacin y aplauso, como las muchas obrasque gozamos de su autor, con que dignamente ha aquistado fama eterna, sindole perpetuamentedeudora la nacin espaola por haber llegado la excelencia de su idioma grados superiores con sumucha elegancia, mereciendo por premio digno el lugar que le da su continuo estudio y muchasletras entre los hombres famosos de este siglo; hallo este libro importante por sus buenos avisos y

    preceptos, entretenido con sus elegancias, docto por sus discursos, y en todo merecedor de gozar laluz comn.

    En Madrid 2i de Julio de 1621.D. FRANCISCODE HERRERA MALDONADO.

    COMISINDEL ORDINARIO

    El Dr. D. Diego Vela, Vicario general de la villa de Madrid y su partido, etc.: Por la presentecometo al Padre Fr. Juan Gmez, Definidor de la provincia de Castilla, Orden de Premostenses,

    para que vea estos libros y los remita con su censura.

    Fecha en Madrid 7 de Julio de 1621 aos.DR. DON DIEGO VELA.

    PORSUMANDADO,

    JUAN PEROGILA, NOTARIO.

    APROBACINDEL P. FR. JUAN GMEZ,

    DEFINIDORDELA ORDEN PREMOSTENSEENLA PROVINCIADE CASTILLA

    Por mandado del sr. Dr. D. Diego vela, vicario general de esta villa de madrid, vi este libro,intitulado tratados de materias diversas, cuyos ttulos son: el cortesano descorts, Don Diego de

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    noche, La Incasable mal casada, de Alonso Jernimo de Salas Barbadillo, en el cual no hallo cosaque contradiga nuestra santa fe catlica ni las costumbres cristianas; y siendo as, que antes alientalo divino que lo desfavorezca, en cuanto lo humano, le hallo tan gustoso, entretenido, provechosoy dulce, que juzgo haber desempeado ste como los dems, el gran crdito y opinin que de suautor tienen todas las naciones; hallo en este libro breve los copiosos requisitos que en las obras

    ingeniosas pide Tertuliano, De praescript., cap. 10.Ratio auteni dicli, in tribus articulis, in re, intcmpore, in modo. Pues materias tan sazonadas, frases tan nuevas, admiran, entretienen y honrannuestra lengua; el tiempo califica la ingeniosa inventiva de las fbulas, tan propsito del que conno hablar con nadie advierte todos, lo cual, con el esmalte de la elegancia y propiedad de voces,hace un compuesto tan grato y apacible todos, que se le debe dar, no slo licencia para que leimprima, sino gracias por haberle trabajado.

    Dada en este Monasterio de San Norberto de Madrid en 12 de Julio de 1621 aos.FR. JIUN GMEZ.

    MUYPODEROSO SEOR

    Por mandado de V. A. he visto tres tratados de materias diversas, cuyos ttulos son: ElCortesano Descorts, Don Diego de noche y La Incasable mal casada, compuestos por AlonsoJernimo de Salas Barbadillo. No tienen cosa contra nuestra santa fe catlica ni contra las buenascostumbres; antes muestra su autor, con tan ingeniosas inventivas, la mucha agudeza de su ingenio,

    pues entre agradables y honestas ficciones, mezcla provechosos avisos y documentos, tan dignos deque V. A., siendo servido, los honre y favorezca con el privilegio que pide, como que, por elmedio de semejante merced, la Repblica goce el fruto de los justos desvelos del hijo que ha dadoy da tan buena cuenta del recibido talento.

    En Madrid 9 de Agosto de 1621.D. DIEGO AGREDA Y VARGAS.

    SUMADELPRIVILEGIO

    Tiene privilegio Alonso Jernimo de Salas Barbadillo, vecino y natural de esta villa de Madrid,para que l, la persona que su poder hubiere y no otra alguna, pueda imprimir un libro intituladoEl Cortesano Descorts, su data en Madrid 24 das del mes de Agosto de 1621. Refrendadode Pedro de Contreras, Secretario de S. M.

    Pas ante HERNANDODE VALLEJO,Escribano de Cmara de S. M.

    FEDEERRATAS

    He visto este libro intitulado El Cortesano Descorts, su autor Alonso Jernimo de SalasBarbadillo, y est bien y fielmente impreso y corregido con su original.

    En Madrid 20 de Octubre de 1621.El Licenciado MURCIADELA LLANA.

    SUMADELATASA

    Tasaron los seores del Consejo este libro, intitulado El Cortesano Descorts, tres maravedsy medio el pliego, y este precio y no ms mandaron que se venda.

    En Madrid 21 de Octubre de 1621.Pas ante HERNANDODE VALLEJO,

    Escribano de Cmara del Rey nuestro Seor.

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    JUANDEVICUAENALABANZADELAUTOR

    DCIMA

    Contra la descortesaHoy justamente os armis,En cuyo castigo daisLiciones de cortesa.Salas, en dichoso da

    Hijo de la tierra fuisteDe Madrid, pues que nacistesA darla tan sabios nietosEn vuestros libros discretosCon que ms la ennoblecistes.

    DON FERNANDO HURTADODE MENDOZASONETO

    Incendio solicita aliento aladoEn seco leo, pedernal su pluma,Fin de la vida de esperanzas suma,Que en las cenizas funda su cuidado.

    El eficaz intento al fin logrado,Candor es la ruina cuando espuma.

    Al fin renace ya, y ya presumaViento romper con vuelo levantado.

    Ans al divino Genio le acontece,

    Cuando abundantes muestras da divinas,Que Espaa oh Alfonso! frtil se hace.Y del tesoro el orbe se enriquece,Que aunque parece tienen fin tus minas,Son como el Fnix, que muriendo nace.

    ENALABANZADE ALONSODE SALASDE TOMS SIVORI

    T que con excelsa gloriaEl dulce estudioso prado,

    Frtilmente has cultivadoCon tu fecunda memoria;T que libando del cielo

    Las flores del Dios alado,Al trono ms sublimadoSubes con ligero vuelo:

    Hoy coronando tu frenteVences el castalio coro,Subiendo los montes de oro,

    Donde abrasa el sol ardiente;Y de los tiempos triunfante

    T solo eres vencedor,Pues pudiste con valor

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    Lo mudable hacer constante.Sonoro, armonioso y grave

    El canto vas esparciendo,Que los gustos va midiendo

    Porque al mundo sea suave.

    Y con canora armonaAlternando los acentosCon las alas de los vientosSuavemente los enva,

    Donde este jardn pomposoGoza el fruto con la flor,Con tal belleza y primor,Que es divinamente hermoso.

    Las flores del versos sonQue la margen de tu fuenteLe hace sombra dulcemente

    La envidiosa emulacin.Mas con inmortal memoria.Si como sombra obscureceTu claro sol que amanece,Triunfa siempre de su gloria.Y pues, Salas, los caminos

    De las deidades alcanzas,No hay que recelar mudanzasEn los trminos divinos.Que en el balcn del OrienteCon el radiante reflejo,Servir tu luz de espejo

    Al lucero ms luciente.Y con el candor del albaCantando los ruiseores,Saldrn las cerleas flores

    Para hacerte dulce salva,Despojando los jardinesPor ceir inmortalmenteTu ilustre y honrosa frenteCon los candidos jazmines.

    Y la margen cristalinaSaldr la purprea rosaCon fragancia deleitosa

    De su virginal espina.En fin, tu plectro sonoro,Desde el Ocaso al Oriente,Suspender dulcementeCon atencin y decoro.

    A PABLOY JORGE ESPINLACABALLEROSDELA SERENSIMA REPBLICADE GENOVA

    Propias virtudes, escritas en el nimo, conservan y aumentan la nobleza heredada deantecesores gloriosos, siendo las obras generosas de los presentes unos testigos fieles que

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    confirman ser verdaderos los hechos que publican las historias de los pasados, porque el obrar conperfeccin y acierto no poda originarse en menor causa que un principio grandemente ilustre.Ejemplifcase esta verdad en estos tiempos en vs. ms. con mucha firmeza y lucimiento, pues conmodesto decoro obran en todas sus acciones con tanta igualdad, correspondiente su obligacin,que la ilustrsima familia de quien descienden queda bastantemente satisfecha con ser tal la de los

    caballeros Espinlas en la Serensima Repblica de Genova, como ella lo reconoce y lo confiesatoda Italia, y aun el da de hoy la aplaude toda la Europa, admirada con religiosa veneracin en lascatlicas hazaas del invicto Marqus Espinla, que han de sonar en las historias de nuestrossucesores, no slo con aparato y pompa marcial, sino con mucho fruto de doctrina poltica ycristiana, siendo los Estados de Flandes y el Sacro Imperio teatros de sus vencimientos y triunfos.Yo, pues, considerando lo que debemos reconocer todos los hombres que participamos de algndiscurso los varones que son magnnimos en la virtud, como vs. ms., les ofrezco este hijo de miingenio, al tiempo que sale un desafo tan peligroso como es la censura de los mal contentos, quecon padrinos tan gallardos, iguales en entendimiento y valor, bien podr empearse en cualquieratrevida empresa y prometerse felicidad segura en el suceso.

    Guarde nuestro Seor vs. ms. largos aos con el aumento que merecen.

    En Madrid 24 de Octubre de 1621.ALONSO JERNIMODE SALAS BARBADILLO.

    AL VULGO

    Pocos hombres son, oh carsimo vulgo, los que se libran de pasiones graves y molestas en eljuicio, porque los ms viven sujetos turbar con algn singular frenes el entedimiento, y stos sedistinguen con tanta variedad, cuanta es la que tienen los hombres en su modo de sentir y apetecer,que sta la juzgo infinita. Yo, deseoso de su salud, bien que en este deseo demasiadamenteatrevido, he querido curarte alguna parte de estos achaques, con proponerte debajo de fbulagustosa las figuras de aqullos que, por ste por aquel camino, se hacen ridculos en la Repblica

    y aun muchas veces odiosos y despreciables, y no me he descuidado de seguir este intento en elasunto del libro que va despeado tus manos, que siendo vulgo bien podr decir que, con llegar ellas, se despea. Aqu te propongo un cortesano lleno de intiles y vanas descortesas, retrato demuchos que vindole se desconocern en l mismo, y atribuirn esta copia otros que tendrn elmismo defecto, siendo ellos en ella igualmente interesados. Huye de este vilsimo vicio, porque lainsolente descortesa slo se disculpa en el sujeto de un hombre loco. Tal es nuestro introducido D.Lzaro, tal es; mas dnde voy? Pues de nadie sabrs mejor sus costumbres que de l mismo. Aqule tienes; escchale hablar, y vers hasta dnde llegan los excesos de una vanidad ignorante.

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    ELCORTESANODESCORTESCOMEDIAENPROSA

    LASPERSONASQUEHABLAN.

    DON SEBASTIN.DON RODRIGO,su primo.DON MARCELO, juglar.DON LZARO, Cortesano descorts.FEDERICO,su criado.DOA CRISTINA.DOA LUCRECIA.SABINA, esclava.DOA LAURA, mujer de DON SEBASTIN.DOA CLAUDIA,su madre.

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    ACTO PRIMERO

    DON SEBASTINY DON RODRIGO

    D. Seb. Al fin decs que la Corte fu la patria de D. Lzaro, y que todas sus acciones sondescorteses; de modo que sus obras bastardean de su naturaleza, y se quita enellas lo mismo que le dio su nacimiento?

