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Navigare necesse estrua.ua.es/dspace/bitstream/10045/53136/1/Abascal-2015... · 2016. 4. 28. · Título: Navigare necesse est. Estudios en homenaje a José María Luzón Nogué García

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  • Navigare necesse estEstudios en homenaje a José María Luzón Nogué

    Edición de:Jorge García Sánchez Irene Mañas Romero Fabiola Salcedo Garcés

  • Título: Navigare necesse est. Estudios en homenaje a José María Luzón NoguéGarcía Sánchez, Jorge; Mañas Romero, Irene; Salcedo Garcés, Fabiola (eds.)Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2015.29,7 x 21 cm, 597 pp.I.S.B.N.: 978-84-608-2272-1

    EditaUniversidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia Avenida Profesor Aranguren s/n. Ciudad Universitaria 28040 Madrid

    CubiertaPequeña nave en bronce procedente de Cerdeña, Cultura nurágica, ss. X-VIII a. C.Museo Archeologico Nazionale di Cagliari.

    Diseño, maquetación y correcciónElisa Borsari y Ronda Vázquez Martí

    © Universidad Complutense de Madrid© de los textos: sus autores

    Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización expresa de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

    I.S.B.N.: 978-84-608-2272-1Depósito legal: M-29647-2015Impresión y encuadernaciónArtes Gráficas Rejas. Mérida.Impreso en España (Unión Europea)

  • Agradecimientos

    A todos los autores

    Instituciones

    Fundación Caja MurciaFundación Teatro Romano de CartagenaComune di Monte Santa Maria Tiberina

    Instituto Arqueológico AlemánAteneo de Madrid

    Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) - MéridaUniversidad Complutense de Madrid (UCM)

    Y en especial a:

    Lorenzo Abad CasalMaría del Carmen Alonso

    María Belén DeamosSergio España Chamorro

    Karin FaberPilar León Alonso

    Pascual Martínez OrtizDirce Marzoli

    Letizia MicheliniLuis Enrique Otero Carvajal

    Elena Ruiz ValderasEnrique Tierno Galván

    Mario TorelliWalter Trillmich

    Facultad de Geografía e Historia

    Comune e pro loco di Monte Santa Maria Tiberina

  • Índice de estudios

    ARQUEOLOGÍA E HISTORIA ANTIGUA

    Lorenzo Abad Casal, Identidades culturales en el sureste de la Península Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

    Paloma Aguado García, Caracalla y Alejandría, historia de un desencuentro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

    José M.ª Álvarez Martínez y Trinidad Nogales Basarrate, La ideología del Principado en la fundación de Augusta Emerita . . . . . . . . . . . . . . . . . 54

    Manuel Bendala Galán, Identidad y etnicidad en la caracterización del paisaje urbano de ciudades hispanorromanas de sustrato púnico . . . . . . . . . . . . 68

    Jesús Bermejo Tirado, La cerámica común en los pecios tardorrepublicanos del Mediterráneo occidental: propuesta de clasificación funcional . . . . . . . . . . . . . 77

    José M.ª Blázquez Martínez, El legado de Alejandro Magno al mundo moderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

    Elena Castillo Ramírez, Adulatio: el culto imperial de las altas esferas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108

    María Luisa Cerdeño Serrano y Emilio Gamo Pazos, Un cinturón tipo Villanueva de Teba en Carpetania . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119

    Ramón Corzo Sánchez, Consideraciones sobre las deidades de Nemi y Ariccia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

    Sergio España Chamorro, Confluencias culturales en la Siria romana a través de la decoración arquitectónica del templo de Júpiter en Heliópolis (Baalbeck, Líbano) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

    Eduardo Ferrer Albelda y José Miguel Jiménez Delgado, Kaláthē/Kaláthousa. Una ciudad ignota del extremo Occidente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144

    Cristina García Moreno, Arqueología del acueducto de Serino en Campania y su conexión con Pompeya 151

    Jorge García Sánchez, Grand tour de la Antigüedad. El viaje de estudios en el mundo griego de época imperial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

    Pilar González Serrano, La basílica Hilariana y el culto de Cibeles en Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168

    Rocío Ayerbe Vélez y Pedro Mateos Cruz, Un nuevo ejemplo de arquitectura pública emeritense en época tardoantigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

    Rubén Montoya González, Reflexiones sobre el uso del lapis specularis en las domus pompeyanas: arquitectura y vida cotidiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192

    Ángel Carlos Pérez Aguayo, Aristeas de Proconeso y el poema épico de los Arimaspos . . . . . . . . . . . . . . 200

    Inmaculada Pérez López, El culto heroico en Grecia y las reliquias del culto a los héroes en el extremo occidental del Mediterráneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205

    Isabel Rodà de Llanza, Villas romanas en Cataluña. .216

    José Manuel Rodríguez Hidalgo y Álvaro Jiménez Sancho, Itálica, la Colina de los Dioses. De Augusto a Adriano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231

    José Suárez Otero, Crónica de un hallazgo anunciado: Ferreiros (Valga, Pontevedra), un estoque tipo “Sa Idda” en el Noroeste hispánico . . . . . . . . . . . . . . . . 243

