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MINA HARKER FANS

Mina Harker Fans Revista Digital

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MINA HARKER FANS

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Editor: E.C.D.Diseño: El golem.Redactores: Ana Harker, Leonardo Harker, Sebastián Harker, Milton Harker, Dario Harker, Ursula Harker, Soraya Harker, Miguel Harker, Javier Harker, Carolina Harker, Tomás Harker, Katzuo Harker, Lilibeth Harker, Ormar Harker. Gráficos: Julio Ch. Harker.

Ex libris

Ex libris de la biblioteca personal del Conde Mikail Romanov (1546 - 1620). La biblioteca llegó a tener 10 000 libros entre los cuales se encontraba el Quijote por la casa editorial de Ernesto Barriga y la primera edición de la Bilblia de la imprenta Gutemberg.

Estimado lector:

El único objetivo de Mina Harker Fans consiste en difundir el género del horror y sus diversas variantes a través de la Internet. Es por eso que, a la vez que distribuimos esta revista de forma gratuita en la web issuu.com, publicamos también cada uno de los artículos, cuentos, filmes y canciones en el blog minaharkerfan.blogspot.com, lima obscure music en facebook y lima obscure music en goear.com. Nuestro camino a futuro es crear una web profesional y rica en contenido para todo aquel que ame y desee conocer más el arte gótico (o movimiento dark) en nuestra ciudad y otras ciudades del mundo.

No obstante, nuestro interés no sólo se centra en las artes clásicas como son la literatura, la arquitectura, la fotografía, la música y el cine; queremos profundizar también en otras artes que tengan como característica principal el horror, por ello ampliaremos el campo de la creación y profundizaremos en la crónica negra, el cómic, el diseño digital y la interliteratura.

Esperamos que esta revista sea de su agrado y prometemos crecer y mejorar con cada nuevo número.

E.C.D.

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Miento al decir que he tenido otras ediciones en pulp y cómic (las cuales ya las he regalado). Miento al decir que he visto todas las adaptaciones al cine, la televisión y el teatro (el año pasado se representó una de tantas en el teatro de la ISIL). Exis-ten también los juegos de video (desde el ninten-do al PlaySta-tion, como tam-bién los juegos de roll . Y no pasarán muchos años para te-ner una versión ciberliteraria -la cual leeré, veré, oiré, tocaré y jugaré, todo a la vez-; sigo min-tiendo). Lo cierto es que tengo un librito de Drácu-la al cual regreso cada cierto tiem-po para releer y no olvidar cier-tos pasajes maravillosos que Stoker escribe con delicada pluma y ex-traordinaria técnica: la bitácora del capitán del Demeter.

Creo yo que es el relato más terro-rífico que se ha escrito en toda la literatura. Y es que Stoker utiliza la forma personal (el yo) de mane-ra tan extraordinaria que es total-mente creíble todo lo que ocurre a bordo de ese barco fantasma. Y el

único filme que se acerca más a esta dramática secuencia de muertes y locura es Nosferatu. Sin embargo, no hay director, ni actor capaz de llevar a la pantalla la desesperación y resignación del capitán al ver a su tripulación desaparecer y re-conocer su próxi-ma muerte. Escribo estas

líneas viendo, de cuando en cuan-do, los ojos del

conde. Parecen tener vida y presien-to como si ahora una fuerza extraña me impidiera seguir escribiendo...

Continúa en el blog: minaharkerfan.blogspot.com

Biblioteca del horror

Miento al decir que tengo diecisiete ediciones de lujo de Drácula: nueve en castellano, cuatro en inglés, dos en francés, uno en alemán y otro en italiano.

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Clemente Palma: el último fauno

Este año se conmemora 140 años del nacimiento de uno de los primeros escritores del cuento fantástico en el Perú. A manera de preámbulo de las celebraciones, damos al lector una breve biografía de uno de los primeros escritores que cayeron bajo el hechizo de Mina Harker.

