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Departamento de Lengua castellana y Literatura curso 2013-2014
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ANÁLISIS GRAMATICAL I (Repaso para Pregunta 4, PAU)
1. Señale y comente las perífrasis verbales que apa recen en el siguiente fragmento:
Pero pasa ese mes y empezamos a sentir amarga la comida, como doloroso el recordar; ya estamos picados. Al correr de los días y las noches nos vamos volviendo huraños, solitarios; en nuestra cabeza se cuecen las ideas, las ideas que han de ocasionar el que nos corten la cabeza donde se cocieron, quién sabe si para que no siga trabajando tan atrozmente.
Empezamos a sentir: es una perífrasis de aspecto incoativo (“empezar a” + infinitivo),
porque expresa que la acción del verbo en infinitivo se encuentra en su comienzo.
Vamos volviendo: es una perífrasis de aspecto durativo (“ir” + gerundio), porque
expresa que la acción del verbo en gerundio se encuentra en su desarrollo.
Han de ocasionar: es una perífrasis modal de obligación (“haber de” + infinitivo),
porque expresa la necesidad de realizar la acción del verbo que aparece en infinitivo.
Siga trabajando: es una perífrasis de aspecto durativo (“seguir” + gerundio), porque
expresa que la acción del verbo en gerundio se encuentra en su desarrollo.
2. Explique los valores morfosintácticos de “que” e n el siguiente texto:
Tenía Andrés cierta ilusión por el nuevo curso; iba a estudiar Fisiología, y creía que el estudio de las funciones de la vida le interesaría tanto o más que una novela; pero se engañó; no fue así. Primeramente, el libro de texto era un libro estúpido, hecho con recortes de obras francesas y escrito sin claridad y sin entusiasmo; leyéndolo no se podía formar una idea clara del mecanismo de la vida; el hombre parecía, según el autor, como un armario con una serie de aparatos dentro, completamente separados los unos de los otros, como los negociados de un ministerio. Luego, el catedrático era un hombre sin ninguna afición a lo que explicaba, un señor senador, de esos latosos, que se pasaba las tardes en el Senado discutiendo tonterías y provocando el sueño de los abuelos de la Patria. Era imposible que con aquel texto y aquel profesor llegara nadie a sentir el deseo de penetrar en la ciencia de la vida. La Fisiología, cursándola así, parecía una cosa estólida y deslavazada, sin problemas de interés ni ningún atractivo. Hurtado tuvo una verdadera decepción. Era indispensable tomar la Fisiología, como todo lo demás, sin entusiasmo, como uno de los obstáculos que salvar para concluir la carrera.
- Que (creía que el estudio de las funciones de la vida le interesaría): que es una
conjunción que funciona como nexo de una proposición subordinada sustantiva
(que el estudio de las funciones de la vida le interesaría), proposición que es el
complemento directo de creía.
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- Que (le interesaría tanto o más que una novela): que es una conjunción que
funciona como nexo de una proposición subordinada adverbial comparativa (más
que una novela) que funciona como segundo término de la comparación.
- Que (un señor senador, de esos latosos, que se pasaba las tardes…): que es un
pronombre relativo que funciona como nexo de la proposición subordinada
adjetiva (que se pasaba las tardes) y como sujeto del verbo se pasaba, núcleo del
predicado de esa misma proposición subordinada. El antecedente de que es señor.
- Que (Era imposible que con aquel texto y aquel profesor llegara nadie…): que es
una conjunción que funciona como nexo de una proposición subordinada
sustantiva (que con aquel texto y aquel profesor llegara nadie), proposición que es
el sujeto de era imposible.
- Que (uno de los obstáculos que salvar…): que es un pronombre relativo que
funciona como nexo de la proposición subordinada adjetiva (que salvar) y como
complemento directo del verbo salvar, núcleo de esa proposición subordinada. El
antecedente de que es obstáculos.
3. Analice las relaciones sintácticas que se establ ecen entre las proposiciones
de los siguientes enunciados:
- No me recuerdes el mar, que la pena negra brota en las tierras de aceituna bajo el rumor de las olas.
Es una oración compuesta por dos proposiciones:
• Una proposición principal: No me recuerdes el mar.
