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Rizoma Gilles Deleuze – Félix Guattari Hemos escrito el Antiedipo entre dos. Como sea que cada uno de nosotros era varios, eso redundaba ya en mucha gente. Aquí nos hemos valido de todo cuanto podía acer- carnos, lo más próximo y lo más lejano. Hemos distribui- do hábiles seudónimos a fin de hacer el trabajo irrecono- cible. ¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Por costumbre, sólo por costumbre. Para volvernos irreconoci- bles a nuestra vez. No para volvernos imperceptibles nos- otros mismos, sino aquello que nos hace actuar, sentir o pensar. Y, luego, porque es muy grato hablar como todo el mundo; decir ha salido el sol, cuando la generalidad de las personas sabe que es un modo de hablar. No llegar al extremo en que ya no se dice yo, sino al extremo en el que decir yo no tiene ya importancia alguna. Ya no somos nos- otros mismos. Cada quien conocerá a los suyos. Hemos sido ayudados, absorbidos, multiplicados. Ya casi no hablamos de psicoanálisis; sin embargo, aun hablamos, inclusive, demasiado. Nada más de eso. Nos fas- tidiaba; sin embargo, éramos incapaces de cortar por lo sano Los psicoanalistas y principalmente los psicoanali- zados nos hastían demasiado. Era preciso que, por cuenta nuestra, precipitáramos esta materia que nos frenaba—sin forjarnos ilusiones acerca del alcance objetivo de tal ope- ración—- era necesario que le comunicásemos una veloci- dad artificial capaz de llevarla hasta la ruptura o hasta nuestro desmoronamiento. Se acabó; no hablaremos mas del psicoanálisis después de este libro. A nadie hará sufrir ya, a ellos ni a nosotros. Es curioso como las objeciones que a uno le hacen son retardalrices. Cuando usted intenta na- dar en un arroyo, a sus pies les ponen grilletes: ¿ha pen- sado en eso?, ¿qué hace con aquello?, ¿es usted muy cohe- rente? ¿acaso no ve la contradicción? También dulzura, de no responder nunca. Solamente hay algo todavía peor que las objeciones y refutaciones de las objeciones, esto es. la reflexión, el retorno a. . . Por ejemplo, en un libro, el regreso a otro anterior: y, ¿qué hay de eso?, ¿ha com- prendido bien a Freud?, y ¿su último libro, ha cambiado usted? Analizar la situación ¡qué horror! Un libro no tiene objeto ni sujeto, está elaborado de materias distintamente formadas, de fechas y velocidades muy diferentes. A par- tir del momento en que un libro es atribuido a un sujeto, se descuida este trabajo de las materias y de la exteriori- dad de sus relaciones. Se fabrica un Dios bueno para los movimientos .geológicos. En un libro, a igual que en todas las cosas, hay líneas de articulación o de segmentarie- dad, planos, territorialidades; pero, también, lineas de fu- ga, movimientos de desterritorialización y de destratifica- ción. Las velocidades comparadas de circulación de flujo, según estas líneas, llevan en sí fenómenos de retraso rela- tivo, de viscosidad o, por el contrario, de precipitación y

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RizomaGilles Deleuze – Félix Guattari

Hemos escrito el Antiedipo entre dos. Como sea quecada uno de nosotros era varios, eso redundaba ya en muchagente. Aquí nos hemos valido de todo cuanto podía acer-carnos, lo más próximo y lo más lejano. Hemos distribui-do hábiles seudónimos a fin de hacer el trabajo irrecono-cible. ¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Porcostumbre, sólo por costumbre. Para volvernos irreconoci-bles a nuestra vez. No para volvernos imperceptibles nos-otros mismos, sino aquello que nos hace actuar, sentir opensar. Y, luego, porque es muy grato hablar como todoel mundo; decir ha salido el sol, cuando la generalidad delas personas sabe que es un modo de hablar. No llegar alextremo en que ya no se dice yo, sino al extremo en el quedecir yo no tiene ya importancia alguna. Ya no somos nos-otros mismos. Cada quien conocerá a los suyos. Hemossido ayudados, absorbidos, multiplicados.

Ya casi no hablamos de psicoanálisis; sin embargo, aunhablamos, inclusive, demasiado. Nada más de eso. Nos fas-tidiaba; sin embargo, éramos incapaces de cortar por losano Los psicoanalistas y principalmente los psicoanali-zados nos hastían demasiado. Era preciso que, por cuentanuestra, precipitáramos esta materia que nos frenaba—sinforjarnos ilusiones acerca del alcance objetivo de tal ope-ración—- era necesario que le comunicásemos una veloci-dad artificial capaz de llevarla hasta la ruptura o hastanuestro desmoronamiento. Se acabó; no hablaremos mas delpsicoanálisis después de este libro. A nadie hará sufrir ya,a ellos ni a nosotros. Es curioso como las objeciones quea uno le hacen son retardalrices. Cuando usted intenta na-dar en un arroyo, a sus pies les ponen grilletes: ¿ha pen-sado en eso?, ¿qué hace con aquello?, ¿es usted muy cohe-rente? ¿acaso no ve la contradicción? También dulzura,de no responder nunca. Solamente hay algo todavía peorque las objeciones y refutaciones de las objeciones, estoes. la reflexión, el retorno a. . . Por ejemplo, en un libro,el regreso a otro anterior: y, ¿qué hay de eso?, ¿ha com-prendido bien a Freud?, y ¿su último libro, ha cambiadousted? Analizar la situación ¡qué horror! Un libro no tieneobjeto ni sujeto, está elaborado de materias distintamenteformadas, de fechas y velocidades muy diferentes. A par-tir del momento en que un libro es atribuido a un sujeto,se descuida este trabajo de las materias y de la exteriori-dad de sus relaciones. Se fabrica un Dios bueno para losmovimientos .geológicos. En un libro, a igual que en todaslas cosas, hay líneas de articulación o de segmentarie-dad, planos, territorialidades; pero, también, lineas de fu-ga, movimientos de desterritorialización y de destratifica-ción. Las velocidades comparadas de circulación de flujo,según estas líneas, llevan en sí fenómenos de retraso rela-tivo, de viscosidad o, por el contrario, de precipitación yruptura (ciertamente el psicoanálisis ha sido nuestra traba;era necesario cortar). Todo esto, líneas, velocidades me-dibles, constituye una composición maquínica. Un libro esuna tal composición y, como tal, es inatribuible. Es unamultiplicidad aunque todavía no se sabe lo que el múltipleimplica cuando él deja de ser atribuido, o sea, cuando eselevado al estado de substantivo. Una composición maquí-nica es dirigida hacia los planos, los cuales forman, indu-dablemente, una especie de organismo, o bien, una tota-

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lidad significante, o bien una determinación atribuible aun sujeto, pero no menos hacia un cuerpo sin órganos queno cesa de deshacer el organismo, de hacer pasar y circu-lar partículas asignificantes, intensidades puras; y de atri-buirse los sujetos a los cuales no deja más que un nom-bre, como traza de una intensidad. ¿Cuál es el cuerpo sinórganos de un libro? Hay varios: según la naturaleza de wlas líneas consideradas; según su contenido o su densidadpropia; según su posibilidad de convergencia en un "pla-no de consistencia" que asegure en la selección. Por aquí,como por allá, las unidades de medida constituyen lo esen-cial: cuantificar la escritura. No hay diferencia entre aque-llo de lo cual un libro habla y del modo como está elabo-rado. Un libro no tiene, pues, no más objeto. En calidadde composición, él mismo está en conexión con otros cuer-pos sin órganos. No se deberá preguntar nunca lo que unlibro quiere decir, significado o significante; tampocodeberá tratarse de comprender nada en un libro. Única-mente vale preguntar con qué funciona; en conexión dequé hace pasar o no intensidades; en cuáles multiplicida-des introduce y metamorfosea la suya; con qué cuerpos sinórganos hace converger el suyo. Un libro no existe másque por lo exterior y en el exterior. Así pues, siendo unlibro por sí mismo una pequeña máquina, cabe preguntar:¿en qué relación, a su vez mensurable, se encuentra estamáquina literaria con una máquina de guerra, una máqui-na de amor, una máquina revolucionaria, etc., —y con unamáquina abstracta que las arrastre? Se nos ha reprochadoinvocar con demasiada frecuencia a los literatos. Objeciónidiota, ya que, cuando se escribe, sólo hay una cuestión lacual consiste en saber a qué otra máquina puede y debeestar conectada la máquina literaria, para que le sea dablefuncionar. Kleist, y una loca máquina de guerra; Kafka, yuna inaudita máquina burocrática. .. (Y, suponiendo queuno se tornara animal o vegetal por literatura, lo cual deninguna manera quiere decir literariamente, ¿no sería pri-mero por la voz que uno se convierte en animal?) La lite-ratura es una composición, nada tiene que ver con la ideo-logía; no hay ni jamás hubo ideología.

Nosotros no hablamos de algo distinto: las multipli-cidades, las líneas, planos, segmentariedades, líneas defuga e intensidades, las disposiciones maquinicas y susdiferentes tipos, los cuerpos sin órganos y su construcción,su selección, el plano de consistencia, las unidades de me-dida en. cada uno de los casos. Los estratómetros, losdeleómetros, las unidades CsO de densidad, las unidadesCsO de convergencia no sólo forman una cuantificaciónde la escritura, sino que la definen como en tanto que sonsiempre la mesura de algo distinto. Escribir no tiene nadaque ver con significar, sino con medir, cartografiar, in-clusive las comarcas venideras.

Un primer tiempo de libro es el libro-raíz. El árbol esya.la imagen del mundo; también, la raíz es la imagen delárbol-mundo. Es el libro clásico, como bella interioridadorgánica, significante y subjetiva (los planos del libro).El libro imita al mundo, como el arte, a la naturaleza: porprocedimientos que le son propios, y que conducen a buentérmino lo que la naturaleza no puede o no puede hacer ya.

