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Quanto Arquitectura, Kilika, BrandimageflAgship telefónicA en mAdrid

La coincidencia de la apertura de la nueva tienda flagship de Telefónica en Madrid el pasado mes de julio con el lanzamiento español del iPhone de Apple invita a las comparaciones con la tienda abierta hace dos años por la empresa de la manzana solitaria en la Quinta Avenida neoyorquina. Los parentescos tipológicos de fondo son claros –de hecho, la inauguración madrileña buscaba un marco a la altura de las circunstancias para celebrar la distribución exclusiva del más fascinante trasto electrónico de los últimos tiempos–, pero las dife-rencias estratégicas de las soluciones adoptadas no pueden ser más significativas. En ambos casos de trata de espacios muy singulares en los que la marca de autoría del proyecto cede todo protagonismo a la repre-sentación corporativa, invirtiendo los términos del star system al uso. En ambos, la presencia urbana es impo-nente: en Nueva York casi en el centro geométrico de Manhattan, frente por frente del edificio del Plaza, casi como una overtura subterránea de Central park; en Madrid, en mitad de la Gran Vía, su arteria más repre-sentativa. Las dos responden al concepto comercial expandido de flagship (buque insignia), algo más que

Una tienda de última generación y escala urbana, donde el público interactúa con los productos electrónicos, en el interior histórico del edifico de Telefónica. Ese es el reto que afronta este proyecto

ProyectoQuanto Arquitectura(arquitectura)Kilika (interiorismo y diseño) Brandimage (diseño e imagen)ConstructorCLARSuperficie1958,76 m2

Realización2008Situación MadridFotografíaJavier Ortega

Una gran escalera transversal ocupa la crujía central. Los lucer-narios encuadran vistas del nivel inferior.

Las pantallas de leds en la contrahuella de los escalones la convierten en una gran escultura luminosa y dinámica.

un punto de venta privilegiado: un escenario para el ocio y la representación corporativa, una tienda y un centro de atención al cliente; pero, sobre todo, un lugar donde el público interactúa jubiloso con los productos de última generación seductoramente desplegados ante él, un escenario dinámico para los ritos y los códigos del consumo en la era de la información. La tienda de Nueva York es un espacio subterráneo diáfano y mini-malista, con los aparatos ofreciéndose a la pública degustación sobre sencillas mesas de madera clara, al que se accede por una vertiginosa escalera y un ascen-sor panorámico desde un cubo enigmático y transpa-rente en superficie. La madrileña busca efectos similares, pero para ello coloniza respetuosamente un espacio ya existente: las tres primeras crujías de las plantas baja y primera del edificio de Telefónica, un hito de la arquitectura de la capital. Levantado entre 1925 y 1929, con sus 89 metros de altura fue el primer rasca-cielos de la ciudad y uno de los primeros del viejo conti-nente. El proyecto inicial de Lewis S. Weeks, arquitecto de ITT –de la que Telefónica era entonces filial–, trasla-daba el modelo americano que, en el definitivo, Ignacio

Sus laterales se cie-rran con telas sintéticas. Las barandillas de forja del vestíbulo original se pueden ver al trasluz. La zona de atención al cliente se asoma a la escalera desde la planta alta. Los asientos han sido realizados por

La estructura de la esca-lera, como todos los elementos añadidos al edificio, es desmontable y autoportante.

de Cárdenas caracterizó con motivos historicistas de filiación barroca local. En sus interiores está también la huella de Luis Martínez Feduchi, autor en la década siguiente del Edificio Capitol, pocos metros más abajo en la Gran Vía, y personaje clave de la primera moderni-dad del diseño y la arquitectura madrileños. Desde 1992 estos espacios acogían el Museo de las Telecomu-nicaciones y la sala de exposiciones de la Fundación Telefónica. Con la nueva intervención, al convertirse en tienda de última generación, recuperan paradójicamen-te su antigua permeabilidad urbana, abierta a la calle, casi como un fragmento de ciudad acotado. El proyecto –dirigido por Quanto Arquitectura en combinación con Kilika, para el interiorismo y el diseño industrial, y la agencia americana Brandimage en el diseño de ima-gen– afronta varios desafíos de ese tipo: conservar escrupulosamente un interior histórico dotándolo de nuevo significado, pero poniéndolo en valor; establecer un nuevo espacio de referencia para la compañía, pero hacerlo en su sede de toda la vida. Resulta tentador verlo como una respuesta de gusto europeo a un reto característicamente americano. Para ello se crea una

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El mostrador de aten-ción al cliente, de xxx, forma un sólo gesto con la superficie donde se empotran las luces.

