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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE
COMUNICACIÓN SOCIAL
INTER, TRANS, POLI, MULTI, POST DISCIPLINARIEDAD
Curso: EPISTEMOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN | Profesor: Franz Portugal Bernedo
FRANZ
PORTUGAL BERNEDO
LAS CIENCIAS DEL
HOMBRE
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
2
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
3
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS
Escuela Académico Profesional de Comunicación Social
LAS CIENCIAS DEL HOMBRE Inter, Trans, Poli, Multi, Post Disciplinariedad
FRANZ PORTUGAL BERNEDO
Lectura N° 2
Curso: EPISTEMOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN
Prof.: Franz Portugal Bernedo
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
4
LAS CIENCIAS DEL HOMBRE
Inter, Trans, Poli, Multi, Post Disciplinariedad
© Franz Portugal Bernedo
Primera Edición 2012
Lima, Perú
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
5
INDICE
Presentación / 7
Introducción/ 9
I. LA DISCIPLINARIZACION Y SU INSTITUCIONALIZACION
1. Las disciplinas./ 15
2. La disciplinarización de las ciencias humanas y sociales./ 19
3. La multi, inter, trans, post y poli disciplinariedad./ 21
4. Especialización y la hibridación de las disciplinas./ 32
5. Limitaciones a la interdisciplinariedad./ 34
6. La institucionalización de las disciplinas sociales./ 35
II. VISION Y PARADIGMAS DE LAS CIENCIAS HUMANAS Y
SOCIALES
1. La crisis del modo de producir conocimiento./ 39
2. El predominio de la visión clásica de las ciencias sociales./ 41
3. El pensamiento universalista y el sectorialista./ 42
4. La cuestión del todo y las partes./ 44
5. Llamado a un debate sobre el paradigma./ 46
CONCLUSIONES, DISTINCIONES Y PRECISIONES / 49
BIBLIOGRAFÍA / 52
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
6
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
7
Presentación
El texto que presentamos es una reflexión sobre los problemas que enfrenta
las ciencias humanas y sociales para el estudio de la sociedad. Se pone en
cuestión los principales temas del debate epistémico de las “ciencias
humanas y sociales” o como las denomina Fernand Braudel de las “ciencias
del hombre”. Sin embargo, como los indica el Informe de la Comisión
Gulbenkian para la restructuración de las ciencias sociales, “La idea de que
podemos reflexionar de forma inteligente sobre la naturaleza de los seres
humanos, sus relaciones entre ellos y con las fuerzas espirituales y las
estructuras sociales que han creado, y dentro de las cuales viven, es por lo
menos tan antigua como la historia registrada”.
Pero esta reflexión sobre la naturaleza de los seres humanos y de sus
relaciones que ha dado origen a las Ciencias Sociales produce un conjunto
de problemas. Un primer problema es la creciente fragmentación de las
ciencias sociales a la que ha llevado la disciplinarización y especialización
frente a lo cual se propone la construcción de puentes de comunicación
entre las diversas disciplinas y en el extremo la integración o unificación
de las ciencias sociales. Un segundo problema es la denominada crisis de
las ciencias sociales y humanas por la existencia de una crisis del
conocimiento social, producto de una crisis de la subjetividad
contemporánea, desatada como parte de la mutación de todo un periodo
histórico asociado a la modernidad europea lo que pone en cuestión los
fundamentos epistemológicos que sustentaron la hegemonía de los
modelos europeos de conocimiento impuestos desde el siglo XIX, como lo
sostiene Aníbal Quijano.
Diversas explicaciones y críticas se han planteado sobre estos dos
problemas. Presentamos las principales contribuciones que analizan la
situación que enfrenta hoy en día las ciencias sociales y humanas. El
estudio está dividido en dos partes. La primera parte se ocupa del proceso
de constitución y disciplinarización de las ciencias sociales, así como su
institucionalización. En esta parte se recoge el debate sobre las propuestas
de construcción de puentes entre las disciplinas que supere su atomización
como son la multi, inter, trans, post disciplinariedad. La segunda parte
presenta la visión y paradigma en cuestión de las ciencias sociales. Como
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
8
Edgardo Lander lo reconoce, hoy en día nos encontramos ante replanteos
globales y fundamentales de los saberes y disciplinas sociales en todo el
mundo y que el Informe Gulbenkian, coordinado por Immanuel
Wallerstein, es una significativa expresión de estas reflexiones, como es
también la crítica al Orientalismo, los estudios postcoloniales, la crítica del
discurso colonial, los estudios subalternos, el afrocentrismo y el post-
occidentalismo. En esta segunda parte se presentan los siguientes temas: la
crisis del modo de producir conocimiento, el predominio de la visión
clásica de las ciencias sociales, el pensamiento universalista y el
sectorialista, la cuestión del todo y las partes y el llamado a un debate
sobre el paradigma que propone Wallerstein.
La primera versión de este texto fue escrita en agosto de 2003, como
trabajo académico del doctorado de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UNMSM. Posteriormente, se presentó como proyecto de investigación en
el Instituto de Investigaciones Humanísticas en el 2008, cuyo resultado es
ésta versión. Una versión resumida del estudio se publicó en la Revista de
la Unidad de Investigaciones de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas
de la UNMSM, Escritura y Pensamiento, Vol. 24, Año XII, N° 24, Enero –
Junio 2009.
Este texto forma parte de las lecturas programadas para el curso de
Epistemología de la Comunicación que enseño en la Escuela de
Comunicación Social de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
9
INTRODUCCIÓN
“La idea de que podemos reflexionar de forma inteligente sobre
la naturaleza de los seres humanos, sus relaciones entre ellos y
con las fuerzas espirituales y las estructuras sociales que han
creado, y dentro de las cuales viven, es por lo menos tan antigua
como la historia registrada”
Informe de la Comisión Gulbenkian para la Reestructuración
de las Ciencias Sociales, 2006, pág. 3.
“El arte contemporáneo de las cavernas posee implícito la
programación del desarrollo de la especie. Para descifrar la
criptografía contemporáneas es tanto más difícil cuanto “mas”
contemporáneos somos. Nuestra época es dispersa y en ésta
dispersión lleva un nombre hermético: especialización. La
fragmentación del conocimiento en multitud de esquirlas, ismos,
pretendidamente autosuficientes. Cada quién pretende poner su
verdad y la jerga (¿lenguaje?) ideal para definirla”
Rene Rebetez, Prólogo a la primera edición castellana del libro
de McLuhan, La Comprensión de los Medios como Extensiones
del Hombre, 1968.
l estudio1 pone en cuestión los principales temas del debate epistémico de
las “ciencias humanas y sociales” o como las denomina Fernand Braudel
de las “ciencias del hombre”(Braudel, 1968). Uno de los temas es la
disciplinarización de las ciencias humanas que se produce por el creciente
desarrollo y fragmentación de éstas ciencias que, conforme acumulan saber, dan
origen a nuevas disciplinas o a la especialización, lo que ocasiona una
“diferenciación sin integración” o de otra manera, no hace posible que
“conversen” entre ellas al no construir los interfaces respectivos. Este saber
compartimentalizado produce, además, una cultura académica disciplinaria que
implica una visión infinitamente fragmentada de lo real, de tanto separar las
partes para hacerlas más comprensibles (Castro, 1996). Más aún, como lo
1 La primera versión fue escrita en agosto de 2003, como trabajo académico del doctorado de la Facultad de
Ciencias Sociales de la UNMSM. Su segunda versión, se presentó como ponencia al IX Seminario-Taller de
Investigación – La Interdisciplinariedad de las Ciencias Humanas: Propuestas, “Inés Pozzi-Escott Zapata,
organizado por la Unidad de Investigación, Facultad de Letras y Ciencias Humanas, 2006 Posteriormente se
presentó como proyecto de investigación en el Instituto de Investigaciones Humanísticas en el 2008, cuyo
resultado es ésta tercera versión. Un versión resumida del estudio se ha publicado en la Revista de la Unidad de
Investigaciones de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM, Escritura y Pensamiento, Vol. 24,
Año XII, N° 24, Enero –Junio 2009, Lima. Páginas 157-187.
E
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
10
plantean algunos autores, ocurre que los verdaderos campos de investigación
son las especialidades (Dogan, 2002: 1-2).
En relación con el problema en cuestión Braudel señaló, hace medio siglo que:
“Las ciencias humanas, por poco que se participe en su marcha, llama la atención en
una primera aproximación no por su unidad, difícil de formular y promover, sino más
bien por su diversidad fundamental, antigua y afirmada, estructural en suma. Cada una
de ellas es ante todo ella misma, con criterios estrechos; y se presenta como una patria
y un lenguaje diferentes, y también –lo que es menos justificable- como una carrera
específica, con sus reglas y sus cerramientos, con sus tópicos, irreductibles unos con
otros” (Braudel 1968:201).
Esta atomización y creciente especialización de las ciencias del hombre pretende
ser resuelto estableciendo diálogos, puentes y convergencias mediante la
multidisciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y luego
superada por la postdisciplinariedad, propuestas que son recurrentes cada cierto
tiempo como ahora. Ello resolvería la fragmentación y permitiría una
comprensión integral de la realidad, sin embargo, consideramos que están
atrapadas en una concepción disciplinaria de la realidad. Respecto de ello
Roberto Follari (2003:1), dice que estos temas siempre retornan y que se
establecen de nuevo en cada ocasión como si fuese la primera. También se
afirma que “Los campos disciplinarios pueden ser campos de conflicto, pero
siempre han ofrecido oportunidades de conexión” (UNESCO, 2010:197)
Algunos han intentado ir mucho más allá como en el texto citado de Braudel,
que admite optimistamente, en esa época (1968), que éstas tentativas de
unificación de las ciencias humanas puedan, algún día, desplazar las fronteras,
los centros de gravedad, las problemáticas tradicionales y que esto puede ser
verdad para todas las ciencias del hombre sin excepción y que ello impone el
abandono del espíritu “nacionalista” de cada una de ellas.
En ese sentido, se planteó la posibilidad de una ciencia unitaria2 como en el
paradigma parsoniano sobre el cual reposó durante años la ilusión de una ciencia
social unificada del hombre.
Aunque Morín (1998: 7) afirma que: “Uno no puede, ciertamente crear una
ciencia unitaria del hombre que en sí disolvería la multiplicidad compleja de lo
que es humano”.
2 “La idea de una “ciencia unificada” o de la “unidad de la ciencia” se encuentra en varios autores antes del siglo
XX. Sin embargo, se habla de éste tema en relación específicamente con uno de los aspectos que presentó, lo que
podría llamarse el “ideario” del Circulo de Viena. Esta idea debe mucho al impulso de Otto Neurath –el mayor
defensor de la unificación de la ciencia- y de Rudolph Carnap. Se trata de una unidad lógico-epistemológica y,
como indica Neurath, de una “integración lógico-empírica”. Neurath comenzó a incubar la idea concerniente al
proyecto de una Enciclopedia de la Ciencia Unificada hacia el año 1920”. Majela Guzmán Gómez, El Fenómeno
de la Interdisciplinariedad en las ciencias de la información: contexto de aparición y posturas centrales, en
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/ vl13_3_05/aci05305.htm
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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La unidad de las ciencias, según Piaget3, es justamente el resultado de la noción
de interdisciplinariedad como una estructura cuyas partes se interrelacionan
(disciplina-interdisciplina).
Asimismo, en el Informe Mundial sobre las Ciencias Sociales. Las brechas del
conocimiento (2010:199) de la UNESCO se señala que: “A pesar de la creciente
especialización del conocimiento científico social la perspectiva de las ciencias
sociales integradas es recurrente y ha generado numerosos debates
epistemológicos. Los argumentos a favor de una integración a menudo esconden
el imperialismo de algunas disciplinas, ya sea de sus paradigmas o sus
métodos”.
Sin embargo, el problema es mucho más complejo, como lo señalan Aníbal
Quijano e Immanuel Wallerstein. Quijano4 sostiene la existencia de una crisis
del conocimiento social, producto de una crisis de la subjetividad
contemporánea, desatada como parte de la mutación de todo un periodo
histórico asociado a la modernidad europea lo que pone en cuestión los
fundamentos epistemológicos que sustentaron la hegemonía de los modelos
europeos de conocimiento impuestos desde el siglo XIX.
En consecuencia, el problema de la fragmentación de los saberes y de las
propuestas de articulaciones e integraciones es expresión de una forma de
producir conocimiento asociada a la modernidad europea que hoy, en la
perspectiva propuesta por Quijano está en crisis.
Por su parte, Wallerstein en su libro “Impensar las ciencias sociales” (1999:3),
precisa que, además, de repensar las ciencias sociales, debemos impensarlas
debido a que muchas de sus suposiciones, engañosas y constrictivas, están
demasiadas arraigadas en nuestra mentalidad. Suposiciones, otrora liberadoras
del espíritu, hoy en día son la principal barrera intelectual para analizar el
mundo social. No propone un nuevo paradigma para las ciencias sociales
históricas, expone lo que considera confuso y limitante en los principales puntos
de vista, con el objeto de estimular la búsqueda de un nuevo paradigma.
El libro5 de Wallerstein es estimulante y provocador porque pone en cuestión la
forma como se han organizado las ciencias sociales en “disciplinas” y se han
3 Citado por Pérez, Marta / Astorga, José/ Bustamante, Patricia y Castillo, Silvia, Interdisciplinariedad,
Discursos sociales y Enseñanza Media, Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales,
Universidad de Jujuy, Argentina, 2002, p. 326. 4 Véase el texto de Ramón Pajuelo sobre Aníbal Quijano: El lugar de la utopía. Aportes de Aníbal Quijano sobre
cultura y poder, publicado en Daniel Mato, Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura
y poder, CLACSO, Venezuela, 2002, Pág. 230.
5 Impensar las ciencias sociales, es la continuación de Abrir las Ciencias Sociales, conocido también como el
Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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institucionalizado en las universidades. El autor crítica al pensamiento
“universalista-sectoralista” que afirma que el sendero del conocimiento
comienza con lo particular y termina con lo abstracto –el pensamiento
universalista- y que hay senderos paralelos hacia diferentes “sectores” del
conocimiento, que reflejan procesos separados paralelos en el mundo real: “el
pensamiento sectoralista”. Propone, además, una agenda para las ciencias
sociales que debe preocuparnos para estos diez o veinte años.
