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Los traductores: Kenza EL GHALI, Doctora en lengua y civilización españolas, Catedrática de literatura española por la Universidad Hassan II- Mohammedia. Miembro del TEIM-Universidad Autónoma de Madrid. Miembro de la Cátedra UNESCO “Mujer, Migración y Desarrollo”. Miembro de la Asociación de Hispanistas Árabes (AHA), miembro miembro del Centro de Investigaciones Ibéricas e Iberoamericanas. Autora de numerosos trabajos sobre migración, género y sobre las relaciones hispano-marroquíes, en árabe, francés y español. Ha traducido varias obras en relación con la historia de Al-Ándalus, los moriscos y las relaciones políticas contemporáneas entre los países del Mediterráneo. Saïd SABIA: Doctor en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de Fez. En la actualidad, es Catedrático de Literatura Hispanoamericana y Director del Centro de Investigaciones Ibéricas e Iberoamericanas de esa misma universidad. Es miembro Fundador de la Asociación de Hispanistas Marroquíes, miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas, de la Sociedad Española de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Miembro Fundador de la Asociación de Hispanistas Árabes. Es autor de numerosos trabajos sobre literatura mexicana y latinoamericana, literatura marroquí en lengua española, traductor y co-traductor de varias obras del árabe al español y del español al árabe.

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los dolores de al andalus

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  • Los traductores:

    Kenza EL GHALI, Doctora en

    lengua y civilizacin espaolas,

    Catedrtica de literatura espaola

    por la Universidad Hassan II-

    Mohammedia. Miembro del

    TEIM-Universidad Autnoma de

    Madrid. Miembro de la Ctedra

    UNESCO Mujer, Migracin y

    Desarrollo. Miembro de la

    Asociacin de Hispanistas rabes

    (AHA), miembro miembro del

    Centro de Investigaciones Ibricas

    e Iberoamericanas. Autora de numerosos trabajos sobre

    migracin, gnero y sobre las relaciones hispano-marroques, en

    rabe, francs y espaol. Ha traducido varias obras en relacin

    con la historia de Al-ndalus, los moriscos y las relaciones

    polticas contemporneas entre los pases del Mediterrneo.

    Sad SABIA: Doctor en Lengua y

    Literatura Hispnicas por la Universidad de Fez. En la

    actualidad, es Catedrtico de Literatura Hispanoamericana y

    Director del Centro de Investigaciones Ibricas e

    Iberoamericanas de esa misma universidad. Es miembro

    Fundador de la Asociacin de Hispanistas Marroques, miembro

    de la Asociacin Internacional de Hispanistas, de la Sociedad

    Espaola de Didctica de la Lengua y la Literatura y Miembro

    Fundador de la Asociacin de Hispanistas rabes. Es autor de

    numerosos trabajos sobre literatura mexicana y latinoamericana,

    literatura marroqu en lengua espaola, traductor y co-traductor

    de varias obras del rabe al espaol y del espaol al rabe.

  • 3

    Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr

    Los dolores de

    Al-ndalus

    Traducido por

    Kenza EL GHALI y Sad SABIA

  • 4

    El embajador

    Doctor Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr

  • 5

    El sistema de transcripcin o transliteracin de las letras rabes a las

    espaolas es el utilizado por la escuela de arabistas espaoles, fijado en su

    da por la revista Al-ndalus y seguido actualmente por las principales

    revistas de estudios rabes de Espaa: Al-Qantara, Miscelnea de Estudios

    rabes y Hebraicos, Anaquel de Estudios rabes, Awrq, etc.

  • 6

    Dedicatoria del autor

    A todos los que buscan escarmiento sin parar a llorar

    Al diligente que no cuenta sobre sus antepasados

    Sacando lecciones de los acontecimientos y de las tragedias

    Al que aspira a la excelencia

    Y que no le paran desgracias ni tropezonas.

    A todos los apasionados por el saber y el conocimiento

    de las realidades histricas,

    que disfrutan de sus historias y de sus leyendas.

    Dedico este libro al lector generoso

    que desea enterarse de los dolores del

    paraso perdido.

  • 7

    INTRODUCCIN DE LOS TRADUCTORES

    Los dolores de Al-ndalus es una magnfica obra histrica escrita en

    rabe por el Embajador Plenipotenciario de Arabia Saud en Marruecos,

    Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr, o Embajador de los embajadores, como suele llamarlo el director de la Biblioteca Hassan de Rabat, el doctor

    Chaouki Binbin.

    Es una obra mosaico que recoge y condensa ocho siglos de historia; una

    historia presentada como si fuese la trama de una novela donde se mezclan

    dolores, venganzas, amor, poder, sangre, muerte, hazaas y desastres.

    Episodios de una larga historia que, llegando desde Al-Mashriq, tuvieron su

    escenario entre Marruecos y la Pennsula Ibrica. El autor describe la

    llegada de Triq y Ms, pintando con letras y versos un esplndido cuadro

    de los acontecimientos vividos y realizados por los omeyas, durante los

    periodos del emirato, del califato y de los reinos de taifas. Inmersos en el

    lujo y la lujuria, las intrigas y las luchas intestinas y, a veces, en la traicin y

    la cobarda, fueron vencidos por las fuerzas que llegaron del Sur, desde la

    otra orilla. Basta citar, al respecto, el caso de Al-Mutamid Ibn Abbd, el rey poeta de Sevilla, que fue desterrado por Ysuf Ibn Tchafn, el hroe de

    Az-zalqa, que permiti al Islam permanecer cuatro siglos ms en la

    Pennsula Ibrica.

    Al-ndalus conoci grandes y feroces enfrentamientos entre sectas y

    doctrinas, entre esposas y favoritas de los emires y gobernadores as como

    entre hijos y hermanos, que pretendan todos hacerse con el poder. Todos

    estos episodios destrozaron los fundamentos de una cultura esplendorosa,

    cuyas huellas han llegado hasta nuestros das como testigos de una

    grandiosa civilizacin. Este triste episodio concluy con la entrega de

    Granada a los cristianos y con las palabras de Aisha Al-urra, madre de Ab Abdil-lh El Menor (Boabdil El Chico): Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre!.

    Algunos textos se resisten a la traduccin, sea por la naturaleza de sus

    contenidos o por las modalidades de su expresin. ste, al contrario, por su

    concepcin, por las opciones lingsticas y estilsticas adoptadas por el autor

    y tambin por la naturaleza de sus contenidos ubicados en la Pennsula

    Ibrica y en un periodo de contactos enriquecedores y conflictivos entre

    diversas culturas, se presta maravillosamente a la traduccin del rabe al

    espaol. La dificultad mayor a la que nos hemos enfrentado tal vez haya

    sido la de imprimir al texto la inmensa sensibilidad que un rabe de la

    Pennsula Arbiga como el autor experimenta ante un periodo tan

    importante de la historia del mundo rabe e islmico como fue el de los

    rabes y musulmanes en la Pennsula Ibrica y ms especialmente, en sus

  • 8

    facetas ms dolorosas. Aun as, esperamos haber acertado en trasladar al

    lector hispanfono lo esencial de la visin y la sensibilidad particularsimas

    de Muhammad Ibn Abderrahmn Al-Bishr.

    Kenza El Ghali y Sad Sabia

    Fez a 1 de febrero de 2012

  • 9

    Introduccin

    Cuando fui nombrado Embajador Plenipotenciario en China, me

    fascinaron su cultura y su historia. Las toqu y acarici desde muy cerca. Es

    una civilizacin ancestral, rica y nica, de la cual disponemos de muy poca

    informacin. Decid entonces, escribir un libro titulado la Civilizacin de

    China.

    Al trasladarme al reino hermano de Marruecos, como Embajador

    Plenipotenciario de la Arabia Saud, respir la dulce fragancia de la historia.

    En sus manantiales apagu mi sed. Las luces de su civilizacin

    enriquecieron mis conocimientos, sus brisas acariciaron mi pensamiento,

    regaron mis races y satisficieron mis curiosidades. Sustent mi alma la

    dulzura de su sabor. Descubr joyas de este tesoro legado por nuestros

    antepasados, donde escondieron algunos de sus desastres, dolorosos

    episodios y muchas de sus felicidades y alegras. Me puse a leer obras

    maestras, conoc maestros de letras como Ibn ayyn, Al- Maqr, Ibn-Bassm, Ibn Jaldn, Ibn azm, Ibn Abdi Rabbih, Ibn Al-Abbr, Ibn Al-Jatb, Addabb, Ibn Bakul, Al-Qud, El Murrku, Ibn Ab Zar', Ibn Diya, Ibn Jkn y otros ms.

    Esas obras fueron mi mejor sustento y el compaero preferido de mi

    soledad e intimidad. Impaciente, esperaba la hora de volver a casa.

    Disfrutaba de todo lo que mis ojos y mi alma acariciaban y almacenaban.

    Saboreaba la dulce poesa, la elocuente prosa y la bella letra.

    Descubr en la historia de Al-ndalus muchos dolores y tragedias que

    destrozaron mi alma, derramaron mis lgrimas, encogieron mi corazn y

    quemaron mis sentimientos.

    Si el trmino lau (si) no fuese de Satn, todo el libro sera bajo forma de si. Evidentemente, se perdieron innumerables ocasiones a causa de conflictos internos y personales, envidias, mujeres, amor egosta de los hijos

    y otros factores ajenos. Entre todos esos obstculos encontraba siempre una

    ventanilla por la cual poda penetrar y ver esos episodios en las pginas y

    folios de mis fuentes.

    Se perdi Al-ndalus despus de haber constituido durante largo

    tiempo el puente hacia Europa. Lo destrozaron sus propios hijos. Qu

    podemos replicar ante esa situacin? Hemos asimilado la leccin y

    entendido el escarmiento?

  • 10

    Al-ndalus podra haber hecho que toda Europa fuera una tierra

    musulmana y permitirle beneficiarse del Islam, pero sus hijos se lo

    impidieron. Sus comportamientos iban en contra de los mandatos de Dios.

    Los musulmanes penetraron y ocuparon Al-ndalus ayudados por una

    mujer. Cay Al-ndalus y se perdi despus de que las mujeres hubieran

    desempeado un papel importante, durante largo tiempo, en los episodios de

    su historia.

    Don Julin, Gobernador de Ceuta, mand a su hija al palacio de

    Rodrigo, rey de los godos. Era costumbre en aquel tiempo que las doncellas

    se craran en los palacios del rey. Rodrigo la deseaba y se aprovech de ella.

    Para vengar el honor de su hija, Don Julin ayud a los musulmanes a

    cruzar las fronteras y as empez la conquista de Al-ndalus.

    rabes y berberes, sin distincin alguna, se lanzaron en tierras nuevas

    para difundir el Islam e incitar a su adopcin como doctrina religiosa sin

    forzar a los que queran conservar sus creencias y su religin.

    Durante los primeros periodos, los conquistadores consiguieron grandes

    xitos en breves dcadas. Godos y europeos se deslumbraron ante sus

    hazaas y logros y los ifran se preguntaron, segn describi el libro de Al-Mushib, sobre este fenmeno: "Qu maldicin nos persigue? Temamos a

    los rabes procedentes de oriente hasta que salieron de occidente. Se

    apoderaron de Al-ndalus y de sus riquezas a pesar de ser un grupo

    reducido.

    Su rey les contest: En nuestro juicio de valor, dejadles avanzar! Son semejantes al diluvio que arrastra todo lo que encuentra en su cauce, tienen

    proyectos e ideas que superan todo clculo y corazones muy fuertes, de

    hierro. Dadles tiempo! hasta que llenen sus puos de despojos, ocupen

    palacios y residencias, disputen el poder y se entrematen entre ellos. En

    aquel momento podis acabar fcilmente con ellos. As fue a causa de la

    fitna que opuso los balades a los chames, los berberes a los rabes y los mudares a los yemenes. Buscaba cada uno apoyo en el campo enemigo

    para vencer a su vecino y hermano."

