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Los Transferencistas · lógica de una facción o secta religiosa. Pero sabemos muy bien que, en estos tiempos, casi todo lo que nos parezca sospechosamente “condescendiente”

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Los Transferencistas

exhibición

Lázaro Lacho MartínezReinier UsatorresIvette CedilloYosvel Hernández

Curaduría: David Mateo

junio/julio 2019

Galería Taller GorríaSan Isidro 214 e/ Picota y Compostela,Habana Vieja, La Habana. Cuba

on la sensibilidad para reflexionar desde la mente y el cuerpo; formado en la Academia de arte de su país natal; dispuesto a ensayar; con el ánimo de inno-var y crear una metodología de trabajo, e incluso una pedagogía, Lázaro Lacho Martínez se encontró con Reinier Usatorres, Ivette Cedillo y Yosvel Hernández; conjugó su subjetividad con la de ellos para transformarse en un grupo, que es lo que es por la presencia y participación de todos. Durante cinco años en esta alineación de arte multidisciplinario, el grupo se ha entrenado lo suficiente para que el principio de la Transferencia, la “no mente”, sea la guía del acto creativo y la forma esencial de relación, en tanto la “no mente” es también el “no ego”. En otras palabras, el alejamiento de la competencia entre si ha derivado en un espíritu de colectividad. Frente al individualismo cultivado por largo tiempo en Occidente, Los Transferencistas son unidad, colaboración, intercambio y diálogo. Cada integrante crea sus obras a partir de su interior, impregnado del otro, de los otros. En cada obra individual vive la colectividad; vive también la Transferencia como postura que busca la autenticidad y el dinamismo creativo.

Los Transferencistas

SOY PORQUE SOMOS

C

I

os proyectos artísticos compartidos, las con-ceptualizaciones y operatorias grupales, han dismi-nuido en el ámbito de las artes plásticas cubanas en comparación con otros periodos históricos, pero no por ello han perdido validez estratégica. Cada cierto tiempo vuelven a ponerse a prueba frente a una rea-lidad extremadamente pragmática desde el punto de vista promocional y comercial, como la que estamos experimentando desde hace algunos años, realidad dispuesta a ponerse en sintonía, a costa de cualquier sacrificio, con los procesos internacionales del arte y los circuitos que los gestionan.

La tendencia hacia la actividad en grupo ha se-guido resguardándose en la isla desde los predios académicos, a partir de una concepción cimentada en lo sociológico, y a través de la implementación de cursos o talleres coordinados por profesores-artistas, surgidos, fundamentalmente, en las décadas del 80 y 90, en cuyas trayectorias curriculares se registran múltiples acciones asociadas a ese arquetipo. Son muy escasos los proyectos colectivos que perduran hoy día fuera de los escenarios académicos. En opor-tunidades he tenido la percepción de que algunas de esas iniciativas generadas desde la pedagogía repro-ducen, con demasiada supeditación, las maniobras y criterios esgrimidos por sus mentores, como si fueran una especie de versión amplificada de sus propias obras. A veces solo basta, incluso, que algún creador emergente aparezca tras la estela conceptual y es-tética de un artista legitimado para que las galerías e

ARTE Y COMUNIÓN

L instituciones le otorguen un determinado crédito, sin preocuparse demasiado por indagar en las evidencias de transformación que trae consigo.

Pero no por ello podemos afirmar que sean dis-funcionales todos esos conocimientos asimilados desde las aulas, en el trabajo colectivo, pues ha que-dado demostrado que una buena parte de su acer-vo va adquiriendo efectividad en la medida que los estudiantes egresan de las academias e institutos y se ven precisados a interactuar con el panorama ar-tístico, desprovistos de un andamiaje técnico y teó-rico, e inhabilitados en el aspecto económico para responder a las crudas exigencias del contexto. Hay una razón de peso para creer en la eficacia de todo ese aprendizaje, y es que los perfiles y las estrategias de nuestras galerías e instituciones destinadas a la promoción y comercialización de las artes plásticas son en la actualidad imprecisos, poco eficientes, y por ende cualquier gestión puesta en práctica desde la in-teligencia y complicidad grupal puede llegar a tener un impacto positivo, más aún si cuenta con la tutorialidad de profesores fogueados en el vínculo con el circuito de las artes.

De todas formas, la experiencia nos dice que el tiempo de duración de muchas de esas uniones o cofradías creativas resulta limitado. Ellas tienden a di-solverse al menor indicio de éxito o frustración, lo cual indica que sus causas de nacimiento no responden a un criterio orgánico, natural, sino más bien a razones de carácter coyuntural. En el trasfondo, los objetivos

David Mateo

que impulsan a la mayoría de esos grupos actuales están asociados a una voluntad de “gerenciación”, ya sea del capital teórico necesario para el sosteni-miento de determinados presupuestos conceptuales y su validación en la escena pública, o de los recursos financieros y materiales relacionados con la produc-ción artística y con la inserción de la obra en la red promocional.

