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Manejo de residuos
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Relación de la salud pública con el manejo correcto de los residuos El manejo correcto de los residuos, que opera bajo un sistema de almacenamiento, recolección y
disposición final de basura, previene ciertos riesgos que afectarían a la salud de no llevarse a cabo
éste:
Riesgos directos
Son ocasionados por el contacto directo con la basura siendo los recolectores y segregadores los
más expuestos.
Los trabajadores del servicio de aseo deben estar debidamente protegidos con un equipo de
seguridad para evitar enfermedades como la incidencia de parásitos intestinales, así como trabajar
con equipo adecuado y tener conocimientos en la materia para evitar lesiones, puesto que la tasa
de enfermedad- accidente para estos empleados es varias veces mayor que para empleados de
industrias. Además, es recomendable utilizar rellenos sanitarios para disponer de los residuos y/o
sistemas de recolección semi mecanizada de basura.
Riesgos indirectos
Los riesgos causados por el mal manejo de los residuos son principalmente indirectos.
El saneamiento apropiado (comprende el uso de recipientes con tapas ajustadas, el lavado periódico
de los recipientes lo mismo que de las áreas de almacenamiento y la remoción periódica de
materiales biodegradables) es la medida más efectiva de control para vectores de enfermedades
tales como ratas y moscas, mosquitos, etc.
Evitar utilizar residuos como alimento para animales previene daños a la salud pues esto no se
considera una práctica recomendable para su disposición final.
El manejo conveniente de residuos peligrosos reduce la incidencia de intoxicaciones.
¿Cómo manejaban sus residuos los aztecas?
En la capital azteca del México prehispánico del siglo XVI estaba prohibido tirar basura en las calles,
había personas encargadas de barrerlas y se penalizaba a los infractores de tal ordenamiento. Los
aztecas practicaban un reciclaje intensivo. Aunque los aztecas no tenían un sistema de drenaje
urbano, y buena parte del agua servida iba a dar al lago que rodeaba la ciudad, contaban con un
sistema de manejo de los desechos humanos: el excremento humano se recogía de las letrinas y se
transportaba en canoas hacia las chinampas (parcelas agrícolas), donde se utilizaba como
fertilizante junto con otros desperdicios orgánicos. El excremento humano tenía tal demanda que
en el mercado de Tlatelolco había incluso una sección para su compraventa, pues también se
empleaba para curtir pieles. En cada hogar había recipientes para almacenar la orina humana, que
servía como mordente en el teñido de telas. Los aztecas también criaban perros, llamados itzcuintli,
para consumo humano alimentándolos con desperdicios orgánicos.