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! , I I ¡ 1 < I , capítulo2 Métodos de recuperación, tratamiento y preparación de los restos humanos Jordi Alfonso Quintana y Alicia Alesan Alias INTRODUCCIÓN La fuente principal de conocimiento para la pa1co- patología son los restos esqueléticos humanos. Por e ll o es lógico pensar en la impo rt ancia del proceso de recu- peración de estos restos. Así, la excavación y los datos recogidos en el campo son parámetros fundamentales para qu e los huesos puedan proporcionar la máxima in - formación al paleopatólogo con el fin de que éste pue- da hacer un diagnóstico lo más fiable posible. Lo s restos óseos de un individuo son únicos e irre- petibles y. por tanto. hay que te ner muy en cuenta la ncccsidnd de realizar una completa y correcta recupe- ra ción del material. I gualmente importante es docu- me ntar en el campo. antes y durant e la excavación. la máxima información posible sohre la sepultura y el in- dividuo. puesto que muchos de estos datos no será posi- ble obtenerlos a lJOSlerÍori y, por tanto, serán irrecupe- rable s. Hay que evitar que la información que pucdan proporcionar los restos óseos, ya ]imitada por la natura- leza misma del material y los fenómenos tafonómicos asociados al enterramiento, se vea disminuida por una recuperación. manipulación y documentación no co- rrec ta . Todos estos datos no lo serán útiles. de forma di- recta o indirecta. para el estudio pal eo patológico. sino que tamhién van a proporc i onar informaci ón sob re los ritos funerarios y sobre otros aspectos del indivi- duo y/o de la población. In versamen te. también los datos pal eo patológicos pueden dar indicios sobre e lti - po de vida o sobre d ete rminadas prácticas (médica s, rituales. etc.). Tanto el cuidado en la recuperación de los restos óseos como la exhaus ti vidad de la docume ntación que se recoge i/1 siw van a fa c il itar el diagnóstico palcopa- tológi co inicial en el campo y, posteriormente. el diag- nós ti co definitivo en el l aborato ri o. El objetivo es obt e- ner la máxima info rm ación posible sobre la s patologías individuales y poblacionalcs con el fin de poder rea li zar una buena aproximación a la casuística individual y a la in terpre tación paleoepidemiológi cll de una población. Cu¡mto más fiable y más cercana a la realidad de ori- gen sea la información pal eo patol ógica obtenida. ma- yor validez tend rán las conclusiones. En los siguien tes apartados se revisa la secuencia de acontecimientos que se inician con la muerte y se- pultura de un individuo y terminan con la excavación de sus restos, y se trata también del papel del antropó- logo en este último proceso. MU ERTE, SEPULTURA Y RITO FUNERARIO El tratamiento que recihe uml persona al morir es un reflejo de cómo se comporta ante la muene y cómo se relaciona con ella el grupo humllno del que procede. P or ello, el estudio de las formas de tratar un cuerpo mu erto puede proporcionar informllción sobre la orga- nización socia l, lo s mecanismos cu ltunlles y la id eo lo gía del grupo (Rui í'. y Chapa, 1990). Sólo cuando existe ulla intencionalidlld en el tratamiento que recibe el cadáver se habla de práctica fun eraria. UI se/mllllm se asocia a esta práctica y responde al hecho intencional de depo- sitar los restos de uno o más difuntos para realizar un gesto funerario. La asociación de unos restos esqueléti. cos con un a estructura, desde un monumento funerario a una simple fosa, aporta indicios fiables dc estar delan - te de un gesto funerario intencional y. por tanto, de una sepu ltufll (Lec1erc, 1990). Inhumaci ón y cremaci ón Desde un crit erio arqueológico se distinguen dos prác ti cas fu nerarias bien diferenciadas: la inhllmación, que es la práctica más extendida y antigull e implica el depósito del cadáver en un a sepultura, y la cremación, que ll ega a ser frecuente en Europa a finales de la Edad 15

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Muerte, sepultura y rito funerario

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capítulo2 Métodos de recuperación, tratamiento y preparación de los restos humanos Jordi Alfonso Quintana y Alicia Alesan Alias

INTRODUCCIÓN La fuente principal de conocimiento para la pa1co­

patología son los restos esqueléticos humanos. Por ello es lógico pensar en la impo rtancia del proceso de recu­peración de estos restos. Así, la excavación y los datos recogidos en el campo son parámetros fundamentales para que los huesos puedan proporcionar la máxima in ­formación al paleopatólogo con el fin de que éste pue­da hacer un diagnóstico lo más fiable posible.

