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Índice

Portada

Dedicatoria

I.Antes

EstamosenunbarriodelcentrodeMadrid...

II.AhoraLafamiliaMartínezSalgadovuelve...

Laprimeravezqueloescucha,Sofía...

Carlosabreconsullaveyenseguida...

Laschinaslleganderepente,sinhacerruido...

Marisarecuerdaaquelcansancio...

Desdehacecasiunañoseencuentrantodos...

Ellunes,alabrirelbar,Pascualloentiendetodo...

Alacostarse,PepeMartínezsientelamandíbula...

Larutinadesuvidasehavueltomuysimple...

Laasistentaeslaprimeraendarsecuenta...

Losniñosestabandentro...

Desdequeempezólacrisis,diciembre...

SofíaseenteraporMarita,yporuninstante...

CuandolainspectoraRaquelFernández...

Laschinascruzanlacalleenfilaindia...

El21dediciembre,amediatarde...

Alprincipio,Charopiensaendecírselo...

Coincidenenelprocesodeselección...

Alverlafachadallenadecolgaduras...

Semetenenlacamasinhablar...

—Jaime,hijo,¿cómoestás?...

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Hoyeslunes,ycomotodosloslunes...

Adelabajaenseguidaalacalle...

Venanciosemiraenlaluna...

Alasseisymediadelatarde,Diana...

Hoyesundíararo,ynosóloporeldiluvio...

CuandoMaritalecuelgaelteléfono...

EldomingodeRamos,Dianainvita...

Lapuestadesollesparecetanespectacular...

Eneldesayunoestáapuntodecontárselo...

Sofíaempiezaapreocuparseaprincipios...

Jaimenoseatreveacontárselo...

Estádondesiemprehaestado,alborde...

—Pero,bueno,yatupadre¿quémosca...

El1deagosto,amediatarde,PepeMartínez...

Antesdeentrarenelbardesutío,Andrés...

III.DespuésLafamiliaMartínezSalgadovuelve...

Créditos

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Amishijos,quenuncahanbesadoelpan

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I

Antes

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EstamosenunbarriodelcentrodeMadrid.Sunombreno importa,porquepodríasercualquieraentreunospocosbarriosantiguos,conzonasvenerables, otras más bien vetustas. Este no tiene muchos monumentosperoesdelosbonitos,porqueestávivo.

Mi barrio tiene calles irregulares. Las hay amplias, con árbolesfrondososquesombreanlosbalconesdelospisosbajos,aunqueabundanmáslasestrechas.Estastambiéntienenárboles,másapretados,másjuntosysiempremuybienpodados,paraquenoacaparenelespacioqueescaseahastaenelaire,peroverdes, tiernosenprimaverayamablesenverano,cuandocaminarporlamañanatempranoporlasacerasreciénregadasesun lujo sin precio, un placer gratuito. Las plazas son bastantes, nomuygrandes. Cada una tiene su iglesia y su estatua en el centro, figuras dehéroes o de santos, y sus bancos, sus columpios, sus vallados para losperros, todos iguales entre sí, producto de alguna contrata municipalsobrecuyoorigenesmejornoindagarmucho.Acambio,loscallejones,pocosperopreciosos,sobretodoparalosenamoradosclandestinosylosadolescentespartidariosdenoentrarenclase,hanresistidoheroicamente,añotrasaño,losplanesdeexterminiodiseñadosparaellosenlasoficinasde urbanismo del Ayuntamiento. Y ahí siguen, vivos, como el barriomismo.

Pero lomásvaliosodeestepaisajeson lasfiguras,susvecinos, tandispares y variopintos, tan ordenados o caóticos como las casas quehabitan.Muchosdeelloshanvividosiempreaquí,enlascasasbuenas,conconserje,ascensoryportaldemármol,quesealineanenlascallesanchasy en algunas estrechas, o en edificios más modestos, con un simplechiscón para el portero al lado de la puerta o ni siquiera eso. En estebarrio siempre han convivido los portales de mármol y las paredes deyeso, los ricos y los pobres. Los vecinos antiguos resistieron ladesbandadadelosañossetentadelsiglopasado,cuandosepusodemodahuirdelcentro,soportaronlamovidadelosochenta,cuandolacaídadelos precios congregó a una multitud de nuevos colonos que llegaroncargados de estanterías del Rastro, posters del Che Guevara, y telashindúes que lo mismo servían para adornar la pared, cubrir la cama oforrar un sofá desvencijado, rescatado por los pelos de la basura, ysobrevivieronalresurgirdelosnoventa,cuandoenelprimerensayodela

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burbuja inmobiliaria resultó que lo más cool era volver a vivir en elcentro.

Después, la realidad empezó a tambalearse al mismo tiempo paratodos ellos. Al principio sintieron un temblor, se encontraron sin suelodebajodelospiesycreyeronqueeraunefectoóptico.Noseráparatanto,sedijeron,perofue,ynadacambióenaparienciamientraselasfaltodelascalles se resquebrajaba y un vapor ardiente, malsano, infectaba el aire.Nadie vio aquellas grietas, pero todos sintieron que a través de ellas seescapaba la tranquilidad, el bienestar, el futuro. Tampoco reaccionarontodosigual.Quienesrenunciaronalcombateyanovivenaquí.Losdemássiguen luchando contra el dragón con sus propias armas, cada uno a sumanera.

Losmayoresnotienentantomiedo.

Ellos recuerdan que, no hace tanto, en las mañanas heladas delinviernolasmuchachasdeservicionoandabanpor lascallesdeMadrid.Lasrecuerdansiemprecorriendo,losbrazoscruzadossobreelpechoparaintentarretenerelcalordeunachaquetadelana,laspiernasdesnudas,lospies sin calcetines, siempre veloces en sus escuetas zapatillas de lona.Recuerdan también a ciertos hombres oscuros que caminaban despacio,las solapas de la americana levantadas y una maleta de cartón en unamano. Los niños de entonces los mirábamos, nos preguntábamos si notendrían frío, nos admirábamos de su entereza y nos guardábamos lacuriosidadparanosotrosmismos.

EnlosañossesentadelsigloXX,lacuriosidaderaunviciopeligrosopara los niños españoles, que crecimos entre fotografías —a vecesenmarcadas sobre una cómoda, a veces enterradas en un cajón— depersonasjóvenesysonrientesaquienesnoconocíamos.

—¿Yquiéneseste?

—Pues...—erantíasonovios,primasohermanos,abuelosoamigasdelafamilia,yestabanmuertos.

—¿Ycuándomurió?

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—¡Uy! —y los adultos empezaban a ponerse nerviosos—. Hacemuchotiempo.

—¿Ycómo,porqué,quépasó?

—Fueen laguerra,odespuésde laguerra,peroesunahistoria tanfea, es muy triste, mejor no hablar de temas desagradables... —ahí, enaquelmisteriosoconflictodelquenadieseatrevíaahablaraunqueescocíaenlosojosdelosadultoscomounaheridaabierta,infectadaporelmiedooporlaculpa,terminabantodaslasconversaciones—.¿Quépasa,queyahasacabado losdeberes?Puesvetea jugar,omejorveabañarte,corre,queluegoosjuntáistodosyseacabaelaguadeltermo...

Así, losniñosdeentoncesaprendimosanopreguntar,aunquea losespañoles de hoy no les gusta recordarlo. Tampoco acordarse de quevivían en un país pobre, aunque eso no era ninguna novedad. Losespañoles siempre hemos sido pobres, incluso en la época en que losreyes de España eran los amos del mundo, cuando el oro de Américaatravesaba la península sin dejar a su paso nada más que el polvo quelevantabanlascarretasquelollevabanaFlandes,parapagarlasdeudasdelaCorona.EnelMadriddemediadosdelsigloXX,dondeunabrigoeraunlujo que no estaba al alcance de las muchachas de servicio ni de losjornaleros que paseaban por las calles para hacer tiempo, mientrasesperaban la hora de subirse al tren que los llevaría muy lejos, a lavendimia francesao auna fábrica alemana, lapobreza seguía siendoundestinofamiliar, laúnicaherenciaquemuchospadrespodíanlegarasushijos.Ysinembargo,enesepatrimoniohabíaalgomás,unariquezaquelosespañolesdehoyhemosperdido.

Poresolosmayorestienenmenosmiedo.Elloshacenmemoriadesujuventud y lo recuerdan todo, el frío, losmutilados que pedían limosnaporlacalle,lossilencios,elnerviosismoqueseapoderabadesuspadressi se cruzaban por la acera con un policía, y una vieja costumbre yaolvidada,quenosupierononoquisierontransmitirasushijos.Cuandosecaía un trozo de pan al suelo, los adultos obligaban a los niños arecogerloyadarleunbesoantesdedevolverloalapanera,tantahambrehabían pasado sus familias en aquellos años en los quemurieron todasesaspersonasqueridascuyashistoriasnadiequisocontarles.

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Los niños que aprendimos a besar el pan hacemos memoria denuestra infanciay recordamos laherenciadeunhambredesconocidayaparanosotros,esas tortillas francesas tanasquerosasquehacíannuestrasabuelas para no desperdiciar el huevo batido que sobraba de rebozar elpescado.Peronorecordamoslatristeza.

La rabia sí, las mandíbulas apretadas, como talladas en piedra, dealgunoshombres,algunasmujeresqueenunasolavidahabíanacumuladodesgraciassuficientescomoparahundirseseisveces,yquesinembargoseguían de pie. Porque en España, hasta hace treinta años, los hijosheredabanlapobreza,perotambiénladignidaddesuspadres,unamaneradeserpobressinsentirsehumillados,sindejardeserdignosnidelucharporelfuturo.Vivíanenunpaísdondelapobrezanoeraunmotivoparaavergonzarse,muchomenosparadarseporvencido.NisiquieraFranco,enlostreintaysieteañosdeferozdictaduraquecosechólamalditaguerraque él mismo empezó, logró evitar que sus enemigos prosperaran encondiciones atroces, que se enamoraran, que tuvieran hijos, que fueranfelices. No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad eratambiénunamaneraderesistir.

Después, alguien nos dijo que había que olvidar, que el futuroconsistía en olvidar todo lo que había ocurrido. Que para construir lademocraciaeraimprescindiblemirarhaciadelante,hacercomoqueaquínuncahabíapasadonada.Yalolvidar lomalo, losespañolesolvidamostambién lo bueno. No parecía importante porque, de repente, éramosguapos, éramos modernos, estábamos de moda... ¿Para qué recordar laguerra,elhambre,centenaresdemilesdemuertos,tantamiseria?

Así,renegandodelasmujeressinabrigo,delasmaletasdecartónyde los besos en el pan, los vecinos de este barrio, que es distinto perosemejante a muchos otros barrios de cualquier ciudad de España,perdieronlosvínculosconsupropiatradición,lasreferenciasqueahorapodrían ayudarles a superar la nueva pobreza que los ha asaltado porsorpresa,desdeelcorazóndeesaEuropaquelesibaahacertanricosyleshaarrebatadountesoroquenopuedecomprarsecondinero.

Así, los vecinos de este barrio, más que arruinados, se encuentranperdidos,abismadosenunaconfusiónparalizanteeinerme,desorientados

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como un niño mimado al que le han quitado sus juguetes y no sabeprotestar, reclamar lo que era suyo, denunciar el robo, detener a losladrones.

Sinuestrosabuelosnosvieran,semoriríanprimeroderisa,despuésde pena. Porque para ellos esto no sería una crisis, sino un levecontratiempo.Perolosespañoles,quedurantemuchossiglossupimosserpobrescondignidad,nuncahabíamossabidoserdóciles.

Nunca,hastaahora.

Esta es la historia demuchas historias, la historia de un barrio deMadridqueseempeñaenresistir,enseguirpareciéndoseasímismoenlapupiladelojodelhuracán,esacrisisqueamenazóconvolverlodelrevésyaúnnolohaconseguido.

En este barrio viven familias completas, parejas con perro y sinperro,conniños,sinellos,ypersonassolas,jóvenes,maduras,ancianas,españolas,extranjeras,avecesfelicesyavecesdesgraciadas,casisiemprefelices y desgraciadas a ratos. Algunos se han hundido, pero son másquienesresistenporsímismosyporlosdemás,yseobstinanencultivarsusviejosritos,suscostumbresdeantes,paranodejardeserquienesson,paraquesusvecinospuedanseguirllamándolesporsunombre.

La peluquería deAmalia estuvo a punto de cerrar cuando abrieronuna manicura china justo enfrente, pero sus clientas le fueron lealesaunquenolequedómásremedioquebajarlosprecios.

ElbardePascual sigueabierto,aunquecadadíaesmenosunbarymás una sede, la de los vecinos que pelean por conservar los pisos dealquilersocialqueelAyuntamientovendióatraiciónaunfondobuitre,ladelaAsociacióndeMujeresquetuvoquecerrarsulocalcuandosequedósinsubvenciones, ladelAMPAdelcolegioqueyanoabreporlastardesporque le recortaron los fondos para extraescolares... A su dueño no leimporta.Pascualesunhombretranquilo,bienhumorado,queseconformaconexigirque,almenos,unodecadatressociosdelaasociaciónqueseapida de vez en cuando una cerveza. A los otros dos, si no hay másremedio,lessirveunvasodeaguaconunasonrisaenloslabios.

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Muchas tiendasantiguashancerrado.Hanabiertootrasnuevas,casisiemprebaratas,aunquenotodassonorientales.Lachurrería,lafarmacia,lapapelería,elmercado,siguenenelmismositio,esosí,comolospuntoscardinalesdelbarriodeantaño,elbarriodeahora.

Porlodemás,enseptiembreempiezaelcurso,endiciembrellegalaNavidad,enabrilbrotanlasplantas,enverano,elcalor,yentretantopasalavida.

Venganconmigoaverla.

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II

Ahora

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LafamiliaMartínezSalgadovuelvedelasvacacionesyparecequedeprontosellenaelbarriodegente.

Trescochesentranenlaciudadenfilaindia,enelmismoordenqueadoptaronestamañanaparaabandonarunpueblodelacostasituadoacasicuatrocientoskilómetrosdeMadrid.

Enelprimero,quehapasadoyadosITV,perosiguesiendograndeyestámuylimpio,vuelvePepeMartínezconsuspadresysuhijaMariana.

En el segundo, unpocomásmodesto, sinpegatinas a la vista y tansucio como si su dueña hubiera pretendido traerse media playa derecuerdo,vuelveDianaSalgadoconsumadrey suhijopequeño,Pablo,quehaamenizadoelviajerepitiendolamismapregunta—¿cuántofalta?—cadadosotreskilómetros.

Eneltercero,queprimerofuedePepe,despuésdeDiana,yduranteaños ha seguido acumulando adhesivos de todos los colores hastacompletar la admirable colección que exhibe el lateral derecho delparabrisas,vuelveJose,elhijomayor,consunoviayTigre,elgatodelafamilia, recluido en ese infernal instrumento de tortura que se llamatransportín.

—Bueno, pues ya estamos otra vez aquí—exclama Pepe mientrasmete la última maleta en el ascensor de la casa de sus padres—. ¡Lasvacacionessehacensiempretancortas!Quépena.

—¡Aysí!—sumadresecuelgadesucuello, lebesaen lasmejillasconexpresióncompungida—.Noslohemospasadotanbien...

—Muchasgraciasportodo,hijo—ysupadreleabrazasólounpoco,como si, desde el día en que cumplió diez años, le diera vergüenzaabrazarlodeltodo—,peroveteya,anda,aversitevanaponerunamultaporestarendoblefila.

Pepevuelvealcocheyesperaaquesupadreseasomealaterrazadelsalón,paracertificarquetodoestáenorden,antesdemarcharse.Loquenuncapodríaadivinaresloqueestádiciendosumadremientrassumarido

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mueveunamanoenelaire.

—¡Quégusto,Diosmío!¿Sabesloquevoyahacerahoramismo?

—Claro que lo sé —él va hacia ella, la abraza—. Quitarte elsujetador.

—No,esodespués.Primerovoyabajaralacalle,voyacomprarlaorejadecerdomásgrandequeencuentreyvoyaponeren remojounaslentejitas...

—¡Ay, sí!—a él se le hace la boca agua—.Ya se han acabado lasensaladasdeespinacasconchampiñonescrudos.

—Y la pechuga de pavo para cenar. Esta noche voy a hacer unatortillapaisanaconsuchorizo,sujamón,susguisantitos...

—Quéalegría.VoyaponeraBambinoparacelebrarlo.

—¡Muybien!—ellaseríe,selevantalafaldaconunamano,ensayadospasosderumbaalritmodeunamúsicaquesuenasóloensucabeza—.Queyaestábiendelchilautese...

Al rato,Diana acompaña a sumadre hasta la puerta a pesar de susprotestas.

—Bueno,puesyaestamosotravezaquí—exclamaaldejarlaúltimabolsaenelrecibidordelacasadondesehacriado—.¡Quépena!,¿verdad,mamá?Quécortassehacensiemprelasvacaciones.

En un solo movimiento, su madre la abraza, la besa con fuerza yempiezaaempujarlahacialaescalera.

—Sí,peroveteya,corre,quehemosdejadoalniñosoloyyoestoybien,hija,nonecesitonada,deverdad...

Despuéscierralapuerta,sedescalzasinmiraradóndevanapararlassandalias, sale al balcón para decirle adiós a su nieto con la mano, ymientraspierdedevistaelcochedesuhija,abrelosbrazos,daunavuelta

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completasobrelostalonesysuspira.

—¡Quégusto,Diosmío!

Acontinuaciónabrelamaleta,meteunamanohastaelfondocomosisupieradónde está exactamente loquebusca, sacaunpaquetede tabaco,enciendeuncigarrilloydatrescaladasconlosojoscerrados.Antesdelacuarta, se dirige a la cocina y, tras la quinta, se hace un café del colorexactoque suhija le tiene terminantementeprohibido,másnegroqueelalma de Satanás.Armada con la taza, entra en su despacho, enciende elordenador,mueveel ratónpara activarun iconocon formadecascodeguerrero antiguoyhasta se emocionaal escuchar esamusiquillaquehaechadotantodemenos.

—Griegosmalditos...—murmuramientrasseregistraconsunicken¡Que arda Troya!, estrategia, multijugador, online—. ¡Andrómaca havuelto!—y enciende otro pitillomientras selecciona la partida que dejóinconclusaantesdesuviajealaplaya—.Tevasacagar,Aquiles.

Pepe llega a casa antes que su mujer y se encuentra con el pobreTigre,metidoaúneneltransportín,encimadelfelpudo.

—¡Joderconelniñoeste!—murmuramientrasliberaalanimaldesucárcelparaponerselacamisaperdidadepeloshúmedos,impregnadosenelclásicoaromaapisdegato—.¿Quétendráquehacercontantasprisas?

—Papá...—Mariana,diecisieteañosmuyespabilados,pasaasuladocomounaexhalaciónysevuelveamirarleunsegundoantesdecerrarlapuertadesucuartoconpestillo—.Avecesparecestonto.

—Ya,ya.

A pesar de todo, cuando deja al gato en el suelo y mira a sualrededor, está a punto de pronunciar las mismas palabras que gritaMarianamientrasenciendesusuperordenador,contodosloscachivachesdelmundoacopladosyunaconexiónsuperferolíticaquelahametidoenGoogleenmenosquesetardaendeciramén.

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—¡Quégusto,Diosmío!

Porque ya no tiene que pelearse con el resto de su familia por unúnicoportátil,nicompartirdormitorio,niesperarturnoparaducharsealvolverdelaplaya,niiralaplaya,nientrarenelmarconsusdosabuelascogiéndoladelamanocomositodavíatuvieracincoaños.

—¡Quégusto!—repiteenvozbajacomosinecesitaraacomodarseasusuerte,ymueveelratón,acariciaelteclado,contemplalapantallaconla más amorosa de las devociones, hasta que entra en Facebook y seencuentra con un nombre que la descoloca—: ¡Andrómaca! ¿Otra vezAndrómaca?¡Peroquépetarda!Miraqueespesada...

Intenta eliminarla de todos sus contactos pero, comode costumbre,vuelveaaflorarconlapersistenciadeunamanchadefuelenlacostadelMediterráneo.

—¿Yquiénserá,latíaesta?

Mientras tanto,Pepeyaha tenido tiempodequedarcondosamigospara ir al fútbol al día siguiente, la primera jornada en casa y con unreciénascendido,unregalodebienvenidadelcalendario,ylascañitasdeantes,ylascopasdedespués,yellunesatrabajar,tanricamente,élsolito,en su despacho con aire acondicionado, diseñando sistemas y motorespara aviones, que es precisamente lo que sabe hacer, y no montarsombrillasquese levuelan,niasarchuletasquese lequeman,nipasearancianos que se le cansan, ni esperar colas de media hora en lossupermercados para que su hija le eche una bronca después, encima,porquelosyoguresestánapuntodecaducar,yteloshepedidoconfibra,noconsoja,queladelasojaesmamá,aversiteenteras...

—¡Quégusto,Diosmío!—proclamaalfinmientrasvaalaneveraaporunacerveza,parairpreparandoelpartido.

Ydesdelaventanadelacocinavepasarelcochedesumujer,quevaatenerqueaparcarenlacalleporqueélyahametidoelsuyoenelgaraje.

Pablo, por supuesto, no espera a que su madre encuentre un sitio

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libre.

Losuyoesvistoynovisto,porquesusamigosestabanalacechoyllegan corriendo casi al mismo tiempo que él, Felipe con un balón debaloncesto, Alba con los brazos abiertos. Los tres se abrazan en elrecibidorcomosihubieranpasadovariosaños,ynoveintidósdías,desdequesevieronporúltimavez.LuegoPablovaasucuarto,abrelapuerta,tirasubolsaenelsuelo,laempujahaciadentroconunapatada,vuelveacerraryselargaalacallesinmáspreámbuloqueelhabitual.

—¡Papááá,quemevoy!

Éleselúnicomiembrode la familiaMartínezSalgadoquenodiceestatarde¡quégusto,Diosmío!,peroeneldescansilloloreemplazaconunaexpresiónequivalente.

—¡Menosmalqueyaestoyaquí!Teníaunasganasdevolver...Yanopodíamásconlapeña,oslojuro.

La peña era su abuela Aurora cogiéndole de la barbilla, ¡ay, quéguapoesminieto!,ysuabuelaAdelarevolviéndoleelpeloydiciéndolealaotra,¿hasvisto,Aurora,quénietotanguapotenemos?,ysuabueloPepeempeñándoseenque leenseñaraamontaruncubodeRubik,y supadrediciéndole,Pablo,juegaconelabuelo,ysumadrediciéndole,pero,Pablo,¿qué trabajo te cuesta jugar con el abuelo?, y su hermana diciéndole,enséñale,Pablo,pobrecito,ysuhermanodiciéndole,miraqueeresborde,Pablo,¡móntaleahoramismoelcuboalabuelo!

Diana es la última porque le toca abrir las maletas, aunque no lasdeshacedeltodo,porquecomomañanavuelvoatenerasistenta,recuerdaconunasonrisa.

Luego llena el cubo de la ropa sucia pero no pone la lavadora,porquecomomañanavuelvoatenerasistenta,ysusonrisacreceunpocomás.

Despuésestudialaneverayhaceunalistadelacompra,peronobajaal súper, porque comomañana vuelvo a tener asistenta yme queda una

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semanadevacaciones,ylasonrisayanolecabeenlaboca.

—¿A alguien le importa que pidamos pizzas para cenar?—grita alairedelpasillo.

Nadiecontesta,nilerecuerdaportantoqueesendocrinóloga,asíqueseencierraensudormitorio,enciendeelventiladordeltecho,sequitalaropa,setumbaenlacama,abrelosbrazos,laspiernas,yvuelveasonreír.

—¡Quégusto,Diosmío!

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Laprimeravezqueloescucha,SofíaSalgadonoreconoceelecodelllanto.

Elapartamentoesfeo,pequeñoysofocante.Convistasaunmartanlejano que ni siquiera parece azul, ningún entendimiento madrileñolograría concebir cómo es posible que todo en él, paredes, cristales,sábanasyloscorrespondientesmueblesprovenzalesdeoferta—¡amueblesupisoenteropor500euros!—,puedarezumartantahumedad,conelsolde justiciaque lashaachicharradoen losdoscientosmetrosescasosquehantardadoenllegardesdeelaparcamiento.LoprimeroqueveSofíaalentraresunespantosopayasotristedecristaldecoloressobreunarepisayuntriángulodeagujerosdecigarrilloestampandounominosotejidodecolor teja, pero no dice nada. Su amigaMarita, tan decidida y eficientecomodecostumbre,abrelascortinasdeparenpar,meteelpayasoenuncajón,seacercaaella,lepasaunbrazoporloshombrosylossacudeconenergía.

—¿Mejor?

Sofía asiente con la cabeza, intenta sonreír, le sale regular e insistehastaqueloconsigue.PorqueMarita,sumejoramigadesdeelcolegio,notienelaculpadequesuvidaseaundesastre.

Ellatambiénsecasómal,tambiénseseparódespuésdemuchosañosdematrimonio,tambiéntuvounhijoqueestápasandolosúltimosdíasdeagosto con su padre, pero tienemás suerte que Sofía.AMarita dejó degustarle sumaridomucho antes deque él decidiera que le gustabaotra,peroademás,sobretodo,fundamentalmente,nuncalepillóensudespachoconsuentrenadorapersonal, losdosdesnudos,haciendoejerciciosobrelaalfombra.

EsofueloquelepasóaSofía,maestradeEducaciónInfantil,haceunpar demeses, unamañana de primavera en la que salió de una reuniónantes de lo que había calculado y no tuvomejor idea que ir a buscar aAgustín para pedirle que la invitara a comer. Al recordarlo, siente elimpulsodeprecipitarsesobreelcajón,sacarelpayasotristedecristaldecoloresymirarlofijamentehastaestallarensollozos,igualqueeldíaenquesaliócorriendocomounalocadeaqueldespachoparabuscarrefugio

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encasadeMarita.

—Ylopeordetodoesquetendríasqueverla—aquellamismatardeselocontótodo—,treintaaños,uncuerpoacojonante,unamelenarubiayondulada,conmechasdoradas,cayéndoleencascadasobre las tetas...LaVenus de Botticelli, pero como si no se la arreglara, ¿sabes?, como sihubieranacidoconesepelo,lamuyputa...

—¿Yqué?—Marita la interrumpióantesdedarle laoportunidaddeañadir que, encima, aquellas tetas ni siquiera parecían operadas—. Tútienes treinta y seis años, Sofía, y dos tallas de sujetadormás que ella,seguro.¿Yqué?Máscarolesaldráelmantenimientoatumarido.Quesejoda.

—Ya,estanfácildecireso...

Yeraverdad.EratanfácilqueMaritasecallóynovolvióasacareltema. Se limitó a cuidarla, a hacerle compañía, a perder el tiempo a suladohastaquepudoproponerleunplanmejor.

—Mira,hepensadoqueloquevamosahacertúyyoesirnosjuntasala playa una semanita, ¿qué te parece? A no hacer nada, sólo comer,emborracharnos,ligarconhombresfascinantes...

Asíhanvenidoapararaesteapartamentoinfernalqueporlanoche,cuandovuelvendelpueblo,sinningúnhombrefascinanteperoconvariascopasdemás,aSofíayano leparece tanmal.Ysinembargo, lecuestadormir.Nohanpasadonitresmesesdesdequesumaridoduermeconsuentrenadoraymeterseenlacamasolasiguesiendounsuplicioparaella.

Poreso,mientras intenta imponersea laestrechezdelcolchón,a lahumedaddelassábanas,loescucha,unruidosordoalprincipio,comounronroneo grave y rítmico que asciende de pronto para hacerse casiestruendoso, más agudo, y caer de nuevo en una sofocada sordina. Laprimeranochenolograidentificarlo,unperro,piensa,ounniño,perono,porqueellaconocebienelllantodelosniños.Sequedadormidaantesderesolver el enigma y en el desayuno le pregunta aMarita, pero ella hadormidocomountronco,siempremepasacuandoestoyalniveldelmar,

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confiesa, así que no he oído nada. Durante el día—playa, chiringuito,sardinasalaplancha,mojitos,ymásplaya,máschiringuito,másmojitos—Sofíaolvidaelmisteriodelapartamentodeallado,peroporlanochevuelveaescucharloycomprendeal fin loqueocurrealotro ladode lapared.

Desde entonces dedica más atención a su vecino que a su propioprograma de diversiones. Porque aquel llanto tenaz, desconsolado,provienedelcuerpoyelespíritudeunhombresolo,amediocaminoentrelos cuarenta y los cincuenta, cabeza afeitada para disimular la calvicie,barriga apenas prominente gracias a las largas carreras que, mañana ytarde,ledevuelvenasuapartamentoempapadoensudor,ypiernasflacas.No es ni guapo ni feo pero resulta atractivo de esa manera instintiva,brusca, hasta asombrosa, de los machos rapados que al andar parecenderrochar testosterona, y sin embargo está triste. Es, sobre todo, unhombretriste.

Estehapilladoasumujerconsuentrenadorpersonal,piensaSofía,ydía tras día acumula indicios que parecen darle la razón. Porque elapartamento de su vecino es de tres dormitorios, pero sólo uno tiene laventanaabierta.

—¿DóndeestánJaviyElena?—undía se loencuentraenelportal,hablandoconunosniños—,¿cuándovienen?

—Pues...—él contestamirando al suelo—, este año creoqueyanovanavenir.Losiento,yalesdiréquehabéispreguntadoporellos.

OtrodíacoincidenenelsupermercadoySofíaleveescogerunacajade seis cartones de leche entera. La pone en su carrito, la mira conextrañeza,lasacadeallí,ladevuelveasulugarycogeunsolocartóndelecheconOmega3.Asíqueencima tieneselcolesterolalto,piensaella,pobrecito mío, mientras siente una misteriosa oleada de ternura sinnombrehaciaeldesconocido.

—No estarás pensando en liarte con él, ¿verdad? —le preguntaMarita, forzando un gesto de escándalo casi teatral que se apresura acorregirsobrelamarcha—.Aunquealomejortampocoseríamalaidea,

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fíjateloquetedigo...

—Queno—replicaella—,quenoeseso.

Noeseso,ysinembargo,eldesconsuelodelhombrequeduermealotroladodelaparedlehacecompañíainclusocuandodejadellorarylossonidos de un insomniomás pacífico, el repiqueteo del interruptor, losquejidosdelsomier, lospaseosentre lacamayelbaño, laarrullancadanochecomounacancióndecuna.

Nuncasehaatrevidoahablarconél,nisiquierasabecómosellama.Elprimerdíadeseptiembre, tanrotundamenteveraniegoydeslumbrantecomosólosabenser losúltimosdevacaciones, losdossecruzanpor laescalera.Sofíabajaconsumaleta,suvecinosubeconuncartelimpresoenletrasmuygrandes,SEVENDE,sobreunnúmerodeteléfonodeMadrid.Laescaleraesestrechaynocabetantobulto.Élcedeelpasoconunasonrisa,ellaseladevuelveysiguesucaminosindecirnada.

—Mira,Sofi...—Maritaseñalahaciaeledificioconeldedoantesdeencender el motor del coche—. Ya ha colgado el cartel. ¿Quieres queapunteelteléfono?

—No.Arrancadeunavezyvámonosya,noseastonta.

Enlaescalera,SofíaSalgadohatenidotiempodesobraparaleerconel rabillo del ojo el nombre de la inmobiliaria encargada de vender elapartamento.

No tiene la menor intención de llamar a Soluciones InmobiliariasPrismaen loque lequedadevidapero,aunquenisiquieraellaaciertaaexplicarseporqué,vuelveaMadriddemuchomejorhumor.

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Carlosabreconsu llaveyenseguida sedacuentadequepasaalgoextraño.

—¿Abuela?

Desdequeempezólacarrera,vienecasitodoslosdíasacomeraestacasaantigua,tranquila,untercerpisodesuelosdetarimabrillantedepuroencerada y muebles tan bien cuidados que no aparentan su edad. Delrecibidorarrancaunlargopasilloque,aunlado,conducealacocinaydefrentedesembocaenlosbalconesdelsalón,vestidosconunosvisillosdeencajeque transparentanunaorgíadegeraniosde todos los colores.Sudueñaestáapuntodecumplirochentaaños,peronosólo sevalepor símisma.Sunieto sabemejorquenadiepor cuántasmujeresvale, porqueningunaotralemimatantonilecuidatanbiencomoella.

—Abuela...

Al enfilar el pasillo, distingue al fondo un resplandor absurdo,intermitente y coloreado, cuyo origen no alcanza a explicarse. Alprincipio supone que habrán colocado un neón en la fachada de algunatiendadelaaceradeenfrente,perosonlasdosymediadelatardedeundía del otoño recién estrenado, aún templado, luminoso, cálido inclusomientrasluceelsol.Alprecioquesehapuestolaluz,nadiederrocharíaelectricidadenunanuncioaestashoras,piensaCarlos,asíqueavanzaconcautela,unpaso,luegootro,descubrequeelsuelodelpasilloestásucioyempieza a asustarse de verdad. Definitivamente, allí pasa algo raro. Lasuciedad, en cualquiera de sus variantes, es por completo incompatibleconlanaturalezadesuabuela,ysinembargo,alagacharseencuentraunfragmento de algo blanco, un pocomás allá otro, y otro más. Parecenmigas de pan, pero al apretarlos con la uña se da cuenta de que sonpedacitosdepoliuretanoexpandido,esematerialqueseusaparaprotegerlosobjetosensusembalajes.Estoyaleparecedemasiadoyporesollamaasuabuelaagritos,porterceravezyporsupropionombre.

—¡Martina!

Sigueavanzandohastaquesunariz leobligaadetenerse.Suabuelaestá bastante sorda, pero continúa cocinando como los ángeles y en el

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recodoquellevaalacocinahueleapisto.Ynoaunpistocorriente,comoelquehacesumadreeneserobotsinelquenosabevivirydelquesaleunpuré anaranjado, aturdido y confuso, donde es imposible distinguir elpimientodelcalabacín,sinoalpistodesuabuela,tomatesdeverdadfritosporseparado,yelpimiento,pimiento,lacebolla,cebolla,elcalabacín,ya,no digamos...Un guiso prodigioso, donde lo que tiene que estar blandoestá blando, lo que tiene que estar duro está duro, y todo exquisito, esodetectalanarizdeCarlos,yeldeliciosoaromaletranquilizahastaqueleda tiempo a pensar que Martina quizás se haya desmayado después dehacerelsofrito.Entoncescorrealacocinaylaencuentradesierta.

—¡Uy, hijomío, qué sustome has dado!—tiene que volverse paraencontrarlaenlapuerta,conunamanoapoyadaenelpecho—.Espera,quevoyaenchufarmeelaparato...—ysólodespuésdehurgarseunratoeneloído abre losbrazosyvahacia él—. ¿Cómoestás, cariño? ¿Qué tal lasclases?

Carloslaabrazaylabesamuchasvecesantesdeconfesarlequeélsíquesehaasustado,ymucho,porqueenaquellacasapasaalgoraro.

—¡Tehasdadocuenta!—Martinasonríecomounaniñagamberra—.¡Quélistoeres,Carlitos!Ahoraloverás,perotienesquecerrarlosojos,¿eh?,porqueesunasorpresa.

Él obedece de buena gana, paladeando aún la tranquilidad que hasucedido al pánico, y tiende lamanohacia la ancianapara quevuelva aguiarlecomocuandoeraunniño.Ellatiradeélporelpasillo,leanuncialosobstáculos,lascurvas,ysunietocalculasindificultadquesedirigenhaciaelsalón,eseresplandormulticolordondetodohaempezado.

—Ahorayapuedesmirar—tambiénlaobedeceeneso—.¡Tachán!

ElenormeárboldeNavidadqueélmismotendríaquehabermontadotresmesesmás tarde, está repletodebolas, estrellas, angelitos, duendes,casitas y dos centenares de luces encendidas parpadeando sin descansoentre la purpurina y el cristal. Carlos lo mira un instante con la bocaabierta,reconocelosadornos,labolatornasoladaquesuspadrestrajeronde la luna de miel, los angelitos de porcelana que su abuela ha ido

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comprandoenlaprimeraNavidaddecadaunodesusnietos,laestrelladecartulinaqueélmismohizounañoenelcolegio,losvenerablesadornosdevidriodecolores,alargadoscomollamasbrillantes,puntiagudas,queMartinaconservadesdesuremotainfancia...Entoncesloentiendetodo,elresplandor al fondo del pasillo, el suelo sucio, el silencio de su abuela,peroesonoletranquiliza.Ellasedacuentayvuelveasonreír.

—No me he vuelto loca, ¿sabes? Sé de sobra que estamos enseptiembre, tengolacabezaperfectamente,noteasustes,pero...Túsales,¿no?,yentras,andasporlacalle,tediviertes,peroyo...Yoestoytodoelsantodíaaquí,oyendolaradio,latelevisión,yquenohayfuturo,quenohaytrabajo,queprivatizanloshospitales,quequierencerrarnoselCentrode Salud, que me van a rebajar la pensión... Sólo salgo para ir a lapeluquería,yallí,noveas,todoeldíahablandodelomismo.Quesipontemechas,mujer,queno,quenotengodinero,ytuhermana,¿yanoviene?,esquecomohanechadoasumarido,puesalmíoseleacabaelcontratoelmesqueviene,puesmihijonohaencontradonadatodavía,asíuna,yotra,yotra,todoeltiempoigual,tristezasymástristezas...

Martinahaceunapausaparaapoyarseenelbrazodeunbutacón.Sacaun pañuelo del bolsillo del delantal, se seca unos ojos que aún estabansecos,yvuelveamiraraCarlos.

—Hasta que tu madre perdió el trabajo, lo llevaba bien. ¡PobreMarisa, tan lista, tan estudiosa, con lo bien que lo hace todo! No hayderecho,¿verdad?Tantosañosen lamismaempresayde repente,deundíaparaotro...Perosierafuncionaria,¿ono?¿Cómosepuedeconsentirqueechenalagentedeunatelevisiónpública?

—Haciendoleyesparaqueesosealegal,abuela—CarlosseacercaaMartina, se sienta a su lado, la abraza—.Peromamá encontrará trabajoantesodespués,notepreocupes.

—Noséyo,asuedad...—elnietosedacuentadequesuabuelasehaaficionado de verdad a los informativos—.Y además es tan feo lo quepasa, somos todos tanegoístasquevamosviendocaera losdemás,unodetrásdeotro,ypensamos,bueno,mientrasamínometoque...Ynoshatocado,claro,nosteníaquetocar,¿porquéíbamosalibrarnosnosotrossi

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todos los demás están cayendo comomoscas?Y si fueramás joven noestaríatanpreocupada,porqueparacrisis,lasquehetenidoquechuparmeyo, hijo mío. Pero nosotros podíamos, nosotros éramos fuertes,estábamos acostumbrados a sufrir, a emigrar, a pelear, y sin embargo,ahora... No te ofendas, pero ahora sois de una pasta más blanda. Osahogáisenunvasodeagua,asíquemepuseapensar...¿Quépodríahaceryo para animarme, para animarles a ellos? ¿Qué podría hacer para queentiendanquenohayqueresignarsealoquevenga,sinoimponersealascosas,enderezarlas,negarseaaceptartodaestaruina?Yyaséquepareceuna tontería, pero estoy harta de ver gente triste y no deben quedarmemuchosañosdevida,asíque...

—Nodigaseso,abuela.

—¿Ah, no? ¿Y qué quieres que diga? Voy a cumplir ochenta.¿Cuántosmequedarán,cinco,diez?

—Oveinte—aventuraCarlossinmirarlaalosojos.

—Bueno, pues veinte—Martina sonríe al optimismode su nieto—.Esossonlosquetienestú,ynohasvividonadatodavía.Elcasoesquenoquieropasareltiempoquemequedaviendocómoseamontonalatristezaamialrededor.Nomedalagana,asíquemedije,puesmira,demomento,vamosaempezarporllevarlelacontrariaalcalendario.Yyasabescómome gusta a mí poner el árbol, y encender velas, y todas esas cosasnavideñas.

Sunietolamira,miraalárbol,vuelveamirarla.

—FelizNavidadenseptiembre,abuela.

Ellaseechaareíryleabraza.

—FelizNavidad,cariño.FelizNavidad...

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Laschinaslleganderepente,sinhacerruido.

—Amalia,semevaapasareltinte.

—Queno,mujer,quetequedandiezminutos...

Unbuendía,alabrirlapeluquería,Amaliavebarulloenellocaldeenfrente, la puerta abierta, una furgoneta aparcada en doble fila, ochochicas monísimas, pequeñas y esbeltas, con el mismo pelo negro, liso,cortadoalaalturadelanuca,descargandolatasdepintura.Lasochovanvestidas igual, camiseta blanca, pantalones blancos. Las ocho calzanidénticas, inmaculadaszapatillasde lona, tambiénblancas,ysecubren labocaconunamascarilla.Lasochosemuevenconlagraciadelashadasdelos cuentos infantiles.Mira qué bien, piensa la peluquera entonces, quérápidohanalquiladoellocaldelospollosasados,quésuertehantenido.

—¿Peroquéhacesahímirándolas,todoelsantodía?

—¿Y a ti qué te importa lo que hago o lo que dejo de hacer? Tequedan... —consulta el reloj— ocho minutos. Mira la revista y déjametranquila.

Aquel mismo día empiezan a pintar. Serias, disciplinadas, tenacescomo hormiguitas, forman cuatro parejas, una por pared, y empiezan atrabajarenseguida,unapintando lazonasuperiordecadamuroconunabrocha fija en una vara larga, la otra pasando el rodillo. Desde elescaparate de su peluquería, Amalia las mira con la boca abierta deadmiración.Noteníaniideadequeloschinos,muchomenoslaschinas,se dedicaran también a pintar locales, pero se le ocurre que podríacontratarlasparaqueledenunrepasoalsuyoesteverano,porquenuncahavistoanadiepintartanbienytandeprisaalmismotiempo.Laverdades que da gusto verlas trabajar, llega a comentar en voz alta ante lasempleadas, las clientas a las que invita a disfrutar del espectáculo. Nopuede imaginarcuántasvecesdesearádespuéshaberse tragado la lenguaalrecordaresecomentario.

—Hala,siéntateenellavabo,quetevanalavar.

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—¿Perohanpasadoyaochominutos?¿Estássegura?Aversinovaacubrirmebienlasraíces...

Cuarentayochohorasmástarde,lacosaempiezaatorcerse.Porquelasmismaschicas,conlasmismasropasblancas,lasmismasinmaculadaszapatillas, vuelven a descargar la furgoneta pero ya no bajan latas depintura, sino tablones de madera lacada en blanco. O sea, que no sonpintoras, concluye la peluquera, pero entonces... ¿qué son? Carpinteras,aprendeenseguida,esdecir,carpinterasademásdepintoras,porqueconlamisma admirable y serena eficiencia que derrocharon dos días antes,trabajandosiempreporparejas,estánmontandounosmueblespequeños,amediocaminoentreunamesayunmostrador,queaAmalia,depronto,ledanmalaespina.

—Loquequiereesversisonlasdesiempreosivancambiando...—susurra Lorena en el oído de la señora preguntona mientras le lava lacabeza.

—¿Yporqué?

Hastaqueseenfrentaconelaspectodelasmesas,delassillasquelaschinas montan a continuación, Amalia cree que el antiguo asador depollos va a convertirse en lo que se dice un chino, una tienda dealimentaciónconchucherías,ounatiendadechucheríasconalgunaslatasdeconservasyunpardeneverasconbebidas.Alcomprobarquenoesasí,sesientemenosperplejaquedecepcionada,comosiesaschicasalasqueha prestado tanta atención no tuvieran derecho a sorprenderla con unatiendadistintadelaqueellahabíaprevisto.Porquesiloquetienedelantenoesunchino,noseleocurrequépuedeser,quéclasedenegociopuederequerirdoshilerasdecuatromesas,cadaunacondospuestosdetrabajoalternosyotrastantassillasvacíasfrenteaellos.

—¡Anda! Pues para denunciarlas, o sea, a ellas no, a sus jefes o alencargado,yoquésé—perocomoparecentodasiguales,pormuchoquelasmira,noadelantanada.

—Puesandaque...Niquefueraunputiclub.

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Habríasidomejorunputiclub.

Unputiclub,unadiscotecadepistoleros,hastaunsupermercadodeladroga habría sido mejor, piensa Amalia mientras sigue mirando haciadelante, haciendo como que no se entera de los murmullos del lavabo.Porqueloquehacenlaschinasdeenfrenteespuroterrorismo,manicurapermanente a ocho euros, eso es lo que hacen, robar, estafar, competirdeslealmenteconellaycontodaslasdemáspeluqueríasdelbarrio.Eldíaque un letrero luminoso, MANICURA SHANGHAI, disipó todas sus dudas,Amalia volvió a la infancia. Pasó horas enteras gritando, llorando ypataleandoentretazaytazadetila.Aldíasiguientenofueatrabajar.AlasochodelamañanasepresentóenelAyuntamiento,intentódenunciar,noladejaron,leinformarondequeloschinostienentodoslospapelesenregla,ydesdeentoncesvivepegadaalescaparatedelapeluqueríayseatizadoscápsulasdevalerianacadanocheparapoderdormir.

—Siesquenopuedeser...

Amaliaseapartadelcristal,segirahaciaelinteriordesupeluqueríayseexplicaporfinconsusclientas,quehoysólosontresylastresparateñir,porqueapeinarseyanovienenadie.

—Es que es imposible, no lo entiendo. A ver, yo pago todos misimpuestos,elIBI,laSeguridadSocialdelaschicas,laluz,elagua...Ytuveque despedir a la pobre Mercedes porque, con bono-descuento y todo,teníamosquecobrarelesmaltepermanenteadieciochoeuros,deahínopodíamosbajar,yesoquenoosapliquélaúltimasubidadelIVA,queesamelacomoyo,yalosabéis.¿Yestas?¿Cómopuedencobrarochoeuros,estas,pagando losmismos impuestosqueyo?Esqueno loentiendo,deverdadquenoloentiendo...¿Quéestápasandoaquí?

Nadie responde. Lorena, que ha entrado antes del verano comoaprendiza, se concentra en la cabeza que está lavando porque ganamuypoco y no quiere darle ideas a su jefa. Marisol, la oficiala de másantigüedad, se acuerda de la pobreMercedesmientras llena de rulos lacabeza de la señora deDomínguez. Sandra, lamás joven,más nerviosaporquesudespidocuestamenosqueeldesucompañera,manejaelcepilloyelsecadordemanoconunaintensidadcasidolorosa.Nosóloparaella.

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—¡Ay!Yamehasquemadootravez...

Hadebidodequemarladeverdad,porqueMaríaGracianosequejanunca.Tampocovienedemasiadoporaquí.Ella,queesespañolaaunqueemigró con sus padres de niña a Venezuela, de donde trajo acentocaribeño y nombre compuesto, no cobramuchomás que lasmanicuraschinas por cada hora de trabajo, aunque está segura de que trabajamás.María Gracia limpia casas por horas y trabaja como una burra, peroapenaspuedepermitirseasímismados lujosbaratos,desayunarpor lasmañanas en un bar delmetro y venir de vez en cuando a la peluquería,sóloateñirse,porsupuesto.

—Losiento,perdóname—Sandralamira,sonríeatravésdelespejo—.Esporacabarantes,comosiemprevasconprisas...

Amalia sevuelvedeprontoamirarla.Si fueraunodeesosdibujosanimadosen losque laschinasdeenfrente resultarían serhadas, enesteinstanteacabaríadeencenderseunabombilladentrodesucabeza.

—Ypor cierto,MaríaGracia, cuandoveas adoñaMartinadilequenoshagaunavisitadevezencuando—porquellevalacuentadetodaslasclientas que han desertado, de las que se han ido a una peluquería másbarata,de lasque remoloneanmásde la cuenta—,quedebede tener lascanasamarillasyadesdelaúltimavez.

—Vale—MaríaGracia se para a pensar, piensa, decide que no haynadamaloencontar laverdad,nadadeshonrosoenperderunempleo—.Selodiré,aunquemeparecequeestáahorrando.ComohandespedidoaMarisa...

—¿HandespedidoaMarisa?—lascuatropeluqueras lopreguntanala vez, peroAmalia responde por todas—.Claro, por eso no viene ellatampoco.

—Sí,esmuy triste.DoñaMartinahapuestoyaelárboldeNavidad.Dicequeesparaanimarse,peroloestápasandofatal,lapobre.

¡Quéhorror!,piensaAmaliaparasímisma,¡quéhorror!,ymirasin

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querer hacia el lavabo, porque si siguen así las cosas, a Lorena, laaprendiza que esquiva su mirada y no será capaz de sostenerla comomínimohastalahoradecomer,letocaráseguirelcaminodeMercedes.

Malditas chinas, se dice. Malditas chinas, repite. Malditas chinas,insiste una vez más, como si esa maldición fuera una jaculatoria, unaoración íntima, un sortilegio eficaz contraundestino implacable.Comonoesasí,buscaotrocamino.

—Voy al baño un momento —anuncia donde debería haberproclamadonecesitofumarmeunpitillo,peronollegaamoverseporqueescuchaatiempolacampanitadelapuertayunavozconocida.

—Hola,notenemoscita,perosinoestáismuyliadas...

—Muy ¿qué? —pregunta Amalia—. Ese verbo ya no lo usamosmuchoporaquí,¿sabes?

—¡Québien!—DianaSalgadoentrasola,aunquesiguehablandoenplural—.Entoncesnosquedamos.

—¿Quiénes?

—Pues...—lareciénllegadamirahaciadelante,descubreenelespejoque nadie la acompaña, y vuelve la cabeza hacia la calle—. ¿Y mihermana?—entoncesdesandael camino, saledel local, y empuñandoelpicaportetodavía,lallamaagritos—.¡Sofi!¿Peroquéhacesahí?

La más pequeña de las Salgado entra enseguida y misteriosamentesofocada,porqueelviolentocolordesusmejillasofreceuncontrapuntoinexplicableaungestocongeladoporelasombro.

—Losiento,esqueestabamirando...Ahíenfrente...

—Alaschinas,¿aquesí?—Amaliasedalarazónconlacabeza—.Yolasmirotodoelrato.Loquepasaahíesrarísimo,nomedigasqueno,yocreoquelascambiantodaslassemanas,porquenadiepuedeaguantarese ritmo de trabajo, desde las nueve de lamañana hasta las once de la

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noche,esonopuedeserlegal,nopuede...

—¿Quéchinas?—SofíaSalgadolamiracomosinoexistieranenelmundo otras que las piedrecitas que ruedan por la calle—. No, lo queestabamirandoeseseedificionuevodelaesquina,¿lohabéisvisto?

—No—responde Amalia—. O sea, sí lo he visto, pero no me hefijado.¿Porqué,lepasaalgo?

—SolucionesInmobiliariasPrisma—pronunciaSofíaenvozalta—.¿Noosparece...?—entoncessedacuentadequelaqueacabadehablarenchino es ella—.Nada, nada, que quiero cortarmey ponermeunvegetal.Puedo,¿no?

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Marisarecuerdaaquelcansancio.

Entrabaatrabajaralasnueve,peroeldespertadorsonabaalasseisymedia. Diez minutos para espabilarse, cinco en el baño y estallaba laguerra.

En media hora preparaba el desayuno, levantaba a Roberto,desayunabaatodaprisayempezabaconlacomida.Élsetomabauncaféantesdeemprendersupartedelaofensiva,despertaralosniños,vestirlosy llevarlos a la cocina. El segundo round, leche caliente, cacao soluble,tostadas para uno, cereales para el otro, solía pillarla con la comidaenjaretada.Mientraspreparabalosbocadillosparaelrecreo,laollarápidayahabíaempezadoapitar.

—¿Otra vez lentejas?—preguntaba alguno, pero ella contraatacabaimplacablemente.

—¿Llevastodosloscuadernos?—o...

—¿Hoytetocagimnasia?—o...

—¿Hascogidoeldineroparalaexcursión?

Luegolosabrigababien,lesdabamuchosbesosygritabalasúltimasinstrucciones.

—Acordaos de que hoy va la abuela a buscaros, no salgáis tarde yhacedlosdeberes,quesino,meenfado...

Cuando bajaban las escaleras trotando en pos de su padre, que losdejabaenelcoleoenelinstitutoantesdeiraltrabajo,Marisavolvíaasudormitorio,seponíalaropaquehabíadejadopreparadalatardeanterior,cogía el bolso y salía pitando. Esa operación, que tenía perfectamentecronometrada, rara vez le llevaba más de cinco minutos. Después sepintabaenlaparadadelautobús,enelautobúsoenelbañodelaprimeraplanta.Yalasnueveenpuntodelamañanaentrabaensudespachocomounacampeona.

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Cuando empezaba a trabajar, ya estaba cansada, pero eso era unaventajaynouninconveniente.Larutinadelacasa,losniños,lasreunionesde padres de alumnos, los disfraces de Navidad, de carnaval, de fin decurso, las citas con los tutores, el calendario de vacunaciones y todo lodemás,laagotabadetalmaneraquelosdíaslaborablesnoseloparecíantanto. Ella era una periodista talentosa, una trabajadora capaz,concienzuda,ycuando suprograma,MadridDirecto, salíabien,queeracasi siempre, su trabajo representaba un oasis de paz en medio de lavorágine. Pero no se consideraba una persona desgraciada. Se sentía, alcontrario, una mujer con suerte, con una vida plena, llena de cosas,demasiadollena,esosí.

Ese era su problema, porque le gustaba su trabajo, le gustaba sumarido, legustabansushijos,no loscambiaríaporningunaotraopcióndesusrespectivascategorías,peronecesitabaquelosdíasfueranunpocomás largos, disponer de dos o tres horas de más para sentir que teníatiempo,paraperderlo,paratirarseunratoenunsofáanohacernada.Esoera lo único que echaba demenos. De vez en cuando, alguna amiga lecontaba que había descubierto las sales del Mar Muerto, los aceitesesenciales,lasvelasrelajantes.

—Tú llenas la bañera hasta arriba... —le decían, y en ese puntoMarisadeteníasurelatoconunacarcajadayunaspaviento.

—Déjalo,anda.¿Túsabeslacantidaddetiempoquehacequenomemetoenunabañera?—porqueladuchatambiénlateníacronometrada—.Tardoentredosytresminutosenducharme,niunomás.Yenverano,medatiempoadepilarmeytodo.

Ahora, su propia vida le parece mentira. La recuerda vagamente,comosilahubieravistoenunapelícula,unacomediaamableyfemeninaconunfinaltanfelizcomoelqueellayanoespera.Ylamemoriadeaquelcansancio fecundo, que nacía de una actividad incesante para producircosasbuenas,útiles, leduelecomoun remordimiento, lacicatrizdeunaculpa inexistente. Porque ahora que se acuesta sin poner el despertadorpara levantarse, y se levanta cuando se cansa de estar acostada, nada leresultatanduro,tanamargocomolatentacióndesentirseculpableporloquelehapasado.¿Quiénmemandaríaamíquejarmetanto?,sepregunta,

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ynisiquieraseacuerdadequenuncallegóaquejarseenvozalta.

LosdíasdeMarisasiguenteniendoveinticuatrohoras,perolesobranmásde las que le faltaban cuando iba todas lasmañanas a trabajar.Y lebastaría con abrir los grifos de la bañera para sumergirse en el aguacalientehastaqueseenfriara,peronoloharáentodoslosdíasdesuvida,porque eso sería comodar subrazo a torcer, ahoraquehapasado todoesoquenuncajamásibaapasar.

Marisa, redactoradeplantillaeneláreadeprogramas informativosde Telemadrid durante casi treinta años, tenía un contrato indefinido enuna empresa pública, uno de esos empleos que parecían eternos porsiempre jamás. Hasta que cambiaron las reglas del juego. Hasta que elGobierno de España se propuso convencer a los ciudadanos de que losfuncionariossonunosvagosquesepasanlavidatomandocafé.Hastaqueel gobierno autonómico empezó a alegar que la cadena era deficitaria,como si una televisión pública tuviera que dar beneficios.Hasta que unERElepasóporencimacomolasorugasdeuncarroblindado,yletocóunaindemnizacióndeveintedíasporañotrabajado,ycomoaRobertolehanrecortadoelsueldoaunquesigasiendoeljefedeInternacionaldesudiario,laguardóparapoderpagarelmásterdesuhijamayor,lacarreradesuhijopequeño.

Hoy, en la cola del Inem, Marisa recuerda su cansancio como laépocadoradadesuvida,ylarabialepesamásquelatristeza.

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Desde hace casi un año se encuentran todos los días, a las ocho ymedia de la mañana, en la misma barra del mismo bar de la mismaestacióndemetro.

MaríaGracianuncasehasentidoguapa,perotuvounaedadluminosaque se prolongó en el tiempo, y buen tipo, un cuerpo donde las formascóncavas y las convexas se acoplaban en una dichosa armonía. Teníaademás un pelo espectacular, una melena castaña, larga y rizada quellamabalaatención,restándoladelosrasgosdeunrostrovulgardeojospequeños,mandíbulacuadradaylabioscasiinexistentes,detanfinos,quecasaban muy mal con su acento venezolano. El paso del tiempo se hacebado en el espesor de sus cabellos y en las curvas de su silueta,anulándolos por igual para dejarla a solas con sus labios borrosos, sumandíbula cuadrada, sus ojos pequeños, y un odioso flotador de grasainsoluble donde antes, en aquellos tiempos en los que al mirarse en elespejo veía un cuerpo y no un fardo rectangular, recuerda que solíaponerseuncinturón.

Hacemucho tiempoqueno lamiranadie.Laprimeravezqueél lohace,serepasadiscretamenteasímismaparacomprobarquenohapisadouna caca de perro, ni ha reventado las costuras de los pantalones, ni hasalidodecasaconlapartedearribadelpijama.Cuandodescubrequetodoestáenorden,piensaqueseráunacasualidad.