Desde otra perspectiva hay, también, otros puntos de vista contemporáneos
sobre el debate actual de las ciencias sociales, como son las investigaciones del
Grupo denominado “Proyecto Latino/latinoamericano modernidad/colonialidad”
como lo apunta Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel en su Prólogo al
libro “El Giro Decolonial, Reflexiones para una diversidad epistémica más allá
del capitalismo global” (2007:9), parafraseando a Arturo Escobar.
Un primer texto importante, en esa dirección, fue el libro La colonialidad del
saber: Eurocentrismo y ciencias sociales (2000)6, también los libros Pensar (en)
los intersticios. Teoría y Práctica de la crítica poscolonial (1999) y La
reestructuración de las ciencias sociales en América Latina (2000)7.
El debate y la producción sobre la ciencias sociales de éste grupo
latinoamericano ha continuado activo durante estos años, desde el 2001 han
realizado seis reuniones y un conjunto de publicaciones colectivas e individuales
que han sida reseñadas en el prólogo de Santiago Castro-Gómez y Ramón
Grosfoguel (2007: 9-23) citado.
En esta orientación Edgardo Lander (2000:9) reconoce que hoy en día nos
encontramos ante replanteos globales y fundamentales de los saberes y
disciplinas sociales en todo el mundo y que el Informe Gulbenkian, coordinado
por Immanuel Wallerstein, es una significativa expresión de estas reflexiones,
como es también la crítica al Orientalismo, los estudios postcoloniales, la crítica
del discurso colonial, los estudios subalternos, el afrocentrismo y el post-
occidentalismo.
En el 2010 la UNESCO publica su Informe Mundial sobre las Ciencias
Sociales. La brechas del conocimiento, en colaboración con el Consejo
Internacional de las Ciencias Sociales (ISSC). El Informe reafirma el
compromiso de la UNESCO con las ciencias sociales y pone de manifiesto su
deseo de establecer una agenda global para promoverlas como una valiosa
6 El libro fue el resultado de un evento académico organizado desde la Universidad Central de Venezuela y con
apoyo de CLACSO en 1998 organizado por Lander y en la que participaron Mignolo, Escobar, Quijano, Dussel
y Coronil. El libro se publicó en el 2000 en Buenos Aires.
7 Libro resultado del Simposio Internacional “La Reestructuración de las Ciencias Sociales en los países andinos,
que organizó Santiago Castro-Gómez en la Pontificia Universidad Javeriana en agosto de 1999
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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herramienta para alcanzar los objetivos de desarrollo acordados en el ámbito
internacional. Precisa, que hoy las ciencias sociales ofrecen una mayor claridad
a nuestra comprensión de cómo las poblaciones humanas interactúan entre sí y,
por extensión, con el medio ambiente.
En el prefacio en inglés, Irina Bokova, directora general de la UNESCO señala
que: “Las enormes disparidades en la capacidad de investigación existente entre
los países y la fragmentación del conocimiento obstaculizan las posibilidades de
las ciencias sociales para responder a los desafíos de hoy y de mañana”.
Pierre Sané, subdirector general par las ciencias sociales de la UNESCO, en el
prefacio al Informe afirma que “…la tendencia del paisaje de las ciencias
sociales en el ámbito mundial es hacia la fragmentación, la falta de pluralismo y
la separación entre la labor científica y las necesidades sociales”.
Gudmund Hernes, presidente del Consejo Internacional de Ciencias Sociales, en
el prefacio al Informe, confirma que:
“En muchos sentidos, las ciencias sociales se encuentran fragmentadas. De hecho,
algunos sostienen que las disciplinas están en desorden, que no hay una “ciencia
social” sino varias; que, en lugar de un paradigma, hay distintas escuelas compitiendo.
Este es un problema porque cada vez somos más conscientes de que a pesar de que
vivimos en un mismo planeta, pertenecemos a mundos diferentes. Y si las ciencias
sociales no se encuentran en el mismo mapa, ¿qué se debería hacer? Y ¿un mundo más
integrado requiere ciencias sociales más integradas?.
El Informe de la UNESCO contiene diez capítulos, el sexto, Territorios
Disciplinarios, está dedicado a las disciplinas y sus divisiones, las fronteras
disciplinarias y las variaciones regionales.
En la presentación al capítulo sexto se señala que: “Las disciplinas son para la
esfera científica lo que los Estados nación son para la esfera política global. Eso
significa que las brechas y separaciones del conocimiento en las ciencias
sociales no solamente son divisiones entre tradiciones nacionales y sistemas de
investigación, también toman la forma de divisiones entre y dentro de las
disciplinas lo cual lleva a la formación de especializaciones y subdisciplinas”.
Se afirma, también, que para algunos observadores, las tendencias recientes
muestran que las ciencias sociales pronto entrarán en una era postdisciplinaria y
que este cambio puede ser el causante de una nueva integración de las ciencias
sociales y las duras o puede significar que el conocimiento estará cada vez más
orientado hacia “comunidades epistémicas integradas” cuyo interés sea la
solución de problemas locales y contextuales en las que participan actores
provenientes de diferentes actividades sociales fuera de la ciencia.
Asimismo, se formulan las siguientes preguntas: ¿Nos conducen estos procesos,
complejos y contradictorios, hacia una ciencias sociales más unificadas o
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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diferenciadas? ¿Cuáles son las oportunidades y los riesgos de la unificación o la
fragmentación de las ciencias sociales?.
Se afirma que donde quiera que existan divisiones entre disciplinas se
construyen puentes para cruzar y que estos cruces entre disciplinas y
especialidades de investigación ocurren no solo entre las ciencias sociales, sino
también entre ellas y otras ciencias y formas de conocimiento. En ese sentido,
pregunta: ¿Cuáles son las fuerzas y limitantes intelectuales o institucionales de
esta tendencia hacia la ruptura de las divisiones disciplinarias y la expansión de
las fronteras de las ciencias sociales? ¿Está por cambiar el perímetro de las
ciencias sociales? ¿Se impone las redes inter, multi y transdisciplinarias por
encima, en medio o por debajo de las disciplinas existentes? ¿Permanecerán las
disciplinas como la manera dominante de organizar el conocimiento científico
social?
Finalmente, en el Informe de la UNESCO se señala que las divisiones en las
ciencias sociales son naturales y necesarias en la evolución de cualquier forma
de conocimiento, siempre habrá divisiones disciplinarias y subdisciplinarias en
las ciencias sociales, aun cuando su ubicación y su rigidez sufran algunos
cambios, más aun esas separaciones son esenciales para la renovación del
conocimiento y la creatividad de los científicos (pp.198).
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
15
I. LA DISCIPLINARIZACION Y SU
INSTITUCIONALIZACION
1. Las disciplinas
Definamos, en principio que es una disciplina8. Es un concepto que genera
dificultades, es un término complejo que hace alusión tanto a campos de
conocimiento como a hábitos de vida, a métodos y procedimientos de trabajo
cuanto a estilos de interacción (Castro, 1996:7-8). El concepto de disciplina
implica “una visión infinitamente fragmentada de lo real, de tanto separar las
partes para tornarlas más comprensibles”, es así que en la tentativa de
comprender los detalles se pierde el sentido de lo global y el sentido más general
que los propios detalles posee. Es decir, se pierde el contexto que explica el
texto.
Castro nos señala los orígenes y sentido de disciplina:
“Sin duda los usos lingüísticos destacaron esa connotación restrictiva que su raíz
etimológica presenta de manera ambigua: la disciplina involucra un comportamiento
de distanciamiento del mundo y del día-a-día, un retiro (discedere), justamente para
poder desprenderse de influencias perturbadoras y poder discernir (discernere) mejor.
Quien conseguía hacer esto podía estudiar y entender la realidad de forma esclarecida:
era el discípulo (discens). Aquí se encuentra el meollo de la cuestión disciplinar, pues
en tanto ella implica un alejamiento de los estímulos perturbadores para poder
distinguir, diferenciar, separar lo fundamental de lo que no lo es (acto
fundamentalmente liberador), supone al mismo tiempo una dependencia del maestro o
guía que muestra el camino y a veces fuerza a seguirlo a través de un comportamiento
disciplinado que se transforma en punitivo. Es posible encontrar en la raíz de esta
palabra, pues, tanto una connotación de abertura a otros dominios cuanto de
sometimiento a las ideas y normas establecidas”
González Casanova (2004:15-16), también se pregunta ¿qué es la disciplina?,
para luego constar que curiosamente el término no aparece en muchos de los
diccionarios especializados, luego recurre al Diccionario de la Real Academia
Española a partir de lo cual señala que el término disciplina está relacionado con
el de instrucción en una facultad y también con la disciplina que le transmite a
uno o que adquiere uno mismo en el trabajo intelectual, se trata, dice, de una
especie de red semántica en que los conceptos se definen mutuamente. Luego
precisa que el “término disciplina está relacionado con el verbo disciplinar o
8 Se sabe que en el origen la palabra disciplina designaba un pequeño fuste que servía para autoflagelarse,
permitiendo por los tanto la autocrítica; en su sentido degradado la disciplina deviene en un medio de flagelación
a los que se aventuran en el dominio de las ideas que el especialista considera de su propiedad. (Tomado del
texto de Morín, citado)
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
16
disciplinarse, y por allí vienen varios problemas de dominación e imposición, en
el terreno de las humanidades o de las ciencias está relacionado con los
problemas del rigor y la exactitud. El término también se refiere a la división del
trabajo intelectual, puesto que cada “facultad” corresponde a las divisiones del
saber en la universidad”.
Concluye González, que:
“Así, tanto el término “disciplina” como el término “facultad”, corresponden a
propósitos de rigor o exactitud que se identifican con la posesión de “un saber” o “el
dominio de un arte o técnica” y también a las divisiones del trabajo intelectual en
campos y áreas o aspectos de un fenómeno. Al mismo tiempo, disciplina y facultad
evocan problemas del poder de las ciencias y las humanidades, en los gremios y
profesiones. Evocan los problemas del poder establecido y del poder alternativo”.
Martha Pérez (2002:324-325), afirma que el concepto ha cambiado a lo largo de
la historia de la ciencia, “...la disciplina ha sido entendida tradicionalmente,
como una forma sistemática de pensar la realidad, desde un recorte que se hace
de ella, conforme las exigencias del método científico”. Desde esta perspectiva,
según la autora, en el saber científico se distinguen disciplinas que implican un
particular objeto de estudio que determina una metodología y procedimientos
apropiados para su investigación, ciertos instrumentos de análisis, es decir,
estrategias lógicas, tipos de razonamientos y la construcción de modelos,
además, debe darse un nivel de integración teórica, mediante conceptos
fundamentales y unificadores.
Salmerón (2010: 94) define disciplina como un sistema de conceptos que
permite reconstruir la experiencia de una manera ordenada y simple, cuya
función es captar un amplio grupo de elementos cognoscitivos para
interpretarlos y explicarlos con esquemas comunes, dentro de un marco de ideas
igualmente común.
Según Edgar Morín (1998:1), la disciplina es una categoría organizacional en el
seno del conocimiento científico que instituye la división y la especialización
del trabajo y ella responde a la diversidad de los dominios que recubren las
ciencias. Una disciplina tiende naturalmente a la autonomía por la delimitación
de sus fronteras, la lengua que ella se constituye, las técnicas que ella esta
conducida a elaborar o utilizar y eventualmente por las teorías que le son
propias.
Para Eduardo Vizer (2006:7), “la disciplina corresponde a una definición de
carácter sociológico sobre las formas de organizar, clasificar prácticas
institucionalizadas de producción de conocimiento, según criterios aceptados
sobre sus objetos, sus métodos de trabajo y sus contenidos conceptuales: física,
medicina, geología, sociología, etc.”.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
17
Según J, Manuel Fernández (2004:173), la noción de disciplina es una unidad de
análisis problemática no sólo por la indefinición de sus fronteras, sino por su
estructura epistemológica. Las diferencias entre disciplinas respecto de un tema
compartido pueden ser de estilo o de énfasis, de mera división del trabajo o de
marco conceptual. También señala que la delimitación de las disciplinas no es
sólo una cuestión epistemológica, puesto que en torno a las áreas de
conocimiento se configuran comunidades científicas o “tribus académicas” con
una lógica de funcionamiento similar a cualquier grupo humano. En ese sentido,
Fernández plantea que en la noción de disciplina habría que incluir una
comunidad, una red de comunicaciones, una tradición, un conjunto particular de
valores y creencias, un dominio, una modalidad de investigación y una
estructura conceptual. Señala, además, que hay nociones más restringidas que se
centran en aspectos epistemológicos, caracterizando a las disciplinas por un
conjunto de conceptos, métodos y objetivos fundamentales o bien en aspectos
sociales, definiéndolas inequívocamente como agrupamientos sociales
organizados.
Majela Guzmán (2005:3), señala que:
“Disciplina, remite a una categoría organizacional en el seno del conocimiento
científico. Es un espacio o dominio homogéneo de estudio y sus orígenes en las
ciencias sociales, se remontan al siglo XIX, al fragmentarse la realidad social, con
fronteras relativamente claras sobre la dimensión que uno u otra ciencia social debe
estudiar… Nacen, en el marco de las ciencias sociales, en un momento que las
condicionan a estar seriamente involucradas con el paradigma de jerarquización y
fragmentación aportado por la filosofía positivista”.
También sostiene que:
“Las disciplinas se diferencian en el plano epistemológico por el lenguaje que
emplean, sus técnicas y métodos, así como por las teorías de las que se sirven en su
evolución tanto en el plano de los contenidos que abordan como de la metodología que
utilizan. Cada disciplina establece su autonomía sobre la base de estos presupuestos.
Sin embargo, la demarcación del territorio académico, a la que se refiere Wallerstein,
no funciona con eficacia hoy; actualmente, la rigurosa “disciplinarización del
conocimiento” se convierte en una tarea de carácter quimérico y poco práctico, aunque
existen aún defensores de este paradigma por razones puramente prácticas y
organizativas” (Guzmán, 2005: 4).
Por otra parte, Alejandro Peñuela (2005:2), señala las relaciones entre lo
disciplinar y la interdisciplinariedad o lo “no disciplinar”:
“Lo disciplinar y lo “no disciplinar” son dos elementos complementarios en el
abordaje de procesos de construcción de objetos de estudio, la solución de problemas
concretos (praxis) y las diversas formas de aprender la realidad (discursos).