    Antonio Tejera Gaspar y Josué Ramos Martín, Las creencias astrales de los antiguos libios . . . . . . . . . 250

    Mario Torelli, Il tempio di Ercole, la c.d. schola sul decumano e i Plautii Hateriani di Leptis Magna. . 257

  • navigare necesse est.  estudios en homenaje a josé maría luzón nogué38

    HISTORIOGRAFÍA, COLECCIONISMO, MUSEOLOGÍA

    Itziar Arana Cobos, La formación del inventario general de pinturas del Museo Nacional de la Trinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271

    Teresa Cirillo Sirri, L’ architetto Carlo Bonucci direttore dei reali scavi di Pompei ed Ercolano . . . 281

    M.ª Belén Deamos, Las armas de la discordia. Docu-mentos sobre el depósito de la Ría de Huelva . . . . 288

    Francisca Hernández Hernández, Arqueología experimental y museografía en los campamentos del Limes germánico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302

    Irene Mañas Romero, El mosaico perdido de las Musas o del Circo de Itálica: el paradigma de un infortunio . .311

    Alfredo Mederos Martín, Tiempos difíciles. Blas Taracena Aguirre, depuración y ascenso a director del Museo Arqueológico Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . 320

    Gloria Mora Rodríguez, La misión de José Ramón Mélida en Grecia y la arqueología española a fines del siglo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333

    Almudena Negrete Plano, Sobre los estudios en torno al original del Apolo del Belvedere. . . . . . . . . 342

    José Miguel Noguera Celdrán, Izaskun Martínez Peris, M.ª José Madrid Balanza y Andrés Cánovas Alcaraz, Barrio del Foro Romano (Molinete, Cartage-na): objetivos, criterios y procesos de musealización. .353

    Oliva Rodríguez Gutiérrez, “Aquí no se tira nada”. Más sobre las dinámicas preventivas en elementos arquitectónicos marmóreos italicenses: refuerzos, reutilización y mercado de ocasión. . . . . . . . . . . . . 365

    Elena Ruiz Valderas, El teatro romano de Cartagena, veinticinco años después de su descubrimiento . . 377

    Jesús Salas Álvarez, El coleccionismo arqueológico en los Reales Gabinetes en la España de la Ilustración. . 388

    Trinidad Tortosa, Patrimonio arqueológico español en Roma: las Exposiciones Internacionales de Arqueología y Bellas Artes de 1911 como instrumentos de memoria histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 396

    ICONOGRAFÍA, EPIGRAFÍA Y NUMISMÁTICA

    Juan Manuel Abascal Palazón, La escena de banque-te en la epigrafía de Lara de los Infantes y su contexto histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 409

    Martín Almagro-Gorbea, Los kýlikes del “Pithos Painter” de Mengíbar y Reading y el comercio atlántico en la Edad del Hierro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417

    José Beltrán Fortes, Isis en Itálica (Santiponce, Sevilla). A propósito de un retrato de sacerdotisa isíaca. . . . 434

    Macarena Calderón Sánchez, Graffiti y dipinti: la necesidad de pintar en las paredes. Perdurabilidad e in-mortalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 446

    Raquel Casal García y Fernando Acuña Castroviejo, Nuevas aportaciones a la glíptica romana encontrada en Galicia. . . . . . . . . . . . . . . . . 453

    Francisca Chaves Tristán, El tesoro de denarios de Fuente de Piedra (Antequera, Málaga). . . . . . . . . . 459

    José María de Francisco Olmos, La moneda como fuente iconográfica y política de la sucesión imperial adoptiva en Roma. De Augusto a Adriano. . . . . . . 476

    Javier de Santiago Fernández, La inscripción de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Villaescusa de Palositos (Guadalajara) . . . . . . . . . . 484

    Paz García-Bellido, La moneda y su imagen en el tránsito de los ss. XIX y XX. Antonio Vives Escudero, Manuel Gómez Moreno y el Catálogo Monumental de España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 490

    Pilar León, Nuevas consideraciones sobre los relieves del Templo de Marte en Mérida . . . . . . . . . . . . . . . 499

    María Limón Belén, Nueva interpretación métrica de una inscripción fragmentaria. . . . . . . . . . . . . . . . . . 508

    Guadalupe López Monteagudo, Travesuras “eró-ticas” en el agua. A propósito de algunos mosaicos romanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 512

    M. Luz Neira Jiménez, La travesía marina a propósito de Frixo y Hele en los mosaicos romanos . . . . . . . 525

    Sebastián F. Ramallo Asensio, Nuevos restos epigráficos del teatro de Cartagena . . . . . . . . . . . . . 534

    Pedro Rodríguez Oliva, Las esculturas del pecio de Torrequebrada (Benalmádena, Málaga). . . . . . . . . 547

    Fabiola Salcedo Garcés, Esculturas para la fama y el artificio: de los Aspri a Polignac. . . . . . . . . . . . . . . . 555

    María Pilar San Nicolás Pedraz, Iconografía del Juicio de Paris en los mosaicos romanos . . . . . . . . 563