    Al-ndalus se perdi entonces y se destrozaron sus piezas.

    Permanecieron magnficas huellas del esplendor de esta civilizacin, que

    hicieron derramar las lgrimas de los descendientes que la leyeron o vieron

    sus restos.

    La historia de Al-ndalus fue amueblada de envidias, conflictos, deseos

    de venganza y rivalidades para apoderarse del poder, segn la poca y la

    fuerza de los gobernadores que la crean, la arden o la extinguen.

    Afortunadamente, no permanecieron durante todo el periodo de Al-

    ndalus las rivalidades entre sectas y doctrinas. Despus de Al-Auzai se instaur la doctrina de Mlik, en periodo de Him Ibn Abderramn

  • 11

    Addjil. Factor que evit muchos conflictos doctrinales que habran sido

    peores y ms graves que las guerras.

    En la primera etapa de Fat Al-ndalus (la conquista) no hallamos en los episodios de la historia huellas de la participacin femenina excepto

    aquella alusin a Abdelaziz Ibn Msa que se cas con la esposa de Rodrigo, el rey vencido. No obstante, su papel fue importante pero los

    historiadores no les prestaron gran inters.

    El periodo Omeya fue marcado por la consolidacin de un Estado

    poltico estable. A los veintids o veinticuatro aos pis Abderramn Addjil la tierra andaluza aprovechndose de la situacin reinante. Fue un

    hombre experimentado, prudente, perspicaz, poderoso y severo con sus

    enemigos e incluso con los suyos. As fue fundado el emirato joven de Al-

    ndalus cuyos frutos saborearon los andaluses y sembraron sus semillas los

    europeos hasta alcanzar el desarrollo que vivimos actualmente.

    Despus de la muerte de Abderramn Addjil le sucedi su hijo Him: hombre piadoso, modesto y bueno. Durante su era, la doctrina malik conoci su plenitud y estabilidad.

    El periodo del hijo Al-akam Ibn Him Arrabad fue totalmente distinto del anterior, le apasionaba el juego y le gustaba la voluptuosidad de

    los placeres. Fue arrogante y mat a un gran nmero de sabios y ulemas en

    el asalto de Arraba, de all adquiri el apellido Arrabad. Le sucedi al trono del emirato Abderramn ibn Al-akam apodado Abderramn al Ausat. Sigui las huellas del padre, le enloquecan el lujo, los palacios, la

    msica y las mujeres, pero nunca se exhiba en pblico, dedicado a sus

    placeres e impregnado en sus delicias, no mat por sospecha ni fue cruel.

    Famosa fue su historia con Tarb, su favorita y amante, a quien entreg las

    riendas de su corazn mientras ella se apoder de su vida y la orient

    gracias a la complicidad con uno de los eunucos llamado Nar.

    Al fallecer, dej 150 hijos y una cifra similar de hijas. Le sucedi su

    hijo Muammad, luego Al-Munir Ibn Muammad, sucedido por Abdullh Ibn Muammad hasta llegar a su nieto Abdullh apodado Abderramn Annir. Su periodo constitua la perla central del collar. Un poder potente reinaba en la zona y un gran esplendor marcaba todos los aspectos de la

    vida. En la misma poca fue construida Medina Zhara. Se sucedieron las

    delegaciones de diferentes localidades en sus puertas suplicando su

    afectuosa amistad y concertando treguas.

    Su periodo fue de alto auge casi sin tragedias ni dolores, una era de paz

    y de tranquilidad a pesar de los pequeos disturbios que no faltaban en

    ninguna poca. Sin embargo, las guerras y las armas fueron sustituidas por

    intrigas y conflictos de y entre mujeres que dejaron un gran nmero de

  • 12

    vctimas entre visires, jefes y gente de la Corte. Fue marcado el periodo

    tambin por todo tipo de distraccin, lujuria y pasin por las mujeres.

    La poca de su hijo Al-akam apodado Al-Mustanir, califa de los musulmanes como su padre, fue menos turbulenta. Compil una cantidad

    considerable de libros, prohibi el vino y arranc las vides intentando

    erradicarla de todo Al-ndalus, sin completarlo. Durante su periodo reinaba

    la tranquilidad salvo la amenaza de los fatimes que vena del Mareq y algunos disturbios en el norte. Al contrario, conflictos, rivalidades, intrigas

    y engaos entre detentores del poder amueblaron la escena histrica de

    Him Al-Muayyad Billh, lo que llev al poder a un nio de 12 aos y a su madre Sub mientras el verdadero poder lo peleaban tres bandos: los saqliba, responsables del palacio, Al-ib afar al-Musaf, caudillo del Estado y Muammad Ibn Ab mer, director de la urta (polica pblica) y el preferido de Sub. La victoria la llev el sultn del corazn, quien dirigi las riendas del poder. As fue fundado el gobierno de Al-ib Ibn Abi mer y manteniendo en la fachada a Him al-Mu'ayyad bi-llah. En realidad, Al-aib Al-Manr fue poderoso, valiente y tema a Dios cuando se lo recordaban.

    Lo sucedi en la iba su hijo Abdelmalik Al-Muaffar durante siete aos denominados sptimos haciendo alusin a los siete das de la recin casada. Durante su periodo, la mma no sufri tremendas tragedias como las que se movan en el entorno del palacio. Le sucedi su hermano

    Abderramn Sanchuelo. Su carcter, su personalidad y su escasa capacidad para el gobierno provocaron un periodo de anarqua y revueltas.

    No fue aceptado como heredero del trono por ser descendiente de Sancho,

    rey de Castilla y enemigo del Estado islmico. Sus oponentes se

    aprovecharon de la situacin y concretaron sus planes de venganza. Las

    figuras ms destacadas fueron Addalqe y Sulaymn Ibn Al-akam. Crey la madre de Abdelmalik Muaffar que Sanchuelo envenen a su hijo para apoderarse del gobierno. Escribi, ella entonces, a los Beni Marun

    incitndoles a recuperar su poder. Gracias a su apoyo, Moammed Ibn Him Al-Marun, apodado Al-Mahd, logr entrar en Crdoba, encarcel a Him al-Mu'ayyad y forz el palacio de Addalqe que le ayud. Durante los acontecimientos falleci uno de los dimes, certificaron los alfaques que

    fue el califa Him y proclamaron otro nuevo califa de los muslimes, Moammed Him Al-Marun. Por su parte, se dedic al vino y a rodearse de mujeres y doncellas dejando aparte la gestin de su nuevo gobierno.

    Reclam Sulaymn Ibn Al-akam Ibn Abderramn Annir el califato solicitando apoyo a los berberes y cristianos atribuyndose el

    nombre de Al-Mustan Billh y se apoder de Crdoba. Se escap

    Moammed Ibn Him refugindose en Toledo, reino de los cristianos y liber al califa Him Al-Mu'ayyad, supuestamente muerto. Volvi de nuevo a actuar en la escena poltica. Mandaron sus aliados al califa Al-

  • 13

    Mustan la cabeza de Al-Mahd pidindole reconocer a Him Al-Mu'ayyad, que apareci de nuevo, como califa. Se neg Al-Mustan y le declar la guerra terminando por exterminarlo. Convocaron algunos

    notables de Crdoba a Ali y Kcem, hijos de ammd Ibn Maimn Al-Idrs Al asan, que fueron wales en Ceuta y Algeciras, pidindoles apoyo para deshacerse del califa Al-Mustan. Al llegar, declararon muerto a Him Al-Mu'ayyad y mataron a Al-Mustan, a su padre y a su hermano. As fue proclamado el nuevo califa, una figura asan ajena a los Ben Marun. Sin embargo, se proclam califa por su parte, Abderramn Ibn Moammed Ibn Abdillah Ibn Abderramn Annir apodado Al-Muhtad, pero lo mataron en el bao. Los eunucos nombraron sucesor a su hermano

    Al-Qcem llamndolo Al-Mmn, al cual se opuso Yay Ibn Ali, factor que le oblig a volver de nuevo a Sevilla. As fue Yay califa en Crdoba y su to en Sevilla reconocindose mutuamente. Fue esa la caracterstica de

    un ndalus extrao y perturbado, lo que apresur la cada de sus reinos

    como hojas del otoo y contribuy a su decadencia. Se levantaron los

    cordobeses contra Yay y proclamaron a Abderramn Ibn Him Ibn Al-akam, apodado Al-Mustahir Billh que fue matado por su primo Moammed Ibn Abderramn Al-Mustakf, padre de Wallda, la famosa amante de Ibn Zaydn. Finaliz su periodo con la fitna, por lo cual

    despareci el califato de Crdoba y se disolvi el poder entre los reinos de

    taifas.

    No fue ninguna sorpresa la aparicin de Ibn ahuar en Crdoba, Ibn Abbd en Sevilla, Ibn Annn en Toledo, Ibn Hd en Zaragoza y otros en varios sitios porque preparaban sus reinos independientes mientras se

    dislocaba el califato. Los conflictos y guerras entre ellos hicieron caer

    Toledo y otras fortalezas en manos de cristianos que adems empezaron a

    cobrar tributos. Sin embargo, la presencia almorvide hizo retrasar la

    dominacin cristiana en Al-ndalus. Los almorvides vinieron de Lamzuna,

    la tribu berber de Senada, se convirtieron al islam y lo defendieron. Su

    movimiento fue de carcter religioso en sus comienzos, encabezado por

    Abdullah Ibn Ysn, hombre piadoso, muy religioso y aficionado a las

    mujeres. Se casaba y se divorciaba varias veces mensualmente. Tras su

    muerte lo sucedi Abu Bakr alanzan ayudado por su primo Yusuf Ibn

    Tchafn. Segn las fuentes fue un hombre religioso, serio y piadoso, cruz

    con su ejrcito el estrecho invitado por algunos reyes de taifas. As sucedi

    la famosa batalla de Azzalqa con la gran victoria del islam y de los

    musulmanes. Sin embargo, a pesar de ese gran xito no continu su travesa

    hacia Espaa, a causa de la muerte de uno de sus hijos. Volvi otra vez

    hacia la pennsula ibrica solicitado por algunos reyes de taifas y denegado

    por Al-Mutamid Ibn Abbd, el ms cercano a los corazones y el famoso poeta. Fue desterrado a Aghmt (cerca de Marrakech en Marruecos) donde

    falleci y fue enterrado. De su tragedia hablaron escritores y poetas y de su

  • 14

    destino lloraron los desdichados. Algunos de sus versos fueron grabados

    sobre su tumba y an permanecen como testigo de su historia.

    Ysuf muri en el ao 500 de la hgira a los cien aos despus de haber

    realizado una gran labor, sin embargo se sucedieron los dolores de Al-

    ndalus derramndose de las colinas como un diluvio, cada vez que la gente

    aspira a la tranquilidad y a la paz. Los musulmanes fueron derrotados en

    Espaa por los cristianos en las guerras de Cuarte y de Cutanda y

    amenazados por los almohades desde Marruecos dirigidos por Moammed Ibn Tmart. Despus de la muerte de Ysuf Ibn Tchafn, su hijo slo

    gobern durante tres aos y luego fue sitiado y matado por los almohades.

    Toledo cay en manos de los cristianos durante la poca de los reinos de

    taifas y le siguieron Zaragoza, Tudela y sus alrededores a finales de la poca

    de los almorvides. Los reinos de taifas cayeron uno tras otro como si

    fuesen joyas de un collar precioso y roto, y desapareci el poder de los

    musulmanes en Al-ndalus.

