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los dolores de al andalus
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Los traductores:
Kenza EL GHALI, Doctora en
lengua y civilizacin espaolas,
Catedrtica de literatura espaola
por la Universidad Hassan II-
Mohammedia. Miembro del
TEIM-Universidad Autnoma de
Madrid. Miembro de la Ctedra
UNESCO Mujer, Migracin y
Desarrollo. Miembro de la
Asociacin de Hispanistas rabes
(AHA), miembro miembro del
Centro de Investigaciones Ibricas
e Iberoamericanas. Autora de numerosos trabajos sobre
migracin, gnero y sobre las relaciones hispano-marroques, en
rabe, francs y espaol. Ha traducido varias obras en relacin
con la historia de Al-ndalus, los moriscos y las relaciones
polticas contemporneas entre los pases del Mediterrneo.
Sad SABIA: Doctor en Lengua y
Literatura Hispnicas por la Universidad de Fez. En la
actualidad, es Catedrtico de Literatura Hispanoamericana y
Director del Centro de Investigaciones Ibricas e
Iberoamericanas de esa misma universidad. Es miembro
Fundador de la Asociacin de Hispanistas Marroques, miembro
de la Asociacin Internacional de Hispanistas, de la Sociedad
Espaola de Didctica de la Lengua y la Literatura y Miembro
Fundador de la Asociacin de Hispanistas rabes. Es autor de
numerosos trabajos sobre literatura mexicana y latinoamericana,
literatura marroqu en lengua espaola, traductor y co-traductor
de varias obras del rabe al espaol y del espaol al rabe.
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Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr
Los dolores de
Al-ndalus
Traducido por
Kenza EL GHALI y Sad SABIA
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El embajador
Doctor Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr
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El sistema de transcripcin o transliteracin de las letras rabes a las
espaolas es el utilizado por la escuela de arabistas espaoles, fijado en su
da por la revista Al-ndalus y seguido actualmente por las principales
revistas de estudios rabes de Espaa: Al-Qantara, Miscelnea de Estudios
rabes y Hebraicos, Anaquel de Estudios rabes, Awrq, etc.
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Dedicatoria del autor
A todos los que buscan escarmiento sin parar a llorar
Al diligente que no cuenta sobre sus antepasados
Sacando lecciones de los acontecimientos y de las tragedias
Al que aspira a la excelencia
Y que no le paran desgracias ni tropezonas.
A todos los apasionados por el saber y el conocimiento
de las realidades histricas,
que disfrutan de sus historias y de sus leyendas.
Dedico este libro al lector generoso
que desea enterarse de los dolores del
paraso perdido.
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INTRODUCCIN DE LOS TRADUCTORES
Los dolores de Al-ndalus es una magnfica obra histrica escrita en
rabe por el Embajador Plenipotenciario de Arabia Saud en Marruecos,
Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr, o Embajador de los embajadores, como suele llamarlo el director de la Biblioteca Hassan de Rabat, el doctor
Chaouki Binbin.
Es una obra mosaico que recoge y condensa ocho siglos de historia; una
historia presentada como si fuese la trama de una novela donde se mezclan
dolores, venganzas, amor, poder, sangre, muerte, hazaas y desastres.
Episodios de una larga historia que, llegando desde Al-Mashriq, tuvieron su
escenario entre Marruecos y la Pennsula Ibrica. El autor describe la
llegada de Triq y Ms, pintando con letras y versos un esplndido cuadro
de los acontecimientos vividos y realizados por los omeyas, durante los
periodos del emirato, del califato y de los reinos de taifas. Inmersos en el
lujo y la lujuria, las intrigas y las luchas intestinas y, a veces, en la traicin y
la cobarda, fueron vencidos por las fuerzas que llegaron del Sur, desde la
otra orilla. Basta citar, al respecto, el caso de Al-Mutamid Ibn Abbd, el rey poeta de Sevilla, que fue desterrado por Ysuf Ibn Tchafn, el hroe de
Az-zalqa, que permiti al Islam permanecer cuatro siglos ms en la
Pennsula Ibrica.
Al-ndalus conoci grandes y feroces enfrentamientos entre sectas y
doctrinas, entre esposas y favoritas de los emires y gobernadores as como
entre hijos y hermanos, que pretendan todos hacerse con el poder. Todos
estos episodios destrozaron los fundamentos de una cultura esplendorosa,
cuyas huellas han llegado hasta nuestros das como testigos de una
grandiosa civilizacin. Este triste episodio concluy con la entrega de
Granada a los cristianos y con las palabras de Aisha Al-urra, madre de Ab Abdil-lh El Menor (Boabdil El Chico): Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre!.
Algunos textos se resisten a la traduccin, sea por la naturaleza de sus
contenidos o por las modalidades de su expresin. ste, al contrario, por su
concepcin, por las opciones lingsticas y estilsticas adoptadas por el autor
y tambin por la naturaleza de sus contenidos ubicados en la Pennsula
Ibrica y en un periodo de contactos enriquecedores y conflictivos entre
diversas culturas, se presta maravillosamente a la traduccin del rabe al
espaol. La dificultad mayor a la que nos hemos enfrentado tal vez haya
sido la de imprimir al texto la inmensa sensibilidad que un rabe de la
Pennsula Arbiga como el autor experimenta ante un periodo tan
importante de la historia del mundo rabe e islmico como fue el de los
rabes y musulmanes en la Pennsula Ibrica y ms especialmente, en sus
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facetas ms dolorosas. Aun as, esperamos haber acertado en trasladar al
lector hispanfono lo esencial de la visin y la sensibilidad particularsimas
de Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr.
Kenza El Ghali y Sad Sabia
Fez a 1 de febrero de 2012
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Introduccin
Cuando fui nombrado Embajador Plenipotenciario en China, me
fascinaron su cultura y su historia. Las toqu y acarici desde muy cerca. Es
una civilizacin ancestral, rica y nica, de la cual disponemos de muy poca
informacin. Decid entonces, escribir un libro titulado la Civilizacin de
China.
Al trasladarme al reino hermano de Marruecos, como Embajador
Plenipotenciario de la Arabia Saud, respir la dulce fragancia de la historia.
En sus manantiales apagu mi sed. Las luces de su civilizacin
enriquecieron mis conocimientos, sus brisas acariciaron mi pensamiento,
regaron mis races y satisficieron mis curiosidades. Sustent mi alma la
dulzura de su sabor. Descubr joyas de este tesoro legado por nuestros
antepasados, donde escondieron algunos de sus desastres, dolorosos
episodios y muchas de sus felicidades y alegras. Me puse a leer obras
maestras, conoc maestros de letras como Ibn ayyn, Al- Maqr, Ibn-Bassm, Ibn Jaldn, Ibn azm, Ibn Abdi Rabbih, Ibn Al-Abbr, Ibn Al-Jatb, Addabb, Ibn Bakul, Al-Qud, El Murrku, Ibn Ab Zar', Ibn Diya, Ibn Jkn y otros ms.
Esas obras fueron mi mejor sustento y el compaero preferido de mi
soledad e intimidad. Impaciente, esperaba la hora de volver a casa.
Disfrutaba de todo lo que mis ojos y mi alma acariciaban y almacenaban.
Saboreaba la dulce poesa, la elocuente prosa y la bella letra.
Descubr en la historia de Al-ndalus muchos dolores y tragedias que
destrozaron mi alma, derramaron mis lgrimas, encogieron mi corazn y
quemaron mis sentimientos.
Si el trmino lau (si) no fuese de Satn, todo el libro sera bajo forma de si. Evidentemente, se perdieron innumerables ocasiones a causa de conflictos internos y personales, envidias, mujeres, amor egosta de los hijos
y otros factores ajenos. Entre todos esos obstculos encontraba siempre una
ventanilla por la cual poda penetrar y ver esos episodios en las pginas y
folios de mis fuentes.
Se perdi Al-ndalus despus de haber constituido durante largo
tiempo el puente hacia Europa. Lo destrozaron sus propios hijos. Qu
podemos replicar ante esa situacin? Hemos asimilado la leccin y
entendido el escarmiento?
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Al-ndalus podra haber hecho que toda Europa fuera una tierra
musulmana y permitirle beneficiarse del Islam, pero sus hijos se lo
impidieron. Sus comportamientos iban en contra de los mandatos de Dios.
Los musulmanes penetraron y ocuparon Al-ndalus ayudados por una
mujer. Cay Al-ndalus y se perdi despus de que las mujeres hubieran
desempeado un papel importante, durante largo tiempo, en los episodios de
su historia.
Don Julin, Gobernador de Ceuta, mand a su hija al palacio de
Rodrigo, rey de los godos. Era costumbre en aquel tiempo que las doncellas
se craran en los palacios del rey. Rodrigo la deseaba y se aprovech de ella.
Para vengar el honor de su hija, Don Julin ayud a los musulmanes a
cruzar las fronteras y as empez la conquista de Al-ndalus.
rabes y berberes, sin distincin alguna, se lanzaron en tierras nuevas
para difundir el Islam e incitar a su adopcin como doctrina religiosa sin
forzar a los que queran conservar sus creencias y su religin.
Durante los primeros periodos, los conquistadores consiguieron grandes
xitos en breves dcadas. Godos y europeos se deslumbraron ante sus
hazaas y logros y los ifran se preguntaron, segn describi el libro de Al-Mushib, sobre este fenmeno: "Qu maldicin nos persigue? Temamos a
los rabes procedentes de oriente hasta que salieron de occidente. Se
apoderaron de Al-ndalus y de sus riquezas a pesar de ser un grupo
reducido.
Su rey les contest: En nuestro juicio de valor, dejadles avanzar! Son semejantes al diluvio que arrastra todo lo que encuentra en su cauce, tienen
proyectos e ideas que superan todo clculo y corazones muy fuertes, de
hierro. Dadles tiempo! hasta que llenen sus puos de despojos, ocupen
palacios y residencias, disputen el poder y se entrematen entre ellos. En
aquel momento podis acabar fcilmente con ellos. As fue a causa de la
fitna que opuso los balades a los chames, los berberes a los rabes y los mudares a los yemenes. Buscaba cada uno apoyo en el campo enemigo
para vencer a su vecino y hermano."
Al-ndalus se perdi entonces y se destrozaron sus piezas.
Permanecieron magnficas huellas del esplendor de esta civilizacin, que
hicieron derramar las lgrimas de los descendientes que la leyeron o vieron
sus restos.
La historia de Al-ndalus fue amueblada de envidias, conflictos, deseos
de venganza y rivalidades para apoderarse del poder, segn la poca y la
fuerza de los gobernadores que la crean, la arden o la extinguen.
Afortunadamente, no permanecieron durante todo el periodo de Al-
ndalus las rivalidades entre sectas y doctrinas. Despus de Al-Auzai se instaur la doctrina de Mlik, en periodo de Him Ibn Abderramn
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Addjil. Factor que evit muchos conflictos doctrinales que habran sido
peores y ms graves que las guerras.
En la primera etapa de Fat Al-ndalus (la conquista) no hallamos en los episodios de la historia huellas de la participacin femenina excepto
aquella alusin a Abdelaziz Ibn Msa que se cas con la esposa de Rodrigo, el rey vencido. No obstante, su papel fue importante pero los
historiadores no les prestaron gran inters.
