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Ordenando a los Corintios Apóstol Sergio Enríquez O. Cuarto Servicio Guatemala, 21 de enero del Año Del Reposo www.ebenezer.org.gt 1 El Apóstol Pablo a Timoteo le dice que los últimos tiempos serán días peligrosos porque los hombres serán amadores de sí mismos (2Timoteo 3:2). Cuando el Señor Jesucristo se refiere a los tiempos finales los compara con los días de Noé (Mateo 24:37) y con los días Lot (Lucas 17:28) y, cuando analizamos según la Biblia los días de Lot, dice que el justo Lot afligía su alma por la conducta nefanda de las personas que estaban alrededor de él (2Pedro 2:7), esto quiere decir que si estos días serán como los días Lot y nosotros hemos sido justificados por el Señor Jesucristo, habrá una tribulación tan grande previa a la Gran Tribulación que muchos van a sentirse agitados en su alma, sintiendo preocupación en las cosas que vendrán, aún siendo cristianos y siendo justificados. Entonces, la única forma de quitar esto es entrando en el reposo de Dios, pues así podemos enfrentar el futuro sin temor. Vemos en la Escritura que el reposo aparece desde Génesis hasta Apocalipsis. Aparece en el primer capítulo de Apocalipsis, dice el Apóstol Juan “yo estaba en el espíritu en el día del Señor”. Es la única referencia que se hace al día del Señor como el Shabbat porque todas las demás referencias hablan de la gran tribulación, pero las habla Pablo. Cuando dice en Tesalonicenses que el día del Señor ha llegado porque el día del Señor no vendrá sin que antes se manifieste en el hombre iniquidad, sin que venga la apostasía generalizada (2Tesalonicenses 2). Cuando a Juan le fue revelado el Apocalipsis se encontraba preso por causa del testimonio del Señor y de su palabra, y dice que estaba en el día del Señor, es decir en el día del reposo, y en el reposo oyó una voz como de trompeta detrás de el que le decía: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Esto quiere decir que en el reposo se nos va a aparecer el Señor. En medio de la prueba y de la tribulación, sin importar cuál sea nuestra situación: un fracaso de tipo familiar, un fracaso de tipo económico en medio de cosas antagónicas para nuestra vida, es cuando veremos al Señor. Hemos visto que la para que venga el reposo primero debe venir la Luz y el orden que es igual a la limpieza del pecado y la perfección. Ahora bien, nosotros ya tenemos luz porque se hizo la luz en nuestra vida cuando aceptamos a Jesucristo, pero quedaron ciertas cosas desordenadas, pero ¿cómo vamos a ordenarnos? El orden lleva un proceso en Génesis, de por lo menos cinco días (los días en que Dios hizo la creación para terminar con el desorden que había sobre la tierra), que en nosotros representan toda una vida, de tal forma que cuando se termina de poner en orden todo, llegamos al reposo, y cuando llega el reposo el hombre es perfecto, la mujer es perfecta, porque fue en el séptimo día, en el día del reposo, cuando formaron al hombre de la tierra a semejanza de Dios y sacaron de sus costillas a una mujer, perfectos los dos, hombre y mujer. La Luz que alumbra a todo hombre vino a la tierra, y la Luz era la vida de los hombres, la Luz se identifica a El mismo y dice: “Yo soy la luz, el que me sigue no permanecerá en tinieblas” eso lo dijo el Señor Jesucristo. Pero cuando se hace la luz se mira el desorden. Cuando el Señor vino a esta tierra encontró muchos desórdenes en Israel, como los mercaderes que estaban en el templo, el legalismo, el endemoniado que encontró dentro de la sinagoga, etc. y para ellos fue levantado Pedro junto con los otro once apóstoles. Cuando Pedro predicó se convirtieron ocho mil personas sobre las que vino la luz, pero sabemos que cuando en una iglesia hay crecimiento también crecen los problemas (Hechos 6:1-2). Los paganos estaban más desordenados que los hebreos y por esta causa el Señor levantó ministros del Espíritu Santo para ponerlos en orden. Vemos en las Escrituras que hubo necesidad

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El Apóstol Pablo a Timoteo le dice que los últimos tiempos serán días peligrosos porque los hombres serán amadores de sí mismos (2Timoteo 3:2). Cuando el Señor Jesucristo se refiere a los tiempos finales los compara con los días de Noé (Mateo 24:37) y con los días Lot (Lucas 17:28) y, cuando analizamos según la Biblia los días de Lot, dice que el justo Lot afligía su alma por la conducta nefanda de las personas que estaban alrededor de él (2Pedro 2:7), esto quiere decir que si estos días serán como los días Lot y nosotros hemos sido justificados por el Señor Jesucristo, habrá una tribulación tan grande previa a la Gran Tribulación que muchos van a sentirse agitados en su alma, sintiendo