Es más que evidente que la agonía de la literatura

proveniente del 50 está desempolvando algunos libros que solo eran del gusto y exclusividad de investigadores. Posiblemente gracias a algún senil Prometeo, la publicación de la obra completa de Clemente Palma (PUCP 2006) llegue a nosotros como la novedad literaria o el hallazgo de un nuevo talento de las letras peruanas; muchos de los escritos de Palma solo vieron la luz una sola vez… allá…muy allá… por los primeros años del pasado siglo.Y es que a Palma se le reconoció

más por sus escritos periodísticos que por su narrativa, ya que, como ahora, la trivialidad es la que pone la comida en la mesa y paga el alquiler. No obstante, su obra fue estimada por importantes escritores del viejo mundo como Miguel de Unamuno, que elogió las páginas de los Cuentos Malévolos, y, emocionado, dirigió una carta agradeciéndole haberle dado la oportunidad de disfrutar de una exquisito relato llamado El último Fauno.No es necesario darle al lector una

biografía de uno de los primeros escritores peruanos que cayó bajo el hechizo de la condesa. Su vida

fue tan apacible y tan cómoda como la de cualquier burgués, hijo de un afamado autor de tradiciones peruanas y diputado por el partido conservador; jamás pasó hambre ni sufrió las horribles alucinaciones de Edgar Allan Poe, ni los delirios alcohólicos de Baudelaire. Frecuentó sí, como toda la bohemia limeña de aquella época, los salones del Palais Concert, discutiendo apasionadamente sobre La tierra baldía de Eliot o deleitándose con los provocativos trajes de las flapper peruanas (porque las hubo: la influencia de la moda parisiense fue recibida con entusiasmo en la capital), quizá intentando

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bailar aquella disparatada música llamada charlestón, como también lamentándose e indignándose por el estallido de la primera guerra mundial.Sin embargo, la oscuridad se

lleva por dentro. La narrativa de Clemente Palma si bien no es terrorífica, sí desborda una umbría imaginación. Los seres que pueblan su mente (que van desde seres de la mitología griega hasta humanos de un mundo ultramoderno y estéril) se encuentran en una continua búsqueda (aunque es preferible llamarle obsesión) por la reconquista (o salvación en última instancia a través del destierro) de su estirpe. No obstante, la desesperación, la

locura y la muerte (temas también importantes en su literatura) son provocadas por un sentimiento tradicionalmente romántico, que si en un principio provocan un rechazo al lector contemporáneo, la fábula, las imágenes nítidas que provocan sus metáforas y la melódica alternancia de las palabras (se recomienda leer a Palma en voz alta) nos cautivan al final de cada historia. Clemente Palma es uno de los

primeros escritores peruanos seducido por los encantos de Mina Harker. Para nosotros, los fieles servidores de la condesa, es un autor infaltable en una antigua y lúgubre biblioteca señorial. Ѫ

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Escribo este artículo después de haberme devorado un enorme y jugoso bistec. Sí. Lo primero que hice al terminar de leer los Cuentos antropófagos (recopilados por mi amigo Carlos Kovaz, que aún busca una editorial con la suficiente sangre fría y el estómago fuerte para publicarlos) fue ir directo a la cocina y comer. Mientras cortaba la carne recordé al «caníbal de Rotenburgo»; supongo que sabrán del caso: Armin Meiwes contactó por Internet con Bernd Brandes, ambos charlaron por varias horas, bebieron mucho alcohol, Meiwes trataba de convencerlo, Brandes dudaba, le agradaba mucho el dolor pero de ahí a ser sacrificado existe un enorme abismo; sin embargo aceptó: Meiwes entonces encendió la filmadora, después cortó el pene de Brandes y ambos comieron de él; luego asesinó, descuartizó y devoró a su nuevo amigo. Recuerdo también el caso del mexicano José Luis Calva Zepeda, el «poeta caníbal», que se almorzó a su novia Alejandra Galeana y escribió más de diez novelas, ocho obras de teatro y 847 poemas sobre amor, deseo, obsesión y muerte. El primero ocurrió en el año 2001, el segundo en el 2007. Siglo XXI, ¿no es así? En el año 2008, el doctor e

investigador Manuel Moros Peña, publicó su libro Historia natural del canibalismo. Libro muy entretenido,

muy bien documentado, que nos guía por el mundo de la antropofagia, con ilustraciones y fotografías que a más de uno pondrá la piel de gallina (¡uhm!). En su obra aparecen agrupados los distintos tipos de canibalismo por especialidades: supervivencia, ritual, prehistórico, guerrero y patológico. Incluye también un capítulo dedicado al cine caníbal. Pueden comprarlo en cualquier

librería de Miraflores, sobre todo las que están cerca a los restaurantes. No obstante, es aquí donde yo

quiero resaltar el trabajo de mi amigo Kovaz con su recopilación de cuentos antropófagos. Para mí fue una pena que el libro de Moros Peña no tocara el tema del canibalismo en la literatura. Me pregunto ¿por qué? Quizás porque la literatura caníbal

se agrupa de distinta forma. Veamos:Tenemos las de humor (aunque

cueste creerlo), como Canibalismo en el tren, escrita por Mark Twain, en el cual se narra un alterado e inquietante debate de unos funcionarios públicos atrapados en una tormenta de nieve que tiene como función principal votar por el candidato más gordo, joven y jugoso para la hora de la cena. Relato que les hará reír tanto como el de Jonathan Swift y su Modesta proposición de un antropófago,