    Immaculada Socias Batet, Algunas reflexiones en torno a los dibujos de Annibale Carracci en Le arti di Bologna de 1740 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 572

    Walter Trillmich, Tres cabezas de bárbaros en Mérida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 578

    Sebastián Vargas Vázquez, La roseta de triángulos en Andalucía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 585

  • La escena de banquete en la epigrafía de Lara de los Infantes y su contexto histórico*

    Juan Manuel Abascal PalazónUniversidad de Alicante

    El registro epigráfico de Lara

    El conjunto epigráfico de Lara de los Infan-tes y sus alrededores ha sido objeto de estudio desde varias perspectivas en diferentes ocasio-nes,1 por lo que la valoración de su importancia cuan-titativa y cualitativa no necesita de nuevos argumentos. Ese conjunto está integrado no sólo por los hallazgos en la citada localidad burgalesa sino por los proceden-tes de enclaves como Barbadillo del Pez, Iglesiapinta, Contreras, Covarrubias, Quintanilla de las Viñas, etc.

    *. Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de inves-tigación HAR2012-32881 de la Secretaría de Estado de Inves-tigación, Desarrollo e Innovación del Gobierno de España.

    1. El corpus fundamental de la comarca es el de Abásolo, 1974, que realizó el primer catálogo de los epígrafes conservados en las diferentes localidades y en el Museo de Burgos. Vid. del mismo autor los trabajos de 1972, 1977, 1984, 1990, así como la carta arqueológica regional (Abásolo y García Rozas,

    incluyendo la importante serie recuperada en el mo-nasterio de San Pedro de Arlanza y sus alrededores, dentro del término de Hortigüela.

    La distancia de estos núcleos respecto a Lara no es significativa: Barbadillo del Pez está a unos 18 km al este de Lara, Iglesiapinta a unos 10 km al nordes-te, Covarrubias 10 al suroeste, Contreras 12 al sur y el monasterio de San Pedro de Arlanza a unos 8 km al sur de Lara. Es decir, el territorio de todos estos cen-tros y de otras localidades menores de la comarca debió

    1980). La onomástica del conjunto epigráfico de Lara ha sido estudiada en Albertos, 1972: 47-58; el catálogo de los militares de la zona fue iniciado por P. Le Roux (1980 y 1982) y recibió después la importante contribución de L. A. Curchin (1995: 51-58). La onomástica femenina en relación con las escenas de ban-quete fue valorada en Albertos, 1977: 182; ese tema iconográfico recibió un amplio tratamiento en Fernández Fuster, 1954: 245-259 y Abásolo, 1974: 145.

    Fig. 1. Área geográ-fica de Lara de los Infantes y de las lo-calidades de su co-marca. Los puntos circulares señalan los enclaves en que se han registrado hallazgos epigráfi-cos. Los símbolos cuadrados acompa-ñados de un núme-ro remiten al elenco epigráfico de magis-trados y militares que se comenta al comienzo de este texto. Equidistancia de curvas de nivel: 100 metros. El espa-cio no sombreado se encuentra por debajo de la cota de 1.000 metros.

  • navigare necesse est.  estudios en homenaje a josé maría luzón nogué410

    pertenecer en la antigüedad a un único núcleo privi-legiado, quizá un municipio latino (vide infra) cuyo centro urbano pudo ser la propia Lara de los Infantes y que limitaría por el sur quizá probablemente con Clunia (Peñalba de Castro / Coruña del Conde, Bur-gos). En este espacio cercano a Lara, articulado por el curso del río Arlanza y sus pequeños afluentes, la uni-dad geográfica se pone de manifiesto en la existencia de un amplio territorio situado por debajo de una cota de 1.000 metros (Fig. 1), por la que discurre el curso medio del Arlanza y en cuyo extremo septentrional se encuentra la localidad de Lara de los Infantes. Cerca del curso del río se encuentran Covarrubias y el monaste-rio de San Pedro de Arlanza y, algo más al sur, Contre-ras; en las estribaciones nororientales de este territorio se encuentra Barbadillo del Pez y, al norte y en la cota 1200, Iglesiapinta, el vértice epigráfico más elevado de la comarca.

    La más antigua evidencia de la práctica epigráfica en Lara de los Infantes –quizá identificable con la anti-gua Nova Augusta–2 es una datación consular del año 10 d. C. en una estela funeraria discoidea hoy fragmen-tada, que conserva parte de la decoración con una esce-na de caza.3 Esa cronología asegura un dilatado hábito epigráfico durante más de dos siglos y podría explicar el elevado número de inscripciones descubiertas en la comarca, que supera en número de textos por km² a la mayor parte de las regiones de la Península Ibérica.

    Desde el punto de vista iconográfico, la repetición en muchas de las estelas de las llamadas “escenas de banquete funerario”, con diferentes variantes, ha con-tribuido a que este tema sea considerado el más popu-lar de la serie, aunque no lo son menos las escenas de caza o las representaciones de jinetes.4 Si estos últimos motivos decorativos se pueden explicar en el contex-to de las tradiciones locales, las representaciones de banquete son ajenas a las tradiciones epigráficas de la Península Ibérica y sus orígenes deben buscarse fuera de ella. Por otra parte, el hecho de que más del 90% de los testimonios de este tipo de representaciones de His-pania se encuentren en esta comarca obliga a plantear

    2. Gimeno y Mayer, 1993: 313-321.3. García y Bellido, 1949: 365; Abásolo, 1974: 100-101, n.º 129

    y lám. LX, con foto. Los cónsules citados son P. Cornelius Dolabella y C. Iulius Silanus.