La circunstancia cultural y social que décadas atrás propiciaba la implementación en Cuba de un mapa abierto, intervinculado, sobre las distintas pers-pectivas conceptuales y metodológicas que existían en la plástica, se ha venido modificando de manera progresiva; a lo cual se adiciona el hecho de que el movimiento de artistas ha continuado dispersándose a través de nuevas rutas y escenarios internacionales. Puedo parecer un poco radical, pero creo que esta-mos viviendo un periodo de “des-socialización” den-tro de la actividad creativa en el terreno de las artes plásticas, y estoy seguro que no es solo un fenómeno inherente a Cuba. Atrás han ido quedando aquellas épocas de bonanza donde abundaban los grupos emblemáticos, las instancias compartimentadas den-tro de la creación visual, que contribuían a fomentar una imagen plural, interconectada, de la escena artís-tica del país. Pienso, por ejemplo, en proyectos em-blemáticos como Volumen I, Puré, Arte calle, Hexágo-no, 4 X 4, DUPP, Enema…

Si en la actualidad se hace difícil realizar un inven-tario amplio, pormenorizado de las acciones grupales en la plástica nacional, más complejo resulta aún el tratar de verificar la presencia de este tipo de tenden-cia entre los artistas cubanos radicados en otras re-giones del mundo. Los indicios que nos llegan de la maniobra artística y promocional del arte cubano en el exterior están casi siempre marcados por el desplaza-miento individual, la gestión privada. A lo sumo pode-mos constatar alguna que otra información sobre la existencia de espacios de encuentro, en la mayoría de los casos talleres de producción gráfica o escultórica, donde parece intentar recuperarse la disposición de contacto y diálogo intergeneracional, bastante depri-midos en años anteriores. Muchos creen que esa ten-

dencia pudiera traer consigo las señales de un nuevo periodo de reaproximaciones y reconciliaciones cul-turales e intelectuales. Habría que cruzar los dedos entonces para que esa beneficiosa predicción no se malogre, sobre todo desde el punto de vista político.

II

Mi acercamiento al grupo Los Transferencistas, cuya diligencia artística fluctúa entre México y La Habana, estuvo condicionado justamente por una doble pers-pectiva de interés. Por un lado, tenía curiosidad por conocer las estrategias y metodologías de relación de un grupo de pintores jóvenes interesados en reivin-dicar la producción colectiva, y decididos a impulsar a toda costa la práctica consensuada de la pintura abstracta, con una propuesta visual que se intuía di-ferente, bastante despojada de los artificios hedonis-tas y la simplicidad formal de otros practicantes de la expresión en Cuba. La singularidad de esta produc-ción abstracta me mantuvo ocupado, incluso, por un tiempo tratando de gestionar un espacio idóneo para poder mostrársela al público cubano, objetivo que al fin pude consumar en junio de 2019, gracias a la co-laboración de la galería Taller-Gorría.

Lo primero de lo que me percaté en mis conver-saciones iniciales con Los Transferencistas es que se trataba de un grupo empático, cohesionado. Ninguna conducta en ellos aparentaba ser extraña o simulada. La exteriorización diáfana de esa identidad colectiva, la conformidad de pensamiento y acción que mani-festaban, me indujeron por un momento a creer que estaba dialogando con los obstinados defensores de una doctrina o movimiento filosófico. Pero esa inter-pretación preliminar, algo sobredimensionada, no me apartó ni un instante del interés por el vínculo y el co-loquio con los artistas peculiares que eran. Comenté sobre la novedad de mi relación con Los Tranferencis-tas a algunos colegas y amigos, y lo hice con el en-tusiasmo de un buen descubrimiento profesional, de una inusual revelación humana. Hubo hasta algún que otro galerista que creyó, después de haberle hablado de ellos y de haberle sugerido que buscara imágenes

e información sobre el quehacer de estos artistas en la internet, que Los Tansferencistas operaban con la lógica de una facción o secta religiosa. Pero sabemos muy bien que, en estos tiempos, casi todo lo que nos parezca sospechosamente “condescendiente” o “de-voto” dentro de las posturas artísticas (sobre todo si parten de una tradición de género), pudiera terminar siendo valorado desde el enfoque del dogma.

