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Memoria, didáctica y resiliencia Un estudio cualitativo en la población de Nueva Venecia, departamento del Magdalena (2009 - 2011) Universidad Sergio Arboleda Trabajo de investigación con el fin de optar por el título de: Maestría en Docencia e Investigación Universitaria Carlos Armando Blanco Botero Katherine Paola Castro Molina

Memoria, didáctica y resiliencia

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Memoria, didáctica y resiliencia

Un estudio cualitativo en la población de Nueva Venecia, departamento del

Magdalena (2009 - 2011)

Universidad Sergio Arboleda

Trabajo de investigación con el fin de optar por el título de:Maestría en Docencia e Investigación Universitaria

Carlos Armando Blanco BoteroKatherine Paola Castro Molina

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© MeMoria, didáctica y resiliencia

Un estudio cualitativo en la población de Nueva Venecia, departamento del Magdalena. (2009-2011)

Carlos Armando Blanco [email protected] Paola Castro [email protected]

Tesis de grado para optar por el título de:Maestría en Docencia e Investigación UniversitariaCarmen Cecilia Suárez MantillaDirectora de MaestríaEdímer Latorre Iglesias Director de tesisUniversidad Sergio Arboleda Escuela de PostgradosMaestría en Docencia e Investigación UniversitariaTeléfono: (575) 420 3838

Primera edición: octubre de 2013Queda prohibida toda reproducción por cualquier medio sin previa autorización escrita del editorEdición realizada por el Fondo de Publicaciones de la Universidad Sergio ArboledaCalle 74 No. 14-14Teléfono: (571) 3257500 ext. 2131www.usergioarboleda.edu.coBogotá, D.C.Director editorial:Jaime Arturo Barahona [email protected]ño y diagramación:Jimmy F. Salcedo Sá[email protected]ón: Digiprint, Bogotá, D.C.ISBN: 978-958-8745-xx-x

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

       Blanco  Botero,  Carlos  Armando                    Memoria,  didáctica  y  resiliencia  :  un  estudio  cualitativo  en  la  población  de  Nueva  Venecia,  departamento  del  Magdalena  (2009-­‐2011)    /  Carlos  Armando  Blanco  Botero,  Katherine  Paula  Castro  Molina.  –  Bogotá  :  Universidad  Sergio  Arboleda,  2013.                138  p.                Tesis  (Maestría  en  Docencia  e  Investigación  Universitaria)  Universidad  Sergio            Arboleda,    2013              ISBN  978-­‐958-­‐8745-­‐XXX            1.  CONFLICTO  ARMADO    –  MAGDALENA  (COLOMBIA)    2.  VICTIMA  DEL  CONFLICTO  –  MAGDALENA  (COLOMBIA)    3.DESPLAZAMIENTO  FORZADO  –    MAGDALENA  (COLOMBIA)      I.  Castro  Molina,  Katherine  Paula    II.  Título        

303.6  ed.21  

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A nuestros padres… Armando Blanco y Ofelia Botero

yEudoxio Castro y Luisa Molina

y mi hermana Sandra Castro Molina

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AgradecimientosA Dios Todo Poderoso por su infinita bondad, a quien ofrendamos toda la dedicación y esfuerzo

entregados en el presente proyecto. A nuestros padres gestores de vida, así como a

nuestros hermanos y amigos.A nuestra decana Sara Elena Giraldo Villegas,

carismática líder.A la Escuela de Comunicación Social y Periodismo,

de la Universidad Sergio Arboleda, patrocinadora de nuestra investigación.

Al sociólogo y candidato a doctor Edímer Latorre Iglesias, director de tesis.

A nuestro semillero “Investigadoras con Sentido Social”, por su entrega y compromiso.

A la Fundación Víctimas Visibles, por su solidaridad con la causa de los más afligidos.

A la psicóloga Ligia Parga de Rascovsky, tanto por su labor en los talleres, como por su generosidad con

la comunidad resiliente de Ciénaga.A las víctimas de Nueva Venecia y de otras

poblaciones de Magdalena y Colombia, martirizadas por los grupos al margen de la ley.

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Contenido

Prólogo ......................................................................................9

Presentación ...........................................................................13

CAPÍTULO IProblema de investigación, justificación, hipótesis, método de investigación, objetivos y delimitación .........................17

CAPÍTULO IIMarco teórico y estado del arte ...........................................35

CAPÍTULO IIILa didáctica ............................................................................51

CAPÍTULO IVHerramientas de investigación y resultados obtenidos ...61

CAPÍTULO VResiliencia desde las experiencias de vida ........................75

Conclusiones y recomendaciones ....................................125

Bibliografía ...........................................................................133

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Prólogo

Este prólogo reúne para mí varios sentimientos, compromisos éticos y responsabilidades académicas que deseo compartir a los lectores.

Quiero compartir los enlaces desde la simpatía y res-peto que me confieren los autores y, la comunidad aca-démica que los alberga. Sus autores, Katherine Castro y Carlos Blanco son dos profesionales del periodismo, que bajo una completa simbiosis con su entorno académico y caribeño, decidieron dirigir sus esfuerzos de investi-gación de maestría frente a la realidad de una incursión paramilitar en el mes de noviembre del 2001 en la pobla-ción de Nueva Venecia.

En las siguientes páginas el lector encontrará una breve presentación de los principales vértices que se abordan en este texto, donde subrayo el universo de íntimos y provocadores datos (en forma de testimonios) que los autores han recolectado y que nos permitan ubicarnos en el complejo contexto de los territorios costeros en Colombia para el siglo XXI, en este caso y en particular, en una de las ciudades más emblemáticas del Caribe de Colombia: Santa Marta.

Lo primero que rescato del texto es la puesta en esce-na de un hecho social que se ha venido generalizando en Colombia, en este caso La Violencia. La violencia se ha

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constituido en una marca distintiva de nuestra historia y ha abar-cado la totalidad de nuestra geografía y desafortunadamente, de la misma vida cotidiana. La violencia como hecho social y como contenido central de este libro hace que su desarrollo sea complejo por su deber ser académico, comprometedor por su implicación en la vida gregaria de los pobladores de Nueva Venecia y vitalmente necesaria para salvar del olvida la memoria colectiva de los pue-blos del caribe.

En segundo lugar, quiero enfatizar en el contexto espacial donde tiene lugar este proceso de investigación: la localidad de Nueva Venecia -Corregimiento de Santa Marta-. Este contexto es el marco socio espacial en que los autores se preguntan por la situación y las condiciones de las familias de este corregimiento, luego de la incursión paramilitar del Bloque Norte de las Auto-defensas. Este contexto que el lector encontrará detallado desde las primeras páginas, marcará definitivamente la atmósfera y la temperatura del libro.

Como tercer elemento a resaltar, los autores logran reunir en un proceso sistemático de investigación los diferentes testimonios de las personas de esta localidad a partir del apoyo y acompaña-miento psicosocial post-conflicto.

Es decir, este libro no tiene como centro las acciones de vio-lencia, ni los actores armados, su centro gravitacional son los tes-timonios de las personas que vivieron la violencia: las víctimas.

Así, y desde estos tres vértices en el libro, se encuentra una permanente continuidad con nuestra trágica comedia o como lo han denominado desde la literatura universal, el mágico realismo: los datos que se han retomado en este proceso son reales y se cris-talizan en los rostros y voces de los pescadores de Nueva Venecia y de sus familias.

En su conjunto el presente libro reúne un juego de voces: ex-presiones de la capacidad de resistencia y solidaridad de los ha-bitantes de Nueva Venecia. Son estos pescadores, mujeres y fa-milias extensas los protagonistas de este libro, son ellos y ellas las protagonistas con caras, palabras y relatos donde se plasman sus

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acciones de resistencia o, como los autores lo señalan, de resilien-cia social.

Sin embargo y como historia alterna, los autores no se quedaron en presentar las historias de las víctimas de Nueva Venecia, presentan y como principal hallazgo, la toma de conciencia social y de acción colectiva de este espacio del Caribe de Colombia frente a situaciones extremas de vulneración de los derechos humanos.

La ruta entonces que se indica en el contenido de este libro se inicia con la presentación del contexto, el desarrollo de una serie de nociones útiles para las ciencias sociales abordadas desde la urgente necesidad de un periodismo éticamente comprometido y pertinente con su realidad social.

Es este el reto que asumieron los autores, ya que la recolección y puesta en escena de los testimonios se entrelaza con la habilidad de la crónica, como ejercicio narrativo y por supuesto, sistemático y cuidadoso en el momento de registrar la memoria colectiva de los pobladores de Nueva Venecia.

La estructura del libro de esta manera cierra con la presentación de un escenario que trasciende de lo descriptivo a lo analítico, ya que sus resultados y reflexiones insinúan para el periodismo así como para las otras disciplinas hermanas de las ciencias sociales, un futuro que se demarca entre el poder de las armas y el poder de las palabras.

El lector encontrará en las siguientes páginas un estudio de caso (particular, profundo e inédito) donde se registra la concien-cia y la acción social de estas personas para superar su estado de vulnerabilidad y fortalecer sus redes sociales, amén de las prácti-cas desde la lúdica, la educación popular y una organización social de base familiar.

El presente libro nos conduce desde su contenido y resultados a identificar como la situación de víctimas en Nueva Venecia es a la vez, el argumento cotidiano para que los pueblos sean protagonistas de otras circunstancias, donde la capacidad coactiva, la cooperación y la identidad popular puedan ser los materiales

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predilectos para reconstruir la realidad en la costa del Caribe Colombiano.

Resalto y quiero finalizar este prólogo, con los aportes de nues-tro Maestro Orlando Fals Borda. Su obra ha marcado el destino y la vocación de muchas generaciones de sociólogos, periodistas, antropólogos y otras especies humanistas, quienes mantienen el reto que ha caracterizado a la cultura anfibia -en términos de Fals Borda- como una postura entre el universalismo y lo provincial.

El maestro Fals Borda en su obra nos ha indicado la ruta para abordar los estudios locales y regionales. El Caribe y en particular, el corregimiento de Nueva Venecia, es uno de estos escenarios donde la provincia como unidad territorial y por tanto, también utópica, toma lugar e identidad en el mundo global del siglo XXI.

Es curioso y mágico a la vez, que la principal toponimia del libro sea Nueva Venecia, aludiendo quizá, a esa posibilidad que le ha conferido la historia a los pueblos ubicados en una geografía cruzada por el mar y por la tierra. Imaginada y artesanalmente construida por sus artífices para ser una provincia llena de canales y puentes entre un pasado de guerra y un presente que se construye con la memoria y la resiliencia de sus pescadores.

Eryka Torrejón Cardona, en Santa Marta, julio 20 de 2013.

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Presentación

El 11 de abril de 2011, cuando una de las bebitas le sonrió y abrazó a Andrea Campo, estudiante sergista perteneciente al semillero de investigación que apoyó el presente trabajo; confirmamos que el futuro de este pro-yecto se revestía de una enorme sensibilidad humana.

Y no fue un abrazo y sonrisa cualquiera, se trató de la generosa recompensa de una pequeña que el día ante-rior había llegado al centro recreativo Teyuna, en Gai-ra, en muy malas condiciones de salud, en compañía de su mamá. Luego de dos días de atención, hidratación y cuidados especiales por parte de Andrea y de las otras integrantes del semillero, la bebé mostró una mejoría in-mediata.

Tanto madre como hija hicieron parte de la delegación de víctimas de la violencia que participó en el “Taller de resiliencia para sobrevivientes de la población de Nueva Venecia”, durante los días 10 y 11 de abril de 2011, even-to organizado por la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda de Santa Marta, con el apoyo de la Fundación Víctimas Visibles.

El taller en mención es la columna vertebral del tra-bajo investigativo que ahora se publica, como quiera que demostró mediante la didáctica y estrategias emociona-les, la realidad de los procesos resilientes, una vez estos se

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realicen y proyecten con los debidos soportes científicos y profe-sionales. Este ejercicio de diálogo es parte de los encuentros sos-tenidos desde el 2006 con comunidades de desplazados víctimas de la violencia, afincadas en el municipio de Ciénaga (Magdalena) encuentros que han dado cuerpo, al menos, a cuatro trabajos rea-lizados por integrantes del grupo “Comunicación y Sociedad”, en la línea institucional de investigación Marginalidad y Medios de Comunicación, en la cual ha venido trasegando desde hace años la Escuela.

La apuesta de la Universidad y del programa de Comunicación Social y Periodismo por la indagación y reconocimiento de los efectos sociales de la violencia en los cuales se ha visto afectada la población civil en medio de la guerra han permitido que los estudiantes puedan acercarse y evidenciar esa cruda realidad, en la cual desafortunadamente son los niños los más afectados.

La presente investigación, a partir de la cual se logró reconocer y decantar sentimientos y a la vez reconocer formas de comunica-ción para ponerlos en común y asumirlos vivencialmente en bús-queda de adaptarlos y poderlos sobreponer a pesar de la tragedia; es quizás uno de los mayores logros que podemos destacar desde la Universidad.

Paso a paso, y una vez establecido el cronograma de activida-des, se definieron y construyeron diferentes aspectos académicos exigidos a este tipo de trabajos de lectura y acercamiento con la comunidad.

Los investigadores ya documentados, visitaron en varias opor-tunidades las comunidades objeto de la investigación, diseñaron un taller de Teyuna, anteriormente comentado, y así, día tras día, el proyecto maduró, se hicieron nuevos talleres con la comunidad, en los cuales se incluyó a los hijos de los afectados, de tal mane-ra que se generó una hermandad entre los miembros del equipo investigador y los lugareños, de tal forma que hoy podemos decir que la labor no ha terminado, quizá sí la presente investigación, pero las puertas para seguir trabajando por el mejoramiento de la calidad de vida de ese gran número de colombianos sigue abierta, así lo entienden los autores, y lo ha proyectado la Universidad.

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Felicitamos desde la Escuela de Comunicación Social y Perio-dismo a todo el equipo que participó en este trabajo de indagación y a la vez visibilización de las victimas a través de un proceso de sensibilización desde la comunicación, permitiendo la reflexión y sobre todo mirando el futuro para sobreponerse a las vicisitudes.

Jorge Arturo Salazar ManriqueDecano

Escuela de Comunicación Social y PeriodismoUniversidad Sergio Arboleda, Santa Marta

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CAPÍTULO I

Problema de investigación, justificación, hipótesis, método de investigación,

objetivos y delimitación

1.1. Fundamentación del problema de investigación: El Departamento del Magdalena como un escenario de vulnerabilidad Bien podría afirmarse que en el territorio colombiano

no ha existido un momento de tregua, en cuanto a violen-cia se refiere, desde la llegada de los españoles; primero con el brutal proceso de conquista, luego con el despojo territorial y sometimiento durante la colonia, menos aún con los períodos de independencia, reconquista y batallas libertarias, para caer en guerras civiles entre centralistas y federalistas, hegemonías de liberales y conservadores, violencia de los años 50-60, luchas guerrilleras, narcotrá-fico y paramilitarismo.

Frente a un marco tan generalizado de violencia, la vulnerabilidad de cualquier comunidad colombiana está signada por acciones de los alzados en armas al margen de la ley, y de eso hemos sido testigos fieles en nuestro país a través de los medios de comunicación, especial-mente en los últimos 50 años. Unas veces ataca la gue-rrilla, otras el paramilitarismo, y no pocas veces fuerzas oscuras de dudosa procedencia.

En las últimas dos décadas, la costa Caribe vivió el escalamiento de un inusitado conflicto entre paramilita-res y guerrilla, los cuales además de disputarse territorio,

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defendían o defienden rutas del narcotráfico. La violencia gene-rada por estos enfrentamientos ha provocado un desplazamiento masivo de campesinos hacia los núcleos urbanos de la costa y el país en general.

En un informe elaborado por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (2009):

Con base en las versiones libres de los paramilitares desmo-vilizados, en los testimonios de las víctimas y en investiga-ciones judiciales, los fiscales de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación han podido confirmar que, entre los años 1996 y 2005, las Autodefensas Unidas de Colombia, a través del Bloque Norte, cometieron trescien-tas treinta y tres masacres en los departamentos de Atlántico, Cesar, Magdalena y Guajira, con un total de 1.573 víctimas hasta el momento.

En el caso concreto del departamento del Magdalena se regis-traron matanzas selectivas, lista en mano, tales como en Playón de Orozco, perpetrada el 20 de enero de 1999, que dejó 33 muertos, y Ciénaga Grande de Santa Marta el 22 de noviembre de 2000, con un saldo de 60 muertos, 35 de los cuales fueron asesinados en Nueva Venecia, 23 en El Morro y dos en Bocas de Cataca.

La población objeto de nuestra investigación está ubicada en Nueva Venecia, martirizada el 22 de noviembre del 2001por pa-ramilitares pertenecientes al Bloque Norte de las Autodefensas.

La incursión paramilitar a Nueva Venecia no sólo dejo muer-tos, viudas, huérfanos y desplazados, sino que arrebató a los ha-bitantes de este corregimiento algo muy valioso para ellos, la tranquilidad de desarrollarse en un entorno que les brindaba se-guridad. Para esta colectividad que depende económicamente de la pesca, oficio aprendido a través del tiempo, y que ha sido trans-mitida de generación en generación, hoy ya no es lo mismo. Para la gran mayoría, no es fácil desarrollar sus actividades pesqueras, pues el temor a que se vuelva a repetir lo de esa noche trágica de noviembre está siempre presente.

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Muchos de ellos se han ido de la población, pero los que per-manecen no son los mismos, se han vueltos seres desconfiados, desesperanzados, personas que viven la vida por compromiso, que no creen que mañana les espera un futuro mejor. Que desearían poder enseñarles otros oficios a sus hijos y que no tuvieran que seguir en la ciénaga. Algunos se sienten en un completo olvido y otros anhelan poder borrar de sus memorias todo vestigio de esa tragedia.

Este escenario nos lleva a la necesidad de buscar un espacio que les permita enfrentar sus miedos, exteriorizar sus sentimien-tos y que desde allí puedan proyectarse como hombres nuevos, libres de prejuicios y temores. Es necesario que ellos estén dis-puestos a cotejar sus emociones y enfrentarse a sus recuerdos, a que se acepten como víctimas y que se vuelvan conscientes que sólo ellos son los únicos capaces de superar ese trance amargo y doloroso. Lo que nos lleva a preguntarnos por la resiliencia.

El objetivo de la investigación está en establecer si los traumas causados por la violencia en los habitantes de Nueva Venecia pue-den ser afrontados a través de procesos de resiliencia ayudado de la lúdica y la didáctica, con el fin de buscar un proceso de resigni-ficación en la vida de los afectados.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (1998): “La resiliencia es un llamado a centrarse en cada indi-viduo como alguien único, es enfatizar las potencialidades y los recursos personales que permiten enfrentar situaciones adversas y salir fortalecido, a pesar de estar expuesto a factores de riesgo”.

Este proceso de resiliencia en el ser humano es importante por los cambios de actitud al que debe adaptarse la persona posterior a un hecho traumático del que ha sido víctima.

Los pobladores de Nueva Venecia golpeados por una trágica escena de guerra y terror hace más de una década, obligados a convivir con el recuerdo de momentos en los que fueron maltrata-dos psicológicamente luego de observar la barbarie a la que fueron sometidos. Por esta razón, será vital la práctica lúdico-pedagógica

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en los habitantes de esta población para contrastar el grado de estrés postraumático.

Debido a lo anteriormente descrito nos surge la siguiente pre-gunta para abordar la presente investigación: ¿Cuál es la memoria de las víctimas del conflicto armado en el corregimiento de Nue-va Venecia, (departamento del Magdalena) que, al ser resignifica-da a través del diálogo y la didáctica, evidencie resiliencia?

A partir de esta pregunta macro, nos orientamos a resolver las siguientes preguntas:

¿Cómo podemos generar escenarios que propicien la reconstrucción de la memoria de las víctimas de la violencia en el corregimiento de Nueva Venecia?

¿Cómo podemos conocer la resiliencia en los habitantes vícti-mas de la violencia en el corregimiento de Nueva Venecia?

Al implementar procesos didácticos y lúdicos, ¿se lograría la confianza para la rememorización y exteriorización de los senti-mientos de tensión y estrés generados por la violencia?

Entendiendo la resiliencia como el proceso que permite a cier-tos individuos desarrollarse con normalidad y armonía con su medio a pesar de vivir un contexto desfavorecido sociocultural-mente y a pesar de haber experimentado situaciones conflictivas. Nos preguntamos lo siguiente: ¿Cómo pueden individuos que han sido víctimas de una violencia demencial, volver a retomar la rutina de sus vidas en una forma normal y armoniosa?

Y nos referimos concretamente a los habitantes de los pueblos palafíticos de la Ciénaga Grande de Santa Marta que el 11 de noviembre del 2000 fueron víctimas de una de las masacres más terribles y sangrientas cometidas por el Bloque Norte de las AUC en la Región Caribe, la cual dejó decenas de muertos y miles de desplazados. Pero, lo que es peor, que casi diez años después, un pueblo viva atemorizado hasta de sus sombras, y que tema cons-tantemente que con la aparición de cualquier lancha en la ciénaga se repita ese episodio que para ellos aún vive en sus recuerdos.

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Lo anterior nos lleva a buscar, dentro del proceso de resilien-cia, las mejores herramientas, las más idóneas para ayudar a estas personas. Dentro del mismo proceso encontramos varias herra-mientas que pueden colaborar para superar estos episodios. A muchos les sirve el desarrollo de actividades artísticas y lúdicas.

Si entendemos el arte como medio de expresión que le permite al hombre desarrollar toda su capacidad creativa a partir de sus experiencias internas y externas, encontramos un vehículo que nos puede ser muy útil en el trasegar de este proceso para superar un episodio traumático para una colectividad golpeada por este suceso.

Dentro de las manifestaciones artísticas encontramos la pin-tura, la escritura, la música, entre otras, y en un proceso resiliente se puede acudir a todas ellas. En Colombia se viene usando mu-cho la fotografía para la reconstrucción de la memoria colectiva de los pueblos golpeados por la violencia paramilitar y guerrillera, como en el caso de la región del Urabá, donde a través de fotos, los individuos de la colectividad reconstruyen los episodios de amar-gura y dolor que han vivido.

Muchas de las personas que hicieron parte de este ejercicio en el Urabá expresaban lo duro que era tener que ver esas imágenes y enfrentarse a unos fantasmas que no querían irse, pero que tam-bién, era la oportunidad de llamar la atención de las autoridades para que lo que les sucedió no quede en el olvido y se haga justicia. Que era una forma de emprender un nuevo camino hacia el fu-turo, un futuro que tendrá necesariamente que ser mejor. En sus imágenes eso queda claro, mostrando un claro deseo de volver a su región a cumplir con muchos sueños que aún les quedan.

En La Ciénaga Grande el escenario es un poco desalentador, pues tal vez por la lejanía de las cabeceras municipales y de los gobiernos departamentales, los habitantes de esta zona se sienten más olvidados. Pues la incursión de esos grupos armados llevó al desplazamiento de más del ochenta por ciento de los habitantes de estas poblaciones.

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El proceso de resiliencia no es un camino fácil de afrontar ni tampoco el único para superar estas situaciones adversas, pero sí puede convertirse en un buen intento para devolverles a estas per-sonas parte de esa tranquilidad que perdieron hace muchos años.

Puede ser esta una buena oportunidad para mostrar una pers-pectiva más positiva a estas personas que fueron violentadas e intentar devolverles un poco de su tranquilidad y de esa digni-dad que les fue arrebatada por esos grupos violentos. Pero quizá lo más importante es ayudarlos a enfrentar sus temores y pasar por encima de todo ese pasado, que su mensaje para las nuevas generaciones sea una ventana para mostrar un mundo mejor y prometedor.

1.2. Herramientas de construcciónNuestra investigación es de carácter descriptivo, ya que

pretende conocer cómo se dieron los hechos en la comunidad de Nueva Venecia. La investigación descriptiva según Danhke (1989, p. 385): “Busca especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis”.

No pretendemos profundizar en las motivaciones particulares de la comunidad, solo queremos indagar cómo se fueron dando los hechos, para ello la descripción nos será muy útil en nuestro trabajo, pues: “Los estudios descriptivos únicamente pretenden medir o recoger información de manera independiente o conjunta sobre los conceptos o las variables a las que se refieren, esto es, su objetivo no es indicar cómo se relacionan las variables medidas”. (Sampieri, 2006, p. 102).

De acuerdo con Cerda (1997) (citado por Bernal, 2000, p. 112):“Tradicionalmente se define la palabra describir como el acto de representar, reproducir, figurar a personas, animales o cosas…” y agrega: “se deben describir aquellos aspectos más característicos, distintivos y particulares de estas personas, si-tuaciones o cosas, o sea, aquellas propiedades que las hacen reconocibles a los ojos de los demás”.

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En el estudio descriptivo se selecciona una serie de cuestiones y se mide o recolecta información sobre cada una de estas, para describir lo que se investiga (Sampieri, 2006, p. 103).

En nuestro caso específico, usaremos las entrevistasen pro-fundidad, observación participante, otras investigaciones y toda herramienta que nos lleve a una descripción objetiva de nuestra investigación. De igual forma, el método es el hermenéutico. La posibilidad de entender desde el sujeto de investigación su reali-dad, solo puede ser aprehendida desde el sujeto que la vivencia.

“(...) la observación permite al investigador conocer directa-mente el contexto en el cual tiene lugar las actuaciones de los in-dividuos y, por lo tanto, le facilita acceder al conocimiento cultu-ral de los grupos a partir de registrar las acciones de las personas en su ambiente cotidiano” (Bonilla y Rodríguez, 2005, p. 163)

“Como técnica de investigación social, la observación partici-pante se refiere a la recolección de información que realizan ob-servadores implicados, como investigadores, durante un periodo de tiempo extenso en el campo, suficiente para observar un grupo: sus interacciones, comportamientos, ritmos, cotidianidades. Los observadores están capacitados para encontrar el momento ade-cuado de observar y grabar las rutinas, las actividades inusuales y las interacciones que suceden de manera normal y espontánea en el campo objeto de estudio (…)” (Galeano, 2005, p. 34).

