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Précis de sémiotique litteraire. Denis Bertrand Editions Natham, Paris, 2000. Traducción española de: Oscar Quezada. Universidad de Lima, 2000. ELEMENTOS DE NARRATIVIDAD 1. El modelo actancial 1.1. El actante El actante “pieza maestra del teatro semiótico”, concepto central y discutido, ha conocido en su historia una serie de redefinicion exactamente, su definición ha sido retomada y precisada mucha Vamos a intentar captarlo a través de esta diacronía conceptual. Seña para comenzar, que la introducción del actante ilustra el dobl deductivo e inductivo, del análisis semiótico. El deductivo generado a partir de la sintaxis elemental. Concepto tomado de la sintaxis estructural propuesto por L. Tesnière, su empleo se ha extendido al dis mismo, su estatuto ha sido modificado. Inductivo, pues la tipología q se basa en el análisis de corpus empíricos de relatos, part cuentos populares. Los diferentes tipos de actantes son, entonces, produc de la praxis cultural de los discursos narrativos. 1.1.1. La perspectiva del modelo actancial Por reducción de los dramatis personae del modelo de V. Propp, Greimas reconocía, en primer lugar tres pares de categorías Conforme al concepto estructural de categoría, cada término e solamente por su relación de oposición a otro término del mismo nivel conjunto es reagrupado en el modelo actancial bien conocido y present Semántica Estructural. 1. Sujeto Objeto 2. Destinador – Destinatario 3. Ayudante – Oponente Un actante destinador, actante soberano (Rey, providencia, Estado fuente y garante de los valores, los transmite por intermedio de un a objeto, a un actante destinatario: es la categoría de la comunicación (que puede confundirse con el destinatario) tiene la misión de adquir 1

Narratividad

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Prcis de smiotique litteraire. Denis Bertrand Editions Natham, Paris, 2000. Traduccin espaola de: Oscar Quezada. Universidad de Lima, 2000. ELEMENTOS DE NARRATIVIDAD 1. El modelo actancial 1.1. El actante

El actante pieza maestra del teatro semitico, concepto central y discutido, ha conocido en su historia una serie de redefiniciones. Ms exactamente, su definicin ha sido retomada y precisada muchas veces. Vamos a intentar captarlo a travs de esta diacrona conceptual. Sealemos para comenzar, que la introduccin del actante ilustra el doble movimiento, deductivo e inductivo, del anlisis semitico. El deductivo generado a partir de la sintaxis elemental. Concepto tomado de la sintaxis estructural de la frase propuesto por L. Tesnire, su empleo se ha extendido al discurso y, por lo mismo, su estatuto ha sido modificado. Inductivo, pues la tipologa que genera se basa en el anlisis de corpus empricos de relatos, particularmente de cuentos populares. Los diferentes tipos de actantes son, entonces, productos de la praxis cultural de los discursos narrativos. 1.1.1. La perspectiva del modelo actancial Por reduccin de los dramatis personae del modelo de V. Propp, Greimas reconoca, en primer lugar tres pares de categoras actanciales. Conforme al concepto estructural de categora, cada trmino es definido solamente por su relacin de oposicin a otro trmino del mismo nivel. Este conjunto es reagrupado en el modelo actancial bien conocido y presentado en Semntica Estructural. 1. Sujeto Objeto 2. Destinador Destinatario 3. Ayudante Oponente Un actante destinador, actante soberano (Rey, providencia, Estado, etc.), fuente y garante de los valores, los transmite por intermedio de un actante objeto, a un actante destinatario: es la categora de la comunicacin. El sujeto (que puede confundirse con el destinatario) tiene la misin de adquirir este1

