Revista Los Libros 2 - Argentina

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  • 7/31/2019 Revista Los Libros 2 - Argentina

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    UN MES DEPUBLICACIONES

    ENARGENTINA

    YEL MUNDO

    LEVI- STRAUSS1 Los ltimos onas/ Estructuralisrno e HistoriaOctavio Paz

    BlOY CASARES

    volucin,a:.,< 0. .

    , p ;3.&F . 53r&32."k1"* A

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    sumarioL N? . Agoato de 1969

    Heberto Padilla Fuera del juego Poesa y revolucin, por JuanGelrnan 3Octavio Paz El nuevo fea& de Ewpo Odavio Paz y Uvi-Strauss,por Edgard Bayley 16Severo Sarduy Escrito sobre un cuerpo La crtica como metfora, porNicols Roca 4David Maldavsky Las crisis en la narrativa Artl, por Eduardo Romano 6de Roberto ArltAnqel Nez -- --La obra narrativa de Roberto Arlt

    LITERATURAARGENTINA Adolfo Bioy Casares La invencin de More1 Las invenciones de Bioy Casares,Plan de e d 6 n por Jaime Rest 8Julio Cortzar 62 Notas para una lectura deCortzar, por Hdor Schmucler 1 1

    Leer a Gombrowin, porGermn Garda 12CINE Escritura y cine: dos tiempos ver-bales, por Edgardo Cozarinsky 13

    ANTROPOLOGIA Claude Lvi-Strauss Antropologa estructural Estruduralismo e historia, porJos Sazbn 14Lo crudo y lo cocido El pensamiento mtico, porHdor Lahitte 17

    REPORTAJE Los ltimos onas, por AnneChapman 18ENSAYO Grosz, Fiscator, Brecht Arte y sociedad Bertold Brecht, por JorgeLafforgue 20

    Bertold Brecht Me-tiFrancisco Posada Luckcs, Brecht y ia situacin

    actuctl del reuiismo sociaiistaPaolo Chiarini Bertold BrechtLETRAS Luciano de Samosata Historicts verdadera Viaje a la luna hace 1800 aos,CLASICAS por Eduardo Prieto 22POLITICA Peter H. Smith Carne y poitica en la Argentina Carne y poltica, por Juan CarlosPortantiero 24PSICOANALISIS Sigmund Freud Obras completas. vol. 111 Freud: desventuras de unaedicin, por Jorge Jinkis 26COMUMCACION Eliseo Vern y otros Lenguaje y comunicaci6n sociai Lingustica y ciencias sociales,DE MASAS por Norberto Litvinoff 27LOS LIBROS Libros publicados entre el 16 dejunio y el 15 de iulio de 1969 30

    loshbros

    LOS LIBROSUn mes de publicaciones enArgentina y el mundoAo 1, N? 2, Agosto de 1969Diiector: HBdor SchmuclerEditor responsabio: GuillermoJorge Schavelzoninformacin: Ana Mara NetholDocumedadh Lauru CorbalnMminiatmdor: Alberto ZiotopiomDirefo griico: Estudio C.Y.D.LOS LIBROS es publicada porEditorial Galerna S.R.L yZiotopioro SACiF

    Redaccin, administracin y publi-cidad: Boulogne Sur Mer 580,Telbfono 86-6353, Buenos AiresDistribucin en Capital Federal:Machi y Ca S. R. L.Distribuidor exclusivopara EE.W. y Canad:Latin American Publiccrtions, N. York@ LOS LIBROS. Prohibida la repro-duccin pardal o total.Registro de la Propiedad Intelectualen trmiteIMPRESO EN LA ARGENTINALos crrtlulos que aparecen en LOSLIBROS, no reflejan necesariamente laopinin de la revista.

    SUSCRIPCJONES:Aageircl:6 nmeros 5 1.50012 nmeros $ 3.00lAm6xiCa:12 nmeros USS 10va a6rea $S 15Europa:12 nmeros U$S 12va area USS 18(ChequesO gima a a orden de EDITORIALGALERNA S.R. L., Bouiogne Sur Mer 580Buenos Aires)

    LOS LIBROS, agosio 1969

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    poesa

    POESIA Y REVOLUCIONanatemas diversos -incluso en mulas ms revolucionarim aparente- por el s; la segunda: en todo caso,Verde Olivo, revista del ejrcito mente. la UNEAC -y Verde O vo - ucubano-, que van desde el mue- LoqueP+illa enarbola, en suma, qulvocaron con mucha mayor den-lle "burgusw hasta los dursimos es el &recho a disentir -d e sd e : sidaa, teniendo en cuenta las pa-

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    c r t i c a

    LA CRITICCOM

    METAFORLa escri tura cr t ica de Severo Sar-

    " au e convoca v al con-texto

    orfeb rera del "camp": el r i tualsofist icacin, ms al l % un(el "camp" no pue-

    o qu e no es posibler de estilo- es voluntariam en-

    e un a poca: art istas, muebles,

    "modern style", pa sando po r lasrimitivos" hasta Caravag-la pintura "sanglante" de cier-

    El gusto de la preciosidad "camp"n modo l a act i tud

    -no excluyentes- pero s de-

    amente es ta cul tura - c o m o lala pobreza9'- no ha sidova. No se trata d e ne-, -sera estpido-, ni de exal--sera pretencioso hist rica-e n t e , p e ro s d e d ar le su j us to '

    turas marginada s en la rbi ta del sis-tema de la cultura burguesa, ver sugrad o de dependencia, su "valor"como signo, y su "valor" como fac-tor histrico. La intencin de Sard uyno se det iene aau: su discurso cr-tico se elabora con toda evidenciasobr e ese contexto pero ap ela a mo-delos ms prestigiosos: el estructu-ralismo francs. la escuela de Lacan.Y a part ir de al l se encarna sobresu propia escritura personal: la con-vocacin de sus fantasmas erticosconstruyendo un reducido universocript ico qu e funciona como un "ana-logon" lingstico: la crtica de Sar-duy es a la Cr t ica lo qu e el lunfardo(o toda lengua argtica) es a lalengua: un dialecto forzosamente ori-ginal pero simbolizante y refractan-te; acta siempre por alusin a otrossignif icantes que estn fuera de el lamisma y de los cuales depende. De-tectar los niveles de la estructuracuyos trminos erotismo = eatro =religin = muerte se manifiestan (el"modelo" de Sade ) en Bataille, Mar-mori. Elizondo. Cortzar. es una desus preocupaciones expl c i t as . Almismo t i e m ~ o u cr t i ca e labora unlenguaje para le lo - subvers ivo y en-canallado Dero irreductible a formasmayores que le den significacin ver-daderam ente "revolucionaria"- au eestigmatiza de irrealidad a todos losniveles del propio discurso. Una cr-t ica que se desarrol la como un len-guaje en e l exil io y busca -de se a-fundar un discurso crtico secreto, yen e l secreto sus propias intermiten-c i a ~ rticas. S arduy se ocupa de lasobras como si fueran sus obras, deltexto como si fuera su cuerpo, de lal i teratura como si fuera su Feudo, y

    excluye -no por antagonismo, talvez- sin o po r autoexc lusin, a todo saqullos por los que teme ser exclui-do. As como la "teatralidad" de Sa-de fundada so bre la repeticin ( larepeticin, la pasin) intenta convo-car sus fantasmas ( la Impotencia, laMuerte) , Sarduy construye una ver-dadera hipertrafia de la cr t ica don-de tod o se juega po r metaforizacin:el texto es el cuerpo, la escritura untatuaje, el acto de escribir un reno-vado y empobrecido coito ineficaz?La fe ti chizac in de l a l i t e ra tura - e lpredom inio del logos sobr e la lexis-se ha desplazado no ya al discursocrtico, sino que atravesndolo al-canza como un a saeta -valga latransparencia de la imagen- el pro-pio cuerpo de Sarduy. La Iiteraturi-dad se convierte en e~cri~turalidad-atraccin de lo sdico hiertico: eltatuaje, de ah que el barroco ( lateatralidad del lenguaje) se trans-forme en la esencia misma del len-guaje literario contradiciendo a unode sus maestros, Barthes, quien pro-pone precisamente la existencia ac-tual de un a plural idad de escri turas.Una fastuosidad sexual atr ibuida ala escri tura qu e provoca -por opo-sicin de ausencia- la aparic in dela austera soledad de la masturba-cin, el anagrama solicito pero mez-quino d e un ejercicio circular quecomo el oruboros acaba por morder-se la cola. As texto = cuerpo sonfetiches v el crtico mantiene conellos un discurso perverso donde elTercero Ausente, el gran Fantasmade Sarduy (el deseo del Otro-s mis-mo) aparece mayestticamente: eldiscurso crtico se revela como unnegativo de las propias obsesiones:

    inten ta "vestirse" con los "fantamas" de las obras: el t ravesti hlanuela en la obra de Jos Donoes el travesti imaginario y deseapor Sarduy. As como el espacio la escritura es un espacio de coversiones, de transformaciones y dfrazamientos, el espacio de la crties el espacio de la inversin de obra y del crtico.Las exigencias de la traductibidad de los textos que intenta verifcar Sarduv: l a escr itura de Marmocrea en la pgina un espacio codifcado por la perspectiva que "no exte ms que en el recorrido de mirada, que no nos hace exist i r mque mirndonos, que es lo puramete plstico", o las equivalen cias ajetivos literarios = grafos pictricopiensan al discurso cr tico como unmirada. Una caricia ptica que quire "mirar" la obra como si sta fuse el lugar de una reunin amorode las palabras-conos: un encuentertico distendido y lujoso. Sardse apoya en los textos como si estfuesen carne que mitologiza el sexPero una crtica escotoflica redula obra a una descripcin direccinal, casi teleolgica, resumindola una escri tura ausente que se ejeren un cuerpo y se agota en una ecri tura jeroglf ica sobre la que inscribe un nuevo discurso que epanta la claridad y reclama voluntriamente el palimpsesto de la propcorporalidad. La sacralizacin absluta de la escritu ra -tanto como rebajamiento- concluyen siempre ela tergiversacin. Sostener que la teratura es un arte no comunicat ives slo una perfrasis de la denegcin: un desdichado desborde le

    LOS LIBROS. agosto 19

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    Severo SarduyEscrito sobre un cuerpoSudamericana. 108 pgs.

    guaraz; confundir conmutacin in-formacional con el concepto de "lite-raturnost" de los formalistas rusosea peligroso. Una vez ms, es otraautoridad elegida por Sarduy -Ja-kobson- quien nos recuerda que lafuncin referencia1 -aunque rebaja-da- est siempre en la w-municacin potica.El discurso crtico de Sarduy de-be. Dor lo tanto. aferrarse tambin, xl a la gestualidad teatral: ese de-lino del enjoyamiento que convocanGngora y Marmori se vuelven peli-grosamente contra Sarduy, lo iman-tan y lo convierten en el juego com-plementario de un complejo que po-dramos llamar de hieratizacin. Lametalizacin de la came, la aurifica-cin del cuerpo, propios de la mito-loga ertica de nuestros das, (po-dramos agregar el fetichismo delcuero con todos sus correlatos sado-masoquistas lanzado por la moda ac-tual y que la literatura explotaradesde Sacher-Masoch hasta Tennes-see William v Mandiarmes como"un desplazamiento mecanizado delerotismo de la piel) no son sino sig-nificantes que &envan a una sexua-lidad gestual, que acaban por tras-ponerse sutilmente al nivel crticocomo procedimientos de la hieratiza-cin: una recurrencia a la solidifi-cacin del gesto, de la palabra, delgrafo, impostados en las secuenciasde la metaforizacin. Le metforaremite paralelamente a la consagra-cin de la cosa y a su devaluacin,es idealista puesto que sustituye lacosa por un-nuevo lemento que lasimboliza. El discurso crtico de Sar-duy es una transposicin de la crti-ca al lenguaje de los cuerpos: una

    devaluacin de la crtica y una ges-tualizacin de la corporalidad. ynacrtica que se propone como la ins-cripcin de nuevos signos en la obra-co mo una violacin textual que leda existencia- slo remite al fan-tasma del crtico: su propia necesi-dad de violacin. La crtica es siem-pre adventicia, en un cierto sentido,puesto que se alimenta de las obras,pero no puede reemplazarlas ni re-escribirlas. Una crtica sin literatu-ra es impensable: un escndalo lgi-co. Proveer este escndalo puede serbeneficioso pero es una aventurariesgosa. El tema de "miroir" desdela pintura y poesa renacentista, suglorificacin en el barroco, su exal-tacin actual en el objetivismo, laconfrontacin especular del discursonarrativo, no implican sino un esta-dio nascisstico del relato. Pero la ve-rificacin de ese estadio -la litera-tura como enigma del espejo- nodebe forzarnos a pensarlo sino pre-cisamente como un estadio en- supropia evolucin dialctica y no co-mo su forma definitiva y acabada, loque nos llevara, rigurosamente, ala negacin del mismo modelo quepretendemos postular como esencial.

