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Portada: Detalle de la obra Desempleados de George Grosz

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Portada: Detalle de la obra Desempleados de George GroszIlustración de MR Cabot

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sinpermiso

república y socialismo, también para el siglo xxi

Nº 52009

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maría julia Bertomeu

(Buenos Aires)

Adolfo gilly (México, D.F.)

joaquín miras (Barcelona)

jordi mundó (Barcelona)

Daniel raventós

(Barcelona)

Carlos Abel suárez

(Buenos Aires)

tariq Ali (Londres)

guillermo Almeyra

(Buenos Aires)

Elmar Altvater (Berlín)

Xosé manuel Beiras

(Santiago de

Compostela)

Hugo Blanco (Cuzco)

Frei Betto (Sao Paulo)

Dieter Boris (Marburgo)

robert Brenner

(Los Ángeles)

jean Bricmont

(Lovaina)

gustavo Búster

(Madrid)

miguel Candel

(Barcelona)

luciano Canfora

(Bari)

David Casassas

(Barcelona)

jordi Dauder(Madrid)

mike Davis (San Diego)

javier Díez Canseco

(Lima)

josé luis Fiori

(Río de Janeiro)

josep Fontana

(Barcelona)

Florence gauthier

(París)

óscar gonzález

(Buenos Aires)

jordi guiu (Barcelona)

michael r. Krätke

(Amsterdam / Berlín)

Ángeles lizón (Barcelona)

rubén lo Vuolo

(Buenos Aires)

marcos mariño(Ginebra)

Hugo moreno (París)

Alberto omar garcía =

(Buenos Aires)

jaime Pastor (Madrid)

javier Peña (Valladolid)

raul Pont (Sao Paulo)

Enric Prat (Sabadell)

miguel riera (Mataró)

rossana rossanda

(Milán)

Emir sader

(Rio de Janeiro)

Amaranta süss

(Barcelona/Buenos Aires)

Carlos taibo (Madrid)

iñaki Uribarri

(Vitoria-Gasteiz)

Philippe Van Parijs

(Lovaina / Harvard)

Araceli Varela (Ginebra)

tullo Vigevani

(Sao Paulo)

julie Wark

(Barcelona/Sidney)

Erik olin Wright

(Wisconsin)

Comité DErEDACCión

ConsEjo EDitoriAlEDitor gEnErAl

Antoni Domènech

(Barcelona)

© Sin permiso

Esta revista ha recibido una subven-ción de la Dirección General del Li -bro, Ar chi vos y Bi blio tecas para sudifusión en bi blio tecas, centros cul-turales y universidades de Es pa ña,para la totalidad de los númerosedi tados en el año

Edición propiedad de Ediciones de Intervención CulturalRev. técnica: Isabel López Arango

Diseño: M. R. CabotDesarrollo y Diseño Web:

www.tresmallosistemas.comISSN: 1886-3507

Depósito legal: B-21779-2006Imprime: NovagràfikImpreso en Españawww.sinpermiso.infoAntoni Domènech:

[email protected] Raventós:

[email protected]

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Editorial 9

los diversos rostros de la crisis actual del capitalismoDoSSieR

la crisis capitalista y la respuesta política de la izquierda 11WALDen BeLLo

Adam smith y Karl marx dialogan sobre el desplome del actual capitalismo financiero 25Antoni DoMèneCH

la economía política de la tradición republicana ilustrada y sus enemigos neoliberales 29MiCHAeL HuDSon

la miseria del monetarismo:¿demasiado grandes como para dejarlos caer? 41ARno J. MAyeR

El mito del libre mercado: siempre hay regulación, de lo que se trata es de saber a quién beneficia 55DeAn BAkeR

sinpermisonº 5 sumario

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los ricos se empobrecen, los pobres desaparecen 67 BARBARA eHRenReiCH

la tiranía de la mala teoría económica 71DeAn BAkeR

lo último en teoría económica basura 75MiCHAeL HuDSon

las explicaciones fiscales de los académicos justificadores de los ricos 85SAM PizziGAti

la gran ironía fiscal de nuestros tiempos del “no cobres impuestos a los ricos” 89SAM PizziGAti

Cumbre en Yekaterinburgo: ¿hacia el fin del régimen del dólar? 93MiCHAeL kRätke

El regalo perfecto para Wall street: un impuesto a las transacciones financieras 97DeAn BAkeR

El fin del neoliberalismo y el futuro de la democracia: por una política económica alternativapara la izquierda en Europa 101MiCHAeL kRätke

Algunas consecuencias de la crisis económica en Argentina y el reino de España y la propuesta de la renta básica (o ingreso ciudadano) 115RuBén Lo VuoLo; DAnieL RAVentóS

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entReViStA

Antoni Domènech: izquierda académica, democracia republicana e ilustración. Diálogo con un estudiante de filosofía 131

no hay lenguas superiores ni inferiores. Conversación con txuss martín 143PoR SALVADoR LóPez ARnAL

notAS, APoStiLLAS y DiSPutAS

noam Chomsky sobre la revolución cognitiva,el postmodernismo, la libertad de expresión, la democracia y las guerras 175DAnieL RAVentóS

En el veinticinco aniversario de la batalla de orgreave 189ÀnGeL FeRReRo

CRítiCA De LiBRoS

la invención de la transición. reseña de: Ferran gallego (2008), El mito de la transición. La crisis del franquismo

y los orígenes de la democracia (1973-1977) 225DAnieL eSCRiBAno

ContRAPoRtADA

Cita de marx

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ectora, lector,

en este  nº 5 de SinPermiso en papel encontrarás, por lo pron-to, un extenso dossier sobre las distintas dimensiones de laactual crisis económica. Los textos son de autores habituales en

SP, y muchos se han publicado ya en la versión electrónica semanal deSinPermiso. eso es excepcional, y se justifica por la gran variedad, rique-za de perspectivas y penetración analítica de esos textos, en los que el lec-tor, al tiempo que puede seguir la evolución de la discusión en el último añoo año y medio, puede también encontrar motivos de escepticismo –deescepticismo analítico y de escepticismo político– ante los “brotes verdes”económicos que tantos se apresuran ahora a ver.

Algunos de los textos incluidos en el Dossier tienen el mérito del presagio;son premonitorios, y eso les confiere un valor añadido cuando se leen hoy.otros fueron descriptiva o explicativamente iluminadores en su día, y pen-samos que lo siguen siendo hoy; de ahí la necesidad de atender a la peti-ción de muchos lectores y de coleccionarlos en papel y reproducirlosmeses después de su aparición. otros apuntan a perspectivas políticasalternativas serias, tan alejadas de la asombrosa desorientación acomoda-ticia de cierta izquierda institucional como del eriazo en que complaciente-mente parece habitar una izquierda ahíta de consignas tan hueras comorutinarias. y, todos, cada uno a su modo, contribuyen a la crítica inteligen-

Presentación del nº 5 de sinpermiso

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te de la estupefaciente poquedad del tipo de teoría económica dominanteen la vida académica de estas 3 últimas décadas, una verdadera “edadobscura” de esa disciplina, de acuerdo con el pregnante calificativo delPremio nóbel de este año, el siempre incisivo Paul krugman.

en la sección de Entrevistas, encontrarás un diálogo de Antoni Domènechcon un estudiante mexicano sobre filosofía política, republicanismo, ilus -tración y relativismo filosófico, así como una entrevista en profundidad deSalvador López Arnal al joven lingüista barcelonés residente en los eeuutxuss Martín sobre el mito de las lenguas “inferiores” y “superiores”.

en Notas y apostillas, un texto de Daniel Raventós sobre la obra científicay política de Chomsky que incluye la controvertida concepción chomskianade la libertad de expresión, y un texto de nuestro joven colaborador ÀngelFerrero sobre el vigésimo quinto aniversario de la “batalla de orgreave”, laterrible lucha de los mineros británicos contra el gobierno de la Sra.thatcher en 1984, y que fue algo así como el canto de cisne del otrorapoderoso y combativo sindicalismo de las islas.

y en Crítica de libros, una reseña en profundidad del libro de FerránGallego sobre El mito de la transición española, un libro serio, importante ybien investigado que, como era de esperar, ha pasado poco menos quedesapercibido en el añojal en que parece haberse convertido la crítica cul-tural peninsular.

el editor de SinPermiso

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emana tras semana, asistimos a la contracción de la economíaglo bal a un ritmo peor que el pronosticado por el más agorero delos economistas. es claro: no nos hallamos en una recesión co -mún y corriente, sino que estamos aproados a una depresión glo-

bal que podría durar muchos años.Lo que haré hoy aquí es, primero, discutir brevemente los orígenes y ladinámica de esta crisis; y segundo, explorar las posibilidades de una estra-tegia para la izquierda global capaz de responder a la presente crisis en elcontexto de los desafíos procedentes tanto del centro capitalista tecnocrá-tico como de la derecha capitalista populista.

la crisis fundamental es de sobreacumulaciónLa teoría económica ortodoxa dejó hace mucho de ser útil para compren-der la crisis. La teoría económica no-ortodoxa, en cambio, puede ahoraarrojar potentísimos vislumbres de las causas y de la dinámica de la actualcrisis. Desde una perspectiva progresista, lo que estamos observando es laintensificación de una de las crisis centrales –o “contradicciones”— del capi-talismo global: la crisis de sobreproducción, tam -bién conocida como crisis de sobreacumulación ode sobrecapacidad. Se trata de la tendencia del ca -pi ta lismo a generar, en el contexto de una agudacom petición intercapitalista, una tremenda capaci-

la crisis capitalista y larespuesta política

de la izquierda*Walden Bello

* Publicado originariamente enGlobal Focus on the South, 23de abril de 2009.

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dad productiva, la cual rebasa holgadamente la capacidad de consumo dela población debido a las desigualdades de ingreso que limitan el poder ad -quisitivo popular. Lo que trae consigo una erosión de la rentabilidad y con -duce a una espiral económica bajista.Para entender el presente colapso, tenemos que retrotraernos a la llamadaedad de oro del capitalismo contemporáneo, el período entre 1945 y 1975.Fue un período de rápido crecimiento, tanto en las economías centrales co moen las economías subdesarrolladas: un crecimiento disparado, en parte, por lamasiva reconstrucción de europa y del este asiático luego de la de vas ta ciónde la ii Guerra Mundial, y en parte también por los nuevos dispo sitivos y losnuevos instrumentos resultantes de un histórico compromiso de clase en tre elcapital y el trabajo que se institucionalizó bajo el nuevo es tado keynesiano.Pero ese período de elevado crecimiento llegó a su fin a mediados de los 70,cuando las economías centrales fueron presa de la estanflación, es decir, dela coexistencia de bajo crecimiento y elevada inflación, una amalgamasupuestamente imposible para la teoría económica neoclásica.La estanflación, sin embargo, no era sino el síntoma de una causa más pro-funda: la reconstrucción de Alemania y de Japón, y el rápido crecimiento deeco nomías en vías de industrialización, como Brasil, taiwán y Corea delSur, vino a añadir un tremendo volumen de nueva capacidad productiva ein cre men tó la presión competitiva global, mientras que, en cambio, las des-igualdades dentro de los países y entre países limitaban el crecimiento delpo der adquisitivo y de la demanda, erosionando así la rentabilidad. eso seagravó con los drásticos incrementos del precio del petróleo experimenta-dos en los 70. La expresión más dañina de la crisis de sobreproducción fue la recesiónglobal de comienzos de los 80, que fue la más grave que se abatió sobrela economía internacional desde los tiempos de la Gran Depresión, esdecir, antes de la crisis presente.el capitalismo ensayó tres vías de escape para zafarse de la sobreproduc-ción: la reestructuración neoliberal, la globalización y la financiarización.

Primera vía de escape: la reestructuración neoliberalLa reestructuración neoliberal cobró la forma del reaganismo y del thatche-rismo en el norte y del Ajuste estructural en el Sur. objetivo: revigorizar laacumulación de capital, y eso de dos maneras: 1) la remoción de las res-tricciones estatales al crecimiento, al uso y a los flujos de capital y riqueza;y 2) la redistribución del ingreso de los pobres y de las clases medias hacialos ricos, en la idea de que eso daría incentivos a los ricos para invertir yrelanzar el crecimiento económico.

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el problema con esa fórmula era que con la redistribución del ingreso hacialos ricos lo que haces es yugular los ingresos de los pobres y de las clasesmedias, reduciendo así la demanda, sin necesariamente inducir a los ricosa invertir más en producción. Lo cierto es que podría ser más rentableinvertir en especulación. Además, y aun teniendo éxito, esa estrategia, alargo plazo, no haría sino agravar el problema básico, puesto que la inver-sión en producción habría de traer consigo volúmenes todavía mayores decapacidad productiva instalada.ello es que la reestructuración neoliberal, que se generalizó en el norte yen el Sur en los 80 y 90, tuvo un paupérrimo registro en materia de creci-miento: el promedio del crecimiento global en los 90 fue del 1,1%, y de1,4% en los 80. en cambio, cuando imperaban las políticas de intervenciónpú blica fue muy superior: en los 60 fue del 3,5% y en los 70, del 2,4%. Lareestructuración neoliberal no podía superar el estancamiento.

segunda vía de escape: la globalizaciónLa segunda vía de escape que ensayó el capital global para contrarrestarel estancamiento fue la “acumulación extensiva” o globalización, es decir,la rápida integración de áreas semicapitalistas, no-capitalistas o precapita-listas en la economía global de mercado. Rosa Luxemburgo, que no sólofue una gran dirigente política de la izquierda radical, sino también una graneco nomista, observó hace mucho tiempo en su gran clásico La acumula-ción de capital que ese fenómeno resultaba necesario para levantar la tasade beneficio en las economías metropolitanas. ¿Cómo? Pues ganando acceso a trabajo barato, ganando nuevos y prácti-camente ilimitados mercados, ganando nuevas fuentes de productos agrí-colas baratos y de materias primas baratas, y dando origen a nuevas áreasde inversión en infraestructura. La integración se consigue a través de laliberalización del comercio, removiendo obstáculos a la movilidad del capi-tal global y aboliendo fronteras para la inversión extranjera. China es, ni que decir tiene, el ejemplo más destacado de un área no-capi-talista integrada en la economía global a lo largo de los pasados 25 años.A mediados de la primera década del siglo XXi, entre un 40 y un 50 porciento de los beneficios de las corporaciones estadounidenses procedíande sus operaciones y ventas en el extranjero, especialmente en China.el problema con esta forma de escapar al estancamiento es que exacerbael problema de la sobreproducción, porque lo que hace es añadir capaci-dad productiva. un imponente volumen de capacidad manufacturera es loque ha venido a añadirse en China en los últimos 25 años, lo que ha teni-do un efecto depresor sobre precios y beneficios. no es por casualidad que,

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desde 1997, los beneficios de las corporaciones estadounidenses dejarande crecer. De acuerdo con una estimación, la tasa de beneficios de las 500primeras corporaciones de la lista de Fortune pasó de un 7,15% en 1960-69 a un 5,30% en 1980-90, luego a un 2,29% en 1990-99 y a un 1,32% en2000-2002. A fines de los 90, con un exceso de capacidad industrial enprácticamente todas las industrias, el hiato entre capacidad productiva yventas era ya el más grande desde los tiempos de la Gran Depresión. Vis -tas así las cosas, desde la perspectiva de la sobreproducción, la globaliza-ción no ha sido, contrariamente a lo sostenido por muchos de sus apolo-getas y por muchos de sus críticos, una etapa superior del capitalismo, sinoun esfuerzo a la desesperada para salir del pantano de la sobreproducción.La globalización no tuvo elemento alguno de progreso.

tercera vía de escape: la financiarizaciónDados los limitados beneficios arrojados por la reestructuración neoliberaly la globalización en punto a contrarrestar el impacto depresivo de la sobre-producción, la tercera vía de escape –la financiarización— resultaba crucialpara mantener y elevar la rentabilidad y las tasas de beneficio.Con unas inversiones industriales y agrícolas que arrojaban magros bene-ficios por causa de la sobreproducción, andaban en circulación ingentesvolúmenes de fondos excedentes, o se invertían y reinvertían en el sectorfinanciero. es decir: el sector financiero giraba sobre sí mismo.Resultante de ello fue un incremento de la bifurcación entre una economíafinanciera hiperactiva y una economía real estancada. Como observara unaejecutivo financiero en las páginas del Financial Times, “en estos últimosaños, hemos asistido a una creciente desconexión entre las economías realy financiera. La economía ha crecido  (…) pero de ninguna manera como laeconomía financiera, hasta que estalló”. Lo que no nos dijo este observadorfue que la desconexión entre la economía real y la financiera no se dio porcasualidad; que la economía financiera estalló precisamente porque terminóabriéndose camino el estancamiento generado por la sobreproducción de laeconomía real.un indicador de la archirrentabilidad del sector financiero es que mientraslos beneficios del sector manufacturero llegaron a representar el 1% delPiB de los eeuu, los del sector financiero llegaron a representar el 2%.otro es el hecho de que el 40% del total de los beneficios de las corpora-ciones estadounidenses financieras y no financieras llegó a quedar a dis-posición del sector financiero, aun cuando éste sólo representaba el 5% delPiB de los eeuu (y aun este último porcentaje está probablemente sobres-timado).

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el problema de invertir en operaciones del sector financiero es que montatanto como exprimir valor de valor ya creado. Puede crear beneficio, desdeluego, pero no crea valor nuevo: sólo la industria, la agricultura, el comer-cio y los servicios crean valor nuevo. Así, puesto que el beneficio no se ba -sa en valor creado, las operaciones de inversión terminar siendo harto volá-tiles, y los precios de las acciones, de las obligaciones y de otras formas deinversión pueden llegar a desviarse radicalmente de su valor real. (Porejemplo: las acciones de empresas de innovación en internet pueden llegara alcanzar precios astronómicos, empujadas únicamente por estimacionesfinancieras que provocan alzas en espiral.) Los beneficios, así pues, dependen de la oportunidad de empezar cobran-do ventaja con unos precios al alza despegados del valor del producto, paraluego vender antes de que la realidad fuerce una “corrección” que los retro-traerá drásticamente a los valores reales. La radical subida de los preciosde un activo, mucho más allá de los valores reales, es lo que se llama for-mación de una burbuja.Al depender la rentabilidad de golpes de fortuna especulativos, no resultasorprendente que el sector financiero vaya de burbuja en burbuja, de unamanía especulativa a otra.Puesto que está activado por la manía especulativa, el capitalismo finan-cieramente activado ha experimentado ya cerca de 100 crisis financierasdesde que los mercados de capitales fueron desregulados y liberalizadosen los 80, siendo la crisis más grave, antes de la presente, la crisis finan-ciera asiática de 1997.

la dinámica de la implosión subprime

no entraré en detalle en la dinámica de la actual crisis, originada en elcolapso del mercado inmobiliario estadounidense, fenómeno conocido tam-bién como “implosión subprime”. Algunas dimensiones clave de esa implo-sión (como el estímulo que Alan Grrenspan proporcionó a la burbuja finan-ciera al recortar en junio de 2003 los tipos de interés hasta un 1% —los másbajos en 45 años— y mantenerlos a ese nivel durante todo un año, a fin decontrarrestar los efectos recesivos del estallido de la burbuja tecnológica decomienzos de los 90) ya se mencionaron ayer. Permitidme tocar, ya seasomeramente, dos o tres puntos más.La crisis hipotecaria subprime no fue un caso de oferta que rebasa la de -manda real. La “demanda” había sido, y por mucho, urdida por la manía es -peculativa de promotores y financieros que querían sacar grandes beneficiosde su acceso a la moneda extranjera (el grueso de ella, de origen asiático ychino) que inundó los eeuu en la pasada década. Se vendieron agresiva-

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mente gigantescos paquetes hipotecarios a millones de personas que normal-mente no habrían podido permitírselo ofreciendo tasas de interés “insultante-mente” bajas, que luego habrían de reajustarse a fin de aumentar las cuotas depago de los flamantes nuevos propietarios de vivienda.¿Cómo llegaron a convertirse en un problema tan gigantesco unas hipotecas pro-blemáticas? es que esos activos estaban “securizados”, esto es, convertidos enunos productos o mercancías espectrales llamados “obligaciones de deuda cola-teralizada” (CDo, por sus siglas en inglés), las cuales permitían especular con laposibilidad de que los créditos hipotecarios no fueran devueltos. esos activosfueron entonces empaquetados junto a otros activos y comerciados por los origi-nadores de las hipotecas, que trabajaban con distintos tipos de intermediarios tanconscientes del riesgo, que se quitaban de encima el producto a toda velocidadofreciéndolo a otros bancos e inversores institucionales. A su vez, esas institucio -nes traspasaron esos títulos a otros bancos e institutos financieros foráneos.  La idea era vender al punto, hacerse con el dinero y lograr un buen y tranquilobe neficio, dejando el riesgo para los incautos que estaban al final de la cadena:pa ra los centenares de miles de instituciones y de inversores individuales quecompraban los títulos vinculados a hipotecas. A eso se le llamó “dispersión delriesgo”, y se veía como buena cosa, porque aligeraba los balances contables delas instituciones financieras, permitiéndoles embarcarse en ulteriores actividadesde préstamo.  Cuando se elevaron los tipos de interés de los préstamos subprime, de las hipo-tecas variables y de otros préstamos inmobiliarios, se terminó la partida. Haycerca de cuatro millones de hipotecas subprime que entrarán probablemente ensituación de impago en los próximos dos años, y cinco millones de impagos, enlos próximos años, a causa de los tipos hipotecarios variables. Pero títulos cuyovalor total asciende a no menos de 2 billones de dólares han sido ya inyectados,cual si de letales virus se tratara, en el sistema financiero global. el gigantescosistema circulatorio del capitalismo global ha sido fatalmente infectado. y, comoen una plaga, no sabemos quiénes ni cuántos están fatalmente infectados hastaque vayan emergiendo, porque el conjunto del sistema financiero ha llegado a sersuperlativamente opaco a causa de la falta de regulación.  

Colapso de la economía realnos hallamos ahora en una coyuntura en la que, en vez de cumplir con su tareaprimordial de prestar para facilitar la actividad productiva, los bancos se aferrana su tesorería, o compran entidades rivales a fin de robustecer la propia basefinanciera. no puede sorprender: con el sistema circulatorio del capitalismo glo-bal infectado, era sólo cuestión de tiempo hasta que la economía real se conta-giara como lo ha hecho, y a una velocidad aterradora, en estas últimas semanas.

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Woolworth, todo un emblem de la venta al por menor, ha quebrado en GranBretaña, la industria automovilística en eeuu está en cuidados intensivos,los beneficios de BMW se han desplomado cerca de un 90%, y hasta lapoderosa toyota ha experimentado un declive sin precedentes en susbeneficios. Con una demanda en caída libre de los consumidores nortea-mericanos, China y el este asiático han visto hacinarse sus productos enlos muelles de descarga, lo que ha traído consigo una aguda contracciónde sus economías y despidos masivos. La globalización ha hecho que economías que ligaron sus destinos en laépoca de auge caigan ahora también de consuno a una velocidad sin pre-cedentes: y no se vislumbra el final.Permitidme ahora una pausa para declarar la razón de que haya entradocon cierto detalle en las causas y   en la dinámica de la crisis: es que hequerido destacar el hecho de que lo que hemos visto desarrollarse antenuestros ojos hasta ahora no es una crisis de la variante neoliberal del capi-talismo, sino la crisis del capitalismo.

la respuesta capitalista: socialdemocracia globalCon el colapso de la globalización y con el mercado desregulado yéndose algarete, la metafísica neoliberal con que se adornó el capitalismo contem -poráneo ha quedado totalmente desacreditada, por bien que –la cosa noofrece duda— se siga batiendo todavía en algunas acciones de retaguardia. yo creo que, entre las filas del establishment, han cundido realmente el pá -ni co y la confusión, y les embarga el sentimiento de que las cosas irántodavía a peor antes de empezar a mejorar. Se percatan de que las viejasins tituciones neoliberales, como el FMi, la oMC y el G-20 resultan irrele-vantes, aun si los métodos keynesianos de gasto con déficit e inyección deliquidez en el mercado pudieran llegar a tener efectos muy limitados. Cadavez más, los intelectuales más inteligentes del establishment comienzan apercatarse de que no estamos sino al comienzo de una caída libre global,de que no sabemos realmente cuándo tocaremos fondo y ni de si, cuandolo toquemos, la economía global permanecerá mucho tiempo allí. La mejorima gen de la economía real que se me ocurre a mí es la de un submarinoale mán de la ii Guerra Mundial que, tocado en pleno Atlántico por las des -car gas de algún destructor británico, se va rápidamente a pique en direc-ción al fondo oceánico y, alcanzado el fondo, nadie sabe cómo logrará latri pulación reflotar el submarino. ¿ocurrirá como en la clásica película deWolf gang Petersen (Das Boot), y conseguirán las penosas maniobras de latripulación inyectar aire comprimido bastante en los tanques de lastre comopara  regresar a superficie? ¿o seguirá el submarino indefinidamente en

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zonas abisales? ¿Funcionarán hoy los métodos keynesianos de reflota-miento? Los pensadores más críticos del capitalismo, como Martin Wolf oPaul krugman, no apuestan por ello.Hay dos cosas de las que podemos estar seguros. La primera: los enfoquesneoliberales han quedado totalmente desacreditados. y la segunda: los ter-cos hechos de base, y no cualesquiera restricciones ideológicas, son losque impondrán con su dictado lo que hayan de  hacer quienes se empe-ñen en salvar el sistema. Así pues, liberémonos ya nosotros para empezarde la idea, según la cual los principios neoliberales constituirán las líneasrojas infranqueables de su política venidera.Permitidme ser un poco más concreto. yo creo que las acciones de la nuevaadministración obama en Washington constituyen una ruptura con el neoli-beralismo. una cuestión importante, huelga decirlo, es la relativa a cuán deci-siva y de finitiva será esa ruptura con el neoliberalismo. Pero otras cuestionesvan a la médula del capitalismo mismo. ¿Se se recurrirá a la propiedad públi-ca, a la intervención pública y al control público simplemente con el propósitode estabilizar el capitalismo, para luego devolver el control a las elites gra-nempresariales? ¿estamos en puertas de una segunda oleada de capitalis-mo keynesiano, en el que el estado y las elites granempresariales se asociancon el mundo del trabajo en una política de fomento de la industria, del creci-miento y de los salarios altos, esta vez con una di mensión verde? ¿o sere-mos testigos del comienzo de un proceso de des plazamientos  fundamenta-les  en la propiedad y en el control de la eco nomía en una di rec ción máspopular? es verdad que hay límites para las reformas en el siste ma de capi-talismo global, pero en ningún otro momento en el pasado medio siglo hanparecido esos límites más fluidos y porosos que ahora. en este momento, el gasto masivo en estímulos a niveles record –un ana-tema para los neoliberales— se ha convertido en práctica generalizada,siendo las únicas divergencias entre las elites del norte las que giran entorno al monto que deben tener esos gastos para lograr reflotar el subma-rino. en eso, obama se ha revelado superkeynesiano. también está encurso la nacionalización de los bancos –otra práctica condenada por el neo-liberalismo—, y las cuestiones que dividen a las elites se refieren al gradode agresividad que debe tener el gobierno al ejercer el control sobre lasparticipaciones mayoritarias de las acciones y a si devolverá los bancos ala gestión privada una vez pasada la crisis.  Al contrario de lo que se mantuvo aquí ayer en algunas intervenciones, lareprivatización no es un hecho predeterminado. Son los hechos de base losque determinarán la respuesta a todas estas cuestiones, pues la tarea quetienen entre manos los gestores de la crisis del capitalismo no es la de

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hacer que las soluciones adoptadas estén en línea con una doctrina detodo punto desacreditada, sino la de salvar el capitalismo.  Más allá del gasto con déficit y de la nacionalización, yo creo que, en elseno del establishment, prosperará un debate sobre si conviene seguir lasenda de lo que yo llamo “socialdemocracia global”, o SDG, para respon-der a la desesperada necesidad dual que tiene el capitalismo tanto de esta-bilización como de legitimidad. Aun antes de que se desarrollara plenamente la crisis financiera, los partida-rios de la SDG habían ido ya tomando posiciones a favor de la misma comoal ternativa a la globalización neoliberal, avisados como estaban de las ten-siones y los agobios generados por ésta. una personalidad vinculada a esoes el primer ministro británico Gordon Brown, quien encabezó la respuestaeu ropea inicial al desplome financiero a través de la nacionalización parcialde los bancos. Visto generalmente como el padrino de la campaña “Hagamosque la pobreza sea historia” en el Reino unido, Brown, siendo todavía minis-tro de hacienda británico, propuso lo que llamó un “capitalismo de alianza”entre el mercado y las instituciones estatales, capaz de reproducir a escalaglobal lo que, según él, hizo Franklin Roosevelt para una economía nacional:“asegurar los beneficios del mercado domando sus excesos”. tiene que serun sistema, continuaba Brown, que “se haga con todos los beneficios de losmercados globales y los flujos de capitales, minimice el riesgo de crisis, maxi-mice las oportunidades de todos y sostenga a los más vulnerables: se trata,en una palabra, de restaurar en la economía internacional los fines públicosy los ideales elevados”.en la articulación del discurso socialdemócrata global se ha sumado a Brownun grupo diverso compuesto, entre otros, por el economista Jeffrey Sachs,George Soros, el antiguo Secretario General de la onu, kofi Annan, el soció-logo David Held, el Premio nobel Joseph Stiglitz, y hasta Bill Gates. Hay, evi-dentemente, diferencias de matiz en las posiciones de estas gentes, pero elimpulso de sus perspectivas es el mismo: implantar un orden social y articu-lar un sólido consenso a favor del capitalismo global.entre las posiciones clave promovidas por los partidarios de la SDG están lassiguientes:a� La globalización es esencialmente beneficiosa para el mundo; los neoli

berales no han sabido ni gestionarla ni venderla a la opinión pública. a es urgente salvar a la globalización de los neoliberales, porque la globa -

li zación es reversible y hasta puede que se halle ya en proceso de fran-ca retrogresión.

a el crecimiento no tiene por qué ir acompañado de una creciente desi -gualdad.

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a Hay que evitar el unilateralismo, preservando al propio tiempo, aun sifundamentalmente reformadas, las instituciones y los acuerdos multila-terales.

a La integración social global, la reducción de las desigualdades tanto den-tro de los países como entre los países, tiene que acompañar a la inte-gración en el Mercado global.

a La deuda global de los países en vías de desarrollo tiene que ser can-celada o drásticamente reducida, a fin de que los ahorros de ellos resul-tantes puedan emplearse para estimular las economías locales, contri-buyendo así a la reflación global.

a La pobreza y la degradación medioambiental han llegado a tal punto degravedad, que se hace preciso poner por obra un programa de ayudasmasivas al estilo del “Plan Marshall” del norte para el Sur en el marcode los objetivos de Desarrollo del Milenio. 

a Hay que impulsar una “segunda revolución verde”, especialmente enÁfrica, mediante el uso generalizado de semillas genéticamente modifi-cadas.

a Hay que dedicar ingentes recursos a encarrilar la economía global poruna senda más sostenible medioambientalmente, desempeñando losgobiernos un papel rector (“keynesianismo verde” o “capitalismoverde”).

los límites de la socialdemocracia globalno se ha prestado demasiada atención a la socialdemocracia global, tal vezporque, como los generales franceses al romper la ii Guerra Mundial, mu -chos progresistas siguen combatiendo en la guerra anterior, es decir, con-tra el neoliberalismo. Se precisa urgentemente de una crítica, y no sólo por-que la SDG es el más probable candidato a suceder al neoliberalismo; másdecisivo es el hecho de que, aunque la SDG tiene varios elementos positi-vos, tiene, como la vieja socialdemocracia de impronta keynesiana, muchosrasgos problemáticos.Se puede comenzar la crítica destacando cuatro problemas centrales en laperspectiva de la SDG.Pri mero: la SDG comparte con el neoliberalismo el sesgo favorable a la glo-balización, diferenciándose aquí sólo por su promesa de ser capaz de pro -mo ver mejor que los neoliberales. Globalización significa para ellos unarápida integración de la producción y de los mercados, pero con una re -gulación eficaz, según lo planteó el Director General de Finanzas de la ue,Jan koopman, que se dice keynesiano. eso monta, sin embargo, tantocomo decir que basta añadir la dimensión de la regulación, junto con la de

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la “integración social global”, para que un proceso esencialmente destructi-vo y desvertebrador, social y ecológicamente hablando, resulte digerible yaceptable. La SDG parte del supuesto de que las gentes desean realmen-te formar parte de una economía global funcionalmente integrada en la quehayan desaparecido las barreras que distinguen lo nacional de lo interna-cional. ¿no será, al contrario que, hartas como están las gentes de los com-portamientos erráticos de la economía internacional, lo que preferirían esmás bien formar parte de economías sujetas a control local? y ocurre, enefec to, que la actual deriva bajista de las economías interconectadas vienea confirmar con hechos harto contundentes la validez de las críticas centra -les del movimiento antiglobalizador al proceso de globalización.Segundo:  la SDG comparte la preferencia del neoliberalismo por los mer-cados como mecanismo principal de producción, distribución y consumo,diferenciándose sobre todo por predicar la acción del estado en punto acorregir los fallos del mercado. el tipo de globalización que necesita el mun -do, de acuerdo con Jeffery Sachs en The End of Poverty, implicaría “engan-charse al carro (…)   de la notoria potencia del comercio y la inversión, re -co nociendo y enfrentándose a sus limitaciones mediante una acción colec-tiva compensatoria”. eso es muy otra cosa que decir que la ciudadanía y lasociedad civil son quienes deben tomar las decisiones económicas clave,siendo el mercado, como la burocracia estatal, un mero mecanismo de rea-lización de decisiones democráticamente tomadas.tercero: la SDG es un proyecto tecnocrático, con expertos sirviendo menúsy lanzando reformas sociales desde su poltrona, no un proyecto participati-vo en el que las iniciativas discurran de abajo arriba.Cuarto: la SDG, aunque crítica con el neoliberalismo, acepta el marco del capi-talismo monopolista, que refuerza en lo fundamental el control privado con-centrado de los medios de producción, deriva beneficio de la extracción explo-tadora de valor excedente generado por el trabajo, va de crisis en crisis porcausa de sus tendencias a la sobreproducción y, encima, en su búsque da derentabilidad, tiende a poner al medio ambiente al límite de sus capacidades.Como ocurriera con el keynesianismo en el marco nacional, la SDG busca enel marco global un nuevo compromiso de clase que venga acompañado denuevos métodos para contener o minimizar la tendencia del capitalismo a lacrisis. Así como la vieja socialdemocracia y el new Deal estabilizaron el capi-talismo nacional, la función histórica de la socialdemocracia global sería la deallanar las hirsutas contradicciones del capitalismo global y relegitimarlo tras laera de crisis y caos dejada en herencia por el neoliberalismo.De la cruz a la fecha, la SDG lidia con cuestiones de gestión social. La iz -quierda, en cambio, tiene que lidiar con cuestiones de emancipación social.

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La SDG se atiene a la gestión tecnocrática; la izquierda, a la democraciaparticipativa desde la raíz, desde las mismas empresas. La SDG busca re -configurar el capitalismo monopolista, como hiciera en su día el vie jo keyne-sianismo, pero esta vez a escala global. La izquierda, obligada a plantearseel problema de las relaciones de propiedad, tiene que buscar la creación deun sistema postcapitalista. La SDG quiere perfeccionar la glo balización. Laizquierda quiere la desglobalización. La SDG ve el futuro en el capitalismoverde. La izquierda ve la descapitalistización como condición previa a cual-quier organización social planetaria ecológicamente be nigna. Como el presidente brasileño Lula, el presidente obama tiene el talentoretórico para tender puentes entre diferentes discursos. en lo tocante aeco nomía, es una tabula rasa. Como Roosevelt, no se ata a fórmulas delancien régime. Como Lula y como Roosevelt, es un pragmático cuyo crite-rio básico es el éxito en la gestión social. Como tal, está en una posiciónúnica para encabezar esa ambiciosa empresa reformista. nuestra tarea nopuede únicamente consistir en dar apoyo a los aspectos positivos del pro-grama de la SDG que promuevan el bienestar popular y oponernos a losque lleven a la re-estabilización del capitalismo. también tenemos que sercapaces, y eso es todavía más importante, de diferenciar, mientras dure elproceso, nuestro proyecto del de la SDG y ganar apoyos para nuestravisión y para nuestro programa estratégicos.

El desafío procedente de la derechaSin embargo, la opción a la que nos enfrentamos en el periodo que se ave-cina no pasa por elegir entre la izquierda y la Socialdemocracia Global.¡Sería una elección harto sencilla! Porque lo cierto es podría comenzar aarticularse una respuesta que fuera anti-neoliberal en materia económica,al menos retóricamente, populista en materia social, pero excluyente en suspolíticas, es decir, evocadora de solidaridades de tribu, no de pueblo. yahemos empezado a ver algo de eso en la actitud del presidente francésSarkozy. tras declarar que “el capitalismo de laissez-faire ha muerto”, creóun fondo de inversión estratégico de 20 mil millones de euros para promo-ver la innovación tecnológica, mantener las industrias más avanzadas enmanos francesas y conservar puestos de trabajo. “el día que dejemos deconstruir trenes, aviones, automóviles y barcos, ¿qué quedará de la eco-nomía francesa?”, se preguntó retóricamente hace unos días. “Recuerdos.yo no quiero hacer de Francia una mera reserva turística”. este tipo de polí-tica industrial agresiva, tendente a reagrupar a los sectores clave de la cla -se capitalista francesa y a ganar ascendiente sobre la clase obrera blancatra dicional del país puede muy bien ir de la mano con las políticas exclu-

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yentes y anti-inmigratorias con que ha venido asociándose al presidentefrancés.el populismo conservador de Sarkozy es relativamente templado. Los haymás radicales aguardando en los márgenes, como el movimiento antimu-sulmán de Gerd Wilders en Holanda, al que se augura un 28% de escañosen las próximas elecciones parlamentarias merced a una oportuna amal-gama de solidaridad comunal, teoría económica populista y liderazgo auto-ritario. Por doquiera en el mundo desarrollado hay movimientos de estetipo, y lo que a mí me preocupa es que la crisis en curso pueda abrirles elcamino para lograr alcanzar una masa crítica.Porque las cosas irán a peor, a mucho peor, antes de comenzar a ir mejor,y la crisis global no es algo que pueda gestionarse tecnocráticamente,como si se tratara del aterrizaje suave realizado hace unas semanas por elpiloto de uS Airways en el río Hudson en nueva york. Si la So cia l de mo cra -cia Global fracasa en su intento de revigorizar el capitalismo y la izquierdaes incapaz de articularse con una visión programática fundada en la igual-dad, la justicia y la democracia participativa que resulte atractiva para elpueblo en un período de crisis grave y duradera, entonces otras fuerzas seaprestarán a llenar el vacío, como ocurrió en los años 30 del siglo pasado.Si hay algo que Rosa Luxemburgo, Gramsci y Lenin pueden enseñarnoshoy es que no bastan la buena voluntad, los valores y la visión; que, al final,es decisiva la política, entendida como una visión de poder, como una es -trategia efectiva de construcción de coaliciones y como astutas y flexiblestácticas de formación de una masa crítica para ganar poder, como una acti-vidad con dimensiones parlamentarias y extraparlamentarias. La naturale-za tiene horror al vacío, y nosotros tenemos que estar dispuestos a llenarel vacío. o perderemos. y eso no podemos permitírnoslo ahora.

la izquierda tiene que despertarPara resumir. Mientras los progresistas estaban inmersos en una guerratotal contra el neoliberalismo, el pensamiento reformista iba calando en loscírculos del establishment. ese pensamiento se está convirtiendo ahora enpolítica, y la izquierda tiene que trabajar el doble para hacer lo propio. noes solo cosa de pasar de la crítica a la prescripción. Se trata de rebasar laslimitaciones de la imaginación política de la izquierda impuestas por laagresividad del desafío neoliberal en los 80, que vino a combinarse con elcolapso de los regímenes socialistas burocráticos a comienzos de los 90.La izquierda debería atreverse a aspirar de nuevo a paradigmas de organi-zación social que tendieran sin recato a la igualdad y al control democráti-co participativo tanto de la economía nacional como de la economía mun-

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dial: porque esas son condiciones necesarias de la emancipación individualy colectiva y –hay que añadirlo— de la estabilización ecológica.es ésta una perspectiva por la que deberíamos poder combatir, no simple-mente librando una batalla por la consciencia de la gente, sino también porsu co razón y su alma. y aquí la lucha es, por un lado, contra los esquemascapitalistas tecnocráticos de reestabilización capitalista de la socialdemocra-cia global y, por el otro, contra los esquemas con base de masas de la rees-tabilización capitalista del populismo nacionalista y fundamentalista. Lasideas no bastan, y lo que será decisivo es el modo de traducir nuestras ideasy nuestros valores y nuestra visión a una estrategia y a una táctica con vo -cación ganadora que puedan triunfar democráticamente. te ne mos que salirdel economicismo al que quedó reducida la izquierda global en la era neoli-beral: la política tiene que volver a tomar el mando.

traducción para SinPermiso: Amaranta Süss

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arl.- ¿Viste, viejo, que este chico, Joseph Stiglitz, anda diciendopor ahí que el colapso de Wall Street equivale al desplome delmu ro de Berlín y del socialismo real?Adam.- no es para estar contentos, ni tú ni yo. y tú, menos aún que

yo, Carlitos.karl.- Hombre, a cuenta del suicidio del capitalismo financiero, mi nombre vuel-ve a estar en boga, mis libros, según informa The Guardian, se agotan. Has talos más conservadores, como el ministro de finanzas alemán, reconocen queen mi teoría económica hay algo que aún merece la pena tener en cuenta…Adam.- no me vengas ahora con mezquinas vanidades académicas postmortem, Carlitos, que en vida jamás te abandonaste a ellas. yo hablo en unsentido más fundamental, más político. ninguno de los dos puede estarcontento, y, te repito, tú menos todavía que yo.karl.- ¿y eso?Adam.- el “socialismo real” que se construyó en tu nombre no tenía nadaque ver contigo. Pero al menos, tú sí que te llamaste “socialista”. yo, encam bio, ¡ni si quiera me llamé nunca a mí mismo “liberal”! eso del “libera-lismo” es una cosa del siglo XiX (la palabra, comosa bes, la inventaron los españoles en 1812), y vany me lo endosan a mí, un tipo que murió oportuna -mente en 1793. ¡es ridículo! ¿Cómo va a afectar-me eso?

Adam smith y Karl marxdialogan sobre el

desplome del actual capitalismo financiero

Antoni Domènech

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* Publicado originariamente enwww.sinpermiso.info, 26 deoctubre de 2008.

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karl.- ya veo por dónde vas. Quieres decir que ni el desplome del muro deBerlín ni el colapso del capitalismo financiero en 2008 tienen mucho que verni contigo ni conmigo, pero que, aun así, nos cargan el muerto.Adam.- exactamente. Pero en tu caso es peor, Carlitos: porque tú sí te dijis-te socialista, y el socialismo real, quieras que no, contaminó al ideario so -cialista. A mí me importa un higo que fracase el “liberalismo”, cualquier libe-ralismo. no tendré que explicarte a ti, precisamente, uno de mis discípulosmás inteligentes, que ni mi teoría económica ni mi filosofía moral teníannada que ver con el tipo de ciencia económica, positiva y normativa, queempezó a imponerse en tus últimos años de vida, eso que tú aún alcan-zaste a llamar “economía vulgar” y que tanto gustó a los liberales deimpronta decimonónica.karl.- Desde luego; tú y yo fuimos aún clásicos. Luego vino esa caterva vul-gar de neoclásicos, incapaces de distinguir nada.Adam.- Por ejemplo, entre actividades productivas e improductivas, entreactividades que generan valor y riqueza tangible y actividades económicasque se limitan a recoger rentas no ganadas (rentas derivadas de la propie-dad de bienes raíces, rentas derivadas de los patrimonios financieros, ren-tas resultantes de operar en mercados no-libres, monopólicos u oligopóli-cos). nunca ha dejado de impresionarme la agudeza con que elaborastecrí ticamente algunas de estas distinciones mías, por ejemplo, en las Teo -rías de la plusvalía.karl.- es evidente. tú hablaste repetidas veces de la necesidad imperiosade intervenir públicamente en favor de la actividad económica productiva.eso es lo que para ti significaba “mercado libre”; nada que ver con el impe-rativo de parálisis pública de los liberales y de los economistas vulgares,incapaces de distinguir entre actividad económica generadora de riqueza yactividad parasitaria buscadora de rentas.Adam.- en mi mercado libre los beneficios de las empresas de verdad com-petitivas y productivas y los salarios de los trabajadores de esas empresasni siquiera tendrían que tributar. en cambio, para mantener un mercadolibre en mi sentido, los gobiernos tendrían que matar a impuestos a lasganancias inmobiliarias, a las ganancias financieras y a todas las rentasmonopólicas…karl.- … es decir, a todo lo que, después de darme a mí por perro muerto,y en tu nombre, Adam, ¡en tu nombre!, se ha hecho que dejara práctica-mente de pagar impuestos en los últimos 25 años. ¡Hay que joderse! Adam.- ¡Hay que joderse, Carlitos! Porque lo que yo dije es que una eco-nomía verdaderamente libre, al tiempo que estimulaba la producción deriqueza tangible, podía generar, gracias entre otras cosas a un tratamiento

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Adam Smith y karl Marx dialogan sobre el desplome del actual capitalismo financiero

fiscalmente agresivo del parasitismo rentista y de su pseudoriqueza intan-gible, amplios caudales públicos que podrían ser destinados a serviciossociales, a la promoción del arte y de la ciencia básica –que es, como el ar -te, incompatible con el lucro privado—, a establecer una renta básica uni-versal e incondicional de ciudadanía, como quería mi coetáneo tom Paine,etc. ya ves, Carlitos, yo, que no pasé de ser un modesto republicano whigde mi tiempo, ahora, si no me falsificaran cuatro profesorcillos más perezo-sos aún que ignorantes, y si se me leyera con conocimiento histórico decausa, hasta podría pasar por un peligrosísimo socialista de los tuyos. y tediré, si ha de quedar entre nosotros, que, visto lo visto, la vuestra me resul-ta una compañía bastante grata…karl.- en realidad, toda tu ciencia, como la de tantos republicanos atlánti-cos de tu generación, estaba puesta al servicio del principio enunciado porel gran florentino malfamado, a saber: que no puede florecer la libertadrepublicana en ningún pueblo que consienta la aparición de magnates ygentilhuomini, capaces de desafiar a la república. y si lo ves así, la falsifica-ción en tu caso es aún peor que en el mío: el “socialismo real” abusó abe -rran te mente de la palabra  “socialismo”,  dando pie a la refocilación gene-ral de todos mis enemigos; ¡pero es que tú ni siquiera llegaste a enterarte dequé era eso del “liberalismo”!Adam.- Quien no se consuela es porque no quiere, Carlitos. Lo cierto esque lo que ha pasado en los 30 últimos años en el mundo va en contra detodo lo que tú y yo, como economistas y como filósofos morales, quería-mos. Mira a estos pobres españoles, inventores del término “liberalismo”. Ati y a mí nos importaba, sobre todo, la distribución funcional del productosocial (eso que ahora tratan de medir con el PiB): pues bien, la proporciónde la masa salarial en relación al PiB no ha dejado de bajar en españa, yha seguido bajando incluso después de que volviera a asumir el gobiernoen 2004 un partido sedicentemente marxista hasta hace muy poco…karl.- Sí, sí, un horror.  Pero el caso es que cuando estos chicos, supues-tamente, me dejaron a mí por ti, y pasaron a llamarse “social-liberales” acomienzos de los 80, lo que hicieron fue una cosa que te habría puesto a titambién los pelos de punta. Fíjate que no sólo retrocedió la proporción dela masa salarial en relación con el PiB, sino que, en la españa del pelota-zo y el enrichisez-vous de Felipe González, lo mismo que en la Argentinade “la pizza y el champán” de Menem y en casi todo el mundo, los benefi-cios empresariales propiamente dichos empezaron a retroceder también enrelación con la parte que en el PiB desempeñaban las rentas inmobiliarias,las rentas financieras y las rentas monopólicas…Adam.- ¡Cómo nos han jodido, Carlitos!

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karl.- no desesperes, Adam. La historia es caprichosa, y ¿quién sabe?, alo mejor, ahora, hasta empiezan a tomarnos en serio. Fíjate que le acabande dar el Premio nobel a un chico bastante espabilado que desde haceaños estudia la competición monopólica y rescata a Chamberlain y akeynes, esos muchachos que al menos se esforzaron por entendernos, ati y a mí, en los años 30 del siglo XX y que querían proceder a la “eutana-sia del rentista”…Adam.- yo fui un republicano whig bastante escéptico, Carlitos. no viví elmovimiento obrero del XiX y del XX y la epopeya de su lucha por la demo-cracia. no puedo entregarme tan fácilmente al Principio esperanza deaquel famoso discípulo tuyo, ahora, por cierto, casi olvidado.

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29“Las acciones de los bancos comenzaron a caer el viernes por la mañana, luego de

que el senador Dodd, el demócrata por Connecticut y presidente de la comisión de

asuntos bancarios del Senado, se manifestara preocupado en una entrevista

concedida a Bloomberg television por la posibilidad de que el gobierno pudiera

terminar nacionalizando algunas instituciones de préstamo ‘aunque sea por un corto

período de tiempo’. otros prominentes políticos –entre ellos, Alan Greenspan, el

antiguo presidente de la Reserva Federal, y el senador Lindsey Graham, de Carolina

del Sur— se han hecho recientemente eco de este punto de vista.”

eRiC DASH, “Growing Worry on Rescue takes a toll on Banks,”

The New York Times, 20 de febrero de 2009.

¿Cómo es que Alan Greenspan, el lobista de Wall Street en favor del libremercado, se pronunció hace unos días a favor de la nacionalización de losbancos norteamericanos, y precisamente, de los mayores y más podero-sos? ¿Acaso, de la noche a la mañana, se ha vuelto un rojo el antiguo dis-cípulo de Ayn Rand? Ciertamente, no.Lo que pasa es que la retórica de los “mercadoslibres”, de la “nacionalización” y aun del “socialis-mo” –como en “socializar las pérdidas”— ha troca-do en un lenguaje engañoso al servicio de un sec-

la economía política de la tradición republicana

ilustrada y sus enemigosneoliberales

Michael Hudson

* Publicado originariamente enCounterpunch, 23 de febrerode 2009.

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tor financiero afanado en movilizar el poder estatal a favor de sus propios yparticulares privilegios. tras haber socavado las bases del conjunto de laeconomía, los think tanks dedicados a relaciones públicas lo que buscanahora es desbaratar al mismísimo lenguaje.  ¿Qué significa exactamente “un mercado libre”? ¿es lo que propugnabanlos economistas clásicos: un mercado libre de poder monopólico, libre defraude empresarial, libre de comercio político con información privilegiada ylibre de privilegios particulares concedidos a los intereses creados; un mer-cado protegido por la institucionalización de la regulación pública desde la LeyAn titrust de Sherman en 1890, hasta la Ley Glass-Steagall y otras leyes delNew Deal? ¿o es un mercado libre para que los predadores exploten a susvíc timas, sin regulación pública ni policías económicos: el tipo de mercado ba -rra-libre que la Reserva Federal y la SeC (Security and exchange Com mi -ssion, la comisión supervisora del mercado de valores) han venido creandoen los últimos diez años? Hoy resulta increíble que se aceptara galanamentela idea neoliberal de la “libertad de mercado”, en el sentido de neutralizaciónde la vigilancia pública, al estilo de Alan Greenspan, y que se to lerara que An -ge lo Mozilo en Countrywide, Hank Greenberg en AiG, Ber nie Madoff, Citi -bank, Bear Stearns y Lehman Brothers saquearan sin estorbo o sanción nin-gunos, sumiendo a la economía en la crisis para luego servirse del dinero delrescate del tesoro a fin de pagar las más elevadas re mu neraciones y las máscopiosas bonificaciones de la historia de los eeuu. Conceptos que son la antítesis del de “mercado libre” se han convertido enlo contrario de lo que significaron históricamente. tomemos la actual discu-sión sobre la nacionalización de los bancos. Durante más de un siglo, “na -cio nalización” significó la toma pública de control de los monopolios o deotros sectores para gestionarlos conforme al interés público, no para poner-los a merced de intereses particulares. Pero cuando los neoliberales usanahora la palabra “nacionalización”, lo que quieren decir es un rescate, unobsequio del gobierno a los intereses financieros. el doble pensamiento y el doble lenguaje en relación con la “nacionalización”o la “socialización” de los bancos y de otros sectores es un travestido deldebate político y económico habido entre el siglo XVii y mediados del XX. Lagramática intelectual básica de la sociedad, el léxico para discutir asuntospolíticos y económicos, es vuelto del revés con el propósito de evitar el deba-te sobre las soluciones políticas propuestas por los economistas y filósofospolíticos clásicos que hicieron “occidental” a la civilización occidental. el actual choque de civilizaciones no se da realmente con oriente, sino connuestro propio pasado, con la ilustración y con la evolución de la mismaque desembocó en la economía política clásica y en la era Progresista de

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las reformas sociales tendentes a emancipar a la sociedad de trabas yestorbos procedentes del feudalismo europeo. A lo que estamos asistiendoes a propaganda concebida para engañar, para distraer la atención de larealidad económica, a fin de promover el tipo de propiedad y de interesesfinancieros, de cuya predadora férula, precisamente, quisieron los econo-mistas clásicos librar al mundo. Lo que se pretende es nada menos quedestruir el edificio intelectual y moral que la civilización occidental tardóocho siglos en levantar, desde las discusiones escolásticas del siglo Xiisobre el precio justo hasta la teoría económica clásica del valor de lossiglos XiX y XX. Cualquier idea de “socialismo desde arriba”, en el sentido de “socializacióndel riesgo”, no es sino tradicional oligarquía, estatismo cleptocrático desdearriba. La nacionalización genuina se da cuando los gobiernos actúan eninterés público para tomar el control de la propiedad privada. el programadecimonónico de nacionalización de la tierra (el primer punto programáticodel Manifiesto comunista) no tenía absolutamente nada que ver con la tomade control estatal de las propiedades raíces y el pago de sus gravámenese hipotecas a costa del erario público para devolverlas luego a los terrate-nientes, libres ya de tasas y servidumbres. Lo que se proponía, al revés,era incorporar las tierras y sus ingresos rentistas al dominio público, paraluego darlas en arriendo conforme a un abanico de cuotas de usuario queiba del coste real de mantenimiento hasta una tasa subsidiada, y aun gra-tis, como en el caso de calles y carreteras.nacionalizar los bancos en este último sentido no significaría sino que elgobierno mismo subvendría a las necesidades de crédito. el tesoro se con-vertiría en la fuente del dinero nuevo, substituyendo al crédito de la bancacomercial. Presumiblemente, ese crédito se concedería conforme a crite-rios de productividad económica y social, y no simplemente para hincharprecios de activos lastrando con deuda a hogares y empresas, como havenido ocurriendo con las políticas de préstamo de los bancos comercialesde nuestros días.

Cómo falsean la historia política de occidente los neoliberales el hecho de que los neoliberales de nuestros días se proclamen descen-dientes intelectuales de Adam Smith hace necesaria la tarea de restauraruna perspectiva histórica más adecuada. Pues su concepto de “mercadoslibres” es la antítesis del de Smith. es el opuesto del de los economistasclásicos, de la línea que, pasando por John Stuart Mill y karl Marx, llega alas reformas sociales de la era Progresista, que buscaron la creación demercados libres y emancipados de las exigencias extractivas rentistas de

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unos intereses especiales, cuyo poder institucional se remontaba a laeuropa medieval y a la época de conquistas militares. Los escritores económicos entre los siglo XVi y XX reconocieron que los mer-cados libres precisaban de supervisión pública para prevenir la formaciónmonopólica de precios y otros costosos lastres impuestos por el privilegio. encambio, los ideólogos neoliberales de nuestros días son peritos en relacionespúblicas que abogan a favor de intereses creados presentando al “mercadolibre” como un mercado “libre” de regulación pública, “libre” de protecciónanti-trust, y aun “libre” de protección anti-fraude (como revela la negativa dela SeC a proceder contra Madoff, enron, Citibank, etc.). el ideal neoliberal delos mercados libres es, pues, básicamente, el del ladrón en el malversadorbancario, que suspira por un mundo sin policía en el que pueda gozar de lalibertad suficiente como para chupar sin estorbos el dinero ajeno. Los Chicago Boys descubrieron en Chile que los mercados libres para fi -nan zas predatorias y privatizaciones privilegiadas no podían imponerse si -no a punta de pistola. esos apologistas del libre mercado en Chile cerrarontodos los departamentos académicos de ciencia económica, todas las uni-versidades de ciencias sociales, salvo la universidad Católica, en la que losChicago Boys tenían vara alta. Con la operación Cóndor se detuvo, exilióo asesinó a decenas de miles de académicos, intelectuales, dirigentes sin -di cales y artistas. Sólo merced a un control totalitario del curriculum acadé-mico y de los medios de comunicación públicos, respaldado por una policíasecreta y un ejército de todo punto activos lograron imponerse los “merca-dos libres” de impronta neoliberal. La privatización a punta de pistola resul-tante fue un ejercicio de lo que Marx llamó en su día “acumulación primiti-va”: confiscación del dominio público por parte de unas elites políticas res -pal dadas por la fuerza de las armas. es el estilo de libre mercado de Gui -ller mo el Conquistador o de yeltsin el Cleptócrata: parcelada la propiedad,se procede a su distribución entre los compinches del caudillo político omilitar. Justo todo lo contrario del tipo de mercados libres que Adam Smith tenía enmente cuando alertó de que los empresarios raramente se juntan, si no espara conspirar y buscar vías de encarrilar los mercados conforme a su pro-pia ventaja. un problema, éste, que no inquietaba lo más mínimo al señorGreenspan o a los editorialistas del New York Times y del Washington Post.no existe el menor parentesco entre los ideales neoliberales de éstos y losideales de los filósofos políticos de la ilustración. La promoción de unosmercados “li bres” para que los poseedores de información privilegiada serepartan en tre sí el dominio público monta tanto como bajar un telón deAcero intelectual sobre la historia del pensamiento económico.  

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Los economistas clásicos y los progresistas norteamericanos tenían en susmiras programáticas mercados libres en sentido de emancipados de rentase intereses económicos: libres, pues, de los costes cargados por el rentis-ta y del lastre económico de la tramposa formación monopólica de precios;libres de renta agraria y del interés pagado a banqueros y otros institutosfinancieros; y libres de unos impuestos que no sirven sino para sostener auna oligarquía. Los gobiernos tenían que fundar sus sistemas fiscales gra-vando la “barra libre” de la renta económica, comenzando por la dimanan-te de los emplazamientos favorables suministrados por la naturaleza y a losque la inversión pública en transportes y otras infraestructuras, y no losesfuerzos de los terratenientes, da valor de mercado. Así pues, la discusión entre reformistas de la era progresista, socialistas,anarquistas e individualistas se centró en el debate sobre la mejor estrate-gia política para liberar a los mercados de la deuda y de la renta. Diferíanentre sí respecto de los mejores medios políticos para conseguirlo, y seña-ladamente, sobre el papel que debía desempeñar el estado. Había amplioacuerdo respecto de que el estado estaba controlado por un complejo deintereses creados heredados de las conquistas militares de la europa feu-dal y del mundo colonizado por la fuerza militar europea. La cuestión polí-tica, al romper el siglo XX, era si una reforma democrática pacífica podíavencer las resistencias políticas y aun militares presentadas por un AntiguoRégimen que no dudaba en servirse de la violencia para defender sus“derechos”. Las revoluciones políticas que siguieron partían de la ilus tra -ción, de la filosofía del derecho de hombres como John Locke, de econo-mistas como Adam Smith, John Stuart Mill y Marx. el poder tenía que usar-se para liberar a los mercados de la propiedad predatoria y de los sistemasfinancieros heredados del feudalismo. Había que liberar a los mercados delprivilegio y de las barras libres, de modo que el pueblo pudiera conseguiringresos y riqueza sólo conforme al trabajo realizado y al espíritu empren-dedor desarrollado. tal fue la esencia de la teoría del valor-trabajo y de sucomplemento, el concepto de renta económica como excedente del preciode mercado sobre el coste-valor socialmente necesario. Aunque ahora sabemos que mercados y precios, renta e interés, forma-lidades contractuales y casi todos los elementos de la empresa econó-mica se originaron en las “economías mixtas” de Mesopotamia en elcuarto milenio antes de nuestra era y continuaron a través de todas laseconomías mixtas público/privadas de la antigüedad clásica, la discusiónllegó a polarizarse políticamente a tal punto que, la idea de una econo-mía mixta con pesos y contrapesos, apenas recibió atención hace unsiglo.

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La economía política de la tradición republicana ilustrada y sus enemigos neoliberales

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Los individualistas creían que todo retroceso de los estados centrales haríaretroceder a su vez el mecanismo de control con el que los intereses crea-dos extraían riqueza sin trabajo o esfuerzo empresarial. Los socialistasveían que se necesitaba un estado fuerte para proteger a la sociedad con-tra las tentativas de la propiedad y de las finanzas de servirse de susganancias para monopolizar el poder económico y político. Los dos extre-mos del espectro político apuntaban al mismo objetivo, a saber: reducir losprecios a los costes reales de producción. el objetivo común era maximizarla eficiencia económica para traspasar los frutos de las Revolucionesindustrial y Agraria al conjunto de la población. Para lograrlo, era necesariobloquear el propósito de una clase entrometida —la rentista—, empeñada enapoderarse del dominio público y resuelta a controlar la distribución de recur-sos. Los socialistas no creían que tal cosa fuera posible sin tomar en sus pro-pias manos el poder político y jurídico del estado. Los marxistas creían nece-saria una revolución para devolver al dominio público la renta dimanante dela propiedad y para posibilitar que los gobiernos pudieran crear su propio cré-dito, en vez de tomar prestado a interés de la banca comercial y de los acau-dalados emisores de bonos y obligaciones. el objetivo no era crear unaburocracia, sino emancipar a la sociedad del persistente poder de la pose-sión absentista, característico de la propiedad transmitida y de los interesesfinancieros.toda esta historia de pensamiento económico ha sido tan concienzuda-mente erradicada de los programas académicos actuales como de la discu-sión popular. Poca gente recuerda el gran debate entablado al romper elsiglo XX: ¿avanzaría el mundo de un modo bastante rápido desde las refor-mas de la era Progresista hasta el socialismo propiamente dicho (propiedadpública de la infraestructura económica básica, de los monopolios naturales–incluido el sistema bancario—, de la misma tierra y, para los marxistas,también del capital industrial)? ¿o podrían los reformistas liberales deizquierda de la época –individualistas, partidarios de los impuestos sobre latierra, economistas clásicos en la tradición de Mill e institucionalistas esta-dounidenses como Simon Patten– mantener la estructura básica del capi-talismo y de la propiedad privada? en este último caso, todos reconocían quetendría que ser en el contexto de la regulación de mercados y de la introduc-ción de una fiscalidad progresiva sobre la riqueza y los ingresos. era la alter-nativa a la propiedad directa por parte del “estado”. La actual idea ex tremistadel “libre mercado” es una caricatura degradada de esa posición. to dos veían al gobierno como “cerebro” de la sociedad, como a su órganode planificación avanzada. Dada la complejidad de la tecnología moderna,la humanidad modelaría su propia evolución. La evolución no se daría por

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la vía de la “acumulación primitiva”, sino que podría ser deliberadamenteplanificada. Los individualistas replicaba diciendo que ningún planificadorhumano era suficientemente imaginativo como para lidiar con la compleji-dad de los mercados, pero aceptaban la necesidad de eliminar toda formade ingreso no ganado: la renta económica y el aumento de precios de la tie-rra que Mill llamaba “incremento no ganado.” eso implicaba una regulaciónpública capaz de configurar los mercados. un “mercado libre” era una cre-ación política activa, y precisaba de vigilancia regulatoria. en tanto que abogados públicos de los intereses creados y del privilegiorentista particular, los actuales defensores “neoliberales” de los mercados“libres” buscan maximizar la renta económica, la barra libre de precios queexceden del valor de coste, no liberar a los mercados del lastre rentista.una genealogía tan confundente sólo podía lograrse mediante la supresióndirecta del conocimiento de lo que escribieron realmente Locke, Smith yMill. Los intentos de regular “libres mercados” y de limitar la fijación de pre-cios y los privilegios de los monopolios son equiparados a “socialismo”,incluso a burocracia al estilo soviético. el objetivo es evitar el análisis de loque es realmente un “libre mercado”: un mercado libre de costes innecesa-rios, un mercado libre, esto es, de rentas monopólicas, de rentas de pro-piedad y de cargas financieras por un crédito que los gobiernos podríancrear libremente.  La reforma política tendente a acoplar los precios de mercado al valor decoste socialmente necesario fue el gran tema económico del siglo XiX. Lateoría que fundaba en el trabajo el valor de coste intrínseco es la contrapar-tida de la teoría de la renta económica: la renta de la tierra, la amañada for - mación monopolística de precios, los intereses y otros rendimientos di ma - nantes de privilegios especiales que incrementaban los precios del mercadosólo por exigencias de la propiedad institucional. La discusión se re mon ta alos eclesiásticos medievales que definieron el justo precio. La doctrina fue ori-ginalmente aplicada a los honorarios apropiados que podían co brar los ban-queros, y más tarde fue ampliada a la renta de las tierras, y lue go a los mono-polios creados por los estados y vendidos a acreedores con el propósito delibrarse de deudas. Los reformistas y los socialistas, más radicales, trataron por igual de liberaral capitalismo de sus desigualdades más patentes, sobre todo de su lega-do de conquista militar de la edad oscura de europa, cuando señores dela guerra invasores se apoderaban de tierras e imponían una clase absen-tista de terratenientes que recibía unos ingresos rentistas que eran, a suvez, utilizados para financiar guerras libradas con el objetivo de adquirirmás tierras. Al final, se derrumbaron las esperanzas de que el capitalismo

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industrial pudiera reformarse siguiendo líneas progresistas y depurarse dellegado del feudalismo. La i Guerra Mundial se precipitó como un cometasobre la economía mundial, desplazándola hacia a una nueva trayectoria eimprimiendo una imprevista dirección hacia un capitalismo financiero. imprevista en gran parte, porque el grueso de los reformadores invirtierontanto esfuerzo en la propugnación de políticas progresistas, que descuida-ron lo que thorstein Veblen llamó los intereses creados. La verdadera con-trailustración representada por esos intereses está creando un mundo quehace un siglo habría parecido una distopía, algo tan pesimista, que ningúnfuturólogo se habría avilantado a imaginar, a saber: un mundo dirigido porunos banqueros que, tan venales como corruptos, toman bajo su proteccióncomo clientes primordiales a los monopolios, a los especuladores inmobi-liarios y a fondos de cobertura cuyas rentas económicas, apuestas finan-cieras e inflación de precios de activos se han convertido en la economíaactual de rentistas en un flujo de interés. en vez del incremento de formaciónde capital del capitalismo industrial, lo que vemos es evaporación de ca pitalpor parte del capitalismo financiero; en vez del prometido mundo de ocio, alo que se nos aboca es a un mundo de servidumbre por deudas.

la democracia travestida por el capitalismo financiero el sector financiero ha redefinido la democracia con sus exigencias de que laReserva Federal sea “independiente” de los representantes demo -cráticamente elegidos, a fin de actuar como el lobista de la banca enWashing ton. esto exime al sector financiero del proceso político democrático,a pesar de que la planificación económica actual está ahora centralizada enel sistema bancario. el resultado es un régimen de manejos entre poseedo-res de información privilegiada y la oligarquía, el gobierno de la minoría rica. La falacia económica de trasfondo es que el crédito bancario es un genui-no factor de producción, una especie de fuente fisiocrática de fertilidad sinla cual no podría haber crecimiento. La realidad es que el derecho monopo -lístico de crear crédito bancario generador de intereses no es sino unatransferencia gratuita de la sociedad a una elite privilegiada. La moraleja esque cuando vemos un “factor de producción” que no tiene un coste real depro ducción en términos de trabajo, de lo que se trata es, simplemente, deun privilegio institucional. y esto nos lleva al más reciente debate sobre la “nacionalización” o “socia-lización” de los bancos. el Programa de Apoyo a Activos con Problemas(tARP, por sus siglas en inglés) ha sido utilizado hasta ahora para unos fi -nes que, en mi opinión, deben ser considerados como verdaderamente an -ti sociales, y de ningún modo “socialistas”.

