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3 A ni ersario 20 C SEMBLANZA Claridades Agropecuarias (C.A.): Para iniciar Sr. secretario, ¿Quién es Enrique Martínez y Martínez, y cómo su paso como profesor por la Universidad Agraria Antonio Narro, y por la gubernatura del estado de Coahuila, le han permitido tener un contacto con el medio rural? Secretario Enrique Martínez y Martínez (E.M.M.): Para iniciar, me gustaría señalar que soy un orgulloso coahuilense. Nacido el 10 de noviem- bre de 1948 en la ciudad de Saltillo, una ciudad entrañable para mí, no sólo porque ahí crecí, sino porque su gente siempre tiene un trato amable, ade- más de que cuenta con servicios e infraestructura de primer nivel. En días pasados, un periódico nor- teamericano la acaba de considerar como una de las mejores ciudades para vivir en Latinoamérica. Me gradué como licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico de Monterrey –Campus Monterrey- en el año de 1970. Tiempo después fui director y profesor en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila, así como también catedrático en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Ese tránsito por el ámbito académico, me permitió conocer las diversas problemáticas que enfrentaba el estado de Coahuila y nuestro país, en diversos sectores, pero en particular en el campo, en el mundo rural. Posteriormente, la trayectoria que he tenido en la administración pública ha reforzado más mi conocimiento sobre diversos temas, incluido el agropecuario. Por ejemplo, fui subsecretario de Ingresos y Egresos del Estado de Coahuila; presidente mu- nicipal de Saltillo; director de Fortalecimiento Municipal del Estado de Coahuila; presidente de la Comisión Estatal Electoral; secretario general de Gobierno del Estado de Coahuila; diputado federal en las 54 y 57 Legislaturas, donde participé como presidente de la Comisión de Desarrollo Regional y Apoyo a la Producción y formé parte de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, y presidente del Instituto Nacional de Administración Pública en Coahuila. Pero si alguna de mis actividades ha sido determinante para definir mi vocación como servidor público, fue sin duda la guberna- tura del estado de Coahuila. Enfrentar los retos de una entidad tan diversa fue una experiencia enriquecedora. Uno de estos retos lo representó el campo coahuilense. Las reuniones permanentes con los productores, las visitas continúas a las zonas productoras y ganaderas, así como el impulso al desarrollo rural durante mi gestión, me proporcionó una mayor compresión del sector. A esto hay que añadir que también estuve del otro lado, ya que durante algún tiempo fui productor agrícola y ganadero. Como pueden ver, el tema del campo ha estado presente a lo largo de mi trayectoria. ENTREVISTA ENTREVISTA

Revista Claridades Agropecuarias, Edición Especial XX ... · cuarias y pesqueras, causado por diversos factores de en-tre los que destacan: bajo desarrollo de capacidades técni-

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SEMBLANZA

Claridades Agropecuarias (C.A.): Para iniciar Sr. secretario, ¿Quién es Enrique Martínez y Martínez, y cómo su paso como profesor por la Universidad Agraria Antonio Narro, y por la gubernatura del estado de Coahuila, le han permitido tener un contacto con el medio rural?

Secretario Enrique Martínez y Martínez (E.M.M.): Para iniciar, me gustaría señalar que soy un orgulloso coahuilense. Nacido el 10 de noviem-bre de 1948 en la ciudad de Saltillo, una ciudad entrañable para mí, no sólo porque ahí crecí, sino porque su gente siempre tiene un trato amable, ade-más de que cuenta con servicios e infraestructura de primer nivel. En días pasados, un periódico nor-teamericano la acaba de considerar como una de las mejores ciudades para vivir en Latinoamérica.

Me gradué como licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico de Monterrey –Campus Monterrey- en el año de 1970. Tiempo después fui director y profesor en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila, así como también catedrático en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Ese tránsito por el ámbito académico, me permitió conocer las diversas problemáticas que enfrentaba el estado de Coahuila y nuestro país, en diversos sectores, pero en particular en el campo, en el mundo rural.

Posteriormente, la trayectoria que he tenido en la administración pública ha reforzado más mi conocimiento sobre diversos temas, incluido el agropecuario. Por ejemplo, fui subsecretario de Ingresos y Egresos del Estado de Coahuila; presidente mu-nicipal de Saltillo; director de Fortalecimiento Municipal del Estado de Coahuila; presidente de la Comisión Estatal Electoral; secretario general de Gobierno del Estado de Coahuila; diputado federal en las 54 y 57 Legislaturas, donde participé como presidente de la Comisión de Desarrollo Regional y Apoyo a la Producción y formé parte de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, y presidente del Instituto Nacional de Administración Pública en Coahuila.

Pero si alguna de mis actividades ha sido determinante para definir mi vocación como servidor público, fue sin duda la guberna-tura del estado de Coahuila. Enfrentar los retos de una entidad tan diversa fue una experiencia enriquecedora. Uno de estos retos lo representó el campo coahuilense. Las reuniones permanentes con los productores, las visitas continúas a las zonas productoras y ganaderas, así como el impulso al desarrollo rural durante mi gestión, me proporcionó una mayor compresión del sector. A esto hay que añadir que también estuve del otro lado, ya que durante algún tiempo fui productor agrícola y ganadero. Como pueden ver, el tema del campo ha estado presente a lo largo de mi trayectoria.