    Apareci luego Moammed Ibn Tmart, descendiente de Al-usain Ibn Al-asan Ibn Ali Ibn Ab Tleb, apodado Al-Mahd. Fue un hombre piadoso, luchaba contra lo flagrante e incitaba a la gracia. Llegando a la

    ciudad, permaneci en la mezquita observando desde ah la calle y a la

    gente y destruyendo todo instrumento musical o utensilios de vino. Se

    qued un da con Abdelmmen, un maestro de nios, y le pidi que le ayudase en la difusin del islam. Entr en tregua con los almorvides y

    luego se opuso a ellos declarndoles la guerra y pasando del insulto al

    enfrentamiento. Puso a la cabeza del ejrcito Abdelmmen y dijo a sus hombres: Sois creyentes y ste es vuestro prncipe!. Posteriormente, muri Moammed Ibn Tmart y le sucedi en la responsabilidad militar Abdelmmen Ibn Ali, quien dirigi una guerra de la cual salieron victoriosos los almohades mientras los reyes de taifas se apresuraron a

    someterse y expresar su vasallaje al nuevo emir.

    Despus de su muerte fue nombrado su hijo Ysuf y luego Yaqb Ibn Ysuf Ibn Abdelmmen. Su reino conoci victorias y xitos, sin embargo sucedi en Al-ndalus otra tragedia en el mismo periodo, marcado por la

    introduccin de una nueva ideologa y pensamiento que tuvieron graves

    consecuencias y peores impactos sobre la vida poltica futura.

    Su hijo Moammed Annir subi al trono a los diecisiete aos y tuvo lugar en aquel entonces la guerra de las Navas de Tolosa, donde hizo pagar

    a todos los que acometieron contra los almorvides y los almohades. Con su

    mala gestin y su escasa capacidad para gobernar Annir provoc uno de los episodios ms dainos y dolorosos que conoci la historia de Al-

    ndalus.

    Derrotado, el rey se retir dedicndose a sus placeres y quehaceres sin

    interesarse ni por los asuntos de su reino, ni por lo que est pasando fuera de

  • 15

    su palacio. Parece que la derrota le caus un gran choque que lo dej sin

    voluntad ni capacidad para afrontar la vida diaria, comportamiento

    calificado de suicidio e inadecuado al camino de los creyentes. Segn las

    Fuentes, falleci mordido por un perro o envenenado o sufriendo un ataque.

    Su hijo Ysuf Al-Mustanir le sucedi a los diecisis aos. Fue joven, aficionado al juego y al toreo de las vacas. Mientras estaba toreando un da

    le dio una vaquilla indcil un golpe al corazn que lo dej sin vida.

    Como no tena heredero, los notables y jeques nombraron rey a

    Abdeluid Ibn Ysuf Ibn Abdelmmen, a los sesenta aos. Se pelearon por el poder, se mezclaron las intenciones y acciones, y cada uno de los

    almohades pretenda tener la representatividad legal del reino y la

    legitimidad. No tenemos que olvidar que el reino islmico en aquella poca

    estuvo rodeado de tres fuertes provincias cristianas: Aragn en el este,

    Castilla en el centro y Len en el oeste, que no se cansaban de atacar a los

    reinos islmicos colindantes y apoyaron tambin a los que se mataban entre

    ellos y solicitaron su apoyo y socorro. Les ayudaron a cambio del vasallaje

    y de un tributo que deban pagar asegurndose as la permanencia en el

    trono.

    Crdoba cay fcilmente en manos de Alfonso, lo que caus una

    profunda herida en el cuerpo islmico. Fue un golpe que rompi los

    corazones y provoc los profundos y tremendos suspiros de las montaas,

    de las estrellas y de los mares. Los conflictos y guerras entre los distintos

    reinos hicieron desaparecer y perder los episodios de una gran gloria, de Al-

    ndalus, empezando por Toledo, pasando por Crdoba y terminando por

    otras en un lapso que no sobrepasaba treinta aos.

    Cuando el rey de Aragn Alfonso de Castilla vio que se apoderaba de

    Crdoba sin gran dificultad ni resistencia, decidi lanzarse hacia Valencia

    que perteneca a la comarca de su inters y formaba parte de un pacto

    firmado con antelacin. Asedi a Zin que se qued sin apoyo de los suyos,

    ni recibi respuesta de Ibn Al-Abbr, gobernador de Tnez. Fue as cmo se

    someti la ciudad vencida.

    Entre peores y dolores Sevilla permaneci autogobernndose, lo que

    suscit el apetito de Fernando III, rey de Castilla y decidi dominarla. Tuvo

    el permiso del Papa pidindole cobrar el tercio del tributo otorgado a la

    iglesia para preparar su campaa. La asedi durante quince meses y entr

    victorioso al final en sus palacios y transformando la mezquita en una gran

    iglesia. Logr realizar su sueo ayudado y apoyado por Ibn Al-Amar, rey de Granada cumpliendo as un acuerdo que le obligaba a prestarle ayuda

    temiendo perder su trono.

    Conoci Al-ndalus una verdadera tragedia a causa de todos esos

    episodios dolorosos y negros de la historia. Fue una catstrofe provocada

    por graves errores repetidos y conflictos de intereses personales y egostas.

  • 16

    Permaneci Ibn Al-Amar en Granada, un pequeo reino, que perdur dos otros siglos y medio gracias a la voluntad de Dios, despus de la gran

    decadencia del gigante Al-ndalus. Sin embargo, no volvi esta ciudad a

    gozar de su plena libertad a causa del dinero y del tributo que pagaba a sus

    enemigos colindantes. Durante sus ltimos das de vida, mientras estaba

    agonizando entre los conflictos y disturbios, el rey de Castilla decidi poner

    fin a la existencia y resistencia musulmana en esta ciudad, la asedi, la viol

    y la ocup bajando las cortinas sobre un gran esplendor y poniendo fin al

    ltimo episodio de las tragedias de Al-ndalus con las palabras de Aia Al urra, madre de Abdullh el menor dicindole: llora como mujer lo que no supiste defender como hombre!.

    La catstrofe y los dolores de Al-ndalus residen en dos graves

    placeres: el placer del poder y del deseo, de all desembocaron todos los

    peligros. El placer del poder justifica el hecho de sacrificar a la gente, la

    tierra y el dinero para conservarlo, en querer seguir en el trono, mientras que

    el placer del deseo empuj al gobernador andalus a inclinarse y debilitarse

    ante las esclavas, criadas, esposas, hijos y vino. As se sacrific la buena

    gobernanza, la competencia, la eficacia, el dinero y la riqueza de Bayt mal (tesorera) de los musulmanes.

    Escrib esa obra apoyndome en diferentes fuentes, en obras maestras,

    en escasas informaciones y en todos los textos que pude pescar y encontrar

    en relacin con el tema, empendome en trasladar, describir y narrar las

    tragedias de Al-ndalus y de los andaluses como ocurrieron, deseando

    hacerle suceder otro libro sobre las alegras para permitirle al lector conocer

    la otra faceta de esta historia que abunda en dolores y alegras, implorando a

    Dios Todo Poderoso apoyo, eficacia y perspicacia en todo lo dicho y hecho.

  • 17

    CAPTULO PRIMERO

    Periodo Al-Fat (la conquista)

    El comienzo de la conquista

    Las peleas internas

    Las revueltas raciales

    La fitna yemen-mudar.

  • 18

    El comienzo de la conquista

    A lo largo de su historia, Al-ndalus conoci un derroche de disputas,

    de venganza por egosmo y de amor y aficin al poder, a pesar de los

    desajustes y desequilibrios que podran afectar a la Umma. Los musulmanes

    no escarmentaron de la experiencia anterior ni prestaron atencin a lo

    sucedido a los godos que sufrieron las mismas consecuencias y el mismo

    desenlace que les hizo perder su poder y resquebraj su gobierno.

    Era costumbre en el pas de los godos mandar a sus hijas a las cortes

    para completar su educacin y dotarles de conductas y comportamientos

    palaciegos, preparndolas para casarse con descendientes de familias de

    gran linaje. Entre ellas se hallaba la hija de Don Julin, gobernador de

    Ceuta. Era una mujer graciosa, delgada y se mova como un roco fino.

    Cuando la vio Rodrigo, la dese y se acost con ella. Constituy ese

    acontecimiento la causa de la penetracin de los rabes en Al-ndalus y la

    consolidacin de su reino y su poder. Construyeron el puente y la

    desembocadura de un colosal ro de un saber enorme y diversificado que

    hizo beneficiar al mundo entero de los frutos de su renacimiento y de un

    desarrollo industrial que resiste y perdura hasta nuestras pocas.

    Don Julin decidi vengar el honor de su hija, anim entonces a los

    rabes para que conquistaran Al-ndalus revelndoles las debilidades de su

    enemigo y ensendoles el camino, extinguiendo as el fuego y la rabia de

    su orgullo herido. Decidi vengarse de su enemigo olvidndose de la

    gravedad del acto que le hara perder a l y a sus hijos un poder que no

    recuperaran nunca. Quiz opinaba que los rabes volveran a su tierra

    despus de despojar el nuevo territorio de sus bienes y riquezas, debilitar a

    los gobernadores y facilitarle el acceso al poder de nuevo.

    Los musulmanes conquistaron Al-ndalus dirigidos por Tareq Ibn

    Ziyd Allay, gobernador de Tnger mandado por Ms Ibn Nusayr. Algunas fuentes histricas narran y describen la envidia que sinti ese

    ltimo hacia Tareq enterndose de su victoria y sus hazaas. Temiendo que

    se le atribuyera todo a l solo, le orden parar su avance amenazndolo en

    caso de desobedecer sus exigencias. Escribi entonces al califa Al Uald Ibn

    Abdelmalek en Am hablndole de su victoria y de los xitos como si fuese l mismo el hroe. Cruz el estrecho dirigiendo a un ejrcito

    compuesto de dieciocho mil hombres, siguiendo un camino distinto de lo

    atravesado por Tareq y conquistando nuevas provincias. Cruzaron cerca de

    Toledo, lo azot expresndole su envidia y su rencor. Algunos historiadores

    avanzaban que estuvo a punto de matarlo exigindole las riquezas y las

  • 19

    ganancias que obtuvo. Algunos agregaron que entre las riquezas del despojo

    haba la mesa del profeta Salomn y con alguno de sus pilares se qued

    Tareq. Ms lo sustituy por otro en oro semejante. Perdon a Tareq luego

    con la intencin de aprovecharse de sus servicios. Si no fuese por los

    sucesos que ocurrieron entre los dos hombres y por la rabia y el egosmo de

    Ms y si hubiera dejado a Tareq avanzar hacia el norte de Espaa, la

    conquista de Al-ndalus habra sido ms fcil y completa. Sin embargo, el

    rencor y la codicia prohibieron a los musulmanes alcanzar un objetivo que

    estaban a punto de realizar. Avanzaron juntos conquistando nuevos

    territorios mientras cada uno senta en sus adentros lo que le ocultaba a su

    compaero. Su comportamiento nos hizo recordar algunos versos de Al

    Mutanabb en su relacin con Kfur Al-Ijd:

    Satisfaccin demuestro y no estoy nada satisfecho

    Consideras mi sonrisa alegra y esperanza

    Mientras sonro burlndome de un esperanzado

    Por nuestra parte, creemos que Tareq se preguntaba igual que lo hizo

    Ibn Zaydn cuando vino ms adelante:

    Veo una profeca sin saber por qu se obstaculiza

    Rudeza es la noche oscura

    Ni un rayo de perdn aparece en su cielo

    Aislamiento del gobierno es presentido

    Y no lo entendido si en tu sombra acto

    Ms sigui su carrera ayudado por sus hombres abriendo nuevos

    territorios y difundiendo el islam hacindole llegar a puntos lejanos y

    considerndoles como aliados contra los enemigos. En aquel momento

    Europa hibernaba en otras preocupaciones, dividida entre distintas

    tendencias e ideologas, incapaz de afrontar un ejrcito cuyos principios

    acapararon y reunieron pueblos del mundo antiguo. Ms soaba con

    conquistar Europa desde el oeste y juntarse al ejrcito rabe saliendo del

    Mareq. No era imposible realizar el sueo y mientras estaba gestionando la estrategia y planificando el avance le lleg un mensajero del califa Al-Uald

    Ibn Abdelmalek, llamado Mugh Arrm. Le ordenaba dejar de aventurarse con los musulmanes en tierras ajenas imponindole regresar con los

    despojos y las riquezas que pudo reunir durante su conquista. Ms

    intentaba convencer a Mugh prometindole darle una parte del botn para tenerle como aliado y poder avanzar puesto que logr explorar nuevos

    caminos y vas, descubri las debilidades de sus enemigos y estren sus

    hombres a combatir en esos nuevos territorios adaptndose al clima y a la

    geografa. Convencido, Mugh acept seguir con ellos y conquist Crdoba. Segn Al-iar: Ms amenaz a una Qayna, bella y hermosa, cuando la vio intentar con todos los medios acercarse a Mugh gobernador

  • 20

    de Crdoba. Le revel aprisionada que su intencin fue matarle con un

    pauelo envenenado tocando su sexo despus de acostarse con ella.