    El inconsciente considerado comoun lenguaje (Freud-Lacan), el "fon-do" de la obra considerado comoun vaco (el silencio: Mallarm-Blanchot) , o el "contenido" comometfora de la ausencia (Barthes)nos liberan de la tentacin realista,pero pueden conducimos -por pre-mura, por incomprensin or renun-,p.ciamiento- a la "agramaticalidad",una derisin de la escritura que sesolaza y se encanta en el peligro dela pura "fan". Nicols Rosa

    paraESTADOSUN1DOS'IIGANADAt o d o s los lib rosanunciados ene s t a r e v i s tau s t e d p ue desol ic i tar los a:la t in arner icanpubi icat ion301 E, 47 th .s t r e e t . S Ln e w y o r ko e n n u e s t r asucursa l :m. f e rnandesl ibroslas he ra s 1987buenos a i res

    ROQUE PUGLHSE

    FUNDICION DE METALES

    ESPECIALIDADLINOTIPO - MONOTIPOESTEREOTIPO - Etc.ESCRITORIO Y DEPOSITO

    C0LOMB;RES 1065/69/71T. E. 922-7390 922-1493Capitd Federal

    FUNDICION CENTRALRAFAEL CASTILLOPartido d e Matanza

    FUNDICION ANEXO:PARAGUAY 3128Valentn Aisina

    LOS ~ S , . a g o s t o1W S

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    D a v i d M a l d a v s k yLas crisis en l a n a r r a ti v a deR o b e r t o A r l tC a r i o s Prez, 136 phgs.

    ArltAngel NuezLa o b r a n a r r a ti v a d e R o b e rt oN o v a , 116 Mgs.

    Cn su momento, Arl t no gust de-los de guan teas. P ara el izquierdismo hoe-

    el estremecimien-

    Columna y C o n d m t n t r a -ta .e le dedic e1 nm ero 2 1,

    L. Rarlet ta t i tu-Arlt y nosotros, y otras de NalRivas Roonev, A. M. Delfino,nrr tent idad v un r a ro p d e rrealidad fueron lasn s e poda ob tener un A rl te a todos los ambientes de lav sincero. A sus

    Roberto Arlt e l torturndocomo muestran estos ejem-refleiar en su no-a la desorientacin de la pequea. sector d e trascendencia

    . ": "Arlt exoone el costa-o n e w t i v o de los hechos y lo sv iduos los ~ re se n t a den t ro de l

    e c o n di c io n a n l a e x is te n ci a d e l aizacin. P or el lo su examen

    sinxeridnd que puede discrrl-su tono acresivo tocando siem-smo". Se lea n o compar t i r l a f e en e lde la cla+e media, fbula pre-P. C. No participar delt ivista de su idrolo-

    o

    " porqu e fue sincero. que paral d e l a p ~ o p i a n t im i d ad y l a d els cr iaturas : 1 ) "Todas sus exDe-as, po r lo dems. estn volcadassiis obras"; 2 ) "Su penetracinolnica apunta a las mismas esen-de l hombre , indaga como nad ieesfado s de conciencia". En cam -

    8 se l imita. con un cri ter io l iheral,wresista. su canacidad de refleio.

    (miserables, srdidos, mezquinos) d ela clase enfocada. Queda as eqcin-diclo el proceso creador (que paraLarra. por supuesto, nada t iene ded ia lc t ico) e n t re una sub je t iv idadtodopoderosa v u n a c r t i c a o b j e t i ~ a -mente estrecha. Es que con su t6r-nica - e l realismo G-t ico- Arl t 5610puede captar la desesperanza, recu-r r i r a la caricatura o la farsa cuyaimportancia, como deformacin es-presiva, a Larra se le escapa. Ocurreque, en defini t iva, no le interesa el~ i g n i f i c a d o e l a o h r a d e A r l t, s i nosu ut i l idad propagandst ica: "Por esoArlt se queda en el aspecto cr t ico,negativo. Por eso, casi toda su obraest empapada en un espr i tu de cr -tica social -que debemo s recozer-y de un tono d e desesperacin, q uedebemo s rechazar".Contra este reproche arbi trar io yel supuesto real ismo de Arl t reaccio-naron H. A. Murena v J. J. Sebrel i

    en La .hTacin (11-111-1951) y Su r(no 223, 1 95 3), respectivamente. Unopara rea f i rmar l a independenc ia de

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    EDITORIALDEL INSTITUTO NIl Instituto Torcuato Di TellaLa investigacin en cienciassociales aplicada a la realidad nacionay latinoamericana.NovedadesLibros:

    narracin". Muchos elementos de lafiguracin arltiana ablandan su p-tina de misterio b a j o este frreomtodo analtico: la huida a la locurao el camino de la ceguera; la per-turbacin de ciertas fuentes de satis-faccin vitales; el rol ambiguo de lamujer y del deseo; la progresiva in-capacidad de los protagonistas paraextemalizar sus conflictos. aue los1lleva al asesinato o el suicidio, etc.;que Maldavsky extiende a continua-cin hasta develar la imagen impl-cita del lector en las narraciones de~Arlt que selecciona, y a travs de locual desemboca en una ms exactacomprensin de las finalidades porlas que el autor de Los siete locosescriba: ". . la tendencia a r e~ e t i rnarcisistameinte con los dems unvnculo destructivo intrapsquico in-tolerable, y entonces resultaba equi-valente al inventar, al robo, a la trai-cin; un intento de inversin mgicay omnipotente de sus vnculos intra-psquicos en que se senta vctima,intento que finalmente fracasaba; yera tambin la tendencia a aceptaren s mismo este vnculo doloroso,expresarlo, buscar consigo mismo ycon el otro este dilogo fecundo ygratificante por los sentimientos real-mente compartidos". La ltimo partedel libro decae porque trata de ubicara Arlt socioeconmicamente desdeafuera y la sociologa de la literaturapuede distinguir y enumerar los mi-tos respetados o consolidados por unescritor, pero no sabe extraerlos di-rectamente del contexto literario enque aparecen, que es su determinanteinmediato. Maldavsky concluye ase-gurando de qu modo tan efectivonos hace sentir y pensar Roberto Arltacerca "de la realidad que integra-mos y de nuestra participacin enella".

    Este mismo propsito se lee envarios pasajes de La obra nurra'vade Roberto Arlt que Angel Nezapoya en la teora brechtiana del ex-traiiamiento: "Arlt, con sus sorpre-sas, aleja de nosotros a los prota-gonistas, incitndonos a juzgarlos yconvierte la sociedad ciudadana -cuya vida nos muestra definitiva-mente enferma- en un objeto pasi-ble de severas crticas". Es justo

    rewrdar que algo semejante deca yaJuan Carlos Ghiano en Testimoniode la novekz argenlina. El libro deNez trae adems algunas observa-ciones tiles sobre la estructura na-rrativa y la formalizacin del tiempoen El amor brujo, pero se resientepor su excesiva escolaridad (no di-simula que fue originalmente unatesis de licenciatura en nuestra ano-dina Facultad de Filosofa y Letras)y una peligrosa facilidad para adhe-rir a las categoras idealizadoras delsupuesto hroe, que lo apresan en laactuante ambigedad de su mala fe:"La hipocresa social ha triunfado yeste pobre y autntico Balder, quese ha jugado el todo por el todo apos-tando a lo espontneo, lo limpio, lodiferente de la vida gris".Aunque pertenece a una obra dedivulgacin (Captulo, la historia dela literatura argentina, nQ42) el tex-to preparado por Luis Gregorich

    consigue transmitir una exacta pa-normica de la vroduccin arltiana.que enrola, por su tcnica y concep-ciones dentro de la narrativa ex~eri-mental urbana que fundaron Proust,Joyce, Gide, Kafka. .. y la intercalacerteramente en el literar ioargentino. En este sentido merece es-pecial mencin el paralelo de El ju-guete rabioso con Don SegundoSombra, aparecidas el mismo ao de1926 y ambas inscriptas en la Ila-mada "novela de iniciacinn. Coin-cide con Nez en la revalorizacinde El amor brujo, "una de las obrasms complejas de Arlt", a la queLar ra considerara "la ms floja detodas sus novelas" seguramente por-que el protagonista no ejerce, comootros del autor, por lo menos unaestrafalaria militancia inconformistay segn su facilidad para juzgar enlas obras lo que se dice (autor, re-lator, cronista, personajes, etc.) yno aquello que su lenguaje revela.Gregorich seala, finalmente, queArlt suDera tanto el rep-ionaliamo li-"terario como el asociacionismo psi-colgico, que importa una aperturanarrativa que muchos novelistas pos-teriores, y aun actuales, aprovecha-ron.

    En suma, la crtica sobre Arlt in-cluye un primer niomento de justi-

    ficacin, acorde w n postulados re-form ista~, ue culmina en el libro deLarra. Sus falencia son cnjuiciadasextrnsecamente por Murena, Sebreliy parte del nmero especial de Con-torno. Masotta primero y Maldavskyahora profundizaron -uno con m-todo fenomenolgico-exiS t en cia 1 yotro con el aval psicoanaltico- elmensaje originario subyacente. NoJitr ik, l Adolfo Prieto: y sobre todoAngel Nnez y Luis Gregorich, co-laboraron a ubicar y describir me-ior valores literarios intrnsecos auedesbaratan para siempre el infundiode aue Arlt no saba escribir oor-que cometa faltas de ortografa yde sintaxis. Carecen de inters. encambio, los comentarios de ocasinen obras "acadmicas" (o tenidasmomentneamente por tales) comola H h r M & la literatura argentinaeditada por Peuser, donde CameloBonet y Luis E. Soto recurren a lafrasecita concialidora o paternal("es doloroso comprobar cmo lasimposiciones de la vida dispersaronsu fuerza, aunque sin anularla, enuna produccin apresurada, frutosucesivo de la improvisacin y delempeo casi delirantes" o "Tampo-co tuvo tiempo de ordenar su mag-nfica fiebre creadora en los cuentosincluidos en El iorobadito") va em-

    .pleada a su tiempo por los manualis-tas Juan Pinto fPanorama de hz lite-

    Hacer la Ambrica. Autobiograflade un inmigante espaol en laArgentinaHistoria de vida; introduccin,anlisis y estudio sociol6gico de JuanF. Marsal; prlogo de Gino Germani;448 p., 7 ilus., $1.300.El proceso de urbanizacin enAmbrica desde sus orgenes hastanuestros dlas - The UrbanizationPmcess in America from its Originsto the Present DayDirigido por Jorge E. Hardoy y RichardP. Schaedel; textos presentadosal 379 Congreso Internacional deArnericanistas; 364 p., 20 mapasy grficos, $1.900.Informes de Investigacin (22 x 27 cm)Catalogo de estadisticas publicadasen la Repiiblica Argentina (Parte 11).actualizacin y arnpliaci6n deltrabajo de Lelia l. Boeri, por C. LI.de Azar y M. A. Pinurno; 2 t.,1.240 p., $8.900. (Parte 1, 2 t., 824 p.,$3.500.)Materiales para e: estudio de lasociologfa politica en la ArgentinaDaro Cantn, 2 t., 854 p., $5.350.Clase Obrera y Migraciones.Tres estudiosM. Romano Yalour de Tobar, M. M.Chirico y E Soubie; 174 p, $870.Metodologla para el planeamientode la provincia de Rlo NegmDirigido por Alejandro B. Rofman;90 P., $600-Polltica de la tierra urbanay mecanismos para su regulacinen Amrica del SurJorge E. Hardoy, Ral O. Basaldbay Oscar A. Moreno; 158 p., 7 mapas ygrficos, $1.100.La poblacin urbana argentina.Revisin crltica del metodoy los resultados censales de 1960Csar A. Vaparsky; 206 p., $1.700.Otms titulos en catalogor a r a argentina contemporr~iec~), 1 Es t~ ct ur a inanciera y desarrollo

