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Revista- _de Filosofía Universidad Iberoamericana 118 Año 39 • enero - abril • 2007

Revista - Abel Fernandez · 2018-11-19 · Revista de Filosofía 118 (enero - abril 2007) Número especial sobre Martin Heidegger Contenido • Arturo Ley te, Silencio y olvido como

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Revista­_de Filosofía

Universidad Iberoamericana

118Año 39 • enero - abril • 2007

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Revistade Filosofía 118 (enero - abril 2007)

Número especial sobre Martin Heidegger

Contenido

• Arturo Ley te, Silencio y olvido como constituyentes

de la filosofía 7

• Jesús Rodolfo Santander, Sobre la nada,

en la lección inaugural de M. Heidegger de 1929 25

• Pilar Gilardi, Sobre la noción de Stimmung en M. Heidegger 41

• René Ceceña, Del lugar al espacio: Timeo 50 d-e. La lectura

heideggeriana de la khóra 49

• Luis Guerrero Martínez, La construcción del discurso estético.

Heidegger y la «esencia de la poesía» 65

• Pablo Lazo Briones, Fundamento y fondo en Heidegger:actualidad hermenéutica 75

• Francisco Castro Merrifield, Heidegger y las fronteras

de la tecnología 91

• Fernando Danel Janet, Una declinación aletheiológica:

el poderío del Ereignis 101

• Ángel Xolocotzi, Poesía y desocultamiento epocal.

Aspectos de la relación poesía-claro a partir del pensar

ontohistórico de Heidegger 121

• Tatiana Aguilar-Alvarez Bay, Pregunta, poesía

y el problema de la comunicación en Ser y tiempo 141

• Carlos Mendiola Mejía, Heidegger interpreta Kant 153

• Índices Revista de Filosofía 106-117

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Revista de Filosofía (Universidad Iberoamericana) 118: 65-74, 2007

la construcción del discurso estético.

Heidegger y la «esencia de la poesía»

Luis Guerrero Martínez

Universidad Iberoamericana

Resumen

La poesía es la más peligrosa de las ocupaciones y, a la vez, la más

inocente de las tareas. Heidegger construye sobre esta dialéctica su ensayo

sobre HOlderlin y la esencia de la poesía. Una lectura de esta obra desde

el Romanticismo, especialmente desde la ironía, puede constituirse en

una de las claves del requerimiento heideggeriano: "Sólo cuando podamos

concebir ambas determinaciones en un solo pensamiento, concebiremos

la plena esencia de la poesía".

Palabras clave: Poesía, ironía, lenguaje, Holderlin, Heidegger.

Abstraet

Poetry is the most dangerolls activity and, at the same time, the most innocent

oj tasks. Heidegger builds IIpon this dialectics in his essay abollt Holderlin

and the Essence oj Poetry. Reading this workjrom a Romantic point ojview,

especially jrom an ironic one, may ojjer a key to the Heideggerian

reqllirement: "Only when we can conceive both determinations in one and

only thollght, we will conceive the whole essence oj poetry."

Key words: Po etry, irony, language, HOlderlin, Heidegger

Cada escritor va creando diversos lazos con sus obras, en cada uno hay

una historia, ciertas intuiciones, intereses específicos, lectores

imaginarios, debates y refutaciones. Desde mediados de los años treinta

Holderlin fue un punto de referencia constante en el pensamiento de

Heidegger, nos referimos específicamente al trabajo que escribió sobre

el poeta, titulado HOlderlin y la esencia de la poesía, para ser leído en

una conferencia en Roma; trabajo que posteriormente se prestó a la

polémica debido a la situación alemana. A ese ensayo Heidegger le guardó

siempre un especial afecto.

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66 - Luis Guerrero Martínez

Hacia el final de ese escrito, Heidegger -haciendo una síntesis del

argumento estructurado por las palabras-guía de Holderlin- vuelve sobre un

dilema planteado varias veces en el texto, ¿cómo compaginar que la poesía­

lenguaje sea la más inocente de todas las ocupaciones con la afirmación de

que el lenguaje es el más peligroso de los bienes?1 El problema no es menor

y Heidegger insiste sobre este punto, ya que no se trata de buscar una simple

justificación que haga desaparecer el problema, por el contrario, "La poesía

es la más peligrosa de las obras, y a la vez la más inocente de las tareas. En

efecto, sólo cuando podamos concebir ambas determinaciones en un solo

pensamiento, concebiremos la plena esencia de la poesía". 2 Para Heidegger

este carácter decisivo lo es también en la medida en que el camino de su

solución pasa por su propia propuesta del acontecer de la verdad en la poesía.

