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Ricardo de la Cierva LAS PUERTAS DEL INFIERNO La historia de la Iglesia jamás contada .«E7*. fr^feátsi í-M. - i Asalto y defensa de la Roca ante la Modernidad y la Revolución. ,„„.- Masonería y gnosis. Decisión y vacilación en los grandes Papas del siglo XX. La crisis entre las dos guerras mundiales: comunismo y fascismo. Las guerras civiles de México y España. El Gran Miedo Rojo: --""" los imperios de Stalin y Mao contra la Iglesia. La infiltración. El nacimiento del Opus Dei. El Concilio pactado. Jesuítas: «la descomposición del ejército» (Pablo VI). Los documentos secretos de la Congregación j^_- General 34 (enero-marzo 1995). , ^ litorial I FÉ Editorial I FÉNIX SERIE MÁXIMA

Ricardo de La Cierva - Las Puertas Del Infierno (Completo)

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Ricardo de la Cierva

LAS PUERTAS DEL INFIERNOLa historia de la Iglesia jams contada

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Asalto y defensa de la Roca ante la Modernidad y la Revolucin. ,.Masonera y gnosis. Decisin y vacilacin en los grandes Papas del siglo XX. La crisis entre las dos guerras mundiales: comunismo y fascismo. Las guerras civiles de Mxico y Espaa. El Gran Miedo Rojo: --""" los imperios de Stalin y Mao contra la Iglesia. La infiltracin. El nacimiento del Opus Dei. El Concilio pactado. Jesutas: la descomposicin del ejrcito (Pablo VI). Los documentos secretos de la Congregacin j ^ _ General 34 (enero-marzo 1995). , ^

litorial FNIX Editorial I FSERIE MXIMA

RICARDO DE LA CIERVA

LAS PUERTAS DEL INFIERNOLa historia de la Iglesia jams contada Asalto y defensa de la Roca ante la Modernidad y la Revolucin. Masonera y gnosis. Decisin y vacilacin en los grandes Papas del siglo XX. La crisis entre las dos guerras mundiales: comunismo y fascismo. Las guerras civiles de Mxico y Espaa. El Gran Miedo Rojo: los imperios de Stalin y Mao contra la Iglesia. La infiltracin. El nacimiento del Opus Dei. El Concilio pactado. Jesutas: "la descomposicin del ejrcito" (Pablo VI). Los documentos secretos de la Congregacin General 34 (enero-marzo 1995).

al FNIX Editorial I FESERIE MXIMA

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Ricardo de la Cierva 1995 ' Editorial FNIX S.L. Domicilio social: Rosa del Azafrn 4 Madridejos (Toledo) Delegacin en Madrid: Rosales 14, Monteprncipe 28660 Boadilla del Monte Telfonos 715 52 21 y 351 07 31 - Fax 351 07 31 Primera edicin: Octubre 1995 Depsito Legal: AV-212-1995 ISBN: 84-88787-10-3 Fotomecnica e Impresin: MIJAN, Artes Grficas. vila.

La editorial no devuelve los originales no solicitados ni mantiene correspondencia sobre ellos.

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Para Mercedes 56

INTRODUCCIN

Desde principios de los aos setenta, cuando vivamos intensamente ya la transicin espaola, me di cuenta de que la Iglesia catlica, tanto en Espaa como en Roma, impulsaba poderosamente ese proceso histrico en direccin democrtica mediante lo que se llam el despegue del rgimen de Franco, sin rupturas violentas. Vena estudiando desde muchos aos antes la historia de la Iglesia como institucin esencial de la vida moderna pero desde los aos setenta me sent personalmente implicado en esa historia, tanto por razones profesionales de historiador como por motivos religiosos de catlico. Desde entonces me fui replanteando con serenidad y preocupacin tanto la historia autntica de la Iglesia como mi propia fe. Dedicado a otros proyectos histricos e incluso a una carrera poltica me iba dando cuenta de que la historia de la Iglesia y mi compromiso personal ante ella iban ocupando cada vez la mayor parte de mi inters y de mi estudio; con un horizonte cada vez ms abierto, porque la historia de la Iglesia en Espaa slo puede comprenderse en un contexto universal. En 1984, fascinado por ese horizonte, abandon por completo la vida poltica, en la que desde entonces slo participo como observador independiente, y dediqu mi segunda jornada diaria de trabajo, hasta bien entrada la noche, a estudiar la historia de la Iglesia en nuestro tiempo. Vi muy claro que nuestro tiempo era, desde luego, el siglo XX, pero ante una institucin que se acerca a su tercer milenio, hay que buscar y ordenar las races de nuestro tiempo en toda la Edad Moderna y tambin en todos los siglos anteriores de la Iglesia hasta su comienzo entre las fuentes del Jordn y la orilla del Mar de Galilea frente a Tiberades, la ciudad en la que Jess no quiso entrar jams. El primer resultado de ese permanente esfuerzo nocturno de tantos aos fueron dos artculos extensos sobre la teologa de la liberacin que aparecieron en ABC de Madrid el jueves y viernes Santo de 1985. Nunca agradecer bastante a Luis Mara Anson la oportunidad que me dio al acoger esos trabajos, que levantaron una polmica encrespada, se difundieron por toda Amrica en millares de fotocopias, me procuraron valiossimas relaciones en Europa y Amrica, especialmente en Roma. Decid avanzar a fondo por ese nuevo frente y present al Premio Espejo de Espaa de 1986 el libro Jesutas, Iglesia y marxismo, que por presiones de algn influyente jesuita fue retirado; entonces lo present a Carlos Ares y Jos Mara Moya en la editorial Plaza y Janes, lo aceptaron inmediatamente (cosa que tambin agradecer para siempre) y consiguieron un gran xito de cuatro ediciones, que se revalid al ao siguiente con el segundo libro, Oscura rebelin en la Iglesia. La tesis central de esos libros era que la crisis de la Compaa de Jess, tanto en sus aspectos intelectuales -la desviacin teolgica y sobre todo metafsica de la escuela del gran pensador jesuita Karl Rahner- como en sus horizontes de misin -el servicio de la fe y la promocin de la justicia haban desencadenado, con ayuda de fuerzas exgenas infiltradas en la Iglesia- la teologa marxista de la liberacin, porque pese a verbales distingos escolsticos no hay otra. Recuerdo que el excelente sacerdote Jos Luis Martn Descalzo, siempre orientado al poder en la Iglesia, representado entonces por el cardenal Tarancn- tron enfadadsimo contra V

esa tesis ma y neg toda conexin entre la teologa de la liberacin y la crisis de los jesuitas. Se equivocaba de medio a medio. Dos telogos del Papa, varios Cardenales, muchos obispos de Espaa y Amrica, historiadores de la talla de Burnett Bolloten y centenares de jesuitas y otros religiosos aceptaron plenamente esa tesis central, aunque mi mayor sorpresa y honor fue el acuerdo del propio Papa Juan Pablo II que se llev en su viaje a Colombia el primero de esos dos libros y me manifest despus personalmente su conformidad y su aliento para seguir en ese camino. Veo ahora con satisfaccin que Santiago Martn, mucho ms equilibrado y profundo que el buen Martn Descalzo afirma tranquilamente en una de sus ltimas columnas que los jesuitas haban sido los pioneros de la teologa de la liberacin. Es totalmente cierto, pero nadie haba osado decirlo hasta que se abri un camino en 1986. Esos dos libros estn completamente agotados y descatalogados desde hace muchos aos aunque existe una amplia demanda de ellos; pero no me he decidido a reeditarlos tal como aparecieron, a lo que tengo pleno derecho, porque en estos diez aos he proseguido la investigacin, he realizado una docena de viajes a los puntos ms candentes, he incorporado cientos de fuentes nuevas y he elevado mi acervo documental sobre estos problemas a ms de doce mil piezas y testimonios de toda ndole. Entonces he pensado que sera conveniente no reeditar sino escribir de nuevo dos libros enteramente diferentes de aqullos, aunque contengan, enormemente ampliada y profundizada, toda la informacin que apareci entonces Son dos libros, no dos tomos del mismo libro; dos libros independientes cada uno de los cuales puede leerse sin contar con el otro aunque naturalmente se completan y se complementan. El primer libro es ste, Las Puertas del Infierno, que describe el Asalto y la Defensa de la Roca ante la Modernidad y la Revolucin, las dos grandes fuerzas que se han abatido sobre la Roca -y a veces, mediante la infiltracin, desde dentro de ella a lo lago de la Edad Moderna; con races en la gran desobediencia y rebelda que llamamos Reforma en el siglo XVI, y accin estratgica contra la Iglesia de Cristo desde el siglo XVIII hasta hoy. Este doble asalto se inscribe en la lucha perpetua, descrita por el Concilio Vaticano II, entre el Poder de la luz y el Poder de las Tinieblas. Pero en este libro no pretendo una exposicin metahistrica sino rigurosamente histrica; si bien como historiador catlico no puedo ni debo rechazar, cuando existen indicios histricos para ello, y observar a veces las huellas de esa lucha perpetua en los acontecimientos del mundo y los hombres. Analizo con ese criterio la historia de la Iglesia -sobre todo en nuestro tiempo, sin olvidar las races de nuestro tiempo- en las decisiones y vacilaciones de los grandes Papas de nuestro siglo, los asaltos del Modernismo y la Revolucin marxista, la crisis total entre las dos guerras mundiales, el hecho innegable de la gran infiltracin que preparaba la demolicin de la Iglesia, la historia interna del Concilio pactado, cosa que casi todo el mundo ignora; el nacimiento del Opus Dei, que es uno de los hechos centrales para la historia de la Iglesia en el siglo XX y la crisis de la Compaa de Jess, con nuevos enfoques y documentos incluso los documentos secretos de la reciente Congregacin General 34, que nunca se han publicado ni comentado hasta hoy. Mi mtodo no puede ser otro que el anlisis histrico aplicado a contextos muy amplios. Primero establezco los hechos sobre pruebas que creo seguras; documenVI

tos y testimonios contrastados. Luego encadeno los hechos, desentrao sus causas, su evolucin y su desembocadura en otros hechos. Con un hilo cronolgico como gua, pero con profundizaciones y ampliaciones monogrficas cuando es necesario. En algunas lneas histricas, como la subversin religiosa en Mxico y la crisis de los jesutas, no me quedo en el Concilio, lmite de este libro para otros asuntos, sino que penetro hasta la misma actualidad del ao en que escribo. Porque en esos casos el tirn de la actualidad es necesario para comprender hasta dnde se han despeado algunos planteamientos histricos ms lejanos. El segundo libro, La Hoz y la Cruz, que espero ofrecer al lector durante el ao 1996, estudia el auge, la cada y la pervivencia del marxismo y de su versin teolgica, la Teologa de la liberacin, desde el Concilio hasta hoy. Este segundo libro se ha hecho necesario porque mi inmensa documentacin y acopio de nuevas fuentes desbordaba por todas partes los lmites del primero. Ahora tenemos ya perspectiva ms que suficiente para analizar el nacimiento, desarrollo y hundimiento de la teologa de la liberacin en proceso paralelo con el del marxismo de quien depende. En el segundo libro describir tambin la demolicin postconciliar de la Iglesia y la historia reciente de la Iglesia en Espaa, Estados Unidos y Alemania, que son los centros logsticos de la falsa liberacin, cuyos pasos seguir puntualmente, aunque ya he anticipado algo, por necesidades del guin, en este primer libro. Ha cado el Muro y hay que explicar por qu. Pero muchos marxistas y liberacionistas no lo han aceptado; vase el inslito caso de la rebelin marxista-liberacionista en Chiapas, que parece la reedicin de las de Nicaragua y el Salvador y apunta al mismo objetivo. El problema de Mxico ser central en el segundo libro. En este segundo libro abordar tambin el problema de la relacin entre la masonera, la Internacional Socialista y la Iglesia catlica, sobre el que tantas distorsiones se han acumulado. Y estudiar el papel de la Iglesia en el confuso Nuevo Orden Mundial. El empeo de estos libros era, soy consciente de ello, una misin imposible. Nacen, ya lo he indicado, de mi doble compromiso como historiador y como catlico. Nadie me ha contado la historia que trato de reconstruir aqu. Puede que alguien lo crea una ilusin, pero estos dos libros se escriben a partir de un fortsimo impulso interior, tal vez parecido al que sentan aquellos cristianos expectantes que se reunan a fines del siglo XI por millares en la explanada de Clermont tras una convocatoria del Papa y cuando la oyeron le respondieron con un clamor unnime: Deus le volt, Dios lo quiere, antes de tomar la Cruz. No siento una inspiracin pero s ese impulso. Aquella famosa serie de televisin, que me encantaba, trat de mostrar que a veces las misiones imposibles pueden realizarse. Los aspectos de estos dos libros que se refieren a la Historia, la filosofa, la ciencia, la cultura y la poltica caen en mi terreno profesional; puedo abordarlos sin dogmatismo pero con confianza. Hay tambin naturalmente, aspectos teolgicos, y pens en revalidarlos con un estudio profesional de la teologa. Al fin, tras ms de doce aos de estudiar teologa noche tras noche decid no cursarla como sexta carrera. Primero porque he visto a muchos presuntos telogos catlicos que se comportan teolgicamente como autnticos cafres, negando la divinidad de Cristo, la maternidad divina de Mara, el primado infalible del Papa, medio Credo y la mitad del otro medio. Segundo porque he visto que algunos presuntos telogos