La ley del libro es aquella de la reflexión; el Uno que setorna dos. ¿Cómo la ley del libro podría estar en la natu-raleza, dado que preside la propia división entre mundoy libro: naturaleza y arte? Uno se convierte en dos:

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siempre que nos encontramos de nuevo con esta fórmula—así fuera estratégicamente anunciada por Mao, y asifuese comprendida "dialécticamente" al máximum—, noshallamos ante el más clásico y más reflexionado pensa-miento, el más viejo y fatigado. La naturaleza no se con-duce así: las propias raices son en ella pivotantes, conuna ramificación más numerosa lateral y circular, no dico-tómica. El espíritu retarda sobre la naturaleza. Hasta ellibro, como realidad natural, es pivotante, con su eje, ylas hojas a su derredor. Pero, el libro, como realidad es-piritual, el Árbol o la Raíz, en tanto que imagen, no dejade desarrollar la ley del Uno que se convierte en dos,luego, dos que se convierte en cuatro. . . La lógica binariaes la realidad espiritual del árbol-raiz. Hasta una disci-plina tan "avanzada" como la lingüistica conserva este ár-bol-raiz en calidad de imagen de base, que la vincula a lareflexión clásica (así Chomsky y el árbol syntagmáticoda comienzo en un punto S, para proceder por dicotomía).Eso es tanto como decir que este pensamiento jamás hacomprendido la multiplicidad: requiere de una fuerte uni-dad primordial supuesta para llegar a dos mediante unmétodo espiritual. Y del lado del objeto, según el métodonatural, es indudable que se puede pasar directamente delUno al tres, cuatro o cinco, si bien a condición siempre dedisponer de una fuerte unidad primordial, esto es, la delpivote que soporta las raíces secundarias. Esto casi nomejora. Las relaciones biunívocas entre círculos sucesivostan sólo han podido remplazar la lógica binaria de la di-cotomía. La multiplicidad no es mejor comprendida por laraíz pivotante que por la dicotómica. Una opera en el objeto,en tanto que la otra lo hace en el sujeto. La lógica binariay las relaciones biunivocas dominan aún el psicoanálisis(el árbol del delirio en la interpretación freudiana de Schre-ber), la lingüística y el estructuralismo, y hasta la infor-mática.

El sistema raicilla, o raíz fasciculada, es la segundafigura del libro, de la cual nuestra modernidad se valegustosamente. En esta ocasión, la raíz primordial ha abor-tado, o bien se destruye hacia su extremidad; sobre ellase va injertando una multiplicidad inmediata y cualquierade las raíces secundarias que experimentan un gran des-arrollo. Esta vez, la realidad natural aparece en el abortode la principal raíz, pero su unidad no subsiste nada me-nos como pasado o venidero, como posible. Y cabe pre-guntarse si la realidad espiritual y pensada no compensaeste estado manifestando, a su vez, la exigencia de unaunidad secreta aún más comprensiva, o de una totalidadmás extensa. Sea el procedimiento de cut-up, de Bur-roughs: el plegado de un texto sobre otro, constitutivo deraices múltiples e, inclusive, adventicias (diríamos unesqueje), implica una dimensión suplementaria a la de lostextos considerados. En esta dimensión suplementaria delplegado es en donde la unidad prosigue su trabajo espi-ritual. En este sentido, la obra más resueltamente parce-laria puede ser también presentada como la Obra total oel Gran Opus. Los métodos modernos, en su mayoría, va-len perfectamente para hacer proliferar las series o parafavorecer el crecimiento de una multiplicidad en unadirección, por ejemplo lineal, en tanto que una unidad detotalización se afirma tanto más en otra dimensión, la deun círculo o de un ciclo. Cada vez que una multiplicidadse encuentra apresada en una estructura, su crecimientoestá compensado por una reducción de las leyes de com-binación. Los abortadores de la unidad son aquí manifies-tamente hacedores da ángeles, doctores angelici, ya que

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afirman una unidad propiamente angélica y superior. Laspalabras de Joyce, justamente llamadas "de raíces múlti-ples", no rompen de hecho la unidad lineal de la palabray hasta de la lengua, más que estableciendo una unidadcíclica de la frase, del texto o del saber. Los aforismosde Nietzsche sólo rompen la unidad lineal del saber remi-tiendo a la unidad cíclica del eterno retorno, presente comoun no-sabido en el pensamiento, lo cual viene a significarque el sistema fasciculado no rompe verdaderamente conel dualismo, con la complementariedad de un sujeto y deun objeto, de una realidad natural y de una realidad es-piritual: la unidad nunca deja de ser contrariada e impe-dida en el objeto, mientras que un nuevo tipo de unidadtriunfa en el sujeto. El mundo ha perdido su pivote, elsujeto ya no puede dicotomizar, siquiera; pero, accede auna unidad más alta, de ambivalencia o de sobredetermi-nación, en una dimensión siempre suplementaria de la desu objeto. El mundo se ha convertido en un caos; pero ellibro permanece como imagen del mundo, caosmos-raicillaen lugar de cosmos raíz. Rara mistificación, ésta del libro,tanto más total cuanto más fragmentada. El libro como aimagen del mundo; de todos modos, ¡qué idea tan insulsa!Verdaderamente no basta prorrumpir en ¡Viva lo múltiple!,aun cuando esta exclamación sea difícil de lanzar. Ningu-na habilidad tipográfica, lexical o inclusive sintáctica serácapaz de hacerlo entender. Lo múltiple hay que hacerlo,no precisamente añadiendo siempre una dimensión supe-rior, antes bien, por el contrario, lo más sencillamenteposible, a fuerza de sobriedad, al nivel de las dimensio-nes de que se dispone, siemprpe n-1 (sólo así es como eluno forma parte de lo múltiple, estando siempre subs-traído). Substraer lo único de la multiplicidad a constituir;escribir a n-1.

A este sistema se le podría llamar rizoma. Un rizomacomo tronco subterráneo se distingue totalmente de lasraices y raicillas. Los bulbos, los tubérculos son rizomas.Las plantas de raíz o raicillas pueden ser rizomorfas porcualquier otro concepto: la cuestión de saber si la botánica,en su especificidad, no es por entero rizomórfica. Inclusohay animales que lo son por lo que respecta a su forma demanada; las ratas son rizomas. Las madrigueras lo son encuanto a todas sus funciones de habitat, de previsión, dedesplazamiento, de evasión y de ruptura. El rizoma ensí posee muy diversas formas, desde su extensión super-ficial ramificada en todos los sentidos, hasta sus concre-ciones en bulbos y tubérculos. Cuando las ratas se deslizanunas bajo las otras. En el rizoma se encuentra lo mejory lo peor: la patata y el grama, la mala hierba. Animal yplanta, la grama, es la digitaria. Estamos persuadidos quea nadie podríamos convencer si dejáramos de enumeraralgunos caracteres aproximados del rizoma. 1º y 2º — Prin-cipios de conexión y heterogeneidad: cualquier punto deun rizoma puede ser conectado con otro cualquiera, y debeserlo. No es igual con respecto al árbol o a la raíz que fijanun punto, un orden. El árbol lingüístico al modo de Choms-ky aún comienza en un punto S y procede por dicotomía. Enun rizoma, a la inversa, cada rasgo no remite necesaria-mente a un rasgo lingüístico: eslabones semióticos de todasnaturalezas están ahí conectados a modos de codificaciónmuy distintos, eslabones biológicos, políticos, económicos,etc., poniendo en juego no sólo regímenes de signos dife-rentes, sino también, estatutos de estados de cosas. Lasdisposiciones colectivas de enunciación funcionan, en efec-to, directamente en las disposiciones maquínicas, y no esposible establecer una ruptura radical entre los regímenes

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de signos y sus objetos. En la lingüística, aun cuando sepretende ceñirse a lo explícito y nada suponer de la lengua,se permanece en el interior de las esferas de un discursoque implica todavía modos de disposición y tipos de podersocial particulares. La gramaticalidad de Chomsky, el sím-bolo categorial S que domina todas las frases, es primeroun marcador de poder antes que un marcador sintáctico:Formarás frases gramaticalmente correctas; dividirás cadaenunciado en sintagma nominal y .sintagma verbal (primeradicotomía. . .). No habrá reproche para tales modelos lin-güísticos de ser excesivamente abstractos, antes bien, a lainversa, de no serlo bastante, de no alcanzar a la máquinaabstracta que efectúa la conexión de una lengua con con-tenidos semánticos y pragmáticos de los enunciados, conlas disposiciones colectivas de enunciación, con toda unamicropolítica del campo social. Un rizoma no dejaría deconectar eslabones semióticos, organizaciones de poder, co-yunturas remitiendo a las artes, a las ciencias, a las luchassociales. Un eslabón semiótico es como un tubérculo queaglomera muy diversos actos, lingüísticos, pero igualmen-te perceptivos, mímicos, gestuales, cogitativos: no existelengua en sí; tampoco, universalidad del lenguaje. Con-curren diversos dialectos, patúa y argot, en abundancia,lenguas especiales. No existe el locutor-auditor ideal,así como no se cuenta con una comunidad lingüística ho-mogénea. De acuerdo con una fórmula de Weinreich, "lalengua es una realidad esencialmente heterogénea". a) Nohay una lengua-madre, sino toma del poder de una lenguadominante en una multiplicidad política. La lengua lograsu estabilidad en torno a una parroquia, un obispado, unacapital. Hace bulbo. Evoluciona por troncos y flujos sub-terráneos, a lo largo de valles fluviales, o líneas de ferro-carril, se desplaza por medio de manchas de aceite. (2) Enla lengua siempre se pueden realizar descomposiciones es-tructurales internas: esto no es esencialmente distinto deuna investigación de raíces. Siempre hay algo de carizgenealógico en el árbol, no se trata de un método popular.

Al contrario, un método de tipo rizoma sólo puede anali-zar el lenguaje descentrándolo sobre otras dimensiones ydemás registros. Una lengua jamás se encierra en si misma,como no sea en una función de impotencia.