    Germn Garca (La me l a urgen- econmicotina). Para.___a cultura burguesa ofi- D. S. Brothen, G. Di Tella, J. G.cial sime resultando molesto. Lo 1 Gurlev. E. S. Shaw y L. Solis M.;prueba que en los programas esco-lares se incluya a Zogoibi y Don Se-gwtdo Sombra y se deseche El jugue-te rabioso, consecuentemente olvida-

    El Parlamento argentino en pocasde cambio: 1890, 1916 y 1946D. Cantn; 212 p., $ 750.

    y csmeriazna de Berenguer ~asomo:1 Puia de becas diswnibles en lado -as como su autor- por el tex-to y reputad0 de

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    A S INVENCIONESE BIOY CA SAR ES

    esta relacin personal ha des- significado de la presencia hu- valederamente sustituible porconcertado a los crticos, en cu- mana: la relacin de Borges con una pur a apariencia (y acasoyas observaciones se suele re- sus personajes -inclusive cuan- no sea ms consistente que unaconocer la validez potica de do se presenta como interlocu- ilusin fantasmal) ; pero, comoBioy Casares pero a menudo se to r de ellos- es ms bien dis- quiera que sea, en Bioy Casaresdesdibuja su originalidad narra- tan te e impersonal, es la mirada esta realidad plena de incerti-tiva, transformada en epgono de una divinidad que contempla dumbres es vivida por seres an-de las fantasas borgianas. Al a sus cria turas como Si fueran logos a nosotros mismos, enBioy Casares llegar a este punto conviene se-- piezas de una compleja part ida lugar de imaginada por la con-a invencin de Morel alar que tanto Julio Cortzar de ajedrez en la que se enfrent a ciencia de una divinidad que198 pgs. cuanto Koy Casares consigo mismo, su nico adver- observa su creacin como pasa--quiz los creadores ms signi- sario posible. Por contraste, en tiempo intelectual de un ocio sinde evasin ficativos en quienes se puede Bioy Casares se desliza un ele- trmino. A causa de ello, hasta176 pgs. trazar la impronta de Borges- mento humano -hasta turbi a- la dimensin estrictamente fandejan entrever que han trascen- mente humano, si se quiere- tstica de los relatos adquieredido los recursos propuestos por que es presentado con singular una peculiar tensin existencial

    examinar la produccin de el maestro de sus ficciones. En- ' omprensin y dramtica irona : Cuando More1 resuelve disefiaBioy hay lo tindase que, cuando se habla de nunca estn ausentes el amor, el S U extraa maquinaria, en verfundamenta- trascender un esquema art stico deseo, la angustia an te las ase- dad est librando una luchpara inscribir en o filosfico, no s e quiere signi fi- chanzas del destino y de la desigual con el tiempo, que no enombre de Jorge luisar- car en absoluto - c o m o en el muerte. Al igual que Borges, maleable como lo concibe HlaLa primera es de indole progreso cientfico- un perfec- suele emplear la exposicin en dik en "El milagro secreto" d'Or cuanto a un cionamiento que de algn modo primera persona e inclusive -al Borges, sino que es el inexorablbastante y muy abroga la validez de la etapa aplicar este procedimiento- no transcurr ir de que nos hablla literatura precedente; ello solamente en- desdea el efecto de sorpresa; Donne -te11 nze, where aU l ~ficcin argentina aun bis- traa, por el contrario , la mo- en cambio sus relatos no tien- Years are-, el verdadero gusa-e los dificacin novedosa de una re- den a simular oralidad, sino que no que corroe la vida, segn laos. La prosa de trica o de un sistema de ideas adoptan el aspecto de observa- predilecta imagen manierista. Aha por 'gual, que confiere al discpulo una ra- ciones escritas, extra das de su vez, lo que conduce a Castelsuperacin de los procedi- zn de ser propia, cierta dimen- diarios, carta s, informes o tes- en Plan de evasin, hacia suexpositivos que se limi- sin personal que le otorga va- tamentos ; por aadidura, los experimentos alucinantes d i ga' ingenuo lores inconfundibles e indepen- narradores imaginarios propor- nos de Frankens tein o del docde los y un dientes, sin desconocer en modo cionan, en sus testimonios, algo tor Moreau- es. paradjicalenguaje alguno la actualidad y mrito n-hs que los instrumentos par a mente, una estremecida compainstrumento puramente Or- de la pauta que le sirvi de estructura r e inter preta r la tra - sin, un deseo casi morboso dtrampoln. ma ficticia, ya que la entrecru- que los reclusos recobren escomo H k t o h unhersal de Uno de los rasgos en que Bioy zan con preocupaciones O emo- libertad de la cual se vieron pri

    a infancia jvkchnes ontribu- Casares se diferencia cabalmen- ci0nes personales : al supuesto vados, de que el hombre pued de manera decisiva a formar te de Borges (y acaso lo mismo autor de los apuntes que consti- quebrar su prisin y tenga acuna conciencia clara de la fun- pueda decirse de Cortzar, en t u y a La invelzci?t de Morel es ceso a aquello que Blake descriin orgnica que deben poseer una direccin muy diferente) es imposible desvincularlo de su bi como el "inmenso mundo dlos recursos lingsticos en su la bsqueda cons tante -ya sea pasada fuga , y todava menos de delicia cerrado Por nuestros cinficaz aprovechamiento litera- espontnea O deliberada- de 10s sent imientos por Faustina, co sentidos"'-rio, a esclarecer la condicin del 1 una densidad vital concreta. que 10 llevan a modificar mun- A1 mismo tiempo, presumibleescritor, cuya tarea consiste eni Borges,9emaAG-i el mlsmo do de ilusiones sensorias que lo mente atrado por las hiptesiel manejo de una sustancia de Bioy Casares, pertenece a la circunda en la isla aun cuando de J. W. Dunne acerca de seriepalabras que esta destinada a gran tradicin de contadores de sabe que al incorporarse a las temporales simultneas, Biodar consistencia y plausibilidad cuentos, en quienes la trama ar- imgenes- como parte de la in- Casares ha demostrado especiaa las invenciones de l a fantasa . gumental prevalece por encima cierta e inexcrutable "existen- predileccin por dramatizar lLa segunda razn reviste un de la minuciosa exploracin de tia" de su m-nada- deber existencia de planos simtricocarcter personal y deriva de la caracteres. Tal actitud, junto afrontar a breve plazo la extin- o paralelos, en los que se vaestrecha amistad que existe en- con el incesante juego verbal y cin de aquello que todo mortal rerlejando o repitiendo anlogatre ambos autores y que los con un trasfondo de alusin eru- entiende Por "vida" ; a Nevers, secuencias de sucesos, si bieha inducido, con frecuencia, a dita o filosfica- med ie fra - casi protagonista de Plan de eva- inevitables perturbaciones en ensayr labores compartidas, a guada, a medias autntim, a sGn, no podemos desligarlo de aspecto o la periodicidad de losubsumir las individualidades propsito nunca deslindada-, los recuerdos de Irene Y del cm- ciclos acaban por desbaratar torespectivas en la ficticia mis- otorga a sus invenciones una ciente desasosiego --cargado de da teora de un ordenamientencia de H. Bustos Domecq, de tesi tura especulativa, una at- premoniciones- que tra sunta su circular gobernado por un "eterB. Lyncn Davis y de B. Surez msfera escrupulosamente cal- experiencia carcelaria. Los per- no retorno". En el cuento titulaLynch o inclusive a urd ir una culada de abstraccin intelectual sonajes son, en consecuencia, do "La trama celeste" hallamoespecie de juego de escondite que ha sido concebida al nivel mucho que vehculos pa ra una Serie de Procesos csmiccon el lector, orientado al inter- de un puro nominalismo. En configurar situaciones 0 acicates similares que slo se diferenciacambio -o a simular el in- buena medida, el encanto y la para la especulacin metafsica ; ent re s a causa de ligeras vtercambio- de estilos y tem- validez de sus narraciones radi- el desenlace de La invencin de riantes. En La invencin de Mperamentos. La accin conjun- can en esta estrategia, que em- Morel nos induce a sospechar re1 descubrimos la peridicta de ese influjo general y de pero posterga o disminuye el que quiz la realidad humana es reiteracin de las imgenes c8 LOS LIBROS, agosto 19

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    NOVEDADES PAIDOSBIBLIOTECA LETRAS MAYUSCULAS BIBLIOTECA PSICOLOGIAS BIBLIOTECA DE AMERICA LATI NA

    DEL SIGLO XXEl espacio literario Los planes de estabilizacin en la ArgentinaMourice Blonchot El mtodo cientfico en psicologa A. Ferrer, M. S. Brodersohn y otrosEl pensamiento de Sade C. W. Brown y E. E. GhiselliP. Klossowski y otros El percepto del cuerpoNueva novela latinoamericana 1 S. Wapner, H. Werner y otros DE PROXIMA APARICION:M. Vorgos Lloso, J. Lofforgue,A. Roma y otros Psicologa de la comunicacinG. A. Miller Lo mezcla de razas en la historia deKa ka Amrica LatinaMarthe Robert Magnus MornerDE PROXIMA APARICION: BIBLIOTECA MUNDO MODERNODe Ude a Sartre: Puntos de partida El confticto chino-sovitico BIBLIOTECA DEL EDUCADORF. Jeonson G. F. Hudson y otros CONTEMPORANE0Tiempo y noveiaJ. Pouillon Las guerrillas en Arnbrica latinaL. Mercier Vega Estudios de gramtica estructural.A. M. Barrenecheo y M. V. Monacordo deSexo y yoga Rosett iBIBLIOTECA DE PSlCOLOGlA M. Volin y N. Phelon Concepcin de l a geometra en el nioSOCIAL Y SOCIOLOGIA Qu es el hombreA. Montogu segn PiagetG. E T. HollowoyRazn y videncia. Ciencia Ficcin. Concepcin del espacio en el nioU m dcada de pensamiento sartreano Realidad y psicoan&lisis segn PiagetR. D. Laing y D. G. Cooper E. Goligorsky y M. Longer G. E. T. HollowoyLar herramientas de la ciencia social Pornografa, erotismo y literatura Antropologa y educacinJohn Modge David Loth C. K. NicholsonSociologa de la modernizacin. La historieta en el mundo moderno Emocin y percepcin en el nio pequeoEstudios tericos, metodolgicas y aplicados O. Masotta Len Cholonera Amrica latinaGino Germoni Las eacuelas comunitariasJ. O. J. Vonden BosschePodar y privilegio.Teora de la mti f icac in roc ia l BIBLIOTECA LETRAS ARGENTINASG. LenskiIntroduccin a la sociol~ia oltica Lo neurosis monta su espeetculo

    B. VerbitskyBIBLIOTECA DEL HOMBRE

    R. Michels CONTEMPORANEODE PROXIMA APARICION:

    BIBLIOTECA BE PSlWMETRlA Y Psicoanlisis de los ulcerowsLos estructuras elementobs d d parentescoC. Lvi-Strouss PSICODIAGNOSTICO A. GorrnoUn smbolo vivo.Poder poltico y cambio estructural en loArgentina Lw tests proyectivot grfico* Arquetipos, historia y sociedadJ. Oyhonorte V. Hornrner A. HaberLos wgenes intelectuales da lo mvdueis Diagnstico Ronchach de la pononalidadfrancesa B. KlopferD. Mornet BIBLIOTECA CIENCIA E HISTORIA

    DE LAS RELIGIONESBIBLIQTECA HISTORIABIBLIOTECA DE CULTURA CLASICA h evolucin del pensamiento judo

    Los antiguos morinor. b conquista del mundo matarid J. B. AgusJ. Nef . -Navegontes y guerreras 6 1 n#r en rl La libertad y el hombreMt er r ne o de lo Antige&d Histwia dc los Estados Unidos de Amrica J. Courtney Murroy, K. Rohher;Lionel Cosson H. C. Al len J. Y. Calvez y okos

    En su libreria y enL IB R E R IA S P A I D O S

    Capital: Las Heras y Cnning Mar del Plata: San Luis 1838. Local(Galera Las Heras). 19 Galera Rivadavia.