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DIAGNÓSTICO DEL SECTOR

C.A.: En los considerandos a las Reglas de Operación que pre-sentó la SAGARPA en diciembre del año pasado, hay un diag-nóstico implícito de la situación del sector. Se alude que está inmerso en una problemática, en virtud de que los producto-res enfrentan limitantes por bajos niveles de capitalización de sus unidades económicas rurales, bajos ingresos, bajas capa-cidades técnicas-administrativas, vulnerabilidad de riesgos fi-nancieros, de mercado, sanitarios y de desastres naturales; así como deterioro de los recursos naturales para la producción primaria. Desde su óptica secretario, ¿cuál es el estado en el que encontró al sector agrícola, rural y pesquero, cuál es el diagnóstico?

E.M.M. : Como lo he indicado en diversos foros –más recien-temente en la Cámara de Diputados- existen importantes pro-blemas en el campo, aun cuando ello no cancela el potencial de desarrollo que tiene el sector agroalimentario.

El principal problema que enfrenta nuestro país está relaciona-do con el hecho de que estamos inmersos en un modelo econó-mico rebasado, que ha privilegiado la estabilidad sacrificando el crecimiento, con importantes efectos en la concentración y distribución de la riqueza.

En el campo, esta situación se expresa a través de problemá-ticas muy específicas que se manifiestan en todos los ámbitos que le conforman. Señalaré algunos ejemplos.

En el ámbito económico:

• En nuestro país existen entre 5.3 y 5.4 millones de unidades económicas rurales. De éstas, cerca de 1.2 millones –que representan el 22 por ciento- se caracterizan por ser de sub-sistencia, sin vinculación al mercado por lo que no presen-tan ingresos por ventas o si las realizan, son esporádicas de “excedentes no planeados”. La mayoría de estas unidades cuentan con un ingreso neto anual igual o menor a 27 mil 816 pesos, lo que los ubica en el umbral de la pobreza ali-mentaria, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para el año 2008.

• Alrededor de 2.7 millones de unidades económicas que re-presentan 50.6 por ciento del total, corresponden a aquellas que también son de subsistencia pero con vinculación al mercado. Se caracterizan por llevar un pequeño excedente de su producción agropecuaria o pesquera al mercado. Pre-sentan ingresos netos anuales menores a 32 mil 885 pesos, lo que las ubica en el umbral de pobreza de capacidades.

• Así también, otras 292 mil unidades económicas rurales que representan 8.3 por ciento del total, se encuentran en transición, es decir, han dejado de ser de subsistencia para incursionar al mercado. A pesar de que registran ventas anuales del orden de 73 mil 931 pesos, un poco más del 60 por ciento de estas unidades se encuentran en condición de pobreza patrimonial.

• ¿Qué significa esto? Que en estos tres rubros de unidades que he descrito y que representan el 78.5 del total de las unidades económicas rurales, es donde se ubican los problemas de ca-pitalización, debido al bajo nivel de ingreso que presentan.

• Pero no sólo eso, también está indicando que existe un bajo crecimiento y rentabilidad en las actividades agrope-cuarias y pesqueras, causado por diversos factores de en-tre los que destacan: bajo desarrollo de capacidades técni-cas y productivas, innovaciones tecnológicas insuficientes, bajo nivel de productividad, acceso limitado al mercado de productos agropecuarios y pesqueros, insuficiente finan-ciamiento para la actividad agropecuaria y pesquera, y un elevado nivel de riesgo que conlleva el desarrollo de las actividades agropecuarias y pesqueras.Pu

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• También se ha generado un desarrollo desigual y de ele-vados contrastes, que se expresa en esta suerte que he lla-mado “campo bipolar”. Por un lado, tenemos productores de clase mundial con los mejores indicadores de competi-tividad internacional; mientras que por otro, millones de productores que están desprovistos de cualquier situación de competitividad.

C.A.: Pero los problemas del campo no sólo se reducen al aspecto económico –aunque necesariamente están relacio-nados-, también se manifiestan en otros espacios. ¿Cuál es el análisis en esos otros rubros?

E.M.M.: Efectivamente, si bien el aspecto que más sobresale en los problemas que enfrenta el campo tiene que ver con lo eco-nómico, esto no significa que sea la única área donde se mani-fiesten sus dificultades. De hecho, la presencia de contrarieda-des en otros espacios indica el carácter complejo que adquiere la situación del campo mexicano.

En ámbito social:

• El principal problema radica en el nivel de pobreza de las fa-milias rurales. De acuerdo con cifras del CONEVAL de 2008, alrededor del 32 por ciento de las familias rurales se encuen-tran en pobreza alimentaria, 39 por ciento en pobreza de ca-

pacidades, en tanto que 60 por ciento se ubica en pobreza patrimonial.

• Las dos causas que explican la pobreza de las familias rurales son: bajos ingresos y bajo desarrollo de capital humano, que a la larga ha generado un círculo vicioso. Es decir, los bajos ingresos no les permiten acceder a los servicios de salud, educación, capacitación y alimentación, generando un bajo desarrollo de capital humano que los lleva a que se incor-poren o realicen actividades de baja productividad y por lo tanto, de baja remuneración, perpetuando así la pobreza.

