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Misterio del reino
Marcos 4:10-12 está contemplado como uno de los textos más controversiales de las
Escrituras, cuyo análisis es un elemento que conduce a grandes disputas, y en muchas
ocasiones a turbación de espíritu.
“Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la
parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de ELOHÍM; mas
a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no
perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean
perdonados los pecados”. MARCOS 4:10-12
En la mente de muchos, no cabe que un Mashíaj lleno de amor le hable a un grupo de
personas mediante parábolas, con el propósito de que no vean, no perciban, no oigan, no
entiendan, para que no se conviertan y sean perdonados sus pecados:
“... a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no
perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean
perdonados los pecado”. MARCOS 4:12
Lo cierto es que Mashíaj distingue dos grupos de personas: uno, los que les es dado
saber el misterio del reino de ELOHÍM, y otro, los que no conocen el misterio, por lo que
a ellos les hablaría por parábolas todas las cosas.
No solo YESHÚA menciona el misterio, también el apóstol Pablo nos hace énfasis en
ello:
“Por esta causa yo Shaúl, prisionero de Mashíaj YESHÚA por vosotros los gentiles; si
es que habéis oído de la administración de la gracia de ELOHÍM que me fue dada para
con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he
escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el
misterio de Mashíaj, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los
hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el
Rúaj: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes
de la promesa en Mashíaj YESHÚA por medio del evangelio, del cual yo fui hecho
ministro por el don de la gracia de ELOHÍM que me ha sido dado según la operación de
su poder”. EFESIOS 3:1-7
Analicemos cuatro frases de esta porción:
1- Que por revelación me fue declarado el misterio: en esta frase, observamos que el
misterio no era declarado a nadie, sino a quien ELOHÍM se lo revelara.
2- Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los
hombres: vemos que el misterio no fue declarado a generaciones pasadas, sino a los
apóstoles y profetas por medio del Rúaj HaCodesh.
3- Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo: Pablo declara el
misterio que una vez estuvo escondido a los hijos de los hombres: “Que los gentiles son
coherederos y miembros del mismo cuerpo”.
4- Y copartícipes de la promesa en Mashíaj YESHÚA: los gentiles eran copartícipes
de una promesa que ya había sido dada al pueblo de Israel.
Gálatas 3:28-29 concuerda con Efesios 3:6:
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Mashíaj YESHÚA. Y si vosotros sois de Mashíaj, ciertamente
linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. GÁLATAS 3:28-29
Ambos textos nos hablan de la aceptación de los gentiles por parte de ELOHÍM, ellos
serían beneficiados por la misma promesa (… herederos según la promesa).
¿Cuál es la promesa?
A nuestro patriarca Abraham le fue dada una promesa, mediante la cual, según Gálatas
l3:28-29, todo aquel que perteneciera a YESHÚA, la heredaría (judío o griego, gentil o
israelí).
Promesa dada a Abraham:
“Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y
estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones,
por pacto perpetuo, para ser tu Elohím, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré
a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán
en heredad perpetua; y seré el Elohím de ellos”. GÉNESIS 17:6-8
¿Acaso era un misterio que los gentiles tuvieran la oportunidad de insertarse en la
nación de Israel?
¡Claro que no!
La Torá demuestra que el ELOHÍM de Israel da oportunidad a todos los gentiles que
quieran guardar su pacto y pertenecer al pueblo cadosh:
“Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para YAHWEH,
séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra
nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y
para el extranjero que habitare entre vosotros”. ÉXODO 12:48-49
De esta manera podemos deducir que la esencia del misterio no consiste en que los
gentiles tuvieran la oportunidad de insertarse en el pueblo cadosh, al ser copartícipes del
pacto y de las promesas de ELOHÍM. El verdadero sentido del misterio era que todos
aquellos gentiles que regresaban al pacto por medio de YESHÚA eran descendientes de
israelitas que una vez perdieron su identidad y regresaban a sus raíces.
El propósito del estudio es demostrar, mediante las Escrituras, que ciertamente los
gentiles que se convertían al ELOHÍM de Israel eran simientes genealógicas de Abraham,
y no de pueblos extraños.
Todo parte de las promesas dadas a Abraham, Isaac y Jacob.