Cuentos antropófagos

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en donde se da la solución de la pobreza en la Irlanda del siglo XVIII ofreciendo, a costo muy alto, a los niños de la plebe para los caprichos gastronómicos de los ricos. Existen los casos de canibalismo

nostálgico. Si bien en un principio se explica que los personajes debieron comer carne humana para sobrevivir, en el cuento de Gastón Leroux, La cena de los bustos, los hombres necesitan comer a su prójimo por el delicioso recuerdo de la carne humana. Hay casos donde el canibalismo existe solo en la imaginación, y no por ello es menos terrorífica las imágenes de un banquete preparado por la familia en donde uno es el plato principal, como la historia de Lu Sin en su Diario de un loco. Las hay también en donde el hombre civilizado vuelve a su estado salvaje por influencia de creencias mágico-religiosas, por el cual se piensa que devorar a un humano es nutrirse directamente de su espíritu, adquiriendo sus habilidades y sus virtudes, como también sus pecados en pago de la vida que se ha tomado. Mencionó dos: El

caníbal arrepentido de Papini y Los hombres fieras de Roberto Arlt. Pero no todo es salvajismo y zafiedad, hay historias que toman el canibalismo desde un punto de vista más refinado, con cuchillo y tenedor. Aunque siempre el devorar a una ser humano será un acto monstruoso, hay algunos que se toman su tiempo para darle cierto esnobismo y delicadeza a aquellas aberraciones. Me refiero al cuento de Matamoros: Entrevista con el caníbal, cuento que transcurre en una cena antropófaga con Issei Sagawa (caníbal japonés que se empachó allá por 1981 con una estudiante francesa y que hoy corretea libre por las calles de Tokio) y que da a un periodista sus opiniones sobre literatura y gastronomía caníbal.Bueno. Si Manuel Moros Peña

decide publicar una segunda edición de su Historia natural del canibalismo, esta antología puede servirle de mucho. Solo falta su publicación. Pido entonces a cualquier editorial que publique esta antología que estoy seguro será un éxito de venta. Ѫ

Los cuentos antropófagos mencionados en el artículo muy pronto los subiremos a issuu.com y a minaharkerfanblogspot.com

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Entrevista con el caníbal

Hace solo cinco horas he llegado de Japón luego de entrevistar a Haruki Murakami por la publicación de su última novela After Dark. Como

todos mis compañeros de la revista saben, Murakami es un escritor huraño, que apenas si se deja preguntar un par de cosas. Lo que he logrado es para ellos un acontecimiento que debe celebrarse con una cena bohemia que, para sorpresa de la directora, insistí en prepararla yo mismo.—Esta cena está exquisita —me dice Noelia, directora de la revista.—Solo es ensalada waldorf, patatas y carne —respondo yo tratando de ser

humilde. —Es verdad, Andrés, todo te ha salido para chuparse los veinte dedos —ríe

José, el crítico literario, y alzando su copa brinda—: por ti, Andrés, por tu gran entrevista con Murakami. Ten por seguro que el número de noviembre será un éxito rotundo.—¡Salud, Andrés! —brinda Stefany, la correctora de estilo, guiñándome un

ojo, alentándome a que más tarde una fiesta privada se celebre entre los dos.—¡Salud! —brindan los demás escritores, las dos traductoras, el fotógrafo y

el editor, quien choca su copa con la botella, pues nadie quiere brindar con él.—Pero dinos, Andrés, estuviste dos días en Japón. ¿Qué más hiciste? —me

pregunta Noelia con una sonrisa de complicidad en sus pequeños labios rojos—. El primer día fue la entrevista con Murakami. Se suponía que debiste tomar el primer vuelo a Madrid. Pero me llamaste para pedirme un día más. Sabes que tengo que hacer llegar los gastos a la administración y debes darme una coartada.Yo guardo silencio.—Vamos, dinos, ¿a dónde fuiste? —pregunta José—. ¡Suelta de una vez,