A lo largo del 2016 sostuve varias reuniones con Los Transferencistas en mi estudio de Guanabacoa. Ellos viajaban con cierta sistematicidad desde Méxi-co, y yo comprobaba con satisfacción que asumían nuestros encuentros y conversatorios como asuntos prioritarios. A veces me visitaban todos juntos y en ocasiones lo hacían por separado. Reinier Usatorres era uno de los que con más frecuencia venía a verme en representación del grupo. A través de él intercam-biamos mensajes o comentarios de afecto, y había algunos instantes en los que, en tono amistoso, me refería a Usatorres como “El emisario”. Pero en sen-tido general, los encuentros con Los Transferencistas eran muy amenos y reconfortantes. Nos estábamos actualizando constantemente en el plano profesional; juntos revisábamos catálogos, obras y videos sobre las distintas acciones que están llevando a cabo con diversas manifestaciones y creadores.

No demoré en darme cuenta de que el término Transferencia había surgido con todo un sentido de propiedad, que era decisivo para comprender los pre-supuestos redistributivos y transmisores del grupo; que constituía una clave para aquilatar las aspiracio-nes de desplazamiento y cesión cultural y artística de Los tranferencistas. Aquella concientización tempra-na comenzó a alentar la sospecha, incluso, de que el acercamiento que habían propiciado Los Transferen-cistas hacia mi persona podía rebasar el mero hecho de una relación profesional, marcada por el interés de análisis y acreditación, e involucrar también el ámbito de las afinidades intelectuales y humanas. En realidad, esa hipótesis nunca quedó explícitamente declarada en el inicio de nuestra relación, pero ha estado gra-vitando en la historia de mis contactos sistemáticos con ellos.

Una de las primeras recomendaciones que les hice sobre el proyecto, era que me parecía más efectivo el empleo del denominativo La Transferencia. Me apoya-ba justamente en la idea de que esa clasificación in-fería un tipo de accionar comprometido de antemano en la interacción con el otro, que era una terminología mucho más modesta, benevolente; mientras que Los Transferencistas tenía un matiz algo más sectorial, y podía cargar con una alusión de autoridad de parte de los gestores. Estoy seguro que comprendieron las ra-zones de mi deducción sobre el asunto, y si a estas al-turas no han decidido hacer un cambio del término ha sido por una cuestión de idoneidad denominativa, pues no cabe duda que la segunda sustantivación se presta más para englobar ideas o conceptos que la primera.

Pero realmente alcancé a sopesar la consistencia y alcance de los enunciados del grupo, cuando tuve la oportunidad de revisar detenidamente las obras, de hacer comparaciones entre las visualidades y pre-ceptos técnicos de cada uno de ellos, y verificar las obras que habían realizado de manera conjunta o en conexión con otros artistas. A partir de ese proceso, deduje entonces que la figura de Lacho Martínez no solo ocupa una posición de liderazgo natural, corro-borada en la dinámica cotidiana del grupo y en la ac-titud de deferencia que demuestran hacia él, sino que encarna además el paradigma conceptual y formal de Los Transferencistas. Si revisamos el currículo de este artista nos damos cuenta de que tiene todas las condiciones para desempeñar semejante rol. Ha sido instructor y profesor de artes plásticas por más de 15 años, posee conocimientos multidisciplinarios que provienen de una rigurosa formación técnica, y hasta ha trabajado en la coordinación de talleres terapéuti-cos utilizando al arte como herramienta.

Lacho parece tener una conciencia clara sobre las potencialidades de la experiencia creativa para el fo-mento de la socialización; conoce y domina artificios de la producción artística para poder canalizar des-asosiegos e instintos humanos. Él ha sido la primera encarnación objetiva y simbólica de la Transferencia. La ruta que ha descrito su trayectoria en manifesta-ciones emblemáticas como el grabado, la instalación,

el diseño, la pintura y la enseñanza, infiere un principio de credibilidad en torno a las operatorias de intercam-bio y retribución colectiva. Cuando todo indica que la parcelación, el resguardo, pudieran constituir alter-nativas idóneas para afrontar el pragmatismo que se cierne sobre la estrategia promocional y comercial del arte cubano, dentro y fuera del país, Lacho advierte sobre el derrotero de una socialización reivindicada, se inmiscuye de a lleno en ella y arrastra consigo a sus compañeros de oficio.