Antonio jamás ha sido guapo, en su juventudmenos que nunca. Laedadhaidosecandolosgranosdesucara,eliminandoelexcesodegrasaqueconvirtiódurantedécadassunarizenunbulto informe,sustituyendolas ondas espesas, apelmazadas, de su flequillo, por una calvicie que leamarga aunque le favorece, o viceversa. Todo lo demás es obra delalcohol.Deadolescenteenvidiabaa loschicosmuydelgados,ya fuerzade beber ha logrado quedarse en los huesos. Como nada sale gratis, elcoñaclehaasignadoaotraraza.Ahorapareceunpielroja,rojizasucaraen general, en particular sus pómulos, repletos de venillas rotas que seramificandíatrasdíaparaconquistaryalabasedesunariz.

Todoslosdías,alasochoymediadelamañana,seencuentranenlamisma barra del mismo bar de la misma estación de metro. Ella va atrabajar, a limpiar casas por horas. Él ya no trabaja, pero pone el

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despertadortodaslasnoches,igualqueantes,porquenopuedepermitirseen su derrota la humillación suprema de quedarse en la cama hasta elmediodía. Además, al despertar siempre tiene sed, pero sobre todosoledad,tantaytanvariadaquenopuedeconella.Poresovaalbar,paraestar rodeadodegente,paraqueeldueñolesaludeporsunombre,paraencontrarse con su amigo Serafín, otro parado de larga duración, tanparecidoaélcomosudependenciadeunamáquinatragaperrasseparecealasdoscopasdecoñacqueAntonionecesitatomarsecadamañana,aunqueapenasmitiguenlaamarguradesudespertar.

MaríaGracia tambiénestásola.Tambiénhaestadocasada, tampocoha tenido hijos, también la ha abandonado su pareja, tampoco haencontradootra,tambiénhavividomejor,tampocohavividonuncapeorqueahora.Laprimeravezque lave,Antonio lee todoestoen su rostrocomoenunlibroabiertoyrecuerdaaquelrefránquesolíadecirsumadre,siempre hay un roto para un descosido.El roto, sin duda, es él, pero sipudiera contar con alguien, si pudiera descansar en alguien, si pudieracompartir su miseria con alguien, aún encontraría fuerzas pararecomponer alguno de sus pedazos. El descosido tendría que ser unamujernomuyjoven,nimuyguapa,nilosuficientementeatractivacomopara no estar desesperada de su propia soledad. Porque sólo unamujerrotunda,abrumadora,definitivamentedesesperada,podríaestardispuestaaaferrarseaunclavoalrojovivo,tanardienteydolorosocomolaúnicavidaqueAntoniopuedeofrecer.Por eso se fija en aquellamujer que leparecemucho para él, pero también perfecta de puro triste. Perfecta depurosola.

Lamiradespuésdequehayanpasadomuchos,demasiadosañossinquehayarecibidounamiradadenadieyMaríaGraciacolecciona,unaporuna, sus miradas. Las clasifica, las estudia, las contempla y acabaponiéndose de parte de su admirador, distinguiendo en él cierta auraromántica, el encanto alcohólico de los detectives fracasados de lasnovelas baratas, el atractivo de los perdedores contumaces.Nunca en suvidahadistinguidoesaclasedeauras,nuncahasucumbidoaeseencantonihahalladoennadieunatractivosemejante.Sabequeseestáengañando,pero no le importa. Las mujeres como ella no pueden elegir, así quecuandoterminadeestafarseaconciencia,decidequenoledisgusta.Sise

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leacerca,noleimportaríaconocerle.

Asíllevancasiunaño.

Cadavezqueélseprometeasímismoqueseacercaráparadarlelosbuenos días, María Gracia deja unas monedas sobre el mostrador y semarcha a toda prisa. Cada vez que ella se atreve a sonreírle, Antoniovuelvelacabezauninstanteantesdecontemplarlacurvadesuslabios.

Esta mañana de septiembre con vocación de octubre, ventosa ydesapacible,parecedefinitiva.Ella,queayerfueateñirsealapeluqueríade Amalia, ha estado ausente casi un mes, el que se han tomado devacacioneslosdueñosdelascasasdondetrabaja.Élhatenidocasiunmesparapensar,aunquealverlallegarseponemuynervioso.

—Hola—dice,tanbajoquenadieleescucha.

María Gracia percibe que ha dicho algo, sonríe, y le saludainclinandolacabeza,mientraspideelcaféconlecheylasdosporrasdetodaslasmañanas.

Antonio no está seguro de si el saludo iba dirigido a él o aMariCarmen,ladueñadelbar.

Mañanaseráotrodía,piensaél.

Mañanaseráotrodía,piensaella.

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Ellunes,alabrirelbar,Pascualloentiendetodo.

—Oye,hijo...¿YotehehabladoalgunavezdeEdelmira?

El primer día del otoño su madre todavía está en el hospital. Haingresadoafinalesdejulioyelpronósticoaúnnoesirremediable,perolleva unos díasmuy nerviosa. Sus hijos se han dado cuenta, aunque lasenfermeras insisten en que tiene la tensión bien y los resultados de lasúltimaspruebasestándentrodeloesperable.

—¿Edelmira?No,nuncamehashabladodeella.

—¡Ah!,puestevoyacontar...

—Pero,mamá...—Pascualacercasusillaalacamadelaanciana,lacogedelamano,labesaeneldorso—.Loquetienesquehacertúesestartranquila.

—Ya, pero hablar nome cansa y quiero hablarte deEdelmira, ponatención,verás...Eraunaamigamíaqueestabacasadaconunhombrequese llamaba Juan y vivía en la casa de sus suegros, con sumarido y unhermanosuyo, algomayor,que se llamaba...Bueno, con sucuñado,quehabíaemigradoyacababadevolverdeAlemania...

Quince días después de lamuerte de sumadre, Pascual va con sushermanos a la casa del pueblo. Ya han tomado la decisión de venderla,pero antesde encontrar comprador tienenmuchoquehacer, encontrar aalguien que vaya a limpiarla, a alguien que se encargue de vaciarla, aalguien interesado en comprar losmuebles.Y antes de nada, tienen queabrir los cajones, los armarios, rescatar cualquier objeto con valorsentimental,disponerdelaherenciamaterialdelafamilia.Noesunatareaagradable. Se reparten la casa por habitaciones y a Pascual le toca lacocina,perocuandoapenashatenidotiempodehacerseunaideadeloquehay, su hermana Ana, la pequeña, les convoca a todos a gritos en eldormitoriodesuspadres.

—¿Vosotroshabéisvistoalgunavezestafoto?

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En un cartón grueso, de bordes dentados, Pascual ve a un hombresonriente,deunostreintaaños,conlacaratostadaporelsol,unacamisadecuadrosyunpantalóndetrabajosujetoconuncinturóndesobediente,abrochadoporencimadelastrabillas.

—No—admite—,peroestaesmamá.

Yseñalaaunamujeralgomásjoven,tanbronceadacomosivolvieradeunasvacaciones,unablusablanca,unafaldaazulmarino,unasonrisaaúnmásradiante.

—¿En serio?—duda su hermanoAlfredo—.Me lo había parecido,pero...Estámuyguapa,¿verdad?

—Sí,quizásporesolaguardabaenelcajóndesumesilla—suponeAna—. La he encontrado allí, metida dentro de un pasaporte caducadohacelatortadeaños,debajodeunmontóndepapeles.

Yenesemomento,Pascualnoseacuerdadelhospital,nidelavozdesumadre,nidelavidadeEdelmira.

—Erabuenachica,loquepasófuequetuvomalasuerte,obueno,alomejorno,yoquésé.Elcasoesqueundíapensabairconsumaridoalaferia deganadodeTalavera, pero la noche anterior él se levantóvariasvecesparavomitar.Creyeronquenoeranada,algoquelehabríasentadomal,perotodoshabíancenadolomismoyaldíasiguienteélfueelúnicoque amaneció con fiebre. No importa, dijo Edelmira, vendemos losterneroselmesqueviene,perosumaridonoquiso.Queno,Edelmira,ledijo, que no y que no. Necesitamos el dinero ahora para pagar a losbraceros de la vendimia, así quevas tú y que te acompañemi hermano.¿Teestásenterando?

—Sí,mamá,meentero...

PeroPascualnoprestamuchaatenciónalahistoriadeEdelmira.Lateledelahabitaciónestáencendidaymientrassumadrehabla,élmiradereojounepisodiodelaseriefavoritadesumujer,unculebrónrománticodonde los niños perdidos de pequeños reaparecen a los treinta años y

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resultaquenosonhijosdequienescreíanqueeransuspadres,peroporelcamino seenamorande susprimasqueal final son sushermanas.Ysinembargo se da cuenta de que su madre se está divirtiendo. Por algunarazón, le gusta mucho la historia de esa amiga suya y charlar latranquiliza.Suhijolocelebra,peronosemolestaenpreguntarseporqué.

—¿Yél?—tresmesesmás tarde,en lacasadelpueblo,suhermanocogelafotoyselaacercaalosojos—.¿Seríaunhermano?¿Unnovio?

—Aver...—Pascual,elprimogénito,seajustalasgafas,sefijaenelhombre al que antes no hamirado bien, le estudia con atención y se dacuentadequeloconoce—.YocreoqueesteeseltíoAlfredo.

—¿EltíoAlfredo?—preguntaunahermana.

—Sí,elhermanomayordepapá.

—¿PeroesenosefueaAlemania?—preguntalaotra.

—Sí,pero...—Pascualmirael reversode la cartulina—.Aquípone«TalaveradelaReina,agosto,1963».Habríavueltoacasadevacaciones.

Porquesumadreteníauncuñado.

IgualqueEdelmira.

—Ella eraunamujerdecente,nocreas...—enesemomento, lahijailegítimaseencaracon lamujerdesupadre—.¡Pascual!¿Quieresdejardemirarlateleyatender?

—Sí,mamá,siestoyatendiendo—yparaquenoseenfade,acercasusillaalacamadesumadre,concuidadodenodarlaespaldadeltodoalapantalla—.Aver,¿quélepasóaEdelmira?

—Que ella era buena, decente, y estaba bien casada. Juan no habíasidosuprimernovio,yporeso,porquehabíadejadoaotroporél,estabasegura de haber acertado. Su cuñado no pudo venir a la boda. Llevabamenos de un año trabajando en aquella fábrica y no le dieron permiso.Vinoalañosiguiente,enverano,yentoncesconocióaEdelmira.Aellale

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ibanmuy bien las cosas, sólo le faltaba un hijo para estar contenta deltodo,peroalllegarsucuñado,empezóapasarlealgomuyraro,porquesiestaban juntos en la misma habitación parecía que saltaban chispas, ycuandosequedabaasolasconél,aunquefueraunmomento, leentrabanunas palpitaciones que le ponían el corazón en la boca, como sidijéramos...Poreso,cuandosumaridoquisomandarlosjuntosalaferia,intentódesanimarle,quedarseencasa.Quevayatuhermano, ledijo,queyonoentiendonadayasímequedoacuidarte...Peroelmarido,queeramuycabezón,volvióadecirqueno.Nihablar,vastú,queeresladueñadelos terneros,noes tandifícil,Edelmira,yademás,consuerteestáisaquídevueltaalahoradecenar...Tuvieronmuchasuerte,porqueapalabraronlos terneros antes de comer y los vendieron a media tarde, pero novolvieronacasaaquellanoche.ElcuñadodeEdelmirallamóalatascadelaplazadesupuebloylepidióaltaberneroqueavisaraasuhermanodequeel tratantemás interesadoenelganadonosehabíadecididoaún,dequehabíanquedadoconélalamañanasiguiente,dequeibanadormirenunafonda.Nisiquieraesofueverdad,porquetomarondoscuartosenunafonda,peroapenasdurmieron.¿Loentiendes,Pascual?

—Claro,mamá...—haidogirándosepocoapocoyyaestáviendoalpadreabrazarasuhija,losdosllorandoamocotendido—.Queecharonunacanaalaire,¿no?

—¡Quécanasniquécanas!Sieranmuyjóvenes—yalcorregirle,seechaareír.

—Vale,vale—Pascualyanorecuerdacuántotiempohacequenooyereírasumadre,yseríeconella—,eraundecir...

Duranteelrestodesuvida,Pascualquerráconvencersedequesi lamuertedesumadrehubiera sidomásamable, sielcáncerno lahubieraarrasado, si no la hubiera consumido tan cruelmente, tan deprisa, sinconcederlesiquieralagraciadelainconsciencia,élsehabríaacordadoatiempodelahistoriadeEdelmiraysucuñado.

—Puesseríalaúnicavezquevolvió—suhermanaCharo,lasegundade los cuatro, coge la foto y se concentra en el hombre—, porque yonuncalehevistoporaquí.

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—Porque luego se casó con una alemana y se quedó allí, pero alprincipiosíquevenía—yPascualyaestáseguro—.¿Noteacuerdas?Yosímeacuerdodeél.

—Noséquédecirte—Charo,quesóloesunañomás jovenquesuhermanomayor,parecedudar—.Igual...

—¿Ynovolviónuncamás?—preguntaAna—.Esraro,¿no?

—Veteasaber.Enaquellaépoca,Alemaniaestabamuylejos.

—Puesdebíandellevarsebien,porquenohaymásqueverlos.Mamáestáguapísima.Yonuncalahevistotanguapaenningunafoto.

Cuandoterminalaserie,lahijadelapacientedelacamadeallado,conlosojoshinchadosdellorar,correlacortinaysedespidedePascualhastaeldíasiguiente.

—Yotambiénmevoyair,mamá,queyaesmuytarde.

—No,no.Túquédateunrato,quetengoqueacabardecontarte...—Pascual intenta levantarse y sumadre se incorpora, se sienta en la camapara agarrarle del brazo—. Quédate, Pascual, si no es más que unmomento, verás...Dos días después de la feria de ganado, el cuñado deEdelmirasevolvióaAlemaniayellasediocuentadeque,cadavezquealguienpronunciabasunombre,teníaquelevantarsecorriendodelasillapara irse a la cocina. La pobre no entendía lo que le había pasado. Nosabíaponerleunnombre.Noestabacontenta,niorgullosadeloquehabíahecho, y sin embargo, cuando se quedaba a solas consigomisma, en lacamaantesdedormir,oenelcine,mientrasaparentabamirarlapelícula,pensaba en su cuñado, sentía unamezcla extraña de sensaciones frías ycalientes a lavez,y sonreía sola, sinquerer.Lopeor eraquepor fin sehabíaquedadoembarazadaynoestabamuyseguradequiénhabíasidoelresponsable.Lacriaturafueunniñoclavado,peroloquesediceclavado,asufamiliapaterna.Alverle,Edelmirasuspiró,porqueaunquenofueradesumarido,nadieibaadarsecuenta.

—Bueno...—lahermanapequeñamiraatodossushermanosantesde

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guardarlafotoensucaja—.Melaquedo,¿vale?

Después, Pascual también se arrepiente de eso, aunque todos loshermanostienenelmismoderechoaposeeresaimagen.

—Tranquilo,queyaquedamuypoco...

—No, si la queme preocupa eres tú,mamá, que tendrías que estardurmiendo.

—Siyonoduermonada,hijo,siesporeso...Elcasoesque,duranteseis años, el cuñado de Edelmira volvió al pueblo cada verano, paradecirlesiemprequelaquería,quedejaraasumaridoysefueraconélaAlemania. O sea, que durante el otoño, el invierno y la primavera,Edelmiracuidabadesumarido,desuhijo,seconvencíadequeeramuyfeliz y se prometía a sí misma que los líos con su cuñado se habíanterminado para siempre, pero cuando llegaba el verano y le veía... ¡Ay!Cuando le veía, cuando le abrazaba para darle la bienvenida y volvía aoleraél,cuandoéllamirabaysonreía...Nopodíaresistirse.Latentaciónerademasiadofuerte.Edelmirasentíaquesinolebesaba,selecaeríanloslabios,quesinoleabrazaba,sepondríaenferma,yasí,unaño,yotroaño,ycadavezqueélseiba,ellasedabacuentadequehabíavueltoaquedarseembarazada.Peroaunquesehizoelpasaportey todo,nuncaseatrevióafugarse con él, y no sólo por los niños, que ya eran cuatro cuando sucuñadoledijoque,sinolequería,ibaacasarseconsunoviadeStuttgartparanovolvernunca, sinoporqueestabaempeñadaenqueellaqueríaaJuan,queeramuybuenhombre,muycabezón,peromuybueno,ynosemerecíaquedarsesolo,perderlotododegolpe.

—¿Yasíterminalahistoria,mamá?

—Así.PorqueEdelmiranuncavolvióaverasucuñado,niaquedarseembarazada.

—Puesesunfinalmuytriste.

—Síqueloes,pero...Asíeslavida,¿no?

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Cuandoladejasolaaquellanoche,lamadredePascualestátranquila,muchomejorqueenlosúltimosdías.Apartirdelamañanasiguiente,caeenpicado,aunqueaúntardacasitressemanasenmorir.

—Oye,puessiesteAlfredosecasóenAlemania,igualtenemosunosprimosporallí—elabogado,tocayodesutío,eselúnicoquepiensaeneso—.Deberíamosintentarlocalizarlos,¿no?Porqueestacasatambiénesdesusabuelos.

—No,Alfredonotuvohijos—Pascual,elprimogénito,esdenuevoel mejor informado de los cuatro—. Papá me lo contó una vez, hacemuchosaños.

—Ah,entoncesnada—concluyeelotroAlfredo—.Vamosaseguir,aversiadelantamos,¿no?

Cuando terminan de revisar, limpiar, recoger, clasificar, creen quetambiénelloshanllegadoalfinaldeunatristehistoria,yvuelvenaMadridconelánimopocho,unhumormelancólicoqueencajabienconlalluviafina, espesa, que les escolta desde Navalcarnero hasta el portal de suscasas.PerolaresponsabledelatristezanoestantolalluviacomoCharo,queantesdecerrarlapuertadeladesusabuelos,seplantaenelumbral,apoya unamano en cada jamba como si pretendiera cerrarles el paso ydiceloqueningunodesustreshermanosquiereescuchar.

—¿Perodeverdadqueréisvenderestacasa?

Susiluetaserecortaenunpaisajedulceyhermosísimo,lafincadesufamiliaafinalesdeoctubre,laluzdelicadadelcrepúsculoresaltandolosperfilesdelosmontes,elruidodelaguaenlasacequias,unabrisafrescaagitando las hojas rojizas de unos árboles que parecen arder en suspropiasllamassinconsumirsejamás.

—¿Peronoseosparteelcorazónsólodepensarlo?—insisteCharo,yningunodesushermanosseatrevearesponder.

Pascualseacuestamuytardeylecuesta tantodormirseque,cuandosuenaeldespertador,dudadehaberdormidoen realidad.Pero tieneque

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abrirelbaryse levanta,se lava,seviste,se tomauncaféenlacocinaatodaprisa,bajacorriendolasescaleras.

A las sietemenos veintemete la llave en la cerradura, la gira, y elmotorempujaelcierremetálicohastaarriba.

Entonces,sóloentonces,seacuerdadeEdelmira.

—¿Quépasa,jefe,quehoynoabrimos?

Seisminutosmás tarde, lacamareramásmadrugadora leencuentraenesamismaposición,depieenelumbral,elbrazoderechoestirado,losdedospegadosalallave,taninmóvil,tantiesocomounaestatua.

—Sí —contesta mientras repasa la fecha de su cumpleaños, loscumpleaños de sus hermanos, uno a finales de abril, dos enmayo, él aprimerosdejunio—.Enciendelacafetera,porfavor...

Después, con ademanes lentos, no muy bien coordinados, saca lallave de la cerradura, entra en el local, se pone el mandil y se colocadetrásdelabarra.Ahorayanoentiendecómohapodidosertanestúpido,pero al rato decide que ha pasado lomejor que podía pasar, porque sumadrehamuertoconlaconciencia tranquila, libredelsecretoquedebióde torturarla durante toda su vida y sin tener que responder a preguntasincómodas. Esas son las ventajas de ser una mujer inteligente, sonríePascualparasímismo,ysobretodo,lasdetenerunhijotonto.

Aqueldía,enelbar,sólosehabladeAlemania.Losbancos,ladeuda,laMerkel, losgriegos,yminietoqueseva,ymivecinodeallado,quedicequeéltambién,ylahijadelaporteradel12,queyaestáallíperosólohaencontradounpuestodelavaplatosenunrestaurante...

Pascualnodicenada,peropiensaqueéltambiéntendráqueirundíadeestosaAlemania.

Aponerunasfloresenlatumbadesupadre.

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Alacostarse,PepeMartínezsientelamandíbulaizquierdalevementedolorida, como si se la hubiera golpeado sin darse cuenta. Qué raro,piensa, aunque a lo mejor el pequeño le ha dado un cabezazo aquellamañana,mientrasjugabanalbaloncestoenlascanastasdelCondeDuque.Y, sin embargo, aunque le lleva un rato admitirlo, él ya conoce esasensación.

La primera vez tiene diecisiete años y a su novia —sí, hombre,aquellachicabajitayrubia,queerabastantesosaperoteníaunpedazodeescote, ¿cómo se llamaba?, Marisa, Maribel... No, Marisol, se llamabaMarisol— no le baja la regla. Entonces ocurre por primera vez, un díaenteroconunatenazaenelestómago,lanocheenblanco,yalamañanasiguiente, el cuarto inferior izquierdo de su cara abulta el doble que elresto.Sumadreseasustamucho,lellevaaldentista,lecompraunacajadeantibióticos,yapenassehatomadoelprimerocuandosuenael teléfono.Él grita que contesta en la cocina, y descuelga para escuchar una solapalabra.

—Ya.

—¿Deverdad?—preguntacomosifueratonto.

—Puesclaro,¿esqueerestonto?

Enesemomentosuencíaempiezaaadelgazar,adesinflarsecomounglobopinchado.Apesardeeso,setomatodoslosantibióticosdelacaja,comounactodereconciliaciónconsumuela,yconsusuerte.

La segundavez está a puntode cumplir treinta y tres y le pilla porsorpresa,porqueDianayahatenidodospartos,losdosrápidos,naturalesysinproblemas.

—Puesestevienemuymal—leadvierteunacomadronaqueenesemomentoleparecehorriblementefea,ygorda,ydesagradable—.Esmuypequeño,estámalcolocado,denalgasyenrolladoenel cordón,nohaytiempoparaunacesárea,vamosaintentarunaextracción...

—¿Puedoentrar?

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—No.

Luegotodopasamuydeprisa,peroaélnolecuentannadahastaquelamadreestáyaensuhabitaciónyelbebé,queespequeño,peronotanto,yveníamal,perono tanto,yhasufrido,perono tanto, instaladoenunaincubadoradelaquintaplanta.

—Lo siento, lo siento muchísimo, de verdad, perdóneme... —laenfermeraquepasaporlapuertadelasaladeesperayleencuentraallí,abandonado a su suerte, se pone colorada antes de empezar a hablar—.Hemostenidounanochedelocosynoshemosolvidadodeusted.Peroalfinal no ha habido complicaciones, su hijo sólo tiene que engordar unpoco, pero es fuerte,maduro, en tres o cuatro días podrán llevárselo acasa,sumujerestámuybien,y...¿Quétieneustedenlacara?

Cuandotienetiempoyánimoparamirarseenelespejo,Pepevuelvea ver un rostro deforme, lamandíbula izquierda descolgada como si elhueso que la sostiene se hubiera deshecho. Allí mismo, en la planta deMaternidad, le dan otra caja de antibióticos, que se toma con lamismadisciplinaconlaquedesea,atodashoras,queelniñosalgaadelante.

Ahora,Pablotienetreceaños,escasitanaltocomoélysecomelosfiletesdedosendos.Malestudiante,esosí,delosquepasandecursoenseptiembre y por los pelos, aunque su expediente académico no esresponsabledel flemónqueestanoche, tantosañosdespués, tampocohadejadodormirasupadre.

—Mira, Pepe, el lunes por la mañana, a primera hora, pásate poraquí,quetenemosquehablardelareestructuracióndelaempresa...

El viernes no le damucha importancia.Aunque todos la esperabanantes del verano y los más optimistas piensan que, a estas alturas denoviembre,esposiblequelosjefeshayancambiadodeopinión,laverdades que la reestructuración está cantada. Llevanmeses esperándola, perotodas las quinielas le excluyen por igual. Todo el mundo sabe quédepartamentos funcionan y cuáles no, Pepe está en uno de los másrentables y se lleva muy bien con su jefe inmediato. Sin embargo, elsábado,alahoradecomer,empiezaanotarquetieneunestómago,yque

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no parece dispuesto a digerir ni una sola de esas judías blancas que legustantanto.

—¿Quétepasa,Pepe?—seextrañasumujer.

—Pues no sé —le contesta—, ayer cuando estuve encestando conPablomequedéhelado.Igualeseso.

—Claro—Dianasedalarazónasímismaconlacabeza—.Siyahancambiado la hora y cada noche oscurece antes. ¿No os dije que osllevaraisalgodeabrigo?Yluego,encima,osliaríaisasudar...

—Oye,mamá,queyomeloestoycomiendotodo—Pablodefiendesuinocenciaysupadrenoabrelaboca.

¿Para qué va a contárselo? Se limita a ayunar, y el domingo selevantaconunhambredelobo,tanferozqueseimponesinesfuerzoalarebelión de su aparato digestivo. A cambio, por la noche, empieza adolerlelamandíbula.

—¡Madre mía! ¿Pero qué tienes en la cara? —el lunes, en eldesayuno,sumujerabrefuego.

—Pero,papá,siparecesunmonstruodeLaguerradelasgalaxias—prosigueelataquesuhijomayor.

—¡Qué va!—y su hermana lo remata aguantándose la risa a duraspenas—,estástodavíamásfeoqueChewbacca...

¿Yquiénmehabrámandadoamítenertreshijos?,sepreguntaPepeMartínez a símismomientras agradece el silencio del pequeño, aunqueseaelpeorestudiantedelostres.

—Oye,Diana,¿tenemosantibióticos?

Antesdesalirdecasasetomaelprimeroycruzalosdedosparaquetodoslosdemásseandebalde,taninútilescomootrasveces.

Aquel día, a la hora de comer, la inflamación ya ha empezado a

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remitir.Casilolamenta,porqueledamucharabiaquesucuerpocelebrecontantafacilidadque,enlugardedespedirle, lehayanbajadoelsueldoundiezporciento.

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Larutinadesuvidasehavueltomuysimple.

Eldespertadorsuenamásomenosalamismahoraqueantes,esosí,pero ahora va andando a trabajar. Procura no recordar cuánto habríapagadoporeseprivilegiomuypocotiempoatrás.Engeneral,procuranorecordar,porque lamemoria leduele.Sinembargo, a supobremanera,Sebastián es un privilegiado y lo sabe. Le resulta imposible calcularcuántosarquitectos técnicosdemásdecuarentaañosdarían loquefuerapor hallarse en su lugar casi un año después de haber agotado lasubvenciónpordesempleo,perointuyequesonmuchos.Lamayoría.

—Pues,mira,esquesemehaocurrido...

Cuando vuelve de pasar una semana en la playa, vaciando elapartamento, queda a tomar un café con Tomás, el dueño de lainmobiliariaquevaavenderloparaquedarseconeldineroqueconsigaporél.Tomásesunbuentío,amigosuyodesdelostiemposdelasvacasgordasyamigodeverdad,porquemuypocoshabríanaceptadoesetratopara dar por liquidada su última deuda.Tan pocos que, al verle vacilar,esquivarsumirada,moverlacucharillasincesarenunatazadecaféconlechedondeyanodebedequedarniungramodeazúcar,Sebastiántemequevayaaecharseparaatrás.

—Mira,yoyaséquealomejorporelapartamentonosacas...

—¡No,no,no,no,no,no,no!—Tomásniegaconlacabezacomosiquisiera sacudirse una serpiente del cuello,mueve lasmanos en el airecomosiselevinieraotraencima,yhastasesonrojaunpoco—.Noeseso,noeseso,eltratoestáhechoyvaamisa,esotracosa,es...—ydepronto,supielsetornarojiza,despuéscasivioleta,comoladeunadolescenteenapuros—. Es una idea que... Joder, Sebastián, es que me da muchavergüenzadecírtelo.

Cuandoelestudioquiebra,decidevenderlotodo.SucasadelSotodelaMoraleja,elapartamentodelaplaya,elcoche,lasjoyasdesumujer,suportátilyhastaelcuadrodel salón, regalodebodadeuncompañerodecarrera que se ha convertido en un pintor de éxito notable. Con eso valiquidando las hipotecas, afronta las deudas acumuladas desde que la

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empresa empezóa irse apique, y sequeda conun colchón tan fino, tanendeble, que ni siquiera sirve como colchón. No tiene dinero paraempezarotravez,paraalquilarunpiso,paraamueblarloconlossaldosdelos almacenes del extrarradio, y ningún banco está dispuesto a darlecrédito.Supadresí.

—Vuelve a casa, Sebas. Este piso esmuy grande, tenemos sitio desobrayamímevendrábien tucompañía, lade losniños, te lodigoenserio.Desdequemamásepusomala,estacasaesmuytriste,hijo.

Sumujerledicequenihablar,queellasequedaenElSoto,encasadesuhermana.Que lequiere,peroquenoquierevivirconsussuegros,ellaincapacitadaporunademenciavascularagravadaporelParkinson,oviceversa, y escoltada a todas horas por una hondureña que sólo sabeguisar platos de su país, él dispuesto a comer todos los días arroz confrijolescontaldenoquedarseasolasconsumujerenferma.

—Compréndelo, Sebas, yo todavía soy joven, tengo derecho arehacermivida,ysientomuchísimoloquetehapasado,deverdad,daríacualquiercosaporhaberpodidoevitarlo,cualquiercosa,pero...Nopuedoarrastrar tu fracaso, lo siento, ya sé que soy unamierda, una puta, unacobarde,loquetúquierasllamarme,perosimefueracontigomemoriría—yseechaallorar—,memoriría,paramíseríacomolamuerte...

Si en ese momento no hubiera estado completa, radical,absolutamente hundido, Sebastián habría podido calibrar su grado dehundimiento,porquesiemprehasidomásrencorosodeloquelehubieragustado,sabequeeseeselmásgravedesusdefectos,yenesemomentonisiquierapuedesentirrencor.

Mientras su mujer sigue llorando por sí misma, él se traga ladecepciónsindecirnada,haceunamaleta,besaasushijos,sevasoloalacasadesuspadresy,mientrascenaunasjudíasverdessosasyuntrozodepescadillarebozada,elmenúconelquedebutaenladietadeancianosqueseguirá durante mucho tiempo, se limita a prometerse a sí mismo queinvertirá el primer dinero que gane en contratar a un abogado ydivorciarse.

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Ocho meses después, su único éxito consiste en haber logradodesprendersedelinvendibleapartamentodelaplaya.Porlodemás,lohaintentadotodo,nohaencontradonadaynohaganadouncéntimo.Tomáslosabe,peroaunasílecuestaencontrarlaspalabras.

—Verás, es que vamos a inaugurar un edificio aquí cerca... —Sebastiánestáapuntodeprecipitarseapreguntarsiquierehablarledeunaobra cuando recuerda el significado del verbo inaugurar—.Y como séque has vuelto a este barrio, pues, se me ha ocurrido... No te ofendas,Sebas,prométemequenotevasaofenderporqueyosóloquieroayudarte.Yséquenoes trabajopara ti, lo sédesobra,peroa lomejor,mientrasencuentrasotracosa...

Ahora,todoslosdíasvaandandoatrabajar.Havueltoallevartrajeycorbata, aunque no puede escoger su ropa.La imagen corporativa de laempresa exige traje azul, camisablancay corbataoscurapara todos losempleadosdesudepartamento.Esdemasiadaeleganciaparapasarseochohoras dentro de una garita, subiendo y bajando la barrera delaparcamiento, pero a Sebastián no le importa, porque no ha tenido quepagarlaél.AunqueTomássiguesincreerlo,laverdadesqueleestámuyagradecidoporesepuesto, ese sueldoqueno lepermiteahorrarparaeldivorcio,perosímandarledineroasushijostodoslosmesesypagarsuparte correspondiente del sueldo de Daisy, la cuidadora de su madre,doscientos euros que su padre ha puesto por él, sin decirles nada a sushermanos,desdequeempezósuruina.

Además, su nuevo trabajo le deja mucho tiempo libre. El edificiotodavía está medio vacío y algunas mañanas apenas tiene que abrir labarrera para dos docenas de vehículos.Durante el resto del tiempo estásolo y le sobran horas para leer, para hacer crucigramas, para navegargratis por Internet con el portátil asignado a su puesto de trabajo. Cadatarde, manda su currículum a todas las ofertas de empleo que hadescubiertoenlaredporlamañana,peroaúnnolehallamadonadie.

Sebastiánprocuranorecordar,porquerecordarleduele.Vivealdía,organizandosutiempoalrededordelaspequeñasnoticiasdecadasemana.Ladeestaesimportante,porquesehaalquiladodegolpetodalaprimeraplanta del edificio, un gigantesco espacio diáfano que va a ocupar una

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empresaconstructora,ydelasgordas,segúnTomás.Poreso,desdehaceunosdías,apartedenorecordar,Sebastiánseprohíbeasímismohacerseilusiones, pero no puede evitarlo. Quizás, el recién llegado necesitecontratar un equipo para reformar la oficina, quizás necesite gente paratrabajarenelfuturo,quizásseaunextranjeroconmuchodineroypocoscontactos laborales en España, quizás, aunque sea español, le interesecontratar a profesionales dispuestos a trabajar en cualquier otro país,quizás...

Hoy,Sebastiánselevantaantesdequesueneeldespertador.Seafeita,se lava y se peina con más cuidado del habitual antes de cepillar lachaquetadeluniforme.Ynosellevaalagaritaningúnlibro,nohojeaelperiódico,noenciendeelordenador.Nisiquieraestápendientedelaacerapor laque suelepasar todas lasmañanas, a lasnuevemenos cuarto, esachicaalaqueconocióafinalesdeagosto,cuandoalquilóconunaamigaelapartamentocontiguoalqueerasuyoyahoraesdelaempresaparalaquetrabaja.Losminutospasanconunalentitudenloquecedorahastaque,alasonceymedia,unAudiúltimomodelosedetieneantelabarrera.

—Buenos días—dice el conductor, y luego nada, porque acaba dereconocerelrostrodeunodelosempleadosmáshumildes,peorpagados,deSolucionesInmobiliariasPrisma.

Sebastiánmiraalacaraalhombrequeahogóendeudasasuestudiohasta que logró quebrarlo, pulsa un botón para abrir la barrera y no ledevuelveelsaludo.

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Laasistentaeslaprimeraendarsecuenta.

—Lojuro, señora, lo juro—esmuyraroque la llameal trabajo,ymás aún que insista hasta obligarla a contestar—. Va a ver usted, en elcuartodelniño,vaaver,porfavor...

—Sí,Svetlana,notepreocupes—peroDiananoselatomaenserio,ynoporucraniana,sinoporasustadiza,porquenuncahaconocidoanadiequeseasustecontantafacilidad—.Luego,cuandollegueacasa,habloconPablo,tútranquila.

—Tranquilano,señora.Esgasolina,lojuro,gasolina...

Diana cuelga, esconde el móvil en el cajón, le pide perdón a supaciente y sigue hablándole de las características del balón gástrico.Luego recibe a una mujer obesa, controla a un joven diabético,diagnostica unhipotiroidismoy, cuando sale del centro, se tropieza conunaasambleaimprovisadadebatasblancasenelvestíbulo.LaAsociaciónpara laDefensade laSanidadPúblicaesperabaqueelplandeviabilidadqueincluyeelcierredeestecentronoarrancarahastadespuésdeNavidad,perohoylohandiscutidoenelparlamentoregionaly todavíaestamosamediadosdenoviembre.

En la calle ya es de noche. Está lloviznando, hace frío, peroDianaincumple religiosamente todas las normas que intenta imponer a sufamilia y no se abrocha el abrigo, no abre el paraguas. Una lluviaindecisa,inclementecomosufuturo,laempapadespaciomientrascaminacomo una autómata, absorta en la calamidad que se le viene encima.Alllegar a su casa ya ha olvidado la llamada de su asistenta, pero Pepe larecibeconunapregunta.

—¿Oye,túhasolidoagasolinaencasaúltimamente?

Y le cuenta queMarcos, el vecino del 34 y, sobre todo el padre deAlba,lamejoramigadePablo,acabadepararleporlacalle.

—Mehapreguntadosiyosabíaloquesetraenlosniñosentremanos,ylehedichoquenoteníaniideadeloquemeestabahablando.Entonces

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me ha contado que estamañana, en el desayuno, su hijo pequeño se hapeleadoconsuhermanaporloscerealesdechocolate,ylehadichoquecomoseloscomieratodos,ibaacontarlodelbidónquetienedebajodelacama.Luisahizocomoquenohabíaoídonada,perocuandolosniñossefueron,miródebajodelacamadeAlbay¿quétecreesqueencontró?

—¿Unbidóndegasolina?—preguntaDiana,yPepeasiente—.PueselcasoesqueSvetlanamehallamadoestamañanaparacontarmequeolíaagasolinaenelcuartodePablo,peronolehehechonicaso, laverdad,comoestanexagerada...

Lodelcierredelcentronoselocuenta,¿paraqué?Despuésdetantosaños, Pepe y ella se parecen mucho más de lo que creen. Los dosreaccionan igual ante sus propios problemas, aunque como siempre seguardanlasmalasnoticiasparasímismos,ningunodelosdoslleganuncaadarsecuenta.

Pablosiemprehabíatenidolosmismosamigos,dosniñosyunaniñade su edad, de lamisma calle, que hacían elmismo curso en elmismocolegio. Los cuatro habían aprendido a montar en bicicleta al mismotiempo,loscuatrojugabanenelmismoequipodebaloncesto, loscuatrose apuntaban a lasmismas actividades extraescolares, los cuatro iban almismocampamentocadaverano.Yano,porquesonsolamentetres.

Los padres de Daniel perdieron su casa antes de que terminara elcursoanterior,despuésdemesesdeluchadesesperadaconelbanco,conlas agencias que no conseguían venderla, con el juzgado que ordenófinalmentesudesahucio,conlosagentesqueseabrieronpasoarrollandoa cuatro niños y a unmontón de adultos que habían logrado impedirlootrasvecesperonolograronimpedirloaquellavez.

Para Pablo había sido un drama incomparable. Para Daniel, unatragedia. Porque vosotros os quedáis en el barrio, les había dicho a susamigos,vosotrosvaisaseguiraquí,lostresjuntos.Yosoyelqueseva,elquesaleperdiendo,ynosabéiscuánto,porqueosvoyaecharmuchodemenos, mucho mucho, muchísimo... Desde aquel día, la verdad es quePabloysusamigosestánmuyraros,yhacencosasmásrarastodavía.

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—Puesno,yonosénada—lescuentaMarta, lamadredeFelipe—,claro,queestoyyocomoparaenterarmedealgo.

—Pero...—Marcoseselúnicoqueseatreveapreguntar—.¿Quéhapasado?

—Pasad,anda.¿Queréisuncafé?

Martaesunamujermisteriosa.

Ella no vive desde siempre en este barrio, como Pepe y Diana, ytampocosemudaaquídespuésdecasarse,comoMarcosyLuisa.EllosnosabensiMartaestácasadaosilohaestadoalgunavez,sóloqueapareceporaquíunbuendíaconunniñodecincoaños.

CuandoFelipehaceamigosenelcolegio,lesdicequeélconoceasupadre, aunque hacemucho que no le ve. Por su parte, hablando con lospadresdePablo,conlosdeAlba,Martavacontandoqueantesvivíacercadel río, en una casa baja, muy vieja, una ruinosa herencia familiar quecayó bajo la piqueta de un proyecto de ampliación de la M-30. Pero avecessedespistaymencionaelpisodondecrióaFelipe.Yunavez,enelmercado,DianalaescuchahablarconelcharcuterodelosbloquesnuevosdeVicálvaro,yafirmarque,antesdemudarse,ellavivíaallí.Loúnicoqueno cambia en ninguna versión es que ahoraMarta y Felipe viven en unpiso pequeño y luminoso, en un bloque de viviendas sociales reciénedificado sobre una vieja corrala que llevaba décadas cayéndose apedazos.

Nadiesabemuchomássobreestamujer todavía joven,quesiempreestásolaoconsuhijo.Martahablapoco,sonríemuchoynoesfeliz.Sinembargo, tiene suerte en el aspecto quemás escasea últimamente. Es laencargada,oladueña,porqueesaesotracosaquenuncallegaasaberse,deunatiendapequeñadebisuteríaycomplementos,yhastaqueempiezalacrisislevatanbienquetrabajasóloporlasmañanas.Hacetresañostienequedespedira lachicaqueatendíapor las tardes,perova tirando.Hastahacesietemeses.

A finales de abril, Marta recibe una carta en la que la Empresa

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Municipal de la Vivienda le anuncia su intención de poner finunilateralmentea sucontratodealquiler,quecuentaconunacláusuladeprórrogaforzosabianualpararentasquenosuperenendosvecesymediael salario mínimo interprofesional y cuyos titulares carezcan de unaviviendaenpropiedadenlaComunidaddeMadrid.Esimposible,piensa,esincreíble,nopuedeser,peroenseguidacompruebaqueestáequivocada.Almes siguiente de recibir la carta, el recibo del alquiler no llega a sucuenta del banco. Llama por teléfono y nadie sabe explicárselo, perocuando intenta ir a pagar en persona, con el dinero en la mano, losfuncionarios de la empresamunicipal no se lo aceptan.Desde hace seismeses, Marta suma a todos los misterios que la rodean, la misteriosacondicióndeokupa involuntaria.Mientras tanto, vadescubriendo loquepasa.

—El Ayuntamiento de Madrid le ha vendido esta casa a un fondobuitre, una empresa inmobiliaria que pretende echarme y alquilársela aotro inquilino a precio demercado.Dicen que la casa es suya, y que lapropiedad es un derecho superior al que me otorga mi contrato dealquiler.Ynosoylaúnica,nimuchomenos—lescuentamientrasdepositaunabandejasobrelamesabajadelsalónysirveuncaféparacadauno—.Enestebloque leshan llegadoesascartasa todos losvecinosquevivenaquídesdehacemásdecincoaños,peronovamosamarcharnos.Hemosfundado una asociación, hemos escrito alDefensor del Pueblo y hemosdemandadoalAyuntamientoindividualmente,unoporuno,paraparalizarlaventa.Yasehancelebradodosjuiciosyhemosganadolosdos.Parecequevamosaganarlostodos,perolaasociacióndamuchotrabajoyestoytodoeldíaliadaconabogados,procuradores,y...Total,queporesonomeenterodenadaúltimamente.

Alescucharla,lospadresdeMarcos,losdePablo,semiranprimerodosados,luegounoporuno,antesdevolversedespaciohaciaella.

—¿Vosotros creéis...?—preguntaMarta, con expresión incrédula, yningunoseatreveacontestar—.Pero...¿Deverdadcreéisque...?

—Puessí.

Aquella noche, Alba, la más espabilada, la mejor estudiante de los

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tres, es la primera en confesar. Y lo hace en voz alta, en un tono tandecidido,tandesafianteenunaniñadetreceaños,queloscincoadultossedan cuenta al mismo tiempo de que quizás ha sido mala idea celebraraquellareuniónenunapizzería.

—Lagasolinaesparahacercóctelesmolotov.¿Quépasa?

—¡Alba!—leregañasumadre—.Demomento,hablamásbajo,queestonoes comopara contarlo agritos.Yyahablaremos luego túyyo,ya...

—Déjalahablar,Luisa—intervienesumarido—.Sigue—yalverlacaradesumujer,matiza—.Perohablabajo.

—Pueseso,quenospareciómuyfácil,lohemosvistoenunmontóndepelículas.EstospringadosqueríanbuscarloenInternet,peroyolesdijequeno,porqueahora,conlodelosislamistas,seguroquehanquitadolostutorialesdelYouTube,yluego,enelhistorial,sevelapágina,ycomoelcontrol parental ese que habéis puesto nome deja borrarlo... Yo yameimaginaba cómo se hacían, pero por si acaso miré en la Espasa de labibliotecadelcolegioyallíveníatodomuybienexplicado.

—Yolesdijequenohacíafalta,mamá—precisaFelipe,ysumadrepiensaquepretendeexculparse,peroenseguidacompruebaquenoesasí—.Lesdijeque, si erapormí...PorqueDaniya seha ido, ¿no?Pues siahorametengoqueiryo,porquenosechanytal,pues...Nosé,meparecíainjustohacerlopormíynohaberlohechoporDani.

—Queno,Felipe—Pabloremataaquellaasombrosaconfesiónconlamisma serenidad, lamisma pasmosa convicción que sus amigos—, queno, porque cuando lo deDani no sabíamos cómo se hacían, por esonopudimostirarlosensubanco.Peroahora,comohemosaprendido,pues...

—Unmomento,unmomento,unmomento...—Martasetapalacara,selafrotavariasveces, losmiraunoaunocomosinolosconociera—.¿Estáiscomprandogasolinaparahacercóctelesmolotovytirarlosenmibancosinosechan?¿Esesoloqueestáisdiciendo?

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—Bueno,enelbancono,mamá—vuelveaprecisarFelipe—.EnelAyuntamiento, porque en lo de nuestra casa, el banco no ha tenido nadaquever.

—Perobueno,¿porquénosmiráisasí?—intervienePablo—.Desdeluego,noentiendonada...¿Noospasáislavidadiciendoquehayquehaceralgo,queesincreíblequeestonoexplote,queparecementiraquelagenteestétanparada?

—Eso—concluyeAlba—.¿Ynodecíssiemprequealguientienequeempezar?Deberíaisestarorgullososdenosotros,¿no?

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Losniñosestabandentro.

—¿Quédices?Nopuedeser.

—Sí.Porlovisto,éllosmandóajugarasucuarto,bloqueólapuertaconunacómodayallí sequedaron.Lospolicías lesoyeron llorary lossacarondelpisosinquevierannada.Ahoraestánencasadesusabuelos.

Él, cuyo nombre nadie se atreve a pronunciar, era el vecino delsegundoizquierdadeledificiodondeestáelbardePascual.Losniñossonsushijos.Ella,elpronombreausenteenlasconversacionesdelaescalera,ausente ya del todo, para siempre, era sumujer, lamadre de sus hijos,hastaquesumaridolaacorralóanocheenunrincóndelacocina,ladejóinconsciente de una paliza y la cosió a puñaladas con el cuchillo másafiladoqueencontróenuncajón.Luego llamóa lapolicía.Losagentesderribaronlapuertaparaencontrarlesentadoenunabutacadelsalón,conla ropa salpicada de sangre y la mirada perdida. Fue entonces cuandooyeronlloraralosniños.

La noticia sacude el barrio entero, edificio por edificio, planta porplanta,congelandorostros,expresiones,movimientos,comolalenguadehielodeunglaciar.Mientrassuánimosereparteentrelaincredulidadylaculpa,todos,hombresymujeres,examinansumemoria,suconciencia.

Élerabrusco,hipócritaycapazdehablarconviolencia, recuerdan,pero nunca habrían imaginado que llegara hasta este punto. De hecho,ningúnvecinoha llegadoaoírnunca labanda sonoradel terror,gritos,súplicas,elecosordodeuncuerpochocandocontralosmuebles,conlasparedes. Sin embargo, todos han escuchado alguna vez palabras agrias,afiladas,expresionesdeundesprecioaparentementetrivial,doméstico,novalesparanada,nosécómoteaguanto,nohacesnadabien,eresimbécil,parecestonta,cómopuedessertaninútil...

Esas frases resuenan ahora en sus cabezas como el sonido de unasimágenesaúnmáselocuentes.Laparejavolviendodelsupermercado,ellacargadadebolsas,élconlasmanosenlosbolsillos.Laparejaparadaenlaescalera, élhaciendoalgún reproche, ella callada, losniñosagarradosasuspiernas.Laparejaenelbardeabajo,élpidiendounacopa,unastapas,

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unosrefrescosparasushijos,ellamudahastaquePascual lepreguntabaqué quería tomar y después de contestar que no quería nada, de verdad,muchasgracias.

La vecina del segundo izquierda llevaba camisas de manga largatambién en verano, se abrochaba los botones hasta el cuello, usaba unmaquillaje muy espeso y no solía sonreír. Algunas madres recuerdanahorahabervistosusonrisaaveces,siemprecuandoestabaenelparque,conlosniños,perosurostroseapagabainvariablementeenelportaldesuedificio.Allí,supielsevolvíamate,cenicienta,susojossehumillaban,ymientras subía por la escalera iba siempre callada, con los hombrosencogidos, la barbilla hundida, pegada al cuello, como si estuvierapreparada, piensan ahora, para recibir el próximo golpe. Por lo demás,eraunapersonacortés,educada,quesiempredevolvíalossaludos,estabapendiente de una anciana que vivía sola en el mismo descansillo, y seinteresabaporelestadodelosenfermosdecadacasa.

Elvecinodelsegundo izquierda intentabasersimpático.Eramuchomás locuaz,más extrovertido y sociable que sumujer aunque, pormásrondasqueseempeñaraenpagar,nuncahabíallegadoahacerseamigodenadie. Ahora entienden por qué, ahora, cuando ya no hay remedio, lerecuerdan volviéndose hacia ella en mitad de la conversación másanimada,tútecallas,cállateya,tehedichoquetecalles,yrecuperandoenun instante la sonrisa, el hilo argumental de su apasionado ataque o sucerrada defensa de Cristiano Ronaldo, de Obama, del sueldo de losfuncionariosodeloquetocara.

Ellosestabanallí,lohabíanvisto,lohabíanescuchadoynosehabíanatrevidoaentender.Poreso,ahora,unflecodelmismoterrorqueduranteañoshaconvertidolavidadesuvecinaenuninfierno,lessecalabocayles estruja el corazón.Porque lovieron, lo escucharony al llegar a suscasasseconformaronconcomentarloentresí,esetíoesunhijodeputa,un canalla, una mala persona, pobre mujer, debería dejarlo, deberíamarcharse, debería acabar con él de una vez... Eso habían pensado, esohabíandicho,ynohabíanhechonada.

Ella intentó hacer algomás. Ahora, cuando ya está muerta, se hanenterado. Ahora saben que nunca llegó a denunciarlo por malos tratos

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peroemprendióunprocesodedivorcio,contratóaunabogado,pusounademanda,cambiólacerraduradelapuerta,intentóecharledecasayéllamató. A ella, que era una inútil, que no servía para nada, que le estabaamargando la vida desde el mismo día en que tuvo la negra suerte deconocerla. La mató, la asesinó con un cuchillo de cocina, la dejódesangrarse en un rincón. Y ahora está muerta y todos sus vecinos sesientencómplicesdesuasesinopornohaberledetenido,pornohaberlaayudado,pornohaberllamadoaunteléfonoparadenunciarlo.

—Yolopensé—sedicenunosaotrosenlaescalera,enelbar,enelmercado—. Te juro que lo pensé alguna vez, pero como ella nunca sequejaba,comonodecíanada,ytampoco...Yoquésé.

Ahoratodosdicenlomismo.

TodosmenosMarta,queescuchaensilencio,comodecostumbre.

Aunque han pasado ya ocho años, recuerda aquella noche como si,siempreytodavía,estuvieracondenadaaseguirviviéndola.

Cuandocalculóqueeranlascuatrodelamañana,girólacabezamuylentamente para mirar la hora en el despertador. Los números verdesmarcabanlas3.58,peroalcomprobarlonohizoningúnmovimiento,aúnno.Éldebíadeestardurmiendo,peroellase fiaba tanpocodesusueñocomodesuvigilia,asíqueesperóunpocomás,yalas4.02lerozóconlamanoparaqueledieralaespaldaydejaraderoncar.Sóloentonces,muydespacio,sacó lapierna izquierdade lasábanay lahizodescenderhastaque su pie tocó el suelo. Cuando logró levantarse sin hacer ruido, losnúmeros ya habían llegado a las 4.11. Todavía avanzarían tres minutosmás antesdeque lograra escurrirsepor lapuertade sudormitorio, quehabíadejadoentreabiertaalacostarse.

El día anterior, a la horade comer, él había llamadopara anunciarquenoibaapasarporcasa.

—He quedado a cenar con Fernando, ya sabes que está muydeprimido,comosehamuertosumadre...Yquetequieromucho,cariño,muchísimo,más que a nada en elmundo, ya lo sabes... Perdóname, por

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favor,tienesqueperdonarmeporqueesquemevuelvolocodecuántotequiero...

Marta ya estaba acostumbrada a esas llamadas, las explosiones deamorque sucedíana lasotras, el tonodevozmeloso, compungido,quecasilaheríatantocomolosgolpesdelavíspera.Siempreeraasí,siempreigual,porqueélnopodíavolveracasacomositalcosa,nopodíasentarseacenarconella,ver la televisión,preguntarlealniñocómolehabíaidoenel cole,yporeso siempre, eldíadedespués, salíacon susamigosydejabapasarveinticuatrohorasantesdevolverasereldeantes,elhombreconelqueMartasehabíacasado.Siemprehabíasidoigual,peroaquellaveztodoseríadistinto.

Lohabíapensadocentenaresdeveces,perosiemprehabíacreídoquesería incapaz. Y sin embargo, aquel día comprendió que iba a hacerlo,porque él llegaría tarde, borracho, porque era verano y Felipe estabapasando el mes de julio en la casa que sus padres tenían en la sierra,porquesiseponíaunvestidoestampado,detirantes,élpodríaconfundirlofácilmenteconuncamisón,porquelebastaríaconsalirdelahabitaciónyponerse unas chanclas para echarse a la calle, porque tenía quehacerlo,porquenopodíamás,porqueteníaqueirse,porqueseiba...Ysefue.

Habíaescondidolassandaliasdebajodelsofáy,entreellas,unanotaenlaqueleexplicabaquehabíapuestounadenunciacontraélpormalostratosyqueno leconveníaperseguirla.Ladejóen lamesade lacocinaconfiandoenquesumaridonolograralocalizarlacasadeacogidadondeibaarefugiarseantesdequelapolicíalehicieraunavisita.Alsalirdelacomisaría había hecho unamaleta con lomás imprescindible y la habíallevado hasta su nuevo piso, en la otra punta de la ciudad. Le habíaparecidounacasapequeñaytriste,comolasmujeresquevivíanenella,yalconocerlas, la ideadeabandonarsupiso,queestabaen lamejorzonadelensanchedeVicálvaro,ylehabíacostadotantodinero,tantoesfuerzo,y era tan bonito, tanmoderno, tan alegre, le pareciómás triste todavía,aunquenovaciló.Creyóqueesosignificabaquetodolodemásseríamásfácil,peroseequivocaba.

Enelúltimoinstante,lamanoderechasobreelpicaportedelapuerta,se dio la vuelta y contempló la casa que dejaba atrás, los muebles que

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habíaescogidounoporuno,lasfotosdesuhijo,eseretratotanhorrorosoque Felipe le había hecho en el colegio hacía sólo unos meses, comoregalodeldíade laMadre,yquecolgabaenmarcadoenelvestíbulo, lafoto de su boda, los recuerdos de sus viajes, una figurita deCorfú, unacajadecerámicaymetalquecompraronenunpueblodeMarruecos,unaboladecristaldondenevabasobrelaTorreEiffel...

Duranteuninstantepensóqueestabarenunciandoasuvida,atodasuvida,sumemoria,susaficiones,susplacerescotidianos.Quizásnovuelvaatenerunacasacomoestanuncamás,quizásnovuelvaaserfeliz,quizásesté sola el resto de mi vida. Durante un instante estuvo a punto devolverseatrás,apuntodeecharsea llorarsinhacerruido,ydesandarelcamino,yvolversealacama,ydormirparaseguirviviendocomoantes,como todos esos días en los que lo único que quería al despertar eramorirse.

Entonces, sin previo aviso, unas lágrimas cómplices, mansas ysilenciosas, empezaron a caer de sus ojos, y sin pensar bien en lo quehacía,levantóelbrazoenunmovimientobruscoparalimpiárselas.

El dolor fue tan insoportable que unas lágrimas distintas brotaronsobre lasque empapaban susmejillas, yunquejido se confundió con elruidodelapuertaalabrirse.

Antesdedarsecuenta,estabaenlacalle.

YestaeslaverdaddelavidadeMarta.

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Desdequeempezólacrisis,diciembreeselmesfavoritodePascual.Aúnfaltancincodíasparaquecomienceyyanotienehuecoslibresenelcuadernodondeapuntalasreservas.

—Losiento,Roque,comoahoranadietieneunduroyenvezdeirarestaurantes hacen las fiestas en los bares... Para cenas, está difícil. Sólotengodosdíaslibres,elochoyelquince.

—¡Joder, Pascual! Pero si son lunes —se queja el agente de unacompañíadesegurosqueelañopasadocelebrósucenadeempresaenunasadordelbarriodeSalamanca.

—Yaséquesonlunes,peroesloquehay,elcomedorestanpequeñoque sólo puedo organizar una cena cada noche, yo lo siento más quenadie... —vuelve a pasar las páginas del cuaderno y se le ocurre unaalternativa—.Oye, ¿y por qué no hacéis comida?Almediodía lo tengomejor.

—Ya, pero como trabajamospor las tardes, tú verás, comer, beber,brindaryluegocogerelcochepara...

Enesemomento,aunquesigueteniendoelmóvilpegadoalaoreja,PascualdejadeoírlavozdeRoque.

—...seguirvisitandoclientes,puesnotienegracia,¿no?,poresocasiesmejorcenaraunqueseaunlunes,aunque...