    Mientras estaban luchando y entrando a nuevas ciudades, el califa

    mand a otro mensajero a Ms llamado Ab AnNar amenazndole y ordenndole el retorno inmediato y urgente. Decidi volver por obligacin y

    no por el motivo mencionado por Ibn Bassm en su obra Addajra diciendo:

    Mientras Musa avanzaba en su conquista, vio en su camino una estata en escrito en su faceta: volved hijos de Ismael a su destinacin, ya estn

    acabados! Le aterroriz lo que haba ledo dicindose: si eso est escrito es

    por algo.

    Volvemos otra vez a una decisin crucial en la historia del universo

    tomada por Al-Uald Ibn Abdelmalek, una decisin que no permiti a Europa acercarse al islam y adoptarlo y prohibi al islam entrar en Europa.

    Lo hizo por cobarda? pero no lo conocamos cobarde. Lo atribuimos a su

    miedo por los musulmanes evitndoles arriesgarse en territorios

    desconocidos y ajenos? Puede ser el caso como pueden ser otros motivos.

    Quiz cuando se enter Al-Uald del conflicto entre Tareq y Ms tuvo

    miedo de una fitna que podra estallar entre los musulmanes en tierras muy

    lejanas del poder central. Otros lo atribuyeron a las informaciones y noticias

    que llegaron al califa sobre las riquezas que acumularon en Espaa y sobre

    la hermosura de las mujeres y esclavas andaluses que eran ms bellas que

    las estrellas, ms lucientes que la luna, de piel clara y suave, dulces y

    agradables en su cohabitacin.

    El califa lo haba experimentado cuando Ms le mand veinte mil

    esclavas cautivas berberes, agregndoles otras veinte mil. Otros

    justificaron su reaccin por el miedo que podra tener pensando que Ms

    quiso quedarse con el poder y las riquezas en la nueva tierra conquistada,

    sobre todo sabiendo que era muy duro, fuerte, sembraba el terror en los

    corazones de los nuevos adeptos y no juzgaba lgico dejarlo lejos del

    control del califato.

    Sea cualquiera la justificacin, por dinero y riquezas, por mujeres y

    placeres o por miedo y poder, la decisin fue injusta e inadecuada e hizo

    perder una ocasin que hubiera sido muy benfica para el globo y la

    humanidad. Cabe recordar que los cristianos que dej Ms perdidos y

    temerosos en las montaas constituyeron la semilla de un reino que derrot

    a los musulmanes y les expuls despus de varios siglos de gobierno.

    Segn Al-iz en su obra Al Mushib: Acudieron los Ifran (cristianos) a su rey dicindole: Qu maldicin nos persigue? Temamos a

    los rabes procedentes de oriente hasta que salieron de occidente. Se

    apoderaron de Al-ndalus y de sus riquezas a pesar de su grupo reducido.

    Les contest: En nuestro juicio de valor, dejadles avanzar! Son semejantes al diluvio que arrastra todo lo que encuentra en su cauce, tienen

  • 21

    proyectos e ideas que superan todo clculo y corazones muy fuertes, de

    hierro. Dadles tiempo hasta que llenen sus puos de despojos, ocupen

    palacios y residencias, disputen el poder y se entrematen entre ellos! En

    aquel momento podis acabar fcilmente con ellos. As fue, a causa de la

    fitna que opuso los balades a los chames, los berberes a los rabes y los mudares a los yemenes. Cada uno buscaba apoyo en el campo enemigo

    para vencer a su vecino y hermano.

    Nos revelan los episodios de la historia otra vez unas faces de

    altercados, conflictos y venganzas por cuestiones personales.

    Comportamientos egostas que desembocaron en decisiones decisivas y

    cruciales en el transcurso del porvenir de los musulmanes, las tom esta vez

    Sulaymn Ibn Abdelmalek Ibn Marun que sucedi a su hermano Al-Uald. Tuvo otra posicin frente a Ms, que cuando lleg a tierras de Aam el califa estaba ya muerto segn algunas fuentes histricas. Sin embargo,

    encontrarlo vivo, agonizando o moribundo no cambia en nada la realidad

    histrica.

    En su camino de regreso con los dos mensajeros del califa Mugh y Nar, Ms pidi al primero entregarle el gobernador cristiano de Crdoba que llevaba cautivo. Mugh, amigo de Tareq, se neg dicindole: Lo entregar yo mismo al califa. Se lo quit Ms a ellos y lo mat. Furioso del gesto, Mugh se ali a Tareq para actuar juntos ms tarde. Algunas fuentes afirman que Sulaymn le pidi retrasar su vuelta a Am cuando se enter del estado de salud crtico de su hermano, esperando recibirle

    nombrado califa ya. Ms se neg y apresur su llegada ofreciendo Al Uald

    el quinto de lo ganado y de las riquezas y esclavas. Poco despus falleci

    dejando a su hermano en el trono. Durante los momentos reducidos que

    pasaron en la corte de Al Uald, Intentaban Tareq y Mugh montar Sulaymn contra Ms vengando as su orgullo y revelndole la historia de

    la mesa de Salomn y del cristiano de Crdoba. Furioso, el nuevo califa

    recibi a Ms con reproches y le pidi traer la mesa mencionada. Tareq

    pretendi ser el propietario de la mesa pero cuando Ms refut su

    argumento. Le pidi: Si lo permite, el califa puede preguntarle sobre el pilar original que falta a la mesa. Ms explic la historia diciendo que le faltaba cuando la descubri e hizo fabricar otro semejante. En ese momento

    Tareq sac la pieza original demostrndole al califa que fue l quien la

    descubri y fue Ms quien se la arrebat mintiendo al califa cuando se la

    atribua a s mismo. El califa orden despojarle de todos sus bienes y

    exponerlo al sol hasta su fallecimiento. Encarcelado, acudi a su amigo

    Yazid Ibn Al Muhallab, uno de los hombres poderosos y amigo de

    Sulaymn, pidindole ayuda e intervencin a cerca del califa, le contest

    reprochndole:Te conoca inteligente y razonable, consciente de las astucias de las guerras y al tanto de cmo disimular las envidias y

    descontentos, dime cmo caste en manos de este hombre despus de que

  • 22

    habas llegado a tierras de Al-ndalus poniendo fronteras y mares

    profundos entre t y ellos, despus de haber gobernado una tierra que

    descubriste y de cuyas riquezas y gentes te apoderaste? Sabas que el

    heredero del califato no sera otro que Sulaymn pero a pesar de todo te

    opusiste a su voluntad y a sus rdenes suscitando la rabia y el rencor de tus

    aliados, vasallos y de tu jefe? Perplejo, Ms contest: hijo de nobles y notables, no es tiempo de reproches ni de enumeracin de defectos y fallos,

    no sabas que cuando llega tu castigo se cierran tus ojos y no lo ves ni lo

    analizas. Le contest: no sabas que el abubilla penetra con su mirada la

    tierra, ve el agua y no percibe la trampa muy cerca a su alcance? Yazid

    intervino al lado de Sulaymn implorando su perdn hasta que le realiz su

    deseo y liber a Ms.

    Algunos aseguran que a pesar de haberle perdonado permaneci

    retirado de la escena hasta su muerte a los ochenta aos acompaando al

    califa a la Meca. Otros dicen que le perdon pero le arrebat todos sus

    bienes materiales, dejndolo miserable mendigando sustento en las tribus

    rabes.

    Desenlace fatal y desastroso de una gran figura histrica y de un gran

    hombre, una catstrofe para los pueblos que no podan beneficiarse del

    islam a causa de envidias y conflictos por intereses personales, Ms fue

    uno de los hroes de esa escena histrica. A pesar de su inteligencia, de su

    eficacia en convivir con distintas y diferentes culturas y civilizaciones

    fracas en tomar la buena decisin, en complacer a los dems y en

    comportarse amablemente con su jefe, con sus vasallos y sus compaeros,

    como explic su amigo Yazd. En realidad tuvo razn el poeta cuando dijo:

    Si Dios no ayuda al hombre

    Sera se, la primera vctima de su esfuerzo

    Y agreg otro:

    El hombre libre es esclavo cuando codicia

    Y el esclavo es libre cuando satisfecho se contenta con lo ganado.

    Ms, que Dios se apiade de l, anhelaba y envidiaba, segn una fuente

    histrica: Ms fue visir de Bir Ibn Marun cuando Al a fue nombrado gobernador en Iraq en el ao 75 de la hjira, fue acusado de robar

    dinero de Basora y estuvo a punto de caer en sus manos cuando le salv la

    intervencin de su amigo Abdelazz Ibn Marun. Quiz se equivoc en su conducta con Tareq y con Mugh pero no se sublev nunca contra el califa ni pas nunca por su juicio lo que su amigo le reproch. Puede ser la razn

    tambin de eso el no haberlo pensado y planificado por no pertenecer a

    ninguna tribu fuerte o famosa sobre todo en momentos difciles en que el

    fanatismo y el extremismo reinaban en las tribus rabes. No perteneca a una

    familia real ni tena linaje de nobleza, como los Ban Marun que se

  • 23

    hicieron su propio reino en Al-ndalus ms adelante. Ms no fue nada

    diferente de los dems, hombre al servicio de Um Al Bann Bent

    Abdellazz que lo llev con ella cuando se cas con Al Uald Ibn Abdelmalek. En Naf At-Tb, Al Maqr nos explica diciendo que Ms no fue nada diferente de los dems hombres detentores del poder, fue

    envidioso, vengativo, malicioso y las rivalidades abundan en esas

    caractersticas y caracteres. Uno de los jefes repiti la frase siguiente:

    No es la cabeza del pueblo quien siente rencor

    Pero alter el orden de las palabras para obtener la frase siguiente:

    No es la cabeza del pueblo quien deja el rencor.

    Si el responsable perdona la falta de disciplina, la insolencia y deja de

    castigar y recompensar por el mal y por el bien lo pueden calificar de dbil y

    de ingenuo cmo podemos calificar un responsable que no evala o

    perdona el dao que le causa su enemigo mientras ste lo tiene controlado y

    no se olvidar de l hasta exterminarlo y descansarse eternamente

    mandndole a su tumba? Y tuvo plena razn quien dijo:

    Poner una gota de roco en el lugar de una espada

    Es de igual peligro si espada usas en lugar de cario

    Sin embargo, la mejor solucin es juzgar las cosas a su propio y justo

    valor. Personalmente no estoy de acuerdo con la teora de Al-Maqr, no son

    envidia y rencor valor de cortesa ni es dbil y tonto el bueno y tolerante. A

    este propsito el poeta nos record:

    No es jefe el idiota que manda en su entorno

    Sino que el jefe es quien finge la idiotez

    El perdn, la tolerancia y la inteligencia son bases de todo buen

    comportamiento capaz de sembrar el amor, la lealtad y el respeto.