El periodo Omeya fue marcado por la consolidacin de un Estado
poltico estable. A los veintids o veinticuatro aos pis Abderramn Addjil la tierra andaluza aprovechndose de la situacin reinante. Fue un
hombre experimentado, prudente, perspicaz, poderoso y severo con sus
enemigos e incluso con los suyos. As fue fundado el emirato joven de Al-
ndalus cuyos frutos saborearon los andaluses y sembraron sus semillas los
europeos hasta alcanzar el desarrollo que vivimos actualmente.
Despus de la muerte de Abderramn Addjil le sucedi su hijo Him: hombre piadoso, modesto y bueno. Durante su era, la doctrina malik conoci su plenitud y estabilidad.
El periodo del hijo Al-akam Ibn Him Arrabad fue totalmente distinto del anterior, le apasionaba el juego y le gustaba la voluptuosidad de
los placeres. Fue arrogante y mat a un gran nmero de sabios y ulemas en
el asalto de Arraba, de all adquiri el apellido Arrabad. Le sucedi al trono del emirato Abderramn ibn Al-akam apodado Abderramn al Ausat. Sigui las huellas del padre, le enloquecan el lujo, los palacios, la
msica y las mujeres, pero nunca se exhiba en pblico, dedicado a sus
placeres e impregnado en sus delicias, no mat por sospecha ni fue cruel.
Famosa fue su historia con Tarb, su favorita y amante, a quien entreg las
riendas de su corazn mientras ella se apoder de su vida y la orient
gracias a la complicidad con uno de los eunucos llamado Nar.
Al fallecer, dej 150 hijos y una cifra similar de hijas. Le sucedi su
hijo Muammad, luego Al-Munir Ibn Muammad, sucedido por Abdullh Ibn Muammad hasta llegar a su nieto Abdullh apodado Abderramn Annir. Su periodo constitua la perla central del collar. Un poder potente reinaba en la zona y un gran esplendor marcaba todos los aspectos de la
vida. En la misma poca fue construida Medina Zhara. Se sucedieron las
delegaciones de diferentes localidades en sus puertas suplicando su
afectuosa amistad y concertando treguas.
Su periodo fue de alto auge casi sin tragedias ni dolores, una era de paz
y de tranquilidad a pesar de los pequeos disturbios que no faltaban en
ninguna poca. Sin embargo, las guerras y las armas fueron sustituidas por
intrigas y conflictos de y entre mujeres que dejaron un gran nmero de
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vctimas entre visires, jefes y gente de la Corte. Fue marcado el periodo
tambin por todo tipo de distraccin, lujuria y pasin por las mujeres.
La poca de su hijo Al-akam apodado Al-Mustanir, califa de los musulmanes como su padre, fue menos turbulenta. Compil una cantidad
considerable de libros, prohibi el vino y arranc las vides intentando
erradicarla de todo Al-ndalus, sin completarlo. Durante su periodo reinaba
la tranquilidad salvo la amenaza de los fatimes que vena del Mareq y algunos disturbios en el norte. Al contrario, conflictos, rivalidades, intrigas
y engaos entre detentores del poder amueblaron la escena histrica de
Him Al-Muayyad Billh, lo que llev al poder a un nio de 12 aos y a su madre Sub mientras el verdadero poder lo peleaban tres bandos: los saqliba, responsables del palacio, Al-ib afar al-Musaf, caudillo del Estado y Muammad Ibn Ab mer, director de la urta (polica pblica) y el preferido de Sub. La victoria la llev el sultn del corazn, quien dirigi las riendas del poder. As fue fundado el gobierno de Al-ib Ibn Abi mer y manteniendo en la fachada a Him al-Mu'ayyad bi-llah. En realidad, Al-aib Al-Manr fue poderoso, valiente y tema a Dios cuando se lo recordaban.
Lo sucedi en la iba su hijo Abdelmalik Al-Muaffar durante siete aos denominados sptimos haciendo alusin a los siete das de la recin casada. Durante su periodo, la mma no sufri tremendas tragedias como las que se movan en el entorno del palacio. Le sucedi su hermano
Abderramn Sanchuelo. Su carcter, su personalidad y su escasa capacidad para el gobierno provocaron un periodo de anarqua y revueltas.
No fue aceptado como heredero del trono por ser descendiente de Sancho,
rey de Castilla y enemigo del Estado islmico. Sus oponentes se
aprovecharon de la situacin y concretaron sus planes de venganza. Las
figuras ms destacadas fueron Addalqe y Sulaymn Ibn Al-akam. Crey la madre de Abdelmalik Muaffar que Sanchuelo envenen a su hijo para apoderarse del gobierno. Escribi, ella entonces, a los Beni Marun
incitndoles a recuperar su poder. Gracias a su apoyo, Moammed Ibn Him Al-Marun, apodado Al-Mahd, logr entrar en Crdoba, encarcel a Him al-Mu'ayyad y forz el palacio de Addalqe que le ayud. Durante los acontecimientos falleci uno de los dimes, certificaron los alfaques que
fue el califa Him y proclamaron otro nuevo califa de los muslimes, Moammed Him Al-Marun. Por su parte, se dedic al vino y a rodearse de mujeres y doncellas dejando aparte la gestin de su nuevo gobierno.
Reclam Sulaymn Ibn Al-akam Ibn Abderramn Annir el califato solicitando apoyo a los berberes y cristianos atribuyndose el
nombre de Al-Mustan Billh y se apoder de Crdoba. Se escap
Moammed Ibn Him refugindose en Toledo, reino de los cristianos y liber al califa Him Al-Mu'ayyad, supuestamente muerto. Volvi de nuevo a actuar en la escena poltica. Mandaron sus aliados al califa Al-
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Mustan la cabeza de Al-Mahd pidindole reconocer a Him Al-Mu'ayyad, que apareci de nuevo, como califa. Se neg Al-Mustan y le declar la guerra terminando por exterminarlo. Convocaron algunos
notables de Crdoba a Ali y Kcem, hijos de ammd Ibn Maimn Al-Idrs Al asan, que fueron wales en Ceuta y Algeciras, pidindoles apoyo para deshacerse del califa Al-Mustan. Al llegar, declararon muerto a Him Al-Mu'ayyad y mataron a Al-Mustan, a su padre y a su hermano. As fue proclamado el nuevo califa, una figura asan ajena a los Ben Marun. Sin embargo, se proclam califa por su parte, Abderramn Ibn Moammed Ibn Abdillah Ibn Abderramn Annir apodado Al-Muhtad, pero lo mataron en el bao. Los eunucos nombraron sucesor a su hermano
Al-Qcem llamndolo Al-Mmn, al cual se opuso Yay Ibn Ali, factor que le oblig a volver de nuevo a Sevilla. As fue Yay califa en Crdoba y su to en Sevilla reconocindose mutuamente. Fue esa la caracterstica de
un ndalus extrao y perturbado, lo que apresur la cada de sus reinos
como hojas del otoo y contribuy a su decadencia. Se levantaron los
cordobeses contra Yay y proclamaron a Abderramn Ibn Him Ibn Al-akam, apodado Al-Mustahir Billh que fue matado por su primo Moammed Ibn Abderramn Al-Mustakf, padre de Wallda, la famosa amante de Ibn Zaydn. Finaliz su periodo con la fitna, por lo cual
despareci el califato de Crdoba y se disolvi el poder entre los reinos de
taifas.
No fue ninguna sorpresa la aparicin de Ibn ahuar en Crdoba, Ibn Abbd en Sevilla, Ibn Annn en Toledo, Ibn Hd en Zaragoza y otros en varios sitios porque preparaban sus reinos independientes mientras se
dislocaba el califato. Los conflictos y guerras entre ellos hicieron caer
Toledo y otras fortalezas en manos de cristianos que adems empezaron a
cobrar tributos. Sin embargo, la presencia almorvide hizo retrasar la
dominacin cristiana en Al-ndalus. Los almorvides vinieron de Lamzuna,
la tribu berber de Senada, se convirtieron al islam y lo defendieron. Su
movimiento fue de carcter religioso en sus comienzos, encabezado por
Abdullah Ibn Ysn, hombre piadoso, muy religioso y aficionado a las
mujeres. Se casaba y se divorciaba varias veces mensualmente. Tras su
muerte lo sucedi Abu Bakr alanzan ayudado por su primo Yusuf Ibn
Tchafn. Segn las fuentes fue un hombre religioso, serio y piadoso, cruz
con su ejrcito el estrecho invitado por algunos reyes de taifas. As sucedi
la famosa batalla de Azzalqa con la gran victoria del islam y de los
musulmanes. Sin embargo, a pesar de ese gran xito no continu su travesa
hacia Espaa, a causa de la muerte de uno de sus hijos. Volvi otra vez
hacia la pennsula ibrica solicitado por algunos reyes de taifas y denegado
por Al-Mutamid Ibn Abbd, el ms cercano a los corazones y el famoso poeta. Fue desterrado a Aghmt (cerca de Marrakech en Marruecos) donde
falleci y fue enterrado. De su tragedia hablaron escritores y poetas y de su
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destino lloraron los desdichados. Algunos de sus versos fueron grabados
sobre su tumba y an permanecen como testigo de su historia.
Ysuf muri en el ao 500 de la hgira a los cien aos despus de haber
realizado una gran labor, sin embargo se sucedieron los dolores de Al-
ndalus derramndose de las colinas como un diluvio, cada vez que la gente
aspira a la tranquilidad y a la paz. Los musulmanes fueron derrotados en
Espaa por los cristianos en las guerras de Cuarte y de Cutanda y
amenazados por los almohades desde Marruecos dirigidos por Moammed Ibn Tmart. Despus de la muerte de Ysuf Ibn Tchafn, su hijo slo
gobern durante tres aos y luego fue sitiado y matado por los almohades.
Toledo cay en manos de los cristianos durante la poca de los reinos de
taifas y le siguieron Zaragoza, Tudela y sus alrededores a finales de la poca
de los almorvides. Los reinos de taifas cayeron uno tras otro como si
fuesen joyas de un collar precioso y roto, y desapareci el poder de los
musulmanes en Al-ndalus.
Apareci luego Moammed Ibn Tmart, descendiente de Al-usain Ibn Al-asan Ibn Ali Ibn Ab Tleb, apodado Al-Mahd. Fue un hombre piadoso, luchaba contra lo flagrante e incitaba a la gracia. Llegando a la
ciudad, permaneci en la mezquita observando desde ah la calle y a la
gente y destruyendo todo instrumento musical o utensilios de vino. Se
qued un da con Abdelmmen, un maestro de nios, y le pidi que le ayudase en la difusin del islam. Entr en tregua con los almorvides y
luego se opuso a ellos declarndoles la guerra y pasando del insulto al
enfrentamiento. Puso a la cabeza del ejrcito Abdelmmen y dijo a sus hombres: Sois creyentes y ste es vuestro prncipe!. Posteriormente, muri Moammed Ibn Tmart y le sucedi en la responsabilidad militar Abdelmmen Ibn Ali, quien dirigi una guerra de la cual salieron victoriosos los almohades mientras los reyes de taifas se apresuraron a
someterse y expresar su vasallaje al nuevo emir.
