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La saga  _ _ de íos vikingos RUDOLF FORTNER EDITORIAL JUVENTUD

La Saga de Los Vikingos

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    La saga_______

    de os vikingos

    RUDOLF FORTNER EDITORIAL JUVENTUD

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    J

    Se l imitaron los vikingos

    a recalar en Amrica

    o hubo algo ms? A esta

    y otras cuestiones de lahistoria de este pueblo

    europeo consagr Prtner

    varios aos de su vida.

    El resultado es un libro de

    excepcional inters,

    escrito con un escrupuloso

    r igor histr ico, como ref lejael captulo f inal, dedicado

    a las fuentes, reconocidas

    y solventes, ut i l izadas

    por el autor.

    El clebre historiador

    alemn, que lograconver t i r la in formacin

    en un apasionante ejercicio

    de lectura, relata con gil

    pulso per iod st ic o tres s iglos

    de civi l izacin vikinga;

    un panorama histr ico

    que permite al lectorresponder por s mismo

    a la vieja pregunta:

    hroes o monstruos?

    Rudolf Prtner nacido en 1912,es uno de los historiadoresms brillantes de sugeneracin, formado en

    las universidades deMarburgo, Berln y Leipzig.El au tor logra cuajar una obrade historia viva de la culturay de la civilizacin de unpueblo que, desde el Volga aTerranova y desde e l cabo

    Norte hasta e l fricaseptentrional, ha dejado unaprofunda impronta en laaventura de la humanidad.

    o M

    siB

    s

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    Karlstad

    rebro

    JnkpingFrederikshavn

    Alborg

    KattegatHobro'

    amare aHelsingr-

    ^_B_altbrcke=3 jJ reder i c ia$ Ros

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    Odense

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    SiagelseRoskildeCopenhague

    HelsingrHelsingborg

    Estocolmo

    rebroKarlstadOslo

    GotemburgoFrederikshavn

    AlborgHobroArhus

    Veile

    Haithabu

    Nueva Hedeby

    Barco Ladby

    Trelleborg

    Museo NavalMuseo NacionalSeccin Prehistrica

    Museo HistricoHelgo y Birka( en el lago Malar) Sigtuna

    Ant igua Uppsala Gotland

    Museo Naval

    Lindholm HojeFyrkat

    Museo Vikingo

    Museo Prehistrico de MoesgardJelling

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    ^s^HgTlulnd^

    Vinland

    500

    Ocano Atlntico

    Importantes viajes de los vikingos

    impor tantes rutas comerc ia les

    1000 1500 km

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    RUDOLF PRTNER

    LA SAGADE LOS VIKINGOS

    EDITORIAL JUVENTUD, S. A.

    P r o v e n z a , 101 - B a r c e l o n a

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    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico,y la distribucin de ejemplares mediante alquiler oprstamo pblicos.

    Ttulo original: DIE WIKINGER-SAGA 1971 by Econ Verlag Gm bH, Viena y Dsseldorf de la traduccin espaola:

    Editorial Juventud, Barcelona, 1975Traduccin de Mariano Orta Manzano Segunda edicin, 1990Depsito Legal, B. 40.148-1989ISBN 84-261-5800-5Nm. de edicin de E. J.: 8.241

    Impreso en Espaa - Printed in SpainINGRAF - Badajoz, 147 - 08018 Barcelona

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    PRLOGO

    Es oportuno un redescubrimiento del mundo de los vikin-gos? No se ha cantado, descrito y celebrado lo suficiente el esta-llido nrdico como intencionadamente se ha llamado a la irrupcinde los pueblos escandinavos en la vida y en la historia del conti-nente? No basta ya de evocacin de hroes, detalle de costumbresy altivez racial con lo que nos han proporcionado las dcadas delos aos veinte y treinta de este siglo?

    Estas preguntas son justas. Pero un tema no pierde valor porel hecho de que durante generaciones se haya tratado sin el nece-sario distanciamiento crtico, antes al contrario, con una excesivacarga de sentimentalismo y de compromiso ideolgico. No cabeapartar, pura y simplemente, a estos vikingos a un lado. Se les

    puede odiar o amar, incluso discutir con ellos o dejarse fascinar;lo que resulta imposible es olvidarlos. Sus huellas son indelebles.

    El que desde un principio su destino haya consistido en suscitarencontrados sentimientos no facilita en absoluto tratarlos con jus-ticia.

    Los monjes cristianos los creyeron encarnaciones del diablo.Cronistas de conventos e iglesias presentaron a estos pueblos ytribus nrdicas como monstruos y lobos furiosos. Alrededor del800 salieron del anonimato en que vivan dentro de la historia y,

    durante tres siglos, los vikingos recorrieron los mares y las tierrasde Europa, que supo de su temperamento y del estallido de sufuerza.. Y con esos eptetos de monstruos y lobos se vengaban deque estos enviados del infierno perturbaran su bien asentada paz ydespreciaran su bienestar. Y, como se sabe, esos juicios se han re-

    petido una y mil veces, hasta que un da la moda oblig a afirmarlo contrario.

    Los apasionados panegiristas de lo nrdico transformaron losmonstruos en hroes, los honraron con la orden y el distintivo de

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    honor de la autntica existencia germnica y los hicieron, meta-fricamente, galopar con el corcel de ocho patas de Odn por suimaginaria pera de la historia. De esta suerte el sobrio gris del

    Norte se convirti en una niebla mitolgica en que se entremezcla-ban sus representaciones de raza, tica de seores y asentimientopopular, todo ello con un jactancioso despliegue de palabras pseudocientficas (que por lo dems nada tenan que ver con el duro yaoso lenguaje de las sagas nrdicas).

    ste fue el motivo de que los vikingos tengan hoy mala prensa,porque, como mnimo, pesa sobre ellos la fatal maldicin de verloscomo modelos de aquellas bestias rubias cuya crianza lleg aser cosa hecha y bien programada. Por el contrario, en novelashistricas y libros para jvenes viven como aventureros libres decompromisos y audaces descubridores. Hollywood llega al extre-mo de construir toda una flota vikinga y, para amortizarla, cualuna ocenica pelcula del lejano Oeste, rueda un filme tras otro enlos cuales la Antigedad nrdica degenera hasta convertirse en unanovela por entregas y vanos espectculos de opulencia.

    Al margen de todas estas simplificaciones, en los ltimos dece-nios, historiadores, arquelogos y fillogos han investigado a con-ciencia el mundo de los vikingos y obtenido de sus trabajos unaincalculable cosecha de experiencia, puntos de vista y nue-vos conocimientos.

    Resultado, ese mundo era esencialmente distinto de como sesola presentarlo. Nada tiene que ver con imgenes estereotipadas.

    Muestra, por el contrario, una riqueza y una profusin de vidacomo apenas se sospechaba tras la iluminada fachada de la histo-riografa de aceptacin corriente. Y posee un enorme peso hist-rico. Es una parte integrante de la historia europea, aunque su

    peripecia exterior parezca meramente episdica.Los vikingos eran sobrios campesinos que vivan de las exi-

    guas cosechas de sus yermas tierras y conformaban su existencia

    segn las enseanzas de sus mayores.Pero crearon el universo mitolgico ms lleno de fantasa des-pus de la Antigedad clsica y su poesa, de insospechados refle-jos y giros de una increble complicacin, se ajusta a reglas extre-madamente severas. Luchaban constantemente entre s y se atre-van contra lo divino y lo humano, pero obedecan sin paliativossu antiqusimo cdigo moral, cuya ltima instancia era la estirpe.

    Construyeron los mejores y ms rpidos barcos de su poca,clperes ocenicos que, sin embargo, podan varar en lisas playasde arena y con ellos cruzaban sin descanso mares y lagos como

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    PRLOGO 7

    jinetes sobre desiertos y estepas. Asolaron las costas de Europa,extorsionaron de los pueblos del continente enormes sumas de di-nero y penetraron profundamente en sus pases. Asaltaron ciuda-des y monasterios, castillos y caseros, arrasaron, saquearon yrapiaron todo cuanto les pareca til y conveniente: oro y joyas,

    paos de altar y espadas, objetos litrgicos y hermosas muchachas.Pero tambin fueron colonizadores expertos. Se aposentaron en lasislas atlnticas, poblaron Islandia y Groenlandia y, quinientos aosantes que Coln, pusieron pie en suelo americano.

    Sostuvieron largas guerras contra el reino de los francos y losreinos anglosajones, fundaron estados filiales en el Mediterrneo,

    crearon el imperio de Kiev, en Rusia, formaron parte de la guardiapersonal de los emperadores romanos de Oriente y su podero sehizo sentir del Volga a Terranova, de Islandia a Sicilia, de Birkaa Bizancio. Astutos comerciantes, se encontraban a sus anchas entodos los mercados de Europa, verdaderos hombres de negocios,que incansablemente trataban y cambiaban con monedas rabes,francas y anglosajonas. Sus artesanos fabricaban vasijas y herra-

    mientas cuyo impecable funcionalismo no se ha superado. Y enlos talleres de los forjadores y tallistas laboraban artistas de cuyasformas siguen viviendo los actuales diseadores nrdicos.

    En una palabra: posean un colosal radio de accin. Su natu-raleza virgen, intacta, les dejaba muchas fuerzas libres. Lo heroicono constitua el elemento medular de su vida.

    Eran de todo un poco: campesinos, descubridores y coloniza-

    dores. Los ms audaces navegantes y los guerreros ms temidosde su poca. Piratas y comerciantes. Hroes, tratantes y embauca-dores. Aplicados artesanos e inteligentes organizadores. Sanguina-rios y artistas geniales. Guerreros furibundos y fros calculadores.Individualistas a ultranza y despreciadores del estado, pero obe-dientes hijos de su estirpe.

    El presente libro se esfuerza en ser justo con la multiplicidadde facetas de sus vidas y de sus talentos. Ha querido borrar tantola imagen de exacerbado pirata pintada por los monjes medievalescomo la apostura de Sigfrido del tpico racial. Pretende alejarsedel mitolgico azote del Norte, de las descabelladas aventuras dela trivial literatura histrica, de los musculosos superhroes de las

    pelculas en color de Hollywood, para presentar una visin obje-tiva de lo que hoy sabemos del contradictorio mundo de los vi-kingos, tan rico en tensiones.

    En este intento, el autor se ha dejado guiar por el propsitode ser tan exacto, objetivo y desapasionado como le sea posible.

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    Pero tambin sabe que nuevas cuestiones y nuevos conocimientoslo cambian todo constantemente y lo presentan bajo una nueva

    luz; y que cada generacin ha de elaborar de nuevo su historiay que siempre habr historias por escribir. Eso es lo que se haintentado aqu. La accin de los poderosos y del estado se enfren-ta una y otra vez con la descripcin de las estructuras sociales, espi-rituales y econmicas. Los personajes principales de este libro noson los grandes hroes de la poca de esplendor nrdica, sino lagente sencilla. El propsito de este redescubrimiento del mundo

    nrdico ha consistido en rastrear, tras el estallido de la fuerza, lasguerras y el entrechocar de armas de la poca de los vikingos, aesos hombres desconocidos.

    Con ello el autor espera haber contestado a las preguntas quese formulan al principio.