Históricamente es la división de las ciencias y la aparición de la dualidad sujeto-
objeto, la que introduce una fragmentación que lleva a la especialización. Esta última,
se materializada bajo el concepto de disciplina, el cual aparece en Francia a finales del
siglo XIX. Pero, según Mankeliunas (1989:89) esta división histórica no tiene
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
18
fundamento conceptual y epistemológico. Desde esta perspectiva, lo epistemológico
terminó cediendo terreno ante lo ideológico del pensamiento de la época, en donde
primó el análisis y la fragmentación a la síntesis e integración”.
Luego, Peñuela nos recuerda que “... el año de 1637 se muestra como una parada
obligada, ya que esta fecha marca el momento de la gran obra de Descartes, El
discurso del método, con su cogito, ergo sum. Allí comienza una escisión
estructural y fundamental en el pensamiento occidental con la res cogitans, cosa
que piensa, y la res extensa, cosa medible. O dicho con otras palabras, la
división entre sujeto y objeto. Es con esta división como comienza un proceso
que da lugar a una gran variedad de disciplinas que aún hoy siguen
dividiéndose”.
Peñuela (2005:3), afirma que el origen de la especialización que es el sustrato de
toda disciplina comienza con el segundo “precepto” cartesiano en el Discurso
del Método, en la que Descartes afirma: “… dividir cada una de las dificultades
que examinare en tantas partes como fuese posible y en cuantas requierese su
mejor solución”. De esta manera, concluye Peñuela, que a medida que se
profundiza en el desarrollo y comprensión de cada una de las partes, se aleja
cada vez más de la comprensión del fenómeno como un todo, es así que se
desarrolló en progreso de la ciencia hasta nuestros días.
Para otros como Hilton Japiassú9 dice que “disciplina” tiene el mismo sentido
que “ciencia”. La “disciplinariedad” significa la exploración científica
especializada de determinado dominio homogéneo de estudio, esto es un
conjunto sistemático y organizado de conocimientos que presentan
características propias en los planos de la enseñanza, de la formación, de los
métodos y de las materias, esta exploración consiste en hacer surgir nuevos
conocimientos que sustituyan a los antiguos.
Gardner y Boix-Maansilla (1994:4), señalan que:
“Las disciplinas consisten en aproximaciones ideadas y planeadas por eruditos a través
de los siglos para responder a interrogantes esenciales, cuestiones y fenómenos
extraído de lo natural y del mundo humano; incluye métodos de indagación, redes de
conceptos, estructuras y esquemas teóricos, técnicas para adquirir y verificar
descubrimientos, imágenes apropiadas, sistemas simbólicos, vocabularios y modelos
mentales….”
Sin embargo, Klimovsky tiene una propuesta interesante respecto de las
disciplinas, él afirma que el hablar de ciencia es necesario adoptar otras
unidades de análisis que no son precisamente las disciplinas, sino las teorías. La
disciplina pone el énfasis en el objeto de estudio y a partir de ello podemos
hablar de ciencias particulares, en consecuencia la unidad de análisis disciplinar
9 Citado por Castro (1996:7)
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
19
no es realista ni conveniente, puesto que los objetos de estudio de una disciplina
varían en la medida que lo hacen todas las teorías científicas, por ello en lugar
de pensar en disciplinas, es preferible pensar en problemas básicos que orientan
distintas líneas de investigación, lo que lleva a considerar una nueva unidad de
análisis, la teoría científica. Klimovsky define la teoría científica como un
conjunto de conjeturas, simples o complejas acerca del modo en que se
comporta algún sector de la realidad. Las teorías no se construyen por capricho,
sino para explicar aquello que nos intriga para resolver algún problema o para
responder a preguntas acerca de la naturaleza o la sociedad.10
Siguiendo a Klimovsky diríamos que la realidad lo que nos presenta son
problemas de estudio que son productos de un contexto determinado y que no es
posible explicarlo solamente desde los parámetros disciplinares. Son problemas:
la pobreza y la extrema pobreza, la contaminación ambiental y la
desertificación, etc. Las teorías no tienen los problemas de las disciplinas o de la
concepción disciplinar de ver la realidad fragmentada o compartimentalizada,
una teoría no está preocupada por los linderos disciplinares.
Entonces, la disciplina es una construcción epistemológica de una parte de la
realidad social, por lo tanto, habrá tantas disciplinas como objetos de estudios se
puedan definir. Como diría Dogan (2006:1): “Algunos estudiosos creen todavía,
como Augusto Comte hace mucho tiempo, que cada ciencia debe poseer su
propia materia de estudio distintiva, opinión que se puede justificar desde una
perspectiva pedagógica”.
2. Las “disciplinarización” de las ciencias sociales y las
humanidades
Una explicación del origen de la disciplinarización sería la aplicación de método
analítico al estudio de la naturaleza que hizo imprescindible la fragmentación de
la naturaleza en sus partes constitutivas y llevó a los primeros científicos a una
obsesión por las partes y un ensimismamiento que no dejó lugar para una
observación global de esa naturaleza, ello dio origen a la aparición de las
ciencias en la época moderna. En ese sentido, las ciencias habrían sufrido una
“desintegración” desde el siglo XV hasta el XIX, una “desmembración integral”
(Alvargonzáles, 2003:1)
Majela Guzmán (2005:3) nos indica que el término disciplina surgió como
consecuencia del desarrollo de la ciencia y el surgimiento de las universidades
en el siglo XII, en el momento que éstas comenzaron a conformar sus programas
10
Citado por Martha Pérez (2002), Klimovsky, G. Las desventuras del conocimiento científico, Argentina, 1994,
, Ob. Cit.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
20
de enseñanza y tuvieron que fragmentar el conocimiento por razones prácticas,
señala que “Base de las enseñanza en las escuelas medievales y las primeras
universidades eran las siete artes liberales, las que se dividían en Trivium y
Quadrivium, el primero conformado por las disciplinas de gramática, dialéctica
y retórica; el segundo por la aritmética, la geometría, la música y la astrología.
Esta constituyó la primera división académica en disciplinas y ocurrió en las
primera universidades de la época medieval”.
Morín en su texto “Sobre la Interdisciplinariedad” (1998:1) respecto de la
constitución de las disciplinas dice que:
“La organización disciplinaria fue instituida en el siglo XIX, particularmente con la
formación de las universidades modernas, luego se desarrolló en el siglo XX con el
impulso de la investigación científica; esto quiere decir que las disciplinas tienen una
historia: nacimiento, institucionalización, evolución, dispersión, etc.; esta historia se
inscribe en la de la universidad que a su vez está inscripta en la historia de la sociedad;
de tal modo que las disciplinas surgen de la sociología de las ciencias y de la
sociología del conocimiento y de una reflexión interna sobre ella misma, pero también
de un conocimiento externo. No es suficiente pues encontrarse en el interior de una
disciplina para conocer todos los problemas referentes a ella misma”.
Por su parte Wallerstein (1999:103) señala que la historia y las ciencias sociales
como la conocemos ahora son producto del pensamiento del siglo XIX. La
revolución francesa provocó una conmoción institucional al sistema-mundo que
dio como resultado una serie de transformaciones culturales, una de ellas fue el
surgimiento de las ciencias sociales como actividad específica.
Es así que las ciencias sociales se diferencian entre 1848 y 1914, en una serie de
denominadas disciplinas: historia, geografía, economía, sociología, ciencias
políticas, antropología y orientalismo.
Asimismo, el Informe señala cuatro premisas, la primera premisa fue el gran
logro del mundo moderno de separar de manera adecuada los tres ámbitos de la
actividad humana: el ámbito público de ejercicio del poder, el semipúblico de la
producción y el privado de la vida diaria. Confundir estos ámbitos era una
actitud medieval, separarlos, divina. Ello fue el origen de la división tripartita
del conocimiento que es tan fundamental para nuestra epistemología
contemporánea: la esfera política, la económica y la sociocultural, o en términos
de departamentos universitarios y asociaciones profesionales contemporáneos:
ciencias políticas, economía y sociología.
La segunda premisa es que vivimos en un mundo que evoluciona de manera
progresiva. La tercera premisa fue que la perspectiva utilitaria de la psicología
humana transmutada, a partir de las teorías sobre las leyes naturales que suponía
la existencia de una “naturaleza humana”. La cuarta premisa fue la evidente
superioridad de la civilización occidental.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
21
El conocimiento nomotético y el ideográfico fueron presentados como la dos
únicas vía posible pero mutuamente excluyentes del conocimiento. Ambos
mostraban este debate como la existencia de leyes universales que serian objeto
de investigación, de ahí el término de ciencias sociales, o su no existencia,
explicada mediante la singularidad de cada fenómeno humano/social específico.
La economía, la sociología y las ciencias políticas llegaron a ser disciplinas
nomotéticas, conocibles mediante el estudio del presente europeo que encarnaba
el logro universal. Las disciplinas idiográficas eran la historia (el pasado
europeo que evoluciona de manera única), la antropología y el orientalismo
(cada uno de los cuales describía pasados/presentes inmutables no europeos). No
sólo se tuvo la fragmentación en disciplinas sino también una agrupación en dos
“facultades” independientes: las ciencias sociales y las humanidades.
En el Informe de la Comisión Gulbenkian, se afirma, también, que la creación
de múltiples disciplinas de ciencia social fue parte del intento general del siglo
XIX de obtener e impulsar el conocimiento “objetivo” de la “realidad” con base
en descubrimientos empíricos (lo contrario de “especulación”). Se intenta
“aprender” la verdad, no inventarla no intuirla. El proceso de
institucionalización de este tipo de actividad de conocimiento no fue simple ni
directo. Ante todo, al principio, no estaba claro si esta actividad iba a ser una
sola o debería dividirse más bien en varias disciplinas, como ocurrió después.
Tampoco estaba claro cuál era el mejor camino hacia ese conocimiento, es decir
qué tipo de epistemología será más fructífera o incluso legítima (1999:16).
3. La inter, multi, trans, poli y post disciplinariedad
La UNESCO (2010:213), señala que a pesar de que las disciplinas han sido
eficaces para organizar la producción del conocimiento a gran escala, en cada
generación de investigadores siempre hay quien desea rebasar lo que considera
como las consecuencias potencialmente dañinas de las divisiones entre y dentro
de las disciplinas. Cuando los científicos de varias disciplinas se reúnen para
tratar un problema, la discusión versa sobre la multi e interdisciplinariedad y
cuando toman en cuenta los límites de cada uno, la discusión es sobre
transdisciplinariedad. Se afirma, entonces, que contrariamente a la
interdisciplinariedad la transdisciplinariedad es más integradora y busca ir más
allá del conocimiento disciplinario.
Esta situación se explica porque la realidad no existe fragmentada, son las
disciplinas académicas que así la representan y a medida que éstas se
desarrollaron dan origen a nuevas fragmentaciones, a la afirmación de sus
lenguajes, culturas de investigación y aplicaciones prácticas. El problema fue
que a medida que se especializaron se fragmentaron y no previeron las
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
22
conexiones necesarias con otras áreas. La resistencia al fenómeno fragmentador
que se fortaleció con el auge de la modernidad fueron los movimientos, al
principio tímido, de la pluridisciplinariedad y la interdisciplinariedad (Florez,
2001:5).
Pablo González (2004:17) define a la interdisciplina como la relación entre
varias disciplinas en las que se divide el saber-hacer humano, es una de las
soluciones que se dan a un problema mucho más profundo como es el de la
unidad del ser y del saber, o la unidad de ls ciencias, las técnicas, las artes y las
humanidades con el conjunto cognoscible y construible de la vida y del
universo. Señala, además que:
“Las distintas teorías generales de tipo científico, y los distintos sistemas filosóficos
contemporáneos, no sólo buscan las relaciones y articulaciones de unas disciplinas con
otras sino las relaciones de las partes con el todo, de lo particular con lo universal. Por
supuesto, buscan necesariamente un todo más o menos relativo a los sujetos cognitivos
y activos que se interesan o laboran en él, es decir, des-entrañan “universales” hechos
de simpatías y diferencias “particulares” ”.
Más adelante González (2004:26-27) afirma que la excesiva compartimentación
disciplinaria produjo como contrapartida un movimiento a favor del estudio de
una cierta totalidad en ciencias naturales y humanas. Señala que “El movimiento
aumentó durante las primeras décadas del siglo XX. La teoría de la Gestalt en
psicología fue una de las corrientes que pugnaron por no perderse en las partes y
por profundizar en la conciencia del todo. Sus autores sostuvieron que el todo es
algo distinto a la mera suma de las partes, y que permitieron aclarar relaciones y
tendencias que de otra manera son inexplicables”.
En ese mismo sentido, Vizer (2003:1) señala que “Las ciencias sociales
producen y legitiman saberes disciplinarios –y construyen sus objetos de
estudio- al costo de fragmentar la realidad. La propia cultura disciplinaria de los
investigadores emerge de una división del trabajo intelectual y del tipo de
preguntas que se hacen sobre la sociedad: las transformaciones de la economía
(la tecnología y el trabajo), la política, la cultura, las instituciones y la vida
cotidiana”.
Dogan (2006:1) afirma que las disciplinas tradicionales ya no corresponden a la
complejidad y las ramificaciones que se desarrollan por la gran diversidad de
esfuerzo que despliegan los científicos, aumentan las especialidades que fisuran
las disciplinas académicas, cuyos perfiles se convierten en artificiales y
arbitrarios.
La idea de hallar modos de articular disciplinas diferentes tiene una historia. La
perspectiva interdisciplinar surge “con posterioridad a la Segunda Guerra
Mundial, procuró poner orden en el conjunto de disciplinas y profesiones
autónomas cuya irrupción significó una verdadera explosión de conocimientos:
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
23
planteándose como una síntesis superadora de tal dispersión, no tuvo
pretensiones de ocupar el lugar dejado vacante por una concepción que
interpretaba a la ciencia como ‘unidad del saber’” (Florez, 2001:5).
Follari (2005:2) sostiene que la interdisciplina aparece con ropajes a medias
cambiados y a medios idénticos en los años sesentas, como respuesta a las
propuestas de los alumnos rebeldes del mayo francés del 68, que en esa época
lleno ríos de tinta, legitimó programas en elecciones para autoridades
universitarias, engalanó informes de actividades, sin haber encontrado nunca los
principios epistemológicos que la sacaran de la propuesta política hacia la
viabilidad académica y la fecundidad investigativa. Además, Follari afirma que
ésta se perdió en los ochenta y en los noventa se vivió un revival en la que
“...decidió prescindir de las citas y de otras elegancias que hacen al repertorio....
