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Proclamación de la Segunda República Española Proclamación de la Segunda República en la plaza de San Jaime de Barcelona. La proclamación de la Segunda República Española consistió en la instauración el 14 de abril de 1931 del nuevo régimen político republicano que sucedió a la Monarquía restauracionista de Alfonso XIII , que había quedado deslegitimada al haber permitido la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y que había fracasado en su intento de vuelta a la "normalidad constitucional" con la "Dictablanda" del general Berenguer (1930-1931). Las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931[editar ] Portada del 13 de abril de 1931 . En febrero de 1931 el rey Alfonso XIII puso fin a la "dictablanda " del general Berenguer y nombró nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar , que propuso un nuevo calendario electoral: se celebrarían primero elecciones municipales el domingo 12 de abril , y después elecciones a Cortes que tendrían el carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno (es decir, reducir las prerrogativas de la Corona)

Proclamación de La Segunda República Española

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Este documento trata sobre la Segunda República

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Page 1: Proclamación de La Segunda República Española

Proclamación de la Segunda República EspañolaProclamación de la Segunda República en la plaza de San Jaime de Barcelona.

La proclamación de la Segunda República Española consistió en la instauración el 14 de abril de 1931 del nuevo régimen político republicano que sucedió a la Monarquía restauracionista de Alfonso XIII, que había quedado deslegitimada al haber permitido la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y que había fracasado en su intento de vuelta a la "normalidad constitucional" con la "Dictablanda" del general Berenguer (1930-1931).

Las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931[editar]

Portada del 13 de abril de 1931.

En febrero de 1931 el rey Alfonso XIII puso fin a la "dictablanda" del general Berenguer y nombró nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar, que propuso un nuevo calendario electoral: se celebrarían primero elecciones municipales el domingo 12 de abril, y después elecciones a Cortes que tendrían el carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno (es decir, reducir las prerrogativas de la Corona) y a una adecuada solución al problema de Cataluña. Algunos entendieron que las elecciones eran un plebiscito sobre la Monarquía.6

Según los resultados electorales que fueron llegando al Ministerio de la Gobernación, en la Puerta del Sol de Madrid, las candidaturas republicano-socialistas ganaron en 41 de las 50 capitales de provincia, aunque en las zonas rurales fueron los monárquicos los que triunfaron porque el viejo caciquismo seguía funcionando, de ahí que en total hubiera más concejales monárquicos que republicanos. Pero estaba claro que allí donde el voto había sido libre la victoria había sido para los partidarios de la República. Era la primera vez en la historia de España que un gobierno era derrotado en unas elecciones.7

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En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la monarquía y las posibilidades de modificar la ley electoral antes de la convocatoria de Elecciones Generales, los partidarios de la república consideraron tales resultados como un plebiscito a favor de su instauración inmediata. El marqués de Hoyos llegaría a decir que «las noticias de los pueblos importantes eran, como las de las capitales de provincia, desastrosas». Dependiendo de autores, hay distintas interpretaciones de los resultados.

