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República Bolivariana de Venezuela Universidad del Zulia Facultad de Medicina División de Estudios para Graduados Postgrado de Obstetricia y Ginecología Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo Unidad Docente: Maternidad Dr. Armando Castillo Plaza MONITORIZACIÓN DE LA FRECUENCIA CARDIACA FETAL EN LOS RESULTADOS PERINATALES Trabajo presentado para optar al título de Especialista en Obstetricia y Ginecología Autora: Mg. Sc. Rousny Atencio González C.I. V- 12.306.065 Tutor Académico Dra. Maritza Cepeda de Villalobos C.I. 4144958 Especialista en Obstetricia y Ginecologia Doctora en Ciéncias Médicas Profesora titular Tutor Metodológico: Dra. Nelia Sánchez de Pérez C. I. 2843871 Doctora en Ciencias Mención Investigación Profesora Titular Maracaibo, Julio de 2012

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República Bolivariana de Venezuela Universidad del Zulia Facultad de Medicina

División de Estudios para Graduados Postgrado de Obstetricia y Ginecología

Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo Unidad Docente: Maternidad Dr. Armando Castillo Plaza

MONITORIZACIÓN DE LA FRECUENCIA CARDIACA FETAL EN LOS RESULTADOS PERINATALES

Trabajo presentado para optar al título de Especialista en

Obstetricia y Ginecología

Autora: Mg. Sc. Rousny Atencio González C.I. V- 12.306.065

Tutor Académico Dra. Maritza Cepeda de Villalobos C.I. 4144958 Especialista en Obstetricia y Ginecologia Doctora en Ciéncias Médicas Profesora titular Tutor Metodológico: Dra. Nelia Sánchez de Pérez C. I. 2843871 Doctora en Ciencias Mención Investigación Profesora Titular

Maracaibo, Julio de 2012

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MONITORIZACIÓN DE LA FRECUENCIA CARDIACA FETAL EN LOS RESULTADOS PERINATALES

iv

Pág.

INDICE GENERAL ................................................................................... iv

INDICE DE CUADROS ............................................................................ vi

INDICE DE TABLAS ................................................................................ vii

INDICE DE GRÁFICOS ........................................................................... viii

RESUMEN ............................................................................................... ix

ABSTRACT .............................................................................................. x

INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 1

CAPITULO I. EL PROBLEMA 1. Planteamiento del Problema ................................................................ 3

1.1. Formulación del Problema............................................................. 10

2. Objetivos de la Investigación................................................................ 10

2.1. Objetivo General ........................................................................... 10

2.2. Objetivos Específicos .................................................................... 10

3. Justificación de la Investigación ........................................................... 11

4. Delimitación de la Investigación ........................................................... 12

5. Factibilidad y Viabilidad........................................................................ 12

CAPITULO II. MARCO TEÓRICO 1. Antecedentes de la Investigación......................................................... 14

2. Bases Teóricas..................................................................................... 18

3. Sistema de Variable ............................................................................. 51

3.1. Definición Nominal......................................................................... 51

3.2. Definición Conceptual.................................................................... 51

3.3. Definición Operacional .................................................................. 51

CAPITULO III. MARCO METODOLÓGICO 1. Tipo de Investigación ........................................................................... 55

2. Diseño de la Investigación.................................................................... 56

v

3. Población y Muestra............................................................................. 56

4. Técnica de Recolección de Datos ........................................................ 57

5. Técnica de Procesamiento y Análisis de Datos.................................... 58

6. Procedimiento de la Investigación........................................................ 58

CAPITULO IV. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN 1. Análisis de los Resultados.................................................................... 61

2. Discusión de los Resultados ................................................................ 66

CONCLUSIONES .................................................................................... 71

RECOMENDACIONES ............................................................................ 73

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................................................ 76

ANEXOS

Planilla para la Recolección de Datos

vi

ÍNDICE DE CUADROS

Cuadro Nº Pág.

1. Patrones de Interpretación del Monitoreo del de la Frecuencia Cardiaca Fetal ....................................................65

2. Operacionalización de la Variable ............................................65

vii

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla Nº Pág.

1. Cambios de la frecuencia cardiaca fetal (FCF) Gestantes de 37 a 41 semanas con y sin morbilidad ......................56 2. Comparación de los patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo con los cambios de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF) ......................................................................56 3. Comparación del Test de Apgar como indicador de sufrimiento fetal en neonatos de gestantes con y sin morbilidad) .....................56 4. Tipos de Morbilidad en Gestantes con y sin morbilidad...............56 5. Patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo en gestantes con y sin morbilidad ...................................................56 6. Comparación de patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo con los resultados del test de Apgar......56

viii

ÍNDICE DE GRÁFICOS

Gráfico Nº Pág.

1. Cambios de la frecuencia cardiaca fetal ......................................56 2. Patrones de frecuencia cardiaca fetal .........................................56 3. Tipos de Morbilidad Materna.......................................................56

ix

Atencio González, Rousny Mailliw; Cepeda de Villalobos, Maritza (Tutora Académica); Sáncez Nelia (Tutora Metodológica) Monitorización de la frecuencia cardiaca fetal en los resultados perinatales Trabajo Especial de Grado presentado para optar al Título de Especialista en Obstetricia y Ginecología. Universidad del Zulia. Facultad de Medicina. División de Estudios para Graduados. Maracaibo. Venezuela. 2012.

RESUMEN El objetivo de la presente investigación fue analizar la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal en gestantes entre 37 a 41 semanas de embarazo con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo. El tipo de investigación fue descriptiva, de campo, con diseño no experimental, transeccional. La muestra estuvo integrada por 90 gestantes que cumplieron con los criterios de inclusión establecidos, tomando los datos durante el lapso acordado en el cronograma de actividades. Se realizó un análisis estadístico, descriptivo, presentando los resultados a través medias aritméticas, frecuencia absoluta, porcentaje y comparación estadística mediante la prueba de Chi cuadrado. Los resultados demostraron que la alteración de la frecuencia cardiaca fetal más frecuente fue la taquicardia de tipo fisiológico aun cuando se presentaron taquicardias y bradicardias relacionadas con patrones no reactivos de frecuencia cardiaca fetal. Asimismo predominaron los patrones reactivos sobre los no reactivos. La morbilidad materna de mayor frecuencia fue la hipertensión y pre-eclampsia. Al comparar los resultados del test de Apgar en los recién nacidos con la morbilidad materna, no se observó diferencia significativa, al igual que no se observó una relación importante al ser ésta comparada entre los patrones reactivos y no reactivos. Por el contrario, la contrastación de estos patrones con los resultados del test Apgar fueron significantes, observándose que los patrones reactivos inciden en puntajes normales y lo no reactivos en puntajes bajos. Finalmente, se recomendaron una serie de acciones dirigidas a optimizar el monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal en Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo. Palabras clave: Monitorización; Frecuencia cardíaca fetal; Sufrimiento fetal. Correo electrónico: [email protected]

x

Atencio González Rousny Mailliw; Cepeda de Villalobos Maritza (Tutora Academic);Sánchez Noelia ( Tutora Metodologic). Monitoring fetal heart rate in perinatal outcomes. Draft Special Degree presented to qualify for the Title of Specialist in Obstetrics and Gynecology. Universidad del Zulia. School of Medicine. Division of Graduate Studies. Maracaibo. Venezuela. 2012.

ABSTRACT

The objective of this study was to analyze the monitoring of fetal heart rate in pregnant women between 37 to 41 weeks of pregnancy with and without associated morbidity in Service University Hospital in Maracaibo. The research was descriptive, field, non-experimental design, trans. The sample consisted of 90 women who met the inclusion criteria, taking data during the period agreed in the schedule of activities. Statistical analysis was performed, descriptive, presenting the results through arithmetic, absolute frequency, percentage and statistical comparison by chi-square test. The results showed that alteration of the fetal heart rate was the most common type physiological tachycardia even when presented tachycardia and bradycardia related to non-reactive patterns of fetal heart rate. Patterns also prevailed on the non-reactive reagents. The highest morbidity was hypertension and pre-eclampsia. To compare the results of the Apgar score with maternal morbidity, there was no significant difference, as no significant relationship was observed when this comparison between reactive and nonreactive patterns. The contrast of these patterns with the Apgar test results were significant, showing that the reactive patterns affect normal scores and low scores are not reactive. Finally, it recommended a series of actions to optimize the monitoring of fetal heart rate in Service University Hospital in Maracaibo. Keywords: Monitoring; Fetal heart rate; Fetal distress Email: [email protected]

1

INTRODUCCIÓN

Para conocer el grado de bienestar de un feto es necesario evaluar su crecimiento y

vitalidad. Las pruebas diagnósticas se aplican en las embarazadas que presentan algún

factor de riesgo potencial o real. Las vinculadas al diagnóstico de la vitalidad fetal tratan

de medir la probabilidad de muerte fetal neonatal así como determinar la vía de parto.

Se tiene así, que los embarazos a término suelen corresponder a fetos maduros, con

un crecimiento acorde a la adquisición suficiente de funciones vitales, lo que explica que

las complicaciones neonatales sean mínimas y las tasas de mortalidad neonatal

adopten cifras más bajas. Por el contrario, si los nacimientos se producen antes del

término, suelen corresponder a productos con crecimiento y desarrollo incompleto, con

menor capacidad de supervivencia.

Es por ello que en esta investigación, se buscó analizar el comportamiento de la

monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal, relacionándolo con los resultados

perinatales. Esto se justifica, ya estas pruebas deben ser incorporadas a la práctica

clínica una vez completado los pasos necesarios para su estandarización, interpretación

y reproducibilidad diagnóstica, siendo de gran utilidad para tomar decisiones oportunas

en resguardo del bienestar fetal.

Para lograr el objetivo general de esta investigación, se propuso un estudio

descriptivo, de campo con un diseño no experimental, transeccional, requiriendo para

llevar a cabo la secuencia metodológica de la investigación, el desarrollo de los

siguientes capítulos:

El Capítulo I llamado el Problema, comprende el planteamiento del problema en el

cual se caracteriza el problema, luego se formula el problema, mediante una

interrogante que guiará la investigación. Finalmente, se redacta el objetivo general y los

específicos. Se justifica y se delimita la investigación.

2

En el Capítulo II denominado Marco Teórico, se presentan los antecedentes de la

investigación referidos al estado del arte de la misma, es decir otras investigaciones

relacionadas con la variable Monitorización de la Frecuencia Cardiaca Fetal en los

resultados perinatales. Se conceptualizan las bases teóricas que sustentan la variable

mencionada, haciendo énfasis en las dimensiones e indicadores de la misma y por

último se describe la operacionalización de la variable.

En el Capítulo III llamado Marco metodológico, se presenta el tipo de investigación;

el diseño; la población y muestra; describe además la técnica de recolección y análisis

de los datos, culminando con el procedimiento de la investigación.

En el Capítulo IV denominado resultados de la investigación, donde se presentan los

hallazgos del estudio y su correspondiente discusión, de lo cual se derivaron las

conclusiones y recomendaciones.

3

Capítulo I:

EL PROBLEMA

4

CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

1. Planteamiento del Problema. Los avances en las nuevas tecnologías en el campo de la electrónica, han logrado

desarrollar múltiples procedimientos que emiten señales fiables y de fácil aplicación

antes del nacimiento fetal que permiten conocer todos los fenómenos que intervienen

en la regularización de la frecuencia cardíaca fetal (FCF), y en las modificaciones de la

misma, las cuales pueden ser indicativas del estado fetal intrauterino. El manejo de las

alteraciones de la FCF durante el trabajo de parto, se basa en el conocimiento de la

etiología y el uso de medidas generales que favorecen la oxigenación fetal, así como la

perfusión útero-placentaria.

La frecuencia cardíaca fetal según Comino y López (2004), es uno de los signos

vitales más importantes para el seguimiento del bienestar fetal, obtenido a través del

monitoreo electrónico, empleado para registrar continuamente su comportamiento así

como también, valorar la actividad uterina. La apreciación conjunta de estos dos

factores, permite comprobar la respuesta fetal al estrés del trabajo de parto de una

manera sistemática, controlar el riesgo fetal a la hipoxia y predecir el resultado perinatal

al correlacionar los cuadros anteparto de la FCF con el resultado al nacer.

Para autores como Zapata y Zurita (2002), con el monitoreo electrónico fetal se han

podido detectar tempranamente el distress fetal, así como prevenir alteraciones del

equilibrio ácido básico y la acidosis en el recién nacido, vinculadas con un mayor riesgo

de complicaciones y muertes neonatales. Por ello, es necesario reconocer las

variaciones de la FCF, para tomar oportunamente la decisión de la extracción del feto

por medio de una cesárea. Además, la correcta interpretación de los cambios en la

FCF durante el trabajo de parto puede frecuentemente revelar datos de los intentos por

el feto, neurológicamente intacto de reaccionar a la hipoxia, evitando intervenciones

quirúrgicas e instrumentales innecesarias.

5 De acuerdo con Valdés (2003) a pesar que a la luz de los conocimientos actuales la

mayoría de las muertes perinatales y las potenciales secuelas neurológicas posibles en

el neonato, surgen de eventos precipitantes que afectan al feto fuera del período

intraparto (inmadurez, infección, hipoxia crónica, entre otros), originando un estado

asfíctico, factor precipitante de las dos complicaciones obstétricas más graves, la

muerte perinatal y las secuelas neurológicas, que provocan un impacto devastador en

los padres, su familia, equipo médico tratante y en la sociedad, esto sin mencionar sus

implicancias médico legales.

Con respecto a lo anterior, Almirall (1988), plantea que factores tales como el

resultado de la monitorización antenatal de la Frecuencia Cardíaca Fetal patológica, la

falta de unificación en los criterios interpretativos de dicha prueba, y el desconocimiento

del valor diagnóstico de los distintos patrones, contribuyendo a la inadecuada

interpretación por parte del personal de salud de dichos procedimientos.

Siguiendo lo antes expuesto, Nozar y cols (2008) en un estudio realizado en el

Uruguay analizaron la monitorización de la frecuencia cardiaca fetal anteparto en los

casos de sospecha de sufrimiento fetal, encontrando que la bradicardia fue el mejor

predictor de compromiso metabólico ácido-base perinatal, mientras que la variabilidad

cardíaca se mostró como el mejor indicador de la necesidad de ingreso del recién

nacido a la unidad de cuidados neonatales.

Sin embargo, los autores concluyen que el servicio de obstetricia no ha establecido

un criterio para protocolizar la actuación clínica frente a las posibles alteraciones de la

frecuencia cardíaca fetal, basándose principalmente en el análisis de la variabilidad

como predictor de asfixia fetal, dando un menor énfasis a la interpretación de otros

cambios importantes para la sospecha de sufrimiento fetal. De hecho, los autores

afirman que a pesar de que la bradicardia fetal mostró una mayor sensibilidad para el

diagnóstico de asfixia perinatal, se debe buscar el perfeccionamiento de los métodos de

análisis de la misma, y en general, mejorar el valor predictivo positivo del monitoreo de

la frecuencia cardíaca fetal, con la formación idónea en los profesionales para

interpretar de forma integral los datos arrojados.

6

El seguimiento del comportamiento de la frecuencia cardiaca fetal, ha sido el norte

de muchos obstetras y perinatólogos deseosos de disminuir las altas tasas de

morbimortalidad fetal a corto y a largo plazo. La premisa central de las pruebas de

bienestar fetal, es la de identificar oportunamente aquellos factores hipóxicos y

acidóticos, con el fin de tomar la conducta perinatal más adecuada, evitando la muerte

intrauterina y la morbilidad perinatal subsecuente, especialmente el daño neurológico a

mediano o largo plazo, uno de los resultados adversos más temidos. En este sentido, el

Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia (ANCOG) 1994, plantea, que el

Objetivo principal de la vigilancia fetal en el trabajo de parto, es la prevención en la

morbimortalidad fetal.

Si bien es posible que en futuro los protocolos de vigilancia fetal sean efectivos en

reducir la morbilidad perinatal y las secuelas neurológicas a largo plazo, la evidencia

actual no demuestra que se puedan prevenir del todo estos efectos. Sin embargo, sí

son efectivos en reducir esta morbilidad. Se ha demostrado que la posibilidad de muerte

fetal intrauterina cuando las pruebas de bienestar fetal son normales es de 1 por cada

1000 embarazos.

En lo que respecta a Estados Unidos, Greene (2006) expone que en el

Departamento del Hospital de Massachusetts, el monitoreo electrónico de la frecuencia

cardíaca fetal durante el trabajo de parto es técnicamente fácil de implementar, pero la

interpretación de los datos obtenidos ha sido subjetiva, difícil de estandarizar y poco

reproducible. Generalmente, los investigadores experimentados no coinciden en sus

interpretaciones de los registros del monitoreo e incluso, cuando se les solicita que

vuelvan a examinar los mismos registros, las interpretaciones con frecuencia son

distintas de las que hicieron originalmente, reflejándose además una alta incidencia de

falsos positivos en el diagnostico de sufrimiento fetal, conllevando a un mayor número

de cesáreas.

En relación a la utilidad del monitoreo de la FCF, el autor opina que a pesar de la

baja especificidad demostrada en la predicción de sufrimiento fetal, debe seguir

utilizándose como prueba diagnóstica presuntiva de este cuadro adverso,

7 complementándolo con otras pruebas más específicas en caso de patrones no

tranquilizadores identificados en el feto, que probablemente ameriten una intervención

de emergencia.

