Recuperar la alegría (texto) · 2020. 12. 23. · Introducción La alegría, elgozo, no es nada que se pueda crear artificialmente. Este libro no pretende producirla automáticamente

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113. No desaproveches tu vida Anselm Grün

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115. La misericordia de Dios en tiempos de crisis Meditaciones bíblicas Cristóbal Sevilla Jiménez

116. Hacerse mayor y ser cristiano Sabiduría Javier Garrido

117. Atrévete a ser nuevo No ser otro; ser tú mismo transformado Anselm Grün

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Anselm Grün

Recuperar la propia alegría

verbo divino

Anselm Grün, nacido en 1945, es monje y cillerero de la abadía benedictina

de Münsterschwarzach, en Alemania. En numerosos libros, cursos y conferencias trata

acerca de las dificultades y las preguntas de las personas. El padre Grün goza de gran valoración como sacerdote

y consejero espiritual, y es uno de los autores cristianos más leídos de nuestros días. A sus conferencias asisten anualmente

decenas de miles de personas.

www.anselm-gruen.de

Editorial Verbo Divino ha publicado, entre otras, estas obras de Anselm Grün:

Cómo estar en armonía consigo mismoEl gozo de vivirDescubrir la riqueza de la vidaQué enferma y qué sana a los hombresOrientar personas, despertar vidas¿Fracasado? ¡Tu oportunidad!La redenciónLas fuentes de la espiritualidadEl pequeño libro de la alegríaDame un corazón grandeEl libro de las respuestas de Anselm GrünLos diez mandamientosPablo y la experiencia de lo cristianoCreer en la transformaciónRespóndeme cuando te invoco¿Qué es el alma?¿Qué quiero?

Anselm GrünRecuperar la propia alegríaEntrar en contacto con la alegría es saludable para el cuerpo y para el alma. Por eso, esta obra quiere invitarte a que descubras de nuevo la alegría en el fondo de tu corazón.

“Quiero animarte a que vuelvas a contemplar conscientemente tu vida bajo el aspecto de la alegría –dice Anselm Grün–. Descubrirás en tu vida las huellas de la alegría y de la vitalidad. Siguiendo esas huellas, podrás encontrar el camino por el que hoy debes conti-nuar adelante, a fin de que tu vida vuelva a ser sana y total, a fin de que vivas tu singularidad única, esa singularidad que posees ante Dios, y a fin de que encuentres tu más genuina espirituali-dad, que ha de conducirte a Dios y a que seas verdaderamente tú mismo.”

Recuperar la propia

alegría

Recuperar la alegría (texto) 18/7/08 10:40 Página 3

Anselm Grün

Recuperar la propia

alegría


ª reimpresión (año 20 )

Título original: Die eigene Freude wiederfinden Traducción: Constantino Ruiz-GarridoFotografía de cubierta: Steyler Bildkalender

© 1998 Dornier Rechte + Lizenzen AG Zürich. OriginalGerman Publisher: Kreuz Verlag Stuttgart © Editorial Verbo Divino, 1999

Es propiedad . Printed in Spain

Impresión: ( )

Depósito Legal: NA. 2.528-2008

ISBN: 978-84-8169-300-3

Editorial Verbo DivinoAvenida de Pamplona, 4131200 Estella (Navarra), EspañaTeléfono: 948 55 65 11Fax: 948 55 45 [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública otransformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sustitulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Españolde Derechos Reprográficos –www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanearalgún fragmento de esta obra.


Índice

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

APROXIMACIÓN A LA ALEGRÍA . . . . . . . . . . . . . . 13La alegría y el placer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14La alegría como expresión de una vida plena . . . . . . . 15La alegría y la creatividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17Biografía de la alegría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

EL VESTIGIO DE LA VITALIDAD . . . . . . . . . . . . . . . 23El vestigio de la alegría en el niño . . . . . . . . . . . . . . . 24El vestigio de mi más genuina espiritualidad . . . . . . . 26Cantar la alegría desde el interior de uno mismo . . . . 32La fuerza revitalizadora de la alegría . . . . . . . . . . . . . . 35Hallar el espacio interior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37Descubrir la propia espiritualidad . . . . . . . . . . . . . . . . 42

UN CUENTO QUE REGOCIJA . . . . . . . . . . . . . . . . . 45La alegría como regalo insospechado . . . . . . . . . . . . . 49El arte de alegrarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