    Ru d o l f P r t n e r

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    PRIMERA PARTE LOS ORGENES

    C a p t u l o P r i m e r o

    EL ASALTO A LINDISFARNE

    La patria de los vikingos y los motivos de sus campaas

    Lindisfarne, 8 de junio de 793. / Vikingos, normandos, hombresdel fresno. / Donde el orbe termina, desfallecido.... / La tesis

    de Dudo: la poligamia. / Necesidad de tierra, y suelos agotados. /Los centros de gravedad de la expansin de los vikingos.

    Lindisfarne, 8 de junio de 793. En las crnicas anglosajonasde aquel tiempo, el 8 de junio de 793 est escrito con letras mo-

    jadas en sangre.Los monjes de la isla Lindisfarne, de las Hbridas, junto a lacosta oriental de Northumberland aprovechaban el hermoso da,casi veraniego, recolectando heno para el invierno. La cosecha era

    buena; estaba visto que la Providencia haba bendecido la isla. Losmonjes se alegraban de la abundante recoleccin y daban graciasa Dios en lo profundo de sus corazones.

    Hacia medioda aparecieron unos barcos, de grandes velas ses-gadas, en el confn difuso entre el mar y el cielo. Las embarca-ciones enfilaban rumbo a la isla santa y se acercaban rpidamente.Los piadosos monjes de Lindisfarne no se intranquilizaron. Nadateman y, si los relatos de la poca son dignos de crdito, estabandispuestos en todo momento a servir no slo al Seor, sino tam-

    bin a los hombres. Quiz los desconocidos navegantes necesitabansu ayuda andaban escasos de agua, y quin sabe si de vveres.Posiblemente los haba sorprendido una tempestad y ahora pre-cisaban disfrutar de un da de descanso en una playa hospitalaria.

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    10 LOS ORGENES

    Los monjes del monasterio de Lindisfarne continuaron cose-chando su heno. No sospechaban nada malo. Vivan en uno de losvenerables santuarios de Inglaterra y se sentan seguros bajo el

    patrocinio de sus santos.La abada de la isla contaba ya entonces 158 aos de antige-dad. La haban fundado, en 635, monjes celtas de Joa, la islarocosa de San Columbano, frente a la costa occidental escocesa,guiados por San Aidano, monje abnegado y fervoroso, de suavesmaneras, que, desde Lindisfarne, mision toda la Inglaterra oriental.San Cutberto primero pastor de ovejas, luego prior y por l-timo ermitao haba continuado la obra de San Aidano, con el

    propsito de amalgamar el ideal de los anacoretas irlandeses yescoceses con las exigencias de sabidura y caridad que propug-naba la regla benedictina.

    A los cincuenta aos de su fundacin, Lindisfarne ya estabaconsiderada como centro de la cultura monacal celta de Northum-

    berland, como morada de la fe, del arte y de la enseanza, famosasobre todo por su escuela de copistas, cuya obra ms conocida,

    el Evangeliario, compuesto alrededor del 700, se cuenta entre lascreaciones ms hermosas de los primitivos copistas medievales;un siglo ms tarde, la fama del monasterio de Lindisfarne haballegado incluso al continente, donde su reputacin casi igualabaa la de Lorsch y Echternach, a la de Fula y la de Reichenau.

    No, los piadosos monjes de Lindisfarne carecan de motivospara temer a las naves desconocidas que, mientras tanto, haban

    llegado a las aguas costeras poco profundas, a orillas de la isla.Pero de sbito les vino el infierno encima. Los tripulantes de

    los barcos pusieron pie a tierra, y gritando espantosamente, altiempo que blandan hachas y espadas, se precipitaron contra losindefensos monjes que les salan al encuentro llenos de confianza,los derribaron al suelo, los asesinaron, se llevaron a algunos,arrastrndolos con cadenas, los despojaron de sus ropas y cubrie-

    ron de burlas ignominiosas y a ms de uno ahogaron en el mar.Tampoco los criados del monasterio se libraron de la carnicera.Incluso las mujeres fueron asesinadas o conquistadas a filo deespada (como, con desenvuelta expresin, se dice en un libro sobrelos vikingos publicado en 1928 y cuyo autor, confiesa sin rebozo,tard... cinco semanas en escribir, casi literalmente sin respirar).

    vidos de botn, los desconocidos guerreros robaron todo cuan-to no estaba sujeto con pernos y clavos. Saquearon el tesoro de laiglesia, hollaron los lugares sagrados, derribaron los altares, des-truyeron la biblioteca del monasterio, se apoderaron del contenido

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    EL ASALTO A LINDISFARNE 11

    de bodegas y graneros, mataron en los pastos vacas y ovejas yprendieron fuego a todos los edificios.

    Vociferantes y ebrios de triunfo, regresaron a sus barcos, queadornaban con mascarones en forma de dragn, y desaparecieron.Atrs slo quedaban escombros humeantes, playas empapadas ensangre, una isla desierta: un lugar de horror y desolacin.

    Con tales tonos describen los relatos contemporneos, sobretodo la Crnica anglosajona, la destruccin de la abada insular deLindisfarne. Con el ingenuo estilo de su tiempo, que acepta todaclase de maravillas, narran que al espantoso asalto precedieron in-numerables signos extraos e inquietantes. Terribles tormentas des-

    cargaron sobre la isla de San Cutberto, huracanes desatados arran-caron de cuajo rboles y arbustos, alados dragones de llameantesfauces volaron sobre la isla solitaria y, en tiempo de Cuaresma,cay una lluvia de sangre sobre el tejado de la iglesia de San Pedro,en York.

    Pero, segn todas las apariencias, los sucesos de Lindisfarnese ajustan a la verdad. Un relieve de piedra, a buen seguro erigido

    despus de la tropela, confirma lo escrito. A un lado muestra, bajouna cruz que domina todo el relieve, a dos hombres arrodillados;sobre ellos el Sol, la Luna y la mano de Dios, smbolo de la fe yde la vida cristianas; al otro lado, una desenfrenada banda de gue-rreros, hombres de atltica constitucin, vestidos con estrechos pan-talones y blusa semejante a un jubn, enarbolan hachas y espadas.

    El asalto a Lindisfarne, que, como una marca al fuego, seala

    y.alumbra el comienzo de la era de los vikingos, se repite incon-tables veces. Las crnicas de los aos siguientes estn llenas deparecidas descripciones de fechoras cometidas por los violentoshombres del Norte.

    794 Perpetran un asalto contra los monasterios de Jarrow yWearmouth, en la costa oriental inglesa.

    795 Saquean el convento de San Columbano, en Joa, la casamadre de Lindisfarne, y los poblados de la nortea islairlandesa de Lambey.

    797 Incendian Kintyre, en Escocia, y la isla de Man, consa-grada a San Patricio, patrono de Irlanda.

    799 La vida en las islas situadas frente a las costas de Frisiay de Aquitania resulta insegura.

    800 Se apoderan, mediante saqueos y asesinatos, de las islasFeroe.

    802 y 806 Invaden de nuevo las fundaciones religiosas de Joa.

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    12 LOS ORIGENES

    Todas estas acciones eran parecidas entre s como un barcovikingo a otro. Las naves con mascarones en forma de dragn sur-gan inesperadamente y, antes de que fuera posible organizar la

    defensa, sus adiestradas tripulaciones saltaban a tierra, matabana todos cuantos se les ponan al paso, violaban y arrastraban amuchachas y a mujeres jvenes, y llenaban de botn las bodegas del

    barco. Luego se hacan otra vez a la mar. A las pocas horasdel asalto haban desaparecido de la vista de los supervivientes.

    No haba ningn medio para prevenir u oponerse a este tipo depiratera, contra estos actos de terror y de codicia (que slo algunoshistoriadores nrdicos han calificado de operaciones de avitualla-miento). La impotente clera de los que escapaban con vida nocausaba mella alguna a los temerarios bandidos. Las devasta-ciones que tras de s dejaban se ahogaban en el indiferente oleajedel ocano, en el que se perdan rpidamente los rubios guerrerosllegados del lejano Norte.

    Quines eran estos rubios guerreros del Norte, estos vikingosque, all por el 800, empezaron a inquietar a los pueblos y comar-

    cas de Europa y que durante dos siglos y medio haban de ame-nazar de un modo constante las costas del continente? Dnde vi-van? Qu les empujaba al mundo?

    Vikingos, normandos, hombres del fresno. La etimologa de lapalabra vikingo an no ha encontrado una explicacin satis-

    factoria. Por el contrario, cada vez resulta ms enigmtica. Se hapretendido derivarla de la palabra anglosajona wie, nacida, como lafranca wik, de la latina vicus, en el sentido de lugar de mercadoo de comercio. Vikingo significara, por tanto, comerciante y tra-tante o, expresado algo sumariamente, gente de asentamiento :una opinin que defiende con energa, ante todo, el fillogo noruegoSophus Bugge, el editor del Edda. Anlogamente el sueco Elis

    Wadstein, partiendo tambin del latn vicus, identific a los vikin-gos como habitantes de ciudades. Seal que coincida con estahiptesis sliaswic, el viejo nombre de Schleswig, la ciudad junto alSchlei, en la que incluso crey reconocer el lugar de nacimiento dela palabra vikingo (segn Wadstein tambin: sliaswicinger).

    Pero las interpretaciones de Bugge y Wadstein, por convincentesque parezcan a primera vista, han hallado poca aceptacin. Tam-

    poco el intento de hablar de los vikingos meramente como hijosde la comarca noruega de Vik ha resistido las objeciones de la cr-tica; igual ocurre con la conjetura de ms amplios vuelos que hace

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    EL ASALTO A LINDISFARNE 13

    derivar la palabra vikingo del verbo vige (= weichen = reti-rarse), segn la cual habra que entender por vikingo un pirata quese retira con su botn. Finalmente, tampoco han tenido mejorxito los esfuerzos por buscar una relacin entre vikingo y wikan( = foca), aunque, por lo general, los vikingos fueran apasionadoscazadores de focas.

    Si an no se ha conseguido formular una explicacin satisfac-toria, la culpa no es en ltimo trmino de que en los idiomas nr-dicos existan tantas palabras de idntico sonido. Como vik tambinsignifica baha, muchos investigadores han considerado que unvikingo es un pirata que tiene su campamento en bahas. Igual-

    mente se cita la palabra vig ( = lucha) aludiendo al inslito afnguerrero de los vikingos, despreciadores de todos los peligros deeste mundo. Por ltimo, el fillogo Fritz Askeberg ha sealado elmasculino viking, designacin de un luchador marino que se alejade la patria en largos viajes, indudablemente una de las pasionesdominantes de los vikingos. Pero tambin el femenino viking aludea esta tpica cualidad de los vikingos (el sentido puede traducirse

    por desviacin, excursin o alejamiento), pues alude a con-ceptos en los que, segn Brondsted, radica el significado esencialde la palabra vikingo con la que se enlaza siempre un largo viaje pormar y una prolongada ausencia de la patria.

