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UNOS BESOS MÁGICOS

Unos besos mágicos

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CUENTO DE AMOR GALLEGO

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UNOS BESOS MÁGICOS

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En la provincia de Pontevedra, en un lugar que se llama Pardesoa, Tierra de Montes, contrataron a un pastor para que cuidara el rebaño cabras y ovejas.

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El pastor iba al monte al amanecer y regresaba por la noche. Así día tras día y el rebaño iba engordando y aumentando.

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Pero ocurrió que un día regresó con dos ovejas menos y otro día faltó una cabra y otro tres ovejas…

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Entonces los vecinos decidieron vigilarlo. De esta manera el hombre más fuerte de la aldea se fue detrás de él, siguiéndolo a cierta distancia, para observar lo que pasaba.

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Al llegar al monte el hombre fuerte se escondió a observar.

Al cabo de un rato escuchó un fuerte silbido y vio una gran cobra, de muchos metros de largo, que se lanzaba sobre las ovejas.

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El pastor, que estaba atento, comenzó una lucha con la serpiente cuerpo a cuerpo.

La pelea duró mucho tiempo y mientras los contendientes hablaban entre ellos. La cobra le decía al pastor:

-Si tuviese una fuente para refrescarme no salías con vida de este monte.

-Pues si yo tuviese un vaso de leche, un pedazo de pan y el beso de una chica acababa contigo serpiente loca.

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Y ambos tuvieron que parar a descansar porque estaban agotados.

El hombre fuerte que estaba vigilando aprovechó para irse a correr hacia la aldea a buscar lo que necesitaba el pastor para vencer a la serpiente y regresó con todo al monte.

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La chica que lo acompañaba le dio el pan y la leche al pastor que comió con gana y también un sonoro beso. Con las fuerzas de estos tres elementos fue capaz de derrotar a la serpiente . Al hacerlo ésta se transformó en un hada hermosísima de la que el pastor se quedó perdidamente enamorado.

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El hada no era más que una mágica muchacha encantada y él rompió su hechizo.

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Se casaron y fueron muy felices y, a pesar de tener cuanto querían, el pastor seguía comiendo todos los días pan y bebiendo un vaso de leche.

Los besos se los daba su hada.

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La otra chica está a esperar en Pardesoa por si alguien quiere probar de nuevo sus besos. Yo te digo que saben a

manzana con queso.