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Elena Köhler es la segunda finalista del Concurso de Cuentos Infantiles "Clavileño" organizado por la Asociación para la Defensa de la Infancia (A.D.I.) Alebrije (www.alebrije.es y https://alebrije.net). En su relato esta joven escritora nos sorprende con una visión diferente del concepto habitual de "cuento infantil", con una narrativa vibrante, dramática en ocasiones nos muestra que los sueños que perseguimos pueden llegar a conseguirse. Un mensaje de optimismo en tiempos de crisis

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A.D.I. Alebrije, es una asociación sin ánimo de lucro, cuyo objetivo primordial es la promoción, atención y la protección a la infancia, de acuerdo con lo descrito en la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CDN) aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

ILUSIÓN Todos tenemos un sueño, un anhelo que dirige nuestros pasos, nuestras acciones, ese que nos hace salir de casa cada día para ir tras él, para alcanzarlo, o para mejorarlo. En ocasiones ese afán es público y conocido, en otras es algo oculto al resto y que sólo conocemos nosotros.

EXPERIENCIA Los sueños, los anhelos o los deseos pueden ser compartidos. A.D.I. Alebrije nace dando forma a un ánimo compartido, a un deseo común, el de recuperar la ilusión, la dignidad y el respeto al trabajo en el mundo de lo social. Nuestra asociación está constituida por profesionales de distintos sectores, como la psicología, el derecho, la economía o los recursos humanos.

PROFESIONALIDAD Con muchos años de experiencia en nuestro haber, acumulada en el desempeño de diferentes puestos de trabajo, un grupo de profesionales nos hemos unido para llevar a cabo este proyecto, con un objetivo común simple, dar lo mejor de nosotros cada día.

Comparte tus obras, en [email protected]ócenos www.alebrije.es

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Publicaciones Alebrije 2012

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Fotografía de portada: Violeta con EspejoFotografía de contraportada:

Queda rigurósamente prohibida sin la autorización escrita de los titulares de los derechos de las obras (texto y fotografía) bajo las sanciones establecidas por la ley, la reproducción total o parcial de las obras por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repografía y el tratamiento informático , y la distribución de ellas mediante alquiler o préstamos públicos.

Primera edición realizada en Madrid. Noviembre 2012Maquetación y fotomecánica: Kamaleón ComunicacionesFotografías: Isa Álvarez. Tijuana 2012 (México)

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Segunda finalista del I Concurso de Cuentos Infantiles en castellano “Clavileño”

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Persiguiendo sueños.Todo era negro al principio, pero entonces apareció un haz de luz. Corrió hacia él. Pero no llegaba, estaba lejos, muy lejos, cayó al suelo sudando.

Pero no se rindió, se levantó y volvió a echar a correr, pero entonces el rayo de luz desapareció y la oscuridad volvió a aparecer.

- No, no…. - Violeta… - ¡Violeta!

Violeta despertó por fin.

- Solo ha sido una pesadilla.

Miró a su alrededor, se encontraba en la pequeña choza de su madre “adoptiva”, frente a la chimenea. Sus padres habían muerto años atrás. El único recuerdo que le quedaba de ellos eran aquellas extrañas pesadillas.

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s Ahora ella tenía 12 años y vivía con aquella mujer desde que se quedó huérfana.

- Ojalá solo fuera una pesadilla, susurró.

Su madre comprendió

- ¿Otra vez el sueño de siempre?- preguntó.

Ella asintió.

Contempló cómo su madre tiraba una pequeña libreta al fuego que, como muestra de agradecimiento, hizo que sus llamas fueran más altas y así dieran más calor.

Las libretas se las había dado un vendedor ambulante aquella mañana y no le había cobrado por ello. Simplemente se había marchado sin dar tiempo a la mujer a replicar. Su madre no las había tirado, porque en invierno era difícil encontrar madera para el fuego seca, así que las estaba utilizando a modo de leña. Y aquel pobre ambulante había dado comienzo a lo que sería una nueva vida para la niña, aquel vendedor había cambiado su destino.

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- Vuelve a dormirte - le aconsejó.

Violeta se dio la vuelta y cerró los ojos, pero no quiso dormirse, ya que sabía que la pesadilla solía volver a repetirse y prefirió hacer lo que más le gustaba: inventar historias, le encantaba dejar volar su imaginación. No fue difícil encontrar una idea, empezar una historia siempre es muy fácil. Lo difícil es tener el suficiente valor para continuarla.