    Adems, a los piratas de las regiones escandinavas, duchos envientos y condiciones meteorolgicas, no slo se les conoca con elnombre de vikingos. Entre los francos se empleaba la palabra

    normanni, esto es, hombre del Norte. Adam de Bremen, el histo-riador de la misin nrdica, los llama ascomanni, hombres delfresno, porque de preferencia utilizaban madera de fresno para laconstruccin de sus barcos. Para los irlandeses eran los lochlannach,que significa asimismo gente del Norte. Los eslavos los llamabanrus, segn la palabra aprendida de los suecos ruotsi, que quiere de-cir muchachos remeros. Y los rabes, desde luego ms civiliza-dos, pero en modo alguno mejores que los vikingos, los tildabande madjus, o sea de brbaros paganos.

    Una rica seleccin de nombres, sin duda; nombres que se refie-ren a dos hechos comprobados: a que los vikingos eran lo msopuesto a gente de naturaleza pacfica y a que procedan del nortede Europa: de Dinamarca, Suecia y Noruega; su patria era la gi-gantesca pennsula escandinava de escarpadas montaas, profundosfiordos y recortadsimas costas, el gran arco de tierra entre el Bl-

    tico y el Atlntico.

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    14 LOS ORGENES

    Donde el orbe termina, desfallecido... Por aquel entoncesesta Escandinavia era un mundo casi desconocido para los pueblosde la Europa occidental: fuera de su alcance, inexplorado, poco

    accesible, porque se hallaba tras un espeso bosque virgen que cu-bra la gigantesca extensin de tierra como una enorme piel deoso; slo junto a las costas, ricas en ensenadas, y ert algunas regio-nes interiores de clima privilegiado, en espacios desboscados se;encontraban poblados, pequeos y mseros poblados, los habitantesde los cuales malvivan de la agricultura, la ganadera y la pesca.

    Esta improductividad de las tierras nrdicas, que hacen estre-mecer a los cronistas contemporneos, coincide con la escasez denoticias que nos han legado. Ni siquiera hoy es fcil trazar unmapa de las poblaciones de Escandinavia del tiempo de los vikin-gos. Como slo existen pocas alusiones contemporneas a poblados,ros y montaas de la que era entonces Europa del Norte, hay quecontentarse con los hallazgos de las expediciones arqueolgicas.

    Pero cabe afirmar con visos de seguridad que los tres pueblosgermnicos del Norte ya haban encontrado lo que constituye hoy

    su espacio vital. Los daneses se establecieron en Jutlandia y en lasislas de la parte occidental del mar Bltico, y tambin ocuparonamplias zonas de Schonen, la regin ms meridional, suave y fruc-tfera de Suecia. Las tribus svear se congregaron alrededor del lagoMalar y al norte de Uppland. Gotland del Este y Gotland delOeste los poblaron en su mayora los godos, as como algunas regio-nes de los bosques de Varmland. Tambin en Noruega del Sur,

    alrededor del fiordo de Oslo y en el actual Bohusln, se mantu-vieron restos de una poblacin primitivamente goda. Por el con-trario, la larga y accidentada costa atlntica que se interna en elcrculo polar rtico perteneca exclusivamente a los noruegos, queslo en las tundras y estepas del Norte ms extremo se relacio-naban con lapones y fineses.

    Los poblados se concentraban en pequeas fajas de tierra, en

    Jutlandia sobre los territorios al norte del Eider, que separaba alos daneses de sus vecinos del Sur; los sajones germanos en elSudoeste y los obotritas eslavos y vendos en el Sudeste. Todavaen el siglo xi, cuando el maestro Adam de Bremen fue el primero entratar de bosquejar un cuadro del spero mundo del Norte, elsuelo de la pennsula de Jutlandia se consideraba yermo e impro-ductivo. Apenas hay campos y es un terreno completamente ina-

    propiado para asentamientos humanos. Slo en las proximidades delas ras hay grandes lugares, por ejemplo Schleswig, que tambinse llama Haithabu.

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    EL ASALTO A LINDISFARNE 15

    Algo ms amable es su panorama de Fionia y Seeland. Hablade islas ricas y frtiles y nombra dos ciudades que todava existen:Odense y Roskilde, la primera corte danesa. La investigacin delsuelo ha confirmado lo ms esencial de estos datos. De ellos sededuce que, por lo menos la parte oriental de Fionia y la parteoccidental de Seeland, deban de estar densamente pobladas alre-dedor del 800, y producan aquellas ricas cosechas de las queAdam habla admirativamente. Cuando se deja atrs la isla de losdaneses prosigue, se abre un nuevo mundo en Suecia y Norue-ga; stos son dos extensos reinos del Norte, casi desconocidos, yse puede recorrer Noruega en apenas un mes, y Suecia ni siquiera

    en dos meses.De Suecia conoce Gotland con los lugares de Skara, el distrito

    norte de Varmland y Helsingland, y en el Sur las costas del marBltico. Por el Este se llega hasta las montaas Ripheische refi-rindose al macizo lapn, donde amplios espacios desiertos, ma-sas de nieve y hordas de monstruos humanos hacen imposible se-guir. Pero Adam tambin cita a Birka, la isla de los comerciantes

    en las proximidades del actual Estocolmo, cuyo entorno era el frtil,rico y suave paisaje del lago Malar. Gotland disfrutaba ya de unconsiderable bienestar cuyos artfices, segn los resultados de lainvestigacin del suelo, tambin fueron los comerciantes.

    A Noruega la cataloga Adam como el pas ms apartado delorbe, que se extiende hasta el Norte ms remoto. Su costa forma laorilla del rugiente ocano y su final se encuentra tambin en las

    montaas Ripheische, donde el orbe termina, desfallecido. Por sussperas montaas y por sus fros incalculables, Noruega es el msestril de todos los pases, apropiado slo para la ganadera...Llevan a pastar los rebaos a lejanos desiertos y viven de estacriana de ganado: la leche de los animales les sirve de alimento;la lana, de vestido. Como nica poblacin de importancia, el cro-nista cita Drontheim, por lo dems, centro de expansin de la

    Noruega de los vikingos.Sobre la estructura poltica de Escandinavia a comienzos de los

    asaltos vikingos, Adam no facilita noticia alguna. Sin embargo,sabemos que los tres pueblos que la formaban en la poca de latragedia contra Lindisfarne an no haban encontrado la formaestatal que el magister de Bremen contemplaba tres siglos y medioms tarde. En cierto modo las numerosas tribus vivan sin ligaznalguna, penas organizadas y con una feliz ausencia de aparato

    estatal (aunque en Suecia ya gobernaba algo parecido a una monar-qua entronizada). Tambin Dinamarca fue regida durante un corto

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    16 LOS ORGENES

    perodo de tiempo, alrededor del 800, por un soberano firmementeestablecido. El ms pequeo de los tres pases nrdicos, Dinamarca,fue por eso tambin el punto de partida de la primera gran accinnaval de la poca de los vikingos.

    La tesis de Dudo: la poligamia. El motivo del repentino esta-llido despus de siglos de anonimato y de apartamiento ya preocu-

    p a los historiadores de la poca, sin que todava se haya logradoesclarecer totalmente el problema.

    Antes de Lindisfarne rein largo, largusimo tiempo, la paz

    en el Norte lejano y en los mares limtrofes: hecho que puede expli-carse fcilmente por la migracin de los godos, los borgoones, loshrulos y otros pueblos germnicos del Norte. Dejaban atrs am-

    plias fajas de tierra sin cultivar y casi desiertas, zonas que, es undecir, entre los siglos iv y vm permanecieron al margen de la his-toria. Excepto escasas noticias sobre pequeos ataques contra lascostas frisonas o galas, contra las islas Shetland o Irlanda, las cr-

    nicas de este tiempo nada dicen que haga suponer la existencia depueblos marinos del Norte. Luego ese monstruoso estallido, esedespliegue de incalculables energas que dura casi un cuarto demilenio, visto a la distancia de casi mil doscientos aos sigue pro-duciendo el efecto de una poderosa erupcin.

    Para los cronistas eclesisticos de aquel tiempo la explicacinno poda ser ms simple. Vean en los vikingos el azote de Dios;

    en sus asaltos, el castigo que Dios enviaba encolerizado por la vidapecaminosa de los hombres: una explicacin adecuada a los tiem-pos y de ndole espiritual, que slo revela que el mundo cristianose hallaba frente a las campaas de los vikingos como ante unfenmeno de la naturaleza, impotente y lleno de miedo; como anteun temblor de tierra o un maremoto, que la razn humana noacierta a comprender.

    Slo doscientos aos ms tarde, Dudo de SaintQuentin (muertoen 1043) intent explicar de un modo racional el fenmeno de losasaltos de los vikingos, atribuyndolos a un exceso de poblacincausado por la poligamia. Los daneses establecidos en Normanda,afirmaba el postrer diagnstico del piadoso decano, por su inmo-derada sensualidad, no se contentaban, como todo cristiano decente,con tener una sola esposa, sino que casi siempre tenan varias,muchsimas, y, en consecuencia, engendraban ms hijos que los

    que podan alimentar. De igual manera, Adam de Bremen, en sudescripcin sobre Suecia, reconoce que estos pueblos menosprecian

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    EL ASALTO A LINDISFARNE 17

    lo que a nosotros nos admira hasta turbamos la razn: el oro, laplata, los regios corceles, las pieles de marta y de armio, peroque, en cuanto a mujeres, son inmoderados, viciosos como los

    eslavos, los partos y los moros .Sin duda las concubinas, las barraganas y las mancebas noconstituan ninguna rareza en la Europa septentrional, y segura-mente el fruto de este abuso de mujeres era una descendencia enextremo numerosa. Pero la tesis de Dudo no resulta muy convin-cente. La poligamia tena que basarse en supuestos materiales, erauna costosa pasin de ricos y aristcratas. Ahora bien, slo los ml-tiples matrimonios de los prncipes no podan tener un desbordanteefecto de crecimiento de la poblacin, aunque en las grandes fami-lias se produjera de vez en cuando una gran expansin de descen-dientes y, por tanto, de reservas vitales, vidas de abrirse camino.

    El derecho hereditario nrdico agudizaba la situacin. Comolos bienes de la herencia se consideraban sagrados e indivisibles y,por regla general, pasaban al primognito, un crecido nmero dejvenes descontentos y sin fortuna engrosaba el censo de cualquier

    tribu de vikingos.Dudo aade que segn una antiqusima costumbre es usual

    despedir todos los aos a algunos de estos comedores superfluos yexpulsarlos, con la orden expresa de conquistarse en el mundo unanueva patria en la que puedan vivir pacficamente en lo sucesivo .

    Los historiadores admiten con ciertas reservas esta afirmacin,ya que no han podido encontrar, aparte Dudo, ninguna alusin a un

    procedimiento formal de destierro. Aunque no descartan que, porculpa del derecho hereditario de los vikingos, en casi todas las fami-lias haba numerosos hijos cuya msera existencia procuraban ex-

    plotar mediante viajes de piratera. Johannes Brondsted lo resumeas: En conjunto, se ha de reconocer que al principio de la erade los vikingos haba una superpoblacin en los pases nrdicosque constituy como causa fundamental al comienzo de las expe-

    diciones guerreras.