En el entorno de lo ambiental:

• En la actualidad las zonas rurales de México presentan problemas de degradación ambiental ocasionados por los sistemas de producción pesquera, acuícola, ganadera y agrícola, los cuales se desarrollan de manera no susten-table y cuyos impactos pueden manifestarse de distinta manera, dependiendo del recurso natural que se utiliza.

• Entre las causas que explican este proceso se encuentran: la sobreexplotación de los recursos pesqueros, la erosión de suelos, la salinización de los suelos, la sobreexplotación de los recursos hídricos, la contaminación de los cuerpos de agua y suelos por residuos agropecuarios y pesqueros, así Pu

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como las emisiones de gases de efecto invernadero por parte del sector agropecuario.

• Es impostergable –por señalar algunos ejemplos- incrementar la eficien-cia de la utilización del agua en la agricultura, ya que se trata del principal uso del recurso y su eficiencia promedio es de únicamente 46 por ciento.

• Por otra parte, se estima que 45 por ciento del territorio nacional sufre algún proceso de degradación del suelo causada por el hombre.

En el ámbito de comercio internacional:

• La balanza comercial sigue siendo deficitaria. En 2011, el saldo negativo fue del orden de 2 mil 800 millones de dólares.

• Lo preocupante de esta situación es que cada vez más importamos muchos de los alimentos que consumimos los mexicanos. Por ejem-plo, estamos importando el 84 por ciento del arroz que se consume en nuestro país, 35 por ciento en maíz, 61 por ciento en trigo, 20 por ciento en frijol y 38 por ciento en carne porcina. Esto sin duda, nos hace vulne-rables frente a las eventualidades externas, ya sean de mercado –ofer-ta limitada, elevados precios, por señalar algunos- o climáticas, como sucedió el año pasado con la sequía que azotó a Estados Unidos; pero sobre todo, limita la posibilidad de alcanzar la seguridad alimentaria.

• A esto habría que señalar que la mayoría de la actividad comercial se concentra en nuestro vecino del norte. Del valor total de las importacio-nes agropecuarias que realiza nuestro país, 73 por ciento correspondió a ventas realizadas por Estados Unidos.

En el ámbito de la oferta de insumos:

• Nuestro campo tiene que enfrentar un mercado oligopólico de insumos. Hasta finales de los años ochenta, los gobiernos jugaron un papel fun-damental en cuanto a la producción y distribución de semillas, así como en la generación y subsidios para la compra de fertilizantes. Con las re-formas de los años noventa se liberalizaron ambos mercados, dejando a la iniciativa privada los sistemas para la importación y su distribución. Sin embargo, dichas medidas no incentivaron el desarrollo de un merca-do competitivo de insumos agropecuarios; por el contrario, actualmente existe un mercado concentrado en un reducido número de empresas nacionales e internacionales, las cuales tienen el poder de mercado su-ficiente para fijar los precios de los insumos, restando con ello rentabili-dad a los productores agropecuarios nacionales.Publi

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Hoy más que nunca tenemos muy claro que el campo debe ser una actividad que detone mayor desarrollo y, sobre todo, que sea una palanca para disminuir los niveles de pobreza. Para lograrlo, se han propuesto cuatro grandes objetivos:

Un campo justo, es decir, que garantice un piso básico de bienestar a todos los que participan en alguna de las varia-das actividades. ¿Qué significa esto?, que es necesario crear o ampliar la red de seguridad social, ya que es un instrumen-to eficaz para acelerar la reducción de la pobreza. El uso de esta estrategia permitiría -en primer lugar-, proteger a los más vulnerables que no se benefician del crecimiento económico; en tanto que -en segundo lugar- la protección social adecua-damente estructurada puede contribuir de manera directa a un crecimiento económico más rápido mediante el desarrollo de los recursos humanos y el fortalecimiento de la capacidad de los pobres, especialmente los pequeños agricultores, re-duciendo los riesgos y adoptando tecnologías mejoradas que permitan aumentar la productividad.

Un campo productivo, que impulse un mejor nivel de rendi-miento y reduzca la vulnerabilidad con el exterior, para lo cual propone la elaboración de esquemas de créditos oportunos con tasas preferenciales y el impulso a nuevas formas de aso-ciación, entre otras.

Un campo rentable, que proporcione un ingreso suficiente que permita elevar las condiciones de vida de todos aquellos que dependen del trabajo rural, mediante el fomento de las cadenas productivas, la reconversión hacia cultivos de mayor valor y esquemas eficientes de comercialización.

Un campo sustentable, que procure un mejor y adecuado uso de los recursos naturales -en especial la tierra y el agua- pero también la conservación de los ecosistemas y la recuperación de bosques en zonas no aptas para la agricultura, todo esto a través del fortalecimiento de actividades alternas como el turis-mo ecológico y los servicios ambientales. Con el objetivo de avanzar en esta visión, se propondrán e im-pulsarán las reformas legales, acciones de gobierno y asigna-ciones presupuestales que sean necesarias para garantizar su cumplimiento.