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    rrespondiente a los aconteci-mientos de una semana. En "Elper juri o de la nieve" otro rela-to breve, nos enteramos de quela estricta regularidad observa-da en un mbito cerrado lograobstaculizar la accin del tiempoy a e la muerte, hasta que elardid se quiebra por la intromi-8in de una presencia extraaal mecanismo. Puesto que las si-tuaciones en lneas generalestienden a repetirse, un observa-dor que no est sometido a ellaspuede contemplarlas desde dis-tintos hngulos, circunstancia quele confiere una especia de ubi-cuidad espacial, una visin cali-doscpica de los acontecimientosmuy parecida a la que reciente-mente ensay6 el grabador ho-lands M. C. Escher en algunaslitografas (Macizo y hueco,Belvedere), que a juicio de Ern stGombrich - e n el ltimo ensayode sus Meditatwns on a Hobbyorse-, revelan "la oculta com-plejidad de toda lectura de im-genes". Es ta tcnica expositivaha seducido sobremanera a AlainRobbe-Grillet, quien no slo de-clar su admiracin por BioyCasares sino que adems eviden-temente utiliz el ejemplo ofre-cido para elaborar los enfoquesexperimentales que desarroll ensu novela Dans le iubyrinthe yen el guin de L'anne dernieret-l Marhbad. Existe, empero,otro nivel en el que Bioy Casa-res utiliza una acumulacin deplanos paralelos, con resultadosan ms intrincados y fascinan-tes; ste ya no corresponde a lassituaciones referidas en los re-latos sino a la presentacin mis-ma de la narracin. Mediante laintroduccin de diversos narra-dores que se superponen en laredaccin o comentario de unmismo texto, el autor logra unefecto de sugestiva ambigedadque nos hace sospechar inexac-titudes deliberadas o quiz acci-dentales de los testigos imagi-narios e inclusive la existenciade diferentes lecturas que po-drian intercambiarse, hasta lo-grar una pluralidad de dimen-siones en la tr ama ficticia. E nLa i n u m - n de Morel, porejemplo. la narracin nos expone~imult neament e os temores deun prfugo, el funcionamientode un mecanismo inslito y susposibles consecuenciw, la in-

    reduccin del narrador en laactividad de la mquina de im-presiones sensorias, las observa-iones aparentemente trivialesdel editor. En "El perjurio de laiieve", Villafae omite decirnosque Oribe plagi la aventura quel mismo no confiesa, actitudque trata de esclarecer AlfonsoBerger Crdenas -c u y a s inicia-les no en vano coinciden con lasdel aut or real-, un albacea lite-rario que llega a resultarnosdesconfiable. Por su par te, en"La trama celeste" conocemoslo sucedido al capitn IreneoMorris a travs del testimonioque el doctor Carlos AlbertoServian, un homepata armenionacido en Rauch que declara suinveterado odio por los turcos,ha enviado a un annimo autor,junto con las obras completasde Blanqui y "un anillo de escasovalor" en el fondo de cuya pie-dra "se vea una diosa con ca-beza de caballo". Por ltimo,corresponde seala r que el textoms complejo quiz sea el dePlan de evasidn : l material ori-ginal se compone de la corres-pondencia enviada por Nevera,la exactitud de cuyas apreciacio-nes ignoramos; a ello se agregaun par de cartas de Xavier Bris-sac, en transcripcin fragmen-taria; pero la versin de estasfuentes no es directa, pues hansido reelaboradas por una ter-cera persona que tiene un inte-rs directo en desdibujar suresponsabilidad en un asunto defamilia que slo se presenta enforma incidental. Lo notable esel hecho de que, a partir de unacomposicin tan intrincada, BioyCasares logre como resultadonarraciones absolutamente co-herentes y claras, pese a la dosisintencional de equvocos apa-rentes.E n las observaciones prece-dentes, hemos utilizado pocasilustraciones de la narrativa deBioy Casares. Excluidos algunosescritos juveniles y varias obrasen colaboracin, al comienzo deLa otra aventura - s u recientevolumen de ensayos- este autorreconoce la paternidad de otrosnueve libros, produccin que es-t muy lejos de resultar abulta-da si s e piensa que abarca unostreinta aos de labor. Al resisti rlas tentaciones de una fcil pro-digalidad, Bioy Casares ha lo-

    grado, en cambio, un difcil ycasi perfecto equilibrio, una ri-ca y laberntica concentracin,que pocas veces se ha dado tanventurosamente en la literaturahispanoamericana.Jaime Rest

    informacin

    LA HISTORIA DE EVA PERONRoberto Vacca y Otelo Borroni ha1

    concluido un a vo!uminosa Historia dcEva Per6n que s er ~ub l i c a dapor Cditorial Galerna y que constituye la m&:amplicx y completa invetigacin sobrtel tema realizcda hasta el presente. LCobra, por su magnitud, comprender(dos tomos. El primero estar compuestccon material documental, testimonios 1opiniones e incluye una detallada,cronologa d e s u vida intercalada con lcd e Juan Pern. El seg undo volumen e st6 formado por una selerrin de material grfico -nacional y extranjero-que sintetiza la evolucin de Eva Pe.rn a trav6s de su s momentos m s tras.cendentes en el plano poltico y personal: 380 fotografas en su mayorcinbdifas. -

    Historia de Eva Per6n - a l gunos a nticipos de la cual aparecieron recientemente en el semanario Siete Di a eser publicado casi simultneamentte n Estados Unidos, Francia, Inglaterrce Italia, mientras estn en gestin otra:traducciones.

    LIBROS MOMENTORobert J. AlexanderAMERICA LATINA, HOY

    [La tierra, l a poblacin, l a economa,el trabajo, l a sociedad; ej6rcitos,educacin, poiltica)

    Ral H. CadagninoTE0Ri.A DEL TEATRO(Introduccin a modos actuales d econocimiento del art e dramtico)

    Ral H. CastagninoEL CJRCO CRIOLLO(Coleccin ClsicosHispanoamericanos, n? 18)Ral H. CastagninoTEATRO ARGENTINOPEMORElRISTA(Coleccin ClsicosHispanoamericanos, no 19)Jos6 ChudnovskyDIOS ERA VERDE(Con prlogo d eMiguel Angel Astun-)

    Heinz EulauLA PERSUASONY EL COMPORTAMIENTOEN LA POLmCA

    (El ms serio intento de organizar u n aciencia poltica pura basada enla conducta del hombre)Pedro InchauspeREIVINDICACION DEL GAUCHO

    (Ensayos, disquisiciones folklricasy cuentos)Alejandro Losada GuidoMARTIN FIERRO.HEBOE, MITO, GAUCHO

    (Introduccin a un a lectura significativadel Poema)Juan Mcuiuel de RosasINSTRUCCIONES A LOSMAYORDOMOS DE ESTANCIAS

    (Con una biografa del autor,por Pedro d e Angelis)Ral Scaiabrini OrtkBASES PARA LARECONSTRUCCION NACIONAL

    (El testamento polltico-econmicode Scalabrini Ortiz)Robert TheobaldLOS RICOS Y LOS POBRES

    (Un estudio sobre l a economadb l as expectativas nacientes)Gulemro A. TerreraSOCIOLOGIA Y VOCABULARIODEL HABLA POPULARARGENTINAGulermo A. TerreraTRATADO TEORICO-PRACTICODE SOCIOLOGIA(Para universidades y colegiossuperiores)Oscar A. UriondoUN ENIGMA ACTUAL

    (Los objetos are os n o identificados)Oscm A. UriondoEL PROBLEMA CIENTETCODE LOS OVNI

    (Un enfoque metdico y preciso detestimonios reales observados,tcnicos y an cientficos)En libreras y. enEDITORIAL PLUS ULTRA

    Comentes 569 - lo TeL 49-1532/0151LOS LiBROS, agosto 19-W

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    Cuando Juan, presuntamente in-confunde laJe voudrais un chh-donde se desliza la62. Ese territorio, cuyasas se enuncian en las pri-

    Modelo para annar" que err-

    se trata, en realidad, dey unvocamenteorganizado que, en lugar de osten-ar su brillo alucinante, ha preferidoesnudar los ejes de cristalizacinpara que cada uno imagine (lea)un resultado.

    l. El primer chiteau que aparece(apcope que los parisinos efectancuando solicitan un chateaubrianden el restaurante), interpretado pa-rdicamente como "Quisiera un cas-tillo sangriento" en lugar del correc-to "sangrante", constituye el primerelemento de una constelacin en laque se resume -a nivel del len-guaje- un sistema indescriptible pa-ra las pautas de la lgica corriente.En el espacio constituido por el textose suman otros chateau: el conjuntoestablece la lgica interna de esetexto; la sintaxis no se esfuerza enla "representacin" del mundo ex-terior, sino en el cumplimiento deuna verdad presidida por los sig-nificantes.

    A. Juan compra un libro de Mi-chel Butor, 6.810.000 2itres d'enu parsecorule, aunque "sabe que no (lo )va a leer", y en el que se utilizanlas memorias del Conde de Cha-teaubriand sobre las cataratas del

    estereofnico. El sentdo de la com-pra del libro se realiza posterior-mente, pero no en una sucesin lgi-co-temporal sino en un presente tex-tual donde cesa la relacin causa/efecto y donde se afirma una estric-ta dependencia entre los elementossignificantes. En el restaurante, Juanlee, aparentemente por azar, el nom-bre de Chateaubriand, impreso en ellibro. Sin solucin de continuidad-y en un silencio que se hace es-pecialmente para que el sonido ocu-rra- oye la voz que solicita unchatmu, levanta la cabeza y ve enel espejo la imagen del comensalgordo (no al comensal, sino su re-flejo especular: un significante delgordo) : "Juan haba abierto el libropara enterarse sin mayor inters deque en 1791 el autor de Atala y deRe& se haba dignado contemplarlas cataratas del Nigara, de las quedejara una descripcin ilustre. Enese momento (e staba cerrando e l li-bro porque no tena ganas de leery la luz era psima) oy distintamen-te el pedido del comensal gordo ytodo se coagul en el acto de alzarlos ojos y descubrir en el espejo laimagen del comensal cuya voz lehaba llegado desde atrs".

    B. Juan es, en definitiva, un en-trecruzamiento de textos: el lugardonde se anudan los significantesque nombran a los personajes de lanovela. En este sentido, el pedido delcomensal y la libre traduccin ("cas-tillo sangriento7') estaban presentesdesde la evocacin "inmotivada" deFrau Marta, quien repite la funcin

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    Wito ld d i r a : iBah , bah! soy un escr i to r nacido en el su r de Po lon iay que h e escr i to Notas d e Adolescencia en 1935 , Ferdydurke env d e s ~ u sms all de las fechas: Yvonne. la Princesa de Boreo- LEER A, I .,, La Boda, Trasatlntico, Pornografa. Suspenso. En 196 7 obtengo elIn ternat ional de L i t tratu re , con mi novela Kosmos. El 2 5 de julio969 me ver i f icaron muerto . GOMBROWICZLa Opereta ( t tu lo de un l ib ro en que Gombrowicz t rabajaba desdeaos) concluy para l y q u ed S& terminar para noso tros .