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son simplemente unos cantamaanas, como ese telogo del PSOE que andaba por ah y ahora tal vez le fichen mis queridos amigos Alberto Ruiz Gallardn y Gustavo Villapalos, a juzgar por los elementos que estn contratando. Tercero, porque telogos de la lnea progresista, desde el propio Karl Rahner a su discpulo Ignacio Ellacura (descansen en paz los dos) se han hartado de afirmar que ellos no son telogos sino filsofos; y entonces se mueven en mi terreno profesional y acadmico. Despus de esos doce aos de lectura y reflexin teolgica, avalorada por innumerables conversaciones con telogos de primera divisin me creo con cierta capacidad para analizar sin complejos las cuestiones teolgicas que, disparates aparte, se puedan presentar en este libro. Este libro y el siguiente se publican sin censura eclesistica. Po XII reclamaba la formacin de una opinin pblica dentro de la Iglesia. Soy un historiador libre que tuvo bastante que ver, como poltico, con la supresin de la censura en Espaa y no voy ahora a caer en ella. Y si me imponen como censor a ese salvaje que acaba de negar desde la presidencia de la Asociacin americana de Teologa la divinidad de Cristo?. Yo no me someto a la posibilidad de que este libro caiga en manos de un nuevo Arrio y prefiero ir solo que mal censurado. Eso s, me comprometo a que, si mi Obispo encuentra alguna desviacin doctrinal en este libro, la corregir en la segunda y dems ediciones; la experiencia de la Editorial es que no bajarn de seis. He procurado evitar la agresividad en los retratos y crticas. Pero tambin he decidido incluir los aspectos humanos de muchos personajes, que a veces revalorizan sus escritos con esos rasgos y a veces destruyen su credibilidad, porque un telogo eminente, por ejemplo, que mantiene relaciones extraas y aun escandalosas con una seora que encima es teloga me parece demasiada intercomunicacin teolgica. Fue el caso de Rousseau, apstol del humanitarismo que luego llevaba a sus hijos a la Inclusa sin conocerles siquiera y sin darles un nombre. Era un canalla y su doctrina, por ese slo rasgo vital, cae sin ms bajo sospecha. Los aspectos humanos pueden confirmar o descalificar a un maestro. Y adems transforman la inevitable aridez de estas pginas en relatos muy amenos y divertidos. Este libro y el siguiente se escriben de forma que resultar inteligible para el lector medio. Si en algn momento algn prrafo se eleva demasiado a las nubes es que me parece necesario para la comprensin del caso; pero el lector que se pierda un poco puede dejarlo tranquilamente de lado hasta una segunda lectura. Lo que ms me importa es la cabal explicacin de los contextos, que queda siempre, segn espero, muy clara. Y una advertencia final. Por supuesto que estoy abierto a la crtica y dispuesto al dilogo y a la correccin que recibir con gratitud. Pero no estoy nada abierto a las descalificaciones personales como algunas que en medio de grandes sintonas, se me dirigieron con acento despectivo o frailuno tras la aparicin de mis libros de 1985-1987. Espero que ahora nadie utilice ese mtodo y ese tono. Si no es as no pienso sin embargo acudir a demandas y querellas, que generalmente no sirven para nada. En la edicin siguiente a la injuria o la calumnia dar buena cuenta del agresor. No tengo el menor deseo de hacerlo pero algunos agresores ya parecen haber escarmentado por mis respuestas pblicas cuando han acudido al juego sucio. Y para este libro me he quedado con todo un arsenal en la recmara. Una VIII

advertencia final. He recibido innumerables confirmaciones y apoyos, a veces muy altos, por mis escritos sobre la Iglesia. Pero no traspaso a esos apoyos una responsabilidad que es slo ma y de mis documentos. Podra escudarme en quienes me animan. No lo har. Prefiero trabajar a cuerpo limpio. Deus le volt. De Cuernavaca (Mxico) a Madridejos de la Mancha, verano de 1995

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NDICE DE CAPTULOS

INTRODUCCIN NDICE DE CAPTULOS PRTICO CAPTULO 1: EL PODER DE LAS TINIEBLAS Del Jordn al Vaticano Qu significa Las Puertas del Infierno Qu significa el poder de las tinieblas No hay concordia entre Cristo y Belial CAPTULO 2: LA GNOSIS CONTRA LA IGLESIA: VEINTE SIGLOS DE LUCHA La sorprendente denuncia de Juan Pablo II La gnosis antigua, agona del paganismo Las manifestaciones de la gnosis antigua La Iglesia primitiva y el poder Las reapariciones permanentes de la gnosis La gnosis medieval entre Occidente y Oriente: de Prisciliano a los cataros La gnosis bajomedieval: misticismo y cabala Humanismo y Renacimiento: Lutero gnstico? Gnosis en el budismo y en el Islam? La esencia gnstica de la Masonera Gnosis, Ilustracin y Revolucin La Gnosis est entre nosotros CAPTULO 3: LA IGLESIA ANTE LA MODERNIDAD (SIGLOS XV-XVIII) Qu es la Modernidad Edad Media y Cristiandad Cristianismo, pensamiento y cultura Las premoniciones medievales de la Modernidad Las vsperas de la Modernidad: el Humanismo 1 23 25 26 28 29 33 35 37 39 42 44 46 49 51 53 55 56 59

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El Renacimiento y la religin Corrupcin en la Santa Sede Los promotores de la Reforma rebelde Espaa y la Reforma catlica: Trento y los jesutas La plenitud del Barroco La Ciencia moderna: Galileo y Newton Nace la filosofa moderna: Descartes El empirismo britnico: Locke, Hobbes, Hume El racionalismo continental: Espinosa y Leibniz La conspiracin ilustrada contra la Iglesia Europa y Amrica en el siglo XVIII Iglesia y Masonera: la supresin de los jesutas La cofrada de los filsofos: Holbach De Voltaire a Rousseau CAPTULO 4: LA IGLESIA ANTE LA REVOLUCIN (SIGLO XIX) La Revolucin Atlntica y el liberalismo Mitologa y realidad de la Revolucin Francesa La recepcin del bicentenario en Espaa La Segunda Ilustracin: Manuel Kant Vitalidad de la Iglesia Catlica en el siglo XIX El siglo XIX poltico: datos y desenlaces Liberales, masones y jesutas del XIX Teologa protestante y movimiento romntico Romanticismo y cristianismo en Francia e Inglaterra, de Chateaubriand a Shelley Lamennais y la condena del liberalismo catlico El idealismo romntico alemn: la apoteosis de Hegel Las dos corrientes del hegelianismo La izquierda hegeliana: Marx, la religin y la revolucin El positivismo: Comte quiere seducir al Padre General Schopenhauer: Voluntad y aniquilacin La anticipacin de Kierkegaard Los rasgos diablicos de Nietzsche Po Nono, el ltimo soberano temporal Espaa en tiempos de Po Nono Convulsin y desmantelamiento de la Iglesia de Iberoamrica durante el siglo XIX Po IX frente al liberalismo: los anatemas de 1864 El Concilio Vaticano I y la prdida de Roma XII

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Aproximaciones de la cultura a la religin El asalto del Kulturkampf. CAPTULO 5: LA IGLESIA ENTRE LOS DOS LTIMOS SIGLOS: LA CONFRONTACIN IMPERIALISTA, LA NUEVA CIENCIA,LA TERCERA AGRESIN MASNICA EL SOCIALISMO MARXISTA Y LA HEREJA MODERNISTA LEN XIIIY SAN PO X (1878-1914) Definir una transicin histrica Len XIII ante la muerte de Dios Un liberalismo social y equvoco: la Sociedad Fabiana Un acontecimiento trascendental: la quiebra de la Ciencia Absoluta La encclica Aeterni Patris Len XIII ante la poltica Len XIII, 1884: Arrancar a los masones su mscara Len XIII y la Democracia Cristiana La Tercera Repblica francesa rompe con la Iglesia Len XIII y la Restauracin alfonsina en Espaa Len XIII y las Amricas Vitalidad espiritual y doctrina social Las dos direcciones del socialismo El testamento de Len XIII La eleccin de un santo: Po X La explosin del modernismo La reaccin romana: el integrismo La Nueva Ciencia, un fenmeno secreto El siglo de Brentano Po X ante Francia, Italia y Alemania Po X y Espaa hasta 1914 La cultura espaola en el primer tercio del siglo Las Amricas de Po X Bolcheviques y mencheviques La primera revolucin rusa en 1905 Estalla la Gran Guerra y muere San Po X CAPTULO 6: LA IGLESIA ENTRE DOS GUERRAS MUNDIALES: LA REVOLUCIN Y LA VICTORIA COMUNISTA, LA CRISIS Y LA VICTORIA DEMOCRTICA 1914-1945

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SECCIN 1: LA GRAN GUERRA La nueva Guerra de los Treinta Aos La guerra europea Una guerra mundial cerrada en falso Benedicto XV. el Papa de la paz SECCIN 2: LA REVOLUCIN COMUNISTA Encuadramiento y fuentes de la Revolucin La victoria bolchevique en 1917 La Internacional Comunista La Revolucin comunista y la religin SECCIN 3: LA CRISIS DE ENTREGUERRAS Veintin aos de crisis: la URSS y la Comintern La aparicin y extensin del fascismo SECCIN 4: LA SOMBRA MASNICA Y LA GUERRA CRISTERA EN MXICO Las guerras civiles de Mxico y Espaa La Masonera en la independencia de Mxico Intromisin e invasin de los Estados Unidos El rgimen liberal masnico y su degeneracin porfirista: el trgico intermedio imperial De la Revolucin de 1910 a la guerra cristera SECCIN 5: LA GUERRA CIVIL ESPAOLA Espaa 1936: Media nacin no se resigna a morir La persecucin y la Cruzada Los casos de Catalua y el Pas Vasco El padre Arrape en los Estados Unidos 1936-1938 SECCIN 6: FIGURA, OBRA Y ORIENTACIN DE PI XI Un Papa de compromiso Po XI ante el fascismo: acuerdos de Letrn y desacuerdos Po XI frente a Hitler Hitler y los judos: la persecucin Po XI y la solucin corporativa La reconciliacin entre la ciencia y la fe La invasin cultural marxista y el hombre nuevo sovitico Los intelectuales ante la guerra civil espaola El reino de la angustia: de la conversin al existencialismo De Jean Paul Sartre a Miguel de Unamuno Dios ante el arte y la literatura del siglo XX XIV . "