    D. Rod. Todo cuanto hay bueno en l se quita, como no sea el sombrero.D. Seb. Debe de tener achaque que le obliga cubrir la cabeza.D. Rod. Antes l mismo le persuade manifestarla; porque siendo todo viento, es fuerza

    darle espacio por donde se extienda.D. Seb. Posible es que su sombrero se resiste tanto?D. Rod. Qu bien dijistes! Se resiste, pues aun la misma justicia no hace con l

    reverencia.

    D. Seb. De qu le nace tenerle tanto amor, que aun por tan poco tiempo no le quiereapartar de s?

    D. Rod. l conoce tanta liviandad en su cabeza, que no quiere quitarla aquel poco de pesoporque no se la lleve el aire. Muchas veces he pensado que no es sombrero, sinoparte de su propia cabeza, que se dilata y extiende continuamente hasta su mismacopa.

    D. Seb. Deseo saber si duerme con sombrero.D. Rod. Por lo menos con tocador, por no descubrirse aun su mismo sueo, que es

    quien los mayores secretos se descubren.D. Seb. Qu pocos romadizos habr tenido! Qu pocos sombrereros aprovechado!D. Rod. Romadizos, concedo que han sido pocos; pero sombrereros muchos: porque l

    infinitas veces en el ao renueva sombreros, y as ste es el oficial de que ms sesirve.

    D. Seb. Qu horma de sombreros usa?D. Rod. Largos de falda y altos de copa; porque mientras ms sombrero lleva, le parece

    que va ms acomodado.D. Seb. Vlgame Dios: un sombrero que es tan largo y ancho, le escasea tanto! Qu

    hiciera si fuera pequeo?D. Rod. Desengaaos: muy pocos son aqullos que tienen parte en su sombrero; ms son

    los que la alcanzan en su bolsa.D. Seb. Mal entiende la filosofa de estos Prncipes modernos, que quieren disculpar sus

    avaricias con sus cortesas.D. Rod. Advertid: l de todo es cerrado; pero ms descubre las manos que la cabeza. Yohe credo que ha pensado que su sombrero es mayorazgo, y que sus padres lefundaron en su cabeza por todos los das de su vida, llamando de varn en varn todos sus sucesores; y esto tiene tanto ms de verdad que de conjetura, que medicen que un hijo suyo, que est en Salamanca, le imitay aun le excede.

    D. Seb. Buena fundacin de mayorazgo, cuyos juros son excesos en la descortesa.D. Rod. Callad, que otros heredan costumbres ms aborrecibles, que sta antes es ridicula,

    y le debe el mundo por ella parte de su entretenimiento.D. Seb. Por ste podemos decir que es el hombre que ms disimula su cabeza y aun el

    juicio.

    D. Rod. Disimulacin es de muchos.D. Seb. Muy vlido estoy en el mundo, pues viene visitarme esta tarde.

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    D. Rod. No digis sino que mucha necesidad debe de tener l de vos, que esa le trae msque estimacin vuestra.

    D. Seb. Callad, que he de hacerle una burla en quien aprenda cortesa.D. Rod. No pens que una burla pudiera ser maestro de tan honradas veras.D. Seb. Es dulce y sabrosa maestra la que ensea ms con el donaire que con el rigor,

    aunque sta de todo ha de tener, porque para l ha de ser rigor y para nosotrosdonaire.D. Rod. Quin ha de ser el ministro?D. Seb. Marcelo, el criado placentero de nuestra casa, bufn de las puertas adentro, y aun

    algo ms all, que tambin se sabe en la calle.D. Rod. Dichoso l, pues tiene fama en el mismo oficio de que se precia.D. Seb. Y aun porque le precia se hace en l famoso, que nadie llega ser eminente en un

    oficio mientras le desestima.D. Rod. Por cierto que, este oficio haba de tener ms alto aprecio; porque dar placer es

    beneficio tan grande, que slo poda esperarse del cielo.D. Seb. Estos tales no dan placer, sino le venden; y el hacerle mecnico, siendo una joya

    inestimable, les ocasiona su infamia: eso mismo les sucede las rameraspblicas, que por ser mercaderes de los deleites de Venus, se resbalan y despean la comn desestimacin. Para m no hay juglares tan lucidos como las aves, lasfuentes y las flores del campo, que en mi opinin los meses de Abril y May esun bufonazo verde. Qu de gracias nos dice con lenguas de cristal, y nuncafras, aunque el agua vaya ms helada, y al fin es un chocarrero tan lucido ycopioso de galas, que no dice lisonjas los poderosos porque les den los vestidosque desechan; siendo esto tan verdad, que el sastre que l le hace la librea, es elmismo que ellos les administra vida! Oh, cien mil veces bellsima campaa!

    D. Rod. De ese parecer fueron Babieca y Rocinante, uno caballo del Cid y otro de DonQuijote.

    D. Seb. Y aun muchos levantados espritus, que con la vista amena del campo se deleitany lisonjean.

    D. Rod. Pregunto: est ya instruido Marcelo en lo que debe hacer? Porque muchas vecesdebe lo que hace y no todas hace lo que debe.

    D. Seb. Ya yo le he dicho cmo se ha de tener firme firme con el D. Lzaro, puestos,como si dijramos, frente frente, gorra gorra, sin declinar la suya un dedo.

    D. Rod. Segn eso, vos le metis de gorra en la conversacin?D. Seb. No es mucho si se ha de armar toda con aquel hidalgote, prncipe de los gorrones,

    que quien tanto quiere su gorra, bien le conviene este ttulo.D. Rod. Si ello es as, en las Universidades tiene el mayor nmero de sus vasallos, pues en

    ellas todos los estudiantes que traen sotanilla y ferreruelo llaman gorrones;finalmente, l es el hombre quien ms debe su gorra, porque no la gasta connadie, y el que menos debe su gorra, porque le ha hecho con muchos malquisto, y una casa que nunca se llueve, porque jams le falta la cubierta.

    D. Seb. Desde la gorra de Adn ac, de quien tanta memoria se hace en los entremeses,no habr habido otra ms celebrada que la de D. Lzaro.

    D. Rod. Yo conoc una demanda en Madrid, que deca as: Paos para curar y remediarlos pobres llagados del Hospital del seor San Lzaro. Y ahora pusiera yo otra la puerta del Matadero, que dijera de este modo: Sesos para ocupar y llenar lacabeza vaca del doliente D. Lzaro, por amor de Dios.

    D. Seb.-, Bueno, bueno.

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    D. Rod. Cmo bueno, bueno? Pienso que se holgar mucho de hablar todos en latn porllamarlos de t, con que le respondieran en castellano, con el cabal cumplimientode las cortesas de nuestra lengua.

    D. Seb. Latn no le sabe.D. Rod. Es posible que es tan ignorante?

    D. Seb. Pues de qu querades vos que le naciese la vanidad sino de la ignorancia, que eschimenea de tan negros humos? As concluye un epigrama castellano:

    Que la soberbia se enciendeEn humos de la ignorancia.

    De tal causa, tales efectos. Si l se hubiera criado en las Escuelas de la Latinidadcon el Tolle Galenum, y entre la veneracin de aquellos miedos y respetos, l lecostarn menos dolores los partos de la cortesa.

    D. Rod. Y no pudiera ser ignorante sabiendo latn?D. Seb. S pudiera, y aun fuera lo ms posible; pero al fin fuera majadero en otra lengua, y

    tuviera necesidad de ser traducido en sta para que le conocieran; porque ser un

    ignorante tan claro que le entienden todos, es gran desdicha.D. Rod. Pues quin se haba de ocupar en traducir un majadero?D. Seb. Algunos que con traducirse s propios lo consiguieran. Al fin hemos de ver en

    nuestra casa al buen D. Lzaro, de quien me cuentan, aunque vos le culpis tanto,que cuando se quita la gorra es dos manos.

    D. Rod. Es verdad, porque con la una la quita y con la otra la detiene, con que apenas se laquita; de modo que el duplicar las manos no es para aumentar la cortesa, sino

    para embarazarla.D. Seb. Digo que tenis razn, que l es ms vano que bien advertido; pues no considera

    que ms autoridad pierde con ese juego de manos, que gana con la gorra quequita tan escasamente.

    D. Rod. Apenas la quita nadie, sino la levanta por delante, detenindola por detrs; conque los ltimos pelos de su colodrillo jams se han dado unos filos ni en losembates del aire ni en los flechazos del sol.

    D. Seb. Segn eso, toda la occidental pelambrera de su cabeza pasa su vida obscuras; lascanas que le nacen en aquella parte no tendrn necesidad de ms tinta que lasdisfrace que la perseverancia de su gorra.

    D. Rod. No pienso que le salen, aunque ya los aos se las piden, porque quien vivehaciendo su gusto, no envejece.

    D. Seb. Pregunto: creern en el lugar que este hombre ha venido visitarme?D. Rod. Y aun yo lo dudo, con saber que os ha prevenido la visita; que en esto echaris de

    ver cuan pocas hace, pues como si fuera dama las previene.D. Seb. Oh milagro de la necesidad! Posible es que ha de llegar humilde mis puertas

    el que apenas pisa los umbrales de los grandes Prncipes, menos que con altivasoberbia?

    D. Rod. Yo no soy consultor de las estrellas, y as, aunque s Gramtica, soy poco tratanteen futuros; pero con todo eso tengo unos sobresaltos de que esta visita se nos hade ir de entre las manos.

    D. Seb. Eso creis, sabiendo que puedo ser algebrista de su hacienda quebrada, polo enque restriban los principales fundamentos de su vanidad.

    D. Rod. Yo me holgar de que me mientan las espas del corazn, profeta pocas vecesfalso. Escuchad, que aqu viene algo alegre Marcelillo, y no s qu se dijo de D.

    Lzaro.Mar. Oh mis amos!

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    Mar. Fuese? S. Oyronle lo que dijo? Ea, vanle temprano, por su vida, y qudensenorabuena. Vive Dios, que aun este picaro aprende de su amo excusar unamerced de cuando en cuando!

    D. Rod. Basta, que en estos seores las mercedes son excusadas.D. Seb. As es en todos, aunque en stos es el decirlas y en otros el hacerlas. Dinos,

    Marcelillo, por tu vida, cmo ha estado el Prado?Mar. Frtilsimo de coches de damas, poco habladoras y mal habladas.D. Seb. Cmo?Mar. Porque no hablaban ms de aquello que era bastante pedir en poco, mucho.D. Rod. Todos los coches piden?Mar. S, seor, y es de modo que en no cumplindoles sus peticiones, hasta con las

    mismas ruedas gruen. Lo que os puedo decir es que para m es Madrid tan aldeacomo Fuencarral, porque conozco todos los coches y s qu baja cada uno yquin viene en su seguimiento.

    D. Seb. No s cmo se atreve buscar las vidas ajenas quien tiene la suya tan mala.Mar. Dejemos eso, que ya se sabe que yo soy curioso.

    D. Seb. Hubo muchas mujeres de buenas caras, de hermosos talles y mejores manos?Mar. Todas las que yo vi eran de malas manos, porque tomaban an ms de lo que les

    querran dar. Los hombres s que las tenan buenas, porque les daban liberalescon ellas cuanto pedan con la boca: verdad es que hubo una gran partida de

    promesas, porque como el Prado es verde, acgense luego en l al donativo de laesperanza.

    D. Rod. Tan pobre est el Prado?Mar. S, que es galn y lucido, y es muy propia desdicha de las personas de buenas

    partes la pobreza, que aunque las fuentes lleven plata y perlas y las yerbas seanesmeraldas, nada de esto pasa en la platera. Pero entre todos los coches, ningunome entretuvo ms que uno que vi con muy buenas pinturas.