En éste caso, nadie parece saber que hubo un auge anterior del tema, o nadie
quiere dar cuenta de lo que sabe. De modo que en el campo discursivo, estamos
(re)descubriendo continentes ya descubiertos”.
Por ello Follari (2005:2), propone que es necesario empezar a reconocer la
historia para no repetirla. Afirma que:
“La transdisciplina no es un meritorio invento liberador surgido de los pensadores
poscoloniales, ni una inédita batalla contra bastiones ordenadores propios del
pensamiento moderno. Es una propuesta que se planteó inicialmente en épocas en que
no existía ni remotamente lo posmoderno, de modo que su búsqueda era por completo
realizada en términos propios de la modernidad. Pero además, de la modernidad
hegemónica, no de su lado crítico o negativo. La modernidad que ha paseado por la
historia de Occidente la idea de que el mundo es un espacio para ser dominado, para
ser explotado bajo la racionalidad pragmática, dispuesto a ser objeto de cálculo
racional a la pura finalidad de su dominio y de la ganancia que pueda proveer. Estas
son las credenciales de nacimiento de la interdisciplina, no otras. Por supuesto, ello
nada supone en cuanto a que no pudiera pensarse de otros modos bajo otras
circunstancias, y dentro de diferentes marcos conceptuales. Pero sí deja clara la no
autorización a plantear las cosas como si nada antes hubiera sucedido, como si la
apelación a lo inter o transdisciplinar surgiera aquí y ahora, como si no estuviéramos
obligados a despejar equívocos y resolver conflictos de interpretación si es que
queremos ocupar ese terreno”.
Para Aronson (2003:5) lo interdisciplinar aspiró a vencer los distanciamientos
entre distintas disciplinas y transcender las pluridisciplinariedad, tendiendo
puentes de reflexión metodológica que sirvieran para dinamizar las diversas
áreas del saber. En contraste, la transdisciplina aspira a acompañar el
desplazamiento de los intereses científicos hacia un enfoque centrado en
problemas, además, da cuenta de una abordaje que elabora un nuevo lenguaje
teórico cuya función consiste en guiar la experimentación y proporcionar
herramientas adecuadas.
Por su parte Majela Guzmán (2005:4), señala que:
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
24
“La interdisciplinariedad tiene sus raíces a inicios del pasado siglo, en que la corriente
del pensamiento científico unificado era una meta para el positivismo y el
neopositivismo, sobre la base de la existencia de un único método científico. A la
labor de consolidar el conocimiento en una inteligencia bien integrada, se suman
aportes de diferentes disciplinas en un conjunto que es necesariamente más que la
suma de las partes. La integración de saberes es el esfuerzo de diferentes disciplinas
que para su desarrollo rompieron esquemas y paradigmas y crearon otros en el
contexto de la lucha dialéctica del mundo académico y científico”.
Eduardo Castro (1996:8), plantea que la propuesta interdisciplinar se presenta
como la panacea que no sólo va a liberar al discípulo de la voluntad de un único
y despótico maestro, sino que le permitirá integrar el rompecabezas universal.
Sin embargo, señala que esa expectativa no se realiza puesto que la
interdisciplina se convierte en una disciplina más y la autoridad de un único
“maestro” es sustituida por los diversos “doctores” frecuentemente
desorientados. En ese sentido, el saber compartimentalizado se torna más
compartimentalizado y el mundo fragmentado se divide aún más. Por ello, según
el autor, la interdisciplinariedad es “un falso problema” o más precisamente una
falsa “solución” para un falso problema.
Dogan (2002:21), señala que desde mediados del siglo XIX la historia de la
ciencia es, ante todo, una descripción de la multiplicación de las subdisciplinas y
de nuevas ramas del saber. La historia contemporánea de la ciencia demuestra
como el camino real del progreso científico es la especialización híbrida. La
mayoría de los especialistas no se asientan en el núcleo duro de la disciplina,
sino en los anillos exteriores, en contacto con especialistas de otras disciplinas,
prestando y tomando prestados conceptos y términos en las fronteras. Además,
disminuye velozmente el número de “generalistas” y todo el mundo tiende a
especializarse en uno o varios ámbitos de estudio.
En esta dinámica, Dogan concluye que las redes de influencias
interdisciplinarias están arrasando la antigua clasificación de las ciencias
sociales, que consiste en el paso de las antiguas disciplinas oficialmente
reconocidas a las nuevas ciencias sociales híbridas, pero la palabra
“interdisciplinariedad” no expresa bien éste fenómeno porque tiene un deje de
diletantismo y habría que evitarla y sustituirla por “multiespecialidad” o
“hibridación del conocimiento científico”.
Mattei Dogan (1997:1) hace un interesante resumen histórico de los intentos
interdisciplinarios. Señala en primer lugar que:
“La literatura interdisciplinaria consiste más que todo en su autodefensa,
recomendaciones y generalidades, en lugar de investigaciones acordes al sentido que
tiene el término en la historia y en la sociología de la ciencia. Con pocas excepciones
esta literatura padece un error de óptica, el de pretender la fusión de disciplinas
completas. Tales planteos no toman en cuenta la especialización generada por la
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
25
fragmentación de las disciplinas formales, una característica esencial de la historia de
la ciencia”.
Señala a continuación que el término interdisciplina aparece por primera vez en
1937, su inventor fue el sociólogo Louis Wirtz. Antes, la Academia Nacional de
Ciencias de los Estados Unidos había usado la expresión “cruce de disciplinas”,
y el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale propuso la
“demolición de las fronteras disciplinarias”. Thomas Kuhn omitió la cuestión
interdisciplinaria, aunque si trató de la especialización. Robert Merton tampoco
hizo referencia de lo interdisciplinario, pese a que ya en 1963, se había
interesado en la cuestión en su “The mosaic of the behavioral sciencies”,
escribiendo: “Los huecos entre especialidades se llenan lentamente con
especialidades interdisciplinarias”. Notar que habla de especialidades no de
disciplinas. En la obra monumental de la UNESCO “Principales tendencias de
la Investigación en ciencias sociales y humanas”, aparecida en 1970, apenas si
examinó de manera fugaz el asunto de la recombinación de las especialidades.
En un capítulo de ese libro, redactado por Jean Piaget con el título de
“Problemas generales de investigación interdisciplinaria y mecanismos
comunes”, encara cuestiones importantes pero sólo en las dos últimas páginas,
respecto de la que el título parecía anunciar, sugiere la expresión
“recombinación genética” para las “nuevas ramas del saber”.
Más adelante, Dogan señala que otros autores como Morín mencionan el tema
pero admiten tener dificultades para definirlos, Morín dice: “He usado los
términos interdisciplinariedad, multi o polidisciplinariedad y
transdisciplinariedad sin definirlos. Y no lo hice porque son polisémicos e
imprecisos. Por ejemplo, interdisciplinariedad puede significar pura y
simplemente que se traten al mismo tiempo distintas disciplinas, del mismo
modo que diferentes países se reúnen en la asamblea de las Naciones Unidas sin
otra finalidad que afirmar individualmente sus derechos nacionales y soberanía
ante cualquier injerencia de su eventual vecino”. Pero Morín añade que la
interdisciplinariedad puede también querer decir intercambio y cooperación, lo
que hace que la interdisciplinariedad pueda devenir en alguna cosa orgánica.
En su texto Sobre la Interdisciplinariedad, Morín (1998:8) señala que: “La
polidisciplinariedad constituye una asociación de disciplinas en virtud de un
proyecto o de un objeto que le es común; mientras que las disciplinas son
llamadas como técnicas especializadas para resolver tal o cual problema, en
otros momentos, por el contrario, están en profunda interacción para tratar de
concebir éste objeto y éste proyecto...”. En lo que concierne a la
transdisciplinariedad11
, añade Morín, se trata a menudo de esquemas cognitivos
11
En 1994 se celebró en el convento de la Arrábida, en Portugal, el Primer Congreso de Transdisciplinariedad
que reunió a más de setenta participantes, entre ellos Edgar Morín, produjeron un documento que denominaron
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
26
que pueden atravesar las disciplinas, a veces con una virulencia tal que las
coloca en dificultades.
Dogan cita la obra “Interdisciplinariedad” de la OCDE, en la que se lee: “las
primeras experiencias analizadas en tres países (Alemania, Francia e Inglaterra)
dan una impresión general de fracaso”, en su capítulo titulado “El archipiélago
interdisciplinario” termina reconociendo “el sentimiento de una simple
amalgama” y considera la interdisciplinariedad un concepto
“epistemológicamente ingenuo”.
Vizer (2006: 9) reseña la experiencia de los equipos multidisciplinarios. Dice
que en un primer momento se creyó que la mera formación de equipos
multidisciplinarios iba a permitir coordinar saberes disciplinarios diferentes y
especializados, pero las diferencias de percepción en los problemas y la
multiplicidad de lenguajes especializados generó desorganización y diagnósticos
incongruentes entre sí. En un segundo momento, muchos entendieron la
necesidad de replantear sus visiones sobre la ciencia y sobre los modos de
abordar los problemas. Finalmente, el problema de la episteme y el lenguaje, así
como la comunicabilidad científica, llevó a décadas de reflexión y ensayos sobre
la conformación de equipos de trabajo interdisciplinarios.
Roberto Follari (2003:1) precisa: “Queremos hacer una aclaración primera: en
nuestros trabajos (también en éste), cuando utilizamos las expresiones
“transdisciplina” e “interdisciplina”, lo hacemos de una manera que invierte los
significados que mayoritariamente se encuentran en la literatura sobre el tema.
La actual nueva oleada de moda interdisciplinar, se plantea en nombre de la
transdisciplina. Es que por interdisciplina suele entenderse la interacción de
disciplinas diferentes (a través de sus categorías, leyes, métodos, etc.), en el
sentido de que las modalidades de una de ellas sirven al objeto de otra, y son
incorporadas por esta última (por Ej., la noción de estructura tomada por Levi-
Strauss desde la lingüística). Y por transdisciplina, en cambio, el tipo de
interrelación que une orgánicamente aspectos de diversas disciplinas en relación
con un objeto nuevo no abarcado por ninguna de ellas”.
María Immacolata (1999), citando a Moragas Spa, explica la utilidad de los
conceptos señalando que la investigación pluridisciplinar es la que es hecha con
la colaboración de distintas disciplinas para el reconocimiento de un objeto
común, cada una de ellas a partir de su óptica particular, lo que lleva apenas a
una yuxtaposición de conocimientos dispares y no a su integración. La
perspectiva interdisciplinar, implica la confrontación y el intercambio de
métodos y puntos de vista. Un grado superior de colaboración es la
la Carta de la Transdisciplinariedad en la que se definen como una comunidad de espíritus en la que afirma que
“la proliferación actual de las disciplinas académicas y no académicas conduce a un crecimiento exponencial del
saber que hace imposible toda mirada global del ser humano”.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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transdisciplinariedad, etapa aún no alcanzada, que no se limita a posesionar un
objeto común, a compartir o complementar enfoques metodológicos, sino que
trabajaría con conceptos y teorías comunes a las distintas ciencias sociales.
En el extracto del libro La Transdisciplinariedad de Basarad Nicolescu12
se
define y distingue pluridisciplinariedad, interdisciplinariedad y
transdisciplinariedad:
“La pluridisciplinariedad consiste en el estudio del objeto de una sola y misma
disciplina por medio de varias disciplinas a la vez. Por ejemplo, un cuadro de Giotto
puede estudiarse por la historia del arte alternando con la física, la química, la historia
de las religiones, la historia de Europa y la geometría. O bien, la filosofía marxista
puede estudiarse por la filosofía alternando con la física, la economía, el psicoanálisis
o la literatura. El objeto saldrá así enriquecido por la convergencia de varias
disciplinas. El conocimiento del objeto dentro de su propia disciplina se profundiza
con la aportación pluridisciplinaria fecunda. La investigación pluridisciplinaria en
consecuencia aporta un "más" a la disciplina en cuestión/la historia del arte o la
filosofía en nuestros ejemplos/, pero ese "más" está al servicio exclusivo de esa misma
disciplina. Dicho de otro modo, la gestión pluridisciplinaria sobrepasa las disciplinas
pero su finalidad queda inscrita en el marco de la investigación disciplinaria.
La interdisciplinariedad tiene una mirada diferente. Concierne a la transferencia de
métodos de una disciplina a otra. Se pueden distinguir tres grados de
interdisciplinariedad: a) un grado de aplicación. Por ejemplo, los métodos de la física
nuclear transferidos a la medicina conducen a la aparición de nuevos tratamientos del
cáncer; b) un grado epistemológico. Por ejemplo, la transferencia de los métodos de la
lógica formal en el campo del derecho genera análisis interesantes en la epistemología
del derecho; c) un grado de concepción de nuevas disciplinas. Por ejemplo, la
transferencia de los métodos de la matemática en el campo de la física ha engendrado
la físico-matemática, de la física de las partículas a la astrofísica -la cosmología
cuántica, de la matemática a los fenómenos meteorológicos o los de la bolsa -la teoría
del caos, de la informática en el arte- el arte informático. Como la
pluridisciplinariedad, la interdisciplinariedad sobrepasa las disciplinas pero su
finalidad queda inscrita en la investigación disciplinaria. Por su tercer grado, la
interdisciplinariedad contribuye al gran "bang" disciplinario.
La transdisciplinariedad por su parte concierne, como lo indica el prefijo "trans", a lo
que simultáneamente es entre las disciplinas a través de las diferentes disciplinas y
más allá de toda disciplina. Su finalidad es la comprensión del mundo presente, uno de
cuyos imperativos es la unidad del conocimiento.”
Respecto de la transdisciplinariedad, Basarab Nicolescu, director del Centro
Internacional de Investigaciones y Estudios Transdisciplinarios (CIRET, París),
precisa:
“Ese término fue inventado en su momento para expresar, sobre todo en el campo de
la enseñanza, la necesidad de una feliz transgresión de las fronteras entre las
12
http://nicol.club.fr/ciret/espagnol/visiones.htm
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
28
disciplinas, de una superación de la pluri y de la interdisciplinariedad” (Nicolescu,
1998:3).
Ana Cecilia Espinosa Martínez13
, en un texto con ocasión del II Congreso
Mundial de Transdisciplinariedad, celebrado en Brasil (2005), señala que:
“Transdisciplinariedad es una palabra joven. Apenas conocida hace tres décadas en
los trabajos de autores como Eric Jantsch, Jean Piaget y Edgar Morin. Ha sido
relacionada y comúnmente confundida con los términos pluridisciplinariedad e
interdisciplinariedad.”