objeto, conjuntarse con l: es la categora de la bsqueda. Para llevar a cabo este hacer, es contrariado por el oponente y sostenido por el actante ayudante: es la categora polmico-contractual. Sin embargo, este modelo proveniente de la lectura proppiana del relato, queda muy prximo al universo narrativo de referencia, esto es al cuento popular. De all toma la perspectiva dominante, que es la del sujeto-hroe, ste, portador de los deseos y de los temores del grupo, encarna los valores sociales de referencia. Pero, el modelo oculta al mismo tiempo el recorrido del traidor (el oponente). Este slo interviene ocasionalmente para contrariar, durante las pruebas, el recorrido del hroe y poner en peligro los valores de los que es portador. Por este hecho, el modelo queda anclado en el universo axiolgico propio de la etnoliteratura. Exclusivamente relativo a la perspectiva adoptada, el cuento, a travs del recorrido de sus hroes, hace sufrir a los valores colectivos el riesgo de la prueba con el slo fin de volver a encontrarlos consolidados al trmino del relato. Ahora bien, como los tericos de la literatura lo han demostrado (de Lukks y Bajtn a Ricoeur y Kundera), la novela moderna se funda cuando, con Rebelis y Cervantes, el relato pone en escena una ruptura de adhesin con sus valores, cuando adopta la perspectiva de otro personaje central quien es a priori representativo de los valores colectivos de la esfera social, ubicando as la irona en el nacimiento de la escritura novelesca de la modernidad: Panurge por ejemplo en El tercer libro, o Sancho en Don Quijote. 1.1.2. Actantes posicionales A fin de tomar distancia de las coerciones especficas de un universo narrativo de referencia y de dotarse con un instrumento de ms largo alcance, la semitica ha adoptado progresivamente una segunda formulacin del dispositivo actancial. Sustituyendo a la precedente, se presenta como un sistema ms depurado, ms abstracto y ms general, reducido a tres posiciones relacionales: la del sujeto (en relacin con sus objetos valorizados), la del destinador (en relacin con el sujeto destinatario al que manda y sanciona respecto a los valores de los que estn investidos los objetos), y la del objeto (mediacin entre el destinador y el sujeto). Un segundo dispositivo se disea paralelo, simtrico e inverso, el del anti-sujeto. Estableciendo una relacin de oposicin con el sujeto, el antisujeto se refiere a valores inscritos en la esfera de un anti-destinador. As, la dimensin polmica se encuentra instalada en el corazn de los procesos narrativos. Los dos actantes son llamados a encontrarse y a enfrentarse ya sea2

de manera conflictiva (por la guerra o la competicin), o bien de manera contractual (por la negociacin y el intercambio). Ayudante y oponente han desaparecido: el primero es integrado a la esfera del destinador, al que representa cuando interviene en el relato y del que constituye, en consecuencia, un rol actancial; el segundo es integrado a la esfera del anti-sujeto. La introduccin de esta esfera modifica sensiblemente la representacin de los universos narrativos, no solo pone en evidencia la estructura polmica subyacente a todo el desarrollo narrativo, sino que sta se manifiesta bajo la forma del contrato o bajo la forma del conflicto, pero sobre todo deja abierto el pasaje de un polo al otro (el contrato vence al conflicto latente, el conflicto se resuelve en contrato). Adems, hace aparecer el desdoblamiento de los recorridos narrativos ms ac de toda asuncin de valores (el recorrido puede estar relacionado a la perspectiva del destinador o a la del anti-destinador). La nocin de perspectiva, liberada de la pertenencia a un universo axiolgico de referencia, adquiere entonces todo su sentido. Un relato puede seleccionar, como recorrido central, el del hroe positivo o el del hroe negativo, el de Sherlock Holmes o el de Arsenio Lupin 1.2. El programa narrativo El programa narrativo (PN) es la estructura sintctica elemental que musicaliza el paradigma actancial, a travs de la relacin entre el sujeto y el objeto, erigidos as en hiper-actantes. Constituye un algoritmo de transformacin de los enunciados narrativos. El programa narrativo articula dos enunciados de base: los enunciados de estado y los enunciados de hacer. Estos ltimos tienen por funcin transformar los estados. En cuanto a los enunciados de estado, se basan en los predicados elementales de ser / estar y de haber / tener . El relato mnimo descansa as sobre la transformacin de un estado de cosas, por la privacin o por la adquisicin que resulta de un predicado de accin. Para comprender este mecanismo de transformacin, hay que postular dos tipos opuestos de enunciados de estado, que definen la relacin que mantiene el sujeto con los objetos a los que apunta: o bien posee las cualidades y los valores inscritos en estos objetos (la belleza, la riqueza, el reconocimiento), o bien no los posee. El concepto semitico de juncin define esta doble relacin elemental: conjuncin (cuando el sujeto posee el objeto, est conjunto a ste) y disjuncin (cuando el sujeto est privado del objeto, est disjunto de ste). El programa narrativo designa, entonces, la operacin sintctica elemental que asegura la transformacin de un enunciado de estado en otro enunciado de3