• Una proposición subordinada adverbial causal, en función de complemento
circunstancial de causa de la proposición principal: que la pena negra brota en
las tierras de aceituna bajo el rumor de las olas. Su nexo es conjunción que.
- A veces, cuando ya estoy segura de que jamás, jamás…, me sube como una oleada de
fuego por los pies y se me quedan vacías todas las cosas. Es una oración compuesta por dos proposiciones coordinadas copulativas unidas por el
nexo y:
• Proposición 1: A veces, cuando ya estoy segura de que jamás, jamás…, me sube
como una oleada de fuego por los pies. Esta proposición está compuesta por
una proposición principal: a veces me sube y dos proposiciones subordinadas:
- Una proposición subordinada adverbial de tiempo, en función de
complemento circunstancial de tiempo del verbo principal me sube: cuando
ya estoy segura de que jamás, jamás… Su nexo es la conjunción cuando.
� Y esta proposición subordinada adverbial contiene, a su vez, una
proposición subordinada sustantiva, en función de complemento del
adjetivo segura. Su nexo es la locución conjuntiva de que. Carece de
verbo expreso.
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- Una proposición subordinada adverbial modal proposición 1: como una
oleada de fuego por los pies. Su nexo es la conjunción como y tiene como
núcleo el verbo omitido sube (como [sube] una oleada de fuego por los pies).
• Proposición 2: se me quedan vacías todas las cosas.
- El catedrático era un hombre sin ninguna afición a lo que explicaba, un señor senador, de esos latosos, que se pasaba las tardes en el Senado discutiendo tonterías y provocando el sueño de los abuelos de la Patria.
Es una oración compuesta por cinco proposiciones:
• Una proposición principal: El catedrático era un hombre sin ninguna afición (...),
un señor senador, de esos latosos.
• Una proposición subordinada sustantiva, en función de complemento del
nombre de afición: a lo que explicaba. Su nexo es la conjunción que.
• Una proposición subordinada adjetiva de relativo, en función de adyacente del
sustantivo señor: que se pasaba las tardes en el Senado discutiendo tonterías y
provocando el sueño de los abuelos de la patria. Su nexo es el pronombre
relativo que, que en la proposición subordinada adjetiva realiza la función de
sujeto.
- Esta proposición, a su vez, contiene dos proposiciones subordinadas
modales unidas entre sí por un nexo coordinado copulativo y, y que tienen
como núcleo del predicado un verbo en gerundio:
□ Una proposición subordinada adverbial modal 1, en función de
complemento circunstancial de modo: discutiendo tonterías.
□ Una proposición subordinada adverbial modal, en función de
complemento circunstancial de modo: provocando el sueño de los
abuelos de la patria.
- Sólo la hipocresía farisaica y cerril de los espíritus de orden que subordinan la marcha del mundo a la preservación de sus privilegios bastardos a costa de cualquier injusticia y de cualquier sufrimiento ajeno, podría escandalizarse o sorprenderse ante los hechos.
Es una oración compuesta coordinada disyuntiva mediante el nexo o:
• Una proposición 1, en la que se sobreentiende el complemento circunstancial
de causa de la siguiente proposición (ante los hechos): Sólo la hipocresía
farisaica y cerril de los espíritus de orden que subordinan la marcha del mundo
a la preservación de sus privilegios bastardos a costa de cualquier injusticia y de
cualquier sufrimiento ajeno, podría escandalizarse.
- Esta proposición, a su vez, está compuesta por una proposición
principal: Sólo la hipocresía farisaica y cerril de los espíritus de orden
(…), podría escandalizarse.
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- Y una proposición subordinada adjetiva de relativo, en función de
complemento del nombre del sustantivo espíritus: que subordinan la
marcha del mundo a la preservación de sus privilegios bastardos a costa
de cualquier injusticia y de cualquier sufrimiento ajeno. Su nexo es el
pronombre relativo que, que en la proposición subordinada adjetiva
realiza la función de sujeto. Dentro de esta proposición subordinada
adjetiva, encontramos la conjunción copulativa y uniendo dos sintagmas
(de cualquier injusticia y de cualquier sufrimiento ajeno): algunos
gramáticos considerarían que, en la estructura profunda, habría que
distinguir aquí dos proposiciones subordinadas adjetivas, coordinadas
copulativas entre sí, cuyo verbo común sería subordinan.