¿De qué me sirve inventar historias si nadie las va a leer?, era una pregunta que la desanimaba y que por desgracia siempre planteaba. Para sus adentros. Tal vez alguien sí las leería, si estuvieran escritas.

Eso era, tenía que escribirlas.

Abrió los ojos y observó la montaña de libretas que se alzaba a su lado.

Su madre se levantó para cerrar una ventana que se había abierto. Sin saber muy bien por qué agarró una libreta y la metió debajo de la manta.

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ho Y ya no la soltó. No la soltó cuando su madre apagó el fuego, ni cuando la tapó mejor, ni cuando la despertó por la mañana.

Entonces maldijo no haberla escondido en algún lugar mejor que en su mano.

- ¿Qué tal el tiempo?– preguntó. - No lo sé, no he salido de casa todavía,

cariño.

Se dispuso a salir cuando su madre la cortó:

- ¿Para qué quieres saberlo? - Mmmmmmm, curiosidad - dijo y notó un

sudor en la mano en la que sostenía la libreta, escondida en su pijama -

Su madre miró preocupada cómo su hija desaparecía entre la niebla de la mañana.

Violeta no lo dudó mucho, escondió la libreta entre las ramas de su amigo el Árbol Soñador. Y se preguntó si era buena idea, solo iba a escribir una historia, iba a cumplir su sueño.

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¿Que había de malo en eso? Simplemente no estaba bien visto. La mayoría de las muchachas de su edad soñaban con casarse y formar una familia. ¿Y ella? Soñaba con ser escritora. Todo el mundo la envidiaba, ella tenía una belleza indiscutible. Si alguien viviría feliz, con una familia, sin duda esa sería ella. Pero eso no era lo que quería. ¿Por qué las cosas son tan difíciles? -se lamentó y con un suspiro volvió a entrar en su casa -

- ¿Qué tal el tiempo? - preguntó su madre.

- Normal, - se vistió, desayunó y salió de su casa.

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ez El viento frío de otoño le golpeó en la cara e hizo ondular su largo vestido. Su pueblo era sencillo: unos cuantos campesinos y artesanos, una escuela a la que se dirigía, un pequeño colmado y una casa de comidas. Y sobre todo vendedores ambulantes, muchos vendedores ambulantes.

Se dirigió al bosque. Su madre le había pedido que cogiera setas. Cuando se mezcló entre la espesura pensó en una historia. Pero tenía la cabeza hecha un barullo. Millones de historias parecían susurrarle:

- Escógeme a mí, a mí y solo a mí.

Intentó poner orden en sus ideas, pero no lo consiguió y supo lo que tenía que hacer antes de elegir una historia: estar segura de querer escribirla.

Después fue a comprar hierbas para la infusión de la tarde y se encontró con el viejo de barba enmarañada. Casi parecía un abuelito de cuento.

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- Buenos días, Don Emilio. - Hola Violeta.

No le extrañó que supiera su nombre, al fin y al cabo llevaba ya dos meses en el pueblo como mendigo. Le ofreció todas las monedas que le habían dado de vuelta en la tienda. Pero él lo rechazó

- No creo que esté bien, tu madre se enfadará.

- No se enfadará, cójalo. - El dinero es valioso en estas épocas del año,

pequeña. - Quédeselo, insistió.

Él lo cogió y dijo.

- Muchas gracias ¿y qué quieres a cambio?

Ella bajó la mirada.

- ¿Te preocupa algo?

Se sentó a su lado y le preguntó: once

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- ¿Usted cree que es bueno perseguir los sueños? - ¡Pues claro! Yo de joven perseguí un sueño, un gran

sueño. - ¿Y se hizo realidad? - No exactamente, pero logré cumplir otro sueño. - ¿Me lo contaría?- Claro que sí. - Yo era un juglar y animaba a los reyes de la corte, pero

un día un romance me inspiró y quise cumplir un sueño que quería haber cumplido mucho antes. Quería volar.

Por ello subí a la torre más alta del castillo y me tiré. - ¿Y voló?

El sonrió:

- No porque algo me cogió de los pies, la mujer más guapa que vi jamás.

- Es una historia muy emocionante señor. ¡Gracias por contármela!

Y se levantó, pero Don Emilio la detuvo.

- ¿Si? - Puedes llamarme Emilio.

Ella le sonrió y se alejó caminando.

Fue un día ajetreado, no estaba segura de querer dedicarse a algo tan difícil. Así que nada más posar la cabeza sobre la

almohada se durmió

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Un fuerte ruido y unas extrañas voces la despertaron, miró a su lado y su madre no estaba.

