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El hijo del magnate griego Susie Marshall apenas podía creer su mala suerte cuando vio que el nuevo dueño de Sistemas Devlin no era otro que su antiguo, y único, amante Leos Kiriakos. Una vez más ella debe trabajar estrechamente con el dinámico y sexy magnate. ¿Pero qué sucederá cuando Leo se entere de su hijo...? CAPÍTULO 1 Día 1: Lunes Cuando la limusina paró frente al edificio, los ejecutivos que esperaban en el vestíbulo se quedaron en silencio. El nuevo propietario de la empresa Sistemas Devlin, el multimillonario griego Leos Kiriakos, había llegado. Su reputación de hombre sin piedad lo precedía y la tensión podía mascarse en el ambiente. Todo el mundo esperaba un montón de despidos para antes de fin de mes. Susie Marshall, la esbelta y pelirroja recepcionista, estaba pálida como una muerta, sus ojos clavados en las puertas de entrada a punto de abrirse. Unos segundos más tarde iba a verlo por primera vez en catorce largos e interminables meses... Su compañera, Jayne, una rubia charlatana, le susurró: -Seguro que no es tan guapo como en las fotografías. Susie respiró profundamente, clavándose las uñas en las palmas de las manos. Desde que Leos Kiriakos había añadido la empresa Sistemas Devlin a su imperio internacional, nadie parecía interesado en hablar de otra cosa. No quería que Leos la viera, pero eso iba a ser imposible porque tenía la desgracia de trabajar en el mostrador de recepción. Y por eso estaba tan nerviosa. -De hecho, seguro que de barbilla para abajo Leos Kiriakos es gordo y bajito y tan sexy como un paquete de detergente -siguió Jayne, burlona. En inmediata contradicción de ese augurio, un hombre que debía medir casi un metro noventa entró en el edificio. Con sus anchos hombros, caderas estrechas y largas y poderosas piernas, poseía el físico de un atleta. Desde la cabeza oscura y orgullosa hasta las suelas de sus zapatos italianos era, para cualquier mujer con ojos en la cara, un hombre espectacular. -Debo de estar soñando... -murmuró Jayne mientras los ejecutivos rodeaban a Leos Kiriakos, desesperados por causarle buena impresión-. ¡Guapo de morirse y encima, forrado!

Lynne Graham - El Hijo Del Magnate Griego Harlequ

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Lynne Graham - El Hijo Del Magnate Griego Harlequ

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  • El hijo del magnate griegoSusie Marshall apenas poda creer su mala suerte cuando vio que el nuevo

    dueo de Sistemas Devlin no era otro que su antiguo, y nico, amante Leos Kiriakos. Una vez ms ella debe trabajar estrechamente con el dinmico y sexymagnate. Pero qu suceder cuando Leo se entere de su hijo...?

    CAPTULO 1

    Da 1: Lunes

    Cuando la limusina par frente al edificio, los ejecutivos que esperaban en el vestbulo se quedaron en silencio. El nuevo propietario de la empresa Sistemas Devlin, el multimillonario griego Leos Kiriakos, haba llegado. Su reputacin de hombre sin piedad lo preceda y la tensin poda mascarse en el ambiente. Todo el mundo esperaba un montn de despidos para antes de fin de mes.

    Susie Marshall, la esbelta y pelirroja recepcionista, estaba plida como una muerta, sus ojos clavados en las puertas de entrada a punto de abrirse. Unos segundos ms tarde iba a verlo por primera vez en catorce largos e interminables meses...

    Su compaera, Jayne, una rubia charlatana, le susurr:-Seguro que no es tan guapo como en las fotografas.Susie respir profundamente, clavndose las uas en las palmas de las manos.

    Desde que Leos Kiriakos haba aadido la empresa Sistemas Devlin a su imperio internacional, nadie pareca interesado en hablar de otra cosa.

    No quera que Leos la viera, pero eso iba a ser imposible porque tena la desgracia de trabajar en el mostrador de recepcin. Y por eso estaba tan nerviosa.

    -De hecho, seguro que de barbilla para abajo Leos Kiriakos es gordo y bajito y tan sexy como un paquete de detergente -sigui Jayne, burlona.

    En inmediata contradiccin de ese augurio, un hombre que deba medir casi un metro noventa entr en el edificio. Con sus anchos hombros, caderas estrechas y largas y poderosas piernas, posea el fsico de un atleta. Desde la cabeza oscura y orgullosa hasta las suelas de sus zapatos italianos era, para cualquier mujer con ojosen la cara, un hombre espectacular.

    -Debo de estar soando... -murmur Jayne mientras los ejecutivos rodeaban a Leos Kiriakos, desesperados por causarle buena impresin-. Guapo de morirse y encima, forrado!

  • -S -murmur Susie, nerviosa, incapaz de apartar los ojos de aquellos rasgos hermosos y bronceados que tan bien conoca. Se senta mareada y el deseo que habavuelto a despertarse en ella al ver al hombre la haca avergonzarse de s misma. Porque el agridulce recuerdo de la ltima noche que haba pasado en los brazos de Leos Kiriakos se haba convertido en un secreto del que se senta culpable.

    Mientras Leos se dedicaba a saludar a los miembros del consejo de administracin, Susie aprovech para salir discretamente del mostrador y dirigirse al almacn, pensando quedarse all hasta que no hubiera moros en la costa.

    -Susie...?Susie se qued inmvil. La rica y profunda voz masculina que haba pronunciado

    su nombre por sorpresa casi haba conseguido que se le parase el corazn. Lentamente, Susie se dio la vuelta. Los hombres que rodeaban a Leos se haban apartado como el Mar Rojo.

    Con el corazn latiendo tan aprisa que tema desmayarse, Susie se encontr con un par de ojos de color castao con puntitos dorados, rodeados de largas pestaas negras. Leos, que haba dado un paso adelante, movi una mano en un gesto autoritario para indicar que se acercara. Su rostro de rasgos fuertes pareca tan duro como el granito.

    -Trabajas aqu? -pregunt. Dolorosamente consciente de que eran el centro de atencin de los

    sorprendidos ejecutivos y rodeados de un completo silencio, Susie asinti.-S -consigui decir, casi sin voz.-En qu puesto? -demand l, el fabuloso rostro tenso, los ojos deslizndose

    sobre ella como estalactitas de hielo.-Estoy en recepcin -contest Susie en un suspiro.Leos apret la mandbula. Y, con un fro gesto de despedida, se alej de ella...

    otra vez.

  • CAPTULO 2

    Da 2: Martes.

    Susie mir sus ojos, todava hinchados, en el espejo del cuarto de bao y tuvo que ahogar un gemido de angustia. No haba dormido nada la noche anterior.

    El llanto de un nio hizo que se diera la vuelta. Al otro lado de la habitacin, su hijo se sujetaba a las barras de la cuna, frustrado. Se le haban cado las llaves de plstico al suelo y cuando Susie se las devolvi, tuvo que sonrer al ver que la carita del nio se iluminaba como por arte de magia.

    Ben tena seis meses, el pelito negro y rizado, unos enormes ojos castaos que le derretan el corazn y dos hoyitos en las mejillas. Sus facciones eran redondeadas, pero se pareca mucho a su padre en el pelo, el color de la piel y los ojos, tena que admitir Susie con tristeza.

    Y no haba forma de negar que estaba hecha polvo. El da anterior, Leos la haba mirado con fra hostilidad. Su actitud le haba

    hecho dao. Pero, claro, Leos y ella no se haban separado como amigos y el dolor de aquella separacin impuesta permaneca, con ms fuerza cada vez que Susie miraba al hijo que adoraba.

    Ser una madre soltera no haba sido fcil. Su hermano David, que trabajaba fuera del pas, le permita vivir sin pagar alquiler en su apartamento. Sin su generosidad, habra tenido que vivir de la caridad. Tener a Ben en la guardera de Sistemas Devlin se llevaba la mitad de su sueldo. Y con lo que le quedaba no podra pagar el alquiler de un apartamento en Londres.

    Mientras iba en autobs a trabajar, Susie record incmoda la reaccin de Jayne a lo que haba visto en el vestbulo.

    -Vaya, veo que eres una chica llena de secretos -le haba espetado la rubia-. Por qu no me habas dicho que conocas personalmente a Leos Kiriakos?

    De modo que Susie le haba contado parte de la verdad, pero no toda. Aunque tena un ttulo de marketing, estaba trabajando como secretaria

    temporal cuando conoci a Leos Kiriakos. l estaba en Londres en viaje de negocios ySusie haba llegado a la habitacin de su hotel, orgullosa por tener la oportunidad detrabajar para un hombre tan conocido, y secretamente asustada. Para su sorpresa, se haba enamorado a primera vista de aquella sonrisa. En un segundo, Leos haba pasado de ser el intimidatorio y poderoso magnate griego a quien quera impresionar con su eficiencia, a ser simplemente el hombre de sus sueos.