“(…) La transdisciplinariedad se refiere a aquello que está al mismo tiempo entre las
disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de cualquier disciplina. Su
finalidad es la comprensión del mundo y la articulación de las diferentes áreas del
conocimiento y los saberes. Se apoya en los pilares de: la complejidad, los niveles de
realidad y la lógica del tercero incluido, mismos que definen su metodología y nueva
visión de la naturaleza y del ser humano.”
Sin embargo, desde otro punto de vista, Celina Lértora (2002:4-5), señala que
hasta ahora las clasificaciones conceptuales que se han intentado han buscado
diluir una confusión, más o menos extendida y relativamente importante, entre
“multi”, “pluri”, “inter” y “trans” disciplinariedad. “Entendidos a veces como
sinónimos, hoy parece haber un consenso básico en que la diferencia apreciable
entre estos términos es de índole (al menos) metodológica: mientras que “multi”
y “pluri” indican las aportaciones sectoriales y metodológicamente clausas que
varias disciplinas proporcionan al estudio de un tema (como cuando la carrera de
Derecho se incluye alguna materia de economía, que explica un aspecto jurídico
de un problema jurídico necesario o útil para su mejor comprensión), “inter”
designa que el problema mismo está planteado en términos tales que no puede
ser resuelto desde un sola disciplina y que “trans” disciplinariedad apunta a la
constitución de un nuevo abordaje que supera los abordajes disciplinares que le
dieron origen (temas como medio ambiente, ecología, calidad de vida, etc.,
despuntan como problemas no solo pluri e inter sino también transdisciplinares).
Algunos, como Manuel Fernández (2004:175), señalan que la obra de Pierre
Bordieu puede considerarse como uno de los intentos más exitosos por avanzar
en la transdisciplinariedad en las ciencias sociales. Ello se debe a la indiferencia
de las fronteras disciplinares por la gama variada de dominios de investigación
especializada que atraviesa y al pluralismo metodológico. Sin embargo, siguió
siendo sociólogo. También señala, Fernández (2004:174), que:
“Algunos autores que se han dedicado al estudio de las interdisciplinariedad en
ciencias sociales distinguen entre interdisciplinariedad, tomada en sentido restringido,
y la transdisciplinariedad. La primera implica el encuentro y la cooperación entre dos
o más disciplinas, aportando cada una de ellas sus propios esquemas conceptuales en
13
http://www.ceuarkos.com/Vision_docente/revista27/t3.htm.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
29
el plano de la teoría o de la investigación empírica. La segunda, por el contrario,
implica que el contacto y la cooperación entre las diversas disciplinas culmina cuando
éstas adoptan un mismo método de investigación o, de forma más general, el mismo
paradigma”.
Wallerstein, afirma que el movimiento de los Annales, que dirigió Braudel,
también propuso la “multidisciplinariedad”, en el mismo período (1947 a 1967)
que en los Estados Unidos se proponía los “estudios por área”. La
multidisciplinariedad al parecer trata de trascender a las disciplinas, pero en la
práctica a menudo sólo las refuerza. Porque el término mismo supone la
legitimidad y la importancia de las categorías disciplinarias por separado y
aboga a favor de la integración de las sabidurías distintivas. El mensaje
subliminal es, por ende, que sí hay sabidurías distintas.
Señala, además, que las ciencias sociales históricas conforman una sola
disciplina y no hay justificación intelectual alguna para defender el actual
conjunto de categorizaciones que denominamos “disciplinas” de las ciencias
sociales. Incluso si fuera útil desde el punto de vista heurístico dividir las
ciencias sociales históricas en subdisciplinas, hay bastantes razones para creer
que tendrían “nombres” muy distintos de los que tienen en la actualidad.
Para Alberto G. Flórez (2001:5), la pluridisciplinariedad consiste en el estudio
del objeto de una sola y misma disciplina por medio de varias disciplinas a la
vez. La interdisciplinariedad concierne a la transferencia de métodos de una
disciplina a otra. Más adelante y potenciada por la crítica posmodernista, surge
la pluridisciplinariedad que aboga por un conocimiento más allá de las
disciplinas con una mirada integradora y holística. La transdisciplinariedad no
busca el dominio de varias disciplinas, sino abrir todas las disciplinas a lo que
todas tienen en común y a lo que yace más allá de sus fronteras.
Gustavo Paredes (2007:38-39) señala que el paradigma de la complejidad
propone la forma en que debe ser estudiada la realidad y esta es
transdisciplinaria. Paredes precisa que para llegar a ella la ciencia pasó por
distintas concepciones, la primera de ellas fue la pluridisciplinariedad que surgió
como el estudio de un objeto de una disciplina por distintas disciplinas
simultáneamente. Posteriormente aparece la interdisciplinariedad que superó a la
pluridisciplinariedad al orientar sus estudios al traspaso de métodos entre
diferentes disciplinas. Precisa, además, que la pluridisciplinariedad y la
interdisciplinariedad van más allá de los límites de las disciplinas pero continúan
en la esfera disciplinaria, en cambio, la transdisciplinariedad se dirige a lo que
está entre las múltiples disciplinas y allende de toda disciplina.
Paredes concluye que la transdisciplinariedad no posee como las disciplinas un
método y un objeto de estudio específico, tampoco estudia un solo nivel de
realidad o un segmento de dicho nivel, sino que se dedica al estudio de la
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
30
dinámica que se genera por la actuación de diversos niveles de la realidad y
percepciones al unísono.
Citando a Nikolaevitch, Paredes señala que el paradigma transdisciplinario
busca la comprensión del mundo presente, la unidad del conocimiento, la lógica
del tercero incluido, los niveles de la realidad y la complejidad. Concluye que la
transdisciplinariedad al igual que la complejidad rompe con el paradigma
simplista, unidimensional, reduccionista y positivista, abriendo espacios a la
multidimensionalidad, a lo subjetivo y objetivo, a lo estático y dinámico, a lo
micro y a lo marco, al orden y al conflicto. En ese sentido, la
transdisciplinariedad y la complejidad entendidas de esta manera están
estrechamente vinculadas al enfoque multiparadigmático o el esfuerzo por
constituir un paradigma integrado y multidimensional.
Además, otros conceptos han entrado en el debate como la posdisciplinariedad,
no unidisciplinar e indisciplina. Raúl Fuentes (1999:238) nos habla de un nuevo
patrón emergente, denominado “posdisciplinarización” como “un movimiento
hacia la superación de los límites entre especialidades cerradas y jerarquizadas,
y el establecimiento de un campo de discursos y prácticas sociales cuya
legitimidad académica y social depende más de la profundidad, extensión,
pertinencia y solidez de las explicaciones que produzca que del prestigio
institucional acumulado por un gremio encerrado en sí mismo”.
Estrada, Pilatowsky y Velázquez (2010) define a lo no unidisciplinar como toda
estructura de saber donde converge más de una disciplina sin definir qué tipo de
articulación se establece. Por otro lado el término indisciplinar plantea como
punto de partida la descripción de una práctica investigativa de carácter no
unidisciplinar, donde la metodología se construye a partir del diálogo de los
saberes involucrados y responde a situaciones específicas dee la investigación en
curso.
Alvargonzález (2003:5) afirma que la transdisciplinariedad no nos saca de
marco clásico de la fragmentación del conocimiento. Observa el autor que
Morín parte de lo que llama los lugares más significativos de fractura del
conocimiento denominados “tres niveles de emergencia”, el físico, el biológico
y el antroposociológico. Morín trata de atajar esta fragmentación que estaría
poniendo en peligro nuestra cultura con un nuevo método que pretende arraigar
las ciencias humanas a las ciencias biológicas y éstas en las físicas, para
después, en un circuito de vuelta, enraizar el pensamiento físico y biológico en
la cultura. Alvargonzález señala que Morín presenta a Descartes como el
filósofo que describió el método propio de la ciencia clásica y se presenta a sí
mismo como el descubridor del método que conduce a la unificación del saber
contemporáneo mediante la articulación de lo físico, lo biológico y lo cultural en
una obra que él llama “enciclopedante”. Es así que en este contexto que Morín
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
31
introduce el concepto de transdisciplinariedad y propone que entre las ciencias
cabe una interdisciplinariedad, lo mismo que entre las naciones caben relaciones
internacionales y por eso es posible la transferencia de métodos de una
disciplinas a otras. Alvargonzález observa que, así como las relaciones
internacionales están basadas en la afirmación de la soberanía y la
independencia de cada una de las naciones, la interdisciplinariedad supone la
autonomía de cada una de las disciplinas y no nos saca de ese marco clásico de
fragmentación del conocimiento.
Finalmente, en el Informe Mundial sobre las Ciencias Sociales de la UNESCO
(Resumen, 2010: 13), respecto de la interdisciplinariedad, multidisciplinariedad
y transdisciplinariedad, se señala lo siguiente:
“Algunos especialistas en ciencias sociales responden al desplazamiento de las líneas
divisorias entre las disciplinas tratando de remediar las consecuencias perniciosas de la
división de los temas, sin por ello crear unas ciencias sociales plenamente integradas.
Para ello es necesario intensificar la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad y la
transdisciplinariedad. Las definiciones se prestan a discusión.
Pero estamos de acuerdo en que, cuando los especialistas de diferentes disciplinas se
reúnen para abordar un problema, se habla de multidisciplinariedad y de
interdisciplinariedad. Cuando científicos especializados en diversas disciplinas
colaboran para resolver un problema y tienen en cuenta las dificultades mutuas, se
habla de transdisciplinariedad. Se dice que la transdisciplinariedad tiene un carácter
más integrador que la interdisciplinariedad y trata de rebasar los límites del
conocimiento disciplinario.
Las divisiones entre las ciencias sociales y las ciencias naturales en particular, pero
también entre las ciencias sociales y las artes y las humanidades, son criticadas porque
obstaculizan los intentos de hacer frente a los problemas globales y a los
acontecimientos que afectan a las sociedades humanas. Personas que se dedican a
nuevas materias de estudio científico –como la ciencia cognitiva, la nueva teoría de la
evolución, la bioética, los estudios ambientales, «el derecho y la literatura»– franquean
los límites de las culturas disciplinarias.”
De lo señalado se puede concluir lo siguiente:
Dogan cuestiona la interdisciplinariedad puesto que no expresa el fenómeno
del paso de las antiguas disciplinas que está siendo arrasada por las nuevas.
El término multiespecialidad o hibridación del conocimiento científico
expresa mejor este fenómeno.
Hay un error de óptica al tratar de fusionar disciplina completas. No se toma
en cuenta la especialización generada por la fragmentación de las disciplinas
formales. Piaget habla de recombinación genética para las nuevas ramas del
saber.
No hay acuerdo sobre los términos de inter, multi, poli y
transdisciplinariedad, son polisémicos e imprecisos como dice Morin y
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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Lértora. Hay intentos para definir cada uno de ellos como es el caso de María
Immacolata Vasallo de López y también Celina Lértora. Follari nos habla de
interdisciplina y transdisciplina, en razón que, según él, es lo más apropiado
Sin embargo, estas propuestas, lo que hacen es reforzar las identidades,
puesto que dichos términos supone la legitimidad y la importancia de éstas
categorías disciplinarias. Es decir, no resuelven el problema planteado o se
convierten en una disciplina más.
Finalmente, en las ciencias humanas, en realidad, podría decirse que todas las
disciplinas son “interdisciplinarias” en razón a que la realidad es una sola y
los fenómenos que ésta produce son necesariamente interdependientes.
4. Especialización y la hibridación de las disciplinas
Fernández (2004:173-174) afirma que la especialidad más que la disciplina
constituye el corazón de la actividad académica, el verdadero núcleo de la
organización intelectual y es en dentro de la matriz de la especialidad donde se
logra el contacto más cercano entre el entendimiento humano y el reino de la
realidad epistemológica que busca explorar. Señala, además, que el término
especialidad no es unívoco, ya que J. Law clasifica las especialidades en tres
tipos: a) las que se basan en una misma teoría, b) las que comparten las mismas
técnicas o métodos y c) las que comparten un contenido temático. Dice que la
última de las tres es la más conocida, dado que designa un área particular de
conocimiento o conjunto de problemas donde se centra la actividad de
investigación. Asimismo, agrega que “Las especialidades basadas en métodos
introducen otra dimensión, dado que las diferencias metodológicas pueden
transcender las líneas de las especialidad. Las especialidades basadas en una
teoría pueden ser aún más amplias y rebasar los límites de la disciplina”.
Más adelante, Fernández precisa que clasificar los campos del conocimiento
como disciplinas o como especialidades tienen tanto adeptos como detractores,
es así que desde el punto de vista de los defensores de la investigación
interdisciplinaria la primera opción no facilita la investigación de importantes
áreas intersticiales, mientras que el enfoque alternativo en términos de
especialidades tampoco resulta totalmente satisfactorio debido a las dificultades
de identificar las especialidades a través de las ciencias por su fluidez y
variabilidad.
González Casanova (2004:18) señala el lugar de la especialización en el
conocimiento:
“La especialización del conocimiento científico no solo tiende a determinar las
combinaciones e intersecciones de dos o más disciplinas, y a distinguirlas de las viejas
divisiones del trabajo intelectual, sino busca nuevos sentidos al conjunto, a la
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
33
totalidad, sobre todo en relación a sistemas complejos orientados a objetivos y a
sistemas dinámicos en que el caos y la organización no evolucionan en formas
separadas entre sí o des-articuladas una de otra. La búsqueda se realiza a distintos
niveles de concreción y en las ciencias humanas se topa con ls mega-organizaciones y
el caos en que se mueven”.
Morín dice que la historia de las ciencias no es solamente la de la constitución y
de la proliferación de las disciplinas sino también aquella de la ruptura de las
fronteras disciplinarias, de la usurpación de un problema de una disciplina por
otra, de la circulación de conceptos, de formación de disciplinas híbridas.
Dogan (2002:11) llama hibridación de las especialidades al solapamiento de
segmentos de disciplinas, la recombinación del saber en nuevos campos
especializados, puesto que la innovación dentro de cada disciplina depende en
gran medida de intercambios con otros campos pertenecientes a otras
disciplinas. Es decir, como ejemplifica Dogan, en relación de la botánica, un
híbrido es una combinación tal de dos ramas del saber que mejora la especie.
