Revista Chilena de Literatura 2010

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    EScRITORES Y ESTADO EN EL cENTENARIO:APOGEO Y DISPERSIN DE LA LITERATURA

    NATIVISTA ARGENTINA

    Diego J. CheinCoNICEt UNt (Universidad Nacinal de tucumn, Argenina)

    [email protected]

    RESUMEN/ABSTRAcT

    En el maro de la nueva alianza entre esritores y Estado que se fragua en el ampo literario

    argentino haia el entenario de la revoluin de mayo, la posiin nativista para una literaturaregional-naional, forjada en las dos ltimas dadas del siglo XIX, se onstituye en la piedrabasal para mediar y negoiar los intereses de un Estado oligrquio que ve amenazada suhegemona y las neesidades de los esritores naionales que aspiran a una autonoma profe-sinal que el mercad an n garaniza, as cm las cnradiccines inherenes a la cniciva

    relain que ambos mantienen on el pueblo. A travs del examen de las obras de dos de losms reonoidos esritores del perodo, Leopoldo Lugones y Riardo Rojas, exploramos lasaprpiacines, ls desplazamiens las resignicacines que prmueven, al mism iemp,

    el apogeo y la dispersin de la posiin nativista para una literatura regional-naional.

    PALABRASCLAVE: literatura argentina, nativismo, entenario, Lugones, Rojas.

    With the new alliance between writers and the state, which was forged in the literary circuits

    i Agetie twads the st aivesay f the may evlti, the ativist clais f a

    regional-national literature, forged in the last two decades of the nineteenth century, became

    the basis from which to mediate and negotiate the interests of an oligarchic state. This state

    eceived a theat i the eeds f atial wites wh asied t acqie a fessial

    autonomy not to be guaranteed by the market alone. It also perceived a threat in the

    ctadictis iheet i th the states ad the wites cictive elatishi with the

    ele. by exaiig the wks f tw f the st ewed wites f the eid, Leld

    Lges ad ricad ras, we exle the aiatis, dislaceets ad esigicatiscsistet with the ise ad the age f iece f the ativist siti.

    Keywords: Agetie Liteate, nativis, Ceteay, Lges, ras.

    REVISTA cHILENA DE LITERATURANoviembre 2010, Nmero 77, 51 - 73

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    A medida que en las dos ltimas dadas del siglo XIX avanza a pasoaelerado en Argentina la modernizain del Estado y de la eonoma, las

    emergentes ondiiones de un ampo inteletual naional tienden a gestarla nueva gura del escrir prfesinal a prmver el recre del rea delespriu cm su mbi de inervencin especc. En ls albres del

    nuevo siglo, este espaio de la atividad ultural naional se onstituye enel lugar de artiulain de una nueva alianza entre esritores y Estado. Lejosde la sntesis indisoiable entre literatura y poltia que araterizaba alesritor ivil deimonnio, la nueva alianza apuesta a una intervenin enla poltia ultural y eduativa apaz de atender a las neesidades de ambas

    partes, tanto las de un Estado oligrquio uya hegemona se ve amenazada por las presiones demoratizadoras de nuevos setores soiales urbanos,omo las de esritores profesionales que aspiran a unas ondiiones idealesde autonoma que el merado loal an no puede garantizar por ompleto.Lepld Lugnes Ricard Rjas sn ds de las guras ms signicaivas

    que asumen el rol de guas inteletuales de esta nueva poltia del espritu.La oposiin entre materialismo y espiritualidad, que a omienzos del

    nuevo siglo se halla en la base de la nueva alianza y poltia ultural, atraviesadas las psicines del emergene camp lierari de nes del sigl XIX. El

    modernismo funda en ella su prdia en torno a una aristoraia del espritu.En la retaguardia de la renovain modernista, la posiin nativista parauna literatura regional-naional promueve tambin el deslinde de la reginserena, all donde las pasiones ombatientes llegan tibias, donde una lasede hombres exepionales, sustrados a las luhas ardorosas, se oupa ensilenio del ulto de la belleza, de ese espaio que otorga una espeialidad aaquellos que estn al uidado del santuario, mientras los ms, la gran masa,se anda por las alles, por lubs, por los omiios, busando la salud de la

    patria (Gonzlez,Intermezzo 21). Es precisamene el dispsiiv naivisael que haia el entenario de la revoluin de mayo aporta la sustania quesatura la nueva alianza de esritores y Estado.

    como argumentaremos a ontinuain, el dispositivo nativista, quenacinaliza el espaci de inervencin culural al idenicar el espriu cn

    la esenia de la argentinidad y que iniia la onstruin letrada del gauhoomo su exponente paradigmtio, alanza un punto mximo de apogeo y, almismo tiempo, de dispersin en el ampo literario naional omo fundamento

    de la nueva alianza entre esritores y Estado. A travs del examen de la obrade Riardo Rojas y Leopoldo Lugones exploraremos las operaiones deaprpiacin, resignicacin desplazamien del naivism en relacin cn

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    la funionalidad que asume tanto para las neesidades del Estado omo paralos requerimientos de los esritores en el maro de esta nueva alianza.

    Joaqun Vtor Gonzlez, el iniiador de la posiin nativista para unaliteratura regional-naional1, es en las ltimas dadas del siglo XIX el primerexponente que ristaliza esta nueva relain entre poltia y literatura que, ala vez que resguarda y promueve la independenia de ambos, abre el amino

    para la inserin de los esritores omo guas neesarios de una poltiaultural. Tanto Lugones omo Rojas fueron onvoados por este ministrodel Estado roquista para oupar argos de jerarqua en el sistema eduativo y

    para desarrollar informes espeiales para el gobierno.El imperio jesutico es

    la respuesta de Lugones a esta enomienda gubernamental, yLa estaacinacionalista, la de Rojas. La libertad reativa y la uidada elaborain quetrasluen ambos informes revela hasta qu punto la interpelain estatalno solo no pretende sesgar su autonoma inteletual sino que inluso la

    promueve, en tanto se los onvoa en su alidad misma de esritores.Las ausas de la onvergenia de las respuestas a esta interpelain no

    deben busarse en aiones de oain direta, sino en una artiulain delase ompartida y, sobre todo, en el heho de que estos inteletuales, entanto esritores antes que por su ondiin de miembros de la oligarqua,asumen omo propias preoupaiones similares. Antes de que el Estadose las requiera, los esritores en busa de la profesionalizain han estadoformulndose por su uenta estas preguntas.