• Otra proposición 2, en cuya estructura profunda se sobreentiende el verbo de
la proposición 1 (podría): sorprenderse ante los hechos.
4. Identifique los distintos registros presentes, t ales como rasgos de un registro oral o coloquial, formal, etc., poniendo ejemplos d el texto:
(La batalla hace furor. Se oyen tiros, bombazos, ráfagas de ametralladora. ZAPO, solo en escena, está acurrucado entre los sacos. Tiene mucho miedo. Cesa el combate. Silencio. ZAPO saca de una cesta de tela una madeja de lana y unas agujas. Se pone a hacer un jersey que ya tiene bastante avanzado. Suena el timbre del teléfono de campaña que ZAPO tiene a su lado.)
ZAPO: -Diga… Diga… A sus órdenes mi capitán… En efecto, soy el centinela de la cota 47… Sin novedad, mi capitán… Perdone, mi capitán, ¿cuándo comienza otra vez la batalla?... Y las bombas, ¿cuándo las tiro?... Pero, por fin, ¿hacia dónde las tiro, hacia atrás o hacia delante?... No se ponga usted así conmigo. No lo digo para molestarle… Capitán, me encuentro muy solo. ¿No podría mandarme un compañero?... Aunque sea la cabra… (El capitán le riñe). A sus órdenes… A sus órdenes, mi capitán. (ZAPO cuelga el teléfono. Refunfuña).
(Silencio. Entra en escena el matrimonio TEPÁN con cestas, como si vinieran a pasar un día en el campo. Se dirigen a su hijo ZAPO, que, de espaldas, y escondido entre los sacos, no ve lo que pasa.)
SR. TEPÁN.- (Ceremoniosamente) Hijo, levántate y besa en la frente a tu madre. (ZAPO, aliviado y sorprendido, se levanta y besa en la frente a su madre con mucho respeto. Quiere hablar. Su padre le interrumpe) Y ahora, bésame a mí. (Lo besa en la frente).
ZAPO.- Pero papaítos, ¿cómo os habéis atrevido a venir aquí con lo peligroso que es? Iros inmediatamente.
SR. TEPÁN.- ¿Acaso quieres dar a tu padre una lección de guerras y peligros? Esto para mí es un pasatiempo. Cuántas veces, sin ir más lejos, he bajado del metro en marcha.
SRA. TEPÁN.- Hemos pensado que te aburrirías, por eso te hemos venido a ver. Tanta guerra te tiene que aburrir.
ZAPO.- Eso depende.
SR. TEPÁN.- Muy bien sé yo lo que pasa. Al principio, la cosa de la novedad gusta. Eso de matar y de tirar bombas y de llevar casco, que hace tan elegante, resulta agradable, pero terminará por fastidiarte. En mi tiempo hubiera pasado otra cosa. Las guerras eran mucho más variadas, tenían color. Y, sobre todo, había caballos, muchos caballos. Daba gusto: que el capitán decía: “al ataque”, ya estábamos allí todos con el caballo y el traje de color rojo. Eso era
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bonito. Y luego, unas galopadas con la espada en la mano y ya estábamos frente al enemigo, que también estaba a la altura de las circunstancias, con sus caballos –los caballos nunca faltaban, muchos caballos y muy gorditos- y sus botas de charol y sus trajes verdes.
SRA: TEPÁN.- No, no eran verdes los trajes del enemigo, eran azules. Lo recuerdo muy bien, eran azules.
SR. TEPÁN.- Te digo que eran verdes.
SRA. TEPÁN.- No, te repito que eran azules. Cuántas veces, de niñas, nos asomábamos al balcón para ver batallas y yo le decía al vecinito: “Te apuesto una chocolatina a que ganan los azules”. Y los azules eran nuestros enemigos.
SR. TEPÁN.- Bueno, para ti la perra gorda.
SRA. TEPÁN.- Yo siempre he sido muy aficionada a las batallas. Cuando niña, siempre decía que sería, de mayor, coronel de caballería. Mi mamá se opuso, ya conoces sus ideas anticuadas.