    4. Para la decoración de las estelas de Lara y su región remito a los trabajos de Abásolo y Marco Simón, que han tratado in extenso la cuestión.

    preguntas para las que, hoy por hoy, no tenemos res-puestas inequívocas.

    Aún más enigmático es el contenido de algunas inscripciones. Prescindiendo de la anómala presencia de una datación consular en una estela funeraria,5 cir-cunstancia que sólo concurre en una decena de textos hispanos anteriores a finales del siglo V d. C.,6 el elenco de magistrados,7 funcionarios y militares8 citados en las estelas de Lara y su contorno es impresionante: seis duunviros (infra n.º 1-5), un edil (n.º 2), un decurión (n.º 6), un tabularius de ámbito desconocido pero vin-culado a alguna función imperial (n.º 12), un tribuno militar (n.º 1), un veterano de la legio VI Victrix (n.º 8), dos veteranos de la legio VII Gemina (n.º 4 y 9), un au-xiliar de la cohors V Braecarorum (n.º 10) y un soldado de unidad desconocida (n.º 11). El dossier actualizado es el siguiente:

    1. L. Antonius C. f. Quir. Aquilus, IIvir, trib(unus) mi-l(itum) co[h(ortis) ---].9 Barbadillo del Pez (Burgos).

    2. L. Anto[nius -.] f. Quin[tus?], aed(ilis), II(vir).10 Lara de los Infantes.

    3. C. Moenius Nigrini f. Q(uirina) Fronto, II(vir).11 Monasterio de San Pedro de Arlanza (Hortigüela, Burgos).

    4. G. Terentius [-. f.] Reburri[nus], veteranus [leg(io-nis)] VII Gem(inae) [Fel(icis)], IIvir.12 Monasterio de San Pedro de Arlanza (Hortigüela, Burgos).

    5. Cf. nota 4.6. Abascal, 2002: 269-286, en donde por error omití el testi-

    monio de Lara.7. Alföldy, 1981: 244-252; Curchin, 1990: 212-213.8. Curchin, 1995: 51-58.9. Abásolo, 1984: 199 n.º 10 (AE 1984, 568). Cf. Gimeno y Ma-

    yer, 1993: 314, con foto; Curchin, 1990. n.º 772; Curchin, 1995: 54, tít. c.

    10. Alföldy, 1981: 248-249 n.º 3 (AE 1981, 550). Sobre la ins-cripción vid. previamente Martínez Burgos, 1935: 52 n.º 383; Abásolo, 1974: 99 n.º 127, con foto; Marco, 1978: 144 n.º 132.

    11. Propuesta de lectura de Alföldy, 1981: 245-247 n.º 1 (AE 1981, 548). Vid. Abásolo 1974, 155 n.º 215, con foto; Marco 1978, 161 n.º 239.

    12. Alföldy, 1981: 249 n.º 4 con foto (AE 1981, 551); Le Roux, 1982: 201 y 202 n.º 105; Curchin, 1990: n.º 770; Curchin, 1995: 53, tít. a. Edición precia en CIL II 2853 (Vives ILER 5671); Abásolo, 1974: 155 n.º 216, con foto y la bibliografía anterior. Cf. Ruiz de Arbulo, 2009: 39 y nota 4, que señala el paralelo de este ejemplo con CIL II²/ 14, 1023, de Tarraco, en donde figura otro soldado que alcanzó el rango de duun-viro. Las diferencias de lectura entre las versiones de Alföldy y Le Roux están discutidas en Alföldy, 1985: 389.

  • navigare necesse est.  estudios en homenaje a josé maría luzón nogué 411

    5. Val(erius) Cres[cen--- II]vir, Val(erius) St[---] IIvir.13 Quintanilla de las Viñas (Burgos).

    6. Popiius Celsinus, decur[io].14 Covarrubias (Burgos).

    7. T. Sempronius Valentis f. ui(rina) Reservatus.15 Iglesia Pinta (Burgos).

    8. [- Lic]in(ius) [--- Quir]ina Severus, veterano (?) de la legio VI Victrix.16 Contreras (Burgos).

    9. C. Dellius M. f. Pom(ptina) Flavinus, veteranus le-g(ionis) VII G(eminae) F(elicis).17 Lara de los Infan-tes. Desaparecida.

    10. [M]adigenus Laturus, miles covertis qui(ntae) Brae-caroru[m ---].18 Lara de los Infantes.

    11. Sempronius Seranus, miles.19 Lara de los Infantes.12. Fragmento epigráfico con restos de tres líneas de

    texto: [---]es tab(ularius?) [--- A]ugusti [---]Aemi-lius [---].20 Barbadillo del Pez (Burgos).