hombre! —Seguro se fue de compras —dice Stefany sirviéndose vino hasta derramar

un poco sobre el mantel—. ¿Nos compraste algo?—La verdad —respondo mientras trato de salvar mi mantel con una servilleta

y cuidándome de no parecer un relamido—… fue por motivos profesionales.—¿Trabajando para la competencia? Recuerda que tienes un contrato por

exclusividad —Trata de ser socarrón el editor… No lo consigue. Todos lo miran serios. Sin embargo, esta interrupción ayuda a darle cierto aire de misterio a lo que yo voy a decir.—En realidad fue por un motivo más personal. Como sabrán algunos yo

trabajé como traductor hace ya varios años en la desaparecida editorial Caribdis. Su dueño, un tipo obsesionado con temas oscuros y prohibidos,

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me contrató para traducir las memorias de Issei Sagawa… Claro está que el libro jamás se publicó. Desconozco el porqué. Sin embargo, aquel libro jamás se pudo borrar de mi mente. No importa cuantos años pasaran. Así que me prometí que al tener la primera oportunidad de estar en el Japón entrevistaría a Issei Sagawa y le preguntaría un par de cosas —Al decir esto el rostro de José empalidece: sabe quién es Sagawa—. Para ello, y por esto me disculparás Noelia, fui en nombre de la revista, porque Issei solo le abre la puerta a los medios. Si hubiera ido como el adepto que soy de su literatura jamás me hubiera permitido entrar a su casa.—¿Quién es ese Sagawa? —pregunta Stefany con una sonrisa boba, producto

del alcohol. Sus ojos son ya dos brillantes luceros perdidos y su cabello dorado cae deliciosamente en sus hombros desnudos.—Issei Sagawa es un caníbal —respondo como se le responde a una niña

quién es Dios o quién es Satanás—. En 1981 asesinó de un escopetazo a Renee Hartevelt, una estudiante de veinticinco años que estudiaba literatura francesa… Luego se la comió —Continúo el relato de mi entrevista sin dejar tiempo a que alguien me interrumpa pues noto que varios desean cambiar el tema—. Al llegar a su casa, para cenar, lo saludé respetuosamente y le mostré un Château Pétrus Bordeaux. Al verlo, Sagawa aplaudió de puro entusiasmo y entrando a la cocina sacó dos hermosas copas Riedel para catar mi obsequio.—Es un vino delicioso —me dijo Sagawa al probarla—. La cena ya está

servida.—Nos sentamos a la mesa y comimos una ensalada waldorf, patatas y carne.

Algo muy simple. Mientras cenábamos inicié la entrevista. Dejé de lado todo lo referente a Renee Hartevelt y a sus libros sobre canibalismo, es decir: no me interesaba lo que todo el mundo ya sabía; Sagawa había dado muchas entrevistas. Lo que yo quería saber era su opinión sobre los relatos caníbales de otros escritores, es decir: las ficciones o realidades que él encontraba en ellas.—¡Ah! Muchas de esas lecturas, gastronómicamente hablando, son malas —

me respondió Sagawa—. Lamentablemente los autores no conocían a fondo el tema… Verá: usted habrá leído a Poe y su Arthur Gordon Pym; pues carece de verosimilitud; allí se cuenta que devoraron a Parker con un simple cuchillo de caza. Eso es imposible. Y no sólo eso: Poe dice que arrojaron los pies, las manos y la cabeza al mar. ¡La cabeza, pésima idea!: los pómulos, la nariz, la orejas, ¡la lengua!... ¡que exquisitez! Arrojaron al mar lo mejor que uno puede disfrutar en esta vida.—Pero era la primera vez que comían un ser humano, no tenían ninguna

experiencia —observé yo.—Tampoco yo la tuve al comerme a Renee —obervó a su vez Sagawa. —Es verdad. ¿Cuál para usted es el relato más creíble? —le pregunté entonces.