¿PUEDE APRENDERSE LA ALEGRÍA? . . . . . . . . . . 55Admitir todos los sentimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . 56La alegría insta a la acción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58Responsabilidad por el cultivo de la propia vida . . . . . . 61El derecho a sentirse a disgusto alguna vez . . . . . . . . . 62La revaloración de los sucesos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65El tercer camino hacia la alegría . . . . . . . . . . . . . . . . 69

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LA ALEGRÍA DE MÍ MISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73El Eclesiastés como mensajero de la alegría . . . . . . . . 74La alegría de mi singularidad única . . . . . . . . . . . . . . 75La alegría de mi cuerpo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76La alegría por la historia de mi vida . . . . . . . . . . . . . . 79

LA ALEGRÍA POR LA ACCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . 81La alegría en el instante presente . . . . . . . . . . . . . . . . 82La alegría por el éxito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

LA ALEGRÍA DE ESTAR JUNTOS . . . . . . . . . . . . . 87 La Iglesia como estar juntos en alegría . . . . . . . . . . . . 88

INFUNDIR ALEGRÍA UNOS EN OTROS . . . . . . . . 95

LA ALEGRÍA POR LA CREACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . 101Las pequeñas y numerosas alegrías de la vida cotidiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102La experiencia de la naturaleza como experiencia de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104

LA ALEGRÍA Y LA SALUD . . . . . . . . . . . . . . . . . 107La sabiduría de la Biblia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107La alegría como resorte impulsor . . . . . . . . . . . . . . . . 109

LA ALEGRÍA Y . . . . . . . . . . . . . . . 113La alegría Dios . . . . . . . . . . . . . . . . 117La alegría perfecta en el evangelio de san Juan . . . . . 119Un monje del monte Atos y la alegría . . . . . . . . . . . . 123Jesús, tú eres mi alegría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

LA ALEGRÍA EN EL SUFRIMIENTO . . . . . . . . . . 129La alegría por el sufrimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130El dolor y la alegría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

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La alegría en el sufrimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134La alegría y la tranquilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

LA FIESTA Y LA ALEGRÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . 143La fiesta y la alegría entre los griegos . . . . . . . . . . . . . . 144La alegría de las fiestas cristianas . . . . . . . . . . . . . . . . . 145El arte de celebrar una fiesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147La alegría y el canto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

EL “MAGNÍFICAT” PERSONAL . . . . . . . . . . . . . 153

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Introducción

La alegría, el gozo, no es nada que se pueda crearartificialmente. Este libro no pretende producirla

automáticamente en ti. Pero en cada uno de nosotros,junto a los sentimientos de tristeza y disgusto, junto ala ansiedad y las depresiones, hay también un lugarpara la alegría. A menudo nos hallamos desconectadosde la alegría que existe en el fondo de nuestro corazón.Y algunas veces nos resistimos incluso a la alegría quehay en nosotros. Preferiríamos lamentarnos, porqueeso atrae más la atención de la gente que la satisfac-ción interna y un corazón alegre. En nosotros haymuchas facetas de la alegría: la alegría interna y silen-ciosa, que no se oscurece ni siquiera por el desengañoy el sufrimiento; la alegría explosiva y extática, en laque nos gustaría dar saltos; la alegría y satisfacción pornosotros mismos; la alegría que es gozo de vivir; la ale-gría por las cosas de la creación y, finalmente, la alegríapor Dios. Quizás sólo conozcas en ti mismo la alegríareprimida. No eres alguien capaz de divertir a un grupode personas reunidas. Te entregas a este estilo tuyo dealegría sin querer imponerte a la fuerza otra clase dealegría.

En la iglesia he oído muchas veces sermones que meexhortaban a estar alegre. En ellos se citaba constan-temente a san Pablo: “¡Estad siempre alegres enel Señor! ¡Os lo repito: estad alegres!” (Flp 4,4). Estas

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llamadas a la alegría despiertan siempre en mí senti-mientos ambivalentes. En primer lugar, siento verda-deros anhelos de estar realmente alegre. Pero luego meinvade la idea: ¡qué fácil es exhortar a la alegría! Yo nosoy capaz de estar alegre por el hecho de que otra per-sona quiera ahora que lo esté. No soy capaz de ale-grarme por decreto. La alegría no es algo que se puedacrear tan sencillamente. Y todos los razonamientos deque el cristiano tiene multitud de motivos para estarsiempre alegre, porque es una persona redimida, no meayudan realmente a sentir alegría. Me hacen más bienagresivo. ¡No soy capaz de estar alegre siempre y entodas partes! ¡Quiero poder estar triste cuando tengoprecisamente sentimientos de tristeza! En muchas per-sonas que hablan constantemente de la alegría, veoque detrás de una fachada de alegría hay una profundatristeza; incluso, más aún: a veces veo en ellas vacío ydesesperación. Por eso, no me convencen. Todo locontrario: tengo la impresión de que quieren conven-cerse a sí mismas de que tienen que estar alegres, y seaniman mutuamente a la alegría porque en realidad noestán alegres.