Los restos óseos de un indi viduo so n únicos e irre­petibles y. por tanto. hay que tener muy en cuenta la ncccsidnd de real izar una completa y correcta recupe­ración del material. Igualmente importante es docu­mentar e n e l ca mpo. antes y durante la excavación . la máxima información posible sohre la sepultura y el in­dividuo. puesto que muchos de estos datos no será posi­ble obtenerlos a lJOSlerÍori y, por tanto, se rán irrecupe­rables. Hay que evitar que la información que pucdan proporcionar los restos óseos, ya ]imitada por la natura­leza misma del material y los fe nómenos tafonómicos asociados al enterramiento, se vea dism inuida por una recuperación. manipulación y documentación no co­rrecta .

Todos estos datos no sólo se rán útiles. de forma di ­recta o indirecta. pa ra el estudio paleopatológico. sino que tamhi é n va n a proporc ionar info rmac ión sob re los ritos funerarios y sobre otros aspectos del indivi­duo y/o de la población. In versamen te. también los datos pa leopatológicos pueden dar indicios sobre elti­po de vida o sobre dete rmin adas prácticas (méd icas, rituales. etc.).

Tanto e l cuidado en la recuperación de los restos óseos como la exhaustividad de la docume ntación que se recoge i/1 siw van a facilitar el d iagnóstico palcopa­tológico inicial en el campo y, posteriormente. el diag­nóstico definitivo en el laboratorio. El objetivo es obte­ner la máxima inform ación posible sobre las patologías

individuales y poblacionalcs con el fin de poder rea lizar una buena aproximación a la casuística individual y a la interpretación paleoepidemiológicll de una población. Cu¡mto más fiable y más ce rcana a la realidad de ori­ge n sea la información paleopatológica obtenida. ma­yor validez tend rán las conclusiones.

En los siguien tes apartados se revisa la secuencia de acontecimientos que se inician con la muerte y se­pultura de un individuo y terminan con la excavación de sus restos, y se trata también del papel del antropó­logo en este último proceso.

MUERTE, SEPULTURA Y RITO FUNERARIO El tratamiento que recihe uml persona al morir es

un reflejo de cómo se comporta ante la muene y cómo se relaciona con ella el grupo humllno del que procede. Por ello, el estudio de las formas de trat ar un cuerpo mu erto puede proporcionar informllción sobre la orga­nización socia l, los mecanismos cu ltunlles y la ideología del grupo (Rui í'. y Chapa , 1990). Só lo cuando existe ulla intencionalidlld en el tratamiento que recibe el cadáver se habla de práctica fun eraria. UI se/mllllm se asocia a esta práctica y responde al hecho intencional de depo­sitar los restos de uno o más difuntos para realizar un gesto fune rario. La asociación de unos restos esqueléti. cos con un a estructura, desde un monumento funerario a una simple fosa, aporta indicios fiables dc estar delan ­te de un gesto funerario intencional y. por tanto, de una sepu ltufll (Lec1erc, 1990).

Inhumación y cremación Desde un crit erio arqu eológico se distinguen dos

prácticas fu nerarias bien diferenciadas: la inhllmación, que es la práctica más extendida y antigull e implica el depósito del cadáver en una sepultu ra, y la cremación, que llega a se r frecuente en Europa a finales de la Edad

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Paleopatología. La enfermedad no escrita

Figura 2-1. Sepuhura cob:tiva MB E-35 de la Edad dc Bronce del yacimiento de Mas d'cn Boi :\:Os, ( Pacs. Ah l'encdés. Barce­lona.)

del Bronce y se generaliza en la Edad del Hierro. Esta última práctica implica el <lclO de quemar un cadáver o sus restos esqucléticos por acción del fuego. Depen­dicndo de la intensidau de la cre mación, puede cond ucir I.l la carbonización (tota l O p<lrcial) de los restos o a la incineración (total o parcial) de éstos. Ambas posibilida­des pueden aparecer de forma simultánea en aque llos casos en que la cremación no se completa de forma ho­mogénea (Etxehcrria, 1994).