    D. Seb. Calla, loco; pues hanse vuelto los coches galeras, que los adornan pinturas?Mar. Por Dios, que las que llevaba ste que son pinturas que se venden, y las hay de

    todos precios.D. Rod. Habla ms claro.Mar. Era un coche de mujeres de placer, muy resplandecientes de cara; y tanto por

    esto, como porque no hablaban, las llam pinturas.D. Seb. Pues por qu callaban tanto?Mar. Porque las espiaba de lejos cierto majadero celoso quien deseaban dar

    satisfaccin, y as descartaban todas las conversaciones.D. Rod. Pues hay quien cele semejantes mujeres? Pues pudese guardar lo que est

    expuesto todos?Mar. Nunca di respuesta preguntas vanas: slo os dir que cierta viudilla despert mirisa y aun la de otros ms mesurados. Esta, pues, iba en un coche tan negro en loexterior interior, que pareca tumba. Seguala un pajecillo bien enlutado, y elcochero lo iba tanto, que hasta en la cara le cupo no pequea parte, porque eranegro, y en el alma mucho ms, considerndose esclavo. Ella, pues, en medio deeste trgico aparato, iba tocada de modo que se le vea el cabello rubio, y colgadauna joya de oro al pecho, por mostrarse en todas partes luciente; una gargantillade perlas gruesas al cuello y unas arracadas de puzol en las orejas.

    D. S.b. Tu risa est justificada: lo mismo hiciera yo si viera semejante matrona; mas ques esto?

    D. Rod. La mesa que nos llama cenar, y aun la hora no nos despide, porque pudiera yahaberse hecho.

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    Salteador de aquella gloriaQue de justicia le deben.

    Como tan cerca del solSe ve ms luz, le pareceQue, aunque ms ame, es indigno

    De la gloria que posee.

    Abrsase en tantos rayos,Crece el fuego, y la sed crece,Y vecino los cristales,

    Los codicia y no los bebe.

    Puede ejecutar deseos;Mas ay, triste! que no puede,Que hacen respetos honrados

    Ms cobarde al ms valiente.

    Haber ms testigos pudoTanto recato ponerle,Que el bien que le quitan paganCon la envidia que le tienen.

    El corazn, que dichosoEn tantas luces se enciende,Estos afectos del almaPor la boca al viento vierte.

    Si este sol en mis brazos hoy amanece,De la luz por quien muero soy el Oriente.

    Si este sol, que es tan lucido,Que es todo luz, todo fuego,

    Halla en mis brazos sosiego,Cuando por l le han perdido,Si en l mi Ocaso he tenidoY l en m su Oriente tiene,

    De, etc.Si este sol tan desdeosoCon todo lo que no es l,Que es sus luces tan fiel

    Que all solo est gozoso,En m amanece piadosoCuando en l mi vida muere,

    De, etc.

    D. Seb. Parece que nos has condenado oir siempre una misma cosa, sabiendo t que lavariedad es la mejor llave del gusto: muda romance no cantes ms.

    Mar. Yo hago esto de tan mala gana, que me holgar de haber merecido, por lo que hecantado, que se me condene perpetuo silencio.

    D. Rod. Ea, no le disgustis; canta tu eleccin, que yo fo de ella que sabr entretenernosy admirarnos.

    Mar. Advierto que no cantar ms de un romanee la sangra de una dama, celebradaen el gusto de muchos y de ninguno merecida.

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    En los verdores del Mayo,Cuando las flores ostentan

    Ms lucimiento en su gala,Enferma yace su reina.

    Filena, pues, quien todasComo su deidad veneran,Ocupa el lecho, y el solSustituye en lugar de ella.

    Las plantas su ausencia sienten,Que la hace el sol ms molesta,Que ambicioso de imitarla,

    Ms abrasa que deleita.

    De los brazos que la nieveHacen felices afrentas,Sacrifica su salud

    La prpura de las venas.

    De aquel monte de cristalUna fuente se despea,Que las rosas dio su envidia

    Ms beldad en ms vergenza.

    Retroceder quiso AbrilPor gozar de tan amenaVista; pero el Mayo entonces

    Puso guardas las puertas.

    Con su mal de ser bien quistaHizo tantas experiencias,Que aunque le cueste su sangre,

    Dice que poco le cuesta.

    Multiplcanse los votos,Y tantos al cielo llegan,Que no reducirse el cielo

    Fuera impiedad con la tierra.

    Lgrimas fueron de LauroLa ms eficaz ofrenda,

    Fieles razones del almaDe quien los ojos son lenguas.

    Aun all no tuvo ociosasAmor sus tiranas flechas,Que hasta en el lecho ejercitaSus estragos y violencias.

    Oh tirana suave,Tan dulce, que la aconseja

    Nuestro propio rendimiento,Que bien liberal se entrega!

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    El cielo aliente sus luces,Pues si se eclipsan y ciegan,Aunque el sol le d sus rayosVestir el aire tinieblas.

    D, Seb. Cosa notable es sta de los poetas, que aunque no queramos nos han de darcuenta de la buena mala fortuna de sus damas. Extraa molestia! Qu leimporta al mundo que esta Filena se sangrase, para que un poeta lo versifique y lohaga pblico toda la cristiandad?

    D. Rod. No tenis razn, que antes debemos agradecerles que sean tan entretenidos, queaun de sus mismas penas y pesares nos sazonan nuestros gustos. No adverts yqu bien dijo aquella copla, entre otras:

    De aquel monte de cristalUna fuente se despea,Que las rosas dio su envidia

    Ms beldad en ms vergenza.

    Pues quin lo que est bien dicho no deleita? quin no suspende?D. Seb. Callad, seor: no os cansa el hiprbole? Llamar monte de cristal el brazo

    pequeo de una mujer, aunque esto del hiperbolizar, por el parentesco que tienecon el mentir en todos tiempos, fu agradable.

    D. Rod. Para qu censuris los versos si no los entendis?D. Seb. Porque hoy los que ms los censuran son los que menos los entienden.D. Rod. Pues para que por intercesin de su conocimiento hablis de hoy en adelante de

    ellos con mayor estimacin, escuchadme este crtico discurso y perdonadme sime dilatare un poco. La sagrada poesa, entendida su naturaleza, es el ms alto,el ms excelso, el ms resplandeciente abono de un generoso ingenio, de un

    espritu valiente y un alma elegante; porque se compone de un conocimientouniversa!, de un orbe de ciencias, de una imaginacin pura y despejada, de unaviveza presta. Hicieron de ella tan venerable estimacin los antiguos, queimaginaron que slo un Dios poda ser dueo de ella, y la consagraron temploscon el nombre de Apolo en unas provincias, y con el de las Musas en otras.Fingironla hija del sol, porque es su imagen en todos sus efectos. Qu cosa haytan parecida al sol (perdone su mismo retrato, cuando se mira en los espejos delos mares, ros y fuentes), porque si el mayor blasn del sol es alumbrar almundo, tambin le alumbra la Poesa con claros dogmas y excelentes preceptosfsicos, polticos, morales y telogos! Hesiodo escribi los gentiles la historia desus dioses con numeroso estilo; David y Job encerraron misterios divinos en

    versos soberanos. La Filosofa natural, que llamamos Fsica, tuvo por primerosmaestros Orfeo y Museo, admirables poetas, y de stos la aprendi Empdocles,y de ste la tradujo Lucrecio en lengua y armona latina. Homero, gran padre delas Musas, escribi la prudencia poltica en la litada. La cordura econmica dejvinculada en la Odisea. Uno y otro empeo tom y logr Virgilio felizmente en suEneida; Lucano en su Far salta ^ y todos los que se calzaron coturno. Ladiscrecin civil nos ensean los cmicos; la elegancia y sal cortesana est en loslricos; las leyes de la ambicin humana y sus desdichas se ven en los trgicos.No es esto ser sol, alumbrar como sol? Tambin el sol hermosea cuanto mira;de modo que aquella luciente maravilla no slo es hermosa en s misma, sino quetambin hermosea, pule y dora cuanto tocan sus rayos. Lo mismo hace la bella

    Poesa, pues no slo lo es en s misma, sino que tambin presta luces yresplandores quien la posee. Ya vemos la inmortalidad, la fama y nombre que

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    les vali los antiguos poetas el tenerla por husped; porque no slo adorna congrande y bella opinin, sino tambin con soberana de nimo, templanza decostumbres, serenidad de afectos. Tiene el sol tambin por oficio dar vida yaliento: vncele la Poesa, pues la da inmortal quien alaba, y en consonanciadulce le fabrica eternos monumentos, ms estables que aquellas Pirmides de

    Egipto que levant la lisonja servil y no el mrito justo. Qu es, pues, lo que ledefrauda la majestad? Qu es lo "que le desnuda la prpura? Qu puede sersino el mal uso de los profesores? Cay tal vez aquel licor dulcsimo en vasoinficionado; perdi sus primores con el contacto. As la ms divina de lasciencias, cayendo en falso y caviloso ingenio, pasa hereja. As laJurisprudencia, cayendo en nimo ambicioso, llega ser tirana. Cuando os resde algn ingenio porque es poeta, no sabis lo que habis de reir de l, porque noes poeta afectando serlo. De los que profanan la poesa os reid, no de los que lailustran como este feliz ingenio que con tanto arte, con tanta dulzura dice sussentimientos en este romance.

    Mar. Menester es que los poetas se junten, y repartiendo un tanto por cada cabeza, os

    hagan un donativo que, segn son de muchos, no ser pequeo.D. Seb. No los irrites, Marcelo, que tu escandalosa vida es materia suficiente para una

    stira; y con ser tus coronistas verdaderos, te podrn hacer una pesada burla.Mar. Mayor me la habis hecho vosotros cenando mis ojos sin convidarme.D. Rod. Esprate, no te vayas.Mar. Perdnenme, seores, que es jueves en la noche y darn las once, y no quiero

    empezar desde ahora el ayuno de maana.D. Seb. Mira que vengas temprano para que nos acompaes en aquella visita.Mar. Voy muy desobligado, y el madrugar es la cosa que menos sufre hacerse de

    balde.D. Seb. Toma ocho en uno.Mar. Esto es-loque llamamos patacn. No hay cosa que ms ablande los nimos que la

    dureza de este metal: estar aqu maana al mismo nmero de horas que stetiene reales.

    D. Seb. Dices que vendrs maana las ocho. La hora me parece buena: no vengas mstarde.

    Mar. Yo llevo un reloj despertador, que por ser de plata me sonar ms bien.D. Seb. No te suene tan bien que te duermas con ms descuido, que la msica suele hacer

    ese efecto.

    (Vanse.)

    DON LZARO en la cama, y con l su criado FEDERICO

    D. Lz. Como te dije, Federico, por no venir tanta indignidad, como es visitar tanhumildes escuderos, baj al Prado con intento de dar aquella cada, y as fui

    prevenido desde casa con aquel mal aderezo, puesto con tanta flojedad, que eraforzoso el suceso que tuve.

    Fed. Pues no era ms fcil verlos que no aventurar las costillas, que dice v. m. dolerletanto que apenas esta noche ha dormido sueo? V. m., mi parecer, mayor cadadio del entendimiento que del caballo.

    D. Lz. Ay, ay, Federico!Fed. Duele?D. Lz. Y mucho.

    Fed. Buen remedio.D. Lz. Cul?

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    D. Lz. No, porque siempre dejo yo abierta la puerta para arrepentirme si me estuvierebien.

