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“Lobos del bosque” Por Kalen Crow

Lobos del bosque

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Novela homoerótica breve.

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Page 1: Lobos del bosque

“Lobos del bosque”

PorKalen Crow

Page 2: Lobos del bosque

¿Qué persona de mente sana piensa en alquilar una cabaña en el bosque más alejado de la ciudad un 31 de Octubre? Ninguna noche del mes fue como ésa, tormentosa y aún más escandalosa de lo que podía llegar ser mi casa. Los truenos rugían paseándose de un lado al otro en aquel fondo gris mate y la lluvia golpeaba insistente contra mi ventana como si fuese a tirarla abajo, lo peor era que nunca podía cerrarla bien y como no tenía tranca funcionaba a presión. Me revolví entre las cobijas varias veces. Tal cual el flash de una cámara, mi habitación parecía amenazar con revelarme alguna figura, culpa en parte de las destruidas rendijas de la persiana. Una explosión, el corazón me latía de prisa, todo se iluminaba, entonces mis ojos recorrían aterrados la habitación esperando no hallar huésped indeseado. No lograría conciliar el sueño si continuaba en ese estado de nerviosismo, por lo que me cubrí completamente invitando a la oscuridad a envolverme hasta que pronto, concentrando mis oídos en la lluvia, me dormí. El sonido del reloj cuando todo era silencio, ¿qué hora?, tal vez la madrugada, ese tic tac drogaba mis sentidos, parecía hallarme inmovilizado boca abajo, aferrado a mi almohadón, igual que si fuese alguna especie de magia de cuento… De repente un ruido, un sonido, como si soplara el viento… un olor particular se colaba debajo de las mantas, el olor de un perro empapado por la lluvia. Traté de moverme pero sin éxito, suspiré, gran error. Sentí como las frazadas se levantaban a la altura de mis piernas haciendo que mi piel se erizara de frio. No pude articular una palabra hasta que hallé a aquel individuo resoplando sobre mi nuca, me olfateaba entretanto paseaba su nariz entre mis cabellos, alcancé a ver su mano a un costado de mi brazo, se clavaban en el colchón cinco garras intimidantes que me hicieron apretar los ojos, tratando de evocar la realidad, pero nada se sentía más real que aquello. Aprisionó mi cuerpo contra el colchón arañando mi cintura al quitarme el pijama, me quejé con un lloriqueo, lo que logró que mordiera mi hombro rugiendo como un animal haciendo que mis sentidos temblaran. Continuó mordiéndome salvajemente, no llegaba a lastimarme, si no a enviar correntadas de placer a cada rincón mientras que mi boca se obligaba a no emitir sonidos, más mi cuerpo desobediente se sacudía domado. Lo sentí entonces meterse en mi interior, penetrándome, abrí la boca ahogando un gemido, jadeando sobre mi cuerpo me embestía fieramente, gruñendo… el placer me nubló la vista en un momento, todo volvía a ser confuso y el despertador, un ruido fuerte y me hallaba en el suelo. Miré hacia todos lados ¿un sueño? Me encontraba solo, había amanecido, el sol se infiltraba por la ventana abierta... Al mediodía trepé al auto de mi padre para volver y oí un aullido proveniente del bosque.

- Hombres lobo, Gabriel… – bromeó riendo, a lo que sonreí ocultando mis heridas.