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ESTUDIO SOBRE EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y ECONÓMICO DE ROBERTO MANGABEIRA UNGER por HUMBERTO QUIROGA LAVIÉ (descargado de www.infotopo.com) "Brilla un sol de oro allí por sobre los árboles y sobre los pabellones, y es el sol argentino, puesto en lo alto de la cúpula, blanca y azul, como la bandera del país, que entre otras cuatro cúpulas corona, con grupos de estatuas en las esquinas del techo, el palacio de hierro dorado y cristales de color en que la patria del hombre nuevo de América convida al mundo lleno de asombro, a ver lo que puede hacer en pocos años un pueblo recién nacido que habla español, con la pasión por el trabajo y la libertad. ¡Con la pasión por el trabajo! ; ¡mejor es morir abrazado por el sol que ir por el mundo como una piedra viva, con los brazos cruzados! Una estatua señala a la puerta un mapa donde se ve de realce la República, por el río donde entran al país los vapores repletos de gente que va a trabajar; con las montañas que crían sus metales, y las pampas extensas, cubiertas de ganado. De relieve está allí la ciudad modelo de La Plata, que apareció de pronto en el llano silvestre, con ferrocarriles, puertos, cuarenta mil habitantes y escuelas como palacios. Y cuanto dan la oveja y el buey se ve allí, y todo lo que

por HUMBERTO QUIROGA LAVIÉ (descargado de … se necesita un Estado duro, es decir firme en llevar adelante el cambio, pero no autoritario, mucho menos que politice el proceso; M.U

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ESTUDIO SOBRE EL PENSAMIENTO

FILOSÓFICO Y ECONÓMICO DE ROBERTO

MANGABEIRA UNGER

por HUMBERTO QUIROGA LAVIÉ

(descargado de www.infotopo.com)

"Brilla un sol de oro allí por sobre los árboles y

sobre los pabellones, y es el sol argentino, puesto en

lo alto de la cúpula, blanca y azul, como la bandera

del país, que entre otras cuatro cúpulas corona, con

grupos de estatuas en las esquinas del techo, el

palacio de hierro dorado y cristales de color en que

la patria del hombre nuevo de América convida al

mundo lleno de asombro, a ver lo que puede hacer

en pocos años un pueblo recién nacido que habla

español, con la pasión por el trabajo y la libertad.

¡Con la pasión por el trabajo! ; ¡mejor es morir

abrazado por el sol que ir por el mundo como una

piedra viva, con los brazos cruzados! Una estatua

señala a la puerta un mapa donde se ve de realce

la República, por el río donde entran al país los

vapores repletos de gente que va a trabajar; con las

montañas que crían sus metales, y las pampas

extensas, cubiertas de ganado. De relieve está allí la

ciudad modelo de La Plata, que apareció de pronto

en el llano silvestre, con ferrocarriles, puertos,

cuarenta mil habitantes y escuelas como palacios. Y

cuanto dan la oveja y el buey se ve allí, y todo lo que

el hombre atrevido puede hacer de la bestia; mil

cueros, mil lanas, mil tejidos, mil industrias; la carne

fresca en la sal de enfriar; crines, cuernos, capullos,

plumas, paños. Cuanto el hombre ha hecho, el

argentino lo intenta hacer...” JOSE MARTI

PRIMERA PARTE

LA DEMOCRACIA REALIZADA. LA ALTERNATIVA

PROGRESISTA

El libro de Mangabeira que hemos tenido a la vista, en esta

primera parte, es “La democracia realizada. La alternativa

progresista”, publicada en inglés hace once años en

Londres, y en castellano en 1999, en Buenos Aires

(Editorial Manantial). A diez años de la crisis monetaria

mundial que acaba de hacer temblar al sistema económico,

el ya antiguo diagnóstico de Mangabeira tiene una

actualidad deslumbrante. Nuestro desafío es considerar si

sus propuestas de reparación son sustentables.

Sostiene M.U. que hay que impulsar la transformación a

partir de un experimentalismo democrático que se realice

impulsando el progreso práctico, pero no súbito, sino paso

a paso. Dicho experimentalismo –suerte de experimento-

hacia el progreso práctico, precisa de la reforma

institucional, es decir que debe contar con la participación

del Estado. Sin embargo, el maestro brasileño no deja de

señalar que “el cambio institucional no basta para

promover el experimentalismo democrático”. En la vida

social siempre hay más cosas respecto de las cuales pueda

ocuparse el cambio institucional. También señala M.U.

que la dirigencia política se desentiende de la vida social.

(ps.233/34). Podemos colegir que de acuerdo con estas

afirmaciones, no será posible el cambio propuesto si esta

situación continúa.

De todas maneras, también señala M.U. que la política

extrainstitucional de las relaciones personales, siempre

debe trabajar junto con la política de las instituciones. (p.

236).

El substractum del capitalismo que describe M.U., sin

temor a equivocarse, se conforma de un sistema

productivo de vanguardia, cuyo capital tiene un gran

compromiso con el trabajador, en relación con la

tecnología con que trabaja, así como con su formación

educativa. Las buenas empresas son buenas escuelas para

sus trabajadores. En este sistema productivo de vanguardia

los salarios, de los trabajadores están en relación a su

situación vanguardista. Por fuera del sistema productivo

de vanguardia coexiste uno de retaguardia, integrado por

empresas pobres, hambrientas de capital, por gente

desocupada, que bien sabemos pueden ser pobres o

indigentes.

En relación con el trascendente debate relativo a cual

sistema es más favorable al progresismo democrático, el

presidencialismo o el parlamentarismo, M.U. manifiesta

que “ambos son institucionalmente indeterminados, que

no tienen una lógica institucional inherente, sino

únicamente una colección provisional de características

organizacionales reunidas casualmente por la historia” (p.

199). En cambio en la Argentina, pensadores tan

importantes como el desaparecido Carlos Nino, el ilustre

Mario Bunge y el Juez de la Corte Suprema de la Nación

Raul Eugenio Zaffaroni, se han pronunciado públicamente

por la superioridad del sistema parlamentario a los

referidos efectos. Parten de la base de que el Parlamento

puede controlar más eficazmente las demasías o errores

del Presidente, revocándole su designación al Jefe del

Gobierno, que debe ser un parlamentario, o disponiendo

elecciones anticipadas. A nuestro juicio olvidan la

anécdota del ciervo que encontramos en el bosque,

encerrado en una jaula, dando vueltas permanentemente,

como buscando salir para trotar con libertad por el bosque.

Entonces me conmisero y le abro la puerta a la jaula, sale

el ciervo y, ¡Oh sorpresa! el ciervo en vez de salir a trotar

en libertad por el bosque, lo que hace es continuar dando

vueltas, pero ahora por fuera de la jaula. Nos

preguntamos: ¿no le pasará lo mismo al parlamentarismo,

en un país acostumbrado a ser gobernado por caudillos

como Argentina, donde el Parlamento, en vez de revocar

mandatos o adelantar elecciones, deje hacer al caudillo,

reverenciándolo a partir de la mayoría con que él cuenta

en el Parlamento?

Señala M.U. que su propuesta de experimentalismo

democrático, encuentra un grave oposición en la

persistencia de la lógica de patrones y clientes, que

combina una negociación, una estructura de subordinación

individual y una demanda recíproca de lealtad o

acatamiento (p. 235). Pensamos que esto último se aplica

más a la subordinación entre patrones y trabajadores que

de los patrones con los clientes. Pareciera que es así,

también para M.U. cuando nos señala que “en la economía

rige la sentimentalización del intercambio desigual; donde

ello ocurre, en las relaciones entre superiores e inferiores u

hombres y mujeres, socava el fundamento de la

democracia en la experiencia viviente”. Para luego arribar

a esta tremenda conclusión: que ese estado de cosas “nos

fuerza en cada circunstancia a elegir entre traicionar a

otras personas o traicionarnos a nosotros mismos, entre

pelear por la libertad al precio de la traición y aceptar la

autoeliminación en bien de nuestros lazos con otros” (p.

235).

La propuesta de M.U. es que este dualismo del sistema

productivo de vanguardia y de retaguardia se supere a

partir de las siguientes realizaciones:

l. Tender un puente sobre el abismo social abierto por

dicho dualismo: la vanguardia y la retaguardia

económicas.

2. Incorporar muchas empresas a redes cooperativas; que

además sean competitivas. La cooperación no debe excluir

la competición. Es conveniente desarrollar entidades

intermedias entre el gobierno y la empresa, entre lo

público y lo privado, que hagan eficaz la descentralización

de la experimentalizacion democrática (p 130). Se propone

que los fondos que administran las agencias

experimentadoras, sean utilizados activamente en la

propiedad y administración de las empresas asociadas y

que actúen como centros financieros, técnicos y

estratégicos de pequeñas confederaciones de empresas

cooperativo-competitivas (p. 195). Gran apoyo de M.U. al

cooperativismo.

3. Lograr apoyo financiero y tecnológico de tipo mixto,

público y privado; que el referido apoyo sea brindado por

agencias independientes del gobierno; pero, además, esas

agencias deben tener vínculos íntimos (cercanos de

confianza, diríamos nosotros) con las empresas a quienes

vinculan;

4. Lograr que el crecimiento económico del sistema de

producción de retaguardia, se logre a partir de nuevos

modos de darse la propiedad; “el régimen de propiedad

vigente establece restricciones innecesarias e injustificadas

al acceso a la propiedad del sistema productivo” (p.53).

M.U. propone instalar “regímenes de propiedad

alternativa”: este es un tema de consulta para profundizar.

5. Establecer una estrategia nacional de desarrollo que

logre una sociedad entre el gobierno y las empresas. Para

esto se necesita un Estado duro, es decir firme en llevar

adelante el cambio, pero no autoritario, mucho menos que

politice el proceso; M.U. enfatiza que el control jerárquico

por parte de la intervención del Estado, debe minimizarse.

El Estado duro debe ser independiente de las elites

acaudaladas.

6. La referida sociedad entre Estado y empresas supone la

modificación institucional de los factores combinados por

dicha sociedad. No podemos dejar de recordar que Alexis

de Tocqueville sostuvo que “la democracia en América”

era una democracia de asociaciones, muy participativas,

por supuesto. Vale decir que las conclusiones a las que

llegó el francés que realizó el primer estudio social

profundo sobre la sociedad norteamericana, ya no serían

aplicables en nuestro tiempo. Nos lo preguntamos.

8. El experimentalismo democrático se debe desarrollar a

partir del respeto por la descentralización federativa, tanto

estadual como municipal;

9. El progreso económico puesto en experiencia debe

reorganizar el ahorro aplicándolo a la inversión. M.U.

sostiene que “la inversión productiva es la responsabilidad

social más importante de la actividad financiera”; se deben

desarrollar dispositivos institucionales que canalicen el

ahorro hacia la inversión productiva. Explica que un alto

nivel de ahorro está por encima del treinta por ciento, y no

por debajo del veinte por ciento (p. 128). Tenemos que

indagar si esos porcentajes están referidos al P.B.I. o a otra

variable económica.

10. Es fundamental impulsar el ahorro productivo y

desalentar el derroche de dinero en ruletas financieras: la

bolsa, por ejemplo, o inversiones hipotecarias sin límites.

Hemos sido testigos de la crisis que generaron en el

mundo.

11. Hay que propender a que el ahorro productivo

provenga de “las utilidades no distribuidas”. Esto implica

que M.U. desalienta el endeudamiento a tales efectos; en

realidad lograr ahorro productivo implica desalentar el

endeudamiento. Por otra parte sostiene que el capital

extranjero será más útil y paciente cuando menos

angustiosamente se lo necesite. M.U. destaca que las

utilidades no distribuidas de las empresas representan la

principal fuente de los fondos de inversión (p.129)

12. Se aconseja impulsar el cooperativismo para lograr la

innovación: ya adelantamos algo sobre el tema. Sostiene

M.U. que el cooperativismo competitivo trabaja en

conjunto con el Estado. En este sentido pensamos que

M.U. habla de la intervención cooperativa del Estado en el

proceso de cambio asociativo que propugna; nosotros,

además, pensamos que la forma societaria cooperativa,

debe ser tenida en cuenta como modalidad de preferencia

a ser institucionalizada con motivo del experimentalismo

democrático;

13. En materia de tiempos M.U. habla de que hay que

“ayudar a la gente a responder a la innovación económica

acelerada”. Primero a partir de los dispositivos

institucionales heredados, luego ir más allá de ellos (p.

54). Más adelante M.U sostiene que conviene ser

prudente, e ir paso a paso;

14. Se debe impulsar la reorganización del trabajo a partir

del “trabajo en equipo”, dejando de lado la producción

masiva fordista. Nosotros advertimos que esta es una clara

propuesta pedagógica freireana, pensamiento que

descontamos M.U. conoce muy bien, pero que no cita.

Entendemos que en este sentido, M.U. en muchos casos

avanza aun más el pensamiento de Paulo Freire, en tanto

que en otros lo deja de lado.

En tal sentido, nosotros hemos ido anotando, y lo veremos

más adelante, la cantidad de veces que las propuestas de

M.U. implican la aplicación de la sociotecnología de

gestión de calidad en los talleres u oficinas de trabajo, de

acuerdo a las experiencias y estudios que en tal sentido

hemos realizado en el ámbito de la Justicia.

15. Se pregunta M.U. ¿Mediante qué caminos de cambio

institucional acumulativo en las formas de la economía de

mercado, y en general, de la democracia representativa y

de la sociedad civil, podemos tener más esperanzas de

promover el experimentalismo práctico, conciliando mejor

las exigencias de la cooperación y la innovación?” A

modo colaborativo en un debate abierto, sugiero que la

institucionalización apropiada de la experimentación

democrática, debe realizarse a partir de entes cooperativos

que utilicen como técnicas de organización del trabajo la

gestión de calidad. Trataremos con detalle este tema más

adelante.

16. Las técnicas tradicionales de la legislación sobre

contratos civiles y sociedades, es muy probable que

resulten inadecuadas para la reforma progresista. Además

de ello, esa legislación no permite determinar por

anticipado, es decir pronosticar, que una empresa de la

vanguardia va camino a la quiebra. Del mismo modo son

muchos los caminos que puede utilizar esa legislación para

facilitar el cobro de sus créditos a los múltiples acreedores

del quebrado (p.92).

17. Visualiza M.U., como insumos de la economía: al

“capital, al trabajo y a la tecnología” cuando estén

disponibles para la inversión. Añade que a mayor tasa de

ahorro sostenida durante un tiempo prolongado, se crean

oportunidades a favor de la innovación organizacional

persistente. Reconocimiento importante por parte de M.U.

de la necesidad de lograr cambios en la gestión de la

empresa, como factor del experimentalismo democrático.

Con el mismo objetivo señala M.U la importancia de

impedir el dispendio masivo de recursos, tiempo y energía

en el comercio de posiciones especulativas en el mercado.

Nosotros podemos interpretar que utilizar o incrementar el

seguro de desempleo puede convertirse en una alternativa

que impulse el comercio especulativo.

18. Aconseja M.U. la formación de fondos de inversión

redistributivos, formados por las utilidades no distribuidas

de las empresas. En el mismo sentido aconseja la

formación de fondos de pensión -suponemos que

formados por la recaudación de los aportes jubilatorios-:

en ambos casos esos fondos abrirán canales adicionales de

ahorro a favor de la producción. Se desalienta el sistema

bancario y los mercados bursátiles, como medios naturales

únicos a través de los cuales la economía de mercado

ponga el capital a disposición de las empresas. (p.151).

19. Propicia M.U. que se establezca la sindicalizacion

obligatoria y automática de todos los trabajadores -como

ocurre en la argentina con los profesionales liberales-,

tanto de los que tienen empleo como de los que buscan

empleo, así como de los propietarios de pequeñas

empresas: ello facilitará las negociaciones en toda la

sociedad, por intermedio de sindicatos que representan a

todos los trabajadores. Sin embargo M.U. señala que esta

sindicalización obligatoria puede resultar necesaria

transitoriamente, para luego pasar a otros dispositivos que

favorezcan las negociaciones: educación, la herencia

social o el acceso a la producción por diferentes vías y en

forma descentralizada. Ello culmina con su propuesta de

regímenes diferentes de propiedad. Ya lo veremos.

20. Es concluyente M.U. cuando sostiene que “ninguna

organización social, cualquiera sea su magnitud,

reemplaza a la familia”. La escuela depende de la familia.

Pero, a menudo la familia no es eficaz sola. Debe

producirse una alianza entre la familia, la escuela y la

comunidad local, para lograr éxitos de asistencia social. La

democracia necesita una escuela que forme individuos

capaces de imaginar posibilidades remotas y de oponerse a

las opiniones actuales. La escuela debe reconocer y

desarrollar “la voz profética del niño”, y dar a este los

medios necesarios de pensar de modo diferente a su

familia, clase, país y época. Estas posiciones de M.U. lo

ubican en una posición de vanguardia, aun del

pensamiento de Paulo Freire, que es el pedagogo que lo ha

influido para llegar a estas impactantes posiciones: el

alumno debe constituirse en un pequeño profeta que

aprende creando su propio saber avizorando el futuro.

En esa línea de pensamiento sostiene M.U. que “una

república de ciudadanos debe convertirse, poco a poco, en

una nación de profetas, que busque su capacidad profética

en el genio de los hombres y mujeres comunes” (p.238)

21. Sostiene M.U. que la coordinación estratégica, por

parte de agencias públicas, pero independientes del

Estado, son las encargadas de asociar al Estado con las

empresas, cuando su intervención se realiza

descentralizadamente: una de las claves del

experimentalismo democrático. A partir de dicha

intervención se puede “modificar la proporción y no solo

la distribución de beneficios y obligaciones. Podemos

obtener más iniciativas independientes y una mayor

rendición publica de cuentas al mismo tiempo. (p.176).

También señala el maestro que la asociación

descentralizada entre empresas y gobiernos, así como la

competencia cooperativa entre las firmas pueden apoyarse

recíprocamente. La referida asociación se da, no

solamente entre vanguardia y retaguardia económica, sino

también con los diseñadores y los ejecutores de la

actividad. De este modo se logra superar contrastes que

suelen resultar obsesivos entre los ámbitos de la

cooperación y la competencia del trabajo (p. 185)

22. Trata M.U, a modo de ejemplo, un campo muy

significativo de experimentalismo democrático exitoso,

como lo es la agricultura familiar moderna. Sostiene que

con frecuencia ese tipo de agricultura puede demostrar una

eficiencia incomparable. La granja familiar tiene con el

experimentalismo democrático acceso a las economías de

escala, así como a la asistencia para su perfeccionamiento

técnico y tecnológico. Todo ello ocurrió con el telón de

fondo de una competencia cooperativa entre granjeros

(p.177). Resulta muy importante a la vista de la condición

eminentemente agrícola, ganadera y granjera de la

economía argentina.

23. Tiene que cambiar el sistema constitucional tradicional

orientado a la desaceleración de la política, que funciona

en benefició de la libertad conectada con la propiedad

privada: es decir una sociedad de baja movilización

política. El experimentalismo democrático debe modificar

esta situación. (p.197). Señala M.U. que solamente en

situación de desastre la política neoliberal acepta

movilizarse para salir del desastre: es lo que ha hecho

instalar a Barack Obama como Presidente de los Estados

Unidos

24. Hay que buscar convergencias de intereses sobre la

base de cambios institucionales acumulativos. Además,

“una alternativa constitucional democratizadora” será

instalar la práctica de la democracia directa (p. 198).

Nosotros en la Argentina hemos abierto una pagina web

www.leerlaconstitución.com.ar con el objeto de que

cualquier ciudadano, como titular de derechos o los

organismos constitucionales titulares de competencias

publicas, no satisfechos adecuadamente, deben

REGISTRAR sus propuestas para que, cuando la fuerza

acumulativa de las propuestas coincidentes lo indiquen,

los respectivos afectados puedan solicitar, con fuerza

negociadora, a quien resultare competente, la resolución

de su situación de afectado en el pleno goce de sus

derechos o competencias públicas.

25. Aconseja M.U. utilizar la convocatoria de elecciones

anticipadas, tanto por parte del Congreso, como del

Presidente, con independencia de que exista acuerdo entre

ambos poderes (p. 200). Recordamos que en Argentina el

Gobierno de Cristina Kirchner dispuso elecciones

anticipadas, con motivo de la renovación de ambas

Cámaras del Congreso, en junio del 2009, y la medida fue

muy criticada por la opinión pública.

26. Los vetos formales que ejercen entre sí los poderes

públicos, y los informales generados por la sociedad, son

aceleradores de la acción política, en consecuencia

funcionales al experimentalismo democrático (p. 199)

27. El incremento del experimentalismo democrático lo

postula M.U. a partir de: “establecer normas que hagan

obligatorio el voto; la expansión del libre acceso a los

medios de comunicación de masas a favor de movimientos

sociales y de los partidos políticos; establecer regímenes

de fortalecimiento de los partidos, así como de los

sistemas electorales de listas cerradas, porque se debe

elegir entre partidos y no entre candidatos individuales, y

el financiamiento público de las campañas políticas” (p.

202).

28. Los sistemas de organización que se utilicen deben ser

uniformes, porque según M.U. una sociedad

desigualmente organizada incrementa los privilegios de la

vanguardia, con el resultado de que la gente debe optar

entre el autoritarismo publico y el privado (p. 203). Aclara

M.U. que si se predica “la autoorganización espontánea de

la sociedad civil”, el efecto posible es que sus resultados

confronten con los intereses del Estado, generando un

conflicto donde el Estado puede responder golpe por

golpe. La propuesta de M.U. es que cualquier política

transformadora debe procurar combinar la organización de

arriba hacia abajo, es decir la del Estado con la

autoorganización social, y viceversa también hacerlo de

abajo hacia arriba (p. 203).

29. Sostiene M.U. que resulta muy importante el papel de

“la asociación voluntaria como capital social”, porque se

trata de una maquinaria para la creación de confianza, que

favorece los mecanismos de cooperación en el

aprendizaje, la producción y el gobierno, porque dichos

factores son todos receptivos a la innovación (p.203).

Concluimos, en consecuencia, que no hay buena

cooperación sin asociación voluntaria.

Sin embargo, M.U. señala que la sociedad puede no tener

confianza suficiente en instalar mecanismos de asociación

voluntaria. Para cambiar este humor social se deben

instalar reformas institucionales adecuados (p. 204). Lo

cierto es que M.U. cuando nos dice esto, omite explicitar

cuáles serían los cambios institucionales aconsejables a tal

fin.

Desde otro lado, M.U. señala que a veces la asociación

voluntaria ha sido demonizada como “organización de

interés común”, para obtener rentas frente a un Estado

debilitado. Ello puede ser una fuente de rigidez en la vida

política. Agrega M.U. que algunos han visto la destrucción

de esas organizaciones de interés común en Alemania y

Japón, después de la gran guerra, como una causa que

contribuyó a los ulteriores éxitos de ambos países en el

campo económico y democrático (p. 204). Merece ser

tomada en cuenta esta afirmación de M.U. sobre todo en el

caso del Japón, país que, después de haber introducido en

su producción de bienes y servicios, la socio-tecnología de

gestión de calidad, logró en 27 años invadir con su

producción a los Estados Unidos: el país que actuó en

Japón como estado patrón de la mano del General Mac

Arthur. Lo que ocurre es que no pensamos que M.U.

niega el éxito de Deming en Japón, pero su lógica de

pensamiento nos indicaría que él considera que el

levantamiento económico de dicho país, se hizo en

provecho del sector de vanguardia, no beneficiando a la

retaguardia de pobres y marginados. La conclusión a la

cual llegamos es que no pudo la gestión de calidad de

Deming, conseguir los resultados que busca M.U. con su

experimentalismo democrático.

30. Un problema importante es que las sociedades, en

general, están formadas por asociaciones civiles sin fines

de lucro (clubs, iglesias y partidos políticos) y por las

empresas que solo les interesa sus negocios (p. 207). Para

nosotros resulta raro que esto pueda ocurrir en los Estados

Unidos, a estar por el pensamiento de Max Weber vertido

en su famoso libro “La etica protestante y el espíritu del

capitalismo. De ese estudio surgía que el puritanismo

religioso americano bendecía a los ricos, por que ello era

grato a los ojos de Dios. O es que ya Estados Unidos no

es el mismo país que tuvo en mira Weber. Por supuesto

que las mismas reflexiones valen en relación con el

puritanismo europeo.

31. Frente a la insuficiencia del régimen de contratos y

sociedades basadas en el derecho civil, M.U. propone la

creación de un poder gubernamental diferente al que

conocemos, con capacidad de intervención para

reconstruir a determinadas organizaciones (económicas e

ineficientes). Sostiene que sería una extensión de la actual

práctica judicial norteamericana conocida como la

“imposición compleja”, práctica que utilizan los jueces de

emitir mandamientos (mandamus) de carácter estructural,

dirigidos a intervenir en organizaciones económicas y

políticas ineficaces. En Argentina lo ha hecho

recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación,

cuando frente a la denuncia de un vecino en materia

ambiental, dispuso intervenir en el programa de

saneamiento de la Cuenca del Riachuelo, emitiendo

órdenes ejecutivas en tal sentido y realizando audiencias

de control sobre la marcha del programa. Ese tipo de

intervenciones, nos dice M.U. sería reparador y

reconstructivo, estructural y episódico, para evitar que los

desorganizados usen los dispositivos legales de la

organización cuando no corresponda (p. 210).

32. Es necesario que grupos con vida continua organicen

la conversación pública y la ejecución colectiva, que

articulen y agreguen intereses. A esto agrega M.U. que son

los partidos políticos los que tienen que ocuparse de esto.

(p. 210). Ellos son los que tienen que instalar los agentes

coordinadores de los distintos sujetos del diálogo socio-

económico. Para encontrar esos agentes propone M.U

incorporar: trabajadores técnicos de vanguardia, también

personas que trabajan en empleos inseguros, cuando lo

hacen en sectores pobres en capital y tecnología, así como

trabajadores de las industrias de producción masiva. Este

personal se puede encontrar en industrias que estén a

horcajadas entre la vanguardia y la retaguardia, porque

quienes estén en la retaguardia pujan para acceder a la

vanguardia (p. 221/22).

33. No es malo aconsejar, señala M.U., que para lograr

dichos resultados se deba comenzar utilizando la

radicalización del vocabulario social-demócrata de la

igualdad, la seguridad, la inclusión y la participación, en

forma conjunta con el lenguaje liberal de la flexibilidad y

la descentralización (p. 222). Es notable que M.U.

encuéntra en la simbiosis del discurso social-demócrata

con el liberal, el modo de acceder al experimentalismo

democrático.

34. La práctica política transformadora propiciada por

M.U. “consiste en unir la acción desde abajo hacia arriba,

con la acción desde arriba hacia abajo. La reforma

promovida por el Estado se pervierte cuando la resistencia

silenciosa de un populacho taciturno y amorfo, se yergue

contra el modelo centralista, los reformadores deben

recoger entre imposición y la retirada” (p. 223). Belleza

retórica y gran conocimiento de la realidad es lo que pone

de manifiesto el discurso transformador del maestro

brasileño.

35. Como formar el Estado la agencia encargada del

programa transformador de la economía capitalista,

confiesa M.U. que es un tema no fácil. Si somos

deterministas en materia política, no habría mayor

problema porque confiaríamos, aunque estuviéramos

equivocados, en que existe personal disponible para

formar parte de la agencia. Pero si tenemos creencias anti-

deterministas en lo institucional, y somos incluyentes para

afrontar el cambio, estamos frente a un problema

novedoso en la historia de la política, nos indica MU

(p.224).

Resulta claro, y lo destaca M.U. que si no hay agencia no

puede haber transformación económica. En tal caso

prevelecerían las relaciones patrón-cliente, y el poder se

combina habitualmente con el intercambio y el

acatamiento: excelente descripción del capitalismo

autoritario (p. 224). En este caso no habrá vía disponible

para el experimentalismo democrático. Continuaremos con

las salidas (remedios) tradicionales utilizados por los

partidos políticos y por los movimientos de opinión, caso

del feminismo. Las respuestas a favor del cambio serán

débiles e insuficientes: nos encontramos, en consecuencia,

con una confesión un cierto pesimista por parte del

maestro brasileño, en relación con la viabilidad de su

experimentalismo democrático (p. 225).

36. Quizás por eso, de inmediato, M.U. retoma su vigor y

su confianza y nos dice que “la alternativa progresista

exige algo más que un periodo transitorio de participación

política; demanda una elevación persistente de la acción

política popular (p. 226). Es decir que de ello deducimos

que se necesitarán líderes experimentalistas firmes para

llegar a buen puerto. De todos modos, más adelante M.U.

señala que no se trata de reemplazar el político de hoy por

un “mítico ciudadano desprendido del republicanismo

clásico. La meta es más bien ampliar el campo de nuestros

intereses corrientes y debilitar el contraste entre lo privado

y lo público, fortaleciendo la categoría intermedia de los

social” (p. 227). Nuestra lectura es que M.U. confía más

en la educación social, en una nueva educación social,

para lograr el nuevo hombre capaz del gran cambio, que

en el recambio del modo de ser de la dirigencia política. Y

trata de dar una explicación al respecto cuando nos dice

que “la falta de realismo psicológico resultará en una

perversión política. La supresión del interés privado no se

producirá, ni debería producirse. La mayoría de la gente se

sentirá alternativamente aburrida y repelida por la manía

de las reuniones y los activistas autopromovidos que

medran con ellas” (p. 227).

Estamos nuevamente de cara a un M.U. que luce mucha

prudencia en sus propuetas. Nos dice: “Es crucial

desarrollar instituciones económicas y políticas del

experimentalismo democrático de una manera que limite

el hambre de energía humana y respete la fuerza y la

autoridad de los intereses privados. El seguro de dotación

social, la misión capacitante de la escuela, la

supervivencia de formas de propiedad que dan amplia

discrecionalidad al individuo, deberían contribuir a este

fin” (p. 228).

Claro que de inmediato nos sorprende M.U. cuando dice

que “Las instituciones que he descripto (cúales, las

tradicionales o las que propone como experimentalistás)

pueden dar demasiadas posibilidades a los charlatanes y a

los seductores. Debemos contrarrestar esta inclinación. En

el experimentalismo democrático, corremos el riesgo de

no poder hacerlo”. Cúal es el camino, entonces. Se impone

la pregunta.

37. Nosotros volvemos a algo que ya señalamos. Esa

pregunta la responde el propio M.U. cuando pone en

manos de la escuela la responsabilidad del cambio. En ese

sentido nos dice que “La asociación entre la escuela

progresista y la democracia profundizada puede ayudar a

nutrir la intensidad infantil corriente de las personas

comunes, a medida que crecen”. M.U. confía en que la

escuela del experimentalismo democrático está en

condiciones de “aflojar los lazos de la división y la

jerarquía sociales”; lograr el estimulo a un alto nivel de

organización independiente en la sociedad civil, así como

lograr una invitación organizada a una participación cívica

más intensa. Luego románticamente nos dice que “la

vitalidad depende de la esperanza”. (ps. 228/29). Yo diría

que depende de la cosecha de los frutos.

38. A modo de colofón M.U. nos señala que “un programa

como el esbozado aquí sigue unido a la causa del

pensamiento progresista por su énfasis en la liberación de

la gente corriente del trabajo monótono y la humillación”

(p. 230).