La oscuridad era absoluta, palpó con cuidado la mesa, en busca de una vela pero no la encontró.

Las voces y los gritos aumentaron. Cogió un cuchillo y salió de su casa.

Lo primero que vio fue a su madre, tirada en el suelo y corrió hacia ella. Se alivió cuando vio que su tórax se hinchaba y se deshinchaba, entonces fue cuando se fijó en la gente que tenía a su alrededor. Era una chica, una chica con pantalones, y dos hombres más.

Levantó cuidadosamente el cuchillo.

- ¿Qué queréis? - Dijo con una suavidad peligrosa -

- Vaya, vaya, una chica rebelde - dijo uno de ellos -

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- ¿Qué le habéis hecho a mi madre? - Está inconsciente, y ahora te vas a ir a tu

casita y no vas a contar a nadie nada de esto.

- ¿Y qué pasará con mi madre? - Nos la llevamos. - Por encima de mi cadáver. - ¿Y qué vas a hacer tú?- Déjala - dijo la chica con pantalones. - Mira, pequeña, venimos de un futuro en el

que las cosas son mejores, pero queremos saber cómo eran en esta época, y para ello necesitamos una, cómo decirlo…, una muestra, que nos explique cómo es la vida aquí.

- Mientes. - No preciosa, no miento y ahora déjanos

llevárnosla. - ¿Por qué a ella? - Porque hemos elegido a alguien que no

tenga muchos familiares, para que no sufran por su desaparición, y ella solo te tiene a ti.

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Persiguiendo sueños.- Pero eso no es justo –las lagriman saltaban en las mejillas

de Violeta – yo ya he perdido a mis padres, también a mis hermanos. Ahora no quiero perder a nadie más.

- Así es la vida – dijo uno de los hombre mientras comenzó a meter el cuerpo de su madre en una especie de cápsula

Y la dejaron ahí, envuelta en lágrimas, con el cuchillo en la mano.

- No es justo ¿me oyes? No es justo que vengas aquí y me quites todo lo que tengo, porque no sé como sois en el futuro, si habéis perdido todos los sentimientos por la avaricia, no se si todo el amor y vida que se creó habrá sido aplastado en vuestra era. No sé si habrá quedado sepultado por las ganas de conseguir poder. Pero lo que si sé es que ha quedado sepultada toda la sabiduría que puede tener un humano. ¿Por qué? ¿y si mi madre es tu tatarabuela y al llegar a la tierra tú desapareces? ¿Eh? ¿Los has pensado?

La chica se quedó parada, se dio la vuelta y con un suspiro contestó.

- Está bien, te daré una oportunidad.

Le mostró un pequeño vaso con arena.

- Si consigues contar los granos de arena que hay en diez segundos te quedas con tu madre.

- Pero… - Pero nada, empieza - Diez, nueve.

Aquello era injusto, nunca conseguiría contarlos, y menos en diez segundos.

-

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- Ocho, siete.

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Además, ella ni siquiera iba a contar para ver si lo había hecho bien.

- Seis, cinco.

Todo era ridículo, pero eso era ¡ella no lo iba a comprobar!

- Cuatro, tres.

Empezó a remover en la arena con aire interesado.

- Dos, uno. - Y… cero. Bien, chicos, recogemos. - Esperad, todavía no me habéis preguntado

cuántos granos son. - Por favor, no puedes haberlos contado, dijo

aguantando la risa. - Sí que los he contado, hay 20.341.987. - Mentira. - Verdad. - ¿Cómo puedo saber que es verdad? - ¿Cómo puedes saber si es mentira? - Es imposible que alguien lo haya hecho.

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- Pues yo lo he conseguido. - Ella se sintió desconcentrada.

Estaba perdiendo contra una niña.

- Y ahora tienes que cumplir tu promesa.

- ¿O es que en vuestra época os da igual las promesas?

La chica de los pantalones se mordió el labio inferior.

- Está bien tú ganas. Buscaremos otra manera de conocer el pasado.

- Ah, una última cosa, nunca dejes de perseguir tus sueños.

Sueño, sueño, sueño….

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Tenía mucho sueño, mucho sueño. Se despertó de golpe, asustada, se encontraba en su casa.

- Solo ha sido una pesadilla – susurró -

A su lado se encontraba su madre, sana y salva.

Se puso un chal sobre los hombros y salió de su casa. Se sentó junto a su árbol y sacó la pequeña libreta y la pluma.

La luna llena era preciosa, situada en el cielo no hacía más que animarla para cumplir su sueño...

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