Desde el punto de vista metodológico, puedo atreverme a afirmar que Lacho es quien ha contribui-do a acreditar los procedimientos y códigos puestos en práctica dentro del trabajo de Los Transferencistas, y todo el grupo consiente en reconocerle de manera pública esa aportación. Lo he constatado en catá-logos, materiales audiovisuales y en las documenta-ciones para internet. Lacho es quien ha inducido la supremacía del dibujo, su linealidad enfática, el des-pliegue de formas que van desde lo ondulado hasta lo puntiagudo y cortante. Lacho ha ponderado los efec-tos de superposición y transparencia, ha avivado esa óptica constructiva de imágenes contenidas dentro de otras, esa sensación de entramado o madeja que caracteriza la visualidad general del grupo. Ha influido en la elección de tonalidades recurrentes (azules, ro-jos, amarillos, verdes), ha inducido la combinación de puntos y zonas extendidas de color, y ha compulsado las transiciones súbitas de las gamas cromáticas a los ambientes de opacidad o veladura. Ha marcado también una pauta en el desarrollo de ese tipo de vo-luntad abstracta que supone o intuye lo figurativo, ya sea desde la perspectiva del esbozo humano o desde la noción representativa de ambiente o paisaje. Con-templo sus obras y veo del mismo modo aparecer, como evidencias de reflujos interminables, algunos procedimientos técnicos de nuestros más influyentes maestros de la pintura del siglo XX, específicamente Antonia Eriz, Guido Llinas, Martínez Pedro...

Recientemente un crítico de arte italiano, Mario Parentela, parado frente a su obra de la muestra co-lectiva de arte cubano, Cuba: horizontes de utopía, exhibida como proyecto complementario a la 58 Bie-

nal de Venecia, afirmó: Este artista ha digerido la lec-ción de Wifredo Lam, pero ha ido más allá. Se inserta muy bien en la tradición pictórica cubana.

Aun cuando se reconoce esta capacidad de pre-valencia de Lacho entre Los Transferencistas, uno no deja de advertir rasgos distintivos en las propuestas artísticas de cada uno de los otros miembros, lo cual hace que las obras puedan ser apreciadas en su con-junto como proyectos en estadio avanzado, imagineros en vías de perfeccionamiento, y que la producción glo-bal no sea valorada como una entidad uniforme, rei-terativa, sino por el contrario heterogénea, pluralidad.

Reinier Usatorres es un discípulo adelantado den-tro de Los Transferencistas. Su obra destaca por la es-pontaneidad y pulcritud del dibujo, pero sobre todo por la riqueza combinatoria de su construcción visual. Las superposiciones dibujísticas de Usatorres no cansan ni abruman a la vista, cada segmento de ellas tiene la cualidad de conducir hacia otros ángulos todavía más sofisticados y elucubrativos, en una especie de conca-tenación ingeniosa e infinita de percepciones. Posee una habilidad especial para el balance de los colores dentro del cuadro, para difuminarlos en los márgenes o puntos centrales del dibujo. Cuanto más observo la obra de Usatorres más recuerdo el imaginero de un artista cubano emblemático llamado Juan Boza, que tuvo su etapa de esplendor en el grabado, la pintura y la ilustración allá por los años 60 y 70. Quizás él no lo conozca, ni lo haya oído mencionar siquiera, pero sus imágenes se emparentan con aquella tradición simbó-lica de Boza, sobre todo en el tipo de gráfica, dibujo o pincelada que pretendía evocar el mundo de la tecno-logía, los movimientos mecánicos, las descripciones rotatorias de enormes aspas de metal.

Ivette Cedillo es la única mujer y el único artista mexicano incluido en la nómina de Los Transferen-cistas. Su presencia facilita y amplia los pretextos de conexión con el medio cultural y social mejicano. Su obra es una de las más deconstructivas del grupo. Como el resto de los artistas, ella se dedica a con-formar las visualidades a partir del establecimiento de zonas de fragmentación y enlace; pero el diseño de sus composiciones no parece tomar como pie for-

zado la gestualidad espontánea, efusiva, y a veces caprichosa del dibujo, sino que parte de una concep-ción estructuralista más meticulosa, de un estudio consiente del espacio en el que se enmarca la obra. He visto de Ivette algunas piezas realizadas mediante el uso del collage o relieve, utilizando una pintura más explosiva, difuminada, y he observado otros cuadros donde el color preciso, bien ubicado, influye en el compactamiento de las figuraciones. Tan apretadas y unitarias lucen a veces esas piezas, que uno tiene la impresión de estar contemplando algún tipo de pai-saje surreal desde una vista aérea, riscos flanqueados por un océano profundo, enormes colosos de piedra que se estiran y retuercen en un ambiente brumoso. Sin embargo, prefiero aquellas obras donde Cedillo se muestra más experimental y provocadora, donde no hay empleo de artificios sofisticados o recursos de exornación; aquellas obras que han sido hechas de-latando un poco las fórmulas, donde aparece el papel reciclado, los dibujos y textos sueltos, y donde la pre-cinta adquiere un valor agregado de remarque; piezas en las que la artista muestra mejor la naturaleza de su artesanía pictórica.