SR. TEPÁN.- Tu madre siempre tan burra.
ZAPO.- Perdonadme. Os tenéis que marchar. Está prohibido venir a la guerra si no se es soldado.
SR. TEPÁN.- A mí me importa un pito. Nosotros no venimos al frente para hacer la guerra. Sólo queremos pasar un día de capo contigo, aprovechando que es domingo.
SRA. TEPÁN.- Precisamente he preparado una comida muy buena. He hecho una tortilla de patatas que tanto te gusta, unos bocadillos de jamón, vino tinto, ensalada y pasteles.
ZAPO.- Bueno, lo que queráis, pero si viene el capitán yo diré que no sabía nada. Menudo se va a poner. Con lo que le molesta a él eso de que haya visitas en la guerra. Él nos repite siempre: “en la guerra, disciplina y bombas, pero nada de visitas”.
SR. TEPÁN.- No te preocupes, ya le diré yo un par de cosas a ese capitán.
Fernando ARRABAL, Pic-nic
Se trata de un diálogo dramático escrito que intenta reproducir en estilo directo dos
conversaciones propias de la lengua hablada. En ambas predomina el registro coloquial
o informal porque se hace un uso espontáneo y no planificado de la lengua y, tal como
ocurre en la lengua oral, existe interacción entre los interlocutores, aunque en la
conversación telefónica sólo oigamos al soldado. De todos modos, el diálogo literario
teatral, aunque intente imitar el estilo de la lengua oral, supone siempre una
elaboración artificial del escritor que es preciso tener en cuenta en el análisis de las
características del registro coloquial.
Conversación telefónica:
En la primera intervención se reproduce la conversación telefónica que mantiene el
soldado Zapo con su capitán; entre ambos no existe ninguna familiaridad o relación de
amistad, ya que el soldado le habla a su superior, y por ello, destaca, en primero lugar,
el uso de un registro formal: tratamiento de “usted”, fórmula del lenguaje militar para
iniciar, mantener y terminar una conversación: “a sus órdenes”, o el uso de las
fórmulas de cortesía –imperativo del verbo “perdonar”, condicional- para solicitar
información: perdone, ¿cuándo comienza otra vez la batalla?, ¿podría mandarme a un
compañero?. Sin embargo, también es relevante el tono informal de la conversación,
ya que se habla de la guerra de manera infantil e intrascendente: no se ponga usted así
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conmigo…, aunque sea una cabra. Otros elementos de este registro serían el uso
repetido de conectores que van marcando la conversación: de adición “Y”: y las
bombas…, de oposición: pero, por fin, ¿hacia dónde las tiro?; de acuerdo: en efecto,
soy el centinela; de finalización: por fin,¿ hacia dónde las tiro?. Y también la
anticipación del tema en las oraciones interrogativas: Y las bombas, ¿cuándo las tiro?
Conversación del soldado con sus padres:
En la segunda escena, el soldado habla con sus padres directamente en el campo de
batalla; la relación es familiar, y el tono, distendido. Además, la presencia física y
simultánea de los interlocutores y la alternancia en el uso de la lengua favorece el uso
del registro coloquial, como lo demuestran los rasgos siguientes:
Predominio de la función expresiva, ya que el registro coloquial es eminentemente
afectivo, con elementos como:
- Uso abundante de la primera persona: Muy bien sé yo lo que pasa; ya le diré
yo…
- Orden subjetivo, ya que se coloca primero la información que se desea resaltar:
Muy bien sé yo lo que pasa…
- Diminutivos con valor afectivo: papaítos, gordito, vecinito
- Repeticiones para transmitir intensidad: Y sobre todo había caballos, muchos
caballos…, eran azules, lo recuerdo muy bien, eran azules… No, te repito que
eran azules…
- Afirmaciones y negaciones rotundas: no, no eran verdes. Te digo que eran
verdes.
- Expresiones intensificadoras: Menudo se va a poner, con lo que le molesta.
- Expresiones que refuerzan el propio argumento: te digo que…
- Léxico valorativo: daba gusto, terminará por fastidiarte.
- Expresiones afectuosas o insultos: Tu madre, siempre tan burra.