Holderlin no se refirió directamente a la poesía como la más peligrosa

de las ocupaciones, sino al lenguaje. En un bosquejo poético, en el que

se hace una distinción de los seres humanos respecto a los demás

animales, afirma el poeta:

En chozas mora el hombre,

en vergonzantes vestidos se oculta,

que cuando el hombre es más hombre interior

tanto más solícito anda de guardar el espíritu,

cual la sacerdotisa la llama divina.

y en eso consiste su inteligencia.

y por esto tiene albedrío

y se le ha dado a él, el semejante a los dioses,

poder superior para ordenar y ejecutar,

y por eso también se le dio al Hombre el más peligroso de los bienes,

la palabra, para que creando y destruyendo,

haciendo perecer y devolviendo las cosas a la sempiterna viviente,

a la madre y maestra, dé testimonio de lo que él es:

de que de ella ha aprendido lo que ella posee de más divino:

el amor que todo lo conserva.3

Cf. M. Heidegger, Hiilderlin y la esencia de la poesía, trad. Juan David García

Bacca, Barcelona, Anthropos, 1991, pp. 22, 24, 32.

lbidem, p. 32.

Las citas de Holdelin están tomadas por Heidegger de la edición de las obras del

poeta, comenzada por Norbert van Hellingrath, IV, 246.

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La construcción del discurso estético. Heidegger y la «esencia de la poesía» - 67

Heidegger encuentra una conexión entre poesía y lenguaje que le

posibilitará establecer el conflicto a partir de los fragmentos de Holderlin.

Afirma, muy al comienzo de su ensayo que "la poesía crea sus obras en el

dominio y del "material" del lenguaje".4 La parte central del texto

heideggeriano se refiere al lenguaje y al habla, en su carácter ambivalente. En

un sentido positivo, el habla es dado para hacer patente el ser del hombre,

para custodiar al ser por el ente. En él puede llegar a la palabra lo más puro y

lo más oculto. Sin embargo, el habla es el peligro de los peligros, "Es la Palabra

la que comienza por crear ese campo abierto de amenazas contra el ser, y a

yerro s contra el ser, haciendo así posible la pérdida del Ser, esto es: el Peligro".5

Al considerar la poesía como la más inocente y, al mismo tiempo, la

más peligrosa de las ocupaciones, es importante notar que el texto

contiene dos versiones, una inicial y otra final, de lo que debe entenderse

por "la más inocente" y "la más peligrosa"; son dos versiones distintas,

no solamente por los argumentos que se manejan en cada una de ellas,

sino por la relación que guardan poesía-poeta en sendas versiones. En la

primera de ellas hay un énfasis en la poesía. Ante la pregunta formulada

por Heidegger "¿Cómo y hasta qué punto es la más inocente de las

tareas?"6 responde de manera directa que la poesía inventa un mundo de

imágenes y se muestra en la forma del juego, en un decir inofensivo, ya

que es ineficaz. Su lenguaje no es imperativo ni mueve a la acción o

transformación de la realidad. Afirma que "es la poesía algo así como un

sueño, mas no la realidad; un juego de palabras, sin la seriedad de la

acción".7 De aquí que, como lo dice más adelante, el reino de la acción

de la poesía sea el lenguaje y no la realidad. Su ámbito es interno,

permanece en la poesía misma por medio del lenguaje.

Comparemos esta primera versión con la segunda, los argumentos

que da en la última parte de su texto son los siguientes:

• La afirmación la más inocente está en el contexto de una carta de

Holderlin a su madre y Heidegger afirma que en parte era para no

preocupar ni lastimar a su madre.

M. Heidegger, op. cit., p. 21.

lbidem, p. 23.

lbidem, p. 21.ldem

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68 - Luis Guerrero Marlínez

• La inocencia viene atendiendo al inofensivo aspecto externo, como

el valle pertenece a la montaña, y aquí Heidegger hacer una

referencia explícita no al poema sino al poeta, afirmando que el

poeta está proyectado fuera de lo cotidiano, por lo aparentemente

inocuo de su ocupación.8

• Para marcar una cierta diferencia respecto a la primera versión en

la que se vinculaba la inocencia con el juego, Heidegger afirma

que "la poesía es, por su aspecto, un juego. Y con todo no lo es".9

• Lo que parecía un sueño en la primera versión es en esta segunda

lo contrario, "lo que el poeta dice, y lo que sobre su palabra toma

por ser, eso es lo real". 10

• Esta inocencia, en resumen, es su apariencia exterior, su aparienciaante los demás.

Como es lógico suponer, no se trata de una contradicción entre la

primera y segunda versión, en un texto tan corto como es el de Heidegger.