    13. Propuesta de lectura de Alföldy, 1981: 249-250 n.º 5 (AE 1981, 552). Vid. Abásolo, 1974: 142 y 143 n.º 195, con foto; Marco, 1978: 159 n.º 224.

    14. Propuesta de lectura de Alföldy, 1981: 250 y 251 n.º 6 (AE 1981, 553). Vid. previamente Abásolo, 1974: 34 n.º 10; Mar-co, 1978: 122 n.º 16.

    15. Alföldy, 1981: 247 y 248 n.º 2 (AE 1981, 549). Edición previa li-geramente diferente en CIL II 2872, que la tomó del manuscri-to conservado en la Real Academia de la Historia con el título Inscripciones sacadas de un manuscrito existente en la Biblioteca de los Estudios de San Isidro de Madrid, el qual tiene por título Memorial de cosas antiguas de romanos y de San Pedro de Ar-lanza y de otros. Estos apuntamientos fueron del célebre Ambro-sio de Morales y están escritos de letra de su amanuense, como se conoce del cotejo que se hizo con otros papeles, según informe del bibliotecario segundo Don Cándido María Trigueros. Madrid, septiembre 25 de 1790 [sigue la rúbrica de José Cornide] (RAH-ms. 9-3918-6a). Ni que decir tiene que la autoría de Morales no está confirmada. Hübner ya se dio cuenta de que en la tercera línea había que entender Quirina, aunque no acertó a identifi-car el cognomen (cf. Fita, 1907: 272 n.º 6). De la inscripción se han ocupado también Abásolo, 1972: 169 n.º 5; Abásolo, 1974: 42 n.º 22 y Marco, 1978: 124 n.º 28.

    16. Abásolo y García Rozas, 1980: 116 n.º 7 (HEp 3, 1993, 111); Abásolo, 1990: 298-301 n.º 1, con foto y dibujo (AE 1990, 563; HEp 4, 1994, 197); Curchin, 1995: 53-54, tít. b.

    17. CIL II 2852, a quien seguimos. Abásolo, 1974: 58 y 59 n.º 57, con la bibliografía anterior; Le Roux, 1982: 199 n.º 98, que la data a comienzos del siglo II.

    18. Lectura de Le Roux, 1980: 45, con foto (AE 1980, 586); vid. también Le Roux, 1982: 224 y 225 n.º 187 y Curchin, 1995: 53, tít. d. Edición previa en Martínez Burgos, 1935: 50 n.º 379; Abásolo, 1974, 97 y 98 n.º 124 con foto y la bibliografía anterior.

    19. CIL II 2873, que depende del Memorial de Lara (cf. nota 16) y que transmite una lectura errónea. La inscripción se conserva y fue bien leída por Abásolo, 1974: 98 y 99 n.º 125, con foto y la bibliografía anterior; Curchin, 1995: 55, tít. e.

    20. Abásolo, 1984: 199 n.º 9, con foto (AE 1984, 567). Transcri-bimos la versión del editor, que realizó la autopsia del texto,

    13. Fragmento de bloque con el siguiente texto: [--- a]ug(ust---?) [---]tia [---]na [---]o [---].21 Barbadillo del Pez (Burgos). Escritura cuidada con capitales de muy buena factura, que el editor fecha en el siglo I. Es evidente que el texto alude a una divinidad au-gustal o a una función vinculada a la administra-ción imperial.

    El contenido de los textos 1-6, y la presencia de dos individuos censados en la tribus Quirina, dio pie a G. Alföldy en 1981 para establecer la existencia en Lara de los Infantes de un municipio latino que recibió ese pri-vilegio en época flavia.22 Unos años después, en 1995, cinco de los textos que mencionan militares fueron presentados por L. A. Curchin como evidencia de un alto índice de reclutamiento romano en esta zona.23 Esa importante presencia del ejército y sus veteranos en el ambiente epigráfico de Lara ya fue destacada hace unos años por Abásolo.24 Queda por explicar el origen del tema del banquete en la epigrafía de Lara de los Infan-tes, de lo que diremos algo a continuación sin pasar del terreno de la hipótesis.

    El tema del banquete funerario en LaraLas escenas de banquete son conocidas en los relie-

    ves funerarios desde el siglo V a. C.,25 fecha que convie-ne a algunos ejemplares atenienses y a uno de Aquileia en los que el difunto aparece recostado sobre una kline, acompañado de su familia y ante una mesa con vian-das. El tema se difundiría por todo el próximo Orien-te y se generalizaría en el mundo romano, en donde coexistió con otros patrones estéticos durante todo el Principado.26

    y que identificó una B al final del primer renglón; L’Année Épigraphique supone que en la primera línea debe leerse [---]ESTAE y no [---]ES TAB.