    Necesidad de tierra, y suelos agotados. Brondsted tambin alu-de a las numerosas escaramuzas internas que en la vida de los vikin-gos, como de todos los pueblos germnicos, formaban parte de suvida cotidiana, en extremo pendenciera y ansiosa de comercio.Elegir rey, por ejemplo, ocasionaba siempre uno o ms perdedores,que trataban de desquitarse de otro modo. Porque una excursinde piratera no slo era una oportunidad bien acogida de calmar la

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    18 LOS ORIGENES

    pronta y ardorosa sangre, sino que proporcionaba la esperanza deconvertirse rpidamente en un hombre rico y de este modo influira su favor en las prximas elecciones mediante regalos.

    Pero, siempre segn Brondsted, motivos de esa clase que porsu esencia son de naturaleza casual no se pueden incluir con lascausas esenciales. Asimismo Brondsted niega la hiptesis de que losasaltos de los vikingos se debieran a un empeoramiento muy dura-dero del clima. Los gelogos escandinavos, que en alto grado han

    prestado atencin a las variaciones climticas en el Norte alto , nohan descubierto hasta ahora ninguna seal de grandes cambiosmeteorolgicos alrededor del 800.

    Por el contrario, Herbert Jankuhn defiende la teora de unempeoramiento climtico (que por lo dems no habra empezado enla poca carolingia, sino varios siglos antes). Este cambio de clima

    parece haber provocado que, por lo menos en Noruega, la capa-cidad de aceptacin de la tierra a sostener la forma econmica vi-gente hasta entonces, y tambin la ganadera cada vez ms exten-dida, se hubiese agotado. Si bien es cierto que entonces los norue-

    gos dedicaron todas sus fuerzas a una agricultura ms intensiva ytrataron al mism tiempo de abrir nuevos poblados, pero la natu-raleza de las peladas tierras del Oeste se mostraba en contra detales esfuerzos y obligaron a los habitantes a emigrar.

    Tambin Bertil Almgren ve en la necesidad de tierra nueva, yaque el suelo utilizable... se haba vuelto yermo de un modo deses-

    perante , uno de los motivos que movi a muchos noruegos a esta-

    blecerse como colonizadores o a saquear los poblados costeros delos pases ribereos del mar. Por lo menos, en este sentido se

    podra interpretar la frase de Adam de Bremen: Expulsados dela patria por la pobreza, se lanzan por el mundo y, con sus rapiasde piratas, llevan a casa lo que otros pases producen en tan ricamedida.

    Quiz tambin los daneses y los suecos tuvieran necesidad de

    tierra. Pero esto no se puede demostrar con fuentes escritas ni conlos estudios de los terrenos. Aunque, por las excavaciones realiza-das, se reconoce cierto agotamiento de los suelos, que para muchoscampesinos nrdicos pudo ser el aguijn que los llev a trazarsurcos en las olas del mar en lugar de sobre sus campos. HenriPirenne, el gran historiador belga, comparte la opinin de que, porlo menos, parte de los pueblos vikingos se vieron ante la necesidadde buscar medios de existencia, que el ingrato y yermo suelo dela patria... no les proporcionaba ya en cantidad suficiente, fuerade Escandinavia.

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    EL ASALTO A LINDISFARNE 19

    Los centros de gravedad de la expansion de los vikingos. Todosestos motivos no habran bastado para poner en marcha nn movi-miento de tal envergadura en la historia mundial si no hubiera exis-

    tido la preparacin natural, objetivos lejanos lo bastante atrayentespara arriesgar con gusto la cabeza, un afn de aventura que noconoca leyes ni lmites, y aquella pasin por el mar que ya entre loscontemporneos obraba como una verdadera obsesin: una con-fianza elemental, que no puede explicarse racionalmente, de estosnormandos en el agua, de la que amaban sus inclemencias y des-

    preciaban sus terrores.Los objetivos a los que se dirigan estaban fijados por la natu-

    raleza y la situacin de sus pases respectivos. Todos aquellos viajesde los vikingos se produjeron por rutas marcadas de antemano,hasta abrazar por ltimo a toda Europa como con tentculos de

    pulpo. Desde Dinamarca, los vikingos buscaron primero las costasy estuarios del reino de los francos, el sur de Inglaterra y parte deIrlanda, finalmente Espaa y el Mediterrneo. Los suecos se dedi-caron a las costas blticas y desde all avanzaron por las inacaba-

    bles extensiones de la Rusia actual hasta Bizancio. Al principio losnoruegos se concentraron en Escocia, Irlanda y los pequeos archi-

    pilagos atlnticos, antes de extender su campo de operaciones alhelado y gris Atlntico Norte azotado por las tormentas y poblarIslandia, fundar colonias en Groenlandia y finalmente llegar aLabrador y Terranova.

    Desde luego, se trata de un cuadro algo simplificado. En la rea-

    lidad, y dado el tipo tan sanguinario de su vida cotidiana, se produ-jeron varias desviaciones. Los daneses pusieron tambin en peligrolas costas venda y prusiana; asimismo los suecos convirtieron elMediterrneo en campo de sus incursiones, y los noruegos participa-ron en la invasin de Francia y de Inglaterra. Pero estos detalles

    poco cambian el cuadro general. Los tres centros de gravedad de laexpansin de los vikingos, los territorios costeros del oeste de

    Europa, los bosques y la regin de los ros del este de Europa ylas grandes islas del Atlntico Norte estn exactamente en la direc-cin natural del punto de mira de los tres pases nrdicos. En estecaso los datos geogrficos tambin coinciden esencialmente con elcurso de la historia.

    Los primeros viajes de los vikingos (de los que se tienen noticiasescritas), como la incursin a Lindisfarne, se atribuyen a la solitariainiciativa de prncipes de tribus o jefes de estirpes. Fueron, comolos llama Brondsted, la aventura y la accin particulares de peque-os caudillos : asaltos que, como se deduce de las descripciones

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    20 LOS ORIGENES

    contemporneas, estuvieron organizados de un modo tan perfecto,que bordeaban las fronteras de una autntica guerra naval, pero sinsobrepasarla. Pero ya a principios del siglo ix bajo el rey dans

    Gttrik, los vikingos haban encontrado tanto gusto a sus triunfalescampaas por botn, que se lanzaron a batallas de mayores pro-

    porciones.

    Europa en la poca de los vikingos

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    SEGUNDA PAR TE EL PAN ORA MA HISTRICO

    Ca p t u l o Se g u n d o

    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS

    ...y lbranos, Seor, de la clera de los vikingos

    David con la honda. / Sentimiento del final de los tiempos entreel Rdano y los Pirineos. / ...se multiplicaba el nmero de

    barcos. / El Rin en llamas. / El asedio de Pars y la batalla delDyle. / El duque Rolln consiente en bautizarse. / Las mujeres deFrancia conquistan a los conquistadores.

    David con la honda. El rey Gttrik de Dinamarca ha sido cau-sa de muchos sinsabores para los historiadores franceses. stos lo

    presentan como un tipo arrogante que se atrevi, con toda imperti-nencia, a perturbar el crculo de Carlomagno. Casi todos lo hanacusado de que, poco antes de su muerte, declar que avanzaracon sus hombres hasta Aquisgrn para prender fuego al palacio delemperador.

    Esto suceda en el ao 810, cuando el reino de los francos cons-titua la potencia ms fuerte de Europa y el emperador Carlomagno

    era su gran caudillo.En los primeros aos de su imperio, el rey cristiano haba tenido

    pocas ocasiones para ocuparse de los paganos daneses. Inclusoalgunos seores nrdicos vivan en su corte, en abierta camaraderacon los rudos paladines amigos de la bebida. Y las relaciones diplo-mticas con el pequeo reino de los vikingos, que en el paso delsiglo vin al ix haban encontrado una forma sorprendentemente fir-

    me, eran, como se dice hoy, correctas, aunque de ningn modocordiales. Se sabe, por ejemplo, que en la Dieta imperial de Lipps

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    2 2 EL PANORAMA HISTRICO

    pringe en el ao 782 tom parte una legacin danesa, encabezadapor un tal Halfdan. Otro Halfdan, en el 807, lleg con gran squitoa la corte de Carlomagno y se hizo voluntariamente vasallo suyo.

    Tampoco las acciones de piratera, cada vez ms frecuentes alcorrer de un siglo a otro, contra las costas frisonas y galas entorpe-cieron mucho, segn todas las apariencias, las relaciones francodanesas. Carlomagno reforz la proteccin costera (por aquellasfechas se restaur en Bolonia una vieja torre romana y por lasnoches se iluminaba con un faro), hizo construir barcos e inspec-cion personalmente que se cumplieran sus rdenes. No sabemossi los barcos francos de vigilancia costera, a cuyo servicio estabanobligados incluso los grandes terratenientes, ejercieron ms activi-dad que de ordinario, pero probablemente su existencia bast paraque el inters de los capitanes piratas vikingos se dirigiera mshacia Inglaterra y Escocia que hacia Frisonia o Aquitania.

    Las relaciones entre el reino de los francos y Dinamarca slose empeoraron cuando, en 804, el emperador Carlomagno desaloj

    por la fuerza a los levantiscos albigenses del norte de Sajonia y

    cedi las despobladas tierras que haban ocupado a sus aliados losobotritas eslavos; porque a partir de entonces, francos y daneses,que haban estado separados por la Sajonia de ms ac del Elbay vivido a respetuosa distancia, se convirtieron inmediatamente envecinos y se empezaron a observar con mutua desconfianza. Carlo-magno, que ya haba guerreado con los rabes en el Mediterrneo,

    pudo comprobar aqu por segunda vez que un conquistador nunca

    llega a la meta, porque cada nueva frontera engendra futuras hos-tilidades.Y as fue. Parece que el rey Gttrik temi ahora caer vctima

    del ansia de poder nunca aplacada de los carolingios. Sin dudaestaba firmemente convencido de que el ataque es la mejor defensa,y en 808, despus de haber respondido cuatro aos antes a laconstruccin del campamento carolingio de Hollenstedt, junto a

    Harburg, con una impresionante demostracin naval, penetr enel pas de los obotritas y se apoder de la plaza comercial eslava deRerik, a cuyos comerciantes traslad sin contemplaciones aSchleswig. Al mismo tiempo empez a levantar la fortificacin da-nesa, esa gigantesca muralla (todava hoy visible) con que sealde modo inequvoco la frontera sur de su pequeo reino.

    Despus de estas demostraciones de fuerza, un ao ms tardese dej convencer para entablar negociaciones en algn punto situa-do cerca del Str inferior. Poco se conoce sobre el cariz de esasconversaciones. Pero con posterioridad a esta reunin, Carlomagno

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    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS 23

    debi de comprender la intransigencia y peligrosidad de aquel ad-versario. El caso es que en 810, en el Esesfeld junto a Itzehoe,mont el primer punto de apoyo franco al otro lado del Elba,

    punto que, en el mismo ao, deba servirle como cabeza de puenteofensiva para una campaa contra Dinamarca.

    Pero Gttrik se le adelant; se present en Frisonia con dos-cientos barcos, con lo cual se asegur una fuerte posicin estrat-gica. Sus combatientes se establecieron con firmeza en el pas, reco-gieron cien libras de plata como contribucin de guerra y prepa-raron a conciencia una marcha sobre Aquisgrn, plan que dej

    estupefacto al bigrafo palaciego carolingio Einhard.Pero antes de iniciarse la marcha, Gttrik fue asesinado y elpeligro qued en suspenso. Su hermano Hemming concert un aoms tarde la paz con el emperador, quien cabe suponer se alegrde haber salido tan bien librado y a tan poca costa.