El planteamiento interdisciplinario para Dogan (2002:11) no es realista porque
pasa por alto un fenómeno esencial de la historia de la ciencia, esto es, la
especialización a través de un proceso de fragmentación. Dogan sostiene que
“La fragmentación de cada disciplina deja lagunas entre las especialidades, que
se suman a las que produce la división de las ciencias sociales en disciplinas
establecidas. A veces, la hibridación tienen puentes sobre esas lagunas y a veces
las colma totalmente”.
Más adelante Dogan señala que:
“Distintas disciplinas pueden partir de diferentes perspectivas para estudiar un mismo
fenómeno, lo cual acarrea una división de territorios entre las disciplinas. La
hibridación, en cambio, entraña un solapamiento de segmentos de disciplinas, la
recombinación del saber en nuevos campos especializados. La innovación dentro de
cada disciplina depende en gran medida de intercambios con otros campos
pertenecientes a otras disciplinas. En los niveles superiores, la mayoría de los
investigadores pertenecen a subdisciplinas híbridas. En caso contrario, pueden
dedicarse a un campo o subcampo híbrido el comportamiento de las masas
(relacionado con la psicología social), la formación de las élites (relacionado con la
sociología y la historia), la política urbana (con la geografía social), los Estados
benefactores (con la economía social y la historia social), los valores (con la filosofía,
la ética y la psicología social), las aptitudes para gobernar (con el derecho y la
economía), la pobreza en los países tropicales (con la agronomía, la climatología y la
geografía económica), el desarrollo (con todas las ciencias sociales y varias ciencias
naturales), etc. Un recombinación innovadora es una mezcla de fragmentos de
ciencias.”
Se podría decir, entonces, que el desarrollo de las especialidades que se nutren
de otras especialidades produce una nueva disciplina que es deudora de saberes
de otras disciplinas que se fragmentan por la especialización. Tendríamos que
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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decir a Dogan que históricamente así han surgido las disciplinas sociales
clásicas y así continuarán formándose las nuevas disciplinas. Lo que Dogan
señala como campos o subcampos son en realidad problemas que nos plantea la
realidad y que van más allá de los linderos de una disciplina.
Un fenómeno esencial de la historia de la ciencia es la especialización a través
de la fragmentación de una disciplina, en este sentido, la especialización rompe
las fronteras de las disciplinas en tanto toma saberes de diferentes disciplinas en
función del objeto de estudio. La especialización parte de problemas de la
realidad y por lo tanto, utiliza los saberes necesarios sin tomar en cuenta si éstos
pertenecen o no a otras disciplinas.
5. Limitaciones a la interdisciplinariedad
Se ha señalado (Nieto, 1991), también, que hay factores que limitan la
interdisciplinariedad que se encuentran en la propia disciplinariedad, es decir, en
las fuerzas que se oponen a la interacción entre campos disciplinarios, que son
las mismas que permiten su constitución como campos. Sin embargo, dado que
la interdisciplina es posible en la medida en que cada disciplina tenga
“sustancia” que aportar, esos mismos factores lo posibilitan.
En la medida que la conformación de los campos disciplinares, curriculares y
profesionales se realizan a través del “habitus” estos pueden estar constituidos
por:
1) Los códigos que se utilizan, es decir, los lenguajes, los símbolos y
significados especializados que sirven para manejar y comunicar los
conceptos y disposiciones que son propios del campo.
2) La racionalidad con que se construye el campo, es decir, los fundamentos
teóricos, las metodologías, técnicas y medios de investigación, validación,
discusión y conformación del cuerpo de conocimientos –no
necesariamente científicos- que caracterizan el campo.
3) Los componentes ideológicos que se sostienen, es decir, los paradigmas,
valores, creencias, formas de legitimación, propósitos y mitos que
subyacen en los conceptos y prácticas de cada campo.
4) Las relaciones de poder que se establecen, es decir, el conjunto de
acuerdos y luchas por los espacios culturales, económicos y políticos que
caracterizan el campo y que surgen del conflicto natural por un espacio
social determinado.
Estos factores que se conciben como dimensiones de una misma realidad social
son los que entran en tensión en una relación interdisciplinaria, los factores 1 y
2, la racionalidad y los códigos son los elementos que más frecuentemente se
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
35
intentan esclarecer en la relación interdisciplinaria. Mientras los factores 3 y 4,
relaciones de poder e ideología, pueden encontrar más resistencia en una
discusión abierta y explicita porque son factores que ponen al descubierto las
reglas de juego ocultas, es decir, los supuestos bajo los cuales se han construido
y se siguen construyendo estos campos (Nieto, 1991:6).
Desde una perspectiva crítica al planteamiento de Morín de unificación de las
ciencias y de la transdisciplinariedad, según Alvargonzález (2003:8) no es más
que un proyecto utópico, porque la tozuda realidad es la multiplicidad de las
ciencias. Utópico porque Morín no nos dice llegar hasta él pues los caminos que
indica como la cibernética, la teoría de sistemas, caos y complejidad de ningún
modo están posibilitando la unificación de las ciencias.
6. La institucionalización de las disciplinas sociales
Durante el último siglo se ha efectuado un proceso masivo de
institucionalización de disciplinas separadas. Las múltiples disciplinas que
conocemos en la actualidad reflejaron la ideología imperante en el sistema
mundo del siglo XIX: el liberalismo clásico en su variante británica.
Wallerstein, señala que ni las universidades suecas ni ninguna otra tenían
departamentos o incluso cátedras, en muchos de estos campos en 1850, pero en
1914 muchas universidades habían convertido algunos de estos campos en
departamentos. En 1960 la mayoría de universidades del mundo contaban con
casi todos. Antes de 1859 no existían asociaciones académicas como las
conocemos hoy, que agrupan expertos en áreas. En 1914 ya existían
asociaciones nacionales con tales denominaciones en Europa y Norteamérica, y
en los años sesenta, esto ya había ocurrido en todo el mundo. Las asociaciones
internacionales con estos nombres son creación del siglo XX, y lo mismo puede
decirse de las revistas científicas (1996:103-104).
Wallerstein (1999:21-22), dice que el principal modo de institucionalizar las
ciencias sociales fue mediante la diferenciación en la estructura universitaria
tradicional europea que en 1789 casi se encontraba moribunda. Las
universidades, que en ese momento se encontraban aún organizadas a la manera
tradicional de cuatro facultades: teología, filosofía, derecho y medicina. Hacia
finales del siglo XIX seis “nombres” se estabilizan como disciplinas, se
institucionalizan en el sistema universitario y como asociaciones nacionales de
eruditos. Y en el siglo XX como asociaciones internacionales de eruditos.
La denominación de disciplinas refleja en gran medida el triunfo de la ideología
liberal. Ello explica porque los marxistas sospechaban de las nuevas ciencias
sociales y por qué los conservadores habían tenido aún más sospechas y habían
sido más recalcitrantes.
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36
La ideología liberal delimita tres esferas de actividad del proceso social: la
relacionada con el mercado, el Estado y la “persona”. Esta última categoría
abarca todas las actividades que no se relacionaban en forma directa con el
mercado y el Estado. El estudio de éstas esferas independientes llegó a
denominarse: ciencias políticas, economía y sociología, la denominación de
ciencias política fue el último nombre en ser aceptado por una disputa entre las
facultades de filosofía y derecho. Estas tres disciplinas se desarrollan como
ciencias universalizantes basadas en investigaciones empíricas, con un fuerte
elemento adjunto de “ciencias aplicadas”.
Agrega, Wallerstein (1999:23), cuatro cosas acerca de la incipiente
institucionalización de estas disciplinas:
1) desde el punto de vista empírico tuvieron que ver con los principales países
de la economía-mundo capitalista,
2) casi todos los eruditos se abocaron a materiales empíricos relacionados con
su propio país,
3) el modo de trabajar dominante era empírico y concreto,
4) el empuje empirista de las nuevas disciplinas restringió el estudio del cambio
social.
En este sentido, concluye que las ciencias sociales se convirtieron cada vez más
en un instrumento para gobernar de manera inteligente un mundo donde el
cambio era normal, y por tanto, ayudaron a limitar el alcance de dicho cambio, y
quienes buscaban ir más allá de los límites estructurados por el mundo burgués
recurrieron a una tercer institución: los movimientos.
Por otra parte, Wallerstein (1999:238), señala que el movimiento de los Annales
surgió en reacción a las premisas dominantes tras la institucionalización de las
ciencias sociales del siglo XIX. En la actualidad estamos acostumbrados a
dividir el conocimiento sobre procesos y estructuras sociales en una serie de
categorías designadas, siendo las más prominentes: antropología, economía,
ciencias políticas, historia y sociología.
La institucionalización de las ciencias sociales se fundamenta en siete premisas
principales:
1. Las ciencias sociales se constituyen de diversas “disciplinas” que son
agrupaciones intelectualmente coherentes del objeto de estudio diferentes
entre sí.
2. La historia es el estudio, la explicación, de lo particular como en realidad
sucedió en el pasado. Las ciencias sociales son la enunciación del conjunto
de reglas universales que explican el comportamiento social de los seres
humanos.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
37
3. Los seres humanos se organizan en entidades que podemos llamar
sociedades, las cuales constituyen los marcos sociales fundamentales en los
cuales se vive cada vida humana.
4. El capitalismo es un sistema basado en la competencia entre libres
productores que utilizan el libre trabajo en la producción de libre mercancía,
y “libre” significa que está disponible para su compraventa en un mercado.
5. El final del siglo XVIII representa un cambio crucial en la historia del
mundo, en el sentido de que los capitalistas al fin alcanzaron el poder
estatal-social en los estados clave.
6. La historia de los seres humanos es, inevitablemente, progresiva.
7. La ciencia es la búsqueda de reglas que resumen de manera sucinta por qué
todo es como es y cómo suceden las cosas.
Todo el mundo estuvo de acuerdo con estas premisas y se volvieron
predominantes.
La fundación de la universidad fue una forma de legitimación del saber en la
sociedad moderna. Su origen está en la Universidad de Berlín que se funda entre
1807 y 1810 y que tuvo una influencia considerable en la organización de la
enseñanza superior en los siglos XIX y XX en muchos países empezando por
Estados Unidos.
Según Lyotard (1987:66), la gran función que la universidad tiene que realizar
es exponer el conjunto de conocimientos y hacer que aparezcan los principios al
mismo tiempo que los fundamentos de todo saber pues no existe capacidad
científica creadora sin espíritu especulativo. La especulación es el nombre que
aquí lleva el discurso de sobre la legitimación del saber científico.
En este sentido, las escuelas son funcionales, la universidad es especulativa, es
decir, filosófica. Esta filosofía debe restituir la unidad de los conocimientos
dispersos en ciencias particulares en los laboratorios y en las enseñanzas pre-
universitarias, sólo lo puede hacer en un juego del lenguaje que los enlaza uno a
otros como momentos en el devenir del espíritu y, por tanto, en una narración o
más bien en una metanarración racional.
Lyotard (1995:12) dice que:
“Jürgen Habermas piensa que si la modernidad ha fracasado, ha sido por que ha
dejado que la totalidad de la vida se fragmente en especialidades independientes
abandonada a la estrecha competencia de los expertos, mientras que el individuo
concreto vive el sentido “desublimado” y la “forma estructurada” no como una
liberación sino en el modo de ese inmenso tedio acerca del cual, hace ya más de un
siglo, escribía Baudelaire”.
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38
La crisis del saber científico, dice Lyotard (1987:75-76), cuyos signos se
multiplican desde fines del siglo XIX, no proviene de una proliferación fortuita
de las ciencias que en sí mismo sería un efecto del progreso de las técnicas y de
la expansión del capitalismo. Procede de la erosión interna del principio de
legitimación del saber. Esa erosión es efectiva en el juego especulativo y relaja
la trama enciclopédica en la que cada ciencia debía encontrar su lugar y las deja
emanciparse. Además, Lyotard precisa:
“Las delimitaciones clásicas de los diversos campos científicos quedan sometidas a un
trabajo de replanteamiento causal: disciplinas que desaparecen, se producen
usurpaciones en las fronteras de las ciencias, de donde nacen nuevos territorios. La
jerarquía especulativa de los conocimientos deja lugar a una red inmanente y por así
decir “plana” de investigaciones cuyas fronteras respectivas no dejan de desplazarse.
Las antiguas “facultades” estallan en instituciones, fundaciones de todo tipo; las
universidades pierden su función de legitimación especulativa. Despojadas de su
responsabilidad de la investigación que el relato especulativo ahoga, se limita a
transmitir los saberes considerados establecidos y aseguran por medio de la didáctica
más bien la reproducción de los profesores que la de los savants”.
Más adelante Lyotard, refiriéndose a la enseñanza, afirma que ésta debe
asegurar no sólo la reproducción de competencias, sino su progreso, sería
preciso, en consecuencia, que la transmisión del saber no se limitara a la de
informaciones, sino que implicara el aprendizaje de todos los procedimientos
capaces de mejorar la capacidad de conectar campos que la organización
tradicional de los saberes aísla con celo.
La interdisciplinariedad difundida después de la crisis del 68 pertenece en
propiedad a la época de la deslegitimación y a su urgente empirismo. La
relación con el saber no es la de realización de la vida del espíritu o la de
emancipación de la humanidad, es la de los utilizadores conceptuales y
materiales complejos y la de los beneficiarios de esas actuaciones. “En el
modelo humboliano de la universidad, cada ciencia ocupa su lugar en un sistema
coronado por la especulación. Una usurpación por parte de una ciencia del
campo de otra sólo puede provocar confusiones, “ruidos” en el sistema. Las
colaboraciones no pueden tener lugar más que en un plano especulativo, en la
cabeza de los filósofos”( Lyotard, 1987:96).
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II. VISION Y PARADIGMAS DE LAS CIENCIAS
SOCIALES
1. La crisis del modo de producir conocimiento.
Edgardo Lander (2000:9) reconoce que hoy en día nos encontramos ante
replanteos globales y fundamentales de los saberes y disciplinas sociales en todo
el mundo y que el Informe Gulbenkian, coordinado por Immanuel Wallerstein,
es una significativa expresión de estas reflexiones, como es también la crítica al
Orientalismo, los estudios postcoloniales, la crítica del discurso colonial, los
estudios subalternos, el afrocentrismo y el post-occidentalismo.