preocupación en las cosas que vendrán, aún siendo cristianos y siendo justificados. Entonces, la única forma de quitar esto es entrando en el reposo de Dios, pues así podemos enfrentar el futuro sin temor. Vemos en la Escritura que el reposo aparece desde Génesis hasta Apocalipsis. Aparece en el primer capítulo de Apocalipsis, dice el Apóstol Juan “yo estaba en el espíritu en el día del Señor”. Es la única referencia que se hace al día del Señor como el Shabbat porque todas las demás referencias hablan de la gran tribulación, pero las habla Pablo. Cuando dice en Tesalonicenses que el día del Señor ha llegado porque el día del Señor no vendrá sin que antes se manifieste en el hombre iniquidad, sin que venga la apostasía generalizada (2Tesalonicenses 2). Cuando a Juan le fue revelado el Apocalipsis se encontraba preso por causa del testimonio del Señor y de su palabra, y dice que estaba en el día del Señor, es decir en el día del reposo, y en el reposo oyó una voz como de trompeta detrás de el que le decía: “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Esto quiere decir que en el reposo se nos va a aparecer el Señor. En medio de la prueba y de la tribulación, sin importar cuál sea nuestra situación: un fracaso de tipo familiar, un fracaso de tipo económico en medio de cosas antagónicas para nuestra vida, es cuando veremos al Señor. Hemos visto que la para que venga el reposo primero debe venir la Luz y el orden que es igual a la limpieza del pecado y la perfección. Ahora bien, nosotros ya tenemos luz porque se hizo la luz en nuestra vida cuando aceptamos a Jesucristo, pero quedaron ciertas cosas desordenadas, pero ¿cómo vamos a ordenarnos? El orden lleva un proceso en Génesis, de por lo menos cinco días (los días en que Dios hizo la creación para terminar con el desorden que había sobre la tierra), que en nosotros representan toda una vida, de tal forma que cuando se termina de poner en orden todo, llegamos al reposo, y cuando llega el reposo el hombre es perfecto, la mujer es perfecta, porque fue en el séptimo día, en el día del reposo, cuando formaron al hombre de la tierra a semejanza de Dios y sacaron de sus costillas a una mujer, perfectos los dos, hombre y mujer. La Luz que alumbra a todo hombre vino a la tierra, y la Luz era la vida de los hombres, la Luz se identifica a El mismo y dice: “Yo soy la luz, el que me sigue no permanecerá en tinieblas” eso lo dijo el Señor Jesucristo. Pero cuando se hace la luz se mira el desorden. Cuando el Señor vino a esta tierra encontró muchos desórdenes en Israel, como los mercaderes que estaban en el templo, el legalismo, el endemoniado que encontró dentro de la sinagoga, etc. y para ellos fue levantado Pedro junto con los otro once apóstoles. Cuando Pedro predicó se convirtieron ocho mil personas sobre las que vino la luz, pero sabemos que cuando en una iglesia hay crecimiento también crecen los problemas (Hechos 6:1-2). Los paganos estaban más desordenados que los hebreos y por esta causa el Señor levantó ministros del Espíritu Santo para ponerlos en orden. Vemos en las Escrituras que hubo necesidad

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de hacer un concilio a causa de un desorden que se estaba dando por la doctrina del a circuncisión (Hechos 15:1). Debemos entonces saber que el orden que debemos seguir es le Orden Divino. Las cartas a los Corintios nos muestra aquellas cosas en las que los gentiles debían ordenarse y que Pablo comienza a corregir, veamos algunas de ellas. 1 Corintios 1:10 (LBA) “10 Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.” Esto quiere decir que mientras haya división no entraremos en el reposo, y si no entramos en el reposo Dios no destruirá a nuestros enemigos en el Shabbat del Señor. Sabemos que una casa dividida no prosperará así que necesitamos tener unidad en la iglesia y en nuestros hogares. 1 Corintios 2:1 (LBA) “Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría.” Esto quiere decir que Pablo no se presentí ante ellos con un discurso humano, sino con palabra de Dios. Es decir que es un desorden tratar de presentarnos ante los hombres con sabiduría humana (humanismo), pues estar en el orden divino es utilizar la sabiduría del Espíritu Santo, cumpliendo lo que está escrito en la Biblia: “abre tu boca que yo la llenaré.” (Salmo 81:10) Dios quiere que entremos en Su reposo, que estemos tranquilos y que nuestra casa sea un oasis de paz, de amor, de bendición, pues uno de los anhelos del Señor para nuestra vida es que quiere es que experimentemos los versículos de la Biblia “estad quietos, y sabed que Yo soy Jehová” (Salmo 46:10), pero para ello es necesario que aquellas cosas que estaban en desorden sean ordenadas en nuestra vida.