La cremación del cadáver puede te ner lugar e n el mi smo luga r donde los reslos quemados tendrán su de­pósito defi niti vo o bien en un lugar diferente que impli­ca la existencia de un uslrillUIII (horno crematorio) o de piras funerarias. En el primer caso, la cremación puede tener lugar sobre e l cadáver fresco o sobre restos es­queléticos inhum ados, con carácter ri tual o de modo ac­cidcntal (incendios, ex iste ncia de hogares). El con tex to arqueológico, la articulación de los elementos óseos. la fragmentación, deformación y coloración de los huesos. etc., son parámetros que danín información sobre cómo se ha producido la cremación y sobre la intencionalidad de la práctica.

TIPOS DE SEPULTURAS Las sepulturas pueden clasificarse en función de di­

fere ntes parámetros, como el número de individuos que contienen o la existe ncia de una fase previa al depósito definitivo. En el primer caso, las sepu lturas pueden ser individuales, múltiples o colectivas. En las scpulmruj' IIJjiltiples. numerosos cadáveres son e nterrados sim ultá­neamente sin modificaciones posteriores, aunque pue­de n existir diferentes fac tores tafonómicos que afecten al depósito final. como los movimientos debidos a la putrefacción sincronizada de los cuerpos apilados que se encuentran en una fosa común. En las sC¡J/lllilra,,' co­lectivas (fig. 2-1). el perrodo de utilización es lilrgo y las inhumaciones no son sim ultáneas, observándose, cuan­do e l espacio es lim itado, remociones y alteraciones de los diferentes elementos esq ueléticos en cada reutiliza­ción. La excavación de las sepu lturas múltiples y colec­ti vas puede ser extraord inariamen te compleja, así como la posterior interpretación.

Según el segundo parámetro, las sepulturas pueden ser primarias o secundarias. La sepllllllra primaria se caracteriza por una descomposición del cadáver fresco

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Métodos de recuperación. tratamiento y preparación de los restos humanos

en el lugar definitivo de depósito. El reconocimiento de un a se pultura primaria se basa principalmente en la ob­se rvación de las articu laciones lábiles. que serán las más informativas e indica ti vas ya que su mantenimiento im­plicará un corto espacio de tiempo entre la muerte y el depósito del cadáve r. Precisamente. este tiJXl de articu­laciones reque rirá la mayor atención por parte de los excavadores debido a que normalmente se trata de pie-7aS óscas de tamano relativamente pequeño. como las que forman la columna cervical, manos O la parte distal de los pies. o frágiles. como la articulación escápu la-to­rácica o las conexiones costo-esternales (Duday et al.. I t)t)(». Por otro lado. cabe destacar otros tipos específi­cos de sepulturas primarias. como las incineraciones in sitlf o las llamadas se pulturas de catástrofe. debidas a masacres o epidemias.

La Sepllffllrtl seClIIlllaria se caracte riza porque el de­pósito de los restos humanos es precedido por ulla fase de descarnamiento. activa o pasiva . que se realiza en un lugar diferen te al del depósito defi nitivo. General men­te. el esquele to 110 se encue ntra completo. ya sea debi­do a una recolección voluntaria de determinados ele­mentos óseos. a la dest rucción de pequeños huesos en el lugar de descarnamicnto o a la pérdida durante el tran spo rte hacia e l th.:pósito definitivo. Normalmente no se observan conexiones anatómicas y habrá que des­cartar los procesos tafonómicos como fllctores de dis­torsión y asegurar una correcta y de tallada excavación pllrll poder identificar la sepultura secundllria. Cuando el desCllrnamiento no es completo sí es posible el man­tenimiento de ciertas articulaciones. siendo necesario entonces recurrir a fuentes históricas o referencias et­nográficas para su interpretación. Otrll característica de este tipo de sepultura es la posible presencia de ma rcas sobre el hueso cuando se trata de unll descarnación ac­tiva.

Dentro de las sepulturas colectivas puede darse la retlllcciÓI/ de cuerpos. que se caracteriza por un reagru­pamiento intenciona l de la totalidad o parte de los hue­sos de un individuo den tro del espacio donde se ha pro­ducido la descomposición del cadáver. En los grandes sepulcros de fina l del Neolítico es habitual encont rar reagrupaciones especíncas por clltegorfa de huesos co­mo por ejemplo hatillos de huesos largos o cráneos dis­tribuidos a 10 largo de la pared de la sepultura (Duday y Sellier, 1990). En estos casos es difíci l dete rminar si se trata de simples reducciones de cuerpos o de verdade­ras sepulturas secundarias.