También nos señala M.U. que el neocapitalismo sostiene

que “la política debe achicarse para que la gente pueda

agrandarse”. Y agrega “El mensaje de este libro es que los

supuestos de esta enseñanza (se refiere a la del

neocapitalismo) son falsos y sus implicaciones contradicen

las exigencias para el progreso de la causa democrática en

todo el mundo” (p. 237)

39. Y ese colofón también se integra con este

pensamiento: “Hemos aprendido con sangre cuán

contraproducente y peligroso es buscar en un plan para el

mejoramiento social la cura de todas las desdichas de la

vida. La humanidad se ha cansado justificadamente de

cruzadas enloquecidas y armadas, llevadas adelante en

nombre de ideologías de regeneración social o nacional de

todo o nada”. (p. 237) Esta claro que se esta refiriendo a

las Cruzadas del catolicismo, al holocausto del nazi-

facismo o al fundamentalismo de Fidel Castro.

LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES EN

LAS GANANCIAS DE LAS EMPRESAS

No cabe duda que esta participación es una de las

propuestas más significativas de M.U. en relación con la

instalación del experimentalismo democrático. Para

imponerlo reconoce que debe confrontar con el dogma que

defiende la economía práctica, según la cual esa

participación de los salarios en el ingreso nacional es

altamente contraproducente. Se sostiene que esa

participación generará inflación y que el salario real

terminaría sobrepasando el aumento de la productividad.

M.U. sostiene que la falsedad de esos prejuicios oculta el

limitado elemento de verdad que contiene (p. 159)

Desde ya que esa participación no debe afectar el

equilibrio del funcionamiento económico, tampoco debe

quedar en manos de políticas demagógicas.

Interesa destacar que M.U señala que el porcentual de

participación del trabajador en las ganancias registra el

siguiente muestreo: el 71% para Noruega, el 69 % para

Italia, el 51% para Sudáfrica, el 38% para la India, el 35%

para los Estados Unidos y el 23% para Brasil. (p. 159/60).

Nosotros aclaramos que ha sido el 0% para Argentina,

salvo el caso de convenios individuales aislados por

empresa, que no tienen registro.

Destaca M.U. que las diferencias en el porcentaje se debe

a diferentes factores: a escasés relativa de tierras, de mano

de obra, o de capital, así como a la importancia relativa de

los recursos naturales y su extracción (p. 160).

Señala M.U. que disponer por ley la participación de los

trabajadores en las ganancias de la empresa, puede resultar

absolutamente fútil. Solamente puede hacerlo el Estado

“cuando la medida está sostenida en derechos y

dispositivos que transfieren poder a los trabajadores, a

que se mantenga la presión competitiva entre las

empresas, en los mercados de productos, capitales y mano

de obra” (p. 160). En la Argentina ese derecho a favor de

los trabajadores está dispuesto por Constitución Nacional

en su art. 14 bis, que está incumplido, de modo tal que se

cumple con el requisito exigido por M.U.

Nos dice M.U. que este sistema participativo solamente

funciona si se cumplen los siguientes requisitos:

l. que se fortalezcan los derechos de los trabajadores

mediante dispositivos que impidan que sus beneficios sean

acaparados por el sector de los incluidos, es decir de los

insiders, que gozan de empleos estables y bien pagados;

2. que se mantenga la presión competitiva contra las

empresas, inhibiendo el traslado inmediato de los

aumentos salariales a los precios;

3. que la participación de los trabajadores en las ganancias

se encuentra en relación con el compromiso, en el

contexto internacional, de elevar la proporción salarial en

el ingreso nacional. Se trata de que exíste una movilidad

laboral entre fronteras de los países y, en este punto, el

progresismo difiere del neocapitalismo. Mientras el

progresismo está comprometido con la referida proporción

salarial, los países conservadores, que son los más ricos,

niegan constantemente al trabajo cruzar libremente esas

fronteras, lo cual, según M.U. representa la injusticia

social más escandalosa del neocapitalismo. Desde ya que

injusticia social coincide con ineficiencia económica.

(p.164).

4. que los derechos laborales sean receptivos al

crecimiento: ellos deben ayudar a moderar el conflicto

social que se produce entre la aceptación de la innovación

y la voluntad de cooperar.

5. que las empresas, incluidas las que se encuentren en la

retaguardia del sistema económico, reciban recursos

económicos adecuados. Nos preguntamos, por caso

¿beneficios impositivos o subsidios?

6. que los derechos de los trabajadores deben estar en

cabeza de todos, nunca en forma exclusiva de los que

pertenecen al sector de vanguardia con estabilidad. Es

decir que tanto los trabajadores de la retaguardia, como los

transitorios de la vanguardia, deben gozar de estos

derechos, al igual que el resto. Si no es así, y la

participación sólo beneficia a la vanguardia con

estabilidad, el resultado será agravar el conflicto entre el

mejoramiento salarial y la promoción ocupacional, además

de ampliar la brecha entre salarios altos y bajos (p. 161).

Observamos que M.U. omite tratar el tema del incremento

salarial por productividad.

Es muy significativo que M.U. no solamente defienda la

participación de los trabajadores en las ganancias de las

empresas sino, en general a favor de grupos de votantes

organizados, a favor de grupos de consumidores y,

también, a favor de las comunidades locales. Asimismo la

ampliación de participación que propone M, alcanza

también a la administración de la empresa: caso de tener

vos y poder de veto sobre decisiones administrativas de

los propietarios de la empresa.(p. 195) Esto es muy

parecido a lo que dispone nuestro art. 14 bis

constitucional, donde, además de estar prevista la

participación en las ganancias de los trabajadores, lo están

en el control de la producción y colaboración en la

dirección de la misma. Ya señalamos que esta norma

constitucional nunca se ha aplicado en Argentina:

seguramente esa puede ser una de las causas de su

subdesarrollo, además de la desorganización que la aqueja.

Sostiene M.U que su propuesta de experimentalismo

democrático implica un proyecto de una economía política

antidualista, que aporta armas económicas y da alas a la

reformulación del capitalismo (p196).

En las empresas de vanguardia, sobre todo si ellas ganan

mucho, y además los trabajadores participan en las

ganancias, no son tan necesarios los sindicatos. En tal caso

los convenios colectivos del trabajo no son un tira y afloje.

En cambio, en la retaguardia, si los trabajadores no tienen

sindicatos, se hace ilusorio el experimentalismo

democrático (p. 205).

Nosotros consideramos que si las empresas de la

vanguardia solo buscan eficacia para ganar más dinero, y

no les importa nada asociarse con el Estado y la

competencia para lograr la igualdad social, la gestión de

calidad a partir de standares internacionales de

organización, no le sirve al experimentalismo

democrático. Entonces un objetivo fundamental será

convencer a dichas empresas de que la gestión de calidad

propende el incremento de las utilidades empresarias.

Además, se debé lograr que el gremio presione para que la

empresa utilice dichos standares internacionales de

calidad, con el objetivo de que dichas empresas sean

solidarias con su país, incluso con la competencia que

actúa en la retaguardia.

Agregamos que por lo general, los sindicatos se ocupan de

sus salarios, pero no de la organización del trabajo. Ellos

también deberían saber que la organización de calidad

genera más ganancias, tanto para las empresas como para

los trabajadores, en la medida que ellos participen en las

ganancias; que el trabajo con gestión de calidad genera

felicidad en la labor diaria, por el reconocimiento de sus

compañeros y por sentirse solidarios con ellos, así como

por la posibilidad de generar ideas creativas, que también

los hará trabajar menos tiempo.

Seguimos con el pensamiento de M.U. “La mayor

transparencia de la constitución política de las relaciones

laborales, junto con la apertura hacia las estrategias

solidarias, contribuye a desplazar la agenda del

movimiento obrero más allá del economicismo hacia un

campo más vasto de preocupaciones relacionadas con la

organización de la sociedad” (p. 209).

“En la sociedad en general los trabajadores permanecen

marcadamente separados, tanto de sus camaradas como de

los gerentes. Tal vez ayude a estimular las primeras etapas

de un estilo democratizador de vanguardismo económico:

la alternativa democrática radical al programa gerencial

conservador de renovación industrial. Sin embargo, pierde

gran parte de su sentido una vez que este programa

empieza a realizarse”. (p. 209)

LAS ALTERNATIVAS DEL DERECHO DE

PROPIEDAD COMO CONSECUENCIA DE LA

PROPUESTA REFORMADORA DE MANGABEIRA.

Se trata de un tema trascendente e impactante. De ningún

modo M.U. propone suprimir el derecho de propiedad, ni

de los empresarios, ni de los trabajadores. En todo caso

propone que los trabajadores se conviertan en propietarios,

pero sugiere “la posibilidad del desmembramiento

progresivo de los derechos de propiedad tradicionales,

entregándoles sus elementos componentes a diferentes

tipos de derecho habientes”. (p. 74). No esta claro si se

trata de un “accionariado obrero”, que no puede ser puesto

en el mercado, sino volcado a la inversión productiva, o de

alguna modalidad de condominio, con iguales resultados.

Cuando M.U sostiene que “la propiedad tradicional

confiere a los gerentes de las empresas un poder

disciplinario genérico sobre los trabajadores”, lo hace a

partir de sostener que dicha estructura tradicional descansa

en dos cimientos, que son independientes: “el imperativo

técnico de coordinación supervisora, por una parte, y los

títulos de propiedad, por la otra”. Claramente gobierna el

propietario. El jefe le dice a sus trabajadores “Uds. deben

obedecerme porque la eficiencia productiva exige que lo

haga, y aunque no lo hiciera yo soy el dueño u ocupo el

lugar de los dueños”. Lo que está haciendo M.U. con esta

descripción tan clara, y dolorosa, diríamos nosotros; es no

otra cosa que sostener que estamos gobernados, aun en

nuestro tiempo, por el sistema de dominación

“patrimonialista”, siguiendo la tipología de la dominación

social de Max Weber. Claro aporte de la investigación

socio-económico del maestro brasileño.

Este preciso fundamento lleva a M.U. a formular sus

propuestas dirigidas a instalar nuevas formas de propiedad

a partir del experimentalismo progresista:

1. como ciudadanos los trabajadores son propietarios en

el holding al cual pertenecen;

2. el conjunto de los trabajadores retiene una porción

de los derechos de propiedad de cada empresa

-no más del 20%- antes que el resto (de las ganan-

cias) se reparta, tanto a la compañía como al resto de

los accionistas. El reparto de todas estas acciones se

produce en propiedad conjunta colectiva, a un fondo

que resulta inalienable.

Este fondo no afecta a la distribución tradicional

accionaria que pertenece a cada accionista del

holding.

3. la importancia del fondo común inalienable es que

le otorga al mismo una base adicional de

influencia sobre la dirección de la empresa, sin las

desventajas de la propiedad privada directa (porque

no es negociable). Como resulta muy evidente, este

tipo de propuestas de M.U. no son equivalentes a la

participación de los trabajadores en las ganancias

propuesta por nuestro art. 14 bis constitucional

4. Otra propuesta es que este tipo de propiedad

pase a los gobiernos locales, así como a O.N.G

sociales. En todos estos casos, como el ejercicio

del derecho de propiedad distribuido entre los

trabajadores no está en el mercado, no genera

la situación de dependencia por la incertidumbre

de la especulación, lo cual debilita al propietario,

es decir que el trabajador puede enriquecerse o

perder todo, o seguir siendo un integrante del

sistema

Con esta propuesta M.U.. busca caminar

hacia la superación de la lucha o

confrontación de clases capitalistas,

preservando la paz social, generando igualación

en materia propietaria, pero con mayor perspecti-

va que esa propiedad, con el tiempo, logre la paz

social, seguridad jurídica y Justicia social. Unos

valores proclamados pero incumplidos en nuestro

capitalismo tradicional (pags. 98, 99 y 100).

Concluye M.O. diciendo que el resultado de su propuesta

de experimentalismo democrático, en relación con el

derecho de propiedad, es que su “resultado no genera ni

capitalismo ni socialismo, sino una economía de mercado

con un carácter más incluyente, pluralista y experimental”.

(p. 251)

LA DEUDA EXTERNA EN EL PENSAMIENTO DE

M.U.

Muchas veces M.U. habla de deuda interna en un contexto

que parece referirse a aquello que nosotros consideramos

como “deuda externa”. De todos modos importa realizar

un seguimiento de posiciones de M.U. sobre este

importante tema:

1. los países descubren tardíamente que “el capital

exterior es más útil cuando menos dependen ellos de

él”;

2. los flujos de capitales externos (cuando ingresan)

amenazan a reavivar la alta inflación;

3. el ingreso de capitales externos no favorecen el

incremento del ahorro productivo interno (este

pensamiento se induce de afirmaciones que realiza

M.U. en pag. 58);

4. ya hemos visto que M.U. desalienta el

endeudamiento, cualquiera que sea, para impulsar

inversiones, en cambio promueve el ahorro a partir de

utilidades no distribuidas.

LA PROPUESTA FISCAL DE MANGABEIRA UNGER

(ps. 136/39)

La propuesta fiscal de M.U. es fundamental para la

realización de su experimentalismo democrático, en razón

de que de allí súrge la imputación de recursos del fondo

social dedicado a asociar al Estado, a través de sus

agencias independientes, con la producción del país. Los

impuestos que propone M.U. son los siguientes:

l. Un impuesto al valor agregado generalizado, de tasa

uniforme: esto al comienzo de la experiencia. Este

impuesto, que M.U. lo considera el menos distorsivo de

los impuestos (en la Argentina, donde se cobra un IVA del

21%, se lo considera el más injusto y regresivo de los

impuestos: pagan lo mismo los ricos y los pobres), está

afectado a los fondos sociales de apoyo para incrementar

la producción de la retaguardia del sistema económico.

Nos sorprende que M.U. sostenga que “habría que aplicar

una tasa alta, cercana al 30% (p.135). Pero si tenemos en

cuenta que se puede eximir de este impuesto a una franja

importante de consumidores, vinculados a productos de la

canasta familiar o a los consumidores pertenecientes al

sector de la retaguardia, la propuesta de M.U. se explica

plenamente. Este impuesto financiaría los fondos sociales

y centros de apoyo, que funcionarán como agentes de una

sociedad descentralizada, encargados de asociar al Estado

con las empresas.

2. Un impuesto progresivo a la herencia y a las

donaciones, que también aporta fondos a las cuentas de

dotación social. Se trata de un gran aporte de M.U. pues

substituye la herencia familiar por la herencia social. De

esta manera se instala una verdadera solidaridad social,

abandonando el enriquecimiento individual creciente que

general la herencia. Reconoce M.U. que este tipo de

impuestos puede generar el riesgo de debilitar la

motivación para trabajar, ahorrar o invertir; también

reconoce que ello no es fácilmente cuantificable a priori

porque depende de la influencia combinada de factores

institucionales y culturales de cada sociedad

También M.U. considera la posibilidad de eximir de este

impuesto a la primera generación herederos.

Tenemos que decir que en la Argentina esta propuesta

sería muy impactante, en razón de que en nuestro país,

desde 1975 no hay impuesto a la herencia. Es decir que si

se impone como lo propone M.U. el impacto en el

desarrollo económico social solidario sería muy grande.

3. Unos impuestos directos y progresivos al consumo

personal, que recaen sobre la apropiación individual

de recursos sociales. Se aplicarían a la diferencia

entre los ingresos totales (incluidas las utilidades del

capital) de cada contribuyente y el ahorro total

destinado a la inversión. Corresponde que exista una

excepción por debajo de un umbral (acompañada si lo

permiten los recursos fiscales, por un impuesto

negativo garante de un ingreso mínimo) y tasas

marcadamente progresivas por encima de otro umbral

Este impuesto sostiene el costo de funcionamiento

administrativo del Estado;

4. El impuesto a la riqueza se aplica a la acumulación

del poder económico, es decir que recaerá sobre la

apropiación individual de recursos sociales. M.U.

explica que esos impuestos se aplicarían a la diferencia

entre los ingresos totales, incluidas las utilidades del

capital, y el ahorro total destinado a la inversión. No

resulta claro el destino de este impuesto.

EVALUACION DE LA SOCIAL DEMOCRACIA, ASI

COMO DEL MODELO UTILIZADO POR LAS

ECONOMIAS DEL NORDESTE ASIATICO, POR

PARTE DE MANGABEIRA UNGER. (pags. 48 y sgts.)

Los partidos progresistas de nuestro tiempo, tanto el

laborista como el social demócrata, se atan a sectores

sociales cada vez más declinantes, en vías de reducirse al

máximo. La robótica va a sustituir a los trabajadores. Los

pocos trabajadores que queden van a ser una mera facción.

Los trabajadores se pasarán a la red, a prestar servicios o a

comerciar. Ellos serán los que precisen incorporarse al

programa de experimentalismo progresista. Para esto la

social democracia no tiene respuesta. No solamente M.U.

avisora esta realidad. También lo hace Antonio Negri, en

su libro “El Poder Constituyente”: este poder no es ya una

asamblea que vota una Constitución, sino una red de

comunicación mundializada, que constituye la nueva

realidad de multitudes que penetran los mercados del

mundo.

No cabe duda que la social democracia, con su simple

remedio de proponer substitución de importaciones con el

objeto de lograr el crecimiento económico, lo único que

logra es profundizar el dualismo vanguardia-retaguardia.

Se trata de la instalación de barreras proteccionistas que

no logran otra cosa que mantener a la economía en un

estado de infancia tecnológica y organizacional de

industrias inmaduras (conf. M.U. p. 81).

Cuando analiza el modelo económico utilizado por el

Nordeste Asiático, M.U. nos dice que el mismo es

ambiguo y desacreditado. Es ambiguo porque no se puede

precisar hasta que punto el éxito económico que genera, es

el resultado de una coordinación estratégica conducida por

el Estado, en vez de serlo por un cambio en la educación

de la sociedad. Además la relación de asociación entre el

Estado y las empresas, son el resultado de acuerdos

elitistas, fruto del acomodo. Sus logros están mezclados

con restricciones al conflicto no democráticas,

desatendiendo el pluralismo (p.115/116)

Lo concreto es que la social democracia no hace otra cosa

que restringir la movilización política institucionalizada,

asocia la dispersión del poder con la desaceleración de la

política, profundiza los impedimentos legales de una

organización independiente de la sociedad civil. En

definitiva no hace otra cosa que la innovación exitosa

dependa de crisis y de la catástrofe (p.87).

Si la social democracia apuntala empresas fallidas no logra

otra cosa que una simple promesa que no puede

mantenerse, a la vez que acumula una enorme carga para

el futuro (p.92). La experiencia social demócrata ha puesto

en evidencia que tanto lleva al desastre completo: no

ayudar a nadie cuando el sistema está en quiebra, como

ayudar a todos (93). El mensaje de M.U. al bajar estos

pensamientos, es que la experiencia social demócrata no

puede, con sus propuestas asistencialistas, lograr los

resultados sanatorios que se pretenden: si no se ayuda a

nadie, obviamente se conserva la miserabilidad de quienes

son pobres dentro del sistema capitalista, pero lo mismo

ocurrirá si se ayuda a todos quienes tienen necesidades sin

satisfacer, porque se instala un paternalismo improductivo

destinado a incrementar que cada vez haya menos ricos y

cada vez más pobres en el sistema.

Ya hemos señalado en el punto 31 del primer apartado de

este estudio, que M.U. encuentra propio para el

experimentalismo democrático utilizar simultaneamente el

lenguaje y discurso propio de la social-democracia, con el

que usa el liberalismo. Con posiciones social-demócratas y

de un liberalismo descentralizado y flexible se

implementará el experimentalismo democrático. Vemos

que el tradicional federalismo norteamericano, tan

desatendido en Argentina, es para M.U. un motor de su

propuesta de cambio.

EVALUACION DEL ESTADO DE BIENESTAR POR

PARTE DE MANGABEIRA (p. 41 y 44)

Señala M.U. que “la eficacia de la política del bienestar

social depende de dos grandes condiciones: a) una elevada

recaudación impositiva aplicada de una manera

compatible con el crecimiento económico y, b) la

intervención de las comunidades locales en la formulación

e implementación de los derechos sociales.

Considera M.U. que “cada persona tiene derecho a un

paquete importante de salvaguardias y recursos sociales, al

margen de los caprichos del mercado”.

Señala que el régimen económico que nos rige tiene una

debilidad crucial: la desconexión entre el mecanismo de

compensación y las exigencias de crecimiento. Esa es el

gran déficit del “estado de bienestar” compensatorio y

redistributivo.

Destaca M.U. que, además, el estado de bienestar tiene los

siguientes déficits: no existe ninguna conexión entre el

crecimiento económico y el aumento del bienestar social.

Cada uno se desarrolla con su propia lógica; los excluidos

de la vanguardia productiva esperan que el Estado los

proteja; se genera la pretensión de un derecho adquirido a

continuar con los beneficios de las prestaciones del

“bienestar”; el nivel del salario opera bajo el principio de

“rigidez a la baja”. De este modo el “estado de bienestar”

se convierte en gravoso para las capacidades productivas

de la sociedad.

La conclusión de M.U. es que el estado de bienestar, en

sus dos manifestaciones: tanto cuando funciona como

agente de redistribución universalista, como cuando se

ocupa de difundir la pequeña propiedad, en ambos casos,

no tiene un vínculo estrecho con la innovación ni con el

crecimiento económico. Ocurre que, para funcionar, el

estado de bienestar tiene que sufrir la carga de pesados

impuestos, bajo ahorro público y altas tasas de interés.

Entonces la economía funciona inevitablemente con

ineficiencia -mucho más si no se aplica gestión de calidad

en la organización del trabajo, agregamos nosotros- de

modo tal que la justicia social que se pretende lograr

resulta inviable.

LOS RIESGOS DE LA ALTERNATIVA

DEMOCRATIZADORA, SEGÚN EL PROPIO

MANGABEIRA UNGER.

El maestro pasa a discutir tres riesgos (p. 217):

Primer riesgo: falta de aptitud de la propuesta para

satisfacer los requerimientos de estabilidad política, una

vez que se llega al poder y se ha conseguido debilitar a las

jerarquías y a los roles sociales fijos. Se pregunta M.U.

¿será posible para el nuevo gobierno democrático

organizar el diálogo público y estabilizar las instituciones

públicas?

Segundo riesgo: la insuficiencia de conductores de macro

emprendimientos políticos, para coordinar acciones con la

micro política de las relaciones personales.

Tercer riesgo: proviene de las implicaciones del programa

para el ideal de la personalidad. Aclara M.U. que su

programa no busca suprimir los intereses privados en

beneficio de los intereses públicos, en cambio lo que

propone es ampliar el campo de los intereses privados. Al

contrario, da cabida a un marco de activistas oficiosos y

autopromovidos e intimida a otras personas que pueden

ser bien útiles. Concluye que puede “socavar la vitalidad

mísma de la gente útil que el mismo experimentalismo

quiere promover”. Lo que está haciendo M.U es reconocer

que la organización de su experimentalismo tiene tantos

riesgos, como posibilidades de éxito, de modo tal que para

nosotros se impone avanzar el tema de la utilización de

gestión de calidad en el trabajo, cuestión que nunca es

mencionado por un pensador de tanta envergadura como

lo es Mangabeira.

La prueba de lo que estamos diciendo la formula el propio

M.U. cuando afirma que “carecemos de la métrica con que

medir la proximidad de nuestros programas a nuestras

circunstancias” (218). Si esto es así, no habrá gestión de

calidad, ni organización suficiente en la propuesta de

experimentalismo democrático del maestro brasileño. Ese

es el aporte que estoy intentando integrar al vasto,

profundo y determinante programa de reconstrucción

económica de M..U.

POSICION DE MANGABEIRA EN MATERIA DE

MIGRACION LABORAL EN EL MUNDO

En este tema M.U. impugna que mientras la organización

económica neoliberal propicia la libre circulación de

capitales por el mundo, “el trabajo debe permanecer

prisionero del Estado-Nación” (p.47). Pero M.U. no niega

que el desarrollo económico debe ser nacional, nos dice:

“el éxito en el desarrollo nacional exige experimentalismo

práctico” (p.232). Más adelante agrega “se puede canalizar

el sentimiento nacionalista en una dirección más

productiva” (p. 232).

Sostiene M.U. que el traslado de capitales a otros países,

con cierres de fábricas, crea desocupación, buscando

menores costos laborales en el extranjero (p.47). Nosotros

observamos que el incremento de la tecnología robótica,

puede ir haciendo desaparecer el trabajador en relación de

dependencia, de modo tal que, en tal sentido, el futuro del

trabajo puede quedar más ligado al trabajo en red, que al

trabajo en planta.

Los neoliberales aceptan que los bienes y capitales

recorran libremente el mundo, mientras el trabajo tiene

que seguir prisionero dentro de su Estado nación o en

bloques de Estado nación. M.U. sostiene, en cambio, que

el capital debe tener menos libertad hoy para que el trabajo

pueda tenerla en mayor medida (p. 165).

Desde ya que los neocapitalistas enfatizan el efecto nocivo

de la movilidad del trabajo entre fronteras, pues ello

perjudica los derechos de los trabajadores de los países

más ricos. También sostienen que se genera el peligro de

fuga de mano de obra calificada de los países pobres, en

busca de mejores salarios, debilitando a esos países. M.U.

se pronuncia en el sentido que si hay una revolución

internacional posible en el mundo de hoy, es que se les

conceda a los trabajadores el derecho al cruce de fronteras

en forma incondicional.

Para M.U. la movilidad laboral debe ser dosificada y

orientada (canalizada), para evitar daño económico entre

países. De todos modos, reconoce Mangabeira que el

argumento más importante para negar la movilidad entre

fronteras del trabajo, es que “ese derecho amenazaría la

diferencia nacional, tal como se la valora en el mundo.

Con ingreso irrestricto de trabajadores extranjeros a un

país, este puede quedar sometido a una tensión

permanente (p. 168). M.U. acepta que es importante que

las naciones sigan siendo diferentes, y que esas diferencias

reanimen las diferencias de cultura. En resumen M.U. se

pronuncia a favor de que la migración laboral no sea

masiva, “sino a permitir que una minoría de personas

arriesgadas cambie países y situaciones, ampliando el libre

comercio, aboliendo una injusta e innecesaria distinción

entre los privilegios del capital y el trabajo, y reformando

el sentido de la diferencia nacional. El capital y el trabajo

deben conquistar su libertad de movimiento al mismo

tiempo y mediante pasos graduales…Todos los países

deberían otorgar cupos y respetar esos criterios”

LA VINCULACION DEL PENSAMIENTO DE

MANGABEIRA CON LA APLICACIÓN DE GESTIÓN

DE CALIDAD. LA ESCUELA EN EL TRABAJO

Haremos un seguimiento de todas aquellas propuestas

realizada por M.U. en “La democracia realizada”, que

tienen directa relación con la tecnología de gestión de

calidad:

1. Cuando sostiene que el “el control jerárquico debe

minimizarse: sus aspectos disciplinarios y de

propiedad tienen que distinguirse de las exigencias

reales de coordinación. Las rutinas laborales deben

ser provisorias y estar fácilmente expuestas a una

revisión” (p.39). Esto se logra con gestión de calidad

2. . La tecnología de gestión de calidad está

directamente vinculada al pensamiento de

Mangabeira, en razón de que ella se basa en tres

principios: a) mirar lo que no veo; b) la mejora

continua y c) el reconocimiento del otro. Ello en el

marco participativo de un grupo de trabajo, donde

cada integrante es el pequeño profeta que M.U. busca

en cada trabajador.

3. Cuando sostiene que “La asimilación del trabajo en

equipo a la dialéctica de la razón práctica es un modo

de definir el núcleo de la producción vanguardista”,

para agregar que el experimentalismo “consiste en la

conciliación de las exigencias de cooperación e

innovación” (p.39/40).

4. Cuando sostiene que “se deben desarrollar

mecanismos cooperativos que minimicen las

restricciones a la innovación” (p.40). Lo esencial de

la gestión de calidad consiste en buscar dicho

resultado.

5. Cuando sostiene que “la producción vanguardista no

solamente concilia eficacia, cooperación e

innovación: es producción organizada en torno de

procedimientos deliberativos que toman esa

conciliación como un programa” (p.40). Esto también

es lo que busca y logra, la gestión de calidad.

6. Cuando sostiene que “el aprendizaje constante y el

experimentalismo revisor de rutinas, pueden

contribuir a sentar las bases de un refinamiento

tecnológico y de una inversión profunda” (p40).

Existen constataciones suficientes que la “mejora

continua” se logra con gestión de calidad, que ello

revisa rutinas, por ende desburocratiza y hace felices

a los trabajadores. Finalmente también consigue la

gestión de calidad un crecimiento económico

profundo, porque el ahorro de tiempo y el

descubrimiento de novedades de fabricación, pueden

determinar una valorización significativa de los

productos o servicios.

7. Cuando sostiene que trabajar en una empresa de la

vanguardia significa “beneficiarse con una mayor

confianza y discrecionalidad en el trabajo”. “Es gozar

de la vida cotidiana”. Lograr que los trabajadores

sean felices con motivo de aplicar gestión de calidad,

lo hemos verificado en los sesenta tribunales

argentinos donde hemos implementado el sistema.

8. En forma equivalente, cuando dice que “la misión de

un movimiento democratizador es desarrollar

instituciones que sostengan la expresión de esta

energía”(p.68). No tenemos duda que si un trabajo

hace feliz a los trabajadores, ellos le darán a sus

respectivas empresas la energía institucional

necesaria para ella se desarrolle, vale ello tanto para

la empresa privada como para las agencias oficiales

que intervienen en el proceso experimentador.

9. Cuando dice que “hace falta organización social para

generar alternativas sociales” (70). Sin técnicas de

organización no habrá resultados consistentes. Se lo

advirtió Saint Simón a Carlos Marx, anunciándole su

seguro fracaso, por solamente filosofar,

desentendiéndose de la ciencia y de la técnica. Hay

que filosofar como lo hace con notable profundidad

M.U, hay que especializarse en un campo científico,

como lo hace también M.U. con la economía, pero

resulta conveniente aplicar técnicas específicas, de

carácter interdisciplinario, que horizontalicen la

participación de todo el grupo de trabajo -dejando a

un lado los verticalismos del fordismo- que midan el

progreso y la mejora, que obtengan el reconocimiento

social, que permitan cooperar con competencia.

Todos ellos postulados firmes del pensamiento de

M.U.

10. Cuando denuncia “que sigue subiendo el costo

en sufrimiento humano e involución nacional”.

Hemos consultado a la Universidad Hebrea de

Jerusalem y los especialistas sobre “costo de la no

calidad” en ese país, destacan el alto porcentaje del

P.B.I. de Israel por no aplicar al trabajo social en un

ciento por ciento de gestión de calidad.

11. Resultando evidente que los conocimientos

técnicos en materia de gestión por parte de la

burocracia que conduce la empresa capitalista son

sumamente débiles e insuficientes, de modo tal que

esa conducción no está en condiciones de lograr un

trabajo eficiente (p,99), de allí se infiere que la

aplicación de la gestión de calidad, en el marco del

experimentalismo progresista de M.U. no debe tener

objeciones por parte del insigne maestro.

12. En relación con la burocracia, reconoce M.U.

que lograr arrancarle poder al fenómeno burocrático,

fácilmente corruptible por intereses y el egoísmo, ello

resulta más favorable a los objetivos del

experimentalismo burocrático (p.175). Si esto es así,

como el modo más eficiente de luchar contra la

burocracia es utilizar la “gestión de calidad”, no

puede M.U. dejar de hacerse cargo del tema.

13. “¿Qué tipo de educación responde a las

preocupaciones sobre el yo y la sociedad -se

pregunta M.U.- que motivan el programa del

experimentalismo democrático? Un buen lugar para

empezar a contestar esta pregunta es la revisión de la

idea convencional de “educación progresista”, tal

como rige hoy, luego de repetidas diluciones”. (p.