Me gustaría describir la sendaque conduce de nuevo a la vida.

Por tanto, al escribir en esta obra sobre la sendahacia la vida de la alegría, yo no quiero unir mi voz aesa vulgar invitación a la alegría. Me gustaría, másbien, recordando a todas aquellas personas a quienesatiendo y que me han contado tantas cosas acerca desus heridas y dolores, describir la senda que las ha con-ducido finalmente a la vida.

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Esa senda de vida tiene que ver siempre con la ale-gría. Cada uno tiene en sí mismo un espacio para laalegría, aunque a menudo esté soterrado, aunque nosiempre se halle en contacto con él. Cada uno de noso-tros se ha alegrado alguna vez de verdad. Cada unosabe por experiencia qué se siente cuando se está ale-gre y qué bueno es sentir alegría. Recordar estas expe-riencias de alegría evoca de nuevo en nosotros la ale-gría y puede hacer que volvamos a sentir otra vez susaludable poder.

Un camino para la terapia consiste en mirar las lla-gas y tratarlas, en volverlas a sentir de nuevo para quepuedan transformarse y para que podamos reconciliar-nos con la historia de nuestra propia vida, que estállena de heridas. Es un camino importante. Pero nodebemos detenernos en él. No debemos estar pregun-tándonos siempre qué es lo que nos pone enfermos,sino que tenemos que indagar también, con el mismoempeño, en qué es lo que nos devuelve la salud 1, enqué es lo que nos conduce a la vida.

Me encuentro últimamente con muchas personasque andan cavilando constantemente sobre su pasado,que se rompen la cabeza pensando cuántas heridasrecibieron durante su infancia, heridas todavía pordigerir, y qué clase de terapias podrían ayudarles aponerles fin. No debemos cerrar los ojos ante la verdadde nuestra vida. Y algunas veces la vida nos empujacon fuerte insistencia hacia las propias llagas. Entonces

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1Anselm Grün/Wunibald Müller, Was macht Menschen krank, was

macht sie gesung? Münsterschwarzach 1997.


debemos prestarles atención. Pero en algunas personasla búsqueda y contemplación de las propias heridas seha convertido en una adicción que les impide adoptaruna actitud ante los problemas que les plantea la vida.Al hurgar constantemente en las llagas de su pasado,impiden su curación y se privan de la vitalidad quetanto ansían.

El tema de la alegría me invita a buscar en la his-toria de mi vida las huellas que han dejado en ella laalegría y la vitalidad. En vez de andar mirando cons-tantemente las experiencias de la infancia que noshicieron sentirnos tan mal, deberíamos recordar lasnumerosas vivencias en las que nos sentimos llenos de alegría y jovialidad, en las que experimentamos deverdad lo que era el placer de vivir. Al seguir esashuellas nos ponemos en contacto con nuestra propiavitalidad. Esos recuerdos pueden curar las llagas, quepertenecen también a la historia de nuestra vida. Y amenudo lo hacen mejor que el andar dando vueltasconstantemente a las ofensas recibidas. La senda delas huellas dejadas por la vitalidad es, al mismotiempo, una senda en la que descubro a Dios en mivida. Para mí, atender espiritualmente a la gente con-siste en descubrir en las personas la senda marcada porlas huellas de su vitalidad. Pues a través de esa sendase encuentran con el Dios verdadero, con el Diossanador y liberador, que hace que esas personas retor-nen a su propia vitalidad, a su alegría de vivir, a sufisonomía singularísima.