Despus de su muerte fue nombrado su hijo Ysuf y luego Yaqb Ibn Ysuf Ibn Abdelmmen. Su reino conoci victorias y xitos, sin embargo sucedi en Al-ndalus otra tragedia en el mismo periodo, marcado por la
introduccin de una nueva ideologa y pensamiento que tuvieron graves
consecuencias y peores impactos sobre la vida poltica futura.
Su hijo Moammed Annir subi al trono a los diecisiete aos y tuvo lugar en aquel entonces la guerra de las Navas de Tolosa, donde hizo pagar
a todos los que acometieron contra los almorvides y los almohades. Con su
mala gestin y su escasa capacidad para gobernar Annir provoc uno de los episodios ms dainos y dolorosos que conoci la historia de Al-
ndalus.
Derrotado, el rey se retir dedicndose a sus placeres y quehaceres sin
interesarse ni por los asuntos de su reino, ni por lo que est pasando fuera de
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su palacio. Parece que la derrota le caus un gran choque que lo dej sin
voluntad ni capacidad para afrontar la vida diaria, comportamiento
calificado de suicidio e inadecuado al camino de los creyentes. Segn las
Fuentes, falleci mordido por un perro o envenenado o sufriendo un ataque.
Su hijo Ysuf Al-Mustanir le sucedi a los diecisis aos. Fue joven, aficionado al juego y al toreo de las vacas. Mientras estaba toreando un da
le dio una vaquilla indcil un golpe al corazn que lo dej sin vida.
Como no tena heredero, los notables y jeques nombraron rey a
Abdeluid Ibn Ysuf Ibn Abdelmmen, a los sesenta aos. Se pelearon por el poder, se mezclaron las intenciones y acciones, y cada uno de los
almohades pretenda tener la representatividad legal del reino y la
legitimidad. No tenemos que olvidar que el reino islmico en aquella poca
estuvo rodeado de tres fuertes provincias cristianas: Aragn en el este,
Castilla en el centro y Len en el oeste, que no se cansaban de atacar a los
reinos islmicos colindantes y apoyaron tambin a los que se mataban entre
ellos y solicitaron su apoyo y socorro. Les ayudaron a cambio del vasallaje
y de un tributo que deban pagar asegurndose as la permanencia en el
trono.
Crdoba cay fcilmente en manos de Alfonso, lo que caus una
profunda herida en el cuerpo islmico. Fue un golpe que rompi los
corazones y provoc los profundos y tremendos suspiros de las montaas,
de las estrellas y de los mares. Los conflictos y guerras entre los distintos
reinos hicieron desaparecer y perder los episodios de una gran gloria, de Al-
ndalus, empezando por Toledo, pasando por Crdoba y terminando por
otras en un lapso que no sobrepasaba treinta aos.
Cuando el rey de Aragn Alfonso de Castilla vio que se apoderaba de
Crdoba sin gran dificultad ni resistencia, decidi lanzarse hacia Valencia
que perteneca a la comarca de su inters y formaba parte de un pacto
firmado con antelacin. Asedi a Zin que se qued sin apoyo de los suyos,
ni recibi respuesta de Ibn Al-Abbr, gobernador de Tnez. Fue as cmo se
someti la ciudad vencida.
Entre peores y dolores Sevilla permaneci autogobernndose, lo que
suscit el apetito de Fernando III, rey de Castilla y decidi dominarla. Tuvo
el permiso del Papa pidindole cobrar el tercio del tributo otorgado a la
iglesia para preparar su campaa. La asedi durante quince meses y entr
victorioso al final en sus palacios y transformando la mezquita en una gran
iglesia. Logr realizar su sueo ayudado y apoyado por Ibn Al-Amar, rey de Granada cumpliendo as un acuerdo que le obligaba a prestarle ayuda
temiendo perder su trono.
Conoci Al-ndalus una verdadera tragedia a causa de todos esos
episodios dolorosos y negros de la historia. Fue una catstrofe provocada
por graves errores repetidos y conflictos de intereses personales y egostas.
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Permaneci Ibn Al-Amar en Granada, un pequeo reino, que perdur dos otros siglos y medio gracias a la voluntad de Dios, despus de la gran
decadencia del gigante Al-ndalus. Sin embargo, no volvi esta ciudad a
gozar de su plena libertad a causa del dinero y del tributo que pagaba a sus
enemigos colindantes. Durante sus ltimos das de vida, mientras estaba
agonizando entre los conflictos y disturbios, el rey de Castilla decidi poner
fin a la existencia y resistencia musulmana en esta ciudad, la asedi, la viol
y la ocup bajando las cortinas sobre un gran esplendor y poniendo fin al
ltimo episodio de las tragedias de Al-ndalus con las palabras de Aia Al urra, madre de Abdullh el menor dicindole: llora como mujer lo que no supiste defender como hombre!.
La catstrofe y los dolores de Al-ndalus residen en dos graves
placeres: el placer del poder y del deseo, de all desembocaron todos los
peligros. El placer del poder justifica el hecho de sacrificar a la gente, la
tierra y el dinero para conservarlo, en querer seguir en el trono, mientras que
el placer del deseo empuj al gobernador andalus a inclinarse y debilitarse
ante las esclavas, criadas, esposas, hijos y vino. As se sacrific la buena
gobernanza, la competencia, la eficacia, el dinero y la riqueza de Bayt mal (tesorera) de los musulmanes.
Escrib esa obra apoyndome en diferentes fuentes, en obras maestras,
en escasas informaciones y en todos los textos que pude pescar y encontrar
en relacin con el tema, empendome en trasladar, describir y narrar las
tragedias de Al-ndalus y de los andaluses como ocurrieron, deseando
hacerle suceder otro libro sobre las alegras para permitirle al lector conocer
la otra faceta de esta historia que abunda en dolores y alegras, implorando a
Dios Todo Poderoso apoyo, eficacia y perspicacia en todo lo dicho y hecho.
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CAPTULO PRIMERO
Periodo Al-Fat (la conquista)
El comienzo de la conquista
Las peleas internas
Las revueltas raciales
La fitna yemen-mudar.
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El comienzo de la conquista
A lo largo de su historia, Al-ndalus conoci un derroche de disputas,
de venganza por egosmo y de amor y aficin al poder, a pesar de los
desajustes y desequilibrios que podran afectar a la Umma. Los musulmanes
no escarmentaron de la experiencia anterior ni prestaron atencin a lo
sucedido a los godos que sufrieron las mismas consecuencias y el mismo
desenlace que les hizo perder su poder y resquebraj su gobierno.
Era costumbre en el pas de los godos mandar a sus hijas a las cortes
para completar su educacin y dotarles de conductas y comportamientos
palaciegos, preparndolas para casarse con descendientes de familias de
gran linaje. Entre ellas se hallaba la hija de Don Julin, gobernador de
Ceuta. Era una mujer graciosa, delgada y se mova como un roco fino.
Cuando la vio Rodrigo, la dese y se acost con ella. Constituy ese
acontecimiento la causa de la penetracin de los rabes en Al-ndalus y la
consolidacin de su reino y su poder. Construyeron el puente y la
desembocadura de un colosal ro de un saber enorme y diversificado que
hizo beneficiar al mundo entero de los frutos de su renacimiento y de un
desarrollo industrial que resiste y perdura hasta nuestras pocas.
Don Julin decidi vengar el honor de su hija, anim entonces a los
rabes para que conquistaran Al-ndalus revelndoles las debilidades de su
enemigo y ensendoles el camino, extinguiendo as el fuego y la rabia de
su orgullo herido. Decidi vengarse de su enemigo olvidndose de la
gravedad del acto que le hara perder a l y a sus hijos un poder que no
recuperaran nunca. Quiz opinaba que los rabes volveran a su tierra
despus de despojar el nuevo territorio de sus bienes y riquezas, debilitar a
los gobernadores y facilitarle el acceso al poder de nuevo.
Los musulmanes conquistaron Al-ndalus dirigidos por Tareq Ibn
Ziyd Allay, gobernador de Tnger mandado por Ms Ibn Nusayr. Algunas fuentes histricas narran y describen la envidia que sinti ese
ltimo hacia Tareq enterndose de su victoria y sus hazaas. Temiendo que
se le atribuyera todo a l solo, le orden parar su avance amenazndolo en
caso de desobedecer sus exigencias. Escribi entonces al califa Al Uald Ibn
Abdelmalek en Am hablndole de su victoria y de los xitos como si fuese l mismo el hroe. Cruz el estrecho dirigiendo a un ejrcito
compuesto de dieciocho mil hombres, siguiendo un camino distinto de lo
atravesado por Tareq y conquistando nuevas provincias. Cruzaron cerca de
Toledo, lo azot expresndole su envidia y su rencor. Algunos historiadores
avanzaban que estuvo a punto de matarlo exigindole las riquezas y las
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ganancias que obtuvo. Algunos agregaron que entre las riquezas del despojo
haba la mesa del profeta Salomn y con alguno de sus pilares se qued
Tareq. Ms lo sustituy por otro en oro semejante. Perdon a Tareq luego
con la intencin de aprovecharse de sus servicios. Si no fuese por los
sucesos que ocurrieron entre los dos hombres y por la rabia y el egosmo de
Ms y si hubiera dejado a Tareq avanzar hacia el norte de Espaa, la
conquista de Al-ndalus habra sido ms fcil y completa. Sin embargo, el
rencor y la codicia prohibieron a los musulmanes alcanzar un objetivo que
estaban a punto de realizar. Avanzaron juntos conquistando nuevos
territorios mientras cada uno senta en sus adentros lo que le ocultaba a su
compaero. Su comportamiento nos hizo recordar algunos versos de Al
Mutanabb en su relacin con Kfur Al-Ijd:
Satisfaccin demuestro y no estoy nada satisfecho
Consideras mi sonrisa alegra y esperanza
Mientras sonro burlndome de un esperanzado
Por nuestra parte, creemos que Tareq se preguntaba igual que lo hizo
Ibn Zaydn cuando vino ms adelante:
Veo una profeca sin saber por qu se obstaculiza
Rudeza es la noche oscura
Ni un rayo de perdn aparece en su cielo
Aislamiento del gobierno es presentido
Y no lo entendido si en tu sombra acto
Ms sigui su carrera ayudado por sus hombres abriendo nuevos
territorios y difundiendo el islam hacindole llegar a puntos lejanos y
considerndoles como aliados contra los enemigos. En aquel momento
Europa hibernaba en otras preocupaciones, dividida entre distintas
tendencias e ideologas, incapaz de afrontar un ejrcito cuyos principios
acapararon y reunieron pueblos del mundo antiguo. Ms soaba con
conquistar Europa desde el oeste y juntarse al ejrcito rabe saliendo del
Mareq. No era imposible realizar el sueo y mientras estaba gestionando la estrategia y planificando el avance le lleg un mensajero del califa Al-Uald
Ibn Abdelmalek, llamado Mugh Arrm. Le ordenaba dejar de aventurarse con los musulmanes en tierras ajenas imponindole regresar con los
despojos y las riquezas que pudo reunir durante su conquista. Ms
intentaba convencer a Mugh prometindole darle una parte del botn para tenerle como aliado y poder avanzar puesto que logr explorar nuevos
caminos y vas, descubri las debilidades de sus enemigos y estren sus
hombres a combatir en esos nuevos territorios adaptndose al clima y a la
geografa. Convencido, Mugh acept seguir con ellos y conquist Crdoba. Segn Al-iar: Ms amenaz a una Qayna, bella y hermosa, cuando la vio intentar con todos los medios acercarse a Mugh gobernador
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de Crdoba. Le revel aprisionada que su intencin fue matarle con un
pauelo envenenado tocando su sexo despus de acostarse con ella.