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—A parte de la mía… Sin duda el de Papini. Es que… Verá: Papini tiene razón al decir que el alma del devorado se queda dentro de nosotros. Yo creo que el alma de Renee está dentro de mí. Es ella quien me atormenta. Es mi castigo por devorarla… —Su tristeza parecía ser sincera. Sin embargo lo siguiente lo dijo con mucha irritación—: ¡No es cierto que me sienta orgulloso por haberla devorado! ¡No soy como aquella gentuza que sintió “felicidad” al comerse a Grenouille! —¿Su acto no fue por amor?—Uno jamás mataría lo que ama.—¿Y qué es lo que lo atormenta?—¡El regusto! —Me respondió, expulsando unas gotas de saliva que fueron a

caer en su plato—. Verá: una vez que se ha comido carne humana, uno ya no puede dejar de hacerlo.—¿Quiere decirme que lo ha vuelto hacer? —pregunté yo sorprendido pues

en todas sus entrevistas había negado rotundamente haberlo hecho.—¡Pues claro que sí! Sólo que ya no asesino a mujeres. Tengo un proveedor

que me entrega las carnes más frescas. —Quiere decir…—¡Oh!¡No! ¡No! Ya están muertas. Son mujeres jóvenes que fallecen y sus

familiares piden la incineración del cuerpo. Ya sabe… si falta una pierna o un brazo nadie se da cuenta. —¿No teme que la policía se entere?—No. Mi papa lo tiene todo arreglado.—¿Quiere decir que su padre también sabe de esto? —Sí. Logré convencer a mi papa al prometerle que me portaría bien si él me

proporcionaba uno que otro «bistec» por lo menos una vez al mes. Así he podido seguir disfrutando de ese delicioso manjar. Pero, claro, no es igual, nunca será igual como aquella vez —Su mente regresó a ese 11 de junio 1981. Estuvo soñando despierto por lo menos cinco minutos, al despertar retiró los platos de la mesa y volviendo de la cocina con un paquete en sus manos me dijo—: Miré. He aquí un buen trozo de carne humana—. Yo me quedé absorto, contemplando aquella carne roja cubierta por una delgadísima capa de grasa… Después miré a Sagawa directamente a los ojos… Entonces supe lo que él iba a hacer… Regresó a la cocina… Empecé a oír un sutil ruido de sartenes… Luego escuché cómo encendía la hornilla eléctrica… Varios segundos después el ruido de la carne friéndose en aceite y sobre todo el aroma de la carne se expandió por toda la casa. Cuando hubo terminado volvió con dos platos. Puso uno frente a mí y a su lado colocó un cuchillo y un tenedor—. ¡Bon appetit! —me dijo y se puso a comer. Todos mis compañeros guardaban silencio. Nadie se atrevía a decir algo. Por

fin uno de ellos, se aventuró a preguntar: «¿Comiste?».

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—Sí, comí. La verdad no estaba mal. Cuando le pregunté qué parte del cuerpo estábamos comiendo, me respondió que era una pierna. Al comentarle que la carne era muy suave, se sintió halagado y me dijo que pertenecía a una joven de 19 años. Desconocía los motivos de su muerte. Pero me aseguró que era carne limpia y segura. Después continué con mi entrevista, que habrá durado unas dos horas. Antes de despedirme, Sagawa me dijo que no publicara nuestro pequeño «postre» en mi artículo, pues las tendría bien gordas con la policía, pero sobre todo con su papá, pues si se enteraba que había cometido la estupidez de declarar a la prensa que aún practica su afición por la carne humana, esta vez no lo ayudaría a salir del hospital psiquiátrico.—Le pido, por favor, que no lo escriba. Sus preguntas me abrieron el apetito.

¡Realmente me ha encantado charlar con usted! Luego, como le había caído bien y le había llevado un excelente vino Pétrus,

insistió en obsequiarme el resto de la carne que estaba en el congelador. No quise rechazar su regalo y acepté encantado, pues ya saben lo que le pasó a Renne Hartevelt cuando lo rechazó allá por 1981.Todos continuaron en silencio y esperé a que alguien me preguntara: «¿Qué

hiciste con la carne?». —¿Qué hiciste con la carne? —pregunta, al fin, uno de ellos.—¡Bon appetit! Todos ríen de mi historia creyendo que es una broma. ¡Bueno! Quizá sea mejor

así. Al traer otro vino Pétrus de la cocina, rozo los provocadores hombros de Stefany, aceptando su invitación a nuestra fiesta privada. Ѫ

Nota del editor:

• El vino Château Pétrus Bordeaux es el que Hannibal Lecter ofrece a sus comensales en la novela Red Dragon.• Los personajes de Poe devoran a un hombre en el capítulo XII de la novela Las aventu-ras de Arthur Gordon Pym.• Se hace mención al relato Gog de Giovanni Papipni.• Grenouille: es el personaje principal en la novela Das parfum, die Geschichte eines Mör-ders de Patrick Süskind.