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A fines del año pasado, 20.000 millones de dólares fueron usados parapagar bonificaciones y remuneraciones a malversadores financieros, a des-pecho de la caída de sus bancos en quiebra técnica. y para proteger susintereses, esos bancos siguieron sufragando honorarios a lobbies encarga-dos de persuadir a los legisladores para que les den todavía mayores pri-vilegios especiales. Aunque Citibank y otras grandes instituciones amenazaron con provocar lacaída del sistema financiero porque eran “demasiado grandes para caer”,más de 100.000 millones de fondos del tARP fueron utilizados para au men -tar aún más su tamaño. Bancos ya tambaleantes compraron filiales que ha -bían crecido haciendo préstamos irresponsables y aun directamente fraudu-lentos. Bank of America compró el Countrywide Financial de Angelo Mozilo yMerrill Lynch, mientras JP Morgan Chase compró Bear Stearns, y otros gran-des bancos compraron WaMu y Wachovia.    La política actual pasa por “rescatar” a esos gigantescos conglomerados ban-carios capacitándoles para que se “ganen” su camino para salir de la deudapor la vía de vender todavía más deuda a la economía ya sobreendeudadade los ee.uu. La esperanza está puesta en rehinchar los precios de losbie nes raíces y de otros activos. ¿Pero queremos realmente permitir quelos bancos “devuelvan el dinero a los contribuyentes” librándose a prácticasfi nancieras aún más depredadoras del conjunto de la economía? esto ame-naza con maximizar el margen del precio de mercado por encima de loscos tes directos de producción, levantando cargas financieras aún mayores.es exactamente la política contraria a la pretensión de ajustar los preciosde vivienda e infraestructura al nivel de los costes tecnológicamente nece-sarios. Lo que no es, desde luego, es una política para hacer de los eeuuuna economía más competitiva globalmente.  el plan del tesoro para “socializar” bancos, compañías de seguros y otrasinstituciones financieras pasa, simplemente, por intervenir y sacar de los li -bros los préstamos malos, cargando las pérdidas al sector público. es laan títesis de la verdadera nacionalización o “socialización” del sistema finan-ciero. Los bancos y las compañías de seguros superaron rápidamente elprimer pavor espontáneo a un rescate público conforme a criterios erradi-cadores de su mala gestión y de los accionistas y los tenedores de obliga-ciones que respaldaron esa mala gestión. el tesoro ha asegurado a esosma los administradores que el “socialismo” es para ellos un regalo gratuito.La primacía de las finanzas sobre el resto de la economía será reafirmada,man teniendo en sus puestos a los gestores y dando a los accionistas opor-tunidad de recuperarse ganando más a costa del conjunto de la economíagra cias a un favoritismo fiscal todavía mayor. (esto significa una fiscalidad

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todavía más grávida sobre los consumidores, con el correspondienteaumento del coste de la vida para ellos.) La mayor parte de la riqueza bajo el capitalismo –como bajo el feudalismo–ha venido siempre primordialmente del dominio público, comenzando por latierra e inveterados servicios públicos. esa verdad se ha visto reciente-mente coronada por el poder del tesoro público para crear deuda. en efec-to, el tesoro crea un nuevo activo (11 billones de dólares de nuevos bonosy garantías del tesoro, por ejemplo, los 5,2 billones de dólares para Fanniey Freddie). Los intereses sobre esos bonos serán pagados mediante nue-vos impuestos al trabajo, no a la propiedad. eso es lo que se supone querehinchará los precios de la vivienda, de las acciones y de las obligaciones:el dinero liberado de los impuestos a la propiedad y a las corporacionesestará disponible para ser capitalizado en nuevos préstamos adicionales.   De modo, pues, que la renta pagada hasta ahora en concepto de impues-tos comerciales seguirá siendo pagada –en forma de intereses—, mientrasque los antiguos impuestos seguirán siendo recaudados, pero sólo entrelos trabajadores. La carga fiscal, pues, se verá duplicada. no es un progra -ma para hacer más competitiva la economía, o para subir el nivel de vidadel grueso de la población. es un programa destinado a polarizar todavíamás la economía estadounidense entre las finanzas, las aseguradores y losbienes raíces (FiRe, por acrónimo en inglés), en la cúspide, y el mundo deltrabajo, en la base.Las denuncias neoliberales de la regulación pública y de la tributacióncomo cosas equivalentes a “socialismo” son, en realidad, un ataque contrala economía política clásica –la tradición republicana originaria, cuyo idealera liberar a la sociedad del legado parasitario del feudalismo. una políticadel tesoro genuinamente socializante pasaría por obligar a los bancos aprestar para fines productivos que contribuyan al crecimiento económicoreal, no meramente para incrementar el gasto e hinchar lo bastante los pre-cios de los activos como para poder extraer cargos de intereses. La políti-ca fiscal se propondría minimizar, más que maximizar, los precios de la pro-piedad de la vivienda de la actividad empresarial, fundando el sistema fis-cal en el gravamen de la renta que ahora, en cambio, es remunerada coninterés. Desplazar la carga tributaria de los salarios y los beneficios a larenta y los intereses fue el núcleo de la economía política clásica en lossiglos XViii y XiX, de la era Progresista y de los movimientos de reformasocialdemócrata en eeuu y europa antes de la ii Guerra Mundial. Pero esadoctrina y su programa de reforma han sido enterrados por la cortina dehumo retórica organizada por unos lobistas financieros empeñados enenturbiar las aguas ideológicas lo suficiente como para acallar cualquier

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oposición popular a la actual usurpación del poder por parte del capitalfinanciero y el capital monopolista. Su alternativa a la verdadera nacionali-zación y a la verdadera socialización de las finanzas es la servidumbre pordeudas, la oligarquía y el neofeudalismo. A ese programa han dado en lla-marlo “mercados libres”.

traducción para SinPermiso: Ricardo timón

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ulpar al desastre de las hipotecas subprime en los eeuu deldesplome financiero y económico global de 2008 es como impu-tar el estallido de la i Guerra Mundial al asesinato del Ar chi -duque Fer nando. en ambos casos, un discreto acontecimiento

fue la chispa que encendió una gran conflagración. Pero la mecha estabaya allí.  en el arranque del siglo XXi, el capitalismo norteamericano sigue prevale-ciendo y marcando el paso. Más perturbaciones cada vez más frecuentesen la economía mundial socavan el pretendido apoliticismo de los econó-metras que presumen de legitimar y ajustar el capitalismo en tiempos nor-males. Las convulsiones agudas obligan invariablemente a regresar a laeconomía política clásica, que echa sus raíces en la filosofía moral y en laética, tal como las practicaron Adam Smith, David Ricardo, karl Marx, JohnMaynard keynes y Friedrich von Hayek. Aun cuando los economistas,ministros de finanzas y banqueros centrales actualmente reinantes sonadictos a la manipulación de los tipos de interés y de la oferta monetaria,esos trucos monetaristas son, por sí propios, depoca utilidad: el presente desorden exige unaintervención política concertada.  en plena i Guerra Mundial, el primer ministro fran-cés Georges Clemenceau dijo que la guerra era

la miseria del monetarismo:

¿demasiado grandespara dejarlos caer?*

Arno J. Mayer

C

* Publicado originariamente enCounterpunch, 27-29 de mar -zo de 2009.

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asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de los generales.Análogamente, la gran recesión de nuestros días es cosa demasiado gravecomo para confiarla a los colegas de Robert Rubin y Henry Paulson, AlanGreenspan y Ben Bernanke, Lawrence Summers y timothy Geithner. no esque los políticos anden para nada menos sumidos en su hoyo. Pero es res-ponsabilidad suya tomar las riendas de los problemas, ubicando a los eco-nomistas matemáticos y a los asesores financieros en las dependencias delservicio, no en el salón principal. De otro modo, lo que hacen es reclutar alos benditos titanes y campeones del consenso de Wall Street-Washingtonpara estabilizar el sacudido establishment financiero y granempresarial, ¡yque los zorros sigan guardando el gallinero…!  evidentemente, en los eeuu, tanto demócratas como republicanos man-tienen incólume la fe en el poder benigno de la “mano invisible” sin cade-nas, aunque pocos quieren acordarse de la persistente preocupación queen Adam Smith infundían las desigualdades sociales y económicas. Comodeclarados partidarios del libre mercado que son, insisten en que la actualcrisis no es estructural, sino contingente, y que sus raíces hay que buscar-las en fallos del sistema regulatorio (un sistema regulatorio contra el que losdos grandes partidos norteamericanos, actuando en representación de po -de rosos intereses y lobbies particulares, conspiraron durante décadas, has -ta lograr desmantelarlo). Como se podía prever, en vez de perseguir a losmontaraces altos ejecutivos empresariales y a los negligentes supervisoresde los mercados de valores, la elite en el poder da palos retóricos a losgenios malignos de la codicia sin freno: especuladores, jugadores de ven-taja, tramposos y tiburones. Como Jesús expulsando del templo de Dios alos usureros, ahora proponen sacar a los transgresores de nuestros días deWall Street, el templo del capitalismo cismundano. Levantan el fantasma dela Gran Depresión de 1929, a fin de amodorrar a los movimientos socialespopulares, de izquierda o de derecha. y oponen Wall Street a “Main Street”para evitar el debate sobre el vasto hiato que separa a los 10.000 de laclase alta, por un lado, de las clases medias asalariadas, los trabajadoresmanuales con ingresos fijos y los trabajadores pobres, por el otro. Con el5% más rico de norteamericanos que ingresan más de un tercio de todoslos ingresos personales, e ignorando a menudo el salario mínimo invetera-damente estancado, resulta asombroso que el discurso político se centreen el sufrimiento de las familias de clase media. Hasta John Sweeney, pre-sidente del sindicato AFL-Cio, subraya la necesidad de “contrarrestar el po -der de las grandes corporaciones empresariales y revertir el declive de laclase media”. y el primer ministro neolaborista de Gran Bretaña, GordonBrown, urge a Washington y a Londres a “aprovechar el momento” para lle-

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var a cabo “la mayor expansión que jamás haya visto el mundo de los ingre-sos y los puestos de trabajo de la clase media”. ¡Ay de quien se avilante amencionar a las clases trabajadoras o medias-bajas, por no hablar de lospobres: por ahora, en norteamérica, las calles están tranquilas, las líneasde piqueteros son ralas, las sentadas, raras, y los mítines urbanos, calmos.  A pesar de Bernanke y de su mentor Milton Friedman, las causas del cracque trajo consigo la Gran Depresión guardan poco parecido con las quepropiciaron la caída de 2008. A resultas de la i Guerra Mundial y de la Re -vo lución Rusa, las sociedades europeas entraron en una prolongada crisismarcada por la turbulencia económica, la rebelión política y la desconfianzacultural, una etapa en la que parecieron desplomarse los fundamentos mis-mos del capitalismo. es notable que, en el ojo mismo de la tormenta, JohnMaynard keynes, que en 1929-30 andaba todavía intensamente ocupadocon las tasas de interés, regresara abruptamente a la economía política quehabía atravesado su profético libro Las consecuencias económicas de la paz(1919) [traducción castellana: Barcelona, Crítica, varias ediciones; t.]. en laTeoría general del empleo, el interés y el dinero, publicado en 1936, to móen cuenta una crisis orgánica que entrañaba el desempleo disparado, elmalestar del mundo del trabajo, la discordia ideológica y la lucha política.keynes miró también a la emergente economía colectiva y planificada de laRu sia soviética, la antítesis del capitalismo que él trataba de revitalizar ypreservar.  en efecto, la idea de planificación económica ganó partidarios en oc -cidente, aun si orientada a distintos objetivos: los países avanzados recurrie-ron a ella para estabilizar sus economías, mientras que los soviets sitiados loabrazaron para forzar la rápida industrialización y el rearme militar de Rusia.La planificación fue adoptada también por regímenes populistas de derecha:como respuesta a los dos primeros planes quinquenales del kremlin, laAlemania nazi lanzó por su cuenta un plan cuatrienal para estimular la recu-peración económica del tercer Reich y su reparación para la guerra. engeneral, sin embargo, el concepto de planificación llegó a ser una consignacomún a la izquierda que aspiraba a encontrar una salida progresista-refor-mista de la crisis: el new Deal en los eeuu y los Frentes Populares por todaeuropa. todos aceptaron la premisa keynesiana de que las crisis capitalistasgraves y agudas, no pudiendo “autocorregirse” salvo a costos inaceptables,obligaban a la intervención de gobiernos y bancos centrales. evidentemente, los eeuu de nuestros días no están, ni de lejos, atrave-sando una crisis tan honda y tan ancha como la de los años 30, que fue, ala vez, una crisis económica, política, social, cultural e ideológica. Pero esono significa que los economistas monetaristas ortodoxos estén mejor equi-

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pados para tratar de reparar el sacudido sistema. Así como su teoría y susmodelos computerizados fracasaron a la hora de integrar las dimensionesno económicas de la Gran Depresión, tampoco pueden explicar las turbu-lencias de un capitalismo radicalmente diferente del de los años de entre-guerras y posguerra. Habiendo sobrevivido a los sombríos años 30, a la iiGuerra Mundial y al caos posbélico de 1945-55, el capitalismo creció por lavía de concentrar cada vez más, de hacerse más transnacional y global. yel imperio norteamericano en expansión se convirtió en su eje y fortaleza.   ese factor imperial determina los puntos fuertes y los puntos débiles de lanorteamérica de nuestros días. Habiéndose acercado, pero sin rozarlotodavía, al punto de colapso, el imperio norteamericano está condenado aser cada vez menos rentable económicamente y a gozar de menos y menosconsenso. el coste de mantener un imperium sobredimensionado en unaépoca de crecientes rivalidades entre grandes potencias es alto. Además delgargantuesco presupuesto militar regular, Washington tiene que financiarguerras continuas, así como un sinnúmero de misiones de ayuda exterior,inteligencia y uso de fuerza de baja intensidad. esas cargas exacerban losdéficits presupuestarios financiados por prestamistas extranjeros, públicosy privados, incluidos los fondos soberanos de riqueza, lo que desestabilizaal dólar.  el fiasco subprime y el acumulativo hundimiento crediticio transnacional noserían sino clásicos estallidos de burbuja, si no fueran intrínsecos a laempresa y a la cruzada imperiales norteamericanas. Mientras las clasesaltas cosechan los beneficios del imperio, las masas cargan con una partedesapoderada de los costos. Frágiles como son los salarios y el empleo enuna economía en vías de desindustrialización, sólo unas formas engaño-samente baratas y opacas de crédito –hipotecas, préstamos conforme alvalor estimado de la vivienda, tarjetas de crédito– han logrado impedir quelos estratos bajos pusieran en cuestión las vastas sumas despilfarradas enla mission civilisatrice norteamericana.   Los teóricos marxistas llegaron a predecir, llenos de confianza, que la ace-leración de los ciclos de auge y estallido en el capitalismo era indicio de suinminente colapso. en nuestros días, la elite en el poder hace suya esa pre-dicción para sus propios fines: presidentes de consejos de administración,banqueros, economistas, políticos y tertulianos mediáticos alertan de que,a menos que los gobiernos intervengan con vigor, el capitalismo globali-zante se irá a pique. tales alarmas son confundentes, también porque, bajoel capitalismo, la política y la economía anduvieron desde el principio inter-conectadas. La ostensible separación de esas esferas es un mito que sedesdibuja cada vez que el ciclo económico cae en tremolina.  

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en fecha tan temprana como 1910, el teórico socialdemócrata Rudolf Hilfer -ding publicó su tratado sobre la intensificación de los ciclos en el capitalis-mo con el notable título de El capital financiero: un estudio sobre la últimafa se del desarrollo capitalista. no era el primer pensador marxista que con-traponía el capitalismo desembridado de mercado libre a su forma másavanzada, marcada por una galopante concentración financiera, industrialy comercial. Pero fue tal vez el más lúcido. Muchos socialistas y marxistas,incluidos Jean Jaurès, Lenin y Rosa Luxemburgo, postularon que las cla-ses dominantes europeas, desafiadas por una clase obrera cada vez másmi litante, presionarían a sus gobiernos para que se lanzaran a derivasimperiales, en parte para canalizar el descontento interno hacia el sistemainternacional. Buena parte de la izquierda europea de la época esperabacon tensión que las rivalidades imperialistas llevaran a una guerra europeacatastrófica que generara levantamientos revolucionarios. Sin minimizar laprobabilidad de un giro así de las cosas, Hilferding ponía el acento en laarticulación lograda por el orden establecido, a despecho de las pugnasentre las clases dominantes en los gobiernos. en su interpretación, resul-taba probable que el capitalismo y el estado en que se apoyaba salieranfortalecidos de unas crisis periódicas que inducían a intervenciones políti-cas en la economía. Como keynes luego de la Gran Guerra, concedía demala gana la tenaz persistencia del capitalismo, aun a pesar de susmuchos y recurrentes desmayos. y lo cierto es que no sólo capeó laDepresión, sino la Guerra de los treinta Años del siglo XX, la Guerra Fría,el shock de la descolonización y la rebelión de los  condenados de la tierra.Sobre todo una vez que la europa occidental y central fuera restauradamerced al bombeo del Plan Marshall y a golpe de blandir la amenaza comu-nista, el capitalismo logró escalar a cumbres sin precedentes y difundirsepor todo el planeta. no sólo contuvo al comunismo, para finalmente preva-lecer sobre él, sino que puso sitio a la socialdemocracia, cuyo legado, enforma de estado social o de bienestar, se halla hoy bajo asalto en variospaíses de europa.    en un punto central, los marxistas de todas las corrientes dieron en el clavo:mientras sobreviva el capitalismo, la consolidación y la concentración gana-rán terreno en los sectores clave de las economías avanzadas, incluido elepicéntrico sector financiero. A medida que con tinua ba el proceso, elmundo de los negocios crecía en mayor interrelación con el estado, refor-zado por unos almenados gobiernos durante los recurrentes períodos dedeclive. esos desplomes constituyeron mojones en el camino hacia variostipos de capitalismo de estado, incluidas, eventualmente, esas curiosas for-mas que han adoptado la Rusia postsoviética y la China post-Mao. Puede

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que el estado no posea o controle el grueso de los medios de produccióny finanzas. Pero, aun en la sedicente norteamérica del laissez-faire, elcomplejo constituido por los militares, la industria y el Congreso no es sinoun brazo de un gigantesco pulpo de intereses megaempresariales vincula-dos al estado que llega a los cuatro costados del imperio. La magnitud de la crisis que golpeó al capitalismo en los años 30 es vir-tualmente inimaginable aun en medio de la presente, que es la peor con-tracción experimentada desde entonces. Durante el Gran Crac de 1929, lasacciones en el mercado de valores de nueva york cayeron a una velocidadde vértigo. en su nadir de 1932, el índice Dow Jones de valores industria-les se había desplomado cerca de un 75%. Hacia 1933, cuando el Con -greso aprobó la Ley Glass-Steagall que ordenaba la separación entre labanca comercial y la industrial, unos 4.000 bancos habían quebrado, unacuarta parte de la fuerza de trabajo estadounidense estaba sin trabajo y elingreso nacional se había desplomado un 50%.  La gigantesca ola procedente de los eeuu pronto se abatió sobre europa.en el momento del Crac de Wall Street de octubre de 1929, la Alemania deWeimar contaba ya con un millón y medio de desempleados. Cuando fueaprobada la Ley Glass-Steagall, ese número había crecido hasta rebasarlos 6 millones, cerca de un cuarto de la población trabajadora; los nacional-socialistas y los comunistas habían conseguido, respectivamente,13.400.000 votos y 3.700.000 votos en las elecciones presidenciales, yAdolfo Hitler era Canciller. otros países europeos habían sucumbido igual-mente a la tormenta, aunque en menor grado en la mayoría de los casos.Aun suponiendo que los eeuu se hubieran recuperado rápidamente, sepuede dudar de que los beneficios hubieran logrado cruzar el Atlántico atiempo para tranquilizar a una europa sacudida por el fascismo y el comu-nismo y atrapada políticamente entre Berlín y Moscú. o de que hubieranatravesado el Pacífico para contribuir a calmar las aguas en Japón y evitarla invasión de Manchuria.  en nuestros días, el mundo que goza de elevados ingresos –los eeuu, laue y Japón– se halla libre de conflictos ideológicos mayores, en parte por-que el capitalismo tiene vara alta sobre el mundo entero. Antes, nacionescomunistas como China y Rusia, naciones mucho tiempo protosocialistascomo la india y hasta naciones islámicas tomaron el camino hacia el capi-talismo político o de estado. La globalización se ha puesto en cabeza, loque se refleja en el crecimiento de las corporaciones transnacionales, enlas transacciones financieras transfronterizas y en las telecomunicacionesa la velocidad de la luz. en las economías avanzadas, los sectores de ser-vicios y conocimiento se están imponiendo a la manufactura y la industria,

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reduciendo radicalmente el número de trabajadores manuales sindicaliza-dos, cuyos puestos ocupan ahora empleados de oficina en el sector priva-do, difíciles de organizar. Los salarios y las remuneraciones se han vistodeprimidos por la reserva de trabajo en expansión de los países de merca-dos emergentes y por el trabajo inmigrante que de esas naciones se distri-buye por el mundo entero. en efecto, la globalización gratuita acelera eldebilitamiento del poder de contrapeso del mundo del trabajo en todo el lla-mado mundo desarrollado.y sin embargo, a pesar de los cambios enormes del capitalismo, los pode-res existentes insisten en señalar grandes paralelismos entre el Crac de2008 y el Crac de 1929. irónicamente, el presidente de la Reserva Federal,Ben Bernanke, está acreditado por su investigación académica sobre laGran Depresión. Propone hacer todo lo que esté en su mano para evitar losyerros que llevaron del Viernes negro al abismo del colapso económico. Deaquí su decisión de no perder ni un minuto a la hora de salvar unas institu-ciones financieras que son harto más grandes, concentradas e internacio-nales de lo que eran hace 80 años (y en el proceso, se harán más grandestodavía). La apuesta por un darwinismo socio-económico movido por lo queJoseph Schumpeter llamó el “perenne vendaval de la destrucción creativa”ha permitido a los grandes volverse más grandes y fuertes a expensas delos más débiles y pequeños, señaladamente en el sector financiero, dondeun puñado de grandes bancos ha conseguido encaramarse a la cumbre.Gracias a una selección natural apuntalada por el estado, Citigroup, Gold -man Sachs, el Bank of America, J.P. Morgan Chase y Wells  Fargo –quedispone del 40% de las acciones de la banca nacional– han hecho caja. Lomismo ha ocurrido con la American international Group (A.i.G.), la masto-dóntica compañía de seguros que, a través de Goldman Sachs, está vin-culada con todo el sistema bancario occidental y opera en más de cien paí-ses. en el sector industrial, Washington no ha dudado en arrojar más de unsalvavidas a General Motors y a Chrysler. este tipo de facilidades, acom-pañadas de pérdidas masivas de empleo y recortes de salarios, son consi-deradas un asunto menor. Lo cierto, sin embargo, es que Citigroup ha deja-do en la calle a 52.000 de sus 300.000 empleados en todo el mundo, y lasreducciones de plantilla en General Motors son de similar magnitud. Mien -tras tanto, y a resultas de la presión por reducir costes, siguen producién-dose fusiones gigantescas.está claro que lo que en estados unidos se exalta como un capitalismo de -mocrático es en realidad un sistema que, en la medida en que se ha vistoforzado a competir con economías no occidentales apoyadas y guiadas porel estado, como la china, la india o la rusa, se ha vuelto cada vez más pro-

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picio a la concentración y a la intervención estatal. en los inicios de los años20, al tiempo que se ponía en marcha la neP y se privatizaban diferentessec tores de la embrionaria economía planificada y colectivista de la uniónSo viética, Lenin insistía que sus “puestos de mando” –industria pesada,banca, comercio exterior y ferrocarriles– debían continuar bajo propiedad ycontrol estatal. Hoy en día, son cada vez menos las grandes empresas,muchas de ellas de dimensión mundial, reservadas a los puestos de mandodel aparato estatal en la economía estadounidense. Por el contrario, sonlos gobiernos quienes, presionados por grupos privados de presión muybien financiados y asesorados, salen a respaldar sus intereses y a rescatarsus empresas en caso de que las cosas no marchen bien.   Prácticamente toda la clase política ha sugerido que hay que responder ala crisis financiera global mediante la re-regulación de unos mercados ytransacciones supuestamente desbocados. nadie cuestiona, sin embargo,la singular racionalidad del capitalismo estadounidense, basada en la bús-queda irrestricta de beneficio y en la creación destructiva. Durante sus 18años al frente de la Reserva Federal, Alan Greenspan no sólo consideró in -con trovertible que los mercados de riesgo y la persecución del propio bene-ficio conducirían en última instancia a la auto-regulación. también dio porsupuesta la “aceleración del proceso de destrucción creativa que ha acom-pañado la expansión de la innovación económica y que se refleja en el des-plazamiento de las inversiones de capital desde tecnologías en decadenciahacia tecnologías de punta”. ni siquiera hoy, la élite de los economistasacadémicos y sus financiadores se atreve a cuestionar los imperativos dehierro de una globalización capitalista orientada al beneficio y a la eficien-cia, cuyo objetivo es hacer del mundo un sitio seguro para un consumismosostenido en la difusión de las tarjetas de crédito.   tras los atentados del 11 de setiembre de 2001, y al tiempo que declarabala guerra al terror, el presidente George W. Bush invitaba a los estadouni-denses a que “fueran de compras” y “visitaran Disney World, en Florida”. el8 de marzo de 2009, en medio de la gran recesión, el presidente obamalos exhortaba, por su parte, a “no dejar de consumir de golpe” apresurán-dose a “guardar el dinero bajo el colchón”. Cuatro días antes, en su discur-so a la sesión anual del Parlamento chino, el Primer Ministro, Wen Jiabao,acompañaba el anuncio de un nuevo paquete de estímulos a la demandacon un discurso que alentaba a los chinos a ser menos frugales y a gastarmás en bienes y servicios.   Aparte de rescatar a mega-empresas que tienen la fortuna de ser “dema-siado grandes como para dejarlas caer”, la clase política occidental ha exhi-bido pocas ideas más allá de las ayudas, los ajustes e incentivos fiscales,

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el aumento del gasto público, el recurso al proteccionismo moderado, laregulación de los mercados financieros o un cierto rigor con los paraísos fis-cales. en todos los casos, como ha recordado el presidente obama, setrata de medidas “plenamente consistentes con los principios del libre mer-cado”. La imposición de estándares de regulación más estrictos, sin embar-go, no parece ser una receta segura si de lo que se trata es de reparar elactual descoyuntamiento y de prevenir futuras crisis. Como bien advirtióMarx, es probable que la frecuencia y la magnitud de las convulsiones delca pitalismo aumenten con su irreversible globalización. Si ya es difícil con-trolar a los banqueros, gestores de fondos, aseguradores e intermediariosen un solo país, diseñar y poner en práctica un sistema global de regula-ción financiera para 192 estados soberanos con diferentes niveles de des-arrollo y con intereses económicos, prioridades sociales y agendas políticasen conflicto entre sí, se presenta como una empresa imposible.   A pesar de ello, la clase política, los economistas, los responsables de losbancos centrales y los intelectuales públicos de casi todas las naciones cla-man por una respuesta global al actual colapso financiero y económicomundial. el 15 de noviembre de 2008, sólo diez días después de la elec-ción presidencial estadounidense, el todavía presidente Bush ofició comoanfitrión en una cumbre preliminar de líderes del G-20, esto es, de las 20primeras economías del mundo. Algunos líderes europeos apelaron demanera grandilocuente a la refundación o renovación del capitalismo. Apuertas cerradas, no obstante, se centraron en cuestiones más prosaicascomo la necesidad de mayores controles y transparencia. Para los mediosy de cara a la galería, despotricaron contra los creativamente destructivosmagnates bancarios y empresariales, y se mostraron dispuestos a limitar,con prudencia, sus salarios, primas y demás paracaídas de oro. De esemodo, las élites presentaban los actuales espasmos del capitalismo comoun hecho azaroso, personal o moral, más que como una cuestión sistémi-ca, socio-económica y política. Aceptado este diagnóstico, la alternativa,más que la reforma profunda, pasaba a ser la purificación, el exorcismo yla rehabilitación a través de una mezcla de regulación estricta de los mer-cados financieros en el ámbito estatal y suave en el transnacional. en cual-quier caso, como se sabe, desde que Adán y eva fueron expulsados delparaíso, esta clase de intentos de purgar la avaricia y la corrupción delmundo han sido tan inútiles como querer atrapar el viento con una red. La creciente tendencia a las crisis es algo inherente al capitalismo finan-ciero de libre mercado y globalizado. Sin embargo, dada la ausencia de unmodelo coherente y creíble de economía, de política y de sociedad alter-nativas, el mundo no parece, a pesar de las predicciones en contrario,

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encaminarse hacia una encrucijada histórica. Son pocos los partidos políti-cos y los pensadores capaces de articular, de un modo razonable, una crí-tica sistemática al capitalismo contemporáneo o de proponer un programaamplio de reformas. es un sinsentido que un presidente pro-negocios comoel francés nicolás Sarkozy venga a decir que “es una locura” afirmar que“los mercados tienen siempre razón” y que “se asiste al ocaso de una cier-ta idea de globalización vinculada al fin de un capitalismo financiero queimpuso su lógica en el conjunto de la economía”. nada indica, de hecho,que el prodigioso poder financiero, económico, militar, cultural e ideológicode Washington vaya a desplomarse de la noche al día a favor de europa,Japón, China, Rusia o de aquéllos que, en general, culpan a la insaciabili-dad de estados unidos por la actual pandemia. A pesar de las rivalidadeseconómicas y de los desacuerdos diplomáticos, las clases dirigentes de lasnaciones más “desarrolladas” carecen de una visión muy diferente a la desus contrapartes norteamericanas. Por eso, no tienen interés alguno en unsúbito colapso de los estados unidos y en el fin del dólar como moneda dereserva global. Comenzando por Beijing, que a pesar de haber lanzado laidea de una “moneda de reserva super-soberana”, está atrapada en unaférrea interdependencia con la economía norteamericana. Como para elresto del mundo, también los estados unidos son demasiado grandes co -mo para dejarlos caer.   el Crac de 2008 supone un punto de inflexión en el capitalismo que seexpresa, entre otras cuestiones, en el paso de intervenciones microeconó-micas de ámbito estatal a intervenciones macroeconómicas y multinacio-nales coordinadas en una escala más amplia. Por el momento, el énfasisha recaído en la necesidad de políticas transfronterizas dirigidas no sim-plemente a estabilizar las principales economías y mercados financierosmundiales, sino a revivir las intermitentes economías de ingresos bajos ymedios de los países Bálticos, europa del este y, en general, el mundo “envías de desarrollo”. en este contexto, la ideología puede dejarse de lado sinproblema: mientras los líderes de la unión europea, con más vehemenciaque sus colegas allende el Atlántico, fustigan a los regímenes autoritariosde China, los países del Golfo y Rusia tienen pocos miramientos a la horade presionarlos para que contribuyan al rescate del capitalismo democráti-co. Antes de la cumbre de Washington, Gordon Brown y Sarkozy reclama-ron que las economías capitalistas autocráticas inyectaran parte de susreservas monetarias en las arterias del sistema crediticio internacional.Significativamente, durante la escala en China de su primer y apresuradotour imperial, la Secretaria de estado Hillary Clinton demandó a Beijing quecontinuara comprando bonos del tesoro de los estados unidos no sólo por-

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que fueran “una buena inversión”, sino también porque “estamos en elmismo barco, […de manera que…] o nos recuperamos juntos o nos hundi-mos juntos”. Gracias al superávit de su comercio exterior, China tiene unare serva cercana a los dos billones de dólares –casi seis veces las reservasdel Fondo Monetario internacional–. Rusia y los países del Golfo, por suparte, han amasado millones y millones en monedas fuertes, si bien susreservas se han reducido a la mitad. en cualquier caso, si llegan a echaruna mano, además de buscar sólidas contraprestaciones en términos finan-cieros, exigirán un alto precio político, comenzando por una presencia másfuerte en los puestos de mando del orden económico-financiero global post-Bretton-Woods.   Por lo que respecta a los estados unidos, si las raíces de la crisis fueransólo fiscales y económicas, podrían sortearla con relativamente poco dolory sin mayores dificultades. Sin embargo, a finales de septiembre de 2008,Washington acumulaba ya un déficit presupuestario de 455.000 millones dedólares. Se calcula que durante este ejercicio fiscal dicho déficit ascenderácomo mínimo a los 700 millones de dólares, a los que habría que sumar undéficit comercial desbocado y unos pagos de intereses que conforman unadeuda nacional multi-billonaria. esta hipoteca sobre el futuro, que detraefondos esenciales para la salud pública, la educación y la seguridad social,podría reducirse a través del recorte de unos gastos militares que conti núansiendo equivalentes a los del resto de países del planeta unidos. el presu-puesto base del Departamento de Defensa para el ejercicio 2007-2008 fuede unos 440.000 millones de dólares, y las guerras en irak y Afganistáninsumen unos 12.000 millones de dólares por mes. A ello hay que sumarlelos miles de millones de dólares que se gastan en asistencia militar y eco-nómica, así como en operaciones secretas.  Vale la pena recordar que, si bien en 1929 los estados unidos eran ya unanación acreedora, su presupuesto militar era insignificante y, sin un imperioque mantener, podían ahorrarse gastos. Aun así, hizo falta la planificacióneconómica de la ii Guerra Mundial, la euforia posbélica y el impulso impe-rial para que la prosperidad pudiera irrumpir. Hoy, el imperio está alcan-zando su cenit, pero también está entrando en su curva descendente.Aunque la elección presidencial de 2008 se desarrolló en medio de dosguerras costosísimas y de considerables dificultades económicas, ningunode los candidatos mencionó el monto exorbitante de los gastos imperiales.Por el contrario, John McCain y Barack obama pugnaron por mostrar quiénsería capaz de perseguir con mayor firmeza el interés imperial de losestados unidos, un interés al que ambos candidatos se referían invariable-mente como el interés nacional. Las diferencias entre ambos partidos y sus

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seguidores se revelaron más bien tácticas y de estilo. A poco de asumir lapresidencia, obama declaró que América mantendría “su dominio militar”,haciendo “lo que hiciera falta para mantener la ventaja tecnológica […] delas fuerzas armadas más potentes de la historia mundial” y poder, así,“derrotar y disuadir” tanto a enemigos “convencionales” como “no conven-cionales”.      Claramente, el imperio norteamericano no será sacrificado sin más al altarde la responsabilidad fiscal. Por el contrario, será el objetivo de un presu-puesto equilibrado el sacrificado a la supervivencia del imperio, sobre todoporque, cuando se trata de excreciones imperiales, no se puede olvidar queel imperio sirve a diferentes propósitos. Además de resultar rentable parasectores fundamentales de la economía, permite promover el prestigio delos estados unidos, la cohesión social y la influencia cultural. Por supues-to, el imperio entraña una pesada carga civil que no puede expresarse endólares: la creciente corrupción del proceso político a manos de los gran-des intereses económicos, comenzando por el de aquellos grupos de podercopiosamente financiados por la banca. Para recordar los efectos de estaplaga, vale la pena volver sobre los Discursos sobre la primera década deTito Livio, de Maquiavelo, o las Consideraciones sobre las causas de lagrandeza de los romanos y de su decadencia, de Montesquieu.   Aunque el imperio estadounidense ha traspasado su pico histórico, siguesiendo una superpotencia con una capacidad militar lo suficientementeimponente como para compensar su erosionado pero todavía considerablepoder “blando” o “inteligente”. Como bien observó Gibbon, los imperios nodeclinan ni caen de una vez. Por eso, como sugirió tras completar sumagistral Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, en 1788,en lugar de preguntar por qué Roma fue destruida “deberíamos sorpren-dernos de que haya sobrevivido durante tanto tiempo”.   Finalmente, cabe plantear la cuestión de si el imperio estadounidensedeberá afrontar, como el romano, rebeliones provenientes de lo que Arnoldtoynbee llamó el proletariado “interno” y “externo”. Mientras que en es -tados unidos, el centro de europa y Japón dichas rebeliones se podríanproducir a resultas de la frustración de las creciente expectativas sociales,en el mundo “en vías de desarrollo” es más probable que estallen comoconsecuencia de la cruda pobreza y de las penurias espoleadas por laexplosión demográfica, sobre todo en tiempos de desempleo galopante,salarios menguantes y volatilización de los precios de los alimentos.Alrededor de un 20% de los 6.500 millones de habitantes del mundo vivenhoy con 1 dólar por día; un 50%, lo hace con menos de 2 dólares, la mayo-ría de los países “en desarrollo”. Más que los desacuerdos religiosos o étni-

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cos, son esta miseria material, sumada a la crisis ecológica, las que pue-den disparar una violencia popular desestabilizadora. en marzo de 2009,en la víspera de la cumbre del G-20 en Londres, el presidente del BancoMundial, Robert zoellick, dejó claro que, para afrontar el mayor hundimien-to de la economía y del comercio mundiales desde 1945, las economías delas naciones emergentes del tercer Mundo necesitaban “inversiones enredes de seguridad, infraestructuras y pequeñas y medianas empresas quecreen empleos y contribuyan a evitar las turbulencias sociales y políticas”.o dicho en las más precisas palabras de la carta abierta dirigida a la cum-bre de Washington por el secretario general de naciones unidas, Ban ki-moon: “Si cientos de millones de personas pierden sus medios de vida ysus esperanzas en el futuro como consecuencia de una crisis en la que nohan tenido responsabilidad alguna, la crisis humana que sobrevendrá noserá sólo económica”.  

traducción para SinPermiso: Gerardo Pisarello

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l extraordinario colapso financiero de los últimos meses se ha veni-do describiendo como el testamento del fracaso de la desregula-ción. y lo ocurrido es de hecho el testamento de un fracaso – el fra-caso de las políticas públicas. Culpar a la desregulación es un error. 

en general, los debates políticos sobre la desregulación se han enfocadoerróneamente hacia disputas sobre la extensión de la regulación, donde losconservadores se asume que prefieren menos regulación mientras los libe-rales prefieren más. Pero en realidad los conservadores no necesariamen-te quieren menos regulación, ni los liberales de izquierda quieren necesa-riamente más. Los conservadores apoyan regulaciones que hagan que larenta se quede en las clases altas, mientras que los liberales de izquierdaapo yan la regulación que promueva la igualdad. “Menos” regulación no im -pli ca mayores desigualdades, ni es tampoco cierto lo contrario.  en cuadrar los debates en términos de más o menos regulación no es sóloim preciso; ello además sesga enormemente la discusión a favor de las posi-ciones conservadoras, cuando se caracteriza a una estructura muy in trusivade, por ejemplo, reglas y patentes sobre derechos de reproducción, como sifuese el libre mercado. Durante las últimas dos dé -ca das en el reino de las finanzas y los seguros, laslla madas a la desregulación han sido ta paderaspara normas descaradamente pensadas para favo-recer los intereses corporativos. y los últimos cam-

El mito del libre mercado: siempre hay

regulación, de lo que se trata es

de saber a quiénbeneficia

Dean Baker

e

* Publicado originariamente enBoston Review, enero-febrerode 2009.

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bios en las leyes sobre bancarrota, aclamados por los conservadores, requie-ren mucho más presencia del gobierno en la economía. Las proclamas ideológicas falsas han copado el debate público sobre laregulación y nos han cegado ante la gran variedad de opciones sobre lasque en realidad podemos elegir. Sin esas proclamas, ¿qué sería lo queguia se la política regulatoria? ¿Qué tipo de alternativas tendríamos?Las patentes y la protección de los derechos de reproducción son buenosejem plos de políticas gubernamentales oscurecidas en este debate. Sonme canismos de regulación, no el “libre mercado”.no importa que llamemos “propiedad” a las patentes o al copyright, ni si quieraque tengamos una cláusula en la Constitución que autorice al Con greso agarantizar patentes y copyrights. imaginemos que se diese a los trabajado-res de la industria automovilística un derecho de propiedad so bre su puestode trabajo, un derecho que incluso pudiesen vender. ¿Diría na die que esederecho sobre un puesto de trabajo es parte del libre mercado?Las patentes y los copyright son protecciones garantizadas por el gobiernoy diseñadas para un propósito público específico, como señala la Cons ti tu -ción: “para promover el Progreso de la Ciencia y de las Artes útiles”. Peroga rantizar derechos de propiedad intelectual es sólo uno de los muchosme canismos para llevar a buen término ese importante bien público. Si laspa tentes o los copyright son o no la forma más efectiva de promover las ar -tes y las ciencias es una cuestión empírica. y la respuesta puede variar se -gún las distintas circunstancias sociales y económicas.  Sin embargo, no podremos tener una discusión seria sobre los relativosmé ritos o desventajas de las patentes y los copyright hasta que no reconoz -camos que se trata de políticas públicas y no de rasgos intrínsicos del mer -cado. Los debates tanto sobre las patentes como sobre los copyright sehan visto enormemente distorsionados por el hecho de no ser capaces dere conocer esa obviedad. en el caso de la protección a las patentes, las disputas suelen aparecer enrelación a la prescripción de medicamentos. Si los medicamentos se ven-dieran en un libre mercado (es decir, sin la protección de las patentes), lainmensa mayoría de ellos se venderían por solo unos dólares. Wal-Mart yotras cadenas de grandes almacenes que venden medicamentos estánofre ciendo genéricos por menos de 10 dólares por receta –sabemos quees tos medicamentos pueden producirse de forma segura y venderse prove -chosamente a precios bajos. Los medicamentos que están disponibles como genéricos no se diferencianquímicamente de sus contrapartidas de marca, que suelen venderse porcientos de dólares cada receta. La única diferencia es que éstos últimos

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disfrutan de un monopolio garantizado por el go -bierno. Las patentes son pues una política gu ber -namental que de hecho sube los precios de los me -di camentos en más de un mil por cien respecto alpre cio de un mercado libre. Re conocer esto debería ser el punto de partida de cualquier debate sobrequé políticas llevar a ca bo. La siguiente pregunta es si esta política des -tinada a apoyar la innovación es el mejor mecanismo para financiar lainvestigación y el desarrollo de nuevos medicamentos. Lo que está claro esque no es el único. el gobierno podría, por ejemplo, sostener la investigación farmacéutica me -diante un sistema de precios mediante el cual compra patentes sobre medi-camentos y luego los pone a disposición del público de manera que los me -dicamentos recién desarrollados podrían ser producidos y vendidos comoge néricos.  Cuando dejamos de lado la ideología, vemos cómo se trata de un debate en -tre dos estrategias para mantener los precios de los medicamentos bajos. Alternativamente, el gobierno podría pagar por la investigación inicial yhacer de todos los descubrimientos y patentes algo totalmente público. Dehecho ya gasta 30 mil millones de dólares al año financiando investigaciónbiomédica a través del instituto nacional de Salud, una cantidad al menostan grande como la que la in dus tria farmacéutica sostiene que invierte en supropia investigación. Las in no va cio nes del niH1 son muy respetadas, y casitodos los observadores coinciden en que, en términos generales, el dineroestá muy bien gastado. Mien tras que el niH se centra en la investigación bási-ca (lleva a cabo también algo de investigación farmacéutica en las últimas eta-pas, incluyendo test clínicos), no hay a priori ninguna razón por la cual elgobierno no pueda simplemente doblar su compromiso con la investigaciónbiomédica para así reemplazar la que actualmente se sostiene mediantepatentes monopolísticas. Pero puede que el gobierno quiera usar un sistema distinto para fomentar eldesarrollo de nuevos medicamentos. Puede que elija establecer un pe que ñogrupo de contratistas principales, que posteriormente externalizarían el usode los fondos para investigación, y así minimizar la interferencia política en suutilización. independientemente de la estructura que vaya a to mar el progra-ma en cuestión, la expansión de la financiación pública directa es claramen-te posible. Habría así también un gran beneficio social además del de reducir el pre-cio de los medicamentos al de su coste marginal. eliminar las enormes ren-tas monopolísticas derivadas de las patentes sobre medicamentos acaba-

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1. instituto nacional de Salud[niH, por sus siglas en in glés](n. del t.).

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ría con los incentivos de las compañías farmacéuticas parameter en el mer cado como sea productos que no son espe-cialmente beneficiosos, e in cluso perjudiciales. ni habría in -centivos para ocultar descubrimientos científicos que sugie-ran que un medicamento no funciona demasiado bien. Aúnmás, al hacer de dominio público todos los descubrimientos,

de modo que los científicos puedan rápidamente aprovechar la investigación deotros, el pro ceso de innovación farmacéutica posiblemente se acelere.Si un sistema de adquisición pública de patentes o de financiación públicadi recta sería preferible al actual sistema de patentes es lógicamente algode batible; pero lo importante es que las patentes son solamente un meca-nismo entre los muchos que pueden potenciar la investigación farmacéuti-ca. y uno que requiere garantizar enormes rentas monopolísticas a lasgran des empresas del sector. es importante dejar claro que las patentes son de hecho una forma de regu-lación, pues ha habido muchas ocasiones en las que la regulación de losmedicamentos se ha convertido en un tema importante, y se ha acusado alos que desearían una caída de los precios como enemigos del libre mer-cado. Por ejemplo, las actuales presiones para que Medicare2 negociemenores precios para los medicamentos que compra como parte de susprestaciones médicas, es considerada ampliamente como una interferenciaen el libre mercado. incluso el New York Times y otros medios de comuni-cación muy respetados suelen presentar la cuestión de Medicare –preciosnegociados como un debate entre defensores del libre mercado contra par-tidarios de la intervención estatal. Pero cuando dejamos de lado la ideolo-gía, vemos cómo se trata de un debate entre dos estrategias reguladoraspara mantener bajos los precios de los medicamentos.ocurre algo parecido con los copyright, aunque en este caso el derrocheeconómico es incluso mayor y las medidas reguladoras incluso más per-versas. en la era de internet, casi cualquier material impreso o grabado–música, películas, libros, video juegos– puede ser transferido instantáne-amente a cualquier lugar del mundo y con un coste casi nulo. Sin embargo,en vez de dejar a la gente que se beneficie totalmente de esta tecnología,el gobierno ha lanzado un rocambolesco despliegue de nuevas leyes y res-tricciones diseñadas para hacer más difícil, y legalmente más arriesgado,el pasarse material que esté sujeto a copyright. Así como con las patentes farmacéuticas, los copyright cumplen una fun-ción pública importante. Proveen un incentivo para la producción de traba-jos artísticos y creativos. Pero para proteger los copyright, el gobierno hapuesto en marcha un agresivo régimen de sanciones para incluso las trans-

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2. institución parecida a laSeguridad Social española (n.del t.).

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gresiones más pequeñas. Por ejemplo, una mujer de Minnesota tuvo queafrontar una multa de más de 200 mil dólares por permitir que la gente sedescargase música de su ordenador. Se ha dicho a las universidades quepongan vigilancia en las residencias para asegurarse de que los estudian-tes no estén bajándose material protegido por copyright, y se las ha ani-mado para que den clases donde se enseñe que está mal hacer copias noautorizadas de material con derechos de reproducción. el gobierno ha prohibido repetidamente la producción de varios tipos dehardware hasta que ha sido posible instalar protecciones para evitar lacopia de material protegido con copyright. Ha impedido el desarrollo desoft ware que pueda romper las protecciones de copyright. en una ocasiónun científico ruso que trabajaba en el campo de la informática fue arresta-do por el FBi después de dar una conferencia en la que describía una formade sortear un tipo de protección de copyright. La lista de medidas gubernamentales extraordinarias que se han llevado aca bo para proteger la protección del copyright es interminable. y, sorpren-dentemente, dichas medidas nunca se describen como una forma de inter-vención re guladora. Se tratan como medidas necesarias para proteger lalegalidad del co pyright. Sin embargo, así como las patentes no son la únicaforma de fo mentar la innovación, un monopolio garantizado por el estadomediante una ex tensa legislación y muy duras penas no es la única formade fomentar la creatividad. una gran cantidad de trabajo artístico y creativo ya se lleva a cabo graciasa mecanismos que no dependen de la protección que brindan el copyright.Las fundaciones privadas son una alternativa de financiación muy impor-tante, así como los fondos más reducidos de programas estatales como elNational Endowments for the Arts and Humanities. Las universidades y susfacultades posiblemente sean ya la mayor fuente de financiación que nodepende de los copyright. A los profesores se les exige llevar a cabo inves-tigación y publicarla además de su actividad lectiva normal. es fácil imaginar sistemas para aumentar el apoyo al trabajo creativo y ar -tís tico que no estén dentro del régimen de copyright. Por ejemplo, sería po -sible diseñar un pequeño crédito impositivo para quienes o bien apoyen di -rectamente actividades creativas o bien contribuyan a organizaciones quelo hagan. el crédito podría aplicarse después de las deducciones por dona-ciones sin ánimo de lucro o caritativas. incluso un crédito impositivo muymodesto de, por ejemplo, 100 dólares por persona –de modo que los con-tribuyentes pudiesen asignarlo a un artista, escritor, músico, o productorcinematográfico que eligieran, posiblemente fuese suficiente para financiartodo el trabajo actualmente sostenido mediante copyright. 

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Pero siendo honestos, rara vez ninguna de la partes argumenta en contrade la regulación como tal. La verdadera cuestión es qué estructura toma lare gu lación y cuál es su impacto en los resultados económicos, especial-mente en la dis tribución de la renta. Las alternativas al copyright son viables y probablemente mucho más efi-cientes que el propio sistema de copyright. y remplazarían un gigantescodespliegue de medidas coercitivas que pueden ser perfectamente vistasco mo una intervención innecesaria  del gobierno en la economía. un último ejemplo de excesiva regulación estatal, y nunca tratado como tal,es el proyecto de ley sobre insolvencia que aprobó el Congreso en 2005.Di cho proyecto de ley endureció sustancialmente las condiciones que seim ponen a la gente para acceder a la protección que conlleva declararse in -solvente, haciendo de ella una opción mucho menos atractiva. el debate público sobre el proyecto de ley se plasmó en una caricatura deliberales vs. conservadores que distorsionó totalmente lo que realmente seestaba dirimiendo. La posición liberal se decantaba por una cierta compa-sión hacia la gente que se declara insolvente; se basaba en estudios quemostraban como una gran mayoría de las personas que se arruinan no esporque hayan despilfarrado y acumulado deliberadamente enromes deu-das en su tarjeta de crédito, sino más bien porque les han pillado malostiempos debido a la pérdida de su empleo, a haber caído enfermos o a quese ha roto su familia. Quienes se oponían pues a endurecer las condicio-nes sostenían que esta gente necesita y merece el respiro que la declara-ción de insolvencia permite. La posición conservadora se centró en cambio en la responsabilidad indivi-dual. nadie le fuerza a uno a endeudarse; la gente voluntariamente elige ha -cerlo. todo el mundo sabe que los imprevistos ocurren. Aquellos que aho rapidan la protección de la insolvencia deberían haber tomado precauciones.esta versión del debate sobre la reforma de las regulación de la insolven-cia les resultó sin duda coherente a aquellos que se inclinan por aceptarque a la gente le va bien o mal debido en gran medida a sus propias accio-nes, pero lo más importante es que oscureció la verdadera cuestión a laque se dirigía el proyecto de ley: ¿en qué medida debe el gobierno hacer-se cargo de las facturas impagadas de la gente? en esta historia quien estábuscando la ayuda del gobierno son los acreedores, no los deudores. Bajo la anterior ley sobre insolvencia, los acreedores podían reclamar casito dos los activos de sus deudores y en algunos casos incluso tenían dere-chos sobre los futuros ingresos. La nueva ley amplió muchísimo esos de -rechos sobre los ingresos futuros de los deudores. ello significa que el go -bierno estará en el futuro mucho más metido en la tarea de gestionar deudas

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de lo que lo ha estado hasta ahora, posiblemente controlando los salariosde millones de personas insolventes que aún deban algo a sus acreedores(para aquellos que se preocupan por los incentivos negativos que producenlos impuestos, vale la pena poner de manifiesto que deducir una cuantía dela nómina para pagar a los acreedores produce el mismo ti po de desincen-tivo al trabajo). Además, el razonamiento sobre la responsabilidad individual podría aplicar-se por igual a los acreedores como se hace con los deudores. una parte im -portante de llevar bien un negocio implica saber cuándo conceder crédito.nadie obligó a nadie a conceder créditos a aquellos que luego se decla ra roninsolventes. Sencillamente, juzgaron mal al dar crédito a personas a las queera arriesgado hacerlo. ¿Por qué debería el gobierno ayudar a quienes nosupieron cuantificar bien los riesgos de dar créditos? La batalla ideo ló gicasobre el proyecto de ley resultó ser una distracción. era en realidad un esfuer-zo por involucrar más al gobierno en ayudar a los bancos. Así de simple.Los otros casos en los que se puede esperar que la posición conservado-ra implique una mayor presencia del gobierno en la economía que la posiciónliberal abundan. Durante años, Ben and Jerry’s Homemade ha estado afron-tando intentos de los gobiernos estatales para prohibirles que etiqueten losproductos lácteos como libres de la hormona del crecimiento bovina recom-binada (rBGH). Algunos grupos de presión asociados con la industria leche-ra sostienen que el etiquetar como “libre de rBGH” implica que las hormonasbovinas del crecimiento son dañinas, lo que no ha sido dictaminado por laFood and Drug Administration3. obviamente, Ben and Jerry’s Ho me made noestá tratando de impedir que sus competidores sos ten gan que sus heladosson innocuos. está tratando de decir la verdad so bre sus propios helados. en el mismo sentido, el Departamento de Agricultura (uSDA, por sus siglasen inglés) recientemente prohibió a una industria de envasado de carneque analizase sus propios productos por si tenían la enfermedad de las va -cas locas. La empaquetadora había intentado hacer analizar privadamentetoda su materia prima, mientras que el uSDA comprueba sólo el 1% de to -das las reses. Pero el uSDA, diciendo que si en un caso se analizaba todoel stock ello iba a llevar al público a cuestionar la seguridad del resto de lacarne, tomó medidas para impedirlo.  Pe ro siendo honestos una vez más, ninguna delas partes vuelve a argu men tar en contra de laregulación como tal. La verdadera cuestión es denue vo qué estructura toma la regulación y su im -pac to en los resultados económicos y la distribu-ción de la renta. 

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3. organismo federal que re -gula el control sobre alimentosy medicamentos (n. del t.).

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Volvamos a la cuestión de la crisis financiera con eso en mente. Durantelas décadas que han precedido el colapso financiero, la regulación desti-nada a proteger el público y garantizar la estabilidad del sistema financierose debilitó ostensiblemente, pero el sistema estaba (y está) bastante lejosde ser desregulado. La regulación clave que sigue en pie es la doctrina del “demasiado grandepara hundirse”. en esencia, los bancos y otras instituciones financieras to -maron enormes riesgos con una garantía implícita de que sus acreedores po -drían contar con la protección del gobierno si las cosas iban mal. Para to dosex cepto para los acreedores de Lehmann Brothers y los principales ac ci o nis -tas de Fannie Mae y Freddie Mac, dicha creencia resultó ser correcta.es ta concesión partidaria no es desregulación. Si los que han estado fi jandola política financiera durante las últimas décadas hubiesen estado realmenteinteresados en la desregulación, habrían garantizado a los mercados finan-cieros que las instituciones financieras que hiciesen malas inversiones sequedarían de patitas en la calle y que a sus acreedores se les habría acaba-do la suerte. La Reserva Federal y el tesoro habrían advertido que los in -ver sores estaban actuando bajo su propia cuenta y riesgo cuando deposi-taban su dinero en Bear Stearns, AIG y compañía. en cambio, en un contexto de “demasiado grande para hundirse”, la elimi-nación de restricciones al apalancamiento (a los bancos de inversión se lesper mitió un ratio de endeudamiento de 40 a 1 sobre su capital, comparadocon el 10 a 1 que se les permite a los bancos comerciales), y la relajaciónde otras medidas preventivas (el valor nominal de los credit default swap oCDS, un nuevo tipo de derivados, creció más de 70 billones, con “b”, de dó -lares en un mercado casi totalmente desregulado), dieron básicamente alos bancos carta blanca para apostar con el dinero de los contribuyentes. Los bancos hicieron exactamente lo que predice la teoría económica. Asu -mieron grandes riesgos, hipotecándose ellos mismos hasta el cuello com-prando activos muy cuestionables, sabiendo que iban a seguir ganandodurante tanto tiempo como siguiese creciendo la burbuja inmobiliaria. y lohicieron con la complicidad servicial de los fondos de pensiones, los hedgefunds y el resto de inversores, porque sabían que el gobierno les iba a res-catar si las cosas iban mal. La desregulación puede ser una posición de principio sostenida por aqué-llos que realmente creen en el libre mercado. Pero en Wall Street lo que sequería era una regulación parcial y partidaria, que les proveyese de unaenor me manta de protección estatal sin costes ni condición alguna. nadiede Citigroup, Goldman Sachs o J.P. Morgan fue nunca al Congreso a pedirexplícitamente que se acabase con la doctrina del “demasiado grande para

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hundirse”. y mientras mucha gente en Wall Street perdía su trabajo cuandoestalló la burbuja, las decenas o centenares de millones de dólares que ga -naron los altos ejecutivos de los bancos durante los buenos tiempos seguíansiendo su yos y quedaban a buen recaudo. incluso habiéndose colapsado elmercado, la gran mayoría de ellos estén posiblemente mejor de lo que ha -brían estado si hubiesen trabajado honestamente durante la última década. Si el auténtico debate es sobre el tipo, más que la extensión, de la regulación,¿entonces por qué siempre se plantea en términos de lo segundo? Pa ra losconservadores, la respuesta es obvia. Muchos americanos comulgan con laidea del libre mercado y tienen una fuerte aversión hacia el gobierno. La feen el gobierno va y viene, incluso en las épocas más liberales. Casi siempreva a ser ventajoso pues asociar una posición política con el libre mercado. no es tan claro, por el contrario, por qué los liberales iban a aceptar tanamablemente una caricatura de sus posiciones tan perjudicial. La respues-ta requiere horadar un poco más a fondo en qué implicaciones tienen supostura respecto a la naturaleza y resultados de la dinámica económica.Como los conservadores, los liberales generalmente aceptan que la gentetriunfa gracias a sus habilidades y trabajo duro, con una pequeña dosis desuerte de por medio. La principal diferencia entre las visones liberal y con-servadora de la economía es que los liberales están dispuestos a creer quemu cha gente tiene que afrontar serias dificultades para salir adelante, y notiene de hecho las mismas oportunidades que quienes provienen de unentorno con mayor riqueza. Los liberales suelen también sentirse culpablespor esa diferencia en las oportunidades de la gente, y por ello apoyan medi-das políticas que ayuden a reducir esa brecha y mejoren las condiciones deaquellos que están peor. Sin embargo, muchos liberales siguen aceptandola proposición básica de que la distribución de la renta se decide funda-mentalmente en el mercado, y no mediante decisiones políticas como laspatentes, los copyrights o las leyes sobre insolvencia. ¿Pero qué ocurriría si aceptas la idea de que casi la totalidad de la econo-mía se encuentra moldeada por multitud de decisiones políticas que po dríancambiarse fácilmente? Los banqueros de inversión se hicieron inmensa-mente ricos porque el gobierno les proporcionó el refugio de la doctrina del“demasiado grande para hundirse”, pero no les impuso a cambio ningunaregulación preventiva seria. Bill Gates se ha hecho increíblemente rico por-que, a través de patentes y copyrights, el gobierno le está dando un mono-polio sobre los sistemas operativos que usan (o usaban) el 90% de los or -de nadores del mundo. A los médicos se les paga bien porque, al contrarioque otros trabajadores menos politizados, disfrutan de protección ante lacompetencia internacional. y lo mismo ocurre con los abogados y otros pro-

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fesionales altamente remunerados. Los altos salarios dependen menos dela pe ricia o el trabajo duro y mucho más de la habilidad para estructurar elmercado laboral de formas a las que los trabajadores de la industria textil olos conductores de taxi no pueden aspirar.  Hay una larguísima lista de requisitos legales para la profesionalización endiversos trabajos (muchos de los cuales nada tiene que ver con mantenerlos estándares de calidad) que hace difícil para los profesionales de fueravenir a trabajar a eeuu. Mientras que acuerdos comerciales como elnAFtA (North American Free Trade Agreement) han sido diseñados explí-citamente para eliminar las barreras institucionales que obstruyan la inver-sión en los países en vías de desarrollo y potenciar la libre circulación demer cancías que llegan de vuelta a eeuu, no ha habido ningún esfuerzocom parable para reducir o eliminar las barreras que impiden a los profesio-nales altamente cualificados de esos países venir a ejercer en eeuu. Al -gunos profesionales ambiciosos de los países en desarrollo se las arreglanpara sortear esas barreras, pero sus homólogos de los eeuu siguengozando de mucho mayor grado de protección ante la competencia interna -cional que los trabajadores menos cualificados. el planteamiento de menos-o-más regulación sostiene la premisa de quehay ahí fuera y a priori un mercado desregulado, y de que algunos de nos-otros queremos reinar en dicho mercado desregulado mientras otros prefe-rirían dejarlo como está. esta visión es consistente con la idea de que lasgrandes desigualdades de renta aparecen como resultado de las fuerzasdel mercado. Pero como ilustran los anteriores ejemplos, nadie está en rea-lidad hablando de un mercado desregulado –más bien estamos todos ha -blan do de a quién va a beneficiar la regulación. La distribución de la rentano ha precedido nunca a la intervención del gobierno. el estado está siempre presente, llevando los beneficios en distinta direc-ción dependiendo de quién está al mando. Aceptar esta caracterización de larealidad económica ofrece un punto de partida político mucho más adecua-do para hablar de una regulación progresista. Después de todo, los conser-vadores quieren también la gran mano estatal metida en el mercado. Sen -cillamente se trata de que los beneficios fluyan luego hacia los de arriba. esta visión comprehensiva de la regulación pone en el punto de mira todoel tinglado, incluidos los altos salarios de muchos de los que sostienen posi-ciones liberales. ¿Quieren los liberales realmente que todo el mundo pidael mismo trato y se quiten por tanto las barreras comerciales para serviciosmédicos o legales como hacemos con las de los tejidos o los coches? Losliberales sacan también tajada de la ofuscación que implica el debate entérminos de más-o-menos regulación. 

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Con todo, la catástrofe producida por la desregulación parcial y partidariade la industria financiera, junto con una larga lista de regulaciones fracasa-das en otros ámbitos de la economía, va a llevar sin duda a un importantereplanteamiento de la política regulatoria en los próximos años. Queda porver si este replanteamiento irá o no más lejos del debate habitual. Sabemosque cuando salgamos de la actual crisis la economía estará extensamenteregulada. La pregunta es, ¿para beneficio de quién?

traducción para SinPermiso: Xavier Fontcuberta

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67iempre buscando la parte positiva de los malos tiempos, me sien-to tentada a suprimir la “desigualdad de clase” de mi lista de in -quietudes. Hace menos de un año, ésta era una de las mayoresame nazas económicas que planeaba en el horizonte, e incluso la

línea dura de los expertos conservadores se quejaba de que la riquezaestaba fluyendo hacia las cotas altas en una proporción alarmante, dejan-do a la clase media atascada con rentas estancadas mientras los nuevossuper-ricos ascendían a los cielos con sus aviones privados. entonces lainestable –por tener tanto peso en la capa superior– estructura del capita-lismo de eeuu empezó a tambalearse y ¡plas! toda la desigualdad des-apareció del discurso público. un columnista financiero del Chicago SunTimes acaba de anunciar que la recesión es un “gran nivelador”, que sirvepara “democratizar la agonía”, así que todos estamos en peligro de conver-tirnos en “nuevos pobres…”. Los medios de comunicación han estado lanzándonoscuentos lacrimógenos acerca del neosufrimiento de losnuevos pobres, o al menos de los hasta hace pocoricos: ¡ejecuciones hipotecarias en Green wich (Conne -c ticut)! ¡un nuevo colapso en el mercado de la cirugíaestética! ¡Las ventas de aviones privados, a la baja!¡niemen Marcus y Saks Fifth Avenue1, contra las cuer-das! Leemos sobre medidas desesperadas, como tener

los ricos se empobrecen,

los pobres desaparecen*

Barbara Ehrenreich

* Publicado originariamente enhttp://ehrenreich.blogs.com/bar baras_blog/, 12 de enero de2008.1. tiendas de diseño y modapa ra ricachones (n. de los t.).

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que recortar dos horas a la semana el tiempo contratadocon el entrenador personal. Las fiestas han sido cancela-das; a los invitados a cenar se les ha ofrecido –¡oh,horror!– patatas al horno con chile. el New York Timesrelata la historia de una adolescente de nueva Jersey,cuyos padres se han visto obligados a recortarle 100

dólares semanales de la asignación y de las clases de pilates2. en uno delos más patéticos cuentos, la neoyorquina Alexandra Penney explica cómoperdió los ahorros de su vida con Bernie Madoff y ahora debe despedir asu criada de la limpieza de tres días a la semana, yolanda. “Me pongo unaclásica camisa blanca limpia cada día de la semana. tengo cerca de 40camisas blancas. Me hacen sentirme fresca y dispuesta a enfrentarme acualquier batalla con la que deba luchar…”, escribió; pero, sin yolanda,“¿có mo voy a planchar estas camisas que me permiten sentirme como unamodesta persona civilizada?”.Pero los tiempos difíciles no están cerca de abolir la desigualdad de clase,como la toma de posesión de obama tampoco está cerca de erradicar elracismo.De momento nadie sabe todavía si la desigualdad ha crecido o noa lo largo del último año de recesión, pero los precedentes históricos no sonprometedores. Los economistas con los que he hablado (como el principalasesor de Biden, Jared Bernstein) insisten en que las recesiones son particu-larmente crueles con los pobres y la clase media. La economista canadienseArmine yalnizuan dice: “la polarización de la renta siempre empeora durantelas recesiones”. tiene sentido. Si el mercado de valores ha reducido tus acti-vos de 500 a 250 millones de dólares, probablemente tendrás que renun-ciar a la tercera o cuarta casa de vacaciones. Pero si acabas de perder unpuesto de trabajo de 8 dólares la hora, lo que tienes por delante es perderel hogar. Muy bien; soy periodista y sé cómo trabajan los medios de comunicación.Cuando un millonario reduce su consumo de crème fraiche y de caviar, hasdado con una historia de interés humano. Pero publica la historia de untechador despedido que pierde su casa remolque, y te arriesgas a provo-car un gran bostezo editorial. “Los pobres son más pobres” no es un títulopara atraer la atención, incluso cuando la evidencia es abrumadora. Lassolicitudes de vales alimentarios, por ejemplo, están aumentando a nivelesde récord histórico; las llamadas de una línea directa dedicada al hambrede un área del distrito de Columbia han escalado hasta el 248 por ciento enlos últimos seis meses, y la mayoría de ellas, procedentes de gente quenunca antes había tenido necesidad de recibir ayuda alimentaria. y por pri-mera vez desde 1996, ha habido un repunte en el número de personas que

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2. un tipo de gimnasia relajan-te (n. de los t.).