    Y cuando Leos le haba pedido que fuera a cenar con l, Susie se haba sentido emocionada.

  • Vivieron seis semanas de felicidad... antes de que todo empezara a ir mal.Susie entr en el edificio de Sistemas Devlin y dej a Ben en la guardera del

    primer piso. Como siempre, separarse de l le parta el corazn. Y como todas las empleadas que hacan uso de la excelente guardera infantil, no dejaba de preguntarse si Leos Kiriakos mantendra aquel lujo o se deshara de ella.

    Cuando lleg a recepcin, Jayne coloc un papel frente a ella.-Parece que ya has empezado a escalar...-Qu es esto? -pregunt Susie, con el ceo fruncido.-Lo han enviado del departamento de Personal. Tienes una entrevista con Leos

    Kiriakos maana por la tarde -contest Jayne, sin disimular la envidia-. Parece que lodejaste impresionado la ltima vez que trabajaste con l...

  • CAPTULO 3

    Da 3: Mircoles.

    A las tres menos diez, Susie se present en el ltimo piso, en el que estaban las oficinas del presidente, vestida con un traje de chaqueta verde oscuro, los rizos pelirrojos sujetos en una coleta, los ojos color esmeralda sin brillo, la palidez marcando sus delicadas facciones.

    Llevaba dos noches seguidas sin dormir. Haba estado dando vueltas y vueltas en la cama, pensando si Leos sabra que

    ella tena un hijo. Leos, que una vez haba declarado tener un amigo atrapado para siempre por una buscavidas que se haba quedado embarazada a propsito.

    Habra mirado Leos el archivo de personal? Si fuera as, se habra enterado de que Susie haba dado a luz un nio prematuro, ocho meses despus de que ellos rompieran.

    En el papel que Jayne le haba dado deca que se presentara directamente en el despacho del presidente de la empresa y, nerviosa, llam a la puerta antes de entrar.

    Leos estaba al telfono, su duro y marcado perfil muy serio. l le indic que se sentara en la silla que haba frente a su mesa mientras segua hablando. Susie obedeci, manteniendo las manos en el regazo para disimular que estaba temblando. Intentaba recordar lo que era el lenguaje corporal defensivo, porque estaba segura de que Leos lo conoca y no quera darle pistas. Mientras lo miraba, un dolor en el corazn que era casi insoportable la mantena tensa.

    Leos Kiriakos la haba reemplazado por otra mujer sin decrselo. Pero, claro, haba circunstancias importantes para justificar su comportamiento. Y la verdad era que Susie an no haba podido olvidar su aventura con l. Jams la olvidara.

    -Perdona -se disculp l despus de colgar, levantndose para pasear por el despacho con la energa que lo caracterizaba-. Deja de mirarme como un ratn asustado, Susie. No te he pedido que vengas a mi despacho para pegarte ni para despedirte. Lo creas o no, puedo soportar que me abandonases sin comportarme como un hombre de las cavernas.

    Aquel era el mismo hombre que catorce meses antes le haba gritado: A m no me deja ninguna mujer?

    Cuando sus ojos se encontraron con los prodigiosos ojos castaos bajo dos rectas cejas oscuras, Susie se sinti hipnotizada, con el corazn acelerado, la menteen blanco...

    Afortunadamente, Leos segua hablando con aquel rico acento suyo que era como msica en sus odos.

  • -Necesito una ayudante personal para el prximo mes -estaba diciendo, mientras se acercaba a la ventana con movimientos grciles como los de un tigre-. Teres rpida e inteligente y no me irritas con preguntas estpidas. Cuando me vaya deaqu, sers ayudante ejecutiva del equipo de direccin.

    Desconcertada por esas palabras, Susie se apoy en el respaldo de la silla. Estaba claro que haba reaccionado de forma exagerada ante la llegada de Leos, confundiendo su natural sorpresa al verla con hostilidad.

    -Ayudante personal? -repiti.Leos mencion un salario que hizo que le diera vueltas la cabeza y despus mir

    su reloj de oro con gesto impaciente.-Si quieres el puesto, es tuyo. Empiezas maana. Hablaremos ms tarde sobre

    cules sern tus obligaciones porque ahora mismo tengo prisa.-Lo acepto... -se escuch decir Susie a s misma, aunque su fra indiferencia,

    despus de lo que haban sido el uno para el otro, era para ella como un cuchillo.

  • CAPTULO 4

    Da 4: Jueves por la maana.

    Leos estaba presidiendo un consejo de administracin cuando Susie entr en laplanta de presidencia.

    Nerviosa como una gata sobre un tejado caliente, pas algn tiempo organizando el pequeo despacho que le haba sido asignado hasta que, por fin, son el telfono y fue requerida en la sala de juntas.

    Leos Kiriakos se puso de pie y todos los ejecutivos imitaron el gesto de cortesa, provocando un estruendo de sillas contra el suelo.

    -La seorita Marshall tiene una licenciatura en marketing y adems habla francs y espaol -dijo Leos, desconcertando a Susie con tal presentacin-. Alguienpuede decirme qu estaba haciendo en la recepcin?

    Sorprendidos, los miembros del consejo de administracin se miraron unos a otros sin saber qu contestar.

    -Una empresa que falla colocando al personal ms prometedor en puestos de importancia es una empresa que pierde dinero -sigui Leos-. Y tambin he tomado nota del hecho de que no haya mujeres en puestos directivos, algo sorprendente en una empresa de este tamao.

    Dejando aquel comentario colgando en el aire, Leos dio por terminada la reunin. Y, de repente, Susie entendi que no haba nada personal en la decisin de ascenderla de categora. Simplemente, la haba usado como ejemplo para su sermn sobre igualdad de oportunidades en la empresa. Una confusa mezcla de admiracin, dolor y resentimiento la asalt entonces.

    Leos, el colmo de la masculina sofisticacin con un soberbio traje gris de raya diplomtica, acompa a Susie a su despacho.

    -Veo que ests muy interesado en la posicin que ocupan tus empleadas -murmur ella, incmoda.

    -El ao pasado, Sistemas Devlin tuvo que resolver dos querellas por discriminacin sexual fuera de los tribunales. Y no estoy dispuesto a que haya una tercera.

    -Cre que no aprobabas que las mujeres trabajasen.Leos levant una ceja.-T fuiste la primera mujer trabajadora que me llev a la cama y solas estar

    siempre ocupada cuando te necesitaba -afirm, mirndola de arriba abajo-. Lo que busco para mi propia satisfaccin en la vida privada no tiene relacin con mis opiniones como presidente de una empresa.

  • Susie se ruboriz ante la ruda clarificacin y tuvo que apartar la mirada, lamentando su propio comentario. Solo haba trabajado para Leos durante tres das antes de que empezara su apasionada aventura y haba sido ella quien tom la decisin de pedir el traslado a otra sucursal.

    -Tengo una larga lista de tareas para ti -continu Leos un segundo despus, sin que, aparentemente, el pesado silencio lo molestara en absoluto.

    Pero eso no deba pillarla por sorpresa. Susie saba que Leos Kiriakos no tena un gramo de sensibilidad en todo su cuerpo y estaba dejando claro que ella no haba sido ms que un simple revolcn. A pesar de todo, Susie sinti un nudo en la garganta.

    Leos le dio entonces una cinta de audio.-Todo est aqu. Primero, tienes que enviar las invitaciones para la fiesta.

    Despus, puedes pasarte por Tiffanys y elegir una pulsera para Brigitte. Yo escribir la tarjeta...

    Con un terrible sentimiento de humillacin y dolor, ella levant la cabeza, con los ojos verdes brillantes de indignacin.

    -Me ests pidiendo que elija joyas para una amante? -exclam, tirando la cinta sobre la mesa.

    -Yo no...-A eso lo llamas trabajar? Yo lo llamo venganza. Vete al infierno, Leos!

    -exclam Susie. l la estudi con expresin incrdula-. Te odio. Te odio con todo mi corazn. T eres el mayor error que he cometido en toda mi vida.

    Despus de aquella amarga declaracin, Susie sali del despacho...

  • CAPTULO 5

    Da 4: Jueves por la tarde

    Una hora ms tarde, las tumultuosas emociones de Susie se calmaron lo suficiente como para sentirse horrorizada por su comportamiento.

    Haba pasado diez minutos llorando en el almacn, veinte minutos intentando recuperar la compostura y los consiguientes treinta minutos abrazando a Ben en la guardera.

    Ben, cuyo confort y seguridad dependan de su xito en el mundo laboral. Ben, cuya madre acababa de perder tontamente la cabeza y se haba puesto a gritar como una fiera a un hombre monstruoso e insensible. Ben, cuya madre tendra que verse obligada a pedir perdn. Por l.

    De nuevo en el ltimo piso del edificio, Susie llam a la puerta del despacho de Leos con mano temblorosa. Furiosa consigo misma, respir profundamente para darse valor antes de entrar.