Porque en la pantalla del televisor, Juan Francisco González seenfrentaaunanubedemicrófonosycámarasantelasquedeclaraquenovaahacerdeclaracionesexceptoparanegartodaslasacusaciones,afirmarsuinocenciayreivindicarsuintachabletrayectoriaempresarial.

—...semeacabadeocurrirotracosa.¿Yeldomingosiete?Comoelochoesfiesta,casimejor,¿no?,perono,déjalo,porquelagenteseirádepuente...

—¡Lahostia!—exclamaPascualporfin.

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—¿Qué?—ytampocoescuchalapreguntadeRoque.

PascualconocióaJuanFranciscoGonzálezunsábadoporlatardedehacemás de veinte años, y desde esemismo instante le cae gordo.Y elnoviodetuhermana,lepreguntóaMarialrato,mientrassedespedíanenelportal,¿porqué tieneque tenerdosnombres,ynouno,comotodoelmundo?Antesdecontestar,Mariyalemirómal.Yyoquésé,puesporquetienedosnombres.Esdemuybuenafamilia,¿sabes?

—¿Quequédices,Pascual?—Roqueestáunpocomosqueado—.Lahostia,¿qué?

—Perdona,Roque,no te lodecíaa ti.Túpiénsatelo,coméntaloconlosdemásyya...

—Queno,queyatehedichoqueelquince,¿meoyes?Elquincedediciembre,alasnuevedelanoche.

—Bueno —y Pascual apunta la fecha en su cuaderno—, pues elquince, muy bien, ya está apuntado, no te preocupes, entrantes paracompartirycarneopescadoaelegirdesegundo...

Sihubierasidoporél,sehabríanvistomediadocenadevecesalaño,enNochebuenayenloscumpleañosdelosniños,peroaMarileencantairasucasa,yquesalgan loscuatro juntosdevezencuando,ypasarunosdíascadaveranoensuchalédelaCostadelSol.Aquellaafición,fuentedeinnumerables broncas, ha estado a punto de dar al traste con su propiomatrimoniomuchasveces.Aproximadamentetodoslosveranos.

APascuallegustamuchosumujer,legustapordentroylegustaporfuera. Aunque con los años ha engordado lo suyo, Mari siguepareciéndolemuyguapa,y ademásesgraciosa,divertida, leal, cariñosa,pero no es perfecta, claro, nadie lo es. Para desgracia de Pascual, elprincipal defecto deMari es su cuñado, la debilidad de reírle todas lasgracias,unaadmiracióncegadoraqueleimpideadvertirsuarrogancia,suengreimiento, y la costumbre de compararle en silencio con él a todashoras mientras se compara a sí misma con su hermana, que se habíallamadoMaribel toda lavidahastaque el perfecto cretinode sumarido

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decidióqueeramuchomásfinoquesellamaraMaríaIsabel.

Pascualesunabuenapersona,unhombrehonradoquetrabajacomounamulaensubar,unlocalconbarra,mesasycomedorqueabrecasidesolasol,desdelahoradeldesayunohastaladelacena.Aunqueahorasepegaríaunapalizaasímismocadavezqueseacuerda,nolediolaganadeestudiar,peroasíhalogradosaliradelante,sacaradelanteasufamilia,pagarlosestudiosdesushijos,liquidartodassusdeudasyhastaahorrarunpoco.Antesdelacrisispensabadestinarsusreservasalacompradeunchaléenlaplaya,notangrande,nicontantojardín,nitancercadelmarcomo el de su cuñado, un simple adosado, suficiente sin embargo parasatisfacerelmásantiguodelosdeseosinsatisfechosdesumujer,peronolohahecho.Lostiemposnoestánparacasasdeveraneo.Esosahorroslehan permitido capear el temporal sin despedir a nadie, sin alargar losturnos ni bajar los sueldos. Tampoco ha podido subirlos, pero susempleadossedanconuncantoenlosdientes.

Como tantos españoles, Pascual se ha acostumbrado a la crisis, acomprarlojusto,anoacumularpedidos,allenarlasvitrinasdelabarraconlastapasquepuedevender,niunamás,yamimarasusclientes.Ynolevamal.CuandologracolgaraRoqueyprestaratenciónalinformativo,se da cuenta, incluso, de que le va muy bien, antes de que Mari entrecorriendoenelbarconlacaradesencajadadeangustia.

—¿Tehasenterado?

—Puesnomucho,porqueestabahablandocon...

—Le han imputado—y al decirlo se dobla un poco hacia delante,comosiesapalabraleabrieraunagujeroenelestómago—.Enuncasodecorrupcióndeesos,noséquédeunascontratasqueledieronasuempresasin concurso, algo así. Todo el caso tiene una pinta horrorosa, hanempapeladoaotroempresario,aunjoyero,adosdiputadosyaunpardepolíticosmás.NisiquierameheatrevidoallamaraMaríaIsabel,porquela pobre lo debe de estar pasando... ¡Qué horror!Y los niños, figúrate...Quéespanto.

Pascual abrazaa sumujery comprendequeesmuy feocelebrar la

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ruinadesucuñado,peropormásqueseesfuerza,nolograsentirpiedadporél.Hansidomuchosañosdegilipolleces,muchosañosdeostentación,muchos años de alardes, y de presunción, y de altivez, muchos,demasiadosaños.

—¿YporquénosacasyaatushijosdelaComplutenseylosllevasdeunavezalauniversidadprivadadondevaCristóbal?Porquetevoyadecirunacosa,Pascual,enlasprivadasestáelfuturo.¿Novesquevanderechosdelafacultadalasmejoresempresas?Yesosincontarconelcampus,conlosmedios, losmejores laboratorios, losmejoresordenadores, todo, lomejordetodo—JuanFranciscoofreciéndoleelúltimogritoengin-tonicsenelporchedesucasadelaplaya,enbañadorperoconelRolexdeoroenlamuñeca.

—PueslehecompradoaMaríaIsabelunasperlasbuenísimasymuybien de precio, no creas. Te lo digo por si quieres estirarte y regalarlealgo bueno a tumujer por una vez, pobrecita. El joyero es amigomío,compañerodelpartido,un fuerade serie,noveas—JuanFranciscoconpantalónmilrayasyunLacosteblanco,enlacubiertadelyatedeunodesus incontables amigos, que se ha ofrecido a darles una vuelta por labahía.

—A ver si un día me haces caso e inviertes el dinero en vez deguardarlo en un calcetín, Pascual. Te voy a presentar al director de lasucursal con la que trabajo, porque están vendiendo unos productosfinancierosmuyrentablesauninterésestupendo.¿Túhasoídohablardelas participaciones preferentes? —Juan Francisco en la barra de eserestaurantedondehayquereservarconseismesesdeantelaciónyqueestáaveinticincokilómetrosdesuchalé,perodondemerecelapenacenarunavezalaño,aunquesóloseaparacontarloenMadrid,alavuelta.

Y así un año, y otro año, y otromás, yMari siempre diciendo lomismo,¡ay,sí!,¡ay,québien!,¡ay,muchasgracias!,¡ay!,perohazlecasoaJuanFrancisco,hombre,¿noveslobienquelevaenlavida?

—Menosmal que nunca le hiciste caso, Pascual—dice ahora, y sumaridolaabrazaunpocomás,peronoabrelaboca.

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Así empieza diciembre. Antes de que cumpla una semana, JuanFranciscolellamaunanocheparapreguntarlesilevienebienqueseveanunmomentoaldíasiguiente.Pascualledicequesí,queporsupuesto,peroalverleentrarporlapuerta,yanosabequépensar,porquenosabequiéneselhombrequehavenidoaverle.

Por fuera todo es igual. Un abrigo de pelo de camello sobre loshombros, un traje azul, impecable, una corbata con la marca en elestampado, y todo tan bien planchado como el pelo canoso, onduladosobresucráneo.Porfuerasí,peropordentrotodoesdistinto.Pascuallopercibeensusojosextrañamentehuidizos,eneltemblordesuslabiosalsaludarle,enlainsistenciaconlaqueenrollaydesenrollaentrelosdedosunatiradepapeldesdequesesientanjuntosaunamesa.

—¿Quéquierestomar?

Primerohaceungestodedesganauniversal,comosinoleapetecieraningunadelascosasdeestemundo.Luegopideunacerveza,peroapenassemojaloslabiosconlaespuma.

—Verás,Pascual,yo...Laverdadesquehevenidoapedirteunfavor.

Lacerveza le resultaútil sóloparamirarla,para tocarla,paradarlevueltasalvasosobrelamesamientrashablasinlevantarlavistahaciasuinterlocutor, que escucha en silencio un discurso ordenado, fluido, tanbientrabadocomosisucuñadolohubieraensayadominuciosamenteanteelespejo,yniasísecreeloqueacabadeoír.

—Pero, tú... —a Pascual se le enreda la lengua dentro de la bocamientras se arrepiente de no haber sido capaz de compadecerse delimbécil que tiene delante—. Pero, hombre, ¿cómo me dices eso? ¿Quétrabajopuedoofrecerleyoatuhijo?Deencargadonopuedeempezarsinsabernadadelnegocio,yademásyatengoaBraulio,quetrabajaconmigodesde hace veinte años. Y por lo demás... Aquí, te lo puedes figurar, oservirmesas, o atender labarra, o estar en la cocinahaciendo tapas, nohaymástrabajoqueese,yunchicocomoél,concarrerayvariosidiomasy...

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Sucuñadolemiraynodicenada.

Pascualnonecesitacontrataraningúntrabajador,peroporsusobrinaAndrea,esachicatanraraquecuandoeraniñapasabalamitaddelosfinesdesemanaensucasaporqueeralamejoramigadesuhijaLucía,haríaelesfuerzo de cargar con un sueldo más. Por Andrea sí, pero por elgilipollasdesuhermanoCristóbal,queesunamalacopiadesupadre...

Mientras Pascual piensa en todo esto, Juan Francisco le siguemirando.

—Bueno, que venga a verme mañana a las ocho en punto, y si legustaesto,quesequede.EnNavidadnuncavienemalunpocodeayuda.

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SofíaseenteraporMarita,yporuninstantelasdosvuelvenatenercatorceaños.

—¡Está aquí!—suvozbrincaenel teléfonocomounpez fueradelagua—.HavueltoacasaporNavidad,tía,meloencontréeldomingoenelquioscoycasiescuchélamusiquillaesadelanunciodelturrón,nomelopodíacreer,estáigual,tendrías...

—Pero¿quién?

AélselocuentasuhermanoMiguel,enlasobremesadeunapaelladominguerayfamiliar,alasombradeunárboldeNavidadextrañamentemustio, las ramas dobladas por el peso de los adornos, lamitad de lasluces fundidas. Mamá lo puso hace tres meses, le susurra su hermanaMarisaalsentarsealamesa,peronoledigasnadaporquedicequelohizoparaanimarnosatodos...

—Pueslamujerdetuvidallevacasiunañoseparada,nocreas.

—Lamujerdemivida...—élfrunceelceño—.¿Cuál?

Losdos son la primerapareja del otro.Cuando se conocen aúnnohanacabadoelbachillerato.Éltienequinceaños,ellacatorce.Losdossonguapos, cadaunoen suestilo, un tantobruscoél, unpelín cursi ella, demanera que sus excesos se anulan entre sí para crear un perfectoequilibrio.Hacen tanbuenapareja como si cadaunode los doshubieranacidosóloparaenamorarsedelotroydesdeluegoseenamoran,coneseamor apasionadamente radical, radicalmente ingenuo, ingenuamenteapasionadodelosadolescentes.

Cuando traspasanesabarrerasiguen juntos, inclusoconvencidosdeque seguirán estándolo toda su vida. Sin embargo, en el verano de susveinteaños,élsevadeviajepormediaEuropacondosamigosmientrasella pasa unos días de vacaciones en la casa que los padres de Maritatienenenlacosta.AlvolveraMadrid,élnolallama.Yalcomprobarquenollama,llamaella.Élsóloseponealtercerintentoyquedanensubardesiempre,dondesuenalamúsicadesiempre,yelcamarerodesiemprelespone sus copas de siempre en sumesa de siempre.Allí rompen de una

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formamásserenaquecivilizada,porquelosdosestándeacuerdo.

—Yonoestoy seguradenada—dice ella, cadadíaunpocomenoscursi.

—Yonopuedomás—añadeél,cadadíaunpocomásbrusco.

Aquella noche sus respectivas madres no pueden dormir, y a lamañanasiguiente,eneldesayuno,sushermanosnohablandeotracosa.

—Estásloca,Sofía—murmuraDianaSalgadomientrasdejacaerunhilodeaceitedeolivavirgensobreunarebanadadepantostado.

—Eres tonto, Pedro —censura Marisa Ferreiro, negando con lacabeza al mismo ritmo que unta mantequilla en las dos mitades de unsuizo.

—Pero...—Miguelsólotienediezañosynorecuerdaasuhermanosinsunovia—.¿YyoyanovoyavolveraveraSofinuncamás?

La noticia se extiende por el barrio y el asombro, la tristeza, laestupefacción de quienes les conocen van levantando a su alrededor uncerco tan insoportable —¿pero cómo has hecho eso?, ¿pero tú te hasvuelto loca?, ¿pero no te das cuenta de que estáis hechos el unopara elotro?— que los dos tienen a la vez lamisma idea. Ella se va a París aterminarlacarrera.Él,quelahaterminadoya,selargaaTarifaymontaunchiringuitodesurferos.Despuéslosdosregresanyellasequeda,peroél vuelve amarcharse. Luego se casan y él se separa, ella no.Y van, yvienen, y de vez en cuando, él se acuerda de ella, y ella de él, y ambosimaginancómohabríasidosuvidasihubieranacatadoaquelmisteriosomandatodeldestinoqueparecía empeñadoenunirlespara siempre.Losdossearrepientenalgunavezdehaberlodejadotanpronto,peroolvidanigualdedeprisaesearrepentimiento.

Ahoraestánaquí,losdoslibresalavezyotravezensubarrio.

Losamigosdeentonces, lahermanadeella, lamadredeél, sehanpuesto tan pesados que al final quedan a tomar una caña en el bar de

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Pascual, que para ellos sigue siendo y nunca será otra cosa que el desiempre.

Sereconocenalaprimera,sinvacilar,porqueningunodelosdoshacambiadomucho. Pedro tiene treinta y ocho años, el pelo desordenado,algunas canas, una perpetua barba de tres días, la piel bronceada y elcuerpo flexiblepor el ejerciciodiario.Sofía tiene treintay sietey sehacuidadobastante,vaa todaspartesandandoyalgimnasio tresvecesporsemana, conserva lamismamelena castaña y nunca se pinta, así que deentradaparece lamisma,perono loes.Hacemuchotiempoquedejódesercursi,yvistadecerca, tienealgunasarrugasen lascomisurasde lospárpados,dereírsetodoloquepuede.

Alencontrarse,ambosdecidenquesuprimeramorsiguesiendounapersona atractiva. Y al besarse, hasta se emocionan un poco. Después,mientrassemirandespacio,sientenalavezquelesfallanlospies,comosiempezaranabalancearseenelbordedeunabismo,peroal final todosalebien.

Cuandoempiezanahablar,resultaqueélnuncahaejercidolacarrerayellaaprobóunaoposiciónhacecasiquinceaños.

—Puesya tuvistequeempollar,québarbaridad,sinohabríapasadoniunañodesdequeacabastelacarrera.

—Unoymedio,perotuvemuchasuerte.

Élnohatenidohijos,ellatieneuno.

—Pues sí, es un coñazo, no te digo que no, pero también me daalegríasy,sobretodo,vida.Simimaridonosehubieracerradoenbanda,mehabríagustadotenermás,porlomenosotro,¿sabes?

—Ya.

Ellapideunacervezasinalcoholyélnuncahapodidoentenderquelagentebebaeso.Loqueellanoentiendeesqueélnuncavayaavotar.

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—¿Ysiguesviviendoaquí,enelbarrio?

—Sí,estoyencantada.

—Yonopodría.

—¿No?—yellalemiracomosinoleconociera—,puesamínomegustaelcampo.

—¿Enserio?—yéllamiraasuvezcomosilaacabaradeconocer—.Puesnosabesloquetepierdes.

Durante un rato, ningunode los dos dice nada.Echanun vistazo alrestodelosparroquianos,miranelmóvil,ellaestudiasusuñas,élserascalacabezay,alfin,reacciona.

—Porcierto,¿quieresotra?—estodoloqueseleocurredecir.

—No,mevoyairya,quetengoquehacerlacomida.

—Ya,yotambiéntengoprisa,perodéjamequeteinvite.

—No.

—Sí.

—Queno,deverdad.

—Quesí,quemeapetecemuchovolverapagarteunacaña,aunqueseadementira...

EntoncesSofíasonríe.Pedro también.Sedespiden,sebesan,ycadaunosevaendireccióncontrariaconlamismacaradealivio.

Él,incluso,correunpoco.

Ellase limitaaandardeprisahastaque llegaa laesquina.Luegosemiraenunescaparate,searreglaunpocoelpeloyatraviesadespaciolafachadadeSolucionesInmobiliariasPrisma.

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El hombre de la garita lamira, ella lemira, él la siguemirando ySofíaSalgadosevaasucasasonriendo,tancontenta.

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CuandolainspectoraRaquelFernándezledalaespaldaparaabrirlapuerta de su casa, el agente Miguel Ferreiro está a punto de salircorriendo.

Aunque luego le va a parecer mentira, la verdad es que llega apensarlo, a calcular los metros que le separan del ascensor, incluso adecidir que seríamejor bajar por las escaleras, saltarlas de tres en treshasta ganar la calle sin aliento, las piernas temblando, el cuerpo tansudorosocomosiacabaradeescapardeunincendioenlugardehuirdelamujermásatractivacon laqueha ligadoensuvida.Sinoescapa,noesporfaltadeganas,sinoporquesuimaginaciónleempujahastaelminutosiguiente,yalcanzaaverseplantadoenlaacera,conelcuellodelacamisadesabrochado,elnudodelacorbataflojoyunacaradeimbécilaúnmáspenosa que la certeza de haber perdido el empleo, porque no habríatrasladoenelmundocapazdearreglaraquello.SielagenteFerreirosalecorriendo en este momento, no podrá volver a poner el pie en unacomisaríanuncamás,ylosabe.

Porfortuna,ellaleinvitaaentrarcomosinosehubieradadocuentade nada.Él intenta darse ánimos, piensa en lomal que está el trabajo y,más que nada, en la cara que sus compañeros, simples agentes de laPolicíaNacional,taninsignificantescomoél,hanpuestoalverlesalirdelbardePascualconelCuerpo, la inspectoraFernández, todauna leyendasexual de cuyavida privada, hasta entonces, nadie ha sabidonuncanadacon certeza, aunque diversos rumores la han ido relacionandosucesivamenteconunfutbolistadePrimeraDivisión,conunfiscal,conundirectorgeneralyhastaconunministro.

¿Porquéyo?,sepreguntaMiguelentonces.¿Porqué,sienlacenadeNavidad de la comisaría del barrio había varios policías de civil altos,atléticos,deesosquesalenenlaspelículas,yunpardeesosotrosqueaúnacaparan más las pantallas de los cines, tipos inteligentes, vividores,irónicosysolitarios,adictosalwhiskyyalaintensidaddelosademanes?¿Porquéunsimpleagente,siporallíhabíahastaalgúnpájarovestidodeArmani,deesoscuyassimplescorbatassonyaincompatiblesconsuniveldeingresos?Puesporqueellahaquerido,nimásnimenos.Ella leeligeentretodos,yél,alprincipio,creequesetratadeotracosa.

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—Podríassacarmeabailar,Ferreiro—ledice,balanceandoentrelosdedoslacopadecavaqueestáapuntodeapurar—,¿no?

—Claro.

Cuando la coge por la cintura espera una confidencia, mira aquí,miraallí,¿puedoconfiarenti?,tienesqueayudarme,quésabestúdelcasotalocual,quieroque teacerquesaFulanitoy ledigasesto,o lootro,yluegovienesymelocuentas...

Eso espera, no que se pegue a él y apoye la cabeza en su hombrocomo si fuera una mujer normal y corriente, del montón, el tipo demujeres con las que él sabe desenvolverse. ¿Y qué hago yo ahora?, sepregunta desde entonces, porque Fernández está pulverizando todos losguionesdetodaslaspelículasquehavistoensuvida,yélnosólopareceunpobrepolideuniforme.Élesunpobrepoliuniformado,treintaydosaños,unmetrosetentaycincocentímetros,setentayunkilos,bien,porquemal no está, y muy guapo de cara según su madre, pero nada más. Lainspectora Fernández le saca bastante de todo menos de kilos, y sinembargo,ahíestáél,enelpisodeunsuperior,unasuperioramejordicho,apuntodepasaramayores.¿Yquéhagoyoahora?

Ella tira el abrigo encima del sofá, enciende un par de lucesindirectas,ponemúsicaysequitaloszapatos.

¡Anda!, dice él para sí mismo, cuando vuelve a abrazarla y se dacuenta de que puedemirarla desde arriba y no desde abajo, como hastaaquelmomento.¿Peroquéclasedetaconesllevaestamujer?

Aquel detalle le infunde confianza, aunque no tanta como la queobtiene cuando ella se quita la blusa, se desembaraza del sujetador yaprietacontraéluntorsoinsospechado.

¡Anda!, aunque en el primer momento está a punto de gritar deasombro,¿peroquéclasedewonderbrallevaestamujer?

Luego son las medias, que llevan un refuerzo elástico tan fuertecomo una faja de las de antes, y que al desaparecer revelan, mira por

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dónde, que el Cuerpo tiene tripita. Al agente Ferreiro no le importa,primero porque le gustan las mujeres con tripita y, después, porque,definitivamente,lainspectoraFernández,sinmedias,sinwonderbraysintacones,sigueteniendouncuerpocomoparachillardelobuenaqueestá,unamujerespectacular,lamásatractivaquesehaligadoensuvida.

—Tengoquecontarteunacosa,Ferreiro—ronroneaensuorejaenelúltimomomento,yélpiensa,no,porfavor,ahorano,ahoraqueyamehecreído que te gusto, ahora que no tengo ningún motivo para salircorriendo,nomevengasahoraconquesospechasdeFulanito—.Yotengounhijo,¿sabes?,detresaños,y...Bueno,esmaravilloso,perolacesáreamedejóunacicatrizquedamiedo.

—¿Sí?—ymientras sonríe, lo comprende todo, y sobre todo, porqué Fernández es inspectora, y él, un pobre poli uniformado—. Seguroqueespreciosa.

—No.

—Sí...Yatedigoyoquesí.

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Las chinas cruzan la calle en fila india, llegan hasta la peluquería,llamanaltimbre.

—¡Amalia! —la aprendiza sube corriendo la media docena deescalones que separan las dos alturas del local—. ¡Amalia! —grita elnombre de su jefa para imponerse al ruido de secador de mano—.¡Amalia!—vuelveadecircuandollegaasulado.

—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?—responde su jefa—. ¿Es el fin delmundo,Lorena?

—Casi.Haytreschinasabajo,delasdeenfrente—yhaceunapausa,como si necesitara masticar bien las palabras que acaba de decir parapodercreérselas—.Dicenquevienenapeinarse.

Hoy,Amalia está de buen humor. Es 23 de diciembre y ayer no letocó la lotería, pero tiene el local lleno. Las cuatro amigas que antesveníanunavezalasemanahanllegadojuntas,ytodasvanahacersealgoespecial,Marita yMaría tinte ymechas, Sofía, corte y vegetal,Begoña,que siempre tieneque ser laquemás, tinte,mechas, corteypreparaciónparaelmoñoaltoqueAmaliavaahacerlemañanaporlamañana.

—¿Ytuhermana?—lepreguntaaSofíaalverlaentrar—.¿Novaavenir?

—Mihermana...

Estáapuntodecontarlelaverdad,quehaceunpardedíasaDianalediounataquedenerviosydecidióteñirseellasola,enelcuartodebañodesu casa, porque a Pepe le han recortado el sueldo un diez por ciento ycorrenrumoresdequevanacerrarelCentrodeSaluddondetrabaja.Perooptapormentir,porqueestáseguradequeelaccesodeausteridaddesuhermanaestransitorio,dequevolveráalapeluqueríaantesodespués,yAmaliaesmuycapazdecontarlequeyaestáenteradadetodo,yDianaaúnmáscapazdeenfadarseconella,porbocazas.

—Esqueestámuyliada,conlacenademañanayeso,ynosécuándopodrávenir—paradistraerla,avanzahacialaenormecajadecartónque

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seadivinatraslapuertadelropero—.Porcierto,quehetraídoseiskilosdelegumbres,dosdegarbanzos,dosdelentejas,unodejudíasblancasyotrodejudíaspintas,paraquenotequejes.Voyadejarlos...¡Hala!,perosiyatieneslacajacasillena.

EsaesotradelasrazonesdelbuenhumordeAmalia.

Hacemenosdeunmes,MaritalecuentaqueenelbarriosehacreadounaasociaciónquesellamaVecinoscontralaCrisis.

—Empezamos cuando el Ayuntamiento intentó desalojar a losinquilinosdelbloquedeviviendassocialesqueestádondelaviejacorrala,¿sabescuáles?Somosvariosabogados,elmaridodemiamigaMaría,yoy tresmás, todosdeporaquí,ycomohemos idoganando lasdemandasquehemospuesto,noshemosembaladoy...Trabajamostodosgratis,¿eh?,notevayasacreer,quetúeresmuymalpensada.

—¿Yo?—protestaAmalia—,perosinohedichonimu.

—Bueno, por si lasmoscas.El caso es que tenemos previsto hacergrandescosas,nosiemprelegales,aunque...Enfin,yateenterarásporlostelediarios. Pero, de momento, estamos organizando una recogidaextraordinaria de alimentos en Navidad, a través de comercioscolaboradores,ysemehaocurrido...¿Ati te importaríaquepusiéramosunacajaenel roperoparaque tusclientascolaboren?Conquecadaunatraigaunkilodecomidanoperecederacadavezquevieneapeinarse,lallenaríamosseguro.

Amalia la escucha sin interrumpirla, y no le dice que no, perotampocoquevaaserunfracaso.Todassusclientastienenalgodeloquequejarse,todashanreducidodeunaformauotraelcostedesusfacturas,asíquelosprimerosdíasellamismaseescapaunmomentoparacomprarunpar de kilos de arroz, de harina o demacarrones, y algunas latas deconserva,paraquelacaja,uncuboperfectoquemideunmetroymediodealto,noseveatanvacía.Hoytambiénlohahecho,aunqueyanohacefalta.Lamayoríadesusclientashanrespondidomuchomejorde loquepensaba,ydelasquesehacenlasdistraídas,yaseencargaella.

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—¿Cuántomequedoparalacaja?—preguntamientrascobradetrásdelaotra,quesiguesiendolaregistradoradelapeluquería—.Doseuros,¿porejemplo?

—¿Paraquécaja?Noteentiendo,Amalia.

—Paraladelacomida—yenesemomentolevantalavoz—.Comose te ha vuelto a olvidar traerla, me quedo con dos euros y nosotrascompramos algopor ti, para queno temolestes—y la levanta unpocomás—. Porque nome dirás que no quieres colaborar en esto, ¿verdad?Chica, la gente está pasándolomal—y un pocomás todavía—. Esto esparafamiliasnecesitadasdelbarrio,todostenemosquesersolidarios,¿túno?

—¿Yo? —y la clienta de turno, roja como un tomate, protestamientrassehacelaofendida—.Claro,porsupuestoquequierocolaborar,¿quétehascreído?

—Pues eso.Mira, en el súper de aquí al lado hay ahora una ofertabuenísima.Tienenseiscartonesdelechea3,15.Mequedocontreseurosytepongoyoloscéntimos,¿vale?

Así,yconlasaportacionesconstantesdevariasseñorasmayoresquetodas las semanas llegan con una bolsa que pesa más que ellas, haconseguidollenarlacaja.

—Ande,jefa,queustedtambién...—seescandalizaLorenadevezencuando—.¡Vayamorroquetiene!

—Puessí,pero¿quéquieres?Aellaslessobra,yamuchoslesfalta,asíque...Esta,porponerseiseurosenunmes,nosevaaarruinar.

—¡Ah!¿Peroesquepiensavolverahacérselo?

—Anda, claro. Dentro de un par de semanas, cuando se le hayaolvidadolodehoy.

Amaliasabequetienemuchomorro,peroleimportamásquelacaja

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sellene.Yleconmuevetantolasolidaridaddelasabuelas,lasmáspobresdetodas,lasmásgenerosasasuvez,quenosoportaalasquesehacenlassuecas. Si fuera por ella, les sacaría el doble sin el menor cargo deconciencia,peronoseatreveporquenoquiereperderlascomoclientas.Elempujón de esta semana ha engordado por igual las dos cajas de lapeluquería,yporesovatancontentaalencuentrodelaschinasqueacabandecruzarlacalle.

—Buenas—dicelamáslanzada,levantandolamanoenelaireparasaludarcomounpielroja—.Nosotrasdeenfrente.

—Ya,ya...Siosconozco—perosedacuentadequeesonoesverdaddeltodo.

Porque de cerca no se parecen tanto. Las tres visten de blanco ycalzan zapatillas del mismo color, las tres son muy delgadas, las trestienenlapielmuyfinayelpelomuynegro,cortadoalopaje,perolaqueha hablado parece la mayor. Aunque resulta difícil asignarle una edadconcreta,Amalia calcula que tendrá algomás de treinta años. Las otrassonmásjóvenes,laprimeracasiunaniña,lasegunda,lamásguapadelastres.

—Queremos peinar, ¿sí?—dice la que habla,moviendo lasmanosalrededor de su cabeza, las uñas largas, impecables, cada una con unadornodistinto,comosisusdedosfueranunmuestrarioambulantequederepentesedetieneymarcaunnúmero—.Ocho.

—¿Queréisveniralasocho?—Amalianiegaconlacabeza—.No,losiento,cerramosalassiete—lastreschinasseechanareírperodenuevohablasólouna.

—No,no.Nosotrassonocho.

—¡Ah!—Amaliase ríeconellas—.Perdona,no tehabíaentendido.Quevaisavenirocho,¿no?

—Sí,unatieneboda,sietevamosboda,¿sí?

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—Claro...—Amalia se acerca al mostrador, coge la agenda de lascitas—.¿Ycuándoeslaboda?

—Mañana no —la uña del pulgar está esmaltada en rosa con uncorazóndebrillantitospegadoenlapunta—,elotro—lauñadelíndiceesde un tono malva nacarado, con una margarita diminuta pintada en elcentro—,viernes—lauñadelcorazónestápintadaarayasdoradasyrojas—,veinticinco.

—El...—Amaliamiralaagendaparaganartiempo,aunqueconocedesobra la fecha que su interlocutora ha marcado con los dedos—. ¿Elveinticincodediciembre?Perosies...—Navidad,vaadecir,aunquesedacuentaatiempodequeesonosignificanadaparaellas—.¡Claro,coño,sisoischinas!

—Sí. Nosotras cierran tienda en año sólo mayo uno, diciembreveinticuatrotardeyveinticinco.Poreso,veinticincoboda.

—Ya...—Amaliahaceunapausa,miraasualrededoryveunúnicogestodeterrorenlosrostrosdesustresempleadas—.¿Yquéosqueréishacer?

—Sietepeinarnormal,noviaespecial.

—¿Especial?—lapeluqueraseparaapensar—.Peroespecial,¿qué?¿Unmoño?

La china habladora se encoge de hombros porque no entiende lapalabra. Amalia señala algunas fotos de las que decoran la pared paraexplicarleloqueesunmoño,peroellavuelveaencogersedehombros.

—Túvenir—dicesolamente—.Túvernovia,hablarnovia,¿sí?

Cuando vuelve de MANICURA SHANGHAI, la dueña de la peluqueríapareceotra.

Ahora,despuésde tantosmesesdeespionajecon lanarizpegadaalescaparate, por fin podría denunciar al rey de la manicura esmaltada a

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ocho euros. En veinte minutos se ha enterado de todo lo que intentóaveriguarenvanoenvariasoficinasmunicipales,peroaunquealvolveranunciaquevaalacocina—unsimplecuartointeriorconunanevera,unmicroondasyunamesaparacomer—allamarporteléfono,nomarcaelnúmerodelapolicía,sinoeldesumadre.

—Mamá,soyyo,mira,verás,esquemehasurgidouncontratiempo,unlíodetrabajoymañanavoyatenerquesalirmuytardedeaquí...

Luego,asuhija.

—Hola, cariño, soy tu madre, verás, es que había quedado con laabuelaenllevaryoelmariscodelacenademañana,peronovoyapoderirarecogerloporquevoyatenermucholíohastamediahoraantesdelacena,¿sabes?

Luegoalpescadero.

—¿Salva?SoyAmalia,hola,sí,felizNavidad...Ya,igualmente,oye,¿quévasatenermañanademarisco?Ya,detodo,perodimelospreciosyte lo encargo, y mando a Estefanía a recogerlo a primera hora de lamañana.Túconocesamihija,¿no?

Yporfinasunovio.

—Hola, cielo, ¿qué haces? No, lo digo por si esta tarde puedeshacermeunfavor...Puesnada,comprarel turrónpara llevarlomañanaacasademimadre.Ibaairyo,pero...Bueno,luegotelocuento.Puesdelduro,delblando,dechocolate...Sí,puedesirmañana,peroaversisevaaacabar...Vale,luegoencasahacemoslalista,unbeso.

La novia lleva la melena recogida y escondida dentro de la bata,porquesujefeprohíbequeningunadelaschicassedistingadelasdemás.Elnovio,reciénllegadodelShangháiverdadero,estáconella,mirándolacomosinoexistieraotramujerenelmundo.Ahorapuedenestarjuntosunrato en la trastienda, ella sentada en las rodillas de él, los dos haciendomanitas,porque la encargadaha salidoalbancoy a tomar café,y élnoempiezaa trabajarhasta eldía26, enun restaurante cuyopropietario es

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también el dueño de la cadena de locales demanicura que ha bautizadoconelnombredesuciudadnatal.

Allívanacelebrarelsimulacrodesuboda,unafiestasinceremonia,porqueenrealidadsecasaronporpodereshaceunaño,cuandoélestabaenChinatodavía.Peroselotomanmuyenserio.HastaeldíadeNavidad,ella no dejará libre su cama en el dormitorio que ha compartido hastaahoraenunode lospisospara trabajadorassolterasquesu jefe tieneenCarabanchel. Hasta esa noche, no se instalará con sumarido en CuatroVientos, en otro piso, también de su jefe, para parejas de trabajadores,porque la empresa no consiente que sus empleados escojan su propiavivienda.Elpreciodelahabitacióndobleequivalealatotalidaddelsueldodeella,peroalasonceypicodelanoche,despuésdecerraryrecogerlatienda, podrá ir a cenar a la cocina del restaurante donde trabaja sumarido.

Tengomuchasuerte,lecuentaaAmalia.

Hatenidomuchasuerte,confirmanlasdemás.

Laquieromucho,diceelnovioenchino,ysufuturamujerlotraduceal español sin tiempos verbales, perpetuo telegrama infinito, en el quehablantodas,yañadequeellalequieremuchomás.

Sentada en la trastienda, frente a ellos, Amalia mira al novio, a lanovia,alasdamasdehonor.

—¿Yquépresupuestotenéisparalapeluquería?

Aldecirloseavergüenzaunpocodesímisma,peropodríahabérseloahorradoporquelaschinasnoentiendenloquehadicho.

—¿Cuánto os queréis gastar? —pregunta, frotando la yema delpulgarcontraladelíndice,paraqueunacoleccióndesonrisasflorezcaasualrededor.

Lanoviahablaenchinoconelnovio.Élsonríeysesacadelbolsillounrollodebilletesdecincuentaeurosmuyusados,sujetosconunagoma,

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queexhibeanteAmaliaconunaexpresióndeorgullocasidesafiante.

—No—ellarespondesinpensarenloquedice—,no.Esmucho.

Lanoviavuelveatraducir,elchinoinsiste,Amaliasiguenegándoseapensar, no quiere calcular cuánto tiempo habrá tardado ese chico tanjoven, tan sonriente, tan orgulloso, en reunir el dinero que tiene en lamano, qué habrá tenido que hacer para conseguirlo, cuántas horas desueño,cuántosdíasdeayuno,cuántasropasviejas,yzapatosdestrozados,ylágrimas,yrabia,ydesesperaciónlehabrácostado.Poresoselimitaasonreír,vuelveanegarconlacabezaydescubrealmismotiempoenquéconsisteunaverdadera crisis y cómoesposiblemejorar el preciode lamanicurapermanenteaochoeuros.

—Noospreocupéis—resumeluegoparasusempleadas—.Lovoyahaceryosola.Mañanavoyaabriralasochoymediayesperoquealasdiezmehayadadotiempoahaceratres.Espocacosa,lavar,secadordemanoy,siacaso,lespintaréunasmechasdecoloresconrotulador,deesasque se van con el siguiente lavado. Si entre todas podemosmeter a dosmásantesdelascuatrodelatarde,lavarlasporlomenos,vosotrasosvaisyyohagoluegoalasdosquefaltan.YeldíadeNavidad,alasoncedelamañana,vengoylehagoelmoñoalanovia.

—Pero...—Marisol,que llevamucho tiempo trabajandoconella, lamiracomosiestuvieraloca—.Noloentiendo.¿Porquévasahacereso?¿Quéhapasadoahíenfrente?

—Nada —Amalia sabe que nunca será capaz de explicarlo conpalabrasynisiquieralointenta—,lavida,queesmaravillosa,¿no?Yunaputamierda,esoademás.

Ningunadesustresempleadasseatreveacomentaresafrase,peroeldíadeNochebuena,alasochoymediadelamañana,AmaliaseencuentraconLorenaesperándolaenlapuerta.

—Total... —explica, como quitándose importancia—. En mi casa,todo lo hacemimadre, y no va usted a ponerse a lavar cabezas a estasalturas,¿no?

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El día de Navidad, a la una y cuarto de la tarde, Amalia le da unespejoalanoviaparaquevealobonitoquelehaquedadoelpeinadopordetrás,antesdesujetarleelvelo.

Guan-yinsemira,seechaallorar,selevanta,abrazaaAmaliay,depaso,Lorenaaprovechaparaecharunaslagrimitas.

—¡Québonito,jefa!Yquéguapaestá,¿verdad?Laentranaunaganasdecasarseytodo...

Guan-yinsevacorriendoporquenoquierequeCheung,sunovio,laveaantesde tiempo.Diezminutosdespuésapareceél, elegantísimo, conun flamante esmoquin de camarero, una rosa blanca en el ojal de laamericanayelrollodeldineroabultandoenunbolsillo.Amaliahafijadoelpreciode losocho trabajos en cientoveinte euros, el récordmundialdel peinado barato, pero él pone tres billetes de cincuenta sobre elmostradorydaunpasoatráscon losbrazosenalto, lasmanosabiertas,paraindicarquenopiensapagarniuneuromenos.

—Bueno,pues...Muchasgracias—lapeluquera le tiende lamanoyCheunglaestrecha—.Quetengasmuchasuerte,queseasmuyfeliz.

Élasienteconlacabezatresveces,comosihubieraentendidoalgo,antesdemarcharse.Después,Amaliavaa lacajaregistradora,guardaeldineroqueacabadecobrar,sacaunbilletedeveinte,otrodediezeuros.

—Toma,Lorena—y se los da a su aprendiza con dos besos—.MiregalodeNavidad.

—Perosinohacefalta,jefa...

—Sí,síhacefalta.Porqueteloshasganado.

AmaliaestácansadísimaysesaltaríalacomidadeNavidaddebuenagana pero, antes de apagar las luces, entra en el ropero, mira la caja,sonríe.

Laúnicacondiciónquelespusoalaschinascuandocerróeltratofue

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quecadauna le trajeradoskilosdearroz.Elnoviosesintió incluido,ysus dos paquetes coronan ahora una pequeña pirámide, tanprimorosamente equilibrada y perfecta como todo lo que hacen susvecinasdeenfrente,querebasalacapacidaddelainmensacajadecartón.

Amalia no puede leer la marca porque está escrita en chino, perosiente lamismasatisfacciónque lehabríandeparadodieciochokilosdelmásgenuinoarrozvalenciano.

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El21dediciembre,amediatarde,DianaSalgadosemiraenelespejoy descubre que una gota de consistencia viscosa y color vagamentevioláceolehahechoyaunpaloteenunaesquinadelafrente.Entoncesselevantaymiraasualrededor,despavorida.

—Una toalla —dice en voz alta, pero siempre ha tenido la malacostumbre de pensarlo todo dos veces—, no, una toalla no, pero ¿qué?,papelhigiénico,no,queseextiendeyluegoespeor,pueslomojo,queno,queesoeslopeordetodo,¿yquéhago...?

Al final coge una toalla, blanca, naturalmente, porque en esemomentonohayotraamano,mojaelpicoenelaguadelgrifo,selimpiala mancha y, como era de esperar, lo deja todo perdido, su frente, ellavaboylatoalla,queestáparameterlaenlejía.

Cuandovuelveamirarseenelespejo,sequedatanabsortaenloqueestá viendo que ni siquiera se acuerda de mirar el reloj para sumarveinticincominutosalaaccióndeltinteque,apartedelapiel,deberíadeestaryatiñéndolelascanas.

—Pero,bueno...—yempiezaahablarenvozbajaconlamujerquelamiradesdeelotrolado—.¿Quénecesidadtengoyodehaceresto,meloquieresdecir?Aver,¿porquéestoyhaciendoesto?¿Porquénopuedoiralapeluqueríaconmihermanaoconmisamigas,envezdehacermeestachapuza,quemeduramenosymesalepeor?¿Esqueyonotrabajo?Sí,yaséquehayrumoresdequevanacerrarelCentrodeSalud,quedicenqueal reubicarnos nos recortarán el sueldo todavíamás, ¿pero acaso no hecobradoestemes?Sí,menosqueelañopasadoysinlapagaextra,vale,pero¿nohecobrado?Puesclaroquehecobrado,peroaquíestoy,¿yporqué...?Puestelovoyadecir,porquetengotreshijos.Treshijos,sí,yaves,uno,dosytres,¿yquénecesidadteníayodetenertantos?Enelpaísconlatasadenatalidadmásbajadelmundo,quepornollegar,lasdemiedadnolleganniaunhijodemedia,yyo,¡hala!,derrochando...¡Quélista!Ahora,queyo,algúndía,hagoalgo.Quesí,quehagoalgo,queestonosevaaquedar así, ni hablar, qué va... Porque en esta casa todo elmundo tienederechoatodomenosyo,todoelmundodisponedesutiempoyademásdel mío, y como se me ocurra tener algo que hacer... ¡Las rebajas, lasrebajas, qué maruja eres, mamá! Y eso por no hablar de los deberes,

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porque...¿Esquehayderechoaqueyo,concuarentaycincoaños,másdequincedespuésdehaberacabadolacarreradeMedicina,coneldoctoradoy todo, tenga que estar todas las santas tardes haciendo deberes?Menosmalqueelmayoryaestáenlauniversidad,aunquedaigual,porqueeseeslomismo que su padre, clavado, que vamos, hay que fastidiarse con elsexosuperior,ingenieroaeronáuticoynosabehacerlaoconuncanuto...¿Para qué, si ya estoy yo aquí para entender los formularios de lamatrícula,yparairalasreunionesdelacomunidaddevecinos,yalasdelaAMPA,yahablarcon los tutores,yarreglar laconexióna Internet,yllamaraltécnicocuandoseestropeaunelectrodoméstico?Conunmaridoingeniero,notejode...

Miraelrelojycalculaporencimaquellevaráuncuartodehora.Dejapasardiezminutosmáshablandoconelespejoyrepasasuviejoplandefuga.Lotienetodopensado.Undomingoporlatarde,cuandosumaridoestéenelfútbolconsusamigosysushijosenlacalle,conlossuyos.Undomingoporlatarde,porqueelsábado,al levantarse,habráidoderechaalbanco.¿Noseocupaellatambiéndeeso,deiralbanco?Yapartirdeahí...DianaSalgado siempre ha tenido la costumbre de pensar las cosasdosveces,yporesonuncahapasadodeahí.

Eltintelequedabien,mejordeloqueesperaba.Sesecaelpeloconcuidado, se riza las puntas con la plancha por la que tanto lloró su hijaantesdehacerseesasrastas tanasquerosasquellevaahora,ysecogeunparderulospordelante,paramarcarseelflequillo.Cuandotermina,sonlasochoymediay al final le toca correr, perounahoradespués, ni unminutomás,niunomenos,sequitalosrulos,losguardaenelbolsillodeldelantal,seahuecaelpeloconlasmanos,miraelefectoenelcristaldelmicroondas,salealapuertadelacocina,ypegaungrito.

—¡Acenar!

—¿Quéhay?—uno.

—¿Quéhay?—dos.

—¿Quéhay?—tres.

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—Purédeverduras—atajaa tiempo laprimeraqueja—,para tino,paratiunaensaladadeespinacasconchampiñones,ydesegundo,tortilladepatatas—ytambiénllegaatiempoaatajarlasegunda—,dos,unaconcebolla y otra sin cebolla. ¿Y vuestro padre?Nome importa, que vayaalgunoabuscarle.

AlreconocerlospasosdePepesobreelsuelodelpasillo,sevuelvecuandocalculaquehallegadoalapuerta,yacierta.

—A ti te he hecho una sopa de fideos, que ya sé que el puré no tegusta.

—¡Quéguapaestás,Diana!—ysevuelvehacia sushijos—.¿Aquemamáestáguapísima?

—¿Quémevasapedir?—élsonríeyellaleimitasinsaberporqué—.¿Adóndehayqueir,aquiénhayquellamar,quésetehaolvidado?

—Nada—Diana se da cuenta de que está diciendo la verdad—. Tejuroquenada.Ahora,porlomenos,no,dentrodeunrato...

PepeMartínezsesientaensusilla,atraeasumujerhaciaél,apoyalacabezaensutripa,leacariciaelculoconunamano.

—Dentrodeunrato,igualsemeocurrealgo.

Anda, que si no me gustara tanto este imbécil, se dice Diana a símismamientrasrespiraelolordesumarido,sinomegustaratanto...

Después se sirveunacopadevino, losvamirando,unoporuno,yacabareconociendolodesiempre,quetodoesculpasuya.Ellaeslagranculpable, ella les ha convertido en unos inútiles, ella, haciéndolo todosiempre,haciéndolotodosola,cargandocontodoyconvenciéndoseasímisma de que puede con más, pero... ¿Y qué iba a hacer, viviendocompletamentesolaenunacasaencalada,enloaltodeuncerro,mirandoalmar,sintrabajarytodavestidadeblanco?

El22dediciembresehaceevidentequeel tintecaserodeDianaha

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sido el ingredientemás problemático de laNochebuena de losMartínezSalgado.Nadie,nisiquieraella,lohabríapensado.

—Yo este año no quiero cenar mucho, ¿eh, mamá? Y el turrón niprobarlo,queestoyarégimen.

Mariana, quehace unpar demeses interrumpió sin avisar su largonoviazgoconelordenadorparapasarsedeprontotodoeldíaenlacalle,yahora no hace más que hablar de política, del cambio climático, de laeconomíasostenibleycosasporelestilo,eslaprimeraensacareltema,pero su hermanomayor la sigue de cerca. Esa es otra novedad, porqueantesnisiquierasehablabanyahoraestánsiempredeacuerdo.

—Oye,papá,¿meprestasunaamericanaparaNochevieja?Esteañonovamosacomprarentradasparaningunafiesta.ElpadredeMateonosprestael localque tienevacíoal ladodelgarajeyasínosahorramoselgarrafón,quetodavíameacuerdodelaresacadelañopasado.

Pepe sufre más, porque se siente culpable. Se da cuenta de que suangustiaesfrutodeuntradicionalpruritomasculino,peroesonoaliviasusufrimiento. Tampoco el hecho de que siga ganandomás que sumujer,médicodelapública,conelsueldorecortadoysinpagaextra.Aéllehanquitado menos, sólo un diez por ciento del salario, pero después deescuchar el bello discurso del director general acerca de la solidaridadque la empresa requiere de sus empleados y la necesidad de que rementodosaunaparamantenerelbarcoaflote,hacobradosólolamitaddesupagaextra.Yahínosehaacabadotodo.

—Te juro que últimamente estás guapísima, Diana, te lo digo enserio.

Despuésdelacena,sequedansolosenelsofádelsalón.Susdoshijosvaronessevanalcuartodelmayorparajugarenlavideoconsolaysuhijase encierra en el suyo, como de costumbre, para que su ordenador nosufrademasiadoechándolademenos.

—Túquieresalgo,¿no?—Dianaseacercaasumarido, lebesaenloslabios,sedejaabrazar.

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—Sí, quiero exactamente eso que estás pensando, pero además...—Pepe se incorpora y lamira a los ojos—.Quiero que nopienses que teestoyhaciendolapelota,primeroporqueesverdadqueestásguapísimayluego,porquevoyadarteunamalanoticia.

Dianaseponetannerviosaquenisiquieraseacuerdadelatécnicadesumarido, que siempre tiende a exagerar los contratiempospara que alfinalnoloparezcantanto.

—¿Quéhapasado?—repasalafechayseapartadePepecomosilehubiera dado una corriente eléctrica—. No me digas que ha tocado elgordoentuempresayseteolvidócomprarlotería.

—¡No! —él se echa a reír—. Sí compré lotería, no ha tocado uncéntimo,yademás,porlamañananoshemosenteradodequeesteañonohaycesta.

—¡Ah, bueno! Qué susto me has dado —Diana sonríe, vuelve arecostarse contra su marido, levanta la cabeza, le besa en los labios—.Creíaquehabíapasadoalgograve.

Es grave, porque ya había decidido tirar del regalo de la empresa,esasbotellasqueantesdespreciabanylosmediocresembutidosquesolíanacompañarlas,paralacenadeNochebuena.Tienedineroahorrado,asíqueno es imprescindible, pero le habría venido muy bien. Este año hadecididoescatimar en losbanquetesy estirarse en los regalosdeReyes,sobre todo porque no piensa gastarse ni un céntimo en chorradas. Laculpabledetantasapreturaseslacasaconjardínquesecompraronenlacostahacetresaños,cuandolacrisisparecíaelanunciodeunapelículadecatástrofesyeldirectorde su sucursalbancaria lesofrecíaunahipotecasinlímites,osdoyunpocomásparalaobra,ponemosotropocomásparalosmuebles,¿yelseguro?,¿ylaalarma?,¿yunapiscinanovaisahacer?Peroleshacíatantailusión,llevabanveinteañossoñandoconesacasa,yahora...

—Bueno,puesyaestá—PepeMartínezseincorporaunpoco,cogeasumujerporlacintura,selasientaencima—.Yasehanacabadolasmalasnoticias.

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El 23 de diciembre, Diana Salgado entra en la cocina como unasPascuas, y descubre que de repente la cena de Nochebuena le traeabsolutamentesincuidado.

Mientrasenciendelacafeterayexprimemediadocenadenaranjas,sereplanteaenunmomentolosmenúsqueteníapensados,hablandoconsigomisma.

—Mañana—recapitulaenunsusurro,paraquelosniñosnolaoiganyseríandeellacomosiemprequelapillanhablandosola—,uncaldodeprimero, luego unos entremeses sin marisco, si acaso gambones olangostinos congelados, y en vez de cordero, un solomillo de cerdo enhojaldreopechugasVillaroy,quenunca lashehechoenNavidadperoalos niños les gustan mucho. Dan mucho trabajo, pero salen tiradas deprecio.Besugonidecoña,desdeluego,ycavasóloenNochevieja,queescuandohayquebrindar...

Nada tiene importancia después de una noche de sexo derrochador,meridional e irresponsable, como la que sumarido y ella le brindaronanoche a la directora del FMI y al gobernador del Banco de Españamientras se compensaban mutuamente, él porque no hay cesta, y ellaporque le ha sentado fatal que no la haya. ¿Y qué?, ha pensado hace unmomento, al mirarse en el espejo recién levantada, con un aspectoespléndidoaunquenohadormidonicuatrohoras.PuesentreunjamóndeGuijueloyesto...TodavíalemandounsmsnavideñoaljefedePepe,notedigomás.

Yentonces,alasochoycuartodelamañana,suenaelteléfono.

—¡Aurora! —Diana identifica el número antes de contestar—.Buenos días, guapa —porque siempre se ha llevado muy bien con susuegra,peroestamañanaleagradeceespecialmenteelpedazodehombrequetrajoalmundo—.¿Cómoestás?

—Muybien,hija.Tellamaba...—Dianaescuchaensegundoplanolavozdesusuegro,perodíselo,mujer,díseloya—.Quesí,Pepe,queyaselodigo,cállatedeunavez.Hayquever,¡quéhombremáspesado!—Dianaguarda silenciomientras su suegra se recupera—. Perdona, hija, que te

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llamabaporque...¿Quéhaspensadohacerparalacenademañana?

—Pues no lo sé todavía, Aurora, pero no te preocupes, quecenaremosmuybien.

—Ya,perocomoestástanliada,coneltrabajoyeso...Quesenoshaocurridoquellevamoslacenanosotros.

—Queno,Aurora,queno.Nohacefalta,deverdad.

—Quesí,mujer,queayernostocóelreintegrodedosdécimosyunaterminación,déjanos,porunavez...Mira,túhazuncaldo,quetesalemuyricoynodaguerra,yponeselvino,y los turrones,claro.Lodemás lollevamos nosotros, ¿eh?—y la mujer del primer Pepe Martínez ya noescuchalavozdelasegunda—.¿Diana?—sólounruidoextraño,comoeleco de una ventosa—. ¿Diana? —luego algo parecido a un suspiro—.Diana,¿estásbien,hija?

—Pepe, déjame...—eso es lo único que oye, después de un rato—.Pepe,queno,quevoyallegartardeatrabajar...—yestounpocodespués—.Bueno,perodéjameporlomenosquecuelgueatumadre...—yDianaporfincontesta—.¿Aurora?,bueno,quesí,quemuchasgracias,ahoratevoyadejarporque...Pepe,sevanalevantarlosniños,telodigoenserio...—aunquesurisadesmientetodassusadvertencias—.Ay...Tellamoluego,Aurora,graciasportodo.

Estamañana,PepeMartínezllegatardeatrabajar.

DianaSalgadono,porquesucentroestámuycerca.

Bueno,quesefastidien,piensa,mientrasllamaalprimerpacientedelamañana,pornohabernosdadolacesta.

El24dediciembre,a lasochoymediade la tarde, loúnicoquehahechoDiana es unaolla de caldoyunpicadillo dehuevoduro, pollo yjamón.Tambiénhallenadodosbandejas,unaconpedacitosdeturróndetodoslossabores,esosí,ylaotraconpolvoronessurtidosyfiguritasdemazapán.

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—¿Y esto vamos a cenar, mamá? —a juzgar por su mueca dedesencanto,aMarianayaselehaolvidadoqueestáarégimenriguroso.

—No,tranquila—aunquesumadrenoestámuchomenosinquieta—.Handicholosabuelosqueesteañotraenlacena.

—¿Sí? Pues... —en ese momento suena el timbre—. Deben de serellos,voyaabrir.

Sus abuelos viven en el barrio, pero esta nochehanhechounviajemuylargoparallegarhastaaquí.

LosdosnacenenlaterceradécadadelsigloXX.Élrecuerdadetalles,sonidos,imágenesdelaguerra.Ellano,perosicierralosojospuedeverlacartilladeracionamientodesufamiliaigualquesilatuvieraentrelasmanos.

Después los dos siguen pasándolo muy mal. Pepe está a punto deemigrar aBélgica, como suprimoArsenio, porqueva todos los años avendimiar aFranciay todos los años ledamuchapena irseymáspenatodavía volver. Pero en el que iba a ser el último de aquellos trenes,conoce a Aurora, una chica que va contratada como cocinera para losvendimiadoresespañolesyquenoquierevivirenelextranjero.Desdeelprimer momento le gusta mucho. Cuando la conoce, le gusta tanto quevuelveaMadridysequedaconella.

Suprimeracasaesuncuartorealquilado,ysuhijamayornaceañosantesdequepuedanpagarunpisodealquilerparaellossolos.Élllegaatenerhastacuatroempleosalavez.Ella,apartedeocuparsedelacasaydecriaralosniños,cose,metepasquinesensobres,repartepropagandaporlosbuzones,hacemuñequitosdefieltro,ylosdomingossevaalpueblodesuspadres,acomprarhortalizasquevendedespués,por lasmañanas,enunamesaplegablequeinstalaenlapuertadelmercadodeBarcelóconlaconnivenciadeunprimosuyoqueesguardiamunicipal.Entretanto,haymuchosdíasdedesesperaciónymuchasnochesmemorables.Esahasidosuvida,yalcaboningunodelosdoslahabríacambiadoporningunaotra.

—Pero,papá,mamá...

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Lanochedel24dediciembre,cuando lesveabrir lospaquetesquehan traído, gambas, quisquillas y una docena de cigalas gordas de lapescadería,jamónibérico,lomoysalmónahumadodelcharcutero,ydospatasdecorderoyaasadas,paracalentarunmomentoenelhorno,suhijolesmiracomosiestuvieraviendovisiones.

—¿Perooshabéisvueltolocos?

—No,hijomío—élesquiencontesta—.Loquepasaesquenotenéisniideadeloqueesunacrisis.Siyotecontara...

—Déjalo,Pepe—sumujersonríeyabrazaasunieta—.Noempiecesconlasbatallitas,queeresmuypesado.

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Al principio, Charo piensa en decírselo el día de Año Nuevo,aprovechandoelsimbolismodelafecha,añonuevo,vidanueva.