    Tanto en el disurso poltio dominante omo en el de la atividad literariaen vas de autonomizain, emergen representaiones ontraditorias delpueblo que lo onstituyen simultneamente en objeto de deseo y de repulsa.Las presiones demoratizadoras de nuevos setores soiales urbanos tiendena haer explita y urtiante la ontradiin, insripta en el disurso de lademoraia del Estado moderno, entre el pueblo omo fundamento de lasoberana y el pueblo omo sujeto inapaitado para onduir los destinos dela nain haia el autntio progreso. Asi tambin, las mismas ondiiones deexpansin de la alfabetizain y de apariin de nuevos iruitos popularesurbanos de la letra, que habilitan la profesionalizain de los esritores,

    promueven un sentimiento enontrado haia el pueblo que, al tiempo que sevislumbra omo un pblio letor deseado, se peribe omo la temida sombrade la vulgaridad. En ambos asos, la alternania entre los trminos pueblo

    1 Vase: chein,La iveci.

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    y masas tienden a suplementar estas ontradiiones. En el maro de lanueva alianza, los esritores y la frain ilustrada del Estado oligrquio

    enuentran en el nativismo deimonnio la sustania para disear unaintervenin inteletual y estatal apaz de enmendar lo que ambas partesperiben de un modo homlogo omo una arenia a ser subsanada por laplanicacin culural educaiva 2.

    EntreLa tadici acialde 1888 y Mis montaas de 1893, en dilogode referenias reproas on otros esritores omo Rafael Obligado,Joaqun V. Gonzlez artiula desde la emergente posiin nativista para unaliteratura regional-naional un programa para la produin de una autntia

    literatura argentina que onstituira el fundamento de una serie. Sobre labase de un prinipio de regionalizain del espritu naional, que promuevela onquista por las letras de ada una de las zonas del pas y proyeta elanon de una literatura autntiamente argentina omo un onjunto de obrasque expresen el espritu naional ontenido en ada una de las mismas, Mismontaas se onstituye en la piedra basal de una serie de obras que pretendenhaer su aporte a este anon3.

    Ms de diez aos despus, tantoLa gea gacha de Lugones omoElpas de la selva de Rojas son aogidos omo nuevos enlaves de esta serie.Desde la cnduccin de la inuene revisaNosotros, Roberto Giusti elebrala publiain del libro de Rojas en funin de la onvenienia que existe

    para todo pas, de que, palmo palmo, regin por regin, vayan sus hijoscnquisndl pr las leras (150). Jun a ls nmbres de Echeverra,

    Gonzlez, Obligado y Leguizamn, oloa a Lugones onLa gea gacha omo un eslabn de esta empresa gallarda de dar una expresin literaria

    perdurable a cada rincn del suel pari (151), suma a ells a Rjas,

    mered al ual Santiago del Estero tiene, pues, desde ahora, tambin su

    libro omo La Rioja, y, preisamente, ha sido al alor de Mis montaasque se ha forjadoEl pas de la selva, de la misma liacin cn idnicaendencia (152).

    2 Hemos desarrollado un anlisis exhaustivo de las ondiiones soiales de artiulain deesta alianza de esritores y Estado haia el entenario en un artulo indito titulado La culturanacionalomo espaio emergente de artiulain entre el Estado y las letras en la Argentina

    del centenario, reientemente enviado a la revista euatorianaKipus. Los anteedentes deesta propuesta que reogemos en aquel trabajo pueden onsultarse en Dalmaroni (La elicade las letras) tern (El n de sigl argenin: demcracia nacin).

    3 Vase: chein,La iveci.

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    El desdoblamiento de la noin de pueblo en los opuestos de la masay el folk permite al nativismo abrir una negoiain ontrolada on las

    perspetivas de los nuevos setores populares. En tanto folk, se deposita enel pueblo la fuente esenial de una ultura y una literatura naionales. Peroel mismo gesto de asignain de valor reserva para el sujeto que lo emite laautoridad para dirimirlo. La prdia nativista, que promueve la produin deuna autntia literatura argentina a partir del resate y la elevain esttia delespritu naional ontenido en las tradiiones populares ampesinas, onstruyeun sujeto enuniador onstituido por una dualidad. Desde Mis montaas hasta

    El pas de la selva, aparee omo un eje vertebrador de numerosas obrasdel nativismo el tpio de un viaje de retorno a la regin natal. Los polosque artiulan este viaje desde la apital a la provinia, desde la iudad alampo, desde la edad adulta a la infania, desde el presente al pasado, sononstitutivos de la dualidad que legitima a este sujeto bifronte. Mientras el

    polo vinulado on el sustrato popular del espritu naional lo habilitara paraaeder de un modo no mediado a la esenia de la argentinidad, su ostadoulto y oidental le permitira labrar la materia on una forma elevada.Sobre esta pretendida sntesis de los opuestos fundan, quienes se proponenomo el ideal del esritor naional, la autoridad tanto para onferir valor ala ultura popular omo para retirrselo:

    Pas la chaya montaesa, y all, omo en las iudades, todo se haonfundido: la ms alta y etrea poesa de la naturaleza y de lasalmas inoentes on la prosa desarnada, on la barbarie impdi-a, on las desnudees y las groseras de la bestia (Gonzlez, Mismontaas 183).

    La mediain que Lugones asume uando se propone omo agente de una

    ntima omuniain naional entre la poesa del pueblo y la mente ultade la lase superior (El payador201) se legiima, cm seala Rjas,en el supues de que ls que ns manenems eles a la radicin sin

    idenicarns cn ella, pdrems impner el cauce las nuevas crrienes

    espirituales y humanas (blas de lata 235-236).Paradjiamente, el disurso naionalizante que esgrime el nativismo

    a partir de un uidadoso y persistente deslinde entre el verdadero pueblo ylas masas, no es otra osa que el produto de una onesin a la perspetiva

    que estos nuevos sujetos soiales urbanos vienen artiulando en los reientesiruitos de onsumo masivo de la literatura. El folletn y el iro riolloscrisalizan senimiens de empaa e idenicacin cn el gauch much anes

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    de que la elite letrada iniiara una revisin de su perepin del habitanterural argenin cm smbl de la barbarie. Gnzlez maniesa una clara

    onienia de la neesidad de negoiain on los gustos y la perspetivade los nuevos setores soiales populares uando predia a favor de unaliteratura naional apaz de promover el sentimiento patritio que la nuevahistoriografa espeializada no puede susitar, una literatura aesible al gran

    pblio a partir de la integrain de las formas senillas y amenas quehan venido gestndose en las zonas fronterizas de las letras y las masas4.