    Hab lamos d e los tex tos y W ito ld ? S e h a en ca rg ad o d e co m p le ta r

    Gombrowicz. Es decir, leerlo en esos s ignos que fueron su p ro -ue Gombrowicz es textual para noso tros , podemos l iberarnoscindo lo ex is t i r p lenamente y hay o t ra m anera de l iberarse dee no sea e l re-conocimiento que p roduce o t ro tex to? Gom-ficcin h ab lan d o p o r s m i sm a , e r a u nSe imp rimir n palabra s -incluso estas- sob re la muer te de Gom-y espesa con t inuar car taed i to res? derechos de au to res? jex igencias de la v iuda? algo . .Nosotros volvamos a los textos, tratemos de pensar la existencia deen 1937 , su h is to r ia poster io r . En 1947 Ed i to r ia l Argos

    los 21 traducto res del polaco. "Debo tam bin eterno agra de-al abrade la cual me hab a o lv idado por completo" .

    En-196 3 , despus de ms d e vein te aos . Gombrowicz se fue de lay las mesas de saldo s igu ieron vend iendo Ferdydurke a 1 5 0os. P or qu hab lar tan to de Ferdydurke? Gombro~v icz espond i ennunca terminar amos d e en ten -de su v ida de incom-"En mi s i tuacin no pod a s ino eleg ir en tre el lamen to y la

    Escog la diversin, pero confieso que quizs me diverta eny demasiad o bien". Y nos reenva: "Ko. Pa rs, despus de treinta. Estoy encerrado y con-La muerte de Gombro lv icz a b re sus tex tos , la palab ra que se ha-y por l se ha fijado en la escriti ira exirriendo como respuesta

    Ferdydurke, recomienda un cd igo de t res gestosra evitar palab ras: "Callaos, pues, os ruego. Callaos en espera de un-si queris expresar que os gust-Si os ayarris la

    y discreto movimiento de la

    dos". Y en Pornografas "Escribo para que nos enteii-Cuando uno es t so lo , no puede tener la cer t idumbre, po r e jemplo ,hab erse vuelto loco. Siendo dos -ya es distinto-. Dos se danNo tengo ese miedo . Porque s que no podr a vo lverme loco . Aun-

    e con tra o t ra cosa, ta l vez ms ser ia , a saber ,una cier ta anomal a.pren de? No tengo t iempo para p recis iones . S i tuv iera que d ispa-e de la t ier ra a o t ro p laneta , o aunq ue so lo fuera a la luna. p re-o t ro me acompa ara -si no por o t ra cosa. para que mipud iera m irarme en algo ."

    Ahora nos toca a nosotros mirarnos en Gombrowicz.Germn Garcia

    -- - -LOS UBROS, agosto 1

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    cine

    ESCRITURA Y CINE:DOS TIEM PO S VERBALES

    La primera comprobacin de quie-nes se propusieron comparar el len-guaje del cine y el de la literaturasigue siendo vlida: la palabra con-nota, la imagen denota. El texto es--crito suscita en el lector ecos quela imagen prev, fija, agota.

    "David y Lucien estaban cerca dela ventana emplomada del patio, enel momento en que, hacia las dos,cuatro o cinco obreros abandonaronel taller para ir a cenar. Cuando elpatrn vio a su aprendiz cerrar lapuerta con campanilla que daba a lacalle, llev a Lucien al patio, comosi el olor de los papeles, los tinteros,las prensas y las maderas viejasle hubiesen resultado insoportable"(Illusions ~ e r d m s ,rimera parte, ca-ptulo "Une imprimerie en provin-ce"). La traduccin en imagen de esteprrafo analizara ad infinitum cadaelemento: el aspecto de David y deLucien ( no slo sus rasgos, su ropaen ese momento; tambikn sus pt o s ,el andar o las actitudes en la inmovi-lidad), la ventana emplomada ( isuscristales tienen forma de losanjes?son de colores? permiten ver elpatio? ;cmo es st e?), los cuatro ocinco obreros que en la imagen se-rn, ineludiblemente, cuatro o cinco,figuras distintas, con el taller queabandonan y la calle (hay sol oest nublado? ) a la que ingresancomo trminos visibles del acto "sa-lir".

    No es necesario proseguir la des-composicin: por otra parte apenasesbozada, de una cita tan breve.&imagen cinematogrfica individualizatodo lo que la palabra iehusa par-ticularizar; sin embargo, no es exac-to suponer en la mente del lector unatarea de compensacin, equivalentea la de colorear un libro de dibuiosinfantiles. Es, ms bien, en un limbo 1impreciso entre el signo (la palabra !escrita) y el resultado de la opera-cin llamada lectura donde la con- 'notacin opera libremente y cadalector responde con diversa litera-lidad a su estmulo.Y, sin embargo, tanto la pginaescrita como el trozo de celuloideimpreso pareceran sufrir, aun re-husar. el carcter de los lmites don-de reside su intransferible riqueza,tender hacia las posibilidades delotro: inalcanzables, pero en cuyabusca se cumple esa exploracin delas posibilidades propias, qu e con-firma aquellos lmites en el actomismo de ponerlos a prueba y losagota al demostrarlos.

    El texto no vuede sino enumerarcada uno de los elementos que reco-ge, ordenarlos sucesivamente en unalnea que es la del discurso verbal.El modesto ejemplo usado en el p-rrafo segundo ya sugiere que, comola paradoja de Zenn, ser imposi-ble agotar verbalmente las precisio-nes que la imagen denota, porquecada una estalla sucesivamente, ina-gotablemente, en otras nuevas. Laimagen las incluye, casi con desen-voltura, en un solo cuadro, donde, sibien la atencin del espectador nolas descifra exhaustivamente, sabecaptar un todo sinttico en el quecualquier variacin, aun indiscerni-ble, modifica las relaciones del con-iunto.

    Al mismo tiempo, en esa incapa-cidad de la palabra para dar cuentade la superficie de toda (cualquier)percepcin reside su poder: le per-mite desentenderse de trivialidadesque la imagen no puede eludir; s-ta, en cambio, aun severamente des-pojada, difcilmente alcanzar unaausteridad tan estricta como la pa-labra. "David y Lucien". ante el len-te de la cmara, son dos continentesque mantienen en difcil pero soste-nido equilibrio innumerables parti-cularidades, que los nombres Davidy Lucien han desprendido de uncontexto anterior, o no, que han po-dido suscitar en el lector, o no, porsu capacidad de nombrar sin mos-trar.

    Corolarios. Jean Ricardou: Si laLrareza (o, por lo menos, l a limita-cin) de los objetos descriptos porel novelista es necesaria; la de losobjetos filmados es conthgente. PierPaolo Pasolini: El escritor utilizasignos que estn (deben estar) reco-gidos en un diccionario, eq decir:cuya limitacin es obvia. El directorde cine opera con signos innumera-bles para los que la idea misma dediccionario es impensable.

    La imagen cinematogrfica, porotra parte, vive en un perpetuo pre-sente del indicativo : su ca~acidadde mostrar una accin en el procesode cumplirse es, tambin, su don ysu lmite. Tiempos y modos verbalesle son ajenos, excepto en clave me-tafrica, no implcitos en la mismaaccin mostrada. Tambin aqu elintento de desafiar estos Imites losconfirma e ilustra las posibilidadesde un lenguaje.

    En la secuencia de Pierrot le fou(Godard), donde Belmondo y Kari-na huyen de Pars, las imgenes,

    brevsimas. los muestran en distin-tas actitudes que se excluyen entres y en un orden temporal disconti-nuo: "une sorte de squence poten-tielle" (Christian Metz) , "the firstsequence ever shot in the conditionaltense" (Richard Roud). Pero, aunadmitiendo esta extensin del "modopotencial", cabe sealar que el as-pecto verbal est sugerido por laswesin contradictoria de imgenes:cada una. mientras dura sobre lapantalla, es cierta, en un presentedel indicativo slo modificado Dorla yuxtaposicin con otra imagenque la contradice. El modo verbal.por lo tanto, surge de la incongruen-cia semntica de una imagen conotra, y no est en cada una de ellascomo en el verbo que dice una ac-cin. El texto puede decir: "escapa-ra de este modo" y "escapara deeste otro"; la imagen slo puede de-cir "escapo de este modo" e, inme-diatamente, "escapo de este otro",~ro vo can do con esta contradiccinun modo ilusoriamente potencial.

    La imagen cinematogrfica puedeintentar la abstraccin por medio deuna depuracin de los elementos vi-suales, pero no alcanzar el planodel razonamiento di~cursivo uro, enel que la palabra se mueve connaturalidad; sta, a su vez, puedeapelar a la metfora y a la descrip-cin, instancias de "imagen" verbal,pero en ambos casos la eficacia deestos recursos, de poesa o precisindevender ms de lo m e mantienentcito que de lo que nombran.

    Por ello el cine resulta ms propi-cio para la creacin potica, dondejuegue ms plenamente el carctermgico, o simplemente imaginario,de la imagen convocada y suscitada.Aunque ya Einstein se considerabacapaz de filmar El capital, slo re-cientemente se han comenzado a ex-plorar las posibilidades de que elcine acceda a registros (como el en-sayo) que tradicionalmente habitala palabra. Y el inters de estos en-sayos (ya mezclen ficcin, "docu-mental", encuesta o expoticin di-dctica) no depende de su capacidadpara traducir un proceso verbal sinodel descubrimiento de caminos pro-pios para avanzar hacia una metacomn desde distintos puntos de par-- -tida.

    Todo anlisis fundado exclusiva-mente sobre las propiedades d e laimagen, aun del montaje (entendidocomo compaginacin de una imagencon otra o como principio de cons-

    truccin del film), se revelar insuficiente para comprender al cine moderno ( a los films hechos como los films posibles) porque en el cne sonoro coexisten sistemas de signos diferentes. La imagen mismpuede ofrecer a ) una imagen propiamente dicha y b) textos propuestos para la lectura. Estos, a su vezpueden estar dirigidos al espectadoen forma convencionalmente informativa ("Londres, 1876", "Pasaron

    ' cinco aos" o cualquier otra precisin parecida; tambin, textos mprolongados que resumen, por ejemplo, los antecedentes histricos o ficticios de un episodio, o citan a modode epgrafe un texto literario) ypueden ser los que lee un personajen la ficcin y la cmara alcanzservicialmente al espectador parpermitirle participar en la situacin(cartas, peridicos, una direccinanotada en un trozo de papel). Labanda sonor a no slo recoge a) msica, incidental o de acompaamiento, y b) ruidos, en clave naturalista(motivados por l a accin visible) oaunque ste sea un uso poco practicado, expresionista; sino tambinc) la palabra misma en diversaclaves: dilogo, narracin en o fmonlogo interior.

    La capacidad del cine actual paraexplorar y codificar su propio sistema reside no tanto en la suma deestos rdenes parciales sino en uncampo fluctuante pero no imprecisodeterminado por las relaciones posibles entre esos rdenes: suerte dvariable espacio central, donde scontrapone a la naturaleza sucesiva yconcreta de la imagen la capacidadde abstraccin de la palabra, paraimpugnarla o corroborarla, y se juega con la duracin de ambos discursos.

    Edgardo Cozarinsk

    LOS LIBROS, agosto 1969

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    -- - - - - .-

    HISTORIA

    Lvi-Stmuss1968,371 pp.