    Los historiadores han deducido dos consecuencias de este pri-mer enfrentamiento de los daneses con los francos. La primera:

    este Gttrik no fue el engredo fanfarrn que pintan los cronistasde la poca, sino un soberano inteligente, enrgico, hbil y calcula-dor, un David con la honda que hizo frente con bravura al Goliatcarolingio. Y la segunda: este Goliat era vulnerable porque las in-terminables costas del gigantesco imperio de los francos quedabanexpuestas, sin defensa posible, a cualquier ataque procedente delmar.

    Sentimiento del final de los tiempos entre el Rdano y los Pirineos. Por fin hubo algunos aos de paz, bien atemperada incluso,que sirvi para que el viejo y cansado emperador disfrutase deun tranquilo ocaso despus de su movida existencia, ya que tras lamuerte de Gttrik, Dinamarca qued neutralizada a causa de lasdisputas que por el trono peridicamente estallaban. Estos disturbios

    internos resurgieron en 814, ao de la muerte de Carlomagno, conel regreso de los hijos de Gttrik desde Suecia y la derrota de losreyes Heriold y Regimberto, apoyados por los francos. Fue unespectacular punto culminante, que luego degener en una cansadaguerra de guerrillas en la que aparecieron en escena los partidarioscarolingios del pas de los obotritas. Segn parece, esta tctica notuvo mucho xito.

    En el ao 826, el rey Heriold compareci en la Dieta imperialde Ingelheim en demanda de apoyo, y recab de Ludovico Po unaayuda ms eficaz, ayuda que ste no le neg. Heriold correspondi

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    24 EL PANORAMA HISTRICO

    a la promesa de ms ayuda convirtindose al cristianismo. En laiglesia de San Albano, en Mainz, entr vestido de blanco parabautizarse en compaa de su esposa, hijo, sobrinos y gran squito;un acontecimiento totalmente espiritual pero que, debido a la per-

    sonalidad del converso, adquiri tambin importancia poltica.Heriold, el rey sin tierra y sin corona, consigui el condado deRstringen, entre el Jade y la desembocadura del Weser, comofeudo imperial y represent el papel de protector de la cristianiza-cin del Norte: el famoso Ansgar de Corvey inici entonces su

    primer viaje misionero.Con independencia de esta tentativa de crear una especie de

    reino cristianodans en el exilio, quizs incluso molestos por estaintromisin en los problemas internos de los daneses, los vikingosaumentaron poderosamente sus incursiones y tropelas en nmeroy en eficacia. Las metas principales eran los territorios situados enlas desembocaduras del Sena y del Loira, y ante todo las islas deR y Noirmoutier (donde adems de un monasterio bien provisto,ricos yacimientos de sal atraan su ansia de rapia).

    Se ha de considerar como tpica de esta poca una empresacuyas fases ms importantes nos ha legado la tradicin. En elao 820 zarp una flotilla pirata compuesta por trece barcos dra-gones de las islas danesas. En Flandes, los piratas de rojas barbasefectuaron un primer golpe de mano, sin xito, por la rpida inter-vencin de los vigilantes costeros; slo consiguieron matar algunasterneras en el pastizal y con lo que mejoraron algo sus provisionesde carne.

    En el siguiente asalto pretendan asentarse en la desembocaduradel Sena, pero sus habitantes la defendieron tan desesperadamente,que los saqueadores paganos esta expresin llena de menospre-cio aparece una y otra vez en las crnicas de los conventos tuvie-ron que retirarse por segunda vez, dejando cinco muertos y sinninguna ganancia visible. Regresaron a Bretaa y, a pesar de sus

    pasados errores, desembarcaron sin grandes prdidas en el actual

    Bouin, y con gran xito, puesto que las bodegas de sus barcosrebosaban botn cuando se hicieron de nuevo a la mar, rumbo aDinamarca, o quin sabe si a Irlanda, donde ya las primeras colo-nias de los vikingos haban echado races'.

    A medida que el poder central franco se descompona, bajo elpiadoso y desdichado Luis, tanto ms peligrosas se hacan estasacciones. Cuando en 833 el emperador capitul en el Campo de

    la Mentira, prximo a Colmar, ante sus hijos, y una guerra civilconmova en sus cimientos el imperio hasta entonces tan pode-

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    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS 25

    roso, empez un decenio en que los corsarios vikingos se mostraroncomo enemigos incansables. Por este tiempo quien ms sufri fueDorestad, la actual Duurstede, en las cercanas de Utrecht, asen-

    tada en una lengua de tierra en un recodo del Rin, plaza comercialde importancia continental, centro aduanero y de cambio, del quese poda sacar lo que ms importaba a los vidos vikingos: dinero,armas, vino, paos, especias, en una palabra, mercancas de lujo yde consumo de cualquier procedencia.

    Las crnicas de estos aos registran una sucesin ininterrum-pida de asaltos, incendios y crueles acciones de piratera:

    834 Los daneses devastan grandes extensiones en Frisonia;luego avanzaron por Utretch hacia la plaza comercialde Dorestad, donde lo devastaron todo, mataron a par-te de los habitantes, a otros se los llevaron prisioneros ydestruyeron con el fuego una parte de la ciudad .

    835 Los normandos asolaron de nuevo Dorestad y destruye-

    ron el monasterio de Noirmoutier, que ya se dio por defi,nitivamente perdido.836 Otra vez incendiaron Amberes, asimismo Witla, ciudad

    portuaria en. la desembocadura del Mosa, penetraron enDorestad y obligaron a los frisones a pagar duros tributos.

    837 El 17 de junio sorprendieron a la vigilancia costera deWalcheren, mataron a muchos y saquearon a much-simos ms de los habitantes, asesinaron al dans cristia-nizado Hemming, raptaron a muchas mujeres y avanza-ron hacia Dorestad, donde volvieron a imponer tributos.

    838 El dbil emperador orden un nuevo reforzamiento de ladefensa costera. Pero result ms eficaz una poderosatormenta que destruy una flota pirata danesa con todala tripulacin.

    839 Ahora fue Walcheren el objetivo de una flota pirata da-

    nesa. Adam de Bremen describi como ocurrido tambinen este ao un asalto (dudoso) sobre Colonia. Por lo de-ms, los cronistas registran agitaciones en las fronteras delEider.

    840 Los Anales de Fulda llaman al emporio comercial franco. de Dorestad feudo de los vikingos. (Desde este momento

    Frisonia deja de tentar a los guerreros daneses. Posible-

    mente hasta finales del siglo se encuentra en posesin delos vikingos.)

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    26 EL PANORAMA HISTRICO

    El sentimiento de indefensin y las noticias espeluznantes quese propalaban sobre las fechoras de los normandos crearon unopresivo clima de hundimiento y fin del mundo, que poco a poco

    se fue extendiendo por todo el pas. Ya en 834 el cronista de losAnales de Xanten escribi las sombras frases de que el imperio delos francos estaba muy debilitado en s mismo y que la miseriade los hombres crece con los das. Los signos de una perdicin irre-

    parable se multiplicaban. Angustiados, los cronistas describan apa-riciones de fuego en forma de dragones, monstruosas tormentas conhuracanes y llamas sobre el mar, cometas, deslizantes corrientes de

    luz y estrellas que rezumaban llamas, sin que pudiera caber dudade que se acercaba el da del juicio y que los paganos del Norte,sedientos de sangre, eran instrumentos de la clera divina.

    En el ao 839, el obispo Prudencio de Troyes, autor de losAnales de San Bertino, protocolizaba la visin de un presbteroingls, de la que tambin se inform al piadoso emperador Luis.La anotacin finaliza con estas terribles palabras: Si ahora loscristianos no hacen pronto penitencia por sus mltiples vicios ymalas acciones..., rpidamente caer sobre ellos un grande e insu-frible peligro; durante tres das y tres noches se posar una espesaniebla sobre sus pases, y los paganos llegarn contra ellos con unnmero colosal de barcos, y la mayor parte del pueblo y de los

    pases cristianos, con todo lo que poseen, sern pasados a hierro yfuego.

    Los rudos guerreros del Norte ignoraban tales angustias, dudas

    y remordimientos de conciencia. Para ellos, las incursiones y losasaltos no slo eran una forma legtima de ganarse el pan, sinoadems la forma ms pura de vida. Era natural que no tuviesenreparos en explotar las debilidades de sus adversarios.

    .. .se multiplicaba el nmero de barcos. En el ao 840 muri

    Ludovico Po en una isla del Rin, cerca de su amado palacio deIngelheim. Tres aos ms tarde, en Verdn, sus hijos se repartieronel imperio, reparto que tambin afect a los vikingos: en lo suce-sivo, las costas entre el Eider y el Weser quedaban sometidas al reyLuis el Germnico; entre el Weser y el Escalda mandaba el empe-rador Lotario; entre el Escalda y los Pirineos rega Carlos el Calvo.

    Resulta ms fcil entenderse con tres seores que con uno, so-

    bre todo si stos estn constantemente peleando entre s, de formaque ya no slo cabe tenerlos como adversarios, sino incluso comoaliados.

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    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS 27

    Y as ocurri. Los tres soberanos se ocupaban ao tras ao enhacerse la guerra y en sacrificar la flor y nata de los caballeros delreino a sus intereses particulares. En la batalla de Fontenoy (que

    en 841 decidi la particin en tres reinos) fueron las fuerzas com-batientes francas tan diezmadas, que ni siquiera quedaron en posi-cin de poder defender las fronteras existentes, cuanto menos deampliarlas, segn las sombras palabras del monje Regino de Prm.Y veinte aos ms tarde, el monje Ermentarius se quejaba de quela discordia entre los hermanos proporciona nuevas fuerzas alenemigo exterior: en un aprieto quedan los vigilantes junto a lascostas del ocano, cesan las guerras con el exterior, pululan lasguerras internas, aumentaba el nmero de barcos, de modo ilimi-tado crecan las muchedumbres de los normandos.

    A este desbarajuste se sumaba el que los tres soberanos tenanque hacer frente en sus respectivos pases a adversarios tan tercoscomo activos: los nobles, que en su tradicional lucha contra lacorona aprovechaban ahora las oportunidades que se les presen-taban. Tambin ellos, los pequeos pero influyentes seores de

    provincias, estaban bien dispuestos a entenderse con los invasoresvikingos. Y los reyes nrdicos y caudillos del mar aprovecharonvidamente esta oportunidad, sobre todo en Bretaa y en Aquitania.