    Apoyado en el respaldo de su silln, Leos la mir de arriba abajo, su expresin era indescifrable.

    -Te debo una disculpa. No s qu me ha pasado -dijo Susie, intentando leer los pensamientos del hombre.

    -Pues yo s me imagino qu te ha pasado.-Naturalmente, estoy dispuesta a llevar a cabo las actividades que conlleve mi

    puesto -sigui diciendo ella apresuradamente para evitar que Leos diera su opinin sobre qu era lo que haba despertado su ira.

    -Eso incluye ir de compras para la mujer que hay en este momento en mi vida?-pregunt l con voz de terciopelo.

    Susie sinti un estremecimiento y tuvo que apretar los puos para calmarse. No discuti, pero tampoco consigui decir que estaba de acuerdo.

    -Y pensar que mientras estbamos juntos, nunca me di cuenta de que tenas ese temperamento -aadi Leos, mirndola con los ojos entrecerrados-. Te has puesto histrica, Susie.

    -Y ofensiva, lo s. Lo siento -dijo ella-. No volver a pasar.-Brigitte es la mujer de mi hermano. Y la fiesta es para celebrar su

    cumpleaos -explic Leos entonces. Susie se puso colorada hasta la raz del cabello, pero se senta tan aliviada al

    or aquello, que el alivio fue ms fuerte que la vergenza. Involuntariamente, sus ojos se encontraron. La apasionada boca del hombre se curv en una lenta y displicente sonrisa y Susie perdi toda la fuerza de voluntad, permitiendo que unos recuerdos muy turbadores salieran a la superficie.

    Recuerdos de Leos besndola con ansia, excitndola, hacindola perder el

  • control. El calor la consuma por completo. Ella temblaba, con el corazn acelerado, el pulso aumentando de ritmo, mientras su traidor cuerpo responda como siempre haba respondido ante la potente sexualidad de aquel hombre...

    Y entonces record a la furiosa y semidesnuda rubia que haba encontrado en su apartamento catorce meses atrs. Haba sido culpa suya, por ir a casa de Leos sinavisar, usando por fin la llave que l le haba dado, deseando darle una agradable sorpresa y... fracasando miserablemente en el intento.

    Afortunadamente, Leos ya se haba marchado, pero la rubia explosiva no haba tenido tiempo de vestirse.

    Aquel humillante recuerdo sirvi para enfriar el calor sensual que Leos despertaba en ella.

    -Susie? -escuch la fra voz del hombre.Susie tuvo que hacer un esfuerzo para apartar la mirada.-Sigo trabajando para ti?-La cinta est en tu despacho, junto con la agenda. Hay una pila de

    correspondencia de la que tambin tendrs que encargarte. Estar fuera de la oficina hasta el lunes...

  • CAPTULO 6

    Da 5: Viernes

    Susie fue a trabajar, recordndose a s misma que Leos seguira en Sistemas Devlin solo durante tres semanas ms. Ya casi haba pasado una semana y l segua sin tener ni idea de que tena un hijo.

    Por qu iba a enterarse? Quin iba a contrselo?El da anterior, Susie haba escuchado la cinta una y otra vez solo para

    escuchar la rica voz de bartono de Leos, con su fuerte acento griego. Se enter as de que acababa de comprar una casa en Londres donde ella tendra que organizar la fiesta. La empresa de catering estaba contratada, pero Susie tena que encargarse de todos los detalles.

    Lo que no entenda era por qu el eficiente secretario de Leos, Stamatis, no seestaba encargando de esos asuntos domsticos. La confusin y sorpresa de Susie inevitablemente la llevaban de vuelta dieciocho meses atrs.

    Se haba enamorado de Leos Kiriakos como una cra y no le haba importado quel se convirtiera en su primer amante. Saba que Leos tena reputacin de mujeriego.

    Atractivo, millonario y un hombre de xito a los veintinueve aos, Leos Kiriakostena el mundo a sus pies. Pero lo que a Susie le dola era verse obligada a reconocer que no poda culpar solo a Leos de que se hubiera cansado de ella...

    Un par de semanas despus de que empezara su mgico romance, la madre de Susie haba muerto repentinamente y Leos la haba consolado de todas las formas posibles. Sin embargo, ella haba cambiado de actitud completamente. Qu hombre hubiera querido seguir soportando sus problemas despus de un par de semanas?

    Naturalmente, Leos se haba hartado de ella, pero su dependencia haba hecho difcil que fuera l quien la abandonara. De modo que Leos haba dejado que la relacin se echara a perder, sin duda esperando que ella entendera el mensaje.

    Desgraciadamente, record Susie volviendo de nuevo al presente con los ojos llenos de lgrimas, mientras le daba de comer a Ben en la guardera, el primer y nico mensaje que recibi haba sido la rubia semidesnuda.

    Cortar con Leos por telfono aquel mismo da haba sido un penoso intento de salvar su orgullo. Ni siquiera haba mencionado su humillante encuentro con la rubia que la haba reemplazado.

    Unas horas ms tarde, una elegante y pizpireta morena entr en el despacho de Susie.

    -Soy Alisha James. Llama a Leos de mi parte y dile que, al final, estoy libre este fin de semana -sonri la joven-. Y dile que tengo unas ideas maravillosas para su dormitorio!

  • Susie se puso colorada, pero intent mantener la sonrisa.-Me temo que solo tengo acceso a su buzn de voz. No s dnde est el seor

    Kiriakos, pero intentar averiguarlo.Alisha rio alegremente.-No hace falta. Cuando Leos reciba el mensaje, y no te atrevas a cambiar ni

    una sola palabra, sabr donde puede encontrarme.Cuando la morena desapareci, Susie marc el telfono de Leos, odindolo y

    odiando la posicin en la que la haba puesto. Grab el mensaje de Alisha, o ms bien su provocativa invitacin, y entonces unos celos tormentosos y humillantes la envolvieron mientras deca con alegra fingida:

    -Que pases un buen fin de semana!

  • CAPTULO 7

    Da 8: Lunes por la maana

    Susie haba pasado el fin de semana atormentada por la idea de lo que Leos poda estar haciendo con Alisha James.

    Avergonzada por las emociones que le haban impedido dormir y completamente exhausta, cuando lleg a la oficina estaba muy enfadada consigo misma. A muchas mujeres les rompan el corazn y seguan adelante con sus vidas. Leos le estaba dando una excelente oportunidad profesional. Y eso era lo nico que debera interesarla.

    Cuando entr en su despacho, se qued perpleja al ver a Leos esperndola. Con un soberbio traje de color gris oscuro, el rostro impertrrito, el presidente de Sistemas Devlin clav sus ojos oscuros en ella.

    -Ocurre algo? -pregunt Susie.-Thee mou... puedes dar gracias a que durante estos dos das he conseguido

    calmarme -contest Leos, con la mandbula apretada, mirndola de arriba abajo-. Cmo te atreves a dejarme tal mensaje? Esa estupidez de Alisha coronada por tu insultante comentario!

    Aunque estaba claro que a Leos no le haba hecho ninguna gracia el provocativo mensaje que ella se haba limitado a repetir, Susie no poda comprender cmo desearle un buen fin de semana poda haber adquirido la categora de insulto.

    -No te entiendo.-No me entiendes? -repiti l, furioso-. De verdad crees que no puedo

    reconocer los celos cuando los veo?Susie se puso colorada hasta la raz del cabello. Era demasiado sincera como

    para mentir y se senta tan mortificada que no poda soportar el escrutinio del hombre. Leos deba pensar que, o ella era una neurtica posesiva o segua locamente enamorada de l.

    Quiz, si Leos no le hubiera hecho tanto dao, o si ella no hubiera tenido a su hijo, podra portarse de forma fra y olvidar el pasado. Pero con el recuerdo de Ben siempre presente, su aventura con l segua siendo un acontecimiento crucial en su vida, aunque no lo fuera para Leos.

    Sin aviso, l abandon la actitud amenazadora y tom su mano, desconcertndola con aquel cambio de humor.

    -Susie... no quera decir eso. Lo siento.Ella mir la mano grande y morena que apretaba la suya, atrada por el calor y

    ternura del gesto, pero sin dejar de lado los recuerdos que la atormentaban.-No pasa nada.

  • -Por qu no comemos juntos y aclaramos las cosas entre nosotros? -sugiri Leos entonces.

    Comer? Consciente de la proximidad del poderoso cuerpo del hombre, Susie sinti un estremecimiento, una sensacin entre el rencor y el anhelo. Si todo fuera tan sencillo... pens, dolorida. Si pudieran portarse como personas normales y civilizadas. Evidentemente, l era capaz de hacerlo, pero lamentablemente ella no.