    Haia el entenario, uando las presiones demoratizadoras de estossetores se haen ms visibles, el naionalismo espiritualista del dispositivo

    nativista se onstituye en el foo de las apuestas por la negoiain de unonsenso soial apaz de onservar la hegemona oligrquia. Enblas deplata, Rojas propone:

    Qu fuerza omnipotente y sbita veni la tradiional ontradiinde nuestras razas lases soiales en una nueva unidad? He ah lauestin que no aostumbramos plantearnos los argentinos, pero uyasoluin eslaree nuestro porvenir y mitiga las alarmas patritiasque solemos sentir en presenia de las nuevas mestizaiones: -Lo

    que uni esos hombres diversos por la raza, la genealoga, el olor,la ultura y las lases soiales, fueron la omunidad de la tierra y lacmunidad de ideal (187).

    El naionalismo espiritualista de uo herderiano, implementado por elnaivism nisecular cm nunca haba llegad a serl cn el rmanicism

    argenin de mediads del silg XIX, permie ahra represenar ls cnics

    de lases omo un enfrentamiento entre los legtimos argentinos y losinmigrantes. Otros investigadores, omo Miguel Dalmaroni, han sealado que

    enblas de lata toda la onstruin del proeso evolutivo de la nain estvisualizada desde la problemtia ontempornea de la amenaza inmigratoria:desde la representain de los orgenes en la onquista, el evidente esfuerzo

    por aentuar la natural hospitalidad del nativo, o la tesis misma del origenexranjer del naiv american, pnen de manies la inencin de Rjas

    por arrojar tranquilidad respeto de la deseada integrain del ontingenteinmigrari (125-140).

    4 Vase: chein,La iveci.

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    Pero el disurso de la integrain de Riardo Rojas, que apuesta a unafutura sntesis dialtia del aporte inmigratorio on el espritu indianista

    de las fuerzas inmanentes de la naionalidad, no deja de sealarlos entre losenemigos de esa vieja raza argentina (blas de lata 229) de exhrarlsa renuniar al propsito de torer nuestra evoluin natural omo nain(235). Lugnes, desarrlland una crica de la plica scial en rn al

    gauho, tambin exhorta al resate de los valores de esta raza naional,ontraponindola a los de los inmigrantes:

    Olvidaron que mientras el otro era tan slo un onquistador de lafortuna, y por lo tanto un trabajador exlusivamente, el gauho de-

    ba aprender tambin la lein de la libertad, deletreada on tantalentitud por ellos mismos; gozar de la vida all donde haba naido;eduarse en el amor de la patria que fundara. No vieron lo que habade justo en sus reaiones ontra el gringo industrioso y avaro, oontra la detestable autoridad de ampaa (El payador61-62).

    Esas inexines pnen de manies una ransfrmacin susancial del

    discurs ideniari nacinal del naivism cuand es aprpiad resignicad

    en un nuevo ontexto por estos esritores del entenario. En el disurso de laidentidad naional que desarrolla Gonzlez, y profundizan otros autores omoLeguizamn, a nes del sigl XIX, el maerialism al que se cnrapne el

    espritu esenial de la nain no reorta ninguna alteridad onreta. La ideade un materialismo vao remite solo al progreso exlusivamente material n recra un cleciv aleriari especc. En cambi, en el discurs

    naionalista de muhos esritores del entenario, omo Rojas o Lugones, elmaerialism cmienza a ser direcamene idenicad cn el cningene

    inmigrari (aunque n exclusivamene). Lejs de cnsiuir una siuacin

    que pueda darse por sentada, la onstruin explita del disurso identitarioen cnfrnacin cn una aleridad denida es indici de un cnic hisric

    especc en el sen del cleciv scial al que se inena caracerizar5.Los nuevos argentinos, tanto los que han introduido las modalidades dela luha obrera a partir del soialismo y el anarquismo, omo los que hanasendido soialmente y pugnan por su representain en la poltia y en laultura, son ahora peribidos omo los depositarios del materialismo vauoque mina las bases eseniales de la naionalidad.

    5 Vase: chein, Kaliman et al., y chein y campisi.

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    La onstruin dual del sujeto, onjunin del aeso no mediado alsustrato popular del espritu naional on la alta ultura oidental, que funda

    la autoridad para la produin de una autntia literatura argentina, sienta almismo tiempo las bases de legitimidad para la onduin de los destinos dela nain6. La representain de la oligarqua omo el sujeto soial llamado

    por la historia para asumir el gobierno del Estado, relativamente implitaen el nativismo deimonnio, deviene explita y artiulada en el disursode Rojas y Lugones. En sus onferenias deEl payador, Lugnes dene elip del parn, aquella casa digna del mand (52), cm suje capaz de

    igualarse cn ls gauchs hasa ser un de ans (52), inclus de ganar su

    respec pr ser el ms gauch (52), , a la vez, cm un culivad plgla

    acinad a las ares. En cnsane uj enre ls ds pls del viaje que

    propona el nativismo, entre el ampo y la iudad, este sujeto poda oniliarlas tradiiones populares on la ms elevada ivilizain europea:

    Al ontato de la ivilizain, su urbanidad aparea por reainvirtual omo brillo de plata. Tostados an de pampa, ya estabanomentando a la Patti en el coln, o disutiendo la ltima dolora deCampamr enre ds debaes naciers. Quin habra sspechad

    las aventuras y las tareas que aababan de aometer, al verlos ortejaron tanta gallarda, harlar on tanta espiritualidad, sonrer a la vidacn ana placidez baj la barba peinada (53-54) 7.

    Asimismo, Rojas, enblas de lata, presenta a los riollos de las asashidalgas (115) cm la snesis perfeca de la dialcica enre indianism

    y exotismo:

    Arrieros los unos, omeriantes los otros, estanieros los ms, adies-

    trbanse en el manejo del aballo, urtanse la intemperie de losampos amigos, templaban su arter en los peligros y el mando,familiarizbanse on el alma del gauho y del indio, traqueabanaminos impregnndose en la emoin de los paisajes amerianos;y el que tuviera ondiin de audillo, autivaba on sus zalamas y

    6 Vase: Sujeto de la literatura y sujeto de lase en chein,La iveci.

    7 El elogio de su apaidad natural para el gobierno de estas tierras se orona on laarmacin de que la hisria, en cincidencia cn casi ds ls pensadres, desde Ariseles

    hasta Renn, demuestra que los mejores gobiernos suelen ser las oligarquas inteligentes(Lugones,El payador54-55).

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    favores las simpatas de la plebe. As uando el hermano volviera,lieniado dotor de chuquisaa, de crdoba, de Lima, de Sa-lamana, de Alal, de Madrid, su alma embargada por el latn delos infolios y las visiones de las tierras lejanas, tornara a enraizarseen los suyos, reatndose por ellos la tierra propia y el alma todavascura de la raza (180).