Lander se pregunta:
“En un mundo en el cual parece imponerse, por un lado el pensamiento único del
neoliberalismo, y por otro el descentramiento y escepticismo de la postmodernidad
¿cuáles son las potencialidades que se están abriendo en el continente en el
conocimiento, la política y en la cultura a partir del replanteo de estas cuestiones?
¿Cuál es la relación de estas perspectivas teóricas con el resurgir de las luchas de los
pueblos históricamente excluidos como las poblaciones negras e indígenas de América
Latina? ”.
Citando a Aníbal Quijano, Lander señala que la conquista ibérica del continente
americano es el momento fundante de los dos procesos que articuladamente
conforman la historia posterior: la modernidad y la organización colonial del
mundo. Con el inicio del colonialismo en América comienza no sólo la
organización colonial del mundo sino –simultáneamente- la constitución
colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario
(2000:12).
Respecto al conjunto de saberes, que conocemos globalmente como ciencias
sociales, se pueden identificar dos dimensiones constitutivas de origen histórico
diferente de estos saberes que contribuyen a explicar su eficacia naturalizadora y
legitimadora del orden social: la primera, se refiere a las sucesivas separaciones
o particiones del mundo de lo “real” que se dan históricamente en la sociedad
occidental y las formas como se va construyendo el conocimiento sobre las
bases de este proceso de sucesivas separaciones; la segunda dimensión, es la
forma como se articulan los saberes modernos con la organización del poder,
especialmente las relaciones coloniales/imperiales de poder constitutivas del
mundo moderno. Precisa, además, que estas dos dimensiones sirven de sustento
sólido a una construcción discursiva naturalizadora de las ciencias sociales o
saberes sociales modernos (2000:13-14).
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
40
Con relación a la primera, Lander señala que:
“El conjunto de separaciones sobre el cual está sustentada la noción del carácter
objetivo y universal del conocimiento científico, está articulado a las separaciones que
establecen los saberes sociales entre la sociedad moderna y el resto de las culturas.
Con las ciencias sociales se da el proceso de cientifización de la sociedad liberal, su
objetivización y universalización, y por tanto, su naturalización. El acceso a la ciencia,
y la relación entre ciencia y verdad en todas las disciplinas, establece una diferencia
radical entre las sociedades modernas occidentales y el resto del mundo.”(2000:24).
La idea de Aníbal Quijano14
es que existe una crisis del conocimiento social,
producto de una crisis de la subjetividad contemporánea, desatada como parte de
la mutación de todo un periodo histórico asociado a la modernidad europea lo
que pone en cuestión los fundamentos epistemológicos que sustentaron la
hegemonía de los modelos europeos de conocimiento impuestos desde el siglo
XIX. Los fundamentos, citando a Quijano son: “...el carácter “objetivo” del
conocimiento; la idea orgánica de la totalidad; la relación mecánica entre
estructura y procesos; la idea de la invariancia de las estructuras últimas; la
constitución “objetiva” de las categorías, etc.” Para Quijano la crisis profunda
del conocimiento social de raigambre europea implica el cuestionamiento de su
validez universal, es así que el eurocentrismo es un modo de comprender e
interpretar las diversas experiencias históricas de las sociedades no europeas, de
acuerdo a las características y trayectoria particular de la historia europea.
En otro texto, Quijano (2000:345) precisa que lo que está en cuestión es el
“modo de producir conocimiento” que fue formulado desde el siglo XVII en los
principales centros hegemónicos de poder europeos. Este “modo de producir
conocimiento daba cuenta de las necesidades cognitivas del capitalismo: la
medición, la cuantificación, la externalización (u objetivación) de los
cognoscible respecto del conocedor, para el control de las relaciones de las
gentes con la naturaleza y entre aquellas respecto de ésta, en especial de los
recursos de producción”. Precisa Quijano, que este modo de conocimiento fue,
por su carácter y origen, eurocéntrico y denominado racional, el que “fue
impuesto y admitido en el conjunto del mundo capitalista como única
racionalidad válida y como emblema de la modernidad. Las líneas matrices de
esa perspectiva cognitiva se han mantenido, no obstante los cambios de sus
contenidos específicos y las críticas y los debates, a lo largo de la duración del
poder mundial del capitalismo colonial y moderno. Esa es la
modernidad/racionalidad que ahora está, finalmente, en crisis”. Asimismo, el
eurocentrismo no es la perspectiva cognitiva de los europeos o sólo de los
14
Véase el texto de Ramón Pajuelo sobre Aníbal Quijano: El lugar de la utopía. Aportes de Aníbal Quijano
sobre cultura y poder, publicado en Daniel Mato, Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en
cultura y poder, CLACSO, Venezuela, 2002, Pág. 230.
Las Ciencias del Hombre - Franz Portugal Bernedo
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dominantes del capitalismo mundial, sino del conjunto de los educados bajo su
hegemonía.
Sin embargo, desde otro punto de vista (Florez, 2001:3-8), el problema es aún
mucho más complejo, lo que ha comenzado a cambiar de manera radical es la
naturaleza misma de las disciplinas sociales, su función y su papel dentro y fuera
de las instituciones, en especial en razón de que las disciplinas sociales son
espacios funcionales al desarrollo del mundo occidental. El contexto para este
cambio no solamente es la naturaleza individual o la historia de uno u otra
disciplina, sino las condiciones sociales y culturales para la creación y
comunicación de las ideas, artefactos, conocimientos e información que han sido
completamente alteradas. La revolución científica es el contexto que da origen a
nuevos campos del pensamiento y conocimiento, siendo uno de los principales
puntos de ruptura que potencia esta revolución del pensamiento, la crisis de la
disciplinariedad y su jerarquía interna, es decir de la fragmentación de los
saberes y la jerarquización de los mismos a partir de modelos científicos
decimonónicos, que en sus procesos de demarcación separaron la actividad
cognoscitiva de sus elementos éticos, estéticos y metafísicos15
.
2. El predominio de la visión clásica de las ciencias sociales.
Según señala Wallerstein (1996:4), la visión clásica de las ciencias, que
predomina desde hace varios siglos, fue constituida sobre la base de dos
premisas. La primera era el modelo newtoniano en el cual hay una simetría entre
el pasado y el futuro, una visión casi teológica, puesto que al igual que Dios
podemos alcanzar certezas y por lo tanto no necesitamos distinguir entre el
pasado y el futuro puesto que todo coexiste en un presente eterno. La segunda
premisa fue el dualismo cartesiano, la suposición de que existe una distinción
fundamental entre la naturaleza y los humanos, entre la materia y la mente, entre
el mundo físico y el mundo social/espiritual. La ciencia pasó a ser definida como
la búsqueda de las leyes naturales universales que se mantenían en todo tiempo
y espacio.
El Informe de la Comisión Gulbenkian (1996:102), se propuso mostrar tres
cosas. Primero, como la ciencia social fue históricamente construida como una
forma de conocimiento y porque se dividió en un conjunto específico de
disciplinas relativamente estándar en un proceso que tuvo lugar entre fines del
siglo XVII y 1945. Segundo, las maneras en que los procesos mundiales
ocurridos después de 1945 plantearon cuestiones acerca de esa división del
15
El surgimiento del capitalismo dio origen a la economía como disciplina y cuando el desarrollo del mismo
generó problemas sociales, nació la sociología para estudiarlos, así como el desarrollo colonial fue la base para la
constitución de la antropología.
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42
trabajo intelectual y por tanto reabrieron problemas de estructuración
organizacional instaurada en el periodo anterior. Tercero, la elucidación de una
serie de cuestiones intelectuales básicas sobre las cuales ha habido mucha
discusión en estos últimos tiempos, y la sugerencia de una proposición que
parece óptima para seguir adelante.
Wallerstein (1996:35-36), precisa citando a Randall en La formación del
pensamiento moderno, que las dos ciencias rectoras del siglo XVIII, naturaleza
y razón, procedían de las ciencias naturales y, llevadas al hombre, condujeron a
un ensayo para descubrir una física social. En todos sus aspectos las nuevas
ciencias sociales se asemejaban a las ciencias físicas. Luego señala que todos
hemos vivido a partir de este legado elemental durante tres siglos. La crisis
estructural de la economía-mundo ha empezado a forzar el debate de estas
premisas de universalismo que se encuentran ocultas en todas las estructuras
institucionales de la economía-mundo, incluso en los propios movimientos
antisistémicos.
3. El pensamiento universalista y el sectorialista
Según Wallerstein (1999:148), el mundo soci41al real es una entidad compleja,
compuesta de grupos e individuos increíblemente complejos. Todo es
específico. Sin embargo, tenemos dos opciones ante la peculiaridad. Nos
entregamos en forma intelectual a ella y entonces el mundo resulta ser una
confusión dinámica en pleno florecimiento o tratamos de explicarla.
En este sentido, tal como lo señala Wallerstein (1999:209), a mediados del siglo
XIX triunfó lo que se puede denominarse como pensamiento “universalista
sectorialista” que consta de un par de premisas: que el sendero del conocimiento
comienza con lo particular y termina con lo abstracto –el pensamiento
universalista- y que hay senderos paralelos hacia diferentes “sectores” del
conocimiento, que reflejan procesos separados paralelos en el mundo real: “el
pensamiento sectorialista”.
El “pensamiento universalista” adoptó dos formas principales, opuestas en
apariencia pero paralelas en estructura. Una forma planteaba que, empezar a
describir la realidad empírica, se podía llegar mediante inducción a la
formulación de verdades, leyes abstractas que se conservan a través del tiempo y
del espacio. Esto se convirtió en la ideología de las ciencias sociales modernas.
En el siglo XIX esta ideología encontró su principal influencia estratégica en el
pensamiento británico.
Una segunda forma del pensamiento “universalista” también empezó a describir
la realidad empírica, pero todo quedó en la mera descripción ya que negó, de
manera más o menos tajante, la posibilidad de que algún día ir más allá de esas
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descripciones. Era “universalista” en cuanto a que todas las particularidades eran
iguales, no había diferencias estructuradas exógenas. Este enfoque se convirtió
en la ideología de la mayoría de los historiadores modernos.
La segunda premisa, que el conocimiento era sectorial y paralelo, dio origen a
las denominadas “disciplinas” de las ciencias sociales. Mientras que en el siglo
XVIII, filosofía, economía moral y economía política eran todos los términos
descriptivos incluyentes que se traslapaban, en el siglo XX la “historia” no sólo
se había ido diferenciando de las ciencias sociales, sino que éstas se habían
ramificado por o menos en cinco disciplinas diferentes: antropología, economía,
geografía, ciencias políticas y sociología. La separación no solo era intelectual,
sino también administrativa y se justificaba en términos de un pensamiento
“universalista”. Ya que estábamos buscando leyes generales, debíamos
encontrar aquellas que eran apropiadas para cada sector del mundo real y que,
aunque paralelas en forma, fueron distintas y distinguibles en sustancia.
Los que defendían la variable idiográfica sólo modificaron esta propuesta al
decir que, en vista de la imposibilidad de leyes generales, debían restringir
nuestras descripciones a áreas de conocimiento inmediato, lo que llevó no sólo a
la “sectorialización” del conocimiento, sino además a la hiperespecialización
dentro de cada “disciplina” sobre todo en historia y en etnografía.
El “pensamiento sectorialista” impedía que el análisis alcanzara a ver el todo y
apreciar el flujo dialéctico del mundo histórico real. De esta manera le hizo
mucho más difícil a cualquier persona percibir las estructuras implícitas que
sostenían el sistema-mundo y por tanto dificulto su organización.
Surgieron tres corrientes principales de resistencia ante el pensamiento
“universalista sectorialista”: la primera era las Staatswissenschaften o ciencias
del estado, nacidas en Alemania de List a Schmoller, su mensaje era sencillo: la
Gran Bretaña liberal no constituía un modelo a seguir para cualquier otro país,
los patrones sociales de las diferentes regiones del mundo eran consecuencia de
sus historias diferentes, lo que necesariamente había llevado a diferentes
estructuras institucionales que, a su vez, determinaron diferentes procesos
sociales contemporáneos.
La segunda corriente de resistencia surgió más tarde, fue lo que ahora llamamos
la escuela de los Annales. La escuela de los Annales hacía valer el holismo por
encima del “pensamiento sectorial”, las raíces económicas y sociales frente a la
fachada política, la larga duración frente a lo episódico, el “hombre global” ante
el “hombre fraccionado”.
La tercera gran escuela de resistencia fue el marxismo, nacido y nutrido, fuera
del ámbito académico, dentro de los movimientos antisistémicos de la clase
obrera. Marx atacó desde el principio una premisa filosófica fundamental del
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“pensamiento universalista”: el concepto de naturaleza humana, asimismo
aseveró que la conducta humana era social y no individual, con raíces históricas
y no transhistóricas y, sin embargo, estructuralmente analizables. Frente al
“pensamiento sectorialista” los marxistas consideraban que estas afirmaciones
eran la quintaesencia del pensamiento burgués y debían ser superadas por un
pensamiento proletario verdaderamente holístico.
4. La cuestión del todo y las partes.
Aníbal Quijano (2000:352) plantea el problema del paradigma epistemológico
de la relación entre el todo y las partes respecto de la existencia histórico-social,
llamamos la atención al respecto en relación al tema del estudio, las disciplinas y
la ciencias del hombre, entre los objetos de estudio y la realidad, entre una
visión fragmentada de la realidad y una visión integradora, entre los
planteamiento de una ciencia unificada y la inter, multi, pluri y post
disciplinariedad.
Quijano sostiene que el eurocentrismo ha llevado virtualmente a todo el mundo
a admitir que en una totalidad el todo tiene absoluta primacía determinante sobre
todas y cada una de las partes y que por lo tanto hay una y sólo una lógica que
gobierna el comportamiento del todo y de todas y cada una de las partes. En
consecuencia, señala Quijano, las posibles variantes en el movimiento de cada
parte son secundarias, sin efecto sobre el todo y reconocidas como
particularidades de una regla o lógica general del todo al que pertenecen.