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SECCIN 7: LA COMPLEJSIMA CRISIS CULTURAL DEL SIGLO XX

SECCIN 8: PI XII Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Pastor Angelicus La bendicin del Papa sobre Espaa El triple frente de Po XII en la segunda guerra mundial Las grandes encclicas de Po XII en 1943 Tres arriesgadas aventuras de Po XII en plena guerra La fase final de la guerra: victoria aliada, victoria roja CAPTULO 7: LA INFILTRACIN 1945-1958 (PI XII EN LA POSTGUERRA) SECCIN 1: LA CREACIN DEL IMPERIO DE STALIN Verdadera y falsa victoria democrtica Los comunistas asaltan el poder en Europa Oriental El caso dispar de las dos Alemanias La metamorfosis de Francia Po XII dirige a la Democracia Cristiana en Italia SECCIN 2: LA GUERRA FRA Las etapas de la guerra fra La guerra fra despus de Stalin SECCIN 3: LA PRDIDA DE CHINA De la Larga Marcha a la Repblica Popular Mao-Tse-Tung busca la aniquilacin de la Iglesia catlica SECCIN 4: LA INFILTRACIN EN OCCIDENTE: EL MOVIMIENTO PAX La denuncia del cardenal Wyszynski La polmica sobre el desenmascaramiento de PAX De Pax a Pax Christi: el pacifismo cristiano prosovitico La red de PAX para la infiltracin en Occidente: el IDOC SECCIN 5: LA TRAMPA MARXISTA DEL DILOGO Infiltracin marxista y captacin por el dilogo Los precursores del dilogo caen en el marxismo: los casos de Jos Bergamn y Emmanuel Mounier La trayectoria falseada y la retractacin de Maritain SECCIN 6: LA REVOLUCIN TEOLGICA DEL SIGLO XX La denuncia de Po XII y de Jacques Maritain La evolucin de la teologa protestante La teologa protestante anglosajona: del Movimiento de Oxford a la secularizacin

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Los jesutas y la Nueva Teologa: la gloria y la perversin de De Lubac y Teilhard a Karl Rahner La escuela dominicana de Le Saulchoir La politizacin y degradacin de la teologa por el marxismo: Bloch, Moltmann, Metz y los jesutas discpulos de Rahner Dos telogos cristianos se rinden al marxista Bloch: el catlico Metz y el protestante Moltmann SECCIN 7: INFILTRACIN Y DESINFORMACIN: LA QUINTA PLUMA Breve historia de la desinformacin La KGB y un apunte sobre el caso de Espaa Dos grandes denunciantes: Revel y Cathala El Pincho y la Quinta Pluma se separan SECCIN 8: APOGEO Y AGONA DE PI XII El Papa ms brillante del siglo XX (Jedin) Una sinfona de elevacin espiritual Po XII entre la democracia y el comunismo La tragedia final de Po XII SECCIN 9: EL CONTROVERTIDO NACIMIENTO DEL OPUS DEL. El primer Instituto Secular en 1947 Las dispares fuentes sobre el Opus Dei La trayectoria del beato Escriv La gran e irreverente pregunta sobre el Opus Dei El Opus Dei en la historia del siglo XX CAPTULO 8: EL BUEN PAPA JUAN, LA PRDIDA DE CUBA Y LA ORDEN DE PEKN. PABLO VI Y EL CONCILIO PACTADO 1958-1965 SECCIN 1: SE INVIERTE EL SIGNO DE CONTRADICCIN Cambio de horizonte en los aos sesenta Quin era el Papa Roncalli El anuncio del Concilio El inicuo pacto concilar del Vaticano y el Kremlin El magisterio poltico de Juan XXIII La muerte admirable de Juan XXIII SECCIN 2: LA ESCUELA DE FRANKFURT Y LA INTERNACIONAL SOCIALISTA El neomarxismo de Frankfurt y la estrategia americana La creacin simultnea de la Internacional Socialista XVI

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SECCIN 3: LA PRDIDA DE CUBA Los extraos promotores y protectores de Fidel Castro La estrategia marxista-leninista para Amrica segn los tericos de China roja en 1959: un documento trascendental SECCIN 4: EL CONCILIO VATICANO II Y EL ADVENIMIENTO DE PABLO VI La primera sesin del Concilio: la derrota de la Curia Los misterios de Giovanni Battista Montini Me llamar Pablo La segunda sesin: mar de fondo El viaje a Tierra Santa y la encclica complementaria La tercera sesin: Christus vincit La cuarta sesin y el borrn rojo Las interpretaciones polmicas del Concilio CAPTULO 9: LA DESERCIN DE LA COMPAA DE JESS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: LA DESCOMPOSICIN DEL EJRCITO (Pablo VI) SECCIN 1: CUANDO Y CMO ENTRAN EN CRISIS LOS JESUTAS Una permanente obsesin de Pablo VI Las cinco fuentes de la crisis de los jesutas SECCIN 2: LA TOMA DEL PODER POR EL CLAN DE IZQUERDAS; LA ELECCIN DEL PADRE ARRUPE EN LA CONGREGACIN GENERAL 31 La admonicin y el mandato solemne de Pablo VI La eleccin del padre Arrape Las deserciones enmasa SECCIN 3: LA REBELIN DE LOS JESUTAS EN EE.UU El Survey revela una juventud perdida El plan Fordham, la desviacin de Madrid y la Conferencia de Sta. Clara La aventura poltica del padre Drinan El manifiesto comunista de los jesutas en 1972 SECCIN 4: LOS DOCUMENTOS DE LA DIVISIN DE LOS JESUTAS ESPAOLES Tres crisis superpuestas La denuncia de los ignacianos: dos Compaas Fe y Secularidad: el activismo cristiano-marxista de los jesutas espaoles

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Documentos reservados del Episcopado y los jesutas sobre la crisis de la Orden ignaciana en Espaa SECCIN 5: LOS JESUTAS DE ESPAA E IBEROAMRICA LANZAN LA TEOLOGA DE LA LIBERACIN EN EL ENCUENTRO DEL ESCORIAL Los jesuitas en los primeros movimientos de la liberacin cristiana EL Encuentro del Escorial SECCIN 6: REBELDA Y CHOQUE DE LA COMPAA B CON PABLO VI EN LA C. G. 32 La polmica del cardenal Danilou y los religiosos El preaviso del Secretario de Estado La Congregacin 32: la bronca inaugural de Pablo VI El veto y la prohibicin tajante de Pablo VI La perspectiva del Decreto IV Roma, tercer encuentro El hombre y las estructuras: la liberacin La descalificacin final de Pablo VI a la Congregacin Gral. 32 SECCIN 7: LA DEGRADACIN INTERNA DE LA COMPAA Y LA REBELIN DE LOS JESUTAS EN CENTROAMRICA (1975-1982) El documento de la degradacin La rebelin en Centroamrica: El Salvador Un jesuta guerrillero de Guatemala confiesa ante el Senado de los Estados Unidos Un jesuita en el gobierno marxista de Nicaragua SECCIN 8: EL AIRADO FINAL DE LA ERA ARRUPE Y LA INTERVENCIN PERSONAL DE JUAN PABLO II La frustrada admonicin de Juan Pablo 1 El padre Arrupe y el anlisis marxista El padre Arrupe fuera de combate El cardenal Casaroli entrega una carta SECCIN 9: EL GOBIERNO DE EXCEPCIN, LA C.G. 33 Y EL GENERALATO VACILANTE DEL PADRE KOLVENBACH La misin imposible de los delegados del Papa La Congregacin General 33 La confusa direccin del nuevo padre General SECCIN 10: PERSISTE EL OBJETIVO MXICO La resistencia de los jesuitas de izquierda en Mxico Entramos en el Centro Javier XVIII

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Del complot de la KGB contra Mxico en los 60 y los 70 a la misteriosa rebelin en Chiapas el 1 de enero de 1994 La desintegracin de la Compaa de Jess en Mxico Los Superiores de la Compaa de Jess se rebelan contra el Nuncio y le exigen que se marche La acusacin contra la Universidad Iberoamericana SECCIN 11: LOS DOCUMENTOS RESERVADOS Y SECRETOS DE LA CONGREGACIN GENERAL 34; LOS DOS MENSAJES A CHIAPAS Congregaciones provinciales: primer mensaje a Chiapas Los documentos reservados Los documentos secretos de la CG34 El segundo mensaje sobre Chiapas Del Cuarto Voto a la Cuarta Columna SECCIN 12: LA AGONA ESTADSTICA DE LA COMPAA DE JESS Trece mil hombres menos en treinta aos Porqu? CONCLUSIN FUENTES Y BIBLIOGRAFA NDICE DE NOMBRES

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PRTICO(Claves de este libro)

(Textos para que el lector comprenda la intencin y alcance de este libro LAS PUERTAS DEL INFIERNO, y del que aparecer D.m.en 1996, LA HOZ Y LA CRUZ, uno y otro independientes y complementarios. Los textos se agrupan de forma simblica e impresionista y reaparecern sistemticamente donde les corresponda, segn la metodologa que se ha expresado en la Introduccin y se despliega en el ndice de materias.)

TEXTOS FUNDAMENTALES

1.- Viniendo Jess a la regin de Cesrea de Filipo pregunt a sus discpulos: Quin dicen los hombres que es el Hijo del hombre?. Ellos contestaron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elias, otros que Jeremas u otro de los profetas. Y El les dijo: Y vosotros, quin decs que soy?. Tomando la palabra Simn Pedro dijo: T eres el Mesas, el Hijo de Dios vivo. Y Jess, respondiendo, dijo:Bienaventurado t, Simn Bar Joa, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado sino mi Padre que est en los cielos. Y yo te digo que t eres Pedro, y sobre esta piedra edificar yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecern contra ella. Yo te dar las llaves del reino de los cielos y cuanto atares en la tierra ser atado en los cielos y cuanto desatares en la tierra ser desatado en los cielos. (Evangelio segn San Mateo, escrito -segn las investigaciones ms recientes y fiables- hacia el ao 50 de Cristo, 16, 13-18. trad. Ncar Colunga en La Biblia, BAC-Min, 1970). 2- A travs de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orgenes del mundo, durar, como dice el Seor, hasta el da final. (Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, 8.12.1965, n. 37)1