    Aquella casa de ls naivs de seleccin (187), admirablemene frjads

    pr el aavism, el medi ambiene la educacin (188), es presenada cm

    una estirpe [] que ensear el modelo de la redenin las diversas lasessciales, que reendr durane sigls la direccin de su culura (224). La

    implita onstruin de un sujeto retor del Estado sobre la base de losmismos prinipios que artiulan un ideal de esritor naional sobrevieneexplita y sistemtia uando los lmites de la luha poltia han dejadodeniivamene de ser ls de la clase ligrquica, sa se ve impelida a

    legitimar la onservain de su posiin y la manifestain de sus interesesomo los onvenientes para la soiedad en su onjunto.

    Pero la posibilidad de apelain a un referente identitario popularunicadr, la de represenar al cningene inmigrari cm amenaza

    materialista del espritu naional y la de sentar las bases de autoridad poltiade la oligarqua, esto es, las funiones que el nativismo puede umplir enrelain on la risis de la hegemona del Estado oligrquio, no son losnios fatores que permiten expliar la apropiain de este dispositivo por

    parte de los esritores que examinamos. como adelantamos, el dispositivonaivisa cnsiue ambin una respuesa a las prblemicas especcas

    de la atividad literaria que aquejan a estos esritores de omienzos delsiglo XX.

    La posiin nativista de una literatura regional-naional surge en elemergente ampo literario naional omo un frente de oposiin a lastendenias osmopolitas. En ontraposiin on ellas, se postula omo vade una produin verdaderamente original frente a la imitain de modelosesttios extranjeros. Es posible que, haia el entenario, el predominio queeste punto de vista alanza en los esritores argentinos onstituya tambinun modo de haer frente a lo que reonoen omo una evidente desventajaompetitiva on la literatura extranjera en el merado loal. En las onfereniasque ambos pronunian on motivo de la Primera Exposiin Naional delLibro en 1928, Lugones y Rojas oiniden en este diagnstio de la situaindel escrir nacinal. Desde una mirada rerspeciva, la armacin de

    Lugnes que calica cm mu argenin el favriism nacinal pr ls

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    aures exranjers (Ci. en Gasi 80) se anuda cn la apreciacin de Rjas

    aera de las obras naionales, que destaa en el presente su irulain

    resringida, de escasa inuencia nacinal, pr sugesines exicas que alejana muchs lecres (Ci. en Gasi 32).

    La disyuntiva entre el nativismo y el osmopolitismo adquiere un nuevovalor estratgio en este ontexto. Mientras la adopin de las tendeniaseuropeas ms nuevas puede redundar en ierto prestigio en el ampo loal,siempre subsidiario del rdito otorgado a las letras extranjeras, la postulainde su propia produin omo expresin del espritu propio de la nainreporta un valor que aparee omo insustituible y respeto del ual la

    prestigiosa literatura fornea no representara una ompetenia.Pero, adems, en relain on la ompetenia interna del ampo loal, eldispositivo nativista, artiulado en sus orgenes por esritores desendientesde oligarquas del interior del pas que busan ganar reonoimiento en elemergente ampo literario de la apital, ontiene las herramientas ya listas

    para implementar estrategias de onfrontain on los esritores de la apitalfederal, los porteos. La anttesis entre el materialismo del mero progresoeonmio y el espritu naional ontenido en la tradiin se espaializa on elnativismo en la oposiin entre la apital naional osmopolita y las proviniasomo reservorios de la argentinidad. En el ontexto de estas oordenadasde sentido, el origen de provinia del esritor puede ser esgrimido omo unapital simblio, omo la garanta de una aeso autntio y no mediado alsustrato esenial de la naionalidad, en ontraposiin on la mentalidadesasamente indiana y osmopolita de los hombres del puerto (Rojas,

    blas de lata 205). La reivindicacin de ese rigen era a un elemen

    onstituyente de la serie annia de una autntia literatura argentina queproyetaba Gonzlez. El propsito era el de onquistar a travs de la literatura

    ada una de las regiones del pas, y quin podra haerlo mejor, en ada aso,que un esritor que partiipara de la sustania tradiional y naional ontenidaen ada una de ellas. Pero, lejos de onstituir una sntesis estable, este marode signicacin inrduce en el naivism una persisene ensin enre l

    regional y lo naional que enuentra diferentes modos de resoluin en unavariedad de autores y de obras.

    El proviniano Riardo Rojas desarrolla una apuesta fuerte en estadirein uando publiaEl pas de la selva: pequea ofrenda prometida

    por mi orazn a aquella tierra donde viv la infania, y donde ahora muertosde mi sangre, duermen al suave arrullo de sus frondas (Rojas,El pas dela selva X). El pic del viaje de rern en busca de la pesa esencial,

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    de la apital a la provinia, de la iudad al ampo, de la edad adulta a lainfania, del presente al pasado, atraviesa todo el uerpo de la obra. Sin

    embargo, a diferenia de otros esritores nativistas que, omo MartinianoLeguizamn, persisen en la idenicacin de su bra cn la regin de rigen,en la trayetoria posterior, la produin de Riardo Rojas tiende ms biena naionalizarse que a regionalizarse.

    Leopoldo Lugones desarrolla una trayetoria en la direin inversa. Eshacia el nal de su bra pica, enPoemas solariegos oRomances del RoSeco, uando enontramos las apuestas ms fuertes de regionalizain 8.EnLa gea gacha, la primera de sus obras en la que insribe prinipios

    de la posiin nativista, tanto la elein de una temtia histria yespaialmente alejada de su lugar de origen omo la ausenia de ualquierreferencia aubigrca revelan, en cnrase cn ras bras recncidas

    omo eslabones de la serie proyetada por Gonzlez, una uidadosa voluntadde evitar regionalizar el sujeto autorial. Desde luego, tanto en las Odas

    seculares9 omo enEl payador10, numerosas referenias insriben las huellasde un linaje, que inluye una o naimiento y, sobre todo, una experieniaaubigrca de fusin cn la ierra que l auriza [] a hablar de la

    nacin (Dalmarni 88). Sin embarg, esas huellas n alcanzan a precisar

    un referene reginal diferenciad, ni a reginalizar la gura aurial en la

    direin que promova Gonzlez y que Leguizamn lleva al extremo. Inlusolas referencias aubigrcas endienes a represenar un vncul direc

    on la tradiin rural que disemina enEl payador, se deslizan marando laontinuidad ms que la diferenia on el espaio pampeano del poema Martn

    Fierro que se propone anonizar omo epopeya naional.