TIPOS DE DESCOMPOSICiÓN Tras la muerte de l individuo, se empiezan a producir

una serie de modificaciones en el cuerpo que pueden se r precoces. como los fenómenos cadavéricos (deshi­dratación. enfriamiento. livideces. rigidez. etc.), o tardías,

como la autólisis y la putrefacción . Estas modificacio­nes puede n subdividirse en distintas fases q ue pueden se r de importancia para el estudio palcopatológico. Así. ca be destacar que. du rant e la pu trefacción. la fase de producción gaseosa por parte de las bacterias anaero­bias intestinales, que se presenta en las primeras sema­nas y que produce la explosión de las cavidades, puede provocar, JXlr ejemplo. la expu lsión post mortcm del fe ­to en una mujer embarazada. También es remarcable la última fase. la de reducción esquelé tica, en la que se produce la desaparición de las partes blandas y un pre­dominio progresivo de los e lemcntos esqueléticos. Estas transformacioncs dinámicas post mor/cm. que si­gue n un patrón bastan te fijo e n las primerlls etapas. presentan una mayor variabilidad a medida que trans­curre el tiempo desde la muerte, especialmente en los procesos de putrefacción y tafonómicos en general (Etxeberria.1996).

Otro factor necesario para la interpretación y resti ­tución del depósito del cadáver es la !>'ecllcncia dc tlC.Wlr­ticl/lación IllItllral. que se inicia con la dislOCllción de la columna cervic¡¡1 con sepa ración del cráneo. y con ti núa con la pérdida de las articu laciones cos to-esternalcs. después la de la s extremidades, que empiezan a des­membrarse en sus segmentos más pequeños (manos y parte distal de los pies).1c sigue la pérdida de la articu­lación temporomandibulllT y. fi nal mente. 111 desa rticula­ción de la columna dorSlll y lumbar. Las conexiones anatómicas se pueden mante ne r lIebido a la mllyor re­siste ncia a la degradación natural de los tendones. liga­mentos y también algunas fih ras musculares y apon cu­rosis (Etxebe rria. 1996).

Existen tres tipos de descomposición: en espacio colmatado. en espacio vacío y de tipo mixta.

La descomposición en c!>pacio cofmllwt!o (fig. 2-2) tiene lugar cuando el cuerpo se encuentra totnlmentc cubierto por e l sedi me nto. Genera lmente se produce un colmatamiento progresivo por e l sed ime nto circun­dante. del volumen liberado por la descomposición de las partes blandas del cuerpo. observándose un mante­nimiento global de las distintas conexiones anatómicas del esquele to.

La desco mposic ión en espacio vacío se produce cuando el cadáve r se deposita e n un contenedor vacío más grande que e l espacio ocupado por el individuo (ataúd. sarcófago. fosa con losas. cte.), y se caracteriza por un desplazamiento de huesos fuera del volumen inicia l del clldáver. Cua ndo e l esque leto se encuentra en decúbito supino es típico observar una rotación del cráneo. con desa rticulación de la mandíbula; la abertu­ra de la cavidad torácica, con caída de l esternón sob re la columna dorsal; la abertura de los coxa les., con sepa­ración de la sínfisis púbica y de la articu lación sacro-ilía­ca, y la rotación lateral de los fémures y caída de las ró­tulas.

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Paleopatología. la enfermedad no escrita

En la descomposición mixta (fig. 2-3) se originan es­pacios colmatados y vacíos en una misma sepultura de­bido a la infiltración parcial de los sedimentos y a la re­sistencia no homogénea del contenedor.

FACTORES POS DE POSICIONALES El grado relativo de preservación es crucial para el

análisis del esqueleto. principalmente a nivel paleode­mográfico y palco patológico. Los factores que determi­nan el estado de preservación de los restos óseos inte­raccionan de forma compleja. Estos factores pueden ser físico~ químicos o biológicos, intrínsecos o extrínse­cos al individuo, y pueden actuar de forma dependiente o independiente entre ellos (Henderson. 1987).