3º—Principio de multiplicidad: únicamente si lo mul-tiplica es positivamente tratado como substantivo, multi-plicidad, es cuando deja de tener relación alguna con elUno como sujeto o como objeto, como realidad natural oespiritual, como imagen y mundo. Las multiplicidades sonrizomáticas, y denuncian las seudomultiplicidades arbores-centes. No hay unidad que sirva de pivote en el objeto,así como tampoco que se divida en el sujeto. Ni una uni-dad siquiera, aun queriendo, para abortar en el objeto ypara "retornar" en el sujeto. Una multiplicidad no tienesujeto ni objeto, sino tan sólo determinaciones, grandezas,dimensiones que no pueden crecer sin que ella cambie denaturaleza (las leyes de combinación crecen, pues, me-diante la multiplicidad). Los hilos de la marioneta, en tantoque rizoma o multiplicidad, no remiten a la voluntad, quese supone es única, de un artista o de un pensador, antesbien a la multiplicidad de las fibras nerviosas que, a su vez,forman otra marioneta, siguiendo otras dimensiones conec-tadas a las primeras: "Los hilos o los troncos que muevena las marionetas -—llamémosles la trama. Podríamos objetarque su multiplicidad resida en la persona del actor que laproyecta en el texto. Sea; pero sus fibras nerviosas forman,a su vez, una trama. Y ellas se sumergen a través de la

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masa gris, la retícula, hasta lo indiferenciado. . . El juegose acerca a la pura actividad de los tejedores, aquella quees atribuida por los mitos a las parcas y a los nornes. (3)Una composición es, precisamente, este crecimiento de lasdimensiones en una multiplicidad que cambia inevitable-mente de naturaleza a medida que aumenta sus conexio-nes. En un rizoma no hay puntos o posiciones, como seles encuentra en una estructura, un árbol, una raíz. Nohay más que líneas. Cuando Glenn Gouid acelera la eje-cución de un trozo musical no es que actúe únicamente encalidad de virtuoso, sino que transforma los puntos en lí-neas, haciendo proliferar el conjunto. Es que el númeroha dejado de ser un concepto universal que mide elementossegún su lugar en una dimensión cualquiera, para conver-tirse en una multiplicidad variable siguiendo las dimensio-nes consideradas (primacía del dominio sobre un com-plejo de números vinculado a este dominio). Unidades demedida no tenemos; únicamente, multiplicidades o varie-dades de medida. La noción de unidad nunca aparece, has-ta que se produce en una multiplicidad una toma de poderpor el significante, o un proceso correspondiente de sub-jetivación: asi la unidad-pivote que funda un conjunto derelaciones biunívocas entre elementos objetivos o puntosobjetivos, o bien el Uno que se divide siguiendo la ley deuna lógica binaria de la diferenciación en el sujeto. Launidad siempre actúa en el seno de una dimensión vacía,suplementaria a aquella que pertenece al sistema conside-rado (encodificar). Pero, precisamente, un rizoma o mul-tiplicidad no deja nunca encifrar, no dispone jamás dedimensión suplementaria al número de sus líneas, es decir,a la multiplicidad de números destinados a esas líneas. To-das las multiplicidades son planas en tanto que ellas llenan,ocupan todas sus dimensiones: asi pues, se hablará de unplano de consistencia de las multiplicidades, aunque este"plano" sea de dimensiones crecientes conforme el númerode conexiones que se establecen en él. Las multiplicidadesse definen por lo externo: por la línea abstracta, línea defuga o de desterritorialización conforme la cual transfor-man su naturaleza al conectarse con otras. El plano deconsistencia (retícula) es la parte exterior de todas las mul-tiplicidades. La línea de fuga señala, a un tiempo, la rea-lidad de un número de dimensiones limitadas, que la mul-tiplicidad llena efectivamente; la imposibilidad de todadimensión suplementaria, sin que la multiplicidad se trans-forme siguiendo esta línea; la posibilidad y la necesidadde allanar todas estas multiplicidades en un mismo planode consistencia o de exterioridad, cualesquiera que sean susdimensiones. Lo ideal de un libro sería exponer todo sobretal plano de exterioridad, sobre una sola página, sobre unamisma zona: acontecimientos vividos, determinaciones his-tóricas, conceptos reflexionados, individuos, grupos y for-maciones sociales. Kleist inventó una escritura de este tipo,un encadenamiento destrozado de afectos, con velocida-des variables, precipitaciones y transformaciones, siempreen conexión con lo externo. Anillos abiertos. También sustextos se oponen por todos conceptos al libro clásico yromántico constituido por la interioridad de una substanciao de un sujeto. El libro-máquina de guerra contra el libro-aparato de Estado. Las multiplicidades planas de n di-mensiones son asignificantes y asubjetivas. Ellas son de-signadas por artículos indefinidos, o más pronto partitivos{del grama, del rizoma. . .).

No habremos de preguntarnos, sobre todo, lo qué unamultiplicidad significa ni a quién se atribuye, sino que, tra-tándose de una multiplicidad cualquiera, pongamos, por

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ejemplo, FASCISMO —horrible multiplicidad—, defini-da por sus líneas o dimensiones —expuestas, precisamen-te, en el plano de consistencia—, nos podemos preguntarsegún que dimensión significa esto o aquello, según quelinea se atribuye a un individuo, a un grupo o a una for-mación social. Pues existe un fascismo individual, uno degrupo y otro de formación social. Y, precisamente, talesdistinciones no son pertinentes, sino secundarias y deriva-das con respecto al estudio directo de multiplicidad. (4) Esnecesario golpear fuerte con el martillo, aplanar para con-vertirnos en forjadores del inconsciente.

4º—Principio de ruptura asignificante: contra los cor-tes demasiado significantes, cortes que separan las estruc-turas, o que atraviesan una. Un rizoma puede ser roto,quebrado en cualquier parte, vuelve a brotar siguiendo talo cual de sus lineas y aun otras líneas. No se termina nun-ca con las hormigas, ya que éstas forman un rizoma animalen el cual la mayor parte puede ser destruida sin que dejede reconstruirse. Todo rizoma comprende líneas de seg-mentariedad, según las cuales es estratificado, territoriali-zado, organizado, significado, atribuido, etc.; pero tam-bién líneas de desterritorialización por las que huye sincesar. Hay ruptura en el rizoma cada vez que lineas seg-mentarias exploten en una línea de fuga, si bien ésta for-ma parte del rizoma. Estas líneas no dejan de remitirse lasunas a las otras. Es por esta razón que nunca se puede darun dualismo o una dicotomía, aun bajo la forma rudi-mentaria de lo bueno y lo malo. Se produce una ruptura,se traza una linea de fuga, no obstante, siempre se correel riesgo de volver a encontrar en ella organizaciones quereestratifican el conjunto, formaciones que devuelven el po-der a un significante, atribuciones que reconstituyen un su-jeto —todo lo que uno quiera, desde los resurgimientos edí-picos hasta las concreciones fascistas. Hemos sido concep-tuados de fascistas; jamás lo seremos suficiente, hasta talextremo somos conscientes, nosotros al menos, que el fas-cimo no es aquel de otros únicamente. Los grupos y losindividuos contienen microfascismos que no piden sino cris-talizarse. Sí, el grama es también rizoma. Lo bueno y lomalo no pueden ser más que el producto de una selecciónactiva y temporal a empezar de nuevo.

¿Acaso los movimientos de desterritorialización, así co-mo los procesos de reterritorialización no podrían ser rela-tivos, perdurablemente empalmados, asidos los unos de losotros? La orquídea se desterritorializa formando una ima-gen, una reproducción exacta de la avispa; pero, la avispase reterritorializa en esta imagen; no obstante, se desterri-torializa, volviéndose una pieza en el aparato de repro-ducción de la orquídea; sin embargo, ella reterritorializala orquídea transportándole el polen. La avispa y la or-quídea, en tanto que heterogéneas, establecen rizoma. Sepodría decir que la orquídea imita a la avispa, de la cualella reproduce la imagen de una manera significante (mi-mesis, mimetismo, treta, etc.). Sin embargo, esto solo noes verdad más que a nivel de estratos —paralelismo entredos estratos tales que una organización vegetal sobre eluno imita una organización animal sobre el otro. A un tiempo, se trata de algo completamente distinto: nada absolutamente de imitación, sino captura del código, plusvalía delcódigo, aumento de valencia, verdadero devenir, devenir-avispa de la orquídea, devenir-orquídea de la avispa, cadauno de estos devenires asegurando la desterritorializaciónde uno de los términos y la reterritorialización del otro, losdos devenires encadenándose y relevándose según una

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circulación de intensidades que impulsa a la desterritoriali-zación siempre más y más lejos. No hay imitación ni pa-recido. sino explosión de dos series heterogéneas en lalinea de fuga compuesta por un rizoma común, el cual nopuede ser ya atribuido ni sometido, sea lo que fuere designificante. Rémy Chauvin dice claramente: "Evoluciónapáratela de dos seres que en absoluto tienen nada quever el uno con el otro". (5) Con más generalidad puede serque los esquemas de evolución sean llevados de más enmás a abandonar el viejo modelo del árbol y de la descen-dencia. En ciertas condiciones, un virus puede conectarsea células germinales y él mismo transmitirse como gene-celular de una especie complexa: aún más: podría huir,pasar a las células de otra especie cualquiera no sin llevar-se "informaciones genéricas" provenientes del primer hués-ped (de esta suerte son las investigaciones actuales dePenveniste y Todaro acerca de un virus del tipo C, en sudoble conexión con el ADN del babuino y el ADN de cier-tas especies de gatos domésticos). Los esquemas de evo-lución ya no se harían únicamente según modelos dedescendencia arborescente, yendo del menos diferenciadoal más diferenciado, sino, según un rizoma, actuando deinmediato en lo heterogéneo y saltando de una linea ya di-ferenciada a otra. (6) Allí aun, evolución apáratela del ba-buino y del gato, donde uno no es, evidentemente, el modelodel otro, así como el otro tampoco es la copia del uno (undeyenir-babuino en el gato no significaría que el gato 'ha-ga ' el babuino). Por nuestra parte, hacemos rizoma connuestro virus, o más bien son nuestros virus los que noshacen hacer rizoma con otros animales. En opinión de Ja-cob, las transferencias de material genético por virus uotros procedimientos, las fusiones de células descendientesde especies diferentes, tienen resultados análogos a los"amores abominables estimados en la Antigüedad y en laEdad Media". (7) Comunicaciones transversales entre líneasdiferenciadas enmarañan los árboles genealógicos. Buscarsiempre lo molecular o hasta la partícula submolecular conla cual nos enlazamos. Evolucionamos y nos morimos másde gripes polimorfas y rizomáticas que de nuestras enfer-medades hereditarias o de enfermedades que tienen en sísu propia descendencia. El rizoma es una antigenealogía.Lo mismo acontece con el libro y el mundo: el libro no esimagen del mundo, de acuerdo con una arraigada creencia.Hace rizoma con el mundo; hay evolución aparalela del libroy del mundo; el libro asegura la desterritorialización delmundo, pero el mundo opera una reterritorialización del li-bro que, a su vez, se desterritorializa en sí mismo en el mun-

do (de ser capaz de ello y si puede). La mimética es un muymal concepto, que depende de una lógica binaria, para fenó-menos de muy distinta naturaleza. El cocodrilo no repro-duce un tronco de árbol, al igual que el camaleón no re-produce los colores de su alrededor. La Pantera rosa noimita nada, no reproduce nada, pinta el mundo de su co-lor, rosa sobre rosa, es su devenir-mundo, para hacerseella misma imperceptible, asignificante, labrar su ruptura,su línea de fuga, llevar hasta el final su "evolución apa-ralela . Sabiduría de las plantas: incluso cuando ellas sonaraices, siempre hay un exterior donde hacen rizoma conaguna cosa —con el viento, con un animal, con el hombre(y también un aspecto por el cual los mismos animalesconstruyen rizoma, y los hombres, etc.). "La embriaguezcomo irrupción triunfal de la planta en nosotros". Y siem-pre seguir el rizoma por ruptura, extender, prolongar, rele-var la línea de fuga, variarla, hasta producir la línea másabstracta y tortuosa con n dimensiones, con las direccio-