3.- Venerables hermanos: Mientras el clero fue rebelde a las instituciones y leyes del gobierno de la Repblica, estuve en el deber de combatirlo como se hiciese necesario... ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al Estado y ha declarado sin tapujos que se somete estrictamente a las leyes...La lucha no se inicia, la lucha es eterna. La lucha se inici hace veinte siglos. De suerte, pues, que no hay que espantarse: lo que debemos hacer es estar en nuestro nuevo puesto, no caer en el vicio en que cayeron los gobiernos anteriores... que tolerancia tras tolerancia, y contemplacin tras contemplacin, los condujo a la anulacin absoluta de nuestra legislacin. Lo que hay que hacer, pues, es estar vigilantes. Los gobernantes y los funcionarios pblicos, celosos de cumplir la ley y de hacer que se cumpla. Y mientras est yo en el gobierno, ante la Masonera yo protesto que ser celoso de que las leyes de Mxico, las leyes constitucionales que garantizan plenamente la conciencia libre, pero que someten a los ministros de las religiones a un rgimen determinado; yo protesto, digo, ante la Masonera que mientras yo est en el gobierno se cumplir estrictamente con la legislacin. En Mxico, el Estado y la Masonera en los ltimos aos han sido una misma cosa: dos entidades que marchan aparejadas, porque los hombres que en los ltimos aos han estado en el poder han sabido siempre solidarizarse con los principios revolucionarios de la Masonera. (Discurso del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, lie. Emilio Portes Gil, el 27 de julio de 1929 a los dirigentes de la Masonera de Mxico, inquietos ante los Arreglos con que la Iglesia y el Estado pusieron fin a la guerra cristera que se haba iniciado en 1926. El Presidente masn Portes reconoce, desde el bando opuesto, la misma lucha eterna que proclamara en 1965 el Concilio Vaticano II. Texto en Carlos Alvear Acevedo, Episodios de la Revolucin mexicana, Mxico, Jus, 1988, p. 330s). 4.- Soy testigo ante Dios y Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos por su venida y su reino; predica la palabra, insiste oportuna e importunamente; discute, suplica, increpa con toda paciencia y saber. Porque vendr un tiempo en que no aguantarn la doctrina sana, sino que a su gusto reunirn maestros que les cosquilleen los odos y apartarn su atencin de la verdad y se volvern a las fbulas. Pero t vigila en todo, trabaja, haz la obra del evangelista, llena tu ministerio y s sobrio. Porque yo me marcho ya y apremia el tiempo de mi despedida. He combatido un buen combate, he terminado la carrera, he guardado la lealtad. Me espera una justa corona que me devolver Dios, juez justo, en aquel da. (Carta II de San Pablo a Timoteo, 4 1-8)

EL RETORNO DE LAS HEREJAS En este libro se va a mostrar que las grandes herejas de la historia cristiana son recurrentes; retornan una y otra vez para provocar nuevos desgarramientos o arrancamientos, que eso significa etimolgicamente el trmino hereja. Una de las2

ms importantes, que muy pronto vamos a examinar, es la Gnosis, el asalto del paganismo al cristianismo que ya se present en los tiempos apostlicos y ha reaparecido con insistencia en varios momentos cruciales de la historia cristiana, muy especialmente en nuestros das. Algo semejante ha ocurrido con el pelagianismo y el protestantismo, que ha rebrotado vigorosamente en el siglo XX con el modernismo y la teologa de la liberacin. Pero ahora deseo presentar dos casos extremos e inslitos. 5.- Arrio, presbtero de Alejandra, fue, en la primera mitad del siglo IV, cuando la Iglesia conquistaba al Imperio romano, el primer heresiarca de la antigedad. Su doctrina consista en considerar a Cristo como un hombre excelso, prximo a Dios, elegido y enviado de Dios, pero sin reconocerle la divinidad; la naturaleza de Cristo era solamente humana. La mayora de los obispos y hasta el poder imperial y los nuevos pueblos del Norte cayeron en sus redes. El movimiento profundo del pueblo, guiado por algunos pastores heroicos -Atanasio, Osio de Crdoba- se alz contra el arrianismo, que aneg durante siglos a toda la Iglesia pese a que doctrinalmente cay herido de muerte en el Concilio de Nicea, el ao 325, donde se proclam el Credo que hoy repetimos como smbolo de la fe. Pues bien, en nuestros das ha resurgido el arrianismo en la doctrina de un jesuita, el norteamericano padre Roger Haight, en su resonante artculo The Case for Spirit Christology publicado en Theological Studies 53(1992) 257-87: Cuando penetramos en el sujeto personal interior de Jess encontramos solamente una personalidad humana y creada, aunque agraciada supremamente y potenciada por el Espritu. Haight niega que Jess sea una persona divina: La conciencia histrica -dice- me impide afirmar que Jess, siendo un ser humano, se refiere a una naturaleza humana integral pero abstracta que tiene como su principio de existencia no una existencia humana sino una persona o hipstasis divina. (John H. Wright, S.J. Roger Haight's spirit Christology, en la misma publica cin, 53(1992)720. En este libro vamos a describir bastantes originalidades de la Compaa de Jess durante la segunda mitad del siglo XX, despus de los altsimos servicios ofrecidos por ella a la Iglesia desde San Ignacio hasta nuestros das. Pero que un miembro distinguido de la Compaa de Jess niegue abierta y pblicamente la divinidad de Jess y el padre General de la Orden que fue ignaciana se quede, que sepamos, tan fresco, es una hazaa arriana que merece insertarse en este Prtico. Menos mal que ha sido otro jesuita y gran telogo quien, como acabamos de comprobar, ha realizado en el mismo medio la denuncia y la refutacin. 6.- La cita que sigue no se refiere a una hereja sino a una perversin, relacionada tambin con los jesutas y denunciada por uno de ellos. En tiempos ms felices un Papa reinante poda siempre confiar en que cuando se enfrentara a un combate pblico los jesutas se alinearan tras l, con su maestra en la lucha intelectual, su rigor acadmico y su famoso cuarto voto de lealtad hacia el Pontfice. Cuando la XXXIV Congregacin General de la Compaa de Jess se reuni en Roma al comienzo de este ao, los lderes de los jesutas demostraron que no haban perdido su apetito por la controversia. Pero el cuarto voto se haba hundido en el desuso. En estos das, si un Papa observa cmo los3

jesutas se revuelven tras l, deber preocuparse porque la intencin de ellos puede ser subversiva... El Papa Juan Pablo II ha expresado su confianza en que, tras aos de confusin, la Compaa de Jess tomar de nuevo la direccin correcta....Pero cualquiera que sea la razn de esta confianza, esperemos que al tratar con los jesutas el Santo Padre no olvide nunca vigilar su espalda. (Glaucon -que segn revelaban algunos jesutas de Estados Unidos al autor en junio de 1995 es el seudnimo del ignaciano y valeroso disidente padre Fessio, S.J.- en el tremendo artculo Del cuarto voto a la cuarta columna, publicado en The Catholic worldReport, junio 1995 p. 64.) 7.- Uno de los problemas histricos y religiosos con los que va a enfrentarse este libro es la mal llamada teologa de la liberacin. Esta hereja de la segunda mitad del siglo XX, surgida de fuentes protestantes y marxistas, respaldada y extendida con la esencial colaboracin de un sector dominante de los jesutas, entr en un desconcierto absoluto al derrumbarse el Muro de Berln pero se repuso inmediatamente. Sus portavoces, en gran parte agrupados en la Confederacin Latinoamericana de Religiosos (CLAR) muy enfrentados con los tres ltimos Papas, han reforzado la cruzada anticapitalista (y maniquea) del movimiento y le han impregnado con crecientes dosis de indigenismo. Recientemente se ha revelado que esa impregnacin ha cado en una autntica comunin con el paganismo; no en sentido gnstico sino en la ms grosera acepcin precolombina. La CLAR clausur una de sus jornadas -la dedicada a analizar la situacin de los indgenas- con la lectura conjunta de un salmo dedicado a los dioses incas Pachacamac y Wiracocha, con los que se dicen en comunin y a los que piden fuerza para salir y vencer al sistema capitalista, la economa de mercado, la modernizacin, la militarizacin, todos los poderes de la muerte. La Asamblea General de la CLAR, reunida en Sao Paulo en junio del ao pasado, segn se ha sabido ahora, concluy una de sus jornadas de trabajo con la lectura conjunta de un salmo dedicado a esos dioses, cuyo autor es el ecuatoriano Delfn Tenesaca...Pachacamac, Wiracocha, estamos en comunin contigo, te encontramos en todas partes, quin no ha visto tantas maravillas que has obrado empieza diciendo el texto. Ms adelante se alude al tiempo transcurrido desde la llegada de los espaoles, calificndole de quinientos aos de dolor... El salmo pone al mismo nivel a Moiss y a Tupac Amara, entre otros. (ABC 15.2.95 p. 74) Es decir que la teologa de la liberacin ha degenerado en el ms detonante teatro del absurdo. En lengua espaola, y bajo la confesin catlica -dos contribuciones esenciales de los conquistadores de Amrica- estos orates de la CLAR invocan a dioses paganos, sanguinarios (reciban sacrificios humanos en caso de guerras y catstrofes) como divinidades del Imperio del Sol, una dictadura totalitaria absoluta, completamente militarizada, que haba afianzado, poco antes de la llegada de Francisco Pizarra, su conquista sangrienta y vastsima del Incario. Lo expuse con todo detalle en mi Historia de Amrica (poca 1992, tomo I p. 331s) un libro que se ha difundido tambin por Amrica, aunque seguramente habr cado bajo la condena de los enemigos del capitalismo, la modernizacin y la cultura occidental.4

Esto ya no es hereja ni retropaganismo sino enconamiento antihistrico, demagogia canbal y pura paranoia.

LOS PROFETAS POSMODERNOS

Durante los aos setenta estuvo muy de moda entre la clerigalla antifranquista y progresista (un termino definitivamente devaluado desde que Santiago Carrillo el lder comunista espaol, se lo aplic a s mismo y a Sadam Hussein del Irak) la expresin denuncia proftica para encubrir una militancia clerical-marxista en Espaa y Amrica. Sigue tambin de moda el trmino posmodernidad que nadie ha definido nunca porque no significa nada. Sin embargo, al ser ste un libro de Historia, me parece conveniente aducir dos ejemplos de profecas posmodernas y progresistas, que resultarn muy tiles para que el lector evale la credibilidad y capacidad de prospectiva de los portavoces de determinada lnea cultural. 8.- El diario espaol El Pas fue altavoz estentreo de la teologa de la liberacin y es abanderado de la Modernidad y la Secularizacin, ideales semivacos que coinciden con los de la Masonera, la Ilustracin anacrnica y la corrupta Internacional Socialista. Tengo una antologa de sus denuncias profticas con las que alguna vez compondr un ensayo hilarante. Traigo aqu a colacin una de las ms sintomticas, tomada de su editorial pedante (el adjetivo es una redundancia) del 28 de diciembre de 1986, p. 8, bajo el ttulo El final de un espejismo: Reagan se desmorona. Con la ptica de hoy parece imposible que contine dos aos presidiendo Estados Unidos con un equipo acosado, desprestigiado. La poltica global ha cambiado y el protagonista de la tragedia anterior no tiene capacidad para la nueva comedia. De otra forma no se explica que en tres meses el hroe rmbico haya podido convertirse en lo mas parecido a un fantoche. El calvario comenz en octubre con la conferencia de Reikjavik... La URSS no es la misma con Gorbachov, que est adelantando velozmente. El editorialista clarividente suele obsequiarnos con productos plmbeos e interminables, famosos por su retorcimiento y por su capacidad de ridculo a medio plazo. Renuncio por tanto a transcribir el resto. Todo el mundo sabe dnde fue a parar la profeca. En la reunin de Islandia no empez el calvario de Reagan sino el de Gorbachov. Reagan tena ganada la partida mucho antes, cuando todo lo que pudo oponer la URSS a la Iniciativa de Defensa Estratgica, que demostr al Estado Mayor sovitico la supremaca total de los Estados Unidos en electrnica e informtica, fue la estpida campaa de la guerra de las galaxias en la que entraron todos los terminales rojos de la comunicacin y muchos compaeros de viaje ms o menos involuntarios. Reagan termin felizmente su mandato, dio paso a una nueva situacin republicana y ahora preside desde la Historia viva el nuevo triunfo de sus ideales con la mayora absoluta en el Congreso y el pobre Bill Clinton, dolo de El Pas y su cadena internacional de la comunicacin, convertido en eso que El Pas llamaba a Reagan. El que termin mal, el protagonista del espejismo, fue precisamente el rpido Gorbachov que vio caer al Muro empujado al alimn5