Los factores intrínsecos dependen de la naturaleza del propio hueso y de la complejidad de la estructura es­quelética. Uno de estos factores son los cambios quími­cos que se producen de forma espontánea y que afec­tan a los componentes orgánicos e inorgánicos del hueso, debilitando su estructura y facilitando la disolu­ción del hueso. Otros factores importantes son la forma, el tamaño y la densidad de los elementos óseos. La forma es importante para expli car fenómcnos mecá­nicos de rotura por presión , siendo los huesos dc forma irregular los más susceptibles a este tipo de daños, como ocurre con los cráneos y los coxales. Por 10 que respecta al tamaño. diferentes estudios han permitido observar que el grado de preservación del hueso es in ­versamente proporcional a su tamaño. En cuanto a la

Figura 2-2. Ejemplo de descom­posición en espacio colmatado de la inhumación SW 97.9 del yaci­miento talayótico de s'llIot des Porros. Mallorca. (s. VI al IV ae.)

densidad del tejido óseo, la preservación es mejor en los huesos que muestran una proporción de hueso compacto superior a la de esponjoso. Otro aspecto que cabe destacar es la edad. ya que existe mayor vulnera­bilidad frente a los procesos destructivos. tanto en indi­viduos infantiles, por el pequeño tamaño y la fragilidad de los hueso~ como en individuos seniles. por el efecto dc la osteoporosis en la estructura ósea.

Los factores eXlrímecos pueden agruparse, según su origen, en ambientales (flora y fauna), y actividades hu­manas. Otra agrupación posible, según su acción, sería: a) de acción mecánica: b) de acción química, y c) de ac­ción biológica. Dentro del grupo de los factores ex trín­secos ambientales, el agente de dcgradación más im­portante es el agua, que actúa por lixiviación y cuyo efecto es variable según la humedad relativa, la media anual de precipitación y el drcnajc. Otro factor impor­tante es el tipo de suelo. La prcservación de los restos óseos es mejor cuando el suelo es ncutro o ligeramcnte alcalino, mientras que en condiciones ácidas se produce una disolución dc la matriz inorgánica que puede f<lvo­recer el efecto de lixi viación del agua. También cabe dcstacar la importancia de la temperatura y el oxígeno en los procesos de descomposición. En general, <1 <lItas temperaturas aumcnta la velocidad de las reacciones químicas y la actividad bacteriana y de la f<luna, favore­cicndo la descomposición. Por otro lado. 1<1 <lusenci<l de oxígeno provoca mayor lentitud en la descomposición. afcctando principalmente a los tejidos blandos más que a los clcmcntos esqueléticos.

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Métodos de recuperación, tratamiento y preparación de los restos humanos

Figura 2-3. Ejemplo de descom­posición mixl,l dd individuo de la tumba 35 de la nccrópolis tardo-romana del yacimienlO de Can Solá del Racd. (Matadepe­ra . Riln.:donil .)

La prese rvación ósea también se ve afectada por la presencia y acción de animales, plantas y microorganis­mos. Su nctuación puede ser directn, dañando el tejido óseo. o indirecta, produciendo remociones en los ele­mcntos esqueléticos. Los microorganismos. como las bacterias y los hongos, pueden producir daños simila­res a lesiones debidas a procesos patológicos, que pue ­den dificultar el diagnóstico y que han sido amplia­mente descritos en la literatura paleopatológica. La acción de los hongos se debe a la producción de gran cantidad de ácidos orgánicos que provocan la disolu ­ción de los fosfatos de calcio del hueso formando cana­les de perforación. De manera similar, las raíces de las plantas actúan de forma muy destructiva, secretando unn serie de ácidos. como el carbónico y el cítrico, que provocan una disolución de la sustancia mineral del hueso (Etxeberria, 1996). Sin embargo. la mayoría de procesos destructivos son causados por la acción mecá­nica de anima les, principalmente mamíferos (roedores. carnívoros, etc.). Así. se pueden distinguir marcas de dientes sobre la superficie ósea, en las epífisis o en las diáfisis: marcas de pisoteo o trampling y movimientos de remoción de los diferentes elementos esqueléticos.

El factor más determinante en la preservación de los restos óseos son las actividades humanas: el hombre no sólo determi na quién es enterrado y cuándo. sino también cómo y dónde ( Henderson. 1987). Distintas prácticas funerarias afectan a la preservación: abando­nar el cuerpo o hacer una sepultura: realizar enterra­mientos primarios o secundarios: la inhumación o cre­mación de los cuerpos: la utilización de materiales como madera, plomo, piedras, etc .. para la elaboración de los receptáculos de la sepultura. que pueden crear condiciones reductoras o de estanquidad; la profundi­dad de la tumba, etc. La preservación también está con-

dicionada por construcciones antrópicas posteriores que pueden afectar a las estructuras funerarias, o por expolios o la actividad de furtivos que pueden provocar remociones y la destrucción del material óseo.