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nes rotas. Conjugar los flujos desterritorializados. Seguira las plantas: empezaremos por fijar los límites de unaprimera línea según los círculos de convergencia alrede-dor de singularidades sucesivas; y después veremos si, enel interior de esta línea, nuevos círculos de convergenciase establecen con nuevos puntos situados fuera de los lí-mites y en otras direcciones. Escribir, construir rizoma,aumentar su territorio por desterritorialización, extenderla línea de fuga hasta .el punto en donde ella cubra todoel plano de consistencia en un máquina abstracta. "Prime-ro ve a tu primera planta, y allí observa atentamente comose derrama el agua a chorros a partir de ese punto. La llu-via ha debido transportar los granos lejos. Sigue los re-gueros que el agua ha cavado, así conocerás la direcciónde la desembocadura. Busca, entonces, la planta, que, enesta dirección, se encuentra más alejada de la tuya. Todaslas que crezcan entre estas dos son para tí. Más tarde,cuando estas últimas siembren a su vez sus granos, tú po-drás, siguiendo el curso de las aguas a partir de cada unade esas plantas, ampliar su territorio". (8) La música noha dejado de introducir sus líneas de fuga, como otrastantas "multiplicidades de transformación", incluso invir-tiendo sus propios códigos los cuales la estructuren o laarborifiquen; es por esta razón por la que la forma musi-cal, hasta en sus rupturas y proliferaciones, es compa-rable a la mala hierba, un rizoma. (9)5º y 6º —Principio de cartografía y de calcomanía; unrizoma no responde a ningún modelo estructural o gene-rativo. Es tan ajeno a toda idea de eje genético, como a lade estructura profunda. Un eje genético es como una uni-dad pivotal objetiva sobre la que se organizan estudiossucesivos; una estructura profunda es más bien como unaserie de base descomponible en constituyentes inmediatos,mientras que la unidad de producto pasa a otra dimensión,transformacional y subjetiva. Así no se sale del modelorepresentativo del árbol o de la raíz-pivotal o fasciculada(por ejemplo el "árbol" chomskiano, asociado a la seriede base, y representando el proceso de su generación desdeuna lógica binaria). Variación sobre el más viejo pensa-miento. Del eje genético o de la estructura profunda, deci-mos que son antes que nada principios de calco, reprodu-cibles hasta el infinito. Toda la lógica del árbol es unalógica del calco y de la reproducción. Tanto en la lingüis-tica como en el psicoanálisis tiene por objeto un incons-ciente el mismo representativo, cristalizado en complejoscodificados, repartido sobre un eje genético o distribuidosobre una estructura sintagmática. Esta tiene como fin ladescripción de un estado de hecho, la reestabilización derelaciones intersubjetivas o la exploración de un inconscien-te presente, agazapado en los rincones oscuros de la me-moria y del lenguaje. Consiste en calcar algo que se dacompletamente hecho a partir de una estructura que sobre-codifica o de un eje que soporta. El árbol articula y je-rarquiza calcos, los calcos son como las hojas del árbol.Otra cosa es el rizoma, mapa y no calco. Hacer el mapay no el calco. La orquídea no reproduce el calco de la avis-pa; hace mapa con la avispa en el seno de un rizoma. Si elmapa se opone al calco es porque está enteramente diri-gido hacia una experimentación derivada de la realidad.El mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre simismo, lo construye. Contribuye a la conexión de los cam-pos y a levantar el bloqueo de los cuerpos sin órganos asu máxima apertura sobre un plano de consistencia. For-ma parte del rizoma. El mapa es abierto, es conectable entodas sus dimensiones, desmontable, reversible, suceptiblede recibir constantemente modificaciones. Puede ser roto,

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invertido, adaptarse a montañas de cualquier naturaleza,ser comenzada su realización por un individuo, grupo, for-mación social. Se le puede dibujar en un muro, concebirlocomo una obra de arte, construirlo como una acción polí-tica o como una meditación. Puede ser uno de los caracte-res más importantes del rizoma, tener siempre múltiplesentradas; en este sentido, la madriguera es un rizoma ani-mal y permite una neta distinción entre la línea de fugacomo túnel de desplazamiento y los estratos de reserva ode habitación (cf. el ratón almizclero). Un mapa tiene entra-das múltiples, contrariamente al calco que vuelve siempre a"lo mismo". Un mapa es cuestión de ejecución, mientrasque el calco remite siempre a una presunta "competencia".Al contrario del psicoanálisis, de la competencia psico-analítica que proyecta cada deseo y enunciado sobreun eje genético o sobre una estructura sobre codifican-te, y que prolonga hasta el infinito los calcos monóto-nos de los estadios sobre este eje o los constituyentes enesta estructura, el esquizo-análisis rechaza toda idea defatalidad calcada, cualquiera que sea el nombre que sele dé, divino, anagógico, histórico, económico, estructural,hereditario o sintagmático. (Se ve claramente como Mé-lanie Klein no comprende nada del problema de cartogra-fía de uno de sus pequeños pacientes, el niño Richard, yse contenta con trazar calcos confeccionados —Edipo, elbuen padre y el malo, la mala y la buena madre, mientrasque el niño trata con desesperación de proseguir una rea-lización que el psicoanálisis desconoce absolutamente.) (10)Las impulsiones y objetos parciales no son ni estadios sobreel eje genético, ni posiciones en una estructura profunda;son opciones políticas para problemas, entradas y salidas,callejones sin salida que el niño vive políticamente, es de-cir, con toda la fuerza de su deseo.Sin embargo, ¿no estaremos restaurando un simple dua-lismo, oponiendo los mapas al calco, como un lado buenoy uno malo? ¿No es lo propio de un mapa que pueda sercalcado?; ¿no es lo propio de un rizoma cruzar raíces?;¿confundirse a veces con ellas?; ¿acaso un mapa no impli-ca fenómenos de redundancia que son como sus propioscalcos?; ¿no tienen una multiplicidad sus estratos dondese arraigan unificaciones y totalizaciones, masificaciones,mecanismos miméticos, tomas de poder significantes, atri-buciones subjetivas? Incluso las líneas de fuga ¿no van areproducir, gracias a su divergencia eventual, las forma-ciones que tenían por función deshacer o cambiar? Pero locontrario también es verdad, es una cuestión de método:Siempre hay que llevar el calco sobre el mapa. Y esta ope-ración no es en absoluto simétrica de la precedente. Yaque, con todo rigor, no es exacto que un calco reproduz-ca el mapa. Es más bien como una foto, una radio queempezaría por elegir o aislar lo que tiene intención de re-producir, con la ayuda de medios artificiales, con la ayu-da de colorantes u otros procedimientos de impresión. Essiempre el imitador quien crea su modelo y lo atrae. Elcalco ha traducido ya el mapa en imagen, ya ha transfor-mado el rizoma en raices y raicillas. Ha organizado, esta-bilizado, neutralizado las multiplicidades, según ejes de sig-nificancia y de subjetivación que son sus propios ejes. Hagenerado, estructuralizado el rizoma, y el calco sólo se re-produce ya a si mismo cuando cree reproducir otra cosa.Por esto es por lo que es tan nocivo. Inyecta redundanciasy las propaga. Lo que el calco reproduce del mapa o delrizoma son solamente los atolladeros, los bloqueos, los gér-menes de pivote o los puntos de estructuración. Mirad e]psicoanálisis y la lingüística: el uno no ha sacado nuncadel inconsciente más que calcos o fotos; la otra, calcos o

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fotos del lenguaje, con todas las traiciones que eso supone(no es de extrañar que el psicoanálisis haya unido su suer-te a la de la lingüistica). Obsérvese lo que pasaba ya conel pequeño Hans, en puro psicoanálisis infantil: no se hacesado de ROMPERLE SU RIZOMA, de BORRARLESU MAPA, de ponérselo al derecho, de bloquearle todasalida, hasta que desee su propia vergüenza y su culpa-bilidad, hasta que se enraice en él la vergüenza y la cul-pabilidad, FOBIA (se le cierra el rizoma del inmueble,después el de la calle, se le enraiza en la cama de los pa-dres, se le raicilla sobre su propio cuerpo, se le bloqueasobre el profesor Freud). Freud considera explícitamentela cartografía del pequeño Hans, pero siempre y solamen-te para plegarla sobre una foto de familia. Y ved lo que-hace Melanie Klein con las cartas geo-políticas del pe-queño Richard: saca fotos, hace calcos; adóptese la pose ose siga el eje. estadio genético o destino estructural, el ri-zoma propio se romperá. Nada impedirá vivir y hablar conla condición de cerrar toda salida. Cuando un rizoma esinterceptado, arborificado, se acabó, nada sucede ya conel deseo; porque es siempre por rizoma como el deseo semueve y produce. Cada vez que el deseo recorre un árboltienen lugar recaídas internas que le hacen fracasar y leconducen a la muerte; pero el rizoma opera sobre el deseopor impulsos exteriores y productivos.