por Reagan y el Papa; vino a Madrid, cen al lado de don Leopoldo Calvo-Sotelo y acab como todo el mundo sabe, dando conferencias cada vez ms baratas. 9.- La cada del Muro, que sepult a la primera fase de la teologa marxista de la liberacin, afect con resonancias cmicas, no csmicas, a otras muchas profecas progresistas. He recordado en mi libro anterior, No nos robarn la Historia las que haba proferido el historiador espaol Javier Tusell, que ha terminado como colaborador de El Pas, naturalmente, en su libro descomunal La URSS y la perestroika desde Espaa, editado poco antes de la catstrofe sovitica por una entidad tan seria como el Instituto de Estudios Econmicos. En ese libro se pronosticaba la permanencia del Muro, la eterna fidelidad de los alemanes orientales a la URSS, la pervivencia de la invasin sovitica en Afganistn y otras muchas maravillas, sin que la crisis agnica del marxismo, que ya estaba a punto de reventar, figurase entre ellas. No voy a repetir lo que ya expuse en el citado libro. Slo aduzco unas citas del autor fechadas en el eplogo, octubre de 1988, cuando no terminaba de adivinar que algo gordsimo se estaba cociendo tras el ya maltrecho teln de acero y nos informaba de esta guisa sobre el inmediato porvenir: La URSS obviamente tiene un grave problema en Afganistn pero por el momento no ha experimentado en ese pas ni una derrota ni un retroceso decisivo. (p.342)... Todava en el terreno internacional, la situacin es mejor para los intereses soviticos en Centroamrica. Quizs por la influencia de Castro en ese escenario no hay ni tan siquiera la apariencia de un retroceso...el resultado, de momento, tiende a ser la consolidacin del sandinismo como dictadura (p. 344)... El desequilibrio en Europa se mantiene a favor de la URSS y sus aliados, que han mejorado adems su arsenal estratgico mediante la ampliacin de su nmero de misiles mviles; cada mes, la Unin Sovitica , pese a todos sus problemas econmicos, sigue armando una divisin. De ah el poco sentido que tiene el entusiasmo poco meditado por la inminencia de una supuesta solucin de todos los contenciosos mundiales y el logro de la paz universal, (p. 345). Estaba en las libreras de 1989 como novedad penetrante el proftico libro de Tusell cuando cay el Muro y ya no estaba, naturalmente, cuando a poco se hundi el comunismo, desaparecieron Gorbachov y la URSS, despus de tascar la humillante derrota en Afganistn; el arsenal estratgico se reparta entre los diversos fragmentos de la llamada (no s si todava) Confederacin de Estados Independientes, barra doa Violeta Chamorro a los sandinistas en las primeras elecciones libres de Nicaragua, volvan a imponerse democrticamente los antimarxistas en El Salvador, Rusia intentaba sobrevivir en el Nuevo Orden Mundial y al entregar Tusell su malhadado manuscrito a la imprenta terminaban la redaccin de los suyos los seores Brzezinski, Keenan (bis) y Francis Fukuyama. Decididamente Tusell y el diario posmoderno de Madrid estaban condenados a la ms estrecha colaboracin. Los sueos hechos realidad. Hoy mismo me llegan dos noticias calientes; Humberto Ortega abandona la jefatura del ejrcito nicaragense; y la conjuncin de don Leopoldo Calvo Sotelo y don Javier Tusell en la Fundacin Ortega y Gasset ha desembocado, como estaba previsto, en el desahucio de la Fundacin Ortega y Gasset, que despus de tres sentencias contrarias debe abandonar el 6

inmueble de su sede. Que el seor Polanco, tras su reciente fichaje de Tusell para sus multimedios, ponga las suyas a remojar.

HISTORIAS DE PASTORES, LOBOS Y REBAOS

Para los cristianos de hoy mantener viva y eficaz esa fe que hemos recibido en vasos frgiles como deca San Pablo, es problema muy difcil, aunque tal vez menos difcil que en otros tiempos oscuros porque en toda la historia de la Iglesia, despus de los tres primeros siglos, no hemos gozado de una sucesin de Papas tan eminentes como los del siglo XX, desde Len XIII a Juan Pablo II. Habrn tenido, por supuesto sus equivocaciones y sus insuficiencias; pero hay ya entre ellos un santo canonizado (San Po X) y otros canonizables. Como historiador creo tambin que el conjunto de los obispos del mundo es en nuestro siglo no solamente el mayor sino seguramente el mejor de cuantos han regido las iglesias locales desde el hundimiento general del Episcopado frente al terrible choque hertico del siglo IV, cuando la Iglesia fue salvada, segn vimos, por la conjuncin de un puado fantstico de grandes pastores y la intuicin de la fe popular. La diferencia esencial entre la confesin catlica y las protestantes es que los catlicos contamos, del Papa para abajo, con una estructura de Magisterio capaz de preservarnos las fuentes de la fe junto a la memoria viva de Cristo y los apstoles. Yo doy gracias a Dios de no haber vivido en pocas como el estallido del arrianismo en el siglo IV, la Iglesia de Hierro en el siglo X, cuando la superfurcia Marozia, Domina Senatrix de Roma, lleg a ser la amante de un Papa, la madre de otro y la abuela de otro. No s cmo hubiera reaccionado ante la predicacin simonaca de las indulgencias en el siglo XVI, ni ante la proliferacin del episcopado jansenista y masnico en el XVIII, ni ante las aberraciones anticulturales de la Iglesia en el XIX. Gracias a Dios nuestro tiempo es el de Len XIII y Po X y Benedicto XV y Po XI y Po XII y , por qu no, Juan XXIII y Pablo VI y los dos Juan Pablos. Voy a lamentar dolorosa y acerbamente algunos aspectos de algunos de ellos; pero incluso ellos forman parte del admirable conjunto, autnticamente pontifical, de nuestro siglo. Algo parecido cabra decir sobre los cardenales y obispos. He conocido personalmente, ms o menos de cerca, a unos doscientos en todo el mundo y de ninguno de ellos, ni de otros que yo sepa, puede decirse con verdad que es un sinvergenza, como consta de un famoso cardenal secretario de Estado en el siglo anterior (Antonelli) y de innumerables prelados corruptos, simonacos o indignos en la Edad Media, en el Renacimiento y en el siglo XVIII. El plano episcopal, sin embargo, no lo veo tan iluminado, ni mucho menos, como el pontificio. Y no digamos el plano de los religiosos, que como acabamos de ver en los adictos a Wiracocha, presenta en nuestro tiempo sntomas cerriles de relajacin, ms en los varones que entre las monjas; y entre los sacerdotes seculares, entre quienes el porcentaje de indignos y corruptos, aunque slo pueda sospecharse por lejanas aproximaciones, es terriblemente alarmante, aunque no llegue al de otras pocas mucho7

ms negras y se redima con testimonios colectivos de martirio como el de Espaa, el de Mxico, el de China y tantos otros. Esto no significa que para un cristiano de filas, como es el autor de este libro, mantener su fe durante los dos ltimos tercios del siglo XX haya sido cosa de nios, ni mucho menos. Voy a exponer en este Prtico, y en el libro, algunos casos, con tanto respeto como sinceridad. 10.- Los obispos de Espaa dieron entre 1936 y 1939 altsimo testimonio de su fe al entregar su vida por ella en trece casos, lo mismo que ocho mil de sus sacerdotes y religiosos. Para mi ese holocausto es uno de los cimientos vivos de mi fe. He conocido luego, como dije, a muchos obispos de Espaa, y de casi todos ellos guardo un recuerdo ejemplar. Todos los obispos de Espaa menos tres (y stos por causas humanamente explicables, no por desercin) firmaron el 1 de julio de 1937 una importantsima Carta Colectiva en que la Iglesia espaola, seguida inmediatamente por la Iglesia universal (con excepciones muy aisladas y sospechosas) tom partido a favor de quienes la haban salvado de la aniquilacin y contra los promotores de esa aniquilacin. Entonces por qu desde esa Carta los obispos de Espaa no se han pronunciado jams sobre el marxismo ni sobre el comunismo?. No recuerdo ni siquiera excepciones individuales; pero un da de 1986 un nutrido grupo de obispos colombianos me hizo en el palacio arzobispal de Bogot esa misma pregunta, a la que responder en este libro y el siguiente. Ms an, por qu la Conferencia episcopal espaola es la nica del mundo que no se ha pronunciado desde 1937 sobre el marxismo, cuando el marxismo ha sido en Espaa, desde los aos sesenta, un peligro mortal para el clero, los religiosos y el pueblo de Espaa?. La respuesta vendr por el mismo camino de la anterior: la politizacin absurda de la Iglesia espaola (impulsada, desde luego, por el Vaticano de Pablo VI) desvi a los pastores de Espaa de esa obligacin orientadora y primordial. 11.- Los dems episcopados de Europa y el resto del mundo no han cado en tan lamentable abstencin pero las ms altas jerarquas de la Iglesia de Francia se sintieron obligadas, hace pocos aos, a comunicar una dramtica confesin, cuando acababa de caer el Muro, todo hay que decirlo. Monseor Albert Decourtray, presidente de la Conferencia Episcopal francesa y monseor Lustiguer, arzobispo de Pars, han considerado oportuno abrir el debate nacional y continental sobre las relaciones de algunos miembros de la Iglesia catlica con el marxismo, estimando que algunos obispos han jugado un papel cmplice y preguntndose en qu medida todo Occidente ha apoyado una cierta connivencia con esa ideologa... Todo Occidente -dice el hoy cardenal Lustiguer- ha sido cmplice del marxismo. (Monseor Decourtray haba reconocido que algunos obispos de Francia hablaron muy claro sobre ese problema, lo que no siempre fue del gusto de todo el mundo). No slo algunos obispos franceses sostuvieron una connivencia evidente con el marxismo. Muchos medios intelectuales occidentales sostuvieron la misma connivencia. Recordemos, ahora que nos sorprendemos con los errores del totalitarismo, que nosotros tambin hemos sido cmplices, desde antes de la guerra, defendiendo una formidable mentira, comparando el ideal de la generosidad con lo que no es ms que una forma de totalitaris8