211). A nuestro juicio esa revisión corresponde ser

realizada con aplicación de la gestión de calidad.

14. Recordamos que M.U. hace un catálogo de

propuestas en relación con la escuela: los niños deben

disfrutar de apoyo económico y médico, ello logrará

unir mejor la escuela y la familia, de este modo las

familias pueden organizarse para trabajar con la

escuela, y ésta institución se debe interesar en el

desarrollo de capacidades genéricas, no tanto con la

capacitación de capacidades especiales, ni con la

transmisión pasiva de información. Estas capacidades

pueden ser tanto prácticas como conceptuales (ps.

211/12) A nuestro juicio estas capacidades se

lograrán en la escuela aplicando gestión de calidad.

Pero antes de ello dándoles de comer a los chicos que

van con hambre a la escuela: con hambre nadie puede

aprender. No olvidar que los chicos que llegan

desnutridos a los cinco años, ya son irrecuperables

para lograr la igualación democrática que busca M.U.

Más adelante ampliaremos nuestra visión de este

tema.

15. Continua M.U. diciéndonos: que el corazón de

esta educación en capacidades, “es la transfiguración

de lo real por la imaginación de lo posible”.

Magnífica metáfora que ilustra el pensamiento de

este gran maestro quien, en este punto, está yendo

más allá de Paulo Freire. Sostiene M.U. que la

comprensión de cómo funcionan las cosas, se logra a

partir de descubrir las condiciones en que cada una de

ellas pueden llegar a ser otra cosa. Ello tanto en las

ciencias naturales como en la historia. Es decir que el

maestro propone imaginar la historia de un modo

diferente a lo que fue, al considerar como hubiera

sido si las decisiones de los gobernantes hubieran

sido diferentes (p. 212) ¿Ucronía? De todos modos

entendemos lo mismo que hemos señalado en el

punto anterior: educar en capacidades, como lo

propone M.U. se logra instalando en el aula gestión

de calidad.

16. Reconoce M.U. que de este modo el

compromiso experimentalista genera complicaciones

morales y psicológicas. Interpretamos que el maestro

considera que si nos apartamos de lo verdaderamente

sucedido, ello puede tener costos a la participación y

acción decididas. Además se divide el núcleo de

nuestros emprendimientos sociales de cooperación.

Pensamos que si estamos en condiciones de aprender

por nosotros mismos, estaremos en mejores

condiciones de cooperar que otros hagan lo mismo, y

de ese modo no se afectaría la propuesta asociativa y

cooperativa del experimentalismo democrático. Otra

prueba sobre la compatibilidad del pensamiento de

Mangabeira con la gestión de calidad.

17. Un objetivo central de M.U. en relación con la

escuela, es lograr rescatar al niño de la familia, de su

clase, de su país, así como de su época histórica. Al

niño hay que “darle acceso a la experiencia ajena que

le permitan convertirse en un pequeño profeta”.

Estamos en presencia de otros de los magníficos

avances de M.U. en la pedagogía paulofreireana:

nada menos que lograr que el niño sea un pequeño

profeta de su futuro y, en su escala de posibilidades

personales y culturales sociales y familiares, un

profeta, un anunciador de la transformación futura de

la sociedad o país donde vive (p. 213). La propuesta

del niño como “pequeño profeta” implica la búsqueda

de lograr un hombre libre, lo cual se hace posible con

una educación implicada en la gestión de calidad

18. Señala M.U que todo esto implica la humildad

de corregir nuestros errores, por ej: en la producción,

logrando conciliar las exigencias que plantean la

cooperación y la innovación; en la política, con el

levantamiento de la barrera de la división y la

jerarquías, profundamente arraigadas que sufrimos en

nuestra realidad social (p. 213). Es decir que el

experimentalismo democrático tiene un carácter

moral que busca cambiar el carácter del hombre,

trascendente objetivo que debe buscarse utilizando

siempre gestión de calidad.

19. En el programa de la educación progresista, no

puede haber una solución autoritaria. Sostiene M.U.

que una burocracia educacional reformadora, sólo

puede generar una serie de contrapesos al control

familiar y comunitario de la escuela. Para nosotros

esa burocracia educativa tiene que estar imbuida de la

“gestión de calidad”.

20. A esta altura del análisis experimentalista

educativo, el maestro introduce el siempre lúcido

pensamiento de Max Weber. Sostiene que el gran

pensador alemán sostuvo que “la inspiración, para

muchos, de los más grandes logros culturales provino

a menudo de encontrarse colocado -el protagonista

del logro- en la periferia de una civilización” ( p.

214).. Esto significaría que los hombres inteligentes y

con talento, que provengan de orígenes sociales

pobres o humildes, tienen más posibilidades de

grandes creaciones, que los talentosos ricos.

Agregamos nosotros, que la verdad weberiana, si está

acompañada con el uso de una pedagogía, como lo es

la gestión de calidad, se potenciará aun más.

21. Otro aporte interesante y creativo es la opinión

de M.U. de que quienes tienen que buscar el exilio de

su país, se colocan en una posición de orgullosa

autoridad, que nos “prepara para ver lo conocido

como extraño” (p. 215). Esta anotación del maestro,

es totalmente compatible con uno de los postulados

centrales de la gestión de calidad en el trabajo: mirar

lo que no veo. M.U. lo dice de otro modo, pero es lo

mismo, porque su aseveración implica que el

extranjero cree conocer algo, pero en realidad no lo

conoce. Se trata de una variable de ver lo que no veo,

porqué si creo que conozco algo que en realidad no

conozco, ello equivale al “ver lo que no veo” de la

gestión de calidad.

22. Señala M.U. que la educación clásica está

abrumada por una doble mancha: una mancha es

social y funciona como un mero “adorno de un status

elitista”; la otra mancha es cultural, porque se

encuentra debilitada, debido a que se encuentra

debilitado el poder y la fe reconstructivos del

experimentalismo democrático en marcha. (p. 215).

Consideramos que ambas manchas pueden ser

borradas con una educación con gestión de calidad.

23. Culmina M.U. este rubro señalando que “una

democracia necesita educar a los jóvenes en diversas

visiones y juicios, a cierta distancia crítica del aquí y

el ahora. En rigor el maestro aquí denuncia la

inutilidad de enseñar solamente tradiciones y

genealogías. (p. 216). Volvemos a encontrar en la

propuesta una directa vinculación con la gestión de

calidad

24. Indica M.U. “que el rasgo de la práctica política

transformadora es su capacidad de hablar en dos

lenguas, apelando al mismo tiempo al interés y a la

visión, así como a la estrategia y a la profecía” (p.

223). Esta propuesta es propia de la “gestión de

calidad”, porque si algo caracteriza a esa socio-

tecnología, es utilizar simultáneamente la impronta

del igualitarismo social en los talleres u oficinas de

trabajo, donde no importan las jerarquías para

proponer el cambio, con la impronta liberal del poder

creativo individual que se le reconoce a cada

trabajador para lograr la mejora continua, clave de la

gestión de calidad. No puede haber, en consecuencia

incompatibilidad entre el experimentalismo

democrático de M.U. con la socio-tecnología de

gestión de calidad.

LA PROPUESTA SOBRE LA ORGANIZACIÓN

CONSTITUCIONAL Y SOBRE EL SISTEMA

ELECTORAL DE MANGABEIRA UNGER.

Está preocupado M.U. por lograr que sus propuestas de

reforma económica se produzcan con rapidez. Sostiene

que se deben establecer “reformas en la organización

constitucional del gobierno que favorezcan la solución

de atascamientos” en los acuerdos para disponer

decisiones políticas o sociales (75). Ese tipo de

reformas involucran mecanismos de la política electoral

que mejoren el nivel de participación y compromiso

político, logrando la autoorganización de la sociedad

civil.

Nos dice Mangabeira que las formas constitucionales

dominantes en Occidente fragmentan el poder y

facilitan situaciones de bloqueo y estancamiento. Tanto

el sistema de controles y equilibrios, en el

presidencialismo, como la necesidad de fundar el poder

en un amplio consenso y la posibilidad de disponer

elecciones anticipadas, propios del parlamentarismo,

son ejemplos de una preferencia inhibitoria y mantienen

a la sociedad en un nivel relativamente bajo de

movilización política.

Agrega M.U. que un sistema constitucional dirigido a

acelerar la política debería combinar un fuerte elemento

plebiscitario con una gama de canales para la

representación política.

En materia de reorganización electoral M.U. propone

disponer las siguientes medidas: el financiamiento

público de las campañas políticas, la expansión del libre

acceso a los medios de comunicación de masas para los

partidos políticos y los movimientos sociales, la

multiplicación de la forma de propiedad de los medios

de comunicación, por último establecer la

obligatoriedad del voto. (p. 243).

Cuando se ocupa concretamente de su propuesta sobre

él régimen electoral M.U. sostiene que: aunque el

sistema de listas cerradas y representación proporcional

es por lo general muy eficaz para el fortalecimiento de

los partidos, como agentes del cambio, sugiere que en

ciertos países, la adopción temporaria de elecciones por

mayoría puede contribuir a despertar al partidismo

petrificado (p. 243). Nosotros señalamos que un

régimen por mayoría, es decir de circunscripciones o de

lista completa para cada distrito electoral, ha generado

en la Argentina un Congreso con mayoría absoluta para

el partido gobernante, donde el control del

parlamentario se convirtió en ilusorio

LA PROPUESTA DE EXPERIMENTALISMO

DEMOCRATICO DE MANGABEIRA PARA

LATINO AMERICA, EN RELACION DE SUS

VINCULACIONES CON CHINA, RUSIA, INDIA Y

BRASIL.

Señala M.U. que China, Rusia, India, Brasil e Indonesia

están en el mundo en la mejor situación para

implementar el experimentalismo democrático.

Simplemente porque son menos dependientes del Banco

Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la

Organización Mundial del Comercio: los hijos de los

Acuerdos de Bretón Woods

Lo ideal es que América Latina, siguiendo el ejemplo

de los referidos países y vinculándose comercialmente

con ellos, puedan “optar selectivamente por apartarse

del régimen general de reglas que rigen los flujos

internacionales de bienes, en beneficio de una visión

especial de cada país latinoamericano, sin que ello

signifique el ostracismo y ser castigados por su

temeridad”. (p.85). Para nosotros no habrá temeridad en

ello, porque no habrá imprudencia para arrojarse a

peligro alguno. Los países latinoamericanos que tomen

la decisión habrán medido con que cuentan, tanto para

exportar o para importar bienes a China, Rusia, India, al

mismo Brasil. También habrán medido el costo de

prescindir del crédito internacional tutelado por el

Fondo Monetario Internacional. Si se trata de

desarrollarse a partir del ahorro productivo, y no del

crédito, está todo dicho. Pero M.U. es tan prudente que

no demoniza esos créditos, habrá circunstancias donde

es conveniente tomar crédito para lograr inversión

productiva. De todos modos nos preguntamos ¿Para que

se lo precisa al Fondo Monetario Internacional?

Es que dar comienzo al experimentalismo democrático

es dar los primeros pasos de la “gran rebelión”. Una

rebelión pacífica y sin armas, sin guerras.

Hace M.U. una presentación de tres de los cinco países

mencionados, China, Rusia y Brasil, como

fundamentando porque es conveniente que Latino

América se involucre en la propuesta.

Comenzamos con Rusia.

Nos dice que la vía de la experimentación democrática

en Rusia, debe llevarse a cabo a partir de una

“descentralización de la oportunidad económica, así

como de un grado moderado de redistribución

correctiva, que haga posible disminuir la desigualdad

sin sacrificar ni la libertad personal, ni el crecimiento

económico” (p.88).

Señala que el nuevo gobierno ruso mantuvo “el seguro

social porque alivia el dolor inevitable de la

reestructuración industrial. Se evita de ese modo que un

populismo vuelto hacia el pasado, interrumpa el proceso

de reforma” (p.89).

Destaca que la Rusia soviética fue altamente ineficiente

en materia de producción. Que fabricaba bienes de mala

calidad o sin demanda. Reinaba el acaparamiento y la

escasez (p.91). La Rusia post Perestroika necesitaba

imperiosamente ser eficiente. M.U. señala que ello no

ocurrió, que muchísimas empresas vivían en

permanentemente en apuros. Pero cerrar esas empresas

implicaba invitar al dispendio y a la penuria social en

una escala que ninguna sociedad puede tolerar durante

mucho tiempo (p. 92)

Destaca que la política privatista comenzó en Rusia en

los años 90. Se utilizó una vía de compromiso entre el

modelo de “la única vía” del capitalismo neo liberal,

con la protección de los intereses sociales que

reclamaban protección. Se llevó a cabo una

“privatización masiva”, que con el capital que ingresaba

dispuso la emisión de bonos que fueron distribuidos

entre la población. Este reparto de bonos a los gerentes

o lideres de las empresas rusas, asociados con la

economía extranjera, los llevó a convertirse en socios

mayoritarios y dueños de la riqueza rusa. Ese fue el

puente de plata para que este sector de la economía

(funcionaba como insider) se dispusiera incorporar a

personas pertenecientes a sectores externos (es decir los

outsider), cuando estos eran osados, afortunados y

desvergonzados (p.95).

Es decir que el proceso integró la continuidad de los

subsidios del Estado al sistema económico privatizado,

y agregó un nuevo sector externo a la producción rusa,

como tibia forma de ampliar la distribución de la torta

productiva.

A partir de esto, en Rusia se intentó poner en

funcionamiento el modelo de empresa holding, con un

claro objetivo democratizador, según ya fuera analizado

en un punto anterior de este estudio. Pero la realidad

institucional rusa no lo hizo posible. Las formas

constitucionales vigentes contribuyeron a montar un

autoritarismo personalista y populista. Ello favorecido

por el control del Gobierno de los medios de

comunicación, también con la alianza de los nuevos

ricos con la conducción política del Estado. Todo esto

desalentó la participación sostenida, deliberada y

organizada de los ciudadanos.

La única mirada optimista hacia el futuro la formula

M.U. cuando sostiene que en Rusia hay una importante

ventaja práctica, como “lo es el relativamente alto grado

de igualdad y educación que el régimen soviético, a

pesar de su brutalidad e incompetencia, ha legado al

pueblo ruso” (p. 101).

El segundo país a tratar es China:

Señala M.U. que no obstante tener China la misma

historia comunista tomada a pie juntillas del modelo

soviético, como China presenta una gran originalidad e

inventiva en su sistema de producción, que no genera el

sistema ruso, el campo de acción es mucho más

propicio para instalar la experimentación democrática.

Sin embargo, también señala M.U. que mientras el

régimen comunista sobreviva, los cambios productivos

están sometidos al marco del hierro del autoritarismo

del Gobierno (p. 102).

La esperanza renace, para M.U., si concluyera en China

el régimen comunista, instalar allí un experimentalismo

democrático en el país, sería muy factible y alagüeño.

El catálogo de novedades productivas en la actual China

lo desagrega M.U. del siguiente modo:

l. Se ha instalado una empresa de aldea o municipio,

que permite una asociación entre el Estado y la empresa

privada;

2. Entidades casi públicas pueden competir e innovar en

el mercado, como si fueran empresas privadas del

mundo occidental;

3. El sistema de cooperativas de accionistas, les permite

intervenir en el diseño del gobierno de la cooperativa;

4. El principio una acción un voto equivale a que cada

trabajador tiene un voto:

5. La industria rural se ha convertido en una respuesta

innovadora para enfrentar los problemas de desarrollo

económico del país, sobre todo porque potenció una

vasta gama de descentralización industrial;

6. Las industrias productivas del Estado, con todos los

compromisos sociales que deben atender, no obstante

han organizado redes completas de empresas en

camino hacia el vanguardismo productivo;

7. En muchos lugares del país se ha instalado cierto

grado de democracia local, con el objeto que la

sociedad controle las cuentas de los gobiernos

locales

No obstante el importante aporte que generan estas

innovaciones, nos lo dice M.U., China sigue siendo una

nación de campesinos. También pronostica que “la

asociación de los gobiernos locales con el empresariado

privado, podría sembrar la formación de múltiples

regímenes de asignación descentralizada de recursos

productivos” (p. 105).

Advierte M.U. que “el desarrollo de las prácticas de

intervención y aprendizaje colectivo, de competencia

cooperativa y coordinación descentralizada, ejerce

presión para el mantenimiento de esa coexistencia”

(p.107).

El tercer país que trataremos es Brasil:

Sostiene M.U. que después de la Segunda Guerra

Mundial Brasil adhirió a la práctica de la

industrialización, basada en la sustitución de

importaciones, buscando consolidar la estabilidad

monetaria a partir del ajuste fiscal, e impulsando una

rápida y radical privatización del sector público. Se

aplicó un programa de convergencia del neoliberalismo

con asistencialismo social, que utilizaba además un tipo

de cambio anclado, una tasa de interés real muy alta y

una decisiva represión salarial, que pretendía ser

contrarrestada con un alza del poder adquisitivo de los

pobres (p. 108 y 113).

Señala también M.U. que el gobierno ayudó a establecer

subsidios y protecciones para equilibrar la economía. El

núcleo tecnológico del sistema fue la industria de

producción masiva fondista. Precisamente por ello el

funcionamiento de la economía no pudo ser eficiente ni

competitivo a nivel internacional. Las finanzas

funcionaron como un negocio familiar, tanto en las

grandes como en las pequeñas industrias nacionales. El

sindicalismo actuaba al modo corporativista,

impulsando una movilización popular controlada (ps

110/112).

Destaca M.U. que, pese a sus defectos, la estrategia de

sustitución de importaciones funcionó en el Brasil,

impulsando un índice elevado de crecimiento. Agrega

que Brasil padece de una baja tasa de ahorro interno, una

escacés generalizada de capitales de riesgo, tanto

públicos como privados, gran exclusión de las pequeñas

y medianas empresas, insuficiencia de política crediticia.

Se generó un estrangulamiento del gasto social por parte

de los sectores privilegiados de la economía (p. 116).

Es importante el señalamiento de M.U. en el sentido de

que presidencialismo del Brasil estuvo abrumado por el

tema económico, haciendo que el sistema político funcio-

ne con un poderoso perfil plebiscitario, con efectos

nacionalizadores y subversivos. Sostiene que hay

preservar la potencia plebiscitaria del presidencialismo del

Brasil,

purgándolo de atolladeros que desaceleren la política (p.

117)

Destaca M.U. que la Constitución de 1988 del Brasil,

combinó la sindicalización automática de todos los

trabajadores, con el aseguramiento de la completa inde-

pendencia de los sindicatos en relación con el Gobierno.

Pero ello no ha significado que los sindicatos sean más

solidarios en sus relaciones industriales. Propone que se

instalen medios alternativos de derecho laboral. Realiza

otras propuestas que se enmarcan en sus propuestas de

experimentalismo democrático, que ya hemos

considerádo (p.118).

El racismo en Brasil es un capítulo muy importante en el

análisis de M.U. Sostiene, en general, que “la raza como

ámbito vital de conflicto con respecto a la estructura de las

relaciones sociales”. Señala que en los Estados Unidos ha

regido la regla de que “una gota de sangre negra basta para

que uno sea negro”, hasta que se abandonó el Programa de

la Oficina de Libertos. Luego los estadounidenses se

ocuparon del problema racial por fuera de los problemas

de jerarquía de clases, considerando que las divisiones

racionales son irreductibles a la división de clases.

Reconoce M.U. que el experimentalismo democrático no

puede garantizar el alivio del odio existente en materia

racial. Por eso es que propone hasta la aplicación de

sanciones penales contra la discriminación racial.

Nosotros no coincidimos con esta alternativa: el sistema

penal no reeduca, potencia al delito luego de la libertad, y

los libertos son fáciles presas del marginamiento.

Solamente una pedagogía paulofreireana de avanzada,

puede ser intentada, con el grave riesgo de que sea tarde.

Es concluyente M.U. cuando sostiene que “el destino de la

diferencia racial en una democracia es irrelevante. En

tanto que el destino del principio nacional en un mundo

democrático es ser el fundamento de la especialización

moral dentro de la humanidad”. Preciosa distinción y

valorización de una idea constructiva y no destructiva de

la nación.

Cuando M.U. se ocupa del Brasil, sostiene que se trata de

una sociedad racialmente mixta a la que le ha costado

reconocer su racismo y que ese racismo impone una

enorme coacción al avance del experimentalismo

democrático”. Señala que en su país se han generalizado

los matrimonios mixtos en las clases trabajadoras, lo cual

deja de lado el modo de sentir de los estadounidenses

expresado en la regla “de que solo una gota”

DESAFIOS PARA EL EXPERIMENTALISMO

DEMOCRÁTICO, TAMBIEN PARA LA GESTIÓN DE

CALIDAD

Concluido este simple estudio sobre el pensamiento de

Mangabeira Unger, y teniendo presente que no hemos

consultado el resto de su importante obra, hacemos un

paseo por el estado actual de la ciencia, de la mano de una

nota publicada por Le Monde Diplomatique en español,

del mes de octubre del corriente año 2009, sobre “Las

nanotecnologías hacen ¡BANG1!” de Mateo Cueva, que

parece ser un pseudónimo de un alto funcionario

internacional, según nos informa dicha nota.

Es entonces que surgen los interrogantes. Qué respuesta

tiene el experimentalismo democrático, mucho más

nuestra simple propuesta de aplicar gestión de calidad,

frente al pronóstico nanotecnológico interdisciplinario,

según el cual la nanomedicina, en tiempo incierto, podría

convertirse en una pesadilla para la humanidad.

Especialmente para la democracia económica igualitaria

buscada con ahínco por M.U. Según la nota de Le Monde,

un informe de la Organización de las Naciones Unidas

para la Educación, la Ciencia y la Cultura, es decir la

UNESCO, hace sonar esta tremenda alarma: “A largo

plazo, la nanomedicina podrá acarrear una transformación

radical de la especie humana”, una situación tal donde “ya

no sería posible hablar de ser humano”, porque los

esfuerzos de la humanidad, vía la nanomedicina, para

modificarse como y cuando quieran (quienes controlen el

proceso científico de cambio de la humanidad), pues

llegando al resultado buscado no se podría volver atrás.

¿De qué se trata? Nacería una trans-humanidad poblada de

homo sapiens 2.0, donde una minoría de pos-humanos

dotados de unos desempeños físicos e intelectuales

ahumentados, coexistirían con humanos de segunda,

marginados en su humanidad misma. Se cita un estudio de

Bert Gordjin, “Les questions éthiques en nanomedecine”

UNESCO, 2008.

Obviamente que no se trata de ciencia ficción, sino de un

pronóstico de incierta aparición en nuestro mundo. Pero

no se nos ocurre sostener que Mangabeira Unger deba

tomar con premura medidas preventivas sobre esta

cuestión, sobre todo si continuamos con la descripción que

nos hace la nota de Le Monde sobre otras posibles

apariciones resultantes de la nanociencia, pero que en este

caso sí, de producirse, afectarían directamente la

democracia económica que buscamos. Nos referimos al

monopolio mundial de productos alimenticios por parte de

diez fabricantes de agroquímicos, que generan el 90% de

esa producción y más de los dos tercios de semillas

exclusivas. La nota de Le Monde sostiene que en este caso

corresponde realizar una reforma de fondo al régimen de

patentes y del derecho internacional de propiedad

intelectual. De no ser así, media docena de

multinacionales podrían acaparar el patrimonio vegetal de

la humanidad.

La nota de Le Monde indica el caso de Monsanto y Dow

Agrosciences, empresas que se asociaron para producir, a

partir del 2010, semillas de maíz que contienen ocho

huellas genéticas para luchar contra los herbicidas y contra

los insectos, de modo tal de utilizar el 87% de la superficie

total de los cultivos genéticamente modificados del

mundo, los cuales llevan la etiqueta de Monsanto. Esto le

permitió aumentar el 35% el precio de algunas semillas de

maíz genéticamente modificado.

Frente a esta situación monopólica, se señala que de aquí

al 2017, el hambre llegaría a afectar a mil doscientos

millones de habitantes de las setenta naciones más pobres.

Vale decir que si el experimentalismo democrático, así

como la gestión de calidad, no se hacen cargo de esta

tremenda desigualdad, la igualación entre países de

vanguardia y los de retaguardia, quedaría fuera de la

excelente propuesta de Mangabeira Unger.

Hemos notado que M.U. no se hace cargo del monopolio

productivo en su estudio, probablemente por la severidad

de la legislación estadounidense en esta materia. Pero en

otros países, Argentina por ejemplo, las cosas no son

iguales, porque falla el sistema de control administrativo y

judicial. Además, en el caso de los monopolios

internacionales, la jurisdicción norteamericana no opera.

Resulta claro que se deberá incluir ambos temas,

monopolios y patentes, como cambio institucional

necesario, para llevar adelante el experimentalismo

democrático, así como la gestión de calidad.

Por otra parte, no podemos olvidarnos que es durante los

primeros cinco años de la vida de los hombres, cuando es

necesario alimentarse, para no quedar expuesto a la

desnutrición para el resto de nuestras vidas. Es decir que

ni el experimentalismo democrático ni la gestión de

calidad podrán obviar semejante limitación humana.

Entonces debe quedar claro que: o trabajamos con familias

que tienen niños de no más de un año o nuestros esfuerzos

están dirigidos a las nuevas generaciones. Pero en caso

alguno estamos diciendo que no vale la pena no comenzar:

la historia de la humanidad no es solamente su pasado,

sino también su proyección hacia el futuro. Deseamos que

un futuro con justicia social pueda hacer una historia de la

justicia social, de su nacimiento y su comparación con su

perverso pasado.

SEGUNDA PARTE

EL DESPERTAR DEL INDIVIDUO. IMAGINACION Y

ESPERANZA

1. La filosofía de nuestro tiempo y la evaluación y critica

que le hace Mangabeira Unger.

En esta segunda parte analizamos el pensamiento

filosófico de Mangabeira Unger, a partir del estudio de la

reciente aparición en español de su libro “El despertar del

individuo. Imaginación y esperanza”, edición del Fondo

de Cultura Económica (Buenos Aires, 2009).

Se trata de la fundamentación filosófica de su

experimentalismo democrático, que ha sido considerado

en la primera parte de este estudio. En este libro M.U.

denuncia el pragmatismo filosófico de nuestro tiempo, que

ha hecho de la filosofía una falsa pragmática, sin

resultados prácticos en términos de justicia social.

Sostiene Mangabeira que dicha posición es una “versión

de la senilidad bajo la apariencia de la sabiduría”. “Una

suerte de cantar en nuestras cadenas como filosofía

dominante de nuestro tiempo” . En cambio, M.U. sostiene

que de lo que “se trata es de dar cuenta de nuestra

condición humana y elevarla” (op. cit pags 11 y 12).

Destaca M.U. que el referido pramatismo que él denuncia,

está asociado con el pensamiento de Platón. Se trataría, a

nuestro juicio, de una consecuencia del idealismo utópico

platónico. Lo que no se hace es “entender con claridad la

experiencia y la conveniencia de transformación”,

requerida por nuestro tiempo.

También se denuncia el pensamiento kantiano, en la

medida que allí se pretende deducir “nuestras

experiencias básicas de comprensión del mundo, la

satisfacción recíproca y la espera de la felicidad”: sin

tomar en cuenta que “el hombre es la medida, y que no

hay otra cosa”. De otro modo no se puede abarcar “la

materia concreta de las sociedades y de las culturas en las

que vivimos (pags. 14 y 15).

Sostiene Mangabeira que la idea kantiana de un “marco

normativo inmutable (de la conducta humana) resulta ser

otra versión del intento de ver con los ojos de Dios”,

incluso a nuestro propio hacer. Pero en realidad, sostiene

M.U., lo que se logra es “negar la capacidad divina con

que contamos para repensar y reconstruir paso a paso

cada aspecto de nuestro estado. Esta linea argumental de

Mangabeir implica un avance sobre su tesis pedagógica de

considerar a cada niño como un profeta.

De inmediato objeta Mangabeira el optimismo del

pensamiento hegeliano, cuando éste sostiene que “las

estructuras sociales representan una serie de incidentes en

nuestra historia, a saber: la de nuestra autoconstrucción

individual y colectiva, creadora de tipos de conocimiento

o de organización social y económica. Es decir que para

Hegel hay fuerzas comparables a leyes que conducen al

éxito (determinismo histórico) de esos sistemas de

organización o de conciencia.

Más adelante objeta M.U. la opción de un “pragmatismo

empequeñecido”, que consiste en abandonar todo intento

de encontrar por encima o más allá de las sociedades y de

las culturas, “un lugar desde donde juzgar sus

instituciones, prácticas y discursos” (p. 16). Según

Mangabeira no podemos comprometernos con esta

desnaturalización de la sociedad y de la cultura, pues

implica un “desvio del destino para recuperar la

imaginación humana: nuestro interés material en la

economía práctica y el progreso tecnológico, nuestro

interés moral y político en la emancipación de los

individuos”. Esta ideología es denunciada por M.U. como

“una práctica subversiva y constructiva” (p. 18).

Para M.U. todas estas posiciones no hacen otra cosa que

sostener que “pensar en nosotros mismos y en nuestra

relación con la obra del hombre parece un mero

entremés”. “Si queremos ser más libres, sostiene, incluso

más libres para contemplar nuestra realidad como un todo,

solo podremos hacerlo conquistando más libertad para

comprender y actuar en el mudo.”

Continuando con su crítica al pensamiento filosófico

clásico, Mangabeira se ocupa de Leibnitz y su filosofía

perenne, para quien “una sociedad bien organizada es

aquella en la cual cada grupo ocupa un lugar o desempeña

su papel dentro de una división predeterminada del

trabajo” Según Leibnitz “el orden externo de la sociedad y

el orden interno de la personalidad se refuerzan

recíprocamente y empiezan a desmoronarse si no se

apuntalan el uno al otro. Sostiene M.U con razón que “una

vez devaluado el mundo, en especial el mundo social,

todavía debe ser administrado”. Y agrega que no podemos

continuar afirmando una realidad de la Unidad, porque

logran resolver los problemas prácticos del orden social.

Para Mangabeira ese retiro amenaza con dejar tras de sí el

desastre: una ausencia de iniciativas y de creencias (p. 27).

En cambio la propuesta de M.U. es la realización de un

“pragmatismo radicalizado”, que tiene por objeto convertir

en inteligible e inflexible este desvío occidental de la

filosofía pernne (p. 29).

Para Mangabeira “el individuo, su carácter y su destino

son reales. Cada individuo es diferente de todos los que

han existido y existirán. Una vida humana es un

movimiento irreversible y dramático desde el nacimiento

hasta la muerte, rodeado del misterio y bajo la sombra del

azar” (p. 30)

Destaca M.U. que “lo que los individuos pueden hacer con

sus vidas depende de cómo está organizada la sociedad y

del lugar que ocupan en el orden social”. Este pensamiento

organizacional del maestro brasileño es absolutamente

compatible con nuestra prédica de la gestión de calidad en

la organización del trabajo, a la cual ya hemos hecho

referencia.

Desde este posicionamiento M.U. denuncia las

tergiversaciones llevadas a cabo por la (pretendida)

rebelión de Occidente, que (sin posibilidad de éxito)

pretende oponerse a la filosofía perenne del

fenomenalismo y naturalismo del perfeccionamiento

democrático. Sostiene el maestro que “no estamos en un

lugar divino, equidistante de la naturaleza y de la

sociedad, sino en el medio de la experiencia de lo personal

y de lo social (p 33).