    El uso de la nocin de estruc-ra en las ciencias sociales estel trmino, puede hacer-

    la estructura es una

    cambio, consideranara concep-n no se uti licen - e n tanto

    - modelos, ni que la segun dad de otro modo amorfa. S ena obrar con

    n la estructura en el nivel deinstau-a, etc., son descompuestas y

    los hechos observados" 1.E s ta lt ima c or ri en t e - q u etes ms destacados-declaradamente en los

    tural de los hechostem a "en el que todas las par-deben considerarse

    2.osposteriores desarrollos de la

    fonologa (desde Trubetzkoy)demostraron que para formularrelaciones necesarias en los he-chos de la lengua haba que pa-sa r del estudio de los fenmenosconscientes al de su in fraestruc-tura inconsciente. Extendiendoel procedimiento a otros camposde investigacin de lo social,parece claro que dicha infraes-t ruc tura slo puede aparecerdesplazando la atencin desde elmarco vivido Y sabido por los

    manif iesta, m s difcil ser c a ptar la estructu ra profund a, pues-to que entre el observador y suobjeto se erigir n como obstcu-los los modelos conscientes. Pe roel hecho de que stos existantampoco es indiferente para laelaboracin del modelo cientfi-co: tambin ellos son significa-tivos y en ese sentido integran,como un elemento ms, los he-chos que debe explicar el obser-vador. La es t ruc tura slo ~ o d r actores hacia la base inc6nscien- ser "puesta en evidencia" Qupe-te que sostiene la complicada rando el objeto inmediato 'r cons-red de sus relaciones y bus con-ductas.Una regia matrimonial, un ri-to, una forma de organizacinsocial, son modalidades por lascuales los hombres otorgan unasignificaci n a la vida social. Pe-ro la significacin otorgad a no seago ta en el saber consciente queellos tienen de tales modalida-des. Los elementos significativ osson fragmento s a los que se con-cede un sentido "interior" a lacultura en que los hombres vi-ven. Comparando la diversidadde esos sentidos en cierto n-mero de sociedades, se pone demanifiesto una vinculacin in-terna de las significaciones quelas hace comparables y oponiblesen el seno de un modelo general.Asf corno la fonologa "constru-y" el sistema fonolgico paradar cuenta de las relaciones en-tre los fonemas, as el antrop-logo "construye" el modelo qu edar cuenta de las relacionesdifere ncid es entre los hechos so-ciales significativos. Es te modelo-por definicin- no es cons-ciente par a los hombres que par-ticipan en la significacibn den trode las distintas reas. Ellos pue-den tener su propio modelo, delque el antroplogo, el socilogo,desconfiar como de una "ideo-logia" inmanente al sistema. Elverdadera modelo, el cientffico,va ms all de las aparienciasvisibles y explica lo sabido porlo no sabido, lo consciente porlo inconsciente. El modelo in-mediato que encuentra el etn-grafo no puede ilustrar16 sobrela estructura profunda que sub-yace en la conciencia colectiva:"su fu ncin no -consis te en expo-ner los resortes de las creenciasy los usos, sino en perpetuar-los". Ms a n: e n la medida enque sea ms clara la estructura

    truy end o n "superobjeto" queno es sino una estructura lactente. Esta, considerada comomodelo, no se induce de losfenmenos observados : es cons-trui da m ediante operaciones for-males que ponen en juego fun-ciones matemticas; el clculode sus valores, en un momentodado, puede ofrecer una basepara la previsin.Estamos pues, muy lejos dela "verdadera y significativaanalogfa" entre la estructu ra or-gnica y la estructura social.Para la corriente que menciona-mos en pr imer lugar , y queacepta, de uno u otro modo, pos-tulados organicistas, la estruc-tur a no est en un plano dist in-to al de las relaciones socialesmismas ; e despliega en su mis-mo nivel : la observacin direc- 'ta nos muestra que los sereshumano s establecen vnculos re-cprocoa mediante un complejoconjunto de relaciones sociales.Yo uso el trmino 'estructura'para designar este conjunto derelaciones realmente exhten tes"dice Radcliffe-Brown 3. Este au-to r tiende a def inir la estructurabasndose en su coherencia in-t e r na y su permanencia en eltiempo ; en su concepcin, pues,la 'estructura' denota :1) el con-junto de las relaciones sociales;y 2) aquella "parte del objeto, laparte dura, resistente". I,a es-tructura inconsciente de Lvi-Strauss, en cambio, es ms bienuna potenciatidad del objeto queel etnlogo puede "superar" pa-ra construir "una suerte de 'su-perobjeto' que es, en definitiva,un sistem a de relaciones". Po r lodems, Radcliffe-Brown compa-ra una sola sociedad en diversosmomentos, mientras que Lvi-Stra us s establece comparacionesexternas ent re sociedades.

    "En la lengua, como en todosistem a serniolgico -haba dicho Saussure-, lo que dist ingue a un signo es todo lo que loconstituye. La diferencia es loque hace la caracterstica, comohace el valor y la unidad". Emodelo semiolgico se funda enun anlisis de valores diferenciales. No existe una realidadsustancial a la que se refieranlos trminos opuestos; el valorde cada uno est determinadopor su oposicin al otro: sonlas relaciones opositivas las quele asignan su posicin; en otraspalabras : las diferencias. Esfaperspectiva implica un p asaje delas sustancias a las formas; delo producido a las reglas de suproduccin. Si "la actividad inconsciente del espritu consisteen imponer formas a un contenido, y si estas formas son fundamentalmente las mismas para todos los espritus, antiguoy modernos, primitivos y civili-zados. . . es necesario y suficiente alcanzar la estru ctura inconsciente que subyace en cada institucin o cada costumbre paraobtener un principio de interpretacin vlida para otras instituciones y otras costumbres".N a d a m s i n c o n s c i e n t e , p o rejemplo, que el sentido de lap r o h i b i c i n d el in c es to p a r aaquellas sociedades (todas, aparecer) que ponen en prcticatal interdiccin. En Les structures lsnentaires de la parentdespus de pasar revista a unaserie de prohibiciones de diversos grupos indgenas, LviStraus s l lega a la conclusin deque todas ellas se reducen a undenominador comn : un "abu-so de lenguaje", y que en ese carcter son ag rupadas por dichosgrupos junto a la prohibicindel incesto. Su conclusin esugestiva : "tQu significa estosino que las mujeres m ismas sontrata das como signos de las quese abusa cuando no se les da euso reservado a los signos, quees el de ser comunicados ?" 'Las reglas matrimoniales representan medios de asegurar lacirculacin de las mujeres en einterio r del g rupo social, as como l as reglas econmicas sirvenpara asegurar la comunicacinde bienes y servicios, y las reglas lingsticas para la comunicacin de los mensajes. Y e

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    hecho de que "el 'mensaje' estconstituido por las mujeres delgrupo que circulan entr e los cla-nes, lneas de descendencia ofamil ias (y no, como en el len-guaje propiamente dicho, porlas palabras del grupo que cir-culan entre los individuos) noaltera absolutamente la identi-dad del fenmeno consideradoen ambos casos". Ampliando deeste modo la nocin de comuni-cacin para incluir en ella laexogamia y las reglas derivadasde la prohibicin del incesto,Lvi-Strauss sugiere una hip-tesis sobre el origen del lengua-je. Primitivamente las palabrashabran sido enteramente valo-res, para luego convertirse ensignos. Esa evoliicin no se re-produce en el caso de las muje-res, que mantienen - d e acuerdocon las reglas matrimoniales-el carcter de signos, y tambinel de valores. La "posicin am-bigua" de las mujeres en el sis-tema de comunicacin entrehombres, en que consisten lasreglas matrimoniales, ofrece, se-d n Uvi-Strauss, una imagende lo que en un tiempo fueronlas relaciones del grupo humanocon las palabras. E l impulso ori-ginal que movi a los hombresa "intercambiar" palabras des-cansara en "una representacindesdoblada. derivada de la fun-cin simblica que haca su pri-mera aparicin". E n el momentoen que un objeto sonoro es apre-hendido como ofreciendo un va-lor inmediato,'tanto p ara el auehabla como para el m e escucha,adquiere una naturaleza contra-dictoria "cuya neutralizacins610 es posible mediante esteintercambio de valores comple-mentarios al aue se reduce todavida social". El estudio del sis-tema lingstico revela analogascon el estudio del sistem deparentesco y con el del sistemaeconmico: e trata de distintosniveles de una misma actividadfundamental : la comunicacin(respectivamente:comunicacinde mujeres y comunicacin debienes y servicios). Esas analo-aias ponen en evidencia que lostres tipos de estudio "dependendel m&mo mtodo: difieren so-lamente por el nivel estratggicoen que cada uno se coloca, en elseno de un uniuerso comn".Lvi-Strauss supone que en al-LOS LIBROS. agosto 1969

    gn momento podr producirse abiertas perspectivas inditas.una asociacin definitiva entr e "Formalmente", est en la mis-la antropologa social, la econo- ma situacin que el fonlogo:ma y la lingustica, que, an con- tambin los trminos de paren-junto, sen tar a3 las bascs de una tesco (como los fonemas) sonciencia de la comz~nicacin.Es a elementos de significacin, y s-ciencia "consistir sobre todo en lo la adquieren en la medida enreglas" que sern independien- que integ ran sistemas; stos,tes de la naturaleza de los par- adems, son igualmente elabo-ticipantes cuyo juego rigen. Pa- rados por el espritu en el planor a fundar este proyecto, se nos del pensamiento inconsciente, y,recuerda la definicin de von por ltimo, la recurrencia de lasNeumaiin : el ju eg oo ns is te en formas de parentesco sugiereel conjunto de las reglas que lo/ que tanto en uno como en otrodescriben ; el nico factor perti - caso, "los fenmenos resultanriente ea saber cundo el juga da- del juego de leyes generales, pe-p u e s e E g i F y Cundo no puede ro ocultas".liacerlo. Reglas, eleccin: una Qu lugar ocupa la historiavez ms el programa central de en esta doctrina? A primera vis-Lvi-Strauss: establecer el in- ta , y en las formulaciones me-ventario de los posibilidades in- nos polmicas de Lvi-Strauss,conscientes del grupo humano en el tiempo histrico se presentatanto ellas fundan lo social, o como aquello de que cayece ladel espriti: humano en tant o etnologa: una cuestin de he-ste surge deslindando (y corre- cho, lamentable, a la que se debelacionando) naturaleza Y cul- resignar. En tr e las poderosast11ra. fuerzas que a r r e b a t a r o n esePuesto que el ideal consis te' tiempo histrico hundindolo enen so met e r progresivamente la nada, est, Por supuesto, enlas ciencias sociales a los crite- primer lugar la ausencia de es-ros de objetividad de las cien- cr itura en 10s pueblos desapare-cias exactas y naturales , nada cidos. LOS limitados contactosms coherente que deste rra r de con las poblaciones alejadas. Y elaqullas 10s efectos de la confu- escaso inters por establecerlossin ent re el observador y su antes del desarrollo de la etno-objeto. E sta condicin es par- loga, privar on a sta de la di-ticularmente posible en la lin- mensin histrica de su objeto.gstica, donde "la influencia El colonialismo, Por Su par te, Yadel observador sobre e1 objeto aniquilado ese tiempo Yde observacin es despreciablew, a 10s hombres que 10 vivieron.~a aparicin de la fonologa Sin embargo, "no cabe concluirrepresent as un acontecimien- Que ella no existe" ni tampocoto de profunda significacin pa- adjudicarle a pr iori una histo-r a las ciencias sociales, que ria estancada: "el etnlogo de-cumplir6 en stas "el mismo pa- dicado al estudio de socieda-pel renovador que la fsica nu- des vivas Y actuales no debeclear, por ejemplo, ha desempe- olvidar que Para Ser hle s, di-ado para el conjunto de las chas soc ie da de s han debidociencias exactas". Lv-Strauss vivir, durar y por lo tanto cam-resume en cuatro puntos funda- biar". Pero aun en los casos enmentales el programa fonolgi- que puede recuperarse una bis-co establecido por Trubetzkog toria, sta tambin es insufi-en 1933: pasar de1 estudio de ciente y los verdaderos proble-10s fenmenos lingsticos cons- mas persisten. Pa ra la etn010gfatientes a1 de su infraestructura la Cuestin Central es : j cmoinconsciente ; no considerar a los explicar la diversidad? La alte-trminos como entidades inde- ridad para ella, es Constitutivapendientes y basar el anlisis en de SU objeto. Tambin la historialas relaciones entre los trmi- estudia "otras" sociedades quenos ; introducir la nocin de no SO" aqullas en que vivimos:tema; proponerse el descubri- distanciamiento en el espacio omiento de leyes generales. ~ s t o istanciamiento en el tiempo, 18ssignifica, par a 61, que