    Fed. Quisiera preguntar.D. Lz. Pues no os quedis con el deseo: sea bueno el parto y sacadle luz.Fed. Parceme que siendo su cabeza de v. m. la de todo su linaje, tendr v. m. en ella

    los. sesos de todos; de donde vengo conocer que v. m. es muy desgraciado,porque los ms le tienen en la opinin contraria.D. Lz. Reos de la opinin comn, pues yo no vivo con ella, sino con la ma, que es

    hacer mi gusto.Fed. Eso es vender la opinin muy bajo precio.D. Lz. Parece que os tengo aqu para que examinis mi paciencia con tantas

    contradicciones. Decidme, cuntas horas tenemos de luz?Fed. Sern cerca de las ocho de la maana.D. Lz. Mucho emperezan esta visita los hidalguetes, aunque yo slo del D. Sebastin

    estoypendiente; ese otro poco me importa que se quede. Distes aquel papel Doa Cristina?

    Fed. S, seor. Cierto que pienso que escribe v. m. tantos papeles tiernos las damasdel lugar, ms por tratarlas de t, que por estar enamorado.

    D. Lz. Algo tiene de eso. Muy indiciado estoy de esta flaqueza, pues tan presto se meconocen los fines. Decidme cmo estaba la Cristineja, y sea la relacin msverdadera que dilatada.

    Fed. Seor, yo fui su casa cuando, recin levantada la Aurora, con los primerosdesperezos se despeda del sueo y amenazaba fuga las sombras de la noche.Dime licencia que entrase hasta la cama ver cmo se haban acogido sus ojostodas las estrellas que huyeron del hemisferio. Oh qu bien brillaban! Oh cuntoresplandecan! Verdes y fulminantes, en los rayos me parecieron Soles, y en lacolor, Abriles. Rompi como nadador las ondas, los embarazos de la ropa con los

    brazos de cristal; alarg el derecho para recibir el papel, y sobre el izquierdoreclin la cabeza; los cabellos rubios, desatados sobre la garganta, parecieroncortina de brocado, avaros de la riqueza que en ella encubran y liberales de laque en s propios manifestaban. Mientras lea el papel, atend yo losmovimientos del semblante: al principio represent iras sangrientas; mas luegorisueas serenidades hermosearon aquella tempestad. Finalmente, dividi lasrosas de los labios y manifest las perlas de los dientes; mas hablando despusingeniosa y elegante, an ofreci mayor tesoro en sus razones.

    D. Ldz. Oyes, mira por la ventana qu coche es ese que para.Fed. Seor, D. Sebastin se apea solo.

    D. Ldz. Ms vale que venga as, para hacerle yo la burla como deseo.Fed. Seor, ya sube; entraremos una silla.D. Ldz. Calla, necio: qu se entiende silla? Ay mi seor D. Sebastin! Norabuena le vea

    yo. Perdone v. m., por amor de Dios, que est esta pieza sin ninguna silla, porquepara mayor abrigo mo quieren colgar en ella una tapicera, y para eso la handesembarazado; pero aqu le har yo lugar en la cama. Mas ay, ay! no puedomoverme con el gran dolor de esta esquina donde estoy echado. Jess seaconmigo! Dios me ayude!

    D. Seb. Oh cunto me lastima v. m.! Ceniza se me ha hecho el corazn! No traiganasiento, que aqu de rodillas sobre esta almohada ver lo que me manda.

    D. Ldz. Ahora est ste como yo quiero; pero con todo eso me conviene proseguir con la

    simulacin. Seor, no ha de estar as v. m.; esprese: volver probar si puedohacerle lugar en esta cama; mas ay, ay!

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    D. Seb. No porfe v. m., que ya yo estoy en esta almohada acomodado. Diga lo que se leofreciere de su servicio.

    D. Lz. Pues mi Rey, ya que ello haya de ser as, esccheme al odo, que yo ser breve.Fed. Con notable industria ejercita mi amo su vanidad: de rodillas le tiene al caballero

    inocente que, compadecido de su dolor, gusta de oirle con toda incomodidad y

    fatiga.D. Seb. Servir v. m. en lo que me ha mandado.D. Lz. No haya descuido, por amor de Dios, y dme licencia para que me recoja, porque

    no he dormido en toda esta noche.D. Seb. Es muy justo: v. m. tome reposo, que yo no le tendr hasta haberle servido.D. Lz. Fuese?Fed. S, seor.D. Lz. Qu os parece cmo no fu menester la silla! ,Fed. V. m. es muy ingenioso.D. Lz. As castigo yo el atrevimiento de estos hidalguetes.Fed. Y s har el negocio?

    D. Lz. Ms que nunca le haga y que se pierda, mi venganza estimo.Fed. Qu venganza, seor? Cmo pudo haberla sin preceder injuria?D. Lz. No fu injuria, no fu grave crimen presumir ste, que aun de burlas poda yo

    visitarle? De aqu adelante le pienso llamar el Caballero de la Rodillada,entendedme por este trmino, y no sea menester declararme ms con vos: cierto,cierto que siento mejores las costillas.

    Fed. Al fin aun una silla de ellas no le quiso dar v. m.D. Lz. No, porque fuera sentarle en lo que yo tengo ms lastimado. No sabis?Fed. Qu, seor?D. Lz. He enviado comunicar el caso con la Doa Cristina por otro papel, y quin duda

    que lo ha de celebrar mucho.Fed. S har, porque es una mujer muy honrada y no menos bien entendida, y te conoce

    por loco.D. Lz. Qu decs? Ya os he dicho que no hablis en tono bajo.Fed. Digo, seor, que me holgara de hallarme presente; porque como dama de tan buen

    gusto, salar con mucha abundancia de donaires esta burla rodillona, para quecon el tiempo no se dae.

    D. Lz. Oh, qu bien! Oh, qu bien!Fed. Burla es sta que pudiera andar por las cocinas.D. Lz. Oh necio! Burla de que he sido yo el autor la llevis tan mala parte!Fed. S, seor, porque burla que es de rodillas, dnde tiene ms propio lugar que en

    las cocinas, que es donde sirven todas?D. Lz. Sabis que quisiera enviarle unos calzones al pobre hidalgo, por si acaso rompicon la mucha devocin alguna parte de los que traa?

    Fed. No, seor; que tanto nos gast de almohada, cmo pudo lastimarse de calzones?D. Lz. Bien decs, que aqu ludi la seda con la seda. Oh cunto estimara haberle hecho

    arrastrar por el duro suelo!Fed. Hombre que tiene tan poco de culebra, que se dej engaar tan fcilmente, no se

    le d hacindole arrastrar la pena que ella le dieron.D. Lz. No pensis que encierra poco veneno quien contra m tena tanta presuncin.Fed. Seor, aqu se le cay un papel.D. Lz. Levantad y veamos lo que contiene.

    Fed. Versos son, mi parecer.

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    D. Lz. Ddmelos m, que los presto alma cuando los leo y no quiero verlos descaecerde su autoridad en vuestros labios.

    Fed. Estos son?D. Lz. Estos son, pues dicen as:

    En ser tan ostentativaMucho te engaas, Gardenia,Pues fundas tu vanagloriaEn lo que ms te desprecia.

    Tener gran corte de amantesLa vanidad lisonjea;Mas lgranse mal los gustosY el crdito se despea.

    Hacer favores tantos,Ni es til, ni honesta empresa,Que de favores comunesSe forman comunes quejas.

    Haz eleccin del ms digno,Aunque yo la suerte pierda,Que quiero ser desdichado

    Porque prudente parezcas.

    Enamorar dando celos,Si es industria no la aciertas,

    Pues bastan dar cuidadosDescuidos de tu belleza.

    Ganar con ellos amantesNo s yo cmo ser pueda,Pues haces medios de amorLos que l tiene por ofensas.

    Si tanta fuerza de estudioTras t los vencidos llevas,Caras compras las victorias:

    No es bien que te desvanezcan.

    Oh cuan engaada vives,Pues slo tu luz serena

    Se deben tantas hazaas,No la vana diligencia!

    Vive en t propia y no busquesMs aplauso que t misma,Que slo t propia puedesTenerte t satisfecha.

    Para ser yo tu rendidoMuchas verdades son stas,Que siempre los poderosos

    Los humildes lisonjean.

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    Pues tienes deudas y amigasEn Menandra y en Ardenia,Consltalas y hallarslasTan fieles como discretas.

    Quisiera ser gran Monarca,No por gozar la grandeza,Mas por darle tu ambicinCon rendirte la materia.

    Esto que soy te consagro,Ya lo ganes, ya lo pierdas,Que an soy ms que t ambicioso,

    Pues quiero rendir tus fuerzas.

    Est bueno! Y dice luego aqu en prosa: Para mi prima y seora DoaCristina. Escucha, por Dios. Basta, que es el hidalguete primo de la Cristineja;mal hice en darla parte de esta burla, porque si se visitan y tratan como deudos, esfuerza que se la comunique; mas acudamos al remedio: yo me siento bueno, queel mismo cumplimiento de mi deseo me ha sanado del dao que hice; me dio

    para cumplirle. Vengan mis vestidos y sombrero nuevo, porque quiero celebrar misalud, no estrenndole menos que con algn gran seor de Castilla con algunadama hermosa y principal.

    Fed. A dnde vamos con tan lucido aparato?D. Lz. A casa de la Cristina, porque pretendo prevenirme y excusar algn encuentro con

    el caballero Rodilln.Fed. Cuan propia naturaleza de los descorteses es el ser cobardes! Ya voy dar prisa

    al cochero.

    D. Lz. Hacis bien, que su flema solicitador h menester. Mas quin viene con tantasvoces? Quin con tan escandalosa alegra? Oh, Marcelillo, Marcelillo! Qu eslo que te trae ac?

    Mar. Lo mismo que se pudiera haber llevado el viento.D. Lz. Pues peligro est de que t te lo lleves.Mar. Ea, que de viento viento va por Dios! que si los dos paseramos la mar, que

    corran los navegantes fortuna.D. Lz. Al fin, qu es lo que buscas?Mar. Aqu dice D. Sebastin que se le perdi un papel con ciertos versos amorosos.

    Mirad si tendra bastante viento!D. Lz. Quirole dar entender que no le hemos hallado, para que con esto haga la

    diligencia en otra parte y yo le guarde para reirle despus con la tal DoaCristina, que es tan desenvuelta, que sabr de l burlarse ms, mientras mscercano deudo la tuviere.

    Mar. Qu me respondis, Lzaro? Parece que estis muerto y no lo desdice vuestromal olor.

    D. Lz. Anda con Dios, loco; que el humor de los enfermos no est todas veces tan biendispuesto, que sufra libertades sin dar la respuesta con violentos castigos. Hola,llamen los lacayos y los esclavos de la caballeriza, que por Dios que ha dehaber manta!

    Mar. Mirad que este recaudo es de mi dueo, y que en m le perderis l el respeto.D. Lz. Cmo dijo?

    Mar. Que os besaba las manos, y que si acaso se le haba cado aqu algn papel conunos versos, le hicisedes merced de enviarle conmigo. ,

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    Despierta te imaginaCon bien dichosa idea,

    Pues copia tantas flores,Pues finge tantas perlas.

    Y an no duda en el sueoIntentar esta empresa,Que hasta en l te retrataTan hermosa y ms tierna.

    Cunto fingido halagoEntonces representa,Que fugitivo y breve

    Al llanto la despierta!

    Mas llorar en tal tiempoDesdicha es, no fineza,Si el fuego de su amorCon el agua se templa.

    Que para ella gozarseEn gloria tan inmensa,En olas de tus llamasAnegarse debiera.

    Milena, aumenta fuego,Pues mientras ms le aumentasPurificas mi alma,Que ser tuya desea.

    D. Lz. T has adquirido este jubn cantando, y otros se le dan precio de lgrimas ycercados de cantores, bien que roncos, y lo mismo se haba de hacer contigo.Hola, Federico! denle ste el jubn verde.