Dentro de este último apartado cabría destacar. co­mo factor extradeposicional, la importancia de la utili­zación de técnicas de excavación adecuadas que permi­tan una recogida de los restos óseos que no cause daños que puedan afectar al grado de prcservación ori­ginal del hueso, es decir, aquel que tenía en el momento de iniciar la excavación.

EXCAVACiÓN Y RECUPERACiÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS

Delimitación de la necrópolis Aunque se trata de una tarea reservada al arqueólo­

go cabe señalar la importancia de conocer la extensión real del árca de enterramientos para el estudio de una necrópolis, tanto por el intcrés de realizar una excava­ción completa dc todos los individuos que en un origen fueron allí entcrrados, como por el vnlor de conocer, si esto último no cs posible, la proporción de sepulturas excavadas con el objetivo de tener una estimación lo más fiablc posible de la ocupación máxima del cemen­terio. En otras palabras, cuando se excava una necrópo­lis hay que obtener una muestra 10 más representativa posible de la población enterrada para evitar o reducir al máximo sesgos de todo tipo, que pueden condicionar los estudios sobre esta población, entre ellos los paleo­patológicos. El objetivo principn l es obtener una mues­tra esquelética que reneje lo más posible la realidad de su correspondiente población viva. es decir, de aquella que la originó (Waldron, 1994).

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Paleopatologia . La enfermedad no escrita

Excavación La importancia de la excavación pa ra el antropólo­

go y e l paleopatólogo estriba en recupe rar de los restos óseos de manera que se pueda obtener la máxima in­formación il/ :'>'ÍfI/ y que se puedan rescatar el mayor nú­mero posible de ele mentos esqueléticos sin dañarlos e int entando conservar su estado original. Puesto que no siempre es posible encon tra r esqueletos enteros y bien conservados. tanto por razones rituales como por fenó­menos tafonómicos.. a veces habrá que priorizar la recu­peración de aque llos elementos esq ueléticos con mayor va lor diagnóstico para la determinación de la edad y el sexo. teniendo e n cuenta las particularidades específi­cas de los esq ueletos subadu ltos, y de aquellos que mues­tren evide ncias de lesiones patológicas.

Son muchas y diversas las recomendaciones a los ex­cavadores a la hora de ex traer los restos óseos. Aunque éste no es e l objetivo de este capítulo. a continuación se resumen aquellas recomendaciones que se considera n básicas para el objetivo del antropólogo y paleopatólo­go (Bass. 197 1: Pacciani . 19(3):

l. Antes de ext raer lo:, huesos es preciso dejar el es­queleto bien ex puesto para que pueda ser bien docu­mentado, tanto por lo que se refie re a la docume nta­ció n gráfica como a la llrqueo lógica. antropológica y pa leopatológica que sea posible obtener in si/u.

2. Evitar que los huesos sufran daños durante la ex­cavación. tanto por la acción del excavador como por la de los agentes climatológicos ( ll uvia. sol) que puede n alterar su estado y cond iciona r su posterior estudio e n el laboratorio. Tambié n la apl icación de técn icas de consolidac ión ill si/II no apropiadas puede n inutilizar un hueso para su estudio (v. cap. 3).

3. Si es pos ible, cribar la tie rra que rodea y cubre los hu esos. tanto para evit ar la posible pérdida de piezas de ajtw r como de dientes o e lement os óseos de pequeño tamaño. sobre todo si se trata de restos óseos fetales o infantiles. También es importa nte para la recuperación de elemen tos no esquelét icos de o rigen o rgánico que pueden se r importantes para el diagnóstico paleopato­lógico. Po r ejemplo. cálculos renales o vesiculares., calci­fi caciones abdominales. e tc.

4. Intentar guardar los huesos por lados, grupos ana­tómicos y tamaños pues esto facilitará la identificación en e l laboratorio y evitará fracturas o daños durante el transpo rte y almacenamiento. No hay que olvidar eti ­quetar adecuadament e las bolsas para evitar posterio­res mezclas o pérdidas de información .