Dentro del diseño metodológico empleado para la investiga-ción, se tomará como técnica la observación participante, siendo esta una estrategia que permite establecer una conexión directa y eficiente con la población a estudiar, y así identificar aspectos esenciales en el comportamiento.

La hermenéutica posibilita este giro en la mirada. El sujeto como objeto que se revisa a sí mismo y que puede ser comprendi-do por el investigador, en este sentido se nos prefigura el mundo de las experiencias subjetivas del actor: “El hombre crece sobre sí mismo, en un haz de experiencias, y cada nueva experiencia nace sobre el trasfondo de las experiencias procedentes y las reinterpre-ta” (Reale, 1991. p. 555).

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Y cuando el ser humano rompe el cerco de su mismidad, aprende sobre sí mismo de una forma científica:

“El círculo hermenéutico no debe degradarse a la condición de círculo vicioso, y tampoco hay que considerarlo un incon-veniente insalvable. En él se oculta una positiva posibilidad del conocer más originario, posibilidad que sólo se aferra de un modo genuino si la interpretación comprende que su tarea primera, permanente y última consiste en no dejarse imponer nunca pre-disponibilidades, pre-visiones y pre-conocimientos por parte del azar o de las opiniones comunes, sino hacer que emerjan desde las cosas mismas, garantizando así la cientifi-cidad del tema específico” (Reale, 1991, p. 557).

El desarrollo metodológico de esta investigación se realizará a través de un diseño de entrevista cualitativa. Este tipo de entre-vistas son, de acuerdo con Gaskel (2000: 144) “un intercambio de ideas, significados, y sentimientos sobre el mundo y los eventos, cuyo principal medio son las palabras. Es una interacción en la cual se exploran diferentes realidades y percepciones donde el in-vestigador intenta ver las situaciones de la forma como la ven sus informantes, y comprender por qué se comportan de la manera que deciden hacerlo” ( Bonilla y Rodríguez, 2005, p. 159).

Por lo anterior, se encuentra pertinente emplear la modali-dad de entrevista en profundidad con las personas afectadas de Nueva Venecia en el Departamento del Magdalena. Se llevará a cabo la formulación de preguntas abiertas desde una perspectiva de investigación cualitativa, con el fin de recoger datos de forma descriptiva, detallada, buscando que las personas involucradas en la investigación narren sus experiencias de vida, con el objetivo de conocer cómo era la persona antes, durante y después de la masa-cre. Una vez que las personas dan respuesta al cuestionario, son atendidas de forma personalizada según el grado de afección que tenga, por lo tanto, se utilizaran algunas técnicas y herramientas de investigación social cualitativa, y así por medio del estudio de caso obtener una información amplia y estructurada de la pobla-ción investigada.

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La investigación cualitativa, basada en el estudio de casos, permite según Galeano (2005, p. 68), “alcanzar mayor compren-sión y claridad sobre un tema o aspecto teórico concreto, o inda-gar un fenómeno, una población o una condición en particular”.

En el proceso se establecerá una evaluación del impacto ge-nerada con la aplicación de los instrumentos para el desarrollo del trabajo de campo, todo lo anterior será asumido de acuerdo con los aportes de libre opinión que emitirán los participantes resilientes.

1.3. Actividades lúdicas, didácticas y terapéuticasPara la recolección de información para el estudio se realizó

un “Taller terapéutico con sobrevivientes de la población vulnera-ble del Magdalena”, evento realizado en Santa Marta los días 10 y 11 de abril de 2011.

Además, el 20 de agosto de 2011, se llevó a cabo un segundo encuentro de didáctica familiar basado en pintura para los hijos de las familias participantes, sujetos de la investigación, quienes en su mayoría asistieron al primer taller. Con los adultos se trabajó la oralidad memorística.

De igual manera, a lo largo de la investigación se han hecho visitas previas a los talleres, así como posteriores a los mismos, no sólo para planificar actividades, sino para entregar donaciones de útiles escolares a las comunidades infantiles de El Poblado y El Tubo, especialmente a esta última, donde se centró nuestra investigación.

1.4. Indagación a los participantesPara realizar los diferentes procesos en la investigación, pri-

meramente se establecieron grupos focales, con el cual se viene trabajando hace siete años con el grupo de Investigación Comu-nicación y Sociedad, dentro de la línea Marginalidad y Medios de Comunicación.

Los métodos de exploración utilizados en la investigación se aplicaron a personas adultas y sus niños. Para lograr el objetivo

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se implementaron estrategias psicológicas y didácticas para el de-sarrollo de las herramientas que se implementaron a los partici-pantes en los talleres, además de la recolección de testimonios por medio de entrevistas para tener un registro histórico y de primera mano de las personas que fueron testigos de la masacre.

Los investigadores sociales estudian su entorno de forma re-gular, planificada y sistemática, orientándolos por preguntas teóricas acerca de la naturaleza de la acción humana, la inte-racción y la sociedad; las observaciones que realizan están di-rigidas al logro de un objetivo de investigación, se relacionan con proposiciones más generales y están sujetas a comproba-ciones y controles de fiabilidad y validez (Adler y Adler, 1994: 377; Selltiz y otros, 1965: 229).

La metodología de investigación cualitativa que se aplica en la presente investigación es empleada a la población de El Poblado y El Tubo en Ciénaga Magdalena quienes emigraron de Nueva Venecia, El Morro y otras regiones martirizadas del Magdalena, convirtiéndose en el objeto de estudio en un contexto devastado por hechos violentos, por lo tanto requieren una serie de obser-vaciones y cuestionamientos programados y coordinados en con-junto para la utilización de instrumentos que midan la evolución del proceso resiliente de los participantes por medio de los talleres didácticos.

Por lo tanto es importante: “Asumir la observación participan-te como estrategia, implica el establecimiento de relaciones inves-tigador- grupo en estudio, mediadas por una confianza construi-da de modo permanente” (Galeano, 2004: 30).

La cita anterior argumenta que, en el caso de la investigación cualitativa, el investigador puede tener una participación activa en el proceso de recolección de la información, basado en la cons-trucción de confianza con la población participante del estudio.

No hay que dejar de lado las personas participantes en el estu-dio, estas deben ser conscientes de la esencia de la investigación y tener claro cuál es la importancia de ellos como objeto de estudio,

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todo lo anterior debe darse antes del inicio de la aplicación de herramientas.

Igualmente, demanda condiciones éticas de consentimiento informado que definen umbrales de información, territorios per-mitidos y vedados, sistemas de registro, socialización e intercam-bio de datos sobre la base de acuerdos, ritmos y tiempos marcados por la dinámica interna de actores y contextos” (Galeano, 2004: 30).

En los encuentros con los participantes de la investigación se les explica para qué será utilizada la información que ellos sumi-nistran.

1.5. Proceso de registro y sistematización de la encuestaEl proyecto investigativo cuenta con un instrumento el cual

consta de preguntas estratégicas para adquirir información rele-vante que permite medir el grado de dolor físico y resentimiento que tiene la población objeto de estudio.

En el proceso de observación que se realizó a los participantes durante las labores didácticas impartidas por el grupo investiga-dor durante los talleres, también se realizó un ciclo de entrevistas donde, a través de la memoria, los entrevistados narraban los he-chos de los cuales fueron testigos y cómo ha sido su proceso de resignificación y resiliencia.

La observación participante, como estrategia de investigación descriptivo-analítica que intenta comprender sistemas de ob-servación rescatando la perspectiva de diversos actores socia-les, depende del registro permanente, sistemático, completo, preciso y detallado de los datos. Las notas de campo, las fi-chas de contenido, los diarios de campo, los memos analíticos son medios para el registro de información, materia prima para el trabajo del observado. (Galeano, 2004: 51).

Las actividades de campo adjuntas a la aplicación de herra-mientas son indispensables para el análisis posterior de los datos, dichos medios utilizados fueron las fotografías, videos y graba-ciones de voz, también son fuente de evidencias para mostrar el trabajo realizado por los investigadores.

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1.6. Análisis y presentación de resultadosPara el análisis de la información recolectada en el desarrollo

de la investigación se tuvo en cuenta el contexto geográfico y de-mográfico donde convive la población participante del estudio, además los comportamientos culturales y sociales propios de esa colectividad.

En el análisis el investigador enfrenta la identificación de ca-tegorías emergentes, patrones culturales, casos atípicos, ten-dencias, ritmos y temporalidades. La utilización de diagramas y esquemas puede ilustrar y ayuda a vislumbrar la complejidad de los problemas que se analizan (Martínez, 1999: 105).

Según Villalta Paucar, en su investigación sobre los Factores de resiliencia asociados al rendimiento académico en estudiantes de contextos de alta vulnerabilidad social, publicada en la Revista de Pedagogía de la Universidad Central de Venezuela, refiere so-bre la selección de personas objeto de estudio y el análisis de su historial familiar:

La población objeto de la muestra se seleccionó de acuerdo con aquellos casos relevantes para los objetivos del estudio que permitieran analizar la relación entre factores de riesgo, resiliencia y rendimiento académico.

Un segundo marco valorativo es el cuestionario de historia personal y familiar, mediante el cual se recoge y adapta ítems del estudio del Ministerio de Salud, sobre calidad de vida re-lacionada con la salud (Villalta, 2010).

Es fundamental la acertada selección de la población a la que se le aplicarán las herramientas de acuerdo con el objeto de estu-dio, y el aporte que éstas puedan brindar en el proceso investigati-vo. En la presente investigación se realizó una caracterización que ha permitido la evidencia de las características sociales y cultura-les de los participantes.

1.7. Estudio cualitativo de casoEste proceso se realizó a través de las entrevistas a diferentes

personajes de la comunidad El Poblado y El Tubo de Ciénaga,

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que sufrieron el f lagelo de la violencia en el Magdalena a finales de los noventa, y comienzos del siglo XXI, tomando una serie de casos en común para hacer un estudio en la evolución de los pro-cesos resilientes de las personas que hacen memoria de los acon-tecimientos que vivieron por medio de la narración de historias.

Hammersley (1995: 184) propone una definición restringida del estudio de caso, según la cual se trata de una estrategia de selección de casos, entre otras, como la experimentación y la en-cuesta. La selección de casos puede distinguirse de, por lo menos, otros cuatro aspectos generales del diseño: formulación del pro-blema, recolección de información, análisis de datos y presenta-ción de resultados.

Este tipo de metodología de investigación es importante aplicarlo en los estudios cualitativos con poblaciones que tienen un nivel de escolaridad bajo, las cuales tienen características de no saber escribir: por esta razón, su testimonio oral es de fundamental valor para la recolección de información de una manera directa.

1.8. El estudio de casos como estrategia de selección de casos

Diseño de la investigación

Formulación del problema

Estudio de casos

Experimentación Encuesta

Recolección de información

Presentación de resultados

Análisis de datosSelección de casos

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1.9. La historia oralLa información recolectada y generada en el proyecto se re-

gistra de manera permanente y sistemática. La autora del texto El Giro en la Mirada plantea el proceso de la recolección de la información en la investigación científica tomando como fuentes la narración oral de la población objetivo de investigación.

Con el objetivo de implementar un taller didáctico y observar cambios actitudinales se realizó el “Taller terapéutico con sobre-vivientes de la población vulnerable del Magdalena”, evento reali-zado en Santa Marta los días 10 y 11 de abril de 2011. El taller fue dictado a los asistentes conjuntamente con la Fundación Víctimas Visibles. En él participaron las facilitadoras expertas en resilien-cia: Ligia de Rascovsky, Marcela Giraldo y Bárbara Jiménez.

En esta actividad se realizó una caracterización de los par-ticipantes en la cual se recolectaron datos. Además, se sostuvo conversaciones informales luego de los talleres con el propósito de evidenciar los logros alcanzados con las terapias realizadas.

1.10. Un segundo tallerPara el 20 de agosto de 2011, se llevó a cabo un encuentro de

didáctica familiar basado en pintura para los hijos de las familias participantes, sujetos de la investigación quienes en su mayoría asistieron al primer taller. Así mismo, a modo de ejercicio oral y de manera individual, se realizó la actividad delante del grupo (veinte personas).

Los participantes hicieron una breve narración sobre el día de la masacre de Nueva Venecia, el devenir de sus años siguientes te-niendo como sitio de desplazamiento la ciudad de Ciénaga, hasta coincidir con el taller terapéutico de abril de 2011, antes mencio-nado, y a solicitud de los investigadores manifestar los beneficios, si es que los hubiere, de aquel ejercicio para conocer de viva voz estados de resiliencia.

En ninguno de los diez relatos escuchados (adjuntamos mate-rial audiovisual) se evidenciaron actitudes de resentimiento y de-seo de venganza. Por el contrario, se escucharon manifestaciones

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de superación de aquellos días aciagos, sin que esto quiera decir, olvido de los hechos. Un caso puntual comentó que antes del ta-ller terapéutico de abril ella sentía pavor de salir a la calle y, peor aún, al escuchar una moto a sus espaldas. Luego de dicha terapia, su vida diaria cambió diametralmente, ya sale sin temor a hacer sus diligencias y perdió el sentimiento de inseguridad generado por las motos.

Otro testimonio que nos genera síntomas de resiliencia, es el de un joven que para los días de la tragedia tenía trece años de edad, nos recordó cómo se le escapó a las fuerzas asesinas y cómo su vida se convirtió en una permanente pesadilla, incluso con hospitalización con el fin de recuperar su salud mental. No obstante, conciliar el sueño era difícil, los fantasmas lo asediaban y su sistema nervioso permanecía alterado.

A él lo conocimos hace cuatro años durante los primeros acer-camientos del grupo de investigación Sociedad y Medios de Co-municación de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo; con los sobrevivientes de la masacre de Nueva Venecia y El Mo-rro. Por aquellos días, este protagonista se destacaba por su silen-cio, inseguridad, ojos enardecidos y actitudes nerviosas. Luego del taller de abril, y como él mismo lo manifiesta, su vida cambió totalmente, ahora es buen conversador, no siente temor de hablar con los investigadores, relata con facilidad y sonríe con naturali-dad. Esto para nosotros es una evidencia resiliente.

Edición: la presentación final del texto comprende el dili-genciamiento de una ficha técnica que incluye los datos sobre el proyecto (nombre y objetivos); nombre del informante; lugar y fecha de la entrevista: número de cintas grabadas y temas tratados en cada una; tipo de transcripción (completa o parcial) y comen-tarios u observaciones del transcriptor, e inclusión de materiales complementarios como fotografías, memos, cartas, manuscritos o documentos personales (Galeano, 2004, pp. 97-99).

1.11. EtnometodologíaSe hizo una observación de las personas participantes del estu-

dio, dando preferencia al sentido práctico con el cual emplean las

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reglas de sus vidas cotidianas. A través de la etnometodología: “a diferencia de otras corrientes sociológicas que intentan construir un relato objetivo, racional y pronosticable de lo social, asume que el conocimiento social, inherente, inestable, se va recreando como nuevo en cada encuentro interactivo” (Galeano, 2004: 154).

Teniendo en cuenta lo anterior, este ejercicio es importan-te porque se trata de interpretar a través de una representación sociológica de los métodos que las personas pertenecientes a la población objeto de estudio utilizan en su vida diaria para cam-biarse, buscar los alimentos diarios, iniciar una conversación con los otros, entre otras actividades.

En las visitas de campo es donde el investigador tiene la opor-tunidad de encontrar estas características sociológicas de la co-munidad. Por medio de fotografías y videos se demuestra el tipo de idiosincrasia común de los pobladores de estas áreas habitadas por personas desplazadas por la violencia:

“Una interacción no sólo es una manifestación de la realidad social mediante su forma estructural y su contenido, sino también una vuelta a recrear dicha realidad” (Galeano, 2004: 154).

El objeto de la investigación es reconstruir la memoria de las víctimas de la violencia en el corregimiento de Nueva Venecia, a través de actividades didácticas y lúdicas. En pocas palabras, recrear la realidad de estas personas que salieron de dicha pobla-ción, inicialmente para salvar su vida, encontrando en Ciénaga un nuevo rol tanto para ellos como para sus descendientes.

1.12. Alcances investigativosReconstruir la memoria de las víctimas de la violencia en el

corregimiento de Nueva Venecia, a través de actividades didác-ticas y lúdicas.

Generar escenarios que propicien la reconstrucción de la me-moria de las víctimas de la violencia en el corregimiento de Nueva Venecia.

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Conocer la resiliencia en los habitantes víctimas de la violencia en el corregimiento de Nueva Venecia

Implementar procesos didácticos y lúdicos como aclimatación de confianza para la rememorización y exteriorización de los sen-timientos de tensión y estrés generados por la violencia.

1.13. El por qué y para quéAportar conocimiento nuevo, desde la investigación cualita-

tiva empleando herramientas etnográficas, didácticas, prácticas y lúdicas, referentes al tema de la memoria y la resiliencia, le da pertinencia metodológica al presente trabajo.

La exploración de las vertientes teóricas entre memoria, resi-liencia y didáctica, permite abrir nuevos enfoques al tratamiento de las víctimas en situaciones de conflicto. Lo que hace que el trabajo sea teóricamente viable.

La interacción entre investigadores y comunidad objeto del presente trabajo permitirá observar el comportamiento resiliente de las víctimas, una vez éstas narren sus historias y realicen las actividades lúdico-didácticas propuestas en esta construcción de conocimiento, lo cual, de una forma u otra, genera desvictimiza-ción y visibilización. En este sentido, el trabajo se conecta con el mundo de la vida real, de ahí su total relevancia.

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CAPÍTULO II

Marco teórico y estado del arte

2.1. Hacia la reconstrucción de memoria en escenarios de vulnerabilidadA manera de conclusión sobre el documental “Colom-

bia Vive - 25 años de resistencia” (Caracol, Semana, 2006), el presidente del canal en mención, Pablo Laserna, co-mentó que habían realizado este trabajo de “memorias de un país sin memoria”, con el fin de que el pasado nos deje enseñanzas. Y eso es lo pretendido con la investiga-ción iniciada con los compañeros de la maestría de In-vestigación y Docencia Universitaria: Aprender y dejar enseñanzas, a través de la auscultación de la memoria de personas víctimas de hechos de violencia y terrorismo en varios lugares del departamento del Magdalena.

En las lecturas realizadas, las cuales comienzan a ci-mentar el presente documento, Gloria García González, investigadora de la Facultad de Comunicación de la Uni-versidad Pontificia Bolivariana, manifiesta que:

Se viene observando en los últimos veinte años en los medios europeos e iberoamericanos un extraordina-rio interés, no tanto por rescatar la memoria, sino por hacer memoria, es decir, por construirla en el presen-te a partir de aquel material, de aquellas experiencias del pasado que una parte de la ciudadanía pudiera llegar a conocer como propias y en las que pudiera

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reconocer un pasado que le pertenece, porque siente que es el pasado del que procede (García, 2006, p.1).

García González, quien a su vez cita a otros autores en su es-tado del arte “Haciendo memoria. Una interpretación sobre el significado de la evocación histórica en los medios de comuni-cación”, con el cual participó en el IX Congreso Ibercom, Sevi-lla-Cádiz, 2006, dice que “Hacer memoria no es recordar, como echar al olvido no es simplemente olvidar […] hacemos memoria de algo cuando nos esforzamos por traer al presente aquello, que sin desearlo, en un momento dado olvidamos y que hoy y en el futuro más próximo nos puede ser útil para alcanzar un fin”.

En esa misión histórica como verdaderos agentes de la memo-ria, los medios y otros actores sociales se adentran en el pasado con el firme propósito de traer al presente episodios y sujetos his-tóricos silenciados, ignorados, otorgándoles la voz y la visibilidad que durante largo tiempo pudieron haberles sido negada.

De tal manera, como lo señala Lavabre (2006, p. 44), se hace necesario construir la memoria histórica aunque siempre haya un rechazo hacia el conocimiento del pasado, tal como ha sido re-cibido y se presenta como una forma de discurso sobre el tiem-po pasado dotado siempre de finalidad, cuyo interés no es el del simple conocimiento, sino el de la ejemplaridad, la legitimidad, la conmemoración y la identidad.

Marchamos, pues, con la presente investigación, hacia una lectura del pasado en la búsqueda del reconocimiento público, tanto de la historia misma, como de la claridad de conciencia que se genere con los procesos de resiliencia que se deben estar dando al interior de las comunidades martirizadas y con las cuales inte-ractuaremos.

Yosef Yerushalmi habla de una particular forma de ruptura social cuando la generación poseedora del pasado no lo transmite a la siguiente o cuando ésta rechaza lo que recibió o, a su vez, deja de transmitirlo (Yerushalmi, 1988, p. 18).

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También se puede hablar de un silencio forzoso, dice Gloria García (2006, p. 2), como el que se dio durante las dictaduras de Chile y Argentina. Allí, la necesidad de callar, fue como un tri-buto, una necesidad para sobrevivir a la tragedia.

En el caso de Colombia y concretamente en el Magdalena, el silencio es una forma prudente de protegerse, y esa pruden-cia puede llevarnos en ocasiones al olvido, al ocultamiento de los hechos, a la invisibilización de los protagonistas, de ahí que bus-quemos rescatar las historias para la recuperación de la memoria colectiva como un mecanismo de liberación de un pasado cruento y doloroso, y así permitir una oxigenación sicológica, social, mo-ral y física para los afectados por la tragedia.

Con frecuencia hemos tenido ocasión de observar cómo la re-cuperación del orden democrático ha comportado otras formas de silencio, como lo manifiesta García González (2006, p. 2). Ese es el caso de Alemania, donde tras la segunda Guerra Mundial el generalizado sentimiento de vergüenza nacional impuso el silen-cio como una forma de repudio a lo vivido entre 1933 y 1945, o en España y tantos otros países de América Latina, donde por razo-nes tácticas, bien se aprobaron leyes de punto final, bien se acordó institucionalmente la inconveniencia de “remover los fantasmas del pasado” en aras de una deseable reconciliación nacional.

Varias son las posiciones en torno al origen social o institu-cional de la memoria y su profunda huella emocional; “la me-moria aspira a mantener viva la relación afectiva con tal o cual acontecimiento que reviste un especial significado para quien re-cuerda” (Julia, 2006, p. 4), porque “es una reconstrucción de las emociones, sentimientos y percepciones pasadas (Lira: 1998, p. 249), mientras por su parte, destacan la racionalidad intrínseca de la historia como “reconstrucción sabia y abstracta del pasado” (Arostegui, 2004, p. 27).

En su investigación, García González (2006) advierte que dos son los principales riesgos a evitar durante el trabajo de cam-po: uno, verse contaminado por la intensa carga emocional que soporta la memoria y acabar convertido en lo que Ignacio Piero

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llama un “desenterrador de muertos, elaborador minucioso de in-ventarios de testigos o exhaustivo rescatador de recuerdos”, que acabe confundiendo la nostalgia, la melancolía o el duelo con las verdaderas categorías historiográficas” (Piero 2004, p. 189); otro, el de hacer del celebrado deber de la memoria una fábrica de le-yendas (Fabius, 2002, p. 212).

En cuanto a la función de los medios de comunicación, García manifiesta que el papel desempeñado por estos no se ha limitado al mero ejercicio de una labor de divulgación histórica, sino a la ejecución de una multiplicidad de funciones que, en el ámbito de la sociedad civil, erige a los medios de comunicación en in-fluyentes actores públicos relacionados con la construcción de la memoria histórica de las sociedades contemporáneas.

Los medios también construyen una representación del pasa-do del mismo modo a como construyen una representación del presente. Se valen de recursos similares para conseguir el mismo efecto: la representación de lo acaecido, la espectacularización del suceso.

Recordamos lo visto, oído, leído como si lo hubiéramos vivido porque de hecho, y en cierto modo, sí lo vivimos, y lo vivimos en lo que fue nuestro presente, desde nuestra condición de testigos mediáticos de aquel acontecer. La mirada de los medios se in-corpora a la de un indeterminado colectivo de receptores que la hacen suya desde “un proceso cooperativo de interpretación que tiene como finalidad la obtención de definiciones de la situación que puedan ser intersubjetivamente reconocidas” (Habermas, 1987, p. 103).

A modo de conclusión, la investigadora Gloria González Gar-cía (2006, p. 2) indica que hay por tanto, un extraordinario interés de los medios, no tanto por rescatar la memoria, sino por hacer memoria, es decir, por constituirla en el presente a partir de aquel material, de aquellas experiencias del pasado que una parte de la ciudadanía pudiera llegar a reconocer como propias y en las que pudiera llegar a reconocer un pasado que le pertenece, porque siente que es el pasado desde el presente con el doble propósito de enarbolarlo como referente socio-histórico.

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2.2. Desplazamiento, identidad social y memoriaSobre el desplazamiento DonnyMeertens (2002) afirmó que

esta situación constituye, más allá de pérdidas materiales y de-rechos vulnerados, un conjunto de interacciones y procesos sub-jetivos de “negociación” y, a veces, de “negación” de identidades sociales.

“No siempre la sociedad ha visto al desplazamiento forzado interno como un problema, ni las autoridades lo han reconocido como un tema que deba ser de primordial preocupación por parte de ellas”, afirman (Camargo y Blanco, 2007, p. 21), esto, en cuan-to a la actitud de indiferencia que para los diferentes gobiernos colombianos y la sociedad en general representan los desplazados, estimados en cuatro millones de individuos, de los cuales, setenta mil de ellos están ubicados en Santa Marta, de acuerdo con cifras recientes de la Defensoría del Pueblo de esta ciudad, y constatada por los investigadores en mención.

A propósito del grupo de investigación “Sociedad y Medios de Comunicación” de la Escuela de Comunicación Social y Perio-dismo de la Universidad Sergio Arboleda Seccional Santa Marta, del que hacen parte Camargo y Blanco, junto con otros cinco pro-fesionales, grupo que trabaja las líneas: Marginalidad y Medios de Comunicación y Violencia y Medios de Comunicación; ha identificado una serie de desplazados producto de la violencia re-ciente en el departamento, con el que adelanta una investigación de memoria, resignificación y resiliencia, encontrando en las pri-meras entrevistas con las víctimas, una cierta desconfianza inicial hacia los investigadores, pero una vez superado este resquemor, la mayoría de los entrevistados comienza a rememorizar su infancia, su adolescencia y el momento crítico que los obligó a desplazarse desde sus lugares de origen o labores.