2. “el viejo y la revolución.

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buscan asistencia monetaria del tAnF (Ayuda temporal para Familias ne -cesitadas, por sus siglas en inglés), la versión anémica del bienestar, el re -siduo de la “reforma” del bienestar. Lástima para ellos, el tnAF es básica-mente un programa de suplemento salarial basado en la suposición de quelos pobres siempre serían capaces de encontrar un empleo, y que paga,como máximo, menos de la mitad del umbral de la pobreza federal.¿Por qué las cuitas de los pobres y de la declinante clase media son másimportantes que las minúsculas privaciones de los ricos? Dejando a un ladolos argumentos de los socialistas de corazón blando, de tipo cristiano, elloes así porque la pobreza y el estrujamiento de la clase media son una granparte de lo que nos ha llevado a este desastre. Solamente una cosa ha per-mitido gastar a los subricos en la primera década de este siglo, mantenien-do así a flote a la economía, y fue la deuda: la deuda de las tarjetas de cré-dito, de los préstamos inmobiliarios con el hogar en prenda, de los présta-mos automovilísticos, de los préstamos universitarios y, por supuesto, delas ahora famosas hipotecas “tóxicas” subprime, que fueron empaquetadasy despiezadas, “titularizadas” y comercializadas por el ancho mundo pararicos ávidos de inversiones de alta rentabilidad. La grandísima desigualdadde la sociedad estadounidense no fue sólo injusta o estéticamente des-agradable; también creó una situación peligrosamente inestable.Por lo que cualquier intento del gobierno para reflotar de nuevo la econo-mía –y dejo al margen los intentos poco serios como los rescates bancariosy otros proyectos sociales de las empresas– tiene que empezar por abajo.obama está comprometido a generar tres millones de nuevos empleos enproyectos “listos para la pala”, y esperemos que no sean todos empleospara jóvenes hombres con fuertes espaldas. Hasta que estos trabajoscomiencen a funcionar, y en caso de que dejen fuera a los mayores, lasmadres solteras y los despedidos trabajadores de oficina, vamos a necesi-tar una política económica centrada en los pobres: más dinero para valesalimentarios, para Medicaid, para seguro de desempleo, y sí, también asis-tencia monetaria a lo largo de las líneas de lo que una vez fue el bienestar,de manera que cuando la gente se caiga, no sea directamente a la tumba.Para quienes piensan que “bienestar” suena demasiado radical, podríamosllamarlo un programa de “derecho a la vida”, el único en el que los objetosde interés ya han nacido.Si esto suena políticamente inviable, considérese lo siguiente. Cuando Clin -ton recortó los vales de bienestar y de alimentos en los 90, los pobres eranaún un grupo marginal, sujetos a los estereotipos raciales y sexistas peorintencionados. eran ociosos, promiscuos, adictos, vagos, según anuncia-ron los coros de expertos conservadores. Gracias a la recesión, sin embar-

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Los ricos se empobrecen, los pobres desaparecen

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go –¡ya sabía yo que aquí tenía que haber una parte positiva!– las filas delos pobres están hinchándose cada día con propietarios de negocios falli-dos, con oficinistas, con corredores comerciales y con los que fueron pormucho tiempo propietarios de sus hogares. ¡estereotipo, de qué! A medidaque los pobres y los nuevos pobres de la hasta hace poco clase media seconviertan en la mayoría estadounidense, terminarán por ganar la influen-cia suficiente para lograr que sus necesidades sean satisfechas.

traducción para SinPermiso: Julie Wark y Daniel Raventós

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e dice con frecuencia que pocas fuerzas hay tan destructivas quetengan la potencia de la mala teoría económica. Rara vez ha que-dado esto  más claramente demostrado que en el caso de la pre-sente crisis.       

Mientras la codicia de los banqueros alimentaba la burbuja inmobiliaria, laincompetencia y corrupción del gremio de los economistas permitió que lamayor burbuja financiera del mundo creciera sin control, hasta que su des-plome inevitable descalabró a la economía. ya es notable que a aquelloseconomistas que se equivocaron en todo a medida que se expandía la bur-buja se les siga concediendo la oportunidad de equivocarse en todo mien-tras tratamos de bregar por salir de entre los escombros.  Aunque la mayoría de los “mejores” economistas del mundo no lo vieran, lahistoria de la burbuja y su derrumbe era en realidad extremadamente sen-cilla. La recuperación del “crack” del mercado de valores de 2001 impulsóel crecimiento de la burbuja inmobiliaria.  en los estados unidos, esa carrera sin precedentes en los precios de lavivienda alimentó a la economía al provocar un auge de la construcción, ylo que es aún más importante, un auge del consumo, mientras la tasa deahorro caía a cero. Aunque muchos destacados econo-mistas sermonearon al país sobre la necesidad de aho-rrar y poner fin al despilfarro, los que sabían economíaapuntaron al conocido efecto-riqueza de la vivienda.  

la tiranía de la malateoría económica

Dean Baker

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* Publicado originariamenteen Coun ter punch, 22 de abrilde 2009.

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Los hogares gastan en parte en proporción a la riqueza de su vivienda. elprevisible resultado de la creación de  riqueza de la burbuja de la viviendapor valor de 8 billones de dólares (110.000 dólares por propietario de vivien-da) fue un boom de consumo masivo del orden de 400.000 a 600.000 millo-nes de dólares. el problema no era el despilfarro de la gente; el problemaera que los responsables de la política económica permitieron que se de -sarrollara una inmensa burbuja. La gente consideró  esta riqueza de la bur-buja como si fuera riqueza real, y respondió exactamente como la teoríaeconomía preveía que reaccionaria: gastando como locos.   Al decaer rápidamente los precios de la vivienda, el auge de la construcciónde viviendas se ha convertido ahora en reventón y las tasas de ahorroestán volviendo a lo normal. La economía experimenta un desplome en laburbuja inmobiliaria no residencial que se desarrolló siguiendo la burbuja dela vivienda. Ha habido un ingente exceso de construcción en espacio paralocales comerciales, oficinas, hoteles y la mayor parte de las demás cate-gorías de construcción no residencial.       este trasfondo resulta extremadamente importante a la hora de valorar el gritode guerra de “sanead los bancos” de aquellos economistas que no vieron laburbuja de la economía. el lema de este distinguido grupo es que si consegui-mos que los bancos vuelvan a ofrecer crédito, entonces la economía entraráen vías de recuperación. Casualmente, el ingrediente central de su fórmulaconsiste en derramar  sobre los bancos cientos de miles de millones, e inclusode billones, de dólares del contribuyente. en otras palabras, quieren imponeringentes impuestos a los trabajadores corrientes para dar más dinero a quie-nes  fueron los  más directamente responsable de propulsar la burbuja.     Los economistas de élite nos dicen que aún cuando esta idea pueda ofendernuestra sensibilidad, es la única manera de poner de nuevo en funciona-miento la economía. y aquí es donde un poquito de economía sería otravez útil.Supongamos que chasqueamos los dedos y devolvemos a la plena sol-vencia  al Citigroup, Bank of America y a todos los demás  zombis: ¿quésucedería? ¿Hay alguna razón para creer que los consumidores gastaríanmás? ¿Se acuerdan del efecto-riqueza de la vivienda? La riqueza de la bur-buja ha desaparecido; la gente gasta menos porque no disponen de lariqueza que justifique el gasto. estamos viendo el tipo de niveles de gastosde consumo que serían esperables en ausencia  de una burbuja inmobilia-ria. ¿Qué parte de esta historia es la que no pueden entender los econo-mistas de élite?   Volvamos a la construcción. Si saneamos los bancos, ¿asistiremos a unama yor construcción de viviendas en un mercado ya saturado de ellas? ¿un

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ex ceso aún mayor de oferta de espacio para oficinas y locales comercia-les? Se puede suponer que la respuesta a estas preguntas es negativa.Sanear los bancos tendrá escasos resultados tanto en el caso de la cons-trucción residencial como en el de la no residencial.  ¿Quizás sanear los bancos resucite la inversión en equipamiento y softwa-re? Al considerar esta posibilidad, es importante recordar que grandes com-pañías que gozan de buena salud como  intel, Verizon e iBM tienen yacapacidad de conseguir crédito tanto a largo como a corto plazo con tiposmuy bajos. Así pues, las inversiones de estas compañías no es probableque se vean  muy afectadas por el saneamiento de los bancos.     Con ello nos queda la inversión en equipamiento y software en las empre-sas más pequeñas, con menos seguridad en el crédito. Sin duda, muchasde estas empresas están experimentando dificultades para acceder ahoramismo a capital. Parte del problema se debe al hecho de que estas empre-sas parecen representar un pésimo riesgo de crédito en medio de unaempinada  recesión, pero otra parte del problema se debe a la situación delos bancos.  De manera que si chasqueamos los dedos y los bancos quedan saneados,estas empresas se verán súbitamente en situación de poder invertir más.La inversión en equipamiento y software contabiliza el 7% del PiB. Si asu-mimos generosamente que las pequeñas empresas sedientas de capitalcontabilizan la mitad de esta inversión, y que el saneamiento bancarioimpulsaría su inversión en un 50%, entonces derramar fondos  sobre losbancos  aumentará sus inversiones en una cantidad equivalente al 1,75%del PiB, cantidad que es aproximadamente igual a la mitad del descensoen la construcción de viviendas,  y menos de una cuarta parte de la caídatotal de la demanda debida al derrumbe de la burbuja inmobiliaria.  Dicho de otro modo, la aritmética muestra que sanear un banco, si bien esdeseable, posiblemente no baste para contrapesar el desplome de la bur-buja inmobiliaria.  Si nuestra prioridad consiste en salvar a los banquerosde que sufran las consecuencias  de sus propios errores, entonces tienesentido que les demos nuestro dinero. Pero si la cuestión estriba en repa-rar la economía, entonces hay que buscar en otra parte.  Quienes sabemos de economía admitimos este hecho. A quienes insistenen la senda del saneamiento de los bancos se les debería formular unasen cilla pregunta: “¿Cuándo dejó usted de equivocarse con la economía?”

traducción para SinPermiso: Lucas Antón

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La tiranía de la mala teoría económica

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75arece que las librerías andarán inundadas en el verano y el otoñopróximos de textos encargados por los editores hace un año,cuando la economía estaba descarrilando. La estrategia de mar-keting preferida es la de ofrecer asesoramiento por parte de cele-

bridades bien ubicadas en el núcleo del sistema sobre el modo de restau-rar la feliz era 1981-2007, dominada por ganancias de precios resultantesde deuda apalancada en bienes raíces, acciones y títulos de obligaciones.Pero la economía de la Burbuja estaba a tal punto apalancada en la deuda,que no es razonable esperar restauración ninguna.Por ahora, se nos nutre con defensas, nacidas de Wall Street, del intentode Bush-obama (es decir, de Paul son-Geithner) de rehinchar la burbuja conun obsequioso rescate que ha conseguido triplicar ya la deuda na cional esta-dounidense en la esperanza de lograr una re montada del crédito bancario (esdecir, de aumentar la deuda). el problema es que el apalancamiento de ladeuda es, precisamente, lo que causó el colapso económico. Se estimaahora que un tercio de los bienes raíces estadounidenses se halla en quie-bra técnica, con una magnitud del volumen de ejecuciones hipotecarias to -davía en aumento.A la vista de esa estupefaciente tendencia financiera, alpúblico consumidor de libros se le ofrecen unos aperiti-vos conforme a los cuales la recuperación económicano precisaría sino de más “incentivos” (especialmente,

lo último en teoríaeconómica basura*

Michael Hudson

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* Publicado originariamenteen Counterpunch, 22 de mayode 2009.

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recortes fiscales para los ricos) capaces de estimular un mayor “ahorro”,como si los ahorros fueran automáticamente capaces de financiar nuevasinversiones y nuevos préstamos de capital. no hay tal: lo que hay es dine-ro prestado, a fin de crear una mayor deuda para un 90% de la poblaciónendeudado con el 10% situado en la cúspide de la vida económica. tras cargarle le mochuelo a Alan Greenspan por su papel de “tonto útil” enla promoción de la desregulación y en el bloqueo de la investigación y per -se cución del fraude fiscal, el grueso de los autores se lanza ahora por lostrillados caminos de las panaceas que gozan de mayor aplauso general:regulación federal de los derivados financieros (y aun proscripción de losmismos), una tasa tobin para las transacciones de títulos de obligaciones,clausura de los centros bancarios radicados en oasis fiscales y erradicaciónde las estrategias fiscalmente evasoras de esos institutos bancarios. nadiese avilanta a ir a la raíz del problema financiero, proponiendo remover ladeductibilidad fiscal general de los intereses que han subsidiado el apalan-camiento de la deuda, proponiendo gravar fiscalmente las ganancias de“capital” al mismo tipo marginal que los salarios y los beneficios, o propo-niendo sellar las escandalosas brechas fiscales ahora abiertas a los secto-res FiRe (finanzas, seguros y bienes raíces, por sus siglas en inglés).Los editores derechistas reciclan las habituales panaceas –como ofrecermás incentivos fiscales a los “ahorradores” (otro eufemismo para los rega-los obsequiosos a las altas finanzas) y un presupuesto federal reequilibra-do– para evitar el “efecto de expulsión” de las finanzas privadas [por partedel sector público]. el sueño de Wall Street es privatizar la seguridad socialpara empezar a crear otra burbuja. Afortunadamente, esas propuestas fra-casaron ya durante la administración Bush controlada por los republicanoscomo consecuencia del choque de realidad experimentado en forma decólera del contribuyente tras el estallido de la burbuja punto.com en 2000.nadie llama a financiar la Seguridad Social y Medicare a partir del presu-puesto general, en vez de seguir manteniéndolas con recursos obtenidos apartir de unos impuestos particularmente regresivos sobre trabajadores yempresarios, a quienes el Congreso expolia a fin de financiar recortes fis-cales para los segmentos más ricos de la población. y sin embargo, ¿cómopueden los eeuu lograr competitividad industrial en los mercados globalescon estos impuestos pre-ahorro para la jubilación y con seguros privatiza-dos de asistencia sanitaria, con costes inmobiliarios apalancados en ladeuda y con los conexos gastos que acarrean las deudas personales y em -presariales? el resto del mundo suministra a mucho menor coste vivienda,atención sanitaria y otros bienes complementarios del ingreso de los traba-jadores (o, simplemente, mantiene al trabajo por encima de los niveles de

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susbsistencia). es éste un problema de gran importancia, que se atraviesaen el camino de los sueños de restauración de la economía de Burbuja.Pues esos sueños dejan de lado la dimensión internacional.y, ni que decir tiene, hay los tradicionales llamamientos a reconstruir lasdevastadas infraestructuras norteamericanas. Sólo que, ¡cáspita!, Wall Streetpla nea hacer eso al estilo de tony Blair, con cooperaciones público-privadasque inyectarían enormes flujos de servicio de intereses en la estructura depre cios, al tiempo que proporcionarían a Wall Street crecidos honorarios enma teria de gestión y de suscripción de seguros. Las caídas del empleo y delpre cio de la vivienda han disminuido a tal punto las finanzas públicas, que lain versión en infraestructuras nuevas habrá de cobrar inevitablemente la for -ma de cabinas privatizadas de peaje apostadas en los puntos de acceso másimportantes a la economía, como son carreteras y otras vías de transportepúblico, la comunicación o el agua limpia. no hay llamamientos a la restauración de los impuestos estatales y munici-pales a los niveles de la era Progresista, cuando la presión fiscal estabadiseñada para que tributaran sobre todo las ganancias de “barra libre” pro-cedentes de las rentas inmobiliarias, llegando esas ganancias a constituir-se, con el tiempo, en la base fiscal principal. Restaurar eso ahora significa-ría presionar a la baja los precios de los terrenos (y por ende, de la deudahipotecaria), previniendo que los acrecidos valores de emplazamiento seancapitalizados y fluyan a los bancos en forma de servicio de intereses. yofrecería la ventaja adicional de aligerar las cargas fiscales soportadas porlos ingresos y las ventas (un tipo de política que incrementa el precio deltrabajo, de los bienes y de los servicios). en cambio, el grueso de las refor-mas que se proponen hoy lo que hacen es llamar a ulteriores recortes delos impuestos a la propiedad inmobiliaria, a fin de promover más “creaciónde riqueza” en forma de una inflación de los precios de esa propiedad esti-mulada por la deuda apalancada. La idea es dejar una mayor proporción deingreso rentista para su capitalización en hipotecas aún más voluminosas,los intereses de las cuales irán a parar al sector financiero. en vez de caerel precio de la vivienda y de reducirse los impuestos al ingreso y a las ven-tas, lo que ocurrirá es que el crecido valor de emplazamiento de la propie-dad inmobiliaria irá a parar a los bancos en forma de servicio de intereses,no a las autoridades fiscales locales. Lo que forzará a estas últimas a seguirdesplazando la carga fiscal hacia consumidores y empresas.no faltan en esta plétora de libros expuestos en vitrina los habituales lla-mamientos pro forma a reindustrializar norteamérica. Pero ninguno apuntaa la dinámica financiera deudora que ha socavado el capitalismo industrial,en este país y por doquiera. Con la perspectiva de una década, ¿cómo se

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verán retrospectivamente estas tímidas “reformas”? Lo que pretenden losrescates Bush-obama es que los bancos “demasiado grandes para caer”se enfrentan únicamente a un problema de liquidez, no a un problema demala deuda en el marco de una vida económica de morosidad creciente. Larazón de que no puedan volver a hincharse burbujas como las del pasadoes que se ha llegado al límite de la deuda. y no sólo a escala nacional: aes cala internacional se ha llegado también al límite político de la hegemo-nía del dólar.¿Qué omiten todos estos libros? todo aquello sobre lo que realmente versala teoría económica: los costos de la deuda; el fraude y el delito financieros(uno de los sectores más rentables de la vida económica); el gasto militar(clave para entender el déficit de la balanza de pagos estadounidense y,por lo mismo, para entender la formación de las reservas de dólares porparte de los bancos centrales en todo el mundo); la proliferación de ingre-sos no ganados, rentistas, y de los cabildeos políticos con información pri-vilegiada. Porque son ésos, y no otros, los fenómenos que están en elnúcleo de lo que está pasando: sin embargo, los apologetas del “libre mer-cado” y sus corifeos los han relegado a los sótanos “institucionalistas” delcurriculum económico académico.Por ejemplo, los periodistas no dejan de repetir como loritos el mensaje deWashington, según el cual los asiáticos “ahorran” demasiado, lo que seríala causa de que prestaran dinero a los eeuu. Pero los “asiáticos” que aho-rran esos dólares son los bancos centrales. Los individuos y las empresasahorran en yuanes y en yenes, no en dólares. y no son esos ahorros nacio-nales los que China y Japón han colocado en los bonos del tesoro nortea-mericano por valor de 3 billones de dólares. es el gasto norteamericano, esdecir: los billones de dólares que el déficit de su balanza de pagos está bom-beando al mundo, el dinero que excede a la demanda exterior de las expor-taciones estadounidenses y a las compras de empresas, acciones y bienesraíces norteamericanos. este déficit de la balanza de pagos no es el resulta-do de que los consumidores norteamericanos apuren hasta el límite sus tar-jetas de crédito. Lo que se pasa por alto es el gasto militar, que está en labase del déficit de la balanza de pagos norteamericana desde los tiempos dela Guerra de Corea. es una tendencia que no puede seguir por mucho tiem-po, ahora que los países extranjeros están comenzando a reaccionar.en la medida en que el Banco Central chino es el mayor tenedor de bonospúblicos estadounidenses y de otros títulos denominados en dólares, se haconvertido en el principal financiador del déficit de la balanza de pagos nor-teamericana (así como del déficit presupuestario del gobierno federal). Lamitad del gasto discrecional a cuenta del presupuesto federal es de natu-

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raleza militar. eso sitúa a China en la desairada e incómoda posición de serla principal fuente de financiación del aventurerismo militar estadounidense,incluidos los intentos de los últimos quince años por cercar militarmente aChina y a Rusia, a fin de bloquear su desarrollo como rivales. no es eso loque se proponía China, pero es el efecto de la hegemonía global del dólar.otra tendencia que no puede seguir es el “milagro del interés compuesto”.Se llama “milagro” porque parece demasiado bueno como para ser verdad,y así es: no puede durar mucho tiempo. el endeudamiento muy apalanca-do termina siempre mal, pues incrementa los cargos por intereses más rápi-damente de lo que la economía está en condiciones de pagarlos. Fundar lapolítica nacional en el sueño ilusorio de servir intereses por la vía de tomarprestado dinero a cuenta de unos precios de activos más y más hinchadosse ha convertido en una pesadilla para los compradores de vivienda y paralos consumidores, así como para las empresas que se convirtieron en objeti-vo de los saqueadores financieros que se sirven de deuda apalancada parahacerse con activos. y es esta política la que ahora se aplica a unas infraes-tructuras públicas en manos de propietarios absentistas que cargarán intere-ses sobre los nuevos precios de los servicios suministrados por ellos y a losque se permitirá dar a esos cargos de intereses un trato fiscal de gastos tri-butariamente deducibles. Los lobistas de la banca han conformado el siste-ma fiscal de modo tal, que deriva la nueva inversión absentista hacia ladeuda, antes que hacia la financiación con capital. Los animadores de la fiesta que aplaudieron la economía de la burbujacomo “creación de riqueza” –por usar una de las locuciones favoritas deAlan Greenspan– querrían ahora hacernos creer a nosotros, su audiencia,que ya sabían que había un problema, sólo que, sencillamente, no pudie-ron frenar la “exuberancia irracional” y los “espíritus animales” de la econo-mía. La idea es culpar a las víctimas: a los propietarios de vivienda, obliga-dos a endeudarse para tener acceso a ella; a los ahorradores de los fondosde pensiones, obligados a confiar lo que lograron apartar de su salario agestores financieros que operaban para las grandes firmas de Wall Street;y a los empresarios que buscaban defenderse de los saqueadores finan-cieros de empresas, lo que les forzaba a tragar “amargas píldoras” en for -ma de deudas lo suficientemente crecidas como para bloquear una toma decontrol ajena. en vano se buscará un reconocimiento honrado del caráctermafioso progresivamente asumido por el sector financiero, harto más cer-cano a los cleptócratas postsoviéticos que gozaban de información privile-giada, que a innovadores schumpetarianos.Los tomos posburbuja parten del supuesto de que, en lo que hace a losgrandes problemas, hemos llegado al “fin de la historia”. Lo que les falta es

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una crítica de la imagen global: del punto hasta el que Wall Street ha llega-do en la financiarización del dominio público para inaugurar una economíaneofeudal de peajes, lo que ha llevado al extremo de una privatización delpropio gobierno encabezada por el tesoro y la Reserva Federal. Lo que sedeja sin mención es la historia de cómo el capitalismo industrial ha sucum-bido a un capitalismo financiero insaciable e insostenible, cuyo más recien-te “estadio final” parece ser un capitalismo de juego de casino de sumacero, fundado en derivados financieros de cobertura [swaps] y en innova-ciones especulativas de fondos hedge manejados entre amiguetes. Lo que se ha perdido son las dos grandes reformas de la era Progresista.La primera: la minimización de la barra libre a disposición de los ingresosren tistas no ganados (p.e., el privilegio monopólico y la privatización del do -mi nio público, que son muy otra cosa que el propio trabajo y la propia em -presa) por la vía de someter a cargas tributarias a la renta procedente dela propiedad absentista y a las ganancias (de “capital”) dimanantes de losprecios de los activos. el objetivo de la justicia económica progresista eraprevenir la explotación (lograda, por ejemplo, por la vía de cargar más delo tecnológicamente necesario en los costes de producción y en los bene-ficios razonablemente exigibles). ese objetivo tuvo un producto lateral for-tuito, que hizo que la era Progresista diera la impresión de que iba a con-quistar el mundo de una manera evolutiva darwiniana: pues la minimizaciónde la barra libre rentista de los ingresos no ganados permitió a países comolos eeuu competir con éxito y avanzar por encima de otros países que nopusieron por obra políticas fiscales y financieras progresistas.un segundo objetivo de la era Progresista fue el de obligar al sector finan-ciero a financiar la formación de capital. el crédito industrial se logró de ma -nera óptima en Alemania y en la europa central en las décadas anterioresa la i Guerra Mundial. Pero la victoria aliada trajo consigo el dominio de lasprácticas bancarias angloamericanas, basadas en el préstamo respaldadopor la propiedad o por flujos de ingresos ya existentes. La actual banca decrédito ha llegado a desacoplarse de la formación de capital, adoptandosobre todo la forma del crédito hipotecario (80 por ciento) y de préstamosgarantizados por las acciones empresariales (para fusiones, adquisicionesy saqueos y tomas de control de otras empresas, así como con vistas a laespeculación). el efecto de lo cual es la estimulación de la inflación de losprecios de los activos en relación con el crédito de manera tal, que benefi-cia a unos pocos a expensas del conjunto de la economía.el problema que representa la inflación de los precios de los activos funda-da en la deuda apalancada puede verse del modo más claro en el llamado“síndrome báltico” postsoviético, al que ahora está sucumbiendo la econo-

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mía británica. Las deudas se contraen en monedaextranjera –hipotecas inmobiliarias en los países bál-ticos; fondos fiscalmente evadidos y fugas de capitalen la Gran Bretaña–, sin la menor perspectiva, hastadonde puede alcanzarse, de que las exportacionespuedan llegar a cubrir los carrying charges1. el resul-tado de lo cual es una trampa de liquidez: una auste-ridad crónica abatida sobre el mercado interno, quees causa de bajos niveles de inversión de capital y debajos niveles de vida, sin esperanza de recuperación.esos problemas ilustran la medida en la que la eco-nomía mundial, en su conjunto, ha venido siguiendoun rumbo errado desde la i Guerra Mundial. estalarga trayectoria desviada se vio facilitada por el fra-caso del socialismo en punto a proporcionar una alter-nativa viable. Aun cuando el socialismo burocráticoestalinista de Rusia consiguió librarse de la barra libreposfeudal de la renta de la tierra, de la renta mono-pólica y de las ganancias rentistas dimanantes de losintereses, de las finanzas y de los precios de las pro-piedades, lo cierto es que los gastos y costos gene-rados por su burocracia terminaron lastrando de ma -nera insoportable su economía. Rusia cayó. La cues-tión es si la rama angloamericana del capitalismofinanciero seguirá el mismo camino como consecuen-cia de sus propias contradicciones internas.Las debilidades de la economía norteamericana son tan difíciles de subsa-nar porque arraigan en el núcleo mismo de las economías posfeudalesoccidentales. Sobre eso versaba la tragedia griega: una debilidad trágicaque condena al héroe. La principal debilidad arraigada en nuestra econo-mía es que una deuda creciente, más allá de toda posibilidad de ser satis-fecha, es parte de un problema de mayor alcance: la barra libre financierade la que la propiedad inmobiliaria y los tenedores de títulos financierosextraen rentas que rebasan por mucho los costes correspondientes medi-dos en esfuerzo laboral o en una carga fiscal equitativamente compartida(la teoría clásica de la renta económica). Lo mismo que la incautación detie rras o que los cabildeos privatizadores con información privilegiada, esari queza puede transmitirse hereditariamente, puede robarse o puede obte-nerse por la vía de la corrupción política. La riqueza y las rentas extraídaspor la vía del actual capitalismo financiero eluden la tributación fiscal, con

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1. Son los intereses cargadospor el corredor en cuenta demargen, y representan elcosto de almacenar un bientangible físico, que consisteen interés sobre los fondosinvertidos, seguro, derechospor almacenaje y otros costosincidentales. estos costosestán usualmente reflejadosen la diferencia entre los pre-cios de futuros para diferentesmeses de entrega. Cuandolos precios de futuro por ven-cimientos postergados decontrato son más altos quepara los vencimientos cerca-nos, es un mercado de intere-ses cargados por el corredor.un mercado total de interesescargados por el corredorreembolsa al dueño del bientangible físico por su almace-namiento hasta la fecha deentrega.

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lo que reciben, encima, un subsidio fiscal que no reciben, en cambio, ni lain versión industrial tangible ni el beneficio derivado de la actividad em -presa rial operativa. Sin embargo, los académicos y los medios de comuni-cación populares tratan esos flujos centrales como “exógenos”, es decir,como si acontecieran fuera del ámbito del análisis económico propiamentedicho.Desgraciadamente para nosotros –y para los reformadores que traten deacudir en rescate de nuestra economía posburbuja—, la historia del pen-samiento económico ha sido reescrita hasta convertirla en una pueril cari-catura, a fin de dar la impresión de que la actual teoría económica basura,demediada y grotescamente trivializada, es algo así como la culminaciónde la historia social de occidente. Si sólo se atendiera a los debates pre-sentes, nadie llegaría a percatarse de que en las dos últimas centurias haprevalecido una pauta de razonamiento harto distinta. Los economistas clá-sicos distinguieron entre ingresos ganados (salarios y beneficios) e ingresono ganado (renta de la tierra, renta monopólica e interés). Resultado de locual era la nítida distinción entre riqueza ganada a través del capital y laempresa, que refleja el esfuerzo del trabajo, y la riqueza no ganada, queviene de la apropiación de tierras o de otros recursos naturales, de privile-gios monopólicos (incluidas la banca y la gestión del dinero) y de unasganancias de “capital” fundadas en la inflación de los precios de los activos.Mas ni siquiera la era Progresista fue demasiado lejos en punto a purgar alcapitalismo industrial de las reminiscencias feudales: de la renta de la tie-rra y de la renta monopólica, procedentes de las conquistas militares, y dela explotación financiera ejercida por los bancos y (en norteamérica) porWall Street en calidad de “madre de los monopolios”.Lo que hace distinta de las anteriores a la actual burbuja económica es que,esta vez, no ha sido generada por los gobiernos como una estratagemapara organizar su deuda pública creando o privatizando monopolios y ven-diéndolos en concepto de bonos públicos. no; esta vez, los eeuu y otrasna cio nes se endeudan más profundamente, simplemente, para poder sub-venir a las pérdidas que los banqueros registraron con sus malos présta-mos. en vez de que las finanzas se subordinen y se aproen a la promocióndel cre cimiento económico y de una economía viable con una estructura decos tes más bajos, lo que se hace es, al revés, sacrificar toda la economíapa ra compensar al sector financiero. en tales condiciones, el “ahorro” no esso lución alguna para el presente encogimiento de la economía; es másbien parte del problema. A diferencia del acopio de recursos personalescautelosamente escondidos en casa de los días de keynes, el problemaahora es el poder extractivo del sector financiero en su calidad de acreedor,

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lo que impide borrar la pizarra sacando de ella las partidas de mala deudade la forma históricamente normal, es decir, mediante una oleada de quie-bras.Lo que pasa ahora mismo es que el sector financiero está sirviéndose desu opulencia (a costa del contribuyente) para ganar un poder político que lepermite desviar aún más infraestructura pública de los estados federados yde los gobiernos municipales, y del dominio público federal a escala nacio-nal. y lo hace al estilo de thatcher y Blair: vendiendo lo público a absentis-tas que lo compran a crédito para sacar buenos rendimientos de la deudapública (mientras se recortan todavía más los impuestos a la riqueza). na -die se acuerda ya del llamamiento de keynes a practicar la “eutanasia delrentista”. Hemos entrado en la era rentista más opresiva desde los tiemposdel feudalismo europeo. en vez de suministrar los servicios básicos de in -fra estructura a precio de coste, o aun subsidiado, para rebajar la estructu-ra de costos nacional y hacer así a nuestra economía más barata –y máscom petitiva internacionalmente—, lo que se ha hecho es convertirla en unacolección de cabinas de peaje. no puede, pues, sorprender demasiado quela episódica ola de libros postburbuja que nos invade este año se olvide deponer en ese contexto de largo plazo la financiarización de los eeuu y dela economía global.

traducción para SinPermiso: Ricardo timón

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85n tiempos económicamente duros, trabajar para cierta gente puedehacerse de pronto mucho más difícil. tomemos, por ejemplo, losanalistas y académicos que, por la razón que sea, han decidido dedi-car sus carreras a justificar la riqueza de los ricos. en tiempos nor-

males, estos apologistas de las grandes fortunas pueden pa sar alegrementesus jornadas laborales, con toda facilidad. no tienen más que invocar la pers-pectiva de un colapso económico catastrófico cada vez que alguien se atrevea proponer algo que pueda hacer a los ricos solamente algo menos ricos.Sin que los ricos puedan hacerse más ricos, advierten con suficiencia estosacólitos, no habrá nadie que cree empleos o que mantenga la bolsa en fun-cionamiento.Pero cuando la economía ya se ha hundido ¿a qué amenazas pueden recurrirlos apologistas de los impresionantemente ricos? ¿Qué hacen entonces? Vea -mos lo que hacen: Se desesperan y se vuelven aún más temerarios que decostumbre. Juegan con las estadísticas. Retuercen la lógica. in ventan esce-narios cada vez más fantasiosos y pesimistas. He mos visto, en las últimas semanas y meses, to -da esta desesperación y más.Los juegos estadísticos recientes giran en torno alos ricos como “refugiados”.Los ricos, han argumentado siempre los amantesde la fortuna, abandonarán cualquier jurisdicción

las explicaciones fiscales de los

académicos justificadores

de los ricosSam Pizzigati

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* Publicado originariamenteen Toomuch, 22 de junio de2009.

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que sea lo bastante tontorrona como para aumentar los impuestos de lasrentas altas. De todas formas, a lo largo de este último año, varias jurisdic-ciones han aumentado los impuestos a los ricos, lo que parece haber ejer-cido una mayor presión sobre el grupo apologista para “demostrar” el efec-to éxodo.Los redactores de las editoriales del Wall Street Journal hicieron precisa-mente este intento el mes pasado cuando saltaron sobre una noticia refe-rente a que un tercio de los millonarios de Maryland había desaparecido delas nóminas del estado.este “declive substancial”, decía la editorial del Journal, demuestra la “futilidadde exprimir a los ricos”. Los “contribuyentes expoliados” de Maryland, ase gu -raba el Journal, han decidido “contraatacar”. estaban abandonando el estado.¿Cuál era el “expolio” llevado a cabo por Maryland? en 2008 el tipo deimpuesto máximo estatal sobre las rentas superiores a 1 millón de dólareshabía aumentado de 4,75 a 6,25 por ciento.¿es posible que un aumento tan modesto pueda haber llevado a los millo-narios de  Maryland a abandonarlo todo y dejar atrás hogar y familia?Quizás. Pero hasta ahora, a pesar de las febriles aserciones de la editorialdel Wall Street Journal y otros medios similares, no hay ninguna evidenciade un éxodo de millonarios en Maryland.el instituto de Fiscalidad y Política económica señala, en un detallado aná-lisis de la postura del Wall Street Journal respecto al éxodo, que el númerode declaraciones imponibles con rentas superiores a 1 millón de dólares en2008 desde luego ha descendido. Pero el número de declaraciones conrentas por debajo de 1 millón de dólares “ha crecido notablemente”.en otras palabras, el supuesto “éxodo” de los ricos de Maryland probablemen-te refleja un descenso del número de ciudadanos de Maryland con más de 1mi llón de dólares de renta. el año pasado, en medio de la caída en pi cado deWall Street, los ricos de Maryland simplemente ganaron menos dinero.De todas formas, los datos que cita el Journal para respaldar su asercióndel éxodo provienen de un informe preliminar sobre la recaudación de im -puestos de Maryland en 2008. el informe final no saldrá hasta octubre. elin forme final del año pasado refleja más del triple de declaraciones superio -res a 1 millón de dólares que el anterior.esto por lo que respecta al gran éxodo de millonarios de Maryland. ¿estánpreparados para un poco de lógica tortuosa? La semana pasada la HarvardBu si ness Review presentó una poderosa ayuda del economista de la uni -versidad de Chicago, Steve kaplan.La contribución de kaplan en la Harvard Business Review, titulada Los(buenos) CEO lo tienen mal ofrece una provocativa toma de posición res-

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pecto a   las remuneraciones de los ejecutivos corporativos. Según kaplan,la evidencia “indica que los Ceo normalmente no están excesivamenteremunerados”. ¿Qué evidencia? Las pagas de los principales Ceo, dice kaplan, no cre-cen tan deprisa como las pagas de los directores de los fondos especulati-vos y otro tipo de financieros. en 2007, nos informa, los primeros 20 delsec tor de los fondos especulativos ganaron más de 20.000 millones de dó -lares, casi el triple de los 7.500 millones de dólares de ganancias combina-das de los 500 primeros Ceo de la nación.es completamente cierto. Los directores de los fondos especulativos se lle-van ganancias que dejan enanas incluso las pagas de los Ceo mejor paga-dos. Pero los Ceo ganan mucho más que la media de los obreros estado -u nidenses y la diferencia entre la paga de un Ceo y la de un obrero inclu-so se ha ampliado más, y más deprisa, que la diferencia entre Ceos y di -rectores de fondos especulativos.en 1970, tal como ha calculado el Director del instituto del trabajo, LesLeo pold, los 100 primeros Ceo de estados unidos ganaron 45 veces másque los trabajadores medios estadounidenses. en 2006, ganaron 1.723 ve -ces más.te niendo en cuenta esta gigantesca diferencia ¿puede un observador razo-nable concluir que los “(buenos) Ceos” han resultado, a grandes rasgos,ligeramente sobrepagados? ¿Podría preguntarse, este mismo observador,por qué el tal kaplan de la universidad de Chicago compara los Ceos conlos directores de fondos especulativos y no con los trabajadores medios?kaplan no da ninguna explicación lógica para dicha elección. Puede que notenga ninguna.Los apologistas de las grandes fortunas que han estado batiendo tamborescontra los impuestos federales tampoco se han mostrado especialmentefuertes en lógica. Por el contrario, se han dedicado a dar vueltas alrededorde historias cada vez más fantásticas respecto a los peligros que la fiscali-dad del estado nos está acarreando.un informe reciente de la American Family Business Foundation, un grupode investigación pagado para arreciar contra los impuestos estatales, haelevado la fantasía a cimas casi surrealistas.Los impuestos estatales actualmente solo se aplican a riquezas superioresa los 3,5 millones de dólares, o a los 7 millones para las parejas, que losricos prevén pasar a sus herederos. Los economistas Cameron Smith yDouglas Holtz-eakin argumentan, en su nuevo asalto a los impuestos esta-tales, que hacer tributar a esta riqueza desincentiva a los ricos a ahorrar einvertir.

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Las explicaciones fiscales de los académicos justificadores de los ricos

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Smith y Holtz-eakin, el principal consejero económico en la campaña de2008 de John McCain, continúan su argumentación diciendo que los im -puestos estatales en realidad impulsan a los ricos a gastar su dinero enlujos como cruceros alrededor del mundo. Al incurrir en gastos tan frívolos,a fin de cuentas una persona rica “reduce sus bienes y hace que descien-dan sus obligaciones tributarias sobre los mismos”.este proceso lleva, según Smith y Holtz-eakin, a que las personas ricasaca ben despilfarrando sus fortunas en vez de invertir en empresas quecreen empleo.A principios de este mes Citizens for tax Justice (Ciudadanos por la JusticiaFiscal) sometieron esta afirmación a una pequeña prueba de realidad. Los in -vestigadores de CtJ señalan que para reducir apreciablemente sus activos yevitar los impuestos estatales, los ricos deberían efectuar grandes comprasque no constituyeran un activo durable. Lo cual no es fácil de ha cer.Si un mil millonario compra un yate, por ejemplo, este yate se convierte enun activo y aumenta el valor del activo imponible del millonario. Solamentelas compras que no constituyen un activo pueden disminuir las obligacionestributarias de una persona rica.“¿Pueden las personas extraordinariamente ricas”, se pregunta el análisis deCtJ, “gastarse realmente sus millones en cenas y cruceros caros”?Pa ra conseguir tal cosa, responde CtJ, los grandes bolsillos deseosos de evi -tar los impuestos estatales deberían gastar “toda su riqueza en caviar o cru -ceros o cocaína”, cosas que “ya no existirán” a su muerte. es algo im pro bable.“no diremos que es imposible”, bromean con sarcasmo los analistas de Ci -ti zens for tax Justice, “porque no tenemos ganas de recibir correos elec-trónicos de hijos de papá, forrados con sus fondos de fiduciarios, glotonesy adictos a la coca, discutiendo esta opinión”.Así pues ¿qué es lo que indica, finalmente, la creciente inanidad de los apo -lo gistas de las grandes fortunas? ¿es dicha inanidad un signo de que losdías de los súper-ricos están tocando a su fin?Por desgracia, no necesariamente. Los súper ricos nunca han dependidode la lógica o las estadísticas o de historias creíbles para defender su domi-nio. Siempre han dependido del poder político que crea la gran riqueza.este poder todavía lo tienen. Continúan siendo una fuerza formidable, inclu-so si sus lacayos parecen imbéciles.

traducción para SinPermiso: Anna Garriga tarrés

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ack kemp, el candidato republicano a la vicepresidencia en 1966,murió de cáncer el sábado de la semana pasada. Dos días des-pués, la Casa Blanca de obama anunció una nueva ofensiva con-tra los paraísos fiscales extranjeros. estos dos hechos no tuvieron

absolutamente nada que ver el uno con el otro. Su coincidencia difícilmen-te pudo ser más azarosa. o irónica. Pero debemos detenernos un momento ante dicha ironía. Algo podemosaprender de ella.Para hacerlo, para apreciar esa ironía ocurrida la semana pasada, debemosdarnos un paseo por la avenida del recuerdo hasta 1977, el año en el que unjoven congresista de Buffalo llamado Jack kemp, que había sido una estrellalocal del fútbol americano, irrumpió en la escena política nacional con una atre-vida propuesta para recortar drásticamente los tipos de los im puestos federa-les –a lo largo de todo el espectro impositivo– en casi un 30 por ciento.en esos momentos, los estadounidenses más acaudalados afrontaban unti po impositivo medio del 70 por ciento sobre la mayor parte de sus ingre-sos por encima de los 200.300 dólares, equiva-lentes a lo que hoy serían 700.000 dólares. untipo tan elevado, sostenía el equipo de kemp, lle-vaba a los ricos a la caza de todo tipo de lagunasy vacíos legales. Si el tipo im po sitivo fuese signi-ficativamente más bajo, seguía el argumento, los

Sam Pizzigati

la gran ironía fiscalde nuestros tiempos

del “no cobresimpuestos a los ricos”

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* Publicado originariamenteen Toomuch, 11 de mayo de2009.

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ricos ya no tendrían un incentivo para “ocultar susingresos”. La evasión de impuestos en masa desapa-recería.kemp quería que el tipo máximo nacional descendieradel 70 al 50 por ciento. y pronto conseguiría lo quequería. en 1980, Ronald Reagan hizo campaña comoávido entusiasta de las propuestas legislativas derecortes de impuestos de kemp. en 1981 el recién ele-gido Presidente Reagan iba a materializar en ley, casi

literalmente y sin complejo alguno, los recortes que proponía kemp.Pero vendrían, a lo largo de las dos décadas siguientes, muchos más recor-tes de impuestos. en 2001, un recién elegido George W. Bush bajaría eltipo máximo al 35 por ciento, la mitad del 70 por ciento de tipo máximo quepreocupaba a Jack kemp en 1977.¿y cómo reaccionaron los ricos a esta increíble sucesión de buena suerte?¿Dejaron de ocultar rentas al iRS y al tío Sam? no exactamente. Dehecho, ni por un segundo. en 2001, según un detallado estudio del propio iRS publicado en 2006, loscontribuyentes estadounidenses pagaron 345 mil millones de dólaresmenos de impuestos respecto a lo que deberían haber hecho por ley.Sin embargo, ¿exactamente qué estadounidenses llevaron a cabo toda esaevasión fiscal? el año pasado, el economista del iRS Andrew Johns y el dela universidad de Michigan Joel Slemrod analizaron los datos sobre el“agujero impositivo” detectado por el iRS según el nivel de renta de los con-tribuyentes, y descubrieron que los estadounidenses que ganan entre500.000 y 1 millón de dólares al año evaden tres veces más impuestos queaquellos que ganan entre 30.000 y 50.000 dólares al año.el pasado enero, poco después de que Barack obama asumiera la presi-dencia, el director de inspecciones del iRS aumentó la estimación antesmencionada sobre evasión de impuestos. Sugirió que los impuestos queestaban evadiendo los estadounidenses mediante transacciones interna-cionales podrían añadir otros 123 mil millones a los originales 345 mil millo-nes de “agujero impositivo” estimados por el iRS.    La ofensiva contra los paraísos fiscales que anunció el Presidente obamala semana pasada está destinada precisamente a esas transacciones inter-nacionales.“Actualmente”, indica la Casa Blanca, “los estadounidenses más acaudala-dos pueden evadir impuestos ocultando su dinero en cuentas de los paraí-sos fiscales, y sin temor alguno de que ni su institución financiera ni el paísque recibe su dinero vayan a informar al iRS”.

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1. Internal Revenue Service, laagencia estatal estadouniden-se encargada de recaudar im -puestos y hacer cumplir la le -gislación impositiva (n. del t.).

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entre las medidas que propone la Casa Blanca para acabar con esta olea-da de evasión fiscal está el contratar a 800 nuevos agentes del iRS, “paratrabajar en hacer cumplir la legislación internacional”.el conjunto de medidas del “paquete anti-evasión” que propone la CasaBlanca, señala la Tax Justice Network (Red por la Justicia impositiva), unaorganización global de expertos en imposición y finanzas, no llega dehecho ni la mitad de lejos de lo que lo hacía la Stop Tax Haven Abuse Act(Ley para Detener la evasión impositiva) que obama copatrocinó comosenador en 2007. Pero ello no ha impedido que la patronal y los grupos depresión del mundo de los negocios ataquen esta ofensiva de la administra-ción con una retórica alarmista y estridente.  La National Association of Manufacturers (Asociación nacional de Pro duc -tores de Manufacturas) ha tachado las propuestas de la Casa Blanca de“de sastrosas”, y la Business Roundtable, organización que agrupa a los di -rectivos de las principales empresas norteamericanas, ha descalificado laspropuestas de obama porque “pondrían en peligro el crecimiento, reduci -rían la competitividad de las empresas exportadoras de eeuu y destrui ríanpuestos de trabajo”.Jack kemp no podría haberlo dicho con mayor vehemencia. Hace más detreinta años, cuando empezaba su cruzada por reducir los impuestos a losmás ricos de eeuu, sostenía que el sistema impositivo que en esos mo -mentos estaba en vigor “castiga el ahorro, la inversión, el trabajo y la pro -ducción”. kemp nos ha dejado recientemente, pero su espíritu claramentesigue vivo.

traducción para SinPermiso: Xavier Fontcuberta i estrada

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93as grandes crisis son tiempos de grandes cambios y ajustes. en elsistema mundial capitalista los equilibrios están alterándose a todavelocidad, y no juega en ello una parte menor la actuación de losestados BRiC (Brasil, Rusia, india y China). tal parece co mo si de

una figura artística creada en otro tiempo por Gold man Sachs surgiera ahorauna magnitud global ca paz de competir con los eeuu y la ue: China, la poten-cia mundial venidera, y Rusia, la decadente, han sido las primeras en enten-derse; Brasil y la india les han se guido. Desde hace un año, vienen soste-niendo reuniones informales como estados BRiC. esta semana se rea liza laprimera cumbre oficial de países BRiC en la ciu dad rusa de yekaterinburgo.Brasil, Rusia, india y China representan casi el 46% de la población mun-dial, y son potencias económicas de nivel mundial como exportadoras dematerias primas y productos agrícolas, como taller del mundo, fábrica deideas y centro de prestación de servicios. De consuno, disponen del mayorvolumen de reservas monetarias: 2,9 billones de dólares. Sus economíasnacionales crecen, aun si, ahora, a un ritmo claramente menor. no les que -da otra opción sino la de quitarse de encima lo an tes posible la mordaza dela recesión. y tienen po sibilidades de lograrlo, porquesus gobiernos no se limitan a una política de gestión dela crisis, como el gobierno norteamericano y la ue, sinoque están resueltos a inducir cambios. De conseguirlo,en unos pocos años alcanzarían o aun superarían eco-

Cumbre en Yekaterinburgo:¿hacia el fin del régimen

del dólar?*

Michael Krätke

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* Publicado originariamen-te en Freitag, 18 de juniode 2009.

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nómicamente a los estados del G-7. Porque entonces estarían más imbri-cados en tre sí que nunca antes, y va de suyo que eso podrá constatarseobjetivamente en el momento en que China desplace a los eeuu comosocio co mercial principal del Brasil.

El Fmi puede estar contentoLo que en la cumbre de yekaterinburgo anda en juego es, ni más ni menos,que una alianza estratégica en la política económica de alcance planetario,a fin de ejercer de contrapeso al “modelo” del capitalismo euronorteameri-cano de los mercados financieros. Quien quiera superar la presente crisissin sentar las bases para un próximo desplome financiero no puede limitar-se a rescates billonarios de bancos y a regular los mercados financieros,escribe el ministro brasileño de estrategia Roberto Mangabeira unger, autorde varios libros en los que ha abogado por la importación a la América lati-na del socialismo democrático de impronta europea.¿A dónde llevan esas maniobras de cambios de los estados BRiC? yaantes de su cumbre, chinos, brasileños y rusos han venido abogando porel final del régimen del dólar y por una nueva divisa mundial. Los bancoscentrales de estos tres países que, junto con el de la india, han experi-mentado, en las últimas cuatro semanas, un incremento de 60 mil millo-nes en sus reservas de dólares, están resueltos a fragmentar y diversifi-car. ya han anunciado su intención de adquirir bonos de empréstito delFMi y, al propio tiempo, vender bonos del tesoro norteamericano por unvalor de 100 mil millones de dólares. Los títulos del FMi serán emitidoscomo derechos especiales de giro, es decir, que se tratará de dinero fidu-ciario internacional, fundado en una cesta monetaria compuesta de dóla-res, euros, libras esterlinas, yenes y francos suizos. estará contento elFMi, porque su planeada emisión de bonos de empréstito se convertiráasí en un negocio seguro, aunque no admirable. en contrapartida, losestados BRiC pueden endurecer sus exigencias de igualdad en las deli-beraciones del FMi.en la batahola de las acciones de los estados por rescatar empresas enel espacio de la ue, se ha puesto sordina a algunas de las crisis quehabrán de resultar decisivas para el transcurso de la presente Gran De -presión del año 2009 (la cuarta del capitalismo moderno): la crisis de ham-brunas, la crisis agrícola, la crisis energética, la crisis de materias primasy las amenazantes consecuencias de la catástrofe medioambiental.

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Del BriC al BriiCssLos estados BRiC no pueden dejar de ver que todas esas crisis mundialesno sólo llaman a la puerta de su casa, sino que irrumpen en el seno mismode sus países. Así que fácilmente podrían los estados BRiC reconvertirseen un grupo de estados BRiiCSS, si indonesia, Corea del Sur y Suráfricase incorporaran. entonces podría hablarse con propiedad de un contrapoder de alcance económico mundial. La unión europea, ahora en situa-ción de espera, tendrá que decidir con quién quiere ir de la mano: si haciael abismo con los eeuu, o con los países BRiC, hacia un nuevo orden eco-nómico mundial.

traducción para SinPermiso: Amaranta Süss

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Cumbre en yekaterinburgo: ¿hacia el fin del régimen del dólar?

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97omo guante a la medida, un impuesto a las transacciones finan-cieras [Ftt, por sus siglas en inglés; t.] les iría de maravilla atodos esos banqueros e inversores de Wall Street. un impuestomodesto, que sería demasiado pequeño para que el inversor

medio lo notase, podría recaudar fácilmente más de 100 mil millones dedólares al año. eso es dinero de verdad, incluso en el terreno de los res-cates a AiG y Citigroup.Los chicos de Wall Street y los políticos a los que dan su apoyo odian quela gente hable de un impuesto de este tipo. empiezan a enfurruñarse yresoplar y sacan a sus mejores portavoces para rápidamente desestimareste tipo de visiones tan ingenuas que esgrimen los no iniciados en el com-plejo mundo de las finanzas. este descrédito tan arrogante suele ser sufi-ciente para alejar a periodistas e informadores de dicha idea, y para des-animar a la mayoría de grupos de interés y al resto de políticos de hacerpresión en serio sobre esta cuestión.Pero en el caso de aquellos que no se dejan intimidar fácilmente por los ban-queros fanfarrones y sus voceros (que incluyen a muchos economistas), unFtt tiene todo el sentido del mundo. el porqué es bastante sencillo.un impuesto del 0,25% sobre la venta o compra de unactivo afectará muy poco a alguien que planee mante-nerlo durante 5-10 años como inversión a largo plazo.un impuesto así costaría 25 dólares en el momento de

El regalo perfecto para Wall street: un impuesto

a las transacciones financieras*

Dean Baker

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* Publicado originariamen-te en Counterpunch, 30 deabril de 2009.

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la compra a alguien que adquiera 10.000 dólares de acciones de iBM. Si el preciose dobla en diez años, luego tendrá que pagar 50 dólares cuando las venda. estascantidades resultan ridículas al lado de lo que tendrá que pagar de impuestos sobreganancias del capital.Del mismo modo, si un granjero tiene que pagar un impuesto del 0,02% al comprarfuturos para asegurar su cosecha de trigo, el coste de asegurar una cosecha porvalor de 400.000 dólares sería de 80 dólares. esta cantidad tendría muy poco efec-to en su decisión de asegurar la cosecha o en las ganancias que obtendrá por ella.De hecho, como el precio de negociar acciones, futuros y otros activos financierosha caído fuertemente durante las últimas tres décadas, un impuesto modesto sobrelas transacciones solamente haría subir su coste a precios de hace 15 o 20 años.un pequeño aumento de los costes de transacción sería una carga muy manejablepara quienes utilizan los mercados financieros para sostener sus actividades pro-ductivas económicamente. Sin embargo, impondría un coste mucho más serio paraaquéllos que ven el mercado financiero como un casino en el que hacer sus apues-tas cada día, hora o minuto. Los especuladores que cuentan con meterse en el mer-cado a las 2 de la tarde y recoger sus ganancias a las 3 son los que estarían suje-tos a un riesgo mucho mayor si tuviesen que pagar un impuesto a las transaccionesfinancieras, por modesto que fuera. Del mismo modo, los ingenieros financieros que se especializan en desarrollar com-plejos instrumentos financieros puede que consideren un Ftt un fastidio. un Fttpodría implicar que sus instrumentos derivados fuesen gravados en varios momentosdistintos. Por ejemplo, la adquisición de una opción sobre una acción sería gravada,así como lo sería también la compra en si misma de la acción si ésta se ejecutase.Derivados más complejos podrían acabar sujetos al impuesto varias veces, reducien-do sustancialmente el beneficio potencial generado por la mera complejidad. Los de Wall Street y sus voceros insistirán en que un Ftt no se puede obligar apagarlo fácilmente, y que simplemente provocaría una huída del comercio haciaotros países. Hay sin embargo un pequeño problema con este argumento, llamado“Reino unido”. el Reino unido ha tenido en vigor un impuesto sobre las compraven-tas de acciones durante décadas (las transacciones de derivados y otros instrumen-tos financieros no están gravadas). La cantidad que se recauda cada año sería elequivalente en la economía estadounidense a 30 mil millones de dólares. ob via -mente, este impuesto puede conseguirse que se pague.De hecho, podemos ir más lejos que el Reino unido y añadir otras medidas parahacer que la obligación de pago sea más divertida. Por ejemplo, podemos dar a lostrabajadores un incentivo para que informen sobre el fraude de sus jefes dándolesun 10% de cualquier ingreso o multa que recaude el gobierno. Debe haber sin dudamuchos oficinistas en el sector financiero que agradecerían tener la oportunidad deconvertirse en millonarios simplemente delatando a sus jefes.

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Por otro lado, está claro que la posibilidad de que la industria financiera sevaya a otros países no debería preocuparnos en absoluto. ¿Por qué debe-ría preocuparnos más el tener que comprar nuestros servicios financierosa otros países de lo que nos preocupa tenerles que comprar nuestro acero?Si el sector se va a otro país, entonces será también para corromper a lospo líticos de otro país. el argumento es pues simple. un Ftt podría permitirnos recaudar más de100 mil millones de dólares al año para poder financiar la sanidad públicao cualquier otra partida presupuestaria que consideremos necesaria. Lo ha -ce de una forma muy progresiva en términos fiscales y debilitaría la in -fluencia del sector financiero tanto política como económicamente. Dehecho, in cluso Larry Summers, el jefe del Consejo económico nacional delPre sidente obama, ha dicho alguna vez que un Ftt es una buena idea.Como nos recordaba el Presidente obama en referencia a las bonificacio-nes en los sueldos de AiG, no podemos gobernar con odio. Sin embargo,podemos gobernar con un claro sentido de la justicia y la buena economía.un impuesto a las transacciones financieras cumple con ello.

traducción para SinPermiso: Xavier Fontcuberta estrada

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el regalo perfecto para Wall Street

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101eoliberalismo y democracia

el neoliberalismo está a la defensiva, incluso en retirada, pero noestá todavía derrotado. Huelga decir que los mercados no se

autorregulan en modo alguno, ni tampoco resultan especialmente brillan-tes. en el momento de la crisis –una crisis de legitimación– uno no deberíaolvidar que el neoliberalismo es una estrategia y una ideología política o lle-gada al poder por la fuerza o puesta por obra mediante la fuerza. La hege-monía vino después.en lo fundamental, el núcleo del mensaje político del neoliberalismo era su -fi cientemente claro: ha llegado el fin de la política y debemos estar en can -ta dos de ello. A partir de ahora, debemos fiarlo todo al omnipotente merca -do. Los políticos deben obedecer a los mercados, o cuando menos, respe-tarlos y temerlos, porque “los mercados” están listos y dispuestos a penali-zar a quienquiera que ose resistirse a ellos. A partir de ahora, los políticosdeben ser lo suficientemente prudentes como para ejecutar la voluntad delos mercados y obedecer las “leyes de la economía”, supuestamente uni-versales y “férreas”. ni siquiera políticos de izquierda vacilaron en declarar suimpotencia ante “las fuerzas del mercado”, las fuerzas del mercado mundial,y parti cularmente, de los mercados financieros internacionales: “no puedenconcebir gobernar contra los mercados financieros”.Am plias minorías, a veces mayorías, en los países democráticos permane-

El fin del neoliberalismo y elfuturo de la democracia: por

una política económicaalternativa para la izquierda

en Europa

Michael Krätke

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cieron tenazmente opuestas a muchas de las recetas del neoliberalismo.no les gustaba la privatización del sector público ni el desmantelamientodel estado del bienestar. Ciertamente, no aprobaban la desregulación delmercado de trabajo ni las cada vez más precarias condiciones de trabajo yel estancamiento o caída de los salarios reales. el neoliberalismo, sinembargo, obtuvo apoyo de masas mediante dos mecanismos. el primerofue el difundido mito de las diversas catástrofes, inminentes o a largo plazo.el paro masivo como consecuencia inevitable de la competición internacio-nal intensificada por parte de países de salarios bajos, la sobrecarga y ruinade los contribuyentes por un cada vez más grávido estado del bienestar, laatroz carga de deuda pública, insostenible a largo plazo, el envejecimientode la sociedad, que supondría una nueva forma de lucha de clases entregeneraciones, el final del estado nacional y la impotencia del estado fren-te a las omnipotentes y omnipresentes fuerzas del mercado mundial. elsegundo ha sido la mezcla del núcleo del mensaje con una miríada de pre-juicios simplistas y derechistas sobre el mundo social, como el racismo, ladiscriminación por razones de edad y el sexismo, de los que se ha abusa-do sin vacilar. no el trabajador como tal, sino la persona de color y el tra-bajador inmigrante musulmán se convirtió en la personificación del diablo,lo que venía seguido de una nueva versión del peligro chino o asiático.el neoliberalismo ha cambiado los modelos de gobierno de clase en lasdemocracias occidentales. Lo que otrora fuera el gobierno de caballerosilus trados y, posteriormente, el gobierno de calificados profesionales tecnó-cratas durante la breve época de supremacía socialdemócrata (al menosen europa), se ha transformado de nuevo en el gobierno de “comunidadesfinancieras” y demás “comunidades de negocios” apoyadas por un ejércitode intelectuales pertrechados de másters en administración de empresas ydoctorados en economía. no estaba a cargo de “los mercados”, sino de lospropietarios-administradores de los mayores bancos y fondos de inversión,corredurías y mercados financieros (actualmente sociedades anónimas, yano clubes de meros caballeros). Los señores y los grandes de Wall Street,de la City de Londres, del distrito financiero de tokio y de otros enclavesfinancieros han tomado las riendas. Las elites empresariales tradicionalesy la clase política se han subordinado acríticamente de grado a los prodi-gios de las “nuevas finanzas”.

la crisisDesde el verano de 2007, el mundo capitalista se encuentra en estado deconfusión. La crisis financiera internacional, provocada por la llamada crisisde las subprime, una crisis en un segmento relativamente pequeño del mer-

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cado hipotecario estadounidense, se ha expandido rápidamente a lo largoy ancho de todo el mundo. Después de series de crisis financieras localesy regionales sin precedentes en la historia del capitalismo, estamos vivien-do la primera verdadera crisis financiera mundial, que afecta a todos losmercados financieros del mundo, a todos los países capitalistas al mismotiempo. Por primera vez desde 1973, todos los países capitalistas del mun -do se encaminan simultáneamente a una profunda depresión. Brasil, Rusia,la india, China y el resto del mundo están a punto de seguirlos.La gran crisis en que ya estamos muestra los rasgos de una crisis sistémi-ca, si no del capitalismo como totalidad, sí ciertamente del tipo de capita-lismo establecido y extendido durante la era neoliberal. el reverenciado“mo delo” de capitalismo estadounidense, el “modelo” de Wall Street y delgran banco de inversiones, el “modelo” del orden mundial capitalista bajo laférula de las grandes finanzas internacionales, gobernado por los mercadosfinancieros internacionales y sus principales actores, los grandes inverso-res y especuladores y los inversores y especuladores institucionales, se hadesplomado. el modelo de booms prolongados, flotando y creciendo sobreuna serie de burbujas especulativas, tanto a escala nacional como global,ha llegado a sus límites. el sistema mundial capitalista como lo conocíamosy como ha sido configurado bajo la hegemonía del neoliberalismo tan sólopuede prolongarse si se inflan nuevas burbujas especulativas. Huelga decirque eso es una broma, pero una broma sangrienta. A falta de nuevas olea-das de especulación internacional, a falta de una nueva burbuja, el sistemamun dial capitalista, lo mismo el capitalismo estadounidense que el euro-peo, no podrá sobrevivir sin una transformación a largo plazo. Por todos losindicadores históricos, éste sería el momento del reformismo, del estiloeuropeo socialdemócrata o de otras fuerzas políticas reformistas dispues-tas y firmemente resueltas a intentar una “revolución desde arriba” y de ini-ciar una nueva serie de “revoluciones pasivas” que prendan en las masastrabajadoras y de clase media en los países de capitalismo avanzado. Sinembargo, lo cierto es que, en la presente encrucijada histórica, carecen dela menor idea de qué hacer: la socialdemocracia europea está profunda-mente dividida, y se ha comprometido concienzudamente con el sosteni-miento del proyecto neoliberal. Durante toda la crisis, los gobiernos y los bancos centrales han desempe-ñado sus papeles tradicionales, en gran medida en desacuerdo con lospuntos de vista y recetas neoliberales imperantes. Gobiernos de todas lasdenominaciones no han dejado a las fuerzas del mercado hacer su trabajode purgar al mundo capitalista de la carga de los débiles, ineficientes o per-dedores. en todas las crisis financieras anteriores, el gobierno estadouni-

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dense ha rescatado a los bancos y fondos de pensiones y demás institucio-nes financieras estadounidenses. Ha evitado a toda costa la quiebra de lasprincipales instituciones financieras, y lo ha hecho a costa de los contribu-yentes. Actualmente, la amenaza inminente de implosión de todo el sistemamonetario internacional y del sistema financiero mundial es convenientemen-te utilizada como excusa para rescates de magnitudes sin precedentes. elpeligro parece bastante real como para justificar incluso las mayores opera-ciones nacionalizadoras desde el final de la Segunda Guerra Mundial.es verdad: el capitalismo ha sobrevivido a crisis precedentes, incluso a lagran crisis de los años treinta. Pero ¿qué significa eso? Acaso convengarecordar que en Alemania la gran crisis sólo fue superada mediante elderrocamiento de la democracia, la imposición del régimen nazi y el cam-bio hacia una política económica nacional de “keynesianismo militar” (ladeuda financiaba el gasto militar) en una escala cada vez mayor. en loseeuu, a pesar de los esfuerzos del New Deal, sólo se superó la crisiscuando los eeuu entraron en la guerra, en 1940-41, y gracias a una eco-nomía de guerra a gran escala. no deberíamos olvidar que las economíasde las grandes potencias, la estadounidense en primer lugar, son econo-mías de guerra permanentemente dispuestas y con voluntad de trasladarlos atroces costes económicos de las guerras a diversas partes del restodel mun do capitalista.Después de la gran crisis de los años treinta, el liberalismo permaneciómuerto y enterrado durante largo tiempo. Los ideólogos y propagandistasdel neoliberalismo han trabajado duro y han esperado durante décadas–hasta las turbulencias de los años setenta– para volver con renovadosbríos. La infraestructura necesaria para un esfuerzo sostenido en la “gue-rra de las ideas” permanece aún intacta y será utilizada contra todas y cadauna de las críticas y formas de oposición a la fe amenazada.Para lidiar con la crisis de legitimación del régimen actual se ha abierto labúsqueda de culpables y vías de salida. ¿De quién es la culpa el desastre?no del capitalismo como sistema mundial, sino de capitalistas concretos.no del sistema bancario, sino de banqueros concretos. no de los mercadosfinancieros, sino de especuladores concretos. no están mal ni deben con-denarse los hedge funds, sino gestores concretos de hedge funds que sólose han pasado un poco. Se ha pagado demasiado a los gestores, las boni-ficaciones eran un poco demasiado generosas. Las agencias de créditohan contaminado tanto como otras agencias reguladoras. esto es lo quepo demos esperar: se sacrificarán chivos expiatorios por millares, pero las“elites” gobernantes se negarán a aceptar responsabilidad ninguna, ydesde luego no admitirán la menor culpa ante el desastre que han creado.