estado por la mediacin de un enunciado de hacer. As, por ejemplo, estado 1 disjuntivo: Cenicienta es pobre (no tener) y humillada (no ser). Encuentra al Prncipe y se casa con l (enunciado de hacer). Estado 2 conjuntivo: Cenicienta es rica y es respetada. La frmula estenogrfica de este programa narrativo elemental se presenta como sigue:PN = Funcin (hacer) (S1 (sujeto de hacer) S2 (sujeto de estado) O (objeto de valor) ) PN = Funcin (hacer) (S1 (sujeto de hacer) S2 (sujeto de estado)

O (objeto de valor) )

El programa narrativo es una funcin (un hacer), por el cual un sujeto de hacer (S1) hace de tal modo que un sujeto de estado (S2) se encuentra disjunto ( de un objeto con el cual estaba conjunto ( o inversamente. Los ) ) dos actantes sujetos (de hacer y de estado) pueden ser manifestados por dos actores distintos (pensemos en el caso del don por ejemplo), o por un solo y mismo actor (pensemos en el caso del robo). El PN se presenta como una frmula elemental que las estructuras de los relatos efectivos despliegan, complejizan y jerarquizan a su gusto. As, se pueden distinguir los relatos de adquisicin de valores y los relatos de prdida. Por lo dems, la tipologa de los programas narrativos invita a jerarquizar el programa de base o programa principal, y los programas de uso, o programas secundarios: el cumplimiento de stos ltimos es necesario para la realizacin del primero. El anlisis narrativo propone as una formulacin sintctica al asunto de los medios y de los fines, confirindole un alcance ms general y reinscribiendo por la misma razn su orientacin teleolgica.

2. El esquema narrativo El programa narrativo modela la estructura elemental de la accin. Esta se inscribe en una serie de secuencias que, obviamente no es forzosamente circular. Para hacer ver que los encadenamientos de acciones incluidas en el relato tienen un sentido y que a posteriori se disea all una intencionalidad, Greimas ha puesto en evidencia la existencia de un cuadro general de la organizacin narrativa, cuadro de alcance, si no universal, al menos transcultural: el esquema narrativo cannico. El trmino esquema, retomado de Hjelmslev, es esencial en la concepcin semitica del lenguaje. Designa, de manera general, la4

representacin de un objeto semitico reducido a sus propiedades esenciales. Ms precisamente, Hjelmslev reformula la clebre dicotoma saussuriana Lengua vs. Habla en Esquema vs. Uso. El esquema se define entonces como una combinatoria abierta, un sistema en el interior del cual el uso selecciona combinaciones particulares. El uso es lo que las comunidades lingsticas, cercanas al habla individual, hacen con las disponibilidades del sistema que le ofrece la lengua. As, se trate de lengua o de discurso, el esquema est abierto a una infinidad de posibles, mientras que el uso realiza entre estos posibles un conjunto relativamente cerrado de combinaciones efectivamente producidas al interior de un rea lingstica y cultural dada. Cierre del uso, apertura del esquema: esta concepcin se aplica al dominio particular de la organizacin narrativa. 2.1. La formacin del esquema narrativo

2.1.1. Esquema 1 : las tres pruebas Igual que para el actante, la gnesis y las diferentes etapas de la formulacin del esquema narrativo son esclarecedoras. Al principio se trataba de desprender de las treinta y un funciones de Propp los principios lgicos ms elementales de disposicin. La regularidad buscada apareci con la iteracin de tres pruebas que reagrupan los conjuntos de funciones: prueba calificante, prueba decisiva, prueba glorificante.