Sobre el momento crítico del que hacemos referencia, en el que se generaron homicidios por parte de los grupos armados al margen de la ley, bien sea de las Fuerzas Armadas Revoluciona-rias de Colombia, FARC, o las Autodefensas Unidas de Colom-bia, AUC, entre otros; las víctimas reconocen cómo esta situación

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propició la ruptura de su estructura social, llámese familia, comu-nidad veredal, barrio, corregimiento o pueblo, para transformarse en grupos de desarraigados huyéndole a la muerte.

Con el paso del tiempo y un correo que llamaremos de voz a voz, las familias se han reencontrado, reagrupado y han ido constituyendo, con las otras células de desplazados, nuevas comu-nidades, por cierto llenas de necesidades como: un techo digno, un trabajo constante, atención en salud, educación para niños y jóvenes, entre otros aspectos. Las costumbres, la forma de ali-mentación, los roles rurales y el comportamiento social en general han sufrido profundas transformaciones, no siempre beneficiosas, pues las necesidades económicas y las circunstancias coyunturales han propiciado, en lo que quedó de algunas familias, la promis-cuidad, la drogadicción y la mendicidad, entre otros comporta-mientos detectados en la investigación de Camargo y Blanco.

No obstante haberse roto o despedazado el tejido social, los investigadores sergistas han evidenciado la actitud resiliente de no pocos desplazados, quienes no sólo luchan por mejorar su ca-lidad de vida, sino para que el Estado les reconozca lo perdido, además de clamar para que se haga justicia, para que se les de-vuelva el respeto y la dignidad que perdieron al convertirse en seres invisibles, arrinconados en la marginalidad de las ciudades, que en el caso de Santa Marta determinaremos en los barrios Ti-mayui y sus siete etapas, inmediaciones línea del ferrocarril sector Bureche, colinas de San Pablo, Aeromar, La Paz y Cristo Rey, entre otras localidades. Allí están invisibilizados y olvidados por buena parte de la sociedad y las políticas gubernamentales y, solo recordados en tiempos de campañas electorales, amén de la mani-pulación que por esas épocas sufren con programas oficiales, es el caso de Familias en Acción (Camargo y Blanco, 2007, p. 85, 86).

Los desplazados en Colombia no son tema reciente, y así nos lo recuerda el sociólogo Edímer Latorre Iglesias, investigador sergista, quien en su libro “De aplazados a desplazados” (2009, p. 34 - 36), manifiesta que los primeros aplazados en lo que hoy es nuestro país fueron los mismos indígenas desplazados de sus territorios por los conquistadores españoles, a la postre coloniza-

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dores y dominadores. Curiosamente, los nativos en varias oportu-nidades fueron aliados de los propios ibéricos en sus luchas contra Simón Bolívar, pues sabían del poder que ostentarían los criollos una vez vencidos los europeos, según cita que Latorre hace del historiador Indalecio Liévano Aguirre, de su obra “Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia”.

Latorre Iglesias refiere cómo la violencia política, las guerras civiles y económicas de los siglos XIX y XX, y la disputa terri-torial entre guerrillas, autodefensas y narcotraficantes, especial-mente a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, han sido responsables directos de un desplazamiento continuo en Colom-bia de indígenas, mestizos, campesinos, políticos y comerciantes; colectivos sociales que: “no han podido tener la posibilidad de incluirse socialmente en el proyecto de modernidad”, concluye el investigador.

2.3. Desarraigo y vida móvil En el caso concreto de nuestro país, Meertens (2002) indica

que la población colombiana tiene una larga trayectoria de movi-lidades internas. Durante todo el siglo XX ha sido expulsada de sus sitios habituales de vivienda y producción, ha migrado o co-lonizado nuevas tierras, a causa de violencia política, de ensanche de latifundios, de fragmentación de minifundios, modernización de relaciones de producción, de megaproyectos hidroeléctricos, o por una variable mezcla de los causales y motivos anteriores.

En la memoria y en la historia familiar, los desplazados de hoy guardan reminiscencias a momentos anteriores de enfrentar la violencia, pero también de rehacer las vidas en condiciones ad-versas.

Por su parte, la investigadora social María Teresa Uribe (2002) propone rescatar esas habilidades de los colombianos menciona-das en el párrafo anterior, dadas las experiencias colectivas inscri-tas en la memoria y en la tradición de sus vidas, que más que al arraigo remiten a la confrontación con la guerra y a las estrategias de supervivencia correspondientes.

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Dentro de las diferentes formas de desplazamiento y violencia que se generan en Colombia tomaremos el secuestro como una forma de desarraigo, entendido este como una ruptura brusca y forzada de los lazos afectivos con la familia y los seres queridos, así como con el entorno social, laboral y habitacional. La ex se-cuestrada Clara Rojas (2009, p. 241 - 242) nos relata lo difícil que fue para ella adaptarse al cautiverio, en realidad, nunca lo logró; pero, caso curioso, lo que sí se dio fue una actitud resiliente permanente, dice ella que: “en aquellas horas de soledad y de mar-chas” se había convencido de que: “tenía que mantenerme física y mentalmente en las mejores condiciones posibles para retomar mi vida sin traumas en cuanto me liberaran. Había reflexionado tanto sobre cómo sería mi vida en libertad, qué iba a hacer, dónde viviría, cómo iba a educar a mi hijo…, que salí de la selva prácti-camente con la agenda hecha”.

Añade Clara Rojas (2009, p. 246): “El sufrimiento y el dolor dejaron una huella profunda y visi-ble en nuestros cuerpos y corazones, eso es innegable. Trato de no llevarlo con amargura. Lo asumo como algo que me ocurrió y sigo adelante con mi vida. Sobre todo, ni mi familia ni yo queremos seguir sintiéndonos víctimas. Por eso desde el primer momento hemos hecho, y seguimos haciendo, un esfuerzo para que nuestros rostros reflejen la alegría por estar vivos y haber tenido la oportunidad de reencontrarnos y ex-perimentar un verdadero renacer… Por delante tenemos una tarea ingente: La recuperación, en la medida de lo humana-mente posible, del tiempo perdido”.

Por supuesto que no todas las personas tienen la misma ca-pacidad ni firmeza mental para superar momentos violentos, de desarraigo y desplazamiento. En Clara Rojas se dio, pero, como ella misma lo reconoce, quedan dolores y huellas en los corazones difíciles de borrar, más no imposibles.

En las recientes entrevistas adelantadas por el grupo inves-tigador sergista “Comunicación y Sociedad”, se han encontrado individuos con alta capacidad resiliente y se les ve luchar por sus derechos, por un techo digno, por la salud, por una compensación

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económica de lo perdido en el campo, por el mejoramiento del en-torno y la escrituración de predios y viviendas, es decir, dispuestos a rehacer sus vidas. Por otra parte, se han encontrado seres con profundas tristezas, traumatizados, casi que negándose a sí mis-mos, muertos en vida.

Ahora veamos cómo se producen estos procesos de readapta-ción, una vez las personas asumen hacerle frente a la vida, después de un acontecimiento trágico. Y cómo el Estado o la sociedad misma generan espacios para que se dé la resiliencia.

2.4. Educación desde la resilienciaLa pedagogía de resiliencia que se realizará a la población vul-

nerable de Nueva Venecia, corregimiento ubicado en el departa-mento del Magdalena, se enfocará mediante la instrucción de ni-ños y padres, la vivencia lúdica enfatizando el juego como recurso didáctico de posibilidades metodológicas de trabajo con una pers-pectiva más positiva y de esperanza sobre quienes experimentan estrés, traumas y riesgos; esto con el objetivo de que las personas víctimas de la violencia puedan sobreponerse a las dificultades vividas durante la masacre.

Esta situación obliga a los docentes a centrarse más en las si-tuaciones positivas que en las negativas, destacando los puntos fuertes, como la salvación que conduce a la resiliencia, mostrando lo que está bien en la vida de las personas.

La resiliencia puede definirse como la capacidad de recuperar-se, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad, y de desarrollar competencia social, académica y vocacional.

La presente investigación recomienda qué se debe hacer en el seno de la población para fortalecer la resiliencia en los estu-diantes. Se explica que para lograrlo se requiere un cambio de actitud y un modelo de bienestar que se centre en la adquisición de competencias, facultades y eficacia propias. La resiliencia es una actitud frente a la vida, en la que se necesitan procesos educa-tivos con una mentalidad constructora que transmitan esperanza y optimismo.

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A continuación presentamos una serie de definiciones de resi-liencia expuestas en el manual de identificación y promoción de resiliencia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 1998, p. 9):

• Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, re-cuperarse y acceder a una vida significativa y productiva (ICCB, InstituteonChildResilience and Family, 1994).

• Enfrentamiento efectivo de circunstancias y eventos de la vida severamente estresantes y acumulativos (Lösel, Blie-neser y Koferl, 1989).

• Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversi-dades de la vida, superarlas e, inclusive, ser transformado por ellas (Grotberg, 1995).

• La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción; es decir, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más allá de la resistencia, es la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a circunstancias difíciles (Vanistendael, 1994).

• La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones en-tre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. Así, la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo (Rutter, 1992).

• La resiliencia significa una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos (Suárez Ojeda, 1995).

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• Concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y su relación con los resultados de la competencia. Puede ser producto de una conjunción entre los factores ambientales y el temperamento, y un tipo de habilidad cognitiva que tienen algunos niños aun cuando sean muy pequeños (Osborn, 1996).

2.5. Evolución del proceso resiliente Un claro ejemplo de personas que son resilientes son los ex

secuestrados, debido a que son tratados inhumanamente con todo tipo de maltratos descritos por ellos luego de ser liberados, accio-nes como colocarles cadenas, alejarlos de la sociedad o simple-mente cortarle la libertad. Durante este periodo largo o corto la mayoría se aferran resistentemente al deseo de quedar en libertad y en algunos de los casos luego de salir ilesos de esta situación compleja, hacen una reconstrucción de sus vidas, lo que quiere decir que el ser humano puede ser resiliente en la medida que aplique la resistencia y la construcción en el proceso de resiliencia.

Otro dato importante expuesto en el Manual de identifica-ción y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes, es que “la resiliencia es un instrumento clínico que exige un cuadro de referencia moral. Se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno. Nunca es absoluta ni terminantemente esta-ble”. Este argumento comprende claramente que en el proceso de resiliencia por el que pasa el ser humano luego de una situación adversa, se encuentra inmerso en un referente moral el cual debe seguir como ejemplo de su propia vivencia, esto acompañado de la interacción con el ambiente por medio de la memoria hace posible una recuperación parcial y constante.

Por lo anterior, el ser humano debe promover la resiliencia reconociendo esto como una fortaleza que va más allá de la vul-nerabilidad. Esto se puede lograr por medio de la divulgación oportuna de sentimientos reprimidos luego de una situación vio-lenta, convirtiéndolo en un paso importante de fortificación ante la fragilidad espiritual que ocasiona este acontecimiento.

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Apuntar a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, recuerdos y memorias según lo que ellos perciben y enfrentan del mundo. Estimular una actitud resiliente implica potenciar esos atributos incluyendo a todos los miembros de la comunidad en el desarrollo, la aplicación y la evaluación de los programas de acción.

2.6. Conductas y características resilientesLas personas resilientes tienen la capacidad de volver a un es-

tado de tranquilidad luego de haber sufrido emocionalmente un episodio producto de la fuerza, maltrato y la violencia.

Diversos estudios han demostrado que ciertos caracteres de la persona tienen una asociación positiva con la posibilidad de ser resiliente. Lo que quiere decir que de acuerdo con la disposición y voluntad de mejora que tenga la persona frente a un hecho vulne-rable hay más posibilidades de recuperación mental.

A continuación referimos las que podrían ser las característi-cas de un ser humano resiliente referido en el Manual de identifi-cación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes de la Organización Panamericana de la Salud:

• Control de las emociones y de los impulsos, autonomía, sentido del humor, alta autoestima (concepción positiva de sí mismo).

• Empatía (capacidad de comunicarse y de percibir la situa-ción emocional del interlocutor).

• Capacidad de comprensión y análisis de las situaciones, cierta competencia cognitiva.

• Capacidad de atención y concentración.Los anteriores ítems muestran que la resiliencia es una

expresión que las personas tienen o no tienen, lo cual conlleva conductas, pensamientos y acciones que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

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2.7. Indicadores de la Violencia en Colombia y la región CaribeEn consulta sobre estadísticas actualizadas sobre violencia y

desplazamiento en Colombia y la región Caribe, se encontraron los siguientes datos de la última década en el país: “En cifras pu-blicadas por la Consultoría para los Derechos Humanos y el Des-plazamiento, Codhes (2011), unos 5.2 millones de colombianos viven desplazados de sus hogares tanto fuera como dentro de su país a causa del conflicto armado”.

Esta situación es evidente en el Departamento del Magda-lena, donde se encuentran las poblaciones de Nueva Venecia y El Morro, varios de cuyos habitantes sobrevivientes de hechos violentos, son objeto de nuestra investigación.

Según el artículo publicado por el diario El Espectador, el 16 de febrero de 2011,los años que presentan un mayor número de familias desplazadas hacia el Magdalena fueron el 2000 con 35.004 desplazados, el 2002 con 37.507 y el 2008 con 27.256; sin embargo, a lo largo de la década todos los años nuestra región ha sido receptora. De acuerdo con el informe Codhes, las cabece-ras municipales que inicialmente recibieron el mayor número de desplazados en el año 2000 fueron: Santa Marta, Remolino, El Banco, Fundación y Pivijay, fenómeno que a partir del año 2002 se centraliza especialmente en Santa Marta y Ciénaga.

El 22 de noviembre del año 2001, infortunadamente se llevó a cabo la tragedia que obligó a la población objeto de estudio a emigrar a poblaciones aledañas, es el caso de la población objeto de estudio que se refugió en Ciénaga.

Dentro del estudio Codhes (2011), se estima que entre 1999 y el 31 de diciembre de 2010, en su orden, Bogotá recibió 467.820 desplazados, Antioquia 454.532, Valle del Cauca 232.811, Nariño 216.180, Bolívar 191.515 y el departamento del Magdalena 179.529 desplazados, siendo la sexta región receptora del país en materia de desplazamiento. La media anual de desplazados en Colombia es de 208 mil personas.

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Por lo tanto, la presente investigación toma un grado alto de importancia en cuanto a los resultados que genera en la población los talleres lúdicos, didácticos y terapéuticos para su beneficio personal y social.

Estos datos corroborados por el Alto Comisionado de las Na-ciones Unidas para los Refugiados, Acnur, y el Observato-rio del Monitoreo del Desplazamiento Interno, IDMC, del Consejo Noruego para los Refugiados, ratifican a Colombia como el primer generador de desplazados en el mundo (perió-dico El Espectador, 16 de febrero de 2011).

Dicho señalamiento no es ajeno al problema de investigación que se trata en el presente documento, puesto que hace parte de la realidad colombiana actual, que durante años ha sido golpeada por grupos armados al margen de la ley.

2.8. Una década de homicidiosEl 12 de agosto de 2011 el portal de internet La Silla Vacía,

publicó un artículo de César Caballero sobre las cifras de homi-cidios en Colombia en la última década entregado por Medicina Legal “Forensis datos para la vida 2010”, el cual presenta una nue-va versión oficial sobre la violencia en el país:

Uno de los méritos del estudio es presentar una visión de me-diano plazo sobre lo que está sucediendo en el país y mostrar la evolución de los indicadores entre 2001 y 2010. En esta década se han documentado 195 mil homicidios. No todos están relacionados con el conflicto armado, pero sí es claro que su existencia es innegable. El informe desagrega estos da-tos para el 2010: violencia interpersonal 15.5%, sociopolítica 7%, económica 3.9%, intrafamiliar 1.9% y sin información el 72%. Es decir, las autoridades no saben la causa por la cual los colombianos son asesinados.

De acuerdo con los datos anteriores, cerca de 140 mil homici-dios en el país no tienen un origen claro, lo que nos convierte en un territorio de anomia frente a los asesinatos. La población del Magdalena también forma parte de las estadísticas fatales pal-

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pables en los habitantes desplazados, entre otras víctimas de la violencia.

La serie muestra que el año con mayor cantidad de homici-dios, en términos absolutos, fue el 2001 con 26.311, y que desde el 2004, no hemos vuelto a superar el volumen de los 20 mil homicidios anuales. En 2008, con 15.250 casos, tuvimos el año con menor cantidad y desde allí ascendió a un poco más de 17 mil. La tasa por 100 mil habitantes más alta se presentó en 2002 con 67.3 y la más baja en 2008 fue de 34.3. El dato de 2010 la ubica en 38.4.

Las cifras anteriores muestran que la media anual de homi-cidios en Colombia en la última década es de 17 mil muertos a causa de la violencia, convirtiéndonos, según Geneva Declaration On ArmedViolence And Development, en el décimo país con mayor índice de asesinatos en el mundo.

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CAPÍTULO III

La didáctica

3.1. El concepto DidácticaDi Pego, (2007),hace referencia al concepto didáctica,

el cual es presentado en un informe sobre el resultado de un trabajo formulado por Piaget en el prefacio de las Pá-ginas escogidas editadas en 1957 por la UNESCO luego de conmemorarse el tricentenario de la aparición de la Ópera Didáctica Omnia de Juan Amos Comenio (1592 - 1670).

El texto explica que el origen de la Didáctica se da en una perspectiva política capaz de pensar la transfor-mación de la sociedad a partir de la enseñanza universal. Esta educación de las personas, dotadas y escasamente dotadas consolidaba herramientas de razonamiento y de moralidad para proteger la paz entre los pueblos. En este contexto fue creada la Didáctica Magna por Comenio, en el año 1600.

El hombre que originó esta importante forma de en-señanza fue Comenio. Sacerdote evangélico, perseguido y expatriado por sus ideas: la inquisición, los contrarre-formistas que arrasaron Checoslovaquia y el poder de la corona de los Habsburgos, no lograron silenciarlo a pesar de las acechanzas.

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La didáctica de Comenio muestra la enseñanza encerrada en las coordenadas de un triángulo didáctico que vincula alum-no-docente-saber. A su vez la concibe como el centro de un gran sistema en el que se piensan y articulan elementos particulares: los fines de la educación que enfocan la conquista de la humanidad del hombre para encargarle la conducción de la sociedad.

Para alcanzarlo se necesita talleres de conocimiento universal a través de los medios universales de educación (actual tecnología educativa), guiados por maestros con capacidades tales para aco-modarse a todo y a todos. El saber universal la pansofia, que debe dominar el docente para poder enseñarlo a todos; los aprendices, que aprenden a aprender, haciendo.

3.1. Didáctica en el proceso de resilienciaJuan Mallart (2001), presenta en su libro didáctica general para

psicopedagogos el concepto didáctica en un cuadro sinóptico, y en su contenido hace un resumen detallado cualitativamente de la significación, el cual tiene interrogantes que hace más explícito este saber pedagógico.

Mapa conceptual del concepto didáctica tomado del capítulo 1 Didáctica: concepto, objetivo y finalidades, de Juan Mallart.

Para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se realice de manera integral, la educación cuenta con los recursos de la didác-tica y la pedagogía, que le permiten lograr la mejora constante del individuo en cuanto a sus aptitudes, valores y virtudes.

Concepto

Objeto

Ciencia

De la educación

¿Qué estudia e interviene en el proceso de

enseñanza y aprendizaje?

Con el �n de obtener la información intelectual

Finalidad

Ubicación

¿Qué es?

¿De qué trata?

¿Para qué sirve?

¿Dónde está situada?

DIDÁCTICA

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Mallart presenta a continuación cómo el proceso de la resi-liencia a través de la didáctica se vuelve efectivo debido a que tiene inmerso diferentes aspectos como:

• El carácter referente a la disciplina subordinada de la pe-dagogía, que contiene teoría, práctica, ciencia, arte y tec-nología.

• El objeto que hace posible el proceso de enseñanza-apren-dizaje, instrucción y formación.

• El contenido de la didáctica que incluye la normativa, el alumnado, la comunicación, el profesorado y la formación.

• La finalidad de la didáctica que es la formación intelec-tual, la optimización del aprendizaje, la integración de la cultura y el desarrollo personal.

La interrelación educación-didáctica-pedagogía se da en un ambiente integrador; es decir, en donde el proceso de enseñan-za-aprendizaje no se fracciona en factores psicológicos, físicos o sociales, sino que engloba a la persona humana en la totalidad de sus elementos.

Lo expuesto anteriormente argumenta que la didáctica cum-ple un papel fundamental en el proceso de resiliencia en una po-blación golpeada por el azote violento o situaciones de pobreza extrema.

3.2. La comunicación como proceso didácticoGerardo Meneses Benítez plasma en una forma sintética los

tipos de didácticas que se han desarrollado con el paso del tiempo, estos modos pedagógicos se diferencian en el método de enseñan-za aplicado por el docente en el aula, la información ha sido to-mada del libro Interacción y Aprendizaje en la Universidad, (2007):

• La clase magistral expositiva (modelo didáctico exposi-tivo). Centrada en el profesor y en la que el aprendizaje buscaba la memorización

• La clase magistral y el libro de texto (modelo didáctico instructivo). El profesor actúa como instructor y la ense-

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ñanza está centrada en los contenidos que el alumno debe memorizar y aplicar para contestar preguntas.

• La escuela activa (modelo didáctico alumno activo). Los alumnos desarrollan proyectos y actividades que les per-miten descubrir el conocimiento, aplicarlo en situaciones prácticas y desarrollar todas sus capacidades. La enseñan-za se centra en la actividad del alumno.

• La enseñanza abierta y colaborativa (modelo didáctico co-laborativo). El profesor se convierte en un mediador de los aprendizajes de los alumnos. Los alumnos trabajan cola-borativamente entre ellos y con el profesor. El objetivo es construir conocimiento.

Meneses, (2007). Considera que la naturaleza del acto didác-tico ha sido esencialmente comunicativa en todas esas propues-tas. Citando lo siguiente: “Enseñar es comunicar, la enseñanza es una transmisión y un intercambio de información” (Aguiar, 2004). Esto hace relevante el hecho que se plantea en la presente investigación de hacer resilientes a los habitantes de la población de Nueva Venecia, accionando la fijación de memoria por medio de actos didácticos que permitan una retroalimentación de cómo han sobrellevado la crisis postraumática que deja un hecho vio-lento.

Un cuadro comparativo entre comunicación y acto didáctico; tomando la comunicación como un elemento más de lo curricular. Resalta la comunicación como proceso didáctico:

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Es importante recalcar que a través de la comunicación se transfieren las capacidades y facultades expresivas, desplegando de ese modo las conductas sociales conformes a cada cultura. Me-neses, (2007) comparte el siguiente enunciado: “Es la comunica-ción la verdadera causa de la formación, ya que sin comunicación ni se daría la instrucción ni la consiguiente conformación del pen-samiento”.

3.4. Pedagogía, didáctica y resilienciaDurante el desarrollo de nuestra investigación tendremos muy

presente el papel de la educación y el entorno familiar de los ni-ños de esta comunidad, pues es muy importante conocer cómo se construye y se presenta esa relación filial y cuál es el adelanto del proceso de enseñanza en el avance posterior de los infantes.

De�nición

Comunicación Acto didáctico

Objetivo

Condiciones

Elementos implicados

Hacer a otro partícipe de lo que uno tiene

Transmitir señales mediante un código común a emisor y receptor

a) Intencionalidad b) Utilización de signos o símbolos comprensibles c) Compartir los mismos signi�cados

Emisor Receptor Mensaje Códigos compartidos Canal y medio FeedbackContexto

La enseñanza como proceso de comunicación interhumana

La educación y la enseñanza como proceso comunicativo a través del cual se transmiten las competencias y facultades comunicativas, desarrollando de ese modo los comportamientos sociales propios de la cultura

a) Intencionalidad b) Relación simbólica

Discente Docente Grupo Contenido Medios, recursos Interacción Contexto

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Se hace pertinente estar al tanto desde un punto de vista peda-gógico de cómo se va superando el trágico episodio. Al respecto, Henderson y Melstein (2007, p. 37) nos dicen:

“En el campo educativo, pensar en términos de resiliencia implica poner el foco en la adquisición y desarrollo de compe-tencias y facultades, en los puntos fuertes y no en los déficit. Los estudios indican que aquellos niños que han generado un comportamiento resiliente, es decir, que han podido so-breponerse a esas experiencias negativas fortaleciéndose en el proceso, han contado con alguna persona, ya sea de la fami-lia extensa o de la comunidad, con quien lograron estable-cer un vínculo positivo. Es aquí donde el rol de la escuela, y en particular el de los docentes, adquiere todo su valor y su complejidad”.

En este orden de ideas, Cyrulnik (2004, p.17-31) expresa: “La resiliencia del niño se construye en relación con el otro… Un niño herido y solo no tiene ninguna oportunidad de con-vertirse en resiliente. Es preciso que antes del hecho trau-mático, haya quedado impreso en su memoria algo que haya creado una estabilidad interna que le permita hacer frente al encontronazo y reanimarse después”.

Sin embargo, no podemos dejar de lado la violencia, esta ha afectado esa formación, pues observamos que tanto la población infantil como los maestros no cuentan con la protección del Esta-do en las zonas de conflicto.

Por todo esto, debemos apuntar hacia unas pautas educativas que les brinden a estos niños una confianza en sí mismos y que les permita blindar su personalidad, transformando sus experiencias en fuentes para alcanzar el máximo potencial de sus aptitudes.

Para muchos autores, la resiliencia es un factor que ayuda a modificar prácticas, observando y utilizando mejor los recursos cognoscitivos, de manera que la educación, pueda posibilitar una formación integral. No obstante, no podemos olvidar que: “La resiliencia nunca se adquiere de una vez y para siempre, es impor-tante la existencia permanente e integrada de una red de apoyos sociales, afectivos y materiales” (López, 2010, p.15).

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Dentro de seguimientos a investigaciones recientes que se adelantan en el país a familias víctimas de la violencia y desplaza-mientos, podemos decir que cada día la sociedad se va volviendo más consciente de que debe direccionar sus esfuerzos a ayudar a estas personas a superar sus desconfianzas y a integrarse rápida-mente al adelanto productivo de nuestra nación.