En el ámbito del marco institucional:

• El sector rural mexicano también está afrontando debilida-des que tienen que ver con problemas específicos propios de la administración pública. Una baja coordinación inte-rinstitucional que permita hacer más eficaces las políticas públicas y que elimine las duplicidades entre los programas de la administración pública, así como reglas ambiguas para el funcionamiento y evaluación de los programas públicos, se encuentran entre los principales factores distorsionantes del marco institucional.

Este es, a grandes rasgos, el diagnóstico que sobre el sector hemos hecho y sobre el que habrán de aplicarse las medidas y acciones de políticas públicas en los próximos seis años, si es que queremos que el campo mexicano salga del marasmo en el que ha caído.

OBJETIVOS PARA EL CAMPO MEXICANO

C.A.: A unos días de que el Presidente Enrique Peña Nieto iniciara su gestión, comenzó a delinear su proyecto para el sector agrícola, pecuario y pesquero nacional. Existe la impre-sión de que hay la decisión política por parte del Ejecutivo, de su gabinete y en particular de usted -como Secretario de Agri-cultura-, para retomar la actividad del campo no sólo para be-neficiar a la población en situación de pobreza, sino también para utilizarla como una estrategia que permita impulsar el desarrollo del país. Desde esta perspectiva, ¿cuál es este pro-yecto, cuál es el campo que se visualiza, al que se aspira?

E.M.M.: El nuevo mandatario ha reconocido la necesidad de fortalecer la actividad del campo, pero sobre todo, la urgencia de transformar la realidad social que le ha caracterizado en los últimos tiempos y con ello poder cambiar el rostro de la pobre-za y falta de oportunidades que le aqueja. Publi

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OCHO PILARES PARA CAMBIAR EL CAMPO

8 PILARESOCHO PILARES PARA CAMBIAR EL CAMPO

C.A.: Sr. secretario, ha delineado de manera muy clara y pre-cisa el campo que se desea, al que se anhela. Pero para que esta pretensión pueda llevarse a cabo, es necesario trabajar –de acuerdo al diagnóstico que ha descrito- en diversas líneas de acción que permitan proporcionar resultados en el corto plazo, así como sentar las bases en el largo plazo para un de-sarrollo sostenible del sector agrícola, pecuario y pesquero. En este sentido, ¿cuáles considera que son los aspectos cla-ve que en su administración deberán trabajarse o fortale-cerse para alcanzar los cuatro objetivos señalados para el campo nacional?

E.M.M.: Por supuesto que para que se alcancen los cuatro objetivos que nos hemos propuesto se requieren de políticas públicas con un enfoque de doble componente, es decir, que actúen en el corto como en el largo plazo. Y por supuesto que también -desde que tomamos el encargo-, hemos comenzado a trabajar en varios aspectos para fortalecer la producción de alimentos del país, cambiar el rostro de pobreza del campo y recuperar el carácter de actividad que impulse el desarrollo nacional.

Éstos pilares son: (1) la utilización de modelos de organización y negocios inclusivos, como puede ser el cluster, que permita incorporar a pequeños productores en asociación con em-presas integradoras; (2) impulso a la investigación aplicada y al desarrollo tecnológico para la innovación; (3) la construc-ción de una cadena de insumos que son importantes para la producción agrícola –fertilizantes, biofertilizantes y semillas genéticamente modificadas-; (4) la generación de organismos y esquemas de financiamiento competitivo y oportuno; (5) el uso de una nueva concepción en la administración de riesgos integrada que permita la prevención y manejo de riesgos finan-cieros, climáticos y sanitarios; (6) el mapeo de proyectos estra-tégicos; (7) mantener el estatus sanitario y trabajar en el tema de inocuidad y sustentabilidad; (8) la planeación de la política comercial, con visión de agronegocios.

C.A.: Sr. secretario podría desglosar cada uno de estos pilares a los que ha hecho mención para que sea más comprensible. La utilización de modelos de organización y negocios inclusivos ¿Qué significa?

E.M.M.: Es importante que reconozcamos, que en el actual sis-tema agroalimentario, la rivalidad entre los países ya no es tan-to entre productos, sino entre cadenas productivas. De ahí que la estrategia deberá concentrarse en hacerla más eficaz, a través de una mayor integración de todos los que la componen, lo que redundará en la disminución de costos, el aseguramiento de una oferta con calidad y a tiempo, un mejor manejo del pro-ducto y sobre todo, una mayor competitividad para cada uno de los integrantes de la cadena. La identificación de quienes constituyen la cadena y el papel que juegan, permitirá corregir las deficiencias y otorgar una ventaja a nuestros productos tan-to en el mercado nacional como internacional.

Una de las estrategias más adecuadas para lograr que las cadenas productivas sean competitivas es a través del esta-blecimiento de industrias relacionadas y de apoyo llamadas clúster, que van desde la producción básica hasta el mercado final. No olvidemos que un clúster está formado por un grupo de empresas e instituciones interconectadas, asociadas y uni-das por prácticas comunes y complementarias.

Las ventajas que ofrece este tipo de organización permitirá que la cadena productiva pueda compartir tecnología, destre-zas, información, insumos, clientes, proveedores, institucio-nes especializadas y canales de distribución, de manera que la mayoría de los participantes no son competidores directos, sino que comparten necesidades comunes en términos de in-formación y ambiente empresarial.