    En 841, un ao despus de la muerte de Ludovico Po, losdaneses, que sin oposicin haban llegado a la desembocadura delSena, incendiaron Run. El mismo ao, el emperador Lotariocedi todo Walcheren al rey Heriold y a su hermano Rorik, a fin

    de asegurarse la alianza de estos dos prncipes daneses contra sushermanos Luis y Carlos. Un ao ms tarde, guerrilleros vikingosdevastaron Quentovic, a la sazn tercera gran plaza comercial enlas costas francas despus de Dorestad y Run. En junio de 843,una flota de 67 gallardetes se apoder sin dificultad alguna de

    Nantes y sus guerreros arremetieron contra la poblacin, que pre-cisamente celebraba la fiesta de San Juan, fiesta que convirtieron en

    una espantosa matanza. Como probablemente aqu ocurri, tambinen el verano de 844, la nobleza de los francos colabor en variascampaas de saqueo a las orillas del Garona. El ao 845, las antor-chas de los incendiarios iluminaban Hamburgo y Pars.

    Se dice que fueron seiscientos los barcos de los vikingos queatacaron Hamburgo, nmero que representa una considerable fuer-za naval aunque se borre un cero. Pronto la ciudad se vio envueltaen llamas, incluida la central misional confiada al obispo Ansgarante las murallas del castilloiglesia. Sus habitantes huyeron entodas direcciones, y los que se quedaron fueron secuestrados o ase

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    28 EL PANORAM A HISTRICO

    sinados, proceder que se registra con tanta frecuencia en las des-cripciones de los cronistas religiosos, que resulta aventurado dudarde su veracidad.

    A principios de marzo atracaron 120 barcos dragones en ladesembocadura del Sena. Al mando del rey del mar Ragnar, que,como Ragnar Lodbrok, forma parte de la constelacin de hroes delas sagas nrdicas, primero conquistaron Run, luego Carolivenna(veinte kilmetros antes de SaintDenis) y finalmente Pars, pobla-ciones que arrasaron segn la costumbre nrdica. Y, tan desmorali-zadas estaban ya las fuerzas combatientes francas, que a pesar de lasuperioridad en nmero y armamento, ni siquiera se atrevieron aenfrentarse con los temerarios hombres del Norte. Despus deespaciadas negociaciones, Carlos el Calvo pag la suma de sietemil libras de plata para que evacuaran su profanada capital. Esteinmenso tesoro fue el motivo de la triunfal recepcin que el reyHorik de Dinamarca tribut a Ragnar a su regreso.

    Sin embargo, una parte considerable de este tesoro volvi alreino de los francos. El rey Horik de Dinamarca carg esa parte

    en varios carruajes y en el otoo de 845 se dirigi a Paderborn, don-de entreg el dinero a Luis el Germnico como indemnizacin porhaber asolado Hamburgo. A buen seguro Horik se dio cuenta del

    peligro que supona un ataque por parte de este rey y prefiri con-tenerlo a tiempo. La Francia del Este, militarmente la ms fuertede los tres reinos, tena fronteras con Dinamarca, por lo cual, msque una indemnizacin fue un acto de prudencia. En realidad, a

    partir de 845, entre el Elba y el Eider florecieron ochenta aosde paz.Por el contrario, las costas y desembocaduras de ros de la

    Francia del Oeste siguieron expuestas el ataque de los vikingos.Bretaa y Aquitania estuvieron desde mediados de siglo bajo con-trol dans. La poca de las incontroladas flotillas de piratas quesurgan inesperadamente, y que sus remeros se transformaban en

    furiosos combatientes que se hacan a la vela despus de sus accio-nes depredadoras, haca ya mucho tiempo que perteneca al pasado.Por ejemplo, en 847, Burdeos fue cercada por un ejrcito nrdicoque le puso sitio en toda regla y la conquist en 848. TambinSaintes, Prigueux y Limoges fueron varias veces incendiadas ysaqueadas durante estos aos, incluso Tours, la Roma gala, queno slo vio convertida en cenizas la baslica, sino tambin arderel monasterio de San Martn.

    Los guerreros daneses, con el apoyo de los noruegos, se esta-blecieron firmemente durante mucho tiempo en las costas. Sobre

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    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS 29

    todo la isla de Noirmoutier, ante la desembocadura del Loira, ser-va a los invasores de cuartel permanente, de donde partan parasus sangrientas incursiones de rapia. Tambin numerosas islas

    fluviales se encontraban casi siempre en manos de los guerrerosnrdicos: puntos de apoyo defendidos con empalizadas y provistosde almacenes, firmes cuarteles de invierno que como gigantescosbarcos fondeados estaban ceidos por furiosas aguas que les servande proteccin.

    Cada vez se extenda ms el caos, la inseguridad y la desespe-racin en aquel pobre pas asustado y destruido. Nada caracteriza

    mejor esta evolucin que el hecho, una y otra vez anotado por loscronistas religiosos, de que hoy aqu, maana all, casi siempre apa-recan las reliquias de los santos tiradas en los caminos, en la huidaante los paganos. Tambin la poblacin se vea arrastrada en el tor-

    bellino de los fugitivos y, como pasa siempre que la guerra reduce alos hombres a la ms desvalida miseria y al ms profundo miedo,se hunda todo el andamiaje moral y social.

    En el ao 853, la Asamblea imperial de Servais se vio obligadaa conceder a los mseros fugitivos el derecho a establecerse a sugusto en el pas; del mismo modo prohibi a los grandes terrate-nientes, y les amenaz con severos castigos, de hacer siervos a losfugitivos. Los saqueos aumentaron. Salteadores y ladrones conver-tan en inseguros los caminos, asaltaban caseros solitarios y llega-

    ban a matar el ganado en los pastos.Muchos campesinos, desesperados ya, se agruparon como si

    fueran combatientes y trataron de defenderse por sus propios me-dios contra las bandas de los vikingos; incluso algunas veces consi-guieron relativos xitos. Pero pronto tropezaron con un adversarioen el propio pas. La nobleza franca empez a temer y recelar deaquellas agrupaciones de campesinos, y lo aprovech como unmotivo ms, supuestamente justificado, para ponerse al lado de losinvasores extranjeros. Pactando con los vikingos, no slo luchaba

    contra el rey, sino tambin contra los pequeos colonos a fin deconservar sus privilegios, y as logr que provincias enteras se

    precipitaran en el desorden, la rapia y la brutalidad.Por ninguna parte se vislumbraba la esperanza. Ningn respiro,

    ningn descanso en la tormenta. Transcurrieron an otros cincuentaaos de incertidumbres hasta llegar al momento culminante del po-dero de los vikingos.

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    30 EL PANORAMA HISTRICO

    El Rin en llamas. En especial, fueron tres los acontecimientosque determinaron la evolucin de los prximos decenios: la guerrade los siete aos que empez alrededor de 870 y cuyo principal tea-tro de observaciones era la isla de Jeufosse, en el Sena; las cam-

    paas del gran ejrcito entre 879 y 892, y la invasin de los vikin-gos que se inici alrededor del 900 en la Francia del Norte, paraacabar en 912 con la constitucin del ducado de Normanda.

    La lucha por Jeufosse y el territorio de la desembocadura delSena no muestra, a primera vista, ninguna caracterstica especial.Repetidas veces los francos apostaron fuertes unidades a amboslados del ro, pero todo fue en vano por carecer de embarcaciones.

    Adems, Carlos el Calvo tuvo que desplazar parte de sus fuerzasarmadas al este del pas, amenazado por su hermano, Luis elGermnico.

    Pero, si se examina con detenimiento, se comprueba que enJeufosse se emple por primera vez, y en gran proporcin, unmedio eficaz contra los invasores nrdicos. Carlos el Calvo entren negociaciones con un caudillo vikingo llamado Weland que, a

    cambio de suministrarle vveres y cinco mil libras de plata, se com-prometi a desalojar a sus paisanos de las islas del Sena. El trato nose cumpli a la perfeccin, ya que Weland tambin se vendi alotro bando y, ahora, son otras seis mil libras de plata, por lo cualinterrumpi el asedio iniciado con tanto xito. Pero los francosdedujeron del caso Weland la posibilidad de combatir a las bandasde los vikingos con la ayuda de otras bandas de los mismos vi-

    kingos.Efectivamente, en aos venideros, se encuentran una y otra veznoticias de acontecimientos que muestran cmo los asnos cargadosde oro de Filipo de Macedonia tambin socavaban la moral de losfuribundos guerreros del norte europeo; cada vez con ms fre-cuencia, se muestran dispuestos a reconocer que son capaces decambiar su valor y su desprecio a la muerte por monedas en buenosmetales y prestarse a actuar como mercenarios contra sus propioshermanos de tribu de Dinamarca y Noruega.

    Sin embargo, la actividad del gran ejrcito impidi que Carlosel Calvo pudiera seguir utilizando mtodos desleales, pero efectivos.Ese ejrcito proceda de Inglaterra, donde las tropas invasoras delos vikingos haban encontrado en el rey Alfredo el Grande unadversario tan fuerte como hbil, lo que les decidi a probar denuevo suerte en el continente. Desembarcaron en el estuario del

    Escalda el 12 de abril de 879, y, pocos das despus, oscuras nubesde humo sobre Gante mostraban sin lugar a dudas que aquellas

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    tropas haban empezado a desquitarse con xito y sin grandes da-os de sus flacas campaas en las islas. Desde el territorio de ladesembocadura del Escalda emprendieron una serie de golpes de

    maino para conseguir botn y aprovisionamiento que se extendieron,por Flandes y Frisonia hasta Lorena, e incluso llegaron hastaProvenza.

    Una y otra vez fracasaba el sistema defensivo de los francos.Al antiguo imperio, ahora partido en tres, no slo le faltaba el

    poder central, que habra sido capaz de movilizar sus reservas, sinotambin un mando militar resuelto. En esta situacin no signific

    cambio alguno el hecho de que en 870 Lorena, el imperio del cen-tro, desapareciera del mapa en virtud del tratado de Meersen, nique Carlos el Gordo, a la muerte de Luis el Germnico y de laextincin de los carolingios de Occidente, unificara de nuevo elimperio franco.

    Cuando, en enero de 882, Luis el Germnico muri en su pala-cio de Francfort, los vikingos ya haban convertido en escombrosy cenizas Maastricht y Lttich, Jlich y Neuss, Colonia y Bonn,viejas ciudades que los romanos haban protegido con slo dosmurallas. Lo haban destruido todo: iglesias y monasterios, merca-dos y barrios de comerciantes. En Aquisgrn, unidades del granejrcito incendiaron el palacio imperial y convirtieron la capilladel palacio en cuadra. Tambin asolaron las ricas abadas de Inden,Stablo (cuyos monjes haban salvado las reliquias de Aquisgrn),Malmedy y Prm.

    Pocas semanas despus de la muerte de Luis, avanzadillas desaqueadores nrdicos llegaron a Coblenza. El 5 de abril, JuevesSanto, llegaron a Trveris, y el siguiente lunes de Resurreccin esta-

    ban envueltos en llamas los viejos edificios romanos. Con estatropela se aplac durante algn tiempo el ansia de destruccin y de

    botn de aquel ejrcito. Regresaron a sus barcos, que tenan fon-deados en Elsloo, y descargaron el enorme botn ganado a tan poco

    precio. Envalentonados, exigieron por la fuerza al obispo de Reimsfuertes contribuciones.

