Emi era una tortuga galápagos que vivía en las Islas Encantadas.

Así se les conoce a las Galápagos, un grupo de islas ecuatorianas, por eso su especie tiene ese nombre.Ella era una tortuga feliz, pero a veces se sentía triste porque quería ser tan veloz como sus amigos.

Juana, la iguana, corría por entre los cactus y jugaba a las escondidas con sus hermanas. Mateo, el lobo marino, solía jugar a las carreras en el agua y en la arena con sus amigos los cangrejos.

Pedro, el piquero de patas azules, no solo caminaba rápidamente… ¡también volaba! ¡Ay!, pensaba Emi, la tortuga galá-pagos, ¡qué divertido es ser rápido! Un día de esos en los que soñaba con correr por la playa, se acercó su tío George, y le preguntó por qué estaba triste.

Autora: Paulina Trujillo

Ella le contó que tenía miedo de perder a sus amigos porque no podía correr como ellos.

George, que tenía muchos años más que su sobrina, le contó que en su infancia tampoco podía correr con sus amigos, pero que eso nunca impidió que fuera feliz.

Llamó a Juana, la iguana; a Pedro, el piquero de patas azules; a Antonio, el pingüino, y a Mateo, el lobo marino. Ellos se acercaron y le dijeron a Emi que la querían tal como era. “Eres una tortuga muy divertida y no necesitas ser veloz para ser nuestra amiga”.

Emi sonrió y agradeció el cariño de sus ami-gos… Con pasos lentos empezó a jugar con ellos mientras el tío George, que era un poco solitario, se fue a tomar su siesta.

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