    Mar. Hasta en el color del jubn me dais esperanza de otros muchos y mejores.Fed. Seor, ya est puesto el coche.D. Lz. Despacharle presto y vamonos todos.Fed. Vulvase despus, que ahora estamos de prisa.D. Lz. Ddsele luego, y no le hagis que le merezca precio de sus pasos, que entonces

    no ser darle una ddiva, sino pagarle una deuda.Mar. Oh caballero liberal, duro de gorra y no de manos, qu se me da m de no tener

    parte en la bienaventuranza de tu sombrero, si la tengo en la de tu bolsa?

    (Vanse.)

    DOA CRISTINA y DOA LUCRECIA

    Doa Crist. No poda creer mi primo D. Sebastin que le haba burlado el caballerodescostillado tan su costa; y aunque se ri de que hubiese puesto peligro suvida, por hacerle una treta tan pequea, jur de armarle una burla ridicula ingeniosa, que no os la puedo decir hasta despus de su ejecucin. El viene ahora visitarme y nosotras le hemos de entretener de modo que no salga de aqu hastams de la una de la noche, que l suele ser tan largo en las visitas como necio, yno ser mucho empearle en alguna pltica tan durable, que le amanezca en

    nuestra compaa; pero no ser as, porque entre doce y una le pondremos en lacalle, donde Oh cunto siento el estar obligada al secreto!

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    Doa Luc. No lo digis, que yo me holgar ms de saberlo en la misma ocasin; porque si esbuena la burla y no se logra, me dar mucha pena.

    Doa Crist. En grande obligacin os estn las burlas ingeniosas y sutiles.Doa Luc. Mirad: cuando son entretenidas y no pesadas, particular deleite recibo con ellas; y

    esto es tan verdad, que aun de la burla que el Don Lzaro hizo nuestro primo D.

    Sebastin, le qued agradecido tanto, que por m no perder, hasta que me echenla tierra encima, el ttulo tan propio y significativo del Caballero de la Rodillada Rodilln.

    Doa Crist. Qu demonio le dara el consejo al vansimo D. Lzaro? Quin le persuadique aventurase sus costillas un martirio que pudo ser tan peligroso?

    Doa Luc, Yo no s: slo contemplo el efecto, y al mismo tiempo me deleito y admiro;mirad, por amor de Dios, si fuera el rocn antojadizo de dar pasos atrs y lehiciera andrajos la cabeza, qu tal quedara de tan mal aconsejaba hazaa?

    Doa Crist. Por mi fe que me holgara mucho de que sucediera as, no porque padeciera tangrave dao, v sino por ver pisado entre los pies de un rocn sombrero que lrehusa de ponerle en sus manos, quitndosele cortesmente muchos que lo

    merecen mucho.Doa Luc. Parece que nuestra puerta ha parado un coche.Doa Crist. Pues es menester que sepamos si es el tal D. Lzaro, porque quiero, para dar

    mayor campaa de viento las alas de su vanidad, que salgamos recibirle hastala puerta de la sala.

    Doa Luc. El es, amiga: vamos muy enhorabuena, que deseo mucho conocer un hombre tanperegrino.

    Doa Crist. Prevenid admiracin y silencio, porque veris un hombre tan aliado en suspalabras como majadero en sus acciones. Promtoos que la suya, para laelegancia del hablar, es muy buena escuela; pero en lo dems guardaos de talmaestro, porque lleva barbarsimas opiniones.

    D. Ldz. Cmo? Vs. ms. salen recibirme hasta la puerta: ya esto pasa los lmites de lacortesa y toca en grande exceso; si no es que, como vs. ms. son salteadoras deamor, se ponen al paso para robarme en lo ms desierto del camino. Massupuesto que eso est ya hecho y que todos los despojos son de vs. ms., retirenlos pedreales de sus ojos, y adviertan que si fuego arrojan, con fuego le recibo, yque en l no me dan lo que no tengo, sino aquello que ms me sobra.

    Doa Luc. Jess, Jess, qu dulce es en las palabras el buen caballero! Tenis razn, prima:ms bien habla que hablan de l.

    D. Lz. Pues quin habla mal de m?Doa Luc. Los muchos que tiene descontentos y mal pagados su gorra de v. m.

    D. Lz. Cmo? Notable lenguaje que dice v. m. Mi gorra tiene descontentos y malpagados?Doa Luc. S, seor, que hay muchos acreedores ella; y si no empieza pagar desde ahora,

    aunque tenga la vida muy larga, morir muy adeudado en la cortesa, y vendr ser despus de muerto el que debe por no haber vivido como deba.

    D. Lz. Vejamen m? Bueno, bueno, mi seora Doa Cristina. Quin es esta doncellaque se pule y afila en el razonado, y en fe de que en la cara tiene mucho de lorisueo y arrebatador, se empea en decir atrevimientos y pesadumbres?

    Doa Crist. Mi prima Doa Laurencia es muy servidora de v. m.D. Lz. Oh! Prima es de v. m.? Ese grado tiene ms para que yo la respete.Doa Crist. Qu le parece? No es muy hermosa?

    D. Lz. Atrevimiento fu de la naturaleza intentar tanta perfeccin, y le logrfelicsitnamente.

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    Doa Luc. Si v. m. se arroja al golfo de las lisonjas, volverle en el propio metal otras nomenos lucidas.

    D. Lz. Mritos grandes de v. m. son los que gobiernan mi voz y mis palabras, y noquiero hacer sospechosa esta alabanza con afirmarla con juramentos, porquedonde sobran, ms disuaden que persuaden. Qudese esto as, que es como ms

    bien nos est todos; y caminando al caso, suplico v. m., mi seora DoaCristina, guarde fidelidad de secreto en aquella rodillada que la consult.Doa Crist. Oh pobre de m, seor! Qu advertencia tan perezosa! Porque lo supo luego el

    mi pariente; mas desahogue v. m. congojas, porque l ha hecho risa y nosentimiento del caso.

    D. Lz. Con todo eso, me pesa de que lo haya sabido, que de haberse visto tan humildepodra ensoberbecerse y ponernos en algn cuidado. Parece que la bellsimaLaurencia se re con agradable ostentacin de rosas y jazmines.

    Doa Luc. La memoria de tan graciosa burla me hace cosquillas: tuvo mil puados de sal.D. Lz. Pues si v. m. la celebra y aplaude, no pienso castigarla con el arrepentimiento:

    basta que estimo en ms al D. Sebastin. Por Dios que es hombre de buen gusto,

    pues aunque sea contra s sabe celebrar una treta galana ingeniosa!Doa Crist. Que no le nace la risa de verse burlado, sino de que v. m. sacrificase sus costillas

    tan menguada burla; tanto, que dice que al mismo precio se dejara estafar en lacortesa todas las veces que v. m. quisiere.

    D. Lz. Por Dios, que habla como escudero menguado: no lo entiende! Qudese con suignorancia, que m no me toca el desengaarle.

    Doa Luc. Pregunto v. m., mi seor D. Lzaro: hale quedado v. m. lleno el nmero delas costillas? Estn algunas, por ventura, mal acomodadas de asiento?

    D. Lz. No, mi seora: todas, gracias Dios, estn conformes y unidas.Doa Luc. Verdaderamente que estuvo v. m. peligro de ser castigado en lo mismo que

    haba pecado; porque si acaso fuera tan grande el golpe que se le cayeranquedando sembradas por aquel suelo, que no hay caso tan peregrino que tal vezno pueda suceder, haba jurado nuestro primo Don Sebastin que haba de haceruna silla de ellas y tenerla en su casa, para darla por asiento los hombres msviles de la Repblica.

    D. Lz. El conceptiilo no me agrada; v. m. le ha fabricado ahora, y esto de apurar tanto unconcepto que viene quedar descostillado, no s que nadie lo pueda juzgar poringenioso.

    Doa Luc. Pues hablando ahora de veras, lo que dijo el D. Sebastin fu que v. m. le habadado antes la venganza que le hiciese la injuria, porque cuando l quisieratomarla por su mano sangrientamente, qu ms pudiera hacer que molerle las

    costillas?Doa Crist. Escuchaos, que parece que sube la escalera Marcelejo y trae consigo guitarra.Mar. Oh Lzaro! Ac estis? Por Dios que os traigo muy cerca de mi camisa!D. Lz. Qu, haste puesto ya el jubn?Mar. S, por excusaros el arrepentimiento, porque an estaba peligro de que me le

    volvirades quitar.Doa Crist. Es tiempo de que echemos fuera este majadero?Mar. S, que eso he venido solamente, porque ya le estn aguardando en el puesto.D. Lz. Qu dice v. m. Marcelo al odo?Doa Crist. Que quieren venir ac mis primos.D. Lz. Pues yo me voy con licencia de vs. ms. por no embarazarlos, que maana, si me

    dieren permisin, volver con mayor reconocimiento besar sus manos.

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    Doa Luc. Siempre que v. m. honrare esta casa, hasta las paredes recibirn alegra por laque en su persona les viene.

    D. Lz. Dme licencia v. m. para que presuma que ste ha sido favor y no cortesa.Doa Luc. La primera vez es sta que v. m. ha pedido licencia para ser presumido, y por eso

    se la doy de muy buena gana.

    D. Lz. Ser presumido con licencia de v. m.; con que vendr tener una presuncin muyprivilegiada.Doa Luc. Dele v. m. su naturaleza las gracias de esta maestra, que m en nada me puede

    quedar deudor, y mucho menos en esta parte.Doa Crist. Hola, hola! alumbren al seor D. Lzaro.D. Lz. No es menester, que de casa de v. m. todos salimos alumbrados y lucidos.Mar. Veamos si est de este parecer dentro de media hora. Adis mis ngeles, que

    quiero tambin ayudar yo con mi pedazo de risa este nocturno entrems.Doa Luc. En verdad que nos has de cantar algo primero, que despus lo sabrs en relacin

    como nosotros.Mar. Decs bien: mejor es que no me halle yo presente, porque si quisiere apercibir

    venganza, no se determine ejecutarla sobre m, por ser la parte menos valida;cantar quiero mientras l llora, que as me ocupar en servir tan bellas damas yno en ofender caballero tan presumido.

    Amor (Filena hermosa)Aun del viento se agravia,Que tiene, como es fuego,

    La presuncin mal alta.

    En las sombras ms levesInconvenientes halla,Que su luz siempre limpia

    Cualquier sombra la cansa.Las luces de tus ojosComo cielos regalan;

    Mas ay! que tantos celosMs que el infierno abrasan.

    Injurian mi pacienciaY anegan mi esperanza,Cuando en el fcil sueo

    Mi quietud sobresaltan.

    Toda el alma te ofrezco,Y as en empresa tantaMenos premio no buscoQue conquistarte el alma.

    Huir cobarde quiseDe tus valientes armas,Pregonando mis miedosCon fugitivas plantas.

    Ausencia prevena,Cuando con voces blandas

    Para echarme prisionesMe buscas y me llamas.

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    Ms que vano remedio,Pues no se ausenta el alma,Porque lleva en s mismaDe sus penas la causa.

    Reciban mis suspirosAlientos de tu gracia,Para que hagan con ellosSonora consonancia.

    Corona mis deseos,Pues les debes la palmaCon silencio perdida,Que no solicitada.

    Aydame vencerte,Que si haces esta hazaa,

    Dars mi amor gloria,No escarmiento mi fama.

    Piedad pido, seora,Sin vana confianza,Que yo propio me acuso

    De empresa tan gallarda.