    8 En la Villa de Mara del Ro Seo, // Al pie del erro del Romero, na. // Y esto estodo uanto dir de m, // Porque no soy ms que un eo // Del anto natal que traigo aqu.(Lugones,Antologa 173).

    9 Por ejemplo, en la oda A los Andes, en la que insta desde all a la apreiain de laargentinidad on Ojos mejores para ver la Patria y autoriza su exhortain en la onstruinaubigrca (y, que s mnas, s l que vale // La amisad de la piedra para el alma.

    (Lugones,Antologa 72)), en el cierre de la da A ls ganads las mieses, en la queinrduce una escena aubigrca de su infancia para cnmemrar el da de la paria que

    ulmina on los versos: As en profunda intimidad de la infania, // El da de la Patria en mi

    memoria, // Vive a aquella dulzura inorporado // como el perfume a la hez de la redomona.// Feliz quien cm ha bebid Paria, // En la miel de su selva de su rca! (96).

    10 Dalmaroni reoge, sintetiza y examina las mltiples referenias de este tipo queLugones disemina enEl payador(89).

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    En Historia de la literatura argentina, Rojas disute abiertamentelos prinipios de regionalidad en que se asentaba el programa nativista

    original:[Adems de la pampa] Otras regiones de nuestro pas han tenido yasus intrpretes en la literatura naional: la vida andina del oeste enMis montaas de Joaqun Gonzlez, la vida entrerriana del este en elMontarazde Martiniano Leguizamn, la vida patagnia del sur enVoz del desierto de Eduardo Talero; la vida del norte enEl pas de laselva, si me es permitido itar el nio libro que onozo, dentro deeste arter, sobre la regin de los bosques Pero las obras de esta

    espeie, o sealan por la deorain de su ambiente los aledaos dela llanura natal, o entran, por sus personajes gauhesos, en el risolpampean de la vida argenina (tm I, 83-84).

    La tensin, presente en toda la literatura nativista, entre la homogeneizainde las regines a parir del paradigma del gauch (pampean) cm ip

    naional y la regionalizain de los tipos y ostumbres de ada provinia, seresuelve en esta obra de Rojas on una fuerte apuesta al primer polo. Delaraabiertamente su desauerdo on quienes pretenden que los gauhesos solo

    ofreen un arter regional y sostiene la universalidad del tipo dentro delerriri, de la hisria de la culura argeninas (82). La peracin crica

    de homogeneizain sobre la base de la gauhesa omo expresin naionalalizadra recurre ambin a un argumen gegrc que apuna en senid

    ontrario del que promueve Gonzlez, quien sostena que la grandeza denuestra patria tiene esta ualidad: no permitir que por un solo signo se retrate calique da su exensin, pues ha en ella las nauralezas ms aniicas

    los limas, las vegetaiones, los hbitos y superstiiones loales ms diversos

    (Ci. en Leguizamn 8-9). Rjas, en cambi, argumena: Sbre la variedadgegrca de nuesrs paisajes la variedad gelgica de nuesras ierras,

    un arter predomina entre todos: la pampa, que nos onvierte as en unpueblo de lima templado y de llanura (Historia tm I, 78).

    En las ltimas dadas del siglo XIX, la apuesta de Gonzlez poruna literatura naional onformada por los aportes proviniales estabasobredeterminada por varios fatores. No se trataba solo de una apuesta

    por haer valer su origen proviniano omo un apital simblio, sino que

    tambin se artiulaba en el ampo poltio on un enfrentamiento que habaperdido atualidad haia el entenario. En efeto, Gonzlez, varias veesministro de Julio Argentino Roa, ontenda en el plano simblio on la

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    apuesta que el prinipal opositor poltio en ese entones, Bartolom Mitre,haba razad cn su prduccin hisrigrca. Mienras la hisrigrafa

    de Mitre, aorde on su poltia entralista, planteaba la oposiin entre uninterior provinial retrgrado y una iudad-puerto impulsora del progreso yla ivilizain, Gonzlez legitima en el plano simblio el proyeto de Roa,que abre la partiipain de las oligarquas proviniales en la hegemonanaional, on el trazado de un mapa ultural de la nain ompuesto por elaporte diferente y neesario de ada una de sus regiones naturales y humanas,mapa en el que la pampa representa solo uno de los sustratos espiritualesdel onjunto11.

    En el ontexto poltio en que intervienen Rojas y Lugones, la hegemonaoligrquia se halla amenazada por ontiendas que superaran los lmites delas divisiones internas de esta lase soial y las presiones demoratizadorashaen ms urgentes las aiones tendientes a formar una iudadana que

    pueda responder a los intereses de la misma. Es probable que, tanto la relativaprdida de vigenia de los enfrentamientos entre las oligarquas regionales,omo las nuevas urgenias poltias del presente, hayan ontribuido al apogeoy la dispersin del nativismo. Mientras la neesidad de naionalizain delas masas promovera su apogeo, la neesidad de una representain ms

    beligerane, unicada hmgnea apunara a la dilucin de su endencia

    haia la regionalizain literaria.Vlviend al erren especc de la acividad lieraria, pdems armar

    que el nativismo se origin en Argentina a travs de un proeso de negoiainon el nuevo iruito popular de la letra. El propsito de alanzar a un amplio

    pblio letor, ya vislumbrado por Gonzlez en trminos de neesidadideolgia, reibe un nuevo impulso desde el ltimo lustro del siglo XIX, alasoiar su produin on la posiin nativista de esritores ms involurados

    en un proyeto de profesionalizain a travs del merado. Tal es el aso deMartiniano Leguizamn, de Roberto J. Payr o de Jos S. lvarez (FrayMch), quienes desde espacis de circulacin ms prxims al circui

    popular, omo el periodismo o el teatro, profundizan la negoiain on losgustos populares. Desde un omienzo, la aproximain a las formas propiasdel gusto popular de la poa introdue una tensin en el seno de la posiinnativista. Los esritores nativistas desean un amplio pblio letor para su

    11 Para un anlisis ms detenido de este aspeto de la obra de Gonzlez, vase: Espsitoy Artiulain del programa literario on el ampo poltio en chein,La iveci.