    Al mismo tiempo se concentraba en Andernach un ejrcito defrancos, germanos, bvaros, turingios, sajones, frisones y longo

    bardos, que al mando del gordo emperador Carlos se dirigi aElsloo, donde puso cerco a las huestes normandas en aquella loca-lidad. El colosal ejrcito de los francos, que segn descripciones

    de los cronistas monsticos, arda en deseos de entrar en batalla,no consigui, sin embargo, expulsar a los odiados vikingos debidoa las indecisiones de su temeroso soberano en la tarea. En lugar de

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    32 EL PANORAMA HISTRICO

    asaltarlos, el piadoso emperador, que de todo corazn detestaba laguerra, ofreci a los cercados la libertad a cambio de 2.080 (segnotra versin incluso 2.412) libras de oro y plata y prometi al rey

    de aquellos paganos, Godofredo, cederle en feudo Frisonia si seconverta al cristianismo.Godofredo no vacil mucho en aceptar tan principesca oferta.

    Se dej bautizar, le colmaron de objetos preciosos y se establecicon sus tropas en el delta del Rin, del que ahora, con todo derecho,se poda considerar soberano. Desde all prosigui su guerra contrael imperio de los francos. De modo anlogo, su hermano Sigfrido,que, despus de haber jurado que nunca ms volvera a pisar elreino de los francos, se haba retirado desde Elsloo al Escalda infe-rior, donde haba vuelto a atrincherarse, se lanz a la lucha.

    El asedio de Pars y la batalla del Dyle. Tres aos ms tarde,el 24 de noviembre de 885, apareci Sigfrido ante Pars, con sete-cientos barcos, que cubran la anchura de tres kilmetros y mediodel Sena, y con cuarenta mil hombres, el mayor ejrcito vikingoque jams habra en suelo franco. Confiando en el terror que habrade infundir la visin de sus guerrero? ansiosos de lucha, crea obte-ner fcilmente la victoria. Pero los parisienses, acaudillados por elobispo Geuzlin y el conde Odn, no se dejaron amilanar, y resis-tieron el asedio, con el resultado de que un ao ms tarde todoslos ataques del gran ejrcito haban fracasado.

    En julio de 886, en la Dieta imperial de Metz, los grandes delimperio exigieron a su obeso emperador ayuda para Pars. Carlosse someti a tan penosa exigencia y, de mala gana, y sin continui-dad alguna, condujo un ejrcito liberador hacia la sitiada ciudad.A los pies d Montmartre, en las murallas de Pars y con el forti-ficado campamento de Sigfrido ante los ojos, tom posiciones, perotampoco esta vez se lanz a la batalla: dilacin que decepcion

    mucho a los orgullosos cronistas francos.En lugar de atacar, tambin esta vez se decidi por un con-venio bastante dudoso. Vendi, como se narra en un viejo librode historia, la fama de la ciudad valerosamente defendida, com-

    prando la retirada de los sitiadores por un vergonzoso rescate;peor an: accedi a que el gran ejrcito estableciera sus cuartelesde invierno junto al Rdano; lo cual significaba estar de acuerdo en

    que los invasores normandos trasladaran el campo de sus tropelasa la hermosa Borgoa. Acuerdo deplorable que slo consiguidespertar abundantes rencores, porque las relaciones del informal

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    soberano con los seores de Borgoa se hicieron ms que fras.Cabe imaginarse el respiro que supuso para un imperio tan pro-

    fundamente humillado cuando, cinco aos ms tarde, despus de lamuerte sin gloria de Carlos (887), un rey franco hizo por fin hablarlas armas y no el dinero, y esta vez con xito arrollador. En Lovainadel Dyle (en el actual Brabante), en 891, arremeti Amulfo deCarintia, deseoso de dar una leccin a los forajidos, contra unfuerte contingente vikingo, lo derrot sin contemplaciones y lo per-sigui hasta el ro. All se hundieron los derrotados, como se cuentaen la descripcin en forma de himno cantado por los piadosos cro-

    nistas fuldenses, a centenares y millares en las profundidades,tanto que, lleno de muertos, el lecho del ro pareca haberse que-dado seco.

    Pero hasta el ao siguiente el gran ejrcito no regres a. Ingla-terra, ms vencido por las epidemias y la gran sequa del veranode 892 que por la fuerza de las armas francas. Sin embargo, la vic-toria de Lovaina del Dyle (despus de haberse defendido Pars tan

    valerosamente) tuvo un inesperado efecto psicolgico. Haba cadoel nimbo de la invencibilidad de los vikingos. Ahora los ceudosguerreros del norte europeo aparecan vulnerables.

    Tambin la diaria guerra de guerrillas haba proporcionadomuchos medios para defenderse de sus ataques. Ya Carlos el Calvohaba asegurado los ros en peligro con puentes fortificados, cadenasy otros obstculos. Donde se hallaban apostadas agrupaciones fran-

    cas de jinetes, haban luchado con xito contra las rpidas avan-zadillas de tropas nrdicas. La poblacin de las grandes ciudadesse mostraba resuelta a vender lo ms cara posible su vida, amparadatras las murallas restauradas o erigidas a toda prisa. Los terrate-nientes rodeaban sus propiedades con anchos fosos llenos de agua,y con altas empalizadas, y se defendan lo mejor que podan. En losterritorios del Rin, del Escalda, el Maas, el Sena y el Loira se

    encuentran an hoy da, a centenares y a millares, restos de estasMotten como se llamaban a estas colinas de agua y de tierra.En una palabra, ya a fines del siglo ix, las cosas no se les pre-

    sentaban tan halageas a los vikingos; la resistencia se habaendurecido, el riesgo era mucho mayor. Adems, como siempre,se enfrentaban con un estado desorganizado, cuyas costas sin pro-teccin alguna seguan expuestas a toda clase de ataques. En conse-cuencia, mbos bandos se vieron finalmente obligados a firmar uncompromiso que en 911 llev a la fundacin del ducado de Nor-manda.

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    34 EL PANORAMA HISTRICO

    El duque Rolln consiente en bautizarse. No todas las partidasdel gran ejrcito haban regresado en 892 a Inglaterra. En elvalle inferior del Sena se mantenan numerosos enclaves en que los

    invasores se haban fijado como parsitos. Vivan all de una formapeculiar, mitad como bandidos, mitad como colonizadores. Extor-sionaban a los campesinos de los alrededores prximos y lejanos,cobraban tributos y les obligaban a que les entregaran suministrosde carne y cereales. Al mismo tiempo, con ayuda del botn quedepredaban a los francos, empezaban a impulsar su agricultura ysu ganadera propias.

    Centro del territorio, en donde desde haca mucho tiempo se lesrespetaba como a seores indiscutibles, era Run, que a pesar deestar gravemente destruida, continuaba en actividad comercial y

    portuaria en el curso inferior del Sena. Y all, en Run, se esta-bleci, probablemente al correr del siglo ix al X, un duque vikingollamado Rolln (tambin se le denomina Hrolf o Rolf), prncipe detribu de procedencia danesa que desde Inglaterra lleg hasta laFranconia del Oeste, que convirti en su territorio de guerra e in-

    cursiones de pillaje. Pero cuando en el verano de 911, en un ataquecontra Chartres, sufri una grave derrota, parece que reflexion tan

    La zona de las grandes invasiones de la segunda guerra mundial se hallaba,

    alrededor del ao 900, firmemente en manos vikingas. Las partes rayadasindican aquellos territorios en que an hoy predominan las poblaciones denombre nrdico.

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    en serio sobre su situacin como los consejeros de la coronafranca. Y as, accedi a continuar las negociaciones que, por elbando contrario, dirigan sobre todo altos dignatarios de la Iglesia.

    Fue una decisin prudente. Las fuerzas en lucha opinaWalther Vogel se encontraban, en cierto modo, equilibradas.Los normandos tropezaban con una enrgica resistencia cuandosalan de su propio terreno, que los francos tampoco conseguanarrebatarles. Una tpica situacin de tablas. Aunque en apariencialos frentes seguan estando en movimiento, se haban estabilizado.Los hroes haban terminado por aburrirse. No haba ya ningn

    objetivo concreto de guerra.A finales del otoo del ao 911, el rey Carlos el Simple, rodea-do por un enjambre de clrigos, hbiles diplomticos, se reuni enSaint Clair dEpte con los caudillos normandos encabezados porRolln. Como slo se trataba de legalizar el status quo existente,

    pronto llegaron a un acuerdo. El duque Rolln reciba todo el terri-torio entre el Eure y el Epte, adems de Bessin y Cotentin, comofeudo real y por aadidura la mano de la princesa Gisela, hijanatural del rey de los francos de Occidente. Por su parte, recono-ca como seor feudal a Carlos el Simple y se obligaba a abjurarde la creencia de sus padres y a convertirse al cristianismo.

    Un ao ms tarde, solemnemente vestido, se present para serbautizado; un hombre alto, vigoroso, de anchos hombros, guapocomo el dios de la guerra, que se decida a profesar la fe de susantiguos adversarios, decisin que los cronistas cristianos contem-

    porneos, visiblemente aliviados, acogieron con aplauso.El bautismo de Rolln marca, si se exceptan algunas pequeas

    acciones de piratera, el final de los ataques de los vikingos contrala Europa de. Occidente. Fue un final reconciliador para un siglo,durante el cual los ejrcitos procedentes del norte europeo, asoladores, hambrientos de tierras y de botn, haban sacudido hasta ensus cimientos al poderoso imperio carolingio. Final y nuevo comien-

    zo al mismo tiempo, porque de esta colonia de los vikingos en lascostas del canal de la Mancha haban de salir, cien aos ms tarde,los impulsos que desencadenaron de nuevo un terremoto conti-nental.

    Las mujeres de Francia conquistan a los conquistadores. Parala Francia de Occidente o, simplemente, para Francia, la fundacin

    del ducado de Normanda pronto result provechosa. Rolln asentpacficamente a sus guerreros, llam a otros inmigrantes y defendisu pequeo principado con tanta energa como xito contra los

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    ataques de sus primos vikingos, todo ello manteniendo fidelidad alrey. ste le respetaba y se tena por lo ms natural que nadie obs-taculizara al duque en el gobierno de asuntos internos de Nor-

    manda.Lo mismo ocurri con los sucesores de Rolln. Sigui el apoyo.Adems de daneses y pequeos grupos noruegos, en el transcursodel siglo X tambin se instalaron en Normanda inmigrantes proce-dentes de los territorios vikingos de Inglaterra. En este tiempo,

    Normanda haba ido creciendo constantemente hacia el Oeste a lolargo del curso inferior del Sena. Nombres de lugares como Osmun

    diville, Regnetot, Torbrville y Ulveville recuerdan hoy inconfundi-blemente a inmigrantes llamados Asmund, Ragnar, Torbjm o Ulf.Tambin en localidades con las slabas finales gard, land, tofteo torp sigue perdurando la colonizacin nrdica.

    La colonizacin cambi toda la estructura de la regin y la per-sonalidad de los habitantes. Un fuerte contingente de campesinoslibres se extendi por Normanda, regin de frtiles tierras de cul-tivo y de pastos hasta entonces que haban pertenecido a unos pocosterratenientes. Cuando a finales del siglo la nueva generacin de lasclases altas intent reinstaurar el viejo sistema feudal, los campe-sinos se rebelaron porque no queran renunciar a. sus libertadesconsagradas por la tradicin.