Mientras estaban luchando y entrando a nuevas ciudades, el califa
mand a otro mensajero a Ms llamado Ab AnNar amenazndole y ordenndole el retorno inmediato y urgente. Decidi volver por obligacin y
no por el motivo mencionado por Ibn Bassm en su obra Addajra diciendo:
Mientras Musa avanzaba en su conquista, vio en su camino una estata en escrito en su faceta: volved hijos de Ismael a su destinacin, ya estn
acabados! Le aterroriz lo que haba ledo dicindose: si eso est escrito es
por algo.
Volvemos otra vez a una decisin crucial en la historia del universo
tomada por Al-Uald Ibn Abdelmalek, una decisin que no permiti a Europa acercarse al islam y adoptarlo y prohibi al islam entrar en Europa.
Lo hizo por cobarda? pero no lo conocamos cobarde. Lo atribuimos a su
miedo por los musulmanes evitndoles arriesgarse en territorios
desconocidos y ajenos? Puede ser el caso como pueden ser otros motivos.
Quiz cuando se enter Al-Uald del conflicto entre Tareq y Ms tuvo
miedo de una fitna que podra estallar entre los musulmanes en tierras muy
lejanas del poder central. Otros lo atribuyeron a las informaciones y noticias
que llegaron al califa sobre las riquezas que acumularon en Espaa y sobre
la hermosura de las mujeres y esclavas andaluses que eran ms bellas que
las estrellas, ms lucientes que la luna, de piel clara y suave, dulces y
agradables en su cohabitacin.
El califa lo haba experimentado cuando Ms le mand veinte mil
esclavas cautivas berberes, agregndoles otras veinte mil. Otros
justificaron su reaccin por el miedo que podra tener pensando que Ms
quiso quedarse con el poder y las riquezas en la nueva tierra conquistada,
sobre todo sabiendo que era muy duro, fuerte, sembraba el terror en los
corazones de los nuevos adeptos y no juzgaba lgico dejarlo lejos del
control del califato.
Sea cualquiera la justificacin, por dinero y riquezas, por mujeres y
placeres o por miedo y poder, la decisin fue injusta e inadecuada e hizo
perder una ocasin que hubiera sido muy benfica para el globo y la
humanidad. Cabe recordar que los cristianos que dej Ms perdidos y
temerosos en las montaas constituyeron la semilla de un reino que derrot
a los musulmanes y les expuls despus de varios siglos de gobierno.
Segn Al-iz en su obra Al Mushib: Acudieron los Ifran (cristianos) a su rey dicindole: Qu maldicin nos persigue? Temamos a
los rabes procedentes de oriente hasta que salieron de occidente. Se
apoderaron de Al-ndalus y de sus riquezas a pesar de su grupo reducido.
Les contest: En nuestro juicio de valor, dejadles avanzar! Son semejantes al diluvio que arrastra todo lo que encuentra en su cauce, tienen
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proyectos e ideas que superan todo clculo y corazones muy fuertes, de
hierro. Dadles tiempo hasta que llenen sus puos de despojos, ocupen
palacios y residencias, disputen el poder y se entrematen entre ellos! En
aquel momento podis acabar fcilmente con ellos. As fue, a causa de la
fitna que opuso los balades a los chames, los berberes a los rabes y los mudares a los yemenes. Cada uno buscaba apoyo en el campo enemigo
para vencer a su vecino y hermano.
Nos revelan los episodios de la historia otra vez unas faces de
altercados, conflictos y venganzas por cuestiones personales.
Comportamientos egostas que desembocaron en decisiones decisivas y
cruciales en el transcurso del porvenir de los musulmanes, las tom esta vez
Sulaymn Ibn Abdelmalek Ibn Marun que sucedi a su hermano Al-Uald. Tuvo otra posicin frente a Ms, que cuando lleg a tierras de Aam el califa estaba ya muerto segn algunas fuentes histricas. Sin embargo,
encontrarlo vivo, agonizando o moribundo no cambia en nada la realidad
histrica.
En su camino de regreso con los dos mensajeros del califa Mugh y Nar, Ms pidi al primero entregarle el gobernador cristiano de Crdoba que llevaba cautivo. Mugh, amigo de Tareq, se neg dicindole: Lo entregar yo mismo al califa. Se lo quit Ms a ellos y lo mat. Furioso del gesto, Mugh se ali a Tareq para actuar juntos ms tarde. Algunas fuentes afirman que Sulaymn le pidi retrasar su vuelta a Am cuando se enter del estado de salud crtico de su hermano, esperando recibirle
nombrado califa ya. Ms se neg y apresur su llegada ofreciendo Al Uald
el quinto de lo ganado y de las riquezas y esclavas. Poco despus falleci
dejando a su hermano en el trono. Durante los momentos reducidos que
pasaron en la corte de Al Uald, Intentaban Tareq y Mugh montar Sulaymn contra Ms vengando as su orgullo y revelndole la historia de
la mesa de Salomn y del cristiano de Crdoba. Furioso, el nuevo califa
recibi a Ms con reproches y le pidi traer la mesa mencionada. Tareq
pretendi ser el propietario de la mesa pero cuando Ms refut su
argumento. Le pidi: Si lo permite, el califa puede preguntarle sobre el pilar original que falta a la mesa. Ms explic la historia diciendo que le faltaba cuando la descubri e hizo fabricar otro semejante. En ese momento
Tareq sac la pieza original demostrndole al califa que fue l quien la
descubri y fue Ms quien se la arrebat mintiendo al califa cuando se la
atribua a s mismo. El califa orden despojarle de todos sus bienes y
exponerlo al sol hasta su fallecimiento. Encarcelado, acudi a su amigo
Yazid Ibn Al Muhallab, uno de los hombres poderosos y amigo de
Sulaymn, pidindole ayuda e intervencin a cerca del califa, le contest
reprochndole:Te conoca inteligente y razonable, consciente de las astucias de las guerras y al tanto de cmo disimular las envidias y
descontentos, dime cmo caste en manos de este hombre despus de que
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habas llegado a tierras de Al-ndalus poniendo fronteras y mares
profundos entre t y ellos, despus de haber gobernado una tierra que
descubriste y de cuyas riquezas y gentes te apoderaste? Sabas que el
heredero del califato no sera otro que Sulaymn pero a pesar de todo te
opusiste a su voluntad y a sus rdenes suscitando la rabia y el rencor de tus
aliados, vasallos y de tu jefe? Perplejo, Ms contest: hijo de nobles y notables, no es tiempo de reproches ni de enumeracin de defectos y fallos,
no sabas que cuando llega tu castigo se cierran tus ojos y no lo ves ni lo
analizas. Le contest: no sabas que el abubilla penetra con su mirada la
tierra, ve el agua y no percibe la trampa muy cerca a su alcance? Yazid
intervino al lado de Sulaymn implorando su perdn hasta que le realiz su
deseo y liber a Ms.
Algunos aseguran que a pesar de haberle perdonado permaneci
retirado de la escena hasta su muerte a los ochenta aos acompaando al
califa a la Meca. Otros dicen que le perdon pero le arrebat todos sus
bienes materiales, dejndolo miserable mendigando sustento en las tribus
rabes.
Desenlace fatal y desastroso de una gran figura histrica y de un gran
hombre, una catstrofe para los pueblos que no podan beneficiarse del
islam a causa de envidias y conflictos por intereses personales, Ms fue
uno de los hroes de esa escena histrica. A pesar de su inteligencia, de su
eficacia en convivir con distintas y diferentes culturas y civilizaciones
fracas en tomar la buena decisin, en complacer a los dems y en
comportarse amablemente con su jefe, con sus vasallos y sus compaeros,
como explic su amigo Yazd. En realidad tuvo razn el poeta cuando dijo:
Si Dios no ayuda al hombre
Sera se, la primera vctima de su esfuerzo
Y agreg otro:
El hombre libre es esclavo cuando codicia
Y el esclavo es libre cuando satisfecho se contenta con lo ganado.
Ms, que Dios se apiade de l, anhelaba y envidiaba, segn una fuente
histrica: Ms fue visir de Bir Ibn Marun cuando Al a fue nombrado gobernador en Iraq en el ao 75 de la hjira, fue acusado de robar
dinero de Basora y estuvo a punto de caer en sus manos cuando le salv la
intervencin de su amigo Abdelazz Ibn Marun. Quiz se equivoc en su conducta con Tareq y con Mugh pero no se sublev nunca contra el califa ni pas nunca por su juicio lo que su amigo le reproch. Puede ser la razn
tambin de eso el no haberlo pensado y planificado por no pertenecer a
ninguna tribu fuerte o famosa sobre todo en momentos difciles en que el
fanatismo y el extremismo reinaban en las tribus rabes. No perteneca a una
familia real ni tena linaje de nobleza, como los Ban Marun que se
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hicieron su propio reino en Al-ndalus ms adelante. Ms no fue nada
diferente de los dems, hombre al servicio de Um Al Bann Bent
Abdellazz que lo llev con ella cuando se cas con Al Uald Ibn Abdelmalek. En Naf At-Tb, Al Maqr nos explica diciendo que Ms no fue nada diferente de los dems hombres detentores del poder, fue
envidioso, vengativo, malicioso y las rivalidades abundan en esas
caractersticas y caracteres. Uno de los jefes repiti la frase siguiente:
No es la cabeza del pueblo quien siente rencor
Pero alter el orden de las palabras para obtener la frase siguiente:
No es la cabeza del pueblo quien deja el rencor.
Si el responsable perdona la falta de disciplina, la insolencia y deja de
castigar y recompensar por el mal y por el bien lo pueden calificar de dbil y
de ingenuo cmo podemos calificar un responsable que no evala o
perdona el dao que le causa su enemigo mientras ste lo tiene controlado y
no se olvidar de l hasta exterminarlo y descansarse eternamente
mandndole a su tumba? Y tuvo plena razn quien dijo:
Poner una gota de roco en el lugar de una espada
Es de igual peligro si espada usas en lugar de cario
Sin embargo, la mejor solucin es juzgar las cosas a su propio y justo
valor. Personalmente no estoy de acuerdo con la teora de Al-Maqr, no son
envidia y rencor valor de cortesa ni es dbil y tonto el bueno y tolerante. A
este propsito el poeta nos record:
No es jefe el idiota que manda en su entorno
Sino que el jefe es quien finge la idiotez
El perdn, la tolerancia y la inteligencia son bases de todo buen
comportamiento capaz de sembrar el amor, la lealtad y el respeto.