Promesa a Abraham:
“Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y
estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones,
por pacto perpetuo, para ser tu ELOHÍM, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré
a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán
en heredad perpetua; y seré el ELOHÍM de ellos”. GÉNESIS 17:6-8
Promesa a Isaac:
“Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a
tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a
Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a
tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en
tu simiente”. GÉNESIS 26:3-4
Promesa a Jacob:
“Y he aquí, Yahweh estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy YAHWEH, el ELOHÍM
de Abraham tu padre, y el ELOHÍM de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a
ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás
al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas
en ti y en tu simiente”. GÉNESIS 28:13-14
Como vemos, hay cuatro aspectos que conforman las promesas dadas a Abraham, Isaac
y Jacob:
1- “Te multiplicaré en gran manera”.
2- “Haré naciones de ti”.
3- “Estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu ELOHÍM”.
4- “Te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la
tierra de Canaán en heredad perpetua”.
ELOHÍM repite la misma promesa a Abraham, Isaac y Jacob. Existe un punto interesante
en cuanto a lo prometido por ELOHÍM a nuestros padres: la promesa es a la
descendencia de estos tres patriarcas, no a los gentiles.
Con el paso del tiempo, Jacob y su familia descienden a Egipto, siendo José, el hijo de
Jacob, el segundo de Faraón en toda aquella tierra:
“Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a
sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo. Y
tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y
vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo; sus hijos, y los hijos de sus
hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su descendencia trajo consigo
a Egipto”. GÉNESIS 46:5-7
Cuando muere José, el hijo de Jacob, se levanta sobre Egipto un nuevo rey que no
conocía a José, y puso a la descendencia de Israel en esclavitud y dura servidumbre.
A lo largo de más de cuatrocientos años, YAHWEH levanta a Moisés como profeta y
líder del pueblo Israel. Prontamente, el pueblo fue liberado del yugo de Faraón y
YAHWEH saca a su pueblo de Egipto con gran poder y brazo extendido:
“Y YAHWEH nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande
espanto, y con señales y con milagros”. DEUTERONOMIO 26:8
YAHWEH da instrucciones a su pueblo (Torá), que deberían cumplir, constituyendo un
pacto perpetuo con la nación de Israel.
Cuando todavía el pueblo se encontraba en el desierto, ya ELOHÍM había cumplido con
dos de los cuatro aspectos de la promesa dada a Abraham.
1- Promesa de multiplicación (Génesis 17:6):
“YAHWEH vuestro ELOHÍM, os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las
estrellas del cielo en multitud”. DEUTERONOMIO 1:10
“Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, y ahora YAHWEH te ha
hecho como las estrellas del cielo en multitud”. DEUTERONOMIO 10:22
2- Promesa de elección de la descendencia de Abraham para ser su ELOHÍM
(Génesis 17:7):
“Porque tú eres pueblo santo para YAHWEH tu ELOHÍM; YAHWEH tu ELOHÍM te ha
escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la
tierra”. DEUTERONOMIO 7:6
“Porque eres pueblo santo a YAHWEH tu ELOHÍM, y YAHWEH te ha escogido para que le
seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra”.
DEUTERONOMIO 14:2
Solo faltaba consolidar la posesión de la tierra de Canaán por estatuto perpetuo, y hacer
naciones de la simiente de Abraham.
Por medio de Isaac, tendría que cumplirse toda la promesa dada a Abraham:
“Y dijo Abraham a ELOHÍM: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió ELOHÍM:
Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y
confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de
él”. GÉNESIS 17:18-19
Profundizando bien en los dos puntos de la promesa que faltaban, nos percatamos que
existe una aparente contradicción: a la simiente de Abraham (Isaac, hijo de la
promesa) se le daría la tierra de Canaán por estatuto perpetuo, y al mismo tiempo haría
multitud de naciones. Esto suena muy contradictorio, pues se tendría que cumplir una
cosa o la otra (o haría multitudes de naciones, o haría una sola nación por medio de
Isaac).