Apelación al oyente o rasgos de la función apelativa, que busca llamar la atención del
oyente o buscar su acuerdo:
- Vocativos, a veces con valor afectivo: Pero papaítos; hijo, levántate.
- Expresiones que persiguen la complicidad del interlocutor: ya conoces sus
ideas…
Rasgos sintácticos:
- Relatos reproducidos en estilo directo, con verbos “dicendi”: el capitán decía
“al ataque” y ya estábamos allí.
- Conector de adición “y”, muy utilizado en los coloquios: y luego… y ya
estábamos… y yo le decía…
- Otros conectores:
□ De acuerdo: bueno, para ti la perra gorda.
□ De oposición: pero, papaítos…
□ Continuativo: y luego, unas galopadas…
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□ De ejemplificación: sin ir más lejos, he bajado del metro en marcha…
Rasgos léxicos:
- Vocabulario limitado y poco preciso: eso era bonito; una comida muy buena.
Con repeticiones frecuentes, por el escaso dominio del léxico: tanta guerra
tiene que aburrir… que te aburrirías… Yo siempre, cuando niña siempre…
- Palabras comodín: cosa, eso…
- Léxico propio del ambiente familiar: papá, mamá
- Metáforas coloquiales de gran valor expresivo: a mí me importa un pito, para ti
la perra gorda, decirle un par de cosas, sin ir más lejos…
5. Transforme las siguientes expresiones coloquiale s en un registro formal:
- Yo siempre he sido muy aficionada a las batallas. Cuando niña, siempre decía que sería, de mayor, coronel de caballería. Mi mamá se opuso, ya conoces sus ideas anticuadas.
Me han atraído siempre las acciones bélicas. De hecho, de niña mostré mi deseo de ser
coronel de infantería. Sin embargo, las ideas anticuadas de mi madre impidieron que
este sueño se realizara.
- Tu madre, siempre tan burra.
Tu madre siempre fue muy estricta en sus planteamientos.
6. Identifique cuatro modalidades oracionales difer entes en el siguiente texto:
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad, ¿por quién preguntas sin compaña y a estas horas? Pregunte por quien pregunte, dime: ¿a ti qué se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar, que la pena negra, brota
¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca. ¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache carne y ropa. ¡Ay, mis camisas de hilo! ¡Ay, mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazón en paz, Soledad Montoya. *** Por abajo canta el río: volante de cielo y hojas.
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en las tierras de aceituna bajo el rumor de las hojas.
Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota! Federico GARCÍA LORCA, Romancero gitano
En el texto podemos distinguir las siguientes modalidades oracionales, según la
intención del hablante:
Modalidad interrogativa:
Soledad, ¿por quién preguntas / sin compañía y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte, / dime, ¿a ti qué se te importa?
En ambos casos son oraciones interrogativas directas, que pretenden conseguir una
respuesta verbal del oyente. Presentan una entonación interrogativa característica y
van señaladas en la escritura con signos de interrogación. Son parciales porque la
pregunta sólo afecta a una parte del contenido, según indican los pronombres
interrogativos “quién, qué”. En el poema de Lorca, estas preguntas sirven para iniciar
el diálogo entre Soledad y el poeta, con toda la carga simbólica que ello supone: el
poeta se dirige a sí mismo, y pone de manifiesto su frustración vital encarnada en la
eterna pena de los gitanos, a los que representa Soledad Montoya.
Modalidad exhortativa:
No me recuerdes el mar…
Soledad, lava tu cuerpo / con agua de las alondras,
Y deja tu corazón / en paz, Soledad Montoya
Las oraciones exhortativas expresan mandatos o ruegos, y pretenden provocar en el
oyente una reacción para que realice una acción determinada. En estos ejemplos, se
usa la marca más característica de esta modalidad, el modo imperativo en la segunda
persona: lava, deja, y el del presente de subjuntivo en el resto de las formas: no me
recuerdes. Junto a la exhortación aparece, como es frecuente, el vocativo: Soledad. En
el diálogo entre el poeta y Soledad, el primero se permite darle algunos consejos para
calmar su sufrimiento, y para ello se vale de estos enunciados.
Modalidad exclamativa:
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan grande!… ¡qué pena!
¡Ay mis camisas de hilo! / ¡Ay mis muslos de amapola!