Conocí a Yosvel Hernández Perdomo -un magní-fico percusionista cubano, y hasta el momento el úl-timo creador que ha decidido incorporarse a las filas de Los Transferencistas- en una actividad del grupo en la sede de la Alianza Francesa de La Habana. Yo había sido convocado para ser testigo de la donación de un mural de Lacho a la institución. Recuerdo que la obra fue develada con una acción casi performá-tica, y en ella estuvo involucrado Yosvel en su con-dición de intérprete musical. Las fuertes pulsaciones que surgían de sus toques sobre el cajón no solo me resultaron virtuosas, emotivas, sino que las sentía en perfecta comunión con el aliento visual, la atmósfera expresiva de la pintura abstracta de Lacho. Recuerdo que miraba una y otra vez la pintura de Lacho mientras escuchaba el repicar del músico. Fue quizás en ese instante que cobré mayor conciencia sobre el hecho de que las composiciones pictóricas de Lacho podrían también percibirse y disfrutarse a partir del sentido de la fuga, de la exaltación sonora, una interrelación de

expresiones y modos que podía evaluarse lo mismo desde la causa y el efecto, el sistema y el propósi-to. Con esta “fortuita” analogía, aparecía una nueva perspectiva de interpretación para aquilatar, incluso, las potencialidades de abstracción simbólica del líder y del grupo… Más tarde supe que Yosvel se estaba in-volucrando con bastante frecuencia en las actividades expositivas de Los Transferencistas, y que ha sido par-te esencial de algunas de las obras producidas para la presentación del grupo en La Habana, en la sede de la Galería-Taller Gorría, durante el mes de junio de 2019.

Sin duda alguna, la dosificación y la reciprocidad constituyen sustratos primordiales en la filosofía de trabajo de Los Transferencistas, y ellas evolucionan en dos direcciones paralelas: una que viaja hacia la propia dinámica de trabajo del grupo y otra que se expande hacia el vínculo con otras prácticas artísticas y sujetos culturales. Sin el ánimo de justificar cualquier semejanza o reiteración excesiva que pueda advertir-se, me atrevería a asegurar que esa primera instancia de la actividad interna del grupo ha de inducir, por lógi-ca, una tendencia a la conexión técnica, metodológi-ca, y en menor medida también alegórica, entre cada uno de los miembros. Hago esta acotación porque lo que distingue a Los Transferencistas de otros grupos es que no solo se movilizan a partir de un concepto especializado o de una postura estratégica frente a la circunstancia cultural, sino que se preocupan por atravesar juntos la contingencia creativa, por ganar conciencia colectiva sobre las razones de una deter-minada construcción simbólica o método represen-tativo; por alentar ese espíritu de cofradía que habita casi siempre en los mejores ambientes de experimen-tación alegórica y formal. La Transferencia es, a un tiempo, hermandad, audiencia y taller. Las analogías que pudieran reconocerse en la producción visual del grupo tienen su mejor coartada en ese presupuesto de vinculación abierta, multidireccional. De no ser así, hasta podríamos cuestionarnos la autenticidad de los postulados que sostienen. No hay objetivos, no hay metas artistas por conquistar si ellas no tributan a la experiencia de unidad, a la acumulación de un acervo gnoseológico erigido desde, y para, la comunión.

Lázaro Lacho Martínez2SP2R1NZ. 2016. Mixta sobre tela. 305 x 140 cm. México

Lázaro Lacho MartínezB4LFPV00. 2018. Mixta sobre tela. 188 x 170 cm. México

Lázaro Lacho MartínezM46H7LF. 2015Mixta sobre tela98.5 X 158.5 cmMéxico

Lázaro Lacho MartínezJ43251H. 2015Mixta sobre tela169 X 160 cmMéxico

Lázaro Lacho MartínezRT5043B9. 2015Mixta sobre tela80 X 100 cmMéxico(Colección privada: Estelle Parker y Matt Lennox)

Lázaro Lacho MartínezT97LCH73. 2015Mixta sobre tela80 X 100 cmMéxico(Colección privada: Estelle Parker y Matt Lennox)

Lázaro Lacho MartínezEP5472MK. 2015Mixta sobre tela80 X 100 cmMéxico(Colección privada: Estelle Parker y Matt Lennox)

Ivette Cedillo, Andy Macías, Reinier Usatorres, Yosvel Hernández Perdomo, Lázaro Lacho Martínez. R48CM7HM (Still de video). 2019Videoarte

LOS TRANSFERENCISTAS (BIOGRAFÍAS)

Colectivo de arte contemporáneo multidisciplinario que trabaja con la Transferencia, metodología de crea-ción formulada por su líder, el artista cubano Lázaro Lacho Martínez (San Antonio de los Baños, 1972). El grupo está integrado actualmente por los creadores Reinier Usatorres, quien fuera compañero de Lacho en la prestigiosa Academia de Arte San Alejandro, La Habana, Cuba; Ivette Cedillo y Yosvel Hernández. Co-laboran a su vez con diversos músicos, poetas y pro-fesionales del teatro y la danza, quienes -en calidad de invitados- aportan su talento para la creación de piezas multimedia bajo la dirección de Lacho.