Para Comino y López (2004), la presencia de aceleraciones transitorias en la

frecuencia cardiaca fetal es el indicador más útil para predecir el bienestar fetal. Aunque

estas aceleraciones suelen acompañar o asociarse a movimientos para valorar el

estado fetal, la mayoría de los clínicos no valoran dicha relación en la consideración de

un patrón como reactivo o indicativo de bienestar fetal. Por estas razones, los autores

afirman que los criterios interpretativos utilizados en esta prueba, no se hallan

estandarizados, siendo muy variables.

Usualmente, la presencia de un patrón no reactivo se relacionaba con un elevado

porcentaje de morbimortalidad perinatal, pero posteriormente se ha demostrado una

incidencia importante de resultados falsos positivos, por lo que no puede considerarse

absolutamente como un patrón indicativo de sufrimiento fetal intraútero. Por todo ello,

debe considerarse a la monitorización de la frecuencia cardiaca fetal anteparto como

una prueba de screening del estado fetal, rápida, cómoda, inmediata, pero que requiere

de lineamientos claros para su interpretación, la cual en un alto porcentaje dará un

patrón reactivo (indicativo de bienestar fetal). Por el contrario en aquellos casos en los

que el patrón sea no reactivo, se debe proseguir con otras pruebas de evaluación del

estado de oxigenación fetal.

Para Izbizky y Mining (2003) algunas de las razones que intentan explicar la falta de

eficacia del monitoreo fetal electrónico son: El uso de medidas para la comparación de

resultados que no se relacionan con los patrones de monitoreo observados a nivel local,

desacuerdo sobre las intervenciones sobre patrones no tranquilizadores e incapacidad

para demostrar precisión y validez en la práctica clínica, ocasionando que en pacientes

con embarazos de bajo riesgo, el monitoreo fetal electrónico durante el trabajo de parto

se catalogue como patológico, no coincidiendo tal condición con los resultados

perinatales.

8 Con respecto a lo que se viene planteando, en Latinoamérica, específicamente en

Honduras, Claudino y col. (2001), informan que aproximadamente ocurren 14 muertes

fetales y 9 neonatales en el Hospital Materno Infantil por mil nacidos vivos. Una de las

causas de un gran número de estas muertes, es la insuficiencia uteroplacentaria, una

condición caracterizada por una disminución del intercambio placentario de nutrientres y

oxígeno, reflejando en el monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal desaceleraciones

variables de duración prolongada causando hipoxia en el feto y acidosis. A nivel

internacional se estima que esta es la causa del 20 al 40% de las muertes perinatales.

Por ello, la identificación del riesgo en el feto a sufrir asfixia a través de la interpretación

de los cambios en la frecuencia cardiaca fetal, es uno de los objetivos más importantes

en perinatología.

En la misma dirección, los autores antes mencionados, plantean que los embarazos

de alto riesgo están asociados a una alta mortalidad y morbilidad perinatal. La

evaluación anteparto del estado fetal, se ha hecho de diferentes formas, desde el

examen físico, hasta métodos sofisticados como la valoración de la FCF por medios

electrónicos; el propósito de éstos últimos, es detectar el distrés fetal para prevenir la

muerte del feto. Se asume que los cambios en la FCF, son producidos como respuesta

al estrés sobre el feto y sus cambios, indican la incapacidad del mismo para responder.

Es por ello, que su valoración es usada como predictor de la morbimortalidad neonatal.

Por otra parte Briozzo y cols. (1999) plantean que las cifras de mortalidad neonatal

varían, pero en el caso de Uruguay, según datos del Ministerio de Salud Pública, la

mortalidad relacionada con los sucesos del trabajo de parto, se ubica entre el primer y

segundo lugar entre las causas de mortalidad infantil, solo aventajada ocasionalmente

por anomalías congénitas.

Sobre lo tratado, el feto debe poner en juego todas sus reservas energéticas y

metabólicas para sobrellevar sin consecuencias adversas el estrés hipóxico al que se

somete durante el proceso del parto, estando además expuesto a un gran número y tipo

de complicaciones en un período relativamente corto de tiempo, circunstancia que

obliga a los centros hospitalarios a dotar las salas de parto con monitores de la

frecuencia cardiaca fetal debidamente estandarizados, aunado con la capacitación del

9 personal de salud para unificar criterios en la interpretación de sus resultados tomando

en cuenta los factores tanto maternos, como fetales que la determinan, sobre todo en

casos asociados a embarazos de alto riesgo o por complicaciones durante el trabajo de

parto.

Al situar el problema sobre la utilización e interpretación de la FCF en Venezuela,

éste se agrava aún más, pues según Lizardo (2004) en el Hospital Central Universitario

“Dr. Antonio María Pineda” (HCUAMP), durante los años 2000 a 2001 de 4.571

cesáreas realizadas, 349 (7,64%) fueron por sufrimiento fetal, tomando en cuenta que

en este hospital, el monitoreo fetal electrónico continuo es un recurso del que por

razones administrativas, no se dispone en la sala de parto; quedando como alternativa

el uso de la cesárea en los casos de sospecha del bienestar fetal comprometido. Esta

situación, limita en el personal médico la incorporación de conocimientos relacionados

al uso de los monitores electrónicos, así como una menor recolección de evidencias

sobre los patrones de FCF más frecuentes en la población local.

En el estado Zulia específicamente, en el Hospital Universitario de Maracaibo

(SAHUM) se ha observado con frecuencia, la interrupción de gestaciones en diferentes

edades gestacionales basados en la interpretación de un test de monitoreo de la FCF

anteparto no reactivo, evidenciándose contrariamente, en el nacimiento la ausencia de

evidencia clínica de hipoxia en el neonato.

En referencia a lo anterior, Spong (2008), considera que básicamente el problema

del bajo valor diagnóstico de la prueba no reactiva o positiva, se debe a la falta de la

interpretación sistemática de los trazados de frecuencia cardiaca trayendo como

consecuencia una menor eficacia de la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal.

De continuar esta situación, se mantendrían o aumentarían las cifras de morbilidad

perinatal, habría una menor eficacia en la detección del estado de riesgo a la salud y

compromiso fetal y finalmente, no podría ser considerado este método como una guía

apropiada para tomar decisiones oportunas frente a la necesidad de la intervención

obstétrica.

10 El monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal sigue siendo el método utilizado para el

control de la salud fetal durante el trabajo de parto, por lo cual en el presente estudio se

busca analizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal en gestantes entre 36

a 42 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital

Universitario de Maracaibo (SAHUM) con el objeto de determinar cuál es el patrón más

frecuente en el monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal, identificando además, las

alteraciones del registro de la frecuencia cardíaca fetal (FCF) de mayor sensibilidad

predictiva de sufrimiento fetal y mejor correlación con los resultados de la valoración

neonatal.

1.1. Formulación del Problema. Tomando en cuenta el planteamiento anterior, surge la siguiente interrogante:

¿Cómo es el comportamiento de la Frecuencia Cardíaca Fetal monitorizada en

gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio

Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM)?

2. Objetivos de la Investigación. 2.1. Objetivo General. Analizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal en gestantes entre 37 a

41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital

Universitario de Maracaibo (SAHUM).

2.2. Objetivos Específicos.

• Identificar los cambios de la frecuencia cardíaca fetal en gestantes entre 37 a 41

semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital

Universitario de Maracaibo

11

• Comparar los resultados del test de Apgar como indicador de sufrimiento fetal en

los neonatos de gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada

en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo

• Diferenciar los tipos de morbilidad materna en gestantes entre 37 a 41 semanas

en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo.

• Comparar los patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo en

gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio

Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo.

• Relacionar el patrón de frecuencia cardíaca fetal reactivo y no reactivo con los

resultados del test de Apgar en recién nacidos de gestantes entre 37 a 41

semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital

Universitario de Maracaibo.

3. Justificación de la Investigación. La monitorización antenatal de la Frecuencia Cardíaca Fetal ofrece información

sobre el estado fetal intrauterino, el conocimiento de sus limitaciones reales puede

ayudar la clínica obstétrica diaria para reducir la morbimortalidad perinatal.

Lo anterior está enmarcado en la necesidad de agotar los esfuerzos para asegurar al

ser humano aún no nacido, el máximo bienestar con el mínimo riesgo para así poder

desarrollar sus máximas potencialidades, así como su capacidad física y mental. Esta

seguridad debe hacerse extensiva a la tríada madre-familia-sociedad, donde se llevará

a cabo ese desarrollo.

La tríada anteriormente mencionada, exige al equipo obstétrico y perinatológico el

desarrollo de todas las garantías para que el proceso de parto no afecte negativamente

al nuevo ser. Es obligación del obstetra poner en práctica aquellas medidas de

vigilancia fetal adecuadas a cada situación específica de riesgo, sabiendo de la

inexistencia de un método cien por cien seguro.

12

Por tal motivo resulta importante desarrollar una investigación orientada a

comprender el significado de una monitorización ideal, donde los beneficios sean para

todos los involucrados; primero el feto, ofreciéndole el mejor monitoreo antenatal; y

segundo la institución, la cual disminuirá el número de ingresos de neonatos con

diagnósticos anormales en los resultados perinatales.

4. Delimitación de la Investigación. Desde el punto de vista espacial la investigación se realizará en el Hospital

Universitario de Maracaibo, estado Zulia. La población estará constituida por gestantes

entre 37 a 41 semanas de embarazo. Temporalmente se realizará en el período

comprendido entre Junio de 2008 a Junio de 2012.

5. Factibilidad y Viabilidad. Este estudio es factible ya que la Maternidad Dr. Armando Castillo Plaza representa

uno de los centros pioneros en atención médica a la embarazada en el estado Zulia.

Además cuenta con todos los recursos materiales y personal altamente calificado que

presta asistencia médica las 24 horas del día.

Por otra parte, la investigación es viable ya que cuenta con la infraestructura

adecuada dotada con recursos materiales y humanos para atender a las gestantes,

incluyendo además la disponibilidad del apoyo de los jefes de servicio, tutoría

académica, asesoría metodológica, personal docente y de investigación de la

Universidad del Zulia, para llevarla a cabo satisfactoriamente.

13

Capítulo II:

MARCO TEÓRICO

14

CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

1. Antecedentes de la Investigación. Se inicia este punto con la investigación de Impsey y cols (2003), quienes realizaron

un trabajo titulado El Monitoreo Fetal Electrónico, al inicio del trabajo de parto no mejora

los resultados perinatales en mujeres de bajo riesgo. El objetivo fue evaluar el impacto

del monitoreo fetal electrónico (cardiotocograma) al inicio del trabajo de parto sobre los

resultados perinatales en mujeres de alto riesgo. Fue un estudio aleatorizado y

controlado realizado en el National Maternity Hospital, Dublin, Irlanda. De 15.163

pacientes (embarazo único, menor de 42 semanas de gestación, con líquido amniótico

claro y temperatura axilar menor de 37.5 ºC) fueron aleatorizadas 8.628 de las cuales

4.820 se les monitoreo electrónicamente y 4308 con manejo habitual o auscultación

intermitente.

En esta misma dirección el resultado principal se definió como morbilidad neonatal

severa congénita, esto se observó en el 1.3%, 56 de las mujeres del grupo de

monitoreo y en 1-3%, 55 de las mujeres del grupo del de cuidado usual. Como

conclusión tuvieron que el monitoreo fetal electrónico de 20 minutos usado en forma

rutinaria al inicio del trabajo de parto no mejora los resultados neonatales. No hubo

incremento significativo en la frecuencia de cesáreas, debido probablemente al uso

liberal de las muestras de sangre fetal.

Por su parte, Nozar y cols. (2008) realizaron una investigación titulada Importancia

de la monitorización electrónica de la frecuencia cardíaca fetal intraparto como predictor

de los resultados neonatales, con el objetivo de determinar la relación entre los

diferentes patrones de monitorización electrónica fetal intraparto y los resultados

nenonatales cuando se realiza el diagnostico de sospecha de hipoxia fetal intraparto

15 La población de análisis comprendió a 183 embarazos que cumplieron con los

criterios de inclusión. El monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal se realizó a través de

monitores de frecuencia cardíaca fetal y actividad uterina. Los registros fueron

interpretados por médicos-obstetras. Los patrones diagnósticos de sospecha de hipoxia

fetal fueron: 1. DIP II (desaceleraciones tardías. 2. Bradicardia fetal (frecuencia cardíaca

menor a 110 cpm). 3. Variabilidad disminuida o ausente (variabilidad latido a latido

menor o igual a 5 cpm) por 10 o más minutos, sin mediar drogas maternas. 4. No

alentador, con desaceleraciones prolongadas mayores o iguales a 15 cpm por un

período mayor o igual a dos minutos, o por desaceleraciones variables reiteradas.

En el presente estudio la bradicardia fetal fue el mejor predictor de compromiso

metabólico ácido-base perinatal, mientras que la escasa variabilidad se mostró como el

mejor predictor de necesidad de ingreso del recién nacido a UCN. Por lo tanto, la

bradicardia fetal mostró una mayor sensibilidad para el diagnóstico de asfixia perinatal.

La disminución de la variabilidad presentó un comportamiento distinto que el resto de

los patrones de monitoreo en lo referente a la adaptación a la vida extrauterina. Éste

parámetro, se mostró como el mejor predictor de alteraciones en la adaptación a la vida

extrauterina al asociarse con mayor porcentaje de ingreso a UCN. La presencia de DIP

II así como de un patrón no alentador de frecuencia cardíaca fetal, en el presente

estudio, no mostró una clara correlación con los resultados neonatales considerados.

Como conclusión, los resultados mostraron, con la limitación del tipo de estudio, que

el monitoreo de la frecuencia cardiaca fetal intraparto tiene un bajo valor predictivo

positivo de asfixia perinatal. Esto último ha determinado la permanente búsqueda de

métodos diagnósticos más sensibles. Por esta razón debe interpretar la variabilidad de

la frecuencia cardíaca fetal, buscando el perfeccionamiento de los métodos de análisis

de la misma, por ejemplo a través del sistemas computarizados, mejorando el valor

predictivo positivo del monitoreo para el diagnóstico del sufrimiento fetal agudo.

Del mismo modo, Thacker y cols (2005), realizaron una investigación titulada

monitoreo electrónico continuo de la frecuencia cardíaca para la evaluación fetal

16 durante el trabajo de parto, cuyo objetivo fue comparar la eficiencia y seguridad del

monitoreo electrónico fetal continuo de rutina durante el trabajo de parto con la

auscultación intermitente utilizando los resultados de estudios clínicos controlados,

aleatorizados, publicados. Se identificaron estudios clínicos controlados aleatorizados

mediante una búsqueda en MEDLINE y el registro que mantiene el grupo Cohrane de

embarazo y parto y a través de consultas con expertos y la revisión de referencias

publicadas. La búsqueda de datos identificó 9 estudios publicados (controlados

aleatorizados); estos incluían a 18.561 embarazadas y 18.695 neonatos (de alto y bajo

riesgo) de siete centros clínicos de EEUU, Australia y Europa.

En términos generales se observó una disminución estadísticamente significativas

de las convulsiones neonatales que se asoció a uso del monitoreo electrónico fetal de

rutina (riesgo relativo: 0.51; intervalo de confianza de 95%, 0.32 a 0.82). El efecto

protector contra las convulsiones neonatales fue evidente solo en estudios con puntajes

de calidad altos. No se observaron diferencias significativas en puntaje de Apgar al

primer minuto, inferiores a 4 o 7; índice de ingreso a UCI neonatales, muertes

perinatales o parálisis cerebral.

Además, se registró un incremento en los índices de nacimiento por cesárea (riesgo

relativo: 1.41). Intervalo de confianza del 95%: 1.23 a 1.61) y de parto vaginales

instrumentados (riesgo relativo: 1.20: intervalo de confianza del 95%: 1.11 a 1.30)

ambos relacionados con el uso del monitoreo electrónico fetal. Finalmente se concluyó

que el único beneficio clínicamente significativo obtenido del uso continuo y sistemático

del monitoreo electrónico fetal fue una reducción del margen de incidencia de

convulsiones neonatales.

Por su parte, Alfirevic y cols. (2007) realizaron una investigación titulada

Cardiotocografía continua (CTG) como una forma de monitoreo electrónico fetal (MEF)

para evaluación fetal durante el trabajo de parto; cuyo objetivo fue evaluar la efectividad

de la carditocografía continua durante el trabajo de parto. Para el logro de lo anterior se

realizaron búsquedas en distintos registros de estudios clínicos utilizando como criterio

de selección: aquellos aleatorizados y cuasi aleatorizados controlados que incluyen una

17 comparación de cadiotocografía continua (con o sin muestra de sangre) a) sin

monitoreo fetal, b) con auscultación intermitente, c) con cardiotocografía intermitente.

Del mismo modo, se incluyeron 12 estudios clínicos (más de 37.000 mujeres, sólo dos

fueron de alta calidad).

En comparación con la auscultación intermitente, la cardiotocografía continua, no

mostró ninguna diferencia significativa en el índice de mortalidad perinatal global. Así

como tampoco se detectó ninguna diferencia significativa con la parálisis cerebral. El

acceso a la sangre fetal, no pareció influir en la diferencia de convulsiones neonatales ni

en ningún otro resultado. Entre las conclusiones, se tiene que, la (CTG) se asoció con

una reducción de las convulsiones neonatales, sin embargo, no se observaron

diferencias significativas en cuanto a parálisis cerebral; mortalidad neonatal. No

obstante, si se asoció con el aumento de cesáreas y partos vaginales instrumentales.