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y, lo que es más: ahora no nos enfrentamos a una crisis, sino a una miría-da de crisis interrelacionadas. no sólo a una crisis de los mercados finan-cieros internacionales y del sector bancario, sino también a una crisis mun-dial de sobreproducción que ha alcanzado ya a las principales industrias deexportación de alta tecnología de la economía capitalista mundial y arras-trará al resto durante los próximos meses. estamos en medio de una crisisecológica mundial con un período que cada vez se estrecha más rápida-mente (espacios de cada vez menos años) en que debemos emprenderacciones decisivas a gran escala. nos enfrentamos a una crisis mundial dealimentos estrechamente relacionada con el actual modelo de producciónagrícola mundial y de comercio, que ha convertido a algunos de los paísesmás pobres del tercer mundo en importadores de alimentos y ha puesto auna ingente y creciente proporción de la población rural y campesina a mer-ced de un puñado de enormes complejos agroindustriales del norte y deunos cuantos mercados de mercancías a futuros, también sitos en el norte.nos enfrentamos a una serie de conflictos militares irresueltos e insertos enotra guerra mundial, la “guerra contra el terrorismo” emprendida por elpoder imperialista dirigente de nuestros días. Que ese poder esté en decli-ve no sirve realmente de mucho consuelo. y por último, pero no me nosimportante, la era del neoliberalismo nos ha legado una duradera crisis dela democracia tal y como la conocíamos. Gracias a la política neoliberalaplicada por gobiernos electos una y otra vez, y bien a menudo, sin laaquiescencia de la mayoría del electorado, la democracia política ha sidoprofundamente desacreditada. Basta mencionar un hecho cuidadosamentesoslayado por la ciencia política oficial: el mayor y más rápidamente cre-ciente partido en todas las democracias parlamentarias occidentales es elpartido de los “no votantes”. entre los votantes, la confianza general en losasuntos de la política oficial es permanentemente baja.La crisis financiera como tal tiene un significado específico: las posibilida-des de crear nuevas burbujas no son ilimitadas; la estrategia de superar losproblemas intrínsecos del capitalismo mundial industrial por medios espe-culativos se ha agotado. Aunque presenciemos la desaparición de unmodelo y de una ideología, no estamos aún en un colapso financiero real,por la básica razón de que estamos, en el mejor de los casos, en mitad dela crisis. La mayoría de bancos ve encogerse sus beneficios; no los ve de -sa parecer. Sólo unos pocos bancos, bien es verdad que muy grandes, su -fren pérdidas reales (del orden de miles de millones de dólares). Los ban-cos están reduciendo el volumen de sus actividades comerciales (menosparticipaciones, bonos y valores). Ha sido en calidad de comerciantes enlos mercados financieros que los grandes bancos han obtenido sus benefi-

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cios durante la última década. Ahora están retraídos. La concentración enel sector bancario y financiero sigue a un ritmo sin precedentes, apoyada yacelerada por las acciones estatales de rescate. el vuelo de los capitalesse está reorientando de la propiedad inmobiliaria a las materias primas(petróleo, gas y productos agrícolas) y, más recientemente, a la deudapública. en términos económico-mundiales, el capital se ha retirado de lospaíses del tercer mundo y regresa a los eeuu (por eso el dólar, a pesar desu de bilidad intrínseca como moneda de la economía más deficitaria delmundo, está subiendo y mejorando en los últimos meses).

El retorno de la política: el neoliberalismo y su(s) futuro(s)Las dimensioines alcanzadas por las repetidas oleadas de la crisis finan-ciera mundial han hecho reaccionar a los gobiernos –al principio, con re -nuencia; luego, en un plazo vertiginosamente corto, con energuménico ac -tivismo ad hoc– ante los apuros de las grandes finanzas. Los mercadosfinancieros han fracasado, algunos de ellos se han hundido o están a unpaso de hacerlo, de manera que la política ha vuelto, o eso parece. Lascomunidades empresariales, tal y como se las denomina, aun las máspoderosas comunidades financieras del mundo como Wall Street o la Cityde Londres, han recurrido inmediatamente a sus amigos y aliados enWashington, Lon dres, tokio y dondequiera en busca de ayuda. el rescatede los bancos, al me nos el de aquellos bancos e instituciones financierascruciales para el sis tema financiero (no lo son, claro es, los 8.500 registra-dos oficialmente en los eeuu o los 8.000 registrados oficialmente en eu -ropa), se ha convertido en asunto rutinario para los gobiernos de los princi-pales países capitalistas del mundo. Durante algunos meses, los gobiernosse han agarrado a sus dog mas de fe y se han negado a intervenir y a reca-pitalizar bancos, excepto en casos muy contados. Ahora parecen haberaceptado su papel de “último recurso” y se han dedicado a rescatar bancosconcretos y compañías aseguradoras en series de intentos ad hoc de“resolver” la crisis. La caída de Lehman Brothers fue la excepción, no laregla. Como norma, los gobiernos rescataron bancos en caída y otrasempresas financieras, ya subvencionando fusiones y adquisiciones, acele-rando el proceso de concentración y centralización del capital financierotambaleante, ya nacionalizándolos de una u otra forma.en el momento presente, ninguna de las recetas neoliberales presentadascomo panacea para cada uno de los achaques de la economía mundial ca -pitalista funciona. Antes bien, ahora es obvio que las políticas neoliberaleshan permitido la economía de burbuja y han agravado seriamente los apu-ros en que nos encontramos. el neoliberalismo carece de respuestas a la

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crisis, y los devotos de esa fe milagrera han perdido el tiempo y nos lo hanhecho perder a nosotros negando la crisis o proclamando a bombo y plati-llo, una y otra vez, su inmediato final. Como el dogma neoliberal está desa -cre ditado, sus adversarios y críticos gozan de una gran oportunidad pararei vindicar el espacio público, para revivir y revigorizar el debate público enpo lítica económica, fiscal y social. no obstante, es improbable que el neoli -beralismo desaparezca de la noche a la mañana. La ideología neoliberalestá demasiado bien afianzada como para que se desvanezca en el aire.Durante la era del neoliberalismo, las sociedades capitalistas han cambia-do profundamente. Millones de personas deben empleo, oportunidades ysalud al advenimiento del neoliberalismo. Millones de personas han sidoeducadas en ese credo; centenares de millones han pasado la mayor partede su vida adolescente y adulta sirviendo bajo los ritos de la fe neoliberal,y muchas han prosperado con ella.La intervención estatal jamás despareció durante la era neoliberal; sólocam bió de forma. Las intervenciones estatales se orientaban a reforzar las“leyes del mercado” y someter al “mercado” los sectores de la economíanacional e internacional que aún no estaban completamente subordinadosa su funesta lógica: el aumento de la capacidad de dominación de algunosactores de mercado sobre otros; la extensión de la dominación de los “mer-cados” al núcleo mismo de la economía pública no mercantil; la aboliciónde todas las restricciones que pudieran suponer una carga para los propie-tarios de capital y los actores de mercados financieros, mientras se refor-zaba la “disciplina de mercado” estricta sobre todo el mundo, convirtiendoa los consumidores en deudores, a los trabajadores asalariados en ínfimos“empresarios” y directores de su propia fuerza de trabajo. tal fue la base delas intervenciones estatales durante toda la era neoliberal. Así, es la direc-ción, el tipo de “intervención” y las formas que adopta lo que cuenta, no lafrecuencia o el ámbito de las acciones estatales como tales.Las recientes series de intervenciones, mal planteadas y peor coordinadas,no han modificado efectivamente los patrones tradicionales del gobierno declase. Aún se mantiene la solidaridad dentro de un clase de “hermanos”más bien enemigos, pero que resulta la vía menos costosa para el capitalfinanciero y el capital en general, porque permite que sea la masa de con-tribuyentes la que cargue finalmente con la factura. Los bancos centrales,en particular, han actuado conforme a un falso diagnóstico de épocas pre-téritas, según el cual la crisis era de “liquidez” y no de “solvencia”. en másde una docena de series de acciones internacionales coordinadas y con-juntas, han asumido el papel de prestamistas sustitutivos para los bancos,reemplazando el segmento de préstamo interbancario por una suerte de

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crédito público. esas operaciones han sido más arriesgadas y costosas enla medida en que los bancos centrales, con la Reserva Federal estadouni-dense a la cabeza, han empezado a aceptar toda suerte de segundos tipos,incluso valores especulativos, derivativos y compartidos, como garantíaspara sus préstamos. Aunque varios grandes bancos y demás institucionesfinancieras han sido ahora nacionalizados, se trata de nacionalizacionescon muchas reservas y que permanecen asediadas por la ideología neoli-beral dominante: como series de medidas de emergencia temporal quetrans fieren malos préstamos, pérdidas y responsabilidad al estado, pero nola plena propiedad. Propiedad pública sin control público, la peor formaposible de nacionalización. en la mayoría de los casos, los gobiernos inter -ven tores se han comprometido a reprivatizar los bancos rescatados tanrápidamente como sea posible, convirtiendo la ayuda financiera en un rega-lo de la mayoría de la población a los bancos.ninguna de las intervenciones se ha concebido como reforma radical orien-tada a un cambio sistémico. el paradigma sistémico de la era neoliberal noha sido aún superado, por ejemplo restringiendo el control del poder debanqueros, agentes de bolsa y demás agencias de capital financiero.Aunque políticos estadounidenses, británicos, franceses y de otros paísescapitalistas han nacionalizado bancos y compañías de seguros, no tienenplanes o ideas para construir una banca y un sector crediticio públicos, nipueden imaginar la nacionalización de los mercados de acciones y de lasbolsas de mercancías a término para ponerlos bajo pleno control público(potencialmente democrático). Lo que pasa a primer plano es el viejo “so -cia lismo de estado”, la socialización de las pérdidas y de los riesgos, a cos -ta de quienes no los han causado o no los han causado en primer lugar. entodo caso, los políticos han intentado evitar tomar cualquier responsabilidada largo plazo con los mercados financieros, con el sistema de moneda ycrédito como núcleo del sistema mundial capitalista. Su objetivo sigue sien-do volver al statu quo ante, restaurar el poder y la gloria del capital finan-ciero como lo conocíamos. Decenas, centenares de bancos, de fondos deinversión y de aseguradoras pueden quebrar, y lo harán, pero el sistema de“mercados financieros libres” será restaurado.el capitalismo está nuevamente en cuestión, de manera que será defendi-do a toda costa. Podemos esperar un repliegue gradual del neoliberalismo.el capitalismo y el estado fuerte han sido siempre estrechos aliados. Apu -ra dos, los ideólogos neoliberales han abandonado rápidamente el mito del“es tado impotente” que han difundido propagandísticamente durante másde dos décadas, trabajando activamente por socavar los poderes estatalesy por reducir, de paso, el estado (de bienestar). Pero el estado fuerte sólo

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es el mejor amigo del capital en la medida en que está bajo control firmedel capital. no un estado democrático, al menos no en todas las circuns-tancias, aun si la democracia política ha sido socavada, mutilada y restrin-gida de formas diversas durante la era neoliberal. un estado fuerte, un sec-tor público amplio, un ámbito público vivo sigue resultándoles amedrentan-te, una amenaza potencial, mientras la base de las instituciones democrá-ticas y la constitución democrática sigan intactas. De aquí que la políticaneo liberal haya intentado modificar con tanto denuedo, y por doquiera, lasconstituciones democráticas –bajo la consigna de un “nuevo constituciona-lismo”–, buscando incrustar los dogmas neoliberales en las constitucionesy convertirlos en normas incuestionables de la vida política. Por ahora, y ala vista de la derrota del proyecto de constitución europea, se diría que esaopción se les ha cerrado. Pero todavía hay muchas posibilidades abiertaspara la defensa del capitalismo como el mejor sistema económico posible.una primera, según se ha visto ya, pasa por sostener que las crisis vieneny van, y que ésta pasará como las anteriores. Después de la crisis, el mun -do seguirá siendo capitalista, pero mejor que nunca. Porque las elitesaprenderán las lecciones de la crisis y del capitalismo reformado al mismotiempo, o eso prometen. Sin embargo, la experiencia histórica de diversascrisis y depresiones nos dice que tales crisis pueden durar muchos años,aun décadas. Japón quedó paralizado durante más de diez años por lagran crisis de su sistema bancario. Como las montañas de malos présta-mos son ahora incomparablemente más altas que las de los bancos japo-neses durante el boom inmobiliario de finales de los ochenta, es muy pro-bable que sobrevenga un largo período de estancamiento en el sector ban-cario internacional.una segunda es que la regulación de los mercados parece inevitable. Losreguladores han fracasado, algunas regulaciones eran deficientes. De ahíel clamor general en favor de más y nueva regulación, incluso de “transpa-rencia” del mercado, cosa que sólo existe en los manuales de economíaneoclásica. el neoliberalismo, huelga decirlo, jamás se ha opuesto a laregulación. Sólo a aquélla que pueda perturbar el gobierno desembridadodel capital y afectar a la libre movilidad de capital a través de las fronteras.La protesta en favor de nuevas regulaciones se acompaña ahora de chillo-nas advertencias contra la “sobrerregulación”. Regular de nuevo los mer-cados después de varias décadas de “desregulación” es una espinosa ta -rea que debería dejarse en las seguras manos de expertos, cuidadosa-mente escogidos. Algunos hombres prudentes, preferiblemente economis-tas, regularán los mercados, crearán “transparencia” y el mundo de losmer cados cumplirá su función mejor que nunca.

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una tercera, y acaso la más efectiva, en la medida en que, bajo la inspira-ción de los titulares de prensa, se ha abierto la caza de culpables concre-tos a quienes cargar con la responsabilidad de la crisis, es que no ha sidoel capitalismo, ni siquiera “el capitalismo financiero” o el neoliberalismo, loque ha provocado el embrollo; lo que ocurre es que algunos capitalistas,algunos ejecutivos, algunos banqueros y algunos hombres de negocios sehan pasado de la raya. ellos deberían ser condenados y castigados, no elcapitalismo como sistema, ni siquiera la política neoliberal.

Cómo controlar los mercados financierosHay buenas razones para ir mucho más allá de las políticas de rescate debancos concretos y de cambios de reglas del juego concretas. Como laeconomía entera se ve afectada, y gravemente dañada; como el grueso dela población tiene que arrostrar las pérdidas y riesgos que unos pocos indi-viduos ricos han contraído, es legítimo exigir que la autoridad pública con-trole los mercados financieros como un todo. el Banco Central europeo yla Comisión europea han sido nefastos, siempre a remolque del “modelo”del capitalismo financiero estadounidense. La integración de los mercadosfinancieros en la ue era considerada únicamente como medio para reducircos tes transaccionales. un cambio radical, un verdadero cambio de régi-men, es posible y necesario, y debería asumir la forma de una transforma-ción democrática, una transformación que, sometida a control democrático,alla nara el camino hacia la democracia económica.en primer lugar, a fin de asegurar las funciones básicas de cualquier siste-ma monetario y financiero –como un sistema estable y fiable de pagos,depósitos y movimientos monetarios y crediticios entre los agentes de mer-cado–, los estados europeos deben asumir el control en sus respectivospaíses de una parte amplia y relevante en el préstamo a bancos, para creary/o extender un sector fuerte y permanente de bancos públicos o semipú-blicos. La nacionalización de bancos es sólo el primer paso hacia un nuevosistema financiero. nacionalizar o, mejor, europeizar los organismos decom pensación es otro paso necesario para poner bajo control público elsistema de pagos de la ue.en segundo lugar, debe crearse un nuevo marco regulativo. Hay una miría -da de prácticas temerarias y de todo punto perniciosas que han aceleradoy exacerbado las recientes burbujas y cracks. La desintermediación depréstamos y el mercadeo con los paquetes de préstamos debe prohibirse alos bancos europeos y en los mercados europeos. La concesión de crédi-tos para operaciones de toma de control por apalancamiento, fusiones yadquisiciones e inversiones financieras similares debe ser rigurosamente

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restringida y autorizada sólo bajo supervisión especial. Los hedge funds nodeben permitirse por más tiempo en la ue, y no debe autorizarse a las ins-tituciones financieras europeas a invertir en ellos o a sacarlos fuera delespacio de la ue. Las opciones de acciones e incentivos similares para eje-cutivos para especular a corto plazo deben abolirse, restringirse las bonifi-caciones y vincularse actuaciones reales (p. ej., estabilidad en el empleo).De be acabarse con los paraísos fiscales en la ue y debe prohibirse a lasinstituciones financieras de la ue mantener relaciones comerciales, direc-tas o indirectas, con ellos.en tercer lugar, deben reformarse el sistema bancario europeo y los mer-cados de capital europeos. Por ejemplo, mediante el establecimiento de unregistro europeo de crédito, para empezar. Deben restringirse las activida-des comerciales de valores y debe prohibirse a los bancos europeoscomerciar por cuenta propia. Los mayores yerros del marco bancarioBasilea ii (efectos procíclicos, tasas demasiado bajas de reservas de capi-tal, permisividad en los modelos de riesgo interno) deben corregirse. Losmercados de capital de la ue pueden y deben desacelerarse mediante me -didas varias, p. ej., limitación estricta de los fondos de inversión y de pen-siones para los bonos del estado en la ue, mientras que deben prohibirselas inversiones en hedge funds o en acciones de fondos privados, merca-dos de derivados, acciones y divisas. el número y la complejidad de “pro-ductos estructurados” y demás derivados y certificados deben ser sustan-cialmente restringidos. Sólo deben autorizarse en forma estandarizada.toda transacción en el mercado no oficial debe prohibirse, y el comerciocon divisas, acciones y derivados, sólo autorizarse bajo regulación y super -vi sión estricta. Debe introducirse un tipo impositivo uniforme sobre lastransacciones financieras en todas las operaciones del mercado financiero,un tipo que sea suficientemente alto para ralentizar y reducir las accionesespeculativas a corto plazo. La recaudación de tales impuestos debe asig-narse directamente al presupuesto de la ue. Las agencias crediticias de -ben actuar bajo licencia y ser rigurosamente supervisadas o convertidas enagencias públicas sin ánimo de lucro financiadas por aportaciones de todaslas instituciones financieras.Deben aplicarse reformas similares en las instituciones financieras interna-cionales (como el FMi, el Banco Mundial o el Banco de Pagos in ter na cio -na les). Las agencias intermediarias de ámbito nacional, europeo e interna-cional deben ser puestas bajo control público y democrático. A fin de evitarun sistema dominado totalmente por el estado, debe implicarse en elgobierno de esas instituciones a los actores de los mercados financieros,desde bancos hasta los “consumidores” o clientes.

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Cómo democratizar la economíaLa crisis de la economía europea y mundial requiere algo más que unamera reforma del mercado financiero. Requiere un cambio en el régimenma croeconómico entero, un nuevo régimen de política monetaria y fiscal.Las sociedades democráticas tendrán que aprender cómo gobernar la eco-nomía en lugar de ser gobernadas por “fuerzas ciegas” y por las cacarea-das “leyes” de un sistema económico. Para gobernar la economía democrá -ticamente, tendrán que instituir la democracia económica.La idea de democracia económica resulta escandalosa, incluso irritante,pa ra las mentes liberales. Lo que está en disputa es el poder, el poder polí-tico y económico de los propietarios privados frente a la incapacidad de lasmasas de clases expropiadas y carentes de toda propiedad (o sólo nomi-nalmente propietarias). Pensar lo impensable –la democratización de laeconomía– requiere superar la división radical entre economía y política,tan profundamente arraigada en la corriente dominante del pensamientoeconómico. el primero es el ámbito de la propiedad y la acción racional, elsegundo es el ámbito del poder. Según este punto de vista, la democraciaes un concepto puramente político y debe permanecer confinado al ámbitode la política. Aunque la metáfora de la “democracia de los mercados” seatan del gusto de los (neo)liberales, sólo están contentos en tanto en cuan-to prevalezca el supuesto implícito de que deben gobernar los mercados(esto es, los señores de los mercados) en lugar de la democracia. Para un(neo)liberal, la democracia está bien en la medida en que siga confinada alámbito de la política, y el ámbito de la “economía”, de los mercados y delas empresas, quede bajo el control exclusivo del derecho, esto es, de losac tores propietarios. La democracia económica consiste en reivindicar tanto un concepto políti-co como una estrategia. inevitablemente, la democracia económica empie-za en el ámbito de la fábrica o empresa concreta, pero jamás puede dete-nerse ahí. La codeterminación de los trabajadores, el derecho a interveniren los asuntos de la empresa a que pertenecen como empleados, es indis-pensable para una economía democrática en que los participantes tenganvoz. en un régimen de codeterminación, la dirección puede y debe ser ele-gida por todos los miembros de la empresa, incluyendo tanto a los ac -cionistas privados y/o a los propietarios de capital privado cuanto a losemplea dos. A fin de establecer una democracia económica que traspase loslímites de la fábrica o empresa, "foráneos" como los consumidores y elestado deben ser incluidos y tener voz. Aun cuando se "democratizaran"todas las empresas, el "mercado" seguiría gobernando en tanto la demo-cratización no se extendiera hasta los niveles intermedio (las interacciones

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entre empresas y sectores o grupos empresariales) y macroeconómico (elconjunto de la economía regional o nacional y la interacción entre esas uni-dades económicas mayores y el ámbito mundial). Gobernar los mercadoses factible y economías de mercado altamente intervenidas pueden sermuy exitosas, como demuestran claramente los ejemplos recientes de losprósperos "estados en vías de desarrollo" en Asia. La democracia econó-mica en el ámbito macroeconómico sólo es posible si se crean nuevas ins-tituciones, o si las ya existentes, como los bancos centrales, son concien-zudamente reformadas. Como estamos ante la perentoria necesidad de unpro grama europeo de inversiones a gran escala, no sólo para superar la pre-sente crisis, sino también para estabilizar y mejorar el empleo y la calidad deltrabajo, para combatir la pobreza y la exclusión social, para posibilitar uncambio radical hacia el desarrollo sostenible, la construcción de esas institu-ciones es tan urgente como inevitable para la realización de es fuerzos con-juntos y coordinados a escala europea a largo plazo. La transformacióndemocrática de los mercados financieros lleva a la transformación democrá-tica de la economía entera, que a su vez conduce, esperemos, a la propiademocracia. un capitalismo reformado y embridado será harto más compati-ble con la democracia política, pero que una democracia ampliada que hayaaprendido a gobernar los mercados y la macroeconomía pueda seguir sopor-tando al capitalismo, es cosa que está todavía por ver.

traducción para SinPermiso: Daniel escribano

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115sta crisis tiene algunas diferencias importantes con otras recien-tes (México en 1994, Sudeste Asiático en 1997, Rusia en 1998,Brasil en 1999, Argentina en 2001): su epicen tro está en los paí-ses centrales y especialmente en eeuu. es una crisis del siste-

ma de pagos de los países ricos y no es el resultado de falta de recursos delos países más pobres para pagar su deuda. Más aún, no se trata sólo de unacrisis financiera de “activos tóxicos” en algunos bancos. es una crisis del régi-men de crecimiento económico liderado por las finanzas que ha venido sos-teniendo la demanda mundial por el aumento de los ingresos de las familiasen los países ricos gracias al endeudamiento; no se trata de un problema dedispendioso manejo de recursos en los países menosdesarrollados que, por el contrario, en muchos casos hanvenido registrando superávit fiscales y comerciales.Sin embargo, la crisis afecta a todos. esta es tal vez unade las diferencias más notables con la crisis de 1930: suimpacto sobre el comercio y las finanzas de la economíaglobal puede ser más notable1. en todo caso, ya es cla -ro que van a empeorar los problemas propios de los paí-ses menos desarrollados que también se habían bene-ficiado del boom de años previos, tanto por la demandainflada de los países más ricos, como por los altos pre-cios en los mercados de commodities y los bajos costos

Algunas consecuencias dela crisis económica en

Argentina y el reino deEspaña y la propuesta de la

renta básica (o ingreso ciudadano)*

Rubén Lo Vuolo y Daniel Raventós

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*una versión anterior y consi-derablemente más reducida deeste artículo fue pu bli cada enla revista ar gen tina Pers -pectiva Eco nó mi ca y en larevista electrónica aus tralianawww.onlineopinion.org.1. Véase la comparación en trelas dos crisis que rea lizaneichengreen y o’Rou r ke,2009.

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financieros. este clima de bonanza alimentó la creencia de que los proble-mas de desempleo, pobreza y distribución del ingreso se resolverían porderrame del crecimiento económico del mundo globalizado. esto es, que fun -cionaría el “derrame” de los beneficios del crecimiento económico, alivi an dolos problemas de distribución regresiva del ingreso. nuevamente los he chosmuestran que estos razonamientos son equivocados.Se equivocan quienes razonan que este es un problema financiero que ata -ñe a los bancos y que se resolverá rápidamente insuflando fondos a los mis -mos. Hoy se está en presencia del agotamiento de un régimen de creci mientoque inflaba la demanda por la suma de globalización, innovación fi nanciera,desregulación y crecimiento de deudas. en contraste, hoy la de manda se des-infla por pérdida de ingresos de los más pobres y pérdida de riqueza de (algu-nos) de los más ricos. A esto se suma la debilidad de las finanzas públicas delos países que van a tener que endeudarse y harán más difícil el crédito pri-vado. el consumo mundial concentrado en pocas manos que hoy se desinflano será fácilmente recuperable, mucho menos si depende de la demandainterna de países con superávit como China, cuyo consumo representa sóloun porcentaje muy bajo del PiB mundial y su sobrecapacidad productiva nohace probable que aumente el gasto en inversión. en síntesis, lo que hay que recomponer es la demanda internacional en uncontexto de profundización de la distribución regresiva del ingreso y lariqueza. esto requerirá mucho tiempo y un acuerdo político muy complejocapaz de revertir los balances superavitarios y deficitarios entre los países.A pesar de las declaraciones del G20, no parece que se asuma la dimen-sión del problema, en especial del impacto sobre el bienestar de la pobla-ción más vulnerable.

1. lAs intErPrEtACionEs DE lA CrisisSon diversas las interpretaciones de las causas de la crisis económica.unos economistas como Michael Hudson, Paul krugman o Joseph Stiglitz,tienden a poner el acento causal de la crisis en la desregulación de los mer-cados a lo largo de las últimas décadas, en especial del mercado financie-ro. otros, como Robert Brenner, Michel Aglietta o Walden Bello, consideranque se trata más bien de una crisis clásica de sobreproducción, derivadade la tendencia del capitalismo a generar una gran capacidad productivapor encima de la capacidad de consumo de una población que registra unadis tribución cada vez más desigual de ingresos, lo cual limita el poder decom pra de las mayorías y termina por erosionar las tasas de beneficio. tan -to unos como otros coinciden en condenar los “regalos” de ayudas públicasrealizados a lo largo de los últimos meses por parte de los gobiernos de los

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eeuu y la unión europea a los agentes que manejaron de modo impru-dente los fondos financieros cuando no directamente de forma criminal. Así,Hudson (2009), por poner un ejemplo, asegura que “A fines del año pasa-do, 20.000 millones de dólares fueron usados para pagar bonificaciones yre muneraciones a malversadores financieros, a despecho de la caída desus bancos en quiebra técnica. y para proteger sus intereses, esos bancossi guieron sufragando honorarios a lobbies encargados de persuadir a losle gisladores para que les den mayores privilegios especiales, todavía”.krug man (2009), por otro ejemplo, dice: “Pregunta: ¿qué pasa si pierdescan ti dades ingentes de dinero de otras personas? Respuesta: recibes ungran regalo del Gobierno federal (pero el presidente dice cosas muy durasso bre ti antes de soltar la pasta).”Aquí nuevamente aparece un doble estándar en la política pública. el dis-curso de la crisis fiscal, la falta de fondos, la prudencia del fisco, sirve pararecortar gastos sociales y beneficios a los trabajadores. Pero cuando setrata de rentas financieras, no tiembla el pulso para emitir dinero y deuda.De hecho, ya muchos advierten que el mundo avanza hacia un endeuda-miento público que puede ser incontrolable y afectar el propio valor demonedas utilizadas en los intercambios. un endeudamiento público que esre sultado de… fomentar el endeudamiento privado de aquellos que se su -ponía tenían patrimonio suficiente para garantizar los créditos que hoy nose pueden pagar. Mientras tanto, la “deuda social” sigue subordinada por-que no hay fondos suficientes para atenderla.en los hechos este es un capítulo más de las políticas que empujaron lavalorización financiera del capital. un elemento clave para comprender estoes el cambio en las formas de gobierno de las firmas [corporate governan-ce]. estas nuevas formas de gobierno generan, entre otros, un impactonegativo en el empleo y en las relaciones laborales porque las empresasdejan de privilegiar las ganancias retenidas y la inversión para dar prioridada la reducción de costos, fundamentalmente laborales [dowsizing] y la dis -tri bución de dividendos entre los accionistas (Boyer, 2000; Aglietta, 2000).el alto beneficio que reclaman los accionistas [stockholders] presiona parael ajuste a otros agentes económicos afectados por la actividad de la em -presa [stakeholders]: asalariados, comunidad local, medio ambiente, pro-veedores de menor tamaño, etc. en este proceso, el capital productivo de las empresas se negocia en losmercados mediante títulos de acciones y obligaciones negociables, el ca pitalvariable de la masa salarial se negocia mediante los fondos de jubilaciones ypensiones, seguros de accidentes de trabajo, fondos de desempleo, etc. elpatrimonio público se negocia mediante títulos de la deuda pú blica y privati-

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zación de empresas públicas volcando así sus acciones almer cado. La práctica de titulación transforma deu das ban-carias en activos de fondos de inversión. estas y otrasprác ticas multiplicaron la liquidez mundial de las que lasmonedas fiduciarias son sólo una pequeña par te2, al tiem-po que los sistemas contables no reflejan adecuadamenteel riesgo de los activos en cartera.Los títulos valen lo que dice que valen quienes los nego-cian diariamente en los mercados financieros y para esoes importante que crezca la liquidez para que haya poderde compra. Pero la liquidez no es una propiedad in trín -seca de un título, sino que es resultado de la invención dela propia es truc tura institucional de los mercados finan-cieros y de los productos fi nan cie ros. La liquidez es untruco inventado por los “hacedores de mercado” para quecircule el capital, se reproduzca lo más autónomamenteposible, y se pueda liquidar rápidamente para transferirloa otra colocación financiera. La creciente liquidez permiteque el valor de una empresa pueda multiplicarse o divi-dirse sin que haya cambiado su proceso de producción,su nivel de ventas o su participación en el mercado.Lo que se plantea ahora como solución de esta crisis esseguir aumentando esa liquidez gracias a la rápida y con-sentida ayuda pública a los responsables de la crisis, quecontrasta con los argumentos que se esgrimen para noaceptar políticas como la renta básica que solicitan que seamplíe la liquidez (mucho menor) para resolver problemasde los más vulnerables y damnificados de la crisis.Mientras se regalan fondos públicos para salvar los nego-cios de los que aún parece que continúan cobrando sucu-lentos honorarios, se sigue sin aceptar que los ciudadanoscomunes, los más necesitados, reciban una renta básicaporque ese “regalo” no los estimularía a trabajar. es notable este argumento. Lo que en todo caso no esti-mula a trabajar es la renta financiera que se ha venidogarantizando en todos estos años. Pe ro el problemamayor es que la valorización financiera del capital se havuelto mucho más importante e incluso contradictoria conla valorización productiva. ni siquiera la productividadlaboral es relevante para el éxito de la empresa en una

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2. Según estimaciones deIndependent Strategy, para elaño 2007 de los 607 billones[trillions] de dólares que com-ponían la liquidez global, el80% se explicaba por deriva-dos, el 10% por deuda titulari-zada, 9% por la llamada ofer -ta monetaria amplia y sólo el1% por moneda fiduciaria. 3. Por financiariación en ten de -mos el proceso que arran cócon fuerza a partir de 1980 porel cual las finanzas ocupan unpor centaje de la economíacada vez mayor, apropiándosede una porción cada vez ma -yor del ingreso mediante prác-ticas especulativas y depreda-doras de la riqueza productiva.Si en 1983 la cifra diaria de to -tal de negocios de las transac-ciones financieras en los mer-cados internacionales era de2.300 millones de dólares, en2001 se había multiplicado pormás de 56, llegando a los130.000 millones (Harvey,2005). Los beneficios financie-ros como porcentaje del totalde beneficios (financial profitsas a percent of total profits)pasaron de representar en1965 cerca del 15% al 40% enel año 2005 (Corporate Profitsby industry, 1959-2007, eco -nomic Report of the President,2008, citado por Bellamy Fos -ter, 2008). Como algunosautores han mostrado, el sis-tema financiero capitalistaadop tó entre sus principalesins trumentos, el sistema Pon -zi. Véase, por ejemplo, Hud -son, 2008.

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economía liderada por las finanzas. Aquí también discursean sin funda-mento los economistas ortodoxos. esa es la excusa perfecta para ajustarplanteles de trabajadores para que la empresa pueda dar rá pidos dividen-dos y así cotizar mejor en los mercados financieros. no es que los trabaja-dores sean improductivos, es que lo que interesa es la ga nan cia financie-ra, no importa cómo se obtiene. Mientras se usan fondos públicos para garantizar la supervivencia de quie-nes apostaron a la máxima rentabilidad de la especulación financiera, no seacepta que se utilicen fondos para garantizar niveles básicos de ingresospara toda la población. esta contradicción no sólo es criticable desde elpun to de vista ético, sino también macroeconómico. De lo que se trata esde sostener la demanda para salir de la crisis y sobre todo la demanda delos grupos más vulnerables y subordinados que son los principales perjudi-cados. Para ello es mejor la renta básica que el enjuague de los balancesbancarios o la liquidez a bancos que ni siquiera dan préstamos a los quetienen, mucho menos a los que no tienen nada. no se trata, entonces, de que no sea razonable utilizar fondos públicos paradistribuir ingresos ni tampoco que sea ineficiente regular los mercados.Como señala Baker (2009), el problema de la crisis no es que tenga que vercon la mayor o menor regulación de los mercados (los mercados siempre hanestado regulados) sino en beneficio de quien se regula: “el plantea miento demenos-o-más regulación sostiene la premisa de que hay ahí fuera y a prioriun mercado desregulado, y de que algunos de nosotros queremos reinar endicho mercado desregulado mientras otros preferirían dejarlo como está.esta visión es consistente con la idea de que las grandes desigualdades derenta aparecen como resultado de las fuerzas del mercado. Pero como ilus-tran los anteriores ejemplos, nadie está en realidad hablando de un mercadodesregulado –más bien estamos todos ha blan do de a quién va a beneficiarla regulación. La distribución de la renta no ha precedido nunca a la inter-vención del gobierno.” Se trata, entonces, de discutir a quién beneficia laregulación de los mercados y la distribución de los ingresos.Lo que está en crisis es algo más que un sistema financiero especulativo.está en crisis un modelo de crecimiento regulado y liderado por las finanzas,una de cuyas características centrales es la inflación de activos y el creci-miento del crédito hacia los sectores más acomodados. el proceso de finan-ciarización3 de la economía vino acompañado de una fuerte distribuciónregresiva del ingreso y una mayor flexibilidad de los ingresos laborales tantoen los países centrales como en los periféricos. Así, las familias se vieron “for-zadas” a complementar sus ingresos laborales con ingresos provenientes dela inflación de los activos que tenían en el mercado de capitales (fondos de

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pensiones, fondos de inversión) y los créditos (especial-mente hipotecarios) que obtenían ofreciendo sus activosen garantía. Para los pobres la globalización financieraofreció micro-créditos, de forma tal que en lugar de ser“beneficiarios de derechos”, pasaron a ser deudores yclientes de instituciones que los “integran” al sistema finan-

ciero (Lo Vuolo, 2009). Como afirma uno de los gurúes más citados como pronosticador de la cri-sis, la bancarrota de este modelo de Bretton Woods ii obliga a revisar todala organización de la economía (Roubini y Setser, 2005). Lo más habituales referirse a la necesidad de revisar la regulación financiera, las relacio-nes comerciales entre los propios países centrales y economías pujantesco mo las asiáticas, los mercados de cambios. esto es más que evidente: laeco nomía mundial reclama nuevas instituciones de regulación ante el fra-caso de los organismos multilaterales en prevenir y administrar las crisiseconómicas. Pero poco se dice sobre la necesidad de revisar las políticasy las instituciones que distribuyen ingresos y derechos a los ingresos. yaquí entra la renta básica como política racional para distribuir ingresos deforma más estable, igualitaria y complementaria a los que viven del traba-jo. trabajo que se ve amenazado por el paro y los propios ajustes que sepreparan para “hacer frente” a la crisis. La reorganización de la economíamundial no es sólo de las finanzas, sino de todo el sistema de protecciónde la sociedad frente a las consecuencias de la crisis desatada por los fun-damentalistas del mercado y del crecimiento eterno.Algunas cifras ilustran la magnitud del paro. todas las previsiones se que-dan cortas al conocerse los datos reales. ninguna previsión mencionó quela tasa de desempleo en el Reino de españa llegaría al 17,3% en el primertrimestre de 2009, como ahora se sabe. existen previsiones de algunosinvestigadores que llegan a estimar hasta un 30% de desempleo para fina-les de 2010.4 en cualquier caso, situados a mediados de 2009, el númerode desempleados en el Reino de españa ya sobrepasa oficialmente los 4millones. Agrava el futuro saber que la recuperación económica, cuando seacabe produciendo, no podrá absorber en poco tiempo estos niveles dedesempleo. en el mejor de los casos se necesitarían muchos años de cre-cimiento sostenido para absorber los 5 millones de parados que faltarápoco por alcanzar o incluso quedarán sobrepasados en el momento culmi-nante de la destrucción de empleo.en Argentina se ven efectos similares, aunque lamentablemente no es posi-ble precisar cifras porque desde inicios de 2007 el gobierno tiene interveni-do el instituto nacional de estadísticas y Censos de forma que los indica-

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4. Véase Hugh, 2009.5. Para un análisis de la crisisy sus salidas, véase Lo Vuolo,2007.

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dores económicos y sociales están todos distorsionados. Lo que sabemoses que luego de la brutal crisis de 2001-02,5 la economía creció por cincoaños a tasas superiores a 8% anual, por lo cual el desempleo fue cayendodesde cifras de casi 20% a valores cercanos al 8%, aunque el empleo infor-mal y sin cobertura social se mantenía en el 45% del total de empleados.Pero en el año 2008 el crecimiento se desaceleró y en último trimestre,pese a que el gobierno presenta cifras inconsistentes para mostrar lo con-trario, variados indicadores alternativos ya muestran un freno brusco delcrecimiento económico, caída de los superávit fiscal y comercial, aumentodel desempleo. Situación similar se observa en otros países de AméricaLatina. Según CePAL, el año 2008 señala el fin de un período de seis añosde expansión en la región y una proyección de aumento del desempleo y lainformalidad (www.eclac.cl).¿Qué pasa con la pobreza? el porcentaje de pobres en el Reino de españano ha cambiado significativamente en los últimos 30 años, situándose cercadel 20 por ciento. Cuando el crecimiento económico ha sido importante, yen ocasiones muy vigoroso, la proporción de personas pobres, casi unquinto exacto del total de la población, no ha variado a lo largo de las últi-mas décadas. La crisis económica comportará, en cambio, un aumentorápido y significativo de la pobreza. Así, mientras que tasas de un creci-miento económico substancial han sido necesarias para mantener la pro-porción de pobres, unas tasas negativas o positivas muy pequeñas com-portarán un crecimiento espectacular de la pobreza. Muchas organizacio-nes dedicadas a la lucha contra la pobreza (Cáritas, por ejemplo) estánalertando del incremento espectacular de la demanda de sus servicios yactuaciones.Las cifras de pobreza en Argentina (y en la mayoría de los países latinoa-mericanos) se miden por criterios diferentes a los de la unión europea. engeneral, comparan ingresos revelados por encuestas de hogares con cos-tos de una “canasta de consumo de necesidades básicas”. otra vez, en elcaso de Argentina los datos de ingresos se han vuelto poco confiablesdesde inicios de 2007 por cambios metodológicos de la encuesta de hoga-res que en muchos casos no son conocidos, mientras que el índice de pre-cios al consumidor hace más de dos años que está manipulado oficialmen-te: mientras los datos administrativos hablan de una inflación para 2007menor al 10%, estimaciones alternativas (incluyendo estadísticas oficialesde gobiernos provinciales) la ubican en el 25%. en 2008 continuaron lasdivergencias de forma tal que mientras los datos oficiales señalan que entre2006 y mediados de 2008 la pobreza había descendido de 27% a 21%, lasestimaciones privadas indican que creció hasta cifras de 33%. y todo ello,

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antes de que empiecen a sentirse los efectos de la crisisy el freno económico de la última parte de 2008, cuandolos datos oficiales insisten en que sigue bajando la pobre-za. en cualquier caso la evidencia histórica indica que lapobreza en la región latinoamericana es fuertemente pro-cíclica: sin duda va a aumentar con el freno del creci-miento económico.en otras palabras, es evidente que tanto en el Reino deespaña como en Argentina, la economía se frenó, el des-empleo y la pobreza suben… y las perspectivas son queesta situación continúe o se agrave. Si consideramos queel mismo Banco Bilbao Vizcaya Argentaria prevé unacaída del PiB de la economía española en el 2009 del2,8%,6 el mayor porcentaje desde la Guerra Civil ahorahace 73 años, el desempleo será cercano a los 4,5 millo-nes en el año 2010 y la tasa de paro rondará el 20%. A lavista de estas previsiones, la pobreza aumentará sinduda. en la unión europa son alrededor de 5 millones lospuestos de trabajo que pueden perderse a lo largo del2009. Aún así, cada nueva previsión diagnostica peoresresultados que las anteriores.en el caso de Argentina, la caída de la economía en 2009es previsible, entre otros motivos, por la caída del preciode los principales productos de exportación, de la propiaproducción agropecuaria y de la demanda de los paísescentrales; a esto se suma el brusco freno de la produc-

ción de ciertas industrias como la automotriz, el deterioro de las cuentas fis-cales por merma de recaudación de impuestos, por las crecientes dificulta-das para financiar los vencimientos de la deuda y por la falta de acceso acrédito en los mercados financieros, etc. Los impactos de la caída de lademanda se han de sentir más fuertemente en el circuito de las pequeñasy medianas empresas que son responsables de cerca de 80% del empleototal, gran parte del cual es informal y con escasa cobertura social.

2. lo QUE lA rEntA BÁsiCA PoDrÍA APortAr En EstA sitUACión DE Crisis

¿Qué puede aportar una política como la renta básica a escenarios comolos que se están observando y previendo? Para hacer más clara la exposi-ción que sigue, deberá tenerse en cuenta que nos estamos refiriendo a unarenta básica de una cantidad similar al umbral de la pobreza.7

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6. Datos coincidentes con elboletín del Banco de españadel mes de marzo en dondese llega a la previsión de undecrecimiento de la economíadel 3% para el año 2009.7. en un estudio realizado pordiversos autores (Arcarons etalii, 2005) se proponía, entreotras posibilidades, una rentabásica de 5.414 euros anua-les para los adultos (cantidadque estaba en el estudio com-pletamente libre de imposi-ción directa, no así el primereuro que se obtuviese porencima de esta renta básica)y de 2.707 para los menoresde Ca taluña, que es paradon de se realizó el estudio.Hay que precisar que estascan tidades eran propuestas apartir de datos de 2003 quees cuando se empezó a reali-zar el estudio. Para un resu-men actualizado de este estu-dio, véase Raventós, 2007.

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2.1 la inseguridad económica y vital por la pérdida del puesto de trabajoLa pérdida involuntaria del puesto de empleo provoca una situación de in -seguridad económica y vital sobre la que se han escrito tantas páginas quecualquier comentario adicional sería redundante. esto es mucho más graveen países como Argentina donde el seguro de desempleo es casi simbóli-co y nunca llegó a cubrir más de 8%/10% de los desempleados estadísti-cos. en el Reino de españa ya son (a fecha de abril de 2009) más de1.000.000 las personas en paro que está sin ninguna prestación.Si se dispusiera de una renta básica indefinida, esa pérdida del puesto deempleo no tendría consecuencias tan preocupantes en el bienestar de losdamnificados. esto es cierto para cualquier coyuntura económica y muchomás para una crisis con desempleo creciente, porque no sólo es que sepier de el empleo sino que además se vuelve más difícil conseguir otro em -pleo y mucho menos una ocupación que no sea precaria. La creciente ma -sa de desempleados ha de presionar para que los trabajadores aceptenem pleos precarios de cualquier tipo, inestables, sin cobertura social. unarenta básica universal e incondicional aliviaría estos problemas en tanto lacompetencia por los empleos se haría con la seguridad de un ingresogarantizado al margen de la relación laboral.

2.2 la pérdida de actividades de auto-ocupación [self-employment] yde la pequeña propiedadLa renta básica está asociada con la reducción del riesgo de iniciar deter-minadas actividades de auto-ocupación. Hay dos tipos de auto-empleados:aquellos que tienen un colchón (familiar la mayoría de las veces) que lespermite plantear un proyecto empresarial de forma racional y temperada, yaquellos para los cuales la auto-ocupación es la única salida laboral frentea la falta de empleo asalariado formal. en el segundo caso, el riesgo en elque se incurre no es sólo perder la inversión, sino perder los medios desubsistencia, lo que hace que cualquier decisión sea mucho más angustio-sa. Pero el riesgo no termina aquí: en muchos casos, la falta de un capitalinicial mínimo retrae a potenciales emprendedores de la actividad. Los programas de micro-créditos diseminados por América Latina para“hacer de cada desempleado un emprendedor”, muestran serias deficien-cias y limitaciones como programas sociales. entre otras cosas, sus bene-ficiarios se vuelven “deudores” permanentes porque las actividades queemprenden tienen serios límites para expandirse y losbeneficios terminan siendo apropiados por los presta-mistas.8 en realidad, la moda de las micro-finanzas (quesuele restringirse al micro-crédito) es parte del proceso

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8. Véase Lo Vuolo, 2005; 2008.

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de valorización financiera del capital que hoy está en cri-sis. La incorporación de las familias pobres al sistemafinanciero cumple la misma función que el crédito hipo-tecario para las familias de clase media: complementarsu ingreso no por derecho propio (como es el caso delingreso laboral o los subsidios públicos) sino como deu-dores. Hay que convencer a los desempleados que no

pueden conseguir empleo asalariado pero sí pueden salvarse por sí mis-mos por su espíritu “emprendedor”, en un mundo donde se están cayendoempresas multinacionales.Si se quiere fomentar la economía social, en pequeña escala, se debe dargarantías de ingresos. La renta básica serviría a ese propósito en un con-texto de revisión integral de la orientación de los micro-créditos, porque per-mitiría a los auto-empleados del segundo tipo capitalizar el proyecto empre-sarial y, al tiempo, no ser tan dependientes del éxito del proyecto parasobrevivir. en ese sentido, la renta básica es más eficiente que los micro-créditos para estimular la creación de micro-empresas y de cooperativas,porque significa un ingreso estable, permanente y que no genera deuda (niintereses usurarios). en una situación depresiva, la renta básica, ademásde representar un instrumento que facilitaría las tareas de auto-ocupación,incluso la organización cooperativa de sus beneficiarios, supondría unamayor garantía para poder hacer frente, aunque fuera parcialmente, a quie-nes no logran éxito con su pequeño negocio.

2.3 Caja de resistencia en caso de huelga obreraAlgunos autores han comentado9 que la renta básica supondría, en caso dehuelga, una especie de caja de resistencia incondicional cuyos efectos parael fortalecimiento del poder de negociación de los trabajadores son fácilesde calibrar. efectivamente, la disponibilidad de una renta básica permitiríaafrontar el conflicto laboral de una forma mucho menos insegura: a día dehoy, dependiendo de los días de huelga, los salarios pueden llegar a redu-cirse de forma difícilmente soportable si, como acostumbra a ocurrir para lainmensa mayoría de la clase trabajadora, no se dispone de otros recursos.Precisamente, ya se observa el aumento de los conflictos laborales comoresultado de la crisis, porque la misma no sólo conlleva la reducción de lospuestos de trabajo sino de los salarios y otros beneficios laborales. Dehecho, el FMi y la oCDe, entre muchos otros, aconsejan moderación sala-rial o, más aún, el abaratamiento del “factor trabajo” como forma de paliarla crisis de las empresas. Lo cierto es que ya estamos asistiendo a un per-manente y renovado anuncio por parte de un buen número de empresas de

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9. Por ejemplo: Raventós yCasassas, 2003, Wright, 2006y Raventós, 2007.10. Véase Lo Vuolo, 2005 y2009.

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presentaciones de expedientes de cierre o de regulación de plantilla. enel caso de países como Argentina, gran parte del problema queda ocultoporque solo sale a la luz publicitaria los despidos y conflictos de empre-sas de gran tamaño, mientras que el empleo precario de las empresasmás pequeñas (el grueso del empleo) se reduce sin mucho conocimientopúblico. La renta básica podría cumplir un papel muy importante en estas luchas deresistencia ante los costos de la crisis defendiendo los puestos de trabajo ylas propias condiciones de empleo. Contrariamente a lo que algunos supo-nen, en la crisis se ve perfectamente que la renta básica no se planteacomo alternativa sustitutiva del ingreso del empleo, sino como instrumentoque fortalece la posición de los trabajadores en el puesto de empleo. Así,la crisis ha de aumentar la fragmentación de la clase trabajadora en sus rei-vindicaciones, donde los trabajadores menos organizados y precarios ten-drán menos posibilidades de discutir sus condiciones de empleo. una rentabásica universal e incondicional permitiría unificar la lucha de los trabaja-dores en torno a un derecho que los beneficia a todos no importa cuál seala situación de su actividad específica, al tiempo que daría mucho más airepara resistir en la huelga allí donde se dieran los ataques más duros a suscondiciones de trabajo o al mismo empleo.

2.4 la erradicación de la pobreza y los programas asistencialesAunque la pobreza no es sólo privación y carencia material (también esdependencia del arbitrio o la codicia de otros, ruptura de la autoestima, ais-lamiento, compartimentación social de quien la padece, etc.), sin duda la ca -rencia de ingresos es un elemento clave en su definición. una renta básicaequivalente al menos al umbral de la pobreza sería un elemento para preve-nir sus consecuencias más graves y para acabar con ella. La crisis revela claramente la importancia de tener una renta básica, univer-sal e incondicional como forma de prevenir la emergencia de nuevos pobresfrente a la crisis, objetivo que no pueden lograr los múltiples progra mas asis-tenciales que pululan en América Latina y que exigen la comprobación de lasituación de necesidad para recibir un beneficio. Hasta que se com pruebe es -ta situación de necesidad, en caso de que realmente se ha ga, la crisis ya ha -brá desatado toda su violencia sobre la población más vulnerable. La crisis también revela los problemas de los programas “condicionados”de ingresos [Conditional Cash Transfer Programs] para responder en tiem-po y forma a las necesidades de los grupos más vulnerables.10 estos pro-gramas difundidos masivamente por América Latina, requieren de una bu -ro cracia que permanentemente esté clasificando a los necesitados, eva-

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luando su nivel de ingresos, sus condiciones de vida, hasta entrometerseen la propia vida privada y su elección de vida. todo esto es más compli-cado con la urgencia de la crisis y además da lugar al uso político del poderde seleccionar beneficiarios. La renta básica no sólo ahorra costos buro-cráticos sino que además impide que se haga política con la necesidad dela población más necesitada.

2.5 El sostenimiento del mercado interior y del consumo de los secto-res más vulnerablesun tema muy debatido frente a la crisis es la necesidad de sostener el con-sumo de las familias, no permitiendo que caiga la demanda y así recuperarla confianza y el ánimo inversor. De hecho, las familias tuvieron en los añosdel boom una capacidad de consumo por encima de sus ingresos laboralesgracias a la inflación de precios de activos de fondos de inversión y los cré-ditos, especialmente hipotecarios, pero también de consumo. Ahora el ajus tevendrá no sólo en esos ingresos extras, sino porque han de caer los in gresoslaborales y parte de los mismos irán al pago de la deuda.en países como Argentina, si bien no se dio en esa magnitud, la recupera-ción económica también se explica por crédito al consumo de las familias declase media y alta, lo cual se reflejó en un fuerte crecimiento del precio delos inmuebles y de la construcción, como así también de la demanda au to -motriz. Las medidas que viene anunciado cotidianamente el gobierno pa rarecomponer la demanda apuntan en gran medida a mantener el crédito alconsumo de los sectores de ingresos medios y altos para la compra debienes durables (automóviles, electrodomésticos, etc.). Los impactos deestas medidas probablemente serán pocos, y en todo caso no van a bene-ficiar a los grupos más vulnerables. Parte del problema está en la propia in -ter mediación de los bancos y la burocracia, otra debilidad frente a la rápiday directa acción de una renta básica que cobra directamente la ciudadanía.La ampliación del gasto de los actuales programas asistenciales, que enmuchos casos saca ingresos de otros programas sociales (como el de pre-visión social) no está a la altura de las necesidades y también muestra losproblemas de la intermediación. este tipo de políticas seguirá generandoproblemas de discriminación, costos burocráticos, ineficiencia, inequidad,clientelismo político, y sólo apunta a paliar en parte el sufrimiento de algu-nos sin darles la posibilidad de potenciar su capacidad y autonomía parainsertarse laboral y socialmente.en contraste, la renta básica es un modo más eficiente e igualitario de dis-tribuir poder de consumo para sostener la demanda, particularmente en losdesiguales países de América Latina donde históricamente la demanda

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doméstica se sostiene en gran medida por consumo suntuario de los másacomodados. La renta básica no sólo es un modo justo de redistribuir ingre-sos hacia los grupos más vulnerables sin generar estigmatización, sino queade más es un modo eficiente de estabilizar la demanda de consumo en laeco nomía doméstica.A nivel macroeconómico, la renta básica actuaría como un estabilizador dela demanda que permitiría generar efectos multiplicadores en la economía.no hay ninguna garantía que el dinero que va a los bancos se transformeen mayor crédito y de allí mayor demanda. Lo que deberían hacer los go -bier nos es garantizar un nivel de demanda básico que sostenga a la eco-nomía. La regresiva distribución del ingreso que se ha producido en los últi-mos años, en el propio eeuu y otros países ricos, recomienda esto. Muchomás en los países menos desarrollados donde la renta básica cumpliríauna función muy eficiente desde el punto de vista macroeconómico.

3. HiPotECAs Y EXistEnCiA

Las razones expuestas que harían más pertinente una renta básica en unasituación económica depresiva como la que se expande en todo el mundo,no invalidan los argumentos que defienden la propuesta en una hipotéticasituación técnica de pleno empleo y de bonanza económica. en todo caso,lo que puede afirmarse es que la propuesta se adapta al modo cíclico enque evolucionan los sistemas económicos y sociales: lejos de hacerlo demanera continua y suave, lo hacen por crisis y reestructuraciones per -manen tes de patrón de organización.La renta básica puede ser un elemento importante de una sociedad justaen cualquier momento del ciclo económico. Pero esto no debe llevar a su -po ner que es una medida suficiente para esta sociedad justa; esto seríatener una concepción hipertrófica de la renta básica o bien una idea raquí-tica de lo que es una sociedad justa. una renta básica puede teóricamentecon cebirse en una sociedad que transpire injusticias por muchos poros. Así,es importante considerar la forma en que la renta básica se conjugaría conotras políticas.especialmente, una renta básica que consideramos política y aún filosófi-camente interesante tendría que ir ligada a una redistribución de la renta delos ricos a los pobres, lo cual obliga a considerar el papel de los impuestos.“Los impuestos, lejos de ser una obstrucción de la libertad, son una condi-ción necesaria de su existencia”, era la forma insuperable de expresarlo delconstitucionalista estadounidense Cass Sunstein (1999). en Arcarons et alii(2005) y Raventós (2007), por ejemplo, se explica cómo puede realizarse unareforma impositiva para financiar una renta básica en que se redistribuye de

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forma significativa la renta de los más ricos a los demás sec-tores de la población. el índice de Gini, por destacado ejem-plo, pasaría del 0,409 al 0,38 en una de las simulaciones. enuna época de crisis económica, cuando se han llegado aemplear miles de millones de euros en ayudas a “financialmismanagers” por utilizar la expresión de Michael Hudson,se vuelven más débiles los argumentos que cuestionan eluso de fondos públicos para distribuir entre los más necesi-tados. es claro que el problema no es de fondos, sino devoluntad política de destinarlos a uno u otro fin.11

en el mismo sentido puede plantearse la discusión enArgentina y en América Latina. Múltiples estudios señalanque, en comparación con los países de europa, la regióncobra pocos impuestos y sobre todo pocos impuestos direc-tos.12 el grueso de la tributación es en impuestos indirectos yel bajo nivel en términos relativos se explica por la escasapresencia de los impuestos indirectos. esta es una de lascausas principales de la distribución regresiva del ingreso,que las transferencias fiscales de impuestos y gastos nomejoran la regresiva distribución del ingreso que surge de losmercados, incluyendo el laboral. La renta básica permitiríamejorar la eficiencia del impuesto a los ingresos y así elimpacto distributivo de la tributación, integrándose de mane-ra eficiente como crédito fiscal en el sistema tributario.

en síntesis, si existen buenos argumentos para defender la renta básica ensituaciones de crecimiento económico, caída de desempleo y tendenciasfavorables de los indicadores sociales, estos argumentos son aún más con-sistentes frente a la crisis que sigue profundizándose a escala internacio-nal. Más aún, puede afirmarse que los impactos de esta crisis serán másdevastadores por la ausencia de compromiso político para avanzar con pro-puestas como la renta básica en los momentos de expansión. en lugar deconfiar en los impactos positivos de un corto ciclo de crecimiento económi-co, el empleo y el crédito, lo que debería hacerse es reformular de formapermanente los sistemas de transferencias fiscales para hacer efectiva unarenta básica y así sostener el ciclo de auge y prevenir los peores impactosde las crisis. el crédito que debería tener la ciudadanía no es el que estáatado a la hipoteca de su casa, sino el que le corresponde por el sólo dere-cho de existir y vivir en sociedad.

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11. Piénsese que entre losrescates y las ayudas a losbancos realizadas hasta elmomento en estados unidos,es decir, 12’8 billones dedólares (abril 2009), tocaríana unos 42.105 dólares porhabitante adulto y menor(www.eleconomista.es, 1-4-2009). Además, esta cantidades igual a 14 veces el efectivoen circulación (casi 900.000millones). y se trata de unacantidad muy próxima al con-junto del valor del PiB esta-dounidense, que fue exacta-mente de 14,2 billones en elaño 2008. Sin ánimo de inten-tar darle mayor importancia auna simple comparación,42.105 dólares es muchodinero. 12. Véase Cetrángolo y Gó -mez-Sabaini, 2007 y Goñi,López y Serven, 2008.

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131n el marco de un Simposiosobre “Cambio de Siglo”realizado en la uni ver si dadAu tónoma Me tro po li ta na en

Ciu dad de México en junio de 2007,or ganizado por la Dra. Rhi na Roux y elDr. Adolfo Gilly, Antoni Do mènech in -ter vino sobre pasado y futuro del so -cialismo republicano. Lo que a con -tinuación reproducimos es un diá logode Domènech con un es tu diante me xi -cano, que tuvo lugar en los días s i -guientes mediante va rios intercambiosde correo electrónico, rematados conun breve en cuentro personal. Ca sio -pea Alti sench lo editó para Sin Per -miso. el es tu dian te prefiere guar dar demo mento el anonimato, porque, se -gún dijo con humor tan sombrío comocertero, para algunos profesores rela-tivistas, “todo se vale menos ponerlesen cuestión que todo se valga”.

Estudiante.- usted es un caracte-rístico representante del pensamien-to he redero de la ilustración: re pu bli -ca no, democrático, universalista,racionalista, amigo de la ciencia mo -derna. Ade más, usted es un recono-cido y ve terano militante de la iz -quier da so cialista española y euro-pea. ya me perdonará la ingenuidad,pero mi primera pregunta, en tonces,como es tudiante mexicano de cien-cias sociales, es ésta: ¿Có mo pue-den hacerse compatibles ambascosas? ¿Cómo puede haber unaizquierda intelectual proilustrada? Domènech.- Hay una evidente dife-rencia entre usted y yo que no estan to de ubicación geográfica –eu -ropa, América Latina—, como ge ne -ra cional. nadie, ni en europa ni enAmé rica Latina, ni en parte algunade la tierra, ponía en cuestión hasta

izquierda académica, democracia republicana e

ilustración. Diálogo con un estudiante

mexicano de filosofía

Antoni Domènech

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hace unas pocas décadas que la iz -quierda política, en particular la so -cialista –en el amplio sentido de lapa labra, que  abarca desde el viejola borismo británico hasta el anar co -sin dicalismo revolucionario catalán,pasando por las distintas socialdemo-cracias continentales y los diversoscomunismos planetarios—, era la he -re dera de los ideales de la ilus tracióndieciochesca. el viejo y ve nerableeric Hobsbawm, por ejemplo, hadicho recientemente que el grueso delos intelectuales del mundo no duda-ron en los años 30 en tomar partidopor la ii República española y contrael golpe de Fran co, porque, salvounos cuantos ca sos más o menospintorescos (par ticularmente, aunqueno sólo, en Alemania), firmementeeducados en y comprometidos conlos ideales ilus trados, vieron en la tra-gedia es pañola una manifestacióndel conflicto entre esos ideales y susinveterados enemigos. La novedadradical, pues, valórese ella como sequie ra, es la aparición en las últimasdécadas de una sedicente izquierdaacadémica más o menos radicalmen-te hostil a los valores éticos y episté-micos de la ilustración.

¿Cómo y por qué se produjo, en suopinión, un cambio político-culturaltan importante, cual es la apariciónen las últimas décadas de una acti-tud hostil a la Ilustración en ambien-tes intelectuales de izquierda? Hay dos cosas por lo menos queexplorar aquí. una es, digamos, de

filiación, es decir, de historia de lasideas y de los conceptos recibidos.otra es de oportunidad. Quiero de cirque una cosa es buscar la ascen-dencia y filiación de las ideas y de losconceptos actualmente en boga enla izquierda académica antiilustrada,y otra bien distinta aclarar las razo-nes de coyuntura político-culturalque, a partir de los años 60-70 del si -glo pasado, llevaron a que esasideas y conceptos prosperaran ino pi -na damente hasta colonizar las men-tes de una buena parte de la izquier-da académica postsesentaiochesca.

Empecemos por la filiación de lasideas recibidas... A mí me parece indiscutible el ori-gen alemán del grueso de esasideas. La Alemania del primer terciodel siglo XX es un laboratorio deideas anitiilustradas modernas. “Mo -dernas” en el sentido de que noeran mero ancien régime, mera re -sistencia reaccionaria al ideariodemocrático, republicano, igualitarioy fraternal-universalista de la Re vo -lución francesa. Porque el nazismoalemán –como el fascismo europeoen general— no fue sólo una tiraníacon trarrevolucionaria violenta quedes truyó físicamente al movimientoobre ro y las bases sociales de la de -mocracia, sino que fue heredero, yse nu trió él mismo, de todo un am -bien te cultural y espiritual que pene-tró capilarmente en amplias capasde la población, incluso –en Ale ma -nia y en italia, aun que no en es pa -

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ña— de población trabajadora. Aho -ra bien; si de “méritos” se trata, sepuede de cir que el primer intelectualde iz quierda que se hizo eco de –yque creyó poder dar un uso de “iz -quierda” a— esa nueva crítica ro mán -tica –procomunitarista, antirra cio -nalista, y sobre todo: esforzadamenteem peñada en confundir ilustración omo dernidad con capitalismo— de losvalores ilustrados fue Max Hork -heimer...

¿El mismo que escribió la Dialécticadel iluminismo con Adorno? Sí. ya antes de coescribir ese libroen el exilio norteamericano, Hork hei - mer había publicado un ensayito enel que, entre otras lindezas, se decíaque Hitler era un característico repre-sentante de una estirpe de demago-gos burgueses de pésimo gusto, enla línea de... ¡¡Cola di Rien zo –eldirigente popular republicano suble-vado contra el Papa en la Roma delsiglo Xiii— y Robespierre –el padrede la democracia republicana revo-lucionaria moderna!! Pero lo impor-tante, claro, es el libro que tu citas,coescrito con Adorno casi una déca-da después...

¿Tan mala le parece la Dialécticadel iluminismo?Mala lo es, desde luego. es un libromás ignorante aún que pretencioso.ig nora incluso todas las aportacio-nes, valiosísimas, que sus propioscompañeros de la llamada escuelade Francfort hicieron en el exilio pa -

ra aclarar la catástrofe del triunfo dela contrarrevolución en la europacon tinental, y muy particularmentela obra, sólida como una roca, y to -davía leedera, de los juristas (Franzneumann, otto kirchheimer, ArkadijGurland).  Pero, sobre todo, lo queme parece es un libro ca tas tró ficopor los efectos duraderos que hatenido en la falsaria divulgación, en -tre determinada izquierda académi-ca, de una confusión que nun ca tu voel movimiento obrero europeo an tesde la ii Guerra Mun dial: la con fusiónentre ilus tración, o mo dernidad ilus-trada, si se quiere, y ca pitalismo.Para todas las tendencias del movi-miento obrero, si queremos expresar-lo sumariamente, el ca pitalismo –ysus expresiones políticas decimonó-nicas en las monarquías constitucio-nales europeas: el conservadurismoy el liberalismo an tidemocráticos yantirrepublicanos— era una traición alos ideales de la ilustración. Así comolas necesidades de propaganda delos bolcheviques acosados por laentente a comienzos de los años 20les llevaron a regalar de barato a la“burguesía”, al “liberalismo” y al “capi-talismo” la “democracia” –es decir, elgrueso de las luchas obreras europe-as hasta 1914—, así también, pe rosin necesidad perentoria alguna quepudiera venir a justificarlo, Ador no yHorkheimer obsequiaron al “capita-lismo” con la “ilustración” –con kant,con Robespierre, con tom Paine,con toda la ciencia mo der na, ¿teima ginas? ¡Menudo re ga lo!— en

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este necio panfleto filosófico conforta-blemente escrito desde algún GranHotel Abismo californiano.

Puesto así, no parece un buen ne -go cio... Bueno, para Horkheimer, personal-mente, sí lo fue. ¿Sabías –perdóna-me el tuteo— que terminó sus díasen la República Federal de Ale ma -nia como asesor de la FundaciónAde nauer (el think tank de la demo-cracia cristiana alemana)?

No... Digamos que Horkheimer inaugurauna línea muy recorrida ahora por laizquierda anitiilustrada postmoderna:porque cuando uno empieza confun-diendo Capitalismo e ilus tra ción,nunca más se reconcilia con la ilus -tración –o se reconcilia torticeramen-te y de boquilla, como algunos iz -quierdistas pasados al neoliberalis-mo, hoy—, pero lo más frecuente ynormal es que acabe reconciliándosecon el Capitalismo. no hará fal ta quete ponga ejemplos. La ma lig na perogenial broma de Lukács sobre elGran Hotel Abismo en que vivían con-fortablemente instalados estos auda-ces e ignorantes críticos de lailustración “capitalista” vio eso conpers picua claridad desde el comien-zo. Pero lo más importante de todo esotra cosa, que vino lue go...