PeroenNocheviejasuhermanoPascualorganizaunacenaparatodalafamilia,yseemocionatantocuandosuotrohermano,Alfredo,ledaunabrazoylepideperdónpornohaberlaapoyadoantes,ytantocuandosusobrino Jaime se ofrece a diseñarle gratis la web, y tanto cuando suhermana Ana le cuenta que ya ha hablado con su cuñado Sebas, unaparejadorqueahora trabajadeporteroporqueestápasandoporunmalmomentoperoqueestaráencantadodeencargarsedelarestauracióndelacasa,queantesdelacenaempiezaabeberdemasiado.

Charonoseacuerdadelaúltimavezquehabebidoaeseritmo,perotienemuchomiedo, y su proyecto la excita tanto al mismo tiempo quesiguebebiendosinllevarlacuentadelascopasquevacía.Así,alascuatrodelamañanaestáconvencidadequeseencuentrabien,peroallevantarsedescubrequenopuedeandarenlínearecta.

—Acompañadmeacasa,porfavor—aunquesuhermanaysucuñadotampocoestánmuysobrios—,quecreoquemeheemborrachado.

Menosmalquetodosvivenenelbarrioyhanvenidoandando.

—¿Quieresquesubacontigo?—proponeAnaenelportal.

—No,no,siya...Yaestoymejor.

Lamejoríalealcanzaparasubirenelascensorcondignidad,abrirlapuertaal tercer intentoydesplomarsevestidaen lacama,aunqueunadelas veces que se levanta a vomitar se acuerda de quitarse el vestido.Cuandosedespierta,conunclavoatravesadoenlacabeza,miraelrelojydescubrequesonlascincodelatarde,asíquenohablaconsushijoseldíadeAñoNuevo.Bueno,pueslamañanadeReyes,piensaantesdevolveradormirse,lamañanadeReyesselodigo.

PeroeldíadeReyessiemprefuelafiestafavoritadesumarido.Yel6de eneropor lamañana,mientras todos abren sus regalos, se acuerdatanto de él, le duele tanto su ausencia, que renuncia antes de tiempo.

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Todavía estamos enNavidad, se dice, y enNavidad no se pueden decirestascosas,esmejoresperarunpoco,quitarelárbol,losadornos...

Por eso, y porque sigue estando muerta de miedo pero no puedeseguirviviendosindormirporlasnoches,haesperadohastahoy,quees10deenero.

—Espera, que nome acuerdo del título...—su hija cierra los ojos,frunce las cejas—. Porque lo que nos estás contando es una película,¿verdad?

No es una película, aunque todos han visto películas parecidas,familiadeciudadquesevaalcampo, jovenejecutivoamenazadopor lamafia que se esconde en una granja,madre soltera reconvertida en unaokuparural...Ellossonunafamilia,desdeluego.Ella,hastaquesequedóenelparo,eraunaejecutiva,directoradeldepartamentodemarketingdela filialdeunamultinacional farmacéutica,billetesenbusiness y hotelesde cuatro estrellas para arriba. Pero tiene cuarenta y nueve años, no esmadresoltera,sinoviuda,ysusdoshijosyanosonpequeños.Tampocomayores, porque siguen dependiendo de ella para subsistir, aunque elmayor se licenció en junio del año anterior como ingeniero agrónomodespuésderomperestrepitosamenteconsunovia.Esaesunadelasclavesdesuplan,quesuhijoyanotienenoviayesingenieroagrónomo.

—Pero... Pero no puedes hacerme esto,mamá—y lo que tiene quehacer Charo son esfuerzos para no echarse a llorar—. Yo escogí lacarrera porqueme gustaba, y la finca de los abuelos, pues sí, ahí está,algúndíahabráquehaceralgoconella,perotantocomomudarnosaunacasaenruinasenunpueblodeToledo,pues...

Ellatomaaireylescuentalaverdadconlapocadelicadezaquepuedepermitirse.SupropuestanoesunplanAporquenohayplanB.Tampocoes una oferta porque no tiene margen para eso. Se le está acabando elparo,laherenciadesumaridonovaadurareternamente,laalternativaesseguirviviendocomoanteshastaqueseacabeeldinero,ponerenventalacasa, alquilarhabitacionesmientrasno sevenda,desangrarse lentamenteen infinitasnochesenblanco,comersólopastayarroz,yhundirsecadadíaunpocomás.

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—Mis abuelos vivieron de esas tierras. Y sus padres, sus abuelosantes que ellos. Y todos vivieron mejor o peor, porque aquí estamosnosotros. Es una buena tierra, el olivar, la viña, ya lo conocéis. Mishermanosme la dejan gratis durante cinco años y, después, si las cosasvanbien,puedopagarlessuparteaplazos,ysino...Siemprehabrátiempoparavenderlo todo.Yo,desde luego, lovoya intentar.Esverdadque lacasaestámal,peronoesunaruina,Enrique.Ycuandosemuriólaabuela,Demetrio,elaparcero,nos llamóynosdijoquequeríaaprovecharparajubilarseporqueestáenfermoyyanopuedemás,aunquelosentíaporsushijos, que no tenían dinero para seguir pagando el arriendo y se iban aquedar en el paro. He hablado con ellos y están dispuestos a seguirtrabajando,igualqueantes.Hastaahora,hanidovendiendolascosechasacooperativas que lo compran barato, lo manufacturan, lo envasan, leplantan una etiqueta y lo venden caro. ¿Por qué no podemos hacernosotrosesoyquedarnoscontodo?Yosoyexpertaenmarketing...

—Demedicamentos,mamá—lerecuerdasuhija.

—Enmarketing—insiste ella con firmeza—.Ahora todo se vendeigual,yolosédesobra.Asíque,simedaispermiso,voyainvertirenestoeldinerodelsegurodevidadepapá,ysiosparecemal,sólolamitad.

—¡Ay,mami!—Rosaselevanta,cruzaelsalón,selesientaencima,laabraza como si hubiera vuelto a ser una cría—. Quédate con todo yperdóname,porfavor,perdóname...

Como su plan no es el guión de una película, Charo puede hacerconcesiones. Habría preferido alquilar el piso de Madrid, pero su hijatodavía está haciendo la carrera, y pacta con ella de buen grado. Si secompromete a pasar el verano en la finca, echandounamanoen loquehagafalta,puedeseguirestudiandoyviviendocomohastaahora,mientrasellaseocupadetodosolao...

—Yomevoycontigo,mamá—a lahorade laverdad,el ingenieroagrónomonovacila—.Cuentaconmigo.

Lanocheantesdelamudanza,Charonopuededormir.

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Laprimeranochequepasaensucasanueva,tampoco.

Extrañalacamaperosobretodoelfrío,lacrueldaddelaire,elhielode las sábanas, el silbido del viento que se cuela por las rendijas de lasventanasylosruidosdelcampo,elululardelaslechuzasqueladespiertancuandoconsigueadormilarseparaponerlelospelosdepunta.

Extrañasobretodolareaccióndesuhijo,quetodoslosdíassalemuytempranoconelcocheyvuelvealahoradecomerconungestoapagado,taciturno,y saleotravezpor la tardey algunasnochesvuelve contento,otrasno.

—¿Quétal?—preguntaellaconunnudoenlagarganta—.¿Quéhashecho?

—Puesnada,mirarlascosas.HeestadoconDemetrioyconsushijosrecorriendolafinca,hablandodecómolohanllevadohastaahora,deloquesepuedehacer...

—¿Yquépiensas?

—Puestodavíanolosé,mamá.Estoesmuygrande,tengoqueverlotodobienantesdedecirtealgo...

Asíellunes,yelmartes,yelmiércoles,yeljueves,yelviernesporlamañana.Porqueelviernes,alahoradecomer,Enrique,porfin,ledicelaverdad.

—Vamos a ver,mamá—empieza antes de probar la comida—. Lomás importantede todoesquemeescuchescon tranquilidadyqueno tedesanimes. Esta finca es la hostia, eso para empezar. Tienemuchísimasposibilidades, pero estámuymal llevada.Demetrio es un buen hombre,peronotieneniideadeloqueesunaexplotaciónagrícolamoderna.Enlamitad del terreno cultiva forraje, y eso no puede ser. El olivar hay quereplantarlo entero, porque los árboles son muy viejos y la tierra estáagotada.Lamaquinariaesinsuficienteytienecincuentaaños,loscultivosestánmalplanteados,aveceshastamalorientados,ynoloshaalternadocomo habría debido. Siento decírtelo pero, si queremos hacerlo bien,

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tenemosquedaresteañoporperdido.Hayquelevantarlotodo,regenerarla tierra, replantear la explotación, estudiar con mucho cuidado unproyecto que sea viable y rentable, pero lo vamos a hacer, mamá, lovamosaconseguir.Loúnico...Loúnicoesque,demomento,novamosapoder tocar la casa. Tengo que estudiar a fondo las subvenciones quepodemospedir,peroasíytodo,creoquevamosatenerqueconformarnosconcomprarunpardeestufas—yporfinsemetelacucharaenlaboca—.¡Quérico!Nosabeselhambrequedaelcampo.

—Pero...—Charono sabecómo leha salidoel estofadoporquenopuedecomer—.Pero,entonces...Alomejor,todoestoesunalocura.Alomejor, losensatoesrenunciara tiempo,volveraMadrid,vender lacasay...

—¿Qué dices?—y la expresión de Enrique al fin la tranquiliza—.Eso sí que no, eso sí que sería una locura. Ni hablar, mamá, nosquedamos,sólotepidounaño,unañoyyaverás,confíaenmí.Ydetodasformas, con la huerta podemos empezar ya. Lleva mucho tiempoabandonada,pero la tierraesbuena.Habráqueairearla,abonarla,pero...Mañana,siquieres,nosponemosatrabajar.

Eldíaquerecogesuprimerpimiento,Charoempiezaadormirmejorapesardelfrío,delosruidosinexplicablesqueladespiertanenmitaddelanoche,delcaprichosoululardelaslechuzas.

Ahora al fin ha descubierto que su proyecto sí era una película,porque su vida no se parece nada a lo que había imaginado, la plácidaexistenciadeunamujerdemediana edadquevive condesahogoenunaviejaypreciosacasaruralysubepaseandohastaunacolinaporlastardespararecrearseconlaapacibleestampadesuscampossembrados.

Apesardelasestufas,sucasasiguesiendounanevera.Lasventanasson tan viejas como los muebles, todas tienen el marco desencajado ydejan pasar el aire por más tubos de silicona que ella gaste intentandorellenarloshuecos.Elmóvilsólopillacoberturaenelexterior,dondeaúnnohayjardín,niporche,ninada,porquelosgastosquehaplanificadosuhijo se chupan todoeldinero,ypor las tardes, cuando subea la colina,sólovetierrarevuelta,agujerosdeárbolesarrancados,cercasviejas.Pero

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la huerta le da alegrías, yEnrique, que cadamañana parecemás feliz ycadanochevuelveacasamáscontentoconloquehace,lealegraaúnmásquevercrecer sus lechugas.Así,Charomantienea raya la tentacióndelarrepentimiento.

Después de cenar, los dos se sientan frente a la chimenea, searrebujandebajodeunamantayenciendenlatelevisión,aunquenuncalavenmásdediezminutos,porqueEnriquelepideenseguidaquesaquelasfotos.

Allí,entresenormesálbumes,estátodasuhistoria,ladelatierraylade su familia, y él nunca se cansa demirar los campos, los árboles, elhuerto que aparece siempre al fondo, detrás de unas figuras que sueleninteresarlemenos.

—¿Vesloqueteexpliquédelasacequias?Mira,mamá,antesibanporaquí, ¿lo ves? Yo creo que estaban mejor así, no sé cuándo lascambiarían...¡Anda!—ysinembargo,estanochecambiadeopinión—.¿Yeste?¿Eselabuelo?Quéguapo,¿no?Yosiemprelehabíavistomásfeoysinpelo.

—Es que no es el abuelo, hijo... O... —o sí, iba a decir, pero semuerdelalengua—.EseltíoAlfredo,aunqueporlovisto...

No, ahora no, piensa Charo. Cuando vivamos en la casa de lapelícula. Cuando suba a la colina y lo vea todo verde, se lo digo, quebastantesproblemastenemosya.

—Porlovisto,¿qué?

—Puesnada,queeramásguapoquesuhermano,¿noloves?

Charo nunca habría podido venirse a vivir a esta casa gélida yruinosasinelapoyodesuhermanoPascual.ÉlhablóconAna,convencióaAlfredo,loarreglótodoyacambiosólolepidióunacosa,porquetengoquecontárseloaalguien,Charo,tenéisquesaberloytúereslamayor,asíque...

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—¡Quéraro!¿EltíoAlfredo?—Enriquelamira,perplejo—.Nuncamehabíashabladodeél.

—Pues porque emigró, y se casó con una alemana y nunca volvió,poresodebedeser.Laverdadesqueyonisiquierameacuerdodeél—del que por lo visto ahora resulta que esmi padre, piensaCharo, de tuverdaderoabuelo—,peroyatelocontaréotrodía.Ahora,vámonosalacama,anda,queelcampodamuchosueño.

Allevantarsedelsofá,presientequevaadormirdeuntirónaunquelacausanotienenadaqueverconelritmodelavidaenelcampo.

Porquehaceunrato,cuandolehapreguntadoporAlfredoabriendomucho los ojos pero sin cerrar los labios del todo, Enrique le harecordadomuchísimoasuabueloPascual,elúnicoabuelomaternoquehaconocido,elhombreque,paraCharo,siemprehasidoysiempreserásupadre.

Pero también esta noche, en ese instante, con este viejo álbum defotos entre lasmanos,Charohadescubiertoque es capazdepensar conternuraenAlfredo,enlapasiónquedespertóensucuñadaRosario,enelamorquelesuniódeveranoenverano,sinquelamemoriadePascualseresientadelrepentinocariñoqueleinspiradeprontosuhermanomayor,elhombrequeengendróatodossushijos.

Yal acostarse, el sueño la fulmina tandeprisaqueni siquiera ledamargenparaindagarenlasauténticasrazonesdesuinsomnio.

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Coincidenenelprocesodeseleccióndepersonaldelaempresa,perose vieron por primera vez muchos años antes. Jaime lo recuerda.Consuelono.Élnoseloreprocha.Estáacostumbradoaquelagentenoseacuerdedeél.

Jaime no tiene nada de particular, y precisamente por eso pasadesapercibido.Noesaltonibajo,nollegaasergordoperodesdeluegonoesdelgado,tieneelpelocastaño,losojosmarrones,gafasdeconchayelestilopropiodeunchicoquesehacriadoenunafamiliadeclasemediapelada.Comosólotieneunahermana,heredasiempre,desdesiempre, laropadesusprimosmayores,especialmenteladelhijodesutíaCharo,suprimoEnrique,que sólo le sacacatorcemeses aunque,hastaqueambossalen de la adolescencia, aparenta ser dos o tres añosmayor que Jaime.Quesuprimofueramásaltoymásdelgadoqueélnuncalefavoreció,yporesosuelellevaraúnunachupaacolchada,parecidaaaquellasalasquerecurría cuando era unmuchacho para ocultar la tensión de los ojales,perpetuamente entreabiertos, de todas sus camisas. En eso ha consistidohastahacepocolavidadeJaime,entaparse,enescurrirse,ennollamarlaatención.Poresosubrillantezleasombratantotodavía.

Durante muchos años, su expediente académico hace juego con suaspecto físico. Suele sacar unas notas del montón, sin llegar nunca arepetiruncursoperoaprobandovariosenseptiembreparadesesperacióndesupadre,quenuncasecansaderecordarleelprecioqueélhapagadopor el error de no haber querido estudiar, ni de preguntarle si lo quequiere es pasarse la vida de pie detrás de un mostrador. Jaime jamásresponde, pero durante muchos años piensa en secreto que tal vez sudestino seaheredar el bar, sobre todoporque su rendimientonomejorademasiadoalempezarlacarrera.

Escoge la informática porque, a solas, en su cuarto, a lo largo detodasesasnochesdeviernesydesábadoenlasquelosnoviazgosdesusamigos lo van dejando sin planes, se siente escogido, poderoso, capazcomo nunca antes, aunque no se atreve a contárselo a nadie. De todasformas,lasasignaturasteóricasseleatragantan.Sóloalfinal,enlosdosúltimos cursos, su talento llama la atención de algunos profesores. Conmásdeveinte años, Jaimeprueba el sabor de lasmatrículas de honor y

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aprendequeesincomparablementedulce.

Desdeentonces,suprogresohasidoinversamenteproporcionalaldeConsuelo, la chica más guapa de su promoción, sobresaliente en lasasignaturasteóricas,mediocreentodaslasmateriasquenoseresuelvenabasedehorasdeestudio.Peronisiquieraesoessuficienteparaqueellalereconozca cuando coinciden en una prueba que Jaime solventa conmejoresresultadosqueningúnotroaspirante,yelprimerdíaqueambosempiezanatrabajar,lesaludacomosinolehubieravistonunca.

Apartirdeentonces,éllamira,peronisiquieradespuésdesuprimerascensoseatreveaacercarseaella.Traselsegundosí.Lecuestalamismavida bajar dos pisos, avanzar por un pasillo donde siente que todos lemiran como si supierande antemano lo queva a ocurrir, y entrar en elcubículodondeConsueloselimitaasonreírle,estirandosusimpatíahastalaexageraciónigualquesifueraunchicle.

—¡Ay, qué pena!Me encantaría ir contigo al SIMO, Jaime, pero esqueestoyliadísima.Notengotiemponiparatomaruncafé,telodigoenserio, así que... Mi hermana se va a casar, ¿sabes?, y ando de cabeza,preparándolotodo.

Aquella tarde, lo primero que ve Jaime al entrar en la feria por lapuerta reservada a los profesionales acreditados es la magnífica parejaque forman Consuelo y el director del departamento de RecursosHumanos,elejecutivomásguapo,elmásmujeriegoy,aunquelacrisisesapenas una sombra que se insinúa en el horizonte, obviamente el máscabrón de toda la empresa. Cuando pasa por su lado no le ven porqueestánapuntodemorrearseenmitaddelpasillo.Jaimetampocolessaludayseescurreatodaprisa,comoantes.Comosiempre.

Desdeesedía,novuelveaacercarseaConsuelo.Alfinyalcabo,eneltrabajotodoshandescubiertoyaqueesmuyinteligente,asíqueempiezaa creérselo él también y decide comportarse en consecuencia. Sigueascendiendoymirándolade lejos, eso sí, pero sólohasta que ella sedacuenta.Entonces, conuna disciplina implacable, orienta sumiradahaciacualquier otramujer que esté a su alcance, aunque cuando la ve, nuncalogradejardemirarla.

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Asíhanpasadocincoaños,tantoscomolasparadasdeascensorquemidenladistanciaentresuscarreras.

Hoy, Jaime piensa sobre todo en eso cuando la ve entrar en sudespacho.Porqueél trabajaenundespacho,anteunagrancristaleraqueofrece una espectacular vista aérea de Madrid incluso en esta oscura,lluviosa mañana de enero, y no en un cubículo de paredes de plástico,embutido entremuchos otros habitáculos idénticos, en el centro de unasala interior donde está perpetuamente encendida la luz eléctrica. No escorriente que los programadores de la planta baja, encadenados a lamonotonía del mantenimiento de las websmás vulgares, suban hasta elOlimpo de la sexta, donde residen los únicos y verdaderos diosescreadoresdeprogramas.Ysinembargo,aquíestáConsuelo,delantedesumesa,ofreciéndoleunadeesassonrisasdecaucho,tanelásticas,tansuyas.

—¡Joder, Jaime, menudo despacho tienes! Qué bien, ¿no? —y sesientaenunasillaantesdequeélabralabocaparaofrecérsela.

—Sí—estamañanaalfinseconsientemirarlaalosojos—.Lasvistassonestupendas—peroderepentenolegustaloqueve—.¿Yati,quétalteva?¿Puedoayudarteenalgo?

—Bien, no, es que... Hace días queme acuerdo de ti. Ya no te veonunca, como no usas el ascensor de la clase obrera...—hace una pausaparaqueJaimeleríaelchisteyélselimitaainsinuarunasonrisa,peronopronuncia una palabra—.Pues nada, que he pensado que es una pena, yquepodríamosquedaralgúndíaatomaralgo,nosé,uncaféo...

Jaime,quesiguesiendounhombrecorriente,nialtonibajo,aunqueabasedegimnasioyanoestániremotamentegordo,yllevaunasgafasdemonturaTruman,yropadebuenacalidad,porfinnuevaydesutalla, lamiraconatenciónyvuelveaveralachicamásguapadesufacultad,quesiguesiendolamujermásatractivadelaplantabaja.Élnotieneparejayningunadelaschicasconlasquehasalidosepuedecompararconlaquetienedelante.PeroJaime,¡ay!,esmuyinteligente,yporesolebastanunossegundos para analizar la situación de manera óptima. Porque es sucapacidadparaelanálisis,ynoelascensorreservadoalosocupantesdelasextaplanta,loquelellevacadamañanahastaesedespacho.

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JaimeanalizaaConsueloyconcluyequeesunachicamuyguapaquenohalogradocasarseconningunodelosejecutivosalosquehalogradoseducir,queestáaburridademantenerwebs,yquecuentalosmesesquelefaltan para cumplir treinta años con un sueldo mediocre, bastantespapeletas para el próximo reajuste de plantilla y ninguna expectativa demejorar excepto en el caso de que consiga enganchar al programadormejor pagado del edificio, ese chico insignificante que siempre, desdesiempre,haestadoenamoradodeella.

—Claro que sí, deberíamos vernosmás—contesta, y piensa que lavidaesunasco,perosigueadelanteaunqueleduela,yleduele—.Loquepasa es que... ¡Uf! Yo ahora mismo estoy liadísimo, ¿sabes? No tengotiempoparacafés,niparanada.

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Al ver la fachada llena de colgaduras pintadas, como banderasextrañas, Fátima coge a su marido del brazo y está a punto de decirle,mira, vámonos, que esto no es para nosotros... Pero Ahmed, su hijomayor, ya ha entrado en el vestíbulo y avanza por él como por unaalfombraroja.

—¡Ahmed,tío!

—¿Quépasa,coleguita?

—¡Québienquehayasvenido!

—NoveascómosevaaponerMarianadecontenta...

AMariana sí la conocen, porque es compañera del instituto de suhijo. Se han hecho tan amigos que Ahmed recurrió a ella, con unanaturalidadquelesdejópasmados,cuandolesquitaronlatarjetasanitaria.La madre de Mariana, médico en un centro de especialidades de laSeguridad Social, les recibió, se portó muy bien con ellos, les dio sunúmerodemóvilylesdijoquenosepreocuparan,queseguramenteensuambulatorio iban a seguir atendiéndoles igual, pero que al menorproblema la llamaran por teléfono y ya arreglaría ella lo que fuera.Aunque las cosashancambiadomuchodesde entonces.FátimapasópordelantedelCentrodeSaludhacepocoyvio la fachadacubiertade telasblancasconletrerosescritosconspray,unascolgadurasnomuydistintasde las extrañas banderas que identifican el edificio en el que acaban deentrar.Menosmalqueningunosehapuestomalotodavía.

TambiénlecuestatrabajoreconoceraMariana,porquevavestidadeunaformamuyextraña.Acabadeempezarfebreroyenlacalleluceunsoltramposo, radiante, como un torpe anuncio publicitario incapaz dedesmentir losnuevegradosquemarcanlos termómetros,peroella llevauna camiseta negra, una minifalda elástica de estampado de leopardo yunas medias de rejilla de agujeros tan gordos que deben de hacer elmismoefectoqueirconlaspiernasdesnudas.Nopegannadaconlasbotasmilitaresdecordonesdesatadosquecubrensuspies,perolomásraroessu peinado, mechas californianas rubias sobre su pelo oscuro y variasrastas por encima. Al principio, a Fátima le da un poco de vergüenza

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mirarla, pero sigue siendo muy amiga de Ahmed, tanto que vienecorriendoysecuelgadesucuelloparadarleunabrazoqueenelpueblode sus abuelos implicaría una promesa de matrimonio como mínimo.Aquíno,porqueSanti,queesecuatoriano,selesechaencimayyaesunabrazodetres,decuatrocuandollegaEdu, tanespañolcomolachica,ysoncomounapiñahumana,unmonstruodecuatrocabezasounequipodefútbolqueacabademarcarungol.

—Me alegro mucho de que os hayáis decidido a venir—MarianabesaprimeroalpadredeAhmed, luegoa sumadre—.Yaveréis lobienquevais a estar aquí.Todavíanohemos tenido tiempoparaorganizarlotodobien,perotenemosespaciodesobra.

Notardanendescubrirqueesoesverdad,porqueleshanadjudicadodoshabitacionesexteriores,espaciosas,comunicadasentresíporunsalóndonde encuentran hasta un sofá y una mesita recién recuperados de labasura,enelprimerpisodelantiguohotel.Nohaycamas,peroelloshantraído sus colchones, los que compraron para estrenar el piso de Pinto,aquella casa que al principio fue lamayor alegría, después la penamásnegradesusvidas.

Los padres deAhmed todavía no entiendenmuy bien lo que les hapasado,porquéaquelseñordelbanco,tansimpáticoqueencadavisitaleofrecíaunpuñadodecaramelosacadaniñoantesdelanzarseahacerunosnúmeros tanrisueñosqueparecíanguiñarlesdesdeelpapel losojosquenotenían,sehaconvertidoenunmuro,unaestatua,unamáquinadedecirqueno.Cuandofirmaronlahipotecasepusounamanoenelcorazónylesprometióquenoibaahaberningúnproblema.

—Siyosupieraquenoibanapoderpagar—ysuslabiossecurvaronparadejaralavistaunosdientesdignosdeunanunciodedentífrico—,nolesconcederíaelcrédito,comocomprenderán.

Luego,cuandoelmaridoperdióelempleoylamujerlamitaddelascasasdondeibaalimpiar,yanorecordabahaberdichoesonuncajamás.

—Así funcionan estas cosas, no es culpa mía—tampoco volvió aenseñarleslosdientes—.Estoesunbanco,nounaONG,yaseloexpliqué

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cuandolesconcedimoselcrédito.Opaganoalacalle,esunalástimaperonohaynadaquehacer...

Y ni siquiera les daba un triste caramelo a sus hijos cuando iban asuplicarlequeesperaraunpocomás.

Desde que el juzgado embargó su piso han vivido casi dos mesesdesperdigadosencasasdeconocidos.Elmaridoconuncrío,enuna.Lamujer,conlamáspequeña,enotra.Loshijosmayores,enotrasdos,todasde inmigrantesmarroquíes, vecinos del pueblo de sus padres.Hasta queAhmedlosreúneatodosunosdíasantesenunbardelaPuertadelSol.

—Escuchadme bien, hay una posibilidad de que volvamos a vivirtodosjuntosenunedificioocupado,enelbarriodemiinstituto.Lollevaunaasociacióndevecinosdeallíytengomuchosamigosdentro.SonlosmismosquemedieronaquelcajóndecomidaqueosllevéenNavidad,elque tenía aquellos paquetes de arroz tan raro, con letras chinas, ¿osacordáis?

Sumadresonríe,porqueseacuerda.Supadre,encambio,niegaconlacabeza.

—Eso es ilegal, Ahmed, eso no está bien, no se puede romper uncerrojoyentrarenunedificioasí,porlasbuenas...

—¿Yloquetehanhechoatiestábien,padre?

Losdossemiranuninstante,comosiestuvieranapuntodebatirseenduelo.

—Loquetehanhechoatieslegal,peronoestábien—insisteAhmedal rato—. Durante seis meses sólo hemos comido arroz blanco, hemosahorradodedondepodíamosydedondeno,hemosandadoconzapatosconlasuelarajada,hemosguardadohastaelúltimocéntimo...Túhassidolegal,¿yquétienes?Unrecibodecuatrocientoseurosalmesporunacasadelaquetehanechadodespuésdehaberpagadocasisesentamil,másdeloquevaleahora.Miscolegassóloquierenayudarte.Déjateayudar,padre.

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Asíhan llegadohastaaquí, aesteedificioextraño, llenode jóvenesextraños con un aspecto extrañísimo, y familias como la suya, algunasespañolas, otras extranjeras, latinoamericanas, eslavas, magrebíes,africanas, un laberinto de lenguas y colores por el que Edu, el mejoramigo deAhmed desde la escuela infantil, les guía sin perder jamás lasonrisa.

—Hemosconseguidoparavosotrosmantas,comida,materialescolary juguetes para los niños, lo encontraréis todo en la habitación.Hay unserviciodevoluntariosquelosllevaalcolegioporlasmañanas,luegoosdigodóndeestáparaqueapuntéisalosvuestros,siqueréismeencargoyodeellos...Ydentrodeunrato,cuandoosinstaléis,iráaverosunabogadoparatomarvuestrosdatos,averloquepodemoshacerconeltemadelahipoteca.

LospadresdeAhmed semiran, ella levanta las cejas, él insinúaunmovimiento de negación con la cabeza. Y sin embargo, media horadespués suenan unos nudillos en la puerta. La mujer vuelve a mirar almarido. Él se levanta, va a abrir, y encuentra a una señora de treinta ymuchos años, con un traje de chaqueta azul marino, zapatos de mediotacón, varias carpetas en los brazos y el gesto enérgico de una personaeficaz,acostumbradaaactuardeprisaysinperdereltiempo.

—Hola—lamadredeAhmedsonríealreconocerla—.¿Cómoestás?

—Muy bien, Fátima, ¿y tú? —las dos se besan ante el perplejosilenciodelhombrequelasmira.

—Es la madre de Edu —le informa enseguida su mujer—. Nosconocemosdelcolegio,delosfestivalesylasreuniones,dehace...¡Uf!

—Sí,muchotiempo.MellamoMarita—altenderlelamanosonríeyleenseñaunosdientesmenudos,irregulares,muchomásfeosquelosdeldirectordelbancoperodientes, despuésde tanto tiempo—.Apartede lamadredeEdu,soyunodelosabogadosdelaasociación.Necesitoquemedeistodoslosdatosdevuestrodesahucio.¿Habéistraídolospapeles?

Los han traído porqueAhmed les dijo que debían hacerlo, que era

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muyimportante.Seloentregantodoydespués,durantemásdeuncuartodehora,losdossequedandepie,muyquietos,muycallados,cogidosdelbrazo,mientrasMaritaescribea todavelocidad, rellenandoformularios,revisandodocumentos,parandoparasonreírlesdevezencuando.

—¿Tú crees que nos van a devolver el piso?—Fátima se atreve aresponderasussonrisasconesapreguntayantesdeterminardedecirlosesienteestúpida,porqueyasabeellaqueesonovaapasarnunca.

—No—peroMaritano lacensuraporpreguntarbobadas—.Esoesimposible, no quiero engañaros. Lo que voy a intentar es que cancelenvuestra deuda, que no tengáis que seguir pagando por él después dehaberloperdido.

—Eso ya sería bastante —reconoce Mohamed—. Porque antes odespuésnosecharándeesteedificio,¿verdad?

—Sí—Maritasequitalasgafasparamirarle,asienteconlacabeza—.Antesodespuésosecharán,nosecharánatodos.Peroocuparemosotro,porque Madrid está lleno de edificios vacíos y de familias que se hanquedado en la calle. De todas formas, eso no va a pasar mañana, y siconsigo librarosde ladeuda,paracuandonosdesalojen igualyahabéispodido alquilar un piso. Voy a solicitar para vosotros uno de alquilersocial,aversihaysuerte.

Yenseguidaselevanta,miraelreloj,searreglalaropa,sedespidedeellos.

—Vamosahacertodoloquepodamos—ledalamanoalpadre,besadespuésalamadreconlamismaenergía—,osloprometo.Loúnicoqueospidoesquetengáispaciencia,yquenodesesperéis.Estosprocesossonsiempre muy largos, muy pesados, porque los abogados de los bancoshacen todo lo posible para que nos cansemos. Pero ni vosotros ni yovamosacansarnos.Nunca,¿deacuerdo?

Cuando se quedan solos en la habitación, los padres de Ahmed seabrazan.

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Élnosefíademasiadodeloqueleshadicholaabogadapero,eneseinstante,despuésdemuchotiempo,seencuentraenpaz.

Ellano,porqueungusanitosepaseaporsustripas.Noeslaprimeravez que ocurre. El gusanito siempre se despierta cuando Fátima seenfrentaa lascosasquehacenalgunasmadresdefamilia,mujerescomoella, que han estudiado, y trabajan, y se mueven mucho más que loshombres.

Detodasformas,consucarrera,ysutrabajo,ylaasociaciónytodoeso,ellatampocovaaconseguirquenosdevuelvanelpiso,piensa.

Peronosesientemejor.

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Semetenenlacamasinhablar.Ambosestánsegurosdesaberloqueestá pensando el otro porque ninguno de los dos puede pensar en otracosa,perosemiran,sonríen,nodespeganloslabiosenunbuenrato.

—Pues...

Marisanoesconscientedehaberpronunciadoaquellapalabraenvozalta. Creía que se había limitado a pensarla, pero Roberto se incorporaenseguidasobreuncodo,lamira.

—¿Puesqué?

El23de febrerode1981, ella tieneveinte añosynohaacabado lacarrera. Roberto ya ha empezado a trabajar en un periódico, pero estáhaciendo el doctoradoy sigue siendo el responsable de supartido en lafacultad.Marisa,queleconsideraunfatuo,unniñatoengreído,ridículoyempachadodeautoridad, estáconvencidadequevaahacer la tesis sólopor seguirocupandoel cargo.Enaquella época se llevan tanmal comopueden llevarse dos izquierdistas españoles que militan en sectoresopuestosdelmismopartido,osea,peorimposible.Esoesprecisamenteloquelesacabauniendoaquellatarde.

Lareuniónseestáprecipitandohacialabroncamonumentalquesevevenir desde hace meses. Roberto ha amenazado ya con solicitar laexpulsióndetodoslosmilitantesdelsectorencabezadoporMarisa,yestáenumerando las razones por las que va a exigir que se la aparteinmediatamentede ladireccióncuando,de repente, seenterandequeuncoroneldelaGuardiaCivilestádandoungolpedeEstadoenelCongresodelosDiputados.NisiquieraesoescapazdelograrqueRobertocedalapalabra.Sinsoltarla,disuelvelareunión,anunciaquesevaalasedeapornoticiasylosmandaatodosacasa.

—Mevoycontigo—diceMarisaentonces.

—Ni lo sueñes—lamira desde arriba, con la barbilla levantada, yellareconoceasupesarquelaarrogancialesientabien.

—Puessí—yledatantarabiaquelevantalavoz,aprietalospuñosy

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echa los hombros hacia atrás—, porque soy la representante de unacorrientesignificativaynopuedesapartarmeasícomoasí.

—Muybien—Robertoadmiralospechoserguidos,prominentes,querealzan los estallidos de furia de su compañera—, pues vete por tuspropiosmedios.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo? —la furia de Marisa crece, sus mejillas secolorean, losmechonesqueenmarcansucara seescapande lacoleta—.Mira,notemepongaschuloporquesabesquenotengocoche.

—Pueseso,quetevasandando—ycuantomáschulosepone,máslegusta,ycuantomás legusta,másseenfurece,ycuantomásseenfurece,másatractivalepareceaél.

—Sí, hombre, pues que conste en acta—y una vez que arranca elproceso,ellayanopuedeparar.

—¿Queconstequé?—éltampoco,yencadapalabraquelearrojaalacabezalegustaunpocomás.

—Queeresunmachistaaficionadoalosprocedimientos...

—¡Bastaya!

Sóloentoncesmiranasualrededorparacomprobarqueestánenelcentrodeuncorrodemilitantesatónitos,unaveintenaderostrospálidoscomoelpapel.Elbedelquehachilladolespreguntadesdelapuertasieselespareceelmejormomentoparatenerunariñadeenamorados,ylosdossesonrojanalavez.

—Noestamosenamorados—diceMarisadetodasformas.

—No—confirmaRoberto—.Másbiensomosenemigos.

—Medalomismoloqueseáis.Todoelmundofueradeaquíahoramismo, vamos —el bedel señala el pasillo con el índice y el gestoinconmovible de un emperador romano—. Son órdenes del decano,vamosacerrarlafacultadhastaqueseaclarelasituación.

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Los dos bajan las escaleras sin hablar, cada uno arropado por losmilitantes de su propio sector, el mayoritario alrededor de Roberto, laminoríadetrásdeMarisa.Alsaliralacalle,ellalesiguehastaelcochesinpedirpermiso, él lo abre sindecirnaday losdosaprovechanelmismosemáforoparaconfesarqueestánmuertosdemiedo.

—Novaapasarnada,¿verdad?—Marisaseatreveprimero—.Perode todas formas deberíamos destruir los archivos, las fichas de losmilitantesy...

—Sí,yalohabíapensado—Robertosemuestradeacuerdoconellaporprimeravezdesdequeseconocen—.Paraesovamosalasede,paraquenosdigancómoestánlascosas.

No tienen tiempo para más porqueMadrid se ha convertido en supropioesqueleto,undecoradodeedificiosinertesycallesvacías.Nohaycoches,nohaypeatones,nohaygentepaseandoasusperros,niparejasdenovios, nimadres con niños, ni ancianos sentados en los bancos de losparques,sóloalgunasfigurasoscuras,encogidas,reunidasengrupitosenlas bocas de metro, como si esperaran una invasión extraterrestre o eladvenimientodelJuicioFinal.Así,lleganenunperiqueteaunlugardondenadielesdalabienvenida.

Yvosotros, ¿quiénes sois?, ¡quitadeenmedio!,pues sí, loquenosfaltaba,¿y losniñosestosquéhacenaquí?,quese larguenperoya,pueséchales tú, ¿y a mí qué me cuentas...? Un portazo, dos portazos, tresportazos,ysequedansolosenelcentrodeunpasillo.

—¿Yahoraquéhacemos?—preguntaella.

—Nolosé—admiteél,yeslaprimeravezqueMarisaleoyedeciresas tres palabras—, pero conozco a un compañero que trabaja en laprimeraplanta,vamosaverle...

Laguíaescalerasarribayabrecondecisiónlapuertadeundespachodondenohaynadie.Lamesaestátanbienordenadacomosisuocupanteacabaradeirsedevacaciones,peroaladerechahayunsofárojo,grande,

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memorable, donde se sientan a esperar. Como no saben qué estánesperando, empiezan a hablar, y como esta tarde están pasandomuchascosas que nunca han pasado antes, por una vez consiguen hablar sindiscutir.

Alratosedancuentadequeseestándivirtiendo,ycomosedivierten,pasande la conversación al coqueteo.Y comoestán solos en elmundo,abandonadosasusuerteenundespachovacío,enunedificiodondenadiepodríalocalizarlosporquenadiesabequiénessonniquéestánhaciendo,ycomo Tejero ha secuestrado el Parlamento y vete a saber qué pasarámañana,sebesan.Ycomolesgusta,sebesanmás.Ycomoentrelosdosnosumannicincuentaaños,lasituaciónenelsofárojoevolucionaaunavelocidad muy superior al ritmo que el destino impone a losacontecimientosenelCongresodelosDiputados.

Dehecho,haevolucionadoyaunpardevecescuandounapuertaseabreeneldespachodealladoyescuchanunavozqueconocendesobra,tancercacomosiestuvieraenlamismahabitaciónynoenelescenariodeun polideportivo, arengando amiles de personas, como otras veces. Alreconocera supropietario, losdosmiranhaciaarribaalmismo tiempoparacomprobarqueeltabiquequeseparalosdosdespachosnollegahastaeltecho.Enesemomento,Robertoquieremorirse,Marisatambién,peroambos siguen vivos, desnudos, callados, abrazados y aguantando larespiración.

—Hablatranquilamente—diceentoncesotravozconocida—,aquínonosoyenadie.¿Esverdadloquemehancontado,queestamosenlalistadeungobiernodeconcentración?

—Sí,perodéjamequeteloexplique...

—Osea,queoshabéisvueltolocos.

—No,deverdad,noesloqueparece,porquelasituación...

Mientraslosdosescuchanloquejamáshabríanqueridooír,Robertovuelve a besar a Marisa. No quiere seguir oyendo la conversación deldespachode al ladoy, por lamisma razón, ella le responde como si se

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vaciara entera por la boca. Después, sin hacer ruido, él le acaricia lospechosyellabajalamano,seaferraasusexo,losientecrecer.

—Quesejodan—susurraMarisamientrasseestirasigilosamenteenelsofá.

—Que se jodan—repite Roberto, mientras se tiende sigilosamentesobreella.

—EstoqueestápasandoesHistoriadeEspaña—dicealotroladodeltabiqueeldirigentepartidariodeentrarenungobiernopresididoporungeneral—.Tenemosqueestaralaalturadelosacontecimientos.

—No lo sabes tú bien...—Marisa vuelve a susurrar y a Roberto lecuestatrabajotragarselarisa.

CuandolosdosmiembrosdelaDirecciónabandonaneldespachodeallado,RobertoyMarisaselevantan,sevistensinhacerruido,sepeinanconlasmanos,sedanmutuamentesuaprobaciónysalenporseparado,élcincominutosantes,elladespués.

Susprecaucionesresultaninnecesariasporqueningunodelosdossecruzaconnadieantesdesaliralacalle.Allí,porfin,seechanareír,perosindarsemuchacuentavuelvenabesarse,aabrazarsecomosifueranlosdosúnicos supervivientesdeunaciudadapagada, tan silenciosacomosiestuvieramuerta.

Antesdedespedirse,secomprometenadarsedebajaenelpartidoaldía siguiente, pero ninguno de los dos llega a hacerlo. Porque, al díasiguiente,todosonbesos,abrazos,felicitaciones,relatosheroicos,plenosy exaltados, incompatibles con la sucia verdad que ellos conocen, laversiónquelesavergonzóalotroladodeuntabique.

Desdeesedíaydurantemuchosaños,laHistoriadeEspañapasaporsu memoria como una apisonadora, una máquina implacable, tanperfectamenteengrasadaquearatoshastaleshacedudardeloquesaben.El saldodeaquella tardeseconviertealmismo tiempoen lacifradesupropia vida.No abandonan el partido para ahorrarse explicaciones pero

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ambosdimitendesuscargosy,seismesesmástarde,sevanavivirjuntos.Hastaestanoche,quevuelveaserlanochedeun23defebrero.

—No, que...—ella se incorpora, mira a su marido—. Después deldocumentalquehemosvisto semehaocurrido...Loqueescuchamosenaqueldespacho,conlaqueseestáliando,pues...Claro,quesilocontamos,¿quiénsevaacreerunahistoriacomolanuestra?

—Nadie—élseechaareír,perosurisaseapagamuydeprisa—.Otodoelmundo,veteasaber.Alfinyalcaboeslaverdad,¿no?

—Sí—ella se deja caer entre las sábanas, se recuerda que es unaperiodistaenparo,quenotienenadaqueperder—,bueno,alomejor...

—A lomejor, ¿qué?—losojosdeRobertobrillandeprontocomoaquellatarde.

—Nada,nada—yMarisaacatasuvoluntadconalegría.

Perodespuésponeeldespertadorigualqueantes,cuandomadrugabauna hora más que su marido, y al día siguiente, no le cuesta trabajolevantarse.

Antes de ir a la cocina a hacerse un café, enciende el ordenador.Después de desayunar, se lava los dientes, se limpia la cara, se ponecrema, se viste y, a las ocho en punto de la mañana, Marisa Ferreiroempiezaaescribirunlibro.

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—Jaime,hijo,¿cómoestás?

—¿Yo?

Son lascuatrode la tardedeunmartesdelmesdemarzo.Dosdíasantes han comido juntos, como todos los domingos, así que el hijo noentiende muy bien la llamada del padre, pero contesta que bien, comosiempre.

—Ya,esque...—Pascualtitubea,serascalacabeza,encuentraunhilopor dónde seguir—.Tendrásmucho trabajo, ¿no?, peroyonecesito quemehagasunfavor.

—Claro,dime.

—Esquenotelopuedoexplicarporteléfono,esmejorqueloveastúmismo...¿Podríasveniravermeestatardecomoalasochoymedia?

—¿Tienequeseraesahora?—porqueJaimesaledel trabajohacialasseis,yvivecercadesuoficina,lejosdelbardesupadre.

—Pues sí, porque... —en ese instante una bombilla cálida, de luzsonrosada,seenciendeensucabeza—.Nomedigasquetehasechadounanovia.

—¡Papá!

LaquehagritadoessuhijaLucía,licenciadaenFilologíaHispánica,quehacecasidosañosse fueavivirconsunovioperocome todos losdías en el bar, con sus padres, porque vive en el barrio, trabaja comoencargada en una tienda de ropa del Mercado de Fuencarral y ganaochocientosnoventayochoeurosbrutosalmes.

—¿Perocómoseteocurrepreguntarleeso?¿Queréisdejarleenpaz?Mamáytúsiempreconlomismo,coño.

—No, papá—contesta Jaime al otro ladodel teléfono—,nomeheechadounanovia.

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—Losiento,hijo,esquetuhermana...

—Ya,siloheoídotodo.Daleunbesodemiparteynotepreocupes,quealasochoymediaestoyallí.

PascualcuelgaelteléfonoysevuelvehaciaLucía.

—Esquenoloentiendo.Tanlisto,tanbueno,coneltrabajoquetiene,ganandoloquegana...Noloentiendo.

—Alomejorsudestinoesestarsolo,papá.Oalomejornoloestá,alo mejor sale con muchas chicas y nosotros no nos enteramos. A lomejor...

Lucíasecalla,porqueniellamismasecreeloqueacabadedecirytampocoencuentranadanuevoqueañadir.

Pascuallamira,niegaconlacabeza,nodicenada.

Jesústardaalgúntiempoencomprenderloqueestápasando.

LaprimeravezquePascuallehabladeélnoleconocedenada,peroconocea supadre,Braulio, el camareroquecasi todos losdías le sirvealgo,eldesayuno,ounacaña,ounaspatatasbravas,oelgin-tonicconelquesepremiaavecesalgunasnoches,alvolverdetrabajar.

—Échale una mano, hombre... —Jesús mira hacia la barra y ve aBraulio agazapado en una esquina, limpiando por enésima vez unabandejaqueyabrillacomosifueradeplatamacizamientrasleespíaconel rabillo del ojo—.Yo lo conozco desde que era pequeño, y sé que esmuybueno,serio,currante,responsable,telodigodeverdad,perollevacasidosañosenelparoyestádesesperado.Sólo tepidoque ledesunaoportunidad,¿quétrabajotecuesta?

Jesúsvacila.El trapoque agita el padredeToni le conmueve tantocomolahistoriaqueacabadecontarlePascual,pormásqueseaunrelatovulgar, intercambiable por el de otrosmiles de jóvenes españoles de suedad.Jesúsllevamuchotiempodejándoseabrumarporlostitularesdelos

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periódicoscomoparadecirquenoy levantarsesinmás,ysinembargo,tarda en decidirse. Porque aunque sea el encargado del negocio, aunquelleve veinte años trabajando allí, no se siente seguro. En estos tiempos,nadieloestá.

—A ver, Pascual, está todo muy revuelto pero... Bueno, que vengamañanaaverme.Alasdiezenpunto,quenoseretrase.

AlasdiezmenosdiezdeldíasiguienteconoceaunchicodeveintidósañosquedejódeestudiarantesdeterminarlaSecundariaparatrabajarenla construcciónyganardurante algún tiempomuchomásdineroque supadre,luegobastantemás,despuéssólounpocomás,mástardelomismo,enseguidamenosyalfinal,nadadenada.

—Yoestoydispuestoahacerloquesea,selodigoenserio.

Esamismamañanalehaceunaentrevistaylegusta.Asujefatambiénle gusta, y los dos deciden ponerle a prueba en el almacén demerceríamásantiguo,másfamosodelcentrodeMadrid,ununiversoenminiaturadecintasybotones,galonesycremalleras,hilos,adornosyencajes,quepresume con razón, desde hace un siglo, de tener un muestrarioexhaustivodecualquiermercancíadelramo.Poresarazón,alenseñarleeldepósito, Jesús le advierte que el trabajo en la trastienda es exigente,complicado.

—Toma—enseguida ledemuestraporqué—.Aquí tienesunabolsaconveintegramosdeplumasyveintebolsasvacías.Conestoquieroquemepreparesveintebolsasdeungramodeplumascadauna.¿Deacuerdo?Venabuscarmecuandotermines,teesperoahífuera.

Aunque ha puesto a disposición del aprendiz una balanza deprecisión, Jesús sabe que el encargo es mucho más difícil de lo queparece. La mayoría de los aspirantes, él mismo incluido muchos añosatrás,logranentregardieciocho,avecesdiecisiete,unospocosdiecinuevebolsas con el peso exacto. Pero Toni llena veinte, ni una más, ni unamenos,y sigue trabajandocon lamismaconcienzudadisciplina,unafánde perfección que, después de las plumas, resiste la prueba de laslentejuelas, tanlivianas,y laclasificaciónpor tamañosocoloresdetoda

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clasedemenudencias.

Entonces Jesús respira, convencido de que el hijo de Braulio hahechoyalomásdifícil.Yelprimerdíaquelehacefaltaunapersonamásen el mostrador va a buscarle, le da una calculadora, una libreta, untalonario, le explica que tiene que apuntar los precios en un albarán ydárseloacadaclienteparaquepagueenlacaja,yseolvidadeél.

Porlatarde,justodespuésdecerrar,lacajeralellamaunmomentoyle confiesa que no entiende por qué no cuadran los números. Jesústampocoaciertaaexplicárselo.Losdossabenqueelproblema tienequeestarenelchiconuevo,porquelosdemásempleadosllevanmuchotiempodespachando sin contratiempos, pero ninguno de los dos lo dice en vozalta.Tampocohabríanpodidonuncaimaginarsucausa,laconfesiónqueJesús le arranca al día siguiente, con mucho esfuerzo, a un chicoconsumidoporlavergüenza.

—Si le cuento esto a la jefa, te va a echar—le advierte mientrassientequeaquel fracaso lecorrespondería tambiénaél,yaBraulio,yaPascual, a medio barrio—, porque en estas condiciones no puedestrabajar,niaquínienningúncomercio,loentiendes,¿verdad?

—No,porfavor—insisteToni—.Yoleprometoqueloarreglaré,deverdad, no sé cómo, pero... Por favor, demeotra oportunidad, una sola,porfavor.

—Loquetedoyesunasemanamásenlatrastienda.Unasemanayniundíamás.

Porque aunque Jesús todavía no se lo cree, lo que pasa es que estechicohonrado,concienzudo,trabajador,nosabesumarnimultiplicarcondecimales.Eseeselsaldodelabonanzaeconómicaespañola,delosañosde lasvacasgordas, lospelotazosquearrancarona tantosestudiantesdesus pupitres para ponerles entre las manos la manivela de unahormigonera. A Toni siempre se le habían dadomal las matemáticas ydejó el instituto de mala manera, demasiado pronto, con demasiadasasignaturaspendientes.

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—Amanosoyincapazdecalcularelpreciodelospedidosyconlacalculadoramepongotannerviosoquemeequivocolamitaddelasveces.Nolohagoaposta,deverdad,yointentohacerlobien,pero...Losiento.

—No, no lo sientas. Lo que tienes que hacer no es sentirlo, sinoponerteaestudiar.

CuandoJaimellegaalbar,encuentraaBraulioyasupadresentadosaunamesa conun chicomuy joven,muymoreno, que le pareceguapoinclusoconlacaradeformada,losojoshinchadosdellorar.

—¡Ya está aquí!—Pascual da una palmada para celebrarlo—. Ven,Jaime,hijo,mira,tepresentoaToni.TonieselhijodeBraulioyestáenunaprietoporque...¿Túcreesquepodríasenseñarleahaceroperacionescondecimales?

—¿Operaciones con decimales? —Jaime no entiende nada—. ¿Dematemáticas? —pero tres cabezas asienten para responderle al mismotiempo—.Puesclaro...Siesmuyfácil,pero...¿Porqué?

Empiezanesamismatarde.Jaime,queestáacostumbradoaenseñar,porquesesacabaundineroextradandoclasesparticularesdematemáticasmientrashacíalacarrera,pasacasidoshorashaciendocuentasconToniyle deja deberes. Al principio tiene la esperanza de poder resolverlos adistancia,porcorreoelectrónico,peroelgestodepavorquesedibujaenlacaradesualumnocuandoselopropone,lecondenaaperdertodaslastardes libres de la semana. Le fastidia, pero se aguanta, porque locontrarioeslomismoqueasumirqueelchavalvaaperdereltrabajoporsuculpa.

Al día siguiente, Toni le trae todos los deberes hechos, y alcorregirlos, Jaime encuentra pocos fallos pero insiste en el mismosistema,uncentenardeoperacionescorriendolacomayotrastantasparacasa. El tercer día, todas las sumas y las multiplicaciones están bienresueltas,yempiezanconlosproblemas.

—Aver,yotelodigoytúloapuntas,sietecorchetesa0,30launidad,cuatro metros de cinta a 0,48 el metro, y doce botones a 0,80, sin

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calculadora,vamos...

Asípasandosdíasmás,yelquinto,queesviernes,Jaimealternalascuentasy losproblemasdifíciles,yaunque ledejausarunacalculadora,Toniresuelvetodaslasoperacionessinella.

—Muybien,tío—encadaacierto,elprofesorlealabayelalumnoseponecolorado,perosólounpoco,porquelasatisfacciónpesayamuchomásquelavergüenza—.Muybien,asímegusta.

—No,sialfinalvoyavalerparaestudiarytodo.

—Perono lo dudes.Aver, vamos a hacer otromás... Siete botonesblancos a 0,47, seis botones dorados a 1,02, ocho botones marrones a0,72, catorce botones negros a 0,65, siete botones verdes a 0,71, nuevebotonesazulesa1,13,¿cuántomevoyagastar?

Antesdeaveriguarlo,Jaimeveentrarenelbaraunachicamenudayesbelta,conunalargamelenaoscura,loslabiosgruesos,losojosgrandes,queavanzaderechahaciasumesa.Alllegar,sequitalabufanda,elabrigo,enseña un vestido negro ceñido hasta la cintura y unas piernas muybonitas.

—TúdebesdeserJaime,¿no?

Élasienteconlacabeza,selevanta,recibedosbesosylosdevuelve.

—YomellamoLorena,soylanoviadeToni—yenseguidavahaciasunovio,lerodeaelcuelloconlosbrazosylebesaenlamandíbula,muycercadelaoreja—.¿Quétal?Voyunmomentoalbaño,ahoravuelvo.

Jaime la sigue con la mirada mientras su alumno empieza amultiplicarcondecimales.

—¡Quéguapa!—dice,comoparasímismo.

Toninoleescucha.

Pascualsí,peroseconcentraen labandejaqueestá limpiandohasta

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quebrillaigualquesifueradeplatamaciza.

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Hoyeslunes,ycomotodosloslunes,MaríaGraciallegaalbardelaestacióndemetrodondesueledesayunaralasochoycuartodelamañana,pero no ve al hombre que la ha mirado desde una esquina de la barradurantealgomásdeunaño.

La semana anterior ha probado con todos los horarios. Todos losdías,aprimerahora,seocupadelacasadedoñaMartina.Elmartes,aellanoleimportaquellegueunpocomástarde,peroalasnuevedelamañananoseencuentraconél.ElmiércolessecruzaMadridenmetro,desde laoficina que limpia más allá de la plaza de Castilla, para intentarlo amediodía, pero él no está en el bar. El jueves, a Sofía le da igual quelleguemediahoraantes,y tampoco leve.AMaritano la avisa,nohacefaltaporque su casa siempre estávacíapor lasmañanas.Comono tieneque darle explicaciones a nadie, el viernes baja al metro y pasa por lapuertadelbar tresveces,a lasochoymediayestá lloviendo,a lasdiezmenos cuartoyyaha escampado, a lasonceyveinteyha salido el sol.Peroa todashoras, laesquinade labarraqueparecíapertenecerlesigueestandoperfectamentedesierta.

MaríaGraciapiensaalprincipioquenotieneimportancia.Quizáshaencontradountrabajo.Quizássehaacatarrado.Quizássehaenfadadoconladueñadellocalyahoradesayunaenotrobar.Unavozensuinteriorledice que no es así, pero no quiere escucharla porque hacía mucho,demasiadotiempo,quenadielamirabacuandoélempezóamirarla.

—¿Quieresirtú,Miguel?

Esta mañana, la inspectora Raquel Fernández se dirige al agenteFerreirocomosinohicieratresmesesqueduermeconélunanochesíyotracasiqueseguramentetambién.

—Telodigoporquetúeresdeestebarrio,¿no?—peroleapoyaunmusloenelbrazocuandodejaunanotasobresumesa—.Losvecinosteconocenyestosasuntossiempresondelicados.

—¿Peroquéhapasadoexactamente?—lamanodeélrozaladeellaallevantarelpapel.

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—Nolosabemos.Lavecinadearribahallamadodosveces.Dicequehacevariosdíasquenoleve,quesugatohaempezadoamaullaraunquesiempre había sidomuy silencioso—Ángela de la Torre, compañera yeterna aspirante a novia de Ferreiro, levanta en ese instante la cabeza yFernándezdaelpasitoatrásdelostoreroscobardes—.Lehemospedidoquellamealtimbre,quegritesunombre,enfin,lodesiempre,peronoharespondido.

—Total—recapitulaMiguel—,unbonitocadáverparaempezarbienlasemana...

Lainspectoranodicenada,perosusojosparecenprometerleque,siencuentrauncadáver,yalecompensaráella.

—DelaTorre,vámonos.

ElagenteFerreiro,queharecibidoelmensaje,seacuerdadequeestáapuntodeempezarlaprimaveraysaledelacomisaríademuchomejorhumor.