Con el fin de garantizar una mayor equidad en el proceso de desarrollo económico, es importante que la creación de los clúster favorezca el desarrollo de distintas regiones del país. Este modelo de negocios tiene el carácter de ser inclusivo, por lo que bien administrado es posible que permita incorporar a pequeños productores en asociación con empresas integra-doras, en beneficio de ambos y del campo en general.

No debemos ni podemos olvidar, que una cadena de suminis-tro de alimentos eficiente, es fundamental en cualquier país, es en este tema, donde debemos fomentar más políticas.

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C.A.: Otro de los pilares que tendrá una participación impres-cindible en el presente y futuro, para la transformación del campo mexicano, es el relacionado con la investigación y desa-rrollo agrícola. ¿Cómo estamos en esta materia?

E.M.M.: La investigación y desarrollo agrícola tendrá un rol primordial en los siguientes años, no sólo para nuestro país, sino para la agricultura mundial. Desde hace tiempo diver-sos trabajos que hablan sobre las perspectivas en la produc-ción de alimentos, han señalado que la mayor parte del cre-cimiento en la producción agrícola y pecuaria, se alcanzará mediante la mejora en los rendimientos, tal como ha sido la tendencia desde la segunda mitad del siglo XX. Voy a dar un dato. Se estima tan sólo, que el 80 por ciento del incremen-to de la producción agrícola de los países en desarrollo –en donde por cierto, habita el mayor número de pobladores del mundo- para el 2050, provendrá de los mayores rendimien-tos que se alcancen, gracias a la investigación y el desarrollo tecnológico. Esto significa que lo agrícola y ganadero depen-derá en lo futuro, de qué tan exitosamente se genera y aplica el conocimiento.

De ahí que este gobierno busque aplicar políticas, instrumen-tos y recursos que impulsen la investigación y el desarrollo tecnológico, pero desde otra paradigma. Debemos tener claro que el fortalecimiento de los sistemas de investigación –como se ha hecho hasta ahora- puede aumentar la oferta de nuevo conocimiento y tecnología, pero no necesariamente mejora la capacidad de innovación a lo largo del sector agrícola, que es lo que de manera urgente se requiere.

Para lo cual vamos a promover el desarrollo de investigación aplicada, es decir, aquella que apoye la solución de problemas específicos del sector agrícola, pecuario y pesquero. Este tipo de investigación tiene dos características que son fundamen-tales: busca la utilidad, así como resultados inmediatos. Esto no quiere decir que se vaya a dejar de apoyar la investigación básica, por el contrario, lo único que queremos es que sea más práctica. Hablando en términos del sector, requerimos reducir la brecha que existe entre los rendimientos experimentales y los reales.

Pero esta investigación aplicada y el desarrollo tecnológico que produzca debe ser guiado a través de un enfoque de sistemas Pu

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de innovación. ¿Qué significa esto? En términos generales, un sistema de innovación se define como una red de orga-nizaciones, empresas e individuos que están orientados a dar un uso social y económico a nuevos productos, pro-cesos, tecnologías e inclusive nuevas formas de organiza-ción, todo ello en conjunto con las instituciones y políticas correspondientes. Esta nueva orientación ofrece impor-tantes ventajas: se enfoca en la demanda de investigación y tecnología que requieren los usuarios, en este caso los productores agrícolas y pecuarios; representa un enfoque integral, ya que permite planificar la producción y uso del conocimiento con la idea de garantizar que las tecnologías derivadas tengan una aplicación productiva; no se enfoca solamente en los oferentes de ciencia, sino a la totalidad de actores involucrados en la innovación y en su interac-ción, y se extiende más allá de la creación de conocimien-to al tomar en cuenta los factores que afectan la demanda, producción y consumo de conocimiento novedoso y útil.

Bajo este enfoque, la investigación y el desarrollo tecnológico que se genere deberá ser percibido con un sentido social y económico, y no simplemente como descubrimiento e inven-ción. Naturalmente vamos a recuperar y reenfocar toda la experiencia que tiene el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y el de las universi-dades, en particular la Universidad Autónoma Chapingo y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.

C.A.: Pero, para que nuestro campo transforme estas inercias, es preciso que cuente con una cadena de insumos competiti-va. Usted ha enfatizado sobre todo en la parte de fertilizantes. ¿Qué necesitamos cambiar en este rubro?

E.M.M.: Este aspecto habrá que abordarlo desde dos dimen-siones. La primera, tiene que ver con la necesidad de generar las condiciones para que la cadena de insumos –me refie-ro en especial a las semillas y fertilizantes- sea competitiva. Como lo comenté al principio, la estructura del mercado de fertilizantes químicos tiene un carácter oligopólico, lo que permite que unos pocos distribuidores abastezcan y vendan el fertilizante bajo esquemas de fijación de precios poco com-petitivos. Frente a esta situación es importante que se tomen medidas que en un primer momento limiten y posteriormen-te, eliminen las prácticas oligopólicas en beneficio del mer-

cado, así como lo está haciendo el gobierno en otras áreas, recordemos telecomunicaciones.