Para esto debemos poner en práctica varios elementos funda-mentales dentro de los procesos educativos que deberán ayudar en su proceso de resiliencia a niños y adolescentes. Dichos elementos los define Silber (1994) y los podemos parafrasear de la siguiente manera:

1. Conocer la realidad. Aumenta la resiliencia en los niños y adolescentes que han desarrollado el hábito de preguntar y obtienen respuestas honestas, ya que adquieren la capacidad del discernimiento e intuición y pueden tener una percepción más transparente de los hechos que suceden a su alrededor. Este conocimiento genera la capacidad para entender lo que les sucede a ellos mismos y a los demás y desarrollar la tole-rancia. Para ello necesitan disponer de personas adultas cer-canas a quienes dirigir sus preguntas.

2. Avanzar hacia la independencia y la autonomía. Sólo puede conseguirse desde la capacidad de los adultos para reconocer en los niños su capacidad para orientarse según sus necesida-des. El objetivo debe ser la posibilidad de establecer una forma de relaciones, donde domine más la razón que el sentimiento.

3. Ampliar las posibilidades para conectar y establecer re-laciones positivas con el entorno social. Crece la resiliencia en los niños y adolescentes que no quedan encerrados en su entorno y salen a conocer la riqueza de posibilidades que les ofrece el mundo que les rodea, así se puede completar lo que la familia no puede dar. La posibilidad de establecer una buena red de contactos sociales, a muy diversos niveles, potencia los factores de protección ante las situaciones de riesgo. El objeti-vo será establecer unas relaciones interpersonales que generen mutua gratificación, con equilibrio entre dar y recibir y con un respeto maduro hacia el bienestar propio y de los demás.

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4. Potenciar la capacidad de explorar todo el entorno, ani-mando a experimentar las posibilidades que se le ofrecen. Se trata, en definitiva, de una forma de lucha activa contra los sentimientos de impotencia que algunas familias transmiten a sus hijos. El objetivo final es completar los proyectos y adqui-rir la capacidad para abordar los problemas difíciles.

5. Mantener la capacidad de jugar, como método para in-crementar la creatividad y activar el sentido del humor. Los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que saben jugar son capaces de imponer orden, belleza y objetivos concretos en el caos diario de experiencia y sentimientos dolorosos. A través del sentido del humor, es posible contemplar lo absurdo de los problemas que nos acongojan y relativizar los complejos cotidianos.

6. Educar la capacidad de juzgar y desarrollar el sentido críti-co. Niños, adolescentes y jóvenes necesitan una educación éti-ca de calidad para juzgar la bondad o maldad de los mensajes que llegan, necesitan reelaborar los valores tras la experiencia traumática, considerando el servicio a los demás como forma de compromiso social. El objetivo debe ser la educación de una conciencia informada.

El conocimiento de estos elementos por parte de las personas que estén involucrados en un proceso resiliente, son fundamenta-les para el éxito del mismo, ya que: “Como un factor protector ex-terno, la escuela y los profesores pueden tener un impacto genuino sobre la vida de los estudiantes mostrándoles interés personal en su bienestar y éxito” (Acevedo y Mondragón, 2005, p. 24).

Al respecto cabe anotar que la educación y la resiliencia se pueden entender como un gran sistema, y desde la teoría de sistemas podemos asumir que: “Partiendo de la concepción de la escuela como un sistema abierto y en constante transformación, en donde las partes que lo componen mantienen relaciones de interdependencia, de tal modo que un cambio en una de ellas provoca un cambio en todas las demás y en el sistema total” (Bertalanffy, 2001).

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Convengamos entonces que desde la pedagogía tenemos una gran herramienta para llevar adelante el desarrollo resiliente para la población objeto de nuestro estudio: la didáctica.

A primera vista parece un camino bastante fácil, pero no po-demos olvidar todo el drama que para ellos significó aquella pe-sadilla, así que pensemos desde el punto de vista de las víctimas. ¿Cuáles son las características que debe reunir el orientador de este paso? Por eso es importante no olvidar que:

“La figura del maestro y de la maestra no es la de un ser om-nipotente, se trata de una persona que también sufre y enfren-ta miedos naturales; por ello, es necesario tener presente que la resiliencia no tiene que ver con una invulnerabilidad que suponga soportarlo todo sin sufrir daños, más bien, consiste en evitar la megalomanía y saber someterse a lo inevitable, a la vez que luchar por proteger al máximo el campo de posibi-lidades” (Melillo, 2001; Suárez, 2001, p. 67).

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CAPÍTULO IV

Herramientas de investigación y resultados obtenidos

4.1. Instrumentos aplicados para un mejor vivir Experiencias traumáticas como las que vivieron las

personas de la masacre en Nueva Venecia, son uno de los traumas más severos que puede sufrir un ser humano, los cuales tienen su incidencia en el momento mismo de su ocurrencia y también a posteriori.

Sobre la ribera de la Ciénaga Grande en el departa-mento de Magdalena en la costa norte colombiana se en-cuentra la población lacustre de Nueva Venecia. A las dos y media de la madrugada del 22 de noviembre de 2001 un grupo entre cincuenta y sesenta hombres que vestían prendas militares y portaban armas de largo alcance, per-tenecientes al Bloque Norte de las Autodefensas llegaron en cinco lanchas a la población, asesinando indiscrimi-nadamente a los pescadores que iban encontrando en el camino y que a esa hora usualmente inician su labor de pesca.

Posteriormente lista en mano fueron registrando casa por casa, llevando a los hombres a la plaza donde fue-ron “ajusticiados”. El saldo de muertos esa noche en solo Nueva Venecia fue de treinta y cinco. Los sobrevivientes ante el horror de lo ocurrido salieron despavoridos hacia Ciénaga y otras ciudades del departamento, dejando atrás sus escasas pertenencias incluidos sus utensilios de pesca.

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Según el Diagnóstico y tratamiento de los trastornos de ansie-dad en atención primaria, “se calcula que aproximadamente un 16 % de las personas que han padecido la pérdida de un ser querido presentaron un cuadro de depresión durante un año o más des-pués del fallecimiento”.

Siendo consecuentes con esta realidad, es predecible que los ha-bitantes de esta comunidad hayan presentado o estén presentando sintomatología coherente con el síndrome denominado Trastorno de estrés postraumático (TEP), el cual tiene consecuencias físicas emocionales y psicológicas limitantes y determinantes en sus pro-yectos de vida. Dichas consecuencias son impredecibles a nivel de costos para las familias, el Estado y la sociedad en general. Según la American Psychiatric Association (1980): “Las primeras descripciones del trastorno de estrés postraumático vienen de la Grecia clásica, si bien como entidad clínica el nombre se adoptó en 1980 con el DSM III”.

El tratamiento a personas que padecen trastornos de estrés postraumático, no solamente posibilita un desarrollo normal dentro de las condiciones de adversidad, sino que también puede promover un crecimiento más allá del nivel actual de funciona-miento.

El taller terapéutico se presentó con atención psicológica espe-cializada en el trastorno de estrés postraumático, con el propósito de ayudar a las víctimas a recuperarse de sus traumas, readaptán-dose funcionalmente a su nueva situación y tener capacidad para construir su proyecto de vida dentro de sus actuales circunstan-cias, a pesar de sus múltiples carencias.

Las psicólogas que realizaron la actividad consideraron que “la principal dificultad que tenemos para hacer cualquier interven-ción en trauma es el tiempo que lleva desde la ocurrencia del mis-mo, y el sentimiento de desesperanza de las víctimas al haber sido abandonadas por el Estado en sus necesidades básicas: vivienda, educación, salud, servicios, entre otros”.

El trauma por la pérdida de los seres queridos cobra especial significado por las circunstancias en que se dieron esas pérdidas,

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asesinados frente a sus familiares, hombres cabeza de familia, los cuales eran el soporte económico de las mismas.

Según el manual Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias de la Organización Panamericana de la Sa-lud, “también es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de tensión y angustia en las perso-nas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la vida de las víctimas y no se borrará de su memoria”.

Para la intervención en esta población el grupo de profesio-nales consideró la utilización del modelo de Terapia Integral Abreviada (TIA), el cual es una fusión de elementos de diversos modelos psicológicos. Es integral, ya que aborda las dimensiones física, neurológica, emocional cognitiva, espiritual de los seres humanos. Tiene aplicación en individuos, familias y grupos. Su mecanismo permite trascender el trauma y preparar al individuo para enfrentarse al presente y proyectarse al futuro.

“La aproximación convencional a la psicología del trauma se ha focalizado exclusivamente en los efectos negativos del suceso en la persona que lo experimenta, concretamente, en el desarrollo del trastorno de estrés postraumático (TEPT) o sintomatología asociada. Las reacciones patológicas son consideradas como la forma normal de responder ante sucesos traumáticos; más aún, se ha estigmatizado a aquellas personas que no mostraban estas reacciones, asumiendo que dichos individuos sufrían de raras y disfuncionales patologías” (Vera, et al. 2006).

La aplicación de las herramientas buscan reconstruir y resig-nificar la memoria de los afectados de esta masacre a través de diferentes enfoques didácticos y lúdicos Igualmente se propone observar conductas resilientes en esta población.

La población objeto de estudio ha participado de encuentros y entrevistas previas con los investigadores, para crear el clima y las circunstancias propicias para la reconstrucción de las memorias traumáticas.

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Lacapacitación fue dictada a los asistentes por las especialistas en resiliencia de la Fundación Víctimas Visibles Ligia de Rasco-vsky, Marcela Giraldo y Bárbara Jiménez, además la caracteriza-ción se realizó conjuntamente con los investigadores y el semillero adjunto a este trabajo investigativo.

4.2. Organización del proceso de recolección de datosRespecto al duelo por los muertos en la masacre, el objetivo

fue ayudarlos a realizar la elaboración del duelo que no se habían permitido hacer, y ayudarlos a encontrar sentido y significado a sus vidas desde un aspecto más práctico. Esto debido a que, según lo propuesto desde la Psicología tradicional, “se ha tendido a ig-norar el proceso de recuperación natural, que, si bien al principio lleva consigo la experiencia de síntomas postraumáticos o reaccio-nes disfuncionales de estrés, con el paso del tiempo se desvane-cen” (Vera, et al. 2006).

El trabajo con sobrevivientes, víctimas presenciales por hos-tigamiento, tiene como objetivo desensibilizar y reprocesar las memorias traumáticas de lo vivido, especialmente el miedo y los sentimientos de rabia y tristeza por sentirse ignorados, abandona-dos a su suerte.

La convocatoria y la organización del encuentro estuvieron a cargo del grupo investigador a través de Beatriz Fornari y Mireya Manga Cantillo, líderes comunitarios, sobrevivientes de la masa-cre quienes perdieron seres queridos en la masacre.

La jornada se realizó en corregimiento de Gaira, en la sede de una Caja de Compensación. Allí mismo se alojaron los partici-pantes. Es importante resaltar que debido a que cerca del cuarenta por ciento del grupo eran personas analfabetas, se utilizaron pro-tocolos e instrucciones gráficas fáciles de entender.

Teniendo en cuenta la densidad y complejidad de los temas que se manejaban en la aplicación de los protocolos terapéuticos, estos se intercalaron con ejercicios de respiración, ejercicios físi-cos, técnicas de relajación.

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4.3. Actividades realizadas durante la jornadaPara la iniciación del evento el día domingo se efectuó la ce-

lebración de la Eucaristía. A continuación se hizo la apertura del evento por parte de la decana de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda en San-ta Marta Doctora, Sara Elena Giraldo Villegas. Con ayuda del equipo de la Universidad se procedió a la iniciación del trabajo terapéutico y llenado del formato de síntomas de estrés postrau-mático. Este cuestionario permitió configurar un perfil del gru-po y hacer un inventario de las condiciones de afectación física y emocional de la población, para guiar ejercicios y ajustar los protocolos.

La presentación se hace en parejas al azar. Este estilo de pre-sentación permite distensionar al grupo y crea un ambiente de empatía entre participantes. Con ayuda de gráficas se explicó la ocurrencia del trauma en el cerebro y las consecuencias a nivel físico, emocional y psicológico. Para facilitar el trabajo que viene a continuación, también sobre gráficas, se muestra en forma sen-cilla los diferentes sistemas del cuerpo humano.

Posteriormente se procedió a enseñar herramientas básicas para el manejo de estrés, ya que uno de los propósitos del taller era que los participantes aprendieran técnicas sencillas para ma-nejar estados de ánimo y emociones en su día a día. Estas técnicas son: la respiración abdominal, combinada con cromoterapia, la construcción de un lugar seguro real o imaginado al que puedan acceder en momentos de tensión, el reconocimiento de sus recur-sos Internos, y la utilización de movimientos bilaterales para el manejo sensaciones específicas. Estas técnicas se utilizan en los protocolos y se recuerdan regularmente para que los participantes las puedan introyectar.

La introyección “es un mecanismo de defensa que consiste en introyectar, mediante la absorción, identificación o imitación, ciertas cualidades que tienen los ‘objetos externos’. El sujeto actúa imitando al padre o a la madre, al profesor, al actor de moda o a aquellas personas con las que se identifica” (Vels, 1990).

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Una vez el grupo tuvo todas las instrucciones y estuvo prepa-rado emocionalmente, se procedió a la aplicación del protocolo de trauma para víctimas, que es el instrumento central del trabajo psicológico de la jornada. Luego de esta sesión en la que se movi-lizan tantas emociones, realizaron ejercicios físicos de estiramien-to y de gimnasia cerebral.

Posteriormente se pidió a uno de los asistentes que leyera el relato “Las Botas de Juan”, cuento ganador en España del concurso Patricia Sánchez Cuevas 2009, el cual narra la historia de un niño que es obligado a pertenecer a un grupo armado.

Al día siguiente, lunes, luego de un breve repaso de técnicas se realizó el ritual “A tu memoria”, de despedida con sus seres queridos asesinados o desaparecidos.

Al finalizar el ejercicio para manejar el sentimiento de triste-za, se aplica y enseña la técnica de Liberación Emocional (EFT), fácil y efectiva para el manejo de emociones y que denominamos “Los puntos del mono feliz”, para su fácil recordación. Si bien es un ejercicio intenso y conmovedor, después de este, las personas expresaron sentirse liberadas, tranquilas, en paz.

Es importante resaltar que, “EFT ha sido útil aún en casos se-veros, en estas instancias, debe ser aplicada solamente por un profesio-nal calificado con experiencia en estos trastornos”, según lo describe la quinta edición del manual Técnicas para la liberación emocional.

Después del ejercicio, se hizo la Relajación de Jacobson que se considera la más sencilla y efectiva para este tipo de población. En todas las instrucciones se utilizaron metáforas para que les fuera fácil entender y se hacían repetidamente ejercicios de práctica de cada técnica para que se familiarizaran con cada una de ellas y las pudieran introyectar.

A continuación se socializó la cartilla “De Víctimas a Sobrevi-vientes”, diseñada y editada por la Fundación Víctimas Visibles para la población desplazada del país. En esta publicación se in-cluye información útil y sencilla para atender todo tipo de ur-gencias y desastres, prevención de los mismos, primeros auxilios psicológicos, guías de salud, vivienda y convivencia.

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Para cerrar el trabajo del taller se salió al aire libre y bajo un gran árbol de mango se hizo un ejercicio: “La Madre Tierra y El Padre Sol” que nos conecta en forma directa y armoniosa con los elementos de la naturaleza. Se llenaron las evaluaciones de los participantes con ayuda de los miembros de la Universidad y se procedió con las intervenciones psicológicas individuales con las personas que la solicitaron. A continuación se enumeran y se des-criben brevemente los protocolos utilizados durante la Jornada.

4.4. Protocolos utilizadosHoja de registro y de inventario de síntomas. En este for-

mulario básicamente se toman datos demográficos de edad, sexo, escolaridad, actividad que realiza, tipo de desastre o tragedia del que fue víctima. A continuación se presenta una guía de los sínto-mas físicos, emocionales y psicológicos más comunes que apare-cen como consecuencia de este tipo de eventos traumáticos. Este cuestionario nos permite hacer un inventario de las condiciones de afectación física y emocional de la población, para guiar ejerci-cios y ajustar los protocolos.

Presentación en parejas: La presentación el grupo se hace en parejas al azar y se les entrega un cuestionario guía para presentar a la pareja. Teniendo en cuenta que el dolor y su estatus de vícti-mas se ha convertido en su identidad, el cuestionario de presen-tación está enfocado a que cada uno se conecte con sus recursos internos, con aspectos placenteros y amorosos de sí mismos, con su capacidad de goce y de disfrute con cosas sencillas, además que los otros puedan conocer esos aspectos muchas veces desconoci-dos o no reconocidos.

Gráficos del cuerpo humano: Se llevaron como apoyo ex-plicativo de la respiración y de mecanismo del trauma, láminas sencillas de los diferentes sistemas del cuerpo: óseo, muscular, circulatorio, sistema nervioso y órganos vitales.

Protocolo “Osos TEP”. Es una guía de trabajo, diseñada para adultos y adolescentes que trabaja a profundidad el tema principal del trauma. Si bien se llena y se monitorea individualmente, la técnica permite trabajar en grupo incluso con población analfa-

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beta, Protocolo “A tu memoria”: Diseñado para las personas que perdieron sus seres queridos. Este protocolo ha probado ser muy efectivo en todo tipo de duelos por pérdidas

Gráfico de puntos de estimulación EFT: Es un gráfico muy sencillo que se utiliza para ubicar y explicar los puntos de estimu-lación de los meridianos emocionales del cuerpo. Su utilización permite el desbloqueo de la energía estancada en el cuerpo como consecuencia de la experiencia traumática. Se basa en los princi-pios milenarios de la medicina China.

Las botas de Juan: Primer Premio Internacional de Relato. III Concurso Literario Patricia Sánchez Cuevas. Madrid, España Junio 2009. Luego de la lectura del cuento se hace una reflexión para explorar el impacto que produjo el mismo y se guía el análisis sobre el destino de Juan y sobre nuestro propio destino.

La Madre Tierra y el Padre Sol: Utiliza la metáfora de un árbol y de los padres cósmicos, la Tierra y el Sol, para sanar a los propios padres y el rol y la función que les correspondió realizar pero que no pudieron.

4.5. Impacto y resultados logrados con el primer taller• A pesar de su reserva inicial, los participantes se fueron

abriendo y al segundo día se mostraban abiertos y alegres.• A medida que se iban realizando las actividades se iban

cohesionando como grupo y se iban soltando afectiva y emocionalmente.

• Aprendieron técnicas para manejo de emociones y de es-trés sencillas y valiosas que pueden transmitir a su gente.

• Los pacientes atendidos individualmente reportaron drás-tica disminución en sus niveles de perturbación por los sucesos traumáticos sufridos.

• Algunos participantes expresaban que se sentían “extra-ños” de sentirse bien, ya que su estado natural era el ma-lestar.

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• En la evaluación del taller todos los participantes repor-taron mejoría respecto a sus creencias, emociones y sensa-ciones asociadas a los eventos traumáticos vividos.

• Los asistentes se sintieron, atendidos, cuidados, dignos, merecedores.

• Al terminar el taller sus semblantes, su actitud era dife-rente y cuando se les interrogaba decían sentirse bien y se veían bien.

• La población se sintió mirada, reconocida, que su dolor era legítimo y validado por personas importantes de la Universidad que se toman el trabajo de ayudarlos y ense-ñarles cómo vivir mejor.

• Teniendo en cuenta la problemática de los asistentes y su conocimiento de la misma, el grupo de investigadores pudo observar el fenómeno de la resiliencia.

• Los vínculos anteriores con los integrantes del equipo in-vestigativo, facilitaron el trabajo y los logros obtenidos en el taller.

4.6. Los beneficiarios de esta experienciaLos veintitrés sobrevivientes que asistieron al taller, quienes

movilizaron grupalmente sus sentimientos congelados de tristeza y rabia, lograron la aceptación y elaboración del duelo. Los hijos y familias de los participantes.

Toda la comunidad. El duelo produce cansancio, desesperan-za, inactividad, lo que repercute en todos ámbitos de la vida, más tratándose de una comunidad pequeña que perdió a tantos de sus miembros productivos. Ayudarlos a elaborar el duelo, a recupe-rarse y acortar su proceso, beneficia económicamente a toda la comunidad. Los cambios de actitud y de visión de sí mismos, de su trabajo y de su futuro los debe llevar a buscar nuevas fuentes de ingreso.

Los integrantes del equipo investigador que participaron en el taller, además la imagen de la Universidad Sergio Arboleda al

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llegar con programas de reparación integral a los sobrevivientes de la violencia en las poblaciones más olvidadas del país.

4.7. Comentarios y sugerencias de las psicólogas A pesar de que el evento traumático ocurrió hace 10 años y me-

dio, en el inventario de síntomas iniciales, todos los participantes presentaban la sintomatología típica del cuadro de Trastorno de estrés postraumático, como si el evento acabara de ocurrir: dolo-res físicos en diferentes partes del cuerpo, dificultad para dormir, falta de apetito, sensibilidad extrema, dificultad para concentrar-se, aislamiento, sentimiento de impotencia, desesperanza, llanto, pensamientos recurrentes sobre la tragedia (estadísticas adjuntas). Esperamos que, como consecuencia de la intervención, algunos de estos síntomas se hayan remitido o disminuido.

En un principio la población se mostró un tanto tímida y des-confiada, pero poco a poco fue abriéndose y participando de ma-nera dinámica en todas las actividades y ejercicios.

El bajo nivel de escolaridad impidió que el primer día se pu-diera avanzar más rápido, lo cual obligó a rediseñar estrategias de intervención, haciéndola más fácil y manejable para personas con un bajo o ningún nivel escolar.

Por las características de alfabetización anteriormente men-cionadas, fue difícil obtener de todos los participantes registros fidedignos de los movimientos emocionales derivados de la in-tervención.

Es importante destacar la capacidad de convocar y liderar que tienen las dos mujeres líderes Beatriz y Mireya, al igual que John Jairo, otro de los afectados.

En las presentaciones y a lo largo del trabajo se rescata el fuerte sentimiento de familia que tienen los participantes.

Es doloroso encontrar una población en condiciones socioe-conómicas y culturales tan precarias que, sumadas a la tragedia, hacen aún más complejo e incierto el futuro de la población, es-pecialmente el de los adolescentes, niños y niñas.

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Grosso modo esta población necesita asistencia en salud, nu-trición, educación, orientación sobre adecuación de condiciones sanitarias y de vivienda, capacitación con miras a crear nuevas fuentes de trabajo, talleres en derechos humanos, ecología, for-mación de líderes, cooperativas, entre otros.

La resiliencia es un proceso que requiere de Adultos Claves que la promuevan. Si bien es una gran responsabilidad, el equipo investigativo ha construido un vínculo de confianza con esta po-blación que le permitiría realizar acciones, y contactos para esti-mular el desarrollo integral de sus habitantes.

Es importante entrenar a líderes comunitarios, equipos psico-sociales de los colegios y escuelas y facilitadoras en la aplicación grupal de las técnicas sencillas de la Terapia Integral Abreviada, para ser utilizadas con diferentes propósitos en esta comunidad tan carente en tantos aspectos: problemas escolares, autoestima, maltrato, prevención de abuso. Esta herramienta les permitiría atender efectivamente las necesidades de diferentes franjas de la población, ya que sus principios pueden ser adaptados a cualquier grupo o problema.

Respecto a los adolescentes, esta es la franja de población más vulnerable. Las experiencias de los mayores, las pocas fuentes de trabajo y alternativas de futuro, los hacen presa fácil de adiccio-nes, de ingresar a grupos al margen de la ley y participar en ac-tividades ilícitas. Se deben diseñar programas de capacitación en oficios y eventos deportivos y culturales.

Es importante leer en grupos cada uno de los temas expuestos en la cartilla “De Víctimas a Sobrevivientes” en reuniones regulares en sitio y horario, organizadas por los líderes comunitarios.

Encontrar una población tan golpeada en todo sentido nos debe llevar a cuestionar nuestra responsabilidad social con estos hermanos, a emprender y coordinar acciones inmediatas a nuestro alcance, que promuevan su desarrollo integral.

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4.8. Resultados de la caracterización

La población objeto de estudio que participó del taller fue en su mayoría mujeres, la gráfica lo evidencia con el 65% del total. El 35% de los asistentes fueron hombres.

Gran parte de los asistentes cursaron la primaria, 48%, luego se percibe en la gráfica que el 39% es analfabeta y el 13% restante tan solo cursó algunos años de bachillerato.

Encontrar una población tan golpeada en todo sentido nos debe llevar a cuestionar

nuestra responsabilidad social con estos hermanos, a emprender y coordinar

acciones inmediatas a nuestro alcance, que promuevan su desarrollo integral.

4.8. Resultados de la caracterización

La población objeto de estudio que participó del taller fue en su mayoría mujeres,

la gráfica lo evidencia con el 65% del total. El 35% de los asistentes fueron

hombres.

35%  65%  

Porcentaje de participantes por sexo

Hombres  

Mujeres  

39%  48%  

13%  

Nivel de escolaridad

Analfabetas   Primaria   Algunos  años  de  bachillerato  

Encontrar una población tan golpeada en todo sentido nos debe llevar a cuestionar

nuestra responsabilidad social con estos hermanos, a emprender y coordinar

acciones inmediatas a nuestro alcance, que promuevan su desarrollo integral.

4.8. Resultados de la caracterización

La población objeto de estudio que participó del taller fue en su mayoría mujeres,

la gráfica lo evidencia con el 65% del total. El 35% de los asistentes fueron

hombres.

35%  65%  

Porcentaje de participantes por sexo

Hombres  

Mujeres  

39%  48%  

13%  

Nivel de escolaridad

Analfabetas   Primaria   Algunos  años  de  bachillerato  

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Gran parte de los asistentes cursaron la primaria, 48%, luego se percibe en la

gráfica que el 39% es analfabeta y el 13% restante tan solo cursó algunos años de

bachillerato.