Josué fue el encargado de cumplir el legado de ocupar la tierra de Canaán. No podemos
asumir que en Josué se cumplió la promesa de posesión de la tierra, ya que la heredad
debería ser perpetua, y años más tarde Israel fue disperso entre las naciones (en Josué
no se cumplió la heredad por estatuto perpetuo prometida a Abraham > Génesis
17:18).
Antes de entrar a tierra prometida, Moisés, por medio de su cántico (Deuteronomio
capítulo 32), profetiza el destino que enfrentarían los hijos de Israel.
En Deuteronomio 32:18-21, aparece uno de los juicios que vendría al pueblo por su
desobediencia:
“De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de ELOHÍM tu creador. Y lo vio
YAHWEH, y se encendió en ira Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. Y dijo:
Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación
perversa, Hijos infieles. Ellos me movieron a celos con lo que no es ELOHÍM; Me
provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no
es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata”. DEUTERONOMIO 32:18-21
A partir del conocimiento de la promesa de YAHWEH a los patriarcas, surge una
incógnita cuando comparamos dicha promesa con el texto de Deuteronomio 32:21 (“Yo
también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con
una nación insensata”).
¿Quién sería aquel pueblo que YAHWEH utilizaría para provocar celos a los de
Israel?
La respuesta a esta pregunta es un misterio que estuvo escondido por mucho tiempo.
Años más tarde, le sería revelado a los santos apóstoles y profetas por el Rúaj (Efesios
3:5).
Lógicamente era un misterio, pues YAHWEH ya les había prometido a Abraham, Isaac y
Jacob que su descendencia establecería pacto perpetuo con él para ser su ELOHÍM, pero
no así con ninguna nación extraña (gentiles).
¿Cómo poder conciliar la promesa de ELOHÍM a los patriarcas con lo profetizado
por Moisés en Deuteronomio 32:21?
Solo la narración bíblica nos puede llevar a tal entendimiento.
Una vez que Josué toma la tierra prometida, comienza un periodo en que los jueces
gobernaban la nación de Israel. Después, el pueblo exige rey:
“Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a
Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos;
por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las
naciones”. 1 SAMUEL 8:4-5
El primer rey de Israel fue Saúl. David, su sucesor, fue un siervo fiel que vivió
conforme al corazón de ELOHÍM:
“Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de
YAHWEH tu ELOHÍM que él te había ordenado; pues ahora YAHWEH hubiera confirmado
tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. YAHWEH se ha
buscado un varón conforme a su corazón, al cual YAHWEH ha designado para que sea
príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que YAHWEH te mandó”.
1 SAMUEL 13:13-14
En el reinado de Salomón, sucesor al trono de David, su padre, ocurre un evento
fundamental. A causa de la apostasía de Salomón, el reinado de Israel fue dividido en
dos partes: reino del norte y reino del sur:
“Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. Y a su hijo
daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en
Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre”. 1 REYES 11:35-36
El reino del norte se llamó la Casa de Israel o Efraím, donde diez tribus serían
gobernadas por Jeroboam, hijo de Nabat:
“Y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo YAHWEH ELOHÍM de
Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez
tribus”. 1 REYES 11:31
El reino del sur estaba constituido por una tribu, Judá, la cual fue gobernada por
Roboam, hijo de Salomón:
“Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días
delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre”.
1 REYES 11:36
La tribu de Benjamín se integró con la tribu de Judá:
“Y cuando Roboam vino a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de
Benjamín, ciento ochenta mil hombres, guerreros escogidos, con el fin de hacer guerra
a la casa de Israel, y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón”. 1 REYES 12:21
En un largo periodo de tiempo, en el que gobernaron diferentes dinastías (el reinado del
norte y reinado del sur), el pueblo se apartó de YAHWEH, asumiendo prácticas
aborrecibles ante los ojos de ELOHÍM.
Se levantaron diferentes profetas, advirtiendo el juicio venidero a causa de la
transgresión del pueblo. En todo momento, ellos anunciaban la necesidad que tenía el
pueblo de volverse de sus malos caminos.
Finalmente, ambos reinados fueron llevados cautivos por naciones extranjeras.
Sobre el año 721 a.e.c, o 722 a.e.c, el reinado del norte fue invadido por Asiria, y
llevado en cautiverio:
“Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años.