    Mis ngeles: esto ha durado poco, y si hubiera sido menos les sucediera mejor,porque yo reconozco que canto mal; y ya que esta parte no la puedo enmendar, noquiero tenerla de porfiado, pues siendo la peor, est en mi mano el corregirla.Adis, adis.

    Doa Luc. As te vas: notable prisa!Doa Crist. Dejadle, pues ya es tiempo de entregarnos al sueo dulcemente, hasta que laaurora del futuro da nos despierte ser compaeras de su risa, con la relacin dela burla que se le est haciendo al caballero descostillado.

    Doa Luc. Decs bien: vaya norabuena, que ya el sueo me ha enviado m sus embajadoresen unos bostezos disimulados.

    Doa Crist. El parabin os doy de tan dichoso estado; dormiris con mucho gusto, porque nohay cosa peor para rogada que el sueo: l se ha de venir y entonces es sabroso.

    Doa Luc. Con todo eso temo desvelos de mi curiosidad, que el ansia de saber losfundamentos de esta burla y el fin que tiene me han de tener suspensa ydivertida.

    Doa Crist. Vamos, que mientras nos despojamos de las joyas y vestidos, os aliviar de laparte que puedo, que es referiros en qu se funda la treta: el suceso le sabremosmaana, que no podr dejar de ser entretenido, supuesto que la burla no puedemalograrse por cobarda ni negligencia de los actores.

    (Vanse.)

    DON SEBASTIN y DON RODRIGO

    D. Seb. Digo, porque no me molestis ms con la pregunta, que de boca de nuestra primay de la de un criado condente suyo, entend su maliciosa descortesa; y aunquel con la prevencin de la cada me haba anticipado la venganza la injuria, contodo eso, pienso que si se me logra la treta como yo la tengo estudiada, que ha deser graciosa y entretenida para el pueblo.

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    D. Rod. Parceme que el disfraz que traemos es tal, que en ningn tiempo podrconocernos.

    D. Seb. Mientras durare la ejecucin, conviene que se nos logre este fingimiento, quedespus yo propio pienso ser el pregonero, porque en su publicacin consiste midesagravio.

    D. Rod. Si se tardar mucho?D. Seb. Es imposible si Marcelillo ha ejecutado con puntualidad mi orden. Parece que oshabis suspendido?

    D. Rod. He puesto los ojos y tras ellos he dejado correr la consideracin por este campoazul, teatro de las estrellas. Oh cunto admiro de esta noche la belleza y elsilencio; qu rica est de ojos y qu pobre de lengua! Y no le hace falta, quesiendo ste un instrumento que hoy se ejercita slo en pedir, sobrar en quientanta riqueza tiene.

    D. Seb. Silencio llamis ste? Voces son cuantas luces brillan, y voces que persuadenalabanzas de su hermoso Criador. Oh prodigiosa armona! Oh perpetua y noentendida consonancia! Oh ministros, cuanto lucidos, obedientes de la voluntad

    divina! Escuela sois, no slo de fulminantes resplandores, sino de humildadesprontas y ejecutivas. Ni aun un paso breve no dais vuestra eleccin sin consultade ms alta causa, sin determinacin del motor primero. Oh qu bien se ve quees vuestra patria el cielo, animadas estrellas, pues siendo hermosas sois fieles, quees lo que menos se usa en la tierra! Y la exterior belleza en las criaturasterrestres, testimonio es de infidelidad constante.

    D. Rod. Bueno: empezastes por la alabanza de esta perfeccin celestial, y habis fenecidovuestro discurso satirizando; pareceros queris cierto venenoso ingenio que

    jams alab nadie sin el desprecio de otro, siendo su fin dar con lo primerodisposicin lo segundo.

    D. Seb. No me graduis de doctor en facultad tan vil como necia; no quiero yo parecerme ste que, halagando en presencia con viles lisonjas los que pone en el nmerode sus amigos, despus con desvergonzado rostro y lengua de serpiente los hierey vitupera; yo generalidades reprendo: ste es mi estudio, que mi ambicin no se

    profana fundando su gloria en el deslucimiento y precipicio ajeno. Escuchad,pues, que siento pasos; all se descubre un hombre. Quin va, caballero?Tngase. Quin es?

    D. Lz. Bien pueden dejarme el paso libre, caballeros, que un hombre soy slo.D. Rod. Ya le he conocido: D. Lzaro es. Qu esperamos?D. Seb. Callad y veris cmo hago en su condicin una prodigiosa experiencia de que ha

    de quedar al mundo incorruptible fama. Caballero, denos v. m. por cortesa dos

    pobres soldados la capa.D. Lz. Por cortesa y dos pobres soldados doy de buena gana la capa: tmenla luego.D. Seb. Por la propia cortesa volvemos pedir que nos d v. m. tambin la bolsa.D. Lz. Aunque eso es demasiado pedir, la doy por no mostrar que estimo en ms la bolsa

    que la capa.D. Seb. Pues ya que v. m. tiene nimo tan corts, que nos ha entregado capa y bolsa,

    realce la cortesa con entregarnos tambin el sombrero.D. Lz. Cmo! Mi sombrero? Cmo! Esees el que no le entregar yo nadie, aunque

    aventure en su defensa la vida.D. Seb. He aqu que le volvemos capa y bolsa liberalmente, slo porque nos haga cortesa

    del sombrero.

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    D. Lz. Desengense, que aunque me han vuelto capa y bolsa, no han de llevar elsombrero; antes por lo que me han ofendido con semejante peticin, no han dellevar ni aun un pelo de mi persona.

    D. Rod. Ea, gentil resistencia! Entregue el sombrero pagarlo con la vida.D. Lz. Esperaos, que de esta manera entrego yo el sombrero: picaros, ladrones, venid

    ahora pedirle.D. Rod. No es cosa ridicula que ha puesto mano en defensa de su sombrero, lo que nohizo por la capa ni por la bolsa?

    D. Lz. Hombres viles, no es cosa ridicula, porque yo por mi Rey y por mi sombrerotengo de morir.

    D. Seb. Mientras yo le divierto por este lado acuchillndole, pasad vos por detrs ycorredle el sombrero, que yo querra que hiciremos esto sin sacarle sangre,

    porque busco deleite y no pesadumbre.D. Rod. Estoy advertido, y vos lo quedad de que me ir con l casa de nuestras primas, y

    all os aguardo.D. Lz. Cmo? Uno solo me acomete y el otro se va. Tan fcil juzga la empresa? Pues

    su costa se lo ensear el desengao.D. Rod. Ea, dame el sombrero, caballero descostillado, que aunque te pese te le quito con

    violencia.D. Lz. Por detrs? Oh aleve, oh traidor, y qu veloz huyes! Mas en el que delante me

    queda tomar satisfaccin de agravio tan insolente.D. Seb. Consolaos de que ya que habis quedado sin sombrero, no tenis ms testigos que

    las estrellas celestiales, que no lo parlarn Dios. Adis, que fe que habis desaber esta vez qu cosa son catarro y romadizo.

    D. Lz. Tambin ste se me va por los pies: todos me huyen, cuando yo quedo sinsombrero. Esta infelicidad, aunque ha sucedido de noche, no podr serencubierta, pues empieza con descubrirme m la cabeza, que es la parte principaldel cuerpo. Estrellas: si acaso alguna de vosotras tiene su cargo el patrocinio delos sombreros, cmo vuestros ojos me han dejado sin l? Yo hago voto alcielo, la patria y todos los caballeros profesores de la presuncin descorts, deno ponerme otro sombrero en la cabeza hasta cobrar el mo. Si yo pasare enalgn tiempo lugar sublime en la Repblica, he de proponer que se establezcauna ley severa contra los robadores de joya tan preciosa y sagrada. Podr yoentrar de este modo en mi casa vista de mis criados? Mas s, que son fieles yayudarn al sentimiento de tanta prdida.

    Fed. Quin va? Quin es?D. Lz. Mas si vuelven por loque dejaron!.... S va: quin lo pregunta?

    Fed. Oh seor! Federico soy. Cmo est v. m. de ese modo?D. Lz. En casa lo sabrs: hanme quitado el sombrero unos ladrones.Fed. Quitar el sombrero y dejar la capa, ms es accin de caballeros traviesos que de

    ladrones viles; y en v. m., que es tan escaso en la cortesa y con ella tiene todoel lugar agraviado, an se justifica ms esta sospecha. Proponga v. m. laenmienda y redzcase al gremio de los caballeros corteses, que ste es sin dudaaviso del cielo.

    D. Lz. De hoy ms pienso llevar el sombrero en la mano, y con no tener que quitar de lacabeza, los har todos iguales.

    Fed. Esa no es menor descortesa que la pasada, dems de que es doctrina muy vieja yplaticada por otros autores ms antiguos. Tome v. m. mi sombrero y recoj

    amnos casa, que yo me pondr la capa sobre la cabeza.D. Lz. He jurado de que no me he de poner otro sombrero hasta cobrar el mo.

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    Fed. Ea, hnreme v. m. con ponerse el mismo sombrero que yo me he puesto; ea, hagaesta liberalidad generosa. Jess, Jess, Jess! Dios ayude v. m.: mire cmoestornuda.

    D. Lz. Hasta ahora, gracias Dios, no saba qu cosa fuese; pero ya por mis pecados hellegado experimentar esta mala ventura.

    Fed. Jess! Otra vez. Jess! Ea, vamonos casa, que temo que v. m. caiga malo deun resfriado grande.D. Lz. Qu llamas resfriado? Qu mal has entendido mi achaque! Antes la clera me

    tiene tan fogoso, que arrojo llamas por los ojos y por la boca.Fed. Otra vez pienso que se purgan las narices de la ociosidad que han tenido tantos

    aos. Qu malo estaba v. m. para entrar ahora en Ginea! Y advierta que la nochees negra; y estando en su presencia y siendo mujer, parece que es el estornudargrosera, de modo que por todos caminos no puede v. m. librarse de ser descorts.

    D. Lz. Vamos, vamos, que estoy loco.Fed. Por lo menos no podr v. m. hacer una accin que hacen los que se vuelven locos

    de amor en las comedias, que es arrojar entre las dems prendas de su persona el

    sombrero.D. Lz. Llama para que nos abran la puerta.Fed. No es menester llamar, que yo la dej abierta cuando sali de casa el dueo de

    ella y mo.D. Ldz. Oh miserables hados! Oh fortuna inconstante! Yo os agradezco el no haber

    nacido Rey, que quien perdi su sombrero tambin perdiera su corona.

    (Vase.)

    DON SEBASTIN, DON RODRIGO y MARCELO

    D. Seb. Ya l se entr: esperemos que se desnude, y luego podrs provocar su clera

    con cantarle el romanzn satrico.D. Rod. Antes no, porque si se acuesta y se duerme, echaremos esta diligencia al aire.Mar. Advierto que yo no lo s de memoria y que he menester que v. m. que le

    compuso me le entregue copla copla por el odo, y as le ir yo cantando conseguridad y descanso.

    D. Seb. Has hablado cuerdamente: hgase tu voluntad.Mar. Sentmonos en el umbral de esta puerta de enfrente, y as no nos podrn arrojar

    de las ventanas del ofendido nada que nos sea daoso.D. Seb. Qu buenos consejos que te da tu miedo!Mar. Por lo menos prudentes y seguros. Parceme que puedo empezar: va el pasacalle

    con sus ciertos repulgos de punteado, para provocar ms los nimos de los que

    esperamos por oyentes.D. Rod. No es bueno, sin duda, que han abierto la ventana y dos hombres salen ella; yquin duda que el uno de ellos debe de ser el D. Lzaro y el otro su consultorFederico? Animo, que la prspera fortuna nos lisonjea.