Los síntomas más recurrentes entre los participantes son: los recuerdos

recurrentes, la desesperación, los cambios súbitos de temperamento, la falta de

apetito, el llanto frecuente, los dolores en el cuerpo, los sentimientos de

impotencia e incapacidad, el aislamiento, la dificultad para concentrarse, las

pesadillas, la sensibilidad extrema al sonido, la pérdida de interés por el trabajo, el

insomnio y dificultad para controlar el miedo. El porcentaje entre los encuestados

0   20   40   60   80   100   120  

Sensibilidad extrema al tacto

Perdida de interés por la familia

Confusión

Sensibilidad extrema al olor

Sin esperanza

Náuseas

Di�cultad para controlar el miedo

Insomnio

Pérdida de interés por el trabajo

Sensibilidad extrema al sonido

Pesadillas

Di�cultad para concentrarse

Aislamiento

Impotencia, incapacidad

Dolores de cuerpo

Llanto frecuente

Falta de apetito

Cambios súbitos de temperamento

Desesperación

Recuerdos recurrentes

Porcentaje  de  los  par7cipantes  

Sínt

omas

de

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No  

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Los síntomas más recurrentes entre los participantes son: los recuerdos recurrentes, la desesperación, los cambios súbitos de temperamento, la falta de apetito, el llanto frecuente, los dolo-res en el cuerpo, los sentimientos de impotencia e incapacidad, el aislamiento, la dificultad para concentrarse, las pesadillas, la sen-sibilidad extrema al sonido, la pérdida de interés por el trabajo, el insomnio y dificultad para controlar el miedo. El porcentaje en-tre los encuestados igualó o superó el cincuenta por ciento de las respuestas afirmativas a la pregunta que si sentía estos síntomas.

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El promedio de edades con mayor afluencia en el proceso, fue los de 50 años en adelante, seguidos por las personas que tienen entre 20 y 30 años y en igualdad de porcentaje en la edad de los participantes están los individuo entre 40 y 50 años.

igualó o superó el cincuenta por ciento de las respuestas afirmativas a la pregunta

que si sentía estos síntomas.

El promedio de edades con mayor afluencia en el proceso, fue los de 50 años en adelante, seguidos por las personas que tienen entre 20 y 30 años y en igualdad de porcentaje en la edad de los participantes están los individuo entre 40 y 50 años.  

0   5   10   15   20   25   30   35   40  

De  20  a  30  años  

De  30  a  40  años  

De  40  a  50  años  

De  más  de  50  años  

Porcentaje  de    las  edades  de  los  par7cipantes  

Prom

edio

de

edad

es d

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Edades  

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—75Memoria, didáctica y resiliencia

CAPÍTULO V

Resiliencia desde las experiencias de vida

5.1. Indagación a los pobladoresConcentrándonos en el tema objeto de este capítulo,

tomamos una muestra de cómo se expresaban algunos afectados en ese primer contacto con los investigadores. Luego, observaremos su expresión una vez sus participa-ciones en el taller terapéutico de Teyuna en abril de 2011 y en el taller de oralidad en agosto de 2011 en Ciénaga, estos dos ejercicios pertenecen a la presente investigación “Memoria, didáctica y resiliencia”, que bien se puede ca-talogar como una escisión del proyecto “Comunicación, memoria y resiliencia”, con las variables de comunicación y didáctica.

Es importante resaltar que en este capítulo analizare-mos también algunas entrevistas realizadas a víctimas de Nueva Venecia en marzo de 2010, dentro de la investiga-ción “Comunicación, memoria y resiliencia”, dirigida por el sociólogo Edímer Latorre Iglesias, con la coinvestiga-ción del filósofo José Antonio Camargo Rodríguez y el periodista Carlos Armando Blanco Botero. En el seriado de entrevistas que aparecen en el libro antes mencionado, también trabajaron en la configuración de este proyecto las jóvenes investigadoras y periodistas Melisa Miranda Villada y Jennifer Charris.

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El proyecto dirigido por el sociólogo Latorre Iglesias hace parte de las ocho investigaciones que desde el 2006 ha realizado el grupo Comunicación & Sociedad fundado por la periodista y decana de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo Sara Elena Giraldo Villegas, en conjunto con el doctor José Antonio Camargo.

En la mayoría de textos hemos conservado las formas de ex-presión lugareñas.

5.2. Entrevista a: Julio Osorio (nombre ficticio para proteger su identidad)

Fecha de realización de la entrevista: Sábado 20 de marzo de 2010.

Lugar de donde fue desplazado: De algún lugar de la Ciénaga donde estaban pescando.

Responsables de la entrevista: Carlos Armando Blanco y Melisa Miranda

¿Dónde vivía usted, por los días de la tragedia?Julio: Yo vivía acá, en Ciénaga.

¿Cuál es su oficio?Julio: Pescador.

¿Cómo es la infancia de un niño pescador de Ciénaga? ¿Cómo era su vida cuando tenía tres o cuatro años?

Julio: Yo comencé a pescar con mi papá a la edad de 7 años porque yo veía que él iba solo y me daba una tristeza verlo ir así. Y yo estudiaba, pero hay veces que me daba pesar de verlo que él iba solo, entonces yo me iba a pescar con él. Yo primero pescaba con un sobrino de mi mamá y después como él no vivía aquí, sino en Santa Marta, entonces se fue y yo me quedé pescando con él.

¿Cuál fue su actividad el día de la tragedia?Julio: Compramos la comida, el hielo. Lo que íbamos a

necesitar lo comprábamos el día anterior, entonces mi papá

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le dijo al compadre: “Compadre, no vamos a salir hoy, porque no sé…, voy a hacer un mandado ahí”. Entonces, el compadre le dijo: “No, compadre, vamos, no le pare bolas, cuando venga arreglamos eso”. Nosotros nos fuimos y en la noche al día siguiente en que llegamos sentimos como unos tiros, pero nosotros no le paramos bolas.

¿Unos tiros en el sector donde ustedes estaban pescando?Julio: Sí, nosotros estábamos en el agua y los tiros se sintieron

en el monte, entonces, como ese día había fiesta por los lados de Media Luna, pensamos que eso era por la fiesta. Bueno, entonces nosotros estábamos ahí en ese sitio y nosotros llenamos la caja de pescado. Entonces mi papá le dijo al compadre: “Compadre, vamos a irnos esta noche”, y el compadre le dijo: “Nombe... vámonos al día siguiente, vámonos al día siguiente”. Entonces mi papá le dijo: “Vamos a sacar las mantas. Sacamos las mantas y nos vamos para la otra Ciénaga”, entonces él le dijo: “No, vamos a quedarnos aquí en el agua”.

Él no le hizo caso a mi papá y nos fuimos el día siguiente, cuando por ahí a las seis de la mañana, nosotros nos pusimos a hacer el desayuno, porque desayunábamos temprano.

¿Qué desayunaron?Julio: Nosotros desayunamos bollos y unos barbulles. Ya

habíamos hecho el almuerzo. Vimos una canoa que venía, pero no le paramos bolas…”No, que tenemos un herido allá”, pero nosotros a los manes si no los conocimos; esa canoa venía de los lados de Media Luna.

Y continuaron…”No, que tenemos un herido allá, que para ver si nos pueden colaborar en algo”, entonces mi papá se quedó pensando y le dijo al compadre, le hizo una seña (dedo por el cuello). Nosotros les hicimos caso y llegamos a un montecito bien tupidito y se montaron todos, comenzaron a montarse y a montarse y a montarse. Ellos cogieron la canoa

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de mi papá y la del compadre, pero nosotros no conocíamos a los manes esos, porque ellos venían encapuchados.

Mi papá les preguntó que en qué podía colaborarles. “No, es que tenemos un herido”, entonces mi papá le dijo que “mira que…” entonces un man alto le contestó: “Ajá y qué, ¿nos vas a colaborar sí o no? para que queden toditos aquí mismo”: Entonces, como mi papá ya se sintió presionado, nosotros le seguimos.

¿Cuántos hombres llegaron?Julio: Había como treinta en canoas sin motor. Nosotros

comenzamos a montarlos y los llevamos al sector, cuando llegamos a la orilla había un muchacho que ellos traían, que trajeron de allá, o sea un pescador también; que cogieron y lo amarraron y empezaron a darle puñaladas en un monte (mojotico) y siguieron con nosotros para adelante.

¿Y los otros que iban en su canoa eran paracos?Julio: Sí, y cuando nosotros estábamos en la mitad, ellos

dijeron estas palabras: “Nosotros no vinimos por más nadie, nosotros vinimos por la guerrilla, nosotros somos paramilitares”.

A mi papá lo amarraron, o sea a todos los muchachos que estaban conmigo los amarraron y a mí me dejaron solo con un señor ahí, me dejaron por allá retirado; y después, cuando yo sentí los disparos me tiré a correr y el señor cogió y me agarró y cuando ellos vinieron de allá para acá, ya habían matado. Ya ellos en El Morro habían matado.

¿Con quiénes se fueron ustedes a pescar?Julio: Nosotros nos fuimos con el compadre de mi papá, mi

papá y otro muchacho, o sea él era tío mío.

¿Al muchacho y al compadre los mataron?Julio: Sí, a los dos a mi tío y al compadre de mi papá, a los dos

Pérez (apellido ficticio).

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¿Y a su papá por qué no lo mataron?Julio: No sé, o sea, mi papá yo no sé cómo pudo él, porque mi

papá se les escapó. Mi papá tuvo un Dios grande porque a mi papá lo iban a hacer trizas también.

¿Cómo los mataron?Julio: O sea, por un lado yo no los vi matar a ellos.

¿A usted lo tenían dónde? ¿Intentó tirarse al agua?Julio: O sea yo me tiré como a soltármeles a ellos, a la tierra, y

como eso está tupido de monte y yo como sentí los disparos me sentí todo aturdido, asustado; y el muchacho me agarró y me dijo: “No, hablaban costeño a ti no te va a pasar nada”. A mí me tocó llevarlos a ellos hasta allá, hasta el mismo sitio de donde ellos venían.

¿Qué le decían?Julio: Ellos me dijeron a mí estas palabras: “Si acaso cualquiera

te pregunta allá en Ciénaga no le vayas a comentar nada a nadie qué fue lo que pasó”. Mi papá no sé para dónde cogió, a mi papá lo llevaron para arriba.

¿Sabe cómo logró su papá salvarse?Julio: Mi papá después me comentó que a él lo cogieron y lo

amarraron y ya habían matado a los demás. Ellos estaban buscando el campamento de la guerrilla, entonces mi papá les dijo que cómo los iba a llevar si él no sabía, que él era un triste pescador, que ahí no conocía a nadie, conocía era sólo los que andaban con él, nada más, entonces ellos estaban con el afán, entonces mi papá les echó una mentira y les dijo: bueno, yo sí los voy a llevar y comenzó a cansarlos y a cansarlos y se metieron en unos lagos. Como esos eran puros charcos, ellos se sintieron cansados, entonces le dijeron estas palabras a mi papá: “Tenemos sed”, ”y mi papá les dijo: “En la canoa tengo agua”, entonces un muchacho le dijo a mi papá: “No te vamos a mandar a ti con dos”, entonces mi papá les dijo: “No, mándenme con uno mejor”; entonces mi papá se fue con el muchacho, y a mi papá lo

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llevaban amarrado porque a mi papá era a quien le iban a hacer más maldad, no sé porqué.

Siguió él con mi papá y el muchacho iba armado con granada y puñaleta de toda clase llevaba. El man llevaba como cinco armas. Mi papá llegó a la canoa y como eso trae un banquete cuando uno para la vela, eso está en todo el medio, entonces mi papá le dijo: “Póngase usted allá que yo me quedo acá para empujarle la canoa y sacarla, porque la canoa está muy enterrada entonces cuando nos vayamos encontramos la canoa ya”. El man le hizo caso a mi papá y vamos a ver que ahí mismito en la proa de la canoa había una montañita de tierra, mi papá cogió y lo empujó y como eso es puro barro ahí se enterró el man, a lo que se enterró, mi papá voló y a lo que voló, comenzó el man a darle tiros a mi papá, él se había tirado ahí mismo en el monte pero como eso está tupido de maleza mi papá salió corriendo, comenzó a pelotearle y a darle vueltas.

El man lloraba solito porque a él le habían dicho que como lo dejes ir ya sabes –lo mataban a él– entonces mi papá corrió y comenzó a darle vueltas como una culebra y se le escapó.

¿Su papá vive todavía?Julio: Sí.

¿Sigue siendo pescador?Julio: No, él ahora ya no coge pescado, sino camarón, pero por

ahí mismo (cerca) en Tasajera. Él dice que por lo que le pasó no vuelve más.

¿Qué sentía en esos momentos cuando escuchó los disparos?Julio: Cuando yo sentí los disparos me sentí asustado, yo no sé

porqué yo pensaba en mi papá y en los muchachos. Yo me cegué, y yo le decía: “¿Dónde está mi papá?” No que tu papá está vivo, que tu papá se escapó. Yo decía: “¡Mi papá está muerto, yo quiero que me maten a mí junto con mi papá!,

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o ¡llévenme donde mi papá que yo me quedo ahí yo me lo llevo!”. Eso era lo que decía.

Y perdí la memoria porque a mí no sé, me puse…, o sea, yo perdí la memoria y como a los dos días la recuperé otra vez, porque yo caminaba y caminaba solo. Yo los llevé a ellos y después ellos me dejaron a mí para que me viniera y más adelante me hicieron dos disparos. Como yo me senté y comencé a llorar y llorar, seguí caminando y llegué a un monte y comencé a buscar a mi papá; y nada, no lo encontré. Yo lloraba solito y ese monte lo caminé, duré como dos días caminando por ahí y sin comer.

Luego iba caminando y me encontré un muchacho de por acá de Ciénaga. Él me llevó en la canoa. Él se quería quedar pescando y yo le dije: “¡Cómo se van a quedar si esta gente viene matando!” Él escuchó los disparos y no le paró bolas a eso y yo le dije: “¡Pilas, que estos manes vienen matando!”. “No, nosotros no hemos escuchado nada”, no me creían. “Lo que yo quiero es que me hagan el favor y me lleve con mi familia, que mi papá está muerto”. Yo le decía: “Si quieres vamos donde mi papá y yo lo recojo y nos lo llevamos”, y el muchacho dijo: “¡No, cómo así!”. El muchacho tampoco quería; entonces me le bajé de la canoa y me fui a pie y allá adelante, como eso tiene cuatro ciénagas, yo pasé como dos –agua y monte- y me encontré con un muchacho; él fue quien me recogió y me trajo. Yo me tiro en una profundidad y no me dejo ahogar.

El muchacho me trajo hasta la Ciénaga y luego me trajo un Johnson que venía a buscar a los muertos. Ellos pensaron que yo también estaba muerto. Ellos se devolvieron a buscarlos conmigo en el sitio. Yo los llevé y no encontramos a ninguno y después otra vez me regresaron, me llevaron allá. Los muertos estaban en el mismo sitio, pero como yo empecé a caminar y a caminar me perdí.

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¿Al cuánto tiempo se encuentra con su papá?Julio: Yo me encuentro con él como a los 10 días, porque

cuando a mí me llevaron a la casa, mi papá me cargó y me dijo: “¡Mijo, soy yo tu papá!” Y yo le decía que él no era mi papá; “¡No, mi papá está muerto, está muerto!”; y después de ahí me llevaron a Santa Marta y mi papá fue allá a verme y yo todavía no lo reconocía. Yo perdí la memoria como siete días.

¿En esos siete días usted qué hacía?Julio: O sea, en esos siete días tuve muchas pesadillas, yo

quería como tumbar las rejas, yo comenzaba como a tumbarlas, después me ponían inyecciones para que me controlara y yo no me controlaba, y a los diez días sí venía como recuperando la memoria otra vez; ahí fue cuando yo vine a reconocer a mi papá.

¿Y su mamá?Julio: A mi mamá tampoco la reconocía, a nadie, y había unos

muchachos familiares del compadre de mi papá haciéndome preguntas. Entonces llegó una muchacha y dijo que no podían hacerme preguntas. Ellos pensaron que eso lo había hecho la guerrilla.

¿Qué pasa después de que recupera la memoria?Julio: Después que recuperé la memoria me llevaron para

Santa Marta a donde una tía mía a pasar unos días, porque comenzaba la gente a hacerme preguntas y yo decía que no podía responder nada porque los muchachos que mataron a los otros me dijeron: “¡Como digas algo te matamos, porque ya nosotros sabemos dónde vives tú!”.

Usted estaba pescando con su papá y sus dos tíos. Ustedes escucharon por la noche unos tiros, y cuando se acerca una canoa para decir que si los ayudaban, que tenían heridos ¿eran paramilitares los que llegan en esa canoa y venían encapuchados y los encañonan después a ustedes?

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Memoria, didáctica y resiliencia —83

¿Qué siente ahora que ha pasado todo eso?Julio: Yo me he puesto a trabajar para recuperar más la

memoria, porque entre veces yo pierdo la memoria. Me entra como un desespero desde que me pasó el caso.

¿En qué trabaja?Julio: Yo vendo pescados por la calle en Santa Marta, en Gaira,

ya tengo mi carreta, y vivo aquí en Ciénaga; el pescado lo compró aquí y yo llevo para allá todos los días, menos los domingos y el lunes.

¿Tiene mujer ya?Julio: No.

¿Con quién vive?Julio: Vivo con mi mamá y mis tres hermanos. Soy el único

varón de 4 hermanas, yo soy el cuarto.

¿Por qué cree que mataron a las personas que iban con usted?Julio: No sé por qué los matarían a ellos. A esa gente se le

veían los ojos demasiado expresivos, porque como todos estaban encapuchados, pero los ojos por un lado los tenían rojos encandilados. Ellos querían primero asesinar a mi papá, porque ellos le dijeron a él que era colaborador de la guerrilla, que todos éramos colaboradores de la guerrilla, por eso fue que vino todo.

¿Olían a trago?Julio: Olían era a todo más bien, estaban drogados, borrachos

no estaban, pero venían pasados de vicio, porque una persona normal la conoce uno y cuando está con demasiado vicio uno la saca. Tenían los ojos rojos y hablaban raro.

¿Cómo cree que afectó ese hecho su vida?Julio: Yo entre veces tengo temor porque de pronto una persona

se me puede meter de sopetón, porque a mí me han dicho que esa gente puede mandar a averiguar por mí, y yo temo eso.

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¿Ha tenido por ese trauma tratamiento psicológico?Julio: Al principio me llevaron y duré un mes, después no.

¿Cree que ha podido superar ese hecho que vivió allá?Julio: Yo me acuerdo de todo como se lo comenté y entre veces

tengo pesadillas como si me fueran a matar y como cogían a mi papá y a los otros a puñaladas con rabia.

¿Como cuántas puñaladas le dieron a ese señor que usted no conocía?

Julio: Le dieron un poco, como diez y le arrancaron la cabeza, la nariz, las manos. Le pusieron un trapo en la boca. Primero le arrancaron la cabeza, y después comenzaron a arrancarle los brazos y después se lo quitaron todo.

¿Ellos venían uniformados?Julio: Sí, ellos traían un camuflado blanco con verde claro.

¿Cree que si viera a alguno de ellos lo perdonaría o sentiría rabia por lo que hicieron?

Julio: Al contrario, si yo veo a uno de ellos me daría ganas no sé qué hacer con la vida de ellos, porque eso es grande lo que le quitan a uno.

¿Qué siente que le quitaron?Julio: Me quitaron al tío mío y al compadre de mi papá, eran

personas muy allegadas y apreciadas.

¿Por esos hechos dejó de creer en Dios o le preguntaba que por qué había pasado eso?

Julio: Yo entre veces asisto a la iglesia cristiana los viernes y sábados desde hace como tres meses. Yo creo en Dios, hay veces que le pregunto a Dios que por qué hizo eso.

¿Antes asistía a la Iglesia católica?Julio: Sí, cambié porque no me gustó.

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¿Qué quiere para su vida?Julio: Para mi vida yo quiero seguir adelante, ayudar a mi

mamá, a mi papá, a mis hermanos, a mi familia. Quiero que ellos salgan adelante, quiero un buen futuro para mi familia, yo no quiero más nada.

¿Tiene novia?Julio: Sí, me conocí con ella en la calle, ella vive en Gaira.

Tengo como tres meses con ella.

¿Quiere tener hijos?Julio: Todavía no, de pronto sí, más adelante en algún

momento.

¿Cómo era la relación que usted tenía con su tío y con el compadre de su papá?

Julio: Yo los apreciaba mucho, los respetaba como si fueran mis padres, si ellos me decían una cosa yo me quedaba callado y si no me gustaba no les contestaba, me iba para la calle y esperaba a que ellos se fueran y ya, pero yo no les contestaba.

¿Cómo era el trato de su mamá y papá hacia usted?Julio: Ellos no me tratan con malas palabras, me cogen y me

dicen: “Niño, ve eso y eso, no queremos que por lo que nos pasó a nosotros, tu cojas un mal camino”. Mi papá fue el que me dio el plante de $100.000 para vender pescado. Yo invierto los 100 y le saco 150 o 170 diarios.

¿Qué es lo que más recuerda cuando era niño, a qué jugaba?Julio: Yo jugaba fútbol.

¿Terminó el bachillerato?Julio: Yo me salí del colegio cuando estaba haciendo cuarto de

primaria para irme a pescar con mi papá. Mis hermanos sí estudiaron, yo fui el único que no terminó el colegio.

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¿Usted era feliz allá?Julio: Sí, lo que más me gustaba era comer pescado y cuando

terminábamos de pescar dormíamos y comenzábamos a conversar, que era lo que hacía uno aquí en Ciénaga y mi papá con el compadre hablaban de las mujeres, cuando tomaban y eso.

¿Qué pescado es el que más le gusta comer?Julio Pinto: Ahora el chivo, y como para allá ese pescado no se

veía sino el bocachico, la lisa, el sábalo y el róbalo, pero el que más me gusta es la lisa, mi mamá sabe hacer el arroz, yo no.

Observaciones de la actitud de Julio durante la entrevista:• Tristeza en sus ojos al hablar de los trágicos hechos.• Mirada siempre evasiva con los entrevistadores.• Cabello casi mono pero por el sol.• Tez bronceada producto del trabajo que desempeña.• En su rostro se ve que no ha perdonado a las personas que

cometieron los hechos.

5.3. Análisis de la entrevista a JulioEl personaje entrevistado denota en sus palabras temor, una

situación que dejó en su mente y en su corazón dolor y miedos que han sido difíciles de superar. Comenta que en cierto momento perdió la memoria y no recordaba a su papá ni a su mamá, esto puede haber ocurrido para escapar de la situación que había vivi-do y que le había dejado fuertes traumas psicológicos. Reflejado lo anterior en las pesadillas que consecutivamente tenía y el insom-nio que esto le generaba.

La ansiedad y desespero, al igual que el olvido y el miedo de que su vida esté en riesgo, fueron huellas que dejó el caso que le ocurrió a Julio. Sus temores se hacen evidentes al no querer, en un principio, referir lo que pasó en aquel lugar de la masacre y en el

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pánico que desarrolló a ambientes similares en donde ocurrió el hecho como a los montes, y la misma zona de pesca.

El odio y el rencor de Julio hacia las personas que ocasionaron la tragedia son notorios en esta primera entrevista (20 de marzo de 2010), puesto que no sabría qué reacción tendría frente a éstas, pero que seguramente los malos deseos y pensamientos hacia ellas estarían presentes.

Antes de Julio iniciar el proceso de resiliencia, el desánimo, la desilusión y otros sentimientos de tristeza embargaban su vida. Los miedos que le dejó el trágico suceso han sido difíciles de su-perar para poder llevar una vida normal.

Testimonio de Julio Osorio durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)Nosotros estábamos pescando y estábamos haciendo el desa-yuno, al día siguiente por allí había una banda que se llamaba “la guerrilla”, ellos pasaban; saludaban, pero nosotros no les prestábamos atención. Nosotros sentimos unos tiros como a las doce de la noche. Estábamos durmiendo, pero al sentirlos nos despertamos y llegó un señor pescador y nos preguntó que si habíamos sentido unos tiros por allí. Dijimos que no habíamos sentido nada, y el señor dijo que por habían caballos dando vueltas adentro del monte, pero nosotros no prestamos atención.

Ese día venimos de viaje y mi papá le dice a su compadre que fueran a sacar la manta temprano, porque de pronto alguna cosa nos irá a pasar a nosotros, pero el compadre le dijo que duraran otro día porque él no había pescado casi nada y aún tenía el hielo completo. Mi papá le siguió la corriente, al día siguiente se presentó una canoa con un muchacho grueso alto que era de los paramilitares; ellos empezaron a presentarse y como estábamos haciendo el desayuno se lo comieron y nos dijeron que nosotros lo que íbamos a pasar ahora era hambre; pero que si pasábamos hambre hoy mañana no, porque ellos nos iban a llevar compras.

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Ya nosotros sabíamos que venía un grupo armado para hacer una masacre, pero no le prestábamos tanta atención. Ellos lle-garon uniformados y en el camuflado decía “Autodefensas”. Entonces nos dijeron que allá riba tenían un herido porque habían tenido un enfrentamiento con los paramilitares le nos mataron a dos y tenemos uno herido entre el monte, pero todo era mentira para nosotros ir allá.

Luego cogieron el motor del compadre de mi papá, pero el motor no quiso prender y hombre grueso alto le metió una patada y lo estrelló y el compadre dijo que le dieran el motor a él porque ya conocía el mecanismo, pero lo empujó diciéndole vulgaridades. El compadre se quedó quieto, prendió el John-son, arrancaron y comenzó a montarse toda esa gente.

El muchacho que ellos traían no estaba herido sino que era un sapo, entonces lo uniformaron para hacernos creer, pero él era un paramilitar. Cuando llegamos a la orilla del monte comenzaron a bajar, mi papá se quedó en banco y yo me quedé asustado. Mi papá les dijo que él se quedaría conmigo para cuidar las mantas, entonces le dijeron que tranquilo, que a mí no me pasaría nada, que a ninguno les pasaría nada. Mi papá insistió en quedarse conmigo, pero el hombre lo amenazó con un cuchillo y mi papá le dijo que bueno, él lo seguía. Después lo cogieron por el cuello y el hombre le dijo que él sería su guía.