En el año 2004 Lacho se trasladó a Miami, Florida, donde formó su primer colectivo de arte. Allí realizó grandes obras como Candangosis y piezas para im-portantes familias coleccionistas. En esa ciudad desa-rrolló la parte conceptual de su manifiesto, en el cual concibe al arte como un acto de “no mente”. Creó a la par Arte Terapia Transferencial, que se transfor-mó después en la Transferencia como método de su trabajo creativo y como forma de vida. En ese perio-do presentó su obra en el circuito de arte de Miami y Nueva York.

Invitado por el Instituto de Cultura de la Ciudad de México, en 2010, Lacho se trasladó a la capital mexicana, donde radica y trabaja de modo alternado con La Habana. Luego de haber formado el colectivo Dul con Reinier Usatorres y Reinier Domínguez, Ivette Cedillo se une al grupo y deciden nombrarse enton-ces Los Transferencistas.

La obra de Los Transferencistas incluye murales, pinturas de mediano y gran formato, música, videos (algunos de los cuales son piezas audiovisuales que incorporan elementos del lenguaje danzario y otras disciplinas escénicas); también crean obras sonoras,

que incluyen elementos musicales y vocales que dia-logan con el trabajo plástico.

Cuentan con importantes exposiciones en mu-seos y otras instituciones públicas y privadas en la Ciudad de México, así como en otras ciudades de la República. Además de exposiciones en Cuba, Los Transferencistas han presentado su obra en Cali (Co-lombia), Dubai (Emiratos Árabes Unidos), y en la 58 Bienal de Venecia celebrada en el año 2019.

FICHAS DE ARTISTAS

Lázaro Lacho Martínez. Nació el 13 de octubre de 1972 en San Antonio de los Baños, Cuba. Se graduó en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, La Ha-bana. Creador de la metodología Transferencial y líder del colectivo.

Reinier Usatorres Valdés. Nació el 30 de mayo de 1980 en La Habana, Cuba. Se graduó en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, La Habana, en la es-pecialidad de grabado. Estudió también en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, donde se graduó en la especialidad de Artes Plásticas.

Ivette Cedillo. Nació el 1 de julio de 1977 en la Ciu-dad de México. Estudió en la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la especialidad de Arte e Ilustración. Se graduó de la carrera de Dise-ño en la Universidad Tecnológica de México.

Yosvel Hernández Perdomo. Nació el 9 de octubre de 1985 en San Antonio de los Baños, Cuba. Estudió en la Escuela Vocacional de Arte Juan Pablo Duarte en La Habana, Cuba. Su especialidad es la percusión.

EXPOSICIONES COLECTIVAS

• 2019, 28 de junio. Los Transferencistas N2WH4P2. Galería-Taller Gorría, La Habana, Cuba.

• 2019, 6 de junio. Cuba: Horizontes de utopía. Mues-tra de arte cubano en Venecia. Participan: Alberto Lescay, Agustín Bejarano, Arturo Montoto, Rocío García, Ibrahim Miranda, Esterio Segura, José A. Vin-cench, Lidzie Alvisa, Donis Llago, Alicia Rodríguez, Roberto Fabelo Hung, Rachel Valdés, Rafael Villa-res, Alejandro Lescay, Frank David, Dorian Agüero, Lianet Martínez, Octavio Irving, Chuli Herrera, Harold López, Maikel Sotomayor, Serones, Alberto Domín-guez, Alejandra y Manuel, Miriannys Montes de Oca, René Francisco, May Reguera, José Emilio Fuentes, Los Transferencistas. Palacio de Zenobio, Italia.

• 2019, 11 de mayo. Cuba: Identidad y diferencia. Palacio Zenobio, Venecia, Italia

• 2019, 9 de mayo. Exposición Los Transferencistas. Área Galería, Ciudad de México.

• 2019, 3 de abril. Exposición Los Transferencistas, Sheik Saeed Halls, Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

• 2019, 15 de marzo. Los Transferencistas, Koral Center, San José del Cabo, México.

• 2018, 16 de agosto. Exposición colectiva Arte Ca-pomo. Participaron: Bernardo Aja, Los Transferen-cistas, Decohouse. Ciudad de México.

• 2018, 17 de abril. CR3C3R. Senado de la Repúbli-ca Mexicana, Ciudad de México.

• 2018, 13 de abril. Los Transferencistas, Museo Franz Mayer, Ciudad de México.