    -No hay razn para que seamos enemigos -continu Leos.De verdad? Por un loco instante, Susie hubiera querido gritarle a la cara que

    l se haba acostado con otra mujer mientras ella segua creyendo que la quera. Y an no lo haba perdonado.-Lo siento... -Susie solt su mano y dio un paso atrs, exhausta y confusa-. Yo

    me sentir ms cmoda si la nuestra es simplemente una relacin profesional.Los ojos del hombre se clavaron en los ojos color esmeralda. El silencio se hizo

    espeso. Leos inclin la oscura cabeza en un gesto de cortesa y sali del despacho...

  • CAPTULO 8

    Da 8: Lunes a medioda

    Medio dormida, Susie alarg una mano y toc algo peludo y poco familiar. Cuando extendi los dedos, not que era algo fro... cuero?

    Susie abri los ojos, desconcertada, y se encontr con una vista sorprendente del despacho de Leos.

    Un segundo despus, lo vio a l, todo garbo y elegancia.Susie se sent en el sof de cuero, abrigada por la manta de piel en la que

    segua envuelta.-Pero qu hago...?Leos se encogi de hombros.-Te encontr dormida sobre tu mesa antes de comer. Intent despertarte,

    pero estabas completamente agotada...-Deberas haberme despertado! -exclam ella, sacudiendo la cabeza. Una

    cascada de rizos pelirrojos cay entonces sobre sus hombros. Susie se apart la manta y baj los pies al suelo para buscar sus zapatos-. Por favor! Por qu me has trado aqu?

    Leos frunci el ceo.-Y dnde podras dormir mejor que aqu?-Pero tienes que haberme trado en brazos... -protest Susie-. Quin se ha

    enterado?-Nadie. Te traje aqu sin que me viera una sola alma -contest Leos con una de

    aquellas carismticas sonrisas que la dejaban sin aliento-. Susie, esta maana tenas aspecto de no haber descansado nada.

    -Da igual -protest ella. Intentando apartarse del poder magntico de su mirada, Susie se pas los dedos por el pelo-. Estoy hecha un asco...

    -A m me gusta tu pelo suelto... como solas llevarlo -dijo Leos, acercndose-. Es muy bonito. Muy natural. Puedo ver las mechas, los diversos tonos de rojo...

    La proximidad del hombre haca que se le pusiera la piel de gallina. Tena la boca seca y el corazn acelerado. El ambiente estaba cargado de tensin. Susie sinti un estremecimiento, pero no se movi. Tomada por sorpresa, medio dormida, no haba levantado las barreras y no poda resistir la fuerza de su atraccin ni su propio deseo de que la tocara... por ltima vez.

    Leos puso las manos sobre sus hombros.-No me dedico a acosar sexualmente a mis empleadas. As que t eliges si

    quieres marcharte o no...Susie trag saliva.

  • -Yo...-Pero si no te vas ahora, no hay marcha atrs -le advirti Leos con voz ronca.Cuando Susie mir los brillantes ojos del hombre, se dijo que tena que ser un

    sueo, un sueo del que no quera despertarse. l la tom por la cintura para apretarla contra su cuerpo. No ests soando, Susie. Ests bien despierta, le decauna vocecita.

    Sin embargo, se oy decir a s misma:-Solo un beso...Leos enred los dedos en su pelo, con un brillo de satisfaccin en los ojos

    mientras admiraba el rostro femenino.-Ests regateando conmigo... o contigo misma?No esper una respuesta y, mientras Susie intentaba luchar contra s misma, l

    puso su experta boca sobre los labios femeninos. En aquel momento, debilitada por el anhelo, Susie se sinti como una polilla

    frente a una llama. Y Leos no la decepcion.Se quemaba de excitacin y alegra, deseando, necesitando tocarlo, cerrar los

    dedos sobre su espeso y sedoso pelo, acariciar su arrogante cabeza oscura, poner las manos en sus pmulos altos, apretarlo con fuerza contra su pecho.

    Abrazarlo con fuerza para no soltarlo jams...Leos levant la cara.-Son casi las seis. Cenaremos juntos... y hablaremos.-Casi las seis? -exclam Susie, horrorizada, corriendo hacia la puerta. La guardera cerraba a las cinco y media y llegaba tarde para buscar a Ben!

  • CAPTULO 9

    Da 8: Lunes por la tarde

    De vuelta en casa, a salvo, Susie acababa de poner a Ben en la cuna cuando son el timbre.

    Cuando vio a Leos por la mirilla, el pnico encogi su corazn. Demasiado tarde se dio cuenta de que salir corriendo sin darle una explicacin haba sido una estupidez ms grande que besarlo de nuevo. Recordndose a s misma que Ben raramente se mova despus de quedarse dormido, Susie abri la puerta.

    -Por qu has salido corriendo de esa forma? -demand Leos con expresin tensa.

    Con la cara ardiendo y las conflictivas emociones angustindola, Susie pas al saln delante de l.

    -Por... vergenza, por remordimientos...-No tienes que sentir nada de eso -la interrumpi Leos, tomndola por los

    hombros para obligarla a mirarlo-. Quiero volver contigo, Susie.La sorpresa la dej inmvil.Con un suspiro de agotamiento, l levant una mano y suavemente pas un dedo

    por su labio inferior.-Por qu pareces tan sorprendida? T deberas saber que no me gusta jugar.

    Lo que ves es lo que hay...-En serio?La pregunta le sali a Susie del corazn. Pero se dio la vuelta, sus sentidos

    alterados por la proximidad del hombre y la mente un ocano revuelto de cuestiones.-Alisha James sabe que ests aqu?Leos dej escapar una maldicin en griego.-Dnde vaya o deje de ir no tiene nada que ver con mi decoradora.-T... qu?-Alisha est decorando mi nueva casa.Susie se sinti avergonzada por haber vuelto a meter la pata. Aunque la

    morena aspiraba a tener una relacin mucho ms profunda con Leos, eso estaba claro.

    -Has vuelto a equivocarte -dijo l entonces con un brillo de humor en los ojos. Leos estudi la expresin de Susie-. Pero, qu ms da? Ahora mismo, la nica mujerque quiero en mi vida eres t...

    Una risita nerviosa escap de la garganta de Susie.-Eso ya me lo dijiste una vez.-No comprendo tu actitud. Fuiste t quien me dej -dijo entonces Leos

  • ponindose serio. Sus facciones haban recuperado la expresin poderosa y amenazadora-. Era una forma de llamar mi atencin? Esperabas que saliera corriendo detrs de ti para obligarte a cambiar de opinin?

    -No...-S que estabas pasando un mal momento por la muerte de tu madre, pero

    cerraste la puerta a lo que haba entre nosotros, como si no significara nada para ti. Necesito que me expliques por qu hiciste eso.

    Susie abri los ojos de par en par. Leos pareca tan sincero... Posiblemente, ni siquiera saba que haba encontrado a la rubia en su apartamento. Pero l era un hombre inteligente, tena que haber sospechado que haba descubierto su infidelidad.

    -Por qu me haces esto? -pregunt, levantando la barbilla-. Por qu te haces el inocente? Es que pensabas que no me enterara?

    -Enterarte... de qu? -suspir Leos, frustrado.-De que me estabas engaando. T lo sabes muy bien!La fabulosa estructura sea del hombre se tens inmediatamente.-Eso es mentira...-Por favor, Leos -lo interrumpi ella-. Us la llave que me diste para entrar en

    tu apartamento y vi a una rubia de metro ochenta saliendo de tu dormitorio en ropa interior!

    Susie reconoci el preciso momento en que l entenda de qu estaba hablando porque una palidez cadavrica cubri sus facciones bronceadas.

    Leos murmur algo en griego y, dndose la vuelta, sali del saln.-Me voy! Si me quedo, dira algo de lo que ms tarde podra arrepentirme!

  • CAPTULO 10

    Da 9: Martes por la maana

    Leos llam a Susie a las nueve y media de la maana.-No llegar a la oficina hasta ms tarde. Solo llamo para decirte que no hagas

    planes para el mircoles por la noche...-Por qu?-Porque es el da de la fiesta de cumpleaos de Brigitte. T sers mi anfitriona

    -le inform Leos con tono humorstico-. Y no puedes elegir, Susie. Quiero que ests all.

    -Pero yo preferira...-Eres mi ayudante personal y esta es una peticin razonable. Si quieres que

    mantengamos una relacin profesional, empieza a tratarme como tu jefe.Ante el serio recordatorio de quin era, Susie se puso colorada. Se senta

    seriamente tentada de dejar caer la cabeza sobre la mesa y ponerse a llorar. La noche anterior por fin se haba enfrentado con los fantasmas del pasado y

    haba descubierto algo aterrador. Estar cerca de Leos la destrozaba porque segua enamorada de l. Y saber que Leos deseaba volver con ella era ms de lo que poda soportar.

    Una segunda oportunidad, le deca una vocecita loca, avergonzndola e irritndola. Porque, qu poda ser ms imposible que sus particulares circunstancias?