Secuencializacin de pruebas

1 Prueba calificante

2 Prueba decisiva

3 Prueba glorificante

Este esquema puede ser ledo en los dos sentidos: en el sentido de la sucesin, se presenta como un recorrido del sujeto de bsqueda. Primero interviene la calificacin que instaura al sujeto en tanto tal, luego su realizacin por la accin y finalmente, el reconocimiento que garantiza el sentido y el valor de los actos que ha realizado. Ledo en este sentido, el esquema expresa una orientacin finalizada, una mira teleolgica, y constituye as, para Greimas, un cuadro formal en el cual se inscribe el sentido de la vida. Ledo en sentido inverso, remontando desde la prueba glorificante hasta la calificacin, hace aparecer un orden de presuposicin en retroceso, y en consecuencia, una intencionalidad reconocible a posteriori. Esta doble5

lectura permite convertir el orden temporal de la consecucin en orden lgico de la consecuencia. El carcter aleatorio del primero es reinterpretado como un encadenamiento causal con el segundo. Esta causalidad es considerada como un dato del razonamiento lgico, cuando depende ms bien de una ritualizacin estereotipada. Esto no impide que sobre ella repose la impresin de coherencia narrativa que renueva el antiguo entimema de la retrica: Post hoc, ergo propter hoc, despus de esto, luego en razn de esto. 2.1.2. Esquema 2: el encuadre contractual En la anterior formulacin , el esquema narrativo conserva la impronta de los corpus de etnoliteratura que especifica y limita su empleo. La glorificacin, por ejemplo, trmino figurativo, es slo una manifestacin posible de un fenmeno ms general de reconocimiento de un acto cumplido. Un trmino ms amplio podr ser elegido para denominarla: sancin. Esta puede ser positiva (gratificacin) o negativa (reprobacin), pragmtica (recompensa o punicin) o cognitiva (elogio o censura). Asimismo, se comprueba que el conjunto del esquema narrativo est, por as decir, encuadrado por una estructura contractual. Al principio, el contrato entre el destinador y el sujeto fija los valores y el mandato, el sujeto adquiere las competencias (conocimientos, medios para actuar, etc.) para ejecutar el mandato y cumplir con su compromiso realizando la accin (la performance o actuacin misma), antes que el destinador, al final del recorrido, verifique la conformidad de la accin cumplida respecto a los trminos del compromiso, retribuya o castigue, aportando as su contribucin al contrato inicialmente concertado. Las grandes secuencias de este modelo ideolgico que es el esquema narrativo resultan ser, entonces: Contrato Competencia Performance Sancin

Esta vez se puede reconocer una distribucin de las relaciones actanciales en cada etapa del esquema: el contrato pone en relacin al destinador-mandador y al sujeto, la competencia pone en relacin al sujeto con el objeto, la performance pone en relacin al sujeto y al anti-sujeto en torno al objeto de valor, la sancin finalmente, vuelve a poner en contacto al sujeto con el destinador que juega entonces un rol de judicador.

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2.1.3. Esquema 3 : las esferas semiticas autnomas Una ltima etapa, ltima generalizacin en la presentacin del esquema narrativo, ha consistido en hacer aparecer los grandes conjuntos semiticos que recubre y que son analizables, como veremos, en trminos de estructuras modales. Nos separamos entonces del imaginario narrativo propiamente dicho, el del encadenamiento orientado de las acciones y de los eventos. Pero, si nos interesamos menos por la dimensin teleolgica del esquema, es para separar mejor los dominios de articulacin relativamente autnomos de las significaciones narrativas, y as aislar las grandes esferas semiticas reconocibles en toda clase de discursos, incluso fragmentariamente localizadas, ms all del relato propiamente dicho. Entonces, se disean tres grandes dominios semiticos: Manipulacin ------------- Accin --------------- Sancin El contrato puede inscribirse en la esfera ms general de la manipulacin. Este trmino, considerado fuera de toda connotacin peyorativa, designa ms fundamentalmente el campo de la factitividad: el hacer-hacer, que presupone un hacer-creer, un hacer-querer o deber, un hacersaber y un hacer-poder. A partir de all el destinador-manipulador puede ser el que manda (el rey Arturo) como el que promete, el que alienta, estimula y anima o el que desafa, el que adula y halaga o el que seduce El destinador entonces, no es ms una figura actancial a priori, realizada en los roles fijos de la tradicin cultural (dios, rey, padre, etc.), sino que es construdo por los enunciados modales (factitivos) que asume y que lo definen sin fijarlo por ello en esta posicin: cualquier actor puede encontrarse en posicin modal de destinador e, inversamente, un gendarme, un padre o un jefe de Estado pueden ver su funcin de destinador fragilizada o desestabilizada, en razn de una simple prdida modal (la prdida de confianza por ejemplo). De esta manera, el contrato es considerado como una doble manipulacin entre dos sujetos que ajustan y negocian sus /hacer-creer/ en funcin de los valores en juego. La competencia y la performance se inscriben en la esfera ms general de la accin. Se trata del hacer, pragmtico o cognoscitivo, que la caracteriza as como una de las condiciones requeridas para su ejercicio. La accin pone en juego el hacer ser y hacer estar (definicin del acto) que consiste en establecer un nuevo estado de cosas. Pone en presencia al sujeto