Igualmente, Lizardo (2004), realizó un trabajo de investigación en el Hospital Central

Universitario “Dr. Antonio María Pineda” de Barquisimeto; titulado Eficacia del monitoreo

fetal electrónico intraparto para el diagnóstico el sufrimiento fetal en pacientes en

trabajo de parto con Líquido Amniótico Meconial y determinar los efectos del trabajo de

parto con Líquido Amniótico Meconial en los indicadores de morbilidad materno fetal

durante el período 2003-2004.

Entre los resultados se encuentran que el 53.06% de los pacientes presentaron

Líquido Amniótico Meconial modificado, con Líquido Amniótico Meconial leve el 40.82%

y solo el 6.12% con Líquido Amniótico Meconial espeso. La frecuencia de Síndrome de

Aspiración de Líquido Amniótico Meconial fue de 2.08%. Predomino el registro de

Monitoreo Fetal Electrónico normal en un 68.69% de los casos; el 23.40% presentó

estrés fetal; el 8.51% patrón de SFA; 8.33% con LAM moderado, el 10% con LAM leve.

Según el Apgar al nacer se obtuvieron 8 recién nacidos con SFA postparto, siendo sólo

en 1 caso patrón de Sufrimiento Fetal Agudo. La vía de evacuación frecuente fue la

vaginal en 25 pacientes.

Los resultados del coeficiente de correlación r = 0.004134 indica que la diferencia

en la capacidad diagnóstica de ambos pacientes no es significativa. Sensibilidad = 0%,

18 especificidad: 95.35. Entre las conclusiones se tiene que el Monitoreo Fetal Electrónico

resulta muy específico para diagnosticar la ausencia de sufrimiento fetal agudo en

pacientes con trabajo de parto con líquido amniótico meconial, pero por el contrario es

poco sensible para el diagnóstico de sufrimiento fetal agudo intraparto en pacientes con

líquido amniótico meconial. Su uso da la tranquilidad de obtener neonatos con evolución

postnatal satisfactoria por lo que debe ser estandarizado en la sala de parto del Hospital

mencionado.

2. Bases Teóricas 2.1. Frecuencia Cardíaca Fetal. De acuerdo con Valdés (2003) la frecuencia cardiaca en el feto (PFCF) a término es

caracterizada por tener un ritmo basal entre 110 y 160 latidos por minuto, aceleraciones

periódicas relacionadas con los movimientos corporales del feto, variabilidad de la línea

basal y ausencia de desaceleraciones.

Asimismo, Akin (2009) explica que la frecuencia cardíaca fetal promedio se

encuentra entre 110 y 160 latidos por minuto, pudiendo variar entre 5 y 25 latidos por

minuto. Esta frecuencia puede cambiar como respuesta del feto ante las condiciones

intrauterinas. Una frecuencia o ritmo cardíaco fetal anormal puede indicar que el feto no

está obteniendo suficiente oxígeno o que hay otros problemas.

Siguiendo lo expuesto, para Martín y Pagés (2005), la FCF es el resultado de un

balance tónico entre la influencia aceleradora del sistema simpático y la desaceleradora

del parasimpático, que actúan estimulando los quimioreceptores arteriales aórticos y

carotideos que son sensibles a la hipoxia y a la hipercapnia. En casos de disminución

severa y prolongada de la oxigenación fetal, se elevan los niveles de lactato sanguíneo

una bradicardia sostenida por efecto directo sobre el miocardio.

Mientras que para Nava y Zúñiga (2008) el sistema nervioso autónomo indica la

capacidad de regulación del sistema nervioso central fetal, sobre el nodo sinusal del

corazón fetal y por tanto de la FCF. Estos sistemas son muy sensibles a la oxigenación

19 del feto. Existen una serie de factores, tanto maternos como fetales, que ejercen una

influencia demostrada en la frecuencia cardiaca fetal (FCF) durante el trabajo de parto.

Al respecto, Valdés (2003) los describe de la siguiente manera:

a) Factores Maternos.

1. La posición decúbito supina, que esencialmente debido a compresión de la vena

cava inferior produce una disminución del retorno venoso desencadenando una

hipotensión y bradicardia materna con la consecuente aparición de desaceleraciones de

la frecuencia cardíaca y en algunas ocasiones bradicardias fetales prolongadas.

2. Alteración de hemodinamia materna (hemorragias o insuficiencia cardíaca aguda)

relacionada o no con síndrome anémico, dando como resultado una insuficiencia del

flujo sanguíneo en el espacio intervelloso con la consecuente producción de bradicardia

fetal.

3. Convulsiones epilépticas o eclámpticas, las cuales provocan hipoxia materna y

alteración en el trazado de la FCF provocando una bradicardia prolongada y

disminución de la variabilidad.

4. Fiebre materna que provoca taquicardia materna y fetal, asociándose a pérdida de

variabilidad y desaceleraciones variables o tardías en caso de sepsis fetal.

5. Administración de fármacos a la madre, entre otros:

a) Sedantes y anestésicos los que impactan en la variabilidad fetal. b) Beta-miméticos, los que aumentan la FCF basal disminuyendo su variabilidad. c) Hipertensivos, produciendo aplanamiento de las aceleraciones, taquicardias y en ciertas circunstancias bradicardia grave.

b) Factores Fetales.

1. Factores Fisiológicos Fetales:

a) Edad fetal: A medida que avanza la edad gestacional disminuye la FCF basal y se

incrementan las aceleraciones, tanto en duración como en amplitud.

20

b) Estados de conducta fetal: a medida que el embarazo progresa, existe un

aumento de la variabilidad, y los ciclos de reposo-actividad fetal, como expresión de

sus estados de conducta (particularmente estados oníricos 1F y 2F) se van haciendo

cada vez más definidos. Durante las primeras fases del parto existe una alternancia

cíclica de los estados de conducta; el patrón de frecuencia cardiaca fetal "A" (con una

duración máxima de 45 minutos) y el "B" (patrón reactivo, con una duración máxima

de 90 minutos). La presencia de ciclicidad reposo-actividad constituye probablemente

la mejor evidencia de que el feto está sano.

c) Movimientos respiratorios fetales: estos causan aumento de la variabilidad a corto

plazo, secundaria a arritmia respiratoria del feto.

d) Hipo fetal: asociado a ascenso de la FCF basal con una corta duración.

e) Movimientos de tronco: producto de los denominados reflejos de alarma, donde se

observa un breve y súbito aumento de la FCF, muy breves para calificarlos de

aceleración.

2. Procesos patológicos fetales: Lesiones cerebrales, anomalías congénitas (cardíacas)

e hipoxia.

Para Gabbe, Neibyl y Simpson (2007) la base de la monitorización de la FCF es, en

sentido estricto, hacerle seguimiento al cerebro fetal. El cerebro del feto está

constantemente respondiendo a estímulos, tanto periféricos como centrales, emitiendo

señales al corazón fetal que alteran la frecuencia cardíaca a cada instante. Tales

estímulos a los que responde el cerebro, provienen de quimiorreceptores, baro-

receptores y por los efectos directos de los cambios metabólicos en el interior del propio

cerebro. El beneficio que obtiene el cerebro al modular la FCF, se deriva de su meta de

mantener una perfusión optima en el cerebro sin comprometer el flujo sanguíneo en

otros órganos más de lo necesario.

Así, bajo circunstancias normales durante el trabajo de parto, los autores antes

mencionados indican la compresión de las arterias espirales por la pared del útero en el

pico de la contracción, como una de las variables que comúnmente altera la

21 oxigenación fetal e interrupción temporal del flujo sanguíneo en la placenta. El tiempo

que las arterias espirales permanecen comprimidas dependerá de la duración y

potencia de la contracción. En circunstancias normales, el feto tolera esos períodos

estasis sin un cambio significativo en su aporte de oxígeno. Por el contrario, las

contracciones que son inusualmente largas o fuertes pueden, provocar períodos

transitorios de hipoxia fetal.

Otras variables que tienen el potencial de alterar la oxigenación fetal con frecuencia,

incluyen aquellas que afectan la perfusión uterina. Una mujer en trabajo de parto en

posición supina puede desarrollar hipotensión como resultado de la compresión de la

vena cava por el útero. La hipotensión materna con redistribución del flujo

sustrayéndolo a la placera se produce, no infrecuentemente, con la anestesia regional.

La hemorragia materna, como en la placenta previa o en abruptio placentae, puede

tener efectos similares. Existen diversas formas de enfermedad microvascular que

pueden afectar a la oxigenación fetal debido a la mala perfusión dentro del lecho

vascular útero-placentario. Los ejemplos incluyen hipertensión, pre-

eclampsia/eclampsia, enfermedad del colágeno vascular, vasculopatía diabética y

posmadurez.

Por otra parte Comino y López (2004) señalan la alteración en el flujo del cordón

umbilical como un hecho frecuente durante el parto, bien por compresión directa o por

estiramiento. La compresión directa se produce cuando el cordón es atrapado entre

cualquier parte cuerpo del feto y la pared del útero, por la contracción; o bien por el

movimiento del feto. Esto es especialmente frecuente cuando existe oligoamnios, pues

hay menos cantidad de líquido pata amortiguar la compresión.

2.2. Monitoreo de la Frecuencia Cardíaca Fetal.

Tal como lo plantea Valdés (2003), en el control externo de la frecuencia cardíaca

fetal se emplea un dispositivo para escuchar o registrar los latidos del corazón del feto a

través del abdomen de la madre. Un fetoscopio (tipo de estetoscopio) es el tipo más

22 básico de monitoreo externo. Otro tipo de monitoreo, se realiza con un dispositivo

electrónico portátil de ultrasonido Doppler. Estos métodos se suelen utilizar en las

consultas prenatales para monitorear la frecuencia cardíaca fetal. Un fetoscopio o

dispositivo de Doppler también se puede utilizar para verificar la frecuencia cardíaca

fetal en intervalos regulares, durante el trabajo de parto.

Así mismo, Martínez (2007), explica, que existen dos métodos de monitorización: a)

La externa, consistente en obtener la señal de Frecuencia Cardíaca Fetal) y aumento

de presión uterina, mediante la colocación de transductores sobre el abdomen de la

madre; y la interna, utilizada en algunas situaciones durante el control intraparto, donde

se aplica el electrodo de Frecuencia Cardíaca Fetal a la cabeza del feto y el terminal de

medición de presión intrauterina, dentro del útero.

A pesar de esta distinción en los métodos de medición, Valdés (2003) señala que el

método externo es muy utilizado durante el trabajo de parto y en el parto mismo, para el

control electrónico continuo de la frecuencia cardíaca fetal. Es este caso, un transductor

de ultrasonido colocado sobre el abdomen de la madre lleva los sonidos del corazón del

feto a una computadora. La frecuencia y el patrón del corazón del feto se muestran en

la pantalla y se imprimen en un papel gráfico especial.

Durante el trabajo de parto, las contracciones uterinas se suelen controlar junto con

la frecuencia cardíaca fetal, colocando en el abdomen de la madre, sobre el área en

que se registran las contracciones más fuertes, un tocodinamómetro sensible a la

presión para medir la longitud, la frecuencia y la fuerza de las contracciones uterinas. El

tocodinamómetro refleja con exactitud la frecuencia de las contracciones, pero

relativamente su potencia, dado que no puede medir la presión intrauterina real.

Además, la duración aparente de las contracciones varía con la sensibilidad del monitor,

que se ve negativamente afectada por variables como obesidad materna y la

prematuridad. Dado que la frecuencia cardíaca fetal y las contracciones uterinas se

registran al mismo tiempo, estos resultados se pueden examinar conjuntamente.

Tal como lo exponen Comino y López (2004), el control de la frecuencia cardíaca

fetal se utiliza en casi todos los embarazos, con el fin de evaluar el bienestar del feto e

23 identificar cualquier cambio que pueda estar asociado con problemas que ocurren

durante el embarazo o el trabajo de parto, resultando especialmente útil para las

afecciones de embarazos de alto riesgo, tales como la diabetes, hipertensión y los

problemas relacionados con el crecimiento fetal.

En este sentido, para Gabbe, Neibyl y Simpson (2007) el Doppler es la modalidad

más usual para la monitorización externa de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF). En un

principio, este método fue difícil de utilizar debido a la complejidad de la señal Doppler

para determinar qué punto dentro de la señal, debe utilizar el ordenador para medir el

intervalo de latido a latido. Para contar siempre el mismo punto en el complejo de la

señal y evitar artefactos que aumentarían la variabilidad se precisan formulas para su

procesamiento.

Mientras que para Martín y Pagés (2005), el método externo o indirecto es un método

sencillo y no traumático, aunque no exacto porque mide la presión intraabdominal y no

solamente la uterina como el método interno. Sin embargo, los dispositivos Doppler,

acoplados con fórmulas de autocorrelación para el procesamiento de la señal, han

conseguido excelentes trazados externos de la FCF durante el trabajo de parto, siendo

muy utilizados en la práctica clínica.

La ventaja monitor externo, según Gabbe, Neibyl y Simpson (2007) es que puede

utilizarse con membranas intactas y no es invasivo. El objetivo de la monitorización es

obtener trazados de FCF y de las contracciones, de alta calidad, con el máximo

bienestar materno, evitando el riesgo de traumatismos e infecciones en la madre o en el

feto. En general, cuando la FCF es tranquilizadora y el progreso del parto es el

esperado, los dispositivos externos son adecuados. Ahora, cuando se requiere reforzar

las mediciones, por indicios de sufrimiento fetal o complicaciones en el parto, si es

importante utilizar los dispositivos internos.

2.3. Patrón de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF).

Según Valdés (2003), la FCF es controlada por el sistema nervioso autónomo

(simpático y parasimpático) del feto. Su normalidad depende de la indemnidad de estos

24 sistemas, los cuales son sensibles a cambios de la oxigenación fetal. El promedio de la

FCF en 10 minutos, excluyendo la variabilidad "marcada" y los cambios periódicos

(aceleraciones y desaceleraciones), es conocida como la FCF basal. Su rango normal,

en embarazo de término, es definido entre 110 y 160 latidos por minuto (lpm),

aceptándose en el embarazo de post término como límite inferior de FCF basal, hasta

valores de 105 lpm.

En referencia a lo descrito, Martínez (2007) plantea que la monitorización fetal

antiparto es un método complementario de diagnóstico que ofrece información

relacionada con la oxigenación y detecta la FCF, es decir, los latidos por minutos, y las

fluctuaciones que se producen como consecuencia de alteraciones del flujo sanguíneo

u otros factores que la afecta.

A su vez, en el control rutinario del embarazo se realizan monitorizaciones durante

el último mes, con una periodicidad semanal hasta la semana 40 y cada tres días hasta

el parto, siendo muy variable esta frecuencia en función de los resultados obtenidos y

del estado de la madre. Por tanto, la conveniencia de realizar la prueba de la FCF la

determinará el profesional que atienda el embarazo. La duración de la prueba viene

determinada por el resultado que se va obteniendo y suele ser suficiente con un registro

de 30 minutos. Alteraciones en el curso normal del embarazo pueden requerir como

método complementario de diagnóstico, monitorizaciones adicionales.

Además, la gráfica resultante del monitoreo de la FCF, ofrece información que

contrastada con el resto de las pruebas, ayuda a confirmar las sospechas de bienestar

o anomalías en la gestación. Dicha gráfica, es diferente según el momento del

embarazo, el estado de la madre o la existencia de patologías fetales en el curso del

embarazo, por tanto debe ser valorada por un profesional calificado.

Por otra parte, un mismo embarazo mostrará gráficas diferentes en distintos

momentos pudiendo ser normales todas ellas. Las anomalías que se suelen detectar

están relacionadas con alteraciones en el flujo sanguíneo que se aporta al feto desde la

25 placenta, la existencia de contracciones uterinas, la relación entre ambos factores, la

pérdida de bienestar fetal o la existencia de algunas malformaciones.

Por otra parte, Schwarcz y cols (2008), plantean que para calificar la prueba se

consideran los ascensos de la Frecuencia Cardíaca Fetal asociados con los

movimientos fetales. Estos ascensos deben ser de 15 latidos y durar 15 segundos o

más; teniéndose así:

1. Prueba reactiva (buen estado fetal): dos o más ascensos de la Frecuencia

Cardíaca Fetal asociados a los movimientos fetales en un período máximo de 20

minutos.

2. Prueba no reactiva (compromiso fetal): uno o ningún ascenso de la Frecuencia

Cardíaca Fetal.

3. Prueba insatisfactoria: Cuando la nitidez del registro no permite calificar la prueba

(10% de los casos). Toda vez que se presenta esta eventualidad se extremarán

las medidas para mejorar el registro; de ser necesario, se prolongará el tiempo

del mismo.

4. Trazado sinusoidal: La Frecuencia Cardíaca Fetal describe un sinusoide, de

ocurrencia excepcional, solo tendría significado patológico si se presenta en

madres Rh negativas sensibilizadas.

El concepto de patrón "reactivo", viene definido por la presencia de al menos dos

aceleraciones de la FCF de 15 lpm y de 15 segundos de duración en relación a los

movimientos fetales, es considerado como un signo de bienestar fetal, haciéndose

extensivo este concepto a los fetos menores de 32 semanas quienes cumplan con

presentar al menos dos aceleraciones de 10 lpm durante 10 segundos. Así mismo, el

test “no reactivo” es aquel donde no se presentan aceleraciones de la FCF o son de

amplitud y duración inadecuadas; puede no haber movimientos fetales, o si los hay no

se asocian a elevaciones de la FCF.