Elmartesdelasemanaanterior,AntonioGarcíayanosalealacalle.

Cuando se despierta, se levanta, va al baño, registra todos losbolsillosdelaropaquesequitóeldíaanterior,vacíaelcajóndelamesillay cuenta el dinero encima de la colcha. Tiene doscientos treinta y ochoeurosentotal.Lasemanapasadalehabríanparecidounafortuna.Hoyno,yano.

Lanocheanterior,cuandollamaacasadesuhermana,lerespondesucuñado.Queyaestábien,vuelveadecirle.Queesunmalnacido,unvago,uncabrón,unmiserableyqueseacabó,queestoyasehaacabadoyestavezdeverdad.Noes laprimeravezqueAntonioescuchaestaspalabraspero,hasta anoche,oíadespués aRosario enfrentándose con sumarido,gritándolequelascosasnoeranasí,yluegounportazo.Peroestaveznooyenada,porqueRosarionoabrelaboca.

Antoniosequedadespiertohastamuy tarde,apurando loquequedade la última botella de la cesta que roba del portal de al lado unos días

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antesdeNavidad,mientraselmensajerohablaporelporteroautomáticocon sudestinatario, un señormuy sordoqueno entiende lo que le dice.Desde su propio portal, Antonio oye los gritos, la desesperación de unpobrecolombianoquesedapordespedido,perocomolacasaquelehaprestado su hermana es un bajo, entra enseguida, pone la radio a todotrapoyestáoyendovillancicoscasitreshoras.

Aquellatarde,nisiquieratocaelpapeldecelofán.Sientequeloquehahechoesmásquecaermuybajo.Loquehahechoesdescenderhastaelsubsuelo del sótano del fondo, aunque desde allí todavía se animapensando que al día siguiente puede devolver su botín. Pero al caer lanochellegalased,yprontotienetanta,tantased,quesediceasímismoque,siempiezaunabotella,puededevolverloquequedadelacestaaldíasiguienteynadiesevaaenterar.Antesdeabrirelenvoltorio,desprendeelsobre, saca la tarjeta, ve el anagrama de un banco y recuerda que losbancosnoperdonan.Si ladevuelvo,me trincan, seguro,piensamientrastiraelcelofánylatarjetaalabasura.Despuésdeabsolverseenuninstantea símismo,noesmiculpa,es la fatalidad,vacía lacestamuydespacio,escogeunabotella,laabreyempiezaabebérsela.

La cesta le dade comerdurantemásdeunmes, porque comemuypoco.Conelvinoyloslicoresacabamuchoantes.Bebedemasiado,perorenunciaaterminarlaúltimabotella,unanísespeso,dulzón,porquedejaenelpaladarunregustoamargoqueleponetriste.

Elmartesporlanochesiguesingustarle,perosebebeloquequedamientrasesperalallamadadesuhermana.

Elamanecerllegaantesdequesueneelteléfono.

Elviernespasado,alasonceyveinte,MaríaGraciaentraalfinenelbardelaestacióndelmetrodondeseencontrabaconélcadamañana.

—¡Aleluya!—lasaludaMariCarmendesdedetrásdelabarra—.Latardona,yacreíaquehoynoibasavenir.

—Sí,esque...

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—Pues el caso es que me ha parecido verte antes—dice mientrascarga la cafetera—. ¿No has pasado tú por aquí como a las diezmenoscuarto?

—Sí, es que... —pero esta vez completa la frase, porque la hapreparadodeantemano—.Bueno,quealaseñoraselehabíaolvidadounacosayhavuelto,yhebajadoadársela.

—Puesyanoquedanporras.

—¿No? Pues ponme churros —en ese momento, la tragaperrasempiezaacantar.

Serafín, el parado de larga duración que antes hablaba de vez encuandoconelhombrealqueellabusca,sueltaunacarcajadamientraslamáquinaempiezaaescupirmonedas.Las recoge, las llevaalmostrador,pide un pincho de tortilla, un rioja, y se dedica durante un buen rato aclasificarlasenmontoncitos.

—Trescientos cincuenta euros—proclama al final—. No está mal,¿eh?Eldíaquemesaqueelespecial...

EstátancontentoqueMaríaGraciaseatreveadirigirseaél.

—Yapuedeustedinvitarasuamigo,¿no?—Serafínlamiracomosino la entendiera—.Sí, hombre, ese señor que antes desayunaba siempreconustedyquehacetiempoquenoviene...

—¿Antonio?—MaríaGracianodicenadaperolacamarera,quehaasistidodesdedetrásdelabarraalsilenciosoidilioentresusdosclientes,asienteconlacabeza—.Pueselcasoesquenosédóndesehabrámetido.¿Tú sabes algo, Mari Carmen? Hará por lo menos diez días que noapareceporaquí.

—Alomejorhaencontradotrabajo.

—¿Antonio?—vuelveapreguntarSerafín,abriendomucholosojos.

Lacamareraseconformaconnegarconlacabeza.

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—Policía—al ver cómo se entreabren las rendijas de una mirillaantigua, igual a la que ha sobrevivido en la casa de su madre, MiguelFerreiroseidentificaconsuavidad—.¿Noshallamadoustedestamañana?

—Esperaunmomento...—primeroescuchaelchasquidodelamirilla—.Espera,porqueesavoz...—luegoelruidodelacadenaaldesprendersedel seguro—.Me parece que tú eres...—y por fin se abre la puerta—.¡MiguelitoFerreiro!Erestú,¿verdad?¡Quéalegría!

—Doña Paula—Miguel apenas puede pronunciar el nombre de sumaestradeprimariamientraslosbrazosdelaancianaleestrujancomosiquisierahacerleunallavedejudo—.¿Cómoestáusted?Fuerte,yaveoquesí.

—Estoybien,hijo—yestiralasmanoshastalacaradeMiguelparapellizcarle las mejillas—. ¡Pero qué guapísimo estás, Pelusín! Pasad,pasad...

Miguelnosevuelveamirarasucompañera,peroescuchalarisitadeÁngelaycalculalasqueleesperanalvolveralacomisaría.

—Siéntateenlamesacamilla,quetengoencendidoelbraseroyestácalentito...Tútambién,hija.¿Quéqueréistomar?

—No—Ferreirosesienta,lehaceungestoasucompañeraparaquele imite—. Muchas gracias, doña Paula, pero no vamos a tomar nada,estamostrabajando.¿Seacuerdadequenoshallamado...?

—Sí,claro,claroquemeacuerdo,perohayquever,¡cómotesientaeluniformedebien,Miguel!Tumadrenomehabíadichoquetrabajasdepolicíayesoquelaveodevezencuando,enelmercadoy...—elagenteFerreiro se inclina hacia delante y la anciana interpreta esemovimientoantesdequetengatiempoparahablar—.Ya,Antonio,eldelbajo,quemetienemuypreocupadaporquehacedíasquenoleveo.

—Esoes.¿Ustedleconoce?¿Sabesitienealgúnproblema?

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—¿Alguno?—doñaPaulafrunceloslabiosymueveunamanoenelaire,comosiseabanicara—.Todos,hijo,elpobrehombretienetodoslosproblemas delmundo y algunomás.Yo le conozco desde hace tiempo,porque antes, mientras teníamos, su hermana era la portera y por esocuandovendieronlospisossequedóconelchiscón.Antoniotrabajabaenelmetro,enlostalleres,creo,peroleecharon,noencontróotrotrabajo,seseparódesumujer,se leacabóelparo, total, lacancióndesiempre...Haceunosmesessevinoaviviraquí.Suhermanaledejóelpiso,quenoesniunpiso,claro,loquesediceunchiscón,undormitoriochiquitito,unaseo,elcuartoquedaaldescansilloyanteseralaportería,yunacocinitadenada.Pero le quieren echar.El otrodía vino su cuñadoymontóunabronca que para qué, porque quieren alquilarlo, ya ves tú, alquilar esecuchitril, que no tendrá ni treinta metros... —doña Paula niega con lacabeza y los policías advierten que está de parte del inquilino—.Yo nodigo que no tengan derecho, porque ser, suyo es, y ellos también loestarán pasandomal, como todo elmundo, pero... ¿Y adónde va a ir elpobre Antonio? Él es un buen hombre, te lo digo de verdad, un buenhombre,peroconlaruinaquelecayóencima,ledioporbeber,y...Enfin,quetelopuedesfigurar,unatragedia,Pelusín.

—Ya—pero esta vezÁngela no se ríe—.De esas vemos todos losdíasunascuantas,doñaPaula.

El miércoles, Antonio García sale a la calle y se compra mediadocena de botellas de whisky de malta, el mejor que encuentra, el máscaro que puede pagar con doscientos treinta y ocho euros. Comida nocompra,¿paraqué?Nomerecelapena.

El miércoles, Antonio bebe, piensa, bebe, se decide, bebe, seacobarda, bebe, explora las posibilidades que le quedan, bebe. Tienecincuentayseisaños,estudiosprimarios,entodasuvidasólohatrabajadocomomecánico delmetro, hace seismeses que agotó la prestación pordesempleo, es alcohólico, no tiene hijos, ni padres, ni familiares a sucargo,noconoceaningúnabogado,unavezpreguntópor lossubsidiosde integración, esos cuatrocientos euros que le dan a tanta gente, y ledijeronqueaélnoselosibanadarnidecoña.

No ha vuelto a preguntar. No va a encontrar ningún empleo nunca

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más.Notieneestómagoparavivirenlacalle,paradormirenunalbergue,paracomerdecaridad.Nolohaintentado,perosabequenoseríacapaz,aunqueelmiércoles, cuandosedesplomavestido,borracho,en lacama,notieneningunaganademorirse.

El jueves se despierta sin ninguna gana de estar vivo. El jueves,Antoniobebe,sedecide,bebe,seacobarda,bebeyllamaasuhermana.Nopuede, porque el teléfono ya no tiene línea. El cabrón de su cuñado hadebidode llamarparaque lacorten.Sudormitorioesmuyoscuro,peroentraalgodeluznaturalporlamañana.Antonioapuestaconsigomismoaquetampocohayluzeléctrica,ycuandopulsaelinterruptor,descubrequeha acertado. Se sienta en el chiscón, abre un poco la ventana que da alportal,ya larendijadeluzquellegadelacalleparaagrandarsecuandoalgúnvecinoentraypasaporsulado,bebe,sedecide,bebe,seacobarda,bebe.Al acostarse, descubre que ha progresado. El jueves por la nochetampocotieneyaganasdevivir.

Elviernesbebe,sedecide,bebe,estádecidido,bebe,noloduda,bebe.Losienteporella.Sólolosienteporellay,alpensarlo,dejadebeberparapoder escribir antes de ser incapaz de hacerlo.Busca un papel, un boli,abre lapuertadelchiscón,salealportal,enciende la luzycomponeunacartadedespedidasóloparaella,eneldorsodelavisodesuspensióndelsuministroquealgúnempleadodelacompañíadelaluzhacoladodebajodelapuerta.

BARDEMARICARMEN,escribeenmayúsculas,ylosubraya.

METROBILBAO,tambiénenmayúsculas,tambiénsubrayado.

Después, como no sabe cómo se llama, pone «Para Ella» y dospuntos. Entonces vuelve a apagarse la luz. Mientras sale a pulsar elinterruptorpiensaenelmensajequevaaescribir.

«Lo siento mucho. Siento no haberte conocido.Me habría gustadomucho,porquetúmegustasmucho.Peronopuedomás»,escribe.

Y debajo su nombre, «Antonio», sin rúbrica, sin firma, sólo sunombreenminúsculas.

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Semueredeganasdevolverabeber,peroantestienequehacerotracosa. Entra en la cocina y, a tientas, busca en un armario una caja deansiolíticos que tiene guardada desde hace casi un año, de una vez queRosariovinoabuscarlo,ylollevóalCentrodeSalud,yunmédicomuyamableseladiodespuésdeinscribirloenelProgramaNacionalcontraelAlcoholismo. Nunca volvió por allí, pero tampoco tiró la caja y seacuerda de dónde la guardó. Allí mismo la encuentra y con una últimahebrade sobriedad sedicequeya, igual, están caducados, pero le da lomismo.

El viernes a las once de la noche, Antonio García abre su últimabotella de whisky bueno y se toma los ansiolíticos en tres puñados,alternándoloscontragosdemalta.

Después sigue bebiendo, pero no le da tiempo a acabarse la últimabotella.

Estamañana, lunes,elagenteFerreirosacalaganzúapero,antesdeusarla,empujalaventanadelchiscónyseabresola.Después,lebastaconmeterlamano,descorrerelcerrojoyabrirlapuerta.

—Nohacefaltaqueentre,doñaPaula—laagenteDelaTorreentradetrásdeél—,yamiramosnosotros.

Entonces pisa algo que parece una botella vacía y está a punto decaerse.

—Enciendelaluz,Miguel,quenosvamosamatar...

—Estácortada—eneseinstantesucompañeradistingueelhazdeunalinterna—.Yaloheintentado.

El cadáver está boca arriba sobre la cama. Las dos linternas lorecorren coordinadamente, deteniéndose primero en la expresiónabotargada y sin embargo plácida de su rostro, después en la caja demedicamentosqueestáencimadelamesilla,porfinenelpapeldobladoquehayasulado.

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—Suicidio,¿no?—suponeÁngela.

—Claro —Miguel dirige la luz hacia abajo y comprueba que lassuelasdesuszapatosestánpegajosasporquepisanlosrestosdeuncharcodewhisky—.Ahítieneslanota.

Después de redactar el informe, el agente Ferreiro fotocopia lamisteriosacartadedespedidadeAntonioGarcía,salealacalle,vadandounpaseoalaestacióndemetrodeBilbao,bajalasescalerasyentraenelprimerbarqueencuentra.

—Hola—traslabarrahaydoschicosjóvenes,peronuncasesabe—.¿EsteeselbardeMariCarmen?

—Sí—contestaunodeellos—,esmimadre—ysevuelvehaciaunacortinadetubosdeplástico—.¡Mamá!

MariCarmenlee,setambalea,seatusaelpelo,vuelvealeer.

—¿Ustedloentiende?—preguntaelpolicía—.¿Sabeparaquiénes?

—Sí—ysesecaunalágrima—.Loentiendo,séparaquiénes...¿Quéhago?¿Selodoy?

—Porfavor.Ypídalequesepaseporlacomisariacuandopueda.Nolavamosaentretenermásqueunminuto,peronecesitamosquefirmeunadeclaraciónyleentregaremoslanotaoriginal.

AntesdesalirdelacasadedoñaMartina,MaríaGraciaestornudatresveces.

—Abrígate bien, hija, y toma algo, que parece que hay un virus oalgo así. Qué lata, todas las primaveras pasa lomismo. Nos tiramos elinvierno deseando que llegue el buen tiempo y en cuanto sale el sol...¡tomavirus!Sinoesuno,esotro,yentreesoylasalergias,estátodoelmundoigual.

MaríaGracia tiene que ir a limpiar la casa deMarisa, pero decidepasar por el bar un momento porque se le ocurre de repente que a lo

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mejorélhapilladounvirus,quedespuésdeunasemanayaestarácurado,yqueigualleapetececelebrarloconunacopadecoñac.

Marisaestáescribiendo,yhastalascuatroymediadelatardenosedacuentadequeMaríaGracianohavenidoalimpiaryellanisiquierahacomido.

Mira el móvil, ve tres mensajes de su asistenta, supone que estaráenferma, como todo el mundo, decide que no tiene hambre y sigueescribiendo.

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Adelabajaenseguidaalacalleacomprarlosperiódicosyalvolvernoseleocurreencenderlaradio.

Cualquierotrodíaquizáshabríaescuchadolavozdesunietoconeldesayuno,porquedosañosantes,cuandoPepeyDianaestrenaronlacasadelaplaya,suprimogénitodecidióquedarseapasarelveranoenMadrid.Comoacababadeenamorarselocamentedeunachicaperonosabefreírun huevo, se instaló en casa de su abuela y la aficionó a escuchar eseprograma tan gamberro, repleto de chistes y bromas con micrófonooculto,queaéllegustatantoyellatodavíasintonizaalgunosdías,cuandoensumatinalfavoritohablandeeconomíaoemitenalgunaentrevistaquelaaburre.Desdequepasaronaquelveranojuntos,AdelayJosetienenunvínculo propio y distinto, especial, del que también forma parte unprogramaderadiodesconocidoparaelrestodelafamilia.

Adela,profesoradegriegojubilada,habríadadocualquiercosapornomadrugarcuandodabaclasesenuninstituto,peroahorasonmuyraroslos días en los que consigue dormir dos minutos más que entonces.Quienes la conocen saben que a su pesar madruga mucho, pero hoy,cuandosuenaelteléfonoalasochoyveinticincodelamañana,seasusta,yalescucharlavozdesuhija,seasustatodavíamás.

—¿Qué ha pasado? —y no le concede margen para responder—.¿Han llegado ya? ¿Quieres que vaya? ¿Ha habido detenidos? ¡Quéangustia,Diana,hijamía!

—No,mamá,noeseso.

—¿No? —y Adela se queda perpleja, porque hace más de dossemanas que Diana no habla de otra cosa que del cierre del Centro deSalud programado para esa misma tarde—. He mirado todas lasprevisionesdetodosloscanalesydicenquevaaestarnubladoperoquenovaallover.MehadicholaporteraquelesllevehuevosalasClarisas,queesonofalla,peroyalehedichoquesilosllevoyo,conlafamaquedebodetenerenelcielo,seguroquediluvia,asíque...

—Que no, mamá, que no es eso. Espera un momento. ¡Mariana!Cuéntaseloalaabuela,túquelohasoído.

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Elteléfonocambiademanosyunavoztorrencial,agudayfuribunda,estallaeneloídodeAdela.

—Hola, abu—ahora es su nieta quien no le da la oportunidad deresponder a su saludo—. Lo que ha pasado es que esa guarra, cerda,asquerosa,hapuestoenridículoaJosedelantedemediaEspaña,yahora,encima,lehadejado.

—Mariana...—aAdelalehacemuchagracialasúbitatransformacióndesunieta.

—¿Telopuedescreer?¡Lehadejado!No,siquésepodíaesperardeesa pija, facha demierda, votante del PP, que lleva bragas rosas con elbordedeflorecitas.

—Mariana...—esa adolescente que en seis meses ha pasado de fanadictaalosyoutubersaactivistaradicaldecualquiercausajusta.

—¿Queporquélosé,mamá?¡Puesporquelosé,porqueselasviunavez!

—Mariana...—esametamorfosisqueasuspadreslesalarmaynolesacabadeconvencer,peroqueaellasílegustayqueasuabuelolehabríaencantado.

—Ah,¿loquevota?¡Puesesonolosé,peromeloveovenir!

—Mariana...Aver,hija,cuéntameloenordenquenoentiendonada.

Así,Adelaseenteradeque,hacemediahoraescasa,sunietohacaídoenunadeesasbromaspesadasquelediviertentantocuandoselashacenalosdemás.Sunoviallamóalprogramaparaponersufidelidadaprueba,unalocutoradevozacariciadoraselehainsinuadoduranteunbuenratoy,en efecto,mediaEspaña ha escuchado a Jose cediendo a la tentación dequedar con una desconocida e, inmediatamente después, a su noviadejándoleenpúblicoconelargumentodeque,paraella,loquehahechoeslomismoqueponerleloscuernos.

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—Puesmenosmal—concluyecuandosuhijarecuperaelteléfono—,delaquenoshemoslibrado,¿no?

—Ay,mamá,ya sabíayoque ibas adecir eso—yAdelapercibe lasonrisadeDianacomosipudieraverla—.Mira,estascosas lashaces túmuchomejorqueyo,yyatengobastanteconlodelcierredelcentro,asíquelehedichoaJosequevayaacomeratucasa,¿vale?Quesí,Mariana,quesí,quetútambiénpuedesir.¿Aquepuedeirellatambién,mamá?

Empiezaahacerlacomidaalasdosdelatarde,comounaconcesiónasusinvitadosespeciales.

—Hola,abu—Marianallegaprimero—.¿Aquéhuele?

—Acanelones—confiesaAdelamientrasbesaasunietaenlasrastasresponsablesdeladesesperacióndesumadre.

—¡Ay,quéricos!

Lapastaesdeesasprecocinadas,queseablandametiéndolaunratoen agua caliente. El tomate es de bote, pero la carne es auténtica y elsofritodecebollatambién.Lomástrabajoso,labechamel,esungestodeamorasusnietos.Yanolahacenunca,perolesiguesaliendomuyrica.

Alastresenpunto,Jose,veintiúnaños,tercerodeMedicina,entraensu casa arrastrando los pies como un condenado a muerte, la cabezagacha,losojosfijosenelsuelo.

—Yalosabes,supongo...

Le mira un momento y siente un arrebato de ternura al verle tancolorado, las mejillas ardiendo de vergüenza. Claro, que igual seguíalocamenteenamoradodeesa imbécil...Entonces le abrazacon fuerza, lebesamuchasvecesysacatreslatasdelanevera.

—¿Túyabebescerveza,Mariana?

—Abu,porfavor,cumplodieciochodentrodenada.

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Adelasonríe,omitequesietemesesnosonnada,yletiendeunvasocon la espuma justa, ni mucha ni poca, porque eso sí que sabe hacerlobien.Despuésdeservirlasotrasdos,sesientaenfrentedesunieto,alladodesuhermana.

—Mira, cariño, ¿sabes por qué te ha mandado tu madre a comeraquí?Puesporquemeconoce,ysabequecuandohacelascosasmal,yosiempreselohedicho,yavosotrosigual,¿ono?—Jose,sorprendidoporaquel principio, asiente con la cabeza sin dejar de mirarla—. Cuandodijistequeibasadejardeestudiar,telodije,cuandoempezasteapasartecon los porros, te lo dije, cuando te paró laGuardiaCivil conduciendounamotosincarné,tedijequeteestabasequivocandoperonoteregañé,sólo te lodije,¿teacuerdas?—JosevuelveaasentiryMariana le imita,porqueella también seacuerda—. Intentéquecambiarasdeactitud,perono que te convirtieras en otra persona. Porque nunca he pretendido queseasinfalible,niunavíctima,nielmejorhombredelmundo,¿esverdadono? —y sus nietos ya parecen dos muñecos de cuerda que sólo sabenmoverlacabezaadelanteyatrás,adelanteyatrás—.Puesahoravoyaserigualdesinceracontigo.Siyotuvieraveinteaños,yunnoviodeveintiunoal que una desconocida se le insinuara por teléfono para ofrecerle sexofácil, teaseguroque loúnicoquemepreocuparía seríaqueminovio ledijeraqueno.Eso síquemeharíapensar,ynoque le siguierael rollo,comotúestamañana,aunquetehayaoídomediaEspaña.

Susnietoslamiranyrecuerdanmuchascosasalavez,igualesperodistintas.

Depequeños,alosdoslesextrañabamuchoquesuabuelaAdelanofueracomosuabuelaAurora,comolasabuelasdelosotrosniños.Quenosupiera cocinar, que no supiera coser, que nunca estuviera en casa.Quetuvieraamigosque llevabanunamelenahasta lacinturayamigasconelpelo cortado al uno. Que pusiera heavy metal a todo trapo mientraslimpiabalacasa.Quefumaracomounalocomotora,nosólotabaco,yquenunca se quisiera quedar con ellos los fines de semana porque siempretenía planes, cenas, viajes, cosas que hacer. Su madre y su tía Sofía sequejabandeque lossábadosvolvíaa las tantas,hartadecopas,cadadospor tres, y sin embargo, casi todos los domingos encontraba una

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manifestaciónalaquellevarlesatodosalasdocedelamañana.Adelaeraasí, había que tomarla o dejarla, y ellos la habían tomado hacíamuchotiempoporquelaqueríanmucho,perohastaesedía,ningunodelosdossehabíaparadoacalcularlasventajasdetenerunaabuelaprogre.

—Lasinfidelidadespuedensermuyimportantesono,Jose,yasabesloquepiensoyodeeso...

Pero Adela se da cuenta de repente de que está hablando con susnietos.NiJoseniMarianalahanvistobesándoseconundesconocidoenlacocina,como lepasóaDianaa losquinceaños.NiJoseniMarianahanpillado a su abuelo besándose con una desconocida en el aeropuerto,comolepasóaSoficonsupadrecuandoteníadiecisiete.Ningunodelosdoshaescuchadolasdosversionessimétricas,siamesas,delaverdadqueella le ofreció a Diana, no te preocupes, cariño, que yo sigo estandoenamoradadetupadre,ysumaridotransmitióaSofía,nomemiresasí,hija,quetumadresiguesiendolamujerdemivida.Ellosnosabennadade eso, así queAdela frunce el ceño, se lo pellizca con los dedos y selanzaateorizar.

—Mira,lasinfidelidadesnotienenporquésergraves,perologravedeverdad, loverdaderamente intolerable, es la traición.Esoes loúnicoqueno sepuedeperdonar.Ladeslealtad, la irresponsabilidad, la faltadesensibilidad,quesóloesfaltadeamorporelotro,esdecir,todoloquehahechotunoviacontigoestamañana.Porquetúnolahastraicionado,peroellasítehatraicionadoati,Jose,tehahumillado,tehadejadoenpúblico,sehaportadocomo...—haceunapausaymiraasunieta—.¿Cómosehaportado,Mariana?

—Comouna cerda, guarra, asquerosa, pija demierda—recita ella,muysonriente.

—Esomismo—Adelaapruebaconlacabeza,sonríe—.Poreso,creoquetúhastenidomássuertequeella,queelquesehalibradodeunabuenaerestú.Porquesitehubierasacostadoconunadesconocidanolaquerríasmenos,¿porqué?, esono tienenadaqueverconel amor.Sinembargo,ahorayasabesqueellanotequiereati.Quientraicionaaunseramadonomerecequerer,niquelequieran.¿Mehasentendido?

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—Sí,abu—Joseselevanta,seacercaaella,laabrazacomocuandoera pequeño y la quiere todavía más que entonces, más que nunca—.Gracias.

—De nada, cariño —ella separa su cabeza para peinarle con losdedos,siguebesándolehastaquelevesonreírysevuelvehaciasunieta—.Ytú,¿aquéesperas?

Marianaselevanta,setirasobreella,laabraza,labesamuchasveces.

—Vale, vale, ya estábien... ¿Vais aquereruna sopadeprimero?Elcaldoesdebote,yasabéis,peroconeldíatanmaloquehaceylaquenosespera esta tarde...Y a ver si por lomenos no nos llueve.Espero que aalgunabeatadelbarrioselehayaocurridollevarhuevosalasClarisas.

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Venanciosemiraenla lunadelarmariodesucuartoynoacabadecreerseloqueve.Ysinembargo,esehombretienequeserél,comotienequeserPilar laancianadescarnadadepeloblancoque lemirasinverledesdelacamadehospitalinstaladaensudormitoriodetodalavida,conlasmuñecassujetasalasbarraslateralesylarespiraciónagitadacomounprematuroestertor.

Aquelfenómenosehaidoacrecentandoenpequeñasdosisalolargodelúltimoaño.Esunasensacióntanextraña,tanajenaaloqueélesaún,aloquehasidohastaahora,quealprincipioseasusta.Porquesiemprehamiradoconhostilidad,unaanimadversióncasicongénita, a laspersonascomoelhombreenelqueestáapuntodeconvertirse.

VenancioeshijodeuncoroneldeInfanteríayélmismoseempeñóensermilitarsinvocaciónsólopornodefraudarasupadre,elhombrealquemásadmirabaenelmundo.Cuandoelcoronelmurió,aprovechóparadejar laAcademiacon laexcusadequesumadrenecesitabaqueentraradinero en casa, y se quitó un peso de encima al hacerse delineante, unaprofesión para la que sí estaba dotado y que le gustabamuchomás. Legustaba tanto que a base de un holocausto de sueño, estudiando por lasnoches sindejar de trabajar dedía, se sacó el títulode aparejador, peronuncadejódesentirseculpablepornohaberllegadoasermilitar,quizásporque se había casado con una hija del Cuerpo. Pilar se crió en laatmósferacastrensedeunacasacuartelyporesoVenanciopiensaahoraque cuando todavía era ella, su mujer y no su cuerpo consumido,confinadoaunacamaarticulada,nopodríareconocerle.

—Osí—murmuramientrasvahacia lacamaparadarleunbesodedespedida—.Alomejorsí,¿verdad,Pilar?

Losbalconesdelsalóndelpisodondevivendesdehacecuarentaañosseasomanaunacalleanchayarbolada,delasmásbonitasyelegantesdelbarrio. Justo enfrente arranca una bocacalle más estrecha donde está elCentrodeSaludcuyopersonalsehaencargadodequeVenancio todavíanoestéviudo.Asíempiezatodo.

—¿Yesto?

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El día que encuentra la fachada extrañamente engalanada concolgaduras blancas, batas y sábanas colgando de cada alféizar, cadabarandilla,creequeestáncelebrandoalgo.

—Pero,Venancio, hombre, ¿no te has enterado?—el recepcionista,queleconocetanbiencomolosdemástrabajadoresdeledificio,ledaunaoctavillaimpresaconletrasnegrasqueapestaapropagandarojadetodala vida—. Estamos en lucha. El gobierno de la Comunidad nos quierecerrarelcentro.

—Pero¿quédices,hombre?—Venancioniegaconlacabezamientrassientequedeprontoseleahuecantodosloshuesos—.Esonopuedeser...

Peroes.SeloanunciaeldoctorManzanoaldarlelasrecetas.

—Dicen que este centro está obsoleto,mentira, que no es rentable,mentira, que este barrio está sobredotado, mentira, que nuestro plan detrabajonoeseficiente,mentira,mentiraymentira...

Se lo confirma María, la enfermera con la que confecciona elcuadrantedelaatencióndomiciliariadelossiguientesquincedías.

—El concejal ha dicho que nos trasladan a todos, personal ypacientes,auncentromásgrande,másnuevoymejorequipado,quetodosvamos a salir ganando, pero está más allá de Cuatro Caminos, casi enEstrecho,asíquecalcula...

Yselorepiteelfisioterapeutaquevatodaslassemanasasupervisarel trabajo que el propio Venancio hace a diario, obligando a Pilar aapretarpelotitasdegoma,asubirybajarlosbrazos,adoblaryestirarlaspiernas cuandoestá tumbada, a levantarsey andarun ratopor el pasillodosvecesaldía,amediamañanayamediatarde.

—¿Pues qué van a querer, si son unos sinvergüenzas? Tirar eledificio,hacerpisosdelujoyforrarse,lodesiempre...

Al volver a casa,Venancio se tumba en su cama, la cama estrecha,pequeña, que saca de uno de los cuartos vacíos que antes ocupaban sus

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hijoseldíaqueelmédicodePilar,elmismoqueacabadeconfirmarlelapeornoticiaqueharecibidoendécadas,decidequeyanopuedenseguirdurmiendo juntos, que hay que instalar a la enferma en una camahospitalariadealquiler,queélnotienequepreocuparsepornada.

Una semana más tarde, dos celadores suben la cama, la montan,instalanasumujerenellaysesientanunmomentoarellenarunimpresopara que la Seguridad Social subvencione el cincuenta por ciento delalquiler.Éldicequenohacefalta,quepuedepagarloentero,yelceladorsecabrea.

—¿Quéquieres,quealgunodelministeriosegasteloquetúlevasaahorrar en pasar un fin de semana con su querida en un hotel de cincoestrellas,Venancio?Estuderechoyalosderechosnoserenuncia,asíquefirmaaquíynodigastonterías,anda,aversimevoyaacabarenfadando.

Venanciofirma,ydesdeentoncessólopagalamitaddelalquilerdelacamadesumujer,peroesoes lodemenos.Lodemáses loque ledijoaquel celador, lo que han repetido hoy el médico, la enfermera, elfisioterapeutadesumujer.

—ACuatroCaminos,Pilar—diceahoramirandounosojosvacíos,cadadíamásgrisesymenosazules,mientrassienteeltemblordelamanoquesostieneenlasuya—.MásalládeCuatroCaminos,casienEstrecho,mehandicho...¿Yquévamosahacer,cariño,quévamosahacer?

Que la fachada de su propio edificio se convierta en un mural desábanasblancasdeundíaparaotronolesorprende.Sabequedosdesusvecinostrabajanenelcentro,otroenunhospitalcercano.

—¿Ynosotros?—lepreguntaDaisyenuntonofirme,casifiero,quetraspasa la dulzura de su acento hondureño—. ¿No vamos a poner unasábana nosotros, con lo bien que se portan ellos con la señora? ¿Novamos a defenderlos? ¿No vamos a devolverles una parte chiquitica delapoyo que nos han dado durante tanto tiempo? ¿Y qué pasará si ustedenferma?¿Ysi enfermoyo?¿Adóndevamosa acudir? ¿Quiénnosvaaayudar?

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Venanciono sabecontestar a tantaspreguntas,pero tampocoquieredarle la razóna suempleada.Niegacon lacabezavariasvecesmientrasmusitalaúnicarespuestaqueseleocurre.

—Ya,peroesqueesonosonformas,protestarnoarreglanada, lascosasnosehacenasí...

—¿Ponerunasábanaenelbalcónesprotestar?¿Esonosonformas?¿Ycómosearreglaestoentonces?

—Bueno,mire,hagaloquequiera...—yélmismoseasombradelodeprisa queha cedido—.Perobajo su responsabilidad—añade, para noparecerdemasiadoblando—.Yonoquierosabernada.

—Sí,señor—Daisyponelosojosenblancomientrashablacomolaactrizquedoblóalespañola laesclavanegradeEscarlataO’Hara—, loquedigaelseñor,bajomiresponsabilidad.

Uncuartodehoradespués,Venanciosalealacalleyalvolvercuentaenlafachadadesucasacuatrosábanasblancasmás,unaporcadabalcóndesupiso.

Apartirdeesedía,buscaunaalternativacondesesperación,peronola encuentra. Alborotar no, se repite. Las pancartas, losmegáfonos, losdesplantesantelapolicíaycortarlacalleporlasbuenasno,esonopuedeser...¿Yentonces,qué,Venancio?Nolosé,serespondeasímismo,ynolosabe,noentiendeloquelepasa,dedóndebrotaestaincertidumbrequelevapuleapordentrocomoaunmuñecodetrapo.

Hastahoy.Porquehoy,María,laenfermeraqueseocupaúltimamentedePilar,havenidoporlamañanaparapoderasistiralaconcentraciónquevaadefenderelCentrodeSaludapartirdelascincodelatarde.

—¿No vas a venir tú, Venancio? —le pregunta mientras lava a laenfermaconuncuidadoexquisito.

—No,yo...—no soyde losvuestros, está a puntodedecir, pero semuerdelalenguaatiempo—.Noséquéharé.

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HoyVenancionohasalidoalacalle,nohacomido,nosehaechadolasiesta.

—Pero ¿qué te pasa, papá? —después de comer, su hijo Sebas seacerca a él, le poneunamano en la frente, le acaricia la espalda—. ¿Teencuentrasmal?

—No—mienteVenancio—,quenotengoapetito,noséporquéserá,perotúvetetranquilo,queestoybien.

Sebastián se va a trabajar con el ceño fruncido mientras su padresigue de pie, ante el balcón, mirando hacia la acera donde ya seamontonanlaspancartasdelosprimerosmanifestantes.

¿Y por qué tiene que pasarme esto amí?, piensa, y hasta le entranganasdeponersearezarparaquesemarchen,paraquenochillen,paraqueleabsuelvandelasdudasqueledevoranpordentro.

—Voy a salir un momento—le anuncia Daisy desde la puerta delsalón, con dos docenas de huevos en las manos—. Voy a acercarme aSantaClaraa llevaresto,aversinoles llueveaesospobres.Enseguidaestoydevuelta.

Venancionoresponde.Siguemirandoporelbalcón,ycuandovuelveaoírlapuertadelacallenosehamovidoniuncentímetrotodavía.Ahísequeda, firme comoun poste, hasta que ve a un hombre envuelto en unabatablancaquediscuteagritosen lacallecon tresmunicipalesquehanparadoaunachicaparapedirleladocumentación.Cuandosefijamejorenél,reconocealdoctorManzano,elmédicodesumujer,elquevieneaveraPilarcadatresocuatrodías,elqueledarecetasparasubvencionarleelpreciodelosmedicamentos,elqueleconsiguiólacamaenlaqueestá,elque le toma también a él la tensión, de paso, en cada visita. En esemomento,Venanciodecidequenopuedemás.Abandonasuobservatorio,cruzaelpasillo,entraensucuarto,setumbaensucama,cogeaPilardelamanoycierralosojos.

Durante un cuarto de hora no mueve ni un músculo, y si alguienentrara en estemomento en la habitación, creería que está dormido, no

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enzarzadoenuncombatemortalconsigomismo.

—Bueno —hasta que se levanta, y habla con Pilar como si ellapudieraoírle—,sinovoy,sevanaenfadarconmigo,claro,porqueellossaben que estoymuy bien aunque tenga ochenta y cuatro años. Por esovoy,porti,queconste,paraqueno...—tomenrepresalias,vaadecir,perose calla, porque le da vergüenza hasta pensarlo—. En fin, que estoy unratito,lojustoparaquemevean,ymesubootravez,¿vale?

AlllegaralapuertadelCentrodeSalud,Venanciovelaspancartas,escuchaloscánticos,miralaspintasdelosjóvenesqueestánenprimerafilaysesientefatal,fueradesitio,infinitamentetraidor,perocuandoestáapuntodevolversobresuspasos,recuerdatodoloquetienequeperder.

Por eso se queda haciendo como que no se queda, en una esquina,lejos de la puerta, cerca de los furgones de la Policía Municipal queflanqueanelextremodelacallemáscercanoasucasa.

Eselpeor sitioquepodríahaberescogido,perono lo sabeporquenuncaensuvida,antesdehoy,haasistidoaningunamanifestación.

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A las seis y media de la tarde, Diana Salgado despide a su últimopacientedeldía.

Esoseobligaapensar,quesóloeselúltimopacientedehoy,aunquelas autoridades hayandecretadoque a las ocho en punto se cerrarán laspuertasdelcentroenelquetrabajadesdehacequinceaños.

Ella, como todos sus colegas, ha citado a enfermos para el díasiguiente. Como todos sus colegas, confía en que el juez dicte mañanamedidas cautelares que paralicen el cierre. Como todos sus colegas, seasoma a la ventana y cruza los dedos al contemplar el cielo nublado,indeciso, de una tarde de abril. Como todos los demás miembros delpersonaldelCentrodeSaluddelbarrio,DianaSalgadosaleestatardedesuconsultaconlabatapuesta,cierralapuertaynoechalallave.

En ese instante, se encuentra en el límite de sus fuerzas, pero elnerviosismo que ha infiltrado un hormiguero en el interior de suestómago la afecta menos que la tristeza, una desolación infinita,universal, que la abruma por ella misma, por sus colegas, por suspacientes, por sus vecinos, por los madrileños y por el resto de laHumanidad.

Nadielodiríaalverlacaminarporlospasillos,elpasoenérgico,lacabezaalta,sinofueraporladelicadezaconlaquesusdedosacaricianlasparedesmientrasavanza.

Miguel Ferreiro daría cualquier cosa por estar en cualquier otrolugardelmundo.Porsilodemásfuerapoco,notardaendescubrirqueleacechanpeligrosconlosquenocontaba.

—¡Pelusín!

DoñaPaula, que debe de andar por los noventa y tantos, porque sejubilópocodespuésdeenseñarlealeeryaescribir,ydeesohacemásdeveinticinco, le llama moviendo la mano con la que no sostiene unapancarta enormedonde se leeque LA SANIDADNO SE VENDE, SE DEFIENDE.Miguelintentaexplicarlecongestosquenopuedemoversedelsitio,peronocuela.

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—¡Pelusín!—porque losdossabenque laautoridaddeunamaestradeprimarianocaducanunca—.¡Venaquíahoramismo!

—¿Pelusín? —mientras se aleja, distingue la voz risueña de lainspectoraFernández—.¿LehallamadoPelusín?

—Sí—yhastaelcachondeoquebailaenel tonode laagenteDe laTorre mientras se lo confirma a su jefa—. Es que esa señora era sumaestraydicequeeneljardíndeinfancia,Ferreiroeraclavadoaunniñode la familiaesaquesalíaen la teleantiguamente.Dice tambiénqueeramonísimo, porque hablaba con media lengua y a ella le hacía muchagracia...

Un muestrario de carcajadas, masculinas, femeninas, discretas,ruidosas,marcanelpasodelantiguoalumnohastalapancarta.

—¿Pero qué hace usted aquí, doña Paula? Tendría que habersequedado...—entoncessefijaensuspies—.¡Perosisehavenidoustedconlaszapatillasdeandarporcasa!

—Anda,claro—laancianalesonríe,lepellizcaenlamejilla—,porsihayquecorrer,Pelusín,¿quétepensabas?

Todoelbarrioestáaquí.

Esa es la sensación que tiene Diana mientras se abre pasotrabajosamente entre la compacta muralla de espaldas que encuentra alsalirdelcentro,yalcomprobarlo,estáapuntodeecharseallorar.

Aquíestánsuscompañeros,claro,estánsusfamilias,ylospacientesde todos ellos, pero también han venido vecinos a los que no recuerdahabervistonuncaenlasaladeespera,gentequelesuenasólodecruzarseconellaporlacalleymásdelamitaddelostenderosdelmercado.

Dianasaludaaalgunosporsunombre,sonríeaotros,dalasgraciasa todos, negros,mulatos,mestizos, amerindios,magrebíes y blancos detodoslosmatices,desdelaporcelanasonrosadadelapieldeSvetlana,suasistenta ucraniana, hasta la tez morena, cordobesa, de Braulio, el

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encargadodelbardePascual.Enungrupodemujeresquesubelacuesta,la espesa melena rizada de color zanahoria de Amalia contrasta con elpelonegro,cortoylacio,decincochinasjóveneseidénticasquelasiguencomounrebañodeovejasasupastor.

—Noos quejéis, que es por vuestro bien.Y si os ponéis enfermas,¿qué, eh? ¿Adónde vais a ir? Sobre todo tú, Guan-yin, ahora que estásembarazada...

Marisol,habitualdetodaslasprotestasciudadanas,cierralamarchasin dar doctrina, pero también ha venido gente que no había protestadonunca, como los padres deAhmed,Mohamedmuy serio,Fátima con suhiyabcolor albaricoque,oMaríaGracia, la asistentadeSofía, que tienemuymalacara,aunqueDiananotienetiempodepararseapreguntarleporqué.

Lapandilladesuhija,enprimerísimafila,eslaquemásruidomete,quizásporquelosgritosyloscánticosalternanconlabotelladeplásticodedoslitrosquevademanoenmanoparaconvertirlaconcentraciónenuna especie de botellón reivindicativo. Mariana acaba de atizarle unlingotazocuandosuhermanopequeñollegaasulado.

—Lárgate,enano—lediceaPablo,yporextensiónaFelipeyaAlba,sinadvertirquesumadrelaestáoyendo.

—Pero¿porquénopodemosestarconvosotros?

—Porque no, porque sois muy pequeños y estar aquí puede serpeligroso.

—Jopé...

—Pablo,hazlecasoatuhermana—Dianaatacaporsorpresa—.Alba,Felipe, vosotros también. No va a pasar nada, pero estáismejor detrás,¿entendido?Buscaapapáyosquedáisconél.Acabodeverleyestácercadelapuerta,conlamadredeFelipe,vamos...

Cuando los niños se ponen en marcha, se vuelve hacia su hija y

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cuenta por encima el número de los bebedores, una tranquilizadoradocena.

—Ytú,damelabotella.

—Pero si ya no queda nada—Edu, el hijo deMarita, le enseña elenvasevacío.

—Bueno,puesdadmelaotra.

—No tenemosmás,mamá—Marianaabre lasmanosparadefendersuinocencia—.Erasólouna,paraentrarencalor.

—¿Sí?PuesyahablaremosYnohagáismástonterías,porfavoroslopido. ¿Es que no os habéis dado cuenta de que estamos rodeados depolicías?¿Quéqueréis,queosapliquenlaleyantibotellónyosdetenganantes de que esto empiece? Desde luego, en mi vida he visto a unosrevolucionariosmástontos...

Lodejaahíporque,aunquelerevientaqueMarianabebaenlacalle,quien más le preocupa esta tarde es su hijo mayor. Cuando le ve, muysonriente, el brazo derecho sobre los hombros deAdela, que parece sunoviaenvezdesuabuela,suspiradealivioycorrehacialazonadondesehancongregadosuscompañeros.

—Peroquécorrerniquécorrer,doñaPaula—almoverlacabezadeunladoaotro,MiguelFerreirovislumbraunafiguraconocida—.Aquínovaapasarnada,selodigoyo.Espereunmomento...

Enungrupoquesehadestacadodeunaconcentraciónqueocupayatodo el ancho de la calle por la mitad de su longitud, un hombreimpecablementevestido—trajegris,camisaceleste,corbatadiscretaperode seda— y escoltado por unas cuantas batas blancas, discute a voz engritoconunpardecivilesymediadocenadepolicíasmunicipalesantelagrabadoraquesujetasucuñadoRoberto.

—Esto es una pataleta, una exhibición de fuerza inútil, y ustedes losabentanbiencomoyo.

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—Nosotroscumplimosórdenes.

—Elcierredelcentroesilegal,nosepuededecretarantesdequeseresuelvalademandaquepresentamoshacequincedías,noseharespetadoningúnprocedimiento...

—Nosotroscumplimosórdenes.

—Nosehainformadoalpersonalconladebidaantelación,nosehangarantizadolosderechosdelospacientes...

—Nosotroscumplimosórdenes.

MiguelFerreirollegahastasucuñadoylecogedelbrazoquetienelibre.

—¿Ytúquéhacesaquí?

—¿Yo?Soyperiodista—yporesonomodificalaposicióndelotrobrazo,lamanoquesujetaelmóvilconelquesiguegrabando.

—Ya,perodeInternacional.

—¿Y qué?—Roberto se ríe—. Soy vecino del barrio, usuario delcentro,yestoycubriendolanoticia.¿Quépasa,nopuedo?

—Sí,pero...

—¿Nosedanustedescuentadequemañanaporlamañanaunjuezvaa paralizar el cierre, de que lo que están haciendo es hostigar a losciudadanosdeformaarbitraria,porladecisióncaprichosadeunpolíticoquequiereganarpuntosabriendolostelediarios?¿Ustedescreenqueestotienealgúnsentido?

Pero el ardor del hombre elegante se estrella una vez más con elgestodegranitodeunoficialdelaPolicíaMunicipal.

—Nosotroscumplimosórdenes.

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—Pero¿qué?—lepreguntaRobertoaMiguel.

—Queestonomegustanada—yseanticipaalasiguientepregunta—.Porqueaquísevaaliar,telodigoyo.

—¿Quiereshacerdeclaraciones?—elperiodistasonríe.

—Veteatomarporculo—elpolicíatambién,hastaquevellegaruncochedelaDelegacióndelGobierno.

Elhombreque sehabajadodeesecoche,yque se identificacomosubdelegado, llega hasta la inspectora Fernández al mismo tiempo queFerreiro.

—Nosotroscumplimosórdenes—replicaella—.Estamosaquíparagarantizar el orden público y, como ve, no se ha producido ningunaalteración.Laconcentraciónestáautorizada,perodetodasformas,yahellamadoalcomisario.Notardaránadaenllegar.

—¿Yelcerrajero?¿Hanllamadoauncerrajero?

—Nohacefalta—intervieneMiguel—.Yaestáaquí.¿Veaeseseñorcalvo con la camisa de cuadros? ¡Abel!—y un hombre calvo con unacamisadetelaescocesa,situadounosmetrosdetrásdelapancarta,levantaelbrazoparadevolverelsaludoalpolicía—.Eseeselúnicocerrajerodepor aquí. ¿Le ve? Y las empresas no actúan en los desalojos, como yasabrá.

—¡Joder!Puesvoyallamaralosbomberos.

Los policías nacionales semiran entre sí, y cuando el subdelegadosaca el móvil y se aparta un poco, Ángela de la Torre expresa en unmurmulloloquepiensantodoslosdemás.

—Puesahorasíquesevaaliar.

Yenefecto,alassieteymediaselía.

Luegonadiesabemuybienloquehapasado.

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Que los bomberos lleganmuy deprisa, en un camión rojo con loslaterales cubiertos por dos sábanas pintadas con espray, BOMBEROS ENLUCHA, NO A LOS RECORTES, TRES MESES SIN COBRAR, AYUNTAMIENTOCULPABLE.Quesuportavozsebajadelcamiónysedirigedirectamentealsubdelegado,quizásporqueaúntieneelmóvilenlamano,quizásporquele conoce de otras veces. Que pregunta dónde está el incendio, y suinterlocutor le dice que bueno, que no es exactamente un incendio, sinouna emergencia.Que vuelve a preguntar dónde está la emergencia, y elotro contesta que ahí mismo, porque hay que echar a toda esa gente ydespejarlapuertadelcentro.Queelbomberolerespondequelosecheél,si tiene huevos, o que llame a los antidisturbios, porque ellos no van aecharanadiedeningunaparte.Quelosmanifestantesempiezanaaplaudiralescucharleyparecequeahíterminatodo.Quesinembargo,alllegaralcamión,elbomberosevuelvey,conelpieenelestribo,levantaunbrazoconelpuñocerrado.Queloschicosde lacasaokupa,mientrassepasanuna segunda botella que nadie sabe de dónde ha salido, le devuelven elsaludorugiendocomounamanadaderinocerontesencelo.Quealfondo,Pablo,Alba y Felipe empiezan a cantar, los bomberos sí quemolan, semerecenunaola.Quemientraslamitaddelosmanifestanteslesimita,elsubdelegado se cabrea.Que empieza a preguntar a gritos que qué coñoestántirandoyelcomisariodelaPolicíaNacional,queacabadellegar,ledice que no están tirando nada, que levantan los brazos porque estánhaciendo la ola.Que el subdelegado se cabrea todavíamás y grita ¡unaola,mis cojones!Que se vuelve hacia el jefe de la PolicíaMunicipal yvuelve a gritar, ¡desalojo, desalojo, desalojo! Que mientras algunosmunicipalessequedanquietos,otrosavanzanyloschicosdelaokupasesientan en el suelo. Que antes de que los guardias puedan tocarles, seformaunabarreraprotectoradebatasblancas.Quealadvertirquelabataque tiene delante es la de sumadre,Mariana se levanta y les pide a susamigosqueparenya.Quesupeticiónllegatarde.QueManolo,elabogadode la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, le pregunta aRobertoagritossiloestágrabandotodoyRobertolerespondequesí,yenvídeo.QueentoncescorrehaciaelsubdelegadoyledicequesevaairderechoalosjuzgadosdelaPlazadeCastillaaponerunadenuncia.Queantes de que termine de enumerar los cargos por los que le piensaempapelar para que se dé el gustazo de abrir los telediarios, elsubdelegadose lopiensadosveces.Quecuandoda lacontraordeny los

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municipalesseretiran,haytrespersonasenelsueloaunquelabatallanohaduradonicincominutos.

UnaesGuan-yin,queestállorando,sentadaenelbordillodelaacera,con los pantalones ensangrentados, porque ha tenido una pérdida, delsusto,yestáembarazadadecuatromeses.

OtroesRoberto,quesigueencogido,enposiciónfetal,paraprotegerelmóvilquedosguardiashanintentadoquitarleaporrazos,aprovechandoelbarullo,hastaquesucuñadoMiguelydosdesuscompañerosseloshanquitadodeencima.

Elterceroes,precisamente,Venancio,porqueestabatanapartado,tancercadelosfurgonesquebloqueanlasalidadelacalle,quesucabezafuelaprimeraqueencontrólaporraquelehahechoperderelconocimiento.

A las ocho de la tarde todavía no se ha ido nadie y sigue llegandogente.

—Mi padre va a venir cuando cierre el bar —Lucía, la hija dePascual, llegaconsunovioydosbolsasenormes—,peromehapedidoqueostraigaesto.Sonbocadillosylatasderefresco.Dentrohaynevera,¿no?

—Sí—leconfirmauncelador—.Entraypregunta—ycuandolavedirigirse hacia la puerta, se da cuenta de que se ha olvidado de algo—.Oye,ymuchísimasgracias.

Lucíapuedeentrarporque,alasochoenpuntodelatarde,elCentrode Salud del barrio sigue abierto, y enUrgencias hay gente trabajando.Para eso todos se han dejado la bata puesta, por eso nadie ha cerradoningunapuerta.

Guan-yin,muchomás tranquila después de que una ecografía hayaconfirmado que su bebé está perfectamente, descansa en un box.Le handichoque lomejor esque sequedeadormir aquíparaprevenirnuevaspérdidas.Amalia ha ido al restaurante, a buscar aCheung,mientras suscompañerasvolvíanaltrabajocorriendo,peroMarisolsehaquedadocon

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ella.

Robertoestáenotrobox,muycabreadoporquenolehandejadoirsealosjuzgadosconManolo,alquelehapasadolagrabacióndesumóvilpara que lo use como prueba en la denuncia que piensa poner de todasformas. Su mujer está con él, muy conmovida por las contusiones quedecoransucuerpocomounsiniestroestampado.

—Marisa —se queja cuando se abalanza sobre la camilla—. Tencuidado,quemehacesdaño.

—Lo siento, pero como estoy todo el santo día escribiendo sobreaquello,pues...—seinclinaconcuidado,ledaunbesoencimadelasdosgrapasquemantienenunidasucejaabierta,blandaeinflamadaylehablaal oído, en un susurro—. Me excita mucho volver a tener un novioactivista.

Robertosonríe,intentadarleunazoteenelculoydesisteatiempo,aldescubrirquetambiénledueleelbrazo.

Venancio aún no ha recobrado del todo el conocimiento. El doctorManzanoestápensandoenpedirunaambulanciaytrasladarleaunhospitalcuandoabrelosojos,lemiraylepreguntaquéhapasado.

—Vamosaesperarunpoco,¿no?

—Yocreoquesí,porqueestácontrolado—DianaSalgado,alaquehareclamadoporquesabequeelmaridodePilaresdiabético,asienteconlacabeza—,perohabríaqueavisaraalguiendequeestáaquí,¿no?

—Sí—elmédicomiraasualrededorydescubreaunaenfermeradeatencióndomiciliariacharlandoconotrasdosmujeresenlasaladeespera—.HablaconMaría.Creoqueellaatiendeasumujer.

DianaconoceaMaríadesdeque ibaal colegio,porqueallí sehizoamiga de su hermanaSofía, deMarita y deBegoña, la única que no havenidoestatarde.

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—Oye, María, ¿tú conoces al señor del porrazo? Me ha dichoManzanoquevasacurarasumujer.

—Sí,Pilar,pobrecita...

—Ya,peroestáincapacitada,¿no?

—Del todo—la enfermera asiente con la cabeza—. Demenciada yconParkinson.

—Pues vamos a tenerle unas horas en observación y habría queavisarasufamilia.¿Túsabessitienehijoso...?

—Sí,yoconozcoaunoqueviveahoraconél,loquepasaesquenosécómose llama,pero... Igual lohabéisvisto.Trabajaeneledificioesenuevodelainmobiliariayesalto,llevalacabezarapada,ledaunaireaaquelministro griego de Economía que iba enmoto, aunque tienemáscuerpo...

—Yovoy,yovoy,yovoy.

Yantesdequesuhermanaysusamigassedencuenta,SofíaSalgadosale corriendo de la sala de espera para atravesar el vestíbulo como siacabaradedeclararseunincendio.

Sofíasabemuybienaquéhoracambiaelturnodelagarita.

Antesdeque lapareelprimersemáforoenrojomira lahoraenelmóvil,lasveinteydiecisiete,mecagoenlaputa,nomehadadotiemponiapeinarme.

En el segundo semáforo retrocede unos pasos, se mira en unescaparate,seabreunbotóndesucamisablanca,sequitaeljerseyporqueestá sudando, se lo ata en la cintura, no, se lo desata y se lo colocaalrededor del cuello, mejor, se fija en los leggins cochambrosos, laszapatillasdeportivasqueseponeparairalasmanifestacionesdelamareaverde,queeslasuya,ysevuelveacagarenlaputa.

Enel tercersemáforomiradenuevolahora, lasveinteyveintitrés.

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Sucasaestámuycerca.¿Ysivoycorriendoymepongounosvaquerosquemehaganbuenculo,yunoszapatosdecuña,yunospendientes,porlomenos?Cuandolaluzseponeverde,yasonlasveinteyveinticuatro,ysecagaenlaputaporterceravez.

Porque desde el cuarto semáforo puede ver la fachada del EdificioPrismay,sobretodo,porquecuandollegahastaallíestátanagotadaqueyanotienefuerzasniparamaldecir.Sinperderdevistalafiguravestidacontrajeazulquesedistingueatravésdelacristalera,sedoblasobresímisma, se estira, se apoya en el poste de una farola y se concentra enrecuperarelaliento.Antesdeconseguirlodeltodo,suobjetivoselevantade la silla, abre la puerta que está a su espalda, saluda a su relevo, otrohombrevestidoconuntrajeazulidéntico,ydesaparece.

SofíaSalgadocruzalacallesinlograrcontrolardeltodoelritmodesurespiraciónnielcolordesusmejillas,ysetopaconéldepronto,antesde lo que había calculado.Me cago en... Pero esta no cuenta, porquenotienetiemponidepensarensudestinataria.

—Hola—ledice,sindejardeavanzarensudirección.

—Hola—respondeél,conlaexpresióndeunniñoalquesumadreleacabaderegalarunchupa-chups.

—Mira,noteasustes...—peroasísóloconsiguequeélsepongaserioyellamuchomásnerviosa—.VengodelCentrodeSalud,aavisarte,peronohapasadonada,bueno,sí,hapasadoalgoperonoesgrave, tupadreestá en observación, pero consciente y con todo controlado, o sea, laglucosa, quiero decir, pero que ha perdido el conocimiento porque unpolicíalehadadounporrazo...