• 2017, 7 de agosto. Los Transferencistas, Prima Ga-llery, Tel Aviv, Israel.

• 2017, 26 de julio. Exposición Colectiva Art Patron, Guillermo del Toro, Orly Anan, Axolotl Collective, Mariel Lebrija, Mike Mease, Viktor Mtz, Ana Noble, Pedro Sánchez, Row Studio, Veraz, Mariel Lebrija, Los Transferencistas, Ciudad de México.

• 2017, 9 de junio. Sala Ethos, Museo Franz Mayer, Ciudad de México.

• 2016, 1 de diciembre. Los Transferencistas, Art Cali, Biblioteca Departamental José Garcés Borre-ro, Cali, Colombia.

• 2016, 30 de junio. Inauguración del mural C4M-32NZ4, Edificio Noox Anzures, Ciudad de México.

• 2016, 24 de marzo. Los Transferencistas, Galería Noox, Huasca de Ocampo, Hidalgo, México.

• 2015, 2 de diciembre. Inauguración del mural NOP-TY456, Conservatorio Nacional Amadeo Roldán, La Habana, Cuba.

• 2015, 7 de octubre: Inauguración del mural 01GA78LU, Alianza Francesa, La Habana, Cuba.

• 2015, 25 de agosto. Los Transferencistas, Tecnoló-gico de Monterrey, campus Ciudad de México.

• 2014, 12 de julio. Los Transferencistas, Museo Na-cional de las Culturas del Mundo, Ciudad de México.

• 2014, 5 de junio. Los Transferencistas, Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Zócalo de la Ciudad de México.

• 2014, 7 de marzo. Los Transferencistas, Museo José Luis Mora, Ocoyoacac, Estado de México.

• 2014, 22 de febrero. Los Transferencistas, Museo del Fuego Nuevo, Ciudad de México.

• 2013, 14 de noviembre. Cuando todo importa, Alianza Francesa del Valle, Ciudad de México.

• 2013, 19 de junio. Desde la Transferencia, Ex Capilla de Guadalupe, Miguel Hidalgo, Ciudad de México.

• 2013, 16 de mayo. Exposición colectiva en la ga-lería Ariosto Otero. Participaron: Francisco Toledo, Alejandro Santiago, Sebastián, Ariosto Otero, Los Transferencistas, Fundación Fertilizando el Esfuer-zo, Ciudad de México.

• 2011, 21 de marzo. Poesía en silencio, muestra inclusiva, Centro Cultural de España en México. Participaron: Luis Felipe Fabre, Alberto Chima, Raúl Renán, Los Transferencistas, Ciudad de México.

• 2010, 5 de marzo. Exposición bipersonal Octavo capital, Pablo O’Higgins, Teatro del pueblo, Los Transferencistas. Ciudad de México.

• 2007, 22 de junio. Exposición colectiva, Group Summer, artistas locales y Los transferencistas. Ellen Charapko Gallery, Florida, Estados Unidos.

• 2007, 20 de abril. Exposición Guajiro, Freedom of Expression, Raúl Boro, Joel Núñez, Los Transfe-

ARTISTAS INVITADOS

Alejandra Días. Actriz, profesora de teatro y voz. Li-cenciada en Artes escénicas. Becaria del Fondo Na-cional para la Cultura y las Artes (FONCA) en 2013 y del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico en 2014 y 2015. Es promotora cultural co-munitaria, docente en educación básica y media su-perior e imparte talleres de actuación y doblaje.

Marina de Ita. Acordeonista y tecladista fundadora de los grupos Polka Madre y La Luz y Fuerza. Es-tudió la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas y se desempeñó en el mundo editorial y docente hasta que descubrió que lo suyo era la música. Ha tomado diplomados y clases de piano, acordeón y composi-ción. Ha realizado música para teatro, cine y televisión y colaborado como invitada con varios cantantes y bandas. Se ha presentado en importantes festivales como Glastonbury, en el Reino Unido, y Vive Latino, en México. Recientemente ha retomado la creación literaria a través de la poesía, que combina con la mú-sica y el video experimental.

Ray Vera. Toca la batería desde los 15 años. Estudió batería e ingeniería en audio en la Academia de Mú-sica Fermatta, en donde también desarrolló sus ha-bilidades como DJ. Ha colaborado en bandas como Pimiento pastel, Worise de Monterrey, Joe Volume, Polka Madre, y en bandas europeas y estadouniden-ses. Ha participado en importantes festivales musica-les como el de Glastonbury en Reino Unido, y Vive Latino en México.