Es importante tener en cuenta, en el análisis de los registros que la variabilidad de la

Frecuencia Cardíaca Fetal disminuye durante el reposo fisiológico del feto y se

confunde con los patrones patológicos. También las drogas depresoras del Sistema

26 Nervioso Central, administradas a la madre pueden producir disminución de la

variabilidad y reactividad fetales.

Existen muchos criterios de interpretación de un test como reactivo, todos ellos se

basan no obstante en la presencia de aceleraciones de la FCF en un período dado,

variando los distintos autores en el número de aceleraciones o el intervalo de

observaciones requerido. Algunos sugieren períodos de vigilancia de 10 minutos o

menos, pero estos test de muy corta duración comportan el inconveniente de un

porcentaje elevado de fasos positivos. Autores como Comino y López (2004), coinciden

en que deben presentarse como mínimo dos aceleraciones de la FCF, de 15 latidos

sobre la basal y de 15 segundos de duración en 20 minutos. Los ascensos deben

observarse en respuesta a los movimientos fetales como ya se ha planteado.

En la misma dirección, Cabero y cols. (2007), consideran que los parámetros de

medición experimentan cambios conforme progresa la edad gestacional, incluyendo la

frecuencia de los movimientos fetales, la actividad eléctrica del córtex cerebral fetal, la

FCF basal, el tipo y la frecuencia de la respuesta de la FCF a los movimientos fetales, y

finalmente el control neurohumoral del corazón fetal.

Para estos autores, la FCF basal experimenta cambios en el transcurso de la edad

gestacional, disminuyendo de forma significativa desde una FCF basal de 145 en la

semana 23-27 de gestación, a una FCF basal de 137 en la semana 32. Este descenso

fisiológico es con toda probabilidad, ocasionado por un aumento del tono parasimpático.

No obstante, tal disminución es discreta y se mueve en rangos de una frecuencia

normal. La observación de una taquicardia o una bradicardia tienen en el feto

pretérmino el mismo valor que en el feto a término.

Además, conforme aumenta la edad gestacional, se observa también una mayor

correspondencia entre movimiento fetal y ascensos de la FCF. Las características de

las modificaciones fetales varían también de acuerdo a la edad gestacional. Con

respecto a lo anterior, la modificación más frecuente en la 20-22 semanas de gestación

son sus discursos en respuesta a los movimientos fetales. EL 97.2% de las

27 modificaciones en fetos menores de 22 semanas consiste en descensos abruptos de

escasa duración (de unos 10 seg) de la Frecuencia Cardíaca Fetal hasta los 90 lpm.

Las desaceleraciones dejan de ser el tipo predominante de modificación de la

Frecuencia Cardíaca Fetal alrededor de la semana 30, en el que la mayoría de las

modificaciones consiste en ascensos de la Frecuencia Cardíaca Fetal.

Según Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), la premisa básica más importante de la

monitorización de la frecuencia cardiaca del feto: es que cuando la FCF es normal, en

apariencia, se puede asegurar con bastante fiabilidad que el feto está bien oxigenado,

pero cuando la FCF no es completamente normal puede ser el resultado de una hipoxia

o de otras variables que también pueden afectar a la frecuencia cardíaca fetal.

Es importante entonces, entender los mecanismos fisiológicos que controlan la

frecuencia cardíaca fetal, no sólo en la hipoxia y por si se está desarrollando una

acidosis metabólica, sino porque el patrón de la FCF puede aclarar el mecanismo de la

reducción de la oxigenación fetal. De esta manera, conociendo la causa de la hipoxia, el

tratamiento, cuando sea posible, podrá ir dirigido más específicamente a la causa.

Finalmente, la comprensión del mecanismo y progresión del patrón de la FCF puede,

con frecuencia, proporcionar la oportunidad de predecir cómo evolucionará en el tiempo

la oxigenación fetal.

En correspondencia a lo anterior, Gabbe, Neibyl y Simpson (2007) explican que en el

pasado, cuando la FCF era anormal y el clínico decidía que era necesaria una

intervención debido a la posible hipoxia fetal, se utilizaba el término distrés fetal. Con

mayor frecuencia de la esperada, tales intervenciones resultaban en el nacimiento de

un feto bien oxigenado, no acidótico y vigoroso. Así, más recientemente, siguiendo las

recomendaciones del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), la

terminología ha cambiado el término distrés fetal ha sido abandonado en favor del

término, estado fetal no tranquilizador.

En forma general, la frecuencia cardíaca fetal, tiene muchas características que

pueden utilizarse para su interpretación, incluyendo la frecuencia basal; la variabilidad

de la FCF latido a latido; las alteraciones transitorias por debajo de la frecuencia basal,

28 llamadas deceleraciones; y las alteraciones transitorias sobre la frecuencia basal,

llamadas aceleraciones. La frecuencia y variabilidad suelen denominarse como

características de la FCF basal, mientras que las deceleraciones y aceleraciones se

conocen como cambios periódicos, aspectos que serán descritos en detalle a

continuación.

2.4. Cambios de la Frecuencia Cardíaca Fetal Basal. De acuerdo con Martín y Valdés (2005), la frecuencia cardiaca basal es la registrada

antes del parto y la que se presenta entre contracciones. Esta disminuye en la medida

que el feto se acerca al término a razón de 1 lpm por semana a partir de la semana 16

de gestación, para situarse en el tercer trimestre entre 120 y 160 lpm.

En relación a sus valores, Gabbe, Niebyl y Simpson (2007) explican que la FCF

basal se sitúa, normalmente, entre 120 lpm y 160 lpm, siendo en la gestación muy

precoz (15 a 20 semanas) mucho mayor que en el feto a término. La disminución en la

frecuencia cardíaca representa una maduración del tono vagal del feto según progresa

la gestación. En la práctica clínica, se ha observado que al administrar atropina u otros

vagolíticos, la FCF retorna al valor basal más alto de 160 lpm.

Para estos autores, un patrón de FCF que sugería hipoxia fetal tradicionalmente se

llamaba sufrimiento pero, en la mayoría de los casos cuando se realizaba una cesárea

o fórceps por sufrimiento fetal, el feto nacía sin evidencia de hipoxia o acidosis

significativas. Esto ha conducido a la recomendación, de utilizar el término “estado fetal

no tranquilizador” como descripción más exacta de la indicación de tal intervención.

También es descriptiva del abordaje del manejo del feto con patrones preocupantes de

FCF; esto es, cuando el patrón es sugestivo de hipoxia y, por lo tanto, no tranquilizador,

se deben utilizar otros métodos de valoración cuando estén disponibles.

La intervención ideal en la hipoxia fetal es causa-específica, no invasiva y resuelve

permanentemente el problema. Aunque esto no siempre es posible, debe ser,

ciertamente, el objetivo. Obviamente, el primer paso para alcanzar esta meta es

29 reconocer la causa del trazado anormal de la FCF: el conocimiento completo de la

patofisiología de los cambios de la FCF, junto con una cuidadosa evaluación clínica de

la paciente y el conocimiento de las causas frecuentes de los cambios específicos de .a

FCF optimizarán las oportunidades para este objetivo. Además de los tipos de

intervención causa-específicos, prácticamente todos los casos de hipoxia se

beneficiarían, teóricamente, de intervenciones más genéricas que tengan el potencial

de maximizar el aporte de oxígeno y el intercambio placentario.

Con a las alteraciones en la FCF basal, Toresani (2008), considera que constituyen

una de las primeras manifestaciones clínicas del sufrimiento fetal. Si el grado de

severidad es importante puede generar secuelas invalidantes o muerte, ya sea

intraútero o en la etapa neonatal. Su diagnóstico clínico se traduce en modificaciones

de la frecuencia cardíaca fetal como la taquicardia (más de 160 latidos por minuto) y/o

ausencia de variabilidad y reactividad de dicha frecuencia. Las desaceleraciones tardías

(DIPS III) aparecen poscontracción y se deben a la acción directa de catabolitos ácidos

sobre el miocardio fetal.

A respecto, Ubeda (2001), considera que la incapacidad del feto para responder a

sus movimientos con una aceleración transitoria de la frecuencia cardíaca fetal,

constituye uno de los signos precoces de hipoxia. La línea de base puede

incrementarse inicialmente, pero cuando la hipoxia es severa el miocardio pierde

capacidad contráctil y se produce una bradicardia. La variabilidad a corto y a largo plazo

experimenta un incremento inicial ante la hipoxia leve. Sí esta es moderada o grave,

disminuye en primer lugar la variabilidad a corto plazo y posteriormente la variabilidad a

largo plazo.

Según Geijn (1997, citado por, Martín y col, 2005, p.432), entre los factores que

modifican la frecuencia cardíaca fetal basal se encuentran:

1. En caso de disminución de la FCF: Medicamentos, prematuridad, sueño fetal,

hipoxia crónica, daño cerebral, bradiarritmias, taquiarritmias, taquicardia con

desaceleración tardía y variable.

30

2. En caso de aumento de la FCF (patrón saltatorio): Medicamentos, aumento de la

actividad fetal, compresión del cordón, hipertonía uterina, embarazo

cronológicamente prolongado, aspiración de meconio, bradicardia basal posterior

o desaceleraciones variables.

En este orden de ideas, la taquicardia, bradicardia y variabilidad son alteraciones de

la frecuencia cardiaca basal monitorizadas durante el trabajo de parto para evaluar el

estado tranquilizador del feto, las cuales serán descritas detalladamente a continuación:

2.4.1. Taquicardia Tal como lo exponen Martín y Pagés (2005), la taquicardia fetal es moderada cuando

la línea basal se encuentra entre 161 y 180 lpm y es severa cuando es de 181 lpm o

más. Se ve con frecuencia en los casos de corioamnionitis, fiebre materna, movimientos

fetales, uso de agentes β-adrenérgicos, hipotiroidismo y ansiedad materna y no está

asociada a acidosis fetal mientras la variabilidad se encuentre normal.

De acuerdo con Gabbe, Niebyl y Simpson (2007) las frecuencias superiores a 160

lpm se conocen como taquicardia, que puede tener un gran significado clínico. Las dos

causas más comunes de taquicardia son la fiebre materna y los fármacos que, de forma

directa, la incrementan. La fiebre materna hace que aumente la temperatura fetal que

siempre es, aproximadamente 1 °C superior a la de la madre. Ante una fiebre materna,

todos los fetos mostrarán taquicardia. La FCF aumenta cerca de 10 lpm por cada 1 °C

de aumento en la temperatura materna. Dado que en los embarazos a término con

corioamnionitis sólo un 1 % a 2% de los fetos sufrirán sepsis, es improbable que la

taquicardia fetal indique una sepsis fetal, ya que probablemente esté causada por el

aumento de la tasa metabólica asociada con la elevación de la temperatura.

Dentro de los fármacos que elevan la frecuencia cardíaca fetal los autores antes

citados, incluyen dos categorías: Vagolíticos y Beta-simpaticomiméticos. Igualmente,

indican como causas menos comunes de taquicardia fetal, el hipertiroidismo, anemia,

fracaso cardíaco y taquiarritmias fetales. Si la hipoxia empeora y persiste, a menudo

31 aparece taquicardia; pero existen contracciones, la taquicardia no es la primera

respuesta fisiológica a la hipoxia y, en ausencia de deceleraciones en la paciente en

trabajo de parto, rara vez está originada por dicho evento.

Para Martín y col (2005), la taquicardia fetal es moderada cuando la línea basal se

encuentra entre 161 y 180 latidos por minuto y es severa cuando es de 181 o más. Se

ve con frecuencia en los casos de corioamnionitis, fiebre materna, movimientos fetales,

uso de agentes beta-adrenérgicos, hipotiroidismo y ansiedad materna, no estando

asociada a acidosis fetal mientras la variabilidad se encuentra normal.

En este mismo orden de ideas Gimeno y cols. (2009), consideran la taquicardia fetal

como una afección infrecuente (prevalencia aproximada de 1/10.000 embarazos), que

causa importante morbilidad y mortalidad fetal. El diagnóstico puede ser realizado

prenatalmente de forma casual, aunque la forma de presentación más frecuente es la

insuficiencia cardíaca y la hidropesía fetal. Con el fin de evitar sus complicaciones se

puede realizar el diagnóstico intrauterino mediante ecocardiografía fetal y administrar el

tratamiento adecuado vía transplacentaria.

2.4.2. Bradicardia. Para Gabbe, Niebyly Simpson (2007), una FCF inferior a 120 lpm es conocida como

bradicardia, Se debe distinguir entre una frecuencia basal inferior a 120 lpm y una

deceleración desde una frecuencia previamente normal. Una deceleración prolongada

no sólo es difícil de distinguir de un cambio en la línea basal, sino que también hay

desacuerdo sobre la terminología. Éste es un aspecto importante, dado que una

bradicardia basal suele ser inocua mientras que una deceleración prolongada menos de

120 lpm que dure más de 60 a 90 segundos, indica con frecuencia la presencia de una

hipoxia fetal.

Las bradicardias fetales auténticas son debidas a varias causas. En el rango de 90

lpm a 120 lpm, una bradicardia es comúnmente, una variante normal, y estos fetos

suelen ser bradicárdicos tras el nacimiento, pero por lo demás su oxigenación es

32 normal. La hipotermia materna puede causar bradicardia fetal, observada

frecuentemente en las pacientes tratadas con sulfato de magnesio (MgS04) cuando

presentan vasodilatación, o en las que se ha descrito hipoglicemia materna e

hipotermia.

Ampliando lo expuesto, Martín y Valdés (2007) la bradicardia ocurre cuando la FCF

basal permanece menor de 120 lpm durante 15 minutos o más. Sin embargo, una FCF

entre 100 y 119 lpm, en ausencia de otros cambios, no representa peligro y se puede

observar en fetos postmaduros en los que vienen en posición occipito-transversa y

occipito-posterior. Una bradicardia severa menor de 80 lpm durante más de tres

minutos es signo indiscutible de sufrimiento fetal y suele ir precedida por

desaceleraciones variables y pérdida de la variabilidad; aunque también se ha visto en

casos de bloqueos cardíacos congénitos por infecciones y otras cardiopatías,

enfermedad del colágeno e hipotermia materna.

Igualmente, los autores consideran que la bradicardia fetal prolongada se observa

en fetos con buena reserva metabólica, hacia el final de la primera fase y en la segunda

del trabajo de parto. Los episodios de bradicardia fetal prolongada suelen coincidir con

el tacto vaginal, la anestesia conductiva y paracervical, la hipotensión materna, el

prolapso del cordón, la ruptura uterina, el desprendimiento prematuro de placenta, la

hipoperfusión y la hipoxia materna. Si no se pueden corregir los factores etiológicos, se

debe atender el parto por vía vaginal de inmediato o preparar a la paciente para una

cesárea si no existe una tendencia a la resolución de la bradicardia en 10 minutos.

Al respecto, Cabaniss (1993, citado por Martín y col, 2005, p.500) considera que la

bradicardia fetal ocurre cuando la frecuencia cardíaca basal es menor a 120 latidos por

minuto durante 15 minutos o más. Una bradicardia severa menor de 80 latidos por

minuto durante más de tres minutos es signo indiscutible de sufrimiento fetal y suele ir

precedida por desaceleraciones variables y pérdida de la variabilidad.

Los episodios de bradicardia fetal prolongada suelen coincidir con el tacto vaginal, la

anestesia paraconductiva y paracervical, la hipotensión materna, el prolapso del cordón,

la ruptura uterina, desprendimiento prematuro de la placenta, hipoperfusión y la hipoxia

33 materna. Si no se pueden corregir los factores etiológicos, se debe atender el parto por

vía vaginal de inmediato o preparar a la paciente para una cesárea, si no existe una

tendencia a la resolución de la bradicardia en 10 minutos.

Finalmente, cuando una paciente es ingresada con una bradicardia basal, se debe

considerar que se esté registrando la frecuencia cardíaca materna en un caso de un

feto muerto (tanto con la monitorización interna como externa). La ecografía en tiempo

real puede utilizarse para comprobar que la bradicardia es de origen fetal.

2.4.3. Variabilidad. Las diferencias en frecuencia de latido a latido cardiaco se registran como

“variabilidad”, reflejadas visualmente como una línea que fluctúa por encima y por

debajo de la basal. Esta variabilidad de acuerdo con Gabbe, Niebyl y Simpson (2007)

es un reflejo de la neuromodulación de la FCF por un sistema nervioso central (SNC)

intacto y activo, así como también refleja la respuesta cardíaca normal.

Generalmente, según estos últimos autores, la variabilidad de la FCF se describe en

dos componentes: a corto plazo y a largo plazo. La variabilidad a corto plazo es la

irregularidad latido a latido, causada por la diferencia en frecuencia entre los sucesivos

latidos de la FCF. Su origen está en los efectos contrapuestos de acelerar y frenar de la

inervación simpática y parasimpática, pero el nervio vago tiene el papel dominante

sobre la variabilidad. Mientras que, relacionan la variabilidad a largo plazo, con el

aspecto ondulante del trazado de la FCF, que se suele ver formando de tres a cinco

ciclos por minuto. En diversos textos se ha realizado un considerable esfuerzo en

distinguir entre el significado de la variabilidad a corto y a largo plazo, pero en general

se observa que aumentan o disminuyen juntas.