Entrar en contacto con la alegría es saludable parael cuerpo y para el alma. Por eso, esta obra desearía

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invitarte a que descubras de nuevo la alegría en elfondo de tu corazón. Si lees algo sobre las experienciasde la alegría de otras personas, entonces quizás vuelvasa entrar en un contacto más intenso con la fuente dela alegría que está dentro de ti mismo. Y tal vez esafuente comience entonces a manar de nuevo. Quieroanimarte a que vuelvas a contemplar conscientementetu vida bajo el aspecto de la alegría. Descubrirás tam-bién en tu vida las huellas de la alegría y de la vitali-dad. Siguiendo esas huellas, podrás descubrir el caminopor el que hoy debes continuar adelante, a fin de quetu vida vuelva a ser sana y total, a fin de que vivas tusingularidad única, esa singularidad que posees anteDios, y a fin de que encuentres de este modo tu másgenuina espiritualidad, que ha de conducirte a Dios y aque seas verdaderamente tú mismo.

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Aproximación a la alegría

Cuando abordé el estudio de la alegría, empecéleyendo a filósofos y psicólogos para conocer las

importantes ideas que habían expuesto sobre este tema.Y busqué también en los diccionarios de teología y en lasciencias bíblicas lo que la Biblia y la teología piensanacerca de la alegría. No querría aburrir al lector con lasmuchas cosas acertadas que se han dicho sobre la alegría.Pues cuando, partiendo de la filosofía o de la psicología,o citando los versículos de la Biblia que hablan de ella,intentaba describir lo que es la alegría, apenas sentíaganas de escribir, hasta el punto de que alguna vez tuveque dejar a un lado este libro. Sencillamente, no me salíanada. Y no quería escribir a disgusto sobre el tema de laalegría. Tal vez podría decir cosas acertadas, pero nolograría contagiar alegría al lector. Me di cuenta de quenecesitaba otra vía de acceso.

A pesar de todo, algunas ideas de los filósofos llega-ron a ser importantes para mis propias reflexiones. Setrata, sobre todo, de la idea de que la alegría es expre-sión del ser, expresión de vida intensa y creatividad. Nopodemos tender directamente a la alegría. Lo único quepodemos hacer es intentar vivir intensa y creativa-mente. Entonces aparecerá espontáneamente la alegríacomo expresión de la vitalidad y de la creatividad.

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La alegría y el placer

Al estudiar la filosofía griega, me llamó la atención,en primer lugar, el divorcio entre la alegría y el

placer, un divorcio que seguramente sigue haciéndonossufrir hoy a los cristianos. Cuando los teólogos hablande la alegría, se refieren a la alegría por la redención ypor el amor de Dios.

Se ha venido menospreciando el placer como alegríasensual por las cosas placenteras de la vida, como son elcomer y el beber o la sexualidad. Nos hemos imbuidotanto del divorcio entre el espíritu y la pulsión, inspi-rado por el estoicismo, que hasta nuestra manera dehablar de la alegría se ha hecho tan poco sensual yfinalmente tan “carente de sentido” que de ella nodimana verdadera alegría.

Podemos tratar de vivirintensa y creativamente.

A la alegría se le llama eupatheia, un buen estado aní-mico, una pasión buena. Por tanto, la alegría no carecede pasión, sino que es apasionada. Pero no es una pasióndestructiva, sino constructiva y sanadora, una pasiónllena de vida, que rebosa energía y placer de vivir.

Epicteto, eminente representante del estoicismo,que tuvo gran influencia sobre los Padres de la Iglesia,entiende la alegría como expresión de la persona sana,que está llena de confianza en sí misma y, al mismotiempo, se halla en armonía con Dios. Para él, la metadel camino que lleva a la madurez es que el hombre “sea

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capaz de conservar íntegra la alegría en medio de todaslas adversidades de la existencia” 2. Por tanto, a él leinteresa, lo mismo que a nosotros, que en medio denuestras ansiedades y tristezas, en medio de la desdichay de la calamidad, del fracaso y de las desilusiones,podamos seguir estando alegres. Se trata de la alegríaconstante, que es más profunda que la euforia y el entu-siasmo.

La alegría como expresión de una vida plena

Aristóteles desarrolló otro concepto para la com-prensión de la alegría. En este filósofo me fascinó

el hecho de que él la entienda como expresión de unavida plena. La alegría más intensa la siente el que desa-rrolla sus capacidades y cuya actividad no está impedidapor bloqueos internos o externos. La alegría brota prin-cipalmente del recto ejercicio de la razón y de la activi-dad creativa.