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Una anécdota nada feliz

He aquí lo que me refirió un día un amigo:

«Me encontraba leyendo a Máximo Gorki en la plaza Washington, dándome perfecta cuenta de la sonrisa irónica que mi lectura provocaba a una anciana que (murmurando quizás la observación ya lista) no pude dejar de atender.— ¿Se le ofrece algo? —fue lo primero que se me ocurrió decir.—Es extraño —dijo la anciana— leer a Gorki, ¡un comunista!, en una plaza

que lleva como nombre Washington. ¿No le parece gracioso?—Pues creo que sí —admití tratando de continuar mi lectura, pero supe que

ya era tarde.—Sí, es gracioso. Yo, por ejemplo, hubiera traído otro tipo de lectura. Una

que vaya más con el espacio que me cobijará en ese viaje hermoso que es la literatura.—Sus palabras me dicen que le gusta mucho leer —Al decir esto cerré el libro.— ¡Oh!, amo leer. Leo desde que tengo 6 años. Es una pasión para mí. El día

en que ya no pueda leer creo que moriré.— ¿A cuál autor leería usted en una plaza que lleva como nombre Washington?—Sin lugar a dudas a Somerset Maugham.—Pero Maugham… —No, preferí no comentar del autor. Quise saber la razón

de esta elección que a mi entender no tenía lógica—. ¿Por qué Maugham?—Simple querido —y con la voz más seria con la que pudiera dramatizar sus

palabras dijo—: ¡porque me siento como Laurence Darrell!Traté de comprender el porqué de la elección de esta anciana. Sabía que Al

filo de la navaja era la obra más celebrada de Somerset. Pero también estaba Servidumbre humana.—Siento que mi vida es idéntica a la de Laurence. ¿Sabes?, yo he viajado por

muchos países, pero a diferencia de Darrell que llegó a encontrar la felicidad, yo aún me encuentro en un infierno donde quizás nunca podré salir. Estoy sola, siempre he estado sola. Decidí estar sola cuando tenía veinticinco años. Yo quería vivir a toda costa. Conocer el mundo, pero no me sirvió de nada. Mírame ahora, estoy vieja y sola, y sin dinero. No pido limosna por orgullo. —Pero… —No queriendo saber más quise cambiar de tema. Vi un paquete

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que llevaba bajo el brazo y sin importar si caía en la indiscreción pregunté—: ¿Qué lleva ahí?—Es un teléfono. ¿No deseas comprarlo? Te lo venderé. Dame lo que tú creas

que es justo.Mi sorpresa fue aún mayor cuando del paquete sacaba un teléfono. ¿Acaso esta

anciana estaba loca? ¿O había caído en la más absurda de las desesperaciones? Vender un teléfono a un completo extraño. Tomar como iniciativa de venta el título de un libro. Era para reírse y contar la anécdota al primero de los amigos que encontrara al volver a casa. No. Buscar inmediatamente a un amigo para contarle la anécdota eso era lo que debía yo hacer. Pero necesitaba un poco más de material, alargar la escena, extender la charla, buscar, no sé, alguna lágrima.—Lamentablemente no puedo ayudarla ahora; no tengo dinero —dije al fin. — ¡Lástima! Es un buen teléfono.—Ya lo creo. Pero dígame, ¿a qué se dedica usted? Supongo que una persona

que ha viajado tanto es porque debe tener o ha tenido una excelente carrera.—Yo he sido profesora de inglés.— ¿Solo eso? ¿No ha hecho traducciones, escrito libros, manuales? ¿No ha

trabajo para compañías, conferencias o embajadas?—Hace mucho que no hago eso. Pero sí, he ganado mis buenos dólares.—Sabe, quiero ayudarla. Yo conozco gente que desea aprender inglés.