Pero también debemos ser claros, la aspiración por alcanzar la sustentabilidad de los sistemas agrícolas a largo plazo no está relacionada con el uso inmoderado de fertilizantes químicos. Es aquí donde entra la segunda dimensión del tema. El modelo de producción agrícola a partir del uso intensivo de fertilizantes químicos se encuentra cuestionado. Su uso y abuso ha signifi-cado un elevado deterioro en la capacidad de los suelos, la con-taminación de mantos freáticos, aguas superficiales, además de los efectos negativos al mar y la atmosfera, ha sido altamente contaminante para el ambiente. A esto habría que sumar que es un insumo oneroso, que su nivel de aprovechamiento es máximo del 40 por ciento y que el consumo de energía para su generación es excesivo. Se estima que para producir las 77 millones de toneladas que se aplican en el mundo como fertili-zante nitrogenado, se requieren anualmente alrededor de 100 millones de toneladas de combustible.

En este sentido, el impulso y desarrollo de biofertilizantes representa una importante alternativa para hacer eficien-te, competitiva y sustentable la cadena de insumos para el sector. ¿Qué significa esto? La utilización de productos ela-borados con base en microorganismos –bacterias y hongos que forman parte de la población microbiana- y que realizan importantes funciones como la fijación del nitrógeno atmos-férico y la solubilización del fósforo, estimulando con ello el crecimiento y desarrollo vegetal.Pu

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Necesitamos hacer realmenteverde la revolución verde

Deberemos trabajar por alcanzar un sistema financiero que apoye la diversidad de organizaciones; que mejore el acceso y diversifique los servicios a un segmento importante de la po-blación rural; que aliente una perspectiva comercial para las fi-nanzas rurales donde prevalezca el desempeño eficiente; y que fomente la vinculación del crédito con el seguro por medio de acompañamientos en proyectos productivos.

En resumen, el crédito y financiamiento en el sector agropecua-rio durante los últimos años, ha dejado de ser un instrumento para elevar la inversión, favorecer la capitalización y mejorar la productividad. Los efectos directos que tiene en el sector agro-pecuario se reflejan tanto en una menor producción, como en la reducción de empleo e inversión. Revertir esta situación es un importante reto al que debemos dedicarnos.

C.A.: El tema de la administración del riesgo despierta cada vez más interés en nuestro país. ¿Cómo es visto por la gestión que usted encabeza?

E.M.M.: Este interés se explica -en gran parte- porque la activi-dad agropecuaria está expuesta a una multiplicidad de factores que pueden alterar los resultados esperados. El efecto de los fenómenos naturales -que en muchas ocasiones se convierte en verdaderas catástrofes-, el vaivén de los mercados -varia-ciones en el precio de productos e insumos- incumplimientos de orden comercial -contratos de compra-venta-, los riesgos provenientes del entorno político, macroeconómico y social, así como también los de orden sanitario –que recientemente han afectado a nuestro país-; pueden colocar en vulnerabilidad tanto a productores como consumidores.

Existe una amplia gama de experiencias en el uso de bioferti-lizantes, que indican las ventajas que ofrecen a la agricultura: menores costos, aumento de productividad en cultivos de im-portancia económica, protegen a la raíz de microorganismos patógenos, son regeneradores de suelos y, sobre todo, eco-lógicamente seguros. Promover programas y acciones que estimulen el uso amplio de los biofertilizantes es básico para alcanzar los objetivos que nos estamos proponiendo.

Necesitamos hacer realmente verde la revolución verde C.A.: Sr. secretario ha mencionado también la necesidad de reestructurar las instituciones y esquemas de financiamiento del campo mexicano, a fin de que el crédito sea competitivo y oportuno. ¿Qué nos puede decir al respecto?

E.M.M.: Los diversos organismos e instituciones que forman parte del sistema de financiamiento rural están en una espe-cie de rivalidad, situación que no permite una adecuada arti-culación entre ellos, a fin de que el crédito y el seguro agrícola se direccionen correctamente. Necesitamos ser más eficaces y que ya no haya más tiros de escopeta, sino que tengamos tiros de precisión para ayudar con mayor celeridad y certidumbre a los productores.

La política de financiamiento agropecuario debe plantearse como un objetivo de primer orden, como un punto prioritario. Elevar la oferta de recursos crediticios y, en general, de servicios financieros para la población rural y la producción agropecua-ria, es fundamental para lograr los objetivos que este gobierno se ha propuesto.

El sistema financiero agrícola enfrenta diversas problemáticas que influyen en la permanencia y calidad de los servicios, como son: segmentación del mercado, escasez de intermediarios fi-nancieros, baja diversidad de servicios y carencia de incentivos para mejorar su calidad, altos costos de transacción, además de las restricciones que enfrentan la mayoría de los agricultores -como baja rentabilidad, ganancias escasas, falta de inversión para mejoras tecnológicas, aumento en los costos de produc-ción, limitaciones para comercializar y agregar valor, entre otros aspectos- que los ubica como sujetos de riesgo, imposibi-litándolos para recibir créditos.Publi

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Aspirar a una actividad agropecuaria moderna hace imprescindible estar en capacidad de identificar los desafíos y tener respuestas adecuadas a sus posibles efectos.

Esto reafirma la necesidad urgente de implementar instrumentos que permi-tan una mejor gestión de estos riesgos. Para lo cual estamos proponiendo la adopción de una administración de riesgos integrada, es decir, que agrupe en un todo las estrategias e instrumentos que permitan mejorar el nivel de cer-tidumbre de la actividad agrícola y pecuaria. El uso de cobertura de precios para los riesgos de mercado, así como el de seguros agrícolas, para los eventos climáticos y sanitarios. Es necesario poner énfasis en este sentido.