    Mar. Si la tenemos en nuestro servicio, no hay sino aprovecharnos de ella, que escriado bien diligente. Vaya!

    D. Seb. Vaya, y con mucha propiedad, pues vaya ha de ser lo que se canta.

    Cautivo yace en prisionesEl sombrero de un hidalgo,Pecador pblico al mundo,

    Descorts y cortesano,

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    En casa de un confiteroA donde queda empeado,Con que ha venido ser dulce

    El que fu muchos amargo.

    Psosele el confitero,

    Y muchos le fu quitando,Por darle buena doctrina

    Y enviarle bien enseado.Turbse el sombrero noble

    Con el repentino caso,Viendo en s tantas mudanzas

    El que fu tan mesurado.

    Cuatro reales fu el empeo:Resctale fiel cristiano,Que el que le tiene le haceServir al fin como esclavo.

    Estbase el sombreritoAcostumbrado regalo,Habitando todo el daEn el alczar ms alto.

    Desde all miraba todosDespreciador y tacao,

    Trampeando la cortesa

    A los grandes y los bajos.No le meneaban los vientosAunque soplasen bramando,Que en los cascos que cubra

    Los traa aprisionados.

    De los vientos fu venteroPor lo que en l se hospedaron,Y era ventero ventosoSi los huspedes miramos.

    Muy de hidalgo se preciabaY ms pareci villano,

    Pues como los que lo sonLe vimos encabezado.

    El que se vio en la cabezaDe un caballero tan alto,Es ya juego de los piesDe los burlones muchachos.

    Ya se mira el pobrecitoDe su patria desterrado,Porque en la misma cabezaPresume que le engendraron.

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    Cuando vaya de esta vidaNo llevar pocos cargosEn las gorradas que debeA muchos hombres honrados.

    En el lugar le tenanPor mal acondicionado,Tan amigo de su asientoQue jams supo dejarlo.

    Corrironle media noche,Quedando el caballerazo

    Al serensimo vientoDescubierto y declarado.

    Envile sus mensajerosEl flemtico catarro,En cuatro cinco estornudosMal sentidos y bien dados.

    Los humos de la cabezaCon gran gusto respiraron,Que l tena tantos humos

    Porque los guardaba tanto.

    Cabeza de su cabezaEra el sombrero, y es llanoQue con quitarla el sombrero

    Entonces la degollaron.

    Quedse el caballereteLos vientos acuchillando,Que sus mayores amigos

    Los trat como contrarios.

    Y tuvo mucha razn,Porque iba en ellos volandoEl que le llev el sombrero,Que alevosos le ayudaron.

    Ceido el cielo de estrellas,Comn y rico aparato,

    Le dio vaya con sus lucesEsclareciendo el estrago.

    Si l adora en su sombrero,Que muchos lo imaginaron,

    Aunque est en prisin tan dulceDse priesa rescatarlo.

    Vulvale su primer trono,Donde los valientes rayosDe Jpiter tenga miedo,Que dan siempre en lo ms alto.

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    El consejo es de un amigo,Ms que lisonjero sabio,Tanto que puede por lCortesmente saludarlo.

    D. Lz. Hola, Federico, dame la escopeta, que yo les pagar el consejo en moneda defuego! Tal atrevimiento, tal maldad se consiente en una Corte poltica, en unaRepblica cristiana, donde hay Rey catlico y justicia igual para todos?

    Mar. Vamonos, que pues este loco nos avisa tiempo, ser cordura excusar el peligroen el golpe de la escopeta; porque ms fuera de juicio est quien no teme lasdemasas amenazadas por la boca de un loco, que el mismo loco que las ejecuta.

    D. Lz. No vais por esta escopeta? Quin os detiene? Quin os embaraza?Fed. En quin piensa v. m. hacer el estrago cuando la traiga, si ya se han ido los

    autores de su disgusto? Entreguemos ahora al sueo todos estos pesares, quemaana prevendremos el ms seguro remedio.

    D. Lz. Yo no podr sosegar, porque para dormir es almohada muy inquieta un cuidado

    tan forzoso.(Vanse.)

  • 8/2/2019 SALAS BARBADILLO, ALONSO JERNIMO DE - El cortesano descorts

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    ACTO SEGUNDO

    DOA CRISTINA y DOA LUCRECIA

    Doa Luc. Buenos y alegres das, prima, que yo tales me los prometo con las nuevas de lafeliz ejecucin de tan graciosa burla. Qu os parece? Tendra efecto?

    Doa Crist. Sin duda, los ejecutores habrn cado conmigo de una altsima reputacin,porque determinarse los galanes delante de las damas una accin como sta, queaunque no es bizarra es entretenida, el no conseguirla dice pollo menos pocaindustria, ya que el valor se libre de ser fiscalizado.

    Doa Luc. Mucho temo en D. Lzaro excesos de sentimiento.Doa Crist. Oh qu alegre da ha de ser para el pueblo. De sus lgrimas nacer la risa comn.Doa Luc. La nueva ser muchos increble; pero todos agradable, que de esto segundo

    tendr su principio lo primero.

    Doa Crist. Por lo menos el sombrero ha de ser mo, que le pienso poner entre mis joyas, queno ser la de menor estimacin, trayndome con su vista la memoria el

    peregrino capricho de su dueo. Pondrle plumas; adornarle de cairel y toquillade oro, y aun pienso que, en su opinin fantstica, si le ve sobre mi cabeza, dirque ha sido indigno y humilde empleo.

    Doa Luc. Ms servidor vuestro es de lo que pensis; sin duda tendr por favordemostracin semejante: slo sentir el modo despreciable por donde ha llegado vuestras manos; razn que le har juzgar que todo es burla y juzgarcuerdamente.

    Doa Crist. Escuchad, que nuestros primos vienen y con no poco estruendo de risa: sin dudala burla ha tenido efecto.

    D. Rod. Oh seoras! Oh primas! Denme vs. ms. esas manos; enriquezcan mis labios consu nieve.

    Doa Luc. Ea, primo, levntese v. m.; no est de ese modo, que viene ser exceso semejantecortesa.

    D. Seb. Primas, guarde Dios vs. ms.Doa Luc. Han visto y qu escasamente nos ha quitado el sombrero?D. Rod. No se espanten vs. ms., que es el de D. Lzaro; y aunque mude de cabeza, no

    quiere mudar de costumbre.D. Seb. No es burla, no es fingimiento, vive Dios! que no me le acierto quitar nadie,

    y que de mi casa la de vs. ms. he cometido infinitos crmenes descorteses.

    Doa Crist. ste es el sombrero de D. Lazaro! Este el que ha cubierto aquella sublime ygenerosa cabeza! Dejadme, que le quiero festejar con una y otra reverenciahumilde. Oh precioso tesoro: t sers el mayor blasn de mi casa, la principalcuriosidad de mis camarines y la ms opulenta riqueza de mi guardajoyas! Por tsabr los vientos que corren, por ser quien los ha tenido encarcelados y sujetos.Dividido en pedazos menudos, podrs servir de reliquias los navegantes contrala saa de estos atrevidos bramadores, de stos que amotinan las olas contra elcielo y tienen escarapela con las mismas nubes. Bien puedes desafiarte con laGiralda de Sevilla, y sin duda vencers, si acaso quisiere pretender que ha sidotan bien servida como t de los airosos ministros. No se podr decir por t,aunque se te ha tenido sumo respeto, que no te ha tocado el aire, porque de l has

    estado siempre lleno. Oh t, fiel testigo de la vanagloria de los hombres y dignaprenda del hombre ms vano de todos ellos, perdona la estrecheza de mi casa y

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    Mar. Bien h menester todas estas bendiciones, porque como el luto va algo largo, anpuede tropezar al bajar dla escalera.

    Doa Luc. Y t cmo te detienes? Por qu no vas tambin prevenirte?Mar. Quiero dejar que lleguen all primero mis amos, para dar perfecta disposicin la

    burla, que ya yo tengo prevenido todo el ropaje y me adornar de l fcilmente.

    DoaLuc. Ya tendrs estudiadas muchas malicias sutiles y graciosas para darle el psame?Mar. Esto de las gracias es una cosa que pocas veces vienen fuera de la ocasin, aunquems se busquen; y puesto un hombre en ella que tiene buen natural, se le ofrecencopiosamente con facilidad notable, y as guardo para entonces este cuidadodescuidado. Sabis que sera bueno, oid, enviad all Sabina, la esclava

    berberisca, con un papel vuestro de conformidad, lleno de grave sentimiento,para que as tenga el psame de todas suertes, por escrito y de palabra; conformadvuestra prosa, que yo s que no ir pobre de agudezas y donaires.

    Doa Luc. Ven ac, no habr l conocido quin le hizo la burla, habindole cantado tluego su puerta aquel romance?

    Mar. No, mi seora; no, mi ngel, porque yo mud la voz tan groseramente, que pareca

    ms becerro que hombre. Haced cuenta que slo fui un pregonero de aquellascoplas, que se las dije en altas intelegibles voces para que se hiciese capaz de la

    pesadumbre. Adis, seoras, que ya me parece que se llega el tiempo.Doa Luc. Yo me pondr en oracin por el buen suceso, con tal que me ofrezcas avisarme

    luego.Mar. Yo ser el embajador.Doa Crist. Parceme que nosotras podremos irnos misa: demos lo principal del da tan

    importantes veras, que ya stas son demasiadas burlas.Doa Luc. Si pensara que en ellas haba ofensa del cielo, no slo las ejecutara, pero aun el

    intento severamente reprendiera.

    (Vanse.)DON LZARO y FEDERICO

    D. Lz. Hanme aliviado dulcsimamente mi pesar las visitas de estos caballeros honradosque, con tanto sentimiento de luto y lgrimas, han celebrado mi desdicha. Ohcmo los buenos son buenos!

    Fea. Es posible que no puede v. m. conocer la voz de aqul que nos cant elromance? Porque por l se podra rastrear quin fueron los autores de tanachacosa burla; y bien digo achacosa, pues le tiene v. m. tan doliente.

    D. Lz. Amigo, ya os he dicho que no le conoc: en mi vida he odo cantar otra vez talhombre; y rugoos que por hacerme placer, si me queris bien, otra vez no la

    llamis burla, sino traicin alevossima, maldad insolente y atrevimientodescarado. Dnde vais?Fed. A ver lo que quiere este paje.D. Lz. Despachadle bien y presto, y volveos luego conmigo, porque en cogindome la

    imaginacin solas me hace muy pesadas burlas.Fed. Seor, este paje viene de parte del Caballero Rodilln y su primo, que quieren dar

    v. m. el psame de esta desgracia. Ya les he dicho que suban.D. Lz. Hicistes muy bien, y ponedles un par de sillas, que hombres que no se han dado

    por entendidos de aquel desprecio y me acuden en mis trabajos, muchaestimacin merecen.

    Fed. Ellos son; ya entran, y ya las sillas los aguardan.

    D. Rod. Beso las manos de v. m.D. Seb. Y yo las beso mil veces.

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    Fed. Adviertan vs. ms. que no les responder ms que con un suspiro; que elsentimiento interior no le deja hablar, y con razn justsimamente.

    D. Seb. Bien. Aunque no responda, oir lo que le dijremos?Fed. S, mi seor, y tal vez tambin responder.D. Seb. Digo, pues, seor: el sentimiento de tan grande trabajo como ha venido por su

    casa de v. m. ha lastimado nuestros corazones, y as venimos, ley de buenoscaballeros y de amigos leales, ofrecernos con nuestras personas, vidas yhaciendas para la venganza de tan insolente y grave injuria.