La proclamación de la "República Catalana" en Barcelona[editar]Alrededor de la una y media de la tarde del 14 de abril, Lluís Companys, uno de los líderes de Esquerra Republicana de Cataluña que había obtenido una resonante victoria en las elecciones municipales del 12 de abril (25 concejales, frente a los 12 de la Lliga Regionalista y a otros 12 de la candidatura republicana-socialista), salió al balcón del Ayuntamiento de Barcelona, en la plaza de San Jaime que en esos momentos no estaba muy concurrida, para proclamar la República e izar la bandera republicana.12 Alrededor de una hora después y desde el mismo balcón, donde ya ondeaba también la senyera catalana, el líder de Esquerra Francesc Macià se dirigió a la multitud concentrada en la plaza y proclamó, en nombre del pueblo de Cataluña, "L'Estat Català, que amb tota la cordialitat procurarem integrar a la Federació de Repúbliques Ibèriques". Así pues, antes de que se proclamara la República en Madrid, Macià daba por constituido un Estado catalán y definía la forma de Estado de la nueva República "ibérica" como federal oconfederal. A media tarde Macià de nuevo se dirigía a la multitud pero esta vez desde el balcón de la Diputación de Barcelona, situado enfrente del Ayuntamiento en la misma plaza de San Jaime, para comunicarles que había tomado posesión del gobierno de Cataluña, afirmando a continuación que "d'aquí no ens trauran sino morts" ("de aquí no nos sacarán sino muertos"). A continuación firmó un manifiesto en el palacio de la Diputación en que proclamaba de nuevo el "Estat Català" bajo la forma de "una República Catalana", que pedía a los otros "pueblos de España" su colaboración para crear una "Confederació de Pobles Ibèrics".13 Inmediatamente Macià empezó ejercer el poder y destituyó al capitán general Despujols, nombrando en su lugar al general López Ochoa y designó nuevo gobernador civil de Barcelona a su compañero de partido Lluís Companys. Asimismo nombró a los miembros de su gobierno, dominado por la Esquerra Republicana de Cataluña, en el que incluyó a un representante del Partido Republicano Radicaly otro del PSOE, pero ninguno de la Lliga Regionalista (en la calle algunos gritaban "¡Visca Macià i mori Cambó!")12 En el gobierno también había representantes de la Unió Socialista de Catalunya y de Acció Catalana Republicana, y Macià llegó a ofrecerle una cartera a la CNT, pero la organización anarcosindicalista rehusó participar alegando su tradicional apoliticismo.14

Proclamación de la Segunda República en Barcelona.

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Una tercera declaración de Macià, por escrito como la segunda, se produjo a última hora de la tarde, cuando se supo que la República había sido proclamada en Madrid y el rey Alfonso XIII abandonaba el país, en la que, después de hacer referencia al "Pacto de San Sebastián", se proclamó "La República Catalana com Estat integrant de la Federació Ibèrica".15 "En realidad, la actuación de Macià no iba encaminada a una ruptura con España, proclamando la independencia, sino a provocar desde una situación de fuerza el cumplimiento de lo acordado en San Sebastián, la concesión inmediata de una amplia autonomía, que quería federal".14

La proclamación de la "República Catalana", diferenciada de la República Española, será el problema más urgente que tendrá que resolver el "Gobierno Provisional".16 (Tres días después varios ministros del Gobierno Provisional republicano viajaron rápidamente de Madrid a Barcelona para persuadir a Macià de que abandonara su idea y se mostrara favorable a la adopción de un estatuto de autonomía promulgado por las Cortes, a lo que accedió).

Madrid: proclamación de la República y caída de la Monarquía[editar]A primeras horas de la mañana del 14 de abril el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a la casa de Miguel Maura donde se encuentran reunidos los miembros del "comité revolucionario" que no estaban exiliados en Francia, ni escondidos: Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga, y Álvaro de Albornoz. Nada más entrar en la casa el general Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice: «A las órdenes de usted señor ministro». Inmediatamente avisan a Manuel Azaña y a Alejandro Lerroux, que se hallaban escondidos en Madrid desde hacía meses, para que acudan a casa de Maura (los cuatro miembros del "comité" que se hallaban en Francia, Diego Martínez Barrio, Indalecio Prieto, Marcelino Domingo y Nicolau d'Olwer, iniciarán enseguida su vuelta).8

Por su parte el rey Alfonso XIII le pide al conde de Romanones, viejo conocido de Niceto Alcalá-Zamora, que se ponga en contacto con él para que, como presidente del "comité revolucionario", le garantice su salida pacífica de España y la de su familia. A la una y media del mediodía tiene lugar la entrevista en casa del doctor Gregorio Marañón, que había sido médico del rey y que ahora apoyaba la causa republicana. El conde de Romanones le propone a Alcalá-Zamora crear una especie de gobierno de transición o incluso la abdicación del rey en favor del Príncipe de Asturias. Pero Alcalá-Zamora exige que el rey salga del país "antes de que se ponga el sol". Y le advierte: "Si antes del anochecer no se ha proclamado la república, la violencia del pueblo puede provocar la catástrofe". El conde vuelve a Palacio a informar al rey y Alcalá-Zamora a casa de Maura, donde conoce con el resto de miembros del comité revolucionario la proclamación del "Estat Català" que ha hecho Macià en Barcelona.8