También conozco gente que trabaja en institutos de idiomas. Yo podría lograr que se entrevistara con directores de escuela y así pueda usted enseñar de nuevo. ¿Qué le parece?— ¿En serio? ¿Usted podría hacer eso por mí? Es un ángel, un ángel que ha

venido en mi ayuda. Yo decía al verlo bien concentrado en su lectura: este joven es una buena persona. Él me ayudará. Así como Laurence en el Himalaya. ¡Yo me siento como Al filo de la navaja! Pero saldré de ella, como en la novela.La anciana me dio su dirección y en unos días yo iría a visitarla para darle las

buenas noticias. Ella conseguiría un trabajo de profesora y ya no tendría más penas. Me regalaría su enorme biblioteca que su abuelo y su padre le habían heredado y seríamos amigos. Saldría del infierno en que estaba para volver a una nueva vida, como en la novela. Pero no. Al dejarla sentada en la plaza, con ojos llenos de esperanza y

quizás murmurando algunos pasajes de su obra favorita, al verme libre de su presencia, tiré su dirección y fui en busca del primer amigo.Y aquí me tienes contándote esta anécdota, algo extraña lo sé. Pero real. Quizás

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si vas a la plaza Washington encuentres a la anciana. Pero te aseguro que está completamente loca. Además Maugham es francés y la novela es evidentemente una obra francesa, aunque el personaje de Darrell sea norteamericano».

Celebré la historia con un brindis; y mientras mi narrador se servía la primera cerveza, su alma fue tocando fondo, mas lo poco que encontró fue a parar al vaso; el dulce sabor de la tristeza lo hizo sonreír, un ligero rubor bendijo el momento; estalló en una carcajada. Ѫ

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Un cuarto que parece un desvarío, un cuarto verdaderamente espiritual, don-de la atmósfera estancada está ligeramente teñida de rosa y de azul.El alma allí toma un baño de pereza, aromatizado por el remordimiento y el

deseo. Hay algo de crepuscular, de azulado y de rosado, un delirio de deleite durante un eclipse.Los muebles tienen formas alargadas, postradas, lánguidas. Los muebles tie-

nen aire de soñar; se dirá dotados de una vida sonámbula, como lo vegetal y lo mineral. Las materias hablan una lengua muerta como las flores, como los cielos, como los soles ponientes.Sobre los muros ninguna abominación artística. Relativamente al sueño puro,

a la impresión sin analizar, el arte definido, el arte positivo es una blasfemia. Así, todo tiene la suficiente claridad y la deliciosa obscuridad de la armonía.Un aroma infinitesimal de la elección más exquisita, a la que se mezcla una

muy ligera humedad, nace en esta atmósfera donde el espíritu durmiente es mecido por sensaciones de sofocación.La muselina cae abundantemente delante de las ventanas y delante de la

cama; se expande en cascadas nevosas. Sobre esa cama está acostado el Ídolo, la soberana de los sueños. ¿Pero cómo está ella ahí? ¿Quién la ha traído? ¿Qué poder mágico la ha instalado sobre ese trono de desvarío y deleite? ¡Qué im-porta! ¡Allá está! Yo la reconozco.Vean bien esos ojos cuya llama atraviesa el crepúsculo; esos sutiles y terribles

mirones, que reconozco por su tremenda malicia! Atraen, subyugan, devoran la mirada del imprudente que los contempla. Frecuentemente los he estudia-do, esas estrellas negras que comandan la curiosidad y la admiración..¿A qué demonio benevolente debo el estar así rodeado de misterio, de silen-

cio, de paz y de perfumes? ¡Oh, beatitud! Eso que nombramos generalmente la vida, aún en su expansión más feliz, no tiene nada en común con esa vida suprema de la que ahora tengo conocimiento y que saboreo minuto por minu-to, segundo por segundo.¡No! ¡No hay más minutos! ¡No hay más segundos! El tiempo ha desapareci-

do: es la Eternidad que reina, una eternidad de delicias.Pero un golpe terrible, torpe, resuena en la puerta, y , como en los sueños in-

fernales, me ha parecido que recibía un golpe de azadón en el estómago.