    21. Lectura de Abásolo, 1984: 198 n.º 8 (AE 1984, 566).22. Alföldy, 1981: 251 y 252.23. Curchin, 1995: 51-58.24. Abásolo, 2007: 142: “aquí fue evidente la aportación de la

    clase militar”.25. Cumont, 1942/1966: 419; Fernández Fuster, 1954: 245.26. Sobre el tema hay una amplísima bibliografía que comienza

    prácticamente con Cumont y que ha sido muy bien resumi-da en Noguera, 1992: 28-31, por lo que omitimos repetir los títulos. A los textos allí citados podrían añadirse los traba-jos de Dentzer, 1971: 215-58; 1982) y Alexandrescu, 1977: 139-166; en la bibliografía posterior, vid. especialmente Dunbabin, 2003; Hilali, 2009; y Colling, 2011: 155-176. De las estelas hispanas ya se ocupó García y Bellido, 1949: 337-339; el trabajo clásico sigue siendo el de Fernández Fuster, 1954: 245-259.

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    Fig. 2. Escenas de banquete funerario en estelas de militares en el limes renano. Arriba a la izquierda: CIL XIII 7024 de Mogontiacum (según Boppert, 1992: 158, n.º 51) de comienzos de la época flavia; arriba a la derecha: CIL XIII 6277 de Mogontiacum (según Boppert, 1992: 161, n.º 52) de la misma época; abajo a la izquierda: CIL XIII 8289 de Colonia (según Walser, 1988: 205, n.º 90); abajo a la derecha: CIL XIII 8318 de Colonia (según Walser, 1988: 231, n.º 103).

    Una gran parte de esos ejemplos de época romana procede de los establecimientos militares del limes re-nano y de algunos núcleos urbanos del área danubiana, fundamentalmente Aquincum (Budapest). Sin embar-go, la transposición del tema en los diferentes talleres no siempre fue exacta. En las estelas funerarias de mi-litares de Mogontiacum, Colonia, etc., como ocurre en los ejemplos orientales, el difunto aparece recostado en la kline mientras ase con una mano un recipiente to-mado de la mensa tripes que hay delante del lecho y un esclavo, compañero de armas o miembro de la familia, presencia la escena, que constituye netamente la repre-sentación de un symposium funerario (Fig. 2).

    Por el contrario, en las estelas de civiles de los talle-res aquincenses (Fig. 3), los difuntos aparecen repre-sentados de frente y de medio cuerpo, mientras que la mesa y las vituallas relacionadas con el banquete fune-rario se encuentran en un registro inferior, donde nor-malmente dos figuras en posición ligeramente girada se ocupan de poner o retirar los recipientes.

    Fig. 3. Escenas de mesas para banquete funerario en estelas de Aquincum (Budapest). A la izquierda, CIL III 3363 (= 10340) (se-gún Fitz, Mócsy y Soproni, 2001: n.º 1379). A la derecha: CIL III 3680 (según Fitz, Mócsy y Soproni, 2001: n.º 1342).

          La relación entre unas estelas y otras no pasa de ser accidental, pues el único elemento común es la mensa de tres pies que preside la escena. De hecho, mientras en las es-telas de los militares re-nanos el difunto participa activamente en el sympo-sium, los ejemplos de Aquincum son práctica-mente estelas con retra-tos que recuerdan con una escena secundaria la realización del banquete.

    Fig. 4. Estela de Valerius Ap-pianus, miles de la legio II Parthi-cae Pia Felix Aeterna, descubier-ta en Apamea (AE 1993, 1583; AE 2008, 1523. Según Balty y Rengen, 1993: 35, Pl. 13).

    La presencia del difunto recostado en la kline junto a la mesa es muy popular en diferentes áreas del mundo romano durante el Principado. Baste invocar el ejemplo de la estela de Caelia procedente de Musti y conservada en el Museo del Bardo,27 en la que sobre la omnipresen-te mesa sólo aparece lo que podría ser un pan circular; también femenina es la estela de la hija de Mascellio de Perigueux,28 en la que la difunta aparece recostada so-bre el brazo izquierdo –como es habitual– mientras un familiar o sirviente vierte líquido con una jarra sobre el recipiente situado en la mensa. Por no abundar en los

    27. CIL VIII 15593.28. CIL XIII 11057.

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    ejemplos, añadiré sólo el de una estela de Apamea de la primera mitad del siglo III, en la que la imagen del di-funto recostado, un miles de la legio II Parthica Pia Felix Aeterna, ha sido tratada con suma sencillez, sin ningún tipo de detalle ni concesión ornamental, mientras que delante parece insinuarse una mensa hoy casi perdida por una rotura (Fig. 4).

    Con esos antecedentes, volvamos a los ejemplos de Lara de los Infantes. Lo primero que llama la atención en esta serie es la desaparición de la kline, sustituida por una silla con respaldo que sirve de asiento al di-funto (Fig. 5).29 En segundo lugar, hay que referir que casi todos los ejemplos que conservamos –dejando de lado los que han perdido el texto y un único testimonio masculino (Fig. 6, izquierda)– corresponden a muje-res, un aspecto que ha sido destacado ya en varias oca-siones.30 M.ª Lourdes Albertos, en un trabajo clásico de 1977 dedicado a la presencia femenina en la epigrafía hispano-romana, llamó incluso la atención sobre el he-cho de que la mayor parte de las estelas con escenas de banquete en esa comarca estaban dedicadas a mujeres de nombre indígena.31