    Leos Kiriakos no tena la menor idea de que haba tenido un hijo suyo. Se haban separado antes de que ella supiera que estaba embarazada. Y haba algo peor,el embarazo haba sido, en realidad, culpa suya. Susie estaba triste por la muerte desu madre y haba olvidado dos veces tomar la pldora anticonceptiva.

    Leos la haba llevado a Pars creyendo que un romntico fin de semana en la ciudad del Sena podra secar sus lgrimas y alegrarle la vida. Y, aunque no disip su tristeza, al menos haba pasado la noche en sus brazos. Ben haba sido concebido en Pars.

    Durante la hora del almuerzo, Ben y ella haban ido corriendo de compras. Como siempre, era una lucha mover el carrito entre la gente, pero al nio le encantaba salir de paseo. De vuelta en el edificio de Sistemas Devlin, Susie se dirigi a la guardera.

    Y cuando vio a Leos de pie frente a los ascensores, era demasiado tarde para hacer nada ms que pasar a su lado, saludndolo absurdamente con la cabeza. Leos se qued atnito al verla empujando un carrito de nio y Susie palideci. El tiempo pasaba tan despacio... los ascensores parecan no llegar nunca. Por fin, se abrieron

  • las puertas de uno de ellos, pero Leos segua mirndola. Vio por el rabillo del ojo que Leos vacilaba antes de dar un paso hacia ella.

    -De dnde has sacado a ese nio?El corazn de Susie amenazaba con saltar de su pecho y tena un nudo en la

    garganta que le impeda respirar.-De la guardera...-Qu guardera?-Sistemas Devlin tiene una guardera...-En serio? -murmur Leos, frunciendo el ceo-. Pues no s por qu nadie me lo

    ha dicho. -Est al lado de la cafetera. Supongo que pensaran que no estabas interesado

    -susurr Susie, nerviosa.-Y de quin es el nio?Toda su vida pareci pasar frente a los ojos de Susie en ese momento.-Es... mo -consigui decir.Leos la estudi en silencio, perplejo. Y entonces sus ojos se oscurecieron.-Gracias por decrmelo! -exclam, con una furia increble.Y, sin decir otra palabra, entr en el ascensor.

  • CAPTULO 11

    Da 9: Martes por la tarde

    Cuando Susie lleg a la oficina, el telfono estaba sonando.Era Leos. -Quiero verte en mi despacho ahora mismo.Tensa de angustia, respir profundamente.Haba llegado el momento de la verdad, pens. Y si la furia de Leos unos

    minutos antes era una seal, poda temer lo que la esperaba. Podra haber peor manera de descubrir que era padre?

    l estaba frente a la ventana de su despacho con un vaso de whisky en la mano y, al orla entrar, se volvi, muy serio.

    -Por qu no me habas dicho que tenas un hijo?-Leos...-No crees que yo tena derecho a saberlo?-Era ms una cuestin de...-Dejaste que te besara, dejaste que pensara...Leos apret los labios con fuerza y despus se tom de un trago lo que

    quedaba de whisky.-Muy bien, ests sorprendido...-Qu esperabas? Voy detrs de ti como un cro y t me has dejado hacerlo,

    sabiendo lo que me estabas ocultando -exclam l, indignado-. Cmo poda yo saber que habas tenido un hijo desde la ltima vez que nos vimos? Ha pasado poco ms de un ao desde que estbamos juntos...

    Susie se puso rgida, pero las piernas le temblaban.-Ha sido una tontera, pero pens que podra mantener a Ben en secreto.Leos dej escapar un suspiro de irritacin.-Y t tienes cara de acusarme a m de infidelidad? Durante todo este tiempo,

    sabes lo que cre? Cre que me habas dejado porque no podas permitirte ser feliz, ni siquiera conmigo, mientras estabas de luto por tu...

    -Qu quieres decir? -lo interrumpi ella. Estaban dndole vueltas al asunto en lugar de centrarse en lo ms importante

    que era, por supuesto, Ben.-Y simplemente me dejaste porque habas conocido a otro hombre! La historia

    ms antigua del mundo, pero yo no me di cuenta.-Que conoc a otro hombre? -repiti Susie, confusa.-El padre de tu hijo. Dnde est ahora? Ya que vives en el apartamento de tu

    hermano, supongo que el padre del nio ha desaparecido.

  • Cuando Susie entendi por fin que Leos crea que ella lo haba engaado con otro hombre, la rabia y el desaliento la envolvieron por completo.

    -T crees que...?-Olvdalo! No quiero conocer los srdidos detalles -la interrumpi l,

    sirvindose otro vaso de whisky-. De hecho, ni siquiera s por qu he dicho que quera hablar contigo. En realidad, qu queda por decir?

    -T ya has dicho ms que suficiente! -exclam Susie, dolida y furiosa.Leos la mir, irnico.-Te daba miedo decirme que tenas un hijo. Admtelo...-Me niego a seguir con esta conversacin!-Muy bien. Tienes permiso para marcharte.Susie dio un paso hacia la puerta. Estaba temblando como una hoja.-Thee mou... Ahora ests intentando que me sienta culpable. Pero tu silencio es

    imperdonable, Susie. Me has engaado!-Como t me engaaste a m una vez! -replic ella-. Por qu va a importarme

    cmo te sientes?Despus de eso, Susie sali del despacho cerrando de un portazo.

  • CAPTULO 12

    Da 10: Mircoles

    A las nueve de la maana, Susie levant la mirada de la pantalla de su ordenador cuando Leos entr en su despacho y apoy la espalda en la puerta para cerrarla.

    Haba pasado toda la noche dicindose a s misma que odiaba a Leos Kiriakos. Cmo poda haber imaginado que su hijo era de otro hombre? Aquella era la nica posibilidad en la que Susie ni siquiera haba pensado.

    Y no era curioso que se hubiera encogido de hombros al saber que haba visto a la rubia medio desnuda en su apartamento? Esa era su idea de salirse por la tangente? Actuar como si la rubia nunca hubiera existido? Pues, desgraciadamente,ella tena muy buena memoria.

    Pero lo ms desafortunado era que, por mucha amargura y furia que Leos provocara en ella, segua dejndola sin aliento cada vez que lo vea.

    All, de pie frente a ella, tremendamente masculino, con un caro traje de chaqueta, el agresivo mentn tenso y los ojos castaos semicerrados, Leos exudaba una ligera pero perceptible sensacin de incomodidad que, inesperadamente, le tocaba el corazn.

    -Si tienes algo que decir, dilo -suspiro Susie.-Supongo que un hombre insensible y egosta se habra lanzado sobre el nio

    diciendo: Qu bien, es el nio ms guapo que he visto en mi vida!-Miraste siquiera a Ben?-No quera ni mirarlo... -contest l. Despus de decirlo, apret los dientes y

    abri las manos en seal de disculpa-. Perdona. No quera decir eso.-Se te ha escapado, no? Como t eres un hombre tan sensible... -murmur

    Susie, volvindose hacia el ordenador-. No te gustan mucho los nios, verdad?-Sin comentarios. Solo he venido para decirte que puedes tomarte la maana

    libre. Tienes que comprarte un vestido para el mircoles por la noche -dijo l entonces tranquilamente, poniendo una tarjeta de crdito sobre la mesa mientras mencionaba como por casualidad el nombre de un conocido diseador-. Tienes una cuenta de gastos, algo perfectamente legtimo...

    -Es una orden?-S -confirm Leos sin dudarlo-. Las apariencias lo son todo en mi mundo. Y no

    quiero que nadie te trate como si fueras una simple empleada.-Solo soy una empleada, Leos.-Durante cunto tiempo?Susie lo mir, sorprendida.

  • -Eso es una amenaza?-Deberas conocerme mejor -replic l, mirndola con exasperacin-. Llmalo

    como quieras, Susie. Cuando te miro, me duele y t sientes lo mismo...Susie tembl, furiosa, pero no saba con quin estaba ms enfadada: con ella

    misma por la vergonzosa debilidad que senta o con l por hacer tan arrogante comentario con toda tranquilidad.

    -La rubia tambin te haca sentir as?-Nunca...-Qu pena -Susie apart la mirada, rota por la sencilla palabra que, por fin,

    admita la cruel traicin de Leos Kiriakos-. No se puede dar marcha atrs al reloj. Nunca podra confiar en ti, Leos.

    El hombre se qued silencioso durante unos segundos. Su expresin era indescifrable.

    -Espero que se te d bien arrastrarte -murmur por fin, mientras abra la puerta.

    Arrastrarse? Ni por todo el oro del mundo, ni siquiera por un nuevo comienzo con el hombre del que segua estando enamorada.

    Pero era el momento de decirle la verdad sobre Ben, pens Susie, angustiada.Al final, Ben preguntara quin era su padre y esperara respuestas. Cmo

    poda permitir que Leos siguiera creyendo que Ben era hijo de otro hombre? Cmo haba podido imaginar alguna vez que podra mantener aquello en secreto para siempre cuando no era solo su secreto...?