A esta altura nos encontramos con la denuncia de M.U. al

perfeccionismo democrático que pretende llevar a cabo el

modelo democrático de los Estados Unidos. Este modelo

“ha tenido su auge en el país que repudió con mayor

fervor todo lo vinculado con la filosofía perenne y su ética

de la serenidad, es decir los Estados Unidos. Allí donde se

instaló la creencia en que una sociedad libre tiene una

fórmula institucional que, una vez descubierta, sólo

necesita esporádicos ajustes, en raros casos de crisis

nacionales o internacionales. Se trata de un dogmatismo

institucional, sostiene M.U. que niega la verdad de que las

promesas de la democracia solo pueden cumplirse con una

incesante renovación experimental de sus medios

institucionales. De este modo se instala una suerte de

idolatría institucional (p. 36).

Otra falsedad de dicho perfeccionismo democrático es la

“creencia de que, impidiendo la desgracia y la opresión

extremas, el individuo puede elevarse física, intelectual y

espiritualmente”. Ello no así, porque lo que se logra es

“perder de vista cuanto de nuestras experiencias privadas,

incluso en sus aspectos más íntimos, queda cautivo de la

forma en que está organizada la sociedad”.

Lo mismo ocurre con la adhesión del perfeccionismo

democrático a las concepciones decimonónicas de

propiedad y contrato: temas ya analizados en la primera

parte de este ensayo.

Sostiene M.U. que el perfeccionismo democrático se

equivoca al ver en el esfuerzo personal del individuo una

via a la auto-suficiencia frente a la muerte. Agrega que

“nuestra tarea consiste en afirmar la realidad de la

diferencia y de las transformaciones…para tener en

cuenta: “la desproporción entre nuestro deseo de

universalidad y nuestras circunstancias particulares; la

relativa debilidad de cualquier comprensión que creemos

poder alcanzar del mundo no humano; la imposibilidad de

encontrar de encontrar un contexto abarcador de todos los

contextos, y un marco de referencia indiscutible e

inalterable que le de sentido y dirección a nuestra

experiencia; la certeza de que moriremos como seres

naturales efímeros a pesar del carácter de nuestros deseos

y pensamientos que están abiertos a la infinitud” (p.39).

1.1. Reivindicación del pragmatismo como punto de

partida.

Mangabeira reivindica al pragmatismo como un punto de

partida inexorable, pero superable camino al

experimentalismo democrático.

Sostiene que “lo importante es crear un mundo de ideas

acerca de la mente, de la naturaleza, del individuo y de la

sociedad, reivindicando el gran intento revolucionario de

unir las ciencias y la democracia, el experimentalismo y la

emancipación, la humanización de la sociedad y la

divinización de la humanidad”. (p.41) Una suerte de

evocación del pensamiento de Saint Simon en sus

objeciones a Carlos Marx, en su tiempo.

La idea fuerza de M.U. es la de la “infinitud del espíritu

humano, en el individuo y en la humanidad”. Sostiene que

en la era de democracia, la filosofía, al igual que la poesía

o la política deben ser proféticas. Es decir que el hombre

como agente de la historia es un niño profeta que camina

al experimentalismo democrático, como ya lo hemos visto.

Pero aclara Mangabeira que “ningún filósofo o tradición

filosófica en los dos últimos siglos tuvo el monopolio de

esta profesia. Ella está en todas partes” (p. 42).

Para M.U. “el pragmatismo fue la filosofía nacional de la

que hoy es la potencia dominante en el mundo, y esto lo

vuelve sospechoso”. Camino a “una evidente adulación

del poderoso”, agrega el maestro. Se trata de un

“empoderamiento” del individuo, es decir de su elevación

a un poder y a una libertad semejante a la de los dioses”

(p. 43).

Por este camino M.U. está en condiciones de definir la

imagen del agente humano, que resulta irreductible a

cualquier conjunto de influencias causales que incidan en

él. Reconoce Mangabeira que todas estas ideas han sido

influidas por la sabiduría de Nicolás de Cusa, que viviera

entre 1401 y 1464). A partir de allí reconoce que “el

pragmatismo, aunque reducido y domesticado, representa

la filosofía viva en la actualidad: no es un tema académico

de profesores, sino del mundo, porque representa hoy en

día el poder dominante, bajo el riesgo de convertirse en la

“idolatría del poder”, en una “genuflexión” ante la

filosofía nacional de una democracia imperial (p. 44). De

este modo la denominación “pragmatismo” se aplica a la

filosofía nacional propia del poder dominante que

configura la globalización.

Se pone de manifiesto en Mangabeira que “la filosofía es

una utilización intensiva de las facultades transgresoras de

la mente”. Con ese espíritu se aproxima al pragmatismo y

el maestro justifica el uso de ese nombre (p.45).

Hay tres ideas del pragmatismo que M.U. se esmera en

destacr. En primer lugar el pensamiento de Charles Peirce

sobre el significado de los conceptos, cuyo mayor valor

está en “la manera en que se disipa una superstición que

esclaviza la mente (p. 47). Esto lo lleva a concluir a

Mangabeira que “la tesis central de su libro es que la

conexión entre pensamiento y practica es mucho más

intima y se logra mucho mejor cuando nuestras mentes se

dirigen hacia nuestros propios problemas: los intereses de

la humanidad (p. 47).

Esta concepción de Peirce sobre la objetividad de los

conceptos, para M.U implican la convergencia de las

creencias del observador ideal con el naturalismo. Sin

embargo, agrega, “si nos liberamos del enfoque

naturalista…al obtener un sustituto del conocimiento

prohibido” ...si no fuéramos mortales, convalidaría nuestra

exigencia de comprender solo a través de nuestra

capacidad de predicción y de control (p. 48).

En segundo lugar M.U se ocupa del pragmatismo

estadounidense en la “teoría de la verdad” de William

James. Esta teoría afirma “que la representación de la

realidad y la experiencia del deseo están vinculadas

internamente. Tesis que ha sido acusada como “una

filosofía que toma por realidad una quimera”. Ello obliga a

“reinterpretarla y radicalizarla”, porque “una doctrina que

corroe el naturalismo queda privada de su vigor”, con el

resultado de “una dilapidación de una oportunidad de

desarrollar parte del aparato intelectual útil para el

progreso de una causa” (ps. 48 y 49). Destaca M.U. que

los errores de James relativizan su valor.

El tercer pensamiento que trata M.U. es el de John Dewey

sobre “la experiencia”, que es una suerte de tercer legado

del pragmatismo estadounidense. Se trata de otro ejemplo

de “una traición a una visión radicalizada a favor de un

compromiso con el naturalismo” (p. 50). En Dewey

Mangabeir ve “la imagen del agente humano arrojado a un

mundo plagado de restricciones”, un mundo en el cual

todo puede convertirse en otra cosa y en el que nada es

permanente. “El hacedor de herramientas es el mismo

hombre como herramienta”. Para M.U la idea de un

hombre como agente que se resiste, en un mar de

contingencias, lo convierte en poca cosa. “La

naturalización del hombre será su deshumanización” (p.

51).

Frente a estos pensamientos Mangabeira concluye que “un

pragmatismo radicalizado, más fiel a sus propios

objetivos, debe resolver estas ambigüedades de una

manera decisiva a favor del agente (de los hombres), y de

sus ambiciones”. Hay “que revelar como se puede

reorientar el pensamiento y reorganizar la sociedad…” (p.

52).

1.3. Los conceptos fundamentales en el pragmatismo.

Primero Mangabeira aborda el tema de la “agencia”, que

no es otra que el “agente humano, determinado y esposado

por el contexto y por la tradición, por convenciones y

dogmas, desde su nacimiento hasta la muerte, por enigmas

que no puede resolver” (p. 53).

“La razón natural de esta precariedad es que no estamos

hechos como dioses, sino como seres naturales efímeros,

con un alcance de percepción y de experiencia limitados”

(p. 54). Afirma M.U. “que no podemos espiritualizar a la

naturaleza: solo podemos elegir entre hacer algo con ella o

dejarla por su cuenta”, concluyendo que “…al final, no

podemos tener la esperanza de convertir a la naturaleza en

nosotros mismos” (p.55).

Luego M.U. aborda el tema la “contingencia”. Sostiene

que “el hecho de que el universo sea de determinada

manera y no de otra, es el elemento irreductible de

contingencia en la cosmología que más defiende la

necesidad de relaciones constantes en el universo” . “Esta

contingencia no es una especulación vacua, es un peso que

soportamos con dificultad…” (p.56).

Después M.U. se ocupa del “carácter decisivo de nuestra

lucha histórica en torno a la configuración de la sociedad y

de la cultura…que están teñidos por dogmas

culturales…no podemos dividir nuestra experiencia entre

lo personal y colectivo: el tiempo histórico se filtra en el

tiempo biográfico” ( 57).

El cuarto tema es el papel que juegan la fortuna y la gracia

en la vida humana. Esto lo lleva a Mangabeira a ocuparse

de “la futuridad”, donde “el tiempo es real para la

existencia humana, es una presión que enfrentamos con

intensidad creciente” (p.57). “Vivir para el futuro es la

forma de vivir en el presente sin estar por completo

determinado por las presentes condiciones de la

existencia” (p. 58). “La futuridad tendría que dejar de ser

un problema y transformarse en un programa: deberíamos

realizarla para potenciarnos” (p. 59).

Al fin llega M.U. al “experimentalismo”. Que “es menos

una idea aislada que una combinación de los otros temas”.

Lo que agrega Mangabeira es “la concepción de lo nuevo

y de su creación”: entender una situación es captar sus

posibles transformaciones (p. 59). Cuando el maestro

sostiene que “acelerar la producción de lo nuevo es

convetir el modo de trabajar en conjunto de las personas

en una plasmación social de la imaginación” (p.59),

insistimos nosotros que utilizando conceptos de gestión de

calidad, como ya le señalarámos en la primera parte de

este estudio.

El tema se vuelve recurrente cuando M.U. señala que “la

forma de cooperación práctica refleja la combinación de

análisis, síntesis y abducción (Peirce)”, para concluir que

“la organización del trabajo se vuelve razón practica a

caballo” (p. 60). De este modo el experimentalismo

establece los términos a partir de los cuales podemos

cambiar todos los demás dominios, “para que los cambios

dependan menos de las crisis”. Se trata de “organizar la

lucha por el dominio y los usos del poder gubernamental,

por el dominio de los medios institucionales a través de los

cuales podemos hacernos reclamos mutuos” (p. 61). De

este modo “el experimentalismo es autopromoción

existencial, es cambiar el contexto de las disposiciones

preestablecidas…” Representa en Mangabeira “la

solución al problema metafísico…”, porque para

“concretar cualquier cosa debemos organizar la

experiencia y la sociedad. Ese es nuestro pensamiento: sin

organización no hay libertad, ni justicia social.

Las propuestas que M.U. realiza en tal sentido es

“moverse dentro del contexto establecido que nos permita

anticipar oportunidades que todavía no se han concretado

y que quizas ni siquiera permita que se concreten. Es

organizar la sociedad y el pensamiento de manera que la

diferencia entre reproducir el presente y experimentar con

el futuro disminuya y desaparezca. “Entonces nos

volvemos al mismo tiempo más humanos y más

semejantes a dioses” (p. 62). En esto hay en Mangabeira

una proyección paulo-freireana que supera a Freire.

1.4. Las lecturas erróneas del pragmatismo.

Sostiene M.U. que “como filosofía el pragmatismo falló

en hacerles justicia a las ideas de agencia, contingencia,

futuridad y experimentalismo” inspiradores del

pragmatismo. La consecuencia fue “impedir que el

pragmatismo llegara a ser digno de su poder visionario”,

sobre todo en los Estados Unidos. (p. 62)

M.U. propone “una reorientación del pragmatismo, que

equivalga a la liberación de una visión encadenada”.

Reconoce que “toda innovación importante en el

pensamiento o en la sociedad requiera una pequeña

rebelión”. Señala que “las iniciativas que más importan

son profesías, además de reformas, y sus agentes deben

luchar contra todo lo que en su situación defraude sus

profesías”. Es que no somos prisioneros, afortunados o

desafortunados, del mundo social. (ps. 63 y 64). Un

optimismo a favor de la libertad por parte de M.U.

Entonces el maestro nos entusiasma con su discurso

metafórico cuando nos dice: “es como si pudiéramos

disipar la oscuridad que rodea a nuestros

conocimientos…encendiendo súbitamente las luces, sin

tener que haber realizado el trabajo de las ciencias

naturales, y sin haber estado limitado por el carácter

especializado, dependiente de sus herramientas…” (p. 66).

Y señala que “no se deduce de nuestro estar encerrados en

la naturaleza el que podamos dejar (de) planificar ese

encierro…como si no fuéramos quienes de hecho somos”.

“Sin embargo, podemos hacerlo sólo con pasos

localizados, pero acumulativos”. Una suerte de paciencia

oriental en M.U. (p. 67)

Después nos agrega, significativamente: “No podemos ver

el mundo con los ojos de Dios: pero podemos cambiar

nuestra situación. Producir una formación de pensamiento

que pueda sostener y guiar una acción transformadora y

que prescinda de las ilusiones de una superciencia natural”

(p. 67).

Le llega la hora a Manguebeira de evaluar al pragmatismo

de los Estados Unidos. En tal sentido nos dice que “el

pragmatismo es la filosofía de la potencia dominante en el

mundo”. Agrega que la tentación (en los Estados Unidos)

ha sido permitir que el contenido de su método quedará

comprometido con los defectos de la cultura nacional de la

cual el pragmatismo es vocero (p. 68). Tambíén destaca

que cuando en USA se subestima la medida en que el

entero orden de la sociedad y de la cultura representa una

política petrificada, se vuelve esclavo de sus propias

creaciones no reconocidas. Además M.U. resalta que “en

gran medida, un elemento principal de la cultura

estadounidense subestima la naturaleza mutable de la vida

social y exagera el grado en que el individuo puede

escapar a las consecuencias de su mortalidad, su fragilidad

y su ignorancia acerca del escenario fundamental de la

vida humana” (ps 68 y 69).

Para Mangabeira “el culto a la Constitución es meramente

el caso extremo de esta idealización absoluta de una

concepción abstracta del mercado, de la democracia y de

la sociedad civil libre”(p.69). Este culto a un liberalismo

sin reglas es el que ha llevado al suicidio, virtualmente, al

capitalismo durante la Presidencia Busch. Es con ese

resultado recesivo y paralizante con quien tiene que luchar

el flamante Presidente Barack Obama.

2 Una concepción de la humanidad y sus variables

fundamentales.

2.1. Señala Mangabeira que “no es el menor servicio que

la democracia le presta la humanidad el de crear un clima

más favorable para semejantes exploraciones” al estilo

pragmatico de vida económica. Lo hace atacando a las

formas extremas y arraigadas de desigualdad y por su

confianza en la capacidad de los hombres y mujeres

comunes y corrientes. Agrega que el pragmatismo que

vale la pena salvar y radicalizar es otro nombre para la

filosofía que se hace cargo de estos problemas. Una vez

radicalizado, el pragmatismo solo puede ser detenido por

un regreso al ascendiente pagano de lo impersonal sobre

las personas. Contra dicho paganismo el mundo entero ha

estado luchando para derrotarlo, sostiene M.U.

Como contracara a tan fuerte afirmación podemos señalar

que también se presenta, en forma parelala y tambien

vigorosa, una lucha contra el fundamentalismo religioso,

que no brega por el fortalecimiento de los valores de un

humanismo enaltecedor, sino para persistir en una suerte

de “guerra santa”, llena de sangre, fanatismo, falto de

solidaridad humana.

Señala M.U. que la concepción medular del pragmatismo

se encuentra en “lo particular: en lo relativo tanto a

personas como a sociedades concretas. Solo existe lo

particular, nos indica (p. 76).

También nos indica que si bien las instituciones sociales

organizadas, si bien nos moldean, nunca lo hacen por

completo. Afirma que “el carácter incontenible de la

mente y del individuo se repite en la experiencia de la

humanidad como totalidad (p. 77). En tanto que enfatiza lo

negativo de considerar el concepto de infinito como una

creencia que eleva al hombre: cuando ello ocurre nos

encontramos con un estigma de nuestra condición humana

que nos marca significativamente (p. 77).

Impugna Mangabeira la rutina y la repetición a que está

acostumbrada nuestra sociedad, factores perjudiciales que

le han hecho perder mucho a la vida humana. Y nos dice

que “el pragmatismo radicalizado, cuando se acelera, se

convierte en el instrumento filosófico de esta repetición

rutinaria (p. 78). Esto pone de manifiesto que la propuesta

de M.U. de instalar un experimentalismo democrático, se

opone al referido pragmatismo radicalizado.

Por cierto que “disminuir la distancia entre las actividades

de preservación, posición conservadora de quienes tienen

bienestar, con la necesaria transformación del contexto, a

favor de quienes tienen déficit de bienestar, implica para

M.U. un programa de “revolución permanente”. De este

modo la palabra revolucion, lo dice Mangabeira, pierde

toda su aura de romanticismo (p. 79).

Entonces se pregunta el maestro ¿Dónde encontramos una

guía en el punto de avance o de transgresión?

La propuesta de Mangabeira esta dirigida a cambiar la

relación de los hombres con los contextos sociales y

culturales que han generado su cautiverio. Esto no solo

podemos hacerlo, sin que debemos hacerlo (pag. 78).

Estas ideas nos evocan la idea de revolución que nos ha

legado Ortega y Gasset al mundo hispánico: no se trata de

cambio de abusos, sino de los usos sociales. Tremendo

desafío cultural el de lograr cambiar los usos sociales, por

cierto.

M.U. sostiene el objetivo liberal de fragmentar el poder,

pero repudia el objetivo conservador de reducir la

velocidad de la transformación política de la sociedad. En

esos términos Mangabeira realiza una propuesta

parlamentarista, a favor de elecciones anticipadas frente a

una crisis política, aun dentro del presidencialismo. Pero

M.U. aclara que por mas enérgica que sea la acción

política, ella sin organización resulta efímera y peligrosa

(p. 81). Discurso de Saint Simon a Carlos Marx,

anunciándole el inexorable fracaso del colectivismo.

La vuelta de tuerca que propone Mangabeira a favor del

cambio lo es el municipalismo. Defiende la

experimentación federativa. Pero además, el maestro del

Brasil de los intereses vitales de los individuos,

disfrutando de una herencia social de recursos básicos

cuando los requiera en momentos críticos de su vida. El

Estado debe poder intervenir en la práctica u organización

económica y social, devolviéndoles a las víctimas su

condición de agentes decisivos (p. 82).

3. Tiempo y experiencia, en la propuesta de Mangabeira

Unger.

Sostiene M.U. que nadie puede negar que somos parte de

la naturaleza. Pero corresponde contrastar la experiencia

natural de la humanidad con la experiencia humana de la

naturaleza. Afirma que nuestro conocimiento orientado

hacia la acción tiene una ventaja sobre el conocimiento

disociado de la acción. Hay que rechazar la posibilidad de

que el conocimiento más confiable es el conocimiento

impersonal (p. 91).

El pensamiento humano tiene que enfrentarse

permanentemente a la resistencia que le impone la

naturaleza que nos rodea, son palabras de M.U. y agrega

que debemos seguir adelante confiando en un principio de

eficacia (p. 92). Somos como ciegos que usan bastones

para detectar los obstáculos delante de ellos.

Le importa a Mangabeira poner énfasis en que el hombre

resuelve sus problemos de una manera muy distinta a

como si fuera una máquina o un zombi. Ello ocurre porque

lo hace por su capacidad de representar situaciones como

una totalidad, aunque esa representación sea incompleta:

es inexorable a que el hombre se enfrente con la

ambigüedad, la duda y la oscuridad (p.92). Pero el hombre

debe ser capaz de no repetirse, tiene un impulso a la

innovación, a la inventiva y a la trascendencia, está

impulsado por la imaginación. Esta es la naturaleza en la

acción del hombre.

De este modo el hombre es un creador porque tiene

conocimiento de su propia creación. Es así como el

hombre puede prescindir del bastón de los ciegos. De este

modo el hombre se ha convertido en un ser con conciencia

de su destino colectivo (ps. 93 y 94). Pero la contraparte

de su actitud constructiva es el impulso iconoclasta de

negar la realidad que tiene el hombre para terminar

poniendo resistencias a generar reformas. Pero cuando

existe capacidad para generar reformas, lo hace en

provecho del crecimiento económico, manifestándose el

interés en la permanente subversión de todos los esquemas

arraigados de división y jerarquías sociales (p. 95).

El costo que genera la resolución de los problemas

sociales es que, para bien o para mal, estamos interesados.

Lo cierto es que “la idea de una sociedad libre basada en la

cooperación entre los individuos, con la garantía de una

igualdad de oportunidades y de respeto, no tiene

traducción a una única determinada organización de la

vida humana” (p.96).

“Por todas estas razones, sostiene M.U., nuestro pensar el

mundo que construimos permanece siempre hundido en

las sombras de la ambigüedad, las proyecciones, la

decepción y el autoengaño, la voluntad haciéndose pasar

por la comprensión, la idea esperando convertirse en

realidad” (p. 96).

“Podemos caer en la tentación de malinterpretar nuestro

éxito limitado y particular en la predicción científica y en

el control tecnológico como un signo de vemos al mundo

como realmente es” . “La filosofía perenne tuvo su forma

de cometer esta equivocación. El naturalismo moderno la

cometió de otra manera” (p.99).

Y ahora el tiempo. Un dilema profundamente planteado

por M.U. en el terreno filósofico. “Una antinomia que

revela el conflicto entre la realidad del tiempo, el carácter

histórico del universo, y la representación causal del

mundo” (p. 100). De cara a esta antinomia M.U nos

enseña que un orden social y económico, una vez

estabilizado por la interrupción del conflicto institucional

e ideológico, muestra relaciones regulares. Pero ello no

puede llevarnos a la tentación de confundir sus rutinas con

las leyes universales y eternas de la organización social,

nos vuelve a enseñar el maestro. “La historia de la teoría

social demuestra que en nuestros pensamientos acerca de

la realidad no llegamos a aceptar con facilidad el carácter

histórico de nuestra existencia. Pero, de todos modos,

terminamos por aceptarlo” (p.101)

Cuando M.U. se enfrenta con la necesidad de elucidar la

“antinomia de la objetividad”, llega a la conclusión de que

“en el mundo humano resolvemos dicha antinomia a favor

de la acción y de la vida” (p.104). A la hora en que el

hombre asume la organización institucional e ideológica

de la vida, M.U. sostiene la existencia de tres etapas:

En la primera hay una explosión de conflictos y de

inventiva: pero no son momentos de revolución en el

sentido fantasioso del Siglo XIX, son meramente

episodios de una reforma revolucionaria. En la segunda

“ceden los conflictos fundacionales y las estructuras

institucionales se van enfriando”. Y en la tercera el

momento fundacional se aleja demasiado de la experiencia

presente como para interpretarla con claridad y autoridad.

Concluye M.U. que “ningún conjunto de innovaciones

sociales y culturales es más importante que el que nos

permite apurar la sucesión de estas etapas compactándolas

con otras” (ps. 105 y 106).

M.U. desarrolla cinco hipótesis una visión sobre la

realidad del tiempo y sus consecuencias:

Primera hipótesis: “El tiempo es la transformación de la

transformación”. El tiempo es el contraste entre lo que

cambia y lo que no cambia. Entre los postulados de la

realidad del tiempo, el más sospechoso es el de conexión.

Sin embargo no puede haber transformación de la

transformación sin conexión entre las cosas. El tiempo

presupone el espacio, pero lo rehace continuamente (ps.

110 a 116).

Segunda hipótesis: “El tiempo todo lo domina”. Más tarde

o más temprano todo cambia: también las leyes de la

naturaleza. Esta idea es desconcertante, pero no es

absurda. Decir que las leyes tienen una historia es decir

que se desarrollan junto con los fenómenos que gobiernan.

El acertijo de los parámetros que no se pueden explicar

ilustra un problema más general y recurrente en la historia

de la ciencia. Haciendo una analogía con el derecho

consuetudinario en la historia humana, algunos cambios

naturales están gobernados por leyes, otros cambian las

leyes (ps.116 a 124).

Tercera hipótesis: “No hay un horizonte cerrado de

mundos posibles”. Las situaciones posibles no son un

antecedente atemporal de la situación actual, son

simplemente una penumbra alrededor de lo actual. La

ausencia de un horizonte cerrado de situaciones

posibles…produce una serie de interrogantes en relación

con la explicación contrafactual. Como no existe un

horizonte cerrado, los cambios se producen bajo un

modelo sutil: como lo es el derecho consuetudinario en

relación con el estatutario. Entender algo es imaginarlo

cambiado, ver como y cuando puede cambiar y en que

puede transformarse. Debemos aceptar estas confusiones

como una inevitable tensión entre la realidad del tiempo,

con la visión de conexión e inferencia a la que nos

conduce nuestro enemigo ostensible: el pensamiento

lógico matemático.(ps. 124 a 128).

Cuarta hipótesis: “Las matemáticas se resisten a reconocer

la realidad del tiempo”. Esto es connatural al pensamiento

matemático. Pero la mente, producto de su historia natural,

es una máquina para resolver problemas: pero debe ser

más que una máquina, pues debe coexistir con la

plasticidad, la innovación y la trascendencia. Debemos ser

capaces de construir nuevas formas de comprender. Ello

es inseparable de la constitución misma del cerebro. Le

permite al hombre convertirse en un revolucionario para

ver el mundo como totalidad. Lo curioso es que M.U.

concluya que la “expresión suprema de este poder son las

matemáticas (p. 130). Y M.U. lo explica: la matemática

necesariamente explica, necesariamente es omnipresente a

partir de su razonamiento recursivo, necesariamente a

partir de su fertilidad para producir proposiciones

equivalentes. Pero las matemáticas son algo más: gozan

del atributo que les permite transformar los restantes

atributos, con lo cual purifican su producción del saber.

He aquí el elemento visionario de la matemática, su fuerza

impulsora e intoxicante. Lo de intoxicante merece una

explicación particular por parte del maestro Mangabeira.

Donde no cabe duda que existe claridad es en su

afirmación sobre que “nada es más real que el tiempo” (ps.

128 a 135).

Quinta hipótesis: “La experiencia humana posee una

estructura temporal ineludible”. No encontramos el tiempo

como seres sin cuerpo y sin contexto: lo encontramos en

situaciones particulares. Estar atados al tiempo es el

elemento que compartimos de una manera más íntima con

toda la realidad. Estamos hechos de tiempo. Somos

organismos que viven y que mueren. Perseguimos

proyectos y generamos lealtades. Tener conocimiento de

la muerte es un elemento central (en el caso nuestro nunca

nos hemos ocupado de la muerte, porque no sabemos

como hacer para ocuparnos de la nada: siento que hasta el

día en quejaré de respirar estaré naciendo, no a otra vida,

sino en el dejar de respirar). Pero es muy significativo que

M.U. nos diga que “la certeza de la muerte es un

escándalo y una afrenta porque impone lo irrevocable y la

finitud a nuestra experiencia de lo inagotable” (p. 137). A

través del tiempo perseguimos proyectos y generamos

lealtades.

Cambia el giro del análisis M.U. y se ocupa del tiempo

económico. Nos dice que “que nos ahorran tiempo para

esas actividades que todavía no sabemos como repetir bajo

una fórmula y plasmar en una máquina”. Nuestra

respuesta es que no debemos desentendernos de la

eficiencia en el ahorro del tiempo utilizado inútilmente por

el trabajo burocrático: clave de la gestión de calidad como

ya fuera analizado en la primera parte de este libro. Por

eso es que nos parece muy significativa esta aseveración

de M.U., con la cual coincidimos: “La expresión mas

importante del aspecto de la vida estandarizada en la

personalidade un personaje –un individuo cuya forma se

ha vuelto rígida- rodeado de un caparazón protector de

rutinas individuales y sociales”. Magnifica definición del

ogro burocrático, el devastador protagonista de aquello

que Max Weber describió como “dominación burocratica”

(ver su Economía y Sociedad publicado por el F.C.E.)

Entonces cambia nuevamente el giro del tratamiento del

tema M.U. Nos dice “La experiencia contraria es la que

alcanzamos cuando somos capaces de entregarnos con

gran decisión y sin reservas a nuestras relaciones y

proyectos (pa. 142). Es que entonces ya dejaremos ser

unos burócratas, sino un agentes enriquecidos por la

“educación como práctica de la libertad” que predicó

Paulo Freire, y que está perfeccionando M.U. con su

experimentalismo democrático. Pero M.U. muestra cierto

escepticismo en la materia, nos dice “¿Cómo podemos

vivir ambas experiencias de una manera simultaneas”. Se

esta refiriendo a la molestia que nosotros consideramos

como rutina burocrática, y al entregarse sin reservas, es

decir sin rutinas, a nuestros proyectos. Para nosotros el

camino, lo decimos una vez más, es la gestión de calidad

como ética transformadora de la organización del trabajo

humano (el pensamiento de M.U. verlo en ps 135 a 144).

4. La autoconciencia y la humanidad imaginada

4.1. La imaginación desactivada. Mangabeira propone

como camino para activar la imaginación, para

superar un pragmatismo democrático ineficiente,

trasegar los caminos de la racionalización, la

humanización y el escapismo. M.U. parte de la

base de que el experimentalismo no necesita

esperar una crisis para iniciar dicho camino,

porque parte de la “imaginación” como dotación

fundamental del hombre libre. Hagamos el

recorrido del camino indicado:

La racionalización es la tendencia que prevalece en las

ciencias sociales positivas, en especial la economía. M.U.

comienza por impugnar al marxismo, sobre todo por su

impotencia práctica en términos de lograr lo que se dice

buscar y, para ello sostiene las “formas sucesivas de

organización, económica y política propuestas por dicha

ideología, no constituyen sistemas indivisibles: entonces,

no pueden mantenerse unidos o caen juntos. Es decir que

se pretendió generar cambios a partir de generar

catástrofes, el resultado fue su caída.

Luego M.U. se ocupa de denunciar las insuficiencias del

economicismo. Sostiene que dicho fundamentalismo es

evadirse, es decir no hacerse cargo, de toda afirmación

causal y de los compromisos prescriptivos polémicos que

los pudieran llevar a un puerto seguro de neutralidad

analítica. El precio de esa pureza es la tautología y la

trivialidad (p. 149). La segunda forma de evasión de ese

fundamentalismo es la identificación de la idea abstracta

de mercado y de su eficiencia, con un régimen particular

de propiedad y de contrato. La tercer forma de evasión

consiste en evitar toda aclaración con respecto al vínculo

entre las regularidades económicas y el trasfondo

institucional e ideológico de las cuales dependen (p. 150).

En consecuencia, señala M.U. lo que no han hecho estos

fundamentalismo es reconocer el papel central de la

discontinuidad de la historia y el efecto decisivo de un

determinado escenario institucional e ideológico (p. 152).

Continua el maestro Mangabeira señalando que hoy en

día, todos los sectores cultos e ilustrados, creen que el

orden establecido carece de profundidad y autoridad, pero

que, de todos modos, es imposible de cambiar, excepto si

hay presión o una crisis. M.U. nos dice que “tienen casi la

razón”, pero que, asimismo, esa prevención es exagerada

(p.153).