Es por este rizoma por lo que resulta tan importanteensayar la otra operación inversa, pero no simétrica. Aco-plar los calcos sobre el mapa, llevar las raíces o los árbo-les a un rizoma. Estudiar el inconsciente, en el caso delpequeño Hans, sería mostrar cómo éste intenta constituirun rizoma con la casa familiar, pero también con la líneade fuga del inmueble, de la calle, etc.; mostrar al niñocómo están cortadas esas líneas, haciéndose enraizar enla familia, fotografiar bajo el padre, calcar sobre el lechomaterno; después, cómo la intervención del profesor Freudasegura una toma de poder del significante como una sub-jetivación de los afectos; cómo el niño ya no puede huirmás que bajo la forma de un devenir-animal aprehendidocomo vergonzoso y culpable (el devenir-caballo del pe-queño Hans, verdadera opción política). Pero siemprehabría que re-situar los callejones sin salida sobre el mapay, de este modo, abrirlos sobre las posibles lineas de fuga.Lo mismo sucedería para un mapa de grupo: mostrar enqué punto del rizoma se forman los fenómenos de masi-ficación, de burocracia, de liderazgo, de fascistización,etc., qué líneas subsisten a pesar de todo que, aun subte-rráneas. continúan haciendo oscuramente rizoma. El mé-todo Deligny: hacer el mapa de los gestos y los movimien-tos de un niño autista, combinar varios mapas para elmismo niño, para varios niños. . .(11) Si es verdad queel mapa o el rizoma tienen esencialmente entradas múlti-ples, se considerará incluso que se puede entrar en él porel camino de los calcos o la vía de los árboles-raíces, te-niendo en cuenta las precauciones necesarias (también ahíse renunciará a un dualismo maniqueo). Por ejemplo, nosveremos a menudo obligados a caer en atolladeros, a pasarpor poderes significantes y afectaciones subjetivas, a apo-yarnos sobre formaciones edípicas, paranoicas o aún peo-res, asi como sobre territorialidades endurecidas que hacenposibles otras operaciones transformacionales. Puede, in-cluso, que el psicoanálisis sirva, muy a pesar suyo, depunto de apoyo. En otros casos, al contrario, nos apoya-remos directamente sobre una línea de fuga que permitahacer estallar los estratos, romper las raíces y efectuar lasnuevas conexiones. Hay pues composiciones muy diferen-

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tes, mapas-calcos, rizomas-raíces con coeficientes de des-territorialización variables. Existen estructuras de árbol ode raíces en los rizomas, pero, inversamente, una rama deárbol o una división de maíz pueden ponerse a brotar en ri-zoma. El punto de referencia no depende aquí de análisisteóricos que impliquen universales, sino de una pragmáticaque componga las multiplicidades o los conjuntos de in-tensidades. En el corazón de un árbol, en el hueco de unaraíz, o en la axila de una rama, un nuevo rizoma puedeformarse. O bien es un elemento microscópico del árbol-raiz, una raicilla, la que comienza la producción del rizoma.La contabilidad y la burocracia proceden por calcos: sinembargo, pueden ponerse a brotar, a lanzar tallos de ri-zoma, como en una novela de Kafka. Un trazo intensivose pone a trabajar por su cuenta, una percepción alucina-toria, una sinestesia, una mutación perversa, un juego deimágenes se liberan, y la hegemonía del significante se en-cuentra puesta en cuestión. Las semióticas gestuales, mí-micas, lúdicas, etc., recobran su libertad en el niño y seseparan del "calco", es decir, de la competencia dominantede la lengua del educador • un acontecimiento microscópi-co trastorna el equilibrio del poder local. Así, los árbolesgenerativos, construidos' sobre el modelo sintagmático deChomsky, podrían abrirse en todos los sentidos, hacer ri-zoma a su vez. (12) Ser rizomorfo es producir tallos y fila-mentos que tienen el aspecto de raíces, o mejor aún seconectan con éstos, penetrando en el tronco, libres paraservir a nuevos usos extraños. Estamos cansados del árbol.

No debemos creer ya en los árboles, en las raices ni en lasraicillas, hemos sufrido demasiado por ello. Toda la cul-tura arborescente se basa en ellos, desde la biología hastala lingüistica. Al contrario, nada es bello, nada es amoroso,nada es político excepto los tallos subterráneos y las rai-ces aéreas, lo adventicio y el rizoma. Amsterdam, ciudadnada enraizada, ciudad rizoma con sus canales-tallos,donde la utilidad se conecta con la mayor locura en surelación con una máquina de guerra comercial.

El árbol o la raíz inspiran una triste imagen del pen-samiento que no cesa de imitar lo múltiple a partir de unaunidad superior, centro o segmento. En efecto, si se consi-dera el conjunto ramas-raíces, el tronco desempeña elpapel de segmento opuesto para uno de los subconjuntosrecorridos de abajo arriba: un tal segmento será un "dipolode unión" a diferencia de los "dipolo unidades" que for-man los rayos que emanan de un solo centro. (13) Los mis-mos lazos pueden proliferar como en el sistema raicilla,pero no se sale nunca del Uno-Dos, y de las multiplicida-des únicamente fingidas. Las regeneraciones, las repro-ducciones, los retornos, las hidras y las medusas tampoconos hacen salir de ahí. Los sistemas arborescentes sonsistemas jerárquicos que comprenden centros de signifi-cancia y de subjetivación, autómatas centrales como me-morias organizadas. Esto es así porque los modelos co-rrespondientes son tales que un elemento no recibe susinformaciones más que de una unidad superior y unaafectación subjetiva de vínculos preestablecidos. Esto puedeobservarse en los problemas actuales de informática y má-quinas electrónicas, que todavía conservan el más viejopensamiento en la medida en que confieren el poder a unamemoria o a un órgano central. En un bello artículo quedenuncia "la imaginería de arborescencias de mando" (sis-temas centrados o estructuras jerárquicas) Pierre Rosens-tiehí y Jean Petitot señalan: "Admitir la primacía de lasestructuras jerárquicas implica privilegiar las estructuras

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arborescentes. (...) La forma arborescente admite unaexplicación topológica. (...). En un sistema jerárquico,un individuo sólo admite a un vecino activo, su superiorjerárquico. (...) Los canales de trasmisión están prees-tablecidos: la arborescencia preexiste al individuo que seintegra en ella en un lugar preciso" (significancia y sub-jetivación). Los autores señalan, a propósito de esto, que.incluso cuando se cree alcanzar una multiplicidad, puedeocurrir que esta multiplicidad sea falsa —lo que nosotrosllamamos tipo raicilla— porque su presentación o su enun-ciado de apariencia no jerárquica, de hecho, no admitenmás que una solución totalmente jerárquica: así, el famo-so teorema de la amistad, "si en una sociedad dos indivi-duos cualesquiera tienen exactamente un amigo común,entonces existe un individuo amigo de todos los otros"(como dicen Rosentiehí y Petitot, ¿quién es el amigo co-mún?, "¿el amigo universal de esta sociedad de parejas,maestro, confesor, médico?; tantas ideas que están extra-ñamente alejadas de los axiomas de partida", ¿el amigo delgénero humano?, ¿o bien el p/ii/o-sofo tal como apareceen el pensamiento clásico, incluso si es la unidad abortadaque no vale más que por su propia ausencia o su subjeti-vidad, diciendo yo no sé nada, yo no soy nada?). Losautores hablan a este respecto de teoremas de dictadura.Tal es el principio de los árboles-raices o la salida, la so-lución de las raicillas, la estructura del Poder. (14)A estos sistemas centrados, los autores oponen siste-mas acentrados, redes de autómatas finitos donde la comu-nicación se hace de un vecino a cualquier otro, donde lostallos o canales no preexisten, donde todos los individuosson intercambiables, se definen únicamente por un estadoen tal momento, de tal manera que las operaciones localesse coordinen y que el resultado final global se sincroniceindependientemente de una instancia central. Una trans-ducción de estados intensivos reemplaza a la topología, yel "el grato que regula la circulación de información es dealguna manera lo contrario del grafo jerárquico. . . El gratono tiene ninguna razón de ser un árbol" (nosotros llamá-bamos mapa a tal grato). Problema de la máquina de gue-rra o del Firing-Squad: ¿es necesario un general paraque n individuos lleguen al mismo tiempo al estado fuego?la solución sin General se encuentra mediante una multi-plicidad acentrada que comprenda un número finito deestados y señales de velocidad correspondiente desde elpunto de vista de un rizoma de guerra o de una lógicade la guerrilla. Se demuestra incluso que tal multiplicidad,composición o sociedad maquinicas, rechaza como "intru-so asocial" a todo autómata centralizador, unificador. (15)N, a partir de aquí es siempre n-1. Rosenstiehí y Petitotinsisten sobre esto, es decir sobre que la oposición centra-do-acentrado vale menos por las cosas que representa quepor los modos de cálculo que aplica a las cosas. Unos ár-boles pueden corresponder al rizoma o, inversamente, bro-tar en rizoma. Y generalmente es verdad que una mismacosa admite los dos modos de cálculo o los dos tipos deregulación, aunque no sin cambiar singularmente de estadoen uno u otro caso. Tomemos, una vez más, como ejemplo,al psicoanálisis: no solamente en su teoría, sino tambiénen su práctica de cálculo y tratamiento, somete al incons-ciente a estructuras arborescentes, a grafos jerárquicos, amemorias recapituladoras, a órganos centrales, falos, ar-bol-falo. El psicoanálisis no puede a este respecto cambiarde método: sobre una concepción dictatorial del incons-ciente, funda su propio poder dictatorial, el poder: de lospsicoanalistas sobre los psicoanalizados. y de las socieda-des de psicoanálisis sobre los psicoanalistas. El margen

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de maniobra del psicoanálisis está así muy limitado, biem-pre hay un general, un jete, tanto en el psicoanálisis comoen su objeto (general Freud). Por el contrario, tratandoel inconsciente como un sistema acentrado es decir, comouna red maquínica de autómatas finitos (rizoma), el es-quizo-análisis accede a un estado completamente distintodel inconsciente. Las mismas observaciones sirven para lalingüística; Rosenstiehí y Petitot consideran acertadamen-te la posibilidad de una "organización acentrada de unasociedad de palabras". Tanto para los enunciados comopara los deseos, la cuestión nunca estriba en reducir el in-consciente, en interpretarlo o en hacerlo significar segúnun árbol La cuestión es producir el inconsciente y, con el,nuevos enunciados, otros deseos: el rizoma es esta produc-ción del inconsciente mismo.Es curioso como el árbol ha dominado la realidad oc-cidental y todo el pensamiento occidental, de la botánicaa la biología, la anatomía, pero también la gnoseologia lateología, la ontología, toda la filosofía...: el fundamento-raíz. Grund, roots y fundations. Occidente tiene una re-lación privilegiada con el bosque y con la tala; os camposconquistados al bosque se pueblan de cereales, objetode una cultura de razas de tipo arborescente; la cría,a su vez, desplegada en barbecho, selecciona las razasque forman toda una arborescencia animal. Oriente pre-senta otro rostro: la relación con la estepa y el jardín (enotros, casos, el desierto y el oasis), más bien que con elbosque y el campo; una cultura de tubérculos -que procedepor fragmentación de los propios individuos; una separa-ción, una puesta entre paréntesis de la cría confinada enespacios cerrados o rechazada a la estepa de los nómadas.Occidente, agricultura de un linaje elegido con muchos in-dividuos variables; Oriente, horticultura de un pequeñonúmero de individuos remitiendo a una gran gama de "clo-nes". ¿No hay en Oriente, sobre todo en Oceania, comoun modelo rizomático que se opone por todos conceptos almodelo occidental del árbol? Haudricourt ve en ello inclu-so una razón de la oposición entre las morales y las filoso-fías de la trascendencia, caras a Occidente y las de la in-manencia en Oriente: el Dios que siembra y siega poroposición al Dios que pica y destierra (la picadura contrala siembra). (16) Trascendencia, enfermedad propiamenteeuropea. Y no es la misma música; la tierra no tiene allí lamisma música. Y no es, en absoluto, la misma sexualidad:las semillas, aunque reúnan los dos sexos, someten la sexua-lidad al modelo de la reproducción; el rizoma, por el con-trario, es una liberación de la sexualidad no solamente conrelación a la producción, sino también con relación a la ge-nitalidad. Entre nosotros el árbol se ha plantado en loscuerpos, ha endurecido y estratificado hasta los sexos.