Algunas fuentes adelantan que cuando Sulaymn haba odo la versin
de Tareq a propsito de Ms, le despoj de sus bienes materiales y decidi
entregar las riendas de Al-ndalus a Tareq. Antes de pasar a la accin el
califa consult a Mugh preguntndole sobre la relacin de Tareq con los andaluses y le dijo lo siguiente: los andaluses veneran a Tareq y si les recomienda hacer la oracin hacia otra direccin que no sea la Meca lo
ejecutan sin vacilar. Cuando Tareq se enter del asunto coment a Mugh sabiendo su intencin: ojal hubieras hablado de la insumisin de los andaluses y no de su obediencia! Mugh le contest: Si me hubieras dejado el cristiano te habra dejado Al-ndalus, influenciaste a Ms
aconsejndole: Cmo podemos dejarle a Mugh volver a Damasco acompaando al cristiano mientras llegamos nosotros con el rabo entre
piernas. No tard Ms, entonces, en matarlo como hemos mencionado arriba.
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Despus de Ms deslumbr la figura de su hijo Abdelazz, que continu la labor de su padre conquistando nuevos territorios en Al-
ndalus. Volvieron a actuar de nuevo conflictos y rencores. Se cas el hijo
con la esposa de Rodrigo, el rey cristiano vencido, llamada Um Acem que pagaba un tributo a cambio de conservar su religin cristiana. Una vez con
su nuevo esposo musulmn en la antigua iglesia de Sevilla que
transformaron en palacio le pregunt: Por qu no se arrodilla la gente cuando entra a tu corte como haca con mi ex esposo? Le explic que no
est permitido por la religin islmica, pero para complacerle, por ser su
favorita y su preferida, mand construir una pequea puerta por la cual
deben pasar todos que vienen a verle y as se inclinan para acceder a su
corte, comentndole que lo hizo por ella.
Se enter de lo que hizo el emir, guardando todava en su pecho una
gran rabia y rencor contra los comportamientos anteriores del padre y
conspir con los soldados su asesinato. Lo mataron cuando estaba en la
mezquita durante la oracin del alba. Salieron llevando la cabeza de
Sulaymn. Durante varios aos, su sangre permaneci manchando la
mezquita que estaba cerca de su casa. Aparecieron as las mujeres en la
escena poltica y desempearon un papel primordial en la historia que no
dej bastante informacin a su propsito en la vida de Al-ndalus.
Abdelaziz hered un trono que podra explotar a su favor y dejarlo a sus hijos despus, pero por su debilidad ante la esposa de su rival y enemigo lo
hizo perder. Abri as brechas por las cuales entraron sus opositores y lo
asesinaron. Empez una nueva etapa de conflictos internos y matanzas entre
los musulmanes. Despus de su muerte sucedieron al trono de Al-ndalus
ms de 17 prncipes en un periodo de cuarenta aos. Ninguno de ellos lo
hizo heredar a un hijo o familiar. El ttulo ms alto que tuvieron todos fue el
de emir, prncipe. Sin embargo, los conflictos no abandonaron Al-ndalus y siguieron poblando los episodios de su historia. A Abdellaziz le sucedi en Sevilla el prncipe Ayb Ibn abb Allajm que era un hombre simptico y razonable. La suya fue una poca de paz y de tranquilidad. Lo
reemplaz el gobernador de frica por Al ur Ibn Abderramn Azzaqf pero los tiempos de ste fueron de pleno conflicto y fitna entre rabes y
berberes, los peores acontecieron en Crdoba. Se dirigi con su ejrcito
hacia el norte pero sin alcanzar gran xito. Otra vez, los conflictos de
intereses personales hicieron perder ocasiones de oro a los musulmanes que
estaban avanzando en la conquista de nuevos territorios y en la difusin del
islam.
Cuando Omar Ibn Abdellaziz fue nombrado califa en Aam, puso a la cabeza del emirato a un hombre serio, bueno y piadoso, Assam Ibn Malek Al-Julni, alejando as al que era cruel y duro con los musulmanes y
sus soldados. En aquel momento, Al-ndalus dependa administrativamente
del califato en al Mareq en vez del gobernador de frica.
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Fue el nuevo emir, un hombre justo y bueno que supo gobernar a los
musulmanes y los no musulmanes otorgando los derechos a los esclavos y
agricultores e intentando exterminar los conflictos y las envidias internas
provocados por intereses personales. El califa pens salir de Al-ndalus y
dejar esa tierra lejana pero le aconsejaron quedarse para proteger y gobernar
a una poblacin considerable de musulmanes.
Otra figura se asent al trono de Al-ndalus, Abderramn Al-Ghfiq que se dirigi con su ejrcito hacia Francia despus de haber atravesado
sobre sus caballos llanuras y ros y llenando sus bolsas de diamantes, joyas,
dinero y riquezas. Lleg el momento del enfrentamiento, les aconsej su
jefe dejar una parte del botn y de las riquezas para afrontar ligeros el
enemigo, desobedecieron y ocurri la guerra en Balt de los martirios donde
perecieron miles de musulmanes.
Otros instrumentos de guerra fueron utilizados, instrumentos que se
resuman en el rencor, el conflicto, la maldad y el egosmo. Fueron armas
ms eficaces que la jabalina y la espada. El ejrcito musulmn se compona
de rabes y de una mayora berber. Este ejrcito llev con l una gran
cantidad de despojos. El jefe les orden a sus hombres continuar la lucha y
dejar las riquezas pero le desobedecieron y optaron por acumularlas y volver
sin continuar la guerra. No quiso apretarles temiendo la fitna entre ellos. Las
confrontaciones entre los dos bandos duraron das enteros y llegando casi
hacia el final surgi una gran catstrofe. Algunos intrusos en el ejrcito
islmico anunciaron la cada de las riquezas en mano del enemigo, lo que
les empuj a retroceder protegiendo su despojo. Una saeta le pinch el
corazn a Al-Ghfiq y cay sin movimiento, que Dios lo mantenga en su
misericordia. Los musulmanes no se pusieron de acuerdo sobre el nuevo
jefe y se escaparon de noche dejando a un nmero considerable de sus
compaeros muertos y heridos.
Esta guerra importante y decisiva a nivel mundial constituy un cauce y
va primordial en la historia de la humanidad a nivel poltico, cientfico y
cultural y fueron las armas secretas ms eficaces que los instrumentos
materiales de guerra.
Cunta es numerosa la gente, pero escasa es!
Dios sabe que no lo digo en vano
Cuando abro los ojos
Mi mirada cae sobre muchos
Pero a nadie veo.
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Castillo de Tarifa: Con referencia a Tarif Ibn Mlik que hizo una
campaa de exploracin antes de que Tariq Ibn zid cruzara el
Estrecho
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Las luchas internas
Fue el primer golpe de Estado, la primera sublevacin en la historia de Al-ndalus y el comienzo de una verdadera fitna y serias peleas internas
que vamos a tratar en este captulo.
Sucedi Abdullah Ibn Qutn al trono de Al-ndalus y se dirigi hacia el
norte con el objetivo de recuperar las ciudades perdidas y reconquistadas
por los cristianos. Fracas en su plano a causa de su entorno que se
interesaba nicamente por sus intereses personales olvidndose de los de la
mma. Fue tambin un hombre cruel y temeroso, lo que esparci a los andaluses que lo dejaron solo. Unos grandes conflictos y sublevaciones
tuvieron graves consecuencias en algunas tribus. Lo cambiaron por Uqba Al-aa Assalul, nombrado por el gobernador de frica. Era un hombre de buen corazn, justo e inteligente. Devolvi los derechos a sus
propietarios y meti en la crcel a los gobernadores y jefes crueles. En su
guerra contra los cristianos aprovech los instrumentos secretos. Le
contact el duque Maroto deseando su apoyo y colaboracin para vencer a
Carlomagno que no paraba de vencer y de apoderarse de nuevos territorios.
Mand este ltimo a su hermano para exterminar a los dos jefes cuando se
enter de sus planes y estrategias. Derrot a los rabes que huyeron
volviendo hacia Crdoba. Al-aa no analiz bien la situacin y los rabes perdieron as una gran parte de su capacidad material y humana. Con
esta derrota otro episodio se suma a las tragedias y dolores de Al-ndalus.
En su intento de recuperar lo perdido, Uqba fracas perdiendo ms tierras y
hombres y puso al mando del ejrcito del norte a Abdelmalek Ibn Qutn para aprovechar su experiencia militar. Sin embargo, el nuevo jefe slo
estaba esperando la ocasin para deshacerse de su superior cuando las
derrotas y conflictos caan como lluvia sobre su reino. Abdelmalek encarcel a Uqba y lo mat -otros dicen que falleci en la crcel-. No
importa cmo ha fallecido, lo que merece detenimiento y anlisis fue la
manera en que se apoder del gobierno. Por primera vez en la historia de
Al-ndalus se desbanca a un gobernador legtimo sin tener que volver al
califa o al gobernador de frica. Fue tambin la semilla de un conflicto
racial y doctrinal que se sembr en frica y emprendi su camino hacia Al-
ndalus. Los berberes empezaron a rebelarse en frica contra algunos
gobernadores rabes que no eran justos ni igualitarios con ellos. Se
apoderaron del gobierno y de las riquezas dejndolos al margen, lo que
favoreci algunos movimientos llevados por los berberes para luchar
contra la injusticia y la situacin de discriminacin y desigualdad. La avidez
de algunos de sus lderes fue una de las grandes causas del fanatismo racial
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y constituy la primera mecha de un fuego destructible y el comienzo de
serias peleas y conflictos internos que profundizaron ms la herida
sangrante en el cuerpo de Al-ndalus.
Por su parte, Ubaid-Alh Ibn Al-abb, que fue nombrado por el califa gobernador en frica, fue un hombre cruel, segn Al Uqid e Ibn
Jaldn. Mand a su ejrcito encabezado por abb Ibn Ab Ubaida Al-Fihr para exterminar a los berberes, despojarles de sus bienes y hombres y sali
para matar a sus hermanos, los musulmanes. Con igual comportamiento
actuaba su hijo Ismael, quien, como explicaban algunas fuentes trataba a los
berberes como si fuesen no musulmanes recin conquistados: les despojaba
de sus riquezas y les impona tributos.
Esos comportamientos y otros semejantes nos hicieron recordar la
poesa de Ali diciendo:
Juro por Dios que la tirana es srdida
Y permanece la vil vctima
Hacia Dios caminamos el da de la resurreccin
Y ante Dios se presentarn los litigantes
Gusto perdern los acostumbrados a la beatitud.
Cmo pasaron sus noches,
Y qu testimonios revelarn las estrellas?
Los berberes se sublevaron encabezados por Maisara Al-Mdar y realizaron varias hazaas y estrategias de sus planes. En Tnger mataron al
gobernador y en Ss a Ismael Ibn baid Alh Ibn Al-abb. Se sublevaron tambin contra su jefe Maisara, lo mataron y lo reemplazaron por Jlid Ibn
amd Aznt. Hermanos enemigos se pelearon entre ellos, berberes contra musulmanes. Se perdieron musulmanes de los dos bandos y se perdieron
muchos hombres y armas que habran sido relevantes para vencer al
verdadero enemigo. Se entremataron por egosmo y fanatismo que el islam
combati desde su aparicin, lejos de practicar sus dogmas y aplicar sus
mandatos.