mo. El arzobispo de Pars sealaba expresamente la desviacin de los obispos que fueron compaeros de viaje de la Action Catholique Ouvrireentre 1965 y 1975. (ABC 7.1.1990 p. 57). Naturalmente luego vinieron protestas, puntualizaciones y desmentidos. Pero en este libro seguir siempre la norma metodolgica de atenerme a la primera declaracin comprobada de un personaje eclesistico, sin atender a las correcciones de estilo que suelen aparecer despus para templar gaitas. 12.- Discutiremos en este libro varias actuaciones episcopales, no faltaba ms. Pero en este Prtico quisiera apuntar algunas de un obispo espaol muy importante y significativo, monseor Fernando Sebastin Aguilar, distinguido telogo claretiano y la cita se debe a una razn: el actual vicepresidente de la Conferencia episcopal y discutido arzobispo de Pamplona (hombre ejemplar en su comportamiento privado) es un paradigma de prelado poltico en una Iglesia de Espaa donde la politizacin ha sido, desde el Concilio, algo parecido a un cncer. Monseor Sebastin, de quien daremos ms detalles en el libro, orient catastrficamente al diario de los obispos, el Ya de Madrid, hasta hundirlo en el oportunismo y la hipocresa; echaba de los medios de comunicacin de la Iglesia a periodistas catlicos (Alejo Garca, Carlos Dvila, Ramn Pi y el autor de este libro) mientras mantena a otros que defendan el aborto, y encima por inicuas presiones de Alfonso Guerra; incurri en el disparate de hacer campaa contra el cardenal Suqua en la misma maana de su eleccin como presidente de la Conferencia episcopal, y a travs de la Radio Nacional socialista; afirm a mediados de octubre de 1986 en la COPE, red de emisoras de la Iglesia, algo que anot con estas palabras: En esta legislatura socialista se han hecho muchas cosas. Nos quedan algunos temas pendientes: enseanza, aborto, divorcio.... Algunos temas pendientes. En su libro Nueva evangelizacin (Madrid, ediciones Encuentro, 1991) perdona la vida a los catlicos tradicionales (aunque se le olvida aadir que no se puede ser catlico sin ser tradicional, ya que la tradicin es fuente de fe) en la p. 43; anuncia que la Iglesia espaola tendr que articular dos tipos de pastoral, la tradicional y la nueva; pero cuando trata de definir lo que es la nueva evangelizacin, problema al que tericamente se refiere todo el libro, resulta que no sabe decirnos una palabra: No es posible hacer un programa preciso y concreto de lo que tiene que ser y cmo tiene que desarrollarse esta nueva evangelizacin. Tenemos que reconocer que no sabemos muy bien cmo ha de llevarse a cabo una tarea de evangelizacin intensiva en un pas descristianizado, (p.57). Pues si el seor arzobispo vicepresidente no sabe cmo organizar la nueva evangelizacin, por qu escribe un libro sobre ella?. Monseor Sebastin, me parece, ha intentado una carrera poltica ms que pastoral en la Iglesia espaola. Pasaba por notorio enemigo del Opus Dei y mucho ms prximo al vacilante Pablo VI que al clarsimo Juan Pablo II pero al ver que pintaban bastos se ha convertido a la nueva orientacin vaticana. Hasta la prxima. El segundo general de los jesutas y lumbrera de Trento, Diego Lanez, deca a veces Timeo plebem, etiam episcoporum. (Temo a la chusma aunque sea de obispos). Como cristiano de filas yo temo mucho ms en el siglo XX a la vocacin 9

poltica individual de algunos obispos, como monseor Sebastin o su original amigo el obispo poeta del Brasil, monseor Casaldliga.

LAS DIVISIONES DEL PAPA: EL OBJETIVO MXICO

El antiguo seminarista ortodoxo de Georgia y mximo criminal de la Historia, Jos Stalin, asombr a sus altos interlocutores en la Conferencia de Yalta, que le hablaban de la influencia moral del Papa en la postguerra que all se cocinaba, con una pregunta famosa: Y cuntas divisiones tiene el Papa?. La verdad que los ltimos batallones del Papa fueron denotados en la batalla de Castelfidardo poco antes de que sus vencedores italianos aplastaran a la Guardia Suiza en la Porta Pa en 1870. Pero Stalin no poda ni imaginar que cuarenta y cuatro aos despus de su pregunta las divisiones del Papa actuaran como ariete para derribar el Muro de Berln y destruir al Imperio de Stalin. Esto significa que en nuestro libro tendremos que atender a las relaciones entre la Iglesia y la estrategia. 13.- Como veremos, Fidel Castro, alfil de la estrategia marxista para Amrica y frica (marxista-leninista, es decir chinosovitica) haba definido en 1972 como pieza clave para esa estrategia la alianza de cristianos y marxistas. En 1986 mantena la misma propuesta al declarar ante tres telogos de la liberacin -los brasileos Leonardo Boff y fray Betto, el obispo hispano-brasileo Pedro Casaldliga- lo siguiente: La teologa de ustedes ayuda a la transformacin de Amrica Latina ms que millones de libros sobre marxismo. (Pedro Casaldliga CMF Nicaragua, combate y profeca Madrid, Ayuso, 1986, p. 134). 14.- En ese mismo ao 1986 el presidente Ronald Reagan, aliado del Papa contra el Imperio del Mal, (la expresin de Reagan que ms molest al frente prosovitico) demostr ser mucho mejor profeta que los citados posmodernos al fijar el 17 de marzo de ese ao ante toda la nacin el objetivo Mxico como supremo para la estrategia marxista-leninista en el Caribe: Debo hablaros esta noche acerca del peligro creciente en la Amrica Central que amenaza la seguridad de los Estados Unidos. Este peligro no desaparece: empeorar y empeorar mucho ms si no actuamos ahora. Hablo de Nicaragua, aliado sovitico en el continente americano, a slo dos horas de vuelo de nuestras fronteras. Con ms de mil millones de dlares de ayuda del bloque sovitico, el gobierno comunista de Nicaragua ha lanzado una campaa destinada a subvertir y derrocar a sus vecinos democrticos. Los soviticos y los cubanos, utilizando Nicaragua como base, se han convertido en la potencia dominante en este corredor vital entre la Amrica del Norte y la Amrica del Sur. Afincados all estn en situacin de amenazar al canal de Panam, ejercer interdiccin en nuestras vas martimas vitales del Caribe y ltimamente actuar contra Mxico. Si ocurriera esto, los pueblos latinos desesperados por millones huiran hacia el Norte, a las ciudades de la 10

regin meridional de Estados Unidos o a donde quedara alguna esperanza de libertad. Hay un viejo lema comunista que los sandinistas han dejado claro que persiguen: el camino a la victoria pasa a travs de Mxico. Contina Reagan su revelacin de la estrategia cubano-sovitica en el Caribe; de Nicaragua a El Salvador -donde la gran ofensiva clerical-roja estall en 1989 y de all a Mxico, donde la teologa de la liberacin con sus aliados izquierdistas y terroristas han organizado la desesperada pero peligrossima rebelin de Chiapas. En su momento reproduciremos, por su trascendencia, el discurso ntegro y proftico de Reagan en 1986. Ahora nos limitamos a recordar su sealamiento del objetivo Mxico, que fue considerado entonces por la izquierda progresista espaola como un invento del fantoche rmbico hasta que ahora mismo el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana reconoce la presencia de grupos etarras en Mxico segn ABC del 22.2.95, p. 25. (Discurso de Reagan en ABC, 21.3.1986 p. 34).

MASONERA E INTERNACIONAL SOCIALISTA

15.- La revista catlica internacional 30 Giorni insiste lcidamente, desde hace varios aos, en la lucha dramtica que se desarrolla silenciosamente en la Europa oriental liberada del imperio sovitico (incluida la propia Rusia) entre el espritu cristiano que impulsa al Papa Juan Pablo II y el espritu masnico. En este libro hemos de prestar suma atencin a la Masonera por su influencia en Europa y Amrica, que muchas veces ha sido determinante desde el siglo XVIII e incluso ha conseguido a veces infiltrarse en medios de la Iglesia Catlica. La Masonera fue, desde su reconversin a comienzos del siglo XVIII, enemiga mortal de la Iglesia Catlica, que la ha condenado reiteradamente. Ahora la situacin es bastante confusa, pero se aclara si establecemos, como creo haber hecho en mi libro de 1994 El triple secreto de la Masonera (Ed. Fnix) que la Masonera es una forma moderna de la Gnosis, es decir, un rebrote del paganismo en nuestro tiempo. Y precisamente en su esencia secularizadora coincide, y en ocasiones se identifica, con otra gran lnea de fuerza actual, la Internacional Socialista, el marxismo relativamente descafeinado que proviene del mismo Marx y fue reactivado dentro de la estrategia antisovitica por los Estados Unidos y sus aliados los socialistas alemanes en 1951, sobre la base doctrinal de la Escuela de Frankfurt, como estudiaremos detenidamente en este libro. La conjuncin de Masonera e Internacional Socialista queda demostrada, por ejemplo, en el testimonio de una alta personalidad francesa que pertenece a las dos instituciones, el ex-Gran Maestre y lder socialista Jacques Mitterrand, primo del nefasto ex-presidente de Francia. La gran revista de centro-derecha Le Poimt seal esa identificacin en su nmero del 9 de diciembre de 1985 pero J. Mitterrand se haba adelantado en su libro La potique des Frananagons, publicado en Pars por Roblot en 1983 y pronto misteriosamente retirado de las libreras. 11

En su p. 24 dice: La francmasonera se despega a la vez del cristianismo, de! que se quiere alejar y del marxismo, al que sin embargo se acerca. Jacques Mitterrand ataca al Concilio Vaticano II con la misma implacable ferocidad con que atacaron sus predecesores, los masones de la izquierda europea del siglo XIX, al Concilio Vaticano I. El objetivo de la secularizacin total, que idelogos socialistas como Ignacio Sotelo sealan, con razn, como suprema cifra de la Ilustracin y la Modernidad, es una de las constantes ideolgicas del diario El Pas, que en cierto sentido acta cmo rgano espaol de la Masonera y la Internacional Socialista. Podra aducir aqu docenas de ejemplos pero baste con citar uno muy explcito: el editorial fundido en el plomo de siempre, Transicin religiosa publicado el 9 de mayo de 1994 p. 14. Por otra parte ya he subrayado en el nmero 3 de este Prtico la identidad -a confesin de parte- entre la Masonera del siglo XX y el Partido Revolucionario Institucional de Mxico (que todava gobierna en aquella Repblica, por ms de setenta aos) y que est adscrito como observador a la Internacional Socialista.

JESUTAS: LA DESINTEGRACIN DEL EJRCITO Esta frase no es una descripcin de la extrema derecha contra la orientacin anti-ignaciana de la Compaa de Jess, que incubada desde dos dcadas antes revent a partir de la eleccin del lamentable padre General Pedro Arrupe en 1965. Esa frase es un desahogo del Papa Pablo VI ante tres obispos espaoles, como demostrar oportunamente con un testimonio escrito y seguro. Mi libro de 1986 Jesutas, Iglesia y marxismo fue una denuncia documentada que alcanz notable resonancia en Espaa, en Roma, en Europa y en Amrica (Barcelona, ed. Plaza y Janes) y que, completamente agotado desde hace muchos aos, refundo y amplo en el presente libro con mucha mayor documentacin y perspectiva, aunque con todas sus tesis reconfirmadas. Un sector de los jesutas, con la tolerancia e incluso el impulso de los Superiores, han contribuido de forma decisiva a la fundamentacin terica y la expansin revolucionaria de la teologa de la liberacin y en vez de actuar como caballera ligera del Papa segn la frase y el espritu de su fundador, se han convertido en acerba oposicin a la Santa Sede, como los propios Papas, desde Pablo VI, se han hartado de denunciar. Por denunciar y probar ese hecho capital en la historia de la Iglesia tuve que emprender a cuerpo limpio y sin ms defensa que mi razn y mi soledad (ayudada por la comprensin de miles de personas, incluidos muchos jesutas) una dura lucha contra el silencio y otras maniobras peores de mis adversarios, que sin embargo no se han atrevido a rebatir una sola de mis tesis. Con el presente libro comprobarn que su torpe tctica les ha salido al revs. Cuando present a Editorial Planeta el original del libro recin citado me lo rechazaron -lo tengo por escrito- salvo si acceda a suprimir el captulo sobre la Compaa de Jess. Naturalmente no acced ante ese acto de guerra sucia, que no fue inspirado precisamente por esa editorial. En el presente libro el anlisis histrico de la actuacin de 12