    ¿De cuántas estelas estamos hablando? Si la cuan-tificación atiende también a los fragmentos que han perdido el texto y que sólo conservan una parte de la escena funeraria de banquete, podríamos decir que en el área de Lara de los Infantes hay a día de hoy –salvo error u omisión– unos 40 testimonios, la mayor parte de ellos procedentes de esta localidad,32 cuatro origi-narios de Iglesiapinta33 y uno de Quintanilla de las Vi-ñas.34 Fuera de esta región, los testimonios se reducen a un epígrafe de la localidad soriana de Tordesalas35 y a otro de las estribaciones serranas del sur de Albacete, descubierto cerca de Alcaraz.36 Los demás ejemplos so-rianos y el segoviano que se esgrimen a veces son sólo

    29. García y Bellido, 1949: 338; Fernández Fuster, 1954: 247.30. Albertos, 1977: 182; Abásolo, 1974: 145.31. Albertos, 1977: 182.32. CIL II 2860, 5798-5800; AE, 1980: 587; Abásolo, 1974: n.º 155-

    157, 159-164, 148, 164, 167, 170-175, 178, 180-183, 185-191.33. Abásolo, 1974: n.º 24, 27, 30 y 32.34. Abásolo, 1974: n.º 198.35. Ortego, 1960: 71-83, con foto: Jimeno, 1980: 131 y 132 n.º

    110, con foto. Cf. Albertos, 1977: 182, que corrige la lectura de Ortego de esta manera: “dedicada por M. Laturicus a su madre Alionica y a una hija de ésta cuyo nombre comenza-ba por Cel…”.

    36. Abascal, 1990: 27-30, n.º 4, con foto y dibujo (AE, 1990: 606; HEp 4, 1994: 21; HEp 5, 1995: 4); Abascal y Sanz, 1993: 13 y 14 (AE, 1993: 1051a); Noguera, 1992: 23-25 y 28-31; No-guera, 1994: 41-47.

    representaciones de difuntos sedentes, pero no contie-nen escenas de banquete. Al referirse a los textos de Lara e Iglesiapinta, Albertos llegó a establecer la serie onomástica37 para mostrar hasta qué punto nombres como Aia Caelaon (CIL II 5798), Ambata Aionca,38 Ar-cea Plandica (CIL II 2860), Argea Longina C. f. (CIL II 5799), Coemea Desica39 o Coemea Plandica,40 por ci-tar sólo algunos, permiten asegurar que una gran parte de las difuntas de este conjunto presentaban nombre indígena.

    Fig. 5. Estelas de Lara de los Infantes con escenas de banquete. A la izquierda, CIL II 5798 (según Abásolo 1974; lám. LXXII.1). A la derecha, CIL II 5800 (según Abásolo, 1974: lám. LXXII.2). En el centro, CIL II 5799 (fotografía del siglo XIX conservada en la Real Academia de la Historia).

    La excepción a esa condición femenina de las des-tinatarias de las estelas con representación de banquete funerario es [---]bius Late[---],41 pues la lectura no deja lugar a dudas para establecer que su gentilicio debió ser probablemente [Fa]bius o [Bae]bius (Fig. 6, izquierda). Otro caso atípico es el de una estela con dos personajes femeninos enfrentados en la que no se llegó a represen-tar la mensa central (Fig. 6, derecha).42 Uno y otro caso son meras excepciones en una serie muy bien acotada y que, desde los trabajos de Fernández Fuster,43 se conoce muy bien.

    37. Albertos, 1977: 182.38. Abásolo, 1974: n.º 155.39. Abásolo, 1974: n.º 183.40. Abásolo, 1974: n.º 170.41. Fernández Fuster, 1954: lám. XXVI.1. Edición en Abásolo,

    1974: n.º 171.42. Fernández Fuster, 1954: lám. XXII.3; Abásolo, 1974: n.º 189.43. Fernández Fuster, 1950: 155-161; Fernández Fuster, 1954:

    245-259.

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    Fig. 6. A la izquierda, estela con escena de banquete para [---]bius Late[---], único ejemplo con seguridad masculino de la serie de Lara de los Infantes A la derecha, estela con representación de dos figuras sedentes enfrentadas pero sin presencia de mensa funeraria. Las fo-tografías son cortesía de Mariano Rodríguez Ceballos.

    Es decir, se puede establecer de forma nítida el siguien-te patrón:a) La práctica totalidad de las estelas con escena de

    banquete descubiertas en Hispania procede de la co-marca de Lara de los Infantes.

    b) La mayor parte de esos testimonios, con una excep-ción documentada, corresponden a enterramientos femeninos.

    c) La escena, por regla general, está formada por la di-funta sentada en una silla, a izquierda o a derecha, con una mensa frente a ella.Con un modelo tan “canónico” para el tratamiento

    de las escenas, hay que pensar que este tipo de monu-mentos funerarios tuvo su origen en un patrón estético bien consolidado, que para una parte de la población fuera familiar al menos en sus rasgos básicos. Y ese pa-trón hay que buscarlo fuera de Lara pues el modelo res-ponde a una concepción del symposium funerario que pertenece al registro grecorromano.