Según Marín y Pagés (2005), la variabilidad a corto plazo se superpone a la de largo

plazo y su interpretación adecuada es difícil a simple vista. Por tanto, la variabilidad a

largo plazo es la que tiene aplicación clínica y es el reflejo de la acción conjunta del

simpático, que incrementa la frecuencia cardíaca, y del parasimpático, que la retorna a

34 su nivel basal. Se considera que la variabilidad es normal si la amplitud en torno a la

línea basal se encuentra entre 5 y 25 latidos, aunque otros autores aceptan como

normales límites de 5 a 15 latidos por minuto (lpm). La frecuencia de las variaciones a

largo plazo (oscilaciones) suele ser de 2 a 6 ciclos/min

Esta característica de la frecuencia basal fetal, puede ser uno de los parámetros

únicos más útiles para determinar la severidad de la hipoxia fetal si es interpretada

correctamente. La forma más simple de describir la causa de las alteraciones en la

variabilidad de la FCF, especialmente las reducciones, es decir que este parámetro

refleja la actividad del cerebro fetal. Cuando el feto está alerta y activo la variabilidad de

la FCF es normal o aumentada. Ahora, cuando está afectado, debido a cualquier causa,

la variabilidad está reducida. Dado que la hipoxia severa, especialmente cuando

alcanza el nivel de acidosis metabólica, siempre deprime el SNC, la variabilidad normal

indica con fiabilidad la ausencia de hipoxia y acidosis severas. En forma general el autor

señala las siguientes causas potenciales de la variabilidad de la FCF:

a) Depresión debida a hipoxia y acidosis.

b) Anomalías Fetales, especialmente del Sistema Nervioso Central.

c) Bloqueo Cardíaco Fetal.

d) Taquicardia

e) Prematuridad Externa

f) Lesiones Neurológicas Previas

g) Ciclos de Sueño Fetal

h) Fármacos como: Narcóticos, barbitúricos, tranquilizantes, fenotiazinas, anestesia

general, entre otros.

Desafortunadamente, la aseveración inversa no es cierta, pues existen muchas

causas que pueden deprimir e SNC; de esta manera, la disminución de la variabilidad

es un hallazgo muy inespecífico, y debe ser interpretada en el contexto de otros

indicadores de hipoxia o de otras causas de disminución de la misma. En general, todo

factor que se asocie con una función cerebral disminuida o deprimida disminuirá la

35 variabilidad; incluyendo el sueño fetal, fármacos, especialmente los depresores del SNC

y lesiones previas que hayan dañado el cerebro fetal.

Un problema de la variabilidad reside en su falta de especificidad y en que su

interpretación es bastante subjetiva. La variabilidad suele describirse cuantitativamente

como normal, incrementada, reducida o ausente, describiéndose como sigue: Ausente:

amplitud indetectable, Mínima: amplitud > indetectable y < 5 lpm, Moderada: amplitud 6

lpm a 25 lpm y Marcada: >25 lpm.

Los expertos en la interpretación de los trazados a menudo están en desacuerdo en

la cuantificación de la variabilidad, incluso utilizando estas cuatro categorías. El intento

de categorizar aún más la variabilidad conlleva mayor potencial de desacuerdo y en

apariencia sugiere un escaso valor predictivo. En esta sentido, Martín y Pagés (2005) indican que la variabilidad se debe valorar

como un parámetro del ritmo cardíaco fetal e interpretarse en conjunto con la FCF basal

y la periódica. Los factores que deprimen la función cerebral o la contractilidad

miocárdica fetal suprimen la variabilidad de la FCF, por lo que una frecuencia basal

plana (variabilidad de 0 a 2 lpm) representa uno de los patrones más ominosos de

muerte fetal por hipoxia y acidosis prolongada.

Para los autores, la respuesta inicial a la hipoxia fetal es la de un incremento de la

variabilidad (patrón saltatorio), si esta persiste ocurre una pérdida de la misma y,

cuando se acompaña de patrones de desaceleraciones variables o tardías, existe un

alto riesgo de que se produzca hipoxia fetal, acidosis y puntuaciones bajas de Apgar a

los cinco minutos.

2.4.5. Cambios Periódicos de la Frecuencia Cardíaca Fetal. Los cambios periódicos de la FCF incluyen según Gabbe, Niebyly Simpson (2007)

las deceleraciones y aceleraciones, que son cambios transitorios de la frecuencia basal

relativamente cortos con retorno a la FCF basal. En el trabajo de parto suelen ser

36 consecuencia de las contracciones, pero también pueden aparecer con los movimientos

fetales.

Asimismo, para Martín y Pagés (2005) representan los cambios de la FCF con

relación a la línea basal que se suceden durante las contracciones y los movimientos

fetales, siendo los más importantes para el diagnóstico de sufrimiento fetal. Las

aceleraciones se refieren al incremento de la FCF que ocurre por arriba de la línea

basal y las desaceleraciones al descenso de la FCF por debajo de la línea basal. El

sistema más utilizado se basa en el tiempo en que ocurre la desaceleración en relación

con la contracción y puede ser precoz, tardía y variable.

Ampliando lo expuesto, para Martínez (2008), los cambios periódicos y no periódicos

de la frecuencia cardíaca fetal son modificaciones relativamente bruscas de la

frecuencia cardíaca de la línea de base. Es evidente, que las modificaciones consisten

en aumento o disminución de la frecuencia cardíaca fetal, constituyendo ascensos o

desaceleraciones, respectivamente. Estos cambios, se consideran periódicos cuando

ocurren con las contracciones uterinas y no periódicos cuando ocurre fuera del ritmo de

la contracción.

2.4.5.1. Desaceleraciones Existen cuatro tipos principales de deceleraciones: precoces, tardías, variables y

prolongadas. Se nombran según el momento de su aparición, relación con las

contracciones, duración y forma, siendo la distinción importante, pues puede describir la

causa de las deceleraciones.

2.4.5.2. Desaceleraciones Precoces. Las deceleraciones precoces o DIPS I, según lo planteado por Gabbe, Niebyl y

Simpson (2007) son poco profundas, simétricas y uniformes, con un inicio y retorno

graduales, adoptando una forma de U. Comienzan de forma precoz, con la contracción,

y tienen su punto más bajo coincidente con el pico de la contracción, retornando a la

37 basal en el momento descienden más de 30 lpm a 40 lpm por debajo de la frecuencia

basal.

Asimismo, los autores explican que se piensa estén causadas por compresión de la

cabeza fetal por el cuello uterino según sobrepasa la fontanela anterior del cráneo. Esto

produce una alteración del flujo sanguíneo cerebral, precipitando un reflejo vagal con la

consecuente disminución de la FCF. Una compresión más inespecífica de la cabeza

puede desembocar en deceleraciones que son indistinguibles de las deceleraciones

variables; debido a que tienen la misma causa estas últimas a menudo son deno-

minadas deceleraciones precoces, pero por definición no lo son.

Dado que es el cérvix el que ejerce la presión, estas deceleraciones se observan

con frecuencia entre los 4 cm y 6 cm de dilatación. Éstas no indican presencia de

hipoxia fetal, y sólo son significativas en el sentido de que pueden ser confundidas con

las deceleraciones tardías debido a su forma y profundidad similar. Son las más raras

de todas la deceleraciones, apareciendo en el 5% al 10% de los fetos en trabajo de

parto.

2.4.5.3. Desaceleraciones Tardías. En cuanto a las desaceleraciones tardías, Martín y Pagés (2005), las consideran

como es la disminución de la FCF que comienza generalmente en el pico de máxima

intensidad de la contracción y que retorna a valores normales luego de finalizada la

misma Suele ser de larga duración y con descensos de la frecuencia generalmente

marcados, aunque existen variaciones en cuanto a la intensidad de los cambios

dependientes del grado de hipoxia.

En estos casos, los autores explican que el sufrimiento fetal se produce porque las

contracciones uterinas hacen que disminuya el flujo sanguíneo a través del espacio

intervelloso con lo que se disminuye el transporte de oxígeno al feto. Si las

contracciones son frecuentes (polisistolia o hipertonía), la hipoxia es mayor y la FCF

38 puede que no retorne a valores normales antes del comienzo de la siguiente

contracción por lo que el feto se torna acidótico y debe extraerse de inmediato

De acuerdo con Gabbie, Niebyl y Simpson (2007), las desaceleraciones tardías

tienen una forma similar a las precoces. También tienen un inicio y retorno graduales,

forma de U, generalmente, no descienden por debajo de la línea basal más de 30 lpm a

40 lpm, aunque existen excepciones. No obstante, en contraste con las deceleraciones

precoces, están retrasadas en el tiempo respecto a las contracciones. Suelen comenzar

unos 30 segundos después del inicio de la contracción, o incluso tras el pico de ésta. Su

punto más bajo aparece después del pico de la contracción, pudiendo estar la

variabilidad de la FCF sin cambios, o incluso incrementada, durante las deceleraciones.

La fisiología de las deceleraciones tardías es bastante compleja, pero su

comprensión ayuda a la interpretación y manejo de estos importantes cambios de la

FCF. Con frecuencia están causadas por insuficiencia uteroplacentaria, lo que implica

que la perfusión a este nivel se ve temporalmente interrumpida durante el pico de las

contracciones. El feto normal que no se verá hipóxico con esta interrupción temporal,

pero puede llegar a serlo, si existe una insuficiente perfusión y/o intercambio de oxigene

en otros momentos.

Según Martínez (2008) la aparición de desaceleraciones tardías o DIPS II en

relación con las contracciones precede a la desaparición de las aceleraciones

transitorias. Pueden registrarse además patrones desacelerativos de tipo variable que

dependen únicamente de una respuesta vagal, o que produzcan ante una hipoxemia

mantenida por depresión directa de la contractilidad miocárdica a través de los

quimioreceptores.

Finalmente, Gabbie, Niebyl y Sompson (2007) plantean que en realidad cualquier

compromiso en la cesión, intercambio o captación de oxígeno por el feto puede resultar

en deceleraciones tardías si la agresión es suficiente. Las causas de las

desaceleraciones tardías son todos los factores que puedan alterar la cesión,

intercambio o captación de oxigeno en la interfaz feto-materna al interior de la placenta

39 2.4.5.4. Desaceleraciones Variables. El tipo más común de deceleraciones observado en las pacientes en trabajo de parto

según Gabbie, Niebyl y Simpson (2007) son las deceleraciones variables. Consideradas

en general, como sinónimo de compresión del cordón umbilical, y todo aquello que haga

interrumpir el flujo dentro del cordón resultará en una deceleración variable. La

deceleración variable es el parrón más difícil de describir verbalmente, pero el más fácil

de reconocer visualmente.

Para los autores antes mencionados, en primer lugar, la palabra variable es la mejor

para describir este tipo de deceleraciones, que son cambiantes de todas las formas:

tamaño, forma, profundidad, duración y momento de aparición en relación a la

contracción. Su inicio suele ser abrupto, y el retorno suele ser, igual en la mayor parte

de las situaciones. Su profundidad y duración son proporcionales a la severidad y

duración de la interrupción del flujo sanguíneo en el cordón. Las deceleraciones

variables suelen asociarse a aceleraciones que preceden, de forma inmediata, al inicio

de la deceleración y que rápidamente retornan al nivel de la línea basal. De forma

estandarizada, la duración de una deceleración variable debe limitarse a dos minutos,

cuando son de duración superior, deben denominarse desaceleraciones prolongadas.

Las deceleraciones variables están causadas inicialmente, por un reflejo en

respuesta a los cambios en presión, y no a la hipoxia. Así, las deceleraciones variables

incluso las profundas y prolongadas, pueden observarse en fetos sin cambios en la

saturación de oxígeno. Por tanto, se observan en la gran mayoría de los partos, y con

una gran frecuencia aparecen sin que exista hipoxemia fetal. Es obvio que es preciso

disponer criterios adicionales para distinguir las deceleraciones variables benignas no

asociadas con hipoxia de las asociadas con hipoxia. Autores como Kubli y cols. (1990),

clasificaron la gravedad de las desaceleraciones variables en tres categorías:

1. Leve: Cuando tiene una duración menor a 30 segundos independientemente de

su profundidad, o cuando ocurre una desaceleración inferior a 80Ipm,

independientemente de su duración.

40

2. Moderada: Deceleración de menor a 80 lpm

3. Severa: Deceleración de menor a 7o lpm, durante >60 segundos

Además estos autores explican que es común encontrar desaceleraciones variables

en la segunda fase del trabajo de parto. Pueden aparecer por primera vez en esta etapa

o representar un incremento en la gravedad, la duración o ambas de las

desaceleraciones notadas previamente. La causa más probable es el descenso del feto

que aumenta la compresión del cordón; no obstante, los cambios en las fuerzas

dirigidas contra el feto hacia el final del descenso, la disminución del volumen del líquido

amniótico, la disminución de la perfusión útero-placentaria y la compresión de la

cabeza, también son factores causales. Si las desaceleraciones variables persisten

durante la segunda etapa, el feto puede verse afectado y desarrollar acidosis.

Autores como Martínez (2008), explican que dentro de las irregularidades

dependientes o producidas por las contracciones uterinas (DIPS) causantes de

sufrimiento fetal se encuentran los DIPS III variables, con comportamientos en la

frecuencia variables en cuanto amplitud, duración frente a contracción de similar

intensidad y duración, no guardan proporcionalidad con la contracción que la origina.

Suele deberse a oclusiones funiculares, si la oclusión es breve (30 a 40 segundos), hay

estimulación refleja del vago. Si es mayor de 40 segundos, hay hipoxia e indica signo

de sufrimiento fetal.

Ampliando lo antes expuesto, para Martín y Pagés (2005), la causa más importante

de las desaceleraciones variables es, la compresión del cordón y, dependiendo de la

intensidad y de la frecuencia de los cambios. La compresión ocluye el flujo a través de

los vasos umbilicales y elimina la circulación en el lecho vascular placentario de baja

resistencia, que representa cerca del 40% del gasto cardíaco fetal.

Esto ocasiona una elevación súbita de la resistencia vascular fetal, con elevación de

la presión sanguínea que estimula los baro-receptores aórticos y carotídeos que hacen

que la frecuencia cardíaca disminuya, dando origen a la bradicardia fetal. Si la duración

y gravedad de las compresiones del cordón no se prolongan, el feto tolera este breve

41 episodio de asfixia en forma adecuada porque los intervalos de relajación uterina, con

restitución del flujo sanguíneo útero-placentario, permiten que los niveles de oxígeno

vuelvan a ser adecuados y se elimine el CO2.

Durante este período puede haber una taquicardia fetal reactiva hasta lograr la

homeostasis. Los episodios repetitivos de compresión del cordón dan origen a hipoxia

progresiva e hipercapnia, que ocasionan acidosis respiratoria grave y, de persistir la

compresión, acidosis metabólica. En los casos con alteraciones adicionales del

intercambio placentario, como ocurre en la restricción del crecimiento intrauterino, la

acidosis se desarrolla con más rapidez.

Por otra parte, los autores antes mencionados explican que la aparición de

desaceleraciones variables por compresión del cordón se ve con frecuencia en

pacientes con oligoamnios y pueden desaparecer cuando el líquido amniótico es

restaurado a través de la amnioinfusión, para mejorar el bienestar fetal en pacientes con

desaceleraciones variables por compresión del cordón con o sin oligoamnios, además

que disminuye las complicaciones respiratorias neonatales en aquellos casos con

líquido meconial espeso.

2.4.5.5. Deceleraciones Prolongadas. De acuerdo con Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), las deceleraciones prolongadas

son deceleraciones aisladas que duran de 90 a 120 segundos o más. Se definen como

aquellas que duran de 2 a 10 minutos, y que más allá de 10 minutos sean consideradas

como un cambio en la línea basal. Mientras que su propósito era dar lugar a

definiciones uniformes, se piensa que la patofisiología de la deceleración, o de la súbita

caída de la FCF, es el resultado de algunos estímulos aferentes adversos que, si son

mantenidos, darán lugar a una disminución prolongada de la FCF. No se trata

realmente de un cambio de la línea basal, pues la FCF volverá a su situación basal una

vez que el estímulo sea retirado.

42 Igualmente, para estos autores las deceleraciones prolongadas pueden estar

causadas por cualquiera de los mecanismos previamente descritos que, por lo general,

son de una naturaleza más profunda y mantenida. La compresión prolongada del

cordón, la insuficiencia placentaria profunda o, posiblemente, incluso la compresión

mantenida de la cabeza, pueden conducir a deceleraciones prolongadas.

Al respecto, Valdés (2003) explica que las desaceleraciones prolongadas están

correlacionadas la presencia de hipoxia y su severidad con las siguientes

características de las deceleraciones prolongadas: la duración y profundidad de la

deceleración, cómo retornan a la basal, cuanta variabilidad se pierde durante la

deceleración, si existe una taquicardia de rebote o pérdida de variabilidad tras la decele-

ración.

Para Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), los ejemplos de estímulos más profundos que

pueden resultar en este tipo de deceleración, incluyen el prolapso de cordón umbilical u

otras formas de compresión del cordón, hiperestimulación uterina prolongada, grados

severos de abruptio placentae, anestesia paracervical, convulsiones eclámpticas y

descenso rápido a través del canal del parto. Ocasionalmente, estímulos menos

severos como la exploración de la cabeza fetal, maniobras de Valsalva o aplicación de

un electrodo en el cuero cabelludo pueden causarlas de forma leve.

2.4.6. Aceleraciones. Las aceleraciones de acuerdo con Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), son cambios

periódicos de la FCF por encima de la basal. Suelen tener una corta duración, no mayor

de 30 a 90 segundos, pero en fetos inusualmente activos pueden durar hasta 30

minutos o más. Sin embargo, las aceleraciones de más de 10 minutos han de ser

nominadas como cambios en la línea basal.