los jesutas es un asunto vertebral, que contiene tambin factores positivos y del que adelanto los rasgos siguientes: 16.- La misin de los jesutas en el Tercer Mundo es crear el conflicto. Somos el nico grupo poderoso del mundo que lo hace. (Csar Jerez, SJ. jesuita marxista y provincial de Centroamrica en aos decisivos, 1876-1982, en una reunin de jesutas celebrada en Boston, cfr. New England Jesuit News, abril de 1973). 17.- Son los comunistas y no los jesutas quienes estn ganando la batalla al atesmo. (Igor Bonchkovski en Tiempos Nuevos, n.40, Mosc 1975) 18.- As la planificacin nacional de la Compaa de Jess en los Estados Unidos debera, tras el ejemplo de China, convertirse en una planificacin internacional. Hacia la convergencia de problemas en todas las zonas del mundo en torno a un tema nico: la constitucin, en diferentes tiempos y formas, de una sociedad mundial comunista. (Este texto inconcebible, autntico programa marxista para la actuacin mundial de la Compaa de Jess, fue propuesto por un grupo de jesutas holandeses -en colaboracin internacional con otros jesutas revolucionarios- y publicado para debate interno en la revista oficial de la Compaa de Jess en los Estados Unidos, National Jesuit News, abril 1972.) 19.- El marxismo proporciona una comprensin cientfica de los mecanismos de opresin en los niveles mundial, local y nacional; ofrece la visin de un nuevo mundo que debe ser construido como una sociedad socialista, primer paso hacia una sociedad sin clases, donde la fraternidad genuina pueda ser esperanzadamente posible y por la cual merece la pena sacrificarlo todo. (Declaracin de la Asociacin Teolgica de la India, en la revista Vidyajyoti, de la Facultad teolgica de los jesutas en Delhi, abril 1986). 20.- La rebelin de los jesutas ha afectado a casi todo el resto de las rdenes y congregaciones religiosas, por el prestigio y el influjo de la que se consideraba como primera orden de la Iglesia catlica. Esa rebelin ha devastado a algunas congregaciones femeninas, que en muchos casos an no se han cado de la burra, dicho sea con el mximo respeto. Por supuesto que la crisis de los religiosos no se ha debido slo al influjo de la desintegracin jesutica; los fermentos de la degradacin han surgido en cada agrupacin por el contacto con lo que antes se llamaba el mundo y ahora es, segn parece, un atractivo espejismo a seguir, sin que el papel de los otros dos enemigos tradicionales, el demonio y la carne, pueda despreciarse. Han sido especialmente notorias las rebeliones de franciscanos y carmelitas descalzos. Varios conventos carmelitanos, guiados por la Madre Maravillas, quisieron conservar el espritu de Santa Teresa y recabaron de la Santa Sede unas Constituciones de estricta observancia, que sentaron como un tiro a los superiores de los Carmelitas varones, deseosos de seguir manteniendo bajo su tradicional frula a las monjas observantes. Los tales superiores reclamaron ante la Santa Sede con las siguientes cajas destempladas: El captulo sobre la clausura (en las nuevas Constituciones para las hijas de Santa Teresa, dictadas por la Santa Sede) es impresentable teolgica, religiosa y 13

humanamente hablando. Lo presiden el miedo, la sospecha y unos condicionamientos del siglo XVI. (Carta de los provinciales Carmelitas Descalzos de Espaa y Portugal al cardenal Hamer, prefecto de la Sagrada Congregacin de Religiosos, que les haba enviado el proyecto, 10 de marzo de 1987, ABC del 25 de abril p. 73)

CHERCHEZ LA FEMME: EL REGRESO DE EVA

No deseo trivializar una historia de -tal trascendencia, ni convertir estos captulos sobre la lucha perenne entre la luz y las tinieblas en un libro picante construido sobre secretos de alcoba, ni siquiera con el insigne precedente del Decameron que puede ilustrar los capiteles para una columnata histrica sobre la Iglesia bajomedieval. Pero las cosas son as y si el primer libro de la Biblia, nada menos, se abre con la emboscada que entre Eva, la primera mujer, y la serpiente le montaron al confiado Adn, tengo que dar cuenta, desde el Prtico de este libro, de cmo han acabado varios personajes esenciales de la teologa progresista y liberacionista a manos, o entre los brazos, de sorprendentes telogas, escritoras, artistas o simples aficionadas, ya que no quiero incurrir en la descortesa de considerarlas como profesionales. Comprendo que estos adelantos y estos relatos, debidamente documentados, contribuirn a la amenidad de este libro pero nadie se ha atrevido a prohibir la amenidad como aliciente de la Historia. La galera de episodios es nutridsima; selecciono para el Prtico los siguientes. Aqu reaparecen, y con vigor insospechado, los jesutas; aunque no como tales sino simplemente como hombres. Y que conste que presento estos episodios con los inevitables rasgos de humor objetivo pero tambin con una comprensin humana que, cranselo o no mis lectores, es inmensa. La intencin de este epgrafe consiste en mostrar que (como ha sucedido en casos ms graves del mundo intelectual, desde Rousseau a Sartre) cabe sospechar sobre el magisterio de altos pensadores que luego en su vida privada caen en deslices menos solemnes que su magisterio. Ante esos deslices no ocultar mi humana comprensin, pero contemplar a esos grandes figurones con una punta de escepticismo. 2 1 - La galera debe abrirse con un precursor del movimiento liberacionista que por fin ha decidido liberarse; dom Giovanni Franzoni, el famoso abad benedictino de San Pablo extramuros, sobre el que Juan Arias traza unos deliciosos apuntes biogrficos en El Pas (17.7.1990 p. 26). El abad ofici, en los aos sesenta y setenta, como adelantado de las comunidades de base y le teologa de la liberacin y form en Roma un bullicioso tro contestatario con el profesor de la Universi dad Pontificia Salesiana Giulio Girardi y el profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana y jesuita espaol Jos Mara Diez Alegra. (Este dato no lo facilita Arias quien sin embargo afirma, no sin razn, que en su poca de ms ruido, dom Franzoni era el eclesistico de ms peso en Roma despus del Papa). Midi por hectreas el conjunto de jardines de que disfrutaban los religiosos de Roma y pro14

puso que se entregaran para recreo de los nios de las barriadas pobres ms prximas. Declar la libertad de conciencia catlica ante el aborto, fue suspendido a divinis por la Santa Sede y public en 1976 su afiliacin al partido comunista, con el que coqueteaban por entonces los otros dos miembros del tro. Estos fueron los comienzos. Y este es el final: Ahora de repente se ha sabido que el ex-abad acaba de contraer matrimonio con una japonesa atea en la embajada italiana de Tokio. Ella no es creyente, ha explicado el ex-abad, y yo debo respetarla. Por lo que se refiere a la sexualidad, Franzoni ha comentado que en el convento se compensa con la solidaridad comn y con la fraternidad, pero que en realidad la sexualidad es un enriquecimiento total de la persona. Y contina: Yo me encuentro en un mundo nuevo, de atencin, respetuoso, tolerante, comunicativo. Quiero explorar ese mundo con mpetu juvenil, con la esperanza de no ser derrotado. Ni que decir tiene que esperamos con impaciencia que la Comunidad de cristianos de base de San Pablo comunique oficialmente cuanto antes los resultados de la exploracin. 22.- El padre Leonardo Boff OFM fue, en los aos ochenta, el portavoz ms deslumbrante de la teologa de la liberacin. Nos ocuparemos de l en estos libros como se merece. Una de las razones que me impuls hace doce aos a estudiar ese movimiento fueron los alardes de Boff, que se hizo con la gran editorial de los franciscanos en Brasil Vozes, publicaba libros de gran xito entre la clerigalla y el monjo liberacionista, acuda a la llamada de la Santa Sede envuelto en el resplandor de la gran prensa progresista entre declaraciones de que iba a enfrentarse con la Inquisicin (fue durante meses y meses el hroe religioso de El Pas) y desafiaba todos los requerimientos de Roma para que renunciara a tan espectaculares expansiones de cristianismo marxista; porque el franciscano brasileo era una de las grandes pruebas vivientes de que la teologa de la liberacin no se concibe sin el marxismo. Las sociedades socialistas -deca emocionado a su regreso de un viaje a Mosc, dos aos antes de la cada del Muro y con una capacidad analtica envidiable- son muy ticas, limpias fsica y moralmente. (ABC 16.8.1987 p. 45). Pero al fin las presiones de la Santa Sede privaron al telogo rebelde y locuaz de su ctedra, de sus altavoces institucionales y del apoyo que encontraba en medios progresistas de su propia orden. Cay el dolo, pero con una cada espectacular en varios tiempos. En abril de 1991, recin expulsado de sus plataformas religiosas, Boff dirigi una carta a su superior general en la que pona verde a su gran enemigo, el cardenal Ratzinger. He aqu alguna de sus perlas: Han conseguido matarme la esperanza, lo que es peor que perder la fe. Yo desisto. El Gobierno general y el Santo Oficio ha vencido...Por lo que a m respecta esperaba un poco ms de respeto y consideracin a mis canas y hacia mis 22 aos de ministerio teolgico. Debo ser humilde porque es una virtud. Pero no acepto la humillacin porque es pecado... Roma es un Moloch que pide sacrificios. Crea siempre ms vctimas de la violencia simblica prcticamente en cada pas. El bien ms escaso de la Iglesia es la verdad. Se tiene miedo a la verdad de las cosas... y se tiene miedo del Dios de la vida, de los 15

pobres, de los humillados y de los ofendidos que no aceptan la dominacin de ningn tipo y que haban descubierto a la Iglesia como abogada y aliada de sus causas ..La intervencin es un acto de violencia. Esta violencia corta la libertad y cuando se corta la libertad se sofoca en parte el Espritu... Y si no hay Espritu del Seor, que tipo de Iglesia del Seor o del Espritu puede haber, Iglesia smbolo, signo de unin, o Iglesia del diablo, smbolo de divisin?. As que la Iglesia que le condenaba era del diablo, nos dice uno de los telogos que ms han trabajado por la divisin de la Iglesia, por la tesis de las Dos Iglesias. Menos mal que se remite al tribunal de los siglos: La ltima palabra no ser de quien usa el poder para matar esperanza y sofocar el Espritu, sino de la Historia. (Crnica de Per Egurbide en El Pas, 25 de septiembre de 1991, p. 21). La cada slo haba empezado. Leonardo Boff nos ha ofrecido desde entonces actos y testimonios muy esclarecedores para ese juicio de la Historia que invoca. El 9 de agosto de 1992 nos brindaba una maravilla: Boff quiere tener un hijo. El telogo brasileo Leonardo Boff, que abandon el sacerdocio hace dos meses, declar que tiene vocacin para la paternidad y desea tener un hijo, pero que no se propone casarse. En declaraciones a un programa de televisin, Boff explic que sali de la Iglesia catlica para llevar adelante su proyecto personal de vida y verse libre de las presiones del Vaticano, de la orden franciscana y del ala conservadora de la Iglesia brasilea. Boff, de 53 aos, dijo que su verdadero nombre es Genesio Darci y que adopt el de Leonardo cuando abraz el sacerdocio. Abandonados los hbitos continuar llamndose Leonardo, pues su verdadero nombre no le gusta. Voy a hacerme bautizar otra vez, pero ser por los amigos, con mucha agua y arena, en alguna linda playa cerca de Ro. (El Pas 9 de agosto de 1992). Poco despus (ibid. 23 de agosto) Leonardo Boff desmenta la anterior noticia y culpaba a la derecha de difundirla. Ya he dicho que en este libro me atengo a las primeras declaraciones, no a los desmentidos tardos; pero unas semanas antes del anuncio bautismal en la playa de Ipanema o alguna de sus vecinas, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, no recataba su indignacin contra el detonante telogo. El secretario de Estado...equipar ayer la renuncia al sacerdocio de Leonardo Boff...con la traicin de Judas a Jesucristo. (El Pas, 30.6.1992 p. 21). Nos haban hablado de que Leonardo Boff quera tener un hijo sin casarse y naturalmente sospechamos que tena un hermoso lo pero desconocamos el nombre y la condicin de la agraciada. A fines de noviembre del ao siguiente salimos de dudas. Boff se desmenta a s mismo, declar que pensaba casarse y revel el nombre de su enamorada. Leonardo Boff, exsacerdote y exfranciscano, polmico telogo de la ms radical teologa de la liberacin, lleva aos manteniendo una relacin sentimental con una mujer de cincuenta aos, brasilea, teloga, divorciada y madre de seis nios. La relacin dura desde hace doce aos, segn ha reconocido el propio Boff al diario brasileo A Folha de Sao Paulo. La compaera sentimental del ex sacerdote se llama Marcia Monteiro da Silva y se conocieron en la Universidad de Petrpolis, donde Boff ha impartido clases de teologa desde hace ms de veinte aos. Boff ha afirmado tambin que va a 16