    Algunas fuentes adelantan que cuando Sulaymn haba odo la versin

    de Tareq a propsito de Ms, le despoj de sus bienes materiales y decidi

    entregar las riendas de Al-ndalus a Tareq. Antes de pasar a la accin el

    califa consult a Mugh preguntndole sobre la relacin de Tareq con los andaluses y le dijo lo siguiente: los andaluses veneran a Tareq y si les recomienda hacer la oracin hacia otra direccin que no sea la Meca lo

    ejecutan sin vacilar. Cuando Tareq se enter del asunto coment a Mugh sabiendo su intencin: ojal hubieras hablado de la insumisin de los andaluses y no de su obediencia! Mugh le contest: Si me hubieras dejado el cristiano te habra dejado Al-ndalus, influenciaste a Ms

    aconsejndole: Cmo podemos dejarle a Mugh volver a Damasco acompaando al cristiano mientras llegamos nosotros con el rabo entre

    piernas. No tard Ms, entonces, en matarlo como hemos mencionado arriba.

  • 24

    Despus de Ms deslumbr la figura de su hijo Abdelazz, que continu la labor de su padre conquistando nuevos territorios en Al-

    ndalus. Volvieron a actuar de nuevo conflictos y rencores. Se cas el hijo

    con la esposa de Rodrigo, el rey cristiano vencido, llamada Um Acem que pagaba un tributo a cambio de conservar su religin cristiana. Una vez con

    su nuevo esposo musulmn en la antigua iglesia de Sevilla que

    transformaron en palacio le pregunt: Por qu no se arrodilla la gente cuando entra a tu corte como haca con mi ex esposo? Le explic que no

    est permitido por la religin islmica, pero para complacerle, por ser su

    favorita y su preferida, mand construir una pequea puerta por la cual

    deben pasar todos que vienen a verle y as se inclinan para acceder a su

    corte, comentndole que lo hizo por ella.

    Se enter de lo que hizo el emir, guardando todava en su pecho una

    gran rabia y rencor contra los comportamientos anteriores del padre y

    conspir con los soldados su asesinato. Lo mataron cuando estaba en la

    mezquita durante la oracin del alba. Salieron llevando la cabeza de

    Sulaymn. Durante varios aos, su sangre permaneci manchando la

    mezquita que estaba cerca de su casa. Aparecieron as las mujeres en la

    escena poltica y desempearon un papel primordial en la historia que no

    dej bastante informacin a su propsito en la vida de Al-ndalus.

    Abdelaziz hered un trono que podra explotar a su favor y dejarlo a sus hijos despus, pero por su debilidad ante la esposa de su rival y enemigo lo

    hizo perder. Abri as brechas por las cuales entraron sus opositores y lo

    asesinaron. Empez una nueva etapa de conflictos internos y matanzas entre

    los musulmanes. Despus de su muerte sucedieron al trono de Al-ndalus

    ms de 17 prncipes en un periodo de cuarenta aos. Ninguno de ellos lo

    hizo heredar a un hijo o familiar. El ttulo ms alto que tuvieron todos fue el

    de emir, prncipe. Sin embargo, los conflictos no abandonaron Al-ndalus y siguieron poblando los episodios de su historia. A Abdellaziz le sucedi en Sevilla el prncipe Ayb Ibn abb Allajm que era un hombre simptico y razonable. La suya fue una poca de paz y de tranquilidad. Lo

    reemplaz el gobernador de frica por Al ur Ibn Abderramn Azzaqf pero los tiempos de ste fueron de pleno conflicto y fitna entre rabes y

    berberes, los peores acontecieron en Crdoba. Se dirigi con su ejrcito

    hacia el norte pero sin alcanzar gran xito. Otra vez, los conflictos de

    intereses personales hicieron perder ocasiones de oro a los musulmanes que

    estaban avanzando en la conquista de nuevos territorios y en la difusin del

    islam.

    Cuando Omar Ibn Abdellaziz fue nombrado califa en Aam, puso a la cabeza del emirato a un hombre serio, bueno y piadoso, Assam Ibn Malek Al-Julni, alejando as al que era cruel y duro con los musulmanes y

    sus soldados. En aquel momento, Al-ndalus dependa administrativamente

    del califato en al Mareq en vez del gobernador de frica.

  • 25

    Fue el nuevo emir, un hombre justo y bueno que supo gobernar a los

    musulmanes y los no musulmanes otorgando los derechos a los esclavos y

    agricultores e intentando exterminar los conflictos y las envidias internas

    provocados por intereses personales. El califa pens salir de Al-ndalus y

    dejar esa tierra lejana pero le aconsejaron quedarse para proteger y gobernar

    a una poblacin considerable de musulmanes.

    Otra figura se asent al trono de Al-ndalus, Abderramn Al-Ghfiq que se dirigi con su ejrcito hacia Francia despus de haber atravesado

    sobre sus caballos llanuras y ros y llenando sus bolsas de diamantes, joyas,

    dinero y riquezas. Lleg el momento del enfrentamiento, les aconsej su

    jefe dejar una parte del botn y de las riquezas para afrontar ligeros el

    enemigo, desobedecieron y ocurri la guerra en Balt de los martirios donde

    perecieron miles de musulmanes.

    Otros instrumentos de guerra fueron utilizados, instrumentos que se

    resuman en el rencor, el conflicto, la maldad y el egosmo. Fueron armas

    ms eficaces que la jabalina y la espada. El ejrcito musulmn se compona

    de rabes y de una mayora berber. Este ejrcito llev con l una gran

    cantidad de despojos. El jefe les orden a sus hombres continuar la lucha y

    dejar las riquezas pero le desobedecieron y optaron por acumularlas y volver

    sin continuar la guerra. No quiso apretarles temiendo la fitna entre ellos. Las

    confrontaciones entre los dos bandos duraron das enteros y llegando casi

    hacia el final surgi una gran catstrofe. Algunos intrusos en el ejrcito

    islmico anunciaron la cada de las riquezas en mano del enemigo, lo que

    les empuj a retroceder protegiendo su despojo. Una saeta le pinch el

    corazn a Al-Ghfiq y cay sin movimiento, que Dios lo mantenga en su

    misericordia. Los musulmanes no se pusieron de acuerdo sobre el nuevo

    jefe y se escaparon de noche dejando a un nmero considerable de sus

    compaeros muertos y heridos.

    Esta guerra importante y decisiva a nivel mundial constituy un cauce y

    va primordial en la historia de la humanidad a nivel poltico, cientfico y

    cultural y fueron las armas secretas ms eficaces que los instrumentos

    materiales de guerra.

    Cunta es numerosa la gente, pero escasa es!

    Dios sabe que no lo digo en vano

    Cuando abro los ojos

    Mi mirada cae sobre muchos

    Pero a nadie veo.

  • 26

    Castillo de Tarifa: Con referencia a Tarif Ibn Mlik que hizo una

    campaa de exploracin antes de que Tariq Ibn zid cruzara el

    Estrecho

  • 27

    Las luchas internas

    Fue el primer golpe de Estado, la primera sublevacin en la historia de Al-ndalus y el comienzo de una verdadera fitna y serias peleas internas

    que vamos a tratar en este captulo.

    Sucedi Abdullah Ibn Qutn al trono de Al-ndalus y se dirigi hacia el

    norte con el objetivo de recuperar las ciudades perdidas y reconquistadas

    por los cristianos. Fracas en su plano a causa de su entorno que se

    interesaba nicamente por sus intereses personales olvidndose de los de la

    mma. Fue tambin un hombre cruel y temeroso, lo que esparci a los andaluses que lo dejaron solo. Unos grandes conflictos y sublevaciones

    tuvieron graves consecuencias en algunas tribus. Lo cambiaron por Uqba Al-aa Assalul, nombrado por el gobernador de frica. Era un hombre de buen corazn, justo e inteligente. Devolvi los derechos a sus

    propietarios y meti en la crcel a los gobernadores y jefes crueles. En su

    guerra contra los cristianos aprovech los instrumentos secretos. Le

    contact el duque Maroto deseando su apoyo y colaboracin para vencer a

    Carlomagno que no paraba de vencer y de apoderarse de nuevos territorios.

    Mand este ltimo a su hermano para exterminar a los dos jefes cuando se

    enter de sus planes y estrategias. Derrot a los rabes que huyeron

    volviendo hacia Crdoba. Al-aa no analiz bien la situacin y los rabes perdieron as una gran parte de su capacidad material y humana. Con

    esta derrota otro episodio se suma a las tragedias y dolores de Al-ndalus.

    En su intento de recuperar lo perdido, Uqba fracas perdiendo ms tierras y

    hombres y puso al mando del ejrcito del norte a Abdelmalek Ibn Qutn para aprovechar su experiencia militar. Sin embargo, el nuevo jefe slo

    estaba esperando la ocasin para deshacerse de su superior cuando las

    derrotas y conflictos caan como lluvia sobre su reino. Abdelmalek encarcel a Uqba y lo mat -otros dicen que falleci en la crcel-. No

    importa cmo ha fallecido, lo que merece detenimiento y anlisis fue la

    manera en que se apoder del gobierno. Por primera vez en la historia de

    Al-ndalus se desbanca a un gobernador legtimo sin tener que volver al

    califa o al gobernador de frica. Fue tambin la semilla de un conflicto

    racial y doctrinal que se sembr en frica y emprendi su camino hacia Al-

    ndalus. Los berberes empezaron a rebelarse en frica contra algunos

    gobernadores rabes que no eran justos ni igualitarios con ellos. Se

    apoderaron del gobierno y de las riquezas dejndolos al margen, lo que

    favoreci algunos movimientos llevados por los berberes para luchar

    contra la injusticia y la situacin de discriminacin y desigualdad. La avidez

    de algunos de sus lderes fue una de las grandes causas del fanatismo racial

  • 28

    y constituy la primera mecha de un fuego destructible y el comienzo de

    serias peleas y conflictos internos que profundizaron ms la herida

    sangrante en el cuerpo de Al-ndalus.

    Por su parte, Ubaid-Alh Ibn Al-abb, que fue nombrado por el califa gobernador en frica, fue un hombre cruel, segn Al Uqid e Ibn

    Jaldn. Mand a su ejrcito encabezado por abb Ibn Ab Ubaida Al-Fihr para exterminar a los berberes, despojarles de sus bienes y hombres y sali

    para matar a sus hermanos, los musulmanes. Con igual comportamiento

    actuaba su hijo Ismael, quien, como explicaban algunas fuentes trataba a los

    berberes como si fuesen no musulmanes recin conquistados: les despojaba

    de sus riquezas y les impona tributos.

    Esos comportamientos y otros semejantes nos hicieron recordar la

    poesa de Ali diciendo:

    Juro por Dios que la tirana es srdida

    Y permanece la vil vctima

    Hacia Dios caminamos el da de la resurreccin

    Y ante Dios se presentarn los litigantes

    Gusto perdern los acostumbrados a la beatitud.

    Cmo pasaron sus noches,

    Y qu testimonios revelarn las estrellas?

    Los berberes se sublevaron encabezados por Maisara Al-Mdar y realizaron varias hazaas y estrategias de sus planes. En Tnger mataron al

    gobernador y en Ss a Ismael Ibn baid Alh Ibn Al-abb. Se sublevaron tambin contra su jefe Maisara, lo mataron y lo reemplazaron por Jlid Ibn

    amd Aznt. Hermanos enemigos se pelearon entre ellos, berberes contra musulmanes. Se perdieron musulmanes de los dos bandos y se perdieron

    muchos hombres y armas que habran sido relevantes para vencer al

    verdadero enemigo. Se entremataron por egosmo y fanatismo que el islam

    combati desde su aparicin, lejos de practicar sus dogmas y aplicar sus

    mandatos.