¿En la postguerra?Sí, en la estela de los juicios de nu -rem berg. invariablemente, la auto-

defensa de los nazis más inteligen-tes acusados de crímenes contra lahumanidad fue cargar la culpa a latecnología moderna, fruto de la ilus -tración, presentando al nazismo co -mo un producto de ella. Se puedever por lo magnífico en las muy inte -re santes Memorias de HjalmarSchacht, el ministro de finanzas deHit ler y antiguo presidente del Ban -co Central alemán durante la Re pú -bli ca de Weimar (puesto en el cargopor presión, entre otros agentes, dela gran banca anglo-norteamerica-na). Su autodefensa es ésta: Hitleres un producto de la ciencia-técnicay de la democracia plebeya moder-na; yo hice lo que pude, como minis-tro suyo, para mitigar el desastre. Lamis ma línea, con argumentos me -tafí sicos más o menos superferolíti-cos, puedes verla en el segundoHeidegger, quien no fue procesadoen nuremberg, pero fue sometido,como todos los profesores nazis, aprocedimientos de desnazificación,por tribunales aliados, a fin de recu-perar la venia docendi en laAlemania de postguerra. el granculpable de lo que pasó es la “técni-ca moderna”: ni política, ni econo-mía, ni vida social, ni capitalismo, ninada de eso; la “ciencia-técnica”, ynos quedamos tan anchos. Claro,para estas gentes, completamenteignorantes, cualesquiera que fueransus otros méritos intelectuales –queen Heidegger son muchos, dichosea de paso—, de la realidad de laciencia empírica, natural o social, y

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de las matemáticas, para esas gen-tes, digo, “ciencia” y “técnica” es lomismo. investigación científica bási-ca y uso industrial (“capitalista”) delco nocimiento, son lo mismo. Si quie -res: son lo mismo einstein, el grancientífico socialista y pacifista, ySiemens, el financiador de Hitler ycreador y fabricante de los de -moledo res “cañones Bertha” (enhonor de su hija Bertha Siemmens).

¿Y no lo son? Cualquiera, no ya que esté mínima-mente familiarizado, sino que sehaya asomado al mundo de la cien-cia realmente existente, sabe queuna cosa es la ciencia básica y otrala tecnología. el grueso de la cien-cia básica no tiene aplicación tecno-lógica o instrumental alguna, y porlo mismo, no es financiable a travésdel mercado o de la empresa capi-talista. Por ejemplo, la teoría cientí-fica más famosa del siglo XX, lateo ría General de la Relatividad, notiene ninguna aplicación tecnológicao industrial (las naves que se man-dan al espacio, se manejan todavíacon tecnología derivada de la mecá-nica clásica newtoniana de partícu-las). Lo que ocurre es que cuandopuedes fundar una tecnología enalgún hallazgo importante hecho enciencia básica, entonces esa tecno-logía resulta muy potente y eficaz (ypuede ser, claro, terriblemente dañi-na, precisamente por basarse enconocimiento verdadero y profun-do). Pero eso es más bien infre-

cuente. Lo normal, cuando se haceinvestigación básica, es no tener lamenor idea de para qué va a servireso, y normalmente, aunque el re -sul tado sea excelente desde el pun -to de vista teórico-contemplativo,digamos, no sirve para nada. Cuan -do Watson y Crick obtuvieron el Pre -mio nóbel en los años 50 por sudescubrimiento de las bases quími-cas de la vida, nadie podía pensarque eso iba a tener algún día unaaplicación tecnológica e industrialmuy importante (y muy preocupan-te): no fue sino hasta muchos añosmás tarde –en 1969—, cuando porcasualidad se descubrió en un labo-ratorio norteamericano el famoso“bisturí enzimático” (capaz de cortarlas secuencias de ADn por sus “arti-culaciones” informativas), que pudoconcebirse la idea de un bricolagegenético, y así, surgir la rama ente-ra de la biotecnología actual. Pero lainvestigación en ciencia básica nose mueve nunca, como cree la críti-ca epistemológica romántica, pormotivos “instrumentales”: eso lo sa -bía ya Aristóteles, quien dejó famo-samente sentada para siempre laverdad de Pero Grullo de que laúnica motivación de la inquisicióncien tífica teórica es la “curiosidad”,verdad repetida 23 siglos después,y a su modo, por kant al acuñar lama ravillosa divisa ilustrada sapereaude !, ¡atrévete a saber! La confu-sión, la ignorancia, la resuelta nega-tiva a distinguir y a saber, han sidopatrimonio tradicional de la reacción

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y la conservación. Desde hace unascuantas décadas, lo son también deuna izquierda académica derrotada,que no se atreve a saber, porque nose atreve tampoco a cambiar elmundo, fiada, hasta ahora, en la ruti-na de que, mes tras mes, sigue almenos cobrando su nómina en al -guna universidad pública o privada atrueque de enseñar a los estudiantesque nada se puede saber ob -jetivamente y que pretenderlo es,más aún que ocioso, peligroso...

Siguiendo con la “filiación de ideas”,¿cómo pasó a la izquierda, diga-mos, postmoderna actual todo esemundo intelectual alemán de losaños 20 y 30 de crítica a laIlustración? en filosofía eso se dio, por vía rode-ada, a través de Francia, en gene-ral, y en el caso particular de la filo -so fía política, también de italia. Hei -degger recuperó su venia do cendien la República Federal, pero ni dele jos recobró allí su prestigio intelec-tual. De hecho, quien fue en la post -guerra su discípulo más inteligentey prometedor, ernst tugendhat, pu -blicó en los 60 una crítica filosóficadevastadora y definitiva de la filoso-fía de Heidegger desde un punto devista analítico (pasado por Witt -gens tein). Fueron los francesesquie nes, dicho sea de paso: sincom prender mucho las profundida-des abisales del talento de la Selvane gra, rehabilitaron a Heidegger, yasí hasta ese horror apologético de

la banalidad voluntariamente enre-vesada que son el estructuralismo yel postestructuralismo actuales (el“antihumanista” Althusser, Foucault,Lacan, Deleuze, Derrida, etc.; Sar -tre y Merleau Ponty fueron otra co -sa, pero no vamos a entrar en ello).Se puede decir sumariamente: lacultura filosófica y política francesade entreguerras no conoció ni poraso mo el mundo espiritual, relativis-ta y expresamente anitilustrado delfas cismo europeo, sobre todo ale-mán; y compró el producto en lasegunda postguerra como una no -vedad, como un artículo chic y prêtà porter –o prêt à penser—, y luego,mal asimilado y peor traducido a lalengua de Rabelais y de Descartes,lo vendió al mundo entero como co -sa propia, como un Beaujolais más(otro horror, este pésimo vino cose-chero, por cierto, pero que tambiénvende mucho, y ese sí es propio...).Claro, eso tiene que ver tambiéncon la crisis de la filosofía francesadesde Bergson: baste pensar enBachelard y en todas esas parodiasgalicanas de la buena epistemolo-gía anglosajona o vienesa del sigloXX. Pero, en fin, eso nos llevaría aotra cosa muy distinta...

¿E Italia? Porque Italia sí supo loque fue el fascismo europeo... Yusted ha hablado aquí en Méxicodel peligro de tratar de recuperarpara la izquierda, al modo del italia-no Agamben, una teoría política nor-mativa como la de Carl Schmitt,

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expresamente concebida como ata-que a la democracia. Hay muchas cosas que decir de laapropiación italiana de pensamientonazi de los años 20 y 30 y de su re -ex portación al mundo. Me limitaré auna. La filosofía política y jurídicadel fascismo italiano –digamos,Gentile— nunca tuvo a un teórico“moderno”, nada ancien régime, a laaltura del Kronjurist del nacionalso-cialismo, Carl Schmitt. Los españo-les tampoco, claro, pero, en cambio,tuvimos a Carl Schmitt en persona,porque, después de salir de la cár-cel en la Alemania postnacionalso-cialista, se refugió en la españa deFranco, y formó a toda una genera-ción de juristas franquistas; de com-petentes juristas fascistas “moder-nos”, puedo decirlo, porque algunosfueron profesores míos. tenía queser un tipo como el italiano Agam -ben –editor italiano de Heidegger,dicho sea de pasada—, que carecede la más elemental formación téc-nica como jurista y no digamos,específicamente, como constitucio-nalista, quien “redescubriera” a CarlSchmitt para la izquierda académicapostmoderna actual. Lo que yo dijeaquí el otro día es que este pobreAgamben parece creer que una teo-ría política normativa es como unguan te que, vuelto convenientemen-te del revés, puede enfundarlo in -distintamente la mano derecha o lamano izquierda. no es así. Pero lointeresante es esto: Carl Schmitt tuvoen los años veinte discípulos, o al

menos, alumnos, que fueron a parara las filas del socialismo y del mar-xismo, entre ellos algunos de losmás eminentes juristas del siglo XX,como –antes los mencioné en el en -torno de la escuela de Francfort—neu mann, kirchheimer o ArcadijGurland. Hicieron críticas devasta-doras de la teoría política antidemo-crática del profesor Schmitt. Crí ti -cas, repito, sólidas, no sólo leederashoy con provecho, sino muy actua-les y pertinentes en el debate denuestros días. ¿Por qué nadie seacuerda de ellas (el libro Be he mothde neumann todavía se puede com-prar, excelentemente traducidoaquí, en la librería del FCe en Mé -xico)? ¿y por qué, en cambio, seleen con delectación los incompe-tentes mariposeos de Agamben conel “estado de excepción permanen-te”, una idea de Schmitt expresa-mente concebida para que se saquela conclusión de que no hay diferen-cias importantes, en lo esencial, en -tre el iii Reich de Hitler y la Re -pública de Weimar, o como de cíanmis profesores, sus discípulos,entre la españa del Caudillo y la iiRe pública española?  Si rastreára-mos un poco, seguramente vería-mos que son razones parecidas alas que hacen que para el común delos académicos Horkheimer y Ador -no sean miembros distinguidos dela escuela de Francfort y kirch hei -mer, neumann o Gurland –los técni-camente sólidos, los firmementecomprometidos con la democracia

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republicana, con la ilustración y conel anticapitalismo político—, encam bio, unos perfectos desconoci-dos, salvo para especialistas en his-toria intelectual de los años 20 o ende recho constitucional.

¿Conspiración? Conspiración de silencio, desde lue -go. Más allá de eso, no creo en teo-rías conspirativas como herramien-tas explicativas de hechos socialesy culturales. Digamos que es unaverdadera “coyuntura hermenéuti-ca” la que ha favorecido de consunotodo eso: una izquierda académicaderrotada y desnortada después del68, la destrucción de la cultura de -mo crática antifascista europea delos años 30 y el (semi)olvido intere-sado, después de la ii Guerra Mun -dial, de ese gran debate democráti-co de los años 30 sobre la contra-rrevolución fascista y la criminaldegeneración estalinista...

¿Por qué “interesado”? Los ejemplos se vengan, pero aveces valen más que mil disertacio-nes. te doy uno. Piensa en la leyen-da del Hitler triunfante en unas elec-ciones democráticas, del Hitler,digamos, “criatura” de la “democra-cia moderna”. es una leyenda falsa,co mo casi todas las leyendas. Peroahí está: salvo los especialistas, to -do el mundo terminó creyéndola.Hit ler fue proclamado “canciller” porel Presidente Hindenburg en enerode 1933: se trató de un golpe de

estado técnico, en el que el viejomariscal Guillermino abusó mani -fies tamente del artículo 48 de laConstitución de Weimar. Hitler nolle gaba al 32% de los votos, y esta-ba en minoría parlamentaria (social-demócratas y comunistas, juntos,te nían más de un millón de votosmás que Hitler, y bastantes másparlamentarios –la ley electoral eraes trictamente proporcional en Wei -mar: 50.000 votos = 1 diputado—, yade más, el gran partido católico decentro era todavía una fuerza parla-mentaria más o menos lealmenterepublicana). Ahora bien; la leyendade que la democracia republicanapuede engendrar a un Hitler sirviódurante la Guerra Fría, técnico-jurídi-camente, para promover en europa–particularmente en Alemania y enAustria– Cons ti tu cio nes mucho me -nos democráticas (mu cho menos“par lamentarias”) que las de entre-guerra; e ideo ló gica men te, para de -sacreditar a las re pú blicas radical-mente democráticas europeas de losaños 20 y 30 (en tre ellas, a la iiRepública española). una coyunturahermenéutica es una situación en laque intereses muy diversos confluyenespontáneamente en interpretar larealidad de un determinado modo, yaquí lo puedes ver: a los gue rrerosfríos norteamericanos les conveníares taurar el capitalismo en europacon regímenes políticos despar la -mentarizados; a los estalinistas lesconvenía desacreditar a la “de -mocracia burguesa” (un oximorón,

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dicho sea de paso, que no hallarásuna sola vez en Marx, quien secuidó muy bien en 1848 de presen-tar al “comunismo” como un ala dela “democracia” –sin más—); a los li -berales monárquicos –los viejos ho -noratiores de la política europeahasta 1918—, que se habían doble-gado galanamente al fascismo, y alos mismos fascistas, ex-fascistas ycripto-fascistas de toda laya les con-venía cargar la culpa de Hitler al“pueblo”, a la “plebe” alemana quelo habría votado masivamente (sic!),cuando no a la “ciencia-técnica” mo -derna, ese supuesto otro hijo maldi-to de la ilustración, etc., etc. todavíahace unos pocos meses, Rumsfeldrepetía la leyenda para atacar aChávez (ganó las elecciones demo-cráticamente, sí, pero Hitler tam-bién...), sin que el em bajador ale-mán en Washington moviera la másmínima protesta, que quedó reduci-da a un puñado de académicos, sinapenas trascendencia en losmedios de comunicación...y, conser éste seguramente uno de losmás importantes, no es el másespectacular de los ejemplos quepodrían ponerse...

¿Puede haber otro más espec t a -cular? Hay tantos que, sin ser demasiadoimportantes, son espectaculares...Bue no, uno reciente, que no se si esel más espectacular, pero que des -de luego es espectacular, es el deSlavoj zizek. no sé si es muy cono-

cido en México; en Argentina lo esmucho, y en españa, bastante (lomi man y promocionan desde las pá -ginas culturales de El País, el diariodel establishment cultural liberalespañol). este filósofo, creo que es -lovaco, que alguna vez –por ejem -plo, en una entrevista reciente en ElPaís— ha aceptado para sí con cier-to donaire el calificativo de “es - talinista postmoderno lacaniano”, tie - ne un esquema mental que se pue decaricaturizar así: da por valederastodas las aberraciones que la dere-cha liberal o conservadora pue daimputar falsariamente a la iz quier daen su conjunto –antidemocrática,ene miga de los derechos hu manos,totalitaria— y las reivindica y hacesuyas, con un lenguaje ra yano en eldelirio, como cosas inte re santes yva liosas. es decir, que lo suyo es laUm wertung nietszcheana, la inver-sión de valores (en su caso, condesprecio añadido de los juicios dehecho). Publicó hace unos pocosaños un ignorante libro sobre Le nin–co mo se conoce que todo vale, valetambién publicar un libro so bre Leninsin haberlo leído, ni co nocer el con-texto histórico— en ese estilo, pourépater le bour geois... Me han dichoque este astuto mentecato ha edita-do y prologado ahora para Verso, enLon dres, un libro con discursos deRo bes pie rre. ¡Pobre Ro bes pierre!Ro bes pie rre, el padre de la democra-cia revolucionaria y del an ti co lo -nialismo contemporáneos, el in -corruptible ininterrumpidamente di -

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fa mado por la derecha conservado-ra, por la derecha liberal y por laderecha fascista de los siglos XiX yXX, reivindicado a comienzos delXXi, ¡pero por los falsos vicios conque se le calumnió! eso es otroejemplo de “coyuntura hermenéuti-ca”, no importante, pero no me ne -garás que bien espectacular.

Para terminar, ¿qué piensas de lainfluencia “postmoderna” antiilustradaen los movimientos sociales deimpronta indigenista en AméricaLatina? Bueno, yo no conozco muy bienesos movimientos. Pero para empe-zar, diría que esa influencia, cuandose da, se da siempre a través deacadémicos, normalmente de aca -dé micos formados en Francia o eneeuu. no sé si tú estabas ese díadel Simposio, pero yo tuve ocasiónde escuchar a Francisco Bárcenas,el dirigente indigenista de oaxaca,en una ponencia no sólo excelente,si no política e intelectualmente ejem-plar. Si la palabra no estuviera justa-mente desacreditada, podría decirseque Bárcenas hizo una especie de“autocrítica”: se lamentaba de habersu cumbido, diez años atrás, a loscantos de sirena “multiculturales”pro cedentes de eeuu, y notaba co -mo, en los últimos años, en México,la cantilena de la “autodetermina-ción” y la “autonomía” de las “etnias”andaba en boca hasta del entornodel presidente panista Fox. Bárcenasabogó, en sustancia, por dos ideas:

que los pueblos indígenas “no estánsolos”, ni deben aislarse, una; y laotra, que no pueden “regalar la Re -pública” al enemigo. Me pareció, elsu yo, un discurso de gran lucidezpolítica y de mucho coraje intelectual(se conoce que no es académico elhombre, ni debe querer serlo...). enel fondo, creo que lo que quería decires que lo que Mariátegui llamó las“falsas Repúblicas” iberoamericanas,estados neocoloniales fundados enla exclusión de la inmensa mayoríade la población indoamericana,deben refundarse como Repúblicasdemocráticas, y que esa refundaciónsólo es posible con hegemonía delas poblaciones inveteradamentesexcluidas. Pero para ir al núcleo detu pregunta: lo patético de los discur-sos que, en nombre de tal o cual tra-dición indígena particular, discurseany lacanean contra la “razón” o la“ciencia occidental”, o directamentecontra la “ilustración”, ignorantemen-te presentada como la otra cara delcolonialismo, no es que olviden–exactamente igual que los másvetustos ideólogos victorianos delcolonialismo europeo decimonóni-co— que la llamada “ciencia occi-dental” no es “occidental”, sino patri-monio común de la humanidad toda(el derecho romano republicano hacivilizado –literalmente– al mundoentero, pero los números que usa-mos son árabes y no romanos; y elimportantísimo número cero, lo traje-ron los árabes de la india). Lo verda-deramente patético, digo, es que,

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para oponerse a la supuesta “razón”o “ciencia occidental”, siempre invo-can invariablemente a algún majade-ro precisamente “occidental”: recha-zan, o ponen sordina, o matizan, akant, a Marx, a Weber o a Choms -ky, pongamos por caso –es decir, a

los grandes de verdad— con unaoportuna cita, declamada siempreen in va riable tono catequético, deFou cault o de Lacan (o de cretinospeores que ésos, que seguramentede be haberlos...).

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143xuss Martín (Barcelona,1970) es licenciado en lin-güística y filosofía por launi versitat de Barcelona(uB) don de inició sus estu-

dios de doc torado en 2004. en 2006trasladó su residencia a nueva york.Ac tual mente es estudiante de docto-rado y profesor asistente en el depar-tamento de lingüística de la new yorkuni versity (nyu) don de trabaja enuna tesis doctoral sobre la sintaxis delas lenguas naturales –cuyo título másque probable será Deconstructingdative (De cons truc ción del dativo)–bajo la dirección del prestigioso lin-güista Richard kay ne, uno de losdiscí pulos más destacados de noamChoms ky, y autor de The An ti sym -metry of Syntax (Mit Press 1994),uno de los ensayos más ci tados enes te ámbito de investigación. txuss Martín es también uno de losmiembros fundadores del Grup deBio lin güís tica de la universitat de Bar -

celona y ha sido miembro del co mitéorga ni zador de conferencias in ter na -cionales como eVoLAnG (Cos mo -caixa de Bar ce lo na, marzo de 2008), yco-editor (junto con Joa na Rosselló)de The Biol in guis tic Turn. Issues onLan guage and Bio lo gy (PuB,Barcelona, 2007), volumen en el quese recogen colaboraciones de científi-cos que trabajan en el ám bito de labiolingüística, disciplina que el propiotxuss Martín define en es ta entrevistacomo “un paradigma in terdisciplinarque estudia la facultad del lenguajehumano desde el pun to de vista de lasciencias naturales”.Además de todo ello, y de muchame nor importancia sin duda, txussMar tín fue alumno –rebelde, intere-sado, inquieto– de filosofía en 3º deBuP y Cou, en el i.e.S. Puig Cas te - llar (Santa Coloma de Gramenet,

“no hay lenguas superioresni inferiores”

Conversación con txuss martín

Por Salvador López Arnal

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Bar celona), de este entrevistador. esahora un honor para mí ser alumnodevoto de un estudiante tan aventa-jado, de un profesor tan sabio ychomskiano.

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¿Te atreverías a dar una definición delenguaje humano?yo definiría el lenguaje como un siste-ma de representación del pensamien-to. Para Humboldt, el lenguaje es elme dio por el que el hombre desarrollasus capacidades, y le permite crear sumundo. Creo que esto es esencial-mente correcto: sin lenguaje, el hom-bre no sería lo que es social o tecno-lógicamente. el lenguaje permiteconstruir lo que el filósofo escocésAndy Clark ha llamado el pensamien-to andamiado, es decir, la construc-ción de nuevo pensamiento gracias ala existencia de estructuras culturalesprevias que hacen posible trabajardesde lo ya acumulado sin necesidadde empezar de cero en cada genera-ción. esa dependencia de lo ya cons-truido es de vital importancia, una re -formulación de la vieja idea de que lossabios trabajan a hombros de gigan-tes. Por tanto, aunque se suele consi-derar que el lenguaje es un sistema decomunicación, eso es cierto sólo enparte, porque es otras cosas. el len -gua je ayuda a desarrollar mu chas par-tes de nuestro pensamiento, sobretodo aquellas en las que los conceptosson importantes, aunque no todas yaque hay partes importantes de nuestra

mente, como la mente mu sical, o lossentimientos, para los cuales el len-guaje es me nos útil.en todo caso, está claro que usamosel lenguaje en la comunicación entrese res humanos, pero la comunicaciónhu mana usa muchas otras cosas queno son estrictamente lingüísticas, co -mo el significado de un corte de pelo,o una manera de vestirse, y por otraparte el lenguaje en sí mismo es cla-ramente insuficiente para fines comu-nicativos. Se necesita mucha in for -mación externa, como deícticos queapuntan directamente a objetos pre-sentes en el contexto y otra informa-ción contextual, para saber la informa-ción, la proposición en términos filosó-ficos, que quiero transmitir con unaoración como Juan vino ayer. es decir,debemos saber quién es Juan concre-tamente, cuál es el sitio al que vino (enel que el hablante estaba también), yqué día es en el que se profiere lafrase para saber qué queremos decircon ayer. todas esas cosas no vienendadas por el lenguaje sino por el cono-cimiento contextual no lingüístico. encaso contrario, la oración Juan vinoayer no expresa ninguna proposición,ninguna idea susceptible de te nervalor de verdad, como sí tendría encambio (o al menos estaría más cer cade tener) una oración como JuanMarsé, escritor barcelonés autor deÚltimas tardes con teresa entre otrasnovelas, llegó ayer, miércoles 1 deagosto de 2006, a la ciudad de NuevaYork en Estados Unidos de América.

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Conversación con txuss Martín

¿Cuáles serían, en tu opinión, los atri-butos esenciales del lenguaje hu -mano?eso depende de a quién le pregun-tes. Para Chomsky, el lenguaje sedefine simplemente por ser un me -ca nismo computacional de la mente(o cerebro) para la generación recur-siva de una infinitud discreta, esdecir un nú mero potencialmente infi-nito de oraciones formadas a partirde un número finito de unidades se -paradas y distintas (lo que se sueleconocer como palabras, simplifican-do mucho). Para Hockett, en cam-bio, necesitas entre catorce y dieci-séis propiedades para distinguir ellenguaje humano de los sistemas decomunicación animal.Desde mi punto de vista, las posicio-nes de estos dos lingüistas son extre-mos, y yo prefiero la tierra media. Porello, me gustaría destacar cuatro pro-piedades del lenguaje: primero la infi-nitud discreta de Chomsky; en segun-do lugar algo que hace posible esaprimera propiedad y que llamamoscomposicionalidad, una propiedadsin táctico-semántica que se suele atri-buir a Frege según la cual la interpre-tación de una oración es una funciónde las partes que la componen y lamanera en que éstas se agrupan; entercer lugar, una gramática que es de -pendiente del contexto, entendiendoesto no en un sentido pragmático,sino computacional, es decir en térmi-nos de la jerarquía de Chomsky, unaescala de inclusión que mide el podercomputacional de las gramáticas que

va desde las gramáticas de estadosfinitos o markovianas hasta las máqui-nas de Turing, y en cuarto lugar ladualidad de estructura de las unida-des discretas que conforman el siste-ma, es decir, la atribución a las pala-bras (o morfemas) de una estructuraa dos niveles, fonológico y semántico.Creo que esas cuatro propiedadescaracterizan adecuadamente al len-guaje.

La primera propiedad ya la has expli-cado; la segunda, la propiedad frege-ana, parece entenderse. ¿Podrías ex -plicar con más detalle las dos últimaspropiedades?Son cuestiones técnicas un tanto abs-tractas, especialmente la de gramáti-ca dependiente del contexto, que esun término que se usa en el estudiode los lenguajes formales, y queChoms ky utilizó para definir la sintaxisde las lenguas naturales. Para simpli-ficar, una gramática es dependientedel contexto si para interpretar un ele-mento dado necesita conocer el con-texto estructural en el que ese ele-mento aparece. Por ejemplo, un posi-ble lenguaje generado por una gra-mática dependiente del contexto esdado por la siguiente definición inten-sional L = {ap : p es un número primo},es decir, los elementos de ese len-guaje se generan a partir de la a,repetidas tantas veces como la seriede los primos empezando por el 2.esa gramática produce un lenguajecuyos primeros elementos, extensio-nalmente, son: aa, aaa, aaaaa,

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aaaaaaa,…. es decir, esta funciónasig na una imagen sólo en el contex-to de que el exponente es un númeroprimo, y por tanto necesita saber si elnú mero al que “elevamos” a es primo,es decir, necesita conocer el contexto. en cuanto a la otra propiedad, la de ladualidad de estructura, lo que dice esque los elementos formativos de lasoraciones, es decir lo que se sueleconocer como palabras, aunque eltérmino morfema sería más apropia-do, tienen una interpretación a dos ni -veles, que podríamos igualar con ladualidad saussuriana entre significan-te y significado. en primer lugar, tene-mos un nivel puramente estructural,que es el fonológico, en el cual se or -denan elementos sin significado se -mántico, pero con significado estruc-tural. el sonido b o una i, por ejemplo,no tienen significado semántico deningún tipo. Son elementos que for-man parte de un continuo de sonidoque los humanos clasificamos cate-góricamente, en función de catego -rías establecidas en los primerosaños de nuestra vida cuando apren-demos nuestra lengua. ese aprendi-zaje, por cierto, consiste en eliminarposibilidades fonológicas de otras len-guas del mundo –que el bebé aúnestá en condiciones de reproducir– yreforzar los sonidos de las lenguasque aprendemos. Por ejemplo, una py una b se articulan de la mismamanera en los labios y en la posiciónde la lengua en la cavidad bucal. Loúnico que varía es el grado de sonori-dad, es decir, el grado de cierre de las

cuerdas vocales. Si las cuerdas voca-les están abiertas oímos una p, perosi las cuerdas vocales están lo sufi-cientemente cerradas para producirfricción en el aire que sube de los pul-mones entonces percibimos una b.Ahora bien, esa percepción no es uni-forme para todas las lenguas. en es -pañol, el grado de cierre de las cuer-das vocales que es necesario parapercibir una b, en lugar de una p, esdiferente al de un hablante nativo deinglés, que necesita un mayor gradode cierre para percibir esa diferencia.en cuanto al otro nivel de la dualidadde estructura, es aquel en el que asig-namos una interpretación semánticaa una parte de las posibles agrupacio-nes fonológicas. en español interpre-tamos la cadena de sonidos mesa,pero no la cadena emsa. esta duali-dad estructural parece de las propie-dades más importantes del lenguajehumano.

¿Crees que el lenguaje humano estan natural como lo es un animal ouna planta? ¿No es un producto de lacultura, al mismo tiempo que una con-dición de la misma?en esto yo haría una distinción entrepor un lado lo que Chomsky llama lafacultad del lenguaje, es decir, el len-guaje como capacidad cognitivacaracterística de los seres humanos,y por otro lado las lenguas particula-res, en las que se materializa esafacultad en un entorno cultural deter-minado. Si hacemos esa distinción,entonces podemos decir que la facul-

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tad del lenguaje es parte de nuestrado tación biológica, en tanto quemiem bros de una especie animal, ypor tanto, efectivamente, es un objetonatural de la misma manera que lo esun animal o una planta. Pensémosloasí: el lenguaje tiene una implemen-tación anatómico-fisiológica, usa re -cur sos neurológicos, usa la memoria,es pecialmente la memoria operativa,y otros sistemas anatómicos (oído,tracto vocal, pulmones, etc.). Ademásexisten patologías lingüísticas comolas afasias que suelen ser el resulta-do de accidentes vasculares queafectan a los centros lingüísticos delcerebro. A eso podríamos añadirleque el lenguaje se desarrolla en losniños siguiendo pautas que siguenpro cesos de maduración que no de -penden únicamente de la cultura, yaque son lo suficientemente homogé-neos como para sugerir una ruta bio-lógica predefinida del mismo tipo quela de la sustitución de los dientes deleche por dientes permanentes, o lade la pubertad.La idea es parecida a ésta: estamosbiológicamente dotados de una capa-cidad visual que nos permite captardeterminadas frecuencias del espec-tro electromagnético (la luz, o radia-ción visible), pero no otras como lasmi croondas, o la radiación ultraviole-ta. Para ello, sin embargo, necesita-mos ser expuestos a información lu -mínica en un período determinado delcrecimiento, o en caso contrario, lostejidos neuronales, los nervios, y losórganos de la visión no se desarrolla-

rán adecuadamente y devendránprác ticamente inservibles. Con la fa -cultad del lenguaje vendría a ocurrir lomismo. tenemos una dotación bioló-gica que nos permite adquirir lengua-je, que nos permite identificar unaparte del estímulo sonoro que nos ro -d ea como lingüístico y asignarle signi-ficados concretos. Para ello hemos deser expuestos a datos lingüísticos enun período concreto de nuestra vida(entre el nacimiento y la adolescen-cia) o esa dotación se atrofia y ya nopodremos adquirir una lengua comonativos, y tendremos acento extranje-ro salvo en casos muy excepcionales.todo ello indica una presencia decorrelatos neuronales del lenguaje ypor tanto sugiere que la facultad dellenguaje es algo natural, más que cul-tural.Ahora bien, por otro lado, sí que esverdad que hablamos lenguas con-cretas, las cuales son materializacio-nes culturales de la facultad del len-guaje (son entes concretos que parti-cipan del ser lingüístico, si me permi-tes el símil metafísico). Por tanto,desde ese punto de vista, responderíaa la segunda parte de tu preguntadiciendo que son las lenguas las queson un producto de la cultura, y lacon dición de la misma. Las lenguasse desarrollan en grupos concretos,de manera histórica, y como dije an -tes permiten que el hombre desarrollesu entorno cultural, sociopolítico, otecnológico. Pero bueno, todo esto esposible en primer lugar porque tene-mos una facultad biológica que es

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condición de posibilidad de esas len-guas particulares, de la misma mane-ra que tenemos un yo porque tene-mos un cerebro, producto biológico,que nos permite una cognición y unadeterminada manera de organizar elmundo alrededor nuestro.

Decías que cuando se aprende unalengua de adulto se tiene acento yque es difícil dominarla “salvo en ca -sos muy excepcionales”. ¿Cómo seexplican esos casos excepcionales? esto depende de condiciones neu ro -ló gicas innatas… igual que hay per-sonas que tienen una enorme facili-dad para la música, las matemáticas,o el fútbol (incluyendo aquí casos ex -tremos como los de Mozart, Gödel, oMessi), hay personas que tienen granfacilidad para los idiomas. en todasestas habilidades uno puede trabajarmucho y obtener grandes resultados,pero hay puntos con los que has denacer y que el trabajo no permitealcanzar. La facilidad para los idiomases una de esas capacidades genéti-cas. una teoría para explicarlo es queen los casos de personas con esacapacidad para la adquisición de len-guas en edad adulta casi como na -tivos, los circuitos neuronales quepermiten la adquisición del lenguajepermanecen activos por más tiempodel que es habitual. Para la personamedia, esos circuitos neuronales sonmuy activos en la infancia, pero sedeterioran rápidamente a partir deuna edad concreta que en general sesitúa en la pubertad. es lo que se lla -

ma el período crítico para la adquisi-ción del lenguaje. Pasado ese perío-do, nuestra adquisición del lenguajees imperfecta porque como decíaCassirer la primera lengua se interpo-ne. Que este período crítico exista es,si me permites, otro aspecto más dela facultad del lenguaje como un fenó-meno natural, biológico, más que cul-tural. también hay casos opuestos,en los que niños se han visto privadosde contactos lingüísticos durante lospri meros años de su vida y eso los haconvertido en lo que se suele conocercomo niños salvajes, los cuales sonin válidos lingüísticos de por vida (sime permites la palabra inválido, queimagino que no debe ser políticamen-te muy correcta, al menos no lo es enestados unidos, donde vivo y dondeese concepto de corrección política esmuy importante). un caso bastanteconocido de este tipo de niños salva-jes es el de Genie, una niña que habíasido mantenida encerrada sin contac-to con nadie y privada de lenguajedesde que tenía 14 meses hasta quetenía 13 años por un padre perturba-do. en 1970 fue descubierta en LosÁn geles junto con su madre, despuésde que ambas huyesen del domiciliofamiliar y la madre intentase cobraruna pensión haciéndose pasar porciega. Genie presentaba un cuadrode retraso mental generalizado delque en cierta medida nunca ha salido.Fue objeto de muchos estudios cientí-ficos (algunos de dudoso carácterético), y se le intentó enseñar a ha -blar, aunque sin grandes resultados.

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ese fracaso, sin embargo, no ten-dría por qué estar relacionado consu condición mental general, porquelas personas con síndromes de de -fici e n cia mental como el autismo, elsín drome de Down, o el síndromede Williams, tie nen capacidades lin-güísticas absolutamente normales,o en algunos casos de síndrome deWilliams, incluso superiores a las dela persona media. el problema esque Genie no ha bía tenido ningúnin put lingüístico en el período en elque el cerebro ad quiere el lenguaje,y a los 13 años era seguramentedemasiado tarde. Genie aprendiómu chas palabras sueltas, pero nun -ca dominó la gramática. Creo queaún vive, en un sanatorio en Cali for -nia. Hay una pe lí cula muy conmove-dora basada en la vida de Ge nie. nosé si ha estrenado en españa. eninglés se llama Mockingbird don’tsing (el título no es gramatical eninglés). no es una gran película,cinematográficamente hablando,pero sí es bastante fiel a esta histo-ria terrible y estremecedora.

Dejemos aparte el tema de lo de polí-ticamente correcto si te parece.Hablabas de estudios científicos dedudoso carácter ético. ¿Puedes daralgún ejemplo? Y ya que has sacadoel tema: ¿qué es lo que un lingüistacomo tú no debería hacer nunca?¿Cuáles son las normas que debenacompañar la investigación científica?esta es una gran pregunta… el casode Genie, efectivamente, levanta el

interrogante de hasta qué punto pode-mos experimentar con seres huma-nos. en cierta manera, en el caso dellenguaje sería fácil diseñar experi-mentos con sujetos humanos, diga-mos con bebés, en los que podríasaislar diferentes niños, en diferentesambientes lingüísticos controlados,en los que en unos faltasen unos ele-mentos esenciales y en otros ambien-tes otros, y entonces ver qué niños yhasta qué punto podrían desarrollarlenguajes completos. eso ayudaría asaber si el lenguaje humano es inna-to, aprendido, o qué es realmente.Pero claro, nadie va a hacer ese tipode experimentos a menos que sellame Josef Mengele. ni yo ni ningúnotro científico va a experimentar consujetos humanos en este tipo detemas. ese tipo de experimentos sólose pueden hacer con animales, locual, por supuesto, también levantamu chos interrogantes éticos total-mente válidos: ¿hasta qué puntopodemos experimentar con seresvivos para desarrollar la industria far-macéutica o de cosméticos? es sabi-do que la investigación biomédica ex -pe rimenta con chimpancés y otrosani males a menudo en condicionesde crueldad intolerable. esta experi-mentación, sin embargo, no es exten-sible a los seres humanos. eso estáclaro y todos estamos de acuerdo. noestá tan claro, a mi entender, por quésí es permisible con otros animales.en el caso concreto de Genie, mu -chos de los científicos que trabajaroncon ella no tenían ningún interés

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humano en ayudarla a mejorar suvida, sino que sólo trataban de engro-sar sus propios currículums. ¿Debíanprimero enseñarle a hablar o bien verqué podían aprender sobre el lengua-je a partir de su condición? o, mejordicho, con más claridad, ¿qué artícu-los podían publicar sobre ella parahacerse famosos? De hecho, cuandose vio claro que no iban a beneficiar-se personalmente, la gran mayoría deellos perdieron interés en el caso y enconsecuencia se acabaron los fondoscon los que se subvencionaba a lasfamilias de acogida de Genie, y éstasentonces se negaron a continuar ocu-pándose de ella porque Genie erauna persona que requería muchaatención. ello comportó que Geniefuese pasando de familia en familia encondiciones cada vez peores, que enalgunos casos llegaron a abusosserios por parte de auténticos pertur-bados. en fin, es una historia muy tris-te que le pone a uno la piel de gallinay le lleva a preguntarse quiénes mere-cen el adjetivo humano, y por supues-to también nos pregunta sobre loslímites éticos de la investigación sobreel lenguaje en particular y sobre el serhumano en general.

¿Cómo ha surgido la dotación biológi-ca lingüística en los seres humanos?este es uno de los temas más enboga de los últimos tiempos en cien-cia cognitiva. La respuesta a una pre-gunta como esta sólo puede darsedesde un paradigma de pluridiscipli-nariedad en el que trabajen juntos lin-

güistas, filósofos, psicólogos, neuro-biólogos, paleoantropólogos, genetis-tas, etc. Hay bastante consenso, aun-que luego los detalles pueden variar,en que el lenguaje, entendido comodotación biológica, aparece en el de -sarrollo evolutivo del género Homocon nuestra especie, Homo sa piens,o quizá más correctamente sapiensanatómicamente moderno. es decir,es la facultad del lenguaje la que nosdistingue de otras especies de homí-nidos, incluyendo aquí a nuestros pri-mos neandertales. en otras palabras,el lenguaje sería lo que nos hacehumanos. nuestros ancestros (Homohabilis, Homo erectus, etc.) ya usabanherramientas, te nían comportamien-tos sociales desa rro llados (como tie-nen otros primates), tenían ciertascapacidades arti cu latorias y concep-tuales, manos prensiles, posiciónbípeda, empren dían migraciones, eincluso tenían un cerebro desarrolla-do (el cerebro del neandertal eramayor que el nuestro, por ejemplo).todo eso, sin embargo, no les con-vertía en humanos porque ca recíande un lenguaje como el nuestro quepermite que todos esos otros puntostengan un desarrollo ex ponencial. esdecir, el lenguaje parece una condi-ción de posibilidad de la evolución cul-tural que nos caracteriza. Hay eviden-cias paleontológicas y ge néticas quesugieren la aparición de las llamadasáreas lingüísticas del ce r ebro (Broca,Wernicke) en cráneos humanos apartir de unos 200.000 años antes delpresente, aunque en es to también

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hay disputas: para Phil lip tobias esasáreas ya estaban pre sentes en algu-nos de los primeros aus tralopitecos,hace unos tres millones de años… enfin, estos son problemas de las expli-caciones evolutivas en general, quese basan en un registro fósil incom-pleto y en deducciones interpretativasdifíciles de verificar o falsar.en todo caso, una hipótesis muy ex -tendida sobre cómo tuvo lugar esaaparición en nuestra especie es queel lenguaje integra sistemas motoresy sistemas conceptuales que habríanevolucionado previamente en nuestralínea filogenética, en relación con sis-temas similares en otros mamíferos.es decir, sistemas que se usaban pa -ra otras cosas –como los pulmones olas cuerdas vocales– y pasaron a uti-lizarse integradamente en una nuevafacultad del lenguaje. entre esos sis-temas habría por un lado capacida-des articulatorias para la exterioriza-ción e interiorización de señales y sis -te mas de coordinación y secuencia-ción motriz, y por otro lado mecanis-mos cognitivos como la memoria alar go y corto plazo, o sistemas de ca -tegorización y representación mental.en todos esos sistemas, crucialmen-te, la diferencia entre el hombre y losotros animales podría ser cuantitativamás que cualitativa. es decir, otrosani males tendrían algunas capacida-des pero en grado menor. esto re -queriría matizaciones, pero podría serverdad. Ahora, utilizando el símil deCo lin Renfrew, esto no sería más queel hardware del lenguaje, y aún falta-

ría un software que permitiese un usoin tegrado de esos sistemas. ese soft-ware podría haber sido la capacidadrecursiva que mencionábamos antes,una capacidad que podría haber apa-recido como una propiedad emergen-te del cerebro, en el sentido de la teo-ría de sistemas complejos, es decir,una propiedad no lineal que aparecere pentinamente, en términos evoluti-vos, cuando se traspasa un umbralcrítico en la complejidad del sistema.Por ejemplo, si se añaden más neuro-nas al sistema, ello podría haber lle-vado a una reestructuración de laconectividad en el cableado sinápticodel cerebro, ligada tanto a su creci-miento exponencial en nuestra espe-cie, sobre todo del lóbulo frontal, co -mo a alguna modificación genética,que muchos estudios ligan a un gencon creto llamado FoXP2, aunqueeso podría ser una simplificación. esareestructuración podría haber dadolu gar a la emergencia de sistemasque previamente no estaban, y queno eran continuación de nada de loque ya estaba presente. Lo que esamo dificación habría hecho sería ligareficientemente los sistemas motorescon los sistemas conceptuales, dema nera que ahora podrían asociarseca denas sonoras con cadenas con -cep tuales de manera recursiva. estoes complejo y no me gustaría dar unafal sa imagen de simplicidad. el cami-no que va de la codificación de prote-ínas por parte de los genes, hasta losefectos comportamentales observa-bles es largo y complicado. Pero bue -

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no, parece que algo de innato sí quehay en muchos comportamientos, ypor tanto se puede suponer que, dealgún modo, están codificados ennuestra genética, como parece estarel reflejo de succión en los bebés, porejemplo… en todo caso, por supues-to, esto es una hipótesis empírica quees plenamente falsable, como lo escualquier otra teoría científica.

¿Se puede hablar con sentido del len-guaje de los animales superiores, delos simios por ejemplo? Si es el caso,¿cuáles serían las diferencias entreeste lenguaje y el lenguaje humano?Creo que aquí sí que podemos hablarde sistemas de comunicación, y no delenguaje estrictamente. Como dijimosantes, el lenguaje humano es más unsistema de representación del pensa-miento que un sistema de comunica-ción. Ahora bien, sí que parece que elmal llamado lenguaje de muchos ani-males, no tan sólo el de los mamíferossuperiores, es esencialmente un sis-tema de comunicación. el tema escomplejo, y aquí se pueden oír todotipo de posiciones, desde los quedicen que los animales tienen lengua-je, e incluso pensamiento avanzado(sobre todo los mamíferos, incluyendolos marinos), y los que dicen que esossistemas animales no merecen elnombre de lenguaje porque no tienenla característica principal del lenguaje,es decir, la capacidad de producir unainfinitud discreta. Los sistemas decomunicación animal o no son infini-tos en su capacidad de producir dife-

rentes cadenas, o no utilizan elemen-tos discretos dotados de significado.De nuevo, es un tema empírico, y entodo caso, la comparación de los sis-temas de comunicación animal con ellenguaje humano es de los camposque más productivamente están ha -blando en los últimos tiempos sobrecómo habría podido evolucionarnues tra facultad del lenguaje.

¿A qué llamáis biolingüística? ¿Quépapel ha jugado Chomsky en la irrup-ción de este paradigma de investiga-ción? ¿Cuáles son actualmente losprincipales investigadores en esteámbito?Llamamos biolingüística precisamen-te a la investigación de la facultad dellenguaje humano desde el punto devista de las ciencias naturales. Másque una disciplina en sí misma, la bio-lingüística es un paradigma, en elsen tido de kuhn, un paradigma plu -ridis ciplinar en el que trabajan juntosfilósofos, psicólogos, lingüistas, neu -rólogos, biólogos, paleoantropólogos,genetistas, etc. y cuyo objeto no es ladescripción de las lenguas particula-res (objeto de la lingüística estricta),sino la facultad del lenguaje como sis-tema de la mente y en último términodel cerebro. en ese paradigma los lin-güistas aportamos el estudio de laspropiedades universales de las len-guas, es decir, propiedades que nodependen del aprendizaje de las len-guas particulares, sino que formanparte de las lenguas porque son pro-piedades universales de nuestra cog-

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nición lingüística. Por ejemplo, simpli-ficando, ¿es la estructuración en suje-to y predicado algo que hemos deaprender, o algo que viene dado porla cognición? otro ejemplo: no es pre -ci so que nadie nos enseñe que enuna oración como Juan dice que él noven drá, el pronombre él se puede re -ferir a Juan, mientras que en Él diceque Juan no vendrá, el pronombre élno puede ser correferente con Juan.no es preciso que nadie nos lo hayadi cho. Lo sabemos y punto. esto esim portante, porque en principio pare-ce una idiosincrasia del lenguaje, yaque ningún principio lógico prohibiríaesa correferencia. Además, esto pare-ce pasar en todas las lenguas, y portanto entendemos que viene dado conel sistema, igual que, para entender-nos, vendrían los principios básicosde la lógica, es decir el principio deidentidad, el principio de no contradic-ción, y el del tercio excluso. esos prin-cipios no forman parte de nuestroaprendizaje, sino que son condicionesprevias de él. Con el lenguaje seríasimilar.

Te interrumpo. Permíteme una aclara-ción sobre esto último. Dices: “ No espreciso que nadie nos lo haya dicho.Lo sabemos y punto.” ¿Qué te permi-te afirmar una cosa así? ¿Cómo sa -be mos que sabemos que ese él alque te referías no puede ser correfe-rente sin aprendizaje? Por lo demás,la afirmación “eso pasa en todas laslenguas”, ¿no es demasiada arriesga-da? ¿Se han estudiado todas las len-

guas? ¿No hay contraejemplos pot en -ciales?esto son, creo, apreciaciones justas...Aho ra bien, los experimentos psicoló-gicos -legales e inocuos para la salud,por supuesto- llevados a cabos conni ños demuestran que éstos no se li -mi tan a repetir lo que oyen a su al -rededor sino que están haciendogeneralizaciones sobre los datos lin-güísticos que reciben. y mira, aunquea ve ces esas generalizaciones estántan ocultas que los lingüistas son in -capaces de descubrirlas, los niños noparecen tener ningún problema. Ade -más, los niños parecen bastanteimpermeables a las correcciones gra-maticales. ¿Cuántas veces un padrele tiene que decir a su hijo que no sedice no cabo, sino no quepo, antes deque el niño lo aprenda? Muchas másde las que uno se imagina. nor mal -mente ningún niño que aprenda espa-ñol de sus padres habrá oído deciresto se ha rompido, aunque él lo dirá.Por otra parte, el papel del input nega-tivo a los niños casi siempre se basaen corregir aspectos del contenido,más que gramaticales. Si un niño dicemamá guapo, veo a pocas madresconteniendo la sonrisa de felicidad ycorrigiendo a su hijo así: no, mira Jai -mito, has de decirlo así: la mamá esgua pa, usando el verbo copulativo yconcordancia de género entre el nom-bre y el adjetivo. ese tipo de inputnegativo no forma parte de los datosque se explican al niño en ningún cor-pus de habla infantil que yo conozca.es más, si un niño de dos años dijese

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un día a sus padres el papá y la ma -má son unos soberanos imbéciles, nocreo que muchos padres sonriesende felicidad diciendo: mira lo bien queconcuerda nuestro Jaimito los artícu-los, los nombres y los adjetivos. Se -guramente un grito o un castigo dealgún tipo seguiría, más que una re -compensa… espero que me perdo-nes la parodia.

Sigo complacido –y poco escandali-zado– con tu interesante razonamien-to, por lo demás, de tradición y sabormuy analíticos.Lo que quiero decir es que la gramáti-ca no se enseña explícitamente, elniño la infiere de los datos que oye,pe ro en esos datos no hay ningúntipo de estructura sintáctica clara-mente pre sente, sino que el cerebrodel ni ño está preparado para captarlao in cluso ponerla allí si no está. Hayca sos bastante bien estudiados, losde las lenguas criollas, que son len-guas na tu rales de pleno derecho queemergen a pesar de que el in put quere ciben los niños no es una lenguapro piamente dicha, sino formas lin-güísticas empobrecidas que se lla-man pí dgins, que se caracterizan porser lenguas de contacto, con léxicoslimitados y estructura gramatical po -bre o nula. Aun en esas condiciones,los niños encuentran maneras de ge -nerar una gramática regular, a pesarde que esa gramática no estaba enlos datos que han recibido. todo estorecibe el nombre del argumento de lapobreza del estímulo, y es uno de los

argumentos tradicionalmente esgrimi-dos por Chomsky a favor del innatis-mo de la facultad del lenguaje, que node las lenguas, como mucha genteparece haber entendido.esto nos lleva a la otra parte de tupregunta, con respecto a lo de que lacorreferencia imposible pase entodas las lenguas. esto es, desdeluego, un caso de razonamiento porin ducción como otro, que por su -puesto tiene los defectos que ya Hu -me señalase en este tipo de procedi-miento y que Popper tanto enfatizaseen La lógica de la investigación cien-tífica. es decir, comprobamos quetodas las lenguas que estudiamoscumplen, hasta la fecha, con eseprin cipio de la correferencia pronomi-nal del que hablaba antes en el queen la oración Él dice que Juan noven drá, él y Juan no pueden sercorreferentes. ese principio, queChomsky llama el principio C de lateoría del ligamiento, ha sido estudia-do en niños en estadios muy inicialesde la adquisición del lenguaje, espe-cialmente de la adquisición de lospronombres, y es bastante consis-tente en no necesitar de mucho tipode input para ser rechazado. esto esun tema que requeriría explicar algu-nas cosas acerca de cómo y cuándolos ni ños aprenden a usar los pro-nombres, pero creo que la evidenciaes bastante sólida y en espera de fal-sación.

Quedaba hablar del papel deChomsky en biolingüística…

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Sí, de acuerdo. Sobre Chomsky, ca -bría decir que ha sido uno de los im -pulsores del paradigma biolingüístico.no ha sido ni mucho menos el único,pero por supuesto su papel no esmenospreciable. un par de artículossuyos, sobre todo uno del 2002 en larevista Science con Marc Hauser yte cumseh Fitch, fue de capital impor-tancia porque provocó una intensifica-ción tanto del interés por el tema enuna parte muy importante de la comu-nidad científica en general, y lingüísti-ca en particular, como de los debates.Chomsky suele generar ese tipo deadhesiones y rechazos extremos. Porotra parte, en el 2007, desde el Grupde Biolingüística de la uB se publicóun libro que se titulaba El giro biolin-güístico, bueno The Biolinguistic Turn,porque el libro es en inglés. el título deese libro procede de una charla deChomsky en Harvard en el 2005 en elque se parafrasea el título del famosolibro de Richard Rorty. Por tanto, enesto, como en tantas otras cosas enlingüística, el papel de Chomsky esmuy importante, aunque bueno, des -de luego no ha sido el único que hajugado un papel. Creo que en ciencia,a diferencia de en literatura o filosofía,no se trata tanto de nombres propioscomo de mucha gente trabajandocolectivamente... Aunque claro quesiem pre hay nombres que resuenanmás que otros mediáticamente. Ade -más de los ya citados Hauser,Choms ky y Fitch, me gustaría recor-dar a gente como Steven Pinker, GaryMa r cus, Cedric Boeckx, Juan uria ge -

reka, Wolfram Hinzen, el grupo deedimburgo, dirigido por Jim Hurford, oel grupo de oviedo dirigido porGuillermo Lorenzo, que está haciendouna tremenda investigación sobre larelación entre genética y lenguaje. Ah,y desde aquí quiero reivindicar elpapel en todo esto del Grup de Bio -lingüística de la uB, que no sólo haorganizado muchos eventos divulgati-vos y científicos en esa ciudad, comouna conferencia internacional de pri-mera línea en Cosmocaixa en marzodel 2008, o ha publicado el libro quemencioné antes, sino que poco apoco se está constituyendo en ungrupo de investigación que en pocosaños podría ser de referencia inter -nacional.

Tú perteneces, creo, a este últimogrupo de biolingüística. ¿Cuáles sonvuestros focos de interés? ¿Quéresultados habéis obtenido?Bueno, el Grup de Biolingüística nacióde la necesidad que algunos vimos desuperar el hiato que los planes deestudio de este país establecen entreciencias y letras, cuando veíamos loque significaba el estudio del lengua-je, lo que tenía de fenómeno natural,en el que se necesitarían conoci -mientos de genética, de sistemascomplejos, de evolución biológica, deneuropsicología, para poderlo com-prender plenamente, aparte de los pu -ramente gramaticales que ya, más omenos, nos daban. De manera quepensamos: si los planes de estudiosno nos van a dar lo que necesitamos,

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pues nos lo montaremos nosotros. Asíempezamos a organizar cursos in for -males y conferencias sobre temasdiversos: evolución del lenguaje, ge -né tica, sistemas complejos, teoría decomputabilidad, neurolingüística…Las cosas empezaron a funcionar, lascharlas y cursos eran bien re cibidos,publicamos el libro que mencioné an -tes, organizamos la conferencia enCos mocaixa, y ahora nos estamosconstituyendo en grupo de investiga-ción. Bueno, yo ahora no estoy direc-tamente implicado, porque mis ocu-paciones en nyu me tienen bastanteentretenido, pero en todo caso sigo demuy cerca sus actividades y algún díame encantaría volver a formar partede sus trabajos.

¿Puede decirse en algún sentido ra -zonable que algunos lenguajes sonme jores que otros para determinadasfina lidades? ¿Es el inglés mejor queel catalán o el italiano para la comuni-cación científica, por ejemplo, o parala expresión poética, por poner otroejemplo? Si no ando errado, algunasconsideraciones de Heidegger habla-ban de las bondades especiales delalemán y el griego para la ontología ola filosofía.esto no tiene ningún sentido… Comomuchas otras cosas que tienen quever con las lenguas, este tipo de con-sideraciones no tienen ninguna basecientífica, sino que son más bien posi-cionamientos políticos… de dudosacalaña. esto de Heidegger es tan ab -surdo como lo que decía Diderot, para

el cual el francés era el idioma perfec-to para el racionalismo ilustrado,mientras que el español o el italianoeran más adecuados para la mentira.Co mo dicen en inglés: bullshit!! todaslas lenguas tienen las mismas capaci-dades expresivas y sirven a sus usua-rios de la misma manera: les ayudana pensar, a relacionarse con su entor-no, a expresar sus ideas y emocio-nes, etc. Puede que haya lenguascuyo inventario léxico sea mayor queotras, pero eso depende del ta maño ydiversidad de la cultura ma terial en laque se desarrollan, no de la lengua ensí misma. igualmente, hay personascon mayor cultura que otras, o perso-nas que conocen mejor un dominioque otras, y por tanto co nocen mejorel léxico específico de ese dominioque otros. Podría ser es perable queun campesino tenga mu chas más uni-dades léxicas para referirse a diferen-tes árboles que un urbanita, queseguramente se referirá a toda lavariedad arborícola con una o dos pa -la bras, una de las cuales se -guramente será palmera, que ni si -quiera es un árbol. Lo mismo pasaríacon un médico, que conocerá el léxi-co especializado para referirse a to -dos los huesos y músculos del cuerpohumano, mientras que tú y yo proba-blemente desconoceremos la ma yo -ría de ellos.no hay lenguas superiores ni inferio-res. Cualquier lengua, si es precisopara sus hablantes, se puede dotarde léxico para hablar de lo que sea,desde metafísica o física de partícu-

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las, hasta cotilleos en el bar o tertu-lias radiofónicas. Si la lengua walpi-ri de Australia no tiene un léxico muyex tenso para hablar de geometríasno euclidianas es porque en la cul-tura aborigen en la que se hablawarlpiri eso no ha sido una necesi-dad hasta ahora. Pero no dudes quesi lo necesitan su lengua permitirácon total na turalidad adoptar elvocabulario ma temático requerido.y en todo ca so, debemos entenderque el léxico es sólo la superficie dela lengua. Lo que distingue a unalengua es ante todo su gramática, yen eso, como decía edward Sapir,no hay ninguna diferencia entre Pla -tón y un porquero.

¡Sapir citando a Machado! No teníaidea, no está nada mal. o quizás al revés, ¿no? el libro deSapir en que aparece este pasaje, alfinal del capítulo décimo, es suLanguage, que fue publicado en1921, mientras que el pasaje del Juande Mairena, en el que Machado usa aAgamenón en lugar de Platón, fuepublicado en 1936, que yo sepa, demanera que no parece que Sapir lohubiese podido sacar de Machado yquizás sí al revés. Aunque, claro, nosé si esto de Machado había apareci-do antes en algún otro sitio que Sapirhubiese podido leer.

Quino y Mafalda me harían aparecerahora en algún subterráneo ocultogolpeándome por mi torpeza.Gracias.

en todo caso, no es esto lo que meimporta realmente, al menos no paralo que quería decir, que es que en loque respecta a la gramática de laslenguas que hablamos, no hay dife-rencias entre estar muy o muy pococulturizado. La diferencia podría serde carácter léxico pero no sintáctico.Pero de nuevo como decía Sapir, nose debe confundir una lengua con sudiccionario.

Déjame que haga de abogado deldiablo. Afirmas: no dudes que si lonecesitan sus hablantes, la lenguawalpiri permitiría con total naturalidadadoptar el vocabulario matemáticorequerido. ¿Y eso cómo lo sabes?¿Es una inducción, un deseo bienin-tencionado, una hipótesis universalis-ta, una sugerencia para la investiga-ción?Volvemos a lo que decíamos antesso bre lenguas peores o mejores, aeso de que unas lenguas son mejorespara la ontología y otras para la menti -ra. todas las lenguas tienen recursospara incorporar vocabulario. eso estámuy bien estudiado y por tanto no tie -ne nada que ver ni con deseos ni consugerencias. un ejemplo muy buenoaquí, y para muchas otras co sas, esel hebreo moderno. el hebreo era unalengua muerta desde el final de laedad media, que sólo se usaba en laliturgia. entonces, a finales del sigloXiX y principios del XX, con el surgi-miento del sionismo, el hebreo empe-zó a convertirse en la lengua nativa demuchos judíos. eso es algo excepcio-

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nal, que requiere una conciencia degrupo extremadamente fuerte, porquepara las lenguas en general no hayvida después de la muerte. Pero elpue blo judío lo consiguió. Para ello,eso sí, tuvieron que mantener a niñosaislados del contacto con cualquierotra lengua que no fuese el hebreo,que los padres les hablaban, y habla-ban entre ellos en presencia de losniños, una forma de hebreo que ellossólo conocían de la liturgia. eso fun-cionó y hoy el hebreo es la lengua demillones de personas en israel y ennueva york, la mayor ciudad judía delmundo.en todo caso, el hebreo no tenía nadadel vocabulario matemático, científico,literario, cultural, etc. que se habíadesarrollado desde la edad media. Síque había en el hebreo medievalvocabulario científico y filosófico pro-cedente del griego y el latín, pero in -cluso ése no era muy usado en la litur-gia. en todo caso, hoy en día israel esuna potencia científica de primeralínea, y en sus universidades se tra-baja en hebreo en muchos dominiosincluyendo la matemática. Para ello,obviamente, tuvieron que incorporarvocabulario. y como el hebreo, cual-quier otra lengua podría hacerlo.Presuponer lo contrario es considerarel hebreo mejor que el warlpiri, o,todavía peor, que los judíos son supe-riores a los warlpiri en nivel cognitivo.es to está descartado. nadie es supe-rior a nadie, al menos ningún puebloes superior a ningún otro pueblo.Aunque siempre hay individuos que

son superiores a otros en aspectoscognitivos concretos, por dotacióngenética, eso no se puede trasladar alnivel colectivo. Las lenguas, como dijeantes, se desarrollan léxicamente enel seno de la cultura en que se hablan,y si esa cultura crece, pues se incor-poran palabras. Si necesitas incorpo-rar los ratones, los módems, los rou-ters, los uSB, pues se hace y punto.esto es un fenómeno tan viejo comoel lenguaje que se llama el contactode lenguas. ¿Sabías que casi la mitaddel léxico del inglés actual está cons-tituido por préstamos del francés, lle-vados a cabo entre los siglos Xi y XiV,cuando Francia dominaba en las islasbritánicas? todo esto, repito, estámuy bien estudiado y por tanto sabe-mos que es un proceso universal.

No, no conocía la magnitud del prés-tamo que citas. Hablabas de ello ante-riormente pero vuelvo a insistir. ¿Quérelaciones existen entre pensamientoy lenguaje?esta pregunta es, en mi opinión, unade las más difíciles de la ciencia engeneral. La respuesta depende enbuena medida de cómo delimitemosel concepto de pensamiento, que esmuy vago. el pensamiento no es sólolingüístico, eso parece claro: la belle-za estética, algunos sentimientos co -mo el amor o el odio profundo, son di -fíciles de transmitir lingüísticamente.el pensamiento es algo de una com-plejidad extrema, que funciona enmuchísimos niveles: la consciencia, laemoción, los instintos reflejos, la

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memoria, … todo eso es pensamien-to, pero seguramente son cosas muydis tintas a muchísimos niveles. el len-guaje es una parte del pensamiento,una parte que ayuda a desarrollar,limitadamente, parte de él, y quepodemos utilizar para transmitirlo.Ahora, las preguntas en este ámbitoson innumerables: ¿existe un lengua-je mental diferente de todas las len-guas en el que elaboramos nuestrosideas y luego las traducimos a nues-tra lengua? ¿es el lenguaje igual odiferente del resto de capacidadescognitivas? ¿Ayuda el lenguaje a pen-sar o determina lo que podemos pen-sar? Las respuestas a esas preguntasy muchas otras son un tema de máxi-mo interés y de máxima discusión enfilosofía, lingüística o neurociencia yno creo que hasta la fecha haya unarespuesta muy clara en la que dife-rentes escuelas converjan.

Pero entonces, para ti, pensamiento ylenguaje no pueden identificarse,puede haber pensamiento sin lengua-je dado que el lenguaje es sólo partedel pensamiento. ¿Cómo se expresala otra parte del pensamiento que noes lenguaje? ¿Tiene algún códigodeterminado?Cuando escuchamos el adagio de laquinta de Mahler, cuando contempla-mos a la mujer o al hombre que ama-mos u odiamos (o ambas cosas a lavez), cuando tenemos miedo de algoque no podemos nombrar, cuandopercibimos visualmente, u olfativa-mente, todo eso y muchas otras cosas

no tienen una clara correspondencialingüística, pero forman parte de loque podemos percibir e identificar cla-ramente como parte de nuestra expe-riencia consciente. eso por no hablarde la experiencia inconsciente...Repito, la idea de pensamiento esmuy vaga, y difícil por tanto de delimi-tar, pero aún así parece que el len-guaje es sólo una parte del trabajo denuestro cerebro. no creo, por tanto,que haya un código unificado quepueda expresar todo lo que no es lin-güístico.

Los límites de mi lenguaje son loslímites de mi mundo. ¿Puedes acla-rarnos el significado de este aforismowittgensteiniano?Creo que el sentido de este aforismodel Tractatus –el 5.6 si no estoy erra-do– lo has expresado tú muy bien an -tes cuando dijiste que las lenguas sontanto un producto de la cultura comosu condición de posibilidad. es un afo-rismo que como tantos otros de eselibro es de una enorme belleza poéti-ca y profundidad filosófica. en alemánsuena fenomenal: Die Grenzen mei-ner Sprache bedeuten die Grenzenmeiner Welt. Mi mundo es mi expe-riencia, lo que he vivido, lo que conoz-co… Como decíamos antes, las len-guas reflejan la cultura material enque se desarrollan, y por tanto expre-san ese mundo cultural concreto.Ade más, tiene también el sentido deque mi lenguaje está sometido a lospreceptos de la lógica, y por tanto nopuedo decir o pensar nada que trans-

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greda esos principios. imagino queWitt genstein se refería sobre todo aesto último, dado el tema del libro. esimposible pensar en contra del princi-pio de identidad o el de no contradic-ción, igual que no puedo pensar fueradel tiempo... Ahora bien, visto de otramanera, este aforismo es poco riguro-so, no sólo porque el lenguaje permi-te expresar ideas que no podemospen sar lógicamente, como la de círcu-lo cuadrado, hierro de madera (creoque este ejemplo es de Heidegger), oel concepto de infinito, sino tambiénporque hay muchos aspectos denuestro mundo que no tienen unarepresentación lingüística, pero quecla ramente existen y conformannuestra experiencia, como la belleza,la música, o el amor. Me encanta unpa saje de la novela Contacto de CarlSa gan, en donde se dice que unoquiere a su madre con independenciade que pueda o no pueda explicar porqué. Por tanto, quizás deberíamosdecir El lenguaje es una parte impor-tante de mi mundo, pero no es todo mimundo, aunque, claro, esto ya no ten-dría ni una milésima parte de la belle-za sugeridora de la frase del filósofoaustriaco.

Ignoro si Heidegger estaba por estaslabores tan poco ónticas. Sea comosea, ¿qué es eso de que no podemospensar el concepto de infinito? Losmatemáticos –y los filósofos incluso–no han dejado de hablar de ello desdetiempos aristotélicos. Aunque tú en 3ºde BUP no quisieras leer aquel libro

que escribimos Jesús Villagrá y yosobre “El infinito y sus paradojas”, porparecerte no-filosófico y no ajustado,con razón, a estudiantes de ese nivel,el tema hace siglos que se estudiacon resultados satisfactorios.Ja, ja… Buena memoria… tengo queconfesarte que superada la adoles-cencia me he leído vuestro libro variasveces, la última este mismo verano, ylo encuentro apasionante. tanto, quees uno de los pocos libros que mellevé de Barcelona a nueva yorkcuando me trasladé en el 2006. yaves si han cambiado las cosas…

Gracias. Tu no-platonismo te lleva alelogio de amigo por encima de laveracidad. Prosigamos si te parece. no sé si me considero no-platónico…en todo caso, es verdad que en gene-ral antepondría la amistad a la veraci-dad, pero en este caso no ha hechofalta porque son una y la misma cosa.y, sí, vale, creo que tienes razón conrespecto a lo del estudio del infinito.Lo que quería decir es que no pode-mos representarnos intuitivamente elconcepto de infinito, igual que nopodemos representarnos el conceptode principio del tiempo. eso son con-ceptos que la ciencia, la filosofía, ma -ne jan, pero que no nos podemos re -presentar más que quizás negativa-mente. La ciencia está llena de este ti -po de cosas: el gato de Schrödinger,que está a la vez vivo y muerto, o laidea de que el universo está formadopor cuerdas o supercuerdas unidi-mensionales infinitas en un espacio

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de diez o veintiséis dimensiones. to -do eso no lo podemos imaginar, esca-pa a nuestros límites de representa-ción, incluso al sentido común, peroforma parte de algunas de las teoríascientíficas más avanzadas del mo -mento. Pero ya lo decía einstein,¿no? el sentido común es sólo el con-junto de prejuicios adquiridos antesde los dieciocho. no parece que elsen tido común juegue siempre un pa -pel crucial en ciencia, y si no que lepregunten a Galileo que tuvo queluchar contra el sentido común de loscientíficos de su tiempo para poderexpresar, y aún con enormes dificulta-des, su nueva física y su defensa delcopernicanismo. No sé si se puede hablar del “sentidocomún” de los científicos opuestos aGalileo y, por otra parte, que el senti-do común no juegue siempre un papelcrucial en ciencia no implica que seasimplemente un amasijo de prejuiciosadquiridos prematuramente. nada más lejos de mi intención impli-car esto, por supuesto. el sentidocomún es de enorme utilidad en nues-tra vida cotidiana. en el lenguajecorriente decimos que el sol sale y sepone, o que las estrellas giran en elcielo, aunque la ciencia demostróhace unos cuantos siglos que es latierra la que se mueve. también sa -be mos que la representación del cos-mos aristotélica es la del sentidocomún, tanto que se sigue utilizandoen parte en la navegación marítima yaeronáutica hoy en día, aunque por

supuesto sabemos que no correspon-de para nada con la realidad. Por nohablar de la física newtoniana, que esun caso particular de la física relativis-ta, pero que se sigue utilizando en loslibros de texto porque es suficientepara los propósitos cotidianos, y por-que la física relativista es de una com-plejidad matemática muy superior a laque las personas ordinarias necesita-mos. Ahora bien, en tiempos de Ga li -leo, era de sentido común pensar quesi la tierra se movía, entonces si deja-bas caer un objeto desde una torremuy alta, el objeto no caería en la ba -se de la torre, sino unos metros másallá. Dado que eso no se observaba,pues la tierra no se debía mover.Cam biar ese estado de cosas fuemuy difícil e implicó muchos castigosa científicos por parte de la iglesiaCatólica, precisamente por la fuerzaque tiene el sentido común en nues-tras vidas. el sentido común es muyútil, pero muchos cambios crucialesen la historia de la humanidad –políti-cos, artísticos, científicos– tuvieronque desafiar el sentido común de sutiempo. Creo, de verdad, que la citade einstein es como casi todo en él,de una clarividencia prodigiosa, perono quería para nada desmerecer elsentido común.