C.A.: Sr. secretario ha subrayado la disposición de impulsar proyectos estratégicos. ¿Cómo entenderlo?

E.M.M.: Desde que asumí el cargo he insistido en la urgencia de contar con un mapeo de proyectos estratégicos. Esto ofrecerá importantes ventajas. Por un lado, permitirá ubicar a través de los diferentes gobernadores, cuáles son los proyectos que en el ámbito agrícola, pecuario y pesquero tienen realmente viabilidad. Esto significa que las decisiones para impulsarlos no provendrán sólo del gobierno federal, sino que tendrán corresponsabilidad con las autori-dades estatales. En segundo lugar, impulsará el desarrollo regional de impor-tantes zonas del país. La mayoría de los estudios sobre el desarrollo de México indican que ha sido regionalmente desequilibrado y, de hecho, la tendencia apunta a un agravamiento en el futuro. Estas desigualdades regionales hacen más que evidente que no todas las entidades y localidades se han beneficiado de la misma forma del proceso de inserción en los mercados internacionales. En esta perspectiva, el mapeo de proyectos estratégicos y la administración adecuada de los recursos para su realización se convierte en una importante estrategia regional para afrontar los retos de empleo y bienestar que deman-dan las zonas rurales a lo largo del territorio nacional. Para ello deberá promo-verse la competitividad en cada región, atendiendo a su vocación, potencial, pero sobre todo, a través de una estrategia de equidad que atenúe y elimine progresivamente las disparidades de bienestar.

C.A.: Otros temas que han tomado relevancia en los últimos tiempos, es el sanitario, el de inocuidad y sustentabilidad. ¿Cómo abordar estos temas?

E.M.M.: Aunque parezca un tema coyuntural, en realidad representa un trabajo continuo y permanente, ya que se quiera o no reconocer, representa en la actualidad una más de las dimensiones de la seguridad alimentaria de cualquier país. A pesar de que México cuenta con regiones de elevados ni-veles sanitarios y de inocuidad, también es cierto que al interior del territorio existen diferentes niveles de condiciones fito y zoosanitarias. Esta situación se manifiesta por la prevalencia o aparición de enfermedades que merman la Pu

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calidad de los productos con potencial exportador, e inclusive de aquellos orientados al mercado nacional pero que requieren la movilización interestatal de sus bienes. De entre las causas que explican este problema están la reducida capacidad opera-tiva de las instituciones formales para desplegar una estrategia fitozoosanitaria efectiva y los bajos incentivos privados para realizar acciones de mejora sanitaria.

En este sentido, se están proponiendo los cambios instituciona-les para reforzar e impulsar la regulación de las actividades fito-sanitarias y de inocuidad alimentaria; para proteger los recur-sos agrícolas, pecuarios y acuícolas de plagas y enfermedades, ya sea a través de acciones preventivas o de campañas para el control y la erradicación, y para implementar la práctica de pro-ducción y consumo de alimentos sin riesgos de contaminación. Esto sin olvidar, que un estatus positivo de sanidad, inocuidad y calidad agroalimentaria, abre las puertas de los más impor-tantes mercados del mundo a muchos de nuestros principales productos de exportación.

En lo que ha sustentabilidad se refiere, para esta administración el tema es más que prioritario. El capital natural –representa-do por el ambiente y la biodiversidad- provee de importantes servicios que son indispensables para la regulación del clima, suministro de agua, alimentos, combustibles o materias pri-mas. Para que tengamos una idea de la situación ambiental que enfrenta nuestro país, basta señalar:

• Que se ha perdido cerca de 37 por ciento de la cubierta fo-restal nacional.

• Más de 80 por ciento de las pesquerías nacionales han alcanzado su aprovechamiento máximo.

• Cerca de 45 por ciento de los suelos presenta algún tipo de degradación causada por el hombre.

• Dos mil quinientas ochenta y tres especies, entre plantas y animales, están consideradas dentro de alguna categoría de riesgo.

El reto hacia el futuro es alcanzar el desarrollo social y econó-mico de la sociedad mexicana sin que esto implique una reduc-ción mayor del valioso capital natural del que aún disponemos. De esta manera, la conservación del ambiente, la promoción del desarrollo humano y la mitigación de la pobreza son tareas que para ser efectivas deben planificarse de manera paralela y conjunta. Para alcanzar las metas antes señaladas es necesario poner en práctica esquemas novedosos que conjuguen la pro-tección ambiental con efectos positivos para los más pobres -por ejemplo, el pago de servicios ambientales- que fomenten el desarrollo social y que al mismo tiempo, resulten benéficos o al menos no nocivos para los ecosistemas como es el ecotu-rismo planificado. No tenemos duda que es posible hacer los sistemas agrícolas más sustentables ambientalmente.

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C.A.: De igual forma, se requiere que los productos que genera nuestro campo compitan cada vez más en el mercado interna-cional, pero ya no sólo como productos primarios. Usted ha ha-blado de la conveniencia de contar con una política comercial con visión de agronegocios. ¿Qué involucra este último pilar para transformar el campo?