  • CAPTULO 13

    Da 10: Mircoles por la tarde

    -Por la oficina corren los rumores ms increbles sobre ti y el jefe! -estaba diciendo Jayne, que miraba especulativamente a Susie y despus, sin molestarse en disimular, la caja con el logo de un famoso diseador que haba al lado de su escritorio-. Ten cuidado porque aqu se sabe todo y la gente est empezando a hablar.

    -De verdad? -pregunt Susie, sorprendida de que su problema hubiera adquirido, adems, otra dimensin. La de cotilleos en la oficina. Ojal hubiera escondido la caja del vestido, pens.

    -Leos Kiriakos se marchar de aqu, pero t tendrs que quedarte...-Qu dicen esos rumores?Jayne hizo una mueca.-Bueno, dicen que estuvisteis toda la tarde del lunes en su despacho sin salir

    una sola vez... y tambin dicen otras cosas que yo no me creo.-A qu te refieres? -Pues, bueno, ya sabes cmo es la gente. Dicen que Ben... bueno, como el nio

    tiene el pelito oscuro y la piel morena...-No digas ms -la interrumpi Susie, escondiendo la cabeza ante el

    desesperante acierto de aquel rumor.-El equipo de direccin est convencido de que Leos te ha dado este puesto

    para que los espes. Dicen que cuando ests con Leos Kiriakos, la puerta siempre est cerrada.

    Era absolutamente cierto y no precisamente lo ms habitual en las reuniones entre un empleado de su categora y un poderoso magnate de los negocios.

    Sintindose culpable y angustiada por todo ello y, sobre todo, por tener que decirle a Leos que Ben era su hijo, Susie tom el telfono y marc la extensin de sujefe en cuanto Jayne sali de su despacho.

    -Leos... tengo que hablar contigo, pero no quiero ir a tu despacho.-Por qu?-Me parece que nuestro comportamiento ha causado muchos rumores...-A m esas tonteras me dan igual -la interrumpi l con tono superior-. Y t

    tampoco deberas preocuparte.-Mira, tenemos que hablar de Ben...-No estoy preparado para eso... quiz no lo est nunca -dijo Leos entonces, con

    aparente firmeza.-No lo entiendes...

  • -Claro que lo entiendo. T y tu hijo sois un paquete. Puede que sea insensible, pero no soy idiota -volvi a interrumpirla l con frialdad-. Un coche ir a buscarte a casa esta tarde a las ocho.

    Despus de eso, Leos colg el telfono, dando la conversacin por terminada. Susie lanz un gemido de desesperacin. Por qu estaba tan seguro de que poda conseguirla otra vez? Era tan evidente que segua enamorada de l?

    Y cmo se atreva a decir que estaba pensndose si podra soportar volver conella desde que saba que tena un hijo?

    Quince minutos despus, durante la hora de la comida, fue una sorpresa para Susie mirar por la ventana de la cocina de la guardera, donde estaba lavando el bibern de Ben, y ver a Leos hablando con la supervisora.

    Estaba mirando alrededor, como si buscara a un nio en especial, y Susie observ la evidente incomodidad de la mujer cuando seal a Ben. Leos dio un paso hacia el nio y apret los dientes, plido.

    Un minuto despus, sala de la guardera.

  • CAPTULO 14

    Da 10: Mircoles por la noche

    Habra descubierto Leos que Ben era su hijo? Era en lo nico que Susie poda pensar desde la hora de la comida. Leos se haba ido de la guardera y no haba vuelto al despacho en toda la tarde.

    A las ocho, Susie fue recogida en su apartamento por una limusina. Con el elegante vestido azul oscuro que haba elegido por la maana, debera sentirse encantada, pero estaba demasiado nerviosa.

    Leos la recibi en el magnfico vestbulo de su casa. Espectacular con el esmoquin, la mir de arriba abajo con admiracin y una brillante sonrisa ilumin sus atractivas facciones.

    -Quiero que conozcas a mi hermano Petros y a su mujer antes de que llegue el resto de los invitados.

    En aquel momento hubiera preferido hablar a solas con Leos, pero, obviamente,no eran ni el momento ni el sitio adecuados para hacer una confesin sobre Ben. Haba sido una tonta pensando que Leos habra descubierto la verdad solo con mirar al nio.

    Y la verdad era que no saba cmo iba a decirle a Leos que era hijo suyo.En ese momento, l puso una mano en su espalda.-Recuerdas a la rubia que sali de mi dormitorio el ao pasado?Susie se qued helada.-S... pero...-Brigitte, mi cuada, acababa de salir de una clnica despus de un aborto

    espontneo. Yo me fui a un hotel para que Petros y ella pudieran estar solos hasta que volvieran a Grecia -explic Leos entonces-. Supongo que mi hermano estara en la ducha cuando t llegaste...

    -Ests intentando convencerme de que...?Pero Susie no pudo seguir hablando porque acababan de llegar al saln de baile,

    donde una rubia muy alta estaba al lado de Petros Kiriakos, el hermano de Leos al que ella haba visto en fotografas.

    Leos estaba intentando convencerla de que la rubia medio desnuda era su cuada y ella se negaba a creerlo... pero la evidencia estaba justo frente a ella. Brigitte era la mujer que Susie haba visto en el apartamento de Leos y la miraba con cara de disculpa.

    -Volvemos a encontrarnos, Susie -sonri la joven, intentando disculparse-. Aquel da fui tan grosera contigo... Ni siquiera le cont a Petros que habas entrado en el apartamento. Y, por supuesto, tampoco se lo cont a Leos. No es excusa, pero

  • estaba destrozada en ese momento y cuando entraste... bueno, no s, perd la cabeza... me olvid completamente de que no era nuestro apartamento.

    -No pasa nada... lo comprendo. Por favor, no te preocupes -dijo Susie, sorprendida de que Leos hubiera dicho la verdad. Tragando saliva, le dio a Brigitte un paquetito envuelto en papel de regalo-. Feliz cumpleaos.

    Los invitados charlaban en grupos y los que llegaban eran una buena distraccin, pero Susie no hubiera podido mirar a Leos aunque su vida dependiera deello.

    Qu tal se te da arrastrarte?, le haba preguntado el da anterior. Cmo poda arrastrarse cuando el suelo se haba hundido bajo sus pies? A Susie le temblaban las piernas y su mundo pareca derrumbarse...

  • CAPTULO 15

    Da 11: Jueves por la maana

    Era poco despus de medianoche.Susie despidi a la canguro. Le quemaban los ojos y le dola la cabeza, pero las

    lgrimas se negaban a salir. Cuando los invitados de Leos empezaron a marcharse, ella haba salido de la casa sin que la vieran para tomar un taxi.

    -Siento mucho haberte juzgado mal -le haba dicho a Leos, sin mirarlo.-Eso es todo lo que tienes que decir? -le haba preguntado l.Susie estaba demasiado alterada como para dar ms explicaciones. Catorce

    meses antes, haba sido fcil pensar que l la haba traicionado. Incluso haba esperado que ocurriese. Estar locamente enamorada de un hombre que nunca mencionaba la palabra amor y que solo haca planes para veinticuatro horas ms tarde haba sido demasiado para ella despus de perder a su madre.

    Que Leos hubiera preferido a una preciosa rubia en lugar de una mujer llorosa y entristecida le pareca lgico en l. Haba credo que era un canalla, un desleal, un hombre sin convicciones morales. Pero no lo era. Y era ella la que estaba equivocada, muy equivocada.

    El timbre son en ese momento. Y Susie saba que era Leos. Fue entonces cuando sus ojos se llenaron de lgrimas. Lo quera tanto... Cmo poda haberse torcido todo de aquella forma?

    Con la camisa blanca medio desabrochada, mostrando un torso bronceado y muy masculino, el cabello negro despeinado y el mentn oscurecido por una sombra de barba, Leos pareca un pirata. Un pirata tremendamente sexy.

    -No s qu decir... -murmur Susie.Leos dej el paquete que llevaba sobre la mesita del pasillo y la tom en sus

    brazos, observando sus ojos llorosos con expresin de censura. Y entonces, sin previo aviso, empez a besarla con explosiva pasin, aplastando sus labios bajo los del una y otra vez, hasta que Susie se colg de su cuello, estremecida, con los sentidos alerta, el corazn latiendo a toda velocidad, la mente vaca... Levantando la orgullosa cabeza oscura, Leos sonri como un lobo antes de tomarla en brazos.

    Pero no la llev al dormitorio. La dej sobre el sof y volvi a aparecer unos segundos despus con el paquete que haba dejado en el pasillo.

    -Qu... es esto?-Es para Ben.-Para Ben? -repiti ella, sorprendida.-Lo he visto hoy en la guardera -dijo l, sin mirarla directamente a los ojos-.