Entonces Mangabeira comienza a desarrollar la linea

argumental de su experimentalismo democrático, ya

analizado en la primera parte de este libro. Para él el

cambio se logra “mediante las transferencias

compensatorias, para atenuar la desigualdad y la

inseguridad en la economía de mercado, por medio de una

redistribución retrospectiva” (p. 154). Hay que generar

claridad en nuestros deseos e intuiciones que nos orienten

a la justicia, según métricas establecidas.

Para lograr estos resultados se debe “realizar una campaña

sin tregua dentro del contexto, revelando sus fallas y

descubriendo sus posibilidades ocultas de transformación”

(p. 156).

De todos modos M.U. reconoce que aun así las

dificultades permanecen. Hay que definir que es lo que

buscamos ¿la expansión del número de los agentes que

tienen un acceso efectivo a los recursos u oportunidades

de producción, además de la diversificación de los

régimenes legales vigentes? o ¿se trata de la medida en la

cual cada uno de esos usuarios disfruta de un poder

incondicional sobre los recursos bajo su dominio?

La respuesta de Mangabeira es lograr instalar una profecía

social que abra el camino de la nueva era. Ya hemos visto

su propuesta pedagógica de lograr en cada niño en la

escuela a un joven profeta que abra el camino. En

definitiva el maestro reconoce que “la organización de la

sociedad y de la cultura son las que deben establecer los

términos en los cuales podemos lograrlo, subiendo o

bajando el umbral de las posibilidades” (p. 160).

4.2. La autoconciencia reorientada

La reorientación de la autoconciencia que propone

Mangabeira la propone, como una necesidad explicativa y

crítica, en un sentido episódico y sistémico, agregando que

“podemos invertir la situación de una manera sistémica,

forjando ordenamientos institucionales que disminuyan la

distancia entre lo que hacemos dentro del marco y en

relación con el marco” (p.161). A nosotros nos gratifica

este compromiso epistemológico del maestro brasileño a

favor del sistemismo, al cual hemos venido adhiriendo con

firmeza desde nuestra publicación del libro Cibernética y

Política (Ed. Ciudad Argentina, Mendoza, 1986).

Agrega M.U. que todo el campo de estudios sociales e

históricos debe aceptar la necesidad de una división

intelectual del trabajo y de las disciplinas especializadas

que se basan en esa división del trabajo (p. 162).

4.3. Una visión inicial de la mente

En ese caso Mangabeira se ocupa de las paradojas que

existen entre la mente y la naturaleza humana. Primero lo

hace en relación con la paradoja entre el cerebro y la

mente, que reside en no poder describir adecuadamente la

experiencia de la conciencia en términos físicos (p. 163).

En relación con la capacidad de producir algo infinito de

algo finito, ello lo cambia todo y conforma la experiencia

de nuestra conciencia en su totalidad (p. 163). Agrega

M.U. que nos encontramos con una ambigüedad en el uso

del concepto de conciencia, podemos atribuirle conciencia

a otros animales, pero “no lograremos trazar un mapa de

lo que nosotros, los seres humanos, reconocemos como

vida conciente” (p. 164).

Sostiene M.U. que el poder recursivo de complicar es

esencial y dominante para la conciencia. El cerebro tiene

plasticidad. Pero lo más interesante es la siguiente

afirmación del maestro: “El posible paralelismo entre la

organización de la sociedad y la organización de la mente

prefigura la idea central de un programa político fiel a las

aspiraciones y a los presupuestos del experimentalismo

democrático”(p. 165). Esta es una de las afirmaciones de

principio mas importantes en la obra de M.U. Implica que

la organización es la clave del experimentalismo

democrático, tanto cuando se refiera a la sociedad, como

cuando se refiera a la mente humana: es la clave de

política transformadora por la cual brega el maestro. No

menos importante es su afirmación: “En este punto nos

convertimos en menos semejantes a animales y en más

semejantes a dioses”. Impactante.

Nos toca ahora considerar la paradoja que se produce entre

la naturaleza humana y la historia. Señala M.U. que cada

aspecto de nuestra experiencia no es nunca definitiva en la

historia. Esto es consecuencia de que solo podemos vivir

con un ordenamiento estable en la sociedad, con el

pensamiento como trasfondo. No existe un ordenamiento

natural o definitivo. Además, nos señala, que “podemos

cambiar lo que somos en un sentido colectivo sólo con

lentitud y en los márgenes: es decir en relación con lo que

somos ahora” (p. 166).

En un sentido correspondiente nos dice M.U que “Que

estemos a merced de la historia no hace que seamos fáciles

de moldear. No podemos volver a fojas cero. Pero

“podemos cambiar la relación entre la repetición y la

innovación en nuestra experiencia colectiva, usando lo

repetitivo, que se plasma en las prácticas y en las

máquinas estandardizadas , para facilitar la aparición de lo

que no se presta a repetición” (p. 167).

Otro señalamiento trascendente de M.U. es que “La forma

habitual de la persona, su disposición con respecto a los

demás, así como hacia las perspectivas de su propia

existencia, es su carácter. Nos han enseñado que el

carácter se convierte en destino (ps. 167 y 168). Pero no se

trata, nos dice, de forjar un carácter al angostamiento de la

existencia…El asunto no es hacerle la guerra a los hábitos,

ni hacerse la guerra a uno mismo, sino forjarse un estilo de

existencia, el cual pueda bajar lo suficiente nuestras

defensas como para fortalecer nuestra disponibilidad para

lo nuevo, nuestra adhesión a la vida y nuestro amor al

mundo” (p.. 168): profunda definición ética de M.U.

4.4. Impugnación de la mente como una computadora.

Trascendente posición esta de M.U. La mente no es una

computadora organizada en elementos modulares y

discretos: ello no es innato al hombre. Esto no es verdad

como consecuencia de un proceso de selección natural, a

la manera de un darwinismo aumentado y corregido. Esto

no es totalmente erróneo, pero es unilateral (p. 168).

Además se destaca que “la mente no pasa simplemente de

una similitud en la sintaxis a una atribución de significado:

puede utilizar una sintaxis similar a través de distintos

significados y transmite significados similares a través de

distintas sintaxis (p. 169). La mente tiene el poder de

producir resultados que ningún conjunto cerrado podría

generar: la mente sintetiza y subvierte al mismo tiempo.

Logra nuevas conexiones eliminando las viejas.

M.U. destaca la importancia de la mente como

imaginación. El otro es la sociedad que se reestructura

progresivamente sobre el modelo de la imaginación. Y

agrega que el resultado de la lucha o competencia entre la

vida social y cultural, da forma a nuestra experiencia de la

mente.

En este contexto remata M.U. con un pensamiento que

resulta de mucha significación por la impronta que

contiene: “También descubrimos que la historia del

mundo no ofrece una lista corta y cerrada de formas

alternativas de organización social, política y económica,

y mucho menos una sucesión evolutiva de sistemas

institucionales indivisibles que se siguen el uno al otro por

una inexorable lógica de transformación” (p. 171). Es

decir que para Mangabeira su propuesta de

experimentalismo democrática es un camino abierto, paso

a paso, adecuado al cambio de circunstancias, para instalar

efectivamente la igualdad social como consecuencia de la

“educación como práctica de la libertad”, en la vía del

pensamiento freireano.

4.5. Los dos aspectos de la mente

Señala Mangabeira que cada vez que una persona aprende

a realizar una cosa repetidamente, logra que la máquina lo

haga. Es decir la máquina va sustituyendo al hombre por

decisión humana, esto a favor de la libertad del hombre

para hacer otras cosas, señalamos nosotros.

El poder de la mente es lograr hacer. Para ello hay que

partir de un aspecto que M.U. llama “modular”, es decir el

hacer especializado. Pero además el hacer es, en la

terminología del maestro, formulario: es decir que se hace

a partir de formulas. Ellas son “un principio, un medio y

un fin”, siguiendo a M.U. Lo que estamos viendo es un

seguimiento del pensamiento de Max Weber en “sus

fundamentos sociológicos de la acción social”, materia

que fue el objeto de nuestro libro “Introducción al

pensamiento social de Max Weber” (Ed. Pannedille,

Buenos Aires, 1970, agotado). En Weber se habla de que

la acción social esta determinada por motivos (principios

para M.U.), se lleva a cabo a partir de medios y está

orientada a un fin: todo lo cual determina el “sentido de la

acción social”. Algo muy del tipo del pensamiento de

M.U. que comentamos.

Pero Mangabeira agrega que la mente tiene, además, el

poder de infinitud recursiva y el poder de iniciativa

formulaica, a partir de lo cual se realizan infinitas

combinaciones de elementos finitos; pero por el poder de

iniciativa no formulaica hace cosas no sometidas a reglas

(p. 173). Formidable avance de M.U., luego de noventa

años, en relación con el estudio weberiano (Economía y

Sociedad se escribió por los años 1920, como obra

póstuma del gran sabio).

Agrega M.U. que el poder de infinitud recursiva implica la

capacidad negativa de la mente: volverse contra si misma,

probando, negando, subvirtiendo, eludiendo y

transformando (p.173). Señala también que “la conciencia

es trascendente: no puede confinarse en un marco cerrado

de prespuestos. Agrega que la “conciencia es

sorprendente”, al margen de ningún conjunto de reglas

previas. Ello es una camino a la novedad.

Continúa M.U. sosteniendo que “la mente está encarnada”,

de modo tal que funciona como instrumento para resolver

problemas. Finaliza M.U. este capítulo sosteniendo que “la

mente es un proyecto inacabado, no sólo como las ruinas

de la historia natural, sino también porque no hay ningún

patrón con que medir las relaciones entre sus partes que no

dependa de lo que hemos hecho nosotros mismos en la

historia” (p. 177).

4.6. De una concepción de la mente al señalamiento de

un rumbo

En este capítulo Mangabeira comienza preguntándose

¿qué deberíamos hacer con nuestras vidas y cómo

deberíamos organizar nuestra sociedad? Tremenda

cuestión, por cierto. Su primera respuesta es que “el

mundo manifiesto del cambio y de la diferencia es

ilusorio” (.p. 178).

Encuentra M.U. que “dentro del individuo, los apetituos

sensuales deben subordinarse a los impusos orientados a la

acción, a la comprensión de una realidad universal y

profunda” (p. 178); que “la forma suprema del

compromiso sin renuncias, es vivir para el futuro y luchar

para darle a la vida un rumbo, de manera de vivir como

seres no conformados de un modo completo y definitivo

por creencias y ordenamientos establecidos” (p.180).

Señala que nuestra insaciabilidad es el estigma de nuestra

infinitud.

Luego establece que si tenemos éxito estaremos mejor

capacitados para pertenecer a un mundo cultural y social

determinado y al mismo tiempo estar fuera de él. Y nos

indica que “no es cierto, como creían los liberales y

socialistas, que exista una armonía preexistente entre

nuestro interés práctico en el progreso económico y

nuestro interés moral en la emancipación del poder del

hombre” (p. 182). Es que Mangabeira encuentra que la

base de la experiencia para avanzar en la superposición del

progreso material y los requisitos para la emancipación

humana, reside en el papel que tienen para el progreso las

expresiones sociales del segundo aspecto de la mente. Así

mismo nos dice que “no tenemos que elegir entre una

sustitución revolucionaria de lo establecido y su

humanización a través de la redistribución compensatoria

mediante impuestos o a través de la idealización de la ley:

algo común en nuestras prácticas políticas. En cambio

considera que podemos y debemos mezclar las categorías

de reforma y revolución, prefiriendo un cambio, que si

bien será paulatino, pueda volverse revolucionario por

efecto acumulativo (p.185).

Su conclusión es que si todavía dependemos de las crisis

como parteras del cambio, debemos aprender a organizar

para no depender de las calamidades. Las formas

particulares del progreso siguen siendo enigmáticas y

controversiales.

5. Los proyectos de transformación de Mangabeira

Unger en el campo de la política, la religión y el

pensamiento especulativo.

Se orienta M.U. por abogar a favor de una particular

revolución, de tipo universal, tanto espiritual como

política. Entiende que podemos ser humanos solo

resistiendo las limitaciones de las estructuras establecidas,

dentro de las cuales nos movemos. Y señala que “contra

esta creencia se erigen los proyectos revolucionarios que

nos han enseñado a salir al encuentro de los problemas.

Propone, en cambio, una perspectiva que nos motive para

salir al encuentro de los problemas . Una posición fuerte

en Mangabeira es que descubrimos y nos rebelamos contra

los límites de las circunstancias en todos los aspectos de la

experiencia (p. 191).

Concluye que “sería triste y heroico si no pudiéramos

hacer más que rebelarnos”. Pero se anima a invitarnos

realizar actos de resistencia y de inventiva, aspirando a

“una felicidad basada en nuestra liberación y superación,

no en nuestra esclavitud y rebajamiento: ello será un

despertar” (p. 192).

Es decir que la enseñanza principal de Mangabeira, nos lo

señala él mismo, es que “nos divinizamos para vivir, no en

que vivimos para divinizarnos” (p. 193).

5.1. Se señala un falso escape

Destaca Mangabeira que una forma de fuga es la negación

de la verdad. La comprensión del mundo requiere la

abstinencia de la imaginación. Esto merece un explicación

más detenida por parte del maestro, nos parece. En cambio

señala que la organización de la acción “termina por

aniquilar la voluntad”.

El resultado (de la fuga) es “un empequeñecimiento de la

experiencia”. Prefiere “otra forma habitual de huir que

consiste en descansar en una secreta camaradería entre

nosotros y las fuerzas que gobiernan el mundo” (p. 195).

Observamos en estos dichos un cierto conservadurismo

que se resigna frente al dolor humano.

También observamos un cierto optimismo en Mangabeira

cuando nos dice que “aquello que como un credo muerto

puede parecer una negativa a reconocer lo ajeno del

mundo, es capaz de convertirse en una fe viviente: en la

esperanza de que el mundo puede cambiar con el tiempo y

perder su enajenación, que puede ser elevado y redimido

(p. 196).

De todos modos reconoce que “aceptando nuestra

esclavitud no nos esforzaremos por ser más grandes y más

libres” (p. 197).

5.2. Voluntad e imaginación

Ahora Mangabeira reivindica la imaginación. Nos dice

que ella “informa e inspira a la voluntad”, porque ésta

provee el interés práctico, a la resistencia en la

reconstrucción, con los cuales la imaginación puede

ponerse a trabajar (p. 197). Señala M.U. que esta feliz

unión, entre voluntad e imaginación, empezará a

disolverse tan pronto como la imaginación deje de seguir

de cerca nuestras acciones. Parecería que el maestro

considera que el exceso de imaginación pone en peligro a

la acción (¿revolucionaria y eficiente?

Encontramos una cierta respuesta a estos dilemas cuando

M.U nos dice que “para vivir y actuar con éxito, debemos

enfrentar al mundo manifiesto…en beneficio tanto de una

comprensión causal como del poder transformativo, para

lo cual nos debemos embarcar en la investigación

científica (p. 200).

Pero sorprendentemente Mangaberia le pone límites a

dicha investigación. El principal de ellos es la utilización

de la matemáticas, porque dicha ciencia utiliza un

“lenguaje resistente al tiempo”, lo cual nos aleja de la

realidad, nos dice(p. 201). Nos preguntamos: cómo va

aprovechar M.U. los descubrimientos científicos sin el uso

de la estadística matemática, que es el principal

instrumento de la gestión de calidad en la organización del

trabajo. Esta resistencia de Mangabeira al tiempo de las

matemáticas proviene de los presupuestos filosóficos que

determinan su experimentalismo democrático. Ello

demuestra que dicha vía no se hace cargo de la

importancia que tiene medir el antes y el después del ritmo

del trabajo social: clave de la mejora continua la

organización de gestión de calidad.

En cambio para M.U. el uso de la matemáticas es un

peligro para el adecuado para poder “aprovechar los

descubrimientos de la ciencia para el proyecto de

recuperación” que busca el experimentalismo democrático

(p. 201). Y agrega: a medida que el mundo cambia, las

reglas por las cuales cambia, también cambian. “O las

leyes no lo gobiernan todo…o lo gobiernan todo, pero

ocurre algo bajo su dominio que las cambia de todos

modos” (p. 201”. Resulta interesante analizar esta posición

de M.U. desde el punto de vista del derecho. Está claro

que el maestro se refiere a leyes naturales. Pero no

podemos olvidar el derecho y la política no son naturaleza,

a partir de la afirmación de un hombre libre, objetivo que

no es negado por Mangabeira.

Un colofón interesante de este capítulo lo encontramos en

la afirmación de M.U. cuando nos dice “No seremos

felices porque nuestra conciencia del mundo permanecerá

dividida entre la poesía de la experiencia y la ciencia de la

naturaleza” (p. 202). Está claro que M.U. la poesía está en

la esencia de la experiencia.

5.3. El conflicto entre los requisitos que posibilitan el

autodominio.

Afirma Mangabeira que “nos necesitamos los unos a los

otros”. Pero “esta interconexión también implica una

amenaza. Implica la amenaza de quedar subordinados…”,

los unos a los otros, señalamos nosotros. El vínculo entre

los hombres “consiste en vivir nuestras vidas bajo la guía

de libretos colectivos, que nos dicen como pensar, sentir,

hablar y actuar” (p. 204).

Para poder superar los conflictos posibles para los

vínculos entre los hombres, M.U. propone los siguiente:

a) El amor personal, que no es ni eros ni ágape: dado

que intenta sobrevivir a la repetición y a la rutina en

el encuentro, transformarlas;

b) La cooperación en pos de la innovación, que modera

la tensión entre los imperativos de la cooperación y

de la innovación. A tal fin, “no debemos permitir que

ningún esquema establecido de división y de

jerarquías sociales predetermine las formas en las

cuales las personas pueden trabajar juntas” (p. 205).

Señala M.U. que “tanto el amor personal como la

cooperación en pos de la innovación, ambos nos exigen

aprender a vincularnos los unos a los otros” (p. 205).

También señala que los hombres no debemos ser

insaciables a la búsqueda de reconocimiento y aceptación.

“Lo cierto es que exigimos de los demás lo que un ser

humano no puede darle a otro: la seguridad incondicional

de que de que hay un lugar para cada uno de nosotros en el

mundo…” (p. 207). Denuncia M.U. que los hombres “no

podemos dejar de ser insaciables, exigir lo incondicional

de lo condicionado, sin dejar de ser humanos”.

De este modo, nos indica el maestro llegamos al umbral

del ser que genera nuestra infelicidad. Todavía no somos

esos seres capaces de comprometerse sin repetirse, como

los seres radicalmente originales que todos desearíamos

ser. “Debemos rehacer la sociedad la sociedad y la cultura

para transformarnos en esas personas de una manera más

completa: para poder llevar a cabo, las formas de

experiencia que se plasman de un modo excepcional en los

casos límite de amor personal y de cooperación en pos de

la innovación” (p. 208).

Agrega M.U que “la decisión de rehacer la sociedad en su

nombre (de los hombres) continua estando controvertida.

Más bien se la resiste de continuo. Para progresar debemos

reconstruir nuestro mundo. Esta reconstrucción se

convertirá en una lucha…Es un camino al que no podemos

renunciar”…¿Cómo podemos rehacer sin luchar o luchar

sin herir? Se pregunta finalmente Mangabeira (p.209).

5.4. El individuo y el carácter

Nos dice M.U. que podemos concebir instituciones y

prácticas que nos hagan más fuertes y más libres, y por

ende más humanos. Agrega que “al reducirnos a la versión

rutinaria de nosotros mismos, dejamos de ser plenamente

humanos. Nos empequeñecemos, empezamos a morir” (p.

211).

Entonces, continua el maestro, “para encontrar algo mejor

debemos ser capaces de experimentar con nosotros

mismos. Para buscar el cambio en nuestra relación con los

escenarios colectivos, debemos ser capaces de buscar el

cambio en nuestra relación con nuestro propio carácter.

No podemos modificar nuestro mundo si no nos

modificamos a nosotros mismos” (p. 211). Define sus su

conclusión diciendo que no podemos esperar a que estre

trabajo se realice en los prolongados tiempos de la

historia, porque vivimos una sola vez: ahora.

5.5 Tiempo histórico y tiempo biográfico

M.U establece que se hace inexorable cambiar las

condiciones de fondo de la vida social. El hombre debe

vivir en una sociedad comprometida a despertar y equipara

con los poderes de la imaginación a todas las personas, no

sólo a una elite de visionarios. La solución a los problemas

de nuestra infelicidad tienen lugar en el tiempo histórico.

Nosotros vivimos en el tiempo biográfico y estaremos

muertos antes de que se vuelvan más reales (p. 214).

Según el maestro, el contraste entre el tiempo histórico (es

decir el de la especie, nos parece), y el tiempo biográfico,

amenaza con instalar la desproporción entre la naturaleza

indiferente y la frágil humanidad. Y señala esta impactante

afirmación: “Si tratamos de convertirnos en instrumentos

sacrificales de un proyecto colectivo de transformación,

nos arriesgamos a convertirnos no solo en nuestros propios

enemigos, sino también en un peligro para la humanidad”

(p. 214). Hay un realismo conmovedor en el filosofo de la

transformación de la injusticia, como lo es Mangabeira:

pero ello no lo hace bajar sus brazos, de todos modos, nos

parece.

Es por eso que nos dice con firmeza, que el individuo debe

traducir la esperanza colectiva en una forma de vivir

ahora. Debe considerar la repetición como una incitación a

hacer lo que todavía no es repetible (p. 215).

5.5. Las profecías del arte

“La señal es el lugar del arte en nuestras vidas”, nos lo

dice M.U. El arte es una promesa de felicidad. Lo es para

la totalidad (es decir para la humanidad), y la felicidad de

la resolución. Entiende Mangabeira que, de este modo,

está proponiendo una alternativa a la filosofía perenne,

que él justifica cuando afirma que “la comedia es más

profunda y más verdadera que la tragedia” (p. 216). Todo

un optimismo lúdico en esta definición.

Agrega M.U que el arte encarna la más grande esperanza

de resolución, y entiende que “se convierte en una forma

de visión. Luego analiza y nos dice que “la música es la

profesía de nuestro poder de aceptarnos a nosotros

mismos, mientras nos hacemos libres y fuertes, desafiando

la repetición. Es un encantamiento (p. 216).

En tanto que las artes visuales, es M.U. quien habla, son

una profecía de nuestro poder de reconciliar la

imaginación del mundo, con el descubrimiento de una

estructura oculta. Finalmente, concluye, las artes orales o

escritas son una profecía del poder de cada uno para

vincularnos con otros, sin renunciar a una experiencia

diferente y a una voz única (p. 216).

6. La invención permanente del futuro

El proyecto que propone Mangabeira es la cooperación

experimentalista, tanto en los negocios como en la escuela,

así mismo en la organización de la política y la cultura. A

partir de este trabajo democrático el hombre puede

transcender sus contextos, para achicar la brecha entre la

conservación del estado de cosas con la transformación del

contexto. De este modo, nos lo dice M.U,

transformaremos permanentemente el futuro (p. 2l9).

Dicha cooperación tiene la capacidad de mitigar el

contraste entre los papeles de supervición y de

implementación. Y tiene una relativa fluidez en la

definición de los papeles mismos de su implementación.

La cooperación experemintalista equivale a un tipo de

esfuerzo para transformar a la sociedad en un espejo de la

imaginación (p. 220).

Sostiene M.U. que se debe combinar y superponer, en los

mismos dominios, la cooperación y la competencia. Se

deben reinterpretar sus intereses e identidades de grupo.

De este modo Mangabeira realiza una impugnación del

fordismo, sosteniendo que no ha logrado dichos

resultados. Nosotros agregamos que, por las mismas

razones, corresponde aplicar gestión de calidad en la

organización del trabajo.

Considera M.U. que la redistribución compensatoria a

través de impuestos y transferencias, asi como el apoyo

político para las pequeñas propiedades y los pequeños

negocios familiares, no son suficientes. Esta posición ya la

había planteado M.U en su democracia realizada, que

hemos considerado en la primera parte de este estudio,

agregando que dicha redistribución no es suficiente porque

mantiene dividida la sociedad.

Según Mangabeira para superar esta división se necesita

establecer un experimentalismo avanzado, versión reciente

y más extensa de un amplio espectro de habilidades de

cooperación y experimentación (p. 222). Una primera

propuesta es evitar las desigualdades extremas de

oportunidad, respeto y reconocimiento, como también la

insistencia constante en la igualdad de recursos o

resultados (p. 223).

Lo importante, según el maestro, es que la división social

y jerárquica no predetermine rígidamente la manera en que

las personas puedan trabajar juntas. Para ello se debe

limitar la transmisión hereditaria de las ventajas

económicas y educativas a través de la familia. Lo

importante es hacernos a nosotros mismos, más fuertes y

más libres, eliminando las desigualdades arraigadas. Las

personas deben ser responsables de su cuidado recíproco

(principio de solidaridad) (p. 224).

Otra condición que propone M.U. es aumentar las

capacidades de los hombres y mujeres comunes y

corrientes, protegiéndolos de la opresión gubernamental o

social, dotándolos y de medios económicos. La escuela

debe ser portavoz del futuro más que de la comunidad o

del gobierno. Debe reconocer en el niño al profeta

amordazado y lograr rescatarlo de su familia, su clase y su

tiempo (p. 225). Se trata de una verdadera revolución en

las costumbres sociales, de largo aliento, así como de gran

complejidad, porque no está en el espíritu de Mangabeira

suprimir a la familia como factor de formación humana.

Continua M.U. proponiendo “extender en la vida social” la

revisión de las prácticas sociales: principio de revisión. (p.

225). Resulta ilustrativo que M.U. nos diga que “no sólo

no existe una forma natural de vida humana, tampoco

existe formula definitiva institucional y cultural para la

democracia (p. 226).

Nos señala el maestro que necesitamos de la diferencia en

pro de la igualdad. Es decir nuestro clásico principio

juridico de “igualdad en igualdad de circunstancias” (p.

227). A tal fin se deben abrir una puerta común de

innovaciones democratizadoras y experimentalistas. “Se

debe desarrollar una democracia de alta energía, una

economía de mercado democratizada, una sociedad civil

organizada e independiente y un legado educativo y

económico, tanto para la resistencia como para la acción”

(p. 228).

Propone Mangabeira un régimen de comercio global que

tenga como objetivo para su organización, más que la

maximización del libre comercio, la reconciliación de las

trayectorias alternativas de desarrollo nacional dentro de

una apertura de la economía mundial. Insiste en que el

capital y el trabajo deben ganar juntos (propuesta ya

analizada). También en instalar una gran libertad de

movilidad laboral, que es la más poderosa de todas las

fuerzas igualadoras y un puntal para la libertad individual

(p. 229).

Por encima de la igualdad M.U. “valora la grandeza de los

poderes y de la experiencia del ser humano común, así

como la proliferación en la humanidad de personalidades y

de formas de vida fuertes y contrastantes Las variantes

heoricas y aristocráticas de autodominio deben ser

reiventadas en el proceso de su democratización (p. 229).

Es decir que el experimentalismo democrático de M.U. es

una aristocracia sin trabajo esclavo, a favor del mayor

igualitarismo posible, realizado paso a paso, en la

organización del trabajo: es decir aplicando gestión de

calidad. Para nosotros una manera de superar las

insuficiencias de la social democracia, que también es un

objetivo explicito por parte de M.U.

7. La democracia como antidestino

7.1. El experimentalismo democrático

Sostiene M.U. que la ambición más grande de la política

no es conseguir que las personas puedan mantenerse en

orden, sin vitalizadas. Que el primer obstáculo que se debe

superar es el enfrentamiento entre la rutina y la revolución.

(p. 233).

La idea de una política revolucionaria, sostiene M.U., es

sólo un mito o, al menos, un caso límite. Con esta

fantástica idea de cambiar la totalidad, la revolución se

vuelve una coartada, a lo que se le opone: la humanización

de un orden que ya no somos capaces de volver a

imaginar. Concluye que “la verdadera política

revolucionaria es la reforma revolucionaria” (p. 234).

Señala M.U. que “necesitamos entremezclar las categorías

de reforma y de revolución. Lo que debemos querer es

cambiar todo en la vida social, una cosa a la vez. Es un

método gradualista, pero con resultados revolucionarios”

(p. 235)

Luego señala que “una señal de éxito sería un aumento del

nivel de energía y de contenido estructural de la política,

sin necesidad de una crisis. Otra señal sería la atenuación

de la calidad excepcional de la vida política. Y una tercera

nos llevaría a la generalización de la experiencia de una

agencia política efectiva: la de resolver problemas

colectivos mediante soluciones colectivas. Por último

tendremos que fortalecer la idea de la vida política como

un antídoto contra el destino, y como garantía de nuestra

capacidad de comprometernos con el mundo social, sin

rendirnos ante él” (p.236).

7.2. La radicalización de la democracia

Propone M.U. –para lograr dicho objetivo radicalizador-

favorecer un sostenido incremento de la movilización

política, del involucramiento popular en la vida cívica.

Para ello hay que modificar el modo de financiar la

política, incrementar la libertad del acceso los medios de

comunicación de masas, tanto a los movimientos sociales,

como a los partidos políticos (p. 237).

Asimismo se deben combinar aspectos de la democracia

representativa con la directa o participativa, con la ayuda

de las instituciones representativas, porque, de lo contrario

fracasan. Ese camino es el antídoto más poderoso contra la

oligarquía en todas sus manifestaciones. Dicho tipo de

participación directa se debe utilizar en la implementación

de políticas sociales, en decisiones presupuestarias, así

como en plebiscitos utilizados para superar puntos

muertos en las diferencias entre los poderes de gobierno

(ps. 238 y 239).

Otra vía con el mismo objetivo, señala M.U. es introducir

una crítica al lenguaje tradicional de los derechos

fundamentales(p.241).

Finalmente, cabe disponer “el gradual desarrollo del

principio universal de herencia social: que todos cuenten

con unos recursos mínimos, con asignaciones

convenientes en tal sentido. A ello se debe agregar el

otorgamiento de beneficios especiales a favor de personas

con talentos extraordinarios (p. 243). Pero M.U. destaca

que lo más importante debe ser investigar las causas de la

exclusión o desventaja de las personas que se ven

necesitadas de la ayuda del Estado: esto no se está

haciendo sistemáticamente en lugar alguno, nos dice (p.

243) Además, la ayuda no puede generar milagros, frente

a disminuidos por razones genéticas. Pero no se debe dejar

de atender al desarrollo de los talentos. A veces la ayuda

no debe ser monetaria, sino otorgar el tiempo requerido

para cuidar de una manera directa a quienes se encuentren

necesitados (p. 244).

8. La reinvención de la socialdemocracia

En este capítulo Mangabeira se dedica a señalar las

razones por las cuales la respuesta de occidente a las

emergencias y desequilibrios del capitalismo

descontrolado, que no ha sido otra que la instalación de la

socialdemocracia, especialmente la escandinava, ha sido

superada el cambio de la historia, llegando a la conclusión

que solamente una sistema solidarista de experimentación

democrática, como el que él propone, puede lograr la tan

ansidada justicia social real en el mundo.

Sostiene M.U. que la socialdemocracia tuvo como objeto

controlar las situaciones de inestabilidad que puede

producir el mercado, a fin de darles seguridad económica a

ciertos sectores sociales que sufren privaciones. Para eso

se instalan un conjunto de principios, a saber: el derecho

adquirido a mantener su trabajo; la defensa de los

propietarios de bienes de producción contra la

inestabilidad de los mercados de capital; la tenencia

accionaria cruzada en la red de negocios para garantizar su

protección, especialmente las pequeñas empresas, las

propiedades agrarias, defendiéndolas de la competencia

doméstica y extranjera; también la protección de las

empresas familiares; la redistribución retrospectiva a

través de impuestos y transferencias (ps. 250 y 251).