Habría que dejar un lugar aparte para América. Na-turalmente no está exenta del dominio de los árboles y deuna búsqueda de las raíces. Esto se ve hasta en la litera-tura, en la búsqueda de una identidad nacional e inclusode una ascendencia o genealogía europeas (Kérouac parteen busca de sus antepasados). Por lo demás, todo lo queha pasado de importante, todo lo importante que sucedeprocede por rizoma americano: beatnik, underground, sub-terráneos, bandas y gangs, presiones laterales sucesivasen conexión inmediata con un exterior. Diferencia del libroamericano con el libro europeo, incluso cuando el america-no corre tras los árboles. Diferencia en la propia concep-ción del libro. Y en América, las direcciones no son lasmismas: es en el Este donde se hace la búsqueda arbores-cente y la vuelta al viejo mundo. Pero, el Oeste es rizo-

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mático con sus Indios sin ascendencia, con su limite siem-pre huidizo, sus fronteras móviles y desplazadas. Todoun "mapa" americano al Oeste donde hasta los árboleshacen rizoma. América ha invertido las direcciones: hapuesto su oriente al oeste, como si la tierra se hubiera vuel-to redonda precisamente en América; su Oeste es la franjamisma del Este. (17) (No es la India, como creía Haudri-ccurt, la que hace de intermediaria entre Occidente yOriente, es América la que hace de pivote y de mecanismode inversión). La cantante americana Patti Smith canta labiblia del dentista americano: no busquéis la raíz, sequidel canal. . .

¿No habría, también, dos burocracias e, incluso, tres(y aún más)? La burocracia occidental: su origen agrario, .catastral, las raices y los campos, los árboles y su papel defronteras, el gran censo de Guillermo el Conquistador, lafeudalidad, la política de los reyes de Francia, asentar elEstado sobre la propiedad, negociar las tierras mediantela guerra, los procesos y los matrimonios. ¿Sucede lo mis-mo en Occidente? Es demasiado fácil, sin duda, presentarun Oriente de rizoma y de inmanencia; pero el Estado noactúa según un esquema de arborescencia correspondientea clases preestablecidas, arborificadas y enraizadas; es unaburocracia de canales, por ejemplo, el famoso poder hi-dráulico de "propiedad débil" donde el Estado engendraclases canalizantes y canalizadas (cf. lo que nunca ha sidorefutado en las tesis de Wittfogel). El déspota actúa allícomo rio y no como una fuente que aún sería un punto,punto-árbol o raíz; antes se desposa con las aguas que sesienta bajo el árbol; y el propio árbol de Buda se convierteen rizoma; el rio de Mao y el árbol de Louis. América, ¿noha procedido también aquí como intermediaria? Porque ellaactúa a la vez mediante exterminios, liquidaciones internas(no sólo los indios, sino también los granjeros, etc.) y poroleadas sucesivas de inmigraciones externas. El flujo delcapital produce allí un inmenso canal, una cuantificaciónde poder, con los "quanta" inmediatos donde cada unogoza a su manera en el paso del flujo-dinero (de ahí elmito-realidad del pobre que se convierte en millonario paravolver a convertirse en pobre): todo se reúne así en Amé-rica, a la vez árbol y canal, raíz y rizoma. No hay capita-lismo universal y en sí, el capitalismo está en el crecimientode toda clase de formaciones, es siempre por naturale-za neo-capitalismo, inventa para lo peor su cara orientaly su cara occidental y su modificación de las dos.

Al mismo tiempo, vamos por un mal camino con todasestas distribuciones geográficas. Un atolladero, tanto me-jor. Si se trata de mostrar que los rizomas tienen tambiénsu propio despotismo, su propia jerarquía, más duros aún,muy bien porque no hay dualismo, nada de dualismo on-tológico aquí y allá, nada de dualismo axiológico de lo bue-no y de lo malo, nada de mezclas o síntesis americanas.Hay, en los rizomas, nudos de arborescencia e impulsosrizomáticos en las raíces. Aún más, hay formaciones des-póticas de inmanencia y canalización, propias de los rizo-mas. Hay deformaciones anárquicas en el sistema trascen-dente de los árboles, raíces aéreas y tallos subterráneos.Lo que cuenta es que el árbol-raíz y el rizoma-canal no seoponen como dos modelos: el uno actúa como modelo ycalco trascendentes, aunque engendre sus propias fugas;el otro actúa como proceso inmanente que invierte el mode-lo y bosqueja un mapa, aunque constituya sus propias je-rarquías, aunque suscite un canal despótico. No se tratade tal o cual lugar sobre la tierra, ni de tal o cual momento

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en la historia y aún menos de tal o cual categoría en el es-píritu. Se trata del modelo que no cesa de erigirse y dedesmoronarse, y del proceso que no cesa de alargarse,romperse y recomenzar. Otro o nuevo idealismo, no.Problema de la escritura: se necesitan absolutamen-te expresiones inexactas para designar algo exactamente.Y en absoluto porque habría que pasar por ellas, enabsoluto porque sólo se podría proceder por aproxima-ciones: la inexactitud no es de ningún modo una aproxi-mación sino que, al contrario, es el paso exacto de lo quese hace. No invocamos un dualismo más que para rechazarotro. No nos servimos de un dualismo de modelos más quepara llegar a un proceso que rechazaría todo modelo. Allector corresponde tener Itrorrectores cerebrales que desha-gan los dualismos que nosotros no hemos querido hacer,por los que nosotros pasamos. Al lector corresponde llegara la fórmula mágica que todos buscamos. PLURALISMO=MONISMO. pasando por todos los dualismos que sonel enemigo, pero enemigo completamente necesario, el mue-ble que no cesamos de desplazar.

Resumamos los caracteres principales de un rizoma: adiferencia de los árboles o de sus raíces, el rizoma conectaun punto cualquiera con otro punto cualquiera, y cada unode sus trazos no remite necesariamente a trazos de la mis-ma naturaleza, pone en juego regímenes de signos muydiferentes e incluso estados de no-signos. El rizoma no sedeja reducir ni a lo Uno ni a lo múltiple. No es el Uno quese convierte en dos, ni tampoco que se convertiría directa-mente en tres. cuatro o cinco, etc. No es un múltiple quederiva del Uno, ni al que se añadiría el Uno (n+1). Nose compone de unidades sino de dimensiones. Constituyemultiplicidades lineales de n dimensiones, sin sujeto ni ob-jeto, que pueden disponerse en un plano de consistenciadel que siempre se sustrae el Uno (n—1). Tal multiplici-dad no varía sus dimensiones sin cambiar su misma natu-raleza y metamorfosearse. Por oposición a una estructuraque se define por un conjunto de puntos y posiciones, rela-ciones binarias entre los puntos y relaciones biunívocasentre las posiciones, el rizoma sólo está compuesto de lí-neas: líneas de segmentariedad, de estratificación comodimensiones, pero también línea de fuga o de desterritoria-lizacion como dimensión máxima según la cual, siguiéndola,la multiplicidad se metamorfosea cambiando de naturalezaNo deben confundirse tales líneas o lincamientos con laslineas de tipo arborescente que sólo son lazos entre puntosy posiciones. Por oposición al árbol, el rizoma no es obje-to de reproducción: ni reproducción externa como el ár-bol-imagen, ni reproducción interna como la estructura-ár-bol. el rizoma es una antigenealogía. El rizoma procedepor variación, expansión, conquista, captura, picadura Poroposición al grafismo, al dibujo o a la foto, por oposicióna los calcos, el rizoma se remite a un mapa que debe pro-ducirse, construirse, siempre desmontable, conectable, in-vertible, modificable. con entradas y salidas múltiples, consus líneas de fuga. Son los calcos los que hay que llevarsobre los mapas y no a la inversa. Contra los sistemas cen-trados (incluso policentrados). de comunicación jerárquicay vínculos preestablecidos, el rizoma es un sistema acen-trado. no jerárquico y no significante, sin General, sinmemoria organizadora o autómata central, definido única-mente por una circulación de estados. De lo que se trataen el rizoma es de una relación con la sexualidad, perotambién con el animal, con el vegetal, con las cosas de lanaturaleza y del artificio, completamente diferente de larelación arborescente: todas las clases de "devenires".