    El califa Abdelmalek se enter de lo que estaba sucediendo y de las matanzas que exterminaban a los suyos, aisl a baid Allh Ibn Al-abab, gobernador de frica nombrando a su sucesor Kulzm Ibn yd Al-Quar, quien dirigi un ejrcito encabezado por su sobrino Bala Ibn Bir para extinguir las llamas del conflicto y sembrar paz y amor entre los

    musulmanes. Surgi esta vez tambin otro tipo de fanatismo: los rabes de

    frica teman a los que llegaron de Am y no fueron acogedores con Bala, que por su parte no les prest ni consideracin ni inters. Los rabes confrontaron esta vez dos ejrcitos del califa que se aliaron luego para

    afrontar a los berberes. Los rabes fueron derrotados y perdieron muchos

    de sus hombres entre ellos Kulzm Ibn abb, mientras Baya se escap a Ceuta.

  • 29

    El califa omeya se dio cuenta del poder berber y de su fuerte

    sublevacin, mand entonces a anala Ibn afun Al-Kalb gobernador en frica, que se empe en apaciguar los conflictos y calmar las furias pero

    sus esfuerzos fueron en vano. Los berberes de frica se apoderaron del

    territorio y lo dividieron en pequeos trozos y parcelas sin contribucin

    alguna en la expansin del islam.

  • 30

    Las revueltas raciales

    La victoria que llevaron los berberes musulmanes contra los rabes

    musulmanes fue motivo capaz de atizar los sentimientos de los berberes en

    Al-ndalus, que constitua y formaba un solo bloque capaz de conquistar la

    pennsula y transformarla en su verdadera tierra y patria.

    Abdelmalek Ibn Qutn fue gobernador en Al-ndalus. Cuando estaba en al Mareq, asisti a los episodios de la batalla Al-urra, sucedida durante los dos aos anteriores en las afueras de Medina. Muslim Ibn qba Al Mar,

    nombrado por Yazd Ibn Muuia, conquist Medina, la profan durante tres

    das enteros, matando a sus habitantes, violando a sus mujeres, robando su

    dinero y despojando sus riquezas. Fue una de las guerras ms crueles y una

    de las peores guerras sucedidas en la historia de Al-Fat islmico. Estos acontecimientos dejaron gran miedo y rencor en el corazn de Abdelmalek contra los chames. Cuando Bala fue asediado en Ceuta y le pidi socorro y ayuda, Abdelmalek se acord del acontecimiento de Medina, de los comportamientos de los chames y no hizo caso a su peticin. Senta un gran

    rencor hacia ellos pero intentaba disimularlo para que no se enterara el califa

    en Damasco. Perturbado y molesto por los berberes tuvo que volverse

    hacia Bala y sus soldados chames que superaban los diez mil combatientes. Negoci su liberacin del asedio impuesto por los berberes

    en Ceuta y la posibilidad de formar un slido y nico bloque de defensa y

    ataque contra los berberes. Se lo prometieron y entraron en sus rdenes,

    lucharon juntos contra sus hermanos musulmanes y los derrotaron sin

    piedad. Sucedi una guerra cuyo fuego y lea fueron hombres musulmanes

    en los dos bandos, su ceniza casas y hogares musulmanes quemados y

    destruidos, fbricas aplastadas y cultivos exterminados. Con esto, escribi el

    lpiz de la historia otro folio de una escena triste de una nueva tragedia en

    Al-ndalus.

    Despus de apaciguar la situacin y calmar los disturbios, Abdelmalek Ibn Qutn Al-Kahl con noventa aos de edad, le pidi a Bala regresar. Le dio excusas y escondi intereses y codicias pero fue en vano. Se sublev y

    reclam su derecho a gobernar Al-ndalus siguiendo el consejo de su to

    Kulzm. Se anim a sembrar conflictos y disturbios entre los yemenes que

    lo ayud en contra los mudares. El episodio de violencia se reiter y

    Abdelmalek asisti otra vez a una profeca que tema, semejante a lo sucedido en Al-urra. Entr Balay con sus hombres a su casa, lo mataron atando a su derecha un puerco y a su izquierda un perro y lo llevaron sus

  • 31

    servidores de noche para enterrarlo. Fue as cmo Abdelmalek se qued con el poder junto con los yemenes.

    Acontecimientos semejantes nos revelaba Ali, (Que Alh ilumine su rostro):

    Despareci la lealtad con la noche acabada

    Y la gente esparcida entre traidor y cambiante

    Demuestran amor y pureza

    Y sus corazones albergan escorpiones e envidias

    As fue el comienzo de las guerras tnicas rabes-rabes o yemenes-

    mudares y de una tremenda fitna cuyas vctimas fueron los musulmanes

    que pagaron su precio muy caro, a lo largo de la historia.

  • 32

    La fitna yemen-mudar

    Quiz no podemos ser exhaustivos si tachamos la fitna mudar-yemen

    slo de racial. Intervinieron en ella varios factores e instrumentos secretos

    basados en el rencor, la crueldad, el egosmo, la venganza, el monopolio del

    poder y de las riquezas. A ese propsito dijo el poeta:

    No vive tranquila la gente que no tiene dirigente

    Ni sera adecuado el dirigente si fuese ignorante

    Los hijos de Malek, Umaya y Qutn se sublevaron contra Bala, que asesin a su padre. Reunieron a su alrededor a los balades, muchos

    berberes y algunos rabes yemenes. Se formaron as en Al-ndalus dos

    bandos: los chames encabezados por Bala Ibn Bir y los balades y berberes dirigidos por los dos hijos de Abdelmalek que consideraron a los chames conquistadores e intrusos en su territorio. Se estall la guerra y

    tuvieron lugar varios enfrentamientos entre ellos. Bala muri y su ejrcito continu la lucha hasta la victoria poniendo a alaba Ibn Salma Al-Ghudm al mando del ejrcito, al que acompaaba durante el asedio de

    Ceuta.

    No fue tolerado alaba y se sublevaron contra l varias regiones en Al-ndalus, quedndose cada uno como jefe durante un periodo. Pero la

    codicia volvi otra vez a sustentar la avidez de los distintos bandos y se

    declararon la guerra de nuevo. Sacudidos al principio, los chames reunieron

    sus fuerzas y derrotaron a sus adversarios. alaba tena la intencin de matar a todos los que cayeron cautivos en sus manos como si no fuesen

    hermanos musulmanes suyos. En el mismo periodo lleg Abu Al-Jattr

    usm Ibn irr Al-Qalb nombrado por el gobernador de frica. Trat amablemente a alaba y a los hijos de Abdelmalek Ibn Qutn, logr apaciguar durante cierto momento la situacin y volvieron a estallar de

    nuevo los conflictos y disturbios. El fanatismo tribal sigui abonando las

    tragedias y los dolores de Al-ndalus, profundizando y haciendo sangrar

    una herida que doli mucho a sus hijos. De este tipo de fanatismo y de Ab

    Al Jattr nos comenta Arrz: Fue un hombre beduino, excesivo en su fanatismo yemen, odiaba a los mudares y por su lado lo detestaban los

    Beni Qays. Ech de su corte una vez a Aumayl Ibn Hkim Ibn amr Ibn Al-auan, notable y jefe de los Beni Qays. ste sali furioso y mientras cruzaba la puerta le dijo uno de los ib: seor ajuste su turbante! Le contest amenazando sin parar: Los mos la ajustarn. Moviliz a su gente

    contra Abi Al-Jattr, acercando a su lado tambin a oponentes yemenes

  • 33

    envidiosos y rencorosos y esperando la ocasin para vengarse de Abi Al-

    Jattr. Lo expulsaron de su cargo, y lo reemplazaron por Zaubah Ibn

    Salmah Al-Ghum, yemen pero detestaba a Ibn Al-Jattr por haberle destituido del gobierno de Sevilla. Sin embargo, logr Ibn Al-Jattr

    escaparse de la crcel y reunir a sus hombres para luchar contra los qaises

    dirigidos por Assumayl y los yemenes encabezados por Zaubah. Esta vez

    tambin fue derrotado y encarcelado pero lo perdon su rival cuando fue

    abandonado por sus hombres.

    Dos aos ms adelante Cauba muri y los distintos bandos se

    disputaron otra vez el poder atribuyndose la legitimidad cada uno de ellos.

    Permanecieron en un caos total ante la impotencia del califa que no

    encontr remedio a esta situacin conflictiva, ante la debilidad de los

    omeyas y el fortalecimiento de los abases.

    Los dos bandos se pusieron a gobernar de manera rotativa anualmente,

    nombraron con unanimidad a Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, que los traicion, viol el compromiso y se qued con el poder. Los yemenes se

    sometieron escondiendo su rencor y su venganza y esperando la ocasin

    para acabar con Ysuf.

    Este periodo de la historia de Al-ndalus se caracteriz por una gran

    prdida moral y fsica, una prdida de hombres, tierras y riquezas, adems

    de graves catstrofes y derroches a nivel cientfico y cultural que si no fuese

    el caso hubieran beneficiado a la humanidad entera y contribuido a iluminar

    los corazones y las razones.

    Sucedieron guerras feroces entre mudares y yemenes que provocaron

    enormes prdidas en hombres y en provisiones de guerra. Los

    enfrentamientos fueron provocados por envidias tribales, fanatismos,

    rivalidades, egosmos y monopolio del poder y de las riquezas para

    favorecer intereses personales opuestos al bien pblico y al inters comn.

    Permaneci la situacin idntica hasta la llegada de Abderramn Addjil a Al-ndalus.

    Los musulmanes entraron a tierras nuevas para difundir el islam, alzar

    la palabra y la bandera de Dios, sin ninguna distincin entre secta, etnia,

    color o raza, compartiendo la misma palabra de Dios, pero los vemos

    matndose, intrigando cada uno contra el otro, rindose por el poder,

    guiados por instrumentos secretos de crueldad, rencor y llamas de venganza,

    cuya lea la constituan los hombres y sus riquezas. Sin embargo, esto no

    fue ms que uno de los episodios trgicos de la historia de Al-ndalus.

    Europa necesitaba en aquel momento un gran saber y conocimiento,

    cuando viva en la sombra de la ignorancia y del desconocimiento. En

    aquella poca, los musulmanes eran capaces de trasladarles los saberes y

    conocimientos de las civilizaciones y pueblos anteriores. Sin embargo, en

  • 34

    vez de dirigir su fuerza a este campo se entremataron entre ellos y perdieron

    los dos mundos, el paraso y la vida mundana retrocediendo as el desarrollo

    cientfico y cultural.

    Los musulmanes perdieron la ocasin de introducir en Europa muchos

    de sus logros e ideas y ojal hubieran ledo y entendido antes los versos de

    Ali Ibn Abi Tlib que dijo:

    Oh vanaglorioso ignorando su linaje

    Que sepa que todos descendemos de madre y padre!

    Fueron creados de palta, de hierro, de cobre o de oro?

    Salieron de tierra y de huesos, carne y nervios se formaron

    El orgullo sera por acto glorioso

    Modestia, decencia y cra buena.

  • 35

    Vista panormica de Gibraltar que constitua el punto de entrada

    de los musulmanes en Al-ndalus, al pie de la montaa se sita una

    mezquita recin construida.