El califa Abdelmalek se enter de lo que estaba sucediendo y de las matanzas que exterminaban a los suyos, aisl a baid Allh Ibn Al-abab, gobernador de frica nombrando a su sucesor Kulzm Ibn yd Al-Quar, quien dirigi un ejrcito encabezado por su sobrino Bala Ibn Bir para extinguir las llamas del conflicto y sembrar paz y amor entre los
musulmanes. Surgi esta vez tambin otro tipo de fanatismo: los rabes de
frica teman a los que llegaron de Am y no fueron acogedores con Bala, que por su parte no les prest ni consideracin ni inters. Los rabes confrontaron esta vez dos ejrcitos del califa que se aliaron luego para
afrontar a los berberes. Los rabes fueron derrotados y perdieron muchos
de sus hombres entre ellos Kulzm Ibn abb, mientras Baya se escap a Ceuta.
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El califa omeya se dio cuenta del poder berber y de su fuerte
sublevacin, mand entonces a anala Ibn afun Al-Kalb gobernador en frica, que se empe en apaciguar los conflictos y calmar las furias pero
sus esfuerzos fueron en vano. Los berberes de frica se apoderaron del
territorio y lo dividieron en pequeos trozos y parcelas sin contribucin
alguna en la expansin del islam.
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Las revueltas raciales
La victoria que llevaron los berberes musulmanes contra los rabes
musulmanes fue motivo capaz de atizar los sentimientos de los berberes en
Al-ndalus, que constitua y formaba un solo bloque capaz de conquistar la
pennsula y transformarla en su verdadera tierra y patria.
Abdelmalek Ibn Qutn fue gobernador en Al-ndalus. Cuando estaba en al Mareq, asisti a los episodios de la batalla Al-urra, sucedida durante los dos aos anteriores en las afueras de Medina. Muslim Ibn qba Al Mar,
nombrado por Yazd Ibn Muuia, conquist Medina, la profan durante tres
das enteros, matando a sus habitantes, violando a sus mujeres, robando su
dinero y despojando sus riquezas. Fue una de las guerras ms crueles y una
de las peores guerras sucedidas en la historia de Al-Fat islmico. Estos acontecimientos dejaron gran miedo y rencor en el corazn de Abdelmalek contra los chames. Cuando Bala fue asediado en Ceuta y le pidi socorro y ayuda, Abdelmalek se acord del acontecimiento de Medina, de los comportamientos de los chames y no hizo caso a su peticin. Senta un gran
rencor hacia ellos pero intentaba disimularlo para que no se enterara el califa
en Damasco. Perturbado y molesto por los berberes tuvo que volverse
hacia Bala y sus soldados chames que superaban los diez mil combatientes. Negoci su liberacin del asedio impuesto por los berberes
en Ceuta y la posibilidad de formar un slido y nico bloque de defensa y
ataque contra los berberes. Se lo prometieron y entraron en sus rdenes,
lucharon juntos contra sus hermanos musulmanes y los derrotaron sin
piedad. Sucedi una guerra cuyo fuego y lea fueron hombres musulmanes
en los dos bandos, su ceniza casas y hogares musulmanes quemados y
destruidos, fbricas aplastadas y cultivos exterminados. Con esto, escribi el
lpiz de la historia otro folio de una escena triste de una nueva tragedia en
Al-ndalus.
Despus de apaciguar la situacin y calmar los disturbios, Abdelmalek Ibn Qutn Al-Kahl con noventa aos de edad, le pidi a Bala regresar. Le dio excusas y escondi intereses y codicias pero fue en vano. Se sublev y
reclam su derecho a gobernar Al-ndalus siguiendo el consejo de su to
Kulzm. Se anim a sembrar conflictos y disturbios entre los yemenes que
lo ayud en contra los mudares. El episodio de violencia se reiter y
Abdelmalek asisti otra vez a una profeca que tema, semejante a lo sucedido en Al-urra. Entr Balay con sus hombres a su casa, lo mataron atando a su derecha un puerco y a su izquierda un perro y lo llevaron sus
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servidores de noche para enterrarlo. Fue as cmo Abdelmalek se qued con el poder junto con los yemenes.
Acontecimientos semejantes nos revelaba Ali, (Que Alh ilumine su rostro):
Despareci la lealtad con la noche acabada
Y la gente esparcida entre traidor y cambiante
Demuestran amor y pureza
Y sus corazones albergan escorpiones e envidias
As fue el comienzo de las guerras tnicas rabes-rabes o yemenes-
mudares y de una tremenda fitna cuyas vctimas fueron los musulmanes
que pagaron su precio muy caro, a lo largo de la historia.
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La fitna yemen-mudar
Quiz no podemos ser exhaustivos si tachamos la fitna mudar-yemen
slo de racial. Intervinieron en ella varios factores e instrumentos secretos
basados en el rencor, la crueldad, el egosmo, la venganza, el monopolio del
poder y de las riquezas. A ese propsito dijo el poeta:
No vive tranquila la gente que no tiene dirigente
Ni sera adecuado el dirigente si fuese ignorante
Los hijos de Malek, Umaya y Qutn se sublevaron contra Bala, que asesin a su padre. Reunieron a su alrededor a los balades, muchos
berberes y algunos rabes yemenes. Se formaron as en Al-ndalus dos
bandos: los chames encabezados por Bala Ibn Bir y los balades y berberes dirigidos por los dos hijos de Abdelmalek que consideraron a los chames conquistadores e intrusos en su territorio. Se estall la guerra y
tuvieron lugar varios enfrentamientos entre ellos. Bala muri y su ejrcito continu la lucha hasta la victoria poniendo a alaba Ibn Salma Al-Ghudm al mando del ejrcito, al que acompaaba durante el asedio de
Ceuta.
No fue tolerado alaba y se sublevaron contra l varias regiones en Al-ndalus, quedndose cada uno como jefe durante un periodo. Pero la
codicia volvi otra vez a sustentar la avidez de los distintos bandos y se
declararon la guerra de nuevo. Sacudidos al principio, los chames reunieron
sus fuerzas y derrotaron a sus adversarios. alaba tena la intencin de matar a todos los que cayeron cautivos en sus manos como si no fuesen
hermanos musulmanes suyos. En el mismo periodo lleg Abu Al-Jattr
usm Ibn irr Al-Qalb nombrado por el gobernador de frica. Trat amablemente a alaba y a los hijos de Abdelmalek Ibn Qutn, logr apaciguar durante cierto momento la situacin y volvieron a estallar de
nuevo los conflictos y disturbios. El fanatismo tribal sigui abonando las
tragedias y los dolores de Al-ndalus, profundizando y haciendo sangrar
una herida que doli mucho a sus hijos. De este tipo de fanatismo y de Ab
Al Jattr nos comenta Arrz: Fue un hombre beduino, excesivo en su fanatismo yemen, odiaba a los mudares y por su lado lo detestaban los
Beni Qays. Ech de su corte una vez a Aumayl Ibn Hkim Ibn amr Ibn Al-auan, notable y jefe de los Beni Qays. ste sali furioso y mientras cruzaba la puerta le dijo uno de los ib: seor ajuste su turbante! Le contest amenazando sin parar: Los mos la ajustarn. Moviliz a su gente
contra Abi Al-Jattr, acercando a su lado tambin a oponentes yemenes
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envidiosos y rencorosos y esperando la ocasin para vengarse de Abi Al-
Jattr. Lo expulsaron de su cargo, y lo reemplazaron por Zaubah Ibn
Salmah Al-Ghum, yemen pero detestaba a Ibn Al-Jattr por haberle destituido del gobierno de Sevilla. Sin embargo, logr Ibn Al-Jattr
escaparse de la crcel y reunir a sus hombres para luchar contra los qaises
dirigidos por Assumayl y los yemenes encabezados por Zaubah. Esta vez
tambin fue derrotado y encarcelado pero lo perdon su rival cuando fue
abandonado por sus hombres.
Dos aos ms adelante Cauba muri y los distintos bandos se
disputaron otra vez el poder atribuyndose la legitimidad cada uno de ellos.
Permanecieron en un caos total ante la impotencia del califa que no
encontr remedio a esta situacin conflictiva, ante la debilidad de los
omeyas y el fortalecimiento de los abases.
Los dos bandos se pusieron a gobernar de manera rotativa anualmente,
nombraron con unanimidad a Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, que los traicion, viol el compromiso y se qued con el poder. Los yemenes se
sometieron escondiendo su rencor y su venganza y esperando la ocasin
para acabar con Ysuf.
Este periodo de la historia de Al-ndalus se caracteriz por una gran
prdida moral y fsica, una prdida de hombres, tierras y riquezas, adems
de graves catstrofes y derroches a nivel cientfico y cultural que si no fuese
el caso hubieran beneficiado a la humanidad entera y contribuido a iluminar
los corazones y las razones.
Sucedieron guerras feroces entre mudares y yemenes que provocaron
enormes prdidas en hombres y en provisiones de guerra. Los
enfrentamientos fueron provocados por envidias tribales, fanatismos,
rivalidades, egosmos y monopolio del poder y de las riquezas para
favorecer intereses personales opuestos al bien pblico y al inters comn.
Permaneci la situacin idntica hasta la llegada de Abderramn Addjil a Al-ndalus.
Los musulmanes entraron a tierras nuevas para difundir el islam, alzar
la palabra y la bandera de Dios, sin ninguna distincin entre secta, etnia,
color o raza, compartiendo la misma palabra de Dios, pero los vemos
matndose, intrigando cada uno contra el otro, rindose por el poder,
guiados por instrumentos secretos de crueldad, rencor y llamas de venganza,
cuya lea la constituan los hombres y sus riquezas. Sin embargo, esto no
fue ms que uno de los episodios trgicos de la historia de Al-ndalus.
Europa necesitaba en aquel momento un gran saber y conocimiento,
cuando viva en la sombra de la ignorancia y del desconocimiento. En
aquella poca, los musulmanes eran capaces de trasladarles los saberes y
conocimientos de las civilizaciones y pueblos anteriores. Sin embargo, en
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vez de dirigir su fuerza a este campo se entremataron entre ellos y perdieron
los dos mundos, el paraso y la vida mundana retrocediendo as el desarrollo
cientfico y cultural.
Los musulmanes perdieron la ocasin de introducir en Europa muchos
de sus logros e ideas y ojal hubieran ledo y entendido antes los versos de
Ali Ibn Abi Tlib que dijo:
Oh vanaglorioso ignorando su linaje
Que sepa que todos descendemos de madre y padre!
Fueron creados de palta, de hierro, de cobre o de oro?
Salieron de tierra y de huesos, carne y nervios se formaron
El orgullo sera por acto glorioso
Modestia, decencia y cra buena.
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Vista panormica de Gibraltar que constitua el punto de entrada
de los musulmanes en Al-ndalus, al pie de la montaa se sita una
mezquita recin construida.
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CAPTULO SEGUNDO
El Estado omeya en Al-ndalus
Abderramn Addjil
Him Ibn Abderramn
Al-akam Ibn Him
Abderramn Ibn Al-akam (Al-ausat)
Muammad Ibn Abderramn Al-ausat
Al-Munir Ibn Muammad Ibn Abderramn
Abdul-lh Ibn Muammad Ibn Abderramn
Abderramn Annir
Al-akam Ibn Abderramn Annir (Al-Mustanir)
Him Al-Muayyad Billh
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El Estado omeya en Al-ndalus
El Estado omeya en Al-ndalus marca uno de los periodos ms estables
de la historia andalus pese a los problemas, luchas y dolores que sufri.