—¿Un policía? —y su gesto viaja en un instante desde lapreocupaciónhastaelasombro—.¿Amipadre?

—Sí...—Sofíanoentiendelosmotivosdeesametamorfosis—.Enlamanifestacióncontraelcierredelcentro.

—¿Mi padre ha ido a esa manifestación?—su expresión muda de

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nuevo, desde el asombro hasta una incredulidad casi risueña—. ¿Estássegura?

—Pues...—paraqueSofíasigasiendoincapazdeinterpretarla—.¿TupadresellamaVenancio,estácasadoconunaseñoraquesellamaPilaryviveenFernandoVI?—élasientea todosindejardesonreír—.Puesunpolicía le ha dado un porrazo, pero está bien, en observación, eso hevenidoadecirte.

—¿Túeresmédico?

—No,soyprofesoradeInfantil,peromihermanaesendocrinayunademismejoresamigaseslaenfermeraquecuraatumadre.

—Ah, pues... Muchísimas gracias por venir. Me llamo SebastiánAlonso, peromis amigos del colegio llamaban a mi padreMartínez elFacha,poresomehesorprendidotanto.

—Sí,pues...YomellamoSofíaSalgado.

Losdossemiranunmomentosinatreverseahacernadamás,aunqueSofía vuelve a cagarse en la puta al comprobar que es incapaz deacercarseaélydarledosbesos,comoatodoelmundo.

Él, que tampoco se ha atrevido y tampoco entiende por qué, seconformaconpreguntarlesipiensavolverallí.

—Claro—Sofíasonríe—.Podemosirjuntos.

Ycuandoarrancaaandar,Sebastiánsedicequeesoslegginslehacenunculoestupendo.

La noche es larga, tensa hasta la una de la mañana, cuando losfurgonesdelaPolicíaMunicipalseretiranylaPolicíaNacionalsiguesuspasos. En ese momento, los resistentes se relajan, pero no todosabandonanelCentro.Ladirectoraestableceunturnoderelevosparaquesiempre haya seis personas despiertas delante de la puerta, por si lasmoscas.Entrelosdemás,algunossevanasuscasasadormirunashorasy

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otrosdecidendormirallímismo,enlossillones,enlascamillasoenlosboxes.

Cheungdescorre la cortinaque separa el boxdondeduermeGuan-yindelcontiguo,acercalacama,setiendeencimaycaefulminado.

RobertosevaacasaconMarisaamedianoche.

Alasdosdelamañana,Venancioseempeñaenirsetambién,ySofíaacompañaaSebastiánsinquenadieselodigaparaqueél,conlamismanaturalidad,lepidaqueespereenelsalónmientrasacuestaasupadreparaquepuedainvitarlaaunacopa,queeslomínimo.

Loschicosde laokupa, sinembargo,han traído sacosdedormirylosextiendenenlasaladeextracciones.Alassieteymediadelamañana,cuandolamujerdelalimpiezaenciendelaluz,sellevaunsustodemuerteylosechadeallíaescobazos.

Alasochoempiezaunajornadanormalexceptoporlasbolsasylasojeras que distorsionan lamayoría de las caras, la sinfonía de bostezosencadenadosqueresuenaentodaslasconsultas.

Alasdiezymedia,cuandocasitodosvanporeltercercafé,ManolollamaasumujerdesdelaPlazadeCastillaylepidequevayaabuscaraladirectoraporquetienequehablarconella.Porelcamino,levacontandoqueel juezacabadedictar lasmedidascautelaresquedejansinefectoeldecretoqueordenabaelcierredelCentrodeSalud.

—Lo van a recurrir—va contandoMaría después de despacho endespacho,decorrilloencorrillo—,lorecurrenseguro,perodiceManoloque el recurso no va a verse mañana, ni el mes que viene, así que, demomentovamosganando...

Y a todos les encantaría celebrarlo, pero la victoria les encuentrademasiadocansados.

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Hoyesundíararo,ynosóloporeldiluvioquesehadesatadocontanta fuerza como si el cielo se desahogara del esfuerzo que tuvo quehacerayer.

Amalia no sabe por qué, pero respira en el aire que no es un díanormal,quehoyvaapasaralgo.Esunasensaciónconocida,sobretodoenprimavera, pero difícil de explicar en cualquier mes del año, unaacumulación de sensaciones que puede significar mucho o nada enabsoluto, como el olor del ozono que impregna el aire unos segundosantes de que estalle una tormenta, los acordes metálicos de la bandasonora de una película de terror o la mirada extraviada de undesequilibrado que sonríe a un niño en un parque. Eso sienteAmalia, yporesonosehadespegadodelescaparateentodalamañana.

—¿Qué haces ahí, mujer? —Sandra no pudo ir ayer a laconcentraciónporquenoteníaconquiendejarasuhija,peroestáenteradadetodo—.Siestáfenomenal,yalahasvisto.

—Sí,peromesientofatal.Yotuvelaculpadetodo,yolasobliguéair,noséporquémeempeñé,yahora...

Todoesoesverdad,ysinembargo,aunquenodespeguelosojosdela fachadade MANICURA SHANGHAI,Amalia sabe que la atmósfera turbia,casiominosa,queestárespirandonotienenadaqueverconGuan-yin.Losabeporqueyahaidoaverladosveces,laprimeraparapreguntarlecómoestá,lasegundaparallevarlesucaféfavorito,coronadoconunaboladeheladodevainilla,ynotienemotivosparatemerporella,niporsubebé.Es otra cosa, pero aún no ha acertado a descifrar su naturaleza cuandosuenaelteléfono.Aldescolgar,escuchaunavozoscura,cavernosa,quenosecorrespondeconelnombrequeidentificaasupropietaria.

—Hola,soyBegoña,tellamoparaanularlacitadeestatardeporquenovoyapoderir.

—Bego, ¿eres tú? —Amalia lo pregunta porque le cuesta trabajocreerloqueacabadeoír—.¿Quétepasa,estásenferma?

—No, es que he dormidomal y...—decide no pasar de los puntos

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suspensivos.

—Vale,notepreocupes.¿Quieresqueteapunteparaotrodía?

—No,yallamaréyo,gracias,unbeso.

Ycuelgaantesdequelapeluquerapuedadevolvérselo.

—¿Begoñanoviene?—Marisol,queyasehacansadode limpiarlotodo dos veces, porque son casi las once de lamañana y todavía no haaparecidonadie,levantalascejas—.¡Quéraro!Conloqueesella...

Su jefa le da la razón pero no tiene tiempo para extenderse ensospechas porque en esemomento entran de golpe tres personas.MaríaGracia,quenotienecita,preguntasipuedecortarseelpelo.Mercedes,quelateníaalasdoceymedia,preguntasipuedequedarseya.UnamujeralaquenoconocendenadaperoquehavistounanuncioenInternet,preguntaporpeinadosdenovia.

—Claro—Amaliaestáseguradequeyanocumpliráloscuarenta—,peroigualesmejorquevenga...—ycuandoestáapuntodemeterlapata,semuerdelalengua—.¿Erestúlanovia?

—Pues...—ladesconocidasepara,selopiensa,decidequelomejoreshacerselatonta—.Sí,mecasodentrodedosmeses.

—Qué bien —la peluquera ofrece a la recién llegada una sonrisaradiantemientrassepreguntaaquéedadacabarácasándoselagentesilacrisisduraunpocomás—.Ven,voyaenseñartefotos,avercuáltegusta...

Como norma general, con la única y estrepitosa excepción de lasmanicuras chinas del local de enfrente, una novia siempre es una buenanoticia. Porque las novias, incluso cuando pasan de los cuarenta, tienenmadre,suegra,hermanas,cuñadas,amigas,ytodasestánempeñadasennodejarlaselegir,endecidirlotodoporellas,asíque,aunquesóloseapornoperderlasdevista,lasacompañanalapeluquería,ydepaso,sepeinanysemaquillanellastambién.

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La de hoy cumple todos estos requisitos, y sin embargo, Amaliasigue sintiendo que la mañana está rara, y no sólo por la llamada deBegoña.

—VenahablarconMaríaGracia,aversilaconvences—Marisolseleacercamientrastodavíaestáanotandoenlaagendaelcalendariodelanoviaquesehaquedadoapeinarse.

—¿Dequé?—preguntasinprestardemasiadaatención.

—Dequenosecorteelpelo.Esquequieredejarsetrescentímetros,esunalocura,conlamelenaquetiene...

Yasabíayoquehoyibaapasaralgo,vuelveapensarAmalia,perovaa hablar con María Gracia, le dice que lo que quiere hacer es unabarbaridad,queesecortelevaaquedarridículo,quelacabezatienequeiracordeconelvolumendelcuerpo,queselocorteperoqueselodejeporloshombros,yquesiloquequiereescambiardeestilo,hayunmontóndepeinadosque...

—Vamos a ver,Amalia—ella, queno la hamirado, queparecenohaberescuchadoniunasolapalabradelasqueacabadeoír,giralasillapara dar la espalda al espejo ymirarla de frente—. ¿Me vas a cortar elpeloono?—yderepente,selellenanlosojosdelágrimas—.Porquesinomeloquierescortar,mevoyaotrositio.

—Pero,mujer,notepongasasí,siyo...

—¿Melocortasonomelocortas?

—Telocorto—yparademostrarlo,levantalatapadelesterilizador,escogeunastijeras,laslevantaenelaireylorepite—.Telocorto.

Veinteminutosdespués,MaríaGraciaesotramujer,unaversiónpeory desagradable de símisma.Con el pelo tan corto, las canas a la vista,pareceun camionero, una lesbianagordade cabezademasiadopequeña,gesto hosco y grandes tetas. A lo mejor es eso, piensa Amalia, y noteníamosniidea...

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—¿Qué?—se esfuerza por sonreír mientras le limpia de pelos elescoteylanucaconunabrocha—.¿Tegusta?

—No—respondeella—.Estoymuy feaperoesoes exactamente loquequería,estarfea,asíquemuchasgracias.

Selevanta,paga,seva,ynodicenadamás.

A las tresde la tardevuelvea sonarel teléfono,ycomoAmaliahasalidoacomer,contestaMarisol.

—No sé quién es —informa a su jefa cuando vuelve—. No heentendido el nombre y no ha querido hablar conmigo. Ha dejado unteléfonoparaquelallamestú.

—De verdad que hoy están pasando unas cosas rarísimas... —murmura,sinpresentirque todo loquehapasadohastaahorasóloeselensayogeneraldeloquevaapasardespués—.Hola,soyAmalia.¿Quiéneres?

—Hola,soy...—lerespondelavozdeunachicajoven,enunvolumennormalquedesciendeestrepitosamentecuandopronunciaunnombrequeresultainaudibleparasuinterlocutora.

—Perdona, no te he entendido —porque le parece que ha dichoAndrés,peroAndrésnopuedeser.

—Soy...MitíoesPascual,eldelbar,yoestabasiempreconmiprimaLucía.

—¡Andrea!Quésorpresa,¿cómoestás?

—Bien, estoy bien, pero... —y el volumen de su voz vuelve adescender de pronto—.Amalia, ¿tú podrías cortarme el pelo cuando nohayanadiemásenlapeluquería?

—Pues,claro,peronoentiendo...

—Esqueesmuyimportanteparamíquenohayanadiemás.Puedoir

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aúltimahora,cuandomedigas,novamosatardarmucho.

—Bueno,ventealasseisymedia.Lesdigoalaschicasquesevayanunpocoantes,sevanaponermuycontentas—remataentonojocoso.

—Gracias—pero Andrea no tiene ganas de reírse—. A las seis ymediaestoyallí.

Anteseraunaniñarara.

Amalia lo recuerda al verla entrar, después de identificarla con lafigura que lleva un rato apoyada en la pared de enfrente y que cruza lacallesolamentecuandovesaliraMarisolyaSandra.

Si no la hubiera conocidode pequeñaquizás se habría dado cuentaantes. Pero Andrea siempre fue rara, una niña callada, asustadiza, quenuncasonreía,nihablaba,niserelacionabaconnadiequenofueraLucía,queeramonísima,guapapor lasdos,muycariñosaycapazdedisfrutarcon cualquier cosa. CuandoAmalia la conoció,Andrea era una sombraoscura de siete u ocho años cosida a un luminoso cuerpo de la mismaedad,unafigurantemuda,apenasperceptible,enlavidadesuprima.

Aveces,Mari lastraíacuandoveníaapeinarse,ymientrasLucíaseponía rulos, se probaba pelucas, se pintaba las uñas o se metía en lossecadores,Andrea se sentaba en una silla y esperaba a que su prima secansara.Nuncamolestaba, nunca preguntaba, nunca pedía nada, pero noporquefuerasosa,porqueestuvierademasiadobieneducadaoresignadaal aburrimiento, sino porque era así de rara. Amalia creía que estabaacomplejada porque se sentía fea, aunque no lo era exactamente. Teníaunosojosbonitos, lacarademasiadoalargaday lanarizgrande,aunquenodemasiado.Teníaademásunapielpreciosa,comoladeunmelocotón,pero en su cara fallaba algo, como si le sobrara o le faltara algúnmilímetroenalgunaparte,comosihubieraalgúnrasgodemás,demenos,oni siquieraeso, comosi enel rostrodeAndrea sehubieranmezcladoporaccidenterasgosdedoscarasdistintas.

Esta tarde, cuando entra en la peluquería, tiene la piel más áspera,muchomás seca.Acambio esmenos fea, porqueel pelo corto le sienta

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bienapesardequesehavestidocomosisehubierapuestoloprimeroquehasacadodelarmario sinmirar.Llevaunosvaquerosdesgastados,peromuy limpios, zapatillas de deporte y una camisa suelta, de cuadritospequeños, rojos y blancos, que le queda enorme. Además está muynerviosa.Amaliarecuerdaatiempoquesupadreaparececadadosportresenlostelediarios,queestáapuntodeiralacárcel,ynolepreguntaporlafamilia. La sienta en una silla, la despeina con la mano y descubre lostrasquilonesdelpeorcortealopajequehavistoensuvida.

—¡Quéhorror!—seleescapa—.¿Quiéntehahechoesto?

—Yo—reconoce, y al mirarla a través del espejo, Amalia está apuntodeencontrarelerror,elfallo,quizáslavirtuddelrostroquetienedelante—.Melocortéyo,perolohicemuymal,poresohevenido.

—¿Yquéquieres?¿Teloigualo?

—No,córtamelodeltodo—eneseinstante,Andreacierralosojos—.Comoaunchico.

—¿Comoa un chico?—Amalia lamira, analiza sus rasgos, ve susojoscerrados,lasmanosapretandolosbrazosdelabutaca,ynohacemáspreguntas—.Comoaunchico.

Cuandoselanzaatrabajarconlatijera,Andreaempiezaallorarsinhacer ruido, como si no tuviera control sobre las lágrimas gordas,sigilosas, que ruedan por su cara sin alterar su gesto, los ojos siemprecerrados,loslabiosentreabiertos,lasmejillashúmedas,pálidas,brillantesdellanto.

Amaliacorta,corta,ynosabequéhacer.Ledaríaunpañuelodepapelparaqueselimpiaraperosigueviendosusmanosaferradasalosbrazosde la butaca, los suyos en tensión por el esfuerzo de clavar los dedoscomogarras en el plástico, las piernas encogidas, las rodillas dobladas,lospiesenelaire.

Amaliacorta,corta,ymiraaAndrea.Sedacuentadequehaadoptadola misma postura que tendría si estuviera montada en la máquina más

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peligrosadeunparquedeatraccionesygiraraenelaire,amuchosmetrosdealtura,sinmássoportequeeldeunasientosujetoaunbrazometálico.Esaessupostura,peronoexplicaelllanto,nilosojoscerrados.

Amalia corta, mira, corta, mira, sigue cortando, mirando, y al finentiendeelvértigo,elpánicodeAndrea.

Cuando termina, toma su cabeza entre las dosmanos, la levanta, laendereza,vuelveamirar,yyanovenadaextraño,nadaerróneoenlacaraquetienedelante.

—Abrelosojos—lediceconsuavidad—.Estásmuyguapo.

Yderepentesedacuentadequehoyhadejadodeserundíararo.

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Cuando Marita le cuelga el teléfono, Begoña resopla, se enfada,cambiadeopinión,marcaotronúmeroyseencuentraconqueMaríaestácomunicando.Seguroquelaotraseloestácontandotodo,sospecha,peromenosdeunminutodespuésinsisteyencuentralalínealibre.

—Hola,Bego.¿Quétepasóayer?Alfinalnoviniste...

—Ya,esquetuveunabroncaconFernando,queestáintratablepornoséquéproblemasdel trabajo,y semequitaron lasganas, laverdad...—ahoranoleapetecepensareneso—.Oye,queyamehacontadoMaritalodeSofía.¡Quévalor!¿No?

—¿Valor?—pues sí que estamos bien, piensa Begoña, otra que talbaila—.¿Aquéterefieres,alodeSebastián?

—¿Sebastián?Ah,osea,queyasabemoscómosellama.

—Puessí.Ysihubierasvenido,tútambiénlosabrías.

—Ya, tía,peroesquemeparecemuyfuertequeseenrollaraconélsobre lamarcha, con los dosviejos ahí, en su casa.Hayque estar fatal,¿no?

—No.Másbienestabandeputamadre.Alasseisdelamañana,Sofimehamandadounwhatsappllenodetrompetas,dedoshaciendolauvedelavictoria,bailarinasdeflamencoybolsasdeserpentinas,asíque...

—Ay,puesamímeparece...¡Conunportero,María!

—No es un portero,Bego—su tono se endurece tanto como el deMaritahaceunrato—.Esunaparejadorqueestáenelparoytrabajacomoportero.Yademás,¿esoquétienequever?Sofihaconocidoauntío,hanechadounospolvosy sehaquedadocomoDios.Comosi fueraalbañil,¿dóndeestáelproblema?

—Pues está, está, porque ahora parece una mujer desesperada, esdecir, que el portero ya se ha dado cuenta de que es una mujerdesesperada.Yluego,lodeempezarabesarseahí,enelCentrodeSalud,

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delantedemediobarrio.¿Ysudignidad?

—¿Sudignidad?—ahora laque resoplaesMaría—.Mira,Bego, tevoyadejarpordos razones.Primeroporque tengoque irmeaveraunpaciente,ysegundo,yfundamentalmente,porquemeestánentrandounasganaslocasdemandarteatomarporculo,asíque...Hastaluego.

Ella también cuelga, y Begoña ya no encuentra otra forma dedistraerse,deescapardelatrampaenlaqueestáencerrada,hastaqueseleocurrequetendríaqueducharse,vestirseybajarasacardineroalcajeroparapagarestatardelapeluquería.

Begoñacasinuncahasidofeliz.

De niña quizás, porque no recuerda esta presión, la bola en elestómagoquelaacompañaatodaspartesdesdehacedécadas,unhuéspedindeseable, tan incrustado en su cuerpo que ya no lo distingue de suspropiasvísceras.

Begoñanoesfelizynosabeexactamenteporqué.Sabequesiemprele ha faltado algo, que la suerte, tan dadivosa, hasta derrochadora conquienes la rodean, se ha empeñado en ser muy rácana con ella. Esasensación la acompaña a todas partes, coloca ante sus ojos un filtroapagado,grisáceo,queafeatodoloquetienecerca,unacasaquenuncalehagustado,unosmueblesquenosontanbonitoscomolosqueveenlascasas a las que la invitan, un coche que siempre está sucio por fuera yperpetuamente salpicado por dentro de las bolsas vacías de patatas quecomensushijosenelasientodeatrás,ysupropiaimagenenelespejo.

Begoñanoesunabellezaperonadie,exceptoella,ladefiniríacomounamujerfea.Esmonadecara,usaunatallacuarenta,midecientosesentayseiscentímetros,tienelaspiernasbonitas,lospechosensusitio,unavozpreciosaylasarrugasjustas,saludablesparasuedad.Perocuandosemiraal espejo sólo ve a unamujer vulgar, anodina, poco elegante y sin unapizcadeclase.Comosucasa,comosumarido,comosufamilia,comosuvida. Y cada vez que llega a esa conclusión, la bola de su estómagoengorda,sevuelveunpocomásdura,máspesada, tanabsorbenteque lequitaelairequenecesitapararespiraryhastalasganasdevivir.

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¿Por qué yo?, se pregunta, ¿y por qué yo no? Entonces intentaarreglarlo. Se tira a la calle como si estuviera poseída por un demoniodespuésdeunanochesindormir,horasyhorasnavegandoporInternetalabuscadeofertasen tiendasverdaderamenteexclusivasdondecomprartelas, piezas, detalles capaces de iluminar la asfixiante grisura de sumundo.Al encontrar lo que busca, la presión se relaja y una sonrisa deaparente satisfacción aflora a sus labios, pero la calma duramuy poco,apenas unas horas, las que tarda en posar los ojos sobre una tapiceríadeslucida, una mesa pasada de moda, una nevera alemana, buenísima yrelativamentenueva,peroconelcongeladordebajodel frigoríficoynoenun cuerpoparalelo, como las que se llevan ahora.En ese instante, laangustiagrita,lareclama,lepreguntasideverdadcreíaqueibaalibrarsedeellatanfácilmente.Ytodovuelveaempezar.

Begoñanoesfelizysuinfelicidadpersistente,fecunda,haceinfelicesa sumarido, a sushijos, a sus amigos.Ella seda cuenta sólo amedias,porquelaboladesuestómagoexigedemasiado,porqueescomounhoyoabiertoenlaarenadelaplayaquepideaguayselatragatoda,ypidemás,ysetragamás,ymás,siempremás,yluegotodavíaunpocomás.Hastaqueayersumaridolotapadeunavez,ylohacedegolpe,sinavisar,tanabruptamentequeelladecidequenopuedecomprenderlo.

—¿Cómoquevanacerrarelvivero?

—Begoña...

—Peroesonopuedeser,tecolocaránenotrositio,nopuedendejartetiradodeesamanera.

—Begoña...

—Siademástellevasmuybiencontujefe,¿no?SiemprenosinvitaasucasaenNavidad,oseaquenopuedeser,no,esimposible...

—Begoña, te estoy diciendo que van a cerrar el vivero. Lo van acerrar,¿loentiendes?Mijefesellevamuybienconmigo,nosinvitaasucasaporNavidadymehadichoquevaacerrarelvivero.Locierra.Findelahistoria.

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Despuésdedictaresasentenciainapelable,selaquedamirandocomocuando aún intentaba convencerla de que tenía un problema, aquellostiemposen losqueseatrevíaapronunciar lapalabra terapia,yesperaaquedigieralanoticia.

—Peroentonces—lecuestaunratolargo—,¿quévamosahacer?

—Pueshepensado...

Fernando arranca a hablar, se detiene, se lo piensa, vacila, pero alfinalselevanta,vuelveasentarsealladodesumujer,lacogedelamano.

—Estoypensandoenquedármeloyo.Tengoquemirarlobien,perosiinviertolaindemnizacióndeldespidoenpagareltraspaso,siconsigoquelos proveedores me mantengan las mismas condiciones, y reduzco laplantilla,ycongelolossueldosdelosdemás,yeliminoelmío,ytrabajocomounabestia...Elviveroesrentable,yconsuerte,enunaño...

—¡Québien!—Begoñayanoquieresabermás,asíquelesonríeylebesa para que él se arrepienta de haberle contado la verdad—. Porqueentoncesvasaserempresario,¿no?Esaeslasolución,emprender,lodicetodoelmundo.Sitodoslosparadosfuerancomotú,nohabríacrisis,miraloquetedigo.

—Begoña...

Peroyasehalevantado.Leanunciaquetienemuchascosasquehacer,se ducha, se viste, se arregla, se le ocurre que tendría que ir a hacer lacompraantesdepasarseporelCentrodeSalud.

Cuandovuelveamirarelreloj,sonlasdiezmenoscuartodelanocheydecidequeyanomerecelapena.

Estamañana,antesdebajaralacalle,ledaunbesoaFernando,queestámuyentretenidoenlamesadelcomedorconunmontóndecarpetas,elportátilylacalculadoradesuhijomayor.

—Notardonada,si traen lacompraque lodejen todoen lacocina,

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¿vale?

Enelcajerohaycola,perotodoparecefuncionarperfectamentehastaquellegasuturno.Begoñaintroducesuclave,escogelacantidadmáximaque puede sacar en un día, pulsa el botón correspondiente y recibe acambio un mensaje incomprensible. Repite la operación y obtiene elmismomensaje.Entoncesretiralatarjetayentraenlaoficina.

—No, está todo bien—la cajera le sonríe como si tuviera algunabuena noticia que darle—. Su tarjeta tiene un límite diario de cincuentaeuros.Sólopuedesacarmásacrédito.

—¿Cincuentaeuros?—esonoesniladécimapartedelacantidadquesuelesacarellacuandovaalcajero—.Esonopuedeser, tienequehaberalgúnerror,yonoentiendo...

—No—lacajeradejadesonreír—,nohayningúnerror,señora, losientomucho.Elotrotitulardelacuenta...

—Nada,nada,muchasgracias—recogelatarjeta,sedalavueltayselargasindecirunapalabramás.

Begoña no sabe qué ha hecho su marido, pero la idea de que esadesconocida lo cuente en voz alta delante de un montón de extraños laponemásenfermaqueellímitedesutarjeta.Paraserenarse,paseaunrato,entra en una cafetería, se sienta, se toma un café, una tostada, y acabadecidiendoqueFernandoesunexageradoperoqueyaleharáellaentrarenrazón.

Cuandoletraenlacuenta,vaapagarconlatarjeta,peronoseatreve,yalfinalledaalcamareroelbilletequellevaenelmonedero.Después,comoyaha cambiado, le compra unadocenade calas blancas, grandes,preciosas,a lagitanaqueponesiempreunpuestoal ladode labocadelmetro.

Fernandosiguetrabajandoenlamesadelcomedorconsuscarpetas,elportátilylacalculadora,perocuandoveentrarasumujerseechaparaatrás,apoyalaespaldaenelrespaldodelasillaylamiraalosojos.

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—Pero¿túquétehascreído?—ellainterpretaesamiradacomounaagresión—. ¿Quién eres tú para mangonear mi dinero, eh? ¿Cómo teatrevesamanipularmitarjetasindecirmenada?¡Estoeselcolmo,vamos!Aquienselocuentes...

—¿Yo?—Fernandoenciendeuncigarrillo,daunacalada,empiezaaexplicarseanteelgestodeperplejidadquehareemplazadoalafuriaenelrostrodesumujer—.Yono...

—¿Ytúcuándohasvueltoafumar?

—Anoche

Vuelve a aspirar, echa el humo, lamira, y al contemplar sus ojos,Begoñayanosesienteagredida,perotampocoseatreveapreguntarlesisehavueltoloco,niapedirlequenohagatonterías,yderepentedecidequeyanisiquieraquieresaberquéhapasadoconsutarjeta.

—Bueno,puesvoyaponerlasfloresenagua,porque...

—Vuelve a sentarte, Bego, las flores no se van a secar por diezminutos.¿Quieresunpitillo?—ellaloacepta,élseloenciende,habla—.Yonomangoneotudinero,sólointentoayudarteaadministrarlo.Tupartedelalquilerdelpisoqueheredastedetumadrina,despuésdedescontarlacomunidad,sonmilquinientoseuros,nosésilosabes.Esverdadquelaspatentesdetuabuelotedanmásdeldoble,perotelopagantodojuntoenenero, y estamos en abril, y ya te has gastado tres veces lo que hascobrado este año.Mil quinientos euros entre treinta, dan cincuenta, y teregalo otros tantos los meses que tienen treinta y un días—empuja lacalculadora sobre lamesa—, puedes hacer la división, si quieres.Hastaahoranoimportabatantoporqueyopodíaasumirtusdeudas,peroyanovoyapoder,Bego.Yhoymehelevantadoalasseisdelamañanaporquenopodíadormir,yhemiradoel estadode lacuentadelbanco,ymeheencontrado con que ayer te gastaste quinientos cuarenta euros en unsupermercado.

—Es la compra del mes —Begoña se descubre envidiando lanaturalezade loscaracoles, lamaravillosafortunade llevaracuestasun

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caparazóndondeesconderseenmomentoscomoeste.

—Quinientoscuarentaeurosdespuésdeloquehablamos,quinientoscuarenta euros cuando ya sabías que cerraban el vivero, quinientoscuarentaeuros,Begoña...¿Túsabesquehayfamiliasquenotienenniesoparavivirunmesentero?

—Bueno,pueslapróximavezgastaré...

—Noeseso,Bego—siellaseatrevieraamirarasumarido,sedaríacuentadequefruncelos labiosencadasílabaquepronuncia,comosi ledoliera,peroafaltadecaparazón,sigueexaminandosuspropiasuñas—.Novaahaberpróximavezporquenopuedeser.Yano.

Durante unos segundos ambos se quedan inmóviles, callados,absortosendosorillasopuestasdelamismatristeza.

—O sea, que somos pobres —concluye ella en un tono desvalidocuyoecolesorprendetantocomosibrotaradeunagargantaajena.

—No es que seamos pobres. Es que nunca hemos sido ricos. Y demomento, hasta que el vivero empiece a tirar, sólo voy a cobrar eldesempleo. Algo me quedará de la indemnización después de pagar eltraspaso,perohabráqueahorrarlohastaverquépasa.Asíque, losientoenelalma,cariño,peroseacabólafiesta.

Begoña se levanta, le da la espalda a su marido, empieza a andardespaciohacialapuertadelsalón.

—Tequiero,Bego—escuchaasuespalda.

—Noesverdad—respondesinvolverse.

Seencierraensudormitorio,llamaalapeluquería,anulalacita,setiraenlacamabocaabajoyllora.

Oyealosniñosquevuelvendelcolegioysiguellorando.

Oyeruidodecacerolasenlacocinaynodejadellorar.

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Oye el ruido del agua que resbala sobre la loza de los platos, elmotordellavavajillasarrancando,yaúnlloraunpocomás.

Después,sequedadormida.

Sedespiertaa lassietede la tarde,hambrienta, tanagotadacomosiacabaradedescargaruncamión,recorrelacasaycompruebaquenohaynadie.

Notieneganasdeponerseacocinar,asíquesehaceunbocadillodejamón serranocorriente, porquede repente, abrir el paquetedepaletillaibéricaquecompróayermismoleinspiraunmiedoinexplicable,yselolleva al salón. Allí se sienta en su lugar, la esquina del sofá que ocupasiempre, mira a su alrededor y afronta una inesperada revelación. Porprimera vez enmuchos años le gusta lo que ve, lo que tiene, una casagrande y luminosa, unosmuebles bonitos, unos hijos que la adoran, unmaridoqueestádispuestoacargarcontodoyquenuncalehareprochadoquenoquieratrabajar.

Losojos se le llenande lágrimasporúltimavezy se sientemejor,luegomuchomejor,despuésmejorquenunca.

Cuando se levanta, se da cuenta de que la bola de su estómago hadesaparecido.

Inspira, espira, disfruta de su ausencia, y se pregunta cuántoduraráestavez.

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EldomingodeRamos,Dianainvitaasumadreacomer.

Adela lleva el vino y el postre, como siempre, y se fija en que suyernonocomemuchoyhablatodavíamenos.

—¿Meayudasarecogerlamesa,mamá?

Después del café, Adela está convencida de que su hija quiereencerrarse con ella en la cocina para hablarle de su marido, y susprimeraspalabrasparecenconfirmarlo.

—Mira, mamá, yo... —abre el lavaplatos, se agacha a estudiar sucontenido,ydesdeallíseexplicaalgomejor—.Tengounproblema.

—Ya me he dado cuenta—la madre empieza a llenar de vasos labandejadearriba—.¿QuélepasaaPepe?

—¿A Pepe? —pero su hija se vuelve a mirarla con un gesto deestupor y una bandeja de horno chorreando agua entre las manos—. APepenolepasanada.

—¿Seguro?

—Seguro—asienteconenergía,regresaallavaplatos—.NoesPepe,esSofía,quequierepasarlaSemanaSantaenlaplayaconesenovioquesehaechado,perocomoélgana tanpocoynopuedepagarunhotel,ytampoco quiere pagarlo ella para que él no se sienta mal, pues me hadichoquesipuedenacoplarseennuestracasa.

—¡Ah!—Adelasonríemientrassiguecolocandovasos,porqueDianaacaba de recordarle que la que tiene un problema menos es ella—.Fenomenal,mealegrounmontón,esoesloquenecesitabatuhermana,yoestoyencantada.

—Ya,yyo tambiénpero,verás...—Dianaseapoyaenel fregadero,levantaunamano,cierraelpuñoyempiezaadesplegarlosdedos,unoporuno—. En nuestro cuarto, dormimos nosotros. En el de invitados, missuegros,queseapuntaronhaceunmes.Enelcuartodelosniños,duermen

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PabloysuamigoFelipe,porqueJosenoviene,mehadichoquetienequequedarse en Madrid a estudiar. Total, que si pongo a Mariana en eldormitoriodeal ladodelacocina,Sofiysunoviopuedendormirensucuarto,pero...

—Perolascamassondeochenta—completaAdela.

—Esoda igual,mamá.Están en esa fase en la quedos duermen enuna cama pequeña y les sobra sitio.No es eso, es que ya no tengomáscamas.

—¿Y?—peroloentiendetododerepente—.¡Ah!Lodicespormí...No tepreocupes,hija, siyonopensabamovermedeMadridenSemanaSanta.Tengounmontóndecosasquehacer.

—¿Deverdad?

—Ytandeverdad.Pero túpreocúpateporPepe, anda.Hazmecaso,queyosémuchodeeso.

CuandoAdela sequedaviuda, sientequenuncamáspodrávolverainteresarseporelmundo.

Porquenosólopierdeasumarido.Conél,pierdesuvida,lasganasde vivirla. Sin Miguel no le apetece ninguna cosa, desde el zumo deldesayunohastaelsueñodecadanoche.Lesobrantodoslossegundosdecadadía,lesiguensobrandodurantesemanas,luegomeses,porfinunañoentero. No sabe lo que hace aquí, no sabe por qué está viva, nada leinteresa,nadaledivierte,sóloleilusionalaideadefumarhastamorirse.

Sus hijas no lo entienden. Lo habrían esperado de cualquier otramujer, de su madre, tan activa, tan lanzada, tan moderna siempre, no.Adelapierdelacuentadetodoslosgimnasios,todoslosbalnearios,todoslosviajesquelehanrecomendado,cuandoenlapantalladesuordenadorseabreunaventanainesperada,quebrillaypalpitacomounservivo.

—¡QueardaTroya!—lapatria deParis, a la queMiguel y ella hanconsagrado su vida, es la responsable de que reciba de vez en cuando

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informaciónnosolicitada,peronuncahavistounanuncioparecido—.Yesto,¿quéserá?

Enseguida descubre que es un juego, un juego de estrategia, enapariencia tonto, en realidad dificilísimo, y su salvación. Sumarido, elprofesor Salgado, catedrático de griego en la Facultad de FilologíaClásica de la Autónoma, traductor y editor de La Ilíada, habría estadoorgulloso de ella, porque la primera vez no le resulta nada fácil. TardamásdedossemanasenrendiraAgamenón,perosalvaTroyay,entretanto,vuelve a comer, a pasear, a leer, a acostarse a su hora. Miguel y ellasiemprehanestadoencontradelfinalqueescogióHomero,siemprehansidoforofosdeHéctor,desupueblo.Poreso,cuandotienequeponerseunnombre,escogeAndrómaca.

Después, vuelve a empezar.Pierde su segundaguerray se jura a símismaquenuncamásvolverá aver losmurosdeTroyaardiendoen lapantalla de su ordenador. Poco después, el juego empieza a hacersefamoso.Aparecenartículosenlosperiódicos,reportajesenlatelevisiónyun nuevo reclamo en elmenú principal,Modo torneo ¡Que arda Troya!Luchacongriegosycontroyanosdetodoelmundo...

Cuandoseinscribe,descubrequecasitodossuscontrincanteson-lineapoyana losgriegos.Sólo encuentra aun jugadorque se llamaHéctor,peroellasiemprehadespreciadoelfácilencantodelosvencedores.

—Túyyosabemosquiénessonlosbuenos,amormío.

Todaslastardes,alahoradelapartida,cogeunafotodeMiguel,ledaunbeso,lacolocaasulado,sobrelamesa,escogesucaballo,sucasco,sucoraza,suespada,suarcoysusflechas.

—¡Tomaesta!—ysiempreescogemejorquesus rivales—.¡Yesta,aqueodeldemonio!

Unanoche,despuésdesuenésimavictoria,seabreunanuevaventanaenlapantalla.Esunainvitaciónauntorneopresencialquesevaacelebrarenverano,enunhoteldelaGranVía.Seponetannerviosaqueseechaalacalle,caminahastacansarsey,alvolveracasa,seexcusa.Nopuedeir

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consussetentaydosañosajugarenpúblicoconunoscríos,aunqueardaTroya.Pero,porfortuna,Troyanoarde,porqueHéctorganaeltorneo.

Sin embargo, unosmesesmás tarde, en el torneo navideño, pierdeanteAquilesparaquelasllamasreduzcanacenizaselpalaciodePríamoenmillonesdepantallasdetodoelmundo.

—¡Pero, Héctor, qué has hecho! —musita con los ojos llenos delágrimas—.PuesalCampeonatoNacionalvoy—lediceaunafotoenvozalta—.Teprometoquevoy.

Poreso, elMiércolesSanto, en lugarde irsea laplayaconPepeyconDiana,sepresentaenelsalónmásgrandedeunhoteldelaGranVía.

—Perdone,señora—lediceunchicomuyjovenquevigilalaentrada—,nopuedepasar,aquísecelebrauntorneodevideojuegosy...

—¡Ay!, sí, perdona—la anciana busca en su bolso y se cuelga delcuello la identificación que ha recibido por correo—. Ahora sí puedo,¿verdad?

—¿Andrómaca?—yelchicoderepenteestátanpálidocomosiAdelahubiera rejuvenecidocincuentaañosy llevarauna túnicablanca,alnietodePríamoensusbrazos—.¿UstedesAndrómaca?

—Sí,yosoyAndrómaca.

—¡Arturo! —entonces sale corriendo—. ¡Curro! No os lo vais acreer...

Tresdíasmástarde,enlafinal,lellegaaellaelturnodelapalidezyelasombro.

Nohaperdidoningunabatalla,pero tampocosehaquedadoningúndíaacelebrarloporque,asuedad,irseconesosmuchachosatomarunascañas... La otramanga se juega en una sala diferente y no conoce a sucontrincante,perotampocole tienemiedo.Eldíadelagranfinal,ocupasu silla frente a la pantalla gigante, saca la foto deMiguel del bolso, la

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besaylacolocaasulado.Unsegundodespués,alguienlacogeynoseladevuelve.

—Hola,abu—algirarse,vequesunietoJoseestásonriendoconlafotoenlamano.

—¡Jose!—lemiraysienteuna incomprensibleespeciedemiedo—.¿Quéhacesaquí?Tú...Tú...¿Losabetumadre?

—Pues claro que no, ¿por quiénme tomas?—él se echa a reír, seacercaaella,labesa—.Lehedichoquemeibaaquedarestudiandoparaque luego no diga que soy un irresponsable y un frívolo. Mamá noentiendeestascosas.

—¿Perotú...?—Adelaintentaencontrarunaexplicaciónquenosealaúnica evidente—. ¿Tú...?—porque su nieto puede haber venido a ver lafinalentreelpúblico—.¿Tú...?—porquepuedeseramigodeotrojugador—.¿Tú...?—porquealomejorestabaenelhotelyselehaocurridoentraramirar—.¿Quéhacestúaquí?

—YosoyHéctor,abu.

Adelacierralosojosysólovuelveaabrirloscuandoelárbitrodelapartidaseacercaparacomunicarlesunamalanoticia.

—Tenemosunconflicto.

—¡Uy!—Adelalevantalacabeza,lemira—.Sisólofuerauno...

—Ya—Josesonríe—.Nopasanada,yoseréAquiles.

—Deningunamanera,tengomuchogustoencederte...

—Que no, abu. Tú tienesmejor historial que yo. Tú sigues siendoAndrómaca.

—¿Abu?—preguntaelárbitro,peroningunodelosdosjugadoresleresponde.

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Derepente,losaltavocesinundanlasalaconunsonidodeclarinesyplatillos. La batalla va a empezar, pero esta vez los dos finalistas no selimitan a darse la mano. Una anciana y un chico de veintiún años seabrazanenelcentrode lasalamientraselpúblicoaplaude.Enelúltimoinstante, Héctor, reencarnado en su enemigo, pega su cabeza a la deAndrómacaylehablaaloído.

—¿Aqueestáspensandoendejarmeganar?—ellaloniega,élnolocree—.Comolointentes,notevuelvoadirigirlapalabra,quelosepas.

—Pero,Jose,siamímedaigual...

—¿Y a él?—su nieto señala la foto que lesmira desde lamesa—.Troya no puede arder, abuela, no puede arder, ¿entendido? No tengaspiedad.

—Tranquilo, cariño—ellacomprende, seponedepuntillas, lebesaenlamejilla—.Procurarénotenerla.

Treshorasmástarde,losgriegosserinden.

Aquilesnuncahacelebradotantounaderrota.

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Lapuestadesollesparecetanespectacularqueselanzanaaplaudir,siguiendoelejemplodedosguiris,practicantesdekitesurf,querecogensusbártulosunosmetrosmásallá.

Luego se besan. Para ellos es una fiesta besarse al aire libre, sinpreocuparsedesialguienlesestáviendoono,despuésdeuninviernodedisimulosyachuchonesdeurgenciaenelcuartodelafotocopiadoradelacomisaría.LainspectoraFernándezyelagenteFerreiroestánpasandosuprimeranochelejosdeMadrid,enunaplayarodeadadedunasypinares,desierta siempre y sobre todo ahora, unos días después de que hayaterminadolaSemanaSanta.Todoslosbesoslesparecenpocoshastaquecaelanocheycambiaelviento.

—¿Nossubimos?—ellaserindeantes,cuandonotaquelahumedadleestáponiendolapieldegallina.

—Sí, ya deben de ser... —él busca su teléfono en el interior delpantalónenrolladoquehausadocomoalmohadaypegaungrito—.¡Sonlasdiezycuarto,tía!

Perotodavíasebesanotropocoantesdelevantarseysubirlacuesta.Alpasarjuntoalchiringuito,Miguellepreguntaasuhermanohastaquéhorasepuedecenar.

—Alaquequeráis.Cerramoslacocinaalaunaoasí...EstoesCádiz.

Elbungalowespequeñoymonísimo,comounacasitadecuento,unasolahabitacióncon la camaadosadaaunapared,un sofáadosadoa lospiesdelacama,unamesitadelanteyenfrente,muycerca,unaestanteríadelaanchuradeltelevisorquecontiene,flanqueadapordosmueblesbajosdecocinaacadalado,conunaencimeraconplacaencastradayunanevera.El único espacio aislado es un cuarto de baño completo y diminuto. Loúnico grande es la cama, y ellos no necesitanmás. Lomejor es que laúnica pared libre es una cristalera que se abre directamente a la playa,aunque al salir no se pisa la arena. En la tarima larga y estrecha, detablonesdeteca,cabendostumbonaspegadasentresí,unvelador,cuatrosillasyunasombrilla.Alfondo,alaizquierda,estáelnuevochiringuitodePedroFerreiro.LaúltimavezquefueaMadrid,enNavidad,invitóasu

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hermano pequeño a conocerlo cualquier fin de semana, pero nuncaimaginóque fueraa traersealpedazodemujerconelquehaaparecidoestatarde,cuandoAuxiyélservíanlascomidasdelosmásrezagados.

—¿Allí os gusta? —Pedro señala hacia la mesa que ocupa unaesquinamientrasrepasaconlosojoselcuerpazoembutidoenunvestidode lycra rojo—.Ahora os bajo lamampara, para cortar el viento...—ymientrasledaalamanivela,aprovechaparaestudiarelescotedeRaquel

Miguelsedacuentadetodo,peronosemolesta.Pedroescomoes,untarambanaquenohaparadodesaltardemujerenmujerdesdequedejóa Sofía Salgado cuando todavía estaba en la universidad. Los dos seencuentranenunasituaciónextraña, sinembargo.Es laprimeravezqueMiguel tiene una novia que está más buena que la de Pedro y que es,además,lamayordelasdos.

—Aver,¿quéosapetecetomar?

Auxi esmuy joven,muygraciosa, tan redondacomosi supiel aúnconservaralacondicióntierna,esponjosa,deunainfancianomuylejana.Tienecarademuñecamorena,rasgospequeños,agradables,yuncuerpoque parece de peluche a pesar de la cintura estrecha, las caderasimpecablemente curvas, los pechos altos de sus veintipocos años. Laprimeravezquelave,Miguelpiensaquenoesnilamitaddeatractivaqueelpromediodelasnoviasquelehaconocidoasuhermano,peroporlanoche, mientras la ve moverse entre las mesas como si bailara depuntillas, sedacuentadequeAuxiesencantadoraensentido literal,unamujertocadaporlagracia,unencantotanliviano,tanprofundoalavez,quenotienequeesforzarseparaseducir.Raquel,mientrastanto,piensaenotrascosas.

—¿Puedohacerteunapregunta?—leespetasinpreámbuloscuando,yademadrugada,sesientaatomarunacopaconellos—.¿Esto...—yhacegirarsudedoíndiceenelaire—eslegal?

—¿Quépasa?—AuxiseechaareíryMiguelcompruebaquelarisalahaceaúnmásatractiva—.Túerespolicíadesdequetelevantashastaqueteacuestas,¿no?

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—Pues...Metemoquesí.

Elfundadordelchiringuitofuesuabuelo,perosubisabueloyahabíaregentadoantes,enelmismolugar,unacasetadondeservíacomidasalostrabajadoresdeuna fábricadeconservasdeatúnquedesapareciócon laguerra.

—Mañana,sidaisunpaseoporlaplayahaciaelpueblo,veréisunasruinasenmediodelasdunas.Esoeralafábrica.

El abuelo de Auxi decidió reconvertir el paupérrimo negociofamiliar en un chiringuito muy precario, una barra, cuatro mesas y untechodecañas,peronoprosperómucho.Amediadosdelosañossesentadel siglopasado, cuando los turistasbritánicosy alemanes empezabanasucumbir al dudoso placer de achicharrarse por las mañanas, paraconsagrar sus noches al aún más dudoso entretenimiento de arrancarsemutuamente tiras de piel quemada de la espalda, aquella playa pequeña,insignificante,batidasincesarporelLevanteyporelPoniente,yaquedóal margen de la invasión. Su dueño nunca llegó a echar de menos elfrenesídeotroschiringuitos,esosque,amediadosdeagosto,sequedabansincerveza,sinpanysinpescadotodoslosdías.

—Elsuyonodabaparamucho,perotampocotrabajo.Tanricamente,solíadecir él, total,parael críoyparamí...Porquemiabuelamuriódepartoaldaraluzamipadre.

Teníasuclientela,sinembargo.Genteinteresante,queibaalaplayaaandaryanadar,nadadetirarsesobreunatoallapararebozarsedearena.Mariscadores,ypescadoresdelosdeverdad,nodeesosqueestrenancañacada verano para hartarse de pescar algas. Familias de La Línea, y deAlgeciras,losúnicosqueconocíanaquellaplayaquenisiquieraveníaenlosmapas.Pero,sobretodo,elchiringuito,tancercadeGibraltarquelosvalientes se atrevían a llegar a la roca nadando, vivía entonces delcontrabando. Territorio neutral, como una Suiza diminuta de arena ycañizo,ensubarraalternabanloscontrabandistasconlosguardiasciviles,cuandonocoincidíanapaciblementelosunosconlosotros.

—Miabuelolesservíaatodosynohablabaconninguno.Guardaba

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muybienlossecretos,asíquenuncaperdióuncliente,nideunbandonidelotro.Hastaqueafinalesdelossetentasejubilóymipadreheredóellocal, pero tampoco tuvomucha suerte.Entonces llegaron loshippiesy,segúnél,todoseempezóafastidiar...

Porqueeranhippiestardíosypobretones,cargadosdeniñosquesóloseacercabanalabarraapedirvasosdeagua.Susmadres,esosí,tomabanelsoldesnudas,yaalgunasdabagloriaverlasaunquenoconsumieran.Ysin embargo,mira por dónde, justo cuando volvió a abrirse la verja deGibraltar,cuandoseacabóelcontrabandoyparecíaqueelnegocioibaaecharse aperder, fueron losnudistasquienes salvaronel chiringuitodelpadre de Auxi. Hombres y mujeres en cueros, menos guapos que feos,menos jóvenes que viejos pero casi siempre con dinero, empezaron aabarrotar las mesas desde mayo hasta octubre ante la impasibilidadforzosadelosguardiasciviles,quenopodíanobligarlesavestirseporqueelprimerayuntamientodemocráticohabíaclasificadoaquellaplayacomonudista.

—Hastaahímipadreaguantóbien,peroconelwindsurf...Conesoyanopudo.Mejubilo,medijohacetresaños,todoparati,yyoledijequesí,quemequedabaconestoencantada.

Porque Auxi había crecido en la confusión, un barullo de gentevestida y desnuda, rica y pobre, deportista y perezosa, delincuentes yservidoresdelaley,juntosyademásrevueltos.Aellalegustabaelordenescondidoenaquelcaosdondetríosdeseñorasgordassedabanunpaseítoconsusnietosdelamanoentreparejasdenudistas,nosiemprededistintogénero,quesebesabanenlabocasinfijarseenque,adospasos,unchavalcontrajedeneoprenoarmabaunavelajuntoaunapandilladeguirisqueexcavabanenlaarenaparauntarsedeunbarroverdoso,buenísimoparalapiel,segúnellos,ysecarsealsol.

—Estoyanohayquienloentienda,opinabamipadre,yesverdad.Yotampoco lo entiendo, pero me gusta. Yo soy de aquí, y esto es Cádiz.Quiennoloconoce,nisiquieraselopuedeimaginar...

Cuandosupadreledejóelchiringuito,AuxiestabaempezandoasalirconPedro,queseguíateniendoelsuyoenunaplayadeTarifadondeyano

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sepodíadarunpasosinchocarconalgo,unatabla,unavela,unmonitor...Laplayadesunovialegustómuchomás,seofreciócomosocioylosdossalieronganando.

—Pedrotuvolaideadeconstruirdosbungalowsenelterrenodondehabíanestadolacasaylacasetademibisabuelo.Ysonlegales,porqueelterreno, que hasta hace nada no valía un céntimo, es propiedad de mifamilia desdemucho antes de que se hiciera una ley de costas.Además,estánamásdecienmetrosdelpuntomáximodelapleamar,aunquecomoahoraestosmamonesquierendejaredificarenlaorilla...

—¿Yelchiringuito?

—Es desmontable. Ponemos todo esto en mayo y lo quitamos enoctubre.Eninviernoparecequenuncajamáshavenidounalmaporaquí.

Alascuatrodelamañana,decidenlevantarlatertulia.

Ya se han ido a dormir todos los clientes, los nudistas ricos, loshippies pobres, los andarines, los pescadores, los windsurfistas, loskitesurfistas, lossevillanosdefindesemanaylosplayeroslocales,sóloquedanelloscuatro.Enlaoscuridadcerradadelalunanuevanosevenielhorizonte,peroenelpatiotrasero,iluminadoporlosfocosdellocal,sólohayuncocheyeseldePedro.

Sin embargo,mientras llevan los vasos a la barra,Auxi se para deprontoylevantaunamanoparapedirsilencio.Lehaparecidooíralgoyenseguida lo oyen todos. Son unas pisadas sordas, de pies descalzos,acompasadas con un ruido extraño, como de plástico que se arrastra.Pedro los manda al fondo, apaga las luces, cierra la caja con llave, ycuandoestáasegurandolasmamparasdeplástico,leve.

Esunbuzo.Consuescafandra,ysutrajedeneopreno,ysusaletasenuna mano, y su bombona a la espalda, un buzo como esos que sesumergenenelocéanodelantedelchiringuitodevezencuando,aunqueestearrastraporlaarenaunsacoenormedeplásticonegro.

—Esunbuzo—informaasunovia.

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—¿Un buzo? —pregunta ella en voz alta—, ¿a las cuatro de lamañana,sacandounbultodelAtlántico...?

Yelruidocesaderepente.

—¡Auxi!—unavozllegadelejos,desdelaoscuridad—.Auxi,¿erestú?

Ellanosedecideacontestarysevuelvenaoírpasos,cadavezmáspróximos,hastaqueunasiluetanegraypesadasehacevisiblealaescasaluzdelúnicofocodelpatiotrasero.

—Buenas noches—el buzo deja la escafandra en el suelo y Pedrovuelveaencenderlaslucesdelchiringuitoalreconocersuvoz.

—Coño,Aurelio,quésustonoshasdado.

—Ponmeunacerveza,compadre,queestoymuerto.

—Voy,pero¿quéhacestú...?

—Puesquévoyahacer, deporteno—yse ríeunpoco, comosi lehicieragraciaaunquetampocomucha—.¿Atiquéteparece?Ganarmelavida.

LainspectoraFernándezyelagenteFerreiroseacercanpocoapoco,con los ojos clavados en el saco de plástico negro asegurado, ahora loven,condosgomasmuyanchasdelmismocolor.

—A ver, con dos chiquillos y seis años en el paro...—Aurelio setoma media caña de un sorbo antes de quitarse el traje de neopreno yseguircontandosuhistoria—.Aquínohaytrabajo,yasesabe,yelcasoesque yo trabajo todo el año como un negro. En invierno cojo erizos ygaleras, en primavera, caracoles, en verano, coquinas, higos chumbos,camarones,loquehaya,ylovendoenlapuertadelmercado,peroloqueseganaconeso...Ustedes,quemelocompráis,losabéismejorquenadie.Ademástengounahuertaenelcampitodemiabuelo,ydevezencuando,sialguienmeavisa,mevoyenunbarco.Mequedoconlamitaddeloque

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pesco,peromishijos tienenquecomercarne,¿no?Hayquecomprarlesropa, y zapatos, y darles para chuches de vez en cuando, y ya ni meacuerdodecuándosemeacabóelsubsidio.Cobroloscuatrocientoseurosesosquedandecaridad,perohaymesesquemellega,yhaymesesqueno.Ycuandono...—vacíaelprimervasoyempiezaconelsegundo—.EltrajeylabombonamelosprestaJorgen,esedanéstanaltoqueviveenlacalleLarga,queesmuybuenchaval.Meestáenormeyesmuyincómodo,perosinélnopodríallegar,asíque...

—¿TehasvenidobuceandodesdeGibraltar conese sacoatadoa lacintura, a las tresde lamañanay sin luna,Aurelio?—Auxipregunta, élasiente—.¡Joder,macho,quécojonestienes!

—¿Yquévoyahacer,sino?¿Dedóndesacoparadarleamimujereldinerodelacompra?

La inspectoraFernández y el agenteFerreiro se dan lamano, se laaprietanelunoalotro,semiranydescubrenalavezqueningunodelosdossabequéhacer.

—¿Meacercáisalpuebloencoche?

—Puesclaro,hombre,peroantes...—Pedrosaca lacartera,miraensuinterior—.DamedoscartonesdeWinstonydosdeMarlboro,anda.

Aurelio quita las gomas, abre el saco, revienta con los dedos unabolsa selladadeplástico trasparente, sacacuatrocartonesde tabacoy seloscobraaldueñodelchiringuito.

—Parezcomiabuelohaciendonegociosconeltuyo,¿eh,Auxi?

—Loqueparecementiraesquehayamosvueltoaestarasí.Hayquejoderse,vamos...

Antes de cerrar el saco, el buzo contrabandista se vuelve hacia esaparejadedesconocidosalaqueporfinparecequeselehapasadoelsusto.

—¿Ustedesqueréis?

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—Bueno —Miguel sonríe porque en el saco no hay bolsas decocaína, ni fardos de hachís, sino dos mil paquetes de tabaco rubio deGibraltar—,dameuncartónamítambién.

—Son mis cuñados —interviene Auxi—, el hermano pequeño dePedroysunovia.Acabandellegary...

—Ynada—lainterrumpeRaquel,levantandoenelairelaspalmasdesusmanos—, porque nosotros aquí somos otra cosa. Nosotros, ha sidollegar aquí y ya no sabemos nada, ni nos acordamos de nada, ni...Nosotros, ¡hala!, a la playa, y a tomar copas, y... Pues eso, que estamoscomonuevos.

Después se despiden, y mientras los ve subir hacia el bungalow,AureliosevuelvehaciaAuxi.

—Quérarossontuscuñados,¿no?

—Sí,esquesondeMadrid.

—Seráeso—haceunapausayvuelveadarleuntragoasucervezaconlosojosclavadosenelsenderodetablasquellevaalosbungalows—.Ylobuenaqueestálatía...

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EneldesayunoestáapuntodecontárseloaDiana,perosemuerdelalenguaatiempo.

—¿Tienesalgoespecialquehacerhoy?

—¿Yo?—Pepeseseñalaasímismo,porquePabloestádesayunandoasulado—.Pues...—iralasdiezdelamañanaalhospitalarecogerlosresultados—.No.¿Porquélodices?

—Porquepodríamoshaceralgo,¿no?,iralcineoalteatro—Dianaponeunabandejacontostadasenlamesa,cogeuna,elsalero,laaceitera—.Nosé,comoparecequeelcentronolovanacerrardemomento...—lepega unmordisco a una tostada empapada en aceite virgen, y a Pepe leconmuevensuslabios,susdientes,esacostumbresuyadecerrarlosojosparasaborearmejorlascosasquemáslegustan—.Llevomuchosmesesahorrandoymeapetecegastarunpoco,laverdad.