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actuante y al anti-sujeto que le opone una resistencia, en una confrontacin de la que resulta la adquisicin o la prdida de valores. La sancin al poner en escena, y en juego, un destinador particular (juez, evaluador), representa tambin una esfera semitica relativamente autnoma. El destinador de la sancin est dotado, o se supone dotado, de un saber verdad y de un poder hacerla valer. As como hay configuraciones especficas que dependen de la manipulacin, tales como la seduccin, la provocacin o el desafo, as tambin son aislables figuras de la sancin: los discursos de elogio y de censura, por ejemplo, que abarcan el gnero epidctico de la retrica clsica, presuponen para la validez de su ejercicio la posicin actancial de poder o de legitimidad del sujeto que las enuncia. Cuando se produce la falta de un sujeto autorizado, el discurso de la sancin pierde toda eficacia veridictoria.

2.2.

Esquema narrativo, interaccin y argumentacin En esta ltima formulacin se comprueba que el esquema narrativo ha sido modificado sensiblemente en su estatuto inicial y se ha extendido considerablemente en su alcance. Lejos de ser solamente un dispositivo organizador de textos narrativos, aparece adems como un modelo general de la interaccin. Lo que esquematiza ya no es ms el relato sino la comunicacin misma entre los hombres, de las que el relato es una de las formas privilegiadas de manifestacin. Y, lejos de ser un simple esquema de la comunicacin (como los de la retrica clsica), compromete a travs del dispositivo de sus roles, la mira y los efectos implicados por el discurso en acto. Estas miras y estos efectos son constitutivos del esquema mismo. Es por esta razn que nos parece fcil acercar e integrar los gneros retricos tradicionales a las esferas semiticas ya sealadas: se ha visto que el epidctico dependa de la sancin cognoscitiva; de la sancin depende igualmente el gnero judicial, cuya funcin es establecer la verdad de las acciones realizadas en el pasado. Como escribi Aristteles, es siempre sobre hechos realizados que tratan la acusacin o la defensa. En cuanto al gnero deliberativo, que tiene la propiedad de anticipar y de proyectar realizaciones futuras, pertenece evidentemente a la esfera de la manipulacin. La deliberacin, que comprende la exhortacin y la disuasin, es un juego contractual entre sujetos manipuladores que se dedican al hacer-creer. As, en el marco de la manipulacin y de la sancin, es como la accin misma est cargada de sentido.

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Por ello se comprende que la teora semitica de la narratividad, lejos de limitarse slo al relato, se presenta como un modelo posible para una teora general del discurso; y que, la rivalidad entre tericos respecto del punto de si lo narrativo o lo argumentativo es lo fundamental del discurso, ante la anterior demostracin, no tendra razn de plantearse. En efecto, se ve claramente que el relato puede estar, sin duda alguna, al servicio de la persuasin pero que, inversamente, la argumentacin toma sus roles, sus estrategias y sus funciones esenciales de los principios ms elementales de la narratividad. No hay all nada sorprendente si se acepta la idea de que las estructuras y las relaciones entre actantes reconocibles en el seno del discurso enunciado, son tambin las que estructuran la realidad enunciativa de las interacciones. El relato es una escenografa ejemplar del discurso en acto.

2.3.