Antes de bucear en este agitado mar, hagamos una breve parada para
examinar algunos acontecimientos que marcaron el periodo omeya en
Oriente. En este periodo, las conquistas se prolongaron hasta alcanzar su
apogeo y se estabilizaron durante algn tiempo antes de empezar a
deteriorarse. Tal situacin dur unos decenios, tiempo equivalente a lo que
sera la media de vida de un ser humano. Es posible distinguir tres
importantes huellas del Estado omeya en Oriente, las cuales se extienden
hasta el presente. La primera es el paso de la autoridad de la eleccin
consensuada a su obtencin a travs de contiendas y guerras; de ah aquel
doloroso drama cuyos efectos siguen siendo apreciables: el asesinato de Al-
usain Ibn Al Ibn Ab Tlib Alh est Satisfecho de l- en Karbal, as como el asesinato de muchos de sus hijos y hermanos y un nmero no
despreciable de miembros de la familia del Profeta. De ah tambin la
batalla de Al-urra que tuvo lugar en Medina, la ciudad del Profeta Alh le bendiga y salve- pues el Omeya Yazd ibn Mouia mand tropas bajo el mando de Muslim Ibn Oqba Al-murr, el cual permiti que esas tropas cometieran numerosos abusos y crmenes en la ciudad antes de marchar
sobre la Sagrada Meca donde volvieron a cometer tantos y tantos excesos, lo
cual acentu la desunin y la discordia entre musulmanes.
La segunda huella o repercusin consiste en la ampliacin de las
conquistas, lo cual hizo que numerosos pueblos y comunidades adhiriesen a
la religin de Alh, permitiendo que tal hecho se prolongase hasta el
presente, lo cual es, sin lugar a dudas, una repercusin sumamente
admirable.
La tercera es la cada de su Estado a manos de Ab Abbs As-saf-f que supo utilizar el odio y el deseo de venganza que se experimentaba por el
asesinato de Al-usain, as como los abusos de los cuales fue vctima la ciudad del Profeta Alh le bendiga y salve- en la batalla de Al-urra. As, pudo colocar en todas partes a sus ayudantes y espas cuando a su to
Abdallh Ibn Al se le confi la misin de perseguir a los omeyas y pudo asesinar a un gran nmero de notables y seguidores omeyas e incluso a
mujeres y nios. A aquellos que haban huido por miedo a l, les prometi
el perdn y as los tuvo un ao antes de reservarles una muerte terrible
cuyos horrores recoge el poeta diciendo:
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No te fes de los hombres que ves /
Pues hay un mal que mata bajo las costillas
Si bajas la espada y el ltigo levantas /
A los omeyas vers sobre sus espaldas.
Bien puede ser que le pusieran el apodo de Assaff (el sanguinario) por haber dicho l mismo en la mezquita de Al-cfa cuando se le jur
obediencia: pues yo soy el sanguinario permisivo y el rebelde invencible.
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Abderramn Addjil
Alh dispuso que de esa persecucin se salvara un joven omeya:
Abderramn Ibn Muuia Ibn Him Ibn Abdelmalik, apodado Abderramn Addjil, que ocupara un lugar preferente en la historia de Al-ndalus; un joven que vivi con su abuelo Him Ibn Abdelmalik tras la muerte de su padre Muuia. Su madre era una berber llamada R que haba sido cautiva en la casa califal en Damasco.
Abderramn se salv de la persecucin de los abasidas tras haber cruzado el ro a nado, luego su hermana Ummu l-iba le mand algn dinero con sus seguidores Badr y Slim, tras lo cual se dirigi a Marruecos
donde lo recibieron sus tos maternos Nafza que eran berberes de Al-ndalus. Al llegar a Ifrquia, se enter de su llegada su gobernador
Abderramn Ibn abb que orden su persecucin; y a punto estuvo de ser apresado pero se salv nuevamente cumplindose as uno de los
designios de Alh.
Lo acogi una tribu berber; hay quien dice que se trata de los
Zanta; otros dicen que eran los Maknsa, mientras que un tercer grupo afirman que se trata de los Mghila. Independientemente de cul fuera la tribu que lo acogi, el caso es que se cumpli su objetivo y Abderramn pudo mandar con Badr unos mensajes a los andaluses, los cuales
prepararon su llegada de modo que la situacin poltica fuera propicia a su
entrada, pues los odios y las intrigas entre los yemenes y los mudares eran
tales que los primeros slo esperaban la oportunidad de asaltar a los ltimos,
bajo el mando de Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, gobernador de Al-ndalus, y su aliado A-omail.
Abderramn Addjil entr en Al-ndalus tras haberle preparado Badr el terreno para ello. Los yemenes se apresuraron en aliarse con l, movidos
por sus deseos de vengarse de sus enemigos los mudares. Tambin se
aliaron con l algunos gobernantes como Ibn Musuir, Ub Ibn Alqama Al-ljm e Ibn A-ab. Por otra parte, y mientras Ysuf Ibn Abderramn invada Halqa, se enter de su aparicin por lo que decidi volver. Entonces, su aliado A-omail Ibn Htim le aconsej que lo cortejara antes de traicionarlo porque era joven y falto de experiencia. Pero
ste era demasiado precavido como para ser traicionado con facilidad y se
fue el inicio del fracaso de Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, agravado por la prdida de sus antiguos aliados los mudares que se unieron a
Abderramn Addjil dejando desguarnecidas las tropas de Ysuf que, a
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partir de entonces, slo contaran con algunos fieles seguidores de A-omil. El enfrentamiento entre las tropas dej en evidencia la debilidad de Ysuf que acab pidiendo la paz aunque, en su fuero interno, segua
pensando en la venganza. Abderramn le perdon la vida con la condicin de que se instalara en Crdoba y que no se moviera de all. Sin embargo,
Ysuf, movido como antes se ha dicho, por el deseo de vengarse, empez a
rodearse de fieles berberes con vistas a rehacer sus tropas deshechas, pero
Abderramn se enter de ello y march sobre Crdoba. Despus de muy duras batallas, acab con la sublevacin, mientras Ysuf sala huyendo.
Pero la codicia y la traicin acabaron afectando a sus ms fieles seguidores
que ofrecieron su cabeza a Abderramn Addjil, aunque tambin se dijo que este ltimo fue quien planific y orden su ejecucin.
Por otra parte, hubo un hombre de origen berber llamado Yetefna Ibn Abdeluhed, encargado de ensear a los nios, que presumi de ser hijo de Al-usain Ibn Al Ibn Ab Tlib Alh est Satisfecho de l- y se hizo llamar Abdallh Ibn Muammad consiguiendo que le siguieran numerosos berberes. En un primer momento, a las tropas de Abderramn les cost trabajo perseguirlo ya que se refugi en las montaas, pero pasado ese
primer momento, Abderramn volvi a usar el arma del dinero haciendo que dos fieles del perseguido le trajeran su cabeza. Vemos as cmo el
dinero acaba con los enemigos con ms facilidad de lo que lo hacen las
espadas en el campo de batalla.
Movido por el gran respeto que le tena al califato, Abderramn no adopt el ttulo de Califa sino el de Emir como lo haran sus sucesores hasta la poca de Abderramn Annir. Del Emir se dice que era muy severo y duro, temerario y osado, que desconoca el miedo. De l dice el
autor de Naf At-Tb, citando a Ibn ayn, que se pareca al califa abasida Abu Yafar Al-Manr teniendo adems en comn los dos el hecho de ser hijos de madres berberes.
Describindolo, Ibn Zaidn dice, en At-Tabyn, que era rubicundo, no muy ancho de hombros, con un lunar en la cara, alto, delgado, tena dos
trenzas, era tuerto y ansmico.
El de Abderramn Addjil no fue un periodo del todo tranquilo pues el Emir tuvo tambin su parte de sufrimiento. Entre otros captulos, merece
la pena mencionar el que protagoniz Al-Al Ibn Mught Al-Yaab que llam a seguir a Abu Yafar Al-Manr consiguiendo reunir en torno a l a unos cuantos seguidores, pero fue rpidamente vencido por Abderramn Addjil que mand tirar las cabezas de los derrotados en los zocos de
Qairaun y de la Sagrada Meca, acompaadas de la bandera negra de los
Beni Abbs y de unas copias de la misiva de Abu Yafar Al-Manr a Al-Al, causando autntico terror en Al-Manr que dijo lo siguiente o algo
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parecido: ste es un demonio! Alabado sea Alh que puso un mar entre l y nosotros.
Por otra parte, el norte andalus tambin se rebela contra el nuevo
gobernador. El norte tiene muchos puntos de encuentro con la Europa
cristiana, los cuales pueden ser una importante ayuda para el Estado de Al-
ndalus en su labor defensiva contra sus enemigos del norte, como pueden
ser tambin un pual que puede ser usado para asestar golpes al mundo
islmico pudiendo herirlo gravemente o incluso acabar con l. Y qu mejor
instrumento para conseguirlo que el de la codicia, el odio y la envidia?
Sulaymn Ibn Yaqn Al-Kalb, gobernador de Barcelona, se ala con Al-usain Ibn Yay Al-Anr, nieto del compaero del Profeta, Saad Ibn Abda, y que era gobernador de Zaragoza para eliminar a Abderramn Addjil aprovechando que se encontraba ocupado con las rebeliones
sucesivas en el sur, el este y el oeste. Slo Dios sabe, por otra parte, los
ardides y engaos que se reservaban el uno al otro.
Cuando Abderramn se enter del asunto, les mand un ejrcito capitaneado por alaba Ibn Ubaid Al-Yum, pero ste fue derrotado y hecho prisionero por los rebeldes. Sin embargo, el miedo que estos ltimos
le tenan a Abderramn les impidi avanzar hacia el sur. Su codicia y el odio que le tenan a Abderramn por una parte, y por otra el hecho de saltarse algunas reglas constantes en su poca, todo ello los llev a pedir
ayuda al rey de los francos, Carlos Martel (Carlomagno), que se encontraba
en el noroeste de Alemania finalizando algunos rituales de cristianizacin de
unos sajones paganos que haban sido derrotados por l.
Sulaymn fue, pues, con sus acompaantes a ver a Carlomagno y le
propusieron su ayuda para conquistar el norte de Al-ndalus y se
comprometieron a entregarle las ciudades que se encontraban bajo su
control como Barcelona y Zaragoza y entregarle tambin a su preciado
prisionero alaba Ibn Ubaid, tan querido por Abderramn Addjil.
Algunas fuentes refieren que algunos de los hijos de Ysuf Ibn
Abderramn Al-Fihr se encontraban con Sulaymn movidos por el deseo de vengarse de Abderramn Addjil que haba arrebatado el poder a su padre, derrotado a sus tropas y preparado su asesinato.
Carlos Martel (Carlomagno) acept el generoso ofrecimiento
aprovechando las mezquinas pretensiones de Sulaymn y su propio deseo de
ampliar su dominio y conseguir ms tierras y riquezas. Hay quien piensa,
asimismo, que el factor religioso tambin estaba presente en esa decisin de
aceptar la propuesta de Sulaymn. A Carlomagno le interesaba someter al
norte de Al-ndalus y tal vez Al-ndalus entero y obligarlo a adoptar el
cristianismo, como lo haba hecho con anterioridad con los sajones.