—Claro—Pepeselevanta,labesaenlacabeza—.Miraaverquéteapetece,amímedaigual—ynuncaensuvidaesaspalabrashansidotanciertas.

Saledecasaenmangasdecamisaporqueyaestamosenmayo.Enelportalsedacuentadequehaceunfríocomodemarzoporlomenos,peronosubeabuscarunjersey,noseaqueladebilidaddeabrigarseledémalasuerte.Aprietaelpaso, losdientes,yantesdellegaralgarajecontestaalteléfono.

—¿Selohasdicho?

—No.

—Pero¿porqué?—María, laamigaenfermeradesucuñadaSofía,eslaúnicaquesabeloquetienequehacerestamañana—.Noloentiendo,Pepe,tío,tienesunamujermédico,ynoessóloportodoloquetepodríaayudar,esqueademássevaacabrearunmontóncuandoseentere...

Cuando sale de la consulta de Digestivo donde le han hecho unaecografía de precisión que ha revelado el origen de las molestias que

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sienteenelabdomendesdehaceunosdías,PepesetropiezaconMaríaenunpasillodelCentrodeSalud.

—Tieneunbultoenelcolon—elmédicoletratadeustedporquenosabequeeselmaridodeDianaSalgado,ynolosabeporquesupacientenoselohacontado.

—¿Bueno? —pregunta mientras intenta encajar con elegancia eltsunami de sudor que se ha declarado en su cuerpo en un instante—.¿Malo?

—Eso no puedo saberlo todavía —su interlocutor sonríe antes delanzarsesobreelteclado—.Vaatenerqueiralhospitalyhacersepruebas,unTACyunabiopsia,ahoraseloexplicotodo...

Justo entonces, cuando sale al pasillo con media docena deformularios recién impresos, se choca conMaría, porque no mira pordóndeva.Ellasehaceunaideade loquepasasóloconverle lacara,seofreceaacompañarleatomaruncafé,letranquiliza,leconsuela,ylepidequevuelvaacruzarlacalleyselocuenteasumujer.Pepelerespondequeno,quetienequepensarbienlamaneradecontárselo.Maríaselorepiteuna y otra vez durante las semanas en las que se convierte en su únicoapoyo, suúnicaconfidente,yél sigue respondiendoqueno,que todavíaestá buscando una fórmula ideal para hablar con Diana. Esta mañanatodavíanolahaencontrado.

—Puestevoyadecirunacosa—machacaMaríaunavezmás—,hayestudiosquedemuestranquelospacientesdecáncerconapoyofamiliar...

—Yotodavíanosési tengocáncer,¿verdad?Yademás,seguroquetambiénhayestudiosquedicenquelospacientestienenderechoahacerloquelesdélagana,¿ono?

—Sí, seguro —reconoce María—. ¿Quieres que vaya contigo alhospital?

—No,voyahacerestoyosolo.

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—Pero¿porqué?

—Pues porque sí—y como es ingeniero, y tiene cuarenta y ochoaños,yhacemuchosquedejódecreerenDios,nolecuentalaverdad—.Porquequiero.

PepeMartínezestáconvencidodequenosevaamorir,yporesonoquierehablarconDiana.

Todavía recuerda la muerte de su suegro, la dosis de angustiasuplementaria que convirtió la vida de su primogénita en una pesadilladurantemeses.

Diana era siempre la primera en enterarse de lasmalas noticias, laprimera en transmitirlas, la única capaz de diagnosticar al enfermo, deinterpretarlosmalosaugurios,depronosticarlosplazos.Tambiénfuelaprimeraendarlotodoporperdido.Pepetodavíarecuerdacómollorabaencasa,porlasnoches,despuésdeanimaralosdemás,cómoabominabadesuoficio.Sóloporesomerecelapenaesperar,perosudecisiónnoestanvaliente,tangenerosa,comoproductodeunasimplesuperstición.Todavíano estoy enfermo, piensa, así que cuando llegue el momento ya se locontaré.Contárseloahoraseríacomoconjuraralasuerte,ycomoyoséquenomevoyamorir...

PepeMartínez está convencido de que no se va a morir hasta quellegaalhospital,estamañana.

—Lapuertadelasaladeesperaeslasegundaaladerecha—ledicelaenfermeraquerecogesucitación—.Espereallíhastaquelellamemosporsunombre,porfavor.

En lasala,comoen todos loshospitales,hacemuchocalor,peroelinesperado frío de la calle le ha calado tanto que cuando se sienta estátiritando. Escoge un asiento frente a un ventanal que deja ver las copasverdes de los árboles recién resucitados contra un esplendoroso cieloazul,unsolbrillantefiltrándosecondulzuraatravésdeunaspocasnubesquesedeshilachandespacio,comosifuerandealgodóndeazúcar.

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—Tambiénesunaputadaquemehayapasadoestoenelmesdemayo—murmuraparasímismo.

Porquecuandollegaelbuentiemposepiensapeor,yéltienemuchascosasimportantesenlasquepensar.

Ahora,cuandohallegadoelmomentodeelegir,sedacuentadequelascosasbuenas,laspersonasalasquehaquerido,lasquelehanqueridoaél, losmomentosy los lugaresdondehasido feliz, lamemoriade lasrisas,delosbesos,lacomplicidaddesusamigos,laemocióndelamor,elvértigo del sexo, ocupan casi la totalidad de su memoria. Lo bueno hainvadido el espacio de lomalo, los huecos del rencor, del dolor, de larabia, todas esas viejas cuentas pendientes que ha ido acumulando a lolargodelosañoscomounequipajeincómodoperoimprescindible,yqueahora, de pronto, le dan igual. Esmejor empezar por la alegría, y esohace.

Tienequedecirleamuchagentequelaquiere,ytienequedecírselomuchasveces.Asumujeryasushijos,desdeluego.Asuspadres,asushermanos, a esos amigos que ya son como su familia, pero también apersonas más distantes, hombres y mujeres a los que no ve todas lassemanas,compañerosdeotrasépocas,algunostíosytías,algunosprimos,mucha gente que no ha compartido con él toda su vida pero sigueocupandounlugarimportanteensumemoria.

Tiene que volver a leer algunos libros, volver a ver algunaspelículas, escuchardenuevoalgunas cancionesmuchasveces.Nopuedemarcharsesinlaspalabras,sinlasimágenes,sinelritmoyloscoloresdesuvida.Tampoco sin comerseunmerenguede fresa.Hanpasado tantosañosdesdequesecomióelúltimo...

No,secorrigeasímismo,porahíno,porahítodavíano,porquelaimagen del merengue trae consigo a un niño con el pelo muy corto yorejas de soplillo, vestido con una trenca marrón y una bufanda decuadros alrededor del cuello, que es él mismo con seis, con siete, conochoañosylanarizpegadaalescaparatedeunapastelería,yeseniñolehaceunnudoen lagarganta.Asíqueno,por ahíno,mejormirarhaciaotrolado.

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EstaríabienqueelAtletiganaraalgúntítulo,perocomoconesonose puede contar, tendrá que conformarse con ir al Calderón mientraspueda,yanoconsusamigossinoconsuhijoPablo,quesiempresequeja,y con razón, de que no cumple sus promesas. Esta sí la cumplirá, yvolverá con Diana al hotel de su primer verano, aunque ese pueblo hacrecido tanto y está tan lleno de adosados y pizzerías que ni siquierapareceelmismo.Tienetantascosasquehacer...

Arreglar todos los papeles, poner en orden todas las cuentas, dejarinstruccionessencillaspararesolverlocomplicado,comprarleaMarianalaguitarraeléctricaquepideporReyestodoslosañosdesdequecumpliótrece. Va a ser incapaz de hacer nada con ella porque tiene un oídoenfrente de otro, pero eso ahora ya da igual. Le comprará una guitarraeléctrica,yenseñaráaJoseaconducirsuHarley-Davidson,aunqueantestambién tendráquesacarlaunpoco,¿no?,haceralgúnviajecitocortodeesosquelegustabantanto.Menosmalquenolavendiócuandolebajaronel sueldo, porque se acuerda de cómo le abrazaba Diana, de cómo sepegabaaélcuandoerannovios...

No, por ahí tampoco. Todos los caminos llevan almismo nudo, almismohueco, almismomiedo, y en esta sala hace tanto calor... Por finreconocequesinosehubieraempeñadoenhacerlotodoélsolo,lalistaleestaría saliendo mejor y todo sería más fácil. Pero no tiene ganas depensarenlomalo,sóloenlobueno,lobueno...

Entonces alguien dice su nombre y el número de una consulta pormegafonía.

Cuandoselevanta,letiemblanlaspiernas.

Lecuestatrabajoandar,perolaconsultaestámuycerca.Alaccionarel picaporte, se da cuenta de que también le tiembla lamano y se poneserio consigo mismo. Así consigue aguantar el tipo, entrar a un pasonormal,darlosbuenosdías.Luegosesientafrenteaunamédicojovenybastantemona,quelemira,leve,ydecideacortarsutorturaalmáximo.

—Negativa—dice,y sólodespués sonríe—.Labiopsiaesnegativa.No se lo puedogarantizar al cien por cien, pero por lo que se ve en el

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TACyconeste resultado,estoy seguradequeelbultoesundivertículoinflamado. A eso se deben sus molestias. Puede llegar a ser doloroso,podemosoperarleinclusoparaquitárselosiledamuchaguerra,peronoesmalignoenningúncaso.

—Entonces...—Pepeestáaúntanaturdidoquenosehaenteradobiendeltodo—.Quimiono...

—Nada, ibuprofeno y va que chuta —pero antes de completar lareceta, levantalacabeza, lemira—.Ahora,cuandosalgaalacalle,entraenunbar,pideunacopadevino,selabebeamisalud,yacasa.

—Nohace falta que sea una copa de vino, ¿verdad?Puede ser otracosa.

—Porsupuesto—ladoctoraseechaareír—,laqueustedquiera.

Alsalirdelhospital,Pepeparauntaxiyledaunadireccióncercanaasuoficina,ladeunapasteleríagourmetporcuyoescaparatepasatodoslosdías varias veces. En una esquina hay unas mesas donde sirven losproductosdelobradorylabodega.Pepeocupauna,pideunacopadecavayunmerenguedefresa,ymientrasselostraen,llamaporfinaDiana.

—¿Qué tal?—su voz le parece tanmaravillosa como si la llevaradetrásenlamoto,veinticincoañosantes.

—Muybien.¿Ytú?

—Aquí,conmisgordos.

—¿Yteadelgazan?

—Pues no mucho, pero como saben que los quiero igual... A titambiéntequiero,¿paraquéhasllamado?

—Nada, sólo quería decirte que...—y PepeMartínez descubre quehay muchas maneras de celebrar que sigue estando vivo—. Esta nochevamos a ver lo que tú quieras, pero que no sea deWoody Allen, ¿eh?Estoyhartodeesetío,yanomehacengraciasuschistes,serepitemásque

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elpepino.

—Quécascarrabiasteestásvolviendo,Pepe—Dianaseríebajito—.Te tengoquedejar—pero todavía alcanza a oír algomás—. ¡Ay,Asun,Asun!,quemeparecequehemosengordado...

Elmerengue de fresa sabe exactamente igual que los que se comíaporlacallecuandosalíadelcolegio.

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Sofíaempiezaapreocuparseaprincipiosdejunio.

Debería haber reaccionado antes pero en los dos últimos meses,Sebastián ha absorbido toda su atención. No había deseado a nadie contanto fervor desde mucho antes de que su marido se liara con suentrenadora personal, pero tampoco ha vivido nunca una relación tanintensaytancompleja,tanfácilytandifícilalavez.

Su novio es un hombre herido que cuenta en cada minuto suscicatrices.Habla con frecuenciade sushijos, aquel Javi, aquellaElenaalosqueechabantantodemenosotrosniñosenlaplayaelveranoanterior,pero desde que salen juntos sólo ha mencionado a su mujer en mediadocenadeocasiones,nuncaporsunombre.SofíasabequesellamaElena,igualquesuhija,porquelopreguntóunavez,peronoestáseguradelosmotivosdeesasistemáticaomisión.Quizásleduelehablardeella,piensa,quizás no quiere hacerlo por no perder el control y decir cosas quedespués se arrepentiría dehaberdicho.Alprincipio creeque su reservaimplica que sigue enamorado de su mujer, pero después percibe sudesprecio,unahostilidadqueavecespareceapuntodedesembocarenunamisoginiaquenollegaaconsumarse,porqueenelúltimoinstanteposible,lamira, sonríe y le pide perdón.Lo siento, no lo digo por ti.Esa frasereconciliaaSofíaconsusuerte,asignaasucautelaunsentidodistintoymejor,perointerpretarquenoquiereinsultarasumujerparanoponerenpeligrosurelaciónconellanoleayudaaentenderle.

Tampoco ha descubierto todavía si Sebastián es una personacomplicadaounhombresencilloatrapadoenunasituaciónconflictiva.Avecespiensauna cosay la contraria enun intervalodepocos segundos.No es fácil decidirlo, porque él suele hablar poco, aunque le gustaescuchar, y sin embargo, cuando está contento, llega a soltar largasparrafadas sobre otras épocas o temas ajenos a la crisis, a su trabajopasado, al actual. Sofía intuye que antes de trabajar en la garita deSoluciones Inmobiliarias Prisma, su novio probablemente no era muyextrovertido,perotampocounhombrereservado,taciturno.Empeñatodassus energías en sacar a la luz al Sebastián anterior, más seguro de símismo,más satisfecho con su vida,más capaz de ser feliz, pero eso estodavíamásdifícilporquenuncahaconocidofueradelacamaalhombre

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alqueestábuscando.Estáenamoradadeotro,queesélmismocuandoseolvidadetodo,ysudoblemássiniestromientrassedejagobernarporsudesdicha.

Enelcentroexactodeesaencrucijada,SofíaSalgadosemeceenunacorriente alterna de placeres e inquietudes que la empuja hacia delantecomountirodecaballosdesbocados.Ellatiradelasriendascontodassusfuerzasysientelasampollasenlaspalmasdelasmanos,perotambiénunprincipiodeequilibrio.Elamorsehaconvertidoparaellaenunejercicioagotador,unfrenesíqueenganchacomounaadiccióninesperada,perolosmomentosdecalmaempiezanaflorecer.

YapuedenpasarpordelantedeunatiendaqueacabadecerrarsinqueSebastián enmudezca de pronto, ya pueden hacer juntos la compra ypagarla indistintamente sin que se venga abajo, ya pueden fantasearplaneandoviajesexóticosque losdossabenquenoharánnunca,cuandounamañana,alentrarenelcolegio,Sofíasedacuentadelafechadeldíaenquevive.

Esa misma mañana va a hablar con la directora sin muchasesperanzas,sóloporhacerlascosasbien,yellanoladefrauda.

—No.

Sofíahablayhabla,insisteenqueelcentronotieneporquéabrirelcomedor,quetampocosetratademantenerabiertalacocina,quesólolepide un aula, una cualquiera, y ella se encargará de todo lo demás, debuscar gente que haga la comida, de buscar gente que la traiga,voluntariosparaponer lamesa,paraatendera losniños,para limpiarlotododespués.

—No.

Sofíasiguehablando,sepreguntaenvozaltaporquéno,elcentrovaaestarabiertotodoelmesdejulio,ofreceuncampamentodeveranoporlas mañanas, talleres gratuitos, grupos de apoyo, de judo, de teatro, untrajíndegente entrandoy saliendo todas lasmañanas.Nadie tendríaporquéenterarse, y loquepidenoesuncapricho, sinoalgo importante, lo

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másimportante.

—Ya tehedichoqueno,yesqueno—ladirectoraempuja la sillahaciaatrásyselevantaparainsinuarquelaentrevistahaterminado—.LasdirectricesdelaConsejeríasonmuyclaras.Novoyaexponeralcentroaunasanciónportusniños.

—Peronosonmisniños,son...

—Sí son tus niños, Sofía. Son tuyos porque has asumido unaresponsabilidadquenotecorresponde.Llevamostodoelcursohablandode esto. Lo que está pasando es muy lamentable, pero arreglarlo no escompetencianuestra.Estecolegioesuncentroeducativo,nounaONG.Tesugieroqueanimesa las familiasparaquebusquenayudaenotraparte,que...

—Muchasgraciasporelconsejo.

Sofíaselevanta,sedalavuelta,saledeldespachosindecirnadamás.

LosniñosdeSofíaSalgadosiemprehabíansidosusalumnos,yporahíempiezatodounamañanadenoviembre,alahoradelrecreo.

—Unmomento,unmomento,unmomento...

Está saliendoal patioyve aHugo tirandoal suelo aManueldeunempujón.Yaestáapuntodesentarseahorcajadasencimadeél,cuandosuseñoritaloagarradelcuellodelacamisetaylolevanta.

—A ver, ¿qué está pasando aquí? —pregunta mientras mantienesujeto a Hugo con una mano y le da la otra aManuel para ayudarle alevantarse.

—EsqueManuelnoquierecompartir.

—¡Esmibocadillo!—protestaelagredido, levantandoenelaireunsándwich de jamón deYork estrujado pero intacto—. ¡Quiero comermemibocadillo!

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—Claroquesí,cariño—SofíaleacaricialacabezayluegosevuelvehaciaHugo,seponeencuclillasparaestarasualtura—.Tútambiéntienesrazón,porquehayquecompartir,loslibros,losjuguetes,perocomoaquítrabajamosmucho,aestahoraestáiscansados,tenéishambre,ycadaunotienequecomersesubocadillo.¿Dóndeestáeltuyo?

—Notengo.

—¿Notienes?Bueno,notepreocupes.Yotetraigoalgoahora,¿vale?

Sofía vuelve enseguida con un plátano que ha cogido sin pedirpermiso del desayuno preparado para los profesores, y se da cuenta deque Hugo lo engulle muy deprisa pero no le da importancia. Muchosniñosvienensinalmuerzoundía,cualquiermadreselopuededejarsobrela encimera de la cocina cuando está a punto demeterlo en lamochila.Peroaldíasiguiente,antesdesaliralrecreo,Hugoseacercaasumesaytiradesufalda.

—Sofi,notengobocadillo.

—Nopasanada,cielo.

Esa mañana es una magdalena que Hugo devora a la mismavelocidad,asíqueporlatarde,alascinco,Sofíasalealapuerta,esperaalamadredeHugoyleexplicaqueasuhijoleconvienemuchotomaralgoenelrecreo.

—Peroél...—ellabajalacabezaparaescondersedelamiradadelaprofesora—.Comeenelcole,comebien.

—Claro—Sofía empieza a darse cuenta de lo que pasa—, pero esmuyimportantequeamediamañana...

—Peroyonopuedo,señorita—Hugoempiezaalloraralverlacaradesumadre—.Ahoranopuedo,yo...

—Nada,nada,nosepreocupe—hastaqueSofíaleponeunamanoenlaespaldaylaalejaconsuavidad—.Olvídelo,queestoloarregloyo.No

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pasanada.

Apartirdeldíasiguiente,SofíasaledecasatodaslasmañanasconelalmuerzodeHugo,yporsilasmoscas,meteenelbolsounpardebriksdelecheyzumodefrutasdemás.

—¿Yamínomedas,Sofi?—elprimeroesStalin,bajito,moreno,depadresperuanos,quelepusieronelmismonombrequelosprimogénitosdesufamiliallevandesdehacetresgeneraciones—.Yonotengonada.

—Claroquesí,toma.¿Estotegusta?

Stalinsonríe,asienteconlacabeza,dejaquesumaestra leponga lapajita en su sitio y sale corriendo con los demás. Así, poco a poco, elcajóndelamesadeSofíaSalgadoseconvierteenunpequeñoalmacéndealimentosdelargaconservación.

Mientras los va identificando, uno por uno, descubre también susgustos y el drama de cada casa. Padres parados, padres desahuciados,padres enfermos sin derecho a cobrar ninguna subvención, abuelos queexprimensupensiónpararepartirlaentredos,tres,cuatrohijosparados,desahuciados,enfermos,yasíhastaelinfinito.Luego,aparte,estáLuna.

—Mepreocupamucholaniñanueva—lecuentaundíaSusana,tutoradeotrogrupodesegundodeInfantil—.Noséporqué,peromedaqueensu casa no andan bien las cosas. Es dócil, amable, pero está siemprecallada y se relacionamuy poco con los demás. En dos semanas no hahechoningúnamigo.Habríaquehaceralgo,¿no?

—Supongo,pero¿yamíquémecuentas?

—Esquecomoellatampocotraenuncabocadilloytúteencargasdeestascosas...

—¿Queyomeencargo?

Sofía procura ser discreta desde el principio, pero en el patio lasnoticiasvuelan,yenseguidaempiezanaacercarseaellaenelrecreoniños

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deotrosgrupos,alasalidainclusosusmadres.

—Perdone,¿esustedlaseñoritadelosbocadillos?

Cuandoquieredarsecuenta,tienequecomprarcadamañanadieciséisalmuerzos para trece niños de Infantil, tres de Primaria, y aguantar unchorreodiarioeneldesayunodelosprofesores.

—Teestásextralimitando,Sofía—ladirectora.

—Nosotrosnopodemosasumireso—eljefedeEstudios.

—Además,sielcentroestuvieraenVallecaspase,peroenestebarrionohaytantasnecesidades—laprofesoradeeducaciónfísica.

—Estánabusandodeti—latutoradesegundodePrimariaB.

—A ver, la gente en cuanto se entera de que algo es gratis... —lacocineraquesirveelcafé.

—Menudosson—lapropiaSusana—,yonomecreoniunapalabradeloquedicen.

—¿Peronoosdaiscuentadequeesosniñospasanhambre?—Sofía—. ¿Es que su hambre es menos grave porque vivan aquí y no enVallecas?¿Noosdaiscuentadequeelhambredeesosniñosesunfracasonuestro,detodalasociedad?

Silencio.

—Ponmeunpocomásdecafé,porfavor—ladirectora.

—Estosbollosestánmásricosquelosdeantes—eljefedeEstudios.

—Oye, y este año, ¿qué tema vamos a hacer en Carnaval? —laprofesoradeeducaciónfísica.

—Eso,porqueno lohemoshablado todavía—la tutorade segundodePrimariaB.

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Así, Sofía deja de desayunar con sus compañeros y se ofrece avigilarelrecreotodaslasmañanas.

—Peroyonoestoyencargadadenada—lepuntualizaalatutoradeLuna quince días después de reincorporarse tras las vacaciones deNavidad—.Yosólohagoloquenadiemásquierehacer.

—Ya,yyoteapoyo.

—¿Quemeapoyas?

—Porsupuesto—Susanalamira,muyofendida—.¿PorquétecreesqueteestoycontandolodeLuna?

Cuandoescuchaelnombredeesaniñaporprimeravez,Sofíayahaencontradolaclasedeapoyoquenecesita.

—Pues claro que sí, mujer —Marita, por supuesto—. Para esofundamoslaasociación.¿Cuántoquieres?

—Demomentonohacefaltaquemelopaguéistodo.Hagoyomismalos bocatas, y en vez de comprar batidos todos los días, he encontradounasbotellitasmuymonasenunchinoy...

—¿Trescientosalmes?

—No,mujer.Concientocincuentavoyquechuto.

Yunamañanadeenero,Sofíahaceunbocadillodechorizodemás,rellenaconlecheunabotellitadeplásticoconunpitorroenlatapa,yenelrecreoseacercaaunaniñaqueestásentada,sola,mirandoasualrededorconunosojosenormes.

—Hola—laniñamiralaleche,elenvoltoriodepapeldeplata,ynodice nada—. ¿Tú eres Luna? —asiente con la cabeza—. Yo me llamoSofía,soylaprofedelaclasequeestáalladodelatuya.

—Yalosé.

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—¿Tienesbocadillo?—Lunaniega con la cabeza—. ¿Quieres este?—ylamueveahoraensentidocontrario—.¿Yunpocodeleche?

—Gracias—Luna coge el bocadillo, la botella, retira el envoltoriode papel de plata, le pega un mordisco, mira a Sofía—. ¿Tú no tieneshambre?

—Yono—dicelamaestra—.¿Tútienes?

Lunavuelveaasentirconlacabezaysiguecomiendo.

Por la tarde, Sofía no la pierde de vista y descubre que viene abuscarla una mujer de cincuenta y muchos años que tiene que ser suabuela. Su experiencia de este curso la ha convertido en una experta enproblemas sociales y no detecta ninguno a simple vista. No le gusta,porque sabe que eso no significa que no existan, sino que resulta másdifícilresolverlos.

—Sí,yosoysuabuela—vabienvestida,conunabrigodepañoquenoparecemuyviejo,unbrocheconunaarañadebisuteríaenlasolapa,lasuñaspintadasderojo, lascejasconun lápizmarrón,aunquesuszapatosestán deformados por el uso—.Es quemi hija prefiere no darle nada amediamañanaporqueluegocomemuymal.

—Bueno,pues...Estamañanalehedadounbocadilloquenossobrabayselohacomidoenunperiquete.Alomejor,encasacomemalperoaquínecesitatomaralgo,porque...

—¿No pretenderá usted conocer a mi nieta mejor que su madre,verdad?

LaabueladeLunaestásonriendoyaSofíanolegustaesasonrisa.

—No,claro—contesta,curvandosuslabioshastadondedandesí—,pero la observaré unos días en el comedor y volvemos a hablar, ¿leparece?

Duranteunasemanaentera,Lunasecometodoloqueencuentraenla

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bandejayelpan,ademásdeloqueSofíaledaencadarecreo.

—Mire,a lomejorustedsecreequeporque traemosa laniñaauncolegio público somos unos muertos de hambre, como todos esosextranjerosqueabundanporaquí.

Desde que conoce a Sofía, la abuela de Luna exageraprogresivamente su maquillaje, cada día se emperifolla más, y se poneunascadenasmuygordasdemetaldorado,quenoparecendeoronidelejos,paravenirabuscarlaalcolegio.

—¿Perocómomediceustedeso?—lainquietuddelamaestracreceenlamismaproporción—.¿Cómovoyyoapensar...?

—Puesesoesloqueparece,señorita,porquelosuyoyaesridículo.NosotrasnoqueremosqueLunacomaenelrecreoporqueluegosedejalacomida,¿estáclaro?

—Yosóloquieroayudar.

—¿Sí?Puesayúdenos.Métaseensusasuntosydéjenosenpaz.

Durante todo el curso, la señorita de los bocadillos le da uno a sunietaenelrecreo.Pocoapoco,Lunahaceamigos,participaenlosjuegosdelpatioysebebelalechemejor,másdespacio.

—¿Quétepasa,Sofía?

Estánsolos,desnudos,tumbadosencimadelacama,encasadeella.Nachopasaelfindesemanaconsupadreylaventanaestáabiertaenunaperfectanochedejunio.

—Parecesyo,detancallada...

Sólo quedan nueve días de clase, pero el comedor seguirá abiertohastaeldía30comounagraciosaconcesióndeladirectoradelcentroylajunta directiva de la AMPA, que corre con lamitad de los gastos de laúltimasemanadelmes.Sofíasehaencargadodetodolodemás,perosunovio no sabe nada excepto que lleva diez díasmuy atareada, quedando

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congentetodaslastardes.Lasituacióndesusniñosesunodeesostemasque ha esquivado hasta ahora con mucho cuidado, y como no puedepensar en otra cosa, lleva un ratomuy largo sin decir nada. Cuando lepreguntaporqué,selocuentatodosinpensarlopreviamente,sinhaberlodecididosiquiera,yélescuchaensilencio.

—Hehabladoconmediobarrio,¿sabes?Hehechouncuadranteparadistribuirlosmenúsdecadasemanayheliadoamimadre,alasuegradeDiana,amiamigaBegoña,quenotrabaja,aMarita...Cuandolascosasseponen feasdeverdad, la gente es asombrosa, te lodigo en serio.MaríaGracia,miasistenta,queúltimamenteestabatristísima,comosiestuvierapasandoporunadepresión,sehaofrecidoahacertodoslosdíaselprimerplato aquímismo, en la cocina de casa.YAmalia, la peluquera, que nocierra a mediodía y no puede cocinar, se va a encargar de comprar elpostre,fruta,natillas,helado,unacosadistintacadadía.Aunqueelquesehasalido,perodeverdad,esPascual.Sinollegaaserporél...Yesoquealprincipionospusomalacara,claro,porqueunamesaparaveinteniños,aunque le lleváramos lacomiday lasirviéramosnosotrosmismos,pueseraunaputada,lellenábamosmediocomedorsinqueganarauncéntimo,perocuandoyanosíbamos,élmismoencontrólasolución.¿Aquéhoracomeríantusniños?,dijo,yyovielcieloabierto.¿Aquéhorahacefaltaque coman?, le pregunté, y me contestó que si le dejábamos las mesaslibresalaunaymedia,élponíaelpan.AsíquehehabladotambiénconmisobrinaMariana,queestátodoelsantodíaenlaokupafumandoporros,aunqueelladicequetrabajandodevoluntaria,paraquetrabajedeverdadymeayudeaservir,aatendera losniños,bueno,amíoaquienle toque,porquevamosaservarios,alfinalsehanapuntadootrosdosprofesdelcole.Peroharáfaltagentedetodasformas,porquealguientienequeirabuscar la comida, traerla, ir a la peluquería a por los postres... Aunqueestoy pensando que los propios cocineros podrían acercar la comida albar,¿no?Todosvivenporaquí,asíque...

Enesepunto,Sofíasedacuentadeconquiénestáhablando,segiraentresusbrazos,lemira,lepideperdón.

—Losiento,alomejornotesientabienquetecuentetodoesto,nomehedadocuenta,comoestoytodoeldíadándolevueltas...

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—¿Yporquémevaamolestar, porque trabajodeportero?—peroSebastiánestásonriendoylapresióndesusbrazosnohaaflojado.

—Bueno,sí,porque...—Sofíanosabequédecir—.Nosé,igual...—intentaganar tiempoynoencuentranadamejorque laverdad—.Esquesiempremedamiedohablarcontigodeestascosas.

—Nomemolestaquemelocuentes,alcontrario,megusta.Megustaloquehaces.Loquenoentiendoesporquésiguesestandopreocupadasiyalohasarregladotodo.

—Esquefaltalopeor,porque...Lospadresnolosabentodavía.

—Ya.

—Ynosabescómosonalgunos.

—Sí,esosíquelosé.

Sebastiáncambiadepostura,seponebocaarriba,Sofíaencaramaunapiernasobresucuerpo,acomodalacabezaensuhombroynopuedeverlelacaracuandohabla.

—Hayquesermuyvalienteparapedirayuda,¿sabes?Perohayquesertodavíamásvalienteparaaceptarla.

El día de la entrega de las calificaciones, Sofía sigue lasrecomendacionesdeSebastiánalpiedelaletra.

Ella misma compone e imprime en el ordenador de su casa unmensaje neutro, escueto y aséptico. «La Asociación Vecinos contra laCrisisinaugurasucomedordeveranoparaniñosyniñas,apartirdetresaños,queseveanobligadosadejardeasistiralcomedorescolardurantelas vacaciones. Interesados contactar en el teléfono», y a continuaciónescribesupropionúmero.

Haceveinte copias, sus dieciséis clientes de los bocadillos y cuatromásrecomendadosporuntutordePrimariaquesehaofrecidoaayudarla.Antesderecibira lospadres, losdosseencierranenSecretaríaymeten

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losfoliosenlossobresdelosniñosquehanescogido,enellímitedeloquepuedengestionar.Antesdeentrarensuaula,Sofía ledaaSusanaelsobredeLuna.

—Vendrásuabuela,¿no?

—Sí, esome imagino, porque a lamadre todavía no le he visto lacara.

—Bueno, pues aquí dentro tienes la hoja —abre el sobre, saca elfolio,seloenseña—.Explícaselotú,yonovoyapoderhablarconella.

—Mevaamandaralamierda,losabes,¿no?

—Sí —Sofía resopla—. Por si te sirve de consuelo, a mí me hamandadoyaunmontóndeveces.

El comedor resulta todo un éxito para diecinueve pequeñoscomensalesqueseportanmuybien,se locomentodoyse llevanacasauna bolsa de plástico con lamerienda gracias a la habilidad deAmaliaparasacarledineroasusclientas.Perosonsólodiecinueve,porquelasilladeLunasiempreestávacía.

Sofíallamaasuabuela,intentahablarconella,coleccionadesplantes,portazos,insultos,yalfinalconsiguequeledépermisoparairaverlaasucasaunatarde,apartirdelassiete.Enelúltimoinstante,decideesperarhasta las ocho, ir a buscar a Sebastián al trabajo y pedirle que laacompañe.

—¿Quépasa,tedamiedo?

—¿Miedo? No sé... Bueno, sí —le mira, él sonríe—, un poco demiedosíquemeda,paraquétevoyaengañar.

PerolaabueladeLunanolesdejapasardelapuerta.

—¿Sabeporquélahedejadovenir?—tienelaspestañasrepletasdepegotes de rímel, un pintalabios de color coral embadurnándolo todoalrededordeloslabios,sortijasdemetalentodoslosdedos—.Porqueme

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conviene mucho para lo que voy a hacer. Yo soy española, no estoyindefensa, conozcoaabogados.Ellosmehanexplicadomisderechos,ymehanaconsejadoqueladenuncieporacoso.Esoesloquevoyahacersimevuelveallamar,¿seentera?

—Pero...Pero...

NopasadeahíporqueSebastián tiradeella, laobligaavolverse,abajarelprimerpeldañodelaescalera.

—Yaestábien,Sofía—diceenvozalta—.Queladenporculo.

—¡Uy!—la abuela de Luna sale al descansillo—. ¿Eso me lo estádiciendoamí?

—Sí, señora.Denúncieme, si quiere.Así le explicaremos a un juezquiénlehadadodecomerasunietadurantetodoelcurso.

Luegoescuchanunportazoynadamás.

Esamismanoche,SofíallamaaHawayledicequehaquedadounaplazadisponibleyqueapartirdeldíasiguientetambiénpuedellevarasuhijomayoracomeralbardePascual,aunquevayaaotrocolegio.

Hawa responde con un torrente de sonidos incomprensibles. EstábendiciendoaSofíaensulenguanativa,elbambaradeMali.Loúnicoqueellaentiendeesqueestámuycontenta.

Una semana más tarde, Susana la llama por teléfono. Esa mismamañanahaidoalasrebajasdeunatiendadetelasquelegustamuchoyhavistounacolamuylargaenlaaceradeenfrente.

—Era la sededeuna empresade esasquevendía sellos, de las quequebraron,¿teacuerdas?Bueno,puesahoralahaocupadounaasociacióndeextremaderecha.Enlafachadahayuncartelmuygrandeconunlema,SI ERES ESPAÑOL, PODEMOS AYUDARTE. Me acerqué a curiosear, vi queestabanrepartiendocomida...¿Yaquenosabesquiéneseranlasprimerasdelacola?

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—Nomelodigas,Susana.

—Lunaysuabuela.

—Tehedichoquenoqueríasaberlo.

Perolosabedesdelaprimeravezquelavio.

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Jaimenoseatreveacontárselo.

Sólo salen juntos desde hace quince días, pero intuye que, si ellaquiere,viviránjuntoselrestodesuvida.Tambiénquenuncaselocontará.

Laconoceenunbar,demadrugadaysobretododemilagro.PorquehacemásdeunmesqueestáinvitadoalcumpleañosdeConsuelo,perosiErnesto,otroanalistadelasextaplanta,nohubieraidoabuscarleaquellamisma tarde para preguntarle si tiene sitio libre en su coche, se habríazafado con cualquier excusa de una invitación que aceptó de lamaneramástonta.

—Notelopiensestanto,Jaime—lehabíadichoella,muysonriente,sin llegar a atravesar el umbral de su despacho—.Sólo es una cena, nounaencerrona.

Le da tanta vergüenza decir que no, que dice que sí. Por lamismarazón,aceptaaErnestoensucoche.AlllegaralrestaurantedescubrequeConsuelosólohadicholaverdadamedias,porquehaymásdeunadocenadeinvitadosperolaanfitrionadecidedóndesesientacadaunoylecolocaa su derecha, aErnesto a su izquierda. Por fortuna, en el extremode lamesaque lequedamás cercahayunpardeprogramadoresde la cuartaplanta, chico y chica, los dos muy jóvenes y bastante listos. Jaime sevuelcahaciaellosydejaelcampolibreparasucompañero.Yhastaahí,loentiendetodo.

Noexistenrazonesobjetivascapacesdeexplicarcompletamenteporqué se deja arrastrar a ese bar dondeConsuelo se empeña en alargar lafiesta.Ha tomado una copa después del café, pero no está borracho. Leinteresamuchoelproyectodeloschicosdelacuarta,peropodríaquedara comer con ellos cualquier otrodíapara seguir hablando.Al salir a lacalledescubrequelatemperaturaestansofocantecomosepodríaesperardeunanochemadrileñaamediadosdejulio,peroélaguantabienelcalory tiene un ventilador en el techo de su dormitorio, justo encima de lacama.

Jaime no acaba de entender por qué asume para sí mismo losargumentosconlosquelamayoríadeloscomensales—venga,tío,sólo

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una copa, total, mañana es sábado, el sitio está aquí al lado, vamosandando,perositodavíanoesnilauna,¿cómotevasairtanpronto?—bombardea a su colegade la sextaplanta, que sólopretende escapardelcerco de Consuelo a toda costa. Sin embargo decide liberar a Ernestoporque con una súbita, nocturna clarividencia inspirada por el vino, elwhiskyyelanálisisdedatos,comprendeenesemomentoquesucolegaesgayaunquetodavíanohayaabiertolaspuertasdelarmario.

—Dejadlequesevaya,joder.Quehagaloquequiera,yasomostodosbastantemayorcitos.

Podríahaberseahorradoelalegato,porqueantesdequetengatiempodedecirlaúltimapalabra,Ernestodistinguealolejoslalucecitaverdedeuntaxilibre,levantaelbrazo,semetedentroydesaparece.

Jaime debería seguir su ejemplo, pero sin saber por qué, se dejallevaraesebarqueestámuycerca,aunpaso,alavueltadelaesquina.

Eso significa que está bastante borracho cuando ve entrar en ungrupoaunachicaquelepareceespecial.Esguapa,peroloimportantenoes su belleza en sí, sino la armonía con la que se integran en su rostrorasgosqueno suelenaparecer juntos.Tieneojosorientalespero la cararedonda,nirastrodelexotismodesuspárpadosrasgadosenlanariz,nienla boca. Es alta, pero menos de lo que parece a primera vista, y másdelgada que gorda aunque también hay que prestarle atención paradescubrirlo, porque su cuerpo, los hombros anchos, las piernas bonitasaunquerobustas,muchopechoypocacintura,noesnadacorriente.Jaimeconcluyequees tansingularensusdefectoscomoensusvirtudesyqueesoesloquelahacetanatractiva,almenosbajolosefectosdelalcoholydel implacable acoso de Consuelo, que, como regalo de cumpleaños, yellamismaloadvierte,sehaprometidoasímismanoirsesolaalacamaestanoche.

Esadeclaraciónllevala impacienciadeJaimeaunpuntoóptimodesaturación que desemboca directamente en el empacho. De repente, estátan hasta los cojones de esa tía que ya ni siquiera puede creer que hayaestadoenamoradodeellaalgunavez.Peroesosólolopiensadespués.Enunprimermomento,nisiquierapiensa.Sólosientequelachicaqueacaba

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de entrar le gusta.Anuncia queva al baño, escogeunbuenpuesto en laotraesquinadelabarra,lamira,lavigila,laestudia,ydescubrequeellatambiénlemiradevezencuando.EntoncesConsuelogritasunombreylepreguntaquéhaceallí.LarespuestadeJaimeconsisteencruzarelbareirderechoaporella.

—Hola,¿puedohacerteunapregunta?

—Sí—ellasonríe—,peroyatedigoquenonosconocemosdenada.

—Losé,noeseso.Loquequeríapreguntartees siyahashecho tubuenaaccióndeldía.

—Depende—Jaimesedacuentadequeademáses lista,peronosepreguntadedóndesalesupropioaplomo.

—Lo digo por si te interesa rescatarme de esa mujer del vestidonegro que llevo pegada a la chepa —una elocuencia que crece pormomentos—.Porqueesosíqueseríaunabuenaacción.

—¿Deesaquieresqueterescate?—ellaseechaareír—.¡Perosiestábuenísima!

—Quéva...

Enesemomentoempiezaunanocheperfecta,tantoquelaperfeccióninvadetodolodemás,latimidezyelpudor,laborracheraylaresaca,lamemoriaylasdudas,eltiempoyelespacio.

Seduermenmuytarde,muyprontoalmismotiempo,porquecuandocierranlosojosyahaempezadoaamanecerperoelsueñolesfulminaenuninstante,alavez.Aldespertar,estánabrazados.Sesueltanmuydeprisa,porquelesdavergüenzahaberdormidoasí,yalestirarseenlacama,cadaunoporsulado,ambossedancuentadequeechandemenoselcuerpodelotro.Ellahatenidounaparejaestableantes,aunquenoledurónada,élnieso. Los dos han dormido acompañados otras veces. Ambos están máscerca de los treinta que de los veinticinco, pero ninguno sabe qué decirhastaqueellasevuelvehaciaél, lebesa, lesonríeyanunciaquesevaa

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hacereldesayuno.

EneseinstanteJaimemiralahabitación,losmueblesquelerodean,yesmuyconscientedequeestanoessucasa.Miraasuamanteysienteunapunzadadeextrañeza,unasensaciónagridulce,ambigua,indecisaentreunprofundo, asombroso bienestar, y la inquietud de estar inmerso en unpaisajeajeno.Alabrirlosojos,lehaparecidomuchomásguapadeloquerecordaba.Cuando la ve salir por la puerta, yano lo sabe.Yno sabe sidebeprotegerseodejarseir,disfrutarlooasustarse,aceptarorechazarloque leestápasando.Loúnicoquesabeesqueaélnuncase lehandadodemasiado bien estas cosas. Por eso llega a pensar en vestirse y enmarcharsedeallísinmás,peroinmediatamentedespués,piensaquejamásha pensado una tontería semejante. Entonces aspira ese olor, deja quepenetre en su nariz, que se apodere de su cerebro, que le ponga lospantalones, la camisa, que le saque descalzo y a rastras del dormitorio,que le lleve hasta la cocina, que le prohíba terminantemente volver apensar.

Ella le habla sin volverse a mirarle, pendiente de la sartén dondenadanunosbastonesdepanfrito.

—Estoyhaciendopicatostes—ahorasílemirayéladviertequesólollevaunacamisetamuygrande,undelantalencima—.¿Tegustan?

—Sí,meencantan—Jaimeseacercaaella,seapoyaenlaencimera,lamira trabajar—.Miabuela, lamadredemipadre,quemurióelotoñopasado,meloshacíasiempreparamerendar,cuandoerapequeño.

—Mimadretambiénmurió,decáncer,hacecincomeses—ellasiguefriendopanyyanolemira—.Fuemuyinjustoporqueeramuyjoven.Yoestabatodoeldíadiscutiendoconellaperolaadoraba,ylaechomuchodemenos. Por eso me gusta hacer las cosas que ella hacía. Cuando erapequeña, en los días malos, si estaba enferma, o triste, o muy cansada,siempremehacía chocolate conpicatostes.En losbuenos, cuandohabíaalgoquecelebrar,lomismo—yvuelveamirarle—.Estoycelebrandomibuenaaccióndeanoche.

—Peronohashechochocolate—Jaimenosabequéesexactamente

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loqueleemocionatanto.

—No, porque hacemucho calor, pero si abres la nevera... ¡Ábrela,vamos!

—¿Estolohashechotú?

—Claro,antesdeempezarafreírelpan.

Jaime saca dos grandes vasos llenos hasta arriba de un batido dechocolate helado y espumoso, y los lleva a la mesa de la cocina. Elladeposita en el centro un plato lleno de picatostes, se sienta frente a él,sonríe.

—MellamoAdriana.

—Adriana...

—Sí,anochenomelopreguntaste.

—Anochenomeimportaba.

—¿Yahorateimporta?

—Sí,ahorameimporta.

Ellaseechaareír,cogeunpicatoste,muerdeunaesquina,sequema,ríe otra vez, y Jaime empieza a aceptar todo lo que le está pasando conincredulidadprimero,congratituddespués,conlanaturalidadporfindelosafortunados,esegrupohumanodelquenuncahaformadopartehastaestamañana.

Apartirdeahítodoesmuyfácil,comerpicatostes,beberseelbatido,volveralacama,aceptarelregaloquelavidalehahechoalponerensucaminoaunachicacomoella,pasartodoelfindesemanaensucasa.

El lunes por la mañana, cuando se despiden, Jaime aún no le hacontadoque lamañanadel sábado, alver enunabaldade laneveradosbatidosperfectos,cadaunoconsucorrespondientecoronadeespuma,se

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dacuentadedoscosasraras,graveseirremediables.

EneseinstantesabequevaaenamorarsedeAdrianasinremedio.Yen el instante sucesivo comprende que con dos cafés con leche y unastostadas, todo habría sido distinto y peor, más pobre, más triste, másdudoso.

Noseatreveacontárseloporque tienemiedodeque interpretemalsus palabras, pero a partir de ahora, vivirámuchasmañanas de verano,muchas tardesde inviernosemejantes,y siempre,antesdeabrir laboca,cerrará los ojos, se concentrará en un aroma deliciosamente dulce,sonreirásindarsecuenta,yseconvencerácadavezmásdequesunovia,elamoryhastalafelicidadsabenalomismo.

Nimásnimenosqueachocolateconpicatostes.

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Está donde siempre ha estado, al borde de la carretera, en un llanoinhóspitodelasafuerasdelpueblo.

Alvolveraverlo,Begoñadecidequeahoranosóloesmásgrande,sinomuchomásfeoqueantes.LafondadeunasolaplantaqueelpadredeSocorro levantó hace cincuenta años ha crecido hacia arriba de formairregular hasta convertirse en un mazacote de hormigón de perfilescalonado,revestidoconunaabsurdacapadepinturanaranjaqueterminade asemejarlo a los edificios que construyen los niños con bloques decolores.Todo lodemás,elporche recubiertoconunasbaldosas rosadasqueparecendefiambrebarato,labarandillaverde,lacarpinteríametálicamalrematada,conpicosenlasesquinas,ylostoldosdesteñidosporelsol,estáigual,tanhorrorosocomosiempre.

—¡Bego!—Socorrotampocohacambiadomucho—.¡Quéalegría!

En ese momento se siente más fracasada que nunca, y aún másarrepentidadehabercedidoalaspresionesdesumadre,desushijos,desumarido.

—No podemos ir a la boda, mamá. No tenemos dinero, ya sabescómoestánlascosas,asíque...

—¿Perocómomediceseso,hija?Estuhermano.

—PuesquesecaseenMadrid,comotodoelmundo.

Pero no. Su hermano pequeño se ha empeñado en casarse en elpueblo de la provincia deAlmería donde veraneaban de pequeños.Allí,dondenisiquieraexisteyalacasadesusabuelosmaternos,sólohayunapequeña playa de piedras asfixiada por invernaderos de plástico, loscultivosintensivosalosquesushabitantessacrificaronelturismo.Poresono hay hoteles, ni apartamentos que puedan alquilarse por un par denoches.Cerca,sí.Lasplayascercanasofrecenmuchasposibilidades,peroFernandohadecididoquenopuedenpagarlas.

SumadreesquienleproponequesequedenenelhostaldeSocorro.He hablado con ella, dice, y le hace muchísima ilusión volver a verte.

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Begoñano le agradece lagestión.Hasta el últimomomentoconserva laesperanza de que ella, usufructuaria vitalicia y administradora única delpatrimoniodesudifuntoesposo,lesinviteasuhotel,igualqueasushijos.Estádispuestainclusoapedirledineroprestadoparaforzaresainvitación,perosumaridoloechatodoaperder.

—¿Quédices,Bego?Siesesitionosconvieneunmontón...—¿yestenohabráhabladoconmimadre?,sepreguntaellaalescucharle—.Mira,lo he estado mirando y no todo son tomates. En los alrededores haybastantes invernaderos de flor y de planta ornamental. Ya he arregladovarias citas y me han dicho que el hostal de tu amiga es el únicoalojamientodisponibleenlazona,asíque,siquieres,podemosquedarnosunos díasmás. Tú te vas a la playa con los niños, yome dedico a verproveedoresynosdesgravamosunapartedelosgastos,¿quéteparece?

Begoñanodicenada,porqueinterpretaqueesabirriadevacacioneses lacontrapartidadelúltimoproyectodeFernando,quehaceunpardemeses se convirtió en el dueñodelviveroquehadirigidodurante años.Ellahaidoaverlovariasveces,porquedesdequeimpusouncorralitoasu tarjetadecrédito, sumarido lehacemáscasoqueantes,pero trabajatantoquenotieneotraformadeentretenerla.

Alprincipio,lepidequeleacompañecomoconsejera.Sielnegociotira, quiere ampliar la oferta con muebles de jardín y decoración deexteriores,yasumujeresolegustayseledamuybien,losdoslosaben.Duranteuntiempo,Begoñasedivierteexplorandoycopiandoideasenloscentroscomercialesalosqueantesibaacomprar.Perounpardesemanasantesdelabodadesuhermano,lacosaseponeseria.Unatarde,mientrasellaseentusiasmaalexplicarlecómopodríanreorganizarelespacioparaincluirunasecciónnuevadelámparasdejardín,Fernandolesueltaquelevendríamuybienqueempezaraatrabajarconéldesdeseptiembre,porquela cajera está embarazada de mellizos y no sabe cuándo podráreincorporarse.Begoñanorespondeenseguida.Ledicequeyahablarán,que ahora tiene quemirar unas cosas, coge el coche, se va a un LeroyMerlin, se lo patea durante dos horas y vuelve al vivero a recoger aFernando.

—Una cosa...—se atreve cuando están ya saliendo a la autopista—.

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Lodeltrabajoesequemehasdichoantes...¿Mepagarías?

Ahora,elquetardaenresponderesél.

—No,Begoña—ysumujerdetectaelrictusdolorosoque,desdequeempezó su particular episodio de la crisis, amarga la boca deFernandocada vez que hablan de cualquier cosa que pueda comprarse o venderseporunoscuantoseuros—,notepagaría,peroyotampococobro.Deesosetrata,dequenosahorremosunsueldo—elladetectalaprimerapersonadelpluralysepreguntasideberíaasumirla—.Nosé,comotegustatantoel dinero, pensé que igual te interesaba. Porque si tengoque contratar aunasuplente,tardarémásentenerbeneficios,claro.

—Bueno,yonohedichoqueno,¿eh?—aunquelaideadelevantarsetodoslosdíasalassietedelamañanaparairseaAlgeteytirarselashorasmuertascobrandomacetitasnolehaceningunailusión—.Loquepasaesquecomonohetrabajadonunca,puesnosé...

—Llevarunacajaesmuyfácil,cariño—Fernandosonríeporquelaconocemuybien—.Tienescapacidadde sobra, te lo aseguro.Y si estásallí,podrástrabajaralmismotiempoenlasseccionesnuevasquequieresmontar.Alomejor,tediviertesytodo.

Begoñaesegoísta,impulsiva,caprichosa,tercaybuenapersona,todoalavez.Sumaridosabequevivehaciendoequilibriosenunacuerdaflojapero,alfinal,siempresecaedelladocorrecto,siempreacabahaciendoloquetienequehacer.

A Sofía le sorprende mucho más que se ofrezca voluntaria paraayudarla en el comedor que ha montado para los niños. Begoña no lecuentaqueesunaespeciedeexperimento,perodescubrequetrabajarunashoraslesientabien.Esotampocoselocuentaanadie,aFernandomenos.

—Pues vamos al hostal de Socorro, lo que tú digas —si voy aponermeatrabajardecajera,total,¿quémásmeda?—.Peronotehacesunaideadelagujerodondenosvamosameter.Esqueniteloimaginas.

Socorro les ayuda a subir el equipaje en un ascensor con el que

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Begoñanocontaba,aunqueesedetallenomejoramuchosuhumor.

—Venid por aquí, voy a enseñaros la habitación. ¿Y los niños?¿Cómoesquenoloshabéistraído?

—EsquealfinalsehanquedadoconmimadreenelParadiso.Estánallísusprimosy...

Sushijosestánconsuabuelaenelhoteldecuatroestrellasdondealdía siguiente se celebrará el banquete, el hotel que sumarido opina queellosnopuedenpagar.

—Perosólohastalaboda,lostraemospasadomañana—intervieneél—.Tieneshabitaciónparaellos,¿no?

—Claro,alladodelavuestra.Sondelasmejoresquetenemos,perono os hagáis muchas ilusiones. Este es un hostal modesto. Nuestrosclienteshabitualessoncamionerosyrepresentantesdepesticidas,asíque...Peroosheguardadounasdesdelasqueseveelmar.

Desdesuhabitación,sushijosnosóloveránelmar,sinoquepodránoírlo.Verántambiénjardines,piscinas,unpaisajedeliciosodebuganvillasflorecidas y paredes resplandecientes de cal, piensa Begoña mientrasSocorro sube la persiana de su cuarto para enseñarles las vistas a unocéanoasquerosodeplásticoblanco rematadoallá a lo lejos, lejísimos,porunraquíticocordónazulqueseconfundeconelcielo.

—Oye,puesnoestá tanmal—peroaFernando,porsupuesto,hastaesolepareceestupendo—.Tieneaireacondicionadoytodo,yportreintaeuros...Anímate,mujer.

Lapuertadelbañonocierrabien.Elplatoestanminúsculoqueconla mampara cerrada no queda espacio para maniobrar con la ducha deteléfono, y si tienes tetas, ni siquiera te mojas los pies. La televisión,enorme,estácasieneltecho,tanarribacomosielquelainstalócalcularaquehacíafaltaquesevieraacincuentametrosdedistancia.Losmueblesson de forja barata y una madera barnizada, húmeda, pringosa, querezuma pelusilla. El armario, muy pequeño, tiene cuatro perchas de

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plástico.El suelohuelea lejía, el aireal tristísimoaromade loshotelesbaratos.

—Vámonosalaplaya,¿no?—peroantesdequeBegoñaserecuperede la decoración, Fernando empieza a quitarse los pantalones—.Ya queestamos...

—¿Alaplaya?—loslabiosdesumujercomponenunasonrisafalsa—.Está a veinteminutos andando, no sé si lo sabes.Hay que cruzar lacarretera,bordearlosinvernaderos...

—¿Yqué?Hastaestanochenotenemosotracosaquehacer.

Fernando ya está desnudo en medio de la habitación. Su mujer lemira,leadmira,noporsubellezafísicadesdeluego,sinomásbienporsuausencia. Sumarido nunca ha sido feo de cara, tampocomuy guapo, yconserva todo el pelo aunque tiene muchas canas, pero lo que Begoñavaloranoeseso,sino labarrigadeunhombredemásdecuarentaañosque bebe demasiada cerveza aunque esté todo el día trabajando en elvivero,losmúsculosdelosbrazosmuchomásdesarrolladosquelosdelrestodelcuerpoyestémuyblanco,grotescamentepálidoencomparaciónconelbronceadocaracterísticodequienespasanmuchashorasalsol,conunacamisetademangacortayunassandaliascomolasquelehantatuadolos pies. Y sin embargo ahí está, con el bañador puesto, delante de unespejoenelquetienequeversealafuerza,ytantranquilo.

—¿Quéhacesahíparada?Vámonos.

—¿Yquémepongo?

—Puesnosé,unbañador,¿no?

Elcasoesqueloúnicoquesehatraído,apartedeunbiquini,esunaespecie de poncho de tul estampado, transparente y elegantísimo, tanpropio de la piscina del Hotel Paradiso como impropio de una largatravesíaentreparedesdeplástico.

—¿Túcreesqueconestohagoelridículo?

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—¿Perocómovasahacerelridículo,mujer?Estásmuyguapa.Tiraya,anda,quevamosaperderlamañana...

Alsalirdelahabitación,Begoñasepreguntaquépensarálagentealmirarles, quizás que ella es una señora que está liada con su jardinero,aunqueanadiese leocurriríaescogerunhotelcomoesepara tenerunaaventura.Detodasformassequedaconlasganasdeaveriguarlo,porquenolesmiranadie.Enelpasillosecruzanconunaparejadejubiladosquebastantetienenconacarrearsendassillasdeplástico,bolsasdeplayayunasombrilla.Enelporche,otraparejaconniñossepreparaparaemprenderla misma travesía. Begoña entra en el bar a comprar provisiones, unabolsagrandedepatatasfritasyunabotelladeagua,ySocorroleexplicaqueelcaminosiguesiendoeldesiempre,asíqueFernandoyellaechanaandar bordeando la carretera, bien integrados en una fila india deanimosos bañistas. Un cuarto de hora después, al fin, descubren elMediterráneo.

Laplayaes tanpequeñaquese llenaconmuypocagente,yestá tanlejos que cada familia ha dispuesto un pequeño campamento de mesasplegables y neveras portátiles alrededor de cada sombrilla. Fernandomontalasuyaenunmomento,porquecomoelsueloestállenodepiedras,basta con acumular unas pocas para asegurarla, pero cuando BegoñaextiendeaunladolasesterasquecompróenMallorcaelañoanterior,lasuperficiesellenadebultos,comosifuerandosempanadasmalcocidas.

—¡Quéhorror!—murmuramientrasquitalaspiedrasmásgrandeseintentaequilibrarlasdemásparafabricarunlechorazonablementeplano—,¡perocómopuedeveranearasílagente!

—Pues como veraneabas tú, Begoña, hasta que tu padre montó laconstructora —Fernando se tumba en su estera, la mira—. ¿O no teacuerdas?