Cuando las aceleraciones son sostenidas, se asocian con los movimientos activos

del feto, y cuando éste se queda quieto la FCF retorna a la basal. Es importante no

confundir esta aceleración con un cambio en la basal, pues las aceleraciones

43 sostenidas, consistentes con un feto bien oxigenado y vigoroso, pueden confundirse

visualmente con la taquicardia fetal, y el retorno a la FCF basal con las deceleraciones.

En cuanto a la presencia de aceleraciones Comino y López (2004) coinciden en

afirmar que tiene prácticamente, el mismo significado que la variabilidad normal de la

FCF, pero la ausencia de aceleraciones sólo significa que el niño no se está moviendo

dado que las aceleraciones se pueden cuantificar en latidos por minuto, por encima de

la basal y en cuanto a su duración, su presencia es menos subjetiva, que la

cuantificación de la variabilidad de la FCF.

2.5. Evolución de los Patrones de la Frecuencia Cardíaca Fetal. Para autores como Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), una de las fuentes de mayor

confusión con respecto a la interpretación y manejo del patrón de la FCF es que tiene

muy poca especificidad en términos de predecir la hipoxia fetal, acidosis, depresión

neonatal o necesidad de reanimación. Cuando los patrones son normales o

tranquilizadores casi siempre existe una oxigenación normal y nace un niño vigoroso,

con un valor normal de pH y de puntuación de Apgar. No obstante, cuando el patrón es

no tranquilizador, el niño está con más frecuencia normal que deprimido o acidótico.

En relación a la interpretación del patrón de FCF, los autores anteriores opinan que

los investigadores han tratado de correlacionar hallazgos específicos de la FCF, sin

tomar en consideración la evolución esperada de los trazados de la FCF. Por ejemplo,

si se intenta correlacionar la variabilidad con la acidosis o la depresión, la variabilidad

normal se correlacionará bien con un pH y Apgar normales. No obstante, en un feto con

deceleraciones tardías persistentes que pierde la variabilidad, la correlación con la

acidosis y depresión mejorará sustancialmente, debido a que hay evidencia de que la

hipoxia conduce a la acidosis.

Este es un concepto de suma importancia en la comprensión de la monitorización de

la FCF. Las deceleraciones son los indicadores de hipoxia. Si la hipoxia es la causa de

la reducida variabilidad, entonces las deceleraciones indicativas de hipoxia deben

44 preceder al desarrollo de taquicardia, pérdida de variabilidad y/o desaparición de las

aceleraciones. Además, la duración y apariencia de las deceleraciones deben ser de la

suficiente magnitud pata sugerir el desarrollo de una depresión del SNC.

Basado en el comportamiento de los patrones normales y anormales de la

frecuencia cardiaca fetal, Valdés (2003) clasifica dicho comportamiento en normal,

sospechoso y patológico, integrando los valores basales y las alteraciones presentes en

cada caso, información que se presenta detalladamente en la tabla 1.

Cuadro Nº 1

PATRONES DE INTERPRETACION DEL MONITOREO DE LA FRECUENCIA CARDÍACA FETAL

Patrón normal Frecuencia cardíaca fetal basal (FCFB): 110-160 Variabilidad moderada: 5-25 lpm Aceleraciones presentes

Patrón sospechoso

FCFB: Taquicardia 160-170 lpm o bradicardia 100-110 lpm Variabilidad mínima (5 lpm) o marcada (>25 lpm) por + de 40 min Desaceleraciones variables simples* persistentes o complicadas** aisladas. Desaceleraciones tardías en <50% contracciones (30 min)

Patrón patológico FCFB: Taquicardia >170 lpm o bradicardia <100 lpm Variabilidad indetectable (<5 lpm) por más de 40 min. Desaceleraciones variables complicadas repetidas; especialmente con variabilidad mínima y/o alza compensatoria. Desaceleraciones tardías en >50% contracciones, especialmente con variabilidad mínima y/o alza compensatoria Registro sinusoidal: onda de 3-5 ciclos/min, con amplitud de 10 latidos sobre y bajo la línea de base, por más de 10 min.

Fuente: Valdez (2003) * Desaceleraciones variables que presentan una amplitud menor de 60 lpm y/o una duración menor de 30 seg y/o retornan a la basal en menos de 30 segundos. ** Desaceleraciones variables que presentan una amplitud ³60 lpm desde la línea de base y/o que llegan a 70 lpm o menos y/o que tienen una duración ³30 seg o se recuperan en más de 30 segundos.

Para el autor, ante registros sospechosos o anormales es recomendable obtener

información adicional sobre los gases en sangre fetal por medio del muestreo del cuero

cabelludo o la utilización de oximetría de pulso, como una manera de afinar el

diagnóstico de sufrimiento fetal agudo, lo que ciertamente presta ayuda para disminuir

la indicación de operación cesárea, índice que en algunos estudios está aumentado con

la sólo utilización del registro externo.

45 Como reflexión final Gabbe, Neibyl y Simpson (2007) consideran la monitorización

electrónica de la FCF como un método diagnostico, pronóstico y de seguimiento del

bienestar fetal, introducido con la esperanza de que reduciría o eliminaría las

devastadoras consecuencias de la asfixia. El entusiasmo por esta nueva tecnología,

estableció el papel de la monitorización continua durante el trabajo de parto y parto

antes de que los estudios mostraran su fiabilidad.

Por otra parte, los autores señalan que en los niños a término con asfixia también ha

mejorado la supervivencia, permitiendo sobrevivir a los niños con lesiones cerebrales.

Además, el monitoreo de la FCF tiene otros beneficios potenciales, que incluyen la

capacidad identificar el riesgo a la hipoxia; valorar con exactitud las contracciones

uterinas de forma que se puede detectar el progreso del trabajo de parto, así como

registrar los efectos de las contracciones sobre la oxigenación fetal. El monitor es, en

último término, como todos los otros monitores empleados en situaciones de vigilancia

intensiva, un dispositivo que permite al personal sanitario desarrollar otras tareas

simultáneamente.

Sin embargo, Valdés (2003) atribuye algunas desventajas al seguimiento electrónico

de la FCF, no obstante durante el período en que se ha hecho popular ha habido un

incremento en la tasa de cesáreas. Ciertamente, no todo este aumento ha sido causado

por el uso de este método, pues se han producido otros muchos cambios en la práctica

obstétrica; pero, en casi todos los ensayos aleatorios, se ha relacionado la

interpretación a priori de los cambios en la FCF con el aumento en la tasa de cesáreas

en relación a la auscultación intermitente sin que, paralelamente, mejore el pronóstico.

Tal como lo exponen Gabbe, Neibyl y Simpson (2007), existe un deseo de que

nazcan los niños antes de que una hipoxia significativa tenga el potencial de provocar

cualquier lesión sobre ellos, y los cambios no específicos de la FCF no hacen sino

alimentar esta preocupación, lo que se encuadra en el ambiente actual del excesivo

intervencionismo. En realidad, la acidosis metabólica sólo aparece en el 2% de todos

los partos e incluso permitiendo una considerable cantidad de intervenciones precoces,

las tasas de cesáreas no deberían sobrepasar el 4% al 5% por este motivo.

46 Desgraciadamente, son frecuentes tasas del 10% con motivo de trazados no

tranquilizadores. Así, son necesarias modalidades de evaluación de la hipoxia y

acidosis en el feto mejores y más específicas.

2.6. Sufrimiento Fetal Anteparto. Tomando en cuenta la opinión de Espinoza (2006), no existe un consenso respecto

a una definición precisa de sufrimiento fetal. Se acepta generalmente que es sinónimo

de hipoxia fetal, condición asociada a una gran variedad de complicaciones obstétricas

que afectan los procesos normales de intercambio entre madre y feto.

Así mismo, para Morales (2003), el sufrimiento fetal es un síndrome caracterizado

por la alteración del medio interno del feto donde existe una disminución del aporte de

oxigeno, asociado a una retención de anhídrido carbónico en el mismo. Si las

modificaciones son intensas o prolongadas puede producirse la muerte fetal intraútero o

puede obtenerse un recién nacido con depresión respiratoria. Además, puede

producirse por diversos mecanismos que alteran el intercambio de sangre entre la

madre y el feto, entre los cuales se destaca: Reducción del flujo sanguíneo a la

placenta, alteraciones de la membrana placentaria, disminución del flujo sanguíneo por

el cordón umbilical.

Plantea el autor últimamente mencionado que las manifestaciones clínicas más

importantes del sufrimiento fetal son las que pueden obtenerse de la auscultación o

monitoreo electrónico de los latidos cardíacos del feto (bradicardia, taquicardia,

irregularidades en la frecuencia y variabilidad de dichos latidos); el hallazgo de meconio

en el líquido amniótico, Apgar bajo al nacer (menos de 7 puntos.), y como prueba de

laboratorio: la valoración del pH sanguíneo y del cuero cabelludo.

Para Martín y Pagés (2005), el término sufrimiento fetal se usa con frecuencia y sin

restricciones en la práctica obstétrica. Se ha definido como un estado en el cual la

fisiología del feto de halla tan alterada que es probable su muerte o la aparición de

lesiones permanentes en un lapso relativamente breve. Aunque se diagnóstica

47 mediante la detección de las alteraciones de la frecuencia cardíaca fetal y del equilibrio

ácido base, existen una serie de datos clínicos que hacen sospechar su desarrollo.

Ciertos procesos patológicos como: enfermedad hipertensiva del embarazo, diabetes,

restricción del crecimiento intrauterino, entre otros, tienden a cursar con insuficiencia

placentaria y otros como: presentaciones viciosas, estrechez pélvica, se pueden

acompañar de accidentes del cordón.

Además de lo anterior, para los autores se debe sospechar de la pérdida del

bienestar fetal durante el trabajo de parto, al encontrar las siguientes características en

los patrones de la FCF: Disminución marcada de la variabilidad latido a latido,

desviaciones de la FCF de la línea basal como desaceleraciones tardías y patrones

sinusoidales. Ahora por lo general, estos patrones anormales carecen de especificidad

diagnóstica porque la pérdida del bienestar fetal se confirma sólo en el 50% de los

casos.

El término sufrimiento fetal agudo (SFA) se usa con frecuencia y sin restricciones

en la práctica obstétrica, definiéndose según Valdés (2003) como "un estado en que la

fisiología fetal se halla tan alterada que es probable su muerte o la aparición de lesiones

permanentes en un período de tiempo relativamente breve". El sufrimiento fetal agudo

debe diferenciarse de la respuesta de estrés reactiva frente a los fenómenos del parto,

en este último los mecanismos de respuesta fetal le permiten al producto adaptarse a

situaciones estresantes evitando con ello la aparición de lesiones permanentes. Por lo

tanto, la interpretación del monitoreo electrónico de la frecuencia fetal toma crucial

importancia ya que su adecuada lectura podrá diferenciar entre sufrimiento fetal agudo

y estrés fetal, diferencia que algunas veces sólo se logra en forma retrospectiva.

De igual manera, Espinoza (2006), considera los siguientes tipos de sufrimiento fetal:

uno crónico, que afecta al feto durante su gestación y el otro agudo, que aparece como

un accidente durante el período de dilatación o expulsivo. Ambos pueden ser

independientes o estar interrelacionados, siendo frecuente que este último se instale en

un feto crónicamente dañado durante el embarazo. En el fondo, ambos tipos

representan condición deficitaria del feto, durante su vida intrauterina, ya sea a lo largo

de su crecimiento y desarrollo o durante el trabajo de parto.

48 Entre las causas del sufrimiento fetal según el autor antes mencionado se puede

mencionar:

1. Relativas al feto: Prematurez, malformaciones congénitas.

2. A la madre: Toxemia, diabetes, infección, trabajo de parto anormal, hipotensión.

3. A la placenta: Placenta previa, desprendimiento normo placentario.

4. Al cordón umbilical: Prolapso del cordón.

Para González (2007), el sufrimiento fetal no es más que la asfixia fetal progresiva,

que, si no es corregida o evitada, provocará una descompensación de la respuesta

fisiológica, con perturbación metabólica compleja debida a la disminución del

intercambio de oxigeno feto-materno desencadenando un daño permanente del

Sistema Nervioso Central, falla de muchos órganos y muerte.

Las causas de déficit de oxígeno son secundarias principalmente a insuficiencia

útero-placentaria, compresión del cordón umbilical y complicaciones fetales (sepsis o

hemorragias), trayendo como consecuencia no solo la disminución del aporte de

oxigeno, sino también la disminución del aporte glucosa y una mayor retención del CO2.

En este sentido, Gabbe, Niebyl y Simpson (2007) establecen que los niveles de déficit

de oxígeno pueden definirse del modo siguiente:

1. Hipoxemia: definida por la disminución de la presión parcial de oxígeno (pO2).

2. Hipoxia: indica que un órgano no recibe la suficiente cantidad de oxígeno

necesaria para satisfacer sus necesidades metabólicas.

3. Anoxia: término reservado para la falta total de oxígeno.

4. Asfixia: secundaria a una hipoxia intensa y/o de larga duración, que ha

provocado una acidosis con trastorno funcional del órgano involucrado.

En relación a este último aspecto, la Academia Americana de Pediatría en conjunto

con el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología establecieron que el diagnóstico

de asfixia perinatal requiere: marcada acidemia metabólica o mixta en arteria umbilical

49 (pH menor de 7,0), persistencia de puntaje de Apgar menor de 3 más allá de los 5

minutos, secuelas neurológicas neonatales (convulsiones, coma, hipotonía), y

disfunción multisistémica (cardiovascular, gastrointestinal, hematológico, renal,

respiratorio).

En relación a la puntuación Apgar, Gabbe, Niebyl y Simpson (2007) explican que fue

introducida originalmente, como herramienta para guiar la necesidad de reanimación

neonatal. Por consiguiente este método de valoración fetal pasó a ser utilizado

rutinariamente en todos los partos. A pesar de ello, se ha esperado que la puntuación

de Apgar prediga más de para lo que fue originalmente diseñada; así, tales expectativas

han incluido la evaluación del estado ácido-base al nacimiento (esto es, la presencia o

ausencia de asfixia perinatal) e, incluso, la predicción del pronóstico a largo plazo.

En situaciones en que el patrón de FCF ha sido no tranquilizador, habiéndose

utilizado otros medios de evaluación de la oxigenación fetal o del estado ácido-base, o

en casos en los que el feto está inesperadamente deprimido, es importante evaluar

específicamente los parámetros del Apgar tras el nacimiento, determinando también los

gases en sangre de cordón umbilical

De acuerdo con Valdés (2007), los fenómenos finales que ocurren durante la

asfixia y acidosis consisten en hipotensión e insuficiencia cardíaca (claudicación

miocárdica) que trae consigo un claro descenso del gasto cardíaco con la consecuente

disminución de la perfusión a órganos vitales. Es así que el flujo sanguíneo cerebral,

que inicialmente se mantiene e incluso mejora, pero finalmente se ve afectado y se

extingue. El daño celular ocurrido sobre el sistema nervioso central fetal, se lleva a cabo

mediante el llamado efecto del edema citotóxico con la consecuente muerte celular; por

el acumulo de anhídrido carbónico, lactato de la glucólisis anaerobia y por la

abundancia de los radicales libres daña la permeabilidad de la membrana celular.

Para el autor, el problema del sufrimiento fetal, requiere de la detección temprana de

los factores de riesgo ya mencionados; la adecuada atención del preparto y parto; de la

participación de recursos humanos altamente calificados; la disposición de los recursos

financieros necesarios para fortalecer y desarrollar los servicios sanitarios, pudiéndose

50 hacer frente, a esta situación que afecta la salud de uno de los grupos más lábiles de la

población

2.7. Morbilidad Materna. Según Tosta y col (2006), la Organización Mundial de la Salud (OMS), plantea que

aproximadamente el 15 % de las embarazadas pueden experimentar un alto riesgo de

complicaciones del embarazo o del parto, y estas pueden ser lo suficientemente graves

como para requerir atención obstétrica en alguna unidad de salud.

En este sentido, para Álvarez (2005) las pacientes embarazadas enfermas

representan un reto para cualquier equipo de salud debido a diferentes cambios

fisiológicos propios de este estado, ya que se trata de dos pacientes (madre y feto) con

fisiología distinta, a los cambios anatómicos en la madre y por último, a la presencia de

enfermedades exclusivas del embarazo.

De igual forma, el mismo autor opina que el control y el análisis de la morbilidad

resulta la forma más acertada y precisa para evaluar el nivel de salud de cualquier

grupo humano, adquiriendo gran importancia cuando se asocia al embarazo, pues ha

venido a sustituir a la mortalidad como indicador de la situación sanitaria de este sector

poblacional.

Para Nolazco y Rodríguez (2006), en la literatura médica se considera aún como

principales causas de muerte materna la hipertensión arterial inducida por el embarazo

(HTA), la hemorragia y la infección. No obstante, son los desordenes de estas

entidades los que hacen que una paciente obstétrica se interne en una unidad de

cuidados intensivos (UCI), entre estos desordenes se encuentran el síndrome de

dificultad respiratoria, el de respuesta inflamatoria sistémica y el shock.

Asimismo, las autores especifican que existen diferentes concepciones acerca de la

frecuencia estimada de enfermedades severas en la paciente obstétrica, pero todas

oscilan alrededor de 2.5 x 1 000 embarazadas, 3.47 por cada 100 pacientes que

51 ingresan el la Unidad de Cuidados Intensivos y un 3.1 por cada 1 000 nacidos vivos.

Por otra parte se plantea que la tasa de mortalidad de estas pacientes ha sido estimada

entre 18 y 20%, otros reportan hasta un 10.8%.