  • 36

    CAPTULO SEGUNDO

    El Estado omeya en Al-ndalus

    Abderramn Addjil

    Him Ibn Abderramn

    Al-akam Ibn Him

    Abderramn Ibn Al-akam (Al-ausat)

    Muammad Ibn Abderramn Al-ausat

    Al-Munir Ibn Muammad Ibn Abderramn

    Abdul-lh Ibn Muammad Ibn Abderramn

    Abderramn Annir

    Al-akam Ibn Abderramn Annir (Al-Mustanir)

    Him Al-Muayyad Billh

  • 37

    El Estado omeya en Al-ndalus

    El Estado omeya en Al-ndalus marca uno de los periodos ms estables

    de la historia andalus pese a los problemas, luchas y dolores que sufri.

    Antes de bucear en este agitado mar, hagamos una breve parada para

    examinar algunos acontecimientos que marcaron el periodo omeya en

    Oriente. En este periodo, las conquistas se prolongaron hasta alcanzar su

    apogeo y se estabilizaron durante algn tiempo antes de empezar a

    deteriorarse. Tal situacin dur unos decenios, tiempo equivalente a lo que

    sera la media de vida de un ser humano. Es posible distinguir tres

    importantes huellas del Estado omeya en Oriente, las cuales se extienden

    hasta el presente. La primera es el paso de la autoridad de la eleccin

    consensuada a su obtencin a travs de contiendas y guerras; de ah aquel

    doloroso drama cuyos efectos siguen siendo apreciables: el asesinato de Al-

    usain Ibn Al Ibn Ab Tlib Alh est Satisfecho de l- en Karbal, as como el asesinato de muchos de sus hijos y hermanos y un nmero no

    despreciable de miembros de la familia del Profeta. De ah tambin la

    batalla de Al-urra que tuvo lugar en Medina, la ciudad del Profeta Alh le bendiga y salve- pues el Omeya Yazd ibn Mouia mand tropas bajo el mando de Muslim Ibn Oqba Al-murr, el cual permiti que esas tropas cometieran numerosos abusos y crmenes en la ciudad antes de marchar

    sobre la Sagrada Meca donde volvieron a cometer tantos y tantos excesos, lo

    cual acentu la desunin y la discordia entre musulmanes.

    La segunda huella o repercusin consiste en la ampliacin de las

    conquistas, lo cual hizo que numerosos pueblos y comunidades adhiriesen a

    la religin de Alh, permitiendo que tal hecho se prolongase hasta el

    presente, lo cual es, sin lugar a dudas, una repercusin sumamente

    admirable.

    La tercera es la cada de su Estado a manos de Ab Abbs As-saf-f que supo utilizar el odio y el deseo de venganza que se experimentaba por el

    asesinato de Al-usain, as como los abusos de los cuales fue vctima la ciudad del Profeta Alh le bendiga y salve- en la batalla de Al-urra. As, pudo colocar en todas partes a sus ayudantes y espas cuando a su to

    Abdallh Ibn Al se le confi la misin de perseguir a los omeyas y pudo asesinar a un gran nmero de notables y seguidores omeyas e incluso a

    mujeres y nios. A aquellos que haban huido por miedo a l, les prometi

    el perdn y as los tuvo un ao antes de reservarles una muerte terrible

    cuyos horrores recoge el poeta diciendo:

  • 38

    No te fes de los hombres que ves /

    Pues hay un mal que mata bajo las costillas

    Si bajas la espada y el ltigo levantas /

    A los omeyas vers sobre sus espaldas.

    Bien puede ser que le pusieran el apodo de Assaff (el sanguinario) por haber dicho l mismo en la mezquita de Al-cfa cuando se le jur

    obediencia: pues yo soy el sanguinario permisivo y el rebelde invencible.

  • 39

    Abderramn Addjil

    Alh dispuso que de esa persecucin se salvara un joven omeya:

    Abderramn Ibn Muuia Ibn Him Ibn Abdelmalik, apodado Abderramn Addjil, que ocupara un lugar preferente en la historia de Al-ndalus; un joven que vivi con su abuelo Him Ibn Abdelmalik tras la muerte de su padre Muuia. Su madre era una berber llamada R que haba sido cautiva en la casa califal en Damasco.

    Abderramn se salv de la persecucin de los abasidas tras haber cruzado el ro a nado, luego su hermana Ummu l-iba le mand algn dinero con sus seguidores Badr y Slim, tras lo cual se dirigi a Marruecos

    donde lo recibieron sus tos maternos Nafza que eran berberes de Al-ndalus. Al llegar a Ifrquia, se enter de su llegada su gobernador

    Abderramn Ibn abb que orden su persecucin; y a punto estuvo de ser apresado pero se salv nuevamente cumplindose as uno de los

    designios de Alh.

    Lo acogi una tribu berber; hay quien dice que se trata de los

    Zanta; otros dicen que eran los Maknsa, mientras que un tercer grupo afirman que se trata de los Mghila. Independientemente de cul fuera la tribu que lo acogi, el caso es que se cumpli su objetivo y Abderramn pudo mandar con Badr unos mensajes a los andaluses, los cuales

    prepararon su llegada de modo que la situacin poltica fuera propicia a su

    entrada, pues los odios y las intrigas entre los yemenes y los mudares eran

    tales que los primeros slo esperaban la oportunidad de asaltar a los ltimos,

    bajo el mando de Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, gobernador de Al-ndalus, y su aliado A-omail.

    Abderramn Addjil entr en Al-ndalus tras haberle preparado Badr el terreno para ello. Los yemenes se apresuraron en aliarse con l, movidos

    por sus deseos de vengarse de sus enemigos los mudares. Tambin se

    aliaron con l algunos gobernantes como Ibn Musuir, Ub Ibn Alqama Al-ljm e Ibn A-ab. Por otra parte, y mientras Ysuf Ibn Abderramn invada Halqa, se enter de su aparicin por lo que decidi volver. Entonces, su aliado A-omail Ibn Htim le aconsej que lo cortejara antes de traicionarlo porque era joven y falto de experiencia. Pero

    ste era demasiado precavido como para ser traicionado con facilidad y se

    fue el inicio del fracaso de Ysuf Ibn Abderramn Al-Fihr, agravado por la prdida de sus antiguos aliados los mudares que se unieron a

    Abderramn Addjil dejando desguarnecidas las tropas de Ysuf que, a

  • 40

    partir de entonces, slo contaran con algunos fieles seguidores de A-omil. El enfrentamiento entre las tropas dej en evidencia la debilidad de Ysuf que acab pidiendo la paz aunque, en su fuero interno, segua

    pensando en la venganza. Abderramn le perdon la vida con la condicin de que se instalara en Crdoba y que no se moviera de all. Sin embargo,

    Ysuf, movido como antes se ha dicho, por el deseo de vengarse, empez a

    rodearse de fieles berberes con vistas a rehacer sus tropas deshechas, pero

    Abderramn se enter de ello y march sobre Crdoba. Despus de muy duras batallas, acab con la sublevacin, mientras Ysuf sala huyendo.

    Pero la codicia y la traicin acabaron afectando a sus ms fieles seguidores

    que ofrecieron su cabeza a Abderramn Addjil, aunque tambin se dijo que este ltimo fue quien planific y orden su ejecucin.

    Por otra parte, hubo un hombre de origen berber llamado Yetefna Ibn Abdeluhed, encargado de ensear a los nios, que presumi de ser hijo de Al-usain Ibn Al Ibn Ab Tlib Alh est Satisfecho de l- y se hizo llamar Abdallh Ibn Muammad consiguiendo que le siguieran numerosos berberes. En un primer momento, a las tropas de Abderramn les cost trabajo perseguirlo ya que se refugi en las montaas, pero pasado ese

    primer momento, Abderramn volvi a usar el arma del dinero haciendo que dos fieles del perseguido le trajeran su cabeza. Vemos as cmo el

    dinero acaba con los enemigos con ms facilidad de lo que lo hacen las

    espadas en el campo de batalla.

    Movido por el gran respeto que le tena al califato, Abderramn no adopt el ttulo de Califa sino el de Emir como lo haran sus sucesores hasta la poca de Abderramn Annir. Del Emir se dice que era muy severo y duro, temerario y osado, que desconoca el miedo. De l dice el

    autor de Naf At-Tb, citando a Ibn ayn, que se pareca al califa abasida Abu Yafar Al-Manr teniendo adems en comn los dos el hecho de ser hijos de madres berberes.

    Describindolo, Ibn Zaidn dice, en At-Tabyn, que era rubicundo, no muy ancho de hombros, con un lunar en la cara, alto, delgado, tena dos

    trenzas, era tuerto y ansmico.

    El de Abderramn Addjil no fue un periodo del todo tranquilo pues el Emir tuvo tambin su parte de sufrimiento. Entre otros captulos, merece

    la pena mencionar el que protagoniz Al-Al Ibn Mught Al-Yaab que llam a seguir a Abu Yafar Al-Manr consiguiendo reunir en torno a l a unos cuantos seguidores, pero fue rpidamente vencido por Abderramn Addjil que mand tirar las cabezas de los derrotados en los zocos de

    Qairaun y de la Sagrada Meca, acompaadas de la bandera negra de los

    Beni Abbs y de unas copias de la misiva de Abu Yafar Al-Manr a Al-Al, causando autntico terror en Al-Manr que dijo lo siguiente o algo

  • 41

    parecido: ste es un demonio! Alabado sea Alh que puso un mar entre l y nosotros.

    Por otra parte, el norte andalus tambin se rebela contra el nuevo

    gobernador. El norte tiene muchos puntos de encuentro con la Europa

    cristiana, los cuales pueden ser una importante ayuda para el Estado de Al-

    ndalus en su labor defensiva contra sus enemigos del norte, como pueden

    ser tambin un pual que puede ser usado para asestar golpes al mundo

    islmico pudiendo herirlo gravemente o incluso acabar con l. Y qu mejor

    instrumento para conseguirlo que el de la codicia, el odio y la envidia?

    Sulaymn Ibn Yaqn Al-Kalb, gobernador de Barcelona, se ala con Al-usain Ibn Yay Al-Anr, nieto del compaero del Profeta, Saad Ibn Abda, y que era gobernador de Zaragoza para eliminar a Abderramn Addjil aprovechando que se encontraba ocupado con las rebeliones

    sucesivas en el sur, el este y el oeste. Slo Dios sabe, por otra parte, los

    ardides y engaos que se reservaban el uno al otro.

    Cuando Abderramn se enter del asunto, les mand un ejrcito capitaneado por alaba Ibn Ubaid Al-Yum, pero ste fue derrotado y hecho prisionero por los rebeldes. Sin embargo, el miedo que estos ltimos

    le tenan a Abderramn les impidi avanzar hacia el sur. Su codicia y el odio que le tenan a Abderramn por una parte, y por otra el hecho de saltarse algunas reglas constantes en su poca, todo ello los llev a pedir

    ayuda al rey de los francos, Carlos Martel (Carlomagno), que se encontraba

    en el noroeste de Alemania finalizando algunos rituales de cristianizacin de

    unos sajones paganos que haban sido derrotados por l.

    Sulaymn fue, pues, con sus acompaantes a ver a Carlomagno y le

    propusieron su ayuda para conquistar el norte de Al-ndalus y se

    comprometieron a entregarle las ciudades que se encontraban bajo su

    control como Barcelona y Zaragoza y entregarle tambin a su preciado

    prisionero alaba Ibn Ubaid, tan querido por Abderramn Addjil.

    Algunas fuentes refieren que algunos de los hijos de Ysuf Ibn

    Abderramn Al-Fihr se encontraban con Sulaymn movidos por el deseo de vengarse de Abderramn Addjil que haba arrebatado el poder a su padre, derrotado a sus tropas y preparado su asesinato.

    Carlos Martel (Carlomagno) acept el generoso ofrecimiento

    aprovechando las mezquinas pretensiones de Sulaymn y su propio deseo de

    ampliar su dominio y conseguir ms tierras y riquezas. Hay quien piensa,

    asimismo, que el factor religioso tambin estaba presente en esa decisin de

    aceptar la propuesta de Sulaymn. A Carlomagno le interesaba someter al

    norte de Al-ndalus y tal vez Al-ndalus entero y obligarlo a adoptar el

    cristianismo, como lo haba hecho con anterioridad con los sajones.