Hay dos fragmentos de H6lderlin, citados en el texto de Heidegger,

que expresan bien el sentido de la poesía como "el más peligroso de los

bienes". El primero de su poema Como clIando en día de fiesta.

Derecho es nuestro, de los poetas, de vosotros

los poetas, bajo las tormentas de Dios afincarnos,

desnuda la cabeza;

para así con nuestras manos, con nuestras

propias manos robar al Padre sus rayos;

robarnos a Él mismo;

y, envuelto en cantos,

entregarlo al Pueblo, cual celeste regalo.lI

'''Morar poéticamente' significa plantarse en presencia de los dioses

y hacer de pararrayos a la esencial inminencia de las cosas". 12 La vocación

poética es peligrosa, al poeta le es dada la misión de recibir las tormentas

Cf. ibidem, p. 34.Idem

10 Ibidem, p. 35.

11 H61derlin, V, 151.

12 M. Heidegger, op. cit., p. 31.

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La construcción del discurso estético. Heidegger y la "esencia de la poesía» - 69

divinas, el poeta es sacudido y despertado de la ensoñación de la

cotidianidad. Al poeta le es dado instaurar con su palabra, nombrar a las

cosas, vislumbrar el ser del ente, todo ello bajo el juego, la· belleza y el

encanto de las palabras, pero -y aquí está su padecer- percibe la fragilidad

de esa realidad, su temporalidad, su pertenencia a la tierra. Además, al

poeta también le es dado percibir la incomprensión y sinrazón humana,

es testigo del mal uso que hacen del don divino del lenguaje,

convirtiéndolo en ocasión de engaño y ocultamiento de la realidad. De

esta forma el poeta es un sufriente.

Ya sea como don, como revelación, como vocación o como percepción

de la realidad, a los poetas les toca permanecer de pie, con la cabeza

descubierta, bajo las tempestades de Dios.

La ocupación poética consiste en recuperar los signos de los dioses

para luego trasmitirlos a su pueblo, pero al mismo tiempo, la labor poética

se convierte el signo y la voz del pueblo, de su memoria y vinculación

con el mundo. El pueblo se identifica con la poesía, aunque no por ello

sea tocado por el sufrimiento de los dioses. La labor poética es sacerdotal,

es un vínculo entre el pueblo y los dioses. Aquí encontramos un nuevo

elemento que caracteriza "la más peligrosa de las ocupaciones":

y ¿para qué poetas en tiempos aciagos?

pero, son, dices tú, como los sacerdotes sagrados del Dios del vino,

que erraban de tierra en tierra, en la noche sagrada.13

Estamos en un tiempo aciago, tiempo de la indigencia. ¿Qué quiere

decir esto? Esta labor sacerdotal del poeta ha sido violentada, ya que los

dioses han huido, ya no puede recibirse de ellos las tempestades y los

signos; tampoco está el poeta en presencia de los nuevos dioses que

vendrán, Heidegger afirma que "Y es este tiempo de indigencia, porque

se halla en una doble carencia y negación".14

Esta doble carencia, que también es señalada como "la nada de esta

noche",15 se constituye en una enorme ironía. Un sacerdote sin dios, un

poeta que lejos de recibir los rayos y tormentas de los dioses, siente su

13 H61derlin, IV, 123.

14 M. Heidegger, op. cit., p. 38.15 ¡den/.

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vacío, siendo esa la señal que debe trasmitir. En este punto Holderlin esun romántico.

En su crítica a una excesiva racionalización ilustrada de la vida y de

los estereotipos sociales, románticos como Hamann, Schleiermaher,

Tieck, Solger, y principalmente Schlegel, promovieron y usaron como

método la ironía, teniendo muy presente y a su modo el ejemplo

socrático. 16 La ironía romántica buscaba un doble efecto, en primer lugar,

se trataba de una crítica a las diversas formas intelectuales, artísticas,

sociales y culturales que pretendieran cerrar los espacios a la diversidad

de la libertad humana; crítica que se agudizaba en aquellos casos en los

que la pretensión consistía en decir la última palabra sobre un determinado

tema. En segundo lugar, buscaba establecer una posición sobre los

alcances y limitaciones del conocimiento del mundo y del hombre.

Emparentado con este punto, los románticos tenían su propia

interpretación de la historia y de su momento histórico, también muy

opuesto a la lógica y el optimismo hegeliano.

Esta posición dio origen a uno de los enfrentamientos más interesantes

del siglo XIX: el que el propio Hegel tuvo con el movimiento romántico

acerca del estatuto y los alcances de la razón y el conocimiento humano;

el concepto de ironía -defendido por los románticos y criticado por Hegel­fue uno de los temas centrales de la discusión.