Recogida de datos en el campo Además de realizar una exhaustiva documen tación

grá fica (croquis. plantas) y fOlOgráfica (general y de de­talles). es importan te la recogida in útu de datos relati­vos a la sepultura y al individuo enterrado, así como

aquellos datos arqueológicos q ue puedan ser de ut ili­dad para el diagnóstico. Toda esta infomlación se regis­tra en una ficha de campo 10 más completa posible. te­niendo en cuen ta que aquellos dalas que no se recojan en e l mom ento de la excavación pueden ser irrecupera­bles en e l laboratorio. No existe un modelo uni versa l de fi cha y puede que sea lleces¡lrio utilizar modelos dife­rentes según la cronología. contex to histórico de los en­te rram ientos o el tipo de estructura funeraria: sin em­bargo, una ficha tipo de bería cumplir los sigu ientes requisitos: a) ser lo más completa posible: b) pe rmitir una recogida rápida y senci lla de los datos; e) no reco­ger información redund;mte: d) se r fác ilmente inteligi­bl e para otros investigado res diferentes del excava­do r/observador. y e) ser susceptible de ser reproducida y gestionada en soporte informfitico (Courtaud , 1996).

A continuación se propone un posible mode lo de fi cha (figs. 2-4 a 2-6). que es la uti lizada normalme nte e n el Laboratorio de Ant ropología de la Universitat Autonoma de Barcelona. con el único objeti vo de setia­lar aquellos aspectos que se considera importante que sean recogidos y registrados. Se ha ordenado la fi cha de ac uerdo al tipo de in for mac ió n que se va a recoger segú n haga referencia a una de las cuatro categorías principales:

l . La que trata de la informilción arqueológica de l enterramiento, cuyo objeti vo es situarlo en un contex to espacial y estratigráfico y obtener información sobre la arqu itect ura y el ritual funerario.

2. La que se refiere a la información antropológica. donde se apunta la edad y sexo probables. la observa­ción de lesiones pa tológicas eviden tes u otras caracte­rísticas de interés y la obtención de unas medidas an­tropomé tricas poscraneales de valor diagnóstico, q ue va n a ser sólo indicati vas pero que ayudarán en e l caso de que el estado de conservación de los huesos no per­mita una recuperación ópti ma.

3. Todos aquellos datos relativos al estado de las re­Il,dones articula res y conex iones anatómicas. que va n n informar sobre la descomposición y fenómenos lafonó­micos y q ue permitirán reconstruir la dinám ica del en­terramiento desde e l depósito del cadáve r a la evolu­ción posdeposicional de la sepultura.

4. Aquellos datos que referencian la aplicación de tra­tamientos de conservación in siru. describiendo las técni­CllS y productos utiliz..1.dos y a q ué huesos han afectado.

Antropología de campo y paleo patología Como se ha indicado. uno de los apartados de la fi­

cha de campo hace referencia a la o bservació n y recogi­da de datos paleopatológicos. Este apa rtado es impor­ta nte, no lanto po r la detecció n de aque llas lesiones q ue van a ser fácilmente d iagnosticadas en el laborato­rio como por aque ll as patologfas que sólo es posible

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Métodos de recuperación, tratamiento y preparación de los restos humanos

Información general

Yacimiento

Cronolog ía

N,O individuo

N° tumba

Información estra-,':'9e::'ac'fck:a=-______ _

Recorte UE~

Cubierta UE~

Caja UE~

Otros individuos UE~

Relleno UE~

Información sobre el terreno

Características físicas y quím icas

Característ icas biológicas

Información arqueológica

Tipo de enterramiento

Estrucutura funeraria

Tipo de depósito

Ritua l

Preservación

Ajua r

Restos de fauna

Orientación del esqueleto

Posición de la cara

Posición del cuerpo

Individua l O

Primario

Inhumación

Pobre

No

No

Cabeza

Desarticulado

1 S Situación espacial en el yacimiento I

I ;

i < "

O O O O O

O

Fecha

Observador

Cortado por ~U~E~-~=========

Se apoya en ~U~E~~========== Cubierto por L.:U~E~-________ _

Múltiple O N. O ind iv. O Remoción O

Secundario O Cremación O Cal O Regular O Buena O SI O Descripción

Si O Descripción

Pies

Removido O Articulado O Decúbito lateral DO ID Decúbito supino O

! o Figura 2-4. Ficha antropológica de exc¡¡vación (hoja 1). UE. unidad estratigráfica; D. derecha: 1, izquierd¡¡,

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Paleo patología. La enfermedad no escrita

Información antropológica

Sexo probable

Edad probab le

Longitud esqueleto

Longitud húmero

Longitud rad io

Longitud fémur

Longitud tibia

Patologias observables

Masculino

Feto

Infantil

Juven il

Adulto

Maduro

Senil

Tratamiento de conservación in situ

Descripción

Fotografías Completo

Deta lle

Descripción

D D

D D D D D D D

Femen ino

No D

D No determinable

Adu lto indeterm inado O Subadulto indeterminado O

Si D

Figura 2-5. Ficha antropológica de excavación (hoja 2) .