    En general, parece que los inmigrantes no disimularon pormucho tiempo sus costumbres ni sus concepciones morales. Sus usossobre el matrimonio siguieron siendo de amplios lmites y clara-

    mente paganos. Cuando en las fuentes contemporneas se hablaveladamente de un matrimonio more dnico (a la manera danesa),se quiere significar, ni ms ni menos, que poligamia. Porquemuchos colonos, adems de fincas y fortunas, tenan varias mujeres,hijas del pas, ya que los inmigrantes eran casi exclusivamente delsexo masculino.

    Segn Almgren, la revisin de los escritos que hablan de Nor-

    manda entre 911 y 1066 demuestra estadsticamente que decada trescientos hombres slo seis mujeres llevaban apellidos escan-dinavos. Un resultado revelador que explica y no en ltima instan-cia la asimilacin lingstica de los normandos. El romnico delas mujeres era, como es natural, el lenguaje de uso corriente: len-guaje de la familia, del ama de casa, de las obligaciones corrientes.El lxico germnico se limitaba al hablar profesional de los hom-

    bres. Los pescadores de la pennsula de Cotentin utilizan hoy toda-va numerosas palabras que son de inconfundible ascendencianrdica.

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    LA GUERRA DE LOS CIEN AOS CON LOS FRANCOS 37

    A pesar de que los colonizadores sucumbieron rpidamente a lafuerza espiritual de asimilacin de su nueva patria, Normandaconserv durante siglos su peculiar situacin; continu siendo uncuerpo extrao. La ruidosa y nunca agotada vitalidad de sus habi-tantes, en los que perduraba con vigor la aficin al mar, la alegra

    para con las armas y el ansia de peligros junto con el desprecio a lamuerte que haban caracterizado a sus padres, suscitaban asombro,temores y crticas. Hasta bien avanzada la Edad Media, las crnicasde los monjes rezuman algo del ansia y del terror que los brbarosdel Norte haban despertado en pasados tiempos.

    Por lo dems, si se prescinde de pequeas guerras circunstan-ciales que les sirvieron para redondear sus territorios, permanecie-ron tranquilos casi ciento cincuenta aos. Pero de pronto, inquie-tudes que de nuevo estallaron y de un modo repentino losempujaron a orillas extranjeras. Conquistaron Inglaterra y crearonen Sicilia aquel reino de mercenarios y entrechocar de armas quedespus haba de ser durante medio siglo el corazn del imperio de

    los Staufen.

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    C a p t u l o T e r c e r o

    EL ZARPAZO A EUROPA

    Los vikingos desde el Atlntico al Volga

    A l norte del Tmesis, Dinamarca. / E l noruego Turgeis fundaDublin. / La noche de San Bartolom anglosajona. / El reino deCanuto el Grande. / 1066: invasin normanda de Inglaterra. /

    Aves marinas de color rojo oscuro en el Mediterrneo. / El imperio oriental de los vikingos, cuna de la Rusia cristiana. / Ruriky la Crnica de Nstor. / La legin extranjera del emperador de

    B izando.

    A l norte del Tmesis, Dinamarca. Tambin Inglaterra, duranteel siglo ix haba sentido casi sin interrupcin el zarpazo de los vi-kingos. En este tiempo las islas Britnicas estaban fragmentadas enmltiples reinos, cuyos reyes, conforme a la costumbre germnica,se hacan la guerra entre s. Slo en 819 el rey Egberto de Wessexconsigui erigir una especie de supremaca en la parte sur de laisla, e imponerse de modo tal a los seores locales que stos sedeclararon dispestos a una accin comn.

    Debido a eso, cuando a mediados de los aos treinta los vikin-gos desencadenaron sus primeros e importantes ataques contra lascostas inglesas del canal de la Mancha, tropezaron con una duraresistencia. En vista de ello concentraron sus asaltos sobre la Ingla-terra del centro, la Inglaterra del Este y Northumbria, donde yaa mediados de siglo se haban asentado con firmeza y fundado

    pequeas pero muy activas colonias. Desde estas bases de partida

    aterrorizaban al pas, exigan contribuciones y realizaban sus cam-paas de rapia con tanta ms crueldad cuanto que los campesinos

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    40 EL PANORAMA HISTRICO

    anglosajones se defendan enconadamente. Se cuenta el caso de quea daneses que haban hecho prisioneros les arrancaron el pellejoy los colgaron como trofeo en las puertas de las iglesias.

    Los cronistas remontan la primera gran invasin al ao 885.Despus, los saqueos perpetrados por los guerreros vikingos se con-vierten en Inglaterra en plagas que aparecen ao tras ao. Bastacon citar slo las fechas ms importantes:

    838 Anglia del Este y Kent se convierten en el objetivo prefe-rido de fuertes concentraciones danesas.

    839 Una flota de 350 barcos dragones atraca en la desembo-cadura del Tmesis; las tripulaciones saquean Canterburyy Londres.

    850 Por primera vez, los invasores pasan el invierno en Kent,en suelo ingls.

    866 Desembarcaron tres grandes ejrcitos paganos al man-do de los hermanos Ivar (de los huesos blandos), Ubbey Halvdan, que, como los hijos de Lodbrok, penetran

    en la literatura nrdica en Anglia del Este; conquistaronYork y se colocaron en posicin de erizo tras las murallasde la vieja ciudad romana.

    867 Toda Northumberland se convirti en botn de las fuerzascombinadas danesas y noruegas.

    870 Penetraron en Wessex, que fue defendido encarnizada-mente por el rey Etelredo y su hermano Alfredo.

    871 La movilizacin general en Wessex fue el artfice de laderrota que sufrieron los vikingos en Reading; no obs-tante, continuaron siendo lo bastante fuertes para esta-

    blecerse en Londres, obligar al rey Alfredo al pago detributos y fijar la residencia en Northumbria, Inglaterradel Nordeste y Anglia del Este; a partir de este momento,todo el pas al nordeste del Tmesis quedaba en manos

    de los escandinavos.

    A pesar de esto, en el ao 871 se produjo un giro importante,al subir al trono de Wessex el rey Alfredo. Hombre de aspectoinsignificante, aquejado de mltiples achaques, consigui, en elcurso de los tres decenios siguientes, expulsar a los vikingos del surde Inglaterra. El rey Alfredo, al que los bretones llaman el Grande,fue el primero en organizar metdicamente la resistencia contra loshombres del Norte. Cre un ejrcito permanente al cual tambinoblig a incorporarse a los pequeos propietarios feudales y al que,

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    EL ZARPAZO A EUROPA 41

    con constantes ejercicios, mantena en forma y disponibilidad; pero,sobre todo, construy una flota propia cuyos barcos pronto ocasio-naron muchos quebrantos a los barcos dragones nrdicos.

    De su actuacin, Jacques Mordal dice que empez a comba-tir a los invasores en su propio elemento, a pararlos antes de quepudieran desembarcar o bien por lo menos a perseguirlos cuandode nuevo se hacan a la mar con su botn. A tales circunstancias sedebe el nacimiento de la Royal Navy.

    Durante siete aos pag los tributos estipulados para conseguirla tranquilidad que necesitaba. Despus atac: en 878 venci juntoa Edington, en Wessex, a las agrupaciones de los vikingos que comolangostas asolaban el pas, las cuales, a pesar de su superioridadnumrica, se retiraron maltrechas para probar suerte en el conti-nente. Con xito, puesto que lograron situar el contingente principalde aquel gran ejrcito que desde 879 tuvo en vilo a toda Franciadurante trece aos.

    Los que se haban quedado rezagados establecieron nuevas colo-nias de vikingos al nordeste del Tmesis, hasta llegar bien adentro

    en Northumberland: territorio que ms tarde fue conocido con elnombre de Danelaw en el que todava durante cien aos imperaronel derecho y los usos daneses.

    Ocho aos ms tarde, el rey Alfredo reconquist Londres. Ade-ms concert con el rey dans Guthrum un tratado sobre los res-

    pectivos lmites fronterizos, acuerdo que supuso para la oprimidapoblacin unos cuantos aos ms de respiro. Pero, en 892, los restos

    del gran ejrcito volvieron a las islas, y de nuevo se iniciaron loscombates. Tambin esta vez las medidas defensivas del rey Alfredose mostraron eficaces, lo mismo que su desgaste del adversario me-diante la tctica de guerrillas. Cuando su hijo Eduardo, en 899, des-truy el fondeadero del gran ejrcito expedicionario dans, eltiempo de los asaltos vikingos perteneca al pasado, exactamentecomo haba de ocurrir en Francia diez aos ms tarde.

    Las restantes tripulaciones pusieron rumbo al Sena; tambin elduque Rolln, de regreso de Inglaterra, debi pisar entoncesel suelo del continente. Pero la masa del ejrcito regres al Danelaw,al norte del Tmesis, que en el curso de los cien aos siguienteshaba de convertirse en un prspero y frtil territorio de campe-sinos, en el cual, segn parece, nativos y colonizadores convivan

    pacficamente, aunque con una cierta diferenciacin social, y olvi-daban a la par los horrores de la guerra.

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    42 EL PANORAMA HISTRICO

    El noruego Turgeis funda Dublin. Tambin las yermas y casidesiertas islas de los archipilagos situados en el Atlntico Norte yen el mar de Irlanda se encontraban desde tiempo inmemorial en

    manos de los vikingos; primero, saqueadas; despus, pobladas y,por ltimo, colonizadas; asimismo grandes extensiones de Escociae Irlanda.

    Al principio, quiz ya antes de Lindisfame, las veintitrs islasShetland, junto a la costa norte escocesa, formaban un archipilago,como opina Oxenstiema, de amistosas y verdes islas en medio dela Corriente del Golfo, con abundantes pastos, puertos protegidos

    y buenos lugares de descanso que ofrecan a ganaderos y pesca-dores una escasa pero suficiente alimentacin. Tambin en el as

    Grupos de islas del Atlntico Norte que los vikingos se apropiaron ycolonizaron

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    EL ZARPAZO A EUROPA 43

    pecto militar, como base de partida y plaza de cambio para nuevasconquistas y campaas de saqueo, las islas Shetland resultaban inte-resantes. Ya entonces los noruegos dominaban magistralmente latcnica del salto de islas (que durante la segunda guerra mun-dial practicaron nuevamente en el Pacfico americanos y japonesescon los medios que les confera el armamento moderno), y las Shet-land debieron representar un papel importante como base trampolny de distribucin.

    Hacia el Norte, el impulso vikingo de botn, de conquista y dedescubrimiento lleg hasta las Feroe, esas islas que se alzan a picoen medio de un mar encrespado entre Escocia e Islandia; islas sin

    rboles ni arbustos que hasta entonces slo haban servido comolugares de expiacin a anacoretas irlandeses y escoceses. Es com-prensible que los mseros eremitas, tras la llegada de los piratasnrdicos, apenas entrevista una oportunidad de servir a Dios enaquella soledad azotada por las tormentas, los que se haban libra-do de ser asesinados, regresaran a los claustros de donde procedanen tierra firme inglesa. Los vikingos se quedaron tambin all y

    pronto echaron races; animaban su existencia espartana con unpoco de cambio, ya que, segn describe el historiador islandsSnorri Sturluson, en los meses de verano se dirig