Dicho programa ha ido variando con el tiempo, de modo

tal que se ido priorizando el logro de un alto nivel de

ayuda social, como última linea defensiva de los afectados

por el sistema capitalista. La consigna mayor es lograr la

mayor flexibilidad del mercado, aunque no se logre gran

inclusión de gente en el sistema (p. 252).

M.U. señala que “el primer problema de las

socialdemocracias es la estrechez de la puerta de entrada

de la sociedad a los sectores más avanzados de la

economía” (p. 253). Los otros problemas señalados por

Mangabeira son: las formas avanzadas de producción y de

aprendizaje, responsables de una creciente participación

en la riqueza social; el incremento del sector industrial

declinante de producción masiva; lograr que las personas

se ocupen, unas de otras, para atenderse recíprocamente en

sus necesidades, en especial los jóvenes, los ancianos y los

enfermos, que en general a cargo del Estado; la existencia

de trabajo inestable y carente de derechos de

representación, poblado de trabajadores temporarios(p.

258).

Todos estos problemas han ido perdiendo protección

particularizada, a partir de que, como lo sostiene M.U. la

solidaridad social se reduce al envio de cheques por

correo. Nada queda en común, “excepto la idea de pasado

compartido, el resplandor póstumo de una memoria

nacional que se ha vuelto sentimental” (p. 258).

Nos dice Mangabeira que para que la solidaridad social se

convierta en realidad no basta con que los individuos

entreguen un poco de dinero, deben entregar un poco de

sus vidas (p. 259).

Otro gran problema de la socialdemocracia destacado por

M.U. es “que le niegan al individuo las oportunidades de

superar los confines de una vida limitada”. Destaca que

hacia fines del siglo XX la gente, fatigada de sufrimientos

y placeres, se puso en manos de políticos, de animadores

de espectáculos (sobre todo en Argentina, destacamos

nosotros), y de filósofos que les enseñaron la ponsoñosa

teoría de que la política debe empequeñecerse para que los

individuos se engrandezcan. Como consecuencia de esto

quedó sometida a una suerte de somnolencia narcoléptica,

acompañados sólo por sus íntimos, y actuando como

títeres o como beligerantes protagonistas de una

guerra(p.260).

Cómo puede la gente salir de esa triste situación, para

M.U. su respuesta es su propuesta de experimentalismo

democrático y cooperativo, que ya hemos analizado. De

este modo se puede lograr la inclusión de las masas de

trabajadores comunes y corrientes, excluidas de los

círculos de producción y aprendizaje avanzado (p.261).

9. La religión y el despertar del individuo.

Para Mangabeira la religión consiste en la conexión del

hombre en tanto se encuentra imbricado en el problema de

la trascendencia. Empezamos a morir de muchas pequeñas

muertes. “Ningún progreso de las ciencias naturales podrá

eliminar la sombra que envuelve al hombre. Ellas solo

pueden ofrecernos una historia del universo. No puede

hacer nada para reducir la distancia entre el ser y la nada,

o para explicarnos cómo y porque el ser surge de la nada,

o porque no somos Dios en vez de unos seres

condenados”. (p. 269).

“Nuestra mortalidad centra nuestra experiencia en una

breve, irreversible y dramática sucesión de misterios”. (p.

269).

“La narrativa de la salvación ubican nuestra lucha con los

problemas de la conexión y de la trascendencia en un

contexto de mayor significación y esperanza. Las

relaciones entre las personas prefiguran nuestra relación

con Dios, quien, de este modo misterioso, nos necesita

como nosotros lo necesitamos a él”, no los señala M.U. (p.

269).

Nuestros grandes problemas seculares –la causa de la

democracia y el alivio de la pobreza- ganan en significado

por la participación que tienen en el trabajo de la

redención (p. 269).

“Uno de los problemas de la existencia es la aniquilación

del yo” En rigor la religión es “despertar del individuo a

otras personas y al mundo manifiesto” Este despertar es el

reverso tanto de la existencia como de la visión metafísica

que subyace en el planteo de la aniquilación del yo (p.

272).

Al enfrentar la certeza y lo irrevocable de la muerte, y al

ser incapaces de disipar el misterio de nuestra existencia,

estamos por lo general atareados con los problemas de

nuestra vida (p. 272). “Como consecuencia de ello

vivimos gran parte de nuestra vida en un estado de

somnolencia, representando un libreto escrito por otro”, lo

cual determina en reaccionemos haciendo desfilar sin

pausa ante nosotros el espectáculo de nuestro

deslizamiento hacia la muerte y de nuestra deambulación

en el sin sentido (p. 274). Resulta claro que en el

pensamiento de M.U. la religiosidad es la expresión de la

angustia existencial del hombre, ante la cual el

experimentalismo democrático trata de resolverla, cual

terapia psicológica, con una profunda dedicación humana

solidaria al servicio de su prójimo.

Se trata de un “paganismo tardío y forzado –son palabras

del propio M.U- como una antigua versión de la extinción

del yo” (p. 275). Ese actuar pagano del hombre, al realizar

su religiosidad como acción social “implica la supresión

de la individualidad, acompañada del apagamiento de la

conciencia y de los automatismos de la voluntad” (p. 275).

El actuar social se convierte en religión pagana, donde

Dios deja de ser en ente metafísico buscado como

consecuencia del misterio y del miedo a la muerte, para

convertirse en una manifestación solidaria humana, donde

el propio hombre se convierte en Dios. Se trata de una

suerte de panteísmo, posición filosófica que compartiera

nuestro gran pensador Juan Bautista Alberdi (ver en tal

sentido su “Fragmento Preliminar al estudio del Derecho).

Llega de este modo M.U. a describir la reacción humana

que él denomina “el despertar del individuo”, que se

convierte en un proyecto moral, proyecto que se encuentra

amenazado por una suerte de emboscada, porque el

hombre se da cuenta de “que la vida que llevamos es la

única que podemos vivir” (p. 277). Es evidente que para

M.U. dicho “proyecto moral” se ha convertido en religión

como acción humana, a la cual el hombre la vive como

Dios.

Advierte M.U. que la religión se convierte en una

orientación hacia el futuro, que es a su vez una forma de

vivir en el presente, donde el individuo no está del todo

determinado por la organización social y cultural (p. 277).

Fuerte protagonismo de la religión como determinante de

la conducta humana, protagonismo que actúa con el

resultado (doloroso) de que “nuestras vidas por lo general

terminan antes de que veamos que las cosas por las que

luchamos se hayan cumplido o han generado algo que no

habíamos deseado” (p. 277).

Un importante señalamiento de M.U. en su transitar la

religiosidad humana es su afirmación de que “no podemos

entregarnos por completo al mundo manifiesto y a los

demás si seguimos siendo títeres de un libreto que no

escribimos y los prisioneros de una situación que no nos

reconoced como los individuos capaces de trascender su

contexto que en realidad somos” (p. 278). Es por ello que

el hombre no tiene más remedio que preguntarse

¿entonces, que será lo próximo que hare? Esta es la

génesis del “despertar del individuo”.

En tal sentido M.U. nos dice “que lo que inspira este

despertar del individuo no es el resplandor de un ser único

que subyace al mundo fenoménico, como inspira la

versión contemporánea de la extinción de Dios…El amor

al mundo es la luz más débil de una llama más brillante, el

amor humano” (p. 279).

Resulta claro, en el pensamiento de M.U, que “la rebelión

romántica contra las estructuras, se continua en la

democracia, en la vía negativa que siempre existió, como

una herejía, dentro de las grandes religiones universales de

salvación personal” (p. 279).

En la forma que lo afirmamos aquí, nos lo dice M.U. “el

despertar del individuo puede parecer nada más que un

cristianismo sin Cristo y sin Iglesia…la doctrina del

despertar del individuo debe imponerse por su propia

fuerza” (p. 280). Y nos agrega más adelante que “el

diálogo de las más importantes tradiciones filosóficas de la

humanidad se ha convertido en un congreso de difuntos”

(p. 281).

Nos agrega M.U. que “el individuo despierta dos

veces…:una vez consiste en la afirmación de la

conciencia…”para luego transformarse en una experiencia

contraria: es decir con la pérdida de la conciencia”,

posición ésta que el maestro toma de Plotino. Se trata de

una dirección donde entramos con mayor plenitud en la

vida de nuestro propio cuerpo. “En otra dirección, dejamos

esa fortaleza en beneficio de dos clases de concentración:

que es una actividad que experimentamos como

absorbente y autojustificada, y la concentración en una

visión del mundo manifiesto, que nos rodea, que

experimentamos como suficiente para retener nuestra

atención” (p. 282).

De este modo, para M.U. “el segundo despertar del

individuo consiste en el descubrimiento dentro de nosotros

mismos de una exigencia de infinito, de absoluto. Una vez

que lo descubrimos, es irresistible, debemos vivirlo…Uno

es el descubrimiento de nuestro extrañamiento de los

mundos sociales y naturales” (p. 284).

“El otro acontecimiento que está en la base del segundo

despertar del individuo es nuestro reconocimiento, junto

con nuestro distanciamiento de la naturaleza y la sociedad,

del carácter ilimitado de nuestro deseo de la compañía de

otras personas” (p. 285). Clara referencial al

experimentalismo democrático y solidario por parte de

M.U.

En el pensamiento de M.U. el primer despertar del

individuo consiste en la afirmación de la conciencia de

una persona diferenciada, ya lo dijimos, aclarando ahora

que ello puede ocurrir en cualquier momento y en

cualquier sociedad y cultura. En tanto que el segundo

despertar es un descubrimiento que representa también

una perturbación: del descubrimiento del secreto de

nuestra infinitud y la perturbación de los ordenamientos y

de las creencias que la disimulan o la reprimen (p. 286).

¿Cómo deberiamos vivir -se pregunta M.U- para poder

realizar el segundo despertar, en tanto representa un ideal

y una orientación? Su respuesta es que “en nuestra vida

social y económica debemos hacer uso de la repetición,

que se plasma en prácticas estandarizadas y en máquinas.

En tanto que en nuestra vida moral debemos hacer uso de

nuestras disposiciones habituales, es decir de nuestras

virtudes, para ser nosotros mismos e ir más allá de

nosotros mismos” (p. 286). Esta claro que esta posición

del maestro logra distinguir con precisión lo que resulta de

la dominación burocrática, a la manera weberiana, de la

gestión de calidad en la organización del trabajo, como

ética freireana que él sigue y avanza en su estudio, como

ya lo hemos considerado.

Sostiene M.U que existen tres conjuntos de virtudes:

a) la virtud de conexión, es decir el respeto, la

tolerancia, la imparcialidad, que tiene que ver con la

manera en nos consideramos los unos a los otros;

b) la virtud de purificación, es decir la simplicidad, el

entusiasmo, la atención, que está vinculada al ascenso

del individuo en el curso de su primer despertar;

c) la virtud de divinización, es decir la apertura a nuevas

experiencias y a otras personas, que son los recursos

que desplegamos y las metas hacia las que nos

dirigimos en el curso del segundo despertar del

individuo. Todo este último desarrollo se encuentra

en pags. 286 a 288.

Este magnífico desarrollo ético de Mangabeira sobre la

etica privada y pública de su experimentación

democrática concluye con esta afirmación: “la práctica

de las virtudes de divinización modifica el significado y

el contenido de las virtudes de conexión” (p. 289).

10. La filosofía: más allá de la superciencia y de la

autoayuda.

10.1. En sus últimos tres capítulos M.U. se ocupa de la

filosofía que es el sustrato teórico de su libro. En principio

considera que la filosofía ha sido (¿siempre?) superciencia

o autoayuda. Podemos afirmar que en los referidos

capítulos M.U se ocupa fundamentalmente de la filosofía

como autoayuda. Afirma que no existe la superciencia, o

al menos una que la filosofía pueda determinar (p. 290).

“La filosofía es un canon abierto, fuerte porque no nos

habla desde las estrellas, sino desde dentro, defendiendo la

imaginación como método excluyente y el espíritu contra

las estructuras estrablecidas”, son palabfras de M.U. (p.

292).

¿Por qué es útil la filosofia? Se pregunta el maestro y

responde “podemos utilizarla para reestructurar las

disciplinas que están organizadas y determinadas por la

organización profesional del conocimiento especializado

(p. 293). Insistimos que este es el rol de la teoría de

sistemas y de la cibernética para facilitar el

funcionamiento de la ciencia de la organización del trabajo

con gestión de calidad, también del conocimiento

pedagógico en ella implicado.

10.2. Primera digresión: la naturaleza en su lugar

Nos dice M.U. que en un principio necesitabamos de la

naturaleza, a la cual le rendíamos culto. Ahora la

necesitamos cada vez menos. La civilización es el antídoto

de nuestra dependencia de la naturaleza (p. 299). Es

indudable que la filosofía y las ciencias del hombre han

crecido, señalamos nosotros.

Según M.U. el acrecentamiento de nuestro poder sobre la

naturaleza puede dividirse en cuatro partes:

a) en primer lugar tenemos el deleite del jardinero.

Consideramos a la naturaleza como un escenario para

evadirnos de la lucha y del esfuerzo en una libertad

estética.

b) en segundo lugar existe la responsabilidad de

mayordomía. Nos vemos como administradores, en

beneficio de las futuras generaciones, frente a una

reserva de recursos no renovables que se va

reduciendo.

c) en tercer lugar nos encontramos con las debilidades

de nuestra condición mortal. Sólo una pequeña

fracción de la población del mundo está amenazada

por los desastres naturales, un número mucho menor

que el de víctimas de cualquier enfermedad. Y

nosotros agregaríamos: también inferior al número de

victimas que produce una guerra.

d) en cuarto lugar podemos caracterizar otro aspecto de

nuestra actitud hacia la naturaleza como la ambiva-

lencia del titán. Ahora que necesitamos a la natura-

leza, enfrentamos un conflicto que no tuvieron nues-

tros antepasados: “podemos cuestionar los efectos

de nuestras acciones sobre la naturaleza animada e

inanimada que nos rodea.

Concluye Mangabeira diciéndonos que “estas ideas

pueden inspirar nuestros esfuerzos para mejorar, a

través de la ingeniería genética, a la naturaleza dentro

de nosotros. Todo este capitulo en pags 299 a 303.

10.3. La segunda digresión: la grilla universal de la

filosofía.

Nos dice M.U “que en la historia mundial de la filosofía

hay un reducido número de opciones intelectuales

recurrentes…en la metafísica sucede muy poco…en la

filosofía práctica de la política y de la ética, unas pocas

posiciones intelectuales han dado cuenta de las ideas

más influyentes”.

Más adelante M.U señala que “la metafísica debería

denominarse metahumanidad. Su ambición secreta es

vernos a nosotros mismos desde fuera, como si

fueramos Dios” (p. 309).

Nos resulta interesante la afirmación de M.U. cuando

nos dice que “el dominio del derecho y la experiencia

de la confianza entre extraños, sustentados por la

coerción regulada y la difusión del amor, son

herramientas fundamentales para preservar los lazos

sociales. Pero son frágiles” (p. 310). En consecuencia,

agrega el maestro: “algo debe agregarse al imperio de la

ley y a la confianza mínima: se trata de la división

social del trabajo, proporcionada por una jerarquía de

clases o de castas…las cosas parecen ser así, pero todo

cambia”, sigue diciendo M.U.

“Lo que cambia son dos avances conectados entre si a

saber:

a) el primer avance que todo lo cambia es la detención y

desestabilización, que aun no ha terminado, de la idea

de la sociedad de clases. Esta idea no es, actualmente,

un hecho natural o invariable. Su contenido depende

de la naturaleza de las instituciones y de las creencias

equivalentes . Para concluir la consideración del

primer avance diciéndonos que “las grandes

diferencias entre los talentos humanos nunca

deberían hacernos olvidar el reconocimiento de

nuestra común humanidad y el deber de un respeto

igualitario” (p. 312).

b) el segundo avance que lo cambia todo es un súbito y

dilatado acrecentamiento del repertorio conocido de

posibilidades institucionales. Nuestros intereses,

ideales e identidades son rehenes de las prácticas y de

las instituciones que aceptamos como su realización

práctica (p. 313)

A partir de aquí Mangabeira se dedica a enfatizar que el

remedio frente a la nueva situación que vive el mundo,

sin que cambie la situación de penuria de millones de

seres humanos, es su propuesta de experimentalismo

democrático, base de todas sus preocupaciones

intelectuales

Sostiene M.U. que la lucha por la transformación del

mundo, en beneficio de la autotransformación, y a la

inversa, se han convertido en los ideales en torno a los

cuales se organiza la vida. Agrega “que esta forma de

pensar tiene dos raíces, que se entrecruzan. Una raíz se

hunde en la historia de nuestras ideas morales,

interrumpida y reorientada por la inspiración profética y

por las revoluciones religiosas. La otra se hunde en el

progreso de la democracia y en la consiguiente

liberación de los lazos de todos los esquemas arraigados

de división social y de jerarquía, sobre las cuales

fundamos nuestras expectativas y exigencias

recíprocas” (p. 317).

Finaliza Mangabeira Unger la enjundiosa investigación

contenida en su libro, que lo convierte en maestro,

diciéndonos que “La combinación de los cambios

morales y políticos rompe el molde histórico mundial de

la filosofía. Los dos cambios, combinados, abandonan

la metafísica a sus rutinas, apenas modificadas por los

descubrimientos de la ciencia. Pero cambian para

siempre nuestras ideas acerca de nosotros mismos (p.

320)

Y se despide con esta pregunta “¿Qué conclusión

podemos sacar de estas indagaciones acerca de la grilla

universal de la filosofía? Que no podemos volvernos

Dios y que podemos volvernos más que Dios”.

Nuestra humilde conclusión es que el fantástico aporte

de Mangabeira Unger a la filosofía económica de

nuestro tiempo, que hemos ido intentando reseñar en

esta síntesis nuestra, con sus humildes comentarios,

amerita la realización de un seminario, o de varios, con

la presencia del maestro brasileño, porqué no en nuestra

querida Argentina: para intentar ampliar el ya grande

rayo de luz con que ilumina Mangabeira Unger el

tiempo presente de nuestra historia.

TERCERA PARTE

III. LA ATERNATIVA DE LA IZQUIERDA

1. En el prefacio de este tercer libro que ha sido

traducido al español por el Fondo de Cultura

Económica (2010), el maestro Mangabeira fija

el sentido de esta nueva obra: que su

experimentalismo democrático denuncia que no

le alcanza al pueblo ubicado en la retaguardia de

la pobreza, con garantizarle prosperidad, ni

aliviarles esa pobreza, sino que debe enseñarles

a producir riqueza, a través de la auto-posesión

de bienes y de la auto-construcción de esos

bienes con su trabajo: que ello sido el papel

central “el papel central del entorno cristiano,

romántico y liberal de nuestras ideologías

seculares”.

Este libro es una actualización de su anterior pu-

blicación en ingles “What Sohuld the Left Pro-

pose” 2005.

2. Nos indica que la izquierda con su responsabili-

dad de realizar esa transformación. Que una iz-

quierda recalcitrante solo trata la marcha de los

mercados, tratando de favorecer a las fuerza la-

boral organizada (los gremios), sin adevertir que

ese sector se está reduciendo en todo el mundo

2.1. En cambio otra izquierda, ya claudicante, solo

busca humanizar a los pobres, a partir una “prac-

tica redistributiva compensatoria” utilizando //

políticas de tributación y luego redistribución /

del aumento de lo recaudado.

2.2. Nos indica Mangabeira que necesitamos una ter-

cera izquierda que “este decidida a democratizar

la economía de mercado y de profundizar la de-//

mocraica, con miras a lograr “un crecimieno eco-

nómico con inclusión social”.

2.3. Es conclusión del maestro que “la alternativa de

izquierda requiere una imaginación programáti-

ca, que necesita además una teoría. En cierto sen-

tido esta teoría aun no existe…la izquierda debe

prefigurar esta orientación intelectual tanto en su

prática como en sus propuestas”. A nuestro juicio

esto es lo que ya está haciendo Mangabeira Unger.

3. La segunda propuesta en dicho camino es pedagó-

gico: es decir un sistema de educación “que libere

la mente a partir de un método analítico, dialéctico

y cooperativo. Para nosotros esto nos lleva a pre/

guntarnos ¿esto lo puede lograr la gestión de cali-

dad? Porque M.U. nos agrega “que debe coincidir

la gestión escolar con los estándares nacionales de

la inversión y calidad”, entonces nos volvemos pre-

guntar ¿Qué sentido tiene esta propuesta si la gestión

dominante en nuestro Estado sigue siendo burocráti-

ca, como nos lo enseñara Max Weber?

4.La tercera propuesta, y no podía ser de otra ma-

nera, es ética: no alcanzan los objetivos anterio-

riores si no logramos que los individuos se ocu-

pen de sus familias, si no logramos una demo-//

cracia que sirva a nuestros intereses morales. //

Esto logrará aumentar la temperatura de la polí-

tica, y la acelerará: nos lo enseña el maestro.

5. Mangabeira se ocupa del presente: se hace car-

go de la crisis financiera económica y financie-

ra del 2008. Nos dice que un keynesianismo //

disminuido y momificado ha actuado como la

luz opaca desde la cual trata de entender lo que

ha ocurrido.

5.1. La respuesta a la crisis han sido significativas

pero insuficientes: rescate de los bancos que-

brados y políticas fiscales y monetarias expan

sionistas. Pero, nos dice el maestro, no se ha //

operado sobre la conexión entre recuperación

y la redistribución. Y agrega que la tarea de

la izquierda reconstructiva, hoy ausente, sería

convertir la economía de mercado en un vehi-

culo más efectivo de un crecimiento económi-

co inclusivo

5.2 Señala M.U. que la organización de la econo-/

mia de mercado se beneficia con los beneficios

retenidos por las empresas y se pregunta ¿cual

es la utilidad de todo el dinero acumulado en

los bancos y en los mercados bursátiles. Este

análisis de Mangabeira nos hace preguntar a //

nostros ¿si esto es así, quienes depositan en los

bancos y mercados bursátiles: los ahorristas de

las pymes, los trabajadores autonomos o los en

relación de dependencia. Tenemos que pedirle

que nos lo explique el maestro.

6. Mangabeira señala que el acontecimiento más

significativo ocurrido después de la anterior //

blicación de este libro, es la aparición del ///

BRIC, es decir del crecimiento de tres nuevas

economías en el mundo -Brasil, Rusia,India y

China- que representan en la actualidad cerca

Del 15% del PBI del mundo, mas del 40% de

la población mundial y más de un cuarto de la

masa terrestre del planeta.

6.1. Señala M.U. que la voluntad de resistencia a //

continuar con el modelo del capitalismo que

conocemos, sea liberal o asistencialista, se ha

visto inhibida por un “colapso de la imagina-

ción” y en China y en Rusia agravado por la

negación de la democracia.

6.2. Nos maravilla en el maestro que nos diga que

la imaginación programática que se necesita /

para transformar el capitalismo que ha fracasa-

do, no se trata solo de planes de acción, no es /

arquitectura, es también música. Con un maes-

tro de esta altura espiritual no podemos fracasar

en nuestros intentos de llevar adelante nuestro

rol de operadores de su pensamiento que nos

hemos propuesto.

7. Ya estamos ingresando en los capítulos del libro.

“El mundo está sometido al yugo de la dictadura

la falta de alternativas”, es el primer dictum de

M.U., para luego agregar que “históricamente se

ha demostrado que la obediencia rara vez de bue-

nos resultados, lo que obtiene dividendos es la //

rebeldia”.

7.1. Pero es están fuerte la ortodoxia que nos

gobierna que no permite que los países rebeldes

desarrollen sus diversas formas de realizar su

rebeldía. Para luego avanzar a una herejía

universalizadota. Esa es la idea del maestro.

7.2. Y agrega: “La meta debería ser un pluralismo

mo calificado: construir un mundo de democra-

cias en el que se delega al individuo el poder de

participar tanto como de disentir. No hay una //

interpretación única de lo que una democracia

puede ser. “Bajo una democracia, la profecía //

habla más alto que la memoria”.

8. Ahora M.U. se ocupa de “la desorientación de

la izquierda”. La izquierda esta desorientada //

porque carece de una idea de mundo. Carece

de alternativas. El dirigismo no es el camino:

parece ignorar que la economía, hoy en día, se

basa en el conocimiento. La redistribución com-

pensatoria a favor de los pobres no es suficiente

porque subsisten las presiones a favor de la de-

sigualdad. La izquierda no se hace de cómo ///

abordar los problemas de desconexión social y

de menosprecio personal, que la redistribución

compensatoria no subsana.

8.1 La izquierda ni siquiera sigue la verdad que //

Contiene la teoría social europea clásica: “la

sociedad no es dada, sino que se construye”.

8.2. En lo que sigue Mangabeira vuelve a ponernos

en la situación de sostener que su pensamiento

es absolutamente compatible con la gestión de

calidad que nosotros impulsamos. Fijémosnos:

a) Mangabeira dice “los mismos instrumentos con

los que se examinan las imperfecciones, nos

niegan los medios con los cuales examinar

alternativas”. Esta afirmación equivale al “mi-

rar lo que no veo”, primera clave de la gestión de

calidad, tan plena de pensamiento paulo freireano.

b) Para M.U. no alcanza con la humanización del /

trabajo, que utiliza la social-democracia. La

idea es endulzar un mundo que no podemos o

no queremos reconstruir. No alcanza con la re-

distribución compensatoria. La gestión de cali-

dad es una pedagogía instrumentada en los ta-

lleres de trabajo, a partir del reconocimiento

mutuo entre todos los integrantes del grupo, /

incluido el jefe. Importan los resultados de la

auto-gestión creativa con igualdad de trato.

En esta evaluación que estamos haciendo entre el pensa-

miento de M.U. con la gestión de calidad, corresponde //

que señalemos que, cuando el maestro sostiene que su ///

propuesta de transformación es minimalista, en términos

de cantidad de reglas que deben aplicarse para regular la

actividad, y no maximalista, como se pudiera pensar, re-/

sulta importante señalar la diferencia que hay entre las //

las reglas que deben aplicarse al funcionamiento de la eco-

nomía con las Reglas ISO de Gestion de Calidad. En rela-

ción con esto debemos señalar que las Reglas ISO no son

regulaciones a la actividad económica, sino instructivos //

aplicables al funcionamiento de los talleres u oficinas don-

de se desarrollan trabajos grupales, para conseguir acortar

los tiempos de labor, lograr que los productos o servicios

sean de máxima calidad o excelencia en beneficio de los

requerimientos de los usuarios o consumidores; esas reglas

son también instrumentos de comunicación humana, para

limpiar de conflictos posibles o reales entre los integrantes

del grupo de trabajo: por eso es tambien una tecnica

psicológica comunicacional, además de ser una tecnica de

mediciones de la mejora continua en lo que se hace.

Esta es la oportunidad que tengo para recordar la anécdota

de los tres picapedreros, porque nos resulta aplicable a lo

que estamos haciendo. Me encuentro en mi camino con

tres picapedreros, los tres estaban picando piedras.

Entonces me dirijo al primero y le pregunto ¿Qué estas

haciendo? El hombre me contesta: “lo que esta viendo,

estoy picando piedras”. Me dirijo al segundo y le pregunto

lo mismo. Es así que el hombre me contesta: “yo estoy

ganándome un salario”. Finalmente me encuentro con el

tercer picapedrero y le repito la pregunta. En este caso el

hombre me responde, mirándome a los ojos: “yo señor

estoy construyendo una catedral”. Pienso que Roberto

Mangabeira Unger, quien está trabajando cotidianamente

en su propuesta transformadora, lo que esta haciendo es

construyendo una magnífica catedral: un nuevo

capitalismo según lo hemos ido atisbando en su diseño.

8. Para M.U. la izquierda no solo carece de una

alternativa, una idea de mundo y una base social;

también carece de una crisis: en cambio, el acuerdo

institucional e ideológico que define hoy a la

socialdemocracia, fue forjado en el yunque del

colapso económico de los años treinta y de la guerra

mundial que le siguió. Hoy la izquierda solo puede

suavizar las consecuencias sociales del programa de

sus adversarios conservadores.

9. Existe sin embargo una alternativa, nos indica el

maestro: “la reorientación de la izquierda”. No basta

con humanizar el mundo social, hay que dar una

nueva forma a la producción y a la política. No

alcanza con orientar el mercado, ni con el dirigismo

gubernamental, el cambio viene por “el contraste

entre las maneras de organizar el pluralismo

económico, político y social…” cimentando una

tendencia a una mayor igualdad e inclusión en la

lógica organizada del crecimiento económico y la

innovación tecnológica, más que hacerla depender en

la redistribución por medio de la tributación y la

transferencia.

10.1. El objetivo es una libertad más profunda para

renovar y recombinar los ordenamientos del

entorno institucional de producción, a fin de que

coexistan experimentalmente regímenes

alternativos de propiedad y contrato: haciendo

del mejoramiento de la capacidad el objetivo

primordial de la política social. De nuevo M.U.

esta hablando en términos de gestión de calidad.

10.2. Mangabeira busca una forma de educación orien-

tada al desarrollo de capacidades genéricas con-/

ceptuales y prácticas, más que del dominio de ha-

bilidades específicas de cada tarea. Nos dice que

buscaría generalizar el principio de herencia so-//

cial, con una participación mínima de cada uno

en los recursos que pueda recibir. Entendemos //

que se está refiriendo al incremento del impues-

to a la herencia, según su propuesta. Pero tam-//

bién es necesario indagar como lograr ese desa-

rrollo de capacidad genéricas indicado más arri-

ba.

11. La clave “no es la humanización de la sociedad: es la

vinización de la humanidad”. Que fuerte y magnífico

pensamiento es el que nos propone el maestro. “El fu-

turo le pertenece a la fuerza política que represente de

manera más verosimil la causa de la imaginación cons-

tructiva: el poder de todos de participar en la creación

incesante de lo nuevo”.

11.1. Para obtener estos logros la izquierda debe lograr //

que todos participen en su construcción, en lugar de

dejar este poder constructivo en manos de las elites

aventajadas.

12. Nos indica M.U. que hay cinco ideas institucionales //

que definen la dirección que debería defender hoy la

izquierda.

a) la preferencia por una recaudación tributaria elevada

y la voluntad de lograrla aun a costa de una imposi-/

ción al consumo regresiva y orientada a las transac-

ciones. Esto significa para él, instalar una “econo-//

mía de guerra sin guerra”. Tenemos que recordar

que Mangabeira propone un impuesto al consumo

muy alto, regresivo sí, pero a partir de contribuyen-

tes de mucho de altos ingresos.

b) la visión de una política social referida al “empode-

ramiento”, es decir al apoderamiento -del Estado //

por via del impuesto, nos preguntamos- y a la “ca-/

pacidad” -suponemos que se está refiriendo a la //

aptitud de cada uno-. Propone M.U. que esto se lo-

gre a partir de una educación temprana y permanen-

te, dirigidas a un núcleo de habilidades genéricas //

conceptuales y prácticas. Nosotros diríamos que hay

instalar gestión de calidad desde el primer grado de

estudios. Para M.U es vital asegurarles oportunida-/

des especiales a jóvenes talentosos, a los trabajdo-/

res y a las personas carentes de herencia. También /

propone “disolver las clases por medio de una radi-

calización de la meritocracia.

c) se debe democratizar la economía de mercado….