Los espacios de la planta alta se abren a los pasillos que flanquean la escalera. El mobiliario específico es de Kilika.

caja interior, una “prótesis”, según el diseñador Luis Corbella, de Kilika, enteramente desmontable y separa-do de los paramentos, suelos y elementos portantes del edificio. “En ningún caso”, dice Corbella, “las actuacio-nes de diseño y fijación de los componentes del proyec-to han sido anclados o sujetados a estos elementos tan singulares y protegidos”. Una caja negra de hierro que asoma discretamente por la entrada principal “introdu-ce al público reduciendo el volumen y la altura a una escala más humana”. En el vestíbulo, las imágenes que se suceden sobre una gran pantalla contrastan con la estrella de mármol de colores en el pavimento original que se ve bajo el suelo de vidrio que pisamos. Efectiva-mente, el suelo técnico registrable se sitúa diez centí-metros por encima del pavimento original. Las placas de Silestone blanco dejan paso en ocasiones a ventanas de vidrio laminado que permiten ver y pasar por encima de motivos escogidos del suelo original; recercadas con una tabica espejante, el suelo técnico parece flotar sobre el mármol polícromo. Del mismo modo, las placas autoportantes de Eurotabi que resuelven la comparti-mentación recortan y enmarcan cuidadosamente mén-

Los murales tienen valor de señalética en la sala infantil y en los espacios temáticos de la planta superior.

El artesonado original se deja visto en la sal dedicada a Imagenio y home cinema, junto a la escalera principal.

Al otro lado del arranque de la gran escalera, un ascensor y otra escalera secundaria completan la comunicación vertical.

El primer lucernario de la escalera se abre sobre el vestíbulo de acceso, con el suelo de mármol original a la vista.

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sulas y molduras del interior original. “Una estructura resistente arriostrada, no recibida, desde el suelo hasta la cara inferior de las vigas estructurales”, explica Cor-bella, las sostiene separadas de los muros perimetrales y forma “pasillos de registro y control de las instalacio-nes en todo el contorno”. El principal actor del nuevo espacio es lo que sus autores llaman la “escalera pro-menade”, tan desmontable como los demás elementos. No se ofrece a primera vista, sino que arranca desde el lateral derecho, el que da a la calle Fuencarral, y recorre la segunda crujía en paralelo a la fachada principal. Distribuida en cuatro tramos separados por tres descan-sillos –y jalonada por dos lucernarios que permiten asomarse a la planta inferior–, su ritmo se acompasa con las vigas del impresionante artesonado original y permite apreciar de golpe toda la altura del vestíbulo del edificio, casi sin transición desde los espacios más bajos de la primera planta. Las contrahuellas de los peldaños alojan pantallas de leds con mensajes dinámicos, lo que la convierte además en una gran escultura luminosa. La planta baja se organiza como una red de espacios espe-cializados, con una zona para juegos interactivos a la

1 Salón-estar 2 Oficina 3 Escalera 4 Dormitorio 5 Baño 6 Terraza

Planta baja

Planta baja

derecha de la entrada y otra infantil a la izquierda. En la parte central, bajo la escalera, se disponen los teléfonos móviles, siempre al alcance del público, bien sobre expositores horizontales, bien sujetos a los paneles. La planta superior se organiza en dos bandas a un lado y a otro de la escalera. Los pasillos se abren a esta a través de miradores que aprovechan los huecos entre los grandes pilares y dan acceso a una serie de salas temá-ticas cerradas por paneles de vidrio. En el lado contrario al desembarco de la escalera se sitúa la zona de aten-ción al cliente y, en la parte central, un auditorio con cubierta acristalada aprovechando un patio interior. Tanto los espacios de la planta baja –los más abiertos a la interacción del público– como los de la superior se identifican con una gráfica figurativa y de línea clara en los paneles. El mobiliario construido por Kilika introduce acentos ocasionales de color en los bancos de poliureta-no verde pistacho del área de descanso de la planta superior o de la zona infantil de la planta baja, y la expo-sición de los dispositivos electrónicos, casi siempre en funcionamiento, se resuelve con absoluta limpieza, sin cables a la vista ni elementos perturbadores. J.M. Faer-

Los tabiques recortan y enfatizan expresiva-mente molduras y columnas originales. Toda la actuación es enteramente reversible.

La zona de telefonos móviles ocupa el espacio que queda bajo la esca-lera en la crujía central.

FICHA TÉCNICA EN PÁG. 176

proyectosTabicas de espejo en las ventanas sobre el pavi-mento original hacen que el suelo técnico de Silestone parezca flotar.