En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a
Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los
medos”. 2 REYES 17:5-6
Este suceso no afectó al reinado del sur (Judá), ni a su capital Jerusalén, que fue
asediada, pero no tomada. Más tarde, Judá fue víctima de la cautividad de Babilonia,
sobre los años 587 a.e.c. o 586 a.e.c.
Los miembros del reino de Israel (diez tribus del norte) merecieron peor destino que
los del reinado del sur (tribu de Judá), pues no regresaron jamás de su cautiverio.
A las diez tribus del norte (Efraím) YAHWEH le da carta de repudio, diciendo: “Ustedes
no son mi pueblo”.
“Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta
de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y
fornicó”. JEREMÍAS 3:8
“Y dijo Elohím: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo
seré vuestro Elohím”. OSEAS 1:9
A partir de ese momento, comienza un periodo en el cual Efraím, siendo desechado,
andaría errante entre las naciones, entremezclándose con los demás pueblos y perdiendo
su identidad con el paso de los años.
Nota: ver estudio “Los ebrios de Efraím”, en nuestro sitio Web: www.hijosdejacob.com
“Efraín fue herido, su raíz está seca, no dará más fruto; aunque engendren, yo mataré
lo deseable de su vientre. Mi ELOHÍM los desechará, porque ellos no le oyeron; y
andarán errantes entre las naciones”. OSEAS 9:16-17
“Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada.
Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo
supo”. OSEAS 7:8-9
Jacob, mediante inspiración divina, había profetizado que de Efraím saldrían multitudes
de naciones:
“Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le
causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín
a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el
primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Mas su padre no quiso, y dijo: Lo
sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido;
pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud
de naciones”. GÉNESIS 48:17-19
Cuando Efraím va cautivo, se entremezcla con los demás pueblos, y da cumplimiento a
Génesis 17:6. De este modo, se cumple otro aspecto que faltaba de la promesa a
Abraham: “Haré naciones de ti”.
“Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti”.
GÉNESIS 17:6
Por otro lado, la tribu de Judá, luego de sufrir el destierro a Babilonia, y de su regreso
de este, se vio involucrada en una segunda diáspora en el año 70 d.e.c, pero esta vez a
manos del imperio romano.
En ese momento, solo faltaba un elemento de lo anunciado por YAHWEH a Abraham: la
heredad de la tierra por estatuto perpetuo.
Lo cierto es que Josué toma la tierra, pero su prolongación no fue perpetua, ya que años
después, YAHWEH dispersa las doce tribus de Israel, Judá (más Benjamín asimilado) y
Efraím (diez tribus del norte).
Sería de bendición identificar cómo en el momento de la dispersión se consolidarían tres
de los cuatro aspectos de la promesa a Abraham:
1- Te multiplicaré en gran manera:
Este aspecto suscita un aparente choque escritural que merece la pena aclarar.
En Deuteronomio 28:62-63, encontramos que en medio de la dispersión, no iban a ser
multiplicados, sino que quedarían pocos en número:
“Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en
multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de YAHWEH tu ELOHÍM. Así como YAHWEH
se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará YAHWEH en arruinaros y en
destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión
de ella”. DEUTERONOMIO 28:62-63
La promesa de multiplicación la estaba llevando a cabo Efraím, que estaba disperso
entre las naciones. El cumplimiento de Deuteronomio 28:62-63 (quedareis pocos),
estaba enfocado a Judá en las dos diásporas sufridas (por Babilonia, años después por
Roma).
Recordemos que en la tribu de Judá existe un remanente de las diez tribus de Israel, que
fueron asimiladas en épocas del retorno de Babilonia:
“Contado todo Israel por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de
Israel. Y los de Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión. Los primeros
moradores que entraron en sus posesiones en las ciudades fueron israelitas,
sacerdotes, levitas y sirvientes del templo. Habitaron en Jerusalén, de los hijos de
Judá, de los hijos de Benjamín, de los hijos de Efraín y Manasés”. 1 CRÓNICAS 9:1-3
2- Haré naciones de ti:
Isaías 54:3 es uno de los textos más significativos, y respalda lo prometido por YAHWEH
a Abraham (“Haré naciones de ti”), cuyo cumplimiento fue protagonizado por Efraím:
“Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia
heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas”. ISAÍAS 54:3
3- Estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu ELOHÍM:
En este caso, nos podemos percatar de que el cumplimiento de este aspecto le
correspondería a Judá, ya que ELOHÍM había escondido el rostro de Efraím, aunque solo
por un momento:
“Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con
un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna
tendré compasión de ti, dijo YAHWEH tu Redentor”. ISAÍAS 54:7-8
La desobediencia de Judá nunca anuló la promesa de Abraham de ser hijos de ELOHÍM,
y ELOHÍM su Padre. Aunque estuvieran en el periodo de ira de ELOHÍM, ellos seguirían
siendo sus hijos, y YAHWEH seguiría siendo su ELOHÍM.