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Llamamos planicie a toda multiplicidad conectable conotras por tallos subterráneos superficiales para formar yextender un rizoma. Nosotros escribimos este libro comoun rizoma. Lo hemos compuesto de planicies. Le hemosdado una forma circular, pero por pura broma. Cada ma-ñana nos levantábamos y cada uno de nosotros se pregun-taba qué planicies iba a tomar, escribiendo cinco líneaspor aquí, diez por allá. Hemos tenido experiencias aluci-nadoras, hemos visto a las líneas, como pequeñas hormi-gas, dejar una planicie para alcanzar otra: hemos hechocírculos de convergencia. Cada planicie puede ser leídaposiblemente no importa en' qué lugar y puesta en relacióncon no importa cuál otra. Para lo múltiple se necesita unmétodo que lo haga efectivamente; ninguna astucia tipo-gráfica, ninguna habilidad de léxico, mezcla o creación depalabras, ninguna audacia sintáctica pueden reemplazarlo.Estas, en efecto, no son casi siempre más que procedi-mientos miméticos destinados a diseminar o dislocar unaunidad mantenida en otra dimensión por un libro-imagen.Tecnonarcisismo. Las creaciones tipográficas, de léxico osintácticas sólo son necesarias si cesan de pertenecer a laforma de expresión de una unidad oculta para convertirseellas mismas en una de las dimensiones de la multiplicidadconsiderada; nosotros conocemos escasos logros en estegénero. (18) Por nuestra cuenta, nosotros no hemos sabidohacerlo. Sólo hemos empleado palabras que, a su vez fun-cionaban para nosotros como planicies. RIZOMATICOESQUIZOANALISIS ESTRATO-ANALISIS PRAG-MÁTICA MICRO-POLÍTICA. Estas palabras son con-ceptos, pero los conceptos son líneas, es decir, sistemas denúmeros vinculados a tal o cual dimensión de las multipli-cidades (estratos, cadenas moleculares, líneas de fuga ode ruptura, círculos de convergencia, etc.). En ningún ca-so aspiramos al título de una ciencia. No sabemos más decientificidad que de ideología, sino sólo de composiciones.

No hay más que composiciones maquínicas de deseo, asícomo composiciones colectivas de enunciación. Nada designificancia y nada de subjetivación: escribir a n (todaenunciación individualizada permanece prisionera de lossignificados dominantes, todo deseo significante remite asujetos dominados). Una composición en su multiplicidadtrabaja a la vez forzosamente sobre flujos semióticos, flu-jos materiales y flujos sociales (independientes de la re-cuperación que puede hacerse en un corpus teórico o cien-tífico). Ya no se está ante una tripartición entre un campode realidad, el mundo, una campo de representación, ellibro, y un campo de subjetividad, el autor. Si no que unacomposición pone en conexión determinadas multiplicida-des tomadas en cada uño de estos órdenes, aunque un librono tenga su continuación en el libro siguiente, ni su objetoen el mundo ni su sujeto en uno o varios autores. Breve-mente, nos parece que la escritura nunca se hará bastan-te en nombre de un exterior. El exterior no tiene imagen,ni significación, ni subjetividad. El libro, composición conel exterior, contra el libro-imagen del mundo. Un libro-rizoma, ya no dicótomo, pivotante o fasciculado. No hacernunca raíz, ni plantarla, aunque sea difícil no recaer enesos viejos procedimientos. "De hecho, todas las cosas quese me ocurren, no se me ocurren desde su raíz, sino sólodesde algún punto situado en su mitad. Que intente enton-ces alguien agarrarlas, que alguien intente coger una hier-ba y retenerla junto a si, cuando esta hierba sólo crecedesde la mitad del tallo para arriba". (19) ¿Por qué esto estan difícil? Se trata ya de una cuestión de semiótica per-ceptiva. No es fácil percibir las cosas por el medio y no

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de arriba abajo o inversamente de izquierda a derecha oinversamente, inténtese, y se verá como todo cambia.

Se escribe la historia, pero siempre se la ha escrito des-de el punto de vista de los sedentarios y en nombre de unaparato unitario de Estado, lo menos posible incluso cuan-do se habla de nómadas. RIZOMATICA=(*) NOMADO-LOGIA. Sin embargo, también hay raros y grandes lo-gros, por ejemplo, a propósito de las cruzadas de niños:el libro de Marcel Schwob que multiplica los relatos comootras tantas planicies de dimensiones variables. El libro deAndrzejewski, Las puertas del Paraíso, compuesto de unasola frase ininterrumpida, flujo de niños, flujo de marchacon pataleo, estiramiento, precipitación, flujo semióticode todas las confesiones de niños que vienen a declararseal viejo monje situado a la cabeza del cortejo, flujo de deseoy sexualidad, cada uno partió por amor y más o menos lle-vado directamente por el negro deseo postumo y pederás-tico del conde de Vendóme, con círculos de convergen-cia —lo importante no es que los flujos hagan "Uno omúltiplo", no estamos ya allí: hay una composición colec-tiva de enunciación, una composición maquínica de deseo,la una en la otra y enlazadas sobre un prodigioso exte-rior que hace multiplicidad de todos modos. Y, después,más recientemente, el libro de Armand Farrachi sobre laIV? cruzada. La dislocation, en el que las frases se distan-cian y se dispersan, o bien se atrepellan y coexisten, y lasletras, la tipografía se pone a bailar a medida que la cru-zada delira. (20) He aquí modelos de escritura nómada yrizomática La escritura se desposa con una máquina dequerrá y las lineas de fuga, abandona los planos, las seg-mentariedades, la sedentariedad, el aparato de Estado. Pe-ro ¿por qué aún se necesita un modelo? ¿No es el libro to-davía una ••imagen" de las cruzadas? ¿No hay todavíauna unidad mantenida como unidad piyotanteenel casode Schwob, como unidad abortada en el caso de Fa^achi,como unidad del Conde mortuorio en el caso mas bello delas Puertas del Paraíso? ¿Es necesario un nomadismo masprofundo que el de las cruzadas, el de los verdaderos nó-madas o bien el nomadismo de los que ni siquiera se me-nean v aue ya no imitan nada? Solamente componen. ¿L.O-mo encontrará el libro un exterior suficiente con el quepueda componer en lo heterogéneo, más bien que un mundoa reproducir? Cultural, el libro es forzosamente un calco:calco de sí mismo, calco del libro precedente del mismoautor calco de otros libros cualesquiera que sean lasdiferencias, calco interminable de conceptos y palabras em-pleadas. calcado del mundo presente, pasado o por ve-nir (21) Pero el libro anticultural todavía puede ser atra-vesado por una cultura demasiado pesada- sin embargo.hará de ella un uso activo de olvido y no de memoria, desubdesarrollo y no de progreso a desarrollar, de noma-dismo y no de sedentarismo, de mapa y no de calco RIZO-MÁTICO=(*) ANÁLISIS POP, aunque el pueblo tienealqo más que hacer que leerlo, aunque los cuadernos de culturauniversitaria o de pseudocientificidad siguen sien-do demasiado penosos o pesados. Porque, sabedlo, la cienciaestaría completamente loca si se la dejara hacer, miradlas matemáticas, no son una ciencia sino prodigioso argot,y nomádico. Incluso y, sobre todo, en el dominio teórico.no importa qué fundamento precario y pragmático valemás que el calcado de conceptos, con sus cortes y progre-sos que no cambian nada. La imperceptible ruptura, antesque el corte significante. Jamás la historia ha comprendidoel nomadismo, jamás el libro comprendió lo exterior. Es-cribir para los que no saben leer: las gentes ríen burlona-

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mente "sois los peores universitarios, ¿no os dais cuentade las palabras que utilizáis y de vuestro chantaje al sa-ber?", nosotros no respondemos, no tenemos la misma con-cepción del libro, nunca nos hemos citado nosotros mismos,nunca hemos entonado el canto de la vanguardia estiloBouillant Achille o Tel Quel. Entonces, NO NOS MO-LESTES. Edith Piaf. Qué placer si la gente dice: nosdecepcionan, se han vuelto locos. Y si dicen: no se renue-van, tanto mejor también. Estamos en otra parte. ¿Quées lo que hacen los nómadas? Ellos han inventado la má-quina de guerra contra el aparato de Estado, totalmentediferente al aparato de Estado. Rizoma de una máquinade guerra contra el árbol-Estado. La arborescencia es jus-tamente el poder de Estado. En el curso de una larga his-toria el Estado ha sido el modelo del libro y del pensamien-to: el logos, el filósofo-rey, la trascendencia de la idea, lainterioiidad del concepto, la república de los espíritus, eltribunal de la razón, los funcionarios del pensamiento, elhombre legislador y sujeto. Pretensión del Estado de serla imagen interiorizada de un orden del mundo, y de en-raizar al hombre. Pero la relación de una máquina de gue-rra con lo exterior no es otro "modelo", es una composi-ción que hace- que el pensamiento mismo se vuelva nómaday el libro una pieza para todas las máquinas móviles, untallo para un rizoma (Kleist y Kafka contra Goethe).

La mayoría de los libros que citamos son libros queamamos (a aveces, por razones secretas o perversas). Po-co importa que unos sean muy conocidos, otros poco cono-cidos y otros olvidados. Sólo quisiéramos citar con amor.No pretendemos constituir una Suma o reconstituir unaMemoria, sino más bien proceder por olvido y sustracción,hacer asi un rizoma, hacer máquinas sobre todo desmon-tables, formar medios que dejen un momento sobrevivirora esto, ora aquello: cuadernos desmenuzables en las so-pas. Mejor aún. un libro funcional, pragmático: escogedlo que queráis. El libro ha dejado de ser un microcosmos,a la manera clásica o a la manera europea. El libro no esuna imagen del mundo y menos aún un significante. Noes una bella totalidad orgánica, no es tampoco una unidadde sentido. Cuando se le pregunta a Michel Foucault quées para él un libro, responde: es una caja de herramientas.Proust, que pasa, sin embargo, por altamente significante,decía que su libro era como las gafas: ved si os convienen,si percibís gracias a ellas lo que de otro modo no hubieraispedido percibir; si no, dejad mi libro, buscad otros que osirían mejor. Encontrad trozos de libros, los que os sirveno los que os van. Nosotros no leemos ni escribimos ya ala antigua usanza. No hay muerte del libro, sino otra ma-nera de leer. En un libro no hay nada qué comprender,pero si mucho de qué aprovecharse. Nada a interpretarni a significar, pero mucho a experimentar. El libro de-be formar máquina con alguna cosa, debe ser una pe-queña herramienta en un exterior. No representación delmundo, ni mundo como estructura significante. El librono es árbol-raíz; es pieza de un rizoma, planicie de unrizoma para el lector al que conviene. Las combinaciones,las permutaciones, las utilizaciones no son nunca interio-res al libro, sino que dependen de las conexiones con talo cual exterior. Sí, tomad de él lo que queráis. Nosotrosno pretendemos hacer escuela; las sectas, las capillas, lasiglesias, las vanguardias y las retaguardias son aún árbo-les que tanto en su elevación como en sus caídas ridiculasaplastan todo lo que sucede de importancia.