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Las tropas de Carlos Martel (Carlomagno) cruzaron las montaas y
entraron en Barcelona luego se dirigieron hacia Zaragoza. De repente y por
motivos conocidos slo por Alh, ocurre un cambio en la actitud de Al-
usain Ibn Yay Al-Anr. La causa de tal cambio puede ser la envidia que le tena a Sulaymn que gozaba de ms confianza que l en Carlos
Martel (Carlomagno) o el miedo a perder su autoridad a manos de Carlos
Martel (Carlomagno) o tambin el temor a ser traicionado por el franco
recin llegado. Tambin puede ser que en un momento de toma de
conciencia repentina, las fuerzas del bien lucharon en l contra las fuerzas
del mal y les ganaron la partida. Sea cual fuera la causa de tal cambio, el
caso es que Al-usain cerr las puertas de Zaragoza, se neg a pesar de la insistencia de Sulaymn y demostr grandsimo valor rechazando los
ataques de las tropas de su enemigo.
Las tropas de Carlos Martel (Carlomagno) se volvieron atrs al ver que
no podan conquistar Zaragoza y se llevaron prisionero a Sulaymn. Son
varias las explicaciones que se ofrecen de esta decisin de abandonar
Zaragoza: algunos historiadores afirman que se debe al temor de Carlos
Martel de lo desconocido tras haber visto la incapacidad de Sulaymn de
cumplir sus promesas, testigo de ello la rebelin de Al-usain Ibn Yay en Zaragoza; otros piensan que su decisin estaba motivada por su
desconfianza de Sulaymn que poda haberle preparado una trampa para
acabar con sus tropas. Otra explicacin consiste en su preocupacin por las
revueltas sajonas que haban empezado a producirse en sus territorios.
Volvi, pues, sin haber logrado realizar su objetivo y mientras cruzaba
las montaas con sus tropas, la retaguardia de estas ltimas fue atacada por
sorpresa por los hijos de Sulaymn, Ain y Matr, que pudieron recuperar, con velocidad y perfecto dominio, tanto al preso Sulaymn Ibn
Yaqn y los dems prisioneros como el botn que se haban llevado las tropas. A manos de stas slo qued alaba Ibn Ubaid que Sulaymn haba entregado a Carlos Martel.
Sulaymn volvi a Barcelona acompaado de sus hijos, mientras cunda
el miedo entre los antiguos aliados, por lo que Al-usain empez a acechar a Sulaymn Ibn Yaqn hasta el da en que le mand alguien que lo mat en la mezquita mayor sin que le importara en ello ni la religin, ni la
conciencia ni tampoco la hombra.
Pasado algn tiempo, Abderramn Addjil march sobre Zaragoza para reprimir la revuelta de Al-usain. A l se junt Ain Ibn Sulaymn movido por el deseo de vengar la muerte de su padre. Al-usain acab perdiendo ante Abderramn Addjil tras un largo y duro asedio. Abderramn lo mantuvo como gobernador de Zaragoza pero se llev como rehn a su hijo Sad aunque ste pudo escapar del ejrcito en el
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transcurso de la vuelta a Crdoba. Por otra parte, Abderramn sospech de Ain Ibn Sulaymn y orden su muerte.
En cuanto a Al-usain Ibn Yay Al-anr a quien Abderramn haba mantenido como gobernador de Zaragoza, con l se junt su hijo Sad
que haba logrado escapar del ejrcito de Abderramn. Una vez juntos, padre e hijo se declararon en rebelda por lo que Abderramn volvi a armar un gran ejrcito bajo el mando de Ghlib Ibn Tam-mm Ibn Alqama. Tras unos combates muy duros, Al-usain fue vencido y hecho prisionero su hijo Yay. Abderramn haba decidido machacar totalmente la sublevacin en Zaragoza, por lo que orden ejecutar a Yay y a sus seguidores. Habindose refugiado Al-usain en algn lugar de difcil acceso, Abderramn decidi marchar l mismo sobre Zaragoza, apres a Al-usain y a sus fieles y orden que fueran ejecutados todos. En cuanto a Sad Ibn Al-usain, volvi a escapar de nuevo.
Se trata, pues, de una pgina repleta de codicia, odio, envidia,
oportunismo y ausencia de conciencia en la historia de Al-ndalus, durante
el periodo de Abderramn Addjil. Estas negras pginas que acarrearon desgracias y dolores para los andaluses no fueron las nicas, pues tambin
hubo pginas de herosmo y felicidad, slo que esta parte del libro se ocupa,
como su ttulo indica, slo de los dolores de Al-ndalus.
Abderramn Addjil tuvo que sufrir un nuevo tipo de traicin, una herida tanto ms fuerte que le vena desde dentro. Haba hecho venir a Al-
ndalus todos los ban Umaya que haban logrado salvar la vida. Contaba
con que fueran su apoyo y sustento y que lo defendieran contra sus
enemigos, que al tiempo que se beneficiasen de las riquezas con que el
Altsimo lo haba agraciado, admirasen lo que haba podido conseguir. En
vez de ser una bendicin para l, vinieron a ser causa de su desgracia.
Quisieron ocupar su puesto, primero su sobrino Ubaidal-lh Ibn Abbn Ibn Moauia pero tambin Abdes-salm Ibn Yazd Ibn Him, conocido como Al-yazd, que era primo de Abderramn. Los dos fueron ayudados en su intento por Ab Umn, hombre de Estado muy prximo a Abderramn, pero este ltimo descubri el complot y no vacil en dar muerte a su sobrino
y a su primo y perdon la vida a Ab Umn en consideracin a los servicios anteriormente prestados a la nacin. Lo justific diciendo: l es Ab Salama de esta nacin en referencia a Ab Salama Al-khalll, apodado Visir de la familia del Profeta Muammad, de quien se deshicieron los abasidas en cuanto empez a consolidarse su Estado.
Estuvo acertado tambin al descubrir otro complot que urdan su
sobrino Al-Mughra Ibn Al-Uald Ibn Moauia y uail, hijo de A-omail Ibn tim. A ambos mat Abderramn sin vacilacin. Refiere el autor de Al-mus-hab y Al-maqarr en Naf At-Tb que uno de los sbditos de Abderramn entr a verlo justo cuando haba matado a su sobrino Al-
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Mughra y lo encontr cabizbajo y preocupado en demasa. Al verlo entrar,
Abderramn levant la cabeza y dijo: Consternado estoy con esta gente. Lo hemos hecho todo para que pudieran disfrutar de paz y de prosperidad,
hemos arriesgado la vida misma por ellos y cuando por fin Alh dispuso que
alcanzramos el objetivo, helos que desenfundan sus espadas contra
nosotros. Los hemos albergado y hemos compartido con ellos aquello con
que el Altsimo nos ha agraciado y cuando se sintieron en paz y empezaron
a disfrutar, se nos pusieron ingratos y orgullosos y quisieron disputarnos
aquello que Alh nos ha concedido, pero el Altsimo los ha desenmascarado
y nos ha descubierto sus secretos y as hemos podido anticiparnos y darles
muerte antes de que nos la dieran ellos a nosotros. Ello ha llevado a que
nosotros pensemos mal de unos inocentes y a que esos inocentes pensaran
mal de nosotros. Lo que ms me duele es pensar en mi hermano, el padre de
ese traidor, cmo podra yo tratar con l despus de haber dado muerte a su
hijo y cortado as con l? Cmo podra mirarlo en los ojos? Ve con l, de
inmediato y disclpame ante l. He aqu cinco mil dinares; dselos y
aydalo a abandonar esta isla hacia donde quiera l. Refiere el sbdito que cuando lleg al lugar donde estaba el padre del muerto, lo encontr, dice, ms parecido a los muertos que a los vivos. Lo salud, me present, le di el
dinero y le comuniqu aquello de lo cual yo tena que ser elocuente
mensajero. Dijo: el elocuente slo puede ser elocuente anunciando malas nuevas cuando lo afectan a l y a los dems. Este malnacido y desobediente
hijo que ha buscado su propia muerte fue a por un hombre que haba
querido protegerlo de la adversidad y las calamidades del destino. No hay
ms fuerza que en y por Alh y nadie puede nada contra lo dispuesto por
l. Cuando volv con Abderramn y le inform de lo que haba dicho su hermano, dijo: Por cierto que dijo la verdad, pero no me engaan sus palabras sobre lo que esconde en el corazn. Juro por Alh que si pudiera
beber de mi sangre, no tardara ni un instante en hacerlo. Alabado sea Alh,
pues, por habernos apoyado contra ellos y los ha sometido ante nosotros. Luego pidi a su hermano Al-Uald que abandonara Al-ndalus rumbo a
Marruecos.
Muchos de los mandos rabes en Al-ndalus rivalizaron con
Abderramn por el poder y urdieron contra l muchas conspiraciones y conjuras de las cuales sala una y otra vez ileso. Por ello, siempre tuvo
mucho miedo a los rabes y los temi en demasa a pesar de que sus
antepasados omeyas se haban apoyado en ellos y los haban tenido por
aliados.
As, los alej de los puestos de mando y se rode de mandatarios de
otras tribus berberes como las de sus tos maternos y los hizo depositarios
de sus secretos y responsables de su seguridad.
Se cuenta que Abderramn tuvo conocimiento de lo que se rumoreaba por parte de aquellos que le haban ayudado a alcanzar aquello que haba
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alcanzado y que le queran quitar mrito diciendo que su xito se lo deba
slo a la suerte y no a su inteligencia.
De Abderramn, dice Ibn ayyn que era benevolente, sabio, inteligente, cuerdo y emprendedor, exento de pereza, pronto en levantarse
para perseguir a sus enemigos, siempre activo y no muy amigo del
descanso, no tiene por costumbre delegar sus responsabilidades en los
dems ni impone su criterio a la hora de asumir dichas responsabilidades,
era valiente, prudente, inquieto, comunicativo, buen poeta, generoso y
perdonador, benefactor y elocuente.
Lo que dice Ibn ayyn de Abderramn Addjil corresponde a las cualidades de un dirigente que quiere echar las bases de un estado perenne y
afianzar sus fundamentos y allana el camino ante sus sucesores.
Las cualidades sealadas por Ibn ayyn son indicio claro de fuerza de carcter y extrema prudencia, cualidades ambas requeridas por el contexto y
la coyuntura de la poca en Al-ndalus. Abderramn exageraba en la prudencia, extremaba las precauciones y endureca a ms no poder su
venganza. Tanto es as que oprima por miedo a la traicin y reprima para
sofocar la desobediencia en la cuna misma y no vacilaba en aniquilar sin
piedad a los traidores y sus cmplices. Para l el fin justificaba los medios y
la duda se converta en certeza de tanta prudencia. Dudaba de las personas
ms cercanas a l. Mat a su propio sobrino Al-Mughra ibn Al-uald y a
Ubaidal-lh ibn Abbn, como tambin mat a su primo abd Assalm y alej a su hermano Al-Uald mandndolo a Marruecos. Ni siquiera vacil en
eliminar a algunos de sus allegados, esos mismos que le haban auxiliado y
amparado, recin llegado a Al-ndalus. Badr, a quien Abderramn haba mandado a Al-ndalus y que, gracias a su experiencia y a su inteligencia y
diplomacia, haba podido allanarle el camino y explotar las contradicciones
en su favor y para su bene