Cambiemos de tema, dejemos vivopor ahora al pobre gato deSchrödinger y pongamos entre parén-tesis la teoría de las supercuerdas.¿Por qué crees que es tan eficaz eluso político del lenguaje?

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no sé si soy el más adecuado pararesponder a una pregunta como esta,al menos no desde un punto de vistaprofesional. Podría tener una opinióncomo ciudadano que te puedo expre-sar si quieres.

Me gustaría que lo hicieras, aunquesea si quieres no profesionalmente,co mo simple ciudadano como túmismo dices.Gracias, porque me encanta esta pre-gunta. Creo que en la medida en quevivimos en buena parte en el lengua-je, como decíamos hace un momen-to, el lenguaje nos transmite unabuena parte de nuestro contacto conel mundo y por tanto nos permitecom prender o al menos creer com-prender buena parte de la realidad,es pecialmente de la realidad concep-tual en la que sin duda se mueve lapolítica. el uso político del lenguaje ennuestro mundo no es muy diferente,en mi opinión, del uso lingüístico enpublicidad. Seguro que en nuestromundo, publicidad y política son muyparecidos en metodologías, técnicas,etc. en la democracia representativaque conocemos (y que se podríamejorar bastante), se trata en definiti-va de vender una imagen del mundo,de convencer al mayor número posi-ble de gente de que tu propuesta es lamejor para ellos, la que les favorece-rá más en su vida diaria. Dado queeso son ideas conceptuales, seríadifícil transmitirlas de otra manera quelingüísticamente, aunque por supues-to las campañas políticas están llenas

de muchas otras cosas que palabras,cosas que apelan a sentimientos quevan más allá de la racionalidad. en latécnica política, como en la publici-dad, parece haber mucha apelación aideas subliminales, a técnicas de mer-cadotecnia muy sutiles como repetirmensajes incesantemente, eslóga-nes, etc. que acaban por parecer ver-dad. Alguien a quien admiro muchome dijo una vez que no todo es racio-nalidad en las creencias de la gente.¿De dónde provienen esas creen-cias? ¿Por qué alguien se cree quehay armas de destrucción masiva enirak y apoya a su gobierno para quevaya a la guerra? Puedes darle tone-ladas de evidencia en contra, y esapersona se negará a creerte y te tra-tará de radical, etc... Hay algo más, al -go irracional que se nos escapa quege nera esas creencias muy firme-mente en nosotros. en política hay unuso muy inteligente no sólo de la len-gua sino de cosas no dichas sinosugeridas, de músicas o colores queevocan recuerdos, ideas, etc. quepermiten controlar en cierta medidaesas otras cosas que participan en lageneración de creencias. es de unasutileza que a veces da miedo, ¿no?Sin duda, el lenguaje político es casiun arte, o sin el casi, como creo quees la publicidad.

Algo irracional que se nos escapa,dices, pero tú mismo, precisamentesobre eso que se nos escapa, seña-las algunas hipótesis explicativas.Sea como sea, ¿por qué crees que

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toneladas de evidencias no lograntambalear una creencia? ¿Tan afecta-dos estamos por instancias no racio-nales?no somos seres pensantes, somosse res sintientes que piensan. no re -cuerdo quién dijo esto. Se gu ra mentealguno de esos increíbles neu ró lo -gos del Harvard Medical School.

Lo habrán dicho estos neurólogosque citas pero la conjetura tiene unalarga historia. Zubiri, entre nosotros,habló hace mucho de inteligencia sin-tiente. Prosigue si te parece...Los sentimientos forman parte deno so tros de una manera fundamen-tal que seguramente va más allá dela ra zón en muchos casos. inclusoen ciencia, como decía Max Weber,una elec ción irracional está en labase de to da teoría. Algo de eso hayen casos como los que ves en físi-ca, en biología, en lingüística. Losdatos puros no existen, los datoshan de ser interpretados en una teo-ría, y a veces tienes dos o más teo-rías que te explican un hecho, porejemplo la teoría del big bang y ladel universo estacionario, o las teo-rías corpusculares y teorías ondula-torias que durante mucho tiempo serepartieron la explicación sobre lanaturaleza de la luz, o la teoría de laevolución por selección natural y lateoría de la evolución de Gould, o lateoría del lenguaje de Lakoff, hom-bre de moda en los estados unidos,por su participación en las campa-ñas del partido demócrata y la teoría

del lenguaje de Chomsky, hombrenunca de moda en estados unidos. todo eso son teorías rivales que inter-pretan importantes hechos científicos.Pues bien, tú y yo podríamos creercosas opuestas sobre la evolución: tupodrías ser un gouldiano impenitentey yo un darwinista radical como DanielDennett o Richard Dawkins. Ambasteorías seguro que tienen cosas bue-nas y cosas malas, ambas teoríasexplican mejor unas cosas, y peorotras. no creo que podamos decir queuno de los dos, tú o yo, esté equivoca-do. La pregunta es: ¿qué nos lleva acreer en las respectivas teorías? ¿Quéte hace creer a ti la teoría de Gould porencima de la de Darwin y a mí alrevés? Ahí hay algo más, algo queseguramente tiene que ver con afini-dades personales, con quiénes fueronnuestros profesores y amigos, con lec-turas, etc. todo eso tendrá un pe so ennuestras creencias racionales. Portanto, imagínate a niveles co mo el dela nación o similares en los que el sen-timiento cobra tanta importancia, segu-ramente porque hay intereses políticosen que sea así, para así movilizar a lagente en caso de gue rra, o para con-vencerlos de que pa guen impuestospor el bien de su país. Para mí esobvio que en política to do esto juegaun papel muchísimo mayor.

Dejo sin comentar tu pregunta retóricasobre Gould y su teoría “por encimade la de Darwin” que me parece unamala (y significativa) formulación. no, por favor, no lo dejes sin comentar.

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“Encima de la de Darwin” puede leer-se como no estrictamente darwinista(lo que en este contexto no sería unelogio) y no veo que Dennett oDaw kins sean más “darwinistas ra -dicales” que Gould y su hipótesisdel equilibrio punteado. Todo cuer-po teórico tiene sus clásicos y susdesarrollos y las posiciones deGould, que no te oculto que me caemuy simpático, pueden ser vistascomo desarrollos coherentes conlas bases del darwinismo. No hayque leer talmúdicamente a Darwin.No te oculto tampoco que admiro lasensibilidad científica de Dennett ysu deslumbrante finura analítica.De Dawkins no tengo opinión for-mada.Coincido contigo en todo lo que dices,incluyendo la simpatía hacia Gould,co mo paleontólogo y como pensadoren general, y desde luego tambiéncreo que no es mi mucho menos unan ti-darwinista, aunque a veces se leha acusado de ello. yo mismo presen-cié en directo una de esas ocasionesen un coloquio internacional en elCos m ocaixa de Barcelona, de haceun par de años. Pero no cabe dudaque las polémicas entre Dennett yDaw kins por un lado, y Gould y Le -wontin por otro son reales. en todocaso, creo que tienes razón. Más queDarwin versus Gould debería haberdicho Dennett-Dawkins versus Gould.

Cambio de registro pero creo quetambién tiene importancia cultural,social y política. ¿Cuáles son, en tu

opinión, las características peculiaresdel lenguaje religioso?Como te dije en la pregunta anteriorso bre el lenguaje político, no tengotam poco una opinión profesional so -bre esto, sino una opinión comomiem bro de esta sociedad. Desdeese punto de vista, creo que po dría -mos volver a repetir en buena medidalo que decíamos antes respecto a laapelación a sentimientos irracionales.La religión apunta a preocupacionesmuy hondas del ser humano, adeseos o necesidades no racionales,a miedos muy profundos, como elmiedo a la muerte. el lenguaje religio-so ofrece respuestas fáciles a es tascosas, en términos que podemosentender y que nos confortan, bue noa quien le conforte, yo no me in cluyoen ese grupo. en todo caso, lo que esverdad es que el lenguaje religioso esuniversal, casi se diría que la necesi-dad de creer en seres superiores queexpliquen nuestra vida es un universalde la condición humana. es probable-mente un mecanismo psicológicoinnato de auto-preservación que noslleva a tratar de dar una explicación anuestra existencia y la del universo entérminos de seres superiores. eso, ensi mismo no sería tan malo si no fueraporque algunos grupos de listillos pri-vilegiados han tratado históricamentede aprovecharse de ese lenguaje confines terrenales de dudosa santidad,relacionados con el poder en general.en fin, seguramente religión y políticano están tan separadas, y es por tantológico que compartan muchas cosas,

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¿no te parece? Sobre esto, yo másbien me creo lo que decía Freud, creoque en El malestar de la cultura, deque sería muy bonito que hubiese undios que explicase el sentido de lavida, de la muerte, de la creación, quese preocupase por nosotros y garanti-zase la justicia universal… Sería boni-to, sin du da, pero resulta sospechosoque eso coincida tan exactamentecon nues tros deseos más profundos,¿no? Parece demasiada casualidad...

Seguramente es demasiado casualesa coincidencia. ¿Se puede hablarde lenguas propias de una comunidadhumana?Aquí volvemos a algo que dijimos ha -ce un rato sobre el carácter político demuchas afirmaciones relacionadascon las lenguas. Sin duda se puedeha blar de lengua propia de una comu-nidad. Por ejemplo, la lengua warlpiries la de buena parte de la comunidaddel mismo nombre que vive en elnorte de Australia, y que tiene cinco oseis mil hablantes. Pero, ¿es el espa-ñol o el inglés la lengua de una comu-nidad? no lo parece, a menos que uti-licemos comunidad en un sentido tanamplio que pierda todo el sentido…Bueno, si es que el concepto decomunidad tiene algún sentido paraempezar, algo que parece dudosoporque es una idea más bien vaga,igual que lo es el concepto de lengua,que probablemente no tiene ningúnvalor científico, como Chomsky ha di -cho una y otra vez. ¿Cuándo pode-mos hablar de lengua o de dialecto?

es difícil decirlo. ¿Son el catalán y elvalenciano dialectos de la misma len-gua, o son lenguas diferentes? ¿y elespañol de Madrid y el de los arraba-les de Lima? Recuerdo haber vistouna película colombiana titulada Lavendedora de rosas, ambientada enlas calles de la ciudad de Medellín. Lapelícula era supuestamente en espa-ñol, pero en españa la pasaban consubtítulos porque la lengua era literal-mente incompresible para el hablantede español peninsular. también po -dríamos mencionar el caso del serbioy el croata (y el bosnio). Hasta la gue-rra de los Balcanes, y durante muchotiempo, estas lenguas se conocíanbajo el nombre común de serbocroa-ta. Después de la desmembración deyugoslavia, estas lenguas tienennom bres diferentes, y sus hablantes(so bre todo los de Croacia y BosniaHer zegovina) argumentan que sonlenguas diferentes que sólo el yugoserbio había mantenido unidas por lafuerza. Bueno, la inteligibilidad entrehablantes de estas lenguas es virtual-mente total, excepto en variacionesregionales como las del francés enFrancia. esto ilustra a la perfecciónque son consideraciones para las quela respuesta depende casi exclusiva-mente de filiaciones políticas, no decuestiones científicas.Ahora bien, sin duda todos tenemosuna filiación política, explícita o no. Lamía es que todas las lenguas, esdecir, sus hablantes merecen el mis -mo trato y la misma consideración.Las lenguas forman parte del patrimo-

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nio de la humanidad, y reflejan cono-cimiento y maneras de organizar lafacultad del lenguaje. esto, por des-gracia, a muchos estados les importabastante poco, como en el ejemploextremo de Francia. en ese país ladiversidad lingüística se ha visto des -de la constitución de la Re pu bliqueco mo un fenómeno indeseable quese debía perseguir y eliminar, algo enque el estado francés ha hecho untra bajo “ejemplar”: hoy ya práctica-mente no quedan hablantes de ningu-na de las llamadas lenguas regionalescomo el bretón, el alsaciano, el occita-no, y unas cuantas más. en españa lacuestión puede que no sea tan des-carada como en Francia, pero algo deese espíritu jacobino también existe,al menos en este ámbito. Algunossectores de intelectuales, de izquier-das y de derechas, una buena partede los políticos y la práctica totalidadde sus seguidores defienden que unade las lenguas del territorio español,curiosamente la variedad de Madrid,es un bien común, un bien nacional,una obligación de todos los españolesy, en definitiva, una lengua más válidaque las otras del estado. ello implica,según nos han hecho saber hacepoco en un manifiesto al que la pren-sa española ha dado una coberturaextraordinaria, que tiene que haberuna asimetría entre el español y lasotras lenguas habladas en el estado.esto, claro, es una manera como otrade concebir el estado, pero no es laúnica posible. es una que difiere demodelos como el suizo, o el cana-

diense, seguramente tan racionales,sino más, donde todas las lenguashabladas en alguna parte del territoriotienen el mismo estatuto y los mismosderechos en todo el país. Bueno, enCanadá esto sólo incluye al francés yal inglés, pero no a las lenguas de losnativos americanos, a los que se igno-ra totalmente en todos los ámbitos desu cultura. el caso de Suiza es sinduda mejor, porque allí las cuatro len-guas oficiales tienen los mismos dere-chos en todo el país, incluyendo aquíel Romanche, una lengua que notiene ni 40.000 hablantes, concentra-dos en el cantón de Graubünden,pero que tiene los mismos derechosen todo el territorio de la confedera-ción helvética que tienen el francés, elalemán, o el italiano. en fin, sé queaquí entramos en territorios donde lossentimientos juegan un papel muy im -portante, y donde se aplica perfecta-mente lo que decíamos antes de lascreencias de la gente, que tienenpoco o nada que ver con la racionali-dad, y mucho con preconcepcionesde carácter político y emotivo. es pro -ba ble que muchos lectores tenganuna opinión muy fuerte al respecto dees te tema, y desde esa opinión esténen tonces en acuerdo o en desacuer-do con lo que digo. Me gustaría queno fuese así, me gustaría que en estetema, como en tantos otros relaciona-dos con la nacionalismo, sea éste elque sea (y por supuesto incluyendo elnacionalismo español), hubiese undiálogo real, y que la gente se escu-chase realmente, en lugar de repetir

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lugares comunes. Pero bueno, creoque será muy difícil que lleguemos aescuchar realmente a los demás porencima de las creencias que ya tene-mos por los motivos que sean. Megustaría equivocarme, porque esosignificaría que viviríamos en unmundo mejor del que yo creo que vivi-mos, pero tengo mis dudas.

España con gotas de sangre jacobi-na, aunque sólo sea en este ámbito.No me lo acabo de creer. Sea comosea, no es este el punto que queríapreguntarte ahora. Dices: “Las len-guas forman parte del patrimonio dela humanidad, y reflejan conocimientoy maneras de organizar la mentehumana”. ¿Reflejan maneras de or -ganizar la mente? ¿Qué maneras sonesas? ¿Cómo se produce ese reflejo?Si yo te explico una lengua que acasono conozcas, ¿serías capaz de indi-carme qué maneras mentales refleja?¿Tú crees que el catalán o el euskerareflejan aspectos mentales distintosdel castellano o el alemán? Vayamos por partes. La mente es unconcepto vago, del que seguramentepocos psicólogos querrán ni oírhablar. Además, incluso aunque loaceptemos como un concepto primiti-vo, en línea con el de pensamiento,co mo ya expresé antes, no creo queel lenguaje se relacione con todos losaspectos de la mente, ni que determi-ne la forma del pensamiento o cosasasí. Ahora bien, es verdad que el len-guaje es una forma de conocimientode un cierto tipo, y como tal las diferen -

tes lenguas reflejan posibles ma ne rade organizar la facultad del lenguaje.For mas que no son ni mejores ni peo-res, sino diferentes. Por ejemplo, eleus kera es una lengua de tipo ergati-vo-absolutivo, una variedad tipológicamuy rara en el continente europeo,que abunda sobre todo en Aus tralia ySu damérica. ese tipo de len guas, a di -fe rencia del español o el ca talán, queson lenguas nominativo-acu sativas,or ganizan la concordancia verbal demanera diferente. en español, el suje-to es asimétricamente marcado conmar cas de concordancia verbal, sin to -mar en consideración si se trata de unverbo transitivo o intransitivo. Porejemplo, decimos Yo como patatas, yLos niños corren, y vemos que haymor femas en el verbo que expresanconcordancia en persona y númerocon el sujeto. el objeto de la oracióntransitiva, en cambio no concuerdacon el verbo en ningún rasgo. Por tan -to, parece que el español marca asi-métricamente el sujeto. Pues bien, laslenguas ergativo-absolutivas, de lascuales el euskera es un sub-tipo, no lohacen así. en estas lenguas, el sujetosólo concuerda con el verbo si el ver -bo es intransitivo. Si el verbo es transi-tivo, entonces el verbo concuerda asi -mé tricamente con el objeto. Si eso tie -ne efectos cognitivos, es algo que ca -bría determinar empíricamente, al goque no se ha hecho aún que yo sepa.el alemán también refleja otro tipo deorganización, por eso de que el verbova al final de la oración o en segundaposición en función de si la oración es

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subordinada o principal. eso son dife-rencias gramaticales que forman par -te del patrimonio de la humanidad, unpa trimonio que hemos de preservarigual que deberíamos preservar lasdiferencias culturales o la diversidadna tural, como mi admirado Jesús tu -son no se ha cansado de explicar ensus libros. y lo mismo, claro, vale paralos diferentes vocabularios que las len-guas han amasado a lo largo de suhistoria, y que son una parte muy im -portante de ellas, y que reflejan avata-res de su cultura y de su conocimientodel entorno natural en el que viven.todo ello hace a cada lengua, a todasy cada una, valiosos elementos de lanaturaleza del lenguaje, que es paramí como decir valiosos elementos dela naturaleza humana. Que unas len-guas se sientan superiores por los cri-terios que sean, y sientan que puedensustituir a todas las demás es tanabsurdo como pensar que una comidao dos sustituirán un día a todas lasdemás, y ya no tendremos más queco mer esas dos cosas. esperemosque el día en que esos sucesos ocu-rran esté todavía muy lejos en el casode la comida y en el caso de las len-guas, porque ese día podría estar muycercano al de la extinción de la razahumana tal como la conocemos hoy.

¿Qué diferencias básicas existenentre el lenguaje natural y los lengua-jes formales? ¿Se puede hablar en al -gún sentido atendible de las insufi-ciencias del lenguaje natural?Si le hubieses preguntado esto al filó -

so fo Richard Montague él te hubieradicho que no hay ninguna diferencia.Mon tague trabajaba en semántica for-mal, de la que fue uno de los princi-pales impulsores y desde ese puntode vista para él no había diferenciaen tre los unos y los otros. Ahora bien,esa es una afirmación un poco fuerte,a mi entender. Los lenguajes formalesestán diseñados explícitamente conuna aplicación en mente, y por tantotienen estructuras lógico-formalesmuy coherentes, y una morfología mí -ni ma. Lo de la insuficiencia, por otrapar te, depende del punto de vista queuno tome. el lenguaje natural, comoya decía Frege, puede estar lleno deimperfecciones que lo hacen insufi-ciente para el trabajo formal o científi-co, pero es que el lenguaje natural niestá diseñado expresamente, ni tieneninguna finalidad concreta. Que seuse para una cosa, por ejemplo paracomunicar, no quiere decir que sudiseño dependa exclusivamente deello. Como los objetos naturales, ellen guaje no tiene ningún propósito,aunque los humanos le hayamos en -contrado unos cuantos. un árbol notiene ningún propósito, no está hechocon un fin, como tampoco una monta-ña, o un cerebro. Pero el lenguajenatural permite la riqueza expresivade por ejemplo el aforismo deWittgenstein que mencionabas antes,y ello se debe a su vaguedad, su poli-semia, su necesidad de contexto. eneso es claramente superior a los len-guajes formales. en lo que respecta alas diferencias entre unos y otros,

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podemos empezar con que los len-guajes formales carecen de la ambi-güedad, de la polisemia que acaba-mos de mencionar… una oración dellenguaje formal raramente dependedel con texto de enunciación, mientrasque el 99,99% de las oraciones dellen guaje natural dependen de maneracru cial. Además está la articulaciónmor fológica del lenguaje natural, esde cir, la existencia de declinaciones,de derivativos y de inflexión, la exis-tencia de morfemas nulos, de morfe-mas sincréticos, etc. La morfología esuna gran diferencia, para muchagente es una imperfección del lengua-je natural, pero bueno, esa imperfec-ción, si es que lo es, le confiere al len-guaje natural un poder expresivoenorme… también está la variacióndialectal, que no afecta mucho a loslenguajes formales. en fin, los lengua-jes naturales son de una complejidadque supera a la de los lenguajes for-males en varios órdenes de magnitud,y sus usos son tan diferentes que nocabría, quizás, hablar de insuficien-cias, sino de complementariedad. Loslenguajes formales son claramenteinsuficientes para los fines del lengua-je natural y viceversa.

Entonces, no es útil la lógica para elestudio de los lenguajes humanos?Que un argumento sea formalmentecorrecto, ¿no implica inexorablemen-te que también lo sea para el hablan-te de una lengua determinada?Las relaciones entre lingüística y lógi-ca son muy estrechas, sobre todo en

sintaxis y semántica. idealmente, laspropiedades lógico-formales que seatribuyen al lenguaje deberían sertambién propiedades bien descritasen lenguajes tan bien formalizados co -mo la lógica o las matemáticas. esees un ideal al que la lingüística seapro xima poco a poco, en mi opinión,aun que aún falta bastante para que lare lación sea perfecta, tan perfecta co -mo lo es en las ciencias naturales. nocreo además que ninguna lengua ha -ga falso ningún principio de la lógica.Ahora bien, lo que sí que sabemos esque la inteligencia general y la capaci-dad lingüística no están correlaciona-das necesariamente. Como decíamosantes, hay casos en los que la inteli-gencia conceptual está preservadape ro el lenguaje no, y viceversa, ca -sos en los que la inteligencia concep-tual está afectada pero no la capaci-dad lingüística. De modo que desdeese punto de vista, una cosa y otra noestán relacionadas de manera subs-tantiva, aunque insisto que, en tantoque herramienta, en tanto que lengua-je formal, la lógica tiene una gran utili-dad en las explicaciones lingüísticas.

¿En qué temas se centra tu trabajo deinvestigación?Mi trabajo de investigación se centraen las relaciones entre la sintaxis y lasemántica formal, es decir, en los as -pectos estructurales de las lenguas ysus aspectos lógico-matemáticos.Creo que mi investigación es plena-mente biolingüística, porque, aunqueme centro en lenguas románicas, in -

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tento ver propiedades que podrían seruniversales. entre esos temas, me in -teresan especialmente la negación, lapolaridad, los pronombres, los cuanti-ficadores, o la composicionalidad. Porpo ner un ejemplo, ¿en qué condicio-nes podemos usar los llamados térmi-nos de polaridad negativa, como porejem plo nada en No creo que Juancom pre nada? está claro que parapo der usar nada en ese contexto ne -cesitamos la presencia de la partículanegativa no. en caso contrario ten -dría mos una frase como Creo queJuan compre nada, que es claramen-te incorrecta para cualquier hablantedel español. La pregunta es, ¿por quépasa eso? ¿Qué necesitamos parausar nada en esos contextos? Segúnalgunas teorías, este tipo de partícu-las requieren estar en el alcance deoperadores que tengan la propiedadmatemática de ser decrecientes. eso,sin embargo, no parece ser suficiente,pues los contextos que legitiman lapresencia de términos de polaridadnegativa varían con las lenguas, y noson siempre decrecientes. Bueno,esto son cuestiones un poco técnicas,quizás…también estoy muy interesado en eltema de la evolución del lenguaje. enese campo, me gusta investigar entreotras cosas las propiedades de laslenguas de signos de las comunida-des de sordos, que son lenguas depleno derecho, igual que cualquierotra lengua oral. Ahora, esas lenguasrevelan propiedades de la facultad dellenguaje que podrían quedar ocultas

por la modalidad hablada. Por ejem-plo, se solía considerar que una pro-piedad de todas las lenguas era quelas partículas interrogativas nunca sedes plazan al final de la oración: o biense quedan in situ, como en francés ochino, o bien se desplazan al princi-pio, como en ¿Qué le has compradoa Juan? donde la partícula interrogati-va qué se interpreta como el objeto decomprar, aunque aparezca al princi-pio de la oración. eso parecía unapropiedad universal de la facultad dellenguaje, y se atribuía a que esaestructura era necesaria para crearuna configuración de operador-varia-ble que diese alcance al operador,que en este caso era interrogativo, so -bre la variable y sobre el contenidopro posicional de la pregunta. Bueno,pues el estudio de las lenguas de sig-nos demostró que eso no era una pro-piedad de la facultad del lenguaje,sino de la modalidad oral, porque laslenguas de signos parecen desplazarlas partículas interrogativas hacia elfinal de la oración. Por otro lado, co -sas como que las lenguas de signoscuenten con estructura prosódica o in -cluso silábica parece sugerir que esascosas son algo universal de la facul-tad del lenguaje, no algo que pertene-ce a la modalidad hablada, es deciralgo que formaría parte de la estruc-tura subyacente del lenguaje en lamente y que en las lenguas de signosexpresan, no por la entonación vocal,sino por medio de marcadores no ma -nuales, como el movimiento de lascejas, por ejemplo. Bueno, en la medi-

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da que esas propiedades emerjan enlas lenguas de signos sabremos cuáles la arquitectura real de la facultaddel lenguaje y entonces podremosproponer mejores hipótesis sobre có -mo evolucionó esa facultad en nues-tra especie.

Pero las lenguas de signos no sonlenguas naturales, son artificiales,construcciones. ¿No hay aquí unadiferencia esencial?no, permíteme que te corrija sobreesto. Quiero dejarlo muy claro: las len-guas de signos son lenguas naturalesigual que lo son las lenguas orales.es te tema no se conoce apropiada-mente, y hay muchos malentendidosal respecto. Me gustaría dar muchosmás detalles de los que seguramentetenemos tiempo o espacio para pro-barte que las lenguas son sistemasde lenguaje natural. Me limitaré aunos cuantos datos empíricos. Laslenguas de signos son lenguas huma-nas de pleno derecho, percibidas enla modalidad gestual-visual, que esdiferente de la modalidad oral-auditivaen que se vehiculan las lenguas ora-les. esta afirmación se sustenta nosólo en argumentos de tipo estructuralcomo el hecho de que los signos deestas lenguas presenten estructurasilábica y sus oraciones tengan es -tructura sintáctica, semántica y prosó-dica, sino también en evidencia apor-tada en el dominio de la adquisiciónin fantil del lenguaje, o en evidencianeu rológica, como la especializaciónhe misférica en hablantes y signantes

por igual, o las patologías lingüísticasco mo las afasias que afectan a lashabilidades lingüísticas de los sordosexactamente igual que a las de loshablantes. en el caso de la adquisi-ción, los niños sordos de padres sor-dos signantes aprenden la lengua designos de su comunidad de la mismamanera y en las mismas etapas querecorren los niños hablantes al apren-der su lengua oral. Además, las len-guas de signos, como las orales, tie-nen la capacidad de la dualidad deestructura (recuerda, estructura fono-lógica y significación de las unidadesdiscretas que las componen), la capa-cidad de construir un número infinitode enunciados a partir de esas unida-des discretas, usan la composicionali-dad, y una gramática dependiente delcon texto. es decir, tienen todas laspropiedades del lenguaje a que hici-mos alusión al principio de la entrevis-ta. Respecto a la convencionalizaciónde los signos en estas lenguas, no setrata de un proceso en nada diferenteal que se lleva a cabo de manerasocial en las lenguas orales, en losque como es sabido hay un grado deconvención en el significado léxico delas palabras. La diferencia respecto aesto es que las lenguas de signos notienen la continuidad de transmisiónde las lenguas orales, porque la sor-dera es una condición relativamentepoco común para la mayoría de lahumanidad. es decir, dado que laslenguas orales son el sistema lingüís-tico por defecto en los seres huma-nos, seguramente porque apareció en

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úl timo lugar, su transmisión suele es -tar garantizada de generación en ge -ne ración y ello comporta grados de le - xi calización, que no tienen las lenguasde signos. Pero aún así, hay un al togrado de lexicalización en lenguas designos naturales como la Len gua es -pa ñola de Signos o la Len gua de Sig -nos Catalana, las dos lenguas de sig-nos existentes en el estado español.Además hay casos fascinantes delen guas de signos criollas, es decir,len guas que se desarrollaron sin teneruna lengua de signos organizadacomo input. un caso muy fa mo sodentro de este dominio se dio, porcierto, en la nicaragua sandinista. to -do esto, por tanto, iguala las lenguasorales y las de signos. Hay mu chísimomás que se podría decir a este res-pecto. Pero de verdad, me gustaríaque si algo tiene que quedar claro enesta entrevista fuese esto: las lenguasde signos de las comunidades de sor-dos son absolutamente, tajantemente,lenguas naturales de pleno derecho.

Me corrijo otra vez. Gracias. Quedaclara tu posición y la argumentaciónque la sustenta. El ejemplo famoso alque haces referencia de la Nicaraguasandinista yo no lo conozco pero noquiero abusar más de tu generosidad. no por favor, estoy encantado depoder charlar contigo. en nicaragua,hasta la llegada al poder de los sandi-nistas en 1979, los niños sordos norecibían ningún tipo de atención espe-cializada. estaban aislados y sin len-gua propia. en sus casas iban tirando

con sistemas de gestos rudimentariosy, en algunos casos, con lectura de la -bios imperfecta. en 1980 el primer go -bierno sandinista creó una escuelagratuita para niños sordos a la quebuena parte de ellos, hasta entoncesdesamparados, empezaron a acudir.en clase se intentaba enseñar a losni ños español y lectura de labios (unerror demasiado común en mi opi-nión). Ahora bien, normalmente unautobús iba recogiendo a esos niñosen sus respectivas comunidades y losllevaba a Managua, donde se encon-traba esa escuela. en el autobús, porsupuesto, los niños mayores prescin-dían totalmente del español o los sis-temas artificiales que les queríanenseñar en clase, y hacían intercam-bios en sus sistemas rudimentariosrespectivos, los cuales poco a pocose fueron convencionalizando en unalengua de compromiso, lo que sesuel e llamar un pidgin. ese sistemaru dimentario era suficiente para per-mitir la comunicación, pero no era pro-piamente una lengua, ya que la gra-mática era demasiado pobre. Lo másinteresante del caso es que en elautobús también iban niños sordosmás pequeños que aún no habían de -sarrollado lenguas y que asistían a losin tercambios en pidgin de los niñosmás mayores, y esos niños, a partirde ese input, desarrollaron una len-gua de signos completa, perfecta-mente gramatical, que dominaban co -mo su lengua materna. es decir, esos niños pequeños aplica-ron una estructura gramatical a unos

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datos empobrecidos y crearon unalengua nueva que hoy es lengua ofi-cial de la comunidad sorda de nica ra -gua. ese proceso fue documentadopor un grupo de lingüistas de Bostony tiene un excepcional valor porquepermitió asistir al nacimiento de unalengua. en mi opinión, este hechoapo ya las teorías de Chomsky sobrela existencia de una dotación gramati-cal innata que permite a los niños quereciben inputs lingüísticos en condi-ciones normales descubrir la estructu-ra gramatical subyacente, o inclusoaplicar una estructura gramatical siésta no existe.

No sabía nada de esta lengua ni tam-poco conocía el esfuerzo del primergobierno sandinista que acaso seajusto destacar sustantivamente. Fi nal -mente, ¿crees que la lingüística ayu -da a escribir mejor, a hablar mejor, aconocer mejor nuestra lengua?La respuesta a esto es un claro y ro -tundo no. La lingüística no ayuda aco nocer mejor las lenguas desde unpunto de vista normativo. eso son ta -reas que tienen un carácter bastantepolítico, y que al lingüista le interesanbastante poco. Como dije antes, al lin-güista le interesa más aprender sobrela estructura general de las lenguas,en la medida en que nos ayude a en -tender como funciona el lenguaje hu -mano. Para ello, muchas veces mira-mos variaciones lingüísticas conside-

radas incorrectas por la normativa,por que esas variantes reflejan los pro-cesos que tienen lugar en la mentedel hablante, y revela lo que permite ono la facultad lingüística. Por ejemplo,algo que interesa enormemente a a l -gunos lingüistas –como por ejemplo amí– es por qué alguna gente, para ex -presar en español el pluscuamperfec-to de subjuntivo utiliza en algunoscasos el auxiliar ser en lugar del haberque es el normativo. Hay gente quedice por ejemplo “si fueras venido tehabría enseñado el piso” en lugar de“si hubieras venido etc.”, que es la va -riante normativa. el que haya genteque utilice la variante no normativa esde enorme interés porque podría ex -presar un cambio que está ocurriendoen la lengua española y que po dríareflejar un estado diferente de estalengua, que como todas está en con-tinua evolución. Lo de la normativa, esdecir, la lengua estándar del poder,son consideraciones que tienen pocoque ver con la ciencia y mucho conprocesos de poder que configuran losestados. no digo que eso no tengainterés sociológico, político o cultural,que por supuesto sí tiene y sí me inte-resa. Pero profesionalmente, comolin güista, o biolingüista, el dialecto es -t ándar es sólo uno más entre otros, yno siempre el más útil para descubriraspectos interesantes de la facultaddel lenguaje que nos hace humanos.

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175oam Chomsky es el intelectual vivo más citado y sus opiniones acos-tumbran a ser inmediatamente traducidas y conocidas en todos los rin-cones del mundo en donde se disponga deinternet. Se trata de un autor cu yas ideas, opi-

niones y críticas son bien co nocidas por una parte impor-tante de la población mundial. Como es fácil de compren-der, esta misma parte no es tan buena conocedora de sustrabajos científicos que han sido condición necesa ria(aunque no suficiente) de su indiscutible popularidad. en las páginas que siguen, me propongo exponer lossiguientes aspectos de la vida y la producción académi-ca y política de Chomsky:2 unas notas biográficas, (1) laconcepción de la gramática generativa y su aportacióna lo que se conoció como la “revolución cognitiva”, (2)la animadversión intelectual al postmodernismo, (3) suradicalísima visión de la libertad de expresión, y (4) lademocracia, los derechos humanos como pretexto béli-co del imperialismo (el “imperialismo humanitario”), laviolencia y el papel del intelectual ante la guerra. Chomsky nació en el seno de una familia de lingüistashe breos el 7 de di ciembre de 1928. De la escuela se -cundaria llegó a decir que le retrasó su de sarrollo inte-

noam Chomsky sobre larevolución cognitiva, el postmodernismo,

la libertad de expresión, la democracia y las guerras1

Daniel Raventós

n1. este texto, con algunasmodificaciones, será uno delos capítulos del libro Fil o -sofía de la Paz, ed. icaria,editado por Francisco Fer -nández Buey, Jordi Mir Gar -cia y enric Prat Carvajal, coe -di tado con la Cà tedra uneS-Co d’estudis in terculturals dela universitat Pom peu Fabray el Centre d’es tudis sobreMo viments So cials de lamisma universidad.2. en Sin Permiso electrónicohemos publicado hasta lafecha (mayo 2009) 17 artícu-los de este autor y en SinPermiso papel he mos publi-cado dos artículos en losnúmeros 1 y 4.

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lectual (Barsanian, 2005: 25). el gran lingüista zelig Harris in fluyó en su for-mación de manera reconocida por el mismo Chomsky con estas pa labras:“era un personaje muy carismático, intelectualmente estimulante” (idem.,26). Cuando se producen los bombardeos atómicos de Hi roshima y na - gasaki, Chomsky tiene 16 años y confiesa que se quedó com pletamenteano nadado por la indiferencia general con la que se vivió la no ticia en suentorno. “Me pareció tan increíble que me marché al bosque en don de mepasé dos horas solo y pensando” (idem., 28). estudió lingüística, filo sofíay ma te máticas en la universidad de Pensilvania. Se doctoró en 1955 conuna te sis en donde ex puso algunas investigaciones que desarrolló en añosposteriores. enseña en el instituto técnico de Massachusetts des de aquelaño. Se declara repetidamente un firme partidario de los valores de la ilus -tración: racionalidad, análisis crítico, libertad de expresión, libertad de in -vestigación. enemigo irreconciliable de la moda postmoderna ya hoy veni-da a menos y sobre la que volveré más adelante. en 1967, pu blica un ensa-yo en la New York Review of Books sobre la guerra del Viet nam que tendráuna gran repercusión en la opinión pública de entonces por su decidida einteligente crítica a la agresión militar de su país contra Viet nam: “La res-ponsabilidad de los intelectuales” (Chomsky, 1967). Dos años des pués, conla publicación de la colección de ensayos en forma de libro American Powerand the New Mandarins, se convirtió en una de las voces más conocidasde la oposición popular a la guerra de estados unidos contra Vietnam.Posteriormente participó en una polémica sobre la libertad de expresión enFrancia (véase más abajo) algunos de cuyos aspectos son de una rigurosaactualidad. escribe y participa a menudo en programas radiofónicos y tele-visivos sobre distintos aspectos de la política de su país, estados unidos,con especial insistencia en la vertiente militar y las guerras de ocupación.Fue considerado por Paul Robinson ya en 1979 y en el New York Times “elintelectual vivo más grande”. Mucho más recientemente, en el año 2005, larevista Prospect también lo consideró el más importante intelectual con-temporáneo. Chomsky sigue muy activo intelectual y políticamente des-pués de cumplidos los 80 años a finales del 2008.

1. la aportación de Chomsky a la “revolución cognitiva”Con sus trabajos sobre lingüística, Chomsky fue el primero en elaborar un“trabajo moderno, coherente, y general sobre la especifidad de dominio”(Hirschfeld y Gelman, 2002) y con ello abrir las puertas a la llamada “revolu -ción cognitiva”. La ciencia cognitiva o el estudio de la cognición y de los pro - cesos del pensamiento conecta a varias ramas del conocimiento: psicología,neurociencia, lingüística, computación, biología, filosofía, antropología y so -

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ciología. Por revolución cognitiva se entiende el movimiento intelectual que enlos años 50 acabó con algunas concepciones hasta aquellos momentos vi -gentes y, muy particularmente por su especial relación (antagonista) conChomsky, con la concepción conductista que imperaba en la psicología. Hay tres factores que tienen su parte de responsabilidad en la emergencia dela revolución cognitiva: 1) el descubrimiento de los errores de las conside-radas “leyes fundamentales” del aprendizaje, 2) el auge de los ordenadoresy de la metáfora del procesamiento de información, y 3) la irrupción deChomsky con su universal “órgano del habla” (o del “lenguaje”, a veces sedice) con una estructura subyacente invariable en todas las lenguas (Buss,2008: 31).Chomsky publicó una reseña del libro de B. F. Skinner Verbal Behaviourque tu vo unas interesantísimas repercusiones científicas. en esta reseña(Choms ky, 1959), se enfrentaba a los que hasta entonces habían asegura-do que el lenguaje formaba parte del entorno que, simplemente, era adqui-rido por los hablantes. Por el contrario defendía que los bebés aprendenlenguajes que son gobernados por principios abstractos y sutilísimos, y quelo hacen sin instrucciones precisas u otras indicaciones ambientales sobrela naturaleza de dichos principios. Así, la adquisición del lenguaje, argu -men taba Chomsky, debe depender de una organización de la mente inna-ta, módulo-específica, que es distinta de la inteligencia general. La pro -pues ta chomskyana ha permitido el crecimiento de vastos campos de in -vestigación –muchos de ellos muy alejados de la lingüística— que hantenido grandes implicaciones para la comprensión de una buena cantidadde aspectos de la arquitectura cognitiva humana. especialmente, por suruptura con la concepción skinneriana imperante hasta la intervención deChomsky. Según esta visión predominante durante las décadas prece-dentes, los seres humanos estaríamos dotados de un conjunto general deca pa cidades de razonamiento que nos permitirían realizar cualquier tareacognitiva, sea cual sea su contenido específico: las posibilidades de unaaventura sexual, el aprendizaje de una lengua muerta, la decisión de un pro -blema estadístico… es la concepción de la mente como tabula rasa, o, pa raexpresarlo con las palabras de un discípulo de Chomsky, Steven Pin ker, “lanegación moderna de la naturaleza humana”.3 Hoy sabe-mos, gracias a determinados trabajos, uno de cuyos pio-neros fue Choms ky, que muchas habilidades cognitivasestán es pecializadas en manejar tipos específicos deinformación, o, dicho con otras palabras, gran parte de lacognición humana es do minio-específica. Chomsky afir-ma que la mente es modular.

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3. Para un desarrollo extenso,claro y minucioso sobre laconcepción de la tabula rasaque tanto influyó, y sigueinfluenciando a las cienciassociales, véase Pinker, 2003.

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La explicación modular tiene tres componentes: el pri-mero, los principios que determinan las propiedades dela facultad del lenguaje son distintos de los que determi-nan las propiedades de otros dominios del pensamiento;

el segundo, esos principios reflejan nuestra dotación biológica única;y, el tercero, esas propiedades peculiares del lenguaje no pueden seratribuidas a la operación de un mecanismo general de aprendizaje.Los principios lingüísticos en tanto que estructura dependiente nopueden ser inferidos solamente por el lenguaje general del entorno(Mundó-Raventós, 2000: 55).4

2. la miseria intelectual y política del postmodernismoChomsky en repetidas ocasiones ha arremetido contra el postmodernis-mo. y no solamente por motivos técnicamente académicos, sino por sunefasto papel social y político. en una larguísima entrevista que empe-zó en el año 2001 y que le realizó Jean Bricmont (2007a), explicaba losiguiente. Si Choms ky abre una revista especializada de matemáticas,normalmente no en tiende gran cosa, pero si tiene interés en compren-der algún tema en especial, “sé lo que tengo que hacer”. Se dirige a unamigo o colega con conocimientos sobre el tema del que busca unaexplicación y le pide que se lo aclare. el objetivo se cumple de formahabitual. Pero, en notabilísimo con traste, cuando trata de leer algo escri-to por los postmodernos (cosa que, por otra parte, tampoco tiene muchointerés para Chomsky hacerlo con demasiada frecuencia) que no entien-de, y se dirige a uno especializado en postmodernismo para que se loexplique, no sirve de nada. “Los que practican estas artes no parecencapaces de explicarme el contenido de lo que se dice” (idem., 55). yañade a continuación: “es lo contrario de lo que ocurre habitualmente enlas ciencias, las matemáticas, la composición mu sical o en otros domi-nios.”Ade más de su concepción general del postmodernismo, Chomsky consi-dera que cumple un papel políticamente nefasto porque se priva de laracionalidad. Chomsky explica que:

Los intelectuales de izquierdas participaron activamente en la vidaanimada de la cultura obrera. Algunos buscaron compensar el carác-ter de clase de las instituciones culturales con programas de educa-ción obreros o me diante obras de divulgación –que conocieron unéxito muy gran de– so bre matemáticas, ciencias y otros temas. es

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4. una parte de esta secciónse ha basado en este traba-jo citado.

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hiriente constatar que hoy en día sus herederos de izquierdas a me -nudo privan a los trabajadores de estos instrumentosde emancipación, y nos informan que el ‘proyecto delos en ci clo pedistas’ está muerto, que hemos de aban-donar las ‘ilusiones’ de la ciencia y de la ra cionalidad.Será un mensaje que hará felices a los poderosos,satisfechos de monopolizar estos instrumentos parasu propio uso (Chomsky, 1993).

obsérvese, por cierto, que Chomsky tiene siempre muypresente en sus análisis, también en los que se refierena las guerras, la realidad de las clases sociales. Cuandoalgunas modas intelectuales efímeras pero influyentesconsideraban (y consideran, para qué vamos a enga-ñarnos) que las clases sociales eran un anacronismopara el análisis social, Chomsky nunca se dejó seducirpor estas usanzas.

3. la concepción sin concesiones de la libertad deexpresión de ChomskyLa concepción de Chomsky sobre la libertad de expre-sión es especialmente radical y le llevó a ser objeto deuna biliosa polémica hace 30 años en Francia. Creo quees oportuno recordarla.5

Robert Faurisson, el primer protagonista del asunto,enseñaba literatura en la universidad de Lyon en losaños 70 del siglo pasado, cuando se desarrollan losacon tecimientos que ahora nos ocupan. este profesor,6

de la misma edad que Chomsky, fue intimidado, ame-nazado (hasta agredido por grupos antifascistas) yfinalmente suspendido de la enseñanza en su universi-dad. Las razones aducidas eran que había negado enalgunos de sus escritos la existencia de las cámaras degas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.en agosto de 1979, Serge thion (un universitario so -cialista libertario7 “co nocido por su oposición a cual-quier for ma de totalitarismo”, en palabras de Choms ky)solicitó al intelectual norteamericano que firmara unapetición en la que se pedía al gobierno que se asegu-rara “la seguridad y el libre ejercicio de los derechos

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5. esta parte está ampliamen-te basada en Chomsky (1980y 1981), Bricmont (2007b) yRaventós (2008). Las citasque sobre la concepciónchomskiana de la libertad deexpresión se hacen en eltexto principal corresponden aestos 4 textos.6. Robert Faurisson pertene-ce al heterogéneo grupo dene gacionistas delHolocausto agru pados enThe Journal of His toricalReview. Miembros co -nocidos de este grupo sonDa vid irving, Mark Weber yel ex céntrico ernst zündel.Mi chael Shermer, que ha co -no cido personalmente a va -rios de ellos, afirma “no to -dos los negacionistas soniguales, pero lo cierto es queel movimiento adolece de unnúcleo de ideas racistas yparanoides; en general, creeen la teoría de la conspira-ción, y los judíos son el obje-to de todo ello” (Shermer,2008).7. Chomsky se considerasimpatizante, y así lo decla-ra a menudo, del anarquis-mo más ligado a las luchasdel movimiento obrero, es -pecialmente del anarquismocatalán de la década de los30 y del anarquismo italia-no. Por el contrario, consi-dera que algunos anarquis-mos actuales no tienen elmenor interés.

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legales” de Robert Faurisson.8 Chomsky la firmó. em pezóel pedrisquero.La inclusión de Chomsky en esta declaración mereció loscomentarios más in transigentes cuando no calumniosos.Valgan unos pocos ejemplos: “es can daloso” (Pierre Vidal-na quet en Esprit), “sostenimiento de las posiciones de Fau -risson” (Claude Roy en Le Nouvel Observateur), “la defensa,en nombre de la libertad de expresión, del derecho de reírsede los hechos” (Jac ques Baynac en Le Ma tin), “condena alconjunto de los franceses” (Paul thibaud en Le Monde).este conjunto de críticas y calumnias que recibió Chomskyfue motivo para que se dispusiera a intervenir en su propiadefensa. escribió unos pocos textos y contestó a algunasentrevistas que permitieron dejar argumentada su posiciónsobre la libertad de expresión.

Para Chomsky, la libertad de expresión no es muy bien entendida (o lo es deforma muy defectuosa) por parte de mucha gente que dice defenderla. unade las ideas centrales de Chomsky es que la libertad de expresión (que inclu-ye la libertad académica) no tiene mucho interés cuando se defiende la mani-festación de las opiniones que uno aprueba o que son muy cercanas a laspropias; muestra en cambio su vigor cuando se defiende esta manifestaciónprecisamente de las opiniones que no se aprueban y aún de las que se abo-rrecen. y, dice Chomsky: “es en el caso de aquellas opiniones que son casiuniversalmente despreciadas y condenadas que este de recho debe serdefendido más vigorosamente.” Repite en distintos artículos y entrevistas lafamosa frase que Voltaire escribió en una carta dirigida al abad Le Riche el 6de febrero de 1770: “Je déteste ce que vous écrivez, mais je donnerais mavie pour que vous puissiez continuer à écrire” (Abo rrezco lo que usted escri-be, pero daría mi vida para que pudiera continuar escribiéndolo).el derecho no es la moral. Hay ideas y opiniones que sin duda nos parecenescandalosas, peligrosas, odiosas, mentirosas o tenebrosas. Que nos me -rezcan esta opinión, seguramente muy justificada, no es razón para que-rerlas prohibir. ¿Qué razones ofrecen las personas que son partidarias dela censura “democrática”? Chomsky discute con los partidarios de la cen-sura que la argumentan no desde regímenes filonazis o filoestalinistas, con-tra los cuales, además de lo dicho aquí, habría una batería adicional deargumentos, sino con los partidarios de la censura en países con regíme-nes que reconocen legalmente el sufragio universal.La censura de la minoría por la mayoría parece razonable, pero comportariesgos enormes. Puede reducirse al silencio a posiciones execrables, pero

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8. La declaración, que fue firma-da por unas 500 personas más,tan sólo constaba de 4 brevísi-mos párrafos, y puede leerse, asícomo parte de la historia aquícontada, en Chomsky (1981).Choms ky también firmó un buennú mero de declaraciones en de -fensa de la libertad de expresiónde muchas personas que fueronperseguidas por el estalinismo enla antigua uRSS y en sus paísessatélites.

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también puede reducirse al silencio, dice Chomsky, a “Galileo, Darwin,einstein”. Los partidarios de la censura democrática del estado que son cons-cientes de este problema, añaden pretendiendo salvar su posición, que loque pretenden es censurar las ideas “verdaderamente” peligrosas, odiosas,escandalosas. Debe buscarse entonces un criterio o un conjunto de criterios.Los criterios normalmente invocados son los siguientes. el carácter falso delo que se dice, pongamos en primer lugar. Chomsky se pregunta quién debedecidir lo que es falso o no. ¿Será una comisión de censura la que deba pro-hibirlas? el autor también se pregunta a dónde de berían ir a parar las teorí-as descabelladas o seudocientíficas que él aborrece. también tienen el dere-cho de defenderse estas aborrecibles pseudoteorías, dice Chomsky, que sinduda haría suyas las palabras de John Milton, cuando el mismo año en quecumplía 80, también se cumplían los 400 años del nacimiento del gran poetarevolucionario: “Dejemos lidiar [la verdad] con la falsedad, nadie nunca havisto la verdad vencida en liza libre y abierta” (Rees, 2008). Pero cuando sonmentiras, puede todavía poner co mo segundo criterio el defensor de la cen-sura “democrática”, las opiniones o las ideas deben censurarse por ley. todolo contrario. en este caso se trata de censurar no solamente determinadasideas sino hasta la intención de quien las emite. Algo que, se deberá conce-der, hace el problema mu chísimo más complicado. exis ten opiniones que son claramente ofensivas que, según determinadospartidarios de la censura “democrática”, deben ser censuradas. Cabe deciral respecto, que lo que resulta ofensivo para unos grupos no lo es paraotros, o para determinados miembros de estos grupos, o para algunas per-sonas concretas. Pero, puestos a censurar opiniones que resulten ofensi-vas a determinadas personas, habría que desempolvar el delito de blasfe-mia. ¿estamos dispuestos a hacerlo?Aún hay otra barricada que sortear. Los efectos. Determinadas ideas puedendesencadenar acciones con unos efectos sociales perversos. o pueden incitaral “odio social”. Así que, puede decir con una sonrisa de suficiencia el censor“democrático”, hay que ilegalizar la defensa de estas ideas. Chomsky respon-de que entonces deberíamos censurar los libros que históricamente (pero tam-bién en la actualidad) han servido de guía para perpetrar los ma yo res críme-nes, violaciones, masacres de pueblos enteros, asesinatos, gue rras y robos: laBiblia y el Corán. ¿Hay alguien dispuesto a pedir esta ile galización? Cualquierlector desapasionado del Viejo y aún del nuevo testamento puede realizar unarecopilación de citas que harían palidecer hasta al asesino profesional máscurtido. Aunque haya muchas razones para considerar deplorable moralmen-te estos textos, de ello no se sigue que haya buenas razones para pedir su ile-galización. Como tampoco se si gue, por el mismo argu mento, la ilegalización

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de buena parte del pensamiento occidental (y tambiénparte del no occidental) que es muy abundante en apolo -gías de la guerra, del esclavismo, del colonialismo, del se -xismo, del latrocinio, del imperialismo, del racismo, del ge -nocidio y de la ho mo fo bia. Re cordemos que la moral no esel derecho.¡Hitler! Los partidarios de la censura “democrática” no sedan por vencidos y siguen defendiéndose: si se hubiera te -nido más cuidado, si se hubiera sido más intransigente conlas ideas que defendía Hitler en los inicios de su odiosacarrera política, posiblemente no hubiera subido al po der.Chomsky deplora esta forma de razonar tan poco ri gurosa.Ac tua l mente, también existen organizaciones na zis y fas-cistas en muchos países. ¿Por qué no toman el po der? Lasideas son importantes, claro está. Pero las ideas tienenlugar en realidades socioeconómicas determinadas. Lasideas de Hitler se desarrollaron en un contexto social y polí-tico que poco tiene que ver con la realidad de principios desiglo XXi. Que puedan extenderse en el futuro no es algoque pueda descartarse, evidentemente. Pero las ideas deHitler sin el apoyo de los grandes magnates de la industriapesada alemana poco hubieran hecho. y los grandes in -dustriales alemanes dieron este apoyo en unas circunstan-cias (movimiento obrero alemán culto, organizado y pode-roso; situaciones revolucionarias en distintos lugares deeuropa…) que ahora distan años luz de ser parecidas.Chomsky se revela contra la grosería argumentativa y teó-rica que supone no tener en cuenta la rea lidad social a lahora de analizar las ideas. Dos argumentos finales a favor de la libertad de expresiónsin censuras “democráticas”. uno de tipo político, otro de

tipo técnico. el político dice que quien se sienta cómodo hoy porque una cen-sura del estado a la libertad de expresión está dirigida a unas ideas muy dife-rentes a las propias, mañana puede ser víctima de la misma censura.Chomsky recuerda que la censura, por definición, refuerza siempre el poderde quienes la pueden realizar y no permite o hace más dificultoso, en cambio,censurar a los poderosos.9

La razón de tipo técnico. ¿Dónde se detiene la censura? Si se censura a X,pero se autoriza a Y a defender la libertad de expresión, será difícil que lasopiniones de X no sean conocidas. ¿Debe censurarse entonces a Y también?

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9. Recuérdese la multa a ElJueves por dibujar al futuro rey deespaña (si la voluntad popular y larazón no lo impiden) realizando elacto sexual con su esposa en laposición más común entre losmamíferos. o los juicios a inde-pendentistas catalanes por laquema de fotografías del actualrey Borbón. o los más recientesaún a los periodistas de los diariosvascos Deia y Gara (afortunada-mente absueltos) por el fotomonta-je del Borbón y el oso que cazóque parece ser estaba repleto dealcohol (el oso, no el Borbón).Compárese estos tres ejemploscon la magnitud de las declaracio-nes de José Bono, el chocarreropresidente de las Cortes, quedeclaró en diciembre de 2008 que:“La libertad de empresa está porencima de los deseos de losGobiernos”. Afir mación que mues-tra la más vil (y me atrevo decirque ilegal) sumisión de los pode-res públicos elegidos directa o indi-rectamente me diante sufragio uni-versal a la vo luntad de los conse-jos de administración. ¡y no pasónada! 

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Hecho. Pero entonces aparece Z que admite que se condene a X, pe ro consi-dera que Y debe poder expresarse. ¿Debe cen surarse entonces a Z también?Hecho. Pero entonces aparece W… et cé te ra.Chomsky distingue claramente entre ideas y actos. Las ideas deben ser li -bres y expresadas sin ninguna censura. Determinados actos pueden, y loson en ciertas circunstancias, penalizados por la ley.

4. la democracia, los derechos humanos, la violencia y el papel delintelectual ante la guerraMe centraré ahora en aquellos aspectos que más relación directa tienencon la posición de Chomsky ante la guerra y la paz: la democracia, el papelde los derechos humanos, la violencia y el papel del intelectual ante loscon flictos bélicos. Para Chomsky, la democracia, entendida como la posibilidad de la poblaciónpa ra votar periódicamente, está extendiéndose en el mundo. Junto a ello, “lasbarreras a un uso efectivo de los derechos democráticos también están aumen-tando” (Brown, 2008: 139). ello conlleva, en opinión de Chom s ky, que se creeun desencanto más o menos generalizado con la de mo cracia así entendida alo largo del mundo. esta idea es difícilmente se parable de la manera que tieneChomsky de enfocar las intervenciones y ocupaciones armadas imperialistas.incluso en estados unidos, país que in ternamente nuestroautor considera “una de las so ciedades más libres y de -mocráticas que existen” (idem., 139), exteriormente, encam bio, como muy re cien temente escribía: “expertos de lacorriente tradicional re conocen que Washing ton sólo harespaldado la de mocracia cuando contribuía a sus intere-ses económicos y estratégicos. esa política ha continuadosin cambios, hasta el presente.” (Chomsky, 2009).Chomsky suele citar a uno de sus filósofos favoritos,John Dewey: “la política es la sombra que proyecta so -bre la sociedad la gran empresa”. Poca duda cabe deque en su concepción de la democracia, resuenan enChomsky las ideas republicanas clásicas. es decir y enpocas palabras: 1) nadie es libre si no tiene la existen-cia material garantizada, 2) las grandes concentracionesde riqueza (y de poder) hacen imposible la democracia,y 3) los poderes privados, cuando son extremadamentefuertes, imponen su concepción del bien público al con-junto de la sociedad. Véase si no,10 en la mencionadaentrevista que le realizó Brown, lo que dice al respecto:

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10. Su poco convencionalvisión de Adam Smith y dethomas Jefferson (quepuede leerse en la entre-vista que David Ba r s a mianle realizó en 1995:http://adamsmithslostlega -cy.com/2008/01/chomsky-fuming-about-distortions-of.html) abunda en lo afir-mado en el texto prin cipal:en Chomsky hay conexio-nes con la con cepción re -pu blicana clásica. en estaentrevista, pocos encon-trarán al Adam Smith“campeón y fundador delliberalismo” que se acos-tumbra a presentar en lasfacultades de económicas.

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“… mientras exista una enorme concentración de poder privado yriqueza, seguirán existiendo esencialmente sistemas dictatoriales enel seno de la economía. una empresa es básicamente una dictadu-ra, con órdenes acatadas de arriba hacia abajo. Mientras continúeeste fenómeno, la democracia será muy limitada. La manera deextender la democracia es evitar estas enormes concentraciones depoder y riqueza e introducir procedimientos democráticos en todaslas instituciones…”

Para Chomsky, la retórica de los derechos humanos empleada por losestados poderosos acostumbra a ser pura justificación de las intervencio-nes militares imperialistas. en un largo prólogo al libro dedicado a los dere-chos humanos como pretexto del intervencionismo militar imperial(Bricmont, 2008) de uno de sus “discípulos” europeos, el físico Jean Bric -mont,11 Chomsky expone lo que sería un resumen de su opinión al respec-to. este prólogo extenso (40 páginas) tiene el valor añadido de estar escri-to recientemente por lo que puede asegurarse que es la opinión delChomsky más maduro. no objeta lo que el autor del libro prologado distin-gue entre “imperialismo humanitario” y “relativismo cultural”. La primeraposición defendería que nuestros valores universales “nos dan el derechoy hasta nos obligan a intervenir en cualquier lugar y que cuestiona poco onada las guerras imperialistas” (idem., 54). La segunda posición, en cam-

bio, si bien en general es contraria a la guerra, conside-ra que “no hay tal cosa como una postura moral convalor universal, en cuyo nombre se pueda juzgar objeti-vamente a otras sociedades y culturas (o la nuestra)”.Pues bien, la po sición de Bric mont (y de Chomsky) esuna tercera: el re chazo al intervencionismo “al mismotiempo que acepta co mo deseables los objetivos queéste procura alcanzar.” es decir, el rechazo de determi-nadas prácticas en algunos países, no debe conllevar ladefensa de las intervenciones militares porque la sumade daños es mucho mayor que los beneficios que seconsiguen. Se trata, en realidad de guerras como formade dominación de las clases más ri cas de los paísesricos, especialmente de estados unidos, sobre las cla-ses más pobres de los países pobres o no tan ricos.Pensar que a estados unidos le preocupa la violaciónde los derechos humanos en algunos países es síntoma

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11. Jean Bricmont essobre todo conocido porsu libro –coescrito con elfí sico norteamericanoAlan Sokal— Imposturasin telectuales (Paidós,1999), un brillante y de -moledor alegato contra elpostmodernismo y lasedicente izquierda aca -démica relativista france-sa y estadounidense es -pe cialmente en auge enlas últimas dé cadas delsiglo pasado.

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de oligofrenia, en el mejor de los casos, o de mala fe enel peor. en realidad, lo contrario es cierto: a estadosunidos (y Gran Bretaña) no le ha importado lo másmínimo acabar con los derechos humanos en muchospaíses financiando a partidos, candidatos12 o intervi-niendo militarmente siempre que ello haya sido un mediopara beneficiar los intereses de los grupos de poderdominante de este país. ¿ejemplos? Buena parte de lahistoria del siglo XX constituye un reguero de ejemplos:italia (1948), Filipinas (años 50), indonesia (1955),Vietnam (1955), Laos (1960), Brasil (1962) Guatemala(1963), Bolivia (1966) Chile (1964, 1970 y 1973), ni ca ra -gua (1984 y 1990), irak (2004), ucrania (2005), por poneruna pe que ña muestra. Lo que le ha importado a estadosunidos, y ha sido su guía, son los intereses de las gran-des corporaciones estadounidenses. en un artículo reciente de Chomsky en el Irish Timespodemos leer:

Por espectacular contraste, en la fase neoliberal que siguió al desplo-me del sistema de Bretton Woods en los años 70, el tesoro estadou-nidense contempla ahora la libre movilidad de los capitales como un‘derecho fundamental’, a diferencia, ni que decir tiene, de los pretendi-dos ‘derechos’ garantizados por la Declaración universal de DerechosHumanos: derecho a la salud, a la educación, al empleo decente, a laseguridad, y otros derechos que las administraciones de Reagan yBush han displicentemente con siderado como ‘cartas a Santa Claus’,‘ridículos’ o meros ‘mitos’ (Choms ky, 2008).

en cuanto a la violencia la posición fundamental de Chomsky no ha varia-do a los largo de las últimas 4 ó 5 décadas. en una entrevista ya citadarealizada en el año 2001, ante la concreta pregunta de “¿Cuál es su puntode vista sobre la violencia? ¿Cuándo es legítima?” Chomsky contestó:

Solamente los pacifistas absolutos pueden responder a esta pre-gunta. Son ellos los que pueden decir que la violencia no es nuncalegítima. Considero que no es una posición moralmente justificada yno la comparto. Si no se es un pacifista absoluto, no puede haberuna respuesta general a esta pregunta. Depende de muchos tiposde circunstancias… (Bricmont, 2007a: 38)

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12. Quizás sea oportuno re -cordar que en la unitedStates Code Amended, artí-culo 2, sección 441e (a) sedice: “Se declaran ilegaleslas contribuciones, en dinerou otros objetos de valor, o lapromesa explícita o implícitade hacer tal contribución, aun residente extranjero, seadirectamente o a través deterceras personas... en rela-ción a elecciones de funcio-narios políticos o eleccionesprimarias...”

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Pero también en la lucha de resistencia a la guerra, en el famoso texto yacitado de 1967 sobre la responsabilidad de los intelectuales, su posiciónsobre el papel de la violencia en esta lucha era claro:

el argumento de que la resistencia a la guerra debe permanecerestrictamente pacífica me parece aplastante. Como táctica, la vio-lencia es absurda. nadie puede competir con el gobierno en violen-cia, y el recurrir a la violencia, que seguramente fallará, no hará másque asustar y alejar a algunos que pueden ser alcanzados, y alenta-rá más a los ideólogos y administradores de la represión por la fuer-za (Chomsky, 1967).

obsérvese que no hay una diferencia manifiesta entre la afirmación de1967 y la de casi 40 años después. en la afirmación más reciente,Chomsky está hablando desde una perspectiva moral, en la de 1967, estáhablando tácticamente de una lucha muy específica (la oposición en elseno de los estados unidos a la guerra en Vietnam).Finalmente, llegamos a la que Chomsky considera que debe ser el papeldel intelectual en los conflictos bélicos.en el reiterado texto de 1967 considera que “la responsabilidad de losintelectuales consiste en decir la verdad y denunciar el engaño.” Frasemuy poco del gusto de cualquier relativista y que dice mucho del tenorintelectual de Chomsky efectivamente, “decir la verdad” significa que laverdad existe, no es algo relativo, inasible o imaginario. Hay una idea queresulta recurrente en Chomsky: un intelectual debe criticar fundamental-mente la política de su propio país. especialmente la política exterior ydentro de ella la política militar. Supone el efecto que supondría el que unintelectual del régimen nazi criticase, en 1943, las atrocidades bélicas deestados unidos o inglaterra. o el de un intelectual estalinista de la de sa -pa recida uRSS denunciando las injusticias de los estados unidos. Sí,quizás tuvieran ambos toda la razón en aquello que criticasen (la verdad,recordémoslo, es verdad aunque la diga el diablo), mas la repercusiónsería muy leve si no completamente nula. en cambio, la crítica del inte-lectual a la política de su propio país normalmente tendrá un efectomucho más contundente que en los dos ejemplos anteriores. Chomskyconsidera que los intelectuales de estados unidos son especialmente pri-vilegiados porque disponen de facilidades para informarse, organizar ycontrolar su trabajo. Dice Chomsky:

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Las razones por las cuales he consagrado la mayor parte de mis escri-tos y de mi acción política (…) a los problemas de política extranjera sondiversos (…) [e]l impacto de la política extranjera de los estados unidossobre millones de personas en el mundo es enorme, y esta políticaaumenta considerablemente la probabilidad de un conflicto y de unacatástrofe a escala mundial (Chomsky, 1983).