A mí me dejaron con el sapo que ellos traían. El señor no se quería bajar de la canoa y lo estrellaron contra la canoa, lo tiraron al suelo y luego lo amarraron a un palo; comenzaron a arle puñaladas por donde lo cogieran, le cortaron la cabeza, el brazo y lo hicieron picadillo, después se fueron y yo me quedé donde estaba.

Luego le pregunto a un señor que dónde estaba mi papá y me dice a mi papá se lo llevaron, pero no le va a pasar nada si encontramos al jefe de la guerrilla; nosotros lo soltamos y si no serán todos muertos. Yo empecé a llorar y el muchacho me decía que no llorara que a mí no me iba a pasar nada.

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Caminando y caminando se nos fue el día. Al día siguiente como a las seis de la tarde ya iba oscureciendo y yo sentí los disparos y me le solté al muchacho con quien estaba y salí corriendo para donde una enea. Entonces el señor me agarró a mí y empezaron a llamarlo, ya ellos venían porque mi papá se les había escapado, ellos iban a colgarlo en un palo y lo iban hacer picadillo porque decían que mi papá eran quien le lle-vaba compra a la guerrilla y les decía a qué horas podían bajar y a qué horas no, pero todo era mentira.

Yo les pregunté dónde estaba mi papá, ellos me decían que se escapó pero yo decía que estaba muerto y al final me tiré en la canoa, me desmallé; ellos comenzaron a alzarme los brazos y reanimarme, después de un momento volví y cogí la palanca y comencé a bogar. Luego ellos se bajaron y yo me quedé en el banco sentado y un negro me colocó la mano y me dijo: vamos que allá te vamos a matar, otro se devolvió y le dijo que me dejara tranquilo que yo era un niño apenas, pero ya sabes cualquier cosa que lleguen a investigar no vayas a decir nada, no nos menciones a nosotros dices que fue la guerrilla, o de no ya sabemos dónde viven ustedes. Cualquier información que den te matamos a ti y tu familia.Ese era el miedo de contarles a ustedes.

Usted nos comentó la vez pasada que tenía pesadillas por los sucesos que vivió.

Sí, yo tenía muchas pesadillas cuando dormía. A veces que mis compañeros me llevaban a pescar me sentía mal, deses-perado, me tenían que traer de regreso porque no podía ver el monte.

La pesadilla que tenía reconocía todo lo que me había pasado, todo era igual. Después, cuando ustedes nos visitaron a no-sotros hasta ahora tengo la mente más despejada. Antes pe-leaba mucho con mi mamá porque me entraba desespero, me daba ganas de vengarme y quería meterme en cosas malas. Mi mamá lloraba y sufría mucho conmigo. Pero desde el momen-to en que ustedes nos visitaron yo me he sentido alegre, con otro cambio, ya no pienso igual, ahora pienso en mi familia y en seguir trabajando.

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Entonces sí le sirvió la terapia, vemos que tiene más facilidades de expresión.

Sí, me sirvió mucho.

5.5. Análisis de la nueva versión de Julio en CiénagaDespués de asistir a un taller terapéutico en el centro recrea-

cional Teyuna de Gaira, en inmediaciones de Santa Marta (10 y 11 de abril de 2011), el cual se realizó en marco de la inves-tigación “Memoria, didáctica y resiliencia” para personas víctimas de la violencia, en el cual participó Julio, pudo notar un cambio satisfactorio en su vida. El proceso resiliente que inició ha dado muy buenos resultados.

Él comenta que gracias a las terapias y ejercicios aplicados durante el taller, su ser entró en un proceso de resiliencia. Proceso que le ha ayudado a seguir luchando y a tener otra mentalidad en vida. “Mi mente está más despejada, ya no peleo tanto con mi mamá”, manifestó Julio durante un segundo taller (20-08-2011), especializado en didácticas de oralidad, dirigido por los periodis-tas Katherín Castro Molina y Carlos Armando Blanco Botero.

La actitud y mentalidad agresiva y vengativa que quería asu-mir la fue dejando de lado; pudo darse cuenta de que necesitada oxigenar su vida para restaurar su mente y poder seguir adelante y no dejarse ahogar por el temor y los recuerdos.

Ahora es un joven que quiere salir adelante, quiere seguir tra-bajando para sacar a- delante a su familia. Los resultados de la práctica resiliente han demostrado ser óptimos en la vida de Julio.

5.6. Testimonio Mireya Manga (Ciénaga 20-08-11)Estuvimos en un taller en Teyuna, Santa Marta, en el mes de abril y nos pareció muy buena la imagen que nos dieron, nos sentimos relajados en ese momento, nos dieron orientación en psicología y hasta el sol de hoy tenemos otras preocupaciones en la mente. Todo nos salió perfecto.

Mi amigo Julio comenta que le cambió todo; sintió mejoría cuando hablaron con él, lloró y sintió en el momento que

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cambió. Por la situación económica que tenía con su mamá, desde aquel caso que le pasó ha venido mejorando y que le ha gustado lo que le enseñaron en Santa Marta. Nos sentimos muy relajados ese día, nos presentaron cosas muy bonitas.

Yo era una de esas que salía a la calle y veía una moto y corría porque pensaba que la moto me iba persiguiendo a mí, por-que conocí a vario y uno de esos ya han desaparecido acá. Ya no salgo con miedo, me gusta caminar y ya no me preocupa nada.

Yo vivía con una mente elevada, que si me ponía hacer algún curso como en la mesa O.P.D del consejo Noruego no le pres-taba atención porque no sabía de lo que me estaban hablando, me distraía y luego me tocaba pedir prestadas las copias a una compañera, porque no entendía y tenía la mente era en el caso que yo había visto. Ahora salgo, entiendo las cosas, no tengo preocupación. Doy gracias a la invitación que nos dieron.

¿Puede expresar un recuerdo que aún le incomode?Ahora cuando llega la fecha ese 22 de noviembre yo me acuer-do de todo lo que pasamos, de ver que yo cogía a mis hijos y los metía debajo de la cama, porque buscaban a mi cuñado; él se quitó la ropa y se escondió adentro del agua, botó su car-tera y los papeles. Yo gritaba que él se había muerto pero era a un compañero que estaba en su canoa, como a las seis de la mañana vi que entró en interior, pensé que lo estaba viendo muerto, pero no, él estaba vivo.

Jamás se me olvida lo que pasamos ese día. Por momentos me acuerdo de todo y se me viene las lágrimas porque pensaba que a nos iban a matar, porque la casa estaba rodeada, no sé qué ángel que ninguno tocó la puerta para meterse.

En su llegada a Ciénaga, ¿cómo ha sido su vida hasta el momento?

Llegué a acá a Ciénaga con temor de salir. Veía a la gente y te-mía que fueran a decir “ella es una de las que vimos allá”, pero doy gracias a la invitación que nos hicieron en el mes de abril porque me he sentido bastante relajada, me ha servido mucho.

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Nos alegra conocer esa historia que ha venido superando. Es-tas son historias de parte de una tragedia y eso lo tenemos no-sotros muy claro, por eso contar la historia es algo voluntario.

Nos interesa mucho el caso de Franklin porque la primera vez que hablamos con él, él estaba bastante nervioso, casi no podía expresar lo que sentía y adicionalmente nos contaba que tenía pesadillas. A lo mejor ustedes ya sabían, pero la idea es que Franklin la cuente para que saque eso que lo mortifica. Él muy valientemente salvó la vida no sólo de él sino también la de su padre.

5.7. Análisis entrevista a MireyaMireya es una mujer que a raíz de la violencia estuvo fuerte-

mente marcada por el pánico y el temor. Su miedo más notable era el salir a la calle. Sentía miedo al relacionarse con otras perso-nas; no se sentía segura. Su mente constantemente estaba elevada, tenía falta de atención y concentración; todo causado por la inse-guridad y el temor que sentía.

Nos comentó durante el segundo taller realizado en Ciénaga, el 20 de agosto de 2011, que salía muy poco a la calle porque se sentía perseguida y cuando lo hacía siempre estaba prevenida de motos, carros y de las personas que se acercaban a ella.

Mireya dijo que después de las terapias que ha recibido sus perspectivas de vida son otras. El miedo que experimentaba al salir desapareció y se siente con más ánimos para hacer las cosas, no se distrae tanto y ha mejorado su atención.

Gracias al proceso resiliente Mireya afirma que se siente rela-jada, con más tranquilidad y no siempre piensa en aquella masa-cre, sino que ocupa su mente en aspectos positivos.

5.8. Entrevista de: Pedro Real (nombre ficticio)Fecha de realización de la entrevista: 20 de marzo de 2010,

sábadoResponsables de la entrevista: Carlos Blanco y Melisa

Miranda

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¿Cuéntenos cómo era su niñez y hasta los catorce años antes de ocurridos los hechos?

Pedro: Toda mi vida ha sido feliz. Yo nací aquí en Ciénaga y me fui para El Morro como de los cuatro años de edad con mi tía. Mi mamá también es de Nueva Venecia, al igual que los tíos y las tías mías; yo me fui y me vine como a los seis años. Duré dos años y me vine.

¿Qué hacía allá un niño de cuatro años?Pedro: Yo allá me la pasaba con los primos míos jugando y

le hacía mandados a mi tía. Yo jugaba fútbol. Yo hacía de todo y cuando llegó mi tía fue que me llevó para El Morro para conocer por allá, y como allá tenía familia me llevaron para que la conociera. Esta cortada (en la rodilla) tengo dieciocho años de tenerla y me la hice con un ostión; yo me tiré al agua y había un palo y ahí estaba el ostión y me cortó. Yo no me dejé coger puntos y ahí como pudieron me curaron.

Yo paraba más bien zampado en el agua bañándome con los pelaos y todos haciendo mandados para allá y para acá. Si yo iba a las tiendas, a donde me mandaran, yo iba a comprar hasta agua donde el difunto Roque Parejo que lo mataron a él también en El Morro.

De allá me vine para acá y me fui con otra tía mía otra vez para El Morro como a los trece años. Mientras estuve acá iba al colegio, pero eso es como si no fuera porque iba y me volaba y me iba para el parque. Sí me gustaba el estudio pero cuando era la hora del recreo yo me volaba y me iba con los amigos míos a jugar fútbol y todo y eso. Era todos los días una queja que le ponían a mi papá y él me pegaba y entre más me pegaba y como estaba pelao yo, había más maldad, yo no sentía los palos, el palo no compone a nadie, antes echa a perder, y dejé el estudio. Cuando dejé el estudio fue que me fui para allá de trece años para El Morro y fue ahí cuando pasó la mortandad allá en El Morro eso fue el 22 de noviembre del 2000.

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Yo duré chinchorreando tres años antes de que pasara eso. Yo chinchorreaba con los compañeros míos con el difunto Murcia, a los tres compañeros míos los mataron en la iglesia cuando la mortandad en El Morro; en la iglesia habían doce y toditos estaban boca abajo. Yo estaba allá y yo fui el primero que me di cuenta cuando se metieron las chalupas porque yo vivía en toda la entrada del Morro y se zamparon las cinco lanchas; yo no le tuve miedo, yo llegué y me paré a orinar y yo me quedé un rato parado viendo, me quedé un rato parado mirando ¿El Ejército? Cuando vi los de las autodefensas ¡uy, cómo los paracos! los que llevaban pasamontañas, esos eran los sapos, eso hubo sapo en todas partes, fueron cinco chalupas que zamparon.

A la primera casa que llegan es donde un señor y en una casa de enhielar pescado lo metieron a él como le dieron dolor lo sacaron para afuera, y la segunda casa fue donde la prima mía y se llevan a Roberto, José Julio el marido de la prima mía y a Tico; y en mi casa no se metieron.

El primo mío, Richard, estaba durmiendo y yo lo estaba llamando. ¡Ey, pilas que se zamparon los paracos! Y nada, no quería levantarse y tuve que darle una cachetada para que se levantara y ahí como pudimos nos metimos para adentro de la casa, y ellos desde que llegaron fue entrando en todas las casas sacando la gente.

Yo estaba ahí cuando estaban las chalupas, y dicen que estaban buscando La Mona Mejía y a Luchón, que ellos andaban con las Farc porque allá paraba la guerrilla metida en El Morro, pero ellos no hacían nada malo allá, solamente llegaban normal a hacer compra; ellos no se metían con la gente del pueblo, como dicen que ellos iban directo donde La Mona Mejía y Luchón que era el marido, yo estaba (diagonal) cuando la chalupa iba derechito para donde ellos; ellos desde que iban entrando hicieron el primer tiro, y enseguida ellos como que pensaron que iban era por ellos, y yo me di cuenta de todo cuando él se tira al agua La Mona

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Mejía, Luchón y un pelao como de ocho o diez años hijo de ellos.

Ellos iban de casa en casa. Cuando los paracos quisieron entrar ahí en la casa ya no había nadie ahí; ellos desde que venían de Barranquilla para acá ellos iban era matando gente a los pobres pescadores que encontraban por ahí, a esos eran que iban matando.

De ahí estábamos despiertos y las dos primas mías que eran evangélicas y entonces el primo mío me convida y Daniel el marido de la prima mía me dicen que vamos para afuera y yo dije: “¡Yo para afuera no voy!”Y cuando iban saliendo para afuera venía la chalupa y se los llevaron, en la misma casa se los llevaron. Ellos salieron y que a ver, ellos me convidan a mí y yo dije: ¡Yo no salgo para afuera, salgan ustedes!, que si me van a coger me tienen que venir a buscar aquí adentro”.

Yo me escondí en la casa, ahí no había cama, eso es puro sardinel. Yo llegué y me escondí donde lavan los chismes y cuando el primo mío sale con Daniel la chalupa enseguida los vio y se metieron y se los llevaron; yo me escondí en el lavadero, al ladito de la cocina a donde yo salga con ellos a mí me llevan también. Yo de ahí no me movía, el único que tenía los nervios de punta a punta era el tío mío que él pasa allá y pasa acá y los nervios no lo dejaban.

Entonces la prima mía cuando se llevan al marido al primo mío ella me dice a mí ¡primo vamos para donde Deli!, ella es la hermana, la prima mía, ¡vamos! Y yo salgo en canoita con los paracos ahí en El Morro y yo salí con ella ¡a lo que Dios quiera! y salí y no me dio por amarrar la canoa y la canoa se me va y yo llego y me tiro estando los paracos por ahí, me tiro a esa hora a coger la canoita que estaba recostado donde La Mona Mejía, y yo llegué y cuando venía con la canoita vi cuando venía la chalupa y me le escondí y abajo de la canoa y esperé que la chalupa se fuera y enseguida salí y me monté en la canoa y me fui y me metí debajo del sardinel.

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Desde que ellos llegaron a El Morro fue sacando a toda la gente, un señor que vivía a dos casas, el señor José; él chinchorreaba conmigo y tenía cuatro pelaos, lo sacaron y se lo iban a llevar y la mujer le decía: “¡Papi, móntate, móntate!” Y él decía que no, que no, que no y el paraco le decía: “¡Móntese que a usted no le va a pasar nada!” (y todo) para nada, porque siempre lo mataron ahí en la iglesia, por no hacerle caso lo mataron.

Ellos iban sacando gente y gente. Hasta mataron a un sobrino de La Mona Mejía en El Morro. A la Mona Mejía y al marido los mataron en Soledad, como al año los mataron a ellos en la misma casa; primero mataron a La Mona Mejía y después mataron a Luchón como con dos meses de diferencia; eso fue en Soledad que los mataron a ellos, porque así como digo yo si ellos hubieran ido por ellos hubieran ido, pero esa gente fue con la doble, a matar y a robar; sí porque el marido de la prima mía le quitaron un anillo de oro; ellos desde que llegaron donde el difunto Roque Parejo no dejaron nada, todo se lo llevaron, él vendía motor y todo eso se lo llevaron en la misma chalupa.

¿Cuándo usted se vuela en la canoa para dónde se va o qué hace?Pedro: Cuando yo salí de ahí fue cuando me fui con la prima

mía para ahí para la misma casa a donde la prima mía donde una tienda, y como ellos eran evangélicos estaban orando.

¿Y ahí también entraron los paracos?Pedro: Ahí llegaron los paracos, antes de entrar las chalupas

y se llevaron al marido de la prima mía y se llevaron a un hermano de él y a Roberto, se llevaron a los maridos de las dos primas mías y a esa hora salí yo, y fue cuando se me fue la canoa. Después esperé debajo de la canoa a que ellos se fueran y después me embarqué para arriba y me metí para la casa y no salí más.

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¿Cómo a qué horas entraron ellos?Pedro: Ellos entraron como a eso de una y treinta para dos

de la mañana; ellos hicieron la masacre como de tres para cuatro de la mañana y mataron al poco en la iglesia, en toda la iglesia mataron a toditos boca abajo; ahí no hubo ni uno con tiro en el cuerpo; toditos eran los tiros por la cabeza y los sesos pegados, eso no había ni por dónde uno caminar.

¿Qué hacen cuando ellos se van?Pedro: Cuando ellos se van en la plaza reunieron a más de

cuarenta personas en la iglesia, pero como que en las listas aparecían los que no eran y a esos los iban sacando a parte y los que estaban en la lista a toditos los tenían en filita boca abajo; toditos ahí, no hubo ninguna persona con tiros en el cuerpo toditos eran por la cabeza. Eso le pasaron peor que un castigo, eso sí era feo y la gente llorando en El Morro.

Cuando ellos tiraron a pasar de la iglesia a un sitio que le dicen “Mojón varado” cuando las chalupas entraron para allá, ellos no daban para entrar porque se les apagaba el motor y como eso estaba seco allá. Donde eso hubiera estado hondo para allá como para acá, hubiera habido más muertes, como poquito le hubiera puesto como cien personas en El Morro de muertos y como de la iglesia para allá estaba seco, ellos no daban para pasar para allá porque el motor se les apagaba donde eso está lleno hubiera habido más muertos; y la gente que estaba para allá toditos lograban salir pero para el monte y para el monte en canoa.

Cuando ellos hicieron lo que hicieron, llegaron donde la prima mía, donde la tía mía y era donde estaban los primos míos. En la casa esa habían como doce personas, donde la tía mía escondidas, y a ellos no les da tiempo ni de cerrar la puerta; ellos no se alcanzaron a meter donde mi tía porque cuando ellos paran, uno de los paracos dice: “¡Vamos, que ya estamos demasiado cargados!”. A donde ellos hubieran entrado de primero ahí, ¡mejor dicho, ¡a toditos los primos míos los hubieran matado!, porque toditos los que estaban

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en esa casa eran familia mía: primos, primas, tíos, tías, había de todo ahí.

Cuando llegaron así fue que mataron a los tres compañeros míos, al difunto Murcia, al difunto Calimán y al difunto José; esos eran los tres compañeros míos de trabajo; el difunto Murcia dejó como seis pelaos, y eso era uno atrás del otro los dejó solos porque lo mataron; y a ellos los saqué porque cuando ellos chinchorreaban conmigo ellos tenían un uniforme azul toditos dos, yo desde que llegué a la plaza en la iglesia enseguida los saqué, que eran ellos tres, los tres compañeros míos, cuando llegaron a donde el difunto Roque Parejo a él lo mataron fue adentro y en el patio los dos que vendían helado; había uno que andaba armado, estaba asegurado, entonces el paraco iba a joder al compañero y el que vendía helados se le adelantó y mató al paraco, cuando ellos cogían furia mataban gente también, entonces hubo la muerte también de un paraco y a fuera en el sardinel mataron a un pelao de Soledad y ese pelao no tenía ni cabeza, tenía todo ripiado, eso no se le veía nada.

Los que vendían helado y que mataron a ese, esos manes se fueron para nada porque siempre también los mataron después; ese era el que había matado al paraco; entonces de ahí fue cuando los paracos arrancaron para la iglesia y de ahí iban haciendo desastres, ellos iban era matando gente desde que salieron de allá para acá.

Al primer pueblecito donde llegan es a Trojas de Cataca, y de ahí llegan a Buenavista y de ahí llegan a El Morro.

Pero, según los compañeros que nos han referido sus historias, en Trojas de Cataca sí había guerrilleros, gente mala.

Pedro: Así dicen, que allá había gente mala, pero Cataca era un pueblo quieto también, Cataca era un pueblo como El Morro.

¿Si habían guerrilleros allá?Pedro: Si, así dicen que había guerrilleros allá.

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¿Ahí fue donde tuvieron al secuestrado, o por ahí pasó?Pedro: Por ahí fue por donde lo pasaron para la vía de Tierra

Nueva, de Cataca viene un pueblo y que Tierra Nueva, Cataca es tierra ya y de ahí viene el otro pueblo que es Tierra Nueva, ellos pasaron por todo eso por ahí, y esa es la venganza de ellos. El primer pueblo a donde ellos llegan es a Trojas de Cataca; fue cuando ellos de ahí llegan a Buenavista y de ahí a El Morro; por ahí como a los dos meses ellos se dieron plomo por ahí mismo por los lados de La Aguja, por esos lados hubo como malo cincuenta muertos; en cada canoa iban cuatro pescadores chinchorreros de los lados de La Aguja del Morro. Mejor dicho, donde todos pescábamos era para allá, eso fue el mismo día cuando mataron a la gente de El Morro.

De ahí cogieron ellos para allá y fue cuando mataron a todos los pescadores de La Aguja. Ahí todos los pescadores ya estaban colgados y muertos en el agua, yo le pongo por ahí como cincuenta si no más en La Aguja. Cuando yo me metí para allá habían muertos y cuando cogía para otro lado eso eran muertos y las canoas solas; ellos desde que fueron fue matando, hasta degollando con cuchillo y como la guerrilla estaba por ahí mismo, ellos no podían hacer tiros porque ellos escuchaban.

El mismo día se encontraron los paracos con la guerrilla y se dieron plomo, y el grupo que los mandó a ellos fue el de Jorge 40.

¿Cuándo se dan plomo con la guerrilla matan paracos?Pedro: Claro que matan paracos. Bueno, el día que nosotros

fuimos allá vimos fue a dos colgados en unas cabuyas amarrados por las piernas (paracos) y mochados en dos pedazos, fueron como cortados con moto sierra porque ellos también estaban ardidos por lo que habían hecho en El Morro; eso no era justo, porque si ellos iban por ellos, ellos tenían que ir por ellos y no hacer eso en El Morro, esos eran puros pescadores, ahí nos ganábamos la vida pescando,

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a ninguno le robábamos ahí para que ellos hicieran esa maldad allá en El Morro.

¿La venganza de los paracos parece ser que fue porque la guerrilla pasó por Buenavista, Nueva Venecia?

Pedro: Sí, es que la guerrilla llegaba al Morro, ellos llegaban al Morro pero ellos no se metían con nadie, esa gente era bien y todo, pero la guerrilla nunca mató a gente allá ni nada, los que mataron gente más bien fueron los paracos, porque la guerrilla que era gente más firme que ellos, nunca mató gente en El Morro, antes la cuidaban y ahí fue cuando se zamparon los paracos en El Morro.

¿Cuánto tiempo estuvo la guerrilla de las Farc?Pedro: Ellos tenían rato de estar allá, pero ellos no vivían allá

en El Morro. Ellos vivían era para el monte, en el pueblo los que vivían eran puros pescadores, ahí nunca se metían con nadie; esa gente se metió fue con la gente inocente, porque la verdad esa era pura gente inocente, puro pescador quitarle la vida atrás de nada, eso le da a uno pesar con la gente, los compañeros, porque le mataron a uno los compañeros que eran puros pescadores.

En El Morro entró una ruina enseguida y se echó a perder toda la pesca, ahora va uno a pescar y no coge nada, ya uno no coge nada allá, por todo lo que pasó allá en El Morro ya ahí se echó a perder toda la pesca, ya no era igual porque uno salía y en el primer chinchorrazo que uno tiraba ya uno cogía tres cuatro contadas de Lora, o sea cien manos, o sea cuatrocientos pescados; ese es el pescado que le dicen Cachama; además cogíamos soco, macaco, ahí cogíamos toda clase de pescado; ahora no, nosotros echábamos en la canoa y a vender enseguida donde el difunto Rafita en Nueva Venecia, él era el que nos recibía el pescado, a él también lo mataron en esa misma cochada, porque a él lo tenían en la chalupa y a él le dijeron que los llevara a todas partes y que no lo iban a matar y fue el último que mataron, después que dijeron que no lo iban a matar, y él era el que

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les hacía el cruce para la gente y vaina, para llevarlos para acá y para allá, eso es como yo, a mí me amenazan y si no haces lo que nosotros te decimos te matamos a ti.

A él lo pusieron a llevar la gente en una chalupa con motor, y para nada porque le dijeron que no lo iban a matar y fue el último que mataron; lo encontramos nosotros en el mismo Jonson de él, en la misma canoa lo encontramos muerto con toda la cabeza ripiada de tiros.

¿Por qué hay algunas personas que dicen que ellos empezaron a matar desde la zona conocida como el 12 o el 13?

Pedro: Trojas de Cataca es el primer pueblo de coger hacia Buenavista y El Morro, ellos venían matando de allá para acá, ellos como que se dieron la vuelta hacia allá, y ellos desde que fueron llegando fueron matando a los pescadores y todo, ahí no hubo una persona viva, ahí los iban matando a toditos; para mi opinión los que llevaban puestos los pasamontañas, esos eran los sapos, esos eran gente de toda parte, de Barranquilla y gente de ahí mismo del Morro hubo gente sapa. Esos manes tenían puro fusil, ni pistola ni nada, puro fusil, cartucho de esos de fusil.

¿Y a los que hubieran sido soldados no los mataban?Pedro: No. Ah bueno, el marido de la prima mía ya estaba

boca abajo, y como él ya había prestado el servicio, él fue soldado raso y soldado profesional, a él lo sacaron con un pelao de Soledad que también había prestado el servicio y el marido de la prima mía se mete la mano al bolsillo: “¿Tú que tienes ahí?¿Tú porqué no dijiste que eras reservista? ¡Echa pa allá!” Y cuando lo echan para allá le dicen a la gente: “¡Bueno, volteen toditos para allá!”. Uy, fue cuando comenzaron.