    Me sonri... Pareca tan frgil. No voy a decir que es el nio ms guapo que he visto

  • en mi vida, pero probablemente es el primer nio al que he mirado de verdad.Temblando, Susie sac un conejito de terciopelo del paquete y se le hizo un

    nudo en la garganta.-Gracias -consigui decir.-Yo tena uno parecido cuando era pequeo... -murmur Leos.La vergenza y la culpa invadieron a Susie, hacindola sentir como un gusano.-Leos... Ben... Ben tiene seis meses.l sigui mirndola sin decir nada.-Ben es tu hijo -murmur entonces Susie-. No ha habido otro hombre. Me

    qued embarazada en Pars.Con el corazn en un puo, observ cmo el hombre se tomaba aquella

    informacin. En sus ojos vio incredulidad, sorpresa, aceptacin, seguidas todas aquellas emociones por una dura condena.

    -Lo que acabas de decirme -empez a decir Leos con voz ronca- es imperdonable.

    Angustiada, Susie vio a Leos salir del saln y cerrar de un furioso portazo.

  • CAPTULO 16

    Da 11: Jueves por la tarde

    Unos minutos despus de la llegada de Leos a Sistemas Devlin, Susie fue llamada a su despacho.

    l la mir con ojos helados.-Por qu has venido hoy a trabajar? Ests loca?Loca? Como la mayora de la gente, que responde a una crisis aferrndose a la

    rutina, a Susie ni siquiera se le haba ocurrido la idea de quedarse en casa.-Yo... pues...-Es que crees que quiero ver a mi hijo por primera vez en la guardera de la

    empresa? -la mirada hostil del hombre encenda sus facciones-. Ve abajo y saca a mi hijo de aqu. Despus, entra en el coche que est esperando en la puerta y llvate a Ben a mi casa.

    Angustiada por su hostilidad, Susie asinti. Debera haber pensado que Leos querra conocer a Ben. Pero solo cuando l le haba dado el conejito de terciopelo, significando su deseo de aceptar a un nio que l crea engendrado por otro hombre,Susie se haba dado cuenta de lo fuertes que podran ser los sentimientos de Leos por su propio hijo.

    -T habas decidido que me haba acostado con otra mujer y te vengaste negndome el derecho de conocer a mi hijo -la conden Leos entonces.

    -Rompimos mucho antes de que supiera que estaba embarazada -protest Susie-. No recuerdas que solas hablar de aquel amigo tuyo, segn t atrapado poruna buscavidas que se haba quedado embarazada?

    -No intentes justificarte de ese modo. El hijo de esa mujer podra ser de una docena de padres. Lo nuestro era muy diferente... o, al menos, yo cre que lo era...

    Susie se puso colorada.-Pero yo cre que t me acusaras de querer atraparte porque eres rico... No

    quera que me pusieras la etiqueta de buscavidas!-Estoy esperando tu dimisin -dijo Leos entonces, como si no hubiera hablado.

    Decidido, aparentemente, a no permitir que se defendiera.-Y encima me despides?-Solo estoy protegiendo a la madre de mi hijo para que no siga ensuciando su

    reputacin y la ma.-Ayer me dijiste que te daba igual lo que pensara la gente...-En cuanto entr en este edificio deberas haberme dicho que tenas un hijo y

    que era mo! Deberas... -Leos dej escapar una risa amarga- deberas habrmelo dicho cuando descubriste que estabas embarazada. Yo no te habra dejado sola

  • cuidando de mi hijo...-Aunque fuera culpa ma que se engendrara?-Soy lo suficientemente mayorcito como para saber que haciendo el amor

    nacen nios. Y que, a veces, ese particular evento creativo est fuera de nuestro control.

    Susie se sinti como un gusano. Y era l quien la haca sentirse as. Lo haba juzgado mal, se haba equivocado tomando decisiones, haba asumido lo peor, se haba rendido a sus pesimistas expectativas.

    Intentando contener las lgrimas que amenazaban con asomar y con un nudo enla garganta, reuni fuerzas para hacerle la pregunta definitiva:

    -Entonces... si hubiera acudido a ti hace un ao dicindote que estaba embarazada, qu habras hecho?

    Los hermosos ojos del hombre la cortaron como cuchillos.-Hubiera dicho que era el destino... y me habra casado contigo.-Debe de ser muy fcil ser perfecto y saberlo siempre todo... cuando las cosas

    ya han ocurrido. Susie sali del despacho entonces, sintiendo que l haba desgarrado su

    corazn.

  • CAPTULO 17

    Da 11: Jueves por la tarde

    Leos se habra casado con ella.Pero no haba mencionado la palabra amor. Sin duda la habra hecho sentir

    terriblemente mal si se hubiera casado con l, se deca a s misma. Sin duda los dos habran sido infelices. l no la amaba entonces y un ao despus, incluso su respeto por ella haba desaparecido.

    -Parece muy listo... -estaba diciendo Leos, observando a su hijo de seis meses rer mientras buscaba bajo el almohadn el conejito de terciopelo que su padre intentaba esconderle.

    -Ya -murmur Susie, sentada muy rgida en el saln de la casa de Leos, estudiando al hombre y al nio, el pelo negro, la piel dorada, los ojos oscuros que delataban el parentesco.

    l llevaba una hora haciendo preguntas sobre su hijo. Lo que le gustaba, lo que no le gustaba, cmo dorma, cmo haba sido el parto, si era grande o pequeo comparado con otros nios de su edad, si era inteligente comparado con otros nios de su edad...

    Para ser un hombre que no saba nada sobre nios pareca saberlo todo, incluyendo el hecho de que Ben haba sido prematuro.

    Por qu no se haba dado cuenta de que l podra ser el tipo de hombre dispuesto a ponerse de rodillas en la alfombra para hacer el avin o el caballo, aunque llevara un traje italiano que costaba miles de libras? Leos no dejaba de mirara Ben con una expresin de sorpresa y orgullo en el rostro. Aparentemente, descubrir que era padre haba sido una fuente de alegra para Leos Kiriakos.

    -Se est quedando dormido -murmur el hombre, cuando Ben abri la boquita para bostezar, mostrando el principio de un diente.

    -Es la hora de su siesta.-Por qu no me lo habas dicho? -Dormirse un poquito ms tarde no le har dao. -Pero debera seguir con su rutina diaria ahora que est fuera de la guardera

    y que por fin puedes atenderlo...Susie lo mir, perpleja.-Siento mucho haber tenido que abandonar a mi hijo para hacer lo que hacen

    millones de mujeres: trabajar. Tena que ganarme la vida, sabes?-No seas irnica. No te culpo por ello. Solo quera decir que Ben estar

    encantado de tenerte con l todo el da.-Ests pensando reconocer al nio? -pregunt Susie, intentando que la

  • tormenta de sentimientos heridos y furiosos que haba en su interior se calmara.Leos levant a Ben de la alfombra y lo dej en el sof, colocando varios

    almohadones a cada lado del nio y comprobando que no poda caerse por ningn lado.El gesto hizo que Susie escondiera una sonrisa.

    -Evidentemente, vamos a casarnos. Ya he pedido una licencia especial y el matrimonio se celebrar lo antes posible.

    Leos le estaba ofreciendo hacer realidad todos sus sueos pasados y presentes, pero en aquel momento en lo nico que Susie poda pensar era en el terrible dolor que l le haba causado.

    -No me casara contigo aunque fueras el ltimo hombre de la tierra!

  • CAPTULO 18

    Da 12: Viernes por la maana.

    -No quiero que te cases conmigo por obligacin... entiendes? -mientras Susie hablaba con Leos por telfono, tena que ahogar los sollozos-. Y a esta hora del da no tengo ganas de hablar sobre el estigma con el que voy a cargar a tu hijo por ser una madre soltera!

    -Por qu te pones as? -pregunt Leos, que estaba siendo muy razonable.Susie colg el auricular, enfadada.Despus de dejar a Ben con su vecina, que sola cuidar del nio en las raras

    ocasiones que sala sin l, Susie se dirigi a Sistemas Devlin. Tena que limpiar su despacho. Esperaba que entrando en la oficina a la hora del almuerzo llamara menos la atencin.

    Leos se haba mostrado incrdulo cuando se neg a casarse con l. Insista en las necesidades de Ben pero, tristemente, Susie no haba escuchado ni una sola palabra que quisiera or.

    La incapacidad de Leos de perdonarla por el pasado y la negativa de ver la situacin bajo su punto de vista inevitablemente arruinara aquel matrimonio. No erasuficiente que lo amase. Necesitaba mucho ms.

    Susie acababa de limpiar su escritorio cuando Leos apareci en su despacho y se qued inmvil en la puerta. Nerviosa como siempre que estaba a su lado, tuvo que hacer un esfuerzo para recuperar la tranquilidad.

    Leos Kiriakos, alto, moreno, terriblemente sexy y testarudo como el acero esperaba una respuesta.