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    oesa

    O C T A VIO P A Z Y LEVI -STR A U SS

    Odavio PazEl nuevo festn de Esopo1 Mortiz, 128 pgs.Esta obra, testimonio de un

    poeta cabal al mismo tiempo quefino analista del quehacer po-tico contemporneo, es prendade generosidad de espiritu, decuriosidad e inquietud ante losproblemas raigales del hombrede nuestros das. Aqu, como enotros de sus libros anteriores,Octavio Paz no desdea el co-metido docente, ni lo consideralesivo para el ahondamiento cri-tico y la realizacin creadora."Mis comentarios, -nos dicePaz-, no son de orden estric-mente cientfico; examino lasideas de Lvi-Strauss con la cu-riosidad, la pasin y la inquie-tud de un lector que desea com-prenderlas porque sabe que, co-mo todas las grandes hiptesisde la ciencia, estn destinadas amodificar nuestra imagen delmundo y del hombre." Hechaesta aclaracin, procura determi-nar en qu consiste la origina-lidad de LS. Ella reside - ex pr e-sa- en ver a la estructura nonicamente como un fenmenoresul tante de la asociacin de loshombres sino como "un sistema- on palabras de LS- egidopor una cohesin interna -esta cohesin, inaccesible pa ra elobservador de un sistema aisla-do, se revela en el estudio de lastransformaciones, gracias n lascuales se redescubren propieda-des similares en sistemas enapariencia diferentes". Es decirque la estructura es un sistemay cada sistema est regido porun cdigo que permite, si elantroplogo logra descifrarlo, sutraduccin a otro sistema.La heterogeneidad de las his-torias particulares se resuelve,pues, en la obra de LS, en unaestructura atemporal. No haypueblos marginales, y la plura-lidad de culturas es ilusoriaporque es una pluralidad de

    metforas que dicen lo mismo.Sin embargo, "hay un puntoen que se cruzan todos los cami-nos; este punto no es la civili-zacin occidental sino el espirituhumano que obedece, en todaspartes y en todos los tiempos, alas mismas leyes".LS - s e a l a Paz- procedepor medios de reducciones suce-sivas y rigurosas: Reduce, enun primer momento, la plurali-dad de las sociedades e hi storiasa una dicotoma (pensamientosalvaje y pensamiento domsti-cado) que las engloba y las di-suelve ; en un segundo momento,descubre que esta oposicin esparte de otra oposicin funda-mental : naturaleza y cultura; ypor ltimo, en un tercer mo-mento, revela la identidad deambas, pues los productos de lacul tura -mitos, institucioneslenguaje- no son esencialmentedistintos a los productos natu-rales ni obedecen a leyes dife-rentes a las que rigen a sus ho-mlogo~, las clulas. Todo esmateria viva en permanentecambio. Pero la materia mismano es sino una operacin, unarelacin. A su vez la culturaviene a constituir una metforadel espiritu humano y ste no essino una metfora de las clulasy sus reacciones qumicas que,por su parte son otra metfora.O sea que la naturaleza hablaconsigo misma a travs del hom-bre y sin que ste se d cuenta.Ahora bien, las relaciones en-tr e el universo del discurso y larealidad no verbal, el pensa-miento y las cosas, la significa-cin y la no significacin cons-tituyen un tema constante enlas meditaciones de LS. Y piensaque el lenguaje es lo que nossepara de la naturaleza y lo quenos une a ella y a nuestros se-mejantes. Es decir que el len-guaje significa a distancia en-tre el hombre y las cosas tantocomo la voluntad de anular la.Por lo dems, la cocina (lacoccin de los alimentos por elfuego domesticado) el tabi delincesto (las reglas de paren-tesco) son homlogos del len-

    guaje; estn prefigurados porl. Lenguaje, cocina y reglas deparentesco son por lo tan to "ce-dazos que cuelan el mundo natu-ral y annimo y lo trasmutanen nombres, signos y cualida-des". ''Pero no hay, preguntaPaz, en esta necesidad de dife-renciar entre naturaleza y cul-tura y de introducir en seguidaun trmino de mediacin entreambas, el eco y la obsesin desabernos mortales?" Responde-remos afirmativamente apenasreparemos que el lenguaje obe-dece a la voluntad de anular ladistancia entre nosotros y lascosas; la cocina, a la necesidadde sobrevivir por la alimenta-cin, y la s reglas de parentesco,a la necesidad de sobrevivir porla reproduccin. Son tres ope-raciones del espritu que consti-tuyen, en realidad, mediacionesentre la vida inmortal y la bre-vedad de la existencia humana.La muerte nos condena a la cul-tura.Pero Paz experimenta la ne-cesidad de hablar de la poesia,un husped no invitado a ese fes-tn de Esopo que es, a su juicio,la obra de LS. Como el mito, nosdice, aunque en direccin con-traria, la poesa trasciende ellenguaje : as palabras explicana las palabras, merced a la mo-vilidad de los signos lingsticos.Lo que dice una frase puede serdicho por ot ra y otro significadoconstituye un querer decir quepuede ser expresado de otro mo-do. En cambio, la "frase po-tica" nunca es un querer dec ir;es un "decir irrevocable y final",en el que se funden sentido ysonido. "El poema es inexplica-ble, excepto por s mismo". ytiene el carcter de una totali-dad indisociable, donde el me-nor cambio altera todo el con-junto. Adems, es intraducible,inclusive al idioma en que estescrito. Decir ltimo, objeto he-cho de palabras, el poema des-emboca en una regin inacce-sible a las palabras. Y aquOctavio Paz nos seala una di-vergencia fundamental con LS,quien, si bien admite que la

    poesa modifica el lenguaje, en-tiende que, por este mismo he-cho, queda an ms encerradaentre sus mallas; desciende delsentido a los signos sensibles,regresa de la palabra al fo-nema. "Slo dir -o pi na P a 5que me parece una perversaparadoja definir de esta ma-nera la actividad de Dante,Baudelaire o Coleridge." Y esque el poema es "un mecanismoverbal que produce significadosslo y gracias a un lector o unoyente que lo pone en movi-miento". Su significado no esten lo que quiso decir el poeta,sino en lo que dice el lector porsu intermedio. El hombre se co-munica consigo mismo a travsdel poema como a travs decualquier obra de arte. Por lodems, el carcter y la univer-salidad de las obras no dependede la clave o del cdigo que lasrige, "sino de ese imponderable,verdadero misterio que llama-mos arte o creacin".

    El lenguaje nos da sentido,pero jcul es el sentido de esesentido? Cul es la significa-cin ltima? El lenguaje nos dala posibilidad de decir, pero j ququiere decir decir? NO hayacaso salida? NO hay otra ori -lla? El silencio ser l a 'nicarespuesta posible? i.0 es que,como afirma LS, "la edad deoro est en nosotros", en esemomento de privilegio en que"nos sentimos no como un yoaislado ni como un nosotros ex-traviado en el laberinto de lossiglos sino como una parte deltodo, una palpitacin en la res-piracin universal" ?De cualquier modo, y aunqueno sepamos nada del sentido,la poesa, como el hombre mis-mo, no ceja en su bsqueda. y,en ltima instancia, "el sentidose disuelve en el poema, ser ysentido son lo mismo". E n suma,por mediacin de Octavio Paz,la poesa, ausente en este nuevofestn de Esopo, aporta una vozimprescindible, un espacio.

    Edgard Bayley

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    antropologa

    Claude Lvi-StraussMitolgicas.Lo crudo y lo cocidoFondo de Cultura Econmica395 pgs.

    Lo crudo y lo cocido podra ha-berse llamado de otras maneras:"Naturaleza y cultura", "La cienciade los mitos". El nombre elegido- s i n embargo- quiere destacar eltrnsito de la naturaleza a la cultura,que Claude Lvi-Strauss descubre ytraduce en la mitologa de los pue-blos sudamericanos. Inspirado en lalingstica y fascinado por la m-sica, Lvi-Strauss traspone los prin-cipios metodolgicos de la primera yutiliza formas musicales para mos-trar cmo la cocina, junto al len-guaje, responde a una forma de ac-tividad humana verdaderamente uni-versal. "Categoras empricas talescomo lo crudo y lo cocido, fresco ypodrido, mojado y quemado, etc.,definibles con ~rec is i n or la puraobservacin etnogrfica y adoptan-do en cada ocasin el punto de vistade una cultura en particular, pue-den -afirma el autor- servir deherramientas conceptuales para des-prender nociones abstractas y enca-denar las en proposiciones"- E n elanlisis de las variaciones diferen-ciales que le permiten descubrir enlas sociedades que estudia la ma-nera en que difieren unas de otras,el etnlogo ve cmo estas nociones

    (en principio vacas) se cargan consignificaciones que no en ra a nsiempre lo mismo para todas.

    De manera convencional y a par-tir de una intuicin "no arbitraria",el autor elige un mito ("mito de re-ferencia") de una sociedad ( los Bo-roboro) : a partir de aqu, demues-tra cmo "mitos de muy diversosorgenes forman objetivamente ungrupo" y accede a su sentido pro-fundo, a su lgica. Definido el mitopor el conjunto de todas sus versio-nes y admitiendo en l una dobleestructura histrica y ahistrica, selo puede reconocer en el seno delhabla y de la lengua; pero tambinen un tercer nivel que, a la vez queposee naturaleza lingstica, mantie-ne una originalidad que lo hace di-ferente de los otros dos: "La sus-tancia del mito no se encuentra enel estilo, ni en el modo de la narra-cin, ni en la sintaxis, sino en lahistoria relatada". En esta tarea dedesciframiento progresivo se advier-te el carcter de la temporalidad delmito: sincrnica y diacrnica, re-versible e irreversible. Esta tempo-ralidad hace posible reconocer el va-lor de mito m cmnto mito: "noexisten ms que encarnados en unatradicin, sea cual haya sido su ori-gen real". Su estructura se actual izacada vez que volvemos a contar lahistoria.

    Por qu el libro - e n lugar delos tradicionales captulos- se pre-senta como una "obertura", un "te-ma y variaciones", una "sonata d elos buenos modales", una "fuga delos cinco sentidos"? Por qu tra-tar al mito como si fuese la parti-

    tura d e una obr a musical, cuyo or-den inicial tenemos que reconstruir?Este es el centro del problema. Mitoy obra musical, aunque pertenecenal orden del lenguaje, manifiestanpropiedades especficas que permi-ten trascenderlo: como el leneuaie" -articulado requieren del tiempo pa-ra manifestarse, pero lo superan enuna estructura permanente. La m-sica por una parte (con su dobleoriginalidad de inteligible e intradu-cible) y el lenguaje articulado porotra, permiten colocar a la mitologaen mitad de camino. En ambos sealza el placer esttico: resultante deese sentimiento contradictorio queofrece lo irresoluble a la vez que susolucin. El orden de presentacindel libro no poda ofrecerse en for-ma lineal: "La divisin en captulos-subraya Lvi-Strauss- no slo vio-lentaba el movimiento del pensa-miento; lo empobreca y lo mutila-ba, quitaba a la demostracin sumordiente". La obr a se pliega a lasexigencias del pensamiento mticomientras respeta su ritmo.

    El origen de la coccin de los ali-mentos es el nexo que rene en ungrupo los 187 mitos considerados.En cada uno de ellos existen parti-cularidades que permiten ver cmolas operaciones culinarias son acti-vidades mediadoras entre la natura-leza y la cultura, entre la vida y lamuerte, entre el cielo y la tierra. Ca-da mito y cada grupo de mitos que-da reducido a un sistema de rela-ciones que, a su vez, revela una suer-te de isomorfismo y afinidad tantoen el mito mismo como en mitos ygrupos de mitos provenientes de esa

    sociedad O de reas vecinas. Levi-Strauss ofrece una imagen estructu-rada de la materia mtica que elmismo uso de su pensar exige, comocondicin, el mantenerse oculta.

    En Lo crudo y lo cocido, Lvi-Strauss sostiene que la razn del pri-mitivo no es menos rigurosa que lamuestra. "Resulta l o mismo -afir-ma- que en este libro el pensa-miento de los indgenas sudamerica-nos cobre forma por operacin delmo o el mo por operacin del su-"Desanidador de pjaros", "j a-guar" y "puchero salvaje", prota-gonistas de la mitologa presentadapor el antroplogo francs, repitensucesivamente el mismo tema: laoposicin entre lo crudo y lo cocido,naturaleza y cultura. Pero ms allde estas oposiciones, la metodologade Lvi-Strauss demuestra su afir-macin ms trascendente: la unidaddel pensamiento humano.