Este paradigma de la modernidad eurocéntrica que es una de las piedras
angulares de la racionalidad y de la producción del conocimiento está en
cuestión, dice Quijano, para ello parte de las siguientes premisas:
a) El concepto de totalidad histórico-social.- Todo fenómeno histórico social
consiste y/o expresa una relación social o una malla de relaciones sociales,
por ello su explicación y su sentido puede ser encontrados sino respecto de
una campo de relaciones mayor al que corresponde. En consecuencia el
campo de relaciones respecto del cual una determinado fenómeno puede
tener explicación y sentido define el concepto de totalidad histórico social.
b) El paradigma de totalidad permitió percibir, en la historia de la existencia
social de las gentes concretas, el poder como la más persistente forma de
articulación estructural de alcance societal. Desde entonces, sea para ponerlo
en cuestión o para su defensa, el punto de partida ha sido el reconocimiento
real en la vida de las gentes.
c) La visión atomística, sea del viejo empirismo o del nuevo postmodernismo,
las relaciones sociales no forman campos complejos de relaciones sociales en
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los que están articulados todos los ámbitos diferenciables de existencia social
y en consecuencia de relaciones sociales. Es decir, algo llamable sociedad no
tiene lugar en la realidad y encontrar explicación y sentido de los fenómenos
sociales no es posible.
d) En esta visión la idea de totalidad no sería necesaria, sería una distorsión
epistemológica, puesto que la idea que remite a la existencia de estructuras
duraderas de relaciones sociales, cede lugar a la idea de fluencias inestables y
cambiantes, que no llegar a cuajar en estructuras.
e) Las ideas orgánicas y sistémicas de totalidad de una lado y la negación de
toda idea de totalidad parece opciones contrapuestas y de perspectivas
epistémicas irreconciliables, pero ambas tienen una común linaje
eurocéntrico de totalidad. En ambas subyace el supuesto nunca explicitado y
discutido, ya que nunca fue una cuestión, de que toda idea de totalidad
implica que el todo y las partes corresponde a una misma lógica de
existencia.
f) Para las necesidades de conocimiento histórico-social, la idea de totalidad
implica hoy distorsiones de la realidad tan graves como las desventajas del
viejo empirismo atomístico.
g) En la existencia societal las relaciones entre el todo y las partes son reales,
pero necesariamente muy distintas de las que postula el eurocentrismo. Una
totalidad histórico-social es en un campo de relaciones sociales estructurado
por la articulación heterogénea y discontinua de diversos ámbitos de
existencia social, cada uno de ellos a su vez estructurado con elementos
históricamente heterogéneos, discontinuos en el tiempo, conflictivos. Eso
quiere decir que las partes en un campo de relaciones de poder societal no
son sólo las partes. Lo son respecto del conjunto del campo, de la totalidad
que éste constituye.
h) Cada una de las partes es una unidad total en su propia configuración porque
igualmente tienen una constitución históricamente heterogénea. Cada
elemento de una totalidad histórica es una particularidad y, al mismo tiempo,
una especificidad, incluso, eventualmente, una singularidad. Todos ellos se
mueven dentro de la tendencia general del conjunto, pero tienen o pueden
tener una autonomía relativa y que pueden ser o llegar a ser, eventualmente,
conflictiva con el conjunto.
i) La totalidad articula a heterogéneos y discontinuos en una estructura
histórico-social, es un eje común, por lo cual el todo tiende a moverse en
general de modo conjunto, actúa como totalidad. Dicha estructura no es
cerrada y no puede dejar de ser una estructura orgánica o sistémica.
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Planteada así la realidad o la totalidad histórico-social por Quijano, la
disciplinarización de las ciencias humanas, que es una forma de producir
conocimiento social, tiene graves problemas para comprender esta realidad. De
allí la necesidad de distinguir el tratamiento que hacen las disciplinas de la
realidad social y la realidad misma, en tanto que ésta es una totalidad histórica-
social que nos plantea problemas a resolver y no porciones de realidad
entendidas como “objetos de estudio”.
5. Llamado a un debate sobre el paradigma.
Wallerstein afirma que el “análisis de los sistema-mundo” no es una teoría sobre
el mundo social o sobre una parte de éste, es más bien una protesta contra las
maneras como se estructuró la investigación científica social para todos nosotros
desde su concepción a mediados del siglo XIX.
En este sentido, hay siete supuestos de la investigación social y los respectivos
problemas que incomodan en cada uno de ellos:
1. Las ciencias sociales se constituyen de diversas “disciplinas” que son
agrupaciones intelectualmente coherentes del objeto de estudio diferentes
entre sí.
La investigación multidisciplinaria: el análisis de “zonas problemáticas”.
El objeto de estudio se encuentra en el límite de dos o más disciplinas.
La alabanza de los méritos del trabajo interdisciplinario en las ciencias
sociales hasta ahora no ha socavado de manera notable las fortalezas de los
aparatos organizacionales que protegen las disciplinas separadas.
2. La historia es el estudio, la explicación, de lo particular como en realidad
sucedió en el pasado. Las ciencias sociales son la enunciación del conjunto
de reglas universales que explican el comportamiento social de los seres
humanos.
La distinción entre el método de análisis idiográfico y el nomotético que se
consideran antitéticos.
Los argumentos de las escuelas idiográfica y nomotética. Idiográfica: todo es
cambio y si siempre todo está cambiando, entonces no se cumple ninguna
generalización con miras a aplicarse a dos o más fenómenos factibles de
comparase, todo lo que se puede hacerse es comprender de manera empática
una secuencia de sucesos. Nomotética: resulta evidente que el mundo real no
es una serie de sucesos al azar, deben existir reglas que describan estas
regularidades en cuyo caso existe un campo para la actividad científica.
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3. Los seres humanos se organizan en entidades que podemos llamas
sociedades, las cuales constituyen los marcos sociales fundamentales en los
cuales se vive cada vida humana.
El concepto de sociedad. La sociedad como la mitad de un tándem antitético
cuya otra mitad es el estado. El debate sobre la relación estado y sociedad.
Vivimos en Estado y detrás de cada Estado hay una sociedad. Los Estados
tienen historias y por lo tanto tradiciones. Son los Estados los que por lo
general cambian.
Sociedad por sistema-histórico. Tres formas y variedades de sistema
históricos: minisistemas, imperios-mundo y economías-mundo.
4. El capitalismo es un sistema basado en la competencia entre libres
productores que utilizan el libre trabajo en la producción de libre
mercancía, y “libre” significa que está disponible para su compraventa en
un mercado.
Si descubrimos que el sistema parece contener amplias zonas de trabajo
asalariado y no asalariado, de productos mercantilizados y no
mercantilizados y de propiedad y capital enajenable y no inajenable,
entonces por lo menos deberíamos preguntarnos si esta “combinación” o
mezcla de lo que se ha denominado libre y no libre no es en sí misma la
característica definitoria del capitalismo como sistema histórico.
5. El final del siglo XVIII representa un cambio crucial en la historia del
mundo, en el sentido de que los capitalistas al fin alcanzaron el poder
estatal-social en los estados clave.
El análisis del sistema-mundo argumenta que las categorías que dan forma a
nuestra historia se formaron históricamente. Es el momento de que vuelvan a
ser reabiertas para analizarlas.
6. La historia de los seres humanos es, inevitablemente, progresiva.
El análisis del sistema-mundo quiere sacar a la idea de progreso de su
condición de trayectoria y darla a conocer como una variable analítica. No es
del todo seguro que haya existido una tendencia lineal, sea ascendente,
descendente o recta. Tal vez la línea de tendencia es desigual o tal vez
indeterminada.
7. La ciencia es la búsqueda de reglas que resumen de manera sucinta por qué
todo es como es y cómo suceden las cosas.
La metodología que adoptaron las ciencias sociales nomotéticas imitó los
principios básicos de las ciencias naturales, su predecesora socialmente
exitosa: investigación empírica sistemática y precisa y, después, inducción
que lleve a teorías.
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De manera específica y en términos de lo que hemos estado denominando
ciencias sociales históricas, surge el interrogante de si el método de ir de lo
concreto a lo abstracto, de lo particular a lo universal, no debería invertirse.
Para Wallerstein (1999:198), la era científica nace con la Revolución Francesa,
que no cambio tanto el mundo pero si cambio en grado superlativo nuestra
manera de ver el mundo. Las ciencias sociales implicaron rechazar la utopía
como ideología. La historia intelectual del siglo XIX y del XX ha tendido a
escribirse como si se estuviera librando una gran batalla entre el liberalismo y el
marxismo. El primero dominó las estructuras estatales y las universidades y el
segundo representó la oposición, fuera de las estructuras estatales y en gran
medida fuera de las universidades.
Según Wallerstein, tras las ciencias sociales filosóficas y las ciencias sociales
científicas estamos en la era o entrando en la era de lo que pudiera considerarse
que son las ciencias sociales como interpretación de procesos. Estas ciencias
sociales rechazan la filosofía como utopía ideológica partiendo de la misma base
que la ciencia social científica considerada ideológica. Intentan resolver los
dilemas buscando una utopía en verdad eficiente: unas ciencias sociales que no
sean instrucción moral pero que tampoco estén exentas de valores, unas ciencias
sociales con una habilidad de verdad eficiente para permitirnos acomodar el
mundo, unas ciencias sociales que participan en la búsqueda de un método.
Esta era es escéptica en cuanto a la ciencia baconiana-newtoniana por
considerarla como única versión defendible de la ciencia. Tomo objeto de la
actividad científica a un tipo de interpretación controlada y no a la declaración
de leyes universales.
En conclusión, primero, en esta tercera era de utopías, de marxismos, de ciencias
sociales, no podemos depender de la sabiduría adquirida de la segunda era. Sin
duda contiene sabiduría, pero debemos desmenuzarla para poder volver a
armarla en formas utilizables. Segundo, debemos pensar de manera directa en
nuestras utopías. Mannheim estaba en los cierto al concluir que si hacemos caso
omiso de las utopías, también habremos hecho caso omiso de la voluntad
racional.
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CONCLUSIONES, DISTINCIONES Y PRECISIONES
En el debate sobre las ciencias del hombre es necesario tener en cuenta las
siguientes conclusiones, distinciones y precisiones:
1) La realidad social es un sola y no esta parcelada o fragmentada en
disciplinas, es decir, no es lo mismo la realidad de cómo están organizadas,
en términos académicos e institucionales, las diversas disciplinas. La realidad
impone, por ello, muchas veces visiones holísticas para la comprensión de un
problema. Confundir la realidad con el objeto de estudio de una disciplina no
permitiría comprender que ese objeto de estudio, un aspecto de la realidad, es
producto de una totalidad, sólo divisible en términos metodológicos y no
reales. Entonces, la investigación de la realidad es en principio un problema
de método, es decir, de selección de un aspecto de la realidad no de toda la
realidad, pero sin perder de vista que ese aspecto es parte de la realidad.
2) Esta visión fragmentada o parcelada de la realidad se refuerza en tanto estas
disciplinas se institucionalizan en las universidades creando las profesiones e
identidades profesionales y sus organizaciones corporativas para defensa de
sus fueros. Como lo ilustra Braudel: “Para un economista o para un sociólogo
discutir con un historiador o con un geógrafo supone sentirse más economista
o sociólogo que la víspera”.
3) Las disciplinas modernas se constituyen históricamente como parte de la
división intelectual del trabajo, constituyen la base de la distribución y
división del conocimiento, se refleja no sólo en la diferenciación intelectual
de los saberes, sino en la demarcación de la comunidad académica, las
facultades, departamentos y especialidades y se expresa a su vez, en las
profesiones, las titulaciones.
4) Las disciplinas para existir como tales requieren su reconocimiento y
acreditación como tales en las universidades, ello implica la determinación
de su “propio objeto de estudio” que las diferencie de las otras disciplinas, su
metodología y técnicas, es decir, su propio estatuto disciplinar, ello las
legitima para su ejercicio como tales en el campo académico y en la
sociedad.
5) Las sucesivas separaciones o particiones del mundo de lo “real” que se dan
históricamente en la sociedad occidental y las formas como se va
construyendo el conocimiento sobre las bases de este proceso de sucesivas
separaciones, es hoy una tendencia en la medida que se acumulan los saberes.
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La revolución científica está cambiando de manera radical la naturaleza
misma de las disciplinas sociales, su función y su papel dentro y fuera de las
instituciones, en especial en razón de que las disciplinas sociales son espacios
funcionales al desarrollo del mundo occidental.
6) El pensamiento “universalista sectorialista” que Wallerstein define, es la
forma como se sostienen las denominadas disciplinas de las ciencias sociales
y que impide que el análisis alcance a ver el todo y apreciar el flujo del
mundo histórico real.
7) La especialización del conocimiento a diferencia de la disciplinarización está
en función de los nuevos problemas que surgen y por consiguiente no están
sujetos a las fronteras que trazan las disciplinas y es en estos campos dónde
el conocimiento tiene su mayor desarrollo. La historia contemporánea de la
ciencia demuestra como el camino real del progreso científico es la
especialización. Los “generalistas” disminuyen y la tendencia es a
especializarse en uno o varios ámbitos de estudio. Es que la especialización
ve en la realidad problemas a investigar y no parcelas disciplinarias.
8) La realidad no existe fragmentada, sin embargo, las disciplinas académicas
así la representan y a medida que éstas se desarrollaron dan origen a nuevas
fragmentaciones, a la afirmación de sus lenguajes, culturas de investigación y
aplicaciones prácticas; el problema fue que a medida que se especializaron
no previeron las conexiones necesarias con otras áreas. La resistencia a éste
fenómeno fragmentador que se fortaleció con el auge de la modernidad
fueron los movimientos, al principio tímidos, de la pluridisciplinariedad y la
interdisciplinariedad.
9) No existe acuerdo sobre el significado de la inter, trans, multi, poli, pos
disciplinariedad, hay distintos puntos de vista que intentan darle un
significado específico. Entendidos muchas veces como sinónimos sus
diferencias son de orden metodológico. Sin embargo, es importante el
esfuerzo para resolver el problema de la disciplinariedad de las ciencias del
hombre, pero en la práctica las refuerzan porque estos términos suponen la
legitimidad y la importancia de las categorías disciplinarias por separado y
aboga a favor de la integración de las sabidurías distintivas.
10) Existen limitaciones a la interdisciplinariedad como son: los códigos que
se utilizan, la racionalidad con que se construye los campos, los componentes
ideológicos que se sostienen y las relaciones de poder que se establecen.
Estos factores son inherentes a la naturaleza de la existencia de las
disciplinas, sino dejarían de ser tales. Sin embargo, la interdisciplinariedad
aparece como una solución a un buen número de problemas que plantea la
universidad y la sociedad, toda vez que se apoya en el movimiento de la
ciencia y de la investigación hacia la unidad, permite a su vez llenar el vacío
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entre las actividades profesionales y la formación que ofrece la universidad,
resuelve el problema del trabajo desarticulado y favorece el regreso a los
problemas de la realidad (Nieto, 1991:2).
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