Creando las condiciones para la organización de

más mercados, estructurados de manera más va-

riadas, con regímenes diferenciados de propiedad

y contrato. Debe haber una tendencia ascendente

en las remuneraciones al trabajo. Se deben difun-

dir los métodos más avanzados de producción, //

donde esté debilitado el contraste entre supervi-/

sión y ejecución, la atenuación de las barreras //

entre roles de trabajos especializados, por la mez-

cla de cooperación y competencia en las mismas

areas y por el trabajo en equipo como aprendiza-

je colectivo e innovación permanente. Nuevamen-

te tenemos el testimonio que M.U. está tacitamen-

te haciendo gestión de calidad. Entonces es ahora

el maestro quien se pregunta ¿lograrán gobiernos y

sociedades crear las condiciones para la difusión de

estas prácticas experimentales avanzadas en gran

parte de la economía y la sociedad?

Visualiza Mangabeira estas propuestas como una

intervención progresiva en el campo de la oferta, y

propone que estén acompañadas por iniciativas que

reviertan el prolongado descenso de la participación

del trabajo en el ingreso nacional. En realidad si

dicho descenso se produce es porque estamos en

presencia de Estados pobres. David Ricardo sostuvo

que los factores clave de la economía eran: la tierra,

el capital y el trabajo, pero en realidad la tierra y el

capital sin trabajo que los utilice no pueden generar

riqueza. Hecha esta discreción continuamos: M.U

sostiene que su propuesta, es decir fortaleciendo la

intervención del lado de la oferta, rescatará de la

zona gris de la economía informal o ilegal a los

cientos de millones de trabajadores, incluso en

países populosos, que carecen de empleos legales.

Señala el maestro que la participación en las

ganancias puede aplicarse a los trabajadores con

mayores ventajas y luego extenderse a sectores cada

vez más grandes de la población. También propone

que los trabajadores organizados (es decir los

sindicalizados) representen a los no organizados,

pues ello puede resultar muy efectivo. Es decir que

una paritaria beneficia a todos los trabajadores,

tanto a los regulares, como a los transitorios: esto es

verdaderamente justicia social. Para los sectores

bajos de la población propone subsidios para el

empleo, capacitación para los trabajadores de

salarios bajos y eliminación de todas las cargas

salariales e impuestos. Nos dice M.U que ninguna

de estas iniciativa es inflacionaria en si misma.

d) nos debemos negar a considerar que las transferen-//

cias de dinero en efectivo sean base suficiente para

la solidaridad social, porque ésta debe ocuparse

también de los demás. Para esto es necesario organi-

zar la sociedad civil por fuera del gobierno y del

mercado. Mangabeira nos debe ilustrar como

hacerlo

e) debemos instalar una política democrática de alta

energía. No es suficiente con una democracia ador-

milada, que se despierte de vez en cuando frente a

una crisis militar o económica. Se debe rescatar a la

gente mediante garantías de herencia social o de

ingresos mínimos (nos preguntamos: ¿qué se

entiende por herencia social?), así como mediante la

intervención correctiva de una rama del gobierno

especialmente diseñada y equipada para ese fin.

Dicho rescate debe alcanzar a las circunstancias de

exclusión de la gente que no puede escapar por sus

propios medios: esto implica un esfuerzo continua-

do para combinar la democracia representativa con

la democracia directa. Nos resulta claro que este es

un desafió para quienes queremos convertirnos en

operadores del experimentalismo democrático en

cada país.

Nos aclara Mangabeira que su propuesta no busca

reemplazar al mundo real de intereses por un

ciudadano altruista, no es una huida hacia el puris-

mo. El objetivo es ampliar el alcance de nuestra //

solidaridad.

Sostiene el maestro que las ideas sociales modernas

nos han llevado a asociar erróneamente el compro-

miso con la reconstrucción del sistema económico

con la fe en el cambio repentino y sistémico. ¿Esto

ultimo significa que M.U. rechaza lo sistémico?

Acaso él piensa que la teoría de sistemas es refor-

mista y no revolucionaria, nos preguntamos. En la

ciencia política sabemos que hubo un debate entre

Habermas (se decía que era de izquierda) y

Luhmann (se decía que era de derecha): pero lo

cierto es que ambos eran sistémicos. El propio nos

responde: Ahora es necesario mezclar desordenada-

mente estas categorías con ambición transformado-

ra. La principal expresión de esta mezcla es un es-

tilo de política que desafía el contraste entre revolu-

ción y reforma. De la única manera que se puede //

llevar a cabo el cambio estructural es parte por par-

te, paso a paso. Combina la negociación entre las

minorías organizadas con la movilización de las ma-

yorías desorganizadas. Nos parece que esta descrip-

ción que hace M.U. de su propuesta implica el fun-

cionamiento de un sistema, así como implica la ges-

tión de calidad.

Desde otro ángulo Mangabeira nos señala que el

Estado nación no será siempre el protagonista

dominante de la historia. El Estado nación quiere ser

diferente sin saber como. La nación es una forma de

especialización moral dentro de la humanidad, y só-

lo puede desarrollar su potencial si lo hace en direc-

ciones divergentes. Las naciones que no son próspe-

ras están atormentadas por el conflicto que sufren

entre su deseo de retener la forma heredada y la

necesidad de imitar a las naciones prosperas.

12. Los trabajadores y las naciones que quieren valerse

por si mismos, son las fuerzas principales que deben

estar representadas por la izquierda. Cuando M.U.

hace esta propuesta nos aclara que ella es radical-

mente diferente a la que formula el marxismo, por-

esta ideología creía que cuanto más amplio es el //

espectro (trabajadores del mundo unios), y más ///

aguda la intensidad de los conflictos de clase, me-

nor es el espacio para la duda y para la discusión.

Con la lucha bastará, sostienen los marxistas, y la

derrota política (de los gobiernos reaccionarios) //

proveerá la corrección conveniente para cualquier

malentendido: así explica Mangabeira la falacia del

marxismo.

12.1. Nos enseña el maestro que, en contra de lo que pien-

sa el marxismo, los intereses de las naciones y los

de las clases sociales, serán más claros cuando ellos

bullan bajo la superficie, más que cuando ellos

exploten. Añade que la izquierda siempre debe

tender a preferir los enfoques solidarios y recons-

tructivos, a considerarlos el reverso de sus propues-

tas programáticas para la sociedad en general. Esto

último nos da pie a confirmar el sistemismo del

pensamiento de M.U., en tanto que su propuesta se

vincula con la retroalimentación positiva del sistema

biológico, que convierte la entropía (es decir el de-

secho biológico) en humos fertilizante: no

olvidemos que la teoría de sistemas fue inspirada

por el biólogo von Berthalanfi.

12.2 Mangabeira se pregunta cómo impacta su enfoque //

solidario y reconstructivo en la defensa de los inte-

reses de la Nación entera. Su respuesta es que el

país pondrá al tope de sus preocupaciones la movi-

lización de sus recursos nacionales; que se negará a

aceptar la concepción de que la globalización se ///

presenta en condiciones de “tómalo o déjalo” y que

lo único que podemos hacer es tomarla en mayor o

menor medida. Concluye sus ideas diciendo que “la

izquierda carece de una crisis”.

12.3.El maestro agrega que no podemos seguir

sosteniendo, como los liberales del Siglo XIX, que

las condiciones institucionales del progreso material

convergen natural y necesariamente con los

requerimientos institucionales para la emancipación

de los individuos de la división social y la jerarquía

establecidas. Y luego se pregunta ¿Cómo es posible

que surjan innovaciones sin la ayuda de una crisis

previa? Su respuesta es que ello es posible en el

descubrimiento de crisis disfrazadas, no en las

grandes catástrofes de la guerra y la ruina económica.

Esas crisis disfrazadas están en el temor de la gente

en perder el empleo que tienen. Ese temor, agrega

M.U., más fuerte que cualquier esperanza, que

envenena las actitudes hacia el outsider, y expresa un

desperdicio inmenso e irredento de energía: eso es

equivalente a una crisis. “Pero para la izquierda es

también una oportunidad”.

La respuesta usual a ello de los gobiernos es crear

empleo, indica Mangabeira, pero todos comprenden

que los gobiernos no pueden crear empleo

directamente, a menos que sea empleo público.

13. “El marxismo como doctrina ha muerto. El estado-

social como programa puede haber perdido su

significado en cuanto alternativa a lo que hoy existe:

algo que se insiste en llamar capitalismo. La clase,

sin embargo, sobrevive”.

13.1. La herencia y la meritocracia dan forma al capita-//

lismo. La herencia da ventajas por parte de la fami-

lia y continua restringiendo la movilidad entre gene-

raciones. La competencia de la meritocracia ha pro-

ducido oportunidades selectivas pero cada vez ma-//

yores a favor de los mas talentosos y enérgicos, a //

través de promociones en las instituciones educati-

vas y en las empresas. Estas ventajas parecen radicar

tanto en la ineludible división del trabajo, como en

inevitables diferencias entre los individuos.

13.2 Hay cuatro clases que domina las oportunidades de

vida: la más elevada, formada por propietarios, ge-/

rentes y profesionales; los pequeños empresarios; los

trabajadores y empleados asalariados; los margina-//

dos, integrados por minorías raciales, que padecen

inseguridad y privaciones: muchos de ellos son lati-

no americanos. Aclara M.U. que los trabajadores //

asalariados integran la denominada “clase media”.

También aclara que dentro de los profesionales, ge-

rentes y profesionales, si bien ellos están protegi-/

dos contra la probreza, están excluidas del poder.

Agrega que la mayor parte de ellos estan verdade-

ramente estancados.

14. Según Mangabeira “el nacionalismo fue una de las

fuerzas transformadoras más inesperadas y pode-

rosas de la historia moderna”. Reinterpretado, el

nacionalismo podría convertirse en una oportu-//

nidad para el avance de alternativas progresistas.

“Cada nación ha tenido que saquear el mundo en-

tero, no sólo en busca de la mejor maquinaria, si-

no también de las instituciones y las prácticas más

efectivas, aquellas que le brinden el mayor impulso

al potencial nacional, causando la mínima altera-/

ción posible en proporción a la estructura de privi-

regio arraigada en la sociedad nacional”

El resultado, agrega el maestro, es que las naciona-

lidades se han vaciado, y perdido la manera diferen

ciada de organizar la sociedad. No obstante esa per-

dida no se ha debilitado la voluntad de diferenciarse,

por el contrario la ha despertado. Esa voluntad de di-

ferenciarse es aun más venenosa porque las identida-

des colectivas que venera, carecen en gran medida de

detalles tangibles. Para este veneno hay un solo antí-

doto, sigue hablando M.U., compatible con los idea-

les democráticos y experimentalistas: reemplazar la

ira, estéril y potencialmente asesina, de esta voluntad

frustrada de diferenciarse, por la capacidad colectiva

de producir una diferencia real.

15 La cooperación favorable a la innovación, es una ///

oportunidad de promover una alternativa progresis-

ta, nos lo dice Mangabeira. La difusión de un nuevo

grupo de prácticas cooperativas favorables a la inno-

vación, favorece dicha alternativa. El progreso prác-

tico tiene dos imperativos: la necesidad de cooperar y

la necesidad de innovar. A su vez, también sostiene

M.U. que el crecimiento económico es la consecuen-

cia de tres grupos de causas:

a) la relación entre el costo de producir bienes y servi-

cios y las ganancias posibles. Esto a corto plazo;

b) a largo plazo lo es el desarrollo y la aplicación prác-

tica del conocimiento es un factor fundamental. M.U.

aclara que el conocimiento más importante es el que

convierte al trabajo en una rutina.

c) a un mediano plazo extendido, en cambio, lo más im-

portante es nuestra habilidad para cooperar. La coo-/

peración debe ser receptiva para la innovación per-//

manente, logrando desplazar lo repetitivo a lo que

aun no puede repetirse. Todos estos correctos

argumentos son del tipo de la gestión de calidad.

Agrega el maestro que ningún país ha abrazado tanto

la religión del libre mercado como los Estados

Unidos, sin embargo, cuando ese país tuvo que afron-

tar la Segunda Guerra Mundial no dudó en establecer

la movilización forzosa de los recursos naturales,

aplicó tasas impositivas marginales que casi fueron

confiscatorias, así como una coordinación sin trabas

entre las empresas privadas y entre estas y el Gobier-/

no. El resultado fue la espectacular duplicación del //

PBI del país en el lapso de cuatro años. Sin embargo,

en muchos otros casos, los paises que aplicaron el di-

rigismo fracasaron estrepitosamente: importante con-

clusión de Mangabeira.

15.1 En definitiva, para M.U. lo que corresponde hacer no

es elegir entre liberalismo clásico ni dirigismo, sino //

combinar cooperación con plasticidad: una manera //

de trabajar juntos, receptiva a la innovación y que in-

cluye la innovación en las formas de la misma coope-

ración. Dicha innovación, a partir de prácticas experi-

mentales avanzadas, se beneficia “con la disposición a

combinar y superponer, en los mismos terrenos, coo-/

peración y competencia, así como la predisposición //

por parte de los grupos involucrados en el régimen //

cooperativo para reinterpretar los intereses y las iden-

tidades de los grupos…Es esta forma especial de coo-

peración lo que libera el potencial transformador de /

tecnología y ciencia”.

15. Mangabeira nos indica que entre los países del Bric,

China e India son los que más han crecido y lo han

hecho obedeciendo poco las formulas indicadas por

los economistas de los países ricos: cuantas más inno-

vaciones institucionales se introducen mas éxito se

logra. La formula ha sido: mercados y globalización

sí, pero sólo en nuestros propios términos.

15.1. Sin embargo en China cientos de millones viven en

purgatorio del desempleo, inseguridad y miedo. En

India la mayor parte de la población sigue trabajan-

do en las sombras de una economía informal, sin de-

derechos ni esperanzas: nos lo señala M.U. Y agrega

que en todo el mundo en vías de desarrollo, aun sin

hambre, se agitan en un vacío de derechos. Saben //

que son como Dios, sin embargo no pueden ponerse

de pie.

15.2 Hay otros caminos según el maestro:

a) el primer eje es levantar un escudo en torno a la /

herejía formada por el estandar del patrón oro,

que buscó lograr que el nivel de la actividad //

económica dependiera del nivel de la confianza

empresarial: es así como ató las manos de los

gobiernos nacionales en provecho de quienes

controlaban la riqueza financiera. Pero los países

ricos ya no siguen ese camino, si lo hacen los

países sumisos en vías de desarrollo, que se

conforman con un nivel bajo de ahorro interno y

la consiguiente dependencia del capital extranjero,

con un bajo nivel de recaudación fiscal, menos

cuando se necesita recaudar mucho para pagar la

deuda externa (justamente el comportamiento de

Argentina es el que está retratando M.U.): ello es

un modo de transferir riqueza de los trabajadores y

los productores a los rentistas del mundo.

Agrega el maestro que dichos países (también

Argentina, por supuesto) en lugar de denunciar la

dependencia en que se encuentran, la aceptan

como servidumbre voluntaria, como si fuera una

ventaja. Gran claridad expositiva de Mangabeira.

Señala que el mayor ahorro resulta inútil y hasta

peligroso si no se lo canaliza adecuadamente hacia

la producción. Pero agrega Mangabeira que aun en

las economías más ricas la producción se financia en

gran medida con las ganancias acumuladas de las

empresas.

Se debe lograr elevada recaudación fiscal se logra

con impuestos regresivos como el IVA: pero

entendemos que la propuesta se hace a partir de un

alto nivel de contribuyentes. También se logrará con

impuestos sobre la acumulación del poder

económico, especialmente cuando es transmitida por

donaciones y por la herencia.

Se debe economizar cuidadosamente las reservas na-

cionales, también imponerle límites temporarios a ///

los movimientos de capital. Luego se puede continu-

nuar con una convertibilidad completa de la moneda

y con una libertad irrestricta para mover capitales.

b) El segundo eje es el objetivo es fortalecer las capa

cidades de individuo: el centro de la política social

ser la educación. La escuela debe ser la vos del futu

ro, rescatar al niño de la familia, su clase, su cultura,

y su periodo histórico. En sus contenidos la educa

ción debe estar centrada en un núcleo de habilida-

des y preparar la mente para el compromiso con //

con una cultura experimentalista. En relación con

la cultura de clase debe estar preparada para agu-/

dizar más que para suprimir la contradicción entre

clase y meritocracia.

Nada tiene más posibilidades de socavar las desi-/

fualdades establecidas, que formar una contraelite

republicana equipada para derrotar y desposeer a

una elite de herederos. Dicha contraelite puede ser

la beneficiaria de desigualdades que no son mucho

más justas sino más útiles. Pero su ascenso será el //

signo de nuevos conflictos que pueden contribuir al

progreso de un programa como el que hemos

delineado. Es decir que, entendemos que, de

acuerdo con Mangabeira, el conflicto crea progreso

y también justicia.

Es necesario reinventar el mercado: redefinir los or-

Dejamientos institucionales que lo hacen ser lo que

es. Para ello lo primero es fijar las bases para una

serie de avances desestabilizadores progresivos en

el crecimiento económico, tanto al lado de la oferta

como de la demanda. Cada avance genera una crisis

que sólo puede resolverse por medio de otros

avances en los campos de la oferta y de la

demanda. Como resultado se despierta una fiebre de

actividad productiva, que no suprime el mercado,

sino amplia las oportunidades de participar en él.

Un ejemplo interesante presenta Mangabeira. Nos

dice que los Estados Unidos del Siglo XIX, forjada

en el terrible yunque de la esclavitud africana, creó

a pesar de todo, mercados en agricultura y finanzas

más descentralizados e inclusivos que los existentes.

La disputa por la tierra y la agricultura terminó

creando un sistema agrario eficiente sin precedentes,

basado en una sociedad estratégica entre el Estado y

la granja familiar, como en la competencia

cooperativa entre dichas granjas. La disputa por los

bancos nacionales terminó con su desmantelamiento

y con la creación de un plan más descentralizado y

efectivo, jamás visto, para poner el ahorro a disposi-

ción del productor y el consumidor. El mensaje del

maestro, es que la crisis generada por la esclavitud

fue un disparador para el progreso

Una intervención progresiva en la oferta, nos enseña

M.U., debe incluir innovaciones institucionales que

amplíen en forma radical el acceso al crédito, a la

tecnología y a la experiencia; debe desarrollar y

difundir los experimentos locales productivos y las

innovaciones tecnológicas más exitosas.

Nos dice Mangabeira que suponer que las prácticas

favorables a la cooperación y competencia

cooperativa de la producción de alta tecnología, son

una prerrogativa sólo de los países ricos, es un

prejuicio no demostrado. Esas prácticas deben ser

desarrolladas también en sectores de economías

rudimentarios, incluso fuera de tiempo, y favorecer

su difusión en toda la economía nacional.

Agrega el maestro que “una multitud de fondos y

centros técnicos que están a mitad de camino entre

el gobierno y las empresas privadas pueden

desempeñar un papel de importancia en este trabajo.

Pueden surgir gradualmente regímenes alternativos

de propiedad privada y social, múltiples maneras de

organizar la coexistencia de intereses. Estos

múltiples regímenes de propiedad privada y social a

coexistir experimentalmente dentro de la misma

economía nacional.

El rediseño de la economía en el campo de la oferta

debe lograr una inclinación hacia mayores

retribuciones al trabajo. Es sesgo ascendente en las

remuneraciones es una base indispensable para la

profundización de un mercado de consumo masivo.

En lo alto de la jerarquía salarial, una técnica

posible es generalizar gradualmente el principio de

la participación del trabajador en los beneficios de

las empresas. Sabemos que en la Argentina, el

miedo instalado al cambio, tanto de los empresarios

como del gremialismo, no ha permitido cumplir con

el art. 14 bis constitucional que establece el derecho

de los trabajadores a participar en las ganancias de

las empresas. Por eso estamos subdesarrollados.

El aumento de la actividad productiva debe estar

seguido en todo momento por una radicalización de

la competencia, son recomendaciones del maestro.

Quien agrega que este tipo de propuestas

progresistas, nunca serán el don de una elite

iluminada para una ciudadanía pasiva. Solo pueden

prosperar y arraigarse en un clima de movilización

popular intensa pero organizada. La política

democrática debe convertirse en una máquina para

la invención permanente del futuro.

c) El tercer eje es el establecimiento de las institucio-

nes de una democracia de alta energía, por caso:

un acceso libre y más amplio de los partidos polí-

ticos y los movimientos de masa organizados a los

medios de comunicación masivos; otro caso el

financiamiento de origen exclusivamente público

de las campañas electorales y la prohibición de

todo uso de recursos privados. Muy buenos

consejos estos, los del maestro Mangabeira.

Otra propuesta de cambio institucional es la

elección directa de un presidente poderoso, porque

puede contribuir a socavar los acuerdos entre las

elites económicas y las políticas. Esta propuesta

ya ha sido cumplida por el constituyente argentino

en la reforma constitucional de 1994. Sin

embargo, resulta que M.U. dice que a la elección

directa debe agregársele otras que permitan

superar el impasse (es decir el callejón sin salida)

que suele plantear un programa presidencial

conservador que obstaculice el experimentalismo

democrático. Para esto M.U. propone establecer

un sistema de elecciones anticipadas, o la

aplicación de una consulta popular, que permita

confrontar las posiciones enfrentadas de la

dirigencia con la voluntad de la ciudadanía. No

descarta M.U. la utilización del sistema

parlamentario, que tiene previstas las elecciones

anticipadas, siempre que no prevalezcan ”los

acuerdos secretos pactados a la sombra de la

dictadura de un primer ministro”

Como el sistema de elección presidencial de los

Estados Unidos que tiene a la vista M.U. no

incluye el ballotage, como lo hace la Constitución

argentina, no podemos contar con el invalorable

opinión del maestro.

Mangabeira no se desentiende en esta materia de

su prudencia federal. Sostiene que los gobiernos

locales deben tener la libertad de excluirse de las

soluciones predominantes, siempre que al hacerlo

no establezcan una forma de opresión o dependen-

cia de la cual sus miembros no puedan luego esca-

par prontamente.

Otra propuesta institucional de M.U. es que los in-

dividuos deben tener un conjunto de derechos y be-

neficios totalmente independientes del trabajo que

cada uno realice. En tal sentido los individuos de-

berían gozar, según se lo permitieran sus circuns-

rancias, de un principio de herencia social, consis-

tente en el inicio de estudios universitarios, la com-

pra de una vivienda, la apertura de un negocio, co-

mo casos. Esto reemplazaría a la herencia familiar

para unos pocos: típico factor aristocrático, que //

Mangabeira también propone restringir con am-//

plios impuestos.

Tambien propone M.U. crear un órgano del gobier-

No encargado de controlar a organizaciones o prác-

Ticas particulares que conservaran formas arraiga-

das de exclusión social, de las cuales los individuos

no pueden escapar por los medios previstos en el //

sistema institucional vigente.

Finalmente Mangabeira propone intentar combinar

razgos de la democracia representativa y de la de-

mocracia directa.

16. Reitera Mangabeira su visualización sobre la social

democracia europea, que ya hemos analizado en los

comentarios a los anteriores libros. Ahora el maestro

sostiene la necesidad de reinventar la socialde-

mocracia en el viejo continente. Señala que se han

ido abandonando, punto a punto, las propuestas del

“modelo renano”, en nombre de los imperativos

despiadados del realismo fiscal, la flexibilidad

económica y la competencia ///

global.

16.1. La socialdemocracia europea necesita volver a las

areas de las que se retiró muy temprano: la organi-

zación de la producción y de la política. La primera

de estas mejoras se refiere a la provisión de servi-/

cios sociales. El Estado debería brindar de manera

directa sólo aquellos servicios que son demasiado

complicados, caros o demasiado novedosos para //

puedan brindarlos servidores privados. No basta /

con esperar que dicha respuesta activa social, es //

necesario provocarlo, nutrirla y organizarla.

16.2. Es necesario monitorear el espectro más amplio de

provisión de servicios. El otro papel del Estado de-

be ser el de actual como una vanguardia, desarro-//

llando experimentalmente nuevos servicios o nuevas

maneras de proveer los antiguos servicios.

16.3.El propio M.U. manifiesta que el realismo fiscal que

él propone, no es un programa, ni siquiera un progra-

ma de política macroeconómica. Es una precausión /

que se justifica por la ampliación de la libertad de //

maniobra que debe usarse luego. No nos enseña co-/

mo usar esa costosa libertad. El realismo fiscal debe

asegurarse de que el potencial productivo del ahorro

privado se emplee de manera más efectiva.

16.4.Es necesario ampliar radicalmente el acceso social y

educativo a las vanguardias productivas y a las mane-

ras de trabajar y de pensar que las convierten lo que

son. Esta ampliación debe conbinarse con una gran //

expansión del área de la vida social y económica en

la que se afianza el experimentalismo productivo y //

educativo. Y todo ello debe transplantarse a muchas

otras partes de la economía y de la sociedad.

16.4.Para esto las socialdemocracias necesitan desarrollar

un modelo de coordinación descentralizada entre go-

bierno y la empresa privada. Ello debe ser equivalen-

te a las acciones cumplidas por el gobierno de los Es-

tados Unidos que han contribuido a crear un sistema

agrícola de éxito extraordinario. No hay que vencer a

un mercado, sino crearlo ampliando los términos de

acceso a los recursos y las oportunidades productivas.

16.5.La izquierda no debería ser la que intenta suprimir el

mercado, tampoco la que trata meramente de regular-

lo o de moderar sus desigualdades mediante la redis-

tribución compensatoria retrospectiva. Debería ser //

la que propone reiventar y democratizar el mercado

ampliando el espectro de sus formas legales e institu-

cionales. Debería convertir la libertad de combinar //

los factores de producción en una libertad más am-//

plia para experimentar con los ordenamientos que de-

finen el entorno institucional de la producción y el //

intercambio.

16.6.La iniciativa educativa debería incluir la provisión de

una forma de educación permanente centrada en el //

dominio de habilidades prácticas y conceptuales inte-

grales. De este modo los individuos pueden moverse

de un trabajo a otro. La escuela no solo darle a los //

alumnos herramientas de acción efectiva, sino tam-

bién capacidad y hábito de experimentación perpe-

tua y gradual.

16.7.Otra limitación que tiene la socialdemocracia es el

debilitamiento de la base de cohesión social. Reali-

zar pagos de transferencia compensatoria no alcan-

za, por necesario que sea para millones de personas,

porque no puede tener la función de consolidar el /

tejido social. Hay transferencias de dinero entre gen-

tes que no se conocen. No basta con los cheques dis-

tribuidos por correo. Debe haber un cuidado solida-

rio de jóvenes, ancianos, enfermos, pobres y deses-

perados. Para esto es necesario que la sociedad se /

organice. Tenemos que decir que al sostener esto //

el maestro Mangabeira se está involucrando directa-

mente con una propuesta de gestión de calidad, lo

cual nos da mucha alegría.

16.8.La socialdemocracia no puede tener el temor de que

el progreso hacia una mayor prosperidad e igualdad,

no vaya acompañado de una mejora en las capaci-

dades y en la autoafirmación del ser humano común.

16.9.La propuesta de Mangabeira en relación con Norue-

ga es muy interesante. Se trata de un país que se ///

mueve con comodidad sobre el colchón de su renta

petrolera. Tiene margen de maniobra respecto del /

resto del mundo, que le permitiría ayudar a preparar

los elementos bien dispuestos en el pueblo noruego

para que se conviertan en una elite internacional de

servicio, haciendo al mundo entero su horizonte para

un amplio rango de actividades empresariales, profe-

sionales y filantrópicas.

17. En Estados Unidos no hay izquierda, al menos como

la hay en el resto del mundo. Se debe instalar un de-

bate en tal sentido en los Estados Unidos, nos indica

M.U. Se hace necesario que en este país se reconozca

la similitud fundamental de su difícil situación con la

condición de otras sociedades, también con el carác-

de las soluciones a brindar. Crece la importancia de

establecer el comienzo de una alternativa de izquier-

da en los Estados Unidos.

17.1. Estados unidos acepta a la nueva izquierda de una //

manera trunca o deformada. Resulta claro que el ///

maestro ve a la nueva izquierda, al experimentalis-

mo democrático que él propone, como una suerte

de religión para la humanidad. Por eso es que su //

búsqueda es instalar un ser más divino en cada hom-

bre, que no sea un títere de la rutina social. Es por //

que M.U. ve en el experimentalismo democrático un

evangelio civico hacia la prosperidad y la justicia so

cial.

17.2. Los Estados Unidos, indica el maestro, viven bajo la

jerarquía de clases más extrema de las democracias /

ricas, sin embargo nadie los supera a la hora de negar

la legitimidad de las clases y de su efecto nefasto so-

bre la igualdad de oportunidades. Ellos conservan la

fe en los poderes creativos de la gente sencilla. En //

Estados Unidos el problema se centra hoy, según ///

Mangabeira, en la ausencia de un sucedáneo creíble

para el New Deal. A partir de los años setenta se ha /

producido en el país una desigualdad cada vez ma-//

yor en riqueza y renta, con movilidad intergeneracio-

nal estancada: y un descenso progresivo de la partici-

pación popular en la política, asi como un compro-//

miso cada vez menor en la actividad asociativa. No-

sotros vemos que ha desaparecido la democracia aso-

ciativa que describió Tocqueville, en su “Democracia

en América”.

17.3.Reconoce Mangabeira que la discriminación racial //

individualizada que existe en los Estados Unidos, de-

bería considerarse un mal claramente diferenciada y

ser penalizada como tal. Debería promoverse un ac-/

ceso a una mejor educación, mejores empleos y una

posición social más elevada sobre la base de un prin-

cipio neutral: el criterio fundamental del cambio debe

ser la clase más que la raza. Nosotros diríamos que en

modo alguno la raza.

17.4.En general las propuestas de M.U. para instalar la ///

nueva izquierda en los Estados Unidas, son las mis-

mas que hemos ido analizando en el texto del presen-

estudio. Novedoso sería su propuesta que en ese país

debe fortalecerse la base fiscal de la acción volunta-

ria, a partir de reservar parte de la ventaja impositiva

que representa la deducción por donación, a obras

benéficas otorgada a todas las contribuciones filan-/

trópicas. Esos fondos deberían canalizarse hacia fun-

daciones públicas, plenamente independientes del

gobierno y conducidas por representantes de diferen-

tes corrientes de opinión

17.5.Destaca Mangabeira que el culto a la Constitución es

ejemplo supremo de la veneración estadounidense

por las instituciones. Virtud cívica que lucido por su

ausencia en nuestra querida Argentina.

18. El experimentalismo democrático, tanto para países /

ricos o pobres no puede encontrarse desplazado el //

nómeno de la globalización. Esta funciona como una

coartada para que claudiquen los países con vocación

progresista. Por el contrario, nos enseña M.U. la glo-

balización permite un espectro más amplio a favor

del cambio. Lo que corresponde hacer es determinar

de que tipo de globalización se trata.

18.1.La reforma de la globalización nunca llegará a las ///

masas de hombres y mujeres comunes, de la mano de

una elite internacional de reformadores. Para que la

reforma se realice los países deben tomar un rumbo

que los lleve a un conflicto con las normas estableci-

das.

18.2. Los países con mayor potencial para convertirse en

sedes de la resistencia son los miembros del Bric (sa-

bemos que se trata de Brasil, Rusia, India y China). //

Ellos son mundos diferentes, pero su ventaja es rela-

tiva y circunstancial: para instalar la transformación /

necesitarán ayudarse mutualmente y recibir ayuda ///

tanto de los europeos como de los estadounidenses //

con mentalidad internacional.

18.3.El programa de los países progresistas deberá incluir:

un rediseño del programa global del comercio; una //

reorientación de las organizaciones multilaterales, es-

pecialmente las de Bretón Woods y una limitación o /

transformación del predominio estadounidense.