pedirle al Papa que acelere su proceso de reduccin al estado laical, que ya est en curso, con el fin de regularizar su situacin con la seora Monteiro. A la vez ha declarado que para l estar enamorado ha sido todo un descubrimiento. La noticia (ABC 28.11.93 p. 96) recuerda las veces que Boff haba desmentido la existencia de una relacin sentimental. Y la identificacin que hizo en la revista cubana Bohemia (marzo de 1992) de la Cuba de Castro con el Reino de Dios en la tierra. Tres das antes de la noticia anterior Boff volva a mostrarse inasequible al desaliento. Desde su nueva ctedra en la universidad provincial de Ro de Janeiro el telogo rebelde presentaba un libro nuevo, (muy poco difundido) para exponer una teologa verde, ttulo muy apropiado dada su relacin sentimental con la teloga. Explic su contenido ostentando una alianza de madera y se mostr muy seguro de que el hundimiento del marxismo no afectaba a la teologa de la liberacin. Profiri muchas tonteras ms pero, privado ya de su morbo por su salida de la Iglesia me temo que no volver muchas veces a ser noticia aunque sin duda lo intentar, por ms que el cuidado de seis nios le mantendr en adelante algo ms ocupado, (cfr. El Pas 8.11.1993 p. 25). Pese a que Boff ha abandonado pblica y notoriamente a la Iglesia, en las libreras religiosas (por ejemplo la famossima Parroquial de Mxico) y en el Centro Javier de los jesutas de esa misma ciudad se venden, con amplio despliegue, las obras antiguas y recientes del original ex-telogo de la liberacin, un verde en todos los sentidos, ecolgicos y escabrosos, del trmino. 23.- Que conste que no slo no critico sino que agradezco muy seriamente a los telogos todos estos escarceos, que confieren, como puede comprender el lector, una amenidad irresistible a lo que sin ellos podra convertirse en un ladrillo de crtica histrico-religiosa. Adems los dos casos anteriores parecen ya apuntar una hiptesis: algunos destacadsimos telogos progresistas se enamoran de algunas telogas, con lo que demuestran un ejemplar sentido del corporativismo. La hiptesis tal vez avance hasta convertirse en tesis con los dos casos siguientes. El primero es el de Fede. Que un telogo de indudable importancia -jesuta y decano de la Facultad de teologa en la Universidad Pontificia Comillas que los jesutas regentan en Madrid- sea conocido generalmente por Fede en los ambientes clericales de la capital ya me parece bastante sintomtico. Me refiero al padre Federico Pastor, quien a mediados de agosto de 1988 desempeaba sus funciones docentes en esa Universidad y en la UCA salvadorea, donde participaba en un Centro de Reflexin Teolgica, segn la Revista Latinoamericana de Teologa (editada por ese Centro) en la que public un artculo extenso (nmero 14, 1988, p. 145s) sobre la aportacin desde San Pablo a la teologa de la liberacin. En la direccin de esa revista se reuna la flor y nata del liberacionismo: los padres Ellacura, Sobrino, Cardenal, Boff, Gonzlez Faus, Gustavo Gutirrez, Segundo, Muoz y el telogo seglar E. Dussel. Unos meses antes de la cada del Muro el padre Fede firmaba junto a otros S-senta y un telogos espaoles de extrema izquierda (nuestra flor y nata domstizi del ramo) un manifiesto en que criticaban al Vaticano por actuaciones discriiaatorias y autoritarias en solidaridad con la llamada Declaracin de 17

Colonia suscrita el 5 de enero anterior por alrededor de doscientos profesores de teologa de pases centroeuropeos. Parte de los firmantes espaoles pertenecan a dos originales colectivos: la Asociacin de Telogos Laicos y el Grupo de Mujeres Telogas de Madrid. Entre los firmantes figuraba en pleno el equipo teolgico habitual y el documento fue transcrito por el portavoz habitual de tales encuentros, es decir El Pas (19.4.89 p. 32). Pero el ABC aada a la noticia, ms resumida, una nota picante, toda una perla. (20.4.89 p. 66). Otra cosa se comentaba ayer en altas instancias de la Conferencia (episco pal): muchos de los firmantes, la gran mayora, son absolutos desconocidos. De los dems, una buena parte se encuentra en estado de exclaustracin -han sido sacerdotes, ahora se han secularizado- con lo que sus protestas se tien de un tono de agresividad. Ms patente y doloroso es el caso de un jesuta que est en etapa de reduccin al estado laical despus de haber ocupado cargos importantes en su orden y que ahora firma un documento contra la Iglesia en unin de la seora con la que est viviendo. Era Fede, unido sentimentalmente con una distinguida alumna (centroeuropea por ms seas) que haba escuchado con gran inters sus liberadoras lecciones de teologa en la Universidad Comillas de Madrid. 24.- La tesis de la relacin sentimental entre el telogo y la teloga alcanza su colmo de la espectacularidad y el morbo en un caso que nunca nos hubiramos atrevido a sospechar: el caso Karl Rahner, Dios nos valga. El jesuta Karl Rahner era considerado por muchas personas serias como el primer telogo del siglo XX que, en contraste con los dos siglos anteriores ha enmarcado, como veremos, una nueva edad de oro de la teologa. (En mi modestsima opinin el oro ha sido demasiadas veces oropel pero no es sta la imagen comn.) Karl Rahner fue perito del Concilio designado por Juan XXIII, lumbrera del Concilio segn sus adeptos despus y antes de desplegar una formidable actividad en lecciones y publicaciones teolgicas. Ser uno de los principales personajes de este libro. Cuando los jesutas espaoles editaron recientemente la excelente sntesis histrica de su orden escrita por el padre Bangert le aadieron un final rojo-rosa y una portada fantstica en que el centro de tan esplndida historia no lo ocupaba san Ignacio de Loyola sino el padre Karl Rahner, que por cierto falleci en 1984, despus de haber firmado (no s si alguien le gui un poco la mano, dado su estado de salud) una protesta al Papa Juan Pablo II por su primera condena a la teologa de la liberacin. En todo caso el padre Rahner fue el profeta, maestro y gua del progresismo teolgico universal. Ya hablaremos de l, con tanta decisin como modestia. Por eso la sorpresa fue mayscula cuando en pleno mes de julio de 1994 apareci en Alemania un libro que ostentaba en su portada la foto de Karl Rahner junto a la de la autora, Luise Rinser, una dama de ochenta y tres aos , escritora famosa de temas polticos, ecologistas y tambin religiosos por lo que al menos lato sensu puede considerarse como teloga, dada la reciente devaluacin del trmino, con el que se calza ms de un aficionado. Tengo sobre la mesa el libro, titulado Gratwan derung (algo as como Vagabundeo por la cresta) cuyo subttulo es Cartas de la amistad con Karl Rahner 1962-1984 es decir desde que el telogo fue nombrado perito del Concilio Vaticano II hasta que muri. La partcipe de lo que las novelas 18

francesas pdicas llamaban en los aos treinta amiti amoureuse y los jesutas progres de nuestro tiempo han tipificado con escasa originalidad como tercera va (uno de ellos me lo describi en 1973 como contacto ntimo con una mujer sin llegar al coito a lo que yo, asombrado, repliqu que podra hablarse mejor de la teologa del magreo; recuerdo que se lo cont, muerto de risa, al almirante Carrero y ste a Franco, cuyo asombro fue muy superior al mo porque conocan menos que yo a los personajes)... recupero el hilo; la tal partcipe vive en una casita montaraz de Italia y ha pretendido hacerse con unos marcos al publicar esta correspondencia, porque Rahner es todo un mito del siglo XX en Alemania. Los jesutas consintieron a regaadientes en la publicacin de las cartas de ella (que realmente eran de Rahner) pero se cerraron en banda y consiguieron que no se publicaran las cartas del telogo (que en realidad son de su amiga ntima). Lo ms divertido es que esta prohibicin la impusieron en nombre de la libertad de expresin. Hablar en su momento del libro, esmaltado con preciosas fotos de la pareja. En las cartas de Luise se traslucen muchas cosas de Rahner. Quinientos telogos americanos declararon en 1978 que Rahner ejerca una influencia en sus trabajos superior a la Martn Lutero o San Agustn. Muchas de sus cartas a la dama ecologista se escribieron precisamente durante el Concilio Segn ella Rahner no mostr inconveniente en que ella publicase algn da las cartas de los dos. Entre las perlas afectivas que se pueden recoger en el citado libro selecciono las siguientes: Estoy aterrada de que me ames con tanta pasin. Pececito, no comas demasiado, porque si no no me gustars ms. Desde el momento en que has conocido el amor lo mismo que el dolor te has hecho ms grande. La escritora aade sugestivos dibujos de pececitos y casitas a sus cartas, que se reproducen en la edicin citada. Ella le llamaba telogo astronauta y describe con cierto morbo su primer encuentro con l en El Oso Gris, un restaurante de Innsbruck, donde la recoleta plaza que se abre a la facultad teolgica de los jesutas lleva hoy el nombre de Karl Rahner. Yo, jovencita, pensaba en lo que haras si apoyaba mi mano en la tuya. Pero naturalmente no lo hice. El escndalo, que seguramente no fue ajeno a la promocin del libro, estaba servido y la prensa alemana, norteamericana y espaola (El Pas, naturalmente) entraron al trapo con todo entusiasmo. En espera de que las cartas amatorias de Luise sean solamente un aperitivo para las mil ochocientas cartas de la tercera va (as las titular yo si consigo los derechos para una edicin espaola) que siguen inditas por respeto a la libertad de expresin nos iluminen alguna vez sobre los aspectos humanos del telogo que influye ms que San Agustn (el cual la corri de joven, que era hasta ahora lo ortodoxo) y que Lutero (que la corri talludo, con una monja y al modesto ritmo de cuatro veces por semana) y que inspir su lnea progresista y de apertura al mundo al Concilio Vaticano II. Al mundo y otras cosas, como se ve. 25.- Por si ramos pocos (dgase, una vez ms, con todo respeto) pari la abuela. Antes que Rahner ofici como profeta de la revolucin teolgica del siglo XX otro insigne jesuta, Pierre Teilhard de Chardin, eminente paleoantroplogo y filsofo de la evolucin total, cuyas tesis me han parecido siempre poticas ms que herticas, aunque desbarraba a conciencia cuando filosofaba sobre poltica: 19

cuando alguien criticaba ante l los excesos del comunismo en la Europa del Este deca que bueno pero acentuaba su mejor engolamiento francs para exclamar: Pero ah!, esas multitudes csmicas, sin darse cuenta de que eran las series clnicas de Aldous Huxley. Al padre Teilhard le prohibieron la publicacin de sus grandes libros hasta despus de su muerte; consigui con ellos un tremendo xito postumo y la rehabilitacin de su pensamiento por la Iglesia, con lo que me siento muy conforme. Pero resulta que este mismo ao se ha revelado, -tu quoque- su lo de tercera va con la escultora norteamericana protestante Lucile Swan (El Pas 17.2.95 p.38). Los jesutas de Georgetown, universidad muy abierta, maestros de nuestro prncipe Felipe, han difundido sin trabas el epistolario de Teilhard y la escultora que dur veinticinco aos. Segn Teilhard adems de la vida conyugal y la religiosa subsiste una tercera va correspondiente al desarrollo, entre hombre y mujer, de un lazo espiritual sin implicaciones f