Chomsky también ofrece una recomendación para los intelectuales que, alfin y al cabo como no se cansa de repetir, son unos privilegiados en paísescomo estados unidos, deben utilizar este privilegio para la denuncia de lapolítica de su propio país. en tiempos normales, asegura Chomsky, los inte-lectuales pueden luchar de muchas maneras a favor de la paz y de la jus-ticia. Quizás la forma más importante de estas posibilidades de lucha con-sista en la aportación de informaciones y análisis. Hay gente que intentaescabullirse del adoctrinamiento e intenta comprender el mundo en el quevive. Los intelectuales pueden proveerles de los elementos analíticos perti-nentes para ayudar a las personas que quieran emprender este camino.Además, los intelectuales deben aprovechar, si son más o menos conoci-dos públicamente, para amplificar la magnitud de las protestas contra laspolíticas de los respectivos gobiernos. todo un radical programa de lucharacional.

textos citados:

Barsanian, David y noam Chomsky (2001), Propaganda and the Public Mind, Cambridge(Mas.), South end Press.

Barsanian, David (2005), “Fragments autobiographiques (entretien avec Chomsky)”, enBricmont, Jean y Franck, Julie (eds.) (2007), Chomsky, París, éditions de l’Herne.

Bricmont, Jean (2007a), “Sur la nature humaine, le changement socials et la science (entre-tien avec Chomsky)”, en Bricmont, Jean y Franck, Julie (eds.) (2007), Chomsky, París, édi-tions de l’Herne.

____ (2007b), “Chomsky, Faurisson et Videl-naquet”, en Bricmont, Jean y Franck, Julie (eds.)(2007), Chomsky, París, éditions de l’Herne.

____ (2008), Imperialismo humanitario. El uso de los derechos humanos para vender la gue-rra, Mataró, el Viejo topo.

Brown, David J. (2008), “Lenguaje, política y propaganda (entrevista con noam Chomsky)”,Sin Permiso, 4, p. 137-143.

Buss, David (2008), Evolutionary Psycology, Boston, Pearson.Chomsky, noam (1959), “Review of Verbal Behavior, by B.F. Skinner”, Language 35, 1, p.

26-57.____ (1967), “the Responsibility of intellectuals”, The New York Review of Books, 23 de febrero.____ (1980), “Quelques commentaries élémentaires sur le droit à la liberté d’expression”, en

Bricmont, Jean y Franck, Julie (eds.) (2007), Chomsky, París, éditions de l’Herne.

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____ (1981), “il a le droit a le dire”, en Bricmont, Jean y Franck, Julie (eds.) (2007), Chomsky,París, éditions de l’Herne.

____ (1983), “Les raisons de mon engagement politique”, en Bricmont, Jean y Franck, Julie(eds.) (2007), Chomsky, París, éditions de l’Herne.

____ (1993),Year 501: The conquest continues, Montréal-new york, Black Rose Books.____ (2008), “Anti-democratic nature of uS capitalism is being exposed”, Irish Times, 10-10-

2008.____ (2009), “el desafío de América Latina”, La Jornada, 14-3-2009.Hirschfeld, Lawrence A. y Susan A. Gelman (comp.) (1994), Cartografía de la mente. La espe-

cifidad de dominio en la cognición y la cultura (2 volúmenes), Barcelona, Gedisa, 2002. Mundó, Jordi y Daniel Raventós, “Fundamentos cognitivo-evolucionarios de las ciencias socia-

les”, Revista Internacional de Sociología, 25, p. 47-74.Pinker, Steven (2003), La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana,

Barcelona, Paidós.Raventós, Daniel (2008), “Chomsky, la condena (o no) de los atentados de etA y la libertad

de expresión”, Sin Permiso (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2245)Rees, John (2008), “John Milton: poetic genius who was at the heart of revolution”

(http://www.socialistworker.co.uk/art.php?id=16650). Puede leerse la traducción al caste-llano en Sin Permiso: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2240

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189ste 2009 se conmemoran muchas cosas. Algunas de las que ha bíande celebrarse por todo lo alto necesariamente se verán obligadas are ducir el tono triunfal con que se habían planificado. ése será, sinduda, el caso de los sesenta años de la otAn y el de los veinte de la

caída del Muro —y, recuérdese, del fin hegeliano de la historia—, pues, ¿conqué fanfarrias hacerlo cuando el sistema que se había pro puesto reemplazarlono está en menos bancarrota que los estados policiales del llamado “socialismoreal” en el momento de su desplome, justo cuando revive el interés por las obrasde autores anticapitalistas a quienes hasta antesdeayer mismo se declarabamuertos y enterrados y hasta el término “lucha de clases” co mienza a aparecercon frecuencia incluso en los diarios más conservadores? estas con -memoraciones en verdad no ha brían de interesarnos demasiado. La misión delmaterialista histórico, al decir de Walter Benjamin, es la de pasar por la historiael cepillo a contrapelo, para en contrar así los acontecimientos relegados al olvi-do, que no son otros que los que protagonizaron los oprimidos en la lucha porsu emancipación. Lu chas que culminaron, en su mayoría, en triunfos provisio-nales, cuando no en estrepitosas derrotas. no es que los objetivos es tuviesenmal planteados, pues desde Marx sabemos que el verdadero resultado no con-siste en el triunfo inmediato, sino la unión gradual de los trabajadores. este año se celebran veinticinco de la batalla de orgreave. Concretamente,el próximo 18 de junio. Si en el Reino unido este suceso está siendo recor-

En el veinticinco aniversariode la batalla de orgreave

Àngel Ferrero

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dado con flemática sordina, fuera de él apenas se men-ciona, aunque fuese nada menos que el mayor desplie-gue de una fuerza de seguridad en toda la historia deinglaterra —y posiblemente de europa occidental—utili-zada en contra de los trabajadores. La efeméride puedeservirnos para recordar la importancia de la existencia desindicatos fuertes, decididos y bien organizados, de laacción industrial y, en definitiva, de que los trabajadoressalgan a la calle a reclamar lo que legítimamente lescorresponde, y proporcionarnos, de paso, alguna lecciónpara el “verano de rabia” de protestas obreras y estu-diantiles que recorrerá europa -que ya está empezando arecorrer europa- y del que los disturbios griegos del pasa-do mes de diciembre constituyeron su présago.1 Puesquien siembra vientos, recoge tempestades.

Una guerra civil de baja intensidadLos ochenta fueron, como es sabido, años de contrao-fensiva neoliberal. «La crisis de acumulación de capitalque se registró en la década de los 1970 sacudió atodos a través de la combinación del ascenso del des-empleo y la aceleración de la inflación», escribe DavidHarvey. «el descontento se extendió —continúa— y launión del movimiento obrero y de los movimientos so -ciales en gran parte del mundo capitalista avanzadoparecían apuntar hacia la emergencia de una alternati-va socialista al compromiso social entre el capital y dela fuerza de trabajo que de manera tan satisfactoriahabía fundado la acumulación capitalista en el periodoposbélico. en gran parte de europa, los partidos comu-nistas y socialistas estaban ganando terreno, cuando notomando el poder, y hasta en estados unidos las fuer-zas populares se movilizaban exigiendo reformas glo-bales así como intervenciones del estado. esto plantea -ba por doquier una clara amenaza política a las elites

económicas y a las clases dominantes, tanto en los países del capitalismoavanzado (italia, Francia, españa y Portugal) como en muchos países envías de desarrollo (Chile, México, y Argentina).»2 La victoria electoral deMargaret thatcher en las elecciones de 1979 en Gran Bretaña supuso elcomienzo del desmantelamiento de los estados del bienestar surgidos de

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1. Véase el artículo de PeterPopham, “Preguntas y respuestasen torno a la gran cuestión: ¿vacamino de agravarse la incipienteprotesta político-social de las pobla-ciones trabajadoras europeas?”,Sin Permiso, 1 de febrero de 2009<ht tp : / /www.s inpermiso. in -fo/textos/in dex.php?id=2327>.Desde en tonces se han sucedidodos huelgas generales y va rioscasos de retención de directivospor los trabajadores en Francia,disturbios urbanos y bloqueos decarreteras y vías marítimas porparte de los campesinos en Grecia,sonadas manifestaciones estudian-tiles en Francia, italia y españa, undescontento ciudadano que hagenerado graves disturbios y unalarmante crecimiento de la extre-ma derecha en Hungría, y sendasbatallas cam pales en Londres yestras bur go durante la reunión delG-20 y la cumbre con motivo del 60aniversario de la otAn respectiva-mente, que estallaron como resul-tado de una violenta actuaciónpolicial y que terminaron en lacapital británica con la muerte deian tomlimson —un transeúnteque regresaba a casa del traba-jo— y un hotel incendiado enestrasburgo. 2. David Harvey, Breve historia delneoliberalismo (Madrid, Akal,2005), p. 20

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la posguerra, cuyas consecuencias, por todos conocidas,quedaron plasmadas en algunas de las mejores películasde ken Loach. Jeremy Deller ha llamado a este período“La guerra civil inglesa: segunda parte” (The English CivilWar. Part II). Hay que tomarse este título con la má ximaseriedad: el aumento de la represión policial en aquellosestados en que se ha implantado con mayor radicalidadel programa neoliberal –entre ellos, por descontado, elReino unido– puede calificarse, en expresión de MikeDavies, de “guerra civil de baja intensidad”.3

Los diez años de administración thatcher llevaron a GranBretaña a niveles sin precedentes de malestar social. «Amedida que avanzaban los ochenta el desempleo alcan-zó los tres millones, y el contraste entre los acomodados que alardeaban desu riqueza —la cultura de los ‘muchapasta’ (Loadsamoney)— y una crecien-te clase marginal [...] alimentó los alborotos»4 en un país que iba adoptandolas formas de un estado policial, donde los miembros de la policía podían mili-tar libremente en el neonazi na tional Front (nF) y otras organizaciones racis-tas, lo que llevó, por ejemplo, a que los jóvenes negros tuvieran unas 35 posi-bilidades más de ser de tenidos y cacheados por la policía que los jóvenesblancos. Las detenciones injustas, unidas a la segregación racial en los gran-des núcleos urbanos, terminaron provocando graves disturbios en los barriosde inmigrantes de las principales ciudades del país. Los manifestantes eri-gieron barricadas, incendiaron comercios y automóviles, y se enfrentaron ala policía con piedras y material de construcción. en algunos de estosenfrentamientos los policías recibieron tal lluvia de cócteles molotov que losescudos antidisturbios terminaron por derretirse. Los disturbios en Brixtonse saldaron con 401 policías y 48 manifestantes heridos —el número fuecon toda seguridad mayor, ya que muchos de ellos no acudieron a los hos-pitales por miedo a ser detenidos—, 257 arrestos y unos daños estimadosen 4’75 millones de libras; los de toxteth con 355 policías y 132 manifes-tantes heridos, 244 arrestos y unos daños estimados en 4.675 libras; los deBroadwater Farm con 163 policías (siete de ellos por disparos de perdigo-nes), un bombero y 17 manifestantes heridos, y un policía muerto. el impacto en la opinión pública de estos graves disturbios llevaron a laaprobación de una ley en 1985, la Police and Criminal evidence Act, querestringió el número de situaciones por las que una persona podía ser dete-nida por la policía, y la discriminación racial se convirtió en motivo de expul-sión inmediata del cuerpo. Pero también, conviene recordarlo, a la mejoradel equipo y las tácticas de la policía antidisturbios, modeladas a partir de

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3. Mike Davies, “el mundo seha vuelto inflamable y larevuelta griega es el primerchispazo”, Sin Permiso, 21 dediciembre del 2008,<http://www.sin permi so.in fo/ -tex tos/index.php?id=2239>4. ian Hernon, Riot! Civil In -surrection From Peterloo to thePre sent Day (Londres, PlutoPress, 2006), p. 211

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las utilizadas por la policía de Hong kong y otras fuerzascoloniales. «La promesa de Margaret thatcher de 1979de traer armonía al país se convirtió en una broma», sen-tencia ian Hernon.5 Par ti dos como el Socialist Wor kers’Party (SWP) y organizaciones como Class War comen-zaron a defender abiertamente la acción directa y dise-ñaban las manifestaciones para enfrentarse físicamentecon la policía o la extrema derecha.6

esta escalada de violencia culminó con unos impresio-nantes disturbios en Lon dres en 1990 contra la poll taxo “community charge” —un impuesto so bre la viviendapor el cual se pretendía, básicamente, que un acauda-lado aristócrata pagase tanto por su mansión como elcampesino por su cabaña, pues se cobraba por indivi-duo y no en proporción al nivel de rentas–. Los partidosy organizaciones socialistas arriba mencionados, yotros movimientos nacidos a raíz de la protesta contrala poll tax, para noviembre de 1989 ya se habían agru-pado en la All Britain Anti-Poll tax Federation (ABF) conel objetivo de coordinar sus acciones y paralizar suaprobación. Su primera respuesta fue una campaña dedesobediencia fiscal, inspirada en la que habían llevadoa cabo los socialistas escoceses —la poll tax se habíaimplantado primero allí— que, aunque podía significar elencarcelamiento por evasión de impuestos, fue seguidapor 18 millones de británicos. en algunas partes deescocia tuvo un seguimiento de hasta el 60% de los con-tribuyentes, a quienes la ABF ofreció asesoramiento legalpara evitar los embargos por impago. terry Fields, miem-bro del parlamento por el Partido Laborista, llegó a pasar60 días en prisión por negarse a pagar el impuesto. Atodo ello hizo oídos sordos Margaret thatcher, quien con-virtió a la poll tax una cuestión personal y de claró que elgobierno no daría marcha atrás en su decisión.el Comité ejecutivo de la ABF decidió convocar unagran manifestación en Londres para el sábado 31 demar zo de 1990 coincidiendo con la fecha de la aproba-ción del impuesto. el se guimiento superó todas las pre-

visiones de la Federación, que había calculado la asistencia de alrededorde 60.000 manifestantes: la coordinación de los partidos y de los movi-

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5. Íbid., p. 2186. Véase la comparación de to ny Cliffentre la francesa SoS Racismo y labritánica Anti-nazi League en El marxis-mo ante el milenio, capítulo 8: «el mesde agosto del 1977 el nF organizó unamarcha en Lewisham, una localidad delsudeste de Londres con una granpoblación negra. el SWP [SocialistWorkers’ Party] llevó a 2.000 de sus mil-itantes y movilizó localmente a unos8.000 obreros y jóvenes, principalmentenegros, con los cuales rompieron elcordón policial y detuvieron físicamentela marcha fascista. [...] nuestra políticade combatir el fascismo era bidirec-cional: atacar a las ratas y atacar lasalcantarillas donde las ratas se multipli-can. [...] Así pues, ¿cómo explicar ladiferencia entre los destinos del Fn[Front national] y del nF [nationalFront]? Hay que tener en cuenta el ele-mento subjetivo. en Gran Bretaña ten-emos la AnL. en Francia la principalorganización contra los nazis ha sidoSoS Racismo. esta organización es lacola del Partido Socialista. Su dirigente,Harlem Desir, es contrario al “en fren ta -miento” con el Fn, ya que eso “jugará afavor de Le Pen”. Se dirige a la opiniónpública para desarraigar así el racismo yespera una contribución igual de lesorganizaciones de izquierdas que las dederechas. Aunque SoS Racismo convo-ca manifestaciones, éstas no se diseñanpara enfrentarse físicamente al Fn.»<http://www.marxists.org/catala/cliff/2000/millenium/chap08.htm>. Para una his-toria de Class War en castellano, Ste wartHome [1988], El asalto a la cultura.Corrientes utópicas del letrismo a ClassWar (Barcelona, Virus, 2002), cap. 17.

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mientos sociales, el buen tiempo y la decisión a última hora del PartidoLaborista de unirse a la protesta, atrajeron al me diodía hasta kenningtonPark, al sur del támesis, a más de 200.000 manifestantes procedentes detodo el país que se desbordaron en todas direcciones, colapsando prácti-camente por completo el centro urbano. Hacia las 14:30 trafalgar Square,el lugar donde terminaba la marcha, ya se encontraba casi a su plena capa-cidad. La policía, temiendo que algún grupo de manifestantes alcanzase ybloquease Dow ning Street, desplegó a sus unida des antidisturbios y blo-queó Whitehall Street por sus dos salidas, atrapando a un buen número departicipantes en la marcha. otro grupo de ma nifestantes, en su mayoríamiembros de Class War que desconocían la ma nio bra policial, entró enWhitehall por Rich mond terrace (la calle que lle va pre cisamente a DowningStreet) justo cuando habían empezado las primeras detenciones. Cuandoalgunos manifestantes trataron de impedirlas, estallaron los primerosenfrentamientos serios entre policías y manifestantes, que poco a poco sefueron desplazando hasta llegar a trafalgar Square a medida que los mani-festantes retrocedían e informaban a los demás de lo sucedido. La policíaantidisturbios decidió cargar justo cuando ésta estaba a punto de concluir.Los manifestantes en trafalgar se prepararon para el choque. y a partir deaquí ya no hubo punto de retorno. La policía trató de dispersar a los mani-festantes a caballo, cargando contra hombres, mujeres, niños y ancianos.una joven fue arrollada por los caballos y arrastrada varios metros. Losmanifestantes respondieron con palos, piedras, botellas, vallas, conos detráfico: todo el material que encontraron a mano. De ese modo no sólo con-siguieron repeler la carga policial, sino que empezaron a avanzar contraellos obligándoles a recular porque, como escribió Bertolt Brecht en Me-Ti,«las revueltas estallan en callejones sin salida.» Robert Huntley, un policíaque se vio atrapado con su sargento en un coche patrulla, relató tiempodespués cómo «la pata de un andamio atravesó una de las ventanas yluego nos arrojaron una señal de tráfico.»7 (la escena quedó registrada porun equipo de televisión de la itn).A las 16:30 la policía tomó la decisión de cerrar las estaciones de metro,atrapando a toda la gente en la plaza. un grupo de jóvenes trepó por unosandamios cercanos, desde los que lanzaron una lluvia de cascotes, retra-sando el avance policial aquí y allá. La policía, siguiendo una táctica de lasfuerzas de seguridad sudafricanas, condujo sus furgonetas antidisturbiosen dirección a los manifestantes como método dedisuasión. un manifestante fue arrastrado 60 yardasbajo los neumáticos de una de ellas. in flamados, unnumeroso grupo consiguió rodearlas, desmontar la pro-

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7. ian Hernon, op. cit., p. 241.

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tección de los cristales y llevarse cascos y escudos delos antidisturbios, que emplearon para de fenderse deaquellos a quienes se los habían sustraído. Los oficia-les de una de las furgonetas no pudieron hacer otra

cosa que en cerrarse en su interior y esperar a que amainase la tormentapara ser rescatados. el caos era ya absoluto. Hacia las cinco de la tardeuna casetas de herramientas al sur de trafalgar Square y una sala de laembajada de Sudáfrica —la Sudáfrica del apartheid— empezaron a arder,cubriendo por completo la plaza con una espesa humareda. La oscuridadobligó a la policía a detenerse durante veinte minutos y abrir las salidas surde la plaza. Al ordenar las autoridades el cierre de los pubs de la zona, sóloconsiguieron aumentar el número de alborotadores, al haber privado adocenas de hooligans de sus reglamentarias pintas vespertinas. entre lasseis y las siete de la tarde, la multitud salió en todas direcciones, rompien-do escaparates, asaltando tiendas y volcando e incendiando coches a supaso por Picaddilly Circus, oxford Street, Regent Street, Charing CrossRoad y Covent Garden (todo el centro de Londres) hasta las 3 de la madru-gada. escenas a las que nadie que tenga el carácter británico por atempe-rado podría dar crédito pudieron verse aquel día: un manifestante huyó dela policía saltando sobre los techos de los autobuses en un atasco; un con-ductor fue sacado de su Jaguar por la multitud, que incendió su coche.8 Contodo, no puede decirse que se tratase precisamente de violencia descon-trolada: los establecimientos de the Body Shop, Burberry’s, Mappin andWebb, McDonalds, Barclays Bank, tie Rack, Armani, Ratner, nationalWest minster Bank, los almacenes Liberty’s, varios concesionarios de auto-móviles y otras tiendas del West end fueron atacados con especial saña.Los pubs, el pequeño comercio, los coches viejos y las oficinas de las aero-líneas irlandesas Aer Lingus amanecieron sorprendentemente indemnes apesar de la magnitud los disturbios.Mientras los medios de comunicación cubrían las revueltas, la PrimeraMinistra se encontraba en una conferencia del Partido Conservador enCheltenham que se centraba casualmente en el impuesto que había pro-vocado lo que ya se empezaba a conocer como la segunda Batalla detrafalgar. Cuando le informaron de lo ocurrido, thatcher sólo fue capaz depronunciar una palabra: ‘wickedness’. La revuelta contra la poll tax se saldócon más de 400 heridos y un número mayor de detenidos. Las consecuen-cias, con todo, podrían haber sido todavía peores: en el 2006 el gobiernobritánico desclasificó unos documentos que revelaban que la policía, cre-yendo haber perdido el control de la situación, ordenó abrir fuego real con-tra los manifestantes, orden que no fue efectuada por un fallo en las comu-

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8. Íbid., p. 245. 9. Íbid., 218.

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nicaciones. una campaña en favor de los detenidos consiguió demostrarcon pruebas de vídeo que al menos 491 de los acusados fueron arrestadoscon pruebas falsas. La popularidad de thatcher se vino abajo como un cas-tillo de naipes en cuestión de meses. La aparición de rivales en el seno delPartido Conservador, aprovechando el momento de debilidad de su líder,terminó con la victoria de John Major sobre la dama de hierro. Si en 1987that cher había ganado las elecciones por tercera vez consecutiva pormayoría y parecía invencible a ojos de la opinión pública, tres años des-pués abandonaba Downing Street con lágrimas en los ojos. Lo primero quehizo Major nada más llegar al poder fue abolir la poll tax.

Desde las entrañas de la tierra, las huestes vengadorasen los diez años que mediaron entre ambos sucesos, thatcher «también en -tabló un combate de altura con su contrario ideológico, un hombre que com -partía la misma visión estrecha y que, como thatcher, pero en el otro cam poarmado, era idolatrado por la mayoría de sus tropas. el resultado fue una tra-gedia para los mineros, para las comunidades mineras y para el país.»9

La némesis de thatcher se llamaba Arthur Scargill y era el presidente de lanational union of Mineworkers (nuM), el sindicato británico de la industriaminera. Minero originario de Barnsley, hijo a su vez de un minero afiliado alPartido Comunista de Gran Bretaña (PCGB) y él mismo miembro de lasjuventudes del PCGB en los cincuenta y a principios de los sesenta, Scargillobtuvo la presidencia de la nuM en 1981 con el 70% de los votos con unpro grama de oposición frontal al cierre de minas y a la reducción de em -pleo. Scargill venía avalado por el éxito de su organización, durante la huel-ga general de 1972, del piquete de Saltley Gate, una minería de coque delWest Midlands, en la que 12.000 trabajadores consiguieron detener la pro-ducción de la factoría impidiendo la entrada de los camiones encargadosde transportar el carbón, después de enfrentarse a 1.000 policías. La tácti-ca de Scargill —entonces un joven de 33 años— para superar numérica-mente a los policías se basó en el uso eficaz de piquetes móviles (flying pic-kets), esto es, traídos de otros puntos del país (en ocasiones también deotras ramas de la industria) para paralizar una factoría clave en la cadenade producción y multiplicar los efectos del paro laboral. el éxito de Saltleyfue clave en la victoria de la huelga general de 1972. Como recoge ianHernon, a «mediados de febrero, 1’4 millones de trabajadores detuvieronsu actividad, las reservas de energía eléctrica fueron reducidas al mínimoy doce de las principales estaciones generadoras fueron cerradas. La nCB[national Coal Board] y el gobierno se hundieron. La magnitud de la humi-llación a [ted] Heath hubo de ser admitida por una de sus jóvenes minis-

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tras, Margaret thatcher.»10 Dos años después, el go -bierno conservador de ted Heath, al que los sindicatosno dieron tregua (con las huelgas, la semana se redujoa tres días laborables), y empezando a sentir las prime-ras repercusiones de la crisis del petróleo del 73, con-

vocó unas elecciones a modo de plebiscito —”¿Quién gobierna estepaís?”— y las perdió por goleada. no era, empero, el primer gran enfrenta-miento entre los mineros y un gobierno conservador en la historia del Reinounido:

«Los enfrentamientos entre las administraciones tory y los mineros,durante muchos años la sección más politizada y estratégicamenteimportante de la fuerza de trabajo del país, salpicaron la historia bri-tánica del siglo XX en sus momentos de mayor tensión política eindustrial: 1926, 1972-74 y 1984-85. y así como la traición y la derro-ta de los mineros en 1926 permaneció como una herida abierta enlas comunidades mineras durante una o más generaciones, en épo-cas más recientes lo fue la devastadora experiencia para el PartidoConservador de dos huelgas mineras a principios de los setenta queallanaron el terreno para lo que se convertiría en una vendetta deveinte años contra los mineros: un impulso despiadado e incansableque buscaba la destrucción la nuM y, si en caso de que fuese nece-sario, de la mayor parte de la industria del carbón en el proceso.Como un comentarista del movimiento obrero comentó en los prime-ros momentos de la huelga de 1984-85, la clase dirigente británica“también tiene sus cuentos populares, y los mineros surgiendo de lasentrañas de la tierra para exigir sus derechos es algo que les ponenerviosos.” el miedo visceral de los conservadores hacia las “hues-tes vengadoras de rostro holliniento”, como émile zola describió alos mineros insurgentes en Germinal, demostró ser perfectamenteracional.»11

thatcher —quien sobre el cadáver de la administración Heath juró vengar-se del movimiento sindical— se disponía ahora a privatizar las grandescompañías públicas (la mayoría de las cuales, nacionalizadas con elgobierno laborista de Clement Attlee) y utilizar las crecientes colas del parocomo método para mantener las demandas salariales bajas y desalentarlas protestas. en el proceso no le tembló el pulso a la hora de echar manode los servicios secretos –incluyendo la mayor operación de escuchas tele-fónicas de toda la historia del país–, que Heath había modificado para que

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10. Íbid., p. 220.11. Seumas Milne, The Enemy Wi t -hin (Londres, Verso, 2004), pp. 6-7.

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su función pasase del contraespionaje a las actividadescontrasubversivas. Ciertamente la del carbón era en los ochenta una indus-tria en declive. «Durante los 50 y los 60 el petróleo bara-to procedente de oriente Medio empezó a inundar elmercado, British Rail cambió sus locomotoras de vaporpor otras de combustible diésel, los hogares cambiaronsu calefacción central [de carbón] por una de combusti-ble, se extraía gas en el Mar del norte y se construyeron centrales nuclea-res.»12 A lo anterior habíanse de sumar la adquisición de grandes cantida-des de carbón barato a países como Colombia —un estado paramilitardonde los sindicatos eran (y son) vir tualmente inexistentes y sus dirigentes,asesinados por sicarios de los grupos mafiosos narcotraficantes—,Alemania occidental —allí los mineros trabajaban a la sombra de la dere-cha sindical, sostenida por el gobierno por temor al vecino oriental—Polonia y los estados unidos, además de pequeños cargamentos llegadosde Sudáfrica, Australia y Canadá a través de pequeños puertos y a travésde terceros países como Holanda, y petróleo a mares importado en secre-to de Libia, un país oficialmente tachado de “estado paria” y vituperado de“enemigo de la democracia”. thatcher aprovechó este contexto favorablepara declarar una guerra sin cuartel a los sindicatos y reducirlos en la prác-tica a la nada, un plan que venía ideando des de 1975, cuando trazó un pro-yecto para enfrentarse a la nuM. «el plan incluía la acumulación de gran-des stocks de carbón, alentar la contratación de conductores no sindicadosde empresas de transporte, yugular las cajas de resistencia de los minerosy crear grandes unidades móviles de policías (PSus) para aplastar a lospiquetes móviles.»13 y eso es exactamente lo que hizo. ya en 1973, apro-vechando la crisis del petróleo, «Wilfred Miron, miembro de Coal Board,preparó un informe secreto para Derek ezra, a la sa zón presidente de nCB,defendiendo que el ascenso de la izquierda marxista y comunista en lanuM debería ser interrumpido “reforzando a los moderados en los sindica-tos” y promoviendo la afiliación, en las minas y en su entorno, a sindicatosque no fuesen la nuM.»14

el objetivo de esta estrategia —que explica, dicho sea de paso, «la promo-ción sistemática del gobierno de la energía nuclear a costa de un gigantes-co gasto público, el desmembramiento y la privatización de las empresasde suministro eléctrico, la “carrera por el gas” (dash for gas) y la largamen-te retrasada venta de la propia industria del carbón.»15 —no era otro que elde quebrar la nuM, auténtica columna vertebral del trabajo en el Reinounido, pues, como afirma el ex minero David Douglass (nuM), «[n]unca se

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12. Íbid., p. 218. 13. ian Hernon, op. cit., p.220.14. Seumas Milne, op. cit., p.8.15. Íbid., p. 9.

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trató de una industria minera poco rentable. teníamos la industria mineramás moderna del mundo. teníamos frentes de explotación del carbón concinco personas en ellos apretando botones y operando maquinaria para suextracción. Sí, sucio y negro y peligroso, pero no eran las viejas unidadesmineras equipadas con un pico y una pala, ésta era la industria más moder-na del mundo. La mayor ironía de todo ello es que todo el equipo fue sim-plemente abandonado y enterrado.»16 Scargill, por su parte, y según ianHernon, no consiguió igualar el pensamiento estratégico de su rival y «apa-rentemente no supo ver que una una huelga minera que empezase a fina-les del invierno, con montañas de reservas carbón ya apiladas, y sin nin-guna votación para asegurar la unidad del sindicato, estaba condenada afracasar.»17 Milne discrepa: «[l]a cantinela habitual, todavía reciclada ruti-nariamente por los medios de comunicación y los políticos por igual, sos-tiene que Scargill “llamó” a la acción en la primavera —en un ejemplo clásicode su pobre sentido táctico y de liderazgo— en un momento en que las re -servas de carbón estaban en sus mayores niveles históricos y justo cuando lallegada de un clima más calido estaba reduciendo la demanda de ener gía. Ladisputa en realidad empezó con una muy efectiva prohibición de las horasextras en el otoño de 1983. y mientras el sindicato y el gobierno se habíanestado preparando para un choque inevitable desde el ascenso de thatcheren 1981, el momento más oportuno para la confrontación de finitiva fue esta-blecido claramente por la Coal Board y el gobierno.» Más ade lante Milne ofre-ce más argumentos contra la interpretación establecida: «el lugar común deque la intransigencia de Scargill y su rechazo a jugar con las normas estable-cidas por el juego sindical aceleraron -o incluso provocaron- la destrucción dela industria minera es una inversión de lo que ocurrió realmente. no hay nin-guna prueba —concluye Milne— de que unos dirigentes más flexibles y aco-modaticios durante los ochenta —como los que ofrecía la secesionista y aus-piciada por el gobierno union of De mocratic Mineworkers— hubieran salvadoa los mineros o sus minas de carbón.»19

‘El enemigo interior’todo empezó cuando Scargill hizo públicos unos docu-mentos filtrados de la nCB que listaban el cierre de 75minas, violando el Plan For Coal acordado entre elgobierno, la nCB y los sindicatos mineros en 1974, quefue reiterado en 1977, 1979 y 1981. «La nCB reconocióque los documentos eran auténticos, pero que no se tra-taban más que de un “sumario de trabajo”.»20 Scargilldesenterró el hacha de guerra: con esta maniobra el

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16. Jeremy Deller, op. cit., p.19.17. ian Hernon, op. cit., p.236. 18. Seumas Milne, op. cit., p.1619. Íbid., p. 375.20. Íbid., p. 222.

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gobierno había «declarado la guerra a los mineros.»21 el encargado de eje-cutar la tarea sería ian McGregor, nombrado presidente de la nCB en sep-tiembre del año anterior. McGregor, de setenta años, era un banquero esta-dounidense de origen escocés, «previamente traído por el Partido Con -servador para ‘recortar pérdidas’ en otras industrias nacionalizadas: prime-ro British Leyland, después British Steel. Su método invariablemente impli-caba sustanciales pérdidas de trabajo y conflictos con los sindicatos. trassu nombramiento en la Coal Bord inmediatamente trató de rechazar el plande desarrollo existente para las minas y siguió con los cierres de pozos. enrespuesta, mineros de todo el Reino unido prohibieron en 1983 las horasex tras y en marzo de 1984 comenzaron la huelga.»22 en poco tiempo, el80% de los mineros se encontraba ya en huelga, incluso sin el apoyo de lasecciones de nottinghamshire, South Derbyshire y Leicester, que votaronen contra de ella. en respuesta, «en nottingham la actividad de los pique-tes fue violenta, ya que huelguistas procedentes de yorkshire y el sur deGales trataron de imponer la huelga en una zona que estaba claramente encontra de ella. el primer objetivo, la mina de carbón de Harworth, hubo decerrar cuando aparecieron 200 mineros, superando en número a los 12policías de servicio. Los hombres, furiosos, votaron ir al día siguiente a des-afiar a la ‘chusma de yorkshire’, pero cambiaron de idea cuando vieron 450mineros en huelga avanzar por la carretera hacia las puertas de su mina.»23

Sólo en la primera semana, los piquetes móviles consiguieron que de las83 minas abiertas al comienzo, sólo 29 operasen con normalidad.24 el go -bierno contraatacó empleando camiones de gran tonelaje para atravesarlos piquetes.La solidaridad entre los trabajadores no se hizo esperar: la national unionof Railwaymen (ferrocarriles), la national union of Seamen (marina mer-cante) y the transport and General Workers’ union(transporte) del Reino unido colaboraron con la nuM,los trabajadores del sindicato de las im prentas de FleetStreet se negaron a imprimir una portada de Scargillcon el brazo en alto bajo el titular “Mine Führer”25, y fue -ra de las fronteras,

«[l]a huelga de los mineros de 1984-85 atrajo unapoyo internacional de un modo que ninguna otra dis-puta industrial ha conseguido igualar en ninguna otraparte del mundo desde la Segunda Guerra Mundial.Los huelguistas viajaron a todos los rincones del pla-neta para explicar el caso de los mineros, construye-

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21. The Guardian, 7 de mar zode 2009, <http://www.theguar -dian.co.uk/pol i tics/2009/mar -/07/scargill-miners-strike-thatcher>22. Jeremy Deller, op. cit., p.110. 23. ian Hernon, op. cit., p. 22424. íbid., p. 224 25. Seumas Milne, op. cit., p.365.

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ron puentes de solidaridad y coordinaron el apoyo material. Dinero, ali-mentos, ropa y juguetes se recolectaron en todos los continentes enapoyo a los mineros británicos. La mayor contribución práctica alesfuerzo de la huelga fue realizada por la CGt francesa y los minerosy marineros australianos. [...]

La solidaridad francesa fue espectacular. en una ocasión los traba-jadores de la CGt en Calais llevaron a cabo una “acción de coman-do” y volcaron miles de toneladas de carbón que estaba preparadopara ser transportado a inglaterra en los vagones de tren en Calais.Varias embarcaciones que trans portaban carbón al Reino unido fue-ron perforadas y hundidas, utilizan do cargas submarinas al estilo dela resistencia francesa en tiempos de guerra. Se hicieron paros sim-bólicos en las minas supervivientes en Fran cia. Se hicieron grandesrecolectas de ayuda por todo el país y se pactaron vacaciones deverano para los hijos de los mineros británicos. Dos caravanas decuarenta camiones fueron organizadas en el otoño y el invierno de1984-85 para llevar la ayuda y regalos de navidad a las familias delos mineros en huelga. Con la nuM enfrentándose al embargo de suscuentas, la CGt también se convirtió en el principal conducto deapoyo financiero al asediado sindicato. [...] el generoso apoyo de la CGt tuvo su paralelo en Australia. Allí, laFe de ración de Mineros Australianos y el sindicato de la marina mer-cante se arrojaron a hacer cumplir un boicot a los envíos de carbónal Reino unido, a pesar de las dificultades para identificar la desti-nación definitiva. no se permitió atracar a las embarcaciones que lle-garon a Brisbane para subir los cargamentos de carbón de coquepara el Reino unido. tan efectivo fue el embargo que un director deBritish Steel se vio obligado a volar para cabildear con los sindicatosde la marina mercante para que dejasen que el carbón viajase a sudestino. Las exportaciones de carbón para el Reino unido proce-dentes del mayor estado productor de carbón de Australia, nuevoGales del Sur, se redujeron drásticamente de las entre 100.000 y200.000 toneladas al mes a sólo 3.000 toneladas en diciembre de1984 – justo cuando la demanda energética llegaba a su cénit enGran Bretaña.»26

thatcher ordenó movilizar a todas las unidades posi-bles del país para destinarlas al condado denottinghamshire. también ordenó que se le enviase uninforme diario detallando todas sus operaciones.

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26. Íbid., pp. 251-252.

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Mientras tanto, más y más piquetes iban llegando a la zona. y, en «un ejem-plo de poder estatal nunca antes visto en tiempos de paz, la policía detuvoy retuvo autobuses y automóviles sospechosos de transportar huelguistasa pozos mineros distantes. incluso el tráfico del túnel Dartford bajo eltámesis fue interrumpido. Partes enteras de nottinghamshire se convirtie-ron en zonas prohibidas, con los visitantes siendo detenidos por la policíaen los controles de carretera.»27 Por su parte, la «determinación de losmineros fue fortalecida por la magnitud desproporcionada de la operaciónpolicial. Veían a la policía como un ejército de ocupación. Agentes de todoel Reino unido fueron movilizados a una escala paramilitar y hasta 4.000hombres acomodados en barracones locales. La huelga les proporcionó laprimera oportunidad, fuera de irlanda del norte, de probar las nuevas tácti-cas de orden público y el material antidisturbios que les habían proporcio-nado tras los disturbios en Brixton. Durante dos años la mayoría de loscuerpos policiales habían enviado a sus hombres a entrenarse en campa-mentos militares y algunos oficiales han admitido la subida de adrenalinaque suponía estar en una unidad paramilitar con prácticamente un chequeen blanco para imponer su voluntad sobre ‘el enemigo’.»28 Durante el entre-namiento para orgreave, se dijo a los policías que los mineros «no podíanlanzar piedras con los brazos rotos» y aunque «no lo dijeron, [...] dieron aentender que no nos preocupásemos demasiado sobre las acusaciones deagresión que pudiesen hacer en contra nuestro», según ha relatado MacMcLoughlin, antiguo policía del condado.29

en efecto, como escribe naomi klein, «thatcher proyectó el enfrentamien-to como una continuación de la guerra contra Argentina que requería deuna solución similarmente brutal. en unas famosas declaraciones, thatcherdi jo: “tuvimos que luchar contra el enemigo exterior en las Malvinas y ahorate nemos que luchar contra el enemigo interior, que es mucho más difícil decombatir pero que resulta igualmente peligroso para la libertad.” [...] Segúndocumenta Seumas Milne, periodista del Guardian, en su relato definitivode la huelga, The Enemy Within: Thatcher’s Secret War against the Miners,la primera ministra presionó a los servicios de seguridad para que intensifi-caran la vigilancia que realizaban sobre el sindicato y, en concreto, sobresu militante presidente, Arthur Scargill. el resultado fue “la operación decontravigilancia más ambiciosa jamás organizada enGran Bretaña”. en el sindicato se infiltraron múltiplesagentes e informadores y se instalaron mi crófonos ocul-tos en todos sus teléfonos, en los domicilios privados desus dirigentes e, incluso, en el esta ble ci miento de fishand chips que éstos frecuentaban para al morzar. [...]

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27. ian Hernon, op. cit., p.225. 28. Íbid., p. 225. 29. Jeremy Deller, op. cit., p.58.

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nigel Lawson, ministro de economía británico durante la huelga, explicaríamás tarde que el gobierno thatcher consideraba que el sindicato era suenemigo. “era como si nos armáramos para hacer frente a la amenaza deHitler a finales de los años treinta”, dijo Lawson una década después.»30

Calificar a los mineros en huelga de ”enemigo interior” «no dejaba lugar adudas [:] este falso profeta y sus bandas de indomables guardias rojos ysans-culottes mineros debían ser tratados como fueras de la ley. eran ene-migos del estado. etiquetando a los mineros de “enemigo interior” (enemywithin), la Primera Ministra estaba dando una calculada señal de una claridadmeridiana a todas las agencias gubernamentales de que, a la hora de tratarcon la nuM, tenían que sacarse los guantes.»31 el veterano tory nor mantebbit recientemente ha declarado, en línea con el thatcherismo, que la nuMdeclaró nada menos que «la guerra a la democracia»32 con su de cisión de ira la huelga. Por doquiera se utilizaron y se reprodujeron metáforas concep-tuales bélicas y analogías militares. A pesar de todo, se gún cálculos deScargill, la cruzada contra los mineros tuvo para el contribuyente británico uncos te ocho veces superior al de la guerra de las Mal vinas.33

La prensa británica (entonces servida por cinco grandes conglomerados,que controlaban el 93% de las cabeceras) hizo oídos sordos a la tragediade miles de familias o fue directamente sumisa a los poderes fácticos:

«Hojear los recortes de prensa de la época de la huelgasupone ser transportado de regreso a un mundo de fan-tasía habitado por policías sufrientes y beatíficos rompe-huelgas librando una batalla por el bien contra los arro-gantes matones a quienes sobraba dinero para malgastar,a cifras imposibles de trabajadores que volvían al trabajoy fantásticas proyecciones de suministro de energía.»una noticia del Sunday Express del 25 de noviembre de1984 incluía el siguiente delirio: «los moderados en lanuM están con vencidos de que se está usando dineropara financiar a escuadrones de la muerte de jóvenes mili-tantes, y a un grupo de intimidadores seleccionados para“convencer” a los trabajadores de los pozos de que vuel-van a la huelga.»34

‘Convertid orgreave en otro saltley’ La huelga fue recrudeciéndose. Los esfuerzos de lanuM por extender la huelga a la industria acerera seencontraron con la negativa de su sindicato. el Partido

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30. naomi klein, La doctrinadel shock. El auge del capital-ismo del desastre (Barcelona,Paidós, 2007), p. 187 31. Seumas Milne, op. cit., p.24.32. the Guardian, 7 de marzode 2009, <http://www.the-guardian.co.uk/politics/2009/mar/07/scargill-miners-strike-thatcher>33. Arthur Scargill, nuM Pre si -dential Adress 1985, nuMAnnual Conference Sheffield,england,<http://www.num.org.uk /?p=his to ry&c=spee -ches&id=31>34. Seumas Milne, op. cit., p.365.

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Laborista, por su parte, «veía al dirigente de los mineros y a todo lo querepresentaba como una presencia incómoda en el nuevo Partido Laboristaque estaba intentando crear»35, un modelo que culminaría tony Blair con elsoi-disant nuevo Laborismo en 1996 con la inestimable ayuda ideológicaAnthony Giddens y su tercera Vía, que arropó a lo que quedaba de lasocialdemocracia europea y la llevó a buen despeñadero. neil kinnock, ala sazón secretario general del partido, describió a Scargill como «el equi-valente más próximo del movimiento obrero a un general de la PrimeraGuerra Mundial.»36 el PCGB, por su parte, estaba comenzando a ser con-trolado por el grupo eurocomunista, mientras que los prosoviéticos se des-moronaban a la misma velocidad que los regímenes del “socialismo real”,por lo que «[p]uesto en cuarentena por la jerarquía del movimiento obreroa finales de los ochenta y a principios de los noventa, Scargill y su inso-bornable política sindicalista persistieron como un símbolo de la tradiciónmilitante sindical y de clase que rechazó tenazmente ceder el paso a losautoproclamados “nuevos realistas.”»37 La nuM estaba definitivamenteabandonada a su suerte. entonces Scargill pensó en repetir Saltley. Su objetivo sería paralizar la pro-ducción de la planta de coque de orgreave, concentrando a todos lospiquetes procedentes de nottingham en esta pequeña población de Southyorkshire. Miembros de la nuM mostraron sus reticencias a la apuesta deScargill a una sola carta, pero terminaron aceptando. “Convirtamosorgreave en otro Saltley” (Turn Orgreave Into Saltley) fue la consigna. or -grea ve, como recuerda Douglass, «se convirtió en el campo de batalla.Cuan do empezó la batalla y la gente empezó a ser herida y el tío de al ladolle gaba con la cabeza abierta, por supuesto nos metimos en orgreave másy más cada día que íbamos allí.»38 «Los primeros convoys llegaron el 23 demayo -relata ian Hernon- y durante tres semanas reinó el caos. Desde elpunto de vista de los huelguistas el principal problema era la localización deorgreave en pleno campo. Las carreteras llegaban a él desde dos direc-ciones diferentes y había espacios abiertos ideales para aparcar y reunirvehículos. el principal acceso era por carretera o atra-vesando un puente que la policía podría fácilmentesellar. y había una gran presencia policial. Scargillcometió el error más elemental de liderazgo.»39

el desplazamiento de los piquetes hasta las zonas en quehabían de actuar fue vigilado de un modo propio de unestado policial. Según el antiguo minero Johnny Wood,«con el tiempo, tratar de coger a los piquetes se convir-tió en el juego del ratón y el gato, por eso nuestra pri-

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35. Íbid., p. 30.36. Íbid., p. 240.37. Íbid., p. 375.38. Jeremy Deller, op. cit., p.11.39. ian Hernon, op. cit., p.227.

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mera inversión era un buen mapa de carreteras, de modo que pudiésemosllegar por carreteras secundarias. Los ‘titheads’ [literalmente: ‘cabezas deteta’, por la forma del casco de los bobbies] siempre estaban en las carre-teras principales, así que iríamos a nottingham por carreteras secundarias.Pero muchos de los compañeros continuarían empleando las principalesautopistas, así que los ‘titheads’ no sabían cuántos de nosotros iban lle-gando, ¡lo que les mantenía muy ocupados! [...] Después, durante la huel-ga, solíamos conducir al objetivo con nuestros propios coches. Si habíacontroles de carreteras cuatro o cinco millas antes de llegar a la mina, nosagachábamos en la parte trasera de los coches o de las furgonetas demanera que sólo el conductor pudiese ser visto por los ‘titheads’, o íbamosa montar el piquete por la tarde, para mantener a la policía ocupada.»40

el primer enfrentamiento serio tuvo lugar el 28 de mayo, cuando «1.800huelguistas se enfrentaron a 1.500 policías. Se produjo un auténtico caos.La policía usó perros y caballos, cargas con porras y escudos antidistur-bios. Los huelguistas utilizaron todo tipo de proyectiles y desplegaron ver-jas de hierro a través de la carretera para impedir el avance de los caballosde la policía. treinta y cinco camiones llegaron a la planta para cargar car-bón. Los huelguistas se abalanzaron hacia ellos, cubiertos por una cortinade misiles y petardos. La policía cargó contra ellos con porras largas yescudos. el convoy consiguió atravesar el piquete. Cuando los camionesregresaron para cargar por segunda vez, la policía dispersó a los huelguis-tas por los campos adyacentes. Sesenta y cuatro personas resultaron heri-das y 84 detenidas [...] Al día siguiente llegaron 3.000 manifestantes. unposte telegráfico fue utilizado como rudimentario ariete contra la policía. Setendieron cables a lo largo de la carretera para obligar a la policía a des-cender de sus caballos. una caseta prefabricada fue primero utilizada comobarricada y después incendiada. [...] enfrentamientos constantes en loscuales se incendió una cabaña, se lanzaron piedras a la policía y a loscamioneros, se lanzó rodando un poste telegráfico contra las líneas de lapolicía, y en los que otras tácticas fueron empleadas con escasa fortuna,no consiguieron detener ni a un solo camión de orgreave. Scargill planeóel mayor piquete de masas para la disputa el 18 de junio. toda su reputa-ción estaba en juego.»41

orgreave amaneció el 18 de junio con toda una demos-tración de fuerza por parte de los obreros, cuando «a lastres de la madrugada [...] 50 huelguistas demolieronmuros y lanzaron ladrillos contra la planta. un desguacefue registrado en busca de materiales para construirbarricadas. Cientos de ellos dejaron sus autobuses en la

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40. Jeremy Deller, op. cit., p.71. 41. ian Hernon, op. cit., pp.227-228.

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ciudad de Sheffield y marcharon a pie hasta orgreave. A las nueve de lamañana había 10.000 huelguistas enfrentándose a 8.000 agentes de poli-cía, más hombres de los que jamás habían pertenecido a una misma fuer-za en la isla, a excepción de Londres.»42 Más o menos por esa hora Scargillfue encontrado en una barricada en llamas, sujetándose la cabeza en claroestado de shock. Fuese cual fuese la razón —Scargill dijo haber sido gol-peado con un escudo antidisturbios por un policía, ésta sostuvo que se res-baló, algunos testimonios afirman que recibió una piedra procedente de supropio campo43 —, el suceso enfureció todavía más a los mineros: «Se uti-lizaron coches para el desguace, rocas y una pesada viga para construir unabarricada para detener a los camiones. Stan orme, presidente del PartidoLaborista, dijo: “Me recordaba a enrique V, con las líneas de los ejércitos aambos lados de la colina.”»44 David Douglass también coincide en la metáfo-ra militar: «en términos estratégicos era como la escena de La carga de la bri-gada ligera, con la caballería a este lado, los caballos asu lado, y filas y filas y filas de personas con los escudosantidisturbios largos, y los grupos de policías cuyo obje-tivo es detener a los alborotadores (snatch-squads)detrás de ellos y todo el asunto preparado.»45

Durante dos horas se mantuvieron esas posiciones y secruzaron los insultos: algunos policías cantaron cancio-nes como Arthur Scargill pays our Mortgage (ArthurScargill paga nuestra hipoteca)46 y se referían a losmineros como “basura” (scum), “comunistas hijos depu ta” (communist bastards) y “el enemigo” (theenemy).47 Los mineros, por su parte, respondieron a es -tas provocaciones y a las primeras cargas policialescon todo lo que encontraron a mano. Según el testimo-nio de Mac McLoughlin, «en orgreave, a nosotros —laPo licía— nos lanzaron piedras, ladrillos, rocas, botellas,patatas atravesadas con clavos (o con cuchillas de afei-tar dentro), nos arrojaron rodando un poste telegráficoy un neumático de camión en llamas. Algunos intenta-ron lanzarnos cócteles molotov, nos lanzaron bengalasy también diferentes tipos de petardos y cohetes y fue-gos artificiales. en un par de veces incluso fuimos dis-parados con fusiles de aire comprimido por hombrescon pasamontañas. (estaba seguro de que antes odespués iban a utilizar una ballesta.) A medida quepasaron los días, todo esto cre ció en intensidad.»48

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42. Íbid., p. 228 43. Seumas Milne recogeinformaciones que apuntan aque Scargill fue, efectiva-mente, golpeado por lapolicía: The Mirror «inclusopublicó una fotografía deScargill justo después de quehubiese sido dejado incon-sciente como prueba. [Segúnel periodista Paul Foot] “Mequedé pasmado cuando meenteré. en 1984 fui ayorkshire y entrevisté a seistestigos que vieron cómoArthur Scargill fue golpeadoen la cabeza por el escudode un policía.”» SeumasMilne, op. cit., pp. 67-68.44. ian Hernon, op. cit., p.229.45. Jeremy Deller, op. cit., p.12. 46. Íbid., p. 93. 47. íbid., p. 4848. Íbid., pp. 50-51

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Anthony Clement, al mando de la policía en orgreave, hi zo desplegar lasunidades de escudos largos, pero cuando llegaron los primeros camionespara recoger el carbón los mineros se lanzaron en masa al grito de Here wego, here we go! contra el cordón policial para atravesarlo. «Si un minerotenía la desgracia de ser arrestado y arrastrado tras las líneas policiales, amenudo recibía bofetadas y patadas en el culo mientras era llevado suje-tándole la cabeza hasta el edificio que se empleaba como centro de proce-samiento.»49 tras varios intentos, la policía decidió ordenar la carga de loscaballos contra los manifestantes, seguida de la de la policía antidisturbios,forzando a los mineros a retroceder hasta el puente. La policía golpeabasus escudos mientras avanzaba, tras las sucesivas cargas de caballos,como si de guerreros zulú se tratasen. Muchos de los mineros, en su huida,cruzaron las vías del ferrocarril en dirección al pueblo, sin que nadie resul-tara miraculosamente herido. otros, más cerca de los suburbios, consi-guieron abrir un garaje, sacar tres vehículos e incendiarlos para formar unabarricada.50 Poco más podían hacer los mineros, que habían llegado al lugarsin la intención de enfrentarse abiertamente a la policía vistiendo camisetas ypantalones vaqueros, frente a miles de policías antidisturbios, a pie y a caba-llo, con escudos largos y escudos cortos, bien pertrechados y entrenados.«Los mineros no son soldados, no siempre hacen lo que se les dice y se com-portan de una manera bastante espontánea según cómo se sienten. Así quecuando volvíamos para intentar traerlos y que hicieran la parte que les tocaba,no querían hacerlo. Así que en vez de eso, todos se fueron hacia las puertasy se arrojaron contra los escudos de la policía y lucharon en la batalla campalmás heroica y sangrienta ante la puerta trasera. Allí hubieron de luchar muchomás duramente de lo que lo hubieran hecho de haber estado donde les dijimosque estuviesen. Por alguna razón no les gustaba estar en la parte de atrás, sesentían mejor y más cómodos luchando a su manera a campo abierto. Se fueconvirtiendo en algo más parecido a una lucha de tipo guerrilla. Los piquetesde masas nunca volvieron a ocurrir después de orgreave.»51 Clement decidióordenar la entrada de la policía a caballo en orgreave, la cual, fuera de con-trol, arremetió contra mineros y habitantes por igual. Al finalizar el día, «hubo 93 arrestos». «Setenta y dos policías resultaron

heridos, pero la estimación de que había habido 51 heri-dos en el otro campo resultaba de todo punto risible.»52

Robert Halsam, presidente de British Steel, ordenó quese detuviese la producción en or greave «para prevenirnuevos altercados y la planta fue temporalmente cerra-da [pero] no como el cierre inicial del depósito de car-bón de coque de Saltley doce años antes.»53 Scargill se

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49. Íbid., p. 50 .50. ian Hernon, op. cit., p. 230.51. Jeremy Deller, op. cit., p. 18.52. ian Hernon, op. cit., p. 230.53. Seumas Milne, op. cit., p. 330.

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lo había jugado todo a una carta y perdido. Los medios de comunicacióntrataron a los mineros, trabajadores honrados que luchaban por sus puestosde trabajo, de meros alborotadores. Según tony Benn, miembro del parla-mento por el Partido Laborista y representante de su ala izquierda entre 1984y el 2001, los empleados del equipo técnico de la BBC recibieron la orden demontar al revés el material de archivo de orgreave para presentar la brutalcarga policial como una respuesta a la actitud de los mineros. Muchos añosdespués la BBC pidió oficialmente disculpas por carta escrita el 3 de julio de1991, aunque atribuyó el fallo en el montaje a un fallo humano.

El segundo “invierno de nuestro descontento”Perdida la batalla de orgreave, en la que la nuM tantas esperanzas habíadepositado, no quedaba otra opción que encajar el golpe lo mejor posible.Con todo, la huelga podría haberse ganado el otoño de 1984 «cuando ianMcGregor se enzarzó en una disputa con nACoDS —el sindicato de loscapataces encargados de la seguridad en las minas— al ordenar a susmiembros cruzar los piquetes en las minas en huelga. éstos rechazaron yvotaron unirse al paro de la nuM con un 83% a favor de la medida. Sellamó a la huelga el 25 de octubre de 1984. Por ley, el trabajo sólo podíadesempeñarse en una mina en presencia de un capataz de seguridad. Sila huelga de nACoDS hubiera seguido adelante, las minas en activo ennottinghamshire —la tabla de salvación de thatcher— hubieran tenido quedetener la producción y el gobierno se hubiera echado para atrás en cues-tión de semanas. [...] Por orden de thatcher, McGregor ofreció a nACoDSuna concesión —una ligera revisión, amañada, del proceso de cierres deminas— que compró a la mayoría de los dirigentes sindicales. La huelgafue desconvocada veinticuatro horas antes de que empezase, y el gobier-no consiguió sortear la amenaza. Pero en la década siguiente, la nuevarevisión del proceso no salvó ni a una sola mina de carbón.»54 es más,según el jefe de policía de South yorkshire, «si los piquetes masivos hubie-sen continuado tras el 18 de junio, la policía habría tenido dificultades paramantener la planta abierta.» De hecho, thatcher incluso contempló la posi-bilidad de «enviar a las tropas a transportar carbón.»55

Pero la presión era demasiada: el mismo día en que había de empezar lahuelga de nACoDS que finalmente no tuvo lugar, las cuentas bancarias dela nuM fueron secuestradas legalmente y a partir del «30 de noviembre de1984, el propio sindicato, como entidad legal, pasó bajoel control de un administrador asignado por los tribuna-les, y permaneció bajo ese régimen legal hasta el 27 dejunio de 1986. el sindicato sólo tuvo dos opciones: ape-

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54. Íbid., pp. 20-21.55. Íbid., p. 158.

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lar a los tribunales y repudiar la huelga, o desafiar lo que veía como unaserie de fallos judiciales antidemocráticos y operar por completo en efecti-vo. Poco sorprendentemente, la nuM escogió la segunda opción. Sin di -catos y simpatizantes hicieron donaciones en efectivo en varias cuentas in -dependientes en el Reino unido y el extranjero. Salarios, alquileres, elec-tricidad, costes de impresión, el mantenimiento de los piquetes: todo fuepagado en efectivo. Cientos de miles de libras fueron transportadas por elpaís en cajas y bolsas de viaje. Hasta 3 millones de libras en billetes pasa-ron solamente por la oficina de Sheffield. Pero lo que hacía el sistema tanefectivo —el secreto y la confianza— también lo hizo vulnerable a quienesdesde dentro se volvieron, por las razones que fuesen, contra el sindicatoy sus dirigentes.»56

Ante esta situación, a la nuM no le quedó otra opción que reducir el radiode acción de los piquetes, buscando forzar una negociación con el gobier-no. no sirvió de nada. el agotamiento de las cajas de resistencia empujó amuchos mineros a votar en contra del mantenimiento de la huelga. Lospiquetes en activo se sumieron entonces en la tragedia de los grupos mili-tantes cuya actividad no tiene ninguna incidencia práctica en la realidadsocial y se vuelca hacia su interior, y que a la postre sólo consigue alimen-tar la represión policial sobre el conjunto de fuerzas de izquierda. «Cercade Silverwood un convoy de cuidadores de perros fue emboscado, dos fur-gonetas volcadas, y un policía quedó inconsciente de un golpe. Su perro setrastornó, atacando a los piquetes y a la policía por igual. [...] en los pique-tes de todo el país los mineros que regresaban al trabajo fueron recibidoscon una orgía de violencia. Los piquetes entraban en los edificios de lamina, rompían todo el lugar, arrojaban gasolina en las carreteras, talabanárboles y postes eléctricos, arrancaban cables de electricidad e incendia-ban vehículos.»57 también los ataques a los esquiroles se volvieron másviolentos: «Michael Fletcher, un minero que siguió trabajando en Airedale,West yorkshire, fue perseguido hasta su hogar por una banda de enmas-carados y brutalmente golpeado con bates de béisbol en su comedor, mien-tras su mujer embarazada y sus dos hijos pequeños se acurrucaban en lashabitaciones de arriba, oyendo sus gritos. La peor acusación, la de asesi-nato, se produjo tras la muerte, el 30 de noviembre, de David Wilkie, con-

ductor de un minitaxi que llevaba a un minero a la minade Merthyr Vale cerca de Aberfan. un bloque de cemen-to arrojado des de el puente de una autopista por doshuelguistas atravesó el cristal y el techo de su vehículo.Los culpables fueron acusados de asesinato y senten-ciados a 20 años de prisión.»58 el resto de sindicatos,

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56. Seumas Milne, op. cit., pp. 48-49.57. ian Hernon, op. cit., p. 232. 58. Íbid., p. 233.

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incluso los que habían respaldado hasta aquel momento a la nuM, le reti-raron su apoyo, asqueados por la espiral de violencia en que había entra-do la huelga, y que aún hubo de ser superada por la de la policía: en unamanifestación en Manchester los policías atravesaron la casa de más de unparticular, rompiendo muebles y ventanas y persiguiendo a los piqueteshasta los jardines traseros en los que se refugiaron, donde les propinaronuna paliza.59

Hacia finales de noviembre «se habían efectuado 8.460 detenciones, 7.100personas habían sido acusadas, y 2.740 habían sido condenadas en los3.483 juicios que se celebraron. Scargill fue multado con 250 libras, más750 libras por dos cargos de obstrucción a la policía.»60 La huelga estabacompletamente perdida (en marzo el 95% de los mineros había vuelto altrabajo) y la división del sindicato se hizo más profunda (meses después seconsumaría una escisión auspiciada por el gobierno, la union of De -mocratic Mineworkers), pero prosiguió hasta 1985. no hubo amnistía paralos 700 mineros con cargos. «no habría libertad ni orden en el Reino unidosi permitiésemos la violencia.», declaró cínicamente Margaret thatcher.61

Los costes de la huelga, con todo, habían sido mayúsculos:

«en términos económicos, el coste para la nación había sido elevado.el canciller nigel Lawson reveló que la huelga había aumentado elgasto público 2’75 mil millones de libras, sumado pérdidas de 1’85 milmillones a la nCB, empeorado la balanza de pagos 4 mil millones, yreducido la producción de la economía británica un 1%. el coste paraotras industrias nacionalizadas también fue considerable: British Steel,30 millones de libras; British Rail, 250 millones de libras, y la industriaeléctrica, 2’2 mil millones de libras. Las multas y los costes por embar-gos y suspensión de pagos costaron a la nuM más de 1’4 millones delibras. La actuación policial durante la huelga había costado casi 240millones de libras. Policías de 42 cuerpos habían trabajado un total decuarenta millones de horas extra. el despliegue medio diario fue de3.000 agentes, aumentando hasta los 8.000 diarios durante el puntoálgido de la huelga. Los policías heridos alcanzaron los 1.392, de loscuales el 10% precisó tratamiento hospitalario y 85 de ellos fuerondiagnosticados co mo graves. [...] La nuM recibió un mejor trato en lostribunales. Durante la huelga hubo 8.810 deten cio nes,pero sólo 4.318 condenas por penas que iban desdeel asesinato hasta la embriaguez. De los car gos ini-cialmente presentados, 4.170 fueron por quebranta-miento del orden, 1.682 por obstrucción y 1.019 por

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59. Íbid., p. 231-32.60. Íbid., p. 233.61. Íbid., p. 234.

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daño criminal. Pero la fis calía se vio en serios problemas para con-vencer a los jurados del comportamiento ilegal de los mineros. trecede ellos, acusados de disturbios en las afueras de la sede de la nuMen yorkshire en junio de 1984, fueron absueltos por un jurado deSheffield. La Corona retiró su acusación contra 14 mineros deyorkshire acusados de disturbios y reunión ilegal en orgreave. La acu-sación de 87 mineros más fue retirada poco después. en nottingham,un jurado absolvió a ocho hombres acusados de alteración del ordenpúblico en la mina de Mansfield, y los casos contra 135 más fueronretirados después de que la mayoría aceptase quedar bajo apercibi-miento durante un año. Fue un pequeño consuelo.»62

Las consecuencias eran predecibles. el cierre de minas continuó (la propiaplanta de orgreave, cuyos trabajadores habían decidido no secundar lahuelga, fue clausurada y demolida poco después), superó los peores pro-nósticos de Scargill y no cesó hasta el último gobierno de John Major: si acomienzos de la huelga 180.000 mineros trabajaban en 170 minas, en 1994sólo quedaban 8.000 mineros trabajando en 16 minas63; esto es, el 95% delos mineros había perdido su trabajo en el sector público. La nuM, falta demilitantes, se desplomó. y con ella los demás sindicatos, pues «si thatcherhabía estado dispuesta a todo con tal de hundir la moral de los mineros delcarbón —de quienes dependía la iluminación y la calefacción del país—,los sindicatos menos poderosos de otros sectores que no producían bien-es y servicios tan cruciales se suicidarían directamente si decidían enfren-tarse al nuevo orden económico de la primera ministra. [...] thatcher sevalió de sus victorias sobre los argentinos y sobre los mineros para impri-mir un gran salto adelante a la aplicación de su programa económico radi-cal. entre 1984 y 1988, el gobierno privatizó, entre otras empresas, Britishtelecom, British Gas, British Airways, la British Airport Authority y BritishSteel, y vendió su participación en British Petroleum.»64

Por si fuera poco, Arthur Scargill y Peter Heathfield —el secretario generalde la nuM— fueron acusados en 1990 por el Daily Mirror de haber recibi-

do un millón de libras procedente de la unión Soviética–país con el que los mineros británicos tenían una estre-cha relación desde el apoyo soviético a la huelga de1926, hasta el punto de que yorkshire recibió el nombrede “República Socialista de yorkshire” y municipioscomo Maerdy y Rhondda Valley los de “Little London”–,aunque esta ayuda nunca llegó a su destino debido a losintereses en política exterior de la uRSS, y también de

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62. Íbid., pp. 234-235.63.The Guardian, 7 de marzo de2009, <http://www.the guar dian. -co.uk/politics/2009/mar/07/scargill-miners-strike-thatcher>64. naomi klein, op. cit., p. 188.

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una cantidad no precisada de dinero de Libia en ayuda de los mineros enhuelga, y de haber desviado ambas sumas de dinero para pagar sus pro-pias hipotecas. Con el tiempo las acusaciones se demostraron falsas -en elmomento en que se publicó la noticia, Scargill y el resto de dirigentes de lanuM hacía tiempo que habían pagado por completo sus hipotecas-, perodañaron la imagen de un sindicato ya muy baqueteado, asediado por laderecha sindical, los tabloides y una panoplia de acciones legales en sucontra que limitaron su acción, «ataron al sindicato de pies y manos y ab -sor bieron las energías de sus dirigentes en un período crucial, cuando elgo bierno preparaba la salvaje fase final de su programa de cierre de minasen el período previo a la privatización. Retrasó fatalmente y socavó unintento de unificar a la vulnerable nuM con el entonces mayor sindicato delpaís, el transport and General Workers’ union. empañó seriamente la re -putación del más conocido dirigente sindical del Reino unido, tanto entresus propios miembros como en grandes sectores de la opinión pública.»65 Apesar de todo, y como muestra de su popularidad, «Scargill fue escogido porlos adolescentes y los jóvenes como uno de sus héroes principales en unaencuesta de 1993, al que veían como la principal resistencia contra el gobier-no. [...] incluso el superintendente John nesbit, que arrestó a Scargill enorgreave en 1984, se vio obligado a cambiar de parecer: “Arthur tenía ra - zón.”»66; y, «en unos pocos meses, el presidente de los mineros había aven-tajado holgadamente a la Primera Ministra en las encuestas de opinión yganó una votación nacional de la nuM, por primera vez en toda la historia delsindicato, con un programa de huelgas contra los cierres de minas.»67

el objetivo último de esta guerra sucia en toda regla fue el de destruir porcompleto al único sindicato superviviente partidario de la acción industrial.Buena parte de esta operación fue dirigida desde la sombra por StellaRimington, a la cabeza del Mi-5, que llegó a recopilar 40 volúmenes deinformes sobre la nuM, y quien en 1984-85 había dirigido un departamen-to entero dedicado a frustrar la huelga minera con «todos los métodos dis-ponibles —desde la financiación secreta de esquiroles a la vigilancia elec-trónica masiva, de la manipulación mediante agentes provocadores a inten-tos para incriminar a los oficiales de los mineros—.»68 Así, por ejemplo, «seinformó a menudo de policías vestidos como huelguis-tas que señalaban a mineros para arrestarlos despuéso provocaban incidentes violentos, mientras que infor-mantes de la Sección especial –o “soplones”– en lascomunidades mineras ganaban entre 30 y 40 libras a lasemana durante la huelga por pasar algunos datos yproporcionar informes confidenciales regulares a la poli-

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65. Seumas Milne, op. cit.,p. 124.66. Íbid., p. 28.67. Íbid., p. 32.68. Íbid., p. 5.