E.M.M.: Si queremos tener una mayor presencia en el merca-do internacional de los alimentos, requerimos también de una política comercial que responda a las transformaciones de los sistemas agrícolas y alimentarios. Si una enseñanza nos han dejado las tres últimas décadas en materia comercial, es que la transición de los sistemas agrícolas y alimentarios estuvo impulsada por el mercado, lo que llevó a una importante de-manda de productos de alto valor, productos elaborados y ali-mentos preparados.

De ahí que nuestra política comercial deba contar con una vi-sión de agronegocios, esto es, que tome en cuenta las necesida-des del mercado, que amplíe las oportunidades de mercados, que impulse valor agregado a los productos que genera nuestro campo y, sobre todo, que la comercialización de éstos en los mercados que los demandan sea eficiente.

Generar condiciones que incentiven –a través de la inversión público/privada- proyectos que promuevan valor agregado mediante procesos de agroindustrialización, permitirá parti-cipar a nuestro país en un mercado de alrededor de 320 mil millones de dólares, que es aproximadamente el valor de las ventas de productos elaborados y alimentos preparados.

Pero no sólo eso, el concepto de agronegocios tiene un compo-nente incluyente y no sólo se reduce a la gran agricultura em-presarial. Por el contrario, puede incorporar a los agricultores de pequeña y mediana escala en la provisión de alimentos para su transformación, lo que puede impulsar movimientos en la economía, rentas y empleos para las regiones que participan.

Es más que claro que la cadena agroalimentaria de nuestro país deberá crecer en productividad, valor agregado y susten-tabilidad, para ello es conveniente aumentar los procesos de industrialización primaria en origen, necesitamos progresar en la transformación.

EXPECTATIVAS

C.A.: Sr. secretario, ha delineado de forma precisa y clara el diagnóstico que sobre el sector agrícola, pecuario y pesquero tiene, así como también ha señalado los grandes ejes en los que deberá ocuparse para transformar el campo. Desde su perspec-tiva y a partir de las reuniones permanentes de gabinete que se tienen, ¿cuál cree usted que sean las expectativas del Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, para el campo mexicano. En especial cuando ha sido una de sus principales preocupaciones desde el primer día de su ad-ministración?

E.M.M.: Creo que las expectativas han quedado más que defi-nidas desde el inicio de la gestión del Presidente Enrique Peña Nieto. Recordemos que a diez días de que tomara posesión, el Presidente planteó la visión que su gobierno tiene sobre el sec-tor: un campo justo, productivo, rentable y sustentable. Aspec-tos que ya comenté al principio de esta entrevista. Al plantear la reforma sobre el campo, este gobierno no sólo está reconocien-do el rezago social, sino que está impulsando los mecanismos que permitan transformar el campo en una actividad más pro-ductiva, a fin de que se genere crecimiento económico en las diversas regiones, un mayor número de empleos y nos permita tener un sector competitivo.

Esto, orientado a garantizar la seguridad alimentaria como una política de Estado, erradicar la pobreza que aqueja al ámbito rural y reorientar las actividades agrícolas y pecuarias en pro del ambiente. De ahí que la SAGARPA esté involucrada y sea un actor fundamental en estrategias de primer orden como es la Cruzada Nacional contra el Hambre y en el Pacto por México.Al proponer estas transformaciones se están sentando las pla-taformas que permitirán la construcción del campo mexicano del siglo XXI.

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Hace unos días el Presidente señalaba que “hoy se está cons-truyendo el México del Siglo XXI”, el que enfrenta con de-cisión sus problemas. Un México que poco a poco se libera de las ataduras que hasta ahora le han impedido crecer a su verdadero potencial, en este sentido, el campo mexicano no es la excepción.

Lo que este gobierno busca es que el sector agroalimentario del país detone todo su potencial en beneficio de los mexicanos. C.A.: Para finalizar, usted ha subrayado que se está haciendo una revisión de los programas que se destinan al sector. En este sentido, ¿cuál es el camino que seguirá la SAGARPA bajo su administración con el fin de alcanzar los objetivos deseados?

E.M.M.: Así es. En la SAGARPA se está llevando a cabo una re-visión de los programas, estamos realizando una depuración a fin de definir cuáles podemos rescatar y cómo los transfor-mamos de programas de subsidio, a programas que privilegien con incentivos la productividad y la generación de alimentos. De igual forma, estamos promoviendo cambios jurídicos, que

permitan evitar la sobre regulación en el sector agroalimentario y contribuyan a resolver efectivamente los retos y oportunida-des que se presentan. Esto representa, crear un código jurídico para el desarrollo agropecuario que nos articule mejor y que sea un ordenamiento integral y no disperso, sin menoscabo de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.

También, estamos buscando los mecanismos más adecuados que permitan evitar la corrupción, dar transparencia y efectivi-dad en la utilización de los recursos que se destinen al campo mexicano.

Los retos y desafíos del campo requieren de la voluntad de to-dos sin importar su color, sobre todo ante la construcción de una reforma del sector, que lo haga más justo, productivo y sustentable.

No tenemos duda alguna que en esta administración estamos listos para emprender la reforma más importante para el cam-po, la reforma de reformas: el cambio de mentalidad de nuestro pueblo para generar una nueva visión de grandeza del campo de México. Pu

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