La alegría, para Aristóteles, es al mismo tiempo unaenergía que impulsa al hombre, que despierta vida enél. La energía de la alegría puede tener también efectoscurativos en nosotros cuando nuestra vida se ve perju-dicada por heridas y ofensas. Este enfoque es para mímuy importante y quisiera desarrollarlo. La alegría poneen movimiento algo en nosotros mismos. Es una fuerza

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2 Otto Michel, Freude, en RAC VII, Stuttgart 1972.


sanadora y estimulante, engendra vitalidad y nosimpulsa a una acción que es también saludable paraotras personas.

Cuando uno se compromete tenazmente en favorde los pobres, de su acción no saldrán grandes cosasaunque ponga en juego mucha energía. Sin embargo,el que trabaja impulsado por la alegría interna serácapaz de hacer más cosas y ayudará mucho a la gente.De su acción dimanará la alegría de vivir, y despertarácreatividad en las personas a quienes ayude.

Se trata deintensificar la vida.

Las ideas de los filósofos fueron recogidas por lateología. Entre las numerosas definiciones teológicasde la alegría, la que más me gusta es la de Alfons Auer,veterano maestro de teología moral. Para él, la alegríaes “expresión de una genuina intensificación de lavida. Por tanto, la condición indispensable para laalegría es el desarrollo y la plenitud del ser del hom-bre; la alegría es el reflejo de todo ello en el campo dela afectividad” 3. Esta concepción de la alegría melibera de la presión de tener que andar siempre de unlado para otro con una sonrisa alegre. No se trata desuscitar la alegría como un sentimiento, sino, antetodo, de intensificar la vida, de dar paso a la vitalidad,de ser creativo y hallarse en armonía consigo mismo,de desarrollar las propias capacidades y posibilidades yde sentir placer en la propia vitalidad.

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3 Alfons Auer, LThK 362.


La alegría y la creatividad

La psicología, como es natural, se ocupó también deestudiar el fenómeno de la alegría. Erich Fromm

distingue dos clases de alegría. Una nace de la supre-sión de un estado de deficiencia o de una tensióndolorosa; por ejemplo, cuando después de una largacaminata llegamos sedientos a casa y disfrutamosbebiendo una cerveza fresca.

El poderde jugar.

La segunda clase de alegría es expresión de la cre-atividad y de la productividad del hombre. Me gustajugar. En el ejercicio de los juegos, disfruto de mivida, de mi vitalidad. Disfruto de lo que soy capaz delograr y plasmar, de lo que puede surgir por mi acti-vidad 4.

Exactamente igual que la alegría, el amor es tam-bién para Fromm un fenómeno de superabundancia.La alegría, en último término, tiene que ver siemprecon el amor; concretamente, con un amor productivoque se basa en el mutuo respeto e integridad y no enla dependencia. Para Fromm, la alegría es una virtud,pues presupone una acción: el esfuerzo interno de laactividad productiva. La virtud es para Fromm efi-

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4 Erich Fromm, Psychoanalyse und Ethik, Zúrich 1954. Traducción alespañol: Ética y psicoanálisis, Fondo de Cultura Económica, Madrid 1980.


ciencia. La alegría no nos llueve sencillamente delcielo. Es expresión de una vida que nosotros vivimoscon entera pasión y en la que desarrollamos tambiéntodas nuestras capacidades, las capacidades que Diosnos ha dado. Con estas consideraciones psicológicasErich Fromm quiere completar las ideas de los filóso-fos y traducirlas al horizonte de nuestras experiencias.

Biografía de la alegría

Verena Kast recogió de la psicología ideas parecidasy las orientó hacia el tema de la alegría. Esta autora

habla de la alegría como “emoción elevada” 5.

La palabra emoción procede del verbo latino movere(mover). Las emociones nos ponen en movimiento,nos mueven a obrar, pero también a negarnos a hacer loque se pide de nosotros. Las emociones elevadas de laalegría, de la inspiración y de la esperanza nos ensan-chan el espíritu, mientras que la ansiedad lo estrecha.Las emociones “nos animan, nos estimulan, nos pro-porcionan cierta facilidad y ligereza, pero crean tam-bién vínculos entre unas personas y otras” 6. La alegríatiene, por tanto, una función terapéutica. Hace a lapersona interiormente sana, le proporciona vitalidad ygusto por la vida, la saca del aislamiento en que la

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5 Verena Kast, Freude, Inspiration, Hoffnung. Múnich 1997.6 O. c. 16s.


ansiedad la había encerrado y la conduce a la solidari-dad con quienes viven a su alrededor.