El marido de la prima mía vendía tiritos en El Morro y chinchorreaba con nosotros también en El Morro; si no es por la libreta y toda esa vaina a él lo hubieran matado, pero lo que digo yo también, la mayoría de los que no son desplazados están cogiendo plata y los que son desplazados

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no están cogiendo nada; eso es lo que uno también se da cuenta, eso es lo que lo pone uno a pensar.

Mejor dicho, la mayoría de los que no son desplazados no están cogiendo plata y los que son verdaderos desplazados no están cogiendo nada, eso no es justo tampoco, hay un poco en El Morro que ellos han declarado y no les ha venido plata ni nada, y los que no son verdaderos desplazados son los que están recibiendo plata y eso no es justo tampoco.

El día que me dijeron que fuera a declarar a Barranquilla, yo no quise ir tampoco, porque el tío mío estaba allá cuando la mortandad en El Morro ya tiene como dos años que declaró y no le ha venido nada; bueno, él salió favorecido en una vivienda en Soledad y se fue para Barranquilla y ahora está allá y que en estos días y que le venía una plata y él está atrás de mí para que yo vaya a declarar a Barranquilla, pero la verdad es que yo no he querido ir, porque la verdad es que uno declara y al final lo que prometen no dan nada tampoco, y para eso piden los números de la cédula, los registros de los pelaos.

¿Su papá estuvo también en El Morro en esos momentos?Pedro: No, mi papá chinchorreaba allá, pero cuando la

mortandad de El Morro él no estaba allá estaba por aquí, como a los tres días de venirse él fue cuando pasó la mortandad.

¿Cuéntenos qué pasó después, cuando amaneció?Pedro: Cuando ya amaneció, ya esa gente todita se había ido

y a mi compañero, el difunto Lacito, el compañero mío le habían metido un tiro en la pierna, a él le arrancaron el boquete de la pierna (pantorrilla) con un tiro de fusil y como él cayó en el agua y duraron para sacarlo, lo sacaron como a las seis de la mañana; él no aguantó porque esos eran los chorros de sangre y le picó tétano y se murió y cayó fue en agua dulce, la parte donde cayó fue en agua dulce, porque si cae en agua salada se hubiera salvado, porque así

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dicen que si cae la persona en agua dulce herido le pica tétano rápido y se muere más rápido que en agua salada.

A él lo llevaron y yo lo fui a ver como a las cinco y treinta o seis de la mañana, y ese tipo eso era sangre que le ponían, él se ponía de todos los colores, a él no se le paraba la sangre, había perdido demasiada sangre; y al otro compañero mío también le pegaron un tiro en la columna.

Bueno, cuando fue amaneciendo fue cuando la gente iba recogiendo todo ya para venirse, eso la gente como a las diez de la mañana; aunque yo tenía catorce años yo ya había visto muertos y a mí nunca me ha dado miedo, pero lo que sí me dio pesar fue los que estaban en La Aguja, que desde que uno miraba no veía sino puros muertos y las familias llorando.

En el bote donde iba Jhonny, un amigo mío, que él vivía en Soledad y que se quedaba donde la tía mía; él fue a recoger a dos primos y a dos amigos que los habían matado por La Aguja, él mismo se fue a buscarlos y se los trajo en el motor y se los llevó para Barranquilla, a Soledad donde vivía él, así muertos se los llevó.

Ahí en El Morro lo que hay es una ruina porque la gente se va a pescar y se hacen tres mil o cuatro mil pesos, y hay veces no tienen ni para comer. En El Morro fue una ruina que entró, yo por eso desde que pasó la mortandad allá no he vuelto tampoco, nunca más he ido por allá y ahora que tengo mujer menos voy, para qué.

¿Cómo amaneció el pueblo ese día?Pedro: El pueblo amaneció fue de luto porque cuando ellos

se fueron, la gente iban montándose en los Johnson para arrancar cada uno pa su pueblo, pa Soledad, porque más bien la mayoría de la gente del pueblo era gente de Barranquilla de Soledad y de esos lados, de Sitio Nuevo Magdalena, ese pueblo por ahí como a las cuatro de la tarde quedó solo, los únicos que quedamos ahí fueron los dos primos míos

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cuidando como la prima mía tenía la tienda y ellos se fueron toditos para Barranquilla y ellos nos dejaron en la tienda a nosotros.

Por ahí en El Morro si habían cuatro o cinco casas con gente era mucho, porque toditos se habían ido el mismo día y en la noche hubo gente que se quedó en el pueblo, pero dormían era en El Morro y regresaban en la mañana al pueblo porque les daba miedo.

¿La Policía cuándo llegó?Pedro: Lo primero que llegó allá fue un helicóptero y bajó en

el campito, pero bajaron cuatro soldados, pero como que les dio miedo porque así como se bajaron así se fueron, los del Ejército estaban aquí y que del lado de Barranquilla por los lados del trece, lo que pasa es que ellos estaban esperando la chalupa el mismo día; mejor dicho, que a donde ellos consigan la chalupa el mismo día la masacre hubiera sido más grande, porque se hubieran cruzado con esa gente en El Morro, o sea, con los paracos.

El Ejército llegaron fue después, llegaron como cinco o seis chalupas con puros soldados, llegaron a El Morro y duraron dos días y como no vieron nada se fueron y de ahí no regresaron más hasta ahora que está viviendo gente en El Morro.

Ahora El Morro ha cambiado bastante también, porque las calles que eran anchas están haciendo más caseríos y hay gente nueva, ahí ha llegado gente de todas partes ahora en El Morro, las casas están es paradas en la laguna y puro palo, eso están es paradas; en el sardinel se podía meter una canoa y dormía uno y ni calor ni mosquitos sentía uno durmiendo. Ese era un pueblo quietecito ni de pelea ni nada.

Cuando era niño viví un año y pico y me vine para acá (Ciénaga) a estudiar y me aburrí del estudio y me fui para allá a pescar con la tía mía. Yo cuando me fui primero le

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vendía era pasteles a la tía mía en todo El Morro, donde me conocían, yo llegaba y me iba y fue cuando me aburrí de vender pasteles y me puse a chinchorrear, a pescar; ahí fue donde aprendí a pescar en El Morro, porque yo no sabía nada de eso.

¿A quién perdió en la masacre de El Morro?Pedro: Mataron fue a un hermano del marido de la prima

mía, el difunto Amado, porque cuando nosotros nos fue amaneciendo que se fue esa gente nosotros nos íbamos para allá, como se habían llevado a los maridos de las primas mías y se llevaron también al primo mío, fuimos a ver y yo iba con el tío mío y el primo mío y cuando íbamos llegando los vimos llorando, y nosotros enseguida nos preguntamos ¿qué pasaría? Bueno, y tiramos la vista y vimos a los dos primos míos y vimos a los maridos de las primas mías y mataron fue al hermano de José Julio, el marido de la prima mía. A ninguno de la familia mía mataron, mataron fue amigos y compañeros pescadores que pescaban conmigo; a ellos sí los mataron, eso fue un pesar porque los mataron.

¿Usted vio cuando empezaron a fusilar a la gente?Pedro: No, yo oía porque la iglesia quedaba como de aquí a

la veintiocho, y como ese es tiro de fusil eso se sentía y se veía la humarada como cuando queman un castillo, o peor, porque la iglesia la apolillaron todita de los mismos tiros, la apolillaron y se veían los sesos pegados en la pared de la iglesia y el suelo estaba lleno de sangre, eso no había por dónde caminar, ahí no caminaba uno y cuando se metieron donde la Mona Mejía y Luchón, a esa gente se le llevaron todo para la iglesia, ellos tenían cavas llenas de pescado y los mismos paracos se los llevaron y se la botaron en la iglesia, regaron todo ese pescado de las cavas al igual que la ropa, toda esa vaina se la llevaron para allá, todo eso era de Luchón y la Mona Mejía.

Ese man como que le tenía rabia a los pescadores porque más bien como ninguno le vendía pescado a él, él compraba

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para vender pescado en Barranquilla, pero ninguno le vendía a él, más bien al que le vendíamos el pescado era al difunto Rafita y el difunto Darío, ellos eran dos hermanos y a toditos dos los mataron el mismo día en la misma masacre de El Morro.

¿Y a Luchón usted no le vendía pescado?Pedro: No, los que le vendían eran los que lo conocían porque

ese man era más bien por el hijo, porque el hijo era culo de alzaito y como tenían armas creían que tenían a Dios agarrado por las huevas, hasta el día que se zamparon los paracos en El Morro y enseguida esa gente…

¿Luchón era de la guerrilla?Pedro: Sí, él andaba con esa gente, Luchón y la Mona Mejía.

¿Cómo cree que le afectó eso que vivió ya que usted era un niño de trece años?

Pedro: La verdad es que yo no sé qué decir, yo desde que pasó la mortandad en El Morro me ha dado pesar y la pesca está mala, porque si la pesca estuviera buena, yo me fuera para allá pero la pesca está mala, allá hay pescadores que van a pescar y apurados se hacen tres mil o cuatro mil pesos y eso no es justo.

Porque antes uno salía a las cuatro de la mañana y cuando eran las doce del medio día ya uno iba para atrás.

¿Ha tenido alguna vez pesadillas por lo que vivió?Pedro: No, nada, nunca, el primer día sí no dormí yo, el primer

día dormimos fue en el monte, no dormimos en el pueblo porque uno temía.

¿Se quedó en el pueblo?Pedro: El primer día cuando iba cerrando la noche toditos

nos fuimos fue para el monte a dormir, porque nosotros temíamos que si nos íbamos otras vez a dormir a las casas ellos podrían zamparse y por eso toda la gente dormíamos

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en el monte, entonces cuando ya amanecía fue cuando la gente se iba yendo toditos.

¿A los cuántos días se fue?Pedro: Yo me vine a los cuatro días de allá, porque yo estaba

durmiendo en la casa de la prima mía, me quedé con un primo mío y la tía mía, yo me vine y todavía los dejé a ellos, ellos se quedaron todavía están allá; bueno, ellos viven ahora aquí, como la tía mía tiene tres hijos allá en El Morro tiene una hembra y dos varones, ellos toda la vida han vivido allá y se quedaron, ellos dicen que ahí mueren en el pueblo.

Porque el pueblo para qué, era un pueblo que era quieto y tenía cipote de tiendas, pero desde que se zampó la muerte en El Morro ellos quedaron fue sin tienda y sin nada; ahora viven de la pesca porque ellos vivían era de la tienda y el marido arreglaba canoas y todo, ahora él no tiene nada porque esa tienda se arruinó desde que se zamparon los paracos en El Morro.

¿Siente rencor por lo que hicieron o los perdonaría?Pedro: La verdad es que los perdone Dios, porque yo a

ninguno de ellos les perdono lo que hicieron allá en El Morro, eso es un pecado acabar con gente inocente, como dijo Jorge 40, porque la agrupación que se zampó allá en El Morro fue la de Jorge 40, y cuando a él se lo cogieron lo que habló él porque nosotros lo vimos en el noticiero, fue que la gente del pueblo lo habían atacado a plomo, si la gente en El Morro es un pueblo que es quieto y ¿qué armas tiene El Morro? ¿Los pescadores? Lo que más bien podían sacarle era cuchillo y palanca, porque armas en El Morro no tienen, eso no es justo decir esas palabras que la gente en el pueblo El Morro lo habían atacado a plomo y ¿qué armas tiene El Morro?

Las armas allá son más bien el cuchillo para relajar el pescado y la palanca esa es el arma de ellos, eso no es justo;

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él decir esas palabras, él no tenía porqué mandar esa gente para allá; si iban a lo que iban y por lo que iban, ellos no tenían que hacer esa masacre.

De la casa donde yo estoy se llevan a un primo mío y al marido de la prima mía, pero a ellos no les pasa nada, gracias a Dios que no les pasó nada. A ellos los tenían afuera, a ellos no los tenían adentro, afuera y como en la iglesia esa hay partes secas, hay partes de tierra y alrededor de la iglesia es pura tierra, eso es seco, agua hay para allá a ellos los mataron fue al frente de la iglesia; a todos los que iban sacando los tenían apartados, a ellos los tenían para acá, porque los que iban a matar estaban para allá.

¿Cuál fue el que se salvó en el último momento?Pedro: Fue el marido de la prima mía que se llama Roberto,

a él se lo llevaron de ahí de donde la prima mía, de ahí sacaron a tres, sacaron dos hermanos y sacaron a Roberto, a ninguno de los tres que sacaron de la casa los mataron, a quien iban a matar era a Roberto pero él se salvó porque había prestado el servicio, a él lo sacaron fue por eso y no tanto por eso; es que aquí de Ciénaga había gente allá, allá hubo gente de aquí mismo en la mortandad de El Morro por eso fue que alguno de ellos lo vio y fue cuando lo sacó.

Él tiró a meter la mano y fue cuando lo sacaron enseguida, de ahí del Morro hubo dos de los paracos que ya están comiendo tierra también, porque ellos tienen el pecado de zamparse en El Morro. De aquí de Ciénaga habían dos que eran paracos de este sector y ellos también se zamparon en El Morro; cuando ellos se zamparon allí sacaron a un muchacho y al primo mío y a ellos les dijeron: “¡Pilas, hijueputas, métanse pa entro o se quieren morir!” Y quien le habló era una persona que era conocido de aquí y él nos conocía a toditos allá, porque como él jugaba con nosotros y todavía estaban los paracos cuando a ellos los mataron uno para Aguachica, Cesar y el otro y que un amigo se lo

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llevaron para un trabajo y lo encontraron fue muerto para los lados de Sevilla metido en un monte.

Eso es como yo, si yo estoy con los amigos míos y me convidan para un trabajo yo voy confiado, eso fue lo que le pasó a él que se fue confiado y lo mataron, los mismos amigos lo mataron, digo yo que tenía que haber sido amigo; él estaba en la masacre disfrazado de paraco y todo, él es el que saca al primo mío y saca al marido de la prima mía.

Y todavía hay uno que está vivo que estuvo en la mortandad en El Morro y vive aquí en Ciénaga, él tiene que pagar por eso también; allá arriba hay un solo Dios que es el único que ve todo para abajo, y a los tres que se fueron de allá que eran de aquí mismo, hay dos que ya están muertos, pero la gente sabe quién es, y maneja ciclo taxi, de aquí de Ciénaga hubo paracos que eran sapos y que estuvieron en El Morro. De esos pueblos de Tasajera, hubo un muerto también de Buenavista, de La Isla ahí hubo muertos de Pueblo Viejo todos esos eran puros pescadores, o sea que por todos con los del Morro y La Aguja hubo como ochenta muertos más o menos.

Todo eso en un solo día, más bien hubo muertos para La Aguja, en Cataca no hubo casi nada porque nada más hubo tres muertos, pero en el pueblo donde acabaron más bien fue en El Morro y la venganza más grande fui ahí, ahí fue donde mataron más gente; eso sería porque como la guerrilla paraba zampada allá mínimo también, y como ellos iban era buscando a Luchón y a la Mona Mejía.

La guerrilla iba todos los días, si ellos llegaban a hacer compras, a hacer vainas, pero de esa gente nunca tuvimos queja de ellos, ellos nunca se metieron con el pueblo, llegaban a las tiendas y no pagaban y como las tiendas esas eran tiendotas, ellos no les paraban bolas a eso. La tienda era de Danielita, la hija del difunto Roque Parejo, eran las dos tiendas más grandes que había en El Morro; el señor era de Barranquilla, esas tiendas eran como un granero y

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cuando pasó la mortandad en El Morro a ese señor no le dejaron nada, a él lo mataron adentro de la misma casa.

En esa misma casa hubo tres muertos: el dueño, un pelao de Soledad y uno en el patio de ahí mismo del Morro, y como a trescuadras más hubo uno que era sobrino de la Mona Mejía, a él lo mataron, a él le decían que lo llevara donde estaba la Mona Mejía y Luchón y él decía que no; ya iba a morirse.

La Mona Mejía era una muchacha gruesa, blanca y el marido también alto, grueso y como ellos andaban con las FARC, la gente de ellos no gustaban. Ellos no eran de allá, ellos eran de Soledad, de Barranquilla, de esos lados, para allá para donde los mataron a ellos; ahí es donde están pagando y por ellos fue que hubo la mortandad en El Morro.

Como yo le dije los sapos eran los que llevaban pasamontañas; eso cogían el motor y ¡uffffffff! (ruido del motor), y eso que El Morro tenía troncos y esas chalupas como las cogía de allá para acá ¡uffffff!; ya ellos eran los sapos y ya conocían El Morro y sabían por dónde podían dar la vuelta y sabían dónde había y no había palo, porque siendo gente nueva al meterse el motor se lo metían a algún palo o con alguna vaina se jodían y del Morro hubo gente misma de los paracos y los que llevaban los pasamontañas eran los sapos, porque los paracos iban toditos a cara pela, con sus fusiles y todo pero a cara pela.

Yo le vi la cara a más de uno, como el foco estaba apagado y yo fui a orinar entonces yo los veía a ellos pero ellos no me veían a mí, y como eso estaba oscuro no me vieron; arriba del techito de la lancha iba uno con el fusil parado: fueron cinco lanchas las que se zamparon en El Morro. Y de tipo de siete de la mañana, venían vacías por toda la orilla del monte las mismas lanchas.

Ellos como que dejaron el poco de paracos para esos lados del monte como a una distancia de unos cien o doscientos metros del pueblo; ya iban vacías las cinco chalupas cogieron

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derecho para Barranquilla y en Barranquilla fue donde las cogieron las cinco lanchas y metieron preso el Ejército y de los cinco que iban en las chalupas cogieron uno solo y los otros se fueron, pero eso como que ya estaba hablado, porque siendo paracos ellos no iban a dejar que se llevaran las lanchas, solos ya eso estaba hablado de plata y todo.

Mejor dicho que esa gente fue con la doble a robar y a matar porque a la final eso en El Morro no dejaron fue nada ni en las tiendas. Todo se lo llevaron, ahí no dejaron nada; donde Danielita, la hija del Difunto Roque Parejo, él era un señor que empeñaba de todo, eso tenían cadenas y de todo, y todo eso se lo llevaron, eso acabaron con la tienda, ahí no dejaron fue nada y donde el difunto Roque Parejo se llevaron hasta los motores, todo eso se lo llevaron, donde el señor no dejaron fue nada, eso le dejaron todo limpio y lo mataron también, un solo tiro le pegaron en toda la cabeza.

¿Su vida se vio afectada por eso?Pedro: No, yo siempre me acuerdo pero cuando me pongo a

hablar de El Morro hay días que no me acuerdo y hay días que sí me acuerdo de lo que pasó allá, porque, no joda, era un pueblo quieto, un pueblo querido. Yo me amañé en El Morro, y la última vez viví como dos años antes de pasar el caso.

¿Dejó de creer en Dios por lo que vivió allá?Pedro: La gente del pueblo no se merecía eso porque era un

pueblo quieto, y uno qué iba a pensar que ellos se iban a zampar porque sabiendo que ellos se iban a zampar toda la gente se va, pero esa gente se zampó de sorpresa, nadie en el pueblo pensó nunca que esa gente haría algo así. Yo no he dejado de creer en Dios, yo no voy a la iglesia, sí me han convidado pero ahora no voy.

Cuando era niño iba a los cultos todos los sábados y los domingos con la tía mía para la iglesia (cultos cristianos).

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La tía mía tiene veinte y pico de años de estar en la palabra y yo me iba con ella a las seis de la mañana.

Ahora realmente no sé por qué no voy, no sé qué decir. Yo desde que pasó la mortandad en El Morro todo eso se lo deja uno a Dios.

¿Es usted casado?Pedro: Sí, yo soy casado y tengo dos hijos. Yo vivía en Palmira,

porque la mujer mía es de allá, pero ahora estoy viviendo aquí donde mi papá, donde el hermano mío, ahí en la 38 con 8. Mi mamá vive en Santa Marta, tiene como ocho o nueve años que se dejó con mi papá y vive en Santa Marta con el marido, ella viene todos los domingos a darnos vueltas y todo.

¿Le va bien en los negocios?Pedro: Bueno, hay días buenos y días malos. Ayer viernes fue

un día que me rebusqué treinta mil pesos, pero del lunes para acá nada, está la vaina dura. En Semana Santa uno se rebusca más bien es vendiendo guineo paso, eso es lo que da la plática; como la gente compra vainas para hacer dulce, eso es lo único que vende uno en la bomba.

En temporada alta en diciembre un día le sale por sesenta mil, setenta mil, ochenta mil barras en un solo día. Ahí es más bien donde uno se rebusca la ropa de los pelaos.

¿De dónde eran sus padres?Pedro: Mi mamá era de El Morro, mi familia más bien es de

allá y mi papá era de aquí o de Sevilla. Mi papá se vino hace años para acá, tenemos tiempo de vivir en El Carreño. Mis abuelos, mis tíos, ellos son de allá del Morro.

¿Qué sueños tiene para usted y para sus hijos o familia?Pedro: El sueño mío es tener mi rancho para los hijos míos,

porque eso es lo bueno de uno vivir aparte, estar uno recostado eso le da a uno es pena, porque si los pelaos se cagan o se mean eso le da uno pena, pero ya viviendo aparte

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así sea de cartón o de tablas pero eso es de ellos y no le van a decir nada.

Yo vivo donde el hermano mío y a mí me da pena vivir ahí, hay veces me hago para irme para Palmira. Yo iba a vender hoy pero como me dijeron que viniera a la reunión, hoy es un día que dejé perder por estar con ustedes.

Yo en la bomba vendo no sé cómo, pero ya estoy es aburrido viendo las mismas caras a los buses, yo hubiera tomado otra decisión si no tuviera mujer e hijos, ni se sabe dónde estuviera yo, porque yo estoy es aburrido de la bomba, ya todos los días, todos los días, a mí me gustan las ventas y la pesca, pero desde que pasó la mortandad en El Morro yo me olvidé de la pesca; está la pesca mala, la bomba mala. ¿Qué más le toca a uno hacer? Robar no puede, matar tampoco, atracar tampoco, porque lo cogen a uno y lo matan, mejor ganarse la vida uno honradamente.

Observación:

Se nota tristeza al hablar de los hechos.

5.9. Análisis de la entrevista a PedroEste joven cuenta cómo fue la vivencia en El Morro durante

la masacre cuando apenas era un niño, sin embargo, aunque un poco triste e impactado por lo que había ocurrido, de eso que pasó sólo tenía recuerdos, pues presenció muchas muertes. Cómo en todas las demás personas víctimas de este hecho, Pedro tenía miedo, estaba aterrado por la situación. También dice que cuando ocurrió ese caso el Ejército sólo se presentó en un momento, pero también afirma que tal vez por el miedo enseguida se fueron, re-flejando por lo anterior lo desprotegidos que se sintieron en aquel momento.

Sensaciones de olvido. En ocasiones hacen que intente olvidar lo que ocurrió, y comentó que de cuando en cuando se acuerda de lo sucedido, pero a veces no. Sin embargo, al hablar de este hecho siempre se denota la tristeza y desilusión al recordar y contar lo que sucedió.

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5.10. Segunda entrevista a Pedro durante el taller de oralidad en Ciénaga(20-08-11)

¿Cómo se ha sentido últimamente después del evento de Teyuna?

Pedro: Nos atendieron muy bien, pasamos un buen rato con todos los amigos.

Se han borrado recuerdos que tenía de lo que pasó en el Morro.

¿Tiene algún ejercicio en especial que le fundamentó esa recuperación mental?

Pedro: Todo los ejercicios que hicimos me sirvieron y también recomendaron tenemos practicarlos en la casa.

5.11. Análisis de la segunda entrevista. PedroDespués de participar en el primer taller terapéutico con per-

sonal especializado, manifestó en el taller de Ciénaga que su evo-lución ha sido satisfactoria, ha tenido un gran progreso refleján-dose en su semblante. El momento de integración que pasó con sus vecinos y amigos le ayudó a dejar atrás ese suceso aterrante para su vida.

El avance personal que ha notado Pedro en su vida ha refle-jado avances resilientes gracias a la prácticas de los ejercicios que realizó en el taller terapéutico.

5.12. Testimonio de Ana Luz Mendoza durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)

¿Cómo fueron esos días allá? ¿Cómo fue su llegada aquí? Después del taller que tuvimos en Teyuna, ¿Cómo se ha sentido y cómo ve este nuevo encuentro?

Ana Luz: Yo pasé una madrugada muy mala porque ellos entraron a las dos de la madrugada, sentí unos disparos. Mi cuñado se levantó porque estaba metido en un bote y mi hermano también, pues ellos habían sentido los disparos. También había otros compañeros en la terraza que se pararon y cerraron las puertas. Yo me levanté y vi que pasaron por

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una zanja que esta por allá por donde vivía, entonces ellos iban diciendo que acabarían con todos esos morreros, pero se estaba haciendo de día y estaban recogiendo personas, inclusive a mi sobrino lo tenían de ratero.

Yo tenía tres meses de embarazo y casi que pierdo mi niña por los nervios. Uno de mis hijos estaba en Ciénaga y otro de un año estaba conmigo. Le doy gracias a Dios todopoderoso que me protegió. Se hizo de día, ya eran como las cinco de la mañana, cogió esa gente y mató a un personal en la iglesia.

Después decidí irme para mi casa porque me sentía muy mal, pero mi esposo, Álvaro Martínez, me dijo que esperara uno de los Johnson, me monté en uno. Cuando iba por la mitad de la Ciénaga Grande el me capeaba para que acompañara a la señora porque iba a dormir en el monte porque tenían puerco y no podía salir porque el animal era demasiado pesado para el Johnson y también iba un poco de personal, pero decidí irme a mi casa porque ese Johnson yo no conocía a nadie. De allí me vine y me embarqué en Tasajera como a las siete de la noche llegué a Ciénaga.

Mi mamá me cogió me abrazó, creía que nos habían matado, pero gracias a Dios no fue así. De todas formas he tenido temor de regresar a Nueva Venecia porque cogí muchos nervios por lo que pasó allá. Mi compañero si ha ido después de la masacre para seguir pescando y me dice que eso está bien, que se está poblando nuevamente después de haber quedado sin gente, completamente sólo. Yo me quedé viviendo con mi mamá, a ella le mataron unos primos en esa masacre.