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    literatura; pero a la vez, ambiionan el reonoimiento de sus pares por laexelenia esttia. Ambas motivaiones apuntan en direiones ontrarias

    y atraviesan de uno u otro modo todo el espetro del emergente ampolierari, alcanzand diferenes puns de equilibri ( de cnradiccin) endistintos proyetos esttios. En la posiin nativista, la inestable e impreisafrontera que los separa del iruito popular exige la expliitain onstantede una distania, porque siempre son pasibles de la imputain del estigmade la vulgaridad12.

    cuando habla de los folletines riollos de Eduardo Gutirrez, Rojasreonoe que es tan innegable su inters soial, por el xito popular que

    ellos lograron y an mantienen, que sera vano prurito el querer suprimirloson un gesto aristortio (Historia tm II, 587). Incrpra la prduccinde Gutirrez en la lase de los gauhesos, uya literatura y uyas formasonstituyen la poesa de la emoin territorial, mdula vivaz del rbolsimblio que representa la evoluin de la literatura naional. Sin embargo,onsidera prtiamente nulo su valor esttio y formal. La vulgaridad quearateriza a la obra de Gutirrez se extiende omo un estigma que alanzaa toda la literatura de los gauhesos, aun uando se onsidera el germenineludible de una autntia literatura naional:

    Sea por el vulgarismo ingenuo de los payadores folklrios, o elvulgarismo derivado de los gauhesos, o el vulgarismo neesario delos dramaturgos riollos, es lo ierto que un ierto aire de simpliidaden la psiclga (caraceres, asuns, ambiene) de rusicidad en

    la cnica (vers, dilg, pema), ensambla caraceriza da esa

    frma esica (tm I, 56).

    Tambin Lugones era onsiente de que la vulgaridad era la frontera que

    proyetaba su sombra sobre la posiin nativista. cuando publia lasonferenias en las que, al igual que Rojas, propone el poema gauhesoMartn Fierro omo pia naional, advierte:

    Los pulros universitarios que, por la misma poa, motejronme deinulto, a fuer de literatos y puristas, no supieron apreiar la difereniaentre el gauho viril, sin amo en su pampa, y la triste husma de laiudad, uya libertad onsiste en elegir sus propios amos; de igual

    12 Vase: chein, Pueblo-Nain.

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    modo que tampoo entendieron la poesa pia de Martn Fierro,superior, omo se ver, al purismo y a la literatura.

    Pr l dems, dendame en la casin l que hag n l que dig.Las oplas de mi gauho, no me han impedido traduir a Homeroy omentarlo ante el pblio uya aprobain en ambos asos de-muesra una culura cieramene superir. y esa exibilidad s que

    es osa bien argentina (El payador15-16).

    Nuevamente, la distinin entre el autntio pueblo y las masas urbanasonstituye una de las herramientas que regularmente permiten a los nativistasdeslindar lo popular de la vulgaridad, a la vez que se arrogan la autoridad

    para esablecer la diferencia, dad que la exibilidad cnsiuiva desu dualidad omporta tambin el elemento de ultura superior que les

    permite, por ejemplo, traduir a Homero. En efeto, a lo largo de todas susonferenias, Lugones desarrolla un amplio despliegue y alarde de erudiin

    para imentar su lugar de saber.Un nleo polmio en torno al ual se negoia y se irunsribe la

    frontera entre la verdadera literatura y la literatura de los iruitos populareses el del idioma. En los primeros aos del nuevo siglo, la publiain de

    Ernesto Quesada,El criollismo en la literatura argentina, arroja laridadsbre ls puns lgids del debae en rn a una denicin nacinal dela lengua y de la literatura. En relain on la poesa gauhesa, Quesadaestima que hubiera resultado onveniente que el uso del lenguaje gauhesose hubiera limitado lo indispensable, y que los nones de la potia y dels buens hablisas hubieran sid bservads (42). Per ms all de la

    reomendain de una adopin literaria limitada del lenguaje gauheso, loque ms le preoupa en la atualidad es el heho de que por esta va riollistala literatura se onvertir en unpandemonium de jergas (70). Adviere enla prosa nativista de Leguizamn y Fray Moho los ltimos destellos dela literatura de este gnero, que es an utilizada:

    porque, en el periodismo destinado las masas, es ms fil prediaro ritiar empleando aquel lenguaje que no el orretamente literario;antes, omo la mayora de los letores pertenea a la lase gauhagenuina, el lenguaje gauheso era indispensable para que los peri-dios penetraran hasta las pulperas; hoy, las lases populares estn

    en plena raha de simili-gauhismo y estos neoriollos verdaderascaras de chinche en ayunas, omo die el paisano gustan remedarese dialeto y que los tomen por gauhos, de modo que su vanidad

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    se siente halagada al ver que se esribe para ellos en aquella jerga(109).

    Su preoupain ms auiante apunta al uso literario, no del habla ruralgenuina, que an se cnserva, all pr ls cnnes de la pampa, sin del

    hablar ial-crill, sea la jerignza ccliche (52-53), el dialec ms

    antiliterario imaginable, o, peor an, de la mezla entre el oolihe y elriller, cm esil pic de clases sciales deerminadas (60) de la

    inorporain del voabulario lunfardo, sea de la gente de mal vivir(61). As, se preguna:

    Puede sensatamente pretenderse que esas orrupiones del idiomade las lases iletradas, onstituyen lo araterstio de nuestro pas ysean la nota riolla de nuestro modo de pensar, hasta el extremo deque deban ultivarse omo distintivo naional de nuestra literatura?(71).

    El debate aera de los lmites de lo popular en relain on la problemtiala naionalidad alanza en torno a la uestin del idioma naional y de lalengua literaria una onsiderable nitidez respeto de su artiulain materialcn ls cnics de clase. Las frmas inacepables del lenguaje, jun cnls signicads ls valres prpis de nuevs secres ppulares urbans,

    hallan expresin literaria en los nuevos iruitos riollistas de difusinmasiva de Buenos Aires.

    En su informe gubernamental aera de la eduain argentina, Rojasmaniesa una precupacin cercana a la de Quesada cuand seala cm

    una onseuenia del osmopolitismo la orrupin popular del idioma (LaRestauracin 84), de un idima amenazad pr la barbarie dialecal de las

    inmigracines (86). y, as ms arde, en relacin cn ls flleines crillsde Eduardo Gutirrez, ditamina: Esritos, no en dialeto gauheso, sinoen el habla familiar de su populosa lientela, es muy esaso el valor artstioque estas obras presentan en su omposiin (Historia tm II, 587).

    En el mismo volumen de suHistoria de la literatura argentina, deendeun us limiad de las frmas de lenguaje ppular, jusicadas en el ear,

    pr ejempl, a parir de un ideal esic realisa (639).