    -Nunca has odo mi versin de la historia -dijo Susie.-Qu quieres decir?-Lo que fue para m tener un romance, mi nico romance, con alguien como t

    -dijo ella entonces, mirando los ojos dorados del hombre-. T eres romntico y tierno, pero nunca me sent segura contigo... eras demasiado fro para eso, demasiado listo, incluso demasiado honesto como para hacerme creer que entre nosotros poda haber un compromiso que no estabas dispuesto a llevar a cabo...

    Leos frunci el ceo, tomado por sorpresa.-Susie...-Cuando vi a Brigitte en tu apartamento, yo ya estaba convencida de que te

    habas aburrido de m. No me dabas ninguna razn para creer que tenamos un futuro ms all de tu prxima llamada telefnica -sigui ella, temblorosa-. Y, sin embargo, sigues creyendo que debera haber ido corriendo a anunciarte que estaba

  • embarazada...-No crees que podra haber una gran diferencia entre lo que senta y lo que

    demostraba sentir? -pregunt entonces Leos, con las manos en los bolsillos del pantaln, sin poder disimular su nerviosismo.

    -No. Ni siquiera cuando me enviaste una tarjeta el da de los enamorados te molestaste en escribir esa palabra de cuatro letras que yo esperaba ver: amor. Eres un hombre fro y...

    Mientras hablaba, la tristeza se adueaba de su corazn.-Pero yo quiero casarme contigo, Susie...-No tienes que casarte conmigo por Ben -lo interrumpi ella. La emocin

    amenazaba con embargarla y tuvo que salir al pasillo.-Susie... -la llam Leos. Ella sigui caminando, con los ojos llenos de lgrimas-.

    Te quiero...Susie parpade, sorprendida.-Siempre te he querido -proclam Leos con voz ronca.Varias caras fascinadas aparecieron en el pasillo.Susie se dio la vuelta, confusa. Al encontrarse con la mirada del hombre, una

    mirada llena de vulnerabilidad, al leer la tensin en sus bronceadas facciones, vio quelo deca de corazn y una ola de felicidad la embarg.

    -Yo tambin te quiero...-Este pblico es suficiente para ti? -sonri l cuando los empleados

    empezaron a aplaudir, aunque parecan temer ser demasiado entusiastas.Leos dio un paso hacia ella y la tom en sus brazos.-El hombre fro se ha ido de vacaciones, Susie...

  • CAPTULO 19

    Da 12: Viernes por la tarde

    En la limusina, cuando iban a buscar a Ben, Leos la apret entre sus brazos como si quisiera soldarla a su duro torso. Despus de haberla besado hasta dejarla sin aliento, estaba mirndola con masculina sorpresa.

    -Yo cre que sabas lo que yo senta...-Y cmo iba a saberlo? Por transferencia del pensamiento?-Cuando estbamos juntos el ao pasado, podra haberte dicho que te quera la

    primera semana, pero decid que sera... bueno...-Mejor permanecer callado?-Ms sensato por el momento -sonri l, mirndola con aquellos ojos dorados

    llenos de admiracin-. Entonces perdiste a tu madre y yo sent que te haba perdido tambin...

    -Eso era lo que sentas? -pregunt Susie, sorprendida.-Me dejaste fuera de tu vida y yo no saba si volver a entrar a la fuerza o

    esperar... al final di un paso atrs y eso fue un error...Susie ahog un gemido.-Yo pens que estabas hartndote de m.-Me sent destrozado cuando me dejaste... bueno, por fin lo he dicho. Despus,

    esper un par de semanas e intent ponerme en contacto contigo, pero te habas cambiado de casa.

    -Dime, por qu pensaste que Ben no era hijo tuyo?-Porque, al principio, me pareci muy pequeo. Pens que era un par de meses

    menor de lo que es. Me volv loco durante unos das. Aunque, en realidad, estaba locode celos -admiti Leos por fin.

    Algo que llevaba desde el mircoles dando vueltas en la cabeza de Susie apareci de nuevo.

    -Stamatis abri la puerta de tu casa la noche de la fiesta. Por qu no se encarg l de organizarlo todo?

    Ante la referencia al mayordomo, Leos sonri, travieso.-An no sabes por qu, yinkeka mou? Tuve que inventarme un trabajo para ti!-Inventrtelo?-Eso de la ayudante personal solo era para estar cerca de ti. Si hubieras ido

    directamente al equipo de direccin, no habra tenido la oportunidad de verte a solas. En cuanto me recuper de la sorpresa de verte en Sistemas Devlin, decid que intentara volver a ganarme tu corazn...

  • Susie estaba transfigurada por lo que estaba oyendo.-Pero la entrevista... te mostraste tan impersonal.-Si me hubiera puesto personal... t habras salido corriendo -sonri l, antes

    de reclamar otro beso-. Tuve que convencerte de que te tratara como a una empleada, pero me temo que eso ha sido un reto imposible...

    -Para m tambin. No poda pensar en ti como jefe.-Me encantaba cuando te ponas celosa... pero cuando me dijiste que pasara un

    buen fin de semana con Alisha James, yo pens que estabas rindote de m.Haban llegado a su destino y la limusina estaba parada, pero Leos y Susie,

    perdidos en un nuevo abrazo, se dieron cuenta de eso diez minutos ms tarde. Corrieron para buscar a Ben y entre besos y abrazos le dijeron que era un nio maravilloso. Arropado por el amor de sus padres, Ben bostez y se qued dormido, mientras ellos se tomaban de la mano y soaban con un futuro juntos...

  • CAPTULO 20

    Da 16: Martes por la maana

    Cuatro das ms tarde, conseguida la licencia especial, Susie lleg a la iglesia para casarse con Leos Kiriakos.

    Su hermano, David, haba conseguido tomar un avin desde Oriente Medio a tiempo para ser el padrino. Brigitte se haba ofrecido voluntaria para ser la madrina y Petros era el testigo de Leos. Ben estaba sentado en su nuevo carrito de lujo y sonrea a todos sus admiradores.

    Con un traje de seda y encaje tan fino como una tela de araa, Susie caminaba por el pasillo de la iglesia con los ojos brillantes.

    No tena una sola duda en el corazn de que Leos la amaba. El fin de semana haba pasado volando en una locura de arreglos e

    instrucciones de ltima hora para la boda. Viviran en Londres y Corf, donde Leos tena otra casa. Pasaran la noche en la casa de Londres y al da siguiente volaran a la villa del Caribe. Haban decidido que el cumpleaos de Ben lo pasaran en Pars, conuna niera para poder estar solos de vez en cuando.

    Despus de recuperar a la mujer que amaba, Leos no poda dejar de hacer planes para el futuro.

    En aquel momento, observaba a Susie acercarse al altar con una sonrisa de felicidad que haca que su corazn latiera de alegra. Leos haba decidido que aquellavez todo sera diferente. El viernes por la noche haba tenido que hacer un esfuerzopara marcharse de su apartamento y Susie se haba sentido emocionada al or la explicacin.

    -La prxima vez que hagamos el amor, quiero que seas mi mujer, agape mou.El lunes por la noche, contenerse se convirti en el reto ms difcil con el que

    Leos haba tenido que enfrentarse en toda su vida. Incluso haba indicado que podraconvencerlo para que rompiera su voto. Pero Susie tuvo que salir corriendo para ir a buscar a su hermano al aeropuerto y la presin del tiempo haba sido ms fuerte quela tentacin.

    Cuando termin la ceremonia y salan de la iglesia, Leos la bes con fervor.-Cmo voy a poder soportar la sesin de fotografas y el largo banquete?-Porque eres un hombre fro, recuerdas? -rio ella, aunque estaba temblando

    entre sus brazos.Leos no poda apartar sus ojos de ella ni por un momento y a Susie le

    encantaba. Habra muchsimas fotografas de los dos mirndose a los ojos como dos cros y, en el banquete, era casi imposible separarlos. Cuando por fin se fueron los

  • invitados y Ben se haba quedado dormido en su nueva habitacin, la pareja de recincasados por fin entr en el dormitorio.

    Aunque maravillosamente amueblado, an no haba sido decorado del todo y Susie se qued sorprendida.

    -Le dije a Alisha que t te encargaras de esta habitacin -sonri Leos.-Cundo se lo dijiste? No sera ese fin de semana, cuando estabas tan

    enfadado conmigo?-Segua esperando que te casaras conmigo.El corazn de Susie se derriti.-No sabes cunto me alegro.-No pensaba perderte por segunda vez -murmur Leos, tirando de ella para

    aplastarla contra su pecho-. Te amo como nunca haba pensado que podra amar a nadie.

    Y ser amada de esa forma era lo mejor que podra haberle pasado, pensaba Susie, soadora, mientras se abandonaba a otro beso apasionado.

    Lynne Graham - El hijo del magnate griego (Harlequn by Mariquia)