YAHWEH no los abandonó, sino que los castigó como un Padre a un hijo:
“Porque YAHWEH al que ama castiga, como el Padre al hijo a quien quiere”.
PROVERBIOS 3:12
4- Te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la
tierra de Canaán en heredad perpetua:
Es evidente que el único elemento de la promesa que faltaría era heredar la tierra por
estatuto perpetuo, ya que los otros estaban cumplidos.
La verdadera esencia del misterio de YAHWEH mayormente se fundamenta en poner por
obra este último aspecto de la promesa dada a Abraham.
¿Cómo YAHWEH recogería a las doce tribus dispersas entre las naciones, para
poder cumplir lo prometido?
La única solución era un Mashíaj que se encargara de cumplir esta misión. Veamos
algunos textos:
“He aquí que vienen días, dice YAHWEH, en que levantaré a David renuevo justo, y
reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días
será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le
llamarán: YAHWEH, justicia nuestra. Por tanto, he aquí que vienen días, dice YAHWEH,
en que no dirán más: Vive YAHWEH que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de
Egipto, sino: YAHWEH que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de
tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su
tierra”. JEREMÍAS 23:5-8
“Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los
pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo
acontecerá en aquel tiempo, que YAHWEH alzará otra vez su mano para recobrar el
remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y
Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los
desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la
tierra”. ISAÍAS 11:10-12
Vemos cómo el designio del Mashíaj es salvar a Judá y a la Casa de Israel (Efraím), no
a los gentiles, y es el único encomendado para completar la promesa dada a Abraham
por YAHWEH.
Con el propósito de corroborar que los gentiles no son partícipes de la promesa, y
mucho menos del propósito mesiánico, podemos afirmar que hay concordancia entre
Apocalipsis 21:10-12 y Génesis 17:7. En ambos textos no encontramos ningún rastro
que evidencie que los gentiles estén involucrados en la promesa de heredar la tierra de
Canaán por estatuto perpetuo, siendo lo prometido para la descendencia de Abraham
(por medio de Isaac), su pueblo Israel.
Nota: Ver estudio “Nuestra esperanza no está en el cielo”, en nuestro sitio Web:
www.hijosdejacob.com
“Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa
de Jerusalén, que descendía del cielo, de ELOHÍM, teniendo la gloria de ELOHÍM. Y su
fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana
como el cristal. Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce
ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel”.
APOCALIPSIS 21:10-12
“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu ELOHÍM”. GÉNESIS 17:7
En tiempos de los apóstoles es cuando empieza la consumación del aspecto que faltaba
de la promesa dada a Abraham (“Te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la
tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua”).
Los seguidores de YESHÚA conocían que por medio del Mashíaj serían reunificadas las
doce tribus de Israel. Era natural que cualquiera que tuviera descendencia israelita
escuchara el buen mensaje de restauración dado por YESHÚA, y lo aceptara, puesto que
las Escrituras lo confirmaban.
Los apóstoles, al ver que un sinnúmero de gentiles se convertía a ELOHÍM, se quedaron
pasmados, puesto que la promesa dada a Abraham y el designio del mesías no estaban
dirigidos a los gentiles, sino a la descendencia de Abraham (los hijos de Israel), como
hemos demostrado.
Ellos nunca dudaron de lo que una vez fue profetizado y concebido por YAHWEH,
solamente pensaron que algo raro estaba ocurriendo ante sus ojos al ver la afiliación
acelerada de los gentiles a la fe hebrea.