    Asimismo, en un artulo de rtia literaria publiado en larevista bes

    Aires en 1899, Lugones reproha al esritor naturalista Franiso Siardi eldesenfado inomparable on que viola la sintaxis. Examinando esta reseade Lugones, Graiela Salto seala:

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    Ningn omentarista haba reparado, antes de Lugones, en el peuliarnfasis de Sicardi en la cnguracin de su Li Exta omouna genealoga de la nain que, ante la delinain de la viejaalma naional, deba esribirse en la lengua del suburbio para asdesenmasarar las patologas implitas en el resto de las potiasvigenes (9).

    En ambio, uando propone al Martn Fierro omo poema pio naional,evala positivamente el uso del lenguaje potio del pueblo, en el ual tenaque expresarse, naturalmente, un paladn popular (Lugones,El payador33).Partiendo de una asoiain direta entre idioma y naionalidad, elogia el

    ato de inventar un nuevo lenguaje para la expresin de una nueva entidadespiriual (14). Per, cm ha sealad Dalmarni, en cnsnancia cn su

    prdia modernista, es en la labor original sobre la lengua del poeta dondeubia Lugones la autoridad para la elaborain del idioma naional:

    De este modo, la matriz modernista que reonoa slo a la aristo-raia del espritu el dereho al ms libre despliegue esttio, daapenas un paso atrs, haia la versin romntia del mismo prinipio,para negciarle al Esad mdern en diculades un pac cn la

    ultura popular: tambin los payadores errantes, tambin MartnFierro, tambin Jos Hernndez, forman parte de ese linaje de raros(Dalmarni 93).

    Nuevamente, en el mismo ato en que onede a la ultura popular laposibilidad de invenin de una lengua naional, se adjudia a s mismo,omo poeta naional, la autoridad para emitir un juiio vlido al respeto.

    Tanto Rojas omo Lugones tienen plena onienia de que al asoiar su

    produin literaria on el nativismo se exponen al riesgo de la ausainde vulgaridad. Lugones on el Martn Fierro enEl payador, y Rojas on losrelatos orales de animales que reoge enEl pas de la selva, reurren, omoya lo haban heho antes sus predeesores nativistas, a una vasta gama dereferentes eruditos de la ultura oidental para onvalidar su legitimidadliteraria. Pero, si en los aos del primer nativismo de Gonzlez, uando lasondiiones de onstituin de un ampo literario relativamente autnomoeran an muy inipientes, uando apenas omenzaba a resquebrajarse laantigua onepin retria de la literatura omo el onjunto de la produinletrada, omo unidad indisoiable entre el bien deir y el bien pensar, sientones era posible plantear en buena medida la uestin del valor literarioen el terreno del ontenido, oponiendo y reuniendo al mismo tiempo el saber

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    ligado a la esenia popular de la nain y el saber erudito y libreso, en elperodo en el que Lugones y Rojas se asoian on el nativismo, las nuevas

    ondiiones de autonomizain y espeializain de la literatura, inseparablesde las batallas ganadas por el modernismo, haen neesaria una estrategiadefensiva en el erren de l que cmienza a recrarse cm l especc

    del valor literario, el de la elaborain formal.La reepin rtia que obtuvieron los primeros textos nativistas de Rojas

    eha luz sobre las estrategias desarrolladas en este terreno. En relain onEl pas de la selva, obra a la que elogia enftiamente, Giusti seala uno delos aspetos que onsidera negativos:

    El libro se desliza on el tono de una narrain, asi siempre seni-lla, llana, que nos pone en ontato direto on las osas y los seresque el autor se propone pintar. Por este motivo repruebo el primeraptulo, en el que un ierto aparato pio propio, omprendo, dela materia tratada y algunas formas estilstias lugonianas que elasunto involuntariamente sugiere, le hurtan al relato senillez ynauralidad (151).

    Unos aos despus, Manuel Glvez, ompaero de armas de Rojas en elproyeto de la revistaIdeas de omienzos del siglo, uando desarrolla unaresea rtia deblas de lata, desestima este tipo de ataques que onsiderainfundados:

    Tambin he odo deir que Rojas imita en su estilo a Lugones. Nocmprend semejane armacin, pues me parece difcil encnrar

    dos estilos ms distintos. Qu tiene que ver la prosa lara, perspi-ua, sonora, musial de Rojas on la prosa osura, sinttia, sinuosa,

    enrgica n siempre musical de Lugnes? (239-240).

    Pero de inmediato seala que es ierto que Rojas emplea a vees iertasformas sintxias uya invenin se atribuye a Lugones, pero uya reainn le perenece aunque el mdernism las ha pues en bga (240). En

    trminos valorativos, estas observaiones se tornan ambiguas uando se lasvinula on sus apreiaiones aera del uso de un estilo quizs en exesosonoro y oratorio por parte de Rojas, distante de las preferenias de Glvez

    por la prosa viviente, jugosa, sin nfasis ni empaque alguno, la prosa sinlieraura que es da precisin energa (239).

    Entramadas en un ontexto elebratorio, estas rtias negativas por partede Giusti y Glvez ponen en evidenia la tensin de un desplazamiento de la

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    obra de Rojas respeto de las produiones nativistas preedentes, una mixturaque resulta imposible en trminos de los prinipios de visin y divisin que

    artiulan el ampo literario hasta entones. Se trata de la apertura de unpuente de mediain y ontaminain entre las posiiones enfrentadas delnativismo y el modernismo. Lugones abre estrepitosamente las puertas deeste interambio on la publiain de los relatos deLa gea gacha.

    En el ambio de siglo, el modernismo representa la tendeniaosmopolita en ontra de la ual artiula el nativismo su relevania yhasta su unidad. Martiniano Leguizamn, el esritor que por entones llevaal exrem el prec naivisa nisecular, cuesina severamene a:

    nuesrs escrires jvenes que sacrican desdean a veces ls

    dones nativos, por ir a imitar las reaiones enfermizas y arentesde emoin de los bebedores de ajenjo, que atormentan el noble ysonoro verso astellano on ombinaiones mtrias extraas, oderrohan talento en malabarismos estrafalarios, ortando el vueloa la inspirain que pugna por romper tan estrehas ligaduras(Pginas 117).

    Tambin la nueva posiin realista, desarrollada por Glvez y promovidapor Giusti, que se ubia en lara simpata, proximidad e interambio onel nativismo, adopta una perspetiva enfrentada on el modernismo que, aomienzos del nuevo siglo, se instala modamente en el ampo omo unavanguardia cnsagrada. Glvez declara la muere de ls pnces de la

    rima azul, ls iniciads ls liliales (208), alambicads femenins, en

    una soiedad en la que jams hubo torres de ninguna lase, ni siquierarres de marl (207). tan en nmbre del nacinalism cm del realism,

    Glvez, admirador onfeso del modernismo en su juventud, sopesa su aporte

    a la literatura argentina y profetiza su expirain:

    Del deadentismo han quedado algunas admirables onquistas: elulto de la prosa artstia, el odio al lugar omn, la rebusa de lapersonalidad. Ahora omo esuela, el deadentismo slo es seguidopor algunos jovenitos rein venidos de las provinias... o de Pars.Toda la resaa de la deliuesenia ser pronto barrida por la mareadel naionalismo, que, al llevarnos a intentar una literatura verdade-ramente naional, nos obligar a estudiar la realidad que nos rodea a inspirams en la nauraleza en la verdad (208).