Begoñaescapazderecordar,peronoentiendesuspropiosrecuerdos.

Sabe que Fernando dice la verdad, que hubo un tiempo en el queSocorroerasumejoramiga,aquellaplayadepiedrasunparaísotropical,yelpueblodesusabuelos,sulugarfavoritodeluniverso,peroyanosabe

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quién sentía eso. Porque aquella niña también se llamaba BegoñaGonzálezUriz,ysinembargonolaconoce,nolograreconocerseenella,aunquecuandoalfinserelajayaceptaalsolcomounabendiciónenlugarde un enemigo, recupera la sensación de un bienestar conocido, unaplacidezanterioralaaparicióndeesabolaquelahagobernadodesdesuestómago,comoundispositivodecontrolremoto,durantemuchosaños.

—¿Quieres patatas? —ese ruido también le resulta familiar, y elsaborsalado,crujiente,asociadoconunmarazul, limpioytransparente,unmarigualalqueestáviendo.

Esanoche,cuandovanacenarcontodasufamiliaenunrestaurantedelpuerto,Begoñahablapoco,observaasushijos.

—¿Yporquénopodemosestarconvosotros?—lepreguntaRaúl,elpequeño, que tiene siete años y estámuymimoso—.Aquí no nos dejantirarnosdebombaenlapiscina.

—Puesennuestrohotelnohaypiscina,asíque...

—Daigual,yoquieroirmeconvosotros.

—Yo también—Fer, elmayor, la ataca por sorpresa y por el otrooído.

Asíquealdíasiguiente,despuésdelaboda,selosllevanconellosalhostal de Socorro.Y una semanamás tarde, antes de arrancar el coche,Fernando se gira hacia atrás ymira a sus hijos, asilvestrados,morenos,guaposyunpocotristes.

—Aver,¿quéhoteloshagustadomás,eldelaabuelaoeste?

—¡Este!—gritanlosdosalavez.

Porque aquí no hay piscina pero el hotel es tan pequeño que hanhechopandillaconlosniñosquehanconocido,porqueiralaplayaentrelos invernaderos es como de película de aventuras, porque les haencantado comer un bocadillo encima de las piedras, porque les han

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dejadoquedarseajugarconsusamigosenlaterrazaporlanoche,porquehanpodidoestartodoeldíaenbañadorychanclas,porquelehancogidocariño al perro de Socorro, porque ella les dejaba mojarse con lamanguera cuando tenían calor, porque les habían dicho que este año noibanatenervacacionesyresultaquenosólohantenido,sinoqueademásselohanpasadomuybien.

—¿Podemos volver el año que viene? —preguntan al final—.¿Podemos?—Fernandomiraasumujer—.¿Podemos?

—Loquedigamamá.

Begoña es capaz de recordar y empieza a entender sus propiosrecuerdos,aunquelefallalaedad.Situvierasieteaños,piensa,situvieraonceseríatanfácil...

—Bueno,yahablaremos.

Sus hijos gritan y aplauden desde el asiento trasero, porque laconocenmuybien,casitantocomosumarido.

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—Pero,bueno,yatupadre¿quémoscalehapicado?

Marisaguardaeldocumentoenlacarpetadel libro,enunpendrive,denuevoenlacarpetadellibro,mientrashablaconsumarido.

—Pues no lo sé, perome ha dicho que comono le llevemos en elcoche,secogeunautobús.

EstánenCercedilla,pasandoelveranoenVillaAraceli,unchalédepiedra,antiguo,conunjardínpequeñoybonito,cuajadoderosales,dondeelpadredeRobertovivetodoelañodesdequesequedóviudo.

—Esquevamosairapretadísimos,ynoséyosienelmaleterohabrásitioparatodo.

—Selohedicho,pero¿quéquieres?Yasabescómoes,nosepuedetratarconél...

Ángelescuchaestaconversacióndesdeel jardín.Sabequesuhijoysunueranoleentienden,queestánmenosenfadadosquepreocupados,queinterpretan su insistencia como una muestra de senilidad precozdesencadenadaporlagrancatástrofe,elcáncerquesellevóaAraceliparapartirle por la mitad, pero se mantiene firme. Entre Cercedilla y elaeropuertodeBarajashaycasisetentakilómetros,elcochedesuhijonoesmuygrande,enelmaleteronohabráespaciosuficienteparaelequipajede su nieta, tendrá que hacer el viaje de vuelta con un bulto sobre lasrodillas, pero tiene sus motivos y ni su hijo ni su nuera puedenentenderlos.

Laurasí,yporesoesimprescindiblequeleencuentreenelvestíbulodelaeropuerto.

En el verano de 1964, Ángel era muy joven, muy inculto, muyvaliente,muyinsensato.

—Toma—ledijoelfarmacéuticodesupueblo,poniéndoledosmilquinientaspesetas en lamano—.Sideverdadquieres amihija, cogeeldinero,veteaSuizacontuprimoyvuelveconalgoqueofrecerle.Sino,

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olvídate, porque Carmencita nunca se casará contigo. Antes la metomonja.

Ángelerahijo,nieto,bisnietode jornalerossin tierras,peronoeratonto. Se dio cuenta de que ese dinero era una trampa, el precio de sunoviazgo con la única hija de uno de los terratenientesmás ricos de supueblo,perotambiénunaoportunidadquenovolveríaarepetirse,yestabamuysegurodesuamor,delamordesunovia.

—Trabajohay, allí eso sobra—Lucas se rascó la cabezacuando lepuso al corriente de sus intenciones—. Pero tú no tienes papeles, y sinpapelesnopuedesentrarenSuiza.

—Esoyaloveremos.

Aldíasiguientepidióunpasaporteysecompróunbilletedetrenconeldineroqueteníaahorradodelosjornalesdelaúltimavendimia.El28de agosto se fue con Lucas a Madrid en el coche de línea mientrasCarmencitallorabahastavaciarsedellanto.El29semontóenuntrenque,después de cruzarmedia Europa, le depositó en la estación deGinebra.Allí,rodeadoportodaspartesdecompatriotasprovistosdeunmontóndedocumentos,comenzósuaventura.

Ángelsediocuentadequeeraelúnicoespañolsinpapelesdetodalacola,yestiróelcuelloparadescifrarenvariaslenguasdistintaslamismaexpresión,«contratodetrabajo»,peronoseamilanó.Paseloquepase,seprometió a símismo, yonomevuelvo al pueblo con lasmanosvacías.Conesacerteza,llegóhastalaventanillaysostuvosinarrugarselamiradadeunpulcro,cortésfuncionarioginebrino,quelesoltóunaparrafadadelaquenoentendiónilascomas.

—¿Quédice?—lepreguntóaLucas.

—QueconquéintencionesentrasenSuiza.

—Dilequevengoahacerturismo—ysuprimolemirócomosisehubieravueltoloco.

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—¿Perotúestástontooqué?¿Cómosevaacreerquevienesahacerturismoconesaspintasquetraes?

—Túdíselo,venga.

El funcionario suizo no movió una ceja. Preguntó cuánto tiempopensabaquedarseÁngelvisitandoelpaís,escuchóquetresmeses,volvióapreguntar cuánto dinero traía para hacer turismo, escuchó que dos milquinientas pesetas, lo anotó todo, abrió su pasaporte y lo estampillómuchasvecesantesdedevolvérseloconlamismapulcritudycortesíaconlaquesehabíacomportadoentodomomento.

—¿Y esto qué quiere decir? —su propietario enseñó a su primoaquellas dos palabras, faux touriste, que ocupaban todas las páginas deldocumento.

—Puesdicequelahascagado,Angelito...

Despuéssesepararon.Lucassedespidiódesdeelvestíbulo,agitandolamanoenelaireantesdecogerotro trenque le llevaríaaLucerna, sudestinofinal,mientrasunpolicíaacompañabaaÁngelhastaunaventanilladondeleregalaronunbilletedevueltadeterceraclase,derechoaEspaña.Peroélnoestabadispuestoavolverseasupuebloconlasmanosvacías,asíquesebajóenlaprimeraestaciónconparadaqueencontrómásalládela frontera con Francia, en un pueblo que, nunca podría olvidarlo, sellamabaBellegarde.

Lorecorriódepuntaapunta,buscandogrúas.Porquedebajode lasgrúassiemprehayobras,yenaquellaépoca,enaquellazona,dondehabíaobras,habíaalbañilesespañoles.Ellosleayudaron.

—Mira,aeseacabadeparirlelamujeryseguroquenecesitadinero.¿Hablasfrancés?

—No.

—Puesvenconmigo,yotetraduzco.

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Lo único que le preguntó aquel argelino tras aceptar dos milquinientaspesetascomopreciodelviaje,fuesisabíaconducir.

—Claro—lecontóél,muyufano,alalbañildeLugoqueleservíadeintérprete—,noteníaninueveañoscuandomipadremeenseñóa llevaruntractor.

—Ya,pero...—preguntóelgallegoporsucuenta—.¿Tienescarné?

—¡Ah!,no,deesonotengo.

—Puesmira,esonoselovamosadecir.

Loque tuvoÁngel fue,por fin,muchasuerte.Doskilómetrosantesde llegar al control de pasaportes en un puesto pequeño y pocofrecuentado,elargelinolecediólaplazadelconductor.Confiabaenquelamatrículadesucoche,fronteriza,disuadieraalapolicíasuizadeexigirladocumentacióndesusocupantesyenque,silohacía,seconformaraconla del copiloto. En efecto, les dejaron pasar sin ningún trámite. Unoskilómetros más allá volvieron a intercambiar sus lugares y llegaron aldestinopactado,laestacióndeGinebra,sinnovedad.Allí,élesperóaltrenenelquedeberíahaberse subidoeldíaanteriory seencerróenelbañohastaquepudodesembarcarenLucerna,dondeparóuntaxialqueledioladireccióndelagranjadondetrabajabasuprimo.

—¿Pero qué haces tú aquí? —Lucas le miró como si fuera unfantasma—.¿Cómohasllegado...?

—Calla,anda—lerespondióÁngel—,ypagaaltaxistaeste,queyonotengoniuncéntimo.

—¿Yporquémecuentastodoesto,abuelo?

Ha pasado casi un año desde queLaura le hace esta pregunta en eljardín de Villa Araceli, muy cerca del lugar donde él escucha ahora laconversacióndesuspadresatravésdeunaventanaabierta.

—Paraquesepasloqueesemigrar—contestaÁngel—.Paraquete

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preguntes si tú serías capaz de hacer lo que hice yo, si estás tandesesperadacomoestabayo.

—¡Pero lo mío no tiene nada que ver! —su nieta sonríe, le miracomosisupieramásqueéldetodaslascosasdeestemundo.

—Yocreoquesí.Tútampocotienescontratodetrabajo.

—Ya,peroporquevoyconunaagenciaquetieneunprogramaparalicenciados universitarios y ellos se encargan de buscarme trabajo allí.Además,yohabloalemán.YatitampocotefuetanmalenSuiza,abuelo.

—¿Ah,no?

Estuvo tres meses dándole vueltas a la manivela de un asador depollos,elúnicoempleodisponibleparauninmigrantesinpapeles.Dormíaenlahabitacióndesuprimo,enuncolchóntiradoenelsuelo,perosólopodíacolarseallíalasoncedelanoche,paraquenolevieranadie,yporlamismarazónselevantabaalascincoenpunto,treshorasantesdeentrara trabajar. Todos los días pasaba horas y horas andando por la ciudad,haciendotiempo,hastaqueconociócadacalleycadabanco,cadaedificioycadaparquedeLucerna.

CuandoyallevabatresmesesviviendoytrabajandoenSuiza,fuealconsulado a intentar arreglar su situación. Allí conoció a Araceli, quehabíanacidoenunaaldeadeAsturiasdelaquenoteníarecuerdoalguno,porquesuspadresemigraroncuandoeraunbebé.Ángellecayóengraciaaaquellasecretariadelconsuladoquelebuscóalojamientoencasadeunaviudaespañolaquenoexigíapapelesasushuéspedes,yuntrabajomejorpagado en un tallermecánico donde le aceptaron con una carta firmadaporelcónsulquecertificabaquesupermisodetrabajoestabaentrámite.Antesdequeobtuvieraotropasaportey laresidenciapermanente,ÁngelrompióconCarmencitaporcarta,leexplicóquelosentíamuchoperoquese había enamorado de otra chica, y nunca recibió respuesta. Después,cuando Araceli y él ya eran novios, se colocó en una fábrica demaquinariaparaautomóvilesdondeaprendiómuchoyascendióbastantedeprisa.

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—Nos casamos, nació tu padre, la abuela volvió a quedarseembarazada,ycuandoestabadetresmesesledioelantojodevolverse.

—¿Ytúnoquerías?

—¿Yo?¿Coneltrabajoquemehabíacostadoconseguirlospapeles?Ni hablar, yo estabamuy bien allí. Pero si tú ni siquiera te acuerdas deEspaña,Araceli, ledecíayo, sino tienesni ideadecómoes...Peroella,dalequetepego,quesinovolvíamoslosniñosibanasersuizos,queellano quería tener hijos suizos, así un día, y otro, y otro, y todo el ratollorandoyvomitando,vomitandoyllorando,asíque...Nosvolvimos.Ytevoyadecirunacosa,Laura,despuésdetodo,amímefuemejoraquíqueenSuiza.

—Peroporquehabíasidoallíantes—objetasunieta,queconoceesapartede lahistoria—.Sinohubieras trabajadoenesafábricanohabríaspodidoconvertirteenelrepresentantedelamarca,niconvencerlesdequeabrieranotraaquí.

—Sí, eso es verdad. Pero también lo es que tú podrías quedarte ahacer el máster ese que te interesa tanto y marcharte después. Yo te lopago,yalosabes.

—Queno,abuelo.Mamámedicelomismo,quemelopagaellaconla indemnización que le dieron al echarla, y yo os lo agradezco en elalma, de verdad, pero tal y como están las cosas, es mucharesponsabilidad. Si esto no mejora, ¿qué pasa con Carlos, que estáhaciendolacarreratodavía?¿Yconlosprimos?ImagínatequedespidenalatíaTeresa,asumarido,amipadre...Noesjustoqueoslogastéisenmí.Es mejor que lo guardéis y que esperemos a ver qué pasa. Yo, demomento, me voy a Alemania. Tengo un par de compañeros que hanencontrado trabajo allí. Intentaré ahorrar todo lo que pueda, y... Nomemiresconesacaradepena,abuelo.

Ángelnopuedeevitarlo.

Lauratieneveintitrésaños,eslicenciadaenBiologíaMolecular,tieneunexpedienteacadémicobrillante.

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PerosuabuelosabequeenFrankfurtnolovaapasarbien.

Al principio, cuando llama sólo una vez a la semana para contarproblemas,élestátranquilo.

—HemosestadohablandoconlaniñaporSkype—lecuentasuhijo,como si él supiera lo que le está diciendo—, y la hemos encontradoanimada, ¿sabes?Aunquediceque todoesmuydifícil, que las cosasnoson como las pintan aquí, que ha encontrado una habitación que no legustamucho,quelasquelegustansonmuycaras,enfin...

Ángelno sabe loque esSkype,pero sabe loque lepasa aLauraytodavíanoestápreocupado.

—La niña ha vuelto a llamar —empieza a contarle Robertodemasiadopronto—,yesoquellamóanteayer,peroestámuycontenta.Haencontrado dos trabajos, uno por la mañana y otro por la tarde. No lepagan mucho, pero la he encontrado más ilusionada, no sé, con másesperanza...

Malo,piensaÁngel,aunquenolodiceenvozalta.Maloquellametanseguido,maloquedétanbuenasnoticias,malo...Poreso,laterceraetapanolecogeporsorpresa.

—Oye,¿yLaura?—esélquienseanimaapreguntarcuandoRobertodejadeinformarle—.¿Quésabéisdeella?

—Puesnomucho—leconfiesaél—,porqueahorallamamuypoco,menosquealprincipio.

—Yonosé...—intervienesunuera,quenuncalohavistomuyclaro—.Dicequenosechamuchodemenos,quelosdíassonmuyoscuros,queestáunpocotriste.

—Peroquelevamuybien—rematasumarido—.¿Ono?

—Sí—asienteMarisa—,esodice.

—Bueno,puessiundíadeestosloqueosdiceesqueestápensando

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envolverse,decidlequevuelva,quenolodude,quenosotrostambiénlaechamosmuchodemenos.

—Pero ¿qué dices? —protesta Roberto—. ¿Ahora va a volver?¿Ahoraquetienedostrabajos,queestácontenta,quehahechoamigos?Nihablar,yonoledigoeso.

—Quesí,hazmecaso—replicasupadre.

Lo demás, que la verdad es que no tiene dos trabajos, que no estácontenta,quenohahechoamigos,seloguardaÁngelparasímismo.

Por eso, cuando Laura llama para anunciar que se ha sacado unbilletemuybaratoyvuelveacasaenunavión llenode turistasel31dejulio,suabueloseempeñaenirabuscarlaalaeropuerto.

Yporeso,cuandosalepor lapuertay leve,sunietase lanzaasusbrazosantesdeabrazarasupadre,debesarasumadre.

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El 1 de agosto, a media tarde, Pepe Martínez encuentra al fin elmomentoidealparahablarconsumujerdelbultoquetieneenelcolon.

Cuandovuelvede lacomisaría,Dianaestá sola, sentadaenel suelodelporche, laespaldaapoyadaenlafachadadeesacasaquesiempreleshahechotantailusión,queahoraleshacomplicadotantolavida.

Estállorando.

Nohabla,nosequeja,nogrita,nomaldice,sólollora.

Losladroneshanquemadolaalambradaconunsoplete,hanmetidountodoterrenomarchaatrásllevándoseelsetopordelante,hanatadounacadenaalarejadelaventanadelacocina,lahanarrancadoyhanrotoelcristalparaentrar.

—¿Teníanalarma?—lepreguntaelagentequeescribeladenuncia.

—Sí.

—¿Concámaras?

—No. Era una alarma antigua, que ya estaba en la casa cuando lacompramosporque...—yPeperecuerdaenvozalta—.Mimujerdijoqueyaestababiendegastardinero.

—Bueno, si se hubieran empeñado, también habrían sabidoinutilizarlas,siesporeso...¿Yquésehanllevado?

Pepesacaunpapeldelbolsilloyvarecitandolosobjetosdelalistaquehanhechoentre todos.Una televisión.Unacafeteradecápsulas.Unabalanzadigitaldecocina.Dosmáquinasdeafeitar.Unabatidoradebrazo.Dos planchas, la de la ropa y una de esas para hacer parrilladas que seenchufan.Unaimpresoracorriente.Dosaparatosdedepilar.Unaguitarraespañola.Unaminicadenadesonido.

—Total, una mierda —recapitula en voz alta—. Quitando latelevisión,todolodemásjuntonovaleloquenosvaacostararreglarlaventanayponerunarejanueva.

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—Ya,peroellosnolosabían.¿Tienenseguro?—Pepeasienteconlacabeza—.Puesmuybien—yelpolicía lealargaladenunciaparaquelafirme—.Conestopuedensolicitarlaindemnización...

Haceveinteañosdescubrenporcasualidadestelugarinsólitodelsurde la provincia de Alicante, muy cerca del límite con Murcia. Nuncahabían oído el nombre de este pueblo pequeño y bonito, al pie de unmonte, con una playa magnífica, pero desde entonces cruzan los dedosparaquenadielopronuncieensupresenciaysólolecuentanalosíntimosqueveraneanaquí,enElPilardelaHoradada,primeroenunapartamentopequeño, luego en una casa alquilada, por fin en la suya, un chaléapartado,rodeadodeárboles,lejosdelruidoyelbulliciodelpuebloperolosuficientementecercadelmarcomoparairalaplayadandounpaseo.Cuando se enteran de que está en venta no tienen ninguna intención decomprarunacasa,perovanaverlaporcuriosidadyaéllegustamucho.Asumujerleencanta,asíquenoselopiensan,porqueenEspaña,en2008,nadiepiensa.Después, cuandoempieza la crisisy aDiana le recortanelsueldoprimero,aélmástarde,lahipotecadeaquellacasatandeseadalesobliga a sacrificar muchos pequeños gastos placenteros, pero no lesimporta.Elveranoeseltiempodelafelicidad,ylafelicidad,paraellos,esestacasa,lamismaqueacabandedesvalijar.

Tampoco ha sido para tanto, piensa Pepe mientras regresa con ladenuncia en el bolsillo. Un coñazo, eso sí, pero ha encontrado uncristalero dispuesto a ir a tomarmedidas a primera hora de lamañanaparadejarlistalaventanaporlatarde,yenunaempresadelpolígonolehan prometido que le instalarán una reja nueva en una semana comomáximo. El seguro mandará a un perito incluso antes, y si no hayproblemas,correrácontodoslosgastos.Coneseánimosólido,confiado,vuelveasucasa,saledelcoche,sesientaenelsuelo,alladodesumujer,ylaponealcorrientedetodassusgestionesmientraslosniñosvansacando,montandoasualrededor,losmueblesqueestabanguardadosenelgaraje.

—¡Anda!—exclamaMarianaentonces—.Tambiénsehanllevadoelcarritoconruedas,esequeusábamosparaservirlamesa.

—¡Quéhijosdeputa!—resumeJoseantesdedirigirseasuspadres

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—.Yvosotros,¿porquénoossentáisenelsofá?Máscómodosqueenelsuelovaisaestar.

—Noquiero—Dianarompeahablarsindejardellorar—.Noquierosentarme,noquieroestardepie,noquierohacernada,quierovolvermeaMadrid, eso quiero, y quiero que sea septiembre... No hay derecho, deverdad,esque...Estaninjusto, taninjusto...Enquéhorasenosocurriríacomprarestacasa,enquéhora,primeroquenoscostóundineralyahorano vale ni la mitad, luego la hipoteca, todos los meses, que nos tieneasfixiados,yahora,¡hala!,comosinonosrobaranbastantelosdelbanco,lleganotrosynosrobantambién,yyonoquieroestaraquí,noquieroqueseaverano,estoyharta,harta,estoyhundida,esquenohayderecho,conelañoquellevo,sinsabersinoscierranelcentroono,siseguiréteniendounsitiodondetrabajarelmessiguienteono,sicobraréelsueldoentero,olamitad,onadaporqueestaréenelparo,contodoloquehemospasado,unañodemierda,laputahipoteca,yencimaesto...

Dianahahabladosinmiraranadie,con lavista fijaenalgúnpuntodel jardín, indiferente a la reacciónque su estallidohaprovocadoen sufamilia.

Sus hijos están muy asustados, porque nunca la han visto así. Losataques de su madre suelen ser distintos, cuatro gritos estruendosos ybrevescuandotodosselevantanalavezyningunolaayudaarecogerlamesa.Entoncesseponeachillarysiempredicelomismo,youndíahagoalgo,unbuendíamelargoyadiósmuybuenas,yesedíaosvaisaenterar,quelosepáis...Esolohanvisto,lohanescuchadootrasveces,sabenqueselepasapronto,quedurapoco,peronuncahabíanvistolloraraDianadeesamaneradesdequemuriósupadre,ytampoco,porquelodeahoraesdistinto,unllantomenostristeperomuchomásangustiado.

Adela también está asustada, aunque menos que los padres de suyerno.Ellaconocemejorasuhija,recuerdaunaadolescenciatormentosa,aquellaimprevisiblesecuenciadenoquieroalaquesurelaciónconDianase redujo durante mucho tiempo. Entonces sus motivos eran nimios,triviales.Ahoratambiénloson,piensasumadre,peroleinquietaquenoseacapazdedarsecuentaellasola,porqueesosignificaque,despuésdeunañocomoelqueefectivamenteacabadedescribir,hallegadoallímite.

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Pepe está muy tranquilo. Sus hijos, sus padres, su suegra, habríanesperadoantesestaexplosióndeélquedesumujer,porquelepegamás.Siempreha sidomenospaciente,más irascible,perodesdequevolvióacomermerenguesdefresa,nohaynadaenestemundoquelogreponerlenervioso.NisiquieraloquelediceDianacuandosevuelvehaciaél.

—Pueslavendemos.Vendemosestacasa,liquidamoslahipotecayatomarporculotodo,miraloquetedigo.

Entonces se levanta, la coge de lamano, tira de ella hacia arriba ycomprendequehallegadolaoportunidadquellevabamesesesperando.

—Venteconmigo,anda,quetengoquecontarteunacosa.

—Pero,bueno,¿túeresgilipollasoqué?—Dianaestásentadaenelbordedelacama,mirándoleconlosojoscomoplatos.

—Puessí,debodesergilipollas—élsonríe,arrodilladoenelsuelo,entresuspiernas.

Alprincipionisiquieraleprestaatención.CuandoPepelepreguntasiseacuerdadeaqueldíaquefueronalcineyél la llamóamediamañanaparadecirlequenoqueríavernadadeWoodyAllen,Diana le respondequeladejeenpaz,quenotieneelcuerpoparatonterías.Élalegaquenoesuna tontería, porque aquella mañana acababa de salir del hospital y sehabíaenteradodequenoteníacáncerdecolon,sinounsimpledivertículoinflamado.

—¿Y lo hiciste todo tú solo, la consulta, el TAC, la biopsia, losresultados,todo,túsolo,sincontárseloanadie?—sumaridoasienteconuncabezazoacadapregunta,celebrandoqueDianahayadejadodellorar—.¿Peroporqué?

—Pues... —se echa a reír—, porque soy gilipollas, acabo dedecírtelo,¿no?Porquetúestabastodoeldíaangustiadaconlodelcentro,porqueme acordaba de lomal que lo pasaste cuandomurió tu padre, yporquemedijeque,sieracáncer,yahabríatiempoparacontártelo.

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—Noloentiendo.

—Ya,bueno,esqueademáspenséquesiloempezabaacontar,habríamásposibilidadesdequefueramaligno,asíquedecidícallarme.

—Sí, pero eso es... Eso es como lo de la gente que se vuelve locacuandoalguientiralasal...—noacabalafrase,recuerdaalgo,lemira—.Comotú.

—Justo,comoyo.

Dianasequedacallada.Miraalaventana,altecho,asusrodillas,asumarido.

—Pero¿tútedascuentadeloquehashecho?—yleextrañasonreír,como si hasta hace un instante hubiera creído que había perdido esafacultadparasiempre—.Conunamujermédico,contodaslasfacilidades,pasar tanto miedo tú solo cuando yo habría podido explicarte,tranquilizarte,recetarteansiolíticos,mimarte...¿Tedascuentadequeeresungilipollas?

—¿Ytú?—Pepelabesaenunarodilla,despuésenlaotra—.¿Tedascuentatúdequeeresunagilipollas?

—¿Yo?—Dianavuelveaponerseseriaderepente—.¿Pornohabertediagnosticado?¿Pornohabermedadocuenta...?

—No,poresono.Porquetehasvenidoabajoporunaputatelevisión,unaminipimerydosmáquinasdeafeitar,yyaqueríasirtedeaquí,venderlacasa,armarladeDiosesCristo—ysusmanosempiezanaavanzarbajolafaldadeDiana—.¿Esonoesunagilipollezmásgordaquelamía?

—Nolocreo—yellasedeja—.Porqueestohasidounaputada,perotúpodríasestarmuerto.

—Ya—yalllegarasucintura,éllaempuja,latumbaenlacama,setumbaasulado—.Peroestoyvivo.Esoesloúnicoquecuenta,¿no?

Ynisiquieraescuchanelmotordelcochequesaledeljardínmientras

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sebesan.

Unahoraypicomástarde,Josevuelveadejarelcochedondeestaba.

LaexpediciónhasidoideadeAdela.CuandoPepemetióaDianaencasa,miróelreloj,vioquetodavíaeranlassieteyseacercóasunieto.

—Llévamealpueblo,Jose.

—¿Alpueblo?¿Ahora?¿Yporqué?

—Porquevoyacomprarleuntelevisoratumadre.

—¡Qué buena idea! —Aurora es la única que lo entiende—.Levántate,Pepe,quenosvamosnosotrostambién.

—¿Quenosvamos?—sumaridono—.¿Adónde?

—Alpueblo.

—¿Ahora?—yse recuestaen labutacacomoúnica respuesta—.Nihablar,perosiacabamosdellegardeMadrid,yonovoyaningunaparte,estoyhartodecoche.

—Vamos a ver, Pepe —su mujer se acerca a él, levanta la voz,vocalizacomosiseestuvieradirigiendoaunniñopequeño—.Hanrobadoatuhijo,¿tehasenterado?Notenemoscafetera,nibatidora,ni...Bueno,niotrascosas.Yvamosairalpuebloacomprarlas,¿entendido?

—Pero, abuela—Jose mira primero a una—, abuela—luego a laotra—,tenemosunseguro.Elloslopagarán,nohacefalta...

—¿Y quién va a hacer el desayuno mañana, el seguro? —Aurorareplicaprimeroasunieto—.Nopensabaarruinarme,hijo,yanosdaráneldinero tus padres cuando cobren, pero ahora necesitamos resolver elproblema,reponerloquesehanllevado,¿ono?—luegosevuelvehaciasu marido, se pone en jarras, eleva el volumen de su voz—. ¿Quiereslevantartedeunavez,Pepe?Hayquever,¡quéhombremáspesado!

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—Noledigaseso,abuela—intercedeMariana.

—Siesqueesverdad.Esunhombremuybueno,buenísimo,yonodigoqueno,peromuypesado,quélevamosahacer...

Adelapagalatelevisión.PepeyAurora,unamáquinadeafeitar,unacafetera,unaplanchayunabatidora.Cuandosalendelcentrocomercial,Pabloproponecomprarunasmacetasparaanimarasumadreyaportalosdoseurosquellevaenelbolsillo.Elrestolopagansushermanos.

Cuandolleganacasa,noencuentranasuspadresenelporche,nienla cocina, ni en el salón, ni en el jardín, aunque el otro coche no se hamovido. Todo les parece muy raro hasta que Mariana intenta abrir lapuertadesudormitorioycompruebaqueelpestilloestáechado.

—Total —murmura Pablo, al enterarse—, que podría habermeahorradolosdoseuros.

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Antes de entrar en el bar de su tío,Andrés estudia su imagen en lacristalera y sucumbe a dos sensaciones contradictorias, de similarintensidad.

Yapuededecirque seha encontradoen lamisma situaciónmuchasveces,peronuncahastahoyhavisto lacara,elcuerpoquetienedelante,reflejadosenesteprecisocristal.Siemprehacreídoquecuandosucedieralopaladearíacomoelúltimobocadodeldulcemásexquisito,peronoesexactamenteasí.Loqueestáviendolegusta,peroledamiedo.Demasiadocomoparadisfrutarlosinmás.

Andrésnuncahabríaelegidoestebarrioparavivir,perolaofertadelasistente social que le localizó en el restaurante de Santiago deComposteladondesuasociaciónlehaencontradotrabajoparaelverano,eradifícilderechazar.

—TeofrezcoelmejorpisodealquilersocialdeMadrid,notedigomás.Noesmuygrande,peroestábiendistribuido,yparatisolo,desobra.Exterior,cuarentaycincometros,salónconcocinaamericana,dormitoriocon baño incorporado y una terracita diminuta, eso sí. El edificio sólotiene catorce años, elAyuntamiento lo levantó sobreunavieja corrala yluego ha intentado vendérselo a un fondo buitre, pero los vecinos semovilizaron y contrataron a una abogada que es un animal, la tía, haganadoochoonuevejuiciosseguidos,yatelapresentaré,sellamaMarita,ella es la que me ha llamado. Por lo visto, el Ayuntamiento ha dadomarcha atrás, pero a los vecinos no les interesa que haya ningún pisovacío,porquenosefían,asíque...Hastenidomuchasuerte,Andrés.

—¡Québien!—perocomolasuerteesunanovedadparaél,todavíanoseatreveacelebrarlo—.¿Ydóndeestá?

—Esoeslomejor...—haceunapausaparacrearexpectación—.UnabocacalledeFuencarral,metroTribunal,acincominutosdelaglorietadeBilbaoyadiezdelaGranVía,¿quémedices?

Andrésnodicenadahastaquesu interlocutorpronunciasunombretresveces,comositemieraquesehubieracortadolacomunicación.

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—¿Siguesestandoahí?

—Sí,sí,yo...Loúnicoesque...¿Yenotrobarrionohay?

—Pues...—elasistentesocialsetomasutiempo—.Siquieres,puedoseguirbuscando,claro—yAndréssedacuentadequeestáirritado,talvezofendidoporloqueinterpretacomounaincomprensiblemanifestacióndedesdén—,perovoyasersincerocontigo.Lacosaseestáponiendomuyfea. Cada día nos ponen más trabas, nos recortan un poco más elpresupuesto, y no sé cuánto tiempomás va a durar el programa al queestásacogido.Nomeextrañaríaquelosuspendierandeundíaparaotro.Ytampocovoyaencontrarunacasamejorqueesta,asíque...Yoquetúmelopensaría.

Nopuedesesconderte,Andrés,esonoesbueno,suprimerpsicólogo.

Elobjetivode la terapiaesque lleguesavivir lamismavida,en lamisma ciudad, losmismos lugares, de lamismamanera que antes perosiendotúmismoymásfeliz,susegundapsicóloga.

Laimagenquevesalmirarteenelespejoeslaúnicaverdad,Andrés,yesloquevenlosdemás,unchiconormalycorriente,supsiquiatra.

—Vale,mequedoconél.

—Estupendo.Elúnicoproblemaesquetienesquefirmarelcontratolasemanaqueviene.¿PodrásvenirundíaaMadrid?Pásameatujefe,siquieres,yseloexplico.

Pero sus jefas, Candi y Sole, son una pareja de lesbianas, íntimasamigas del presidente de su asociación, que no sólo no le ponen pegas,sinoquelearreglanelviajeparaquelesalgagratis.

Vuelve aMadrid de noche, durmiendo en el catre empotrado en lacabinadeuncamiónfrigorífico.ElmayoristadepescadoqueabastecealrestauranteeseltesorerodelafederacióngallegadeasociacionesLGTByelamigodelalmadeCandi.Todaslassemanashacedosveceselmismotrayecto y se ofrece a devolverle a Santiago en un plazo inferior a

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veinticuatrohoras.

Elúltimolunesdeagostoesundíadeveranoconunaluzyaotoñal,comosielsolestuvieracansadodequemar,osehubieracubiertolacaraconunvelodegasa.Laciudadyaestá llenadegente,porquedesdequeempezó la crisis, nunca se vacía del todo, y las mesas vacías en lasterrazas componen una imagen de melancolía indecisa, casi tibia, queentonamuybienconelánimodeAndrés.

Elpiso legustamuchopero loprimeroquepiensacuando loveesque esmonísimo, y aunque no la pronuncia en voz alta, esa palabra leasusta. Entonces vuelve a acordarse de sus dos psicólogos, de supsiquiatra, de todas sus conversaciones sobre la excepción y lanormalidad, los instintosy los conceptos aprendidos, el perfil de sierra,picos de subida y hoyos de bajada, que caracteriza cualquier procesocomoelsuyo.Asílograreprimirlatentacióndellamarporteléfono,perono logra tranquilizarsedel todo.Cuandose reúnencon laabogadaeneldespachodelasistentesocial,estátanpendientedesureacciónquelevantalavistadelcontratoparaespiarsumiradacadadosportres,hastaqueellalepreguntasiseconocendealgo.Élcontestaqueno,peroquelerecuerdaaalguien,ellasonríeyrecibeunasonrisaporrespuesta.

Por supuesto que la conoce, la ha visto muchas veces en el bar,cuando era una jovencita que bebía cubatas con sus amigas y se reíahaciendomuchoruido,lossábadosporlatarde.Enaquellaépoca,Andréspasabaenestebarriocasitodoslosfinesdesemana,porquepreferíaestarencasadesustíosqueenlasuya.Noerasóloquesellevaramalconsuspadresypeorconsuhermano,esquesellevabamalcontodoelmundo,empezandoporsímismoyconlaúnicaexcepcióndesuprimaLucía.Poresoveníaaquí,paraestarconella,yporesohabríapreferidovivirenotrobarrio,noenestedondehoysequedalibre,sinnadaquehacer,alasdoceymediadelamañana.NopuedevolveraentrarensucasanuevahastaqueelAyuntamientoleenvíeporcorreoelcontratofirmado,yelcamiónquele llevarádevueltaaGalicianopasaráa recogerleen lamismaesquinadondelehadejadohastalascuatrodelatarde.

Leencantaríairaverasumadre,peronoseatreve,nosesienteconfuerzas todavíaparavolver al chalédePozuelodel que semarchóhace

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tres años. Además, a lo mejor ella ya ni siquiera vive allí. Cuando seenteró por la prensa de que habían metido a su padre en la cárcel, leescribióunacartayaúnnoharecibidorespuesta,asíqueempiezaaandarsinrumbofijoyacabapasandopordelantedelbardesutíoPascual.

Enesemomentoestáapuntodepararuntaxi,demeterseenelmetro,de irseandandoalRetiro, loqueseacon taldeencontrarseencualquierlugardondenadiepuedaidentificarlo,reconoceralmodelodelasfotosdesulibroescolarenestehombrejoven,apuesto,nomuyaltoperotampocofrágil,másalládelosestilizadosdedosqueinducenalagenteasuponerquees,oalmenoshasido,pianistaalgunavez.

Está a punto de huir pero se queda quieto, clavado en el suelo,mirando su reflejo hasta que siente en el paladar el regusto de unahumedadamargayfría.

Hanpasadomásdecuatromesesdesdeeldíaenquehizoloúltimodetodoloqueteníaquehacer,peroaúnnoloentiendebien,nocomprendeporquéllorótantoalcortarseelpelo.Aquellamelenaespesa,dereflejosdorados,quesuscompañerasdelcolegioadmirabantanto,aunquequizássólo fuera por decirle algo agradable, no le pertenecía más que otrosrasgosfísicos,perosiemprehabíallevadoelpelolargo,nuncaselohabíacortado del todo hasta aquel día. Antes de empezar parecía fácil, perocuandolointentóélsolosusdedosnoleobedecieron,comosiderepentehubierandescubiertoqueteníanvoluntad,lafacultaddenegarseamanejarlastijeras.Alfinalsehizotaldestrozoqueaquellamismatardetuvoqueira una peluquería y escogió la de su tíaMari, esa que está viendo ahoramismodesde lapuertadelbar.Lohizoporqueerapeluquerasiempre lehabía caído bien, porque nunca le había hecho preguntas, porque sabíadejarenpazalagente.Entrarporlasbuenasenunlocaldesconocidoledabamuchísimomiedo, pero aunqueAmalia no le defraudó, aunque seportó tan bien con él como antes, sintió que sus pies se balanceaban albordedeunprecipiciosinformaysinfondomientraslosmechonescaíanalsuelo.Nunca,nisiquieraenlapuertadelquirófano,lohabíapasadotanmalcomoenesapeluquería.

Quizásporeso,elmiedoregresaahoraenestebarrioasociadoaotravida, otra historia, el inimaginable sufrimiento que creía haber dejado

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atrás, pero no dura mucho. Andrés invoca a sus psicólogos, a supsiquiatra,ycomprendequeelazarleestáregalandounaoportunidad.Elcaminoha sidomuy largo, pero el círculo tiene que cerrarse, no puedepermanecer eternamente inconcluso. Por eso, se arregla el cuello de lacamisa, semete lamano izquierda en el bolsillo del pantalón, y con laderechaempujalapuerta,entraenelbar.

Elpaisajequeencuentraesmuydistintodelquehabríaimaginado.Eslunes,muchos vecinos siguen de vacaciones, la barra estámedio vacía,peroasuderechaunmontóndeniñosestáncomiendolentejasalaunadela tarde. Andrés no sabe quiénes son, qué hacen allí, aunque dos de lasmujeres que están de pie, mirándolos, sirviéndoles agua, limpiándolescuandosemanchan,bebíancubatasconlaabogadahacequinceaños.

Ellasnosefijanenélynoreconoceanadiemás.Vahacialabarra,lepideunacervezaauncamareromayoralquepodríahabersaludadoporsunombre,ymientrasselaestáponiendo,suhermanoCristóbalsaledelacocina.Alverle,Andréssetapalasmejillasconunamano,comosiemprequeechademenoslabarbaqueaúnnolehaempezadoasalir,ybaja lacabeza.

—¿Te atienden?—le preguntaCristóbal sin fijarse en él, y cuandoBraulioplantaunacañaenmediodelmostrador,serespondeasímismo—.Ah,vale.

Luego le pone delante una bandejita con una banderilla y vuelve ameterse en la cocinamientras Andrés siente que el corazón le late contanta fuerza como si estuviera a punto de estallar en una lluvia deignoradosmuellesytornillos.Ledalaespaldaalabarra,apoyaloscodosenelborde,recuerdaasuspsicólogos,asupsiquiatra,comprendequeloque acaba de vivir es un triunfo y no consigue sentirlo así. El primersorbo de cerveza le sabe a humedad, más que a frescura, un regustorancio, frío,quehuelemal.Deja lacañacasi intactasobreelmostrador,saca unasmonedas del bolsillo, y cuando levanta la cabeza, ve a Lucíaentrandoenelbardesupadre.

Suprimasepara,lemira,avanzadespacio,vuelveapararse,vuelveamirarle,lereconoceycorrehaciaél.

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—¡Peroquéguapoestás!—leabraza,lebesaenunamejilla,luegoenlaotra,nodejadeabrazarlemientrasechalacabezahaciaatrásparaverlebien—.Es...Nosécómoexplicarlo,escomosifuerastú,comosiantesnolofueras.Es...—ycierralosojos,yvuelveaabrirlos,yseechaareír—.¡Erestú!Ahorasí...¡Cómomealegrodeverte,ydeverteasí!¿Porquénomehasavisadodequevenías?

—Pues...—élcorrespondeasuabrazo,sientequelosojosempiezanapicarleynoescapazdeacabarlafrase.

—Da igual—a Lucía, la única persona que quiso, que aceptó, quecomprendióaaquellaniñatanraraquenuncallegaríaaconvertirseenunamujer, le da igual, porque va a seguir queriéndole—. Da igual, lo queimporta es que estás aquí —y acerca su cabeza a la de su primo parahacerleunasolapregunta—.¿Cómotellamas?,¿Andrés?

Él asiente con la cabeza, sonríe, y durante un instante se sienteseguro,fuerte,casifeliz.

Desdedetrásde labarra, suhermanoCristóbal lemiracon labocaabierta.

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III

Después

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LafamiliaMartínezSalgadovuelvedelasvacacionesyparecequedeprontosellenaelbarriodegente.

Aquílesdespedimos,enestebarriodeMadridqueeselsuyo,distintopero semejante amuchosotrosbarriosde estaode cualquier ciudaddeEspaña,consuscallesanchasysuscallesestrechas,suscasasbuenasysuscasaspeores,susplazas,susárboles,suscallejones,sushéroes,sussantos,ysucrisisacuestas.

Aquísequedansusvecinos,familiascompletas,parejasconperroysin perro, con niños, sin ellos, y personas solas, jóvenes, maduras,ancianas, españolas, extranjeras, a veces felices y a veces desgraciadas,casisiemprefelicesydesgraciadasaratos,peroiluminadasyaporlaluzdeotroseptiembre.

Losadultosquenoestánenelparovuelvenaltrabajo,losniñosalaescuela,ylavidasiguepasando.

Paraalgunosnocambiarámucho.

ParaCheungyGuan-yin sí, porque tendránunhijo,Quiao, que lesparecerá el niño más guapo del mundo, aunque pronto les obligará avolveramudarseaotrahabitación,enunpisoparaparejasconniño,queseguirásiendopropiedaddesujefecomún.

Amalia no despide a su aprendiza pero tampoco podrá subir lossueldos,aunquerecuperaráaalgunasviejasclientas.

DianaSalgadoaprendeaconvivirconlaincertidumbredelfuturodelCentrodeSalud,dejadeteñirseencasayestámuchomáscontenta.Dentrode unos meses, cuando un tribunal superior vuelva a paralizar lasprivatizaciones,locelebraráponiéndoseunasmechasrubias,aunquesepaque el gobierno de la Comunidad de Madrid recurrirá de nuevo lasentencia.

Pascual seguirádetrásdelmostrador,perono logrará ahorrarseunsueldodemás.CuandosusobrinoCristóballeanunciaqueseva,deundíapara otro y sin explicarle los motivos de su decisión, su hija Lucía le

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recomiendaaunchicoestupendo,joven,trabajador,queacabadevolveraMadridynecesitaunempleo.Pascuallereconoceráenelmismoinstanteen que le vea, pero no le dirá nada hasta que su sobrinoAndrés decidacontarlequeanteserasusobrinaAndrea.

La sede de Soluciones Inmobiliarias Prisma seguirá estando en elmismoedificio,peronoconlamismaplantilla.

ParaSebastiánAlonsoseavecinaunaépocadegrandescambios.Lamuertedesumadreesagridulce,porqueponefinaunlargosufrimiento.La convivencia con su padre, abismado en un desconsuelo sin límites,incapaz de disfrutar de los pequeños placeres de los que le ha privadoduranteveinteañoslamisióndecuidaraunaenfermaveinticuatrohorasaldía,sevuelveáspera,difícil.AVenancionolegustanadaSofía,aSebascadadíamás.Ellaavanzadespacio,conpiesdeplomo,ycelebramásquenadie la nueva oferta laboral de Tomás, un puesto de nombrerimbombante, diseñador de proyectos, en una gran empresa derevestimientoscerámicos.

Sebastiánsedacuentaantesquenadiedequehaaceptadountrabajode dependiente capaz de dibujar planos, pero está contento porque lepaganbastantemásdineroqueenlagarita,puedeescogerlaropaqueseponecadamañanaydejadeverlelacaratodoslosdíasalconstructorquele arruinó.Sólopor esoyahabría salidoganando, aunque en losmalosmomentos recuerda la oferta que le hizo su cuñada Ana cuando suhermanasefueaviviralcampo.

LareformadelacasadeCharotendráqueesperar,porquelafincaselosigue tragando todo.Sinembargo,cuandodaunpaseohasta la loma,por las tardes, ya no ve hoyos y tierra revuelta, sino olivos, vides ycampossembrados.Lahuertaestanprodigiosaquelaahogaentomates,ypara entretenerse, empieza a procesarlos y envasarlos ella misma en lacocina de su casa. Al principio se conforma con repartir sus conservasentrelosconocidos,perotienentantoéxitoque,dentrodeunosmeses,conla ayuda de su hija Rosa, se animará a montar cada fin de semana unpuestoenunmercadodeproximidaddeMadridparaagotarlostarrosdemermeladaelsábadoamediodía.

Mientras tanto, en sus ratos libres, sin contárselo a nadie, hace un

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estudio de mercado para exportar sus productos al resto de Europa.Cuandoloconsiga,PascuallaacompañaráhastaStuttgart,dondevisitaránalfinlatumbadesupadre.

Antesdelacenanavideñaquehabríaseñaladosuprimeraniversario,lapasiónvolcánicaqueuníaalagenteFerreiroyalainspectoraFernándezsehaevaporadoyacomoelrastrodeunaseñaldehumo.Ningunodelosdos sabe por qué, y a ninguno le preocupa demasiado, porque se hancansadoalavez.EllavuelveatontearconagentesdepaisanovestidosdeArmaniyélsesorprendeavecespensandoenAuxi,calculandoqueharíatanbuenaparejaconélcomoRaquelconsuhermano,aunquesabequenodeberíapensarlosiquiera.

Marisaterminasulibro,23-F,unahistoriadeamor,enotoño.Cuandololee,Robertonosólolaanimaapublicarlo,sinoquehacegestionesenunpardeeditorialesvinculadasalperiódicodondetrabajaparaobtenerunéxito descorazonador, un risueño fracaso. Todos los editores que loreciben opinan que es un buen libro, interesante, intenso, poderoso, unanovela estupenda. Pero no es ficción, objeta la autora, es un libronarrativo de no ficción, la historia que cuenta es real, la vivimos mimaridoyyoel23defebrerode1981...

Enesepunto,eleditordeturnodejademirarlaalosojos,revuelvelospapelesdesumesa,consultaelmóvily,mientras tanto,confiesaquecomo ficción lo publicaría encantado, pero de otra manera, con losnombres que aparecen, con las cosas que se dicen, y ese gobierno deconcentraciónnacional, esmucho riesgo, sería un escándalo, terminaríaenlostribunales...

Acontinuación,Marisase levanta,cogesumanuscrito,sevayhaceunanueva tachaduraenuna listadondecadavezquedanmenosnombreslimpios.Peronosedesanima,porqueesespañola,conocesupaís,yestácadavezmásseguradequehaescritounbuenlibro.Quizásporeso,esteañosumadredecideesperaradiciembreparaponerelárboldeNavidad.

Toni, el rey de las multiplicaciones con decimales, aprovecha elprincipiodecursoparavolveraestudiar.Sematriculaenunprogramaadistancia para adultos que le permitirá obtener un título de EducaciónSecundariaenunsolocursosindejardetrabajar.Nolesalegratis.

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Cuando empieza a encerrarse todas las noches para preparar losexámenes, su novia le deja porque está harta de quedarse en casa y lesobran pretendientes. Toni está a punto de abandonar, pero Jaime, quequedaconéldevezencuandoparasupervisarsutrabajo,leconvencedeque siga estudiandoy le adviertequenopiensadejarle enpazhastaquetermineelbachillerato.

AlgunasvecesvieneconAdriana,quesemudóasucasatresmesesdespuésdequeseconocieranenaquelbar.

Cuando lamira,Tonipiensaqueesmuyguapayeso leayudaanoechartantodemenosaLorena.

Begoñatrabajaenelvivero.Tienedíasbuenosydíasmalos.Enlosprimeroshacecambiossensatos,razonables,quemejoranladistribucióndelespacioypermaneceneneltiempo.Enlossegundos,lapagaconlaspalmeras. Levanta lasmacetas a pulso, las cambia todas de sitio, decideque no están bien, las devuelve a su emplazamiento original y así setranquiliza.Perolosviernesporlatarde,ysobretodolossábados,cuandonopuede apartarse de la caja ni unmomentoporquenodejande llegarclientesquepagan,ypagan,ysiguenpagandosinparar,escuandomássedivierte.

PepeMartínez, un hombre dispuesto a cumplir sus promesas, va alCalderónconsuhijoPablodesdeelprimerpartidodelaLiga.Esatarde,suhijoesmuyfeliz.Enelsegundopartidoquevenjuntos,aúnmás.Enelterceronohablamucho,yenelcuartolepreguntasinoechademenosasusamigos.Pepesedacuentadequeessuhijoquienechademenosalossuyos, que ven jugar al Atleti todas las semanas en el bar de PascualaunqueFelipeseadelMadrid.Eso,laspullas,loschistes,laspeleasdelasqueahoradisfrutaAlbaensolitario,esloquePabloañoramás.Pasatantotiempomirandoelwhatsappquenisiquieravelospartidos,asíqueundíasupadrelepreguntasilemolestaríaqueeldomingofueraalcampoconsusamigosysuhijolerespondequeparanada.

Pepe añade que cuando quiera volver a ir al fútbol con él no tienemásquedecirlo.

PablonoselodiráenloquequedadeLiga.

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MaríaGraciasearrepientedehabersecortadoelpelo.

Sigue trabajando como una burra, limpiando casas por horas ydesayunando en el mismo bar del metro, aunque vivir ya no le hacedemasiadailusión.

Lauralaharecuperado,sinembargo.Porfinestáhaciendoelmásterquelegustabayquesuabuelonohaconsentidoquepaguenadiemásqueél.Nosesienteculpableporquelohaintentado,haestadocasiunañoenFrankfurt lavando platos, poniendo copas, trabajando en una gasolineraconsuflamantetítulodebiólogamolecular.Ahoracomprendequesehaequivocado,queemigrarfueunerror,quenoteníanilapreparación,nilafortaleza, ni el grado de desesperación suficiente como para aguantar,pero se castiga a símisma estudiando comouna fiera y no se lo dice anadie.

Ángel,naturalmente,losabeperotampocolodice.Sunietayélyanonecesitanhablarparaentenderse.

AdelayJoseaúnmenos,sobretodocuandodecidenempezarajugarjuntosalamodalidadporparejasde¡QueardaTroya!

Eninvierno,gananelcampeonatodeEspañaenuntorneopresencialquesecelebraenValencia.Allí,HéctorconoceaunaIfigeniaquenojuegamuybienperoesmonísima,yAndrómacaintuyequesureinadovaasermuy breve, aunque lo celebra tanto como un día celebró Aquiles suderrota.

LunahacambiadodecolegioperoSofíaSalgado la recuerda todaslas mañanas. En cada recreo se pregunta dónde estará, qué le estaránenseñando,cómolehablarásuabueladeaquellaprofesoratanpesadaquelapersiguiótantoelcursopasado.

Sofíatambiénlohaintentado,hahechotodoloquehapodido,ysinembargosesienteculpable.

NotantocomoMarita.

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Todos los éxitos deVecinos contra laCrisis, que en buenamedidahan sido suspropios éxitos, no la consuelandel repetido fracasode susgestionesenel casodeFátimayMohamed.El contratoque firmaronesunodelosmáscabronesquehavistoensusañosdeprofesión,peroesenoeselúnicoproblema.Lacajaquelesconcediólahipotecaquebró,elbanco que la absorbió no se hace responsable de la gestión previa, eldirectordelasucursalhamuertoylospadresdeAhmednoseintegrarona tiempo en la demanda colectiva que presentaron hace un par de añosotrosclientesensituacionesparecidasalasuya.

Marita va a hablar un montón de veces con los abogados que losrepresentan,conlaasociacióndeusuariosdebanca,lesexplicaqueactúaen nombre de un inmigrante marroquí prácticamente analfabeto que noentendíaloquefirmaba,quenoleeningúnperiódico,quenosabíaloquetenía que hacer, y no consigue que le dejen sumarse a la demandacolectiva, porque todos los plazos han expirado, ni que desistan de laanteriorparapresentarotraque incluyaasucliente,porqueretrasaríaelproceso.Nolequedamásremedioqueemprenderunaacciónindividual,yaunque pide más favores que nunca, no logra gran cosa. Está mediaEspaña igual,MaríaAntonia, le dicenunosyotros, ármatedepacienciaporqueestovaparalargo...

Mientras tanto, los padres deAhmed siguen pagando la letra todoslos meses para que no les expulsen del país. De donde les echan sinremedioesdelasespaciosashabitacionesexterioresdelhotelabandonadodonde viven, y aunque la asociación les busca refugio temporal en trescasasdistintas,yaunqueocupanotroedificioenmenosdequincedías,sunuevoalojamientoesmuchopeor,unasolahabitación, interiorymuchomáspequeña,enunamodestacasadepisosdondenosobraespacio.

Marita se siente tan culpable que recurre a su hijo Edu, el mejoramigodeAhmed.Lepidequeleexpliquequenoduermeporlasnoches,que no descansa de día, que no piensa parar hasta que encuentre unasolución.

Suhijolerespondequeintentaráhablarconél,aunqueestámuyraroyyanolevemucho.Haceunosmesesempezóairalamezquitaconsuspadres y cada día pasa más tiempo allí, pero sabe que suele ir a un

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cibercafétodaslasnoches.

Allí,despuésdemuchobuscar,AhmedhaacabadoencontrandounawebdondereclutanvoluntariosparairalucharaSiria,porqueélnoestádispuestoaseguirbesandoelpandelamiseria.

Peroesa,aunquetambiénesesta,esotrahistoria.

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Losbesosenelpan

AlmudenaGrandes

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistemainformático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico,mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito deleditor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra lapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal).Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algúnfragmentode estaobra.Puede contactar conCEDROa travésde lawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447.Ilustracióndelaportada:©SamuelBouget(portraitsbysam)©AlmudenaGrandes,2015Reservadostodoslosderechosdeestaediciónpara

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Primeraediciónenlibroelectrónico(epub):noviembrede2015ISBN:978-84-9066-195-6(epub)Conversiónalibroelectrónico:Newcomlab,S.L.L.

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TableofContentsDedicatoriaI.AntesEstamosenunbarriodelcentrodeMadrid...II.AhoraLafamiliaMartínezSalgadovuelve...Laprimeravezqueloescucha,Sofía...Carlosabreconsullaveyenseguida...Laschinaslleganderepente,sinhacerruido...Marisarecuerdaaquelcansancio...Desdehacecasiunañoseencuentrantodos...Ellunes,alabrirelbar,Pascualloentiendetodo...Alacostarse,PepeMartínezsientelamandíbula...Larutinadesuvidasehavueltomuysimple...Laasistentaeslaprimeraendarsecuenta...Losniñosestabandentro...Desdequeempezólacrisis,diciembre...SofíaseenteraporMarita,yporuninstante...CuandolainspectoraRaquelFernández...Laschinascruzanlacalleenfilaindia...El21dediciembre,amediatarde...Alprincipio,Charopiensaendecírselo...Coincidenenelprocesodeselección...Alverlafachadallenadecolgaduras...Semetenenlacamasinhablar...—Jaime,hijo,¿cómoestás?...Hoyeslunes,ycomotodosloslunes...Adelabajaenseguidaalacalle...Venanciosemiraenlaluna...Alasseisymediadelatarde,Diana...Hoyesundíararo,ynosóloporeldiluvio...CuandoMaritalecuelgaelteléfono...EldomingodeRamos,Dianainvita...Lapuestadesollesparecetanespectacular...

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Eneldesayunoestáapuntodecontárselo...Sofíaempiezaapreocuparseaprincipios...Jaimenoseatreveacontárselo...Estádondesiemprehaestado,alborde...—Pero,bueno,yatupadre¿quémosca...El1deagosto,amediatarde,PepeMartínez...Antesdeentrarenelbardesutío,Andrés...III.DespuésLafamiliaMartínezSalgadovuelve...Créditos