El cuarto doble

Un cuento de Charles Baudelaire

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Y luego un Espectro ha entrado. Es un oficial que viene a torturarme en nom-bre de la ley; una infame concubina que viene a gritar miseria y a agregar las trivialidades de su vida a los dolores de la mía; o bien el testaferro de un di-rector de diario que reclama el término de un manuscrito.El cuarto paradisíaco, el ídolo, la soberana de los sueños, la Sílfida, como de-

cía el gran René, toda esa magia ha desaparecido al golpe brutal asestado por el Espectro.¡Horror! ¡Me acuerdo! ¡Me acuerdo! ¡Sí! Esa choza, esa estancia del eterno

tedio, es bien la mía.He aquí los muebles fatuos, polvorientos, descornados; la chimenea sin lla-

ma y sin brasa, manchada de escupidas; las ventanas tristes donde la lluvia ha trazado surcos en la polvareda; los manuscritos, tachados o incompletos; el almanaque donde el crayón ha marcado las fechas siniestras!Y ese perfume de otro mundo, en el que me embriago con una sensibilidad

perfeccionada, ¡ay!Ha sido reemplazado por un fétido olor a tabaco mezclado con no sé qué

nauseabundo moho.Se respira aquí ahora lo rancio de la desolación.En ese mundo estrecho, más sí pleno de disgusto, un solo objeto conocido me

sonríe: el frasco del láudano; un viejo y terrible amigo; como todos los amigos, ¡ay! fecundo en caricias y en traiciones.¡Oh! ¡Sí! El Tiempo ha reparado; el Tiempo reina soberano ahora; y con el

horroroso viejo ha vuelto todo su demoníaco cortejo de Recuerdos, de Remor-dimientos, de Espasmos, de Pavor, de Angustias, de Pesadilla, de Cóleras y de Neurosis.Yo les aseguro que los segundos ahora están fuertemente y solemnemente

acentuados, y cada uno, saltando del péndulo, dice: «¡Yo soy la Vida, la inso-portable, la implacable Vida!».No hay más que un Segundo en la vida humana que tenga la misión de anun-

ciar una buena nueva, la buena nueva que causa a cada uno un inexplicable pavor.¡Sí! El Tiempo reina: ha retomado su brutal dictadura. Y me empuja con su

doble aguijón. —¡Y arre así! ¡borrico! ¡Suda así, esclavo!, ¡Vive así, maldito!Ѫ

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FILMOTECA DEL HORROR

El gabinete de Dr. Caligari es la mejor película expresionista del cine alemán. Fue escrita por Hans Janowitz - Carl Mayer y dirigida por Robert Wiene en 1920.

Mira el film completo en:

minaharkerfan.blogspot.com

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En la ciudad londinense de Soho (Inglaterra, 1982) grupos

de singulares nombres como Specimen o Siouxie Sioux fueron los precursores a la hora de querer demostrar al mundo que la música gótica también tiene su atractivo y que aún por hoy es capaz de albergar en pequeños espacios under a gente que sabe disfrutarlo. La ambiciosa idea se inició con The Batcave, un velado y lúgubre recinto que terminó siendo considerada la cuna de la subcultura gótica.

En un principio, la música al estilo new wave y glam rock tuvieron preferencia entre los jóvenes ingleses, luego, se dieron el gusto de adentrarse más en el gothic rock. Sus repertorios musicales se realizaban con bandas en cuerpo presente, acompañados de disjockeys del lugar. Algunos de los grupos que pasaron por The Batcave fueron Alien Sex Fiend (buscar y escuchar su Ignore the

Enciclopedia básica del gothic rock

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machine), los mismos fundadores, por supuesto, Specimen (ver su deathrock glam en su canción Kiss kiss bang bang); además de un bien homologado Robert Smith (sí, de The Cure, pero escúchenlo en su Doubt).Otros de los invitados que

aparecieron en esa Cueva de murciélagos fueron: Sex Beat, The Alien Sex Fiend, Test Dept, James T. Pursey, Patti Palladin, Meat of Youth, Brilliant y The Venomettes. De estas presentaciones, una disquera inglesa extrajo algunas canciones para recopilarlas en un álbum llamado The Bat Cave, Young Limbs & Numb Hymns (Londres, 1983) y difundirlas en todo el mundo, y que hasta hoy siguen de mano en mano. Precisamente, lo que se consigna en él es una alegoría de larga vida al Batcave. Habrá que leerlo, escucharlo y sentirlo.Algo importante a considerar es

que todo este movimiento gótico se desarrolló en el continente europeo y muchas de las bandas que surgieron progresivamente adoptaron el nombre de Batcave para explicar su estilo musical y sin cantar necesariamente en lengua inglesa. Es por ello que, librados de la revendida cultura americana, hoy tenemos interesantes propuestas para ver y escuchar en ese abanico musical del «rock de los ochentas». ѪPara oír a los grupos mencionados y más ir a

facebook: lima obscure music.

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Sileno - Julio Ch. Harker