Dimensiones pragmtica, cognoscitiva y patmica Teniendo en cuenta el corpus de relatos de tradicin oral que originariamente permiti la elaboracin del esquema narrativo, se puede pensar que el modelo est exclusivamente unido al anlisis del discurso de sujetos actuantes, y que la semitica narrativa es ms o menos una teora de la accin. Las aplicaciones que este esquema ha conocido muestran cmo ha sido rpidamente desbordado. Esta extensin de los campos de aplicacin invita a distinguir tres perodos en el desarrollo de la reflexin semitica sobre la narratividad. Ellos nos llevan a reconocer y a identificar tres grandes dimensiones del discurso susceptibles de ser tomadas en cuenta por los modelos narrativos. Estas dimensiones -pragmtica, cognoscitiva y patmicaforman conjuntos a la vez autnomos y solidarios, unidos por los mismos enfoques y por los mismos principios de anlisis. a. La dimensin pragmtica: se designa as a la semitica de la accin propiamente dicha, que pone en escena y en comunicacin sujetos somticos y objetos concretos (tesoros ocultos, princesas raptadas, territorios a conquistar, asesinatos, etc.); esta dimensin est bsicamente centrada en los corpus de tipo etnoliterario (relato mtico, cuento maravilloso), literario (novela de caballera, pero tambin novela, cuento, etc.) o periodismo (reportaje, policiales, hechos diversos, etc.). Aqu el empleo del trmino pragmtico debe ser distinguido del concepto pragmtica que designa la disciplina cuyo objeto es el anlisis del lenguaje en acto y como acto. b. La dimensin cognoscitiva: se estudia la narrativizacin de los saberes, fundada en el hecho de que es suficiente que dos actores en un relato dado9

no dispongan de un mismo saber sobre los objetos para que este saber devenga objeto valor (secreto, ilusorio, mentiroso, verdadero: la problemtica de la veridiccin) y, por consiguiente, en juego narrativo. Centrado en la excrecencia de este parmetro modal (el recorrido del saber), la dimensin cognoscitiva se ha desarrollado en los relatos literarios (particularmente en la escritura novelesca del siglo XIX, donde la descripcin ha tomado un lugar creciente, dentro e incluso suplantando a la accin). c. La dimensin patmica: ltima va de investigacin de la semitica, esta dimensin concierne a la modulacin de los estados de nimo. Est vinculada a la narratividad por la sintaxis modal, pero se aparta profundamente de ella en la medida en que busca describir no tanto ms la transformacin de los estados de las cosas, es decir, de unidades discretas en unidades discretas, es decir, un universo de sentido discontinuo, sino la variacin continua e inestable de los estados de los sujetos mismos. Esta tercera dimensin es el objeto de la semitica de las pasiones.

2.4.

Los recorridos actanciales Como lo muestran las diferentes versiones del esquema narrativo, son los recorridos narrativos de los principales actantes los que all son delineados. La manipulacin (o el contrato) y la sancin (o el reconocimiento), encuadran el esquema, manifiestan los recorridos del destinador. Pero l tambin est presente en la accin bajo la forma del antiguo rol actancial, evocado ms atrs como es el ayudante, que acompaa al sujeto a lo largo de sus pruebas como una figura delegada por el destinador.

Recorrido del Destinador

Contrato Dr mandador

Accin Dr ayudante

Sancin Dr judicador

Al sujeto le corresponde propiamente el dominio de la accin cuando est en bsqueda del objeto y cuando est enfrentado con el anti-sujeto. Pero el sujeto est implicado en la manipulacin y en la sancin cuando, en el

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primer caso, est encomendado de existir; en el segundo, dicha existencia es confirmada o invalidada.

Recorrido del sujeto

Contrato (Dr)-S

Competencia

Performance S O anti-S

Reconocimiento S (Dr)

En cuanto al objeto, su recorrido se disemina a lo largo de tres dominios, segn tres modos de existencia diferentes: es virtualizado en el seno de la manipulacin cuando los valores de los cuales es el soporte lo promueven a la existencia; es actualizado en la accin, cuando est en la mira del sujeto de bsqueda; es realizado en la sancin, cuando aparece el criterio de referencia para evaluar la accin del sujeto. Como se ha visto, stos diferentes modos de existencia del objeto remiten a las relaciones particulares que este actante mantiene con el valor que se inscribe en l.

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