    Para que una influencia externa en el registro epigrá-fico pudiera materializarse de forma tan contundente, hubo de existir un contacto frecuente de los habitantes del territorio con otras zonas del Imperio –desde luego fuera de Hispania– o una llegada masiva de inmigrantes que trajeran esa moda de otros lugares. Como sabemos que este último fenómeno no llegó a producirse, pues el registro epigráfico carece de toda huella de ello, sólo queda considerar que una parte de los habitantes de la región entró en contacto con estos temas decorativos en algún lugar fuera de la Península Ibérica.

    Y el único contingente demográfico que se ajusta a ese patrón de contactos externos son los veteranos del ejército.

    En 1950 y 1954, Fernández Fuster44 atribuyó a la le-gio VII la responsabilidad en la difusión del tema del banquete en la región de Lara. En su opinión, “fue en el campamento de Poetavium donde la influencia de la le-gión XV Apollinaris se hizo sentir sobre los legionarios y auxilia peninsulares”.45

    Sin embargo, no es probable que se pueda preci-sar tanto ese grado de influencia, máxime cuando el dossier epigráfico “militar” de Lara de los Infantes lo componen L. Antonius C. f. Quir. Aquilus, un tribu-no militar de una unidad desconocida,46 [- Lic]in(ius) [--- Quir]ina Severus, veterano de la legio VI Victrix,47 dos veteranos de la legio VII Gemina, uno de los cuales llegó a ser IIvir de la ciudad,48 un soldado auxiliar de la cohors V Braecarorum,49 y un soldado que se limita a referir su condición de miles.50 Es decir, varios de esos soldados sirvieron en unidades que tuvieron su campa-mento en el limes del Rhin en algún momento del siglo I o comienzos del II,51 por lo que conocieron de pri-mera mano los monumentos funerarios con escenas de banquete destinados los militares difuntos destacados en esta zona, que se fabricaron en las officinae epigráfi-cas de Mogontiacum y Colonia, entre otras.

    Esas estelas renanas, con dimensiones como los 164 x 75 x 25 cm de CIL XIII 8318 o los 214 x 78 x 20 cm de CIL XIII 7024 (ambas en la Fig. 2), están talladas sobre soportes de grandes dimensiones que superan en mucho medidas como los 98 x 41 cm de la estela de Aia Caelaon, la más completa y perfecta de las conserva-das en Lara de los Infantes (Fig. 5, a la izquierda). Esto debió marcar de por sí una diferencia sensible entre los modelos del Rhin y sus imitaciones, pues necesa-riamente la complejidad de las escenas debía reducirse si el ancho de la superficie frontal era prácticamente la mitad. Por otra parte, la capacidad adquisitiva de quie-nes encargaron las elaboradas estelas de los talleres re-nanos debía superar con mucho la de los colectivos que aparecen representados en las estelas burgalesas. Y por último, y más importante, las representaciones funera-rias de los talleres del Rhin son trasposiciones estéticas

    44. Fernández Fuster, 1950: 155; Fernández Fuster, 1954: 248 y 249.

    45. Fernández Fuster, 1954: 248.46. Cf. nota 10.47. Cf. nota 17.48. Cf. notas 13 y 18.49. Cf. nota 19.50. Cf. nota 20.51. Con más detalle para cada uno de los soldados, Curchin,

    1995: 53-55.

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    de las creencias greco-romanas de ultratumba que no formaban parte del universo intelectual de las gentes del interior de Hispania. ¿Cómo se traduce todo esto en la producción epigráfica? Sin duda, la consecuen-cia fue una imitación del modelo pero particularizado a una menor superficie de trabajo, con una iconogra-fía simplificada y, lógicamente, con un menor coste de producción.

    De esta manera, las escenas de las estelas de Lara y su comarca representan banquetes funerarios pero someti-dos a una interpretatio hispano-romana; es decir, en la imagen aparecen los elementos sustanciales –la difunta sentada y no reclinada así como la mensa con vituallas– pero la imagen se aparta del canon grecorromano por-que está desprovista de la fuerte carga intelectual de los originales que imita. Los artesanos que tallaron las pie-zas se ciñeron a representar a una difunta simposiasta en una escena reducida a sus rasgos y elementos básicos, sin que para ello importara dar “verticalidad” a la esce-na –de ahí el uso de la silla en lugar del lecho– frente a la “horizontalidad” canónica de la composición horizon-tal. Esta sencilla modificación, la desaparición del lecho y la aparición de la kline, sirvió para adaptar el modelo a soportes más reducidos sin privarlo de todo su sig-nificado. ¿Que por qué esta escena se utilizó mayori-tariamente en monumentos funerarios para mujeres? Una simple relación con la actividad laboral y el papel social, como propuso Fernández Fuster,52 no parece una respuesta satisfactoria y deberá esperar a ulteriores evi-dencias. En todo caso, la fuerte presencia de militares y veteranos del ejército en el área de Lara es argumento suficiente para insistir, una vez más, en la responsabili-dad de estos colectivos procedentes del limes en la difu-sión de las escenas de banquete.

    52. Fernández Fuster, 1954: 248.

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