  • 42

    Las tropas de Carlos Martel (Carlomagno) cruzaron las montaas y

    entraron en Barcelona luego se dirigieron hacia Zaragoza. De repente y por

    motivos conocidos slo por Alh, ocurre un cambio en la actitud de Al-

    usain Ibn Yay Al-Anr. La causa de tal cambio puede ser la envidia que le tena a Sulaymn que gozaba de ms confianza que l en Carlos

    Martel (Carlomagno) o el miedo a perder su autoridad a manos de Carlos

    Martel (Carlomagno) o tambin el temor a ser traicionado por el franco

    recin llegado. Tambin puede ser que en un momento de toma de

    conciencia repentina, las fuerzas del bien lucharon en l contra las fuerzas

    del mal y les ganaron la partida. Sea cual fuera la causa de tal cambio, el

    caso es que Al-usain cerr las puertas de Zaragoza, se neg a pesar de la insistencia de Sulaymn y demostr grandsimo valor rechazando los

    ataques de las tropas de su enemigo.

    Las tropas de Carlos Martel (Carlomagno) se volvieron atrs al ver que

    no podan conquistar Zaragoza y se llevaron prisionero a Sulaymn. Son

    varias las explicaciones que se ofrecen de esta decisin de abandonar

    Zaragoza: algunos historiadores afirman que se debe al temor de Carlos

    Martel de lo desconocido tras haber visto la incapacidad de Sulaymn de

    cumplir sus promesas, testigo de ello la rebelin de Al-usain Ibn Yay en Zaragoza; otros piensan que su decisin estaba motivada por su

    desconfianza de Sulaymn que poda haberle preparado una trampa para

    acabar con sus tropas. Otra explicacin consiste en su preocupacin por las

    revueltas sajonas que haban empezado a producirse en sus territorios.

    Volvi, pues, sin haber logrado realizar su objetivo y mientras cruzaba

    las montaas con sus tropas, la retaguardia de estas ltimas fue atacada por

    sorpresa por los hijos de Sulaymn, Ain y Matr, que pudieron recuperar, con velocidad y perfecto dominio, tanto al preso Sulaymn Ibn

    Yaqn y los dems prisioneros como el botn que se haban llevado las tropas. A manos de stas slo qued alaba Ibn Ubaid que Sulaymn haba entregado a Carlos Martel.

    Sulaymn volvi a Barcelona acompaado de sus hijos, mientras cunda

    el miedo entre los antiguos aliados, por lo que Al-usain empez a acechar a Sulaymn Ibn Yaqn hasta el da en que le mand alguien que lo mat en la mezquita mayor sin que le importara en ello ni la religin, ni la

    conciencia ni tampoco la hombra.

    Pasado algn tiempo, Abderramn Addjil march sobre Zaragoza para reprimir la revuelta de Al-usain. A l se junt Ain Ibn Sulaymn movido por el deseo de vengar la muerte de su padre. Al-usain acab perdiendo ante Abderramn Addjil tras un largo y duro asedio. Abderramn lo mantuvo como gobernador de Zaragoza pero se llev como rehn a su hijo Sad aunque ste pudo escapar del ejrcito en el

  • 43

    transcurso de la vuelta a Crdoba. Por otra parte, Abderramn sospech de Ain Ibn Sulaymn y orden su muerte.

    En cuanto a Al-usain Ibn Yay Al-anr a quien Abderramn haba mantenido como gobernador de Zaragoza, con l se junt su hijo Sad

    que haba logrado escapar del ejrcito de Abderramn. Una vez juntos, padre e hijo se declararon en rebelda por lo que Abderramn volvi a armar un gran ejrcito bajo el mando de Ghlib Ibn Tam-mm Ibn Alqama. Tras unos combates muy duros, Al-usain fue vencido y hecho prisionero su hijo Yay. Abderramn haba decidido machacar totalmente la sublevacin en Zaragoza, por lo que orden ejecutar a Yay y a sus seguidores. Habindose refugiado Al-usain en algn lugar de difcil acceso, Abderramn decidi marchar l mismo sobre Zaragoza, apres a Al-usain y a sus fieles y orden que fueran ejecutados todos. En cuanto a Sad Ibn Al-usain, volvi a escapar de nuevo.

    Se trata, pues, de una pgina repleta de codicia, odio, envidia,

    oportunismo y ausencia de conciencia en la historia de Al-ndalus, durante

    el periodo de Abderramn Addjil. Estas negras pginas que acarrearon desgracias y dolores para los andaluses no fueron las nicas, pues tambin

    hubo pginas de herosmo y felicidad, slo que esta parte del libro se ocupa,

    como su ttulo indica, slo de los dolores de Al-ndalus.

    Abderramn Addjil tuvo que sufrir un nuevo tipo de traicin, una herida tanto ms fuerte que le vena desde dentro. Haba hecho venir a Al-

    ndalus todos los ban Umaya que haban logrado salvar la vida. Contaba

    con que fueran su apoyo y sustento y que lo defendieran contra sus

    enemigos, que al tiempo que se beneficiasen de las riquezas con que el

    Altsimo lo haba agraciado, admirasen lo que haba podido conseguir. En

    vez de ser una bendicin para l, vinieron a ser causa de su desgracia.

    Quisieron ocupar su puesto, primero su sobrino Ubaidal-lh Ibn Abbn Ibn Moauia pero tambin Abdes-salm Ibn Yazd Ibn Him, conocido como Al-yazd, que era primo de Abderramn. Los dos fueron ayudados en su intento por Ab Umn, hombre de Estado muy prximo a Abderramn, pero este ltimo descubri el complot y no vacil en dar muerte a su sobrino

    y a su primo y perdon la vida a Ab Umn en consideracin a los servicios anteriormente prestados a la nacin. Lo justific diciendo: l es Ab Salama de esta nacin en referencia a Ab Salama Al-khalll, apodado Visir de la familia del Profeta Muammad, de quien se deshicieron los abasidas en cuanto empez a consolidarse su Estado.

    Estuvo acertado tambin al descubrir otro complot que urdan su

    sobrino Al-Mughra Ibn Al-Uald Ibn Moauia y uail, hijo de A-omail Ibn tim. A ambos mat Abderramn sin vacilacin. Refiere el autor de Al-mus-hab y Al-maqarr en Naf At-Tb que uno de los sbditos de Abderramn entr a verlo justo cuando haba matado a su sobrino Al-

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    Mughra y lo encontr cabizbajo y preocupado en demasa. Al verlo entrar,

    Abderramn levant la cabeza y dijo: Consternado estoy con esta gente. Lo hemos hecho todo para que pudieran disfrutar de paz y de prosperidad,

    hemos arriesgado la vida misma por ellos y cuando por fin Alh dispuso que

    alcanzramos el objetivo, helos que desenfundan sus espadas contra

    nosotros. Los hemos albergado y hemos compartido con ellos aquello con

    que el Altsimo nos ha agraciado y cuando se sintieron en paz y empezaron

    a disfrutar, se nos pusieron ingratos y orgullosos y quisieron disputarnos

    aquello que Alh nos ha concedido, pero el Altsimo los ha desenmascarado

    y nos ha descubierto sus secretos y as hemos podido anticiparnos y darles

    muerte antes de que nos la dieran ellos a nosotros. Ello ha llevado a que

    nosotros pensemos mal de unos inocentes y a que esos inocentes pensaran

    mal de nosotros. Lo que ms me duele es pensar en mi hermano, el padre de

    ese traidor, cmo podra yo tratar con l despus de haber dado muerte a su

    hijo y cortado as con l? Cmo podra mirarlo en los ojos? Ve con l, de

    inmediato y disclpame ante l. He aqu cinco mil dinares; dselos y

    aydalo a abandonar esta isla hacia donde quiera l. Refiere el sbdito que cuando lleg al lugar donde estaba el padre del muerto, lo encontr, dice, ms parecido a los muertos que a los vivos. Lo salud, me present, le di el

    dinero y le comuniqu aquello de lo cual yo tena que ser elocuente

    mensajero. Dijo: el elocuente slo puede ser elocuente anunciando malas nuevas cuando lo afectan a l y a los dems. Este malnacido y desobediente

    hijo que ha buscado su propia muerte fue a por un hombre que haba

    querido protegerlo de la adversidad y las calamidades del destino. No hay

    ms fuerza que en y por Alh y nadie puede nada contra lo dispuesto por

    l. Cuando volv con Abderramn y le inform de lo que haba dicho su hermano, dijo: Por cierto que dijo la verdad, pero no me engaan sus palabras sobre lo que esconde en el corazn. Juro por Alh que si pudiera

    beber de mi sangre, no tardara ni un instante en hacerlo. Alabado sea Alh,

    pues, por habernos apoyado contra ellos y los ha sometido ante nosotros. Luego pidi a su hermano Al-Uald que abandonara Al-ndalus rumbo a

    Marruecos.

    Muchos de los mandos rabes en Al-ndalus rivalizaron con

    Abderramn por el poder y urdieron contra l muchas conspiraciones y conjuras de las cuales sala una y otra vez ileso. Por ello, siempre tuvo

    mucho miedo a los rabes y los temi en demasa a pesar de que sus

    antepasados omeyas se haban apoyado en ellos y los haban tenido por

    aliados.

    As, los alej de los puestos de mando y se rode de mandatarios de

    otras tribus berberes como las de sus tos maternos y los hizo depositarios

    de sus secretos y responsables de su seguridad.

    Se cuenta que Abderramn tuvo conocimiento de lo que se rumoreaba por parte de aquellos que le haban ayudado a alcanzar aquello que haba

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    alcanzado y que le queran quitar mrito diciendo que su xito se lo deba

    slo a la suerte y no a su inteligencia.

    De Abderramn, dice Ibn ayyn que era benevolente, sabio, inteligente, cuerdo y emprendedor, exento de pereza, pronto en levantarse

    para perseguir a sus enemigos, siempre activo y no muy amigo del

    descanso, no tiene por costumbre delegar sus responsabilidades en los

    dems ni impone su criterio a la hora de asumir dichas responsabilidades,

    era valiente, prudente, inquieto, comunicativo, buen poeta, generoso y

    perdonador, benefactor y elocuente.

    Lo que dice Ibn ayyn de Abderramn Addjil corresponde a las cualidades de un dirigente que quiere echar las bases de un estado perenne y

    afianzar sus fundamentos y allana el camino ante sus sucesores.

    Las cualidades sealadas por Ibn ayyn son indicio claro de fuerza de carcter y extrema prudencia, cualidades ambas requeridas por el contexto y

    la coyuntura de la poca en Al-ndalus. Abderramn exageraba en la prudencia, extremaba las precauciones y endureca a ms no poder su

    venganza. Tanto es as que oprima por miedo a la traicin y reprima para

    sofocar la desobediencia en la cuna misma y no vacilaba en aniquilar sin

    piedad a los traidores y sus cmplices. Para l el fin justificaba los medios y

    la duda se converta en certeza de tanta prudencia. Dudaba de las personas

    ms cercanas a l. Mat a su propio sobrino Al-Mughra ibn Al-uald y a

    Ubaidal-lh ibn Abbn, como tambin mat a su primo abd Assalm y alej a su hermano Al-Uald mandndolo a Marruecos. Ni siquiera vacil en

    eliminar a algunos de sus allegados, esos mismos que le haban auxiliado y

    amparado, recin llegado a Al-ndalus. Badr, a quien Abderramn haba mandado a Al-ndalus y que, gracias a su experiencia y a su inteligencia y

    diplomacia, haba podido allanarle el camino y explotar las contradicciones

    en su favor y para su bene