D

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! S ,

1

i ! ,

Métodos de recuperación, tratamiento y preparación de los restos humanos

I T,fonom;, Conexiones

Cráneo-atlas At las-axis Temporomandibular CV cervica l CV dorsal CV lumbar Cavidad torácica Escapulohumera l Codo Carpo Metacarpo + falanges Coxofemoral Rodil la Tarso Metatarso + fa langes

Cintura pelviana Cavidad torácica

Laxas Estrictas Desplazados

Abierta Semiabierta Cerrada

Rotación No rotación Fémures Tibias Rótulas It===jl It===jl t==1 ~

Descomposición

Efecto pared

Posición extremidades

Húmero

Cúbito-rad io

Manos

Esquema de la posición de brazos y piernas

Espacio colmatado D No O

Abducción

Extensión

Sobre el hombro

Sobre el abdomen

Sobre el coxa l

Visión palmar

o O O O O O

Espacio vacío O S; O

Aducción O Flexión O Sobre el tórax O Sobre el pubis O Bajo el coxal O Visión dorsal O

Figura 2-6. Ficha antropológica de excavación (huj" 3).

Mixta

Dónde_

Otros

Vert ica l

o

o

o

23

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24

Paleo patología. La enfermedad no escrita

identificar in lútll o en las que es detcrminant e para el diagnóstico la observación directa de la posición y si­tuación del hueso en el lugar de enterramiento. A con­tinuación se citan diversos casos en los que queda pa­tente la importancia de la observación de las evidencias paleopatológicas durante la excavación. El primer caso es cuando sc han producido traumatismos inmediata­mente anteriores a la muert e del individuo; siempre que se conserven las conexiones intactas en el esquele­to se podrá observar in si/u el cabalgamiento de los ex­tremos fracturados como consecuencia de la contractu­ra muscular del miembro afectado y que sig ue al traumati smo. Otro caso es el de la presencia de objetos punzantes clavados en el hueso o junto a él, que permi ­te considerar la posibilidad de lesiones de carácte r agresivo, como ocurre en el yacimiento neolítico de San Juan ante Portam Latinam (Rioja alavesa). En este en­terramiento colectivo se han encontrado seis puntas de flecha de sílex clavadas profundamente en diferentes regiones del cuerpo, en algunos casos con signos de ci­catrización en el hueso (Etxeberria y Vegas 19HH). Un tercer caso hace referencia a la posibilidad de asociar la muerte de un individuo con problemas relacionados con e l parto: en el yacimiento ca1col ítieo de Cerro de las Viíías (Murcia) se recuperó un individuo femenino en el que la observnción de restos fel<lles en la cavidnd pelviana, con el feto en posición de presentación de hombro y proeidencia del brazo derecho permitió un diagnóstico de parto con distocia de origen fetal y con resultado de muerte materna (Malgosn e t al., 1999). Cabe citar, también , e l enso de un individuo tardo­romano cuyo esqueleto estaba en perfectn conexión anatómica y que presentaba una posición forzada del antebrazo izquierdo sobre el hombro y con la mano en garra pero sin ninguna otra eviden cia patológica o con­tex luaL sugiriendo una posible patología de tipo neuTO­lógico (Alfonso et al. 2000). De igual importancia es la observación y recogida in situ de cal cificaciones abdo­minales que, como en el caso del individuo femenino CLS-1033 del yacimien to turdo-romano Je La Solana (Cubelles. Barce lona) su recogida dentro de la cavidad pelviana permitió identificarla, después de rea lizar un diagnóstico diferencial. como un probable leiomioma uterino (Isidro et al. 2000).

Finalmente, hay que seña lar también la importancia dc la recogida Je muestras Jurante la excavación, que pueden conlribuir lanlo al estuJio antropológico (aná­lisis de ADN, elementos Iraza, filolitos, contenidos ab­dominales, etc.) como al paleop¡lIológieo (cálculos re­nales, c¡ílc ulo vesicular, flebolitos, nódulos linfáticos calci fi cados, quistes hidatídicos, calcificaciones ov¡íricas, ele.). Las mues tra s deben ser recogidas teniendo en

cuenta el tipo de mnterial y el tipo de análisis al cual van destinadns.

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