En este sentido, la hipertensión arterial, el asma bronquial, al igual que la diabetes,

son antecedentes patológicos personales que se comportan como riesgos maternos y

aparecen en las gestantes con gran frecuencia. La hipertensión durante la gestación,

por ejemplo; se asocia con un incremento del riesgo de algunas complicaciones

obstétricas y perinatales, como la pre-eclampsia grave. Se reconoce una extensa gama

de alteraciones patológicas coexistentes que abarcan todos los trimestres del

embarazo, como son: Infección urinaria, infecciones respiratorias, asma bronquial,

infecciones vaginales, estados hipertensivos gestacionales, hemorragias asociados con

afecciones placentarias, y la diabetes gestacional.

3. Sistema de Variable. 3.1. Definición Nominal: Monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal. 3.2. Definición Conceptual. Según Martínez (2008) la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal es un

método complementario de diagnóstico que ofrece información relacionada con la

oxigenación; detecta la Frecuencia Cardíaca Fetal, es decir los latidos por minuto y las

fluctuaciones que se producen y permite la adopción de conductas inmediatas que

disminuyan las estadísticas de morbimortalidad perinatal.

3.3. Definición Operacional

La variable Monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal se medirá a través de las

siguientes dimensiones: Alteraciones características de la frecuencia cardíaca basal,

cambios de la frecuencia cardiaca fetal, indicador de sufrimiento fetal y morbilidad

materna, incluyendo en cada caso los indicadores señalados a continuación en el

cuadro Nº 2.

52

CUADRO Nº.2 OPERACIONALIZACIÓN DE LA VARIABLE

Objetivo General: Analizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal en gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM).

Objetivo Específico

Variable

Dimensión

Indicadores

Identificar los cambios de la frecuencia cardíaca fetal en gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo

Cambios de la Frecuencia

Cardíaca Fetal

• Taquicardia

• Bradicardia

Comparar los resultados del test de Apgar como indicador de sufrimiento fetal en los neonatos de gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo

Indicador de

Sufrimiento Fetal

• Puntuación del

Test Apgar

Diferenciar los tipos de morbilidad materna en gestantes entre 37 a 41 semanas en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo.

Monitorización de la Frecuencia Cardíaca

Fetal

Morbilidad Materna

• Hipertensión Arterial

• Diabetes • Pre-eclampsia • Rompimiento

prematuro de membrana

Fuente: Atencio (2012)

53

Continuación Cuadro 1.

Comparar los patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo en gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo

Se logrará a partir de los resultados obtenidos en la investigación

Relacionar el patrón de frecuencia cardíaca fetal reactivo y no reactivo con los resultados del test de Apgar en recién nacidos de gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo.

Monitorización de la Frecuencia Cardíaca

Fetal

Se logrará a partir de los resultados obtenidos en la investigación

Fuente: Atencio (2012)

54

Capítulo III

MARCO METODOLÓGICO

55

CAPÍTULO III

MARCO METODOLÓGICO

1. Tipo de investigación Esta investigación se corresponde a un estudio descriptivo, debido a que su

objetivo se centró en el análisis de la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal en

gestantes entre 36 a 42 semanas con y sin morbilidad asociada,, con lo cual se busca

analizar la situación presente detallando sus características sin manipular la variable de

estudio.

Al respecto, Tamayo y Tamayo (2007, p.46) expone que la investigación descriptiva

comprende “la descripción, registro, análisis e interpretación de la naturaleza actual y la

composición o procesos de los fenómenos”. Además, señala que este tipo de

investigación, “trabaja sobre realidades de los hechos y su característica fundamental,

es la de presentar una interpretación correcta”, proporcionando de este modo,

información comparable con la de otras fuentes.

Por otro lado, Arias (2006, p.24), explica que la investigación descriptiva, consiste

en “la caracterización de un hecho, fenómeno, individuo o grupo, con el fin de

establecer su estructura o comportamiento”.

Del mismo modo, la investigación fue realizada bajo la realidad de los estudios de

campo, ya que la información o datos necesarios fueron obtenidos directamente del

centro hospitalario donde fueron atendidas las gestantes en trabajo de parto, es decir,

se recolectaron en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM).

En ese sentido, para Sabino (2007) el diseño de campo consiste en recolectar los

datos directamente de los sujetos investigados, sin manipular o controlar variable

alguna. En ese mismo orden de ideas, Chávez (2003) afirma que en los diseños de

56 campo los datos son de tipo primarios, es decir que recogen la realidad de los hechos,

siendo esenciales para el logro de los objetivos y la solución del problema de

investigación planteado.

2. Diseño de la Investigación. Una vez determinado el tipo de investigación se procede al diseño de ésta, En el

marco de la investigación planteada y en función al procedimiento a utilizar para el

desarrollo del estudio propuesto, esta investigación se adecua al propósito del diseño

no experimental. Así mismo, con relación a la dimensión temporal en la cual se

recolectarán los datos, se concibe como un diseño transeccional.

Este planteamiento es apoyado por la teoría de Hernández, Fernández, Baptista

(2006) quienes definen el diseño no experimental como un proceso donde se estudian

las características naturales de los hechos sin alterar la realidad. La presente

investigación es no experimental ya que los datos sobre la monitorización de la

frecuencia cardíaca fetal se tomarán tal como se presenten durante el trabajo de parto,

sin manipular intencionalmente ninguna condición previa a su medición.

Por otro lado, dentro de los diseños no experimentales, existe una clasificación de

investigación y en ese sentido ésta se sitúa en la tipología transversal o transeccional,

debido a que la recolección de los datos se realizará en un momento puntual, durante el

trabajo de parto de las gestantes estudiadas, con el propósito de obtener información

relevante para ese instante, tal como lo manifiestan Hernández, Fernández, Baptista

(2006).

3. Población y Muestra. El desarrollo de una investigación exige el establecimiento de los parámetros dentro

de los cuales operó el estudio, por consiguiente, es imprescindible determinar el

universo donde se lleva a cabo la misma y los sectores e individuos a los que se

dirigirán los esfuerzos de la investigación.

57

En la presente investigación el universo está representado por la totalidad de

gestantes que acuden al Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo

(SAHUM). A partir de este universo, se tomó como población a los gestantes entre 37 y

41 semanas de embarazo con o sin morbilidad asociada. En este sentido, Arias (2006)

indica que la población constituye un conjunto de elementos con características

comunes para los cuales serán extensivas las conclusiones de la investigación

Una vez determinada la población, se seleccionó una muestra de tipo no

probabilística intencional definida por Parra y Toro (2006) como aquella cuya elección

no depende de la probabilidad, sino a la facilidad de acceso de los sujetos para los

cuales el investigador estableció criterios de inclusión de los grupos seleccionados,

obteniéndose la inclusión de casos típicos y homogéneos. Basado en este

planteamiento, la muestra estuvo representada por tres mujeres durante cada guardia

de 24 horas y de 12 horas por tres meses lo cual significa un total de 90 gestantes

durante el periodo 15 de septiembre de 2011 a 31 de diciembre del 2011. Es este

sentido, los criterios de inclusión establecidos son:

1. Gestantes entre 37 y 41 semanas de embarazo.

2. Presentar o no algún factor de riesgo potencial o real.

3. Deseo voluntario de participar en la investigación.

4. Técnicas de Recolección de Datos.

En relación con la recolección de los datos, Hernández, Fernández y Baptista (2006,

p.276), expresan que son “el recurso que utiliza el investigador para registrar la

información sobre las variables a estudiar”. Para ello, en la presente investigación los

datos sobre la monitorización de la frecuencia cardiaca fetal y la actividad uterina se

tomarán de la cinta de registro del equipo de medición utilizado en el centro de salud

(cardiotocógrafo electrónico).

58 Además, la investigadora utilizó una planilla de registro (Ver anexos) para tomar los

datos relacionados con el monitoreo de la FCF de las gestantes, así como la

información sobre la puntuación del Test de Apgar.

5. Técnicas de Procesamiento y Análisis de Datos. Es esta investigación, los datos fueron organizados y recopilados para poder dar

respuesta a los objetivos propuestos. Por las características del estudio planteado, los

registros obtenidos fueron introducidos en una base de datos empleando el software

estadístico SPSS versión 17, por cuanto se convierte en una de las herramientas más

útiles para el procedimiento de los datos.

En razón a la naturaleza de la investigación, se realizó un tratamiento estadístico de

tipo descriptivo, con el cálculo de medidas de tendencia central: medias aritméticas y

desviación estándar para los valores de frecuencia cardíaca fetal basal. Además se

calculó la frecuencia absoluta y relativa para diferenciar los patrones de frecuencia

cardiaca fetal, alteraciones de la frecuencia cardiaca e indicadores de la morbilidad

materna y fetal.

Para el caso de la comparación de los resultados obtenidos en los test reactivos y no

reactivos de la frecuencia cardiaca fetal, se utilizó el método de Chi cuadrado para la

comparación de las frecuencias con un nivel de significancia de 0,05. Finalmente los

resultados fueron presentados en cuadros y gráficos de barras.

6. Procedimiento de la Investigación

1. Se seleccionaron las gestantes que cumplieron con los criterios de inclusión

establecidos.

2. Se procedió a colocar el monitor o cardiotocógrafo electrónico desde el momento

en que se realiza la primera valoración de la gestante.

3. Se hizo seguimiento al registro continuo y simultáneo de la frecuencia cardiaca

fetal y actividad uterina.

59

4. Se realizó la valoración de forma continua en busca de signos carditocográficos

anormales.

5. Se registraron los valores del Test de Apgar de los neonatos.

60

Capítulo IV

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

61

CAPÍTULO IV

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

En este capítulo se presenta el análisis y discusión de los resultados que permitieron

analizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal en gestantes entre 37 a 41

semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio Autónomo Hospital Universitario

de Maracaibo (SAHUM). Los datos sobre la monitorización de la frecuencia cardiaca

fetal se tomaron de la cinta de registro del cardiotocógrafo electrónico utilizado en el

centro de salud en 90 gestantes que cumplieron los criterios de inclusión establecidos

en la investigación.

1. Análisis de los Resultados. Variable Monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal Dimensión: Cambios de la Frecuencia Cardíaca Fetal

Tabla Nº 1

Cambios de la frecuencia cardiaca fetal (FCF) Gestantes de 37 a 41 semanas con y sin morbilidad

Mínimo Máximo Promedio

Tiempo del estudio 20 min. 60 min. 60 min. Nº de Movimientos 1 40 14

FCF basal 115 178 135 Taquicardia Bradicardia Total Fa % Fa % Fa %

Cambios de la FCF

82 91 8 9 90 100 Reactivo No Reactivo Total

Fa % Fa % Fa %

Patrón de FCF 75 83 15 17 90 100

Fuente: Atencio (2012)

Los resultados de la tabla Nº1, demuestran que el tiempo de los estudios de

monitorización de la frecuencia cardíaca fetal (FCF) fue en promedio, de 60 minutos

ubicado entre un valor mínimo de 20 y un máximo de 60 minutos. Asimismo, el número

de movimientos fetales reflejó un promedio de 14 con un mínimo de 1 movimiento y un

máximo de 40 movimientos. Con respecto a la FCF basal, en promedio se obtuvo un

valor de 135 quedando ubicado entre un mínimo de 115 y un valor máximo de 178.

62

En lo que respecta a los cambios en la FCF, se presentó un 91% de taquicardias y

un 9% de bradicardias en las gestantes estudiadas. Mientras que al analizar los

patrones de FCF, se observó que un 75% fueron reactivos y un 15% no reactivos.

Gráfico 1 Cambios en la Frecuencia Cardíaca Fetal

Fuente: Atencio (2012)

En el grafico 1, se observa el predominio de las taquicardias (82%), como los

cambios en la FCF más frecuentes en los neonatos de las gestantes estudiadas, sobre

las bradicardias que solo se registraron en 8 casos, correspondiendo a un 9%.

Gráfico 2 Patrón de Frecuencia Cardíaca Fetal

Fuente: Atencio (2012)

En el grafico 2, se observa que se registró un mayor número de casos de neonatos

con patrones de FCF reactivos (75%) en comparación con los no reactivos, los cuales

se presentaron en un 15%.

82%

9%

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90

100

Taquicardia Bradicardia

75%

15%

0 10 20 30 40 50 60 70 80

Reactivo No Reactivo

63

Tabla Nº 2

Comparación de los patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo con los cambios de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF)

Patrón de FCF (p=0,00)*

Reactivo (n=75)

No Reactivo (n=15)

Total

Cambios de la FCF

Fa % Fa % Fa % Taquicardia 75 91 7 9 82 100 Bradicardia 0 0 8 100 8 100 Fuente: Atencio (2012). *Diferencia significativa entre los grupos comparados por Chi cuadrado

En la tabla Nº 2 se observa que del total de neonatos que presentó taquicardia

durante el monitoreo de la FCF, un 91% presentó un patrón reactivo y en un 9% fue no

reactivo. Mientras que en el 100% de neonatos con bradicardias, el patrón de FCF

resultó no reactivo. Al contrastar estadísticamente los resultados de los cambios de la

FCF con el patrón reactivo y no reactivo, se encontró una diferencia significativa con un

valor de p=0,00 (<0,05) debido a la asociación de patrones no reactivos sobre todo con

las bradicardias. DIMENSIÓN: Indicador de Sufrimiento Fetal

Tabla Nº 3 Comparación del Test de Apgar como indicador

de sufrimiento fetal en neonatos de gestantes con y sin morbilidad

Test de Apgar (p=0,78 *NS) Normal (n=75)

Alterado (n=15)

Total

Gestantes de 37 a 41

semanas Fa % Fa % Fa %

Con morbilidad 35 100 0 0 35 100 Sin morbilidad 40 73 15 27 55 100

Fuente: Atencio (2012). *NS: Diferencia no significativa entre los grupos comparados por Chi cuadrado

En la tabla Nº 3, se observa que el 100% de las gestantes con morbilidad tuvieron

recién nacidos con un puntaje del test de Apgar dentro de lo normal (8 a 10 puntos).

Mientras que en el caso de las gestantes sin morbilidad, un 73% de los recién nacidos

presentó un test de Apgar dentro de los parámetros normales y en un 27% fue alterado

(<8 puntos). Al comparar estadísticamente los resultados del Apgar con la morbilidad

materna, se encontró una diferencia no significativa con un valor de p=0,78 (>0,05)

64 indicando que la morbilidad no se asocia de forma significativa con alteraciones en el

puntaje Apgar. DIMENSIÓN: Tipos de Morbilidad Materna

Tabla Nº 4 Tipos de Morbilidad en Gestantes con y sin morbilidad

Tipos de Morbilidad Fa %

Hipertensión arterial 15 42 Pre-eclampsia 10 29 Diabetes tipo II 5 14 Hipertiroidismo 3 9 Ruptura prematura membrana 2 6

Total 35 100 Fuente: Atencio (2012)

Con relacion al tipo de morbilidad materna, en la tabla Nº 4 se observa que la

hipertensión arterial fue la morbilidad más frecuente con un 42%, seguido de un 29% de

gestantes con pre-eclampsia y un 14% con diabetes tipo II. En último lugar se presentó

el hipertiroidismo con un 9% y la ruptura prematura de membrana (RPM) en un 6% de

las gestantes. En el grafico 3, se observa la relación proporcional de los tipos de

morbilidad antes descritos.

Grafico 3 Tipos de Morbilidad Materna

Fuente: Atencio (2012)

9%

42%

14%

6%

0 5

10 15 20 25 30 35 40 45

Pre-eclampsia DiabetesHTA Hipertiroidismo RPM

29%

65

Tabla Nº 5 Patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo

en gestantes con y sin morbilidad

Patrón de FCF en neonatos (p=0,061 NS)* Reactivo

(n=75) No Reactivo

(n=15)

Total

Gestantes de 37 a 41

semanas Fa % Fa % Fa %

Con morbilidad 35 100 0 0 35 100 Sin morbilidad 40 73 15 27 55 100

Fuente: Atencio (2012). *NS Diferencia no significativa entre los grupos comparados por Chi cuadrado

Los resultados de la tabla Nº 5, demuestran que el 100% de las gestantes con

morbilidad presentaron neonatos con un patrón de FCF reactivo. Por otra parte, al

analizar a las gestantes sin morbilidad se observó que en un 73% se presentaron

neonatos con patrón de FCF reactivo y en un 27% fueron no reactivos. Al comparar

estadísticamente el patrón de FCF con la morbilidad materna, se encontró una

diferencia no significativa con un valor de p=0,061 (>0,05) indicando que los patrones

de FCF observados no dependen significativamente de la morbilidad materna.

Tabla Nº 6

Comparación de patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y no reactivo con los resultados del test de Apgar

Patrón de FCF en neonatos (p=0,00)*

Reactivo (n=75)

No Reactivo (n=15)

Total

Test de Apgar

Fa % Fa % Fa % Normal 75 100 0 0 75 100 Alterado 0 0 15 100 15 100 Fuente: Atencio (2012). *Diferencia significativa entre los grupos comparados por Chi cuadrado

En la tabla Nº 6, puede apreciarse que el 100% de de los neonatos con un puntaje

para el test de Apgar dentro de los valores normales (8 a 10 puntos) presentaron un

patrón de FCF reactivo. Por el contrario, el 100% de los neonatos con un puntaje para

el test Apgar alterado (menor de 8 puntos) se asoció con un patrón de FCF no reactivo.