    D.Lz. Oh bondad, oh bondad, oh bondad! Agradezco, estimo y reconozco.Fed. Y con lo dicho se ha vuelto del otro lado, y no hablar ms palabra en mucho

    tiempo.D. Rod. Siempre el seor D. Lzaro es finsimo en sus sentimientos; sabe muy bien la

    estimacin que debe su honor.Fed. Rendido est de fiersima tristeza; mas el ver Sabina en casa y con un papel en

    la mano, podr ser que le aliente en tan humillada fortuna.D. Ldz. Leedle vos y en voz alta, porque vean estos seores la discrecin de estas damas.

    As disimulo que no s que son sus primas.D. Rod. Tambin nuestras primas han querido ser partcipes y ayudantes del donaire:

    prevenid los odos, que sin duda el papel ha de tener mucha sal y agudo ingenio.D. Seb. Federico, estis dormido? Qu hacis? No empezis?Fed. S, seor; dice as:

    La desgorrada muerte, que la pintan todos no slo sin caperuza, pero calva,porque aun pelo no la cubre la cabeza ni aun pellejo, pues est desnuda en elmismo hueso, debi de tener envidia de v. m. vindole gozar de eterno sombrero.Ella, sin duda, traz que se le robasen de noche, por ser sus tinieblas tan

    parecidas sus horrores. Esta casa ha hecho tan grave sentimiento de este dao,que si como las mujeres acostumbramos no traer sombreros, fuera lo contrario,nos privramos de este hbito para siempre, por haberle sucedido v. m. con luna afrenta tan incapaz de consuelo. Por lo menos andar ahora ms bajo decabello, que decan todos que slo por no estar aquel breve tiempo desgorrado,se le beneficiaba muy de tarde en tarde y le dejaba extender con tantas ramas, yaun afirman algunos curiosos que slo iba v. m. descubriendo la parte de lacabeza que le cultivaban las tijeras, y luego la reparaba; conque ningn fielcristiano, aunque sea barbero, puede afirmar que le vio v. m. la cabezadescubierta enteramente. Muchos han celebrado, y con razn, un raro prodigio env. m., porque ven que ha hecho de mejor calidad los pelos de su cabeza que lossecretos de su pecho; y de lo uno y lo otro, nosotras, que escribimos esto ,

    tenemos bastante experiencia, pues cuando, ms liberal de lo que convena,descubre los secretos, escassimo encubre y esconde los siempre reclusos pelos.Al fin, seor, en semejante prdida conviene que se consulten luego todos los

    judiciarios cientficos de la Corte para ver cul planeta de los desgorrados delcielo pudo tener parte en este desmn, y si nos puede quedar viva algunaesperanza de su restitucin. Tambin ser cosa acertada enviar diferentes partessus retratos para que los Jueces de las ciudades y villas de estos reinos le

    pesquisen y busquen, sacndole con esta diligencia de cualquier parte dondeestuviere encubierto. Finalmente, Rey mo, aquel poderoso Dios que cubre todaslas cosas con su benigna y piadosa mano, consuele v.m. en este descubrimientode su cabeza, que para los cortesanos de buen gusto ha sido de mayor estimacin

    que el de las Indias, porque dice que gozan con la risa que les causa, si no mayor,ms seguro tesoro.

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    Dada en nuestro estrado un da despus de la prdida de tan ilustre y malafortunado sombrero.Amigas de v. m.,

    DOA CRISTINA.DOA LUCRECIA.

    D. Lz. Cmo es aquello de finalmente?Fed. Dice as: Finalmente, Rey mo.D. Lz. Qu bien dijo Rey mo! Por estas mujeres me pierdo yo, que saben el respeto,

    que son curiales en la cortesa. Oh buenas seoras! Qu hermosas damas!Cierto que son las que mejor me parecen en la Corte.

    D. Seb. Notable fantasa, prodigiosa vanidad: miren por el camino que se han ganadonuestras primas el titulazo de las protohermosas de la Corte.

    D. Lz. Responda la seora Sabina que Dios las consuele como me han consolado, y quedespus por escrito me dilatar como debo en los agradecimientos. Dios laguarde.

    D. Seb. Mucho se tarda Marcelillo.

    D. Rod. No, porque la puerta llega un coche, y sin duda que viene en l.D. Seb. Federico nos sacar de esta duda, que ha ido ver quin es el nuevo visitante.Fed. Seor, aqu ha llegado en un coche un hombre que, segn viene enlutado, no le

    pude ver el rostro, y dice que trae v. m. el psame de parte de la comunidad yoficio de los sombrereros.

    D. Lz. Cmo, hermano? Decid de los seores sombrereros, ponedle una silla y entre.Mis seores, hganle vs. ms. mucha honra, que este oficio es el ms honrado detoda la Repblica.

    Mar. Seor, la honrada y agradecida comunidad de los sombrereros, que debe v. m.tanto, por ser quien ha dado mayor estima las mecnicas obras que salen de susmanos.

    D. Lz. Seor, esprese. Reprendo el mecnicas: diga ilustres, y pase adelante.Mar. Digo, pues, que este generoso y alto gremio de oficiales abrigadores de la testa, ha

    hecho lamentable y fnebre sentimiento por la prdida de aquel castillo de sucabeza de v. m. Dije bien? Castillo era y no sombrero: en lo fuerte, en lo firme,en lo inmutable; pero, seor, siempre las mquinas ms ilustres tienen msvecinos los violentos estragos. Consulte sus miedos y no sus lisonjas quien seviere en ms sublime asiento. Estos seores, pues, del arte sombrerista que me hanhecho comisario de esta embajada para con v. m., deseando hacerle un serviciomemorable, se ofrecen darle en tributo en cada un ao cien sombreros doncelesy vrgenes de nadie estrenados, y quieren que este feudo pase sus descendientes

    y que lleven ponerlos en sus sepulcros sobre la cabeza de la figura de mrmolque, retratando v. m., se ha de perpetuar en l, cuando Dios, despus de muchosaos de vida, le saque de esta caduca y mortal.

    D. Lz. Oh qu agradable cosa, seor y amigo! Estimo el ofrecimiento lo que es justo;pero quiero que adviertan esos seores que no le acepto hasta que haya cobradoel que perd, porque no ha de coronar mi cabeza otro sombrero mortal mientrasl no pareciere, tomando yo enmienda bastante de los que intentaron agraviarme

    por aquel camino.Mar. Pues, seor, si para esa jornada fueren menester cien personas de nuestra

    profesin, avise v. m., que irn servirle de buena gana con sus personas, vidasy haciendas.

    D. Lz. No, seor, porque yo solo tengo de hacer por mis manos la justa venganza; yadis, que me duermo todo.

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    Fed. Denle vs. ms. lugar para que repose.D. Seb. Oh qu cortesmente que nos ha despedido!D. Rod. Nadie puede perder su naturaleza.Mar. Ms vale as, porque cuando las cosas salen de su comn uso, ya monstruos son y

    amenazan prodigiosa ruina las mortales criaturas.

    (Vanse.)

    DOA LUCRECIA y DOA CRISTINA

    Doa Luc. Las llamas de amor, de quin pueden ser reprendidas, cuando con generosoincendio abrasan? No que ames; la eleccin s culpo, bellsima prima. D.Sebastin y D. Rodrigo, entrambos nuestros deudos y entrambos tus amantes, te

    pretenden briosos. D. Rodrigo es libre y puede celebrar contigo felices bodas. T,ms atenta D. Sebastin, ofendes tu decoro, pues la solicitud de un casado, aunde burlas, deslustra y deshonra el crdito de una doncella noble. Despierta lasvoces de mi desengao, escchate t propia discurriendo sobre el caso, que entu divino ingenio hallars bastante maestro. No te aconsejes con las violentasestrellas, que muchas veces llevan nuestra inclinacin, aunque las vesresplandecer tan lucidas, por campos de nieblas, sombras y horrores. Seandespojos de tu entendimiento y victorias de tu desprecio las tentaciones de esteapetito tan vano como peligroso. Castiga quien se atrevi mirarte, prevenidode fuego, para abrasar las murallas de tu gloriosa fama; que yo, empeada en losaumentos de tu virtud, como quien tu lado asiste y debe manifestarte verdades,ser liberal de la sangre y aun prdiga de la vida por defender lo que te convienetanto.

    Doa Crist. Si hubieras conocido, amada Lucrecia, que bien pudieras, mi espritu bizarro, minimo brioso, y que para m las lisonjas de estos amantes son un florido jardn en

    que slo me deleito de paso y no me detengo, no hubieras fatigado tanto tuestudio y prevenido sentencias y elegancias para reducirme la opinin que enmi alma est escrita, y de ella ms que de la tuya nace. Sabe, pues, que losverdores de mis aos, suspendidos en tan dulces vanaglorias, como representanlgrimas y quejas de estos rendidos festej adores, cogen las flores, no el fruto.Ambicin tengo de ser ama.da; ambicin que es tan gloriosa, que finga lagentilidad, que se empeaban en ella las deidades superiores. Engame elespejo, incurriendo en la misma culpa los bros de mi juventud lozana. Agrdansemis ojos de s mismos, que, altivos y soberbios, se desconsuelan, se desconocen,mientras no avasallan, mientras no cautivan. D. Sebastin y D. Rodrigo igualdesprecio padecen en mi nimo: si con exteriores muestras he halagado ms al

    uno que al otro, descuido ha sido. Mas yo desde hoy, por darte gusto, procedertan igual, que ni el uno pueda formar quejas, ni el otro desvanecimientos.Doa Luc. No me has entendido; ni t, con ser ingenio tan florido y alentado, te entiendes.

    Quieres dejar correr la afrentosa vejez una mocedad tan bella y ociosa?Revuelve sobre tus florecientes aos, y goza en estado honesto el fruto de lasucesin. Elige dueo que apadrine tu fama, que resplandezca tu decoro; que unamujer viuda, hermosa y moza, sin madre y sin hermanos que la hagan compaa,es terrero de las flechas de los murmuradores y ocasionadora de atrevimientosinfelices; que yo, si D. Fernando, mi esposo, no viene para el tiempo que me tiene

    prometido, me pienso retirar un convento, porque una belleza grande ensoledad de su esposo y festejada de otros, aunque mantenga interior virtud, el

    malicioso pueblo no se reduce creerlo, ni yo me admiro de que no lo crea.

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    Doa Crist. La materia del casarse pide largo estudio y consejo, por ser la ms peligrosa ydifcil. Alarguemos ahora esta pltica para tiempo de ms ociosidad.

    D. Seb. Oh primas!DohaLuc. Oh seores! Dnde estn esas mujeres, dnde esas criadas que no entraron

    avisar cmo vs. ms. venan? Hola! Pongan aqu sillas.

    D. Seb. Las sillas nos las pondremos nosotros, y de hoyen adelante maltrtenos v. m.menos con tan impertinentes cortesas. Deudos somos y muy deudos, y as sehallan mal las ceremonias donde los lazos de la sangre son tan estrechos.

    Doa Luc. La pendencia es algo majadera: perdonen vs. ms. que lo digo con lenguaje tandesaliado. Vamos al caso: qu esperanzas del nuestro D. Lzaro? Muere vive?

    D. Seb. Oh qu grande fiesta hemos gozado! Oh qu horas tan entretenidas han sido lasnuestras! Sin duda est loco y temo que pierda el juicio con sentimiento tan grave,

    pues algn medio hemos de buscar para que no perezca varn tan entretenido.Mar. Un ministro que ha sido ya embajador de la repblica de los som