La ironía no debe entenderse exclusiva y fundamentalmente como un

instrumento retórico, como dominio de una cierta técnica de discurso,

puede ser también una actitud que se relaciona con la forma de percibir

la realidad. La ironía puede reflejar con cierta anticipación el derrumbe

de una época. ¿Qué significa esto? Cuando una realidad histórica

específica toca fondo, cuando aquello que fue válido para determinadas

generaciones deja de serlo; esa realidad es desplazada y en su lugar surge

algo nuevo. En este proceso de desplazamiento suelen intervenir

determinados individuos: los profetas y visionarios, los revolucionarios,

los héroes y mártires; cada uno de ellos, a su modo, ayudan a la caída o

al surgimiento de una nueva época.17 La personalidad irónica tiene

16 En 1759 Hamann publicó su Socratic Memorabilia, obra que reivindicó a Sócrates

como maestro de la ironía para tiempos aciagos.

11 Cf. S¡jren Kierkegaard, Sobre el concepto de la ironía en constante referencia a

Sócrates, SV 1 XIII 296. Luis Guerrero, La verdad subjetiva. S~ren Kierkegaard

como escritor, México, Universidad Iberoamericana, 2004, pp. 75-88.

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también un papel específico en este proceso, pertenece a lo que en el

lenguaje dialéctico se conoce como el momento negativo. Cuando la

realidad histórica de una época ya no se puede sostener, aunque

externamente pueda aparentar firmeza, la ironía ayuda a hacer patente la

negatividad de esa realidad, pero no de una manera abierta y

argumentativa; sino que, con la actitud irónica, la época, sus

representantes, sus discursos y argumentos se muestran a sí mismos, el

irónico logra que la época se manifieste, pero logra también que al

manifestarse muestre su vacío. El irónico no condena, hace que la condena

venga por las mismas palabras de quien pretende defenderlas.

El irónico lo es en la medida en que él mismo es negatividad

infinita y absoluta -expresión usada por Kierkegaard-, pues la

existencia se ha hecho extraña para el sujeto irónico, la realidad

histórica ha perdido para él validez y se ha vuelto irreal, él no

pertenece a su generación aunque viva en ella. Es como si el individuo

irónico fuera el último individuo de una generación; la contradicción

de vivir en una generación a la que no se pertenece se convierte en

una situación trágica, lo hace la primera víctima del ocaso de su época.

El irónico no es profeta, no conoce el futuro, no puede ver la nueva

realidad histórica, el revolucionario lucha por aniquilar lo que está

caduco, el héroe y el mártir entregan su vida por hacer valer lo nuevo.

El irónico se ha salido de la las filas de la contemporaneidad y les ha

hecho frente haciendo que ésta se muestre en toda su imperfección.

El irónico goza de la libertad que implica no estar sujeto a las

determinaciones de la época, tiene la elasticidad de la posibilidad y

por medio de ellas puede adquirir soltura en el arte de la ironía. "En

la ironía, puesto que todo se hace vano, la subjetividad se libera.

Cuanto más vano se vuelve todo, tanto más leve, tanto más despojada,

tanto más fugaz se vuelve la subjetividad. Y mientras que todo se

vuelve vanidad, el sujeto irónico no se vuelve vano él mismo, sino

que redime su propia vanidad".18

Por consiguiente, el individuo irónico no lo es por una simple elección

metodológica, ni por un modo o actitud estética, más bien se trata de una

vocación, de una tarea, un sacrificio exigido por su propia subjetividad

y por el vacío de una época.

18 S~ren Kierkegaard, op. cit., p. 296.

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72 - Luis Guerrero Martínez

Si comparamos esta concepción de la ironía con el tiempo de la

indigencia, en el que los dioses antiguos han huido sin haber llegado aún

los nuevos, y la doble carencia y negación a la que se refiere Heidegger,

encontramos el parentesco no solamente de Holderlin con el

romanticismo, sino también de la poesía con la ironía, y del papel del

poeta con su época, convirtiendo su labor en "la más peligrosa de lasactividades" .

Esta relación con la ironía nos permite también encontrar algunas

luces sobre el reto planteado por Heidegger, de concebir la inocencia y

la peligrosidad, como determinaciones en un solo pensamiento. Las

determinaciones dialécticas de la ironía: cómico-trágico tienen una lógica

común con la actividad poética presentada por Heidegger en su

interpretación de Holderlin. El poeta se sabe extraño en su propia época,

su mensaje no proviene de un dios sino del vacío producido por su

ausencia, sabe que el efecto de sus poesía tiene algo de cómico, es

apreciada en su belleza, pero es apreciada por un mundo que sigue bajo

la ensoñación de los antiguos dioses, y sin embargo el poeta -como

Sócrates en su momento- sigue deleitando al pueblo con sus sufrimientos.