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Escribir a n, n-1, escribir por slogans: Haced rizomay no raíz, ¡no plantéis jamás! ¡No sembréis, picad! ¡Noseáis uno ni múltiple, sed multiplicidades! ¡Haced la lineay jamás el punto! ¡La velocidad transforma el punto en lí-nea! (22) ¡Sed rápidos, incluso sin cambiar de lugar! Lineade suerte, línea de cadera, <*) línea de fuga. ¡No suscitéisun General en vosotros! ¡Haced mapas y no fotos ni dibu-jos! Sed la Pantera rosa y que vuestros amores sean aúncomo la avispa y la orquídea, el gato y el babuino.

NOTAS

(1) Cf. Francoise Robert, "Aspeéis sociaux du changement dansune grammaire generativo", en "Langages", n. 32, dic. 1973, p. 90.

(2) Cf. Bertil Maimberg, "Los nuevos caminos de la lingüística"México siglo XXI editores (1971); (el ejemplo del dialecto castella-'no), p. 72.

(3) Ernst Jünger, "Approches drogues et ivresse", tr. fr. Tableronde, p. 304, 218.

(4) Método: no se buscará un género común del que los fascismos,e incluso los totalitarismos, serían las especies. Tampoco se buscaráuna especie propia de los fascismos, o bien al fascismo alemán, quesería diferente de todas las otras. Por el contrario, a cualquier nivelde generalidad o de especificidad que se tome el concepto, se leconsiderará como una multiplicidad definida por sus dimensiones(hay toda clase de fascismos alemanes en la misma época, con "co-rrientes" de derecha, corrientes de izquierda, líneas de masa, líneasde fuga, grandezas urbanas y grandezas rurales, etc.) J.-P. Faye loha mostrado de una manera que nos parece definitiva. La significa-ción tomada por el fascismo en tal momento, así como su atribución,dependen de las dimensiones que predominan sobre las demás, delas líneas que se desarrollan en detrimento de las otras. Las cuestio-nes de significación y de atribución son siempre secundarias conrelación a un concepto cualquiera considerado, en primer lugar, comomultiplicidad: sea una proposición del tipo: "Ninguna forma de su-peryó es inferible de un individuo a una sociedad dada". Es un malmétodo. No hay ninguna forma de concepto cuyo contenido se atri-buiría exclusivamente (o en principio) o bien a individuos, o bien acolectividades. Si el concepto designa verdaderamente una multi-plicidad se atribuye a las sociedades siguiendo tales de sus líneas, agrupos y familias según tales otras, a individuos según tales otrastambién; y cada cosa a la cual se atribuye es, a su vez, una multiplici-dad. Si no, se trata de un mal concepto (se habría sospechado estopara el superyó, así como para la mayor parte de los conceptospsicoanalíticos que proceden por falsas concentraciones y tambiénpor falsa diferenciación).

(5) Rémy Chauvin, "Entretiens sur la sexualité", Pión, p. 205

(6) Sobre los trabajos de R. E. Benveniste y G. J. Todaro cfYves Chnsten, "Le role des virus dans 1'évolution", en "La Recher-che", n. 54, marzo 1975: "Los virus pueden, tras integración-extrac-cion en una célula, llevarse, a consecuencia de un error de excisión•fragmentos de DNA de su huésped y transmitirlos a nuevas células-'esto es por otra parte la base de lo que se llama "engineering gené-tica . De ello resulta que la información genética propia de un orga-nismo podría transferirse a otro gracias a los virus. Si uno se inte-resa por las situaciones extremas, puede imaginarse incluso que estatransferencia de información podría efectuarse de una especie másevolucionada a una especie menos evolucionada o generadora de laprecedente. Este mecanismo actuaría, pues, en sentido contrario del

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que utiliza la evolución de manera clásica. Si tales pasos de infor-mación hubieran tenido una gran importancia, se hubiera llegado enciertos casos a "sustituir por esquemas reticulares (con comunica-ciones entre ramas tras su diferenciación) a los esquemas en mato-rral o en árbol que sirven hoy para representar la evolución" (p.271)

(7) Francois Jacob> "La logique du vivant", Gallimard, pp. 312-333 (trad. castellana: "La lógica de lo viviente", Barcelona, Laia).

(8) Carlos Castañeda, "L'herbe du diable et la petite fumée" trfr. le Soleil noir, p. 160.

(9) Fierre Boulez, "Par volonté et par hasard", Seuil, p. 14: "Us-ted la planta en un cierto terreno, y de golpe se pone a proliferarcomo la mala hierba...". Y "passim", sobre la proliferación musical,p. 89: "una música que flota donde la propia escritura aporta parael instrumentista una imposibilidad de conservar una coincidenciacon un tiempo pulsado".

(10) Cf. Mélanie Klein, "Psychanalyse d'un enfant", tr. fr. Tchou(el papel de los mapas de guerra en las actividades de Richard).

(11) "Cahiers de 1'Immuable I, Légendes de Fernand Deligny"("Recherches", n. 8, abril, 1975).

(12) Cf. Dieter Wunderlich, "Pragmatique, situation d'énontiationet Deixis", en "Langages", n. 26, junio 1972, pp. 50 ss. (Las tentativasde Mac Cawley, de Sadock y de Wunderlich para introducir "pro-piedades pragmáticas" en los árboles chomskianos.)

(13) Cf. Julien Pacotte, "Le réseau arborescent, schéme primor-dial de la pensée", Hermann, 1936. Este libro analiza y desarrolladiversos esquemas de la forma de arborescencia, que no es presen-tada como un simple formalismo, sino como "el fundamento real delpensamiento formal". Lleva al extremo el pensamiento clásico. Re-coge todas las formas del Uno-Dos, teoría del dipolo. El conjuntotronco-raíces-ramas da lugar al siguiente esquema:

Más recientemente, Michel Serres analiza las variedades y secuen-cias de árboles en los más diferentes dominios científicos: cómo elárbol se forma a partir de una "red" ("La traducción", Minuit, pp.27 ss.; "Feux et signaux de brume", Grasset, pp. 35 ss.).

(14) Fierre Rodenstiehl y Jean Petitot, "Automate asocial et sys-temes acentrés", en "Communications", n. 22, 1974. Sobre el teore-ma de la amistad, cf. H. S. Wilf, "The Friendship Theorem in Combi-natorial Mathematics", Weish Academic Press; y sobre un teorema delmismo tipo, llamado de indecisión colectiva, cf. K. J. Arrow, "Choixcollectif et préférences individuelles", tr. fr. Calmann-Lévy.

(15) "Ibíd". El carácter principal del sistema acentrado es que lasiniciativas locales se coordinan independientemente de una instanciacentral, haciéndose el cálculo en el conjunto de la red (multiplicidad)."Por esto es por lo que el único lugar donde puede constituirse unfichero de las personas es en las propias personas, únicas capacesde llevar su descripción y de mantenerla al día: la sociedad es elúnico fichero posible de las personas. Una sociedad acentrada natu-ral rechaza como intruso asocial al autómata centralizador" (p. 62).Sobre "el teorema del Firing Squad", pp. 51-57. Sucede incluso quelos generales, en su sueño de apropiarse de las técnicas formales deguerrilla recurran a "multiplicidades" "de módulos síncronos", "a

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base de células ligeras numerosas, pero independientes" que no incluyenteóricamente más que un mínimum de poder.central y "en-lace jerárquico": así Guy Brossollet, "Essai sur la non-bataille ,Berlín, 1975.

(16) Sobre la agricultura occidental de los cereales y la horticul-tura oriental de los tubérculos, sobre la oposición sembrar-picar, so-bre las diferencias con relación a la cría de animales, cf. Haudri-court, "Domestication des animaux, culture des plantes et traitementd'áutrui" ("L'Homme", 1962) y "L'origine des clones et des clans"("L'Homme", enero, 1964). El maíz y el arroz no son objeciones: soncereales "adoptados tardíamente por cultivadores de tubérculos" ytratados de manera análoga; es probable que el arroz "aparecieracomo una mala hierba de las zanjas de regadío".

(17) Cf. Leslie Friedler, "Le retour du Peau-rouge", tr. fr SeuilSe encuentra en este libro un muy bello análisis de la geografía desu papel mitológico y literario en América y de la inversión de' lasdirecciones. Al este, la búsqueda de un código propiamente ameri-cano y también de una recodificación con Europa (Henry JamesEliot, Pound, etc.); la sobrecodificación esclavista al sur, con su pro-pia ruma y la de las plantaciones en la guerra de Secesión (Faulk-ner, Caldweil...); la decodificación capitalista procedente del norte(Dos Passos, Dreiser); el papel del oeste, por otra parte, como líneade fuga, donde se conjugan el viaje, la alucinación, la locura el in-dio, la experimentación perceptiva y mental, el movimiento de lasfronteras, el rizoma (Ken Kesey y su "Máquina de niebla"; la gene-ración beatnik, etc.). Cada gran autor americano hace una cartogra-fía, incluso por su estilo; contrariamente a lo que sucede entre nos-otros hace un mapa que se conecta directamente con los movimientossociales reales que atraviesan América. Por ejemplo, la localización delas direcciones geográficas en toda la obra de Fitzgerald

(18) Así Joelle de la Casiniere, "Absolument nécessaire", Minuit,que es un libro verdaderamente nómada. En la misma dirección,cf. las investigaciones del Montfaucon Research Center.

(19) Kafka, "Diarios", tr. castellana Lumen, p. 12.

(*) Ver pág. 66 del libro en francés.

(20) Marcel Schwob, "La cruzada de los niños", 1896 (tr. caste-llana, Tusquets, Barcelona); Jerzy Andrzejewski, "Las puertas delDaraíso" 1959 (tr. castellana, México, Joaquín Mortiz), tr. fr. Galli-mard- Armand Farrachi, "La dislocation", 1974, Stock. A propositodel libro de Schwob Paúl Alphandéry decía que la literatura, enciertos casos, podía renovar la historia e imponerle "verdaderas di-recciones de investigación" ("La chrétienté et 1'idee de croisade', t.II, Albin Michel, p. 116).

(21) Cf la humorada de Foucault: ¿qué sucede cuando uno ya no(se) repite? "En ese momento ellos repiten, repiten el lenguaje mis-mo" en ("Nietzsche", cahiers de Royaumont, Minuit, p. 196).

(*) Ver pág. 69 del libro en francés.

(22) Cf. Paúl Virilio, "Véhiculaire", en "Nómades et Vagabonds",10/18, p. 44: sobre el surgimiento de la linearidad y el trastorno dela percepción por la velocidad.

(*) Ligne de chance, ligne de haneche (en el original).

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