Al contrastar estadísticamente el patrón de FCF con el test de Apgar, se encontró una

diferencia significativa con un valor de p=0,00 (<0,05) indicando que las variaciones en

el patrón de FCF inciden en el puntaje normal y alterado del test de Apgar.

66 2. Discusión de los Resultados.

En primer término, el presente estudio se dedicó a Identificar los cambios de la

frecuencia cardíaca fetal en las gestantes con y sin morbilidad, encontrándose que

dentro de estos cambios, predominó la taquicardia en los neonatos de las gestantes

monitorizadas en comparación con las bradicardias. Este resultado coincide con Gabbe,

Niebyl y Simpson (2007) al explicar que las frecuencias superiores a 160 lpm se

conocen como taquicardias, que pueden tener un gran significado clínico, pero también

se consideran como una respuesta fisiológica del feto a los movimientos y

contracciones uterinas.

En el caso del presente estudio, las taquicardias en los neonatos se relacionaron con

las aceleraciones de la FCF, sustentado en Valdez (2003) para quien si una serie de

aceleraciones suceden rápidamente pueden "fusionarse" en una taquicardia, siendo

esto una respuesta normal del feto ante la estimulación de las contracciones y sus

propios movimientos corporales. Siguiendo a este autor, las alteraciones de la FCF

identificadas como taquicardias en su mayoría fueron fisiológicas o moderadas, aspecto

que se demostró al observar que estos casos coincidieron con un patrón de FCF

reactivo. Ahora, a aquellas taquicardias producidas por aceleraciones prolongadas (7

casos), se les realizó seguimiento y coincidieron con patrones no reactivos.

Igualmente, basado en Valdés (2003), en forma general las aceleraciones son el

rasgo principal del llamado patrón reactivo, y constituyen el signo típico de salud fetal.

Por el contrario, la inexistencia de aceleraciones durante más de 40 a 45 minutos, en

ausencia de cualquier otra explicación (medicación materna, anomalía congénita fetal)

debe considerarse como altamente sospechosa de sufrimiento fetal agudo. Además, un

feto sano y vigoroso presenta siempre en circunstancias de oxemia normales, episodios

de taquicardias y aceleración relacionados con los movimientos corporales.

Basado en Martín y col (2005), se considera que la taquicardia fetal por lo general, es

una respuesta fisiológica del feto, evidente cuando la línea basal se encuentra entre 161

y 180 latidos por minuto (se hace severa cuando es de 181 o más). Se ve con

frecuencia en los casos de corioamnionitis, fiebre materna, movimientos fetales, uso de

67 agentes beta-adrenérgicos, hipotiroidismo y ansiedad materna, no estando asociada a

acidosis fetal mientras la variabilidad se encuentre normal.

Por otra parte, aun cuando los casos de bradicardia en los neonatos se presentaron

en menor proporción, son igualmente importantes ya que a diferencia de las

taquicardias, si se relacionan con sufrimiento fetal y con los patrones de FCF no

reactivos, tal como ocurrió en el presente estudio donde se observó que todos los casos

de bradicardia neonatal correspondieron a este tipo de patrón de la FCF.

Este hallazgo se corresponde con Cabaniss (1993, citado por Martín y col, 2005,

p.500), al indicar que la bradicardia fetal ocurre cuando la frecuencia cardíaca basal es

menor a 120 latidos por minuto durante 15 minutos o más. Una bradicardia severa

menor de 80 latidos por minuto durante más de tres minutos es signo indiscutible de

sufrimiento fetal y suele ir precedida por desaceleraciones variables, así como por

pérdida de la variabilidad. La hipotermia materna puede causar bradicardia fetal,

observada frecuentemente en las pacientes tratadas con sulfato de magnesio (MgS04).

Otro aspecto relevante en la presente investigación fue la clasificación de los

patrones de FCF en reactivos y no reactivos, encontrándose que la mayoría de los

neonatos evidenciaron un patrón reactivo durante el monitoreo de la FCF, lo cual de

acuerdo con Schwarcz y cols. (2008), es indicativo de buen estado fetal. Tomando

como referencia a estos autores, en la prueba reactiva los neonatos presentaron dos o

más ascensos de la Frecuencia Cardíaca Fetal asociados por lo menos a 2

movimientos fetales en un período máximo de 20 minutos, la línea de FCF basal se

ubicó entre 120-160 lat/min y aceleraciones de la FCF por los movimientos (15 lat/min

por 15 seg. ó más) con ausencia de desaceleraciones.

Por otro lado, aun cuando los casos de pruebas no reactivas se presentaron en una

menor proporción, no deja de ser importante resaltar su presencia, debido a que una

prueba no reactiva se relaciona con alteraciones significativas y persistentes de la FCF,

tales como las taquicardias y bradicardias que se relacionaron con este tipo de patrón,

que puede ser indicativo de sufrimiento fetal en los neonatos.

68

Sustentado en Schwarcz y cols. (2008) una prueba no reactiva es indicativa de

compromiso fetal o un patrón no tranquilizador, donde por lo general, se observa

ausencia de aceleraciones transitorias o presencia de las mismas con duración o

amplitud inadecuada, trazado de 40 minutos sin movimientos fetales, ausencia de

aceleraciones con los movimientos, variabilidad disminuida o ausente y la FCF basal

puede ser normal.

La reactividad pueden ser afectada por sueño fetal, hipoglicemia materna, ó drogas

sedantes. Su valor predictivo positivo es de 25-50 %, además es de baja especificidad,

por lo tanto debe realizarse un perfil biofísico para confirmar bienestar fetal. Ampliar la

duración de la prueba a 120 minutos disminuye hasta en un 50%, la incidencia de los

patrones no reactivos, y en estos casos aunque la observación del patrón reactivo es

tardía, su validez predictiva es la misma que si ocurriese tempranamente. Asimismo la

no reactividad puede dar paso a un patrón patológico, donde se presenta taquicardia o

bradicardia mantenida, disminución de la variabilidad, deceleraciones variables,

prolongadas o tardías periódicas, ritmo sinusoidal o arritmia fetal.

Según Vispo y coI. (2002), un patrón no reactivo también puede presentarse en

patrones no tranquilizadores causados por incrementos de la FCF por encima de 180

lpm presente en taquicardias persistentes. En este sentido, los autores han reportado

patrones no reactivos con taquicardia fetal >160 lpm. Los hallazgos de la presente

investigación coinciden con este planteamiento, pues se evidenció que algunos

patrones no reactivos en los neonatos estudiados se correspondieron con alteraciones

de tipo taquicardia.

En otro orden de ideas, la investigación se planteó comparar los resultados del test

de Apgar como indicador de sufrimiento fetal en los neonatos de las gestantes con y sin

morbilidad asociada, observándose que no existió una diferencia estadísticamente

significativa al comparar estos aspectos.

El resultado antes descrito, indica que a pesar de que investigadores como Nolazco y

Rodríguez (2006) han asociado patologías como la hipertensión arterial, el asma

bronquial y la diabetes, con riesgos maternos que aparecen en las gestantes con gran

frecuencia y que afectan la salud del recién nacido, en la presente investigación, no se

69 relacionó de forma significativa la presencia de morbilidad con alteraciones en el test de

Apgar. De hecho, el total de los recién nacidos de madres con morbilidad obtuvo un

puntaje Apgar dentro de los valores normales, mientras que una cuarta parte de los

recién nacidos de madres sin morbilidad tuvieron un Apgar alterado.

Es importante hacer notar que la presencia de morbilidades controladas en las

gestantes como diabetes, asma, hipertensión y algunas infecciones, tienen menor

probabilidad de afectar la salud del recién nacido haciendo que el puntaje del tets Apgar

sea normal a pesar de la presencia de morbilidad materna. Igualmente, las alteraciones

del Apgar no solo dependen del comprometimiento de la salud materna, sino también

de condiciones propias del neonato, como por ejemplo malformaciones congénitas

En lo que respecta a diferenciar los tipos de morbilidad materna en las gestantes

estudiadas, se observó de forma predominante la hipertensión arterial seguida de la

pre-eclampsia. Este resultado coincide con la investigación realizada por Álvarez y

Mendoza (2011) en Venezuela, encontrando que las afecciones hipertensivas leves o

graves en el embarazo son de alta incidencia y prevalencia, siendo causa importante de

morbi-mortalidad materno fetal sobre todo en casos de embarazos no controlados que

pueden terminar en pre eclampsia y eclampsia como complicaciones de los cuadros de

hipertensión. En el referido estudio la hipertensión arterial grave inducida por el

embarazo se presentó con predominio franco en las pacientes primíparas en un 43 %,

con descenso al aumentar la paridad.

Con relación a la comparación de los patrones de frecuencia cardiaca fetal reactivo y

no reactivo con la morbilidad en las gestantes, se evidencio que estos patrones no se

relacionaron de forma significativa con la presencia o no de morbilidad materna. Al

respecto, el total de los neonatos con un patrón de FCF no reactivo correspondieron a

gestantes sin morbilidad, mientras que se observaron patrones reactivos en gestantes

con y sin morbilidad.

El resultado antes indicado coincide con Marín y Pagés (2005), al aclarar que la

presencia de morbilidad materna no siempre es causa de alteraciones en los patrones

70 de la FCF, puesto que existen aspectos ligados al feto que inciden en esta variación,

tales como depresión debida a hipoxia y acidosis, anomalías fetales especialmente del

sistema nervioso central, bloqueo cardíaco fetal, alteraciones placentarias, prolapso del

cordón umbilical, lesiones neurológicas, taquicardias, ciclos de sueño fetal y fármacos

administrados a la madre como: Narcóticos, barbitúricos, tranquilizantes, fenotiazinas,

anestesia general, entre otros.

Al relacionar el patrón de frecuencia cardíaca fetal reactivo y no reactivo con los

resultados del test de Apgar en los recién nacidos de las gestantes estudiadas se

encontraron diferencias significativas, indicando que los patrones de FCF no reactivos

se relacionan estadísticamente con puntajes del test de Apgar alterados (por debajo de

8 puntos) y los neonatos con patrones reactivos con test de Apgar normales (8 a 10

puntos), correspondiéndose con los hallazgos de Quiles (2007) en sus reportes de

medicina basada en evidencias, donde observó puntuaciones Apgar de 2/5/5 en recién

nacidos con pruebas no reactivas y de 8/10/10 para los que habían evidenciado

reactividad en la FCF.

De igual forma, coincide con los resultados de Thacker y cols (2005), en su

investigación titulada monitoreo electrónico continuo de la frecuencia cardíaca para la

evaluación fetal durante el trabajo de parto, donde observó en los neonatos, un riesgo

relativo mediante el monitoreo electrónico fetal de rutina, pero no encontró diferencias

significativas en puntaje de Apgar al primer minuto, inferiores a 4 o 7; índice de ingreso

a UCI neonatales, muertes perinatales o parálisis cerebral.

71

CONCLUSIONES

Una vez finalizada la investigación y tomando en cuenta los resultados que

permitieron analizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF) en

gestantes entre 37 a 41 semanas con y sin morbilidad asociada en el Servicio

Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM), se presentan las siguientes

conclusiones:

1. En relación al primer objetivo de la investigación se observaron dentro de las

alteraciones de la FCF una mayor frecuencia de las taquicardias sobre las bradicardias.

Asimismo, las taquicardias en su mayoría fueron fisiológicas correspondiendo a las

aceleraciones que normalmente se presentan en el neonato reflejadas en patrones de

FCF reactivos. Las bradicardias observadas a pesar de encontrase en menor

proporción, representaron un síntoma que mereció un minucioso seguimiento debido a

su relación con patrones de FCF no reactivos. Asimismo, cerca de una decima parte de

las taquicardias se asoció también con patrones no reactivos.

2. Con respecto al segundo objetivo de la investigación, se evidenció que al comparar

estadísticamente los resultados del test de Apgar como indicador de sufrimiento fetal

con la morbilidad de las gestantes, no existió una diferencia estadísticamente indicando

que la morbilidad materna a pesar de que es un factor de riesgo para la salud fetal, no

incidió en puntajes bajos del test de Apgar en los recién nacidos.

3. En lo correspondiente al tercer objetivo de la investigación, el tipo de morbilidad

materna de mayor frecuencia, fue la hipertensión seguido de la pre-eclampsia.

Asimismo, se presentaron casos menos frecuentes de diabetes tipo II, hipertiroidismo y

ruptura prematura de membrana.

4. Para el cuarto objetivo de la investigación resultó que no se observó una diferencia

estadísticamente significativa entre los patrones reactivos y no reactivos en relación con

la morbilidad materna. Al respecto, el total de los neonatos con patrones no reactivos

correspondieron a gestantes sin morbilidad, mientras que se observaron patrones

reactivos en embarazadas con y sin morbilidad asociada. En este punto, se debe

considerar que las alteraciones de la FCF no solo dependen de alteraciones fisiológicas

72 maternas sino también de las propias del funcionalismo fetal. Además en caso de

morbilidad materna controlada, se incrementan las probabilidades de que el feto

mantenga una reactividad adecuada.

5. En cuanto al quinto objetivo de la investigación, se demostró una diferencia

estadísticamente significativa al comparar los resultados del test de Apgar con los

patrones reactivos y no reactivos de la FCF. En este sentido, los neonatos con patrones

reactivos coincidieron con puntajes normales para el test de Apgar. Mientras que por el

contrario, lo no reactivos presentaron puntajes bajos.

73

RECOMENDACIONES

Tomando en cuenta las conclusiones de la presente investigación, a continuación se

indican recomendaciones para optimizar la monitorización de la Frecuencia Cardíaca

Fetal en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM):

1. Se recomienda al personal médico que frente a un estado fetal no tranquilizador o

con patrones preocupantes de FCF (anormal o patológico); esto es, cuando el

patrón sea sugestivo de hipoxia, utilizar otros métodos de valoración para evitar

inducir un parto o preceder a una cesárea sin antes confirmar la necesidad de este

procedimiento mediante métodos más específicos.

2. Se recomienda al personal directivo del centro de salud capacitar al personal

médico en cuanto al análisis de las causa del trazado anormal de la FCF, así como

para el conocimiento completo de la patofisiología de los cambios de la FCF, que

junto con una cuidadosa evaluación clínica de la paciente y el conocimiento de las

causas frecuentes de los cambios específicos de la FC, optimizarán los

diagnósticos preventivos, confirmatorios de las alteraciones de la FCF y del manejo

adecuado de los casos sospechosos de sufrimiento fetal agudo.

3. Es importante para los médicos obstetras entender los mecanismos fisiológicos que

controlan la frecuencia cardíaca fetal, no sólo en la hipoxia y por si se está

desarrollando una acidosis metabólica, sino porque el patrón de la FCF puede

aclarar el mecanismo de la reducción de la oxigenación fetal. De esta manera,

conociendo la causa de la hipoxia, el tratamiento, cuando sea posible, podrá ir

dirigido más específicamente a la causa.

4. También se recomienda, unificar los criterios de los clínicos a la hora de definir los

trazados de FCF normales, sospechosos y anormales, ya que la interpretación de

éstos están sujetos a importantes variaciones entre los observadores. Con el ánimo

de lograr esta homogenización el grupo médico debe elaborar un documento con

los diferentes lineamientos de interpretación y conducta a seguir sobre todo para los

74

patrones más comunes de FCF, para así hacer más comparables las

interpretaciones por los profesionales de la obstetricia.

5. Frente a un patrón no reactivo, se recomienda al obstetra tener en cuenta la

utilización de fármacos y la edad gestacional. Habrá que prolongar el tiempo de

estudio hasta los 45 minutos y/o utilizar procedimientos de estimulación fetal

(estimulación vibroacústica o movilización fetal). En caso de continuar el patrón no

reactivo será necesario proceder a nuevos estudios, estando indicado en este caso

el test estresante por contracciones.

6. En el caso de un patrón anormal, es importante proceder a otros estudios entre

ellos, el estudio Doppler placentario y/o fetal, perfil biofísico o prueba de estrés por

contracciones, aunque en el caso del patrón anormal puede optarse directamente

por finalizar la gestación en función de la edad gestacional y los criterios que

permitieron calificarlo como tal.

7. Se recomienda a los directivos del Servicio Autónomo Hospital Universitario de

Maracaibo proveer al servicio de ginecología y obstetricia los equipos necesarios

para realizar los estudios complementarios a las gestantes que así lo ameritan

contribuyendo así a la toma de las decisiones mas acertadas frente a las

alteraciones de la FCF dudosas, sospechosas y patológicas ofreciendo un servicio

de salud de calidad y en beneficio de la comunidad.

8. Igualmente se sugiere a las autoridades locales (directiva del SAHUM, alcaldías,

gobierno regional sistema regional de salud, entre otros), fortalecer los sistemas

locales de salud como los ambulatorios, para lograr la prestación de servicios de

atención prenatal eficientes, cuya evaluación permanente sirva como instrumento

diagnóstico de sus características, así como de sus necesidades de reorientación y

reorganización si tal fuese el caso.

9. A nivel comunitario, el personal del servicio de ginecología y obstetricia del Servicio

Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo deberá asegurar el acceso a

75

información a través de campañas de promoción sobre la importancia de un

adecuado control prenatal para disminuir complicaciones materno-fetales.

76

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ANEXOS

PLANILLA DE RECOLECCIÓN DE DATOS

MORBILIDAD EN LAS

GESTANTES

PATRON FCF

CAMBIOS DE LA

FRECUENCIA CARDIACA FETAL SI NO

TIPO DE

MORBILIDAD MATERNA

TEST

APGAR REACTIVO NO

REACTIVO