Por ahora, gracias a Dios me siento bien. Yo no fui a la actividad, pero sí fue mi marido y me comentó de todo, que estuvo muy bueno, pero yo no fui fue porque todavía tengo nervios; yo declaré en el 2008 y no he salido desde ese momento por temor, por eso no he salido ni he ido a ninguna actividad.

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Y a su esposo ¿cómo lo notó después del evento, usted que comparte y convive con él, sabe sus reacciones, si ha cambiado, si le ha servido?

Ana Luz: El sí ha cambiado y me contó de lo que hicieron en Santa Marta. Me enseñó varios ejercicios de lo que hicieron, sé por lo que él me ha dicho.

5.13. Análisis de la entrevista a Ana Luz Cuando sucedió el hecho, Ana Luz estaba embarazada, por

su condición los nervios desde ese momento se apoderaron de su vida. Esta situación le hizo presenciar mucho estrés y temor, debido a que presenció muchas eventualidades ocurridas esa ma-drugada de noviembre.

Comentó que los nervios y el temor son tan grandes que ha decidido no volver a Nueva Venecia. No participó en el primer taller, precisamente porque en el momento de la invitación tenía temor de salir lejos de su casa y decidió no ir. Sin embargo, su es-poso fue y le ha comentado cómo fue la experiencia, los ejercicios que hicieron.

Gracias a los procesos realizados, pese a su inasistencia al ta-ller, Ana Luz ha notado el cambio en su esposo, una evolución muy buena que le ha ayudado a ella a reponerse por lo sucedido. Ya el miedo a salir que la embargaba no está, se siente más segura.

5.14. Testimonio de Carlos Mendoza Ayala durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)

Yo estaba en el Morro con mi hermana Ana Luz, mi cuñado Álvaro, el señor Mañe y muchos de los que estamos aquí.

La lancha se metió a las dos de la mañana, en ese momento yo estaba despierto dispuesto para ir a pescar y no pudimos en ese momento. Después sentí los primeros tiros que fue al lado de donde vivía el señor Angelito y dije: “¿Será la guerrilla o serán los paracos?”, pero les vi el brazalete y me di cuenta que era las autodefensas. Estábamos en un bote y un hombre nos preguntó qué hacíamos allí, y nos dijo “pilas o te tiro”, yo me fui enseguida para adentro.

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Vi que embarcaban gente, le metían tiros y otros se tiraban al agua, pensé que iban a acabar con todos nosotros. Las au-todefensas dijeron: “Aquí vamos a sacar a todos. Aquí todo el mundo se va es a morir porque son colaboradores de la guerrilla”.

Yo me encontraba entre la lancha y mi casa. Pensé en escon-derme adentro del agua para salvarme, después se hizo de día. Sacaban gente y se metían en la casa del señor Roque Parejo y donde Yolanda Parejo también se metieron. Tenía muchos nervios y estaba asustado. En ese momento salía un Jonson y un señor que pescaba con nosotros que le decían el “Monito Manga” nos dio el chance hasta Tasajera. Cuando llegué con mi mamá, ella había pensado que me habían matado, pero gracias a Dios estamos vivos.

Cuando llegué aquí salía con temor, veía las calles, la gente para ver si iban con arma o si eran paracos porque sentía mie-do. Después, cuando llegaron a citarnos para Santa Marta, desde ese momento con los ejercicios que hicimos, los estu-dios, todo me ha servido para cambiar de semblante, me he sentido más relajado, la mente más despejada, ya no siento tanto temor, ahora pienso en lo que voy hacer.

El taller me sirvió para mirar adelante, para trabajar. Me dejó muy tranquilo, sin nervios ni preocupaciones.

5.15. Análisis de la entrevista a Carlos Mendoza Ayala durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)Carlos presenció muchas eventualidades sangrientas, ver

cómo mataban a muchas personas conocidas; llegó a pensar que acabarían con todo el pueblo, ocasionando en su mente y corazón temores que ha ido superando poco a poco.

Pero los temores, angustias y ansiedades se incrementaron después del hecho ocurrido, pues Carlos desarrolló temor al salir a la calle, siempre estaba prevenido de los demás y siempre estaba pendiente de las demás personas para saber si eran paracos o si traían armas.

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Posteriormente decidió participar en la investigación, donde se trabaja con estás personas, las cuales han sido víctimas de la violencia para generar en ellas procesos de resiliencia. Carlos es una de estas personas que gracias a los procesos de los que ha hecho parte, ha podido restaurar su vida progresivamente gracias a las terapias.

Comentó que el taller de Teyuna lo ha dejado muy tranquilo, calmado, con menos nervios y le ha servido para mirar hacia ade-lante y para seguir trabajando.

5.16. Entrevista de: Araceli Mendoza Fecha de realización de la entrevista: 20 de marzo del 2010Lugar de donde fue desplazada: El MorroResponsable de la entrevista: Jenifer Charris

Araceli Mendoza: Estábamos durmiendo en nuestra casa en El Morro cuando sentimos los tiros nosotros nos levantamos asustados y estaban los hombres haciendo tiros y nosotros no salimos, nosotros nos quedamos encerrados dando gritos adentro; cuando siento un tiroteo en la iglesia y según entiendo los voltearon todos boca abajo y estábamos nerviosas. Cuando ya en la mañana que ya pasó el caso y que ya habían matado, al poco fue que salimos a darnos cuenta de los muertos.

Estábamos era dando gritos y en la mañana fuimos a ver los muertos para ver quiénes eran. Ellos empezaron a dar tiros en el aire para asustar a la gente y empezaron a sacar gente de las casas, sacando gente de las casas y los llevaron para la iglesia y ahí fue que los voltearon boca abajo y comenzaron a darles tiros por la cabeza a todos. En la mañana fuimos a ver a los muertos porque estábamos nerviosos.

¿Su casa a cuánto queda de la iglesia?Araceli: Queda lejitos, es un trayecto lejos.

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¿A qué temían ahí encerrados?Araceli: El miedo era que creíamos que nos iban a dar y

nosotros cagados y no salíamos dando gritos ahí adentro. Cuando aclaró vimos que todo el mundo iba para afuera y ya los hombres se habían ido los malos.

¿Cómo ocurren los hechos?Araceli: Ocurrieron casi a las tres de la madrugada y ahí

duraron como hasta las cinco o seis de la mañana cuando se fueron los manes ya de día. Cuando ya los manes se fueron fue cuando todos salimos a ver los muertos.

¿Cuáles fueron las personas que cometieron este acto de violencia?

Araceli: Nosotros no conocimos a los hombres, no les vi la cara, no era gente de allá. Gente rara, de otras partes.

Al momento de estar encerrados ¿se asomaron por alguna ventana?

Araceli: Sí, nosotros vimos fue los botes cuando iban para allá, mirando por las rendijas fue que los vimos. Gracias a Dios a mi casa no llegaron.

¿Cuántas personas había en su casa y cuál fue la reacción de todos?

Araceli: Yo vivía con una tía mía que me había dado un ladito, y ahí fue cuando ocurrió el caso. Yo no vivía con mi mamá.

¿Qué siente ahora después de esa masacre?Araceli: Me hacía falta ir al Morro, porque ya tenemos un

poco de años que no vamos allá a visitar y eso, nos hace falta el pueblo de nosotros; aunque al principio estábamos nerviosos ya ahora nos hemos tranquilizado más porque ya estamos aquí. Nosotros nos vinimos para Ciénaga después de sucedido los hechos nosotros volamos para acá, porque cómo íbamos a hacer nosotros si se metieran esos manes otra vez para que nos mataran a todos.

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¿Cuánto tiempo después se vienen para Ciénaga?Araceli: Casi a los dos meses nos vinimos para acá porque

estábamos viviendo con nervios allá; como primero teníamos que buscar aquí en dónde vivir, entonces nos vinimos para acá.

¿Qué piensa de esas personas?Araceli: Lo que piensa uno es que esa gente donde va siempre

va matando a las personas. Decían que los que mataron eran cienagueros, pero no creo. Familiares míos sólo unos primos lejanos que cayeron en la mortandad, familia de mi abuelo de apellido Ayala.

¿Por qué cree que los mataron?Araceli: Quién sabe porque ellos no eran malos, para mí no

eran malos ninguno de ellos, porque ellos eran pescadores y no andaban por ahí a media noche; ellos sólo se iban para su trabajo, del trabajo para la casa.

¿Este hecho cómo ha afectado su vida?Araceli: Ha sido bien duro, ya se nos ha pasado más la cosa,

porque la cosa era bien dura.

¿Qué tipo de cambios han ocurrido en su vida?Araceli: Desde que nos vinimos para acá hemos cambiado más

gracias a Dios, estamos mejor porque estamos viviendo más tranquilos aquí todos en Ciénaga; pero pasando necesidad porque el marido mío ahora es pescador y el no coge nada en la pesca y así como se va se viene, a veces coge dos pescaditos y a veces no coge nada, y así.

¿Cómo era su vida antes de la masacre?Araceli: En general bien, porque allá uno comía su comida y

todo no pasaba necesidad y en cambio ahora aquí uno pasa más porque estamos en tierra y nosotros no tenemos aquí un buen trabajo ni nada.

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¿Sus creencias han cambiado?Araceli: Mi situación con Dios está bien, nunca lo culpé, uno le

pedía a Dios que lo guardara que lo cuidara y nos protegiera porque uno tiene que pedirle es a Dios. Uno no va a hablar de Dios, porque estamos vivos es por él.

¿Le dolieron todos esos muertos?Araceli: Me dolieron porque mataron gente sana, por eso fue

que me dolió. No era gente mala ni nada.

¿Cómo superó el suceso?Araceli: Al principio vivía atemorizada, pero ahora ya me

siento mejor y más tranquila.

¿Cómo es su vida hoy en día?Araceli: Mi vida es con los pelaos pasando necesidades, yo

trabajaba en casa de familia y ya dejé de trabajar porque tengo un niño chiquitito y ahora estoy en la casa sin hacer nada.

¿Cuántos años tiene?Araceli: Cuarenta y cinco años y tengo diez hijos. El mayor

tiene veinticinco años.

¿Sus hijos dónde estaban cuando ocurrieron los hechos?Araceli: Ya ellos estaban grandecitos y aquí los tuve de la de

nueve años para abajo, los mayores estaban en El Morro y las más pequeñas las tuve acá; y el último que tiene dos meses de nacido.

¿Qué planes tiene?Araceli: Ahora no estoy haciendo nada. A mí me gusta es

trabajar en casa de familia, pero después que yo tenga para hacer un negocio yo lo hago, la cosa es que no tengo la facilidad porque no hay la plata.

Yo nací en El Morro. Yo llevo viviendo en Ciénaga nueve años. En El Morro la vida era buena para vivir uno allá,

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mejor que aquí. La venida para acá me ha afectado porque allá uno tiene más facilidades que aquí.

¿Cómo es su relación con la gente de Ciénaga?Araceli: Pues bien, porque yo con los vecinos no peleo y lo

tratan a uno bien.

5.17. Análisis de la entrevista a AraceliEn el momento de la masacre Araceli no hizo nada más que

dar gritos, nos cuenta que se sintió tensionada, con mucho miedo, en esos momentos pensó que los matarían a todos.

Momentos de intranquilidad, de nerviosismos, inseguridad y temores ha vivido Araceli desde que ocurrió el hecho. Ella quisie-ra regresar a ese lugar, El Morro, pero es mucho más el miedo y el temor que le impiden regresar al mismo lugar. Aunque se quedó viviendo un tiempo en ese lugar no suportó su estadía allá.

Los problemas afectivos que desarrollan este tipo de desas-tre, ocasionan traumas emocionales y psicológicos que a través del tiempo y con ayuda pueden ser superados como en el caso de Araceli, quien decidió participar en los procesos resilientes, para tratar de mejorar su vida y los problemas que acarreó a causa de la violencia que vivió.

5.18. Segunda entrevista a Araceli durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)Araceli: Cuando fuimos a Santa Marta la pasamos bien

haciendo ejercicios, comimos muy bien. Le doy gracias a la señora Ligia por lo que ha hecho por nosotros.

¿Ha sentido mejoría, está más tranquila?Araceli: Sí, me he sentido mejor, más alegre y contenta con

mis hijos.

5.19. Análisis de la segunda entrevista a Araceli Araceli ha notado un cambio satisfactorio en su vida, el cual

se ha reflejado en su familia. Comentó que ahora, después de ser parte y practicar los talleres y terapias psicológicas para obtener

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un proceso resiliente, tiene un mayor acercamiento con sus hijos y su actitud es más alegre y tranquila. Su evolución ha sido satis-factoria.

5.20. Entrevista y comentarios de otros participantes durante el taller de oralidad en Ciénaga (20-08-11)

ColombiaCuéntennos su experiencia allá en Teyuna

Colombia: La pase muy bien allá en Santa Marta con los amigos, nos trataron muy bien.

¿Crees que su historia de vida cambió en algo después de este evento, y en qué?

Colombia: Sí, cambió, porque yo pensaba mucho en lo que había pasado, pero desde que fui a Santa Marta y me he cambiado la vida.

María Victoria¿Cómo fue su experiencia en la actividad y qué representó para usted el taller?

María Victoria: Estaba muy contenta porque nos recibieron bien y me ayudaron porque a mí me daba mucho dolor de cabeza y me convino ir allá para que me ayudaran a salir adelante.

Manuel ¿Cuéntenos un poco acerca del encuentro allá en Teyuna?

Manuel: Muy bueno, gracias a Dios, estuvimos bien atendidos.

¿Después del taller ha experimentado algún cambio en su vida?Manuel: Ha cambiado mi forma de pensar, porque a veces

tenía pensamientos malos y gracias a Dios me he liberado bastante.

Un saludo muy especial a la señora Ligia que nos atendió muy bien, fue muy bonito, tuvimos una charla buena.

Orlando¿Coméntenos su experiencia después del taller?

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Orlando: Yo me sentí relajado, bien. Se me despejó la mente con lo que hicimos en Santa Marta.

Muchas veces se me olvidaban las cosas y ahora soy más atento y gracias a Dios me sentí muy bien.

5.21. Análisis los testimonios de los otros participantesOtras personas también han manifestado los cambios satis-

factorios que han generado los talleres terapéuticos en su vida. Testimonios como los de Colombia, son una muestra de ello. Ella asegura que esto le ha servido para cambiar su mentalidad y se-guir adelante, a no quedarse en el pasado.

María Victoria, quien había desarrollado problemas en su sa-lud como consecuencia de lo sucedido, manifestó su avance emo-cional y una mejoría en su salud. Tiene una mentalidad renovada que le ha ayudado a salir adelante.

Por otra parte, Manuel aseguró que ha cambiado su forma de pensar, porque a veces tenía pensamientos malos y que gracias a Dios y todo el proceso ha podido liberarse de los recuerdos.

Orlando es otro testigo del óptimo progreso que ha desarrolla-do durante su participación en este proyecto. Puede experimentar, ahora después de un largo tiempo de ansiedad, nervios y temor; sensaciones de relajación, tranquilidad y de lucidez, puesto que había presentado problemas de memoria a raíz de lo acontecido.

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Conclusiones y recomendaciones

Colombia es un país que ha venido siendo azotado fuertemente por la violencia, un ejemplo de este aspecto es la costa Caribe, la cual fue escenario del conflicto en-tre paramilitar y guerrilla ocasionando esto el desplaza-miento masivo de las personas radicadas en esos lugares.

Esta investigación toma como foco la población de Nueva Venecia, que para el 22 de noviembre del 2001 fue objeto de violencia por el Bloque Norte de las Autode-fensas. La masacre dejó viudas, huérfanos y desplazados, pues la población salió del corregimiento, y junto con ellos la cotidianidad de sus vidas.

La masacre no solo dejó pérdidas materiales persona-les, sino que también, dejó en las víctimas el temor de la experiencia vivida.

Personas desconfiadas, intranquilas y sin ganas de vivir fueron algunas de las actitudes que adoptaron los habitantes de Nueva Venecia, después de lo ocurrido.

Por lo anterior, el objetivo de la investigación se en-caminó en generar procesos de resiliencia, a través de la didáctica, con el fin de que las víctimas puedan exteriori-zar sus miedos, emociones y sentimientos.

Es importante mencionar alguna de las investigacio-nes que se han hecho en Colombia en este ámbito de la

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violencia, como lo ha realizado la Comisión Nacional de Repara-ción y Reconciliación. Alguna de estas investigaciones son:

La masacre de El Tigre. Reconstrucción de la memoria histó-rica en el Valle del Guamuéz – Putumayo.

Bojayá: la guerra sin límitesLa masacre de El Salado: esa guerra no era nuestraPara llevar a cabo la investigación Memoria, Didáctica y Resi-

liencia. Un estudio cualitativo en la población de Nueva Venecia, departamento del Magdalena, se empleó el enfoque cualitativo, pues el aspecto social y la realidad de este, fueron el foco central del estudio. Por medio de entrevista en profundidad, con pre-guntas abiertas, historia narradas, se hizo la debida recolección de datos para conocer la situación de la población y el entorno que protagonizaban. Del mismo modo, la observación partici-pante fue un método empleado con el objetivo de establecer una cercanía y un entendimiento más preciso de la situación de los pobladores de Nueva Venecia.

Las actividades lúdicas, didácticas y terapéuticas también ju-garon un papel fundamental, estos procesos se realizaron a través de talleres lúdico-recreativos.

Los resultados obtenidos fueron satisfactorios, puesto que se pudo evidenciar los procesos resilientes en la población de Nue-va Venecia, demostrando que la didáctica, la lúdica y recreación, son elementos fundamentales para que las personas victimarias le den un nuevo vuelco a sus vidas y tengan nuevas perspectivas con cambios visibles.

Es doloroso encontrar una población en condiciones socioe-conómicas y culturales tan precarias que sumadas a la tragedia hacen aún más complejo e incierto el futuro de la población, es-pecialmente el de los adolescentes, niños y niñas.

La doctora Donna Sharkey, en su ponencia durante el Primer Congreso Internacional en Procesos Pedagógicos, hace referen-cia al proceso resiliente de los estudiantes que tienen problemas

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familiares: “La escuela como un escape del tedio de las labores domésticas y del aburrimiento del aislamiento de permanecer en la casa, es un escape de un prematuro matrimonio forzado, y un camino para salir de la pobreza, posicionan a la educación como un factor que contribuye a la resiliencia de estos estudiantes”(-Suárez, 2009, pp. 193,194).

Las actividades de los seres humanos que han padecido un hecho doloroso donde implique hacer un proyecto de vida con miras a un futuro esperanzador, que les permita salir de la situa-ción precaria en la que se encuentran, se convierte en un impulso transformador de su cotidianidad.

Sobre la educación para los jóvenes con dificultad social, el licenciado en Filosofía Michel Francesco Sierra plantea que:

“Se pretende de manera concreta que el educador, por medio del diálogo, de la palabra oportuna en un ambiente no formal, y por medio del trabajo grupal dentro del ambiente formal, trabaje problemáticas como la interioridad, el porqué de la existencia, la relación con los demás, la ubicación en el grupo social y, sobre todo, el sentido de la existencia” (Suárez, 2009, p. 517).

Reafirmamos que en nuestra condición de maestros, el acom-pañamiento que hagamos a niños y jóvenes, provenientes de con-diciones socio afectivas difíciles, o sobrevivientes de procesos vio-lentos, es primordial para la formación de la personalidad y del carácter del ser humano como tal.

En cuanto a la función de los medios de comunicación, García González en su texto Haciendo memoria. Una interpretación sobre el significado de la evocación histórica en los medios de comunicación, manifiesta que el papel desempeñado por estos no se ha limitado al mero ejercicio de una labor de divulgación histórica, sino a la ejecución de una multiplicidad de funciones que, en el ámbito de la sociedad civil, erige a los medios de comunicación en in-fluyentes actores públicos relacionados con la construcción de la memoria histórica de las sociedades contemporáneas.

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Los medios también construyen una representación del pasa-do del mismo modo a como construyen una representación del presente. Se valen de recursos similares para conseguir el mismo efecto: la representación de lo acaecido, la espectacularización del suceso. Pero de una manera u otra también pueden convertirse en auxiliadores del olvido. De ahí la importancia de reconstruir memoria con las víctimas para generar procesos de visibilización que sean proclives a generar a su vez empoderamiento de los ciu-dadanos y pedagogía jurídica.

La educación no escapa a estos procesos de reconstrucción simbólica de memoria. Por ser la escuela un escenario donde se reproduce la vida social, donde se vivencia lo social en un mundo microcósmico que tiende a reproducir el orden social desde otra significación, como lo señala TentiFanfani (2010, p. 41):

“Es oportuno recordar que prácticamente todo lo que sucede en la sociedad se siente en la escuela. Esto lo saben y lo viven cotidianamente todos los docentes. Los cambios en la estructura y dinámica de la familia, el desempleo, la violencia, la difusión de los medios de comunicación de masas, la liberación de la con-dición de la mujer, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la globalización de la economía, las dictaduras, el autoritarismo y la corrupción política, etc. son procesos que se viven en el ámbito es-colar. Éste ya no es un ámbito protegido, un lugar sagrado donde sólo hay alumnos y docentes. En la escuela se encuentran niños, adolescentes y profesores de carne y hueso, no simplemente “roles” de alumnos y docentes. Cada agente escolar llega con todo lo que es, con todas sus vivencias, con sus angustias, necesidades, fanta-sías, capacidades, lenguajes, que ningún delantal puede ocultar o reprimir. La subjetividad de los agentes escolares es cada vez más diversa y compleja y en gran parte se forma fuera del ámbito de las instituciones escolares. Ya está lejos el tiempo de la escuela como espacio sagrado y protegido desde donde se irradia la civilización sobre un medio ambiente definido como bárbaro. Si esto es así, el docente debe ser un profesional capaz de entender el mundo que vivimos para entender lo que sucede en el aula y actuar en consecuencia”.

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De ahí que la herramienta clave para ese proceso de compren-sión del discente, sea la misma acción del docente y la ruta que se plantea para este proceso de conexión comunicativa entre el docente y el discente, entre el aula de clases y el entorno propio de los estudiantes, sea la praxis pedagógica enmarcada en procesos didácticos acordes con la naturaleza y esencia de los mismos.

La mirada a la memoria desde la didáctica se incorpora así a la de un indeterminado colectivo de receptores que la hacen suya desde “un proceso cooperativo de interpretación que tiene como finalidad la obtención de definiciones de la situación que puedan ser intersubjetivamente reconocidas” (Habermas, 1987, p.103).

De ahí que precisar una didáctica que posibilite evidenciar procesos de resiliencia y por ende realice catarsis sobre víctimas con el fin de construir memoria sea la pretensión de esta investi-gación, sobre la base conceptual de que solo recordamos lo visto, oído y leído, como si lo hubiéramos vivido porque de hecho, y en cierto modo, sí lo vivimos, y lo vivimos en lo que fue nuestro presente, desde nuestra condición de testigos mediáticos de aquel acontecer.

A pesar de que el evento traumático ocurrió hace diez años y medio, en el inventario de síntomas iniciales todos los participantes presentaban la sintomatología típica del cuadro de trastorno de estrés postraumático, como si el evento acabara de ocurrir: dolo-res físicos en diferentes partes del cuerpo, dificultad para dormir, falta de apetito, sensibilidad extrema, dificultad para concentrar-se, aislamiento, sentimiento de impotencia, desesperanza, llanto, pensamientos recurrentes sobre la tragedia (estadísticas adjuntas). Esperamos que, como consecuencia de la intervención, algunos de estos síntomas se hayan remitido, disminuido o espaciado.

En un principio la población se mostró un tanto tímida y des-confiada, pero poco a poco fueron abriéndose y participando de manera dinámica en todas las actividades y ejercicios.

Por las características de alfabetización anteriormente men-cionadas, fue difícil obtener de todos los participantes registros

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fidedignos de los movimientos emocionales derivados de la in-tervención.

Es importante destacar la capacidad de convocar y liderar que tienen las dos líderes, Beatriz y Mireya, al igual que John Jairo.

En las presentaciones y a lo largo del trabajo se rescata el fuerte sentimiento de familia que tienen los participantes.

A modo de colofón y visto desde la maestría en Investigación y Docencia Universitaria acabada de cursar, la experiencia que nos deja el presente proyecto es el de enviar un mensaje muy califica-do sobre la vitalidad de la educación como enlace para llegar a las comunidades, y trabajar con ellas desde la misión de la responsa-bilidad social que nos corresponde como comunicadores sociales y periodistas, recordando que la comunicación social surge como un hecho de conciencia pastoral, al evidenciar las condiciones de marginalidad y abandono de miles de latinoamericanos, para quienes se debía construir un mensaje de esperanza que los im-pulsara a mejorar su calidad de vida.

La maestría y la realidad académica también nos enseñaron que más allá del cumplimiento curricular, hoy en día la docencia ejercida con todo el rigor del caso se convierte en una profesión, dotada de un gran compromiso como es el de ayudar a estructurar a los futuros profesionales, no sólo del periodismo sino de todas las carreras del espectro universitario.

La investigación “Memoria, didáctica y resiliencia”, deja abierto todo un cúmulo de posibilidades para los futuros maestrantes, tanto en contactos como en aspectos metodológicos, bibliográficos y de proyección social, entre otros soportes; los cuales ya han sido de provecho para nuevas tesis de compañeras que ya iniciaron esta especialización y posterior maestría, así como una joven investigadora que recibió beca de Colciencias para fortalecer temas relacionados con resiliencia en desplazados. A modo de heredad, nace una investigación del grupo “Comunicación y Sociedad” que se apoyará en la presente tesis para trabajar con las mujeres líderes de los desplazados en Ciénaga, quienes fueron parte fundamental para la elaboración de este documento.

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También vale la comentar que de nuestra investigación se desprendió un artículo con todas las exigencias académicas, el cual fue publicado en diciembre de 2011 por la Universidad de Belgrano en Argentina, en su revista virtual indexada “Debates Latinoamericanos”.

Y para concluir, sólo nos resta agradecer a las directivas de la Universidad Sergio Arboleda, quienes nos dieron la oportunidad de acceder a este paso primordial en nuestra vida profesional, experiencia que esperamos asuman nuestros compañeros de docencia. Queda aquí esta investigación para beneficio de toda la comunidad sergista, y académica en general. ¡Enhorabuena!

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