Alda Arita. Es música y artista visual, multi-instrumen-tista, improvisadora y exploradora. Ha participado en ensambles y bandas de improvisación libre, rock y música experimental con gran variedad de músicos prominentes de la escena de la improvisación libre y el rock, además de sus proyectos solistas ya sea en mo-dalidad acústica o eléctrica, haciendo uso de loops y sintetizadores en esta última. También ha producido música escénica (Lágrimas y Líneas de Beatriz Dávi-la Brom, de la compañía de danza Foramen), fílmica (el largometraje Nahuales de César García y diversos

rencistas, Ellen Charapko Gallery, Florida, Estados Unidos.

• 2005. Desde la Transferencia: Itinerario, Palacio Mu-nicipal de Almoloya de Juárez, Estado de México.

• 2004. Exposición colectiva Salto Libre, Galería de Arte Universal. Participaron: Ángel Delgado, Sandra Ceballos, Los Transferencistas, La Habana, Cuba.

• 2004. Salón de Premiados, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana. Cuba.

• 2004. Salón de Artes Plásticas, Galería Eduardo Abela, San Antonio de los Baños, La Habana, Cuba.

• 2003. Salón Habana, Galería Eduardo Abela, San Antonio de los Baños, La Habana. Cuba.

• 2003. Exposición Tre, Galería Alex & Crista, Que-bec. Canadá.

• 2003. Grafiti en cuaresma, Galería Mirta Cerra, Be-jucal, La Habana, Cuba.

• 2002. Exposición individual Tú qué trae, Galería Eduardo Abela, San Antonio de los Baños, La Ha-bana, Cuba.

• 2002. Encuentro de performance e intervenciones Puente Sur, Playa Mayabeque, Melena de Sur, Cuba.

• 2002. Salón Habana, San Antonio de los Baños, La Habana, Cuba.

• 2002. Salón Mirta Cerra, Galería Mirta Cerra, Beju-cal, La Habana, Cuba.

• 2002. Pulsaciones, Capitolio, La Habana, Cuba.• 2001. Salón Mirta Cerra, Galería Mirta Cerra, Beju-

cal, La Habana. Cuba.• 2001. Imágenes de Santa Cruz, Santa Cruz del

Norte, La Habana, Cuba.• 2001. Salón Habana, Galería Eduardo Abela, San

Antonio de los Baños, La Habana. Cuba.

cortometrajes del Colectivo Movimiento) y reciente-mente participó en la multidisciplinaria puesta en es-cena PerfOpera Rota de Daniela Falcón.

Rosiel Suárez. Compositor. Ganador de premios en festivales de jazz. Graduado en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Ha tocado con las orquestas más im-portantes de Cuba y con destacadas agrupaciones internacionales.

Andy Macías Noa. En 2014 obtuvo su bachillerato en el Instituto de Ciencias Mártires de Humboldt 7; en 2006 ingresó a la Facultad de Psicología de la Univer-sidad de La Habana. Durante ese tiempo descubrió y desarrolló una tendencia a la palabra y al gesto co-municador, afán que llegaría a su madurez luego de su encuentro con Lázaro Martínez y el colectivo Los Transferencistas de 2016 a la fecha, tiempo durante el cual ha sido cómplice de muchos eventos creativos y expositivos del mismo grupo.

Marisela Perdomo. Autodidacta. Proviene de una fa-milia de grandes tradiciones. La música, el canto y la actuación son su mayor herencia, de la cual dispone y regala. Desde la Transferencia y su método de induc-ción se han generado varios objetos arte.

Fabiola Villanueva López. Estudió Literatura Dramá-tica y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha colaborado con directores como Jean Frèdèric Chevallier, con quien creó la compañía de investiga-ción teatral Proyecto 3. Ha tenido diferentes entrena-mientos danzarios: danza butoh, danza contempo-ránea, danza acrobática, entre otras, con maestros destacados como Natsu Nakajima (Japón), Ico Lee (Chile), Juan José Olavarrieta, entre otros. Ha cantado en festivales musicales en varias partes del mundo, así como en filmes. Entre sus colaboraciones vocales destaca su trabajo con Los Transferencistas. Ha lleva-do a cabo diversas iniciativas como gestora cultural y ha impartido talleres de teatro y expresión corporal.

Ruber Veliz Amaro. Cursó estudios en la Academia de artes plásticas Eduardo Abela, donde se formó en varias especialidades como pintura, escultura, grabado y dibujo. Tomó clases con el (tenor) Rodolfo Chacón, desarrollando su propia técnica vocal. Se siente identi-ficado con el grupo Los Transferencistas, en vínculo es-pecial y compromiso con la poética y la estética que los identifica. Junto a Lázaro Lacho, Yosvel Hernández, y otros importantes creadores, forma parte del desarrollo de la música comprendida desde la Transferencia.