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cía.»69 A mayor abundamiento, «se gún un antiguo agen-te, al menos tres cuartas partes de los periodistas decuestiones laborales de aquella épo ca se convirtieron eninformadores de un tipo u otro para los servicios secretoso la Sección especial.»70

el alcantarillado estatal también empezó a desbordarseen la guerra sucia, y «en una ocasión, en el verano de

1984, el dirigente de la nuM [Arthur Scargill] estaba conduciendo de regresoa su casa desde Chesterfield en una carretera vacía cuando otro coche inten-tó repetidamente por la fuerza sacarlo fuera de la calzada». «Scargill fuecapaz de acelerar y darle esquinazo. en un mitin en Derby, frente a una mul-titud de alrededor de diez mil personas, un hombre cruzó atropelladamente laplataforma y le golpeó con una barra de hierro. tony Benn y Jim Parker, el con-ductor del dirigente la nuM, consiguieron frenar la caída de Scargill desde unaplataforma de diez pies de altura. [...] nadie en las apretadas filas de los fotó-grafos y equipos de televisión presentes captó el incidente, y el asaltante deScargill recibió una multa puramente nominal. unos pocos meses después,alguien disparó al dirigente minero mientras salía del coche frente a su casaen Worsborough. Se llamó a la policía, que encontró un agujero de bala en lapared de la casa, aunque no se obtuvo ningún progreso en la investigación dela identidad del asaltante. éstos y otros inexplicables incidentes fueron acalla-dos por el sindicato por miedo a asaltos similares. Si tenían la intención o node intimidar, herir o matar —y quién fue el responsable— es algo que sola-mente ser materia de especulación.»71

Para «finales de la década, la afiliación de la nuM se había desplomadodrásticamente por el cierre de minas y los despidos en masa». «La cúpuladirigente del sindicato se veía cada vez más aislada a medida que el centrode gravedad del movimiento sindical continuaba desplazándose sin cesar ala derecha.»72 Arthur Scargill se retiró como presidente de la nuM en el 2002—cargo para el que fue reelegido repetidamente, probando la confianza y laestima que le tenían los mineros—, siendo nombrado presidente honoríficodel sindicato. en 1996 fundó un pequeño partido político, el Socialist LabourParty, después de que el Partido Laborista modificase el redactado de la 4ªcláusula de su constitución73. en cuanto a las zonas mineras, ken Wyatt, queentonces trabajaba como asistente sanitario en una ambulancia en orgreave,describe su degradación socioeconómica, donde los niveles de desempleo yadicción a la heroína están por encima de la media nacional:

«el desempleo empezó a crecer y crecer por toda la zona minera deSouth yorkshire. Algunos pueblos debían toda su existencia a la mina

69. Íbid., p. 318.70. Íbid., p. 339.71. Íbid., p. 343.72. Íbid., p. 27

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local. Antes de que se abriesen las minas, nadaexistía en estas áreas salvo la actividad agrícola.Las compañías mineras cons truyeron casas, pro-porcionaron instalaciones deportivas, ayudaron afinanciar clínicas y clubs para el bienestar de losmineros y de sus agentes. en cierto modo, estascomunidades se convirtieron en feudos de los pro-pietarios de las minas y, tras su nacionalización, dela national Coal Board. Los hijos de los mineros tra-dicionalmente se convertían ellos mismos en mine-ros. Después de los cierres, un gran número decasas fueron vendidas a menudo a dueños absen-tistas, con frecuencia de ultramar. otras propieda-des quedaron en manos de sus inquilinos, que seencontraron con que el mantenimiento de sus pro-pios hogares se había convertido en una carga. Seconstruyeron muchas casas con métodos y mate-riales inadecuados, que después se clasificaroncomo defectuosas y no hipotecables. Algunasnecesitaron un enorme trabajo para ser restaura-das, mientras que otras hubieron de ser demolidas.Los clubs de bienestar de los mineros comenzarona sufrir cuando sus ingresos desaparecieron con elcierre de minas. Se dejó que las comunidadesmineras se derrumbasen, vivieran en casas que sederrumbaban y con una salud que también sederrumbaba. ningún otro estado mo derno econó-micamente desarrollado hubiera permitido que elprincipal foco de una gran zona de actividad laboralfuese arrancado de aquel modo sin tener nada parareemplazarlo. ¿Dónde estaban las estrategias parala recolocación, la diversificación, la reestructura-ción, el apoyo social y de la comunidad? Algunaspersonas dedicadas realizaron nobles esfuerzos,pero no hubo suficientes recursos para afrontar laenorme tarea que se les presentaba. Que comen-zase una espiral descendiente de exclusión socialera inevitable, especialmente entre los más jóve-nes, cuyas perspectivas de conseguir un trabajo seconvirtieron en escasas. Con el cierre de las minas

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73. el redactado original -«To se -cure for the workers by hand or bybrain the full fruits of their industryand the most equitable distribu-tion thereof that may be possibleupon the basis of the com monownership of the means of pro-duction, distribution and ex chan -ge, and the best obtainable sys-tem of popular administration andcontrol of each industry or serv-ice.» [Asegurar a los trabajadoresma nuales e intelectuales los fru-tos de su industria y la distribuciónmás igualitaria que sea posiblesobre la base de la propiedad encomún de los medios de produc-ción, distribución e intercambio, yel me jor sistema posible de ad -ministra ción y control popular decada industria o servicio.]- fuesustituido por el más política-mente correcto «The La bourParty is a democratic socialistparty. It believes that by thestrength of our common endeav-our we achieve mo re than weachieve alone, so as to create foreach of us the means to realiseour true potential and for all of usa community in which power, we -alth and opportunity are in thehands of the many, not the few,where the rights we enjoy reflectthe duties we owe, and where welive together, free ly, in a spirit ofsolidarity, tolerance and respect.»[el Partido Laborista es un partidosocialista democrático. Cree quepor la fuerza de nuestro es fuerzocomún conseguimos más de loque conseguimos solos, tantocomo para crear para cada unode nosotros los medios pararealizar nuestro verda de ro poten-cial y para todos nosotros una co -munidad en la cual el poder, la ri -

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vino la recesión en la industria metalúrgica, los recortesen los servicios públicos y una actividad reducida en elsector industrial y servicios. el aprendizaje se convirtióen algo tan raro como la fabricación de mecedoras.»74

Con el tiempo, los «mitos y medias verdades sobre lahuelga y su supuesta e inevitable derrota calaron en elpensamiento de muchos activistas del movimiento sindi-cal en los años de desmoralización que siguieron, y ayu-daron a limitar el sentido de lo posible.»75 Algo, desdeluego, se obtuvo de la lucha, pues, como señaló Leóntrotsky, «una huelga, incluso una modesta, tiene conse-cuencias sociales: fortalecimiento de la confianza en símismos de los obreros, crecimiento del sindicato, y, conno poca frecuencia, un mejoramiento de la tecnologíaproductiva.»76 La primera consecuencia fue sin duda elcaso de la huelga de los mineros británicos de 1984-85:«fue el mejor año de mi vida, como lo fue el de muchasotras familias mineras», afirma ian Mitchell, un antiguominero de Silverwood, «hubo un verdadero fuerte senti-miento de solidaridad entre la gente, y la vida de la gentese transformó. Vieron las cosas, y los unos a los otros,de manera diferente. Vieron la solidaridad como la basede un mundo mejor. y eso no murió con el fin de la huel-ga.»77 y lo fue especialmente para las mujeres que par-ticiparon en los comités de apoyo a la huelga. escribe

Brenda Procter, presidenta de national Woman Against Pit Closures y denorth Staffs Miners Action Group que «siempre hemos dicho que como mu -jeres no perdimos nada en la huelga porque ganamos muchísimo.Aprendimos mucho en términos de confianza e inspiración. Muchas muje-res pensaron, “si puedo levantarme y hablar a miles de personas en unaasamblea entonces también puedo hacer otras cosas”, y se pusieron a tra-bajar en los consejos municipales o en grupos políticos. Aprendimos políti-camente de las disputas y fuimos a otras huelgas, como en Wapping [don -de 6.000 trabajadores de las imprentas de la news interational de RupertMur doch fueron a la huelga]. todavía estamos en activo y haciendo cam-pañas. Me dio la confianza para ir al instituto y después a la universidad,donde me licencié en relaciones industriales, algo que no habría ocurridode no haber sido por la huelga. Ahora lo veo como la mejor época de mivida. estoy orgullosa de haber participado. no fue acerca del dinero o las

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queza y las oportunidades esténen las manos de la mayoría y no dela mi noría, donde los derechos delos que disfrutemos reflejen losdeberes que te nemos, y dondevivamos juntos, li bremente, en unespíritu de solidaridad, tolerancia yrespeto.]74. Jeremy Deller, op. cit., pp. 98-99.75. Seumas Milne, The EnemyWhithin. The Secret War Againstthe Miners (Londres, Verso, 2004),p. x.76. Leon trotsky [1911], La posi-ción marxista acerca del terrorismoindividual, dentro de Acerca del ter-rorismo. Consulta: AVM (ArchivoVirtual de los Marxistas)<http://www.marxists.org/espanol/trotsky/terrorismo.htm>77. “Voices from an inspirationalstrike that defied the state”,Socialist Worker, 10 de marzo de2009, <http://www.socialistwork-er.org.uk/art.php?id=17309>

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horas de trabajo o el salario, sino sobre las comunidadesy el trabajo y el futuro de nuestros hijos para las siguien-tes generaciones.»78

Mick McGahey, entonces dirigente de los mineros es -coceses y vicepresidente de la nuM, ha declarado enalguna ocasión que «a menudo me han preguntado:¿tuvieron los mineros alguna alternativa en 1984? Sí,la tuvieron. Los mineros podrían haber capitulado.Scargill, Heathfield y McGahey [la troika dirigente de lanuM] podrían haber dicho: “Como queráis, pasad porencima de nosotros.” te níais una alternativa en 1984:estoy orgulloso de que no la to marais.»79 «¿Merecióla pena la huelga?», se pregunta por su parte hoy PaulSy monds, antiguo minero en Frick ley, «Sin duda. Vein -ticinco años después, con miles de per sonas siendodespedidas cada semana, necesitamos revivir buena parte del espíritu delucha de los mineros.»80

en un conmovedor discurso de 1985, Scargill resumió la huelga comosigue: «el congreso se encuentra este año con la mayor, la más amargay probablemente la más salvaje huelga nacional nunca vista en el mundo[...] La national union of Mineworkers ha desafiado al corazón mismo delsis tema capitalista. Hemos rechazado aceptar que cualquier industria enla sociedad capitalista —pú blica o privada— tiene el derecho a destruirlos medios de vida de hombres y mujeres con sólo que el bolígrafo delcontable así lo decida. nuestro desafío se ha encontrado con una reac-ción del establishment de un salvajismo sin precedentes. [...] Podíamoso bien aceptar las propuestas de la [national Coal] Board con la certezade que no eran más que el comienzo de un programa masivo de cierresde minas, o podíamos ir a la huelga y luchar con dignidad y orgullo poruna postura que sabíamos correcta. [...] Dejadme decir, sin miedo a equi-vocarme, que defendiendo nuestras políticas, nuestros empleos, comu-nidades e industria, no tuvimos ninguna alternativa, y la historia reivindi-cará sin duda nuestra acción. [...] la nuestra no es sólo una lucha defen-siva. nuestra generación de sindicalistas tiene una responsabilidad: lade realizar el sueño de los pioneros socialistas. Luchando para salvarnuestras industrias nacionalizadas y nuestros servicios públicos, debe-mos conquistar, por ellos y por el pueblo británico, la democracia, la res-ponsabilidad, la eficacia y la rentabilidad que les ha sido negada en losúltimos cuarenta años. [...] no podemos olvidar que nuestras propiasluchas están conectadas con las de los trabajadores de todo el

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78. “Memories of the miners’strike”, The Guardian, 7 demarzo de 2009, <http://www. -guar dian.co. uk/po li tics/2009/ -mar/miners-strike-memories>79. Seumas Milne, op. cit., p.

392.80. “Voices from an inspira-tional strike that defied the sta -te”, Socialist Worker, 10 demar zo de 2009, <http://www -.so cia lis t worker.org. uk/art. -php? id=17309>

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mundo.»81 el discurso fue recibido con una salva deaplausos.

Yo también querría gritar ¡Germinal!

«La huelga de los mineros de 1984-85 es un episodioque requiere de un reexamen “revisionista” —escribeSeumas Milne—. Para los tories, la mayoría de losmedios de comunicación y para los laboristas y los diri-gentes del tuC [trade union Congress] que abandona-ron a la nuM a su suerte en la lucha, la huelga fue unalamentable saga de violencia de piquetes, maniobrasantidemocráticas, largas peroratas de un dogmatismooscurantista y una derrota inevitable: el resultado trági-co de las ambiciones personales y políticas de unmegalómano. Para quienes tomaron parte en ella, juntoa los millones de partidarios en el Reino unido y en elextranjero, fue una batalla de principios -e incluso heroi-ca-, en la cual se enfrentaron directamente a la admi-nistración thatcher y su batería de leyes antidemocráti-cas y antisindicales de un modo que ninguna otra fuer-za del país estaba preparada para llevar a cabo. [...]Fue también una campaña que transformó la vida de laspersonas y su punto de vista del mundo, empujó a cien-tos de miles de personas a salir de las comunidadesmineras para una solidaridad activa y creó nuevas for-mas de organización —notablemente los grupos deapoyo de Women Against Pit Closures [Mujeres contralos cierres de minas]–.»82

Como afirma ian Hernon, «el ladrillo y el cóctel molotovno deberían nunca, al menos en teoría, ser el sustitutode una protesta legítima o de la democracia parlamen-taria. Pero tampoco la porra y los cascos de los caba-llos deberían ser una herramienta legítima de gobierno.Los disturbios, a pesar de todo, han sido un motor delcambio social»83 no sólo en europa occidental: paísesdel sureste asiático como Corea del Sur pueden atesti-guarlo. y españa tampoco es parca en ejemplos.84 Sóloen el Reino unido, ian Hernon pudo reunir los suficien-tes episodios como para escribir un libro entero sobre eltema. La batalla en Cable Street, en el east end de

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81. Arthur Scargill, nuM Pre sidentialAdress 1985, nuM Annual Con fe ren -ce Sheffield, england, <http://www. -num .org .uk/ ?p=his to ry&c=spee -ches&id=31>82. Seumas Milne, op. cit., p. 21.83. ian Hernon, op. cit., p. 267 84. Las huelgas de diciembre de 1996y enero de 1997 en Corea del Sur, lasmayores de toda la historia del paíscon una larga tradición sindical, con-siguieron paralizar la ley que per mitíael abaratamiento del despido y unrecorte de los derechos sindicales. Secalcula que los costes de la huel gasuperaron los mil millones de dó laresestadounidenses por horas no traba-jadas. españa tuvo su or grea ve en lahuelga de Forjas y Ace ros de Reinosaen 1987 –en la que la Guar dia Civilllegó a desplegar 430 agentes, ochotanquetas y un he licóptero, y GonzaloRuiz, un obre ro afiliado a CC.oo.,murió como con secuencia de las heri-das que le pro vocaron los gaseslacrimógenos que la Guardia Civil dis-paró contra la puer t a del garaje en quese refugiaba– y, desde entonces, pe -riódicamente, nuevas luchas de lostrabaja dores del sector industrial con-tra la reconversión industrial. Me infor-ma mi amigo Daniel escribano quegracias a la presión de los movimien-tos so ciales se consiguió incluir elartículo 35 de la Ley de relaciones la -borales de abril de 1976, cuya dero-gación reclamaron los industrialescatalanes porque «daba la opción altrabajador despedido de escogerentre la indemnización y la reincorpo-ración al trabajo en caso de que laMagistratura de trabajo declarase eldespido improcedente.» Carme Mo -linero y Pere ysàs, Els industrials cata-lans durant el franquisme (Vic, eumo,1991), pp. 133-34.

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Londres, en que socialistas, comunistas y obreros ju -díos levantaron barricadas y se enfrentaron en 1936,bajo la consigna de no pasarán, a unos 3.000 camisasnegras de la British union of Fascists (BuF) y a la poli-cía que los protegía, consiguió que el gobierno aprobase una ley prohi-biendo el uso de las camisas negras y uniformes en manifestaciones, losdiscursos que incitasen al quebrantamiento de la paz y el entrenamiento defuerzas paramilitares, contribuyendo decisivamente al viraje antifascista dela opinión pública y a la derrota electoral de la BuF en 1937. Los disturbiosen Brixton, toxteth y Broad water Farm llamaron la atención, como hemosvisto al principio, sobre las condiciones de la población migrante, de cuyanaturaleza da buena cuenta la declaración de Lady Simey, presidenta delcomité de policía de Mer seyside cuando declaró a la prensa: «Duranteaños he estado diciendo que las condiciones [en toxteth] son intolerables.Hubiera considerado a la gente como apática si no hubieran causado losdisturbios.»85 y así un larguísimo etcétera.Aquel “invierno de nuestro descontento” de los trabajadores británicos nose tornó en verano con el sol de york. ¿Lo hará ahora?

Epílogo: De orgreave a reinosa «Cada culi chino, si quiere ganar su comida, está obligado a hacer políticamundial», dijo en una ocasión Bertolt Brecht. La crisis económica que afec-tó a orgreave no se circunscribió solamente al Reino unido, tuvo, lógica-mente, un alcance mundial. en españa una de sus primeras consecuenciasfue la llamada reconversión industrial bajo el gobierno de un partido hastaunos pocos años antes sedicentemente marxista y velozmente transforma-do al social-liberalismo. Los sindicatos opusieron resistencia a la destruc-ción del tejido fabril y la localidad cántabra de Reinosa se convirtió, salvan-do todas las distancias, en nuestro orgreave. Reinosa, centro industrial dela región de Campoo-Los Valles, fue uno de los municipios más duramen-te castigados por la reconversión industrial. Forjas y Aceros, una de las em -presas más importantes y más antiguas de la región, presentó un expe-diente de regulación de empleo que preveía 463 bajas, 59 prejubilacionesy 404 despidos, con el pretexto de una modernización tecnológica (se pla-neaba introducir la producción de cigüeñales en la empresa) con la que sor-tear así la crisis económica internacional. en Reinosa, como en orgreave,varias generaciones habían trabajado para Forjas y Aceros, que constituíael corazón de la comunidad que ahora se apuñalaba. Mientras los sindica-tos trataban de pactar una salida digna para los trabajadores, el 8 de marzoel periódico cántabro Alerta reveló que enrique Antolín, presidente de la

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85. ian Hernon, op. cit., p. 208.

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compañía, abandonaba el cargo para ocupar la Consejería de obras Pú bli -cas del Gobierno Vasco. La noticia fue interpretada por los trabajadores co -mo un regalo político a Antolín por sacrificar los puestos de trabajo cánta-bros para salvar los de los vascos. el 11 de marzo, día anterior a su nom -bra miento, Antolín acudió a la factoría a recoger sus cosas y despedirse delequi po de dirección y del comité de empresa. Le esperaba un comité debien venida de diferente naturaleza: los trabajadores habían decidido pocoan tes en asamblea urgente retenerle, retrasar la jura de su cargo ante elPar lamento y llamar la atención para conseguir forzar una negociación. Ve -ci nos de Reinosa, estudiantes de los institutos y obreros de otras fábricasaban donaron sus puestos de trabajo para unirse solidariamente a los tra-bajadores de Forjas y Aceros. unas horas después llegaron las primerasunidades de intervención policial de la Guardia Civil, manteniéndose al mar-gen mientras los trabajadores negociaban con el delegado del Gobierno.otro grupo, mientras tanto, decidió trasladar por precaución a enrique An -tolín y el resto de directivos de la empresa a un edificio de hormigón de laempresa llamado “el búnker”. Las conversaciones se prolongaron hasta lamadrugada, sin resultados. La tensión fue en aumento. Los trabajadoresdecidieron mantenerse firmes en su protesta y pasar la noche en los talle-res y oficinas de la fábrica. el delegado del Gobierno ordenó a primera hora de la mañana la libera-ción de Antolín: unos trescientos efectivos de la policía antidisturbiosentraron ar mados en la factoría golpeando a los trabajadores y disparan-do pelotas de goma y botes de humo, dispuestos a rescatar al futuro con-sejero de obras Públicas a cualquier precio. un numeroso grupo de tra-bajadores lo gra ron hacerse fuerte en los talleres, defendiéndose comopudieron con to do lo que tenían a mano. otro grupo logró llegar hasta lasirena —instalada para avisar a la población en caso de incendio de lasinstalaciones- y ha cerla sonar. entonces todo el mundo dio por sabido loque estaba sucediendo: docenas de trabajadores y estudiantes acudierona prestar sus brazos y sus cuerpos en la lucha de sus padres, sus her-manos y sus amigos con tra la agresión policial. nada más llegar al par-que Cupido, muy cercano a la zona industrial y situado junto a la estaciónde tren, se encontraron a la Guardia Civil custodiando los accesos, y seprodujeron los primeros choques. (no guardaba el pueblo de Reinosa unbuen recuerdo de la Guardia Civil: en 1936, isaías Fernández Bueras, al -calde socialista de la localidad, lla mó al cuerpo ponerse bajo el mando delFrente Popular. una vez en el ayun tamiento, donde habían sido conduci-dos para que se apostasen en las ventanas codo con codo con los mili-cianos, los guardias civiles les dispararon, asesinando al propio Fer -

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nández Bueras y un miliciano de la Cnt. Sus compañeros lograron redu-cirlos: dieciséis guardias civiles fueron detenidos y pasados por las armasen el lugar; dos lograron escapar arrojándose por las ventanas de la partetrasera del edificio: uno cayó bajo una lluvia de balas en el parque de “LasFuentes”, el otro pidió auxilio cuando fue acorralado por la población enun portal. en vano: linchado hasta la muerte. Perdida la guerra civil, 108personas murieron a manos de la represión fran quista.) Para el mediodía todo el pueblo se había convertido ya en un campo de bata-lla: unos 10.000 habitantes de Reinosa, trabajadores y estudiantes en su ma -yoría, se enfrentaba a trescientos guardias civiles, algunos de los cuales ter-minaron agitando pañuelos blancos: se rendían. una docena de ellos se me -tieron, sin saberlo, en una calle sin salida. Acorralados y sin municiones, lostricornios se convirtieron en un blanco perfecto para las piedras. una fotogra-fía multipremiada, portada de Diario 16 y reproducida en todos los mediosnacionales y parte de los internacionales, los muestra contra el muro,expuestos a la ira popular. Finalmente, el entero contingente, los trescien-tos guardias civiles, fueron reducidos, desarmados, acompañados a susvehículos y obli ga dos a marcharse. Por dos veces el pueblo de Reinosadoblegó y expulsó de su municipio a un cuerpo que tiene a gala no ren-dirse nunca. “La batalla de Reinosa” se había saldado con más de cienheridos graves entre trabajadores y guardias civiles, y un número aúnmayor de heridos leves con contusiones por piedras o pelotas de goma.un guardia civil que resulto herido gra ve declaró que «no nos mataronpor que no quisieron. una nube de piedras ca yó sobre nosotros duranteminutos que no tenían fin [...] Al fin, algunos de los obreros dijeron a losque apedreaban desde arriba que ya estaba bien, que había que acabar.Así que salimos a la avenida de navarra, pero allí otros muchachos queno habían participado en la refriega nos derribaron al suelo para desar-marnos. De repente, uno de ellos, con un trozo de losa en la mano, megolpeó varias veces en la cabeza. tuvieron que darme siete puntos ayer.yo fui uno de los guardias que perdió el cetme (el fusil), pero ¿cómo evi-tarlo ante la locura de aquellos hombres que me acorralaban?» en elmismo diario también se recogieron las declaraciones de Antonio DíezGutiérrez, un soldador de Forjas y Aceros que perdió un ojo en los inci-dentes: «eran aproximadamente las 8.30. Me encontraba en la porteríade la fábrica con un montón de compañeros. Los guardias estaban a unos300 metros frente a nosotros. y de repente el caos estalló en forma deuna lluvia de pelotas de goma y botes de humo. Pero no puedo contar micaso porque cuando recuperé de conciencia viajaba en el interior de unaambulancia evacuado hacia el ambulatorio y después a Santander. Fue,

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según me han contado, el impacto de una pelota de goma [...] en el interiorde las naves aún siguieron disparando pelotas y botes con un humo que nosasfixiaba»86

enrique Antolín pudo jurar finalmente su cargo el 13 de marzo en Vitoria.Co mo en la huelga minera de 1984-85 en el Reino unido, la prensa pre-sentó la reacción de la población y de los trabajadores como una respues-ta irracional y desmedida contra la presencia policial. Aunque tomás SanzFernández, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Cantabria, fuedestituido el 30 de marzo, poco se habló de de la destrucción de cientos depuestos de trabajo, ni de las palizas premeditadas de la Guardia Civil a des-tacados líderes sindicales de la zona. el entonces director del cuerpo, LuisRoldán —condenado el 26 de febrero de 1998 a 28 años de cárcel por mal-versación de fondos públicos, cohecho, fraude fiscal y estafa— calificó laac tuación de sus subordinados de “ejemplar”; José Barrionevo —condena-do en 1998 por delito de secuestro y malversación de caudales públicos enrelación con los GAL— tildó de “violentos y vergüenza de la clase trabaja-dora” a los reinosanos; Carlos navarrete, del PSoe, calificó de “personajessádicos” a los manifestantes que atacaron a las Fuerzas de Seguridad odes trozaron bienes. La historia, como siempre, se ha encargado de ponera unos y otros en su sitio. Los enfrentamientos entre los trabajadores cántabros y la Guardia Civilcontinuaron durante todo el mes de marzo y abril. el 1 de abril el Ayun -

tamiento de Reinosa decidió por unanimidad solicitar laretirada de las fuerzas de la Guardia Civil del municipio,que ascendían a 430 agentes, ocho tan quetas y un heli-cóptero, solicitud a la que se hizo oídos sordos, demodo que el 4 de abril estallaron nuevos enfrentamien-

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86. “no nos mataron por-que no quisieron”, El País(14/3/87)

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tos entre guardias civiles y ma nifestantes contra losque se usaron nuevamente pelotas de goma y bo tesde humo. Al día siguiente los trabajadores de Ce ne -me sa se enfrentaron a las tanquetas de la GuardiaCivil y cortaron el paso del tren utilizando bobinas detendido eléctrico y otros materiales a los que prendie-ron fuego.87 el 10 de abril los tractores de los campesi-nos blo quean la región durante seis horas en protestapor la cuota láctea, y el 11 una multitudinaria manifes-tación recorre las calles de Santander contra la desin-dustrialización, en la que participaron 20.000 trabaja-dores.88 Cuatro días después, el 15 de abril, los traba-jadores levantaron barricadas en la ca rretera entreSantander y Palencia y se enfrentaron a la Guardia Civil cuando se les tratóde disolver una vez más con botes de humo y pelotas de goma. enMatamorosa, cerca de Reinosa, las tanquetas llegaron a en trar en el muni-cipio, violentando a la población: dos guardias civiles heridos y dieciochotrabajadores hubieron de ser atendidos como consecuencia de los enfren-tamientos. un joven de 19 años hubo de ser atendido al ser al can zado porun pelotazo en el hígado, disparado casi a quemarropa.89 el 15 de abril,Jueves Santo, la Guardia Civil cargó contra un grupo de manifestantes enReinosa, que, tras dispersarse, se refugió donde pudo. Los oficios religio-sos hubieron de ser suspendidos al refugiarse los trabajadores en la igle-sia, y la funeraria local, donde algunos huelguistas trataron de burlar a lapolicía, fue incendiada por un bote de humo que fue disparado en su inte-rior durante los disturbios. Los trabajadores de la funeraria hubieron desacar y apilar los ataúdes, una imagen que fue registrada por las cámaras.Fue la manifestación con más graves consecuencias: 85 heridos graves yun muerto, Gonzalo Ruiz, miembro de Comisiones obreras, muerto en elhospital Valdecilla de Santander el 5 de mayo, como consecuencia de lasgraves lesiones internas provocadas por haber respirado los gases tóxicosde un número indeterminado de botes de humo que la Guardia Civil lanzóal interior del garaje donde se había refugiado. el conflicto se prolongóaquel día durante seis horas y en algunos puntos hasta altas horas de lamadrugada: cuando una columna motorizada de la Guardia Civil de unos500 metros de longitud formada por decenas de vehículos (tanquetas,jeeps y un camión blindado) invadieron Reinosa, los trabajadores cons -truye ron barricadas con piedras, vigas de madera y materiales de cons-trucción en el casco urbano y la entrada y salida de la ciudad, y tendieronva rios cables de alambre trenzado entre los árboles para detener a los mo -

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87. “Vecinos de Reinosa ymiembros de la Guardia Civil seenfrentan durante más de treshoras”, El País (6/4/87).88. “Miles de manifestantes enSantander en apoyo a los traba-jadores de Reinosa”, el País(12/4/87).89. “un herido grave y 19 levesen nuevos enfrentamientos conla Guardia Civil”, el País(17/04/87).

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toristas de la Guardia Civil, que envió un comunicado alas estaciones de radio locales para que emitiesen unainformación «más benevolente que objetiva.»90

el gobierno había desplegado a estas alturas a tantosagentes de las fuerzas de seguridad que costaba dife-renciar su actuación de la de un estado policial, y cuyoobjetivo era, como el de Margaret thatcher, terminar conla resistencia de los trabajadores y el ala militante de sussindicatos, que el 6 y el 7 de mayo fueron a la huelga ge -neral en protesta por la muerte de Gonzalo Ruiz. Du -rante la campaña electoral para las elecciones autonó-micas y municipales, los oradores del PSoe hubieron deser recibidos por una lluvia de huevos y piedras y gritos,no quedándoles más remedio que retirarse del atril. el 3de julio se llevó la protesta a Madrid con una multitudi-

naria manifestación, y ese mismo mes la viuda de Gon zalo Ruiz presentóuna querella criminal contra la Guardia Civil. Cinco guardias de segunda—Juan Carlos de Dios Martín, Jorge Antoninsen Barón, oscar Porto de laGuardia, Andrés Galloso Ferrera y eugenio Legasa Herrera— adscritos ala 509ª Comandancia Móvil de la Guardia Civil, con base en Logroño, fue-ron llamados a declarar el 3 de julio ante el juez Mau ricio Bugidos, titulardel juzgado de Reinosa, pese a que algunos testigos presenciales aumen-taron el número de guardias civiles hasta ocho. el mismo juez había ins-peccionado personalmente el 26 de mayo el garaje donde se refugióGonzalo Ruiz. «Cuarenta días habían transcurrido desde el lanzamientode los botes de humo y los participantes en la visita judicial aún hallaronmuestras activas de aquéllos y abandonaron el local tosiendo y con irrita-ción en los ojos», escribió el periodista de El País encargado de cubrir elcaso.91 Los guardias civiles, aun habiéndose contradicho en sus respues-tas al juez, salieron finalmente absueltos, y el caso fue archivado. Veinteaños después de los sucesos, la peña kant-iber y el grupo La Fuga pro-movieron un homenaje a Gonzalo Ruiz, en cuyo honor colocaron unaplaca en la Avenida del Puente de Carlos iii, donde fue abandonado conlas lesiones que, posteriormente, determinarían su fallecimiento.92

Para sostener, al menos aparentemente, políticas diametralmente opues-tas, el PSoe siguió mutatis mutandis el mismo plan que el Partido Con -servador británico para quebrar la columna vertebral de los sindicatos:represión policial y concesiones a un sector de los trabajadores para creardivisiones en el seno del sindicato mismo, en este caso, las prejubilacionespor parte de la Dirección General de trabajo a un nutrido grupo de 436 tra-

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90. “21 heridos y 28 detenidos enReinosa en nuevos enfrentamientoscon la Guardia Civil”, El País(17/04/87).91.“La viuda de Gonzalo Ruiz pre-sentará una querella contra laGuardia Civil por los sucesos deReinosa”, El País (14/07/87).92. “Ayer fue recordado GonzaloRuiz, fallecido en los sucesos deReinosa”, El Diario Montañés(16/04/2007).

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bajadores, que consiguió romper la unidad sindical, después de lo cual lalucha declinó, el tejido industrial se deterioró hasta su práctica desaparicióny la solidaridad obrera desapareció por mucho tiempo.

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en el veinticinco aniversario de la batalla de orgreave

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225ransición es un concepto teleológico que concebido como etapahistórica implica una visión historicista de la dinámica social quedespoja de identidad propia al período considerado y expulsa delo histórico todo factor disonante de la teleología definitoria del

proceso transitorio. esta categoría interpretativa, cuyo concepto del tiempohistórico fue calificado por Walter Benjamin de “homogéneo y vacío”, estápreñada de implicaciones políticas y, en el caso del último proceso de cam-bio de régimen político en españa, adquiere un carácter genético que operaen el debate político como fuente de legitimación del presente en grado nomenor que del propio pasado.1

Como sugiere el propio título, el volumen objeto de estas notas constituyeuna aportación a la creciente bibliografía que, desde la investigación histo-riográfica, desmiente los lugares comunes impuestos por el discurso políti-co-periodístico de la “transición”. Si bien carece de reflexiones metodológi-cas en torno a este pseudoconcepto, la obra, de carác-ter interpretativo pero con un sólido aparato hemero-gráfico, acaso constituya el más logrado de los ya rela-tivamente numerosos trabajos sobre el último cambiode régimen político desde una perspectiva no pura-mente endógena. tal y como diáfanamente se señaladesde el inicio mismo del libro, éste “plantea la tesis delcontrol de un proceso no deseado, que nunca se habría

la invención de la transición

Ferran Gallego: el mito de la transición. La crisis delfranquismo y los orígenes de la democracia (1973-

1977). Barcelona: Crítica, 2008

Daniel Escribano

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1. Véase Xavier Do mè nech:“el cambio político des deabajo (1962-1976): unapers pectiva teórica y meto-dológica”, Mientras Tan to,90, primavera de 2004, pp.57-59.

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llevado a cabo de no mediar la movilización democrática, por el gobiernoreformista de Suárez, que tuvo que adquirir de forma cada vez más osten-tosa ese carácter de voluntad de cambio para poder permanecer en elpuesto” (p. 15). tesis, por lo demás, que, aunque eclipsada por la memoriapública construida por el discurso de la “transición”, puede encontrarse enla prensa de las propias organizaciones opositoras de la época.Así, siguiendo una ya conocida interpretación del cambio político proce-dente de la historiografía del movimiento obrero durante el franquismo, seinsiste en que si bien la movilización antifranquista no logró forzar exóge-namente el final del régimen, frustró el proyecto “reformista” del primergobierno de la monarquía y disuadió al segundo de seguir por la mismasenda (pp. 170, 296, 397, passim), obligándole a asumir parte del progra-ma de la oposición.La obra tiene el infrecuente mérito añadido de defender una hipótesis cuyaexplicación contempla la acción colectiva desde abajo aun tratándose deuna investigación dedicada a la dinámica de la elite franquista, terreno pre-dilecto de los panegiristas del proceso. ni que decir tiene que éstos sonobjeto de frecuente ludibrio (pp. 22, 210, 214, 388, 696-97), toda vez que“[l]a invención de una tradición democrática que se instala en la fuente delegitimidad del régimen ya desde la muerte de Franco es la responsable deun desmentido permanente de las fuentes documentales, de las declara-ciones realizadas a la prensa o a los entrevistadores cuando se creía quelas cosas habían de poder controlarse de una forma más efectiva” (p. 241).no me resisto a reproducir el comentario en torno a la “modelización” delpro ceso: “considerar que el «modelo español» tuvo éxito debería estable-cer cuál de los modelos es aquel del que estamos hablando, si considera-mos que el fracaso del de Arias navarro y del de Arias más Fraga tuvieronalgo que ver con la resistencia de la oposición democrática, lo cual ya estáfuera de dudas, por lo menos para quienes estudian procesos históricoscomplejos y los prefieren a las técnicas de depuración de los modelos teó-ricos simplificados” (p. 723 n. 5).Para narrar el proceso político de los cuarenta y tres meses escasos en quesitúa la dinámica que condujo a la liquidación de la sobreestructura jurídi-co-política franquista (desde la designación de Carlos Arias navarro comopresidente del gobierno tras la voladura de Carrero en diciembre de 1973hasta las primeras elecciones “inorgánicas”, el 15 de junio de 1977), elautor necesita más de ochocientas páginas, dato indicativo del rigor delrelato y de la envergadura del aparato crítico utilizado.Gallego constata la desigual implantación social y territorial del antifran-quismo y los límites de su penetración (pp. 161, 165), así como la “necesi-

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dad de comprender un proceso de influencia mutua” entre movilizaciónsocial y maniobras de la elite política, al tiempo que alerta del “escaso vigorcientífico que pueden tener las corrientes funcionalistas que establecen unparalelismo entre niveles de bienestar y actitudes de democratización” (p.160), de donde se seguiría el carácter “democratizador” del franquismo ydel que con tanta profusión echaría mano el “reformismo” franquista (p.238) y Alianza Popular en las elecciones de junio de 1977 (p. 696).Los límites del antifranquismo son explicados en gran parte por las divisio-nes entre la misma oposición, que afectaban a la propia definición del cam-bio político (pp. 454), de especial relevancia para la izquierda, por cuantoello tendría un papel esencial en la disputa por la hegemonía de un espa-cio electoral común (p. 172). Dicha división tuvo entre sus efectos la for-mación muy tardía de un organismo opositor unitario a escala estatal, siem-pre por detrás del ritmo de las movilizaciones y que tampoco superó lasdivisiones ni sirvió para que el antifranquismo político tomara la iniciativa, acausa de la reticencia de los sectores más moderados de éste a la movili-zación y al boicot frontal a la política “reformista” del gobierno (pp. 446, 451,515-16), y que sería crecientemente arrinconado por los propios partidos amedida que la reforma iba consolidándose, en beneficio de una estrategiadestinada primordialmente a asegurarse cada cual la mejor posición decara a las elecciones (pp. 489-90, 513). La propia política de toleranciagubernamental respecto a algunas organizaciones políticas y sindicales,que no se hacía extensiva a otras (p. 477), “tenía un sentido político lejanoa toda forma de capricho: se trataba de romper la cooperación entre loscomunistas y la socialdemocracia, en especial, y las de los sectores demo-cristianos o liberales con ambos partidos de la izquierda” (p. 258). en estesentido, Gallego apunta la escasa coherencia de las proclamas rupturistasde la Plataforma de Convergencia Democrática, en cuyo seno se encon-traban grupos de izquierda radical, toda vez que su propia existencia comoorganismo separado suponía ignorar una de las condiciones de posibilidadde la ruptura: la unidad de la oposición (p. 130). Con todo, es ilustrativo dela predisposición unitaria del PCe hacia su izquierda el que durante el pro-ceso de creación de la Junta Democrática de españa impusiera la presen-cia de una única organización de denominación comunista (la suya, esclaro), que implicó que el PCe (i) tuviera que cambiarde nombre para ser aceptado en ella.2 Gallego subra-ya “la resistencia” del PSoe “a comprender” los pro-cesos de unidad opositora “aparecidos en nacionalida-des históricas o en experiencias regionales autónomasanimando su potencia y arraigo en la realidad social de

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2. Véase Santiago Míguez:La preparación de la transi-ción a la democracia en Es -paña, zaragoza: uni ver sidadde za ra goza, 1990, p. 297.

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cada territorio, temiendo que tal cosa pudiera alimentarla dispersión de un proceso que debía negociarse con lamáxima coherencia y desde partidos de carácter esta-tal” (p. 514). no obstante, dicha actitud es tambiénimputable al PCe, tal y como muestra el desembarco dela Junta Democrática en el País Valenciano cuando es -ta ba en funcionamiento desde 1973 la taula De mo crà -tica como espacio de unidad opositora de ámbito valen-ciano.3 Asimismo, es también un juicio de hecho el que,en su afán por atraerse a sectores de la derecha espa-ñola, concesiones programáticas como la pretensión derecluir en “la unidad del estado español” las reivindica-ciones de autogobierno “de los pueblos catalán, vasco,gallego, y de las comunidades regionales que lo deci-dan democráticamente”4 indisponía a la Junta con losnacionalismos subestatales del Reino de españa y, engeneral, con todos los sectores partidarios de resolverlos contenciosos de carácter nacional mediante criteriosdemocráticos. y es que si pocas dudas caben acerca deque las fuertes movilizaciones en Cataluña y el PaísVasco contribuían sensiblemente al impulso del cambiopolítico en el conjunto del estado, harto más discutiblees que la política de continuas rebajas por parte de laoposición mayoritaria producto de la correlación de fuer-zas a escala española favoreciera en algo al antifran-quismo de esos territorios, donde éste era claramentemayoritario socialmente y dicha política de rebajas afec-taba directamente en un punto tan sensible como lasreivindicaciones de autogobierno nacional, dando lugara espectáculos como el derivado del no apoyo inicial dela Asamblea de Cataluña a las reivindicaciones autono-mistas en el País Valenciano.

A juicio de Gallego, la oposición de izquierda, y espe-cialmente el PCe, sobreestimaba su capacidad políticay subestimaba el margen de maniobra de la elite delrégimen. La frustración de las expectativas iniciales deeste sector opositor habría provocado, en cambio, un

“exceso de concesiones en la fase siguiente” y la contención de las movili-zaciones en los márgenes suficientes para “obtener una visibilidad social y

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3. Véase Josep Guia: “La tran-sició política al País Va lencià(1974-1977), des d’una pers -pec ti va independentista”, enPe lai Pa gès (dir.): La transicióde mo crà tica als Països Ca -talans. His tòria i memòria, Va -lencia: uni ver sitat de Va lèn cia,2005, p. 258.4. “Declaración de la JuntA De -MoCRÁtiCA De eSPAÑA alpue blo español”, 29 de julio de1974, Biblioteca del Pavelló dela República de la universitat deBarcelona, Fons Fulls Vo lants,1974/1. el oportunismo de estapolítica era tanto más patentecuan to que el programa reivindi-cativo de la Asamblea de Ca ta -luña –organismo auspiciado porel homólogo catalán del PCe ycu ya creación supuso la re -solución del problema de la uni-dad de la oposición catalanacasi cinco años antes de queeste proceso culminase a esca-la española– concebía el “resta-blecimiento provisional de lasinstituciones y de los principiosconfigurados en el estatuto de1932” como primer paso hacia elejercicio del “derecho de autode-terminación”. Véase “Comunicatde la primera reunió del’Assemblea de Catalunya”, 11de noviembre de 1971, en An -toni Batista y Josep Playà: Lagran conspiració. Crò nica del’Assem blea de Ca ta lunya, Bar -celona: empúries, 1991, p. 301.

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una capacidad de presión sobre el gobierno que permitiera iniciar unanegociación” (p. 268), al tiempo que no le enajenara las posibilidades deconfluencia con los sectores “moderados” de la oposición (p. 434). Contodo, debe señalarse que dicha estrategia de contención es anterior a lamuerte de Franco. no en vano los partidos de la izquierda radical llevabanaños denunciando que el PCe y el PSuC intentaban frenar las movilizacio-nes que escapaban de su control y depurar las que controlaban de conte-nidos que trascendieran el pacto político entre todas las fuerzas interesa-das en la instauración de una democracia política, siendo el caso más cla-moroso e irrefutable el boicot de la coordinadora de CCoo bajo control delPCe a la huelga general del 11 de diciembre de 1974 en el País Vasco.5

en cualquier caso, Gallego atribuye al reflujo de las movilizaciones a partirdel segundo trimestre de 1976 la neutralización de la oposición por elgobierno (p. 434), de tal modo que “[m]ucho más rápidamente de lo que nossugiere el cambio del primer gobierno de la monarquía, las organizacionesde la oposición llegaron a hacer coincidir su proceso de entendimientomutuo con una actitud de disposición a negociar la ruptura, algo que impli-caba el reconocimiento de sus adversarios pero, sobre todo, la imposibili-dad de haber im puesto la ruptura” (p. 270). esta estrategia se tradujo en el“progresivo abandono de la condena de la mo narquía o de la alusión direc-ta a la misma” en los co municados de los organismos unitarios de la opo-sición, en el “retroceso en la demanda de un gobierno de concentraciónnacional como garantía del cambio” y en “la tendencia a evitar la huelgageneral”, ya fuera “limitada a ámbitos comarcales o locales” (p. 277). noobstante, respecto a la ofensiva obrera de ese trimestre, coincidente con larenovación de cerca de dos tercios de los convenios colectivos y en cuyosprogramas reivindicativos no faltaban las reivindicaciones de amnistía ydemocracia, si bien es indudable que desbarató cualquier “aparente «nor-malización» del ambiente”, dis trayendo a Fraga de las tareas de definicióndel proyecto de reforma institucional y concentrándolo en “las tareas decontrol del espacio público” (p. 290), acaso sea algo reduccionista consi-derarla como mera “reacción de los comunistas ante el riesgo claro de unanormalización del proyecto reformista” (p. 337). Sobre todo teniendo encuenta que el propio Gallego alude en más de una ocasión (pp. 348, 363, 391)a dinámicas locales de conflicto que trascendían, en forma y contenidos, lavisión dirigista de la movilización obrera que informaba la estrategia del PCe ycuya máxima expresión fue el movimiento asambleario formado en Vitoria alcalor de los conflictos de ese mismo trimestre negociados conjuntamente pordiversas asambleas de fábrica, que tuvo como punto de inflexión la masacreperpetrada por la Policía Armada el 3 de marzo al disolver la multitudinaria

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asamblea de las Comisiones Re pre sentativas que secelebraba en la iglesia de San Francisco de Asís. Pre ci -samente la radical democracia obrera visualizada en estemovimiento huelguístico marcó un jalón en el proceso deconstitución de organismos unitarios de oposición a esca-la estatal (pp. 346, 362-63), del mismo modo que la cruen-ta represión ejercida por el gobierno de la monarquía sen-tenció políticamente al presidente y al ministro deGobernación de éste (pp. 361, 364, 367).Fuera como fuese, en la ya abierta disposición negoci-adora de los principales partidos de la oposición no faltóquien, como el primer secretario del PSoe, se afanaraen contemplar la hipótesis de participar en procesoselectorales “incluso sin disponer de las condicioneslegales de libertad plena para todos los grupos políti-cos, que permitiera el uso abierto de las siglas de cadaorganización”. ello, claro está, en aras de conjurar “elpeligro de provocar una involución en el aparato repre-sivo del estado que favoreciera las posiciones ultras” yrecabar “la confianza obligada de los sectores quedeseaban caminar hacia la democracia partiendo delfranquismo, mostrándoles que sólo podía hacersenegociando una ruptura con una oposición respons-able” (p. 273). Hasta el punto de que el secretario gen-eral del PCe llegaría a imputar a González haber ame-nazado al resto de partidos opositores con el inicio deun proceso de negociación bilateral con el gobierno siéstos no aceptaban el veto de Suárez a los represen-tantes del PCe en las conversaciones gobierno-oposi-ción (p. 785 n. 179).

Resulta del máximo interés el tratamiento que se da ala figura del presidente del segundo gobierno de lamonarquía. el propio Fraga consignaría en sus memo-rias diversos enfrentamientos con Adolfo Suárez siendoam bos ministros del primer gobierno posterior a lamuerte de Franco (pp. 310, 468). La actuación mássonada del ministro secretario general del Movimientodel primer gobierno de la monarquía fue la propuesta deuna comisión mixta Gobierno-Consejo nacional del

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5. La víspera de la jornada de lu -cha el órgano del Comité Centraldel PCe reproducía un comunica-do en que la flamante Co misiónobrera nacional de eus kadi sedesmarcaba de la convocatoriaarguyendo que los objetivos de ésta“no concuerdan con el momentohistórico de la liquidación del fran-quismo”. “Las luchas de octubre-noviembre. una declaración de laC.o. nacional de euskadi”, MundoObrero, 22, 10 de diciembre de1974, p. 5. Sobre las divergenciasde fondo entre los convocantes y elPCe-Cone puede consultarsePedro ibarra: El movimiento obreroen Vizcaya: 1967-1977. Ideología,organización y conflictividad,Bilbao: uni versidad del País Vasco/ eus kal Herriko unibertsitatea,1987, p. 375. el amplio seguimien-to de la jornada obligó al PCe a in -tentar ocultar posteriormente laposición entonces mantenida, co -mo puede apreciarse en el pasquínde convocatoria de la huelga gene-ral del 11 de diciembre del añosiguiente: “el Partido Comunista deeuskadi llama a que, dentro de lapermanente Acción Democráticapor la Amnistía, el 11de diciembre,aniversario de la gran acción huel-guística del año pasado, la claseobrera se coloque en cabeza delmovimiento, mediante la HueLGAGeneRAL”. Comité de Guipúzcoadel Partido Comunista de euskadi:“euskadi en pie por la libertad delos presos políticos”, s/f, LazkaokoBeneditarren Bi blio teka-Artxiboa /Biblioteca-Archivo de los Be ne -dictinos de Lazkao, “1975”, caja130, carpeta 867. (La cursiva esmía.)

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Movimiento para encauzar el proyecto de reforma elaborado por Fraga,batalla que ganó Suárez ante la decepción de la prensa reformista (pp. 301,310, 320, 249, passim). no en vano el nombramiento de éste como presi-dente el 3 de julio de 1976 fue recibido inicialmente con auténtico escán-dalo entre esta prensa, la oposición y los propios ministros “reformistas” delprimer gobierno, que se negaron a establecer colaboración alguna con él(pp. 417-18). Gallego explica el nombramiento de este personaje precisamente por suvinculación al Movimiento (pp. 411, 416), tanto por el poderoso aparatoorganizativo y propagandístico que éste proporcionaba cuanto por la legiti-midad que su antiguo cargo le confería de cara a los sectores franquistasmás refractarios al cambio. Asimismo, Suárez carecía de proyecto políticopropio, diferenciado del de la monarquía ideado por el presidente de lasCortes del Reino —Arias remontaba la legitimidad y origen de su proyectoa su discurso “reformista” del 12 de febrero de 1974 (p. 389)—, que habríaconsistido inicialmente en un sistema de partidos configurado a partir dedos grandes fuerzas: el ala derecha del PSoe (histórico) y la socialdemo-cracia y una derecha articulada a partir de la uDPe, la asociación creadapor Suárez en el marco de la ley de asociaciones del primer gobierno deArias (p. 766 n. 359). no obstante, este proyecto quedaría totalmente arrin-conado por la dinámica posterior, ya que Suárez lograría que la iniciativadel proceso de cambio político pasara al gobierno al precio de asumir par-cialmente algunas reivindicaciones de la oposición e iniciar un proceso dediálogo con parte de ésta. Mediante esta política pudo ahondar en la divi-sión de las fuerzas opositoras y controlar el ritmo del proceso, si bien laenvergadura de la reforma proyectada superaba la propuesta por Fraga enel gobierno anterior –y que el propio Suárez había saboteado mediante lacélebre Comisión Mixta–, lo que ocasionó la escisión del “reformismo” fran-quista y la formación de Alianza Popular (AP) por el ala derecha de éste(pp. 713, 414, 416, 374). Suárez, en cualquier caso, cumplió el objetivo dela derecha sociopolítica española en aquel momento: “agruparse en unaexpresión política capaz de deber su dominio del poder a las urnas y no ala simple herencia del régimen anterior” (p. 521). un hito en este proceso lomarcó la aprobación por las Cortes y en referéndum de la Ley para la refor-ma política el 18 de noviembre y el 15 de diciembre de 1976, respectiva-mente. La escasa convicción de la campaña abstencionista de la oposición,secundada tan sólo por el 22,5 % del censo del conjunto del territorio esta-tal –y que sólo en Guipúzcoa y Vizcaya superaría el 45 %– supuso unaclara victoria para Suárez, también porque el 2,6 % de votos negativosdaba la justa medida del apoyo social del ultrafranquismo. esta victoria del

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gobierno –que sería mucho más ajustada sólo sietemeses después– le posibilitó el diálogo con la oposi-ción desde una posición de fuerza, hasta el punto depoderse permitir la elaboración de la ley electoral sinatender a ninguna de las enmiendas presentadas porésta (p. 480). Para la vertebración de una formación política propia,Suárez echó mano con profusión de la infraestructu-ra del estado y organizó el desembarco guberna-mental en los raquíticos grupos centristas en proce-so de constitución, desplazando a sus líderes y for-zando su confluencia en una única candidatura lide-rada por él mismo (pp. 605-06, 614-15). Para enton-ces, además de una ley electoral hecha a medida(aprobada el 18 de marzo de 1977), había dado elatrevido paso de legalizar al PCe (9 de abril), yendoen este punto más lejos de lo que los gobiernosoccidentales más influyentes —y, como ya se haapuntado, acaso parte de la propia oposición— leexigían para dar crédito al proceso reformista6 (pp.560-61). La presentación del propio presidente(como candidato “independiente”) a las elecciones

fue particularmente mal recibida por la prensa y los partidos de todas lastendencias, salvo el cándido PCe, que lo celebró como freno “democráti-co” a AP (p. 616).

Reviste especial interés la caracterización ideológico-política de ésta últi-ma. incluso uno de los ministros que repitieron en el segundo gobierno dela monarquía, Alfonso osorio, la ubicaba, no sólo en el franquismo socioló-gico, sino también en el político. Según Gallego, AP “era el producto másvehemente de la escisión del reformismo producida en el verano de aquelaño [1976], una escisión que correspondía a dos proyectos políticos cuyosgestores habían llegado a convivir en los primeros momentos de la monar-quía, pero que pasaron a representar dos opciones ofrecidas por el ré gimen”(p. 462). Fraga “había realizado una apuesta coherente con su gestión comoministro reformista del primer gobierno de la monarquía, al mantener elmismo proyecto en un marco más evolucionado y en el que le fallaba un ele-mento fundamental de éxito: el control de las instituciones”. Por ello, con laformación de AP tras el cambio de gobierno y el sorprendente viraje de laactitud de Suárez, “[l]ejos de existir un giro del «centro» a la «derecha», lo

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6. Respecto a los estados unidos,un colaborador de la revista Triun -fo afirmaba el 30 de abril que “laadministración Carter había acep-tado pagar el precio de una refor-ma política más consistente de loque había deseado la administra-ción anterior [nixon], como garan-tía de la estabilidad política espa-ñola y del control del proceso dedemocratización por la derechaen el gobierno” (p. 613). La hi pó -tesis según la cual los gobiernosalemán, francés y británico tam-bién habrían aceptado unas pri-meras elecciones sin el PCepuede verse ampliamente docu-mentada en nicolás Sartorius yAlberto Sabio: El final de la dicta-dura (noviembre de 1975-junio de1977), Madrid: temas de Hoy,2007, cap. V.

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que hubo en Fraga fue la continuidad del paquete de medidas reformistasque había propuesto a comienzos de año, y que excluían la revisión cons-titucional del franquismo, para considerar las posibilidades de la evoluciónpartiendo de una constitución ya existente” (p. 461). La emergencia de AP no fue bien recibida por el monarca “porque rompía launidad de la derecha reformista, impidiendo que se constituyera esa granalianza entre sectores del régimen y de la oposición moderada que podían ha -ber controlado de forma mucho más efectiva el proceso constituyente” (pp.467-68). y esta contribución a la división de la derecha política también pa -saría factura a AP en punto a la obtención de apoyo del poder financiero, máspreocupado por la eficacia política que por la pureza ideológica (p. 463). Gallego califica la propuesta política de AP como extrema derecha porquese limitaba a intentar “dar base social y electoral a un movimiento de resis-tencia a la ruptura institucional con el régimen anterior, justificándose en lasposiciones reformistas de la última época de Franco o de la primera etapade la monarquía”, siendo dudoso incluso dicho carácter por la presenciaentre sus dirigentes de personajes como los ministros de Carrero GonzaloFernández de la Mora y Laureano López Rodó, que se habían destacadoen “su oposición a las propuestas de reforma realizadas por el gobiernoArias/Fraga” (p. 465), hasta el punto de que el primero se ufanaría en el iCongreso de la federación en marzo de 1977 de su voto contrario a la Leypara la reforma política (pp. 564-65), mientras que el segundo sólo habríasolicitado el sí alegando que Franco distaba de ser inmovilista (p. 466).Gallego niega que la extrema derecha se agotara en “los grupos integristasque reclamaban la reinstauración inmediata de un régimen constituido enlos años de entreguerras” (p. 567), máxime cuando “la democracia limitadaestaba en los programas de toda la extrema derecha parlamentaria deaquellos años en europa” (p. 571). en este sentido, conviene no olvidar lavirulenta oposición de AP a la legalización del PCe y a la disolución delMovimiento (p. 538). De modo que la formación liderada por Fraga “pasó,por efecto de la repoblación de la oferta reformista, de ser la primera fuer-za que planteaba desde fuera del gobierno una política de contención de lareforma pero de aceptación de su necesidad, a convertirse en un referentepara quienes deseaban evitarla” (pp. 638-39). este extremismo derechistade AP explicaría, según Gallego, el fracaso electoral de la Alianza nacional18 de Julio, al tiempo que, “al apropiarse en exclusiva del discurso neo-franquista”, hizo aumentar el crédito democrático de uCD (p. 567).

el PSoe, que ya había recibido la formación de la Junta Democrática enjulio de 1974 con críticas por su carácter de organismo supeditado “a las

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necesidades de los sectores de la burguesía monárquica española” (p. 92),con motivo de las elecciones de junio de 1977 se caracterizó por una cam-paña de marcado perfil de clase y socialista, rechazando incluso la etique-ta socialdemócrata (p. 645). en este sentido, el PSoe, que había contadocon el decisivo apoyo de la socialdemocracia europea para resolver la espi-nosa cuestión de la unidad del “socialismo” en españa, aplicó una estrate-gia que aprovechó a fondo las condiciones políticas del proceso de refor-ma, empezando por el propio hecho de saberse imprescindible para el éxitode ésta (p. 649). Mientras desterraba el antifranquismo y el republicanismode sus señas de identidad, la reivindicación de clase y socialista “aparecíacomo un elemento de defensa del espacio público perfilado como culturatradicional de la clase obrera y del campesinado español en la primeramitad del siglo, que podía pasar a convertirse, tras el interludio de la dicta-dura, en la expresión política de una nueva clase obrera y una nueva clasemedia surgidas en condiciones posteriores a la segunda guerra mundial” (p.504). De modo que el liviano papel jugado por el PSoe en la oposición anti-franquista con anterioridad a la muerte de Franco no le suponía hipotecaalguna, toda vez que el antifranquismo “no formaba parte de esta continui-dad, sino que pasaba a integrarse en el paréntesis que había vivido el paísdurante la dictadura de Franco”. Por ello, el PSoe “podía presentarse comouna recuperación del tiempo interrumpido, pero circulante en la concienciade los trabajadores españoles para los que tanto el partido como el sindi-cato eran, por lo menos, una marca electoral sin competencia posible” (p.505). otra ventaja competitiva de la campaña del PSoe respecto a la delPCe fue que, mientras ésta se concentraba en la denuncia de la candida-tura abiertamente franquista, el discurso clasista del PSoe le permitía pre-sentarse como “alternativa a la derecha mayoritaria, la uCD” (p. 649).en el caso del PCe, Gallego señala que “el riesgo nada improbable” de quese celebraran unas elecciones sin su presencia multiplicó sus “rasgos de«moderación»” (p. 637). Junto a ello, el pacto de silencio respecto a “los orí-genes y la naturaleza del poder político y social existente en españa” (p.503) y la consiguiente ausencia del antifranquismo como valor de la cultu-ra política de la nueva democracia implicaba la desactivación del principalcapital político y simbólico del PCe (pp. 505, 509). Con todo, Gallego sos-tiene que, a consecuencia de los pactos con Suárez para obtener su lega-lización y de las presiones castrenses en este sentido, la dirección del pro-pio PCe contribuyó notablemente a la dilapidación de dicho capital median-te el solemne reconocimiento de la monarquía y su bandera, concesionesque distaban de ser puramente simbólicas, toda vez que, de haberlo sido,“no se habrían solicitado por la presidencia del gobierno y por el propio

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monarca” (p. 597). Después de las elecciones, Mundo Obrero proclamaríaque la política del PCe (“«realista, creadora»”) había permitido que éste nose encontrara electoralmente como la oRt o el Pte, ignorando olímpica-mente que “en ningún otro lugar de europa, o en ningún otro de los grandespartidos comunistas occidentales, éstos consideraban su resultados midién-dose con la extrema izquierda, sino con lo que había obtenido el resto de laizquierda parlamentaria, es decir, la socialdemocracia” (pp. 673-74).

el mecanismo con que la derecha pretendía lograr la victoria electoral resi-día en la imposición de un mínimo provincial de escaños que hiciera esca-sa para un sistema supuestamente proporcional la cifra de 350 diputadosfijada con anterioridad por la propia Ley para la reforma política. Dado elamplio número de provincias, el mínimo de representación provincial cum-pliría una doble función: reducir el peso de las zonas más densamentepobladas y supuestamente más hostiles a la derecha (en que el sistema sísería proporcional) e implantar un sistema bipartidista de facto en las 28provincias que elegían cinco o menos diputados (pp. 579, 476, 575). Así,“las provincias que no llegaban al 5% del censo alcanzarían casi el 15% dela representación”, provocando situaciones como que en la provincia deBarcelona un escaño costara 137.000 votos por tan sólo 33.000 en Soria (p.575). Asimismo, la imposición de la edad mínima de voto en 21 años exclu-yó a dos millones de jóvenes de entre 18 y 21 años (pp. 575, 563) —franjade edad en que la implantación de la izquierda política y social era enorme—, a lo que habría que agregar “la selección digital a cargo del rey” del 20 %de senadores (p. 576), que, huelga decirlo, no se compadecería con el votode la mayoría de sus súbditos (pp. 655-57). A esta miríada de triquiñuelas “legales” habría que añadir numerosas irre-gularidades en el propio proceso electoral, como la desidia de las adminis-traciones respecto a la actualización del censo, cuyas deficiencias se hicie-ron notar especialmente en barrios populares de mayoría de izquierda, losobstáculos a la participación de la población con derecho a voto residentefuera del Reino de españa, la falta de datos oficiales definitivos sobre losresultados o las sospechas de fraude en localidades en que no había inter-ventores y donde la totalidad del electorado habría votado a la misma can-didatura.7 Sin embargo, ni con toda esta retahíla deañagazas pudo la derecha lograr una victoria de lamagnitud que esperaba. en efecto, las candidaturasde izquierda que obtuvieron representación parlamen-taria sumaron más de ocho millones de votos por sietey medio de uCD, AP y los centristas de Cataluña.

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7. Véase Andreu Mayayo iArtal: La ruptura catalana.Les eleccions del 15-J del1977, Catarroja: Afers,2002, pp. 142-43, 153, 155.

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estos resultados son aún más desfavorables para el “reformismo” franquis-ta si te ne mos en cuenta que formaciones claramente antifranquistas comoel Pac te Democràtic per Catalunya (PDC) y el PnV sumaron 800.000 votos.no obstante, si bien el diseño del sistema electoral no funcionó con la efi-cacia con que había sido concebido —pues los pronósticos auguraban ma -yoría absoluta para la uCD sola (p. 664)—, sí que sirvió para adjudicar lamayoría absoluta de los escaños a uCD y AP (p. 662). Con todo, aun cuan-do el sistema electoral benefició globalmente a la derecha, su lógica de fon -do era sobrerrepresentar a las fuerzas más votadas e infrarrepresentar alas que obtuvieran menos sufragios (pp. 658-59). en efecto, con el 62,7 %de los votos, uCD y PSoe acapararon el 80,2 % de los escaños, mientrasque con el 21,8 % de votos, PCe, AP y PSP sólo obtuvieron el 12 % dediputados (p. 579). Así, en votos la relación entre PCe-PSuC y PSoe fuede 1 a 3, mientras que en escaños, de 1 a 6 (p. 638), de modo que el gru -po parlamentario del PCe-PSuC quedó reducido a la mitad de la repre-sentación que habría tenido en caso de haberse aplicado el criterio de pro-porcionalidad pura defendido por la oposición (p. 659). Asimismo, el 8 % delos votos (algo menos de millón y medio) fue a parar a candidaturas que noobtuvieron representación, lo mismo que la mayor parte de los votos delPSP, AP y PCe-PSuC, que implicó que no obtuvieran representación en lamayoría de provincias en que se presentaron y provocó que formacionescomo el PSP entraran en crisis por la sangría financiera que ello les supuso(pp. 661-62). Por ello, Gallego plantea la hipótesis de que la “renuncia” de laoposición al establecimiento de un sistema verdaderamente proporcional seaexplicable porque pudiera “llegar a convenir a sectores de la izquierda y de laderecha hegemónica”. en efecto, andado el tiempo, dicho sistema “no sólopermitiría la bipolarización, sino [también] la alternancia entre las dos gran-des fuerzas políticas del país y la reducción de cualquier [otra] fuerza deescala estatal a una anécdota parlamentaria” (p. 578). no en va no permane-cería inalterado en las siguientes contiendas y se convertiría en definitivodurante el primer gobierno del PSoe, con mayoría absoluta (pp. 497-98).

A juicio de Gallego, la esperada mayoría absoluta de uCD se truncó por “suimposibilidad de obtener buenos resultados en Cataluña y el País Vasco”.en efecto, uCD quedó como cuarta fuerza en Cataluña, por detrás deSocialistes de Catalunya, PSuC y PDC, mientras que la deslegitimación delproceso reformista en el País Vasco llegó al paroxismo con la no presenta-ción de candidatura gubernamental en Guipúzcoa. A fin de contrarrestar elrevés sufrido por uCD en Cataluña y la clara mayoría de izquierda quehabían arrojado los resultados electorales en el Principado, Suárez se

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afanó en iniciar conversaciones con el ambicioso presidente de laGeneralitat en el exilio, Josep tarradellas, de cara a su posible retorno yres tablecimiento de la institución, provocando con ello “un espectáculo tanparadójico como el impulso dado desde la propia Moncloa a un elementode legitimidad histórica tan ajeno a la cultura de quienes gobernaban elpaís, mientras se consideraba intocable la institución monárquica” (p. 686).ello fue posible, lo mismo que la postergación durante casi dos años de lademocratización de los ayuntamientos, por el control del proceso por laderecha gubernamental (p. 666). no obstante, los límites de la victoria elec-toral de uCD obligaron “a la derecha a tomar las decisiones de una estra-tegia de acuerdos que iba mucho más lejos de lo que habría sido el siste-ma político español sin las condiciones precarias de aquella victoria y sin lafuerza social demostrada en el número de ciudadanos que decidieronvotar a los candidatos de las diversas opciones de izquierda” (p. 706).

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