    Hctor Lahitte

    LOS LIBROS, agosto 1969

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    reportaje

    LOS ULTIMOS ONASDiscpula de Claude Lvi-Strausc, laf ~ a n c e s aAme C hapman (Ph .D d e l aUnivers idad de Columbia, N.Y, octo-r a d a e n la Sorbona, inves t igadora delC.N.R.S. en F ranc ia ) ha t r aba jado es -tos Qltimos cinco ao s con indios onasen e l s u r a rgen t ino , ba jo l a d i r ecc i6ndel pres t igioso autor de Antropologaestructural. Hctor Lahitte (Licenciadoen antropolog a, Inves t igador d e la Co-misin de he s t i ga c ib n C ien t f ica dela Univ Nac. d c La Plata) , antes depar t i r hacia Par ls donde t rabajar conLbvi-Strauss, ha conve rsado larg ame ntecon Anne C hapman. Par t e de es e d i -logo concedido exclus ivamente paraLOS LIBiiOS, se reproduce a conti-nuacin.

    A. CH.: Empec mis trabajos enTierra del Fuego en 1%. Mi pri-mer objetivo fue arqueolgico: co-nocer a Lola, la ms anciana de losobrevivientes Onas. En 1%5 volva Ro Grande y durante tres sema-as realizamos numerosas grabacio-es. Los cantos registrados entusias-aron en Francia al profesor Lvi-Strauss y al jefe de departamentode msica del Museo de Londres.olv a Tierra del Fuego en 1966;ola tena 90 aos y poda morirn cualquier momento: era urgenteecoger nuevas grabaciones pues ellara la ltima persona que tena co-ocimiento profundo de esos cantos.lgunos meses despus Lola muri.lo qued de los onas unos 90 can-os en 25 cintas magnetofnicas.

    H. L.: Se plante el problema deraducir esw c i n t a . ..Preparamos una segunda misintnolgica a Tierra del Fuego en967. Entances trabajamos con An-

    gela, otra conocedora de las tradi-ciones. Durante cuatro meses nos es-forzamos por traducir el lenguajeesot ri c~ e las canciones de Ld a.Es cierto que Angela no haba co-nocido la vida primitiva nmade delos Onas, como era el caso de Lola,pero su asombrosa memoria le per-mitia tecuperar el mundo que le ha-br sido transmitido por sus mayo-res. Recordaba conversaciones teni-das haca 25 aos con personas de80 a 95 aos pa1abra.a palabra. Laperspectiva de un trabajo con la nue.va informante me: entusiasm. En1%8-vohri por cuarta vez a Tierradel Fuego donde estuve hasta ahora.Tuve ocasin de traba jar con otrossobrevivientes Onas. .

    Su trabajo concreto era recogerinformacin de las persom etegidcucomo informmaks. . .Er! realidad no se trata de elegirinformantes, sino de apreciar lo quecada una de las siete u ocho perso-nas de origen indgena podran apor-tar.

    Estas investigaciones entrarhdenGro d e u fonnulacwnes de Lvi-S L ~ W so bre e4 asilisis de los mi-tos slLrb.meric&nos?

    No. Responde ms bien a una con-ciencia muy ntida de Lvi-Strausssobre la importancia de re9lizar tra-bajos etnolgicos entre los indge-nas de Amrica y a la necesidad im-postergable de recoger datos sobregmpos en vas de desaparicin.En relucwn a la rnetoddogia apli-cada, Ud. considera que existenpwus de contocto entre la probk-

    mi tk a plankadu por las bwgrafiasnoveladas de Oscar Lzwis y el es-tructw& mo de Lvi-Strauss?Creo que las dos corrientes per-manecen absolutamente separadas. Elinvestigador etnlogo puede frecuen-tar ambas en la medida que es degran valbr tener historias vividas porel informante. Lvi-Strauss es el otro

    extremo de la gama. Es el ms gran-de terico contemporneo dentro delas ciencias sociales, pero no es unhombre de campo, de contacto hu-mano.

    Como es sabido, exisbm otra es-citeku rmtropdgiaw, alg una de lasctcdes han tenido gran importunciaen sw momento e incluso acluahnen-te mmthen su influencia en secto-res de la antropologu argentina Ta les el caso de lo escwb his tr ico-c d t w d o aurtrwlemana. No s sien otros centros mtropo!gicos & m-bin conthria vigente.. .

    En realidad no estoy al tanto delos trabajos actuales de la escuelahistrico-cultural. En Francia, al me-nos, no tiene vigencia. En cambiocreo que en la Catholic Universitv ofWashington existen algunas inquictu-des en ese sentido aunque no conoz-co las publicaciones. S conozco decerca los trabajos del profesor Mar-tin Gusinde, uno de los ms impor-tantes dentro de esa escuela. El pro-fesor Gusinde vive en Vienri y tiene85 aos. A mi modo de ver su valorno estriba tanto en la orientacinantropolgica que defiende. sino enIa exigencia de rigor cientfico quelo anima y que lo llev a hacer im-portantes aportes sobre el estudio delos Onas. Es la primera persona quevino a Tierra del Fuego y tom en

    serio a los indgenas. Los otros antecedentes que existen, los de Gallado o el de los padres Salesianos, soindudablemente de menor trascendencia.En otro orden de cosa-S,es intersante constatur las polmicas sobr

    el valor asignado a las sociedadeprimitivas. Se ha puesto en duda lcemza de hablar de la superioridade u& crJtura sobre otra. Ta l veslo pueda afirmarse que existen c dturas diferentes y forma distintade pensumiento.Esta es una de las claves de la enologa moderna. Ya no se puede hablar de pueblos primitivos como lhacian generaciones pasadas. I\Texisten diferencias entre pueblas. Ehombre ha sido s ie m~ re an intelgente o tan poco inteligente com

    hoy en da. Nuestra sociedad. ecuanto no logra resolver sus problemas fundamentales, es inferior a loprimitivos que los haban resuelta-el anroplogo debera tornaposicin ante esos problemus. ..

    El etnlogo en su trabaio de campo asume una responsabilidad frente a los encuestados; si la aceptano es otra cosa. No puede relegasu compromiso frente a la gente conla que trabaja, aunque no siempres posible hacer algo positivo en relacin a ellos. . .Los antropiogos argentinos deberan aswnir una actitud ante las cornunidades indias a punto d e extinguirse.La Argentina est en situacin pri

    vilegiada. Existen cientficos impor18 LOS LIBROS, agosto 196

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    r que per,n ese se

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    L L E V E S E S UC R E D I B O N OY N O P A G U EN A D AH A S T A E L M E SS I G U I E N T E(ni siquiera los gastos)

    TAMBIEN PLANES HASTA 37 MESESABSOLUTAMENTE NADE. PUEDE DARLE MAS

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    . .

    mantes. justamente se remonta haciaetapa5 primitivas.- - . . -Los Onas conucisn corrcsrrs dominios.Er nues-contribucin no slo a la ciencia, Todos los accidentes geogrficosa una m ayor valori- de ]a isla tenan nombre. Conocane las poblaciones y los hom- la fauna , Los p ja ros ten an pr imor*manecen olvidados. dial importancia, no slo desde el

    - punto de vista econmico sino tam-E ntulo se ordenn su tra- bien simblico. Los pjaros tenan

    Onas. . . su nombre ind gena y su personali-dad mitolgica.El valor de mi t raba jo no se re - . - .o al carcter "primitivo" de Recin se est tomando conciencia . .del valor de In -cultura indgena.. .

    . .os grupos que representan la . . . . .paleol tica conocidos en Am- Desgraciadamente cuando la ma- - .yo'r parte va desapareciendo. En ES-es de este continente fueron empii- tados Unidos gran cant idad de ind -zonas pobres donde per - genas fueron muer tos y e l a o pasa-a t icas. cu l tura les . do se h ic ie ron ~ bl ic as as matanzas .

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    ensayo

    Grosz, Piscator, BrechtArte y sociedad, Calden, 80 pgs.Bertold BrechtPoemas y cancionesAlianza, 176 pgs.Bertold BrechtMe-ti. El l ibro d e la s mutacionesNueva Visin, 160 pgs.Francisco PosadaLukcs, Brecht y la situacibnactuai de1 realismo socialistaGalerna, 310 pgs.Paolo ChiariniBertold Brecht,Pennsula, 296 pgs.

    No se admite a Brecht sin incon-vmientes; sin un mnimo sobresaltoy con un cmulo de explicaciones.Ppr cierto abundan quienes, no pu-diendo negarlo de plano, suelen de-tenerse morosamente en hacerle esteo aquel reparo, en rechazar tal ocual aspecto de su obra. Pero no ha-blo de ellos. Tampoco se trata yade reconocer su grandeza -algo ob-vio-. sino ms bien de sealar enqu consiste esa grandeza, o si seauiere. cul es su furia. De all na-cen tanto la perplejidad como lareticencia sol a~ ad a aun ciertas for-mas de tergiversarlo. Para admitira Brecht, sin embargo. slo hace,falta no taparse los ojos.El reconocimiento de la "revolu-cin brechtiana" no ha corrido en-tre nosotros mejor suerte que enotras latitudes: reconocimiento uni-

    do muchas veces al desconocimien-to, se ha mostrado superficial, con-tradictorio. eauivoco. finalmente seSha impuesto. Aunque su triunfo aques an ~recario. or eso estas obrasnos parecen saludables, porque con-tribuven a un debate latente de fun-damental importancia.Hace unos quince aos, dos antesde la muerte del autor, la puesta enescena de Madre comie abre -siolvidamos un episdico intento an-terior- la brecha de las rewesen-taciones de Brecht en la Argentina.Desde entonces. stas se irn suce-diendo, con el concurso de directo-res como Fessler. Gandolfo. Mos-~ ~sian, Lovero, lnda Ledesma y el uru-guayo Atahualpa del Cioppo, y conuna significativa ausencia de loselencos ~rofesionales.Por la mismapoca se inicia la publicacin dealgunas de sus obras teatrales, quea partir de 196P comienzan a sereditadas en forma sistemtica DorNueva Visin, hasta completar hoycatorce tomos. Paralelamente a estalabor, se traducen al espaol lasobras de algunos exgetas y crticosextranjeros (cronolgicamente apa-recen las de A. Gisselbrecht, V.Klotz, H. E. Holthusen, J. Willett,J. Desuch y un volumen colectivocon trabajos de S. Tretiakov, MaxFrisch, V. Pozner, G. Lukcs, P. De-metz, M. Esslin y otros; tambinensayos incluidos en recopilaciones,como los de Barthes). Sin olvidarla ~ublicacindel Pequeo Organon(bajo el ttulo de Breviurw de est-tica teatral en 1963), de sus Poemasy c m i o n e s en 1965 y de las varias

    ediciones de LQ novela de dos cen-tavos, Los negocws de2 seor JulioCsar y Cuentos & crlmmuaqwe.No obstante esta labor eschnica yesta nutrida bibliografa, existanhasta ahora en c.uanto a la totalidadde la obra brechtiana algunos clarosevidentes, uno por lo menos de im-portancia. Veamos en qu medidacubren esas zonas poco transitadasestos cinco volmenes que han llega-do ltimamente a las libreras por-teas :1 Arte y sociedmE es uno de esostpicos libros-ensalada de los que sindao puede prescindirse, bien que re-sulte til hojear por algunos de suselementos, considerados en otro con-texto. Tras un ttulo rumboso (ovendedor, o harto pretencioso) sehan agrupado cinco breves trabajosde tres artistas cuyos vnculos comu-nes a partir de aqu no es fcil dilu-cidar, aunque tal vez sean stos:nacionalidad alemana, tendencias an-tiburguesas, se revelaron como crea-dores en el clima efervescente de laprimera posguerra, residieron en losEstados Unidos, los tres han muer-to. .. El texto del pintor Georg Grosz("El arte y la sociedad burguesa")reproduce una