Es incuestionable que en tal caso habría un misterio. Es imposible que los profetas
antiguos anuncien un evento y que su cumplimiento sea diferente a anunciado (las
profecías anunciaban el regreso de Israel por medio del Mashíaj, no de los
gentiles).
¿Cómo entender que los gentiles vinieran a ELOHÍM, cuando los que debían venir
eran los hijos de Israel?
Inmediatamente ellos se dieron cuenta de que los que volvían eran descendientes de la
casa de Israel (Efraím), quienes una vez habían perdido su identidad entremezclándose
con los demás pueblos (Oseas 7:8 > Efraín se ha mezclado con los demás pueblos).
Hechos 15:19 demuestra que la entrada de los gentiles era un regreso a sus raíces y no la
conversión a una nueva fe.
“Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se conviertenG1994 a
ELOHÍM”. HECHOS 15:19
La palabra griega traducida como convierten es ἐπιστρέφω (epistréfo), marcada con el
G1994 en el diccionario Strong; significa: convertir, volver, revertir.
Entonces, Hechos 15:19 diría: Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles
(Efraím gentilizado) que se vuelven (regresan a sus raíces) a ELOHÍM.
Es interesante ver que la misma palabra fue utilizada en Mateo 13:15, donde YESHÚA le
habla a Israel y no a los gentiles, además de citar una porción del profeta Isaías al
pueblo cadosh.
“Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el
corazón entiendan, Y se conviertan G1994, Y yo los sane”. MATEO 13:15
Mateo 13:15 es la evidencia de que Hechos 15:19 se refiere a los israelitas gentilizados
(entremezclados en las naciones >Efraím; Oseas 7:8) que se convertían (epistréfo
>Volvían a sus raíces) al ELOHÍM de Israel, ya que es la misma palabra griega que se
usa en ambos textos.
En Jeremías 33:3 encontramos otro ejemplo muy importante, y es un texto sumamente
relacionado con el misterio que le fue revelado a los apóstoles (Efesios 3:5):
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces”. JEREMÍAS 33:3
Los versículos siguientes a Jeremías33:3 nos enseñan las cosas ocultas que ELOHÍM le
mostraría a Jeremías (La restauración de Israel> Casa de Judá y Casa de Efraím).
“Porque así ha dicho YAHWEH ELOHÍM de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y
de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas (porque vinieron
para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los
cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa
de toda su maldad): He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les
revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los
cautivos de Israel, y los restableceré como al principio”. JEREMÍAS 33:4-7
¿Por qué Jeremías 33:3 nos habla de cosas ocultas?
Lo oculto consistía en que los gentiles le darían cumplimiento a tal profecía, al ser ellos
la casa de Efraím gentilizada.
Todas estas pruebas confirman que Deuteronomio 32:21 (Yo también los moveré a celos
con un pueblo que no es pueblo) se refiere a la Casa de Israel (Efraím). De tratarse de
otro pueblo en Deuteronomio 32:21, tendríamos que aceptar la teoría del remplazo,
provocando un choque escritural con Jeremías 31:36-37:
“Si faltaren estas leyes delante de mí, dice YAHWEH, también la descendencia de Israel
faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho YAHWEH: Si los
cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también
yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice YAHWEH”.
JEREMÍAS 31:36-37
Para terminar, citaremos Apocalipsis 7:9-12:
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de
todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y
clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro ELOHÍM que está
sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del
trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros
delante del trono, y adoraron a ELOHÍM, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro
ELOHÍM por los siglos de los siglos. Amén”. APOCALIPSIS 7:9-12
Después de este recorrido, no es difícil entender que la gran multitud es la Casa de
Israel (Efraím) gentilizada entre las naciones, dándole cumplimiento a Génesis 17:6
(“Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti”).
Nota: Para mejor entendimiento de Apocalipsis 7:9-12, ver estudio “Los ebrios de
Efraím”, en nuestro sitio Web: www.hijosdejacob.com
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de ELOHÍM! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la
mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que
le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea
la gloria por los siglos. Amén”. ROMANOS 11:33-36.
Web: www.hijosdejacob.com Hermano: Leo Ben Jacob