A primeras horas de la tarde unos funcionarios socialistas izan la bandera tricolor republicana en lo alto del edificio de Correos y Telégrafos de la plaza de la Cibeles. Corre la noticia y una multitud se concentra en la plaza, para desde allí dirigirse por la calle de Alcalá hacia la Puerta del Sol, donde se encuentra el Ministerio de la Gobernación. Muchos portan banderas republicanas y algunos retratos de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, ejecutados por la sublevación de Jaca. Un grupo derriba la estatua de la reina Isabel II de su pedestal y la arrastra hasta el convento de las Arrepentidas.17 Otra muchedumbre se congrega frente al palacio de Oriente, pero decenas de jóvenes con brazaletes rojos, la mayoría de ellos obreros socialistas, formaron un cordón uniendo sus brazos para impedir que la gente se aproximara y allí estuvieron de guardia durante toda la noche.18

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Enterados de lo que está ocurriendo, los miembros del "comité revolucionario" se dirigen a la Puerta del Sol. Cuando llegan Miguel Maura llama al portalón del Ministerio y grita: «Señores, paso al Gobierno de la República». Los guardias civiles de la entrada se cuadran y presentan armas. A continuación el comité revolucionario se constituye en "Gobierno Provisional" de la República y designa a Niceto Alcalá-Zamora como su presidente. Eran las ocho de la tarde del 14 de abril. A esa misma hora el rey se despedía de los nobles y grandes de España que habían acudido al Palacio de Oriente y abandonaba Madrid en coche en dirección a Cartagena, donde hacia las cuatro de la madrugada embarcaba en el crucero Príncipe de Asturias rumbo a Marsella. Pocas horas después la reina y el resto de la familia real abandonaron Madrid en tren en dirección a la frontera con Francia.8

El día 16 de abril se hizo público el siguiente manifiesto, redactado por el Duque de Maura, hermano del líder republicano Miguel Maura, y que el día 17 sólo publicó el diario ABC, en portada, acompañado de una "Nota del Gobierno acerca del mensaje":

Billete de 50 pesetas con la efigie del reyAlfonso XIII sobre la cual se ha estampado un sello de la República Española.

Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.

Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.

También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.

Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó desde Marsella a París (donde declaró: «La República es una tormenta que pasará rápidamente»),19 fijando posteriormente su residencia en Roma. En enero de 1941 abdicó en favor de su tercer hijo, Juan. Falleció el 28 de febrero del mismo año.

La "fiesta popular revolucionaria"[editar]

La República no había llegado por efecto de una conspiración de elites políticas apoyada por un pronunciamiento militar seguido de una sublevación popular (como en la "Revolución Gloriosa" de 1868), ni como consecuencia de un vacío de poder provocado por la abdicación del rey (como en febrero de 1873 cuando se proclamó la Primera República). En abril de 1931 el rey se había marchado empujado por

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una fiesta popular revolucionaria, iniciada en Eibar en las primeras horas de la mañana del día 14 de abril de 1931 y perceptible en Madrid -como en tantas otras ciudades- cuando el jornalero de los extrarradios, el artesano y el obrero de los barrios bajos, las obreras del textil o de las nuevas industrias químicas, el estudiante, el profesional y el intelectual de los ensanches se den cita a primeras horas de la tarde en la Puerta del Sol para celebrar el resultado de las elecciones municipales del día 12 y proclamar festivamente la República. Fue, en fin, esa movilización la que dio su primer carácter al republicanismo, un sentimiento sin raíces profundas en la sociedad, tan amplio como difuso, emotivo, nada estructurado, sin partidos, casi sin afiliados; un republicanismo que había avanzado, incontenible por los cafés, las salas de conferencias, las calles, en las conciencias y en los corazones, sin que al mismo tiempo progresara en organización y en definición programática.20