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    como ha mostrado Sonia contardi, la perspetiva on la que RiardoRojas se posiiona en relain on el modernismo es muy similar a la que

    establee Glvez. En la introduin deHistoria de la literatura argentina,ditamina:

    es evidente que su renovain perfeion las formas de nuestraliteratura y nuestro sentido universal de la belleza, aunque nada hizopor la ultura omo expresin orgnia de la naionalidad. La nuevagenerain argentina paree haber empezado ya una reain ontraese mvimien (tm I, 52).

    Amigo personal de Rubn Daro y, al igual que Glvez, admirador delmodernismo en su juventud, Rojas destaa el valor positivo de estemvimien en la fragua deniiva de un gus lierari mdern ssicad

    que exige ahora al poeta ms onienia de su arte, en las palabras y en elplan; ms niidez prprcin de las frmas (tm VII, 287).

    Los juiios de reonoimiento positivo haia el modernismo por partede estos autores, omprometidos on los prinipios de visin de quienes semaniesan abieramene cm sus psires, sn indicis de la clave que

    explia la apertura de un anal de interambio on el modernismo que redundaen el desplazamiento y la dispersin de la posiin nativista.El uadro on que Rojas abre su texto de apuesta nativista ms ortodoxa,

    El pas de la selva, onvoa de inmediato estas asoiaiones:

    Anohea en aquel bosqueBajo su gran tehumbre, bordada de follajes en tosa urdimbre deramas, antiipbase la sombra, entenebreiendo salvajes retiros. Atodo rumbo dilatbase lo inexplorado de la selva virgen. Expresiones

    humanas asuman las speras crezas, desguradas en la penumbradel repsulo: este hueo siniestro semejaba el ojo solitario de unlope; ese nervudo gajo, el poderoso beps de un atleta; y la arbo-leda da, un pericad ejrci de giganes (15).

    Lejos de la difil senillez del estilo pregonada por los nativistasniseculares13, esta desripin de la naturaleza de la omara natal remite alos letores ultos de la poa a la prosa modernista en general y, en partiular,

    13 Vase: chein, Pueblo-Nain.

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    a los ensayos de estilo desarrollados por Lugones en sus relatos pios de laguerra de la independenia naional.

    Lugones, que haba sellado su presentain en las letras naionales onuna fuere apuesa pr el mdernism, lleva al lmie exrem el aricidel lenguaje y las imgenes araterstias de esta esttia uando aometesu primera obra asoiada on el nativismo, esa epopeya rara de uyasmixturas habla Mara Teresa Gramuglio en su texto La primera pia deLugnes. El arici frmal se exacerba en un regde del mism ac de

    representain que desplaza asi al borde de lo irreuperable el referente deldisurso, sobre todo uando aomete la desripin de la naturaleza nativa

    o de las ostumbres del vulgo. As desarrolla, por ejemplo, la esena en laque los ampesinos salteos arnean una res:

    chaneladas de arne, las ostillas formaban un buque sangriento deuyo fondo iban saliendo las ahuras.El entripado on sus ndulos en humedades lilas y aguas de mapa:los bofes en vivo rosa de sanda; la mermelada osura del hgado,la laja gris del bazoAparean las anas envueltas en rasos amarillos y violetas satines;

    y algn tajo desubra el profundo rojo de la masa musular, inte-rrumpido por tegumentos de rdeno nar o artlagos de esterioblanor (La gea 198).

    El desenso de los temas ms bajos, que a vees sugieren en el autor tantola fasinain omo el despreio, onita en la esritura un dramtio asensohacia ls esereips del gus renad de la pca. Radicad en Argenina,

    el esritor ataln Juan Ms y Pi elebra la apariin deLa gea gacha:

    Haer literatura riolla no es, omo se pretendi por muho tiempo,dar libre rienda al atavismo vergonzante en pugna on el riterio dela ivilizain moderna [] [Lugones logr] omprender que elriollismo poda ser una fuente de viva emoin artstia, uando sela quisiera mirar desde arriba. Y Lugones trep, y uando ya no orriel peligro de onfundirse on la analla que formaba el ambiente desu uadro, uando pudo tener la seguridad de su observain, antla noble gesta admirable (cit. en Leguizamn,Pginas 190-191)14.

    14 Vase la respuesta indignada del nativista Martiniano Leguizamn en Nuestrosorgenes literarios,Pginas argentinas .

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    Tanto la inorporain de Rojas omo la exaerbain de Lugones de losreursos del estilo modernista en sus primeras obras nativistas, los exponen

    a las rtias de los promotores iniiales de esta posiin, pero los aparta dela frontera de la vulgaridad que siempre la amenaza. como reuerda Lugonesmuhos aos despus: Este movimiento, [el modernismo] que ha tenidotanta difusin, no interesaba, agreg, sino a ontados esritores y area enabslu de rascendencia ppular (Ci. en Gasi 79).

    El estilo modernista aporta on su sola presenia, a omienzos del sigloXX, el pencial de signicar elabracin esica cula, el pl pues de la

    vulgaridad, aquello que en el joven ampo literario omienza a ser deslindado

    cm el valr especc del are. Es cier que la exacerbacin de ls crierisde buen gusto de la poa llegara a rozar los lmites del mal gusto, talomo lo sealaran luego los jvenes esritores de la vanguardia. Adems,omo lo sugiere la observain de Lugones en 1928, numerosos aspetos dela esttia modernista tambin mereern muy pronto el favor popular.

    La pretensin de alanzar mediante la literatura a un gran pblio deletores remite en la direin opuesta de la bsqueda de reonoimiento

    por parte de sus pares. Rojas y Lugones proyetan en ada obra un puntodiferente de equilibrio o ontradiin entre ellas. Lo ierto es que ambos

    prediaron a favor de la produin de una literatura naional apaz deseduir y elevar, desde lo poltio y lo esttio, la subjetividad de los setores

    populares. Pero, on ello, se dirigan en primer trmino a los ondutoresdel Estado y a sus pares.

    BIBLIOGRAFA

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