¡Oh pena de los gitanos! … ¡Oh pena de cauce oculto / y madrugada remota!
Las oraciones exclamativas aportan énfasis, lo cual implica una emoción; por eso se
relacionan con la función expresiva. Van señaladas por signos de exclamación y otras
marcas, que aparecen en este fragmento, como determinantes exclamativos: qué
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pena; el orden subjetivo de los elementos: ¡qué pena tan grande!; el uso de
interjecciones: Ay, Oh. O la elipsis de elementos: ¡qué pena (tienes)!
7. Escriba tres ejemplos (uno de cada) en los que l a palabra “próximo” sea
sustantivo, verbo y adverbio, respectivamente.
• Sustantivo: ¿Qué será lo próximo?: Se ha sustantivado el adjetivo “próximo”
mediante el artículo neutro “lo”.
• Verbo: Aproximó la silla a la mesa: el verbo “aproximó” se ha constituido por
derivación, ya que se le ha añadido al adjetivo “próximo” el prefijo “a-“,
formador de verbos, y la desinencia verbal “-ó”.
• Adverbio: Próximamente estará en sus pantallas: Este adverbio se forma por
derivación, ya que se le ha añadido al adjetivo lexicalizado en femenino
“próxima” el sufijo formador de adverbios “-mente”.
8. Transforme, aplicando los cambios necesarios, es ta oración enunciativa en
las modalidades interrogativa, exhortativa, exclama tiva, dubitativa y desiderativa:
Todos hablaban a menudo de sus padres.
• Interrogativa directa total: ¿Hablaban todos a menudo de sus padres?
Los rasgos lingüísticos que se han aplicado han sido la inversión del orden
verbo-sujeto, y la aparición de los signos ortográficos de interrogación por ser
una pregunta directa.
• Exhortativa: Hablad a menudo de sus padres.
Rasgos gramaticales: Verbo en modo imperativo, con inversión del sujeto
omitido de 2ª persona del plural.
• Exclamativa: ¡Hablaban de sus padres!
Su rasgo característico es el constituido por los signos ortográficos de
exclamación. Manifiesta una emoción, que, según el contexto, será de alegría,
asombro o enfado, incluso.
• Dubitativa: Probablemente todos hablasen a menudo de sus padres.
Aparece como rasgo gramatical el modalizador oracional de duda representado
por el adverbio “probablemente”, y el verbo ha pasado a expresarse en modo
subjuntivo, de la irrealidad.
• Desiderativa: Ojalá todos hablaran a menudo de sus padres.
Los rasgos lingüísticos que han cambiado son la interjección “ojalá”, que
funciona como modalizador oracional desiderativo, y el verbo en modo
subjuntivo, de la irrealidad.
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9. Transforme las cinco construcciones coordinadas destacadas en el texto en subordinadas:
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, Al borde del abismo, estoy clamando A dios. Y su silencio, retumbando, 1 Ahoga mi voz en el vacío inerte. Oh, dios. Si he de morir, quiero tenerte Despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo 2 Oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando Solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tú me la cercenas. 3 Abro los ojos: me los sajas vivos. 4 Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. 5 Esto es ser hombre: horror a manos llenas. Ser –y no ser- eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Blas de OTERO, Hombre
1. Estoy clamando a Dios y su silencio, retumbando, ahoga mi voz > “Aunque estoy clamando a
Dios, su silencio ahoga mi voz”: El grupo de oraciones coordinadas se ha convertido en una
Oración compleja con una proposición subordinada concesiva.
2. Quiero tenerte despierto y noche a noche oirás mi voz > “Quiero tenerte despierto para que
noche a noche oigas mi voz”: El grupo de dos oraciones coordinadas se ha transformado en
una oración compleja con una proposición subordinada final.
3. Alzo la mano y tú me la cercenas > “Cuando alzo la mano, tú me la cercenas”: Hemos
transformado el grupo de oraciones coordinadas en una oración compleja, con una
proposición subordinada adverbial de complemento circunstancial de tiempo.
4. Abro los ojos: me los sajas vivos > “Si abro los ojos, me los sajas vivos”: La transformación ha
ocurrido entre un grupo de oraciones yuxtapuestas, que ha dado lugar a una oración compleja
con una Proposición subordinada condicional.