En relación con la libertad de comercio se debe mini-

mizar las oportunidades de retirarse de las normas es-

tablecidas por el GATT. Se debe facilitar la coexis-//

tencia de trayectorias de desarrollo y de civilización /

alternativas, dentro de un amplio límite de pluralismo

democrático.

En relación con el cambio en el funcionamiento del

GATT se deben tener en cuenta la posibilidad de in-

corporal al sistema formas de propiedad privada y de

contrato hoy vigentes en las economías más ricas, y

prohibir los subsidios que hoy relacionan a los go-

biernos con la empresa privada. Cuando menor sea el

margen de maniobra del gobierno para involucrarse

en la creación de nuevas formas del mercado, mayor

será la posibilidad de que la distribución de la ventaja

comparativa en la economía mundial parezca un

hecho tan natural y tan difícil de modifica, como si se

tratara de la distribución de los climas.

18.4. La evolución del experimentalismo así diseñado, de-

lograr estándares suficientes de seguridad laboral, //

prohibir el trabajo infantil, garantizar el derecho a or-

ganizar sindicatos y el derecho de huelga, así como //

asegurar la participación democrática en la vida na-//

cional.

Entre todas estas sugerencias de Mangabeira destaca

aquella que sugiere que no se debe imponer, en nom-

de la propiedad intelectual, la manera de convertir //

las innovaciones en activos que han adoptado los ///

países ricos. También sugiere que se debe considerar

subsidios prohibidos, el uso del poder gubernamental

para rediseñar los mercados y para superar los obstá-

culos del atraso relativo.

En términos de comercio internacional Mangabeira

sostiene que el capital y el trabajo deben lograr jun-

tos, en pequeñas etapas acumulativas, la libertad de

cruzar las fronteras nacionales. Ello contribuiría a //

rápida moderación de las desigualdades entre nacio-

nes. A ello se agrega el reemplazo de la sucesión ge-

neracional como esencia de una nación, por la dife-

renciación institucional y moral.

A los extranjeros se les debe dar permisos tempora-

les, hasta llegar a los derechos plenos para trabajar.

El derecho a ingresar debe estar equilibrado por el

poder de excluir

18.4.La reforma del Fondo Moneario Internacional y //

del Banco Mundial, que funcionan como programa-

dores de la economía de los países ricos, para some-

ter a los más pobres, debe estar orientada por la reo-

rientación de dichas organizaciones. Se debería lo-//

grar que ellas tuvieran un motivo para ejercer una //

presión contraria: es decir para establecer una econo-

mia global abierta en un mundo democrático. Pero si

no fuera posible, al menos buscando la convergencia

cuando prevalece la divergencia y viceversa. En tal /

sentido sería muy importante que ellas otorgaran cré-

ditos puente a corto plazo para brindar un mejor apo-

yo a la experimentación democrática nacional.

Al menos estas organizaciones deverían convertirse

en pluralistas para favorecer el comercio internacio-

nal plural. Para eso ellas deberían convertirse en múl-

tiples organizaciones al servicio de diferentes estrate-

gias y agendas.

Los fondos de estas organizaciones deberían tener un

financiamiento automático, proveniente de una sobre-

tasa universal, proveniente del impuesto integral de

tasa fija al valor agregado. Mejor sería calcular tres o

cuatro tasas diferentes, según el ingreso per capita del

país: para esto el mundo debería tener un sentido de //

justicia suficiente.

18.5. Sostiene Mangabeira que lo cierto es que “cada uno

de los gobiernos estadounidenses se ha mantenido ///

tras las bambalinas de las organizaciones internacio-

nales, moviendo los hilos. Este predominio debería //

desparecer, sostiene con razón el maestro. Ello es me-

jor aun para el propio pueblo estadounidense, que co-

rre el riesgo de perder una república a manos de un //

imperio”. Es tan brillante el discurso de Roberto ////

Mangabeira Unger, que no es necesario destacarlo //

parte nuestra.

Ese brillo lo debemos seguir relatando a estampas: //

“Estados Unidos es un poder revolucionario”…”su /

civilización representa una variante herética de algu-

nas de las ideas centrales de Occidente…”….”creye-

yeron haber descubierto la fórmula de una sociedad

libre…”…pero “han congelado la dialéctica entre //

instituciones y prácticas e ideales e intereses…”…/

“han dado un papel central a una concepción de au-

tosuficiencia que resta importancia a nuestro derecho

a recurrir a los demás…confiando solo en si mismos”

18.6. Mangabeira culmina el punto comparando tres tradi-

diciones de pensamiento:

a) la tradición metternichiana, donde el orden es el //

compromiso formativo y la concertación entre los

grandes poderes, contra los intentos de subversión

es el método preferido. Recordamos que Klemens

de Metternich fue un diplomático austriaco artífice

en lograr el equilibrio político en Europa, en los

tiempos de Napoleón.

b) la tradición wilsoniana, cuyo objetivo es universa-

lizar la autodeterminación nacional, como instru –

mento para la difusión de valores e instituciones //

identificados con los grandes poderes.

c) la tradición bismarckiana tiene por preocupación /

principal la consolidación de cualquier hegemonia

sobre todo a través de la guerra.

El maestro Mangabeira sostiene que (los estadouni-//

denses) de la tradición wilsoniana deberían tomar el

compromiso con la autodeterminación nacional (de /

todos los países), y los derechos humanos, eliminan-

do el dogmatismo institucional e ideológico. De la //

bismarckiana se debería tomar el compromiso con la

pluralidad de centros de poder a partir de acuerdos //

los Estados. Con ese espíritu, Mangabeira imagina //

una iniciativa política fuera de las Naciones Unidas,

que ya se ha vuelto relativamente incompetente. Los

socios de esta iniciativa serían la Unión Europea, y /

los países que él incluye en el Bric. En cambio M.U.

no propone a Metternicho como modelo a seguir en

punto alguno.

19. Qué es la izquierda hoy, se pregunta Mangabeira. Él //

sostiene que hoy nos encontramos con dos concepcio-

nes de izquierda que luchan por su supremacía: una es

la socialdemocracia conservadora en lo institucional, /

en continuo retroceso de su antigua ambición transfor-

madora. La otra anima, profundiza y generaliza una di-

rección programática: es la que hemos desarrollado en

este estudio como experimentalismo democrático. No

es necesario a nuestro juicio la reiteración de posicio-

nes ya expuestas en este simple estudio, que solamen-

te busca facilitar el conocimiento de las propuestas de

transformación que formula Mangabeira, tan necesa-//

rias de ser debatidas y luego aplicadas, en la medida de

ser encontradas viables en nuestros países latinoameri-

canos, sobre todo en ellos: a la búsqueda de una anhela

da integración de nuestros pueblos.

20. El presente capítulo de este excelente trabajo de ///

Mangabeira está orientado a una profecía, a partir de

los cálculos que formula el Autor. Nos adelanta que /

el avance de las alternativas que ha propuesto “equi-

valen a una revolución universal”. Mangabeira la en-

tiende como una transformación gradual, por etapas,

también pacífica. Logra superar la falta de alternati-/

vas. Combina una transformación política con una //

religiosa (recordamos que cada niño en la escuela //

tiene que convertirse en un apóstol)

La señal de que se ha logrado un éxito, señala M.U.

será que disminuya la relación de dependencia del //

cambio respecto de la crisis.

Señala que “somos incapaces de ver lo que es, en ver-

dad, un argumento programático”. Ello nos conduce a

que “la idea de alternativas sociales permanezca atra-

pada en el cadáver, en descomposición, de las gran-//

des narraciones evolutivas de los últimos doscientos

años. Puro escapismo, incapaz de programar trans-///

formación alguna

Frente a esta realidad el maestro visualiza dos llama-

dos: uno calculador, formulado por los intereses na-/

cionales, es decir la exigencia pequeño burguesa de //

una condición de prosperidad, asi como el deseo de /

desarrollar la diferenciación o soberanía nacional. ///

Mangabeira sostiene que sin realizar cambios institu-

cionales hoy ello no es posible ni en los países ricos /

ni en los pobres.

El llamado profético es una visión de las oportunida-

des humanas no materializadas. Es la esperanza de //

que la sociedad reconocerá y alimentará el genio ///

constructor de los hombres y las mujeres comunes: /

para que los problemas aparentemente insolubles ce-

dan, uno tras otro, al ingenio intrépido; para que el //

esquema rígido de la jerarquía y la división social //

que paraliza nuestros esfuerzos para alcanzar el auto-

desarrollo y la cooperación, desaparezca merced a la

reforma de la sociedad y de la cultura; también para

que ninguno de nosotros tenga que escoger entre ren-

dirse al dominio de otros y el aislamiento respecto al

otro.

El mensaje de esta profecía no es la humanización de

la sociedad sino la divinización de la humanidad: son

palabras de Mangabeira Unger. Este es el cierre mag-

nánimo de un libro lleno de esperanzas, sobre todo //

para nosotros, los argentinos….Lo explicaremos ///

cuando finalicemos la lectura comentada que esta-/

mos realizando.

21. Al comienzo del prefacio a la edición alemana, //

Roberto Mangabeira sostiene que el libro es “una

Propuesta para cambiar el mundo y cada una de //

sus partes, ya mismo, mediante una serie de pasos

que llevarían adelante el programa histórico de la

izquierda”

En este capítulo Mangabeira reitera sus considera-

ciones sobre la socialdemocracia europea, asi como

afirmación de que alli tenemos dos izquierdas. Nos

importa destacar que el maestro insiste en señalar

lque la izquierda histórica realizó un acuerdo ideo-

lógico con los factores de poder, a partir del cual //

se abandonaron los intentos de rediseñar la política

y la producción. Nos importa porque de este modo

Mangabeira Unger denuncia al monetarismo gober-

nante, que nunca se ha ocupado de la producción

en la Argentina, solamente lo ha hecho del manejo

de la moneda. En realidad no son economistas, sino

especialistas en hacienda pública. Lo único que lo-

graron fue incrementar el endeudamiento externo /

del país. Estas últimas son atrevidas consideracio-//

nuestras, que bien pueden no ser compartidas por el

maestro. Sería el costo de nuestra ignorancia.

Luego de abundar en el estudio de la socialdemo-//

cracia europea, M.U. nos indica que “el rumbo que

propongo en este libro tiene como uno de sus obje-

tivos principales hacer que el cambio dependa me-/

nos de la crisis. El problema es que las innovacio-//

nes institucionales necesarias, son en si mismas di-

fíciles de llevar a cabo sin la ayuda del trauma. El

miedo a la inseguridad económica puede no resul-

tar suficiente para reemplazar los terribles aconte-

cimientos que en el pasado europeo llevaron a la //

transformación a costa de tanto sufrimiento”. Esta-

mos en presencia de un verdadero testimonio de //

realismo por parte del maestro, lejos del utopismo

que algún improvisado lector pueda achacarle a ve-

ces.

Tiene mucha importancia el señalamiento de M.U.

en relación con Alemania. Sostiene que ese país no

aprovechó la unificación luego de la caida del muro

de Berlin. Denuncia el despilfarro de los dirigentes

cuando el Oeste se encontraba con el Este. En vez

En vez de actuar con energía experimentadora, el /

suceso se convirtió en una ocasión para que las eli-

tes de una parte del país sobornaran a las personas

de la otra parte, para que se mantuvieran en la pos-

tración y la pasividad.

Sostiene Mangabeira que la izquierda en Alemania

debería proponerse reorganizar la economía de ///

mercado, de manera que las oportunidades econó-//

micas estuvieran al alcance de más individuos, en

lugar de limitarse a regularla o de compensar me-///

diante la redistribución retrospectiva de desigualda-

des y las inseguridades causadas por el accionar del

mercado.

La cultura alemana se ha caracterizado siempre por

oscilar entre extremos de subjetividad romántica y

de rebelión y una claudicación resignada ante el ///

mundo tal cual es. El extremo antirromántico de es-

ta polaridad es la que hoy domina, con una furia ///

reivindicatoria, la vida cultural del pueblo alemán.

Si esto es así, como lo escribe Mangabeira, quiere

decir que el país lider de la economía europea esta

en condiciones de llevar adelante su programa de /

experimentalismo democrático. Como lo dice el //

mismo M.U. “En el transcurso de su traumática //

historia nacional, los alemanes nunca deberían ha-

berse conformado con cantar encadenados. Lo me-

jor es cantar libre de cadenas”.

22. Capítulo final: ARGENTINA Y SU RUMBO

Este capitulo es conmovedor para nosotros. Nos

Impresiona. Dice Roberto Mangabeira Unger ///

“Escribo estas palabras como un estudioso de la

sociedad y como un brasileño que cree que Ar-/

gentina y Brasil serán un dia un único país, para

su propio beneficio y para el provecho de la hu-

manidad”.

Yo estaba unido al pensamiento de un maestro /

que, utilizando el lenguaje de Jean Paul Sastre,/

me estaba mostrando el “camino de la libertad”

para lograr juntos, con Brasil y Argentina de las

manos, impulsar, paso a paso la soñada integra-

ción Latinoamericana. Pero ahora el maestro nos

dice que “seremos un dia un único país”. Me que-

do meditando.

La radiografía que nos presenta Mangabeira, casi

una tomografía computada, sobre Argentina es

exacta, estuvimos en la vanguardia del desarrollo

mundial en la década de los veinte del Siglo pasa-

do, y luego entramos en el notorio retroceso que /

hasta hoy presentamos. El maestro se pregunta el

porqué, y prefiere que la respuesta sea un acertijo

familiar. Entonces, si la cosa es de familia, como /

formo parte de ella, me animo a darle respuesta.

Cuando estuvo Alfred Einstein en Argentina el ///

año 1926, lo acompañó durante unos quince días

el distinguido químico argentino Reinaldo Vano-

ssi, padre de mi amigo y hermano en el afecto Jor-

ge Reinaldo, un hombre político y académico, bas-

tamente conocido. A la hora de la despedida Vano-

ssi padre le preguntó a Einstein: ¿qué le ha pareci-

Argentina? Entonces el sabio le respondió: estoy //

Muy sorprendido que un país que ocupa el quinto /

lugar entre los países más desarrollados del mundo,

lo sea no obstante que carece absolutamente de or-/

ganización. Me lo contó Jorge Vanossi y, además //

lo tiene publicado en sus memorias sobre su ilustre

padre.

Pasaron tres años más y en 1929 visitó Argentina

Don Ortega y Gasset, ese gran filósofo español que

que nos enseñara, en “La rebelión de las masas”, //

que una revolución es un cambio de usos y no de

abusos, de modo tal que esa formulación podría ///

perfectamente ensamblar con el experimentalismo

democrático de Mangabeira. Bueno, que nos dijo a

los argentinos don Ortega y Gasset, pues “fuera-///

mos a las cosas”, es decir que nos dejarámos de ///

teorizar y que fueramos alguna vez prácticos. Una

virtual invitación adelantada del experimentalismo

práctico de Mangabeira, equivalente a la denuncia

que nos hiciera Einstein de que eramos un país no-

dablemente desorganizado.

Llegamos a la decada de los años cincuenta del Si-

glo pasado, y nos encontramos que ese gran econo

mista que es Paul Samuelson, lectura obligada en /

toda escuela o Facultad de Economía, divide al ///

mundo en cuatro tipos de economía: el hemisferio

norte equivale al mundo desarrollado, el hemisfe-/

sur equivale al mundo subdesarrollado. Ya están /

todos, le dicen, no responde: además esta Japón //

porque siendo un pequeño territorio con pocos re-

cursos tiene de todo porque tiene mucha organiza-

ción (había pasado el vendaval de Eduard Deming

por esas tierras asoladas por el holocausto. Y el //

cuarto país cúal es: pues Argentina, respondió Sa-

muelson, tiene todo tipo de recursos y un gran te-

rritorio, pero no tiene nada, porque carece absolu-

tamente de organización.

Estas han sido las razones por las cuales, sin aban-

donar mi atención al Derecho Constitucional, me /

dedicara a estudiar teoría de sistemas, las relacio-

nes de la cibernética con la política y, más reciente

mente la socio-tecnología de gestión de calidad, //

como instrumento de organización del trabajo que

trata de erradicar el sistema de dominación buro-/

crático. Es en ese contexto que llega a mis manos la

la obra de Roberto Mangabeira Unger, quien me ///

brinda un camino fértil para implementar solucio-//

nes experimentales concretas para fortalecer la de-

mocracia y la justicia social.

Es entonces que compredemos perfectamente las //

Consideraciones que realiza Mangabeira sobre la //

necesidad de que en nuestros países Latinoamérica-

nos realizar una revolución en paz de nuestra cultu-

ra política y una reorientación de nuestra de la eco-

nomía política. Dicha reorientación debe proveer //

una estrategia distinta de la del desarrollismo de los

los años setenta, nos indica Mangabeira.

Señala el maestro que nuestras instituciones no son

nuestras, son ropas prestadas. Hemos actuado en ///

forma diferente a los Estados Unidos, ellos han sido

inventores y arquitectos de sus ordenamientos insti-

tucionales. Nosotros, en cambio, hemos perdido las

esperanzas de crear instituciones propias que se ///

adecuen a nuestros propósitos.

La calificación de M.U. sobre nuestro desempeño /

es dura, pero nos la merecemos y es preciso que su

versión ilumine el camino de nuestra reconversión.

Dice Mangabeira que “No sorprende que Argentina

continue enfrentando a sus antiguos demonios: la //

elección, inaceptable, entre la respetabilidad estéril

y la aventura frustrada, entre el gobernante rendido

y el gobernante irresponsable, entre una civilización

postiza, compuesta de empréstitos materiales y es-//

pirituales, y una barbarie que no consigue traducir //

la vitalidad en fecundidad.

22.1. Para avanzar en la construcción de una estrategia

de desarrollo en la Argentina, nos dice M.U., que

que necesitamos adelantar cinco proyectos de ///

emancipación conectados, a saber:

a) el primero es darle a la herejía nacional un escudo

económico. Debemos cortar al medio la pseudo //

ortodoxia de la política económica. Una mitad

debe ser vigorosamente afirmada: el realismo fis-

cal debe ser aplicado al costo de no aplicar herra-

mientas de política contracíclica recomendadas, /

por el keynesianismo bastardo. El realismo fiscal

es vital porque incrementa el margen de maniobra

del gobierno y de la sociedad civil. Obstruye el /

camino de regreso a las ilusiones de un populismo

económico inflacionario. Debemos rechazar acep-

tar un bajo nivel de ahorro doméstico, para apoyar-

se en el capital extranjero, lo cual ata las manos de

los gobiernos nacionales. Debe incrementarse el //

ahorro nacional que deberá ser canalizado a largo

plazo a la inversión productiva.

b) el segundo proyecto es democratizar la economía

de mercado, en lugar de simplemente regularla o

contrabalancear sus inequidades con prácticas re-

distributivas compensatorias, llevadas a cabo por

medio de un sistema impositivo y de programas

sociales.

No es suficiente en la Argentina, el modelo estado-

unidense de regulación a distancia de los negocios

por parte del gobierno, ni el modelo del nordeste /

asiatico de imposición de una política industrial y

comercial unitaria, de arriba hacia abajo por parte

de la burocracia. Es decir precisamente lo que esta-

mos acostumbrados a llevar adelante. Necesitamos

una serie de formas de coordinación descentraliza-

da , pluralista, participativa y experimental, entre

los gobiernos nacionales y los locales y entre las //

firmas medianas y las pequeñas, que representan /

los agentes más importantes de la economía argen-

tina.

Otro aspecto es realzar la posición del trabajo, ///

apostando al trabajo bien remunerado y calificado.

De lo contrario la economía no prosperará. Se

arriesgará a ser aplastada por la división interna-

cional del trabajo, soportando una prensa entre una

economía de alta productividad y economías de //

trabajo barato. Hay que repensar la relación entre

el trabajo y el capital. Un nuevo conjunto de reglas

debe proteger, organizar y representar a los que es-

tán afuera, a medida que tiene lugar la ampliación

de las oportunidades para trabajar, producir y ///

aprender.

c) El tercer proyecto es educar a la nación. Se deben

reconciliar en nuestro federalismo, el manejo de

las escuelas locales con estándares nacionales de

inversión y calidad. También se debe reemplazar

una educación orientada a la información, enci-//

clopédica, autoritaria e individualista, asi como //

dogmática, por una que sea analítica, selectiva, //

cooperativa y dialéctica.

d) el cuarto proyecto es la reconstrucción del Estado.

Nos dice Mangabeira que en la Argentina no exis-

te un Estado capaz de liderar un proyecto de demo-

cratización del mercado, capacitación de los ciuda-

danos y afirmación vigorosa de la originalidad na-

cional. Hay tres agendas de reconstrucción del Es-

tado, que los argentinos y los brasileños debería-//

mos ejecutar simultáneamente, y no en secuencia.

La primera agenda en ese proyecto es la del pro-

fesionalismo burocrático; tenemos solo unas is-

las que continuan fluctuando en un océano de //

discrecionalidad política: nos lo dice M.U. Noso-

tros matizamos el análisis, considerando que en /

nuestro país el profesionalismo burocrática es al-

tamente ineficiente, que clama a gritos estar refor-

mado funcionalmente en términos de gestión de

calidad.

Precisamente, la segunda agenda que trata Manga-

beira, es la de la eficiencia administrativa ligada al

Siglo XX, que no puede ser otra que la que se ob-

tiene a partir de aplicar gestión de calidad. Lo re-/

conoce cuando propone aplicar al sector público

las prácticas de gestión características del sector

privado. Nos dice que ello tiene que ser una rein-

vención y no una aplicación mecánica, y estamos

totalmente de acuerdo con ello: la gestión de cali-

dad se monta en manuales de gestión creados en

cada taller u oficina de trabajo, a partir de la par-

ticipación democrática entre todos los integran-//

tes del grupo. De modo tal que cada oficina tendrá

un manual diferente, según las necesidades de cada

oficina. Las Reglas ISO son Estándares

Internacionales de Calidad que no se compran en

un supermecado, sino que se construyen en el dia a

día a partir de unas necesidades siempre

cambiantes, buscando el mejor resultado, en

términos de calidad.

Agrega Mangabeira que la actividad administrativa

debe incluir: la evaluación del desempeño del

Estado, a través de monitoreos e del cobro de

incentivos. Por otra parte se deberá reconstruir el

derecho y el proceso administrativo, para suprimir

una rigidez que exprime la desconfianza y

estrangula la iniciativa. Asi como suprimir el

fortalecimiento individual discrecional de

potentados administrativos.

La tercera agenda que propone Mangabeira para el

cambio organizacional en la Argentina es suprimir

el fordismo administrativo que prevalece en

nuestro pais: es decir la rutina en las plantas de

montaje y en las oficinas administrativas, sin

gestión de calidad diríamos nosotros. “El Estado

debe ayudar a organizar, financiar, preparar y

acompañar a la sociedad civil independiente para

que ella participe en la provisión competitiva y

experimental de los servicios públicos”: está

pensando Mangabeira en Argentina pues estamos

glosando el capítulo que le dedica a nuestra patria

el maestro.

En el mismo sentido propone “construir

instituciones políticas que hagan que el cambio sea

menos dependiente de la crisis; instituciones que

eleven la temperatura de la política, en lugar de

tomar a Madison como alternativa indispensable

de Mussolini; instituciones que aceleren el paso de

la política, equipando el régimen presidencial con

mecanismos para la superación rápida del impasse

entre las ramas ejecutiva y legislativa; instituciones

que aprovechen el potencial experimentalista no

explotado del sistema federal y permitan que zonas

puntuales del país desarrollen modelos alternativos

de futuro nacional”.

Esta profundización de la democracia (para ambos

países: Brasil y Argentina), busca dotarla de alta

energía, que vuelva la crisis menos necesaria como

crisol de cambio. Para eso debe haber un avance

significativo en la institucionalización de la cultura

republicana. Un camino para ello –nos lo indica el

maestro- es la construcción de un federalismo

cooperativo, que se encuentra suprimido en la

repartición estanca de competencias entre los tres

niveles de la federación, copiada de los Estados

Unidos. “El otro camino es el esfuerzo por sacar a

la política de la sombra corruptora del dinero”.

Concluye Mangabeira diciéndonos que la base

para este proyecto (que incluye a toda America

Latina) ya existe, pero que el proyecto político en

el cual está acentado, aun no existe. No basta con

endulzar con discursos, se requiere ahora una

reconstrucción al servicio de las oportunidades y

de las capacidades indispensables.

Resulta muy interesante destacar que en la filosofía

de Nietzsche, el retrato que realiza sobre lo que

debe ser un auténtico filósofo, para las necesidades

de cambio de nuestro tiempo, coinciden con la vida

intelectual de Roberto Mangabeira. Sostiene ese

gran pensador que “Los verdaderos filósofos son

los que mandan y legislan. Ellos son los que

determinan el sentido y el porqué de la evolución

humana y para ello cuentan con el trabajo

preparatorio de todos los obreros de la filosofía, de

todos los que han liquidado el pasado: se inclinan

hacia el porvenir con manos creadoras. Para ellos

el conocimiento es creación, su obra consiste en

legislar, su voluntad de verdad es voluntad de

poder. ¿Existen hoy en día semejantes filósofos?

¿Existieron alguna vez? ¿No será preciso que

existan algún día? Estas cosas se pregunta

Nietzsche en su libro “Más allá del bien y del mal”

(Ediciones Liberador, Buenos Aires, 2003, pag.

109). Nuestra respuesta es que si Roberto

Mangabeira Unger no es uno de esos filósofos que

añoró Nietzsche en su tiempo, se encuentra muy

cerca de serlo.

Agrega Nietzsche en esa obra: “La obligación de

vivir de sus propios recursos forma parte de la

grandeza del filósofo. Este revelará parte de su

propio ideal al afirmar que el hombre más grande

…tiene su reino más allá del bien y del mal, el

dueño de sus propias virtudes, el hombre que posee

una voluntad arraigada y poderosa…el filósofo al

ser necesariamente el hombre de mañana o de

pasado mañana, se ha encontrado siempre en

contradicción con el presente: ha vivido en un

futuro y, por lo tanto, ha tenido siempre por

enemigo el ideal de su época”. (op. cit. pag. 110).

Concluimos esta reseña del pensamiento de ese

gran revolucionario de ideas que Nietzsche con

estos conceptos, para mirar a través de ellos, la

acción intelectual del maestro brasileño: “ Hoy en

dia, por el contrario, el animal gregario es el único

que recibe honores y los otorga, donde la igualdad

de derechos tiene marcada tendencia a

transformarse e una igualdad de injusticias, todo lo

que es raro, singular y privilegiado en el hombre

superior, es menospreciado” (op. cit. pag. 110).

Nos toca el cierre de esta, para nosotros,

apasionante propuesta de Roberto Mangabeira

Unger. Decir que en Argentina que el “proyecto

político” que reclama el maestro ya existe: esta en

la Constitución Nacional reformada en 1994,

donde me tocó ser convencional constituyente. La

Constitución es el diseño de país, el programa

social, político, cultural y económico de los

argentinos. Para afianzar la Justicia se creó el

Consejo de la Magistratura (art.114), pero es cierto

que no hubo acuerdo para integrarlo desde la

Convención y se le delegó esa función al

Congreso, dejándole al Gobierno de turno la

posibilidad de digitar su composición; también se

creo el Jurado de Enjuiciamiento encargado de

remover los jueces de los tribunales inferiores a la

Corte Suprema, acusados por el Consejo de la

Magistratura (art. 115); también con aquel

propósito se le otorgó autonomía funcional al

Ministerio Público (art 120). Para promover el

bienestar general, se dispuso que el Congreso y las

legislaturas provinciales dictaren una ley convenio

de coparticipación federal impositiva,

estableciendo criterios objetivos de reparto (art.75

inc. 2, cuarto apartado) debiendo ser equitativos,

solidarios y dando prioridad a logro de un grado

equivalente de desarrollo, calidad de vida e

igualdad de oportunidades en todo el territorio

nacioal (art. 75, inc.2, quinto apartado). Para

consolidar el federalismo argentino se dispuso una

amplísima autonomía municipal, con alcance

político, institucional, económico, financiero y

administrativo (art. 123) y, en un sentido

correspondiente se dispuso la creación de un

Banco Federal (es decir conducido también por las

provincias), con facultad de emitir moneda, así

como un organismo fiscal federal que tendrá a su

cargo el control y fiscalización de la ejecución de

la coparticipación federal impositiva (art. 75, inc.

2, apartado 7, e inc. 6). También para fortalecer el

federalismo se potestó a las provincias para crear

regiones de desarrollo económico y social,

autorizándolas a celebrar convenios

internacionales en tanto no sean incompatibles con

la política exterior de la nación (art.124). Para

limitar el caudillismo presidencialista se dispuso

un procedimiento reglado y exigente para dictar

decretos de necesidad y urgencia por parte del

Presidente de la Nación, así como la delegación

legislativa del Congreso al Presidente (arts. 99 inc.

3 y art. 76), que desgraciadamente no se ha

cumplido. Para incrementar el participacionismo

popular en la gestión pública se constitucionalizó

la iniciativa legislativa y la consulta popular (arts.

39 y 40). Para incrementar el galantismo de la

eficiencia de los derechos, tanto individuales como

colectivos, se regló en la Constitución la acción de

amparo (individual y colectivo), el habeas data y el

habeas corpus; en un sentido correspondiente se

incorporaron diez tratados internacionales sobre

derechos humanos, con jerarquía constitucional

(art. 75 inc. 22). Para propender a la integración

latinoamericana se previó la aprobación de tratados

internacionales en tal sentido, que deleguen

competencias y jurisdicción a organizaciones

supraestatales en condiciones de reciprocidad e

igualdad (art. 75, inc. 24). Para proteger el medio

ambiente se estableció una cláusula tan inclusiva

(art. 41), que nos hemos permitido decir que a

partir de ella nuestro país se ha convertido en un

estado ecológico de derecho. Para evitar la

discriminación de personas se dispuso que el

Congreso dictara leyes que promovieran medidas

de acción positiva a favor de los niños, de los

ancianos, de las mujeres y de los discapacitados

(art. 75 inc. 23). Para proteger la vida, la salud, la

seguridad y los intereses económicos se estableció

una cláusula integral en tal sentido a favor de los

usuarios y consumidores (art 42). Para reconocer la

preexistencia étnica y cultural de los pueblos

indígenas argentinos se incorporó una cláusula

ampliamente protectora en tal sentido (art. 75 inc

17). Para que funcione con eficacia el principio de

control republicano se creó la institución del

Defensor del Pueblo (art. 86), y la Auditoría

General de la Nación (art. 85). Para profundizar la

democracia y vincular al Poder Ejecutivo con el

Congreso, se dispuso la elección directa del

Presidente, con un sistema de ballotage en doble

vuelta, y se creó la Jefatura de Gabinete de

Ministros, obligado a visitar, mes por medio, a

cada Cámara del Congreso, para informar sobre la

marcha del Gobierno (art.101). Finalmente, no

resultó de menor importancia haber superado el

vicio del origen no democrático que tenía el art. 14

bis (la reforma de 1957 no fue fue convocada por

el Congreso, como lo dispone el art. 30), ese

artículo emblemático que protege a los

trabajadores argentinos: puerta abierta para

desarrollar en la Argentina la impactante propuesta

del maestro brasileño Roberto Mangabeira Unger,

que nos hemos animado a resumir, comentar y

sistematizar en el presente trabajo. Que su

propuesta se cumpla maestro.