Kast sabe, por el sentido de muchas terapias, que laexperiencia de la alegría “puede dar un giro decisivo ala vida de una persona” 7. No podemos hacer venir a laalegría dándole una orden. Se presenta a menudocuando menos la esperábamos y, sobre todo, “cuandosomos capaces de entregarnos por completo a una acti-vidad” 8.

La alegría tiene que ver con la creatividad.

Según Verena Kast, la condición decisiva para laexperiencia de la alegría es “que podamos entregarnos auna acción, a una actividad, a una perspectiva”. Pues laalegría tiene que ver con la creatividad.

Cuando descubro algo nuevo, eso suscita en mí granalegría. Y la alegría tiene estrecha relación con el amor.Cuando quiero dar algo a otra persona, el don no sóloalegra a la otra persona, sino también a mí mismo.“Surge una alegría especial en las relaciones cuando enesas relaciones y por esas relaciones algo se acre-cienta.” 9 El hijo que tenemos en común, la obra encomún, la idea que surge en el diálogo, son causantes degran alegría. Por tanto, Verena Kast ve el fenómeno dela alegría de manera parecida a Aristóteles y ErichFromm. A la alegría no puede llegarse directamente,

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7 O. c. 22.8 O. c. 53.9 O. c. 54.


sino que es siempre expresión de actividad, de amor, deapertura, de capacidad para olvidarse de uno mismo enla realización de una tarea o en el amor.

Hay millares de pequeñas alegrías que cada unoexperimenta a diario: por el buen tiempo, por la her-mosura de las montañas, por cualquier encuentro.Mientras estamos alegres, no analizamos nuestra ale-gría. Eso sería perjudicial. Pero deberíamos ser cons-cientes de nuestras pequeñas alegrías cotidianas, debe-ríamos percibirlas conscientemente, porque entonces elestado positivo de ánimo se refuerza en nosotros. Y esofomenta la salud. El que descuida o pasa por alto esasexperiencias de pequeñas alegrías –como demuestranlos estudios psicológicos– “se sentirá cansado, soño-liento, menos sano y más tenso... En esas circunstan-cias, uno se juzga a sí mismo peor y, sobre todo, se sientemenos creativo y razonable” 10. Por eso, Verena Kastinvita a que escribamos la propia “biografía de la ale-gría”. Quiere decir que deberíamos recordar incesante-mente dónde, cómo y por qué nos hemos alegrado ennuestra vida. La biografía de la alegría nos hará contem-plar nuestra vida a través de las siguientes preguntas:“¿Cómo sentí alegría en mi vida? ¿Cómo la rechacé? ¿Dequé modo me la impidieron? ¿Qué pasó con la alegría enel curso de la vida? ¿Llegó a acrecentarse?”. 11

Si contemplamos nuestra vida desde esta perspec-tiva, encontraremos importantes vestigios de vitalidad,entraremos en contacto con las fuerzas sanadoras que

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10O. c. 55.

11O. c. 57.


residen dentro de nosotros mismos, practicaremos unaespecie de autoterapia que puede ser más eficaz queaños enteros de atormentadora terapia ajena. No debe-mos reflexionar únicamente sobre las situaciones en lasque hemos experimentado alegría, sino que debemosrecordar también los movimientos corporales con losque, siendo niños, expresábamos nuestra alegría, y quenos resultaban tan gratos.

En los instantes de alegría,estábamos de acuerdo con nuestra vida.

Si nos tomamos la molestia de escribir nuestra biogra-fía de la alegría, eso nos pondrá en contacto con nosotrosmismos. Sentiremos de nuevo la alegría del pasado. En losinstantes de alegría estábamos de acuerdo con nosotros ycon nuestra vida. De esos instantes brota la invitación adar también hoy un “sí” de aceptación a nuestra vida, asentirnos unidos con nosotros mismos, tal como hemosllegado a ser. Cuando por el recuerdo de nuestras anterio-res experiencias de alegría somos capaces de alegrarnos denuevo, entonces va creciendo en nosotros el placer devivir y tenemos más energía para enfrentarnos a lasestructuras que están en nuestro interior y nos enferman.De la emoción de la alegría brota la fuerza sanadora.

La cuestión es por qué preferimos prestar más aten-ción a nuestras heridas que a nuestras alegrías. Natural-mente, muchos experimentaron en la niñez que suspadres les prestaban más atención cuando les iba mal. Y,así, andamos ahora dando vueltas a nuestras heridas, afin de que hoy se nos atienda más. Pero con esa estrate-gia estamos programando una constante desilusión, pues

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