5. Sed tengo y sal se vuelven tus arenas > “A pesar de que tengo sed, sal se vuelven tus
arenas”: El grupo de oraciones coordinadas se ha convertido en una oración compleja que
incluye una proposición subordinada concesiva.
10. Transforme los siguientes fragmentos de estilo directo a indirecto y
viceversa:
a. De estilo directo a indirecto.
Daniel, el Mochuelo, se quedó pensativo un instante. Empezaba a dominarle también a él un indefinible desasosiego cósmico. La voz surgió de su garganta indecisa y aguda como un lamento: – Moñigo – ¿Qué? – No me hagas esas preguntas; me mareo. – ¿Te mareas o te asustas? – Puede que las dos cosas –admitió. Rió, entrecortadamente, el Moñigo. – Voy a decirte una cosa –dijo luego.
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– ¿Qué? – También a mí me dan miedo las estrellas y todas esas cosas que no se abarcan o no se acaban nunca (…)
Miguel DELIBES, El camino
(…) La voz surgió de su garganta indecisa y aguda como un lamento cuando llamó a su
amigo. Moñigo respondió que qué quería y el Mochuelo le pidió que no le hiciera
aquellas preguntas, que se mareaba. Roque le preguntó que si se mareaba o se
asustaba, y Daniel admitió que podían ser las dos cosas. Rió, entrecortadamente, el
Moñigo, y después le dijo que iba a confesarle una cosa: también a él le daban miedo
las estrellas y todas aquellas cosas que no se abarcaban o no se acababan nunca.
b. De estilo indirecto a directo.
De pronto, este joven tímido y enamorado tuvo una inspiración. Usó el móvil para hablar con la chica que tenía delante sin dejar de mirarla profundamente a los ojos (…). Cuando sonó la llamada, la chica descolgó. Brutalmente desinhibido, el chico le dijo que la amaba. La chica le contestó que todas las noches soñaba con él, pero sus expresiones de amor sin amarras tenían dos vehículos: una voz recorría el aire sobre la mesa del bar por medio de la vibración natural y sonaba terriblemente vulgar; la otra bajaba desde un satélite de la estratosfera cargada de libertad e imaginación. “Te amo, te amo”, le decía el chico. “Oigo dos voces a la vez, ¿a cuál de ellas debo creer?”, preguntó ella. El chico le dijo que creyera en el amor que a través de las ondas magnéticas le llegaba por la sangre hasta el corazón.
Manuel VICENT, “Llamada”, en El País
Brutalmente desinhibido, el chico le dijo: “Te amo, te amo”.
–Yo también sueño todas las noches contigo –le contestó la chica–. Pero ahora estoy
oyendo dos voces a la vez que me confunden: una me llega por el aire y suena vulgar;
la otra, por el móvil y viene cargada de libertad e imaginación. ¿A cuál debo creer?
–Cree en el amor que a través de estas ondas magnéticas te llega por la sangre hasta el
corazón –respondió finalmente el chico.
11. Convierta las siguientes construcciones transit ivas en otras pasivas
perifrásticas cuando sea posible. Y explique por qu é se puede o no realizar tal transformación.
- La sociedad ensalza de forma desproporcionada los valores estéticos. - Muchas mujeres siguen la moda. - Se podrá señalar a quienes busquen vestir sólo a las delgadas. - La publicidad tiene una gran influencia en la población femenina. - Hay muchas chicas delgadas satisfechas con su imagen.
Es posible convertir en construcciones pasivas perifrásticas las siguientes oraciones:
• Los valores estéticos son ensalzados por la sociedad de forma
desproporcionada.
• La moda es seguida por muchas mujeres.
Departamento de Lengua castellana y Literatura curso 2013-2014
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• Quienes busquen vestir sólo a las delgadas podrán ser señalados.
Los enunciados “La publicidad tiene una gran influencia en la población femenina” y
“Hay muchas chicas delgadas satisfechas con su imagen” no admiten la
transformación, el primero, por ser una construcción de “tener + CD”, y “tener” no es
verbo de acción; la segunda porque es una oración transitiva impersonal de verbo
existencial, y carece de sujeto agente.