Pensemos por un momento en el caso del Zaratrusta de Nietzsche, en

su descenso de la montaña, sabedor de la muerte de dios, de los viejos

valores y del sentido de la tierra, en aquellas circunstancias hace un

intento por hablarle al pueblo en la plaza; sin embargo, en esa ocasión

Zaratrusta fracasa, es tomado como un titiritero con poca gracia en su

oficio. Zaratrusta está en un momento de la doble carencia a la que nos

hemos referido, pero su reacción no es análoga ni a la de los ironistas ni

a la de los poetas, su reacción no es dialéctica, él desprecia al populacho

que no lo entiende, que sigue anclado en sus anteriores dioses; no

obstante, lo que sucede con el Zaratrusta de Nietzsche, no sucede con el

propio Nietzsche, su lirismo nunca abandonó a ese pueblo, sino que se

brindó a él, lo enfrentó bajo su propia ironía.

Ensayaré brevemente y para terminar un nuevo sentido de las

determinaciones poéticas como "la más inocente y la más peligrosa de las

tareas". Como había mencionado, Heidegger propone dos, una más referida

al poema y otra al poeta. Ayudado por Gadamer mostraré esas

determinaciones hacia una realidad distinta: el lector, cómo en él, al contacto

con la poesía, se abre un mundo inocente y a la vez el más peligroso.

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La construcción del discurso estético. Heidegger y la "esencia de la poesía» - 73

Un texto de Gadamer puede ayudar a contrastar y complementar el

ensayo heideggeriano. Bajo el título De la contribución de la poesía a la

bÚsqueda de la verdad Gadamer realiza un interesante análisis de "lo

propio de la poesía". Al igual que Heidegger establece una estrecha

conexión entre poesía y lenguaje, esta relación es de suma importancia

para las conclusiones de sendos trabajos. Ambos afirman que el lenguaje

es diálogo, para Gadamer este diálogo tiene como condición necesaria,

condición por cierto muy romántica, el no saberlo todo, el deseo de saber

más. "De hecho, la posibilidad de la conversación descansa sobre el juego

de arrojarse preguntas y respuestas", 19 de estar abierto a que el

interlocutor pueda decir algo que sea de nuestro interés, algo que

deseamos saber. ¿Cómo compaginar esta esencia del lenguaje con el de

la poesía, ya que propiamente no es un diálogo al modo de una

conversación habitual con preguntas y respuestas? Gadamer afirma que

la poesía tiene un doble efecto, en primer lugar el poema mismo es

completo, se atestigua a sí mismo y no consiente otra cosa que lo

verifique, cuando leemos un buen poema no lo leemos bajo sospecha, o

con duda sobre la verdad de su contenido. Este es el sentido de completud

poética. Sin embargo el mundo construido por el lenguaje poético, siendo

acabado, es al mismo tiempo abierto, posibilita la creación y la proyección

del mundo del lector. La categoría de semejanza base de la epistemología

aristotélica también es poética, su lenguaje es un hogar en la que se

establecen vínculos de familiaridad, los de un mundo compartido e íntimo.

En la confianza del hogar se es libre, no se tiene que aparentar una imagen

externa. El lector encuentra en el poema un mundo que sirve como puerta

para su propio mundo. En la medida en que el lector sea receptivo a las

llamadas del ser-ahí (de la existencia), en esa misma medida el mundo

posibilitado por la poesía se convierte en la más peligrosa de las

actividades, pues es sacado de las seguridades de la cotidianidad, de la

lógica de los antiguos dioses y es cuestionado sobre el sentido, todo esto

bajo el encanto del lenguaje poético, de la forma más seductora e inocente

que puede revestir el lenguaje.

El espíritu que anima a la poesía -al menos a cierto tipo de poesía- es

compartido, es un mismo espíritu el que da vida al poema, el mismo que

19 H.-G. Gadamer, Estética y hermenéutica, trad. Antonio Gómez Ramos, Madrid,

Tecnos, 2' edición, 1998, p. 112.

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inspira al poeta y también al lector en su lectura. Este espíritu reviste

una forma bella e inocente, pero también es un encuentro con el ser. Suele

decirse que la presencia divina -como revelación- produce temor. A Dios

no se le puede ver cara a cara, estar ante lo divino puede ser el más

grande de los dones, pero es también el más grande de los peligros.